Electromagnetismo Humano

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 4

La naturaleza, el hombre y el magnetismo

Alberto Pérez Govea1

"La tierra es un gran imán", esta aseveración brotó súbita y contundente al conocerse los estudios
realizados por el Sputnik III, mediante los cuales se detectó el campo magnético de la Tierra a más
de 100 000 km. Sin embargo, las características magnéticas de nuestro planeta fueron estudiadas y
utilizadas por el hombre desde tiempos remotos, la brújula es un ejemplo de ello. Se ha estudiado
y se conoce la influencia que sobre todos los organismos vivientes -humanos, animales y
vegetales- ejerce el campo magnético de la Tierra. Este campo y su intensidad fueron evaluados
por Gauss, ilustre astrónomo alemán, de quien toma el nombre la unidad de medida que lo
cuantifica. El desarrollo de la vida está indisolublemente ligado a las radiaciones magnéticas y
todos los organismos vivos son afectados, para bien o para mal, por este fenómeno.

El cuerpo humano es una máquina electromagnética, cuya fuente energética principal se origina
en el magnetismo terrestre, aunque esta no es la única vía. El oxígeno, los alimentos, la propia
actividad celular, la actividad física y mental, el fluido de los líquidos y los factores bioquímicos
constituyen una producción constante de "energía biomagnética". Por todo ello, resulta
comprensible que la aparición o cura de muchas enfermedades tengan como causa o como
consecuencia, cambios en el potencial biomagnético del organismo.

Muchos años de investigación permitieron al doctor Kioichi Nakagawa, científico japonés, formular
su teoría del "síndrome de deficiencia de campos magnéticos". Esta afección se produce en
personas que permanecen gran parte de su tiempo dentro de edificaciones cuyo soporte lo
constituyen inmensos enrejados de cabillas (todos los edificios modernos) que apantallan las
líneas de fuerzas del campo magnético terrestre, de manera similar a lo que les ocurre a las ondas
de radio cuando pasan por debajo de un puente.

El síndrome puede ser eficazmente combatido si se garantiza un mayor contacto con la naturaleza
en ambientes abiertos y alejados de edificaciones, equipos y tendidos eléctricos. Caminar
descalzos por el césped con frecuencia es una terapia muy recomendable para todos los que viven
en las ciudades bajo las condiciones descritas. Los síntomas de esta enfermedad "moderna" son,
entre otros, malestares no registrados por los exámenes clínicos y físicos; entre ellos, rigidez en los
hombros, espalda y cuello, dolores en el pecho, jaquecas, pesadez en la cabeza, insomnio y
cansancio general.

Las afecciones citadas anteriormente, y un gran número de enfermedades más, pueden ser
curadas con una técnica terapéutica denominada magnetoterapia, sistema clínico en el que los
padecimientos son tratados y curados mediante la aplicación de campos magnéticos artificiales
sobre el cuerpo del paciente. En esta terapia las medicinas se consideran improcedentes.
Constituye un sistema naturalista, pues persigue principalmente reforzar las potencialidades
autocurativas del organismo. La magnetoterapia puede aplicarse usando equipos eléctricos
generadores de campo magnético (electromagnetoterapia) o utilizando imanes permanentes
(imanterapia).

El imán permanente puede obtenerse artificialmente en una industria o de manera natural, está
constituido por el mineral llamado magnetita. Su uso terapéutico data de la Edad Media cuando se
le atribuían a la magnetita ciertas virtudes como vigorizante y fortificadora, para detener los
procesos de envejecimiento y las hemorragias, así como curar la gota, la hernia y otras
enfermedades.

En su primera obra, editada en 1766, el médico Frederik Franz Antón Mesmer (1734-1815)


manifiesta que los imanes tienen un alto poder curativo, ya que todos los seres animados tienen
una fuerza semejante a la que denominó "magnetismo animal". Ya antes, el doctor  William
Gilbert  (1540-1603) notable médico inglés y presidente del Colegio Médico de la Reina Isabel I
había escrito un libro titulado "El magnetismo", que tuvo gran difusión. Ambos científicos
recibieron la influencia de un médico y alquimista suizo llamado Paracelso, quien a principios del
siglo XVII inició los estudios científicos sobre las fuerzas magnéticas de la naturaleza y su influencia
sobre el hombre. A pesar de estos antecedentes y muchos más, Occidente impuso otros métodos
terapéuticos que potenciaban su industria farmacéutica. No obstante, durante los últimos 50 años
biomagnetistas de Estados Unidos, la antigua URSS, Japón, Inglaterra y Francia, han realizado
extensas investigaciones sobre la naturaleza y alcance del campo magnético, así como sus efectos
sobre los seres vivos.

La magnetoterapia transita hoy por dos vertientes fundamentales: magnetización del agua a
ingerir por las personas y aplicación directa de un campo magnético a todo el cuerpo, parte de él o
zonas específicas donde se localice alguna afección.

La aplicación de un campo magnético al agua provoca cambios físicos en ella, como la disminución
de la viscosidad, la tensión superficial y la acidez, entre otros. Además, propicia aumento de la
solubilidad, la conductividad eléctrica y la velocidad de disolución. Pero su efecto no es solo sobre
el agua magnetizada, también tiene acción desincrustante y detergente. La ingestión de agua
magnetizada puede mejorar la presión arterial y problemas digestivos y renales entre otros.

La aplicación de un campo magnético al organismo permite aliviar, en períodos


sorprendentemente cortos, enfermedades que han desafiado otros métodos de tratamiento,
entre ellas, el asma, dolores de espalda, artritis crónica, hipertensión arterial, fatiga mental,
reumatismo, dolores de dientes, insomnio, disfunciones renales y otras.

Sin embargo, el efecto más importante, tal vez esté en el campo de la prevención, sobre todo en lo
que respecta a las afecciones del corazón, los riñones y el hígado. Una detallada revisión
bibliográfica sobre el tema arrojó, además de las consideraciones anteriores, en cuanto a las
investigaciones con campos magnéticos que las ramas médicas más estudiadas son la neurología,
la oncología y la ortopedia.

Los principales efectos de los campos magnéticos que les permiten ser usados en procesos
terapéuticos son: efectos bioestimulantes, analgésicos, antiinflamatorios y antiedematosos.

Actualmente existen varias sociedades internacionales que promueven los estudios y el uso de la
magnetoterapia. En Cuba se han usado equipos importados, sobre todo de la antigua URSS y
Canadá, desde la década de los 70. En estos momentos numerosos centros asistenciales del país
utilizan equipos importados o construidos en Cuba, guiados por el Grupo Coordinador Nacional.
Son muchos también, los científicos que investigan y aplican este tratamiento que va más allá del
circunstancial déficit de medicamentos, para proyectarse como una opción naturalista, eficaz,
reforzadora de las potencialidades biológicas del ser humano.
Actividad 3.1 Campos magnéticos en los seres vivos

Conteste las siguientes preguntas con la información descrita en la lectura “La naturaleza, el
hombre y el magnetismo”

1) ¿Por qué la tierra es un gran imán?

2) ¿A qué se refiere la lectura con que el humano es una máquina electromagnética?

3) ¿Qué es el síndrome de deficiencia de campos magnéticos?

4) ¿Qué es la magnetoterapia?

5) ¿Cuáles son los antecedentes históricos para el uso de los imanes como alternativa
terapéutica para el mejoramiento de la salud?

6) ¿Cuáles son los beneficios a la salud que se tienen con la aplicación de un campo
magnético a un individuo?
7) ¿Cuál es su opinión personal con respecto al tema descrito en la lectura?

También podría gustarte