Resumen Primer Parcial Constitucional
Resumen Primer Parcial Constitucional
Resumen Primer Parcial Constitucional
Tema I.
Anexo:
1) Normativas: Estamos frente a ellas cuando el proceso del poder se adapta a las normas
de la Constitución y se somete a ella. Es un modelo donde la ley fundamental tiene una
vigencia real y efectiva y todos los miembros del sistema y los órganos del Estado se
atienen a lo que ella prescribe.
2) Nominales: Pueden calificarse de tales aquellas normas que poseen una vigencia
relativa y, por lo tanto, la realidad concuerda parcialmente con lo que prescriben las
normas. No hay una integración completa entre lo que establece el texto constitucional y
el estado de cosas producto de la dinámica o ejercicio del poder.
3) Semánticas: Son aquellas normas que constituyen un simple pedazo de papel sin
vigencia alguna. Hay un divorcio absoluto entre el estado de cosas de la realidad y lo que
prescribe la norma fundamental a tal punto que, de no existir la Constitución, el desarrollo
fáctico del proceso del poder sería el mismo.
1.2 Tipología de las Constituciones:
En cuanto a quien debe llevar a cabo la reforma, las constituciones en general encomiendan la
función a órganos especiales Esto significa que le está vedada tal facultad al órgano legislativo
(y lógicamente a los demás poderes) cuestión que es razonable porque, como ya lo hemos
visto, han sido creados por la propia ley fundamental.
Entre los requisitos o exigencias que pueden presentar los sistemas constitucionales, podemos
señalar un mayor consenso o un consenso agravado para declarar la necesidad de reforma en
el cuerpo legislativo, o el establecimiento de un referéndum o elecciones especiales. Debe
buscarse siempre que tal reforma surja de un acuerdo de voluntades, además de que garantice
la participación de las minorías.
4.1 Preámbulo:
Es el pórtico o introducción al texto constitucional, donde de alguna manera se enuncian los
grandes principios. La doctrina de derecho constitucional argentino dice que el preámbulo NO
integra el cuadro normativo de la Constitución, aun cuando en algunos casos la Corte Suprema
ha admitido que sus principios u objetivos sirviesen como pauta de interpretación para
resolver casos concretos sometidos a su conocimiento y decisión.
El Preámbulo revela la intención del legislador, hace conocer los males que ha querido
remediar y el fin que quiere alcanzar.
El preámbulo no puede ser jamás invocado para aumentar los poderes confiados al poder
general o a alguno de sus departamentos. Por sí mismo no puede conferir ningún poder ni aun
puede por inducción servir para dar más amplitud a aquellos que han sido acordados de una
manera expresa.
La redacción del Preámbulo actual obedeció a la intención de los constituyentes por encabezar
el texto constitucional con una declaración similar a la que lleva en su inicio la Constitución de
los Estados Unidos. A pesar de ello, nuestro Preámbulo tampoco es igual al norteamericano en
tanto no fue aquella Constitución la única fuente de la nuestra y existen particularidades que
surgen de nuestra propia historia e idiosincrasia como Nación.
Los objetivos del Preámbulo, conforme lo enunciaran los constituyentes de 1853 son seis:
La invocación final a Dios como “fuente de toda razón y justicia” no solo refleja la confesión
religiosa del pueblo argentino al momento de sanción de la Constitución, sino también la
concepción iusnaturalista que sustentaba la declaración de derechos como propios del hombre
y anteriores del Estado.
FALTA: EL ESTADO
TEMA II.
El poder constituyente derivado es siempre de segundo orden, como ocurre con los
poderes constituyentes provinciales que deben seguir el principio de la lógica de los
antecedentes sin contravenir los límites del art. 5º, CN y es también poder constituyente
derivado el poder constituyente reformador cuando se trata de la Constitución Nacional,
que debe en todos los casos respetar el mecanismo del art. 30.
Los casos «Fayt» y «Highton de Nolasco» abrieron la posibilidad de que otras normas de la
Constitución pudieran ser declaradas inconstitucionales por los jueces.
TEMA III.
El art. 27 expresa de qué modo los compromisos internacionales del Estado no pueden afectar
la supremacía de la Constitución y el art. 28 señala lo propio con relación a las leyes que
reglamentan el ejercicio de los derechos y que en ningún caso puede contrariar la
Constitución. El art. 29 prohíbe la concesión de poderes o facultades extraordinarias que
afecten la división entre los poderes constituidos y vulneren la soberanía del pueblo. Por su
parte, el art. 30 coloca el ejercicio del poder constituyente, ya sea originario o derivado, en
cabeza del pueblo.
El derecho federal no sólo se integra con la Constitución, sino también con las leyes que en su
consecuencia dicte el Congreso y los tratados con las potencias extranjeras. La reforma
constitucional de 1994 ha superado una vieja discusión entre “monistas” y “dualistas” y ha
determinado en el art. 75 inc 22, que los tratados internacionales están por encima de las
leyes.
3.2 La jerarquía constitucional de los tratados internacionales sobre derechos humanos: art
75 inc. 22 CN.
Existen los tratados de derechos humanos con jerarquía constitucional, aun cuando éstos no
pueden derogar los artículos de la primera parte de la Constitución y sólo son
complementarios de ella. En nuestra opinión, la existencia de ese bloque en nada disminuye la
supremacía de la Constitución, que continúa siendo la norma superior del ordenamiento por
imperio del art. 31 Algunos autores, como Bidart Campos, piensan en cambio que el vértice de
la pirámide jurídica se ha achatado y que después de la reforma hay una “meseta” conformada
por la Constitución y los tratados como “bloque de constitucionalidad.”
TEMA IV.
La regulación constitucional sería inútil si los poderes del Estado no estuvieran sometidos a ella
Y lo están porque la ley fundamental institucionaliza y ordena los poderes estableciendo sus
competencias y su funcionamiento. La existencia de los poderes y sus atribuciones derivan de
la ley fundamental.
La supremacía surge, entonces, como una cuestión lógica. No obstante ello, los ordenamientos
constitucionales prevén expresamente el principio de la supremacía de la Constitución. Ella, en
el art. 31 enuncia “Esta Constitución, las leyes de la Nación que en su consecuencia se dicten
por el Congreso y los tratados con las potencias extranjeras son ley suprema de la Nación…”.
Una de las significaciones de supremacía es que la Constitución es una norma de jerarquía
superior frente a las demás normas surgidas de los procedimientos ordinarios de creación de
normas que el sistema jurídico establece. Este rango superior implica que estas normas no
podrán contradecir a la ley fundamental. Si cualquier poder se excediera en sus facultades tal
actuación podrá declararse inconstitucional a través de la jurisdicción constitucional, remedio
propio para corregir tal disfuncionalidad.
El art. 27 en cuanto determina los requisitos y condiciones que deben cumplir los tratados
internacionales para poder ser incorporados al derecho interno, siendo el primero de ellos el
de no ser contrarios a la Constitución, pauta que ha reafirmado el constituyente cuando en el
art 75 inc. 22, dijo que los tratados de derechos humanos allí enumerados y a los que asigna
“jerarquía constitucional” no pueden contrariar a ninguno de los artículos de la primea parte,
debiendo considerarse “complementarios” de la norma constitucional.
El art. 31 en cuanto determina la jerarquía del derecho federal sobre el derecho público
provincial en el ámbito interno tampoco ha sufrido modificaciones y se mantiene inalterado,
aunque ha recibido una importante aclaración complementaria en la primera parte del art. 75
inc 22, al establecer que los tratados y concordatos tienen jerarquía superior a las leyes.
El derecho federal no sólo se integra con la Constitución, sino también con las leyes que en su
consecuencia dicte el Congreso y los tratados con las potencias extranjeras. La reforma
constitucional de 1994 ha superado una vieja discusión entre “monistas” y “dualistas” y ha
determinado en el art. 75 inc 22, que los tratados internacionales están por encima de las
leyes.
PARTE ORGÁNICA.
La segunda gran parte en que se divide la Constitución se llama “parte orgánica” ya que en ella
se trata sobre los órganos que ejercen el poder en nombre del pueblo en el sistema
republicano, representativo y federal. Esta segunda parte a su vez se subdivide en dos títulos.
El título I, que trata sobre el gobierno federal (arts. 44 a 120) y el título II que trata sobre los
gobiernos de provincias (arts. 121 a 129).
La norma clave o “norma de clausura” en esa división del poder (federal-provincial) es el art.
121 en tanto afirma que “Las provincias conservan todo el poder no delegado por esta
Constitución al gobierno federal y el que expresamente se hayan reservado por pactos
especiales al tiempo de su incorporación”. Nos limitamos a enunciar que el gobierno federal
tiene poderes expresos o limitados en tanto que las potestades residuales u originarias son de
los pueblos de las provincias, por mandato expreso de la Constitución.
En definitiva, de lo que en la parte orgánica se trata es de la limitación del poder, toda vez que
la misma fundamentación racionalista que justifica la sanción de una Constitución escrita, es la
que también justifica la limitación del poder.
Llamamos: a) relaciones interórganos, a las que se dan "entre" dos o más órganos; b)
relaciones intraórganos a las que se dan "dentro" de un órgano colegiado o complejo (si el
órgano es complejo, o sea, formado por más de un órgano, las relaciones intraórgano pueden
ser simultáneamente relaciones "entre" los órganos que componen al órgano complejo); por
fin, c) relaciones extraórganos son las que vinculan a los llamados sujetos auxiliares del estado
con órganos del poder o con órganos extrapoderes.
Algunos ejemplos pueden ser los siguientes:
3. para quienes consideran que nuestro poder ejecutivo no es unipersonal (porque incluyen
dentro de él al ministerio), entre el presidente de la república y sus ministros.
1. entre un órgano de poder (por ej., congreso o poder ejecutivo) y un sujeto auxiliar de poder
(que no es órgano de poder, por ej., los partidos, el cuerpo electoral, los sindicatos, etc.);
2. entre un órgano extrapoderes (que es órgano, por ej., el ministerio) y un sujeto auxiliar del
poder.
TEMA VI
EL PODER JUDICIAL.
En primer lugar, conviene advertir que el poder judicial se compone de varios órganos. Jueces y
tribunales de múltiples instancias, más el Consejo de la Magistratura y el jurado de
enjuiciamiento, integran una estructura vertical, que se corona en el órgano máximo y supremo,
que es cabeza del poder judicial: la Corte Suprema. A estos órganos, bien que componen el
gobierno y tienen a su cargo una función del poder, se los considera “no políticos”, por la
diferencia que acusan en relación con el órgano ejecutivo y con el congreso. Se habla también,
por eso, de independencia del poder judicial.
La Constitución organiza la justicia federal a partir de su cabeza, la Corte Suprema, y los demás
tribunales inferiores. Las provincias también tienen sus propios poderes judiciales en orden a
los dispuesto en el art 5º, CN. De modo que, al igual que existe el gobierno federal y los
gobiernos de provincias, de modo concurrente es la organización del Poder Judicial Federal.
• Ser abogado de la Nación con un mínimo de ocho (8) años de ejercicio de la profesión
de abogado.
• Cumplir los requisitos para ser senador nacional (artículo 55 de la Constitución
Nacional —CN—): tener la edad de treinta (30) años, haber sido seis años ciudadano
de la Nación. (artículo 55 CN).
• Cumplir con el requisito del Decreto № 222 del 19 de junio de 2003.
Los jueces de la Corte Suprema duran en su cargo hasta los 75 años (art. 99, inc. 4, párrafo 3º),
mientras tengan buena conducta. Llegados a esa edad, el Presidente y el Senado, pueden
mantener a los jueces por un plazo adicional de cinco años, siguiendo el mismo proceso
establecido para el nombramiento. La extensión quinquenal puede repetirse indefinidamente
(art. 110 C.N.).
Los magistrados pueden ser removidos de sus cargos por juicio político, por mal desempeño,
delito en el ejercicio de sus funciones, crímenes comunes (art. 53 C.N.), o mala conducta (art.
110). Para ello la Cámara de Diputados debe aprobar el inicio del juicio y acusarlos ante el
Senado que es el cuerpo que finalmente toma la decisión de declararlo culpable y removerlo,
o considerarlo inocente y mantenerlo en el cargo.
A estos órganos judiciales, bien que componen el gobierno y tienen a su cargo una función del
poder, se los considera “no políticos”, por la diferencia que acusan en relación con el órgano
ejecutivo y con el congreso. Se habla también, por eso, de independencia del poder judicial.
Con ello se apunta a remarcar la índole especial de la función judicial y de los jueces en orden
a la independencia e imparcialidad, respecto de todo partidismo político. Pero el poder judicial,
que integra el gobierno federal, también es un “poder político” porque ejerce una función del
estado; las sentencias —todas y cualquiera, con independencia de cuál sea la materia que
resuelven— son actos políticos porque emanan de órganos del estado; también las decisiones
del Consejo de la Magistratura y del jurado de enjuiciamiento.
2. — Sería difícil agotar en una enumeración todos los mecanismos de organización que,
sustrayendo a los órganos judiciales de ataduras a otros órganos y sujetos de la acción política,
asientan la independencia del poder judicial.
a) En primer lugar, el derecho constitucional del poder ha ordenado los órganos judiciales
en forma permanente mediante el establecimiento de los tribunales de justicia y la eliminación
de los tribunales de excepción, especiales o ad-hoc. A esos tribunales preestablecidos se los
denomina “jueces naturales”.
b) En segundo lugar, el estado reivindica para sí en forma privativa la función de
administrar justicia. Está abolida la justicia privada, porque hay interés público y legítimo en
que los individuos resuelvan sus conflictos y pretensiones dentro de la esfera del poder estatal.
Por justicia “privada” hay que entender la justicia por mano propia que cada uno se hace a
sí mismo en sus conflictos con otro, pero no las soluciones alternativas al proceso judicial que,
de no estar comprometido el orden público, son válidas cuando las partes en conflicto resuelven,
de común acuerdo y con pleno consentimiento, pactar en pie de igualdad un mecanismo
sustitutivo del proceso judicial, como puede ser el sometimiento a arbitraje; la ley puede
también, razonablemente, implantar la etapa de mediación como previa al proceso judicial. (Ver
nos. 4 a 6).
c) En tercer lugar, la función de administrar justicia en forma privativa, que se asigna a los
órganos judiciales, excluye también totalmente su arrogación y ejercicio por el órgano
ejecutivo y por el órgano legislativo. Es una severa y tajante división de poderes, que encasilla
a la administración de justicia en el poder judicial, sin participación, delegación o avocación de
ninguna índole o hacia los otros dos poderes.
d) En cuarto lugar, no se admiten ni son constitucionales las influencias o presiones externas,
ni las instrucciones acerca del modo de ejercer la función. Sólo la constitución y las leyes
imponen obligaciones a los jueces. Ni siquiera los órganos judiciales de instancia superior
pueden intervenir en las sentencias o resoluciones de los de instancia inferior, como no sea
cuando la ley les da oportunidad mediante recursos revisores.
e) En quinto lugar, el juez —tanto de jurisdicción federal como local— tiene estabilidad en
su cargo; ello quiere decir que es inamovible —si no siempre vitaliciamente, sí durante el
período para el cual ha sido designado—. De este modo, la destitución sólo procede a título de
excepción y de acuerdo a un procedimiento también especial —por ej.: enjuiciamiento—.
f) En sexto lugar, el ejercicio de la función judicial apareja incompatibilidades casi totales con
toda otra actividad.
Garantía de intangibilidad de haberes e inamovilidad en los cargos
a) Inamovilidad.
La constitución histórica de 1853-60 consagró para todos los jueces del poder judicial federal la
inamovilidad vitalicia mientras dure su buena conducta en el art. 96, que se mantiene como art.
110. A veces se interpreta que la inamovilidad ampara únicamente contra la “remoción”, que es
la violación máxima. Sin embargo, la inamovilidad resguarda también la “sede” y el “grado”. Un
juez inamovible no puede ser trasladado sin su consentimiento (ni siquiera dentro de la misma
circunscripción territorial), ni cambiado de instancia sin su consentimiento (aunque significara
ascenso). Y ello porque su nombramiento lo es para un cargo judicial determinado, y ese status
no puede ser alterado sin su voluntad.
De este modo, la inamovilidad vitalicia se integra y complementa con la inamovilidad en el
cargo ocupado y en el lugar donde se desempeña.
Actualmente, el art. 99 inc. 4º ha establecido en su párrafo tercero un término al desempeño de
los jueces inferiores a la Corte en razón de su edad: al cumplir setenta y cinco años cesan, salvo
que recaiga un nombramiento nuevo precedido del acuerdo del senado; la nueva designación
de magistrados cuya edad sea la indicada u otra mayor se puede hacer por cinco años,
susceptibles de repetirse indefinidamente mediante el mismo trámite.
b) Intangibilidad de haberes.
El art. 110 dispone que la remuneración de los jueces es determinada por la ley, y que no puede
ser disminuida “en manera alguna” mientras permanezcan en sus funciones. La Corte Suprema
ha establecido que la intangibilidad de los sueldos de los jueces es garantía de independencia
del poder judicial, y que no ha sido establecida por razón de la persona de los magistrados, sino
en mira a la institución de dicho poder.
TEMA VII
La Constitución organiza la justicia federal a partir de su cabeza, la Corte Suprema, y los demás
tribunales inferiores. Las provincias también tienen sus propios poderes judiciales en orden a
los dispuesto en el art 5º, CN. De modo que, al igual que existe el gobierno federal y los
gobiernos de provincias, de modo concurrente es la organización del Poder Judicial Federal.
Las Cámaras de Apelación, que son la instancia intermedia entre los jueces federales de
primera instancia y la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el orden federal, no están
previstas en la Constitución, sino que fueron creadas posteriormente para dar respuesta a
crecimiento de la población y de los conflictos jurídicos. La justicia federal está organizada en
instancias para permitir la posibilidad de apelación de las sentencias desde la instancia inferior.
La apelación a una instancia superior no es un requisito constitucional, excepto en el caso de la
materia penal; toda vez que así lo establece de manera obligatoria el art. 8º de la Convención
Americana de Derechos Humanos. Por ese motivo debió realizarse una reforma del fuero
penal en nuestro país de manera de incorporar la Cámara de Casación Penal como una
instancia intermedia entre los tribunales penales de juicio y la Corte Suprema de Justicia de la
Nación. De ese modo, quedó asegurado el cumplimiento del requisito constitucional de la
doble instancia en materia penal.
El Presidente de la Nación, de acuerdo a las facultades que le otorga el artículo 99, inciso 4) de
la Constitución Nacional, nombra a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación con acuerdo del Senado por dos tercios de sus miembros presentes, en sesión pública
convocada al efecto. Asimismo, por las facultades que le otorgan las leyes 27.148 y 27.149 del
Ministerio Público Fiscal y Ministerio Público de la Defensa, respectivamente; nombra,
mediante el mismo procedimiento, al Procurador General de la Nación y al Defensor General
de la Nación.
Por su parte, los jueces de los tribunales federales inferiores son nombrados en base a una
propuesta vinculante en terna remitida por el Consejo de la Magistratura, con acuerdo del
Senado, en sesión pública, en la que se tendrá en cuenta la idoneidad de los candidatos. En
idéntico sentido, nombra a los magistrados de los Ministerios Públicos Fiscal y de la Defensa.
Los magistrados pueden ser removidos de sus cargos por juicio político, por mal desempeño,
delito en el ejercicio de sus funciones, crímenes comunes (art. 53 C.N.), o mala conducta (art.
110). Para ello la Cámara de Diputados debe aprobar el inicio del juicio y acusarlos ante el
Senado que es el cuerpo que finalmente toma la decisión de declararlo culpable y removerlo, o
considerarlo inocente y mantenerlo en el cargo.
En caso de que existan causas graves que pudieran justificar la remoción de un juez, el Consejo
es el organismo encargado de dar inicio al juicio político, disponiendo la apertura del mismo y
convocando al Jurado de Enjuiciamiento que decidirá la situación del juez. En el juicio político,
el Consejo actúa como parte acusadora.
TEMA VIII
EL CONSEJO DE LA MAGISTRATURA.
El Consejo de la Magistratura, regulado por una ley especial sancionada por la mayoría
absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara, tendrá a su cargo la selección de los
magistrados y la administración del Poder Judicial.
6. Dictar los reglamentos relacionados con la organización judicial y todos aquellos que sean
necesarios para asegurar la independencia de los jueces y la eficaz prestación de los servicios
de justicia.
Facultades disciplinarias
El art 114, inc. 4º, CN, dispone que es atribución del Consejo de la Magistratura ejercer
facultades disciplinarias sobre los magistrados inferiores de los tribunales federales. La ley
reglamentaria 24.937 establece las causales que constituyen faltas disciplinarias, para las
cuales prevé sanciones de advertencia, apercibimiento y multa de hasta 30% de los haberes
judiciales. En ese sentido, son detalladas como faltas, entre otras, conductas tales como:
cometer infracciones a las normas legales y reglamentarias vigentes en materia de
incompatibilidades y prohibiciones a la magistratura judicial; falta a la consideración y el
respeto debidos a otros magistrados; incumplimiento reiterado de las normas procesales y
reglamentarias y falta o negligencia en el cumplimiento de sus deberes y obligaciones
establecidas en el Reglamento para la Justicia Nacional.
Facultades de la Administración.
Facultades reglamentarias.
El Pleno del Consejo debe dictar el reglamento general del Consejo de la Magistratura y los
reglamentos que sean necesarios para ejercer las facultades que le atribuye la Constitución
Nacional y la ley reglamentaria, a fin de garantizar una eficaz prestación de la administración
de justicia. A más de ello, este organismo dicta las reglas de funcionamiento de la Secretaría
General, de la Oficina de Administración y Financiera, del Cuerpo de Auditores del Poder
Judicial y de los demás organismos auxiliares cuya creación disponga el propio Consejo.
JURADO DE ENJUICIAMIENTO.
La remoción de los jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación sólo puede producirse
por el procedimiento del juicio político. Para los demás magistrados, el art. 115 CN, introduce
el jurado o jury de enjuiciamiento de magistrados. Consiste en un tribunal especialmente
constituido para juzgar la conducta de los jueces y, en su caso, destituirlos. La norma remite su
regulación a una ley especial que determina que estará integrado por legisladores, jueces y
abogados de la matrícula federal. Así como el presidente del Consejo de la Magistratura del
Poder Judicial de la Nación es el presidente de la Corte Suprema, el presidente del jurado de
enjuiciamiento es el vicepresidente del Alto Tribunal.
TEMA IX
RECURSO EXTRAORDINARIO.
El recurso extraordinario federal es un remedio procesal a través del cual la Corte Suprema, en
función revisora de las sentencias pronunciadas por los jueces y tribunales inferiores
(nacionales o provinciales) asegura la primacía de la C.N. sobre normas o actos emanados de
autoridades nacionales o locales". Sobre la finalidad de dicha vía recursiva el Alto Tribunal ha
dicho:"...es asignar a la Corte Suprema dentro del sistema vigente del control constitucional, la
potestad de determinar, en definitiva, frente a los conflictos que puede suscitar…normas o
actos, el alcance de los principios y cláusulas constitucionales comprometidas en el caso
concreto...". (2) El recurso extraordinario federal sólo procede respecto de la sentencia
definitiva emanada del superior tribunal de la causa, luego de haberse agotado todas las
instancias existentes en la jurisdicción local.
SUPUESTOS.
Este es uno de los motivos por los cuales se rechazan la mayoría de los recursos
extraordinarios, es decir, la confusión de este medio de gravamen con una apelación, o sea,
pretender que este medio sea en realidad una tercera instancia. Ninguna Corte Superior es
una tercera instancia ordinaria y su competencia se limita a una porción de las cuestiones
jurídicas, ya sea que trate de uniformar las soluciones jurídicas (casación), o que trate de
sentar la doctrina constitucional o federal relativa a cuestiones de derecho federal.
a. CUESTIÓN FEDERAL.
Desde un punto de vista teórico, las cuestiones federales son tres y únicamente tres, son las
que surgen del artículo 14 de la Ley 48.
El segundo supuesto trata de una colisión que se verifica entre una ley provincial, por ejemplo,
y una ley nacional. En tal caso, la cuestión federal existirá únicamente si la sentencia definitiva
da preeminencia a la ley provincial o local sobre la ley nacional.
En el tercer supuesto, que es el más lato o amplio, se trata del desconocimiento de las
cláusulas de la Constitución, tratados, leyes o comisiones ejercidas en nombre de la autoridad
nacional. En tal caso, cuando la decisión sea contra la validez del título, derecho, privilegio o
exención que surja de dicha cláusula, habrá cuestión federal.
Estas son las únicas cuestiones federales por las que se puede hacer reserva del caso federal.
Es obvio señalar que muy difícilmente se presenten supuestos de esta naturaleza, lo que lleva
a destacar el criterio de la excepcionalidad de este recurso.
Por vía de creación pretoriana, la Corte Suprema ha ampliado su competencia, incorporando la
doctrina de la arbitrariedad y del exceso de ritual manifiesto, lo que veremos en puntos
siguiente.
REQUISITOS DE ADMISIBILIDAD.
Requisitos comunes:
Requisitos propios:
EFECTOS
No encontrado
Arbirtrariedad
Causales de arbitrariedad
Los distintos supuestos de procedencia del recurso en estudio son los siguientes:
1. Por omisión de contenidos esenciales, que pueden consistir en:
- Cuestiones planteadas oportunamente por las partes, que sean conducentes para la
causa
- Omitir pruebas ofrecidas o producidas consideradas relevantes para la parte interesada.
- Omitir hechos alegados y probados.
- Omitir normas aplicables al caso, sin dar fundamento
- Omitir la cosa juzgada
- En materia penal, puede ser considerada arbitraria la sentencia que incurre en reformatio in
peius, es decir, se da cuando el tribunal de alzada reforma una sentencia inferior, agravando la
situación procesal del imputado.
2. Sustitución de contenidos esenciales, puede referirse a:
-Incluir cuestiones no planteadas, pueden ser hechos argumentos o pruebas – sentencia
extra petita-
- Incluir pruebas inexistentes.
- Sustitución de normas aplicables sin dar un fundamento.
3. Fundamento aparente, que tiene lugar cuando el fundamento suministrado por el juez no es
aplicable al caso concreto:
-Una sentencia que decide contra la ley –contra legem-
- Una sentencia que se basa en afirmaciones dogmáticas, es decir, se fundamente en la
voluntad del juez o en pautas demasiado genéricas.
- Una sentencia que se basa en argumentos contradictorios o incomprensibles.
- Una sentencia que se basa en una interpretación irrazonable de la norma que se aplica al
caso.
-Una sentencia que aplica normas derogadas o inexistentes.
- Una sentencia que aplica una norma incorrecta para el hecho de la causa.
4. Exceso de los contenidos esenciales, es decir en la sentencia se distingue una
interpretación extensiva de las cuestiones esenciales, pudiendo consistir en:
-Un exceso de jurisdicción, es decir una sentencia que excede las pretensiones de las
partes, concediendo más de lo reclamado por ellas –sentencia ultra patita-.
- Exceso de un rigor formal, es decir, una sentencia que le da prioridad absurda a las formas en
perjuicio de la administración de justicia.
- Un exceso dogmático o hermenéutico, es decir, una sentencia que se basa en normas
derogadas o inexistentes.
- Convertirse el juez en legislador, es decir, una sentencia que crea normas para el caso
concreto.
- Una violación del debido proceso.
PER SALTUM
El recurso extraordinario por salto de instancia o per saltum es un recurso que habilita a la
Corte Suprema a intervenir en determinadas causas aunque no se hayan agotado las instancias
ordinarias previas que debe atravesar cualquier expediente antes de ser abordado por el
máximo tribunal. Se interpone directamente ante la Corte Suprema de Justicia, mediante
escrito fundado dentro de los diez días de notificada la resolución impugnada,
El per saltum procede en las causas que se acrediten "cuestiones de notoria gravedad
institucional, cuya solución definitiva y expedita sea necesaria, y que el recurso constituye el
único remedio eficaz para la protección del derecho federal comprometido, a los fines de
evitar perjuicios de imposible o insuficiente reparación ulterior".
Writ of certiorari
El volumen 17 de digesto de los fallos de la Corte Suprema de los Estados Unidos (U. S.
Supreme court digest), nos trae las normas de procedimiento ante el alto tribunal, adoptadas
por la misma Corte. Las reglas 19 y siguiente se refieren a la jurisdicción en materia de "writs o
certiorari" dice la real 19: 1) la revisión por writ of certiorari no es obligación legal, sino
materia de sano arbitrio judicial, y solamente será otorgada cuando existan para ello razones
especiales e importantes. Las siguientes, si bien no controlan ni determina totalmente la
discrecionalidad de la Corte, indican la naturaleza de las razones que habrán de ser
consideradas: a) cuando un tribunal estadual ha resuelto una cuestión Federal sustancial que
hasta el momento no haya sido decidida por esta Corte, o la ha resuelto de una manera que
probablemente no esté de acuerdo con decisiones de esta Corte, aplicables al caso; b) cuando
una cámara Federal de apelaciones ha dictado una sentencia contradictoria con la dictada por
otra cámara Federal de apelaciones sobre el mismo tema; o ha decidido una importante
cuestión estadual o territorial de manera contraria al derecho estadual o territorial aplicable; o
ha resuelto una importante cuestión de derecho Federal que no ha sido decidida por esta
Corte, pero que la Corte debiera resolverla; o ha decidido una cuestión Federal de manera
contraria a decisiones de esta Corte, aplicable al caso; o se ha apartado del curso normal y
usual de los procedimientos judiciales, o ha ratificado tal apartamiento por parte de un
tribunal inferior, de modo de hacer posible el ejercicio por esta Corte de sus poderes de
supervisión. 2) las mismas consideraciones generales referidas precedentemente
determinaran las peticiones de writs of certiorari para proceder a la revisión de sentencias del
tribunal de reclamaciones, del tribunal de apelaciones en asuntos de patentes y de aduana, o
de cualquier otro tribunal cuyas resoluciones puedan, de acuerdo con la ley, ser revisadas
mediante un writ of certiorari" ("United states supreme court digest", volumen 17, pags.
17/18, edición 1959).
MINISTERIO PÚBLICO
La naturaleza del Ministerio Público ha sido un tema de frecuente debate en nuestro país en
los últimos tempos previos a la reforma constitucional de 1994.
La ley 24.309, declarativa de la necesidad de reforma constitucional, dio un mandato al
constituyente para considerar al Ministerio Público como un órgano “extrapoder”. Y así resultó
su inclusión en una sec. 4° dentro del gobierno federal, que afirma ese rol institucional de
nuevo poder del Estado, que ya no son tres, sino cuatro. En ese mismo sentido, la Constitución
no solamente le da autonomía funcional si no financiera.
También debe relacionarse este tema con la defensa de los derechos de incidencia colectiva
que prescribe el art. 43, CN y es por eso que el consumidor también cuenta con la posibilidad
de que los fiscales también puedan interponer amparos ante los tribunales.
La ley 24.946 reglamenta este artículo dividiendo en dos ramas separadas el Ministerio Público
Fiscal y el Ministerio Público de la defensa. El primero actúa en los procesos penales,
interponiendo las acciones por delitos de acción pública, y también en los procesos civiles,
comerciales y laborales, en los casos en que se encuentre comprometido el bien público.
Por su parte, al Ministerio Público de la defensa le corresponde velar por la persona y bienes
de los menores e incapaces, interviniendo o asesorando judicialmente a éstos. En tal sentido,
patrocina o asesora a las personas de escasos recursos en los procesos civiles, o en penales si
no tienen defensor privado, y representa a los que se encuentran ausentes en ocasión de
requerirles la defensa de sus derechos.
Está integrado por el defensor general de la Nación, los defensores oficiales ante la Corte, los
defensores públicos de menores e incapaces, los tutores y curadores públicos, los defensores
públicos oficiales, los defensores públicos adjuntos de menores e incapaces y los defensores
públicos oficiales adjuntos ante los tribunales colegiados de casación, de segunda instancia y
de instancia única.
La consideración del Ministerio Público como órgano extra poder ha sido uno de los grandes
logros de la reforma constitucional de 1994, y la ley reglamentaria 24.946 ha interpretado
cabalmente el mandato del constituyente.
TEMA X
PODER EJECUTIVO
Las funciones del Jefe de Estado y del Jefe de Gobierno dependen básicamente del tipo de
régimen del país.
Generalmente, el Jefe de Gobierno es aquel que ocupa la presidencia del poder ejecutivo y se
responsabiliza del Gobierno de un Estado. El proceso de elección y el título que ostenta un Jefe
de Estado varía según la forma de gobierno instaurada en el país. Así, en un sistema
parlamentario el título que adopta la persona que ejerce de Jefe de Gobierno puede ser entre
otros: primer ministro, como es el caso del Reino Unido, premier, canciller en Alemania,
presidente del Consejo de Ministros o como es en España, Presidente del Gobierno. En los
países con sistemas presidenciales, esta figura adopta el título de presidente (en este sistema
el Jefe de Gobierno también es Jefe del Estado); y en los sistemas semipresidenciales las
funciones que ejerce el Jefe de Gobierno son compartidas por el presidente y un primer
ministro.
El Jefe de Estado por su lado, es el representante y responsable del país de cara al resto del
mundo y el pueblo. Las personas que ostentan el título de Jefe de Estado, así como las
funciones específicas que desempeñan varían de acuerdo al sistema político de cada Estado.
Pongamos algunos ejemplos: en monarquías como España o Gran Bretaña, el Jefe de Estado
es el Rey o la Reina del país, mientras que, en repúblicas como Francia o Italia, el Presidente
de la República es el Jefe de Estado y el Primer Ministro ejerce como Jefe de Gobierno. Por
otro lado, en países como Estados Unidos que poseen un sistema presidencialista, el
Presidente de la República es el Jefe tanto del Estado como del Gobierno.
Conforme lo establece el art. 98, tampoco se recurrirá a la segunda vuelta si la fórmula más
votada obtiene el 40% de los votos, pero tiene una diferencia de 10% sobre el total de los
votos emitidos afirmativamente, respecto de la fórmula que le siga en número de votos. En los
demás casos, debe acudirse a una segunda vuelta electoral entre las dos fórmulas de
candidatos que hubieran obtenido más votos en el primer acto electoral, conforme lo
establece el art. 96. La segunda vuelta debe tener lugar dentro de los treinta días de realizada
la anterior.
Respecto del momento de elección presidencial, el art. 95 establece que ella se hará efectiva
dentro de los dos meses anteriores a la conclusión del mandato del presidente en ejercicio.
De acuerdo con la reforma aprobada en 1994, la duración del mandato del presidente es de
cuatro años con posibilidad de reelección inmediata por otros cuatro años. Una persona que
cumplió dos mandatos consecutivos queda habilitada para otra reelección una vez
transcurrido al menos un período presidencial desde que dejó el cargo. Estas restricciones se
aplican en la misma forma para quienes hayan desempeñado como vicepresidentes en uno o
en los dos períodos.
Según la Constitución de 1853 y hasta 1994, el presidente tenía mandato por seis años, sin
posibilidad de reelección consecutiva. La reforma de 1949 permitía la reelección sin limitación
alguna, pero fue dejada sin efecto por resolución del gobierno militar surgido en 1955, que
ratificó la convención constituyente de 1957, con lo cual se retornó al régimen de 1853. El
gobierno surgido del golpe militar de 1966 limitó la duración del mandato a cuatro años con
una reelección consecutiva mediante un estatuto transitorio en 1972 que solo se aplicó para
una elección y luego no fue ratificado.
ACEFALIA.
El art. 99, CN es el que establece las competencias expresas que la Nación hecha ley concede a
su presidente o titular unipersonal del Poder Ejecutivo. El presidente tiene la facultad de
designar ministros secretarios de Estado que refrendan sus actos y en quienes puede delegar
parte de su tarea. El ejercicio de las competencias dentro de la órbita del Poder Ejecutivo ha
sido objeto de algunas modificaciones con la introducción de la figura del jefe de Gabinete de
Ministros en el art 100, CN.
EL VICEPRESIDENTE.
TEMA XI
Cuando el art. 99, inc. 2º permite la facultad reglamentaria del presidente para aclarar el
sentido y alcance de las leyes, es decir, para fijar las cuestiones de talle en la aplicación de la
ley, se pone el acento en la parte final del inciso sobre que, tal actividad reglamentaria no
puede “alterar el espíritu de la ley” , es decir que no puede contradecir la norma superior
como lógica derivación del principio de supremacía del art. 31, CN y como aplicación de la
regla de la razonabilidad que manda una adecuada proporción entre los hechos, las normas y
la Constitución.
Cabe dejar sentado que las normas que dicta el Poder Ejecutivo se denominan decretos,
siendo que los mismos son decretos reglamentarios o reglamentos, cuando tienen alcance
general. Esa materia se encuentra regulada en la Ley de Procedimientos Administrativos.
Sin perjuicio de los reglamentos de ejecución, la doctrina nacional ha reconocido otras tres
categorías de reglamentos administrativos, de manera que, en total, suman cuatro, a saber:
2º. Los reglamentos delegados fueron adquiridos progresivamente por la jurisprudencia con
carácter restrictivo ya que se requería la existencia de un estándar inteligible que determinara
en qué marco y con qué condiciones el Poder Ejecutivo podía ejercitar la facultad delegada,
entendiéndose que no se delegaba el poder de legislar sino la facultad de determinar las
cuestiones de detalle. En el caso “Delfino” se distinguió entre la delegación para hacer la ley y
la potestad para reglamentarla, con lo que se asimiló tal competencia con la ya establecida en
el art. 99, inc. 2º. En el caso “Mouviel” se fijó un límite respecto de algunas materias que no
pueden delegarse, como la materia penal. En el caso “Cocchia” la facultad reglamentaria se
extendió de manera notable, lo que motivó la sanción del art. 76, CN como búsqueda de un
límite. La inclusión en la Constitución lo fue para casos excepcionales de administración y de
emergencia, de donde su interpretación debe ser restrictiva.
3º. Los reglamentos de necesidad y de urgencia son otro ejemplo de una práctica muy
extendida que se incluyó expresamente en la Constitución Nacional en el art. 99, inc. 2º a los
efectos de limitar su ejercicio. Al igual que la categoría anterior, son institutos de emergencia
que se complementan, de manera que el principio es la prohibición de las facultades
legislativas por parte del Poder Ejecutivo bajo pena de nulidad insanable, pero se los habilita
por razones de verdadera necesidad y urgencia mediante un procedimiento especial que no ha
sido implementado y de manera restrictiva. Debe relacionarse esta categoría con la anterior,
de manera que en ambos casos quedan prohibidos en materia penal, tributaria, electoral y de
partidos políticos.
La inclusión de estas últimas dos categorías por parte del constituyente respondió a su gran
utilización sobre todo a partir de la denominada reforma del Estado en los años 90 donde
comenzó a verificarse un verdadero traspaso de competencias legislativas al Poder Ejecutivo,
desdibujándose a veces los límites de la división de poderes cuando no es el Congreso quien
hace la ley, sino que se invierte el procedimiento y la ley la hace el Ejecutivo, quedando
sancionada si el Congreso no se opone.
- Considerando 17. División de poderes: Que el estudio de facultades como las aquí
ejercidas por parte del Poder Ejecutivo, guarda estrecha relación con el principio de la
llamada "división de poderes, que se vincula con el proceso de constitucionalismo de
los Estados y el desarrollo de la forma representativa de gobierno. Es una categoría
histórica; fue un instrumento de lucha política contra el absolutismo y de
consolidación de un tipo histórico de forma política. Se presenta como un sistema de
restricciones a la actividad del poder para garantía de la libertad individual. Por él se
reparten las atribuciones de la autoridad y se regula su acción en función de la
preservación de la libertad, atribuyendo a los distintos órganos facultades
determinadas, necesarias para la efectividad de las funciones que les asigna, y se
asegura una relación de equilibrio, fijando órbitas de actividad y límites de autonomía,
que, al margen de su separación externa, no dejan de estar vinculadas por su natural
interrelación funcional. Es un procedimiento de ordenación del poder de la autoridad;
que busca el equilibrio y armonía de las fuerzas mediante una serie de frenos y
contrapesos, sin que por ello deje de existir entre ellas una necesaria coordinación. En
rigor, se trata de una teoría sobre la actividad del poder en el Estado, que atribuye a
los órganos ejecutivos, legislativos y judiciales el nombre de poderes y formula una
división funcional del poder político con miras a garantir la libertad individual.
- Considerando 18. Concepto de frenos y contrapesos: Que nuestra Constitución
establece un reparto de competencias y establece medios de control y fiscalización,
por los que se busca afianzar el sistema republicano de gobierno y no concentrar en
cada uno un ámbito cerrado de potestades, librado a su plena discreción. Así el Poder
Ejecutivo no puede alterar el espíritu de las leyes dictadas por el Congreso, pero sí
ejerce facultades reglamentarias sobre ellas, participa junto a los miembros de aquél
de la facultad de presentar proyectos de ley y puede vetar los que el Congreso
apruebe. Los jueces deben aplicar las leyes que el legislador establece, pero es función
esencial suya el control de su constitucionalidad en orden al respeto de los derechos
contenidos en la Constitución Nacional y la jerarquía y extensión de los diversos
campos normativos que ella establece (así la supremacía contemplada en el art. 31, la
unidad del derecho común del art. 67, inc. 11, etc.). A una y otra de las Cámaras del
Congreso están confiadas, por otra parte, las diferentes etapas del juicio político, por
el cual controla a los titulares de los otros poderes y a los ministros del Poder
Ejecutivo. Las facultades administrativas del Poder Ejecutivo no escapan al control
legislativo de la cuenta de inversión.
- Considerando 24. Motivos de la validez: Que, en tales condiciones, puede reconocerse
la validez constitucional de una norma como la contenida en el dec. 36/90, dictada por
el Poder Ejecutivo. Esto, bien entendido, condicionado por dos razones
fundamentales: 1) que en definitiva el Congreso Nacional, en ejercicio de poderes
constitucionales propios, no adopte decisiones diferentes en los puntos de política
económica involucrados; y 2) porque --y esto es de público y notorio-- ha mediado una
situación de grave riesgo social, frente a la cual existió la necesidad de medidas súbitas
del tipo de las instrumentadas en aquel decreto, cuya eficacia no parece concebible
por medios distintos a los arbitrados.
- Considerando 40. Requisitos del DNU: "Es necesario para ello: 1) que exista una
situación de emergencia que imponga al Estado el deber de amparar los intereses
vitales de la comunidad; 2) que la ley tenga como finalidad legítima, la de proteger los
intereses generales de la sociedad y no a determinados individuos; 3) que la moratoria
sea razonable, acordando un alivio justificado por las circunstancias; 4) que su
duración sea temporal y limitada al plazo indispensable para que desaparezcan las
causas que hicieron necesaria la moratoria.”
PROCEDIMIENTO:
Una vez dictado el decreto de necesidad y urgencia, el jefe de Gabinete debe dirigirse a la
Comisión Bicameral Permanente del Congreso (integrado por 8 diputados y 8 senadores) en
un plazo no mayor de 10 días. Esta comisión tiene que elevar un dictamen y enviarlo a cada
Cámara legislativa para su tratamiento, también en no más de 10 días. Cabe destacar que, en
este tiempo, el DNU tiene plena vigencia.
Cada cámara del Congreso deberá emitir una resolución expresando su apoyo o rechazo al
DNU. Si ambas cámaras rechazan el decreto, éste pierde validez de forma permanente. No
obstante, quedan a salvo los derechos adquiridos mientras la norma estaba en vigencia.
A tener en cuenta:
FALLO VERROCHI.
TEMA XII
PODER LEGISLATIVO.
Organización. Bicameralismo.
Al iniciar la secc. 1ª, referida al Poder Legislativo, la Constitución adopta un sistema bicameral,
de forma tal que la sanción de las leyes requiere la intervención de las dos Cámaras: a) la de
“diputados de la Nación”, que representan al pueblo considerado como un todo, y b) la de
senadores de las provincias, representantes de las autonomías provinciales que dieron origen
a la Nación Argentina cuando en 1853 se reunieron en Congreso General Constituyente.
El sistema bicameralista está universalmente adoptado en las constituciones políticas, sea cual
fuere el sistema político que las mismas establezcan. Con ello se busca la prudencia de una
legislación más razonada y sopesada.
La Cámara de Diputados.
El art. 47 determina los requisitos “para ser diputado”, de manera que los extremos allí
contemplados deben cumplirse al momento de asumir y no al momento de la elección o de la
campaña electoral. Se exige como requisitos para ser diputado una edad mínima de 25 años,
tener cuatro años de ciudadanía en ejercicio y ser natural de la provincia que lo elija, o con dos
años de residencia inmediata en ella. Debe relacionarse con el art. 16 CN, cuando requiere
idoneidad para los empleos públicos.
Art. 50 Los diputados durarán en su representación por cuatro años, y son reelegibles; pero la
Sala se renovará por mitad cada bienio; a cuyo efecto los nombrados para la primera
Legislatura, luego que se reúnan, sortearán los que deberán salir en el primer período.
El Senado.
Composición.
Los requisitos que la Constitución demanda para ser senador nacional lo son al momento de la
elección, a diferencia del caso de los diputados, que los deben acreditar al momento de
incorporarse a la Cámara.
Los requisitos que debe reunir al momento de la elección son a) tener treinta años de edad, b)
haber sido seis años ciudadano de la Nación, c) el requisito de una renta anual de dos mil
pesos fuertes, que hoy se encuentra desactualizado y desvalorizado y que respondía
históricamente a una conformación aristocratizante de la Cámara alta; d) ser natural de la
provincia que lo elige, tema en el que nos remitimos al comentario del art. 48.
Al tratarse en el Senado la ley 24.309, se elevó el plazo del mandato de los senadores de
cuatro a seis años, como quedó finalmente sancionado en la Constitución reformada a pesar
de los planteos judiciales que se efectuaron y que fuesen desestimados por la Corte Suprema
de Justicia de la Nación durante la etapa preconstituyente debido a las diferencias entre los
textos aprobados por una y otra cámara del Congreso.
Atribuciones de cada cámara.
Cámara de Diputados.
• Recibir los proyectos de Ley presentados por iniciativa popular (CN Art.39)
• Iniciar el proceso de consulta popular para un proyecto de ley (CN Art. 40)
• Iniciar las leyes sobre contribuciones y reclutamiento de tropas (CN Art. 52)
• Acusar ante el Senado, en juicio político, al presidente y vicepresidente de la Nación, al
jefe de Gabinete de ministros, a ministros del Poder Ejecutivo y a miembros de la
Corte Suprema (CN Art. 53)
Cámara de Senadores.
• Juzgar en juicio político a los acusados por la Cámara de Diputados (CN Art. 59)
• Autorizar al presidente de la Nación para que declare el estado de sitio en caso de
ataque exterior (CN Art. 61)
• Ser cámara de origen en la Ley Convenio, sobre coparticipación federal de impuestos
(CN Art. 75 Inc. 2)
• Ser cámara de origen de leyes que promuevan políticas tendientes al crecimiento
armónico de la Nación y el poblamiento de su territorio (CN Art. 75 Inc. 19)
• Prestar acuerdo al Poder Ejecutivo para la designación de magistrados judiciales,
embajadores, ministros plenipotenciarios, encargados de negocios y de oficiales
superiores de las Fuerzas Armadas (CN Art. 99 Inc. 4, 7 y 13)
Atribuciones comunes.
Art 75.
1.- Legislar en materia aduanera. Establecer los derechos de importación y exportación, los
cuales, así como las avaluaciones sobre las que recaigan, serán uniformes en toda la Nación.
2. Reglar el comercio con las naciones extranjeras, y de las provincias entre sí.
5. Aprobar o desechar tratados concluidos con las demás naciones y con las organizaciones
internacionales y los concordatos con la Santa Sede. Los tratados y concordatos tienen
jerarquía superior a las leyes.
6. Fijar anualmente, conforme a las pautas establecidas en el tercer párrafo del inciso 2 de este
artículo, el presupuesto general de gastos y cálculo de recursos de la administración nacional,
en base al programa general de gobierno y al plan de
El reglamento del Senado tiene 226 artículos divididos en 23 títulos en alguna manera
semejante a los del reglamento de diputados; las cuestiones principales son: sesiones
preparatorias, sesiones en general, de las autoridades, -presidencia, secretarios y
prosecretarios-, de los bloques parlamentarios, del plenario de labor parlamentaria, de las
comisiones, de la presentación y redacción de los proyectos, sesiones, etc.
El art. 66, CN, otorga poder disciplinario a las Cámaras para corregir, remover y expulsar a sus
miembros. Dispone así que cada Cámara podrá, con dos tercios de votos, corregir a cualquiera
de sus miembros por desorden de conducta en el ejercicio de sus funciones, o removerlo por
inhabilidad física o moral sobreviniente a su incorporación, y hasta excluirlo de su seno.
En todos los casos debe cumplirse con la garantía del debido proceso.
Inmunidades y prerrogativas.
Inmunidades.
La regla es que los miembros del Congreso no pueden ser arrestados, excepto en el caso de ser
sorprendidos in fraganti en la ejecución de algún crimen que merezca pena de muerte,
infamante (art. 29 o 119 CN), u otra aflictiva (hechos graves) de la cual se dará cuenta a la
Cámara respectiva con la información sumaria del hecho.
El privilegio comienza “desde el día de su elección” de modo que no es necesario que el mismo
se haya incorporado a la Cámara, hasta el día en que cese el cargo.