Moisés. Entre El Lenguaje, La Palabra y La Ley.

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MOISÉS.

ENTRE EL LENGUAJE, LA PALABRA Y LA LEY1

Pablo Cúneo

Hay una característica de Moisés que siempre ha sorprendido a la tradición


exegética bíblica: su dificultad en el habla que contrasta con la inmensa tarea que
Dios le asigna, la de enfrentarse al Faraón para liberar a su pueblo. El propio Moisés
ve en esta dificultad un impedimento para llevar a cabo el pedido de Dios.

Leemos en Éxodo 4:10: “Y dijo Moshe al Señor: ¡Ay, Señor!, no soy hombre
elocuente de ayer ni de anteayer, ni desde que hablaste a Tu siervo, sino que soy torpe
de boca y torpe de lengua.” (Dujovne -Konstantynowsky, 1973)

La tradición ha hecho de Moisés un tartamudo entendiendo de esta manera la


alusión a su torpeza en el habla. Pienso que al quedarnos con esta lectura perdemos la
posibilidad de captar el sentido profundo del texto sin percibir la relación que hay entre
la ley de Dios y el acceso al lenguaje tal como el mismo lo articula. Veamos como el
texto va tejiendo esta relación.

No muy convencido de la respuesta de Dios en Éxodo 4:12 Moisés vuelve a dudar


de ser la persona indicada para la tarea, le señala nuevamente a Dios y por dos veces en
Éxodo 6:12 y 30, de su dificultad en el habla. Ahora bien, en ambos versículos la versión
de La Santa Biblia pone en boca de Moisés la expresión "siendo yo torpe de labios" (en
hebreo el término para "labio" al igual que para "lengua" se usan en el sentido de
"lenguaje"), mientras que la Biblia de Jerusalén le hace decir "soy torpe de palabra". La
traducción más afín al espíritu de la ley sería "soy de labios incircuncisos" ya que el
término hebreo utilizado es arel que significa tanto torpe como no circuncidado, de esta
manera lo traducen en su versión Dujovne -Konstantynowsky. Éxodo 6:12: "Y habló
Moshe ante el señor, diciendo: 'Si los hijos de Israel no me han escuchado, ¿cómo, pues,
escuchará Paró a mí que soy de labios incircuncisos?".

Es en este contexto que se hace comprensible el enigmático episodio relatado en


Éxodo 4:24-26 en que Dios sale al encuentro de Moisés para matarlo en el camino hacia
el Faraón y que Sipora su mujer lo salva ejecutando la circuncisión: “Y aconteció en el
camino, en una posada, que el Señor le atacó (con enfermedad mortal) y procuró
matarlo. Y tomó Sipora un pedernal, cortó el prepucio a su hijo, y lo acercó a sus pies (de
Moshe), diciendo: ‘Ciertamente me eres un esposo de sangre’. Y él lo soltó, entonces ella
dijo: ‘Esposo de sangre con motivo de la circuncisión’ ”. (Dujovne -Konstantynowsky)

En realidad y a pesar de la traducción de Dujovne - Konstantynowsky que indica


que se trata del hijo de Moisés el pasaje en su original es de una gran oscuridad, pues
como lo señala La Biblia de Jerusalén al no nombrarse a Moisés ni saber a quien se

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refiere los pronombres personales, no queda claro en quien recae la amenaza de Dios ni
la circuncisión realizada por Sipora. Ello ha llevado a varias interpretaciones.

Por un lado se ha dicho que la circuncisión recae sobre Eliezer uno de los hijos de
Moisés, por otro lado algunos hablan que la circuncisión recae sobre el propio Moisés.
La versión de algunos exégetas referidas por Buber (1994) es elocuente: "...el incidente
se había producido en la noche de bodas. El dios o el demonio le había disputado a
Moisés el jus primae noctis, 'prerrogativa de los dioses'. Entonces Séfora [Sipora] había
cortado el prepucio de su marido y arrojado sobre las partes vergonzosas del 'lascivo
monstruo nocturno', pronunciando una 'fórmula mágica' por la que 'fingía que él
cohabitó con ella', y que 'por eso estaba manchado de sangre'; después de lo que él se
retira 'satisfecho' y le perdona la vida a Moisés".

Sea Eliezer o Moisés es claro que en última instancia el relato señala el


sometimiento de la madre – esposa Sipora (nombre que significa pájaro lo que la
vincula a las diosa madre semítica Ishtar – la Astarté fenicia- que era simbolizada por
una paloma) a la ley de Dios y por tanto a la circuncisión (que ella misma ejecuta)
salvando así la vida de Moisés.

Vemos entonces como Moisés debe pasar por la circuncisión, es decir la castración
simbólica para acceder plenamente a la palabra y poder ser escuchado tanto por el
Faraón como por los hijos de Israel en el marco de la ley de Dios. En un notable libro
titulado Filosofía de cámara Diana Sperling señala que el cuchillo de Sipora “parece
operar no solo sobre el prepucio del hijo, sino también en el habla de su esposo” pues
su torpeza en el habla, o metafóricamente hablando su lengua incircuncisa, “parecía
incapaz de transmisión alguna”.

El que el termino milá en hebreo signifique “circuncisión” y a su vez con cierta


variación ortográfica también signifique “palabra” muestra cómo en la lengua hebrea el
lenguaje, la palabra y la ley del padre representado por Dios, están intrínsecamente
relacionados tal como lo muestra a su vez el análisis del propio texto sobre la liberación
de la esclavitud.

BIBLIOGRAFÍA

Biblia de Jerusalén. Alianza Editorial. Bilbao, 1975.

Buber, Martin. Moisés. Lumen-Hormé. B.Aies, 1994.

Dujovne, L -Konstantynowski, M y M. La Biblia. Editorial Sigal. B.Aires, 1973.

Santa Biblia. Sociedades Bíblicas Unidas, 1960.

Sperling, Diana. Filosofía de cámara. Mármol Izquierdo. B.Aires, 2008.

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