CAP 4 Doctrina Social

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CAP 4

LOS PRINCIPIOS DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA


1. Significado y unidad.
Los principios permanentes de la doctrina social de la iglesia constituyen los verdaderos y
propios puntos de apoyo de la enseñanza social católica.
 Dignidad de la persona humana: La justicia social solo puede obtenerse respetando
la dignidad trascendente del hombre. Pero este no es el único ni el principal motivo.
Lo que está en juego es la dignidad de la persona humana, cuya defensa y
promoción nos han sido confiadas por el Creador, y de las que son rigurosas y
responsablemente deudores los hombres y mujeres en cada coyuntura de la historia.
 El bien común: El bien común está siempre orientado hacia el progreso de las
personas: ‘el orden social y su progreso deben subordinarse al bien de las personas y
no al contrario’ [...]. Este orden tiene por base la verdad, se edifica en la justicia, es
vivificado por el amor. “el bien común se puede considerar como la dimensión
social y comunitaria del bien común” (n.164).
La responsabilidad de todos por el bien común: las exigencias del bien común
derivan de acuerdo a cada época, siempre están vinculadas al respeto y a la
promoción integral de la persona y sus derechos fundamentales. El compromiso por
la paz, una correcta organización de los poderes políticos, a un sólido organismo
jurídico, a salvaguardar el ambiente; a los derechos del hombre, agua alimento, etc.
El bien común es un deber de todos los miembros de la sociedad.
La tarea de la comunidad política: la responsabilidad del bien común no solo
depende del la perdona, sino también del estado.
 Subsidiaridad: Como no se puede quitar a los individuos y darlo a la comunidad lo
que ellos pueden realizar con su propio esfuerzo e industria, así tampoco es justo,
constituyendo un grave perjuicio y perturbación del recto orden, quitar a las
comunidades menores e inferiores lo que ellas pueden hacer y proporcionar y
dárselo a una sociedad mayor y más elevada, ya que toda acción de la sociedad, por
su propia fuerza y naturaleza, debe prestar ayuda a los miembros del cuerpo social,
pero no destruirlos y absorberlos.
 Solidaridad: Es así que en este mundo dividido y perturbado por toda clase de
conflictos, aumenta la convicción de una radical interdependencia, y por
consiguiente, de una solidaridad necesaria, que la asuma y traduzca en el plano
moral. Hoy quizás más que antes, los hombres se dan cuenta de tener un destino
común que construir juntos, si se quiere evitar la catástrofe para todos. [...] El bien,
al cual estamos llamados, y la felicidad a la que aspiramos no se obtienen sin el
esfuerzo y el empeño de todos, sin excepción; con la consiguiente renuncia al
propio egoísmo.
Estos principios son expresión de la verdad integra sobre el hombre conocida a través de
razón y la fe. Todo de acuerdo al mandamiento supremo de amor a Dios y al prójimo.

El destino universal de los bienes:

a. Origen y significado
Dios ha destinado la tierra y en ella a cuanto contiene para uso de todos los hombres y
pueblos. La actuación aquí del principio del destino universal de los bienes universales,
según los distintos contextos culturales y sociales, destino y uso universal no significa que
todo este a disposición de cada uno o de todos. Pues para hacer un ejercicio justo y
ordenado es necesario intervenciones normativas, fruto de acuerdos nacionales e
internacionales y un ordenamiento jurídico que determine y especifique tal ejercicio.

b. Destino universal de los bienes y propiedad privada

Mediante el trabajo el hombre, usando su inteligencia, logra dominar la tierra y hacerla su


digna morada, de este modo se propia una parte de la tierra, la que se ha conquistado con su
trabajo. La propiedad privada y las otras formas de dominio asegura a cada cual una zona
absolutamente necesaria para la autonomía personal, y familiar y deben ser considerados
como ampliación de la libertad humana. La tradición cristiana nunca ha aceptado el derecho
a la propiedad privada como absoluto e intocable: « Al contrario, siempre lo ha entendido
en el contexto más amplio del derecho común de todos a usar los bienes de la creación
entera: el derecho a la propiedad privada como subordinada al derecho al uso común, al
destino universal de los bienes. 177. El derecho a la propiedad privada debe ser
subordinada al derecho del uso común.

c. Destino universal de los bienes y opción preferencial por los pobres


El principio del destino universal de los bienes exige que se vele con particular solicitud
por los pobres, por aquellos que se encuentran en situaciones de marginación y, en
cualquier caso, por las personas cuyas condiciones de vida les impiden un crecimiento
adecuado. A este propósito se debe reafirmar, con toda su fuerza, la opción preferencial por
los pobres: 384 « Esta es una opción o una forma especial de primacía en el ejercicio de la
caridad cristiana, de la cual da testimonio toda la tradición de la Iglesia. Se refiere a la vida
de cada cristiano, en cuanto imitador de la vida de Cristo, pero se aplica igualmente a
nuestras responsabilidades sociales y, consiguientemente, a nuestro modo de vivir y a las
decisiones que se deben tomar coherentemente sobre la propiedad y el uso de los bienes.
El amor de la Iglesia por los pobres se inspira en el Evangelio de las bienaventuranzas, en
la pobreza de Jesús y en su atención por los pobres. Este amor se refiere a la pobreza
material y también a las numerosas formas de pobreza cultural y religiosa.389 La Iglesia «
desde los orígenes, y a pesar de los fallos de muchos de sus miembros, no ha cesado de
trabajar para aliviarlos, defenderlos y liberarlos. Lo ha hecho mediante innumerables obras
de beneficencia, que siempre y en todo lugar continúan siendo indispensables
 La participación.
189. Consecuencia característica de la subsidiaridad es la participación,402 que se expresa,
esencialmente, en una serie de actividades mediante las cuales el ciudadano, como
individuo o asociado a otros, directamente o por medio de los propios representantes,
contribuye a la vida cultural, económica, política y social de la comunidad civil a la que
pertenece. La participación puede lograrse en todas las relaciones posibles entre el
ciudadano y las instituciones: para ello, se debe prestar particular atención a los contextos
históricos y sociales en los que la participación debería actuarse verdaderamente. La
superación de los obstáculos culturales, jurídicos y sociales que con frecuencia se
interponen, como verdaderas barreras, a la participación solidaria de los ciudadanos en los
destinos de la propia comunidad, requiere una obra informativa y educativa.
* EL PRINCIPIO DE SOLIDARIDAD
A)192. La solidaridad confiere particular relieve a la intrínseca sociabilidad de la persona
humana, a la igualdad de todos en dignidad y derechos, al camino común de los hombres y
de los pueblos hacia una unidad cada vez más convencida.
b)La solidaridad como principio social y como virtud moral.
A solidaridad debe captarse, ante todo, en su valor de principio social ordenador de las
instituciones, según el cual las « estructuras de pecado »,417 que dominan las relaciones
entre las personas y los pueblos, deben ser superadas y transformadas en estructuras de
solidaridad, mediante la creación o la oportuna modificación de leyes, reglas de mercado,
ordenamientos. La solidaridad es también una verdadera y propia virtud moral, no « un
sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas. Al contrario, es
la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien
de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos.
c) Solidaridad y crecimiento común de los hombres
El mensaje de la doctrina social acerca de la solidaridad pone en evidencia el hecho de que
existen vínculos estrechos entre solidaridad y bien común, solidaridad y destino universal
de los bienes, solidaridad e igualdad entre los hombres y los pueblos, solidaridad y paz en
el mundo. El principio de solidaridad implica que los hombres de nuestro tiempo cultiven
aún más la conciencia de la deuda que tienen con la sociedad en la cual están insertos: son
deudores de aquellas condiciones que facilitan la existencia humana, así como del
patrimonio, indivisible e indispensable, constituido por la cultura, el conocimiento
científico y tecnológico, los bienes materiales e inmateriales, y todo aquello que la
actividad humana ha producido.
d) La solidaridad en la vida y en el mensaje de Jesucristo
La cumbre insuperable de la perspectiva indicada es la vida de Jesús de Nazaret, el Hombre
nuevo, solidario con la humanidad hasta la « muerte de cruz » (Flp 2,8): en Él es posible
reconocer el signo viviente del amor inconmensurable y trascendente del Dios con
nosotros, que se hace cargo de las enfermedades de su pueblo, camina con él, lo salva y lo
constituye en la unidad.

 LOS VALORES FUNDAMENTALES DE LA VIDA SOCIAL


*Relación entre principios y valores: La doctrina social de la Iglesia, además de los
principios que deben presidir la edificación de una sociedad digna del hombre, indica
también valores fundamentales. La relación entre principios y valores es indudablemente de
reciprocidad, en cuanto que los valores sociales expresan el aprecio que se debe atribuir a
aquellos determinados aspectos del bien moral que los principios se proponen conseguir,
ofreciéndose como puntos de referencia para la estructuración oportuna y la conducción
ordenada de la vida social. La verdad 198 Los hombres tienen una especial obligación de
tender continuamente hacia la verdad, respetarla y atestiguarla responsablemente.431 Vivir
en la verdad tiene un importante significado en las relaciones sociales: la convivencia de los
seres humanos dentro de una comunidad, en efecto, es ordenada, fecunda y conforme a su
dignidad de personas, cuando se funda en la verdad.
La libertad. La libertad es, en el hombre, signo eminente de la imagen divina y, como
consecuencia, signo de la sublime dignidad de cada persona humana: 435 « La libertad se
ejercita en las relaciones entre los seres humanos. Toda persona humana, creada a imagen
de Dios, tiene el derecho natural de ser reconocida como un ser libre y responsable. Todo
hombre debe prestar a cada cual el respeto al que éste tiene derecho.
La justicia es un valor que acompaña al ejercicio de la correspondiente virtud moral
cardinal.441 Según su formulación más clásica, « consiste en la constante y firme voluntad
de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido »

LA VÍA DE LA CARIDAD
204 Entre las virtudes en su conjunto y, especialmente entre las virtudes, los valores
sociales y la caridad, existe un vínculo profundo que debe ser reconocido cada vez más
profundamente. La caridad, a menudo limitada al ámbito de las relaciones de proximidad, o
circunscrita únicamente a los aspectos meramente subjetivos de la actuación en favor del
otro, debe ser reconsiderada en su auténtico valor de criterio supremo y universal de toda la
ética social. De todas las vías, incluidas las que se buscan y recorren para afrontar las
formas siempre nuevas de la actual cuestión social, la « más excelente » (1 Co 12,31) es la
vía trazada por la caridad.

Derecha e izquierda:
Derecha: se remonta a la revolución francesa donde estaban dos postura los que apoyaban
al rey y los lo que apoyaban la revolución. Los revolucionarios se sentaban a la izquierda
de quien presidia la asamblea.
A nivel del poder. La derecha ejerce el poder y la izquierda la que opone resistencia
Económico: la derecha la que defiende el libre mercado y la izquierda la que aboga por
controlar la economía.
Cultura: derecha la postura conservadora que defiende valores, como la familia, la religión
las buenas costumbres; mientras la izquierda celebra la liberación sexual, la liberación
cultural y las transformaciones sociales.

Unión: esta bien que los demás hagan lo que quieran o deberían contenerse? Y la respuesta
debe ir desde lo permisivo a lo intervencionista.
La derecha es permisiva : pues cada individuo puede invertir, decidir con quien hace
negocios etc.
La izquierda es permisiva en actos morales: usted verá a ver con quien reza, a quien reza, lo
que le gusta.
Todos tenemos temas donde somos intervencionistas.

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