FOCAD - Atención Psicológica A Víctimas de Viol de Género Evaluación, Intervención Terapéutica y Herramientas
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ATENCIÓN PSICOLÓGICA A
VICTIMAS DE VIOLENCIA DE
GÉNERO: EVALUACIÓN,
INTERVENCIÓN TERAPÉUTICA
Y HERRAMIENTAS
2ª Edición actualizada
MARIÁNGELES ÁLVAREZ GARCÍA
Psicóloga Especialista en Psicoterapia y Género
ISSN 1989-3906
Contenido
FICHA 1 ........................................................................................................... 24
Herramientas de Valoración
FICHA 2 ................................................................................................................................. 31
Herramientas de Intervención
Consejo General de la Psicología de España
Documento base.
Atención psicológica a victimas de violencia de género:
Evaluación, intervención terapéutica y herramientas
INDICE
VIOLENCIA CONTRA LA MUJER. INICIO DEL PROCESO.
CONSECUENCIAS DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO PARA LA SALUD DE LA MUJER
PROCESOS QUE SE DAN EN LAS RELACIONES DE PAREJA EN LAS QUE SE EJERCE VIOLENCIA DE GÉNERO.
EFECTOS QUE PROVOCA EN LA VÍCTIMA.
COMUNICACIÓN, APEGO, GÉNERO Y PODER
PAREJA, PODER, MALTRATO Y MENTE
MALTRATO Y SUMISIÓN.
TRES SISTEMAS DEFENSIVOS
IDENTIFICACIÓN CON EL AGRESOR
VICTIMIZACIÓN: PROCESO DE TRAUMATIZACIÓN
PORGES Y LA TEORIA POLIVAGAL. IMPLICACIONES EN EL TRAUMA
INDEFENSIÓN APRENDIDA
VÍINCULO TRAUMÁTICO
IMPORTANCIA DE LAS TEORÍAS IMPLÍCITAS DE LAS Y LOS TERAPEUTAS
MITOS QUE HAN INTENTADO EXPLICAR LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN LA PAREJA
ELEMENTOS A EVALUAR EN EL PROCESO DE VALORACIÓN
4 EVALUACIÓN DEL TIPO DE VIOLENCIA
4 EVALUACIÓN DE LA SITUACIÓN DE RIESGO
4 EVALUACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS DEL MALTRATO MACHISTA
PROCESO DE EVALUACIÓN: SESIONES
LA ENTREVISTA
OTROS ASPECTOS QUE VAN A FAVORECER EL CLIMA DE LA ENTREVISTA
ACTITUDES A EVITAR DURANTE LA ENTREVISTA
INTERVENCIÓN CON LAS CONSECUENCIAS DEL MALTRATO MACHISTA
INTERVENCIÓN CON MUJERES MALTRATADAS. Objetivo: “reasumir el control de sus vidas”
TRABAJO TERAPÉUTICO CON MUJERES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA DE GÉNERO. Objetivos y tratamiento
RESULTADOS ESPERADOS
BIBLIOGRAFÍA
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La violencia de género, ejercida en el 99% de los casos contra la mujer (Informe anual Consejo General del Poder
Judicial), es un problema que en la actualidad causa una importante alarma social, tanto por las cifras de prevalencia,
como por la gravedad de sus efectos sobre las víctimas. Aunque es fácil identificar la presencia de consecuencias físi-
cas −desde lesiones a trastornos funcionales− sin embargo, siendo más difícil de detectar, los problemas psicológicos
son más graves.
Con respecto a los tipos de violencia de género sufridos por las mujeres (Estudio de la Delegación del Gobierno para
la Violencia de Género 2018), el 89% afirman haber sufrido violencia psicológica, el 68% violencia física, el 42%
violencia económica, el 25% violencia ambiental y el 23% violencia sexual. El 15% de las mujeres del estudio res-
ponde que ha sufrido todas las violencias catalogadas.
Mas de la mitad de las mujeres victimas de violencia de género desarrollan Trastorno de estrés postraumático (TEPT),
problemas de depresión, y frecuentemente otros problemas psicológicos como los diferentes trastornos de ansiedad,
disfunciones sexuales, insomnio, baja autoestima y, en general, un elevado nivel de desorganización y desadaptación
en todas las parcelas de su vida.
Cuando una mujer acude a pedir ayuda, suele ser tras un período largo de sufrimiento como víctima (el promedio en
diferentes estudios es superior a los 7 años), y después de haber agotado, con escaso éxito, los recursos de que dispo-
ne. La gravedad de los daños psicológicos y físicos que experimentaron, además de las consecuencias para hijos e hi-
jas, es la principal razón para tomar la decisión de pedir ayuda y/o denunciar, según declara la mayor parte de las
mujeres víctimas de violencia.
Es necesario tener en cuenta, por lo tanto, que el primer objetivo de la psicóloga o psicólogo será atender a una
mujer que tiene una larga historia de sufrimiento que afecta a los aspectos más íntimos de su vida: su relación de pa-
reja, su familia, su hogar. El hecho de que el hogar −lugar de especial seguridad para todas las personas−en estos ca-
sos se haya convertido en el lugar de peligro, de riesgo, incluso de la propia vida, hace especialmente dramática la
existencia de estas personas.
Por eso debe tenerse en cuenta que, en muchos casos, la evaluación psicológica, o al menos su inicio, debe revestir
más bien un formato de acogida, de apoyo y aceptación profesional y personal de quien acude pidiendo ayuda. Se
debe, en consecuencia, hacer hincapié de inmediato en establecer un entorno seguro y tranquilo. Ha de hacerse ex-
plícito que, en ese momento con él o con la psicoterapeuta, está en una situación de seguridad, que no está sola, que
el objetivo básico es ayudarla a superar los problemas que ahora le parecen insuperables y donde se va a aceptar lo
que diga, al ritmo que ella lo desee, que tiene razón en sus quejas y en su malestar, y que en absoluto es “culpable”
de su problema y su sufrimiento.
Aunque con frecuencia, cuando acude a consulta, la mujer ha contado a alguna persona su problema, suele resultar-
le difícil comenzar a hacerlo, volver a revivir su experiencia ante una persona, como la psicoterapeuta, a quien ape-
nas conoce. El hecho de que con frecuencia sienta vergüenza de su situación y se considere, al menos en parte,
culpable, dificulta aún más esta comunicación. Es fundamental desculpabilizarle desde el inicio de la intervención.
Habrá que establecer el marco de confianza y seguridad para alentarle a hacerlo.
Por otro lado, suele venir tras una crisis en una situación de especial tensión o violencia, por lo que es importante en
estos primeros momentos, estar muy pendiente de sus demandas, haciéndole saber que puede de elegir como avan-
zar. La mayoría de estas mujeres, cumplan o no criterios para el diagnóstico de TEPT, presentan diversa sintomatolo-
gía postraumática (re-experimentación, evitación, embotamiento emocional e hiperactivación) por lo que, recordar
las situaciones de violencia, suele provocar un intenso malestar psicológico. Las preguntas deben ser sencillas, con
pausas, permitiéndole recuperar una información que muchas veces ha evitado, y dando a entender claramente que
está en una situación de seguridad completa, y que estamos para trabajar conjuntamente con el objetivo de mejorar
su vida.
Una consideración final, la propuesta de evaluación que se presenta a continuación es una propuesta de evaluación
diagnóstica, cuyo objetivo es llegar a desarrollar un programa de intervención psicológica para ayudar a la víctima,
no una evaluación forense o pericial.
El proceso de evaluación ha de ser breve. Que facilite una intervención adecuada y rápida. Debe permitir detectar si
hay algún riesgo importante para la víctima (agresión, suicidio…), o hijos/as. Pero también ha de ser lo suficientemen-
te precisa y específica para detectar los principales problemas y orientar una acción terapéutica rápida y eficaz.
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Las mujeres que han sufrido violencia de género, por tanto, padecen una multitud de problemas cognitivos como
consecuencia de los golpes directos, así como del maltrato psicológico y el estrés crónico que este produce.
PROCESOS QUE SE DAN EN LAS RELACIONES DE PAREJA EN LAS QUE SE EJERCE VIOLENCIA DE GÉNERO.
EFECTOS QUE PROVOCA EN LA VÍCTIMA
La calidad y cualidad de la comunicación emocional con nuestras figuras de apego es un aspecto central en la cons-
trucción de la identidad. Gracias a las aportaciones de la teoría sobre el apego, sabemos que existen diferentes formas
de conexión emocional entre la criatura humana y sus figuras de apego significativas y que estas interacciones se in-
corporan en nuestra mente como patrones relacionales. El tipo de apego que hayamos establecido: seguro, evitativo,
ambivalente o desorganizado, condiciona la forma en la que se construye nuestra mente, en la que vemos al mundo
a nosotras mismas y a los demás.
Siegel (2005, 2007) plantea que la calidad y cualidad de los vínculos emocionales y las pautas interactivas estableci-
das a lo largo de la vida se conservan en el interior de la mente como memoria implícita y explícita, conformando a la
mente individual. Los estudios actuales en neurociencia ponen en evidencia que existe plasticidad cerebral y que
nuestro cerebro se encuentra en un estado de evaluación y reconstrucción constante. Se ha constatado que las rela-
ciones de apego que se mantienen con la pareja al igual que las que se han mantenido en la infancia construyen y
modifican la mente.
La historia relacional y comunicacional de cada persona junto con su constitución genética conforman la trama de
la identidad. El desarrollo de un yo integrado está condicionado por la cualidad y calidad de las relaciones que se es-
tén manteniendo y se hayan mantenido a lo largo de la vida. Para que las interacciones con las figuras de apego sean
saludables y posibiliten la integración del yo, es necesario que se produzca una comunicación sintónica entre las dos
mentes. La sintonía se consigue cuando las necesidades, motivaciones, intenciones, deseos y estados de mente de ca-
da miembro de la pareja son leídos y tenidos en cuenta por el otro, en este estado, una mente reconoce, da significa-
do y valida a la otra facilitando su construcción y mantenimiento. Serrano Hernández, Carmina (2013)
La mente podríamos definirla como el conocimiento implícito y explícito acumulado a lo largo de los años. Este sa-
ber se adquiere en conexión con otras mentes y constituye la trama de nuestro yo. Es un saber consciente e incons-
ciente. Cada persona sabe los procedimientos que le han sido útiles para relacionarse y sobrevivir.
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símbolos que atribuye al género masculino todo lo que se identifica con lo positivo, mientras que lo femenino se co-
necta con lo negativo.
Los estereotipos de género, sus mandatos y normas, funcionan como matrices de las percepciones, de los pensa-
mientos y de las acciones de todos los miembros de la sociedad. La construcción de significado no es algo que las
personas realicen de forma aislada. Es un proceso relacional en el que intervienen las relaciones que establecemos
con los otros y también la que mantenemos con una misma. Día a día somos informados de lo que implica ser hom-
bre o mujer, a través de los significados sociales y científicos, medios de comunicación, pareja, amigas, amigos, etc. A
partir de esta información reorganizamos nuestra identidad en el momento a momento de nuestra existencia.
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amo necesita definir al otro como esclavo y que el sometido a su vez le reconozca como superior. Esta dinámica im-
posibilita el reconocimiento de ambos miembros de la pareja como sujetos iguales. Se va generando una comunica-
ción perversa en la que el objetivo del que domina en el encuentro con el otro no es comunicarse sino imponerse.
Nicolás (2005) plantea que “La comunicación perversa se produce cuando el emisor actúa de manera que su objetivo
es imponer la autoridad en la relación, se entra en la lógica del abuso del poder en la que el más fuerte somete al otro
por el uso de la palabra” (Pág.307)
En la comunicación explícita el maltratador deforma el lenguaje adoptando una voz sin tonalidad afectiva que hiela
inquieta y desprecia. Pseudo-miente utilizando la insinuación, realizando silencios, sarcasmos, burlas y desprecio ba-
jo la máscara de la ironía o de la broma con el fin de generar confusión. Se utiliza la paradoja para desquiciar y gene-
rar dudas sobre la identidad de la víctima, se la descalifica, negándole todas sus cualidades, y señalándola todas sus
insuficiencias, haciéndola sentir que no vale nada. El dominio se establece a través de procesos que parecen comuni-
cativos, pero que en realidad no lo son, su finalidad es: desconfirmar, confundir y despersonalizar.
Este tipo de vínculo genera traumas psíquicos. Uno de los efectos de sufrir malos tratos es que la subjetividad de la
persona queda arrasada, lo que se daña y/o se destruye es la organización psíquica que la persona había construido a
lo largo de la vida, las mujeres maltratadas como todos los seres humanos poseen una organización mental producto
de su historia.
Las personas a raíz de su crianza, educación, cultura, relaciones personales y sociales desarrollan una serie de
aprendizajes implícitos y explícitos que les señalan la forma de conducirse, como atender sus necesidades, que pue-
den esperar de los demás, que deben hacer para mantener el vínculo con sus figuras significativas y es precisamente
este saber y la estructuración mental que conlleva lo que va deteriorándose y en casos extremos perdiéndose.
MALTRATO Y SUMISIÓN
Como y porque se genera la sumisión: Nuestra mente está diseñada para hacer una lectura de la realidad externa e
interna momento a momento. Nuestro cerebro procesa la realidad a partir de tres centros diferenciados: sensorio mo-
tor, emocional y cognitivo. Cada cerebro registra los estímulos provenientes de la realidad interna y externa lo que
permite organizar conductas adaptativas Mac Lean describió el concepto de cerebro triuno como un cerebro que in-
cluye tres cerebros:
4 El cerebro reptiliano, constituido por el tronco cerebral, procesa la información de forma automática a través de las
sensaciones y regula la activación fisiológica.
4 El cerebro mamífero constituido por el sistema límbico regula el apego y las emociones, es menos automático.
4 El cerebro humano constituido por el neocortex, procesa la información a nivel cognitivo, nos permite el autocono-
cimiento y el pensamiento consciente.
Para que el sistema nervioso funcione de forma adecuada la información proveniente de los centros inferiores, tron-
co cerebral y sistema límbico, y debe ser integrada y procesada en el nivel superior, en el neocortex. Cuando una per-
sona sufre malos tratos esta integración no se puede realizar de forma exitosa ya que esta violencia provoca estrés, lo
que afecta a la activación cerebral y a la integración de la información; en estas situaciones cada centro cerebral po-
dría actuar de forma autónoma. Ante la percepción de riesgo el sistema nervioso autónomo organiza las respuestas,
generándose híper o hipoactivación lo que inhibe la integración del procesamiento de la información, y hace que el
yo actúa de forma desorganizada, desplegándose conductas que no son entendidas por la persona ni por los demás.
Solo la presencia del maltratador les intimida, les paraliza, les llena de miedo y ansiedad, aunque en ese momento
no haya agresión. Su activación fisiológica, ritmo cardiaco, respiración y sistemas defensivos innatos se activan de for-
ma automática sin que la persona pueda controlar el proceso. Las mujeres maltratas pueden sentirse desregulada a ni-
vel fisiológico, emocional y/o cognitivo y presentar conductas incomprensibles para los demás y para ellas mismas.
A menudo constatamos que puedan iniciar acciones como pensar en separarse o denunciar a su compañero que
luego no pueden llevar a cabo, pasan de estados de hiperactivación llenas de rabia y agresividad a estados de hipo-
activación en las que se sienten agotadas, sin deseos ni motivaciones.
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mos que adaptarnos. Existen tres sistemas de defensa que pueden ser activados, rápidamente, como cuando retiramos
la mano del fuego antes de ser conscientes de que nos vamos a quemar, estas defensas se activan de forma automáti-
ca e inconsciente cuando la ocasión así lo precisa. Los tres tipos de defensas serían:
1. Defensas de movilización (ataque o fuga): este sistema se activa en las situaciones en las que nuestra mente evalúa
que es posible o bien huir o atacar.
2. Defensas ligadas al sistema de conexión social y apego, en situaciones de peligro y estrés se activa el sistema del
apego buscando de ese modo apoyo y regulación en aquellas figuras de las que esperamos protección. Y este es lo
que explica las conductas paradójicas en las que las mujeres maltratadas se acercan al maltratador en situaciones
de riesgo.
3. Defensas de inmovilización (paralización, sumisión) Cuando las defensas anteriores fallan, la persona evalúa que es
imposible defenderse, cuando la figura de apego no le protege y/o la daña, entonces hacen su aparición unas de-
fensas más primitivas, las defensas de hacerse el muerto y sumisión, en ocasiones es mejor someterse o hacerse el
muerto que morir.
Estos sistemas defensivos no son exclusivamente humanos, también están presente en el mundo animal. En los vín-
culos traumáticos el dominador va imponiendo un clima de terror, que paulatinamente va dejando a la víctima inde-
fensa, en un principio ésta puede utilizar las defensas activas de ataque/huida, pero cuando el maltratador percibe
que pierde el control despliega conductas más y más dañinas y coercitivas. El clima de terror instaurado afecta a la
mente a las defensas y a los estados emocionales de la víctima que comienza a organizarse como víctima. Se inicia el
proceso de victimización.
IDENTIFICACIÓN CON EL AGRESOR, A este proceso Ferenzi citado por Frankel (2002) lo ha denominado identifi-
cación con el agresor. Para protegerse del daño la víctima trata de anticiparse a los deseos e intenciones del maltrata-
dor, poco a poco y sin darse cuenta la mente del maltratador va ocupando su mente, empieza a desplegar estados
emocionales negativos: miedo, vergüenza, culpa, inseguridad. Ella se mira a través de los ojos del maltratador y se
siente embotada, agotada, confundida y responsable del maltrato que soporta.
El estrés que le genera el maltrato provoca una liberación excesiva de cortisol generando la desactivación de la
función integradora del hipocampo. En estas condiciones la respuesta de lucha-huida-paralización inunda el cuerpo
y bloquea el funcionamiento del hipocampo y la formación de recuerdos explícitos y del saber consciente.
Se producen recuerdos implícitos que no son integrados, estos irrumpen en el presente en forma de imágenes, sensa-
ciones, memorias corporales, emocionales y/o cognitivas, lo que conlleva que la víctima no se siente dueña de su
mente, de sus actos ni de su vida y que no comprende sus procesos mentales. La mujer se derrumba hacen su apari-
ción las defensas de inmovilización (paralización/sumisión) su sistema nervioso se hipoactiva, su mente se ha reorga-
nizado como víctima, para sobrevivir en un entorno abusivo y dañino. Cuando la mujer es maltratada por su pareja
de forma sistemática se genera un vínculo traumático que le atrapa en la relación. FIN IA 1
La experiencia traumática se conserva en su mente de forma implícita, se destruye el espacio, el tiempo y la organi-
zación psíquica previa, la mujer queda atrapada. Los procedimientos defensivos que se fueron constituyendo a lo lar-
go del proceso de victimización, se desencadenan de forma automática, cuando ciertos estímulos son asociados con
las experiencias traumáticas.
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Ferenczi describe tres acciones virtualmente simultáneas que constituyen la identificación con el agresor.
1) Nos sometemos mentalmente al atacante.
2) Este sometimiento nos permite adivinar los deseos del agresor, penetrar en la mente del atacante para saber qué es-
tá pensando y sintiendo, para poder anticipar exactamente lo que el agresor va a hacer, y de esta manera saber có-
mo maximizar nuestra propia supervivencia.
3) Hacemos aquello que sentimos que nos salvará: por lo general, nos hacemos desaparecer a nosotros mismos a tra-
vés de la sumisión y una complacencia calibrada con precisión, en sintonía con el agresor. Todo esto sucede en un
instante.
Conocer al agresor «desde dentro» en un puesto de observación tan cercano, permite calibrar con precisión en cada
momento cómo apaciguar, seducir, o bien desarmar al agresor.
4 La identificación con el agresor también incluye sentir lo que se espera que uno/a sienta, lo cual puede significar
tanto sentir lo que el agresor quiere que sienta su víctima particular, o sentir lo que siente el propio agresor.
4 Ferenczi (1932) observó que una criatura traumatizada puede «volverse tan sensible a los impulsos emocionales de
la persona a quien teme, que siente la pasión del agresor como propia. Así́, el miedo... puede volverse... adoración»
4 Un fenómeno similar, donde las personas carecen de poder frente a la amenaza y complacen, no sólo con su con-
ducta, sino también con sus emociones, es el «síndrome de Estocolmo», en el cual las personas prisioneras desarro-
llan sentimientos de simpatía, protección, atracción, incluso amor hacia sus captores.
Cuando ha pasado el trauma “recordamos con el cuerpo”. La investigación con escaneo cerebral demuestra que los
recuerdos traumáticos se codifican sobre todo como estados corporales y emocionales más que en forma de relato. Y
cuando el trauma se “recuerda” sin palabras, no se experimenta como recuerdo. Estos estados de memoria física y
emocional implícitos no llevan consigo la sensación interna de que algo esta siendo recordado. Irrumpen en el cuerpo
activando todas las respuestas de que disponemos para protegernos y defendernos. Ataque, huida o sumisión. Todas
las experiencias de peligro que hemos vivido se convierten en estímulos, no podemos elegir como recordar y que re-
cordar. Cuando se ha sufrido trauma en un contexto, los recuerdos se activan en ese mismo contexto. Actuamos, sen-
timos, e imaginamos sin reconocer la influencia de la experiencia pasada en nuestra realidad actual (Siegel1999)
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1. Respuesta social: La primera respuesta sería en busca de ayuda. Se busca apoyo social. En el caso de bebes y niños
y niñas, se busca el contacto físico y emocional con las personas cuidadoras.
2. Movilización lucha/huida: Si la ayuda no aparece o no es suficiente, se produce una activación del simpático. Apo-
ya la actividad motora y metabólica de defensa. Si esto tampoco resuelve la percepción de falta de seguridad, en-
tonces se activan los circuitos dorsovagales.
3. Inmovilización: Al resultar imposible tanto la lucha como la huida, se activa la rama dorsovagal, que provoca una
respuesta de inmovilización y apnea (asfixia) con bradicardia (el corazón late más lento). En adultos se activa cuan-
do se siente que la vida está en peligro. En bebes, niñas y niños se activa cuando la amenaza se percibe como ex-
cesiva y no hay recursos cognitivos ni emocionales para afrontarla. Cuanto menor sea la edad de la criatura y, por
tanto, más escasos sus recursos, con más facilidad se producirá la activación de la rama dorsovagal. La inmoviliza-
ción no resulta traumática en los casos en los que haya vínculos emocionales de confianza, bien con las personas
cuidadoras en la edad temprana o con otras personas adultas en edades posteriores.
4. Si la inmovilización la provoca alguien que genera seguridad, se activa la rama ventrovagal que promueve la cone-
xión emocional y la relajación.
La activación de la rama dorsovagal busca la inmovilización en mamíferos como forma de escapar a posibles preda-
dores y de no malgastar recursos, pero resulta extremadamente traumática en las personas. Una criatura que perciba
un peligro que desborde sus capacidades de afrontamiento puede sufrir una inmovilización por miedo, provocando
un estupor muy característico en niños y niñas muy asustados o abandonadas.
Cuantas más veces se haya producido la inmovilización (o congelación) en edades tempranas, más probabilidades
hay de que se repitan en el futuro. Esto explica porque personas que han sufrido abusos en su infancia (psicológicos,
físicos o sexuales) tienden a no reaccionar e inhibirse cuando sufren abusos en la adultez.
INDEFENSIÓN APRENDIDA
La indefensión, es un aspecto estudiado por Martin Seligman. Su teoría se basa en la idea de que la persona se inhi-
be mostrando pasividad cuando las acciones para modificar las cosas no producen el fin previsto.
“A la indefensión se llega cuando: se expone a la víctima a peligros físicos y no se le advierte o ayuda a evitarlos, se
la sobrecarga con trabajos, se le hace pasar por torpe, descuidada, ignorante etc.; la falta de afecto unido a la repeti-
ción y prolongación en el tiempo de actitudes despreciativas, acompañadas con bruscos cambios del estado de ánimo
del agresor, sólo es comparable a algunas torturas.” (Miguel Lorente Acosta)
VÍNCULO TRAUMÁTICO
Métodos que logran:
4 Inducir Terror
4 Controlar la mente y el cuerpo de la víctima
4 Ejercen violencia y deprivación física y psicológica
4 Aislamiento de la víctima
La víctima es dependiente del perpetrador
4 para sobrevivir,
4 para mantener las necesidades corporales básicas y
4 para reconocer la realidad
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IMPORTANCIA DE LAS TEORÍAS IMPLÍCITAS DE LAS Y LOS TERAPEUTAS: Recursos que las y los terapeutas deben
desarrollar para ayudar a las mujeres que están atrapadas en un vínculo traumático.
La violencia física es el último eslabón de la violencia de género. Junto a ella existen otras formas de violencia de
género: simbólica, económica, política, emocional y sexual, mucho más difíciles de detectar. Para reconocerlas hay
que incorporar los conocimientos desarrollados por los estudios de género.
Al igual que en medicina hasta el descubrimiento del microscopio no se pudo reconocer la importancia de virus y
bacterias; en violencia de género hay que ponerse las gafas que aportan los estudios sobre violencia de género, para
identificarla y reconocer su influencia en la enfermedad y las consecuencias para la salud,
Las y los terapeutas debemos ser capaces de revisar los modelos teóricos a partir de los cuales interpretar la violen-
cia de género y el maltrato. Las escuelas en las que hemos sido formadas condicionan nuestra forma de entender la
realidad y la manera en la que nos acercarnos a ella. Nuestras teorías explícitas e implícitas condicionan la co-cons-
trucción que paciente y terapeuta realizan sobre la historia y subjetividad del paciente.
El conocimiento de los y las terapeutas está siempre situado en un espacio y un tiempo concreto y en una sociedad y
cultura determinada. Es imposible tener una teoría del conocimiento que no tenga en cuenta el contexto social y cul-
tural del sujeto cognoscente. El conocimiento y las prácticas científicas están siempre “situados”. Foucault. (1994) afir-
ma que el conocimiento explica y construye la realidad, haciéndose difícil tomar distancia de las teorías con las que
conocemos el mundo, pues ellas pasan a formar parte de la propia realidad, la construyen.
Las y los terapeutas deben desarrollar una capacidad crítica hacia los paradigmas con los que tradicionalmente se ha
explicado el maltrato y la sumisión, los modelos tradicionales no han tenido en cuenta la importancia que el contex-
to, las relaciones, el poder y la violencia de género, tienen en la construcción de la mente y en su desarrollo.
Ciertos saberes tradicionales se han apoyado en una serie de mitos que hemos aceptado como “verdades. Estos mi-
tos han ocultado la violencia de género, el contexto en el que se genera y los procedimientos a partir de los cuales se
ejerce.
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vivida. También qué estrategias de afrontamiento ha puesto en marcha y qué resultados ha obtenido con ellas, así co-
mo si cuenta con apoyo social −en especial para hacer frente a este problema−y hasta qué nivel. Esta identificación
permitirá establecer las características del problema de forma más precisa, así como las posibilidades de solución o
los recursos específicos con que se podrá contar en la intervención. Entrevista estructurada de violencia (Ficha 1)
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LA PRIMERA SESIÓN: Es fundamental establecer un vínculo de confianza que favorecerá posteriormente la relación
terapéutica. Imprescindible para conocer y valorar la experiencia traumática que le ha conducido a la situación ac-
tual. Ha de vivir este como un espacio libre, contingente y de acogida.
Debemos intentar centrarnos en evaluar los antecedentes personales, análisis de la violencia, del momento actual;
atenderemos la potencial peligrosidad de la persona agresora, y el análisis del apoyo social y de los estilos de afronta-
miento.
LA SEGUNDA SESIÓN: nos centramos en evaluar las consecuencias del maltrato vivido. Priorizaremos evaluar la
presencia de trastornos como TEPT, Depresión, Problemas de ansiedad, autoestima, nivel de adaptación, y cognicio-
nes postraumáticas, salud física y calidad de vida. Pueden cumplimentar los inventarios al finalizar la sesión, darles
instrucciones y finalizar de ese modo.
LA TERCERA SESIÓN la dedicamos a realizar la devolución del informe elaborado, para explicar a la paciente de
los resultados de la valoración. Es importante que adaptemos las explicaciones a los diferentes niveles de conciencia
de la persona involucrada.
LA ENTREVISTA
Aspectos para facilitar la comunicación con mujeres víctimas de violencia.
4 Atención: La paciente debe percibir que se está escuchando con interés, nuestra actitud corporal (firme y orientada
hacia ella) debe confirmar ese interés, apoyándonos en manifestaciones como inclinaciones de cabeza, mirándola
directamente a los ojos, etc. Cuidar la comunicación no verbal, no mostrando señales de asombro o, por el contra-
rio, desinterés.
4 Empatía: La escucha activa, sin interrupciones, ni juicios, que la mujer perciba que su relato nos interesa, que
podemos entenderla y comprender su sufrimiento. Es importante que ella sienta que es escuchada: repitiendo
palabras importantes que dice, haciendo preguntas aclaratorias que nos ayuden a comprender lo que expresa.
“Sin la empatía no puede darse una comunicación efectiva, pues se corre el riesgo de estar hablando de dos re-
alidades diferentes”
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4 Claridad del lenguaje: Siempre es necesario adecuar nuestro vocabulario, pero en el caso de las mujeres sometidas
a violencia se debe tener especial cuidado ya que están sometidas a unos niveles de ansiedad elevados que pueden
dificultar la comprensión y, por tanto, la comunicación.
4 El uso de los silencios: Cuando se respetan los silencios en el transcurso de la entrevista se facilita la elaboración y
la reflexión de la mujer sobre los contenidos abordados a lo largo de la entrevista, se da la oportunidad a la víctima
de expresar los sentimientos y a la persona profesional le facilita el conocimiento de la situación por la que atravie-
sa la mujer. El silencio debe poder “tolerarse” mientras ambos lo deseen, pero si le interrumpe debe identificar si
ello es debido a sus propias emociones. “El silencio de la paciente requiere de un acompañamiento atento por parte
de las y los profesionales de la salud”.
4 La retroalimentación: Nos va a permitir contrastar si la mujer comprende la información proporcionada a lo largo
de la entrevista. Para ello, se puede preguntar sobre los aspectos concretos abordados para que ella pueda identifi-
carlos y los ponga en relación con su propia situación.
4 La eficacia de las preguntas: cuando se pregunte a las pacientes tendremos que optar por aquellas que requieran
una mayor o menor concreción en la explicación por parte de la mujer, dependiendo del momento de la entrevista
la animaremos a ser más o menos precisa, con ello le ayudaremos a reflexionar y a ir elaborando su situación.
4 El respeto: Es muy valioso para la paciente sentirse comprendida y no juzgada. Sus valores y convicciones son qui-
zás la causa de su atrapamiento en la relación violenta. Las y los profesionales de la salud con su actitud deben
transmitir apoyo para ayudar a la mujer a salir del proceso de la violencia, a través de una relación que potencie su
autonomía y no su dependencia, en este caso hacia los servicios sanitarios.
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4 Manifestar prejuicios sobre la violencia machista. Es imprescindible reflexionar sobre los propios valores, creencias
y actitudes en relación con la violencia.
CONSECUENCIAS EN LA SALUD
A. CONSECUENCIAS MORTALES:
4 Homicidio
4 Suicidio
B. CONSECUENCIAS NO MORTALES:
4 Síntomas inespecíficos
4 Lesiones traumáticas
4 Afecciones genitourinarias
4 Problemas con el embarazo
4 Comportamientos de riesgo
4 Efectos en la salud mental
4 Efectos en los hijos e hijas
DEPRESION
4 Es el trastorno más diagnosticado
4 Factores comunes:
a. Estado de ánimo
b. Desesperanza
c. Baja autoestima
d. Culpa
e. Pérdidas
f. Falta de proyección de futuro
4 Suicidio:
a. Probabilidad entre 3 y 5 veces mayor
b. Violencia como causa de uno de cada cuatro intentos
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se identifique con mensajes sociales potencialmente patógenos en tanto que resultan victimizantes, negadores o
culpabilizantes.
3. Terapeuta y paciente elaboran una visión sanadora y no patogénica del episodio traumático y de los otros.
En el trauma, la adrenalina, hormona que nos prepara para la acción, se mantienen altos los niveles.
El hipocampo procesa la memoria. Los altos niveles de hormonas de estrés, como la adrenalina, pueden hacer que
deje de trabajar correctamente. Flashbacks y pesadillas continúan porque los recuerdos del trauma no pueden ser pro-
cesados. Si el estrés desaparece y los niveles de adrenalina vuelven a la normalidad, el cerebro es capaz de reparar el
daño por sí mismo, al igual que otros procesos de curación natural del cuerpo. Entonces, los recuerdos perturbadores
pueden ser procesados y los flashbacks y pesadillas desaparecerán lentamente.
Miedo Autoestima
Aislamiento Hipervigilancia
Culpa Adicciones
Ansiedad Auto-lesiones
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TEPT COMPLEJO
Las personas que han sido maltratadas desarrollan una sensación de separación y una perdida de confianza en el
mundo y en las demás personas. Además de los síntomas de TEPT, reexperimentación, evitación y activación fisiológi-
ca en los casos complejos:
4 se siente vergüenza y culpa
4 se tiene una sensación de embotamiento y falta de sentimientos
4 no se puede disfrutar de nada
4 se controlan las emociones mediante el uso de drogas, alcohol, o haciéndose daño a sí misma
4 se aísla de lo que está sucediendo a su alrededor (disociación)
4 se tienen síntomas físicos causados por la angustia
4 no se puede expresar las emociones con palabras
4 se puede desear acabar con la vida
4 se asumen riesgos y se hacen cosas “sin pensarlo”.
EL TEPT COMPLEJO O DESNOS (Disorders of Extreme Stress Not Otherwise Specified) incluye tres grupos adiciona-
les de síntomas: Desregulación afectiva. Autoconcepto negativo. Perturbación de las relaciones.
Sintomatología:
4 Alteraciones en la regulación del afecto y de los impulsos, conductas autodestructivas, desregulación afectiva y de
la ira, etc.
4 Alteraciones en la atención o la conciencia (episodios disociativos, despersonalización)
4 Somatizaciones
4 Alteraciones en la percepción de sí misma (culpabilización, minimización) Autoconcepto -
4 Alteraciones en la percepción del agresor (idealización, preocupación por el)
4 Alteraciones en las relaciones con los demás
4 Alteraciones en el sistema de significados de la vida
4 Historia de sometimiento prolongado
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La violencia perversa se establece de un modo tan insidioso que es tan difícil identificarla como defenderse de ella.
La víctima no se da cuenta a tiempo de que sus límites estaban siendo rebasados. Y sin embargo ha absorbido los ata-
ques como esponja. Por lo tanto, tendrá que definir qué es aceptable para ella y, con ello, definirse a sí misma.
1. NOMBRAR
Es importante que el o la terapeuta reconozca como una condición previa que el trauma proviene de una agresión
externa. A menudo le cuesta evocar la relación pasada: por un lado, intentan huir mediante el olvido; y por otro, por-
que lo que podría decir todavía resulta impensable para ella. Le hará falta tiempo y apoyo para irlo expresando poco
a poco. La incredulidad de la o el psicoterapeuta supondría una violencia suplementaria; y su silencio le colocaría en
una posición cómplice del agresor.
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2. LIBERARSE
Cuando se empieza la psicoterapia lo inmediato es liberarse del dolor. La psicoterapia, al menos al principio, debe
resultar reconfortante y tiene que permitirle a la víctima liberarse del miedo y de la culpabilidad.
La paciente tiene que percibir claramente que la o el psicoterapeuta está ahí por ella, y que su sufrimiento no le re-
sulta indiferente. Al reforzar el psiquismo de la víctima y al consolidar sus partes psíquicas intactas, se le ayuda a con-
fiar suficientemente en sí misma como para atreverse a rechazar lo que percibe como nefasto para sí misma.
3. DESEMBARAZARSE DE LA CULPABILIDAD
Ella NO ES RESPONSABLE, sino que asume su situación. «¿Hasta qué punto soy responsable de esta agresión?». La
culpabilidad no permite que la víctima progrese, y a menudo el agresor ya ha señalado su enfermedad mental: (¡Estás
loca!). Más adelante, cuando este sufrimiento se aleje, cuando note la curación, podrá volver a su historia personal e
intentar comprender por qué entró en este tipo de relación destructiva y por qué no pudo defenderse. En efecto, para
poder responder a semejantes cuestiones, primero hay que SER y EXISTIR.
4. SUSTRAERSE AL SUFRIMIENTO
La evolución de las víctimas que se liberan del dominio demuestra que esta experiencia dolorosa sirve de lección:
con frecuencia las víctimas aprenden a proteger su autonomía, a huir de la violencia verbal y a rechazar los ataques
contra su autoestima. La vivencia de un trauma supone una reestructuración de la personalidad y una relación dife-
rente con el mundo. Deja un rastro que no se borrará jamás, pero sobre el que se puede volver a construir.
A menudo, esta experiencia dolorosa brinda una oportunidad de revisión personal. El concepto de D. Siegel (D Sie-
gel, 2011) de “Mindsight” como la capacidad de “no sólo sentir el presente: también supone conocer a fondo el pa-
sado para no acabar prisioneros de elementos de nuestra experiencia que aun no se ha analizado y nos pueden
limitar en un futuro”.
Entender el pasado nos libera y nos permite estar presentes en nuestra vida y convertirnos en autoras y autores crea-
tivos y activos de nuestra historia futura. Desarrollar una comprensión personal de los procesos de la memoria y na-
rración, así como de nuestra manera de vincularnos nos permite cambiar la manera de entender nuestra vida.
CONSIDERACIONES PREVIAS
4 Estilo de contacto e impacto en la/el profesional
4 Grado de conciencia
4 Tipo y gravedad de la violencia y/o de las secuelas
4 Elección de foco
4 Fase de la violencia
4 Áreas de conflicto
4 Alcance de la intervención
4 La seguridad
INTERVENCIÓN
4 Contacto psicológico
a) Permitir el desahogo
b) Escucha activa
c) Tranquilizar, dar seguridad
d) Canalizar y contener sus emociones
e) Mostrar empatía
f) Transmitir esperanza
g) Mostrar un posicionamiento contra la violencia
4 Ayuda a la acción
a) Examinar el problema
b) Explorar la violencia
c) Informar de los recursos y derechos
d) Promover la toma de decisiones
e) Valoración del riesgo
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4 Ofrecer seguridad
a) Alejamiento del agresor
b) Facilitándole los recursos de acogida
c) Retorno al hogar
d) Facilitándole recursos de autoprotección
e) Sosteniendo una “ruptura evolutiva”
4 Recuperación emocional
a) Visibilización de la violencia
b) Trabajo específico con las creencias erróneas, revisión de los roles de género, aspectos emocionales, habilidades
como la relajación u otras técnicas, psicoeducación con los micromachismos y la revisión de las redes de apoyo
c) Trabajo intrapsíquico: resignificación del hecho traumático (Inmaculada Romero 2007, 2015)
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OBJETIVOS TRATAMIENTO
2. PERCEPCIÓN DEL MALTRATO 4 Devolución de información: Exposición del modelo explicativo y propuesta
a. Reconocimiento del ciclo de la violencia de tratamiento
b. Reconocimiento de sus indicadores VAD´is 4 Psicoeducación sobre el TEPT. Información sobre las respuestas traumáticas
c. Reconocer la tipología de la violencia sufrida normales
d. Reconocer el impacto en los hijos/as 4 Psicoeducación sobre el Ciclo de la violencia (Walker, L. 1989-2012)
Indefensión Aprendida
4 Nombrar el abuso. Validar sus experiencias de maltrato
4 Psicoeducación sobre el impacto de la violencia en los hijos/as
RESULTADOS ESPERADOS
4 Adquisición de estrategias para revisar y modificar los estereotipos de género, identificando creencias éticas e idea-
les que se han asumido a lo largo de la vida.
4 Utilización de las herramientas entrenadas (introspección, relajación, expresión en el grupo, registros y autoevalua-
ción) para visibilizar y transformar las relacionales dañinas
4 Lograr utilizar y aplicar la Regulación Emocional para hacer conscientes las emociones negativas y descubrir como
liberarlas.
4 Aproximarse al empoderamiento, al desarrollar la Competencia de la Autoafirmación mediante el conocimiento de
los propios deseos y su consecución.
4 Mejorar la asertividad a través del reconocimiento de sus modalidades personales de comunicación, consiguiendo
mejorar su forma de expresarse y relacionarse.
4 Desplegar la mentalización mediante el reconocimiento de las propias intenciones y de las demás personas, consi-
guiendo desarrollar la capacidad meta cognitiva.
4 Mejorar su valoración descubriendo las formas y expresiones con las que se juzga a sí misma y a las y los demás,
potenciando el desarrollo de una capacidad de evaluación equilibrada sin sentimientos de culpa.
4 Toda psicoterapia es una co-creación que se realiza entre paciente y terapeuta, el trabajo con estas mujeres es una
tarea apasionante, llena de retos y que nos hace crecer como seres humanos.
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Ficha 1.
Herramientas de valoración
1. TABLA DE INSTRUMENTOS DIAGNÓSTICOS PARA LA VALORACIÓN
2. ENTREVISTA ESTRUCTURADA DE VIOLENCIA
3. VAD´IS INDICADORES ANSIOSO-DEPRESIVOS EN VIOLENCIA (2014)
4. EAR, ROSENBERG, 1989 (ESCALA DE AUTOESTIMA DE ROSENBERG)
5. ESCALA DE PREDICCIÓN DEL RIESGO DE VIOLENCIA GRAVE CONTRA LA PAREJA. REVISADA, (EPV-R)
6. MODELO DE INFORME DE DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO PSICOTERAPÉUTICO
7. MODELO DE INFORME FINAL DE TRATAMIENTO PSICOTERAPÉUTICO
HERRAMIENTAS DE VALORACIÓN
En la tarea de valoración y elaboración del informe diagnóstico, podemos utilizar instrumentos de medida y pruebas
específicas, que aplicaremos en función de los aspectos que detectemos la necesidad de evaluar.
A continuación, aparece una tabla donde se recogen los instrumentos y herramientas de evaluación e intervención
para utilizar. Los resultados van a marcar los objetivos de la intervención y el tratamiento indicado en el proceso. Las
diferentes pruebas diagnósticas se contrastan en fase inicial y final, o durante el proceso de intervención.
VALORACIÓN DEL RIESGO Escala de predicción del riesgo de violencia grave contra la pareja-Revisada- (EPV-R) Echeburúa
TRASTORNO DE ESTRÉS POSTRAUMATICO (EGEP) Escala de Evaluación Global de Estrés Postraumático (2012) M. Crespo y M. Gómez
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Ficha 2.
Herramientas de Intervención
1. ESTILO RELACIONAL ARI (Carmina Serrano) Evaluar e intervenir en el desarrollo de las competencias o
https://www.terapiaygenero.com/ habilidades necesarias para mantener relaciones igualitarias
4. AVANCES EN LA PERCEPCION DEL ANALIZANDO INCIDENTES DE TENSIÓN Y Nombrar el abuso. Validar sus experiencias de maltrato
MALTRATO VIOLENCIA
6. EMPODERAMIENTO: MODIFICACIÓN DE MITOS QUE HAN INTENTADO EXPLICAR Atención a los sentimientos de culpa y a los sentimientos de
MITOS LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN LA PAREJA vergüenza.
Entrevista de Apego Adulto (George, Kaplan, Elaborando la memoria traumática. Evaluar mentalización y
8. APEGO ADULTO Main 1996) funcionamiento reflexivo
9. SANAR EL TRAUMA EJERCICIOS PARA RESTALBECER NUESTRA Identificar el trauma en una misma y ejercitarse para
SENSACIÓN DE SEGURIDAD. (Levine 2013) superarlo. Conectar con el cuerpo. Restablecer la seguridad.
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Foto 1:
Foto 2:
Foto 3:
Foto 4:
2. EL CICLO DE LA VIOLENCIA
La violencia es cíclica y creciente y se agudiza. El llamado ciclo de la violencia se refiere a las fases principales que
describen el proceso de la violencia y explica por qué resulta tan difícil para algunas víctimas defenderse cuando la
sufren y alejarse del que provoca esa violencia una vez pasada la fase de agresión. Ahora bien, hay que tener en
cuenta que la violencia no es necesariamente cíclica, ya que, a menudo aparece de repente, y no necesita ni justifica-
ción ni ritmo. Este ciclo de la violencia ha sido descrito por la doctora Leonore WALKER 1989 diferenciando las si-
guientes fases:
1. Fase de la acumulación de la tensión o tensión creciente: durante esta fase las tensiones se van construyendo a par-
tir de pequeños incidentes o conflictos. Esto es resultado de distintas frustraciones del agresor, el cual se comporta
de forma tiránica con su pareja, esperando que su compañera satisfaga todos sus deseos y caprichos, incluso los
que no expresa y solo piensa para él. Ante esta situación la mujer comienza a sentir frustración y vive en un estado
de constante confusión. Esto da lugar a episodios violentos leves, caracterizados por insultos, menosprecios, sarcas-
mos, indiferencia... Además, el agresor achaca a la víctima la tensión existente, con lo que ella recibe el mensaje
de que su percepción de la realidad es incorrecta y comienza a culpabilizarse por lo que sucede.
2. Fase de explosión de la violencia o agresión física: se caracteriza por la pérdida total del control y el comienzo de
las agresiones no sólo verbales y psicológicas, sino también físicas y sexuales. La mujer se muestra incapaz de reac-
cionar, porque la desigual balanza que se ha establecido en la pareja a lo largo del tiempo la paraliza.
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3. Fase de remisión, de calma, ‘luna de miel’ o ‘interludio amoroso’: representa el refuerzo que el agresor da a la víctima
para mantenerla junto a él. Para ello, el agresor se muestra arrepentido, pide perdón, llora y promete que no se repeti-
rá la agresión y que va a cambiar. Todo consiste en compensar a la víctima de modo que ésta no tome decisiones co-
mo denunciarle o abandonarle, reforzando así la dependencia emocional de la mujer con respecto a su agresor y
consiguiendo que la mujer recobre la esperanza en la relación y en las posibilidades de cambio del agresor.
4. Inicio de un nuevo ciclo: a la falsa ilusión que constituye la ‘luna de miel’ le sucede un nuevo ciclo de tensiones.
Surge de nuevo la irritabilidad, se inicia un nuevo ciclo en el que el agresor intenta de nuevo crear miedo y obe-
diencia más que respeto e igualdad. Cada pareja tiene su propio ritmo y las fases duran un cierto tiempo depen-
diendo de cada pareja, pero las fases tienden a ser cada vez más cortas y la violencia cada vez más intensa.
La frecuencia con que se repite el ciclo y la peligrosidad que va alcanzando aumenta a medida que se avanza en la
escalada de la violencia.
Generalmente cuando una mujer que vive violencia hace una petición de ayuda, ya ha dado varias vueltas al ciclo de la
violencia. Además, cada vez que cierra un ciclo, la mujer pierde confianza en sí misma, con lo cual, es importante que en
el momento en que solicite ayuda, se le preste de manera inmediata y sin cuestionar sus decisiones pasadas.
1. Describe el primer incidente de tensión o violencia psíquica que recuerdes junto a tu pareja. Recuerda lo que sen-
tiste, si había llegado a dañarte, herirte, o si llegó a hacerte sentir menospreciada. Si percibiste sugerencias violen-
tas o si te sentiste manipulada. Explica el modo en el que viviste ese momento. ¿Cómo crees que debías haber
reaccionado? ¿Qué diferencia se daría en tu modo de reaccionar, si el suceso se hubiese producido en la actuali-
dad? ¿Qué pensaste en aquella primera ocasión en que sentiste que su comportamiento te hería?
2. Relata el peor incidente físico o psicológico de tensión, violencia o agresión que tu pareja te infringió. Hablemos
de lo que te hacía sentir, de lo que pensabas y de cómo respondías.
3. Hablemos del último incidente en el que sentiste tensión interna o viviste violencia psíquica o física en tu pareja.
Comentemos tu modo de reaccionar, tu modo de comportarte en aquella situación. Conversemos sobre lo que pen-
saste y sobre lo que te hizo sentir.
4. Describe cual es el típico incidente que se repetía frecuentemente en vuestra pareja. ¿Qué pensabas ante ello?
¿Qué te hacía sentir ese comportamiento suyo? ¿Cuál era tu respuesta?
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4. MICROMACHISMOS
Conductas sutiles y cotidianas que no se perciben como sexismo o como violencia pero que constituyen verdaderas
estrategias de control o microviolencias que atentan contra la autonomía personal de las mujeres. Son legitimados por
el entorno social que enmascaran modelos de relación sexistas y la aceptación de privilegios de género que implican
la normalización y aceptación de relaciones desiguales y discriminatorias entre hombres y mujeres. (Bonino, L)
A través de ellos se intenta imponer sin consensuar el propio punto de vista o razón. Son efectivos porque los varo-
nes tienen, para utilizarlos válidamente, un aliado poderoso: el orden social. Algunos micromachismos son conscien-
tes y otros se realizan con la «perfecta inocencia» de lo inconsciente.
Con estas maniobras no solo se intenta instalarse en una situación favorable de poder, sino que se busca la reafirma-
ción de la identidad masculina, asentada fuertemente en la creencia de superioridad. Un poder importante en este
sentido es el de crearse y disponer de tiempo libre a costa de la sobreutilización del tiempo de la mujer.
TIPOLOGÍA
4 UTILITARIOS. - Afectan principalmente al ámbito doméstico y a los cuidados hacia otras personas abusando de las
supuestas capacidades femeninas de servicio y la naturalización de su trabajo como cuidadora. En la casa, un ejem-
plo claro de un hombre supuestamente colaborador se vería en la frase: “Cariño, te he quitado el polvo”.
4 ENCUBIERTOS. - Son muy sutiles y buscan la imposición de las “verdades” masculinas para hacer desaparecer la
voluntad de la mujer, que termina coartando sus deseos y haciendo lo que él quiere. Hay micromachismos en los
silencios, en los paternalismos, en el “ninguneo” y en el mal humor manipulativo.
En los micromachismos «encubiertos», el varón oculta (y a veces se oculta) su objetivo de dominio. Algunas de es-
tas maniobras son tan sutiles que pasan especialmente desapercibidas, razón por la que son mas efectivas que las
anteriores. Impiden el pensamiento y la acción eficaz de la mujer, llevándola a hacer lo que no quiere y conducién-
dola en la dirección elegida por el varón.
Provocan en ella sentimientos de desvalimiento, emociones acompañadas de confusión, zozobra, culpa, dudas de
si, impotencia, que favorecen el descenso de la autoestima y la auto credibilidad.
4 COERCITIVOS. - En ellos el varón usa la fuerza moral, psíquica o económica para ejercer su poder, limitar la liber-
tad, restringir su capacidad de decisión y hacer sentir a la mujer sin la razón de su parte. Suelen afectar al espacio y
tiempo de ellos y ellas que siempre pierden.
Provocan un acrecentado sentimiento de derrota posterior al comprobar la perdida, ineficacia o falta de fuerza y ca-
pacidad para defender las propias decisiones o razones.
4 DE CRISIS. - Suelen utilizarse en momentos de desequilibrio en el estable disbalance de poder en las relaciones, ta-
les como aumento del poder personal de la mujer por cambios en su vida o perdida del poder del varón por razo-
nes físicas o laborales. El varón, al sentirse perjudicado, puede utilizar específicamente estas maniobras o utilizar
las definidas anteriormente, aumentando su cantidad o su intensidad con el fin de restablecer el statu quo.
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6. LINEA DE LA VIDA
Esquema o tabla temporal de la biografía personal con los eventos vitales mas relevantes. Se pretende explorar el
proceso de victimización, para el abordaje del trauma, y resignificación de la historia de vida. La entrevista estructura-
da de apego (George, Kaplan & Main, 1996) también es un excelente instrumento de análisis.
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8. SANAR EL TRAUMA
Se trata de identificar el trauma, y realizar ejercicios para superarlo. “El trauma es quizás la causa de sufrimiento hu-
mano mas evitada, ignorada, menospreciada, negada, peor comprendida y menos tratada del sufrimiento humano”
(P.A. Levine. 2013)
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Y otra vez esperar hasta que haya algún cambio, hasta que haya un flujo y a veces las personas, si son incapaces de
dormir o tienen miedos, tienen pesadillas. Si hacen este simple ejercicio se podrán dormir con mucha más facilidad.
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