DESARROLLO HISTÓRICO DEL ESPAÑOL. Oralidad, Lectura y Escritura en Las Transformaciones de La Lengua, La Cultura y Los Sujetos.

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Colección

Lingua
Nostra

Conocimiento y
Desarrollo histórico
posibilidades
del español
2
del español
Oralidad, lectura y escritura en las
transformaciones de la lengua,
la cultura y los sujetos
Juan Eliseo Montoya Marín
ollo histórico
español
tura y escritura en las
ciones de la lengua,
ura y los sujetos
eo Montoya Marín Juan Eliseo Montoya Marín, Ph.D.
El Doctor Juan Eliseo Montoya Marín es
Licenciado en Filosofía y Letras y Psicólogo,
con formación en maestría y doctorado en
Teología. Actualmente se desempeña como
profesor de Español y Literatura en la Institu-
ción Educativa José Miguel de Restrepo y
Puerta del municipio de Copacabana, Antio-
quia; docente investigador y coordinador de
la línea “Oralidad, lectura y escritura” del
grupo de Investigación Lengua y Cultura de
la Escuela de Educación y Pedagogía de la
Universidad Pontificia Bolivariana de Mede-
llín, y profesor en programas profesionales,
de maestría y de doctorado en varias univer-
sidades. Es autor y coautor de diversos
artículos y libros publicados en revistas y
editoriales nacionales y extranjeras.

Grupo de Investigación Lengua y Cultura


Escuela de Educación y Pedagogía
Facultad de Educación
Colección
Lingua
Nostra
Número dos
Conocimiento y
posibilidades
del español
2

Desarrollo histórico del español.


Oralidad, lectura y escritura en las
transformaciones de la lengua,
la cultura y los sujetos

Juan Eliseo Montoya Marín

Con la colaboración de
Lic. Manuela Echeverri González

Prólogo
Guillermo de Jesús Echeverri Jiménez
370.14
M798

Montoya Marín, Juan Eliseo, autor


Desarrollo histórico del español. Oralidad, lectura y escritura en las transformaciones
de la lengua, la cultura y los sujetos / Juan Eliseo Montoya Marín con la colaboración de
Manuela Echeverri González, presentación, Guillermo de Jesús Echeverri Jiménez – 1 edición
-- Medellín : Universidad Pontificia Bolivariana, 2021.
226 páginas, 17 x 24 cm. (Colección Lingua Nostra; Conocimiento y posibilidades
del español; 2)
ISBN: 978-958-764-929-1 (Versión digital)

1. Historia del Español -- 2. Lectura -- 3. Escritura. -- 4. Cultura -- I. Título (Serie)

CO-MdUPB / spa / rda


SCDD 21 / Cutter-Sanborn

© Juan Eliseo Montoya Marín


© Editorial Universidad Pontificia Bolivariana
Vigilada Mineducación

Lingua Nostra: conocimiento y posibilidades del español. Número dos


Desarrollo histórico del español. Oralidad, lectura y escritura en las transformaciones
de la lengua, la cultura y los sujetos
ISBN: 978-958-764-929-1 (Versión digital)
DOI: http://doi.org/10.18566/978-958-764-929-1
Primera edición, 2021
Escuela de Educación y Pedagogía
Facultad de Educación
CIDI. Grupo: Lengua y Cultura (línea Oralidad, lectura y escritura).
Proyecto: Estudio de viabilidad y factibilidad de un programa de maestría en oralidad, lectura y escritura.
Radicado CIDI: 194C-06/18-50

Gran Canciller UPB y Arzobispo de Medellín: Mons. Ricardo Tobón Restrepo


Rector General: Pbro. Julio Jairo Ceballos Sepúlveda
Vicerrector Académico: Álvaro Gómez Fernández
Decano Escuela de Educación y Pedagogía: Guillermo Echeverri Jiménez
Editor: Juan Carlos Rodas Montoya
Gestora Editorial: Kelly Samadi Vásquez Gómez
Coordinación de Producción: Ana Milena Gómez Correa
Diagramación: Jorge Vélez Misas
Fotografías: Juan Eliseo Montoya Marín
Tomadas de: Edición facsimilar Cántigas de Santa María (Sala Patrimonial Belisario Betancur, Biblioteca UPB),
Edición facsimilar del Cantar de Mio Cid (Biblioteca personal) y Diccionario de Americanismos (ASALE)
Coordinación de la colección: Juan Eliseo Montoya Marín
Corrección de Estilo: Sol Ángela Tamayo

Dirección Editorial:
Editorial Universidad Pontificia Bolivariana, 2021
Correo electrónico: [email protected]
www.upb.edu.co
Telefax: (57)(4) 354 4565
A.A. 56006 - Medellín - Colombia

Radicado: 2034-21-10-20

Prohibida la reproducción total o parcial, en cualquier medio o para cualquier propósito, sin la autorización escrita de
la Editorial Universidad Pontificia Bolivariana.
A María Trinidad, mi madre,
quien me trajo al mundo y me enseñó a hablar y a rezar.
A María Stella, mi hermana,
quien me enseñó a leer y a escribir.

Diversas formas de dar la vida.


Prólogo
En 2017 se creó la colección Lingua Nostra: conocimiento y posibilidades del
español, como una manera de aportar al conocimiento y al estudio de nuestra
lengua, así como de apoyar a estudiantes y profesores de lengua española,
literatura, redacción, comunicación, entre otros, en cuanto a los desarrollos
concomitantes con la lengua y necesarios para la vida cotidiana y profesional,
principalmente si se trata de la docencia, y, por supuesto, de la vida académi-
ca. Esta iniciativa surge precisamente de los hallazgos de varios proyectos
de investigación asociados a la lectura, la escritura y la investigación, ejecu-
tados entre 2013 y 2016, los cuales indicaron algo aparentemente sabido: el
conocimiento de la lengua es fundamental para el desempeño académico y
para la comunicación de los informes de investigación, entre otros aspectos
relevantes del desarrollo del lenguaje de una persona; es frecuente que la
falta de claridad, concisión, precisión, cohesión, coherencia y demás condi-
ciones asociadas a la calidad comunicativa de un texto se correspondan con
la falta de conocimiento de la lengua, que incide tanto en la lectura como en
la escritura; asimismo, es frecuente que esta misma falencia afecte también
la oralidad, entendida como una práctica letrada que se aprende y que con-
siste, más que en hablar, en saber hablar, es decir, que también este es un
conocimiento que se aprende.

El primer número de esta colección vio la luz en 2018; se dedicó a un tema de


profunda complejidad en los estudios lingüísticos y un conocimiento absolu-
tamente necesario para el ejercicio de la lengua: hablar, leer, escribir. Se trató
de un texto de mediana extensión en el que se plasmaron los componentes
históricos-etimológicos de las preposiciones, se presentó una breve caracteri-
zación gramatical para sus usos en español y se ofrecieron algunos ejercicios
para el afianzamiento del aprendizaje, los cuales sirven también de modelo para
6
la creación de nuevos ejercicios por parte de quien se interese por el tema.
Prólogo

El texto, preparado por Juan Eliseo Montoya Marín, es un hito en la Escuela


de Educación y Pedagogía, pues se trata de la primera publicación dedicada
exclusivamente a los estudios del español y, adicionalmente, abre las puertas
para que docentes, profesionales de diversas áreas y estudiantes tengan una
plataforma para escribir sus pesquisas personales y sus trabajos profesionales
correspondientes al tema mismo de la Licenciatura en Inglés y Español, Pro-
grama de la Facultad de Educación.

El presente número, dedicado completamente al desarrollo histórico del español,


aunque se trata sólo de una mirada introductoria y panorámica a este universo,
en el cual confluyen aspectos políticos, económicos, militares, educativos,
religiosos, culturales, artísticos y folclóricos, es un texto generoso y amplio.
La primera parte está dedicada a las fuentes lingüística y literaria del español;
la segunda, a un rastreo de los precedentes históricos de su estructura, y la
tercera, a una mirada prospectiva de la lengua y su potencial en el mundo actual.
Se espera que sea de buen recibo por nuestros queridos y amables lectores,
que se le prodigue comprensión si persiste alguna imprecisión, aun después
de diversas y acuciosas revisiones, y que se le tenga como un texto de estudio
y un punto de partida para la comprensión de la humanidad, de nuestra propia
humanidad, y de cómo la lengua es un factor de cohesión social y de desarrollo
comunitario. Se piensa, principalmente, en quienes tienen un interés genuino
u obligado por la lengua, por la cultura, por las dinámicas sociales, por la com-
plejidad de la comunicación y de la historia, y en cualquier persona que haya
hecho o desee hacer de la historia del español un objeto de interés.

La participación, en calidad de colaboración, de la licenciada Manuela Echeverri,


quien se formó como docente en la Escuela de Educación y Pedagogía y realizó
su trabajo de grado en el semillero Lengua y Cultura, del grupo de investiga-
ción, ha representado un aporte fundamental para la edición y la publicación
de este volumen. Su mirada pedagógica y didáctica permitió introducir ciertas
precisiones, configurar el conjunto de talleres y afinar el texto. A pesar de no
haber hecho parte de la investigación, comprendió, con tacto pedagógico, el
espíritu del texto y vio en él una oportunidad para la propia formación y la de
futuros maestros, así como un recurso didáctico valioso y pertinente para el
contexto escolar.

Este volumen es un producto de investigación emanado del proyecto “Estudio


de viabilidad y factibilidad para el diseño de maestría en oralidad, lectura y
escritura” (MOLE), llevado a cabo entre los Grupos de Investigación Lengua
7
Desarrollo histórico del español

y Cultura (L y C), de la Escuela de Educación y Pedagogía, y Epimeleia, de la


Facultad de Filosofía, Escuela de Teología, Filosofía y Humanidades, entre los
años 2018 y 2019 (radicado CIDI 194C-06/18-50), en el que, quizás, uno de los
hallazgos o ratificaciones más importantes ha sido la comprensión del poder
de la oralidad en los procesos de formación, tanto familiar como social y esco-
larizada, y la necesidad de prestarles mayor atención, tanto en la formación de
maestros como en el ejercicio pedagógico en el aula.

Este texto forma un manojo con el capítulo de libro del Congreso de Intercultu-
ralidad, evento internacional realizado en la UPB Medellín en octubre de 2019. El
capítulo “Oralidad, lectura y escritura: la interacción y la intención comunicativas
en el contexto de la multiculturalidad”, realizado en coautoría entre los profe-
sores Juan Eliseo Montoya Marín (Grupo L y C) y Juan Fernando García Castro
(Grupo Epimeleia), ambos integrantes del proyecto MOLE, deja entrever otra
arista importante y potente de los estudios de la oralidad. (Montoya & García,
2019. https://repository.upb.edu.co/bitstream/handle/20.500.11912/5747/III%20
congreso%20interculturalidad.pdf?sequence=1&isAllowed=y). Asimismo,
componen este ramillete el artículo “Oralidad: fundamento de la didáctica y la
evaluación del lenguaje”, que vio la luz en el volumen 22, número 3, de la revista
Educación y Educadores (http://bit.ly/MC-Educ-22-3) en el último trimestre de
2019, el cual fue realizado en coautoría por los profesores Juan E. Montoya M.,
Juan F. García C. y Richard Alonso Uribe Hincapié, este último también miembro
del Grupo de Investigación Lengua y Cultura.

El tema de este volumen, es decir, tanto el desarrollo histórico del español como
la tríada oralidad, lectura y escritura, aparentemente manido y ampliamente
estudiado, se asume en esta publicación desde una perspectiva sociolingüística
y crítica, lo cual le otorga a la publicación un valor adicional. Además, por ser
resultado de investigación, se puede notar allí el rigor y la sistematicidad de un
estudio serio y con un propósito formativo claro. Para la Escuela de Educación
y Pedagogía representa un aporte importante en su propósito formativo y un
recurso que viene a fortalecer la perspectiva teórica, tanto del grupo L y C como
de la Licenciatura en Español e Inglés.

Vale decir, finalmente, que la Escuela de Educación y Pedagogía, particularmen-


te la Facultad de Educación, desde su programa de Licenciatura en Español e
Inglés (tanto presencial como a distancia), entiende la lengua vernácula como
un componente básico en la formación de maestros para el contexto colombia-
no. En este sentido, el español no es un objeto de prescripciones a rajatabla,
8
Prólogo

sino, más bien, un referente de obligado estudio, de análisis, de investigación


permanente. Así, cualquier deriva prescriptiva o normativa se halla siempre en
la tensión entre los desarrollos culturales, particularmente multiculturales de las
comunidades, y las exigencias académicas propias de los procesos formativos
en sus distintos niveles. En esta tensión, que se expresa en las formas orales,
literarias y escritas, se encuentra la riqueza de la humanidad educable.

Guillermo de Jesús Echeverri Jiménez


Decano de la Escuela de Educación y Pedagogía
Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín

9
Contenido
Introducción: El español: una lengua histórica....................................................... 13
Referencias............................................................................................................................... 16

1. Antecedentes lingüísticos y literarios....................................................................17.

1.1. Antecedentes del sánscrito........................................................................... 20


Referencias............................................................................................................................... 23
1.2. Influencia del griego en el español.............................................................. 24
1.2.1. El griego en la morfología española................................................... 28
1.2.2. El griego en la sintaxis española......................................................... 31
1.2.3. El griego en la prosodia española....................................................... 31
1.2.4. El griego en la fonética española........................................................ 34
1.2.5. El griego en la ortografía española..................................................... 38
1.2.6. El griego en la semántica española: un diccionario dinámico.......... 39
Referencias............................................................................................................................... 61
1.3. Antecedentes románticos............................................................................. 62
1.3.1. El griego en la morfología española................................................... 62
1.3.2. Sistema alfabético latino.....................................................................69
1.3.3. Latín culto y latín vulgar...................................................................... 72
1.3.4. Transición al castellano....................................................................... 76
Referencias............................................................................................................................... 80
1.4. Herencia árabe del español.......................................................................... 81
Referencias............................................................................................................................... 91
1.5. Herencia hebraica en el español.................................................................. 91
Referencias............................................................................................................................... 96
1.6. Relación con el portugués............................................................................96
10 Referencias............................................................................................................................... 98
1.7. Intercambio lingüístico entre inglés y español............................................99
Referencias.............................................................................................................................103
1.8. Configuración del español de América ¿otra lengua?............................... 103
1.8.1. Intercambio lingüístico local y global.............................................. 104
1.8.2. La institucionalidad de la educación................................................. 105
1.8.3. Migraciones humanas y lexicografía................................................ 108
1.8.4. Algunos tópicos diferenciales............................................................ 111
1.8.5. Cuatro momentos del español...........................................................113
1.8.6. Rasgos lingüísticos de la geografía (toponimia)...............................117
1.8.7. Centralismo y localismo, una tensión más allá de lo lingüístico.....121
Referencias.............................................................................................................................123

2. Componentes del español desde una perspectiva histórica............................. 125.

2.1. La gramática................................................................................................ 125


Referencias.............................................................................................................................134
2.2. El diccionario............................................................................................... 135
Referencias.............................................................................................................................137
2.3. Fonética........................................................................................................137
Referencias.............................................................................................................................148
2.4. Ortografía.................................................................................................... 149
Referencias.............................................................................................................................155

3. Prospectiva de una lengua y muchas culturas....................................................157.

3.1. Neologismos y otras formas de creación lingüística en español............. 158


3.1.1. Por onomatopeya................................................................................ 158
3.1.2. Por incorporación............................................................................... 159
3.1.3. Por derivación y composición o construcción.................................. 159
3.1.4. Por Lexicalización.............................................................................. 160
Referencias.............................................................................................................................161
3.2. Geopolítica de la lengua española..............................................................161
Referencias.............................................................................................................................164
3.3. El español en contacto y el intercambio lingüístico en general.............. 166
Referencias.............................................................................................................................172
3.4. Sexismo y otras tensiones en el desarrollo del español...........................173
Referencias.............................................................................................................................180

11
3.5. Los niveles de lengua y el desarrollo del español:
relaciones y tensiones entre oralidad, lectura y escritura....................... 180
Referencias.............................................................................................................................189
3.6. El papel de la literatura en la configuración y el desarrollo del español..... 190
Referencias.............................................................................................................................196

Palabras finales: El español: una lengua para el desarrollo y la investigación


lingüística y literaria........................................................................................................................... 197

TALLERES................................................................................................................. 201

12
Introducción
El español: una lengua histórica

Se puede convenir que una lengua es el sistema de signos lingüísticos uti-


lizados por una o varias comunidades humanas. Asimismo, podemos estar
de acuerdo en que una lengua histórica es una tradición idiomática cuya
consistencia le da identidad para sus usuarios directos y ajenos y frente a
los usuarios de otras estructuras en tanto código estandarizado, el cual se
expresa en comunicación oral en distintos ámbitos de la vida social, y de
forma escrita, tanto en producción literaria como en otros tipos de discurso,
y cuenta con una estructura claramente establecida. En palabras de Coseriu,
la lengua histórica es la “…que se ha constituido históricamente como unidad
ideal e identificada como tal por sus propios hablantes y por los hablantes
de otras lenguas comúnmente mediante un adjetivo ‘propio’…” (Coseriu, E.,
1981, p. 302). Así, pues, la tradición idiomática española es perfectamente
diferenciable de las demás, y contempla un sistema consistente de signos y
significados asociados a la cultura.

No obstante, como estamos frente a una lengua que es común a varias co-
munidades humanas, estas pueden tener diversos referentes culturales cuya
expresión es necesaria, lo cual hace que de una comunidad a otra haya sufi-
cientes variables para distinguir cada tradición cultural, literaria y lingüística,
pero no tantas como para que cada una constituya una lengua diferente. Esta
es la razón por la cual el mismo Coseriu dice que una lengua no es un sistema
homogéneo sino un diasistema, un sistema más o menos complejo de dia-
lectos, niveles y estilos, es decir, con diferencias internas de tipo diastrático,
diafásico y diatópico.

La lengua histórica, entonces, puede ser claramente descrita en términos es-


tructurales, pero al momento de hacer una caracterización funcional aparecen 13
Desarrollo histórico del español

escollos debido principalmente a la variedad de hablantes, convirtiéndose, por


descarte, en un sistema distinto en cada comunidad que, por tanto, obedece
a un desarrollo histórico diferente, pues cada descripción de la lengua en uso,
compuesta por un nivel, un estilo y un dialecto, será una descripción sinfásica,
sinstrática y sintópica; en otras palabras, hacer una descripción funcional del es-
pañol es una tarea ingente, dadas sus abundantes variantes. Esto corresponde
a la clásica discusión filosófica: todos los dialectos, adstratos y tópicos de una
lengua histórica están unidos por condiciones estructurales comunes que la
componen; no obstante, son unidades distintas entre sí por lo que comportan
lenguas en uso diferentes.

A manera de encuadre, dialecto, adstrato y tópico merecen una digresión. La


palabra dialecto (Corominas y Pascual, 1984:688 “lógico”), derivado del grie-
go dialege,sqai (dialégesthai), significa conversar, discurrir, emparentado con
dialogar di,a-lege,in (día-legéin): hablar a través de algo, actividad que implica el
pensamiento, el entendimiento y la razón. Dialecto proviene propiamente de
dia,lektoj (diálektos) manera de hablar. Este término también emparentado
con “dialéctico”, de dialektiko,j (dialektikós): referente a la discusión. Según la
lingüística (Luna, Vigueras y Báez, 2005:79, “dialecto”), dialecto es la “modalidad
geográfica de una lengua que comparte un rasgo o conjunto de rasgos que
la distinguen de otras variedades de la misma lengua. (…). A estas diferentes
formas de hablar se les llama también variantes regionales. ”La dialectología,
por su parte (Luna, Vigueras y Báez, 2005:79, “dialectología”), es el “estudio de
las diferentes variantes de una lengua condicionadas por el aspecto geográfico,
sociocultural, histórico, etc.”.

En cuanto a la lengua como sistema, nos encontramos frente a un diasistema,


término que explica los concomitantes y derivados:

“sistema lingüístico que incluye dialectos contiguos de una lengua. Cada


lengua constituye un diasistema que está compuesto por tres ejes: el
diatópico (que se refiere a las modalidades geográficas), el diacrónico (a
las modalidades históricas) y el diastrático (a las modalidades sociales).
En los diferentes ejes del diasistema podemos también ubicar puntos
que corresponden a una sola modalidad, ya sea geográfica (modalidad
sintópica), ya sea histórica (modalidad sincrónica), ya sea social (modali-
dad sinestrática).” (Luna, Vigueras y Báez, 2005:80, “diasistema”)

De acuerdo con ello, y dado que el presente volumen tiene un interés adicional
14 tanto en la oralidad como en la escritura de la lengua, la asunción de la lengua
Introducción

en la obra será como un diasistema y se intentará conjuntar los elementos es-


tructurales y formales con las condiciones particulares y reales de una lengua
en uso con sus diferencias dialectales, aunque este último no es el interés
fundamental de la obra. El estudio del desarrollo histórico del español, como
el de la mayoría de las lenguas, nos guiará por sendas y aventuras diversas,
nos exigirá la comprensión de fenómenos y acontecimientos desconocidos
u olvidados, y nos lanzará a interconectar diversos referentes, más allá de lo
meramente lingüístico, lexical y literario, atravesando líneas tan difíciles como
la política, lo social, lo económico, lo cultural, lo religioso, lo bélico, lo biológico,
en fin, toda una aventura a la que invita el estudio de la lengua.

Todas las lenguas nacen siendo orales. Una lengua sin hablantes es una lengua
“muerta” porque no se transforma, y esa transformación, que implica el creci-
miento del léxico y la adaptación permanente al tiempo, a las circunstancias y a
los sujetos, es la que constituye su vitalidad. Podría decirse que la oralidad es la
infancia de una lengua escrita, ámbito en el que recoge y se alimenta del sentido
cultural más profundo y la base para la construcción social y la generación de
identidad; luego, cuando viene el período de la escritura, es cuando se inscribe
la comunidad en unas tareas distintas: el registro de la ciencia; el interés por la
transmisión de conocimiento más allá de la historia presente; la generación de
memoria colectiva para futuras generaciones; el afianzamiento como civilización;
el reconocimiento de la necesidad de una plataforma material y una impronta
para almacenar un cúmulo de información que ha superado lo regularmente
susceptible de ser almacenado en el cerebro, y las reflexiones intelectuales filo-
sóficas, matemáticas y teológicas que van más allá de lo tangible y cotidiano y
se pierden en elucubraciones con las que se intenta responder a las preguntas
más fundamentales de la vida, que sólo aparecen en el marco del ocio y de la
intuición creativa. Pero, las lenguas que permanecen solo en la oralidad o cuyos
hablantes encuentran otras formas de registro no son menos importantes que
las de registro escrito, sino que, como lenguas vivas, encuentran en la oralidad su
forma más plena de realización y ofrecen a los sujetos todo cuanto requieren para
la construcción de su identidad y su vida social y les exige unas competencias
diferentes a las que debe adquirir el sujeto que "lee" textos "escritos".

Oralidad, lectura y escritura, son, pues, una trilogía que estará presente en el
corazón de este volumen, producto de una investigación al respecto y que,
aunque ante un ojo desprevenido podría parecer simplemente un bosquejo
histórico, es también un ejercicio crítico de reconocimiento de aspectos sociales
y culturales de la lengua como componentes ineludibles en su configuración
15
Desarrollo histórico del español

como lengua histórica y lengua viva. No en vano la educación sigue utilizando


(aunque no siempre de manera reflexiva y crítica) la oralidad, la lectura y la es-
critura como trípode de todo su aparato estructurado de métodos, contenidos
y experiencias.

Referencias
Corominas y Pascual (1984). Diccionario crítico etimológico castellano e hispá-
nico. Vol. 3. Madrid, Gredos.

Coseriu, E. (1981). Introducción a la lingüística. México, Trillas.

Luna, Vigueras y Báez (2005). Diccionario básico de lingüística. México, UNAM.


p. 283

16
1. Antecedentes
lingüísticos
y literarios
Este primer capítulo de la obra contiene referentes históricamente reconocidos
como aportadores a la lengua española. Se muestran, además, otros influjos
menos recurrentes, todos ellos, los más y los menos reconocidos, como
productos culturales de migraciones humanas por tierra, por mar y por ríos; y
productos emocionales y cognitivos de sujetos que dejaron su lugar de naci-
miento para ir a otros lugares con costumbres, conocimientos y modos de vida
diferentes, con la disposición para aprender y para dejar también allí su huella.
Aunque actualmente el desplazamiento de la lengua puede acontecer sin los
viajeros humanos, a través de las redes sociales y de la interconectividad sobre
plataformas de escritura, antiguamente, en la configuración de las lenguas, no
podía separarse la lengua del hablante, por lo que las costumbres, modos de
vida y cosmovisión siempre iban incluidas en el discurso. De hecho, una lengua
no podía ser aprendida o mezclada con otra o puesta en uso más que por la
oralidad, donde se acendraba su potencia, su volumen, su entonación, su ritmo
y, en general, su poder, que representaba también la carta de presentación
del hablante. Es decir, no se construía un imaginario sobre la lengua a partir
del hablante, sino que se construía también –y primera y principalmente– un
imaginario del hablante por la lengua que habitaba y lo habitaba. La lengua era,
pues, la envoltura, la forma y la enjundia del hablante.

Dado que el español pertenece a la familia lingüística indoeuropea, comienza


la aventura con el sánscrito, la lengua sagrada de la cultura india antigua, rica
17
Desarrollo histórico del español

en sentido, significados e historia, una lengua que ha sido tan poderosa en la


oralidad como en la escritura; en el derecho, la espiritualidad y el comercio, razón
por la cual llegó hasta Europa, donde se emparentó con las lenguas ancestrales
de este territorio. En este periplo de los indios antiguos, así como ocurrió con
los de los griegos, los latinos, los árabes, los hebreos y, posteriormente, con
los navegantes italianos y portugueses (y con los chinos antes de todos ellos),
la lengua ha transitado siempre de un lugar al otro de manera oral en la voz
de los hablantes, ya fuera por intercambio comercial, cultural o expansionista.
Los griegos, por su parte, con su aporte filosófico, científico y cultural, con un
énfasis puesto en la escritura, la democracia y la política, hicieron su aporte en
el marco del helenismo, intención conquistadora de colonización cultural de
Alejandro; en ellos el interés por la escritura comienza a cobrar mayor fuerza,
así como un interés expreso por el aprendizaje de la lengua, los ejercicios de
traducción y la copia y transcripción de documentos diversos.

El viaje nos lleva también a los romanos, de la mano del derecho y del arte de
la guerra que, así como para los chinos, los persas, los asirios y los babilonios,
fue motor de su progreso. Los latinos agregaron su interés por el derecho y
la política a esta ecuación, creando, mediante la lengua oficial de la República
y el Imperio, luego de haberse constituido el latín como lengua común por
encima de las muchas lenguas nativas de la península itálica, y, posteriormen-
te, por encima de las innumerables lenguas autóctonas de todos los lugares
conquistados, una civilización que marcó definitivamente la historia del mundo,
tanto así que nace la noción de oriente y occidente como una división aparen-
temente imposible en un mundo finito pero ilimitado, aunque hoy es aceptada
y utilizada sin reflexión alguna, inclusive para determinar, solo con su mención,
características culturales y encarnando valoraciones sociales de exclusión o
prestigio, de servilismo o poder (con la excepción de la República Oriental del
Uruguay que en su propio nombre toma como punto de referencia el Río de la
Plata y no el criterio europeo).

La historia, marcada casi siempre por guerras y revoluciones, cruenta la mayoría


de ellas, nos pone en la palestra la influencia del árabe y los árabes-musulmanes,
quienes llegan a Europa en busca de un escenario más promisorio para vivir y
construir identidad, así como lo hicieron también los judíos-hebreos que migran
de su tierra sagrada a lugares diversos, empujados por las realidades hostiles y
adversas de sus lugares de origen. Estos dos pueblos, tradiciones y lenguas,
nos han enseñado, además de dejar su marca lingüística en la lengua nuestra,
que todos estamos siempre buscando la tierra prometida, un lugar que nos
18
Antecedentes lingüísticos y literarios

permita construir la identidad, echar raíces y crear una realidad mejor, por lo
menos para los intereses propios. La lengua española es heredera y testigo
de estas travesías que, en el caso de estos dos pueblos, sigue siendo hoy una
travesía por el desierto en pos de una tierra que mana leche y miel, pero que
pareciera no derramar más que sangre y petróleo. Las reflexiones sociales,
culturales, económicas y políticas que permiten hacer la relación entre estas
lenguas y las demás, y entre ellas mismas, nos ponen en consonancia con la
realidad actual de los pueblos americanos dentro del continente y sus relacio-
nes internacionales.

En medio de migraciones, segregaciones e intercambios quizás más sutiles,


el portugués y el español construyen también una historia de cercanía, más
evidente y desenfadada en América (frontera de Brasil con Venezuela, Guyana
Inglesa, Guyana Francesa, Suriname, Colombia, Perú, Bolivia, Paraguay, Uruguay
y Argentina) que en Europa (frontera entre España y Portugal), pues, como se
puede ver, en Suramérica, Brasil tiene contacto con todos los países, excepto
Ecuador y Chile, mientras en Europa sólo tiene relación con España. Aunque
en términos lingüísticos es una relación luso-hispánica, en términos culturales
la diversidad que se entreteje en las fronteras de Suramérica es tan profunda
que todavía no se ha registrado, aunque en algunos lugares se haya querido.
Los efectos de esta relación de la comunicación oral entre portugués y español
americano hacen de las fronteras de Suramérica un mundo diferente al de los
demás territorios, y es allí, donde muchas veces tampoco media la escritura
o niveles de formación siquiera mínimos, donde se da una transformación
lingüística que podría parecer de otro tiempo. En otras palabras, si bien la
influencia del portugués no es tan fuerte en el ámbito de la escritura y de la
comunicación cotidiana, ciertamente sí lo es en cuanto a tradiciones culturales
en lugares de frontera.

Colombia en particular y América Latina en general tienen una riqueza lingüís-


tica ancestral incalculable. A pesar de ello, la influencia que estas lenguas
tienen en el español es mínima, quizás por la segregación política y geográfica
que se ha ejercido sobre estos pueblos autóctonos, y por la fuerza violenta
y cruenta que se sigue ejerciendo aun sobre ellos y sus territorios, principal-
mente con miras a arrebatárselos para la explotación de la riqueza natural
que hay en ellos. Todo esto ha hecho que el español en América se configure
distinto a como lo hizo el español peninsular. Sus gentes y sus tradiciones
son diferentes porque no se puede eliminar definitivamente, aunque algunas
veces se quiera, el ancestro negro e indio, porque la tierra produce maravi-
19
Desarrollo histórico del español

llas distintas a las de otros lugares y porque, precisamente por lo desgarrador


de la historia de los últimos 500 años causada por la violenta irrupción de los
expoliadores españoles en los territorios americanos, se han creado modos
de vida, manifestaciones artísticas y culturales, vestuario, comidas, vivienda,
experiencias espirituales y de relación con la tierra y con la naturaleza, literatura,
arquitectura, etc., considerablemente distintas a las de Europa y otros lugares.
Aunque pareciera que el comercio (representado en bancos, moda, industria,
etc.) europeo vuelve a interesarse en América como un lugar de consierable
riqueza, también es cierto que entre los americanos ha crecido cierta conciencia
propia que, aunque podría ser mayor y más fuerte, impide ceder rápidamente a
intereses ajenos que ofrecen nuevamente luces y espectáculo (como ocurrió en
la "Conquista" del siglo XV con espejos y luminiscencias) para quedarse (a veces
con dádivas para los gobernantes) con las riquezas materiales tan apreciadas y
necesarias para todos, cuyos efectos cubren el debilitamiento cultural y moral
e impiden el desarrollo local. Una historia de la lengua debe ayudarnos también
a este reconocimiento de lo propio y, mediante el análisis crítico de los discur-
sos, comprender las dinámicas políticas y económicas que se ciernen sobre
las poblaciones y ser capaces de emprender acciones para el reconocimiento
de la riqueza cultural y lingüística de nuestros pueblos y para la generación de
políticas de protección, sin dejar por fuera el intercambio cultural y la apertura
para los diálogos respetuosos, equitativos y justos.

1.1. Antecedentes del sánscrito

हो सकता है एकता आपका उद्देश्य हो,


आपकी भावनाएँ कितनी सामंजस्यपूर्ण हैं,
आपका मन निर्मल हो सकता है

“Que la unidad sea tu propósito,


que armoniosos sean tus sentimientos,
que serena esté tu mente”
(Rig Veda)

Las referencias del sánscrito son escasas y poco estudiadas. No obstante,


marcan un elemento fundamental en la comprensión del desarrollo histórico
del español. Actualmente, hay algunas tradiciones indias que cobran cada vez
más relevancia en el mundo occidental y tienen cada vez más reconocimiento.
Este acápite, además, es una motivación para interesarse más por ampliar el
20 horizonte de comprensión del mundo, pues es mucho más grande de lo que a
Antecedentes lingüísticos y literarios

veces solemos pensar o creer. Asimismo, nos permite hacer conciencia de la


incidencia e influencia que tiene la lengua en el desarrollo de los pueblos, de la
cultura y de la historia.

La lengua sánscrita es considerada la lengua de los dioses debido principalmente


a la complejidad de su gramática (3959 reglas) y a su relación indisoluble con la
espiritualidad, es decir, debido a que culturalmente la India es reconocida por
su libertad religiosa, por la tendencia a reconocer la presencia de lo divino en el
entorno y por ser el sánscrito la lengua litúrgica del hinduismo, el jainismo y el
budismo mahayana. Esta lengua, por demás, es una de las más antiguas de las
que se conozca su estructura y de la que se tengan registros literarios (Ramaya-
na, Mahabharata, Vedas…) desde aproximadamente 1500 a. C., reservada para
sacerdotes de alta sociedad. Esto no significa que haya sido la única lengua
hablada en la India.

De hecho, principalmente en el norte de este país asiático, como ocurrió con la


mayoría de los territorios en la antigüedad, se hablaban diversos dialectos, que
fueron fusionándose, desapareciendo o imponiéndose, hasta el punto que la
literatura producida en la India clásica se divide en dos vertientes asociadas a la
lengua: la primera, entre el 1500 y el 200 a. C., conocido como período védico
(forma védica del sánscrito), y la segunda, el período sánscrito, entre 200 a. C. y
1100 d. C. (forma sánscrita desarrollada a partir de la védica, también denominada
pácrito). Es decir, el sánscrito era la lengua culta de la nobleza brahmánica y la
burguesía, y el pácrito era el conjunto de lenguas populares, la mayoría de ellas
sin escritura, mediante las cuales se difundían creencias diversas. A través del
estudio del sánscrito se puede identificar la relación entre el mundo espiritual,
los elementos de la naturaleza –principalmente el agua–, el universo interior del
ser humano y el conocimiento racional del mundo. La estructura del sánscrito
o sámscrito ha sido descrita, según la tradición historiográfica, por Panini, un
gramático indio del siglo V o IV a. C., y se denomina Ashtadhyayi.

En 1947 India se divide en India y Pakistán. Este hecho ha suscitado un nuevo


interés por parte de los indios en revivir el sánscrito y ha hecho que muchos
lingüistas y gramáticos se fijen nuevamente en este lugar y en esta lengua, y que
reviva, por parte de los foráneos, el interés por conocer la influencia que antaño
tuvo en el grupo de lenguas indoario de la familia indoeuropea. Tradicionalmen-
te, el sánscrito se ha escrito con el alfabeto devanagari, y últimamente se ha
buscado la manera de vincular esta lengua al hindi, ampliamente difundida en el
norte del país. También se han utilizado otros alfabetos de lenguas locales y el
alfabeto grantha, diseñado para los textos religiosos durante el siglo V d. C., bajo 21
Desarrollo histórico del español

el reinado de los Pallavas. Este interés lingüístico y socioliterario se alimenta


también por el descubrimiento de las similitudes entre sánscrito, griego y latín.

La lengua sánscrita está compuesta como sigue (Gabriel Pradīpaka, 2019):

Son abundantes las palabras en español provenientes del sánscrito. Entre ellas
están las siguientes:

Dharma धरम, ् chacra चकर, ् gurú ग)ु, karma कारम, ् mantra म+,, esvástica -वि-तक,
relacionadas directamente con la religión. Pero también encontramos: Industán,
indio, hinduismo, Irán, naranja, ario, Brahmán, Cebú-brahmán, Mahatma, marajá,
yoga, prana/purana, rajá, avatar, raga, devanagari, ajedrez, sánscrito, nirvana,
alcanfor, alfeñique, añil, jengibre, apsara, lapislázuli, atutía, lila, azándar, azul,
22 camelar, cande, nardo, carmesí, cate, cauri, pagoda, chacal, corindón, laca,
Antecedentes lingüísticos y literarios

limón, mandarín, mandarina, naja, narguile, nenúfar, ópalo, rubia, toronja, yambo,
asana, mandala, indoiranio, China, entre otras. Sol Arguello (2012), además de
resaltar la correlación lengua-cultura indias, hace notar que el nombre mismo
de la India llegó a nosotros a través del griego indoi, voz proveniente del sáns-
crito sapta sindhu, siete ríos, utilizada por primera vez por Hecateo de Mileto
alrededor de 500 a. C. (Arguello, 2012, p.40).

Es notable, al acudir a un diccionario etimológico, cómo muchas de las voces


españolas que provienen directamente del griego y del latín proceden, a su
vez, del sánscrito. Esto se explica por estar, como ya se dijo, en el origen de
la familia lingüística indoeuropea y, según algunos teóricos, en el protoindoeu-
ropeo. Ejemplos de ello pueden ser:

Mátar trayah pitar sánscrito


Mathr treij pathr griego
Mater tres pater latín
Madre tres padre español

La influencia del sánscrito en el español sigue su curso a partir de estas semillas


que fueron plantadas antaño de manera espontánea por los hablantes de una
lengua que posteriormente se convertiría en la madre de muchas otras. Estos
rasgos no sólo sirven para identificar las raíces hondas de la lengua española,
sino también los contenidos culturales diversos que están sembrados en nuestra
lengua y que, aun sin saberlo, nos llevan hasta lugares y escenarios distantes
y distintos en el tiempo, el espacio, la filosofía y las tradiciones.

Referencias
Arguello, Sol (2012). Del sánscrito al español. Préstamos remotos y adecua-
ciones. En: Revista Káñina, vol. XXXVI, págs. 39-44, Universidad de Costa
Rica, San José, Costa Rica.

Gonda, Jan (1982). Gramática elemental de la lengua sánscrita. México, El


Colegio de México.

Macdonell, A. (1991). A sanskrit grammar for students. Delhi, Motilal banarsidass


publishers.

Nazari, Oreste (1968). Elementi di grammatica sanscrita. Torino, Loescher editore.


23
Desarrollo histórico del español

Pradipaka, Gabriel (2019). Aprendiendo sánscrito. Primeros pasos. Recuperado de


https://www.sanskrittrikashaivism.com/es/aprendiendo-sanscrito-primeros-
pasos-introduccion/406.

Renou, L. (1956). Histoire de la langue sanskrite. París.

1.2. Influencia del griego en el español

La lengua griega hunde sus raíces en tradiciones muy antiguas y remotas. Las
civilizaciones minoica y micénica plantaron las bases para la lengua que ha
llegado hasta nosotros hoy. Lineal A y Lineal B; griego ático, jónico, dórico y
eólico; griego koiné… Homero y Hesíodo, helenización, filosofía, democracia,
retórica, teatro, contacto con el latín… Música, arquitectura, milicia, pedagogía,
escultura, medicina… Imperio romano occidental, juegos olímpicos, piedra
roseta, nuevos poetas griegos… Todo ello constituye un pequeño atisbo de
esa historia que es cercana, aunque parece ajena. Es extensa, es cierto, pero
se puede acceder a ella mediante el estudio de la propia lengua, el español.
La filología permite identificar la época y condiciones de la procedencia de al-
gunas palabras, inclusive, saber si ha pasado por otras lenguas antes de llegar
a la nuestra, pues las palabras de origen griego que hay en el español no han
llegado todas en una misma época ni de la misma manera ni de un mismo
dialecto antiguo; inclusive la pronunciación actual podría no corresponder con
la pronunciación de antaño.

Así, pues, la lengua griega no sólo no ha muerto, sino que se considera una
lengua moderna, de carácter flexivo, con los cambios propios de muchos años
de desarrollo, lo cual la enriquece profundamente. Además, por haber sido la
lengua, hija del indoeuropeo, propia de un territorio diverso en el cual convivió
con muchas otras lenguas nativas y, posteriormente, con otras lenguas también
colonizadoras, alguna de ellas hermanas suyas hijas del indoeuropeo, está
presente en voces y estructura de las lenguas romances y, en general, en pala-
bras técnicas de las diversas ciencias, las artes, las profesiones, la topografía,
la religión, etc., áreas en las cuales los aportes griegos son innegables, aun
cuando algunos de ellos hayan estado presentes también en algunos países de
Asia, de los cuales no tuvimos la fortuna de recibirlos directamente. En este
sentido, estudiar la influencia del griego en el español exige revisar la transición
por la lengua latina y, por consiguiente, el contacto entre griego y latín, pues el
griego ya no era tan común en Europa durante la Edad Media cuando nace el
24 español, lo que hace que la influencia directa sea mucho menor que la vicaria,
Antecedentes lingüísticos y literarios

pues, de hecho, muchos de los aspectos lingüísticos llegados al español a


través del latín provienen previamente del griego.

De la lengua griega se han recibido aportes lingüísticos expresos en la sintaxis,


la fonética, la morfología, la prosodia, la semántica y la ortografía. Es apenas
obvio que muchísimos componentes etimológicos remitan también a esta
lengua. Estos serán los criterios para estudiar el influjo griego en el español.
Menéndez Pidal (1973, p. 17) opina que el influjo del griego sobre el español a
través del latín llegó en distintos momentos de la historia: durante los primeros
contactos entre las colonias griegas (Magna Grecia, sur de Italia) y los latinos
en el mediterráneo (ss. VII - V a. C.), durante las conquistas de Alejandro y la
expansión del helenismo (ss. IV y III a. C.) durante la dominación bizantina en
España (inclusive hasta 624 d. C.), y durante las posteriores relaciones comer-
ciales en la Edad Media entre Asia y Europa por el Mediterráneo.

La familiarización entre los romanos y los griegos fue, en algunos aspectos, una
relación desigual. Lapesa (1981, p. 59) considera que la civilización griega era
considerablemente superior a la romana. Esto nos lleva a pensar que quizás la
estructura de la lengua, uno de los elementos más arraigados de la cultura y al
cual los griegos le dedicaron sendos estudios, no podía simplemente desapa-
recer en el intercambio cultural con los latinos.

La lengua griega está compuesta por 24 letras, como sigue (Goñi, 1970, p. 15):

25
Desarrollo histórico del español

Los nombres de las letras en griego serían así (Díaz, 2014, p. 15):

En este conjunto destacan siete vocales y las combinaciones y diptongos que


con ellas se forman (Díaz, 2014, p. 17):

Los sonidos vocálicos son cinco, como en español, pero existen dos grafías
para la “e”, dos para la “i” y dos para la “o”. La “u” del español constituye un
26 diptongo en griego (ou).
Antecedentes lingüísticos y literarios

Ejemplos de las 17 consonantes son los siguientes (Díaz, 2014, p. 15):

Además del sistema de letras, cuenta con tres acentos y dos espíritus, que mar-
can definitivamente la morfología y la fonética de la lengua (Díaz, 2014, p. 19):

27
Desarrollo histórico del español

1.2.1. El griego en la morfología española


En español las palabras se pueden clasificar según su forma estructural y
según su función lingüística, aun cuando, algunas veces, esta función cambie
en el discurso. Así, pues, sustantivo, verbo, adverbio, adjetivo, preposición,
conjunción, pronombre, artículo constituyen la taxonomía léxico-morfológica
en español. Esta misma clasificación, presente también en otras lenguas, tal
vez la mayoría, llegó al español a partir del griego, pero a través del latín, como
puede notarse en sus nombres:

• Sustantivo (del latín sub-stare) expresa el nombre de todo aquello que existe,
proviene del griego o,noma: nombre (en griego moderno ousiastiko,);
• Adjetivo (del latín: adjectivus: ad [raíz del indoeuropeo: cerca de] + iacere [verbo:
lanzar, asociado a la raíz ye/ve que significa hacer, lanzar, arrojar o llevar] + ivus
[sufijo para indicar algo que es relativo a lo que le procede]) expresa una cualidad o
calidad del nombre, literalmente, “que se añade/hacer que una cosa vaya a cierta parte”,
poner algo junto a cierta cosa, proviene del griego kalh,, que significa bello/a,
ligado a la poihtέj, que significa linaje, condición o estado de una cosa, así
como aditamento o vestuario (en griego moderno: epi,qeto en español [epíteto]);
• Verbo (del latín verbum) es un vocablo que reúne ciertas condiciones y posi-
bilidades de acción; la estructura que tiene el verbo en español refleja la del
latín y ésta la del griego (en griego clásico rh,twr: orador, y en moderno rh,ma:
rhema); si se rastrea más atrás, nos encontramos con otras raíces: del hitita
weriga (llamar, convocar); del sánscrito vrata- (orden); del indoeuropeo wer;
• Adverbio (ad-verbum: junto al verbo), en griego επίρρηµα;
• Preposición (pre-positionis: puesto antes de… [un sustantivo o pronombre, salvo
rarísimas excepciones]; en griego moderno moderno πρόθεση, de donde
viene también la voz española prótesis en cuanto pegado a: pro: antes +
qe,sij, de ti,qhmi, poner);
• Conjunción, del latín conjunctio,-onis: unión, vínculo, derivado de junctus: junto
a, (en griego moderno σε συνδυασµό o σύνδεση: en combinación con).

Los siguientes elementos, presentados de manera panorámica y superficial,


aportan a la comprensión de la morfología y de la semántica helenista hispánica
y pueden ser elementos de análisis y puntos de partida para el aprendizaje y
la enseñanza del español.

De acuerdo con Crisóstomo Eseverri (1945), hay tres maneras como se presenta
la morfología griega en el español: la desinencial, la sufijal y la compuesta, cada
28 una con sus respectivas subdivisiones y precisiones.
Antecedentes lingüísticos y literarios

La forma desinencial (terminación de la palabra) de los derivados griegos depen-


de, en los nombres, del caso1 del cual se originan. Los nombres propios, surgen,
casi todos, de nominativo y acusativo (algunos con la pérdida desinencial de la
ni {n}). Por ejemplo: Piqago,raj (nom., Pithágoras): Pitágoras; ~Hlio,dwro(n) (Ac.,
Heliódoron): Heliodoro; Aqh,naj (Ac. Pl., Athénas): Atenas; Hlla,da (Ac. Latiniz.,
Elláda): Hélade. Los nombres comunes, por su parte, si proceden de temas en
alfa {a} o en o-micrón {o} correspondientes a la primera y la segunda declina-
ciones, nacen del acusativo (con pérdida de la ni {n}), sustituyendo la eta {h}
por alfa {a} en los temas en {a}; por ejemplo, koino,bion: Cenobio; despo,thn:
déspota; enallagh,n: enálage. Algunos nacen del acusativo neutro plural, como
bibli,a: Biblia. Si estos nombres comunes proceden de temas en consonante o
en semivocal iota {i} o ypsilon{u} (tercera declinación), nacen del nominativo;
por ejemplo: qw,rax (thórax): tórax; ~akro,polij (akró-polis): acrópolis. Algunos
derivan del acusativo, ya sea con desinencia griega en alfa {a} o en iota {i}
(por ejemplo: ai,gida (aígida): égida; mhtro,poli(n) (Metrópolin): metrópolis, o
con desinencia latinizada {e} u {o} (por ejemplo: anisodonte {Ac. latinizado},
de anisodo,nta {Ac. gr., anisodónta}).

Los sufijos acompañan a los verbos o a los sustantivos y, algunas veces, son
partículas que no tienen significado propio, sino que otorgan a la palabra resul-
tante el carácter de sustantivo, adjetivo o verbo. Así, por ejemplo, filantropía
(filanqrwpi,a) proviene de fi,loj avntrwpo y el sufijo –ia. Algunas veces los sufijos
son españoles y la raíz es griega; por ejemplo: poliantea, de polu,j a,nqoj y el
sufijo –ea. Los siguientes sufijos (grecolatinos) pueden ayudar a comprender
mejor estos dos casos:

-itis (medicina), denota inflamación


-oma (medicina), denota tumor
-osis -osa, denotan abundancia, formación
-ismo, denota doctrina, sistema de creencias o de ideas
-ino -ina -ita denotan materia

1 Los casos son: nominativo, genitivo, dativo, ablativo, acusativo y vocativo. Cada uno
de ellos tiene una correspondencia en español, definida, básicamente, por el uso de
preposiciones. Por ejemplo: el nominativo correspoonde al la palabra sola (camino,
ternero, niño, alegría); el genitivo indica pertenencia o posesión (gato de… cuaderno
de…); el acusativo indica un complemento directo (que en algunos casos se forma con la
preposición “a”, como en miro a Julia, pero en la mayoría de los casos no lleva preposición
alguna, como en bebo agua o leo un libro); el vocativo se utiliza para indicar que se nombra
directamente a quien se habla (ven, hijo mío; óyeme, Petronila); el ablativo se utiliza para
los complementos circunstanciales (Para mi novio, en la calle, por mi cabeza…); el dativo
corresponde al complemento indirecto. 29
Desarrollo histórico del español

El número de sufijos es bastante amplio, más si se incluyen en la lista


aquellos que son de origen latino o español que pueden acompañar
precomponentes griegos, como –a, -e, -o, -ia, -ía, -io, -ea, -eo, -ido, -uz, -ceo,
-ico, entre otros.

En cuanto a la composición o unión de componentes, puede darse de tres formas:


con precomponente prefijo, precomponente nominal o precomponente verbal.

Con precomponente nominal puede ser:

• con tema en {o} (segunda declinación). Conserva la o ante consonante y la


pierde ante vocal. Ejemplos: demo-cracia (dhmokrati,a) conserva el tema;
olig-arquía (oli,goarci,a) pierde la {o}.
• con tema en {a} (primera declinación), ante consonante cambia {a} y {h}
por una {o} copulativa, así: dox-o-logía (do,xalogi,a), cefal-o-tomía (kefa,la,
Ac. de kefalh,n - tomi,a); ante vocal pierden la {a}, así: aort(a)-ectasia
(aorth, - ektasi,a).
• con temas en consonante o en {i} o {u} (tercera declinación), reciben
una {o} ante consonante, así: nict-o-fobia (un,kt/un fobo,j); fisi-o-terapia
(fu,si-qerapeu,w); icti-ó-fago (ivcqu,j fa,gw). Existen excepciones a este respecto,
como el caso de taquicardia (taku, - kardi,a). Ante vocal, conservan la {i},
como en poli-arquía (polu, - avrci,a).

Con precomponente verbal, ante consonante, toma una vocal (e, i, o). Por
ejemplo: clept-o-manía (kle,y [kle,ptw]-mani,a); ante vocal, se conserva, como
en clepsidra (kle,y-u`,dra).

Con precomponente prefijo terminado en vocal, este la pierde si el poscom-


ponente inicia en vocal; por ejemplo: par-odia (para,-ovidi,a). De esta norma se
exceptúan peri, y amfi,, como en periantio y anfiáster o anfibio.

Algunas veces (Eseverri, 1945) se da la crasis o fusión de dos vocales,


la final del precomponente y la inicial del poscomponente, como en metalurgia
(meta,llo {o} - ev,rgon), donde se fusionan o+w=ou (en español: o+e=u). En
algunos casos, para favorecer la eufonía, se reduce o simplifica alguna sílaba,
cosa conocida como haplología. Por ejemplo: monomio (un solo término) es la
haplología de mononomio (mo,non - no,moj) . Su abreviatura es hapl..

30
Antecedentes lingüísticos y literarios

1.2.2. El griego en la sintaxis española


La sintaxis española tiene su origen en la griega. Esta, ciertamente, viajó a
través del latín hasta llegar al castellano, pero el latín mismo dejó para sí par-
te de la estructura morfosintáctica del griego. A pesar de que la mayoría de
funciones preposicionales del español están sumergidas en las terminaciones
griegas como formas inseparables, la herencia en este sentido también es
abundante. En español, eso sí, el orden de los segmentos o elementos de una
expresión, enunciado, frase u oración sí puede cambiar su sentido, mientras
en la lengua griega el sentido está protegido por las terminaciones (declinacio-
nes o conjugaciones), lo cual permite “jugar” con la ubicación de cada palabra
en el enunciado sin modificar en nada su resultado final ni generar confusión
alguna. Esto significa que, aunque heredada la sintaxis del griego, en aquella
lengua la sintaxis está asegurada por las terminaciones, donde radica también
su coherencia, mientras en español cada palabra reclama un lugar específico
en la enunciación, salvo algunas excepciones, siendo, quizás, la más conocida,
la figura hipérbaton, en la cual la modificación del orden regular de morfemas
obedece a un asunto estético o semántico del ambiente poético.

1.2.3. El griego en la prosodia española


La entonación de la lengua, la prosodia, es otro aspecto importante de la lengua,
dado principalmente por la acentuación de las palabras. Todas las lenguas son
cantadas, por tanto, todas las lenguas tienen cierta musicalidad y entonación.
En el caso del español, los acentos han sido heredados del griego, aunque hay
excepciones. En todas las lenguas todas las palabras llevan cierto acento; en
griego todas las palabras llevan acento ortográfico que, según su forma, es
agudo (´), circunflejo (~) o grave (`), como se explica en otro apartado, y el
nombre que reciben las palabras según el lugar donde vaya el acento es:

• Si lleva acento agudo en la última sílaba, oxítona (avrch,). (Solo estas palabras
pueden llevar acento grave cuando la frase continúa, es decir, cuando no
es la última palabra de la frase).
• Si lleva acento agudo en la penúltima sílaba, paroxítona (selh,nh).
• Si lleva acento agudo en la antepenúltima sílaba, proparoxítona (te,reina).
• Si lleva acento circunflejo en la última sílaba, perispómena (kalw/j).
• Si lleva acento circunflejo en la penúltima sílaba, properispómena (sw/fron).

El acento circunflejo nunca puede ir en la antepenúltima sílaba.

31
Desarrollo histórico del español

Las palabras perispómenas y oxítonas corresponden en el español a las agudas;


las paroxítonas y properispómenas, a las graves o llanas; y las proparoxítonas a
las esdrújulas. En español también pueden nombrarse con los nombres griegos,
pues han sido incluidos como palabras castellanas. El acento en griego solo
puede ir desde la tercera posición de atrás hacia adelante. El acento circunflejo
solo puede ir sobre vocales dobles o diptongos, razón por la cual no puede ir en
la antepenúltima sílaba, pues, dado el valor doble de la vocal acentuada, estaría
realmente en la cuarta posición de atrás hacia adelante, lo cual es imposible en
griego. El acento agudo puede estar ubicado sobre cualquiera de las vocales
y puede estar hasta en la tercera posición (palabra proparoxítona); el acento
grave, como ya se sugirió, tiene una doble función, fonética y sintáctica, por lo
que sólo se marca cuando la última sílaba de la palabra es tónica (pero su vocal
no es doble) y no es la última palabra de la frase u oración.

Todas las palabras griegas tienen acento ortográfico, mientras que en español
sólo algunas lo llevan. Esta diferencia se da porque el español también ha reci-
bido alguna influencia del latín en este sentido y, en dicha lengua no se marcan
los acentos y difícilmente se encuentra una palabra aguda. La combinación de
la prosodia de ambas lenguas ha dado como resultado la prosodia española.
Además, la acentuación en español obedece a unos criterios ligeramente más
complejos que los del griego, pues en español la etimología otorga el acento
y las características formales de la palabra determinan si se marca o no, mien-
tras en griego es la estructura formal de la palabra la que determina el lugar
que ocupa el acento y el tipo de acento que lleva. Por ejemplo, en español la
palabra “hora” lleva acento en la penúltima sílaba dado que proviene del griego
o`,ra pero no se le marca el acento (tilde) porque es grave (o llana) y termina en
vocal; y se escribe con hache porque el espíritu fuerte sobre la “o”, que se pro-
nuncia como {j}, en español no existe, entonces se encuentra su equivalente
más cercano en la hache.

Conviene aclarar que los derivados griegos regulan la acentuación en español por
la cantidad o extensión de la penúltima sílaba del mismo, lo cual es determinado
por el tipo de vocal (o diptongo) que la componga, así: si la penúltima sílaba de
la palabra griega es larga, en español será una palabra grave; si la penúltima
sílaba de la palabra griega es breve, en español será una palabra esdrújula; todo
esto con independencia de la acentuación griega. La prosodia clásica latina tiene
abundantes recurrencias importantes a este respecto, pues la herencia griega
no siempre llegó directamente al español, sino, como se ratifica a lo largo de
esta obra, algunas veces lo hizo a través del latín, teniendo en cuenta que el
32
Antecedentes lingüísticos y literarios

latín no utiliza acentos gráficos. El español, dado que heredó algunas de estas
normas, sólo marca el acento ortográfico en algunos casos y en otros no, a
diferencia del griego, lengua en la cual todas las palabras llevan acento gráfico.
En los párrafos siguientes se explica con mayor claridad y detalle este asunto.

En cuanto a la extensión de las vocales, tomemos en consideración lo siguiente:


las vocales h y w son largas por naturaleza. Las vocales e y o son breves. Todos
los diptongos son largos. Las vocales a, i e u son ambiguas, o sea, a veces
largas, casi siempre breves. Las vocales largas se hacen breves por posición si
les siguen una consonante o dos consonantes, siempre y cuando estas no sean
mudas o líquidas. Todas las vocales que llevan acento circunflejo son largas,
pues el acento circunflejo solo puede ir en vocales largas, las cuales también
pueden llevar acento agudo o grave.

Así, pues, como lo sintetiza Eseverri (1945, p. 12) de manera clara, “Si la penúl-
tima sílaba del vocablo griego del que procede el derivado está constituida por
vocal larga o diptongo, el derivado castellano es vocablo grave; v. gr., problema,
de pro,blhma; disnea, de du,spnoia; y si la penúltima sílaba está constituida por
vocal breve, el acento no recaerá sobre esa sílaba breve, sino sobre la anterior;
v. gr., evpigrafh,, epígrafe; evkklhsi,a, iglesia.”

Además de la función morfológica y fonética, esta es la clave más básica para


la prosodia del español en palabras provenientes del griego.

Existen pocos derivados agudos en español debido a que, muchas de las


palabras griegas, antes de llegar a esta lengua, pasaron por el latín, en cuya
prosodia no existen las palabras agudas (ni el acento ortográfico). Las voces
agudas que han llegado hasta nosotros provienen de lenguas diferentes al latín,
pocas del griego y otras más de formaciones anómalas. De hecho, la mayoría
de las palabras del español son graves debido a esta influencia, y a la del árabe,
que tiene la misma tendencia a acentuar lo más atrás posible, evitando siempre
hacerlo en la última sílaba.

Existen algunas excepciones a la norma anterior, no porque la norma misma


contemple la excepción, sino porque Prudencio (Aurelio Prudencio Clemente;
nacido en Calahorra [o Zaragoza o Tarragona], actual España, en 348 y fallecido
alrededor de 415), según Menéndez Pidal en su Manual de Gramática Histórica
(1973, p. 40), hizo una medición diferente en contra de la normatividad de los
clásicos. Surgen, entonces, voces en español como diócesis (diokh,sij), polígono
33
Desarrollo histórico del español

(polugw,noj), eucaristía (euvcaristi,a), entre otros. A ello se debe también que


muchas palabras españolas derivadas del griego terminadas en –ia, tengan la í
acentuada (o que acepten ambas acentuaciones graves, una con diptongo –sin
acento ortográfico- y otra con hiato –con acento ortográfico). Son ejemplo de
ello las palabras de origen griego terminadas en –grafia y en -logia, que debe-
rían ser átonas, por la norma latina según la cual vocal ante vocal se abrevia.

1.2.4. El griego en la fonética española


Tal vez una de las primeras puertas de entrada del griego al latín fue a través de
las adaptaciones fonéticas. Esto ocurrió debido a que algunas de las voces del
griego no tenían equivalente en el latín, lo cual obligó a buscar y remplazar los
sonidos griegos por los más similares en la lengua romana. Así, por ejemplo, la
ypsilon (u) pasó como “u” velar; las aspiradas fi, theta y ji (f q c) se convirtieron
en explosivas “p”, “t” y “k”, confluyendo tres funciones de letras griegas en
una sola latina: fi, beta y pi en “p”, aunque después en el español se recuperan
las tres correspondientes del griego: f, b, p; theta, delta y tau, en “t”, aunque
luego se incorpora también la “d” en el español, cosa que no ocurrió con la
theta; y las letras ji, gamma y kappa en “k”, aunque posteriormente aparecen
en español la “j” con sonido aspirado y la “g” con sonido áspero antes de “-a”,
“-o” y “-u”. Así las cosas, por ejemplo, mi,nqa devino en minta, y luego quedó en
español como menta; de la voz po,rfura proviene púrpura, aunque de la misma
raíz también persistió Porfirio (Cfr. Lapesa, 1981: 61). En fin, puede verse cómo
el español bebió directamente del griego algunos de sus sonidos y algunas
palabras que no pasaron por el latín, y bebió abundantemente del latín voces
y fonemas que antes estuvieron en el griego.

El fonema oclusivo velar aspirado griego /c/ fue representado en latín con el
dígrafo {ch}, pues esta lengua no tenía (ni tuvo) aquel sonido, cercano a la jota
{j} del español. Así las cosas, voces como monarci,a fue transliterada monar-
chia, con pronunciación oclusiva velar aspirada, procedimiento asumido por el
latín literario a partir del s. II a. C.. El común del pueblo no conocía el intríngulis
lingüístico (tampoco hoy), por lo que, al pasar al español (Bergua Cavero, 2004,
p. 24), las palabras latinas de origen griego que tenían esta {ch} perdieron la
{h} y el sonido de la {c} fue el de su correspondiente {k}. Así, por ejemplo, del
griego mo,nacoj provino la voz latina monachalis, y pasó al español como “monje”,
siendo la jota del español apropiada para representar el sonido original griego
/ji/, pero se conserva también “monacal”, forma latina resultante de perder la
{h} y conservar la “c” con sonido /k/. A pesar de que la jota {j} llega al español
34 en el siglo XVI, se siguió utilizando el dígrafo {ch} hasta comienzos del siglo
Antecedentes lingüísticos y literarios

XIX, quizás como una manera de aferrarse a la lengua madre o de otorgar un


supuesto prestigio a la escritura, una práctica exclusiva y de clase alta, que solo
se popularizó en el siglo XX. Similar procedimiento se siguió con chimera, chaos,
machina, entre otras. Llega el momento en que la Real Academia de la Lengua
Española instituye la norma, vigente todavía hoy, según la cual el fonema /k/
(kappa) se escribe siempre {qu} delante de /e/ y de /i/: Quimera, catequesis,
máquina; y {c} en los demás casos: Caos, cloro, cosmos, cuerda.

Ahora bien, aunque es claro que el griego fue una lengua ampliamente difun-
dida, tanto en su escritura como en la oralidad, pues, principalmente a partir
del siglo IV a. C. hubo un interés político porque todos aprendieran a escribir y
leer, tanto los nacionales como los extranjeros o conquistados, no ocurrió así
con el latín, que era principalmente oral y su interés expansionista estaba más
ligado a la economía que a la cultura; inclusive el desarrollo del Derecho tuvo
su afincamiento en la lengua oral más que en la escrita, y su ejercicio se dio a
través de la oratoria en la plaza pública, a diferencia de la retórica griega que
aplicaba para la lengua oral y escrita. Esto conllevó a que algunas –muy pocas-
de las voces que llegaron a las lenguas románicas, y, concretamente, al espa-
ñol, provinieran de hablantes cultos (que sabían también leer), principalmente
habitantes de los círculos del poder en Roma, y otras –la mayoría- de hablantes
iletrados o vulgares (que no sabían leer; de vulgo: pueblo), que constituían la
mayor parte de los habitantes del territorio (principalmente durante el Imperio).
No es extraño, pues, que, a pesar de haber sido subsumidos por Roma, los
griegos mantuvieran una historia paralela y distinta. En algunos casos llegó al
español una palabra vulgar y también su correspondiente culta (llegada del griego
al latín) para nombrar una misma porción de realidad: dentista y odontólogo;
retórica y oratoria; personificación y prosopografía. En estos casos emerge la
pronunciación de la forma oral del vulgo romano simultáneamente con una
pronunciación literal de la forma escrita proveniente del griego. Esto afectó
directamente el léxico y la ortografía.

A continuación, una síntesis de algunos aspectos fonéticos y ortográficos


derivados del griego que, por su filigrana, no aparecen frecuentemente en las
explicaciones fonéticas y ortográficas de gramáticas, crestomatías y métodos:

• Las palabras provenientes del griego que se escriben con {b} tienen origi-
nalmente {b} en griego. V. gr., bárbaro (ba,rbaroj). Las que se escriben con
{v} provienen de otras lenguas, se escribían originalmente en griego con
{f} o asumieron esta letra de la /v/ latina en algún momento de la historia,
cuya pronunciación era /u/. 35
Desarrollo histórico del español

• Aunque en griego la gamma {g} siempre suena fuerte, en español suena


suave antes de {i} y {e} (colegio, gemelo) y fuerte en los demás casos
(v. gr., gacela, gutural, goma); así, aunque converjan en la misma palabra (v. gr.,
gigante). Para hacer fuerte el sonido en español antes de estas dos vocales,
se incluye en la mitad una {u} (v. gr., guerrero, guillotina) que resulta muda.
• Cuando en griego convergen dos guturales (kappa, gamma, ji, ksí), la pri-
mera suena como /n/ (v. gr., áncora, de agki,ra; ángel, de agge,lloj).
• El sonido /q/ (theta) equivale en español a /t/, a falta de una letra con sonido
similar a th (v. gr., qri,x, cabello: tricotilomanía= que suele arrancarse el
cabello como consecuencia, generalmente, de la ansiedad). Algunas ve-
ces pasa al español como {z} o como {d}, y en algunas formas de la raíz
como {t}, pero luego de un periplo por el latín (v. gr., Qeou//; Zeus; Deus;
Dios, siendo Zeus y Dios palabras del español, Deus del latín y Qeou// del
griego, y apareciendo con /t/ como en teología, teologal, teocrático, Teófilo,
todas estas palabras de la misma raíz). Propiamente la zeta {z} del español
proviene de la z griega, cuya pronunciación en esta lengua es /ds/ (v. gr.,
bapti,zw /baptidsoo/ bautizo).
• Aunque hay dos oes en griego, o-micrón y o-mega (o y w), en español
siempre equivalen a la misma /o/.
• La ypsilon {u}en las voces griegas pasa al español como {y} con sonido
vocálico /i/ o directamente como {i} (v. gr., yuch,: psijée: alma) (en inglés casi
siempre conserva la {y} en la escritura {psych-}). Cuando está en diptongo
{ou} pasa al español como /u/ (v. gr., ouvrano,j: Urano: cielo; ovur, on: uron:
urología). Cuando es inicial acentuada y le sigue otra vocal, puede tomar en
español otros sonidos, como {j} (v. gr., u`ak, inqoj: juakinthos: Juaquín/Joaquín
o Jacinto), lo cual ocurre más por el espíritu fuerte que por la vocal en sí. Al-
gunas veces esta vocal corresponde a la /o/ en español, como en kuberna,w::
gobernar, aunque en algunas palabras se convierte en /u/: v.gr. gubernamental.
• Los diptongos ai y oi, aunque se pronuncian ambas vocales en griego, pasan
al español como /e/ (v. gr., avi,qer: áiter: éter/aire; ovi,dhma: oídema: edema).
• El diptongo {ei} se pronuncia tal cual, pero pasa al español como /i/ (v. gr.,
ceirourgi,a: jeirurguía: quirúrgico/cirugía), o como /e/ (v. gr., u`poteinou/sa:
jypoteinusa: hipotenusa).
• El diptongo {eu} casi siempre pasa tal cual al español (v. gr., euvqana,toj: euthána-
tos: eutanasia), o sustituye la {u} por la {v} (euvagge,lion: euanguelion: evangelio)
por la función vocálica en /u/ que tenía la /v/ en latín.
• La iota {i} generalmente constituye /i/ en español, como en ki,qara: kítara:
cítara. Cuando es inicial puede tomar también las formas de {j} o {y}, como
en ie`ro,j : jierós: jerarquía (la jota obedece más al espíritu fuerte que a la
36
vocal misma); o en ivo,dhj: iódees: yodo.
Antecedentes lingüísticos y literarios

• La o-mega {w} puede pasar al español como /o/ o como /e/ (v. gr., w,dh:
oodee: oda; komwdi,a: komoodía: comedia). Esto ocurre casi exclusivamente
cuando en griego la {w} lleva iota subscrita.
• Aunque hay dos ees en griego (e y h), en español siempre equivalen a una
“e”. No obstante, debido a un fenómeno antiguo popular, que persiste en
el griego moderno, llamado itacismo, iotacismo o yotacismo, muchas de
las locuciones en las cuales aparecían la {h} y la {e} en la escritura, se
pronunciaban indistintamente como /i/, igual que la {i} y la {u}, de lo cual
devienen voces como paraklh,toj: paráclito.
• La {o} se convierte a veces en el diptongo /ue/ después de pasar por el latín,
o permanece en /o/ en algunas variantes (scolh,: skolée/sjolée: escuela/
escolar; cordh,: kordée/jordée: cuerda/cordura/encordar). Un fenómeno
este de doble formación vocálica en una misma raíz es común en español,
cuya explicación lingüística es a veces huidiza o ausente.
• La dseta {z} puede tomar forma de {z} o de {c} en español, según le sigan las
vocales {a}, {o}, {u}, en el primer caso, y {e}, {i}, en el segundo; así: zwo,n:
dsooón: zoología, para el primero; ze,firoj: dséfiros: céfiro, para el segundo.
• La kappa {k} pasa por el latín y a veces se convierte en {g} en ciertas
combinaciones, conservando las dos posibilidades: como {k} y como {g}.
Ejemplo de ello son kru,pth: kryptee: gruta/cripta; y ekklhsi,a: ekkleesía:
iglesia/eclesia.
• La consonante xi {x}, con doble sonido en español (ks, como en taxi, o gs,
como en léxico), puede pasar al español como {x} o como {j}. Como {x}
en voces como xenofobia (pronunciado /ksenofobia/, del gr. Xe,noj fo,boj);
como {j} en voces como paradoja (del gr. Para, do,xon).
• La ji {c} asumió en latín la forma de {ch} pronunciada como un sonido
aspirado intermedio entre la {j} y la {k}. Ante /a/, /o/, /u/ y consonante
pasa al español como {c} con valor de /k/ (v. gr., ca,oj: cháos: caos; crw/ma:
chroma: cromo). Ante {e} e {i}, como {q(u)}, con igual valor de /k/ o como
{c} con valor de /s/ (v. gr., kathce,w: kateekéo: catecheo, catequesis, pero
también puede dar catecismo, de kathcismo,j katechismós: de donde viene
también sci,sma: skisma: cisma, pero también quedó de esta misma raíz
la palabra chisme, (división) producto de la transliteración latina medieval
{ch}, pero hubo quienes la pronunciaron en español tal como aparecía
en la escritura latina, es decir, con el sonido ch /∫/ y no con el sonido /k/).
• La psi {y} pasa al español como el dígrafo {ps} y se conserva así en la
escritura. Poco a poco se ha ido modificando la norma para permitir la
pronunciación y la escritura de las voces que la contienen sin la {p}, de tal
suerte que quedan: (p)sicología, (p)siquiatría, metem(p)sicosis, (p)seudó-
37
nimo, gam(p)sodactilia, etc.
Desarrollo histórico del español

Existen otros detalles técnicos en la gramática histórica que explican algunas


formas fonéticas del español, pero no vienen al caso en un texto ilustrativo
histórico como este. Así las cosas, la mayoría de los fenómenos fonéticos del
español tiene su explicación en el griego y, más allá, en el paso del griego por
el latín, principalmente en la Edad Media, cuando la lengua latina cundió como
lengua popular del imperio romano y se modificó durante varios siglos sin la
intervención de la escritura, pero sí con el diálogo entre sujetos con distintas
lenguas y culturas.

Muchos de los fenómenos explicados en este acápite aplican también para el


siguiente sobre la marca del griego en la ortografía española.

1.2.5. El griego en la ortografía española


El hecho que la lengua griega llegara al español a través de latinos cultos y
latinos del común incluye una variante ortográfica importante en la lengua. De
hecho, la presencia griega en la ortografía española se ve afectada por el campo
semántico, el ambiente de procedencia de la palabra, la historia posterior de
la palabra en la lengua de destino y el tipo de texto o discurso donde aparece
o se utiliza la palabra.

Por ejemplo, las palabras que se escriben en griego con {υ}, pasan por el latín
culto y llegan al español, se escriben con {y}; pero las palabras que original-
mente se escriben con {υ} en griego y llegan al español luego de pasar por el
latín vulgar, se escriben con {i}, salvo raras excepciones. Cosa similar ocurrió
con los fonemas {f}, {c} y {q} que se representaron como ph, ch, th en latín
medieval; aunque los letrados pronunciaban /f/, /c/, /q/, los iletrados conservaron
el sonido más áspero. Otro es el caso de la {u}, que cumple funciones vocálicas
(semivocal /i/) y consonánticas (fricativa o africada) en español, y se reconocen
con los nombres populares de “i-griega” {y} e “i-latina” {i}, precisamente por
el paso por el latín, donde se transformó principalmente en su escritura, pues
la pronunciación pasó de ser la griega (pronunciación simultánea de /i/ y /u/,
que actualmente se conoce como la “y francesa”, pues esta lengua conservó
la pronunciación clásica del griego) por la /i/ latina. Según Bergua Cavero (2004,
p. 27), la pronunciación como semivocal se restringió a la cópula “y” y a las
terminaciones en diptongo, como rey, buey, hay, hoy, muy. Se entiende que en
los otros casos corresponde al sonido consonántico.

El español sigue recibiendo voces griegas (y latinas), principalmente a través


38 de todas las formas de arte, la medicina y el derecho. Y principalmente griegas
Antecedentes lingüísticos y literarios

de las ciencias físicas, sociales y biológicas, y a través del intercambio cultural


con angloparlantes y francoparlantes, dada la influencia que estos pueblos
han marcado en los países latinoamericanos por su intercambio en la historia
geopolítica reciente, teniendo en cuenta que dichas lenguas también conservan
herencia griega. En este último caso, quizás las voces griegas hayan hecho un
periplo mayor: griego, latín, francés, español; o: griego, latín, inglés, español.
En cualquier caso, todavía hoy la lengua culta y la jerga científica y especia-
lizada suelen utilizar voces griegas y latinas para nombrar nuevas realidades,
descubrimientos, inventos y artefactos, lo que se traduce en un intercambio
permanente. Esta tendencia cultista era muy frecuente durante la edad media
y en el renacimiento, pero luego fue volviéndose más laxa hasta casi desapa-
recer en el siglo XVIII, cuando se restringió casi exclusivamente a la creación
de palabras en el lenguaje culto hasta hoy. De este fenómeno se desprenden
procedimientos lingüísticos como la traducción, la transcripción, la translitera-
ción y la reproducción gráfica.

1.2.6. El griego en la semántica española: un diccionario dinámico


El conocimiento del griego equivale al conocimiento del español. Esto es así
porque, como ya se ha dicho, la mayoría de las voces del español es helénica,
hayan llegado estas palabras directamente o a través del latín. Pero existen
también, por las características de la lengua griega, muchas palabras que pro-
vienen de formación compuesta, principalmente sustantivos, que vale la pena
mencionar.

Son dos los segmentos en los cuales se dividen los helenismos compuestos:
por su significado y por la relación de sus partes. Los primeros se conocen
como paratácticos o de yuxtaposición, los otros, hipotácticos o de subordina-
ción. En el primer caso, por ejemplo, la palabra pitecántropo o pitecantropo,
junta o yuxtapone dos voces: hombre y mono. En el segundo caso, donde un
elemento modifica el significado del otro, se conocen tres tipos: calificativo,
de régimen y atributivo. Los calificativos, como en el caso de eu-tanasia (buena
muerte o muerte dulce), uno de los componentes modifica el significado del
otro calificándolo o adjetivándolo; los de régimen, como en el caso de cardio-
patía (afección o padecimiento del corazón), están compuestos por una palabra
sustantiva que complementa otra, juntando los significados de ambas en un
solo elemento; los atributivos (Eseverri, 1945, p.12), regularmente adjetivos
que expresan una relación con un poseedor extrínseco, es decir, no explícito
en la palabra misma, como en los casos anteriores, v. gr., alsófilo (amante del
39
Desarrollo histórico del español

bosque), palabra que hace referencia a alguna forma de vida animal o vegetal
que tiene el bosque como hábitat.

Los diccionarios etimológicos suelen ser un apoyo importante para la compren-


sión y el estudio de la semántica a partir de la historia de las palabras. Puede
realizarse dicho acercamiento de dos formas: del significado al sentido o del
sentido al significado. En el primer caso, se parte de las gramáticas y de los
estudios estructurales de la lengua que permiten identificar y aprender raíces
y segmentos que luego son identificados en las palabras leídas o escuchadas;
en el segundo caso se inicia en el discurso y las palabras mismas y luego se
va a los diccionarios para construir o inferir inductivamente los significados. En
cada caso la mejor manera será la que se ajuste a los modos de estudio y de
aprendizaje, a las necesidades de uso de la lengua y a los intereses particulares.

Los conceptos generales sobre las actividades del espíritu, como idea, fantasía,
filosofía, música, poesía, matemáticas, provienen de voces griegas, en las cuales
se refleja, además, el profundo sentido de lo espiritual y de lo trascendental
que tenía aquella cultura extraordinaria. La mayoría de estas voces pasan tal
cual al latín y luego a las lenguas románicas, salvo pequeñas modificaciones.

Los términos de la teoría literaria obedecen a herencias helénicas, como tra-


gedia, comedia, escena, rito, oda, retórica, drama, entre otros. Palabras como
coro, palestra, atleta, gimnasio, aquileo, bala, hipódromo, estadio, entre otras,
refieren esta afición concomitante con las del estudio del mundo físico y de
las realidades supremas, donde se encuentran también voces como pedago-
gía, escuela, andragogía, diácono, diálogo, síntesis, análisis y más. La mayoría
de los campos semánticos del español tienen alguna alusión o relación con
la tradición griega, lo cual se acentúa con el caudal de términos, categorías y
conceptos de las diferentes ciencias y disciplinas, cuyo lenguaje técnico denota
también una afición natural por el uso de esta lengua al tiempo que reconoce
la abundancia de estudios que sobre la mayoría de los aspectos de la realidad
realizaron algunas notables personas (filósofos) de esta tradición cultural.

Algunos prefijos griegos más utilizados en el español y que afectan sustancial-


mente el significado de las palabras son los siguientes:

a -, av - (a-, an-) - negación - significa sin


Ejemplos: apatía, anacoluto, analgesia, aporía, apnea, afonía, áptero, amorfo

40
Antecedentes lingüísticos y literarios

avvna - (aná-) - arriba - indica movimiento de abajo a arriba, enteramente, de


nuevo, contra
Ejemplos: anáfora, anacrónico, anacronismo, anagrama, analogía, anatema,
anatomía, análisis, anacoreta, anadiplosis

avvmfi - (asume formas de anfi- y ambi-) - significa a ambos lados, doble


Ejemplos: anfibología, anfisbena, anfiteatro, anfipróstilo, ambiestro, ambivalente

avvnti - (anti-) - contrario - indica lo opuesto, contrario a


Ejemplos: antilogía, Antártica, antipatía, antiséptico, antagonista, antídoto

avvpo, - (apó-) - aparte - significa fuera, lejos, con


Ejemplos: apócrifo, apócope, apocalipsis, apofonía, apogeo, apostema, apo-
tegma, apoteosis, aponeurosis, apología

Kata. - (catá-) - hacia abajo - significa hacia abajo, enteramente


Ejemplos: catástrofe, catálogo, cataclismo, catacumba, católico, catadióptrico,
catalítico, catarata, catastro, catarro, catabolismo

di,- (di-) - Dos - indica doble


Ejemplos: díptico, diptongo, díptero, dípneo

dia - (dia-) - a través de - indica atravesar o servirse de


Ejemplos: diáspora, diabetes, diáfano, diarrea, diámetro, diacrítico, diafragma,
diálogo

duj - (dis-) - negación - significa mal


Ejemplos: disfemismo, disforia, dislalia, disentería

ek- (ek-) - de, desde - significa fuera de


Ejemplos: eclipse, eczema, ecléctico, exorcizar, exorcismo, exógeno, exogamia,
exótico

evndo - (endo-) - en el interior - significa dentro


Ejemplos: endógeno, endogamia, endocrinología, endorfina, fonendoscopio

evpi - (epí-) - encima, sobre


Ejemplos: epiceno, epidemia, epidermis, epigenoma, epilepsia, epinefrina,
episodio, epistemología, epitafio, epigrama, episcopal, epílogo, epicentro
41
Desarrollo histórico del español

euv- (eu-) - Bien - significa bueno.


Ejemplos: evangelio, eufemismo, eufonía, euritmia, eutanasia, eucalipto, euforia,
Eulogio, Eugenio, Eufemia, Eutiquio

u`per - (híper-) - sobre - significa por encima de, más arriba de


Ejemplos: hipertexto, hipérbaton, hiperclorato, hipermercado, hiperónimo

u`po,- (hipo-) - debajo de, al pie de


Ejemplos: hipocondriaco, hipoteca, hipótesis, hipoclorito, hipogeo, hipónimo,
hipotermia

µετα - (meta-) - después de, junto a, al lado de


Ejemplos: metafísica, metáfora, metástasis, metátesis, metaplasmo, metalen-
guaje, metabolismo

παρα - (para-) junto a, de parte de, contra


Ejemplos: parábola, paradigma, parafernalia, paranoia, parásito, paradoja

περι - (peri-) - alrededor, acerca de


Ejemplos: periplo, período, periscopio, peripecia, peristilo, pericardio, periplo

προ - (pro-) - delante - significa antes


Ejemplos: proscenio, programa, prólogo, próstilo, próstata, prótesis

πρὸς - (pros-) - al lado - significa cerca de, hacia


Ejemplos: prosélito, prosopopeya, prosopografía y prosodia

συν - (sin-) - con, juntamente, a la vez


Ejemplos: sinfonía, sinalefa, sincretismo, sinécdoque, sinfonía, simpatía, sin-
cronía, sinopsis, sintaxis

Cuando la partícula va al final de la palabra se denomina sufijo. Los siguientes


son algunos sufijos griegos muy frecuentes en español, que sirven, como los
prefijos, para formar nuevas palabras, es decir, para cambiar su significado o
para cambiar, algunas veces, su naturaleza formal.

-ας, - αδος (-as, -ados) - semejanza, relación


Ejemplos: gónada, mónada, nómada

42
Antecedentes lingüísticos y literarios

-ια, –εια (-ía, -eia) - acción, cualidad.


Ejemplos: agonía, apatía

-ικος/-τικος (-icos/-ticos) - técnicas o ciencias


Ejemplos: aritmética, cibernética, clínica, ética, física

-ικος (-ico) - relativo a


Ejemplos: tópico, eléctrico, ideográfico

-ισµος (-ismo) - actividad, doctrina, sistema


Ejemplos: bizantinismo, magnetismo, ostracismo

-ιστης (-istés, -ista) - partidario de, oficio, profesión


Ejemplos: arribista, cronista, fumista

-ίτης (-ites, -ita) - materia dotada de la cualidad de la raíz


Ejemplos: baquelita, dinamita

-ιτις (-itis) - inflamación, irritación


Ejemplos: celulitis, gastritis, laringitis, litis, nefritis

-ιζω (-izoo, -izar) - poner en práctica, convertir en


Ejemplos: analizar, colonizar, exorcizar, revitalizar, vulcanizar

-µένο (-meno) - participio medio-pasivo


Ejemplos: fenómeno, energúmeno, catecúmeno,

-µα (-ma) - resultado de la acción


Ejemplos: axioma, morfema, poema

-ωµα (-oma) - resultado de la acción (diferencia sutil con el sufijo anterior)


Ejemplos: axioma, cromosoma, idioma. Nota: también existe una raíz oma, que
significa tumor y aparece muchas veces al final como en: angioma y leucoma.

-ωσις (-osis) - formación, impulso o conversión (sufijo frecuente en nombres


de enfermedades)
Ejemplos: apoteosis, diagnosis, osteoporosis, cirrosis, tuberculosis

43
Desarrollo histórico del español

-σις (-sis) - acción


Ejemplos: crisis, dosis, profilaxis, amebiasis, apoteosis

-της (-tes, -ta) - agente


Ejemplos: diabetes, profeta, acróbata, autómata, planeta, cosmopolita

-τηρ (-ter) - agente


Ejemplos: cráter, éter

-τήριον (-terio) - lugar


Ejemplos: magisterio

-τος (-to) - pasivo y posible


Ejemplos: cigoto, epíteto, holocausto, antídoto

Adicionalmente, cuenta la lengua española con un número considerable de


raíces griegas que dan origen a abundantes palabras. Por tal razón se dice que
la mayor parte de la lengua española en sus orígenes fue lengua griega y que
todavía en la actualidad se siguen utilizando prefijos, sufijos y raíces griegos
para formar vocablos referentes, principalmente, a la ciencia y a la técnica. En
este segmento se repiten algunas de las voces listadas anteriormente. Algunas
raíces de amplio uso cotidiano son las siguientes:

acro - ἄκρος - altura, extremo


Ejemplos: acróbata, acrofobia, acromegalia, acróstico, acrónimo, acrópolis,
acrofobia, acromegalia

adeno - ἀδένος - glándula


Ejemplos: adenología, adenia, adenitis, adenoides, adenoma, adenopatía

aero - ἀερο - aire


Ejemplos: aeródromo, aeróbico, aeróforo, aeroterapia, anaerobio

agogia - ἄγω + -ια - conductor, seductor


Ejemplos: andragogía, demagogia, pedagogía

agón - ἀγών - lucha, disputa, certamen


Ejemplos: agonía, antagonista, protagonista, agónico, agonístico, agonioso,
agonista, agonizar, antagónico, antagonismo, protagonismo, protagonizar.
44
Antecedentes lingüísticos y literarios

ágora - ἀγορά - asamblea, plaza pública, mercado, discurso


Ejemplos: ágora, agorafobia, mandrágora

agro - αγρός - campo como medio natural


Ejemplos: agrónomo, agronomía, agrología

algia - ἂλγος + - ια - dolor


Ejemplos: analgesia, cefalalgia, nostalgia

andro - ἀνδρός - varón


Ejemplos: andragogía, androide, Alejandro, Andrés, Andrea, andrógeno, an-
drógino, andrómeda, andrómina, androceo, androsemo, diandro, escafandro,
poliandría

anemo - ἄνεµος - viento


Ejemplos: anémona, ánima, ánimo, anemófilo, anemógrafo, anemómetro,
anemoscopio

angio - ἀγγεῖον - vaso


Ejemplos: angiografía, angioma, angiosperma, angioplastia

ántropo - ἀνθρωπος - hombre


Ejemplos: antropófago, antropoide, antropólogo, antropómetra, antropónimo,
antropocéntrico, antropografía, antropoide, antropología, antropomórfico

archi - arquía - arqué - ἀρχή - el primero, denota preeminencia y autoridad


Ejemplos: archipiélago, archiduque, archivo, arquitecto, arquetipo, autarquía,
jerarquía, misarquía, arcaico

aristos - ἀριστος - los mejores


Ejemplos: aristocracia, Aristóteles

áster - ἀστηρ - estrella


Ejemplos: asterisco, asteroide

astro - ἀστρον - astro


Ejemplos: astrología, astronomía, apoastro, astrógrafo, astrólogo, astrónomo,
astrofísico, astrográfico, astrológico, astrolabio, astrolito, astronómico.

45
Desarrollo histórico del español

atmós - ἀτµός - vapor


Ejemplos: atmósfera

atra - ἰατρός - el que cura


Ejemplos: pediatra, psiquiatra

auto - αὐτος - por sí mismo


Ejemplos: autódromo, autoestima, autócrata, autóctono, autógeno, autógrafo,
autómata, autobús, autobiografía, autobombo, autoclave, autocontener.

axio - ἄξιος - valor, dignidad


Ejemplos: axioma, axiología

baino - ba - be - βαίνω - ir, dar paso


Ejemplos: base, adiabático, anfisbena

baro - βάρoς - Pesadez, peso, carga, gravedad


Ejemplo: barómetro

biblio - βιβλίον - papiro, libro


Ejemplos: Biblia, biblioteca, bibliófilo

bio - βιο - vida


Ejemplos: abiogénesis, antibiótico, biología, biósfera, biotopo, microbio

boulé - βουλή - voluntad


Ejemplos: abulia, bulimia

braqui - βραχύς - pequeño, corto, breve


Ejemplos: braquicéfalo, braquigrafía

braquio - βραχιον - brazo, hombro


Ejemplos: - braquiocefálico, braquiópodo, braquial

bromato - βρῶµατος - alimento


Ejemplos: bromatología, bromhidrosis

caco - κακός - mal, malo


Ejemplos: caco, cacofonía
46
Antecedentes lingüísticos y literarios

cali - καλός - bello


Ejemplos: calidoscopio, caligrafía, calistenia

cardia - καρδία - corazón


Ejemplos: cardiología, cardiógrafo, cardiólogo, cardiópata, cardiograma, car-
diopatía, electrocardiografía, endocardio, miocardio, pericardio

carpio - κάρπιον - fruto


Ejemplos: carpo, pericarpio

cefalo - κεφαλή - cabeza


Ejemplos: cefalalgia, encéfalo, termocéfalo

cine - cinema - kiνη - movimiento


Ejemplos: cine, cinemascope, cinemática

cino - κυνος - perro


Ejemplos: cinofobia, cínico

cito - κύτος - célula


Ejemplos: citología, leucocito

clepto - κλέπτω - robar, esconder


Ejemplos: clepsidra, cleptomanía

copro - κόπρος - excremento


Ejemplos: coprolalia, coprófago

cosmo - κόσµος - belleza, ornamento, orden, equilibrio, cielo


Ejemplos: cosmopolita, cosmética, cosmología, cosmonauta

cope - κοπή - golpear, pegar, romper


Ejemplos: apócope, síncopa

crato - cracia - κράτος + - ία - poder, autoridad, dominio, soberanía, gobierno


Ejemplos: acracia, aristocracia, autocracia, burocracia, democracia, talasocracia,
pantócrator, Pancracio

cripto - κρυπτικος - escondido


Ejemplos: críptico, criptografía, criptón, criptograma 47
Desarrollo histórico del español

criso - χρυσός - oro


Ejemplos: crisopeya, crisocola, crisólito, crisolar, crisomélido, Crisóstomo (boca
de oro), crisólogo (experto en oro)

crono - χρόνος - tiempo


Ejemplos: anacrónico, cronista, crónico, sincronizar, cronómetro, cronología,
cronograma

dactilo - δακτυλος - dedos


Ejemplos: dactilograma, dactiloscopia

deca - δεκα - diez


Ejemplos: decálogo, decaedro, Decápolis, decatlón, decamerón

demo - δῆµος - Comarca, país, habitantes de un pueblo, ciudadanos


Ejemplos: democracia, demagogia, demografía, endemia, pandemia

derma - δέρµα - piel


Ejemplos: dermatología, paquidermo, epidérmico, xantodermia

doja - doxa - δοξα - opinión


Ejemplos: ortodoxo, paradoja, heterodoxo, doxología

domo - δῶµος - casa, edificio


Ejemplos: doméstico, domesticar, domótica

dromo - δροµος - carrera, recorrido, pista


Ejemplos: autódromo, aeródromo, hipódromo, loxódromo

dinami - δύναµις - fuerza, poder, capacidad


Ejemplos: adinamia, dinámica, dinamita, dinamo, termodinámica

edro - εδρος - cara, lado


Ejemplos: poliedros, diedro, dodecaedro, dompedro, hexaedro, icosaedro,
octaedro, pentaedro, poliedro, romboedro, tetraedro, triedro

endo - ἒνδον - dentro


Ejemplos: endógeno, endorfina, fonendoscopio

48
Antecedentes lingüísticos y literarios

entomo - ἔντοµον - insecto


Ejemplos: entomología

ergo - ἒργον - trabajo, empresa


Ejemplos: energía, demiurgo, ergonomía, ergonómico, sinergia

ero - ἐρως - amor, deseo


Ejemplos: erótica, erógeno

estéreo - στερεός - sólido, robusto,


Ejemplos: estéreo, colesterol, estereofónico, estereotomía

estésis - αἰσθησις - sensación, conciencia


Ejemplos: estética, esteticismo, anestesia

estoma - στόµα - boca


Ejemplos: estomatología, estómago

etno - ἔθνος - pueblo, raza, nación


Ejemplos: etnónimo, étnico, etnia, etnología

eto - ἔθος - costumbre, hábito, condición, situación según la propia naturaleza


Ejemplos: ética, etología

fago - φάγος - que come


Ejemplos: antropófago, coprófago, esófago, sarcófago

femi - φηµί - decir


Ejemplos: eufemismo, infame, fama, profeta, blasfemia, afasia

filo - filia - φίλος + -ία - amistad, afecto, amor, benevolencia


Ejemplos: filólogo, filosofía, filántropo, filocomunista, halterofilia, pedofilia,
xenofilia, cinéfilo

fito - φυτόν - planta, vegetal


Ejemplos: fitología, fitónimo, fitoterapia, fitoplancton, neófito

fisi - φύσις - naturaleza


Ejemplos: fisiología, física, fisioterapia, metafísica
49
Desarrollo histórico del español

fobia - φοβος + ία - miedo, terror, huida


Ejemplos: acrofobia, ailurofobia, cinofobia, fobia, hafefobia, helmintofobia,
ictiofobia, claustrofobia, hidrofobia

foné, fono - φωνη, φωνος - sonido, voz


Ejemplos: eufonía, fonógrafo, teléfono, afonía, xilófono, homófono

foto - φωτος - luz


Ejemplos: fototropismo, fotofobia, fotólisis

gameo - γαµέω - tomar marido o mujer


Ejemplos: gameto, criptógama

gamia - γαµέω + ία - tomar marido o mujer


Ejemplos: endogamia, bigamia, poligamia

geno - γενος - nacimiento, origen, linaje


Ejemplos: criógeno, endógeno, bacterígeno, nitrógeno

génea - γενεά - nacimiento, origen, linaje


Ejemplos: genealogía, Eugenia, bacterígeno

geo - γεως - tierra


Ejemplos: geografía, geología, geoestratégico, hipogeo

geron - γέρων - viejo, anciano


Ejemplos: geriatría, geriátrico, gerontocracia

giné - γυνή - mujer


Ejemplos: gineceo, ginecología, misoginia, andrógino

glifo - γλύφω - esculpir, grabar, cincelar


Ejemplos: glifo, jeroglífico, gliptoteca

gnosis - γνῶσις - conocimiento, ciencia


Ejemplos: agnóstico, gnóstico, agnosticismo, diagnóstico, diagnosis, diagnos-
ticar, gnómico, gnomon, gnosticismo, hidrognosia, prognosis

50
Antecedentes lingüísticos y literarios

gono - γωνος - ángulo


Ejemplos: kiliógono, polígono, pentágono

grafía - γράφος + -ία - grabar, escribir


Ejemplos: agrafia, caligrafía, criptografía, estenografía, ortografía, taquigrafía

grafo - γράφος - grabar, escribir


Ejemplos: bolígrafo, pantógrafo, neógrafo

grama - γράµµα - escrito, letra, carta


Ejemplos: anagrama, cronograma, crucigrama, dactilograma, programa, pen-
tagrama, epigrama

hágios - ἅγιος - santo


Ejemplo: hagiografía

hecto - ἐκατον - cien


Ejemplos: hectolitro, hectómetro

helio - η`λιος - sol


Ejemplos: heliocentrismo, heliópolis, heliodoro, perihelio

hema - hemato - αἷµα αίµατος - sangre


Ejemplos: anemia, glicemia, hemorragia, hematíes, hemoglobina, hematología

hemera - ήµερος - día


Ejemplos: efímero, decamerón, hemeralopía, hemerología, hemeroteca

hemi - η`µι - semi, medio


Ejemplos: hemisferio, hemipléjico

hepato - ἥπατος - hígado


Ejemplos: hepatitis, hepatocito, hepatología

hepta - ἐπτα - siete


Ejemplos: heptaedro, heptágono, heptasílabo

hetero - ἐτερος - el otro, distinto


Ejemplos: heterosexual, heterodoxo
51
Desarrollo histórico del español

hexa - ἐξα - seis


Ejemplos: hexaedro, hexagonal, hexámetro

hidro - ύδρος - agua


Ejemplos: hidrópico, hidrología, anhídrido, hidrófilo

hipo - ιἳππος - caballo


Ejemplos: hipocampo, hipódromo, hipopótamo, hipocrático, hipogrifo, hipopótamo

higro - υ`γρός - húmedo


Ejemplos: higroscopio, higrofita, higroma, higromórfico, higrostomía

homos - ο`µος - igual, semejante


Ejemplos: homotecia, homonimia, homogéneo, homólogo

icon - είκον - imagen, representación


Ejemplos: icono, iconoclasta, iconografía

iso - ισος - igual


Ejemplos: isométrico, isósceles, isostático, isobaras

icti - ἰχθύς - pez, pescado


Ejemplos: ictiosis, ictíneo, ictiófago, ictiólogo, ictiografía, ictiológico, ictiología,
ictiosauro

itis - ῖτις - inflamación


Ejemplos: hepatitis, celulitis, gastritis, laringitis, nefritis

kilo - χιλιοί - mil


Ejemplos: kilómetro, kiliógono

laringe - λάρυγγας - laringe


Ejemplos: laringólogo, laringe, laringitis, laringología, laringoscopio, otorrinola-
ringólogo, otorrinolaringología

latría - λατρεία - adoración, culto, servicio


Ejemplos: idólatra, latría

52
Antecedentes lingüísticos y literarios

leuco - λευκός - blanco, reluciente


Ejemplos: leucocito, leucoma, leucemia

lisis - λύσις - separación, disolución


Ejemplos: análisis, diálisis, electrolisis, hemolisis

lito - λίθος - piedra


Ejemplos: mesolítico, monolito, litografía, litotricia

logo - λόγο - experto


Ejemplos: filólogo, paleólogo, arqueólogo, geólogo

logos - λόγος - palabra etimología, neologismo

logía - λόγος + - ία - tratado, estudio


Ejemplos: geología, escatología, filología, geografía, lexicología, fonología,
merceología, podología

macro - µακρος - grande, mucho


Ejemplos: macroeconomía, macrobiótico, macrocosmos

mancia -µαντεία - adivinación


Ejemplos: onfalomancia, oniromancia, quiromancia

manía - µανία - locura, entusiasmo


Ejemplos: dipsomanía, manicomio, megalomanía, melomanía, potomanía

maquia - µάχη + -ία - lucha, combate


Ejemplos: tauromaquia, naumaquia, logomaquia

mega - µεγας - grande, importante


Ejemplos: acromegalia, megaterio, megalómano, megafonía, megatón

melo - µέλος - canto, poesía


Ejemplos: melodía, melodrama, melómano, melografía

méla - µέλας - negro


Ejemplos: melanina, melanoma, melancolía, melancolizar

53
Desarrollo histórico del español

menós - µηνός - mes, luna


Ejemplos: menopausia, menorragia, menisco

meso - µἐσος - en medio, entre


Ejemplos: mesolítico, Mesopotamia, mesozoico, Mesoamérica

metá - µετά - después de, junto a


Ejemplos: metafísica, metalenguaje, metástasis, metabolismo

metro - µέτρον - medida, instrumento para medir


Ejemplos: metro, decímetro, kilómetro, barómetro, cronómetro, opinómetro

micro - µικρός - pequeño


Ejemplos: microbio, microscopio, microondas, microcosmos

miria - µυρίος - diez mil, innumerable


Ejemplos: miriápodo, miríada

mitos - µίτος - hilo


Ejemplos: mitocondria, mitosis

mis - µίσαν - odiar, aborrecer


Ejemplos: misántropo, misógino

mnéme - µνήµη - recuerdo, memoria


Ejemplos: amnesia, mnemónico, mnemotecnia

mono - µόνος - solo, único, singular


Ejemplos: monotonía, monorraíl, monoplaza, monolingüe, Mónica

morfé - µορφή - Forma, figura


Ejemplos: amorfo, morfología, morfema, polimorfo

necro - νεκρός - muerto


Ejemplos: necrológico, necrofilia, necrópolis

nefrós - νεφρός - riñón


Ejemplos: nefrología, nefrítico
54
Antecedentes lingüísticos y literarios

néo - νέος - nuevo


Ejemplos: neógrafo, neolítico

neuma - πνεῦµα - viento, aliento, soplo, vida, alma, espíritu


Ejemplos: neumonía, neumático, neumotórax, apnea

neuro - νεῦροn - nervio


Ejemplos: neurología, neurastenia, neurótico, neuroma

ninfo - νύµφη - novia recién casada, deseos sexuales femeninos


Ejemplos: paraninfo, ninfomanía

nomia - νόµος + - ία - regla, norma, orden


Ejemplos: astronomía, antinomia, economía, ideonomía, taxonomía

octo - οκτω - ocho


Ejemplos: octógono, octópodo

odonto - ὀδών - diente


Ejemplos: mastodonte, odontólogo

oide - ειδής - imagen, representación


Ejemplos: androide, espermatozoide, adenoideo, alantoides, albuminoide,
albuminoideo, alcaloide, alcaloideo

oligo - ολιγός - poco, pequeño, escaso


Ejemplos: oligoelemento, oligofrénico

oicós - οἶκος - casa


Ejemplos: economía, ecuménico, dioico, ecología, ecosistema

oftalmós - ὀφθαλµός - ojo


Ejemplos: oftalmia, oftalmología, oftalmólogo, oftalmoscopio, xeroftalmia

oma - ῶµα - tumor


Ejemplos: angioma, leucoma, abroma, adenoma, aguagoma, anquilostoma,
carcinoma, condroma, escotoma

55
Desarrollo histórico del español

ónoma - ὀνοµα - nombre, palabra


Ejemplos: acrónimo, anónimo, etnónimo, metonimia, onomástico, onomato-
peya, topónimo

onto - ὄντος - el ser


Ejemplo: ontología

oplo - ὅπλον - arma


Ejemplos: oploteca

opsis - ὄψις - vista, ojos, mirada


Ejemplos: necropsia, gerontopsia, óptica, sinóptico

orama - ὅραµα - vista, espectáculo


Ejemplos: panorama, ciclorama, cosmorama, diorama, neorama

ornis - ορνίς - pájaro


Ejemplos: ornitomancia, ornitología, ornitorrinco

orto - όρθως - bien, recto


Ejemplos: ortodoxia, ortografía, ortogonal, ortodoncia

osis - ῶσις - enfermedad


Ejemplos: amaurosis, cirrosis, tuberculosis, zoonosis

ósteon - ὀστέον - hueso


Ejemplos: osteopatía, osteotomía, osteología, teleósteo

oto - ὠτός - oído


Ejemplos: otitis, otología, otorrea

paido, pedo - παιδίον - niño


Ejemplos: pedagogía, pedofilia, paleontología

paleo - παλαιός - antiguo, viejo


Ejemplos: paleografía, paleolítico

pan - παν - todo, entero, completo


Ejemplos: pandemia, pandemonio, panoplia, panspermia, panorámica, panteísmo,
56 pancatalanismo, panteón, pancarta, Pancracio, panorama
Antecedentes lingüísticos y literarios

para - παρά - junto a, a lo largo de, contra


Ejemplos: parábola, parásito, paradoja

parténos - παρθένος - virgen, doncella, célibe


Ejemplo: partenogénesis

pathos - πάθος - sentimiento, desgracia, sufrimiento


Ejemplos: antipatía, apatía, homeopatía, simpatía, patología, telepatía, pató-
geno, patético

pedon - πέδον - plano, suelo


Ejemplo: pedología, paralepípedo

pedia - παιδεία - niñez (instrucción)


Ejemplos: enciclopedia

penta - πεντα - cinco


Ejemplos: pentagrama, pentatlón

piro - πύρος - fuego, ardor, pasión


Ejemplos: pirómano, pirotecnia, pirografía

plastós - πλαστός - modelado


Ejemplos: rinoplastia, plasma, plástico(adj.) , plástico (sust. ), angioplastia

podo - ποδός - pie


Ejemplos: podólogo, miriápodo, artrópodo, podagra

pólemos - πόλεµος - lucha


Ejemplo: polémica

poli - πολύς - mucho, numeroso


Ejemplos: polimorfo, polinesia, polígrafo, poliedro

pólis - πόλις - ciudad, patria, Estado


Ejemplos: política, cosmopolita, metrópolis, acrópolis, policía

pornéia - πορνεία - prostitución, adulterio


Ejemplo: pornografía
57
Desarrollo histórico del español

potamo - πόταµος - río


Ejemplos: hipopótamo, potamografía

présbis - πρέσβυς - viejo, anciano


Ejemplos: presbítero, presbicia

próto - πρότος - el primero


Ejemplos: protocolo, protagonista, protóxido, protocloruro, protocolar, proto-
colario, protocolización, protocolizar,

psique, psico, sico - ψυχή - alma, espíritu, aliento vital


Ejemplos: psicólogo, psiquiatra, psicotécnico, psicología

ptero - πτερόν - pluma, ala, rama


Ejemplos: coleóptero, helicóptero, quiróptero

quiro - χείρο - mano


Ejemplos: quirografario, quiróptero, quiromancia, quirúrgico

reo - ρέω - correr, manar


Ejemplos: diarrea, hemorragia, verborrea

rinos - ῥινός - nariz


Ejemplos: rinoceronte, rinitis, rinoplastia, otorrinolaringólogo

sarco - σαρκός - carne


Ejemplos: sarcófago, sarcófilo

saurio - σαῦρος - lagarto


Ejemplos: dinosaurio

scopio - σκοπέω - mirar, observar, examinar, indagar


Ejemplos: calidoscopio, estetoscopio, estroboscopio, giroscopio, periscopio,
radioscopia

seleno - σελήνη - luna


Ejemplos: selenografía, selenógrafo, selenosis

sema - σήµα - significado


58 Ejemplos: semántica, semiología
Antecedentes lingüísticos y literarios

sfera - σφαῖρα - esfera, globo


Ejemplos: atmósfera, hemisferio, biosfera, troposfera

-sofía - σοφία - sabiduría, ciencia,


Ejemplos: filosofía, tecnosofía, teosofía

sofo - σοφός - habilidad, destreza


Ejemplos: sofista, sofisticado

soma - σῶµα - cuerpo


Ejemplos: cromosoma, somático

stato - στατός - postura, estabilidad


Ejemplos: estática, aerostática, Anastasio (resucitado)

stenos - στένος - estrecho


Ejemplo: estenografía

stenos - στενός - fuerza


Ejemplos: astenia, calistenia

strofe - στροφή - dar vueltas


Ejemplos: anástrofe, catástrofe

tánatos - θάνατος - muerte, homicidio


Ejemplos: eutanasia, tanatología, tanatonauta, tanatopraxia, tanatorio, Atanasio
(=inmortal)

taqui - τάχυς - rápido


Ejemplos: taquigrafía, taquicardia

theca, teca - θήκη - caja, armario


Ejemplos: biblioteca, gliptoteca, oploteca, discoteca

tele - τηλέ - lejos, a lo lejos


Ejemplos: teleférico, telegrafía, telepatía, telescopio, televisión, telemando,
telémetro

59
Desarrollo histórico del español

teleos - τέλεος - fin, acabamiento


Ejemplos: teleología, teleósteo

teós - θεός - dios


Ejemplos: ateo, apoteosis, panteón, teología, teocracia

terapia - θεραπεία - servicio, cura


Ejemplos: terapia, hidroterapia

termó - θέρµος - caliente


Ejemplos: termocéfalo, termodinámica, termostática, termómetro

tésis - θέσις - proposición, aserto


Ejemplos: epéntesis, metátesis, prótesis, antítesis, síntesis

tetra - τέτρα - cuatro


Ejemplos: tetrágono, tetrámero, tetrástico, tetrástrofo, tetrabranquial, tetracor-
dio, tetradracma, tetraedro, tetragonal,

tipo - τύπος - molde


Ejemplos: arquetipo, estereotipo

tocos - τόκος - parto, nacimiento, descendencia


Ejemplos: tocólogo, tocoginecología

tomo - τόµος - corte, parte, porción


Ejemplos: microtomo, ortopantomografía, átomo, estereotomía, anatomía

tono - τόνος - tono


Ejemplo: tonoscopio

topo - τόπος - lugar


Ejemplos: biotopo, topónimo, topografía

toxicón - τόξικον - veneno


Ejemplos: tóxico, zootrofotoxismo

trofo - τρόφος - alimentar


Ejemplos: autótrofo, distrofia, trofotrópico, zootrofotoxismo
60
Antecedentes lingüísticos y literarios

trópo - τρόπος - vuelta, estilo, manera


Ejemplos: tropo, trovador, trópico

xéno - ζένος - extranjero, ajeno


Ejemplos: xenofilia, xenografía

xilo - ζύλον - madera


Ejemplos: xilófono, xilófago, xilórgano, xilográfico, xilografía, xilotila

zóo - ζῷον - ser viviente (esp. animal)


Ejemplos: espermatozoide, zoología, protozoo, zoofilia

Referencias
Bergua Cavero, Jorge (2004). Los helenismos del español. Madrid, Gredos.
376 p.

Díaz Ávila, Mario (2014). Alexandros. Tó hellenikón paidíon. Granada, Cultura


Clásica

Eseverri Hualde, Crisóstomo (1945). Diccionario etimológico de helenismos


españoles. Pampilonensia, 727p.

Goñi, Blas (1970). Gramática griega teórico práctica. Pamplona, Aramburu.

Lapesa, Rafael (1981). Historia de la lengua española. Madrid, Gredos. 690 p.

Menéndez Pidal, R. (1973). Manual de gramática histórica española. Madrid:


Espasa Calpe. 367 p.

Montoya Marín, Juan Eliseo (2018). Conocimiento y uso de las preposiciones.


Medellín, Fondo Editorial UPB.

RAE (2009-2010). Nueva Gramática de la Lengua Española. Madrid, Espasa.

61
Desarrollo histórico del español

1.3. Antecedentes románicos

Una lengua es un sistema lingüístico plenamente definido, con un alto grado


de nivelación, propio de una cultura particular y que, regularmente, se impone
sobre otros sistemas (a veces por la fuerza) o convive con ellos. La diferencia-
ción que puede hacerse entre una lengua y otra de procedencia común, cuando
es muy difusa, conlleva a que un sistema se considere dialecto, cuyo uso, casi
siempre, está confinado a un territorio geográfico. El latín es una lengua flexiva
de la familia itálica descendiente del indoeuropeo, de la cual emergen sistemas
que posteriormente se configuraron también como lenguas, y otros que no.
Asimismo, es comúnmente conocido el hecho que una porción mayoritaria del
español proviene del latín. Este hecho incontrovertible no excluye que aquellas
raíces latinas presentes en el español hayan llegado a ella de otras lenguas como
el griego o el sánscrito. No obstante, basta abrir un diccionario etimológico para
constatar que efectivamente la mayor parte del español proviene directamente
del latín. Aquellas que alcanzaron estatus de "lengua" se conocen hoy como
“lenguas romances” o “lenguas románicas”, básicamente por haber nacido de
la lengua propia del Imperio romano, lo cual implica que, hablar de la influen-
cia del latín en el español, corresponda a reconocer la historia de la península
ibérica en el contexto del Imperio romano desde finales de la era precristiana.
Para finales de la segunda década del siglo XXI el español, lengua romance, se
constituye como una lengua moderna con un número de hablantes considera-
ble, que supera los 550 millones distribuidos en todo el mundo, y una lengua
que se enseña, como lengua extranjera o segunda lengua, en muchos países
de habla diferente a la hispánica.

1.3.1. Algunos referentes históricos y sociopolíticos


Antes del comienzo de la Edad Media, entre el siglo V a. C. y el V d. C., se dio el
fenómeno conocido como romanización, consistente, básicamente, en un pro-
ceso mediante el cual lo que conocemos hoy como España y Portugal, península
ibérica (iberia fue el nombre dado por los griegos al conjunto de tradiciones y
características culturales de la península) o Hispania (significa “tierra de conejos”,
nombre de origen fenicio adoptado por los romanos cuyo uso fue continuado
por los árabes musulmanes durante la Edad Media), es conquistada, sometida e
integrada a la geopolítica del Imperio Romano, con lo cual comenzó a compartir
su devenir social, cultural, político, lingüístico, económico y bélico con lo que fue
entrando en decadencia el orden social, político y cultural previo. Al ser, como
fue, un fenómeno de profunda relevancia en la época, fueron las lenguas romá-
62
Antecedentes lingüísticos y literarios

nicas las que conservaron en lo sucesivo, de manera más directa y diáfana, la


impronta de este período, más allá de instituciones sociales como el Derecho y
la Iglesia cristiana que intentaron, hasta años recientes, conservar el latín como
lengua principal. De hecho, el portugués, el gallego, el español, el catalán, el
provenzal, el francés, el italiano, el retorrománico, el rumano, el sardo y toda la
dialectalización posterior (incluido el surgimiento del español de América, donde
nunca se habló latín, como una variante con desarrollo independiente y autónomo,
aunque administrativamente atada a la RAE quizás por intereses económicos y de
dominio político y comercial [como la industria editorial] o por un romanticismo
anacrónico que impide a los lingüistas y políticos españoles y latinoamericanos
reconocer la independencia lingüística y social) constituyen un luengo efecto de
este período de romanización, y, a veces, no solo efecto, sino, producto suyo,
que conforma un objeto de estudio, tanto por su interés histórico y cultural como
por su profunda e innegable actualidad, combinado con las nuevas circunstancias
históricas, tecnológicas, sociales, políticas y culturales.

La primera guerra púnica, entre Roma y Cartago, alrededor del siglo IV a. C., fue
el primer acercamiento conquistador del Imperio sobre la ribera occidental de la
península ibérica. Esto se consolidó en 218 a. C. cuando se dio el desembarco
de los Escipiones en la costa de Ampurias (Emporion para ese tiempo), en el
marco de la segunda guerra púnica. A partir de este momento fue cerca de
dos siglos lo que duró el proceso de anexión de la Hispania al Imperio, lo cual
finalizó en época de Augusto, cerca del año 19 a. C., con el sometimiento de
los astures y los cántabros. Aunque la península fue considerada una provincia
romana desde 218 a. C., fue en 197 a. C. cuando se dividió en Citerior (primera/
superior/cercana) y Ulterior (lejana/posterior/adicional), como provincias diferen-
ciadas, y continuó un permanente enfrentamiento contra los pueblos aborígenes
que se resistían a la invasión romana, similar a lo que ocurrió en América con
las comunidades indígenas, que se resistieron ante la invasión cruenta de los
españoles, quienes reprodujeron en este territorio, con mayor vehemencia y
violencia, lo acontecido en Europa durante las mencionadas guerras púnicas.

Muchos de los invasores que colonizaron la península ibérica, por estar muy dis-
tante de Roma, fueron individuos de baja estima social: delincuentes, ladrones,
comerciantes sin estudios, militares y administradores públicos o designados
imperiales, quizás para alejarlos de Roma. Esto tuvo diversos efectos, por una
parte, se perfiló la idiosincrasia del territorio de una manera diferente a como
ocurrió en territorios más cercanos a la península itálica; por otra, la lengua que
llegó a estos confines era un habla popular y vulgar, sin referencia alguna con
la lengua escrita de los principales romanos; adicionalmente, hubo una afición 63
Desarrollo histórico del español

constante por la consecución de riqueza y por la violencia para lograrlo, dado


que carecían de un conocimiento y una formación que les permitiera intentar
otros medios para mantener el orden, conseguir riqueza y alcanzar sus demás
fines. Actualmente, es claramente diferenciable la idiosincrasia de los españo-
les en relación con la de otros pueblos como Alemania, Austria, Suiza y Francia,
geográficamente más cercanos a Roma, centro del Imperio; en relación con los
pueblos de Europa oriental, más cercanos al antiguo centro cultural, Grecia, y
en relación con los pueblos nororientales de Europa. Así como fueron diversos
los llegados al territorio, también eran diversos los habitantes anteriores de la
península. Pueden identificarse varios grupos ubicados en diferentes áreas: can-
tabriopirenaicos (astures, cántabros y vascones), ibéricos (ceretanos, indigentas,
ausetanos, ilergetas, leyetanos, edetanos y contestanos), indoeuropeos (vacceos,
vettones, verracos o arévacos, carpetanos, oretanos y lusitanos), tartesios (turde-
tanos o túrdulos) y galaicos (migrantes británicos).

Dado que el proceso de diferenciación del español (castellano) frente al latín se


dio de forma paulatina, puede definirse la transición entre el primero y el segundo
milenios como el momento del nacimiento del español, a pesar de su gestación
de más de diez siglos, concretamente, desde la conquista romana de Hispania
y adhesión de su territorio al Imperio. A comienzos del siglo XVIII, transcurridos
seis o siete siglos desde la aparición de las primeras obras escritas en español
(castellano), se crea la Academia de la Lengua –RAE– (fundada en 1713, estatutos
en 1715), la cual, obedeciendo a su lema “limpia, fixa y da esplendor”, se encarga
de blindar la nueva lengua de cambios rápidos y excesivos, los cuales la llevarían
a su muerte. Dado, también, que el latín se utilizó como lengua de comunicación
cotidiana de forma simultánea con el español, el estudio de la etimología latina
hace notar las abundantes similitudes entre ambas lenguas, hasta el punto que
el estudio de las excepciones es más sencillo y breve que el estudio de la he-
rencia latina del español. Aunado a ello, la llegada de los españoles a América y
la imposición del español como lengua del nuevo territorio ocupado, le da una
especial fuerza a esta lengua novel cuya garantía de supervivencia estaba ase-
gurada con la adhesión progresiva de nuevos hablantes, aun cuando dicho pro-
cedimiento implicó arrasar con lenguas ancestrales amerindias y, las más veces,
con los hablantes (más de diez millones en la primera década) que se resistían
a abandonarlas o que no les resultaban dóciles para el trabajo como esclavos.
La lengua se constituyó como principio de dominación, pues controlar la lengua
era al mismo tiempo controlar el pensamiento y, por supuesto, la imaginación.

De forma similar llegó el latín a la península ibérica, aproximadamente en 218


64 a. C., cuando inició el proceso de conquista que duró hasta el año 19 a. C., y se
Antecedentes lingüísticos y literarios

impuso sobre las lenguas ya existentes en un territorio ocupado por cántabros,


lusitanos, celtas, celtíberos, tartesios, fenicios, cartagineses, griegos y vascos,
aunque la imposición de esta nueva lengua en la península no fue cruenta y rau-
da, salvo algunas excepciones, sino un proceso que podría parecer espontáneo
por haber durado más de dos siglos, hasta finales del siglo I, durante los cuales
se generó un bilingüismo, distinto a lo ocurrido en territorios americanos donde
se prohibió el uso de la lengua de cuna y sólo se permitió el uso del castella-
no o el latín, quedando confinada aquella a la vida íntima. No obstante, por el
miedo a que los niños corrieran el riesgo de perecer bajo la espada española,
las familias optaron por no enseñar su lengua materna, sino utilizar también el
castellano en el ámbito familiar. A pesar de ello, en Colombia, sobrevivió casi
un centenar de lenguas autóctonas, de las cuales, para comienzos del siglo
XXI, aún quedan alrededor de 60, muchas de las cuales conservan su estructura
conversacional fundamental y perviven, con dificultad, sin sistemas de escritura,
menos de una veintena.

Queda, ciertamente, el espacio disponible para ahondar en investigaciones


atinentes al papel de las lenguas autóctonas del territorio peninsular, anteriores
a la llegada del latín, de las lenguas germanas y del árabe, pues, aunque cier-
tamente el español surge como una lengua románica, no es menos cierto que
recibió el efecto vicario de las lenguas aborígenes del territorio español que
sobrevivieron a la invasión romana o que se transformaron hasta quedar plas-
madas en la lengua española, pues, aunque el latín llegó a ser muy fuerte, las
demás lenguas, como todas, tienen una fuerza cultural que no puede borrarse
instantáneamente de un territorio y una comunidad de hablantes, salvo mediante
el exterminio absoluto de una comunidad ágrafa, como lo que intentaron hacer
los españoles en suelo americano.

De hecho, en el proceso de formación del español, mientras se abría paso como


lengua independiente, se vio enriquecida por los nuevos aportes que el árabe
hacía al latín. Es decir, el latín se transformaba en la península ibérica gracias
a la incidencia musulmana, al tiempo que el castellano se fortalecía en el mis-
mo lugar como mozárabe. En este proceso puede identificarse cómo el latín
recibió influencia del árabe, el germano (teutón) y del hebreo para debilitarse y,
por el contacto con las lenguas nativas, ir cediendo terreno a la nueva lengua.
Quienes sabían leer y escribir latín no estaban en la península ibérica, sino en la
itálica, con lo cual los aprendices de los nuevos aportes lingüísticos olvidaron la
lengua base, el latín, y asumieron su latín transformado como la lengua propia,
con la influencia importantísima del árabe, creyendo que aun hablaban latín.
65
Desarrollo histórico del español

La migración árabe se dio casi exclusivamente en esta península y no en otros


lugares de Europa, lo que llevó a que la diferenciación del castellano frente al
latín y a otras lenguas hermanas fuera, sin que alguien se lo propusiera, rápida,
eficaz y definitiva. A todo ello coadyuvó también la expulsión de los judíos de
España, pues, al haber aprendido también español o judeoespañol, porque el
mozárabe y el latín se habían transformado a su vez con los aportes del hebreo,
lo llevaron consigo a los lugares donde se dispersaron luego de 1492, y sus
características de comunidad sólida ayudaron a que esta lengua se mantuviera
viva y se expandiera más.

Como se ha señalado antes, las lenguas propias del territorio ibérico fueron
desapareciendo bajo la influencia de la latina (excepto el vasco) desde el 218
a. C. El latín comenzó por ser la lengua del comercio, la milicia y la política, y
luego se fue incorporando a las dinámicas familiares e íntimas. No obstante,
algunas trazas de aquellas otras quedan en el español actual: Ampurias y
Segovia; las palabras terminadas en –iego/a, como palaciego y veraniego; las
terminadas en –asco/a, como borrasca y chubasco; y palabras como charco,
páramo, arroyo, entre otras (García, p. 488). Estas palabras determinan el sus-
trato de las lenguas prerrománicas de la península ibérica, es decir, la huella
que dejaron aquellas lenguas desaparecidas en una lengua que pervive, pero
que, por ser pocas las palabras que sobreviven, no se puede trazar una idea
fehaciente acerca de cómo eran su estructura y su fonética.

Cuando se habla del sustrato latino en el español es necesario precisar que en


la Hispania no cundió el latín culto o clásico que se hablaba en Roma, sino el
latín común, popular o vulgar que se hablaba en aquellos territorios del Impe-
rio donde no era corriente que sus habitantes supieran leer y escribir, aunque
fuera la lengua de la religión (de este asunto se ha hablado antes). Además, por
haber llegado de la mano de comerciantes y soldados, su expansión no impli-
có el conocimiento sistemático y concienzudo de la lengua, sino un conjunto
de palabras y expresiones de la clase menos educada de la sociedad, cuyo
vocabulario no incluía palabras para nombrar lo propio de cada aldea, como la
alimentación, las variedades animales y botánicas, el vestuario y la vida familiar,
íntima o religiosa. En estos ámbitos de la vida se conservaron las palabras de
las lenguas prerrománicas o se adoptaron posteriormente palabras del árabe.

En esta lógica, se desarrollan en la península ibérica el catalán, el navarro-


aragonés, el astur-leonés y el vascuence, en el norte y el noreste; el gallego-
portugués en el noroeste; el mozárabe en el centro, sur y este, y el castellano
66 en el centro. Además de ellas, hay otras lenguas neolatinas o románicas de
Antecedentes lingüísticos y literarios

otras regiones: sardo, retorromano, rumano, italiano, provenzal y francés. Estas


lenguas noveles coincidieron con el latín vulgar en tiempo y espacio, como ya se
dijo, desde comienzos del primer milenio hasta el siglo XV, aproximadamente.
Dicho bilingüismo permitió el enriquecimiento de ambas lenguas, aunque la
falta de conocimiento de la escritura provocó que el latín vulgar desapareciera
como lengua dando lugar a la consolidación de las nuevas, pues sus hablantes
ya no hablaban latín sino otra lengua, a lo cual ayudó, además de lo mencionado
antes, la popularización de la imprenta en Europa y la aparición de la Academia
de la Lengua Española. El lenguaje técnico que en español utiliza el sustrato
latino o griego, no se desarrolló en las provincias del imperio, sino que deviene
del latín culto o clásico, es decir, del latín romano o escrito, por lo cual se con-
serva todavía hoy en las distintas ciencias y disciplinas y sigue constituyendo
un conocimiento especial de la lengua al cual tienen acceso pocas personas
que se especializan en determinados temas.

Pero el latín sufrió otras transformaciones lingüísticas a pesar de las cuales so-
brevivió. En el siglo V llegan los suevos, alanos y vándalos, todos ellos germanos,
que colman la península ibérica ostentando poderío militar, pero no imponen
su lengua, sino que, tal vez como una estrategia de colonización, adoptan las
lenguas ya existentes, en este caso, el latín, aunque tal cosa genera cambios
en esta lengua, fragmentando así la unidad lingüística del latín. Esto es, sin
lugar a dudas, una de las razones por las cuales el latín se divide en clásico y
vulgar, y, además, el latín vulgar toma matices distintos en cada territorio. Los
visigodos, por su parte, ya romanizados en otros lugares, llegan a la Hispania
alrededor del siglo VI, se instalan principalmente en Toledo y, desde allí, aportan
algunas palabras o expresiones al latín vulgar que van tomando mayor fuerza:
guerra, tregua, espía, ganar, bandido, escatimar, palabras todas ellas alusivas a
aquello que los caracterizaba, su tradición bélica; y algunos nombres propios,
como Rodrigo, Ricardo, Fernando, Alfonso, Gondomar. Al aporte que hace una
lengua invasora sobre la de los invadidos se le conoce como superestrato, aun
cuando muchas veces la lengua invasora desaparezca al adoptar sus miembros
la lengua del pueblo vencido, lo cual, en términos culturales, es realmente una
victoria.

A finales del siglo XI, el rey Alfonso VI (1072-1109) toma Toledo y expande allí la
naciente lengua castellana, que había comenzado a tomar fuerza y consolidarse
desde la muerte del rey de Navarra Sancho el Mayor, en 1035, quien legó a su hijo
Fernando el gobierno con la categoría de Reino de Castilla, el cual se expandió
rápidamente hacia el sur, coyuntura política que ayudó a que el castellano se
convirtiera posteriormente en lengua oficial del territorio español. 67
Desarrollo histórico del español

Algunas acciones individuales de gobernantes fueron claves para el desarrollo


del castellano. Por ejemplo, el rey Fernando III, el Santo, en el siglo XIII, con-
quista Sevilla y establece el castellano como la lengua oficial de los documentos
políticos, abandonando el latín para estos menesteres. Alfonso X, el Sabio,
hijo del anterior, continuó con la orientación de su padre y estableció la lengua
de Toledo como la norma lingüística del castellano, se convirtió en lengua de
comunicación entre los distintos pueblos que tenían al castellano por lengua,
pero entre ellos había diferencias notables o no había tradición escritural. El
Sabio fue fundamental en la expansión y consolidación del castellano, no sólo
como lengua de comunicación, sino también, y principalmente, como lengua
literaria, esto la lanzó a un nivel mucho más avanzado que con las acciones
osadas de su padre: fijó la ortografía, que se mantuvo vigente hasta el siglo XVI;
creó una sintaxis compleja adicionando vocablos conectores, conjunciones y
separando algunas preposiciones; enriqueció el léxico mediante la formación
de palabras por derivación y composición, ejercicio que no había sido hecho
intencionalmente hasta ese momento, e instauró, como ya se dijo, una norma, la
toledana, que ayudó a la homogenización de la lengua y a su establecimiento. Ya
la lengua no era exclusiva de los documentos oficiales, sino que era una lengua
para la expresión literaria en verso y en prosa, es decir, una lengua popular, con
lo cual el latín se desplazó casi por completo.

Llama la atención la obra “Etimologías” de Isidoro de Sevilla (560, Cartagena-


636, Sevilla), entre otras razones, porque es un tratado lingüístico de la época
y recoge algunas de las tradiciones culturales de Hispania frente al imperio y
frente al latín, lengua en la cual fue escrita la obra. Además, es importante tam-
bién como una obra producida en un punto de quiebre histórico en lo atinente
a la cultura y la lengua, pues hubo un cambio sustancial posterior a esta obra,
consistente en la llegada de los musulmanes, en cuyas manos se da la posterior
derrota de los visigodos, en 711, quienes habían mantenido en cierta medida
la unidad lingüística del imperio, lo cual provocó una fragmentación cultural y
lingüística. Los árabes no tienen una política lingüística tan complaciente como
los visigodos, por lo que muy rápidamente se fue mezclando su lengua con la
de los antiguos habitantes (el latín vulgar) y se marca una distancia lingüística
importante entre ambas, dando paso a la interlingua conocida como mozárabe.
Una pequeña porción de la población hispana, principalmente de cristianos, que
no aceptó la dominación musulmana, se desplaza al norte donde se organiza
e inicia el proceso idealizado de reconquista, más religiosa que cultural y lin-
güística, el cual termina en 1492 cuando los reyes católicos toman posesión de
Granada. Esta reconquista ya no pudo consolidar el latín como lengua oficial
68
Antecedentes lingüísticos y literarios

del territorio recuperado, entonces los vencedores adoptaron el castellano (hoy


español) como lengua de comunicación, y el latín como lengua religiosa, que
les recordaba la antigua gloria y el esplendor medievales.

La llegada del castellano a América provocó que siguiera una ruta de evolución
completamente diferente a la ibérica, quizás con mayor rapidez, dado que los
“conquistadores” en su mayoría no era gente docta ni letrada, por lo que la
influencia posterior del latín disminuyó radicalmente, aunque se conservó como
lengua religiosa solo para ser escuchada, y no se hizo esperar la influencia de
otras lenguas como las nativas y la hebrea, pues muchos judíos viajaron tam-
bién a América en los barcos españoles. Según lo anterior, la lengua estuvo
antaño ligada a la religión como base de la cultura, y la religión a la lengua como
forma de dominación. Durante la Edad Media el control religioso se ejercía
mediante el uso de la palabra hablada, dado el "analfabetismo" general, por lo
que era necesario contar con una lengua universal (católica) que sirviera para
tal propósito: el latín. Tener el control sobre la lengua posibilitó la expansión y
consolidación del Imperio Romano Cristiano, tanto así que aprender una lengua
constituía inextricablemente la asunción de una creencia religiosa, y, cuando
se imponía una religión, la vía más expedita para ello era la imposición de la
lengua. No es gratuito, pues, que al llegar el castellano a América se impusiera
como lengua de comunicación y dominación política y económica, y el latín
de los clérigos y los evangelizadores como lengua para la unificación religiosa.

1.3.2. Sistema alfabético latino


El sistema alfabético latino consta de 22 letras, de las cuales 17 son consonan-
tes, cuatro vocales (en cursiva) y una semivocal (negrita cursiva):

Aa Bb Cc Dd Ee Ff Gg Hh Ii Kk
Ll Mm Nn Oo Pp Qq Rr Ss Tt Vv
Xx Zz

En época tardía, las últimas en entrar al sistema, como consecuencia de los


intercambios lingüísticos, fueron la U y la Y, pues la función vocálica de la primera
la cubría la V, letra que era semivocal, pues, aunque casi siempre se pronun-
ciaba como vocal /u/ o con un sonido similar a la u francesa, otras veces /b/;
la función vocálica de la Y la cubría la I. De la grafía de la ypsilon minúscula (u)
se asumió la grafía de la nueva vocal /u/ asociada al sonido castellano vocálico
que ostentaba “v” (como en vmbra, vrbanus, vnda – umbra, urbanus, unda) y
no al griego; la transición a utilizar “u” en lugar de “v” comenzó en minúsculas, 69
Desarrollo histórico del español

principalmente interconsonánticas e intermedias en general (QVO/qvo/quo;


aeternvm/aeternum; hvmvs/humus), y luego se expandió también a las mayús-
culas y a la letra inicial (VRBIS/URBIS; VNUM/UNUM).

La J, por su parte, entró primero a representar el sonido /i/ y posteriormente


el sonido consonántico aspirado; las palabras provenientes del latín que se
escriben con “J” en español se pronunciaban originalmente con /i/ (Iesus, Ie-
remia, Iodo, Ionia, Ierusalem, Ius, Iustitia), la mayoría de ellas llegadas al latín
del griego (en cuyo caso se escribían con espíritu fuerte o con “Y/u” – ypsilon
o con “I/i” –Iota, de donde toma su nombre jota) o del hebreo (en cuyo caso se
escribían con “ y ” – yod). La Ñ no existe en latín, pues esta letra, exclusiva del
español, es consecuencia de la simplificación de la NN, la cual, por facilidad,
se representaba con una sola N y una virgulilla (~) en la parte superior para
indicar que se repetía; el sonido no existe en latín, aunque sí en otras lenguas
romances, como el portugués, el francés y el italiano, en cada caso con una
grafía diferente. La virgulilla se escribía encima de la “n”, si era minúscula (ñ),
o en la parte superior derecha si era mayúscula (N~). La “LL” y la “CH”, que
existieron como letras en español hasta finales del siglo XX, no eran letras en
latín, y en español actual se conocen como dígrafos.

La “C”, proveniente de la G (gamma) griega, tenía el sonido de “g” gutural y


posteriormente asumió el valor /k/; el sonido /s/ asociado a esta letra es muy
posterior, como una variante de la zeta (z / ç) cuando precede a /e/ e /i/; esto
significa que la grafía de la “G” no existía en el abecedario original y antiguo
del latín, pero sí su sonido. La “F” tiene una grafía similar a la de la digamma
griega; inicialmente tenía el sonido de la /v/ o de la “w”; posteriormente los
romanos la asociaron al sonido /f/ fricativo, dado que la f (f : fi) griega era oclu-
siva. La H es la grafía correspondiente a la eta griega (Hh) mayúscula, pero el
latín conservó la grafía asociada al sonido arcaico aspirado, con lo cual dejó de
ser vocal y se convirtió en consonante. La X (equis) era velar fricativa en griego
(c), equivalente al sonido que tiene hoy “J” en español, y su nombre era “ji”; al
latín pasó como conjunción de los sonidos “k” (kappa) y “s” (sigma): “KS”, es
decir, con el sonido de la xi (x) griega. La Z era inicialmente, como en griego,
una “s” sonora (como el sonido de la abeja); su grafía minúscula era “z”, razón
por la cual quedó en latín y en algunas otras lenguas como Ç/ç con el mismo
sonido; este sonido desapareció del latín, por lo que desapareció también la
grafía, pero luego reapareció y se reintrodujo con el mismo sonido (ds), pero
con similar grafía angulada en minúscula y en mayúscula (Z/z). La asociación de
este sonido con la theta (q) griega fue muy posterior y ocurrió exclusivamente
70 en el español central de la península.
Antecedentes lingüísticos y literarios

Al mirar el diccionario se puede ver cómo la mención etimológica alude casi


siempre, un porcentaje altísimo, al latín (lat.), como un recordatorio de la profunda
herencia hispánica que se tiene de la lengua romana. De hecho, la clasificación
estructural del español como lengua flexiva (Gasparín y Gasparín, 2006) obedece
precisa y principalmente a dicha herencia, como lengua derivada se reconoce
al latín como lengua madre, y gran parte del uso del español es una manera de
considerar viva la lengua latina a pesar de no tener hablantes directos, es decir,
a pesar de ser una lengua muerta. Es en estos aspectos donde radica la mayoría
de características del español como lengua flexiva que lo ligan estructuralmente
al latín, aun cuando este es una lengua sintética y aquel una analítica.2

La característica estructural principal de las lenguas flexivas es que en ellas las


palabras están formadas por una sola raíz a la cual se le puede añadir diversos
elementos, ya sea al comienzo, al final o en el centro, para cambiar su sentido,
ampliarlo, complementarlo o precisarlo. Estas partículas hacen parte estruc-
tural de la nueva palabra. La palabra “amar”, por ejemplo, está compuesta por
la raíz “ama” y la terminación –ar, lo cual la convierte en verbo en infinitivo; si
se le cambia la terminación, cambiará su significado: amante, amigo, amable,
amorío, amatorio, amada, desamor… Además de ello, estas lenguas pueden
ser analíticas o sintéticas. En las analíticas, como el español, una palabra puede
combinarse con otras palabras o partículas que determinan su significado y
su uso, por ejemplo, el amor de Casimiro, hubo problemas entre los amantes,
compré un regalo para un amigo. En las de flexión sintética, la función que en
las analíticas es cumplida por partículas independientes, es llevada a cabo por
declinaciones o cambios en la terminación. El latín, por ejemplo, es sintética;
en ella los cambios se dan así: amare, amor, amoris, amori, amorem, amor,
amore; amores, amorum, amoribus; de esta manera se expresa: el amor, para
el amor, del amor, con los amores, ¡amor!, etc. En el caso de la conjugación
de los verbos la estructura es idéntica para ambas lenguas.

Quizás las preposiciones sean un ejemplo adecuado para ilustrar la incidencia


casi imperceptible del latín en el español. Imperceptible, no porque sea mínima,
sino porque está tan ampliamente presente que termina volviéndose invisible.

2 Lenguas monosilábicas: son aquellas cuyas palabras están formadas por una sola sílaba y
cada palabra puede desempeñar una función gramatical dependiendo del lugar que ocupe
en la expresión; un ejemplo de ello es el chino. Lenguas aglutinantes: estas yuxtaponen
sus palabras o raíces para formar palabras nuevas. La fusión o aglutinación de dos o más
elementos para la construcción de palabras es su característica fundamental. El náhuatl,
por ejemplo, pertenece a esta categoría. 71
Desarrollo histórico del español

Las preposiciones latinas pasaron al español como prefijos. Algunas de ellas son:

Ab abducción
a/ad adjudicar
ante antedicho
circun circunlocución
cum concubina, comparecer
ex/extra extraer, extracción
in inferior, incidir, indicar
inter interdicto, internacional
per permanecer, perdurar, perjudicar
post posconflicto, posterior
prope propedéutico, propiedad
sub subterráneo, subalterno
super superestructura, superdotado
trans transitado, translúcido
pre predecir, preestablecer

En latín, las preposiciones se corresponden con los casos en los cuales están
los sustantivos y los adjetivos. No obstante, en este volumen no es ese nuestro
interés, así que se dejará simplemente la enunciación. Se puede consultar el
primer número de esta colección (Montoya, 2018), dedicado exclusivamente
a las preposiciones.

1.3.3. Latín culto y latín vulgar


Conviene incluir una digresión sobre algunas diferencias entre el latín culto y el
latín vulgar para identificar cómo es que fue este último (aunque se han hecho ya
algunas alusiones al respecto) el que en mayor medida incidió sobre el español.

Mientras el latín tuvo hablantes ofreció posibilidades y formas diatópicas (geo-


gráficas), diastráticas (socioculturales) y diafásicas (expresivas). Son estas tres
condiciones las que permiten distinguir entre latín culto y latín vulgar, aunque
no siempre los latinistas (estudiosos de la estructura y la evolución histórica
de la lengua latina) y los romanistas (estudiosos de las condiciones socio-
histórico-político-lingüístico-culturales de Roma en sus tres fases históricas
antiguas: Monarquía, República, Imperio) llegan a acuerdos en este sentido.
Ciertamente esta clasificación simple parece dejar de lado la filigrana evolutiva y
72 transformativa de la lengua latina mientras fue una lengua hablada, pues parece
Antecedentes lingüísticos y literarios

imposible que de todo ese panorama histórico solo emerja una clasificación
bífida sin mayores matices
.
No obstante, dejando sobre el ambiente esta arista de trabajo académico, se
hará a continuación una revisión de las diferencias más generales entre el latín
culto, también conocido como latín clásico (una lengua literaria codificada,
con un número considerable de hablantes que sabían escribir y leer, aunque
se incluyen también ejercicios de la lengua hablada como la oratoria propia
de este segmento de la lengua) y el vulgar (que excluye todo el cariz literario,
salvo algunas composiciones populares orales espontáneas, restringiendo su
uso a la comunicación oral), según el acopio que los lingüistas han hecho hasta
ahora. Se dejan de lado en esta consideración las alusiones a la diversidad
que constituyen los distintos períodos de la lengua: latín arcaico (desde los
orígenes hasta el siglo II a. C.), el latín preclásico (en los siglos II y I a. C), el
clásico (entre finales del siglo I y la muerte de Augusto en 14 d. C.), el post-
clásico (desde la muerte de Augusto hasta el año 200 d. C.), el latín tardío o
bajo (desde 200 hasta el surgimiento de las lenguas romances), contando con
que estos períodos tampoco fueron homogéneos durante su vigencia, lo que
recuerda la vitalidad y dinámica de una lengua y sus hablantes. No obstante,
hay algunos puntos de encuentro entre los especialistas al respecto de las
características básicas de la lengua latina hablada en sus múltiples facetas.

Se entiende, pues, por latín clásico, según Javier Medina López (2003, p. 29-30),
el modelo lingüístico que sancionó la lengua literaria de los grandes escritores
latinos de la época clásica (Horacio, César, Tácito, Virgilio…) y que se transmitió
durante siglos –aunque fueron admitidas variaciones que provenían de la lengua
hablada– como una de las fuentes más importantes de la cultura occidental a
través de la escritura, llegando hasta nuestros días; y, por latín vulgar (Medina,
2003, p. 30), “la expresión oral de la lengua latina; es decir, del latín hablado en
la conversación tanto por gentes cultas como por las clases medias y populares
a lo largo de su historia”. Esto no obsta para reconocer que, en cada período y
mientras más amplio se hacía el territorio de dominio romano, más se distan-
ciaba la lengua hablada de la literaria, incluso en Roma (por ello aparece allí el
italiano en lugar de permanecer el latín). Esto hace pensar que no resulta preciso
y apropiado el nombre genérico “lenguas románicas” o “romances” dado a las
lenguas derivadas del latín, porque el latín vulgar, del cual derivan, era muy dife-
rente del latín hablado, escrito y leído en Roma. Quizás por ello algunos críticos
han denominado a estas lenguas “neolatinas”, más que romances o románicas,
aunque no constituían propiamente una forma de latín. El reconocimiento de
73
Desarrollo histórico del español

las diferencias fonéticas, gramaticales y léxicas es lo que ayuda a comprender


en parte la dinámica interna de las lenguas romances. En algunos documentos
romanos (Medina, 2003, p. 30) hay alusiones al habla popular romana (que dis-
taba también del habla del resto del Imperio, toda ella popular); hablan estos
escritores de vulgaris sermo, proletarius, plebeius, cotidianus, así como de la
oposición entre sermo urbanus (habla urbana romana de mayor prestigio social)
en oposición al sermo rusticus (habla rústica en sentido peyorativo, en la cual,
como se ha sugerido ya, había mayor abundancia de dialectalismos).

Al acudir a los aspectos diatópico, diastrático y diafásico mencionados antes,


se pueden establecer las siguientes condiciones diferenciales del latín vulgar.
Socialmente se le conoce como latín vulgar, popular, familiar o coloquial, en
oposición radical al literario o culto; en cuanto a los aspectos sociales y dia-
lectales, este latín se hablaba en todas las regiones diferentes a Roma y en
algunos sectores romanos, principalmente rurales y aledaños al centro de la
ciudad, con diferencias notables en relación con la norma romana o modelo
de los escritores romanos; en cuanto a los aspectos diacrónicos del latín, es
decir, los propios de la evolución de la lengua, tanto hablada como escrita,
aunque en esta última las variaciones fueron mínimas, puede decirse que el
latín tardío, medieval o bajo, aun cuando haya sido puesto por escrito por
unos poquísimos autores, principalmente cristianos, tenía ahora mayores
diferencias con el latín culto de los siglos II y I a. C., no sólo fonéticas, sino
también estructurales.

Algunos rasgos a tener en cuenta en la caracterización de los distintos


momentos o fases de la romanización son los siguientes: mayor o menor
antigüedad (arcaísmos); facilidad comunicativa o de contacto con Roma (mo-
delo idiomático); la mayor o menor marca de las lenguas nativas, teniendo
en cuenta el número de hablantes y el volumen de lenguas propias de cada
territorio (sustrato); los efectos del contacto con otras lenguas, como el ára-
be y el hebreo, con posterioridad a la romanización (superestrato); el nivel
sociolingüístico de los transmisores, en lo que se debe considerar también
el aspecto socioeconómico y sociopolítico; y el desarrollo histórico, cultural
y social en cada uno de los territorios y sociedades donde se instauró como
lengua general o común.

A pesar de la ausencia de fuentes (escritas) que nos permitan conocer, saber o


tener algún indicio fehaciente de cómo era el latín vulgar, precisamente porque
era la lengua de la generalidad que no tenía conocimientos de escritura o lectu-
74 ra, hay algunas que vale la pena mencionar: algunas obras de escritores como
Antecedentes lingüísticos y literarios

Plauto, Terencio, Ennio, Petronio, entre otros, que quisieron reflejar algunas
maneras propias del habla cotidiana; las obras de algunos críticos latinos que
mencionaban las formas populares o incultas para criticarlas y deslegitimar-
las; algunos glosarios que incluían la manera como no debía pronunciarse la
lengua, formas incorrectas o de mal gusto; algunas inscripciones pintadas o
grabadas, públicas y privadas; textos anónimos; cartas de soldados o viajeros
en las provincias; notas especializadas, sin pretensiones literarias, como las de
Catón (De Agricultura, siglo II a. C.), Vitruvio (De Architectura, siglo I), Apicius
(De re coquinaria, siglo IV), Chiro Centaurus (Mulomedicine, siglo IV), Empiricus
(De medicamentis liber, siglo V), Anthimus (De observatione ciborum, siglo
VI), entre otros; los primeros escritos latinos cristianos donde se incluyen los
sermones; textos jurídicos, como la Lex Lucitana o la Lex Salica; testamentos,
diplomas o pizarras de la época visigoda (Medina, 2003, p. 31-32). Resalta
en esta lista de fuentes el Appendix Probi, una lista de palabras atribuidas al
gramático Probus, alrededor del año 568 d. C., donde comparaba la expresión
clásica con la forma vulgar. Medina (2003, p. 33, citando a Vänäänen, 1968, p.
301-305) ofrece algunos ejemplos:

Speculum non speclum Tabula non tabla


Vernaculus non vernaclus Puella non poella
Columna non colomna Tensa non tesa
Auctor non autor Socrus non socra
Anser non ansar Tribula non tribla
Nurus non nura Auris non oricla
Calida non calda plasta non blasta
Brattea non brattia Sirena non serena
Solea non solia Passim non passi
Oculus nos oclus Idem non id

En algunos casos sobrevivieron las dos formas en las lenguas romances, en


otros, sobrevivió solo la vulgar y en otros pocos solo la culta. Puede, además,
notarse una tendencia a la simplificación, como es el caso de la inestabilidad
del vocalismo átono postónico (vernaclus, calda, speclum, oclus, tabla, tribla);
la alternación del timbre vocálico (colomna, poella, serena); la realización “yod”
del hiato /ea/ en [ja] (brattia, solia); la monoptongación del clásico /au/ en [o]
(aurus>orus>oro; auricula>oricla); reducción de grupos consonánticos (tesa,
autor); la formación de femeninos en –a (nura, socra), y la pérdida de –m final
(passi, ide). 75
Desarrollo histórico del español

Además de estos rasgos, existen otros que constituyeron una diferencia más
marcada entre latín vulgar y latín culto.

Lapesa (1981, ápud Medina, 2003, p. 33-34) menciona la siguiente caracterización:

• Orden de palabras (cada vez se hizo más rígido);


• uso de declinaciones y simplificación genérica (fueron desapareciendo las
declinaciones y acrecentándose el uso de preposiciones, y se reducen los
géneros a masculino y femenino con dos terminaciones básicas);
• el esquema comparativo (los superlativos, construcciones sintéticas, dan
lugar a la fórmula analítica “más --- que”; posteriormente se reintroduce el
superlativo en femenino y masculino, –ísimo, -ísima, también por vía vulgar);
• la deixis (aparecen y cunden los señaladores o deícticos, lo que da lugar a
la consolidación del esquema de artículos, inexistentes en latín);
• la conjugación (quedan solo tres terminaciones, en el caso del español: -ar,
-er, -ir; se acrecienta el uso de prerífrasis verbales, y desaparece la forma
sintética simple de la voz pasiva [amabatur, aperiuntur…] dando lugar a la
formación con ser + participio);
• las preposiciones (como aumenta su uso, fue necesaria la formación de
nuevas, como detrás [de + trans], dentro [de + intro], y comienzan a des-
ligarse de las palabras para convertirse en partículas independientes);
• desarrollo de la sintaxis (en el lenguaje popular fue más útil y sencillo el uso
de coordinación y yuxtaposición, posteriormente se generalizó también el
uso de la subordinación;
• evolución vocálica y consonántica (explicada con detalle en el numeral 1.3.2.

1.3.4. Transición al castellano


Los especialistas (como Menéndez Pidal, R., 1950) están de acuerdo en que
existieron cuatro fases o períodos en la transición entre el latín popular y el
castellano, entre los siglos V y XII, en la Península Ibérica:

• Período visigótico, entre el año 414 y el 711. La lengua común era el ro-
mance primitivo sin caracteres propios ni fijos. Al parecer se conservaban el
dígrafo [-mb-] y los diptongos del latín vulgar [ai] y [au] y otras características
de la comunicación oral popular.
• Período asturiano-mozárabe, entre el año 711 y 920. Se producen los pri-
meros glosarios conocidos en los que ya aparecían los arabismos del habla
popular cotidiana, como acitara, alcor, alfoz, almafalla, almexía, cármez,
76 metcale, xafarice (Medina, 2003, p. 40), etc.
Antecedentes lingüísticos y literarios

• Período de la hegemonía leonesa, entre 920 y 1067. Siguen ingresando


arabismos a los registros cotidianos (como aldea, almude, harroba, acé-
mila…) y se comienzan a desestimar algunos diptongos y a preferir la
monoptongación, como au (>o) y en –aira, -eiro, -eira ", la síncopa de la /i/
(-ara, -ero. -era).
• Período de la lucha por la hegemonía castellana, entre 1067 y 1140. Durante
esta época se comienzan a registrar huellas de otras lenguas romances,
como el francés, en voces como mensaje, omenaje, usaje, vergel, entre
otros, constatados en el Poema de Mío Cid. Continúa la inestabilidad
vocálica y la transformación de algunos grupos consonánticos (Medina,
2003, p. 40).

Rafael Lapesa (1981) ha hecho estudios exhaustivos en torno a algunos autores


que, durante el último período, principalmente, aportaron un número conside-
rable de cultismos al naciente castellano. Lapesa habla de personajes como
Berceo, Alfonso X, Juan Manuel, Juan Ruíz Arcipreste de Hita, Don Sem Tob,
Canciller Pedro López de Ayala, Marqués de Santillana, Juan de Mena, Marqués
de Villena, Arcipreste de Talavera, Jorge Manrique, entre otros, haciendo hin-
capié en cada una de sus obras, de cuyos renglones se adhirieron al naciente
castellano culto palabras del latín romano (Medina, 2003, p. 41) como “dulcísi-
mo, convivio, exaudido, exilio, flumen, condiçion, lapidar, malicia, ídolo, vicario,
prólogo, tributario, licencia, versificar, qualidad, femenino”, entre otras. Eso
supone que, principalmente durante el último período, con el florecimiento de
la escritura literaria en romance, comienza también la anexión de voces cultas
para engalanar los escritos y ponerles, quizás, un estándar superior al del habla
popular, algunas veces considerada de mal gusto o malsonante. Además, era
necesario ampliar el léxico de la nueva lengua para facilitar el ejercicio de traduc-
ción (como el que hizo y patrocinó Alfonso X con la Escuela de Traductores de
Toledo) y producción literaria autóctona, fuente fundamental en la consolidación
del castellano como lengua.

A través del latín también tomaron forma en el castellano algunas voces germá-
nicas, principalmente relacionadas con la guerra, la agricultura, los animales,
el vestuario y las leyes. Se ha hecho el rastreo de algunas voces que aparecen
debidamente etimologizadas en el diccionario, desde Corominas (1987) hasta
ahora. Lapesa (1981, ápud Medina, 2003, p. 24) ofrece una limitada lista de
estas voces con su respectiva evolución fonética:

Bellum (lat.)>WERRA>guerra; SAIPO (germ.)>sapone (lat.)>xabón>jabón;


BURGS (germ.)>burgus (lat.)>burgo/burgos [fuerte, pequeña ciudad]; 77
Desarrollo histórico del español

WARDÔN>guardar; RAUBÔN>robar; WARNJAN>guarnir/guarnecer; HÊLM>yelmo;


DARD >dardo; HARIBAIRGO >albergue; HÔSA >huesa (esp. ant.) [bota alta];
FALDA>falda [pliegue]; COFEA>cofia; HARPA>farpa>harpa; BAN>bando [pros-
cripción, prohibición]>bandido; ALÔD>alodium>alodio [bienes patrimoniales];
HARIWALD>heraldo; ANDBAHTI>embajada [cargo, servicio]; TRIGGWA>tregua
[alianza]; OREGÔLLI>orgullo; SKERNJAN>escarnir, escarnecer [burlarse].

Algunos de los nombres españoles más comunes tienen herencia visigótica.


Es el caso de:

• Fernando<fridenandus<FRITHU [paz] + NANTH [atrevido].


• Rodrigo<rodericus<HROTHS [fama] + RIKS [poderoso].
• Álvaro<ALL [todo] + WARS [prevenido].
• Rosendo<rudesindus<HROTHS [fama] + SINTHS [dirección].

Asimismo, la terminación –engo, en abadengo, realengo, abolengo, y su variante


en –enco, como en mostrenco y polenco (ejemplos de Medina, 2003, p. 24).

Existen algunas claves que pueden ser útiles a la hora de identificar la transi-
ción fonética entre el latín y el español. A continuación, se enuncian en siete
segmentos:

Segmento 1:
• La /o/ breve tónica (ŏ), diptonga en /ue/: pŏrtam>puerta.
• La /e/ breve tónica (ĕ) diptonga en /ie/: tĕrram>tierra.
• El diptongo /ae/ se transforma en /e/. Si en latín es tónico, se convierte en
/ie/: paeninsulam>península; caelum>cielo.
• El diptongo /oe/ se transforma en /e/: poenam>pena.
• El diptongo /au/ se transforma en /o/: causam>cosa.

Segmento 2:
• La /u/ final de los acusativos se transforma en /o/. V. gr., sĕrvum>siervo;
bŏnum>bueno.
• La vocal breve postónica desaparece: asĭnum>asno; diabŏlum>diablo.
• La vocal /i/ breve tónica (ĭ) se transforma en /e/: cĭbum>cebo; lĭngua>lengua.

• La vocal /u/ breve tónica (ǔ) se transforma en /o/: iǔvenem>joven.
78
Antecedentes lingüísticos y literarios

Segmento 3:
• Las consonantes en sílaba final desaparecen, salvo la /l/ y la /s/: amas>amas;
mel>miel.
• La /r/ final sufre metátesis: inter>entre; semper>siempre.
• Las consonantes, en sílaba inicial, prácticamente se conservan todas:
ventum>viento; patrem>padre.
• La /f/ se transforma en /h/: farinam>harina; facere>hacer.
• La /f/ se mantiene cuando en castellano le sigue una /ue/ y a veces /ie/:
fontem>fuente; festam>fiesta.
• La /i/ consonántica, seguida de /o/, /u/, se transforma en /j/, y seguida de
/a/ se transforma en /y/: iurare>jurar; iam>ya.

Segmento 4:
• Las consonantes sordas p, t, c, en posición intervocálica o entre vocal y
/r/ se sonorizan: scopam>escoba; aquilam>águila; monetam>moneda;
focum>fuego; capram>cabra; lacrimam>lagrima; patrem>padre.
• Las consonantes b (v), d, g, intervocálicas o entre vocal y /r/ tienden
a desaparecer: audivi>oí; audire>oír; frigidus>frío; tenebam>tenía;
laudare>loar; legere>leer.
• Los grupos pl-, cl- y fl- en sílaba inicial, generalmente se transforman en ll-:
plenum>lleno; clavem>llave; flammam>llama.

Segmento 5:
• La /x/ intervocálica se transforma en /j/: fixum>fijo.
• El grupo /ct/ pasa a /ch/: factum>hecho; noctem>noche.

Segmento 6:
• Los grupos /gn/, /mn/, /nn/ han dado /ñ/ en castellano: signa>seña;
somnum>sueño; anniculum/annexum >añejo.

Segmento 7:
• En el grupo -c(u)l-, la /u/ desaparece cuando es postónica y las consonantes
del grupo /cl/ se transforman en /j/: graculus>grajo; ovicula>oveja.
• Los grupos formados por consonante más /i/ ante vocal, evolucionan
así: /li/ se transforma en /j/: meliorem>mejor; /ti/ da como resultado /ci/:
prudentia>prudencia, laetitia>Leticia; /di/ se transforma por regla general
en /y/: hodie>hoy; /ni/ se convierte en /ñ/: senior>señor. 79
Desarrollo histórico del español

• La combinación de consonante más /ĕ/ breve ante vocal dio los si-
guientes resultados: /ce/ y /te/ se transformaron en /z/: calceas>calzas;
linteum>lienzo; /ne/ se transformó en /ñ/: castanea>castaña.

En conclusión, hablar de los precedentes del latín en la configuración del


español requiere de un volumen aparte por su abundancia, tanto así que, por
exclusión, resulta más breve estudiar y conocer la influencia de otras lenguas
en la formación del español y considerar lo demás como influencia del latín,
que estudiar específicamente esta, aun cuando algunos rasgos hayan llegado
al latín provenientes de otras lenguas. Lo ofrecido en este acápite es solo una
muestra superficial en la que se les da un lugar especial a los sujetos, como
un elemento fundamental en el desarrollo de la lengua, muchas veces obviado
en los análisis lingüísticos (no sociolingüísticos) y en los estudios históricos.

Referencias
Corominas, Joan de (1987). Breve diccionario etimológico de la lengua caste-
llana. Madrid, Gredos.

García-Macho, M. L. (s. f.). Orígenes y evolución de la lengua española. En:


Curso básico de lengua española. Ramón Areces Editorial. (pp. 483-508).

Gasparín, Rodolfo de y Gasparín, Gino de (2006). Etimologías latinas. México, Trillas.

Goñi, Blas (1939). Gramática latina teórico práctica. Pamplona, Aramburu.

Lapesa, Rafael (1981). Historia de la lengua española. Madrid, Gredos.

Medina L., J. (2003). Historia de la lengua española I: español medieval. Madrid,


Arco Libros. 90 p.

Menéndez Pidal, Ramón (1950). Orígenes del español. Estado lingüístico de la Pe-
nínsula Ibérica hasta el siglo XI, anejo 1, Revista de Filología Española, Madrid.

Montoya, J. (2018). Conocimiento y uso de las preposiciones. Colección Lingua


Nostra, Nº 1. Medellín, Fondo Editorial UPB. 98 p.

80
Antecedentes lingüísticos y literarios

1.4. Herencia árabe del español


Todos los pueblos guardan una relación entre la lengua y la cultura y entre es-
tas dos y la identidad personal, nacional y social. No obstante, quizás ningún
pueblo, como el conjunto de los árabes, han experimentado de manera más
cruda y definitiva esta identidad, inclusive, en la formación del concepto sobre
su propio cuerpo y su propia vida, la mirada que tienen sobre el mundo, la
manera de ser vistos o negados y la manera de convertirse y ser convertidos
en villanos o en héroes. Si unimos todo esto a su historia y a las caracterís-
ticas variadísimas de sus territorios, entonces nos encontramos frente a un
conglomerado de personas que, si bien tienen diferencias nacionales, están
unidos por la lengua, la tradición cultural, la cocina, el vestuario, el fenotipo, la
sabiduría ancestral, la filosofía propia y tantos elementos más que quizás sólo
son aventajados por los chinos en cuanto a historia y tradición. Pero también
hay que tener en cuenta su cercanía geográfica con Europa, lo cual les ha traído
beneficios y dificultades, su relación con el petróleo, su manera de concebir y
vivir la religión, su tenacidad para domeñar el desierto y en general las rarezas
de la tierra, en fin, todo lo que encierra la palabra “árabe” que se ve reflejado
en su lengua y su cultura.

Esto no es nuevo. Desde antes que apareciera la religión musulmana (622 d.


C.), los países de la Media Luna Fértil, la región desértica del sur y, en general,
los habitantes de los territorios nombrados por los colonizadores y, la mayoría
de las veces, avasalladores europeos occidentales, como territorios del “Medio
Oriente”, ya tenían una historia unida al desierto, el conocimiento, la sabiduría,
las tradiciones religiosas, la lucha por la supervivencia, los pasos sobre la tierra
y la mirada en el horizonte. La sabiduría egipcia les perteneció tanto como a
los griegos, las tradiciones religiosas medievales tanto como a los cristianos,
la tierra prometida tanto como a los judíos, una vida social en la modernidad
tanto como a los estadounidenses, el dinero y el poder tanto como a los euro-
peos, la alegría tanto como a los latinoamericanos, la vida tanto como a todos
los seres de la naturaleza.

Esta historia maravillosa tiene sus puntos de encuentro con los ancestros de la
historia del español, convirtiéndose también el árabe en ancestro de esta lengua
románica. Cuando llegan a Europa en una de sus travesías de lucha por la vida,
se encuentran con una tradición romana en cuanto a lo político, latina en cuanto a
la lengua y cristiana en cuanto a la religión, que había tomado posesión absoluta
del territorio europeo y que se erigía como la única capaz de determinar la historia
81
Desarrollo histórico del español

de sus habitantes. Allí, poco a poco, tal vez sin pretenderlo, van poniendo en
evidencia siglos de tradición y profundas habilidades para la supervivencia y para
la comprensión del mundo tangible y el intangible. Su lengua se encuentra, al
comienzo sin violencia, con las lenguas autóctonas, con el latín común o vulgar,
con el hebreo culto, con las tradiciones visigodas y con las tradiciones griegas,
también cultas, que sobrevivían en las bibliotecas y los círculos académicos y
de desarrollo de la ciencia, con su dosis de restricción religiosa cristiana, que
la misma tradición musulmana tenía, pero ligada a la vida social y a los roles de
género. Aparece el mozárabe, quizás no como una realidad completamente
nueva, pero sí como una realidad recién nombrada, que, aplicada a la persona y
modos de vida de cualquier proveniente del “Medio Oriente” llegado a Europa
occidental, lo determinaban como hispano-románico-germánico-cristiano-árabe-
musulmán; una mezcla por demás llamativa y que los recién llegados encarnaron
maravillosamente y la convirtieron en una identidad, propia y de los locales.

No pasó mucho tiempo antes de que se transformara en un estorbo para los in-
tereses cristianos de expansión religiosa, cultural, política, militar y geográfica,
que había comenzado desde la caída de Roma, en el siglo V. A pesar de que
hubo una solicitud oficial por parte de los nobles españoles a Tarik (el invasor
árabe o simplemente extranjero) para que colaborara con la expulsión de los
pueblos germánicos de la península (orden oficial expedida como respuesta
por el califato de Damasco), ahora comenzaba a estigmatizarse el color de la
piel (moro), las prácticas religiosas (infiel), su lengua (bárbaro), su tenacidad
para defender lo propio (indomable), su habilidad para el negocio y la super-
vivencia (ladrón), su persistencia para luchar por lo que creían (violento), su
amor por la tierra y lo que producía (extranjero), su conocimiento del cuerpo
y de los mares (hechicero), en fin, todo aquello en lo que se afincaba su iden-
tidad comenzó a ser objeto de sospecha, de ridiculización, de rechazo y de
persecución, imaginario que fue tejido con intenciones políticas y depositado
cuidadosamente en la mente del pueblo. Allí pusieron los gamonales de la
época posmedieval todo el estigma que las sociedades buscan descargar en
un objeto, persona o comunidad que se convierte en receptor magnético de
odio, discriminación, persecución y repulsión, procedimiento que se ha repe-
tido, sobre el mismo pueblo musulmán y sobre otros, en diversos momentos
de la historia lejana y reciente.

Pero este pueblo jamás se ha configurado a partir de la lástima o de la queja.


Simplemente se ha levantado, inclusive sobre el daño que puede hacer sobre su
imagen algunos miembros de su propia gente que genera y promueve imagina-
82
Antecedentes lingüísticos y literarios

rios absurdos y temibles, peligrosos y execrables. En su lengua quedan trazas


de su relación con lo cotidiano y simple, con lo sublime y lo extraordinario; con
la matemática, la filosofía, la astronomía, la gastronomía, la guerra, el cuerpo, la
vida espiritual. Queda también señal de su apertura y su deseo de aprender y
enseñar. La habilidad de sus escritores, la profundidad y agudeza de sus pensa-
dores, la tenacidad de sus científicos, la creatividad e imaginación de sus artistas,
la claridad de sus líderes religiosos, la bravura y disposición de sus guerreros.

A pesar de los posibles imaginarios, su llegada a la península ibérica está


cargada de tolerancia, convivencia, apertura y entendimiento de la vida como
un momento (un regalo) para la fruición, el placer y la buena vida. Antonio
Alatorre (1989, p. 76) declara que “el vocabulario español de origen árabe
nos deja una primera imagen doble: la tolerancia y apertura por parte de los
musulmanes, y de admiración y seducción por parte de quienes tuvieron un
contacto humano con ellos”. Ellos fueron capaces, no solo de adaptarse a
un territorio y experiencia nuevos, sino de ajustar sus costumbres a las del
lugar de llegada, estableciendo unas mezclas medidas y exquisitas, en todos
los niveles de la vida. La lengua fue su principal herramienta de seducción
y de creación, de intercambio y de supervivencia. La fraternidad lingüística
y social, política y religiosa, se vio alimentada también por el conocimiento
preciso de las matemáticas y del universo, del interés por el cuerpo y por la
naturaleza, y la posibilidad de ver con la agudeza del filósofo y aprender con la
mirada de quien sabe leer y escribir. En la mayoría de estos elementos había
diferencias notables con los habitantes sencillos e iletrados del lugar al que
habían llegado, salvo, quizás, en la manera de ver y tratar a la mujer como ser
extraño, diferente e inferior, común en diversas culturas, inclusive hasta hoy.

El proceso de adaptación, entonces, también fue lingüístico. No entre el ára-


be y el español, que aún no existía, sino entre aquel y el latín hablado que se
imponía como la lengua política, religiosa y de prestigio social en la época. El
moro, musulmán, berebere, sirio o persa, como quisiera que se le llamó, no
conquista un pueblo como quien llega con el poder de las armas, sino como
quien lo cautiva de la forma más simple posible: por la mesa, lugar común entre
un pueblo que cree en el pan eucarístico y un pueblo que conoce los secretos
de los sabores y los placeres culinarios. La competencia intercultural crítica3

3 Concepto que está siendo construido desde 2018, en el cual se integra la conciencia
cultural, las habilidades sociales, el intercambio lingüístico como posibilidad de crear
identidad y crecer, y la razonabilidad y la lengua como mecanismos de construcción de
territorio y ciudadanía. 83
Desarrollo histórico del español

fue evidente en estos advenedizos que supieron sobreponerse a la reticencia


natural de quienes ven llegar a otros con ciertas habilidades y destrezas dife-
rentes a las propias.

Como consecuencia de este intercambio, pronto apareció una nueva forma


de comunicación que mezclaba las lenguas ancestrales, el latín, el hebreo y el
árabe, así como surgía una nueva forma de ver el mundo, de cocinar, de ordenar
la casa y de intercambio comercial. Cada cosa se nombraba en la lengua que
lo permitía, configurando un sistema de palabras muy concreto y definido con
los que los habitantes de Hispania (tierra de conejos en fenicio) nombraban su
vida cotidiana, quizás no alcanzaba a más de dos o tres mil palabras. En algunos
casos, sin embargo, se combinan varias palabras en una o se utilizan varias
palabras de distintas lenguas para nombrar la misma realidad, con lo cual el
caudal léxico se acrecienta y se consolida.

Aunque el hecho que los habitantes peninsulares no supieran leer, pudo


ser una puerta de entrada de la nueva lengua y la principal razón por la cual
el supuesto latín que hablaban se transformó sin mayor resistencia ante la
llegada de extranjeros, también pudo ser la principal base para que, una vez
expulsados del territorio o emprendidas las luchas supuestamente religiosas
contra todo lo que era distinto, se conservara la riqueza lingüística: la memo-
ria de los sujetos y una realidad tangible, real y cotidiana que era necesario
nombrar con independencia de las creencias religiosas, en un ambiente sen-
cillo donde lo que importaba más era sobrevivir. Al-Andalus (‫ )الأندلس‬fue la
realidad que emergió en este ambiente propicio, un modo de vida, producto
del intercambio cultural y del diálogo entre tradiciones y sujetos, presente aun
hoy en el sur de España, principalmente en Córdoba (donde se estableció un
califato en 929, que abarcó la mayor parte del territorio español) y Granada,
aunque también en Málaga, Cádiz, Sevilla, Huelva, Jaén y Almería, y en algunas
comunidades de Murcia, Alicante y Albacete en el sur, y Toledo y Zaragoza.
No puede esconderse que el producto de dicha dinámica es de una riqueza
inédita, tampoco puede ocultarse que hubo problemas y dificultades como
en cualquier convivencia intercultural, y que existieron intereses y pretensio-
nes de poder y de dominación que alimentaron, a su manera, el proceso de
“arabización” del sur peninsular.

Es claro que en las comunidades arabófonas no existió una lengua árabe


universal común a todos los pueblos de esta tradición cultural, sino que
cada comunidad contaba y cuenta aún con sus propias variantes lingüísticas.
84
Antecedentes lingüísticos y literarios

Siendo esto así, los árabes que llegaron a la península tenían un árabe para la
comunicación con otras comunidades y unas variantes propias que también
introdujeron en España. Quizás cuestiones de acentos, de pronunciación de
una o varias letras, de organización sintáctica o de preferencia léxica marcaron
diferencias que hoy no son notables y que nos lleva a afirmar, simple y llana-
mente, que hubo (y sigue habiendo) influencia árabe en la configuración del
español. Estos detalles siguen siendo objeto de estudio e investigación por
lingüistas e historiadores. Es indudable que durante una porción importante
de la Edad Media en España, el árabe (mozárabe) fue la lengua de comunica-
ción técnica y especializada para la medicina, la matemática, la astronomía,
la anatomía, la filosofía, la teología, la cosmología, la alquimia, la ingeniería,
la mecánica, la guerra y todos los conocimientos que pudieran imaginarse
posibles en la época, no sólo por su apertura, sino porque se trataba de cono-
cimientos que circulaban hacía tiempo ya en su lengua, y fueron concebidos
en ella o a ella fueron traducidos, de tal suerte que, quien deseara aprender
algún concepto sobre estos tópicos, debía hacerlo en árabe, la lengua científica
de la época en el territorio de la península, y, como lengua del conocimiento
en un ambiente cristiano, también la lengua del esoterismo, el ocultismo, el
misterio y la brujería.

La lengua que emergió en los dos primeros siglos de contacto se afianzó y


echó raíces, fue enseñada (o asimilada espontáneamente) por las nuevas
generaciones, siguió su transformación por la falta de escritura y creó pa-
trones de identidad de una comunidad concreta, distinta a todas las demás
del antiguo imperio. Entre los años 711 (con presencia esporádica previa de
algunos árabes musulmanes), momento histórico (batalla de Guadalete) en el
que desembarca en Algeciras Jebel al–Tarik- ‫( طارق بن ز ي اد‬Gibraltar significa
montaña o piedra de Tarik), contacto natural entre África y Europa, y 1492
(reconquista del reino nazarí de Granada) y 1609, son fechas que marcaron
el comienzo y el fin de la expulsión oficial de los moros de España. Lo que
comenzó con una influencia muy sutil en la vida cotidiana, se convirtió en una
enorme influencia viva, vital e imprescindible que abarcó y alcanzó niveles
insospechados de las ciencias físicas, el desarrollo tecnológico, la Filosofía,
la Teología, la literatura, la creatividad bélica, la agricultura y muchos otros
más. Inclusive después de esta fecha, muchos “moriscos” permanecieron en
España de forma subrepticia, y otros miles habían configurado familias con
locales, lo cual acendró más una presencia que jamás desaparecería. Pero, tal
como se tiene registro escrito, para el siglo X, lo que conocemos hoy como
español o castellano ya había visto la luz y seguía su camino con autonomía
85
Desarrollo histórico del español

y se alimentaba a sí mismo de manera espontánea, creativa y diversa. Para


el inicio de las cruzadas, una posible lucha por la exclusión de la influencia
lingüística árabe (y hebrea) ya se había perdido, aunque hubo algunos intentos
en este sentido. Además, como una curiosidad anecdótica, según el relato
de Cristóbal Colón, su primer contacto con los habitantes de América, en la
incursión de 1492, fue en árabe, pues él pensaba que había llegado a la Isla de
las Especias (hoy Indonesia), con cuyos habitantes tenían los musulmanes y
los árabes europeos contactos comerciales desde hacía un tiempo. El mismo
viaje de Colón solo fue posible gracias a los conocimientos que los árabes
habían acopiado acerca de la navegación y las embarcaciones, de los mares
y de las estrellas, principalmente en Egipto.

El sistema del alifato, como se llama el conjunto de sus letras (Asín y Palacios,
1945, p. 14-15), es el siguiente:

86
Antecedentes lingüísticos y literarios

Hay cuatro formas de escribir cada letra. La mayoría de ellas responde a este
criterio, aunque hay algunas (seis), como se ve en el cuadro, que solo tienen dos
formas de escribirse. La grafía cambia según esté ubicada la letra de manera
independiente, al comienzo, al final o en la mitad de una palabra. Las vocales,
como en hebreo, no hacen parte del sistema alifático, y son tres: a, u, i.

Los traductores árabes tienen renombre histórico por su habilidad para la com-
prensión de la lengua y la cultura de pueblos diversos con un interés intelectual;
los ulemas, doctores musulmanes en los ámbitos del Derecho y la Teología, es-
tuvieron presentes en todo este proceso, haciendo también su aporte lingüístico
y literario al respecto; los arquitectos, gobernantes y militares dejaron vestigios
materiales, como la catedral-mezquita de Córdoba, el acueducto de Segovia y
algunas vías toledanas, mientras los escritores dejan creaciones literarias como
las moaxajas (‫ )موشح‬y las jarchas ( ‫ )خرجة‬y la riqueza lexical como huellas vivas
de esta época particular y de una forma de ver la vida y de vivirla. La lengua
da cuenta de ello: mezquita, barrio, alféizar, alcantarilla, aldea, kiosco, arrecife,
algodón, almohada, rambla y zaguán son algunas palabras que permitieron
nombrar lo ya existente, pero también crear nuevos ambientes vitales y nue-
vos imaginarios sociales y políticos. Palabras como alcalde, alférez, zalmedina,
alcatifa, diván, alambique, jarabe, azúcar, maravedí, arancel, almacén y ataúd
son también muestra de ello.

En el ámbito gastronómico, palabras como azúcar, alfajor, aceite, aceituna,


azafrán y albaricoque; y en el toponímico, solo en la península, palabras como
Albarracín (Al Banū Razin), Albacete (al-basīṭ –‫–البسیط‬: planicie/llanura), Alcalá
(alqala`a –‫–القلعة‬: castillo), Alcodea (al-cula‘a –‫–القلعة‬: castillo pequeño), Algarve
(al-ġarb –‫–الغرب‬: el oeste, el occidente), Algeciras (al-ŷazīra al-ḫaḍra’ –‫–الخضراء الجزیرة‬:
la isla verde), Almanzor (‫ المنصور‬al-manṣūr), La Almarcha (al-merŷa: el prado, el hu-
medal), Almería (al-meraya: atalaya, torre de observación), Alovera (al-huwayra:
el olmo), Alpujarra (originalmente Alpuxarras; al-busherat: tierras de pastoreo),
Andalucía (al-Ándalus ‫)الأندلس‬. Axarquía, Azuqueca, Badajoz, Gibraltar, Guada-
lajara (Wādī al-Ḥijārah –‫–)واديالحجارة‬: río o cañón de piedras); Guadalquivir (al-wādī
al-kabīr –‫–الوادي ا لكبیر‬: el gran río), Guadalupe (un híbrido entre latín lupus: lobo
y el árabe wādī –‫–وادي‬: río: río de los lobos); Guadix, Henares (annahar –‫–النھر‬: el
río), Guadiana, Guadalhorce, Guadalfeo, Jabalcón, Jaén, Javalambre, La Malaha,
La Mancha (la’a ma-anxa: sin agua); Murcia, La Sagra, Tarifa, Trafalgar, Zújar. El
mundo de la guerra también nombra la tradición árabe en abencerraje, adalid,
alcaide, alférez, almogávar, arsenal (‫– دار الصناعة‬dār aṣṣinā‘ah–: taller), asesino
(ḥaššāšīn –‫–حشاشین‬: adictos al cáñamo indio), cid, mameluco.
87
Desarrollo histórico del español

En general, puede hacerse una lista de palabras de uso común de procedencia


árabe (Asín y Palacios, 1945; Corriente, F., 1988, entre otros):

Ababol, aceite, aceituna, aceña, acequia, acicate, adarga, adive, aduana, ajedrez,
ajonjolí, ajuar, alacena, alacrán, alambor, alazán, alambique, albahaca, albañal,
albañil, albarán, albatros, alberca, albóndiga, albornoz, alboroto, alborozo, al-
bricias, albur, alcachofa, alcalde, alcancía, alcanfor, alcaucil, alcazaba, alcázar,
alcoba, alcohol, aldea, alfalfa, alfanje, alfarda, alfarero, alfeñique, alférez, alfil,
alfiler, alfombra, alforja, algarabía, algarada, algarroba, álgebra, algodón, algo-
ritmo, alguacil, alhaja, alheña, alhóndiga, aliaga, alicate, aljaba, aljibe, aljófar,
almacén, almadraba, almanaque, almazara, almez, almíbar, almizcle, almocadén,
almozárabe, alcayata, almatriche, almohada, almohade, almojarife, almoneda,
almoraduj, almorávide, alquiler, alquimia, alquitrán, altabaca, andalucí, añil,
arancel, argel, arrabal, arrayán, arroz, atabal, atalaya, atún, aulaga, azahar, aza-
frán, azogue, azote, azúcar, azucena, azud, azufre, azul, azulejo. Estas palabras
comenzadas por a- o al- son las más abundantes en español, lo cual se debe,
principalmente, al artículo definido del árabe “al”, que, aunque en español va
separado de la palabra a la que determina (el, la, los, las, lo), en árabe es una
partícula inseparable, por lo que pasa al español como parte constituyente
de la raíz.

Algunas palabras que pasaron al español sin el artículo definido del árabe son
las siguientes: babucha, badana, badén, baladí, balda, balde, baharí, baldío,
barbacana, barrio, batea, bellota, bengalí, berenjena, bórax; cabila, zaire, ca-
lafate, cande, carmesí, celosía, cenefa, cenit, ceutí; cifra, chacina, gazpacho,
chícharo; dado, daga, diván, dante, dinar; emir, escabeche, elche, engarzar,
escaque, espinaca; faca, faquir, farda, fideo, fulano; gálibo, gandul, granadí,
guisante, guitarra; habichuela, hachís, halagar, halal, hazaña, harén, hasta,
hiyab, horchata; jarabe, jurel, pargo, jibia, búcaro, capacho, cenacho, coracha,
dornacho, hornacho, cambija, ripio, campiña, corcho, chiquero, marisma; imán,
intifada, islam, imela, iraní, iraquí; jabalí, jarabe, jinete, jarra, joroba; laúd, lima,
limón, laca, leila, latón; maravedí, marfil, meca, mazmorra, mejorana, mezquino,
mezquita, mozárabe, mudéjar, muyahidín, marroquí; nácara, nácar, nadir, noria,
naranja, nazarí; ojalá, omeya; paquistaní; quintal, quilate; rehén, rabal, rasmia,
retama, roque, rubia, rincón; sandía, serafín, sufí, suní; tabaco, tabaque, tabique,
taza, tambor, talco, taifa, tarifa, tarima, toronja, turco; valí, visir, wahabí, yihad,
yemení; zanahoria, zenit, zafar, zafio.

88
Antecedentes lingüísticos y literarios

Puede notarse en las listas anteriores, extraídas de diversos textos de estudio


y diccionarios etimológicos, aunque se pueden encontrar en cualquier gramá-
tica, diccionario o libro de historia de la lengua, algunos patrones propios de
la lengua árabe:

• Palabras que comienzan con a- o al-.


• Palabras terminadas en –í tónica (en cursiva en la lista), principalmente
atinentes a gentilicios.
• Palabras, en general, que pocas veces incluyen vocales /o/ y /e/, y, cuando
lo hacen, es en remplazo, por eufonía, de la {u} y la {i}, respectivamente.
• Casi todas las palabras tienen una /a/ en su estructura.
• Palabras con hache {h} intermedia.
• La raíz guad-, que significa río, al comienzo de palabras compuestas, prin-
cipalmente topónimos.
• Abundantes palabras terminadas en ele {l}, ene {n} y ere {r}.
• Escasísimas palabas agudas.

Algunas palabras del mozárabe (nombre, como ya se dijo, que aplicaban los
árabes musulmanes para nombrar tanto al territorio de la península como a la
lengua romance que allí se hablaba) pasaron intactas o con alguna varianza, y
muchas de ellas se siguieron transformando. Es el caso de fulano y mengano
(fulan ibn man kan), pronombres indefinidos, de donde se generaron algunas
variantes como zutano, citano, sistrano, sicrano y perengano. Conviene tener
presente que toda esta influencia se dio durante un segmento de la Edad Media,
concretamente entre 711 y 1492.

La influencia lingüística no siempre se dio de manera directa, es decir, intencio-


nada sobre la lengua. Hubo algunos aportes en otros terrenos del conocimiento
que asentaron su influencia lingüística como un efecto colateral. Es el caso
del álgebra, la medicina y todos los estudios en matemáticas y estadística, los
estudios astronómicos, la arquitectura y los estudios filosóficos. En el arte
se nota claramente cómo la misma lengua se convierte en una exposición
maravillosa de creatividad e imaginación, dado que en la tradición musulmana
no debe hacerse figura alguna o representación de lo que está en el cielo, en
la tierra o en el mar, así que la lengua suple de manera excelente para estos
fines, dando como resultado lo que conocemos como arabescos, figuras capri-
chosas compuestas de líneas curvas, puntos y pequeñas líneas, todas ellas sin
ángulos y fluyendo de derecha a izquierda, que pueden tomar cualquier forma
y que contienen frases, a veces de El Corán, a veces de poemas u otro tipo de
89
Desarrollo histórico del español

enunciados. Es El Corán, precisamente, así como ocurre en el judaísmo y el


cristianismo con la Torá y la Biblia, respectivamente, fuente literaria y lingüís-
tica, en primer lugar, porque su extensión hace que gran parte del léxico de la
lengua esté allí, en segundo lugar, porque hace parte de la formación de todos
los miembros de la comunidad, desde los primeros años hasta la muerte; una
manera particular de estar acompañados durante toda la vida por la palabra y
por la lengua, de la misma manera, independientemente de la profesión, el ofi-
cio, el lugar específico de nacimiento, la familia a la que pertenezca o las ideas
políticas, además de las configuraciones sociales, mercantiles, académicas y
otras que puedan surgir de manera particular a lo largo de la vida.

Estas representaciones, principalmente abundantes en la Edad Media, coinciden


con el surgimiento de un léxico especial asociado con la farmacopea de la época
(Herrera y Vásquez, 1981, pp. 123-169): “palabras asociadas a la descripción
y procedimientos de salubridad”; algunas de estas palabras no figuran en el
diccionario de la RAE, pero hacen parte del acervo lingüístico de la medicina:
abuso, abrojo, adubayla, absceso, aguazarca, albugen, albaras, alcarena, alcola,
aldubul, algarab, aliacan, alintisar, altarfati, bacinete, arrabalde, caratan, gafacan,
gese, zaratán, sahafatí, Sahara, sebel, subeth, silac, medeni, almadana, altarfatí,
palgamoní, meri/mari, mirach, almirraque, mirachia, bruxa.

Un elemento importante de esta herencia árabe, aunque asociado a la lengua


solo de manera tangencial, es el de los números. A pesar de tener el español
una herencia latina considerablemente amplia en comparación con la árabe,
los números romanos solo se utilizan de manera exótica, como en algunas me-
ciones de siglos y para algunas paginaciones excepcionales. Son los números
arábigos los que cundieron con propiedad en todo el ambiente de habla hispana
y, posteriormente, en todo el mundo, como una realidad supralingüística, pues,
con independencia de la lengua, son las suyas las grafías utilizadas. Hay algunos
casos, como el del hebreo, en los cuales se utiliza una forma propia de repre-
sentar los números, pero en el contacto cultural internacional y transnacional
se utilizan universalmente los arábigos.

Puede verse cómo los números dos, tres y siete giraron a la izquierda 90 grados,
el seis y el ocho, 180, mientras cero, uno, cuatro y nueve quedaron tal cual. Se
90 puede y se debe resaltar la presencia del “cero” que no está en los números
Antecedentes lingüísticos y literarios

romanos ni en los números hebreos. Esta noción, que supuso una actitud filo-
sófica, reflexiva y espiritual profunda, tanto para nombrar lo opuesto al uno y al
todo en una “cifra” (en árabe “cero” se dice “cifrun: ‫ )صفرن‬que fuera también
representada gráficamente, es hoy la base de todos los sistemas que funcionan
con una base binaria (0-1). Con el uno se puede hablar de la divinidad, porque
es una, única e indivisible; pero con el cero se puede hablar de lo opuesto, de la
nada, la ausencia del ser, el vacío. En este pequeño detalle, que se convertiría
en una herramienta fundamental del desarrollo y el progreso, se puede notar
la profundidad filosófica de la tradición árabe y de los aportes múltiples que
hizo al mundo ibérico.

Lapesa (2012, p. 135) afirma que más de 4000 palabras del español son de
origen árabe. Es así como cada vez que en el habla cotidiana o en el lenguaje
técnico se utiliza una palabra proveniente del árabe, aun sin saberlo, se están
trayendo a la memoria y a la vida trozos de la historia de la civilización, de la
historia de la lengua y de la historia de la humanidad.

Referencias
Alatorre, Antonio (1989). Los 1001 años de la lengua española. México,
Colegio de México. P. 342.

Asín y Palacios (1945). Crestomatía de árabe literal. Madrid, Escuela de estudios


árabes de Madrid y Granada.

Corriente, F. (1988). Gramática árabe. Barcelona, Herder.

Herrera, M. T. y Vásquez, M. C. (1981). Arabismos en el castellano de la medicina


y farmacopea medievales. Apuntes para un nuevo diccionario. Universidad
de Salamanca.

Lapesa (2012, p. 135) afirma que más de 4000 palabras del español son de
origen árabe.

1.5. Herencia hebraica en el español

La presencia del hebreo en el español no es la más abundante, pero sí es consis-


tente, principalmente debido al contacto directo que se dio por la permanencia
91
Desarrollo histórico del español

de los judíos en España, inclusive desde antes de 711, es decir, desde antes de
la llegada de las comunidades musulmanas al territorio, y desde mucho antes
de la configuración definitiva inicial del español como lengua independiente. Así
las cosas, la permanencia judía en España incorporó voces que luego se amal-
gamaron o mimetizaron con otras mozárabes y latinas para formar la naciente
lengua. No es gratuito que las huellas del hebreo se refieran principalmente a
antropónimos y voces del mundo religioso, pues el judaísmo es la madre del
cristianismo primitivo, o, dicho de otra manera, el cristianismo nace como secta
protestante judía a finales del primer siglo d. C. Pero la transformación no fue
solamente en el español. En la península ibérica nació la rama sefaradí ‫ ספרדים‬del
judaísmo (Pérez, J., 2005, p. 11), desde donde se extendió al resto de Europa. De
hecho, su lengua se conoce como judeoespañol. La otra facción del judaísmo
es de origen germano ashkenazí (‫ש ְכנָז‬ְּ ‫ ) ַא‬cuya lengua es el yíddish (-o yidis- alemán
medieval+hebreo). Sin entrar en detalles, vale la pena mencionar que el adjetivo
sefardí o sefaradí se hace más propio para hacer referencia a los judíos de la
España medieval cristiana a partir de 1492 como distinción de los procedentes
de la España de al-Ándalus, formas de llamarlos antes de dicha fecha, cuando
fueron expulsados; razón ésta para creer que algunos de ellos aprovecharon la
coyuntura y se embarcaron hacia tierra americana donde, además de hacerse una
nueva vida, incidieron aún más en el desarrollo del español americano, ayudando,
sin saberlo, a generar una variante del español peninsular que, con los años, se
distinguiría de este en diferentes aspectos tanto formales como estructurales.

Estos datos pueden pasar por simples curiosidades históricas si acordamos


que el hebreo es el mismo que habla cualquier judío independientemente de
su lugar de domicilio. Pero también es cierto que la influencia que hubo en
España en el lapso que duró la presencia de judíos allí fue más allá del inter-
cambio lingüístico y tocó lo cultural, lo económico, la arquitectura, la salud y
muchos aspectos diversos, tanto así que su expulsión a finales del siglo XV no
fue traumática sólo para ellos, sino también para los locales, quienes ya habían
incorporado como naturales vecinos del lugar a los otrora extranjeros judíos.
Pero para la época de la salida ya había acontecido la influencia, misma que
tuvo un principio y llegó a un final, otra razón por la cual el número de voces
hebreas en español no ha aumentado desde la época de la “Conquista”. De
estas peripecias se puede hacer una analogía creativa si supusiéramos que de
un momento a otro todos los latinoamericanos que habitan Estados Unidos de
América, la mayoría de ellos descendientes de advenedizos antiguos a dichas
tierras, fueran expulsados del territorio sin planes de contingencia, a pesar de
hacer parte ya, no sólo del paisaje cotidiano sino del entramado social y cultu-
ral. Pero España nunca se quedó sin el judaísmo a pesar de haber expulsado
92 a los judíos, pues ellos pervivieron en la lengua y la cultura, así como ocurriría
Antecedentes lingüísticos y literarios

en nuestra USA imaginaria donde los latinoamericanos han dejado ya su im-


pronta cultural. A pesar de estos datos no menores de la historia, España fue
nuevamente refugio de judíos en la marcada empresa racista antisemita de los
siglos XIX y XX (Pérez, J., 2005, p. 14), pues el antijudaísmo español no riñó
con la solicitud de apoyo y asilo de judíos askenazí que migraban huyendo de
la guerra y la persecución alemanas e italianas principalmente.

El sistema del alefato, como se llama el conjunto de sus letras, consta de 22


consonantes, como sigue (Goñi y Labayen, 1958, p. 1):

93
Desarrollo histórico del español

Se trata de un conjunto de solo consonantes porque, tal como ocurre con el


árabe, lengua de cercanía familiar con esta, las vocales no hacen parte de la
estructura; se trata, más bien, de signos que marcan la entonación (y la pronun-
ciación) de las palabras. El nombre de cada una de las letras tiene un significado
en sí mismo, aludiendo, ya a la forma de la letra, ya a la historia de su confi-
guración. En la escritura común y corriente los nativos no suelen utilizar estas
formas de imprenta, de hecho, siendo, como son, letras cuadradas, la escritura
a mano se hace estableciendo algunas variantes gráficas, más o menos así:

Asimismo, cabe anotar que a cada letra del alefato le corresponde un valor nu-
mérico, según se especifica también en las imágenes anteriores. Esto significa
que los números arábigos no son utilizados por la tradición hebrea, sino que
recurren a las letras del alefato para construir los valores, de derecha a izquierda,
tal como se escribe el texto de lectura. Así, por ejemplo, si se quiere escribir el
número 485, se utilizan las letras correspondientes: h pt; regularmente se utiliza
unas comillas entre las unidades y las decenas para indicar que se trata de un
número y no de una palabra. Si son números inferiores a 1000, se pueden utilizar
94
Antecedentes lingüísticos y literarios

las letras en orden indiferente, pues cada una tiene un valor, y simplemente se
suman. Cuando se trata de fechas, conviene recordar que el calendario hebreo
es diferente al gregoriano que se utiliza en la mayoría de los países, así que
mientras se celebraba el año 1976, al calendario hebreo hay que sumarle 3760
años, tiempo transcurrido entre la creación del mundo, según su tradición, y el
nacimiento de Jesús, con lo cual esta fecha corresponde al año 5736. Se escribe,
igualmente, de derecha a izquierda: w lct h (5 mil+400+300+30+6=5736), y
algunas veces se omite la cifra de miles, la primera de la serie (de derecha a
izquierda). En los billetes y monedas se utiliza el mismo sistema, así como en
los libros de geografía, historia y economía para cifras y fechas. En algunos
casos se accede a utilizar el sistema numérico arábigo.

Puede identificarse un número fácilmente determinable de palabras españolas


que provienen del hebreo, la mayoría de ellas, tal como se dijo, atinentes a la
religión y a nombres propios, y algunos a la alimentación, pues muchas de estas
palabras son cercanas también al árabe, al ser, como son, lenguas semíticas
hermanas. Muchas de las palabras no son de comunicación cotidiana, sino que
aparecen solamente en textos religiosos. La lista que se expone a continuación
se ha consolidado a partir de diversas fuentes4:

Abdón, Abel, Abraham, aceituna, Ada, Adonai, Adán, álef, aleluya, aliá, amidá,
amén, Ana, aravá, Arca de la Alianza, Asera, ashkenazi, ashkenazí, askenazí,
asquenazí; bato, Benjamín, Bethel, Betsaida, brit; Cafarnaúm, caraísmo, Caín,
chutzpah, Cristo; dagesh, Daniel, David; edén, efa, efetá, Efraín, Elías, Eliseo,
Emanuel, Enoc, Esdras, Ester, Esther, Ezequiel; fariseo; Galilea, Gehena, gema-
tría, Gersón, golem, gólem; hadas, halajá, halleluia, hitbodedut, homer, hossana;
Isaac, Isabel, Isaías, Ismael, Israel; Jacob, jalá, Janucá, jaredí, jebuseo, Jehová,
Jeremías, Jerusalén, Jesus, Jesús, Joel, Jonás, Josué, Juan, jubileo, Judas;
kadish, kipá, Knesset, kosher, Kotel, krav maga; Leví, Lázaro; malsín, Manuel,
maranata, María, Matusalén, mazel tov, Melquisedec, menorá, Mesías, Metatrón,
mezuzá, midrash, Miguel, Miqueas, Miriam, Mishná, mitzvá, mohel, Moisés;
najash, Natanael, Neftalí, Nehemías, Noé; Oseas; parashá, Pésaj; rabí, Rafael,
Raquel, Rebeca, Rosh Hashaná, Rut, Ruth; sadoc, Salomón, Samuel, Sara,
Satanás, Satán, selah, Set, shabat, Shaddai, shalom, Shavuot, Shekhiná, Sheol,
Shoah, shofar, Shémita, siclo, Simón, Sion, sofit, Sucot, Séfora; talit, Tamar, Tanaj,
tefilín, Tel Aviv, torre de Babel, Torá; Yahvé, yeshivá, yod, Yom Kipur; Zacarías.

4 Diccionarios etimológicos, gramáticas y lexicones hebreos y sitios web como:


https://es.wiktionary.org/wiki/Categor%C3%ADa:ES:Palabras_de_origen_hebreo. 95
Desarrollo histórico del español

Actualmente el hebreo adopta de otras lenguas o construye con base en ella


palabras para nominar las nuevas realidades, inventos y novedades. Es una
lengua que bebe de otras y deja también su huella. El español, por su parte,
parece haber dejado ya de tomar voces del hebreo y ahora lo hace de lenguas
con las cuales sostiene mayor intercambio cultural y comercial, no obstante,
como la lengua no avisa, tal vez aparezca de vez en cuando una o dos voces
que nos recuerden la estrecha relación entre estas dos lenguas y el contacto
cultural entre sus hablantes. De hecho, muchos de los migrantes judíos se
asentaron en América, principalmente en la Argentina y Colombia (región antio-
queña), donde se establecieron e hicieron notar su habilidad para el comercio y
su creatividad para diversos oficios, de lo que hay una herencia bastante amplia,
incluyendo parte del imaginario construido sobre la habilidad del antioqueño
como buen negociante, religioso, buen amigo, conversador y con habilidades
para resolver problemas y salir de apuros.

Referencias
Goñi y Labayen (1958). Gramática hebrea, teórico práctica. Pamplona, Aramburu.

Pérez, Joseph (2005). Los judíos en España. Madrid, Marcial Pons Historia.

Wiccionario (2011). ES: palabras de origen hebreo. Acceso julio de 2020. https://
es.wiktionary.org/wiki/Categor%C3%ADa:ES:Palabras_de_origen_hebreo

1.6. Relación con el portugués

Debido a la configuración histórica del español y el portugués como lenguas


96 neolatinas y dado que el español de América ha convivido con el portugués
Antecedentes lingüísticos y literarios

brasilero, así como el español peninsular convive con el de Portugal, se le


debe a esta lengua hermana un acápite especial, no sólo para identificar los
puntos compartidos dado el origen común, sino también la influencia posterior
y permanente dada la cercanía social, cultural y geográfica. Conviene aclarar
que el español peninsular ha recibido históricamente influencia del provenzal
en la Edad Media, del francés (siglos XIII, XIV y XVIII) y del italiano (siglo XVI),
más que del portugués y del catalán. No obstante, dado que el español que
llegó a América ya tenía esta influencia, interesa aquí hacer énfasis en las im-
plicaciones de la cercanía geográfica y cultural entre el portugués de Brasil y
los países hispanoparlantes americanos, pues es claro que hoy el español de
España sigue recibiendo influencia directa de otras lenguas europeas, mientras
el español americano recibe influencia de las lenguas con las que tiene mayor
contacto e intercambio: el portugués en Suramérica y el inglés en Centroamérica
y México. El español de Filipinas y de Guinea Ecuatorial tienen un desarrollo
lexicográfico propio.

En la fonética y en la escritura de las dos lenguas, la portuguesa y la española,


pueden identificarse muchas relaciones de similitud y algunos elementos que
cumplen funciones similares (fonéticas) con manifestaciones (escritura) dife-
rentes. Por ejemplo, la combinación nh del portugués corresponde a la ñ del
español (Robinho-Robiño), lh a la doble l (ll) (milhão- millón), la terminación –ão
equivale a la terminación –ón (comunicação-comunicación) del español; el uso
de ç en portugués se remplaza por la z o su derivado en c (força, fuerza); algunas
palabras que llevan r en combinación con otras consonantes en portugués equi-
valen a la l en español con la misma combinación (praza-plaza; blando-brando)
y muchas terminaciones en –n en español toman –m en portugués (uma, una;
um, un); la l y la n intervocálicas en español tienden a perderse en portugués,
así como tiende a eliminarse el hiato presente en español; por ejemplo,
vir/venir; rir/reír; ma/mala; manhá/mañana; ler/leer; pau/palo. No obstante, estas
son solo algunas evidencias comparativas.

Dado que ambas lenguas pertenecen a la misma familia iberorromance de


la rama occidental, proveniente de un latín vulgar medieval, no resulta raro
encontrar en portugués el uso de la f inicial en voces para las que el español
prefirió la h: Fernando, Hernando; facer, hacer; falar, hablar. Esto supone que
el sonido se perdió en español mientras permaneció alguna traza más visible
del latín en el portugués, tal vez por el mayor contacto que tuvo el castellano
auroral con el vasco, lengua en la que no hay sonido f, por lo que sufrió una
lenización extrema y quedó sordo. Esta diferencia se suma a la nasalización y
guturalización propias de algunas voces en portugués. 97
Desarrollo histórico del español

Pero el portugués, así como el español, no es uno solo; las tradiciones portu-
guesas de Europa y América difieren también entre sí. En el español brasilero
existe también la variante del portuñol en algunas de las zonas de frontera, pues
la mayoría de sus vecinos son hispanoparlantes, aunque este fenómeno es más
marcado en la frontera sur con Uruguay: Rivera con Santana do livramento y en
la frontera noroccidental con Colombia en un punto del Amazonas: Tabatinga
con Leticia, aunque su mayor fuerza la tiene en la frontera con la República
Oriental del Uruguay. Se trata de un dialecto del portugués o del español, según
se quiera ver, con riqueza extrema en fonética y en sinonimia, por influencia,
inclusive, de lenguas indígenas (caracú: hueso de vaca; gurí: niño).

Asimismo, existe la variante carioca del portugués brasilero y la variante de


Sao Paulo, más difundida en todo el país. Si bien se trata de rasgos fonéticos
simples, también es cierto que es un elemento de inclusión o exclusión social.
En este panorama, los europeos que aprenden portugués lo harán siguiendo
las trazas de Portugal, mientras que los latinoamericanos y norteamericanos
suelen seguir las del carioca el cual, a pesar de tener mayor prestigio, es el
menos difundido en Brasil. Uno de los elementos fonéticos más notables
entre las dos variedades internas de Brasil es la pronunciación de la d y de
la t antes de e y de i, pues el fluminense pronunciará “ye” y “yi”, mientras el
paulense lo hará como en español “de” y “di”. Ejemplos: saudade, bon dia,
bõa tarde; saudaye, bon yía, boa tarye. No es necesario decirlo para notar la
relación fonética tan estrecha entre el portugués y el español en la mayoría de
sus palabras romances: saludo (deseo de salud), buenos días, buenas tardes.

Actualmente hay un interés creciente en la política y la población académica


brasilera de aprender español y promover iniciativas para el intercambio de
docentes de español. Tal interés abre nuevas perspectivas sobre la valoración
del español en el hemisferio sur de América y se pueden comprender mejor
los procesos de aprendizaje de lenguas que se han llevado a cabo también en
la frontera hispanoportuguesa en Europa, aunque las condiciones económicas
y culturales son diferentes.

Quizás el fútbol tenga que ser reconocido como un fuerte influenciador lingüís-
tico del portugués en el español, dado, por una parte, la notable excelencia
de los futbolistas brasileños y, por otra, el creciente interés popular de toda
América (excepto Estados Unidos) por este deporte. Adicionalmente, medios
de comunicación e industrias multinacionales tienen un interés focalizado en el
potencial económico que esta práctica genera. Todo ello es motivo de impulso
98
Antecedentes lingüísticos y literarios

permanente de un intercambio lingüístico, económico y deportivo entre Brasil


y los demás países americanos, principalmente los vecinos.

Referencias

Gutiérrez, B. y Etel, S. (2002). El fenómeno del bilingüismo en la comunidad


fronteriza uruguayo-brasileña de Rivera. En: Actas del 2º Congreso Brasileño
de Hispanistas, 2002, São Paulo, (SP, Brasil), 2002.

Chareille, S. (2004). Aspectos de la situación lingüística de Uruguay: El caso del


portuñol. En: Glottopol. Revue de sociolinguistique en ligne (Nº 4, julio
2004).

Elizainzín, A. (2000). Atlas lingüístico diatópico y diastrático del Uruguay (ADDU),


Vol. 1 (con Harald Thun). Kiel: Westensee Verlag.

Elizainzín, A. (1992). Dialectos en contacto. Español y portugués en España y


América. Montevideo, Arca.

1.7. Intercambio lingüístico entre inglés y español

Aunque el inglés no hace parte de las lenguas neolatinas, sí hace parte del con-
cierto lingüístico americano (y mundial), con lo que es necesario hacer mención
de la influencia mutua permanente entre este y el español. Estos efectos se
hacen más abundantes y significativos dado que durante el siglo XX ha sido el
inglés la lengua de comunicación internacional, principalmente de forma oral,
y de intercambio académico y comercial de mayor uso, quizás por la influencia
económica, militar y política que tiene Estados Unidos de Norteamérica en el
mundo entero, y por el volumen de colonias que tiene Reino Unido en todo
el mundo (Cfr. Burnley, 1992). Además, siendo la lengua privilegiada para la
comunicación científica, muchas de las investigaciones y adelantos tecnoló-
gicos y científicos son fuente de nuevas voces que se asimilan en el español,
principalmente tecnolectos que, por la popularización de la tecnología, termi-
nan siendo de uso generalizado. La influencia del español en el inglés, aunque
menor, también se da frecuentemente por las mismas razones.

En la última edición del Diccionario de la RAE (2014, 23ª edición) se incluyen,


además de los usos particulares de cada país, una cantidad considerable de 99
Desarrollo histórico del español

voces inglesas que llegan al español a través de la ciencia, la tecnología, la


informática, la telemática y los avances de la ingeniería en general, el arte y
el habla popular, como queda explícito en obras como la de Bravo (Cfr. 1982).

Una muestra de palabras provenientes del inglés que se van haciendo cada día
más populares en español es la siguiente: blues (blue), eslogan (slogan), drenaje
(drainage), vagón (wagon), bistec (beef steak), chimichurri (Jimmy Curry), tanque
(tank), panfleto (pamphlet), cóctel (cocktail), suéter (sweater), Güisqui (whiskey;
del gaélico uisge beata: el agua de la vida), club (club), comité (comitee), cham-
pú (shampoo; del hindi champna: amasar los músculos o masajear), sándwich
(sándwich), túnel (tunnel), mitin (meeting), clóset (closet), estándar (standard),
picnic (picnic), líder (leader), córner (corner), básquetbol (basketball), béisbol
(baseball), fútbol (football), gol (goal), tenis (tennis), golf (golf), penalti (penal-
ty), boxeo (boxing), hamburguesa (hamburger), supermercado (supermarket),
campus (campus: del latín campus), chequear (to check), turista (tourist), pudín
(pudding), desodorante (deodorant), estatus (status), detective (detective). Mu-
chas de estas palabras llegaron al inglés del latín o de otras lenguas autóctonas
de Irlanda, Escocia o Inglaterra.

Hay una cantidad de palabras y expresiones que hacen carrera en el lenguaje


común y que apuntan a ser reconocidas en la lengua española. Algunas son:
áfter Beach, antiage, back office, background, backstage, bar ténder, benefit,
best-seller, blog, bohemian chic, brainstorming, mánager, break, business center,
casting, casual, catering, chubut, cíber, call cénter, cool, cústomer, deadline,
DJ, escort, flash, gym, háppy hour, hippie chic, hit, home theatre, hot, insight,
learning, lifting, light, look, lóser, make up, new age, newsletter, outlet, peeling,
performance, personal trainer, photoshop, prime time, próspect, públic relations,
ráfting, ráting, reállyty show, reason why, ringtone, play off, say no more, share,
méssenger (SMS), spam, tárget, top, párking, valet párking, vintage, quickly,
hard disk, software, workshop, zapping, man (con plural españolizado manes).

Seguramente al momento de incorporarse al español como palabras propias


sufrirán el debido cambio ortográfico de acuerdo con la pronunciación, así como
se muestra en la misma lista con la asignación de tildes, inexistentes en inglés.

Puede creerse que solo el español ha recibido palabras del inglés. No obstante,
a lo largo de la historia el inglés también ha recibido palabras del español y las
ha convertido, a la manera de la lengua, en palabras inglesas. Es el caso de
ranch (rancho, 1831), silo (silo), potato (batata, 1565), tomato (tomate), barbecue
100 (s. XVIII; barbacoa, llegó al español del taíno), caffeteria (cafetería), marijuana
Antecedentes lingüísticos y literarios

(marihuana, 1894), tuna (tuna, el pez, s. XVI, del taíno), anchovy (anchoa), key
(cayo), stampede (estampida, de origen germano), tornado (tronada; esta palabra
migró al español del inglés, habiendo llegado al inglés del español tronada, así
que en español existen las dos: tronada y tornado), breeze (brisa, 1626), cannibal
(caníbal, palabra antillana de caríbal, alusiva a caribe, donde vivían comunidades
que, al parecer, tenían tendencias antropófagas), latino (latino, 1946).

Existen también los falsos amigos o falsos cognados, que, si bien no son exclu-
sivos del inglés, sí es de la lengua que más se registran (cfr. Rissanen, 1992).
Se trata de una palabra fonética u ortográficamente parecida a otra de la lengua
propia, pero que, en realidad, significa algo diferente. Su importancia no es
exclusiva de los procesos de aprendizaje de otra lengua, sino, principalmen-
te, del aprendizaje de la propia. Algunos ejemplos son estos: sensible (no es
sensible, es sensato), carpet (no es carpeta, es alfombra [roja]), actual (no es
actual, es real/en realidad), exit (no es éxito, es salida), molest (no es molesto,
es abusar sexualmente), grocery (no es grosería, es alimentos), fabric (no es
fábrica, es tela), library (no es librería, es biblioteca), casualty (no es casualidad,
es víctima), billion (no es billón, es mil millones), embarassed (no es embaraza-
da, es avergonzado), dinner (no es dinero, es comida/cena), fuck (no es foco,
es mierda), invite (no es pagar por el otro, es pedir compañía), career (no es
careo, es trayectoria), degree (no es degradar, es carrera universitaria), excited
(es emocionado, no excitado sexualmente), discuss (no es discutir/pelear, es
hablar seriamente de un tema, es decir, discusión intelectual o académica),
argument (no es argumento, es discusión), direction (no es dirección o nomen-
clatura de un lugar, es lateralidad [derecha-izquierda]), eventually (no es fortuito,
es finalmente), introduce (no es introducir/penetrar, es presentar), record (no
es recordar, es grabar), abet (es instigar, no abeto), abstract (es resumen, no
abstracto), acommodate (es hospedarse, no ponerse cómodo).

Otros falsos cognados son: advertise (anunciar, no advertir), advice (consejo, no


aviso), affluence (opulencia, no afluencia), ailment (padecimiento, no alimento),
apparel (vestuario, no aparato), arena (estadio, no arena), army (ejército, no
arma), aspersion (calumnia, no aspersión), assessment (evaluación, no asesoría
ni asesinato), assessor (evaluador/tasador, no asesor), bomber (bombardero, no
bombero), brave (valiente, no bravo/enojado), camp (batallón/campamento mili-
tar, no campo/prado), can (lata o poder, no cana ni perro), cap (gorra, no capa),
cartoon (tira cómica, no cartón), celular (relativo a la célula, no teléfono móvil),
chin (mentón, no chino), cocoa (cacao, no coco), collar (cuello del vestuario, no
collar [adorno]), college (facultad, no colegio/escuela), come (venir, no comer).
101
Desarrollo histórico del español

Algunos de estos cognados falsos se han recogido de la conversación con


estudiantes de básica primaria o secundaria, a partir de su propia experiencia
con el aprendizaje de la lengua inglesa, y de algunos textos propios del inglés.
También se pueden reconocer los siguientes: commodity (mercancía, no co-
modidad), complain (quejarse, no complacencia), complexion (tono de piel, no
complexión), compromiso (ceder/transigir, no compromiso), conductor (director
de orquesta, no conductor de vehículo), confident (seguro de sí, no confidente),
constipated (estreñido, no constipado), contempt (desprecio, no contento ni
contemplación), contest (concurso, no contestar), convene (convocar, no con-
venir), costume (traje, no costumbre), council (consejo, no conciliar), Algunos
de estos falsos amigos coinciden con la ortografía del español mientras que,
otras veces, el parecido es solo en la pronunciación.

La lista es realmente mucho más extensa: lame (cojo, no lamer), large (grande,
no largo), lecture (conferencia, no lectura), lentil (lenteja, no lentilla ni lento), letter
(carta o letra del abc, no letra de una canción ni caligrafía), lime (lima [fruta],
no lima [de uñas]), lobe (lóbulo, no lobo), lore (tradición, no loro), luxury (lujo,
no lujuria), macaroon (galleta, no macarrón), man (hombre, no mano), mascot
(amuleto/persona, animal o cosa que da buena suerte, no mascota), mayor
(alcalde, no mayor en edad), media (medios y no media [de vestir]), memoirs
(memorias/biografía, no memoria [de recordar]), misery (tristeza, no miseria),
mocha (café moca, no mocha/manca), momentum (impulso, no momento),
parade (desfile, no parada; en el ámbito militar se suele caer en el falso amigo
al referirse al “campo de paradas”, por la traducción directa del inglés parade
camp), pare (pelar o cortar las uñas, no parar), parents (padres, no parientes),
pendant (colgante de un collar, no pendiente ni pedante), petrol (gasolina, no
petróleo), petulant (irascible, no petulante), pie (pastel, no pie), place (lugar, no
placer ni plaza), plain (sencillo/liso, no plan ni plano [arquitectura]), plate (plato,
no plata), policy (política, no policía), politic (diplomático, no político), preservative
(conservante, no preservativo/condón), presume (suponer, no presumir), pretend
(aparentar, no pretender), prize (premio, no precio), probe (investigar, no probar),
prodigious (vasto/enorme, no prodigio), prospect (posibilidad, no prospecto).

Otro de los efectos de la relación entre la lengua inglesa y la española es el


cambio en la estructura sintáctica del español como emulación de la inglesa.
En español el adjetivo le sigue al sustantivo, como perro bonito o casa grande.
No obstante, en inglés es a la inversa: nice dog, big house. Cada día se hace
más frecuente ver esta formación sintáctica en español (gran casa o lindo perro),
principalmente en personas que han aprendido inglés y calcan esta estructura
102
Antecedentes lingüísticos y literarios

en el español. Hay, ciertamente, expresiones en español que tradicionalmente


siguen esta estructura, como “buenas noches”, “buena suerte”, etc. No se
incurre en error alguno al generar estas construcciones sintácticas, pues el
español es versátil y dinámico en este sentido, aunque no tanto como sus
lenguas ancestrales griego y latín.

Es evidente que, como ya se ha sugerido, en un mundo con un número cada


vez más abundante de migraciones humanas y un volumen creciente de
acceso y popularización de aparatos tecnológicos para la comunicación y el
esparcimiento, la variación de la lengua española mediante la incorporación
o asimilación de voces del inglés es cada vez más frecuente y profusa. No se
trata ahora de cuál lengua tiene mayor prestigio, sino de cual es más suscep-
tible de transformación, tanto por condiciones psicológicas sociales como por
subordinación económica, comercial e industrial, no cultural.

Referencias

Bravo, A. (1982). Literatura anglosajona y antología bilingüe del antiguo inglés.


Oviedo, Servicio de Publicaciones de la Universidad.

Burnley, J. D. (1992). The history of the Englis Language. A Source Book. London,
Longman.

Real Academia Española de la Lengua (2014). Diccionario de la lengua española.


23ª ed. Espasa.

Rissanen, M. et al., edts. (1992). History of Englishes. New Methods and Inter-
pretations in Historical Linguistics. Berlín, Mouton de Gruyter.

1.8. Configuración del español de América


¿otra lengua?

Parte del desarrollo de los pueblos de América Latina, hasta épocas muy re-
cientes, se dio en el marco de una sociedad cuyos individuos no sabían escribir
y solo algunos sabían leer, ya porque se tratase de comunidades rurales que
no requerían de estas prácticas especializadas, o porque se trataba de zonas
descuidadas por los gobiernos. Esto significa que el español de América se 103
Desarrollo histórico del español

siguió transformando de manera independiente de la forma como evolucionó


el español peninsular desde finales del siglo XV, y la identidad que fueron cons-
truyendo sus habitantes, si bien conversaba con su historia ligada a España
(principalmente porque seguían siendo ellos quienes nos contaban como había
sido nuestro devenir por medio de los libros que se utilizaban en la escuela),
también conversaba con unos escenarios y contextos distintos de aquellos.

1.8.1. Intercambio lingüístico local y global


Hoy, cuando emergen nuevas formas de comunicación y nuevos rasgos par-
ticulares de la lengua (principalmente en contextos de baja escolaridad y alto
analfabetismo), como el parlache (Medellín, Colombia) y otros lenguajes que
circulan amplia y velozmente por toda Latinoamérica en canciones de reguetón
y otros tipos de expresión popular, la lengua se sigue transformando y sigue su
curso como sistema de comunicación e identidad. Esta dinámica toma cada
vez mayor fuerza, debido a la versatilidad y cobertura de las redes sociales y
a las nuevas formas de comunicación e interconectividad, en las cuales, para
incursionar en los ámbitos del arte ya no se requiere de la intervención de una
organización o empresa especializada, sino que cada quien graba su vídeo y lo
sube a la red y comienza a circular con mayor o menor velocidad según el número
de seguidores del recién nacido artista. El nuevo oficio de “influenciador digital”
(influencer), una especie de profesión sin escolaridad ni formación, más ligada
al azar, la figura corporal y la espontaneidad, va tomando fuerza en el medio, no
sólo por la promesa de adquisición de dinero de manera fácil y sin el escollo de
estudiar en una Universidad durante “mucho” tiempo y con “enorme” esfuerzo,
sino también por la promesa expedita de alcanzar la “fama” y el prestigio que
tiene un atractivo especial para la mayoría de personas; adicionalmente, está el
efecto psicológico de sentir que efectivamente se tienen influencia sobre el co-
mún de la gente, principalmente sobre aquellos que son formados e informados
por las redes sociales, en quienes se afianza la sensación de estar en el mundo
con un sentido y un propósito, al tiempo que se retroalimenta el ego de quienes
se consideran artistas de éxito al margen de la formación, el estudio y el talento.
Quizás estas tendencias se afiancen de tal manera que el arte y el conocimiento
formal terminen siendo un extraño, atípico y exótico “oficio”, mientras la lengua,
sutil y mansamente como siempre, va registrando estos cambios y tendencias
en sus palabras y expresiones en los distintos niveles de uso.

Estas formas autóctonas conversan con esas otras palabras y expresiones que
van surgiendo en ambientes académicos, de la ciencia y de la informática, y
104 van marcando nuevas tendencias y alimentan el diccionario de la lengua con
Antecedentes lingüísticos y literarios

una cantidad considerable de nuevas voces, ahora más provenientes de len-


guas como el inglés que del latín y el griego, lo cual es también una muestra
de cómo las relaciones comerciales y la internacionalización son cada vez más
preponderantes en las nuevas configuraciones geopolíticas, en parte también
por la influencia de las nuevas posibilidades digitales e informáticas.

Así las cosas, cada una de las regiones y países de América Latina, nombre que
recibe precisamente por las lenguas que configuran este bloque continental,
lenguas románicas en su mayoría, tiene sus propias características, tanto en la
tradición lingüística compartida del español, como en las dinámicas comuni-
cativas adicionales y en la relación entre el español y las lenguas autóctonas,
presentes de manera abundante en la mayoría de países mencionados, princi-
palmente en México, Guatemala, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, y en menor
abundancia en Chile, Argentina, Venezuela, las Antillas, las Guyanas y Suriname;
el caso de Brasil es especial dado que, si bien en todo el territorio amazónico
hay abundancia de comunidades indígenas ancestrales, estas no han entrado
en mayor medida en contacto con el portugués en el territorio o con el español
en las fronteras, lo que significa que el aislamiento ha sido mayor que en los
demás territorios, quizás por las condiciones geográficas. A pesar de ello, hay
cierta influencia recíproca que se deja notar en la filigrana de la lengua, princi-
palmente en la fonética y en algunas palabras que transitan de un código a otro.

Cuando comienza a gestarse la producción literaria americana, en vista de que


hay muchos artefactos y realidades que no existían en otros lugares, fue ne-
cesario utilizar las palabras tradicionales de las comunidades para nombrarlas,
las cuales se españolizaron posteriormente, lo que significa que en la literatura
hay un aporte importante de las lenguas ancestrales al español. Las crónicas
de Indias (tema del que se habla también en otro acápite) es de una riqueza
extraordinaria en términos lingüísticos y culturales, precisamente porque recoge
parte de la tradición oral de las comunidades, porque nos informa sobre una
realidad lejana inclusive para los habitantes del territorio de América, y nos habla
de la forma como se nombraba el mundo en su momento5.

1.8.2. La institucionalidad de la educación


En las primeras instituciones educativas creadas en América en la época de
la Colonia, casi siempre al amparo de algún miembro respetable de la Iglesia

5 Miembros del grupo de investigación Lengua y Cultura de la UPB, Medellín, han hecho
indagaciones importantes acerca de este tema, como lo expuesto en el libro “Teatro
Crítico Americano, publicado por el Fondo Editorial UPB (2017). 105
Desarrollo histórico del español

católica, se impartía instrucción en latín y griego. En estas instituciones, ade-


más de los hijos de los españoles que vivían en el territorio, ya porque hubieran
nacido o porque hubieran migrado desde España, estudiaban también los hijos
varones de los nobles indígenas, cuando habían logrado algún tipo de tregua
o después de haber configurado un modelo de administración compartida o
de sumisión disimulada.

La instrucción que se conoce actualmente en Latinoamérica obedece, en su


mayoría, a la tradición colonizadora desde el siglo XVI. Las primeras universi-
dades fundadas en el territorio son las siguientes:

Universidad Santo Tomás de Aquino, Santo Domingo, República Dominicana


(1538); Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Perú (1551); UNAM,
México (1553); Real y Pontificia Universidad de Santiago de la Paz y de Gorjón,
Santo Domingo, República Dominicana (1558); Benemérita Universidad Autó-
noma de Puebla, Puebla, México (1578); Universidad Santo Tomás, Bogotá,
Colombia (1580); Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, Argentina (1613);
Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia (1623); Universidad Mayor
Real y Pontificia San Francisco Xavier de Chuquisaca, Sucre, Bolivia (1624); Uni-
versidad de San Felipe, Santiago de Chile, Chile (1622); Universidad del Rosario,
Bogotá, Colombia (1653); Universidad de San Carlos de Guatemala, Ciudad
de Guatemala, Guatemala (1676); Universidad Central de Venezuela, Caracas,
Venezuela (1721); Universidad de La Habana, Cuba (1728); Universidad de los
Andes, Venezuela (1785); Real Universidad de Santo Tomás de Aquino, Quito,
Ecuador, hoy Universidad Central del Ecuador (1786).6

Adicionalmente, existió la figura de Colegio Mayor, lugar anexo a la universidad


(pocas veces independientes), donde, además de estudiar, se residía. Se ofre-
cían allí actividades culturales, académicas, religiosas y deportivas. En cuanto
a certificaciones y títulos, eran especialmente dedicadas a otorgar títulos de

6 Es particularmente llamativo que la primera universidad en territorio estadounidense se


fundara a finales del siglo XVII y las demás a partir del siglo XVIII, poco menos de 200
años después de la primera fundada en territorio latinoamericano. En todo Norteamérica
se había registrado sólo la fundación de la Universidad de Laval, Canadá (1663). Es así
como a partir del siglo XVIII el número de instituciones de educación superior crece con
las fundadas en Estados Unidos y Canadá: College of William and Mary, Williamsburg,
Virginia, USA (1693); Yale University, New Haven, Connecticut, USA (1701); Universidad
de Princeton, New Jersey; Universidad de Pensilvania, Philadelphia, USA (1755); Brown
University, Providence, Rhode Island, USA (1764); Universidad de Tutgers, Nuevo
Brunswick, New Jersey, USA (1766); Dartmouth College, Hanover, New Hampshire (1770);
Universidad de New Brunswick, Fredericton, Canadá (1785); Universidad de Georgetown,
106 Washington, USA (1789).
Antecedentes lingüísticos y literarios

licenciatura y doctorado, por lo que se consideraba un lugar particularmente


especial dentro de la Universidad. En América hubo muchos ejemplos de
Colegio Mayor con las características mencionadas, las cuales databan desde
la Edad Media y existieron hasta el siglo XVIII en Europa y hasta el siglo XIX en
Latinoamérica. En la mayoría de estas instituciones la instrucción incluía a los
nativos americanos, principalmente de la nobleza, así que las primeras instruc-
ciones consistían en el aprendizaje de la lengua española, idioma en el que se
llevaba a cabo toda la tarea formadora. Los siguientes son algunos de ellos:

• Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, Tlatelolco, México, 1533. Primera


institución de educación superior en América. Nunca fue universidad. Se
dedicó a la educación de los indígenas en el conocimiento y estudio de
Europa en español. Funcionó durante 50 años.
• Real Colegio de San Nicolás Obispo, Pátzcuaro, México, 1540. Posterior-
mente es trasladado a la ciudad de Valladolid (actual Morelia).
• Real Colegio de San Martín, Lima, Perú, 11 de agosto de 1582. De origen
jesuita, fue extinguido en julio de 1770.
• Real y Antiguo Colegio de San Ildefonso, México, 1588.
• Real Colegio Seminario de Santo Toribio, Lima, Perú. 7 de diciembre de
1590.
• Real Colegio de San Felipe y San Marcos, Lima, Perú, 28 de junio de 1592.
Fue extinguido en julio de 1770.
• Seminario San Luis, Ecuador 1594.
• Colegio Seminario de San Antonio Abad, Cuzco, Perú, 1598.
• Colegio Mayor de San Bartolomé, Bogotá, Colombia, 1604. Aún en funcio-
namiento.
• Colegio Seminario de Santiago de León de Caracas, 1673.
• Real Colegio Convictorio de Nuestra Señora de Monserrat, Córdoba, Ar-
gentina. 1 de agosto de 1687.
• Colegio San José de los Infantes, Guatemala. 10 de junio de 1781. Aún en
funcionamiento.
• Real Convictorio de San Francisco Javier, Santiago, Chile, 23 de marzo de
1611. Fue extinguido en1767.
• Real Colegio de San Bernardo, Cuzco, Perú, 1619. Jesuita. Extinguido en
1825.
• Colegio Nacional de Monserrat, Córdoba, Argentina,1687. Jesuita.
• Real Colegio Convictorio de San Carlos, Lima, Perú, 1770.
• Real Colegio Seminario de San Buenaventura de Mérida Venezuela, 1785.
• Real Colegio de Nobles Americanos en Granada 1792.
107
Desarrollo histórico del español

• Real Colegio de Medicina y Cirugía de San Fernando, Lima, Perú, 1808.


• Convictorio Carolino, Santiago, Chile, 30 de marzo de 1778. Reemplazó al
Convictorio de San Francisco Javier, suprimido en 1767.
• Real Colegio de San Francisco en la Villa de la Candelaria, Medellín, Co-
lombia, por Real Cédula del 9 de febrero de 1801, institución franciscana
dedicada a la enseñanza de gramática, filosofía y latín. Entró en receso
durante la guerra de Independencia. Se aprueba un nuevo plan educativo
en 1822 y comenzó a llamarse Colegio de Antioquia; en 1827 obtiene
autorización para enseñar Derecho; en1832 se llamó Colegio Académico;
en 1853 Colegio Provincial de Medellín; en 1860 Colegio del Estado, y en
1878, tras un receso de dos años, Colegio Central de la Universidad. Actual
Universidad de Antioquia, desde 14 de diciembre de1871.

En estas listas se puede percibir claramente la incidencia católica, las tradiciones


locales y la incursión española. Esto también hace pensar que el español no
sólo circuló en América en forma de relato oral, aunque así fue en la mayoría
de los casos, sino que se comenzó a gestar desde el siglo XVI una tradición
académica que fortaleció el uso de la lengua, infortunadamente a costa de
la desaparición y exterminio de muchas lenguas nativas y de sus hablantes,
condición histórica que también se encuentra en el ADN de la lengua española
de América, ya sea en el léxico o en expresiones, coloquiales y literarias, de
sumisión, violencia y rebeldía. Llaman la atención respuestas como "Mande",
en México; "Sí, señor/no, señor", en Colombia; "A la orden" y "De nada", en casi
todo el territorio latinoamericano.

1.8.3. Migraciones humanas y lexicografía


En el territorio colombiano, así como ocurrió en otros países, como Cuba, Brasil
y Haití, hubo migración considerable de africanos en época de la conquista,
quienes permanecieron en estos territorios luego de las luchas de independen-
cia, en parte porque ya se les había arrebatado todo lo que tenían varias gene-
raciones atrás, así que intentaron hacer de este su propio territorio, a pesar de
las condiciones desfavorables y de discriminación y exclusión a las que fueron
sometidos, muchas de las cuales perviven hoy en muchas sociedades, aspecto
que tiene su manera de presentarse en la lengua cotidiana, los chistes y las fra-
ses de desprestigio. Ellos también trajeron su acervo cultural en su lengua, sus
creencias y sus cuerpos, único patrimonio con el que llegaron obligados a estas
tierras extrañas y lejanas. Con el tiempo, fue dándose una mezcla tímida entre su
lengua y el español, o entre aquella y las lenguas aborígenes americanas, pues
108 muchos de ellos fueron obligados, como también fueron muchas comunidades
Antecedentes lingüísticos y literarios

indígenas, a olvidar sus propias lenguas para no morir ellos o sus familias. Los
negros descendientes de africanos que todavía pueblan el territorio americano
se han unido en comunidades claramente diferenciables por sus costumbres, su
música, sus tradiciones, su cosmovisión, su medicina tradicional, su mitología
y espiritualidad, su forma de vestir y su alegría permanente. Aunque siguen
siendo discriminados, lograron afianzarse también en el terreno de la literatura
y el deporte, como dos tablas de salvación para sus tradiciones y su memoria.

Junto con la literatura, emerge también el periodismo y el periodismo literario,


que le dan al español un impulso importante. De hecho, muchos periodistas
se han dedicado a la literatura y han tenido particular éxito, como el caso de
Gabriel García Márquez, quien, siendo periodista, comenzó a poner por escrito
los relatos que de manera oral le contaba su abuelo, y lo catapultaron como
uno de los más grandes escritores de habla hispana del siglo XX. En cuanto a
la puesta por escrito de las tradiciones orales, está el caso de Tomás Carras-
quilla, a quien se le denomina “costumbrista”, cuya obra va mucho más allá de
simples relatos folklóricos de la época. Su producción literaria recoge todo el
acervo cultural de un momento y una región casi completamente iletrada, la
Antioquia campesina del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Fenómeno pareci-
do el de Juan Rulfo, iniciador del Realismo mágico y un embajador literario de
las tradiciones de su pueblo y de su momento histórico, y Rafael Pombo quien
con su literatura no solo ha enseñado valores y a leer a muchas generaciones,
sino que ha despertado la sensibilidad literaria (y poética) en muchas personas
desde su infancia mediante el acopio de frases, palabras y expresiones propias
de la idiosincrasia colombiana. Producciones literarias como estas marcan el
reconocimiento oficial de una tradición lingüística mediante la publicación de
relatos escritos, uno de los requisitos para incluir en el léxico de una lengua las
voces propias de los hablantes.

Como consecuencia de estas producciones se tiene a la mano actualmente el


Diccionario de Americanismos (RAE, 2010), donde se recogen aquellas voces
propias del español de América que han surgido de manera autóctona o como
consecuencia del intercambio lingüístico con las comunidades indígenas, y pa-
labras que surgen gracias a las adaptaciones de voces extranjeras. Hay algunos
teóricos que critican la perspectiva dialectal que la Asociación de Academias de
la Lengua Española le da al español americano en esta obra, lo cual continúa
estableciendo cierta supremacía del español peninsular sobre las demás, y
manifiesta la resistencia ideológica para reconocer la independencia en la evolu-
ción de la vertiente americana del español. Puede verse, mejor, como un reflejo
lexicográfico de la potencia que tiene la variante americana del español, hasta 109
Desarrollo histórico del español

el punto de tener que agregarle un adjetivo según la variante a la que se haga


referencia: español mexicano, español argentino, español colombiano, español
venezolano, etc. Según esto, podría decirse que el español de América, más
que una lengua diferente a la de España, son muchas lenguas diferentes entre
sí, aunque con un tronco común que le da identidad trasnacional. El español
americano es una lengua y muchas a la vez.

En este mismo sentido, los gramáticos han tenido mucha incidencia en el de-
sarrollo y afianzamiento del español en América. Andrés Bello (Caracas, 29 de
noviembre de 1781-Santiago, 15 de octubre de 1865), quien también fue político
y se destacó en distintos ámbitos del conocimiento, es quizás el más reconocido,
principalmente por sus aportes a la Gramática Castellana Latinoamericana (1832)
que, desde el siglo XIX hasta hoy, ha tenido una influencia determinante en los
estudios lingüísticos y gramaticales. Algunas de sus obras a este respecto son
las siguientes: Indicaciones sobre la conveniencia de simplificar i uniformar la
ortografía en América (1844); Ortografía castellana (1827); Reglas de acentuación
(1845), y Reformas ortográficas (1849); en 1832 publica un breve artículo sobre
Gramática castellana, donde fija su posición respecto de cómo debe ser una
gramática de la lengua materna o nativa; Principios de la Ortolojía i Métrica de la
lengua castellana (1835); Lecciones de Ortología y Métrica (1836). En Colombia,
el humanista, filólogo, escritor, político y periodista Miguel Antonio Caro (Miguel
Antonio José Zolio Cayetano Andrés Avelino de las Mercedes Caro Tobar, Bogotá,
10 de noviembre de 1843-Bogotá, 5 de agosto de 1909) y el filólogo, lexicógrafo
y humanista Rufino José Cuervo (Bogotá, 19 de septiembre de 1844-París, 17
de julio de 1911) hicieron también un aporte importante a este respecto; así
como a Andrés Bello, su posición social, el ejercicio de cargos públicos y la
fuerza política que ejercían, les permitió tener mayor eco en la sociedad inte-
lectual de la época y marcar pautas en la construcción de identidad intelectual
y lingüística de Colombia y América. En 1942 se funda el Instituto Caro y Cuer-
vo como un reconocimiento a estas dos personalidades, dedicado al estudio
serio de filología, lingüística y literatura del español, principalmente la variedad
colombiana y sus variantes internas, y de las lenguas nativas del territorio. En
Uruguay, Gámez Marín, Francisco (Cádiz, 2 de mayo de 1868 – Montevideo, 8
de sept. de 1932), publica su Gramática razonada del idioma castellano (1910),
con especial énfasis en el acto lingüístico y la didáctica de la gramática. Estos
son solo algunos de muchos aportes al desarrollo historiográfico de la gramática
del español en América.

Adicionalmente, en algunos países se ha hecho el ejercicio de crear diccionarios


110 que recogen aquellas palabras y expresiones que, si bien pertenecen al español,
Antecedentes lingüísticos y literarios

no fueron traídas desde Europa, sino que emergieron en este territorio, como
consecuencia de la historia particular de sus habitantes y como parte de la
vertiente, ahora reconocida y claramente identificada, del español americano.
Algunas de estas obras son las siguientes:

• Academia Argentina de Letras (2003). Diccionario de habla de los argen-


tinos. Buenos Aires, Espasa Calpe-Grupo Editorial Planeta.
• Álvarez Vita, Juan (2009). Diccionario de peruanismos. El habla castellana
del Perú. Lima, Universidad Alas Peruanas.
• Pereachala Aluma, Rafael (2002). Diccionario de afroamericanismos. Santafé
de Bogotá, Universidad Nacional de Colombia (monografía). Entre otras
fuentes, cita este autor las siguientes: Diccionario de Chocoanísmos y
afrochocoanísmos. Inédito. Quibdó, 1988; Aportes Lexicales africanos al
español del mestizo andino colombiano. Ponencia presentada en el Segundo
Congreso de Etnoeducación. Inédito. Popayán, 1999
• Cásseres Estrada, Solmery (2005). Diccionario de la lengua afropalenquera-
español. Cartagena de Indias, Pluma de Mompox.
• Quesada, Miguel A. (2010). El Español de América. San José de Costa Rica,
Tecnológica de Costa Rica.

La Asociación de Academias de la Lengua Española ha publicado también el


Diccionario Panhispánico de Dudas (RAE, 2004), como una manera de mantener
la unidad de la lengua en el contexto internacional y de esclarecer algunos pun-
tos comunes a todas las variantes y, en algunos casos, detallar las diferencias
entre ellas.

1.8.4. Algunos tópicos diferenciales


Algunos detalles en los que se diferencian el español de América del español
peninsular son los siguientes:

• Adverbialización de adjetivos. V.gr., viste lindo, habla bonito, canta feo.


• Poca o nula utilización del pretérito perfecto compuesto. En su lugar se
prefiere el uso del pretérito perfecto simple. ¿quién vino?, en lugar de
¿quién ha venido?
• Convertir en reflexivos verbos intransitivos, como enfermar/enfermarse, soñar/
soñarse, vivir/vivirse, pensar/pensarse en construcciones como: me he enfer-
mado; me sueño viviendo en la playa; se vive quejando; me has pensado

111
Desarrollo histórico del español

• Preferencia de perífrasis en lugar de formas simples. V. gr., he de contarte/


te contaré; estoy yendo hacia allá/voy hacia allá; ¿cómo te va yendo? / ¿qué
tal te va? O ¿cómo estás?; estoy hablando de ti/hablo de ti.
• Reforzamiento del diminutivo y doble diminutivo con –ito o -ico. V. gr.,
chiquito/chiquitito[-ico]; ahorita/ahoritica; pequeño/pequeñito; anillo/anillito.
• Utilización del aumentativo –azo con una función diferente, para otorgar
valor afectivo o cariñoso a la expresión, así: amigo/amigazo; mujer/muje-
raza; regalo/regalazo.
• Es común que algunas palabras regulares de la lengua obtengan un sentido
doble, a veces obsceno, como ocurre con las palabras coger, concha, tirar,
chiquito, chucha, cuca, cucaracha, sapote, chimbo. Inclusive en algunos
contextos se evita su uso en contextos formales.
• Se tiende a modificar el lugar del acento en algunas palabras. Por ejemplo,
mientras en España se dice chófer, en América chofer; nene(s) en América
por nené(s) en español ibérico; coctel (Amér.) por cóctel (Esp.); video (Amér.)
por vídeo (España); riel (Amér.) por raíl (Península), entre otras.

También, el español americano incluye palabras que no son de origen peninsu-


lar, muchas heredadas de las lenguas nativas que han sobrevivido en América,
y que su uso, con algunas excepciones, se restringe a este territorio, como las
siguientes: canoa, piragua, tabaco, batata, tiburón, cacique, entre otras de origen
arahucano; del náhualt provienen aguacate, cacao, chocolate, tomate, cacahuete,
chicle, hule, jícara, petaca, azteca, tiza, entre otras; puma, llama, choclo, zapayo,
cóndor, pampa, charca, caitu, caivo y chancla, del quechua; api (granos de maíz,
mazamorra), asna (maloliente), tucán, petunia, caracú, urután, yarará, yacaré,
tapioca, ombú, cobaya, entre otras, del guaraní. Así sucesivamente, existen mu-
chísimas voces que han migrado de las lenguas indígenas al español americano,
a pesar del poco contacto real, en condiciones de igualdad en cuanto a prestigio
y reconocimiento, entre el español y dichas lenguas ancestrales.

Como se ha dicho, el Diccionario de Americanismos (2010) es una prueba feha-


ciente de la abundancia de léxico propio del español de América, de cuya fuente
se extraen también las siguientes voces: provenientes del náhuatl: zaguate,
zapote, zapa, xopepe, xícal, xales, tecolote, tamal, quetzal, quechol, palanco,
petate, metate, pagua, pachole, ozote, otomía, ojite, nixte, nance, maca, izote,
huiltota, guacamole, güiche, guachilote, esquite, esquijoche, elote, chichicuilote,
ázcale, amate, axolote, chipote, chipotle; de los caribes y de las comunidades
indígenas antillanas provienen los siguientes vocablos: saraguate, papayo,
ocuje, nigua, maguey, jicotea, jagüey, jaiba, jaba, itabo, hamaca, henequén,
112 caimán, cachama, bijagua, bejuco, bahareque; del aimara provienen, entre
Antecedentes lingüísticos y literarios

otras, estas: ñojo, kita y achira; del quechua, tal vez una de las lenguas que,
junto con el náhuatl, aportó al español: yanacona, yapa, yachac, umanana, ulla,
tullcu, tala, sanco, sacha, quena, paco, pacae, ñusta, ñapa, musca, marcar (lle-
var en brazos), máchica, llicta, llucho, laica, kuti, kamili, iño y huato; del maya
provienen voces como ilonel, pacanil y ucle.

1.8.5. Cuatro momentos del español


Según este esbozo, a pesar de lo que declaran algunos historiadores de la lengua
que proponen tres momentos en el desarrollo del español de América hasta
hoy, se pueden y deben identificar cuatro, todos ellos claramente definidos en
el tiempo y en los efectos sobre la lengua.

Un momento inicial que coincide con la época de la llamada Conquista (siglos


XV y XVI), cuando los advenedizos españoles destruyeron y arrasaron sin con-
sideración alguna, y sin importarles la riqueza cultural de los pueblos, a varias
decenas de millones de habitantes del continente, hasta la desaparición de
muchos grupos humanos casi hasta el exterminio total, amparados en ideas
que ellos mismos habían inventado, afianzado y validado. Durante esta época,
si bien hubo contacto no hubo un intercambio lingüístico significativo ni interés
en ello por parte de los europeos, lo que significó que las lenguas ancestrales no
marcaron el español, salvo algunas rarísimas excepciones, como la de nombrar
aquello que fuera completamente desconocido e inexistente en Europa. Algunos
misioneros, franciscanos principalmente, intentaban hacer que el daño sobre
la población fuera el menor posible, aun cuando había algunos de ellos que lo
promovían como forma de disciplinar a los grupos y de generar obediencia, y
otros que concebían una única idea en su cabeza: la cristianización universal.
Se le enseña algunas palabras del español a miembros de las comunidades,
principalmente frases hechas para responder en la celebración de la eucaristía
o para asentir (sin voluntad) en la celebración de contratos con la voluntad del
Rey o de los gobernantes “conquistadores”, siendo obligados a usarlas aun sin
saber qué era lo que estaban diciendo, engañados para jurar obediencia al rey
o para aceptar el cristianismo como religión.

Los “conquistados” no fueron considerados personas durante esta época, sino


homúnculos, animales con apariencia humana, pero sin alma, que no tenían
voluntad ni podían ejercer la autoridad ni el dominio sobre propiedad alguna.
Son precisamente algunos misioneros quienes comienzan a actuar en contravía
de aquello, aunque no sin violencia sobre las comunidades cuando se tratara
de religión, es decir, los defendían siempre y cuando aprendieran español 113
Desarrollo histórico del español

básico y aceptaran la fe cristiana respondiendo en los oficios religiosos con


frases prefabricadas y fijas, demostrando adhesión irrestricta al Papa y demás
autoridades eclesiásticas, aunque no las reconocieran ni conocieran siquiera,
mientras eliminaban su lengua, sus culturas, sus tradiciones, y eran cubiertos
con ropas europeas condenando la desnudez natural como una aberración.
Esto significa que llegaron varios grupos cada uno con sus propios intereses
conquistadores: el de los religiosos, el de los ladrones y expoliadores, el de
los gobernantes enviados por la Corona y el de los refugiados indeseables
en Europa. Así las cosas, la lengua española que llegó a América fue la de la
Biblia y las liturgias mezclado con algo de latín, la lengua vulgar de las calles y
el hampa, la de las cédulas y documentos reales, y la que hablaban los judíos
y musulmanes que lograron fugarse hacia América como forma de salvación.
Se cree que de cada diez mil personas que arribaron a costas americanas du-
rante el siglo XVI y comienzos del XVII, por lo menos tres mil se adentraron en
territorio americano y desaparecieron de los registros españoles.

Un segundo momento, coincidente con la llamada época de la Colonia (siglos


XVII y XVIII hasta comienzos del siglo XIX) hasta las guerras de Independencia.
Durante este tiempo continuó el exterminio de bienes culturales del territorio y
la llegada de esclavos negros traídos de África, a quienes se les llamaba bozales
por no hablar español y porque tampoco podían hablar su lengua, así que se
les arrebató completamente la palabra hasta que aprendieran español, aunque
este no era un propósito ni una necesidad de parte de los españoles, pues no
necesitaban que hablaran sino que trabajaran en silencio. Durante este tiempo
los europeos continúan asesinando nativos y esclavos (por razones diferentes),
hay mayor intercambio lingüístico con las comunidades indígenas, principalmen-
te aquellas que van aprendiendo la lengua de quienes ostentan las armas más
poderosas y, por tanto, el poder sobre los cuerpos. Existen ciudades pobladas
exclusivamente por europeos, otras por esclavos negros y otras por indios nati-
vos. Esta separación tenía como propósito evitar revueltas que pudieran poner
en riesgo a los españoles, evitar la mezcla entre miembros de los tres grupos
y, sobre todo, evitar complots y tener bajo estricta vigilancia a negros e indios,
con normas severas cuya transgresión se pagaba con la muerte.

A pesar de ello, el intercambio lingüístico continúa, los negros aprenden un


poco de español y algunos conservan algo de sus lenguas; un número consi-
derable de indios aprende español y algunos grupos de misioneros comienzan
a interesarse por comprender la cosmovisión de los nativos, así como aprender
de su sabiduría sobre plantas y geografía, con lo que comienzan a registrar
114 algo sobre la estructura de sus lenguas, todas ellas orales y con sistemas de
Antecedentes lingüísticos y literarios

representación no fonéticos, lo cual les dificultó y les demoró más la labor. El


adoctrinamiento durante esta época incluyó la lectura de la Biblia en español
por parte de los indios nativos y la traducción palabra a palabra de dicho libro
a las lenguas más representativas de las comunidades indígenas, es decir,
aquellas en las que había sobrevivido el mayor número de individuos. Algunos
misioneros elaboran bocetos de gramática del español específicamente para
comunidades indígenas. Se fundan colegios y universidades, como ya se vio,
con miras a educar principalmente a los descendientes varones de los espa-
ñoles, fueran criollos o europeos, y de adoctrinar a los familiares de los líderes
indios que todavía pervivían por necesidad de los colonos para mantener el
control sobre la población.

El tercer momento cobija desde las campañas de independencia, desde finales


del siglo XVIII, pasando por la consolidación de los Estados nacionales america-
nos y sus constituciones en el siglo XIX, hasta la segunda posguerra, finalizando
el siglo XX. Durante esta época convulsa y difícil parece haberse consolidado
en todo el territorio americano la idea de la igualdad ante la ley, surgen en casi
todos los países sucesivas constituciones políticas de independencia, luego una
definitiva que unía a todas las provincias de cada territorio, y otra posterior, con
espíritu más liberal, aunque todavía ligado a lo religioso.7 El mestizaje deja de
lado en casi todos los territorios el racismo y la exclusión por motivos de raza
o procedencia, y se afianza una identidad americana en cuanto a la literatura,
la filosofía, la pedagogía, la sociología y la antropología. Contrasta con ello
el interés político creciente, acompañado de pretensiones económicas, por
eliminar la diferencia en cuanto a la lengua y las culturas propias; mientras las
constituciones rezan que existe una sola religión y una sola lengua oficiales en
los territorios (el cristianismo católico y el español, respectivamente), emergen
movimientos sociales que levantan su voz en defensa de la diferencia y de lo
autóctono.

Hay, pues, un interés estatal por la alfabetización en español, lengua oficial en


los territorios americanos, así como por la uniformidad en cuanto a la cultura,
las tradiciones y la religión. La mayoría de textos utilizados en las escuelas
y universidades son traídos de Europa y editados allí por europeos, quienes

7 En el caso de Colombia, las de Socorro, San Gil, Santafé de Bogotá, Cundinamarca,


Provincias Unidas de la Nueva Granada, República de Tunja, Estado de Antioquia, Cartagena
de Indias, República de Colombia, Estado de Mariquita, Provincia de Antioquia, Provincia
de Cundinamarca, todas ellas entre 1810 y 1819. En 1821 se firma la Constitución de
Cúcuta, considerada la primera posterior al sello de la independencia, cuya vigencia duró
hasta 1831. En 1886 se expide una Constitución que dura más de 100 años, hasta 1991. 115
Desarrollo histórico del español

construyen y nos cuentan nuestra propia historia a su manera, siendo ellos los
héroes y los indios americanos, con sus lenguas endemoniadas, los rebeldes
y salvajes. Una muestra de ello es que, aun en la actualidad, se ve en algunos
libros guía para la enseñanza del español la conjugación en la segunda persona
del plural con la forma: “vosotros” (estáis, cantáis, percibíais, estuvisteis…), y hay
quienes utilizan esta forma en actos protocolarios como una especie de desen-
canto por la forma “ustedes” y con el ánimo de engolar su discurso, otorgando
mayor elegancia y pureza a las formas peninsulares. Así mismo ocurrió con las
biblias; si hubo alguna editada en territorio americano era una versión de España
impresa en o para América que, por intereses económicos dijera “Biblia para
América” o “Biblia de América” o “versión americana”, pero no una versión que
recogiera la lengua y la cultura de América; así ocurrió y ocurre con todos los
textos litúrgicos del catolicismo: misales, oracionales, bendicionales, rituales, etc.

El cuarto momento (que los historiadores de la lengua no reconocen aun), comien-


za a finales del siglo XX y va hasta nuestros días. El criterio para considerar este
cuarto período es la aparición y popularización de la Internet y de los sistemas
informáticos en todo el mundo, lo cual hace que la lengua se afecte más rápida y
profundamente, que el número de los hablantes del español crezca como nunca
antes, que los niveles de analfabetismo disminuyan por razones diferentes a los
esfuerzos de los Estados y que el intercambio lingüístico sea mayor para todos
los niveles socioeconómicos. Así las cosas, las expresiones artísticas, literarias,
culturales y folklóricas se hacen más abundantes, pues no tienen que pasar por
procesos de edición y patrocinio; el acceso a los recursos bibliográficos y espe-
cializados es mayor y mejor para resolver dudas sobre la misma lengua, aunque
también hay mayor riesgo de acceder a información cuya veracidad o validez
sean mínimas; la identificación de las diferencias culturales es más sencilla y, al
mismo tiempo, la lengua misma se ve enriquecida constante y abundantemente
por palabras y expresiones del ámbito de la informática.

Este período obliga a expandir los estudios sociolingüísticos y lexicográficos


(ámbito en el que hay todavía mucha deuda en Latinoamérica), gramaticales y
pragmáticos, y a reconocerle a los hablantes, soberanos usuarios de la lengua,
su poder casi absoluto en relación con la dinámica cambiante de la misma. Las
redes sociales, el uso y abuso de dispositivos móviles, la inmensurable infor-
mación que fluye en las redes informáticas, la facilidad para acceder a estudios
precisos sobre temas específicos, el teletrabajo, las relaciones virtuales, todo tipo
de interactividad en formatos electrónicos y digitales, y, en general, el volumen
creciente de incidentes en la lengua, obligan a expandir la mirada sobre el tema,
116 a brindar nuevos y mejorados esquemas de formación a las nuevas generaciones
Antecedentes lingüísticos y literarios

y a tener mayor conciencia sobre la importancia de la oralidad en los procesos


de alfabetización, educación y formación en todos los niveles educativos, bajo
formatos presenciales o virtuales. Asimismo, la lectura y la escritura toman un
nuevo sentido que es necesario reconocer y conocer. El otorgamiento de autoridad
intelectual y profesional a quienes ejercen influencia directa o indirecta sobre un
público amplio y abundante se ve trastocado, por lo que es necesario también
generar reflexión y crítica al respecto, para que la homogenización cada vez ma-
yor de la lengua no sea una consecuencia del comercio fantoche, casi siempre
con influencia extranjera sin más ni más, sin crítica o conciencia alguna, sino que
reciba el toque especial de quienes, de manera autóctona y con conocimiento
sistemático y consistente, marquen pautas al respecto. Pero la lengua es de los
hablantes, y cada día se engrosa la lista de palabras que emergen de la comunica-
ción popular y son reconocidas como parte de la lengua española universal: es el
caso de palabro, almóndiga, asín, culamen, descambiar, toballa, abracadabrante,
güisqui, vagamundo, friqui/friki, cederrón, otubre, setiembre, papahuevos, ña/ño,
tuit, papichulo, espanglish, conflictuar, amigovio, siniestrar. Con el tiempo estas
palabras no se tomarán por malsonantes y se verán sin sospecha, pues esa es
la dinámica propia de la lengua: unas palabras emergen del pueblo y se vuelven
castizas, otras son palabras técnicas que el pueblo tiene que aprender y aprender
también su pragmática; dos movimientos de la misma realidad.

1.8.6. Rasgos ligüísticos en la geografía (toponimia)


Adicionalmente, todavía se encuentran, por lo menos en Colombia, Guatemala,
Chile y México, muchos topónimos en lengua ancestral que fueron asumidos
como propios en español, ya por la imposibilidad para su traducción, por co-
modidad, por estrategia política o por cualquier otro motivo. Según el Instituto
Geográfico Agustín Codazzi (1995), muchos lugares del territorio colombiano
(Caribá en lengua indígena) conservan los nombres originales. Esto permite
insinuar también la idea, aunque no es el objeto de este libro, que en el país hay
territorios que son complejos universos lingüísticos y culturales y que, según las
tradiciones ancestrales presentes en cada lugar, es la manera como se recibe,
se aprende y se utiliza el español. Una razón más para convencerse de que,
por lo menos en la mayor parte de Latinoamérica, toda relación interpersonal
es una relación intercultural, tal como ocurre en cualquier lugar donde confluya
público diverso, como una discoteca, un centro comercial, una plaza pública,
un bus, una iglesia o una escuela. Unido a ello, encontramos cómo, a pesar de
ser el español la lengua de comunicación común en el territorio colombiano,
hay unos sentidos en los nombres ancestrales que todavía perviven que pasan
inadvertidos, pero que contienen una riqueza semántica y cultural inagotable; 117
Desarrollo histórico del español

baste con pensar en los significados asociados a cada uno de los nombres de
los párrafos que siguen.

De los lugares de Colombia que conservan el nombre ancestral resaltan: de


todo el territorio Caribá (Colombia): Arauca, Cauca, Quindío, Caribe, Micai, Gua-
cayo, Sucumbíos, Chocó, Tumaco, Veragua, Baudó, Rumichaca, Susacá, Tamá,
Tamala, Tarrá y Tucá. De estos nombres de territorios, los cuales corresponden
a algunos departamentos actuales, emergen, de diversas lenguas propias, mu-
chísimos nombres que lograron llegar hasta nuestros días. Todos los territorios
tenían nombres en lengua propia, pero con la llegada de los españoles, de
manera arbitraria, muchos de esos territorios recibieron nombres de santos o
personajes españoles, de ciudades ibéricas o de “conquistadores”, y, algunos,
posteriormente, de próceres independentistas. A continuación, se nombran
algunos de los nombres indígenas que aún perviven.

Del territorio Omagua, correspondiente al Amazonas: Apapuris, Cabacaba,


Caketá, Caraparaná, Cauinari, Igara, Mirití, Aracuara; del territorio Catío co-
rrespondiente a la actual Antioquia: Abaniqui, Abibe, Aburrá, Aguataba, Anorí,
Araque, Ataró, Ayapel, Buriticá, Cacami, Caramanta, Carauta, Carcará, Carepa,
Catiburí, Chacurí, Cocamí, Dabeiba, Ebéjico, Ituango, Mandé, Murindó, Murrí,
Nare, Nechí, Nusibo, Pabarandó, Porse, Tonusco, Tigüí, Tinita, Urrao; Territorio
Arauca: Lipa, Tame; del territorio Macaná, correspondiente al Atlántico: Bara-
noa, Biojó, Galapa, Guájaro, Liruaco, Malambo, Suan, Tocagua, Tubará, Usiacurí;
del territorio Tacaloa, es decir, del departamento de Bolívar: Bonga, Canapote,
Caribaná, Cocón, Loba, Mompós, Majates, Norosí, Sambé, Simití, Sipacoa,
Tacaloa, Tacamocho, Tacasaluma, Talaigua, Tesca, Turbaco, Yatí.

Del departamento de Boyacá, llamado originalmente territorio Unsauna:


Biracachá, Boabita, Bonsa, Boyacá, Busbansa, Chiguatá, Chigua, Chinabita,
Chiquinquirá, Chitá, Chitano, Chitaraque, Chiticui, Cobarachía, Cobaría, Cocui,
Cómbita, Coperé, Coscués, Cucaita, Cuiloto, Cuítiba, Duitama, Firabitoba, Fura-
tena, Gachantibá, Gámesa, Garagoa, Guachanique, Guantiba, Guaso, Guateque,
Guayatá, Güicani, Isa, Jacabuco, Jenesano, Lengupá, Marchán, Maripí, Mongua,
Monguí, Moniquirá, Motabita, Muso, Nobsa, Paipa, Panqueba, Parequia, Pauna,
Pisba, Quípama, Ramiquirí, Ráquira, Rechingá, Sáchica, Samacá, Sasa, Sátiba,
Siachoque, Sirguasá, Sisbacá, Soatá, Socha, Socotá, Sogamucsi, Somondoco,
Sora, Soracá, Sotairá, Suapagá, Susacón, Suita, Sutatensa, Tambrí, Tenisucá,
Tibaná, Tibasosa, Tinjacá, Tobasá, Tobasía, Toca, Togüí, Topaga, Tota, Tununguá,
Turmequé, Tuta, Tutasá, Ubasá, Ubitá, Umbita, Upía. Como puede verse, este
118 es uno de los territorios de Colombia que más conserva sus nombres origina-
Antecedentes lingüísticos y literarios

les y donde, quizás como consecuencia, se conservan también vivas muchas


costumbres ancestrales y muchos otros rasgos de los ancestros pobladores.

El departamento de Caldas se llamó originalmente Carrapa. A él pertecen los


siguientes nombres originarios que aún se conservan: Armá, Chinchiná, Erbé,
Guacayá, Guarinó, Marmato, Marquetá, Paucura, Poso, Supía; del territorio
Caketá perviven: Caguán, Coró, Cunare, Cumare, Yubiya y Yarí; del territorio
Casanare resaltan: Aricaporo, Ariporo, Casubaná, Chámesa, Chire, Guachiría,
Opía, Orocué, Pauto, Pore y Tua; del territorio Pubén, correspondiente al Cauca:
Abiramá, Cajibío, Calacoto, Caldono, Calibío, Coconuco, Cupí, Dinde, Guachi-
cono, Guafuí, Guambia, Guanacas, Guapi, Jaboyaco, Jagual, Jambaló, Lame,
Machengue, Malbasá, Mandiyaco, Micai, Mosoco, Munchique, Napí, Naya,
Paispambá, Palasé, Paletará, Pansitará, Patía, Piendamó, Pilpé, Pisimbalá, Pitayó,
Polindera, Popayán, Purasé, Quilcasé, Quilichaua, Quinamayo, Saguenguí, Saija,
Sajandí, Sambingo, Sotará, Tálaga, Timbío, Timbiquí, Uisitó, Uyacos. Este sigue
siendo actualmente uno de los territorios con mayor población indígena ancestral
y, asimismo, por su posición geográfica privilegiada y sus condiciones de suelo
y de terreno, uno de los más golpeados por la violencia y el abandono estatal.

El territorio Upar, hoy Cesar, conserva los siguientes nombres: Ariguaní, Bu-
turama, Casacará, Chimichagua, Chimila, Chiriguaná, Coroponaimó, Guarupal,
Guatapurí, Marguriaimó, Saloa, Sesare, Simaña, Sopatín, Tamalameque, Torco-
roma, Tupés, Upar; en el territorio Chocó perviven los siguientes: Arusí, Atrató,
Baudó, Bojayá, Coquí, Cupica, Darién, Docampadó, Nabugá, Napipí, Noanamá,
Nuquí, Panguí, Pató, Quildó, Salaquí, Sipí, Tamaná, Tolo, Torrá, Tribugá, Truandó,
Urabá, Yoró; el territorio Sinú, correspondiente a Córdoba, tiene aún los siguien-
tes topónimos que ahora hacen parte del español americano:

Abibe, Ayapel, Betansí, Chimá, Entasal, Maurí, Momil, Sagún, Sereté, Uruté;
el territorio Cundinamarca, por su parte, los siguientes: Anapoima, Anolaima,
Aticó, Bituima, Bojacá, Rosa, Rosachío,Cachipái, Cajicá, Caparrapí, Cáquesa,
Carupa, Chaguaní, Chía, Chinauta, Chingá, Chipaque, Chirripai, Chiscal, Choachí,
Chocontá, Cogua, Cocunubá, Cuja, Engativá, Facatativá, Fómeque, Fontibón,
Fosca, Funsa, Fúquene, Fusagasugá, Gachalá, Gachensipá, Gácheta, Gasaunta,
Guabio, Guachetá, Guaguachí, Guasca, Guatabita, Guataquí, Ibamá, Itoca, Jagua,
Machetá, Mámbita, Minipí, Muchipai, Murca, Nemecón, Némesa, Nimaima,
Nocaima, Paime, Pandi, Pulí, Quetame, Sasaima, Sesquilé, Sibaté, Simijaca,
Sipacón, Sipaquirá, Síquima, Soacha, Sopó, Suba, Subachoque, Suesca, Supatá,
Susa, Suta, Sutagá, Tabio, Tausa, Tena, Tenjo, Teremá, Teusacá, Tibacui, Tibirita,
Tibitó, Tibsaquillo, Tinansucá, Tocaima, Tocansipá, Topaipí, Torca, Ubalá, Ubaque, 119
Desarrollo histórico del español

Ubaté, Une, Usaquén, Usme, Yacopí. Este territorio, como el Unsauna, conserva
muchos nombres ancestrales que se entienden incorporados al español.

El territorio Guainía cuenta con los siguientes nombres originarios en la actuali-


dad en español: Atabapo, Guabiari, Guainía, Inírida, Tomo; el territorio Guajiro,
con los siguientes: Carraipía, Cotosique, Dibuya, Eneal, Guajira, Macuira, Ma-
naure, Sulfar, Taroa, Tapiparabona; el territorio Guabiari, hoy Guaviare, conserva
los siguientes: Papunava, Uaupés; el territorio Pijao, hoy Huila, los siguientes:
Aipé, Guanacas, Iquirá, Maitó, Moscopán, Natagá, Neiba, Patá, Pecarní, Suasa,
Timaná, Yaguará; el Magdalena, antiguamente territorio Tairona, los que siguen:
Aracataca, Bonda, Buritaca, Chengue, Chimila, Chiyoa, Domo, Gaira, Gairaca,
Guachaca, Machingueye, Malebú, Minga, Mendiguaca, Marona, Neguanjé,
Oriueca, Puchirré, Taganga, Tairona, Tamalameque, Tucurinca; el territorio Bajacá,
correspondiente al departamento del Meta, cuenta con los siguientes: Ariari,
Arimena, Cabré, Cabuyaro, Cumaral, Cunimia, Guabiari, Guape, Guatiquía, Gua-
yuriba, Guaroa, Iraca, Macatoa, Manacasía, Mapiripán, Marayal, Muco, Ocoa,
Pachaquiaro, Pororú, Upín.

El departamento de Nariño corresponde al territorio Atunyatas; allí perviven


los siguientes: Ancuyá, Angasmayo, Chagüí, Chiles, Cocha, Consacá, Cumbal,
Cumbitara, Curiaco, Funes, Guachabés, Guayucal, Guáitara, Gualmatán, Gua-
napi, Guembí, Iles, Imués, Ipiales, Iscuandé, Ispí, Males, Mangui, Mayesquer,
Minamá, Pacal, Panguá, Patía, Piusbí, Pupiales, Sambiambí, Sanguianga, Supuis,
Tajumbina, Tangua, Telembí, Túquerres, Yacuanquer, Yaguapí; el departamento
de Norte de Santander corresponde al territorio Chitará, donde están: Acarí,
Aspasica, Bobalí, Bochalema, Borra, Bucarasica, Cáchira, Cácota, Caraba, Cata-
tumbo, Chinácota, Chitagá, Cubugón, Cúcuta, Culaga, Margua, Mutiscua, Orú,
Rasgón, Rotambria, Sulasquilla, Sulia, Táchira, Tarrá, Teorama, Tibú, Tunebo; del
territorio Putumayo: Caucayá, Mocoa, Sibundoy; del territorio Quindío: Calarcá,
Chagualá, Pijao, Quimbaya; del territorio Umbrá, hoy Risaralda: Apía, Arobí,
Irrá, Quinchía; del territorio Guane, hoy Santander: Aratoca, Barichara, Bocore,
Bucaramanga, Buteregua, Clachiras, Cachirí, Carare, Carcasí, Chagré, Charalá,
Charta, Chicamocha, Chingalé, Chipatá, Chocoa, Chucurí, Coromoro, Curití,
Gámbita, Guabatá, Guaca, Guapotá, Güepsa, Macarabita, Molagabita, Monchía,
Oiba, Onsaga, Opón, Orta, Paturia, Payoa, Sancotea, Sapatoca, Sepitá, Serbitá,
Simatoca, Site, Sulatá, Sulamanga, Susa, Tona, Umpalá, Yepo.

El territorio Tolú es conocido actualmente como Sucre; de este perviven los


siguientes topónimos utilizados en español: Cauca, Colosó, Jegua, Sinsé; del
120 territorio Tolima: Ambalema, Ambeima, Amoyá, Anaime, Atá, Chilí, Chipalo,
Antecedentes lingüísticos y literarios

Coyaima, Cucuana, Cundai, Doima, Erbé, Gualí, Guarinó, Ibagué, Icononso, Ma-
riquitá, Natagaima, Ondama, Patá, Toche, Totaré, Tuamo; del territorio Lile, hoy
Valle, están los siguientes nombres: Anaime, Anchicayá, Bolo, Buga, Cajambre,
Calí, Calima, Dagua, Dobitó, Guacarí, Ilama, Jamundí, Naya, Timbá, Tuluá, Yoto-
co, Yumbo, Yurumanguí; del territorio Uaupés, hoy Vaupés, tenemos: Apapuris
y Mitú, y del territorio Bichada, hoy Vichada: Amanebén, Caribay, Cumaribo,
Matabén, Muco, Ocuné, Tomo y Tuparro.

Todos estos nombres propios, con los cuales se designan lugares geográficos,
tienen un significado en lengua ancestral. No es este el momento para profun-
dizar en ello, pero vale la pena tomar en consideración que las comunidades
ancestrales de cualquier parte del mundo, al asignar un nombre propio, ya fuera
a persona, animal, territorio, fenómeno natural u objeto cotidiano, ponían allí
el sentido de lo que se quería nombrar, por lo que sus nombres no eran al azar
sino una manera de nombrar la realidad que se reconocía y a la cual se le daba
existencia con la palabra.

1.8.7. Centralismo y localismo, una tensión más allá


de lo lingüístico
El español de América sigue su evolución con relativa independencia del espa-
ñol peninsular. No obstante, cuando la RAE reconoce un término como parte
de la lengua, lo incluye para dar a conocer su uso en todos los lugares donde
el español es lengua de comunicación o lengua oficial. Llama, sin embargo,
la atención que, cuando en un territorio de América se utiliza ampliamente
un vocablo, requiere de la aprobación ibérica para poder asumirla aquí como
adecuada, lo cual marca una dependencia desigual e inequitativa, y denota
una especie de miedo o timidez para asumir con propiedad los cambios de la
lengua en un universo cultural dado. Hoy existe la Asociación de Academias
de la Lengua Española, que intenta mitigar en algo este centralismo lingüístico
europeo. Quizás el volumen de diferencias entre el español de América y el de
España se deba a la cobertura tardía de la escritura y la lectura en América, lo
que hace que ahora la transformación estructural de la lengua sea más lenta.
Nótese que no se habla de alfabetización, nombre regularmente asociado
con las habilidades de leer y escribir como tecnologías de la palabra. Para el
autor de este libro toda persona que utilice una lengua para la comunicación
en cualquiera de sus cuatro habilidades (hablar, escuchar, leer, escribir) es un
sujeto alfabetizado. Tradicionalmente este término “alfabetización” se crea en
Europa y se exporta con el fin de generar en algunas sociedades la sensación
121
Desarrollo histórico del español

de minusvalía al tener entre su acervo cultural la tradición oral. Cada vertiente


se sigue alimentando en sus formatos oral y escrito de muchos elementos
diversos y de algunos elementos comunes gracias a las redes informáticas
y el universo digital. Pero las tradiciones culturales y la cosmovisión propias,
profundamente vinculadas a la lengua, se construyen, casi todas, al margen
de las plataformas o los mecanismos de transmisión y difusión, por lo que,
sentadas las diferencias entre la tradición peninsular y la americana, el interés
debe ir en consonancia con el reconocimiento de las tradiciones ancestrales de
los territorios, con la influencia de las tecnologías de la información y la comu-
nicación, las migraciones por distintos motivos y los intercambios comerciales,
culturales, informativos y literarios.

No sobra insistir en que el arribo de los españoles a las costas americanas no


fue un “descubrimiento”, el paso de los españoles por las selvas y los montes
americanos dejando atrás muerte, expoliación y destrucción no fue heroico, y
el español peninsular, cuyas formas, palabras y norma en general pretenden
ser el punto de referencia inclusive cultural de todo el mundo hispanoparlante,
no es ni mucho menos universal. Existe en América, no obstante, junto a las
numerosas lenguas autóctonas, una lengua que a estas alturas ha permitido
configurar una identidad incómoda a lo largo del tiempo, que de ninguna ma-
nera puede imponérseles a quienes tienen como lengua materna alguna lengua
ancestral, pero que los hispanohablantes hemos comenzado a aceptar como
propia, no desde una perspectiva histórica, sino a partir de consideraciones
sociales y psicológicas, pues es preferible asumir críticamente una realidad
que no puede cambiarse que luchar inútilmente contra unos acontecimientos
históricos que, obviamente, no están en manos de los habitantes actuales de
España y de América. Conjuntamente con los estudios diacrónicos de la lengua
debe incorporarse el estudio de la psicología de la guerra y de las emociones,
como la vergüenza, la ira, el odio y el deseo de venganza, y estudios culturales
que permitan evitar perpetuar conductas y procedimientos políticos y económi-
cos como los que generan un daño psicológico y social difícilmente reparable.
La lengua, independientemente de las acciones de sus hablantes, tiene una
belleza propia, la cual crece y se potencia sin límites cuando se conjunta con
tradiciones culturales y permite contar y contarse, nombrar el propio mundo
y reconocerse en ella, tanto dentro del territorio como en territorio extranjero.
Esta misma lengua que durante mucho tiempo ha sido o fue razón de discordia,
enojo y rabia, puede ser hoy, si así se decide que sea, motivo de unidad y de
configuración de la paz y la humanización permanente, tan necesarias en un
territorio al que se le ha unido a la violencia más allá de lo que podría creerse
122 que una sociedad puede soportar.
Antecedentes lingüísticos y literarios

Si bien este acápite cierra el capítulo sobre el intercambio lingüístico y cultural


del español, desde una perspectiva socio-histórica, es bien sabido que, dadas
las migraciones y la influencia de las telecomunicaciones, es prácticamente im-
posible encontrar en la actualidad una lengua que no haya recibido influencia de
otras, o sujetos que no hayan recibido también influencia de costumbres, modos
de vida, moda, comida o tradiciones de otros sujetos más o menos cercanos,
pero de ninguna manera completamente extraños. Esto significa que, lo que se
describe aquí como un fenómeno aparentemente lingüístico, realmente es un
fenómeno social y cultural imparable, como ha sido desde la antigüedad hasta
hoy, y, seguramente, seguirá siéndolo. Es por esta razón que el título de este
libro incluye Lengua, cultura y sujetos, pues la relación indisoluble no es sólo
entre la lengua y la cultura, como entes existentes en sí mismos, sino que son
los sujetos los que sirven de conexión y vínculo generando un summum tripar-
tito vital, manifiesto en la otra tríada inseparable de oralidad, lectura y escritura.

Referencias

Asociación de Academias de la Lengua Española (2010). Diccionario de Ame-


ricanismos. Lima, Santillana.

Bello, A. (1884). Gramática castellana. En: Obras Completas de Don Andrés


Bello. Vol. V. Opúsculos gramaticales. Santiago: Dirección del Consejo de
Instrucción Pública.

Bello, A. (1884) [1834]. Advertencias sobre el uso de la Lengua Castellana dirijidas


a los padres de familia, profesores de los colejios i maestros de Escuela.
En: Obras Completas de Don Andrés Bello. Vol. V. Opúsculos gramaticales.
Santiago: Dirección del Consejo de Instrucción Pública.

Bello, A. (1884) [1823]. Indicaciones sobre la conveniencia de simplificar i


uniformar la ortografía en América. En: Obras Completas de Don Andrés
Bello. Vol. V. Opúsculos gramaticales. Santiago: Dirección del Consejo de
Instrucción Pública. 381-394.

Frago, Juan Antonio (2010). El español de América en la independencia. San-


tiago de Chile, Taurus. 313 p.

123
Desarrollo histórico del español

Instituto Geográfico Agustín Codazzi (1995). Los nombres originales de los


territorios, sitios y accidentes geográficos de Colombia. Santafé de Bogotá,
Pro-offset.

Laverde, Isidoro (1963). Ojeada histórico-crítica sobre los orígenes de la lite-


ratura colombiana. Santafé de Bogotá, Banco de la República, Biblioteca
Luis Ángel Arango.

Montoya, Juan E. (2017). Teatro crítico americano ¿intercambio cultural? En:


Teatro crítico americano. Medellín, Fondo Editorial UPB.

124
2. Componentes del
español desde una
perspectiva histórica
Quizás la ortografía, la gramática y el diccionario son las tres obras de mayor
importancia en la reconstrucción sistemática de la historia de la lengua. En estas
tres fuentes se centra este acápite, con información adicional a la contenida en
el resto del libro de manera dispersa.

2.1. La gramática

La primera gramática de la lengua española fue compuesta por Antonio de


Nebrija y publicada en 1492, en Madrid. La tituló Grammática Sobre la Lengua
Castellana. Con ella quiso dar orden a una lengua romance, así como lo hicieron
antiguamente otros con las lenguas sámscrita, griega y latina, aunque quizás
no quería que esta obtuviera el prestigio y el extendido uso de aquéllas, pero
sí tenía claramente en su cabeza el fondo humanista de su empresa, quizás
por las ideas que florecían en la época. Él mismo (Nebrissensis, A., 1492:f.
3v) declara:

Así que, después de repurgada la cristiana religión, por la cual somos


amigos de Dios o reconciliados con Él; después de los enemigos de
nuestra fe vencidos por guerra i fuerça de armas, de donde los nuestros
recebían tantos daños i temían mucho maiores; después dela justicia i
essecución delas leies que nos aiuntan i hacen vivir igual mente enesta
gran campañía que llamamos reino i república de Castilla; no queda ia
125
Desarrollo histórico del español

otra cosa sino que florezcan las artes dela paz. Entre las primeras es
aquella que nos enseña la lengua, la cual nos aparta de todos los otros
animales i es propia del ombre i, en orden, la primera después dela con-
templación, que es oficio proprio del entendimiento. Ésta, hasta nuestra
edad, anduvo suelta i fuera de regla i a esta causa a recebido en pocos
siblos muchas mudanças por que, si la queremos cotejar con la de oi a
quinientos años, hallaremos tanta diferencia i diversidad cuanta puede
ser maior entre dos lenguas.

Nodo AliveSSevilla (2019). Portada de la Grammatica de Antonii Nebrissensis

Fuente: Montoya (2020).

126
Componentes del español desde una perspectiva histórica

La misma reina Isabel parecía no entender cuál era su utilidad, pero él insistió
en su empeño que, durante mucho tiempo, quizás ensombrecida por la llega-
da a las Indias Occidentales, no tuvo lector ni trascendencia alguna. En sus
palabras (Nebrissensis, 1492:f.3v):

en la çania dela cual io quise echar la primera piedra i hazer en nuestra


lengua lo que Zenódoto en la griega i Crates en la latina. (…) fue aquella
su gloria i será nuestra, que fuemos los primeros inventores de obra tan
necessaria. Lo cual hezimos enel tiempo más oportuno que nunca fue
hasta aquí, por estar ia nuestra lengua tanto en la cumbre, que más se
puede temer el decendimiento della que esperar la subida.

Asimismo, deja entrever su fin (Nebrissensis, 1492:f.3v):

acordé ante todas las otras cosas reducir en artificio este nuestro lenguaje
castellano, para que lo que agora i de aquí adelante enél se escribiere
pueda quedar en un tenor i estender se en toda la duración delos tiempos
que están por venir, como vemos que se a hecho enla lengua griega i
latina, las cuales, por aver estado debaxo de arte, aunque sobre ellas an
pasado muchos siglos, toda vía quedan en una uniformidad.

Y advierte las consecuencias de no hacerlo (Nebrissensis, 1492:ff.3v-4):

Si otro tanto en nuestra lengua no se haze como en aquéllas, en vano


vuestros cronistas i estoriadores (f.4) escriben i encomiendan a inmor-
talidad la memoria de vuestros loables hechos i nos otros tentamos de
pasar en castellano las cosas peregrinas i estrañas, pues que aquéste
no puede ser sino negocio de pocos años. I será necesaria una de dos
cosas: o que la memoria de vuestras hazañas perezca con la lengua, o
que ande peregrinando por las naciones estrangeras, pues que no tiene
propia casa en que pueda morar.

Los mismos elementos que incorporó Nebrija en su Gramática siguen estando


incorporados, con ligeras variaciones, en las ediciones más recientes de la mis-
ma, como la Nueva gramática de la lengua española, de 2010 (Ignacio Bosque,
coord.), y la Gramática descriptiva de la lengua española, de 1999 (Bosque y
Demonte, coords.).

No era común para la época, como quizás es hoy en los países de habla hispana,
tener una gramática, es decir, un conjunto de normas para aprender la lengua 127
Desarrollo histórico del español

materna; en primer lugar, porque se aprendía por imitación, en segundo lugar,


porque la lectura y la escritura eran oficios exclusivos de altos dignatarios de
las cortes reales o de exiguos monjes. Quizás por estas razones no se le vio
oficio alguno a la obra nebrissensi hasta muy entrado el siglo XVII, pues hasta
en 1606, Bernardo José de Aldrete (1560-1641), autor de la primera historia de
la lengua española, declaraba:

Bien cierto es, que para saber la lengua vulgar no es menester arte, ni
escuela para aprenderla en la tierra donde se vsa. En Castilla oi para
hablar Romance no es menester acudir a maestros, que lo enseñen, que
con el hablar mismo se sabe. Assi fue la Latina en Roma siendo vulgar,
i niños i mugeres sin saber leer la hablauan i sabian, como consta de
Ciceron. (Aldrete, 2002)

Esto quiere decir que Nebrija era un visionario, aunque quizás él mismo no
calculó el alcance, la importancia y la trascendencia de su obra, como ya se
dijo. Solo en 1626, 134 años después de la Gramática de Nebrija, Gonzalo
Correas publicaba su voluminosa Gramática, a la que llamó “Arte grande de la
lengua española castellana”, en la Universidad de Salamanca. En 1614 se había
dedicado un estudio de la lengua castellana al recién fallecido Sebastián de
Cobarruvias (1539-1613), autor del primer diccionario monolingüe del español,
escrito por Bartolomé Jiménez Patón, titulado “Instituciones de la gramática
española”. El sacerdote jesuita Ivan Villar publica, en 1651, su obra “El arte de
la lengva española redvcida a reglas y preceptos de rigurosa gramática”, en
la cual intentaba trasladar las reglas del latín al español, siguiendo la línea ya
trazada por Antonio de Nebrija. Habían pasado ya 160 años desde aquello, y
aun no estaba instaurada y reconocida la utilidad y valía de una gramática para
hablantes nativos.

En el año 1619 se publicó en Madrid, por Bernardino de Guzmán, la "Gramática


en la lengva general del nvevo reyno, llamada mosca", una edición de la lengua
muisca, compuesta por el Padre Fray Bernardo de Lugo, predicador general
de la Orden de Predicadores, y catedrático de esta lengua en el Convento del
Rosario de Santafé del Nuevo Reino de Granada. En esta obra, que llama la
atención por su antigüedad en relación con obras similares de otras lenguas,
se recogen los principios de la lengua de la población chibcha en la altiplanicie
cundiboyacense, lengua y comunidad que tenían influencia hasta el territorio
de la comunidad tayrona, en el Mar Caribe.

128
Componentes del español desde una perspectiva histórica

Portada de la primera gramática muisca.

Fuente: Montoya (2020).

A pesar de todo lo que pudo representar un obstáculo, la obra de Nebrija se


convierte en la primera en su tipo de una lengua diferente al griego y al latín.
El inglés, por ejemplo, habiéndose publicado una gramática de esta lengua en
1558, en Londres, hasta el siglo XVIII no llegaría a tener su primer atisbo de
gramática para no angloparlantes, publicada por Thomas Conelli en Madrid, en
1784; esto llama la atención, dada la mayor antigüedad de la lengua inglesa
en relación con la española. Con el precedente de Alfonso X, Madrid y Toledo
eran ciudades apetecidas para los estudios lingüísticos, gramaticales y de
traducción, y, entrado el siglo XVIII, para las publicaciones al respecto, gracias
a la tradición que, en su momento, inició Nebrija y con lo cual abrió el camino
para muchos estudios posteriores y para la edición del diccionario (del cual se
hablará más adelante). 129
Desarrollo histórico del español

Algunas de las gramáticas del español publicadas desde aquélla hasta la de


2010 son las siguientes:

• Real Academia Española (1771), Gramática de la lengua castellana.


• Salvá, V. (1830), Gramática de la lengua castellana según ahora se habla.
• Bello, A. (1847), Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los
americanos.
• Real Academia Española (1931), Gramática de la lengua española, Madrid,
Espasa-Calpe.
• Real Academia Española (1973), Esbozo de una nueva gramática de la
lengua española, Madrid, Espasa-Calpe.
• Alcina Franch, J. & Blecua, J. M. (1975), Gramática española, Esplugues de
Llobregat, Ariel.
• Alarcós, E. (1994), Gramática de la lengua española, Madrid, Espasa Calpe.
• Bosque, I. & Demonte, V., eds. (1999), Gramática descriptiva de la lengua
española, Madrid, Espasa Calpe.
• Real Academia Española (2009), Nueva gramática de la lengua española,
Madrid, Espasa.

Cabe anotar que, si bien la lengua española se institucionalizó en la península


como lengua castellana y, por el ejercicio del poder real en manos de Castilla,
se hizo también la lengua oficial de los reinos unidos bajo la corona de Isabel y
Fernando, la gramática de Antonio de Nebrija estaba dirigida a que los nativos
españoles aprendieran bien la lengua y no requirieran de los escritores latinos y
griegos para seguir su ejemplo y poder redactar en romance, sino que, sabiendo
las normas, pudieran hacerlo con libertad, creatividad y soberanía. En 1696, el rey
Carlos II estableció el español como único idioma oficial del virreinato de la Nueva
España en América, luego de haber intentado con el náhuatl, en 1535, cuando se
crea el virreinato. De esta manera, el español se convirtió en la primera lengua
europea moderna en enseñarse masivamente como segundo idioma, lo cual
sirvió también para impulsar más los estudios a este respecto y para catapultar
la obra de Nebrija, 204 años después de su composición y publicación.

Resaltan en la historia de las ediciones de la gramática, además de la de 1492


y de la última, de 2010, las que se publicaron antes de la fundación de la Real
Academia de la Lengua Española, en 1713, y antes de la primera edición de
esta organización, en 1771. También resaltan las ediciones de la ortografía en
volumen independiente, anteriores a la de la Real Academia en 1741:

130
Componentes del español desde una perspectiva histórica

•Antonio de Nebrija. Reglas de orthographia en la lengua castellana. 1517.


• Valdés. Dialogo đla lengua. 1535, (manuscrito).
• Andrés Flórez. Arte para bien leer y escribir. 1552.
• Martín Cordero. La manera de escribir en castellano. 1556.
• Villalón. Gramática castellana. 1558.
• Gonzalo Correas. Ortografia Castellana, nueva i perfeta. 1630.
• Villafañe y Yebra, Santiago: Speculum Gramaticorum; explicación de las
cuatro partes de la gramática, con toda distinción, y claridad, etimología,
prosodia, ortografíia, y sintaxis, con lo metódico, y histórico della, Pamplona:
»s.n.¼, 1701.
• Palafox y Mendoza, Juan de: Breve tratado de escribir bien, y de la perfecta
Ortografía sacado de las obras del Illmo. y Rmo, Señor don Juan de Palafox
y Mendoza... Granada, Imprenta de la Santísima Trinidad, por Antonio de
Torrubia, 1704 (Es una reimpresión de una edición de Zaragoza, de 1679).
• Caro y Cejudo, Jerónimo Martín: Explicación del libro cuarto, y quinto del
Arte Nuevo de Gramática..., Madrid, Antonio González de Reyes, a expensas
de don Joseph del Villar y Villanueva, 1705.
• Torres Pardo, Diego Amador de: Explicación y notas del libro cuarto de El
Arte de la Gramática de Antonio de Nebrija que se enseña en el estudio de
la santa Iglesia de Jaén..., Sevilla: Imprenta de los Gómez, 1706.
• Torres Pardo, Diego Amador de: Explicación de las reglas del Libro Quinto
del Arte de Gramática de Antonio de Nebrija, que se enseña en el Estudio
de la santa Iglesia de Jaén.., Jaén, Thomàs de Copado, 1708.

A partir de la fundación de la Real Academia de la lengua española, que bien


podríamos decir, comenzó a gestarse a partir de la obra de Nebrija, de la de
Covarrubias y de la llegada de los españoles a América, se publican con mayor
frecuencia estudios lingüísticos y gramaticales, como los siguientes:

• Torre y Ocón, Francisco de la: Nuevo método breve, útil y necesario para
aprender a escribir, entender y pronunciar las dos principales lenguas es-
pañola y francesa: dividido en dos gramáticas... Madrid, Imprenta de Juan
de Ariztia, 1728.
• Martínez Gómez Gayoso, Benito: Gramática de la lengua castellana: redu-
cida a breves reglas y fácil método..., Madrid: en la Imprenta de Juan de
Zúñiga, 1743
• Heredia, Sebastián de: Arte novísimo Gramático-Latino que contiene toda
la Gramática dividida en sus cuatro partes..., Córdoba, Francisco Villalón,
1767.
131
Desarrollo histórico del español

• Cañes, Francisco: Gramática arábigo-española, vulgar, y literal, con un


diccionario arábigo-español, en que se ponen las voces más usuales para
una conversación familiar, con el Texto de la Doctrina cristiana en el idioma
arábigo, Madrid, Imprenta de Antonio Pérez de Soto, 1775.
• Márquez de Medina, Marcos: El arte explicado y gramático perfecto: divi-
dido en tres partes...: por don Joaquín Ibarra, 1777.
• Real Academia Española: Gramática de la lengua castellana, Madrid, Im-
prenta de don Joaquín de Ibarra, 1781.
•Anduaga y Garimberti, José: Arte de escribir por reglas y sin muestras, es-
tablecido de orden superior en los reales sitios de san Ildefonso y Valsain...
Madrid, Imprenta Real, 1781
• Caro y Cejudo, Jerónimo Martín: Explicación del libro IV y V del Arte Nuevo
de Gramática... corregido por D. José Carrasco, Madrid, Imprenta de Hilario
Santos Alonso, 1783.
• Balbuena y Pérez, José: Arte nuevo de enseñar niños y vasallos a leer,
escribir, y contar las reglas de gramática, y ortografía castellana... Santiago,
Ignacio Aguayo, 1791.
• Garcés, Gregorio: Fundamento del vigor y elegancia de la lengua castellana
expuesto en el propio y vario uso de sus partículas (...) Impreso a expensas
de la Real Academia Española. Madrid, imprenta de la viuda de Ibarra,
1791, (tomos 1 y 2).
• Real Academia Española: Gramática de la lengua castellana, Madrid, por
la viuda de Joaquín de Ibarra, 1796.
• Torío de La Riva y Herrero, Torcuato: Arte de escribir por reglas y con
muestras: según la doctrina de los mejores autores (...): acompañado de
unos principios de Aritmética, Gramática y Ortografía castellana..., Madrid,
Imprenta de la viuda de don Joaquín Ibarra, 1798.

Existen, además, las sucesivas ediciones de la gramática, cada una de las cua-
les tuvo un coordinador de la obra. En el siglo XVIII se publicaron gramáticas
en 1772, 1781, (1788 y 1793, reimpresión editada en Manila, consideradas por
algunos como ediciones fantasma) y 1796.

En el siglo XIX, si bien todas las ediciones no pueden ser consideradas oficiales,
dado que algunas no fueron publicadas con el auspicio o la aprobación de la
RAE, sí se hallan bastantes producciones de este tipo, en total, dieciséis: 1854,
1858, 1862, 1864, 1865, 1866, 1867, 1870, 1874, 1878, 1880, 1883, 1885, 1888,
1890, (1891) y 1895. A pesar de ser la de 1854 la primera Nueva Edición oficial
de la RAE, antes de ello, entre 1796 y este año, la RAE publicó varias veces
132
Componentes del español desde una perspectiva histórica

reimpresiones de la Gramática, con alguna corrección o ajuste, por lo que no


son consideradas ediciones de la obra.

El siglo XX comienza con la edición 21ª de la Gramática, en 1900. Le siguen


las siguientes versiones oficiales: 1901, 1904, 1906, 1908, 1909, 1911, 1913,
1916, 1917, 1920, 1924, 1928, 1931. Esta fue la última edición de la gramática
por parte de la RAE. Existen también las de 1959 y 1964, pero hay quienes
opinan que estas últimas ediciones no son propiamente gramáticas oficiales,
pues se trata de un trabajo llevado a cabo tres años diferentes en el mismo
sentido: precisar las normas de prosodia y ortografía, hecho ocurrido en 1952,
1959 y 1964-65.

Algunas de estas ediciones fueron reimpresiones, pero tuvieron un puesto


en el consecutivo de las ediciones. También es cierto que, en algunos casos,
entre una edición y la siguiente los cambios son mínimos. Se cuentan, eso sí,
de acuerdo con la denominación que recibieron por parte de la RAE como una
nueva edición.

En 1973 se publica un esbozo de la nueva gramática, la cual funge como la


primera edición de la ASALE (Asociación de Academias de la lengua española),
después de la de 1931 de la RAE. Por su parte, Emilio Alarcós Llorac publica
una versión de la gramática, previa a la actual de 2009, en 1994, y una de la
ortografía en 1999, publicadas por Espasa Calpe con el respaldo de la RAE.

Si se reconoce que la industria editorial aporta una parte importante del PIB de
España, no puede parecer extraño que, sobre todo últimamente, promocione
las ediciones de textos de estudio lingüístico, como las gramáticas y los diccio-
narios, que son, básicamente, reimpresiones, resúmenes, manuales o ediciones
orientadas a diferentes públicos, como la ortografía integrada con la gramática,
que se presentó en la Asamblea General de la ASALE en 2019.

Actualmente hay 23 academias de la lengua española en el mundo y todas confor-


man la ASALE, la cual comenzó en México, en 1951, con 21 miembros, aunque su
sede permanente es Madrid. Su lema es “una estirpe, una lengua y un destino”.
Que haya sido fundada o constituida en México implica, como es de suponerse,
un peso sustancial del español de América en la configuración actual de la lengua,
y exige una concertación mayor al momento de tomar decisiones al respecto de
la norma de uso de la lengua. De hecho, la tendencia en la orientación estructural
de las gramáticas ha cambiado desde la conformación de la ASALE. Quizás en las
133
Desarrollo histórico del español

revisiones de prosodia y ortografía de 1959 y 1964 todavía no se notó mucho el


cambio, pero, posteriormente, sí comenzó a notarse un cambio de perspectiva,
en cuanto a su apertura y a la transformación ideológica y universalista, por una
perspectiva más pedagógica, académica y diversa.

Quizás sea hora de que las Academicas de la lengua de América latina piensen
en descentralizar el comercio editorial y producir de forma independiente una
gramática que refleje los desarrollos propios de este territorio, no con el fin de
promover una emancipación editorial sino de pensamiento crítico que permita a
los académicos de América establecer diálogos igualitarios con los peninsulares,
entre otras razones, porque es en América donde más cambia la lengua, donde
hay un mayor número de hablantes y donde hay un intercambio lingüístico y
cultural vigente con lenguas y culturas ancestrales indígenas, palenqueras y rai-
zales, y un volumen de migraciones internas que ponen en diálogo los distintos
registros del español. Esto traería, como es de suponerse, por una parte, una
mayor posibilidad de reconocer la existencia real de las lenguas ancestrales,
por otra parte, un volumen importante de dinero asociado al comercio editorial
y un reconocimiento mayor, por propios y extraños, de la valía de la lengua en
un territorio diverso y de profunda riqueza. España, por su parte, tiene una
arista fundamental para ampliar la perspectiva de la lengua: el español como
lengua extranjera o segunda lengua, el cual toma cada vez más fuerza dados
los crecientes fenómenos de migración de poblaciones asiáticas y africanas a
la península, asunto que marca una ruta diferente en la evolución y el desarrollo
de la lengua, asumida hasta ahora por el Instituto Cervantes. Para que esto se
haga posible se requiere un cambio profundo en la política cultural y lingüística
de los países latinoamericanos que promueva la autonomía, la soberanía y el
autogobierno, sin cerrarse a los diálogos y la diferencia.

Referencias
Aldrete, Bernardo (2002). Del origen y principio de la lengua castellana o romance
que se vsa en España. Roma. Edición facsimilar, Valladolid, Maxtor. 402 p.
(original publicado en 1606)

Connelly, Thomas: Gramática que contiene reglas fáciles para pronunciar y


aprender metódicamente la lengua inglesa con muchas observaciones, y
notas críticas de los más célebres autores puramente ingleses… Madrid,
Imprenta Real, 1784.

134
Componentes del español desde una perspectiva histórica

Montoya, J. E. (2020). Portada de la primera gramática muisca [fotografía].

Nebrissensis, Antonii (1492). Grammática sobre la lengua castellana. Edición de


Carmen Lozano (2011). Barcelona, Real Academia de la Lengua Española,
biblioteca clásica.

Nodo AliveSSevilla (2019). Portada Grammatica Antonii Nebrissensis [fotogra-


fía]. AliveSSevilla. https://twitter.com/AllivesSevilla/status/116299768747
5683328/photo/1

2.2. El diccionario

Anterior a la fundación de la RAE (1713) se publica el Tesoro de la lengua caste-


llana o española, compuesto por Sebastián de Covarrubias (1611). Esta obra,
así como fue la gramática de Nebrija, es el primer diccionario monolingüe del
español y el primer diccionario en Europa de una lengua no clásica, vernácula,
vulgar o neolatina. Marca un hito en la historia de la lengua española, pues
aparece mucho antes de la fundación de la Real Academia Española y toma
como una de sus fuentes más importantes la composición de obras literarias
en esta lengua romance producidas hasta la fecha, como la primera parte de
El Quijote (1605). Dado que no se hizo una segunda edición sino hasta 1674,
fue la primera de mil ejemplares, pareciera que no fue una obra de mucho im-
pacto en el momento. Esta edición fue el producto del esfuerzo del sacerdote
Benito Remigio Noydens, quien adicionó alrededor de 326 entradas, tomadas
del Glosario de voces oscuras de Alejo de Venegas. Solo con la fundación de
la RAE (1713) esta obra cobra relevancia, pues esta organización la toma como
principal fuente y referente para su primer diccionario oficial el cual se comien-
za a preparar el mismo año de su fundación, y se publican, finalmente, trece
años después, en 1726, los seis primeros tomos, y se intituló Diccionario de
Autoridades. El último tomo de esta obra fue publicado en 1739.

Durante el resto del siglo XVIII aparecen otras tres ediciones oficiales del dic-
cionario: 1780, Diccionario de la lengua castellana en un solo volumen, para
“su más fácil uso” (esta tendencia de diccionarios de uso pervive hasta la ac-
tualidad); en 1783 la segunda edición del Diccionario de la lengua castellana,
y, en 1791, la tercera.

135
Desarrollo histórico del español

A lo largo del siglo XIX se publican diez ediciones del Diccionario de la lengua
castellana, en su orden, de la cuarta a la decimotercera, respectivamente: 1803,
1817, 1822, 1832, 1837, 1843, 1852, 1869, 1884 y 1899. Durante el siglo XX se
publican ocho nuevas ediciones de la obra: en 1914 la decimocuarta edición;
en 1925 se publica la decimoquinta, pero cambia su nombre a Diccionario de la
lengua española, y su carácter es principalmente académico; 1936, 1947, 1956,
1970, 1984 y 1992. Adicionalmente, en 1927 se publica la primera edición del
Diccionario manual e ilustrado de la lengua española; En 1933, el primer tomo
del Diccionario histórico de la lengua española, cuyo segundo tomo aparece
finalizada la Guerra Civil, en 1939; y, en 1996, se publica la primera edición del
Diccionario escolar.

Durante las primeras dos décadas del siglo XXI se han publicado las siguientes
obras lexicográficas: el Diccionario panhispánico de dudas, en 2005; el Diccio-
nario esencial de la lengua española, en 2006, mismo año cuando se comienza
a preparar el Nuevo diccionario histórico del español; el Diccionario práctico
del estudiante, en 2007, dirigido a hispanohablantes de América; en 2010 el
Diccionario de americanismos; en 2019 vio la luz el Nuevo diccionario histórico
del español, y cierran la lista la vigesimosegunda y la vigesimotercera edición
del Diccionario de la lengua española, en 2001 y 2014 respectivamente.

La vigesimotercera edición (2014), presenta 93 111 entradas con 195 439 acep-
ciones. En esta obra se incluyen 49 650 etimologías; 21 466 voces técnicas; 18
712 acepciones con marcas de diversos países de América; 435 acepciones con
marca de España; 102 acepciones propias de Filipinas; 30 acepciones de Guinea
Ecuatorial; 1296 artículos y 118 formas complejas con información de variantes;
333 extranjerismos en proceso de incorporación al español; 222 locuciones latinas;
176 artículos y 11 formas complejas con información ortográfica; 1637 verbos con
su conjugación respectiva, y 133 artículos con información morfológica diversa.

Tal como se dijo en relación con la gramática y las obras para estudios lin-
güísticos, la RAE y la ASALE emiten algunas publicaciones como parte de la
promoción de su industria editorial, como el Diccionario básico y el Diccionario
del estudiante. Todavía hoy tienen el monopolio de las publicaciones de diccio-
narios dirigidos a las poblaciones hispanoparlantes de América, donde habita el
mayor número de usuarios de la lengua, lo cual representa para ellas un ingreso
económico considerable. No obstante, también existen otros esfuerzos, a veces
deslindados de estas organizaciones rectoras, pero con su respectivo aval, que
ofrecen productos realmente interesantes, como Diccionario de sinónimos, Dic-
cionario de Antónimos, Diccionario etimológico, Diccionario de crucigramistas,
136
Componentes del español desde una perspectiva histórica

Diccionario inverso, Diccionario enciclopédico, entre otros muchos que facilitan


y perfilan la consulta, sirven de referencia lingüística y, ante todo, demuestran
la versatilidad, amplitud y profundidad del español.

Recientemente ve la luz una obra que recoge las voces primitivas del íbero-
rrománico entre los siglos VIII y XII, es decir, las palabras que precedieron y
estuvieron en la base de la lengua española. Ramón Menéndez Pidal es el
encargado del dirigir el proyecto, redactado por Rafael Lapesa y revisado por
Manuel Seco (Menéndez, 2008). Esta obra tiene como fundamento principal
la producción literaria escrita que pervivió hasta hoy. Aunque es un léxico de
factura moderna, su contenido es claramente antiguo y, por demás, valioso
para los estudios lingüísticos e historiográficos.

La educación hoy reclama en el nivel básico y medio, principalmente, la inclusión


del diccionario en la planeación de las clases y como un componente necesario
para la vida académica, pues su uso y su reconocimiento se hace más necesario
en tanto en cuanto son cada día más abundantes y, quizás, más complejos. Asi-
mismo, la lexicografía es un ámbito investigativo relativamente valdío que bien
puede y debe llenarse con esfuerzos de lingüistas, filósofos, literatos y críticos.

Referencias

Menéndez, R. (2008). Léxico hispánico primitivo. RAE y Fundación Ramón


Menéndez Pidal.

Real Academia Española (mayo, 2020). Publicaciones de la RAE, siglo XXI.


Recuperado de: https://www.rae.es/la-institucion/historia/siglo-xxi

Real Acadmia Española (2014). Diccionario de la lengua española. Ed. 23ª. 2


vols. Epasa, Madrid.

2.3. Fonética
La fuente principal para el desarrollo de este acápite es el texto de fonética y
fonología (RAE, 2011), publicado con una breve posterioridad a la Nueva Gramá-
tica (2009), y los textos de fonética de latín y griego, pues es de allí de donde
proceden la mayoría de voces españolas. Además, el apoyo en diccionarios de
lingüística y un aporte de la pragmática. Ciertamente, desde una perspectiva
histórica, los cambios en la lengua desde su consolidación hace diez siglos 137
Desarrollo histórico del español

no han constituido necesariamente transformaciones ostensibles, sino, más


bien, pequeños cambios fónicos de uno o varios elementos en cada secuencia,
la lenización de algún sonido o la incorporación o cambio de un fonema para
favorecer la eufonía o como consecuencia de la pronunciación fácil. Pero la
aparición del español como lengua independiente del latín sí sufrió profundas
y abundantes transformaciones fonéticas, tanto, que podría decirse que fueron
los cambios fonéticos los que dieron como resultado la aparición de las lenguas
románicas (las descripciones gramaticales fueron posteriores), por lo que este
acápite es fundamental para comprender tanto la aparición del español como
la comunicación oral y las transformaciones diversas de la lengua ligadas o no
a las consideraciones gramaticales.

Existe una diferencia radical entre el sistema de escritura de una lengua (si la
tiene), a la cual se liga la gramática, y el sistema fonológico en un momento
dado. La escritura tiene eminentemente un carácter conservador, mientras
la fonología está más ligada al uso de la lengua, razón principal por la cual la
fonética no hace parte del corpus gramatical8.

Comparativamente con otras lenguas neolatinas y modernas, el español tiene


mayor relación entre la fonética y la escritura, debido, tal vez, a la estrecha
similitud entre los sistemas vocálicos latino y griego antiguo y el del español,
mientras que en el inglés una misma vocal, por ejemplo, “la vocal larga /u:/
puede verse reflejada en la escritura hasta de siete formas diferentes: boot,
move, shoe, group, flew, blue, rude (…)” (Bergua, 2004). En el caso del griego,
la introducción del demotikh (demotike o dhimotiki) o griego hablado puesto por
escrito en abundantes documentos, ha marcado un abismo entre la escritura
y la pronunciación que dista de lo que era la misma lengua en época clásica.

De las lenguas romances, el francés ha marcado también una distancia notable


entre la escritura y la fonética, lo cual, por supuesto, pone de manifiesto algu-
nas dificultades al momento del estudio de la ortografía. Esto sin hablar de las
escrituras ideográficas o silábicas de lenguas orientales, como el mandarín o el
japonés, ni de las lenguas semíticas, como el arameo o el hebreo, en las cuales
las vocales ni siquiera forman parte del sistema de letras. Eso significa que la
inclusión del sistema vocálico griego marcó un hito importante en la historia
de la escritura, principalmente en las familias occidentales (Haarmann, 2001).

8 En el caso de la Nueva gramática española, en la versión de 2009, son dos los tomos que
la componen, mientras se editó un volumen adicional e independiente sobre fonética y
138 fonología (RAE, 2011).
Componentes del español desde una perspectiva histórica

En este panorama cabe decir que las lenguas romances le adeudan al griego
la economía de contar con un sonido para cada grafema y un grafema referido
a cada sonido. No obstante, el español tiene algunas inconsecuencias a este
respecto que bien vale la pena mencionar, como una manera de hacer evidentes
los posibles conflictos que para un hablante de español no nativo esto puede
representar, y como una manera, también, de conocer un poco más a fondo la
propia lengua, aun cuando es comúnmente aceptado que la escritura no forma
parte del aprendizaje básico funcional del sistema de una lengua para su uso
oral ni la fonología lo es de la gramática de la lengua.

En cuanto a las vocales cabe decir que no ha habido variantes fonéticas en


la historia del español, más allá de marcar el acento diacrítico o no a ciertas
voces. Vale la pena, no obstante, mencionar las generalidades fonéticas que
a las vocales corresponden.

Hasta hace poco tiempo se clasificaban las vocales del español simplemen-
te en abiertas (a, e, o) y cerradas (i, u). Recientemente, de acuerdo con las
investigaciones al respecto de la fonética, se ha establecido una clasificación
más compleja teniendo en cuenta la abertura de la comisura labial, la posición
de la lengua y el punto de articulación, para determinar altura y fondo en la
pronunciación. La imagen en la que se representan las vocales es la siguiente
(RAE, 2011, p. 92):

139
Desarrollo histórico del español

En español las vocales sólo son cerradas (i, u), abierta (a), semicerradas (e, o);
anteriores (i, a, e) y posteriores (u, o); redondeadas (u, o) y no redondeadas (a, e, i).

• Cerrada (i, u): sonido vocal cuya pronunciación requiere una abertura mínima
entre la lengua y el paladar, sin llegar a crear fricación.

• Abierta (a): sonido vocal cuya pronunciación exige que la lengua esté en
la parte inferior de la boca, en su posición más baja.

• Semicerrada (e, o): la lengua está a dos tercios de la altura disponible entre
una vocal cerrada y una intermedia.

• Redondeada (o, u): para su pronunciación se abocinan los labios formando


un círculo.

• No redondeada (i, e, a): para su pronunciación no se redondean los labios.

• Anterior (i, e, a): también llamada palatal, es un sonido vocálico que se


articula adelantando la lengua hacia los incisivos y acercándola al paladar
duro. Acústicamente son orales, agudas y sostenidas. En español su
segundo formante es superior a 1800 Hz, en comparación con las demás
que tienen formante más bajo.

• Posterior (u, o): también llamada velar, es un sonido vocálico que se articula
con la lengua retraída, acercando el dorso hacia el velo. Acústicamente
son orales, graves y bemolizadas. Su segundo formante es inferior a 1200
Hz, tal como muestra la imagen (RAE, 2011, p. 87).

140
Componentes del español desde una perspectiva histórica

Hay algunos elementos propios del español que derivan de la combinación de


vocales con consonantes o del concurso de vocales que afectan la manera de
pronunciar la lengua en la comunicación cotidiana, como el hiato, el diptongo,
la sinalefa, la sinéresis; crasis, elisión, aféresis, sinícesis (también llamada
sinecfónesis, siniéresis o sinéresis) y diéresis. Asimismo, los fenómenos más
frecuentes en relación con la concurrencia o dinámica de vocales: apofonía,
reforzamiento, atenuación y metátesis; y los cambios por influjo de otros
sonidos, la síncopa, la apócope, la prótesis y la epéntesis.

Es en las consonantes donde el español presenta algunas características


particulares que es necesario mencionar y distinguir.

Los dígrafos ch [che] (1754-2010; apareció por primera vez en el Diccionario


de la lengua en su cuarta edición en 1803) y ll [elle] (1754-2010; en el Diccio-
nario desde 1803, en su cuarta edición), así como la x la k, la z, la h y la y, la
v y la w son algunos de los grafemas que representan el rompimiento de la
correspondencia biunívoca entre grafía y pronunciación.

También el acento (tilde), los signos de puntuación y las letras v y j insertan


variaciones en el español, aunque de menor notabilidad que las antedichas. Tal
como se indicó junto a cada uno, los dígrafos mencionados fueron, oficialmente
hasta hace algunos años, grafemas –fonemas– del español, aunque entraron
en decadencia como tales desde mucho antes (1994), cuando desaparecieron
del diccionario como letras independientes. La rr o doble r nunca ha sido con-
siderada una letra, aunque tiene una pronunciación particular, la misma que
tiene cuando aparece, siempre simple, al comienzo de palabra.

El dígrafo ch procede de la transcripción latina que se hizo tradicionalmente


de la oclusiva velar aspirada griega c (ji) (Cejador, 1928). Por ejemplo, palabras
latinas como monarchia, monachalis, chaos, chloro, chronos, chimera, schola,
entre otros, derivan a su vez de voces griegas que contienen la letra en men-
ción: monarci,a, monaco,j, ca,oj, cloroj, cronoj, cime,rh, scola. Debido a que el latín
no tiene fonemas oclusivos aspirados, recurrió al dígrafo ch para expresarlo,
tal vez alrededor del segundo siglo a. C., principalmente en el ámbito literario.
Al pasar al español, estas palabras latinas de origen griego perdieron la h, la
cual sirvió antaño para indicar la aspiración.

A finales del siglo XIX la RAE definió que el fonema /k/ delante de timbre /e/ e /i/
se escribe qu, y delante de las otras tres /a/, /o/, /u/ se escribe c. Así quedan:
141
Desarrollo histórico del español

monarquía, monacal, caos, cloro, cronos, quimera, escuela. También puede


rastrearse el dígrafo ch en voces españolas que remplazaron por este sonido
el original latino ct y lt, como en pectus y multus, para expresar la palatal afri-
cada sorda /tʃ/ (AFI, 1999), y quedaron pecho y mucho. En el curso del griego
al español algunas palabras sufrieron uno u otro cambio, correspondiera o no
con la norma. Por ejemplo, las palabras archiduque y arquitecto provienen de
la misma voz griega arch,; archivo, por su parte, proviene de arcei,on. Las tres
debieron evolucionar hasta el español con qu. No obstante, una de aquéllas
evolucionó como qu y las otras como ch, con lo cual se puede notar cómo
el habla popular incidió en la forma como se asentaron los usos fonéticos,
razón por la cual hoy se consideran cultas las voces que incorporaron qu y
no las que tienen ch.

El dígrafo ll (doble ele), denominado elle hasta 2010, etimológicamente ha-


blando, no tiene valor propio, pues una de las dos eles está representando
otra letra, por antítesis (Barcia, 1881, vol. 3, “Ll”). La primera de las eles
equivale a: “c”, como en llamar, llave, llueca, llosa, que respectivamente
provienen del latín clamar (clamare), clave (clavis), clueca (onomat. Clocca),
clausrado (clausus/claudere), y que tal como se ve quedaron en español
ambas formas en cada caso, una popular, con doble ele, y una culta, con
cl; “f”, como en llama y sus derivados, de flama, también quedan las dos
formas en español; duplicación de una “l” simple en la palabra original, como
en llevar y lloredo, por levar y loredo (lauretum), las cuales, con excepción
de loredo, quedaron ambas voces, la culta y la popular, en el español; “p”,
como en llaga por plaga, llano por plano, llanto por planto, lleno por pleno,
llorar por plorar, lluvia por pluvia, casos todos ellos en los que quedan en
español ambas voces.

En el caso de palabras provenientes del latín con doble ele pasan al español
como l simple o como ll con sonido consonántico de y (palatal central), como
en pollo, del latín pullus. Inicialmente en español tenía sonido palatal lateral /ʎ/
(AFI, 1999)9, como sigue siendo actualmente en muchas de las lenguas que la
tienen como fonema, aunque con grafía diferente (lh, gl, etc.). Actualmente,
por el fenómeno ampliamente difundido del yeísmo (convergencia fonética
de ll y y, deslateralizando el sonido de la primera), este grafema representa
un fonema palatal o postalveolar central /ʝ ̞ / (AFI, 1999), según la forma dialec-
tal. La distinción fonética de estos dos grafemas está presente en América

142 9 Aragonés, asturiano, aimara, español medieval, catalán, euskera, gallego y quechua.
Componentes del español desde una perspectiva histórica

hispanoparlante principalmente en el sur de Colombia (Orinoquia, Amazonia,


pacífico central y sur andino, excepto la franja pacífica de Nariño); extremo
oriental del Ecuador; casi todo el Perú, con excepción de toda la línea costera;
Bolivia, Paraguay, norte de Chile y norte de la Argentina.

La “x”. En este caso hay un solo grafema para dos fonemas, uno velar y otro
silbante (k+s). Se reconoce en la equis el sonido de la letra griega X-x (xi);
tiene valor de ks, como en taxi, y valor de gs, como en lexema. Si bien la
grafía corresponde más a la c (ji), pudo también ser una escritura rápida de
la k (kappa), pues en algunos alfabetos griegos occidentales se escribía este
sonido con ambos grafemas “ks” (Bergua, 2004, 26). Su grafía “x”, entonces
no siempre corresponde a la pronunciación /ks/, puede estar representando
un sonido de una lengua diferente, como ocurre en el topónimo México (hay
quienes decidieron escribir con “j”) y sus derivados, allegados del náhuatl e
incorporados al español con la representación gráfica asociada a la “c” (ji)
griega y no a la “x” (ksi). Tal vez fue así porque el grafema c se sabía asociado
al sonido /j/, como en Quixote, fixo, texer, y luego, con la popularización de
la j y la anexión de este sonido suave a la gutural “g”, desapareció o asumió
como referente fonético ks, o dio lugar a kappa manuscrita para representar
este sonido doble, presente en voces latinas cultas como máximo, inconexo,
explicar, entre otras, y algunas griegas como galaxia y ortodoxo. etc.

Como dato curioso, es la única letra del abecedario que no contiene la grafía
de ella misma ni el sonido en su propio nombre.

La “k” es una consonante oclusiva velar /k/; tiene el mismo valor que tiene c
antes de a, u y o: kilo, kiosco; y siempre tiene el mismo valor de qu: quilate,
quitar. Su importancia se circunscribe al ámbito ortográfico/etimológico, pues
la mayoría de voces provenientes del griego que pasaron por el latín antes de
llegar al español asumieron c. También se recurre a ella para nombres propios.
La discusión sobre la necesidad de su presencia en el sistema lingüístico
español sigue vigente. Este fonema /k/, entonces, tiene hoy, en español, tres
formas de representación gráfica: k, c (-a, -o, -u) y qu (-e, -i).

La “z” tiene en español de América el mismo valor de s y de c antes de i y e. En


una zona de España tiene valor de q (th) asociado a la grafía Z-z, pero sin el sonido
/ds/asociado a ella en este alfabeto, mismo sonido que se asocia a “c“ cuando no
tiene valor fónico /k/. Tradicionalmente en latín tuvo menos rendimiento que en
griego, de donde procede; por ello su profusa presencia en español corresponde
143
Desarrollo histórico del español

a las palabras de proveniencia griega. La letra zeta tiene en América un valor


fónico diferente al del español peninsular principalmente porque es a partir de
1600 cuando los sonidos /ts/, venían de la tsade c hebrea, y /dz/, procedente de la
dseta z griega, se asocian a la fricativa sorda q en aquella región, fecha posterior
al arribo de españoles a costas americanas. En la ortografía debió haber una
especie de caos, principalmente por la dificultad para distinguir los usos escritos
de c, z y ç. En 1726, con el ánimo de simplificar, se determinó el uso de “z“ ante
/o/, /u/, /a/, y en final de sílaba o palabra; y “c” ante /e/, /i/ (Bergua, 2004, p. 27).
Hay algunas palabras que se salen de la norma por préstamo grafemático, como
Zeus, Zeugma, entre otras, que pasan directamente del griego al español sin
mediación del latín; en las demás voces, cultas o no, del griego, que pasan por el
latín, se sigue la norma, como en bautizar. En algunos casos se utiliza diferente
grafía para diferenciar homófonos, como encima y enzima.

Fray Bernardo de Lugo incorpora en su Gramática en la lengva general del


nvevo reyno llamada mosca, en 1619, una explicación que da a entender esta
diferencia en la pronunciación de la época, asociada a la pronunciación de
las lenguas ancestrales del territorio. Hablando de la lengua muisca afirma:

Las Letras y caracteres de que se usa para hablar esta lengua son las
de nuestra A, B, C Castellano, por no auer letras propias para hablar,
ni escribir: porque los Indios, y naturales deste Reyno no tenían vso de
escriptura, ni jamas entre ellos vuo tal memoria della" (Lugo, 2013, A3).

Aclara luego que los indios carecían de las letras D y L. Declara, además:
"para pronunciar la Z. del A. B. C. Castellano, no se pronuncia aguda, como
se pronuncia en nuestra lengua, sino pronunciarse ha como la S. y por ser
necessaria para la escriptura no se escluye de nuestro A. B. C." (Lugo, 2013,
3r). O sea que, pasados 130 años de la llegada de los españoles a América,
en la península ya se utilizaba la Z con sonido fricativo sordo, pero evolucionó
al margen de dicha pronunciación y asumió el de /s/.

La “y” tiene funciones de consonante y de vocal. Como consonante, con


sonido postalveolar central, coincide con el de ll, como en yunta; como vocal,
corresponde al sonido de la i, como en buey, rey, hay. De hecho, proviene de
la vocal griega u (ípsilon), por lo que frecuentemente se alude a ella como “i
griega”. Actualmente se conserva en la ortografía inglesa, como en Physics,
Psycho, y en la francesa, como en Physique, Psyche, etc. En español su uso
devino, como consonante, en la africada o fricativa /y/, como en mayo, cón-
144
Componentes del español desde una perspectiva histórica

yuge, etc., y como vocal con el mismo valor de /i/ lo cual la hace, a la vista de
algunos, inútil. De hecho, durante algún tiempo hasta finales del siglo XIX,
y, en algunos casos, hasta comienzos del XX, se utilizó la “i” para voces que
hoy exigen por norma la “y”, como mui o la conjunción i.

La “w”, así como la antedicha “y”, tiene a veces valor consonántico y a


veces valor vocálico, principalmente en palabras provenientes del inglés,
como William, Washington; en voces procedentes de las lenguas germanas
corresponde fonéticamente a “v”, como en Wilhelm, Wittgenstein, Wagner.
Aunque la RAE (2010) la nombra como “uve doble”, popularmente también
es conocida como “doble u”; esto habla de la doble función vocálica y con-
sonántica. No es una letra propia del español. Se ha incorporado al corpus
del abecedario como una manera de responder a la influencia del inglés, el
alemán y el visigodo. Detrás de ella y su incorporación al español probable-
mente haya motivos políticos y económicos que no corresponde desarrollar
en este texto académico.

La “v”. Esta letra, vilipendiada por algunos, guarda relación principalmente


con la etimología, pues tradicionalmente su fonética es idéntica a la de la
“b”, aunque ésta se declare como bilabial obstruyente sonora y aquélla como
labiodental sonora. De acuerdo con la nueva ortografía (RAE, 2010), la letra
se llama “uve”, distinguiéndola de “be” por las razones antedichas. Hasta
entrada la modernidad todavía se utilizaba en español con valor vocálico de
/u/, como herencia del latín.

La “h” no tiene valor fónico en español, ni al comienzo de palabra, como en


harmonía, halo, huerta, ni en mitad de ella, como en parihuela, fehaciente,
a menos que vaya precedida, como ya se vio, de c. La mudez de esta grafía
comienza antes del siglo I a. C. en el latín que la había utilizado para represen-
tar las matres lectionis del hebreo y la aspiración que en griego se hacía con
el espíritu fuerte y aparecía sólo al comienzo de palabra y que correspondía
a una jota suave. En el griego moderno se omite también el espíritu en la
escritura, aunque hace mucho tiempo se dejó de pronunciar, tal vez desde
el griego bizantino. Actualmente, desde el siglo XVIII, se ha restituido la es-
critura de la hache inicial en palabras que tradicionalmente no tuvieron ni f
ni h en latín: omne (hombre), aver (haber). En palabras que tenían f en latín
nunca se perdió: hacer (facer), hijo (filio). Y se incluyó su uso en palabras que
formaban diptongo al inicio de palabra, para distinguir la u inicial de la conso-
nante v, grafía antecesora de aquella en latín huevo (ovum), hueso (ossum),
145
Desarrollo histórico del español

hueco (occare). En lenguas como el italiano, por ejemplo, se ha actuado con


mayor consecuencia ortográfica y se ha eliminado la hache en la mayoría de
los casos: abitare, uomo, Umberto, onore, ipotesi…

La “j”. Última de las letras incorporadas al abecedario. Representa un fonema


fricativo velar sordo, aspirado en muchos de los lugares donde el español es
habla materna. Es heredera de la grafía i y su sonido corresponde al de la c
griega o al espíritu fuerte griego. No tiene otro equivalente en español ni repre-
sentan problema alguno su pronunciación ni su escritura, salvo las confusiones
ortográficas emanadas de su cercanía fonética con la “g” antes de /e/ e /i/.

Los fenomenos asociados al concurso de consonantes, consonante y vo-


cal y vocales, que tienen que ver directamente con aspectos fonéticos, se
estudiarán en su momento en el apartado correspondiente a la formación
de palabras en español. No obstante, es necesario declarar que la lengua
hablada incorpora formas y recursos propios de hablantes o de comunidades
que, tal vez a la final, terminarán convirtiéndose en formas reconocidas de
hablar. Fenomenos como asimilación y disimilación; metátesis, atenuación,
aféresis y apócope, entre otras, son fenómenos sobre los cuales sería nece-
sario profundizar. Aunque este no es el interés de este texto, se proponen
las siguientes definiciones, tomadas sustancialmente del Diccionario Básico
de Lingüística (Luna, Vigueras y Báez, 2005) como un esbozo preliminar para
estudios posteriores.

Asimilación: es la modificación fonética de rasgos de un sonido, sean todos,


uno o algunos, por influencia de otro u otros. El sonido modificado se llama
“asimilado” y el que influye, “asimilador”. La asimilación puede ser parcial
(obtengo por optengo; el asimilado conserva los rasgos de bilabialidad y
oralidad, pero pierde el de sonoridad por el contacto con la consonante sor-
da /t/), total (/también/ por /tamjén/; en este caso la /b/, con sonido bilabial,
oclusivo, sonoro, oral se nasaliza por influencia del sonido nasal /m/, por lo que
pierde el único rasgo que lo diferencia y asume todos los de /m/), progresiva
(asimilación en la que el asimilado está después del asimilador), regresiva
(asimilación en la que el asimilado antecede al asimilador), doble (cuando
hay asimilación progresiva y regresiva simultánea sobre el mismo asimilado,
es decir, el asimilado se encuentra entre dos asimiladores), recíproca (se da
cuando coinciden la asimilación regresiva y progresiva. V.gr., en la secuencia
fónica “Israel” el sonido de “r” conserva sus rasgos de alveolar, sonora y pierde
su carácter vibrante múltiple por influencia del sonido sibilante sordo que le
146 antecede; al tiempo, el sonido /s/ se sonoriza por estar ante una consonante
Componentes del español desde una perspectiva histórica

sonora, “r”, y conserva sus rasgos de alveolar y fricativa, lo que produce una
“r” asibilada y una “s” sonora), a distancia (cuando el asimilador y el asimilado
no son contiguos. V.gr., en el paso de maxilla a mejilla se nota la influencia de
la vocal /i/ [asimilador] sobre la /a/ [asimilado] palatalizándola y cerrando en un
grado su abertura, convirtiéndola en /e/) o por contacto (cuando asimilador
y asimilado están contiguos. V.gr., en la secuencia fónica “espasmo” la “s”
[asimilado] se sonoriza ante la consonante sonora “m” [asimilador]: /espásmo/
queda /espázmo/). (Luna, Vigueras y Báez, 2005, pp. 38-40).

Disimilación: Es un cambio de un sonido por influencia de otro no contiguo. V.


gr., la secuencia latina peregrinus dio en inglés pilgrim por disimilación de /r/:
peregrinus>pelegrinus>pilgrim. El latín localem>lugal devino en el español
lugar, por disimilación de /l/. (Luna, Vigueras y Báez, 2005, p. 83).

Metátesis: es una variación en la posición de uno o más sonidos en una pa-


labra. Existe metátesis simple o transposición y metátesis doble, recíproca
o inversión. La primera es un cambio de posición de un sonido en relación
con otro contiguo; la segunda es un intercambio de posición, casi siempre
a distancia, entre dos sílabas o sonidos dentro de la misma palabra (Luna,
Vigueras y Báez, 2005, p. 143). Por ejemplo, para el primer caso (metátesis
simple), estatua por estuata; nadie por naide; lengua por luenga; cabestro
por cabresto; murciélago por murciégalo; gonorrea por gorronea. Para el
segundo caso tenemos los ejemplos siguientes: periculum>periglo>peligro;
parábola>palábora>palabra; animalia>alimania>alimaña.

Atenuación: a este fenómeno también se le llama suavización, lenición o


lenización (lenis: suave). Consiste en el debilitamiento de un sonido, prin-
cipalmente la sonorización de consonantes oclusivas sordas intervocálicas,
que ocurrió en el romanceamiento. V. gr., el latín rota pasa al español rueda;
el latín formica pasa al español hormiga; el latín lupu pasa al español lobo.
(Luna, Vigueras y Baéz, 2005, p. 134).

Aféresis: consiste en la supresión de uno o más sonidos o sílabas iniciales,


casi siempre átonas, de una palabra (Luna, Vigueras y Baéz, 2005, p. 22). En el
lenguaje cotidiano ocurre con frecuencia. V. gr., mira>ira; Guadalupe>Lupe;
estoy>toy; entonces>tonces [tons].

Apócope: se trata de la supresión de uno o varios sonidos (casi siempre síla-


bas átonas) al final de una palabra (Luna, Vigueras y Báez, 2005, p. 34). V. gr.,
tanto por tan, salud por salú, profesor por profe, señora por seño, para por 147
Desarrollo histórico del español

pa, Yuliana por Yuly, parcero por parce. Algunas veces la apócope se reviste
de un halo de cariño.

Aunque hablar de fonética y oralidad no es lo mismo, sí es cierto que en los


intercambios orales se hacen evidentes las condiciones fonéticas de la lengua
en uso. En este tópico incide también el rol social que el hablante ostenta y
el escenario o contexto donde ejerce la comunicación. Es, sin lugar a dudas,
en el habla popular desprevenida y cotidiana donde se notan más y mejor las
tendencias fonéticas de una lengua o de una variante lingüística, al tiempo que
puede hacerse una valoración del alfabetismo y del nivel de formación real de
una comunidad a partir del discurso oral espontáneo. En este sentido, queda
claro que el estudio fonético tendrá, por lo menos, dos aristas: una, atinente
al estudio consistente y minucioso de los sonidos propios de la estructura
oral de una lengua (por fuera de la gramática), como el punto estándar para
cualquier hablante de dicha lengua. Es claro que este punto nunca es alcan-
zado completamente, primero, porque no es un lugar al que llegar, sino un
punto de referencia, segundo, porque la pronunciación es de los hablantes y
no existe regulación en ello, a menos que se exija por el rol que el hablante
ostenta. La otra arista, la pragmática de la oralidad y las descripciones y estu-
dios que a este respecto pueda hacerse, tanto de la comunicación como de
los sujetos. En este segundo segmento la psicolingüística, la sociolingüística
y la etnografía de la comunicación tienen mucho para aportar y para recibir.
Asimismo, los estudios interculturales asociados a la lingüística comparada y
a la sociología de la comunicación avanzan también con este tipo de atención
puesta en la comunicación y la producción orales.

Referencias

Asociación de Academias de la Lengua Española (2011). Nueva Gramática de


la Lengua Española. Volumen de Fonética y Fonología. Madrid, Espasa.

Asociación Fonética Internacional – AFI – (1999). Handbook of the International


Phonetic Association: A guide to the use of the International Phonetic Al-
phabet. Cambridge, Cambridge University Press.

Barcia, Roque (1881). Diccionario general etimológico de la lengua española.


5 vols. Madrid, Tipográficos de Álvarez Hermanos.

148 Bergua C., Jorge (2004). Helenismos del español. Madrid, Gredos.
Componentes del español desde una perspectiva histórica

Cejador y Frauca, Julio (1928). Gramática griega según el sistema histórico


comparado. Madrid, Hernando.

Haarmann (2001). Historia universal de la escritura. Madrid.

Lugo, Fray Bernardo de (2013). Gramática en la lengua general del Nvevo Rey-
no llamada Mosca (edición especial Universidad del Rosario). Universidad
del Rosario, Santafé de Bogotá (Original publicado en Madrid en 1619 por
Bernardino de Guzmán).

Luna, E., Vigueras, A. y Báez, G. (2005). Diccionario básico de lingüística. México,


UNAM.

Quilis, A. (1993). Tratado de fonología y fonética españolas. Madrid, Gredos.

Real Academia Española (2011). Nueva gramática de la lengua española. Fonética


y fonología. Madrid, Espasa.

Vaquero de R., M. (1996). El español de América I, pronunciación. Madrid,


Arco/Libros.

2.4. Ortografía
La mayor parte de la información de este apartado es tomada de la “Ortografía
de la lengua española”, publicada por Espasa y editada por la RAE (2011), de la
primera Orthographia de la lengua española, publicada en 1741, y de algunos
otros textos de ortografía que han publicado académicos especializados y la
RAE desde sus inicios.

No se puede evitar (si hubiera por qué querer hacerlo) remitirse a las lenguas
griega, latina, árabe y sánscrita para comprender los sonidos del español desde
sus comienzos, tal como se aclaró antes y su representación gráfica. Aunque
la lengua ha evolucionado oficialmente a partir del siglo XII, sus raíces fonéticas
(y sintácticas, morfológicas y semánticas) se hunden en una historia luenga,
ligada a las guerras, la religión, la alfabetización, la demografía y otros muchos
aspectos que sólo pueden ser comprendidos a través de los registros históricos
y la lingüística histórica.
149
Desarrollo histórico del español

En el presente texto el interés no es tanto reproducir los preceptos ortográficos


de la lengua cuanto identificar el desarrollo que ha tenido la ortografía española
desde sus comienzos. La importancia de la ortografía en la lengua española, a
pesar de que algunos la han puesto en duda, se impone con evidencias como
la que arroja el hecho que solo el diccionario, la gramática y la ortografía son
las publicaciones infaltables en cualquier estudio de la lengua española y, aún
más, en cualquier alusión seria a los estudios lingüísticos desde 1713 cuando
se funda la RAE, bajo el reinado de Felipe V, según iniciativa de Juan Manuel
Fernández Pacheco y Zúñiga. Ya en 1611 se había publicado el primer diccio-
nario, y aun antes, en 1492, la primera gramática. No obstante, es en 1741,
28 años después de la fundación de la Academia, cuando ve la luz el primer
tratado independiente de ortografía, necesario para el correcto escribir de una
lengua que, siendo muy joven todavía, se había popularizado su lectura y su
escritura de tal forma que exigía criterios universales para su correcto uso.
Nebrija, en su Gramática de 1492, ya le había dedicado un capítulo, el primero
de su obra, antes de prosodia, etimología y sintaxis; pero los problemas de
la ortografía eran muy particulares, lo cual desembocó, posteriormente, en
desligarla de aquélla.

La ortografía es un asunto del cual se habla más en contextos pedagógicos


como un escollo al momento de aprender el español escrito, tanto para
hablantes nativos como extranjeros. Esto se debe a que, a pesar de que es
una lengua que regularmente tiene correspondencia fonética con la gráfica,
algunas veces puede llegar a ser fuente de confusión con grafemas como
“s”, “c”, “z” y “x”; “ll” y “y”; “c” (antes de a, o y u), “k” y “q”; “b” y “v”, y la
siempre recurrente “h”. En estos elementos se concentra la mayor dificultad
de la lengua española en cuanto a ortografía, aunque a lo largo de la historia
hubo transiciones entre “f” y “h”, acentuación gráfica de la preposición “a” y
de la disyunción “o”, y la transición de la conjunción “i” a la actual “y”, algunas
veces también tildada.

En la última edición de ortografía de la lengua española (2011) aparecen nuevos


elementos que constituyen pequeños cambios, como dejar a discreción del
escritor el acento diacrítico y la tilde en demostrativos.

El profesor Martínez Marín (1992) de la Universidad de Granada hace notar


que durante el Renacimiento la ortografía se convirtió en la principal discipli-
na lingüística (Martínez, 1992, p. 126). Entre la consideración de la escritura
como hecho lingüístico y la publicación de los diversos tratados de ortografía
150
Componentes del español desde una perspectiva histórica

hay una relación de correspondencia y reciprocidad innegable, prueba de lo


cual es la inclusión en esta disciplina, no sólo de la forma correcta de escribir
las palabras, sino también la puntuación, el uso de mayúsculas y minúsculas,
la acentuación y las abreviaturas, entre otros elementos. Aclara Martínez
(1992, p. 126-7) que son varios los ortografistas del español y sus obras que
pueden listarse en relación con los aportes historiográficos a este respecto,
previos a la edición de 1741:

• Dos obras de Antonio de Nebrija: Gramática de la lengua castellana de


1492 y Reglas de orthographia de la lengua castellana de 1517.
• Gramática castellana de Cristóbal de Villalón, 1558.
• Juan López de Velasco: Orthographia y pronunciación castellana, 1582.
• Alemán, M. Ortografía castellana, 1609.
• Bartolomé Jiménez Patón con su Epítome de la ortografía latina y castellana,
1614.
• Ortografía castellana nueva i perfeta, 1630, de Gonzalo Correas.
• Nicolás Dávila: compendio de la ortografía castellana, 1631.
• Juan Villar: Tratado de ortografía, 1651.

Más recientemente encontramos personalidades como Andrés Bello, Rufino


José Cuervo, A Rosenblat, J. Mosterín y A. Steve Serrano, entre otros, quienes,
con un conocimiento profundo de las lenguas latina y griega, y atendiendo
también a razones historiográficas, supieron sustentar por qué la ortografía del
español es como es. Al día de hoy, la ortografía española es notable por su
simplicidad en relación con otras de lenguas similares en edad y procedencia,
porque los ortógrafos han logrado resolver problemas mayúsculos en la escri-
tura de la lengua, no solo recientemente, sino desde 1741 cuando, como ya
se dijo, aparece la primera edición de la Orthographía de la lengua española.

Pero el recuento histórico de la ortografía española no se basa en la manera


explícita de escribir la lengua, sino que guarda relación con los criterios y
con los contenidos. Con los criterios, porque existen diversos de ellos que
dan cuenta de las perspectivas sociolingüísticas e historiográficas, como el
fonológico, el de uso y el etimológico; con los contenidos, principalmente
porque no todos los tratados sobre ortografía han incluido siempre los mismos
elementos ni en sentidos similares, pues puede verse esta disciplina como la
manera correcta de escribir letras o como el estudio de la correspondencia
entre fonema y grafema.

151
Desarrollo histórico del español

El problema de la puntuación, por ejemplo, que algunos ortógrafos no incluyen


en sus obras (Nebrija, por ejemplo, no contemplaba este tópico), es asumido
con plena seriedad por otros (como los del Siglo de Oro) quienes ven en él un
asunto atinente a la ortografía, pues trata de los elementos suprasegmenta-
les de la lengua oral (entonación y pausas), lo cual denota, como ya se apuntó,
criterios diferentes para asumir la ortografía, pero que, en el caso concreto de
la puntuación, triunfó este último, según fue declarado en la edición de 1741 y
sigue apareciendo en las ediciones actuales con total “naturalidad”, aunque a lo
largo de la historia de la lengua se hayan llamado señales (Siglo de Oro), notas
(siglo XVIII) o signos de puntuación (actualidad). En relación con los nombres de
los “signos”, también ha habido evolución notable. Así, por ejemplo, se habló de
coma (Villalón) o kolon (Jiménez P.) para referirse a los dos puntos; se aludió a la
coma con los nombres inciso, coma y medio punto, por el primero, y vírgula (sin
tilde en el original de Bartolomé Jiménez, pues no se había regulado todavía el
acento ortográfico, lo cual aplica también para la cita siguiente) por el segundo.
Martínez Marín señala, además:

En cuanto al número de signos es indicativo lo que encontramos en Villa-


lón, Alemán y Jiménez Patón: el primero distingue ocho (parrafo, punto,
coma, colum, virgula, parentesis, interrogacion y cessura), el segundo
cinco (punto, medio punto, admirante, parentesis e interrogante) y el ter-
cero seis, algunos de los cuales reciben varias denominaciones (inciso,
coma o medio punto; colon; parentesis; interrogacion; admiracion; y
punto, periodo o circuito). […] Ortografistas posteriores como N. Dávila
y J. Villar añadieron otras distinciones de interés: el primero habla de las
dos comas y la coma y punto, en su Compendio de ortografía castellana;
el segundo diferencia la dieresi (de esta manera, sin s final) y el punto
final, en su Tratado de ortografía. (Martínez, 1992, pp. 131-132)

Al respecto de la importancia de los estudios ortográficos, puede afirmarse que


son ellos la prueba fehaciente del paso de la ortografía de las letras (Nebrija)
a la ortografía de la escritura en general y sus signos, en cuya perspectiva se
incluyen además la puntuación, la profusión de los signos para ello y el uso de
mayúsculas, minúsculas, abreviaturas y acentos. En cuanto a estos últimos se
reporta también una evolución que va desde la ausencia casi absoluta en la obra
de Nebrija y otros renacentistas, quienes, tal vez por tomar como referencia
el latín, eludían el uso del apice o rayuela, como lo llamaban respectivamente
Nebrija y Valdés, hasta el establecimiento de las normas de puntuación asen-
tadas en 1741, pasando por el criterio tonal ligado a los acentos agudo y grave
152 del griego, denominaciones que utiliza la Academia todavía en 1726, y por el
Componentes del español desde una perspectiva histórica

valor diacrítico del acento en monosílabos homófonos. (Martínez, p. 1992:133)


aclara que, a partir de 1741, destacan hechos como “las reglas sobre los mo-
nosílabos (1754); el uso del término acento ortográfico desde la edición de la
Gramática Académica de 1880”. Es en esta obra donde aparecen descritas
las condiciones de acentuación de palabras agudas, graves y esdrújulas, lo
cual no se ha modificado hasta hoy. Entre 1880 y 1969 no hay modificaciones
notables, excepto, tal vez, la regla de acentuación de los monosílabos á, é, ó,
ú, la cual se modifica y queda sólo la acentuación gráfica de ó entre cifras, en la
edición de 1911, y la norma de 1952 y 1956 de doble acentuación de vocablos
como período/periodo, pentágrama/pentagrama, homóplato/homoplato, dando
prioridad, como hasta hoy, a la versión llana, sin ser incorrecta la esdrújula.

Tal vez la mayor relevancia de la obra de 1741 es precisamente que logra recoger
criterios dispares y abundantes sobre la escritura de una lengua cuya regulación
era nula y cuyo uso estaba en boca de hablantes ágrafos, lo cual constituye
la “modernización” de la lengua, gracias, además, a la profusión literaria de
escritores de habla hispana y al interés de ortógrafos que, con posterioridad a
la iniciativa del siglo XVIII, intentaron simplificar aún más el sistema para lograr
unidad; de ello hablan estudios como el de Bello, “Indicaciones sobre la con-
veniencia de simplificar y unificar la ortografía en América”, publicado en 1823
(Cfr. Martínez, 1992, p. 129).

En la última edición de la Ortografía (2011) parece darse continuidad a este


derrotero que simplifica, pues se han incluido –¿o eliminado?– normas sobre:

• eliminación de la acentuación diacrítica de demostrativos y del adverbio


solo (sólo), inclusive en casos de posible ambigüedad.
• la inexistencia definitiva nominal y explícita de los dígrafos ll y ch en el
abecedario.
• la definición de un solo nombre para cada letra del abecedario, siendo las
más notable la “uve” para “v” y la “uve doble” para la grafía “w”.
• la asunción de grafías propias del español para voces latinas o extranjeras
en general adaptadas plenamente al español, como en quórum/cuórum,
paddle/pádel, ballet/balé, carnet/carné, google/gugel o gugle, entre otras.
Las que no están adaptadas, se escribirán en cursiva y respetando la acen-
tuación gráfica, si existe, de la lengua original.
• la eliminación de la tilde en palabras con triptongo o diptongo ortográfico:
guion, truhan, fie, muon, prion, ruan, liais; voces verbales en pasado como
crie/crio, fie/fio, flui/fluis, frio, frui/fruis, guie/guio, lie/lio, pie/pio, entre otros;
nombres propios como Sion y Ruan. 153
Desarrollo histórico del español

• la supresión de la tilde en la disyunción “o” entre cifras.


• la escritura de prefijos, incluyendo “ex”, seguirán tres normas fundamenta-
les: se escriben soldados a la base si esta es univerbal (una sola palabra);
se une con guion a la base si esta comienza por mayúscula o si se trata de
un número; se escriben separados de la base si esta es pluriverbal (varias
palabras). Ejemplos: exmarido, antirrobo, proMandela, mini-USB, super en
forma, vice primer ministro, super 8.

Queda claro también en la más reciente ortografía (AALE, 2011) que la letra
q solo tiene uso como elemento integrante del dígrafo qu para representar el
fonema /k/ ante las vocales "e" e "i" (queso /késo/, quién /kién/). Este mismo
fonema se representa, en el resto de las posiciones, con la letra c (canguro
/kangúro/, corto /kórto/, cuenta /kuénta/, acné /akné/, tictac /tikták/), aunque en
préstamos de otras lenguas también puede aparecer representado por la letra
k en cualquier posición (karaoke /karaóke/, kilo /kílo/, koala /koála/, kurdo /kúrdo/,
búnker /búnker/, anorak /anorák/).

Una manera más simple de presentar la historiografía de la ortografía de la len-


gua española es a través de las sucesivas ediciones oficiales de textos rectores
a este respecto. Entre los siglos XVIII, luego de la fundación de la RAE (1713),
y el siglo XXI, han sido profusos los aportes editoriales sobre la ortografía. En
1741 se publica la primera edición académica de la Orthographía española.
Sucesivamente aparecen en las siguientes fechas las ediciones subsiguientes
bajo el nombre Ortografía de la lengua castellana: 1754, 1763, 1770, 1775, 1779,
1792, 1815, 1820. Esta novena edición se reimprime en 1826. Desde esta edi-
ción hasta 1959 la ortografía hace parte de cuerpo de la gramática académica.

En 1844 se publica Prontuario de ortografía de la lengua castellana, orientado a


las escuelas públicas, el cual tuvo trece ediciones, siendo la última en 1866. En
1870 comienza a publicarse el Prontuario de ortografía de la lengua castellana
en preguntas y respuestas, con 31 ediciones, publicadas entre este año y 1931.
Las tres últimas ediciones cambian en sus nombres “lengua castellana” por
“lengua española”. En 1952 se publica la primera edición de Nuevas normas
de prosodia y ortografía, en 1959 y 1965 la segunda y la tercera ediciones, res-
pectivamente, las cuales cundieron como preceptiva para uso general. En 1969
y 1974 se publican dos ediciones consecutivas de una nueva Ortografía, en las
cuales se incorporan las normas de preceptiva de las ediciones de 1959 y 1965.
En 1999 se publica una nueva edición de la Ortografía de la lengua española,
la cual correspondería a la décima, porque la de 1820 no tiene el consecutivo
154
Componentes del español desde una perspectiva histórica

que la identifique como el primer texto formalmente orientado en la línea de


una política lingüística común adoptada por todas las academias, miembros
de la ASALE. En 2010 se presenta la nueva Ortografía de la lengua española
(publicada en 2011), primera obra académica que describe pormenorizadamente
el sistema ortográfico del español.

Desde una perspectiva historiográfica, puede celebrarse que la ortografía de


la lengua española, al ser esta un ser vivo, tiende a simplificarse cada vez más.
Es cierto que este mismo hecho genera resistencias en lingüistas y estudiosos
puristas de la lengua, lo cual enriquece la discusión y exige por parte de los
gramáticos y ortógrafos el fortalecimiento de las razones por las cuales se toma
una u otra decisión. Elemento adicional es la facilidad o dificultad que representa
para los usuarios de la lengua la incorporación de las nuevas determinaciones
en su uso cotidiano, pues puede resultar particularmente difícil y engorroso,
inclusive, se puede llegar a “faltar” a la norma por atenerse a ella. Tal vez las
nuevas generaciones, a las cuales no les toca acudir a la transición, tengan
menos problemas a la hora de escribir con atención a la norma ortográfica,
hasta que lleguen nuevos cambios.

Cabe decir, además, que, a pesar del recurso útil que de diccionario y "corrector"
ortográfico que tienen los procesadores de texto actuales, el conocimiento
de la norma es ineludible si se quiere tener un gusto particular por las formas
elegantes, delicadas y precisas de la lengua. La confianza excesiva en la tecno-
logía para que supla la ignorancia de la ortografía conduce a un debilitamiento
cultural y social y a un olvido de lo que otrora representaba "escribir a mano" y
a su concomitante declive neuronal.

Referencias

Asociación de Academias de la Lengua Española (2011). Ortografía de la Lengua


Española. Madrid, Espasa.

Asociación de Academias de la Lengua Española (2009). Nueva Gramática de


la Lengua Española. 2 vols. Madrid, Espasa. Martínez Marín, Juan (1992).
La ortografía española: perspectiva historiográfica. En: Revista Cauce,
Número 14-15, 1992. Págs. 125-134.

Real Academia Española (MDCCXLI). Orthografhia española. Madrid, RAE.


155
Desarrollo histórico del español

Real Academia Española (MDCCLXXI). Gramática de la Lengua Castellana.


Madrid, RAE.

RAE (2014). Diccionario de la Lengua Española. Madrid, Espasa.

RAE (2020). Publicaciones de la RAE, siglo XX. Consultado en: https://www.rae.


es/la-institucion/historia/siglo-xx, con acceso en junio de 2020.

156
3. Prospectiva
de una lengua
y muchas culturas
El español, como todas las lenguas vivas, es un sistema que se revitaliza per-
manentemente, lo cual supone, como en todo ser vivo, el nacimiento, la trans-
formación y la entrada en desuso de palabras y expresiones. Inclusive, puede
darse el caso, con frecuencias, que un mismo fenómeno o realidad se puede
nombrar de maneras diferentes según el lugar, como ocurre con los animales;
por ejemplo, el gallinazo, al que también se le llama chulo, buitre negro, jote,
jote de cabeza negra, zamuro, curumo, zopilote, nopo, gallote o zope. Esto
supone una extraordinaria vitalidad de la lengua española por su presencia
como lengua materna en diversos lugares con tradiciones culturales diferentes,
tal como se sugiere en el nombre del presente volumen y, concretamente, del
presente capítulo.

Cada vez que se publica una nueva edición del diccionario aparecen varios miles
de palabras nuevas. Palabras como las siguientes no existían en la edición 22ª
de 2001, algunas ya aparecen en la edición 23ª de 2014, pero otras son solo al-
gunos ejemplos: guasap/wasap, guasapear/wasapear, cine (por cinema), micro
(por micrófono), depre (por depresión), frigo (por frigorífico), insti (por instituto),
story, escape room, táblet; batamanta, perroflauta, feminazi, follamigo, arreman-
gar, lideresa, óscares (la estatuilla, no los premios), Jose (hipocorístico de José),
hubiera (por habría); amusia, antagonizar, aporofobia, asana, ataché, audiolibro,
audiología, audiólogo -a, autólogo -a, bicatenario –a, biocida, bioenergía, bocas,
buenísimo, buenista, calefactable, calefactar, chakra; chusmear, clicar, cliquear,
cliqueo, compostador –a, compostar, compostero –a, contáiner, contaje, conti-
157
Desarrollo histórico del español

nentalidad, contraincendios, cracker, cubicaje, cupular, deportivamente, desalador


–a, diagramador –ra, discinesia, dispersante, especismo, especista, fair play,
halal, holter, hummus, imafronte, kosher, latino –a, minicasino, monocatenario –
a, murano (cristal), niguatoso –a, notas (adjetivo para una persona), pinqui, porro
(baile/música), postureo, posverdad, sharía, táper, umma, vallenato (música/baile).

La lista anterior es solo un ejemplo de formación, adopción, incorporación o


adaptación de palabras nuevas en español. A continuación, se hace una relación
somera de las diferentes formas como se crean palabras nuevas y cuáles son
algunas de ellas, sea que estén hace tiempo ya en el diccionario, que hayan sido
incorporadas en la última edición (2014) o apenas estén buscando su ingreso.

3.1. Neologismos y otras formas de creación


lingüística en español

3.1.1. Por onomatopeya

Quizás la forma más básica para la creación de palabras en una lengua es la


onomatopéyica, una manera de lexicalización. En el caso del español, por las
características de la comunicación cotidiana, suele presentarse con mucha
frecuencia el uso de este tipo de palabras que poco a poco entran a ser parte
del diccionario. Además, como se trata de una de las configuraciones más
primitivas para la formación de palabras, según la teoría onomatopéyica de la
aparición del lenguaje, suele ser altamente llamativa y de fácil creación. Palabras
como nana, ma, pa, tictac, zigzag, entre otras, son producto de la imitación del
sonido que hacen los seres de la naturaleza o que producen los artefactos tec-
nológicos. A pesar de ser más o menos generalizada la sensación del sonido
que da origen a la palabra, es común que de una lengua a otra cambie dicha
palabra, por razones diversas, como por ejemplo: quiquiriquí, en español, es
el sonido que produce el canto del gallo; chicchirichi, en italiano; cocorricó, en
francés; cock-a-doodle-do, en inglés; kikeriki, en alemán.

Existen palabras onomatopéyicas que se producen a partir de la sensación de


la realidad y no del sonido que produce. Es el caso de palabras como columpio,
vaivén, entre otras. El algunos casos el diccionario reporta el origen incierto
de una voz determinada. Puede tratarse de una onomatopeya de la cual, con el
correr del tiempo y la diversificación de su uso, se ha perdido el origen onomato-
158 péyico. Es también útil recordar que, en muchas onomatopeyas, principalmente
Prospectiva de una lengua y muchas culturas

las que imitan sonidos, no sensaciones, se repite la voz o parte de ella para
intentar reproducir el sonido de la naturaleza o el producido espontáneamente
por el elemento que representa la voz, como zig-zag (el sonido de la aguja
pasando por la tela), tic-tac (el sonido que produce la maquinaria del reloj),
frufrú (el sonido que produce una tela de seda rozando con otra tela del mismo
material), pingpong (el sonido de la pelota que pega sucesivamente sobre una
superficie), runrún (el sonido de un motor cuando es acelerado), entre otras.

3.1.2. Por incorporación

La incorporación de voces ajenas aporta un número importante de las voces


de las lenguas que más entran en contacto con otras y siempre va en aumen-
to. Podría decirse que la mayor potencia lexical de una lengua obedece a este
procedimiento, desde su nacimiento, al cual se le conoce técnicamente como
“préstamo”. Esto ocurre cuando una lengua toma de otra una voz que no po-
seía hasta ese momento y la incorpora en su léxico, sobre la base que cada
lengua tiene un número definido y limitado de voces en un momento dado de
su historia. Cuando la palabra es asumida tal cual está en la lengua original,
se conoce como palabra-cita, como ocurre con masacre, graffiti, goal-average,
restaurante, overall, saudade, etc. Algunas veces los préstamos en español
suelen adaptarse a la lengua de destino, es así como la palabra man, del inglés,
se pluraliza manes en la comunicación cotidiana, siguiendo la estructura del
español y no la del inglés (men).

3.1.3. Por derivación y composición o construcción

Todas las palabras tienen una estructura básica: un lexema o raíz; el otro com-
ponente es el morfema, casi siempre un afijo o una desinencia. Las palabras,
de acuerdo con su formación, pueden ser simples, derivadas o compuestas.
Las simples son aquellas constituidas por un solo lexema (tierra, lengua); las
derivadas son aquellas en las que se unen prefijos o sufijos al lexema (ante-
ced-ente; locu-torio; en-terrar); las palabras compuestas, por su parte, son las
conformadas por dos o más lexemas (mortí-fero; agri-cultura; dentí-frico). A
esta última categoría pertenecen las palabras técnicas o especializadas y las
neocomposiciones, es decir, la construcción de palabras nuevas con raíces
antiguas, principalmente del griego, del latín o de ambos. Algunos ejemplos
de ello pueden ser: arborícola, vermífugo, fratricida, farmacología, mitología,
taquicardia, antropófago, odontólogo, oftalmólogo, filosofía, multicolor, telé-
fono, omnipotente. 159
Desarrollo histórico del español

En lingüística la derivación consiste en la posibilidad de crear un número amplio


de palabras a partir de unas raíces y partículas definidas. Este procedimiento
de formación de palabras en español se lleva a cabo regularmente acudiendo
al latín y al griego como lenguas madre de la lengua castellana.

Cabe distinguir entre afijos y raíces. Los afijos son partículas que, añadidas a
palabras ya existentes, cambian su significado. Los afijos son de tres tipos:
si van al comienzo de la palabra, se llaman prefijos (Pre-fabricado, in-corporar,
desmentir); si van al final, sufijos (dese-able, dia-rio, cocin-ero); si van en la mi-
tad, infijos (anti-de-presión, alt-an-ero, fort-aleza). La raíz o radical, por su parte,
es una palabra que tiene significado en sí misma y que constituye el corazón
del significado al momento de agregarle afijos (resaltados en negrilla en los
ejemplos anteriores).

La derivación es la principal fuente de nuevas palabras en lenguas como el


español y en general en lenguas modernas. Este procedimiento, sin embargo,
es diferente al de composición, mediante el cual muchas lenguas forman la
mayoría de sus palabras nuevas. La composición junta varias raíces para confor-
mar una nueva palabra, en lugar de juntar una raíz con afijos; así, por ejemplo,
tenemos telaraña (tela+araña), altozano; altorrelieve; correveidile; vaivén…
etc. Conviene distinguirla también de la flexión, que consiste, básicamente,
en un cambio en la terminación de la palabra que implica, a lo sumo, cambio
de género o de algún aspecto adicional, pero no implica cambio de categoría
gramatical, como en la derivación, y el significado permanece casi invariable,
como en camino, caminar, caminaban…

3.1.4. Por Lexicalización


Proceso por el que una frase u otro elemento del idioma se hace funcionar
como si fuera una palabra o unidad léxica. Ejemplos: pez espada, casa de cam-
bio son casos de idiomatización o pérdida de composicionalidad semántica,
también puede denominárseles lexicalización de conjunto, pues no hay una
relación indisoluble y directa entre ambos términos, así pasa también con aire
acondicionado, espejo retrovisor, arroz integral, circuito cerrado, marea alta,
camión cisterna. Afuerita, ahoritica; adelantico, apenitas; cerquita, poquito;
enhorabuena; correveidile; el qué dirán; ahí mismo; la invención de palabras
agregándole la partícula –ismo al final, con lo que suele hacerse referencia a
un conjunto de ideas o un sistema ideológico. El producto de la lexicalización
es una palabra que funciona como categoría sígnica que refleja una entidad de
160 la realidad, sea tangible o mental.
Prospectiva de una lengua y muchas culturas

Además de las generalidades expresadas arriba, son seis las formas más
comunes de composición (Alvar, 1995, p. 21): sinapsia, disyunción, contrapo-
sición, yuxtaposición, prefijación vulgar y acortamiento. Adicionalmente, otras
formas de construir palabras nuevas son: conversión sintáctica, sintagmación,
siglación, acronimia, abreviación y variación. Todos estos recursos configuran
lo que podría ser el mecanismo más expedito para conservar la vitalidad de una
lengua que se transforma permanentemente y que se adapta con sorprendente
flexibilidad a las nuevas realidades del mundo.

Referencias
Alvar E., Manuel (1995). La formación de palabras en español. Madrid, Arco/Libros.

RAE (2009). Nueva Gramática de la Lengua Española. 2 vols. Madrid, Espasa.

3.2. Geopolítica de la lengua española

Actualmente el español es una de las lenguas más ampliamente difundidas,


aunque no es la lengua con mayor número de hablantes. Contrasta con algu-
nas lenguas que, teniendo más hablantes, éstos están concentrados en un
determinado territorio, lo cual hace que dicha lengua se propague menos y
que difícilmente incorpore una cantidad notable de cambios con regular fre-
cuencia. Asimismo, llama la atención que el número de hablantes de español
se ve modificado ostensiblemente por la cantidad de hablantes no nativos,
fenómeno que solo es superado por el inglés. Esto significa que, si se desea
hacer un análisis geopolítico y sociolingüístico o demolingüístico10 del español,
es necesario incluir países que lo tienen como primera lengua oficial o como
segunda; países cuyo número de hablantes de español ocupa el primero, se-
gundo, tercero o cuarto lugar entre los lugareños, independientemente de que
sea o no oficial; territorios cuyos habitantes aprenden español por divertimento,
con fines académicos o comerciales; territorios de migración de personas cuya
lengua nativa es el español, y lugares de paso donde una de las lenguas es el
español, aunque de forma no oficial.

10 Con este término hago referencia a las condiciones sociales en relación con una
lengua, común o no, más allá del uso mismo de dicha lengua, es decir, no se trata de lo
sociolingüístico, sino de integrar a los distintos hablantes de una misma lengua, inclusive
por fuera de un territorio común, o todo lo contrario, una comunidad de hablantes de la
misma lengua restringida por cuestiones geográficas, políticas, locativas o económicas.
(Nota del autor). 161
Desarrollo histórico del español

El español se habla oficialmente en 22 países, lo cual suma aproximadamente


450 millones de hablantes, distribuidos, por orden descendente de número
de hablantes, en: México, Colombia, España, La Argentina, Venezuela, Perú,
Chile, Ecuador, Guatemala, Cuba, Bolivia, República Dominicana, Honduras,
El Salvador, Paraguay, Nicaragua, Costa Rica, Puerto Rico, Panamá, República
Oriental del Uruguay, Guinea Ecuatorial y Sahara Occidental. México es el país
que más hablantes nativos del español como lengua oficial aporta (cerca de
123 millones) y Sahara Occidental el que menos (alrededor de 205 mil).

Los lugares, incluidos algunos de la lista anterior, donde se habla, independien-


temente de ser lengua oficial o no, pero es, frente a otra lengua, principalmente
el inglés, la segunda con mayor número de hablantes, son: Antigua y Barbuda,
Bahamas, Barbados, Belice, Granada, Estados Unidos, Brasil (después del por-
tugués), Jamaica, Paraguay (después del guaraní), Aruba y Bonaire (después
del papiamento), San Vicente y Las Granadinas, Gibraltar, Islas Malvinas, Islas
Vírgenes de los Estados Unidos, Sint Maarten (después del neerlandés), Trinidad
y Tobago, Sahara Occidental (después del árabe) y Guyana Inglesa.

Asimismo, los lugares (incluidos algunos de los ya mencionados) donde es una


lengua accesoria, histórico-fundacional o residual, son: Filipinas, Israel, Guam,
Islas Marianas del Norte, Argelia, Islas Georgias del Sur y Sandwich del Sur,
Angola, Islas Marshall, Suiza, Líbano, Albania, Bosnia y Herzegovina, Estados
Federados de Micronesia, Palaos, Turquía, Sudán del Sur, Rusia, Japón, China,
Taiwán, Grecia, Rumania, Kosovo, Bulgaria y Serbia.

En países donde el español no es lengua oficial se concentra un número consi-


derable que puede sobrepasar los 80 millones de hablantes. Estos países son:
Estados Unidos de América, Brasil, Italia, Filipinas, Francia, Canadá, Marruecos,
Belice, Israel, Andorra y Gibraltar. Esto supone una influencia sustancial en las
comunidades nacionales, pues la proporción más abultada es la de Gibraltar
y Andorra con un 98.7% y 73.25% de la población total, respectivamente; y la
más baja es la de Israel y Marruecos, con 2,05% y 1,09%, respectivamente.
Sea como fuerza de trabajo irregular, como población académicamente activa
o como personas en tránsito con estadía prolongada, son cifras bastante sig-
nificativas, aun cuando no se sabe si todos ellos son hablantes no nativos de
español en sus lugares o migrantes.

Llama la atención el caso de Estados Unidos de América, donde el número


de hispanohablantes ha aumentado considerablemente, sobre todo en los
162
Prospectiva de una lengua y muchas culturas

últimos quince años. En los dieciocho Estados donde hay mayor número de
hispanoparlantes se ha registrado un aumento mínimo del 3% entre 2007 y
2017, y, en algunos, un aumento de hasta el 10%. California, Texas, Florida,
Illinois, New Jersey, Arizona y Colorado son los Estados que albergan el mayor
número de hablantes de español, para el año 2017, datos que tienden a man-
tenerse, dada la migración cada vez más moderada de latinoamericanos. Una
vez se establece una colonia de hispanohablantes americanos en algún lugar,
dado que regularmente hay entre ellos mayor tendencia a procrear que entre
los nativos norteamericanos, el aumento gradual y sostenido de esta población
está naturalmente garantizado.

Si atendemos a la condición cultural de todos los sujetos que entran en con-


tacto con otros de comunidades diferentes, resulta natural que el intercambio
cultural transforme los sujetos y las sociedades. No sólo la lengua y la cultura
son una unidad indisoluble, sino que encuentran su centro de confluencia en
un sujeto que las encarna y en una comunidad que brinda cobijo identificati-
vo. Este fenómeno que se presenta en Estados Unidos de Norteamérica y en
otros territorios particularmente atractivos para migrantes hispanoparlantes, va
creando una hibridación cultural que transforma la base misma de la identidad
del territorio donde llegan. Tal transformación abarca la vida social, económica,
religiosa, comercial, educativa y de los modos de vida, hasta el punto que la
comunidad que recibe a los nuevos ciudadanos nunca volverá a ser igual. Esto
también sucede en relación con la migración humana entre países de habla
hispana, como lo que sucede, independientemente de los motivos, con la po-
blación venezolana que llega masivamente a territorio colombiano, ecuatoriano,
peruano, boliviano y brasilero, que para 2021 ya se cuenta por millones. Esta
realidad afecta estructuralmente las dinámicas sociales de las ciudades don-
de se asientan las colonias venezolanas, aun contando con la misma lengua,
¡cuánto más en territorios donde la lengua es diferente! Esto es así porque la
lengua encarna la cultura, pero no la homogeniza.

Se han hecho algunos ejercicios aislados y diversos de construir glosarios de


palabras del español que tienen distinto significado en Venezuela y en Colom-
bia. Asimismo, palabras que no son utilizadas en uno de los dos países y en
el otro sí. Todo esto lo posibilita la dinámica extraordinaria de la lengua y la
creatividad de los hablantes, la historia diversa de los pueblos que han tenido
el español como lengua nativa y la de los hablantes que, teniendo otras lenguas
maternas, han aprendido español dentro o fuera de un territorio donde es lengua
oficial; también los hablantes de español que han llegado como inmigrantes
163
Desarrollo histórico del español

a territorios donde se hablan otras lenguas, como el inglés o el portugués, y


han visto transformada su lengua, así como, muy seguramente, han incrustado
algunos cambios sutiles en la lengua dominante del territorio que los recibe.
Son muchos los matices que van tejiendo realidades socioculturales diferentes.

Referencias

Constitución Española de 1978, art. 3.1.

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999, art. 9.

Constitución de la República del Perú de 1993, art. 48.

Constitución de la República del Ecuador de 2008, art. 2.

Constitución de la República de Guatemala de 1985, art. 143.

Constitución de la República de Cuba de 1976, art. 2.

Constitución Política del Estado de Bolivia de 2009, art. 5.1.

Constitución Política de la República Dominicana de 2010, art. 29.

Constitución de la República de Honduras de 1982, art. 6.

Constitución de la República de El Salvador de 1983, art. 62.

Constitución de la República del Paraguay de 1992, art. 140.

Constitución de la República de Nicaragua de 1987, art. 11.

Constitución Política de la República de Costa Rica de 1949, art. 76.

Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico de 1952, art. III Sección 5.

Constitución de la República de Panamá de 1972, art. 7.

Constitución de la República de Guinea Ecuatorial de 1991, art. 4. http://www.


164 arso.org/1estadosaharaui.pdf
Prospectiva de una lengua y muchas culturas

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hablada en el planeta en 2030. 20 minutos. Madrid. España. Recuperado
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de el original el 1 de junio de 2011. Consultado el 27 de febrero de 2018.

165
Desarrollo histórico del español

3.3. El español en contacto y el intercambio


lingüístico en general
Este acápite puede considerarse como continuación del anterior sobre la
geopolítica del español, pues, aunque de manera más general, plantea las bases
teóricas para el estudio de las lenguas en contacto y los efectos en y desde los
sujetos en ellas. Se proponen algunos elementos de análisis y comprensión
del fenómeno del bilingüismo, de las lenguas en contacto y de los intercambios
lingüísticos en general.

La mayoría de los diversos estudios sobre bilingüismo, contacto lingüístico,


interferencias, calcos, entre otros temas asociados a la sociolingüística tiene
como fuente ineludible el trabajo que Uriel Weinreich realiza en 1953: Langua-
ges in contact. Sus estudios proponen una teoría al respecto de las lenguas
en contacto, pero también exponen hallazgos de investigaciones basadas en
el contacto del inglés con lenguas como el español, el italiano, el yiddish, etc.
La dinámica de las sociedades actuales incorpora un movimiento frenético
de personas que migran de un lugar a otro permanentemente, lo que obliga a
pensar que la configuración de comunidades es cada vez más difícil o, por lo
menos, más complejo, si se toma en consideración, además, la incidencia de
las nuevas tecnologías y la configuración de comunidades virtuales. Pareciera
que en aquellos lugares geográficos donde no ha llegado todavía la tecnología,
de última generación, se conserva la perspectiva tradicional de lo que es una co-
munidad, la identidad y las dinámicas sociales, culturales y lingüísticas clásicas.
Esto asociado a la idea que la mayoría de las personas que pueden o desean
ir de un lugar a otro, prefiere aquellos lugares donde hay acceso irrestricto a
todas las formas posibles de tecnología e interacción mediada.

En términos geopolíticos estos lugares, paraísos para algunos románticos,


representan un índice muy bajo en comparación con lugares donde las dife-
rencias lingüísticas y culturales son frecuentes y abundantes. De hecho, si
pensamos que existen alrededor de siete mil (7,000) lenguas en el mundo,
pero solo 194 países (reconocidos por la ONU), podemos dar por sentado que
en la mayoría de los lugares (países o territorios) conviven varias lenguas; si
asociamos a ello que cada lengua es expresión real de una cultura, entonces
la diversidad cultural sobrepasa por mucho la división política de los territorios
en el ámbito mundial. Juan Carlos Moreno en su obra Lenguas del mundo, de
1990, ilustraba ya un panorama bastante intrincado que hoy se vuelve mucho
166 mas complejo. Él listaba (Moreno, 1990, p. 179) los veinte países con mayor
Prospectiva de una lengua y muchas culturas

diversidad lingüística y, es lógico, también cultural. Algunos de estos países


son los siguientes:

• Papúa Nueva Guinea 849 lenguas


• Indonesia 672 lenguas
• Nigeria 413 lenguas
• India 381 lenguas
• Camerún 269 lenguas
• México 241 lenguas
• Zaire 212 lenguas
• Brasil 208 lenguas
• Estados Unidos de Norteamérica 167 lenguas

Y así sucesivamente. Colombia, que no aparece en la lista de Moreno, registra


más de sesenta lenguas. Este panorama seguramente ha cambiado hoy, treinta
años después, pero quizás dicho cambio, más que en lo referente al número de
lenguas de un territorio, tiene que ver con la proliferación de sujetos o pequeñas
comunidades (inclusive familias) que han migrado a lugares con una lengua
distinta a la propia, sea esta migración para el establecimiento permanente o
de forma transitoria. En cualquier caso, las dinámicas sociolingüísticas hoy son
más prolíficas que las de hace treinta años.

Actualmente se reconocen 7106 lenguas en todo el mundo, de las cuales 4672


parecieran no correr un riesgo inminente de desaparición, sea por imposición
de otra lengua o por desaparición de sus hablantes (en el caso de las lenguas
solamente orales), mientras que las 2434 restantes parecen estar en riesgo.
El país con mayor número de lenguas sigue siendo Papúa Nueva Guinea con
838 lenguas, Indonesia con 707, Nigeria con 529, India con 454, EUA con 420,
China con 301, México con 288, Camerún con 281, Australia con 244 y Brasil
con 228. Esto denota algunas diferencias en contraste con la información de
hace tres décadas del profesor Moreno.

En este panorama, son diez las lenguas más populares que concentran más del
40% de la población, aunque muchas personas pueden contar como hablantes
de varias lenguas. El chino-mandarín es la lengua más hablada con más de
1300 millones de hablantes, el español está en segundo lugar con cerca de
500 millones, mientras el inglés ocupa el tercer lugar con casi 400 millones
167
Desarrollo histórico del español

de hablantes; el hindi, el árabe, el portugués, el bengalí, el ruso, el japonés y


el javanés son las lenguas que cierran la lista de las que concentran el mayor
número de hablantes. Hay que distinguir, eso sí, que muchas de estas lenguas,
como el chino, el hindi, el japonés, el ruso y el bengalí, se concentran en pocos
territorios o en uno solo con densidad poblacional alta, mientras otros, como el
inglés, el español y el portugués, tienen sus hablantes distribuidos en muchos
territorios nacionales, por lo que su expansión y el contacto lingüístico y cultural
que puede incidir en la velocidad con la que cambia, son mayores.

En los estudios de lenguas en contacto se establecen algunos fenómenos que


pueden darse de acuerdo con la manera como se genere la dinámica del contacto
y los efectos que esta origine en las lenguas. La interferencia, convergencia o
transferencia lingüística ocurre “cuando una lengua A comienza a mostrar signos
(fonéticos, léxicos, gramaticales o sintácticos) que la alejan de las estructuras
propias de su norma para tomar o asimilar estructuras propias de la lengua de
contacto, es decir, de la lengua B” (Medina, Javier. 2002, p. 14). En el caso de la
interferencia el resultado es que se da una estructura agramatical (principalmente
en la lengua B, aunque a veces se da también en la lengua A) no aceptada por
la norma estándar o culta de la lengua receptora. Este fenómeno de la interfe-
rencia se estudia principalmente asociado a las dificultades con las que puede
enfrentarse un aprendiz de lengua, por lo que algunos autores prefieren llamarla
transferencia. La diferencia con la convergencia es que en esta se da la influen-
cia de la lengua B en la lengua A, pero no se expresa en formas agramaticales.

Un aspecto importante es la determinación de la habilidad en la cual se expre-


sa este fenómeno, en la lengua oral o en la lengua escrita. Asimismo, es de
suma importancia determinar el nivel de lengua en el cual se da el fenómeno
y, además, si se trata de un fenómeno que se expresa de manera individual o
colectiva. Un caso tan amplio y diverso, como el del español (lengua A: lengua
receptora) en EUA donde entra en contacto con el inglés (lengua B: lengua de
contacto), ofrece una riqueza de matices suficiente para identificar todos los
aspectos anteriores. Adicional a lo anterior, en el caso mencionado, es nece-
sario considerar que son muchas las variantes de español que confluyen en
el territorio estadounidense, lo cual puede incluir aspectos nuevos y distintos.

El bilingüismo es otro de los productos de las lenguas en contacto. Este se


entiende, comúnmente, como el uso de dos lenguas por un mismo sujeto
hablante o comunidad de hablantes. Existen, no obstante, algunos aspectos
relevantes que afectan este fenómeno: los factores individuales, principalmente
168
Prospectiva de una lengua y muchas culturas

cuando se da como producto del desplazamiento o migración humana, pues


de las características de los migrantes será el tipo de bilingüismo que emerja,
asociado a la psicolingüística y a las condiciones cognoscitivas en el aprendizaje
o la adquisición de dicha lengua, según la historia familiar, el entorno social,
las condiciones económicas y la edad en la que se encuentren los migrantes;
factores sociales, asociados con la sociolingüística, la necesidad de uso de la
lengua, los grupos humanos en los que se dé dicho uso y las necesidades o
pretensiones de los hablantes; factores de estabilidad, según los cuales una
lengua puede caer en desuso o forzarse a cambios estructurales según el
conocimiento afianzado del hablante; factores educativos, asociados al conoci-
miento sistemático y formal que el hablante tenga tanto de su L1 como de la L2;
factores comunitarios, lo cual incorpora diferencias cuando el sujeto pertenece
a una comunidad bilingüe y cuando no; y factores políticos, que aluden a las
disposiciones legales y de política educativa asociada a la enseñanza regular
y sistemática de una determinada lengua en la escuela, distinta a la lengua
materna, lo que obedece a perfiles o proyecciones estatales.

En el caso del español en Colombia, se ve forzado a entrar en contacto con el


inglés o con el francés en la escuela, pero se ve compelido a hacerlo de manera
espontánea en ambientes menos formales, como los videojuegos, las redes
sociales, las plataformas de aprendizaje diverso, la música y demás aficiones
diferentes, principalmente de los adolescentes, todo ello asociado al uso de
recursos tecnológicos variados. En este caso, se concibe el bilingüismo, no
como el dominio consciente y pleno que un hablante tiene de dos lenguas,
sino como el desarrollo de algunas competencias lingüísticas en una lengua
diferente a la propia, pues el acceso a la otra lengua se restringe solo a aquel
o aquellos escenarios de interés para el hablante. Asimismo, es necesario
incorporar la variable del conocimiento específico y formal que tienen estos
hablantes de su L1, lo cual sirve de plataforma para el acceso a la L2 y, al mismo
tiempo, determina el nivel de cambios, transferencias o interferencias que se
generen en L1 y en L2.

Etxebarría (1995, pp. 19-36) plantea, en medio de su estudio de caso del


bilingüismo en España, una clasificación descriptiva de diversas formas de
bilingüismo, que viene bien mencionar grosso modo. Se trata de dos tipos
de bilingüismo, el social y el individual. El bilingüismo individual afecta las
condiciones psicológicas del sujeto y sus condicionamientos cognoscitivos,
emocionales y actitudinales; el bilingüismo social, por su parte, se refiere a la
perspectiva colectiva o de grupo en relación con el conocimiento y el uso de
una determinada lengua. 169
Desarrollo histórico del español

En el bilingüismo individual pueden considerarse relaciones internas de los facto-


res de la comunicación humana: según la relación entre lenguaje y pensamiento
(bilingüe compuesto o coordinado, según se responda en la L1 o en la misma
lengua en la que se recibió el mensaje inicial, respectivamente); según el grado
de conocimiento de la lengua (bilingüismo equilibrado o dominante, según el
grado de conocimiento de ambas lenguas sea idéntico o cuando es mayor el
de una de ellas, respectivamente); según la edad de la adquisición de la lengua
(bilingüismo de infancia, de adolescencia, de la adultez); según las relaciones
de estatus socio-cultural de las dos lenguas (bilingüismo aditivo, cuando ambas
lenguas tienen una valoración positiva; sustractivo, cuando una de las dos lenguas
está desvalorizada); según la pertenencia y la identidad culturales (bilingüismo
monocultural o bicultural, según se reconozca la identidad cultural asociada a una
de las lenguas o las dos, respectivamente), y según el uso lingüístico.

Existen nueve razones por las cuales el autor (Etxebarría. 1995, p. 100) habla
de bilingüismo social: la ocupación o colonización, el comercio, la superioridad
demográfica, el poder y el prestigio, la expansión y la ascendencia, la educa-
ción, la influencia económica, la religión y los medios de difusión. No sobra,
pues, reiterar la complejidad del bilingüismo y la variadísima textura que se teje
por sus múltiples formas, lo que da pie para incluir en este apartado algunas
consideraciones acerca del multilingüismo.

Multilingüismo o plurilingüismo consiste en el uso de tres o más lenguas por


parte de un hablante o de una comunidad de hablantes. Este fenómeno puede
provocar el surgimiento de lo que se conoce como pidgin o criollo. El primero,
el pidgin, es una variedad de lengua creada con el único fin de establecer co-
municación con un grupo de personas específico. Dado que se va de formas
simples a formas más complejas, según las necesidades comunicativas de los
hablantes, se reconoce el pidgin incipiente y el pidgin elaborado (Medina, 2002,
p. 24). El incipiente sirve únicamente como lengua básica de comunicación en
situaciones muy concretas: puertos marítimos, situaciones de compraventa,
contactos superficiales, etc.; su estructura será la mínima para reclamar cierto
sentido lógico. Podría decirse que un viajero de habla hispana puede aprender
lo mínimo necesario del inglés para sobrevivir en un aeropuerto o para realizar
ciertas compras en el supermercado o para solicitar una información específi-
ca. El pidgin elaborado se presenta de manera más compleja en un campo de
acción más rico y con mayor abundancia léxica. De este pidgin elaborado se
pasa, si sigue en progresión el aprendizaje y, sobre todo, el uso de la lengua, al
criollo, utilizado en situaciones domésticas, comerciales, laborales, familiares,
170 culturales, institucionales y gubernativas.
Prospectiva de una lengua y muchas culturas

El criollo es un pidgin evolucionado que se ha fortalecido y complejizado hasta


el punto de poder considerarse como lengua materna de una comunidad dada
o lengua oficial de un país, como ocurrió con el papiamento (Curaçao, Aruba y
Bonaire) o el sango (República Centroafricana, Chad, El Congo). Esto supone
que el criollo está asociado más a las necesidades comunicativas de las co-
munidades que de los individuos. Los componentes aborígenes, ancestrales y
autóctonos casi siempre están en el corazón de la formación de pidgins y criollos,
aunque este último supone una compleja y heterogénea red de situaciones de
variada índole a las que el individuo y la comunidad se ven sometidos, como
la adquisición de hablantes.

Medina (2002, p. 28) enlista algunos de los casos de formación de criollos


en el mundo, entre los cuales hay varios criollos franceses, como el de Haití,
Guyana, Madagascar; criollos portugueses, como los de Cabo Verde, Guinea-
Bisau, Java, Sri Lanka; criollos ingleses, como los de Jamaica, Hawai, China,
Nigeria, Nicaragua y el propio inglés vernáculo de EUA; criollos españoles como
el de Aruba, Bonaire y Curaçao (papiamento), y los de Colombia (palenquero)
y Filipinas (mindanao: zamboagueño o chabacano).

Recientemente se ha comenzado a utilizar el término koiné, palabra griega que


significa “común” para designar situaciones de contacto lingüístico, ya sea entre
hablantes de la misma lengua, pero diferentes registros o variantes, ya sea entre
hablantes de la misma lengua y, al mismo tiempo, hablantes de otras lenguas.
El término koiné apareció en la época del helenismo (siglo IV a. C.) para nombrar
a una forma del griego para la comunicación entre quienes tenían como lengua
materna uno de los cuatro dialectos: jónico, dórico, ático y eólico, por lo que la
koiné era una lengua de comunicación trasnacional, principalmente comercial,
militar, académica, literaria, religiosa y cultural. En las consideraciones actuales se
distinguen el koiné regional y el koiné inmigrante; el primero resulta del contacto
entre dialectos regionales pertenecientes al mismo idioma, como ocurrió con el
griego antiguo o con el árabe coloquial; el segundo, resultante de la misma mezcla
anterior, pero el contacto se da en una región distinta, principalmente debido a
que los migrantes se encuentran en un territorio diferente, como el hindustaní
en Islas Fidji, Trinidad y Mauricio, como el hebreo israelí, el japonés de Hawai, o,
inclusive, podría pensarse, el español de EUA.

Si bien el bilingüismo está claramente definido, teóricamente hay quienes con-


sideran que las fronteras con la diglosia son bastante frágiles. Ferguson (ápud
Medina, 2002, pp. 34-35) menciona nueve rasgos distintivos de la diglosia:
171
Desarrollo histórico del español

• La función. La lengua A es utilizada en contextos públicos o formales,


mientras la lengua B es utilizada en contextos familiares, íntimos o privados.
• El prestigio. La lengua A tiene mayor prestigio que la B.
• La herencia literaria. La creación literaria de mayor valía se produce en
lengua A.
• La adquisición. La lengua A se aprende oficialmente en la escuela, la B se
adquiere espontáneamente en el hogar o contexto familiar.
• La estandarización. La lengua A tiene reglas gramaticales por lo que se
utiliza principalmente para la comunicación escrita, la B no está regulada
para su escritura, ya sea porque los sujetos no sepan el código escrito o
porque los ambientes donde se utiliza no requieren la escritura.
• La estabilidad. Tanto A como B se encuentran en situación de diglosia.
• La gramática. A tiene gramática más compleja que B.
• El diccionario. Aunque la mayor parte del vocabulario es compartido por A
y B, los modos cultos o técnicos están restringidos a A.
• La fonología. Existe dificultades para establecer y ofrecer generalizaciones
de la relación entre A y B.

El contacto lingüístico y el intercambio cultural a través de la lengua, de las


migraciones humanas y del uso de tecnologías en red hacen de los estudios
lingüísticos, sociolingüísticos y psicolingüísticos verdaderos campos minados,
no solo por la abundancia de teorías, sino, principalmente, por la dificultad para
definir generalizaciones, pues toda la realidad termina siendo una casuística
permanente en la que la movilidad, el cambio, la fragilidad, la inconsistencia y
la incertidumbre son los elementos más constantes. El español, por su parte,
por su distribución geográfica amplia, su tradición cultural diversa, su idiosin-
crasia religiosa y folklórica, su tendencia al crecimiento demográfico acelerado,
su facilidad para generar fuentes de ingreso económico y de comercio, y su
condición latina y ecuatorial colmada de alegría y modales llamativos, hacen
de los estudios de contacto entre esta lengua y las demás un terreno mucho
más escabroso y difícil.

Referencias

Etxebarría A., Maitena (1995). El bilingüismo en el Estado español. Bilbao, FBV.

Medina, Javier (2002). Lenguas en contacto. Madrid, Arco/Libros.

172 Moreno, Carlos (1990). Lenguas del mundo. Madrid, Visor.


Prospectiva de una lengua y muchas culturas

3.4. Sexismo y otras tensiones


en el desarrollo del español

Ha sido tradicional en el contexto latinoamericano y en el contexto colombiano,


concretamente, la discriminación social, a veces mediante el chiste y el comen-
tario “gracioso”, de aquellas personas cuyos registros son diferentes al de la
mayoría, ya sea por la entonación, el volumen, el léxico, el timbre u otro detalle
asociado con la oralidad. Esta discriminación incluye a los niños, las mujeres,
los iletrados, los campesinos, los foráneos, los recién llegados en general, los
homosexuales, los que tienen características fonéticas diversas, los indígenas,
los negros, los migrantes (extranjeros sin dinero o procedentes de países de bajo
prestigio internacional), las personas mal vestidas o con olores desagradables,
los “locos”, los exconvictos y, en general, los proscritos. Todas estas personas
y las que quepan en clasificaciones cercanas a estas caracterizaciones, están
sometidas permanentemente a quedar sin voz, sin palabras, sin identidad y sin
expresión posible en contextos sociales diversos. Sin embargo, personas que
tienen características físicas contrarias a estas: bien vestidas, elegantes, atrac-
tivas, con buen olor, deseables, consumidoras de la moda, con apariencia de
estatus socioeconómico notable, fuertes, extranjeros (con dinero o provenientes
de países de prestigio internacional), etc., se ven acogidas en una especie de
manto protector en el que ni siquiera es necesario hablar para tener prestigio
y respaldo social. Esta descripción corresponde con procedimientos sociales,
no lingüísticos; con procedimientos de relación, no de comunicación; con
procedimientos de prestigio, no cognoscitivos ni de pensamiento.

Estas consideraciones, además, son tan frecuentes, que terminan segmentan-


do el habla familiar y el habla cotidiana en unas categorías sociolingüísticas o
psicolingüísticas, no comunicativas ni lingüísticas ni gramaticales. Así las cosas,
existe una relación directa entre las diferentes formas de exclusión y las formas
de hablar, principalmente contrastadas con la forma de hablar regular o más
generalizada. En el presente caso se hablará de características de segmen-
tos fuertemente discriminados, cuya exclusión está directamente asociada a
la lengua, pero muchos de estos fenómenos pueden ser extendidos a otras
formas de exclusión.

Desde una perspectiva psicolingüística, está claro que las mujeres acceden
más rápido, con mayor propiedad y adecuación al lenguaje hablado. Esto es
así, porque en el desarrollo neurobiológico la madurez que alcanza el cerebro
173
Desarrollo histórico del español

de las mujeres es mayor y más rápida en contraste con la de los varones, princi-
palmente en la segunda etapa (anal), caracterizada por el desplazamiento de las
pulsiones primarias, ajenas al lenguaje, por el lenguaje como mecanismo para
hacer emerger la realidad y para evocar lo tangible aunque no esté presente;
es decir, en lugar de señalar una pelota, se nombra; en lugar de llorar por que
se tiene hambre, se pide comida; en lugar de gritar por el dolor, se enuncia
con palabras… Este mecanismo de uso de la lengua para nombrar la realidad
y ubicarse en ella, es más rápido en las mujeres que en los hombres, quienes
permanecen durante más tiempo en la etapa oral y quienes retardan conside-
rablemente el desplazamiento de la satisfacción real y tangible del deseo por
una satisfacción subsidiaria asociada al lenguaje. La otra fuente del imaginario
o prejuicio sobre las mujeres, como seres habladores y parlanchines, puede
estar asociado a la tradición judeocristiana, cuyo mito de los orígenes presenta
a la mujer con una curiosidad despierta principalmente por la palabra punzante
de la serpiente, y con una tendencia a conducir al hombre, mediante la mani-
pulación por la palabra, a la falta y al error. Entonces, no solo se le atribuyen
dotes parlantes notables, sino la responsabilidad de los males del mundo por
su curiosidad y tendencia a ceder frente a las palabras más que frente a la rea-
lidad tangible. En ello contrario a lo que el varón puede privilegiar: el disfrute
tangible de la realidad material frente a la poca o nula atención que le presta a
los detalles de la comunicación oral. En otras palabras, la fijación oral de las
mujeres da lugar al uso del lenguaje, mientras la fijación oral de los hombres los
sigue conduciendo a los distintos sustitutos materiales del pecho de la madre.

Estas dos razones son suficientes para haber incorporado en la tradición de


los pueblos occidentales, ligados al cristianismo, la costumbre de callar a las
mujeres y otorgarles voz de importancia social casi exclusivamente a los varo-
nes. De hecho, se ha acudido (de manera equívoca) a un acápite bíblico que
reza: “las mujeres que se callen en la asamblea” (I Cor. 14:34) y se les obligó a
entrar cubiertas al lugar del culto, a bajar la cabeza y a callarse. No es ajeno el
poder que las creencias religiosas han tenido en todos los pueblos a lo largo
de la historia. Aunado a ello, está también la tradición (mal interpretada) según
la cual la mujer se convierte en parte del marido para ser dominada por él y
para obedecerle en todo. Esto no dista mucho de las tradiciones indias aso-
ciadas al Código de Manú, ambas normas antiquísimas, descontextualizadas
y anacrónicas.

La voz de las mujeres, pues, se ha limitado tanto que apenas hace algunos años
ha logrado comenzar a salir de su encerramiento social y familiar y ha logrado
174
Prospectiva de una lengua y muchas culturas

imponerse, no sin esfuerzo, en los distintos ambientes sociales de prestigio


académico y laboral. Se ha pasado de una vida confinada al hogar y al cuidado
de los hijos a una vida social activa con voz, voto y decisión, aunque todavía no
se ha logrado la equidad ideal, pues pareciera que se le castiga con la acumu-
lación de trabajo excesivo por osar emanciparse, y se le carga el trabajo en el
hogar, el cuidado de los hijos con las demás actividades que elija realizar… si
le queda tiempo y le dan sus fuerzas.

Mediante el chiste se ha logrado también un confinamiento social de las


mujeres en relación con su prestigio, habilidades, potencial y desempeño en
actividades tradicionalmente asociadas a los varones, o que ofrezcan retribu-
ciones económicas por encima del promedio de las de ellos. Esta forma de
lenguaje social, en el cual las mujeres son el objeto de burla porque es en ellas
en quienes se deposita la falta o la carencia o el equívoco, dan cuenta de una
forma subrepticia de lucha de poder, como mecanismo por equilibrar nueva-
mente las fuerzas sociales y un intento por recobrar la preeminencia varonil.
Dado que la falta de práctica en la comunicación social la hace más proclive a la
equivocación o al error, la vuelve también más vulnerable a esas nuevas formas
de poder y de exclusión, como el chiste y el piropo, lo que representa un doble
esfuerzo de su parte por salir avante y continuar en la lucha antedicha. Para el
día internacional de la mujer en 2021 los organismos internacionales revelaron
datos como estos: "Las mujeres realizan el 60% del trabajo, producen el 50%
de los alimentos, ganan el 10% de los ingresos y poseen el 1% de propiedades
a nivel mundial." (ONU, 2021)

Durante mucho tiempo se privilegió la idea, principalmente en sociedades


burguesas o que pretendían serlo, que las mujeres no podían hablar de ciertos
temas, pronunciar ciertas palabras o escuchar ciertas conversaciones, casi
como si carecieran de mayoría de edad o de capacidad intelectual y de discer-
nimiento para ello. La escuela misma, como forma efectiva de perpetuar los
ideales sexistas en los cuales se ha afincado la mayoría de las constituciones y
la mayoría de naciones, existió hasta hace muy poco un plan de estudios para
mujeres y uno para hombres, así como diseños curriculares diferenciados y
mecanismos de evaluación distintos. Aquello que se le enseñaba a la mujer
no requería de la capacidad de hablar, ni siquiera de leer, a no ser pasajes de
la Historia Sagrada, cuya única finalidad era la formación moral de los hijos,
aunque si se los podía aprender de memoria, evitando la aberración de aprender
a leer, sería mucho mejor y más loable por Dios y su Iglesia. La frase manida
en todos los ámbitos y ambientes sociales "cabellos largos, ideas cortas" solo
175
Desarrollo histórico del español

comenzó a entrar en declive cuando los hombres tomaron la moda de dejarse


crecer el pelo, a pesar de que, al principio, como mecanismo de control para
que tal cosa no ocurriera, se les decía a los varones que, si se dejaban crecer
el pelo iban a parecer mujeres, como si tal cosa fuera una ofensa obvia.

No obstante, cuando fue necesario que la sociedad incorporara a las mujeres


(como un acto de generosidad varonil) en su estructura, se hizo en tres figuras
fuertemente ligadas al cuidado: maestras, monjas y enfermeras (o cuidadoras
en general). Estas tres figuras se anexaron a las de la madre, ya consolidada, no
tanto como prestigiosa, sino como una manera de discriminación y exclusión,
aun cuando se utilizara un discurso de elogios para mantener el statu quo, y a
los de prostituta y bruja dotados de condiciones de desprecio, discriminación
y exclusión. Esas tres nuevas figuras de la mujer en la vida social (maestra,
enfermera y monja), lejos de otorgarle prestigio a ella, cayeron en el despresti-
gio, inclusive hasta el día de hoy, comienzos de la tercera década del siglo XXI,
cuando el ser maestra, enfermera o monja es frecuentemente motivo de burla
o discriminación. El lenguaje asociado a estas profesiones: el del cuidado, el
pedagógico y el religioso o piadoso, han ido a parar al mismo rincón que las
mujeres, y se pone en confrontación frecuente con los lenguajes dominantes: de
la Medicina, de la Filosofía, de la Teología, profesiones asociadas a los varones.

Las mujeres, los campesinos, los indígenas y los negros han sido asociados,
cada vez con mayor fuerza, con la pobreza y con la hipersexualidad, con lo cual
casi se identifican sin más. Que alguno de ellos ostente una posición social
adinerada genera mayor discriminación por sospecha o, como ocurre frecuente-
mente en la costa norte colombiana, el campesino con dinero se conoce como
“ganadero” o “hacendado”, pero no como campesino, pues su dinero hace
que no quepa ya en esta categoría, es decir, son mutuamente excluyentes, así
como los demás ejemplos dados.

Ha habido algunos esfuerzos, principalmente recientes, por adecuar las formas


de lo femenino y lo masculino en el lenguaje como maneras de reivindicación
social de las mujeres. Existen, gracias a ello, movimientos “feministas”, cuyos
principios ideológicos se distancian de la problemática real de la configuración
social, se cae en la ridiculización de la misma mujer, cuya dignidad parece afin-
carse en ser o no capaz de realizar las mismas tareas que los hombres y con
la misma habilidad y fuerza. Contrario a ello, han surgido también tendencias
descoloniales y emancipadoras, como la filosofía y la teología de la liberación,
cuyos principios filosóficos ponen de manifiesto el patrón colonial, el patriar-
176
Prospectiva de una lengua y muchas culturas

cado, como fuente de la mayor parte de las manifestaciones de discriminación


y como fuente, asimismo, de la exclusión social de grupos diversos. En este
sentido, las luchas inocuas por ponerle el femenino y el masculino a todo
cuando se nombra y lo admite (o no) es más que una escaramuza inútil y un
procedimiento cosmético frente al problema real de discriminación, exclusión y
minusvalía de la mujer en un mundo construido por y para varones. El lenguaje,
contrario a ello, tiene como una de sus normas más básicas, la economía, lo
cual supone, entre otras cosas, utilizar el menor número de palabras posible
para comprender el mayor sentido posible, por lo que resulta, de entrada, su-
mamente controversial la multiplicación absurda de palabras bajo el pretexto
de luchar por la “igualdad de género”, cuando en realidad el problema es la
discriminación sexista y el patriarcado.

No se registran luchas reivindicatorias asociadas al lenguaje del campesinado, ni


de los homosexuales (salvo la teoría Queer de la literatura), ni de los negros (salvo
los intentos por rescatar el palenquero y una amplia pero desconocida producción
literaria y artística), ni de los indios (salvo sus propios esfuerzos [cada vez más
débiles] por mantener viva la lengua, la cultura y sus tradiciones más profundas).
Ha habido un esfuerzo novedoso asociado también a la literatura, en el marco de
la teoría feminista de la literatura y de las teorías poscoloniales y descoloniales,
fundadas en estudios filosóficos y en doctrinas sociales respetables.

Asociar características femeninas a sujetos varones como forma de discrimina-


ción y subordinación es una práctica manida en las sociedades occidentales,
acunada en la concepción desigual según el sexo. Un juego de versos de
Unamuno, hace pensar que esta táctica acrecentaba la aversión varonil por
lo femenil: “Por favor, no me compares; / ¿poetas esos Narcisos / que hacen
juegos malabares? / Poetas, no, ¡poetisos!”; forma claramente despectiva del
masculino con asociación a la forma socialmente reconocida como femenina
de la palabra poeta, aun cuando ésta sola sea masculina y femenina. Desde el
principio, siguiendo con el ejemplo lexical previo, la palabra común fue poeta. El
primer registro de “poetisa” data de 1881 (según Manuel Seco en su Diccionario
de dificultades de la lengua española), cuando Clarín declara: “la poetisa fea,
cuando no llega a poeta, no suele ser más que una fea que se hace el amor en
verso a sí misma” (ápud Seco, 1998), y ya tenía un valor semántico menor que
el de “poeta”, por lo que asumir una palabra específica para las mujeres puede
resultar doblemente discriminatorio.

177
Desarrollo histórico del español

Aún más, con el ánimo aparente de reivindicar el valor de las mujeres esfor-
zándose en usar el masculino y el femenino de algunas palabras cuya única
diferencia es una letra (casi siempre la final), diferente a lo recomendado por
la norma consistente en utilizar los dos vocablos solo cuando difieren uno del
otro (como toro y vaca, hombre y mujer, etc.), se termina incurriendo en un
procedimiento de exclusión disimulada llamada por la Antropología “exclusión
positiva”, la cual se da cuando, con el ánimo aparente de evitar la discriminación
termina generándose una mayor al resaltar indirectamente la inferioridad de uno
frente al otro. Las palabras sustantivas, casi siempre designan a las personas
por sus acciones no por su sexo. Por ejemplo, la palabra juez, sustantivo co-
mún, designa a toda “persona investida de autoridad para juzgar y sentenciar”,
con independencia del sexo de la misma. Insistir en la proliferación de formas
masculinas y femeninas, de modo desmedido, puede hacer incurrir en errores
que, posteriormente, habrá que estudiar como objetos de restitución del senti-
do gramatical, pues las formas de exclusión están en el ámbito social, familiar,
psicológico, político, cultural, por lo que su superación y supresión están, más
que en el cambio de la forma de hablar (que bastante ha costado enseñar a las
nuevas generaciones) en la asunción responsable de una actitud crítica frente a
todas las formas de dominio patriarcal, comenzando, de hecho, por reconocer
que los valores, los derechos y la dignidad no se restablecen incorporando un
mayor número de palabras en las enunciaciones, con independencia de su
género o su número. La doctora Pilar García Mounton, en su Cómo hablan las

García (2000). Cómo hablan las mujeres (fotografía)


178
Prospectiva de una lengua y muchas culturas

mujeres (2000, p. 31) incluye una caricatura que bien precisa los límites y los
riesgos de estas iniciativas:

El trabajo de los dialectólogos para determinar las formas de habla campe-


sina, indígena y negra no es fácil, dada la dispersión permanente en un país
como Colombia. Ciertamente los medios de comunicación tienen un poder
inusitado en relación con el reconocimiento y el fortalecimiento de formas
diversas de hablar de las mujeres, pues los campesinos, indios y negros casi
siempre son invisibles, quizás con intención, como minorías sin poder político
y económico. La escuela y las Iglesias son también instituciones llamadas a
hacer conciencia sobre una realidad que atañe a todos y que puede permitir
perfilar el tipo de sociedad y de convivencia y de ciudadanía que se quiere
formar y en las cuales se quiere fundar la vida individual y política del futuro.
Hoy, como nunca, las redes sociales y la influencia de la Internet permiten
avanzar por el camino que conscientemente se elija para ello o en el camino
que los grandes titiriteros mundiales determinen.

Quizás se pase por alto que la discusión es sobre la elección de modelos


económicos y políticos que sustenten la vida plena y digna de todas las
personas, y que dicha elección se haga sobre lo que la historia ha mostrado
y sobre lo que la vida social y política muestra permanentemente. Mayor y
mejor educación puede ser la clave para que el pensamiento crítico se ponga
en la base de toda construcción social, narrativa o política, legal o socioeconó-
mica, psicológica y familiar, tanto de perfiles como de imaginarios e ideales.
Una lucha que, lejos de separarse del uso de la lengua, solo puede tener una
manifestación lingüística espontánea y consistente si se da previamente en
la realidad social y política. Si no, seguirá siendo un disimulo y un eje evitativo
del enfrentamiento real con un estado de cosas que resulta profundamente
rentable para unos pocos que no se entretienen en discusiones lexicales sino
en formar y vender subrepticiamente modelos económicos como sistemas
de denominación social.

Pero como la lengua es un ser vivo, posiblemente llegue el momento en


que se privilegien estas nuevas formas femeninas de las palabras y que se
aprendan como formas de vindicación de derechos y de estatus en un mundo
que sigue sutilmente dominado por varones y donde las luchas por el poder,
más allá del sexismo, están siempre presentes en las dinámicas sociales y
en los mismos ambientes académicos, incluido el lingüístico. Como dato
“curioso”, el 9 de febrero de 1978 fue elegida la primera mujer académica
179
Desarrollo histórico del español

de número en la RAE, la profesora Carmen Conde Abellán (silla k), como


sucesora del dramaturgo Miguel Mihura, quien no llegó a tomar posesión de
la plaza. Ella fue elegida entre otras dos académicas: Rosa Chacel y Carmen
Guirado. Se posesionó el 28 de febrero de 1979. De los 500 miembros que
ha tenido la RAE desde su fundación (1713) solo once mujeres han hecho
parte como miembros de sus sillas, tres a finales del siglo XX y ocho durante
el siglo XXI: Elena Quiroga, en 1984 (silla a); Ana María Matute, 1998 (silla k);
Carmen Iglesias, 2002 (silla e); Margarita Salas, 2003 (silla i); Soledad Puér-
tolas, 2010 (silla g); Inés Fernández-Ordóñez, 2011 (silla p); Carmen Riera,
2013 (silla n); Aurora Egido, 2014 (silla b); Clara Janés, 2016 (silla u), y Paz
Battaner, 2017 (silla s).

Quizás se esté caminando muy lentamente, o aún no se haya emprendido el


camino, hacia la integración de mujeres latinoamericanas, filipinas o guinea-
nas entre los miembros de número de la RAE, no por ser mujeres, sino por
su condición de académicas, estudiosas de la lengua y autoridades en sus
respectivos países, paso previo que hay que andar, con no poca lucha social,
pues, además de la lucha por vencer el sexismo, hay que librar también la de
la dominación europea sobre América Latina que parece perpetuarse cada
vez con mayor fuerza cuanta mayor necesidad tiene el "viejo contienente" del
"nuevo" y cuanta mayor riqueza representan las nuevas formas de colonialis-
mo mundial.

Referencias

García, Pilar (2000). Cómo hablan las mujeres. Madrid, Arco/Libros.

ONU (2021). Hechos y cifras, empoderamiento económico. https://www.unwo-


men.org/es/what-we-do/economic-empowerment/facts-and-figures

Seco, Manuel (1998). Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española.


Madrid, Espasa.

180
Prospectiva de una lengua y muchas culturas

3.5. Los niveles de lengua y el desarrollo del español:


relaciones y tensiones entre oralidad, lectura
y escritura
Existen muchas comunidades cuyos modos de comunicación no incluyen la
escritura, ya sea porque no lo consideran necesario, no han tenido la instrucción
o no resulta práctica en sus condiciones de vida. En este sentido, comunidades
de tradición oral, aunque no se oponen a comunidades que utilizan la escritura,
configuran unas imágenes de la sociedad y una identidad cultural diversas.
Asimismo, quienes utilizan otras formas de registro y de comunicación, como
ocurre con las tradiciones ancestrales que dejan la impronta de su cosmovisión
en productos artesanales, como mochilas, cinturones, balacas, collares y demás,
están produciendo cierta forma de escritura o, por lo menos, de registro, que
sirve de sistema simbólico para la comunicación, la trasmisión de contenidos
y la conservación de la cultura.

Aparece, entonces, el imaginario, casi como prejuicio, que solo quienes tie-
nen la escritura convencional están “alfabetizados”, lo cual es completamente
impreciso; que quienes no tienen escritura alfabética no pueden producir
conocimiento, más falso aún; y que quienes no tienen escritura no pueden
tener acceso a la ciencia o no pueden ser tomados en serio como sujetos de
conocimiento, sencillamente absurdo. Estos mismos prejuicios discriminatorios
(como la mayoría de los prejuicios) se aplica también para algunas lenguas en
relación con otras, tradicionalmente asociadas a ciertas prácticas culturales o
científicas. El caso del inglés, por ejemplo, una lengua ampliamente reconocida
y aceptada para la comunicación científica, puesta en relación con el español,
una lengua asociada con la pobreza, el narcotráfico, la minusvalía intelectual
y cultural y la poca circulación de capital dinero, reproduce la misma lógica.
Aparentemente las comunicaciones científicas en español no pueden alcanzar
los puestos de prestigio mundial (Q1-A1) porque carecen de interés intelectual,
como si en español no pudiera decirse algo trascendental; aún más, si alguien
desea decir algo importante, pareciera que no es el español la lengua para ello,
a pesar de ser la lengua de cuna o de contar con amplio y abundante número de
hablantes, interesados en el tema de la conversación. Tales juicios y prejuicios
se trasladan y aplican también a los sujetos cuya lengua es una u otra.

A partir de la Conquista y la Colonia españolas en América, (nombres que les


dieron ellos, los españoles, a su llegada "salvadora" a esta tierra, a la extracción
181
Desarrollo histórico del español

violenta de su riqueza y a la aniquilación de sus habitantes) la religión tuvo un


papel importante y definitorio. Es así como, a pesar de ser iletrados, los fieles
acudían a la iglesia a realizar sus rituales espirituales y comunitarios, y bebían
de la palabra leída y hablada, con lo que la oralidad era la principal forma de
acceso al conocimiento y al crecimiento personal. Asimismo, en la escuela,
que no en vano se llamó El Templo del Saber, se ejercía un papel pasivo en
cuanto al habla o la escritura, pero activo en cuando a la lectura y la escucha (y
a veces la transcripción). Además, cuando los medios de comunicación no se
habían popularizado como lo hicieron desde la segunda mitad del siglo XX,
era la radio el medio por el cual los sujetos se comunicaban con el mundo,
mediante la escucha atenta, casi siempre en familia (pues había un solo ra-
dio en el hogar y a veces muy pocos en una comunidad) y la capacidad para
llevar a cabo procesos de formación escolar (como el bachillerato por radio
con apoyo de fascículos impresos), pues, a excepción de la presencia física
del profesor, el ambiente y los niveles de interacción eran prácticamente los
mismos que en la escuela. La oralidad, pues, está en la base misma de la
identidad de los pueblos de América, trascendiendo los límites de lo religioso
y lo económico. Actualmente, con el confinamiento consecuencia de la lucha
contra el Coronavirus, se volvió a muchas prácticas antiguas que, por utilizar
dispositivos diferentes, se creen nuevas, pero están igualmente asociadas a
la oralidad y a la interacción remota.

En el ámbito político ocurría algo similar, asociado también a la radio y a las


romerías. La producción de discursos era la única forma de hacer proselitismo
o de comunicar las ideas políticas, salvo algunos casos rarísimos en que se
imprimía cierta propaganda para ser fijada en algunas ciudades. El conocimiento
de la lengua por parte de los oradores implicaba también el conocimiento de la
retórica, de la pragmática y algunos conocimientos, quizás rudimentarios, de
sociolingüística y psicolingüística.

Dado lo anterior, oralidad-lectura-escritura constituyen una tríada susceptible


de ser estudiada de manera consistente como una unidad de sentido, no sola-
mente asociada a lo pedagógico o educativo, sino también a otras perspectivas:
social, cultural, económica, religiosa, política, filosófica, psicológica y literaria.
La oralidad está lejos de ser apreciada exclusivamente como habla, por lo que
no se forma con ella la díada escucha-oralidad, sino el binomio habla-escucha.
La oralidad corresponde más a una práctica lingüística, social y cultural en la
que intervienen relaciones de poder, tal como lo expone Bourdieu en “¿Qué
significa hablar?”. (2005) Esta perspectiva de análisis de la oralidad nos aleja de
182
Prospectiva de una lengua y muchas culturas

las corrientes teóricas que planteaban una gran diferencia entre las sociedades
letradas y las no letradas en función del uso de la escritura (cf. Goody, 1996;
Havelot, 1963; Ong, 1987, y Olson, 1998, los precursores de la “Gran división”)
y nos acerca más a modelos integradores sustentados en el concepto de li-
teracidad. Ames (2002, citado en Soler Castillo, 2013) plantea los siguientes
presupuestos asociados a esta perspectiva:

• Existe continuidad entre oralidad y escritura más que una oposición.


• Las sociedades progresan a lo largo de una secuencia universal que va de
la oralidad a la escritura. Resaltan la existencia de múltiples literacidades,
dependientes de diferentes dominios sociales y de los usos y funciones
que las personas den a la comunicación escrita.
• La necesidad de comprender cada literacidad en su propio contexto y a
través de las prácticas letradas de las personas (Soler Castillo, 2013, p. 18).

Existen posibilidades de comprensión que permiten la relación entre oralidad,


lectura y escritura, desde una perspectiva sociocultural y pedagógica, como
fundamento para articular y sustentar propuestas didácticas y formativas en la
escuela, con todos los niveles de escolaridad, con independencia de la edad y
el sexo de los estudiantes, prestando especial atención a los procesos y proce-
dimientos idiosincrásicos y letrados. En este sentido, un Proyecto de Oralidad,
Lectura y Escritura pretende brindar un acercamiento desde las posibilidades
de comprensión que brindan los Nuevos Estudios de Cultura Escrita y los pos-
tulados de disciplinas como la lingüística, la historia y la retórica.

Se hace necesario y justo un acercamiento teórico a algunos antecedentes en


los ámbitos nacional e internacional. En el contexto latinoamericano, los trabajos
de Zavala (2009, 2011) y Zavala y Córdova (2010) sobresalen por el análisis de
la experiencia de inserción en la cultura académica por parte de estudiantes
quechuahablantes. Las investigaciones que realizan en la Pontificia Universidad
de Perú ponen un especial énfasis en las tensiones que se libran entre procesos
de identidad de comunidades minoritarias que sobreviven en contextos donde
las prácticas letradas tienen protagonismo. Varios países europeos y algunos
latinoamericanos, como Chile, se ven abocados a pensar la educación a partir de
las migraciones humanas provenientes de países cuya lengua madre es distinta
a la del territorio de destino, como Haití, o, siendo la misma, con tradiciones
culturales e idiosincrásicas diferentes, como es el caso de las migraciones
cada vez más frecuentes, por diversos motivos, de venezolanos a los demás
territorios latinoamericanos, y las migraciones nacionales internas, asociadas
a la violencia, la economía, la fuerza y posibilidades laborales, y al turismo. 183
Desarrollo histórico del español

En el contexto colombiano sobresalen los trabajos de Soler Castillo (2013) y


de Vargas Franco (2013). El primero es un estudio que describe y analiza las re-
presentaciones sobre la escritura académica de estudiantes afrodescendientes
e indígenas de diferentes territorios de Colombia. La autora analiza las repre-
sentaciones sociales de los estudiantes de estos grupos autóctonos sobre el
papel de la escritura académica y sus luchas para evitar la deserción y el fracaso
académico. El trabajo de Vargas Franco (2013), por su parte, se propone como
objetivo general describir y analizar el grado de conciencia, las concepciones,
las actitudes y los valores sobre el proceso de escritura académica y la revisión
entre iguales; una investigación que plantea a partir de teorías de carácter so-
ciocognitivo, como la alfabetización académica (movimientos escribir a través
del currículo y escribir en las disciplinas), pero avanzando hacia una dimensión
social y crítica de la escritura académica (Ivanic, 1998; Lillis, 2001). La UPB,
Medellín, mediante el grupo de Investigación Lengua y Cultura, ha incursionado
desde hace varias décadas en la inmersión cultural con comunidades indígenas
autóctonas, muchas de ellas construidas sobre la oralidad como alistamiento
simbólico, y algunos miembros de este mismo grupo adelantan estudios sobre
oralidad, lectura y escritura como una tríada de sentido más allá del indigenismo
y de la pedagogía.

El énfasis puesto en la escritura con el adjetivo “académica” tiene sentido en


cuanto, como ejercicio pedagógico, deja entrever la imagen de una escuela
que tiene como bandera el desarrollo del pensamiento crítico, la comprensión
y las inteligencias múltiples, y que no puede restringirse exclusivamente a la
enseñanza y el aprestamiento en el uso del código escrito y las precisiones
sociales sobre el código oral, sino que va más allá, trasciende el área de len-
guas y cruza por las demás áreas del plan de estudios, afecta el currículo y la
perspectiva pedagógica institucional, se consolida como eje transversal, sin
necesidad aparente de justificar dicho hecho, y se convierte en una posibilidad
real de formación humana de las generaciones que, independientemente de
la edad, el grado, los gustos y las habilidades cognoscitivas, son claramente
llamadas a ejercer de manera diferente y más autónoma, soberana y libre su
ciudadanía, y sus profesiones y oficios.

Estos trabajos mencionados encuentran su asidero epistemológico en los


Nuevos Estudios de Escritura Académica, una perspectiva que pone en primer
plano el componente discursivo y el hecho de que los discursos dan cuenta de
una postura ideológica: “Los Nuevos Estudios de Escritura Académica están
vinculados epistemológicamente con los Nuevos Estudios de Cultura Escrita
184 (The New Literacy Studies, NLS, por su sigla en inglés). Se trata de trabajos
Prospectiva de una lengua y muchas culturas

de la década de 1980 que provienen de la confluencia de disciplinas como la


lingüística, la historia, la retórica y los estudios sobre la composición; la psico-
logía cultural, la educación y otras áreas” (Vargas Franco, 2016, p. 106). Según
esta perspectiva,

la cultura escrita es una actividad que las personas desarrollan en el


mundo y en la sociedad, no sólo dentro de sus cerebros, y debería
ser estudiada en nuevos términos. En consecuencia, se asume que la
escritura es más un fenómeno social que un fenómeno mental y que la
cultura escrita presenta un desarrollo más social y cultural que se centra
en prácticas sociales y culturales (Vargas, 2016, p. 106).

Esta perspectiva ha puesto su atención en la identidad más que en la adquisi-


ción de habilidades específicas, como deben hacerlo en la escuela las áreas de
“Humanidades” y lengua castellana, “Humanidades” y lengua inglesa, Ciencias
Sociales, Ciencias Naturales, Educación Física, Educación Religiosa, Educación
Artística, Matemáticas, Filosofía, Tecnología, entre otras, pues el lenguaje no
es asunto exclusivo y excluyente de una o dos áreas del conocimiento. La
oralidad, la lectura y la escritura se conciben como prácticas complejas que
no pueden ser reducidas a los aspectos deficitarios (saber o no leer y escribir/
alfabetismo o analfabetismo, y saber o no hablar en público como habilidad
social) en cuyo marco tradicionalmente se han asumido estas prácticas. El punto
central de este acercamiento es la identidad. Este es el elemento que justifica
poner sobre la mesa una reflexión atinente a las tensiones que se han librado
entre formas de concebir el mundo en términos de la oralidad y formas que
postulan la escritura como el referente de desarrollo. La posibilidad esbozada,
de formular un proyecto transversal, aspira a ofrecer una comprensión de con-
junto de la oralidad, la lectura y la escritura en el marco de la interculturalidad
y la interdisciplinariedad, pero no solo como estudios específicos sino como
actitudes humanas que conviertan a los sujetos en pruebas fehacientes de ello,
con actitud intercultural y actitud interdisciplinar.

La tríada oralidad-lectura-escritura responde a un sistema simbólico que está


en la base de las prácticas sociales de los sujetos. La unidad de este término
pone en primer plano el hecho que para hablar de él no pueda desligarse de
los valores sociales y culturales de las personas. No se trata, como se ha dicho,
de habilidades descontextualizadas; son prácticas susceptibles de construc-
ciones y reconstrucciones, de ahí su dinamismo: “La literacidad es un proceso
dinámico, en el que la lectura y la escritura son continuamente construidas y
reconstruidas por los sujetos en sus grupos sociales, por lo cual no es posible 185
Desarrollo histórico del español

hablar de una sola literacidad” (Moreno Mosquera & Mateus, 2018, p. 17). La
escuela, como institución formadora de sujetos dispuestos a la sociabilidad y
la ciudadanía, debe tener este aspecto como un interés cardinal.

La tríada oralidad-lectura-escritura se concibe como práctica discursiva que


vincula formas de interacción y de sentido, lo cual implica formas de uso de
acuerdo con propósitos sociales, y, sobre todo, propósitos ideológicos. Pensar
esta tríada en términos socioculturales permite poner de relieve el hecho de
que son prácticas implicadas en relaciones de poder e incrustadas en signifi-
cados y prácticas culturales específicas (Monter Silva & López Bonilla, 2017).
Una institución que pretende formar a sus estudiantes en el desarrollo del
pensamiento crítico, requiere prestar especial atención a este aspecto que va
más allá de un área particular.

La literacidad, en este marco, corresponde entonces a la participación de los


individuos en la cultura de oralidad-lectura-escritura; esta participación se cifra
en términos de la capacidad de las personas para reconocer los códigos y
reglas de funcionamiento de esa comunidad, a los roles que se desempeñan
de la misma, a las formas de pensamiento y procedimientos de observación
de la realidad, a la identidad y el estatus de los miembros de esas comunidad,
habilidades todas que se elaboran a partir del discurso.

En términos metodológicos, siguiendo las bases teóricas y las experiencias


expuestas, existen tres conceptos claves para comprender la manera de tra-
bajar la oralidad, la lectura y la escritura como prácticas sociales: el dominio,
el evento y la práctica:

• El dominio: corresponde a un contexto estructurado con patrones regulares


y recurrentes dentro de los cuales la lengua se usa y se aprende. Estos
contextos se asocian con instituciones como el hogar, el trabajo, la escuela
o la Iglesia, donde se promueven definiciones particulares del alfabetismo y
se actualizan prácticas específicas, principalmente asociadas a la oralidad,
su estructura espontánea y sus circunstancias sociales.

• El evento: cualquier actividad comunicativa donde lo letrado cumple un


rol que funciona como marco general para el análisis más detallado de los
usos de la lengua. Las teorías asocian regularmente este concepto con la
escritura; pero, en un marco más amplio, se trata de cualquier asociación
con el uso de la lengua, teniendo como base la oralidad.
186
Prospectiva de una lengua y muchas culturas

• La práctica: son convenciones internalizadas por los sujetos -no direc-


tamente observables- que equivalen a las normas de uso de la oralidad,
la lectura y la escritura y que involucran valores, actitudes, aprendizajes,
sentimientos y relaciones sociales.

Si se asume la noción de prácticas alfabetizadas, más que de prácticas letradas


asociadas a la escritura, se pone al descubierto el hecho que la oralidad, la lec-
tura y la escritura transitan en muchos otros espacios de la vida cotidiana de las
personas, más allá de la escolaridad; aunque la mayoría de las veces es la ora-
lidad la que más fuerza tiene por fuera de los ámbitos escolares. El contexto de
la escolarización se funda en las prácticas orales, pero también circulan formas
restringidas de la lectura y la escritura: el ensayo, el comentario, la reseña…,
pero en otros espacios, por ejemplo, en el del hogar o en el de la vida cotidiana,
circulan otros tipos de textos menos regulados, por ejemplo, rifas, lista de com-
pras, notas familiares… y sigue estando la oralidad en la base de toda relación
social e interacción personal. Los nuevos estudiosos de la literacidad proponen
diferenciar dos niveles de ella: la oficial o “dominante” y la vernácula o “local”.

Los autores, a partir de Hamilton y Barton (1998) y Street (1997) los explican
así: la literacidad vernácula se refiere a aquella que no está regida por reglas
formales y procedimientos de instituciones dominantes; estas prácticas ver-
náculas tienen su origen en la vida cotidiana, donde la oralidad es más fuerte y
predominante. Por su parte, la literacidad oficial se asocia con organizaciones
formales como la educación, la religión, la ley, la burocracia y el trabajo (Vich &
Zavala, 2004, p. 42). En estos ámbitos, la lectura y la escritura tienen un valor
más alto que la oralidad, tanto legal como culturalmente, que la misma sociedad
le asigna. Afirma Mosquera (2014) que “las prácticas de literacidad son histó-
ricas, organizadas por instituciones sociales y relaciones de poder” (p. 294).
Este diálogo permanente que se da en cada uno de los sujetos que están en la
escuela y sus historias, como estudiantes, como docentes y como directivos,
abre un nuevo marco de referencia contextual que no puede ser ajeno si se
pretende formar con sentido y para la vida.

Además de los conceptos de evento, práctica y comunidad, coexisten los de


participante, escenario, artefacto y actividad. Estos conceptos adicionales se
circunscriben a la escuela, la familia, el trabajo, el barrio, la actividad deportiva,
la actividad cultural, entre otros; vinculan personas y grupos de personas que
comparten un elemento identificador particular, como el gusto por la música,
por cierta literatura, por algún deporte, por el cine o por alguna actividad de
esparcimiento particular; además, pone en diálogo el uso de artefactos tradi- 187
Desarrollo histórico del español

cionales, como el cuaderno, la libreta, el lapicero, el lápiz, y el uso de artefactos


democráticos, como la radio, la televisión, las consolas de vídeo o el computador,
y el uso de dispositivos tecnológicos electrónicos como el celular, la tableta,
el computador portátil, el Smartwatch, el Kindle, el Ipod, los lentes de realidad
virtual, etc.; asociadas a ellos se puede hablar de actividades académicas, lúdi-
cas, deportivas, culturales, amorosas, sociales, políticas, económicas, religiosas,
entre otras. Estos conceptos y la potencia del lenguaje han sido probados en
muchos momentos de la historia, como en la convocatoria a marchas multitudi-
narias o como único ambiente de distracción, trabajo, estudio y entretenimiento
en momentos de crisis, como el enfrentamiento con la pandemia COVID-19
durante 2020, en el cual todas las actividades humanas se concentraron, en su
mayoría, en el uso de tecnologías.

Más allá de todo esto, como una consecuencia natural, está el desempeño de
los sujetos tanto en la comunicación espontánea como en el rendimiento escolar
medido en pruebas estandarizadas, el alcance de competencias mínimas para
pasar de un grado de escolaridad a otro, y la proyección profesional a la que se
enfrenta toda persona escolarizada al finalizar la Educación Media. Ello no puede
ocultar el trasfondo que realmente interesa enfrentar en la escuela, no para un
estudiante en particular o durante un lapso específico, sino como tarea propia
de quienes conforman la comunidad educativa, más allá de las instalaciones
materiales, lo cual no se restringe al diseño curricular, plan de estudios, gestión
de la calidad, planes de área, proyectos institucionales, dispositivo pedagógico
o cualquier otro documento considerado de manera aislada.

Es cierto que en los procesos formativos en la escuela se asume regularmente


la lengua como un fenómeno social más que como un fenómeno mental, es
decir, la lengua existe en sociedad, inclusive cuando en un monólogo yo soy otro
para poder verme y hablarme, escucharme y dirigirme mensajes. La lengua en
la cultura presenta un desarrollo que se centra en prácticas sociales. El punto
central de este acercamiento es la identidad que se construye por la lengua, y
cada una de sus dimensiones, que se asumen en la escuela como habilidades,
permite la construcción de un segmento de la identidad, cuyos límites con los
demás son bastante difusos, pues se entremezclan en un aparente caos que
se resuelve también mediante el lenguaje. (Montoya y García, 2020)

El sistema educativo debe proveer elementos para evitar el miedo. El miedo


sustenta el sistema de defensa, mientras el pensamiento crítico y soberano pro-
yecta al futuro con esperanza. Si la libertad es un supremo bien y la vida no es
188 para gastarla defendiéndose y sospechando, sino para vivirse, la generación del
Prospectiva de una lengua y muchas culturas

pensamiento crítico debe hacer parte de los proyectos personales de indepen-


dencia, al margen de los prejuicios y los roles, principalmente los instaurados por
la tradición patriarcal: el de género, el de raza, el de procedencia o de religión…
Permitir a las personas que piensen por sí mismas, que construyan su identidad
completa, que no juzguen a los demás sólo por trozos de historia mal contados,
es un buen principio para el ejercicio pleno de la libertad mediante el lenguaje.
Ese que libera y que permite la creación de nuevos mundos en los cuales, tam-
bién mediante el lenguaje, se puede construir historias de libertad y de harmonía.

En otras palabras, el pensamiento crítico, que en la escuela se forma principal


y permanentemente en la oralidad y, con posterioridad y cierta restricción, en
la lectura y la escritura, en general, en el lenguaje, que es habitáculo suyo y
de todos los mundos simbólicos posibles, se sustenta en la multiplicidad de
ideas y opiniones, todas ellas con un punto de partida bien fundado, razonable,
humano, amplio y dúctil. Formar en ello es la tarea indiscutible de la escuela,
la familia y la sociedad. Todo ello lleva, si no garantiza, a la salud, la felicidad, la
paz, la libertad, la equidad, la soberanía, el bienestar, la compasión, la bondad
y la plena identidad.

Referencias

Bordieu, P. (2005). ¿Qué significa hablar? Barcelona, Debate.

Montoya M., Juan E. (2020). Oralidad, lectura y escritura: la interacción y la


intención comunicativas en el contexto de la multiculturalidad. Documento
de trabajo. Grupo de Investigación Lengua y Cultura, UPB, Medellín.

Moreno Mosquera, E., & Mateus, G. E. (2018). La lectura de textos científicos en


el marco de la literacidad disciplinar. Enunciación, 23 (1), 16 - 33.

Soler Castillo, S. (2013). Usted ya en la Universidad y no saber escribir. Escritura


y poder en la Universidad. Bogotá: Universidad Distrital de Bogotá.

Street, B. (1995). Social Literacies: Critical approaches to literacy in ethnography


and development. Nueva York: Longman.

Vargas, A. (2016). La escritura académica en el posgrado: la perspectiva del


estudiante. Un estudio de caso. Redu. Revista de docencia universitaria,
14 (1), 97-129. 189
Desarrollo histórico del español

3.6. El papel de la literatura en la configuración


y el desarrollo del español

Es ampliamente conocido que el español nació como una lengua popular de


analfabetos, quienes intentaban hablar en latín y creían que lo hacían, pero,
por no saber leer y escribir, hablaban ya otra lengua que posteriormente fue
estructurándose a partir, principalmente, de las producciones escritas que
comenzaron a fijar la lengua y a concederle cierta condición de durabilidad.
En este sentido, las primeras obras literarias escritas en español, de las cuales
se tiene conocimiento, no sólo aportaron socialmente a la comprensión del
mundo de la época, sino que, en la mayoría de los casos, aportaron palabras a
la naciente lengua, haciendo cada vez más amplio su léxico y sus posibilidades
comunicativas, pero, al mismo tiempo, complejizando su estructura y exigiendo
la regulación de su uso.

Para el siglo XII, cuando se tienen registros fehacientes del romance castellano,
ya se habían escrito algunas glosas en un castellano primitivísimo que, aunque
no constituyen obra literaria alguna en sentido estricto, sí son referentes al mo-
mento de intentar datar los primeros escritos en esta lengua naciente. Se creía
que habían sido las glosas aemilianensis, escritas sobre un códex latinum en
el siglo X, las que le habrían dado origen al castellano y que, gracias a ello, era
San Milán de la Cogolla, de donde viene la nominación de las glosas, la cuna
del castellano. No obstante, se descubrió recientemente que están escritas en
navarro-aragonés riojano, una lengua romance primitiva parecida al castellano,
y tal vez sólo algunas en un castellano con elementos riojanos, muy tardías,
cosa que se infiere debido a que corresponde a una región donde se habló
castellano sólo siglos después.

Pero los Cartularios de Valpuesta, por su parte, escritos desde el siglo IX hasta el
siglo XII, sí parecen tener elementos protorromances más cercanos al castellano,
tal vez porque, como afirma Emiliana Ramos (2000), los escribanos intentaban
conservar en la escritura las voces del latín, pero era difícil dado que escribir
era una tarea exótica y, además, la lengua común ya era suficientemente dife-
rente de aquél; a pesar de ello, no se ha podido datar ninguna de estas glosas
con anterioridad a las aemilianensis. Hay quienes piensan (Cano, R. y Bru, E.,
2005) que las glosas silensis, provenientes del códice latino del monasterio de
santo Domingo de Silos, manuscritas allí alrededor de comienzos del siglo XI,
pudieron ser copia de glosas anteriores, tal vez de las aemilianensis. Nodicia de
190
Prospectiva de una lengua y muchas culturas

Kesos, es otro manuscrito, leonés, también anterior a las glosas aemilianensis,


considerado uno de los primeros de los escritos en romance castellano. Según
algunos (Menéndez P., R., 1927, p. 27-28) pueden existir hasta más de mil re-
gistros anteriores a la Nodicia de Kesos, pero no han sido seriamente datados.

Puede decirse que todas las obras escritas antes de la aparición de los primeros
diccionarios (El tesoro de la lengua, de Covarrubias, en 1611, y el Diccionario
de Autoridades, en 1726) aportaron el léxico que posteriormente se registró
en los lexicones y vocabularios. Entre las obras específicas se encuentran El
Cantar de Mío Cid (finales del siglo XII y comienzos del XIII) que cuenta haza-
ñas de un héroe local; Lazarillo de Tormes (siglo XVI), muestra de la literatura
picaresca; El Quijote (comienzos del siglo XVII), considerada la primera de las
novelas modernas y obra cumbre de la literatura española, y Las Cántigas de
Santa María (siglo XIII), un conocido aporte del rey Alfonso X, basado en los
pasajes bíblicos y en las tradiciones populares. No obstante, las tradiciones
literarias populares hicieron también un aporte fundamental en el desarrollo y
consolidación del español.

El Mester de juglaría, un oficio de bromista popular en la Edad Media en forma


de poesía lírica y épica, se vio por primera vez en la región española, según
Menéndez Pidal (1957), a comienzos del siglo XII. Este fue uno de los oficios
que durante la época fortalecieron y popularizaron la relación entre la literatura
y la música, ya establecida antaño en las cortes y círculos cultos. Por su parte,
el Mester de clerecía era una práctica literaria culta, ejercida la mayoría de las
veces por clérigos que habían cursado los estudios superiores del quadrivium,
lo cual la convertía en una producción culta y con contenido filosófico, teológico
o retórico, hasta el punto de ser considerada una de las tres grandes escuelas
literarias entre los siglos XIII y XIV. El Mester de cortesía, también datado entre
los siglos XIII y XIV, pero menos conocido que los dos anteriores, marcó un hito
importante, aunque de menor impacto en el desarrollo de la lengua, pues se
dio en las cortes y su escritura en prosa se restringía al ámbito legal.

Los villancicos, cantos populares de España y Portugal entre los siglos XV y


XVII, y las jarchas, cantos populares en árabe o en romance mozárabe entre los
siglos XI y XIV, con los cuales se cerraban o finalizaban las moaxajas, marcan
también un escalón importante en el ascenso a convertirse el español en lo que
es hoy. En esta misma lógica la literatura aljamiadomorisca de los siglos XIII al
XVII (Abad, 2008, pp. 248-250), escrita en castellano, pero en caracteres árabes,
sirvió de inspiración para literatos posteriores y retrató un mundo diverso de
191
Desarrollo histórico del español

mestizaje medieval. De tradición campesina, popular, religiosa o culta, ambos


tipos de poema ayudaron a la popularización del español.

Un lenguaje de calle, analfabeto, espontáneo, que acompaña un escrito en len-


gua culta, era un camino expedito para que la lengua castellana fuera permeando
la vida de los sujetos y se fuera incorporando, a través de los hablantes, en la
vida social y cultural de las comunidades; y, dado que la mayoría no sabía leer
ni escribir, fue más sencilla la popularización de la nueva lengua, aunque ese
no fue siempre un propósito concreto de alguien.

Un aporte notabilísimo a la lengua lo hizo el sacerdote Casiodoro de Reyna


al traducir por primera vez el texto pleno de la Biblia del latín, con apoyo del
griego y del hebreo, al castellano. La Biblia del Oso vio la luz en 1569 y marcó
un cambio fundamental en la lengua y en las prácticas religiosas. Esta versión
dio un nuevo respiro a la tradición cristiana y, obviamente, a la lengua recién
nacida, el castellano, que apenas andaba rondando los 400 años. La profusión
de este texto, apoyado por su segunda versión en 1602 (Biblia del Cántaro) del
sacerdote Cipirano de Varela, aportó un considerable número de voces al espa-
ñol, similar a lo que sucedió con El Quijote unos años después en relación con
la lengua cotidiana, la vida del campo, de los negocios, de la política y familiar.

Todas estas obras aumentaron considerablemente el léxico castellano de la vida


religiosa, cotidiana y literaria. Estos cambios no eran necesariamente dispares
con la lengua latina, hablada en casi toda Europa durante la Edad Media, a la
manera de cada quien, pues se aprendía de manera oral y desprevenida. De
hecho, uno de los rastros que esto dejó fue el surgimiento de diversas lenguas,
no sólo del español. Así, pues, los aportes de las obras, tradiciones y escuelas
literarias no consistían tanto en inventar palabras inexistentes hasta ese momen-
to cuanto en comenzar a usar en la lengua escrita palabras que ya utilizaban en
la comunicación oral los hablantes de la región e incluir, cuando era necesario,
algunas pequeñas modificaciones fonéticas y morfológicas a palabras latinas,
griegas o árabes para convertirlas en castellanas. Esta práctica es una de las
razones por las cuales existen, en algunos casos, dos palabras españolas para
designar el mismo objeto, como ocurre con clave y llave, sepelir y sepultar,
establir y establecer, acera y arcén.

La lengua siguió su camino de la mano de la literatura en marcos culturales cada


vez más diversos. Viajó desde Europa hasta América en los barcos “conquis-
tadores” y en el corazón de los navegantes, en las sotanas de los clérigos y en
192
Prospectiva de una lengua y muchas culturas

las espadas de los comandantes. Llegó en los sermones de los predicadores y


en las oraciones de los monjes. Entra en contacto con los paisajes lingüísticos
de estas tierras, creaciones de indios que a pie descalzo, con la naturaleza, la
cosmovisión, sus dioses, sus cestos y su familia entre las manos, por caminos
de tierra y piedra, fueron construyendo universos maravillosos que valía la pena
habitar; y creación de negros que sostenían en sus cuerpos la memoria de la
familia y el mundo que habían dejado lejos, tras ser arrastrados por extraños que
los despojaron de sopetón de sus almas, sus vidas y su historia para llevarlos,
bozales, a otros parajes de ensueño pero que serían para ellos de pesadilla y
sufrimiento, y pasaron, tarde ya, de resistir a resistirse, de someterse a rebelarse.
Enseñados en español, ya habiendo sido educados en sus lenguas maternas,
accedieron a un mundo ajeno compuesto de extrañezas, pues no eran esas
su religión ni su cultura ni sus tradiciones ni su familia ni su economía ni su
política… ni su lengua. Fueron abolidas violentamente las suyas y la lengua
española se nutrió de sangre india, de trabajo obligado y sufrimiento negro,
de llanto de natura y de gritos desesperados en noches eternas de allende los
mares y de la casa vecina, de la propia casa que ya no era propia.

Crónicas de Indias (Montoya, J. E., 2017), poesía americana, romanticismo crio-


llo, filosofía autóctona; literatura puesta por escrito por quienes sabían escribir;
historias de analfabetos contadas por escrito; literatura sorda y a veces ciega;
narraciones propias, pero ajenas. Los cambios políticos y la disposición de las
armas permitieron comenzar a vivir otra historia y a contarla después. Entre
muchos nombres literarios de esas épocas, de aquí y de allá, que figuran con
aportes notables a la lengua, se encuentran:

• Cristóbal Colón (Génova, 1450-Valladolid, 1506): “Carta de Colón a los reyes


católicos”.
• Pedro Mártir de Anglería (Arona, 1457-Granada, 1526): “Décadas del Nue-
vo Mundo” - Amerigo Vespucci (Florencia, 1454-Sevilla, 1512): “Mundus
novus”.
• Gonzalo Fernández de Oviedo (Madrid, 1478- Valladolid, 1557): “Sumario
de la natural historia de las indias”.
• Fray Bartolomé de las Casas (Sevilla, 1484-Madrid, 1566): “Historia de las Indias”.
• Fray Bernardino de Sahagún (Sahagún, 1500-México, 1590): “El arte de la
lengua mexicana, con su vocabulario aprendiz”.
• Toribio de Benavente (Benavente, 1482- México, 1569): “Historia de los
indios de la Nueva España”.
• Pedro Cieza de León (Llerena, 1520-Sevilla, 1554): “Parte primera de la
crónica del Perú”. 193
Desarrollo histórico del español

• Alvar Núñez Cabeza de Vaca (Jerez de la frontera, 1490- Sevilla, 1559):


“Naufragios y comentarios”.
• Diego de Landa (Cifuentes, 1524- Mérida 1579): “Relación de las cosas de
Yucatán”.
• Alonso de Ercilla (Madrid, 1533-Madrid, 1594): “La araucana”.
• Bernal Díaz del Castillo (Medina del Campo, 1492-Antigua Guatemala, 1584):
“Historia verdadera de la Nueva España”.
• José de Acosta (Medina del Campo, 1540-Salamanca, 1600): “Historia
natural y moral de las Indias”.
• Antonio de Herrera (Cuéllar, 1549-Madrid, 1626): “Descripción de las indias
occidentales”.
• Alonso de Ovalle (Chile, 1603-Lima 1651): “Histórica relación del Reyno de
Chile y de las Missiones y Ministerios que exercita la Compañia de Jesus”.
• José de Oviedo y Baños (Bogotá, 1671-Caracas, 1738): “Historia de la
conquista y población de la provincia de Venezuela”.
• Juan Bautista Muñoz (Museros, 1745-Valencia, 1799): “Historia del Nuevo
Mundo”.
• José Martí (La Habana, 1853-Cuba, 1895): “Versos sencillos”, “nuestra América”.
• Sor Juana Inés de la Cruz (San Miguel Nepantia, 1651-México, 1695): “Los
empeños de una casa”.
• Santa Teresa de Jesús (Gotarrendura, 1515-Alba de Tormes, 1582): “Camino
de perfección”.
• Francisco de Quevedo (Madrid, 1580-Villanueva de los Infantes, 1645): “El
parnaso español”.
• Fray Luis de León (Belmonte, 1527- Madrigal de las Altas Torres, 1591):
“Canción de la vida solitaria”.
• Luis de Góngora (Córdoba, 1561-Córdoba, 1627): “Fábula de Polifemo y
Galatea”.
• Lope de Vega (Madrid, 1562-Madrid, 1635): “El perro del hortelano”.
• Calderón de la Barca (Madrid, 1600-Madrid, 1681): “El gran mercado del
mundo”.
• Felis Cabrera (Italia, 1733- México, 1800): “Teatro crítico americano”.
• Juan Luis de Alarcón (Taxco, 1581-Madrid, 1639): “No hay mal que por
bien no venga”.
• Benito Feijoo (Orense, 1676-Oviedo, 1764): “Teatro crítico universal”.

Aún hoy, después de cinco siglos de haber recibido, sin invitación, a aquellos
visitantes, levantamos nuevas formas de creación literaria, siendo la mayoría
herederos de aquellos que llegaron, mezclados con los que estaban y con los
194
Prospectiva de una lengua y muchas culturas

que vinieron obligados. El mestizaje se muestra hoy en una literatura también


mestiza que ha crecido ostensiblemente hasta tomar su puesto en los estantes
de la biblioteca universal: literatura latinoamericana, hecha por nacionales, es-
tudiada por propios y extranjeros. Realidades descritas en verso y en prosa, en
teatro y narraciones, admirada por muchos, celebrada por otros; condecorada
por organizaciones y comerciada por editoriales, con o sin aspiraciones esté-
ticas, con o sin respeto por la obra de arte. Mientras tanto, los pocos hilos de
las lenguas propias, que aún sobreviven enhiestos en rincones forzados de la
patria, se nutren todavía de la voz de los indios que, aun sin escritura, valoran su
cultura y su cosmovisión, sus modos de vida y sus tradiciones ancestrales, su
medicina natural y sus mitos, todo ello presente en sus lenguas orales, algunas
ya agonizantes como las voces que reclaman la restitución de sus derechos
en un mundo políticamente dominado por intereses muy distintos a los de las
comunidades espoliadas.

Actualmente la literatura, producto simbólico, arquitectura de la lengua, sigue


alimentándose simultáneamente con ella, expresando realidades colectivas
y simbolizaciones diversas. Cada obra literaria se convierte así en un hecho
literario, un conjunto de acciones y condiciones que convergen de tal manera
que, al crear literatura, está también afianzándose la cultura, recreándose la
lengua, dinamizando los procesos de identidad personal, social y cultural, ani-
mando procesos políticos; denunciando, anunciando, defendiendo, aludiendo,
proponiendo, delimitando. Entra a la escuela y se ofrece, prístina o viciada, a
estudiantes de todas las edades, condiciones, procedencias y aspiraciones. Va
al teatro, a la calle, a la feria, a las casas. La literatura sigue siendo hoy aliada
de la lengua, de la cultura, de las tradiciones, pero también de la política, de la
economía, de las redes sociales, de las nuevas formas de esclavismo, de las
más sórdidas intenciones publicitarias; de los noticieros, de los escabrosos
caminos campesinos donde la electricidad no llega y a veces los libros tampoco.

Las nuevas tecnologías abren recientemente una ventana para la creatividad


literaria; ahora circula en las redes sociales y se yergue poderosa en las pá-
ginas web, gratuitas o no, en plataformas literarias que acogen la producción
despreocupada de poetas, dramaturgos, cómicos, líricos, épicos; novelistas,
cuentistas y cronistas, jóvenes muchos de ellos, que quieren poner más que
sus nombres en la mirada de lectores desprevenidos o voraces. Las platafor-
mas digitales, que albergan también música y vídeos, abrigan esta literatura
emergente de extracción diversa que cuenta más de lo que puede leerse en
los clásicos, aunque no falta quienes, con razón o sin ella, los acuse de faltos
de musa o carentes de talento formado y concienzudo. 195
Desarrollo histórico del español

La literatura hoy recoge las voces de las minorías, de los separados, de los adve-
nedizos, de los desadaptados; las voces de los populares, de los intelectuales,
los investigadores, los escritores noveles y los tradicionales; recoge las voces
claras y autoritarias de los políticos y las cansadas voces de los campesinos.
La lengua sigue creciendo, cambiando, incluyendo nuevas palabras en el dic-
cionario, previo reconocimiento de su uso, su sentido y su significado. Cada
uno de los países donde el español es lengua oficial ofrece periódicamente al
mundo un puñado de palabras nuevas, evidentes en la literatura local, producto
de transformaciones diversas de la lengua, que denota la fuerza que tiene ésta
en los hablantes y los hablantes en ella, ejerciendo mutuamente una tensión
que oscila entre la norma y lo cotidiano, entre lo formal y lo dinámico, entre
lo local y lo universal, entre la corrección y el uso, entre el comercio y el arte.

Referencias

Abad N., Francisco (2008). Historia de la lengua española. Valencia, Tirant lo Blanch.

Cano, R. y Bru, E. (2005). Historia de la lengua española. Barcelona, Ariel.

Menéndez P., Ramón (1926). Orígenes del español. Madrid, Espasa Calpe.

Menéndez P., Ramón (1954). Poesía juglaresca y orígenes de las literaturas


románicas. Madrid.

Montoya M., Juan E. y Granados, V. (2017). Teatro Crítico Americano ¿intercam-


bio cultural? En: Teatro Crítico Americano o nueva tentativa para la solución
del gran problema histórico sobre la población de la América. Medellín,
Fondo Editorial UPB. Pp. 49-56.

Ramos (2000). Los Cartularios de Santa María de Valpuesta. Análisis Lingüístico.


Colección Lankidetzan Bilduma. Valpuesta, España.

196
Palabras finales
El español: una lengua para
el desarrollo y la investigación
lingüística y literaria

Una de las conclusiones a las que se llegó en el marco de la investigación a la


cual corresponde esta publicación es que el español, en sus tres habilidades,
constituye una lengua óptima y de una riqueza inusitada y aparentemente in-
agotable para el desarrollo de la investigación lingüística y literaria.

En primer lugar, se trata de una lengua con un número considerable de hablantes,


dispersos por todo el mundo, cada vez más y en mayor cantidad. Esto, unido
a la tendencia tradicional de procrear sin mesura, una costumbre quizás ligada
a creencias de tipo religioso-cristiano, muy arraigadas en la conciencia de la
mayoría, hace que el número de hablantes de español en tierras extranjeras
sea cada vez más alto. En tercer lugar, está la riqueza extrema en recursos
naturales que la mayoría de los países de otros continentes y los Estados Uni-
dos de Norteamérica desean para sí, a cualquier precio, lo cual los obliga, de
alguna manera, a acceder a la lengua española y a interesarse por ella, ya sea
en cuanto un aprendizaje superficial o en cuanto un aprendizaje profundo para
impactar de manera directa y desde adentro la economía y la vida social de los
países de centro y Suramérica. En cuarto lugar están la belleza y la versatilidad
de la lengua, las cuales se ven en la abundante y, a la vez, prolija producción
literaria y en la cantidad de páginas y sitios web en los que se dan a conocer
las tradiciones propias de los habitantes de este territorio, ya sea por artistas,
197
Desarrollo histórico del español

youtubers o personas inquietas por alguna arista cultural latinoamericana.


Adicionalmente, el número cada vez más creciente de seminarios, congresos
y demás actividades de tipo académico que se realizan en territorios de hispa-
noparlantes, acrecienta el interés mundial por una lengua que, según parece,
va camino a convertirse en la lengua de comunicación universal en pocos años,
y frente a la cual el inglés va cediendo cada vez más terreno.

La oralidad, la lectura y la escritura en español se convierten en una fuente de


humanización y culturización tan poderosa que son irrefrenables su impulso y
su contundencia. No solo se trata de una herencia autóctona y milenaria de
las culturas ancestrales amerindias, casi todas surgidas y consolidadas en la
oralidad, sino también en la creciente "escriturización" de casi todos los terri-
torios americanos, lo cual abre muchísimo más el espectro de incidencia de
la cultura y las tradiciones propias en un mundo cada vez más interconectado
e interdependiente. Las tecnologías digitales y las redes, como la www, son
plataformas y ambientes que, sin la necesidad de que alguien se interese en
ello, impulsan el uso de una lengua cuyo intríngulis cultural aumenta su impor-
tancia y despierta más el interés de propios y extranjeros.

La generación de personas mayores sigue aferrada a la oralidad como meca-


nismo expedito para la comunicación, los negocios, la educación, las tradicio-
nes, la religiosidad, la expresión del afecto y para todas las acciones propias
del ser humano, no como un ataque a la escritura, sino como una forma con
raigambre cultural, impronta de una generación que no aprendió a escribir más
que para firmar y a leer principalmente para recitar las oraciones; la educación
sigue impartiéndose con base en la oralidad, aunque cada vez se incorpora
más la lectura y la escritura; la identidad familiar se construye en la oralidad,
y el acceso a la información y a la ciencia es, mayoritariamente, oral. Apenas
pareciera que fue ayer cuando se comenzó a registrar por escrito la historia
de las instituciones y cuando se comenzó a utilizar el registro escrito como
manifiesto legal de la existencia y de los usos y procedimientos. Todo este
entramado se ha articulado paso a paso con las práctica alfabéticas y ahora
conviven las tres (oralidad, lectura y escritura) en casi todas las plataformas,
incluidas las digitales, como las redes sociales, en las cuales resalta siempre
la posibilidad de enviar mensajes de texto, enviar mensajes de voz y convertir
los mensajes de texto en mensajes por ser escuchados; la literatura circula en
forma de libros digitales, libros impresos y audiolibros; los apoyos digitales para
la educación incluyen textos, hipertextos, vídeos, audios y esquemas gráficos.
Nunca, como ahora, la oralidad, la lectura y la escritura se juntaron de forma
198
Palabras finales

tan indisoluble para configurar la identidad de los sujetos y las comunidades,


y para producir conocimiento y ponerlo en circulación.

Enseñar a leer a un niño, pero también escucharlo y hablarle, así como hablar-
le a cualquier persona de la manera que convenga según las condiciones y
circunstancias, configura un escenario privilegiado para la humanización. La
escritura es una forma de expresar el mundo interior y, al mismo tiempo, una
forma de exponerse ante otros en la desnudez de la lengua y en la claridad del
mundo simbólico que habitamos. La belleza del lenguaje hablado se combina
con la tecnología de la escritura para emerger como un mecanismo sine qua
non puede darse cualquier otro proceso de culturización, razonabilidad, apre-
ciación estética, crítica teórica, reflexión espiritual, acceso a las tecnologías
emergentes y a la producción académica.

A partir de las formas de usar la lengua de una comunidad y de un sujeto puede


inferirse mucha información de su propia persona o identidad: nociones de lo
bueno y lo bello, imaginarios y aspiraciones, cosmovisión, formación académica
y capacidad creativa; traumas, resentimientos y emociones; filiación política,
ideas religiosas y concepción de hombre y mujer. El español es una lengua que
permite realizar investigaciones de diversos tipos, ya sea en el contexto escolar,
en el familiar, en el laboral o en el social; ya sea instigados por la curiosidad o
aguijoneados por un empeño académico específico. El español es una lengua
óptima para la investigación y la indagación lingüística y literaria, tanto por su
estructura y por su concomitante riqueza cultural como por las características
de sus hablantes. Tanto la RAE como los institutos en muchos países, incluso
en algunos que no son de habla hispana, tienen un interés creciente y cada vez
más publicaciones al respecto de la investigación lingüística sobre el español en
general, como sobre el español de América y las variantes "geográficosociales"
y políticas, los tecnolectos, topolectos, idiolectos y demás formas particulares
de ser, de ver el mundo, de comunicarse y de constituirse como individuos y
como comunidades.

En las pesquisas realizadas mediante encuesta a profesionales de diferentes


áreas, tanto de las ciencias humana y sociales como de las ciencias físicas y de
la salud, más del 70% mostró interés sentido en realizar estudios de maestría
en oralidad, lectura y escritura. Asimismo, a partir del estado del arte construido
como fundamento para el proyecto en mención, se encontró abundantísimo
material asociado con investigaciones y publicaciones, congresos y encuentros
académicos con intereses asociados a las modalidades hablada y escrita de
199
Desarrollo histórico del español

la lengua. Los programas de pregrado y posgrado en los ámbitos nacional e


internacional que tienen la oralidad, la lectura o la escritura (no las tres juntas)
como tema o centro de interés, no solo son abundantes, sino que su número
va en aumento, cuyos profesionales y especialistas no solo están en el ámbito
de la docencia, sino también de la dirección, de la administración pública, de la
política, de la investigación, de la literatura, de la comunicación y el periodismo,
de la industria editorial y de la escritura en general, tanto en plataforma impresa,
como radial, televisiva y digital.

Son abundantes las producciones literarias en lengua española. En América, la


persistente producción y transmisión oral sigue siendo habitáculo de la creati-
vidad y la imaginación de muchos pueblos cuyos sujetos cuentan historias de
identidad, de orígenes milenarios, de tradiciones religiosas, de propiedades
de las plantas, de relaciones familiares, de medicina y curación tradicional, de
artes y oficios, de costumbres, ciclos de vida, ceremonias, rituales, negocios,
intercambios, mundo natural, experiencias sobrecogedoras, grandes tragedias,
migraciones y pestes. El pacífico colombiano, la población campesina y las
comunidades indígenas, casi nunca escuchados, y cada ciudadano del país y
la región que haya recibido el español como lengua, tienen abundantes cosas
para contar. La oralidad y la escritura, sin reñir entre ellas, abren puertas y
levantan puentes para que a través de la escucha y la oralidad, la realidad se
construya día a día sobre la base de quienes hablaron, leyeron y escribieron
antes de nosotros.

El desarrollo histórico del español no solo es un interés académico, sino un


aperitivo de lo que puede ser un estudio concienzudo, sistemático, consistente,
profundo y constante de la lengua y su cultura, de los sujetos que la habitan y
que son habitados por ella, y de las tradiciones que emergen de ella y de ella
se alimentan. Este volumen, producto de la investigación y la indagación, de
la experiencia y la reflexión, es un abrebocas para lo que podría ser una línea
de trabajo académico e investigativo y un perfil profesional de quienes optan
por estudiarlo como objeto central de interés y de conocimiento.

200
Talleres
Desarrollo histórico del español:
oralidad, lectura y escritura en las
transformaciones de la lengua,
la cultura y los sujetos
Juan Eliseo Montoya Marín, Ph.D.
Lic. Manuela Echeverri González

En este acápite se ponen en manos de los lectores un conjunto de talleres o


esquemas de preguntas cuyo propósito fundamental es recapitular lo estudia-
do en cada uno de los títulos del texto y, además, servir de insumo didáctico
para quienes fungen como docentes en los distintos niveles educativos. Son
el resultado de la lectura y el diálogo, y se erigen como muestra o ejemplo de
“una” manera de generar un aprendizaje cuya impronta cognoscitiva sea mayor,
toda vez que, según las investigaciones psicopedagógicas, la recapitulación y
repetición de algunos conceptos pueden determinar una mayor huella mnémica
y una mayor naturalización del conocimiento, lo cual es fundamental para que
se instaure como parte del horizonte de significación y como principio y fuente
para el pensamiento crítico y la toma de decisiones.

Se trata, pues, de una serie de conjuntos de preguntas sobre temas del libro,
que pueden suscitar también la conversación en clase, la creación de tertulias
temáticas, la realización de centros literarios, la construcción de vídeos didácti-
cos, la construcción de blogs escolares o, simplemente, el interés y la curiosidad
por saber hasta qué punto se captó o comprendió la información contenida en
cada apartado. Están identificados con el mismo nombre del capítulo o subtítulo
del texto al que corresponden. 201
Desarrollo histórico del español

Cabe destacar la participación dedicada y juiciosa de la profesora Manuela


Echeverri, quien no solo es maestra en ejercicio, sino que tiene formación como
normalista superior y como licenciada en Inglés-Español de la Universidad Pon-
tificia Bolivariana. A pesar de su juventud, o precisamente por ello, ha hecho un
aporte profundo y serio en las conversaciones en torno a la construcción de este
material bibliográfico. Su sensibilidad pedagógica y su rigor académico hacen
de estos talleres una muestra de cómo a través de la lectura y la conversación
se puede construir conocimiento. Los diálogos con la profesora Manuela han
sido entretenidos, fecundos y trascendentales, pues reúnen su interés por la
lengua, su experiencia docente, su deseo de formarse cada vez más y mejor, su
búsqueda de experiencias interculturales y su disposición genuina para aportar
desinteresadamente en los procesos de formación en el área de humanidades
y lenguas, en cuyo marco se ha formado. Ha participado, además, del semillero
de investigación Lengua y Cultura, adscrito al mismo grupo en cuyo seno se
diseña y ejecuta el proyecto “Estudio de viabilidad y factibilidad de una maestría
en oralidad, lectura y escritura”, del cual emerge este producto.

Las claves para el aprendizaje y la enseñanza del español que surgen de las
conversaciones al respecto de este libro son ya hallazgos, avances y frutos de
la investigación en mención. El aprendizaje mutuo, la profundidad con la cual
se tratan los temas y el cariño con el cual se redactan estas preguntas están
puestos para que los lectores juzguen por sí mismos y aprovechen, según su
criterio y su gusto, este esfuerzo revestido de bondad y de generosidad fundado
en la ética y en la profesión docente.

202
Talleres

A. Introducción: el español, una lengua histórica

Converse con sus compañeros, en equipos de cuatro o cinco personas y dé


solución en su cuaderno a cada uno de los siguientes puntos:

1. ¿Por qué una lengua es un sistema? Esta pregunta ayudará a aclarar


conceptualmente la idea central del texto, igual que el punto 4.
2. ¿Cuáles serán algunas consideraciones diastráticas, diatópicas, diafásica
y dialécticas del español? Este punto permite poner en contexto las ideas
expuestas.
3. Haga una lista con las palabas que tengan familiaridad etimológica con
“diálogo”, búsquelas en el diccionario, diga de cada una qué tipo de palabra
es, es decir, si es sustantivo, adjetivo, adverbio o verbo. Recuerde que la
palabra diálogo tiene dos componentes: día y logos. Este punto ayuda a
hacer conciencia sobre aspectos morfológicos y semánticos del español.
4. ¿Por qué se puede decir que el español es una lengua histórica? Explique.
Junto con la pregunta número uno, ayuda a consolidar con claridad los
conceptos del texto.
5. ¿Qué es la oralidad y qué relevancia tiene en el estudio de una lengua?
¿cuáles podrían ser algunas competencias necesarias para la oralidad y
cuáles algunas necesarias para la escritura y la lectura? Poner en pers-
pectiva la lengua en su forma oral es un elemento fundamental para la
comprensión de la lengua histórica.
6. ¿Cuáles son las principales transformaciones sociales, culturales, reli-
giosas, económicas y políticas que se dan gracias a la aparición de la
escritura? La lengua española, en el contexto regional, nacional y global,
se estudia principalmente en su forma escrita. Pasar de la oralidad a la
escritura representa cambios importantes en los ámbitos mencionados.
Esta pregunta ayuda a recapitular algunas consideraciones del texto.
7. Elija diez palabras que sean desconocidas o que el equipo de trabajo
considere que son relevantes y fundamentales en el texto; busque y
escriba el significado en su cuaderno, y elabore un crucigrama con ellas,
cinco horizontales y cinco verticales, debidamente cruzadas. Este ejercicio
dará cuenta de la comprensión básica y global del texto, así como de las
precisiones léxicas en cuanto al lenguaje técnico de la lingüística.
8. Después de que el profesor explique los tipos de párrafo, clasifique cada
uno de acuerdo con ello, señalando aquellos elementos en que se basa
su hipótesis clasificatoria en cuanto a estructura, intención, organización
de la información y contenido. Esto ayudará a consolidar mejor las ideas 203
que desarrolla el acápite.
Desarrollo histórico del español

9. Identifique los conectores utilizados por el autor, señálelos, escríbalos en


su cuaderno y copie al frente su función en el texto. El desarrollo de este
punto establecerá una conexión entre los distintos argumentos e ideas
desarrolladas en el texto para establecer el hilo discursivo y la progresión
temática.
10. Disfrute la lectura, la conversación y el taller.

204
Talleres

B. Antecedentes del sánscrito

1. En el estudio de la historia del español el sánscrito es una de las referencias


menos profundizadas. ¿Qué elementos relevantes aportó para la construc-
ción de aquella lengua? Esta pregunta permite consolidar y sintetizar las
ideas centrales del texto.
2. ¿Cuál es el objetivo principal del acápite? Cuestión que posibilita un reco-
rrido por el texto para generar una interpretación de su intención.
3. ¿Por qué se define el sánscrito como la lengua de los dioses? Conceptua-
lizar la lengua según lo planteado en el texto y establecer la relación entre
lengua y religión.
4. ¿Cuáles fueron los aportes principales de Panini, gramático indio del siglo
V o IV a. C.? Esta cuestión requiere una profundización externa de las ideas
expuestas en el texto.
5. ¿Por qué se generó el interés de repensar el sánscrito en el año 1947? ¿Qué
trascendencia tiene, desde tu punto de vista personal, el hecho de com-
prender, analizar y retomar elementos de las raíces de la lengua? Generar
análisis individual a partir de la lectura del texto.
6. Selecciona tres (3) palabras del español del ámbito religioso que proven-
gan del sánscrito, busca su significado y ejemplifica en qué aspecto de la
cotidianidad es posible identificarlas. Posibilita trascender la lectura con
el fin de generar relaciones entre la lengua, el sentido de la palabra y el
contexto actual del estudiante.
7. Según la influencia cultural de la India a través de la lengua, menciona tres
(3) elementos que visualices en tu entorno que tengan origen en dicho
contexto. Esta indicación permite enfatizar en la ubicación de las ideas del
texto y en la realidad del estudiante.
8. ¿Cuál es la idea principal de cada párrafo? Retomar de nuevo la lectura del
acápite e identificar elementos de la escritura.
9. Averigüa qué relación tienen hoy las mujeres con la lengua en la India y
establezca un análisis crítico al respecto así como un contraste con lo que
ocurre en Colombia y Latinoamérica.

205
Desarrollo histórico del español

C. Influencia del griego

1. ¿Qué relación tiene la concepción del español en la identificación de los


antecedentes del griego? Permite relacionar la lengua materna de los es-
tudiantes con uno de sus antecedentes cercanos.
2. ¿Qué objetivo trae consigo estudiar la filología de la lengua, en específico,
del griego? Reflexionar acerca de las especificidades del estudio de los
textos escritos y su relevancia en la concepción de una lengua.
3. ¿Por qué se concibe el griego como una lengua moderna y flexiva?
¿Qué opinas sobre la influencia que tiene en el español? Sintetizar los
planteamientos del texto y generar procesos de inferencia y argumenta-
ción personal.
4. ¿Qué importancia supone el latín en el proceso de identificación de la
influencia del griego en el español? Permite generar conexiones entre
lenguas para significar su importancia recíproca.
5. Construye un mapa mental en donde ubiques la taxonomía del español, la
cual tiene su origen en el griego, pero a través de un proceso progresivo del
latín. Esta indicación invita al estudiante a visualizar la información desde
un punto de vista dinámico, fomentando la comprensión profunda.
6. ¿De qué maneras se presenta la morfología griega en el español? Mencio-
na las tres formas y explícalas en cinco (5) palabras claves cada una. Esta
cuestión posibilita una decodificación de la información para trascenderla
a la comprensión literal, incluyendo un proceso de síntesis al limitar el
número de palabras en la respuesta.
7. Identifica música en griego y compara, espontáneamente, su fonética con
la del español.

206
Talleres

D. Herencia hebraica en el español


1. ¿Cómo se define la influencia del hebreo en el español? Esta pregunta
ayudará a consolidar las ideas principales del texto a partir de una selección
y categorización específica de información.
2. ¿Qué procesos se identifican dentro de las dinámicas del contexto hebreo
para establecer una estrecha relación entre la lengua y la religión? Permite
un análisis a partir de acontecimientos históricos para una compresión de
la importancia de la lengua más allá de la comunicación.
3. ¿Por qué se define la expulsión de los judíos de España como una época
traumática tanto para locales como extranjeros? Esta cuestión, al igual que
la primera, posibilita un acercamiento mayor a la conceptualización del texto.
4. ¿Qué elementos integran la definición del adjetivo sefaradí dentro de la
península ibérica? Profundizar en términos de la lengua hebrea.
5. ¿Cómo considera que pervive una lengua en un contexto, teniendo en
cuenta la expulsión de los nativos hablantes de dicho lugar? Explique. Esta
pregunta establece una conexión entre los conceptos de la lectura y los
conocimientos previos del estudiante, posibilitando una argumentación
según los aprendizajes.
6. De acuerdo con la lectura realizada, haga un rastreo de palabras desco-
nocidas, escriba su significado según lo que considera que pueden ser,
teniendo en cuenta la oración en la que están inmersas y posteriormente
consulte su definición; especifique qué tipo de palabra es (sustantivo,
adjetivo, adverbio o verbo). Este enunciado ayudará a englobar elementos
morfológicos y semánticos.
7. ¿Cómo se visualiza el concepto de número para los hebreos? Escriba su año de
nacimiento en esta lengua, teniendo en cuenta las características mencionadas
en la lectura. Permite poner en práctica la conceptualización presentada.
8. ¿Por qué la influencia cultural de los judíos en Colombia se define a partir
del concepto de amplitud? Ejemplifique su respuesta con una situación
cotidiana. Este ejercicio contrasta los planteamientos del texto con una
experiencia real del estudiante.
9. Mencione las características principales de la lengua hebrea en la actualidad.
Reflexionar sobre los elementos teóricos de la lectura y las concepciones
contemporáneas de una lengua en cuestión.
10. Indaga acerca de la Kabaláh y del Séfer Yetziráh (libro del principio). Haz
una reflexión acerca de la trascendencia de la lengua en la comunicación
y en la construcción de la realidad.

207
Desarrollo histórico del español

E. Relación con el portugués

1. ¿Por qué razones se visualiza cercana la influencia del portugués en la


lengua española? Esta pregunta permite recoger elementos conceptuales
del texto y sintetizarlos.
2. ¿Cuáles son los aspectos similares, en lo fonético y en lo escritural, entre
el portugués y el español? Recapitular las ideas presentadas en el texto
leído.
3. ¿Qué elementos del latín vulgar medieval han permeado el español y el
portugués y han trascendido en su concepción actual de ambos? Posibilita
generar una relación de lenguas mencionadas y acentuar la conceptualiza-
ción histórica.
4. ¿Por qué las variantes de la lengua portuguesa se conciben como elemento
de inclusión o exclusión social? Ejemplifica esta situación con un aconte-
cimiento visualizado en tu cotidianidad en relación con registros del espa-
ñol. Esta cuestión enfoca la atención en un análisis de los planteamientos
literales del texto, trascendidos al contexto del estudiante.
5. ¿Por qué ha surgido el interés actual de aprender la lengua española en
la población brasilera? ¿Qué beneficios brinda dicho proceso al contexto
latinoamericano? Identificar las dinámicas del momento y reflexionar las
ideas conceptuales del texto en cada entorno social.
6. Elige tres (3) palabras desconocidas del texto y busca su significado, uti-
lízalas en una frase. Este enunciado permite incentivar la ampliación del
vocabulario, mejorando la comprensión del texto y algunas precisiones
léxicas.
7. Haz una pesquisa acerca de "Cántigas de un amigo" y traza una línea de
tiempo de la evolución de portugués.

208
Talleres

F. Intercambio lingüístico entre inglés y español

1. ¿Por qué se reconoce la lengua inglesa como lengua de comunicación


internacional y de intercambio cultural de mayor uso? Menciona una situa-
ción con la cual puedas ejemplificar tu respuesta. Esta pregunta permite
retomar algunos elementos de la lectura, fortaleciendo la comprensión y
contextualización del aprendizaje.
2. ¿A través de qué aspectos se posibilita la entrada de nuevas voces inglesas
al español? Cuestión que expone la conceptualización del texto y evalúa la
comprensión.
3. Imagina la realidad de América en el año 2050. ¿Cuál crees que es la in-
fluencia mutua entre español e inglés?, ¿cuál será la realidad de intercambio
lingüístico en ese momento hipotético de la historia? Explique.
4. Construye una historieta en la cual utilices algunas de las palabras del
español provenientes del idioma inglés mencionadas en el texto. Provee
una dinamización de la profundización de vocabulario del estudiante.
5. ¿Existe algún cambio en las palabras del inglés incorporadas al español?
¿Por qué razones surgen? Profundiza en ideas planteadas durante la lectura.
6. ¿Cuál consideras que es la forma óptima de recoger los falsos cognados
recientes de la lengua? Permite al estudiante realizar un análisis implícito
de los elementos expuestos.
7. ¿Por qué consideras relevante estudiar los elementos significativos del
inglés cuando el tema en cuestión es el español? Esta cuestión pone en
análisis las ideas del estudiante surgidas a partir de un acercamiento amplio
al texto.
8. ¿Cuáles son los efectos de la relación entre el español y el inglés? Sintetiza
los planteamientos y propone una comprensión lectora.

209
Desarrollo histórico del español

G. Configuración del español de América ¿otra


lengua?

1. ¿Por qué no estaba inmersa la necesidad de escribir o leer en los pueblos


de América antiguos? Esta pregunta acentúa y ubica los planteamientos
iniciales del texto.
2. ¿El desarrollo del español de América y el peninsular se lleva a cabo de forma
paralela o simultánea? ¿Por qué? Permite identificar razones para pensar que
hay cada vez más diferencias entre el español de América y el ibérico.
3. Si se reconoce la lengua como sistema móvil de comunicación e identi-
dad, ¿en qué aspectos de tu cotidianidad has observado sus constantes
transformaciones?
4. ¿Estás de acuerdo con la afirmación “La lengua va registrando cada cambio
social”? ¿Cómo consideras que es el afianzamiento de aquellas transfor-
maciones en los contextos escolares?
5. ¿Qué influencia tienen los medios digitales e informáticos en la concepción
y el uso de la lengua actual?
6. ¿En cuáles contextos se puede visualizar la influencia recíproca entre ambos
contextos: español peninsular y de América?
7. Menciona tres características de las instituciones educativas creadas en
América en la época de la Colonia. ¿Qué cambios visualizas entre ellas y
el contexto de tu lugar de domicilio?
8. ¿Qué espacios de formación fueron creados desde la Edad Media, hasta
el siglo XVIII en Europa y el siglo XIX en Latinoamérica? ¿Qué estudios se
impartían en este lugar?
9. ¿Cómo consideras el proceso obligado que pasaron los indígenas y afri-
canos en el cual debían olvidar sus propias lenguas y acentuarse en un
contexto completamente diferente? ¿Qué estrategias propondrías para
apreciar y conservar sus tradiciones y memoria?
10. ¿Cuál es la importancia de las producciones escritas en las transformacio-
nes de la lengua? ¿Los elementos que construyes propios permiten una
resignificación y conocimiento de tu identidad?
11. ¿A qué se refiere el concepto identidad transnacional?
12. ¿Cuáles elementos de desarrollo local permiten pensar que la lengua ex-
presa la realidad de los hablantes? ¿Cuál es el papel del habla campesina
en el desarrollo del español?
13. ¿Cuál crees que es la influencia de la música urbana en la transformación
del español de América? Explica, haciéndo énfasis en la tensión entre lo
210
local y lo global.

Talleres

H. Ortografía

1. Es posible afirmar que la consolidación de la lengua española se remonta al


siglo XII, ¿por qué considera necesario acudir a las raíces griegas y latinas
para comprender asuntos fonéticos, sintácticos, semánticos y morfológi-
cos? Esta pregunta implica un análisis detallado a partir de una relación
establecida entre el texto y la opinión personal del estudiante.
2. Construya un mapa mental en donde se establezcan conexiones respeto
del recorrido histórico desde la publicación de la primera Gramática en el
año 1492, hasta el primer tratado de ortografía. Posibilita una visualización
gráfica de la conceptualización del texto y la creación de vínculos que
permitan una comprensión más completa.
3. ¿Por qué se hace necesario ubicar la ortografía española en los contextos
pedagógicos como elemento ineludible, si se afirma que es una lengua con
amplia correspondencia entre la fonética y la ortografía de forma usual?
Cuestión que expone una síntesis de ciertos apartados de la lectura.
4. Teniendo en cuenta que en el periodo del Renacimiento la ortografía tomó
el rol de la principal disciplina lingüística, según Martínez (1992), ¿qué ele-
mentos conforman esta disciplina, trascendiendo la definición única de la
forma de escribir correctamente las palabras? Permite identificar la idea
principal del texto y la intención comunicativa dentro de una concepción
más amplia de la comúnmente aceptada.
5. Selecciona dos ortografistas mencionados en el texto y realiza una búsque-
da de sus aportes a la disciplina en cuestión. Amplía la conceptualización
del texto con apoyo en referentes externos.
6. Explica a qué se refieren los conceptos criterios y contenidos en el recuen-
to histórico de la ortografía española expuesto en el texto. Posibilita una
profundización específica en algunos aspectos conceptuales.
7. ¿Por qué consideras relevante incluir la puntuación en el estudio de la or-
tografía? Esta pregunta pone en cuestión los planteamientos de la lectura
para una reflexión personal.
8. ¿Qué razones influyen en la obra de 1741, “establecimiento de las normas
de puntuación”, para llevar a la concepción de la “modernización de la
lengua”? Cuestión que ubica el rol del estudiante como mediador de la
lectura y analizador de sus ideas de síntesis.
9. ¿Por qué se dice que la lengua española es un ser vivo? Menciona un
ejemplo. Esta cuestión permite ilustrar la idea de la simplificación de la
lengua en el uso cotidiano.
211
Desarrollo histórico del español

10. ¿Qué estrategias propones para consolidar la aplicación de los nuevos


cambios en la norma ortográfica? Posibilita finalizar la reflexión con una
construcción de ideas propias para combatir una de las dificultades
contemporáneas: el desconocimiento en el uso regular o normativo de
la lengua.
11. Identifica los aspectos ortográficos que te generan mayor dificultad y
señala a cuál aspecto de la lengua corresponde la falencia que produce
dicha dificultad.
12 ¿Cuál crees que es la influencia de las redes sociales en el aprendizaje de
la ortografía.

212
Talleres

I. Neologismos y otras formas de creación


lingüística en español

1. Mire cuidadosamente la siguiente lista de palabras.


2. Escriba al frente si se trata de un tecnicismo o de una palabra del nivel
familiar de la lengua.
3. Identifique la raíz (o las raíces, si es más de una), el afijo (prefijo, infijo,
sufijo) o la terminación en cada caso.
4. Identifique la lengua de procedencia, sea por conocimiento de la lengua o
haciendo la pesquisa en el diccionario.
5. Escriba el significado sucinto de la palabra.

Nivel de Lengua de
Palabra Raíz Afijo Significado
lengua procedencia

Escala

Doblaje

Accionista

Filarmónico

Inflación

Diagnóstico

Válvula

Rima

Crédito

Tono

Radiador

Novela

Compás

Largometraje

Guionista

Cotización

Melodía 213
Desarrollo histórico del español

Presupuesto

Carburador

Estrofa

Plano

Fotograma

Embrague

Odontólogo

Ortopedia

Amigdalitis

Batería

Dermatólogo

Poema

Trovador

Ahora, preste atención a la definición de “neologismo”: es


una palabra nueva que aparece en una lengua, ya sea pro-
cedente de otra lengua o de nueva creación en el contexto
propio de la lengua en uso; estas palabras se forman, casi
siempre, para nombrar realidades nuevas.

6. Identifique en las siguientes expresiones las palabras que constituyan


neologismos, subráyelos y escriba abajo su sinónimo en español.

• Ayer recibí tu e-mail.


__________________________________________________________________
• Terminé el trabajo en el tiempo previsto.
__________________________________________________________________
• Le comentaron off the record que habría un adelanto de las elecciones.
__________________________________________________________________
• La Universidad contrató un staff de buenos profesores.
__________________________________________________________________
• Mi mánager hizo un contacto excelente para firmar un buen contrato.
__________________________________________________________________
214 • Le regaló un foulard como un detalle de cumpleaños, según su gusto.
__________________________________________________________________
Talleres

• Cualquier hándicap es insignificante frente a su tenacidad.


__________________________________________________________________
• Manuel trabajaba full time en su casa en tiempo de cuarentena.
__________________________________________________________________
• El equipo juvenil de fútbol femenino ha alcanzado el primer puesto.
__________________________________________________________________
• Vio el accidente de su hijo y quedó en shock.
__________________________________________________________________
• Vende al mayor y al detal.
__________________________________________________________________
• El affaire del gerente del banco provocó un escándalo en los medios.
__________________________________________________________________
• Fue excelente la campaña publicitaria del almacén de ropa nuevo.
__________________________________________________________________

7. Reconozca (lea y repase) la siguiente lista de palabras griegas que ofrece al-
gunos ejemplos de elementos iniciales para composiciones eruditas. Escriba
al frente de cada una el significado en español. Para ello se puede apoyar en
la lista posterior que se presenta en un orden diferente al de la primera.

aero - (ἀήρ, ἀέρος) _____________________


enea - (ἐννέα) _____________________
anemo - (ἄνεμος) _____________________
estomato - (στόμα) _____________________
antropo - (ἄνθρωπος) _____________________
etno - (ἔθνος) _____________________
arqueo - (ἀρχαῖος) _____________________
filo - (φίλος) _____________________
auto - (αὐτός) _____________________
fono - (φωνή) _____________________
biblio - (βιβλίον) _____________________
foto - (φῶς, φωτός) _____________________
bio - (βίος) _____________________
gastro - (γαστήρ, γαστρός) _____________________
caco - (κακός) _____________________
geo - (γῆ) _____________________
cali - (καλός) _____________________
ger(onto) - (γέρων-οντος) _____________________
cardio - (καρδία) ____________________
helio - (ἥλιος) _____________________ 215
Desarrollo histórico del español

ciclo - (κύκλος) _____________________


hemi - (ἡμι-) _____________________
cosmo - (κόσμος) _____________________
hemo-hemato - (αἷμα) _____________________
crono - (χρόνος) _____________________
hepta - (ἑπτά) _____________________
dáctilo- (δάκτυλος) _____________________
hetero- (ἕτερος) _____________________
deca - (δέκα) _____________________
hexa - (ἕξ) _____________________
demo - (δῆμος) _____________________
idro - (ὕδωρ) _____________________
dermat(o) - (δέρμα, - ατος) _____________________
hipo - (ὑπό) _____________________
éndeca - (ἕνδεκα) _____________________
poli - (πολύς) _____________________
mega-(lo) - (μέγας) _____________________
proto - (πρῶτος) _____________________
melo - (μέλος) _____________________
pseudo-seudo - (ψεῦδος) _____________________
hex - (ἕξ) _____________________
hidro - (ὕδωρ) _____________________
dermat(o) - (δέρμα, - ατος) _____________________
hipo - (ὑπό) _____________________
éndeca - (ἕνδεκα) _____________________
hom(e)o - (ὁμός) _____________________
ped - (παῖς, - παιδός) _____________________
lito - (λίθος) _____________________
penta - (πέντε) _____________________
macro - (μακρός) ____________________
piro - (πῦρ, - πυρός) _____________________
mast(o) - (μαστός) _____________________
poli - (πολύς) _____________________
mega-(lo) (μέγας) _____________________
proto - (πρῶτος) _____________________
melo - (μέλος) _____________________
pseudo-seudo- (ψεῦδος) _____________________
micro - (μικρός) _____________________
psico - (ψυχή) _____________________
216 miso - (μισέω) _____________________
Talleres

querat(o) - (κέρας, - ατος) _____________________


mono - morfo - (μόνος) _____________________
necro - (μορφή) _____________________
neo - (νεκρός) _____________________
neuma - neuro - (νέος) _____________________
octo - (πνεῦμα) _____________________
odonto - (νεῦρον) _____________________
oftalmo - (ὀφθαλμός) _____________________
oligo - (ὀλίγος) _____________________
onomato - (ὄνομα) _____________________
orto - (ὀρθός) _____________________
oto - (οὖς, ὠτός) _____________________
pan - (πᾶς, πᾶσα, πᾶν) _____________________
rino - (ῥίς, -νός) _____________________
sidero - (σίδηρος) _____________________
talaso - (θάλασσα) _____________________
tanato - (θάνατος) _____________________
taqui - (ταχύς) _____________________
tele - (τῆλε) _____________________
teo - (θεός) _____________________
termo - (θερμός) _____________________
tetra - (τέτρα) _____________________
topo - (τόπος) _____________________
xeno - (ξένος) _____________________
zoo - (ζῷον) _____________________

8. Intente escribir a mano las palabras en griego. ¿Cuál es su sensación? ¿En-


cuentra similitudes con el español?

Viento
 Pezón/pecho
 Mitad/medio


Hombre
 Piel
 Muchos

Uno mismo/propio Diente
 Sangre
 Once

Libro
 Nueve
 Siete

Malo
 Piedra
 Nombre

Corazón
 Boca
 Otro/distinto

Mundo
 Ojo Seis

Tiempo
 Raza/pueblo
 Agua

Dedo
 Amigo
 Caballo
 217
Desarrollo histórico del español

Muerto
 Luz/acción de la luz Igual/idéntico


Diez
 Lugar
viejo/vejez
 Grande
Pueblo
 Sol
 Música/canto
Pequeño
 Hermoso/belleza Tierra

Que odia
 Aire
 Antiguo
Vientre/estómago Grande
 Animal

Uno/único Oído
 Mar

Voz/sonido Todo/todos Rápido

Forma
 Cinco Círculo/rueda
Nuevo
 Primero
 Lejos/distancia
Muerte
 Falso
 Dios
Aire/respiración Mente
 Calor/caliente
Nervio Cuerno
 Cuatro
Ocho
 Nariz
 Extranjero
Poco
 Fuego
 Niño
Recto/correcto Hierro
 Vida

9. Lea atentamente la siguiente lista compuesta por lexemas que regularmente


constituyen sufijos en la formación de palabras en español:

-algia (ἄλγος) _________________________



-arca (ἀρχός) _________________________
-céfalo (κεφαλή) _________________________
-cracia (κράτος) _________________________
-doxia, -doxo (δόξα) _________________________
-dromo (δρόμος) _________________________
-edro (ἔδρα) _________________________
-fago (φάγομαι) _________________________
-filia (φιλία) _________________________
-filo (φίλος)
 _________________________
-fobia (φόβος)
 _________________________
-fobo (φόβος)
 _________________________
-gamia (γάμος)
 _________________________
-glosa -glota (γλῶττα) _________________________
-grafia -grafo (γραφή) _________________________
-iatría (ἰατρεία) _________________________
-itis (-ιτις)
 ____________________________
218 -logo -logía (λόγος) _________________________
-maquia (μαχή)
 _________________________
Talleres

-metro-metría (μέτρον) _________________________


-nomía (νόμος)
 _________________________
-podo (ποῦς, ποδός) _________________________
-polis (πόλις)
 _________________________
-scopio (σκοπέω)
 _________________________
-sofia (σοφία)
 _________________________
-teca (θήκη)
 _________________________
-terapia (θεραπεία) _________________________
-tomía (τομή) _________________________

10. De los siguientes significados elija el que corresponda con cada uno de los
anteriores y escríbalo al frente. Consulte el diccionario (RAE, ed. 23, 2014):

Cara/base
 Temor/miedo/aversión a
Carrera 
 Ver/examinar

Comer/devorar/consumir
 Jefe

Dolor 
 Afición a/amor a
Doctrina/opinión/creencia Sabiduría
Fuerza/poder/dominio
 Caja/armario
Que siente aversión a
 Combate/lucha
Ciudad
 Corte/extirpación
Discurso/palabra/tratado/ciencia Costumbre/ley
Amigo de/amante de Curación/cuidado
Curación/atención a Medida/norma
Inflamación
 Pie
Lengua Cabeza/cráneo
Matrimonio Escribir/describir

11. Elija una palabra del español que contenga cada uno de los elementos de
la lista anterior. Escriba su significado.

219
Desarrollo histórico del español

12. Al frente de cada voz latina de la lista siguiente escriba una palabra en es-
pañol que la contenga y, frente a ella, el significado de la palabra señalando
(subrayando) el significado del segmento inicial:

agri-, -agro (ager, gri) ___________________


ambi- (ambo –ae, -o) ___________________
avi- (avis, is) ___________________
bis-, bi- (bis) ___________________
equi- (aequus-a-um) ___________________
ferri- ferro- herra- (ferrum, i) ___________________
igni- (ignis, is) ___________________
multi- (multus-a-um) ___________________
ole, olei-, oleo- (oleum, i) ___________________
omni- (omnis-e) ___________________
pisci- (piscis, is) ___________________
pluri- (plures, a) ___________________
semi- (semis) ___________________
tri- (tres, tria) ___________________
uni- (unus-a-um) ___________________

13. Realice el mismo procedimiento del numeral anterior con los siguientes
prefijos de origen latino:

a-, ab, abs- (a-, ab, abs) ___________________
ad-, a- (ad-, a-) ___________________
ante-, anti- (ante-) ___________________
de- (de-) ___________________
des- (dis) ___________________
dis-, di- (dis-) ____________________
ex -, es-, e- (ex-) ___________________
extra- (extra-) ___________________
im- in- i- em- en- (in-) ___________________
im-, in-, i- (in-) ___________________
inter-, entre- (inter-) ___________________
intra-, intro- (intra-, intro-) ___________________
ob-, o- (ob-) ___________________
per- (per-) ___________________
post-, pos- (post-) ___________________
pre- (prae-) ___________________
pro-, prod- (pro-, prod-) ___________________
220 re-, red- (re-) ___________________
retro- (retro-) ___________________
Talleres

sub-, su-, so- (sub-) ___________________


super-, sobre- (super-) ___________________
trans-, tras-, tra- (trans) ___________________
ultra- (utra-) ___________________
vice-, viz- (vice-) ___________________

Como apoyo para la realización del punto anterior, tenga en cuenta el cuadro si-
guiente donde están, en cualquier orden, el significado de los prefijos de la lista.

Privación, separación, Movimiento hacia Anterioridad, intensi-


alejamiento adentro, lugar donde dad

Divergencia, Fuera de,


Hacia atrás
separación, negación Intensidad

Repetición, intensifica-
Anterioridad en Posición interior,
ción, movimiento hacia
espacio y tiempo cara adentro
atrás, acción en contra

Movimiento de más a
A través de, al otro
menos, de arriba Negación
lado, cambio
a abajo

Ante, delante de, a la


Participación, Posición intermedia,
vista, en lugar de, mo-
cooperación relativo a varios
vimiento hacia delante
Aproximación,
Lugar superior, exceso,
dirección, Posterioridad
superioridad en méritos
movimiento

Oposición, Más allá de,


Oposición, obstáculo
enfrentamiento intensificación.

Negación u oposi-
Posición debajo de,
ción, privación, fuera
Intensidad inferioridad,
de, exceso, afirma-
a continuación
ción con intensidad

Separación del interior,


Alrededor de, Cargo inmediatamente
fuera de, que fue y ya no
movimiento circular inferior, substitución
es, negación o privación 221
Desarrollo histórico del español

J. Geopolítica de la lengua española

1. ¿Por qué se reconoce la lengua española como una de las más ampliamente
difundidas actualmente? Esta pregunta permite enfatizar en los elementos
expuestos en el texto.
2. ¿Con cuántos hablantes aproximados cuenta el español? ¿Es posible ubi-
carlos únicamente en contextos donde esta es la primera lengua? Justifica
tu respuesta. Esta cuestión amplía la comprensión del texto, localizando
el aprendizaje en puntos específicos.
3. ¿Consideras que la influencia del español en países de lenguas diversas se
engloba a partir de la comunicación neta del idioma o incluye elementos
culturales que trascienden a otros contextos? Provee la inferencia a partir
de la conceptualización del escrito.
4. ¿Qué razones podrían explicar el aumento de hispanohablantes en Estados
Unidos de América? Cuestión que trasciende los planteamientos a una
reflexión personal.
5. Explica la siguiente afirmación, la cual brinda un cierre al acápite: “La
lengua encarna la cultura, pero no la homogeniza”. Según tu experiencia
en el ámbito educativo, justifica a qué se refiere. Esta pregunta ubica el
conocimiento en un contexto real del estudiante.

222
Talleres

K. Los niveles de lengua y el desarrollo del


español: relaciones y tensiones entre oralidad,
lectura y escritura

1. ¿Cuáles elementos simbólicos de cada cultura, distintos a la lengua, preva-


lecen y permiten identificar su identidad a través del tiempo? Esta pregunta
posibilita una revisión y síntesis de la lectura.
2. ¿Por qué no es preciso afirmar que sólo quienes poseen la escritura con-
vencional están “alfabetizados”? Apoya tu respuesta con apartados del
texto y a partir de tu punto de vista personal. Interrogante que pone en
cuestión afirmaciones realizadas dentro de la lectura y promueve adoptar
una posición frente a estas.
3. Si bien, los prejuicios están presentes en la concepción de una lengua, tal
como se ejemplifica en la divergencia de “prestigio” entre el inglés y el
español, mencione un ejemplo diferente y certero que exponga dicha situa-
ción estigmática. Esta instrucción lleva al estudiante a la contextualización
de su entorno según lo planeado en la lectura realizada.
4. ¿Qué papel juega la oralidad en la construcción de identidad de una cultu-
ra? Poner en análisis los apartados, mientras se busca una comprensión
profunda de la conceptualización presentada.
5. Después de analizar cada concepto del texto, ubica la idea principal de
cada párrafo y escríbela en tu cuaderno de notas. ¿Está está explícita o es
necesario un proceso de inferencia? Esta actividad promueve una reflexión
de los procesos escriturales e intención comunicativa.

223
SU OPINIÓN

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Esta obra se publicó en archivo digital


en el mes de abril de 2021.
Autor:
Juan Eliseo Montoya Marín, Ph.D.

Lingua Nostra
Conocimiento y posibilidades
del español
L a lengua es uno de los elementos culturales con mayor peso e importancia,
profundidad y proyección. Es la que permite la creación de metarrelatos, configurar
un sistema de creencias y generar intercambios de todo tipo. Conocer la historia de una
lengua es conocer también la historia de las comunidades donde se gestó y se desarrolló y
la de los sujetos que han hecho parte de su devenir. El español ha sido una lengua que
emergió en el corazón de luchas encarnizadas
por el poder, el control y la supremacía, ha
atestiguado tiempos de tranquilidad y de
conflicto y encuentros y destrucción de
mundos, y ha creado palabras para ello. El
español guarda en su ADN la huella de lenguas
ancestrales asiáticas, europeas, americanas y,
muy seguramente, africanas a través de las
forzadas migraciones humanas a América y en
el habla cotidiana de quienes han constituido
colonias en Guinea Ecuatorial o Marruecos, de
diversas formas y con variados intereses.
La historia de la lengua es una historia sangrienta y espiritual, comercial y académica,
arquitectónica y musical, bélica y de navegación, peregrina y rústica, erótica y romántica,
literaria y filosófica, política y mítica. Estudiar el desarrollo histórico del español es una
forma de arañar poco a poco la propia historia personal y social, geopolítica y misteriosa
que se encierra detrás de cada hombre y cada mujer que han pronunciado una palabra en
lo íntimo, lo privado o lo público; es una responsabilidad para tener un elemento más de
juicio para convivir y proyectarse críticamente, sobre todo en el tiempo de profundas y
dolorosas migraciones humanas, el lapso de crecimiento desmesurado de los medios de
comunicación, el momento de mayor riesgo de desaparición por la destrucción de todas
las formas de vida, la era digital que llega con sus propias palabras, retos y condiciones.
Nunca antes se requirió tanto de la palabra (y la acción) para que germinen bondad,
compasión, respeto, generosidad, paz y diálogo, en general, humanidad.

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