PIEDRA
PIEDRA
PIEDRA
Heb. gral. 68 eben, « = אpiedra», en ocasiones 5553 selá, , o 6697 tsur, , que prop.
designan una > «roca» o «peñasco»; gr. 3037 lithos, , «piedra», sea del suelo (p.ej. Mt. 4:3, 6; 7:9); de un sepulcro (p.ej.
Mt. 27:60, 66); de construcción (p.ej. Mt. 21:42); de molino (Lc. 17:2; Ap. 18:21); también de las tablas de la Ley (2 Cor.
3:7); imágenes de ídolos (Hch. 17:29); Cristo en sentido metafórico (Ro. 9:33; 1 Pd. 2:4, 6:8); y los creyentes (1 Pd. 2:5). A
veces, petros, = «piedra, roca», que supone mayor volumen y fijeza, y 5586 psephos, ψ φ = «piedrecita».
2. Piedras sagradas.
3. Piedras memoriales.
4. Simbolismo.
I. USO Y EMPLEO DE LA PIEDRA. Palestina es un país eminentemente rocoso y es natural que la imagen de la roca y la
piedra estén presentes en la prosa y la poesía hebrea. El suelo rocoso exigía frecuentemente sacar las piedras de los
campos antes de poderlos cultivar (Is. 5:2). En la guerra se destruían los campos y pozos de los enemigos echando
piedras en ellos (2 R. 3:19, 25).
Las piedras se usaban en la construcción de diques, fortificaciones militares (1 R. 15:22; Neh. 4:3), casas (Lv. 14:45; Am.
5:11), palacios (1 R. 7:1, 9), fortalezas, templos (1 R. 6:7), enlosados de patios y columnas (Est. 1:6). Bajo Herodes y por
influencia romana, se pavimentaron las calles. Del mismo modo, Herodes construyó de piedra el muelle de > Cesarea
(Josefo, Guerras 1, 21, 6). En la época romana se hallaban piedras miliares a lo largo de las principales vías de
comunicación; las había entre Tiro y Sidón, y entre Pella y Gerasa; algunas de ellas siguen estando en su sitio.
De piedra se hacían los acueductos, depósitos, puentes y paredes de protección para los viñedos (Prov. 24:30, 31).
Bloques aislados de piedra eran utilizados para tapar las cisternas, los pozos, la entrada de las tumbas (Gn. 29:2; Mt.
27:60; Jn. 11:38), como > mojones para las lindes de campos (Dt. 19:14) y, probablemente, a modo de indicadores (Jer.
31:21). Los pesos se hacían frecuentemente de piedras talladas (Dt. 25:13).
De piedra eran los proyectiles de hondas y catapultas (Jue. 20:16; 1 Sam. 17:40; 2 Cro. 26:15; Sab. 5:22; 1 Mac. 6:51). Las
leyes mosaicas relacionadas con conceptos de pureza e impureza estipulaban que el castigo por ciertos crímenes era el
apedreamiento o muerte por > lapidación (Lv. 24:23; Nm. 15:35-36; Dt. 13:10; 22:21, 24). Montones de piedras brutas
eran las tumbas de las personas entregadas al anatema (Jos. 7:26; 8:29; 2 Sam. 18:17). Esta forma de sepultura sigue
siendo costumbre en Siria y Arabia, incluso si no se trata de criminales.
Las piedras de > pedernal, trabajadas adecuadamente, servían de cuchillos, reservados con el paso del tiempo para usos
ceremoniales (Ex. 4:25; Jos. 5:2). Del pedernal se conseguían chispas a base de golpes entre sí para encender fuego (2
Mac. 10:3).
Los animales destinados a los holocaustos eran degollados sobre mesas de piedra (Ez. 40:42). Para > moler grano y
reducirlo a > harina, se hacía girar una piedra redonda de alrededor de 15 kg. de peso; también se molía el grano en
medio de dos piedras superpuestas que servían de muelas (Dt. 24:6).
II. PIEDRAS SAGRADAS. El culto de las piedras sagradas, casi siempre aerolitos, está muy desarrollado en las religiones
primitivas. Fue prohibido en Israel, pero bajo el influjo idolátrico de los pueblos vecinos, floreció (Lv. 26:1; Dt. 16:22; 2 R.
19:18; Is. 57:6). En gr. recibían el nombre de > betilos, y se pretendía que se podían mover, hablar, y proteger a los
hombres del mal. Posiblemente se consideraba que esas piedras determinadas eran o significaban la morada de un
poder sobrenatural, espíritu o divinidad. Con todo, fuera de su uso idolátrico, piedras determinadas fueron utilizadas por
los patriarcas con un significado simbólico relacionado con una teofanía o manifestación divina. Así, p.ej., Jacob en >
Betel erigió una estela sagrada (Gn. 28:16ss; 35:14, 20); también se plantaron piedras que representaban a las doce
tribus santificadas por la proximidad del altar (Ex. 28; 10:21; 24:4). Se recurrió a piedras no talladas para edificar altares
santos (Ex. 20:25; cf. Gn. 31:46).
III. PIEDRAS MEMORIALES. Aunque no siempre es muy clara la distinción entre la piedra sagrada y la piedra memorial,
parece ser que la idea de algo inmutable y duradero va asociado no solo a las piedras levantadas para atestiguar un
tratado (Gn. 31:45-52), o para perpetuar el recuerdo de ciertas personas o acontecimientos (Jos. 8:29; 2 Sam. 18:17-18),
sino sobre todo a las que conmemoran la alianza concluida entre Dios y su pueblo (Jos. 4:7, 20-24; 24, 26), alianza cuya
Ley está inscrita en tablas pétreas (Ex. 24:12).
IV. SIMBOLISMO. La piedra es un símbolo ambivalente. Por su dureza puede evocar tanto la fuerza moral (Job. 6:12;
42:15) como la insensibilidad espiritual (1 Sam. 25:37; Ez. 36:26). El profeta acusa al pueblo de la > Alianza de tener el
corazón duro como la piedra (Ez. 11:19), el cual le será cambiado por un corazón de carne el día que se promulgue la
Nueva Alianza inscrita por el Espíritu (2 Cor. 3:3) en el interior del corazón de carne (Jer. 31:33; Ez. 11:19; 36:26).
Los miembros de la Iglesia son llamados «piedras vivientes» en cuanto contribuyen a la construcción del templo vivo en
el cual Cristo, también piedra viva, es la cabeza del ángulo (Ef. 2:20-22; 1 Pd. 2:4-8). Véase ALTAR, APEDREAMIENTO,
BETILO, LUGARES ALTOS, PEDERNAL, PEÑA, ROCA.
PIEDRA ANGULAR
Gr. 204 akrogoniaîos, ϊ ω α = «ángulo principal», de akros, ϋ = «extremo más elevado», y 1137 gonía, ω α = «ángulo,
esquina». Era la piedra fundamental que constituía el ángulo exterior de un edificio, situada allí donde se encuentran
dos muros, manteniéndolos unidos. Toda piedra que ocupe esta posición desde la base (Job. 38:6; Is. 28:16) hasta el
tejado (Sal. 118:22; Zac. 4:7) es una piedra angular.
En sentido figurado, Cristo es la principal piedra del ángulo (Ef. 2:20; 1 Pd. 2:6), así como su cabeza (Mt. 21:42; 1 Pd. 2:7),
después de haber sido desechado por los suyos, como anunciaba el Sal 118:22: «La piedra que desecharon los
edificadores ha venido a ser la principal del ángulo». Los creyentes, apoyándose con fe en esta piedra inquebrantable (Is.
28:16; Ro. 9:33; 1 Cor. 3:11; 1 Pd. 2:6), como piedras vivas (v. 5) son integrados en la construcción de la morada de Dios
(Ef. 2:21).
Cristo, desechado por los suyos, a saber, los judios, el pueblo electo de Dios, lo predijo en la parábola de los viñadores
homicidas (Lc. 20:9-8). Concluyó: «Cualquiera que caiga sobre aquella piedra será quebrantado, y desmenuzará a
cualquiera sobre quien ella caiga». Aquí se hace quizás alusión a la piedra de Dan. 2:34-45, símbolo del Mesías y de su
Reino, que triunfan de los poderes de este mundo.
BIBLIOGRAFÍA: H. Kramer, “ ω α, gonia, esquina, ángulo, ϊ ω α , akrogoniaios, piedra angular”, en DENT I, 809-814.
PIEDRAS PRECIOSAS
1. Uso y origen.
I. USO Y ORIGEN. La Biblia menciona la mayor parte de las piedras preciosas que se conocen en la actualidad, pero es,
en ocasiones, difícil hallar la correspondencia exacta entre los nombres que tienen en las lenguas originales con los de
nuestra nomenclatura hodierna. Se pueden destacar, en particular, tres listas de estas gemas: 1) las doce piedras
grabadas del pectoral del sumo sacerdote (Ex. 28:17-21; 39:10-13); 2) las nueve piedras del ornato del rey de Tiro (en
tanto que en la LXX se añaden doce, Ez. 28:13), y 3) las doce piedras de los cimientos de la Nueva Jerusalén (Ap. 21:19-
20).
Las piedras preciosas eran utilizadas para confeccionar los ornamentos sacerdotales y reales (2 Sam. 12:30), ofrecer ricos
presentes (1 R. 10:2), servir de adorno femenino (Ap. 17:4), la decoración del Templo (1 Cro. 29:2, 8; 2 Cro. 3:6),
conseguir acumular un gran valor en poco volumen (2 Cro. 32:27) y servir de sello (Ex. 39:14).
Ciertos pasajes indican el origen de estas piedras (Gn. 2:12; 1 R. 10:11, Job 28:6, 16-19, Ez. 27:16).
Con frecuencia se citan las piedras preciosas como símbolo de esplendor celeste (Ex. 24:10; Is. 54:11-12; Ez. 1:26; 10:1;
Ap. 4:3), de belleza resplandeciente (Lam. 4:7; Cnt. 5:14), de gran valor (Prov. 17:8; Job 28:16-19), de dureza extremada
(Ez. 3:9; Zac. 7:12; Jer. 17:1), de duración inalterable (1 Cor. 3:12), y de un color particular (Ap. 9:17).
II. ESPECIES DE PIEDRAS PRECIOSAS. Teniendo en cuenta que las más importantes aparecen descritas en sus respectivos
artículos, aquí nos limitaremos a un listado de conjunto.
1. Ágata. Heb. 7618 shebú, = «encendida», por su brillo; Sept. agates, ϊ , NT 5472 khalkedón, χα . Nombre derivado de
un río de Sicilia, el Agates, donde abunda esta clase de piedra. Se presenta bajo diversas especies de cuarzo coloreado:
amatista, calcedonia y jaspe. Sobre el pectoral del sumo sacerdote, la ágata era la piedra central de la tercera hilera (Ex.
28:19; 39:12). También es mencionada en Ap. 21:19 como tercer cimiento de la Nueva Jerusalén bajo el nombre de
khalkedón.
idea de una piedra preciosa que hace delirar. De gran valor, era la última de la tercera hilera sobre el pectoral del sumo
sacerdote (Ex. 28:19; 39:12) y el duodécimo cimiento de
la Nueva Jerusalén (Ap. 21:20). Se trata de una variedad transparente de cuarzo. Es límpida, púrpura o de color morado
tendiendo al azul; se cree que el origen de esta tonalidad es el manganeso. Los hebreos podían conseguir la amatista en
el país de Edom, en Egipto, Galacia o Chipre, pero las más bellas muestras se conseguían en la India y en España.
3. Berilo. Heb. 8658 tarshish, ; יpiedra preciosa así llamada por proceder de Tarsis,
según Gesenio; gr. 969 béryllos, υ . Primera piedra de la cuarta hilera del pectoral (Ex. 28:20; 39:13; Cnt. 5:14; Ez. 1:16;
10:9; 28:13; Dn. 10:6). Ninguno de los pasajes da indicación alguna de su color. Algunos comentaristas traducen el
tarshish de Cnt. 5:14 por topacio y el de Ex. 28:20 por calcedonia. En la LXX se traduce como crisólito en Ex. 28:20; 39:13;
Ez. 28:13, y como «ánthrax», es decir, «carbunclo», en Ez. 10:9. En el NT designa el octavo fundamento de la Nueva
Jerusalén. El berilo es un mineral de roca formado especialmente por sílice y aluminio; por lo general, es de color verde
o verde azulado; aparece también en variedades azules, rosas, amarillas o aguamarinas; está emparentada con la
esmeralda.
4. Carbunclo. Heb. 1304 bareqeth, = «brillante como el relámpago»; Sept. smáragdos, α = «esmeralda». Primera piedra
de la segunda hilera del pectoral del sumo sacerdote (Ex. 28:18-19; 39:10). 688 eqdaj, « = אcentella, ardiente» (Is.
54:12);
Sept. krýstallos, α .
5. Coral. Heb. 7215 ramoth, ; אalgo «elevado» de valor, prob. «coral»; Sept. metéora,
ω α. Esta sustancia era clasificada entre las más preciosas (Job 28:18). Los mercaderes arameos llevaban el coral a Tiro
(Ez. 27:16). Se extraía del Mediterráneo y del mar Rojo, y con él se fabricaban collares y amuletos. Es el esqueleto
calcáreo de ciertos pólipos. Se trata de zoófitos provistos de una boca con tentáculos. El pólipo fijado a la roca se
multiplica y forma polímeras, análogas a pequeños árboles hechos de zoófitos medio separados y medio adheridos. El
carbonato de calcio que constituye el esqueleto del coral proviene del agua. Con frecuencia, el coral adopta el aspecto
de un hermoso árbol ramificado o de un arbusto, de donde viene su nombre de zoófito (animal con el aspecto de una
planta). Algunas especies llegan a formar grandes arrecifes. El heb. peninim, י י, parece de significado más
incierto. En Lam. 4:7 Reina-Valera traduce «coral», como hacen la mayoría de las versiones. Algunas, sin embargo, lo
vierten como «rubíes»; la misma Reina-Valera traduce este término por «piedras preciosas» en Prov. 3:15.
6. Cornalina o cornerina. Heb. 124 odem, « = אrojizo», cornerina, sárdico, sardio; Sept. y
NT, 4556 sardios, . Variedad de calcedonia que los griegos llamaban sardio. Piedra preciosa que figura en cabeza en la
primera hilera del pectoral (Ex. 28:17). El rey de Tiro se adornaba con ella (Ez. 28:13). En el NT constituye el sexto
cimiento de la Nueva Jerusalén (Ap. 21:20). Los antiguos llamaban sardiones a dos tipos de piedras, que distinguían por
su color. La variedad de rojo transparente, que es asimismo una cornalina, recibe el nombre de sardio. Plinio dice que los
sardios se hallaban cerca de Sardis, de donde procedía el nombre, pero que las variedades más bellas procedían de
Babilonia. En la actualidad, las cornalinas más hermosas proceden de la India. Algunas son originarias de Arabia. Es
posible que los antiguos hebreos las consiguieran de este último país.
7. Crisólito. Heb. 8658 tarshish, ; יpiedra preciosa así llamada por proceder de
Tarsis según Gesenio, y que también se traduce «berilo»; gr. 5555 khrysólithos, χ υ , lit. «piedra de oro». Mineral
constituido especialmente por silicio y magnesio; presenta dos variedades, una noble y otra común. La piedra preciosa
transparente es de un verde amarillento y claro; se halla en el Medio Oriente. Se ignora si el crisólito de Plinio, el del NT,
tenía color de oro, o si se trataba de un topacio. Constituye el séptimo cimiento de la Nueva Jerusalén (Ap. 21:20).
8. Crisopraso. Gr. 5556 khrysóprasos, χ υ α = «piedra de verde dorado», de khrysós = «oro», y prasos = «puerro». Piedra
preciosa de color semejante al puerro, un verde dorado translúcido. Plinio la clasifica entre los berilos. Es una variedad
de calcedonia de tintes verde manzana, color debido a la presencia de óxido de níquel. El más conocido proviene de
Silesia. El crisopraso forma el décimo cimiento de la Nueva Jerusalén (Ap. 21:20).
9. Diamante. Heb. 3095 yahalom, י ה, que alude a su dureza. Aparece como tercera
piedra de la segunda hilera del pectoral del sumo sacerdote en Éx. 28:18; 39:11; no se puede identificar. En Ez. 28:13 se
traduce como «jaspe» en las revisiones 1960 y 1977, tal como hacen la LXX y la Vulgata, en tanto que la antigua Reina-
Valera lo vertía por «diamante». 8068 shamir, « = יpunta afilada», de ahí «punta de diamante» (Jer. 17:1; Ez.
3:9; Zac. 7:12). Se cree que es el corindón, una piedra de gran dureza, pero al tener diferentes colores tiene ahora varios
nombres.
10. Esmeralda. Heb. 5306 nóphekh, פ, de significado incierto; Sept. ánthrax, ϋ α =
«carbón encendido». Era la tercera piedra de la primera hilera del pectoral (Ex. 28:15, 18; 39:11). Los sirios la llevaban a
Tiro (Ez. 27:16) y los tirios hacían ornamentos con ella (Ez. 28:13). En el NT el gr. smáragdos, α , designa probablemente
cualquier cristal de color verde. Se usaba como sello (Eclo. 32:8). Se compara con el arco iris (Ap. 4:3) y es el cuarto
cimiento de la Nueva Jerusalén (Ap. 21:19). La esmeralda es una variedad del berilo; se distingue por su coloración, de
un verde brillante; la del berilo va de un color verde pálido al azul claro, al amarillo o al blanco. El color del berilo
proviene del hierro, en tanto que el de la esmeralda viene dado por el cromo. Las esmeraldas se hallaban antiguamente
en Chipre, en Egipto y en los montes de Etiopía.
11. Jacinto. Heb. 3958 léshem, = «gema»; gr. 5192 hyákinthos, , prop. «flor rojo púrpura», o «rojo azul intenso». Piedra
preciosa que forma el undécimo cimiento de la Nueva Jerusalén (Ap. 21:20), cuyo color es incierto. Algunos
comentaristas piensan que se trata de un zafiro de color azul. El término heb., traducido en ocasiones por Jacinto, figura
asimismo en Ex. 28:19, donde designa la primera piedra de la tercera hilera del pectoral. Es posible que se trate del
ámbar.
12. Jaspe. Heb. 3471 yashepheh, ; י פהgr. 2393 íaspis, α , palabra fenicia que parece
haber designado una piedra transparente de varios colores, especialmente verde como la esmeralda (Plinio, Hist. Nat.
37, 8, 9).
13. Ónice. Heb. 7718 shóham, ה, de una raíz inusitada que prob. sign. «blanquear». De
ahí que este término signifique «gema», de identidad incierta y que recibe varias traducciones diferentes en la LXX; gr.
ónyx, υ = «uña». Dos piedras de ónice, que llevaban
cada una los nombres de seis tribus de Israel, estaban fijadas a las hombreras del efod del sumo sacerdote (Ex. 28:9, 12).
La segunda piedra de la cuarta hilera del pectoral era asimismo de ónice (Ex. 28:20). David reunió ónices para el Templo
que su hijo iba a construir (1 Cro. 29:2). Esta piedra es una variedad de la ágata (de cuarzo) con rayas de diferentes
tonalidades.
14. Rubí. Heb. peninim, י י. Los rubíes son mencionados en Is. 54:12; Ez. 27:16. En Cnt.
5:14 algunas versiones traducen «rubíes» o «jacintos». El sentido de la expresión es incierto, y es posible que designe de
manera general una piedra roja que los traductores interpretan de diversas maneras.
15. Sardio. Heb. 124 ódem, « = אrojizo, cornerina, sardio»; Sept. y NT, 4556 sardios,
, mezcla de ágata y cornalina, muy estimado en la antigüedad (Plinio, Hist. Nat. 37, 23).
16. Topacio. Heb. 6357 pitrah, « = הgema» (Ex. 39:10; Ez. 28:13; Job 28:19); gr. 5116
topazion, (Josefo tópazos, α , Ant. 3, 7, 5). Era la segunda piedra de la primera hilera del pectoral (Ex. 28:17). Se
encontraba en Etiopía (Job 28:19) y en una isla del mar Rojo (Diódoro de Sicilia, 3, 38, 39; Plinio, Hist. Nat. 37:9). Los
tirios la conocían (Ez. 28:13). Constituye el noveno cimiento de la Nueva Jerusalén (Ap. 21:20). El topacio de los antiguos
era una variedad amarilla del corindón.
17. Zafiro. Heb. 5601 sappir, « = יgema» (Ex. 24:10; 28:18; 39:11 Ez. 38:13); gr. 4552
sáppheiros, φ . Era la piedra central de la segunda hilera del pectoral del sumo sacerdote (Ex. 28:18). Constituye también
el segundo cimiento de la Nueva Jerusalén (Ap. 21:19). Los príncipes de Israel son comparados a zafiros (Lam. 4:7). Se
trata de una piedra de gran valor (Job 28:16; cf. Cant. 5:14; Is. 54:11; Lam. 4:7; Ez. 10:1; 28:13). Es una variedad de
corindón cristalizado azul transparente (cf. Ex. 24:10), siendo las otras dos el corindón propiamente dicho y el esmeril. La
dureza de esta piedra solo es sobrepasada por la del diamante. Procede de la India, Ceilán y Etiopía.
PIEDRECITA
Gr. 5586 psephos, ψ φ = «piedra lisa» o «guijarro», pulido por la acción del agua o por frotamiento.
Se escribían sobre ellas nombres cortos y se utilizaban con frecuencia según las costumbres sociales y judiciales de los
antiguos. En las elecciones griegas, el nombre de los candidatos se inscribía sobre guijarros. Debido a ello y por
metonimia, pasaron a significar los votos (cf. Hch. 26:10).
En Ap. 2:17, en el mensaje a la Iglesia de Pérgamo, se promete una «piedrecita blanca» al vencedor. Los días fastos se
señalaban con una piedra blanca, y los nefastos con una negra; en los tribunales, una piedra blanca significaba
absolución, mientras que una negra implicaba condena. El aprecio de un huésped especial por parte de un anfitrión se
indicaba con una piedra blanca en la que se escribía su nombre o un mensaje concreto. El color «blanco» significaba
victoria para los antiguos, de igual modo que para nosotros hoy implica pureza. El «nombre nuevo» que va escrito sobre
la piedrecilla blanca de Ap. 2:13, alude probablemente al nombre de Cristo. Solamente el que posee ese nombre conoce
su
sentido —una nueva realidad, una nueva vida, una nueva esperanza— y únicamente lo llevarán los fieles que han
triunfado.