MALINOWSKI
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¿De qué modo es posible estudiar otras culturas?
Consideremos la pregunta que da pie a este apartado: ¿de qué modo es posible estudiar otras
culturas e intentar comprenderlas tal cual ellas se manifiestan? Esta parece ser la pregunta
del mismo Malinowski en tanto intenta desprenderse del modo positivista de estudiar a los
grupos étnicos distintos del «nosotros» europeo. El planteo de la antropología decimonónica
consistía en situar a los diferentes grupos étnicos bajo algunas de las siguientes tres categorías:
salvajismo, barbarie y civilización. Y lo hacía considerando la noción o el principio de
evolución que marcaba el grupo étnico más civilizado por entonces, es decir, la Inglaterra
victoriana del siglo XIX. Malinowski intentará romper con este esquema que sitúa a los
diferentes grupos étnicos a través de un trabajo meramente comparativo teniendo presente
una serie de elementos que nos permitirían situar a qué categoría evolutiva pertenecen las
diferentes culturas. Y desarrollará para ello una metodología novedosa para la época que,
como dijimos, denomina «observación participante». Para nuestro autor, la cultura constituye
un todo orgánico o funcional, donde cada elemento cultural se distingue por la función que
desempeña, que está al servicio de las necesidades humanas. Por su parte, estas necesidades
consisten en un sistema de condiciones que se manifiestan en el organismo humano, en el
marco cultural y en la relación de ambos con el ambiente físico, y que es suficiente y necesario
para la superviviencia del grupo y del organismo. Entre los tipos de necesidades, nuestro
autor menciona las necesidades biológicas como las vinculadas al metabolismo, a la
reproducción, al bienestar corporal, a la seguridad, al movimiento, al crecimiento y a la salud;
y las necesidades derivadas como todas aquellas formas indirectas de satisfacción de las
necesidades básicas. Por todo esto, al antropólogo le corresponde, en el estudio de las
sociedades primitivas, desentrañar el significado de los diferentes elementos que integran una
cultura a través de la función que realizan.
Entre sus obras merecen desatarse las siguientes: Los argonautas del Pacífico Occidental,
publicada en 1922; Crimen y costumbre en la sociedad salvaje, de 1926; Sexo y represión en la
sociedad primitiva, de 1927; y, Magia, ciencia y religión, de 1948, entre otras.
• Acerca del Kula. El tema que Malinowski se propone investigar en esta obra, Los
argonautas del Pacífico Occidental, consiste en la navegación y el comercio en los mares
del Sur, en particular, entre los indígenas de Nueva Guinea, esto es, entre Australia e
Indonesia, que lleva por nombre «Kula» (Malinowski, 1973: 20). Las poblaciones
costeras de las islas del mar del Sur eran expertos navegantes, activos artesanos y
hábiles comerciantes. Entre las tribus a las que se refiere el autor hallamos las
siguientes: los motu, los papúes y los mailu (Malinowski, 1973: 19). El Kula es un
sistema comercial altamente complejo y muy extendido por la zona ya aludida.
• Acerca del método etnográfico. Ahora bien, la «Introducción» de Los argonautas del
pacífico occidental trata, en buena medida, de la descripción de los métodos seguidos
para obtener la información etnográfica necesaria para su investigación. Para
Malinowski, todo investigador, sea del campo científico que sea, debe poner al lector
en conocimiento de las condiciones en que se realizó el experimento o las
observaciones. Y en etnografía tal requisito es absolutamente necesario. Es preciso,
por lo tanto, esclarecer los métodos de investigación y los datos y conclusiones
obtenidos a partir de ellos. Para Malinowski, una fuente etnográfica tiene valor
científico en la medida en que sea posible distinguir entre: a) lo que son los resultados
de la observación directa y las exposiciones e interpretaciones del indígena; y b) las
deducciones del autor basadas en su sentido común y capacidad de penetración
psicológica. En etnografía hay una gran distancia entre el material bruto de la
información —tal y como se le presenta al estudioso en sus observaciones, en las
declaraciones de los indígenas, en el calidoscopio de la vida tribal— y la exposición
final y teorizada de los resultados (Malinowski, 1973: 20-21).
• Acerca del trabajo de campo. Malinoswki describe brevemente cómo fueron sus
primeros acercamientos a la tribu por estudiar, las dificultades y resistencias que tuvo,
los primeros contactos, las primeras comunicaciones, y sus dificultades también, a
través del pidgin-English (esto es, una lengua simplificada, creada y usada por
individuos de comunidades que no tienen una lengua común ni conocen
suficientemente alguna otra lengua para usarla entre ellos). Ante tales dificultades,
comenzó a registrar datos concretos: censo del poblado, genealogías de la población,
planos, términos del parentesco. Sin embargo, esto era un material insuficiente que no
le permitía avanzar en la comprensión de la mentalidad y el verdadero
comportamiento del indígena, cuestiones que constituyen el principal objetivo de
investigación por parte de Malinoswki. Ya que no podía a través de esos datos captar
el sentido de la vida tribal, ni el conocimiento de sus ideas religiosas y mágicas, ni en
sus creencias sobre hechicería y los espíritus. El tesoro científico buscado por el
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etnólogo: la autonomía y las peculiaridades culturales y mentales de los indígenas, le
resultaba complejo de comprender a partir de la poca información obtenida
(Malinowski, 1973: 22-23). De allí que sostenga nuestro autor que el secreto de un
trabajo de campo efectivo, bajo el cual se obtengan resultados satisfactorios, será
posible si se aplica paciente y sistemáticamente cierto número de reglas de sentido
común y los principios científicos demostrados. Los principios metodológicos del
trabajo de campo, según Malinowski, son los siguientes, a saber: a) el/la etnógrafo/a
debe albergar propósitos estrictamente científicos y conocer las normas y los criterios
de la etnografía moderna; b) el/la etnógrafo/a debe colocarse en buenas condiciones
para su trabajo, es decir, vivir entre los indígenas, cuestión que constituye la clave de
su método del trabajo de campo, esto es, insertarse en la comunidad que pretende
estudiar; y c) el/la etnógrafo/a tiene que utilizar cierto número de métodos precisos en
orden a recoger, manejar y establecer sus pruebas (Malinowski, 1973: 23-24).
De hecho, los vemos enredados en una malla de deberes, funciones y privilegios que corresponden
a una elevada organización tribal, comunal y de parentesco. Sus creencias y prácticas no están de
ninguna manera desprovistas de cierta coherencia, y los conocimientos que poseen del mundo
exterior les bastan en muchos casos para guiarse en sus actividades y empresas, que llevan a cabo
con vigor. Sus producciones artísticas tampoco están faltas de significado ni de belleza.
(Malinowski, 1973: 27)
• Acerca del trabajo etnográfico. El propósito del trabajo etnográfico consiste en brindar
un esquema claro y coherente de la estructura social que se esté estudiando, y destacar,
además, de entre el cúmulo de hechos irrelevantes, las leyes y normas que todo
fenómeno cultural conlleva (Malinowski, 1973: p. 28).
• Acerca de las vías del trabajo etnográfico de campo. El trabajo de cambio, según
Malinowski, puede seguir diferentes vías de acción, por ejemplo, 1) la organización de
la tribu y la anatomía de su cultura, a través de una documentación estadística; 2) los
imponderables de la vida real y el tipo de comportamiento, a través del registro en un
diario etnográfico de la observación minuciosa y detallada; y 3) la mentalidad indígena,
mediante informes de sus narraciones, sus expresiones típicas, su folklore y sus
fórmulas mágicas (Malinowski, 1973: 41).
• Acerca del relativismo cultural. En cada cultura, afirma Malinowski, los valores son
ligeramente distintos, la gente tiene distintas aspiraciones, cede a determinados
impulsos, anhela distintas formas de felicidad. En cada cultura hay instituciones que
le sirven al hombre para conseguir sus intereses vitales, diferentes costumbres gracias
a las cuales satisface sus aspiraciones, distintos códigos morales y legales que
recompensan sus virtudes y castigan sus faltas (Malinowski, 1973: 41-42). Este
amplísimo abanico de diferencias obliga al/a la etnógrafo/a, que ha nacido y ha
formado su subjetividad en otra cultura, a posicionarse de un modo completamente
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distinto reconociendo al interior de cada cultura su importancia, su particularidad, su
propia forma de desarrollar la vida humana. Esta toma de posición y este
reconocimiento es lo que denominamos «relativismo cultural».
Bien pues, hasta aquí entonces el recorrido propuesto para la clase sobre Malinowski y las
particularidades del método etnográfico propios de la antropología funcionalista. Hasta la
próxima.
Bibliografía
• Malinowski, Bronisław (1973), «Introducción», en Los argonautas del Pacífico
Occidental, Barcelona, Península, pp. 19-42.
• Mancusi, Mariana y Claudio Faccio (1995), Antropología social. Aportes y reflexiones
desde Améria Latina, Buenos Aires, Docencia, pp. 18-91 y 141-173.
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