0% encontró este documento útil (0 votos)
49 vistas19 páginas

Tema 7. Hogares

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1/ 19

Tema 7: Hogares y formas de convivencia.

Hogares: conceptos y
tipología. Estructura de hogares. Dinámica de hogares.
Proyecciones de hogares.

7.1. HOGARES Y FORMAS DE CONVIVENCIA

Las personas somos seres sociales, lo cual hace que vivir en grupos sea lo más habitual,
generalmente regidos por las relaciones de parentesco.

Estos grupos o unidades de convivencia son conjuntos de individuos con elementos y


circunstancias comunes en su vida. El elemento básico necesario es compartir la
vivienda, aunque puede complementarse con otros, como por ejemplo la unificación de
ingresos, patrimonio o gastos, así como la toma conjunta de decisiones y pautas de
comportamiento o de consumo también comunes.

A pesar de que los lazos de parentesco son la primera causa de la convivencia, también
existe un número cada vez mayor de unidades de convivencia en las que no existen o
no son evidentes estas relaciones. De hecho, más de un 10% de personas viven solas
en la actualidad.

Se podrían considerar otros tipos de relaciones, objetivos o intereses comunes aparte


de los ya expuestos, pero la necesidad de manejar conceptos que sean operativos para
elaborar estadísticas obliga a la simplificación.

El interés en el estudio demográfico de los hogares radica en que, a pesar de que cada
uno de sus miembros tiene características y necesidades individuales, hay
circunstancias comunes a todos ellos y, por lo tanto, deben tratarse como una única
unidad. Por ejemplo, cada uno de los miembros del hogar tiene que cubrir su necesidad
de alojamiento, pero la demanda de vivienda se realiza por parte del hogar completo.

Para el análisis demográfico de los hogares se deben estudiar sus tipos, composiciones
y tamaños. Los tipos se pueden establecer a partir de las relaciones de parentesco
existentes dentro del hogar, mientas que la composición o estructura implica hacer
referencia a las características demográficas de sus miembros. El tamaño, es decir, el
número de individuos que componen el hogar, es la clasificación más simple y, por tanto,
la más utilizada.

La dinámica de hogares se ve afectada por los distintos fenómenos demográficos que


acontecen a los individuos, tales como el nacimiento, el fallecimiento o las migraciones,
pues modifican su composición y tamaño. La fecundidad es un factor directo en el
crecimiento del tamaño de los hogares; el aumento de la esperanza de vida y las
diferencias por sexo en la mortalidad producen un aumento del número y de la
proporción de cierto tipo de hogares.

En el sentido opuesto, para explicar la dinámica de los componentes demográficos, con


frecuencia es necesario buscar causas en las formas de convivencia. Por ejemplo, la

1
fecundidad sigue ocurriendo principalmente dentro del marco de un hogar y, por otro
lado, el tamaño del hogar previamente adquirido (en concreto el número de hijos ya
tenidos) actúa como un límite a la fecundidad. Otro ejemplo es la emancipación o salida
del hogar paterno, que en muchos casos es la causa de movimientos migratorios
intermunicipales.

En España, la principal fuente para la producción de información estadística en este


campo durante las últimas décadas han sido los Censos de Población y Viviendas. Sin
embargo, la creciente atención que el análisis sociológico presta en la actualidad al
estudio de las nuevas formas de convivencia y tipos de hogares, así como la demanda
de una frecuencia mayor que la decenal de los censos, hizo que se pusiera en marcha
la Encuesta Continua de Hogares en el año 2013.

7.2. HOGARES: CONCEPTOS Y TIPOLOGÍA

Para estudiar las formas de convivencia hemos de dejar atrás al individuo como unidad
de medida, para pasar a considerar el hogar, la familia o el núcleo familiar como
unidades básicas de medida y de análisis.

En primer lugar, es preciso definir los conceptos básicos, pero se superponen dos tipos
de dificultades. Por un lado, hay eventos y características no reconocidos por los
organismos oficiales responsables de los registros civiles y de la producción de
estadísticas, como la emancipación, que es un suceso que a veces se produce de forma
gradual a lo largo de un periodo más o menos largo, impidiendo establecer con
seguridad cuándo se produce. También es cada vez más frecuente la formación de
hogares como consecuencia de la unión de parejas sin haber contraído matrimonio y,
por lo tanto, sin un reflejo en el registro de matrimonios.

La segunda dificultad radica en que vivimos en una sociedad cambiante, en la que


aparecen nuevas prácticas sociales que obligan a una permanente adaptación de los
conceptos a las nuevas situaciones. Es el caso, por ejemplo, del reconocimiento de los
matrimonios de igual sexo desde el año 2005.

Se define como vivienda familiar aquella en la que residen una o varias personas, no
necesariamente unidas por parentesco, y que no constituyen un colectivo.

Las viviendas colectivas son aquellas viviendas destinadas a ser habitadas por un
colectivo, es decir, por un grupo de personas sometidas a una autoridad o régimen
común no basado en lazos familiares ni de convivencia (conventos, cuarteles, asilos,
residencias de estudiantes o de trabajadores, hospitales, prisiones…). La vivienda
colectiva puede ocupar solo parcialmente un edificio o, más frecuentemente, la totalidad
del mismo.

Según el censo de 2011, el 99% de los españoles residía en viviendas familiares,


mientras que el resto lo hacían en establecimientos o viviendas colectivas.

2
Se denomina familia al grupo de dos o más personas que, residiendo en la misma
vivienda, están vinculadas por lazos de parentesco, ya sean de sangre o políticos,
e independientemente de su grado.

El parentesco es la figura legal que establece los vínculos que pueden darse entre las
personas, por tres modos diferentes:

a) Consanguinidad: incluye los vínculos en los que existe una relación de


ascendencia o descendencia natural (bisabuelos, abuelos, padres, hijos, nietos,
bisnietos)

b) Afinidad: son los vínculos establecidos entre un cónyuge y los parientes


consanguíneos del otro (suegros, yernos y nueras, cuñados…)

c) Adopción: corresponde a los vínculos que se establecen entre el adoptado y los


padres adoptivos y sus parientes consanguíneos.

Además, en el parentesco se establecen distintos grados jerárquicos, que miden la


lejanía entre dos parientes, en función del número de personas interpuestas entre
ambos.

El concepto de hogar vino a superar algunas limitaciones básicas del concepto de


familia, que excluye a las unidades de convivencia unipersonales y a aquellas otras de
varias personas no emparentadas. Pero mientras que los hogares unipersonales, de
creciente presencia en las poblaciones más evolucionadas, no plantea especiales
dificultades de identificación, no ocurre lo mismo con los de varias personas no
emparentadas.

Si nos ceñimos a las relaciones de parentesco más directas o de primer grado,


obtenemos lo que llamamos núcleo familiar, siendo habitual distinguir los siguientes
tipos:
a) Matrimonio o pareja sin hijos
b) Matrimonio o pareja conviviendo con uno o más hijos
c) Padre conviviendo con uno o más hijos
d) Madre conviviendo con uno o más hijos.

Así, el núcleo familiar constituye una unidad jerárquica intermedia entre el habitante y la
familia. A pesar de parecer un concepto claro, la dinámica social incorpora situaciones
nuevas que no siempre hacen fácil distinguir los distintos núcleos familiares. Por
ejemplo, una pareja con hijos de anteriores matrimonios e hijos comunes no encaja
plenamente con la idea de un solo núcleo familiar.

La existencia o no de lazos familiares, por un lado, y la compartición de vivienda por


otro, dan lugar a dos posibles definiciones de hogar, muy presentes en las distintas
encuestas dirigidas a la población. Podemos hablar así de dos definiciones de hogar,
conocidas como hogar - vivienda y hogar - presupuesto.

3
Según la primera de ellas, basada en la vivienda, el hogar se define como el grupo de
personas residentes en la misma vivienda familiar. Por ejemplo, un piso ocupado por
estudiantes o por varios adultos que trabajan y que no tienen entre sí lazos de
parentesco, sino que solo comparten ciertos gastos comunes, como los recibos de la
vivienda, formarían un hogar según esta definición. En cambio, formarían tantos hogares
como personas si tomamos la definición de hogar-presupuesto.

La definición de hogar basada en presupuesto común es más frecuente en las


encuestas actuales, y algo más compleja. El Reglamento de Ejecución (UE)
2019/2181 de la Comisión de 16 de diciembre de 2019 establece las siguientes
definiciones comunes para las encuestas de hogares en la Unión Europea:

Hogar privado unipersonal: hogar privado en el que una persona reside habitualmente
sola en una unidad de vivienda separada u ocupa, como huésped, una sala o salas
separadas de una unidad de vivienda sin juntarse con ningún otro ocupante de la misma
unidad de vivienda para formar parte de un hogar multipersonal.

Hogar privado multipersonal: hogar privado en el que un grupo de dos o más personas
residen habitualmente juntas en una unidad de vivienda o una parte de una unidad de
vivienda y comparten los ingresos o los gastos del hogar con los demás miembros del
hogar.

Miembro del hogar: el residente habitual de un hogar privado.

Domicilio familiar: unidad de vivienda ocupada por miembros de un hogar


multipersonal, así como por una persona que pasa algún tiempo en otro lugar pero
mantiene estrechos vínculos con los miembros del hogar privado multipersonal,
especialmente mediante relaciones familiares o estancias regulares.

Se entiende por compartir los ingresos del hogar el contribuir a los ingresos del hogar
privado o beneficiarse de los ingresos del hogar privado, o ambas cosas.

Se entiende por gastos del hogar aquellos en que incurren los miembros del hogar
privado al procurarse los productos básicos para vivir; incluyen los gastos relacionados
con la vivienda (alquiler, cargas de la vivienda y seguros de vivienda), así como otros
gastos relacionados con la vida cotidiana, que comprenden necesidades como
alimentación, ropa, productos sanitarios, mobiliario, equipos y utensilios,
desplazamientos domicilio-trabajo y otros transportes, asistencia y seguros médicos,
educación y formación, ocio y actividades deportivas y vacaciones.

Por tanto, esta definición delimita como hogar a un conjunto de personas más parecido
al concepto de familia.

El uso de una u otra definición no es irrelevante. Así, si nos ceñimos a las actuales
encuestas de hogares del INE, tenemos encuestas como la Encuesta de Condiciones
de Vida o la Encuesta de Presupuestos Familiares que siguen la definición de hogar -
presupuesto. En cambio, la Encuesta de Población Activa ha seguido tradicionalmente

4
la definición hogar - vivienda, y desde 2021 ha pasado a usar la nueva definición, por
requisitos del reglamento europeo. Los censos de población suelen usar el concepto de
hogar - vivienda.

La diferencia entre usar una y otra definición no es muy grande cuantitativamente, pero
las nuevas formas de convivencia, sobre todo en las ciudades, sí pueden producir
grandes diferencias en ciertos tipos de hogar.

Tradicionalmente se suele establecer una persona de referencia en el hogar para


determinar, a partir de ella, las relaciones existentes entre los distintos miembros del
hogar. Hasta el Censo de 1981 se utilizaba el término cabeza de familia, y fue sustituido
por persona principal, definida como “…aquella a la que los demás miembros reconocen
como tal”. Pero en el Censo de 1991 se estableció que esta persona fuese la que
apareciese en primer lugar en el cuestionario. A partir del Censo de 2011 ya no se
emplea este concepto en los censos, pues se pregunta la relación con el resto de
miembros del hogar a todos ellos.

En las encuestas de hogares actuales se sigue usando el término persona de referencia


(también denominado “sustentador principal”), definiendo como tal a la persona que más
ingresos aporta al hogar.

El tipo de hogar es la clasificación de los hogares según el número de núcleos


familiares que lo componen. Hay diversas clasificaciones que se pueden plantear, pero
un ejemplo sencillo sería el siguiente:

a) Hogares unipersonales

b) Hogares multipersonales, distinguiendo a su vez varias categorías:

- Hogares de un solo núcleo familiar conviviendo sin otras personas


- Hogares de un solo núcleo que conviven con otras personas que no forman
parte del núcleo
- Hogares constituidos por personas que no forman núcleo
- Hogares constituidos por más de un núcleo

7.3 ESTRUCTURA DE HOGARES

Para hacer un estudio más completo de los hogares de una población, interesa conocer
cómo se organizan y se distribuyen los habitantes en las distintas unidades de
convivencia. Para ello, es necesario saber el número de hogares que hay, su tamaño y
las distintas modalidades en función de las relaciones de parentesco y las
características de sus miembros.

5
El tamaño del hogar

El tamaño del hogar, o número de individuos que lo componen, es el criterio de


clasificación más sencillo que, a su vez, podrá combinarse con otros relacionados con
la composición. Este valor solo es conocido a priori en los hogares unipersonales.

Podemos establecer una primera aproximación al análisis a través de la estructura de


los hogares por tamaños, en cuanto al número y la proporción de hogares de 1, 2,…, n
componentes.

Un indicador sintético de la estructura de los hogares y de su dinámica es el Tamaño


Medio del Hogar, que se obtiene mediante la siguiente fórmula:

𝑡
𝑡
𝑃𝑜𝑏𝑣𝑓
𝑇𝑀𝐻 =
𝐻𝑡

𝑡
donde, 𝑃𝑜𝑏𝑣𝑓 designa la población que reside en viviendas familiares en el momento t
de observación y 𝐻 𝑡 el número de hogares en t.

Asimismo, este indicador se puede definir para modalidades específicas de hogares


para estudiar su evolución.

El tamaño medio del hogar muestra una evolución decreciente en los países más
avanzados, debido a los cambios que se vienen produciendo en las formas de
convivencia. Uno de los principales motivos es el aumento del número de hogares
unipersonales, aunque también influye la reducción de la fecundidad.

Tasa Bruta de la Persona de Referencia

Dado que en cada hogar se puede considerar una única persona de referencia, el
número de hogares coincide con el número de personas de referencia, y podemos
definir la Tasa Bruta de la Persona de Referencia como:

𝑃𝑒𝑟𝑠𝑜𝑛𝑎𝑠 𝑟𝑒𝑓𝑒𝑟𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎𝑡
𝑇𝐵𝑃𝑅𝑡 = 𝑡
𝑃𝑜𝑏𝑣𝑓

También se suelen emplear estas tasas de forma específica para la elaboración de


proyecciones de hogares a partir de proyecciones de población previamente obtenidas,
y se definen, para el sexo s y la edad x, como sigue:

𝑡
𝑡
𝑃𝑒𝑟𝑠𝑜𝑛𝑎𝑠 𝑑𝑒 𝑟𝑒𝑓𝑒𝑟𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎𝑠,𝑥
𝑇𝐸𝑃𝑅𝑠,𝑥 = 𝑡
𝑃𝑜𝑏. 𝑒𝑛 ℎ𝑜𝑔𝑎𝑟𝑒𝑠 𝑐𝑜𝑛 𝑝𝑒𝑟𝑠𝑜𝑛𝑎𝑠 𝑑𝑒 𝑟𝑒𝑓𝑒𝑟𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎𝑠,𝑥

6
Clasificación de los hogares según su composición

Las relaciones de parentesco son el criterio fundamental de clasificación, pero luego


puede completarse con el tamaño y con las características por edad y sexo de los
distintos miembros del hogar. La clasificación será además distinta si estamos
estudiando hogares desde la perspectiva de hogar-vivienda o de hogar-presupuesto.

En primer lugar, se pueden distinguir los hogares sin relaciones de parentesco de


aquellos que constituyen familias. Posteriormente, se pueden clasificar según el sexo y
edad de alguno de sus miembros. Se pueden realizar incontables clasificaciones, pero
se muestra, a modo de ejemplo, una de las empleadas en el Censo de 2011:

- Hogar con una mujer sola menor de 65 años


- Hogar con un hombre solo menor de 65 años
- Hogar con una mujer sola de 65 años o más
- Hogar con un hombre solo de 65 años o más
- Hogar con padre o madre que convive con hijos, donde algún hijo es menor de
25 años
- Hogar con padre o madre que convive con hijos, todos ellos de 25 años o más
- Hogar formado por pareja sin hijos
- Hogar formado por pareja con hijos, en donde algún hijo es menor de 25 años
- Hogar formado por pareja con hijos, todos ellos de 25 años o más
- Hogar formado por pareja o padre/madre que convive con algún hijo menor de
25 años y otra(s) persona(s)
- Otro tipo de hogar

Además, en determinadas ocasiones puede resultar relevante añadir otras variables


demográficas de los miembros del hogar para profundizar en el estudio, tales como
nacionalidad, nivel de estudios, ocupación…

7.4 DINÁMICA DE HOGARES

Al igual que las poblaciones, los hogares también evolucionan con el tiempo. Es lo que
se denomina dinámica de hogares. Este análisis se puede realizar desde dos
perspectivas diferentes:
- Análisis transversal, que consiste en la comparación del stock de hogares en dos
momentos diferentes.

- Análisis longitudinal, a través de la medida de los flujos de eventos o cambios en


las situaciones de convivencia de unos hogares de partida.

7
La segunda opción suele estar muy limitada por la insuficiencia de información
estadística, por lo que en la práctica se suele aplicar el análisis transversal.

En el análisis de la dinámica de hogares se pueden distinguir tres componentes:

a) La variación del número de hogares: aparición de nuevos hogares o extinción de


hogares existentes.

b) Modificaciones de tamaño o composición dentro de los hogares, que pueden no


implicar un cambio de tipología.

c) Cambios en la estructura general por aparición, aumento, extinción o


disminución de distintos tipos de hogares.

Crecimiento del número de hogares

Un primer indicador de la dinámica de hogares es el crecimiento del número de hogares


entre el momento inicial t, y el momento final t+k, condicionado por la creación de nuevos
hogares y la desaparición de hogares existentes durante el periodo:

𝐶𝑟𝑒𝑐𝑖𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜 𝐻𝑜𝑔𝑎𝑟𝑒𝑠𝑡,𝑡+𝑘 = 𝐻𝑜𝑔𝑎𝑟𝑒𝑠 𝑡+𝑘 − 𝐻𝑜𝑔𝑎𝑟𝑒𝑠 𝑡

Hay ciertos componentes demográficos que, a pesar de afectar a la población, no


afectan al crecimiento del número de hogares. Es el caso, por ejemplo, de la natalidad.
Sin embargo, la mortalidad sí que afecta cuando se trata de personas que viven solas,
pues el hogar desaparece. Tanto la natalidad como la mortalidad producirán siempre
modificaciones en el tamaño, en los tipos y en las características de los hogares donde
ocurran.

Las migraciones, por su parte, pueden producir una variación en el número de hogares
cuando estas son realizadas por hogares completos. Sin embargo, si se trata de
personas solas que emigran de hogares multipersonales, no se notará su efecto en el
número de hogares.

Las migraciones pueden influir de múltiples formas en la composición y tamaño de los


hogares. Por distintas razones, los emigrantes, en un periodo más o menos largo tras
su llegada, suelen agruparse en hogares complejos en los que el vínculo principal,
además del paisanaje, suele ser compartir los gastos de la vivienda. Otro efecto que se
suele producir es el reagrupamiento familiar.

Otros determinantes de la aparición y desaparición de hogares son las variaciones en


las formas de convivencia, como la emancipación o la formación y ruptura de parejas.
Estos cambios en las situaciones de convivencia hacen que pueda variar el número de
hogares, aunque no cambie el tamaño de la población.

8
El envejecimiento de la población provocado por el aumento de la esperanza de vida
supone un aumento del número de hogares de dos personas (cónyuges) o de hogares
individuales (cónyuge viudo) de personas mayores que, además, son capaces de vivir
solas hasta edades cada vez más avanzadas. Si estas personas pasan a residir en un
establecimiento colectivo, su hogar desaparecería, por sacar al individuo de la población
que reside en viviendas familiares. Ocurriría lo mismo si la persona fallece o se incorpora
a vivir al hogar de algún hijo.

En los países con una dinámica demográfica más evolucionada se está observando un
descenso y retraso de la fecundidad, así como un aumento de hogares individuales por
la decisión de vivir solos y retrasar la edad de vivir en pareja. A su vez, se ha observado
un aumento de las rupturas de parejas, que produce la aparición de hogares
unipersonales y monoparentales. La reconstitución de parejas produciría el efecto
inverso.

Como resumen, se puede decir que los países más desarrollados han sufrido una serie
de cambios en la dinámica sociodemográfica que han conllevado una estructura de
hogares con mayor proporción de hogares pequeños. Esto ha derivado en una
progresiva reducción del tamaño medio del hogar y un crecimiento del número de
hogares más rápido que el de la población. En el último periodo intercensal, entre 2001
y 2011, el crecimiento de la población fue de 14,6%, mientras que el del número de
hogares fue del 27,5%. Este incremento en los hogares superior al incremento en la
población viene sucediendo ya desde las décadas anteriores.

Eventos demográficos en la dinámica de hogares

Hay eventos en la dinámica de hogares que podrían definirse como el cambio de


posición en las relaciones de convivencia de un individuo. Por ejemplo, en un hogar
formado por una “pareja con hijos”, cada uno de los hijos ocupa la posición de “hijo
viviendo con sus padres”, mientras que el padre ocuparía la de “hombre viviendo en
pareja con hijos”. Si uno de los hijos se emancipa, se produciría un cambio de posición.

Así, cada persona que reside en un hogar ocupa una determinada posición,
dependiendo de la tipología de su hogar, y esta puede cambiar según los distintos
eventos que le pueden afectar. Estos eventos pueden suponer creación y extinción de
hogares, así como cambios en la composición o el tamaño. Por este motivo, resulta
necesario definir tales eventos y sus efectos para poder medir sus flujos y tratar de
formular indicadores de intensidad.

Los fenómenos que más influyen en la aparición, transformación y desaparición de


hogares son la emancipación y los relativos a la formación, rupturas y reconstitución de
parejas. Asimismo, la desaparición de hogares individuales de personas mayores afecta
en gran medida a la evolución del número de hogares.

9
a) Emancipación

Se denomina emancipación a la salida de los jóvenes del hogar de sus padres para
formar o pasar a integrarse en hogares diferentes. Este fenómeno tiene fuertes
vinculaciones con el mercado laboral y la demanda de vivienda, por lo que tiene una
gran trascendencia social. Sin embargo, ha sido poco analizado por la falta de
información estadística, al no quedar reflejado en ningún registro administrativo.

La emancipación es un suceso demográfico eludible, pues hay individuos que no


abandonan nunca el núcleo familiar de sus padres. Además es reversible, porque el
individuo podría regresar, motivo por el cual es un fenómeno repetible.

Para realizar el análisis demográfico, es obligado establecer unos límites de edad a este
proceso, si bien la emancipación es un acto de carácter natural que, dependiendo del
ciclo de vida personal de cada individuo, se produce en un periodo determinado que no
tiene unos límites concretos.

Tradicionalmente se asociaba al comienzo de la edad adulta, y estadísticamente suele


coincidir con el matrimonio o la formación de una pareja. No obstante, se suele
establecer como límite inferior los 18 años, es decir, la mayoría de edad legal, por ser
un hecho cierto, automático y universal, a pesar de resultar una edad excesivamente
temprana según los usos sociales actuales.

Establecer un límite superior es más complicado, pues la fecha modal ha ido


evolucionando con los diversos cambios sociales, económicos y culturales, como son la
ampliación del periodo de estudios y el retraso de la incorporación a la actividad, la
coyuntura del mercado de trabajo, la mayor o menor accesibilidad a una vivienda o las
actitudes familiares. Aunque han aumentado los casos de emancipaciones tardías, se
puede establecer la edad de 39 como límite superior.

Según estos criterios, las salidas del hogar de los padres en edades anteriores a los 18
y superiores a los 39 no se interpretarían como emancipación.

La Tasa de Emancipación Acumulada mide la proporción, en el momento t, de los


individuos de edad x que no conviven con sus padres:

𝑃𝑜𝑏. 𝑞𝑢𝑒 𝑛𝑜 𝑣𝑖𝑣𝑒 𝑐𝑜𝑛 𝑠𝑢𝑠 𝑝𝑎𝑑𝑟𝑒𝑠𝑥𝑡


𝑇𝐸𝐴𝑡𝑥 =
𝑃𝑜𝑏.𝑡𝑥

Dada la falta de información estadística longitudinal, la curva de las 𝑇𝐸𝐴𝑥 puede servir
como una primera aproximación al calendario de la emancipación, en el supuesto de
que hubiera sido similar al comportamiento de las sucesivas generaciones.

A partir de la Tasa de Emancipación Acumulada pueden derivarse indicadores de flujos


y de intensidad, así como la Edad Media de Emancipación.

10
Un hecho que se ha observado a partir de estos indicadores es un retraso generalizado
en el calendario de la emancipación de los hombres respecto de las mujeres, más
intenso en las edades en torno a los 30 años de edad. Este fenómeno coincide con la
costumbre social de que la edad del hombre sea mayor que la de la mujer en la
formación de las parejas que, a su vez, suele coincidir con el evento de la emancipación.

b) Nupcialidad

La nupcialidad es el fenómeno demográfico caracterizado por el suceso del matrimonio


y, simétricamente, por la disolución del mismo.

La nupcialidad ha sido uno de los mayores condicionantes de la dinámica de hogares,


aunque el hecho de existir cada vez más uniones consensuadas no reflejadas en
registros estadísticos ha restado valor a este fenómeno como generador de nuevos
hogares.

Tradicionalmente se ha considerado como uno de los movimientos naturales de la


población, altamente asociado a la descendencia, pese a que en la actualidad, cada vez
está más desvinculado de la fecundidad, por producirse esta cada vez en mayor
proporción fuera del matrimonio.

Frente a los sucesos con reflejo jurídico y estadístico como el matrimonio, separación o
divorcio, están ganando preponderancia otros eventos no registrados, como la
formación y disolución de parejas de hecho.

Todos estos eventos son eludibles, reversibles y repetibles, y afectan simultáneamente


a dos personas. Para el análisis de la nupcialidad existen diversos indicadores, como la
Tasa Bruta de Nupcialidad, la Tasa Global de Nupcialidad, las Tasas Específicas de
Nupcialidad por edad, o por edad y sexo, las Tasa Específicas de Nupcialidad de
Solteros, o la Edad Media al Matrimonio.

c) Extinción de hogares

El principal motivo de extinción de hogares se produce a partir de aquellos hogares


unipersonales formados por personas de edad avanzada. Este tipo de hogares es el
que más ha crecido en los últimos tiempos gracias al aumento de la esperanza de vida,
produciendo un envejecimiento de la pirámide de población por la cúspide, unido a una
mejora en el estado general de salud, que ha resultado en una mayor capacidad para
continuar viviendo de forma independiente.

En estos casos, la desaparición del hogar ocurre por alguna de las siguientes causas:

a) Pasar a vivir en una residencia o establecimiento colectivo.


b) Reintegrarse en el hogar de algún hijo u otro familiar.
c) Fallecimiento

11
Solo el último suceso produce un registro administrativo, pero la estadística del
Movimiento Natural de la Población no proporciona información sobre la situación de
convivencia que tenía el fallecido, por lo que no podemos conocer los flujos de
defunciones de personas que vivían solas.

Sin embargo, se podría estimar el número de hogares unipersonales de hombres y


mujeres extinguidos (HUE) en cada edad x, entre el momento t y t+1, aplicando las
correspondientes Tasas Específicas de Mortalidad (mx) del conjunto de la población:

𝐻𝑈𝑥𝑡 + 𝐻𝑈𝑥𝑡+1
𝐻𝑈𝐸𝑥𝑡,𝑡+1 = · 𝑚𝑥
2

No obstante, la mortalidad no es la única causa de extinción de hogares unipersonales,


como podría serlo el pasar a convivir con una pareja por parte de una persona que vivía
sola. Y en el sentido contrario, la mortalidad también puede causar la desaparición de
hogares no unipersonales.

El ciclo de vida del hogar

La evolución en el tamaño y composición de un hogar desde su inicio hasta su


desaparición se denomina ciclo de vida del hogar. En un modelo de hogar tradicional se
pueden distinguir varias etapas en el ciclo de vida de un hogar:

- Formación del hogar: generalmente tras la emancipación, pasando a vivir solo o en


pareja.
- Fase expansiva: desde el nacimiento del primer hijo hasta el del último.
- Fase de estabilidad: desde el nacimiento del último hijo hasta la primera salida de
un hijo.
- Fase de contracción: desde la primera salida de un hijo hasta la del último.
- Nido vacío: desde la última salida de un hijo hasta el fallecimiento del primer
cónyuge.
- Extinción: puede ser por fallecimiento o por pasar a integrarse en otro hogar.

Uno de los sucesos que con mayor frecuencia trunca el modelo de ciclo de vida de un
hogar es la ruptura de la pareja. La posibilidad de rupturas y reconstituciones de parejas
hace que exista un número casi ilimitado de modelos diferentes.

El ciclo de vida de un hogar se puede representar mediante esquemas simplificados


para cada uno de sus miembros, reflejando las sucesivas situaciones de convivencia,
los cambios de tamaño del hogar. Se registran, por ejemplo, la edad de emancipación,
las edades de tenencia de los hijos, así como las fechas de fallecimiento de la pareja u
otros miembros.

12
A continuación se muestra un ejemplo del ciclo de vida de un hogar desde la perspectiva
de una mujer que a los 25 años se emancipa de sus padres para vivir con su pareja, lo
que da lugar a la creación de un hogar formado por un núcleo familiar. A los 31,5 tiene
un hijo, y a los 34 tiene un segundo. El primer hijo que se emancipa lo hace cuando ella
tiene 58,5 años, y el segundo cuando ella tiene 63 años, pasando a vivir un periodo de
8 años como pareja sin hijos, hasta que su pareja fallece cuando ella tiene 71 años,
transformarse de nuevo en un hogar unipersonal de una mujer sola, hasta los 86 años,
en que fallece. En este caso, la duración total del ciclo del hogar es de 61 años, desde
los 25 en que se forma el hogar, hasta los 86, en que desaparece.

Edad en Nº de Fase del Duración


Evento Tipo de hogar
el evento miembros ciclo de la fase

Formación Pareja sin


Emancipación 25,0 2 6,5
del hogar hijos

Nacimiento
31,5 3
primer hijo
Fase
2,5
expansiva
Nacimiento
34 4
segundo hijo

Fase Pareja con Núcleo


4 24,5
estable hijos familiar

Salida primer
58,5 3
hijo
Fase de
4,5
contracción
Salida
63 2
segundo hijo

Pareja sin
2 Nido vacío 8
hijos

Fallecimiento
71 1 Viudez 15 Unipersonal
de su pareja

Fallecimiento 86 Extinción

7.5 PROYECCIONES DE HOGARES

Para los planificadores, políticos, economistas, sociólogos, profesionales del marketing,


es más interesante poner el foco en el hogar como unidad de estudio que en el individuo
a la hora del análisis y planificación de urbanismo, servicios públicos, producción y
distribución de bienes de consumo, etc., para lo cual son muy útiles las proyecciones de
hogares.

La demanda de datos sobre la evolución del número, tipo y composición de los hogares
ha ido creciendo paulatinamente en los últimos años. Tradicionalmente son los censos
de población y viviendas, cada diez años, la principal fuente que proporciona ese tipo

13
de información. Así, el último censo, de 2011, puso de manifiesto no solo el
extraordinario aumento producido en la población como consecuencia de la llegada
masiva de extranjeros durante la década anterior, sino fundamentalmente el
experimentado en el número de hogares y en la tipología de estos.

Se pueden distinguir dos tipos de métodos para la proyección de hogares: estáticos y


dinámicos. Entre los métodos estáticos, se encuentran:

a) Tasa de jefatura: ha sido el más utilizado, por requerir datos disponibles


fácilmente. Se define la tasa de jefatura de hogar como la proporción entre el
número de personas de referencia de casa sexo y edad en el año t y la población
total en viviendas familiares del mismo grupo y periodo. Se podrían añadir más
variables a la fórmula, como estado civil, o referir la tasa a los distintos tamaños
o categorías de hogar. Se trata de establecer una evolución para las tasas, bien
constante o bien mediante algún tipo de extrapolación, para aplicarlas a la
población previamente proyectada. Se obtendrá así el número de personas de
referencia proyectadas, equivalente al número de hogares. La tasa de jefatura
(incluyendo la tasa de no jefatura) para todos los tipos de hogar y grupos de
edades suma uno.

b) Extensión de la tasa de jefatura: algo más complejo que el método anterior,


pues tiene en cuenta la estructura por edad de todos los miembros del hogar, en
relación a la persona de referencia.

c) Propensión de hogares: se trata de utilizar unas tasas o propensiones de


pertenencia al hogar por edad y tamaño del hogar para cada miembro del hogar,
no solo para la persona de referencia. Para ello es necesario disponer de una
población de partida en viviendas familiares por grupos de edad y tamaño del
hogar en que reside. Al igual que el método de la tasa de jefatura, consiste en
proyectar las propensiones y aplicárselas a una población de viviendas familiares
previamente proyectada.

Estos métodos estáticos tienen como ventaja principal que requieren una cantidad
limitada de datos y que los cálculos necesarios son sencillos. Además, al basarse en
proyecciones de población previamente obtenidas, recogen los cambios debidos a
modificaciones en la composición de la población. Por último, proporcionan información
detallada muy útil para el planeamiento social y económico.

Como limitaciones de estos modelos se pueden señalar, en primer lugar, el hecho de


no tener en cuenta los procesos del ciclo de vida del hogar, es decir la dinámica de
formación, transformación y disolución de hogares. En segundo lugar, si por la falta de
información disponible no es posible obtener tasas desagregadas por tamaño o
composición del hogar, dichas tasas estarán condicionadas por las características
individuales de la persona de referencia, de modo que no contendrán información de las
características del hogar en su conjunto.

14
Por el contrario, los modelos dinámicos de proyección de hogares incorporan en sus
planteamientos los procesos de formación, transformación y disolución de hogares que,
si bien es una importante ventaja, tiene su contrapunto en una mayor exigencia en la
cantidad de datos requeridos y, por tanto, en un incremento de la complejidad.

Estos modelos consisten en proyectar el número de hogares y de individuos según


algunas características de los hogares. Para ello, se emplean matrices de flujos o
transiciones que describen cómo un individuo con ciertas características en el hogar
cambia de estado durante el periodo de proyección. Es esta matriz la que se aplica a
una población clasificada por las características del hogar al comienzo de la proyección.
Estas características pueden ser, entre otras, el tamaño del hogar, el tipo del hogar, o
la posición que ocupa el individuo en el hogar.

La proyección de hogares del Instituto Nacional de Estadística consiste en obtener


una simulación del número de hogares por tamaño y provincia que habría en los años
posteriores a cierto año de partida, a 1 de enero de cada año, en caso de que se
mantuvieran las tendencias de los últimos años. La primera edición de proyecciones de
hogares se realizó en 2014, abarcando un periodo de los 15 años siguientes. Cada 2
años se publica una nueva edición, siendo las últimas las de 2020.

El modelo elegido por el INE para efectuar las proyecciones de hogares se basa en el
denominado método de las propensiones. Este método está basado en el artículo: “Bell,
M., Cooper, J., et al (1995) Household and Family Forecasting Models. A review.
Canberra. Departament of Housing and Regional Development”.

Consiste en el cálculo de la propensión (probabilidad) que tienen las personas de un


determinado grupo poblacional, en función de sus características básicas de sexo y
edad, de pertenecer a un determinado tipo de hogar, identificado por su tamaño. Esta
propensión viene medida por el cociente entre el total de personas pertenecientes al
grupo poblacional considerado que residen en hogares de cierto tamaño y el total de
personas del grupo poblacional en cuestión. Es decir, mediante la fórmula:

𝑃ℎ,𝑠,𝑥 (𝑘)
𝑃𝐻ℎ,𝑠,𝑥 (𝑘) =
𝑃ℎ,𝑠,𝑥

siendo:
𝑃𝐻ℎ,𝑠,𝑥 (𝑘) la propensión de pertenencia a un hogar de tamaño k, de las personas de
sexo s y edad x que residen en la provincia h.
𝑃ℎ,𝑠,𝑥 (𝑘) la población residente en hogares de tamaño k, de personas de sexo s y edad
x en la provincia h.
𝑃ℎ,𝑠,𝑥 la población residente en viviendas familiares de personas de sexo s y edad x en
la provincia h.
k el tamaño del hogar, que va desde 1 hasta 5. Los hogares con k=5 incluyen todos los
de tamaño mayor o igual que 5.

15
Estas propensiones se aplican a las cifras de población residente en viviendas familiares
en cada momento, es decir, se excluye la población residente en viviendas colectivas.
Con ello se obtiene una estimación del número de hogares de cada tamaño, consistente
con dicha población.

Se han establecido 10 grupos poblacionales que se corresponden con las


combinaciones de sexo (hombre, mujer) y grupo de edad (menores de 20 años, 20 a
39, 40 a 59, 60 a 79 y mayores de 79 años), por considerar que la dinámica de
composición y disolución de hogares está relacionada principalmente con las diferencias
en estas variables.

A partir del Padrón continuo a 1 de enero de cada año se determina el número de


personas que reside en cada dirección postal como aproximación al número de hogares,
y se calculan, para cada provincia, las propensiones de pertenencia a cada tipo de hogar
para los distintos grupos poblacionales definidos. Estas cifras proporcionan una
estructura de hogares por tamaño que no es del todo comparable con la de los censos,
por lo que la información empleada es la evolución en el tiempo de las propensiones de
pertenecer a esos “hogares” por tamaño, y no los valores absolutos.

Para las mismas fechas, se calcula el tamaño medio de los hogares de 5 o más personas
para cada provincia, a través del cociente entre la población residente en hogares de
tamaño mayor o igual que 5 y el número de hogares de dicho tamaño.

La evolución anual de las propensiones y los tamaños medios de los hogares de 5 o


más miembros se deriva de la variación observada entre enero de un año y enero del
año siguiente.

Para elaborar las proyecciones de población se necesita, en primer lugar, el número de


hogares por tamaño y provincia a 1 de enero del año de partida de la proyección, que
se corresponden con la población difundida por las últimas Cifras de Población,
generalmente provisionales. Para ello, se parte de las propensiones y tamaños medios
de los hogares de 5 o más personas del Censo 2011 y se va aplicando la evolución
anual de ambos elementos observada en el Padrón, para ir obteniendo así las
propensiones y tamaños medios a 1 de enero de cada año posterior al censo, hasta
llegar al año de partida de la proyección. Aplicando estas propensiones a la población
residente en viviendas familiares de partida, se obtiene el número de hogares por
tamaño y provincia a 1 de enero del año de partida.

En resumen, el método de cálculo de la proyección se divide en varios pasos:

1- Proyección de las propensiones y los tamaños medios de los hogares de 5 o


más personas a lo largo del periodo proyectivo, mediante extrapolación de la
evolución anual promedio observada en el Padrón en los últimos 3 años,
partiendo de las propensiones y tamaños del año de partida.

2- Aplicación de las propensiones proyectadas a las poblaciones en viviendas


familiares, previamente proyectadas en la operación Proyecciones de Población.

16
De este modo se obtiene la población proyectada residente en viviendas
familiares de cada provincia clasificada por el tamaño del hogar en que reside.

3- Obtención del número de hogares de cada tamaño en cada provincia, para cada
año de la proyección, dividiendo la población residente en cada tipo de hogar
entre el tamaño del hogar. Para el cálculo del número de hogares de 5 o más
personas hay que dividir entre los tamaños medios proyectados para ese tipo de
hogar.

Así pues, la base para determinar la proyección de hogares es la proyección de


población, pero también es necesario efectuar hipótesis sobre la evolución de las
propensiones y los tamaños medios. Para la proyección de las propensiones se realiza
una extrapolación, utilizando fórmulas de tipo exponencial limitado, que introducen un
límite inferior en las propensiones decrecientes y un límite superior en las propensiones
crecientes. El mismo criterio, con pequeñas variaciones, se emplea para la extrapolación
de los tamaños medios de los hogares de 5 y más personas. Estos límites actúan como
asíntotas a las que tienden las propensiones o los tamaños medios con el paso del
tiempo.

Con el empleo de estas fórmulas se evita que el tamaño medio de los hogares de 5 y
más personas pueda resultar inferior a 5 o dispare su crecimiento. Asimismo, evitan que
las propensiones decrecientes se conviertan en negativas y que las propensiones
crecientes alcancen valores que provoquen que la suma de las propensiones de cada
grupo poblacional sea muy superior a 1, siendo 1 el valor teórico de dicha suma.

Las fórmulas utilizadas para el cálculo de las propensiones para cada año son las
siguientes:

a) Para las propensiones que, según el marco de referencia padronal de los años
𝑡−3 𝑡
t-3 y t a 1 de enero, resultan decrecientes (es decir, si 𝑃𝐻𝑃ℎ,𝑠,𝑥 > 𝑃𝐻𝑃ℎ,𝑠,𝑥 ), se
calcula:
𝑛
𝑡
𝑡+𝑛 (𝑘) 𝑡
𝑃𝐻𝑃ℎ,𝑠,𝑥 (𝑘) 3
𝑃𝐻ℎ,𝑠,𝑥 = 0,0001 + [(𝑃𝐻ℎ,𝑠,𝑥 (𝑘) − 0,0001) · ( 𝑡−3 ) ]
𝑃𝐻𝑃ℎ,𝑠,𝑥 (𝑘)

donde:
- t es el año de inicio de la proyección, que se referirá a 1 de enero, como todos
los años que intervienen en las proyecciones.
- n es el número de años transcurridos desde el momento de referencia en el que
se inicia la proyección (con valores n = 1, 2, 3,….15).
- k es el tipo de hogar según tamaño, con valores k = 1, 2, 3, 4, 5, refiriéndose k=5
a los hogares con 5 o más personas.
𝑡 𝑡+𝑛 (𝑘)
(𝑘), 𝑃𝐻ℎ,𝑠,𝑥
- 𝑃𝐻ℎ,𝑠,𝑥 son las propensiones de que una persona de sexo s y grupo
de edad x en la provincia h resida en un hogar de tamaño k a 1 de enero de los
años t y t+n respectivamente.
𝑡−3 𝑡
- 𝑃𝐻𝑃ℎ,𝑠,𝑥 (𝑘), 𝑃𝐻𝑃ℎ,𝑠,𝑥 (𝑘) son las propensiones de que una persona de sexo s y
grupo de edad x en la provincia h resida en un hogar de tamaño k a 1 de enero

17
de los años t-3 y t respectivamente, según el marco de referencia del Padrón
continuo en dichas fechas.
- 0,0001 es el límite inferior fijado para las propensiones decrecientes, a la vista
de las propensiones obtenidas a partir de los datos del censo de 2011.

b) Para las propensiones que, según el marco de referencia padronal de los años
𝑡−3 𝑡
t-3 y t, resultan crecientes (es decir, si 𝑃𝐻𝑃ℎ,𝑠,𝑥 < 𝑃𝐻𝑃ℎ,𝑠,𝑥 ), se calcula:
𝑛
𝑡−3
𝑡+𝑛 (𝑘) 𝑡
𝑃𝐻𝑃ℎ,𝑠,𝑥 (𝑘) 3
𝑃𝐻ℎ,𝑠,𝑥 = 𝐿Í𝑀𝐼𝑇𝐸 − [(𝐿Í𝑀𝐼𝑇𝐸 − 𝑃𝐻ℎ,𝑠,𝑥 (𝑘)) · ( 𝑡 ) ]
𝑃𝐻𝑃ℎ,𝑠,𝑥 (𝑘)

Definiendo todos los elementos de la fórmula como en el caso decreciente, y


considerando en este caso el LÍMITE como el menor de una serie de valores
obtenidos de forma empírica y que impiden que las propensiones aumenten
demasiado, para que se mantengan dentro de un rango de valores razonable.
La suma de propensiones de todos los tamaños para cada grupo de sexo y edad
debe sumar 1, pero al proyectar cada tamaño por separado es habitual que dejen
de hacerlo, aunque no se desvíen demasiado. Por ello es necesario realizar un
ajuste posterior, que se lleva a cabo mediante un procedimiento recursivo, que
consiste en tomar las propensiones de cada grupo de población y dividir cada una
de ellas por la suma de todas las propensiones de ese grupo de sexo y edad, con
un mecanismo de control para impedir que el crecimiento cambie de signo.
Después de proyectar las propensiones es necesario ajustarlas para que la suma
de propensiones de todos los tamaños para cada grupo de población siga sumando
1, pues al proyectar cada tamaño por separado es habitual que dejen de sumar 1,
aunque no se desvíen demasiado. Este ajuste se realiza mediante un procedimiento
recursivo, que consiste en tomar las propensiones de los distintos tamaños dentro
de cada grupo de sexo y edad y dividirlas por la suma de todas las propensiones de
ese grupo de población, con un mecanismo de control para impedir que el
crecimiento cambie de signo.

Las fórmulas utilizadas para el cálculo de los tamaños medios de los hogares de
5 y más personas para cada año son las siguientes:

a) Para los tamaños medios de los hogares de 5 y más personas que, según el
marco de referencia padronal de los años t-3 y t a 1 de enero, resultan
decrecientes (es decir, si 𝑇𝑀𝑃ℎ𝑡−3 > 𝑇𝑀𝑃ℎ𝑡 ), las fórmulas empleadas son:
12𝑛
𝑇𝑀𝑃ℎ𝑡 (5) 3
𝑇𝑀ℎ𝑡+𝑛 (5) = 5,1 + [(𝑇𝑀ℎ𝑡 (5) − 5,1) · ( ) ]
𝑇𝑀𝑃ℎ𝑡−3 (5)

donde:
- 𝑇𝑀ℎ𝑡 (5) y 𝑇𝑀ℎ𝑡+𝑛 (5) son los tamaños medios de los hogares de 5 o más
miembros en la provincia h a 1 de enero de los años t y t+n respectivamente.
- 𝑇𝑀𝑃ℎ𝑡−3 (5), 𝑇𝑀𝑃ℎ𝑡 (5) son los tamaños medios de los hogares de 5 o más
miembros en la provincia h a 1 de enero de los años t-3 y t respectivamente,
según el marco de referencia del Padrón continuo en dichas fechas.

18
- 5,1 es el valor mínimo establecido para el tamaño medio de los hogares de 5 y
más personas, a la vista de los tamaños medios obtenidos a partir de los datos
del censo de 2011.
Con esta fórmula, el tamaño medio no puede ser inferior a 5,1; este valor es una
cifra arbitraria que se puede modificar, pero parece razonable que se exija que sea
algo mayor que 5, ya que ese sería el caso extremo en que no hubiera ningún hogar
de más de 5 miembros, lo que parece poco probable.
En esta fórmula, el exponente de la potencia está multiplicado por 12 en
comparación con la fórmula que se utiliza para las propensiones. La explicación es
que en ambos casos se intenta conseguir una evolución razonable de estas
variables, de manera que las series teóricas de tamaños y propensiones tengan
unos valores próximos a los obtenidos en el punto de origen de la serie y que
evolucionen de manera similar a lo observado entre los padrones de los años
considerados. Como la magnitud de ambos conceptos es diferente (las
propensiones menores que 1, y los tamaños medios mayores que 5), la velocidad
para acercarse a la asíntota marcada por el límite es diferente: si no multiplicamos
por una constante en el caso de los tamaños medios, la velocidad es muy lenta, y la
imposición del límite hace que la curva baje en exceso (en el caso del límite superior;
análogo con el inferior). La elección del valor 12 se ha realizado de forma empírica.

b) Para los tamaños medios de los hogares de 5 y más personas que, según el
marco de referencia padronal de los años t-3 y t a 1 de enero, resultan
crecientes (es decir, si 𝑇𝑀𝑃ℎ𝑡−3 < 𝑇𝑀𝑃ℎ𝑡 ), las fórmulas empleadas son:
12𝑛
𝑇𝑀𝑃ℎ𝑡−3 (5) 3
𝑇𝑀ℎ𝑡+𝑛 (5) = 𝐿Í𝑀𝐼𝑇𝐸 + [(𝐿Í𝑀𝐼𝑇𝐸 − 𝑇𝑀ℎ𝑡 (5)) · ( ) ]
𝑇𝑀𝑃ℎ𝑡 (5)

Definiendo todos los elementos de la fórmula como en el caso decreciente, y


considerando en este caso el LÍMITE como el menor de una serie de valores
obtenidos de forma empírica y que impiden que los tamaños medios aumenten
demasiado, para que se mantengan dentro de un rango de valores razonable.

Finamente, el número de hogares por tamaño y provincia a 1 de enero de cada año


se obtiene a partir de la siguiente fórmula, que relaciona todos los elementos
previamente obtenidos, es decir, las propensiones, los tamaños medios de los
hogares de 5 o más miembros, y las cifras de población residente en viviendas
familiares, como sigue:
𝑡+𝑛 (𝑘)
∑𝑠,𝑥 𝑃𝐻ℎ,𝑠,𝑥 𝑡+𝑛
· 𝑃ℎ,𝑠,𝑥
𝐻ℎ𝑡+𝑛 (𝑘) =
𝑇𝑀ℎ𝑡+𝑛 (𝑘)
siendo:
- 𝐻ℎ𝑡+𝑛 (𝑘) el número de hogares de tamaño k en la provincia h a 1 de enero del
año t+n, donde t es el año de inicio de la proyección y n=1,2…15.
𝑡+𝑛 (𝑘)
- 𝑃𝐻ℎ,𝑠,𝑥 la propensión de que una persona de sexo s y grupo de edad x
pertenezca a un hogar de tamaño k en la provincia h a 1 de enero del año t+n.
𝑡+𝑛
- 𝑃ℎ,𝑠,𝑥 la población de sexo s y edad x en la provincia h a 1 de enero del año t+n
que reside en viviendas familiares.
- 𝑇𝑀ℎ𝑡+𝑛 (𝑘) el tamaño medio de los hogares de tamaño k en la provincia h a 1 de
enero del año t+n

19

También podría gustarte