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Alonso de Herrera Gabriel - Agricultura General Corregida Segun El Testo Original de La Primera Edicion Publicada en 1513 Por El Mismo Autor Y Adicionada Por La Real Sociedad Economica Matritense 04

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2091

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AGRICULTURA

DE

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G A B R I E L ALONSO D E H E R R E R A .

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LISTA ALFABETICA D E LOS A U T O R E S Q U E H A N COMPUESTO L A S
ADICIONES D E L A PRESENTE O B R A , CON I N D I C A C I O N D E L O S
T R A B A J O S Q U E C A D A UNO H A DESEMPEÑADO.

ARIAS (D. Antonio Sandalio de), catedrático de agricultura del Real Museo de
Ciencias naturales; académico de las Reales Academias Médica-Matriten-
se y de Ciencias y Artes de Barcelona; individuo de mérito de la Real
Sociedad económica Matriteiise, presidente de su clase de agricultura, y
socio de las de ValladoÜd, Córdoba, Mallorca, Baena, Lucena &c. L a s
adicionet al libro tercero, y la que va puesto al fin del frólcgo del libro
sesto. A.
EOÜTELOÜ.. (D. Claudio), profesor de agricultura y botánica del jardín y estableci-
miento rural de la ciudad de Alicante; individuo de mérito de la Real So-
ciedad económica Matritense; académico de las Reales Academias Médica
de esta Corte y de Ciencias y Artes de Barcelona; socio de la de Historia
natural de París. Las adiciones á los libros primtro y cuarto, que llevan la
inicial B.
CLEMENTE. (D. Simón de Rojas), individuo de la Real Sociedad económica Matri-
tense, de la Fisiográfica de Lund, de la de Munich &c. E l prólogo de esta
edición, las adiciones al capítulo 8 del libro primero sobre las castas de tri-
go, todas las del libro segundo, y el capítulo adicional al libro cuarto sobre el
cultivo del algodón. C.
ELIZONDO.. (D. Josef), individuo del departamento del Fomento general del reino»
Balanza del comételo y Contribución; general; de lá Real'Sociedad econd-
mica Matritense," y secretario de su clase de Agricultura. L a s adiciones &
los tres diálogos de Juan de Arrieta sobre la fertilidad de España. E .
LAGASCA..., (D. Mariano), profesor de botánica general del Real Museo de Ciencias
naturales, inspector general de los plantíos del Real canal de Manzanares;
individuo de mérito de la Real Sociedad económica; de las Academias Mé-
dicas Matritense, de Cádiz y Murcia, Fisiográfica de Lund, de Ciencias de
Stockolmo, de Ciencias y Artes de Barcelona; de las Sociedades de Valen-
cia y Murcia; médico de número de los Reales egércitos &c. Todas las
adiciones de la obra sobre las virtudes de las plantas, el capítulo 13 adido—
nal del libro primero sobreseí cultivo y aprovechamiento de la barrilla y de~
mas plantas salaaasi, las adiciones al libro sesto, los apuntamientos sobre la
vida de Gabriel Atonso de Herrera, y de varias de las ediciones de su libro
de agricultura. L .
MARTI (D. Francisco de Paula), individuo de mérito de la Real Sociedad eco-
nómica &c. E l capitulo primero adicional del libro primero sobre el cul-
tivo üel urroz. M.
MARTÍNEZ ROBLES { D . Francisco), catedrático de agricultura de Toledo; individuo
de la Real Sociedad económica; del colegio Médico-Matritense &c. E l
capítulo 6 aaicicnal al libro quinto sobre los prados naturales y artificiales
M. R.
PASCUAL (D. Agustín), profesor de fisiología de la Real Escuela veterinaria; cen-
sor de la Real Sociedad económica; individuo de la Real Academia M é -
dica-Matritense, y socio corresponsal de la Sociedad de Agricultura de
Florencia Stc. L a s adiciones al libro quinto, y los índices de la obra, P.
AGRICULTURA GENERAL

DE

G A B R I E L ALONSO DE HERRERA,

CORREGIDA SEGUN EL TESTO ORIGINAL DE LA PRIMERA

EDICION PUBLICADA E N l5l3 POR E L MISMO A U T O R ,

Y ADICIONADA

POR LA REAL SOCIEDAD ECONOMICA. MATRITENSE.

TOMO IV.

MADRID EN L A IMPRENTA REAL


AÍsO DE 1819.
.^181 ütí o?.
INDICE

X>E L O S C A P I T U L O S C O N T E N I D O S E N E S T E TOMO I V .

C O N T I N U A C I O N A LOS C A P I T U L O S A D I C I O N A L E S A L L I B R O Q U I N T O .

Cap. n i . Del modo de criar y conservar los ruiseñores. . . P á g . i


§. i . Modo de haber ruiseñores. . . ibid.
§. 2. Su educación y ¡ a u l a s que les convienen. . 3
\ , 3. Cuidados que exigen los ruiseñores f ara acostumbrar-
los d una nueva v i d a cuando se cogen grandes. . . . 4
§. 4. Modo de hacer que los ruiseñores crien 5
| . 5. Alimentos 6
§. 6. Enfermedades. . 8
Cap. i v . De la cría de canarios. . 9
§. 1. Jaulas que les convienen ibid.
§. 2. Tiempos de aparearlos. . 10
§. 3. Modo de aparear dos canarias con un canario, y de
, aparear los canariqs con aves de distinta especie. . ibid.
§. 4, Materiales propios para la construcción del nido. . . . . 11
L 5. Alimentos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ,12
§. 6. Postura y accidentes qiie les suele sobrevenir cuando
crian. . 13
§ . 7 . Modo de criarlos a mano. . . . . 1J
%. 8. Modo de enseñarlos. . . \ 16
§. 9. Enfermedades. . . . . . . . . . . . . . . ^ . . . . . . . . . . ibid.
Cap. v . De los gusanos de seda . 18
§. 1. Variedades y habitación que les conviene 19
| . 2. Elección de la simiente y modo de avivarla 20
§. 3. Modo de cuidar a los gusanos desde que nacen hasta
. su primera muda 6 dormida 21
§. 4. Desde el fin de la primera muda hasta el de la se-
g u n d a , y desde esta hasta l a tercera. . . . . . . . . . . 22
§. 5. Desde el fin de l a tercera muda hasta l a c u a r t a , y
desde el fin de esta hasta que hilan 23
§. 6. D e l tiempo en que se disponen a h i l a r , ó de la embo-
cadura ••• ibid.
§. 7. D ¿ 1 desembojar y modo de ahogar el capullo 24
§i 8. Recolección de l a semilla . . 25
9. Conservación de la simiente. 26
§. 10.. Sobre la segundea cosecha de los gusanos de seda. . . 27
(IV)
§. i i . Enfermedades de los gusanos ibid.
§. 12. Sobre el hilado de l a seda 30
Cap. v i . Del cultivo de los prados naturales y artificiales. . . . 32
Introducción ibid.
Sección i.a T>e los prados naturales 35
Artículo 1. Cultivo de los prados de p r i m e r a clase 36
A r t . n . Prados de l a segunda clase • • . 4^
A r t . n i . Prados de la tercera clase, 47
A r t . i v . Prados de l a cuarta clase 49
A r t . v. Recolección y conservación de l a yerba 53
A r t . v i . D e l m€jor modo de consumir los productos de los
prados naturales . . 57
§. 1. Consumo de las yerbas en el mismo prado ibid.
§. 2. Consumo de la yerba verde ó seca en los pesebres. . . . 60
Sección 2.a De los prados artificiales 61
A r t . 1. Generalidades d e l cultivo de los prados artificiales. • 62
A r t . 11. D e las g r a m í n e a s mas titiles p a r a prados a r t i -
ficiales . 65
A r t . 111. D e las leguminosas mas titiles f a r a idem 68
A r t . IV. D e algunas otras plantas útiles p a r a los mismos
prados pertenecientes d varias f a m i l i a s naturales. 72
Lista i.a Plantas titiles para prados . 74
Lista 2.a Plantas propias para sitios bajos y httmedos 78
I d e m p a r a terrenos acuáticos 79
Idem p a r a arenales un poco arcillosos . .ibid.
I d e m p a r a arenales á r i d o s . - . .ibid.
Idem p a r a terrenos secos y elevados 80
I d e m para-tierras calidas y de secano. , 81
Lista 3.a Yerbas inútiles y d a ñ o s a s de-los prados ibid.

LIBRO SEXTO.

JEn que se enseña brevemente de las obras que conviene que


se hagan en cada mes en el campo J y este tratado ira.
p a r t i d o por menguantes y crecientes de luna^ diciendo
qué otras se han de hacer en creciente y cuales en men-
guante. Asímesmo pornemos otras señales de algunas m u -
danzas de tiempos que las puedan claramente entender^
y algunas otras particularidades. 87
Prólogo* . . . . . . . . i . * . ibid.
Adición .' . 88
Tabla en que se espresan los efectos que debe producir l a
atracción de l-os planetas -en -el mar y en la atmósfera
cuando se hallan perigeos . 91
Mes de Enero en la creciente de la luna 94
Menguante de Enero 97
Advertencia y adición 98
Mes de Hebrero creciente 99
Hebrero menguante 10r
Adición 1 03
Marzo creciente , 105
Menguante de Marzo 107
Adición 108
Mes de Abril creciente. . 111
Menguante de Abril 112
Adición 113
Mayo creciente y Mayo menguante 115
Adición 116
Junio creciente . 117
Junio menguante 118
Adición 119
Julio creciente y menguante 120
Adición • • • * 121
Agosto I2Í
Adición 123
Setiembre creciente 12^
Setiembre menguante 126
Adición . 127
Otubre. 128
Adición 130
Noviembre. 132
Adición. ibid.
Diciembre. . . . . • . • 133
Adición. . . . . . . . . 134
Cap. 1. De algunas feñales de los temperos y mudanzas, y
algunas señales de lluvia, vientos, serenidad y tem-
pestades • • 13 f
§. 1. Señales de luna . . . ; 136
%. 2. S e ñ a l e s de tempestades, ó turbiones ó g r a n i z o s , ó
hielos ó nieve 13^
3. Señales de viento 139
%. 4. Señales de tiempo sereno 140
§. 5. S e ñ a l e s ' del arco d e l cielo ibid.
Adición 142
( v i )

CRONOLOGÍA Y REPORTORIO

DB LA. R\70N DE LOS TIEMPOS Y COMPUESTO POR EL LICENCIADO


RODRIGO ZAMORANO , COPIADO DE LA EDICIÓN HECHA
EN SEVILLA EL AÑO DE 1594.

Cap. 1. De algunas advertencias para bien Juzgar de la mudan-


za del aire •• • • I45
Cap. 11. Señales de lluvia y de tiempo húmido por el cielo. . . 14.7
Cap. n i . Señales de lluvia por lo que se ve en el aire. . . . . . . I J I
Cap.. i v . Señales de llover por las cosas que se ven en el
agua. • 153
Cap. v . Señales de lluvia por la tierra y cosas de ella 154
Cap. v i . Señales de serenidad del aire y sequedad por el
cielo. . 160
Cap. v i l . Señales de serenidad por lo que se ve en el aire. . . . 162
ipap. v u i . Señales de serenidad por el agua y cosas suyas. . . . 163
Cap. i x . Señales de serenidad por la tierra y cosas suyas ibid.
Cap. x i v . Señales de nieve, helada y escuridad del aire. . . . 165
Cap. x v i i i . Señales de frió y de hielo 16Ó
Cap. x x . Señales de viento por lo que se ve en el cielo 167
Cap. x x i . Señales de viento por las cosas que se ven en el
aire. .170
Cap. x x i i . Señales de vientos por el agua y cosas suyas. . . . . 173
Cap. x x i i i . Señales de viento por loque se ve en la tierra, ibid.
Cap. x x v . De las señales de truenos, relámpagos y rayos. . . . 174
Cap. x x v i i . De la tempestad y sus señales 175
Cap. x x v i i i . Señales de tempestad por el aire, y cosas que en
él se ven. 177
Cap. x x i x . Señales de tempestad por la tierra, y cosas que en
ella se ven. » . . . . ibid.
Cap. x x x . Señales de tempestad por el agua y cosas de
ella 180
( V I I )

DESPERTADOR,

QUE T R A T A D E ¿ A G R A N F E R T I L I D A D , RIQUEZAS , BARATOS,


A R M A S Y C A B A L L O S Q U E ESPAÑA S O L I A T E N E R , Y L A CAUSA
D E LOS DAÑOS Y F A L T A CON E L R E M E D I O S U F I C I E N T E .

Diálogo i 183
Adición 207
Diálogo 11 215
Adición 249
Diálogo 111 264
Adición . 279
Indice general de toda la obra , . 28 j
C O N T I N U A C I O N

A LOS CAPITULOS ADICIONALES


AL LIBRO QUINTO.

CAPITULO TERCERO.

D e l modo de criar y conservar los ruiseñores.

o todo ha de ser afanar, es debido que el labrador tenga sus re-


creaciones , y asi hay pocos que teniendo proporción dejen de culti-
var el rosal, mas por la hermosura de su flor que por sus utilidades,
ni tampoco hay muchos agrónomos que dejen de hablar de é l : Her-
rera le consagró un capítulo harto estenso. Séame pues permitido
consagrar otro al ruiseñor, pues si se.cuida de la rosa por no p o - '
der resistir al atractivo de su hermosura, también se cuidarla del
músico de las selvas si se llegara á domesticar. Con paciencia y
tiempo se logra hacerle vivir y cantar en una jaula, y aun criar en
pajarera, y creo que prosiguiendo con empeño se llegada á esclavi-
zar esta especie, particularmente en nuestros paises templados, pues
sin duda los hijos de los nacidos en pajareras, ó por lo menos sus
sucesivos descendientes, se olvidarían del estremado amor á la liber-
tad de sus progenitores, que es el mayor obstáculo con que ahora
se tropieza para disfrutar sin grandes dificultades del hechizo de su
canto.
Séame permitido también decir que para la formación de este
capítulo y la del siguiente me ha suministrado muchas noticias mi
amigo y consocio el Sr. D . Bernardino Entillac, profesor del Real
colegio de Farmacia de esta corte, quien emplea los ratos de su
ocio con tanta afición como conocimiento en la cria de esta y otras
aves.
Modo de haber ruiseñores.

Se obtienen ruiseñores de tres modos: ya cogiéndolos en el nido,


ya cuando son Jóvenes antes de la muda, ó ya siendo adultos en la
primavera.
Para cogerlos en el nido es menester apostarse por la mañana
antes que salga el sol ( ó por la tarde al ponerse) cerca del parage
TOMO I V . , A
en donde suele cantar el macho procurando no hacer ruido: las
idas y venidas de los padres, y el piar de los hijuelos, descubren
fácilmente el parage donde" se halla el nido, del que no se les debe
sacar hasta que no estén bien cubiertos de pluma. Han de preferirse
los de la primera postura porque son mas vigorosos, cantan antes,
y no perecen tantos de resultas de la muda, pues cogiéndoles esta
en tiempo de calor pueden soportarla mejor. Se les pondrá con el
nido y un poco de musgo en una cesta tapada, cuidando de que
sea rala, ó que la tapadera tenga algunas aberturas para la fácil co-
municación del ambiente, y de cubrirla por la noche con un paño
caliente: es menester sobre todo cuidar de que no salgan de la cesta
después de haberles dado de comer, á fin de que no contraigan la
gota, que es para ellos un mal incurable. Se Ies tendrá en la cesta
con mucho aseo, hasta que puedan sostenerse bien en sus patas, y
cuando esto se verifique se colocarán en una jaula cubriendo su suelo
de musgo. Con todas estas precauciones hay seguridad de que l l e -
guen á colmo con salud, robustez y aptitud para el canto , sabién-
doles dar y negar la comida oportunamente, pues son tan delicados
que el menor esceso los atraganta, y asi se debe no tener conside-
ración á su continuo pedir, y atenerse al régimen siguiente: se les
dará la primera porción media hora después de salir el sol, la se-
gunda cuando se haya pasado una hora, y de esta suerte de hora
en hora hasta ponerse el sol, que se dará la última, la cual será a l -
go mayor: para esto se usará de una estaquira bien tersa algo del-
gada por el cabo, y del grosor del dedo meñique, y no se-les dará
«de cada vez mas que cuatro porcioncitas: á las tres semanas, ó lo
mas al mes comen solos, y los machos principian á gorjear; enton-
ces se les separa en diferentes jaulas, pues apetecen vivir solos. E l
alimento que mas les conviene es el que se espondrá mas adelante,
al cual se da la consistencia necesaria para poderle coger con la es-
taquita. Algunos hacen bolillas del grosor de una pluma de escribir
Compuestas de corazón de carnero, ó de ternera cruda, q u i t á n d o -
le las membranas, los nervios y la gordura, reemplazando estas bo-
lillas con clara de huevo duro hecha pequeños pedazitos, haciéndo-
les beber dos ó tres vezes al dia con un poco de algodón empapado
en agua: también sirve una pasta hecha con miga de pan, cañamo-
nes quebrantados , carne de vaca cocida y peregil muy picado; pero
la composición primera es mas conveniente.
Como estas aves son siempre muy delicadas, por mas cuidado
que se tenga, lo mejor es, si se puede, hacer que los crien los pa-
dres; para lo cual después de haber hallado un nido del modo que
queda dicho, se pone la red lo mas cerca de él que sea dable, con
algunos gusanos de los que se crian en la harina ó salvado, atados
á unas estaquitas. Después de coger al padre y á la madre, lo que
( 3 )
es muy fácil, se Ies coloca con el nido y sus hijos en una pieza que
tenga poca luz. Se les pone el agua y la comida en tres vasijas poco
profundas, en una el agua, en otra cincuenta 6 sesenta gusanos de
harina, y en la tercera el alimento indicado, al que se añaden hue-
vos de hormigas, poniendo muchos de estos esparcidos por el suelo
para decidirlos antes á comer, observando en cuanto al alimento
las reglas que sé espondrán al hablar de los ruiseñores recien cogi-
dos. Para familiarizarlos con su nuevo domicilio, deben ponerse en
él manojos de ramas con hojas, y cubrir el suelo con musgo. Los
árboles en tiestos ó cajones, verdes y acopados como laureles, na-
ranjos & c . son mas convenientes que los manojos de ramos, pues
no hay necesidad de perturbarlos en su prisión para renovarles el
verdor. Procediendo asi se tiene la satisfacción de ver á los padres
alimentar á sus hijos; pues estas aves tienen tanto amor á su geni-
tura, que se olvidan bien pronto de la pérdida de su libertad, y
cuidan de ella con el mismo afán que en las selvas.

Educación.

Se deben separar los machos de las hembras: estas se reconocen


por su silencio, y aquellos porque gorjean desde que empiezan á
comer. Si se les destina solo al canto no se les puede poner mejor
maestro que un ruiseñor viejo que cante bien, y á medida que crece
se forma su v o z , de suerte que está en toda su plenitud á fines de
Diciembre. Aprenden fácilmente los tonos que le son estraños, sil-
bándoselos con la boca ó con un caramillo, repitiéndoselos fre-
cuentemente por espacio de algunos meses; pero es necesario sacri-
ficar su canto natural, que es mas apreciable que todos los artificia-
les, que pocas vezes aprenden con perfección. Si se quiere hacer
cantar al ruiseñor cautivo es menester tratarle bien en su prisión, r o -
dearle de verdor, guardarle de visitas importunas, y alimentarlos
bien. Los Jóvenes que se cojen antes del otoño deben tratarse lo
mismo que los viejos, sobre los que no tienen mas ventaja que la
de cantar durante el invierno desde el primer a ñ o , y familiarizarse
antes con la esclavitud.
Jaulas.

H a y tres especies de Jaulas. La primera sirve para el ruiseñor


recién cogido, y debe ser de la forma de una caja cuadrada de diez,
y seis pulgadas de longitud, catorce de altura, y diez de profundi-
dad : la puerta debe estar en la parte inferior de una de sus partes
laterales, y harto grande para que la mano pueda entrar y salir f á -
cilmente, á fin de proveer de comida y agua al ruiseñor sin enfure-
cerlo: encima de la vasija destinada á poner la comida se practicará
un agujero, al cual se adaptará un tubo 6 embudo de hoja de lata,
por el cual se hará caer la pasta ó los gusanos en la vasija, con lo
que se evita el inquietar al preso muchas vezes al d í a , lo que no
podria evitarse de otro modo, respecto á ser necesario darle de co-
mer en distintas horas: la vasija del agua se colocará al otro lado de
la puerta, y de suerte que pueda sacarse y meterse sin conmover la
Jaula ni hacer ruido La parte superior y la rejilla de adelante se c u -
brirán con una sarga verde. Se fijará la jaula sobre una repisa fuera
de la ventana, de modo que se pueda hacer uso de la puerta sin
moverla: debe preferirse la esposicion al levante á todas: la del me-
diodia les fatiga, les impide cantar, les deseca, y muchas vezes les
vuelve ciegos al cabo de cuatro meses. N o se debe quitar la jaula
durante toda la estación del canto, ni limpiarla mientras el ruiseñor
esté en ella, por no desazonarlo, pues no 1^ resulta ningún daño en
Tos pies respecto á que no deja los travesaños mas que para comer y
beber. Cuando cesan de cantar se pone la jaula en una ventana, y
se quita la sarga que cubre los enrejados para acostumbrarle á la luz
natural. .
La segunda, que es en la que siempre debe permanecer, y á la
que se traslada cuando se ha hecho menos arisco, debe tener la
misma forma que la precedente, y con una puerta mas en medro
del enrejado, á fin de poder dar libertad al encarcelado cuando se
quiera, colocando el comedero y bebedero á los dos lados de esta
puerta, á un dedo de altura cerca de los tsavesaños dentro de la jau-
ta, y sujetos con un círculo de alambre : su piso debe ser doble para
poderlo limpiar con facilidad: el embudo ya es inútil, pues presen-
tándole con la mano gusanos de harina se le acostumbra á tomarlos,
de ios cuales se le han de dar pocos, porque este alimento, que es
para ellos una golosina, los enflaquece ; tampoco se han de poner
en la pasta á no ser que estén hechos pedazos, porque refugiándose
en el hondón del comedero, el ruiseñor arroja toda la comida por
cogerlos, y aun si se tiene la costumbre de ponérselos, aun cuando
no los haya, desperdicia toda la comida por buscarlos,
oussi^ninitri / i.-runq ají•aocyD.vWinint r? ainciop •jcj-nuo^ap
Cuidados que exigen los ruiseñores p a r a acostumbrarlos d una-
nueva v i d a cuando se cogen grandes.

Preparada la jaula, como queda dicho, se debe meter en ella aí


ruiseñor inmediatamente después de haberle cogido, obligándole á'
que beba antes para que se refresque. A l principio está quieto y
triste; pero los gusanos de harina le despiertan bien pronto el ape-
t i t o , y le hacen olvidar su libertad. Dos horas después se debe sacar
con cuidado el comedero para poner en él otros veinte y cinco g u -
sanos nuevos , cubriendo también su fondo con un poco de la pasta^
( 5 )
qne ha áe ser sn principal comida en adelante. A las siete de la
tarde se le visitará por la tercera vez , y se le darán otros veinte y
cinco gusanos, que se cortarán cada uno en dos pedazos, á fin de
que la pasta se pegue á ellos, y tragándola insensiblemente la tome
el gusto. También se pondrán algunos en el bebedero, para que re-
moviendo el agua la perciba el preso. A l segundo dia se le dará la
misma cantidad de gusanos en tres vezes, esto es, veinte y cinco
gusanos á las ocho de la m a ñ a n a , veinte y cinco á medio dia, y
veinte y cinco á las siete de la tarde, cuidando de dividirlos en dos
pedazos, y de mezclarlos con la pasta. Lo mismo se ha de practicar
al tercer dia; pero con la diferencia de dividir cada gusano en íre¿
ó cuatro partes para que se mezclen mejor con la pasta, y asi se si-
gue por espacio de tres semanas, disminuyendo después poco á
poco el número de los gusanos, y aumentando á proporción la can-
tidad de pasta, pues cuanto mas come de esta , mas vigoroso se ha-
ce , y mas canta. Si se tienen á mano gusanos se le pueden dar die¿
ó quince mientras canta.
Téngase presente que el ruiseñor se entristece, inquieta, y deja
de cantar si se le trasporta de un sitio á otro aunque sea en una
misma sala; y asi para no interrumpir su canto no se le debe mudar
nunca de sitio.
Los ruiseñores enjaulados tienen la costumbre de bañarse después
que han cantado, por lo cual conviene renovarles, todos los dias el
agua. Finalmente esta ave, naturalmente tan tímida;cuando no está
hecha al cautiverio, huye despavorida á la vista del menor objeto
que le es estraño, y perece indefectiblemente si se le pone como á
los demás pájaros en una jaula espuesta á la l u z ; y por el contrario,
sí se le cubre de modo que no pueda ver lo que hay fuera de ella,
se sosiega y se consuela cantando y comiendo gusanos.

Modo de hacer qtte los ruiseñores crien.

Sin embargo del amor á la libertad, que es mas grande en estas


aves que en otras muchas, se han hallado medios para hacerlas ani-
dar y criar sus hijuelos. Para esto son-mejores los ruiseñores que se
han cogido en la primavera anterior, y con preferencia aquellos á
quienes se les hizo criar , y que fueron conservados con la precau-
ción de téner todo el invierno ai macho y la hembra en una jaula
particular-, poniéndolos desde luego si se puede en la pieza destina-
da á este objeto, á ñn de que se habitúen á ella, para lo'cual se leá
dejará salir de sus respectivas jaulas de tiempo en tiempo , y de este
modo el -matrimonio es tanto mejor, por cuanto es obra de la natu-
raleza, ademas que no siempre se consigue cuando se les aparea con
SPrtiApasu-^^q 3«Í a m o el : írjvji^ib aol on Eaioíiojí-i soi ¿üuq ^oining
m
A primeros de Abril se les da suelta proveyéndoles de los m a -
teriales de que suelen servirse en la fabricación de sus nidos, tales
que hojas de encina, musgo , grama limpia, borra y crines: se pon-
drán tres ó cuatro manojos de ramas secas en un rincón de la pieza,
cerca de la ventana, atados ligeramente y fijos por el cabo, guar-
necidos de hojas de encina, no dejando mas abertura para facilitar-
les la entrada que la suficiente para que quepa la mano; ademas se
pondrá un cubo pequeño de dos pulgadas de profundidad y tres
pies de diámetro lleno de tierra, y un vaso implantado en ella de
una pulgada de profundidad lleno de agua, á fin de que puedan
bañarse , la que se renovará diariamente; pero se quitará cuando la
hembra esté en huevos. La pieza debe estar espuesta al mediodía^
bien cerrada, y cubierta de los vientos del norte. Algunos aficiona-
dos se proporcionan una diversión mas agradable, poniendo los con-
sortes en una grande pajarera plantada de tejos, lilas & c . , ó mas
bien en el rincón de un jardín provisto de estos arbustos, y cerrado
con un enrejado conveniente, lo (?ual es mucho mejor y mas seguro.

D e l alimento.

T r í m e r a pasta. Dos libras de carne de vaca, una libra de gar-


banzos, una libra de almendras dulzes, tres adarmes de azafrán en
p o l v o , y doce huevos frescos. Los garbanzos deben molerse y pa-
sarse por tamiz; las almendras mondarse en agua caliente, y después
molerse lo mas que sea posible; la carne de vaca picarse muy me-
nudamente, quitándole con esmero todas las telillas, gordura é hilillos
que hubiese, y el azafrán tenerlo en infusión en medio vaso de agua
hirviendo: todo esto hecho se rompen doce huevos en un plato, y
se mezclan sucesivamente todos estos ingredientes, concluyendo con
el azafrán: de la masa se forman unas tortitas de un dedo de grueso,
que se harán secar en un horno después de haberse cocido el pan,
ó en una tortera, que se frotará con manteca de vacas fresca, y
pondrá á un fuego manso. En uno y otro caso se apartarán las tor-
titas cuando adquieran la consistencia de los bizcochos: antes de
dar este alimento á los ruiseñores se parte un pedazo, y se desme-
nuza entre las manos.
Segunda pasta. Se añaden á los ingredientes de la primera me-
dia libra de simiente de adormideras, otra media de mijo bien l i m -
p i o , dos onzas de flor de harina, una libra de miel blanca, y dos 6
tres onzas de manteca de vacas fresca. Se pulverizan y pasan por el
tamiz los garbanzos y el mijo, se machaca bien la simiente de ador-
mideras, y lo mismo las almendras dulzes hasta que queden redu-
cidas á una pasta tan suave, que al tocarla no se perciba ningún
grumo, pues los ruiseñores no los digieren: la carne se prepara como
. ( 7 )
queda, dicho; después se echan solamente las yemas de los huevos
en un gran plato ó cazuela de barro, batiendo con ellas la miel y
el azafrán: bien mezclados estos tres ingredientes se les incorpora
sucesivamente la carne, las almendras dulzes y las harinas, meneán-
dolo todo con una espátula de madera, hasta darle la consistencia
de una especie de papilla igual y sin grumos: luego se traslada todo
á una gran cazuela vidriada, untando antes el hondón con manteca
de vacas, la que se pondrá á un fuego muy lento, moviendo siem-
pre lo que contiene, sobre todo en el h o n d ó n , para que no se pes;ue
y se seque poco á poco, hasta que se cueza como es debido, lo
que se conoce cuando no se pega á los dedos, y tiene la consisten-
cia de la masa de los bizcochos recientemente hecha, y entonces se
quitará de la lumbre para que se enfrie enteramente, y verificado
esto se trasladará desde la cazuela á un bote de hoja de lata, en el
que se conservará tapada con su correspondiente tapadera en un pa-
ra ge seco.
Esta pasta, difícil de preparar si no se ha visto hacer ó si no se
tiene una muestra, depende de un cierto grado de desecación que
no se puede hallar sino por casualidad. Cuando se reseca demasiado
no es tan sustanciosa, y hay precisión de mezclarla muchas vezes
con corazón de carnero para tener á los ruiseñores bien nutridos; sí
por el contrario no está bien cocida, es necesario hacer uso de ella
inmediatamente, porque de no se deteriora.
Gusano de harina [Tenebrio molitor L i n . ) , asi se llama á una
larva que se halla con abundancia en los molinos y en las tahonas.
Este alimento es muy esencial para servir de cebo en la caza de los
ruiseñores, y para fortificarlos mientras cantan, por lo que se debe
tener un buen repuesto de ellos; y como es muy difícil hallarlos al
principio de la primavera, es necesario hacerla provisión en el v e -
rano. Se les conserva en vasijas de porcelana ó de barro vidriado,
alimentándolos con salvado: si se les pone algunos pedazos de cor-
cho o de madera carcomida se guarecen en ellos, y engordan con
prontitud. La vasija ha de ser de porcelana o de barro vidriado para
impedir que puedan salirse de ella, por cuya razón se dejará una
distancia por lo menos de dos ó tres pulgadas entre el salvado y los
bordes de su abertura, y se la tendrá en un parage seco: se les debe
renovar de tiempo en tiempo la comida: se conoce que el salvado
ya no les es provechoso cuando está reducido á una especie de
polvo gris: por esto debe acribarse dos vezes al a ñ o , y renovarse
enteramente: sin esta precaución contrae mal olor, y se humedece
por la mezcla de los escrementos de estos insectos, lo que les hace
enflaquecer y morir.
( 8 )

Enfermedades de los ruiseñores.

Se conoce que el ruiseñor goza de buena salud si canta con fre-


cuencia durante la estación que debe hacerlo, que es desde princi-
pios de Enero hasta fines de Junio, escepto el primer año de su cau-
tividad que no se le oye antes de Febrero: si se espulga á menudo,
sobre todo en el dorso, si está alegre y vivaracho, si se agita en la
jaula sacudiéndose mucho las alas, y finalmente si duerme en un
pie, come mucho y con ansia los gusanos de harina.
Si pasa la noche en el piso de la jaula es una señal de enferme-
dad , á no ser que lo haga por no poderse tener en los palitroques,
á causa de habérsele apegado á las uñas los escrementos por no c u i -
darle con aseo s en este caso es menester cogerlo con la mano y me-
terle las patas en agua tibia para limpiárselas: muchas vezes les cre-
cen tanto las uñas que les es muy difícil sostenerse, lo que se re-
media cortándoselas de tiempo en tiempo.
Grano en la r a b a d i l l a . Padece como casi todas las aves un
granito en !a rabadilla que le pone triste y lánguido ; cuando se le
descubra se le abrirá con la punta de unas tijeras, comprimiéndo-
selo después ligeramente con la yema del dedo, y se restablecerá
con el auxilio de algunos gusanos de harina, cochinillas ó cleopor-
tes y arañas. Se le precave de esta enfermedad purgándole algunas
vezes, y con particularidad por Marzo, con una media docena de
estas últimas.
Enflaquecimiento por cantar. Cuando se enflaquece á fuerza
de cantar es escelente la simiente de adormideras en su pasta para
tranquilizarle, refrigerarle y escitarle al sueño: el corazón de car-
nero limpio de las telitas, venas é hilillos muy menudamente picado
y mezclado con igual cantidad de-pasta, le engorda con prontitud,
asi como los higos y las bayas de saúco. Después de la muda se le
debe suprimir la simiente de adormideras, porque entonces adquiere
mucha gordura, y está espuesto á morirse.
^ Astricción de vientre. Se le cura de ella con cuatro ó cinco
gusanos de harina, dándoselos de una vez, ó con una grande araña
negra de sótano 6 de granero; este remedio es el mas eficaz.
D i a r r e a . Se conoce en la liquidez de sus deposiciones, en la agi-
tación continua de la cola, y erizamiento de la pluma: se corrige
con el corazón de carnero suministrado como se acaba de decir.
Gota. Esta dolencia es mas común en los jóvenes que en los
viejos; los que 1? padecen antes de empezar á comer solos, perecen
infaliblemente, y desde que cojean se pierde todo el tiempo que se
emplea en quererlos criar. Cuando los viejos cogidos con red la pa-
decen, lo que es muy raro, dimana de hallarse la jaula espuesta á
, ^ 9 )
algún viento h ú m e d o , del que el ruiseñor no ha podido defenderse,
y asi para curarle basta con ponerle en un parage abrigado. Para
preservarles de esta enfermedad se Ies guarnecerá el suelo de la jaula
de musgo y de arena.-
Cuando los ruiseñores tragan alguna sustancia, que Ies es i n d i -
gesta, suelen vomitarla en la forma de pildoras; pero esto no es una
enfermedad.
CAPITULO I V .

D e la cria de canarios.

s iendo tan conocido entre nosotros el canario y sus muchas va-


riedades , que tan fácilmente pueden multiplicaíse por la comodidad
que hay en mezclarlas, no me detendré en su descripción, poco i m -
portante á la verdad para los labradores: si los aficionados quieren
satisfacer su curiosidad , nada les dejarán que desear los libros de His-
toria natural que tratan de esto, y sobre todos el Nouveau JDictio~
naire d ' í í i s t o i r e naturelle. Tom. x x , pág. 381.

Jaulas de cria.

Aunque los canarios crían mejor y mas á su placer en una pieza


6 pajarera espaciosa que en una jaula, como no todos tienen pro-
porción de aquella, hablaré del modo de criarlos en esta, lo que es
harto fácil cuando se trata de uno ó dos pares.
Debe ser la jaula de bastante capacidad en todas sus dimensiones
para que sus habitantes puedan estar á sus anchuras y volar sin g o l -
pearse : el comedero y bebedero, que convendrá que sean de plo-
m o , estarán en la parte inferior engastados en el mismo suelo del p i -
so de la jaula, de manera que cuando se saque para limpiarla, que
será por detrás, salgan asidos al suelo de é l ; y tendrán un enrejado
de modo que los canarios puedan comer sin desperdiciar la comida,
y beber sin bañarse cuando esto no convenga. Una jaula asi dispues-
ta tiene las ventajas de que nunca pueden ocultar sus maniobras los
canarios, ni comer tan repetidamente como cuando tienen la comida
á la vista; lo que le preserva de la enfermedad llamada hidropesía,
que proviene generalmente de comer demasiado, y de la que rara
vez se consigue curarlos.
Son mejores las jaulas de madera de encina 6 de nogal que las de
pino, pues aunque estas son mas baratas, al año de haber servido
tienen el inconveniente de criar chinches; las cuatro caras laterales
serán de enrejado de alambre, con dos puertas tan grandes como la
de en medio para darlos pasa de una jaula á otra, sin necesidad de
tocarlos ni asombrarlos al cuidar de su limpieza ó de otra cosa; ade-
TOMO I V . B
(lo-)
nurs de que con muchas Jaulas construidas de este modo se puede
formar una gran pajarera aproximándolas y abriendo todas sus puer-
tas de comunicación.
Tiempo de aparearlos.

Nanea se ha de apresurar el tiempo de la primera nidada, n i


permitir su unión hasta mediados de A b r i l , pues si se efectúa cuan-
do hace todavía frío suelen disgustarse mutuamente, y si la hembra
llega á poner aborrece los huevos, á no ser que la estación esté ade-
lantada, y se pierde t. da una nidada.
Para aparearlos se coloca primeramente al macho con una hem-
bra en una jaula no muy grande, en la que permanecerán ocho ó
diez dias: se conoce que lo están en que en vez de reñir se acarician,
y esto verificado se les suelta en la jaula grande, que deberá estar
provista de todo lo que es necesario, y espuesta al levante que es la
esposicion que mas les conviene.

Modo de aparear dos canarias con un canario.

Para esto debe elegirse un canario vigoroso, que lo es aquel que


está en la jaula en continuo movimiento, cantando á menudo y con
voz fuerte: elegido que sea se ponen las hembras en dos jaulas dis-
tintas no muy grandes; pero juntas y con comunicación, para que
poniendo al macho en una pueda acudir á los llamamientos de las
dos y satisfacerlas. También puede usarse de una sola jaula; pero es
¡menester que sea grande, y que tenga en medio una separación para
que las hembras no puedan verse cuando están en huevos. En fin los
canarios se aparean naturalmente si están en una pieza ó pajarera es-
paciosa , y entonces cuatro machos vigorosos son bastantes para doce
hembras...

| Modo de aparear los canarios con aves de distinta especie.

Cuando se quieren hacer semejantes consorcios es necesario sepa-


rar los canarios de todos los individuos de su especie, y si es ma-
cho elegir uno que tenga dos años, y que no haya cohabitado con
sus legítimas hembras; y lo mismo si es de este sexo, aunque no pa-
rece ser tan absolutamente necesario Puede suceder que no se apareen
el primer a ñ o , mas por esto no se ha de desistir; la diferencia de
plumage, de canto y aun de costumbres es un obstáculo solamente
superable á un ardor muy grande; y se tiene observado serle esto
mas difícil al canario que á la canaria, por lo que es mejor servirse
de esta que de aquel, y mucho mas sabiéndose que produce con el
g a r d i l l o } jilguero 3 -verderol, pinzón y con todas las aves de su ta^
tñaño granívoras, que dan de comer á sus hijuelos vomitando la co-
mida , y que el canario no siempre lo hace con las hembras de estos.
La canaria no está apta para criar con los machos de especies diver-
sas después de los cuatro años, mientras que con los de la suya lo
está hasta los ocho ó nueve.
Siempre que se deseen mestizos deben cogerse en el nido los pa-
dres, y criarse juntamente con los canarios, acostumbrándolos al
mismo alimento. Si es la hembra del jilguero la que se aparea con
el canario debe tener dos años, pues es raro que ponga en el p r i -
mero: tanto aí jilguero como á los demás se les ha de hacer tan fa-
miliares como los canarios, para lo cual se les tendrá en parages no
muy altos, y de modo que vean la gente. Se ha observado constan-
temente que los mestizos se asemejan al padre en la cabeza, la cola
y las patas, y á la madre en lo restante del cuerpo. Los mas esti-
mados por su canto y hermosura son los que proceden del consor-
cio del canario con las hembras estrañas; la del jilguero merece la
preferencia, porque los mestizos de su raza son los mejores; advir-
tiendo que es mas fácil obtenerlos sirviéndose del macho que de la
hembra, á cuyo fin se elegirá uno robusto, vivaz, ardiente en el
canto y con buen plumage. Los qué se cogen con la ballesta tam-
bién pueden servir; mas es indispensable que antes vivan lo menos
un año en compañía de los canarios, acostumbrándoles desde luego
á su comida. Asi que se apareen se les dará de tiempo en tiempo s i -
miente de cardo, la que no se les economizará cuando tengan hijos,
pues la apetecen mucho. También les conviene la semilla de la y e r -
ba cana , y puede subrogarse por la de cardo , cuando esta no ha lle^
gado á su debida madurez. Téngase presente que al jilguero no se
le ha de dar mas que una sola hembra.
Los mestizos son mas robustos que los canarios; cantan mas y
con voz mas fuerte y sonora; pero no aprenden con perfección nues-
tros tonos; su vida es de mayor duración, pues se les ha visto vivir
diez y ocho, y aun veinte años: hay quien pretende que pueden unirse,
no solamente con sus especies maternas ó paternas, sino también en-
tre s í , y producir individuos fecundos, cuyas variedades pueden
mezclarse y perpetuarse; pero si esto es cierto, es muy difícil de
conseguir; y hasta que se repitan los ensayos que se citan en su abo-
no , no se puede dar asenso á un fenómeno que está en contradic*-
cion con los que le son semejantes.

Materiales propios para la construcción del nido.

Estos consisten comunmente en pelote que no haya servido, a l -


godon muy picado, hilaza de cáñamo 6 de grama ; mas lo mejor
es el heno seco muy fino y con un poco de musgo secado a l sol. Se
les pone pafa que/hagan el nido tres especies de nidales, de m i m -
bres, de madera ó de barro; el de mimbres es preferible: no se les
pondrá mas que uno cada vez; pues si se les ponen dos trabajan tan
pronto en el uno como en el otro, y tardan mucho en hacer el n i -
do ; por lo cual hasta que tengan sus hijos doce dias no se les p o n -
drá el otro, que deberá colocarse al lado opuesto. A los canarios
perezosos, como los moñudos, conviene hacerles el nido, sin darles
mas trabajo que el de arreglarle sí no le hallan á su gusto. En vez
de los nidales de mimbres, que suelen tener el inconveniente de criar
piojos y otros insectos, se sirven con ventaja nuestros aficionados de
-un manojo de tomillo ú otras plantas semejantes y aromáticas, ata-
do en forma de una escoba, dejando en él un hueco suficiente para
que los canarios construyan su nido.

Alimeníos.

Asi que empiezan á comer se les dá regularmente alpiste, c a ñ a "


woncs, mijo, y aun nabina; lo mejor es hacerles una mezcla coíl
estas semillas del modo siguiente: dos cuartillos de cañamones,
dos de alpiste, cuatro de mijo y seis de nabina, cuyas cantidades
fcien mezcladas se conservarán en una vasija cerrada, echando cada
dos dias en el comedero nada mas que lo suficiente. Muchos suelen
darles cañamones con abundancia, sobre todo cuando crian con j i l -
gueros; pero les son muy nocivos si no están mezclados con otras
semillas y en poca cantidad ; en fin es menester que estas no sean
muy nuevas, pues de lo contrario se les espone á contraer varias en-
fermedades.
Estando apareados ademas de esto se les d a r i un pedazo de pan
<5 de bizcocho; duro, sobre todo si la hembra está próxima á poner.
Algunos aconsejan que se les dé los ocho dias siguientes á la postura
mucha simsente de lechuga para purgarlos. •'. ;
El tiempo en que exigen mas cuidado es cuando tienen hijos. La
-víspera del día en que deben sacar, que es el décimotercio de la i n -
cubación , se mudará la arena fina y tamizada, que deberá haber en
Ja jaula desde el momento mismo en que entran los canarios en ella.
•Esta precaución es ú t i l , porque si la hembra pone en el suelo, co-
•jno lo hace algunas vezes, no se daña el huevo, ni tampoco sus h i -
jos sí se caen del nido: mudada la arena, y limpiada,la jaula si tie-
ne que, pero sin causar espanto, se llenará el comedero de comida,
quitando la antigua, y renov-.ndo el agua del bebédéro para no i n -
quietarlos los primeros días: mientras les dura esto no se les dará
mas golosinas; y asi que lo acaben se les formará una masa con la
cuarta parte' de un huevo duro, yema y clara bien picadas, y un
-pedazo de pan sin sal empapado en agua, la que. se les pondrá eñ
una salvilla dentro de la jaula. Se les dará ademas alguna cosa verde;
pero en corta cantidad, como yerba cana, pamplina, y á falta de
estas plantas un buen cogollo de lechuga ó un poco de escarola: esta
comida se les presentará tres vezes al dia, á las cinco ó seis de la
mañana, al medio dia y á las cinco de la tarde. Cualquiera que sea
la comida que se les suministre ha de ser siempre fresca, q u i t á n d o -
les la antigua'.
Postura.

Hay hembras que nunca ponen, y se llaman machorrasj otras


que solo hacen una sola postura, y aun después de poner el primer
huevo muchas vezes no ponen el segundo hasta los dos ó tres dios:
algunas que solo hacen tres de tres huevos cada una, muchas que
hacen cuatro, y en cada cual ponen cuatro ó cinco huevos; las mas
fecundas hacen cinco, y harian mas si se las dejase, y cada una de
ellas es con frecuencia de seis á siete huevos.
Como conviene separar los huevos inútiles, para conocerlos con
seguridad no se examinarán hasta los ocho ó nueve dias, al cabo de
cuyo tiempo se' conocen los que están empollados en su peso y en
su obscuridad, poniéndoles á la luz del sol, ó á una artificial; los
no empollados, que son los que están claros, y pesan menos, se ar-
rojarán; de este modo se puede muy fácilmente hacer dos con tres
posturas, si hay muchas hembras echadas á un mismo tiempo, y la
que queda libre se dedica á hacer otra nueva. En la distribución que
se haga de los huevos de una hembra á otras es menester cuidar bien
de que todos estén buenos, pues si se les ponen huevos hueros, por
arrojarlos ellas mismas, si el nido está algo profundo los rompen y
desgracian los demás.
La incubación dura trece dias: puede retardarse ó adelantarse se-
gún el mayor ó menor grado de calor; durante ella conviene abster
nerse de manosear los huevos.

Accidentes que les suele sobrevenir cuando crian.

Suele suceder que algunas vezes enferma el macho cuando mas


le necesita la hembra, ora en el momento de su postura, ú ora cuan-
do tienen sus hijos siete ú ocho dias, época en que un buen macho
debe ayudarla á criarlos. A cualquiera enfermedad que le sobrevenga
en este caso se. le• sacará de la jaula ó de la pajarera, y se le pondrá
en una jaula chica al sol, rodándole con la boca un poco de vino
blanco por todo el cuerpo, remedio que conviene á todas sus enfer-
medades, y después según la que sea se le aplicarán los que se pres-
cribirán ai fin de este capítulo: si empeora, y la hembra se entris-
.teee por su ausencia, se pondrá otro en su lugar; no obstante de
haber algunas que aunque sin macho cuidan muy bien sus hijos; pe-
ro son pocas las que soportan ocho ó diez días la ausencia de su
consorte; y para que no se melancolice demasiado se le hará ver de
tiempo en tiempo, metiéndole en la pajarera con la jaula. Estas i n -
disposiciones le sobrevienen al canario generalmente de haberse aca-
lorado demasiado con su hembra, 6 de haber comido con esceso
de las muchas sustancias suculentas que entonces se les prodigan:
ocho 6 diez dias de reposo le curan infaliblemente de lo primero, y
una dieta de muchos dias, sin darle mas c^ue nabina, es un remedio
cierto para lo segundo; después de lo cual se le soltará con su hem-
bra , y en su alegría y ardor con ella se conocerá sí está curado: ú
enfermase de nuevo se le sacará para nunca mas volverle á la paja-
rera , aunque cure, pues esto ya es prueba de un temperamento muy
delicado, dando á la hembra otro macho parecido al que se le q u i -
ta, y que ya haya criado. Si la hembra enferma, se seguirá con
ella el mismo m é t o d o ; y si está en huevos se le pondrán á otra que
lo esté de tanto tiempo, y sus hijos también si son demasiado pe-
queños para criarlos á mano, aun cuando los alimentase el macho,
pues se moririan por falta del calor de la madre.
Las hembras en la época de la postura están espuestas á contraer
una enfermedad muy grave, que consiste en hincharse y no querer
comer, teniendo á vezes tan pocas fuerzas que no se pueden tener
en pie, y perecen si no se las socorre pronto: les acaece desde las
diez de Ja mañana en adelante, y proviene de no poder poner; al
instante se coge á la enferma, y se le introduce con la cabeza de un
alfiler gordo aceite de almendras dulces en el conducto del huevo
para dilatarle y facilitar el paso; y si esto no bastase se le hará tra-
gar algunas gotas de este mismo aceite , lo que le calmará los dolo-
res que padece: después se la pondrá al sol ó al amor de la lumbre
en una jaula pequeña, cubierta con una tela caliente y guarnecida
con heno muy fino, hasta que ponga y recupere su primer vigor; lo
cual verificado, se la alimentará con el grano cocido y con bizco-
cho ; y sí no obstante no se restableciese, se la rociará con vino blan-
co , haciéndola tragar un poco tibio, en que se haya disuelto azúcar
candi; y aun cuando cure no se la permitirá empollar, aunque quie-
ra, y no haya hembra á quien poner los huevos. Esta enfermedad
no suele acometerlas sino á la postura del primero ó segundo huevo,
y rara vez á la del último.
Las madres á vezes á los ocho 6 diez dias de haber sacado sue-
len quitar á sus hijos las plumas á medida que les nacen, lo cual se
remedia quitándoselos si están en estado de criarse á mano. También
suelen sudarlos demasiado cuando no tienen mas que dos 6 tres dias,
lo que se conoce en que ella tiene mojadas las plumas del vientre, y
ellos el vello difícilmente estensible, lo que motiva la muerte de m u -
i 'O
chos; pero estan ^uera peligro si llegan á seis días: el único re-,
rtiedio es ponérselos áotra hembra que tenga hijos de la misma edad.
Si la hembra enfermase después de nacidos sus hijos, ó los aban-,
donase, si no hay otra á quien encargárselos, no hay mas recurso
que buscar un nido de gorriones que estén muy pequeños, y meter
algunos en el de los canarios para que mantengan su calor natural, y
darles de comer á mano de hora en hora hasta que tengan doce dias,
cubriéndoles si hace frió con una piel muy suave de cordero.
Estos son los accidentes mas comunes á que estan espuestos los
canarios cuando crian en jaulas, los que son muy raros cuando lo
hacen en una pajarera espaciosa.
Si se quiere tratar á una hembra con mas esmero que á las demás,
porque sea mas delicada ó mas hermosa y rara., se la pone en un^
jaula solamente con su consorte, presentándola el nido hecho y algu-
nos materiales para que los mude si no lo encuentra á su gusto, de-
jándola empollar sus huevos nada mas que siete dias, trasladándose-
los á otra hembra para que acabe de empollarlos. Después se la deja
descansar dos ó tres dias y se la vuelve á presentar el nido como
queda dicho , cambiándole los huevos á los cinco ó seis dias por otros
que estén próximos asacar, dejándole criar la prole que resulta doce
dias, si es que es buena criadora. Pasada de la tercera incubación,
que se debe dirigir como la primera, á no ser que se la quiera per-
mitir continuar hasta la víspera del dia que debe sacar, se Ja separa
del macho, y se la tiene sola en una jaula hasta la muda. De esta
suerte no se fatigará, vivirá mucho tiempo, y tendrá robustez para
soportar la muda, enfermedad que causa muchas vezes la muerte á
las que se han estenuado demasiado.

Modo de criarlos á mano.

Para esto dice Hervieux, que parece ser el autor mas inteligente
en esta materia: , , T o m o los primeros dias un pedazo de pan, al que
« q u i t o la corteza y añado un pedazito de vizcocho, todo duro, y
p lo reduzco á polvos, los que mezclo con la mitad 6 mas de una y e -
« ma de huevo duro -y un poco de agua, de suerte que no quede la
«masa granugienta: no conviene que la pasta sea muy líquida, pues
« n o les nutre tanto como cuando tiene alguna consistencia: á los tres
« dias junto á esta papilla una corta cantidad de navina cocida sin
« machacarla, que los nutre sin acalorarlos ; y si noto que esto suce-
« d e , añado una porcioncita de simiente de anagálide bien madura.
« E s t a papilla debe renovarse dos vezes al dia en ei tiempo de gran-
« des calores porque se agria con facilidad: si alguno enfermase, uso
« e n vez del agua leche de cañamones, la que se hace machacándo-
« l o s en un mortero con un poco de agua, y esprimiéndolos fuerter
("O
*) mente con nn pedazo de lienzo blanco. Debe dárseles de comer lá
•5 primera vez, lo mas tarde, á las seis y media de la mañana: la
asegunda á las ocho: la tercera á las nueve y media: la cuarta á las
»)once: la quinta á las doce y media: la sesta á las dos: la séptima
« á las tres y media: la octava á las cinco: la novena á las seis y me-
« d i a : la décima á las ocho; y la oncena á las ocho y tres cuartos:
•) esta última no es absolutamente necesaria, y se les debe dar me-
« nos que en las otras, y si la rehusan no debe dárseles."
A los veinte y cuatro d veinte y cinco d í a s , cuando ya ellos em-
piezan á comer solos, se cesará de darles y se les colocará en una
laula sin palos y con el suelo cubierto con heno fino y muy seco:
el primer mes comerán solamente cañamones quebrantados y mez-
clados con yema de huevo duro y pan rallado, poniéndoles en el
agua un poco de regaliz.
Modo de enseñarlos.

Cuando se quiere enseñar á un canario con el flantillo ó con el


organillo, asi que comienza á gorjear, en lo que demuestra ser ma-
cho se le pone en una jaula cubierta con una tela muy clara dis-
tante del cántico de otras aves, para que no pueda o i r l o , y se le
toca la tonada que se le quiere enseñar : quince dias después se sus-
tituye á la tela clara una sarga verde ó encarnada muy tupida; y
se le deja en esta positura hasta que sepa perfectamente la tocata;
esta debe ser sencilla , pues sí es muy complicada se le fatiga la me-
moria, y la olvida fácilmente: cinco ó seis lecciones al día le bastan,
dándole dos al amanecer, algunas al medio dia, y dos al anochecer:
la tocata debe repetirse nueve ó diez vezes consecutivas, sin ninguna
repetición de principio ni fin.

^Enfermedades.

M u d a . Aunque esta enfermedad sea una de las mas peligrosas


para los canarios, los machos la pasan bastante bien, y no dejan
de cantar algo, aunque algunos enmudecen, se estenúan y mueren,
especialmente los que se han enervado con sus amores; la muda es
mortal en la mayor parte de las hembras que tienen seis 6 siete años:
generalmente les es menos funesta cuando se tienen en grandes paja-
reras que en reducidas jaulas, y asi debe suceder; porque aquella
posición les aproxima mas á su estado de libertad, en el cual la
muda no es mas que una leve indisposición, y no una anfermedad
grave como en el del cautiverio. El mejor remedio es poner en el
agua que beben un pedazo de acero, y no de yerro, y darles de
comer mayor cantidad de cañamones.
Cl7)

Asma.

Se conoce en un chillido que parece salir del estómago. Se cura


con la simiente de llantén y bizcocho duro empapado en vino.

Hidropesía.

Esta enfermedad es la mas común y peligrosa que padecen los


canarios, con particularidad los jóvenes: les sobreviene regularmente
al mes ó á las seis semanas: se conoce en que las tripas descienden
hasta la estremidad del cuerpo, y en que el vientre está claro, muy
grueso, muy duro, y cubierto de venillas rubicundas: los enfermos
enflaquecen cada dia, algunos no dejan de comer, otros pierden en-
teramente el apetito, y todos mueren si no se le socorre inmediata-
mente. Les origina esta enfermedad lo muy sustancioso de los a l i -
mentos, como el mucho bizcocho con que á vezes se les regala, y
en general todo esceso continuado en la comida.
Se les disolverá en el bebedero un pedazo de piedra alumbre
(sulfate de alúmina) del grosor de un guisante, renovándoles esta
disolución una vez al dia por espacio de cuatro. Se indican otros
remedios que son los siguientes: l.S poner en el bebedero un peda-
cito de hierro, v. g. un clavo , mudando el agua dos vezes á la se-
mana sin quitarle: 2.0-quitarle por la noche el agua común, y p o -
ner en su lugar agua salada, y asi que haya bebido algo por la ma-
ñana , volverle á poner la común , continuando con este método cinco
ó seis dias, y si no produce mejoría se le dará de comer cuatro ó
cinco mañanas consecutivas alpiste cocido, y un poco de leche co-
cida con miga de pan, cada cosa en distinta vasija, y por las tardes
su comida acostumbrada: pasados los cinco días se le pondrá en el
agua un poco de triaca del volumen de medio grano de lenteja, en
la que permanecerá hasta que beba una ó dos vezes; esto se repetirá
tres dias: 3.0 hacerle comer carne de nuez molida y mezclada con
alpiste cocido, y después una hoja de col blanca y de apio. En fin
lo que se cree mas eficaz es darle un baño de leche tibia de medio
cuerpo abajo por espacio de siete minutos, lavándole lo bañado con
agua tibia, enjugándole con un lienzo caliente, poniéndole después
al calor de la lumbre ó del sol para que se seque, haciéndole comer
mucha simiente de' lechuga: este baño debe darse un dia sí y otro
no. También hay quien considera como el mejor de todos los reme-
dios para esta enfermedad el dar á todo pasto hasta la completa cu-
ración simiente de lechuga y agua común.

TOMO I V .
( i 8 )

Piojos.

El desaseo los motiva , y así se les debe limpiar á menudo, pro-


porcionarles agua para que se bañen, y en resolución cuidar del aseo
de su habitación.
Estincion de l a voz.

Sobreviéneles este accidente regularmente después- de la muda:


déseles yema de huevo duro con miga de pan, y póngase en el be-
bedero un poco de regaliz.
En fin esta preciosa avecita padece otras varias enfermedades, de
las cuales unas se curan fácilmente, como t\ grano de la r a b a d i l l a ,
véase pág. 8, y otras tan dificultosamente, que es mejor abando-
narlas á la naturaleza, que esponerse á empeorarlas con remedios i n -
ciertos.
CAPITULO V .

D e los gusanos de seda.

H i s t o r i a natural. Parece que desde la mas remota antigüedaci


se conocía en la China el uso de este insecto , y que desde ella se
estendió á la Grecia, atravesando la India trescientos veinte y tres
años antes de nuestra era, y después de muy entrada esta al resto
de Europa, y con particularidad á E s p a ñ a , donde le propagaron
los árabes.
Tiene el gusano de seda nueve anillos, siendo el último la aber-
tura por donde escrementa: todos están señalados con unas manchas
de color mas oscuro que el de la piel, y en ellos hay unas aberturas
llamadas estigmas que sirven para la respiración: tiene patas, de
que hace uso, y en su boca dos órdenes de dientecillos con que
muerde y tritura las hojas.
Son cuatro las llamadas mudas 6 dormidas que indican su edad:
la primera principia á los nueve ó diez dias de su nacimiento, ó
mas tarde si el tiempo es frió, y las otras se repiten de siete en siete,
según el mayor ó menor grado de calor \ las señales de estas dormi-
das son ponerse algo mas gordos , en especial por la cabeza, mas l u -
cios y fríos, y no andar ni comer; permaneciendo asi cuatro horas,
pasadas las cuales mudan de pellejo y se les aclara el color.
Después eligen el lugar que les conviene para formar su capullo:
©n el.primer día fijan los puntos de apoyo , prendiendo en ellos la
seda que sacan de su cuerpo por la abertura que tienen debajo de la
boca: el segundo forman el principio del capullo y se encierran en
é l : el tercero se ocultan; y en los siguientes, sirviéndose siempre de
, 0 ^
la misma hebra, sin romperla, forman enteramente su sepulcro, y
sepultados se convierten en crisálidas: en este estado conservan un
licor disolvente de la seda, el que derraman siendo mariposas en el
rincón por donde han de salir, y agujereándole se plantan sobre el
capullo húmedo todavía con dicho licor: apenas salen se juntan los
machos con las hembras, y de allá á poco mueren aquellos, y fecun-
dadas estas desovan y se mueren á los cinco dias. Según algunos ob-
servadores se puede decir que cada una pone cuatrocientos huevos,
los cuales son muy pequeños, al principio blancos cenicientos, des-
pués amarillos blanquizcos, y por último les comunica el aire un co-
lor moreno mas ó menos oscuro, y constituyen lo que se llama s i -
miente de gusanos de seda.
Variedades.

En la China se asegura que hay dos especies de gusanos de seda


silvestres que dan el provecho de su seda sin necesidad de cuidarlos,
la cual consiste en unos hilos largos que atan á las ramas, como las
arañas para colgarse ó conducirse de unas á otras.
H a y ademas otra especie 6 variedad algo semejante á la d o m é s -
tica, y que puede considerarse como silvestre, pues no exige su crian-
za , al parecer, mas que avivar la semilla, distribuir los gusanos so-
bre una morera, también peculiar á la China; y recoger los capu-
llos cuando ya están concluidos.
Nuestro gusano doméstico igualmente vive de continuo en los
paises calientes, en los morales ó moreras, lo mismo que otros gu-
sanos ó orugas en los olmos, encinas y otros árboles; pero hasta
ahora no sé que se les crie de esprofeso de este modo en ninguna
parte. En su especie no se halla ninguna variedad notable y constan-
te , pues los que se diferencian por el color, ó porque producen ca-
pullos blancos, á vezes, si son negros, producen hijos blancos, y si
se emplean capullos blancos para sacar semillas, los gusanos que na-
cen de ella labran pocos capullos blancos y mudaos amarillos. Asi
dice Rozier que se lo ha testificado la experiencia.

H a b i t a c i ó n de los gusanos.

Se pueden criar los gusanos en cualquiera casa 6 lugar que no


sea h ú m e d o , frió ó demasiado caliente: sean las piezas que se Ies
destinen no, muy grandes, bien blanqueadas, con vidrieras en las
ventanas, ó á lo menos con bastidores de lienzo ó papel, y con
puertas que cierren bien: las ventanas sean grandes y no hacia el
norte, y el pavimento bien embaldosado para que no puedan entrar
insectos. Si el pais es frió, y algún aficionado quiere, mas por gus-
to que por utiliciad criar gusanos , convendrá porter una chimenea ó
una estufa proporcionada á la pieza y un termómetro para regular
el calor que debe estar, ni mas ni menos que al grado diez y seis del
de Reaumur, pues en todas ocasiones y paises el buen temple de la
pieza en que se crian preserva á muchos de la muerte: la humedad
les perjudica tanto como el frió y el calor escesivo. Nuestros cose-
cheros de seda regulan el calor según la práctica que tienen; pero no
seria malo que usasen del termómetro.
Elección de l a simiente y modo de avivarla.
La buena semilla se conoce en que sale de los granos ó hueveci-
llos, si se los comprime entre las u ñ a s , un humor trasparente visco-
so ni poco ni demasiado fluido, en que sean de color gris que tire
á negro, y con la superficie lisa, pues si frotada queda desigual y
de color de ceniza claro ú oscuro, se ha de reputar por mala. Re-
pruébese la de color amarillento subido.
N o hay tiempo fijo de avivar la simiente, pues esto depende del
clima: cuídese principalmente de no hacerlo hasta que las moreras
principien á brotar.
La cantidad que se ha de avivar ha de ser proporcionada al espa-
cio que los gusanos ocuparán en adelante, suponiendo que estén á sus
anchuras, lo que es muy necesario, pues vician mucho el aire j y
está probado, que si se aviva una onza de semilla, y se tiene un parage
estenso donde ir colocando los gusanos á su tiempo, se sacará m u -
chas vezes un quintal de capullos; mientras que en un parage bajo,
pequeño y estrecho, apenas se sacará treinta libras por onza, sí se
han puesto muchas á avivar, y criado todos los nacidos.
E l modo mas seguro, sencillo y cómodo de avivar la semilla es
envolviendo cada onza aparte en lienzo usado, dejándola holgada:
asi se pondrá en una especie de faja hecha de paño por fuera y co-
tonía ppr dentro, y se rodeará á la cintura de alguna muchacha de
catorce á diez y seis años, sana, quieta, y que no trabaje en cosas
.de fuerza: de día la llevará junto á la ropa interior, y de noche la
pondrá entre las sábanas de su cama: los envoltorios se reconocerán
todos á medio dia, y se pondrán al sol para que se vivifique mas
pronto la simiente, que nunca" suele tardar mas que nueve ó diez
dias. Igualmente se puede avivar al calor artificial; y se ha probado
que se consigue esto muy bien esponiéndola al ambiente á la tempe-
ratura de catorce grados, aumentando poco á poco el calor hasta
Jos diez y ocho. Notorio es que también se aviva espontáneamente
en los paises calientes; pero en el nuestro pocas vezes es útil esperar
á que el calor natural lo haga, por temor de que ya estén las hojas
dejas moreras demasiado duras para los gusanos recien nacidos, á
quienes les convienen siempre tiernas.
( " )
Lue?o qne la simiente muda su color ceniciento tí oscuro en
blanco , es señal de haber nacido el gusano. Entonces se pasará del
envoltorio á unas cajas de pino redondas bien secas, sin olor, y for-
radas de papel, ó mejor á unos arneritos de mimbre fino, y bien
tupidos con boñiga: en ellos se estenderá la simiente, de modo que
no queden unos gusanillos sobre otros, y encima se pondrá un papel
fuerte muy agujereado con recortes, por los que salen á comer las
hojas de morera tiernas que se ponen sobre é l ; si no las hubiese mas
que secas del año anterior se les humedecerán. Se tendrán en un am-
biente que tenga no menos calor que aquel en que se han avivado,
sin aumentarlo mucho; pues se observa constantemente, que aviva-
dos despacio, y recibiendo el calor por grados.prosperan mejor, y
que salen mal los que se avivan apresuradamente.

Modo de cuidar los gusanos desde que nacen hasta su primera


muda 6 dormida.
roismuri nrn\tu '• n ^ d b 'ion ¿ o ' b u r zo\ ríiostbnq sup ¿ ¿zobm/JUí
A I paso que van cubriendo los gusanillos que salen las hojas de
morera se conducen con ellas á los zarzos ó tableros dispuestos á este
fin unos sobre otros, intermediando la altura de un brazo, sin dejar
de poner hojas sobre el papel hasta la total vivificación de: la si-
miente. .?Oi:3fü o eu/í c . í m é n
Los primeros días después de nacidos se Ies dará las hojas mas
tiernas, como las de los planteles & c . , de las que no se han de co-
ger Otras que las necesarias'para el dia , porque se marchitan p r o n -
tamente, y no las quiere el gusano: nunca se Ies dará mojada, y si
el tiempo fuese lluvioso enjugnense en casa con paños, y no con
fuego. Los que cojan las hojas han de tener las manos limpias, y
que no huelan á ajos, almizcle u otros olores fuertes.
.Conviene picar la hoja, y es casi necesario, cuando es ancha y
algo dura; ya porque los pedazos presentan mas circunferencia, y
es sabido que los gusanos la roen por ella, y ya porque se reparten
mas fácilmente con igualdad, pues una hoja dividida en muchas
partes presenta muchas mas orillas, y cada gusano encuentra sin tra-
bajo lugar donde colocarse para comer. Según van creciendo se van
dejando mayores los pedazos de las hojas, y después de la segunda
muda ya no es necesario'dividírselas. Lo mas común es darles de
comer dos vezes al dia desde que nacen hasta el primer sueño. Se
necesita del maj^or aseo y delicadeza para quitarles, después que
han comido, la hoja que se ha mezclado con su basura, pues es
muy perjudicial tocar con las manos á los tiernos gusanillos. Por eso
aconsejan algunos valerse de redes en lugar de zarzos, como dicen
que hacen los chinos muchos siglos há. Dichas redes han de tener las
mallas estrechas, sobre,las,que se estiende la hoja fresca, y suben los
( " )
esSSSBA por entre ellas á comerla; y mientras tanto hay bastante l u -
gar para limpiar el cañizo, y volver á colocar en él los gusanos sin
tocarlos: esta práctica es algo engorrosa.
Al acercarse la primera muda se les aumenta el apetito por el es-
pacio de veinte y cuatro horas, y á vezes por algo mas: á este au-
mento de apetito es á lo que se llama f r e z a , durante la cual es ne-
cesario añadir otro cebo mas de hoja, y que todos sean mayores,
porque lleno el cuerpo del gusano de alimento engruesa, y la muda
se efectúa con facilidad.
Asi que principia la dormida se disminuye la cantidad de la co-
mida , arreglándola al apetito de la mayor parte de los gusanos, y
después al de los t a r d í o s , que son los últimos que se duermen. Sin
esta precaución los primeros dormidos se hallarían entre dos capas
de hojas ó dos lechos, de lo que no dejarían de resentirse tarde 6
temprano. Para evitar que los lechos engruesen, luego que las dos ter-
ceras partes están dormidos, se dejará de cebar enteramente, aven-
turándose á que padezcan los tardíos por el bien del mayor númeroi
estos taMios, ademas del ayuno forzado que esperimentan , están es-
puestos á quedarse sepultados debajo del lecho. Si se han quitado
gusanos para aclararlos ó para mudarlos de lecho habrá pocos tar-
díos , pues todos los que están buenos mudan á un mismo tiempo
sobre poco mas 6 menos.
Mientras están en la dormida les fatiga el calor demasiado fuerte
la mejor temperatura es desde el diez y ocho al veinte grados de
Reaumur; pero si es menor del quince la muda es penosa. La buena
muda no ha de durar sino treinta horas ó treinta y seis á lo mas. Xa
señal de que va á finalizar es el nuevo color blanquecino que toma el
gusano, y el aumento de volumen particularmente en la cabeza.

Desde el fin de la primera muda hasta el de la segunda.

Pasada la primera muda se les echará mas hoja, y se les reno-


vará la cama con mas frecuencia, pues del aseo depende la buena
cosecha: la hoja será tierna, ó partida si es dura, con especialidad
al acercarse la segunda dormida.

Desde el fin de l a segunda muda hasta el de l a tercera.

En esta época comen los gusanos mucho mas, y es preciso que


los cebos sean mas abundantes; pero cuídese al echarlos que no que-
de la hoja muy espesa, lo que se evitaría con facilidad, dándoles un
cebo mas. Durante'este tiempo se colocarán sobre los tableros 6 zar-
zos , cuya estension será proporcionada á la cantidad de gusanos.
Los que salen de una onza, dice Rozier, ocuparán en adelante un
(23)
espacio de sesenta píes cuadrados cuando la cria vaya bien: ya que-
da dicho que cuanto mas anchos estén mejor prevalecerán.
: 1 sac 3:ido2 ¿MOO ¿uiio b u . , • / ' . . • / , ¡IOXIE:: ?o' i . ;
Desde el fin de la tercera muda hasta el de la .cuarta.
, ; •. • • J •.':; üuq orí sup ^y.-jq -oi v ^obigoons aoí sup cía*!
Cuanto mas crecen tanta mayor es la necesidad de renovarles el
aire. Se han de mudar los lechos todos los dias, ó á. lo menos- cada-
dos ; y , es menester repetirlo, con cuanto mayor anchura y aseo
estén, tanto mas sanos se hallan, y mas y mejores capullos fabrican.

Desde el fin de la cuarta hasta que hilan,


[•.03 : ¡ . Í 2 mi-i'. '. v.: ;u • u:i*r:.u: .•'•.ijmu'j yjyx.:)^. ;.-ÍSC
En los dos ó tres primeros dias se darán los cebos mas abundan-
tes y de cuatro en cuatro horas. Algunas vezes el hambre grande del
gusano se manifiesta al segundo dia después de la dormida, la que se
les debe satisfacer dándoles cuantas hojas quieran; pero cuidando de
mudar á mentido los lechos. •
Esta hambre estraordinaria es siempre proporcionada al grado
de calor de su habitación: si es muy grande devoran, y en este ca-
so se abrirán las ventanas que caen al norte para que entre fresco;
se regará muchas vezes al dia el piso de la habitación ó barraca, y
se les dará hojas que hayan estado en un sitio fresco. Esta .hambre
debe durar de seis á siete dias, y cuanto; mas se prolonga; tanto nie*
jor'es el capullo, y por consiguiente conviene oponerse á que-el caioi
la apresure.

D e l tiempo en que se disponen d hilar 6 de la emhojadura*

A los nueve 6 diez dias del último -sueño están los gusanos en
disposición de hacer sus capullos j lo que' se conoce en que se enfla-
quecen algún tanto; dejan de comer; sé Ies hace el hocico mas gran-
de; se ponen del color de la seda; caminan mas ligero, de lo acos-
tumbrado , y se paran de cuando en cuando, y dan vueltas con la
cabeza y una parte del cuerpo , como para pegarse á alguna cosa.
Llámanse cabanas á. bojas á unos ramos de retama, box ú otra
cualquiera mata que np tenga espinas, como espartos y bojas, y
sean de corteza áspera y rio lisa, para que puedan subir los gusanos.
A estos ramos se les ha de quitar las hojas , y deben ser mas altos
que el hueco que queda entre zarzo y zarzo, afianzando los troncos
en el zarzo inferior, de modo que al llegar al superior se doblen h á -
cia un lado; pónganse en filas y á distancia de palmo y medio uno
de otro, y medio de las orillas, y de .suerte que las'puntas de los,
unos den con las de .los otros formando bóveda ó cabana, que' por
esto se les da este nombre j procurando que entre los vastagos de las
(24)
ramas queden muchos huecos, que es adonde suben los gusanos á
formar su capullo. A l armarse las cabanas se ha de cuidar mucho de
que los zarzos, cañizos, esteras ú otras cosas sobre que se crien los
cúsanos estén muy limpios del sobrante de su comida y estiércol.
Para que los encogidos y torpes, que no pueden subir á los ramos,
puedan hacer sus capullos con facilidad, se han de poner de trecho
«en trecho algunos manojos de grama seca, esparto 6 cosa semejante.

D e l desembojar. .

Desembojar es quitar las matas que forman las cabanas ó bojas


para recoger los capullos. Según muchos esperimentos que se han
hecho, abriendo los capullos en diferentes tiempos, parece que dos
gusanos tardan cuatro dias en hilarlos, y que acabado este término
se pueden arrancar de las matas; pero como no todos los de una
cria suben á hilar en un mismo dia , no se debe desembojar sino has-»
ta los diez ó doce para dar tiempo á que todos los capullos estén
formados; advirtiendo que es muy perjudicial dejarlos mucho tiem-
po en las cabanas, porque se secan y disminuyen de peso, lo que
es una pérdida para el vendedor, aunque la calidad de la seda no se
altere por esto.
Al arrancar los capullos se ha de cuidar de separar de ellos la
primera baba, que se Ihmn caharzo, y las pajillas que tengan pe-
gadas del embojo.

Modo de ahogar los capullos.

Es necesario ahogar ó sofocar al gusano dentro del capullo antes


que se convierta en mariposa, sin lo cual seria imposible hilar la
seda: para esto me parece lo mejor lo que practican nuestros cose-
cheros, que es lo siguiente: luego que los gusanos se saquen de las
eabañas, y que se separen los que se destinan para simiente , se ten-
drá una caldera mediada de agua sobre una hornilla que la haga her-
vir con la mayor violencia, y en una zaranda muy clara de mimbres,
que ajuste con la boca de la caldera, y que entre en ella sin llegar al
agua, se echarán los capullos que se quieran, cubriéndolos con una
bayeta; y en esta disposición se dejarán cinco 6 seis minutos, pasa-
dos los cuales se sacará la zaranda, y pondrá otra en su lugar, y
los capullos se recogerán en mantas de lana bien envueltos y tapa-
dos hasta que se enfrien; de este modo se matan en un día los g u -
sanos de la mas abundante cosecha.
E l método ordinario que usan en Francia consiste en meterlos
en el horno, cosa de media hora después de sacar el pan, en unos
grandes cestos tapados con trapos viejos: el grado8o basta para ma-
Os)
tar los gusanos. Este método es fácil, y no trae gastos; pero tiene
el inconveniente de privar á la seda de la parte gomosa que la hace
tan lustrosa, ademas del riesgo de que se queme. También hay quien
pone los capullos al calor mas fuerte del sol; pero igualmente pierde
la seda su lustre.
Entre nosotros para ahogar el capullo usan algunos del alcanfor,
poniendo una libra para veinte quintales de capullos en un cuarto
que no tenga ventilación, y cuya puerta cierre bien, en donde los
estienden sobre zarzos, y con el alcanfor que se evapora se aho^aa
los gusanos en treinta y seis horas. Si fuese urgente el ahogar de una
vez mucha cantidad de capullo, se hará en el mismo cuarto, a ñ a -
diendo al alcanfor muy desmenuzado, y en la cantidad de tres o n -
zas, cuartillo y medio del mejor aguardiente, y echado todo en una
cazuela vidriada, se pondrá esta sobre las ascuas en medio del cuar-
to , cerrando bien la puerta, en el que no se entrará hasta que se
vea que no hay nada en la cazuela, porque podria hacer d a ñ o , ni
se acercará ninguna luz artificial, porque se incendiaria con la ma-
yor facilidad. Cuand® el capullo ha sido ahogado con alcanfor sale
Ja seda mucho mejor, y su escelencia compensa lo que cuesta esta
droga.
Recolección de la semilla.
Seria muy ventajoso distinguir los capullos que contienen machos
de los que contienen hembras. N o pocos se creen con este conoci-
miento , suponiendo que los capullos de los machos son mas creci-
dos y tienen puntiagudas sus dos extremidades, y que los de las
hembras son al contrario, redondos por las estremidades y mas abul-
tados por el medio; error semejante al en que están muchos respecto
á los huevos de gallina y otras aves.
Deben elegirse los capullos en los zarzos, prefiriendo los que su-
ben primero; porque esto indica que han gozado de perfecta salud,
lo cual es una presunción favorable para la generación siguiente. Se des-
echarán los ocales, que son los que contienen dos crisálidas; estos se
distinguen fácilmente por su tejido grosero y apretado, por la m u -
cha borra que los rodea, y por su color algo pardusco, y en gene-
ral diferente del de los otros de la misma cria. Los mas bien hechos,
de seda mas lisa, mas jugosos y de color como de teja son los mejo-
res para simiente. Una libra de capullos produce comunmente una
onza de simiente, lo que servirá de regla para la que se quiera desti-
nar á la cosecha del año siguiente.
Separada la cantidad suficiente de capullos, se limpiarán de un
pelo ó telita que los cubre, para que libres de aquel embarazo pue-
dan salir las mariposas con mas facilidad: se enfilarán 6 ensartarán
ligeramente con una aguja como en un rosario, y se colgarán hasta
TOMO I V . - D
que las mariposas los agujereen, lo,que suele verificarse á los quince
ó veinte dias. Asi que estas salgan de los capullos, cogiéndolas por
las alas se llevarán á un parage mas bien fresco que caliente, y se
pondrán en un tablero sobre un paño negro, y tanto los machos co-
mo las hembras procurarán luego juntarse y permanecen juntos cua-
t r o , cinco ó mas horas: pasado este tiempo se separan los machos y
arrojarán á las gallinas que los apetecen mucho; en el caso de no
distinguirse bien pueden colocarse interinamente en donde no se des-
perdicie la simiente de alguna hembra que vaya entre ellos. Después
de esta separación se cogerán las hembras, y se pondrán en paños
negros colgados de la pared, en los que desovan, hasta que estenua-
das se caen muertas en el suelo. Para facilitar la cópula se pone en
el paño un macho al lado de una hembra, y se sigue siempre la
misma línea, colocando macho con hembra, y acabada se principia
otra , y asi sucesivamente , hasta que queden apareadas todas las hem-
bras. Esta operación es fácil respecto á que se distinguen muy bien
los machos, y á que no se apartan de donde se les coloca. Distín-
guense los machos en que son de cuerpo mas delgado y mucho mas
vivos; en que. tienen guarnecidas las antenas de pestañas ó pelos ne-
gros mas juntos que los de las hembras; en que baten las alas con-
tinua y precipitadamente, anunciando al parecer con la viveza de
este movimiento el deseo de propagarse. Las hembras andan con len-
titud , arrastrando el vientre que es demasiado grueso, y tienen las
antenas poco guarnecidas de pelo y caldas á los lados.

Conservación de la simiente.
-IUOE- 215m ^2;?r-abiíimí?3 IO^ «obnofcsi'^ oilc-73/*oa'l/j' no?, itiidttad
Los pedazos de tela donde se queda pegada la simiente se deja-
rán colgados de la pared por espacio de quince dias, en la inteli-
gencia que debe ser el parage en que estén fresco, pues si no fermen-
tarían los huevecillos, ó quizá se desarrollarla el germen; cuidando
de no barrer ni de hacer nada que levante polvo. Pasado este tiem-
p o , quítese de la pared la tela en que está la semilla, estendiéndo-
se por encima un lienzo blanco ya usado, y hágase un rollo de
cada pedazo, guardándolos todos después en un talego colgado del
techo donde corra el aire-, cuando hiciese mucho calor se mudará el
talego á otra habitación mas fresca, pero que no sea húmeda, po-
niéndole en un cofre d en un armario, volviéndole á colgar en el
mismo parage si el calor se disminuyese; y en el invierno se tendrá
en un cofrero armario en el parage mas abrigado de la casa hasta: Ja
primavera siguiente, en cuyo tiempo, rociada la semilla con agua,
se despega con unas plumas como quien barre, y sé limpia para
avivarla.
¡ ce LÍ.ÍIUÍÍJ'J J¿ f t.oiwto: na nj.oíiio'j Z[u^'i zrm noa : •.
a - .Yl OMOT
O/)
Sobre la segunda cosecha de gusanos de seda.

N o se duda de la posibilidad de hacer dos y aun tres cosechas


de seda en un mismo a ñ o : en Valencia tenemosiegemplos de haberse
asi verificado ; pero sí se duda mucho que esto pueda ser conveniente.
Rozier, á quien casi siempre es necesario tener á la vista, y aun
copiar cuando se trata de economía rural, al esponer sus muy fun-
dadas razones contra la introducción de esta práctica, dice, lo que
debe tener muy presente el que se dedica á la instrucción de los la-
bradores , y aun el Gobierno mismo. ,, E l agrónomo que se ocupa en
instruirse para participar sus conocimientos á la clase de labradores
que no tienen tiempo n i medios para hacer esperimentos, ha de po-
ner mucho cuidado en no apasionarse demasiado por el objeto que
intenta profundizar con sus observaciones; pues de esto pueden na-
cer errores muy funestos. E l que tiene la manía de gusanos de seda
quisiera ver llenos de moreras todos los campos. E l que es apasio-
nado á las abejas pondría colmenas por todas partes sin considerar
si el país podría mantenerlas ¿kc. Sigamos el curso de las estaciones,
haciendo cada cosa en su tiempo, y no forcemos á la naturaleza"; y
y o añado, lo que es bien sabido, que es necesario también seguir el
curso de las opiniones; se oye á muchos lamentarse del atraso de
nuestras cosechas de seda respecto á las de los tiempos antiguos, sin
reflexionar que los productos de la agricultura se proporcionan siem-
pre al número de los consumidores, el cual se ha disminuido consi-
derabilísimamente desde que la moda ha introducido las telas de a l -
godón y el uso tan general de los pantalones y botas; dígolo esto, no
para desanimar á nuestros cosecheros, los cuales ademas se reirían
de cuanto yo pudiese decirles si sus cosechas les recompensaban bien,
si no para si logro disuadir á muchos que tienen la manía de querer
establecerlo todo en su país, sea ó no á proposito, en perjuicio de
lo que en el suyo prospera tan bien o mejor que en los otros; y
para que lo mediten los que deducen la decadencia de nuestra actual
agricultura, por la comparación con la antigua de algunos ramos ais-
lados de ella.
Enfermedades de los gusanos,

JDe los gusanos acanelados y amarillentos a l nacer. Esta es


una de las enfermedades mas funestas que padecen, y según convie-
nen todos, principia en el momento en que salen del huevo, y m u -
chas vezes continúan con ella hasta subir á hilar y fabricar unos ca-
pullos llamados chapas, que no valen nada, porque son blandujos,
dentro de los que mueren sin convertirse en ninfas.
Síntomas. Los que caracterizan su primer período, según
L . Fontana, son muy poco perceptibles, y se reducen a la languidez,
inapetencia y escrementos informes de color de aceituna: á estos sín-
tomas suceden unas manchas rojas y amoratadas, que caracterizan el
segundo período: el de la muerte, que es el tercero, se manifiesta
por el color rojo que cubre todo el cuerpo del gusano: asi que mue-
ren toman un color blanco de nieve, y poco á poco se van endure-
ciendo hasta presentar la apariencia de im pedazo de yeso, en cuyo
estado se les encuentra bajo de los ramitos de sus camas, y muchas
vezes dentro de los capullos.
Causas. Esta enfermedad proviene del demasiado calor que es-
perimenta el huevo durante la incubación y del tránsito repentino
del calor al frío: la predisposición hereditaria es una circunstancia
que favorece mucho su propagación , pues si se avivan semillas oriun-
das de gusanos que la han padecido, hay riesgo de que aparezca otra
vez en la nueva cria.
Método curativo. Esta enfermedad puede evitarse procurando
que la simiente esté siempre en el mismo grado de calor, y si es ne-
cesario aumentarlo, hacerlo gradual y no precipitadamente. Si la
mayor parte de los reciennacidos están infestados, lo mejor es tirar-
los y tomar otra semilla: si son pocos, en la primera muda se pue-
den separar para criarlos á parte; pero lo mejor es tirarlos; y n i n -
gún otro recurso h a y , que yo sepa, contra este mal.

Enfermedad f u t r i d a (vulgo gusanos negros}. •

Llamada asi por L . Fontana. [Yease el Ensayo sobre las en-*


fermedades de los gusanos de seda de este autor } traducido por
D . Simón de Rojas Clemente, é inserto en el Semanario d é A g r i -
cidtura tomo j p , f d g . J O , que en m i concepto es lo mejor, 6
por lo menos lo mas metódico que se ha publicado sobre la m a -
teria , y del que me sirvo con preferencia > teniendo a la vista no
obstante lo que de ella ha escrito Rozier, y últimamente Neisten.)
Síntomas. Los primeros son falta de apetito^ languidez, altera-
ción del calor natural y un olor particular ; después vomitan conti-
nuamente una materia mucosa, y arrojan unos escrementos líquidos de
color verdemar. Los cadáveres se ponen negros y se quedan pegados
á las orillas de los zarzos con la cabeza inclinada y la boca llena de
la materia mucosa ya puriforme: apenas queda de ellos mas que los
tegumentos, que muy pronto los acaba la putrefacción.
Causas. Lo son las mismas que las de la precedente enfermedad,
y ademas el tiempo lluvioso y húmedo, alternado con grandes calo-
res, la falta de ventilación y las exhalaciones, principalmente amo-
niacales que salen del estiércol, de las aguas estancadas & c .
Método curativo, Rozier dice que para los que se conoce que
tienen realmente esta enfermedad, no hay mas remedio que arrojar-
los y enterrarlos para que las gallinas no los coman, pues podrían
envenenarse (dudo de esto ú l t i m o ) ; y L . Fontana, que no conoce
ningún método curativo, y por via de preservación aconseja la ven-
tilación y los demás medios que quedan prescritos al hablar del mo-
do de conservar sanos los gusanos.

H i d r o p e s í a . D e L . Foyitana, canutes, cañutos 6 lucios.

A los gusanos que padecen esta enfermedad, según el Sr. Cle-


mente , les llaman comunmente sapos en el reino de Valencia. Los
acometidos de ella ya no mudan mas, sin que por eso dejen de con-
tinuar alimentándose hasta que comienzan á amarillear, en cuyo es-
tado se hinchan tanto que la mas ligera presión les hace reventar y
arrojar el mal humor.
Ésta enfermedad aparece comunmente antes o después de la ter-
cera ó cuarta muda, y antes de la subida ó después de ella, cuando
ya han comenzado á hilar.
Síntomas. Desde el principio se observan mas llenos que lo o r d i -
nario, mas verdes al rededor de los anillos, luego comienzan á oler
m a l , se tiñen de amarillo sus anillos, cuyo color, que es él signo
característico de esta enfermedad, se apodera muy pronto de toda
la superficie de su cuerpo.
Causas. L o son la influencia del aire caliente y húmedo ; la h u -
medad que contraen los zarzos ó tableros; el uso de las hojas dema-
siado tiernas ó que se han guardado en sitio húmedo, y el alimento
escesivo. Esta enfermedad es mas común en lósanos que dominan por
la primavera las lluvias y vientos del Mediodía, y rara vez ataca á
los gusanos criados en los países elevados; la renovación del aire y
el mucho aseo son los principales preservativos de ella, cuyos p r o -
gresos, siempre difíciles de contener, acarrean una muerte inevita-
ble en llegando á cierto punto.

JE.nfi.sem a.

Esta enfermedad parece ser la de los gusanos que llamamos l u -


c i é r n a g a s , 6 monas claras ^ 6 coloradas 6 paseantes,
r N o es mucho comunmente el número de gusanos que padece es-
ta enfermedad, la cual es una especie de hidropesía que se manifies-
ta después de las mudas, especialmente de la cuarta.
Síntomas. V a n esparciendo por donde pasan una seda imperfec-
ta como baba, y se les hincha la piel, particularmente por la espal-
da: en este estado de tensión queda el cuerpo sin arruga ninguna,
lustroso, elástico y aun transparente, por lo que se les da el nom-
(3o)
bre de luciérnagas, y luego se nota que ya no crecen mas y que se
van poniendo blancos hasta perder todo el lustre. Después de la cuar-
ta muda se encuentran á vezes algunos que se disponen á hilar an-
dando mucho de un lado para otro , por lo cual se los llama pasean-
tes. Los que son acometidos cuando ya han acabado de crecer no
suben á hilar, sino que se encogen y se ponen mas duros y tiesos,
en cuyo estado, según el Sr- Clemente, los llaman viejas en m u -
chos pueblos del reino de Valencia; y dice L . Fontana que dejados
asi al aire libre no pueden hilar; pero que hacen su capullo en un
sitio cerrado , porque disminuyéndose por este medio la presión que
hace la atmósfera sobre la superficie de su piel, recobra esta su blan-
dura y flexibilidad; pero esta esplicacion no es cierta porque la pre-
sión atmosférica es igual en un espacio cerrado, á no ser en el de la
máquina neumática, que en otro espuesto al aire libre.
Causas. Parece provenir del aire y de los alimentos.
Método curativo. Asi que se ven estos gusanos en los zarzos se
arrojan, pues comen hoja sin esperanza, 6 por lo menos con muy
poca, de que fabriquen capullo.

Crispatura de L . Fontana, gusanos muertos blancos 6 tripas


de Rozier.

Síntomas. Se ponen encrespados por los pKegues de que se c u -


bren, particularmente en la cabeza y en los anillos, se vuelven blan-
dos, y como vacíos y ahumados; pierden enteramente las ganas de
comer, y dejan de crecer; se retiran á las orillas de los tableros, y
se mueren al cabo de pocos dias.
Causas. Lo son el tiempo lluvioso ó húmedo mientras duermen,
mayormente si se eleva la temperatura en que viven por un viento
de Mediodía 6 con calor artificial.
Método curntivo. Los gusanos muy enfermos con dificultad se
restablecen; los que no lo están mucho, dice L . Fontana, se pueden
curar teniéndolos por un rato al sol poco antes de que este se p o n -
ga , ó poco después de que haya salido.

Recapitulación.

Ademas de estas enfermedades padecen los gusanos de seda otras,


como las llamadas blandura, tisis & c . , en las que no me detengo;
porque se parecen á las descritas, siendo enteramente semejantes en
cuanto á su resultado, que siempre es la muerte. Puesto que son i n -
curables , su medicina está pues reducida á separar los enfermos de
los sanos, y á cuidar de su salud, manteniéndolos á sus anchuras
con buen alimento, aseo y ventilación, sin que importe casi nada
( 30
distinguir las enfermedades, supuesto que todas exigen una misma
receta.
Siendo el aire libre viciado de los cuartos en que viven los gusa-r
nos la causa mas común de todas sus enfermedades, se debe recurrir
á todos los medios comunes de purificarlo ; y según las observacio-
nes de Nysten y Paroletti parece que las fumigaciones del ácido mu-
riático. oxigenado combaten con ventaja los miasmas que infestan las
barracas y propagan el contagio; y que lejos de dañar con estas f u -
migaciones á los gusanos se vigorizan ; y aun Nysten sospecha que
el producto de la seda es mas considerable. (Véanse las dos me-
morias^de estos autores que tratan de esprofeso de las enferme-
dades de los gusanos de seda, y el Semanario de. Agricultura
tomo 17, pág. 142.)
Sobre el hilado de la seda.
Se ha trabajado en estos últimos tiempos bastante en perfeccio-
nar los métodos de hilar la seda, y héchose muchos ensayos para
hilarla en frió, á fin de ahorrar leña. Bestinelli y V o l t a fueron los
primeros que hablaron de esto el año de 1792. [Véase Semanario
de A g r i c i d t u r a tomo 1.0, pág. 263.) Y nuestro Gobierno, que
ciertamente ha hecho y hace los mayores esfuerzos para introducir
las mejoras que dan los estrangeros á las artes, comisionó á nuestra
Real Sociedad para que examinase este método; la cual, con el p u l -
so y zelo con que siempre ha procurado desempeñar los interesantes
objetos de su instituto, comisionó á los Sres. D . Francisco López
Glavarrieta, D . Manuel de las Heras, D.Francisco de Paula Martí y á
D . Antonio Regas, quienes después de haber puesto en práctica este
método en varías circunstancias, concluyeron: , , 1 . ° Que se puede
«hilar la seda con agua natural. 2.0 Que para esto basta saber dar
« a l capullo la preparación necesaria en el agua caliente. 3.0 Que el
« g r a d o de calor de esta agua preparatoria, ni el tiempo necesario
« para la disposición total del capullo, nó se puede fijar, sino que
« depende dé su mayor ó menor suavidad, sequedad, clase & c . 4.0
« Q u e la seda hilada en frió ó al temple no escede en bondad á la
« o t r a , ni desmerece de ella sacándose igual cantidad por uno y otro
« m é t o d o y de igual clase, y que por lo tanto convendría que se h i -
•« ciese general el método de hilar la seda en frió, por ser mas c ó -
« m o d o , económico, y nada perjudicial á la salud." A l mismo
tiempo , penetrados los comisionados de que la perfección del hilado
consiste'principalmente en la del' torno, propusieron uno, en su
concepto supevior á todos los usados en España, inventado ó mejo-
rado por D . Antonio Regas, que tanto se ha dado á conocer por su
aplicación é ingenio en simplificar algunas máquinas convenientes á
las artes rurales. . ,
Pero á pesar de las ventajas que promete al parecer este rraevo
m é t o d o , no tengo noticia de que se halle puesto en práctica en nin-
guna parte. L o cierto es que h a j susceptibilidad de simplificar nues-
tros métodos comunes de hilar la seda; pero solo el ínteres bien ins-
truido de los empresarios es quien puede conseguirlo. Las máquinas
de vapor inventadas á este Intento creo que con el tiempo lleguen á
generalizarse; pues á la verdad ofrecen ventajas considerables.

CAPITULO V I .

Del cultivo de los prados naturales y artificiales


jpor D . Fraiicisco Antonio M a r t i n e z Robles.

INTRODUCCION.

L os ganados constituyen una de las mayores granjerias en agri-


cultura; una parte muy principal de nuestros alimentos consiste en
sus carnes, lacticinios & c . , y sus pieles y demás productos propor-
cionan materiales preciosos á muchas artes : varias especies de anima-
les nos sirven de recreo , nos ayudan en las penosas tareas campestres,
y forman una parte considerable de la fuerza armada : todos sumi-
nistran los mas apreciables abonos, sin los cuales no puede prosperar
el cultivo de las tierras. En su multiplicación están pues muy intere-
sadas nuestra subsistencia, la prosperidad de la agricultura y del Es-
tado. Mas si en todos tiempos se conoció la verdad de estas asercio-
nes , no siempre se ha tenido presente que la base de su ventajosa crian-
za debía fundarse en el establecimiento del cultivo mas ó menos es-
merado de los prados naturales y artificiales. Las epizootias 6 mor-
tandades de animales domésticos, causadas por las plantas venenosas
que crian los campos, debió á m i parecer estimular mas vivamente
á los labradores á pensar con reriedad sobre una materia de tanta tras-
cendencia; al menos asi aconteció en muchas ocasiones.
A mediados del siglo anterior, recorriendo el célebre Lineo la
Laponia sueca para observar las producciones naturales de aquel país
glacial, al llegar á la ciudad de Tarnoa encontró á sus habitantes en
la situación mas lamentable. Consistiendo sus alimentos casi únicamen-
te en la leche, queso y carne de sus vacas, velan con dolor acabarse
este recurso, porque una enfermedad espantosa asolaba á centenares á
sus animales predilectos.' La enfermedad hacia especialmente sus es-
tragos cuando, después del largo invierno de aquellos helados climas,
sallan sus ganados á pastar á las praderías. N o se comunicaba á los
habitantes: se observaba en general que después de haber comido las
vacas Indistintamente de todas las yerbas que ofrecían los prados, se
les inflamaba estraordinariamente el vientre, y acometidas de convul*
(33)
siones morían en pocos días. N o podían aprovecharse ni aun de los
cueros; los que esto intentaron se contagiaron inmediatamente y m u -
rieron gangrenados.
En este conflicto, consternados los habitantes corrieron á L i -
neo , luego que de él tuvieron noticia, suplicándole investigase la
causa de mal tan mortífero, y acordase el remedio mas oportuno.
Lleno de compasión este, sabio calculo bien todas las circunstancias,
y se persuadid que la enfermedad no era debida á ninguna de las
causas mas ó menos estravagantes á que la atribuían; y reconociendo
las plantas de las praderías, del conjunto de sus observaciones dedujo
ser la cicuta {Cicuta, virosa L i n . ) la causa de todo el mal. En
efecto, habiéndosela dado á conocer, les previne la arrancasen de
los prados donde la encontrasen, y preservados asi sus animales cesó
como por encanto la mortandad. Los habitantes de Tarnoa y comar-
cas veciñas fueron desde entonces mas circunspectos, procurando
distinguir las plantas útiles de las dañosas para precaver de estas á
sus ganados. Desde esta época principiaron á dar algún cultivo á
sus prados.
Sea cualquiera la causa que en un principio escito á los labrado-
res á este cultivo, lo cierto es que en este género de industria la agri-
cultura moderna se ha aventajado estraordinariamente á la antigua.
Muchos de los agricultores de nuestra era han reconocido que una me-
dida de tierra reducida á prado principalmente artificial y cultiva-
da cuidadosamente, era capaz de mantener mas ganado que veinte me-
didas de pradal abandonado solo á las yerbas producidas espontánea-
mente por el terreno. Los prados suministran recursos al cultivador
para alimentar con abundancia á sus animales en las estaciones mas r i -
gorosas y en las épocas las mas difíciles. ¿ Y qué cantidades no p r o -
porcionan de abonos que son los elementos de la fertilidad y de las
riquezas campestres? Ya en lo antiguo persuadido de las utilidades
de los prados anteponía Catón sus productos á cualquiera otros; y
modernamente Arthur-Yung ha dicho ser el labrador mas rico el
que siembra pastos.
Acaso no habrá ganadero n i labrador español que no haya sido
testigo de catástrofes mas ó menos terribles y semejantes á la de
Tarnoa. Es verdad que las mas de las vezes ignorarían la causa del
mal, y solo mudando de pastadero al ganado y cesando á conti-
nuación los estragos, sospecharían ser alguna mala yerba su causa,
sino es cuando por esceso de credulidad le darían también un origen
estraordinarío. Siendo y o niño presencié varios casos de esta natura-
leza , de los cuales habiendo acontecido algunos en mi propia casa
me fueron bastante sensibles observando á mis amados padres con
el semblante triste y demudado. Mas pregunto: ¿ á pesar de las u t i -
lidades que envuelven los prados , , y en vista de los daños que acarrea
"TOMO i v , S
su abandono, qué progresos ha hecho en España su cultura?
De los prados artificiales puede decirse haber provincia en donde
acaso hasta el nombre es desconocido. En la actualidad los prados
naturales son casi únicamente los conocidos en nuestro territorio; so-
bre todo, los labradores de las provincias septentrionales los tienen en
mucha estimación, aunque no los cultivan con el esmero que se re-
quiere, distando infinito por todas partes del grado de prosperidad
de que son susceptibles.
Cuando reflexiono sobre el estado de este ramo de nuestra l a -
branza , y considero el número prodigioso de sierras, dehesas bal-
díos abandonados inconsideramente á la naturaleza, una profunda
melancolía se apodera de mi espíritu , y llego hasta desconocer el
pais donde el ilustre Columela aprendió las mas sabias máximas de
la economía campestre. Privilegiados por la naturaleza con terrenos
de la mejor calidad , en climas apacibles y variados, y con fuentes y
ríos en abundancia; vemos nuestros prados casi sin cultivo, alimen-
tando un número respectivamente cortísimo de animales, á vezes
degenerados ó de las peores-castas. De suerte que cuando debíamos
tener una esportacion ventajosa de ganados de todas clases, nos ha-
llamos obligados á comprar al estrangero bestias aun para la labor y
carnes para alimentarnos.
Las principales causas de semejante atraso son las mismas que
ponen obstáculo á los progresos de toda nuestra agricultura, princi-
piadas ya á remover por la poderosa mano del Gobierno, y que se
hallan completamente desenvueltas en el célebre informe de nuestra
Real Sociedad sobre el establecimiento de ley agraria estendido por
el Sr. Jovellanos. Pero acaso alguno d i r á : nosotros encontramos es-
torbos insuperables para establecer los prados en nuestros climas c á -
lidos y secos, y en la cesación de las lluvias durante el verano. A
esto puede muy bien contestarse: cuando Columela aprendió el
cultivo de los prados artificiales en los alrededores de Cádiz ¿era
nuestra posición y atmósfera diversas de lo que son al presente? ¿ Y
aun concedida alguna variación, no tenemos en ia mano el templar
y aun eludir sus rigores replantando los bosques sobre las cimas
de las montañas elevadas, aprovechando mejor las estaciones lluvio-
sas y las aguas de nuestros rios, y eligiendo con maduro examen las
plantas que se dan bien hasta en los países abrasados por los ardien^
tes rayos del sol ? i :
Uno de los obstáculos mas generales sin duda consiste en que la
mayor parte de los propietarios y colonos no se hallan bastante-
mente persuadidos de las ventajas de esta clase de cultivo, y no es-
tan familiarizados cuanto debieran con las máximas agrarias que en-
señan el modo de cultivar ó mejorar los prados, haciéndolos rendir
el mayor producto posible. N o queriendo repetir lo mucho que se
a , ,7 i oint*
C 35 J
ha declamaiío sobre estas ventajas, que aun tendré ocasión de apun-
tar ; por lo respectivo á la falta de conocimientos confesaré merecen
los labradores ser disculpados, pues hasta el presente no se les ha
proporcionado toda la instrucción que debiera, promoviendo la
propagación de la enseñanza de la agricultura, y la formación de
cartillas rusticas que indiquen las reglas mas ventajosas para la crian-
za de los animales domesticados, y para establecer y mejorar los
prados en cada provincia. N i esto último puede verse cumplido coa
toda la perfección y exactitud deseada, ínterin no se realizen viages
científicos por toda la península encargándolos á naturalistas agró-
nomos. Mas entre tanto el presente tratado de los prados naturales y
artificiales, aunque no pueda ser considerado por el mas perfecto,
ofrece no obstante un conjunto bastante completo de máximas rura-
les, que creo no desmerecerán el aprecio de los agricultores. Si tal
como le presento pudiese llenar algún tanto el enorme vacío que hoy
observamos, dándome por muy satisfecho de mi trabajo, me servirá
de grande complacencia el cerciorarme de las utilidades que reporte
á nuestra amada patria. *
¡Bcbfcg nnu.-sb aoLctq i-:ir.::mumn'j eoi.cfiisll . f>>•:•;.• ^3 ? ,
SECCION I .

D e los prados naturales,

' Todo terreno, reciba ó no algún cultivo, que produce natural-


mente cantidad mas ó menos abundante de yerba para ser segada, ó
en el que pastan libremente los animales, se llama prado natural.
Mas según los aspectos diferentes con que han sido considerados
los prados naturales han hecho de ellos varias divisiones los agróno-
mos. La clasificación mas generalmente recibida los supone distri-
buidos en prados altos ó situados sobre las montañas, prados inter-
medios ó sea de las faldas y valles elevados, y prados "bajos ó co-
locados en las llanuras bajas. Dos motivos parece que indujeron á
formaf esta división: el primero es el observar qUe la naturaleza'ha-
bía hecho hasta un cierto punto una distribución semejante en el es-
parcimiento de las plantas por los terrenos, siendo con especialidad
ínuy diferentes en naturaleza y cualidades según las alturas respecti-
vas de estos: el segundo, consecuencia casi del anterior, consiste erf
el repartimiento de los pastos que se hacen entre sí los ganados cuan-
do les guia solo el instinto. Las cabras y ovejas necesitando respirar
un aire puro, cargado de aromas y renovado con frecuencia, se d i -
rigieron siempre hácia las montañas elevadas, donde ademas les ofre-
cía- la naturaleza pastos secos y sustanciosos. El ganado caballar, mas
corpulento que las ovejas y cabras, había menester pasto mas abun-
dante que el que presentaban los parages elevados, y le encontraron
(36)
á su placer en los valles y laderas. Estas no daban suficiente canti-
dad de yerba para llenar diariamente la grande panza del ganado
vacuno, el que halló en los parages bajos y húmedos el alimento
necesario á su conservación.
Duh -.mel adoptando esta división hizo algunas modificaciones;
mas de cualquier modo que la consideremos no nos ofrece el grado
de precisión que se requiere, siendo ademas incompleta para las aten-
ciones del labrador. El objeto principal de este es el mejoramiento
y la abundancia de productos de los prados; por consiguiente debe
estudiarlos mirándolos bajo otros puntos de vista, con especialidad
cuando observa existir á vezes pastos abundantes en terrenos muy &lm
vados y yerba muy mezquina en los parages mas bajos. ,
La división hecha por Bosc es á m i parecer la mas exacta é i n -
teresante, y será la misma que procuraré seguir en este escrito. D i -
vide este célebre agrónomo los prados en cuatro clases, compren-
diendo en la primera los pradales secos mas ó menos elevados, cuya
yerba es muy corta ó muy clara de modo que no-pueda segarse;
en la segunda todos los prados secos de yerba bastante alta y abun-*
dante para segarse, llamados comunmente prados de una yerba;
en la tercera los prados bajos, pero no - pantanosos, situados á las
orillas de los rios y espuestos á sus inundaciones accidentales, ó
bien susceptibles de recibir riego, á los que llaman prados de riego
ó de dos yerbas; finalmente, en la cuarta incluye los prados bajos mas
ó menos pantanosos. Trataré .separadamente de cada una de estas
cuatro clases de prados, indicando al fin el mejor modo de recoger?;
conservar y consumix. sus productos.
2c-Wi'jUenpo • -obiz risrl t,uo m o t & i i w H i h aoiosqpj; «oí • tm^z .8BM\
ARTICULO 1.

*-'i5Ínl éobfná ^ r - s í n o m ZÍA O\¿O¿ zpl^mh o é f ^ & o b m q na


Cultivo de los grados de la primer a clase,
I; noiíijnbfií ímp sof>'tBq zovitom eoCI gE'fuaídí z ú na sobhDoi
Poseemos en España muchos prados correspondientes á esta clase
en el gran número de sierras que cortan en todas direcciones nues-
tro territorio, y en la mayor parte de las dehesas donde mantene-
mos hoy los ganados. Mas por desgracia parece que si alguna vea
entró en estos terrenos la mano del hombre fue para reducirlos al
peor estado posible. Nos ofrecían en abundancia maderaje para la
construcción y para servir de combustible , y vemos hoy sus bos-
ques destruidos y casi abandonados presentando el aspecto triste
de los desiertos estériles. N i es solo la enorme escasez de combusti-
ble la que debiera escitarnos á reproducir y- conservar los arbolados;
ni se crea suficiente el carbón de piedra, cuya esplotacion se procu-
ra y es indispensable fomentar en las provincias, para tosí el.va-.
cío de nuestróé montes *. los beneficios de los árboles son inmensos é
inapreciables y nada es capaz de sustituirlos completamente.
Todos saben la escasez de aguas que se esperimenta muchos años
hace en gran parte de nuestras provincias , que muchas fuentes se
han secado ó han disminuido la masa de sus aguas, y que los c l i -
mas agronómicos se van tornando demasiado cálidos y ardientes:
todo lo cual por necesidad acarrea progresivamente resultados funes-?
tos al cultivo y al bienestar general. Todos igualmente deben saber
que los árboles criados con especialidad en las cimas y costados de
las montañas refrescan la atmósfera exhalando continuamente va-
pores húmedos, detienen ó atraen las nubes y determinan las lluvias,
favoreciendo con su humedad y sombra la producción de pastos
abundantes. Ademas deteniendo las aguas llovedizas facilitan su i n -
filtración en el terreno disminuyendo la corriente rápida de las no
infiltradas, se oponen al abajamiento de las montañas reteniendo
sobre la superficie el humus, alma de la prosperidad de los prados.
Todo lo cual contribuye sobremanera á la formación y permanencia
de las fuentes, dando origen á los rios que por todas partes espar-
cen el placer y la abundancia. ¿ Y no será un delito cometido con-
tra la sociedad en general la destrucción horrorosa de los árboles
que nos priva de tantos bienes? i Y el Gobierno, fiel depositario de
la autoridad, no deberá reprimir estos escesos, fomentando por t o -
dos los medios imaginables la replantacion de los arbolados en las
sierras y montañas ?
El estado floreciente de la agricultura consiste en la opinión de
muchos en que no haya-un palmo de tierra sin llevar cereales, legu-
minosas & c . , desatendiendo las consideraciones que exigen la calidad
de los terrenos, el estado de la población y demás circunstancias.
Este es un error gravísimo, digno de llamar la atención. Para la
prosperidad de la agricultura no basta cultivar; necesita el cultivo
reportar utilidades reales, guardando sus. productos una proporción
ventajosa con los afanes y gastos empleados, y ademas ha de hallar-
se una justa relación de influencia recíproca entre esta y las demás
fuentes de la prosperidad pública. Convengo en buen hora en las r o -
turas; pero estas en las actuales circunstancias deben ejecutarse con
el fin principal de aumentar los pastos y criar con mas esmero los
arbolados. Introducir , generalizar ó mejorar algunas prácticas del
cultivo;, procurar aguas para lot riegos que tanto escasean, desterrar
los barbechos viciosos, establecer sabias^ y bien combinadas alternati-
vas de cosechas, introduciendo los prados, con particularidad los ar-
tificiales , ved aqui lo que principalmente falta en m i sentir en
nuestro sistema rural,
¿ Y qué diremos del vergonzoso abandono de tantos baldíos como
observamos en el territorio español, que reducidos al menos á prados
( 38 )
con pocos dispendios y fatigas serian un recurso ventajoso para nues-
tros animales ? N o faltará quien afirme que metidos estos en cultivo
veríamos disminuirse á proporción el número de los ganados. „ Los
« que han pretendido asegurar por medio de los baldíos la m u l t i p l i -
« cacion de los ganados se han engañado mucho, dice nuestra Real
»> Sociedad en su informe sobre el establecimiento de la ley agraria.
« Reducidos á propiedad particular, cerrados, abonados y oportu-
>> ñámente aprovechados, ¿ no podrían producir una cantidad de pas-
9>to} y mantener un número de ganados considerablemente mayor?"
N o es de este lugar referir el origen é historia de los baldíos, sobre
lo cual podrá enterarse el que guste leyendo el citado informe ó re-
gistrando el .famoso espediente de ley agraria. Me basíará decir que
las circunstancias é ilustración de nuestro siglo exigen iraperiosamen--
te la reducción de los baldíos á propiedad particular. Su enagenacion
multiplicando la población con las subsistencias hará prosperar al
mismo tiempo la ganadería en las manos del labrador que es su p r o -
pio lugar, consiguiendo el Estado bienes incalculables. „ | Qué ma^
« n a n t i a l d e riqueza no abrirá esta sola providencia, dice nuestra
« Real Sociedad en el espresado informe, cuando reducidos á p r o -
« piedad particular tan vastos y pingües territprios, y egercitada en
« ellos la actividad del interés individual, se pueblen, se cultiven, se
»5 llenen de ganados, y produzcan en pasto y labor cuanto pueden
»> producir?"
Lo mismo diré de las tierras concejiles. Repartidas estas á censo
reservativo ó bien vendidas en pequeñas porciones según las circuns-
tancias, se multiplicarla el interés individual con la multiplicación
de las propiedades y nuestra agricultura recibirla un impulso gran-'
dioso. Los fondos que redituasen dadas á censo serian necesariamen-
te mejor administrados por los ayuntamientos; y vendidas podrían
los capitales aplicarse ventajosamente á la formación ó repa-
ración de las presas, acequias de riego , puentes, caminos, canales y
puertos. En el segundo caso con especialidad se verían los vecinos
obligados á contribuir por repartimiento á la conservación de'los
establecimientos municipales; pero esto no debe parecer gravoso,
cuando se observe que al propio tiempo la suma de sus riquezas se
hallaría considerablemente acrecentada.
Mas de muy poco serviría aumentar entre los .labradores las p r o -
piedades territoriales tan escasas actualmente, si al mismo-tiempo
no se les daba facultad para cercar sus haciendas, defendiendo dé
toda a gresion el fruto de sus sudores. ¿ Cómo es posible conservar y
aun aguijar el ínteres del propietario sin el aprovechamiento esclusi-
vo de su propiedad ? La sola protección de este ínteres debe causar
prodigios en los progresos de nuestra agricultura. Seguramente que
son incalculables los bienes que producirá el cerramiento: de las he-*
(39) , ,
redades; y nada á mi parecer después de la propiedad es capaz de
avivar mas la aplicación y anhelos del labrador, y aumentar los pas-
tos para mantener los ganados.
Pero dejaré ya estas consideraciones agrario-economicas que p u -
dieran estraordinariamente estenderse para tratar con particularidad
del mejoramiento y cultivo de los prados correspondientes á esta
primera clase.
La vasta estension de los baldíos, dehesas ¿kc. que hoy solo pro-
ducen por lo general una yerba mezquina, presentará sin duda ter-
renos de calidades muy diversas, á los cuales el interés ilustrado del
labrador debe dar un destino el mas ventajoso con arreglo á todas
las circunstancias. De estos terrenos unos serán húmedos, otros se-
cos, unos formados por rocas primitivas estériles, otros por las de
acarreo, las mas infértiles, no dejando algunas de tener un buen
fondo. La naturaleza y grueso de las capas superiores del terreno,
su altura respectiva y declive , la proximidad del mar, de r í o s , fuen-
tes y lagunas, todo, todo debe examinarlo atentamente el cultiva-
dor. Cuando en las cercanías hubiese aguas fáciles de reunir, 6 bien
sí hay proporción de formar balsas ó estanques que detengan las
aguas llovedizas, el riego de algunos trozos de tierra producirá yer-
bas de la segunda ó tercera clase, ó bien prados artificiales. L o mis-
mo sucederá si la tierra es de buen fondo, si las circunstancias de la
situación , esposicion y clima la constituyen algún tanto húmeda, y
si la proximidad á un rio 6 arroyo la hacen capaz de regarse, inun-
darse ó entarquinarse. Los terrenos demasiado húmedos ó pantanosos
conviene desaguarlos formando sangrías; se rozarán en seguida y que-
marán las zarzas. Juncos, brezos, heléchos & c . , rompiendo á con-
tinuación el terreno con la laya 6 arado. Mas del cultivo de estos
terruños para prados hablaré en los artículos siguientes.
En ios terrenos muy secos pero laborizables después de roza-
dos, cuando la tierra se halle en el otoño humedecida, se dará una
labor que venza algún tanto su tenazidad, y después se esparcirán
algunas semillas de las plantas anotadas en las listas núm. i.0 y 2.°,
cubriéndolas con la rastra. Una vez sembradas estas plantas, por sí
mismas se reproducirán y conservarán durante cierto número de
a ñ o s , en cuyo tiempo darán únicamente tal cual labor, repitiéndo-
se esta y la sementera cuando observen i r descaeciendo la yerba, y
,en este caso mudarán de semilla. Según los haberes y situación del
cultivador, y según la disposición, estension y bondad del terreno,
asi serán los Instrumentos de su uso y la prolijidad y esmero en las
labores. Yo siempre aconsejaré el uso de la azada ó del arado de
hierro y de cuchillas con que he visto romper las tierras en Ocaña, y
se halla introducido en algunos pueblos de Andaluzía. Es principal-
Jtaente útil este arado para dar la primera labor en cualquier clase
(4°)
de teíreno muy tenaz: y compacto; para las demás labores le lleva
ventajas el arado común casíellano.
Hay territorios en España donde el furor de las roturas ha hecho
cultivar aun las rocas primitivas mas. estériles, las que debiendo ú n i -
camente producir árboles, arbustos y pastos, solo rinden al labrador
centenos mezquinos de un pie escaso de altura y avenas de tres á
cuatro pulgadas. Jamas debe olvidarse que árboles, arbustos y pastos
es casi únicamente lo que pueden producir con ventaja las rocas p r i -
mitivas g r a n i t o , gneis, granitino ) p i z a r r a arcillosa & c . , y ea
general toda montaña muy elevada; Lo mismo acontece á los ter-
renos da acarreo muy pedregosos , á los arenosos y á los creto-
sos. Reduciremos pues el cultivo de estos terrenos á arrancar laa
malas yerbas, convirtiéndolos poco á poco en bosques, que re-
teniendo la humedad y aumentando la tierra vejetal serán Con
©1 tiempo un manantial fecundo de buenos pradales. Entre las mis-
mas rocas no dudo suelen encontrarse ciertos espacios aunque cor-
tos capazes de llevar frutos regulares por gozar de un buen fondo,
ó bien que pueden adquirirlo por una prudente mezcla de tierras.
Mas á pesar de esto la estensbn de su cultivo hablando en general
no la creo razonable, sobre todo cuando considero nuestra escasa
población é industria fabril y la cultivación poco esmerada de los
buenos terrenos.
La destrucción de las malas yerbas, esto es, las inútiles para el
mantenimiento del ganado y las dañosas que le ocasionan muchas
enfermedades, es operación no apreciada entre nosotros cuanto se
merece, necesitando ejecutarse en toda clase de terrenos. La necesi-
dad de esterminar las malas yerbas de los prados, aun de los que
permanecen por cualquiera causa abandonados á la naturaleza, se
funda con especialidad en los datos siguientes: todas 6 la mayor
parte de las enfermedades internas de los animales traen origen de
algún defecto en el régimen de los alimentos, proviniendo también
muchas epizootias de las malas yerbas que comieron ambrientos;
por consiguiente si se desea preservar de estos males á los pastantes
en el campo, es indispensable destruir las yerbas dañosas do quiera
se hallen. A l examinar algunos botánicos los prados naturales, han
reconocido que de cuarenta y dos plantas halladas en los de las lade-
ras , solo diez y siete eran útiles y comestibles, y las restantes i n -
útiles y dañosas: que en los prados de las alturas solo se encontraban
ocho útiles entre treinta y ocho; y por último en los prados bajos
entre veinte y nueve habia solo cuatro comestibles. Calcúlese ahora
el aumento que obtendrían las útiles en número y vigor cuando p u -
diesen estenderse en el espacio ocupado por las otras, y resultará ua
producto de pastos estremadamente subido.
I Pero cómo distinguir las malas yerbas de las buenas ? Este QS uu
• (.40
problema bastante dificultoso de resolver-en la actualidad; pues nos
faltan Floras y Geografías botánicas que indiquen las plantas de cada
territorio de España, y lo publicado hasta el presente, siendo muy
escaso é incompleto, no puede servir de guia. Faltan también obser-
vaciones hechas y repetidas en diferentes provincias con madurez y
por naturalistas instruidos, que determinen las plantas apreciadas ó
desechadas por cada una de las especies de animales domésticos. P o -
drá suplirse en cierto modo esta falta con el catálogo de plantas que
trae mi muy amado maestro el Sr. Arlasen sus sabias Lecciones ele-
mentales de A g r i c u l t u r a , tomo 2.0, pág. 321. Sobre las da-
ñosas que les inducen a enfermar solo hay observaciones sueltas^
bien que de poco serviría poseer lo mas cumpleto y exacto en la
materia, estando desprovistos nuestros agricultores de los conoci-
mientos preliminares que se requieren para aprovecharse de los es-
critos de los botánicos, llegando aun hasta desconocer el grande in>-
flujo de la ciencia de las plantas y demás naturales sobre la agricul-
tura. ¡ Que no pudiera detenerme á demostrar con evidencia la es-
tenslon de este Influjo, manifestando serle Imposible á la agricultura
hacer verdaderos progresos sin hallarse antes generalizada la ense-
ñanza de los diferentes ramos de la Historia natural que forman su
base! Mientras llega el momento feliz, en que por la propagación
de los conocimientos de Historia natural, y por los vlages cien-
tíficos promovidos por el Gobierno conseguimos conocer las produc-
ciones naturales de nuestro suelo, daré una lista de las plantas i n -
útiles y dañosas mas comunes en los prados, cuyo esterminlo deba
procurarse por todos los medios posibles. Esta será la del num. 3.0,
que podrá servir ínterin no baya otra mas completa ; y el cultivador
obviará su reconocimiento si pusiese en práctica la máxima de los
normandos, que indicaré en el artículo siguiente.

ARTICULO I I .

Prados de la segunda clase.

Incluimos en este artículo los prados de secano de yerba alta,


situados especialmente en las laderas y valles, cuyo suelo es mejor
que el de los anteriores por razón de ser ó mas húmedo ó de una
calidad superior, y que se siegan y guadañan una sola vez. A esta
clase corresponden la mayor parte de los que llaman la atención del
labrador, con particularidad en nuestras provincias septentrionales;
y á la verdad muchos de ellos pertenecerían á la clase tercera si les
diesen el conveniente cultivo. Por lo general acontece aprovechar
muy poco ó nada las aguas y abonos y descuidar Infinito los cerca-
dos, siguiéndose á esto los. daños que mutuamente hacen en ellos los
TOMO I V . F
ganados, y los perjuicios consiguientes a las frecuentísimas deman-
das y denuncias. Causa grande disgusto observar el poco respeto que
generalmente se tiene á la propiedad de los pastos, y pudiera a ñ a -
dirse á la de todos los frutos rurales, viéndose con frecuencia causar
danos en las posesiones á vezes aun á pesar de los cercados y v i g i -
lancia de los dueños, que suelen gastar en guardarlos casi tanto co-
mo esperance producto líquido.
El cultivo de estos prados se rednce principalmente á formar ó
reparar las cercas, á darles alguna labor poniéndolos en estado de
producir, á estirpar las malas yerbas y reponer los claros, á abo-
narlos y destruir los topos, igualando en lo posible el terreno.
Después de lo dicho en el artículo anterior sobre los cerramien-
tos, al presente debo añadir que la materia de las Cercas entre noso-
tros envuelve varias cosas raras y estravagantes. Cuando las echamos
de menos en la mayor parte de nuestro territorio , vemos comarcas en
donde su formación en los baldíos da un cierto derecho de propie-
dad sobre el terreno cercado. Cualquier vecino puede en estas opo-
nerse á la verificación del cerramiento, resultando no pocas vezes l i -
tigios, pendencias y aun muertes. Para evitar altercados y riñas, el
arbitrio que resta al pobre cultivador, ansioso por prados, consiste
en hacer las cercas de parte- de noche no sin grandes gastos y dis-
pendios ^ y cuando están hechas guardarlas por temor que algún ve-^
ciño las eche por tierra. Por lo general planteado un cercado en
una sola noche suelen respetar la propiedad venido que es el dia.
¡Cuánta falta nos hace un código rural que presida las cosas del
¿ a m p o ! • •• ' i i-.-!> t-Mú . - . K - j . ' f j n i ?,(>i >r:'A>1 '?o; . ' . i •; ,
Los' cerramientos deben égecutárse, 6 formando paredes, cuya
construcción será relativa á las circunstancias de cada territorio se-
gún los materiales que abunden, como pizarras, cantos rodados,
arcilla, ladrillo & c . ; 6 por medio de estacadas ó empalizadas; 6
bien formando setos vivos don árboles o arbustos, usando según los
climas y terrenos de los sauces, hayas, almendros, membrilleros,
manzanos, morales, granados, cambroneras, espinos, pitas, higue-
ras chumbas 6 tunas y otras varias plantas.
Para roturar el terreno se servirán de la azada d del arado, d á n -
dole una ó dos labores, procurando allanarlo también cuanto Sea
asequible (si se puede) con la arrobadera, y quitando las piedras á
fin de que al tiempo de la siega se maneje fácilmente la hoz 6 la
guadaña. En algunos territorios de Asturias roto el terreno lleva pa-^
tacas en el primer a ñ o , y en el segundo cebada; y granada esta cor-
tan las espigas, y dan una labor con que entierran la paja para que
sirva de abono al prado. Es muy digna de imitación esta práctica;
pero como en todas las tierras no prosperará la pataca, podrá echar
mano el cultivador de la planta mas correspondiente á su clima y
terreno, consultando las listas que van al fin de este tratado.
Suelen casi generalmente los labradores abandonar al tercer año
el prado á la naturaleza, creyendo no ser necesario algún cuidado
de su parte: mas á pesar de que ninguna producción esquilma me-
nos la tierra, observamos irse disminuyendo progresivamente los
productos de un prado, cuando no le abonamos de tiempo en tiem-
po á fin de sostener su fertilidad. Algunos de nuestros cultivadores
tienen un método ventajoso para restablecer el primitivo, vigor de
un prado: luego que echan de ver su descaecimiento le aran y siem-
bran de cebada ú otra planta, que enterrada después le sirve de abo-
no haciéndole producir buenos pastos por un cierto tiempo. Este
modo de bonificar las tierras es ya muy antiguo , pues sabemos por
Columela que los romanos se servían para este fin de la algarroba,
almorta, altramuz, guisante, haba, lenteja y yeros. En la actuali-
dad los labradores que siguen esta sabia costumbre usan ademas del
alforjón, alholba, avena, cebada, nabos, maiz, trébol, trigo y
otras. Consultando atentamente el clima y la naturaleza del terreno,
se hará la elección de la planta para abonar, debiéndose sembrar la
escogida muy espesa; y áplastándola con el rodillo ó pasando la
rastra ó guadañándola antes de florecer, se dará uña vuelta de ara-
do procurando enterrarla á una profundidad regular. Después de
esto en tiempo oportuno esparcirán sobre el terreno buenas semillas-
de prados, cubriéndolas con el arado ó mejor con la grada. C o n -
sultando igualmente la naturaleza del terreno y las circunstancias que
le rodeen, usará á vezes el labrador para abonar y mejorar las tier-
ras de la arcilla, arena ó cal, de la marga, cenizas, yeso, turba,
carbón de piedra, de los estiércoles, del fango del mar ó de las plan-
tas marinas, del limo de los rios, deteniendo sobre ellas las aguas
turbias cargadas de cieno ó de despojos vejetales 6 animales.
Debe interesarle muy particularmente la estirpacion de las malas
yerbas; y para obviar su reconocimiento, ademas de la lista n ú m e -
ro 3.0, seguirá la sabia práctica de los normandos, que consiste en
observar las plantas que libremente abandonan sin tocar los ganados,
y arrancándolas sustituir en su lugar semillas de buenas yerbas. Han
de repetirse los ensayos muy madura y detenidamente para que con-
duzcan con seguridad al acierto, efectuándose la destrucción de las
malas yerbas, ó con el arado, la azada, azadón ó escardillos, ,0
por medio de los abonos, verificándolo todo en Jos tiempos mas
oportunos. Cualquier labor dirigida á este fin surte mejor efecto, si
se egecuta en la época mas contraria á la vejetacion de la planta.
Durante los rigores del frió ó del calor escesivos no hay vejetal que
resista á las labores dirigidas á destruirlo. Varios asturianos matan
las malas yerbas rociando sobre ellas las cenizas 6 sus lejías, consi-
guiendo ademas abonar de esta suerte su terreno, ya cOn los princi-
píos salinos de la misma ceniza, ya también con los resultantes de
la descomposición de las plantas.
Ablandado el terreno por las primeras aguas de otoño, el piso-
teo de los ganados echa á perder la yerba, siendo mayor el daño
que hacen que el provecho que les resulta: es pues conveniente no
permitirles la entrada en esta e'poca. Este mismo es el tiempo de for-
mar 6 reparar las regueras que han de dirigir las aguas para los rie-
gos , según diremos.
Como el agua sea tan conducente para la prosperidad de los pra-
dos , cuando no fuese posible adquirirla de los ríos por lo elevado 6
desigual del terreno , con pocos gastos se Ies procura riegos acciden-
tales , formando regueras que recojan y dirijan hácia ellos las aguas
llovedizas del terreno mas elevado, á no impedirlo obstáculos insu-
perables. Las regueras han de ser muy sencillas y poco dispendiosas,
procurando darles un declive suave á fin de estorbar la corriente r á -
pida; y las presitas ó tasquibas del prado mismo se construirán con
tal arte, que deteniendo el agua turbia sobre él faciliten la precipi-
tación de la tierra vejetal arrastrada de las partes superiores. Consi-
gúese esto con mucha facilidad alberconando el prado. Si las circuns-
tancias lo permitiesen, removiendo la tierra de la superficie logra-
mos cargar el agua de mas principios fertilizantes. 1 Bien dirigidos^
los riegos accidentales son superiores á una buena estercoladura. Pue-
den aun suministrar las aguas llovedizas riegos periódicos reuniendo-
las en balsas, estanques & c . ; mas de lo perteneciente á esta clase de
riegos trataré en el artículo siguiente, concluyendo este indicando los
medios de destruir los topos que tanto daño hacen en los prados.
Debo notar antes que si hubiere algún trozo de estos demasiado
húmedo j le mejorarán egecutando las reglas que daré en el artículo
cuarto. jtátíUatí» o zaliíJoisv.aojoq^b o oimo-oh zí,b^v„c */úihut
Los topos causan mucho daño en :los prados, ya cortando las
raizes de las plantas, ó ya formando montoncillos de tierra que des-

i Acaso seria mejor omitir por ahora esta práctica suponiendo lo des-
carnados que se hallan generalmente los terrenos elevados, pues cada vez
se empeorarán mas arrastrando las aguas la escasa cantidad de humus que
forman estando despoblados de árboles. Los vizcaínos merecen servir de
norma á naturales, y estrangeros en esta materia. Todas sus montañas ele-
vadas se ven cubiertas de bosques que con sus ramas les proveen de leña y
carbón en grande abundancia; y á la sombra de los árboles medio desmo-
chados registra el viagero con placer abundantes pastos, que aunque no
pueden ser los mas superiores, alimentan no obstante numerosos rebaños
de ganados. Creo pues que entonces tendrá cabida la práctica de remover
la superficie de los terrenos elevados para que el agua cargada de abono lo
deposite en los parages bajos cuando aquellos estén coíno en Vizcaya cu-
biertos de mucho humus y en disposición de poder repdner lo perdido.
igualan la superficie, dando acojida á las hormigas y otros insectos,
y sobre todo impidiendo el libre egercicio de la guadaña en la siega,
A pesar de los daños que ocasionan no dejan de hacer algunos servi-
cios , como son el comerse las larvas de las lombrizes y de los insec-
tos, y destruir algunas malas yerbas, como el colchico ó quitame-
riendas [Colchicum a u t u m n a k ) , cuyas cebollas les agradan infinito;
asi es que estirpando los colchicos se les hace mucha guerra. N o es-
coge el topo para habitar ni el terreno pedregoso ni el muy húmedo
ó espuesto á inundaciones; busca el sustancioso y abundante de lom-
brizes que apetece mucho. N o se entretiene continuamente en la
formación de sus galerías; es mas activo en invierno que en verano;
anuncia el buen tiempo al dar principio á su trabajo, y desde luego
ocupa en él solamente algunos ratos oe la mañana, del medio d i a y
la tarde.
Persigúese á estos animales de varios modos. En nuestros paises
de prados se usa casi solamente de la azada: recorre el trabajador
el campo con este instrumento, observando silenciosamente los reso-
plidos de los topos y la tierra reciente ó actualmente removida, y
tirando un golpe de azada hácia la base del parage en que presume
hallarse el topo, levanta la tierra, le descubre y le mata igualando
después el terreno. Algunos cultivadores echan mano de cebos que
contienen arsénico, solimán, nuez vómica & c . ; pero no aconsejo su
uso, porque sustancias tan venenosas no deben andar en manos del
sencillo y á vezes poco cauto labriego. En el reino de Valencia y
aun en las montañas de Santander, según me han informado varios
amigos, usan para coger los topos de unos cepos muy sencillos, de
los que cada labrador se procura cuantos necesita, formándolos con
solo dos cañas que envainan una en otra y una varita encorvada X[ue
hace oficio de ballesta. Armados los cepos y colocados de suerte que
e l agujero trasversal que tienen en un estremo corresponda á la boca
de cada galería, se consigue coger muchos de estos animales con
grande facilidad y prontitud.
Existen tres obras principales sobre los medios de coger los topos
debidas á los Sres. Lafaille, Dralet y Cadet-de-Vaux, de las que
estractaré alguna cosa, sirviéndome de lo que de ellas trae el Nauveau
Cours complet d1 A g r i culture.
Consiste el que propone Lafaille en un cepo formado de un tubo
cilindrico de madera de nueve á diez pulgadas de longitud y una y
media de diámetro interiormente, teniendo en una estremidad una
rejilla de alambre, y en la otra una válvula de hierro sostenida de tal
suerte por una visagra que dé fácil entrada al topo y estorbe la salida.
Procurando tener varios de estos cepos, é introduciendo la estremidad
de la válvula de cadi uno en una galería se llegan á coger muchos.
Dralet empleaba para cogerlos la azada, unas pajas, papel blan-
( 46 )
co y agua. Cuando un topo lia hecho un solo agujero, desago, dice,
la topera con la azada, asegurándome de las comunicaciones que
pueda tener con otras. Encontrada alguna comunicación toso sobre
la entrada de la galería descubierta, y aplicando el oido percibo la
agitación del topo espantado por el ruido, el cual á no hallar otros
ramales de comunicación ni puede estar muy lejos n i escapar; y
descubriéndole con la azada le mato. Pero si el animal conociendo
el peligro ha tenido tiempo de ahondar formando nueva galería,
tengo dos medios para cogerlo ó cabando ó vertiendo agua. Si al t o -
ser no le siento agitarse, esto me persuade de que al menos hay dos
toperas, y me conduzco del modo siguiente: hago una abertura de
mas de nueve pulgadas en la dirección de la galería de comunicación
entre las toperas, y cierro las dos estremidades con un poco de
tierra. Después de algunos instantes corre el topo á reparar el daño
ocasionado á su galería, y resollando ó arrojando tierra con las pa-
tas me cerciora del lado en que se halla y obro como en el primer
caso. Si tuviese tres toperas, según los mismos principios, m u l t i p l i -
co los cortes; y llegando á tener seis se hace una zanja entre las dos
mas centrales, y después entre las otras dos del costado en que se
está seguro hallarle. Cuando una ó muchas toperas recientes se en-
cuentran cerca de otras viejas, deben hacerse cortes que intercepten
las comunicaciones, y en llegando á reconocer el parage donde está
el topo se opera como en los primeros casos. SÍ se persiguen muchos
topos á la vez debe estarse con mucha vigilancia; pues mientras,nos
ocupamos en acechar á uno puede otro atravesar la galería descu-
bierta : en este caso para percibir mas fácilmente sus movimientos se
coloca una especie de estandarte de paja ó de papel, cuyo movi-
miento ó caída indica la presencia del topo, al que se dificulta aun
mas el paso poniendo un terroncillo á la boca de la galería."
La obra de Cadet-de-Vaux es la esposicion de los procedimienr-
tos que empleaba un Henri-le-Cour, y en general todos los cazado-
res de topos de las cercanías de París. Consisten en asegurarse del
parage donde está el topo, siguiendo el método de Dralet, y colo-
car una trampa á cada estremidad de la galería descubierta. La tram-
pa es una tenaza ó pinza elástica de una sola pieza, semejante en
pequeño á un alicate cerrado, teniendo estrechados los estreñios de
los brazos. Abrense dichas estremidades poniendo hácia el remate
una placa de hierro agujereada; y armada asi la trampa la colocan
en la galería. A l pasar por esta el topo y mover la placa, las pa-
lancas ó brazos se cierran y le cojen.
Para esparcir los montoncillos de tierra de las toperas Igualando
el terreno, ademas de la azada se usan otros instrumentos, entre
los cuales merece la preferencia la grada, de que habla Thaer en su
escelente obra titulada: Principas razonados de A g r i c i d t u r a , t o -
mo 3.0, página 247 (traducción francesa). Esta grada tiene un hierro
cortante en su parte anterior y en la posterior, con sus correspon-
dientes púas entrelazadas; y tirada por una ó dos caballerías sin
maltratar casi la yerba iguala el terreno, siendo los gastos que oca-
siona muy inferiores á lo que costaria la misma operación egecutada
en grande con instrumentos de mano.

ARTICULO I I I .

Prados de la tercera clase.


Colocados los prados de esta clase por lo general á las orillas de
los rios, y recibiendo los beneficios de sus inundaciones accidentales
ó de riegos periódicos, suministran al cultivador diligente mayor
cantidad de yerba que los anteriores, aunque no de igual calidad. Su
cultivo exige casi los mismos cuidados y atenciones, pero debiendo
egecutarlo todo con mayor esmero. La misma necesidad hay de la
formación y reparación de sus cercas^ de laborearlos, estirpar las
malas yerbas y reponer los claros, y de abonarlos y aun de perse-
guir los topos igualando la superficie del terreno. Mas lo que debe
llamar la atención con particularidad es el aprovechamiento de las
aguas para los riegos, sobre lo cual solo corresponde aquí dar reglas
generales.
En las inundaciones accidentales provenientes de las avenidas de
los rios, arroyos y barrancos está de parte del cultivador el tener
en el mejor estado las regueras y caballones que dirijan las aguas,
y deteniéndolas faciliten el depósito del tarquín é impidan la forma-
ción de barranqueras. Según una infinidad de circunstancias locales
los riegos artificiales requieren obras mas ó menos dispendiosas y com-
plicadas, siendo siempre relativas al número y naturaleza de las d i -
ficultades que se oponen y nos vemos precisados á vencer para el
logro de nuestros fines. Siempre son grandes los costos cuando se trata
de dar riego á un terreno de grande estension , y por medio de presas
y canales bien egecutados. Tamañas empresas las mas vezes son ú n i -
camente del resorte de los Gobiernos ó de compañías y propietarios
de grandes capitales: no obstante hay ocasiones en que por lo redu-
cido del terreno y el nivel proporcionado de las aguas, se hallan los
medios de conseguirlas al alcance de propietarios y colonos aun de
cortos fondos. Y o me limitaré á indicaí los casos de mas fácil ege-
cucion.
La adquisición del agua para los riegos puede hacerse de varios
modos, ó formando balsas que recojan la de las lluvias ó de las
fuentes, 6 por medio de presas que la estraigan de los rios ó arroyos,
ó bien construyendo pozos y norias ú otras máquinas hidráulicas.
En el artículo anterior dijimos que las aguas llovedizas de los pa-
(48)
ragés elevados, dirigidas convenientemente sobre el prado, ademas de
regarlo le abonaban depositando en él la tierra vejetal que arrastran
consigo: estas mismas aguas, cuando ya vienen claras ^ pueden apro-
vecharse para otros riegos reteniéndolas en balsas fabricadas en los
sitios mas elevados del prado mismo. E l que construye una balsa 6
estanque debe considerar atentamente la naturaleza del terreno, e l i -
giendo siempre el mas compacto que se oponga á la filtración de la
humedad. Si quiere reunir la solidez á la economía en su fabricación,
construya sus paredes formando con piedra y mezcla ó barro dos
muros paralelos, algo distantes entre sí y el interior mas alto que
el esterior: luego que estén bien secos rellene el intervalo vacío con
arcilla bien apisonada, y realce el esterior con la misma arcilla re-
sultando una pendiente suave que afianzará toda la fábrica. E l fondo
mismo de la balsa debe cubrirse también con una capa de arcilla muy
apelmazada. La cabida de las balsas será proporcionada al terreno
que haya de regarse, teniendo muy presente la abundancia de las
lluvias y el agua que se evapora en un clima dado. Si en los contor-
nos hub*ere fuentes á nuestra disposición que den agua continua ó pe-
riódicamente , el estanque que las recoja guardará proporción con la
cantidad de agua que suministren, calculando su masa y su veloci-
dad en épocas diferentes y sin olvidar la evaporación.
Si circunstancias particulares convidasen mas bien á estraerla de
los rios, las obras que se construyan hasta ponerla sobre el terreno
tendrán relación en su forma y dimensiones con la posición y v o l u -
men de las aguas, y con la situación y estension de la tierra que
haya de regarse. A vezes será suficiente abrir la acequia principal y
escabar un poco en la madre del rio ó arroyo, deteniendo con al-
gunas piedras su corriente; otras necesitarán ademas formar una l i -
gera presa con estacas y maderos entrelazados, sostenidos y carga-
dos aqui y allá con piedras, rellenándolo todo con fagina; pero no
bastarán las presas de palo cuando la masa, el nivel y la corriente
del agua no sean muy favorables , en cuyo caso se hace indispensa-
ble la construcción de presas de cantería. Mas escediendo estas como
hemos insinuado á las facultades de un simple particular, pueden á
vezes escusarse con economía sirviéndose de bombas, norias ú otras
máquinas hidráulicas movidas por el agua, por el viento, el vapor,
por caballerías 6 por el hombre. Las diversas circunstancias locales
indicarán la especie de máquina que merezca la preferencia, y el
agente mas^ adecuado que haya de ponerla en movimiento, para lo
cual deberán consultarse los profesores é inteligentes en la materia
y las principales obras que se conocen de arquitectura hidráulica.
Obtenida de cualquier modo el agua, y conducida al prado por
medio de acequias, su distribución por todo él lo efectúan las re-
gueras ó tasquibas tiradas convenientemente con arreglo á la disposi-
, . C49) . •
clon del terreno. La formación ó reparación de estas se verifica prin-
cipalmente luego que las primeras aguas de otoño han ablandado la
tierra, á cuyo tiempo cerrarán también la entrada á los ganados.
Las aguas turbias provenientes de las lluvias se aprovechan para los
riegos de esta estación, dejándolas entrar en el prado hasta que prin-
cipien á aclararse, repitiéndose lo mismo aun en el invierno hasta
que la yerba haya brotado del todo, en cuyo caso no convienen
los riegos de tales aguas. Durante la primavera activan la vejetacion
de las yerbas los riegos de aguas claras, los que se repiten después
de hecha la primera siega á fin de promover un brote vigoroso. Son
tanto mas útiles estos riegos cuanto la estación es mas cálida y seca;
pero nunca deben llevarse al esceso, pues perjudicarían á la buena
calidad de las plantas.
En todo tiempo ha de procurarse el buen estado de las balsas,
presas, norias y demás máquinas, y de las acequias y regueras l i m -
piándolas especialmente después de los riegos de aguas turbias.
Los parages pantanosos se desaguarán y mejorarán del modo
que diremos en el siguiente artículo.

ARTICULO I V .

Cultivo de los prados de la cuarta clase.


Formándose los prados de esta clase de los terrenos acuáticos y
pantanosos, su cultivo está reducido á las maniobras dirigidas á mejo-
rarlos, convirtiéndolos en prados de la clase anterior ó en artificia-
les. Su vecindad es dañosa á nuestra salud por los vapores corrom-
pidos ó por solo la humedad que exhalan; y sus pastos ó valen p o -
co 6 generalmente perjudican á los ganados, sobre todo á las ovejas.
Consiste su mejoramiento en privarlos de la humedad escesiva,
para lo cual debe particularísimamente atenderse á las causas y c i r -
cunstancias de donde el esceso dimana que pueden cómodamente
ser comprendidas en estos cuatro casos: 1.0 E l agua de la atmósfera
se acumula á vezes en un paraje, no pudiendo ni correr á otro mas
bajo, ni infiltrarse en las capas inferiores del terreno. 2.0Un sitio ba-
jo rodeado de elevaciones retiene el agua que fluye á el de las al-
turas hasta que es evaporada. 3.0 E l agua de estas, atravesando las
capas inferiores del suelo y encontrando un banco de arcilla, corre
por la superficie de él ^ y reuniéndose viene á formar fuentes cuyas
aguas se encharcan no teniendo libre salida. 4.0 U n terreno bajo s i -
tuado á orillas de un r i o , arroyo, acequia ó barranco, cuya madre
es mas elevada, recibe agua de estos, ó bien de la que remanan
o de la que rebosan en las grandes avenidas: las márgenes mismas,
siendo mas altas, impiden aun la salida de la depositada por las l l u -
vias y la que desciende de las partes superiores.
TOMO I V . G
Para sanear un terreno constituido en el primer caso, debe ante
todo reconocerse la naturaleza de las diferentes capas de tierra que
le componen. Si las superiores constan de una tierra compacta que
estorbe la infiltración del agua, no tienen lugar las sangrías subter-
ráneas , á no ser que mejorando el terreno por la mezcla convenien-
te de tierra suelta, de los estiércoles ó por labores profundas consi-
gamos hacer filtrable la capa que haya de cubrir dichas sangrías, en
cuyo caso son'preferibles y ademas cuando la capa superior del ter-
reno es de tierra suelta y permeable á la humedad.
En la formación de las sangrías subterráneas hay varias cosas
que considerar. Si tiene pendiente el terreno las tirarán trasversal-
mente al declive, dándoles una ligera inclinación hácia el canal de
desagüe, que deberá egecutarse en el paraje mas acomodado para
dar al agua salida. Su número y proximidad guardarán relación con
la mayor ó menor humedad y lo mas ó menos arcilloso del terre-
no. Ha de variar su profundidad en razón de la naturaleza de las
ca' as superiores: si la mas superficial es de tierra suelta y descansa
sobre otra muy compacta, hasta esta última debe profundizarse: si
ambas son algún tanto arcillosas, la profundidad será tal que la san-
gría se halle cubierta por diez pulgadas de tierra, ahondando solo
las labores de seis á siete pulgadas. En las tierras ligeras necesitan
estar cubiertas de diez y ocho ó mas pulgadas. La parte que da
paso al agua tendrá de hondo de nueve á diez.
'Abrense las sangrías con el arado, principalmente el de vertede-
ras, pasándole varias vezes por el mismo surco, concluyendo la
operación con las palas ó azadas. La introducción y propagación de
estos arados hace notable falta en nuestro sistema general de labran-
za. En el fondo de las sangrías se ponen piedras ó ramas, por cuyos
intersticios ha de correr el agua. Si echan mano de las primeras
por presentar mas economía , colocarán las mas gruesas en lo hondo,
cubriéndolas sucesivamente de las menores, y procurando dejar t a n -
tos mas vacíos entre ellas cuanto menor sea el descenso del terreno.
L o mismo se practica con las ramas,teniendo presente que las de
los árboles acuáticos ó de ribera son preferibles á cualquiera otras.
Las piedras 6 ramaje que llenan el fondo de las sangrías se cubren
con paja, juncos ó marojos á fin de evitar que cierre los intersticios
la tierra con que debe rellenarse el todo. Cuidarán de impedir los
daños que pasando por cima y á lo largo causarian las ruedas de
los carros yendo cargados.
Requiriendo mas bien para el desagüe el terreno arcilloso y
compacto zanjas descubiertas que sangrías subterráneas, se les dará
á aquellas la dirección que conduzca mas pronto las aguas al sitio
por donde han de desaguar, tirando ademas tasquibas ó brazales
al través de la pendiente, que oponiéndose á su estancación )as d i -
i (SO
ríian á las zanjas. Cuando es grande el declive conviene variar la
dirección de estas á fin de evitar la rapidez de la corriente. Es
útilísimo cercar por medio de una de estas zanjas que desagüe fuera
del prado los parajes altos, próximos ó situados en el mismo prado
que vierten en él sus aguas, pues de este modo estorbamos su estan-
cación facilitando la salida. Para graduar la profundidad de las zan-
jas debemos atemperarnos al grueso de la capa superior, porque sin
llegar ellas á la parte impermeable del terreno poco ó ningún efec-
to producirian; y si atendiendo á esto fuese necesario darles mucha
hondura , para evitar los gastos q u e á cada instante ocasionarían, con-
vendrá mejor hacerlas subterráneas.
Antes de ocurrir al remedio de la segunda causa de humedad
que tiene lugar cuando un terreno se halla cercado de colinas que
le envian agua sin permitirle la salida, debe calcular el labrador de-
tenidamente, como en toda empresa rural, los gastos necesarios para
la operación y las ventajas consiguientes á ella, atendiendo á la na-
turaleza , situación y estension del terreno. Cuando es muy bajo é
infiltrable y forma lagunas bastante estensas, pocas vezes tienen
relación ventajosa los gastos de desagüe con los productos: no obs-
tante hay circunstancias que convidan á la operación. Presentándo-
se al lado esterior de las colinas rios ó parages cercanos mas bajos
que el recinto ó valle inundado, un canal subterráneo ó abierto que
termine en ellos proporcionará el saneamiento. A vezes consegui-
mos gran parte ó todo el efecto tirando una zanja á cierta altura de
las colinas circundando el valle, la que recogiendo el agua derra-
mada por ellas, la conduzca por cima ó al través del paraje menos
elevado. Si debajo de una capa de tierra poco gruesa é impermea-
ble á la humedad encontramos otra de arena, lograremos filtrarla
en esta y sanear por consecuencia el terreno, formando fosos ó p o -
zos ó taladros con las barrenas de montaña. Pero antes de decidirse
á semejantes operaciones importa al labrador examinar bien si la
arena podrá dar paso al agua, ó si al contrario aumentará la canti-
dad de esta con la que pueda recibir subterráneamente de las altu-
ras circunvecinas.
E l esceso de humedad de las tierras en muchos casos se verifica
del modo siguiente: cayendo el agua de la atmósfera en mayor
cantidad sobre la cima de las montañas y sobre las colinas, é i n -
troduciéndose y bajando casi perpendicularmente por un terreno
poroso, llega á encontrar un estrato de tierra compacta, horizon-
tal ó inclinada, que la conduce á la superficie donde ella misma ter-
mina. A q u i , ó se abre paso y corre sin humedecer considerable-
mente el terreno vaciándose en un rio ó arroyo ; ó bien encontran-
do otra capa de tierra compacta en diversa dirección se acumula é
infiltra poco á poco, y según su cantidad se limita unas vezes á
(50
volver mas 6 menos humera la tierra superficial, ó rezumándose for-
ma fuentecillas aqui y allá en la parte superior, en la inferior ó en
ambas, dando origen á lagunas y pantanos su reunión en un parage
que no le permite el desagüe.
Para distinguir estos diferentes casos é indagar por consiguiente
el mejor modo de apoderarse de las aguas en su origen, conviene
tener un perfecto conocimiento de la formación geognóstica de la
comarca, reconociendo la naturaleza, grosor y dirección de los es-
tratos, conduciéndose para ello principalmente por los cortes per-
pendiculares que se dejen observar en el terreno, y por reconoci-
mientos practicados con las barrenas ó taladros. Pocos de nuestros
labradores á la verdad pueden adquirir por sí estas noticias; pero
easi nunca dejarán de hallar inteligentes á quienes consultar con es-
pecialidad, sí como debemos esperar, continúa el Gobierno fomen-
tando el importantísimo estudio de la mineralogía y demás ciencias
naturales. E l reconocimiento de la localidad ha de indicar los casos
en que unas simples regueras serán suficientes para conseguir el sa-
neamiento , cuando habrá necesidad de zanjas mas ó menos profun-
das que lleguen hasta el estrato arcilloso acumulador del agua y
recibiéndola de este la conduzcan fuera del parage inundado, y
cuando ser m indispensables para aposesionarse del agua los fosos pro-
fundos ó los taladros practicados con las barrenas, instrumentos tan
felizmente ensayados en Inglaterra á este fin, que el Parlamento,
después de dar grandes recompensas al primer ensayador, ha invita-
do se enseñe el modo de conducirse con ellos y manejarlos.
Cuando el agua que rebosan los rios & c . en las avenidas es
causa de la escesha humedad de un terreno, para oponerse á las inun-
daciones casi el único recurso estriba en la construcción de diques
6 malecones que contengan las aguas. N o obstante, según las dife-
rentes situaciones conseguimos á vezes el mismo efecto, quitando
los estorbos que impidan el libre curso del agua, ahondando la ma-
dre de los rios ¿ k c , y dándoles una dirección mas recta. A la forma-
ción de los malecones debe preceder un maduro examen de todas las
circustancias que rodeen al terreno, y la obra ha de plantearse y d i -
rigirse por sugetos muy peritos en la materia. La forma y solidez de los
diques debe gusdar relación con el •volúmen de las aguas, con
su rapidez, y con la mayor ó menor fuerza y tenacidad del terreno.
Sobre todo cuidarán de dejar al rio la madre necesaria para conte-
ner las aguas en las atenidas, y de dar salida por el mejor parage,
y aun por bajo del malecón á las que envíen las alturas. E l conduc-
to que de paso al agua en el dique debe tener una compuerta para
estorbar la entrada del agua del rio en las avenidas. Si el campo fue-
re tan bajo que imposibilitase el desagüe, formarán una zanja á sa
alrededor con tal elevación y declive que facilite su reunioa y espul-
(SO; . . .
slon. K o teniendo W a t eíta zanja ó siendo insuficiente, echarán
mano de alguna máquina hidráulica, valiéndose según las nece-
sidades de las grúas ó de las norias, bombas & c . , movidas por el
viento ó demás agentes. Han de ser construidas estas máquinas de
tal suerte que sean en lo mas posible sencillas y duraderas, y que
una ligera potencia pueda moverías. Las mismas máquinas conviene
usar para desembarazar el terreno del agua remanada de alguna
azequia, del rio ó de las colinas cercanas, cuando sea imposible ve-
rificarlo de otro modo mas económico. N o dejarán de presentarse
ocasiones en que tendrá mas ventaja la construcción de canales de
madera ó de fábrica que conduzcan el agua por debajo de la madre
del r i o , arroyuelo Sed., á un sitio mas bajo del lado opuesto.
Por mucha inteligencia y esmero con que haya sido dirigida la
desecación de un terreno pantanoso , casi siempre quedan parages mas
ó menos húmedos, que es necesario después de rozados darles dife-
rentes destinos según su naturaleza, haciéndolos llevar por algunos
años avena, maiz, patatas, cáñamo & c . , sembrándolos en segui-
da de yerbas útiles. Entre tanto deben mantenerse en el mejor es-
tado todas las obras que se hicieron para el saneamiento,

ARTICULO v .
Recolección de la yerba.
La recolección es una de las operaciones mas importantes, en la
que el cultivador debe fijar muy particularmente la atención. La
época de su ejecución no está sujeta al calendario: varía según el
año ha sido mas ó menos h ú m e d o , seco, frió ó cálido; pues estas
cualidades retardan ó adelantan la vejetacion dé las yerbas. E l m o -
mento mas favorable es aquel en que observamos la mayor parte de
las plantas entrar en flor; si aguardasen á la perfecta madurez de las
semillas los resultados serian la disminución de sustancias nutritivas en
el terreno por lo mucho que consumen aquellas al madurar, y el
deterioro de las yerbas que perderían su jugosidad , perfume, b l a n -
dura y mucha parte de sus hojas. Solamente exigen para segarse la'
perfecta madurez de la grana los cortos rodales destinados á dar
semilla.
Para que el heno conserve su bondad natural ha de aprovechar-
se el buen tiempo para la siega; de otro modo le veríamos despo-
jado de la mayor parte de sus apreciables cualidades. Sufren dete-
rioro los prados cuando han sido inundados hácia la época de la
siega; en cuyo caso lo mas ventajoso es segar la yerba poco después
de inundada , y secándola destinar la menos averiada para darla al
ganado si hubiese falta de forrages, y aprovechar la restante para
camas y estiércol.
(54)
Conviene segar lo mas cerca posible de la tierra, pero sin ofen-
der el cuello de las raizes ni la capa de césped que cubre el terre-
n o , usando á este fin la guadaña con preferencia á la hoz, y p r o -
curando tener la tierra igual y limpia de piedras. En cnanto á las
vezes que haya de verificarse la siega, solo diré que á proporción
de la mayor ó menor fecundidad del suelo, ya sea natural ó a d -
quirida por el cultivo, asi será la pujanza y lozanía de las yerbas,
y por consiguiente según esta misma relación se ha de segar al año
una, dos ó mas vezes.
Las cualidades que dan á conocer el buen heno son: un color
bastante verde, el buen olor y la desecación proporcionada. Siendo
la sequedad escesiva se despoja á las plantas de una parte de su
mucilago, y estando muy húmedas padecen en el henil una grande
fermentación. La esperiencia indicará siempre en cada localidad el
medio Justo que haya de guardarse, siendo imposible dar reglas
generales: baste decir que después de segada la yerba se esparce
estendiéndola en líneas para que el aire y el sol la oreen y sequen,
dándole ademas una ó dos vueltas cada dia según lo seco y cálida
de la estación; que al caer de la tarde debe recojerse en pequeños
montones y esparcirla á la mañana cuando esté disipado el rocío á
fin de evitar la acción de este, que alterarla su color y demás cuali-
dades ; que por último hallándonos obligados á hacer la cosecha en
tiempo llovioso y húmedo, para que el agua no prive al heno de sus
jugos é impedir la fermentación es conducente reunido en montones
y removerlo y airearlo en los intervalos de bonanza, y aun duran-
te las lluvias si continuasen sin interrupción por largo tiempo. E l
perfume ú olor aromático def Beho pende principalmente de la se-
quedad favorable de la temporada en que se verificó la recolección.
Varios agricultores estrangeros tienen observado que la mezcla de
la grama de olor ( Anthoxanthum odoratum ) con la paja ó heno
les comunica un olor muy apreciado del ganado: ignoro si entre
nosotros se han hecho esperiencias de esta clase.
E l modo de conservar el heno difiere con respecto á la costum-
bre de cada pais, y á las circunstancias que cercan á los cultivado-
res: ó lo guardan en heniles ó herberos construidos de fábrica, ó en
cobertizos y tinglados, ó en hacinas y balagueros espuestos á todo
viento.
E l primer método es defectuoso porque impide la exhalación de
los gases y vapores húmedos que desprende el heno, alterándose en
consecuencia su buen olor y perfume. Dejemos á un lado los gastos de
construcción de tales heniles, y el daño que en ellos ocasionan las ra-
tas, ratones & c . ; mas si por razón de la mayor seguridad quiere el
cultivador colocar su yerba bajo techado, le es mejor y mas económi-
co construir cobertizos ó tinglados, poniendo tablas de una pilastra
.tí?)
4 otra , algo «eparadas entre si a fin de permitir la salida á los aases
y vapores. Antes de encerrar la yerba echarán sobre el suelo^uua
capa de granzas, paja larga, tornas ó ramaje seco, lo que servirá al
heno de cama, evitando las averías aun de la mas pequeña porción.
A continuación encerrarán la yerba procurando apretarla tan perfec-
tamente que no quede ningún espacio vacío ; pues en estos se reúne
la humedad al comenzar á sudar la yerba, originándose al mismo
tiempo el desarrollo de gran cantidad del hongo llamado vulgar-
mente mo/m, psor Linnco Mucor mucedo y por Bulliard Mucor
spherocephalus. Sucede esto al principiarse la putrefacción , en cuya
circunstancia hay ademas mucho desprendimiento de calórico y for-
mación de varias sustancias, entre ellas el gas hidrógeno carbonado,
que si es la temperatura bastante ^elevada solo necesita del contacto
del aire para quemarse. Puede en este caso detenerse la putrefacción
é impedirse el fuego tapando todos los conductos que den entrada
al aire, ó estendiendo con anticipación y prontitud todo el heno pa-
ra que se seque y oree. Comenzada á fermentar la yerba toma un
color pardo , mas ó menos intenso, debido al predominio que a d -
quiere el carbono entre los demás principios componentes. Para re-
conocer el estado de la fermentación, y saber cuando han de esten-
der el heno ya empezado á averiarse usan los holandeses de una
aguja larga de hierro, en cuya extremidad aguda adaptan un poco
de lana blanca: si introduciéndola aguja en el heno observan que la
lana toma color amarillo, esto les indica el esceso de fermentación,
é inmediatamente lo estienden y orean. Evitan algunos el esceso de
humedad con mucha ventaja, mezclando la paja con el heno por
tandas alternadas: de este modo la paja descarga al heno de una
parte de su humedad,y adquiere un perfume que la hace muy ape-
tecida de las bestias.
Observamos una ventaja m u y decidida en los balagueros para
conservar la yerba, manifestando la esperiencia que cuando son bien
formados el heno se desprende en ellos mejor de la humedad, y con
dificultad adquiere el moho y mal gusto. En Inglaterra creen distin-
guir por solo el olor el heno de las hacinas del conservado en los
herberos, y de tal suerte prefieren al primero que le pagan siempre
mas caro. H a y varios modos de formar los balagueros que difieren
entre sí en lo mas ó menos prolijo de la operación y casi nada en la
sustancia.
Entre nosotros en los países de prados, según las proporciones
del labrador, ó se guarda la yerba en los heniles ó en balagueros.
Estos los construyen de un modo muy económico y sencillo. Eligen
cerca de la casa de campo un paraje seco, en el que á ciertas distan-
cias van formando las camas ó lechos de las hacinas (que por lo re-
gular son circulares) con piedras, raatujos, paja o madera, procu-
rando darles un grosor proporcionado con el fin de impedir la co-
municación de la humedad del suelo á la yerba. En el medio hincan
un palo de la altura que haya de tener el balaguero, y á su alrededor
colocan á brazo la yerba pisándola con los pies cuanto es posible, y
cuidando no dejar vacío alguno. Concluyen el todo en punta cónica;
y en seguida reparan las desigualdades si alguna hubiere, peinándolo
después con los rastros para acabar de igualarlo. A l cabo de un núme-
ro variable de dias,cuando temen el mal tiempo cubren muy bien la
cúspide con paja de centeno, ramas de castaño, retamas & c . , poniendo
á la estremidad del palo un cacharro ú olla que despida las aguas.
Asi preservan el precioso mantenimiento del ganado de la acción de
las lluvias, y aun para mas seguridad abren una zanjilla al rededor
de la hacina con tal arte que pueda recibir el agua arrojada de ella
y desviar la acumulada en el terreno circunvecino. Los sujetan contra
el ímpetu de los vientos, apoyándolos esteriormente con latas ú hor-
cones. Pudieran también formar los balagueros en forma prolonga-
da , dirigiendo uno de sus estremos hácia el punto del horizonte,
por donde sopla el viento mas generalmente conductor de las l l u -
vias en el pais.
Los agricultores holandeses, y algunos de la Francia, son un
poco mas prolijos en la formación de las hacinas; y en opinión de
varios autores geoponicos, su método deberla servir á todos de
norma. Yo no me dicidiré á darle la preferencia sin mas datos de
los que tengo al presente; no obstante, haré de él una sucinta es-
posicion, y los labradores tomarán el partido mas ventajoso después
de haber hecho ensayos comparativos.
En un terreno seco é igual por naturaleza trazan un círculo de
seis varas poco mas 6 menos de diámetro, y sobre este forman con
maderos de una tercia de grueso cada uno dos galerías trasversales
que se cruzan en ángulo recto, coincidiendo su centro con el del
círculo. Los cuatro segmentos que resultan los llenan de paja ó ma-
tojos, cubriendo la parte superior de las galerías con ramas á escep-
cion del centro; ejecutando todo esto de modo que presente una
base sólida y horizontal, que dando libre paso al aire estertor, pre-
serve al mismo tiempo la yerba de la humedad. En el centro se co-
loca un cilindro de mimbre ó de otra madera poco pesada de una
tercia de diámetro y dos de altura, que ha de servir para abrir un
conducto vertical en comunicación con las galerías, y para guiar la
formación del balaguero. A este fin tiene dos asas en su parte supe-
rior destinadas para levantarlo á medida que se agranda el balaguero,
y una cruz formada con dos palos, á cuyo centro se prende una cuer-
decita para servir de plomada y reconocer si el balaguero va ó no
vertical. Con otra cuerda sujeta á lo mas central de su estremidad sn-
perior se cercioran de la redondez de la obra, sirviéndose de ella
C57)
como de compás. Tienen mucho cuidado en apretar bien la yerba
con los pies, y terminan los balagueros á la altura de doce á trece
varas, y en forma encorvada para que arrojen fuera las aguas. Pa-
sados quince dias después de construida una hacina cuando la consi-
deran bastante resudada y sin fermentación, cubren con paja larga
todo su vértice y el agujero perpendicular. Haciendo de esta manera
los balagueros, dice Bosc, que conserva el heno su perfame, su co-
lor verde, y todas sus cualidades nutritivas.
ARTICULO V I .

Z)Í?/ mejor moda de consumir los productos de los prados naturales.

Siempre ha sido objeto de grandes disputas la materia del pre-


sente artículo por considerarla cada cual con relación á sus circuns-
tancias particulares sin atender á las muchas modificaciones que exi-
gen la diversidad de climas, de terrenos, de ganados 5cc. La cues-
tión mirada bajo este aspecto no deja de ser bastante complicada,
y me obligarla á entrar en una multitud de pormenores, á la verdad
importantes, si la naturaleza de este escrito no me limitara á las con-
sideraciones mas generales y de mayor interés.
O se consumen las yerbas en el mismo campo pastándolas el
ganado, ó en los establos, cuadrase caballerizas administrándoselas
en verde ó secas en los pesebres. Cada uno de estos modos de con-
sumir las yerbas, tanto cosiderados en general como particularizán-
dose al cultivo de cada localidad, tiene sus ventajas é inconvenien-
tes; y será siempre mejor para un territorio, el que presente mas
de aquellas y menos de estos últimos. Analizaremos las considera-
ciones mas interesantes de la cuestión con el detenimiento posible, y
el cultivador decidirá lo que mas convenga en los casos particulares.

Consumo de las yerbas en el mismo prado.

E l consumo de las yerbas sobre el prado mismo varía principal-


mente con relación á la naturaleza del terreno y estado de su c u l -
tivo y á las diferentes castas de animales pastantes.
Los pastos de las montañas escarpadas suministran por lo gene-
ral un alimento muy sustancioso y aromático, que conviene partí-,
cularmente á las ovejas y cabras. Las montañas no muy elevadas
que ofrecen á vezes yerba de las mismas cualidades, pero en mas
abundancia, no dejan de prestar muy buen sustento á las vacas,
que les promueve mucho la secreción dé la leche. También les es
muy conducente y provechoso el herbage grosero de los parages ba-
jos y húmedos. Durmiendo estos animales por lo general sobre el
TOMO I V . H
(58)
mismo campo que pacen le abonan con sus eserementos, c o n t r i b u -
yendo asi á conservar su fecundidad.
Las colinas, las laderas y los valles, que son por lo general ter-
renos de acarreo, presentan casi siempre abundante cantidad de
yerba muy útil á todos los ganados, y con especialidad al caballar.
Los mas de estos terrenos, según sus calidades y la población del
país, se hallan casi siempre reducidos á cultivo; pero no dejan por
esto de suministrar pastos en los rastrojos cuando están de barbecho,
6 cuando los abandonan ó cultivan á propósito para prados y for-
rajes, .iv - -
Los que están poblados de bosques y alamedas proporcionan
una yerba, cuyo apreció es relativo á la naturaleza, '¿ituacion y es-
posicion del terreno, y á la especie, número y grandor de los á r -
boles que crian. Cuanto mas espesos y grandes se hallan estos mas
ruin y desagradable es la yerba al ganado, aumentando dichos efec-
tos un clima frió y la situación y esposicion húmeda del terreno.
Mas cuando los árboles se hallan claros y el suelo descargado de
una humedad escesiva, no es mala la yerba de los bosques, y solo
la que crece bajo la sombra de los árboles tiene cualidades menos
nutritivas. Observamos que á la sombra de los pinos crece la yerba
seca y de poco valor; esta es mejor bajo los abetos y cedros; las en-
cinas crian á su sombra un buen césped; las hayas casi nada ; bajo
los alisos la yerba es abundante, pero mal sana, á causa de la hu-
medad de la tierra donde vejetan.
Muchos de los terrenos destinados á pastos permanentes son de
un uso c o m ú n , tierras baldías ó concejiles, y por lo tanto sus pro-
ductos vienen á ser efímeros. Cargándoles de animales de todas cas-
tas fuera de medida, sin distinción de tiempos, y sin que persona
alguna se interese en beneficiarlos, se hallan por necesidad en un es-,
tado miserable, y exigen para su restablecimiento ser reducidos á
propiedad particular.
La yerba 4e< todos estos terrenos mientras permanezcan en esta-
do inculto es mas útil y económico consumirla apacentando en ella
el ganado; siendo rara vez ventajoso guadañarla á no ser en algún
corto recinto. Desde luego los terrenos arenosos siempre que con-
tengan menos de veinte y cinco por ciento de arcilla y humus, es
mas conveniente dejarlos para pastos permanentes; pues por este
medio adquieren una consistencia que perderían enteramente al
laborearlos.
, E l consumir en el mismo prado la yerba que puede segarse
una ó mas vezes, tiene las siguientes ventajas: i.a no causar gastos
la recolección: 2.a ahorrar los de construcción de establos y cua-
dras: 3.a el mejor estado de salud de las bestias por respirar un aire
mas puro que en los establos: 4.a el mas fácil abono de los terrenos
(59)
que benefician los ganados al pastar en ellos. Los inconvenientes
son: 1.0 el desperdicio de la mucha yerba que pisotean las bestias
ó cubren con sus escrementos: 2.0 (consecuencia del anterior) el
menor número de animales que asi puede mantenerse: 3.c el ningún
estiércol que en este sistema hacen los ganados para estercolarlas
demás tierras de labor. Para disminuir los dos primeros inconvenien-
tes proponen algunos dividir el prado en diferentes trozos, y dar
sucesivamente cada uno al ganado á proporción que v a y a consu-
miéndose *. Por lo demás este método de consumo parece particu-
larmente adaptable á aquellas comarcas privilegiadas donde el es-
tiércol de las bestias no es necesario por tener en abundancia despo-
jos del reino vejetal, como sucede casi generalmente en las costas
marítimas. Para economizar los abonos que necesitan de tiempo en
tiempo los prados de una yerba, conviene á vezes segarlos alterna-
tivamente un año sí y otro no, dejándolos pastar en los años inter-
medios y aun en los restantes después de la siega hasta las primeras
lluvias de otoño. Los prados de dos ó mas yerbas solo se pastan por
lo común después de guadañados.
Muchos agricultores son de opinión que daña á las ovejas el pa-
cer en los prados naturales cultivados, sin tener presente las ventajas
que de este método reportan los cultivadores Ingleses. N o admite
duda que les es malsana la yerba de los parages h ú m e d o s y panta-
nosos, y les ocasiona varias enfermedades; mas en los prados de
buenas yerbas y sustanciosas prosperan estos ganados cuando no se
les permite cqmer con esceso. Está de parte de los labradores y ga-
naderos el distinguir y reconocer los abrigos, los parages frescos y
las diferentes circunstancias y cualidades de los pastaderos que se ha-
llan á su disposición, para apacentar en ellos los ganados alternati-
vamente atendiendo á la diversidad de las estaciones, de los c l i -
mas agronómicos y terrenos, procurándoles abrigos para el Invier-
no y pandera, y parages y yerba algún tanto fresca en los rigores
del estío.
^Pero la trashumacion á provincias distantes será indispensable
para mantener las buenas castas de nuestros merinos en estado de
prosperidad? Se afirma que en nuestros climas la trashumacion es
necesaria, principalmente para proporcionar á estos ganados un
alimento fresco y abundante en todas estaciones, y para darle á la
lana por el aumento de la traspiración cutánea en los viajes un j u -
go oleoso que contribuye á su finura y elasticidad. A m í , á la ver-
dad, me es muy duro creer que los viajes de treinta á cuarenta días,
caminando de tres á seis leguas por d i a , puedan contribuir de un

1 Lo practican asi con grande utilidad muchos labradores de Castilla


la Vieja y Estremadura.
(6o)
modo notable á la finura de la lana ; y aun dado este caso, que
debiera estar comprobado por ensayos comparativos sabiamente eje-
cutados, ¿qué obstáculos pueden oponerse á mantener los merinos
en una vida activa y laboriosa bajo el pie estante? En la actuali-
dad , y aun en su origen, la trashumacion fue indispensable para la
conservación de estos ganados por la falta de pastos abundantes en
una sola provincia en las estaci-ones rigurosas; ¿ mas establecido el
cultivo de los prados naturales y artificiales, y fomentada la crian-
za de los merinos en manos de los labradores, seria necesaria la
trashumacion para asegurarles un buen alimento en todas estaciones ?
Tiempo es ya que se agite esta cuestión tan importante, y se decida
definitiva é imparcialmente por medio de hechos positivos dirijidos
. con sabiduría y circunspección.
E l ganado caballar pasta con mucho provecho en los prados de
la primera clase, y principalmente en lo que llaman dehesas; pero
no le convienen las yerbas de los parajes húmedos y pantanosos. E l
pastar en los rastrojos no deja de hacerles d a ñ o , pues las puntas de
las matas segadas les punzan é inflaman los labios, les impiden bus-
car el alimento, y las aristas de las espigas que comen les hieren la
boca produciéndoles úlceras. Es muy conveniente la división de las
dehesas en varios trozos y el apacentarlos cada uno por separado
y sucesivamente dando de este modo lugar á la buena vejetacion de
las plantas; ademas que asi mas bien pueden destinarse ciertos sitios
para las yeguas paridas, y ciertos para los potros de tal 6 tal edad
ó para el ganado enfermo. Seria también muy conveniente que en
las dehesas de yeguas, mientras subsistan en el estado actual, pacie-
se igualmente el ganado vacuno, que ademas de contribuir mucho
á beneficiarlas con su estiércol, consumiendo la yerba alta que el
caballar no quiere, descubriría la apetecida de este que es la corta
y tierna. Han de esceptuarse de esto las toradas por el daño que p o -
drían hacer al otro ganado. E l vacuno aprovecha con especialidad
los pastos de los sitios húmedos; por lo demás ni este ganado ni
el caballar deberían apacentar en los prados cultivados, á no ser
después de la última siega, pues su pisoteo causa mucho desperdi-
cio y pérdida en sus productos.

Consumo de la yerba verde 6 seca en los pesebres.

Este método de consumir la yerba verde es practicado especialmente


en los países donde el cultivo se halla establecido con bastante per-
fección. Las ventajas que conseguimos de él son las que se siguen:
i.a El consumo del forrage con mas economía, necesitándose por
consiguiente menos terreno para alimentar igual número de anima-
les. Todo el mundo conoce la mucha yerba que deben desperdiciar
(60
las bestias con el pisoteó , y que dejando crecer libremente las plan-
tas útiles hasta su altura natural, los productos tomarán un aumen-
to considerable. 2.a E l mayor aprovechamiento del estiércol, pues
este se recoje en los establos y se pudre para abonar las tierras que
mas lo necesitan. Los escrementos de las bestias, depositados inme-
diatamente sobre el prado, no es un abono muy ventajoso: á vezes
observamos que las plantas sobre que cae conservan por mucho
tiempo un sabor desagradable al ganado; ademas ¿espuestas tales
substancias á la acción de los agentes atmosféricos, no sufrirán la
descomposición perdiéndose la mayor parte al convertirse en gases
y vapores? 3.a U n terreno cuya yerba es asi consumida, está mas
en disposición para ser laboreado é introducir otro género de cultivo.
Las desventajas que atribuyen á este modo de consumir son:
1.A Q u e á vezes es necesario dar la yerba sin haber llegado á su per-
fecta madurez, y gastar en consecuencia mayor cantidad para ali-
mentar las bestias, 2.a Que el ganado tendrá una vida sedentaria.
3.a Que se originan gastos en la siega y conducción del fonage y en
la construcción de establos. 4.a Que aunque este alimento sea muy
conducente al ganado vacuno y lanar, no sucede asi al caballar
que trabaja, pues se debilitarla con su uso continuado. Bien conoce-
rá cualquiera el poco valor de estos inconvenientes, y la facilidad
con que pueden ser prevenidos por un cultivador diestro cuando
tenga suficientes conocimientos y un capital regular de que disponer.
La yerba seca reúne á las ventajas enunciadas la mayor econo-
mía y facilidad en su administración , y conviene mas al ganado ca-
ballar y vacuno que al ovejuno. Concluiré pues repitiendo lo que
ya indiqué al principio, á saber: que la manera de consumir las
yerbas es relativa á la diversa calidad de los climas y esposiciones,
á la naturaleza y disposición del terreno y estado de su cultivo, y
á las diferentes castas de animales que aJimenta el labrador.

SECCION I I .

D e Jos prados artificiales.

Llámanse prados artificiales los que establecemos principalmente


en tierras de labor, sembrando y cultivando una ó varias especies
de plantas para alimento de los ganados, ya sean anuales, biena-
les ó perennes. Algunos dan esta denominación solamente á los pra-
dos donde se cultiva una sola especie de yerba; y otros ademas
quieren comprender también el terreno sembrado de cualquier for-
rage, y aun el que lleva plantas cuyas semillas son únicamente
destinadas á alimentar los animales domésticos. Yo no me detendré
á discutir en materia tan árida como es la de las definiciones; la que
O )
propongo abraza el mayor número de casos, presenta el objeto á
mi parecer bajo el mejor punto de vista , y es la misma que estable-
ce en sus sabias lecciones mi muy amado maestro y amigo el señor
D . Antonio Sandalio de Arias.
Sin pastos como ya hemos dicho en otro lugar no pueden nli-
mentarse los ganados que labran al mismo tiempo la fertilidad de la
tierra y la riqueza de los labradores; ¿ y los prados naturales pueden
acaso cultivarse en todas partes con una estension proporcionada y
suministrar la porción necesaria de yerba para su mantenimiento?
Rendir la mayor cantidad posible de pastos en una corta estension de
terreno, dar alimento al ganado donde la tierra se niega á proveerlo
naturalmente, crear abonos que derraman la fecundidad, y presen-
tar al labrador los medios mas económicos para alternar ventajosa-
mente sus cosechas, estas son en resumen las principales ventajas que
ofrece la cultura de los prados artificiales. Su cultivo será la ma-
teria de los artículos en que se subdivide esta sección; siendo objeto
del primero las generalidades, y particularizándonos en los restantes
á indicar de un modo sucinto el que corresponde á las plantas e m -
pleadas especialmente con este fin, las que consideraremos reunidas
en grupos según las familias á que corresponden.

ARTICULO PRIMERO.

Creneralidades del cultivo de los •prados artificiales.

La estension de terreno que haya de destinarse á prados artifi-


ciales debe variar en razón de diferentes circunstancias. Como regla
general podemos establecer con los mas célebres geopónicos que la
proporción de las yerbas en una labor debe estar en razón inversa
de la fertilidad del terreno y de la abundancia de los otros recursos
locales que sirven al mantenimiento de los ganados. Deberá pues
atenderse á la estension de las tierras metidas en labor y la destinada
á prados naturales, á la cantidad de estierajles necesarios para abo-
nar, al número de animales que han de suministrar dichos estiérco-
les, y á la cantidad de yerba que consumen.
El labrador, atendiendo al estado y exigencias de su hacienda,
decidirá si le conviene mas bien sembrar separadamente las semillas
de los prados, ó bien cultivarlas juntas ó con los granos comunes so-
bre un mismo terreno. Algunos se oponen á esto último diciendo
que robándose unas plantas á otras el alimento, resultará lánguida la
vejetacion, y los productos serán poco ventajosos. Pero otros c u l t i -
vadores reponen: 1.0 que no está demostrado si todas las plantas se
alimentan de unos mismos jugos, y por consiguiente si en todas
ocasiones podrán dañarse las que vivan sobre una misma tierra; y
2.e que algunas, como la cebada, protejen y defienden de los rayos
del sol á las yerbas, promoviendo su vejetacion mientras son jóve-
nes, y cediéndoles en seguida el terreno.
La época de la siembra será siempre relativa á la especie de plan-
ta que haya de mandarse á la tierra, y á las urgencias y necesida-
des del cultivador. E l o t o ñ o , la segunda parte del invierno, y la
primera de la primavera son los tiempos en que mas generalmente se
tiran á la tierra las semillas de pastos y forrajes.
E l terreno destinado á prado artificial ha de estar bien dividido
y desmenuzado por repetidas y profundas labores cualquiera que
sea la planta que se le confie.
Acerca de los abonos solo diré que para la completa lozanía de
las yerbas conviene mantener el terreno bien provisto de jugos n u -
tricios. E l cultivador, atendiendo á su situación y á la naturaleza de
su tierra, juzgará del abono mas ventajoso: yo solo recomendaré
el uso del yeso, cuyos útilísimos efectos están generalmente recono-
cidos entre los agricultores estrangeros. Es muy de estrañar que en
un pais como el nuestro en donde las rocas yesosas son tan comu-
nes, no sea conocido el empleo del yeso para abonar las tierras, es-
pecialmente cuando toda la Europa tiene entre otros el ejemplo de
los cultivadores ingleses y anglo-americanos que van á buscar este
abono para sus tierras aun á las cercanías de París. E l yeso ó bien
calcinado ó sin calcinar se reduce lo mas posible á polvo, y se es-
parce sobre el terreno antes de la simenterai, ó lo que es mejor cuan-
do las plantas son algún tanto crecidas, ó bien después de la prime-
ra siega de la yerba. Es particularmente notable el influjo del yeso
en las plantas leguminosas y cruciformes.
Un agricultor zeloso por sus intereses debe poner el mayor cui-
dado en la elección de las semillas j no recogerá la grana para s'em-
brar de las yerbas de la segunda y menos de la tercera siega; ha de
obtenerla de una porción proporcionada del prado, que no segará
hasta la perfecta madurez. La mejor semilla es la lustrosa , la rellena
y bien nutrida, la mas reciente, la mas limpia y la mejor conserva-
da y no carcomida por los insectos.
Conviene mas en el cultivo de los prados la sementera espesa que
la clara: con la primera se crian las yerbas mas tiernas y comesti-
bles , se retiene mejor la humedad del terreno y se escusan las escar-
das hasta un cierto punto. l i a n de tenerse presentes algunas consi-
deraciones para fijar con seguridad la cantidad de semilla. Desde
luego cualquiera puede notar que en esta regulación causarán varia-
ciones indispensables la diferente naturaleza de los terrenos, la ma-
yor ó menor porción de abonos que contengan , la temperatura de
la ^itmóstera y el estado y naturaleza diversa de las semillas. La can-
tidad de semilla debe estar en razón inversa de la bondad y fecun-
(64) . .
dídad 'de la tierra: la esparcirán por consiguiente con mas pro-
fusión en un terreno cálido y seco que en el moderadamente frío
y h ú m e d o ; mas en el débil que en el fuerte y sustancioso. Las
plantas perennes requieren ser sembradas menos espesas que las
anuales, y tanto menos cuanto mayor sea su perennidad y mag-
nitud, i. .
En nuestro estado actual, y particularmente en la cultivación
de los prados la siembra á voleo merece la preferencia; pero el sem-
brador cuidará de mezclar alguna arena ó tierra con las semillas
muy menudas, como por ejemplo con las de alfalfa y trébol, á fin
de conseguir la mayor regularidad en la sementera. Esparcida la se-
milla basta para cubrirla una vuelta de rastra en las tierras fuertes,
añadiendo otra de rodillo en las ligeras.
Cuando las plantas de los prados artificiales se han sembrado con
las cereales, las labores dadas á estas y la siega podrán suplir las
escardas; pero en todo caso han de estirparse las yerbas grandes é
inútiles que ahogarían á las útiles robándoles el alimento, y causa-
rian pérdidas en los productos del prado.
Conviene impedir la entrada de los ganados en el prado artifi-
cial si se quiere obtener de él los mayores productos. Las cabras y
ovejas, royendo á vezes hasta el cuello de las raizes, se oponen al
retoño de las plantas; y el ganado caballar y vacuno causan gran-
des desperdicios, principalmente por su pisoteo.
Por lo general no se siega un prado artificial hasta el segundo
año á fin de que las plantas adquieran robustas raizes. Mas como
hay vejetales que necesitan de tres ó cuatros años para llegar á su
estado completo de vigor, habiendo otras que en un solo año con-
cluyen la carrera de su vida, para reconocer la época y las vezes
que deba repetirse la siega ha de atenderse á la naturaleza de las
plantas y del terreno, y á los beneficios que este reciba. Sucede que
la alfalfa durando desde ocho á veinte años, según las circunstan-
cias se siega en cada uno de tres á doce vezes.
La desecación y conservación del heno de los prados artificiales
requieren las mismas operaciones que hemos indicado en el a r t í -
culo 5.0 para los prados naturales. N o obstante, deben ser ejecuta-
das con mayor esmero atendiendo á que conserva y aun atrae mas
la humedad , y por consiguiente está mas espuesto á sufrir una gran-
de fermentación y enmohecimiento.
En cuanto al modo de consumir los productos de estos prados,
después de lo que ya hemos dicho anteriormente, se observará: 1.0
que en la primavera, y mientras están las plantas cubiertas de rocío,
no conviene abandonar las bestias á comer á su antojo en estas praderías:
2.° que ó bien se les dé la yerba verde 6 seca es muy conducente mez-
clársela con paja. Cuando no se cuida de estas precauciones el me-
teorismo ó timpanitis, las indigestiones y otras enfermedades son su
consecuencia.
ARTICULO I I .
D e las gramíneas mas útiles para prados artificiales.
AIRAS. Con la aira acuática podemos aprovechar los terrenos
aguanosos y obtener forraje de un sabor dulce muy apetecido de
las bestias. La ondeada [ A i r a Jlexuosa) ama los parages elevados
y montañosos, y agrada mucho á las ovejas: la blanquizca ó barba
de chivo ( A i r a canescens), aunque es poco productiva , sirve para
utilizarse de los arenales mas áridos y estériles.
ALOPECUROS. A l alopectfro pratense ó cola de zorra ( A l o -
pecurus pratensis) le agradan los sitios bajos y húmedos, en los
que proporciona un pasto 6 forraje muy abundante y temprano,
retoñando después de segado con grande facilidad. E l alopecurus
agrestis crece menos que el anterior y son menores sus productos;
pero necesita de menos humedad para prosperar, pues vive natural-
mente en los campos cultivados un poco húmedos. Las demás espe-
cies son de escasa utilidad.
AVENAS. Prefieren estas plantas los climas fríos y húmedos á los
cálidos y secos; y aunque su forraje es muy bueno, sus semillas no
merecen, como algunos piensan, anteponerse á la cebada para a l i -
mentar los animales domésticos. N o obstante, prosperando en terre-
nos endebles, y esquilmando mucho menos la tierra que las cebadas,
su cultivo debiera estar mas generalizado entre nosotros por los m u -
chos ahorros y ventajas que acarrearla en la labranza.
La avena descollada (Avena elatior) es planta perenne y úti-
lísima para prados, y por este motivo los franceses y holandeses la
tienen en grande estima. La amarillenta (Avena Jlavescens) ,{9,
de prados (Avena pratensis), la vellosa (Avena pubescens),
son igualmente perennes, y viven en terrenos secos 6 muy poco h ú -
medos, produciendo un heno muy fino y agradable á los ganados.
Para que á estos les sean mas gustosas deben dárseles á comer antes
que se endurezcan y desequen. Véanse las importantes adiciones al
capítulo 16 del libro i.0 de Herrera, y particularmente la de mi es-
timado maestro y amigo el Sr. D . Mariano Laga^ca, quien da m u y
interesantes noticias sobre estas y otras especies del género avena.
LA BRIZA MEDIANA ( B r i z a media) prevalece en los parages
elevados y en los prados mas bien bajos que húmedos, contribu-
yendo con un heno muy fino y unos pastos muy buscados de todos
los ganados con especialidad de las ovejas.
CEBADA. De todas las especies de este género las mas Intere-
santes con relación á los prados son la común (Hordeum vulgare),
la ramosa (Hord. hexastichon), la ladilla ó de dos órdenes
TOMO I V . I
(66)
(Hord. disíichon), y la de prados [Hord. pratense). Lastres
primeras requieren esposiciones cálidas y tierras un tanto ligeras
y con alguna humedad, y bien abonadas y removidas por pro-
fundas y repetidas labores. Se siembran en o t o ñ o , y en la prima-
vera contribuyen con un forraje que refresca y purga muy bien á las
bestias. La de prados quiere terrenos mas bajos y húmedos y da un
buen'heno, que ha de segarse con tiempo para evitar que secándose
incomoden al ganado sus numerosas raspas. N o debe confundirse
esta especie, como lo hacen algunos, con la cebada de ratones
{Hord. murinum), que vejeta por lo común al lado de las pare-
des y caminos, y á vezes también en los prados, á quien los gana-
dos dejan sin tocar estando espigada. De pocos años á esta parte he-
mos adquirido la cebada negra que para forraje es preferible á la
común y á la ramosa.
CENTENO. (Sécale cereale). Es muy recomendable esta planta
principalmente por su propiedad bien conocida de llegar á perfecta
madurez aun en situaciones las mas opuestas, en las que no prospe-
rarían las otras plantas cultivadas de la misma familia. Por la grande
precocidad de su vejetacion se adelanta á todas las otras á suministrar
en la primavera un alimento sano y abundante para las bestias. V i v e
muy bien en los terrenos cretosos, arenosos y áridos, en los muy ar-
dientes y en los muy frios. Cuando la humedad favorece su nascen-
cia puede sembrarse á fines del verano y en todo el o t o ñ o , y dar
pasto con abundancia en invierno y forraje bastante sustancioso en
la primavera. Se observa á vezes que después de proporcionar
pastos en otoño é invierno, suele dar ademas en el estío una cosecha
regular ó crecida de granos. N i exige grandes cuidados de parte del
cultivador, ni deja por esto de retribuirle á proporción de su esme-
ro y afanes.
CINOSUROS. E l de crestas [Cynosurus cristatus) prevalece en
tierras secas, y por s\i naturaleza poco acuosa conviene mucho á las
ovejas. E l cerúleo (Cynos. caeruleus), 6 como llaman al presente
Sesleria caerulea, vejeta sobre las rocas calizas y áridas, y su yerba
fina y corta es muy apetecida del ganado ovejuno.
FESTUCAS ó CAÑUELAS. L a festuca de ovejas {Festuca ovina)
vive en los parajes áridos y secos, y es una de las plantas que mas
busca el ganado lanar, y que mas le engordan y conservan en estado
de salud. Por su pequeñez no trae ventajas el guadañarla; pero con
ella pueden aprovecharse los terrenos calizos y arenosos mas ingra-
tos , y obtener todo el a ñ o , y aun en medio del invierno, pastade-
ros frondosos para las ovejas, los que permanecen en prosperidad
con poco cuidado por espacio de ocho ó diez años.
Lo mismo debe decirse de la Festuca amethystina, la roja
{Fest. rubra) y de la durilla {Fest. duriuscida); pero las dos ülr
. ( 67 )
timas son inferiores á las primeras. La descollada [Fest. elatior),
la de prados [Fest. pratensis), la flotante [Fest. fluitans), la f e -
nicoides ( F e s t . phoenicoides ) s y la de matorrales [Fest. dume-
torum), requieren terrenos bajos, mas ó menos h ú m e d o s , y sumi-
nistran forrajes muy buenos y en abundancia.
GRAMA DE OLOR. (Ant/ioxanthum odoratuíTtj.Jísta gramínea es
muy notable por su precozidad y por su olor, que la distingue de to-
das las otras: su flor es de las que primeramente aparecen en la p r i -
mavera. N o es delicada en cuanto á la calidad del terreno, aunque
prefiere generalmente los sitios secos y elevados á los bajos y
húmedos. Es muy agradable á todos los ganados, especialmente
mientras está tierna; y mezclada con el heno le da un perfume que
sirve de grande incentivo á los animales.
HOLGÓ LANUDO. [Holcus lanatus). Cuando le favorecen las
circunstancias observamos á esta yerba vejetar en parajes áridos y
poco fértiles, no dejando de hallarla también en los prados h ú m e -
dos. Es tardía en florecer; pero interrumpiéndose muy poco su ve-
jetacion en el invierno, provee en esta fría estación de un alimento
muy apreciable.
MAÍZ. { Z e a mays). Este precioso vejetal, acaso el mas rico pre-
sente que hemos recibido de las Américas, suministra en los climas
cálidos y templados un escelente forrage y heno muy abundante y
sustancioso. En nuestras provincias septentrionales le cultivan de
secano; en las meridionales no puede criarse sin riego, á no ser en
tierras húmedas; y como es tan sensible á los frios, su siembra no
tiene lugar sino durante los meses de A b r i l , M a y o , Junio y Julio.
Le convienen toda clase de terrenos, y singularmente los de tierra
suelta; pero han de estar bien laboreados y provistos de sustancias
nutritivas. Cultivando el maiz para prado artificial, la siembra espe-
sa y á voleo es la mas ventajosa. Principiase á segar luego que c o -
mienzan las espigas 6 panojas á salir de sus zurrones; y en este es-
tado ó se da en verde á las bestias ó bien se seca para convertirlo en
heno. Después de segado puede repetirse la simentera hasta tres 6
cuatro vezes, según favorezcan el clima, la fecundidad del suelo,
el buen estado del cultivo & c . Como los tallos de esta gramínea son
gruesos y bastante jugosos, su desecación no deja de ser lenta. Sí
al consumir el forrage ó heno se encuentran algunos tallos muy d u -
ros, procurará el cultivador quebrantarlos con una maza á fin de
lograr el mayor aprovechamiento. Las plantas secas de maiz se con-
servan bien en tinglados ó formando hacinas por espacio de dos ó
mas años.
MIJOS. E l desparramado { M i ü u m ejfusum) crece en parajes
secos y se obtiene de él un forraje bastante abundante de agradable
olor y que place á todos los ganados. Exige sitios sombríos. Casi
C68)
las mismas circunstancias acompañan al alpiste de pájaros [ M i l m m
paradoxum), y i !ayerba de Guinea {Milium alíissimum). Es-
ta última gramínea perenne, originaria de la Guinea, de donde trae
su nombre, llega en los climas templados hasta la altura de seis ó
mas pies, proporcionando un alimento bastante bueno para las bes-
tias. Ama los terrenos secos y áridos, y creciendo con rapidez pue-
de segarse dos vezes en el primer a ñ o ; pero ha de tenerse presente
que los cortes ó siegas de Lis gramíneas vivazes como esta deben eje-
cutarse mientras estén aun tiernas, pues de otro modo su forraje a d -
quiere una dureza desagradable á los animales. La pequeñez de las
semillas de estas plantas nos indica que no han de ser enterradas de-
masiado, si queremos conseguir su completa germinación y desarrollo.
POAS. L a poa de prados { P o a pratensis) resiste muy bien
las sequedades; pero vive mas lozana en los suelos un poco h ú m e -
dos. Produce un heno muy fino y delicado y gran cantidad de se-
millas muy fáciles de propagarse; mas lo fácil de su multipricacion
por semilla y por sus raizes que son rastreras y articuladas, es un
inconveniente para cultivarla en prados no permanentes por las d i -
ficultades que envuelve su estirpacion. "Lz poa común [Poa trivia-
lis) vive en los mismos terrenos que la anterior; prefiere los para-
jes abrigados y le afectan mucho los frios rigorosos y las sequeda-
des. Cuando vejeta en una situación favorable, con dificultad se en-
cuentra un forraje mas delicado y abundante que el suyo. La poa
de hoja angosta (Poa augusíifolia) se halla casi en las circunstan-
cias que las dos antecedentes; pero como produce menos forraje, no
es muy importante su cultivo. La poa a c u á t i c a , que crece hasta la
altura de seis ó siete pies, vive en los sitios pantanosos é inundados
y en las orillas de los rios, estanques & c . Su forraje es muy tierno
y sustancioso, y ha de segarse antes que sus tallos, se endurezcan,
pudiéndose repetir los cortes dos ó mas vezes al año. ,
VALLICO [Lolium perenne). El raigrass de los ingleses es plan-
ta de que estos isleños se sirven frecuentemente para los prados arti-
ficiales y que abunda mucho en España. Arthur Young observa que
esquilma demasiado la tierra. También le acusan de endurezerse con
esceso luego que se ha secado; pero este inconveniente lo evitamos
segándolo antes de florecer. Requiere humedad en el terreno para
•vejetar, y conviene sembrarlo con otras plantas, entre las cuales las
mas á proposito parecen ser los tréboles.

ARTICULO I I I .

D e las leguminosas mas titiles p a r a prados artificiales.

ALFALFA ó MIELGA [Medicago sativa). Fue muy conocida


( 69 )
y cultivada de los antiguos esta planta perenne, que la adquirieron
de la Media, de donde trae origen el nombre que le dieron los l a -
tinos de herba medica. Su precozidad , abundancia y perennidad; el
prodigioso vigor con que triunfa de' las sequedades; las escelentes
cualidades de su forraje, que nutre y engorda prontamente á las
bestias, y en fin su facultad de enriquecer ventajosamente el suelo
sobre que ha vivido, son otros tantos títulos incontestables que r e -
comiendan poderosamente su cultivo. Requiere por lo general ter-
renos bien abonados, sueltos y de bastante fondo, sin dejar de
prosperar alguna vez en los arenosos, cretosos^ pedregosos y en los
muy compactos. ..Un dulze calor ayudado de una humedad mode-
rada le hacen rendir productos muy lucrativos. Siémbrase en el
otoño ó en primavera, y es preferible la primera época á la segun-
da. Según le favorecen el clima, terreno y cultivo, asi vive en pros-
peridad desde ocho á veinte ó mas años, pudiéndose segar en cada
uno de tres á doce vezes. Una fanega de tierra sembrada de alfalfa
puede dar para mantener un par de bueyes 6 muías por todo un
año. ( V é a s e el capítulo 24 del libro 4.0 de Herrera, y la adición de
nuestro consocio el Sr. Boutelou.) La mielga de jior de líípulo
(Med. lupulina) habita en terrenos áridos y cretáceos, resistiendo
estraordinariamente á las sequedades, y produciendo una yerba
muy propia para pasto de las ovejas, y un forraje de buena calidad.
Dicen mil alabanzas de esta planta todos cuantos agricultores han
ensayado su cultivo.
La alfalfa arborescente [Med. arbórea) es un arbusto de
ocho á diez pies de altura, oriundo de las islas del Mediterráneo y
de los parages cálidos de Italia, que mantiene todo el año su hoja
fresca, la que comen con mucha avidez todos los ganados. Crece
con abundancia en el reino de Nápoles, donde las cabras se nutren
de él , dando una leche con que los naturales hacen gran cantidad
de quesos. Es el cítiso de los antiguos, como lo ha demostrado el
Sr. Amoreux. (Nouveau Dictíonnaire d'Histoire naturelle & c . nou-
velle edition, tome 18, pág. 267.) (Adiciones al libro m de Herrera
por el Sr. Arias, pág. 444.)
ALBERJA Ó VEZA ( Vicia sativa ). Ama esta legumbre
anual terrenos frescos, tenazes y no húmedos, y es muy útil para
sembrar los rastrojos de las cereales. Siémbrase en otoño y primave-
ra, pudiéndose ir haciendo la sementera á intervalos y en pequeños
trozos, y obtener asi sucesivamente un forraje tierno muy estimado
de todas las bestias. E l labrador, que con arreglo á sus circunstan-
cias pueda y sepa manejar el cultivo de esta planta preciosa, no debe te-
mer la escasez de alimentos para sus ganados. Para consumirla en ver-
de es mas útil segarla al principiar á florecer; y cuando se trata de
secarla conviene mejor aguardar á que estén bien floridas las plan-
tas. Siendo este vejeta! muy acuoso es bastante lenta su desecación.
ALHOLVA [Trigonella foenum graecum). Los antiguos c u l t i -
varon en grande esta yerba anual, la que requiere solo un terreno
mediano, y provee de un forraje apetecido de las bestias princi-
palmente de los bueyes. Por lo tanto merece fijar la atención de los
cultivadores y estenderse ó entrar con mas frecuencia en la alterna-
tiva de cosechas.
AI-MORTA. [Lathyrus sativus). V i v e en terrenos de mediana
calidad, aunque le agradan mas los sustanciosos. Su forraje conviene
á todos los ganados y con especialidad al lanar, y segada con tiem-
po puede suministrar muchos cortes. galgalia [ L a t . Cícera) es
muy poco delicada en cuanto á la calidad del terreno, prosperando
bien en los calizos; y merece mucho aprecio de parte de los labra-
dores, por no esquilmar casi nada la tierra, y resistir con vigor al
frió y sequedades. Es muy útil para forraje y para abonar enter-
rándola con el arado. H a y también otras especies del mismo géne-
ro que pueden cultivarse en los climas cálidos, y dar forrajes muy
agradables á las bestias, tales son: el L a t . tingitamis, el Apíiaca^
el Nissoliat el hirsutus, el annuus y el articulatus.
AULAGA. {Ulex europaeus). Este arbusto espinoso emulando
á los árboles crece en nuestra provincia de Galicia hasta la altura de
cuatro á cinco varas, siendo objeto de grande interés por la p r o v i -
sión de forraje y combustible que proporciona. Para alimento del
ganado solo aprovechan los cogollos y brotes tiernos, los que p r e -
paran cortándolos menudamente, y quebrantando y majando las
espinas con grandes mazoy. Echan mano los cultivadores de la au-
laga (que ellos llaman toxo ) principalmente en el invierno y en los
años secos que escasea la yerba de los prados. La naturaleza le ha
destinado á crecer en los terrenos mas ínfimos, en que apenas puede
el labrador entablar otro género de cultivo mas importante. M u l t i -
plícase por semilla esparciéndola á voleo en otoño 6 primavera so-
bre un terreno y a laboreado de antemano. A l año de sembrada
puede ya dársele un corte, reiterándolos hasta que principien á
aparecer las flores. Conviniendo mantener estas plantas limpias de
madera vieja, y renovadas, suelen á este fin podarlas de-dos en dos
ó de tres en tres años cortándolas á ras de tierra con el hacha. Luego
que comienza á envejecerse un aulagal suprimen el cultivo del toxo
por seis, ocho ó diez años, y entre tanto cultivan alguna otra plan-
ta. Las aulagas que se crian naturalmente en los campos eriales son
duras y menos aparentes para las bestias que las que se siembran
y reciben los beneficios del cultivo. Para recoger la semilla ha de
esperarse á su perfecta sazón: llegada esta se despuntan las matas,
se secan y sacuden con el mallo, restando solo después limpiar y
conservar la grana.
. (70
GUISANTE. {Pisum sativiim). Todas las variedades de esta es-
pecie son bastante indiferentes sobre la calidad del terreno y espo-
sicion que les conviene , prefiriendo no obstante los suelos ligeros,
secos y cálidos á los húmedos, compactos y fríos, asi como la es-
posicion meridional á cualquiera otra. Siémbranse por otoño y pri-
mavera en tierra bien laboreada y sustanciosa, y producen un for-
raje y semilla que comen con mucha avidez, ya verdes ya secos,
los bueyes, las cabras y los caballos. ( V é a s e el capítulo 6.° adicio-
nal al libro i.0 del Sr. Boutelou.)
HABA {Vicia faba ó F a b a vulgaris de algunos). Las habas
quieren terrenos frescos y provistos de jugos nutricios, bien sean
ligeros o compactos, á los que preparan para la cosecha de las ce-
reales. E l cultivo de esta planta com^ forraje difiere en que la se-
mentera ha de hacerse á voleo y bastante espesa, allanando el
terreno con el rodillo, y en que se siega al llegar á florecer. E l
forraje asi obtenido es. muy nutritivo; pero lo es mucho mas si en
lugar de segarla en flor se espera á ejecutarlo cuando el fruto se
halla maduro y aun verde. Se consume en verde d seco; mas su
desecación es lenta y difícil por contener mucha agua de vejetacion.
PIPIRIGALLO {Hedisarum onobrychis). Prospera este precioso
vejstal en las tierras poco fértiles, calizas, elevadas y áridas, resis-
tiendo infinito á los frios y sequedades. Provee de un heno á la
verdad no muy abundante, pero sí de escelentes calidades, y m u y
á proposito para alimentar en verano é invierno el ganado lanar, sin
el inconveniente de causar el meteorismo como sucede con la ha-
ba, trébol, alfalfa y otras muchas plantas cuando no son adminis-
tradas con discreción. Esta leguminosa perenne se siega mas ó me-
nos tarde según el destino que haya de darse á su forraje: si ha
de servir para el mantenimiento de las ovejas se guadañará al e m -
pezar á florecer; si para el de los bueyes y vacas al marchitarse las
flores primeras; si para el ganado caballar esperarán á que esté casi
sazonada la semilla, que les es muy gustosa; y si es para recoger
la simiente, no debe segarse hasta la perfecta madurez de la grana.
TRÉBOLES. A l trébol de prados [Trifolium f r á t e n s e ) le aco-
modan todos los terrenos no siendo escesivamente h ú m e d o s ; pero
sobre todo se le ve prosperar de preferencia en las tierras arcillosas
provistas de humedad, bien abonadas y mullidas por labores profun-
das. Para formar prados de larga duración es menos á propósito esta
planta que la alfalfa, pues solo vive dos ó tres años cuando mas; sin
embargo bajo otros aspectos le lleva ventajas, atendiendo á que es
menos delicada en la calidad de la tierra, abonos y labores. Siémbra-
se por lo común á fin de invierno ó en la primavera, esparciéndola
ó sola ó bien acompañada de avena, cebada, centeno ó vallico. La
convienen mucho los abonos pulverizados de yeso y c a l , y las ce-
(70
nlzas de turba, de leña y de carbón de piedra. N o debe segare
hasta el segundo a ñ o , y en este caso pueden repetirse los cortes dos,
tres ó mas vezes según la frondosidad con que vejete. E l trébol ras-
trero (Trif. repens) es planta vivaz y muy temprana, no delica-
da en cuanto al terreno y que los ingleses cultivan con aprecio pa-
ra alimentar los lanares. Con ella ocupan los terrenos arenosos y ca-
lizos, impropios para otros cultivos de mas utilidad. E l encarnado
{Trif. incarnatum) es anual y muy temprano, resiste á las«6eque-
dades, y le quieren igualmente todos los ganados. N o pide un c u l -
tivo particular, y sus productos son muy abundantes; se le corta
una sola vez. Se siembra en primavera cuando se le quiere segar en
estío; y en otoño, cuando se desea obtener forraje en primavera: en
los países frios el segundo método es mas ventajoso.
YEROS [ Ervum E r v i l i a L i n . Vicia E r v i l i a W i l d . ) . Críanse con
abundancia en las provincias meridionales de E s p a ñ a , en donde so-
lo aprovechan la harina de su semilla mezclada con la de habas, maiz
y mijo para cebo de las bestias, y principalmente de los bueyes de
labor. Los antiguos con el nombre de orobo los cultivaban muy en
grande, y en la agricultura moderna ha disminuido considerable-
mente su labranza. Prevalecen en los climas cálidos y en los terrenos
üecos y compactos, proporcionando un forraje de muy buena cali-
dad, que se si ga en la época de la florescencia. Igualmente pueden
cultivarse para forraje las lentejas [Erviim lens) > requiriendo con
corta diferencia los mismos terrenos y cultivo. Aunque las bestias co-
men bien ¿[yero de cuatro semillas ( E r v . tetras per mum) y el
peludo [ E r v . hirsutum), á los labradores interesa muy poco culti-
varlos, entre otras razones por la escasa cantidad de forraje que
producen.
ARTICULO I V .

De algunas otras plantas titiles para prados pertenecientes


d varias familias.

ESPARCILLA DE SEMBRADOS [Spergula arvensis). Esta peque-i


ña planta anual perteneciente á la familia de las cariofileas, que v i -
ve naturalmente en los parajes silíceos, montuosos y áridos, exige
para ser cultivada un terreno ligero, arenoso y fresco , desechando
los arcillosos, compactos y acuáticos. Le son favorables los climas
húmedos. Se siembra en otoño y primavera, y rinde un forraje
acuoso, que á pesar de su olor desagradable place mucho á las v a -
cas, á quienes procura una leche abundante, muy mantecosa y de
una calidad muy estimada. En Bruselas se vende una manteca estrai-
da de la leche de ciertas vacas nutridas con la esparcilla, la cual es
reputada por la de mejor calidad y de mas fácil conservación, y la
(73)
conocen generalmente con el nombre de manteca de esparcilla. N o
necesita esta planta mucho esmero en las labores; para ser sem-
brada le es suficiente una sola vuelta de arado. Solo se consume en
verde, pues secándola da muy poca cantidad de heno y de inferior
calidad.
PIMPINELA (Poferium sanguisorba). Prospera esta rosácea v i -
vaz en terrenos secos, cretosos y elevados, resistiendo á los frios r i -
gurosos de invierno del mismo modo que á las sequedades y ardo-
res de la canícula, y suministrando al ganado lanar que la come con
ansia un forrage seco muy conveniente á su naturaleza. Prevalece
mejor viviendo en compañía de algunas gramíneas perennes , y asi
produce un pasto escelente y un forrage de buena calidad, muy nu-
tritivo y agradable á todas las bestias.
SANGUISORBA OFICINAI. (Sanguisorba officinalis). La materia
médica debe ceder esta rosácea perenne á la economía rural, á quien
es verdaderamente mas útil considerada como planta alimenticia de
los ganados. Crece naturalmente en los terrenos cretosos y secos, en-
tre las piedras y en las hendiduras de las mismas rocas, resistiendo á
los frios, á los calores y á las sequedades mas prolongadas. En
aquellos terrenos en que ni el centeno logra buena vegetación puede
muy bien la sanguisorba criarse cediendo en seguida el lugar á esta
cereal 6 á otra planta mas productiva después de haberle cargado de
humus con sus despojos, y de haber suministrado un pasto regular
en donde antes solamente se observaba sequedad y aridez. Con esta
planta podrían aumentarse los productos de aquellas tierras monta-
ñosas destinadas únicamente á pastos que no permiten otros cultivos
mas ventajosos. Cultivándola en tierra fresca y sustanciosa da abun-
dantes productos y muchos cortes, y conviene segarla con tiempo
para prevenir el endurecimiento de sus tallos.
Cuando faltan los pastos, los forrages de yeíba fresca y el heno
encontramos un recurso para alimentar los animales domésticos en
varias especies de raizes, que bajo menor volumen contienen mayor
cantidad de sustancia nutritiva. Las principales y mas comunes que
empleamos con este objeto son las patatas ó papas, las patacas, la
remolacha ó raiz de la abundancia, las zanahorias y los nabos y na-
bas ; de cuyo cultivo me parece superíluo repetir aqui lo que ya se
ha dicho en el lib. 4.0 de Herrera y en sus adiciones.

TOMO I V .
(74)
LISTA PRIMERA.

En esta y cíemas listas incluyo las plantas generalmente recono-


cidas por mas ventajosas para prados y forrajes, ^y las que por i n -
stiles ó dañosas á los ganados deben en lo posible estirparse de las
praderías. Si en ellas encontrasen los labradores algún mérito, lo
atribuirán al Sr. D . Mariano Lagasca, mi venerado maestro, que se
ha servido corregirlas después de haberme suministrado noticias m u y
interesantes sobre la materia.
Todas las plantas de la primera lista, notadas con un asterisco,
han sido observadas por dicho Señor en los prados de León. Las re-
putadas por de primera clase ó de mayor aprecio van señaladas coa
una E , que quiere decir escelente: las de segunda clase llevan una
M y una J5, lo que equivale á muy buena; teniéndose por sim-
plemente buenas las de una sola i ? , y por medianas d no observa-
das en España las que no llevan señal alguna. Para cerciorarse del
aprecio de algunas otras, que no van en lista, véanse los artículos 2.0,
3.0y4.0 de la sección 2.a
Plantas litiles para prados»
* B . Achlllea millefolium. Milenrama.
Agrostema githago. Neguilla.
* B . Agrostis alba, Agrostide blanca,
* canina, canina,
capillarís. capilar,
interrup'ta. interrumpida,
B. pungens. Cav. pinchuda,
rubra. roja,
spicaventí. espiga de viento,
* B. stolonifera. cundidora.
* B . Aira aquatica. Aira acuática.
canescens. blanquizca,
* M . B. caespistosa. de césped,
* B. flexuosa. ondeada,
* B. montana. montana,
* M . B. refracta. refracta.
* B . Alopecurus agrestís. Alopecuro agreste.
B. bulbosus. bulboso.
B. geniculatus. de muchos nudos,
* M . B. pratensis. de prados.
* B. Anthoxanthum odo- Grama de olor.
ratum.
Anthyllis vulneraria. Antíüde vulneraria.
( 75) .
Arundo arenarla. Caña de arenales.
Aster annus. Aster anual.
* B. Astragalus hamosus. Astragalo ganchoso.
B . Avena cantábrica. Lag. Avena cantábrica.
M . B. Cavanillesii. Lag. de Cavanüles.
b re vis. corta.
* M . B. elatior. descollada.
* B. flavescenr, amarillenta.
* fragílis. frágil.
* B. hirtula. Lag. erizad ita.
B. pratensis. pratense.
B. pubescens. vellosa.
M . B. sterilis. ballueca.
B. strigosa. muy áspera.
* B. Briza eragrostis. Briza eragrostis.
* B. media. mediana.
* B. Bromus arvensis. Bromo de campos.
B. giganteus. agigantado.
* B. inermis. inerme.
B. pratensis pratense.
Cardamine pratensis. Cardamine pratense.
* Cichorium inthybus. Achicoria silvestre.
* B . Convalaria verticilata Convalaria verticilada,
B . Cynosurus cristatus. Qnosuro de crestas.
B . Dactylis glomerata. Dactilis conglobado.
Elymus arenarius. Elimo arenario.
arvensis. arvense.
virginicus. de Virginia.
sibiricus. de Sibeda.
M . B . Ervum lens. Lenteja.
* B . Erysimun Aliaría. Aliarla.
* Barbarea. Yerba de Sta. Bárbara.
B. Festuca amethystina. Cañuela violada.
decumbens. echada.
* B. dumetorum. de matorrales.
B. duriuscula. durilla.
* M . B . elatior. descollada.
* B. fiuitans. flotante.
M . B. glauca. glauca.
M . B. mucronata. Lag, arrejonada.
* M . B . ovina. de ovejas.
M . B. phoenicoides. como la grama feniz.
* B. pinnata. pinada.
M . B. pratensis. pratense.
( 7 0
B. rubra. roja.
* silvática. silvática.
M . B . Hedisarum ono- Pipirigallo ó esparceta.
brychis.
B. capnt galli. cabeza de gallo,
M . B. coronarinm. sulla.
B. crista galli. cresta de gallo.
B. Holcus lanatos. Holco lanudo.
B. mollis. blando.
M . B. Hordeum distichon. Cebada ladilla.
M . B. hexastichon. ramosa.
* M . B . pratense. pratense.
M . B. vulgare. eomnn.
Lagurus cilindricus. Laguro cilindrico, vulgo sisea.
Lathyrus annuus. Látiro anual.
* B, Aphaca. áfaca.
B, articulatus. articulado.
M . B. Cícera. galgana.
hirsutws. peludo.
B. Nissoüa. de Nisolio.
* B. pratensis. pratense.
B. tingitanus. de Tánger.
Leontodón aureum. Diente de león dorado.
danubiale. del Danubio.
hirtum. pelierizado.
hispidum. pinchudo.
taraxacum. amargón.
* Linum catharticum. Lino purgante.
* marítimum. marítimo.
* narbonensc de Narbona.
E. Lolium perenne. Vallico.
* Lotus corniculata. Loto con cuernecillos.
peduncuIarisCav. peduneular.
E . Lupinus albns. Altramuz.
B. Medicago arbórea. Mielga ó alfalfa arborescente.
* B. denticulata. dentadita.
M . B. falcata. arqueada.
* E. lupulina. de flor de lupalo*
E. sativa. alfalfa común.
Mélica altissima. Meliea altísima.
caerulea. azul.
ciliata. pestañosa.
B. montana, montana.
nutans. ñútante.
77) • MT
5. piramldalis. piramidal.
M . B. uniflora. uniflora.
M . B . Milllum altissimum. Yerba de Guinea.
B. effusum. Mijo desparramado.
M . B. paradoxum. Alpiste de pájaros.
Panicum glaucum. Panizo glauco.
M . B. Phalaris arundinacea Alpiste arundináceo.
phleoides. como fleo.
Phleum alpestre. Fleo alpestre.
* B. nigricans Horn. negruzco,
M . B. pratensis. pratense,
* B. nodosum. nudoso.
* Plantago lanceolata. Llantén lanceolado.
* major. mayor ó común,
* media. mediano.
M . B. Poa alpina. Poa alpina.
M . B. angustifolia, de hoja angosta,
annua. anual,
B. aquatica. acuática,
B. bulbosa. bulbosa,
caepitosa. de césped,
B. compresa. comprimida,
B. cristata. de crestas,
B. distans. distante,
* B. nemoralis. de bosques,
palustris. palustre,
* E, pratensis. pratense,
* M . B. trivialis. trivial.
* Polygonum aviculare. Polígono avicular.
Poterium sanguisorba. Pimpinela.
B. Ranunculus repens. Ranúnculo rastrero.
B . Rumex acetosa. Acedera.
acetosella. Acederilla,
* Seabiosa columbaria. Escabiosa de palomas.
* Scutellaria galericulata. Escutelaria de sombrerillo , 6 ter-
cianaria.
Bi Sécale cereale. Centeno.
B. Sesleria caerulea. Sesleria azul.
* Sinapis arvensis. Mostaza de sembrados.
júncea. como junco.
Soncbus oleraceus. Cerraja común.
* Spiraea ulmaria. Espirea utmaria.
B . Stipa júncea. Esparto ajuncado.
pennata. aplumado.
(78)
B. Tragopogón pratense Barhacabruna de prados.
B. porrifolium. Barbacabruna comun.
Tnfoliura agrarium. Trébol campesino.
M . B. incarnatum. encarnado.
Melilotas, oloroso.
* E. pratense, pratense.
procutnbens. tendido.
* B. repens. rastrero.
resupinatutn. resupinado.
* Tritlcutn camnum. Trigo de perros.
* B. Juncemn. ajuncado.
* M . B. repens. rastrero.
Uvularia amplexifolia. Uvularía.
* M . B. V i c i a cracca. craca.
B. dumetorum. de los mitorrales.
M . B. ervilia. yeros.
* M . B. lutea. amarilla.
M . B. pisiformis, en forma de guisante.
* E. sativa. alberja,
B. sepium. de vallados,
B. silvática. silvática.
* B. tenuifolia. de hojas delgadas/

LISTA SEGUNDA.

Plantas propias para los par ages bajos y húmedos.

Agrostis alba. Agrostide blanca.


canina. canina.
stricta. apretada.
Aira aquatica. Aira acuática.
caespltosa, de césped.
Alopecurus agrestis. Alopecuro agreste.
bulbosus. bulboso.
geniculatus. con muchos nudos.
pratensis. pratense.
Avena elatior. Avena descollada.
Cardamine pratensis. Cardamine pratense.
Festuca dumetorura. Cañuela de matorroles.
elatior. descollada.
pinnata. pinada.
phaenicoides. como fénix.
pratensis. pratense.
Lolium perenne. Vallico.
(79") .
Mélica caerulea. Mélica azul.
Phleum pratense. Fleo pratense.
Poa annua. Poa anual.
pratensis. pratense.
trivialis. trivial.
Scutelaria galericulata. Escutelaria de somb.: tercianaria.

P a r a terrenos acuáticos.

Agrostis stoloni ';ra. Agrostide cundidora.


Aira aquatica. Aira acuática.
caerulea. azul.
Alopecurus geniculstus. Alopecuro con muchos nudos.
Festuca fluitans. Cañuela flotante.
Phalaris arundinacea. Alpiste arundináceo.
Poa aquatica. Poa acuática.
distans. distante.
palusttis. palustre.

P a r a arenales un poco arcillosos.

Anthoxanthum odoratum. Grama de olor.


Avena pratensis. Avena pratensis.
iBromus mollis. Bromo blando.
sterilis. estéril.
Festuca decumbens. Cañuela tendida.
duriuscula. durilla.
ovina. de ovejas.
rubra. roja.
Holcus lanatus. Holco lanudo.
mollis. blando.
Lolium perenne. Vallico.
Phalaris phleoides. Falaride como fleo.
Phleum arenarium. Fleo arenario.
nodosum. nudoso.

P a r a arenales áridos.

Agrostis pungens. Cav. Agrostide pinchuda.


stolonifera. cundidora.
Aira refracta. Aira refractada.
Arundo arenaria. Arundo arenaria.
Elymus arenarius. Elimo arenario.
(8o)
Para terrenis secos y elevados.

Agrostis caplllaris. Agrostide capilar.


Aira canescens. Aira blanquizca.
flexuosa. ondeada.
montana. montana.
Anthoxanthum odoratum. Grama de olor.
Avena pratensis. Avena pratense.
pubescens. vellosa.
Briza media. Briza mediana.
Bromus giganteos. Bromo agigantado.
pratensis. pratense
Cynosurus cristatus. Cinosuro de crestas.
Dactylis glomerata. Dactilis conglobado.
Elymus virginicus. Elimo de Virginia.
sibiricus. de Siberia.
Festuca amethystina. Cañuela violada.
decumbens. tendida.
duriuscula. durilla.
flexuosa. ondeada.
glauca. glauca.
montana. montana.
rubra. roja.
ovina. de ovejas.
Phleum alpestre. Fleo alpestre.
Holcus lanatus. Holco lanudo.
mollis. blando.
Mélica altissima. Mélica altísima.
ciliata. pestañosa.
montana. montana.
nutans. ñútante.
pyramidalís. piramidal.
uniflora. uniflora.
Milium altissimum. Yerba de Guinea.
efFusum. Mijo desparramado.
paradoxum. Alpiste de pájaros.
Phalaris Phleoides. Alpiste como fleo.
Poa alpina. Poa alpina.
angustifolia, de hoja angosta.
bulbosa. bulbosa.
compresa. comprimida.
cristata. de crestas.
nemoralis. de bosques.
(8i)
Sécale cereale. Centeno.
Seslfria caerulea. Sesleria azul.
Stipa júncea. Esparto ajuncado.
pennata. aplumado.
.oíolugíie o|A .fíiüacírjgns muiHA.
P a r a tier ras calidas y de secano.

Aegylops ovata. Rompisaco aovado.


triuncialis. de tres pulgadas.
Aira montana. Aira montana.
Astragalus hamosus. Astragalo ganchoso.
Ervum lens. Lenteja.
Hedysarum caput gallí. Hedisaro cabeza de gallo.
crista galli. de cresta de gallo.
onobrychis. Pipirigallo ó esparzeta.
Hordeum distichon. Cebada ladilla.
. vulgare. vulgar. VJJA
Lathyrus Cícera. Galgana.
tingitanus. Látiro de Tánger.
Linum narbonense. Lino de Narbona.
Medicago arbórea. Mielga 6 alfalfa arborescente.
Mélica montana. Mélica montana.
Milium altissimum. Yerba de Guinea.
Orobus viciaeformis. Alberjana.
Poa cristatá Poa de crestas.
Sécale cereale. Centeno.
V i c i a Cracca. Veza craca.
dumetorum. de los matorrales.
Ervilia. ' Yeros.
lútea. amarilla.
pisiformis. en forma de guisante.
sativa. Alberja.
sepium. de vallados,
silvática. silvática.
tenuifolla. de hojas delgadas.

LISTA TERCERA.

Yerbas inútiles y dañosas de los prados.

Achillea Ageratum. Aquilea agerato.


prarmicai tarmica.
Aconitum Nappelus. Acónito Napelo.
lycoctonum. Matalobos.
TOMO I V . %
Aethusa Cynapium. Cinapio: Apio de perro.
Agrimonia Eupatoria. Agrimonia Eupatoria.
Ajuga pyramidalis. Ayuga piramidal.
Alisma plantago. Alisma llantén de agua.
Allium angulosum. Ajo anguloso.
Althaee. Las especies de este género.
Andropogon Ischaemum. Andropogon isquemo.
Anemone nemorosa. Anemone de bosques,
pratensis. de prados,
pulsatiila. pulsatila.
Angélica Razoulu. Angélica de Razul.
Anthemis cota. Manzanilla cota.
Antirrhinum Elatlne. Antirrino Elatine.
majns. Boca de dragón.
Arctium lappa. Lampazo ó bardana.
Aristolochia clematitis. Aristoloquia clematite.
Atropa Belladona. Atropa Belladama.
Mandragora, Mandragora.
Ballota nigra. Balota negra.
Betónica officinalís. Betónica oficinal.
Bidens tripartita, Bidente tripartido. •
cernua. cabizbajo.
Bromus secalinus. Bromo acentenado.
Bryonia alba, Nueza blanca.
Butomus umbellatus. Butomo aparasolado.
Caltha palustris. Calta palustre.
Campánula rotundifolia. Campánula de hoja redonda.
Speculum. . Espejo de Venus.
Carduus acanthoides. Cardo atobado.
acaulis. sin tallo,
palustris. palustre.
Carex. Laston, Casi todas sus especies.
Carlina vulgaris. Carlina vulgar.
Centaurea montana. Centáurea montana.
nigra. negra.
Cerastium manticum. Cerastk) mantico.
repens. rastrero.
Chelidonium majus. Celidonia mayor.
Cherophylum palustre, Perifollo palustre,
sylvestre, silvestre.
Chondrilla júncea. Achicoria dulce o a jonjera.
Chrysanthemum Leucanthe- Crisantemo Leucantemo,
mum.
Cicuta virosa. Cicuta venenosa.
(83)
Cineraria paíostris. Cineraria palustre.
Cistus helianthemnm. Jara heliantemo.
Clinopodium vulgare. Clinopodio vulgar.
Colchicum autumnale. Quitameriendas de otoño.
montanura. montano.
Conium maculatum. Conío manchado 6 cicuta.
Coniza squarrosa. Coniza desparrancada.
Convolvulus arvensis. Corregüela de campos.
Crepis biennis. Crepide bienal.
foetida. fétida,
tectorum. de tejados.
Cuscuta europaea. Cuscuta de Europa.
Cynoglosum ofíicinale. Viniebla ó lengua de perro.
Cynosurus echinatus. Cinosuro erizado.
Cyperi. Las juncias.
Datura Stramonium. Estramonio.
iJipsacus Fuionum. Cardencha cardadora.
sylvestris. silvestre.
Echium vulgare. Vivorera vulgar.
Epilobium molle. Epilobio blando.
angustifolium. de hoja angosta.
Equiseta. Los equisetos.
Erigeron canadense. Erigeron del Canadá.
Eriophorum. Todas sus especies.
Eryngium campestre. Cardo corredor.
Eupatorium cannavirmm. Eupatorio acañamado.
Euphorbiae. Las euforbias.
Euphrasia latífolía. Eufrasia de hoja ancha,
odontites. odontites.
officinalis. oficinal.
Galega officinalis. Galega oficinal ó ruda cabruna.
Gallium lucidura. Cuajaleche lustroso,
palustre. palustre,
uliginosum. de cenagales,
y las demás especies.
Genista sagittalís. Ginesta de saeta.
Gentiana Centaurium. Genciana centauro ó centaura
mayor.
Geranium disectum. Geranio cortado.
sanguineum. sanguíneo.
Geum urbanum. Geo doméstico, ó Cariofilata.
Glechoma hederacea. Glecoma como yedra, vulgar-
mente yedra terrestre.
Globularia vulgaris. Globularia vulgar.
(84
Gratiola officinalís. Graciola oficinal.
Heracleum sphond}lIuin. Heracleo esfondilio.
Hemiaria glabra. Milengrana.
Hieracium pilosella. Hieracio pelosilla.
Hyoscyami. Los beleños.
Hypericum perforatum. Hipericon horadado.
Hypochaeris radicata. Hipoqueride arraigada.
Inula británica. Inula de Bretaña.
dy sen terica. disentérica.
pulicaris. Yerba pulguera.
Iris xiphium. Lirio xiík) ó boca, de sierpe.
pseudo-acorus. falso-acoro.
germánica, germánico ó cárdeno*
florentina. florentino 6 blanco.
Juncus articulatus. Junco articulado.
campestris. , campestre.
conglomeratus. conglobado.
eiFusus. desparramado.
pilosus. peloso.
squarrosus. desparrancado.
Lactuca virosa, Lechuga ponzoñosa.
Lapsana communis. Lapsana común.
Linaria vulgaris. Cav. Linaria vulgar.
Lithospermura officinale. Litospermo oficinal.
Lychnis flos-cuculi. Flor de cuclillo.
Lycopus europaeus. Licopo europeo.
Lysimachia numularia. Lisimaquia numularia.
vuigaris. vulgar.
Lythrum salicaria. Salicaria..
Malvae. M Las malvas.
. Marrubium vulgare. Marrubio vulgar.
Melissa Nepeta. I Melisa Nepeta.
Calamintha. calaminta.
Melilotus oiHcinalis. Meliloto oficinal.
Mentha aquatica., Yerbabuena acuática.
arvepsis. arvense.
Puiegium. Poleo. >
rotundifolia. Mastranzo.
sylvestris. silvestre.
viridis. verde.
Mercurial-is annua. Mercurial anual.
Los musgos.
Myagrum rugosum. Miagro arrugado.
Myosotis scorpioides. Miosotide en forma de escorpión.
Myosotis Lappula. Miosotide Lapula.
palustris. palustre.
Nardus stricta. Nardo apretado.
Nepeta cataría. Nepeta gatera.
Oenanthe crocata. Oenante azafranada.
fistulosa. hueca.
plmpinelloldes. apimpínelada.
Onoiiis spinosa. Gatuña.
Onopordum Acanthmm. Toba común.
Orobanche major. Orobanca mayor 6 yerbatera.
ramosa. z ramosa.
Panicum dactylon. Grama.
Pedicularis palustris. Pedícular de lagunas.
Y casi todas sus especies restantes.
Phellandrium aquaticum. Telandrío acuático.
Physalís alkekengi. Vejiguilia de perro.
Pínguícula vulgarís. Tiraña.
Potentiüa anserina. Potentila anserína.
reptans. rastrera, vulgo, cinco"
enrama.
Prunella vulgarís. Prunela vulgar.
Pteris aquilina. Pteride aquilina ó helécho.
Ranunculus accnitlfolius. Ranúnculo con hoja de acónito,
acris. acre.
aurieomus. penacho de oro.
bulbosus. bulboso,
ficaria. ficaria.
flámula, flámula,
lanugínosus. lanudo,
lingua. lengua.
polyanthemos. de muchas flores,
sceleratus. malvado.
Rhinanthus cristagalli. Rinanto cresta de galio.
Salvia officinalís. Salvia oficinal.
pratensís. pratense.
Sclarea. esclarea 6 Amaro,
sylvestrís. silvestre.
Sambucus Ebulus. Yezgo.
Sanícula europaea. Sanícula de Europa.
Saponaria officinalís. Jabonera oficinal.
Scabiosa arvensis. Escabiosa arvense.
succisa. succisa ó de raíz des-
puntada.
Scandix antriscus. Escáadice antrisco.
(86)
Schoenüs albus. Esqueno blanco.
Scirpus lacustris. Cirpo lacustre.
palustris. palustre.
Scrophularia aquatica. Escrofularia acuática.
nodosa. nudosa.
Sedum acre. Sedo acre.
sexan guiare. de seis ángulos.
Senecio aureus. Senecio dorado,
jacobaea. jacobeo 6 suzon.
paludosus. de lagunas.
vulgaris. vulgar.
Serapias lingua. Serapias alenguada.
Serratula arvensís. Serrátula arvense.
tinctoria. de tintes.
Sisón verticillatum. Sisón verticilado.
Sillín angustifolium. Berrera de hoja angosta.
inundatum. inundada.
latifolium. de hoja ancha.
verticillatum, vertlcilada.
Solanum Dulcamara. Solano Dulcamara.
nigrum. negro ó Yerbamora.
Stachys palustris. Estaquide palustre.
Symphytum officinale. Sínfito oficinal.
Teucrium Scordium. Escordio.
Thalictrum minus. Talictro menor.
Tordylium máximum. Tordillo máximo.
Tussilago Fárfara. Tusílago 6 uña de caballo.
Petasites. Sombrerera.
Urtica dioica. Ortiga dioica, vulgoj, ortiga
mayor.
Valeriana calcitrapa. Valeriana calcitrapa.
Verbascum Blattaria. Gordolobo biataria.
Verónica Becabunga. Verónica becabunga.
Xanthium spinosum. Santio espinoso.
strumarium. estrumoso.
(«7)

AQUI COMIENZA

EL LIBRO SEXTO,
E N Q U E S E EKSEÑA B R E V E M E N T E D E L A S OBRAS Q U E C O N V I E N E
Q U E S E H A G A N E N C A D A MES E N E L C A M P O ; Y E S T E T R A C T A D O
I R A P A R T I D O POR M E N G U A N T E S Y C R E C I E N T E S DE LUNA, DI-
C I E N D O Q U E OBRAS SE H A N D E H A C E R EN CRECIENTE, Y CUA-
L E S E N M E N G U A N T E . ASIMESMO P O R N E M O S O T R A S S E Ñ A L E S D E
A L G U N A S MUDANZAS D E TIEMPOS QUE L A S P U E D A N C L A R A M E N T E
E N T E N D E R , Y ALGUNAS OTRAS P A R T I C U L A R I D A D E S . -

PROLOGO.

Prometí arriba en el principio del primer libro en la parti-


ción de la obra que haria una recapitulación de lo susodicho,
en la cual brevemente en suma se recorrerla lo que en la obra
principal se ha enseñado á la larga, mostrando qué es lo que
se ha de hacer en cada mes, poniendo todos los doce meses en
orden, comenzando desde Enero, pues dél comienza el nuevo
año, y dél comenzaron los que tractan de agricultura en cuan-
to yo he visto, principalmente Paladio. Diré brevemente esto
aqui por seguir y llevar la via que ellos llevaron; y pues ya
he dicho de algunas obras de agricultura lo mejor que yo he
podido en cuanto mis pequeñas fuerzas bastaron, bastará re-
correr lo susodicho, que esto es para acordar algunas obras
que se han de hacer en aquel mes, que para cómo se han de
hacer remítolos á la obra principal de los cinco libros prime-
ros. Asimesmo dije en el capítulo segundo del mesmo prime-
ro libro, que por cuanto los agricultores ponen reglas y arte
de astrología para que los labradores conosciesen y supiesen
entender y adevinar los mudamientos de los tiempos, y aquellas
reglas no las alcanzamos todos, que enseñarla y pornia otros
avisos mas fáciles de entender y conoscer, para que quien quiera
por poco que sepa pueda conoscer y alcanzar algunas mudan-
zas , que suelen de presto acontescer, que alcanzarlas y saberlas
perfectamente no puede ser sin saber muy bien aquella divina
(88)
sciencia de astrología; y por eso usan en algunos pueblos bien
regidos salariar muy bien alguna buena persona que supiese
muy bien, y fuese muy docta y enseñada en el arte de la as-
trología , para que mirando el curso de las estrellas y planetas,
y cómo imprimen y obran en cada tierra, enseñe y diga cuá-
les años han de ser secos, y cuáles mojados, para que en los
secos siembren vegas, tierras bajas,.flojas y areniscas, y ios mo-
jados altos y tierras gruesas, que bien habrán de provecho para
pagar el salario; y mas haciéndolo ansi, que esto destas señales,
que porné bien que sean claras, muy naturales y excelentes,
algunas veces no saldrán ciertas, aunque desto pienso yo que
será la principal causa no las saber conocer ni entender, por-
que acá en este suelo no podemos por nuestraflaquezaper-
fectamente deprender ni penetrar las cosas celestiales, y mas es
de Dios saber los tiempos y movimientos, quél puso en su
absoluto poder, que haberlo de saber los hombres; empero
porque las mas veces salen verdaderas y ciertas, pues las es-
cribieron y asentaron varones bien sabios y de mucha estima y
valor las pongo aqui. Habrá asimismo algunos avisos otros en
esto sexto libro, para que los sepa y egercite cualquier perso-
na que trate en grangería y primero los meses,

ADICION.

Nada hay tan perjudicial ni que tanto se oponga al adelanta-


miento de las ciencias y de las artes, como el seguir á ciegas é indis-
cretamente las opiniones tradicionales; y aunque no puede negarse
que entre estas hay algunas máximas provechosas, también es cierto
que muchas ó ¡as mas de ellas son comunmente inútiles, ó por lo
menos poco interesantes: de aqui es que para desechar unas y en-
mendar otras es indispensable practicar ensayos repetidos, y no de-
jar de la mano las invesrigaciones hasta hallar resultados ciertos.
Una de las cosas mas importantes para mejorar las operaciones
del cultivo, seria el fijar con la mayor exactitud posible hasta qué
grado ^uede influir la luna sobre los vejetales, demostrando con ra-
zones físicas, deducidas de la espedencia, cómo obra en estos la
acción directa ó indirecta de aquel astro, y de qiié modo contribu-
ye ó puede contribuir al acrecentamiento ó diminución de las plan-
tas, ya se le considere en los plenilunios y novilunios, ó ya en los
crecientes y menguantes De este modo se decidirla la cuestión ; y
tanto los que siguen el método de sembrar, plantar, podar, recojer,
, , , (So)
ouardar & c . en tales ó-tales lunaciones, como,los que gobernand o
por otro sistema se desentienden absolutamente de las reglas que en
esta parte encarga tan cuidadosamente nuestro autor, habrian de ce-
der y conformarse co.a la sana doctrina que;se, les presentase.
Confieso con sinceridad que los liñútados conocimientos que poseo
no son suficientes para resolver un probleina>tan interesante y delica-
do ; pero puedo asegurar que en los quince últimos años de mi prác-
tica mas arreglada, no he podido comprobar lo que los autores anti-
guos y las doctrinas tradicionales nos enseñan acerca del pretendida
influjo de la luna sobre los vejetales; antes bien por los ensayos y
esperiencias que he- podido hacer;estoy persuadido, con L a Q u i n -
ímjj'^. y otros.cultivadores instruidos, que no hay cosa^vias frivola
que el observar el dia de la luna, cuando, sg quiere plantar, po-
dar &c.
Sin embargo no debe ocultarse al labrador que el -célebre Toaldo
y otros sabios escritores modernos están convenidos en que la luz de
la luna, aunque tresoientas.mili veces más débil que la del sol, pro-
duce notables alteraciones ea la economía de la naturaleza , puesto qüp
ya sea por, su atracción, por su electricidad ó por su pesp c^usa las
mareas y las mutaciones qtie se esperime.ntan en la mas próxima pegioá
del aire. Y aunque no puede dudarse según tales, principios que esta
fuerza atractiva causa en la atmósfera y en los cuerpos organizados un
continuo.movimiento, que contribuye en gran parte á la pureza del
ambiente y al fomento del mecanismo vegetal;, puede no obstante
asegurarse que si de aquellos principios, generales; se desciende á, liar
cer aplicaciones.-pueriles, y á consultar.-cojij la-jigurosa nimiedad de
los antiguos los aspee-tos de la luna en los crecientes y menguantes,
y mucho mas tales y tales dias de la semana, y tales ó tales horas
del d í a , se vendrá á parar en el mas absurdo y estravagante desati-
n o p o r q u e (seamos francos) la luna,podrá tener en sus diversas con-
junciones todo el influjo que quieran ; pero pensar en que también
i n t u y a n las diversas épocas del dia, no se alcanza cómo puede ser.
. .-El erudito P. Teodoro de Almeida en.sus Recreaciones filosofir
cas, tratando del influjo de los astros en los cuerpos terrestres, pror
cura desvanecer las credulidades del vulgo en esta parte; y al hablar
de la influencia que pueden tener los cuartos crecientes y menguanr-
tes de la -luna, de que tanto'mérito hacen los labradores sin m£\s
examen que la rutina, ;se esplíca de este gtyídft: Esta preocupación
está tanto más arraigada cuanto es mas antigua, y cuanto la gente
del campo es mas asida á los dictámenes de sus padres, dando mu'-
cho menos al discurso que á su autoridad. Lo^ antiguos ya fueron
culpables en esto, y creo y o que fue esta la causa. Como la gente
del campo no tenia almanaques, se gobernaban por las lunas para
distinguir las,diversas partes del año :,los meses eran lunares, y cor-
TOMO I V . M
ría entre ellos como cosa cierra que tal grano debía sembrarse en
cuarto mes de la luna, y esto venia á ser luna llena cuando estu-
viese á la mitad: que la Otra planta era menester disponerla en el
séptimo mes, por eiemplo , ya casi al acabar, y esto venia á ser
cuarto menguante í la otra en el octavo mes en el principio, lo cual
venia á ser luñá nueva. Gada revolución de la luna era su mes, y la
cuarta parte de esta revolución era una semana: miraban á la luna
para saber en qué altura estaba el mes ó qué semana del mes era, y
también para saber si era el tiempo propio de sembrar ó plantar; y
como los hr/6s criados con sus padres velan desde pequeños mirar á
la luna, y que sus padres se guiaban por ella, no preguntaban el-por
q u é ; antes Ciegamente iban creyendo:que la luna en aquel cuarto
iiífíuia en las simientes y las hacia salir bien "
A vista pues de una esplicacion tan sencilla, no parecerá fuera de
xazon aconsejar á nuestros labradores, que olvidando la servil preocu-
pación con que se atienen á las lunaciones r se ocupen en aprovechar
los-días útiles para el trabajo y los temporalea benéficos para repe-
t i r las laborés con oportunidad , hacer las siembras , verificar; los tras-
plantos, tortas, íeeoleccion & c . en tiempo y e n sazón; dejando pa-
ira loá'astrónomos, meteoristas y demás hombres dedicados á este
género de estudios, la continuación de los cálculos, ensayos y prue-
bas que gusten hacer, hasta que bien averiguado el punto cuestiona-
ble, nos presenten el sistema justo que deba seguirse. Mas entre tan-
'tb creo que asi para la instrucción del agrónomo, como para arran-
car de una vez1 Jas preocUpapones, que tanto se oponen álos adelan-
tamientos del cultivo, convendrá Insertar aquí algunos párrafos de
l& Disertación sobré el múdo de perfeccionar la agricultura por
los conocimientos astronómicos y físicos que compuso D . Josef Ma-
riano Vallejo, y leyó en la cátedra de agricultura del Real jardín
botánico de esta corte á présencia íde S.. A . R. el Sermo. Sr. Infante
D . Carlos María el día 18 ¡de Octubre 'de m i l 1815; dice asi;
En medio del-númefo Infinitó de puntos brillantes de que apa-
tece sembrada la bóveda celeste, y que guardan entre sí, sobre poco
mas ó menos, una posición constante (§. 11 y siguientes) diez astros,
siempre visibles cuando no están sumergidos en los rayos del sol, ni
los oculta la luna, se mueven con movimientos propios, y los ve-
mos variar de posición y aun de forma diariamente: estos astros, á
que se ha dado el nombre de planetas, son Mercurio ^ Vénus,
Marte, J ú p i t e r , Saturno s Urano ¿Cer es, P a l a s , Juno y Ves ta:
los cinco primeros son conocidos desde la mas remota antigüedad;
debiéndose el descubrimiento de los otros á la perfección de los te-
lescopios.
,,Aunque la atracción es universal, sin embargo como las es-
trellas, que se llaman fijas, están á una distancia tan considerable de
(90
nosotros, que escede á cuarenta mil vezes la del sol, su efecto sobre
las variaciones de nuestra atmósfera, será incomparable con el que
produce el sol, la luna y los demás planetas; y como por otra parte
las estrellas conservan entre sí una posición constante, deben tener el
mismo influjo cada dia, y por lo mismo podremos prescindir de él
en la investigación de lo que influyen sobre las variaciones de nues-
tra atmósfera y sobre la vejetacion. Luego solo deben llamar nuestra
atención los cuerpos que componen nuestro sistema planetario ; cuya
influjo, calculado según la ley de la atracción es el contenido en la
siguiente
si .,, . . . _ _ » t . ' — .1 11

Tabla en que se es presan los efectos que debe producir la alraccion,


í- de los planetas en el mar y en la atmósfera t.cuando je hallan,
^erígeos.
La atracción } 1 J » T
de V é n u s . . } ^ de la Luna.
de M a r t e . . , . . = _ dei^em.
• ífifcbb t loa bb' el h W&Súxfo Cjf.Tjü :'.QJÍÍÍ VÍ «fruí el zh HSÍODJ '
Í)8
de Mercurio. = — de ídem.
Éííiil i * Ti-üñ^ nsmifíi 33 di ¡i- ,?o;bi'-*rn$ifjt '^Ojni^i ;'>l
de Júpiter*.. = - L de ídem.

de Saturno... = - ^ - de ídem.
snol £Í sb'ífjb -^nd sup-oibam oí.rí?fí)3, .zoinnÜn^lq \ aotnalr/ofi vA
de tirano 1 de ídem

j j L o s cuatro planetas telescópicos Ceres, P a l a s , Juno y Vesta


son tan pequeños, ó están á tanta distancia, que no se pueden ver
smo con buenos telescopios, y por lo mismo su influjo debe ser i n -
apreciable en comparación de los anteriores.
,,Por lo cual vemos que de estos diez planetas los que deben
tener mayor influfo sobre la atmósfera, y por consiguiente sobre la
vejetacion, son Jiípiter y Vénus; pues siendo el influjo del primero
5px del de la luna, equivale á una fuerza para elevar las aguas del
Océano mas de pulgada y media; y siendo el del segundo i f - j equi-:
vale á una fuerza para levantar las mismas aguas mas de una pulga-
da. De donde se infiere que sin temor de cometer error sensible, po-
dremos hacer abstracción de los demás cuerpos de nuestro sistema
planetario; teniendo solo en consideración el influjo del Solf L u n a ,
Júpiter y V é n u s . . l o a a m BÍ sb ó¿«q ¡J 3itH3 orno 7 ; .
,,Si solo influyese el sol sobre nuestra atmósfera, casi todos los
años serian iguales , por .la regularidad de su movimiento; y única-
C#1 . . ,
mente se debería notar en las estaciones una variación, debida a la
diminución de la oblicuidad de la elíptica.
N o sucede asi á la luna; pues ademas que por su proximidad,
á la tierra es su influjo para levantar las aguas del mar tres vezes ma-
yor que el del sol, sus continuas mudanzas y prontas variaciones, el
poco tiempo que media enti-e su mayor y menor distancia de la tier-
ra, y su gran velozidad, son otros tantos motivos que deben tenerse
en consideración. La variedad de sus fases es lo que mas ha llamado
h atención de los hombres, por presentarse este fenómeno continua-
mente á los sentidos, aun del mas negado. En efecto, cuando la luna
se halla entre la tierra y el sol, en cuyo parage se dice que está en
É&ñjmcion, la luna nos vuelve su hemisferio oscuro, y se llama
luna nuevas en este caso la acción de la luna se reúne con la del
sol , por estar ambos astros casi en la misma recta que la tierra, y
de un mismo lado; por lo cual en los novilunios deben ocurrir gran-
des mudanzas de tiempo. Cuando la tierra se halla entre la luna y el
sol, se dice que la luna está en oposición con el sol, nos vuelve todo
el hemisferio iluminado*';1-y se llania luna l l e n a ; y como en este caso
la acción de la luna es enteramente opuesta á la del sol, se deben
destruir , y resultar por lo mismo variaciones de consideración. En
los puntos intermedios, que sé llaman cuadraturas, la luna nos
vuelve la mitad del hemisferio iluminado; y como entonces la acción
del sol y de la luna en parte sé Coadyuvan y en parte se contra—
restan, deben resultar también mudanzas> aunque menores que en
los novilunios y plenilunios. Él púnto medio que hay desde la luna
nueva hasta la llena se. \hm%. cuarto creciente y foiquo. va aumentan-
do la parte iluminada que nos presenta; y el que media entre la l u -
na llena y la nueva se llama cuarto menguante, porque va disminu-
yendo la parte iluminadai En rigor las mismas variaciones se deben
Originar á igualdad de circustancias en 'los cuartos eíecientes qüe en
los menguantes^ues*-la posición del sol y de-la luna es ía misma con
relación á la tierra. .aampins col nQbsiftf|moD m y' : : .
r: ,, Ademas de estos cuatro puntos- notables de la órbita lunar , se
deben tener en consideración otros seis puntos por donde pasa la l u -
»3 en menos de un mes común,, que son : el afogeo, que es el pun-'
i b en que mas dista de la tierra; el perigea, que es el punto en que
dista menos; los dos MO^OJ, que-son los puntos en que la otbita 1S&
Báricorta ¿ la e l í p t i c a , que:se llamán iunisticias.
: „ L a mayor distancia de la luna á ía tierra es de sesenta'y cua-
tro mil seiscientas veinte y siete leguas españolas de á veinte mil pies
españoles: la mayor es de setenta y dos m i l novecientas setenta y
ocho leguas ; y como entre el paso de la menor distancia á la mayor,,
solo median unos catorce dias, en cuyo; tiempo ha variado la dístan-
eia aada menos cjue ocha m i l novecientas cincuenta y una leguas es-
(93)
pañolas, deben resultar , por esta rápida y gran variación, mudan-
zas muy considerables; pues solo esta variación en la distancia debe
originar que el influjo de la luna en el perigeo, comparado con el
del apogeo, se halle en la razón de t r e c e d i e z ; por consiguiente
el perigeo debe ocasionar mayores y mas < frecuentes mudanzas que
el apogeo, y aun mas que los' demás puntos lunares; y cuando se
reúna la circunstancia de luna nueva y perigea, deberán ser mucho
mayores las mutaciones por cuanto á la máxima acción de la luna
se reúne la del sol.
,, Cuando la luna pasa por sus nodos ts mas directo su influjo,
y debe originar mudanzas que serán mucho mayores si ademas se
verifica el novilunio ó el perigeo, ó ambas circunstancias.
,, Finalmente, de hallarse la luna en el Innisticio de nuestro he-
misferio septentrional, ó en el meridional, también resultarán varia-
ciones , que serán mayores si ademas se reúne alguna otra de las es-
presadas circunstancias.
,,Ninguno de los puntos lunares es fijo en el cielo; todos tienen
sus movimientos respectivos y no vuelven á los mismos parajes sino
dentro de un cierto número de a ñ o s , á que se llama p e r í o d o , y al
fin de ellos deben repetirse los mismos fenómenos á que da origen
cada uno; por lo cual es de la mayor importancia su conocimiento.
E l perigeo lunar vuelve á un mismo punto de su órbita á los ocho
a ñ o s , trescientos' once dias y ocho horas, que es muy cerca de nue-
ve años. Los nodos vuelven al mismo punto de su órbita en diez y
ocho años y doscientos veinte-y ocho días. E l sol y la luna se hallan
casi en las mismas posiciones con relación á los nodos á los diez y
ocho años y once dias. Y por ú l t i m o , el famoso ciclo l u n a r , en que
las lunaciones se verifican en los mismos dias del año y casi á las
mismas horas, es de diez y nueve años. Tomando un término medio
entre? estos tres períodos , y el duplo'del período del, _^ÉT^Q , resulta
el período de diez y ocho años y ciento veinte y cuatro dias, ó re-
duciendo los dias á decimales de año., tendremos 18,33 años. Como
este valor es mayor que diez y ocho y menor que diez y nueve
a ñ o s , se deben repetir casi los mismos fenómenos; y si queremos
hallar un período mas exacto, triplicaremos este valor, y hallare-
mos que el período de cincuenta y cinco años es el que mas nos de-
l?e llamar la atención.
I También hay á favor del período de diez y ocho .años la c i r -
cunstancia de cjpe la oblicuidad de la eclíptica, ademas de su d i m i -
nución progresiva secular, sufre pequeñas oscilaciones, de las cuales
la mas considerable está sometida á un período de diez y ocho años,
que proviene de la áccion de la lüna y forma parte del fenómeno
que se-conoce con el nombre de nutación.
j , Por ú l t i m o , observaremos qúct cuando el influjo de la luna 6
(94) . ,
del sol, ó de ambos, se reúna al de Jiipiter 6 al de \ é n u s , ó al de
los dos, deberán seguirse mas mudanzas; y aunque el de los demás
planetas sea de poca consideración, sin embargo cuando se reúna la
acción de muchos, como sucede en las conjunciones grandes, que se
verifican de cierto en cierto tiempo, deberemos tener variaciones es-
traordinarias.
„ Y pues se ha manifestado el influjo que cada astro tiene sobre las
variaciones de la atmósfera, de que dependen las buenas ó malas co-
sechas por las razones espuestas arriba, resulta que en llegando á de-
terminar con exactitud la ley que siguen estas variaciones, se podrá
pronosticar con la anticipación necesaria el orden y época en que
se deben hacer las operaciones rurales, para que no siendo jamas sor-
prendido el labrador tenga certeza de asegurar sus cosechas."
Asi que, el objeto principal sobre que deben recaer las observa-
ciones de los agrónomos, en cuanto á consultar las fases de la luna,
será no ya el de si ha de sembrar esta ó la otra semilla, ó trasplan-
tar esta ó la otra planta en el creciente ó menguante para que florez-
ca y fructifique pronto ó tarde, sino atender á la generalidad de la
influencia que la luna pueda tener en el todo délas estaciones; ornas
claro, en si podrá conjeturarse si el año será estéril ó abundante de
aguas, si caerán ó escasearán en esta ó en aquella estación & c .
para que con arreglo á semejante pronóstico pueda disponer sus la-
bores , siembras, plantíos y demás operaciones rurales. A ,

Mes de Enero en la creciente de la luna.

E n este mes en la creciente es bueno en las tierras calientes


y tempranas echar mugrones, hundir vides, que llaman echar
de cabeza, y si son tierras tempranas poner sarmientos ó de
uña ó de barbados: poner asiniésnio los árboles que brotan tem-
prano , como son almendros y sus semejantes, y poner almen-
dras y cuescos de duraznos y priscos y albérchigos, nueces,
ciruelos, algarrobos y otros cuescos, los cuales aun se habrán
bien podido poner aun antes del invierno, que la postura des-
tos cuescos en Enero es buena para las tierras frias y húmidas,
que para las calientes y secas por Otubre y Noviembre es el
propio tiempo. Es buena postura de los servales.; de simiente
de pepitas acedas, como son naranjas, limas, ¿ídras: esto se
entiende en las tierras bien calientes, que en las que son tem-
pladas muy mejor es por Abril. En esta creciente se siembran
bien las isimientes! tíimesinas, mayormente si es tierra caliente
y temprana: y los nabares que son para granar al estío, que
los que son para comer y aprovecharse de ellos en la cuaresma
en otro tiempo se han de poner y sembrar, y aun garbanza-
les. Si es tierra temprana en esta creciente ponen bien los bar-
bados y estacas de olivas, de sauces, álamos blancos y avella-
nos; que los que ponen por Enero y Hebrero las olivas de
unas grandes piernas, mayormente en tierras enjutas y secas,
no aciertan, porque dado caso que prenden, siempre tienen la
rama menuda y desmedrada y revegida, y nunca medran ni
salen de viejas, salvo si no se riegan ó están en tierra húmida;
y el mejor poner dellas es en Otubre y Noviembre, porque
beban harta agua; y aun que vayan de tal suerte plantadas
que no salgan mas altas quede so tierra, porque lo que que-
da so tierra renueva % y de alli adelante arriba, y echa rama
nueva. Asimismo en este mes se trasponen y ponen hortalizas
muy bien; y de las hortalizas, porque cuasi en todos los me-
ses se pueden bien sembrar y trasponer, no diré mas, salvo de
algunas especialmente. Y no piensen que porque para estas
obras señalo cresciente que doy á entender que no se pueden
hacer en menguante; mas digo que en cresciente se hacen es-
tas mejor que en menguante, y las otras mejor en menguante
que en cresciente. Hacer asimesmo cerraduras de las que dije
que se harían con simiente de zarza y otras semejantes envuel-
tas en sogas. Poner estacas de arraihanes, laureles: sembrar las
uvas de laureles, arraihanes, dátiles; y si es tierra caliente de
cipreses y paraísos y otros árboles semejantes. Sembrar yeros,
mayormente en las tierras enjutas y algo delgadas: sembrar al-
holvas, quieren ser sembradas en tierra mollída, mas no vayan
hondas mas de cuatro dedos, porque de otra suerte no nascen
bien; y en esta creciente se han de comenzar á estercolar los
prados para heno si es tierra fría, que si es caliente antes sea;
y si es tierra no muy gruesa dende agora los comiencen á
guardar, que no se huellen ni los pazcan; y hánse de esterco-
lar en creciente, porque ayuda entonce á mas crescer la yer-
ba, y para ellos es bueno el estiércol de los caballos, y aun
mejor que otro ninguno; porque por tragarse cuasi entera la
i Y después de presas las tales piernas dende á tres años las Jarreten
por so tierra, y ténganlas escavadas, que crecen muy presto, y se hacen
muy buenas. Édic. de 1 5 2 8 y siguientes.
(96) ,
cebada criará mas yerba; y sea estiércol nuevo. En esta cre-
ciente se enjeren bien los árboles queflorescentemprano, ma-
yormente en tierras tempranas, como son almendros, y en
ellos se enjeren muy bien en este tiempo los duraznos de co-
ronilla, albérchigos, y albarcoques en ciruelos; y todos estos
enjertos de estos árboles ó otros semejantes, que son asi secos
y de brozna madera, son mejores de coronilla, y sea cuando
los árboles en quien se han de enjerir encomienzan á brotar
bien, porque en aquel tiempo sudan mucho, y prenden me-
jor ; y aun aquesto se -debe guardar en las mas maneras de en-
jerir; y en todo enjerir, mayormente en este tiempo es bue-
no embarrar los árboles enjertos con estiércol de vacas, en-
vuelta con paja menuda, que es muy singular cosa: y por-
que dije arriba que si enjeren ciruelos, duraznos ó árboles que
tienen fructa de cuesco y pepita en almendro, que la pepita
será almendra: esto se entienda si se enjeriere de mesa en tronco,
hendiéndole primero de junta ó pasado, y no de otra suerte.
En esta creciente se enjeren bien árboles que tienen goma, y
pueden bien poner cañaverales, mayormente si hace tiempo
híimido: poner si es tierra caliente granos de naranjas, del año
antes, y de cidras y de sus semejantes, y hacer aceite de grana,
de arraihan y laureles: echar gallinas, mayormente en el prin-
cipio de la creciente. Ansimismo es bien plantar los rósales, y
en las tierras que son muy tempranas enjerir los cerezos, pues
son tempranos en brotar; y plantarlos asimesmo de sus ramos,
que de cuescos mejor se siembran en principio de Diciembre,
que como este árbol quiere tierras frías, asi se quiere plantar
ó sembrar en tiempo frió, mayormente de cuescos. Agora se
siembran los alcaceres tardíos, y toda obra que se hace para
aumentar en ella, como es plantar y sus semejantes: sembrar
todas semillas, salvo ciertas que ya son notadas en los libros
de arriba, todas se deben hacer en creciente, porque para
prender, crescer y medrar las ayuda mucho el tiempo no frió;
porque el frío no las deja salir presto, y el calor las ayuda
mejor, como mas largamente se dijo arriba en el primer libro.
JU Íííí/Jliy I-íiiU > 0¿";£VK'i3 T.,>q i l U p t O Q ' OfllfTÍÍHf! OTJO S í í D "lofásí
S6ÍÍ1WÍ é l ¡ o h * é o i í ¿ chnab aa-iaiq ¿alfil eSt ¿ge^q ^ y ^ j y Y. ti '
(97)
Menguante de Enero.

E n esta menguante si es tierra caliente y temprana es bien


podar las viñas, con tal que sea en lugares defendidos de hie-
los y en dias claros, reposados, y sean pasadas dos ó tres ho-
ras del dia para que las vides estén desheladas, y cesen tem-
prano antes que torne á comenzar á helar: poden asimesmo
todos los árboles que no han sido podados antes. En esta men-
guante es muy bien cortar madera para edificios, porque ten-
drá muy buena sazón; y aun no solamente se debe cortar en
menguante de luna, mas aun en menguante del dia. Es bien
cortar los rodrigones y horcas para las viñas, que durarán mu-
cho. Es bueno sembrar ajos y cebollas, porque no nacerán tan
quemazosos como en creciente; y pueden poner las cebollas
que tallescen para hacer cebolletas, y aun también prenden
cortándoles las cabezuelas con unas barbajas y un poco de la
cebolla, y teniéndolas en mojo un dia, ó sembrándolas donde
se puedan regar, ó en tierra húmida, y nascen muy bien para
cebolletas, y son mas dulces que de semiente ni de las otras,
y nascerán muy bien. Agora es bueno estercolar los árboles,
vides y huertas con estiércol muy podrido, y echar la urina
á las escavas de los árboles y vides; mayormente se deben es-
tercolar en este tiempo los árboles en las tierras frias y húmi-
das , que en las calientes y enjutas antes ha de ser, y echar
ceniza á las escavas. Es bien agora escavar las vides en las
tierras frias para que'puedan recoger agua, y se les enjuguen
las barbajuelas que tienen someras , que se quitarán mejor
que recientes. Es bien escardar los panes y todo lo sembrado,
porque mucho se pierde en este tiempo la yerba. Eso mesmo
hacer barbechos, porque se mata la yerba: en este tiempo ro-
zar zarzales y toda cosa que es para destruir, ó yerbas, ó matas:
y en este mes si no es tierra muy fria es bueno hacer los va-
llados; mas si es tierra donde hiela, ó gruesa, mejor es por He-
brero, y mondar todos los árboles ante que broten ni engor-
den las yemas. Aquesto sea general para en todas las men-
guantes de los meses, que todo aquello que es para guardar
se conservará mas seyendo cogido en menguante ante que en
creciente. Digo coger semillas de cualquier suerte que sean,
TOMO I V . N
(98)
coger frutas, tresquillar, castrar, podar, rozar y otros seme-
jantes, segund dice Piinio en el libro diez y ocho, capítulo
treinta y dos.
ADVERTENCIA.

En las adiciones á este libro 6.° hemos procurado seguir en cuan-


to ha sido posible el espíritu del autor; este al concluir el mes de
Diciembre, dice que lo espuesto acerca de los meses, entre otras co-
sas, ,,es por abrir camino para haber de añadir sobre ello," lo cual
cumplimos poniendo al fin de cada mes las noticias que resultan de
las diferentes adiciones hechas á los cinco libros primeros.
El autor añadió en este último libro algunas consideraciones so-
bre plantas de que no había hecho mención en el cuerpo de la obra,
y reflexiones que habla omitido en su debido lugar; y nosotros s i -
guiendo sus huellas, hemos añadido también algunas que se omitieron
en los correspondientes capítulos, porque no es fácil al espíritu
humano tenerlo todo presente. También procuraremos no repetir lo
que el autor deja dicho;, á no ser que sea para aclararlo. Algunas de
las preocupaciones que él mismo refiere, apoyándose generalmente
en la autoridad de los que le precedieron, y que á vezes vuelve á
repetir en este libro, quedan ya combatidas en su debido lugar, y
por lo mismo no nos esforzaremos ahora en impugnarlas. Pudiéramos
haber aumentado este libro con varias noticias correspondientes al
cultivo de los jardines; pero no habiendo hablado de ellos el autor
ni los adícionadores, nos ha parecido que no estarían bien colocadas
en este lugar. En las adiciones á la parte meteorológica tampoco nos
apartamos del espíritu del autor; nos contentaremos con añadir aque-
llas nociones que la esperiencia haya enseñado ser útiles, y aun nece-
sarias al labrador para dirigir con acierto sus labores, y fáciles al
mismo tiempo de ser observadas por este. L .

ADICION.

Los sauces se plantarán en este mes, si ya no se hizo su plantío


en los tres meses anteriores; teniendo siempre cuidado de no plantar
cuando la tierra está helada ó hecha barro. Observando esta preven-
ción podrán también plantarse otros muchos árboles, como son o l -
mos, álamos blancos, chopos, acacias, y otros varios; aunque debe
tenerse presente como advierte el autor en su debido lugar, que el
mejor plantío de todo árbol es cuando cesa la vejetacion.
En Enero se sigue multiplicando la pita por hijuelos; operación
que puede ejecutarse desde Octubre hasta principios de primavera,
atendiendo siempre a la diversidad de terrenos y de climas. Con la
pita se forman setos, que sobre ser impenetrables ofrecen al labrador
industroso otras utilidades. También se multiplica la caña común
por división de sus raizes en los países cálidos, y el romero por sus
ramos enraizados.
En los paises tamplados se siembran también en este mes el salicor
y la barrilla fina, cuidando que en el dia en que se siembran corra
aire, la atmósfera esté h ú m e d a , 6 al menos haya señales de lluvia
próxima.
En este mes se binan los campos que se levantaron en Diciem-
bre y meses anteriores de o t o ñ o , y se destinan para garbanzos, yer-
bapastel y otras diferentes semillas que se siembran en primavera, y
particularmente para las tremesinas; y en el mismo se laborea el
terreno que ha de servir para batatar.
En Enero , y también en Diciembre, suelen plantarse los ajos tar-
díos. Los puerros se siembran en este mes, aunque es mejor su siem-
bra en Febrero y Marzo. E l mastuerzo puede sembrarse también en
Enero; y la época mas favorable para la siembra del peregil es des-
de mediados del presente hasta fin de Marzo, aunque también es
muy buena en Agosto, y preferida por muchos. Las siembras de
lechuga que se hagan de asiento en esta época, en el siguiente mes
y en los de Noviembre y Diciembre, se ejecutarán en albitanas ú en
otros abrigos para que el frió no las destruya. En los paises calien-
tes se hacen por Enero las siembras tempranas de los pimientos y
tomates. L a pataca puede también plantarse en este mes: y en el
mismo se cojen los nabos que se sembraron por Agosto y Setiembre;
se trasplantan los espárragos del semillero, como se dice en la p á g i -
na 237 del tomo 2.0; se cortan las cañas comunes en los climas frios,
porque en los cálidos antes deben haberse cortado. Puédese plan-
tar también la patata, y conservarse la cogida anteriormente como
se dirá en su debido lugar; y suelen cogerse igualmente los frutos
mas tardíos de los algodonales de segundo , tercero y mas años, y
sembrarse sus semillas en camas calientes y estufas, para trasplantar-
lo en Abril cuando por razón del clima es necesario darle un c u l t i -
vo forzado según se describe en la pág. 213 del tomo 3.0 X .

Mes de Hebrero creciente.

E n la creciente de Hebrero en las tierras templadas, y que


son mas gruesas, se encomienzan á guardar los prados de he-
n o ; no d i g o que si de antes los defendieren que será sino bue-
n o ; mas que no aguarden á mas tarde, y estercuélenlos en el
tiempo sobredicho, y de la mesma manera que enseñé en este
(loo)
otro mes de arnba. Asimesmo en esta creciente se siembran las
cimientes de panes tremesinos en las tierras templadas, y las len-
tejas, mayormente en las tierras secas, que si en húmido las
siembran podrécense mucho; y en la manera del sembrar mi-
ren lo susodicho en el libro primero; y también se siembra el
cáñamo y lino regadío, y se siembran bien los yeros, y no los
aguarden á sembrar al Marzo que son dañosos. Siémbrase asi-
mesmo la cebada ladilla, que es de dos órdenes, y poner sar-
mientos y barbados de cualesquier árboles que aun no brotan.
Echar mugrones, tumbar vides, poner las vides de cuantas
maneras se pueden poner, y enjerirlas en las tierras tempranas
ó templadas, ó donde se riegan. Poner mimbreras y otras es-
tacas de olivas, sauces, álamos y otros semejantes árboles. Po-
ner los cuescos sobredichos, mayormente en tierras frías; tras-
poner perales de los tardíos y manzanos, que los tempranos,
por Enero se quieren trasponer, y si es tierra caliente astes
del invierno; sembrar avena y otras legumbres, mayormente en
las tierras frias; poner cañaverales, y es bien que sea en tiem-
po húmido, ó que tengan las raices un dia en mojo. Poner li-
rios; sembrar asimesmo granos de cidras, azamboas, limas, na-
ranjas; sembrar albahacas, anís, neldo, coles, altamisa, hinojo,
mastuerzo, lechugas, puerros, yerba santa, perejil, mostaza,
dormideras, calabazas para tempranas, y otras hortalizas; y se
hacen buenas cerraduras, como he dicho, de las simientes en-
vueltas con sogas viejas; trasponer laureles. Ensomenzar asi-
mesmo á comprar ovejas, corderos y otros ganados, porque ya
son sin peligro de los frios del invierno: echar ánsares, galli-
nas, pavos. Es agora buen enjerir perales, manzanos y otros
arboles que brotan en este |nes; y el propio enjerir agora es ó
de coronilla, ó de barreno, ó de hendido, ó de junta, y an-
tes que las yemas comiencen á engordar es buen enjerir de
pasado cualesquier árboles en otros. Es bien en esta creciente
enjerir olores y melecinas, como ya tengo enseñado en los ár-
boles y vides., antes que comiencen á brotar: cuando ya quie-
ren enccmenzar, y hacen muestra de engordar las yemas: po-
ner estacas de arraihanes, si la tierra es temprana, y de grana-
dos y de otros árboles, que son ansi tardíos como ellos en bro-
tar, qr.*e en las tierras tardías ó frias mejor es por Marzo, y
aun por Abril j trasponer rosales j en las tierras tempranas po-
(IOI)
ner violetas. Agora se puede asimesmo poner el azafrán, y
aun poner espárragos; bien que en el mes antes se pueden
bien sembrar, y siémbrense de una simiente que tienen como
uvillas: quieren tierra mollida; mas no sembrarse muy hon-
das mas de tres dedos, y algo quieren de humidad, ó coger
sus raices, y sembrarlas en alguna parte algo mas hondas, y
quieren tierra holgada. Envician mucho con ceniza, y nascen
mejor; y por eso cuando nascen en tierras que las queman,
son ellos muy mejores, y nascen mas; y por eso los usan sem-
brar en Italia entre los cañaverales, porque lo,uno y lo otro
se quiere quemar algunas veces, como dije de los rosales, por-
que con el fuego renuevan mucho; y si es tierra temprana se
pueden bien poner estacas de morales y sus barbados. Mas
porque son árboles que brotan tarde, mejor es esperar á la cre-
ciente de Marzo, salvo si no fuese en tierra muy caliente y en
año muy temprano. Es bueno en esta creciente sembrar las
avellanas, mayormente si las tienen de poner sin cascara, co-
mo he dicho en su capítulo. Es bueno agora comprar lecho-
nes, principalmente en tierras tempranas y calientes, donde
hay abundancia de yerba, porque dende agora mejoran mu-
cho, digo los que están destetados. En este mes suele andar
mas gallego que otro viento, y da mucha sustancia y tempero
á la tierra. Es bien ocuparse mucho mas en este mes en las
cosas del campo que en otro ninguno, en especial entre tanto
que él anda, ó sembrar semillas, y aun si no viniere frió plan-
tar toda manera de árboles de los que no han echado hoja ni
flores; poner yerbabuena de sus raices y otras yerbas y hor-
talizas. Agora sembrar las uvillas de paraíso, y quiérense bien
regar. Agora reciben ellos bien cualquier enjerto de pasado,
que otros paraísos que hay, que tienen hoja que paresce algo
en la hechura y color á la de las olivas, salvo que es mas
blanquisca, su propio poner es agora, y prenden bien de es-
tacas; y se plantan bien los jazmines, clavellinas puestas de sus
cogollos. Pueden hacer las eras, y sembrarlas de simientes de
álamos, cipreses, de pepitas de peros y semejantes frutas, y
trasponer los cipreses y álamos, ó barbados de álamos, y po-
ner estacas de álamos, sauces, fresnos y olivas, y poner todas
semillas de árboles, como yedras, arraihanes, laureles.
( 1 0 2 )

Hebrero menguante.

E n esta menguante de Hebrero es bien echar estiércol muy


podrido en las escavas de los árboles ó vides que son tardíos,
y echar urina podrida á los árboles, lo cual sea en tiempo
frío y de mañana, y con ella llevarán mas'fructa y mas sabro-
sa. Es bien podar las viñas en las tierras templadas, y poner
sus horcas á las vides que están armadas sobre perchas, y atar
las parras, y enrodrigonar, porque ante que comiencen á bro-
tar y á hinchar las yemas esté hecho, que de otra suerte piér-
dense muchas, y menoscábase el fruto, y quedan las vides
mancas y mal armadas, de mala hechura, y es bien ararlas ó
cavarlas, mayormente si es tierra gruesa, para que mate la
yerba; y si tornare á nascet que la tornen á recorrer del aza-
da, que llama á mata yerba, lo cual se hace por Mayo muy
bien en las tierras templadas ó frias, y en las que son calien-
tes por Abril; y en esta labor no debe entrar arado en las vi-
ñas, que destruye mucho los pámpanos nuevos por estar tier-
nos, que derruecan con la cola y con la boca, y topando. En
esta menguante de Hebrero y en la antepasada se cortan bien
las cañas y con buena sazón, las mimbres para cestos, y otras
recias obras; mas las que son para obras blancas no se han de
cortar hasta que estén bien echadas, porque entonce se mon-
dan bien, que como sudan, ligeramente despiden la corteza. Es
agora bien arar los campos que han de sembrar á la sementera
siguiente. Es bien agora quitar á las vides todas las barbajue-
las y jerpas si no se ha hecho en la menguante pasada, y á to-
dos los árboles nuevos, mayormente en tierras frias, que en
las calientes ante ha de ser. Es bien podar agora los árboles
que son algo tardíos en el brotar, porque no echen la virtud
en las ramas, que son dañosas, quitándoles los secos y desva-
riados, y mondarlos de los gusanos y otras suciedades. Agora
encomienzan ya las palomas á hijar y en todo este mes, por
ende, dende agora las limpien mucho por amor de los piojos. Si
hace buen tiempo hánse de escardar las colmenas agora, y limpiar-
las muy bien; quitarles los resecos, lo podrido, y esto se debe
procurar ante que empollen: y porque hasta aquí los osos han
estado encerrados, y salen hambrientos, y hacen daño en las
, ( I03)
colmenas, es bien ponerles guarda. Huyen mucho si huelen
azufre; y por eso en algunas partes donde las colmenas están
en hieares desierto?, donde hay estas alimañas ponen cerca de
Jas colmenas trapos mojados en zufre derretido, que estén col-
gando , porque el viento lleve aquel olor á toda parte, y lo
huelan. Es bien agora sahumar las colmenas con romero y
otros olores: darles de comer si les faltan flores, y aun esto
se tiene de hacer por todo el invierno en las tierras frias - y es-
tériles. Dende agora y mejor por Marzo se toman bien los
gazapos para hacer bosques ó vivares de conejos, y los lecho-
nes de los jabalines. En estemes se hacen bien los vallados en las
tierras frias y húmidas, porque agora tiene la tierra tempero
para asirse una con otra, y las aguas no son muy grandes para
que derruequen lo hecho. En esta menguante en las tierras
tempranas es bien castrar los ganados.

ADICION.

En los países cálidos podrán darse en este mes las labores qne
se dan por primavera en los templados para destruir las malas yer-
bas después de nacidas. En Febrero se binan las tierras que se alza-
ron en Octubre, Noviembre y Diciembre, y se destinan para sem-
brar en ellas maíz, garbanzos y algunas otras semillas, aunque m e -
jor fuera dar esta labor en fines de Enero,
La avena se siembra generalmente en este mes, y es necesario
que vaya clara, porque ai ja mucho, y aun aijára mas, si como al-
gunos acostumbran se hubiese sembrado en otoño.
Las lentejas sienten mucho el frió, y por lo mismo se siembran
á últimos de este mes ó á principios de Marzo. Por igual causa en
los paises mas fríos se siembran también las habas en la misma é p o -
ca. Los guisantes mejores y mas fructíferos son los sembrados en
Octubre y Noviembre; pero los tardíos suelen sembrarse también
en la época de las lentejas, particularmente en los paises frescos y
húmedos.
En este mes, y también en el siguiente y aun en A b r i l , se siem-
bran el salicor y la barrilla fina en los paises templados, aunque en
las costas meridionales se siembra en el otoño é invierno.
La yerbapastel se siembra desde mediados de Febrero hasta fin
de Marzo sobre terrenos preparados con una reja de otoño y otra
dada á fin de Enero ó primeros del presente mes. En este se m u l -
tiplica también la pita por hijuelos como se dijo en el anterior, y
se dirá en los de otoño.
(io4)
E l alazor, que resiste hasta en los secanos de inferior calidad , se
se siembra sobre terrenos bien laboreados á fines del presente 6 en
Marzo , y ya se siembre á chorrillo, 6 á p u ñ o , debe sembrarse Yclaro.
E l algarrobo se multiplica por estacas, barbados y simiente, sí
bien es preferible este último m é t o d o : los tres se ejecutan mas opor-
tunamente en Febrero y en Marzo que en Noviembre, como a l -
gunos acostumbran. Las plantas jóvenes de este árbol temen mucho
ai frío, y asi se guardarán de él en los paises menos cálidos.
Los castaños de Indias sembrados en Febrero y Marzo nacen
m u y bien en los paises templados; pero en los calientes fuera mejor
sembrarlos desde mitad de Octubre hasta mediados de Noviembre;
y es necesario no olvidarse de preservar de las heladas de primavera
los recien nacidos en los paises menos templados.
Aunque la mejor siembra de los fresnos es la de o t o ñ o , sin em-
bargo prospera bien ejecutada en Febrero, especialmente en los paises
templados; y otro tanto debe decirse respecto de la del granado.,
y de la fontanesía alabíernagada.
Siémbranse también los dátiles por Febrero y M a r z o , aunque
salen mejor los sembrados en otoño. La cosecha principal de estos
se recoje en este mes y en el siguiente, y los mas tempranos llaman
á los que se cojen en Diciembre.
E l plátano de oriente y el de occidente deben sembrarse por Fe-
brero y Marzo, cuidando que la semilla apenas quede cubierta con
una ligera capa de mantillo.
E l platanero se planta en este mes, y en el mismo las estacas y
los barbados de sauce; y en general podemos decir que en el pre-
sente y siguiente mes principalmente deben multiplicarse los árboles
por estaca; teniendo entendido que esta operación debe practicarse
cuando ya principió á ponerse en movimiento la sabia, como a d -
vierte oportunamente el autor en su debido lugar.
Los injertos de púa y de corona se practican desde primeros
del corriente hasta últimos de Marzo, sí bien los últimos pueden
ejecutarse hasta fines de A b r i l .
Los árboles enfermos cortados en el presente mes y en el de
Marzo entre dos tierras brotan por lo común renuevos útiles. En es-
tos mismos meses arrancan los habitantes de Caspe los olivos silves-
tres ó acebuches, con los cuales forman almázigas que injertan á su
tiempo, según el testimonio de D . Juan Antonio Polo , farmacéuti-
co , vecino de aquel pueblo.
En este mes se siembran las alcaparras, la yerbabuena, las aze-
deras, la mostaza y el mastuerzo; las lechugas como en el mes an-
terior; el peregil, los puerros, los rábanos pequeños y los gordos, la
azedera y el romero; las judías, los pimientos y el tomate en países
cálidos, y también las cebollas; se ejecuta el trasplante de estas ú l t i -
. , 05)
mas procedentes de las siembras de Setiembre, Octubre y Noviem-
bre, y darán cebollas bien formadas de Junio en adelante.
En este mismo mes se plantan los rosales, la caña c o m ú n , que se
multiplica dividiendo sus raizes; el rábano rústico, que se propaga
mas fácilmente de este modo que por semilla, y requiere terreno fresco'
y sustancioso, los hijuelos de yerbabuena, la pataca y lo patata: se
trasplantan de los semilleros los espárragos y las fresas; plántanse los
hijuelos y los renuevos que producen los vástagos de estas últimas,
y se da una labor de almocafre ó de azadón á los fresales antiguos;
se laborea el terreno que ha de servir para batatas; se recoje el fruto
de los algodonales nuevos en los paises cálidos de la península, y se
rejacan y a algunos sembrados de trigo y de cebada.
Que no puedan enjerirse olores y medicinas en los árboles y v i -
des, como el autor supone, queda dicho en diferentes parajes de las
adiciones á ios cinco libros primeros, i .

Marzo creciente.

Este mes tiene asimismo algunas obras que se pueden hacer


en Hebrero y en Abril, porque casi cada mes como esté en
medio de otros dos participa de las propiedades; y mucho mas
este, y aun Hebrero, porque tienen parte de los frios del in-
vierno y de sus aguas, y dé la serenidad del verano y de su
calor; y por esto vemos que por la mayor parte en estos me-
ses hay mas mudanzas de tiempos que en otros ningunos, que
mil veces aclara y serena el dia, otras tantas añubla y escures-
ce; y en las tierras muy calientes es el mes de Enero como el
de Marzo en las frias: el de Hebrero tercia en medio, y ansí
es en los otros meses del año: y aunque aqui en este libro se-
ñale ye las obras de los meses, no se entienda que no se pue-
da hacer ante ó después; que aunque sea verdad que en aquel
tiempo señalado se hagan muy bien, no se entiende perder sa-
zón, y ser mal hecho de quince dias mas temprano ó mas tar-
dío, salvo en las obras del enjerir, que aquellas quieren ser
mas á punto y en tiempo mas limitado. Pues en las tierras que
son tardías y frias, y en los veduños que son tardíos, aun ago-
ra es buen poner y tumbar vides de cabeza, y echar mugro-
nes, y son mejores los mugrones que se tumban ó sacan cuando
echa la vid que antes, porque mejor arraigan, que si son linages
de uvas tempranas, como lo son todas las delicadas, mejor es
por Enero ó Hebrero. Agora es bueno enjerir de viñas, poner
TOMO I V . O
(io6) .
estacas de arraihanes, morales, y si son tierras que se riegan es-
tacas ó barbados de olmos. En las tierras gruesas dende agora
se guarden los prados para que tengan buena yerba. Agora
•en las tierras calientes se siembra bien el panizo y mijo, ma-
yormente si es tierra que se riega. Agora asimismo se siembran
bien los garbanzos, cáñamo y Uno regadío; y si alguna eria
está perdida que tenga buenas cepas, escárdenlas, y córtenlas
por bajo, y tórnenlas á cobrir para que echen nueva madera,
y se hagan buenas; y si es tierra caliente sea por Hebrero,
que siempre se ha de hacer antes que broten. Es buen sem-
brar agora las mielgas y alfalfas y arbejas. Es buen tiempo de
acogombrar los árboles en las tierras calientes y en las tierras
tempranas. Es bien sembrar agora melones, cogombros, cala-
bazas, pepinos y los cardos: también los espárragos se siembran
agora en las tierras frias, y ruda se siembra agora de su si-
miente , y el coriandro ó culantro y otras semejantes semillas,
anís, neldo, acelgas, bledos para el estío. Agora es bueno po-
ner estacas de granados: agora es bueno sembrar todas las pe-
pitas acedas; y agora es bueno de las endulzar en leche ó
aguamiel para sembrar. Dice Abencenif que los cidros y na-
ranjos y sus semejantes se tornan de acedos dulces si los jarre-
tan , y por medio del tronco de alto á bajo dan un barreno,
y le hinchen de azúcar, y que todos los ramos que nascieren
en el compás del barreno darán fruto dulce, y lo de alli á ba-
jo acedo. Agora se ponen muy bien las higueras en las tierras
templadas, qus en las calientes ante se deben haber puesto:
agora se enjeren bien los perales tardíos y manzanos, y se pue-
den sembrar las servas: agora es buen tiempo de comprar ga-
nado vacuno, porque aun no están gordos, para que engañe,
y aun de domar lo bravo, porque estando algo delgado no
sera tan duro de amansar. En este mes las abejas labran en la
flor y hoja nueva de los olmos y lechetrezna, y háceles mu-
cho daño: acórranlas con lo que arriba dije en su tractado, y
sahúmenlas, y limpíenlas; y agora aparejen los corchos para
enjambrar, porque cuando las enjambres salieren no se pier-
dan por mal aderezo. Es bien curar agora las vides enfermas
ó llagadas, como arriba se dijo, y se ponen bien ramos de sal-
via ; y en esta creciente se toman bien las animabas, de cone-
jos y otras semejantes, para hacer nuevos vivares y crias, ó
( 107 )
rehacer los viejos. Agora y en todo este mes visiten mucho
las colmenas por amor de las enjambres, que agora salen, y
no se pierdan, que las primeras son las mejores de todas: ago-
ra se ponen bien todas las plantas de los azufeifos.

Menguante de Marzo,

E n esta menguante se podan muy bien las viñas en las tier-


ras tardías, porque entonce tienen buena sazón, que no lloran
tanto, ni se hielan ni escaldan las yemas; y en ninguna ma*
ñera pase el podar desta menguante , porque ya las viñas apun-
tan y muy reciamente, y echan mucha rama; y cuando echan en
loque se corta pierden delfructo y fuerza. ¿Mas qué diré de los
que se dan tan mal cobro, que pasa todo el mes de Marzo
primero que metan la podadera en la viña ? sino que en los
tales se verifica aquel refrán, que la viña del ruin se poda en
Abril I . Mas soy de opinión y voto que sea temprano, que
no le vendrá tanto daño como si fuese muy tardío, porque
lloran mucho, y se echan las cepas á perder. Agora es bien jar-
retar las vides nuevas si es tierra tardía, que en las tempranas
por Hebrero se debe hacer. Agora se aran asimesmo las tier-
ras para que tengan buena sazón, y no crien yerba, para sembrar
pan ; y aun se tornan á arar las tierras para lino y cáñamo para que
en la creciente del mesmo mes se puedan sembrar en las tierras
frías y que riegan. Agora es muy buen cavar las viñas antes que
encomiencen á brotar, porque se hace con buena sazón y sin da-
ño de las yemas. Asimesmo agora es bien armar los parrales, y
atarlos, y enrodrigonar las vides nuevas. Agora en las tierras
frias es bueno echar alpechín no salado y aguado á las escavas
de las olivas, y á las que son estériles barrenarlas, como dije
arriba, y ponerlas sus cuñas de oliva bien tiestas. Esto se dijo
en el capítulo de las olivas en el libro tercero. Agora en las
tierras frias es bueno desmochar las olivas, y quitarles todo lo
que se les deben quitar; mondar las higueras, los morales y
granados, y árboles que tarde brotan. Agora se deben escardar
las huertas de todas yerbas y los panes, y ponerles mucha
guarda, porque'ya encomienzan á encañutar, que no los paz-
i Verdad es que las vinas que se podan tardías están mas seguras de
quemarse dei hielo. JEdic. de 1528 y siguientes.
(JOS)
can ni huellen; y esto se guarde de aquí adelante; y para que
á los granados no se les caiga la flor hacelles las medicinas que
enseñé en el libro tercero en el capítulo de los granados. En
esta menguante se trasieguen los vinos cuando hace frió, y se
sotierren, y se pongan en soterraños" si hasta aqui no lo han he-
cho. Si en Marzo riegan los almendros amargos con urinas de
personas, tornarse han dulces. Esto es para los árboles; mas
quien las almendras amargas quisiere tornar dulces higa desta
manera: pélenlas primero en un poco de agua caliente, como
suelen hacer las dulces para almendradas ó cualesquier otros
guisados, y échenlas en una vasija, y pónganlas en agua dulce,
en la cual estén nueve ó diez dias, mudándoles cada dia agua
fresca: en menos tiempo se endulzarán si es en agua que corre,
y para eso métanlas asi en un cesto, y pónganlas en un rau-
dal , que en tres dias se pararán dulces como las otras, y he-
chas leche muy tiernas; mas destas tales no se puede hacer
aceite sino nuégados y otros guisados.

ADICION.

También se multiplica en este mes el algarrobo por estacas, bar-


badas y simiente, y la pita por hijuelos como dijimos en el anterior*
Siémbrase también el arrayan, que puede igualmente sembrarse en
otoño cuando ya maduró su fruto. En las tierras frías y en las tem-
pladas se siembra el castaño de Indias, porque en las calientes será
tal vez mejor sembrarlo en o t o ñ o , y lo mismo sucede respecto de
la siembra de la catalpa, de la bignonia derecha, y de la palma de
dátiles. Siémbranse también los plátanos de oriente y occidente como
dijimos en el mes anterior, y deben cortarse entre dos tierras los ár-
boles enfermos para que arrojen brotes útiles en la primavera i n -
mediata; y esta operación se ejecutará, como dice Herrera, antes
que broten.
Pónense también en almáciga los olivos silvestres, según dejamos
dicho en Febrero. Trasplántanse los hijuelos barbados y los esque-
jes de las palmas, que es el mejor método de propagarlas para llegar
á. obtener frutos esquisitos. Plántanse de estaca los sauzes y otros
diferentes árboles, teniendo presente la observación que queda dicha
en el mes anterior; y en Marzo, generalmente hablando, se conclu-
ye la época para ingerir de púa y de corona, aunque en climas
fríos salen bien en A b r i l ; y deberá esperimentarse sí en él y en el an-
terior surten bien los de escudete, según parece persuadirlo la razón.
l a algarroba, téfltejts, anís, cominos y alcarabea, que en los
climas cálidos del mediodía se siembran al mismo tiempo que la bar-
rilla, y comunmente mezclados con ella para coger en un campo dos
cosechas en un a ñ o , se siembran desde mediados de este hasta mitad
del siguiente en los climas menos favorecidos del sol, para preservar-
los de los daños de las escarchas y frios tardíos. En la misma época
se siembra e l lino; advirtiendo que las siembras tempranas de él son
siempre las mejores, y que en el mediodía se ejecutan por o t o ñ o , y
los labradores cuidan mucho de limpiarlo en los dos meses anteriores
del morrituerto, y otras rabanizas que le perjudican mucho.
Siémbrase también en el reino de Valencia el arroz á mediados
del presente. En Marzo y Abril se sembrará el alpiste, cuidando espar-
cirlo claro, y que pueda regarse, á no ser que el clima sea húmedo
y fresco. Siémbranse también los guisantes como dijimos en Febrero;
y según los climas, y tomando las precauciones que cada uno exije,
pueden repetirse sus siembras en casi todos los meses del año. La bar-
rilla y salicor se siembran y se resiembran en este mes y en el si-
guiente en el mediodía, y con ellas el anís y demás simientes que
dejamos dicho; pero en los climas frios se siembran precisamente desde
Febrero hasta A b r i l , como dijimos en el mes anterior. Siémbrase tam-
bién ¡a gualda en tierra bien limpia, y preparada con dos vueltas de
arado, aunque en los climas frescos y húmedos debe prefer'use la
siembra de o t o ñ o , y lo mismo en los países cálidos, especialmente si
hay proporción de regarla.
Siémbranse los garbanzos desde principios de Marzo hasta p r i -
meros de A b r i l , aunque en los climas cálidos pueden sembrarse en
Febrero, y aun acaso en Enero como dice Herrera. E l apio se siem-
bra en el presente y en el inmediato A b r i l , y las alcaparras en este
y en el anterior, aunque mejor se multiplican por estaca. Ahora
también, y en los dos meses siguientes, se hacen siembras sucesivas
de las diferentes castas de c o l , aunque la llanta se siembra t a m -
bién en Agosto y Setiembre, en cuyo último mes puede sembrar-
se el bretón para ser trasplantado en el presente: siémbranse asi-
mismo las cebollas, que darán cebolletas en el verano y estío, y
s§ trasplantan las sembradas en otoño. Ahora se siembran también
en los climas templados la zanahoria y chirivía , el cilantro, el h i -
nojo c o m ú n , y el de Alemania, que es mejor sembrado en otoño.
Siémbranse de asiento las lechugas, la mostaza, el peregil y el mas-
tuerzo , que será bueno para llevar semilla , y en los países fríos la al-
falfa que producirá bastante bien, porque en los cálidos en otoño
requiere ser sembrada. Es todavía buen tiempo de sembrar los puer-
ros, el romero, la yerbabuena y la azedera, y libertándolos del frío
puédense también sembrar pepinos, cogombros, zandías, melones y
calabazas de asiento, y para trasplantar á su tiempo. Siémbranse de
asiento los espármgos, y también en eras para trasplantar, y prin-
cipian á cortarse los plantados en años anteriores. Siémbrase también
en este y en el siguiente Abril la deliciosa fresa, y en el presente
suelen trasplantarse las matas del semillero anterior; aunque esta ope-
ración surte mejor ejecutada en el otoño del mismo año , y se supri-
men también los vastagos inútiles de los fresales antiguos. En el
mediodía se siembran las judías, y eñ todas partes la inapreciable
patata, desparramándola muy clara, ó lo que es^ mejor en surcos,
que disten entre sí de ocho á diez dedos. También se plantan en
este y en el siguiente las raizes enteras de la misma patata proceden-
tes de siembra'de segundo a ñ o , y también las antiguas dividiéndo-
las en trozos diagonal ó trasversalmente, y no á lo largo de punta
á punta. Siémbrase el pimiento resguardando los semilleros de los
fríos, y en los paises mas cálidos se trasponen las plantas de las
siembras anteriores teniendo ya cuatro ó seis hojas, ó bien cuando
la planta se arrolla al dedo sin quebrarse, que es la prueba de los
murcianos, y sin caparles la raiz. También se siembra de asiento
la remolacha, y en este y en él anterior vuelven á plantarse las
matas que se arrancaron, y se destinan para dar semilla.
En los paises cálidos se tendrá dispuesto el terreno que ha de
servir para plantar la rubia, la cual por lo común se siembra en pri-
mavera , á pesar que se multiplica mas pronta y fácilmente por hijue-
los, acodo y división de sus raizes; operación que en dichos climas
podrá ejecutarse en el presente mes, y en el siguiente en los frios.
En los climas templados se levantan las tierras que llevaron al-
cacer, se preparan, y se siembran en este ó en el siguiente mes con
las cereales mayores, como son panizos, maíz y alcandía; y también
de melones, judías, chirivías y algunas otras semillas, que en climas
menos templados se siembran en primavera. Ahora, y desde media-
dos del anterior se darán en el mediodía las labores que en los paises
fríos se dan en primavera para destruir las malas yerbas: ahora y
aun hasta Mayo se escardan los campos y se arrejacan los sem-
brados en los días convenientes, con tal que no hayan encañado las
mieses. Ahora se dará una entrecava ligera á los azafranales en los
paises cálidos, la misma que en los frios debe darse en primavera.
Desde últimos de Marzo principia la vid á desplegar sus brotes
en los paires cálidos de la península, y desde esta época es preciso
hacer la guerra al pulgón y al gorgojo de la vid , que la atacan ape-
nas principia á brotar, con los ardides que se describen en las páginas
420 y 426 del tomo primero, y con los mismos se persecruirá al es-
carabajuelo, que suelen llamar picota ¡picotillo y espejuelo , y tam-
bién al atelabo carmesí. El gusano ó larva del escarabajo de la vid
principia á hacer sus estragos en las raizes apenas llega á despertarlo
el calor de la primavera, y- en esta época conviene perseguirlo sin
(in)
dejarlo tampoco mas adelante cuando ya se convirtió en e?caraba)o;
porque ni aun entonces pierde su maléfico instinto de dañar la v i d , y
casi todos los frutales, y aun los sauces y los chopos, según se dice
en las páginas 427 y 428 del citado tomo. Ahora y en Abril hermosea
los campos y los jardines con su flor el azafrán de primavera, y ahora
se trasplantan los rosales en los climas frios para que á su tiempo aro-
maticen la atmosfera con las rosas, y en este mes se podan los brotes
de un año de los rosales de todas lunas: ahora se multiplica la yerba-
buena, como se dijo en el mes anterior, y se plantan ¡as estaquillas de
la batata de Málaga, como se describe en la página 231 del tomo ter-
cero. Ahora se cortan las cañas en los climas frios, si no se cortaron
ya en los meses anteriores; ahora se trasplantan los espárragos de los
semilleros, especialmente en países frios, y ahora también ;e planta la
raiz de la pataca si no se plantó ya en alguno de los cuatro meses
pr ecedentes.
Desde últimos de este mes hasta fines de Abril emprenden los
merinos su marcha desde Estremadura, Andaluzía & c . á las mon-
tañas de Segovia, Avila , Burgos, Soria, tierra de S. Pedro Manrique,
partido de Cuenca, de Albarracin, montañas de León & c .
A principios de este, ó fines del antecedente principia la gansa
su postura.
Desde principios de este mes entran las yeguas en zelo, especial-
mente en nuestras provincias meridionales, y por lo regular en todo
él se efectúa el parto del mayor número de las yeguas»
Los secretos que el autor propone para endulzar los frutos de los
árboles de agrio, volviéndolos de agrios dulzes, es una de las pre-
ocupaciones copiadas del sabio moro que cita, y queda combatida en
su debido lugar: lo mismo debe decirse del método de tornar los a l -
mendros amargos en dulzes. Z -

Mes de Abril creciente.

E n este mes mejor que en otro ninguno se plantan las estacas


de morales, arraihanes y granados, y bojes donde ios usan poner
en los jardines, que son plantas muy graciosas á la vista, que
parescen arraihanes. Asimesmo en la tierra fresca , y donde se
pueden bien regar, se plantan bien las estacas nuevas de olivas
y nuevos barbados. Siémbranse bien las mielgas en tierras fres-
cas. Agora se enjeren bien las olivas de coronilla. Agora se
siembran bien muchas hortalizas, principalmente colino, me-
lones, cogombros, pepinos, puerros, alcaparras, cebolletas,
coriandro, calabazas, yerbabuena, apio, lechugas y otras se-
mejantes, que como dije las hortalizas ó las mas aellas en todo
tiempo se pueden sembrar. Digo dende Enero hasta Agosto
donde se pueden bien regar. Agora se siembran bien los azu-
feifos de estacas ó barbados en las tierras calientes, que en las
frias aun por Mayo se pueden poner. En este mes se pueden
enjerir los duraznos y priscos de escudete; y aun si es tierra
caliente se enjeren bien los cidros y naranjos, y los árboles de
su generación: es su enjerir de escudete; y aun las higueras si
están en tierra caliente y seca agora se enjeren de escudete %
Agora se pueden enjerir los servales, y aun por Mayo. Agora
se pueden enjerir los servales en ellos. En este mes nacen los
becerros, y si hay poca yerba den bien de comer á las madres;
y en estos tiempos por el mes de Marzo, agora sea creciente,
agora menguante, pongan mucha diligencia en velar que las
enjambres no se vayan; y en este tiempo es bueno buscarlas
en los montes en lo hueco de. los árboles: agora han de guar-
dar las abejas y colmenas de las mariposas, poniendo las lum-
bres que dije en el libro quinto que hablan de poner á jas
tardes entre las colmenas, y matar las mariposas, que agora
hay muchas con las muchas malvas y muy viciosas. Si en esta
creciente se empreñaren las ovejas y cabras, parirán muy tem-
prano, y estarán los corderos grandes y recios cuando vinie-
ren los frios del invierno. Agora en las tierras frias es buen
echar de gallinas; y bien que desde el mes de Enero hasta el
otoño se sacan bien pollos: hasta Abril ó Mayo son los mejo-
res, que á los del. estío mucho les suele perseguir la ceguera,
y hinchárseles las cabezas, y muérense mucho al invierno.
Agora se enjeren bien los morales y azufeifos.

Menguante de Abril.

Agora es bien arar las tierras gruesas y húmidas en los luga-


res calientes, porque en este mes suele llover mucho, y se
pueden romper ligeramente, y estando aradas el sol las pene-
trará, y enjugará dellas la humidad dañosa, y aun agora se
pueden cavar las viñas; mas anden ios cavadores con mucho

^ i Mas todo esto se hace mejor por Mayo y Junio. Edtc, de 1 5 2 8 y


siguientes.
, ("3)
tiento que salen ya las yemas muy recio. Agora en las tierras
calientes se trasquilan bien las ovejas. Dende aqui adelante en
las tierras calientes y secas han de encomenzar á regar los pa-
nes que se riegan, y los árboles y huertas por Marzo. Asimis-
mo agora limpian las colmenas otra vez de muchas sabandijas
y arañas que se acogen á ellas, y siempre estén bien embarra-
das, que no tengan agujero en el cuerpo*, porque dicen que
nunca sube la obra mas de donde están algunos agujeros. En
las tierras calientes es bien en esta menguante cobrir los árbo-
les, digo las escavas, y lo mismo á las vides.

ADICION.

En este mes y en el siguiente deben recogerse las semillas del o l -


mo ó álamo negro, que enjutas se sembrarán al instante. Siémbrase
la bignonia derecha en los mismos, y también la catalpa, las cua-
les, como queda dicho, pueden sembrarse en los países cálidos en
los dos meses anteriores, y también en el otoño. En este mismo se
levantarán las tierras que llevaron alcacer, se prepararán y sembra-
rán con las cereales mayores, como son el maiz, panizos & c . con j u -
d í a s , melones, chirivías, cáñamos & c . : se escardarán los campos ú
las mieses no han encañado ^ y se quitará con mucho cuidado la ba-
llueca que haya escapado á las escardas anteriores, para que con su
semilla no inficione los campos en el siguiente a ñ o ; y otro tanto se
hará con los cardos y otras malas yerbas que jamas debe permi-
tirse lleguen á perfeccionar su semilla. E l mijo, el panizo negro, el
maiz, el c á ñ a m o , las judías y el trigo negro, las berengenas, los
pepinos, cogombros, melones, calabazas y zandías, que temen bas-
tante los frios y escarchas, se siembran en este mes y en el siguien-
te ; aunque según queda dicho, en los climas cálidos pueden sem-
brarse en el anterior, y siempre en tierras de regadío, á no ser que
el clima sea muy h ú m e d o , como sucede en Asturias y montañas de
Santander & c . Con las judías convendrá sembrar maiz, sobre el que
se enramarán, consiguiéndose asi dos frutos. También se acostum-
bra á hacer algunas siembras de guisantes t a r d í o s , que podrán dar
una mediana cosecha si se cuidan debidamente y se siembran en s i -
tios en que los soles de verano no los asuren. En los países frescos
se cojen guisantes verdes desde últimos de Abril hasta principios de
Junio, pues en los cálidos se principian á cojer desde últimos de
Febrero.
En la Mancha se siembran también en este mes el salicor y la
barrilla. SIémbranse el apio, los ajenjos, y se plantan sus hijuelos, los
TOMO I V . P
(no
cardos de comer, las diferentes castas de coles, y ya desde ahora
principia á comerse la llanta, procedente de las siembras ejecutadas
en Agosto y Setiembre del año anterior, y trasplantadas en Octubre.
Trasplántanse las calabazas, melones, zandías & c . á los ocho ó diez
dias de nacidos, cuidando preservarlas de la acción directa del sol
en los tres ó cuatro primeros dias del trasplante.
Siémbranse también las cebollas de asiento que darán cebolletas
tardías, y del mismo modo se siembra también la lechuga y el mas-
tuerzo, del cual se hacen siembras sucesivas desde Octubre hasta
fines del presente. Para sembrar la berengena es inútil la prepararon
que el autor aconseja. Se preferirá' la semilla añeja de tres ó
cuatro años para la siembra de pepinos, cogombros y melones , por-
que asi resultan matas mas fructíferas. Siémbranse también el p e r é -
g i l , los espárragos, la espinaca, la fresa, la remolacha y la berdola-
ga, y asimismo las diferentes castas de judías desde mediados de es-
te hasta primeros de Agosto (véase pág. 244, tomo 3.0) en los p a í -
ses templados, porque en los calientes se ejecutan las siembras des-;
de mitad de Febrero hasta últimos de Junio; porque mas tardías se
espone á que perezcan sus frutos por las escarchas tempranas. Siém-
branse también en este mes, en el siguiente y en otoño casi todas
las semillas de prados; y estos se abonarán apenas principie á brotar
la yerba.
En este mes y en los dos siguientes se forman los conos con las
hojas de las palmeras machos y de las hembras que no dieron fruto.
Hasta fines de este puede injertarse de corona , y se prosigue la ope-
ración de escudete hasta el otoño. En este se multiplica la rubia del
modo que queda dicho en el anterior. Se trasplantan los puerros ape-
nas tienen el grueso de una pluma de escribir, las berengeaas, aten-
dida la época en que nacieron, los hijuelos de la yerbabuena, la ace-
dera que estaba en semilleros, y se plantan las raizes de la batata y
de la patata, y se suprimen los vastagos inútiles de la fresa si ya no
se hizo en el mes anterior.
Ahora ofrecerá el campo pasto abundante para el ganado en las
avenas descolladas, amarillenta, loca, erizadita, corta y áspera, y
á fines de este recoge el labrador del mediodía el fruto de sus afa-
nes empleado en el lino. En este y en el siguiente mes es el
tiempo principal de hacer la guerra al cuquillo, que tanto daña á la
v i d , cazándolo con la descucadora (véase pág. 424, tomo 1.0), y
también la rosquilla que de él resulta; y ahora también podrá ha-
cerse la.guerra á la oruga del atelabo verde que ataca las yemas de
la v i d , aunque el tiempo mas oportuno es Junio y Julio, época en
que simienta, y del modo que se dice en la espresada página del
primer tomo de esta obra. i .
( U S )

Mayo creciente.

E ,¡n este mes en las tierras frías y tardías se siembra bien el


mijo y panizo y arvejas. Agora en las tierras tempranas y ca-
lientes se enjeren de escudete los duraznos y priscos, albarco-
ques, almendros, naranjos, cidros, limones y sus semejantes.
Pueden asimismo en las tierras calientes enjerir las higueras de
escudete, mayormente las que llevan bebras, que son mas tem-
pranas. Agora se pueden sembrar asimesmo melones, cogom-
bros, pepinos, calabazas, cardos, rábanos, lechugas; trasponer
puerros en los sulcos si se riegan: siembran verdolagas, las
cuales aunque las siembren en cualquier tiempo no nacen sino
en tiempo caliente. Asimesmo se siembran berzas de cualquier
generación que sean; y si quisieren hacer que las granadas se
hagan grandes en una vasija, como dije en el capítulo de los
granados, agora se tiene de hacer. Agora también se tienen de
matar las mariposas que van á las colmenas. Agora en las tier-
ras tempranas se pueden enjerir las olivas de escudete, y en
las tierras frias cobrir las cepas y árboles que están en escava,
si antes no se ha hecho. Agora es el mejor poner de pepitas
acedas, que sea en todo el año, mayormente si es en tierras
frescas, que nascerán mas presto y crescen mejor, y no tienen
tanto peligro de hielos, ó poco, ó á lo menos quieren tierra
muy estercolada y podrida, y abundancia de agua 1: aun agora
es bueno en las tierras calientes juntar los cabrones y morue-
cos con las hembras para que se empreñen, y vendrán á parir
á buen tiempo.
Mayo menguante.

Agora es buen tiempo para deslechugar las viñas, quitándo-


las, como se dijo en el segundo libro, todo aquello que chupa
y destruye la cepa, y hace daño, y no da fruto, y aun el pol-
vo que se levanta comienza á hacer provecho; y en las tierras
frias es bueno arar agora las tierras gruesas, y húmidas cuando
hace sol, porque la yerba toda peresca; y agora es buen tiem-

i Y antes que las siembren estén en sus naranjas, que por estar mas
tiernas nacen mas presto. JE Me. de i ¿ 28 y siguientes.
C"6) . . 1.
po de castrar los becerros, mayormente si es tierra fría, cochi-
nos, corderos, y de tresquilar las ovejas, y matar los vasillos
donde se crian los tábanos. En este mes aun en las tierras tar-
días se mondan bien las olivas 1: en este mes deben regar los
árboles que se suelen regar de aquí adelante. Agora se guar-
dan bien las rosas, como he dicho, para que las haya en otro
tiempo cuando ellas no son naturales, y se pueden cocer los la-
drillos y tejas, porque los que agora-se hacen son muy singulares.
Agora es bueno derrocar los altramuces que se sembraron para
estercolar la tierra. Agora, es bueno arar las huertas para lo que
se ha de sembrar en el otoño. Agora en las tierras calientes y
tempranas es de segar el heno ante que se para seco; y si es
tierra fria y tardía agora lo dejen de regar, y aun en las tierras
bien tempranas si están buenas las cebadas las siegan, porque si
mucho se secan, cáese mucha grana; mas no es talla cebada co-
mo la que se siega muy enjuta y bien sazonada. Agora y aun
en parte de Abril se han de visitar mucho las viñas, porque
en este tiempo se cria mucho pulgón,, mayormente en los lu-
gares viciosos donde hay humidad sobrada, y no coge aire»

ADICION.

En este mes se receje y siembra la simiente del olmo como di-


jimos en el mes anterior, cubriéndola apenas con una capa ligerísi-
ma de mantillo. En Mayo florece el acebuche en los climas cálidos
de la península, y á mediados del mismo se comen ya en Madrid
los albaricoques valencianos. Si el labrador quiere coger buenos d á -
tiles ahora debe ataeonar bien las palmas hembras con el polvillo
fecundante de los machos que se hallan en todo su vigor algunos ya
desde ABril, del mismo modo que sucede en el palmito. En los mis-
mos paises de las palmas, después de cogida la cosecha del trigo y
d é l a cebada, asistiendo el riego se levanta la tierra que las llevó, se
prepara y siembra con maíz, panizo, judíasj melones, chlrivías,
cáñamos y demás semillas que dijimos en el mes anterior, al paso
que en los paises muy fríos podrán escardarse aun las cereales: para
trillar estas deben prepararse las eras con bastante anticipación, es
decir en A b r i l , M a y o , Junio y Julio, según los climas. En los pai-
ses templados sigue la siembra del cáñamo y del maíz, y también la
cogida de los guisantes verdes, dejando para simiente los de la p r i -

Ma s y© antes lo querría tener hecho. Edic, de j ¿ z S y siguientes*


mera y segunaa cua)a, y suprimiendo la flor de la tercera. Aun rin-
de bien la siembra hecha en este mes del alforjón ó trigo negro; y
en los paises meridionales se cortan en este mes las sosas prima, ne-
gra y azuleja, y se arrancan la gazula y la yerba berruguera para
quemarse á su tiempo.
En este mes se prosigue haciendo la guerra al cuquillo de la
•vid , como dijimos en el anterior, y en los climas templados podrán
descortezarse las cepas para destruir los huevos que en ellas depositan.
Siémbranse también en Mayo las diferentes castas de coles, y
se trasplantan las que se sembraron en los meses anteriores.
Ahora es el tiempo oportuno de sembrar el hinojo de Florencia,
que emblanquecido como el apio puede comerse desde Octubre
hasta Enero. Siémbranse también de asiento las lechugas y las esca-
rolas, las cuales suelen sembrarse desde Mayo hasta fines de Setiem-
bre. Aun se siembran las berengenas, el peregil, las diferentes castas
de judías, y la remolacha. Trasplántanse las berengenas, los pimien-
tos y tomates de las siembras anteriores, la azedera, losvástagos, ó
mas bien los renuevos de la fresa, cuyo fruto madura-en este mes.
Plántase también la patata , los esquejes de batata y los hijuelos de
la yerbabuena, y se prosigue disfrutando de los espárragos.
A mediados de este se castrarán las colmenas viejas y las que
tengan polilla. En este tiempo puédense formar enjambres artificia-
les; y es menester visitar los nuevos para ver si son laboriosos, y si
están bien provistos ó indigentes. En este mismo mes debe quitarse
á las ánades la pluma del modo que queda dicho en la p á g . 3 3 J
del libro v . Z .

Junio creciente.

A nn en Junio en las tierras frías pueden bien sembrar mijo


y panizo. Agora se pueden enjerir de escudete todos los ár-
boles que tienen gruesa corteza, y correosa y sustanciosa, co-
mo son higueras, olivas, naranjos, cidros, laureles, almendros
y los semejantes, que son muchos y de muchas maneras, y se
enjeren bien ciruelos en almendros, y los duraznos y otros ár-
boles de la mesma manera. Agora se siembran bien las borra-
jas para que sean tempranas, y berzas y otras hortalizas donde
se pueden bien regar. Agora quien quisiere acorvar los ramos
de los granados para que se hagan ellas grandes, como dije en
esta otra creciente de Mayo, lo pueden hacer bien. En este
mes se han de castrar las colmenas, mas muy mejor es en men-
guante; y aun agora en algunas partes, mayormente en las
(.i8)
tierras tardías, salen nuevas enjambres. Tenga siempre el col-
menero-buena diligencia que no se pierdan. .
Jimio menguante.

E n esta menguante quiten el agua á las higueras que llevan


fruto, y se suelen regar, y madurará presto, y serán mejores
los higos que si se regasen x. Agora han de hacer y aparejar las
eras para trillar, como se dijo en el libro primero: ya es tiem-
po de segar las cebadas, y luego en las tierras calientes y tem-
pranas el trigo toma sazón para segarse; y las habas y garban-
zos y otras legumbres que están secas se cogen bien. Agora
si la tierra está blanda, que haya algo llovido, se pueden re-
correr las viñas del azada, para mollirlas y matar la yerba, ma-
yormente en las tierras trias, y pueden arar las tierras para pan
en los lugares tardíos y frios, y aun en los árboles que ma-
duran tarde su fruta. Si la tienen demasiada, es bien entresa^
caries alguna donde está mas espesa, para que la que quedare
cresca mas, y hacerse há mejor lo que quedare, y no enveje-
cerá el árbol tan'presto: esto se hace muy bien en los perales,
manzanos, duraznos y sus semejantes. En los que maduran
temprano no es necesario, porque aun la tierra tiene humidad
y virtud para darles sustancia y mantenimiento; y si hobie-
ren de hacerlo ha de ser mas temprano: esto se entiende que
es mas necesario y provechoso donde los árboles no se riegan
que donde los acostumbran regar. Agora en las tierras frias es
bien castrar los becerros, los chivos y corderos. Agora se riegan
bien los prados en las tierras frias, y se arrincan linos y cáña-
mos, y agora se han de castrar las colmenas; y si la colmena
está de sazón para castrar, muy mejor es en menguante que
en creciente, porque se hace con menor daño de la colmena
y con mucha mejoría de la miel; y en las tierras frias agora se
pueden tresquilar bien las ovejas, y será muy mejor la lana
por ser mas sudada.

i ^ Mas yo no lo quitaría sí se ha regado hasta allí, porque pienso que


se añublarán los higos, y cada cosa se conserva con lo que se crió. Edic.
de 1 5 2 8 y siguientes.
(ii9)
ADICION.

Fn los climas templados se halla cargado de flor el acebuclie en


Tunio , y en el mismo ostentan su sabroso fruto ya maduro los a l -
baricoques de Toledo. Desde Junio hasta Setiembre se harán inci-
siones en los tallos de la charneca para que de ellos fluya su resi-
na, y en el mismo tiempo podrán echarse los injertos de canutillo;
y los de ojo velando ó al vivir desde ahora hasta últimos de Julio.
A fines de este se recejen comunmente las lentejas, y siempre por
las mañanas y antes que se abran las tabillas: cójense también en el
mediodía de la Península en la misma época, el anís, los cominos y
alcarabea, estando todavía algo zerolla su simiente, porque si ma-
duró ya del todo se cae mucha con el arranque.
En este tiempo hay quien siembra los cáñamos tardíos: arrán-
canse las cebollas del azafrán que tienen ya tres años, y se siem-
bran en el mediociia las judías y maizes tardíos: cójense los guisan-
tales^ que se destinaron únicamente para semilla, á fines de este y
por Julio, y en las mismas épocas se cortan las hojas de la yerba-
pastel ; se recoje la barrilla borde cuando principia á florecsr , y
del mismo modo la pinchuda, la llamada carambillo ó tarrico, la
sisallo, y en algunos países las sosas prima, negra, azuleja y la gal-
zula. También se siembra en este mes el trigo negro ó alforjón , el
polígono de Tartaria, que resiste mas los frios que el anterior; y
aunque tarde, siémbranse también los panizos y alcandías, y algu-
nas castas de habichuelas. Siémbrase Igualmente el hinojo de Floren-
cia, la escarola, los pepinos y cogombros que apetecen la humedad,
y requieren regadío.
Trasplántanse los apios, cuya siembra se ejecuta, según dijimos,
en Marzo y A b r i l , y lo mismo se practica cada quince días con las
berzas y berengenas que se sembraron en los meses anteriores. Tras-
pónense Igualmente los puerros como queda dicho, los vastagos en-
raizados de la fresa, y también los pimientos en los países mas frios.
Ahora se injertan los rosales de ojo velando sobre patrón de mos-
queta y escaramujo: se plantan, los esquejes de batata, y los t u b é r -
culos de las chufas en terrenos frescos, areniscos, bien labrados, y
que puedan tener riego: ahora y en el siguiente mes se recoge la se-
milla de la acedera, y á la patata se le quitan los tubérculos mas
gordos para que engruesen los que quedan, práctica que se reco-
mienda como útil en las páginas 252 y 253 del tomo 3.0 de esta
©bra.
Ahora deben perseguirse los revoltones ó revolvedores que tanto
dañan la v i d , los cuales se hallan en estado de mariposa desde
principio ó mitad de este hasta primeros ó mitad de Agosto; y la
(120 )
misma guerra se hará contra la polilla de la ova. Desde este mes has-
ta bien entrado Julio se recogerán y abrasarán irremisiblemente las
hojas, de la vid marchitas ó secas ya, para destruir con ellas el ate-
labo verde. En los paises cálidos y terrenos secos no deben despun-
tarse los pámpanos de la vid, ni tampoco en el tiempo de la castra 6
deslechugado, porque asi perdería demasiados jugos, y en caso de
despuntarse los sarmientos sea después de haber adquirido todo su
grosor la uva. X.
Julio creciente y menguante.

E n este mes de Julio no hay tanto que hacer en el campo


como en los otros, digo de avisar, porque en él las obras son
de tal calidad que ellas se muestran lo que ha de hacer en
ellas, y lo principal es que en este mes en las tierras tardías
se acaba la cosecha de los panes, y esto mejor es en menguan-
te, y aun las obras deste mes por ser las mas en coger los pa-
nes , mas son obras de menguante, pudiéndose hacer, porque
mas se conserva en este mes. Si las viñas son en tierras calien-
tes y secas han de cobrir las cepas, porque no las seque el sol.
Agora se siembran bien los nabos, zanahorias, y aun berzas
para el invierno, y cebollas y otras hortalizas; y aun agora si
la tierra es fria s^ pueden enjerir bien árboles de escudete.
Agora es bien sacar la grama, que la que agora se corta no
torna asi á renascer, y lo mismo los heléchos. Agora deben
procurar que en las viñas haya polvo, porque les hace mucho
provecho, lo cual se hará bien mulléndoles la tierra al pie á
las mañanas y tardes, y con ello cresce la uva, y madura mas
presto 1; y aun si donde hay árboles que no se riegan ó vides
se abre la tierra con la sequedad del tiempo, es bien remollir-
lo, porque por aquellas honduras no entre el sol á las raices
de las plantas, que las escalda y seca, mayormente en los ar-
bolecicos nuevos, y sarmientos, y viñas nuevas. Agora es bue-
no, ó el mes antes, que los toros salten las vacas, para que
vengan á parir á buen tiempo; y aun agora se pueden poner
estacas de cidros y limones si los riegan^bien; y aim agora si
hay algunos árboles frutíferos en las tierras donde han segado
panes, y estaban en escava, aun agora es bien cobrirlos, por-

i Mayormente en tierras húmedas. Edic. de r ¿ i ¿ y siguientes.


( " I )
que ante lo sembrado les cobria las raices. En estos meses pue-
den juntar las ovejas y cabras con los machos para que se em-
preñen; mas esto sea donde paseen en tierras calientes y de
mucha yerba; mas para en cualquier lugar llevan mucha ven-
taja los corderos y chivos que nascen temprano, asi para ser
muy buenos, como para no ser tan peligrosos de morirse. Ago-
ra las frutas tardías, que maduran en el otoño, deben entre-
sacarlas si el árbol tiene muchas. Agora están buenas las al-
mendras de coger y de buena sazón; y en principio de este
mes se siegan los prados de heno en las tierras algo tardías; y
agora es bien sembrar la mostaza, y de traer los puercos y
otros ganados en los rastrojos para comer la espiga perdida.

ADICION.

Sí el año ha sido bueno, y el labrador no ha tenido pereza, y


ha ejecutado con inteligencia las labores en los meses precedentes, ve-
rá ya colmada gran parte de sus deseos en el presente. En él seguirá
haciendo incisiones á la charneca, como dijimos en el anterior, i n -
jertando de canutillo y también de ojo al v i v i r , y disfrutando de la
esquisita fresa; recogerá los garbanzales, la flor del alazor ó azafrán
romí, que proseguirá colectando hasta Setiembre; segará el alpiste
apenas madure, porque si se descuida y está muy seco perderá la
mayor parte en la recolección: cogerá la semilla del anís, cilantro,
cominos y alcarabea que se hallaren en estado, con la prevención he-
cha en el mes anterior; recogerá también los guisantales, la gualda,
la simiente de mostaza y de acedera; y en los países calientes las
judías y los pimientos para secarlos y molerlos á su tiempo; y á
principios de este podrá aun cortar las hojas de la yerbapastel, y á
mediados podrá ya comer melones maduros en los climas cálidos.
En este mes cortará para quemar á su debido tiempo las matas
de las barrillas tamojo, carambillo, zagua, escobilla, borde, p i n -
chuda, sisallo, la mata, matilla, y la sargadilla; las sosas negra,
prima, azuleja; la gazula, elalgazul, la escarchada, la patilla, y los
armuelles saladilla y piqueres. A fines de este desplega sus flores el
maíz, yes necesario no cortarle la panoja de arriba donde están las
flores machos hasta que se haya hecho la fecundación, sin la cual
no llevarán fruto las hembras: ahora también principia á florecer el
salicor, que prosigue echando flores hasta Setiembre , y ahora tam-
bién se regará la barrilla si hubiese necesidad y agua ; y ahora se
arracarán las cebollas del azafrán, como se dijo en el mes anterior.
Trasplántanse también el apio y el colino, según queda dicho,
| TOMO I V . Q
( 122 ) ,
en los dos meses anteriores: se plantan á primeros de este los tubér-
culos de las chufas y los esquejes de la batata: límpianse los fresales
de los vastagos inútiles; cójense los tubérculos mas gordos de la pa-
tata, como queda dicho, en Junio, y ahora principian ya á coger-
se las mas tempranas. En los paises mas frios todavía se trasplantan
los pimientos.
Siembranse los guisantes con las debidas precauciones para que
los calores no los sofoquen: cada quince dias se repetirá una siembra
de escarola, y lo mismo de los nabos largos que se siembran de
asiento desde Julio hasta Setiembre, y se disfrutan sus raizes desde
Noviembre hasta Marzo, y en Julio también se sembrará el perejil.
En los paises cálidos se plantan en Junio, Julio y Agosto los ajos,
para comerlos tiernos en otoño 4 invierno.
Las labores dadas en tiempo de calor, como también las que se
dan en estación muy fria, destruyen las malas yerbas; pero las au-
xiliares no se darán en Julio, á no ser que inmediatamente se rie-
gue , porque de lo contrario padecen mucho las raizes. Por este mo-
tivo se dará una cava ó reja profunda en este mes ó en el siguiente al
terreno ya laboreado dé antemano que se destina para viña para que
queden destruidas las raizes de las malas yerbñs.
Proseguirase en Julio haciendo la guerra al atelabo verde y á los
revoltones, como se dijo en el anterior. X .

Agosto.

.A si serán las obras de Agosto cuasi como las de Julio, por


ser ellos muy semejantes. En este mes es bueno buscar agua
para hacer pozos, porque no habiendo llovido y con la gran-
de secura de los soles y tiempo caliente, donde agora hallaren
agua de creer es que será continua todo el año. Ya dije de
qué manera la hablan de buscar en el libro cuarto. Agora es
bueno quemar las tierras ó para pan ó para pasto, y echar el
estiércol en las tierras de pan, y tornar á arar las tierras si tie-
nen sazón, y cobrir el estiércol para que á la sementera esté
muy bueno. Agora se han de sembrar los altramuces, y en
habiendo llovido se siembran los nabos para tardíos, y es bue-
no sembrar los rábanos y coles tardías. Enfindeste mes se co-
ge la simiente de las mielgas, que entonce tiene sazón para
sembrar después. Agora si la tierra es húmida han de deshojar
ks vides para que los racimos se asollen, y si es seca cúbran-
los, porque no se sequen: aun agora en las tierras tardías se
pueden enjerir de escudete perales, naranjos y otros árboles.
En e?te mes se pierde mucho la grama y heléchos si con los
calores lo aran y sacan. Agora se hacen las paseras de los hi-
gos^ duraznos, priscos, ciruelas; y es bien agora en toda tier-
ra, mayormente en la temprana, aparejar para la vendimia las
cosas necesarias, que esté todo á punto. Agora ansimismo hay
unos moscarrones que persiguen mucho á las abejas, procure
el colmenero matarlos. Agora en las tierras húmidas se han de
alzar las varas de las vides para que no pudran la uva.

ADICION.
Los almendros se trasplantan en o t o ñ o , y principalmente en el
presente mes, porque surte muy mal la trasplantación de primavera:
ahora también se plantan los sauces, y las higueras con preferencia
á la época de primavera; y en general debe saberse que todo árbol
debe plantarse apenas cesa, ó está ya muy entorpecida su vejeta-
cion. En otoño se amisionan los árboles de agrio para que vejeten
con mas vigor, y para preservar sus raizes del frío , y algunos acon-
sejan que esto mismo puede hacerse en primavera: en la propia
época se acodan los cipreses, y ahora principalmente se cortan las
puntas de los brotes nuevos y falsos tallos del prisco, que se presen-
tan como erizados.
Siémbranse ahora los fresnos, aunque también surten bien las
siembras de Febrero y Marzo, y lo mismo debe entenderse de los
aceres; mas el acebo requiere sembrarse en otoño. En los países ca-
lientes se sembrarán los dátiles de la palma, y si se quiere también
los del palmito, que á la sazón se hallan ya bien maduros, y lo
mismo las castañas de Indias, la catalpa y bignonia derecha.
Ahora maduran las castañas del pais, que no deben cogerse á
vareo. En este mes se cogen también las nuezes, y antes que hiele se
cogerán las frutas tardías ó invernizas, como peras, manzanas, mem-
brillos y nísperos; y ahora también en los países mas cálidos regala
ya en abundancia sus sabrosos frutos el melancólico chirimoyo; y en
este y en el anterior da la palta en Valencia sus desiguales, negras é
insípidas frutas.
En Octubre principaimente se halla en flor el azafrán, y por
consiguiente se cosecha en este mismo, prefiriendo los dias serenos
para recoger las flores, que no se dejarán recalentar antes de despinzar-
las, y al tostar sus hebrillas, se cuidará que ni se quemen ni se ahu-
men. En este y en el siguiente se arrancan los rubiales, y al mismo
tiempo se multiplican perfectamente por división de raizes; pues
que la multiplicación por hijuelos y acodos se ejecuta en primavera,
(124)
como queda dicho. En este mismo mes y en el siguiente conviene
trasponer las plantas de la misma rubia al segundo año de nacidas.
En todo el o t o ñ o , invierno y hasta principios de primavera se m u l -
tiplica la pita por sus hijuelos. Plántanse los ajos en este mes y en
el siguiente, sí bien se plantan para tardíos en Diciembre y princi-
pios de Enero; y para comerlos tiernos en otoño é invierno, en el
mediodía se plantan también en Junio, Julio y Agosto: el cardo se
aporca desde fines de Octubre hasta mediados de Diciembre, é igual
operación se ejecuta con el. apio y con los puerros desde mediados
del presente en adelante. También se plantan los esquejes de ajenjos,
los hijuelos barbados de la yerbabuena , se divide y planta la ace-
dera, se trasplantan las matas de los semilleros de la fresa, y se
plantan sus hijuelos y los renuevos de sus vastagos, operación que
puede hacerse también en Febrero y Marzo. Trasplántase la llanta
que se sembró en Agosto y Setiembre , y asi servirán sus matas en
primavera. Plántanse en Octubre y Noviembre las cebollas siempre-
vivas , y en los mismos pueden repetirse siembras de otras castas de
cebollas, como dicho queda en el-anterior.
En este y en el siguiente se plantan los rosales mejor que por
Febrero, los cuales se multiplican por hijuelos, acodo, tallos, i n -
jerto y simiente, aunque el modo mas fácil es por acodo y tallos,
y el mas fácil y pronto por hijuelos. Ahora se trasplantan con buen
éxito de los semilleros las escarolas y lechugas; y en los paises frios
y húmedos convendrá deshojar en parte los sarmientos de la vid,
para que llegue á perfecta madurez su fruto; pero debe saberse que
fuera de este caso perjudica á la vid el deshojamiento aun después
de vendimiado el fruto.
En Octubre se coge la mayor parte de la cosecha de los algodo-
nales de segundo a ñ o ; los tubérculos de la chufa se hallan en sazón
ya de arrancarse, cómo también la raiz de la patata, las panojas del
maiz tardío en los paises meridionales, y en los menos cálidos el
que sembró en Mayo. Ahora se hace la última recolección del p i -
miento que se ha de pulverizar, de la simiente de la barrilla que
debe conservarse con el esmero que se dice en la pág 241 del tomo 1.0,
y también del salicor. Ahora principia á madurar el hinojo de F l o -
rencia , cuyos tallos tiernos se' disfrutan hasta Enero, y desde me-
diados de Octubre hasta últimos de Noviembre se arranca la raiz
de la apreciable batata. Desde fines del presente ó principios de No-
viembre se comienza á recoger las hojas de la espinaca, tanto de la
común como de la inerme ó flamenca, que tiene el fruto sin espinas.
Ah ora se siembran de asiento la remolacha, verdolaga, zanaho-
rias y chirivías, la alfalfa y el mastuerzo; los rábanos gordos y
tiernos, y también el rusticano; las habas, que en los paises muy
frios se siembran mejor por Febrero y Marzo, é igual regla debe'se-
guirse respecto de los guisantes; la simiente del salicor y de la bar-
rilla en las provincias meridionales se esparcen sobre la tierra desde
el presente hasta Marzo, sí bien se aprecian mas las siembras tem-
pranas ; en la Mancha suelen sembrarse por Febrero, Marzo y aun
en A b r i l . Los cominos, anís, alcarabea y adormidera siémbranse
muy bien en el presente en los países meridionales, como también
el l i n o , que en los climas fríos suele sembrarse desde principios de
Marzo hasta mediados de A b r i l , que es cabalmente la época en que
se coge su cosecha en los países cálidos. Ahora es tiempo oportuno
de sembrar los trigos, cebadas, centenos y aun la avena , sobre cuyo
asunto convendrá consultar lo que se dice en las páginas 6o y 61 del
tomo 1.0
Generalmente hablando son muy preciosas las labores de otoño
en nuestra España, porque destruyen las yerbas inútiles y perjudi-
ciales que nacen abundantemente en esta época; estas y las inverni-
zas convienen principalmente en los países cálidos y secos; pero en
los fríos y húmedos no son menos útiles las de primavera. Los cam-
pos que no se hubieren estercolado en el mes anterior podrán bene-
ficiarse todavía en el presente, y si estuvieren distantes será mas eco-
nómico y ventajoso majadearlos en este mes ó en el anterior, i .

Setiembre creciente,

Í J ¿ esta creciente es bien ya encomenzar la sementera, ma-


yormente en las tierras frías y flacas, y principalmente si son
simientes á quien hacen daño las muchas aguas, que con ellas
se ahogan, y no las dejan bien nascer, como son centeno, ce-
bada y otras semejantes; y aun agora se siembran arbejas, al-
tramuces en las tierras callentes, que si es en tierras frias antes
ha de ser, porque si hace frió no nacen b i e n ; y aun si las tier-
ras gruesas están bien mollidas, que se puedan bien arar para
sembrar. Agora es la buena sementera del t r i g o , y principal-
mente de lo que llaman candeal; porque, como arriba dije en
el libro primero, grande ventaja lleva la sementera temprana.
A g o r a se siembra bien el lino que no se riega, que llaman
vayal. Agora se siembran herenes y alcaceles tempranos. A g o -
ra se siembran dormideras en las tierras calientes. Agora se aran
las tierras para prados, y se limpian y estercolan con nuevo
estiércol; y en todo este mes se hacen bien los pozos, porque
donde agora antes que llueva hallaren agua, cierto es que no
faltará en todo el a ñ o : aun mejor es en el mes de Agosto,
(126)
porque en Setiembre ya suele llover, y hallan agua donde no
la suele haber. Agora en fin deste mes se ponen bien los co-
gollos de las clavellinas.
Setiembre menguante.

E n el principio desta menguante se debe aparejar la vendi-


mia, si antes no la han aparejado, mayormente para en luga-
res tardíos, que para los tempranos antes se debe hacer. Ago-
ra se cuelgan bien las uvas para guardar: y porque del guar-
dar las verdes dije arriba en el segundo libro, y no dije esta
manera, que es mas ligera que las otras porque se me olvidó,
dígolo aqui. Esta se hace bien donde hay parrales cerca de
portales y lugares cubiertos, metiendo alli el sarmiento con
sus uvas, quedando entero en la vid, para que esté defendido
del frió y aguas, que es lo que corrompe las uvas. Agora es
buen echar estiércol en las tierras que se han de sembrar, para
que á la primera agua se encorpore bien y puedan bien sem-
brar. En todo este mes es bien castrar las colmenas y enjam-
bres si no han sido castradas, ó si están tan llenas que haya que
les puedan quitar y dejar para su mantenimiento en el invier-
no ; y por el mes siguiente se pueden castrar si es tierra ca-
liente y templada. En todo este mes es bien señalar las vides
que no llevan fruto, ó no llegan á perfecta maduración, para
las haber de enjerir ó curar; y si han de poner plantas señalar
las buenas para las haber de conoscer después, y tomar dellas;
y agora se aparejan los árboles para los poner entrante el in-
vierno en las tierras que son callentes y secas. Digo que es
agora buen hacer los hoyos, escoger y notar los árboles para
sacar dellos las plantas. Agora se cogen bien las mielgas para
guardar para el invierno: agora en principio deste mes si la
uva está verdía se ha de quitar la hoja á las vides para que se
enjugue la humidad, y se tueste. Agora se cavan bien y aran
las tierras para sembrar á la primavera ó de hortaliza ó de si-
mientes tremesinas. Y si las viñas son en lugares húmidos,
que pudren la uva, agora es bien algunos dias ante de la ven-
dimia deshojar las vides por los lados para que se enjuguen.
( **7)

ADICION.

Bueno fuera que algunos labradores poco aplicados de los países


mas cálidos de España emplearan los horas de calor, que suelen pa-
sar en ocio vergonzoso en este mes, Julio y Setiembre, en compo-
ner los aperos y demás útiles que han de servirles en el o t o ñ o , i n -
vierno y primavera; en manufacturar el esparto, como hacen algu-
nos pueblos industriosos de los reinos de Valencia y Murcia, y aun
de la Mancha , ó en otras ocupaciones artísticas, asi como los habi-
tantes de la Suiza y otros países fríos de Europa pasan el tiempo
del frío egercitándose en diversas manufacturas. ¡ Ojalá cuando me-
nos se apliquen á recoger el lábdano que da la jara en abundancia,
el matíque que suministra el lentisco ó charneca y algunas otras re-
sinas I
En este mes se prosigue injertando de canutillo, y en el mismo
y en el inmediato Setiembre se echan los injertos de ojo dormido;
sájase también la charneca con el objeto que dijimos en el mes ante-
rior; y también se debe probar á sajar el fresno de pétalos ú orno,
para estraer de él el maná que se nos trae de Calabria. Ahora y en
el siguiente conviene rociar con bombas de mano las higueras para
que den cosecha abundante y temprana.
Desde fines de este hasta últimos de Setiembre se plantan las ce-
bollas del azafrán con el pitón hácia arriba, y los ajos, como dicho
queda en el anterior; se siembra la llanta, que trasplantada en Oc-
tubre nos regalará con su verdura en la primavera, é igualmente la
escarola, que principiará á servir ya en invierno.
Siémbranse las lechugas de asiento, porque trasplantadas tallece-
rían muy pronto por el demasiado calor: esta preciosa verdura pue-
de sembrarse cada quince días en jos meses sucesivos hasta últimos
de M a y o , según queda advertido y a , y notaremos en los meses sub-
siguientes. Siémbranse también de asiento los nabos en este y en el
siguiente, y lo mismo los rábanos gordos, y es el peor tiempo para
sembrar los tiernos. Pretenden muchos que el perejil sembrado en
este mes da mas producto al hortelano que en ningún otro del año.
Poco fruto se cogerá de las judías que ahora sembraren, á no ser
que se destinen para pasto del ganado; y será necesario cuidar con
esmero las siembras que se hicieren de guisantes tiernos ó flamencos.
Ahora se cogen ya las patatas procedentes de los plantíos tem-
pranos, y se sacan los tubérculos mas gruesos de las otras., y asi en-
gruesan las que quedan. Cojense pimientos ya maduros para comer
y para secar , - y se prosigue recogiendo la flor del alazor. Los melo-
nes escritos y los de a ñ o , la calabaza, el pepino y la berengena ofre-
cen ya sus frutos al labrador por todas partes, y las higueras chura-
(128)
bas en los países calientes. En los climas templados cojease las se-
millas del cilantro, y en los calientes el fruto del maiz temprano.
Las parras ofrecen su agraz, cuyo góce se prolongará si cultivas el vi-
dueño , que llaman agracero ó loco, si á su tiempo despuntas los
sarmientos, y si conservares el agraz, como se dice en la pág. 5 0 j
del lib. 2 ° Ahora se perseguirá al coquillo de la v i d , reducido á
rosquilla, como se dijo en el mes anterior: ahora también debe ca-
varse el terreno, laboreado ya de antemano, que se destina para
viña; y si fuere esquilmado y ligero se abonará al mismo tiempo
con estiércol bien incorporado.
Las labores de este mes son muy buenas, porque destruyen las
malas raizes dejándolas espuestas al sol, y asi se arrancarán ahora
las de gatuña ó detiene buey, de mielgas, de cardo borriqueño, y
otras perjudiciales á los campos, dejando abiertos los hoyos para
que el sol acabe los restos que no sacó el a?adon. Algunos siegan en
este mes la yerba de la granza ó rubia, y se la dan á las vacas,
que la apetecen en estremo, y las hace dar mucha leche y manteca
amarilla de buen gusto: en este y en el anterior se recoge la gualda.
Desde mediados de Agosto hasta fines de Setiembre es comunmente
la época mas oportuna de arrancar la barrilla, que se cogerá cuando
principia á florecer, que no se arrancará acabada una lluvia, y ob-
servando en todo las prevenciones hechas en las páginas 240 y 41
del tomo i.0 Casi en la misma época el salicor, que los sevillanos
llaman también barrilla, se halla en estado de arrancarse, y se en-
contrarán en el propio estado muchas matas de las barrillas borde,
pinchuda y demás silvestres que espresamos en el mes anterior, el
poiluelo ó salicornia herbácea, el polluelo ramoso, la sapina, la sosa
alacranera, el sayón, el algazul, la sosa prima, y otras yerbas sa-
ladas. En los meses de calor es el tiempo mas oportuno para plantar
la higuera chumba, y otras plantas crasas. L .

Otubre.
F
JLLn principio deste mes se han señalar en las tierras tardías las
vides para haber de poner dellas, porque allende de conoscer
agora como en todo tiempo sus veduños, conóscese bien cuá-
les son frutíferas, cuáles no tanto, ó cuáles son estériles: co-
nóscese bien cuáles llegan á perfecta maduración; y no tengan
esto en poco, que mucho va saber de cierto que plantan de
buena casta al tiempo de la postura, y ponen buen veduño:
lo mismo se puede hacer bien en el mes de Setiembre , y de-
jar señaladas las vides para no errar después. Agora es buen
vendimiar en los lugares enjutos y algo tardíos. Agora es buen
CI29)
tiempo para toda sementera de lino, trigo, cebada, habas.
Agora se escavan las vides para que les caiga la hoja en el es-
cava; y si es tierra caliente y templada déjenlas todo el in-
vierno descubiertas, porque lo uno se les secarán las barbajas
y raices que están en la sobrehaz de la tierra: lo otro beberán
agua, mayormente si es la tierra enjuta; y si es la tieira hú-
mida escávenlas, y estén todo este mes de Otubre y parte de
Noviembre asi, y luego tórnenlas á cobrir; mas muy mejor
es atetillarlas, como dije arriba en el libro segundo en fin des-
te mes. Si las vides estánflacas,en las tierras calientes ó tem-
pladas las pueden podar ó repodar después que han echado íá
hoja. Agora se puede bien poner estacas de árboles, como son
álamos, sauces y olivas de piernas y de estacas, trasponer almen-
dros y todos los árboles que llevan temprano la fruta. Agora
han de cobrir los cidros y naranjos y los árboles de su casta,
asi en escava como lo alto, porque no se hielen. Agora en
este mes es bien hacer el aceite de las aceitunas verdes, que
es muy singular para comer. Agora si fuere posible sea toda
sementera, y no mas tarde, de toda suerte de pan, como es
trigo, centeno, cebada, habas, arbejas, altramuces y lo seme-
jante: y si hasta aqui no han estercolado las tierras agora se
estercolan bien, en especial para las simientes trimesinas. Ago-
ra se hacen bien los hoyos para plantar árboles y vides á la
primavera; y porque tomen sazón échenles estiércol dentro
para que se pudra con el agua y adobe la tierra. Agora en
lloviendo se deben aporcar los cardos ó trasponerlos, coger be-
llota, castaña, nueces, avellanas; plantar cerezos, guindos, pe-
rales tempranos, y manzanos, y todos los árboles que no temen
frió. En las tierras callentes agora pueden bien enjerir vides y
árboles 1: agora se siembra la mostaza. En este mes es bien
sembrar el neldo, cebollino, alcaparras, espinacas, trasponer
los puerros en sulcos; poner todos cuescos y los de las palmas;
castrar las colmenas; coger los membrillos y frutas tardías; po-
ner raices de yerbabuena., porque encepa mucho; poner en
solanas hortalizas; arar las tierras para matar la yerba. En este
mes se ponen bien y trasponen los lirios 2 y azucenas.
1 Mas no suele salir muy cierto. E d i c de y siguientes.
2 Y azucenas se trasponen bien por Agosto y Seliembre. Edic. de i>£28
y siguientes.
TOMO I V . R
c m i
ADICION.

A fines de Setiembre, y aun mejor en O c t u b r e , se c o r t a r á n las


puntas de los brotes nuevos y falsos tallos del p r i s c o , que se p r e -
sentan frecuentemente c ó m o erizados. Ahora se cortan los zumaca-
les, y se injerta t o d a v í a á ojo d o r m i d o , y ahora embellece los j a r -
dines con sus numerosas flores amarillas la bignonia derecha; m a d u -
ran su fruto los altramuzes, que requieren el mismo cultivo que las
lentejas, y las mismas precauciones para recoger su cosecha, a p r o -
vechando al efecto el fresco de las m a ñ a n a s y los dias algo h ú m e -
dos. Recójese igualmente el fruto del m a í z cuarenteno, y t a m b i é n
del c o m ú n en los paises c á l i d o s , la semilla de la alfalfa, que conserva
su fecundidad por tres ó cuatro a ñ o s , y la de la barrilla se halla en
sazón para cogerse desde fines de este hasta ú l t i m o s de O c t u b r e , suce-
diendo otro tanto con la simiente de la sosa p r i m a , alacranera, azu-
leja , de la sapina, del t a m o j o , del p o l l u e l o , de la sargadilla y de
la orzaga r. A fines de este se castran las colmenas que están en p a i -
ses en que se ha sembrado mucho trigo negro, y se quitan las p l u -
mas á los gansos y á n a d e s , y p r i n c i p i a á cogerse la cosecha del a l -
godonero de segundo a ñ o . La patata da abundante cosecha de t u -
b é r c u l o s ; el pimiento y el tomate ofrecen hermosos y bien c o l o r a -
dos frutos; y á fines de este ó principios del siguiente en los paises
cálidos se podan sus matas, q u i t á n d o l a s antes t o d o e l fruto para que
lo d^n temprano en el siguiente a ñ o , r e s g u a r d á n d o l a s empero del
N o r t e en los meses mas crudos del invierno. A fines de Setiembre
p r i n c i p i a n á madurar las chirimoyas.
Los p l a n t í o s de escarola se egecutan con buen é x i t o ú n i c a m e n t e
en el presente, en Octubre y N o v i e m b r e , y aun en Agosto, tras-
p l a n t á n d o l a s con toda su raiz y cuando tienen de cuatro á seis h o -
jas. L a misnia hortaliza se siembra en el anterior y en el presente en
semilleros y de asiento, y da ensalada, .que se come en iavierno y
en primavera. Ahora ¡también se. siembran las alcaparra?, y en Febre-
ro y M a r z o , si bien es mas e c o n ó m i c o multiplicarlas por estaca ó
r a m a , como dijimos en Febrero. Siémbrase ahora la llanta en s e m i -
lleros, y se trasplanta en los meses siguientes, como, queda dicho en
Agosto; y del mismo modo se siembran los bretones, que se tras-

i Esta mata^ y la sosa prífria se. crian también en e l reino de Navarra»


en donde se utilizan sus cenizas para hacer jabón duro. Debo muestras de
ambas plantas, de sus cenizasv y del jabón que alli se fabrica, á la ilustrada
generosidad del Mariscal de Campo D . Josef Ezpeleta } promotor insigne
de la agricultura, y singularmente del cultiva de ios "árboles útiles exóticos
y ds la Ceres española.
(i30
plantan en el siguiente Marzo. Ahora también y en el inmediato Oc-
tubre se siembran las cebollas, que se trasplantarán por Febrero y
Marzo, y darán cebollas perfeccionadas ya desde Junio en adelante;
y en los mismos dos rieses se plantan las cebollas que llaman siem-
previvas, y en Murcia de empollar , las cuales producen muchas ce-
bolletas en invierno, y aun en primavera y verano 1. Ahora es el
mejor tiempo para sembrar el hinojo común y el de Alemania, cui-
dando que las semillas sean recientes, es decir, cogidas en el mismo
verano, y las siembras de otoño producen mejor hinojo que las de
primavera. E l hinojo de Florencia sembrarse há por Mayo y Junio
como queda dicho. Ahora es mas conveniente sembrar de asiento la
lechuga que en semillero en los paises muy cálidos, porque trasplan-'
tado el lechuguino se espigarla con el calor; pero en los templados
y frescos puede muy bien trasplantarse. Ahora se siembran de asiento
los nabos largos y los gordos, los rábanos comunes y los tiernos,
aunque la siembra de estos últimos .mejor es en tiempos menos calu-
rosos; y siémbranse también ahora las espinacas, cuidando darlas un
riego inmediatamente de sembradas.
£ n este mes y en Octubre se hace la siembra de la alfalfa, especial-
mente en los paises calientes y en los templados, sobre terrenos fér-
tiles , sueltos y de mucho fondo; aunque en los paises frios surte
también sembrada en Marzo. Revuelta con ella convendrá sembrar
cebada, como hacen muy bien en Orihuela y en Murcia, y servirá
para forrage, que podrá cortarse <los ó tres vezes en el siguiente año,
en los paises calientes.
A fines de este ó principios de Octubre antes de apuntar las h o -
jas del azafrán se dará una labor ligera y superficial á los azafrana-
les con un rastro de dientes de fierro, pues asi se rompe la costra,
se quitan la broza y piedras, y se facilita la nacencia: sus cebollas
según los climas pueden plantarse hasta fines de este.
Ahora se despuntan los rosales; se entresacan los ramos, y se
cortan los tallos viejos para que broten temprano y florezcan en p r i -
mavera , y ahora también se podan á ras de tierra los rosales de todo
el año , como se dice en la página 146 , en donde se describe el modo
de tener rosas todo el año. El rosal de Bengala las da continuamente
sin esta operación, que abrevia la vida de tan hermosos arbustos.
Ahora es tiempo oportuno de abonar los campos que han de

1 En Murcia y sus cercanías llaman cebollas de empollar á unas que


son blancas, dulzes y bastante gruesas; estas son las que menos se conser-
van enteras, porque principian á echar hijuelos á poco tiempo de haberlas
colgado, entonces las cortan parte del asiento ó corona, de donde salen las
raizes, las plantan, y dan cebolletas abundantes en invierno. Plántanlas
des »Ie fines de Octubre hasta Enero.
sembrarse , porque ks plantas anuales qníeren abonarse poco antes
de ser sembradas» pues asi germinan mejor; y por tanto será tiempo
oportuno de abonar los meses de Setiembre, Octubre y Noviembre,
atendido el tiempo de la siembra.
Desde principios de este mes hasta mediados de Octubre em-
prenden los merinos su marcha al invernadero; esto es á la Mancha,
Kstremadura, Andalu?ía, Portugal y reino de Murcia. Z»

S i hasta aq,ui no han hedió la sementera no se debe taráar


raas. Pónense en este mes los árboles susodichos que no temen
frío ; y si k tierra es enjuta y caliente, agora lleva ventaja el
poner dellos á la postura de la primavera, y poner cuescos,
como tengo dicho, de duraznos, almendros y los semejantes;
mas los que ponen ante del invierno ó en este tiempo, no los
pongan en hoyas, como dije en el capítulo de los almendros,
porque se ahogarían con el agua, que aquella postura es me-
jor para Enero, y dende en adelante. Agora es bien estercolar
los árboles y viñas que se suelen estercolar. Agora limpien los
árboles de los resecos; y agora en las tierras calientes se pue-
den bien plantar viñas, tumbar de cabeza, echar mugrones,
arar las tierras para matar la yerba, soltar los puercos en las
viñas para que coman la grama y caven las viñas;, poner ajos,
mayormente los blancos. En las menguantes deste mes y del
siguiente se hacen buenas cecinas, y se corta bien la madera
para obras, y tienen sazón las cañas,, mimbres; poner cañave-
rales , los cuales se quieren poner en tiémpo húmido; y se es^
cavan agora las olivas y árboles grandes que no temen hielo
para que beban agua.

ADICION.

También en este mes se trasplantan los almendros y los groseííe-


TOS, y él ofrece la época mas favorable para trasplantar los arboli-
tos de los semilleros y de los planteles. Aunque Febrero es el tiem-
po mas oportuno para sembrar y plantar el algarrobo de Valencia,
también suelen hacerse estas dos operaciones .en Noviembre. Ahora
es el mejor tiempo de plantar la higuera de rama enraizada, y aun
también de rama desgarrada. Es igualmente época muy oportuna de
plantar los sauces, álamos blancos, chopos y gensralmenfe todo á r -
bol, porque en este mes cesa la vejetacion de casi todos ellos en E u -
ropa. Siémbranse ahora muy bien el granado, acebo, dátiles de pal-
mas y los aceres; pero el guindo es mejor sembrarlo cuando su fruto
maduró perfectamente. Los pinos se cortan bien en este y aun en
los cuatro meses siguientes, con tal que no hiele ó llueva mucho n i
corran vientos muy fuertes. Ahora se multiplican el romero y yer-
babuena por sus renuev'^ enraizados y por semilla; plántanse los
ajos y los esquejes de ajenjos; trasplántase la escarola , se aporcan y
siembran los puerros; se cogen las patatas y batatas; se siembran las
lechugas en semillero; se prosigue aporcando los cardos y el apio;
se siembran las cebollas, la gualda, la zanahoria y chirivía, y en
los países cálidos la barrilla, el salicor, el anís y cominos. Ahora e&
el tiempo mas oportuno de verificar la quema de las barrillas, ope-
ración importante que se hará según se esplica en la pág. 243 y s i -
suiente- del tomo 1.0
Ahora se prosigue multiplicando la pita, como dicho queda, en
Octubre, y desde el presente hasta Marzo se plantan las palas de la,
higuera chumba en las provincias meridionales, y pueden plantarse
todo el año^ y singularmente en tiempos de calor. En Noviembre se
arrancan también los rubiales con el arado ó bien á pala de azadón,
y es bueno alzar ahora el terreno que se destina para rubial en. el s i -
guiente año. Otras muchas operaciones que pueden y deben hacerse
en el presente, si ya no se hicieron antes, quedan bastante indica-
das en el anterior Octubre, i »

Tiiciemhre*

IJII este mes se hacen pocas obras del campo, porque en sí


es m u y encogido, y se daña mucho la tierra; con todo en las
huertas pueden bien poner hortalizas para la primavera; sem-
brar lechugas ] r á b a n o s , ajos;, y si hiciere algo de buen tiempo
darse prisa á la obra, porque entonce no es seguro durar el
buen t i e m p o ; y si no ha sido buena la sementera agora pue-
den sembrar: agora pueden cortar la madera en las menguan-
tes. Agora sacar estiércol, y de aqui adelante hacer nuevos
muladares. E n estos meses de N o v i e m b r e y D i c i e m b r e , por ser
trabajoso el campo para labrar, es bien procurar las obras de
dentro de casa, como hacer herramientas, adobar cubas, l i m -
piar las vasijas y bodegas. E n el campo adobar vallados, l i m -
piar acequias, cerrar portillos,, estercolar donde es necesario.
y si hay aparejo egercitar la caza, hacer rodrigones. D e los
ganados no digo nada , porque ya es dicho bien á la larga en
sus lugares. E n este mes t a m b i é n se pueden estercolar los ár-
boles , y echarles urinas en las escavas. A g o r a es bueno poner
nueces, castañas, bellotas, y mucho mejor en el mes de N o -
viembre ó Enero.
Esto que aqui se ha dicho de los meses mas ha sido por
llevar la orden de los agricultores, y abrir camino para haber
de añadir sobre e l l o , que por ser m u y necesario, porque ya
está dicho en la obra principal.

ADICION.

Con efecto, pocas obras del campo deben guardarse para ser eje-
cutadas en este mes, especialmente en los países fríos; mas si el tiem-
po asiste podrán hacerse muchas de las mencionadas en el anterior.
Tales son la abertura de hoyos para plantar árboles á principios de
la primavera siguiente, plantar en los abiertos en los meses anterio-
res , sauces, olmos, chopos, álamos blancos y otros árboles; plantar
groselleros, rosales y otros arbustos; cortar &c. las ramas de los o l i -
vos de los tres táltimos años para curarlos de la enfermedad que l l a -
man pringue, aceitillo según se dice en las páginas 358 y 3^9
del libro 3.0, cortar los pinos y otras maderas como se dijo en N o -
viembre , arrancar los árboles muertos, plantar los renuevos del r o -
mero en los paises cálidos, quemar la barrilla y demás plantas bar-
rilleras, multiplicar la pita y la tuna ó hígera de pala, como dicho
queda en los dos meses anteriores; podar la v i d , operación que es-
pone á graves perjuicios ejecutada en este mes en los paises en que
hiela en invierno y primavera; alzar los rastrojos y campos que se
destinen para garbanzos y simientes tremesinas, y los prados ya vie-
jos , porque las labores dadas en tiempo frió destruyen muy bien las
raizes de las malas yerbas, y también de las buenas y útiles si se de-
jan espuestas á la acción mortífera del hielo. Por tanto, cavando
ahora las viñas, el frió y los demás metéoros destruirán ral vez el
coquillo que tanto las perjudica. Ahora conviene en los paises de a l -
godón principiar á beneficiar el terreno que se destina á su cultivo,
cuidando que en Marzo esté ya preparado con cuatro ó cinco rejas
profundas, y que luego se disponga en caballones si son arbóreas las
castas que se sembrarán en él por Abril ó principios de Mayo. Ahora
se recoje la cosecha mas atrasada de los algodonales de segundo año,
y también á primeros del siguiente Enero.
En este mes y en el anterior se harán las zanjas en que pueden
conservarse las patatas metidas entre paja, y bien preservadas de la
humedad para consumir en los meses en que no las hay ya en los
campos: en el mismo se cojen las hojas de la espinaca, y se cortan
bien las cañas en climas templados si ya no ge cortaron en el ante-
rior. Ahora se disfrutan ya los nabos que se sembraron por Julio y
Agosto, particularmente los de Mainar, en Aragón, que son muy
superiores á los afamados de Fuencarral. En este mes se comen t o -
davía pimientos y tomates frescos en el Mediodía, y aun es tiempo
de podar sus matas, preservándolas del viento del Norte como ha-
cen en Cuevas y en Rota. Plántame también los ajos tardíos en D i -
ciembre y á principios de Enero: apórcanse los puerros plantados
anteriormente, y se siembran otros de nuevo: trasplántanse lo espár-
ragos ; se multiplica la pataca, como queda dicho , por medio de
sus tubérculos, y la acedera por división de sus hijuelos: podrán
acogombrarse las batatas, y se proseguirá aporcando los cardos y los
apios; y por último se siembra el mastuerzo y la lechuga en albita-
jnas y otros parajes abrigados. L .

CAPITULO I .
D e algunas señales de los temperos y mudanzas > y algunas
seríales de lluvia> vientos, serenidad y tempestades.

uiso D i o s por su divina clemencia mostramos muchas se-


ñales de la variedad de los tiempos, aunque en alguna manera
trabajosas de conoscer y difíciles de entender. Destas las mas
son tan hondas y escuras que pocos las alcanzan, porque l o
u n o somos flacos y de poco entendimiento; lo otro tan flojos,
que aunque muchas aellas son tan claras y manifiestas que
mas no pueden ser, y las traemos entre manos, no curamos
dellas, y asi no es maravilla que siempre tropezemos, y aun
caigamos á cada paso, pues no curamos de aquello que á cada
paso habernos menester; por ende pues las señales que a q u í
p o n d r é , ó las mas son claras, débelas saber cualquier persona
que en el campo andoviere, que allende de ser provechosas son
m u y graciosas. ¿ Q u é gentileza y gracia puede ser mayor que
u n hombre terrenal saber algo de los tiempos venideros pares-
cer profeta? Es cierto sciencia d i v i n a , y quien bien la alcanza
paresce inucho á D i o s ; aun las animalías brutas por instinto
natural conoscen y adevinan los tiempos; pues v e r g ü e n z a será
que el h o m b r e , que á todas las cosas sobrepuja y sojuzga, se
('36) . , .
deje sobrepujar dellas, y que el subyecto señoree al señor, ó
le venza en cosa que puede ser'vencido; pues para alcanzar á
saber algunas mudanzas de los tiempos pornemos aquí algunas
señales del cielo, y otras de acá de las que entre manos trae-
mos: y si en algo yo errare, haya perdón, y cada uno mire
mi deseo, que es de aprovechar á todos; y de lo que bien en
esto y en lo al dijere dense las gracias á Dios, de quien todo
bien y gracia procede, y por quien todas las obras son perfec,
tas. En este tractado llevaré otra via de proceder que hasta
aqui, que los auctores de donde se sacó se pondrán en la ca-
beza del tractado: son los autores el Aristotiles en los metau-
ros; Plinio, Vergilio en las geórgicas; Tolomeo y un tractado
que anda sin autor, que se llama de mutatiote aeris, que sig-
nifica de la mudanza del tiempo; y primero pongo señales ae
agua.
Señales de luna *.

S i cuando el sol sale paresce que está hondido, señal es de


agua; y si cuando sale hay nubes rojas, y entre ellas algunas
negras ó pardas, es señal de agua. Si rojean las nubes en orien-
te y occidente es señal que se aparejan aguas: si cuando sale
el sol se esparcen algunos rayos ó nubes hacia cierzo ó ábrego,
aunque esté el cielo sereno muestra que habrá agua con vien-
to; y si cuando sale ó se pone tiene los rayos como encogidos,
señal de agua: si cuando sale tiene turbios los rayos, aunque
no haya nubes, muestra agua; y si cuando sale echa unos ra-
yos luengos entre las nubes, aunque él esté algo claro, señala
aguas: si ante que parezca echa algunos rayos, señala agua
con viento.
Si la luna tiene unos cercos negros muestra agua; y si la
luna nueva tiene el cuerno mas alto mas escuro que el bajo,
lloverá en menguante, y si el bajo mas que el alto lloverá en
creciente; y si está negra en medio lloverá cuando esté llena.
Cuando la luna está nueva, y vuelta mucho hácia ábrego,
muestra agua: las mas veces suele contescer que como comien-
za el cuarto de la luna tal prosigue, ó en aguas, ó vientos ó
serenidad. Asimismo cuando las planetas tienen algo de cerco

x Y sol. Edic, de i g z S y siguientes.


es señal de llover; y son conoscidas las planetas entre las otras
estrellas, allende del sol y la luna que son dos planetas, en que
todas las otras estrellas centellean y las planetas no, como dijo
el Aristotil. Cuando hay dos arcos es señal de llover; y si pa-
rescen sobre haber llovido no es cierta la serenidad; y aun
también algunas veces las otras estrellas demás de las planetas
tienen algo de cerco, lo cual es señal de grande agua. Cuan-
do está el cielo sereno y hay relámpagos, habrá agua y true-
nos y frió: si en el estío hay mas relámpagos que truenos, es
señal de agua. Los truenos á medio dia muestran agua: si
cuando el sol se pone parescen unas nubes blancas, que pa-
rescen vellocinos de lana, y se extienden, habrá agua dentro
de pocos dias. Cuando en las alturas de los montes hay nubes
lloverá: si las mechas de los candiles cuando arden se hace co-
mo esponja que no se hace pavesa, muestran tiempos húmi-
dos: si á las ollas que están al fuego se les pegan las brasas, es
señal de humidad \ Algunos harán burla destas señales, por-
que paresce cosa de frialdad;pues no lo hagan, que avisos son
de excellentes doctores, y puestos por verdaderos; y cuando
la ceniza se aprieta en el fuego, que paresce algo mojada,
muestra agua: cantar las ranas mas que solian muestra agua.
Cuando los puercos retozan mucho ^ y corren de un cabo á
otro, y con los dientes destrozan ó rompen algo, sacudiéndolo
de un cabo á otro, muestran agua: cuando salen gusanos y
lombrices de so tierra, y las hormigas con priesa ponen en co-
bro sus vituallas ó sus huevos, muestran agua. Es señal de
ser duradera si cuando llueve andan unas borbollitas sobre el
agua: cuando las aves se espulgan es señal de agua, y las go-
londrinas vuelan tan junto ai agua que cuasi la tocan con las
alas: cuando los cuervos y cornejas graznan mucho de papos
que paresce que se tragan la voz, y se baten las alas, mues-
tran agua: cuando las campanas suenan muy mas claro que
otras veces, es señal de agua ó tempestades, y lo mismo se ha-
ce en los otros metales. Cuando con ábrego ó gallego van nu-
bes hacia oriente ó cierzo, señalan agua, y aun suele ser du-
radera.
^ i Y cuando el hollín de las chimeneas cae mucho y de presto, es se-
ñ a l de tiempo húmido y lluvioso, y aun duradero, y estas son reglas de
experiencia, y aun de razón. Edic. de 1 5 2 8 y siguientes.
TOMO I V . S
(138)
Señales de tempestades, 6 turbiones, 6 granizos, 6 hielos
o nieves.

O i cuando el sol se pone lleva consigo unas nubes escuras co-


mo ásperas y espantosas, otro día habrá tempestad, y si ante
que el sol salga se amontonan alli muchas nubes; lo mismo si
muchas nubes encierran el sol, cuanto menor claridad deja-
ren, tanto será mayor el turbión. Si parescen como dos soles,
mucho mayormente si es á la mañana, y si juntamente con
esto rojean las nubes, parescen dos soles, es también señal de
agua. Si cuando el sol se pone toviere un cerco blanco mues-
tra algo de tempestad, y si algo de niebla será mayor. Si la
luna sale escura ó tiene cerco es señal de agua, y si paresce
tener dos cercos tempestades: si cuando nace, que es nueva,
tiene gordos los cuernos habrá tempestad: si á diez y seis de
luna paresciere inflamada habrá tempestad. Si poco ante quel
sol salga paresciere un cerco blanco, habrá algund poco de
tempestad, y si niebla será mayor. Si estando las estrellas cla-
ras pierden algo de su claridad, ó muestran que escurescen,
muestran grandes tempestades. Cuando de todas cuatro partes
del cielo hay relámpagos, habrá tempestad, mayormente es-
tando el cielo sereno; y cuando las ánsares graznan mucho es
algo señal de tempestad; y cuando la llama del fuego está
amarilla, y hace ruido entre sí, dicen que es señal de tempes-
tad, y aun cuando en la mesa los platos y escudillas en que
ponen la vianda dejan algo de sudor en los manteles es señal
de tempestades. Cuando en el estío el sol sale amarillo es se-
-ñal que ese dia habrá granizo, y sí hay unas nubes muy prie-
tas lo mismo; y aunque estas señales haya ó en el cielo ó en
la tierra, no se entienda que lo que muestran ó adevinan ha
de ser generalmente en toda parte. Cuando en el otoño ó pri-
mavera graniza luego es cierto el hielo, y tienen peligro los
árboles y frutos, salvo si tras el granizo no viene algún sol
caliente que enjugue y purifique la tierra,y aire; y si por Ju-
nio cae granizo, muestra que hay las partes altas del aire gran-
de frío, y si no llueve mucho habrá grandes fríos en el in-
vierno. Cuando hace unos frios enjutos y sin helar, es señal que
presto nieves; y cuando las garzas están sentadas lejos del agua
(139")
en algunos arenales, y parescen que están tristes, es sena! que
habrá algún revolvimiento de tiempo. Cuando el cielo se para
todo bermejo, que paresce llama de fuego, y está muy espan-
toso , es señal de tempestades y de tiempos fortunosos, ó á lo
menos lloviosos. Cuando hace un sol muy rojo, que da otra
manera de calor algo diferenciada , y paresce que arde mucho,
es señal de granizo ó aguas.
Señales de viento.
¡Si antes quel sol sale rojean algunas nubes, es señal de vien-
tos; y si cuando el sol sale tiene cerco, señala vientos, los cua-
les vendrán de aquella parte de donde el cerco se encomienza
á deshacer; mas si todo el cerco se le quita juntamente, será
el dia reposado. En esto de los vientos muchas veces acaesce
andar con viento contrario en lo alto del aire, y otro contra-
rio acá en la baja del aire, que es junto con la tierra, y mu-
chas veces se conforman que en lo bajo y en lo alto son de
una manera; por ende no entienda ninguno que aunque en lo
alto ande un aire de una manera, que por fuerza ha de ser
asi acá. Si cuando el sol sale ó se pone tiene el cerco algo
amoretado, muestra grande viento, y vendrá de aquella parte
de donde se encomienza á deshacer. Si la luna sale roja es se-
ñal de vientos. Si cuando es nueva tiene los cuernos erguidos,
ó puesto el uno dellos hácia aquilón, que es hacia el norte ó
hácia donde viene cierzo, significa viento. Si la luna tiene
cerco, y se encomienza á deshacer de la parteque él se comien-
za á deshacer, ó mas claro estoviere, habrá vientos. Si el sol
cuando se pusiere tiene cerco negro ó niebla, muestra vientos.
Cuando vuelan unos rasgos que parescen estrellas, de hácia
donde ellos vienen habrá vientos, y si son pocos será pequeño
aire, si muchos grande viento: si de todas partes vuelan, que
no van siempre de un lugar, ó se mudará el aire á ratos uno,
á ratos otro, ó andarán juntos, lo cual contesce pocas veces.
Los truenos de la mañana señalan vientos. Cuando en el estío
hay mas truenos que relámpagos, habrá viento de aquella
parte donde truena. Cuando las hojas se baten unas con orras
sin sentirse aire, es señal de viento: si la llama de fuego ó
de candela se menea habrá aire, y si está quieta no lo habrá;
si anda meneándose de un cabo á otro, de una parte á otra,
(140)
será el aire variable; y si continuamente ¿ e un cabo, será el
aire de alli. Si estando el cielo sereno paresce alguna nubecita
de presto, mayormente de hacia ábrego, suele dar muchas veces
vientos con agua.
Seríales de tiemjjo sereno.

Cuando el sol sale claro y reposado, que no paresce que


centellea mucho como suele, es señal que será el día sereno,
mayormente si la tarde ante ciiando se puso fue sereno, lim-
pio y claro, y al occidente cuando se pone rojean las nubes
señalan serenidad del dia siguiente, y esto es lo que comun-
mente decimos esta noche arreboles mañana habrá soles. Si
cuando el sol sale echa las nubes hácia occidente es señal de
serenidad: si la luna sale clara es señal de serenidad. Cuando
hay nubes en las alturas de los montes, si descubren lo alto,
y se abajan hacia lo bajo y valles, es muy cierta señal de
serenidad.
Señales del arco del cielo.

Cuando el arco paresce á medio dia muestra que habrá mu-


chas aguas, y cuando á poniente paresciere, tronará y lloverá
poco: cuando paresciere hácia oriente muestra serenidad: cuan-
do con el arco hace un aire frió, muestra serenidad: si sin ha-
ber llovido parescen como dos arcos, es señal de agua; y si
parescen después de haber llovido, muestran serenidad.
Señales mas de las ya dichas son, que si el estío y prima-
vera son mojados, el otoño será sereno; y si son enjutos, el
otoño será mojado. El otoño sereno hace ai invierno ventoso;
y cuando el invierno es muy lluvioso, el verano v el estío
suelen ser serenos, y cuando es sereno, suelen ser mojados; y
esto es muy común, ca la secura que en un tiempo hace cau-
sa que se junten y engendren aguas , para otro tiempo por el
contrario I . Cuanto á la partición de los tiempos no los parto
l ¿ Los inviernos que hiela mucho, mayormente por Enero y Febrero,
es señal que habrá mas frAta y v i n o , porque con el frío no brotan los ár-
boles ni vides, y están mas seguros de hielos que no cuando el invierno es
templado, blando, amoroso, caliente, que entonces con la blandura y ca-
lor '-.rotan'[•resto, y e.tan en peligro de helarse, y, aun pocas veces esca-
pan die ello. Edic. de i¿-28y siguientes.
C MI )
yo aquí como lo hizo Marco Varron, salvo de tres en tres
meses, porque poca es la diferencia; y es mas claro y mejor de
entender desta manera: que el invierno comienza desde D i -
ciembre , y dura por Enero y Hebrero; verano Marzo, Abrir y
Mayo; estío Junio, Julio, Agosto; otoño Setiembre, Otu-
bre, Noviembre. Cuando las aves que vienen de tierras frías
á invernar acá vienen temprano, es señal que el invierno será
presto: destas son las grullas y palomas torcuazas; y cuando
vienen tarde, es señal de invierno tardío; y cuando se van
tarde, es señal que el invierno no será muy caluroso; y cuan-
do se van temprano, es señal que el invierno será muy recio;
y cuando las aves que vienen de tierras calientes á tener acá
el verano, como son tórtolas, codornices, golondrinas, vienen
temprano, es señal que serán tempranos los calores, y cuando
tarde, serán algo tardíos, y hará tiempo fresco; y esto es lo
que de los temporales y mudanzas se habla de decir, lo cual
es sacado de antiguos y doctos auctores, y de señales que ca-
da día vemos por experiencia. Otra señal es que por la mayor
parte tal esperamos el primero medio mes que viene, cual fue
le meitad postrera del mes junto pasado; porque, como dicen
vulgarmente, cuando un mes demedia á otro semeja, y esto
es por la mayor parte I .
1 Asimismo para haber algo de cotioscimiento de los tempora-
les, mayormente de aguas, vientos, nieves, granizos, é aun general-
mente de todo temporal, es necesario que tengan eonoscimiento é me-
moria con qi;é viento suele llover "en aquella tierra mas veces que con
otro; en qué cerros se asientan nubes ó nebla; con qué es cierta el agua ó
mudanza; con qué viento suele helar a l l i ; en qué sierras asientan nubes
que echan granizo: asimismo es muy cierto que tras el granizo hiela; y de
todas estas particularidades y otras mas 'es bien que estén informados en
cuanto les fuere posible, porque con tiempo provean en lo que mas les
cupiere; porque los temperos y mudanzas son diferentes, según las po-
siciones y calidades de las tierras, que en unos cabos llueve mejor con
solano, en otros con ábrego, y asi es de los otros vientos. Asimismo adi-
vinan bien las pluvias y humedades los que son heridos en la cabeza y
otros miembros, y los gotosos; mas Dios por su clemencia nos libre de sa-
ber astrología por tal arte, y nos dé salud, para que con ella le sirvamos.
Amen.
( )

ADICION.

E l arte de preveer la mudanza de los tiempos es necesariamente


tan antigao como la misma agricultura y medicina, porque es tan
manifiesto el influjo que egercen aquellas en todo ser organizado,
que parece imposible dejasen de notarlo ya los primeros hombres.
E n ellas con efecto, se desplega variadamente la acción de los d i -
ferentes metéoros, que afectan de distintos modos la fibra viviente de
los diversos animales y vejetales, y son frecuentemente causa de la sa-
lud , de las enfermedades y de la muerte de todos ellos, según la
época del ano, de la edad, y otras diferentes circunstancias de la vida
en que los encuentran, y según la cantidad, modo y tiempo con
que obran. Una observación atenta, y sencilla al mismo tiempo, hizo
conocer al divino Hipócrates reglas importantísimas é invariables
sobre el influjo de los diferentes metéoros en la máquina del h o m -
I r e , y la misma revelo verdades muy interesantes á los labradores
para conocer de antemano las mudanzas de los tiempos, y t a m -
bién hasta cierto punto, la acción que egercen sobre los vejetales que
cultivan los metéoros que aparecen con ellas; deduciendo de aquí
reglas muy importantes para dirigir con acierto las operaciones del
campo.
Hasta el mas rústico comprende la utilidad y ventajas de seme-
jantes conocimientos , pues sabe que el año hace mas que el cultivo,
y que ayudando aquel, hasta el mal labrador recoje buena cose-
cha. Y con efecto, del año principalmente depende la buena ó
mala calidad de las producciones de la tierra y de toda especie de
esquilmos, y la abundancia ó pobreza de ellos; y de aquí la bue-
na ó mala fortuna del labrador, de un pueblo, de una provincia,
y de un reino entero. Motivos tan poderosos esciiarian sin duda á
los habitantes del campo á hacer observaciones sobre este particular,
las cuales han pasado de padres á hijos, y llegado á nuestros dias
por la tradición y rutina, y han sido confirmadas en gran parte poc
la esperiencia de algunos sabios que se dedicaron i este estudio.
Observadores muy juiciosos convienen en que hay labradores,
y m u y particularmente pastores, que sin instrumento alguno me-
teorológico , y sin pensarlo, por decirlo asi, han llegado á adquirir
tal tino en el arte de pronosticar la mudanza de los tiempos, por lo
que observan -en la atmósfera , especialmente al salir y ponerse el
sol, por lo que ven en diferentes animales, por el vuelo y canto de
las aves, por el aspecto de varias plantas y por los vientos, que sus
pronósticos fallan rarísima vez; y asi no duda asegurar M r . Des-
muet que semejantes hombres son profetas mas infalibles que el
barómetro x. Ciertamente que hombres que poseen tan útil modo ¿e
preveer merecían estar asalariados por los pueblos, para que avisando
anticipadamente á sus moradores las mudanzas que iban á verificarse
en la atmósfera, cada uno dispusiese del modo mas conveniente las
operaciones rurales. Estos hombres serian sin duda los mas aptos
para imponerse en el manejo del barómetro y demás instrumentos
meteorológicos, cuyo uso debia ser conocido, al menos de todos los
propietarios que tienen la felicidad de dirigir sus haciendas; y asi
tal vez llegarían á fijarse reglas invariables en asunto de tanta impor-
tancia, á mas de las que ha fijado y a la meteorología, auxiliada de
la astronomía.
Nuestro Herrera,-que sin duda conocía las ventajas del arte de
pronosticar, pone en este capítulo las reglas que sabia, y otras,
que como él dice^ estractó de varones sabios. Mas es preciso confe-
sar que no las presenta ordenadas, ni siempre acordes con los epígra-
fes de los diferentes párrafos. Mas copiosas y con mucho mas órden
las presentó el sabio licenciado Rodrigo Zamorano, autor de varias
obras de mucho mérito, cosmógrafo y piloto mayor del Señor R e y
D. Felipe i r , en su apreciable libro 4.0 de la Cronología y refortorio
de l a r a z ó n d é l o s //VJTZ^OÍ, reimpreso en Sevilla en i t 9 4 : libro pre-
cioso , cuya lectura debo á nuestro eruditísimo consocio el doctor
D . Ignacio Ruiz de Luzuriaga. Asi me ha parecido que haría un
servicio á los labradores, y á l a gloria literaria española del siglo x v r ,
si con preferencia á otras obras estrangeras pusiese aquí cuanto dice
aquel sabio acerca del particular de que trata el último capítulo de
Herrera. Como y o no me he dedicado jamas con intención á esta es-
pecie de observaciones, no puedo salir garante de su falsedad ó certi-
dumbre: solo diré que muchas de ellas convienen enteramente con las
observaciones del célebre Toaldo y de otros sabios, y otras se tienen
comunmente como ciertas por los prácticos.
La reimpresión de los capítulos de este tratado del licenciado

1 En el mes de Febrero de i 8 i 9 > en que escribo, he tenido dos prue-


bas de esta verdad. Estando en el canal la mañana del dia 3 , que era tem-
plada y serena , un labrador, fundado en el modo de retozar los bueyes, me
predijo una helada próxima. Quedé sorprendido al ver que á la hora y me-
dia de la predicción se levantó un norte notablemente frío , el que se au-
m e n t ó gradualmente, y en la noche del mismo dia se verificó la helada anun-
ciada en la mañana del anterior, estando el tiempo sereno y templado El
dia 1 2 el jardinero del Excmo. Sr. marques de Espinardo, estando el tiem-
po sereno, vió no sé que señales en la atmósfera; abandonó las ocupaciones
que estaba haciendo, y á toda prisa se puso á s e m b r a r , diciendo que no tar-
daría á llover de tresá cuatro dias, como se verificó efectivamente los días
36 y 17. Esta lluvia me la predijo también el ayudante del Real jardín J3o-
táruco el dia 13.
C144)
Zamorano, en que habla de las señales de la mudanza de tiempos,
me ha parecido una ilustración muy conforme al espíritu del testo
del último capítulo de Herrera; mas no se crea que ofrecemos las
reglas que da nuestro cosmógrafo como infalibles, sino como) pro-
bables , teniendo presente las prevenciones que él mismo y el H e r -
rera quieren se tengan para pronosticar con algún fundamento y-
acierto, y como un índice, á cuya vista podrá cada uno fijar por la ob-
servación cuales de las señales en él contenidas sean ciertas, probables
ó falaces en el parage en que habira. N i se crea por esto que desprecio
las útiles tareas de los meteorologistas modernos, que aprecio cual me-
recen ; y deseara que tan importantes observaciones se hiciesen con el
debido esmero en todos los pueblos de la península con instrumentos
trabajados con esmero y uniformidad , y según los métodos mas exac-
tos, y teniendo presente los encargados de hacerlas las útilísimas
obras del célebre Toaldo, de Cotte, Lamarck, W a n - S w i n d e n , de
Luc y Saussure; y que se formase una academia, que después de
examinadas todas las observaciones las publicase, deduciendo las
consecuencias útiles, que ilustrarian á la vez la medicina y la agri-
cultura. El que desee instruirse de las ventajas que han acarreado á
la agricultura semejantes observaciones j podrá consultar los aforismos
meteorológicos que una esperiencia dilatada dictó al infatigable Toal-
do, cuyo tratado de meteorología, aplicado á la agricultura, re-
comendamos á cuantos deseen hacer progresos en este ramo. X .
CRONOLOGIA Y REPORTORIO
DE L ARAZON D E LOS TIEMPOS,
COMPUESTO

POR E L L I C E N C I A D O RODRIGO ZAMORANO,


COSMOGRAFO Y PJZOTO MAYOR D E L R E Y NUESTRO SEÑORp
Y MATEMATICO D E S E V I L L A .

LIBRO CUARTO
&!) {GJJCÜJ t,»ríwLn'j tyitíllli.^ litiJ'Jyi/*." £ J i it-ir-j*/* ni%JCr¡ítx

DE L A CALIDAD D E L O S TIEMPOS.

TRATADO PRIMERO.
DEL PRONOSTICO DE LA MUDANZA DEL AIRE.

CAPITULO I .
De algunas advertencias p a r a bien juzgar la mudanza
del aire.

T uvieron los filósofos por cosa muy importante y de gran-


JL i
dísimo momento el conocimiento de la mudanza de los tiem-
pos y variación del estado del aire, asi para la salud y vida
de los hombres y de todas las cosas, como para la agricultura,
navegación y milicia. Hipócrates tuvo el aire por cosa divina,
y muy poderoso asi en la mudanza de los tiempos como
también de los ingenios. Porque ocupando este cóncavo y
i Este tratado se íia copiado de la edición hecha en Sevilla en la i m -
prenta de Rodrigo de Cabrera el a ñ a 1594.
TOMO I V . T
('46) , . _
medio del mundo, fue tenido por los antiguos hebreos por
un medio que liga y ajunta las influencias del cielo con estas
cosas inferiores. Los pitagóricos le tuvieron por instrumento que
concuerda lo alto y lo bajo. Los egipcios le nombraron, y muy
bien, nuncio y mensagero de los dioses, porque recibiendo en
sí las aspiraciones celestiales, las reparte y distribuye entre los
dos elementos agua y tierra, y cosas en ellos contenidas. Y asi
en el aire resplandecen las significaciones de los cielos, y los pro-
nósticos de lo que causan en este mundo inferior. Muchos de
los cuales también se ven en el agua y en la tierra, y partici-
pan dellos muchos animales, pero como pacientes del cielo
y del aire. Queriendo pues pronosticar de la variación del aire
por aquellas cosas que muestran rastro y señales de su mudan-
za, será necesario que se adviertan primero algunas cosas, de
que conviene esté instruido el que en esto quisiere mostrarse
egercitado.
Lo primero, que cualesquiera señales tendrán certidumbre
si el que por ellas juzgare no se extendiere mas de lo que se
extiende la anchura de su horizonte, que será hasta donde
buenamente se pueda llegar con la vista. Y aunque los auto-
res difieren en el terminar de la vista , con todo eso por la ma-
yor parte se tiene que esto sea hasta trescientos sesenta estadios,
que hacen cuarenta y cinco millas, ó» once leguas comunes de
las de España, y mas un cuarto, que es el término hasta donde
se extienden las señales que en cualquier parte se vieren de la
mudanza del aire, contando desde donde está el que esto
iuzga-
Lo segundo se ha de notar la naturaleza del lugar donde
se pronostica, asi respecto del cielo como de la disposición de
la tierra. Porque las tierras naturalmente húmidas son mas su-
jetas á lluvias que no las secas y enjutas; las montuosas á nie-
ves , truenos y rayos, y asi de las demás.
1 Lo tercero, que entre todas las señales que se pondrán en
«ste tratado de la mudanza del aire unas se nombran genera-
les y otra§ particulares. Las generales son en dos maneras, en
tiempo y en lugar. En tiempo son las que se extienden á mu-
chos diás, como las que significan por todo el año , ó por una
de sus cuatro partes, ó por una lunación, ó por un cuarto de
la luna. Las generales en lugar son las que se extienden á una
047) .
provincia ó a mas. Las particulares en tiempo son Jas que no
se extienden mas que á un dia, ó á lo mas á dos. Las particulares
en lugar no se extienden mas que á un horizonte ó comarca.
Lo cuarto que las señales de lluvia mayor fuerza tienen
en el invierno y primavera que en el fin de ella ó en el estío
y otoño; y por el contrario, las señales de serenidad sor. mas
ciertas en fin del verano y por todo el estío que en otro tiem-
po alguno. Las de truenos, vientos y granizo mas en el otoño
y primavera que en los demás tiempos del año.
El que quisiere juzgar de la mudanza del tiempo convie-
ne que no se mueva á pronunciar su juicio por una señal, sino
que se ayude de muchas, juntando y cotejando unas con otras.
Y teniendo bien noticia de las reglas que aqui pondremos, y
haciendo continua experiencia por ellas en los tiempos pasados
para los por venir, dice Tolomeo que sin duda podrá pronos-
ticar de la calidad de los tiempos mas precisa y acertadamente
que si por astrología pronosticase.
CAPITULO I I .
Señales de lluvias y tiempo húmido por el cielo,
C on el calor del sol y de los demás cuerpos celestiales se le-
vantan de la tierra muchos vapores gruesos, que llegando á la
región media del aire, y resfriándose con la frialdad de aquel
lugar, se cuajan, espesan y hacen pesados; con lo cual destilan
y se caen abajo, y nos hacen la que comunmente nombramos
lluvia; conócese cuando quiere llover por estas señales.
Sol, cuando al nacer ó ponerse parece mayor de lo que
suele denota lluvia; y mas cierto si el aire no estuviere Jbien
limpio, y hubiere ábrego ó vendaval.
Sol por todo el dia, ó por la mayor parte, visto á manera
de una bola de fuego, por medio de alguna niebla ó aire os-
curo, suele ser evidente señal de lluvia.
Sol, si parece verdinegro anuncia lluvia. Bermejo vientos
suestes ó lesuestes; y si estando bermejo pareciere manchado,
habrá viento y agua juntamente.
Sol naciendo, ó poniéndose entre espesas nubes, y no conti-
nuas, sino con ventanas, ó echando sus rayos, ó pareciendo
como dividido, significa que habrá lluvias.
CHS) •
Sol, si al tiempo que nace por el horizonte pareciere mas
pequeño de lo acostumbrado, denota lluvia.
Sol, poniéndose, si seascondiere tras alguna nube aploma-
da, pronostica lluvia dentro de veinte y cuatro horas.
i Sol, si al tiempo que nace por el horizonte llevare delante
de sí algunas nubes cárdenas, denota lluvia.
Sol, si cuando nace por el horizonte echare sus rayos co-
mo desbaratados, denota lluvia.
Sol por la mañana con diferente figura, que suele nacer
otros dias, ó si naciere tras alguna nube amarilla ó parda, de-
nota aire llovioso, húmido y invernizo.
Sol, si mostrándose inflamado, ó encendido cuando se va
á poner, le acompañaren nubes cárdenas y oscuras, es señal
de lluvia , y que habrá turbación del aire.
Sol, si al tiempo que se levantare por el horizonte enfren-
te se levantare niebla gruesa, denota lluvia.
Sol naciendo, si de la mar se levantare niebla sin viento
contrario, ó en la cumbre de algún monte, ó en prado, lagu-
na , fuente ó rio, siendo durable, señala lluvia.
Sol, si naciendo por el horizonte causare notable calor, ó
cuando se va á poner denota lluvia, principalmente en tiempo
de verano y otoño, estando el aire algo turbado, que tambiea
significa lluvia ó truenos.
Sol cuando nace por el horizonte, si tuviere cerca de sí
bermejura algo mezclada con verdinegro, estando el aire ca-
liente , significa la mesma lluvia ó truenos.
Sol, si al ponerse allegare hacia sí las nubes, denota que
levanta vapores, y que habrá lluvia.
Sol, si antes de nacer en la mañana no mostrare sus rayos,
ó si los muestra fueren amarillos, lloverá presto.
Sol naciendo por el oriente, y estando el aire tenebroso,
si tuviere alguna nube continua á lo largo del horizonte, de-
nota que habrá muy presto lluvia.
Sol cuando al nacer por el oriente no se muestra claro, ó
si parece sin rayos, significa lluvia ó nublarse el aire.
Sol., si se pone pardo con alguna nube delante, y sus rayos
oblicos hacia diversas partes, es señal de lluvia.
Sol, si en tiempo de vendavales pareciere triste, como cu-
bierto de humo ó polvo, es señal que se levanta lluvia.
(i49) ;t .s ,
Sol, si resplandeciendo en alguna nube hiciere a sus lados
unos resplandores que parecen como otros dos soles (que se
dicen parelios), y las tales nubes después se volvieren verdi-
negras ó aplomadas, habiendo^ primero estado rojas, anuncia
lluvia ó viento.
Sol con una ó muchas como coronas al derredor, significa
tempestad ó tiempo invernizo y húmido.
Sol, cuando antes que nazca hubiere alli una nube super-
ficial , pequeña, y después naciere él con los rayos varios y de
diversas colores, denota lluvia.
Sol, si echare sus rayos extendidos en la alborada sobre el
horizonte, y parecieren mas gruesos que, suelen, denota que
muy presto habrá lluvia ó viento.
Sol, si al nacer ó ponerse estuviere oscuro con nubes grue-
sas , y al derredor de ellas extendiere sus rayos á una y otra par-
te, anuncia que habrá lluvia ó viento.
Sol, si se mostrare mas que uno por la reverberación en al-
guna nube que esté hacia el lado de mediodía, denota grandes
lluvias, y hácia el lado del norte no tanto.
Sol, si estando cerca del horizonte echare hácia la tierra
unas como rayas ó listas por medio de alguna nube abierta,
con diversas colores como la iris ó arco del cielo, es señal de
que habrá muy grandes lluvias 1.
Luna, si tres ó cuatro dias antes ó después de la conjun-
ción con el sol, ó de sus cuartos y oposición, pareciere oscura,
amarilla, verdinegra ó verde, es señal de que presto se levan-
tarán lluvias y tempestades.
Luna, si en los dichos dias pareciere algo hinchada con las
puntas embotadas, señala que habrá lluvia.
Luna nueva con alguna mancha en el cuerno alto, signi-
fica lluvias en las primeras partes del mes; y si la tuviere en
medio habrá serenidad en la llena de la luna.
Luna cuando no parece al cuarto dia, si hiciere vientos
ponientes, denota tempestad de lluvias por toda ella.
Luna cuarta cual color mostrare aquel dia tales efectos
hará toda ella por la mayor parte.

i Esta regla la he visto verificada en diversas ocasiones, y en distintos


parages. Z .
, ('5°)
Luna, si en los sobredichos dias mostrare sus cuernos mas
densos y anchos, y pareciere algo bota, es señal de muchos
vapores, y promete lluvias.
Luna, cuando en los tres primeros dias después de la con-
junción hubiere ábrego, lloverá á los cuatro de la luna.
Luna, cuando después de la conjunción comienza á verse
nueva, si tuviere el cuerno alto, algo negro, lloverá al prin-
cipio de la luna, y si el bajo en la menguante; y si lo negro
está en el medio lloverá en la oposición.
Luna, si no parece antes de los cuatro dias, por causa de
estar cubierta con nublados, ó por haber vientos ábregos, de-
nota constitución inverniza en toda aquella lunación.
Luna, en su principio si tuviere los cuernos mas negros y
gruesos, significa tempestad y lluvias en toda ella.
Luna de pocos dias, si por dentro ó fuera se mostrare
amortiguada y triste, denota lluvias. ;.
Luna á los tres dias, si mostrare el cuerno alto de color
aplomado, denota una semana lluviosa; y algunos dicen - que
lloverá por la mayor parte de todo aquel mes.
Luna, si á su tiempo y modo no pareciere, ó pareciere tras
alguna nube agujerada y verdinegra no habiendo mucho
viento, significa que presto habrá lluvia. .' '
Luna, si se mostrare algo tirante á color de hierro, denota
lluvia, ó cuando tuviere otro color semejante.
Luna, si con sus rayos mostrare como centellas en los re-
mos de los que de noche navegan, significa que presto habrá
agua, y quiere llover.
Luna, si habiendo ábrego mostraré en la tierra sus rayos
obscuros, gruesos y cortos, promete lluvia.
Luna, si tuviere cerco de diversas colores como iris no muy
trasparente, ó otra cosa semejante, denota lluvia.
Luna nueva, si tiene la parte no clara de color entre rubio
y verde, ó cárdeno, anuncia lluvias y grandes vientos.
Luna, si teniendo cercos al derredor se le fueren resolvien-
do, y convirtiendo en nubes negras ó pardas , denota que ha-
brá muy grandes lluvias.
Luna, si estando el cielo sereno, ella tuviere al derredor un
gran cerco, de color pardo ó verdinegro, no dividido, es se-
ñal de agua. Y si juntamente hubiere mas de uno, mientras
mas hubiere mayor tempestad significa, aunque estos cercos
también suelen significar vientos.
Luna, si hiciere alguno de los que nombran hácia parellios
ó reverberación en alguna nube la parte austral cuando nace
ó se pone, pronostica grandes lluvias.
Luna nueva, si mostrare señales de agua, y no lloviere y
hiciere frios, denota que en su creciente hará frios, y que llo-
verá en la menguante. Y si toda la creciente de la luna fuere
frk, lloverá toda la menguante.
Estrellas grandes y planetas, si se mostraren turbias j y tu-
vieren los rayos amortiguados, y no resplandecientes, denotan
que muy presto habrá lluvia.
Estrellas grandes y planetas, si tuvieren cercos negros ó ver-
din egros al derredor, significan lluvia.
Entre las estrellas del signo de Cáncer hay una estrella né-
bulosa que se dice el Pesebre, y cerca de ella otras dos, que
se llaman los Asnillos, poco apartadas entre sí; pues si estando
el cielo sereno estas dos parecieren espesas, oscuras, ó las cu-
briere alguna nubecilla, es señal de lluvia y tiempo inverni-
zo según la parte del ano; y si de los Asnillos no se viere el
austral, lloverá con viento ábrego, y si no se viere el septen-
trional, habrá viento norte con nieve ó granizo, y si ambos
no se vieren, significan aire turbio.
Estrellas Cabrillas, si cuando se ponen ai punto que el sol
nace (que acontece ahora á los 18 de Noviembre) hiciere el
tiempo nublado, será el;invierno llovioso; pero si hiciere tiem-
po sereno, será el invierno sereno y áspero.

C A V I T V L O III.
-¿&{iOT^[ %$V£ kb bfibniJiao no^ s n z q mío s oineiv b i b u r n
* Seríales de lluvia por lo que É ve en eí airé.

Nubes rojas de color de hierro, si se vieren antes dé nacer el


\ . Í.. Í "isfr; ;•,[ l o q o\vei •;) ÍO 6 or;riivüi ÍÍS- éoriimiT

sol, denotan lluvia, ysi á la tarde, serenidad ó vientos, según


el lugar y tiempo del año.
Nubes verdinegras entre rojas y verdes, ó semejantes
¿ vellones de lana ,• si vienen de hacia la parte del medledia ó
levante, anuncian lluvias antes de tres dias.
Nube grande y blanca en el occidente al poner del sol, y
otra negra en. el medio de ella, denota lluvia con viento,
Nubes bajas, si se vieren hácia el norte, y se subieren á lo
alto, es señal de que lloverá dentro de un dia.
Nubes muchas, aunque sean rojas^ equidistantes al hori-
zonte , si por lo bajo fueren negras, significan agua.
Nubes en tiempo sereno, si vienen del austro, y se fueren
acercando al sol, y se deshicieren, y después volvieren á jun-
tarse, significan lluvia dentro de un dia.
Nubes escuras y gruesas, si corren de donde el viento,
cuanto mas negras y mas igual fuere su negrura , y mayor es-
pacio ocuparen creciendo con el viento, tanto mas agua signi-
fican y mas durable.
Nubes de color rojo aplomado, si se levantaren del hori-
zonte impelidas por otras que vienen tras ellas, denotan cons-
titución de tiempo húmido y llovioso.
Neblina, cuando pareciere en la mañana lloverá á los no-
venta dias en el lugar que pareciere.
Niebla, si antes de deshacerse se convirtiere en nubes es
señal de llover; pero si el sol la consumiere ó rompiere, y si
se cayere hacia bajo consumiéndose, anuncia serenidad.
Escuridad del aire que parece humo, si se extiende mu^
cho, denota humidad y tiempo llovioso.
Viento flaco, si soplare del mediodía, y dentro de poco
tiempo se variare á soplar de las otras, partes del horizonte, de-
nota que vendrá lluvia.
Después de ¡gran tempestad de viento suelen crecer mu-
chas lluvias y multiplicarse en gran abundancia^
Si en el invierno, principio del verano yfindel otoño,
soplando norte, se fuere remitiendo la aspereza del aire y se
muda el viento á otra parte con oscuridad del aire, es pronós-
tico de que habrá lluvia ó nieve.
Truenos en invierno ó en el estío por la mañana, y algu-
nas veces por la tarde, denotan agua.
Relámpagos en el otoño, si se vieren hácia la parte del
norte, cuando son muchos, denotan lluvia.
Si tronare mas que relampagueare en verano, otoño y
principio del estío, denota aire frió y húmido, y tanto mas
cuanto mas tronare y relampagueare.
Relámpagos á la parte del mediodía en dia ó noche seré-
na lloverá otro día. Si relampagueare hacia el viento gallego,
poniente ó sueste, denota viento con poca agua, según la tier-
ra y parte del año.
Muchos eelámpagos sin truenos, si los hobiere habiendo
muchas nubes, denotan que lloverá presto.
Si hácia la parte del, mediodía relampagueare con viento
ábrego en la cumbre de algún monte, ó hácia el norte con
poniente, denota lluvia ó tempestad.
Arco del cielo en la mañana, anuncia lluvia á la tarde con
viento^ I • - r •;•...»•. iiwúaitií íosq upod W Í zúi
C A P I T U L O I V . ri ma&iz

Señales de llover j?or las cosas que se ven en el agua.

Aguas estantías, cuando sin sol están mas calientes que sue-
len, denotan lluvia.
Lluvia de cualquier tiempo, cuando al.principio es poca,
y después va creciendo, es señal de caer mucha mas que si ca-
yese de repente y con ímpetu.
Gotas de agua cuando llueve, si blanquearen y levantaren
grandes,ampollas ó campanillas, significa duración de lluvia,
y que volverá presto á llover.
Agua que llueve á prisa y copiosa, si se enjugare mas
presto que suele y sin viento, es señal de caer mucha mas.
Rocío, si falta á su tiempo no habiendo viento, y mas en
lleno de la luna, es señal de lluvia ó viento.
Si en invierno se derriten los cerriones, la nieve, hielo y
carámbano sin notable calor del sol, ó si los paños moj ejidos y
yertos con el hielo se ablandan, es cierta señal de que quiere
llover presto.
Vapor ó rocío visto en las paredes lisas y en los vidrios y
cosas vidriadas, ó en la madera ó hierro por algunos dias sin
causa manifiesta ^ es señal que lloverá presto. ;
Espumas de la mar, cuando se muestran esparcidas por mu-
chas partes, denotan humidad y que quiere llover..
Fuentes ó rios, cuando se secan de repente, denotan que se
levantan vapores, y que lloverá aunque tarde.
Mar, si estando el cielo sereno hiciere mas ruido que suele,
ó mas embates en las orillas, denota viento ó lluvia.
TOMO I V . V
(I54)
Montecillos largos ele arena, cuando en U orilla de la mar
se deshicieren y derramaren con el ímpetu de las olas, es se-
ñal de lluvia.
Mar, cuando parece negra, y no bien clara á la vista, de-
nota lluvia. .' . ; :
Ranas, cuando cantan mucho y confusamente barruntan
presto lluvia, si ya no andan en zelo.
Almejas, erizos marinos, caracoles y otros pescados de con-
chas, si se pegaren á las peñas, ó los cangrejos asieren pedreci-
lias en sus bocas para afirmarse en el arena, es señal de que
sienten y barruntan lluvia y tempestad.
Peces, cuando en cualquier tiempo saltan debajo arriba en
el agua, ó si alguna vez volaren arrojándose por cima del
agua, barruntan lluvia.
Cangrejos, cuando quiere llover con tempestad se ven salir
del agua y caminar de lado por tierra.
Hielo primero del año, si se deshiciere con lluvia, los de»
mas hielos de aquel año se desharán con ella.
Lluvia, si comenzare en sábado no dura hasta el domingo»
ó no pasa del lunes V
Otoño sereno anuncia invierno ventoso y llovioso»
r CAPITULO V.

Señales de lluvia jjor la tierra, y cosas de ella*

IVlontes, si muestran sus cumbres cubiertas con nubes',; que


no las dejan ver bien, denota lluvia '
Montes, si echan de sí vapor espeso y grueso, que no se
deshace con el viento ó sol, anuncia lluvia.
Montes, altos, silvas, torres y campanarioscuando á la ma-
ñana ó tarde no mostraren su acostumbrado color, sino otro
diferente, principalmente si el tal color pareciere escuro y
amarillo, es señal de llover presto.
Montes, silvas ó bosques, si pareciere que hacen algún
ruido ó hicieren mormullo, denotan lluvia con viento.
Pajas, hojas y plumas, cuando se vieren volar sin orden
arrebatadas del viento, denotan lluvia.
J Esta regla huele demasiado á preocupación. Z.
('55)
Pipas ó toneles y otros vasos en que se guarda la cecina y
carne salada, si destilaren gotas de agua ó se desliere, é hu-
medeciere la sal en los saleros, anuncia lluvia.
Alcaucí ó alcarehofa colgada en el techo de la casa, si
cuando estuviere seca se cerrare y apiñare mas que suele, es
señal de lluvia, y cuando se abre y pone yerta denota se-
quedad h
Aceite del candil, si respenda como si tuviese agua, y echa
de sí centellas, denota aire invernizo y llovioso. .
Fuego, cuando se enciende y luce mal, ó si las mechas
de los candiles hacen callo ó costra, es señal de lluvia.
Llama de la vela ó candil, si en noche oscura no se mo-
viere como debe, antes está su luz marchita, ó sus rayos mas
espesos que suelen, es señal de lluvia.
Hollín de chimenea, cuando se cae de suyo sin que lo
limpien ó muevan, denota que lloverá presto.
Fuego cubierto con la ceniza, si centelleare y echare pa-
vesas, ó si en él creciere mucho la ceniza sin causa manifiesta,
denota lluvia ó tempestad.
Fuego, si parece amarillo y respendare sin causa, ó.si
las brasas muestran al derredor unos corpecillos Como granos
de mijo resplandeciente, denota lluvia.
Fuego, que sin causa se le apaga la llama, y el humo no
sale bien por la chimenea, denota lluvia.
Ruido en el campo, sin causa que le mueva, y uno como
bramido del cielo, denota tempestad lloviosa.
Calor en el verano, estío y otoño, si fuere mayor y mas
molesto que suele en los días cercanos, denota lluvia.
Campanas, si hacen el sonido mas agudo que suelen, aun-
que sea de lejos y con viento ábrego, anuncian lluvia.
Si se vieren volar por el aire unas como telarañas, ó cosa
semejante, señala que lloverá presto con tempestad. - A
Arañas, que salen muchas de sus agujeros, y subiendo por
la pared se caen en el suelo, es señal de llover.
fisucj .... > u ' .. ... him • oí.r.shrA y .zetlo' STHO?
I Otras muchas plantas denotan lo mism o, y pueden servir de higró-
metros. Dejando aparte los musgos, liqúenes y algas, las aristas de la ba-
llueca y de otras muchas gramíneas, y las de los geranios, el pelo d é l a pa-
noja de la sisea, y los radios del cáliz de la carlina vulgar y de otras espe-
cies de este género, pueden servir de higrómetros rústicos.
Cuerdas de vihuela y de otros instrumentos músicos, cuan-
do se rompen de suyo, es señal de agua.
Puertas y ventanas, mas apretadas que suelen, es señal que
se hinchan con' la mucha humidád y de lluvia.
Petrinas, correas, agujetas y otras cosas tales de cuero, si
están mas encogidas que.suelen, denotan agua.
Cubiertas de las cajuelas y bujetas y otras cosas semejantes
de madera, si estuvieren apretadas, denotan lluvia.
Manos y cara, mas secas de lo que suelen, anuncian lluvia.
• Remolinos de viento, que traen al derredor hojas secas,
polvo, pajas y plumas, y mas si hace ábrego, que es viento
que las levanta hacia arriba, significan lluvia.
Flores, si en .tiempo sereno huelen de lejos mas que sue-
len, es señal de llover dentro de breve espacio de tiempováq^
Huesos desconcertados, quebraduras y otras semejantes le-
siones ó llagas viejas, si dan mas dolor que suelen, y fuera dé
tiempo, denotan mudanza de tiempo, y que quiere llover.
Los que suelen tener dolor de cabeza ó jaqueca, los po-
trosos y gotosos, si sienten sus dolores mas que suelen, y fuera
de tiempo,; significa qüe quiere llover. •
Aves^ísi huyen •étt manadas de las islas donde habitan para
los campos, quiere llover ó5 venir tempestad.
* ; Aves que. viven cerca del agua, si se mojaren, zabulleren
ó lavaren en ella con gran cudicia, señalan lluvia. '
ornoAves que viven en árboles, si á manadas se recejen á sus
nidos antes de hora, señalan lluvia ó tempestad.
es/rsAves no acostumbradas á andar en el agua, si con los pi-
cos y uñas de1 los pies se rascaren y sé espulgaren las plumas
cférca^de fuente, rio ó arroyo, anuncian lluvia.
Ave alcedon, que es martin pescador, y cria en el agua,
é^exeendiere sus alas al sol en la ribera, anuncia agua.
Avecillas de cualquier género, si huyendo de la mar vo-
Í^rt>-¡hácía:'tierra, ^r^meten lluvia 6 tempestad.
Anades, si en cielo sereno se encontraren y volaren unas
sobre otras, y haciendo gran ruido se movieren de acá para
allá, anuncian lluvia ó'tempestad.
-Bq EM5^1"65' si'cú^áojván: á comer fueren con gran graznido,
y^S>ft/gPíi- ipoywwQíitQ.de.alas'se metieren en el agua hacienr
do muy gran mido,'señalan Muvia.
Anades, si anduvieren muy quietas en el agua, y vocean
mas que ordinariamente suelen, denotan lluvia.
Abejas, si cojen la flor de las ñores para hacer su miel muy
cerca de las colmenas, es señal de tempestad y lluvia.
i Abispas, si antes del nacimiento de las cabrillas se meten
á montones por los agujeros de la tierra, denotan invierno
llovioso y frió, y lo mismo es de las moscas.
Animales, si escarban mucho la tierra con los pies y hocico,
y levantaren sus cabezas hácia la parte del norte, anuncian
gran invierno con lluvia, y muy tempestuoso.
Asnos ó mulos, sacudiendo mucho la cabeza y orejas sin
causa e'/idente, barruntan, que quiere llover.
Corneja, si se paseare por la arena enjuta, ó si zabullere su
cabeza, en el agua, ó graznare cerca de ella, promete tempes-
tad húmida, y-que quiere llover presto.
Corneja,, si. posada sobre alguna piedra cercada de agua
diere voces, y á veces se mojare, denota lluvia.
Cuervos, si se colgaren de algún árbol, y juntamente mo-
vieren mucho las alas, denota lluvia tempestuosa.
Cuervos, si roncos graznaren mucho, engullendo la mi-
tad de la vozf, pronostican lluvia ó tempestad.
Cuervos ó otras a.ves, si con las alas hicieren mas ruido
que suelen cuando vuelan, anuncian agua. .
Cuervo marino, si huyere de la mar, y volando se reco-
giere hácia la orilla, denota lluvia ó tempestad.
Cercetas, cuando anduvieren jugando por lo seco y enju-
t o , significan también lluvia y tempestad.
Gallo , si sacudiendo sus alas cantare algo ronco al priiv
cipio de la noche, ó poco después de puesto el sol, es señal
de lluvia presente, ó que lloverá muy presto.
Gallinas ú otras aves, cuando juntas se espulgan mucho las
plumas con el pico ó uñas, significan lluvia.
Gailinas, si se juntan en parte abrigada y cubierta, ó en su
gallinero , ó si se levantan á comer mas tarde que suelen , es se-
ñal de llover , y que durará la lluvia.
Garza, cuando diere muchas voces, y clamando mucho y
quejosa, huyere de las lagunas, y se viere triste en el campo,
ó si volare hácia las nubes, denota lluvia.
Grajos, si estando solitarios em los tejados, muros ó torres,
sacudieren y espulgaren las alas, o se recogieren tarde del
pasto, sienten que quiere llover presto.
Grajas nombradas monédulas, si habiendo cualquier vien-
to vocearen mucho y sin orden, anuncian agua.
Gorriones, si á la mañana chirriaren y cantaren mas que
suelen, denotan agua en aquel dia.
Grullas, si cuando van volando por lo alto dieren gran-
des voces y graznidos, barruntan que quiere llover.
Grullas, si huyendo de los valles volaren bajo, y volvie-
ren muchas veces al lugar de donde se levantaron, denotan
temor de la lloviosa é inverniza tempestad.
Grullas, si dejan los bajos y suben a las alturas, significan
lluvia, y que van huyendo de la humidad.
Golondrinas, si volaren cerca del agua, tocando en ella
con vientre ó alas, denotan que lloverá presto.
Golondrinas, si volando de unas partes á otras se pegaren
muchas veces en las paredes j ó volaren tan bajas que con
los pies tocan en el suelo, denotan lo mismo.
Lechuza, si después de puesto el sol saliere del nido chir-
riando mas, y antes de lo que suele, denota lluvia.
Moscardas, si parecen antes del ocaso de las Cabrillas, es
señal de largo invierno y muchas aguas.
Manada de cuervos y grajos, si volando en cerco grazna-
ren y dieren muchas voces, prometen lluvia.
Moscas y pulgas, si picaren ó fueren mas molestas de lo
que suelen, son señal de llover y mudar el tiempo.
Tábano, si yendo el hombre caminando le fuere siguiendo
y persiguiendo á la cavalgadura, es cierta señal de humidad y
de llover dentro de dos ó tres dias.
Pavos, cuando cantan, denotan lluvia y humidad.
Pavones reales, si de noche cantaren muchas veces, anun-
cian humidad, y significan que lloverá presto.
Pezpitas, cuando cantan por la mañana, y se entran en las
casas á cazar los mosquitos, denotan lluvia.
Pito ó Pico, ave conocida, cantando á su modo, ó chirrian-
do mas que suele, barrunta tempestad y lluvia.
Palomas, recogiéndose tarde al palomar, y las gallinas á su
gallinero, señalan que lloverá presto.
Ranilla verde de las zarzas nombrada rubeta, si se escon-
diere en las concavidades de los árboles, valladares, albarra-
das y casas viejas, pronostica lluvia.
Bueyes con las narices abiertas oliendo el aire, levantán-
dolas hacia el cielo, barruntan humidad en el aire.
Bueyes, cuando á la tarde caminaren tristes hacia sus es-
tablos bramando mas de lo acostumbrado, y si los becerros á
menudo retozaren y saltaren regocijados, anuncian tempestad
dentro de pocos dias, y que lloverá presto.
Bueyes, si lamieren mucho los pelos y uñas de los pies
traseros, ó si todos los bueyes en los establos estuvieren echa-
dos sobre el lado derecho, señalan lluvia, i
Vacas, si como rabiosas ó locas anduvieren corriendo de
acá para allá tras las yeguas ó tras otros animales, señalan mu-
danza del tiempo, y que presto lloverá.
Cabras, si después de tener acceso con los machos procu-
ran volver á lo mismo, anuncian lluvia durable y largo in-
vierno, y lo mismo es de las borricas-
Cabras aguijadas de su pastor, si fueren con gran cudicia
paciendo las ramas y renuevos de los árboles y matas apar-
tándose del camino, denotan lluvia ó tempestad.
Cameros, ovejas y corderos, encontrándose unos á otros
con cuernos, cabezas y pies, denotan humidad.
Caballos, perros, asnos y mulos, si en tiempo de venda-
vales se revolcaren mucho por el polvo y suelo, ó se refre-
garen las espaldas á los árboles, piedras y otras partes, denotan
tiempo húmido, y. que quiere llover.
Gatos, lavándose mucho con la lengua y manos, y la-
miéndose las espaldas y cabeza, anuncian presto lluvia.
Lobo solo y apartado de los otros, si mucho aullare, y sin
recato se llegare á las majadas y cabañas de pastores y hatos
de labradores, anuncia pesada tempestad dentro de. tres dias, y
que lloverá muy presto.
• Lombrices, cuando por haber salido de la tierra la dejaren
muy agujerada y movida, señalan lo mismo.
Scolopendras ó centopíes, si hubiere muchas por las pare-
des, denotan lluvia ó tempestad inverniza»
Hormigas, cuando sacaren sus huevos á porfía de los hor-
migueros y ios volvieran á meter, ó las semillas al sol para que
se enjuguen, denotan presto lluvia ó tempestad.
(160),
Ovejas, cuando á la tarde van á sus apriscos, si fueren con
cudicia paciendo las yerbas sin poderlas quitar de ello el pastor
con silbos, golpes y voces, barruntan tempestad y tiempo in-
vernizo y llovioso.
Ovejas y puercas habiendo tenido acceso con los machos,
si todavía volvieren á lo mismo, es señal de haber presto tem-
pestad inverniza y muy húmida.
Ratones y ratas, si piaren mas que suelen, y haciendo rui-
do y saltando salieren muchos juntos-de sus cuevas, y para
sus nidos recogiendo pajas, denuncian lluvia.
Ratones del campo, si estando sedientos se llegaren á las
casas en manadas, denotan que lloverá presto.
Topos, cuando hacen mas cuevas y mas hondas, que sue-
len , huyen de la tempestad y denotan lluvia.
Ruiseñor, si cantare á porfía mas que suele por la mañana,
teme que no podrá tan presto cantar con la lluvia.
Perros, cuando les rujen las tripas ó hacen hoyos en la
tierra, es señal de llover, ó de viento ó tiempo húmido.
Puercos, si como locos despedazaren trapos ó manojos de
pajas, y arremetieren á todas partes, anuncian agua.
Sapos , cuando salen muchos de sus cuevas y mas hincha-
dos que suelen, denotan lluvia y vapor húmido. •
Calores grandes y largos suelen traer tras sí grandes y lar-
gas lluvias.
Si lloviere en domingo acerca de las nueve de la mañana,
en cualquiera tiempo del año que sea, lloverá,también la ma-
yor parte de aquella semana V

CAPITULO V I .
r-v';-4 / -u ?dñi,di6B \ ' ¿»/hf?f§m' ? i ^ é - m ; ^ í &?. mattx
Seríales de serenidad del ayre y 'de sequedad jjor el cielo.

erenidad se llama cuando en el aire no hay lluvias ni va-


pores húmidos, aunque haya algunas nubes ó pequeño viento.
Sol cuando nace, si está libre de oscuridad de nubes y va-
riedad antes se muestra puro y de un color, denota serenidad
ese dia y noche.
Clip j¿í£G~o<í th ?íiiitTns¿ gcl o . toísní i ; nLisrvíov ?o\ v wiSí/'Siírt
1 También me parece que huele á preocupaciónfestaregla.
060
Sol, si se pone sereno y sin nublados con cielo claro, de-
nota serenidad.
Sol cuando nace, si el aire estuviere claro y lustroso, anun-
cia serenidad,
Sol poniéndose, si las nubes á él vecinas fueren rojas y
raras, denota serenidad en esa noche y el dia siguiente.
Sol poniéndose limpio y no hirviente, si el dia siguiente
naciere de la misma suerte, es señal muy cierta de sere-
nidad.
Sol, si antes que salga sus rayos amortiguados no hallaren
nubes oscuras y bermejas ó amarillas, el tal dia será sereno y
enjuto.
Sol, si al salir se deshiciere un cerco a manera de nubecilla,
delgada, esparciéndose, habrá serenidad ese dir.
Si al tiempo que nace el sol por el horizonte se disiparen
las nubes que hubiere y se desvanecieren con los rayos del sol,
denota serenidad.
Sol cuando nace ó se pone dorado, si pareciere alguna os-
curidad ó niebla en el aire , es señal de serenidad.
Sol, si habiendo llovido se pusiere encendido ó bermejo,
no habrá humidad el dia siguiente.
Si en la mañana pareciere iris ó arco del cielo á la parte
del occidente, es señal que habrá serenidad en el aire y algu-
nas veces de pequeña lluvia.
Si estando el sol sobre el horizonte en tiempo de tempestad
pareciere iris hácia la parte del poniente, denota serenidad, y
al oriente es cosa dudosa.
Sol, si llegare á la parte de donde sopla el viento que cor-
re, ó si de la parte donde está el sol ó adonde va se levantare
algún viento, denota que habrá serenidad.
Luna cuando es nueva, si mostrare los cuernos limpios y
distintos, ó si en su llena ó cuartos se mostrare pura, señala
serenidad y buen tiempo.
Luna nueva, 'si mostrare los cuernos agudos y tuviere el
color plateado, anuncia serenidad.
Luna, si cuando es de tres ó cuatro días se mostrare con
luz pura y sutil, echando de sí lumbre sencilla y sin humos,
significa tiempo sereno y claro.
Luna, si tuviere un solo cerco grande como corona, y se
TOMO I V . x
060.
le fuere' deshaciendo poco á poco sin romperse, promete sere-
nidad. Este cerco se nombra halón.
Luna de cuatro dias, si se mostrare pura y no botos los
cuernos, es señal de serenidad y buen tiempo.
Cercos blanquecinos ó algo rojos al derredor de los plane-
tas y estrellas grandes suelen significar serenidad, y algunas
veces vientos y exhalaciones.
Estrellas, si centellearen, aunque haya algunas nubes, de-
notan serenidad.
Via láctea ó camino de Santiago, cuando se mostrare cla-
ro, limpio y reluciente, promete serenidad.
Cometas ó estrellas volantes, cuando se ven grandes y por
muchos dias, pronostican sequedad.
CAPITULO V I L

Señales de serenidad por lo que se ve en el aire.

Relámpagos, cuando sin truenos ni nubes después del sol


. puesto se vieren cerca del horizonte, demuestran serenidad y
buen tiempo. ,L rm .•i ?
Nubecillas, cuando se levantaren del horizonteísi se des-
vanecieren en la parte contraria ," denotan que tras esto se se-
guirá serenidad sin vientos. * : ;
Nubes por el aire como plumas y semejantes afluecos de
lana ó vellones blancos, si fueren volando por el aire, y espar-
ciéndose con el sol, denotan serenidad. - : ÍJI
• « Nubes , si sé disgregaren y apartaren en tiempo llovioso,
denotan serenidad, y mticho mas si eso fuere háeia la parte
de donde viene el viento.
Nubes, si á la tarde ó mañana se apartaren con el viento
.de oriente.al occidente, denotan serenidad.
Nube muy espesa, que en la mar á otra parte casi toca
! en el agua, cuando se viere subir hacia arriba deshaciéndose
en pequeñas partes, denota serenidad. i
03 -Nubes .raras y en la -superficie verdinegras en tiempo 11o-
, vioso es señal de serenidad por resolución de los vapores.
Nubes gruesas, si bajan al horizonte no creciendo ponien-
tes „ denotan, serenidad ^,; ,
X #VÍ OMOT
O s )
Nieblas en las raíces de los montes, ó bajas por los campos
y no en las cumbres, denotan serenidad.
Neblina como humo raro en el otoño ó verano con la al-
borada fria, si se fuere deshaciendo hacia bajo, ó si pareciere
cerca del agua, laguna ó prado uno como humo en la maña-
na, denota serenidad.
Niebla, cuando cae hacia bajo á manera de nube, y no
torna á subir, denota serenidad.
Rocío mucho á la mañana ó tarde en todo tiempo denota-
serenidad. noiobsTcq íoa (o o i & u q s h
Si en tiempo llovioso pareciere claridad hacia el norte,
aunque hacia el ábrego haya nubes, denota serenidad.
- Alborada en el estío mas fresca que suele, y con nubes
que van de oriente á poniente, es señal de serenidad.
Viento norte, aunque allegue nubes, si sopla recio trae
serenidad. • .
Relámpagos sin truenos en el horizonte, si no hubiere nu-
be en el cielo, anuncia serenidad.
CAPITULO V I I I .
Señales de serenidad por el agua y cosas suyas.

Riberas de mar ó rios, si estuvieren llanas y sin surcos en lá


arena, denota serenidad, y haberse echado el vendaval.
No hay esperar serenidad mientras la mar lejos de la ori-
lla ó en la orilla hace gran ruido.
Niebla muy baja cerca de la mar, rio, prado ó lugar hú-
mido, denota serenidad y poca fuerza de los vapores.

CAPITULO I X .
í-íixolovai.nínah
Señales de serenidad por la tierra y cosas suyas.

M . .ontes, si mostraren sus cumbres puras y claras, denotan


serenidad y aire limpio de fumosidades.
Llama del candil ó vela, si se ve estar quieta y sin respen-
dar, aun en tiempo llovioso, denota serenidad.
(164)
Lechuza, cuando se viere que anda mucho de noche, de-
nota serenidad y tiempo sosegado y quieto.
Lechuza, si chirriare blandamente en tiempo de tempes-
tad, denota-serenidad; pero si se quejare en tiempo sereno,
anuncia tempestad y ruin tiempo, f
Aves alcedones, si con sus hijos buscaren la sombra, de-
notan serenidad, y también cuando se están quedos en la ribera.
Cuervos, si graznan poco, y parecieren holgarse juntos vo-
lando á manadas, pronostican serenidad.
Cuervos, si después de puesto el sol parecieren á mana-
das, y cuando se apartaren yendo i sus nidos graznaren, anun-
cian serenidad y tiempo bueno y sosegado.
Cuervos boquiabiertos contra el sol, ó si en la mañana ha-
biendo llovido estuvieren sobre los árboles extendiendo las
alas y plumas ^ barruntan serenidad.
Corneja, si á la tarde quejándose variare la voz, denota
acabarse la tempestad y mal tiempo; y si eso lo hiciere á la
mañana, señala serenidad y buen tiempo.
Aviones y vencejos, si muchos á la tarde salieren á tolar,
denotan serenidad y tiempo sosegado.
Cisnes, cuando se anduvieren retozando, y se encontraren
en el agua sin zabullirse, denotan serenidad.
Aves que comen pescado asi de lagunas y ríos como de la
mar, si por todo el dia se vieren andar por la tierra adentro
lejos del agua, pronostican serenidad.
Milanos, si jugando unos con otros en el aire volando se
subieren muy altos, denotan serenidad.
Palomas silvestres y de cualquier género, si cantan fuera
de su costumbre, anuncian serenidad.
Moscardas y escarabajos, cuando salen mas que suelen de
sus nidos y escondrijos, denotan serenidad.
• Murciégalos, cuando después de haberse puesto el sol
salieren de sus nidos mas que suelen, y anduvieren revolean-
do , barruntan serenidad y tiempo quieto.
Mosquitos, si á la tarde cuando ya es puesto el sol vo-
laren muchos juntos en forma de bola ó pirámide por cerca
de tierra, anuncian serenidad y buen tiempo.
Grullas, cuando volaren en cuadrilla quietas y callando,
y no volvieren atrás de su camino, es señal de serenidad y
tiempo sosegado, porque son impacientes de tempestad.
Vapores ó fumosidades, si se vieren después de haber
precedido lluvias ó aire húmido, sobre rio, estanque ó pra-
do antes de salir el sol, ó después de puesto, denotan sere-
nidad de todo ese dia y el siguiente.
Iris ó arco del cielo, si pareciere en tiempo llovioso, de*
nota serenidad, y que la causa del llover ha cesado.

CAPITULO XIV.

Señales de nieve, helada y escuridad del aire.


a-r aoD ¿Bijísun üb jínas íáb
H •' > ^ ' • ' fSfc'scdftD
abiendo en principio del verano, en invierno y fin del
otoño muchas señales de lluvia, de las que arriba dijimos,
€Defi

principalmente en tierras frias y lugares convenientes, estan-


do el aire bien frió, es señal de granizo ó nieve, ó niebla
jnuy espesa, ó helada. •
Nubes mezcladas de color negro ó rojo y de blanco vis-
tas cerca del horizonte, cuando sopla el viento regañón, que
es el noroeste, por dos ó tres dias, es señal de nieve, y si
fuere otoño ó verano, de granizo ó helada.
Nubes pardas ó fuscas vistas con señal de llover, habien-
do el viento, que en Castilla dicen regañón en invierno con
frió, significan nieve en lugar de agua.
Si habiendo muchas señales de llover, juntamente hubiere
frió en invierno ó cerca del equinoccio del verano, denota
que quiere caer nieve ó granizo.
Cercos ó coronas al derredor del sol, luna ó estrellas
grandes, si se muestran de color verdinegro, con turbación del
viento, ó amarillo, denota que quiere caer nieve si fuere
tiempo de invierno.
Si soplando el regañón ó norte, que son vientos frios, y
que causan nieves, ó el gallego ó el cierzo, con que süele gra-
nizar, tuvieren las nubes color amarillo, que dure, es señal
de nieve ó granizo, ó granos congelados de agua.
Nube amarilla como preñada, si se moviere el aire, mul-
tiplicando otras nubes blancas y oscuras, ayudando el tiempo,
es señal de nieve ó granizo.
Señales débiles de lluvia, cuando se vieren con calor tenv-
066> , . / ,
piado, ó con frío remiso, denotan que caerá rocío o niebla,
ó escuridad y tiempo caliginoso;
Si en el invierno por-algunos días continuos, estando el
tiempo frió, se engrosare el aire, es -señal de caer1 nieve:, y eir
otoño ó principio de verano granteoP ' ^

C A P I T U L O X V 111.
Señales, de frió y dé hielos

L a causa del frió y del hielo., es. el apartamiento que el sol


hace del zenit de nuestras cabezas, con que se detiene poco
encima de nuestro horizonte, y nos enyia sus rayos oblica y
ladeadamente acá abajo. , '
Sol, cuando nace óse póne psardo, amarillo ó algo tirante
en verde, ó con niíbes- de aquéllos.colojeSy significa tiempo
invernizo, frió y llovioso, ó con nieve ó viento,, mas ó me-
nos, seguñ la'.tierra y tiempo del año. •
Sol, teniendo al derredor de sí uno ó dos círculos verdi^-
negros ó cárdenos, denota lo mismo.
Sol, cuando se. pone en^ iriviernoi, habiendo nortes ó• Ie<-'
vantes, si pareciere bermejo.ó amarillo, Señala hielo.
Luna, tres ó cuatro días antes de la conjunción, llena ó
cuartos, si pareciere amarilla, oscura ó pardayanuncia estado
invernizo y de mucho frió. IBIÍ
Cabrillas, si cuando el sol nace se pusieren ellas con el
cielo nublado es señal de invierno llovioso , y con cielo sere-!
no denota invierno'áspero y frió. Pónense á 18 de Noviembre
estas estrellas; •. ;.
Luna y estrellas, si en invierno relumbran mas que sue-
len, es señal de mucho frió presente, ó que le quiere hacer. I
Si. después de muchos levantes se viere coriienzar hielo,
ó que les sucede nieve ó granizo, denota que durará esto mu-
chopero si tras levante lloviere, aplacarse há-el frió.'
Papel y pergamino, cuando en tiempo llovioso estando
húmido súbitamente se secaren y pararen yertos, denotan
mudanza del tiempo y gran frió.
Si comenzando el hielo cayere granizo blanco y menudo,
es señal de recio frió, y si cayere algo amarillo y grueso, ó
prolongado o con esquinas, es señal mct que cesan los fríos, y
quiere hacer blandura.
Vientos nortes, si soplaren recio, aunque haya nubes y
blandura, siempre causan frío y sequedad.
Cuando en lugares que suele nevar, lá nieve cae menuda,
denota gran hielo y durable, y si caen• grandes copos, es:,Señal
de templarse el frió ó quererse aplacar. n sí
Las personas sujetas á enfermedades frias ó largas, y los
que tienen huesos quebrados ó desconcertados , ó llagas! malas
y viejas, suelen antes de venir el frió: sentir bravos dolores;
Aves de estanques y lagunas , si al comenzar del., frió se
fuereñ a las aguas mayores, que suelen helarse, barruntan gran
frió, y muy durable.
Demócrito pronosticaba el invierno según el dia que el
sol llegaba al trópico de Capricornio, ó los trés antes .y des-
pués; y lo mismo juzgaba del estío, según; losidias primeírdi;
suyos. Acontece ahora esto á los 22 de J u n i o y aquello a 22
ríe Diciembre.
Avecillas pequeñas^ -cuando al principio del: invierno bus-
can los escondrijos de las zarzas y matas, y se juntan en mana-
4as, ó buscan la comida lejos de las casas,• es, señal dé gran frió.
Cuando las personas que no suelen llegar al fuego sintie-
ren la frialdad mas que suelen, en las manos y pies repentina-
mente,' es señal que quiere venir hielo si ya no!le hay, y si
le hubiere, quiere hacerle mayor.
Encinas y coscojas, cuando llevan mucha bellota,, signi-
fican largo invierno.'
• . Paño, mojado y pu^to al sereno, si luego se para yerto,
es señal de gran frió.
Fuego, cuando en invierno resplandece y calienta mas
.que suele, ó la brasa está mas encendida y clara, es señal que
habrá presto frió, y si le hay se aumentará mucho.
-5;? r - > ! . ' v obul t'.¿3 i b h l oühiBq ttís ai&mom \¡i tloc
CAPITULO XX. '
.01
Señales de. vientos j?or lo que se ve en el cielo.

• Ool al nac^r ó ponerse, si tuviere un arco bermejo ,. Q con


diversas colores, o en otra manera variado, denota vientos
de aquella parte donde se comenzare á deshacer.
Sol, si al nacer pareciere variado, y echare sus rayos de-
tras de una nube encendida ó purpúr-ea, ó hácia fuera , ó hacia
á sí mismo, es señal de grandes vientos.
Sol, si al nacer por el oriente echare sus rayos oscuramen-
te rubicundos, ó sacare delante de sí algunas nubes rojas, de-
nota que habrá vientos.
Si alguna fumosidad se extendiere al derredor de los rayos
del sol, á manera de una nube muy rara, denuncia que hay
exhalaciones, de que se seguirán vientos.
Sol, si naciere por el horizonte detras de alguna nube aza-
franada ó colorada, denota lo mismo.
Sol, si cuando nace ó se pone por el horizonte tuviere cer-
ca de sí hácia la parte del norte nube ó nubes bermejas, es se*
üal que de allí vendrán vientos; y si hácia la parte del ábrego,
serán los vientos australes.
Sol, si echare sus rayos hácia el austro y parte del medio-
día, ó hácia el norte muy extendidos , ó hácia las partes en-
tremedias , denota viento ó lluvia,
Sol, si cuando se va á poner estuviere rojo, y en el occi-
dente hubiere nubes esparcidas á manera de brasas encendidas,
significa que habrá viento grande.
Sol pardo, echando á la mañana ó tarde sus rayos desde al-
guna lloviosa nube, denota que habrá vientos.
Sol, cuando se ya á poner por el horizonte en el occidente
si pareciere un cerco blanco, denota que habrá viento grande
de la parte donde primero se abriere ; y si este tal cerco pare-
ciere grande y morado y por gran parte del dia, denota que se
seguirá tempestad con vientos y agua.
Sol, si al nacer parece cóncavo ó mas grande que suele,
denota vientos tempestuosos dentro de tres días.
Sol, si mostrare un parelio hácia un lado y extendiere le-
jos sus rayos como teñidos de un bermellón, es señal de fuertes
vientos de aquella parte donde las tales cosas se vieren; y lo
mismo significa la luna si con su reverberación hiciere parelio.
Si al nacer ó poner del sol todas las cosas parecieren rojas,
es señal de vientos. i.
La parte de donde serán los vientos se conoce por el sitio de
. ( i69 )
los rayos del sol en el horizonte, ó del movimiento de las nu-
bes que dieren, señal de viento.
Luna, si al tercero ó cuarto dia antes ó después de su
conjunción, llena ó cuartos pareciere como temblando tras al-
guna nube roja, significa vientos de hacia la parte donde ella
declinare en el zodiaco.
Luna, si pareciere sutil en una nube purpúrea, ó si mos-
trare mas clara y bermeja la parte suya no alumbrada del sol,
denota viento de la parte de donde viene la nube; y algunos
dicen que de la contraria.
Luna encendida ó rubia, si tuviere al derredor muchos cer-
cos divididos y abiertos, denota contrariedad de vientos y
tempestades que se levantarán.
Luna, si por hácia la parte suya no alumbrada pareciere
amarilla ó roja, denota viento la mayor parte del mes, mas ó
menos, según la constancia ó mutabilidad de los colores que en.
ella parecieren.
Luna , si luciendo claro el un cuerno tuviere al derredor
un cerco, significa viento que se levantará de la parte donde
esté mas resplandeciente. -
Luna, si tiene los cuernos botos y oscuros, ó toda ella pa-
reciere de color entre rojo y negro, de manera que casi parece
derecha, es señal de lo mismo.
Luna, si puesto delante algún monte, árbol ó torre no
echare clara ni distinta la sombra según la cantidad de su lum-
bre, denota vientos y lluvia austral.
Luna, si tiene el cuerno alto agudo, denota viento seten-
trional, y si el bajo, será viento meridional, y si ambos, la no-
che será ventosa.
Luna con los cuernos romos y algo bermejos denota blan-
do poniente, y si los tiene de otra manera levante.
Lu na con el cuerno setentrional, tenebroso y boto, signi-
ca viento norte, y el meridional ábrego.
Luna nueva con los cuernos levantados hácia arriba y agu-
dos significa noche ventosa, y por ventura el dia.
Luna llena rutilante y rodeada de cercos varios de la parte
que ellos resplandecieren, de alli venarán vientos tempestuo-
sos y muy grandes.
Luna, cuando parece tener inclinado el cuerno alto, denota
TOMO I V . Y
norte, y si le trastornare "hácia bajo denota ábrego. Y si tuviere
dos ó tres cercos al derredor, y el uno se desvaneciere á pe-
dazos , significa viento sereno , y si los dos se desvanecieren será
mas sereno.
Luna, si tuviere halón, que es un gran cerco, nótese por
donde se abre, que de alli será el viento. Y si abre por muchas
partes habrá confusión de vientos.
Luna, cuando está entre las estrellas de Géminis acerca de
los veinte grados de aquel signo, por la mayor parte tiene ha-
lón, y significa vientos esa noche ó el dia siguiente, según yo
he experimentado.
Estrellas, si volaren de noche como cohetes por el aire, es-
tando algo mas blanca la demás parte del cielo, seguirse han
vientos de la parte adonde ellas fueren, y si muchas y de mu-
chas partes corrieren habrá muchos vientos inconstantes , y es
certísima señal. . . ; ; :
Estrellas, cuando centellearen mas que suelen, es cierta se-
ñal de vientos. ' 1
Estrellas del orion, arcturo, pleijadas ó cabrillas y las de-
mas estrellas de primera magnitud, cuando nacen por el hori-
zonte con él ¿sol ó con los planetas, y cuando median el cie-
lo, suelen por, la mayor partei traer ventosas tempestades.
Estrellas, si parecieren mas lucientes, y mayores que sue-
len, denotan vientos,
fe Estrellas, cuando tienen cercos denotan lo mismo.
Cometas, si duraren mucho y fueren muy grandes, signifi-
can grandes vientos de la parte de donde se levantaren los co-
metas ó donde echan la cola.
Parelio del sol ó luna denota viento de la parte hácia don-
de se viere, respecto del luminar que hace la reverberación en
la nube.
CAPITULO X X L
Senahs' de viento -por las cosas que se ven en el aire.

Viento, que soplando en la conjunción del sol y luna perse-


verare hasta tercero dia, durará hasta el primer cuarto, y por
ventura hasta la llena; y si al tercero dia viniere otro, signifi-
ca confusión de vientos, y siempre-prevalece el del tercero dia.
Puédese esta regla extender á la llena y á los cuartos como á
la conjunción.
Lluvia ó nieve, si fuere notable, denota que habrá viento
presto.
Niebla ó fumosidad en el aire ^ cuando se cae suele seguir-
se viento, y cuando estas abundan síguense ábrego ó venda-
vales. .
Niebla, vista al nacer el sol estando el cielo sereno, aun-
que sea pequeña, amenaza viento furioso.
Nubes rojas después de ponerse el sol, si estuvieren tendi-
das á la larga hacia septentrión, habrá grandes vientos dentro
de tres dias. . -
Nube ventosa, yendo á la parte de donde no viene el
viento, significa que hacia alli irán los vientos.
Nubes esparcidas ancha y largamente en las cumbres de
los montes, hácia cualquier parte que vayan, de alli levantan
viento, aunque otros dicen que de la parte donde ellas vienen.
Nubes, cuando las mas altas van á otra parte que las ba-
jas , denotan haber mas que un viento, y que después de echa-
do el de las bajas quedará el de las altas.
Nubes, cuando á la parte del oriente parecieren algunas
como vellocinos de lana cardada, denotan vientos australes
tempestuosos.
Nubes, cuando estando el cielo sereno alguna asomare por
el horizonte, de alli vendrá el viento; y si con ella hubiere
otra negra también habrá lluvias.
Nubes estando el tiempo sereno, si se engendran.y derra-
man, y se tornan á juntar, y llegarse al sol, habrá vientos
nortes; y si juntamente se levantaren otras del mediodía habrá
viento y agua. * ;
Nube en tiempo sereno, levantándose por alguna partp
del horizonte, de. ahí se levantará viento.
Aire sin nubes profundas ni fumosidad, si pareciere ber-
mejo en la mayor parte del horizonte, es cierta señal de
vientos. . T;JV«?3 ^ : < • oí
Relámpagos sin truenos ni nubes á la mañana ó tarde,
cuando son muchos en el horizonte, denota vientos.
Relámpagos en el levante é mediodía, mucho y á menu-
do en verano, estío y otoño, ó en ei-poniente ó norte estando
( 172 )
el aire rojo en alguna parte, es señal de que de allí vendrán
vientos.
Relampagueando mucho hacia el sur, noroeste ó poniente
en noche serena, denota viento con lluvia.
Truenos dé la mañana denotan viento con agua: los del
mediodía y los de la tarde lluvia.
Truenos muchos, cuando el sol está en signos australes,
denotan verano ventoso, y á veces todo el año.
Truenos en el estío, si son mas que los relámpagos, deno-
tan viento de la parte donde sonaren.
Arco del cielo en la mañana denota viento á la tarde.
Arco en tiempo sereno denota viento invernizo.
CAPITULO X X I I .

Señales de vientos por el agua y cosas suyas,

M ar verdinegro mas que suele, denota ábregos y vendavales»;


negro nortes; inquieto, si se sosiega de repente, mudanza del
viento en otro.
Espumas de la mar esparcidas, y las aguas notablemente
bullendo, denotan áspera tempestad y ventosa.
Mar con silencio, mas alta é hinchada que suele, denota
lo mismo.
CAPITULO X X I I I .
Señales de vientos -por lo que se ve en la tierra,

montes, si en sus cumbres sonaren como que braman, ó pa-


recieren mas altos que suelen, y mas gruesos, denotan ábrego
y lluvia.
Isla, cuando siendo una parecen muchas será lo mismo.
Arboles, montes y otros cuerpos, cuando parecen mayo-
res y mas gruesos que suelen, denotan que se levantarán pres-
to ábregos húmidos y escuros.
Tierra desde lejos, no mostrando su color natural, si pa-
rece mas negra de lo que es, denota norte, y si pareciere mas
blanca ó amarilla, denota ábrego.
Hojas ©fluecos,ó cualquier otra cosa que vuele en el ai-
( r73 )
re sin viento, ó si alguna pluma revolare sobre el agua, de-
nota vientos, que se levantarán presto.
Vela, cuando de su fuego y llama echare centellas, y sin
causa se le torciere, denota viento llovioso.
Mechas de los candiles, si crian unos como hongos, signi-
fican también viento llovioso.
Gorriones, chirriando mas que suelen, denotan vientos.
Aves, si parecen soñolientas, anuncian lo mismo.
Aves terrestres, si vocearen junto á las aguas, y se moja-
ren en ellas, denotan ventosa tempestad.
Perros, cuando se revuelcan mucho en el polvo, y cuan-
do les rujen las tripas, barruntan vientos.
Telarañas ófluecosde otras cosas, si se vieren volar por el
aire sin causa manifiesta, denotan viento y agua.
Cercetas, aves acuáticas, si en tiempo sereno dejan las la-
gunas, y se regocijan en lo enjuto, denotan gran viento.
Garzota, cuando huye de la mar con gran ruido, amena-
za grandes vientos y perturbación del aire.
Anades domésticas, y también las del campo, si gran rato
y mucho sacuden las alas, y se meten en el agua, denotan
que se levantará viento tempestuoso.
Ansares, cuando quiere ventar norte, vuelan hacia medio-
día , y cuando ábrego hácia el norte.
Anades, cuando estiran las plumas con el pico, denotan
que se quieren levantar vientos.
Cuervos marinos, si con cudicia se zabullen y meten de-
bajo del agua, denotan viento tempestuoso.
Cuervos marinos, si vuelan de las partes del medio de la
mar para la orilla, denotan que habrá viento con tempestad.
Cuervos terrestres, si parece que ladran con sollipo, ó si
se sacudieren continuándolo, denotan vientos, y también si se
tiran mucho de las plumas con el pico.
Hormigas, si obraren perezosamente, ó se estuvieren cer-
radas, ó sacaren fuera sus huevos mudándolos á otra parte,
denotan viento y tempestad.
Ranas, si vocean mas de lo acostumbrado, es lo mismo.
Cangrejos, cuando traban piedras con las bocas, denotan
lluvia tempestuosa ó ventosa.
Ostias, almejas y otros mariscos, cuando se pegan á las
074) J .
peñas y rocas, temen que vendrá tempestad y vientos.
Erizos marinos, si se afirman en la arena, es lo mismo.
Cerceta, cuando voceare junto al agua y se rociare, denota
viento que causará tempestad.
Golondrina, si volando muy baja tocare en el agua, anun -
cia vientos tempestuosos.
Erizo terrestre, cuando de los dos agujeros que hace en
su cueva cerrare el del norte habrá nortes, y si el del me-
diodía ábregos, y si ambos habrá vientos confusos.
Pulpo, yéndose hácia la tierra, y asiendo piedras con las
colas, es cierta señal de vientos.
Delfines, si con mar pacífico retozaren sobre el agua, de-
notan viento tempestuoso de donde ellos vienen.
Tierra, si se seca de repente, significa viento norte: si se
humedece con rocío oculto denota ábrego.
CAPITULO X X V .

D e las seríales de truenos y relámpagos y rayos.

S o l , visto en una nube cóncava y cargada, haciendo mas ca-


lor que suele á la mañana ó tarde, si esto fuere por fin del
verano , ó en todo el estío ó principio del otoño , amenaza
grandes truenos.
Estrellas volantes, si corren de los cuatro ángulos, y jun-
tamente se levantare una nube negra de hácia mediodía, sig-
nifica truenos y relámpagos, ó que en su lugar habrá muchos
vientos según el tiempo ó tierra.
Si el torvellino en verano, estío y otoño levantare de im-
proviso polvo, pajas y otras cosas, habiendo nubes espesas, de-
notan truenos, relámpagos y lo demás que con ellos suele ve-
nir en los tales tiempos.
Calor mas que suele en cualquier tiempo que no sea in-
vierno , si el tal dia á la tarde hubiere arco en el cielo, es se-
ñal de truenos, relámpagos y rayos.
Señales muchas de llover, tomadas de vientos, cercos, pa-
ireliios, virgas y nubes en tiempo y tierra conveniente, siendo
el dia mas lustroso que suele, denotan truenos, relámpagos y
ana rayos, áü
CAPITULO X X V I I .

D e l a tempestad y sus señales.

P uesto caso que este nombre tempestad significa cualquier


estado del aire, con todo eso le solemos siempre tomar en mala
parte, para significar aquel tiempo que haciendo mucho vien-
to llueve recio, ó nieva ó graniza, ó hay truenos y relámpa-
gos; la cual tempestad se conoce por las señales siguientes:
Sol detras de nube oscura, si con ella pareciere dividido,
es señal de tempestad mayor ó menor, según el tiempo del
año en que esa tal señal se viere.
Sol, si al nacer ó ponerse tuviere á los lados nube verdi-
negra, escura ó espesa, significa tempestad.
Sol, si al nacer ó ponerse tuviere á los lados nubes cárde-
nas ó verdinegras que parezcan montaña mirada de lejos, ó si
tuviere alguna barra de nubes á manera de cordillera de monte,
y mas si las tales nubes tuvieren manchas bermejas, denota
tempestad.
Sol, si cuando se pone estuviere lloviendo, es señal de que
habrá tormenta el dia siguiente.
Sol, si antes que salga hacia la parte por donde ha de salir
se llegan á recibirle nubes, anuncia tormenta.
Sol grande y amarillo en dia claro denota tempestad de
agua, granizo, relámpagos y truenos.
Sol, si sale turbio y encendido, denota tempestad.
Sol, si al nacer por la parte oriental del horizonte parece
citrino, cárdeno ó verde, señala tormenta.
Sol, si parece en sí como cóncavo, y echare los rayos ha-
cia el austro, denota tempestad y lluvias.
Sol, si al ponerse tuviere en torno ó cerca de sí alguna ne-
blina, habrá pequeña tempestad esa noche.
Sol, si se pone encendido con algunas manchas negras ó
verdes, habrá tempestad con aguas y viento.
Sol, si se pone anublado, denota tempestad con lluvia.
Sol, si tuviere cerco blanco cuando se pone, denota que
habrá alguna pequeña tormenta esa noche.
" (176)
Sol, la mayor parte del dia y de la tarde colorado y coa
poca luz, dará tormenta de vientos esa noche.
Sol, cuantos mas cercos y demás varios colores se le vie-
ren que tiene al derredor de sí, tanto mayor tempestad signi-
fica que habrá de agua y viento.
Sol, si cerca tuviere otro como sol, nombrado parellio de
la reverberación en las nubes, es señal de agua y viento.
Luna, si en sus primeros dias mostrare los cuernos blancos
y bermejos, gruesos, y como despuntados, tras alguna nube
espesa, habrá tempestad, según el tiempo del año.
Luna, si se cubriere con alguna niebla que se levanta ha-
cia la parte del mediodía, significa tempestad en el estío, y en
invierno lluvia ó nieve.
Luna, si estando el cielo claro la saliere á recibir cuando
se va á poner algún nublado largo y tendido por el horizonte
occidental, señala tempestad mas ó menos, según la grandeza
y oscuridad del nublado.
Luna, cuando en el cuarto suyo pareciere con cerco ó tur-
bia en sí, como que tiene velo delante, denota tempestad.
Luna de tres dias, si tronare dicen que habrá en el tal mes
tempestad dos veces, y si á los cuatro relámpagos y granizo,
con que la parte del año no sea en contra.
Luna, si tres dias antes de la conjunción, llena ó cuartos,
ó tres dias después mostrare las puntas gruesas, cárdenas y os-
curas, y ella pareciere moverse, significa larga tormenta en
la mar.
Luna nueva, si tuviere las puntas gruesas, y oscuras ó ne-
gras , denota tempestades.
Luna de cuatro dias, si no muestra sus puntas, significa
tempestad, ó vientos ponientes por todo el mes.
Luna cuarta, si mostrare las puntas gruesas, y que se mue-
ve, denota tempestad.
Luna amarilla con círculo cárdeno denota tempestad con
piedra, rayos, truenos, relámpagos, si ayudare el tiempo.
Luna, cuando parece centellear en los remos de los barcos
y galeras cuando navegan, vendrá presto tempestad.
Luna, si muestra círculos muchos, oscuros y cárdenos, y
quebrantados, habrá tiempo tempestuoso de agua y viento.
Luna llena, si tuviere dos ó tres arcos intcrcisos, y dentro
( \77 }
de ellos alguna nube negra, denota cruel tormenta.
Luna cuando fuere de diez y seis días, si estuviere muy
encendida, habrá presto mudanza de tiempo y tormenta.
Estrellas, si estando el tiempo sereno, se enturbiaren dé
repente sin nubes ni luz de luna, habrá tempestad.
Estrellas, si tuvieren cercos al derredor de sí, que se quie-
bren por muchas partes, significan tempestad.
Estrellas volantes, cuando corrieren hacia diversas partes
del cielo, habrá vientos tempestuosos.
CAPITULO X X V I I L
Smales de tempestad j)or el aire y cosas que en él se 'ven.

Jerco blanco, cuando en el aire se viere á la tarde en la


parte del occidente al derredor del horizonte, denota que ha-
brá pequeña tempestad.
Nubes encendidas á la mañana ó tarde, ó si tras viento de
mediodía hubiere norte, significa tempestad.
Nubes, cuando siendo rojas ói amarillas tiraren á verdiner
gras, y fueren muy espesas, gruesas y continuas, denotan que
presto habrá tempestad.
Nubes, cuando parecieren asentarse en las cumbres de los
montes, significan que habrá tormenta.
Nube blanca y gruesa hácia la parte del norte es señal de
tempestad, de granizo y viento poco durable.
Relámpagos, cuando los hay en las cuatro partes del hori-
zonte juntamente es señal de brava tormenta.

CAPITULO XXIX.

Señales de tempestad, por l a tierra y cosas que en ella se ven.

ontes, sin causa manifiesta mostrando sonido, ó los árboles


murmullo, son preámbulos de tempestad brava que se va ya
levantando.
Cueros y correas, cuando se mostraren mas ásperas y du-
ras que suelen , denotan tormenta.
TOMO I V . Z
(17«)
Vasos de vidro ó barro sudando mucho es lo mismo.
Fuego de color amarillo ó deslavado, cuando hace ruido
y salta mucho, denota tempestad.
Candiles, si crian mocos con dos honguillos á los lados de
la mecha, es señal de que habrá tempestad.
Fuego, cuando centellea mucho echando chispas, ó si el
carbón muy encendido echare de sí la pavesa, señala que quie-
re haber muy presto tempestad.
Fuego, cuando en él crece mucho la ceniza, significa que
quiere haber tempestuosos vientos.
Fuego, cuando hice mal, y la llama sale ladeada y obli-
camente, señala tempestad de viento y agua.
Fuego de las velas encendidas, si centellea, es lo mismo.
Fuego, si sus brasas se pegan á las ollas, denota borrasca
y tiempo tempestuoso. -
Grullas, cuando se vieren juntarse en la mañana, ó dejar
el camino que llevaban, y volverse por donde vinieron, de-
notan presto tempestad inverniza.
Grullas, cuando se vieren venir hacia la tierra con mu-
cha priesa, denotan lo mismo.
Ansares, si peleando sobre la comida luego graznaren,
anuncian tempestad, y lo mismo también significan cuando
•dán voces mayores de lo que suelen.
Gorriones, si en la mañana hicieren mayor ruido, y chir-
riaren mas que suelen, habrá tempestad.
Gorrión, ó cualquier ave que no suele ser blanca, si pa-
reciere como descolorida , presto habrá tempestad.
Grajos, si vienen volando en bandas de hacia mediodía,
pronostican tempestad, y vienen húyendo de ella.
Garza, cuando sale del agua por su voluntad, y vuela
muy alto, anuncia tempestad, buscando aire quieto.
Garza, cuando está triste, y queda en el arena ¡unto á la
ribera, denota tormenta de agua y viento.
Gaviotas, cuando salen huyendo de la mar, y se vienen á
los rios, señalan tormentas y mal tiempo.
Golondrinas, cuando vuelan junto al agua y se bañan las
alas, denotan tempestad de agua y viento.
Grajas, cuando tornan tarde del pasto, significan también
tempestad de agua y viento.
( 179 )
Corneja, si cantare arrebatadamente con voz mal rormadar
denota tempestad, y también significa lo mismo si se rociare
dando voces contra el agua.
Cuervos marinos, si huyeren de la mar yéndose hacia las
lagunas ó hácia los rios, denotan tempestad.
Cuervos terrestres, si cuando cantan engullen la mitad de
la voz, significan que habrá lluvia tempestuosa.
Cuervos en manadas, si á ratos dieren muchas voces, pro-
nostican que siempre habrá tempestad.
Cercetas, cuando juegan por las riberas, es lo mismo.
Aves de tierra, cuando dan voces contra el agua, denotan
que quiere presto haber tempestad.
Aves de agua cuando huyen de la mar, habrá tormenta.
Aves blancas, cuando se juntan muchas cerca del agua,
denotan que muy presto quiere haber tormenta.
Aves chicas, cuando se juntan muchas cerca de las casas,
y con ellas otras aves, denotan tempestad con fríos.
Alcedones, cuando batiendo las alas andan revoleando por
las riberas, significan que habrá tormenta. ¡,
Pavones reales, cuando dan voces y clamores no acostum-
brados , es señal que barruntan tempestad.
Bueyes, cuando parecen estar mas hambrientos que sue-
len, es señal que presto quiere haber tempestad.
Bueyes y vacas, si mientras andan paciendo andan dando
voces y bramidos, denotan que habrá tempestad.
Bueyes, cuando todos están recostados sobre el lado dere-
recho, anuncian que presto habrá tempestad.
Vacas, cuando huelen y husman, mirando muchas veces
hácia el cielo, barruntan que habrá tempestad.
Hormigas, cuando andan muy solícitas, si juntamente mu-
daren sus huevos y provisión, habrá tempestad.
Dolientes, quejándose de su heridas, quebraduras, gota,
llagas y males viejos, barruntan tempestad.
Carneros y ovejas, cuando alzan las cabezas al cielo, y se
topan unos con otros, anuncian tempestad.
Carneros, cuando por la mañana tienen acceso con las ove-
jas, denotan que muy presto habrá tempestad.
Lobo, si fuera de su costumbre se viere andar solo y ahu-
llar mucho, y allegará los hatos de los labradores, majadas y
(i8o)
aprisco de pastores sin recato, es señal de que habrá muy gran
tempestad.
Perros, cuando cavan con las manos, denotan tempestad.
Ratones, si chillaren mas que suelen, y salen muchos jun-
tos de sus agujeros, es señal de tormenta.
Abejas,"cuando volando llevaren en sus pies piedrecillas,
denotan tempestad.
i Abejas, si estando el cielo sereno no se alejan mucho de
sus colmenas á coger la flor de las flores, ó que por la mayor
parte-se están encerradas, es señal de tempestad.
Trebpl, cuando se para yerto encogiendo sus hojas, denota
tempestad *¡¡
CAPITULO X X X .

Seríales de tempestad f o r el agua y cosas de, ella*


j y V: ^ i i í ^ b ^ b f e ^ m é í ^ í o n ^ ^ é ^ ^ ¿ É f f e V á i
x ulmones marinos, nombrados alhorrecas ó aguas malas, si
se vieren mas que suelen, denotan tempestad.
Costras de gibias, si en abundancia nadaren por la ribera
y costa de la mar, es señal de tempestadi
•Ranas, si vocean mas que suelen, presto habrá tempestad.
Erizo marino, si se pegare mucho á las. corsas macizas, bar-
runta que presto habrá tempestad.
Marisco que tiene conchas, si mucho se pegare á las pie-
dras, anuncia que habrá tempestad y tormenta.
Calamares, si.saltaren por el aire, denotan tempestad. [
Cangrejos de rios, cuando dejan . el agua -, que es. su habi-
tación, y salen á tierra, denotan lo mismo.
Lobo marino , cuando de lo hondo de la mar se sale á la
superficie del agua, anuncia.que habrá tempestad.
Riberas, de mar ó rio, si.en tiempo sereno y sosegado se
cyere que hacen ruido ,, significa que habrá/tempeístad.
• 32 X % OLÍÍÍOI /& ?Di3dío >RI anúr, úhfi$ó¡o t ?Bj9vo y -aofanijO
i E l trébol efectivamente levanta1 siis tres hojMIas, las dos se tocan por
la haz superior, y la terminal se mantiene perpendicular al horizonte. Este
mismo fenómeno, íí otros parecidos, presentan las hojas de varias plantas
leguminosas; y otro análogo las flores de la caléndula pluvial, cuyo" ra-
dio se cierra cuando anuncia tempeitad; y otros muchfos ofrecé la vejetacion
qué sirvieron á Lineo para formar un. calendario, y un relox vejeta!. ¿ .
Espuma de la mar, cuando anda derramada por cima del
agua á muchas partes, habrá tormenta muchos dias.
Ampollas que se hacen en el agua cuando llueve, si du-
ran mucho sin deshacerse, significa tormentas.
Aguas que se llevan para beber, cuando por la mar se da-
ñan, denotan tormenta muchos dias.

NOTA,

Hemos omitido de propósito algunos capítulos del precedente l i -


bro 4.0 de la Cronología & c . del Lic. D . Rodrigo Zamorano^ en
que habla de la generación, efecto y propiedades de algunos me-
téoros , porque hoy dia se tienen conocimientos mas estensos y exac-
tos sobre esta materia importante, aunque no los suficientes, ó al
menos cuantos necesita la agricultura para su perfección, y podrán
verse en las obras cuya lectura hemos recomendado. Apenas merece
prevenirse que es necesario tener presente que nuestro Zamorano es-
cribió en el siglo x v i , y que por consiguiente su lenguaje correspon-
de á los conocimientos de física que eran corrientes en aquella é p o -
ca; y asi considera, por egemplo, como elementos al aire, agua y
tierra, que hoy está demostrado ser compuestos.
Dijimos en la pág. 143 de esta adición que merecerían estar asa-
lariados por los pueblos los prácticos que hubieren adquirido el apre-
ciable tino de predecir la mudanza de los tiempos. En nuestra Es-
paña apenas hay pueblo en que no haya uno ó mas labradores ó
pastores que sobresalga en esta parte, y á quien por lo general con-
sultan los demás; pero en la ciudad de Daroca, en donde son muy
frecuentes las tronadas en la temporada de la trilla , se paga efecti-
vamente un práctico, que vive todo ese tiempo en una ermita s i -
tuada en un cerro cercano á la ciudad, con la obligación de avisar
todos los dias no solo si habrá ó no tronada en aquel dia, sino tam-
bién la hora, poco mas ó menos, en que debe principiar. Tal es la
confianza que merece á aquellos habitantes el tino de su meteorista
práctico, que según su aviso matutino dispone cada uno la cantidad
de mieses que pueden trillar sus pares, y otras ocupaciones capaces
de egecutarse cómodamente hasta la hora prefijada por el práctico.
Esto quiere decir que una observación atenta y porfiada es capaz de
llegar á descubrir en cada distrito señales bien aparentes, que cora-
binadas con sagacidad pueden formar un sistema de pronósticos pe-
culiar para aquel distrito. La egecucion de estos sistemas seria útilí-
sima según comprendo, y se facilitará teniendo presentes las tablas
de señales, llamémoslas así, que preceden de nuestro célebre Z a -
morano. Este ha sido mi objeto principal al proponer la reimpresión
de los diferentes capítulos de su escrito, que tratan precisamente de
las señales de la mudanza de los tiempos, según insinúe en la pági-
na 144.

Y ííUBt"
DESPERTADOR,
TRATA QUE
:: ..."ir :;:' . cibio^ . ' :
. 'rio sfljy ííiiit^ ' - : fibíé íéb
i.

PE LA GRAN FERTILIDAD , RIQUEZAS , BARATOS , ARMAS


Y CABALLOS QUE ESPAÑA SOLIA TENER , Y LA CAUSA DE LOS
DAÑOS Y FALTA, CON EL REMEDIO SUFICIENTE.

DIALOGO PRIMERO.
E N QUE SÉ T R A T A D E L A G R A N F E R T I L I D A D Y B A R A T O D E B A S -
T I M E N T O S D E E S P A Ñ A , Y SUS G R A N D E S R I Q U E Z A S D E O R O , P L A T A ,
P I E D R A S , SEDAS Y B R O C A D O S Q U E T U V O , Y L A S MUCHAS A R M A S ,
C A B A L L O S Y E G E R C I T O S Q U E SUSTENTÓ D U R A N T E SEISCIENTOS
AÑOS D E G U E R R A S C O N T I N U A S SIN T R A E R B A S T I M E N T O
DE FUERA.

I N T E R L O C U T O R E S.

JUSTINO Y CAMILETO.

ustino. Verdaderamente cualquier género y egercicio de


letras es dulze y agradable entretenimiento; y asi Aristóteles,
como aquel que bien entendió las causas, con razón dijo que
el hombre naturalmente desea saber; pero con todo eso, des-
pués que dejé el abogacía y arte oratoria, y me di al arte de
la Agricultura , no he hallado en ella poca recreación. Ahora
bien, yo he cumplido con el evangelio, que dice: Buscad pri-
mero el reino de Dios, y todas vuestras cosas os sucederán
prósperamente. He oido misa y encomendádome á su divina
Magestad: será pues bien dar una vuelta á mis heredades, ir
al cerrado, reconocer mis obreros, que al fin donde está su
dueüo alli está su duelo; y dice el refrán: el ojo del señor en-
gorda su potro. Válgame Dios, parece que veo venir gente
de á caballo y bien tratada, poco acostumbrada por estas par-
(i84X
tes; sin duda son caminantes que á la puente de Giraldo de-
jaron el camino real á la mano izquierda, y tomaron este por
verle tan trillado de mi carretería. Señas me hacen que aguar-
de ; bien será ganar una obra de misericordia encaminando al
que va perdido.
Camileto. Loado sea Jesucristo.
Justino. Por siempre. Bien creo, señor caballero, que de-
béis de venir errado, pues por esta soledad no sé yo á que se
puede venir; mas el rodeo es poco, que por aquella senda,
dejando la cruzada á manderecha brevemente tornareis al
camino real, aunque me parece que venis fatigado, y aun eno-
jado de haberlo perdido. Holgaría fuésedes servido de tomar
un poco de recreación en este mi heredamiento, que aunque
es lejos de poblado, hallareis en él cosas que os den mucho
contento, y no menos le recibiré yo con vos; porque según el
hábito vuestra vida debe ser soldadesca, á la cual aunque mi
profesión ha sido de letras, siempre fui aficionado; y también
porque estoy con deseo de saber qué y cómo ha sido este le-
vantamiento y rebelión deste reino de Granada, que según
se dice aun en Turquía se tiene noticia dello.
Camileto. Y cómo, señor, os podré yo dar por mis pe-
cados buena relación dello.
Justino, i Cómo así ?
Camileto. Desde mi mocedad me incliné y di al arte mi-
litar, y siendo capitán de caballos ligeros fui preso de los tur-
cos en una escaramuza y llevado á Constantinopla, donde es-
tuve mucho tiempo, hasta que milagrosamente me libró Dios
á tiempo que pude venir á la guerra de Granada.
Justino. Bendito sea Dios que os quiso librar de paganos;
pero por vuestra vida que me digáis vuestro nombre, y qué se
dice en Constantinopla deste levantamiento.
Camileto. A mí me llaman Camileto, como quien dice ca-
ballero ó soldado.
Justino. A mí dicen Justino, como si dijésemos jurista ó
abogado, que parece que nos pusieron los nombres en la ni-
ñez conforme á lo que después habíamos de profesar.
Camileto. Pues viniendo al propósito, y respondiendo á
vuestra pregunta, digo, que luego que sonó en Constantino-
pla el levantamiento del reino de Granada se tuvo por burla1,
hasta que certificado el Gran Turco dello, dicen Ies comenzó
á enviar algún socorro, y entretenerlos con palabrasfingidasy
esperanzas vanas y lisonjeras, como pareció después, porque
á poco tiempo' les dejó de favorecer, ó porque no pudo ó
porque no le estuvo bien, ó por ventura entendiendo que los
moriscos no podían salir con su intento.
Justino. Asi lo creo yo; pero ¿ qué les movió á levantarse,
y cómo les ha sucedido?
Camileto. Para contarlo particularmente seria menester mas
tiempo délo que yo tengo; pero yo os prometo en llegando
á mi casa, que será presto con el favor de Dios, de os enviar
una relación de todo, tal que os dé contento. Por agora bastaos
saber que al principio se tuvo en poco el levantamiento; pero
el tiempo demostró diferente suceso del que se pensaba, por-
que se creyó ser el fin mas trabajoso y dañoso, hasta que por
una muy singular traza de su Magestad fue todo remediado y
los moriscos presos y llevados á Castilla, y el reino pacificado,
y se va poblando de cristianos viejos. Dado que durante ei mo-
tín y rebelión se pasaron algunos trabajos y falta de bastimen-
tos y carestía de cosas: no se yo si fue la causa la esterilidad
de la tierra, ó qué.
Justino. Esterilidad, señor ? No os pase por el pensamiento
tal cosa. La falta y carestía que decís pudo ser por la sübita al-
teración, y haber venido tan sin pensar, que no se podría dar
la órden que convenia para la provisión de los bastimentos ne-
cesarios en cosa semejante. Porque España hago os saber que
siempre fue tan fértil, abundante y barata como cualquier otra
provincia.
Camileto. No sé si lo querrán confesar otras que yo he ho-
llado después que ando por el mundo; que aunque España
cierto tiene muchas cosas y muy buenas, pero no veo eni ella
aquella abundancia y sobra de provisiones y bastimentos que
en otras provincias casi siempre he visto.
Justino. Con vuestra licencia, señor, piense Italia y Fran-
cia , y otras, si mas fértiles hay, lo que de sí quisieren, y vos
también con la falta y carestía de que habéis participado en es-
ta guerra juzgad lo que bien os pareciere, que yo os aseguro
que en el orbe no hay reino ni provincia mas habitable, cnm-
plida, harta y regalada de cuanto á la vivienda humana perte-
TOMO IV. AA
nece que España, y aun por ventura que hay pocas o ningu-
na que la igualen. Y que esto sea asi os lo probaré y aun de-
mostraré si la priesa del camino diere, lugar para ello y .acaso
no venis como otros muchos tocado de la enfermedad, ó por
mejor decir ceguedad, con que vuelven á sus casas los hom-
bres que han visto muchas tierras, que por tener ocasión de
manifestar sus peregrinaciones siempre están engrandeciendo y
representando las agenas que han visto y andado, aniquilando
y deshaciendo las cosas de las suyas proprias.
Camikto. Cierto Sr. Justino que cuando no fuese por otra
cosa mas de por no quedar en opinión de semejantes hombres,
y escaparme de esa culpa, os tengo de suplicar que hablemos
un poco en eso, que plática es que á mí me dará mucho gusto,
porque andando por el mundo muchas veces me he visto en
ella y defendido la parte que vos agora, forzado y aun apasio?
nado del amor de la patria.
Justino. No habéis de decir, señor, apasionado ni forza-
do , sino de la razón y verdad que hay en ello; y por este pra-
do y campaña nos iremos á la posada, y veréis que no habéis
hollado ni visto tierra ni provincia mejor en todo que la en
que nacistes. Y para principio desto sabed que el temple ó
templanza de las regiones y provincias, buena ó mala, es casi
siempre el todo, y causa de todas las demás cosas buenas ó
malas que hay en ellas; y que por ninguna otra causa son
faltas en uno ó en otro, sino por ser sobradas y excesivas de
calor, sequedad, humedad y frialdad, y,España en esto, es ex-
celente y maravillosa sobre cuantas hay en el orbe; y débelo
ser asi por su asiento y la situación del mundo en que está,
que es el clima y elevación de treinta y cinco poco menos,
hasta cuarenta y cinco ó poco mas grados, en que están lo
mejor del mundo, por ser donde se vienen á templar y propor-
cionar mas las calidades primeras, sobredichas. Aunque dejada
esta razón, que es muyfilosóficapara entre soldados, según
las historias divinas y humanas, España es una de las mas ricas
provincias de oro, plata y otras riquezas de gran valor y mi-
nerales que hay en Europa: y asi lo dice la sagrada Escritura
en el lib. 1.° de los Macabeos, cap. 8.°, y lo mesmo dice Jo-
sefo de Bello judaico, y los E,abis afirman que las riquezas con
que Salomón adornó el templo, gran parte se llevaron de po-
i l87 )
n í e n t e , que es do está España. J u l i o Cesar llama á España re-
g i ó n m u y saludable. Justino Histórico dice que no es tan ca-
lurosa como A f r i c a , n i tan fria n i ventosa como Francia, y que
su templanza y cielo saludable es igual por toda e l l a , c o n aires
puros y limpios que vientan entrambos mares, y la penetran por
todas partes , y libre de vapores y exhalaciones causadas de la-
gunas y pantanos que inficionan el aire y le corrompen, por-
que todas las aguas de España son claras y limpias y delgadas.
Y asi dice Estrabon que la sanidad en ella es como propia y
natural por el favor del viento céfiro ó favonio, que son unos
aires blandos y suaves que vientan de entre el mediodía y el
poniente, y son m u y continuos en ella y sin faltarle jamas u n
buen á b r e g o templado. E n efecto, P l i n i o , tan diligente y dis-
creto en conocer y averiguar las cosas naturales, encareciendo
la gran fertilidad de su Italia donde n a c i ó , dice que España
le parece y se le iguala en fertilidad, bondad de cielo y rique-
za , que no es mal testigo en su testimonio. Y el mesmo, tra-
tando de la fertilidad de E s p a ñ a , d i c e de lugares en la Celtibe-
ria do se cogía dos veces al año cebada, y que en el A n d a l u -
cía de u n grano de trigo salen cien espigas ó cañas. Y Justino
H i s t ó r i c o dice que de una hanega se cogian ciento; y é l y Es-
trabon que de España se sacaba mucho trigo para otras provin^
cias y que se llevaba á R o m a , como se confirma y averigua
por otras muchas historias y graves autores. Y asi T i t o L i v i o
en su década tercera dice: España es tan fértil y abundante de
bastimentos, armas y caballos, que pueden sustentar la guerra,
no solamente como nuestra I t a l i a ; pero también como la m.is fér-
t i l provincia de E u r o p a , porque todas las veces que los romanos
van á conquistar la hallan tan armada y abastecida, que pare-
ce no haber pasado guerra n i estrago alguno por ella. Y esto
era de manera que Roma temia si la habia de sujetar Espa-
ñ a ; y el mesmo y otros dicen que Italia y Roma se proveye-
ron muchas veces de t r i g o , cebada, vinos, m i e l , cera y otros
bastimentos, armas, caballos y vestidos de E s p a ñ a , y esto en
tiempos diferentes. Y J u l i o Cesar mandaba llevar madera para
labrar los navios en Francia. Y el mesmo T i t o L i v i o y otros
no acaban de encarecer y engrandecer la abundancia de los
muchos y m u y generosos vinos de E s p a ñ a , que demás de los
que en ella se gastan, se sacan en grande abundancia para
(i88)
Francia, Fiándes, Inglaterra y las Indias occidentales; para
donde se lleva y saca no menor cantidad de aceite, que sin
ofensa de otro de cualquier provincia es tenido comunmente por
lo mejor que hay en el mundo. Y asi Plinio le da la ventaja
con solo igualarle el de Istria, el cual con otros muchos graves
autores y poetas, celebran mucho la abundancia y excelencia
de los ganados de España, lana y carnes dellos, de que es bas-
tante argumento y claro testimonio la grande continua saca de
lanas finísimas que siempre ha" habido de España para Fiándes,
Italia y otras partes de que se labran y siempre han labrado los
mejores y mas ricos paños que se gastan en toda Europa; pues
de la excelencia y ventaja que los caballos de España hacen á
todos los otros del mundo, vos lo sabéis mejor que y o ; baste
que la lozanía y ligereza dellos dio ocasión que muchos auto-
res graves y auténticos hayan afirmado muy de propósito y de
veras que en España las yeguas concebían del viento, de donde
procedía la velocidad de los caballos, que todavía es harta señal,
sea ó no sea verdad, de la fecundidad de los aires y tierras
desta provincia, adonde por,su maravilloso temperamento Es-
trabon alaba mucho haber en ella tan pocos animales nocivos
y ponzoñosos; y asi todo cuanto en ella se cria y coge es de
mayor y mas aventajada bondad, como los caballos que son
maravillosos en velocidad, presteza y fuerzas para sufrir los
grandes trabajos de la guerra, y estar de noche y de día con
sus bardas y señores armados de pies á cabeza, como se usaba
todo el tiempo que los godos señorearon á las Españas, y después
que el infante Peiayo comenzó á guerrear hasta la toma de
Granada, en el cual tiempo se juntaron gran numero dellos,
como fue en la batalla de Clavijo y otras, que por ser tantas
no las referiré, sino muy pocas. E l Rey D . Fernando el Magno
envió al Cid Ruiz Díaz á Roma, y llevaba casi nueve mil ca-
ballos, y desbarató á los franceses dos veces; lo cual oído por
el Papa mandó que se volviese. E l Rey D . Sancho cuando
fue contra el Rey de Galicia, su hermano, para quitarle el rei-
no, como lo hizo, juntó gran caballería y el Rey de Galicia lo
mismo. E l Rey D . Alonso el v i fue sobre Ubeda y Baeza con
un egército muy grueso de á pie y de á caballo, y mando al C i d
que le guardase á Castilla; y estando el Rey ausente, como
está dicho, el C i d , por cierto negocio que se le ofreció, le fue
. (l89).
forzoso sacar de Castilla mas de siete mil caballos, con que
venció una batalla fuera del reino. Tanta era la multitud que
habia de caballos en Burgos y su tierra. El Rey D.Alonso el i x
tuvo treinta mil hombres, de á caballo los veinte mil, los cuales
eran todos de España. El Rey D . Sancho el Bravo tenia cua-
tro mil hombres de á caballo escogidos entre los otros, sin los
que hablan de enviar las ciudades. El Rey D. Alonso x i juntó
ocho mil hombres de armas en las Algeciras, y tenian en los
yelmos bueyes pintados. Habia en Soria y su tierra mil y dos-
cientos hombres de á caballo, y mandó que no cabalgasen en
machos ni en muías. Cuando el Rey D . Pedro venció la ba-
talla de Haro se juntó de ambas partes gran caballería sin los
extrangeros. El Rey D . Alonso el Sabio envió caballos caste-
llanos á Italia. El Rey D . Alonso x i , estando sobre las Algeci-
ras, envió por caballos á Castilla, porque le dijeron que habia
muchos. El Rey D . Juan el i para ir sobre Portugal juntó en
el encinar de Bañares cuatro mil lanzas, castellanos armados de
todas sus piezas, y mil y quinientos ginetes de la Andalucía, y
envió al duque de Alencastro caballos castellanos y ginetes an-
daluzes. No se hallará que antes deste Rey se haya hecho
mención en historia alguna de caballos andaluzes que yo haya
leido. Cuando descompusieron al Rey D . Henrique, cuñado
del Rey Católico, en muy pocos dias bajaron de las monta-
ñas á favorecer á su Rey mas de catorce mil caballos, y los se-
ñores juntaron mas de seis mil. El Rey Católico tuvo sobre
Velez-Malaga veinte mil caballos, y otros tantos cuando tomó
á Granada, y mandó que no cabalgasen en machos ni en muías,
y lo mismo mandó el Emperador Carlos v. Hay un título en el
libro del Fuero, que llaman de los vasallos, todo él trata de
armas y caballos y cosas de guerra.
Camileto. Habéis dicho tantas y tan grandes cosas de caba-
llos, y todos de Castilla, que cierto son para espantar, por ser
muy diferente y aun casi contrarío á lo que España tiene re-
cibido, porque no se hace caso de caballos sino de los andalu-
zes- Dado que algunos hay en otras partes, deseo saber en qué
parte de Castilla nadan y se criaban tantos y tan poderosos ca-
ballos, porque un hombre armado de todas piezas, y el caba-
llo con sus bardas y silla acerada y lo demás, pesa mas de do-
ce arrobas.
( $ 0 )
Justino. En Burgos,y treinta leguas al rededor, y en Ga-
licia la tierra para criar grandes y fuertes caballos ha de ser
fría y gruesa como Campos, y asi lo quiso decir Plinio. Las
tierras que crian aquellas grandes acémilas, muías y machos
¿qué caballos pudieran criar?
Camileto. Por cierto grandes; pero he oido decir que los
caballos que nacen donde vos decis son zainos, falsos y traido-
res, y asi no los quieren comprar ni servirse dellos.
Justino. Yo lo creo; pero no se debe entender la causa.
Camileto. Suplicóos me la digáis, porque es negocio de
mucha importancia y necesario.
Justino. La causa es que cuando la yegua está vieja y
harta de parir del asno garañón la echan al caballo, y asi el
caballo ó yegua que de tal madre nace es falso, zaino, mayor-
mente en Castilla asi caballos como yeguas traen cierta de-
cendencia y parentesco de asnos; y de criarse entre machos,
muías, asnos se les debe pegar alguna malicia. Téngase la
cuenta que las leyes sobre esto disponen y mandan, y nacerán
grandes caballos, fuertes y leales como solían. En Italia, Ña-
póles, Sicilia y otras partes do crian caballos, y hacen raza ó
casta dellos , un padre cubre ó toma diez ó doce yeguas ca-
da año: cübrenlas á tercero dia, y no tienen tantos caballos co-
mo solían: la mesma orden guardan los turcos, y si en España se
guardase serían mas fuertes, según lo han discurrido hombres
graves conmigo, y entre ellos un caballero llamado Federico
Furio Ceriol, gentilhombre de la casa del Rey nuestro Señor,
que con su mucha lección y.larga peregrinación lo tiene bien
entendido. El caballo es muy sentido,y entanto grado, que sí
el caballero tiene cuenta con las orejas no le sucederá desgra-
cia repentina, porque en sintiendo algún ruido las tuerce há-
cia donde está la cosa que causó alteración ó ruido; asi que, si
algo le aconteciere, la culpa será del caballero, y no del caba^
lio. De manera que el buen temperamento desta provincia, que
Estrabon tanto alaba, es causa y principio de los buenos ca-
ballos que en ella hay; y las otras muchas cosas de que abun-
da, como es la mucha miel, cera y seda, que es muy conoci-
da y estimada de todas las otras naciones, como lo son las per-
dices y conejos entre las otras cazas y venaciones que en Es-
paña hay tan grande abundancia, y de tan buenas y tan sabro-
sas carnes como son todas las de España, pues la abundancia de
frutas, verduras y hortalizas de nuestra tierra todos la sabe-
mos, y vosqUe habréis probado las de otras partes sabréis la ven-
taja que les hacen las de España en sabor y nutrimento con ha-
ber pocas en toda Europa que no se hallen en España, y mu-
chas en ella que faltan en otras tierras. Pues de la riqueza y
grande cantidad que en España hay y se crian de metales y
piedras preciosas, que todo proviene y se causa de la buena
temperatura é influencia del.cielo favorable, y suelo y terru-
ño bueno y bien dispuesto, no hay para que detenernos mu-
cho en decirla, pues es tan notoria y celebrada de toda la an-
tigüedad , y aun codiciada de todas las naciones del mundo; y
ya habréis oido decir lo que Aristóteles y Diodoro Sículo cuen-
tan de las áncoras de oro y plata que los fenices hicieron des-
pués de haber cargado las naves de lo que se derritió de los
montes Pirineos con los incendios y quemas que hubo en ellos.
Y Justino Histórico dice encareciendo lo mucho que hay en
Galicia, que con el arado descubren muchas veces grandes
terrones llenos dello, con otras cosas á este propósito. Y Estra-
bon,que los rios y los arroyos corren sobre arenas de oro. Y
Plinio que tuvo cargo de la hacienda de Vespasiaño, afirma
que cada año se sacaban en España dos millones de oro de solo
un pozo ó mina de las muchas que había. A l fin de todos los
metales y piedras de estima y precio hay en España tanto, y por
ventura mas que en otra región del mundo que todo es argu-
mento de su riqueza y fertilidad de mantenimientos y provisio-
nes; porque , como queda dicho, el temperamento y influjo
propicio del cielo que causa y engendra estas riquezas dentro
de la tierrales también causa eficiente de la producción abun-
dante y buena de las cosas que nacen y se crian en la superficie
della; y ,por haber sido siempre por tal tenida y reputada de
todas las naciones del mundo, ha sido causa de haber sido tan
codiciada y pretendida de todas las que algo han valido y que-
rido ser, de cuya causa se han seguido las guerras y invasiones
que en ella han hecho por riquezas y bienes, tantas y tan d i -
ferentes gentes, y peregrinas y bárbaras naciones, que pospo-
niendo su sosiego y quietud, y el propio amor de sus patrias,
y menospreciando todos los peligros y trabajos de mar y tierra
y sus vidas por venir, á gozar de tan buena -tierra , donde no
( 192 )
menos peligros se les ofrecían en la entrada della que por los
largos caminos. El primero, según nuestra cuenta y propósito,
fue aquel capitán extrangero que trajo consigo Homero, prín-
cipe de la poesía, con otras muchas gentes que discurrieron por
estas partes occidentales según Herodoto. Después vinieron
los celtas bracatos, naturales de Francia, que aportaron en Es-
paña cerca del año de 930, antes de la Encarnación de nuestro
Señor Jesucristo, gentes muy celebradas en sus historias por su
gran valor, los cuales contentos de tan buena tierra, hicieron
diversas poblaciones. Y tras estos vinieron los rodas, que co-.
rnenzaron á usar molinos y otras cosas necesarias, y dicen que
fueron los primeros que en España hicieron moneda. Después
cerca del año de 880, antes del nacimiento de nuestro Salva-
dor Jesucristo , fue aquel espantoso y nombrado incendio de
los montes Pirineos ya dicho, el calor y fuego del cual fue
tan grande; que penetrando las entrañas de la tierra, :y derri-
tiendo la plata que debajo estaba, corrieron arroyos della finí-
sima, según los autores, con que se hicieron ricas muchas na-
ciones que después vinieron, aunque los españoles entonces no
hicieron mucho caso desta riqueza. Cerca del año de 822, antes
del Nacimiento, vinieron los fenices, naturales de Tiro y Sidon,
ciudades de quien la sagrada Escritura hace mucha mención,
los cuales con alhagos, mañas y lisonjas hicieron descubrir á
los españoles donde estaba el oro y plata, y con esto se hi-
cieron tan poderosos y ricos, con que se tornaron á sus tierras,
aunque después volvieron. Vino asimismo aquel graá prín*
cipe y. monarca Nabucadnaqer , que por otro nombre llaman
Nabucodonosor, que fue aquel que hizo adorar su estatua, y
mandó echar á Ananías, Azarías y Misael en el horno porque
no le quisieron adorar, de donde salieron libres del fuego,
dando gracias á Dios por ello, y trajo consigo, caldeos, persas
y indios, de cuya venida hizo mención Josefo, diciendo haber
llegado hasta las columnas de Hércules, de cuyas gentes des-
pués quedaron en España muchas, haciendo habitaciones en
ella, como se colige de muchos autores, en cuya compro-
bación se hallan muchos nombres de ciudades, calles y térmi-
nos de sus lenguas. Las cuales gentes fundaron á Sevilla,
Córdoba y Toledo, y. otras poblaciones. Cerca del año de 547,
mtes del Nacimiento, vinieron los focenses griegos con gran-
des compañías. Tras ellos los cartagineses, informados de la ri-
queza , grandeza y fertilidad de España, de donde los echaron
los romanos que vinieron á ella con la misma demanda, en
los cuales tiempos hubo un temblor de tierra tan grande, que
abriéndose por muchas partes, parecieron cerca de los montes
Pirineos muchos metales que debajo estaban, de donde lleva-
ron los de Marsella grandísimas riquezas. Y el año de 333, an-
tes del Nacimiento, vinieron muchos vecinos de la dicha Marsella,
donde hicieron sus poblaciones. Alejandro Magno, certificado
de la grandeza, riqueza y fertilidad de España, dio su palabra
de venir á ella, lo cual le atajó su muerte en Babilonia, según
Quinto Curcio y otros. Estas gentes , y otras muchas que dejo
de decir , vinieron antes del Nacimiento á España con la misma
demanda y codicia. Después del nacimiento de nuestro Salva-
dor Jesucristo entraron unánimes y conformes los vándalos,
cuyo capitán era Gunderico, y los suevos, que traian por
Rey á Hemerico, y los alanos con su capitán Resplandian: to-
dos setentrionales, y corrieron, saquearon y robaron por todas
las partes de España; y dividiendo entre sí los despojos, con-
tentos de la fertilidad y abundancia de la tierra, dejaron el arte
militar y diéronse al de agricultura y grangerías della, repar-
tiéndola entre sí con ánimo de vivir y descansar en ella de los
grandes y largos trabajos que hablan pasado en el camino. El
año de 414 entraron los godos con su Rey Ataúlfo, único
deste nombre, y con su braveza y ferocidad se apoderaron de
España hasta sacar á los romanos, vándalos, suevos y alanos,
y echarlos fuera de elk, quedando ellos señores, que no es
pequeño argumento de la fertilidad y gran abundancia de Es -
paña el haber sustentado, sin ayuda de otra alguna provincia,
tantos y tan continuos y gruesos egércitos de á pie y de á ca-
ballo , y tantos años, pues todo el tiempo que los godos la
poseyeron fue casi trescientos años, siempre con las armas en
las manos y grandísimo numero de gentes, defendiéndola de
tantas bárbaras naciones que la venian á ocupar y conquistar
por su fertilidad y abundancia y gran riqueza, como fue el
poderoso Atila, Rey de una nación que llamaban los hunos, y
de otras muchas que trajo consigo casi un millón de personas,
según unos escritores. Sabélico dice no ser tantas gentes, el
cual fue desbaratado y vencido por los godos y españoles en
TOMO I V . BB
(i94)
los campos catalanos antes que entrase en España con pérdida
de casi doscientos mil hombres, y dicen que en esta cruel y
sangrienta batalla se oyó una voz en el aire que dijo: Cesad
mortales; y luego se apartaron unos de otros, según lo dice
Sabélico, Estéban de Garibay y otros. Y cuando Vamba, Rey
de los godos, fue á Francia contra Paulo y los otros rebeldes
¿qué egércitos llevó tan gruesos de á pie y de á caballo? y
y otros que se ¡untaron en este tiempo de tantas y tan grandes
disensiones y guerras. Al fin en ninguna parte del mundo
mas ni mas gruesos egércitos se han juntado ni tan conti-
nuos como en España; y con semejantes egércitos se sustenta-
ron sin traer ningunos bastimentos de fuera tanto tiempo como
habéis oido.
Camileto. Provincia, señor Justino, que tal ha sustentado
bien merecido tiene el nombre y renombre que vos le dais de
tan fértil, y abundantísima y rica.
Justino. Pues esto ha sido corrido por la posta, que á de-
cirlo como pasa fuera otra cosa, porque es cifra lo que he di«
cho en comparación de lo que fue antes y en tiempo de los ro-
manos. Y para que también conste de las muchas riquezas y
guerras que hubo en tiempo de los godos y moros que después
poseyeron á Epaña, todas las penas que se ponían eran de oro
ó plata, según se contiene en el libro que llaman el Foro juzgo,
donde están todas las leyes de los godos recopiladas. Si el juez
llamare al hombre rico, y no viniere, pague de pena tres libras
de oro. Si el hombre poderoso hablare palabras descomedidas
castigúele el juez en dos libras de oro. Y si llamare á alguno
con sayón ó portero, y no viniere, castigúele en diez sueldos de
oro , cinco para él y cinco para las partes. El que quitare el
cencerro ó campanilla del buey ó vaca pague un sueldo de
oro , y si fuere carnero ó oveja sea plata. El que hurtare ca-
ballo ó buey azótenle. El que cortare leña en monte ageno
pierda el carro ó bueyes. Si el caballo ó buey entrare en la he-
redad , y dañare, pague dos sueldos de oro. Si llevare buey para
carretear, y le hiciere arar, pague una onza de oro por el gran
trabajo que le dió arando mas que carreteando. El que llevare
bttey sin licencia del señor para arar ó carretear pague seis
sueldos de plata. El que echare de los pastos públicos bueyes
ó caballos de carretería castíguenle corporalmente, atento que
(i95)
llevan las mercaderías de unas partes á otras partes. El que al-
quilare caballo para caminar, y trillare, pague seis sueldos de
plata. Si el siervo revelaré falsedad que se hace en la fundición
de la moneda, ó de otra manera, elfiscole dé tres onzas de
oro por el beneficio que en ello recibe. Si el hombre noble hi-
ciere malparir la esclava de otro dé al señor veinte sueldos
de oro, y si fuere esclavo su amo dé diez sueldos de oro. Las
penas que están en las otras leyes son de la mesma manera. El
libro que llaman el Forojuzgo, que contiene las leyes de los
godos que establecieron y ordenaron en Toledo, estaba tasado
en doce sueldos de oro, asi que todo era oro y plata, y el ser-
vicio de bueyes y caballos. Las leyes del Fuero y otras decien-
den destas; y asi estaban muy armados, ricos y siempre en
guerras; y si se perdieron las Españas fue porque muchos se-
ñores fueron traidores al Rey Rodrigo, ayudaron á los moros,
como lo dicen las historias de los Reyes D. Alonso el v n , vnr,
x y otros. El año de 717 se levantó el Infante Pelayo. Los ca-
pitanes moros llamados Tarif y Muza juntaron grande tesoro
de oro, plata, piedras de gran valor y otras riquezas de que
España abundaba , y lo enviaron juntamente con una mesa de
piedra verde jaspeada, que los pies salían della, al miramamo-
lin Ulit, que residía en la Siria, que se halló en una ciudad
llamada Almedin, tenia de largo trescientos sesenta pies. Cuan-
do los moros tomaron el castillo de Zafra hallaron las lám-
paras de oro y los paños ricamente labrados de oro y seda. V i -
no un moro de Siria llamado Abomelic por gobernador á Cór-
doba , y dijo que no habia hallado provincia tan abundante de
bastimentos, ni tan baratos,y rica de oro, plata y riquezas co-
mo España , ni tan armada de gente de pie y de caballo, ni de
tantas y tan continuas guerras. Y otros moros que envió el mi-
ramamolin dijeron lo mesmo. El Rey D. Alonso el Casto man-
dó labrar la Sta. iglesia de S. Salvador de Oviedo y unos pa-
lacios en que viviese, y los pilares de la iglesia y palacio los
cubriesen de oro, plata y piedras de gran valor. Don Rami-
ro , Rey de León, venció la gran batalla que llaman de Cía-
vijo, donde hallaron grandes riquezas de oro, plata y otras
cosas. El Rey D. Alonso el Magno dotó de grandes tesoros de
oro y plata y piedras de gran valor á las iglesias de S. Salva-
dor de Oviedo y Santiago de Galicia. D. Ordoño, Rey de
Galicia, sacó de solos los gallegos un egercito grande ele á píe
y de á caballo, con que atravesando á toda España entró en la
provincia hética, llamada Andalucía, donde estuvo mas de un
año talando , quemando y robando lo que quiso: tomó muchos
lugares grandes y fuertes, entre ellos uno llamado Regel, el
cual se despobló con otros en la Andalucía y de otras partes,
como consta por las ruinas que parecen en Galicia, Asturias,
Navarra, Campos, Portugal, sin los que están disminuidos y
desechos, que lo eran, que no son pocos ni en pocas partes.
Llevó grandes riquezas de oro, plata, piedras y paños de oro,
brocados con que reedificó y reparó las iglesias de su reino y
las dotó. El conde Fernán González venció muchas batallas do
halló grandes riquezas de oro, plata y brocados y otras cosas, y
vendió un azor y un caballo al Rey de León en mil marcos
de la moneda que corriese de oro ó plata: tanta era la abun-
dancia que dello había. En este tiempo entraron turcos. El Rey
de León casó con el Rey moro de Toledo una su hermana,
y por mandado de un ángel la envió al Rey su hermano y jun-
tamente muchos caballos cargados de oro, plata, piedras de
gran valor y paños de oro ricamente labrados. Estando el Rey
1). Fernando el Magno en León, vino á besarle las manos el
Rey moro de Toledo , y le presentó muy grande suma de oro,
plata y paños de oro, brocados y muchas piedras preciosas.
Cuando llevaron el cuerpo del Sr. S. Isidoro de Sevilla para
León trajeron grandes liquezas de oro, plata, piedras y otras
cosas. Este Rey fue á hacer guerra á los moros de Celtiberia y
Carpentania, y trajo gran suma de oro, plata y paños de oro ri-
camente labrados. Vestíansé los Reyes y las damas de brocados.
Eran las riquezas, vestidos y comidas costosas, y muy genera-
les. El Rey D. Sancho fue sobre Zaragoza. El Rey se dio por
su vasallo, sirviéndole con gran suma de oro, plata, paños de
oro ricamente labrados y otras muchas riquezas. El Rey Don
Alonso el v i desterró al Cid, y para salir del reino pidió em-
prestados seiscientos marcos, trescientos de oro y los otros de
plata sobre ciertas arcas lionas de arena; y la primera empresa
que hizo fue tomar el castillo de Castrejon, donde halló gran-
de suma de oro y plata. Cúpole de su quinto valor de tres mil
marcos de plata y mas. Los moros de Hita y Guadalajara se lo
compraron y pagaron al tercer día. Peleó con D. Ramón Be-
, , ^ (197)
renguerj conde de Barcelona, y le prendió, en cuyo egercito
se hallaron grandes riquezas de oro, plata, piedras y paños de:
oro. Cúpole de su quinto valor de cien mil marcos de plata, y
toda la presa valia tres millones. Tornó á pelear con él, y venr
ciólo, donde halló gran suma de oro, plata, paños de oro y
seda y otras riquezas. Peleó el Cid con D . Pedro, Rey de Ara-
gón , y le prendió. Hallóse gran suma de oro, plata, piedras de
gran valor y paños de oro. Mataron á Diego Rodríguez, hijo
del Cid. Cuando casó sus hijas con los condes de Carrion todos
iban vestidos de paños de oro, sedas y lanas finísimas: iban to-
dos cubiertos de pedrerías de gran valor, de oro y otras gran-
des riquezas. Los caminos por do pasaban quedaban llenos de
olores muy suaves. Los guantes, vestidos y otros arreos iban to-
dos adobados. Asimismo se comia muy espléndidamente comi-
das grandes y superiiuos gastos, y muchas diferencias de man-
jares. Los dones y preseas que el Cid dió á sus yernos vallan
mas de mil marcos de oro. Corriéronse toros porfiesta.El esca-
ño del Cid era de gran valor; los paños con que se cubria y
do estaba eran de brocado. Peleó con el Rey de Sevilla y con
el Rey Bucar, donde se hallaron grandes riquezas de oro, pla-
ta, piedras, paños de oro y una tienda tan rica, que era de mu-
cho valor. Mandaba el Cid que se confesasen y comulgasen pa-
ra pelear, y él el primero. Envió á Burgos para que le dijesen
dos mil misas. El-Rey D . Alonso i x , como entendió que los
de sus reinos se vestían de brocado, sedas y paños de lana muy
finos, y comían muy superñuamente en general por el reino,
mandó que ninguno se vistiese de brocado, sedas ni paños fi-
nos, porque no era Dios dello servido ; y comiesen templada-
mente , y se confesasen para entrar en la gran batalla que ven-
ció de Muladar ó Muradal que llaman, donde se hallaron
grandes riquezas de oro, plata, brocados, sedas y otras cosas, y
tiendas de gran valor. El Santo Rey^D. Fernando tomó á Cór-
doba , Sevilla y Andalucía , y tuvo un egército muy poderoso
y rico, en tanto grado, que la ma de los mercaderes-se apre-
ciaba y estimaba su riqueza de brocados, sedas, piezas, y oro,
plata y otras cosas, en tanto como una muy rica ciudad. El Rey
D . Alonso el Sabio su hijo tomó el reino de Murcia en vida
de su padre, y después dió á la Emperatriz de Constantinopla
ciento y cincueijta quintales de plata dentro de veinte dias, sin
(i98)
pedir nada prestado, y envió á Italia mucha cantidad de dine-
ro y caballos castellanos á su yerno el marques de Monferrat, y
alargó los salarios. La mayor parte de las penas que están pues-
tas en los libros que mandó hacer de las partidas y otras son
de maravedís de la buena moneda, oro ó plata, porque destos
metales se hablan hecho siempre. El que sacare la manceba ó
doncella en garcetas, ó dueña de buen testimonio, peche cien
maravedís. El que castrare asno de yeguas sin licencia de su
señor peche veinte sueldos. El que dañare los pastos con los
bueyes peche seis sueldos. El que tomare bueyes ó caballos
para trillar sin licencia de su señor peche ocho sueldos de pla-
ta. El que hurtare los vestidos de los muertos peche seis suel-
dos de oro. El que pusiere lazos para tomarfieras,y cayeren
caballos ó bueyes, peche el daño. Las otras leyes son de las
mismas penas de maravedís ó sueldos de oro y plata. Tanta era
la abundancia que dello se tenia y bastimentos, como hoy en
las Indias, que con haber tanto oro, plata, piedras y otras ri-
quezas , valen los bastimentos de la tierra de balde, vacas, car-
neros, gallinas, pollos, pan y lo demás, porque hay mucho
de todo. Mucho mas baratos tenia España los bastimentos, oro
y plata que hoy las Indias. El Rey D. Alonso el Sabio cele-
braba las obsequias de su padre; los moros de Granada y An-
dalucía le servían con tanta cera blanca y colorada cada año,
que hoy en toda España no se hallará. Al Rey D. Fernando
daban cada año muchos servicios, y cada uno era diez mil
marcos de plata, y cada reino por sí. Su hijo el Rey D. Alon-
so el xi venció la gran batalla de Tarifa, ó de las Algeciras que
llaman: hubo seiscientos mil moros, y sesenta mil caballos, y
veinte mil cristianos. Los moros tiraban desde las Algeciras con
tiros de artillería, con que mataron muchos cristianos, donde
se halló una tan gran suma de oro, plata, piedras, paños de
oro y seda, que la plata bajó la sexta parte en España y en
Aviñon y otras partes. Halláronse tiendas todas de brocado ri-
quísimas , mayormente la del Rey Alboacen de Marruecos, que
ella y elalfaneque ó asiento donde el Rey se asentaba era de
inestimable precio. Quedó España llena de oro, plata y otras
riquezas y brocados. Valia el marco de plata ciento y veinte y
cinco maravedís, tanta era la abundancia que habia. Las parias
que el Rey de Granada daba era condición que daria lo mas
%m )
que él pudiese en plata; pero que la mayor parte seria en oro,
contando la dobla á siete maravedís de la moneda de Castilla.
Estando sobre las Algeciras se quemó el real y la rúa de mer-
caderes , y en ella muy grandes riquezas de oro, plata, paños
de oro, seda y de lana finos. Todas las doncellas andaban vesti-
das de paños de oro y brocados. Y los caballeros, asi castellanos
como extrangeros, cuando justaban, torneaban ó bordeaban,
iban vestidos de brocado. El Rey D. Pedro su hijo mandó juntar
cierta cantidad de dineros de las pagas que hablan de haber pa-
gado sus pagadores, y se habian quedado con cierta parte dellas,
defraudando á los que las habian de haber enteras, y le pidie-
ron que nombrase castillos donde se recogiese el dinero, y nom-
bró el castillo de Piedrahita y de Trujillo, y en un año se lle-
gó increíble suma de oro y plata, y le tomaron de una galera
treinta y seis quintales de oro, sin otras muchas riquezas, y sin
las que sacó del reino para traer gente de Inglaterra: habiá mu-
chos hombres ricos que tenían á ciento sesenta mil doblas de
oro y muchas arcas llenas de paños de oro, brocados, sedas muy
finas y paños de lana finísimos, y otras riquezas y piedras. El
oro y plata se pesaba por quintales y arrobas, tanta era la abun-
dancia. Corríanse toros por regocijo. El Rey D . Henrique n i
tenia sesenta cuentos de renta cada año de la buena moneda,
que son setecientos de los de agora, son dos millones, y por
cierto enojo que hubo con algunos señores del reino, los qui-
so mandar matar, diciendo que tenían usurpados muchos luga-
res y rentas de la corona Real: á suplicación del arzobispo de
Toledo y otros los perdonó, con que volviesen los lugares y lo
que habían rentado. Dentro de dos meses se los volvieron, y
los frutos, que montaron ciento y cincuenta cuentos de la bue-
na moneda, son de los que hoy corren mil y quinientos. Estas
riquezas eran muy generales en toda España entre moros y cris-
tianos; y cada uno tenia sus tazas, tazones, jarros, cubiletes y
otros vasos de oro y plata, doblones de á dos, y á cuatro, y á
cincuenta, y á ciento, y no había quien los trocase sino per-
diendo; había mas que agora. Si decimos de las joyas, galas de
mugeres, manillas, dedales, exorcas, cintas, bronchas, tacho-
nes, anillos, sortijas, joyeles, gargantillas, arracadas, alfileres
de oro ó plata, cofias, piedras riquísimas y otras riquezas que
espanta; y si no lo creéis preguntad en cualquier parte del
( 200 )
reino, diciendo ¿qué se lian hecho las riquezas que vuestros pa-
sados tenían, y aquella abundancia y hartura de mantenimien-
tos? España es naturalmente rica, como os tengo dicho, por
los grandes minerales que hay en ella de oro, plata y otros
metales, y vedlo por la mina de Guadalcanal y otras que se
han descubierto y descubren.
Camileto. ¿ Por qué no las benefician ?
Justino. No los labran, ni beñefician, ni aun otras cosas
que nos traen de fuera, y llevan de acá los materiales, porque
seria mas el gasto que el provecho por estar los bastimentos y
lo demás tan caro y falto.
Camileto. Por cierto que me habéis espantado consideran-
do lo que pasa: ¿qué tanto há que faltan estas riquezas?
. Justino. Todo se ha venido gastando, perdiendo poco á
poco sin sentir. Las riquezas se acabaron en tiempo del Rey
D. Pedro, ó casi después; lo demás abajo se dirá. Pero deje-
mos esto, y vengamos al barato de cosas que hubo en aque-
llos tiempos. Con todos estos trabajos y guerras, dice Plinio li-
bro x v i n , capítulo m , alabando mucho la gran fertilidad de
Italia y abundancia de Roma, que estuvo tan barata sin traer
bastimentos de otra parte alguna, que un modio de trigo, que
pesaba veinte y seis libras y ocho onzas de á doce onzas cada
libra, como hoy usan los médicos y .boticarios, son de las que
hoy en España usan en las cosas que se venden por peso de á
diez y seis onzas: veinte libras poco mas ó menos, según Jor-
ge Agrícola, valia un ase, que era cierta moneda que los ro-
manos usaban, la cual, regulando con la que hoy España usa,
viene á valer cuatro maravedís según Budeo; y doce libras de
carne, que son nueve de las que España usa, como dijimos,
valian un ase, que es la cantidad dicha, y las otras cosas á se-
mejantes precios.
Camileto. De Italia, señor Justino, no me diréis cosa que
yo no crea.
Justino. Si os digo otras mayores cosas y mucho mas ba-
ratas que tuvo España, ¿qué diréis?
Camileto. Mucho me holgaré saberlas.
Justino. El Rey D. Alonso i x no tenia en la muladar trein-
ta mil hombres de á caballo, á los cuales daba cada dia doce
mil maravedís de la buena moneda. El Santo Rey D. Fernando
( 20I )
vendió a la ciudad de Toledo ciertos lugares, que hoy llaman
los montes de Toledo, en cuarenta mil maravedís de oro. El
Rey D. Alonso x i vendió á Pinto, Valdemoro, Morata en cien-
to y ochenta mil maravedís á D . Pedro Puertocarrero., El Rey
D . Alonso el Sabio para ir al imperio mandó embarcar en los
puertos de Sevilla, Asturias y Galicia mucho trigo, cebada,
vinos y otros bastimentos, y le aguardaron en el puerto de
Marsella, y por tierra llevó mucha caballería y bastimentos:
llegó á un lugar llamado Belcaire^ en la ribera del rio Róda-
no, que es entre Francia y tierra de esguízaros, mayormente
que no se mandó hacer bizcocho, como hoy se hace, sino to-
do en grano, para hacer pan por las tierras do ijban: que es ar-
gumento claro y manifiesto que costaría todo en España tres
veces mas barato que en Francia ni tierra de esguízaros, ni en
otra alguna provincia, con ser este reino uno de losraiisricos
de Europa. El Rey D . Alonso x i mandó traer trigo, cebada
y otros bastimentos de Castilla, y los embarcaron en los puer-
tos de Santander, Bermeo, Castro, Laredo y Galicia, y los
trajeron al campo que tenia sobre las Algeciras, y costó la ha-
nega de trigo á dos maravedís y medio, y la de cebada doce
dineros, y trajeron cinco mil vacas y veinte mil ovejas y car-
neros, y cada carnero á cuatro maravedís, y las ovejas á dos,
y cada vaca ó buey á cuarenta maravedís, conforme á una ley
que él mandó, lib. x v n , tít. m , lib. v i Novae Recopilatio-
m s , que dice: El carnero en Campos., porque son grandes,
cuatro maravedís cada carnero; en Castilla tres; en las monta-
ñas y Galicia dos porque son pequeños: y se daba á cada hom-
bre de armas ocho maravedís de la buena moneda cada mes y
dos á cada soldado, todos los cuales maravedís corrían en aquel
tiempo mayores que los que hoy corren: y allende desto os
diré otras cosas que os causarán harto mayor admiración que
los baratos de Roma. En la ciudad de Salamanca en la pared
de la iglesia del Señor Santo Tomas en la delantera está un
pan señalado de seis libras en una piedra, y otro á las espaldas
de la dicha iglesia como este de seis libras, y otro encima dél,
todos de bulto de piedra, que según dicen pesaba tres libras,
que llaman panes de Víllamayor; y el que al parecer pesa seis
libras, es público y notorio que valía un cornado, y el que
pesa tres una meaja; y en S. Miguel ¡unto al rio y en la casa
TOMO I V . CC
( 202 )
del Pobre y otras partes hay muchos panes semejantes á estos
de bulto de piedra. Y en. la iglesia de Sancti Spiritus de la
raesma ciudad están dos testamentos, el uno de un sacerdote,
en que manda dar á un capellán cada año ciento y cincuenta
maravedís y casa en que viva con que le diga misa cada día,
y manda otras cosas desta manera; y el otro es de una señora
monja, en que manda pagar cuatro carneros que hablan comi-
do ciertos criados suyos á cuatro maravedís cada uno; los cua-
les testamentos son hechos en tiempo del sobredicho Rey Don
Alonso: por las cuales dichas cosas parece que tuvieron los
españoles ahora doscientos cincuenta años y en tiempos de
guerra que aun duraban, y hablan durado mas de quinientos
años, los bastimentos tan baratos como los italianos y romanos
agora mil quinientos. Ved, señor Camileto, si he cumplido
bien con vuestra demanda, y la he satisfecho á vuestro pro-
pósito y á honra de España.
Camileto. Y como que quedo bien satisfecho de todo, que
no solamente-se han de considerar los gruesos egércitos y tan-
tas gentes naturales y estrangeras, y multitud de caballos y
bestias que España sustentó por seiscientos años; mas que tam-
bién durante este tiempo y guerras gran parte de la tierra se
debía de dejar de sembrar, y las viñas y árboles de plantar, y
los ganados y aves de criar, porque necesariamente hablan de
sacar muchos labradores del campo y gente de trabajo para tan
grandes y continuas guerras que entre moros y cristianos hu-
bo. ¿Es posible que tan poca tierra bastaba en aquellos tiempos
á sustentar tanta cosa ?
Justino. Asi me parece.
Camileto. No lo entiendo, sino es que se proveían fuera
del reino-, como agora se proveen de Sicilia, Francia y otras
partes.
Justino. Eso no, porque las premáticas y tasas que se han
puesto hablaron generalmente por todo el reino, como fue la
que puso el Rey D. Alonso el Sabio: puso ciertas tasas ó co-
tos, y luego mandó quitarlos, encareciéndose las viandas y
otras cosas, que cada uno comprase como retazgase. El Rey
D. Alonso el xi puso á nueve maravedís la hanega de trigo,
y la de cebada á cinco, y cada puerco á ciento y cincuenta
maravedís. El año de 406 el Rey D. Henrique, por entender
( sos )
que los bastimentos y lo demás se iba encareciendo y faltando
cada dia, y para remediarlo, hizo una premática y tasa casi ge-
neral , que dice: Por cuanto somos obligados al buen gobier-
no y pro de nuestros vasallos, y á la guarda y conservación
de nuestros reinos y señoríos, ordenamos y mandamos que la
hanega de trigo valga á quince maravedís por todo el reino,
y en la corte á diez y ocho; la de cebada á diez; el centeno
á doce maravedís viejos; la de avena á seis; la libra del car-
nero á dos maravedís; la de vaca á un maravedi; la de to-
cino añejo á tres maravedís; la libra de cera á ocho marave-
dís; la de aceite á dos maravedís; la de manteca de vacas á
-cuatro; la de puercos tres maravedís viejos. El cegatero ó ce-
gatera venda la perdiz en cinco maravedís, la liebre en tres,
él conejo en dos, la gallina en cuatro, el pollo en dos, el an-
sarón en seis, el lechon en ocho, la paloma en dos maravedís
viejos. El buey de Guadiana y criado en Guadiana valga do-
cientos maravedís viejos, y el de la tierra ciento y ochenta. El
que sacare buey ó vaca ó juvenca del reino muera por ello.
La vara del paño de Chillón sesenta maravedís; la de Bruse-
las y Lombay cincuenta maravedís viejos; la escarlata de Gan-
te á sesenta; la de Yepre á ciento y diez, con que sea doble
y empolvada. Los paños de Mompeller, Brusélas, Londres y
Valencia á sesenta maravedís viejos. Y el jornalero gane cada
dia tres maravedís viejos, la jornalera dos, si no les dieren go-
bierno : entren con sol hasta que se ponga. Un mozo con un
par de bueyes para arar gane cada dia diez maravedís viejos
y medio gobierno: un mozo con una bestia para vendimiar
gane seis maravedís viejos si no tomare gobierno, y sí lo to-
mare tres; haga un viage antes que el sol salga y otro á la
sombra: el mozo de soldada gane cada año cien maravedís
viejos, y la moza cincuenta, y la vieja cuarenta y sus perte-
nencias. Item, mandamos que las mugeres de los jornaleros ó
yugueros no espiguen, ni mozo ni moza que pueda trabajar,
sino los viejos ó viejas pobres ó niños; y que los zipatos ma-
yores de cordobán valgan seis maravedís, y los menores tres;
los de carnero grandes tres maravedís viejos; un par de borce-
guíes marroquíes cuarenta maravedís viejos. Los herradores
hierren y despalmen á dos maravedís cada herradura, con que
sea de Vizcaya, y si fuere de otra parte á maravedi. Los mo-
(204)
iinercs muelan la hanega de trigo á dos maravedís; y si el
maquilon se atreviera á hacer desaguisado á muger molende-
ra muera por ello. El millar de la teja sana valga sesenta ma-
ravedis viejosÍ el millar del ladrillo cincuenta maravedís: la
hanega de yeso en polvo seis maravedís, y la de cal cinco ma-
ravedís viejos, y todo se mida con la medida berguña. Cada
uno destos maravedís viejos valía dos maravedís de los que
hoy usamos de dos blancas. El Rey D. Juan labró blancas y
el Rey Católico, y mandó después que tomó á Granada que
dos dellas valiesen un maravedí, y el real treinta y cuatro, co-
mo hoy usamos. Hasta entonces habían corrido maravedís de la
buena moneda y viejos como dije; y se guarda esto de los mara-
vedís viejos cuando se arriendan las rentas de las iglesias de Va-
lladolid y otras partes; por manera que la hanega de trigo en
aquel tiempo valía treinta maravedís de los que agora, ó casi.
El año de 503 puso el Rey D. Fernando tasa, la hanega de
trigo á ciento y diez y la de cebada á sesenta, con que no se
entendiese en los puertos marítimos, porque algunas veces se
proveen por mar de fuera del reino. Esta es la primera tasa
condicional. El de 39 otra premática y tasa sobre que la ha-
nega de trigo se vendiese no mas que á siete reales y dos ma-
ravedís, con que esta tasa no se entienda en los puertos de
mar, que se bastecen algunas veces de fuera del reino, como
está dicho; y otras muchas que después se pusieron con la mes-
ma condición, como fue la de nueve reales, y la de á ducado
que hoy tenemos. Por manera que de lo dicho consta que de
doscientos años á esta parte se proveen las montañas y otras
partes de trigo y otras cosas de fuera del reino, según la ley iv
en el título de las prendas. Después de lo que os he contado
por ciertas desgracias , asi de mar como de tierra , hubo algu-
nas tasas como dijimos.
Camileto. Quiero que sepáis que estando en una conver-
sación días pasados, donde se disputaba desta competencia de
•las provincias, decían que una de las cosas por do se puede
saber la fertilidad y abundancia dellas es por el valor bajo ó
alto de las monedas.
Justino. ¿ Cómo asi ?
Camileto, La provincia que tuviere la moneda mas baja
con que se pueda comprar algo arguye mas abundancia y ba-
(
r a t o ; y en la que no se pudiere comprar algo smo con mo-
neda que sea de mas valor y cantidad, habrá menos abundan-
cia de bastimentos: desta manera si una provincia tuviese una
moneda de plata que valiese veinte de metal, que llaman ve-
l l ó n , y otra tuviese la mesma moneda de plata, y valiese trein-
ta del mismo m e t a l , claro está que la que tiene la moneda
mas baja es mas abundante, porque puso el valor á la mone-
d a , conformándose con la abundancia de los mantenimientos;
porque por cada una de las treinta se habia de hallar que
comprar, y la de las veinte como no es tan fértil y abundante
no bajó tanto su moneda de plata, y asi q u e d ó con mone-
das mayores que la o t r a ; porque donde hay muchas merca-
durías vale mucho el d i n e r o , la abundancia es causa de me-
nor precio, y donde hay pocas vale poco, porque la falta
las hace subir de precio, pues por mucho dinero se cgiiipia,
hay poco de cualquier cosa por haber falta de t o d o , y m u y
poco dinero en general: el trigo á ducado, la cebada á medio
sin leguas. E n Galicia y montañas hay poco dinero, y valen las
cosas baratas, porque hay mucho ganado y esquilmos. E l t r i -
g o , p a ñ o s , sedas, pasas, aceite, p i ñ o n e s , azúcar y sal y otras
cosas valen m u y caras, porque hay p o c o , y hay m u y poco
dinero.
Justino. Hame parecido m u y buena esa declaración.
Camileto. Si os digo provincias que tienen las monedas
mas bajas que E s p a ñ a , q u e d a r á probado ser mas fértiles y
abundantes que ella. Dejemos las monedas de plata y oro que
las suben y bajan en Francia y otras partes por ciertos respe-
tos, vengamos á las monedas de metales bajos que en estas se
conoce, y entiende mejor la fertilidad y abundancia, pues con
ellas se compra por menudo lo necesario y cotidiano cada h o r a
Justino. Es verdad que con las de oro y plata se com-
pran cosas mayores.
Camileto. E n Italia hay una moneda, la mas baja que tie-
nen , que llaman diner ó dinero, y cuatro destos dineros va-
len u n c u a t r í n , y u n real vale cuarenta cuatrines, que son
ciento y sesenta dineros. T a m b i é n hay en otras tierras de I t a -
lia otras monedas; pero todas vienen á ser casi de u n valor.
E n Alemania hay feniques y medios feniques ó tallares, y
treinta y dos destos feniques hacen u n real, que vale sesenta
(206)
y cuatro medios feniques ó tallares, que es un batz. En Flán-
des es la mas baja moneda un mite, y un real vale ochenta y
cuatro mites. En Inglaterra hay fardines y medios fardines, y
un real vale veinte y cuatro fardines y cuarenta y ocho me-
dios fardines. Puesto que cada una destas provincias tenga otras
monedas, estas son las mas bajas, Pues siendo esto asi, claro está
que arguye ser estas provincias de mas fertilidad y abundancia
que España.
Justino. El año de 1252 habia en España una moneda que
llamaban pipion, y ciento y ochenta destos hacian y vallan un
maravedí de ios buenos, y un pipion valia dos meajas; los cua-
les pipiones deshizo el Rey D. Alonso el Sabio, y mandó la^
brar otros dineros, que llamó burgaleses, noventa de los cua-
les hacian un maravedí de los buenos, como dije; y después
los deshizo haciendo otros, que llamaron los dineros negros, y
quince destos hacian un maravedí. Y andando el tiempo, por-
que iban faltando los bastimentos y todo encareciendo, vino
el maravedí á no valer mas de diez dineros, y la blanca tres
cornados; lo cual hallareis en una tabla que está en la puente
de Salamanca. Veis, señor Camileto, como ninguna provin-
cia de las que vos nombrastes tiene ni ha tenido la moneda
tan baja como España, pues tuvo mas monedas ó dineros por
un maravedí que ninguna otra por un real, y mas por un
real que por un ducado ; por donde consta que España es una
provincia de las que mas bajas monedas ha tenido en Europa.
Camileto. Los maravedís que habéis dicho ¿eran del valor
y precio de agora?
Justino. No, porque uno de los viejos valia por dos de
los que hoy usamos, según la costumbre que ya está recibida
en Salamanca y Valladolid y otras partes, mayormente en las
rentas de las iglesias, puesto que el ilustrísimo Covarrubias en
el tratado que hizo dice que el maravedí viejo valia tres bland-
eas de las de agora, y algo mas: uno de los buenos diez de
agora.
Camileto. Eso, señor Justino, fue en tiempos pasados; pe-
ro en Italia y en las demás provincias que tengo dicho hoy
dia valen y corren estas monedas que digo, y son las que usa-
ban sus pasados.
Justino. ¿ Qué pensáis que es la causa ? haber seguido los
( 207 )
pasos de sus pasados; y como no han hecho mudanza en sus
labores y cosas, como adelante se d i r á , no han tenido necesi-
dad de mudar n i dejar la moneda antigua, como en España la
han dejado y mudado. Y por aquellos siglos dorados queda
bien probado que España no debe nada á las demás provincias
en abundancia y fertilidad y riqueza, y asi lo serian los nues-
tros , si D i o s fuese servido, y las gentes se quisiesen y supie-
sen aprovechar y trabajar cada uno en su oficio, como se verá.
Camikto. Quedo tan admirado de lo que me habéis d i -
cho que me parece sueño. Y pues hemos tratado de la abun-
dancia de E s p a ñ a , y desde cuando comenzó á caer della, no
seria fuera de propósito que sepamos la causa.
Justino. Este es m i cercadoj a p e é m o n o s , y eso se q u e d a r á
para después de comen

ADICION.
Indicadas ya en el p r ó l o g o de esta obra las causas que ha
habido para insertar en ella este tratado de Juan de Arrieta,
publicado por primera vez en M a d r i d el a ñ o 1 5 7 8 , y suprimir
los demás que a c o m p a ñ a n á las mas de las ediciones de Herre-
ra , solo nos queda por asunto de esta adición hacer algunas
observaciones sobre el contenido de este primer d i á l o g o , apli-
cándolas al estado actual de nuestra agricultura.
Parece que el autor ha querido darnos una idea de sí mis-
m o bajo el nombre de Justino, pues cuando dice: „ d e s p u é s
que dejé el abogacía y arte oratoria, y me d i al arte de la agri-
c u l t u r a " , nos quiere dar á entender por estas palabras que no
solo su doctrina es hija de la p r á c t i c a , sino el resultado de las
observaciones de u n hombre de conocimientos, acostumbrado
á pensar en dos profesiones que requieren estudio y talento , y
que antes de dedicarse á la agricultura se habia egercitado en
el estudio de la historia, de la economía y de Jas leyes; y aun-
que el deseo de ensalzar su patria arrastra al autor á hacer al-
gunas exageraciones, no me d e t e n d r é en criticarlas estensamen-
te por juzgar p o d r í a esto interesar m u y poco á la clase de i n -
dividuos á quienes particularmente se dedica esta obra, pa-
sando desde luego á manifestar á nuestros labradores el cuadro
que presenta en el dia el ramo mas ú t i l de la industria, del
( 2o8)
que depende exclusivamente la existencia del hombre; y si no
se ven en él pintados con la grandeza que corresponde, cúl-
pense á sí mismos y á las preocupaciones con que el interés de
algunos particulares han entorpecido el progreso y propagación
de los conocimientos en perjuicio de la riqueza pública.
Pondera nuestro autor el buen temple y situación de Es-
paña, y exagerando otras cualidades menos esenciales y mas
dudosas, es demasiado corto al ponderar estas donde podia es-
tenderse sin límites: haremos pues algunas observaciones apro-
vechándonos de su silencio, manifestando que estas dos cuali-
dades, de que depende principalmente la fertilidad de nuestro
suelo, están echando en cara á los labradores la falta de su ri^
queza; pues si como es indudable goza España del terreno mas
esquisito y variado para toda clase de productos, ¿cómo es que
progresando las luces vemos sensiblemente que lejos de aumen-
tarse los productos de la primera de las industrias van decayen-
do cada día mas? No lo dudemos, esto depende principalmen-
te de la falta de conocimientos de nuestros labradores, y de su
íntima adhesión á las rutinas inveteradas, que tanto Herrera
como sus dignos adicionadores se han propuesto destruir.
Si por fortuna llegase nuestra población á aumentarse hasta
el grado que se encuentra en algunos parages de Inglaterra y
Holanda, donde se puede asegurar que igual terreno sostie-
ne veinte veces mas habitantes que en los mas poblados de
España, ¿cuál seria nuestra suerte no progresando la agricultu-
ra cuando con terreno infinitamente sobrante se produce ape-
nas lo necesario para el consumo de diez millones de personas?
Compárese este cuadro con el que ofrece el industrioso imperio
de la China, donde ha llegado la industria al punto de formar
montañas artificiales para agrandar la superficie del terreno, per-
suadidos sus habitantes á que este medio es harto mas natural y
humano que el de la conquista, único que usan las naciones que
llamamos cultas, y que ellos abominan, convencidos de que la
tierra produce en razón directa del sudor con que se riega, y
en inversa de la sangre que sobre ella se derrama y no extra-
ñaremos se queje el autor en boca de Camileto de que no ha*
ya en España la abundancia de producciones que debia, pues
cuando los principales ramos de industria no caminan con paso
uniforme al límite de su perfección, la agricultura no puede
(2C9)
progresar por mas fértil que sea el terreno. ¡Qué productos
podemos sacar de las preciosidades que ocrlta la tierra en sus
entrañas, si lejos de dedicarnos al estudio que las da á conocer,
ignoramos hasta la naturaleza de aquellas que nos ofrece es-
pontáneamente delante de nuestros mismos ojos! Abandónense
enhorabuena mas de cinco mil minas de todos metales que hay
en el reino, según D. Juan de Oñate que las visitó de Real
orden en el año de 1624, y de que da una estensa noticia
D. Francisco Gallardo en su obra titulada Rentas de la Co-
rona : abandónense ya que el Gobierno tiene recursos para fa-
cilitar de otro modo sus productos después del descubrimiento
de las Américas; pero no sufran igual suerte otras produccio-
nes no menos preciosas que los ricos metales.
Si echamos una ojeada sobre la España antigua veremos
que después de abastecer á sus habitantes en tiempo de los ro-
manos , llevaba en abundancia á la capital del mundo sus so-
brantes de granos y demás especies que cita nuestro Arrieta, y
esto aun antes de que los árabes hubiesen ilustrado nuestro
sistema de agricultura; cuando en el dia, que el progreso de
las luces deberla facilitarnos mayor riqueza con nuevos pro-
ductos, nos faltan anualmente muchos millones de fanegas de
granos para el consumo nacional. Pudiéramos indicar las causas
de esta decadencia si fuera otro nuestro intento que el de ilus-
trar á los labradores, y asi remitiéndonos sobre esto á cuanto
tiene dicho la Sociedad en sus memorias, y por medio de las
elegantes plumas de muchos de sus individuos, como los Jo-
vellanos y Campomanes > nos concretaremos á manifestar á los
labradores que la decadencia de la agricultura, y la ninguna
razón que hay entre la fertilidad del terreno y los productos
que este rinde, depende en gran parte del descuido con que
miran la teoría del cultivo, persuadidos poruña preocupación,
que sostiene su amor propio, de que solo con la esteva en la
mano se aprende á ser buen agricultor, despreciando como sue-
ños platónicos los descubrimientos que los amantes de la patria
les presentan por resultado de su estudio y observaciones; aun-
que en algún tanto debe ser disculpable su desconfianzo en esta
materia por lo mal que han correspondido en la práctica al-
gunas invenciones que se les han presentado con descomedi-
das exageraciones, creyendo erradamente sus autores que dán-
TOMO I V . PD
.(2I0) .\
dolas el carácter de mam\'illosas llamarian la atención en su fa-
vor, siendo esta la causa de que algunas reformas muy útiles se
hayan desacreditado, cuando si las hubieran dado el mérito
real que tienen manifestando las moderadas ventajas que po-
drían procurar, se hubieran tal vez adoptado, y no estarían
confundidas con las muchas que ha abortado el charlatanismo.
Los descubrimientos que se han hecho y pueden hacerse
en la agricultura, mirada como la ciencia del cultivo, son de
tres modos, aplicando mas atinadamente ó haciendo un nuevo
uso de los instrumentos del campo; inventando otros de mayor
utilidad, ó variando en algún modo el sistema de las opera-
ciones rurales.
En cuanto á los primeros parece que nadie mejor que los
labradores están en disposición de realizarlos, pues siéndoles
prácticamente conocido el uso de los instrumentos, con poco
que reflexionen podrán aplicarlos de diferente modo y hacer
en ellos pequeñas variaciones, sin que tales pruebas les sean de
ningún gravamen, pues diez ó veinte surcos si es un arado, ó
el tiempo que se gaste en deshacer una parva si es un trillo,
bastarán á vezes para convencerles de su utilidad ó desventaja,
estando tanto mas interesados en hacer estas observaciones,
cuanto una, aunque pequeña de ellas, puede influir notable-
mente en favor de sus intereses.
No es tan fácil realizar un descubrimiento de la segunda
especie, pues cqmo no son generalmente los agricultores quie-
nes los inventan, se necesita que el artista, ó cualquiera que
sea el inventor, se desprenda de una cantidad para construir el
instrumento, y como no tienen por lo regular una seguridad
de que el resultado práctico ha de corresponder á lo que se
han imaginado, resulta que ó no lo verifican, ó se contentan
con la construcción de un modelo en pequeño, que obrando
sobre una mesa no ofrece inconveniente alguno cuando puesto
sobre el terreno no producirla tal vez ningún efecto. A pesar de
esto vemos con satisfacción emplearse algunos talentos españo-
les en la invención de molinos, arados, trillos, sembraderas y
otras máquinas útiles de agricultura, que aunque no admitidas,
generalmente se han adoptado por los labradores mas despre-
ocupados, y visto después su buen efecto por algunos otros.
Si la materia de esta adición, y los límites que como tal
me prescribe lo permitiesen, daríamos alguna idea, aunque
sucinta, de los instrumentos mas útiles de esta especie que se
han descubierto últimamente, con la crítica que de ellos han
hecho las sociedades que los han examinado; dando el primer
lugar á la admirable máquina de nuestro consocio el Sr. Don
Juan Alvarez Guerra, donde con solo el impulso de una po-
tencia se trilla, avienta y encostala el grano, como se puede
ver en su descripción ó diseño publicado por nuestra Real So-
ciedad , y en otra publicada por la de Valladolid con las refor-
mas hechas por D. Juan Francisco Gutiérrez. Daríamos en se-
guida la descripción de las sembraderas de los Sres, Negro y
Regás, cuya utilidad está demostrada, y de los trillos de Her-
rarte y Ayala, que con tantas ventajas están usando algunos la-
bradores ; deteniéndonos particularmente en el de este último,
cuya sencillez y fácil construcción le hacen tanto mas aprecia-
ble. Ocuparian un lugar particular los arados de vertedera tan
preferibles al nuestro, aunque no son al parecer capaces de
sustituirle en todos los usos á que este se aplica, conformándo-
nos en este particular con lo dicho por el Sr. Boutelou en la
adición quinta del libro primero de Herrera..
Los descubrimientos de la tercera especie chocan mas direc-
tamente con las preocupaciones comunes, y hallan por consi-
guiente en ellas obstáculos insuperables, á pesar de ser los que
mas propenden á aumentar los productos de la agricultura. ¿Có-
mo es posible persuadir á un labrador empleado desde su niñez
en mullir y desentrañar con el arado la tierra, á que no conoce
de lo que esta es susceptible, ni sabe hacerla producir todo lo
que debiera ? ¿ Cómo convencerle de que el sistema comunmen-
te adoptado de la siembra es enteramente vicioso por la canti-
dad exorbitante de semilla que emplea, aumentándola cuanto
mas pingüe es el terreno sobre, que se esparce, cuando debe ser
todo lo contrario, como se indica en la adición séptima del l i -
bro primero de Herrera, y demuestra la experiencia ? Menos de
medio celemín de cebada negra que sembró un hacendado de
esta corte en la última cosecha, le produjo mas de doce fane-
gas del grano mas robusto, que viene á salir á un trescientos
por uno.
La alternativa de cosechas tan recomendada por todos los
agricultores modernos está por desgracia casi desconocida en el
( 112 )
reino 5 cuando de ella pende que la tierra esté contiimamente
produciendo sin deterioro alguno; ¿pero cómo se ha de hacer
uso atinadamente de este sistema tan útil de cultivo, si para que
produzca todas sus ventajas se necesitan conocimientos elemen-
tales de agricultura, y por desgracia carecen de ellos nuestros
labradores? E l pródigo sistema de labrar á año y vez, que ge-
neralmente se usa en España, es una prueba de la falta de co-
nocimientos de agricultura, pues nuestra escasa población se hu-
biera aumentado considerablemente en razón de los grandes
medios de subsistencia que poseemos, si no hubiese hallado en
la ignorancia de su aplicación y en otros vicios equivalentes obs-
táculos insuperables. Si nuestra población llegase al incremento,
de que es susceptible, muy pronto el económico sistema de la
alternativa de cosechas, tan ventajosamente adoptado en casi
todos los paises estrangeros, reemplazarla al de dejar holgando
las tierras uno ó mas años para que al siguiente produzcan los
frutos acostumbrados.
Los prados artificiales, los cerramientos con setos vivos, la
diversa aplicación de los abonos, el uso respectivo de las semi-
llas , según la calidad de ios terrenos y otras muchas prácticas
útiles, ó mas bien necesarias, que están casi abandonadas, cau-
san, repetimos, la decadencia de la agricultura; debiendo creer
que solo podrá esta progresar cuando consultemos nuestros
verdaderos intereses, y tratemos de enriquecernos con ilustrar-
nos aprendiendo por principios la gran ciencia del campo.
Tal vez estas palabras producirán una risa despreciadora, y
no faltarán labradores que digan: „ ¿Si querrán estos modernos
agricultores de gabinete que gastemos en las cátedras el pre-
cioso tiempo que empleamos en producir artículos para nuestra
subsistencia y la suya?" Kfi se pide semejante cosa, ni tiene nin-
guna novedad lo que se propone: mas de cuatrocientos cincuenta
años antes de Jesucristo, conociendo los griegos la utilidad de
esta ciencia, se dedicaron á ilustrarla, siendo solo la utilidad de
sus obras á quien deben su inmortalidad Hesiodo, Xenofonte y
Aristóteles, pues cultivando sucesivamente este estudio los ro-
manos , los árabes y los modernos no han hecho mas que apli-
car lo que aquellos dijeron á la época, la ilustraccion y demás
circunstancias de los pueblos para quienes han escrito.
E l hombre, cualquiera que sea la clase de la sociedad en
(2i3 )
que haya nacido, tiene destinado por la naturaleza un tiempo
para instruirse, y en el que apenas puede ser útil para otra co-
sa. N o quebrantan los seres destinados á la agricultura tan sabia
ley : sus débiles fuerzas, prohibiéndoles manejar los bueyes n i
el arado hasta la edad de quince ó diez y seis años, dan á co-
nocer que aquel precioso tiempo está destinado para el desar-
rollo de las facultades físicas y morales, y por tanto debe em-
plearse no en el ocio que ocasiona una vejetacion endeble y v i -
ciosa, sino en adquirir los principios de la religión, de los de-
beres de un buen ciudadano, y de la ciencia cuya doctrina han
de aplicar en lo sucesivo.
Las seis cátedras de agricultura mandadas establecer por el
Gobierno en L e ó n , Burgos, Badajoz, Valencia, Toledo y Se»
villa, en cuyas oposiciones se emplea actualmente la clase de
agricultura de nuestra Real sociedad bajo los auspicios de su
director el Sermo. Sr, Infante D . Francisco de Paula, son una
prueba de lo convencido que está aquel de que no puede pro-
gresar la agricultura sin que preceda la ilustración de los
labradores.
He insinuado al principio de esta adición que al hablar de
los obstáculos que se oponen al progreso de la agricultura, me
contraería únicamente á combatir los que proceden de los la-
bradores mismos; mas sin faltar á lo que me he propuesto, creo
poder desahogar el entusiasmo que me anima en favor de estos
tan beneméritos individuos, manifestando que la clase que los
constituye ha sido generalmente mas honrada que protegida. ¿De
que sirve que los sugetos mas célebres de la antigua Roma por
honrar la agricultura, ó mas bien por honrarse con ella, toma-
sen sus nombres de los frutos que produce como Cicerón de ci~
cer, Fabius de f a b a y Lentulus de k n s : que en tiempo del
paganismo se la adorase bajo una infinidad de formas, ni que
hasta los Soberanos mas poderosos del mundo hayan humillado
su cuello para empuñar el arado, como hace públicamente
todos los años el Emperador de la China, si á pesar de tanto
honor y grandeza la mayor parte de las cargas del estado gra-
vitan siempre sobre el labrador? Si se trata de contribuir para
mantener con el esplendor que se merece la religión de nues-
tros padres, el labrador contribuye esclusivamente con el diez-
mo y otras muchas cargas, sin estar exento por eso del pago
( 214)
de derechos comunes como todo ciudadano: se trata de defen-
der la patria invadida por un usurpador, su mismo interés y
la imposibilidad que tiene de trasportar sus capitales á un lu-
gar seguro, le obligan á trocar la reja por la espada, tanto mas
invencible cuanto justo sea el motivo que le obliga á tan vio-
lenta mudanza; y enfin¿necesita el erario caudales para subve-
nir á los gastos públicos? el labrador tiene de manifiesto todos
los suyos, sin poderlos ocultar como el artista, ni reducir co-
mo el comerciante al estrecho volumen de una cartera. Sirvan
pues estas reflexiones de apoyo á lo mucho que se ha escrito
en favor de la agricultura; y ¡ojalá hubiese en ellas energía
bastante para conmover el espíritu de los poderosos que pue-
dan tener influjo en su fomento 1
DIALOGO SEGUNDO,

EN Q U E SE T R A T A L A CAUSA D E L A CARESTIA Y F A L T A DE
MANTENIMIENTOS, Y CABALLOS Y OTRAS COSAS, Y SE PONE
REMEDIO PARA QUE TODO V U E L V A A LO QUE SOLIA,
Y LOS BASTIMENTOS A LOS PRECIOS PASADOS.

I N T E R L O C U T O R E S.

JUSTINO Y CAMILETO.

ustino. Señor C a m i l e t o , perdonad, que la comida ha sido


conforme al lugar donde se ha dado, al fin como de granja.
Camileto. Por cierto, señor, que en corte no se podia dar
mejor; pero con rodo eso no quiero perdonar la palabra que
me tenéis dada de decirme la causa por que España ha venido
en esta quiebra y falta de su gran fertilidad y abundancia y
barato de cosas. H o y vale tanto una libra de carnero como
valia u n carnero, y u n pan como una hanega de t r i g o , y una
libra de cera ó aceite como una arroba en aquellos tiempos, y
lo demás asi y con grandes y continuas guerras, hoy paz ge-
neral en toda E s p a ñ a . E l Salmista y la Iglesia ruegan por la
paz: la guerra abrasa la tierra; aqui es al contrario, que causa
mayor a d m i r a c i ó n ; y asi os suplico me lo declaréis.
Justino. Soy contento.
Camileto. Deseo saberla, porque es cosa digna de ser sa-
b i d a , y m u y provechosa para todos.
Justino. Unos dicen uno y otros dicen o t r o , s e g ú n que
á cada uno se le alcanza y ha trabajado para entenderlo.
Camileto. Unos dicen que hay mucha gente.
Justino. N i hay mas gente n i lugares que solia: lean l o
que os he d i c h o , y desengañarsehan; antes han salido y salen
cada dia para Italia y otras partes mucha gente, y se han he-
cho y hacen gran m u l t i t u d de monasterios de frailes, monjas,
beatas y otras ó r d e n e s , por cuyas oraciones D i o s nos sustenta;
y en la tierra que habitaban m i l moros no hay quinientos
cristianos, n i los puede sustentar.
( 2I6J
Camrkto. Otros, que los grandes gastos y trages y tanta
diferencia dellos. '
Justino. Según lo que ha pasado de mil años á esta parte,
y se halla en las historias y leyes de España, viven muy en-
cañados ; porque todas esas cosas y otras se usaban mas desor-
denadamente que hoy, como tengo dicho, pues se prohibie.
ron los brocados, sedas y otras cosas muchas veces, y comidas.
Camileto. Otros, que el mucho dinero que ha entrado de
Indias lo ha encarecido todo.
Justino. Esos tienen menos razón, porque si se os acuer-
da trescientos años antes que dinero de Indias entrase se co-
menzó á sentir la falta de los bastimentos y otras cosas, y á
baíar las monedas, y ponerse tasas, y esto muchas veces; y si
mucho ha entrado, mucho mas ha salido, y antes que de In-
dias viniese dinero para las guerras de Italia, Navarra, Afri-
ca, Granada, que el Rey Católico conquistó y ganó, y otras
que duraron y hablan durado ochocientos años con campos
muy gruesos, según Antonio de Nebrija y otros; y con todas
estas guerras y sin Indias, y con todos estos gastos habia du-
cados, medios ducados, doblones de á dos y á cuatro, y á
diez, y á ciento; doblas zahenas,florines,castellanos, de todo
tanta abundancia que los bancos ó cambios no querían dar rea-
les por ellos sino perdiendo de su valor, de los cuales ha-
bia muchos en España que vivian de trocar y cambiar, y
muchos mercaderes tratantes gruesos, en cuyas casas el dinero,
asi de plata, reales, medios reales, cuartillos, tarjas y otras
monedas de oro, tenian en costales, y daban por peso y me-
dida; y si no lo creéis, pedid en Medina del Campo, Burgos,
Toledo y otros lugares que os muestren los libros de mercade-
res, y entenderéis que habia mas monedas de oro y plata que
hoy de las que vos queráis, por bajas que sean; y esto duró
hasta el tiempo del Emperador Carlos v , de gloriosa memo-
ria; eran reliquias de lo que os dije: asi como agora dicen hay
y tienen muchos reales, solían decir ducados ó doblones de á
dos; y decir doblón de á dos, manténgaos Dios, que Monsiur
de Xebes no t^pó con vos.
Camileto. Otros, que la tierra se cansa, que no lleva fru-
tos como solia; alegan á Gerónimo Magio en sus Misceláneas.
Justino. Es muy gran locura decir que se cansa la tierra.
(217)
L o que se alega es a p ó c r i f o , y asi no tiene autoridad. D i o s
maldijo la tierra, y asi es necesario que se trabaje en ella hasta
sudar para que fructifique corno solia, como lo manda D i o s
en el v i del Génesis. D i c e Sócrates y P l i n i o , l i b . 1 8 , cap, 3,
y otros, que la tierra es madre y el cielo es marido, el sol
la escalienta, y la agua y otras influencias la humedecen.
Plinio en el mesmo l u g a r , y Columela en el proemio D e re
rustica i T i t e l m a n en el primero del Eclesiástico cap. 4; V e g a
en los Pronósticos xxiv, dicen que la tierra no se cansa si bien
se labra.
Camileto. Sabed que es cosa m u y recibida entre labradores
en sola España decir que la tierra se cansa, y que no fructifi-
can como solían las heredades de pan llevar.
Justino. ¿ Q u e r é i s ver c ó m o se engañan? Las v i ñ a s , oliva-
res, guindos, manzanos, perales y otros árboles y plantas
silvestres cada año fructifican, y montes y prados, y las huer-
tas cada dia, y no sé sienten cansarse, que si fuera habia de
ser general.
E n E g i p t o , dice P l i n i o l i b . x v m , que no llueve n i se ara
y cada año se siembra. E l rio ISülo la riega. E n Vizcaya y
M o n t a ñ a s cada año siembran las mesmas tierras, y aun dos ve-
ces al año en muchas partes, y no se les cansa. Allende desto
el año que se cogieren uvas, v i n o , frutas, no se puede decir
que no llovió lo necesario y bastante, mayormente que el pan
se siembra en mucho mejor tierra, y se cria con menos agua;
y todos los años se han cogido uvas, fruta de todas suertes.
E l año de 1213, u n año después de la de Muladar ó Murada!,
no l l o v i ó , y se secaron hasta las raices de los árboles, y nose
cogió p a n , n i grama n i algunas frutas. Este fue año seco. Los
naturales pusieron á solos cuatro meses nombres de agua, Se-
tiembre , O c t u b r e , N o v i e m b r e , D i c i e m b r e , que lloviendo en
ellos queda la tierra bastantemente regada y bien gobernada;
y asi dice: E l agua de Enero hasta la hoz tiene tempero, su-
poniendo que llovió en ellos, y que basta; y por la miseri-
cordia de Dios no ha faltado el agua en estos tiempos mas h á
de treinta años. E l agua es alma y vida de la tierra, y si n ó
se ha cogido pan siempre como uvas y fruta, es por no estar
la tierra bien labrada, como se dirá. Y si las viñas, olivares y
otros árboles no fructifican como solian, y los frutos no son
TOMO I V . EE
Oi8)
de tanta fuerza, virtud y sustancia, es porque no las cavan co-
mo se hacia, y adoban los vinos, y el aceite se arrancia, y con
poco hielo perecen, y los panes se ahogan con el agua; todo
proviene de no ahondar, y ser ruin la labor, y secarse los pa-
nes si no llueve en Abril ó Mayo como ruines labradores: háse
de vendimiar y coger las frutas en creciente, y podar y cavar
en menguante, en Noviembre, y retendrán las aguas; no que-
marán el hielo, y el vino y frutas no se corromperán, será
todo de mayor sustancia, virtud y cantidad; enfinlabran co*
mo ignorantes, como se dirá.
Camikto. En todo se hace al contrario de lo que habéis
dicho.
Justina Asi andamos en todo necesitados; en efecto no
hay para que decir que España esté mas cansada ni enveje-
cida que Italia, Alemania, Africa, Sicilia, Francia y otras
provincias que sabéis vos, señor Camileto, que hoy son fér-
tiles y abundosas, como siempre lo han sido, aunque no están
en mejor clima ó parage que España, como dijimos: tanta es
la fuerza y constancia que naturaleza en sus operaciones tiene,
si no es por accidente, ó que naturalmente se consuma ó falte
la industria con que solia ser ayudada; pues vemos que si la
tierra anda bien labrada y tratada produce agora como antes,
como se ve claro por algunos años que han pasado, que se
daba el mosto de balde, y Jas viñas y fruta á quien lo quisiese
coger, y el pan en tanta abundancia, que cada hanega de sem-
bradura de trigo daba y ha dado mas de veinte y cinco hane-
gas , y cuarenta y mas de cebada, y otros años mas y menos
según el tratamiento de la tierra, que es como una muger que
pare, á quien proveyó naturaleza de leche en los pechos pa-
ra mantener su criatura; pero si le faltase el buen manteni-
miento y tratamiento, la leche le vendría á faltar, y no por
su culpa, si no del mal mantenimiento y ruin tratamiento;
pues asi como en los pechos de la muger provee naturaleza
aquella leche, también proveyó en las entrañas de la tierra
para engendrar, criar y sustentar todo lo que tiene sobre si
como á hijos, por lo cual fue llamada de los antiguos madre
y diosa; y asi no hay que echar la culpa á la tierra.
Camikto. ¿Pues á quién?
Justino. A los labradores , porque si la labrasen como es
(2I9) ^ .
razón, y lo hacían los antiguos, ella nana su deber.
Camileto. D e manera que la falta de la buena labor es
causa de la carestía y falta de mantenimientos que hay en
España.
Justino. Pues q u é pensáis que es la causa de tanta necesi-
dad sino esa; y pues procediendo de una causa en otra hemos
tocado en la verdadera, si os determináis á quererla saber, de-
círosla he brevemente lo mejor que supiere.
Camileto. N o deseo cosa mas.
Justino. Podría ser luego al principio pareceros cosa dé
burla, como ha hecho á otras muchas personas á quien lo he
dicho, aunque después de oida y entendida la razón les ha
parecido ser otra cosa, como acontece muchas veces, que las
cosas oidas ó miradas á bulto ponen alguna manera de escán-
dalo; pero examinadas y entendidas, y sacadas en particular
hacen otra muestra y aparieneia.
Camileto. Parece que buscáis ocasiones para tenerme en
este cuidado.
Justino. Todo es menester para proponer y entender una
cosa de tanta importancia, y en que tanto á España v a ; y
lo peor de todo es que tan mal se tenga entendido, ni aun
se quiera entender. Digo pues que la causa y total perdición
de España ha sido y es dejar de arar y sembrar, carretear y
trillar con bueyes en lo mas y mejor della; y haberse introdu-
cido y inventado las muías en su lugar, cuyos gastos son ex-
cesivos, y su labor mala, pestilencial, inútil y muy pernicio-
sa, y la de los bueyes buena, útil y maravillosa, y la pode-
mos llamar natural, pues los bueyes fueron para esto criados
tan sufridores de trabajos y tan sin achaques, y de tales fuer-
zas y vigor, lo que no son las muías; y la casta dellos en com-
paración dellas tan poca, que no se puede creer la mucha de-
llas, á lo cual no hay respuesta, como yo lo tengo muy bien
experimentado.
Camileto. C o n todo eso me holgaría de saber de raíz la ra -
zon dello , para saberla dar donde quiera que se tratase ó ha-
blase desta materia, como lo deberían hacer todas las perso-
nas que lo entendiesen; porque tengo creido que entendido
y remediado, como tenéis dicho, seria grande y universal re-
medio para toda España. Puesto que dicen los labradores que1
( lio )
se quiten las raulas de los coches para arar, que se viene a
perder el reino por ello.
Justino. Muchos años há que las piden, como gente que
no sabe labrar, ni el daño que España recibe por ellas. Y asi
se mandó que se quiten con diferente intentopara que poco
á poco cesen, y en su lugar se crien bueyes y caballos.
Camikto. Asi conviene, y todos lo debemos suplicar á
Dios.
Justino. Para cumplir lo que me pedis es.menester que se-
páis y os diga brevemente algunos de los provechos del ca-
var y arar hondo, y los daños de lo contrario. El primero es
que cuando la tierra está cavada ó arada muy hondo, y que-
da mullida, hueca, fofa y esponjosa, cuando llueve el agua
cala, y llega hasta pasar lo movido, y se embebe en ello; y
dado que después tarde en llover, y se seque algo mas la
haz de la tierra, la humedad que está abajo se conserva, y asi
sustenta el trigo, que echa muy hondas sus raices: tan largas
echa las raices como una lanza; y asi me lo han certificado
muchos, y lo creo, por lo que he visto muchas veces de los
trigos que están en lugares altos cerca de los arroyos bajos
cuando crecen los indiluvios en Junio, El segundo provecho
de arar hondo es que como queda el trigo muy cubierto se
defiende mejor de las aguas. Estos provechos hay, y otros que
diré adelante: los daños son por el contrario, que de labrar
con muías muy somero no se mulle sino poco mas que la
haz de la tierra, y lo demás se endurece, empedernece y hace
suelo muy duro, y por mucho que llueva el agua no se
puede embeber sino en lo que halla mullido, que es como
cuatro dedos ó una mano, lo demás se va y corre por otras
partes, ó se detiene alli hecho laguna, enfriando, dañando, y
por poco tiempo que falte el agua se seca todo lo que está
embebido, mojado y humedecido; y como debajo no hay hu-
medad, no puede mantener ni sustentar el trigo, ni otra cosa
que esté sembrada, porque todo lo que vive es por calor y
humedad, y lo que muere por sus contrarios frialdad y se-
quedad. El segundo daño es que como no queda bien cu-
bierto, lo hallan presto las aves y lo comen. Dije que. era bue-
no arar hondo, agora digo que es muy necesario, y tanto
que es el todo de la buena labor. I
( 2 2 1 )
Camileto. ¿No sabríamos qué tanto?
Justino. Virgilio, Geórgica 1 . ° , dice, que ha de ser tan
hondo que saquen los huesos de las sepulturas arando.
Camikto. ¿Qué tiene que ver eso, pues las sepulturas no
están sino en las iglesias?
Justino. En aquellos tiempos los gentiles se enterraban en
los campos, y según esto ha de ser lo arado media vara de
hondo. Y esto mesmo se colige de otros graves autores que
tratan de la agricultura. Columela en el 11 Fenitus arius sul-
catis ratione incremento segetes grandescus , que quiere decir,
que se are muy hondo.
Camileto. ¿Cómo puede ser? que pondré que dos pares de
muías no saquen el tal arado.
Justino. Pues ahí traba el arado, y de donde procede el
daño; porque como las muías no son bastantes, ni pueden
hacer eso, viene su labor á ser inútil y mala; al contrario de
los bueyes, que con la fuerza y vigor que naturaleza les pro-
veyó , pueden tirar y arrancar el arado como es menester , y ha-
cer la labor como conviene, por ser un animal criado y esco-
gido de Dios para todo género de trabajo y para cualquier
parte y caso que sean menester fuerzas y fortaleza, de que le
proveyó naturaleza entre los otros animales, como aquella que
sabía bien para que le criaba. Lo cual por ser tan claro, noto-
rio y manifiesto, según Guido Cardinal en el Deuteronomio,
y Erasmo en los Adagios, y el Sabio en los Proverbios, y otros,
no tenemos que tratar. Y cuando no lo probaran de su gran-
deza y de ser tan fornido y garrudo, y de su composición y
manera, de sus grandes, fuertes, gruesos y duros huesos, y cue-
ros y pelo recio; y de su proporción se colige claramente su
vigor y fortaleza: hasta su postura, denuedo y manera nos
manifiesta la ventaja que en esto hacen á las muías, que por
ser su cuero tan delgado y sutil pelo, yflacascanillas y pies,
y manos tan delgados, y los demás miembros y proporción de
su cuerpo, nos dan á entender tener poca fuerza, y asi siempre
han sido y son tenidas y juzgadas inferiores en las fuerzas á
los buenos bueyes. Por lo cual para arar; y sembrar y benefi-
ciar la tierra, el buey es el mejor de todos los animales; por-
que como dejamos concluido, el arar ha de ser al sembrar tan
hondo como media vara ó casi; y para esto son menester gran-
( 222 )
des fuerzas y fortaleza para llevar el arado tan hondo, para lo
cual ningún animal hay tan poderoso y suficiente como el
buey; y está averiguado que lo que dos pares de muías y
aun tres no hicieren, que lo hará un par de bueyes por sus
terribles y grandes fuerzas. Y asi para mover y arrancar tiros
muy gruesos, y para llevar muy grandes piedras para edificios
Reales y muy suntuosos, ordinariamente se han aprovechado
y aprovechan de bueyes. Y aunque esto es muy antiguo,
y cosa muy clara y notoria, por venir á propósito diré un
cuento dellos y de sus grandes fuerzas. En Burgos, llevando
una muy gruesa piedra para la sepultura del condestable de
Castilla mas de quince pares de bueyes, al subir una cuesta,
volviendo el carro para atrás, y trayendo consigo los bue^
yes, uno de los que estaban mas cerca de la piedra, que lla-
man la raiz, llamado por nombre Garrudo, por su compos-
tura , que con afirmar pies y manos para tenella, no lo pudien-
do hacer, hincó las rodillas en tierra y la detuvo con tanta
fuerza, hasta que echó sangre por la boca y narices; al cual
buey y á su compañero el condestable los hizo esentos y li-
bertados del trabajo de ahí adelante. Alfinla fuerza del buey
para tirar y arrancar es muy grande, y por ser tanta pue-
den solos ellos arar hondo y hacer buena labor, de la cual,
demás de lo que dijimos de conservarse mucho la humedad,
estender el trigo sus raices, y guardarse el grano de las aves,
resulta otro bien, que si se ara hondo la tierra que está muy
baja, sale , y sube arriba, y la de arriba se baja y mezcla con
la de abajo, y asi la una y la otra reciben á sus tiempos igual-
mente las influencias y virtudes del cielo, aguas, nieblas, ro-
cíos, nieves, hielos; y el estiércol que se hace, de las yerbas
que en ella se crian, y de los ganados y otras cosas, y mezcla-
da la una con la otra tiene mayor virtud: y á este propósito
dijo Virgilio en el primero de las Geórgicas, que se ha de
arar dos veces en el invierno hasta Marzo, y dos en verano.
Donde queda concluido ser el buey mucho mejor para este
efecto del arar que la mulá, por susflacasy pocas fuerzas no
puede arar hondo, ni pueden suceder los bienes y provechos
arriba dichos, antes al contrario, porque ellas aran muy some-
ro , ó por mejor decir rascuñan y arañan la tierra por la super-
ficie della á manera de floreo, sin penetrar abajo; ni el agua
(223)
puede calarla para conservar la h u m e d a d , n i el trigo estender
sus raices, n i el grano guardarse de las aves, n i la tierra bajera
gozar de las virtudes del cielo, n i la alta de lo profundo como
conviene, Y asi siempre se siembra la simiente, y cria casi en la
haz y superficie de la tierra en poco h u m o r ; y el primer aire,
sol, h i e l o , y cualquier otra cosa, por poco que exceda de lo ne-
cesario , l o penetra hasta las raices, y lo hiela ó seca y echa á
perder : y cuando esto no suceda de estar tan poco arraigado y
pobremente alimentado , lo que nace echa delgadas y flacas ca-
ñas y p e q u e ñ a s espigas, y por el consiguiente el fruto dello es
p o c o , liviano y de poca v i r t u d , como se ve de ordinario que
las tierras siempre labradas con bueyes acude la tercia parte mas,
y el trigo echa muchos hijos y es mejor, y la hanega pesa diez
libras mas, poco mas ó menos, y es de mejor sustancia, mante-
nimiento y sabor, lo cual es clara evidencia de su buena y ú t i l
labor; y por el contrario la de los machos ó m u í a s ser m u y ma-
la por las mesmas razones y causas de dar menos, y ahijar tanto
y peor, y de menos peso, sustancia, sabor, y asi se da á los
bueyes el primado de la labor de los campos.
Camikto. Y con mucha r a z ó n por tener mas fuerzas que
otro animal; y asi lo dijo Erasmo en sus Adagios c c c x x v , y se
ve sus grandes fuerzas en aquel grande y suntuoso edificio que
hace el Rey D . Felipe nuestro S e ñ o r , donde para traer los
materiales andan pasados de cuatrocientos con sus carros herra-
dos , y llevan ocho ó diez pares ó mas una piedra que pesa ciento
ó doscientas arrobas por lo menos, y el carro pesa poco menos,
y la suben al edificio que llaman S. Lorenzo el Real, que está
encima del Escurial: y quitadas las juntas queda el carro con
solos dos bueyes, que llaman los de la r a i z , y llevan el carro
todo lo llano hasta ponerlo al pie de la g r ú a , que no lo me-
nearían cuatro pares de m u í a s ; y si fuesen u ñ i d o s por los pes-
cuezos y los yugos cortos, y sobeos m u y atados, como en Ita-
l i a , Galicia y otras partes, tirarian al d o b l e , y caminarian mas
y mas descansados, y aun vivirían mas; y los bueyes para arar
han de ser semejantes á estos. Pero tornando á nuestra materia
digo que y o habia oido decir que las m u í a s araban mas que los
bueyes.
Justino. V e r d a d es que las muías aran mas que los bueyes,
mal arado ó a r a ñ a n d o , y son mas ligeras por llevar el arado
C^4)
muy somero; pero en fuerzas y bondad de la labor hácenles
tanta ventaja como por lo ya dicho podéis ver y quedar des-
engañado.
Camikto. Sí quedo, y aun satisfecho y concluido en cuanto
á estos dos artículos de tener los bueyes mas fuerzas tres veces,
y hacer mejor labor que las muías ó machos, por lo que ha-
bernos platicado, y yo he oido y visto en Italia y otras partes
por donde he andado, y labran con bueyes uñidos á los pes-
cuezos, en lo cual no miraba por no tener principio, medio ni
fin, ni aun noticia deste negocio, y asi no lo echaba de ver
como que agora me habéis alumbrado.
Justino. Pues mejor os parecerá, y quedareis mas satisfe-
cho cuando lo veáis por experiencia , teniendo labranza y
bueyes de vuestro: y cuando hayamos acabado esta plática,
que hasta agora no hemos dicho ni declarado mas que el vigor,
fortaleza, fuerzas, aptitud, disposición y manera del buey, y
cuan provechosa sea su labor, y por el contrario cuán perni-
ciosas y dañosas sean las muías, y su labor tan mala, flaca, in-
útil y desaprovechada.
Camikto. En verdad, señor Justino, que habéis alabado,
y con mucha razón, la gran multitud de caballos y bueyes que
España solia tener, y bienes que dello resultaban, y me parece
que no son menores los daños que las muías causan que ellos
aprovechaban todo el tiempo que de ellos España se sirvió,
por donde los tengo por el animal mas dañoso de los que Dios
crió.
Justino. Dios crió el cielo y la tierra y el ornato para todo
lo necesario. Génesis n , y no crió machos ni muías, según
Jacobus Landavi Bliserii y otros graves autores.
H i c est A n a qui invenit mulos in deserto cum pasceret a s i '
ñas Sebeon p a t r i s s u i , Génesis, capítulo x x x v i : auctor laco-
bus L a n d a v i i Bliserii.
Ule admissit equum asinae y unde est natus mulus. G r a v i u s
quam quisquam ofinetur deliquit: tanquam enim, quiumanum
coelo intecerit, quod retro ageret cursum , i t a Ule vim fecit na-
turae, quod semina suo cursu •prohiberentur, contraque injini-
tum sibi ordinem generarent: sed v i t a est natura injuriam in
semet, non enim mulus e mida, masculus e foemina foetum pro-
ducere fotuit secundum spsciem suamy sed utrumque sterilitate
damnavit: cujus v i t i i causam proferant sane qut fhilosaphi
naturales sunt qualis sibi videtur. Sed haec una p r o ómnibus
est: Deus quando dixit: Producat terra animam viventem in
genere suo, jumenta, et reptilia, et bestias terrae, secundum
species s u a s , hic ut sgecies commiscerentur non secundum genus
suum et nasceretur, qtiod neutrum esset quod d Deo factuni
non f u i t : ergo ah illa primogenia conditione nondum erat istud,
nec aprobabit quod bonum esset, nec illi benedixit ut diceref:
Crescite et multiplicamini, et replete terram: res digna consi-
deratione quomodo seminales rationes, non d quocumque procrea'
to exordio •projiciunt, sed nisi d frimogenia v i concreata re-
bus derivar i frorsus pos sunt in a l i a sua specie ex se p r o p a -
ganda. Génesis n et Génesis 392.
En las cuales palabras claramente da á entender este autor
que hizo tanta fuerza á naturaleza el que inventó los machos
y muías como si pusiera las manos en el cielo para que con
violencia volviera su curso atrás, pues impidió el natural ca-
mino de la propagación y generación, haciendo que animales
de diferentes especies se mezclasen en la generación; lo cual no
fue aprobado ni bendecido de Dios cuando crió'el mundov
adonde solo mandó que se multiplicasen entre sí los animales
de una misma especie. La muía ó macho son hijos de asno y
yegua, ó de caballo y borrica, son de diferentes especies, no
multiplican. Luego que Ana, hija de Sebeon, inventó las mu-
las , Dios mandó á su pueblo que no mezclasen animales de di1
ferentes especies, Levítico xix; y lo afirma Filón, judío , en
el párrafo: Advero de legibus sacrisf folio 197. En efecto era
que no hubiese asnos garañones. S. Isidoro en sus Etimolo-1-
gías, y Alvaro Gutiérrez Toledano en'el Compendio de las co-i-
sas maravillosas y otros dicen que de la sangre podrida del
caballo nacen y se crian escarabajos y otros moscones; de la
del buey abejas, y de la muía langostas, que no han causado
ni causan pocos daños en España cada año, y podria pasar sin
ellas como todo el mundo.
Camileto. ¿Qué tanto há que se crian en España?
Justino. Después que las Españas se perdieron, luego que
Toledo se ganó, se inventaron, según consta por las historias
que os tengo referidas. Rasis ad Almanzoren dice que las orí*
»as de la muía bebidas bastan para que k muger s^a estéril.
TOMO iv. rp
(226)
Camilrto. Suplicóos me digáis qué principió tuvieron cor-
rerse toros.
Justino. En Roma las mugeres comian carne de toros y
malparian; consultaron al oráculo, respondió: Corred toros á
honra de los dioses infernales y no morirán. Julio Cesar los alan-
ceó en Roma el primero, según Sexto Pompeyo, autor antiguo.
Camileto. Es tan dulce esta vuestra lección, que me pesa
que tengáis tan pocos oyentes, y no sé qué se puede decir mas
de lo dicho.
Justino. El muy poco gasto de los bueyes, y el mucho y
en muchas cosas de las muías, y la estimación y en lo mucho
que siempre han sido tenidos y favorecidos con muchas leyes
y exenciones, y de la memoria y caudal que en el viejo y nuevo
Testamento hacen de los bueyes, y ninguna de las muías para
arar la tierra, y como los gentiles sacrificaban los bueyes en
señal de mucha abundancia, y los esculpian en sus monedas,
y ellos y los demás lo han hecho en armas y blasones: y los
adagios, sentencias y refranes, hasta los cantares que dellos
hay; de lo cual todo ninguna hay de las muías, y si por
nuestros pecados se hace alguna memoria es en señal de gran-
de esterilidad y mal agüero.
Camileto. Por cierto por tales las tengo yo, aunque hasta
aqui estaba de contrario parecer.
Justino. Cuando España enviaba bastimentos á Italia, Ro-
ma y á otras partes, según Tito Livio, Justino, Juan Va-
seo y otros, como dije; y cuando después sustentaron tantos
años tantos egércitos, y cuando la Mancha bastecía al reino
de Valencia de pan, carnes, queso, manteca, sebo, cueros,
lana, miel, cera y otras cosas; y cuando Campos bastecía á
todas las montañas y provincias de Vizcaya y otras partes, todo
se araba, labraba, acarreaba y trillaba con bueyes, como hoy
hacen los sorianos, y en Extremadura y en algunas partes en
el Andalucía y en otras partes. La razón de esto es, porque
asi como en estos tiempos trabajosos los machos y muías son
dec>truicion, y ruina y miseria de los campos y heredades, y asi
los bueyes eran total beneficio y remedio dellos, como por lo
pasado y que se sigue lo veréis. Lo primero, porque el buey
cuesta poco, y á pocas desgracias es sujeto en comparación de
las muías; y si le acontece la mayor, que es morir, ó viene á
C2!i7)
envejecer después que ha servido toda su vida como esclavo;
en su muerte aprovecha la carne para comer, el cuero para
calzar, y con el valor desto y poco mas se puede comprar
otro. Y por el contrario, las muías cuestan mucho, y son
sujetas á muchas enfermedades, torozón, resfriado, muermo,
pasmo y otras pasiones y manqueras, que á la primera no
sirven mas de para el muladar, y el dueño queda perdido. En
la comida y aparejos asimismo son de poca costa los bueyes,
porque la mayor parte del año pacen, y lo demás con yerba se-
ca ó harina de centeno ó de yeros y paja lo pasan, y con un
yugo tienen casi para toda la vida; y las muías la media tierra
que labran han menester para solo cebada. Y los labradores
que labran con bueyes asisten á sus labores, no andan distraí-
dos como los de las muías, que con el uso de la carretería
no asisten á sus labores ni casas: hácense holgazanes, viciosos
y jugadores, y mal casados, y casi toda la tierra se siembra de
trigo do labran con bueyes, y con esto tienen tanta abun-
dancia dello un año que acierte, que aunque yerre algunos
no les falta trigo como á ios que labran con muías, que
nunca siembran sino para ellos y para ellas, y al primer año
que falte quedan todos muertos de hambre, y perdidos y
empeñados. Y mas que donde hay bueyes se cria mas y mejor
todo género de ganado, ovejas, cabras, aves, caballos y ca*
za por haber pastos y dehesas, arboledas y matas para ello; y
por el consiguiente tienen mucha carne, cueros, lana, leche,
queso, manteca, sebo, colmenas, miel y cera; y los estraños
les vienen á rogar con el dinero por ello. Por el contrario, en
los lugares donde labran con muías carecen de todo, y lo han
de ir á comprar. Y por estas razones y otras muchas dieron á
los bueyes y á sus dueños muchas exenciones y privilegios,
según Cuyacio en el cuarto libro de las Observaciones, capí-
tulo de B w e aratorio, que es lo que hoy tenemos en el Derecho
común y del reino. Dios mandó en el Deuteronomio que la^
brasen y trillasen con bueyes. En el Testamento nuevo ni vie-
jo , ni en ley ni en historia nunca se hizo mención de muías ni
machos para arar sino bueyes, ni jamas se dijo mulerizo, mule-
riza, ni macherizo, macheriza, y se ha dicho siempre boyero,
dehesa boyal, vaquero, vaquera, boyeriza y corral para bue-
yes, caballerizo, caballeriza, yegüerizo, yegüeriza; y asi ha-
f 228)
liareis según las Escrituras divinas y humanas. El diluvio fue
dos mil y doscientos y cuarenta y dos años después de la crea-
ción del mundo, y luego se comenzaron á poblar las Españas
y otras partes. El primer poblador dellas fue el patriarca Tu-
bal, hijo de Japhet, y nieto de Noé, llamado segundo Adán
según Vasco Garibay y otros, y la primera labor que hicieron
para arar la tierra fue con bueyes; y después acá siempre han
sido admitidos y estimados de todas las gentes y naciones del
mundo, y tenidos por señal de la abundancia y fertilidad que
por medio dellos la tierra producía y produce, y los sacrifica-
ban á sus dioses en significación desto, como dije.
. Camileto. Por cierto, señor Justino, que tengo por averi-
guado que debe de ser el animal mas provechoso de todos.
, Justino. Por tal lo sacrificaban á los dises y esculpían en
sus monedas, queriendo significar lo que se le debia, encargan-
do á la gente el regalo y uso de él, y despertar á los agricul-
tores labradores desde Teseo, que fue el primero que mandó
y comenzó á estampar las primeras monedas y ponerlos en ellas
por honra de tan íuil animal. Y de las: muías ¡amas se hizo men-
ción para esto ni para otra cosa; y si alguna se hizo para tirar
el carro de la luna, significada por Diana, interprétase que
aquello era significando la esterilidad de aquella diosa por la
esterilidad de aquel animal bastardo, estéril, irregular y mons-
truoso en orden de naturaleza, y asi no engendra; y si por ven-
tura viene á concebir alguna muía se tiene por caso prodigio-
so , monstruoso y de mal agüero: todo en contrario, en dicho y
hecho del manso, bueno y bendito buey, cuyo nombre viene
de un vocablo ó palabra griega que quiere decir nutrir, sus-
tentar y mantener; dando, á entender que él con su trabajo con-
tinuo alimenta y sustenta á los mortales, y asi en su favor y
honra las leyes hicieron siempre gracia, y merced, y exencio-
íies, y privilegios á ellos y á sus dueños, que todo es argumen-
to manifiesto en la estimación que siempre se ha tenido y tie-
ne de todas las naciones del mundo y agora, y del uso dellos
para arar como dije.
Camileto. Y asi se hace agora en Lombardía, Italia , Fran-
cia , Grecia, Turquía y otras partes donde yo me he hallado, y
en todas ellas se tiene por cosa muy monstruosa arar en Espa-
ña con muías; y los estrangeros que vienen acá vuelven muy
( 229 )
espantados, dello y 'burlan y escarnecen c omo de cosa mala y
peregrina. Estando yo en Grecia me dijo un clérigo griego,
que habia estado en la corte de España, que toda la tierra della
estaba llena de muías, machos, asnas, y otras bestias que les
comian la mitad- de la tierra, muy espantado dello^ de lo cual
me reí yo mucho, y agora veo que tuvo razón.
Justino. Sí baria, perqué yo entiendo que por nuestros
pecados en sola España se ha introducido esta mala invención
de muías, donde y después de lo cual se comenzó á sentir la
falta de la fertilidad y abundancia de bastimentos que habid
habido, que fue desde el ano de 1252 , que parece haber reina-
do el Rey D. Alonso el Sabio, y x deste nombre, pues que
cuando él comenzó á reinar valía el maravedí bueno ciento y
ochenta pipiones, que era cierta moneda; y la mas baja que en-
tonces se usaba eran meajas, y él mesmo bajó estos maravedís,
mandando que de alli adelante no valiesen mas de noventa di-
neros el maravedí, que llamaron burgaleses; y él mesmo, vien-
do que ya no se hallaba que comprar por uno delios, los'bajo
á quince dineros, que llamaron los dineros negros. Según esto
se puede decir "que ya habla mucho tiempo que se iban enca-
reciendo los. bastimentos y provisiones. El Rey D. Alonso el x i
mandó que los pastos y ejidos que se hablan rompido para
sembrar se tornasen para pastos, según consta por la premática
que sobre eílose hizo año de 1329; y lo mesmo mandó el Rey
D. Pedro, su hijo, y con todo eso valía la hanega de trigo dos
maravedís y medio, según su corónica, y un carnero cuatro
maravedís, según parece por un testamento de la señora monjes
que dijimos que está enterrada en la iglesia de Sancti Spiritus
en Salamanca. El Rey Católico y el Emperador mandaron lo
mesmo de los pastos, y no aprovechó. Las cosas eran baratísi-
mas al respecto de las que agora: con todo eso el poner tasa era
aumento claro y manifiesto que las cosas se iban encareciendo,
y que ya generalmente comenzaban á sentir la falta dellas, y de
las armas y caballos, con la memoria que se tenia de- la grande
y continua abundancia de caballos, .y fertilidad-y barato de to-
das las cosas que hasta alli habla habido, por haberse siempre
todo labrado, arado, carreteado y trillado con bueyes; y cuan-
to mas iban los caballos faltando , y acrecentándose los machos y
muías, tanto mas se iba sintiendo en todo el reino la falta y ca-
03°)
restía de todo y de las armas y caballos. Y para remediar estos
daños, por no entender la causa y principio dellos, los Reyes
T>. Alonso el v n , v m , ix dieron grandes libertades y excep-
ciones á los que tuviesen y sustentasen armas y caballos, todo en
grande perjuicio de la corona Real, y bien común, como en
sus corónicas se contiene; y esto no bastando se mandó para el
mesmo efecto que no comiesen desordenadamente, ni se vistie-
sen de orifreses, que son brocados, ni de sedas, ni hiciesen otros
superfinos gastos, sino que lo empleasen en armas y caballos.
Los Reyes D. Alonso el x i , Católico, y el Emperador, man-
daron que no cabalgasen en machos, ni muías, y que labrasen
armas en Vizcaya, porque estaba el reino desarmado, y labra-
ban herraduras de muías; asi que cuatrocientos años há que
faltan las armas y caballos, y mas de seiscientos que corren to-
ros, y cuatrocientos que las montañas se despueblan por faltar
los mantenimientos, según las historias.
Camüeto. Tres cosas hacen á los hombres sabios, letras,
edad y camino.
Justino. Es verdad.
Camüeto. Pues aunque me falta la una, si las dos valen,
también podré yo decir algo de lo que he visto, como vos de
lo que habéis leido.
Justino. Suplicóos me lo digáis.
Camüeto. Entre las cosas que he visto por todo lo que he
andado, han sido algunas muy á propósito de lo que habéis di-
cho. Cuando me dijisteis cómo antiguamente sacrificaban los
bueyes, y esculpían en sus monedas, acordéme que en Africa
tienen y traen por armas una cabeza de buey, que parece imi-
ta á lo que decís que lo esculpían, que eso, y lo demás que
á este propósito diré, es argumento de los muchos bueyes que
antiguamente hubo en España. Entre el reino de Valencia y la
Mancha me mostraron un lugar donde los veterones, españo-
les que alli habitaban antiguamente, asi llamados, queriendo
dar una batalla á Amilcar, capitán de los cartagineses, usaron
de una invención extraña, y fue que tomando muchos toros
uñidos en carros cargados de leña, les pusieron fuego de alqui-
trán , y con el espantoso ruido del fuego arremetieron y desba-
rataron á los cartaginenses.
Justino. Hermoso ardid de guerra.
( *5I )
Camikto. En Salamanca está un toro de bulto de piedra en
la puente, que se pone en todas las armas de la ciudad, y en
las escuelas mayores está un yugo de bueyes con una letra que
dice: tanto monta. En la villa de Valladolid he visto otro yu-
go en la chancillería con la misma letra, y junto á la Trinidad,
en la dicha villa, está una gran plaza que llaman la Beoriza.
Y en la ciudad de Zamora me certificaron que cuando mata-
ron á lanzadas á S. Boal, unos pastores de vacas, estando de ro-
dillas haciendo oración en medio de un arroyo, le pusieron en
un carro de bueyes, y ellos le llevaron á la dicha ciudad, don-
de está su santo cuerpo, y se tocaron las campanas en señal de
milagro. El Rey Ramiro de León por cierta victoria que al-
canzó contra moros hizo voto, y mandó que de cada yunta
de bueyes se diese cierta cantidad de pan al apóstol Santiago.
En la villa de Madrid , en tiempo de moros , habia un hombre
llamado Isidro, al cual arando con unos bueyes le fue á visitar
su amo , y en su presencia hizo ciertos milagros, entre los cua-
les fue uno que queriendo beber su amo, y no hallando agua
dio con el aguijada en tierra, diciendo: cuando Dios quería,
aqui agua habia; y luego manó agua y se hizo-una fuente ,.la
cual está hoy en dia en término de la dicha villas y demás de
ser el agua muy buena, es asimesmo saludable y provechosa
para los enfermos; y su cuerpo santo está en la santa iglesia del
Señor S. Andrés de la dicha villa.
Justino. Bienaventurados santos.
Camikto. Y hubo una moneda que llamaron las vaquillas,
que parece competir con las otras , que esculpían los gentiles.
Cerca de Cadahalso están en el campo unos toros de bulto de
piedra que llaman los de la comarca los toros de Guisando;
cosa muy célebre y antigua en España, pues nombres de luga-
res , os diré asaz que todo es señal y demostración de que todo
era servicio de.bueyes, como vos, Sr. Justino, decis. En tierra
de Madrid hay un lugar que llaman Aravaca; y otro que lla-
man Cara vaca, donde está una santa cruz que llaman la cruz
de Caravaca, en el reino de Murcia; y una ciudad muy prin-
cipal en Castilla, que llaman Toro, tierra muy fértil y abun-
dante de todas las cosas necesarias. Y un lugar en tierra de
Campos que llaman Becerril, y otro que se llama Villatoro, y:
«tro Montoro y Biiitrago, Y junto á Sanabria, Buenbuey, Peal
(230
de Becerro. Junto á Cazorla y junto á Toledo uno que lk-
man Lazarobuey. En Extremadura, que llaman Cabeza de
Buey, y oíros muchos que yo no debo de haber visto, ó no me
acuerdo dellos. Es todo^esto á propósito para probar mas .la>
abundancia dé bueyes que antiguamentediubo, y asi hay ape-
llidos de liüages que á unos llaman Becerras; otros Vacas; otros
Terneros; otros Bueyes; otros traen por armas los bueyes co-
mo fueron los caballeros castellanos que estaban sobre las Alge-
otras,'armados!ellos y sus caballos.de punta en blanco, y tenian-
em sus yelmos pintados bueyes, y los Borjas, y los Idiaqueza
El Rey católico en la moneda que labró puso por armas íuaÉ
yugo de bueyes con sus coyundas, y hoy hay muchos destos
reales con las armas. Pues en los adagios ó refranes y cantare*
de los bueyes y vacas está el mundo lleno dellos, sin haber»
uno solo que haga mención de ínulas ni machos , como son es-
tos que-se siguen : Cuando tuvieres la vaquilla ten presta la,so-
guilla. Buey me. mata y vaca me alaba. El buey chico en cuer-
no crece. £ 1 buey garrudo, y, el gañan barbudo. Buey suelto
bien sédame, Buey harto no es comedor. Habló el buey y dijo
mu. Buey frontudo , caballo cascudo. Andar al paso del buey.
Buey.rabon, harto de paja y no quiere arar. Buey longo, ca--
bailo redondo. El buey para arar, el ave para volar y el pez1
j^ara nadar. Donde irá el buey que no are. El que todo lo
contó con bueyes aró. A toda ley arar con el buey. Ara con
buey y enriquecerás. Buey viejo, sulco derecho. Buey con ra-
yas y quintero, ó.gañan con barbas. El hombre por la palabra
y el buey por el cuerno. Ara con buey, y guarda la ley, y sir-»
ve á tu Key, y está quieto y seguro, y no tendrás pleito nin»
guno. Bebe como buey. Donde el buey viejo no tose no está
buena la troje. Buey corvo, asno combo. El caballo pando, el>
buey corvado. El buey hermoso no es buey de hurto. Tiene im
pescuezo de un toro. Ara corto, pasta á menudo. Ara junto y
hondo y cogerás ahondo. Es tan recio como un toro. El buey?
viejo ahonda el arado y saca la raiz de la mielga. Boyezuelo
del campo que holgando se descornó. Brama como un toro y »
rume como buey. >
Camileto. En Italia dicen: Bendito el carro, y benditos los
bueyes, y bendita la mata para quien la ama.
Justino. El buey peludo lanudo , el,caballo barrigudo. Por»
( 233 )
Octubre toma tus bueyes y cubre. Buey hecho hace barbecho
con su Ico derecho. Hay una planta que llaman lengua de buey.
Los cosmógrafos pintan á España á manera de un cuero de
buey ¡pues cantares de bueyes y vacas!
Camileto. Yo diré algunos en memoria de los buenos bue-
yes, porque ya que por nuestros pecados los van dejando y ol-
vidando , quede alguna memoria deilos, por la cual podria ser
que con el tiempo alumbrase Dios á las gentes y desengañase á
los pobres labradores, que cierto es cosa de gran lástima de llo-
rar cuan ciegos y errados andan y pobres después que no la-
bran con ellos. Dicen en mi patria y en otras partes, la vaca
cencerrada lleva la delantera. Donde irán tus vacas, niña, don-
de irán tus vacas he. Las vacas de la virgo no quieren beber en
el rio sino en bacin de oro fino.
Justino. Señor Camileto, ¿ entenderéis lo que habéis dicho?
Camileto. Un cantar de mi tierra.
Justino. Yo os prometo que no se ha dicho sentencia mas
á nuestro propósito. No se os acordará que decía Estrabon que
España era tan rica que tenían los hombres las tinajas de oro
para el agua y los bueyes los pesebres de plata. ¿Quién duda
que este cantar no se inventase en semejantes tiempos de rique-
za, pues vemos que agora aun las tinajas no son de buen bar-
ro , ni los pesebres de yeso como habéis visto por esos caminos ?
Camileto. Otro dice: Marido vendamos los bueyes que
otros nos dará Dios después. Muger no seas loca, vendamos esa
tu toca. En toda la trasmontaña no vi cosa mejor que era ía
esposa de Antón el ^vaquero de Moraina. La muger que los
bueyes amansa, cómo no cansa. Las pascuas en domingo, ven-
de tus bueyes y compra trigo. Guárdame mis vacas, carillejo
por tu fe, guárdame mis vacas, que yo te abrazaré. No os pa-
rece que todo bien mirado y considerado es argumento de la
grandísima multitud que hubo de bueyes en tiempos pasados,
pues á cada paso topamos con su memoria por los muchos que
había; y por el contrario, por no haber muías ni machos para
el yugo no se hallará ni hace mención dellas para esto; y si
alguna vemos, como dijimos del carro de Diana, es señal de
esterilidad, y mal prodigio y agüero.
Justino. Tornando á nuestro intento digo, que asimesmo
dejamos probado y concluido como entre los otros animales el
TOMO I V . GG
. ( 234) .
buey fue engendrado, criado y escogido para labor del campo,
y sustento, regalo y remedio de los hombres; y las m u í a s i n -
ventadas para su desasosiego, trabajo, pobreza, miseria y per-
dición como invención monstruosa. También dejamos probado
la ventaja que hace la labor de ellos á la de las muías, y cuan
sin comparación es mejor, mas útil y provechosa y necesaria,
que es una de las partes que propusimos para probar que la
falta y carestía, y crecimientos de pechos y alcabalas y servicios
de cien años á esta parte, ha emanado y viene de haber deja-
do los labrada-es el uso de los buenos bueyes, y admitido y
introducido y puesto en su lugar el de las muías.
Camileto. ¿Qué nos resta agora?
Justino. La segunda proposición que tenemos propuesta
de cuánto mas costa sea la. labor de las muías que los bueyes.
Justino. En todas las cosas hay orden, cuenta y razón, pe-
so y medida, por do lo que parece dificultoso, como decis, le
puede hacer llano, fácil y claro, como podéis ver valoreando
ó tentando los gastos y daños que han hecho y causado un
par de machos ó muías el dia que son para servir, que son de
tres para cuatro años, y haciendo lo mesmo de otro par de
bueyes. He visto lo que va de lo uno á lo otro; se entende-
rán los males que causa de Criar machos ó muías, y cómo son
ruina de España servirse dellas, y cuan útil y necesario es criar
bueyes, y servirse dellos como solia.
Tanteo de gastos que han hecho y causado un p a r de machos
ó mulos antes que s i r v a n , que son de tres p a r a cuatro anos.

En Italia, España y otras partes que crian caballos, se tienen


por buen suceso si de seis yeguas que cubre ó toma un caba-
llo nacen y se crian tres crias, potros ó potrancas, y llegan
sirviendo hasta trece ó catorce años; y donde crian machos y
muías, si de seis yeguas que cubre ó toma un asno garañón,
ó un caballo borricas, nacen dos crias, muletos ó muletas, y
llegan sirviendo al tiempo dicho, es buen negocio por ser la
generación violenta y contra orden de naturaleza, y asi mu-
chas abortan y mueren: están sujetos estos preñados á cual-
quier ocasión ó achaque, todo en gran perjuicio del reino y
sus bastimentos. Por manera que cada caballo ó yegua tiene
(235)
dos madres, y cada m^icho- o muía tres; por lo menos es ne-
gocio de gran consideración. Un asno garafion cubrió ó tomó
seis yeguas, y el caballejo de cada una cuesta dos ducados, y
el de todas doce: cada una pierde cada año tres ducados de su
labor, y todas diez y ocho; quedaron dos preñadas, y no pue-
den servir: aquel año pierde el bien publico del servicio de
cada una diez ducados, y de ambas veinte, y mucho mas: pa-
rieron dos crias, y si fuera del caballo tres y sirvieran: cada
una pastó aquel año por veinte cabezas de ganado menor, y
con las crias hasta que sirvieron por decientas y mas. Vale el
pasto y gasto ochenta ducados con el guardar las yeguas un
año, las crias tres. Cada yegua come en invierno diez hanegas
de cebada, y ambas aquel año con las crias en los tres años
cien hanegas, valen á la tasa cincuenta ducados con lo que les
alcanza del garañón, sin otros gastos como se dirá: son los gas-
tos ciento y ochenta ducados, que se han de repartir en diez
años que sirven cada año, cabe á cada una de las muías ó
machos nueve ducados; y en comenzando á servir va perdien-
do de su valor cada una seis ducados cada año. Por manera,
que podemos descontar á cada macho ó muía cada año quince
ducados de lo que va ganando: y asi que un par de machos ó
muías pastaron por docientas cabezas de ganado menor, y co-
mieron cien hanegas de cebada, y quitaron tres caballos; un
asno garañón quita quince caballos, y las crias con sus madres
pastan por mil cabezas de ganado, y comen quinientas hane-
gas de cebada: mil garañones, quince mil caballos y las crias
con sus madres pastan por un cuento de ovejas, cameros, y
comen con los garañones quinientas mil hanegas de' cebada,
que fueran casi de trigo cada año; y si sacan un caballo del
reino ahorcan un hombre. Considerad qué daños causará la
multitud: que hay de garañones en toda la grandeza de Espa-
ña, que cuando no haya mas destos mil, y otros tantos caba-
llos que cubren ó salten tantas borricas, quitan pastos por dos
cuentos de cabezas de ganado menor y un millón de hanegas
de trigo, por donde estamos sin caballos, ni ganado, ni trigo,
y los esquilmos que dellos gozáramos y no se considera; y
tierras que crian muías siembran y ocupan las mejores tierras
para darles verde y cebada. Galicia y las Montañas por criar-
las ni tienen carnes, ni pan, ni otras cosas como .solían, y asi
036)
están alcanzados, pobres, y necesitado todo el reino: enriqué-
cense algunos particulares, y no se entienden ni tratan dello.
Tanteo de un j j a r de muías de labor.

Un par de muías labran ó arañan en un año cuarenta ha-


negas de tierra y sembradura, sin faltar un dia á la labor: son
necesarias las veinte para verde, cebada y otras cosas, como se
dirá: cuéntase á ocho por hanega de sembradura, trigo, ce-
bada por sU ruin labor, tomando las tierras buenas con las no
tales, y los años prósperos con los que no se coge la simiente:
cógense ciento y sesenta hanegas, y por ser tan seca y fria mer-
ma bien doce hanegas; páganse de diezmos y primicias diez y
siete; come cada dia cada muía dos celemines: unas con otras
son ciento y veinte hanegas cada año; cuando les dan verde
comen mas, y cuando trillan; asi que si todo se contase mas
gastan de la mittd: de las otras veinte se cogen ciento y sesen-
ta fanegas de trigo macho; dánse diez y siete de diezmo y pri-
micias; de segar, trillar, limpiar, beldar, coger y recoger el
trigo, cebada, paja, y ponerlo en sus trojes y pajares, y los
instrumentos necesarios, cuesta cada hanega dos ducados, y
todas ochenta; de herrar y curar este par de muías tres duca-
dos; de yugos, arados, rejas, mazos y cuños, arrojadas, barzo-
nes y otros instrumentos cuatro ducados; de mantas, colleras,
aceruelos, jáquimas, cinchas, cabestros, cordeles y otras cosas
tres ducados. El mozo que labra con ellas gana veinte y cinco
ducados; cada una entra con quince ducados de gasto, y am-
bas con treinta; son los gastos ciento y sesenta ducados: las mu-
las no dieron nada de aprovechamiento, sin otros gastos que
en particular no se pueden bien explicar, como en lo general
se dirá. La orina del macho ó muía es mala para muchas co-
sas, según Rasis ad Almanzorem: muerta la muía, el lloro
en casa.
Tanteo de un jpar de bueyes de labor,

A los bueyes no se les cuentan pastos, porque las vacas, aun-


que estén preñadas ó paridas, aran, trillan, carretean y crian
sus becerros, y dan leche, manteca y queso; lo que pastan an-
tes que los domen, cuando los matan con su carne, cuero,
( 237)
huesos, nervios y otros despojos, lo pagan, y quedan todos
aprovechados: un par dellos labran veinte y cinco hanegas de
tierra y sembradura, sin faltar un dia á la labor, y de ellas se
cogen docientas y sesenta y cinco hanegas de trigo, ó once por
hanega labrando siempre con bueyes, por la gran ventaja que
hace la labor de los bueyes á la de muías; y cada hanega pesa
diez libras de pan mas que la de muías, y asi vale mas; y to-
das dos mil y setecientas y cincuenta son veinte y cinco hane-
gas, y todas trecientas; vale á la tasa otros tantos ducados, y
habrá mas paja, de mas sustancia, y no da muermo trillada
con bueyes. El par de bueyes han menester tres hanegadas de
tierra para pastar los veranos; demás desto come cada buey en
el invierno echo hanegas de trigo, yeros ó centeno hecho ha-
rina para que aproveche, y ambos diez y seis valen otros tan-
tos ducados ;.de yugos, arados y lo demás cuatro ducados. El
mozo que labra con ellos gana veinte y cinco ducados; de se-
gar, trillar y hacer lo necesario hasta coger y recoger el pan
y paja se da y paga por cada hanegadá dos ducados, y por
todas cincuenta; en las doce hanegas que quedaniiasta igualar
con las que labran las muías, do se pueden pastar ciento y
veinte cabezas de ganado menor, vale al pasto treinta duca-
dos, los gastos son cien ducados; queda el aprovechamiento en
igualdad de tierra con las muías en docientos ducados; las mu-
las no dieron nada, y por esto se dijo: El que todo lo contó,
con bueyes aró; labrar con buey es plata quebrada; en la
muerte nos aprovecha en muchas cosas, y en vida, según Ka-
sis ad Almanzorem , con su pelo hinchen sillas de caballería; su
estiércol sirve de leña, y es medicinal; él y las orinas engro-
san la tierra; de los huesos guarnecen cuchillos, mesas y sillas;
de los cuernos labran linternas, calzadores, tinteros, brocal,
vasos para beber, frascos para la pólvora; las vejigas son para
los enfermos y para nadar; de las colas cuelgan peines; las pe-
suñas quemadas y temados los polvos aprovechan contra las
calenturas, y templan las limas y otras cosas; con los bergajos
aprietan lo hendido; cria ciertas piedras en el bazo; molidas y
bebidas son contra la pasión de la ijada; metiendo el dedo en
su ojo recien muerto en verano da buen olor; su hiél es bue-
na para muchas cosas, como lo saben muy bien las mugeres;
en fin todas sus partes nos aprovechan en vida y muerte: las
(238)
muías en todo nos daíkn antes que nacen y después que
mueren.
Tanteo mayor de bueyes en un lugar llamado Discreción f F e r -
t i l i d a d , Abundancia, Riqueza y Poder j j a r a guerra.

Los vecinos de este lugar en Castilla, como gente discreta,


y considerando que después que dejaron de labrar con bueyes
y rompieron los pastos, y labran con muías, estaban pobres,
adeudados, y crecían sus necesidades, juntos en su concejo de*
terminaron tomar á los bueyes, escogiendo en su término, que
es de cuarenta mil hanegas de tierra, ocho mil para pastos á
do las aguas del lugar y otras partes acudiesen, y pastasen cin-
cuenta mil cabezas de ganado menor, ovejas, carneros, cabras,
puercos, y dos mil de ganado mayor, toros, vacas, terneras,
bueyes, y cien yeguas y sus crias: están cercados de agua á
manera de estanques, do se cria mucho pescado, que sustenta el
lugar. Hay mucha cáza y colmenas en el monte y bellotas, de
do sacan leña, y crian sus lechones: á los dueños de las tierras
pagaron, contribuyendo los que tenian hacienda en el térmi-
no ó lugar muebles ó raices; hasta los religiosos y señores,
atento que es bien común, labran con seiscientos y cuarenta
pares de bueyes treinta y dos mil hanegas de tierra y sembra-
dura, cada par veinte y cinco, las diez y seis mil siembran,
y las otras barbechan para el año siguiente: de todas se cogen
ciento y setenta y seis mil hanegas de trigo, á once por ha-
nega, y cada una pesa diez libras mas que la de muías, como
se dijo: son todas un cuento y setecientas y sesenta mil libras:
son diez y siete mil hanegas á razón de á ciento y tres libras,
ó casi. La de muías á noventa y tres mil hanegas: de diezmos
y primicias se dan diez y ocho mil; en pastorear, guardar es-
tas vacas, terneras y bueyes se ocupan seis personas, cada una
gana cincuenta ducados, y todos trecientos: de segar, trillar,
limpiar el pan y ponerlo en sus trojes, y la paja en pajares, y
los instrumentos necesarios, cada hanega cuesta dos ducados, y
todas treinta y dos mil: cada buey come en el invierno ocho
hanegas de trigo bien molido, y todos diez mil y docientas y
cuarenta valen tantos ducados: de yugos, arados y lo demás
dos mil ducados: labran con ellos seiscientos y cuarenta gaña-
(239)
nes mozos de labor: cada uno gana veinte y cinco ducados,
todos diez y seis mil: en labrar los pesebres, trojes, pajares y
otras cosas, y traer los materiales, se ocupan diez personas y
un par de bueyes con un carro, cada uno gana cincuenta
ducados, todos quinientos, los bueyes cincuenta; son todos
quinientos y cincuenta. No se les cuentan mas gastos, porque
la mayor parte del año están en el campo: son los gastos se-
tenta y nueve mil y noventa ducados; es el aprovechamiento
ciento y cuatro mil ducados, y mas á la tasa: está aprovecha-
do de carnes, ganados y esquilmos para sí y poder vender: la-
bran paños; no hay pobres con necesidad, ni hospitales; tiene
linares, cañamares, molino de papel, armas y catíallos; hay
pocos pleitos, escribanos ni alguaciles; hállase mucha caridad
y verdad; no tienen bestias de servicio; tienen lo necesario en
sus casas.
Tanteo mayor de muías en un lugar llamado Inhabilidad, Po-
breza y Flaqueza.

En toda la grandeza de las Españas, que se cuenta de los


montes Pirineos á esta parte que las divide Francia, hay mas
de diez y seis mil y seiscientos lugares, en que hay bien mil
villas y ^'udades cercadas, según tengo averiguado. El arzo-
bispado de Burgos tiene mil y seiscientos y noventa y siete lu-
gares; el obispado de Plasencia trescientos y noventa y nueve
lugares; el obispado de Cartagena ochenta y siete ligares; el
obispado de Córdoba sesenta y tres lugares; el arzobispado de
Sevilla ciento y cincuenta y ocho lugares; el obispado de Jaén
cincuenta y cinco lugares; el obispado de Cádiz trece lugares;
el obispado de Cuenca trescientos y diez y nueve lugares; el
obispado de Sigüenza cuatrocientos y cincuenta y dos lugares;
el obispado de Badajoz ciento y veinte y dos lugares; el obis •
pado de Coria ciento y veinte y cinco lugares; el arzobispado
de Granada noventa y seis lugares; el obispado de Guadix
veinte y cinco lugares; el obispado de Málaga ochenta luga-
res; el obispado de Almería cuarenta lugares; el obispado de
Segovia doscientos y setenta y siete lugares; el obispado de
Calahorra novecientos y treinta y siete lugares; el obispado de
Pamplona seiscientos y sesenta y.seis lugares; el arzobispado de
(240)
ToIedQ seiscientos y cincuenta y tres lugares; el arzobispado
de Zaragoza, con todo el reino de Aragón, novecientos y
veinte y dos lugares; toda Cataluña mil y trescientos y treinta
y siete lugares; todo el reino de Valencia novecientos y vein-
te y siete lugares; el reino de Portugal cuatro mil lugares,
poco menos; el obispado de Ciudad-Rodrigo, noventa y cua-
tro lugares; el obispado de Zamora doscientos y cincuenta y
seis lugares; el obispado de Plasencia ciento y treinta y ocho
lugares; la abadía de Valladolid cinco lugares; la abadía de
Medina del Campo veinte y ocho lugares; el obispado de Os-
ma doscientos y sesenta y cinco lugares; el obispado de Astor-
ga treinta y nueve lugares; el obispado de Salamanca trescien-
tos v veinte y siet3 lugares; el obispado de Avila trescientos
y ochenta y cuatro lugares; el obispado de León quinientos y
noventa lugares; el obispado de Oviedo cuatrocientos y sesen-
ta lugares; el arzobispado de Santiago trescientos y diez luga-
res ; el obispado de Orense doscientos y sesenta y ocho lugares;
el obispado de Mondoñedo ciento y cincuenta y seis lugares;
el obispado de Lugo doscientos y veinte y cuatro lugares; el
obispado de Tuy ochenta y cuatro lugares: son por todos diez
y seis mil y seiscientos lugares, y en ellos ochenta mil pilas
poco mas ó menos, y mil villas y ciudades cercadas, en que
hay trescientos mil arados de machos y muías: por »J menos
toparemos un lugar en la Mancha, ó en Campos, ó en otra
cualquier parte de España, que solia labrar con bueyes: en
toda ella se labraba, carreteaba y trillaba con ellos: cuando el
Emperador Carlos v venia á Madrid, y la corte se mudaba,
casi toda ella traia sus bagages en carros de bueyes, que chir-
riaban, como es publico y notorio en Madrid, y en los luga-
res de los puertos, y otros tenían sus pastos y toda España.
Este lugar rompió sus pastos como otros muchos por no en-
tenderse, y asi no tienen carnes, lanas, cueros y lo demás, y lo
van á comprará otras partes. Este lugar tiene un término en que
hay cuarenta mil hanegadas de tierra y sembradura, tal, y tan
bueno y tan grande, como el que os dije que dejó las muías,
y tornó á labrar con bueyes, labran y siembran las veinte mil
cada año, y las otras veinte mil barbechan para el año siguien-
te con mil muías de labor, que ha menester veinte machos y
diez muías, con cinco carros para traer lo necesario, como se
( Mi )
dirá. Allende desto son necesarias trescientas y nueve yeguas ó
borricas para madres, y once ó doce asnos garañones ó caballos
para padres, para conservar las muías y otras bestias. Han de
parir estas yeguas diez años y en cada año ciento y tres crias;
unas se mancan, otras se mueren: desta manera las ciento y
tres han de ser muletas ya de tres años para el primer año, á
las cuales han de suceder otras tantas de á dos años para el se-
gundo año, y á estas otras tantas de un año para el tercer año,
y á estas otras tantas lecheras que se vengan unas tras otras pas-
tando y criando, que bastan por doce mil y doscientas y cua-
renta cabezas de ganado menor por lo menos; y si parieran de
caballos nacieran ciento y cuatro crias, potros y potrancas; y
para dar verde y cebada á las mil muías y otras bestias todo el año,
y á las yeguas y crias en los inviernos, y las mermas, y pagar
diezmos y primicias, son necesarias las diez mil hanegas; por lo
menos quedan otras diez mil para sembrar trigo, en que se re-
cogerán ochenta mil fanegas á ocho por fanega, como se dijo, tie-
nen de gasto mas que cogen: desta manera andan guardando,
pastoreando las yeguas y crias, y curando y regalando los asnos
garañones y caballos veinte personas, gana cjda una cincuenta
ducados, y todas mil: de diezmos y primicias nueve mil hanegas:
cada muía ó macho entra con quince ducados de gastos con lo
que pierde cada año, como dije, y todas quince mil ducados, y
mas de segar, trillar, coger y recoger el trigo, cebada y paja, y
ponerlo en sus trojes y pajares, de cada hanega dos ducados, y
por todos cuarenta mil: de yugos, arados, mantas, herraduras y
lo demás gasta cada una cinco ducados, y todas cinco mil con las
otras bestias: labran con ellas quinientos mozos, gana cada uno
veinte y cinco ducados, y todos doce mil y quinientos; y como
no tienen pastos les falta la carne, vestido, calzado, lienzos y
otras cosas, y lo van á comprar y traer de fuera, y les cuesta
diez mil ducados y mas, y hacen falta en otras partes estas mu-
las, machos, garañones, caballos todo el año, y las yeguas y crias.
En los inviernos han menester caballerizas, pesebres, trojes,
pajares, medidas, costales, harneros, crivas, palas, y otros ins-
trumentos: en labrar y traerlo se ocupan veinte oficiales, cada
uno gana de su jornal cada año cincuenta ducados, y todos
mil. Suman los gastos ochenta y tres mil y quinientos ducados:
dieron de aprovechamiento ochenta mil hanegas de trigo: á la
TOMO I V . HH
( 242 )
tasa valen otros tantos ducados, exceden los gastos al aprove-
chamiento en tres mil y quinientos ducados. Allende desto nos
quitan pastos de doce mil y doscientas y cuarenta cabezas de
ganado menor, y mas de seis mil varas de jerga, que fueran
paño ; y gastan en herraduras, y instrumentos y clavazón mil
y,cuatrocientas arrobas de hierro, y trescientas arrobas de cá-
ñamo , y se ocupan en labrar lo dicho y traerlo al lugar ciento
y treinta personas, y treinta bestias desta manera: en guardar
las yeguas, crias y lo demás veinte personas, y otras tantas en
labrar las caballerizas y lo demás, como dije en trasquilar, la-
brar, cardar, peinar, filar la lana y tejer la jerga, y hacer las
mantas y lo demás treinta y tres personas: en sembrar el cáña-
mo , y regar, coger y labrarlo, y hacer las cosas necesarias seis
oficiales: en labrar los pozales, carruchas, pilas, poleas, sogas,
calderas, tres oficiales: en sacar la vena para labrar el hierro y
cortar h madera, leña y hacer carbón, y llevarlo todo á las
herrerías, y hacer el hierro y labrar las herraduras, y los ins-
trumentos, clavazón, llantas de los carros, y lo necesario en las
herrerías treinta oficiales. En traer las carnes, vestido, calzado
y lo demás dos personas: en herrar y curar todas estas bestias
seis oficiales. En traer todo lo dicho por todo el Reino trece
personas y veinte machos, y cinco carretas con diez muías, no
tienen la cuarta parte de gallinas ni otras aves, y asi las van á
comprar muy lejos, y los huevos y todo el Reino, y asi está
todo caro; y para remediar estas faltas se han puesto mas de
cuatro millones de olivares y seis de viñas y otros árboles, y
han dado en beber vino todas las mugeres y muchachos. So-
líanse criar con leche, queso, manteca del ganado, y con miel
de las colmenas: de do ha sucedido que muchos exceden con
el vino, y crece la deshonestidad: hoy es mantenimiento de
gente pobre por estar las carnes tan caras y pocas, y lo demás
leña, carbón, y se han hecho muchos depósitos, y nos han sa-
cado y sacan las riquezas un millón cada año, porque ha mas de
trescientos años, según las corónicas de los Reyes D. Alonso el
Sabio y otros, y la ley cuarta en el título de las prendas y
otras, y de las que han venido de las Indias Occidentales gran
parte, trayendo bastimentos y otras cosas, según las premáticas
alegadas y llevan, y las que vendrán de las Orientales, has-
ta qüe se labre con bueyes y labran navios, hacen guerra
( 243 ) i ^ .
por mar y tierra, negocio es de mucha consideración.
Camileto. Paréceme que todas las necesidades han sucedi-
do de haber dejado los bueyes.
Justino. En eso no pongáis duda; hánse hecho de docien-
tos años á esta parte mas de dos mil hospitales, y en labrando
con bueyes faltarán los pobres y sobrarán hospitales.
Camileto. ¿ Cómo se ha de hacer ?
Justino. Mandando que no se eche el asno garañón á las
yeguas en toda España, pues todos perecen por ellas, y en las
Montañas y Galicia, y no la entienden: una muía ó macho
come y gasta por diez personas; y nos cautivan cada año, por
no tener caballos, dos mil personas desde el cabo de S. Vicen-
te hasta Rosas, y con el dinero del rescate labran navios, ga-
leotas , y nos corren la mar, y los crecimientos de pechos y
alcabalas de mas de cien años á esta parte son por causa de
criar y labrar con muías. Del tiempo de los Reyes D. Alonso
y D. Pedro los bastimentos y otras cosas se han encarecido diez
veces mas unos con otros; y como dije, mas se compraba con
cincuenta ducados que hoy con mil, y mas guerra se hacia
con cincuenta mil ducados que hoy con un millón. El egército
del Rey de España ha de ser cien mil infantes y treinta mil
caballos, los veinte mil de Castilla armados de sus piezas, y los
diez mil ligeros, y se ha de gastar un millón en un año; y lo que
mas se gasta, y hay menos gente, es porque dejaron los bue-
yes, y de todas las necesidades son causa y de la mayor parte de
los pecados: el que otra cosa dijere no lo ha trabajado como yo.
Camileto. Suplicóos me digáis en pocas palabras los daños
que nos causan las muías de labor, y las personas y bestias que
en sus cosas se ocupan.
Justino. Las yerbas, madres y crias, y treinta mil bestias
de su servicio bastan por un cuento de ovejas, carneros, cabras,
puercos, y por cien mil vacas y bueyes, y por diez mil caba-
llos , y quitan cuatro cuentos de varas dé jerga ó paño, y cien
mil arrobas de cáñamos, fuera de cinco cuentos de varas de
lienzos, y gastan ochocientas mil arrobas de hierro: en guardar
y labrar lo dicho se ocupan docientas mil personas; y para dar
verde y cebada á las muías y bestias de su servicio, y sustentar
los que labran sus cosas, se ocupa doce cuentos de hanegadas
de tierra y sembradura, es la mayor parte de España; y redu-
( 244 )
ciendo á pasto la quinta parte, pastarían veinte mil yeguas, y
diez cuentos de ovejas, carneros, cabras, puercos, y no de va-
cas , toros, bueyes y otras cosas, de donde sin gastar nada vie-
ne leche, queso, manteca, sebo, suero, carnes, lanas, cueros
y cazas, colmenas, miel, cera, cerón, leña, carbón, y otros
provechos que no se pueden conservar, con que todos se sus-
tentan ; asi que son mas necesarios pastos que viñas ni olivares,
porque de la viña ni olivar no viene mas de aceite y vino, es
bien particular, y cuesta caro á todos. En Flándes, Alemania
y otras partes no hay olivares: sebo, manteca y cera les alum-
bra , y lo demás los mantiene; y por faltar todo esto, y trigo y
otras cosas, nos lo traen de fuera casi trecientos años há, se-
gún las historias y leyes, y nos han sacado mas de dos millo-
nes cada año desde S. Sebastian hasta Rosas por mar, y por
tierra de Valderoncal hasta Faifas: en las cuatro partes se pue-
den coger veinte cuentos de hanegas de trigo, y en guardar y
labrar todo esto se ocuparán las decientas mil personas, y otras
cuatrocientas mil perdidas que andan en oficios malos, y no ba-
jarían de las Montañas y otras partes por falta de manteni-
miento, como hasta agora, y casándose aumentaríanse lugares
y poblaciones en Sierra-Morena, Granada y otras partes. Este
es el aviso mas importante que se ha dado ni puede dar al rei-
no y corona Real, porque los daños que las muías causan va-
len hoy veinte millones de oro cada año, como consta por los
tanteos mayores. Estas faltas, carestías y necesidades han venido
por estar los hombres ocupados en sus propios intereses parti-
culares, olvidados del bien común á que somos obligados: ha-
bla diferentes opiniones;, esta es la verdad, y no hay que
dudar en la sustancia: en los accidentes puedo engañarme como
hombre.
Tanteo de machos de arrieros.

Justino. Ya que habéis visto el gran mal que á España ha


venido por haber dejado de arar, sembrar y carretear con bue-
yes, y haber admitido en su lugar muías, bien será que en-
tendáis cuan mejor, útil y provechoso seria canetear, llevar
las mercancías de unas para otras partes con bueyes que con
machos de arrieros ó muías de carretería, como solia j y se pue-
de entender haciendo un tanteo de cada cosa. De la ciudad de
Vitoria salen doce arrieros para la villa de Madrid con cin-
cuenta machos cargados de hierro, cera, lienzos, pescado seco
y otras mercancías; lleva cada uno doce arrobas unos con otros,
y todos seiscientas, y cada una cuesta de porte cuatro reales, y
todas dos mil y cuatrocientos: tardan diez dias en el viage: ca-
da arriero gasta cada dia dos reales y medio, y todos en el di-
cho viage trecientos: come cada macho dos celemines de ceba-
da cada dia, y todos en el dicho camino ochenta y tres hanegas
y cuatro celemines: á la tasa valen cuarenta y un ducados y
medio, y mas: cada macho entra cada año, descontando de lo
que gana quince ducados, y cargándoselos, sale á medio real
cada dia casi, y todos en el dicho viage doscientos y cincuenta
reales: cargóseles á cada uno en los dichos dias de herrarlos, y
jerga, y lo demás que gasta de sus aparejos cuatro maravedís,
á todos cincuenta reales; asi que los arrieros y machos gastan en
el dicho camino tres mil y cuatrocientos y sesenta y seis reales.

Tanteo de bueyes de carretería.

Un par de bueyes comunmente llevan cincuenta arrobas de


peso, y pueden pasar con ellas los puertos de Guadarrama y
otros , como se vio el año pasado, que hubo muchos carros de
bueyes que trajeron de Castilla cada uno diez y ocho hanegas
de trigo y mas hasta la villa de Madrid, y pasaron los puer-
tos con hartos lodos y aguas; y para llevar ó traer seiscientas
arrobas, como los machos, bastan doce pares de bueyes, que
pueden pastar libremente, y hacen el dicho viage en diez y
ocho ó veinte dias; van con ellos dos hombres y un muchacho,
gastan cada dia seis reales, todo el viage ciento. Los carreteros
pueden cortar madera para sus carros, las leyes los libertan, y
á los bueyes, lib. 34, tít. xix, lib. YJ,N'o'vae Reco-p., lib. ILxe-
cutores, c. de executione rei jud. Cujacius, lib. 1 v , observatio-
num, c. de bobe aratorio, y otras del reino, y esfo no se les
guarda en todas partes: seria justo que constando con un tes-
timonio fuese un juez, atento que es bien común: en los in-
viernos por faltar pastos se da á los bueyes harina* y paja; re-
partiendo estos gastos por todo el año se contará á cada uno
cuatro maravedís cada dia, que basta, y á todos en el. dicho
viage sesenta reales; de traer cada arroba se da y paga dos rea-
(246)
les y medio, y por todos mil y quinientos: de yugos y lo que
se van gastando los carros un ducado, son los gastos mil y seis-
cientos y sesenta y un reales: gastaron los machos tres mil y
quinientos y sesenta y seis; que si contase las gentes que en ser-
virlos se ocupan, y otras cosas, serian mas de cuatro mil, y si se
trajeran con muías, que fueran menester doce pares, hacen ca-
si el mismo gasto en once ó doce dias que tardan; por manera
que la carretería de bueyes es mas barata que la de muías y tra-
ginería de machos: y puesto que tarden mas, acrecentando
bueyes, se remedia y se aumenta la carne y calzado; y porque
hay algunas cosas que convienen trasponerse con mas priesa, se
pueden llevar con carros de caballos ó á lomo, como se usaba
en España en tiempo de godos, y hoy se usa en Italia, Fran-
cia , Alemania y en toda Europa, como consta por historias y
leyes, hasta los poetas Virgilio, Ovidio y otros lo dicen, y en
la guerra ; y si tirasen los bueyes con los yugos cortos con que
aran, tirarian mas, y mas descansadamente irian fuera de los car-
riles , que solo ir por ellos una legua fatiga mas que tres fuera
dellos; van metidos hasta la rodilla, y asi se despean y cansan
presto. Dice Columela en el segundo D e re rustica: los bue-
yes en cualquier obra han de ir muy juntos, porque tienen
mas fuerza, y que esto siempre se usó entre los romanos, y si
tirasen unidos por los pescuezos, como los caballos, tirarían al
doble, como se usa en Galicia, Cataluña y otras partes. En
Italia, reino de Ñapóles, lo usan de la mesma manera: son los
carros anchos vara y media de limón á limón, las ruedas dos
varas de altura, tiran peso de docientas arrobas, y es fácil t i -
rando con el pecho, tira con todo el cuerpo, y para bajar puer-
tos usan atar una rueda con una cadena que está en un limón,
y coma va rodando sola una rueda, no corre mas de lo que t i -
ran los bueyes ó caballos. Asi que las mercancías y pescado se-
co se pueden traer por todo el reino en estos carros y tener lo
necesario para la cuaresma; mayormente que tornando á los
bueyes, de diez partes de arrieros y carreteros, las ocho cesa-
rían. En Galicia, Montañas y otras partes que labran con bue-
yes , no hay machos ni asnos de servicio, hay algunos rocines.
En Campos, la Mancha, reino de Toledo y otras partes, des-
pués que los dejaron, y arañan con muías, les es necesario y
forzoso tener tantas bestias de servicio y traginería como mu-
C247)
las de labor, por comérselo y gastarlo ellas todo, como está di-
cho. Hay seiscientas mil muías de labor, y docientas mil de
caballería, y otros tantos machos de arrieros, y en otras casas
de asnos de no menor cantidad, que comen y gastan en verde
y seco de tres partes de la sustancia de España las dos, ó casi;
y todas estas bestias impertinentes, aumentadas é inventadas des-
pués que se ganó Toledo, que antes no hay casi memoria de-
llas ni en historias, ni leyes de godos, ni españolas, como dije,
nunca España tanto labró, arañó, ni menos ganados se criaron,
todo es cebada y pastos, mantenimiento de bestias dañosas, re-
probadas , bastardas, estériles y malas.
Camileto. No querría se olvidase entre estas y otras razo-
nes qué orden se podria tener para echar tan grandes enemigos
de entre nosotros como son las muías, y á mi parecer seria re-
medio fácil mandar que no se eche asno garañón á las yeguas,
como se mandó, ni caballo á las borricas por toda España para
remediar la falta de caballos, y con que so graves penas se
mande que no metan muías ni yeguas de Francia, veríais co-
mo machos y muías en pocos años se acababan, y como poco á
poco faltasen los criadores, en los mesmos pastos criarían vacas,
bueyes, caballos y otros ganados, y no habría falta en la labor
ni carretería. Desta manera volverían á los bueyes, y los ha-
bría en todas partes y en mas abundancia que hoy de muías;
asi que irían sucediendo bueyes y caballos á los machos de ar-
riería y muías de arada y carretería.
Justino. La muía y macho come ó gasta lo que labra y
mas, el caballo la mitad: la yegua pare, y sirve estando pre-
ñada: el buey gana y da once, come y gasta una y da diez.
Dice Plínio que se ha de labrar con la menor costa que ser pu-
diere, libro x v i i i , capítulo xxv. Y él mesmo dice libro xvm,
capítulo n i , que los Emperadores araban; y da á entender que
tanto tiempo Roma fue señora del mundo, cuanto tuvo cuen-
ta con la agricultura. Y asi era la familia rustica tenida en mu-
cho. España labrando con bueyes echó los moros, y estaba ba-
rata y poderosa. Asi que muy bien me ha parecido que no se
eche el asno á la yegua, como ya muchas veces se ha manda-
do, como dije. Agora conviene que sea general, y que las pe-
nas se egecuten con mucho rigor, como negocio en que tanto
á todos va. Y si los señores eclesiásticos entendiesen el daño
( 24S )
que de criar machos y muías les viene en los diezmos del trigo
por sembrarse tanta cebada y terneras, corderos, cabritos, po-
llos, lino, vellones, miel, cera y otras cosas por pastar muletos
y muletas lo que vacas, ovejas, carneros, cabras, puercos, ha*
bian de pacer, sentirían ser una polilla que á todos consume sin
sentir y en todas las cosas.
Camileto. Cuanto mas os oigo tengo mayor lástima á es-
tos pobres labradores que perecen presumiendo tener muías.
Roguemos á Dios les alumbre.
Justino. Y que se les mande: todo es menester, y enten-
derán los daños y necesidades de sus casas, que enfinde Mayo
parecen de esgrimidores ó hospitales robados; tanta es su ne-
cesidad , y pobreza, y deudas, y perdición de España, y enten-
dido procurarán salir de él y buscar su remedio, que seria ha-
cer lo que á egemplo y imitación mia ha hecho un pueblo y
concejo desta comarca, cuyas tierras confinan con las deste he-
redamiento , que viendo que en las tierras de su término, que
no son peores que las mias, no cogian labrando con muías
tanto pan como yo con la tercia parte labrando con bueyes,
maravillados dello acudieron á mí deseando entender la orden
que yo tenia y guardaba en el arar, estercolar y sembrar, pa-
reciéndoles que no consistía esto sino en algún artificio ó regla
de agricultura, y habiéndoles alumbrado y declarado este se-
creto de la mala y perdida labor de las muías, y la excelencia
de los bueyes con que labro, con algunos otros particulares
advertimientos de que yo uso para la labranza y regalo de las
tierras, aunque esto no tan por extenso como yo lo he dicho;
tocóles Dios el corazón para su bien, y aunque tenían los pas-
tos y dehesas boyales antiguas rompidas, de común acuerdo y
consentimiento, y juntos en su concejo, determinaron volver á
los bueyes; están ricos, abundantes, sin necesidad; y si todos
asi lo entendiesen y lo hiciesen, veríades abundar en pocos
años el reino de ganado, y por el consiguiente carne, tocino,
cecinas, leche, sebo, cera, queso, manteca, cabritos, terneras,
gallinas, huevos, pollos y otras muchas cosas y regalos de que
agora tenemos falta y carestía. De manera que como agora
traen estas cosas de fuera del reino, y nos sacan nuestro dine-
ro, nos traerían el suyo para comprar lo que agora nos venden,
y asi podría tomar España á la fertilidad y abundancia de aque-
( 249 )
líos siglos dichosos, recobrando el nombre y fama debida de
fértil, abundosa y rica, y poderosa de armas, caballos y navios,
entre todas las mejores y mas señaladas provincias del mundo,
como lo dice Tito Livio y otros, como está dicho.
Camileto. No hay que decir eso; pero resta agora una cosa.
Justino. ¿Qué?
Camileto. No querría ser importuno; pero con todo eso
suelen decir mas vale vergüenza en cara que mancilla en cora-
zón ; y por no llevarla yo en el mío de no me haber aprove-
chado de tan buena ocasión , pues ya me dejais satisfecho de la
gran fertilidad, abundancia, riquezas, armas, caballos y poder
de España, y de la buena y útil labor de los bueyes, y su po-
ca costa, y de la mala y muy costosa y perniciosa de las mu-
las , y como ellas han sido la causa total de la carestía y falta
de mantenimientos y otras cosas, y los demás daños que por
ella se han seguido, y el medio que se ha de tener para reme-
diar y soldar esta perdición y quiebra tan grande, resta que
me digáis los advertimientos que hábíades dado á los vecinos
desta heredad para labrar la tierra.
Justino. Hágase como mandáredes, quedándose para des-
pués de cena.
ADICION.
Aunque solo fuésemos deudores á Juan de Arrieta de ha-
ber intentado y aun adelantado mucho la resolución de un
problema tan interesante como indagar á cual entre las muías
y los bueyes deba darse la preferencia para las labores, consul-
tando la mayor economía en su sustento y operaciones, tendría
un derecho á nuestro reconocimiento y á que se le disculpasen
algunos errores que la falta de conocimientos económicos en el
siglo x v i , en que escribió su tratado, le hizo cometer, y por
los que temerariamente le califica de sandio un escritor moder-
no de agricultura, cuya obra, aunque de buen estilo y no fal-
ta de principios, está muy lejos de competir en originalidad á
dicho tratado.
La resolución del problema indicado se ha adelantado en las
naciones que mas particularmente se ocupan en el estudio de
la agricultura en razón de los progresos que han hecho en esta
TOMO I V . II
ciencia, siendo el célebre alemán Thaer el primero que le
planteó regularmente, aproximándose á su resolución en los
cálculos que inserta en sus Principios razonados de agricultu-
r a , donde con la posible exactitud presenta la comparación del
coste de la labor de los bueyes comparada con la de los caba-
llos , únicos competidores en su pais; sacando por resultado
que el coste de un par de bueyes de rebezo está en razón de la
de un par de caballos como 2,03 á 2,54, es decir que soste-
niendo un labrador cuatro bueyes en lugar de dos caballos
ahorra cerca de una cuarta parte de su coste, sin contar la in-
demnización que da el buey inútil, cuyo valor en la carnicería
es casi igual al de su primera compra; siendo ademas incontes-
table que siempre cuatro bueyes, trabajando cada par alternati-
vamente en un dia,que es lo que se llama labor de rebezo, tra-
bajan mas que dos caballos como el gayan sea tan constante co-
mo ellos en el trabajo.
La escrupulosidad, estension é inteligencia con que este
autor resuelve en favor de los bueyes la cuestión propuesta,
nos hubieran decidido á traducir al pie de la letra todo el tra-
tado , haciendo las aplicaciones oportunas á nuestro suelo y sis-
tema de agricultura, si fuese mas circunscrito, ó no tuviése-
mos nada escrito en castellano que mereciese la atención; pero
pudiera dejar de haberlo en una materia de tanto interés. ¿Seria
posible que la lectura del Despertador de Juan de Arriera en
tanto tiempo como ha trascurrido desde que se publicó la pri-
mera vez en Madrid en el año de 1578 no produjera el de-
seo de apurar una verdad, de cuyo convencimiento podrán
resultar tan estraordinarias ventajas á la agricultura? No ha-
gamos tamaño agravio á los sugetos que hasta el dia han em-
pleado útilmente su estudio y conocimientos en favor del gé-
nero humano. La mayor parte de los escritores modernos han
ilustrado este punto, aunque con demasiada generalidad; pero
quien mas particularmente consagró á él sus tareas fue D. Mi-
guel de Maurueza en el discurso que compuso para servir de
adición al Despertador de Arrieta; obra que si no puede cla-
sificarse entre las de primer órden debe estarlo entre las de un
mérito particular por la exactitud, escrupulosidad y estension
con que demuestra la utilidad de los bueyes; no dejando la
menor duda sobre la certeza del resultado de los cálculos del
coste de las labores de bueyes y de muías que compara, por
cuya razón se hubiera insertado íntegro en este lugar el dis-
curso de Maurueza, si todos sus principios fuesen de igual
utilidad. Nos limitaremos pues á insertar el tanteo comparativo
del coste de ambas labores, haciendo antes algunas observa-
ciones en apoyo de su certeza.
Si al convencimiento de la verdad no se opusiese la fuerza
de la preocupación, es de creer que los labradores hubieran,
hace tiempo, disminuido en gran parte el numero de sus mu-
las , sustituyendo la labor de bueyes, á pesar de que en algu-
nos parages del reino se opone á tan útil trasformacion la mala
distribución de las riquezas, pues siendo escesivo el numero
de grandes hacendados, es poco á propósito la lentitud del
buey para valerse de él en las labores que están muy distantes
del domicilio del rico propietario.. A este inconveniente, que
traen consigo los bueyes, añaden los apolojistas de las muías
algunos otros, siendo los principales que por la poca agilidad
de aquel ganado no se puede hacer uso de él, cuando temién-
dose la variación de un temporal oportuno, hay que acelerar
las labores, ó cuando conviene emplear las yuntas para tras-
portar los frutos al mercado; razones que bastarían á desacre-
ditarle si examinándolas comparativamente no se echase de ver
su poco valor en fuerza de las considerables ventajas que pro-
duce la labor de bueyes.
Prescindamos ahora de manifestar todos los daños que oca-
siona á una nación la mala distribución de sus capitales, pues
son demasiado conocidos por cualquiera que haya reflexiona-
do sobre ello ó abierto alguna vez un tratado de economía, y
concretándonos únicamente á la agricultura, pintemos en nues-
tra imaginación el hermoso cuadro que representaria si ten-
diendo á su nivelación la opulencia y la mendiguez, viésemos
con la medianía de las riquezas aumentarse admirablemente
nuestra población, que habitando cortijos y alquerías en que
los bueyes estando sobre el terreno mismo en que hablan de tra-
bajar produjesen todas las ventajas de que su labor es suscep-
tible, no perdiendo el tiempo que ahora gastan las muías en
andar dos ó mas leguas que distan las tierras, y por lo que se
creen mas necesarias que aquellos.
A la par de la labor de los bueyes veríamos generalizarse
el cultivo de los prados, que dándoles un alimento mas econd-
mico y análogo á su constitución que los granos que hoy se
les suministran, facilitaria su uso para los trasportes, si no tan
prontos como los hechos con muías, mucho mas económicos por
una multitud de razones. Veamosfinalmentecon la destruc-
ción de las muías progresar la cria de caballos, ya regenerando
las castas que en el dia nos quedan , ya introduciendo otras que
tal vez nos faltan de caballos menos hermosos y arrogantes;
pero mas fuertes y propios para los usos de la industria.
Pudiéramos seguir tan halagüeña pintura sin faltarnos una
infinidad de objetos con que hermosearla, si creyésemos que
su vista habia de producir su realización; pero dependiendo es-
to de todas las clases de la sociedad, pasaremos á demostrar á
los labradores la mayor economía que les resulta adoptando la
labor de bueyes, razón la mas poderosa para que se decidan á
verificarlo.

Tanteo del coste que tiene la labor de trescientos mil pares de


midas en diez años i barbechando y sembrando en cada uno
quince millones de fanegas de tierra} que tocan d cincuenta,
cada par a l a ñ o .

COMPRA I>E M U L A S .
Reales de vellón.
Para esto se supone, como va dicho, que en
todas las provincias de España que usan labrar la
tierra con muías haya los trescientos mil pares em-
pleados en la agricultura, que es la menor regula-
ción que sale según las cosechas y consumos de
granos; que cada par tenga el coste de sesenta do-
blones de compra; que trabajen diez años conti-
nuos , aunque se mueren 6 inutilizan mucho antes
de cumplirlos, y que hasta el fin de los diez años
ó catorce de edad no tengan los labradores la pre-
cisión de renovar los mismos pares, sin embargo de
las contingencias de hacerlo durante ellos, en c u -
yos términos se manifiesta que al principio de cada
diez años tienen que desembolsar en la compra de
los trescientos mil pares, costándoles solamente á
tres mil y seiscientos reales el par, que sale cada
muía á mil y ochocientos reales, m i l y ochenta
millones de reales 1080.000,000.
(2S3)
IOSO.OOOJOOO.
SALARIOS D E G A Y A L E S .

Los trescientos mil mozos que son precisos se


considera, sin los mochiles, que solo ganen, com-
putadas unas provincias con otras, cuatro reales
diarios, ya sea porque se les dé de comer y sala-
rio , ya porque se ajusten á jornal, á cuyo respec-
to importa el de cada uno al año mil cuatrocientos
y sesenta reales, el de todos cuatrocientos treinta
y ocho millones, y en los diez años cuatro mif
trescientos y ochenta millones de reales • 4380.000,000.

PIENSO D E C E B A D A .

Cada par de muías consume al año ciento y


veinte fanegas de cebada, que sale á dos celemines
diarios cada muía, á cuyo respecto hacen al año
treinta y seis millones de fanegas, y en los diez
del tanteo trescientos y sesenta millones, que á pre-
cio de doce reales cada una importan cuatro m i l
trescientos y veinte millones de reales 4320.000,000»

PIENSO D E P A J A .

Cada par de muías necesita trescientas sesenta


y cinco arrobas de paja trigaza, porque la .larga ó
pelaza que sale de la cebada no las mantiene , á
media arroba por cabeza, que hacen al año ciento
nueve millones y quinientas m i l arrobas, y en los
diez gastan mil noventa y cinco millones de arro-
bas, que á precio de medio real arroba importan
quinientos cuarenta y siete millones y quinientos fc
mil reales 547.^00,000.

GASTOS D E H E R R A D U R A S Y OTROS.

Los trescientos mil pares al respecto de tres-


cientos y sesenta reales que se gasta con cada uno
al año en herraduras, asistencia de los mariscales
en las dolencias y enfermedades que las sobrevie-
nen , medicinas que se las dispensa, mantas, cabe-
zadas , ramales, colleras, esquiladores y otras me-,
nudencias, importan al año ciento y ocho millones 10327.500,000.
054)
10327.500,000.
de reales, y en los diez montan m i l y ochenta m i - —-
llenes de reales 1080.000,000.
A R R E N D AMIENTO.

Los quince millones de fanegas de tierra que


hacen de barbecho los trescientos m i l pares, á cin-
cuenta fanegas cada uno al año de la cabida de los
cuarenta m i l pies cuadrados, se regula para los
dueños que por sí las labren ó las loquen, y sean
conductores los que las disfruten, á fanega de t r i -
go por fanega de tierra, que es lo que se puede
apreciar de renta unas con otras, y su valor á diez
y seis reales, computados años y parages, imporra
doscientos y cuarenta millones de reales en cada
uno, y en los diez del tanteo dos m i l y cuatro-
cientos millones de reales 2400.000,000,

SIMIENTE D E T R I G O .

Se supone por las razones apuntadas que de los


quince millones de fanegas de tierra barbechadas se
siembren de trigo once millones, y que en cada
una se esparrame otra de grano, cuyo valor á los
mismos diez y seis reales importan al año ciento
setenta y seis millones, y en los diez de la cuenta
mil setecientos y sesenta millones de reales 1760.000,000.

SIMIENTE D E CEBADA.

Los cuatro millones de fanegas de tierra, cum-


plimiento á los quince millones del barbecho, asi-
mismo se supone se siembren de cebada, y que se
derramen en cada una fanega y media de grano,
que es lo que se acostumbra en la de cuatrocientos
estadales de á diez pies en cuadro, con que nece-
sitan seis millones, cuyo valor al respecto de doce
reales fanega importa setenta y dos millones, y en
los diez años setecientos y veinte millones de reales. 720.000,000.

SIEGA Y R E C O L E C C I O N .

Y el coste de siega, de acarreo á la era, trilla, 16287.500,000.


limpia, encierro de granos y pa)a, con otros gas- 16287.500,000.
tos que causa la recolección de frutos, asi trigo co- 1
mo cebada, tiene por lo menos el coste de veinte
y cuatro reales por cada fanega de tierra de sembra-
dura , y monta el de los quince millones, trescientos
y setenta millones al a ñ o , y en los diez años tres
mil y setecientos millones de reales 37oo.ooo_,ooo.
Importa el total coste y gastos que á prudente ~ '
regulación, fundada en las noticias mas exactas que ^P"?-500>000*
tiene acreditadas la experiencia, ocasiona la labor
de los trescientos mil pares de muías que barbechen en cada uno de
los diez años quince millones de fanegas de tierra hasta la recolec-
ción del fruto en ellos, diez y nueve mil novecientos ochenta y siete
millones quinientos mil reales de vellón, que corresponden á cada
uno á m i l novecientos noventa y ocho millones setecientos y cin-
cuenta mil reales, en cuyos términos se pasa á regular el

Valor de los frutos que rinde la misma labranza en los propios


diez años de la cuenta,

COSECHA DE TRIGO.

La cosecha que la experiencia de los prácticos


tiene bien acreditada, sacada por coacerbacion de
las de diez años seguidos, es la que corresponde á
cinco fanegas de trigo por una de simiente, siendo
la tierra barbechada y sembrada con muías; en cu-
ya inteligencia, y en la de que será muy raro el
decenio que produzca á mas, se cogerán de los on-
ce millones de fanegas de trigo cincuenta y cinco
millones al año , y en los diez que comprende el
tanteo quinientos y cincuenta millones, de las que
rebajadas cincuenta y cinco millones que tocan á
los interesados en los diezmos, sin hacer cuenta de
la primicia, quedan á beneficio de los labradores
cuatrocientos noventa y cinco millones de fanegas,
cuyo valor á precio de los diez y seis reales cada
una importan siete mil novecientos y veinte millo-
nes de reales 7920.000,000.

COSECHA D E CEBADA.

La cosecha de cebada no pasa de ocho por uno


de simiente, que corresponde á doce por fanega 7920.000,000.
de tierra de k cabida de cuarenta mil píes cuadra- 7920.000,000.
dos, indicada como mas arreglada. En estos tér- •
minos producirán los seis millones de fanegas de
simiente cuarenta y ocho millones al año, y en los
diez de la cuenta cuatrocientos y ochenta millones,
de las que deducidas cuarenta y ocho millones que
corresponden al diezmo, resultan á favor de los co-
secheros cuatrocientos treinta y dos millones de fa-
negas, cuyo valor al precio de los doce reales que
van regulados en el tanteo del coste y gastos que
tiene la labranza, importa cinco mil ciento ochen-
ta y cuatro millones de reales * 5184.000,000.

PAJA TRIGAZA.

Cada fanega de trigo de cosecha regularmente


deja seis arrobas de paja; y aunque á excepción de
los pueblos inmediatos á la corte, capitales de las
provincias y sus carreras, tiene poca estimación,
sin embargo se considera el precio de medio real
por arroba en todas partes, á cuyo respecto im-
portan tres mil y trescientos millones de arrobas,
que darán en los diez años mil seiscientos y cin-
cuenta millones de reales 1650.000,000.

PAJA LARGA Y TELAZA.

Y últimamente los cuatrocientos y ochenta mi-


llones de fanegas de cebada de la cosecha de los diez
años rendirán, al respecto de tres arrobas de paja
larga ó pelaza por fanega de grano, mil cuatrocien-
tos y cuarenta millones de arrobas, que á real cada
una importan igual cantidad de reales 1440.000,000.
Importa el total valor que en los nominados —
diez años dará de sí la labranza de los trescientos Ioi94-ooo?ooo-
mil pares de muías para los llevadores de los quin-
ce millones de fanegas de tierra por las cosechas de las dos especies
de trigo y cebada diez y seis mil ciento noventa y cuatro millones
de reales, de los que corresponden á cada uno de los repetidos diez
años á mil seiscientos diez y nueve millones y cuatrocientos mil
reales vellón.
(^7)
Resumen del tanteo de la labranza de ínulas.

Importa el total coste y gasto de trescientos


mil pares de muías que hagan la barbechera y se-
mentera de quince millones de fanegas de tierra al
año en los diez de la cuenta 19987.500,000.
Y el total valor que tendrán las cosechas en
los propios diez años 16194.000,000.
Monta la pérdida que resulta contra los labra-
dores en los diez años 3793.500,000.

AUMENTO.

Para dar principio á la barbechera del siguiente


decenio es preciso compren otra vez los trescientos
mil pares de muías, á fin de reemplazar igual n ú -
mero de yuntas, y que hagan el desembolso de la
misma cantidad que va considerada, les tendrá de
costa 1080.000,000.
Asciende el atraso y quebranto que resulta con-
tra los labradores llevadores de los quince millones
de fanegas de tierra y dueños de los trescientos
mil pares de muías á 4873.500,000.
c>"f'í>/'í y fiífíialsa £ slii? aúp .0^20107 RcforLfi-jic
Tanteo del coste que tiene la labor de quinientos mil pares de
bueyes en diez años, barbechando y sembrando quince millones
de fanegas de tierra como las muías, haciendo cada par de
bueyes La de treinta fanegas de d cuatrocientos estadales de d
diez pies, que hacen cuarenta mil pies.
«píiolijfn 20í93ÍD39-iJ ^ :Jii«' « o t ricnoqmi; , » 3
COMPRA D E B U E Y E S .

Procediendo con la seguridad y firmeza que


corresponde, se supone que con los quinientos mil
pares de bueyes se labren las mismas quince millo-
nes de fanegas de tierra en cada uno de los propios
diez años, al respecto de treinta fanegas cada par.
Con este dato regular, y en el cierto hipótesi de
que los bueyes se conservan mejor los diez años
continuos de trabajo que las muías, se supone que
los labradores, para dar principio á la barbechera,
tienen desde luego que desembolsar seiscientos m i -
llones de reales, que se regula les tendrá de costa la
TOMO I V . K K
(.58)
compra de los quinientos mil pares, al respecto de
mil y doscientos reales, que sale á seiscientos rea-
les cada res 6oo.ooo,oco.
S A L A R I O S D E LOS G A Y A N E S .

El salario y comida de los quinientos gayanes


que son precisos, al propio respecto de cuatro rea-
les diarios, que salen á mil cuatrocientos y sesenta
reales al año como en el tanteo de las muías, y en
los diez á catorce mil y seiscientos reales, importa
el de todos en ellos siete mil trescientos millones
de reales 7300.000,000.

PIENSO.

Los expresados quinientos mil pares de bueyes»


sin embargo de que será muy raro el pueblo que
carezca de algún pasto dentro de su término, y
que en todos en el tiempo de la rastrojera y hoja-
dero, donde hay viñas, Se mantienen sin pienso ni
hacer gasto, y que solo se les da ocho meses al
año, se supone se les sustente todo él á pesebre, y
que cada par consuma cuarenta y seis fanegas de
algarroba, yeros &c., que sale á celemín y medio
colmado al dia, que es lo que se acostumbra dar-
les , á cuyo respecto necesita en los diez años cua-
trocientas y sesenta fanegas, y los quinientos mil
pares doscientos y treinta millones de fanegas, que
á precio de diez reales, computados años y para-
ges, importan dos mil y trescientos millones de
reales 2 300.000,000.

PAJA TRIGAZA.

Lo que necesita cada par de bueyes al año para


estar bien mantenidos son setecientas y treinta ar-
robas de paja de trigo, á arroba diaria por cabeza,
y los quinientos mil pares trescientos sesenta y cin-
co millones, y en los diez años tres mil sdscien^
tos y cincuenta millones, cuyo valor á precio de
medio real, á que va considerada la de trigo, que
es la que se les acostumbra dar, aunque también —
comen la de centeno, cebada, avena, guisantes y 10200.000,000.
( 259 ) '
garbanzos, y mucho mejor la de algarroba, que les 10200.000,000.
es muy provechosa y nutritiva, y en tiempo frió •
les sirve de medio pienso ella, sola, y no la comen
las muías, importa mil ochocientos y veinte y cin-
co millones de reales. 1825.000,000.
SOBEOS , M U L L I D A S , U N C I D E R A S Y S A L .

Cada par de bueyes gasta al año sesenta reales


en el coste de sobeos, uncideras, salmuera para
pajadas, y sal en grano, que se les da para que se
conserven sanos, á cuyo respecto importan los qui-
nientos mil pares treinta millones de reales, y en
los diez años trescientos millones de reales 300.000,000.
ARRENDAMIENTO DE TIERRAS.

Por el arrendamiento de los quince millones de


fanegas de tierra de barbecho al año, que son cien-
to y cincuenta millones en los diez, se saca la mis-
ma suma de dos mil y cuatrocientos millones que
van puestos en el tanteo de las muías, por el valor
de los quince millones de fanegas de trigo 2400.000,000.
b ÍÚBJÍST ÍP. <)33>Ü.'{...: o-.yus ^ uoibv ^ ^ í m &b imofrUm O ' J '
SIMIENTE D E TRIGO.

En la inteligencia de lo sentado no habrá nece-


sidad de destinar tanta tierra para la sementera de
cebada como precisa la labor de muías, por la cre-
cida porción que consumen en su manutención; y
en este concepto se aplican para hacerla de trigo
trece millones de los quince de la barbechera, en
las cuales corresponde se siembren otros trece mi-
llones de simiente de trigo al año, y en los diez
de la cuenta ciento y treinta millones, que á diez
y seis reales cada fanega, como en el tanteo de las
muías, importa su valor en ellos dos mil y ochen-
ta millones de reales 2080.000,000.

SIMIENTE D E CEBADA.

Los dos millones restantes, cumplimiento á los_


quince millones de fanegas de tierra barbechada, 16805.000,000.
que se destinan para la sementera de cebada, nece-
(26o)
sitan tres millones de fanegas en cada un ano, y en 168o<, .000,000.
los diez de la cuenta treinta millones de fanegas al ————
respecto de una y media de simiente por fanega de
tierra, y su valor á precio de doce reales, según el
dado en el tanteo de muías, importa trescientos y
sesenta millones de reales 360.000,000.

SIEGA Y R E C O L E C C I O N .

Y el coste de siega, acarreo, t r i l l a , limpia, en-


cierro de granos, pajas, y demás gastos que m o t i -
va la recolección hecha con bueyes, corresponde á
veinte reales por fanega de tierra de sembradura, y
á este respecto los ciento y cincuenta millones de
los dos frutos en los diez años montan tres mil m i -
llones de reales 3000.000,000.
Importa el total coste y gasto, que con arre- ~
glo á lo que la experiencia tiene acreditado, cau- 20165.000,000.
sará la labranza de los quinientos m i l pares de bue-
yes desde principio de la barbechera hasta la conclusión de las cose-
chas y recolección de los frutos que rindan los ciento y cincuenta
millones de fanegas de tierra en los diez a ñ o s , según va expresado
en las partidas traídas á una suma, veinte mil ciento y sesenta y cin-
co millones de reales de vellón, en cuyo supuesto se regula el

Yalor de ios frutos que -produce la propia labranza} y los des-


pojos de los bueyes en los mismos diez años de la cuenta*

COSECHA D E T R I G O .

Enseña la experiencia y continuada observancia


de diez en diez años seguidos que la barbechera y
sementera egecutadas con bueyes producen cose-
chas mas copiosas de granos y pajas que las de
muías, y especialmente cuando las labores están
bien asistidas y las tierras cultivadas; pero sin em-
bargo de esta constante verdad, despreciando las
exageraciones que acerca de ello se hacen , porque
son inciertas y de casos singulares no se pueden
sacar reglas universales, se limita el tanteo á que
cada fanega de tierra, sembrada con otra de trigo,
corresponda á siete por una, y que á este respecto
los ciento y treinta millones de las sementeras de
los diez años se supone rindan novecientos y diez
(260 ,
millones de fanegas^, de las que rebajadas noventa
y un millones que corresponden al diezmo, que-
dan á favor de los labradores ochocientos y diez
y nueve millones, cuyo valor regulado el pre-
cio de la fanega á los mismos diez y seis reales
considerados en la cuenta tocante á las muías, i m -
porta trece m i l ciento y cuatro millones de reales. 13104 000,000,

COSECHA D E C E B A D A .

Por las insinuadas razones, y la de que se co-


nozca la imparcialidad con que se procede en los
dos tanteos, se considera que los treinta millones
de fanegas de cebada sembradas en los diez años en
los veinte millones de fanegas de tierra que se apli-
can á esta especie, correspondan á doce por una^
que sale á diez y ocho por fanega de tierra , en
cuyos términos importan las cosechas trescientos y
sesenta millones de fanegas de grano de cebada, y >bimq
su valor, á los propios doce reales regulados , mon- no aonam
ta cuatro mil trescientos y veinte millones de rea-
les, de los que rebajados cuatrocientos treinta y
dos millones que tocan á los treinta y seis millo-
nes de fanegas pertenecientes al diezmo, quedan á
favor de los labradores tres mil ochocientos y ochen-
ta y ocho millones de reales 3888.000,000.

PAJA D E TRIGO.

Los novecientos y diez millones de fanegas de


,trigo de las cosechas de los diez años, al respecto
de siete arrobas de paja que producirá cada una,
montan seis m i l trescientos y setenta millones de
arrobas, y su valor á medio real arroba, regulado
en el tanteo de muías, importa tres m i l ciento y
ochenta y cinco millones de reales 3185.000,000»
aaifi'ji lím ¿otuvh'ji'j? \ ¿rtoíhm OIJEIJO/itfnsvon cinjhrlifrwob
PAJA D E CEBADA.

Los trescientos y sesenta millones de fanegas de


cebada de las cosechas de los diez años se consi-
dera rindan á cuatro arrobas de paja cada una, á
cuyo respecto arrojan mil cuatrocientos y cuarenta „
millones de arrobas, y su valor á real por arroba, 2oi'jj.oooJooo.
( 202 )
201JJ.000,000.
segnn se apreció en el tanteo de muías, igual can- — — •
tidad de reales 1440.000,000.

CARNE; ^ : r. ;1 . f • •; .U J:J

E l un millón de bueyes de los quinientos m i l


pares, ya sea que se maten para renovar las y u n -
tas , ya que se ceben para vender en los abastos, ya
que se lastimen y no puedan trabajar, y ya p o r -
que se mueran y acecine su carne, como se acos-
tumbra entre criadores, labradores, carreteros y qm
molineros, se considera que unos con otros tengan
de peso veinte arrobas por res, que hacen quinien-
tas libras, y las de todos veinte millones de arro-
bas, que arrojan quinientos millones de libras, cu-
yo valor á medio real la libra, computados los
precios que corren en las capitales y cabezas de
partidos de las provincias con los que tienen de
menos en las villas y lugares restantes del reino,
que se hallan encabezados por Rentas Reales y ios,
servicios de Millones, y .por lo mismo no se car-
gan en la carne los derechos que corresponden,
montan doscientos y cincuenta millones de reales... 250.000,000.

,ooo<oóo.388í ...... GÜEROS...;. .....«•.:'>!:^-Í- i$k$Uiíá OÚXi - ^ G t

Y el un millón de cueros á precio , de ochenta


reales cada uno, en que por lo menos se vendan
para curtir en las tenerías y otros usos, hacen
ochenta millones de reales... 80.000,000.
Importa el total valor que producirá la labran- —
za de los quinientos m i l pares de bueyes en los 2I947,000>000'
diez años á los interesados y llevadores de los quin-
ce millones de fanegas de tierra veinte y un m i l novecientos cua-
renta y siete-millones de reales, que corresponden á cada un año á
dos mil ciento y noventa y cuatro millones y setecientos m i l reales
de vellón, bajo de cuyo supuesto se forma el

RESUMEN D E L TANTEO D E L A L A B R A N Z A D E B U E Y E S .

Importa el total coste y gastos de la barbeche- Reales de vellón.


ra y sementera de los ciento y cincuenta millones
de fanegas de tierra en los diez años 20165.000,000.
(^3)
20l65.000,000.
Importa el total valor que produce la misma
en los diez años 21947.000,000.
Importa la utilidad que rinde 1782.000,000.

•- : i :> t ^ ^ - ^ A í f i a u o i ¿ Í€ sug oH3aYOHíf IÍA;ÍÍ) j a


: atJí) MH Y , VT/tJC? OMbO AVlJO . íi/Í?1Y , ¿AUSISVT «í/.Jt
Monta el reemplazo de los quinientos mil pares
de bueyes para dar principio ai siguiente decenio
de barbechera y sementera..... 600.000,000.
Asciende la utilidad líquida y efectivo embolso •
que deja la labranza en los diez años á favor de 1102.000,000.
los interesados en élla á mil ciento y ochenta y dos
millones de reales, después de rebatidos los seiscientos millones de
reales que les tendrá de costa la compra de otros quinientos mil pares
de bueyes para el reemplazo de los del anterior decenio , y habilitar
á los gayanes, á fin de principiar la barbechera del siguiente decenio,
de los mil setecientos y ochenta y dos millones en que excede , el
producto al coste y gastos, ademas.de tener en ser igual número de
yuntas.
Comparados los dos tanteos de las labores de muías y bueyes re-
sulta la diferencia de cinco mil quinientos setenta y cinco millones
y quinientos m i l reales procedidos: los tres mil setecientos noventa
y tres millones y quinientos-mil reales de la pérdida-de hacerla con
aquellas, y los m i l setecientos ochenta y dos millones de la utilidad,
que dejaja de estos,, la cual se verifica sin habilitarse para .la sucesi-r,
va labranza; y habilitados versa la cuantiosa diferencia de seis m i l
cincuenta y cinco millones y quinientos mil reales; á saber: cuatro
mil ochocientos setenta y tres millones y quinientos m i l reales del
atraso y quebranto que sale contra los labradores al fin de los diez
añosj hecha la renovación de los trescientos mil pares'dq muías, y
los m i l ciento y ochenta y dos millones restantes del sobrante y
efectivo embolso que han; tenido en los prppios diez' añ^os hecho el
reemplazo de bueyes.

rrn Ismsj &€ i.rl i t o t i j p h a s • yttt'uiup srjp IOÍJSXÓÚI novó


'•"•OUI Olhvd fICfí SOp-mjJJÍLrDn§R til ísb i-'i-W

•gil XMIOJ O&JR BI


DIALOGO T E R C E R O ,
E N Q U E SE T R A T A Y PONE L A O R D E N Q U E SE H A D E T E N E R E N
CULTIVAR, A R A R , ESTERCOLAR Y SEMBRAR LAS T I E R R A S , Y
E L GRAN PROVECHO QUE SE S I G U E D E A R A R , C A V A R HONDO
L A S T I E R R A S , V I Ñ A S , O L I V A R E S COMO S O L I A N , Y E N Q U E
TIEMPO SE H A D E H A C E R C A D A COSA.

I N T E R L O C U T O R E S .

JUSTINO Y CAMILETO.

amikto. Paréceme, Sr. 'Justino, que no me debéis de


querer por convidado muchas veces.
Justino. ¿Cómo asi? que me pesaria mucho que tal os pa-
sase por pensamiento.
Camileto. 2 Pues no lo tengo de pensar viendo la desorden
de la cena?
Justino. Señor, aqui no miramos tan puntualmente como
en corte cual tras cual se ha de servir, que como por la bon-
dad de Dios tenemos salud, y no andamos entre médicos,
vánsenos olvidando las reglas de medicina, y nos halla-
mos mejor.
Camileto. Deseo entender estas reglas de la arte de Agri-
cultura , que ya tanto me cuesta.
Justino. Tres cosas son muy necesarias para la producion
de la tierra: la primera su propia virtud: la segunda lo que le
viene y recibe de las influencias del cielo: la tercera la buena
industria humana, que faltando esta poco aprovecharán los
buenos temporales, lluvias, nieves, hielos y todo lo demás. El
buen labrador que quisiere enriquecer ha de tener mucha no-
ticia de la agricultura que han escrito los famosos agricultores
como Columela, Plinio, Marco Varron, Crecentino, Hesio-
do, Virgilio, Teofrasto, Erasmo, Danaverto, Casan, Cuja-
cio, Herrera y otros, y como hacian nuestros pasados: labrar
la tierra, acaso como agora se hace, es dar una en el clavo y
ciento en la herradura.
Camileto. Todo lo pueden entender.
Justino. Lo necesario y ordinario sí, para que no anden á
tiento, sino que lleven algún camino y razón en lo que hacen:
el labrador entienda lo que toca á su labranza, y el hortelano
á su hortaliza; el colmenero á sus colmenas, y el pastor á su
ganado. Y porque las tierras son de diferentes calidades y con-
diciones, es menester que cada uno conozca la suya donde ha-
bita, y muy en particular las que labra; y como el labrador
conozca la condición, calidad y naturaleza de su tierra sabrála
tratar como conviene. Bien se os acordará, como tenemos di-
cho , que la tierra recibe la virtud y sustancia de las influen-
cias del cielo, por lo cual los labradores deben tener algún co-
nocimiento de las estrellas para diferenciar los tiempos y saber
las conjunciones de la luna, y cuándo es menguante ó crecien-
te, y á qué hora, y aun en qué dias se hacen los movimien-
tos, porque para todos los oficios y egercicios de agricultura es
muy necesario y sabido esto: conocida cosa es la tierra ser ele-
mentada, y no de los cuatro elementos, y su calidad seca y
fria, y si alguna vez no lo fuere será por al^un accidente que
la mude su naturaleza; y para lo que hace a nuestro propósito
!a dividiremos en dos partes y diferencias: las unas serán las que
fructifican y son útiles y provechosas: las otras las inútiles, es-
tériles y sin ningún provecho por algún excesivo calor y se-
quedad, ó por demasiada frialdad y humedad, según su asien-
to y disposición, las cuales dejadas, diremos de las fructíferas y
provechosas; de las cuales hay tres maneras y calidades, unas
muy buenas y otras muy malas, que dado que son de algún
provecho, es poco: hay otras ni buenas ni malas sino media-
nas , porque de los dos estremos toman el medio: otras muy
calientes, otras muy frias, otras templadas, según la participa-
ción del aire muy caliente, ó muy frió, ó templado, cuyos si-
tios, disposiciones y nombres son diferentes valles ó llanos, pá-
ramos, montes, laderas, collados y cumbres, que por ser cada
una destas cosas tan conocida, no tenemos que gastar tiempo
en dedararlas particularmente: mas de que quiero que sepáis
que hay indisposiciones y enfermedades, defectos y faltas en las
tierras como en los cuerpos humanos, y asi es necesario saber
cuál es buena tierra y cuál mala y enferma para guardarnos
della, y si no fuere para pan será para yerba; y asi digo que
TOMO I V . IX
066 )
las mejores tierras son las que están en valles ó al pie de las
cuestas, y porque se derriba y viene mucha humedad de lo
alto y mucha virtud de sustancia de las señales que tenemos
para conocer la buena tierra, es mas vulgar que sea negra; y
asi se dice: la tierra negra buen pan lleva. Y dado que no es
regla siempre verdadera, por la mayor parte es mejor que las
otras, porque suñe mejor el calor y no se encharca tanto con
las aguas. Columela, Plinio y otros autores dicen que es bue-
na y propria tierra para pan llevar la blanda y pegajosa, no
arenisca ni seca, como no sean barrizales de olleros ni arcillas,
porque dado que sean pegajosas son malas y inútiles para pan
por su estrema dureza y sequedad; y también es señal de bue-
na tierra cuando está bien cubierta de grama y yerba como
yezgos, juncos, zarzales, trébol, viznagas, endrinos, cicutas,
cardos grandes, malvas, y donde las yerbas y plantas nacieren
crecidas, verdes, alegres y jugosas, y la tierra que bebiere pres-
to el agua y conservare mucho tiempo el humor, y la que
cuando se riega ó llueve se para hueca y fofa, y se torna prie-
ta, y la que con esto se para dura, empedernida y blanquecina
no es buena; y donde nacen aguas dulces y de buen sabor,
aunque sean gruesas y pesadas, porque las aguas gruesas co-
munmente son naturales en tierras gruesas, y las delgadas las
mas veces vienen de tierras delgadas y aun estériles, como son
arenales y tierras pedregosas, porque por la mayor parte cada
cosa responde á su principio. El agua que cria cieno es señal
que viene de tierra gruesa y sustanciosa, si no es que venga
por yesales; porque la tal, aunque sea cenagosa, es mala: jara-r
les, cascajales, rebollares es tierra de mediana manera; los en-
cinales suelen por la mayor parle nacer en tierras arenosas, el
romero y brezo en tierras livianas y estériles: los terruños sin
provecho y sin sustancia para pan son los arenales flojos que
llaman arena muerta, y las tierras desnudas y peladas de yer-
ba , y aunque tengan algunas es mala y sin sustancia ni jugo:
los espártales, atochales y tierras muy secas y salobres son muy
malas y sin remedio de poderlas corregir; aunque algunos ato-
chales son medianas tierras para centeno y para yeros y otras
semillas que nacen en tierras ligeras.
Camileto. Pues decis que las tierras enferman como nues-
tro cuerpo, será bien que como el buen médico da remedio
( 267 )
para enfermedades, le deis vos para las tierras como buen
agricultor.
Justino. Habéis de saber que como en los hombres hay-
enfermedades incurables las hay también en la tierra; y asi os
diré de las que tienen algunos. El primero y mas principal es
el buen tratamiento y huelga: si la tierra esflacay huelga un
año y trabaja otro, y ayudada con el estiércol y cosas que la
den virtud y dormir en ella ganados, y que de dos á dos no-
ches muden el ganado á otro lugar de la mesma heredad porque
se pueda toda estercolar y no caliente demasiado, y quemen
cosas que hagan ceniza; y si todo lo echan en paja sembrarla
cada año : tierras hay que vienen á estragarse por manantiales:
el remedio es hacer sangraderas por donde aquella agua salga.
Donde hubiere junquerales ó grama quemarlo, y con la labor
continua perece. Dice Paladio que perecen los heléchos si los
cortan ó quebrantan tiernos; y Plinio que si dos años continuos
los cortan de manera que no les dejen echar hojas que se secan,
y los yezgos y carrizales. Los bueyes han ser de buena edad,
y de gran cuerpo y vientre, y buen hueso, fornidos y bien
hechos, de grandes fuerzas, mansos y domésticos. Para las va-
cas haya torosxde buena casta; porque los hijos parecen mas á
sus padres que á las madres, y salen de buenos toros buenos
bueyes. El toro ha de ser de buen cuerpo, membrudo, y no
muy alto, ancho, la frente ancha y vellosa, y el rostro muy
robusto, las orejas peludas y vivas, las narices grandes y romas,
los bezos grandes, cuerno corto y gordo, gran papada, ancho
de pecho y de lomo, corto de ijada, ancho de anca, la cola
larga, delgada y poblada, el pelo crespo y grueso, no tenga
gran vientre, si lo tiene no puede tomar bien las vacas. La cas-
ta de los bravos es de mas brio; la de los mansos sale lerda,
aunque de muchas fuerzas. La edad ha de ser desde seis hasta
diez años, el color sea uno: para treinta vacas basta un toro.
Las vacas para casta han de ser altas y largas de cuerpo, an-
chas de ijada y vientre, ancha frente, los ojos grandes, los
cuernos no pequeños ni retortijados, los bezos gordos y negros,
las orejas velludas, las nances grandes y romas, gran papada
y grueso cuello, chicas pesuñas y negras, sanas, y de casta pa-
ridera , y de tres años arriba. Dos meses antes que se hayan de
tomar ó empreñar es bien apartar los toros y traellos en buenos
( 268 )
pastos para que tengan mas sustancia: las vacas no estén muy
gruesas, que al tiempo del empreñar no conciben tan bien; té-
manse en Mayo y Junio; paren en tiempo de buenos pastos,
y asi tendrán mucha leche: está la vaca nueve meses preñada;
si viene á parir en otoño no se crian los becerros porque faltan
pastos; mamen un año ó mas, y serán recios; no los quiten de
las madres en sabiendo pacer hasta que olviden la teta: cástran-
se porque sean mansos y domésticos para el trabajo, y su carne
sea de mejor sabor: si son para carne se han de castrar de un
año porque engordarán, y es mejor la carne; pero si son para
arar no se castren hasta que hayan dos años, están crecidos, y
tienen fuerza: hánse de castrar en menguante y tiempo tem-
plado: la manera de castrar los toros dejo para los maestros
della; y castrados no anden entre las vacas, anden en pastos
frescos, dénles algunos ramones tiernos, mielgas y grama, no
beban mucho. Para domarlos es necesario sean tardos y vengan
á casa muchas veces, y coman en los pesebres, y se lo den á
mano, estén atados, y traerles la mano por el lomo y barriga,
fregarles la cabeza, echarles sal en la boca, rociarles la cara con
vino. Estas cosas amansan á los bueyes y los hacen domésticos:
hánse de tomar tres años cumplidos, porque si mas tieinos son
quebrántanse, y si pasan de cuatro son soberbios y duros al
domar; úñale con buey diestro en arar y ande paso, trayéndo-
lo una vara larga como arado sin reja; háganles arar por un
arenal mollido, y traer alguna carreta vacía; después háganles
arar poco á poco, no les piquen con el aguijón; si se abezan á
sufrirle después no le temen; y si hubiere algún buey que no
quisiere arar, pónganle en medio de dos bueyes que estén uñi-
dos en un yugo largo, y él en medio, que ellos le llevarán do
quisieren. El que los domare débelos de halagar con la habla y
manos; sienten mucho el regalo. Desde Marzo hasta Setiembre
pasten; y en los inviernos dénles harina de yeros, centeno ó tri-
go con paja revuelta en grano, engendran enfermedades si no
fuese cocido, la casca de las uvas frescas y no lavadas; los grani-
llos molidos éntrela paja dales mucha sustancia. Dedia será bien
que pazcan si hay donde, y de noche los harten de paja ó heno.
Esles bueno el heno, y paja de mijo y de cebada; la de trigo no
es tal por ser dura, si no fuese muy menuda y ellos la trillasen:
es también bueno guardarles la paja de las habas y mielgas, co-
menlas muy bien secas, es de mucha sustancia: la yerba se les
debe guardar como el heno, todo lo cual rociado con agua y
sal lo comen mejor. Es bueno darles hojas de árboles cuando
van madurando; altramuces mojados envueltos en las pajas ó
yerbas son buenos, y el alcacer segado antes que se pare duro^
y dejarlo secar para darlo con la yerba y paja. Han menester
establos en los inviernos: han de ser mas anchos que para otras
bestias, porque algunas veces se acuernan, sean abrigados del
frío. En sus enfermedades se curen con diligencia; hínchanse-
les los ojos y cabeza, y lloran, y es peligroso si no se curan
con tiempo: sangrarlos de la lengua y sacalles mucha sangre,
y sahumarlos con incienso. Cuando tuvieren ranilla, que se
hace en los intestinos, sácansela metiendo el brazo por el sieso
untado con aceite, sacando aquella sangraza en la palma de la
mano, las uñas abajo que no lastime, blandamente, andan der-
rengándose y cayendo hinchados. Si les diere mal de bazo, ha-
cera que llaman, métanles en derecho del bazo una lesna, y
dé en él para que salga aquel humor, y caiga dentro en la
barriga: esto ha de ser pasadas tres costillas un jeme debajo del
lomo ó cerro, como se sabe: para las ranas que se les hacen en
la boca, que llaman alevosa, hánseles de cortar y fregar con
ajos majados y sal, y lavarlas con vino, y darles á comer al-
gunas yerbas tiernas, ramón ó salvados. Si por mucho tirar se
les lastima el cuero es bueno lavarlo con agua fría y sal atan-
do paños mojados en ella, y esto se haga por tres y cuatro, y
pongan enjundia y pez majado, mezclando polvos de arraihan
y cosas semejantes; y si hay llaga echen polvos de hollin para
encorar; lo mesmo se haga para la frente: donde aran á cuello
no dejen crecer aquella carne; pongan polvos que la coman ó
cal viva ó miel, y sobre todo lavarlo con agua fria, que im-
porta , y después poner cosas para encorar: donde hubiere gu-
sanos lavar con agua fria ó echar acíbar ó zumo de puerros ó
de marrubios, ó un poco de sal, y sacados los gusanos pongan
unas mechas con enjundia añeja ó pez derretida y aceite todo
junto, y guarden no se les asienten moscas. Las apostemas
unos las curan cortándolas, otros con cauterios: asi que íos
bueyes padecen pocas enfermedades en comparación de las mu-
las; y si les diesen sai á comer, y echándoselo revuelto, ten-
drían menos ó casi ninguna.
(270")
Camileto. Todo está bien; pero en España no saben arar;
es necesario digáis como lo sepan y hagan, que aunque presu-
men mucho, saben muy poco del arte de agricultura, y qué
tanta tierra han de arar en un dia un par de bueyes.
Justino. Virgilio geórgica 1, columna 2 . 3 , Plinio libro
x v i n , capítulo 3.0, dicen que el arte de agricultura es difícil,
y la han de tratar gente grave y de letras, pues depende todo
el sustento de los hombres della. Y asi es de mayor importan-
cia que otra, ni algunas letras humanas; y los romanos ilustres
fueron principales deste arte, y la familia rustica fue la mas
principal de Roma. Marco Varron, Plinio, Catón, Columela,
Xaquimo Forcio, Quintiliano y otros, gente grave, dicen
que un par de bueyes han de arar en un dia una cantidad de
tierra, que es veinte y ocho mil y ochocientos pies geométri-
cos , será de sembradura media hanega de trigo, al cual lia-1
marón los romanos jugerum: el sulco ha de ser de ciento y
veinte pies de largo, y siete destos yügeros daba Roma á un
romano para sustentar su casa, y si mas pedia le tenían por
pernicioso. Los romanos usaron arar junto y hondo, y sembrar
ralo. El consejo de Catón se ha de tener en mucho: dice que
se cultive y are y estercole la tierra.
Camileto. En España todo se hace al revés.
Justino. Apartóse España del camino común de los bue-
yes , y asi lo siente, leg. j i n de Cmst. Vrincij).
Camileto. \ Qué se hará para eso ?
Justino. Para eso lo mas principal y necesario es que los
labradores sean encantadores y hechiceros, y que cada uno
hechice ó encante sus tierras, heredades y aun bueyes, como
hizo un labrador.
Camileto. ¿Cómo es eso?
Justino. Según Plinio, lib. x v m , en Roma hubo un hom-
bre llamado Cayo Furio Crisino, al cual, porque en me-
nos tierra que sus vecinos cogía mas trigo que ellos, le acusa-
ron , diciendo que esto no podía ser sino por hechicerías; y
pareciendo ante los jueces llevó consigo una ahijada muy re-
cia, bien tratada, y un par de bueyes gordos y bien curados,
con su arado y reja ancha y muy grande, y largos azadones, y
dijo: ¡O jueces! con estos hechizos hago que lleven mis tier-
ras doblado trigo que las de mis acusadores, y quisiera poder
1271 ^
mostrar mis sudores y malas noches como los instrumentos.
Los jueces admirados de los bueyes y su tratamiento, y gran-
deza de las rejas y instrumentos, dijeron: esos son proprios y
verdaderos hechizos para las tierras; y asi salieron tan corridos
los acusadores cuanto el acusado ufano. Asi que la tierra da
como es beneficiada, y no basta reprender sin enseñar, como
dice Columela. Las partes de la agricultura son cinco en cuan-
to á lo que tratamos, que es las tierras de pan llevar. La primera
es cultivar, á la cual los latinos llamaron cokre: la segunda arar:
la tercera estercolar: la cuarta sembrar: la quinta es coger los
frutos; de las cuales diré en particular lo que conviene, y es
necesario y ordinario. Dice Galeno en muchas partes que re-
petir la cosa cuando es necesario, y para mayor declaración de
la materia, que no es vicio; digo que la primera que es cul-
tivar, es afeitar y limpiar la tierra, y disponella para arar, ester-
colar y sembrarla; esto es, sacando con azadones todas las yer-
bas de raiz, quitándolas las piedras y todas las demás cosas que
pueden ser impedimento para ahogar ó impedir al pan que no
nazca, han de estar quebrantados los terrones. Ha de mirar
que no aren ni caven la tierra muy seca ni muy mojada, por-
que se daña mucho; porque cuando está muy mojada hácese
barro y lodo, y en lugar de hacerse hueca, fofa y mollida, se
vuelve dura, maciza, y queda estragada por algunos años; y
si se sembrase se perderla lo mas de la simiente, aunque si estu-
viese estercolada no se empedernece tanto. Y cuando está muy
seca árase con doblado trabajo, y pierde mucho de su sazón,
es necesario que todo campo para que el año siguiente se ha-
ya de sembrar se apareje; y si el año pasado llevó fruto, para
aprovecharse del rastrojo quémenle en tiempo que nó ande
viento recio, que no lleve aquellas pavesas ó ceniza, que es
de mucho provecho á la tierra. Háse de quemar cuando ande
el aire manso, y encender de la parte que viene el aire, y lo
mesmo en las rozas, y sea en tiempo ñublado, y que lloverá
presto, para que el agua que cayere mezcle la ceniza con Ja
tierra. Y es de notar que en las tierras que se ha de sembn r
pan se quemen las simientes y todo se haga ceniza, con la cual
incorporada se estercola muy bien la tierra; de aqui queda
que los rastrojos, rozas, montes para pan se quemen. Dice
Crecencio que el buen arar ó cultivar trae muchos provechos;
( 272 )
egercitar y abrir la tierra, y en el libro y capitulo Xi abrir muy
bien la tierra para que mejor le penetre el sol y luna é in-
ñuencias, porque si no está bien abierta no puede ser bien pe-
netrada. Háse de igualar la tierra, porque si una está mas alta
que otra, o mas hoyosa, daña á las plantas y mas á las simien-
tes, como es al trigo, cebada y otras; porque en tiempo de
muchas aguas en los hoyos se ahogan, y en tiempo seco en lo
alto se queman; y por eso el que ara debe muy bien mirar
que todo quede igual, porque el agua, que es alma de la tier-
ra, igualmente se reparta cuando lo regaren ó lloviere, y el
sol escaliente. Otro provecho de arar bien es mezclar y incor-
porar muy bien la una tierra con la otra, ó el estiércol ó
tierra. Por tanto, el que ara conviene que mezcle muy bien lo
uno con lo otro, porque todo lo que queda descubierto se
seca con el sol, ó se quema con el frió, ó lo comen las aves.
Otro provecho es desmenuzar la tierra que está hecha terro-
nes ; porque mejor recibe la tierra el agua , que es alma y vida
de la tierra, y la retiene y guarda estando desmenuzada que
no la que tiene terrones, porque el terrón, como está en sí jun-
to no recibe la simiente ni la humedad del cielo como desme-
nuzado , ni da sustancia alguna. Y por eso los agricultores man-
dan que cuando el campo se arare desmenucen con el aza-
dón los terrones que se levantaren; y allende destos hay otros
provechos, uno es matar la yerba, la cual quítala sustancia
al trigo, chupando las raices y ahogándolas, y mata del to-
do. Otro remedio hay, que se molifica la tierra, y se para muy
hueca, fofa y esponjosa; la cual si ha estado dos ó tres años
por labrar estará muy tiesa, apretada y hecha una piedra; y
por eso avisan los agricultores y ea los proverbios, que el
buen labrador no deje de arar sus tierras cada año , porque se
echan á perder; y asi lo dice el sabio Plinio que no hay
cosa mas dañosa para las heredades que dejarlas muchos años
perdidas y hechas eriales, porque como están tan duras que
iio las puede penetrar el agua, sol, luna, influencias, y en
tal tiempo que muchas veces no sabiendo arar ni cavar á los
tiempos proprios, convenientes y útiles para ello, pierden su
trabajo, y queda perdida la tierra por muchos años. Por lo
cual dice Virgilio y Teofrasto que no es fácil saber bien arar,
es arte dificultosa, pocos la entienden, y asi lo vemos por ex-
( ^73 )
periencia; unas quieren ser labradas en un tiempo, y otras
en otro; unas muchas veces y otras no tantas, y ningunas me-
nos de cuatro rejas, y vayan media vara de hondo al sembrar.
Considere el labrador qué bueyes tiene para arar, porque mas
vale poco bien arado que mucho arañado. Dice Hesiodo en
el libro de Opera y Di es, que los bueyes han de ser de ocho
años. Y Virgilio, geórgica i , que sean toros de grandes fuer-
zas , y el que ara de treinta años, y mas esté desnudo sembran-
do ó arando. Y en los Proverbios xiv dice: Donde no hay
bueyes los pesebres están vacíos, y donde hay grandes y creci-
das mieses es argumento manifiesto que los bueyes que la-"
braron aquellas heredades son de grandes fuerzas. Columela en
el segundo contra Celso dice que los bueyes sean grandes. Y
Propercio, que el labrador trate en toros para arar. Y Catón
que venda y no compre. Florian y Estéban de Garibay y otros
dicen que el Rey Gargoris tuvo una hija, que cometiendo
flaqueza parió un niño llamado Abidis; su abuelo le mandó
echar á lasfierasy á los alanos, y después en un rio, y de to-
do le libró Dios, y sucedió á su abuelo. El Rey Abidis in-
ventó el arar en España. Los yugos sean cortos, y el cuero que
tienen apretado en la frente se lo estiren á fuera. El timón
sea largo de ocho pies, y el dental de dos tercias; la reja sea
de veinte y cinco libras, ancha de una tercia de oreja á ore-
ja , larga media vara hasta el diente; las orejas sean derechas,
no altas ni apartadas, gruesas y largas, para que abran bien la
tierra. Conviene que el labrador tenga conocimiento de los
vientos, estrellas y movimientos: el rastrojo rozado se queme
cuándo está nublado y quiere llover, y de dónde viene el
viento. El que ara ó siembra esté desnudo y sea de gran cuer-
po, porque señoree mejor la esteva, y traiga un cuchillazo
para cortar las raices: árase cuando la tierra se despida menuda
del arado, que ni de seca levante terrones, ni de mojada los
bueyes zahonden ó el arado emboce. La primera reja sea antes
de la sementera, ó luego después ahonde un palmo, y con
ello estercolen, y sea en menguante, y no criará tanta yer-
ba, y se incorpora bien con la tierra y la da gran sustancia, y
lo mismo sea en las viñas, olivares y otros árboles. Todo es-
tercolar es mejor en el invierno. La segunda sea por Navidad
ó antes; ahonde una tercia para que retengan todas las aguas.
TOMO I V . MM
(^74)
Al terciar, que es por Mayo, si las tierras son gruesas, herbo-
sas, se ha de ahondar, para que el calor mate, queme las yer-
bas y raices estando en flor, y también se matan con el frió ó
con cierzo: si son tierrasflacas,delgadas, no se ahonde, el
calor las estragaría. Antes de la sementera se ha de cuartar
esta reja, y cuando siembran vaya media vara de hondo y no
se perderá simiente: cuando corre el viento gallego ó ábre-
go es bueno arar: dan gran tempero á la tierra. Háse de arar
siempre en cruz; la reja que se da, corte á lo que pasó, y
no quedará entre sulco por labrar loba , ó pece que llaman:
si fueren laderas árenlas al través y no de alto á bajo.
Camileto. Los mozos hacen grandes bellaquerías cuan-
do labran.
Justino. Metan una vara muy larga por los sulcos adentro,
y si pacare sin topar todo queda mollido ó bien labrado.
Camileto. Bien será que digáis cuántos estiércoles hay, y
cuáles se han de echar, en qué tierras, viñas y huertas.
Justino. Saber estercolar las tierras, viñas, huertas y otros
árboles es de gran importancia para que lleven doblados fru-
tos y de mayor sustancia: hay muchos estiércoles, uno se hace
de hojas verdes y secas; otro de personas; otro de caballos y
otras bestias; otro del lodo de las calles y otras cosas; otro de
.puercos, y otro de bueyes: es necesario que todos ellos estén
envueltos, mezclados unos con otros; si por sí se echasen es-
tragarían los panes. Haya dos muladares para remudar el es-
tiércol, y vengan las aguas á ellos como dije; y otro de aves,
palomas, gallinas y otras. Otro se hace echando paja en el ca-
mino y estando hollada en el invierno, cogerla con el lodo á
un cabo. Hay otro, que es el pelo de los bueyes. Otro, y el
mejor, la ceniza, y se puede hacer dejando la paja en la here-
dad , y dos días antes que la siembren quemarla y derramar la
ceniza y sembrar. Y otro de ganado, remudándolo de dos á
dos noches, es muy bueno. Estos tres estiércoles son buenos
para las heredades que están tres ó cuatro leguas.
Camileto. ¿ Estos estiércoles son buenos para todas las here-
dades?
Justino. Buenos sí; pero no para todas, unos para unas y
otros para otras: para las tierras húmedas, frías y gruesas es
bueno el de caballos podrido: para las delgadas y frias el del
ganado ó el de las ayes, echándola ralo: para las secas y calien-
tes el lodo de las calles ó de los caminos: las secas y frías lo de
los caballos muy podrido, y no pase un año, y mejor el del as-
no que no cria yerba. Para las delgadas, húmedas y frías el de
las aves ó del ganado el mejor estiércol es el pelo de bueyes, ó
la ceniza, ó cualquier cosa, y mas seguro: las huertas quieren
estiércol mas nuevo porque las riegan: las tierras que se riegan
quieren ser mas estercoladas, porque no las ponga duras y em-
pedernidas el agua: en los valles se ha de estercolar mas que
en los cerros ó páramos: estercolen con gran discreción para que
en poca tierra se cojan muchos frutos; mas vale estercolar dos
veces que no una, porque á lo poco se puede añadir , y lo mu-
cho no se puede sacar, y quema y abrasa la tierra; el estiércol
con su calor abre la tierra y la pone hueca, fofa y esponjosa
para que reciba y retenga las aguas que cayeren, por muchas
que sean, ayudando y confortándola con su calor, virtud y sus-
tancia contra la gran frialdad de las aguas para que no mate ni
ahogue ni estrague los panes y lleven los frutos doblados, co-
mo hacen las viñas, olivares y huertas, y por poco que llueva
hacen que la tierra fructifique: con su calor, sustancia y vir-
tud recrea, conforta y conserva las raices, y hace salir el pan
con fuerza y vigor, y defiende del hielo y calor: la tierra sin
agua es cuerpo sin alma, y sin estiércol flaca, seca, fría, sin
fuerza, sustancia ni virtud, como solía, después que Dios la
maldijo, Génesis 6. Las tierras son como los cuerpos enfermos,
unos quieren unas medicinas y otros otras. Háse de estercolar
de dos á dos años; y asi como negocio tan importante los agri-
cultores lo encargan mucho.
Camileto. Por no entender eso, ni hacerlo en la Andalu-
cía y otras partes, unos años por poca y otros por mucha agua
no se coge pan.
Justino. Sintiendo esto el Rey Católico, dio libertades á los
sicilianos y á otros, porque trajesen bastimentos á la Andalucía.
Camikto. Dicho del estiércol, conviene digáis cómo se ha
de sembrar, y lo que toca á las simientes, porque muchas ve-
ces se pierden, y no se entiende.
Justino. Toda siuiente sea nueva del mismo año, y esco-
gida grano á grano, esté lleno, liso, macizo, grueso y seco el
grano, y no arrugado, de buen olor y color, y sea la tierra
donde se ha de sembrar semejante á la que nació, de seca á
seca, de húmeda á húmeda, ó fria á fria, y asi lo demás. La
tierra buena estraga la simiente agena, y la mala á todas; cuan-
do siegan busquen las matas grandes, crecidas, macollas que
llaman, y tengan las espigas gruesas y largas, y de buenas tier-
ras ; saquen el grano aparte para simiente. Hay muchas dife-
rencias de trigo, trechel ó rubion; hay blanco, candeal; hay
arisprieto, es casi trechel, y se hace en tierras gruesas, calien-
tes y no húmedas: el arisprieto quiere las mesmas; el candeal
ó blanco quiere tierras livianas, frias, húmedas y sombrías, y
asi es lo de raspado: el tremesino quiere sembrarse por Enero,
y en regiones frias, de muchas aguas y nieves. Hay dos espe-
cies de cebada, ladilla y franca, y se quiere sembrar en tierras
gruesas, sueltas y secas: hay otras dos avenas sin la montés;
siégase la blanca ó casera, y la negra como la cebada, y en
tierras gruesas el centeno se siembra ralo y temprano; si es para
alcacer mas espeso, quiere tierras algo calientes y ligeras; su
harin.i engorda mucho los bueyes, puercos, y á los que usan
comer su pan: siémbrase en. lodo, la cebada en polvo, el tri-
go en todo: las habas, lantejas, panizo, mijo, cebada y avena
quieren tierras gruesas, sueltas y bien labradas, son secas y
frias, y estragan, esquilman la tierra mas que otras: los gar-
banzos son calientes, poco húmedos, porque son salados: los
yeros, cáñamo, nabos, zanahorias, chirivias, ajos, rábanos y
cebollas son calientes y secas, no estragan tanto como las frías
y secas; el trigo es húmedo , templado y caliente; el que siem-
bra derrame la simiente igualmente, echando el pie derecho
con el brazo derecho; y si sembrasen todo como las habas seria
mejor, y no se perdería simiente.
Camikto. Dicen que en coger y recoger va el Agosto, no
será malo traer dello.
Justino. No sino muy bueno, y aun necesario. Las eras
han de estar cerca del pueblo, unas de otras apartadas, y en
lugares altos, secos, duros y rasos para el aire; y si trillasen
con bueyes, como solia toda España, y hoy en Extremadura
y otras partes, seria bueno pasadas dos horas poner encima del
trillo diez ó doce arrobas de peso, y trillarían mas y mejor
que con otro animal; seria la paja mas larga, blanda, sana, lo
que no es con otro animal.
( 277 )
Camileto. Dicen que en coger y recoger el pan esta todo.
Justino. Es asi, dénse grande priesa; la tardanza en todo
es peligrosa, leg. Mora ff. Soluto, porque si se moja no se
conserva la humedad, con el calor lo corrompe.
Camilsto. ¿Cuántos años se pueden conservar? »
Justino. En Campos y otras partes diez años y mas. Y
acontecia hallar los silos llenos de trigo de veinte años, y esto
con guerras que duraron en Castilla desde el Rey Rodrigo has-
ta la toma de Toledo, y valía una hanega de trigo dos mara-
vedís y medio, y un carnero cuatro, como dije: hoy con qui-
nientos años de paz vale un ducado y aun mas, y un carnero
casi dos, y un buey de Guadiana mas de veinte ducados. So-
lian ensilar el pan en silos porque cogian mucho: hoy como
arañan con millas, y todo se lo comen, en muchas partes lo
meten en unas camarillas por ser poco: en tanto grado es esta
necesidad, y falta de todo, que si pasan por Campos doscien-
tos soldados, no hallan que comer, y sustento cuatrocientos
años guerras como dije.
Camileto. Dijisteis que una muía ó macho come y gasta
por mas de doce personas, ¿cómo no hemos todos de perecer?
Justino. Apartóse España de lo que era justo, y los pasados
usaron mucho tiempo, y asi está como veis, leg.fin.íF. Lonstit*
Princijy., que era arar con bueyes, y servirse dellos, y es impo-
sible de toda imposibilidad que puedan volver aquellos dicho-
sos tiempos y barato de cosas sino tornando á labrar con bue-
yes , y criar sus ganados y caballos como solia, y guardará sus
riquezas y dineros, y no se los sacarán como lo sacan mas há
de doscientos años, trayéndole bastimentos como dije.
Camileto. Si me dais licencia querría preguntaros un ne-
gocio importante.
Justino. ¿Qué es ello?
Camileto. En la Andalucía y otras partes no se puede con-
servar el trigo ni guardar como en Campos: deseo saber si hay
algún remedio para ello. Allende desto hay un mal en España,
y es muy general, por donde creo que se pierde mas pan de
lo que se entiende, y es que en las heredades nacen unas ma-
las yerbas, retamas, mielgas, otras que llaman palmares y otros
coscojos, y otras muchas que aunque las rozan tornan á nacer,
y deben estragar y hacer daño.
- Justino. No se os acuerda que dije que había una parte de
la agricultura que llaman cultivar, que es quitar, arrancar,
matar las yerbas y lo demás que hace mal y perjuicio al pan , y
esas yerbas quitan la sustancia y estragan; y para destruirlas y
perderlas del todo es muy bueno en trillando rozarlas y cu-
brirlas con un montón de paja, de manera que ni el sol las ca-
liente , ni el agua las humedezca, y estén un año cubiertas, y
dos dias antes que las siembren pónganles fuego y quemarsehan
las raices, y sacarlas secas si araren hondo: la razón es porque
como el sol no las escalentó ni la agua las regó, que son las
causas eficientes y formales de la procreación, propagación y
producción de las plantas, no pudiendo conservarse, vienen á
secar y á morir por faltar el calor y humedad; que todo lo que
perecees por faltar estas dos cosas, mayormente que el fuego
las halla sin vida, y las quema y las hace ceniza. En la Anda-
lucía y en otra cualquier parte si quisiesen se podría conservar
el pan tanto tiempo como en Campos y en otras partes : no es
cosa nueva en sola España conservarse el pan, sino muy gene-
ral en todo el mundo, como lo conservó Josefo, gobernador
en Egipto por Faraón: y losflamencos,alemanes y otros hoy
lo conservan, y se podria dar otra orden que ni fuese tan em-
barazosa , y mas útil y provechosa.
Camileto. Por cierto, señor Justino, que todo lo que ha-
béis dicho se hace en Italia, Francia, Grecia y otras partes; y
entre turcos y moros se labra con bueyes, y todos viven des-
cansados y tienen lo que han menester, y quedo admirado có-
mo estos labradores no entienden su perdición, en todo van al
contrarío.
Justino. Ellos tienen su pago y crecerán sus daños hasta
que vuelvan á los bueyes, como está dicho.
Camileto. Lo que aquí resta es suplicar humildemente á
Dios nos perdone y alumbre con su gracia para que se haga y
ordene, mande y egecute lo que mas á su santo servicio con-
viene y al bien público de España, y no dejar un tan gran ne-
gocio al parecer y juicio de los labradores que hoy España tie-
ne , sino que los corregidores, gobernadores y magistrados tomen
la mano y vean cómo se labra, como se hizo en Roma cuando
se hizo la ley agraria. Y esto es lo que dijo Plínio que los Em-
peradores con sus manos proprias araban y no ponían menor
diHgencia en ello que en ordenar los egercitos. Ciro, Rey de
Persia, tenia trescientos mil pares de bueyes para arar, y cien
mil quinteros, y para las guerras sacaba destos los soldados. La
arte de agricultura se ha de tratar por gentes graves y de letras,
como dije, porque es gobierno del mundo, y sustento y reparo
del linage humano. Porque sin ellas las leyes, que son las ar-
mas, que son hermosura y decoro del imperio, y lo demás pe-
rece. JSl bien labrar no tiene precio. Dice Plutarco que un la-
brador labraba cuatro heredades, y dio una en casamiento á una
hija, y labró tres, y cogia tanto como de las cuatro trabajando
en ellas como en las cuatro; dio las tres y quedóse con una,
y cogía tanto en ella como en las cuatro, porque tanto trabaja-
ba en sola ella como en todas las cuatro, donde queda mani-
fiesto y claro que todo va en ahondar mucho la tierra, que
natura no falta ni jamas ha faltado.
Camikto. Asi me parece: ya es hora que os vais á reposar;
yo tengo de madrugar y tengo larga jomada: la merced que
me habéis hécho tengo en mucho. Nuestro Señor quede
con vos.
Justino. Y vaya con vos. Amen.

ADICION.
No basta reprender sin ensenar, dice nuestro autor, refi-
riéndose á Columela, fundando sin duda este principio en que
seria injusta cualquiera reprensión no habiendo dado antes re-
glas bastante ciertas é inteligibles para dirigirse. Por esta razón
se justifica el argumento de las adiciones anteriores de este tra-
tado , pues si en ellas nos propusimos reprender á los labrado-
res el poco interés que se han tomado en el estudio de la agri-
cultura fue á continuación de una obra general de esta ciencia,
que publicada hace tres siglos no deja disculpa á la ignorancia:
y pues en ella y sus adiciones se habla con toda estension de
las materias de agricultura que recopila Arrieta en este dialo-
go, trataremos en esta adición, siguiendo el objeto que nos
propusimos, de las diversas acepciones que tiene la agricultura,
y de la parte de su estudio que corresponde á cada uno de los
sugetos que á ella se dedican.
( 28o)
La agricultura, que no es otra cosa que saber aumentar,
mejorar y conservar las producciones de la naturaleza, puede
mirarse como ciencia, como arte y como oficio, y exige res-
pectivamente una estension de conocimientos particulares á
cada una de estas divisiones.
Aunque se considera' la agricultura como una parte de
la economía política, por ser el ramo de industria creador
de las primeras materias, prescindiremos por ahora de su acep-
ción económica, y concretándonos á la teoría del cultivo,
diremos que mirado su estudio como ciencia corresponde
solo á la gente grave y de letras como dice el autor opor-
tunamente, pues á ellos pertenece determinar las leyes con
que la naturaleza obra en la creación, sacando de su conoci-
miento y del de los vejetales reglasfijaspara aumentar ó me-
jorar la producción. A esta clase de sugetos puede solamente
darse el nombre de agricultores y honrar si sus tareas corres-
ponden al grande objeto á que se dedican con el título de sa-
bios. La botánica, la zoología, la veterinaria, la química, la
física, la meteorología y otras ciencias son las bases de la agri-
cultura, no pudiendo sin ellas dar reglasfijaspara la produc-
ción y conservación de los frutos, sustento de los animales, co-
nocimiento y abono de los terrenos y demás partes que com-
prende la economía rural.
La agricultura, como arte, no es mas que la aplicacian de
las reglas deducidas de los principios de la ciencia recibidos por
comunicación y por el estudio de los mejores agricultores. De-
ben considerarse en esta clase todos los labradores. A ellos cor-
responde poner en práctica los métodos mas ventajosos, apli-
cando las reglas agronómicas á sus localidades particulares, y ha-
ciendo siempre primero ensayos en pequeño antes de egecutar
en grande cualquier género nuevo de labranza. Con esta clase
de individuos hemos hablado particularmente en las adiciones
anteriores por ser la mas atrasada, y á ella recomendamos de
nuevo el estudio de la agricxiltura. De nada sirve que la cien-
cia haga progresos si el arte no sabe aplicarlos oportunamente.
Desde que la observación de las producciones de la naturaleza
y medios que se practicaron para conseguirlas elevaron la agri-
cultura al estado de ciencia, no han faltado sugetos que se de-
dicasen á ilustrarla, y la España mas que ninguna otra nación,
tiene motivos de gloriarse de haber producido en todas épocas
hombres célebres, cuyas obras apenas se encuentran en los ho-
gares del labrador. El romano Columela, hijo de la antigua
Melaría junto á Cádiz, el árabe sevillano Abu-Zacatia y el
estremeño Herrera tienen pocos ó ningún estrangero que Ies
compita en originalidad, y no obstante vemos con sentimiento
que ni la tuerza de su doctrina, ni el tiempo que ha trascur-
rido desde que se publicaron sus obras han sido suficientes pa-
ra desterrar las preocupaciones y abusos de una parte del esta-
do, de cuya ilustración pende su prosperidad.
Sofoquen pues los labradores los sentimientos con que los
ciega el amor propio: abran sus ojos á la ilustración en una
época en que todo parece serles favorable, y convénzanse de
que abandonando la servil imitación de sus pasados, deben bus-
car en la esperiencia y en la razón ilustrada la causa de todas
sus operaciones.
Las sociedades económicas, estas beneméritas corporaciones
cuyos individuos sacrifican su tiempo, su estudio y sus intere-
ses en favor de la patria, ilustrando y protejiendo la industria
sin mas recompensa que la consideración publica á que se han
hecho siempre acreedores, ofrecen continuamente al labrador
medios para su ilustración, ya convidándoles á participar en
su seno de las noticias que adquieren, ya comunicándoles las
mas útiles por medio de sus escritos.
Las cátedras de agricultura establecidas por el Gobierno
bajo los auspicios de estas sociedades pudieran ser de una uti-
lidad incalculable si un numeroso concurso de labradores saca-
se de aquellas fuentes de erudición la necesaria para dirigir con
acierto sus operaciones.
A proporción que se estiendan los conocimientos del la-
brador serán mas acertadas y menos trabajosas las operaciones
del jornalero, que es propiamente el que egerce la agricultura
como oficio. Seria escusado indicar á estos un plan de instruc-
ción , pues siendo demasiado limitada la esfera de sus conoci-
mientos por una parte, y viéndose por otra precisados á ganar
su sustento desde la niñez no pueden instruirse sino por medio
de los conocimientos que les comunique prácticamente el la-
brador.
Es tan interesante la división de las tres clases que hemos
TOMO I V . NN
( 282 )
indicado, que su confusión ha originado y causa en el dia el
desprecio , digámoslo asi, de la ciencia agrícola. El químico , el
botánico, el mineralogista, cuyos conocimientos serian nulos si
no se aplicasen á la medicina, á las artes y la agricultura, han
preferido dedicarlos á aquellos ramos, como si la ciencia, que
tiene por objeto la producción de los frutos con que el hom-
bre se alimenta, fuese menos noble que las que modifican es-
tas producciones, haciéndolas servir para el alivio de sus do-
lencias y para su comodidad: y asi nada aventuraremos en
presentar como singulares entre los naturalistas españoles á La-
gasca y Clemente, que con tanta razón se han adquirido el
aplauso y reconocimiento publico, y cuya memoria durará
tanto como las barrillas, las vides y los trigos.
Abandonada á los labradores la teoría del cultivo han creí-
do estos poseerla esclusivamente, se ha confundido la ciencia
con el arte, la práctica ha suplido al sistema ordenado que de-
bería enseñar á conocer y cultivar los terrenos, según las apli-
caciones que se les diese, yfinalmentedesconociendo los labra-
dores su ignorancia han despreciado las obras y consejos de los
sabios, fp'% : ,: .. •.•; - i - nfia
Ha llegado porfinel dia en que se generaliza el estudio de
la agricultura; en que se conoce ser muy poco lo que de ella
saben nuestros labradores respecto á los adelantamientos hechos
en esta ciencia, y en quefinalmentese hace una justa división
entre las obras que debe estudiar el que quiera poseerla esten-
samente, y las que no con menos mérito se dirigen á ilustrar al
labrador, presentándole en un lenguage sencillo, y con demos-
traciones á su alcance, los principios en que debe fundar sus
operaciones. La química agrícola de Dávi; los principios razo-
nados de agricultura deTaher, y el ensayo de Trautmann, aque-
llos traducidos al francés y este, que lo estará muy pronto, en
castellano, pueden servir de guia á los que quieran aplicar las
ciencias naturales á la agricultura, asi como las célebres obras de
Golumela, Herrera , Rozier, Arias y Boutelou pueden serlo
para los que se dediquen á aprender la ciencia del cultivo.
Creo sean suficientes las razones que hemos espuesto para
convencer á los labradores de lo indispensable que les es poseer
los principios de agricultura, de cuya mejor aplicación depem
de el aumento de su riqueza, seguros de que entre una infini-
.083)
dad de causas que pueden influir en la decadencia de la agri-
cultura de un pais, es la mas poderosa la falta de instrucción
de que hemos hablado, sin hacer mención de otras, tanto por
no ser oportuna en este lugar, cuanto porque son dichosos los
que no pudiendo remediarlas las ignoren, y mucho mas los ze-
losos amantes de la patria, cuyo poder y autoridad se dedica
á removerlas. JE.
(^5)
INDICE GENERAL

DE E S T A OBRA.

i y .V..:ri')
E L N U M E R O ROMANO D E N O T A E L T O M O , E L A R A B I G O L A P A G I N A .

A B E D U L , árbol que se encuentra en los parages frios y hú-


medos de nuestra península: 11, 427.
A B E D U L I L L O Ó C A R P E , árbol muy útil en los jardines: ur
42,8.
A B E J A S , cuáles son sus enemigos: n i , 270. Pastos que les
convienen, 271. Alimentos que deben dárseles, 27^. Cómo
se han de haber las abejas, 278. Errores de los antiguos res-
pecto á su generación, 281. Método para hallar las abejas es-
carriadas, 280. Especies de abejas domésticas, 292. Descrip-
ción de las abejas trabajadoras, 293. Enfermededes de las abe-
jas, 297 y 302. Método de cuidarlas durante todo el año, 308.
Su trabajo fuera de la colmena, 315. Del que hacen dentro
de ella, 317.
A B E T O S : 11, 40.6.
ABONOS: I , 26. Cuan importantes son para la agricultura,
40. Abonos animales, vegetales, salinos, térreos y mixtos, 42.
A B O R T O , en las yeguas: 111, 622.
A B R I D O R , variedad de pérsico: u , 209.
A C A C I A : n, 429.
ACEBO: I I , 432.
ACEITE de olivas: 11, 331 y 340. Sus propiedades, 363.
A C E I T E EMPIREUMATICO del trigo: 1, 116.
A C E I T E D E L A D R I L L O S ó defilósofos:11, 369.
A C E I T U N A S , adobos que las convienen: 11, 341, Sus pro-
piedades, 363.
A C E L G A S : I I I , ^3. Sus variedades, 54•
A C E R Ó MOSCÓN : 11, 434.
ACETIFICACIÓN del vino, ó su conversión en vinagre: 1, 517.
A C I M O pan, que es: 1, 118.
A C O D O , que es: n, 34.
( 2S6 )
AFTAS, enfermedad de los bueyes: n i , $76.
A G R A Z , modo de conservarle: 1, 504.
A G R I A Z , véase Cinamomo: 11, 371.
A G U A , de los tiempos y maneras de sacarla ó hallarla, y
la señal de buen agua ó mala: 111, 13.
A I R E (de algunas advertencias para bien juzgar la mu-
danza de él): i v , 145.
A I Z O O N canariense'. P A T A Ó P A T I L L A E N C A N A R I A S , una
de las plantas que se queman para hacer barrilla: 1, 299. Aizoon
hisfanicum, gazula, gasul y gazul, quemándola da sosa, 300.
A J E N J O S : I I I , 51.
A J O S : I I I , 44.
ALABANCOS, véase Anades: 111, 333.
A L A D A , vid: 1, 326.
ALADIERNA ó A L A T E R N O , arbusto: 11, 435.
ALAMEDAS Y PASEOS, de su formación y conservación:
ALAMOS BLANCOS: I I , 141. Sus variedades, 146. Sus pro-
piedades, 147.
A L A M O S N E G R O S : I I , 149. Sus variedades, 151. Recolec-
ción de su semilla, y modo de sembrarla, 154. Propiedades de
estos álamos ,159.
A L A T E R N O , arbusto, llamado también aladierna por el vul-
go: 11, 435.
A L A Z O R , su descripción: 1, 202. Su cultivo, cosecha y
usos, 203.
A L B A R I Z A ó A L B E R O , viñedo: 1, 330.
A L B E R C H I G O S ó A L B A R C O Q U E S : I I , 126. Sus variedades,
127. Sus propiedades, 129.
A L B E R J A S Ó A L B E R J A N A S , su cultivo y propiedades: ti 173.
Sus utilidades en los prados artificiales: 1 v, 69.
A L B E R O ó ALBARizo, v i ñ e d o M , 330.
A L B I L L A , vid: 1, 327.
ALBILLAS, uvas: 1, 315 y 320.
ALCAPARRAS: I I I , ^5. Observaciones sobre su fruto, 57.
A L C A R A V E A , su cultivo: i , 176. Sus propiedades, 177.
ALCORNOQUES: 11, 223.
ALERCE: I I , 407. ,811 <i wff> «neq omoh
A L E R C O S Ó CEDROS D E L Í B A N O : I I , 407.
( 287 )
ALFALFA : III , 108. Sus utilidades para prados artificiales;
i v , 68.
ALFALFA ARBORESCENSE : i v , 69.
ALFÓNSIGO, alhócigo ó árbol de los pistachos: 11, 436.
ALFORJÓN, trigo negro ó sarracénico, su cultivo: 1, 222.
Sus usos, 223.
ALGAS , plantas que se emplean en adulterar la barrilla:
1, 303- : / . •
ALGARROBAS, SU cultivo y propiedades: 1, 173.
ALGARROBOS: I I , 131. Sus propiedades, 135.
ALGAZUL, planta que tiene uso en la fabricación del ja-
bón: 1, 295.
ALGODÓN (cultivo y cosecha de él) principalmente en Mo-
tril: n i , 186.
ALGODONERO, sus especies: n i , 194. Terreno y atmósfera
que le conviene, 20*2. Preparación del terreno, 204. Elección
y preparación de la semilla, 205. Su siembra, 206. Su ger-
minación y cultivo en el primer año, 208. Su cultivo en el
segundo año y siguientes, 211. Su cultivo forzado, 213. Sus
enfermedades y enemigos, 214. Su cosecha,, 218. Modo de se-
parar el algodón de su pepita, 220. Su almacenage, 221. Sus
gastos y utilidades, 222. Sus espensas, 223.
ALHÓCIGO Ó ÁRBOL DE LOS PISTACHOS: I I , 436.
ALHOLIS Ó TROJES (de los): 1, 107.
ALHOLVA, sus utilidades en prados artificiales: i v , 70.
ALIANTO: 11, 435-
ALIGUSTRE: 11, 438.
ALISO : 11, 427.
ALMACIGA (qué tal ha de ser el suelo para é l ) 11, 357.
ALMENDROS: 11, 105. Sus variedades, 112. Propiedades
de su fruto, 117.
ALMEZ : 11, 439. j .
ALMIDÓN, sus propiedades y usos económicos: 1, 117.
Modo de estraerlo, 120. Plantas que le contienen con un prin-
cipio amargo, acre y cáustico, 121. Con uno dulce y mucila-
ginoso, 123.
ALMORTAS, SU cultivo: 1, 1.72. Sus utilidades en prados
artificiales.: i v , 70.
ALMUÉRDAGO, á que se da este nombre: 111, 43^.
( 288 )
ALPECHÍN : n , 346.
ALPISTE, SU cultivo y usos: í, 211.
ALTRAMUCES, SU cultivo: 1, 160. Modo de comerlos, 161.
Sus propiedades, 162.
ALUVIAS : 111, 243.
ALUMINA ó ARCILLA (separación de l a ) : 1, 13.
AMARILLA, enfermedad de los corderos: 111, 465.
AMIRIS, árbol indígeno de Chile y connaturalizado en
nuestros jardines: i i \ 439.
ANADES, modo de criarlas: m , 326. Sus especies, 333.
Alimentos que las convienen, 336.
ANÍS , su cultivo: 1, 174. Sus propiedades, 177.
ANSARES, cria de ellos: m , 323. Modo de conservar su
carne cecinada, 331.
ANTENAS, enfermedad en las de las abejas: m , 333.
APIO: I I I , 48.
ARAGONÉS, casta de uvas: 1, 319 y 324.
ARAR: I , 28. Utilidades que resultan de arar bien, 36.
Arar y cavar las viñas, tiempo y manera de hacerlo, 429.
ARBOLADO, de la situación y esposicion que conviene
para él: 11, 10. Reflexiones sobre su decadencia, 216.
ARBOLEDA , sitios para ella: 11, 8.
ARBOLES, algunas generalidades de ellos: 11, 1. En qué
tierras y sitios se crian bien, 3. Diferencia que debe establecer-
se entre los árboles de monte ó silvestres, y los frutales ó cul-
tivados, 6. De la producción de sus raices, 12. De la calidad
de las aguas para su riego , 13. Manera de ponerlos, 16. Tiem-
po de ponerlos, 27. Su multiplicación por estaca y rama des-
gajada , 38. De cómo han de hacer los hoyos para poner y tras-
ponerlos, y en qué tiempo, 42. De las maneras que se han de
plantar los árboles, 46. De los que provienen de semillas flacas
y menudas,.69. Sobre hender las raices dé los árboles viejos,
72. Sobre desjarretar por abajo los árboles nuevos después de
trasplantados, y de la renovación de los viejos, enfermos y de-
licados por medio de la misma operación, 73. De la poda de
los árboles, 75. Del medio económico de regar los árboles, po-
niendo en la tierra tejas y cuernos que acerquen el agua á las
raices, 81. Del modo de remediar á un árbol cuando se des-
gaja ó se abre, 82.
089)
ARCILLA , común: i , 10. Modo de separarla. 13.
ARENA: I , I I .
ARCO IRIS: IV, 140.
ARESTÍN, enfermedad de los caballos que ocasiona la vi-
ruela de las vacas: m , 565.
ARGAN, árbol que abunda en las selvas de Africa: n , 439.
ARISPRIETO, trigo, tierras que le convienen: 1, 65.
ARMUELLE, orzaga (plantas que tienen uso en la fabrica-
ción del ¡abon), A r t r i f kx Halimus L . : 1, 291. Armuelle sa-
yón, Artriplex jportulacoides L . : 1, 293. Armuelle saladilla,
A r t ripiex glauca L . , 294.
ARRAYANES: I I , 136. Sus virtudes, 140.
ARREJACAR Ó ARREJAR, cuándo se ha de dar esta la-
bor: 1, 98.
ARROZ, SU descripción: 1, 189. Clase de tierra y abonos
que le convienen, 189. Su cultivo, 190. Su recolección, 193.
Usos de su paja, 193. Modo de blanquearlo y limpiarlo, 193.
Sus calidades, 195. Sus usos, 196.
ATELABO COBRIZO , enemigo de la vid: 1, 422. Atelabo
carmesí, 423. Atelabo verde, cuquillo, escarabajito enemigo
de la vid, 424. . í
AULAGA {Ulex europaeus*)f sus utilidades en prados arti-
ficiales: IV, 7O. .i ; ,
AVELLANOS: I I , I I9.,SUS variedades, 122. Propiedades de
su fruto ,125. , -
AVENA, SU cultivo: I , 132. Diferentes especies de ella,
134. Utilidades de su cultivo, 135. Sus propiedades, 136.
Avena hrevis Lin. Corta strigosa Lin. Muy áspera, 137. H i r -
lula Lag. erizada sterilis. Ballueca cugula, 138. Flavtscens
Lin.,que amarillea, 141. Cavanillesi Lag. De Gavanilles, 142.
Utilidades de las avenas para prados artificiales : i v , 65.
AZAFRÁN, SU descripción y especies: 1, 198. Su cultivo,
199. Enfermedades que padecen sus cebollas, 199. De su-cose-
cha, 200. De sus propiedades, 202.
AZAFRÁN ROMI , véase Alazor: 1, 202..
AZAMBOOS : 11, 299. Sus propiedades, 310. &
ACEDERAS: I I I , 227.
ACEBUCHES: véase olivas: 11, 331.
ACEROLAS: I I , 417. - ... i
TOMO i v . 00
(290)
AZÚCAR PE UVA, SU descubrimiento y modo de hacer-
le: 1, 479.
AZUF-EIFOS: 11, 129»

BACHOCAS: IÍI, 243.


BACHOQUETAS: 111, 243.
BAJOGAS : 111, 243.
BARBADOS» qué son: 11, 34.
BARRILLA, de su cultivo y aprovechamiento: 1, 228. De
la barrilla fina ,229. Sus nombres, sinonimia y descripción ,232.
Sus sitios nativos y nombres vulgares, 234. Su cultivo, 235.
Sus enfermedades, 242. Su elaboración, 243. De las mezclas y
fraudes que se cometen en ella, 250.
BARRILLA BORDE: salsola kali* Sus nombres vulgares, ha-
ngares nativos y cultivo: 1,. 259. Sus usos, 260.
BARRILLA CARAMBILLO, salsola vermiculata: 1, 261. Sus
nombres vulgares, 2^3. Sus usos, 264.
BARRILLA ESCOBILLOSA: salsola tamariscifolia. Su lugar
nativo y usos: 1, 270.
BARRILLA PINCHUDA : salsola tragus: 1, 260. Lugares na-
tivos ^nombres vulgares y usos de ella, 26lv
BARRILLA SALADA: salsola crüotdes: 1, 265. Su descrip-
ción y nombres vulgares, 266.
BARRILLA SISALLO: salsola ^rostrata: 1, 264. Su lugar
nativo, nombres vulgares y usos, 26$.
BARRILLA TAMOJO : salsola articulata: 1, 266. Sus nom-
bres vulgares y sitio natal, 267. Sus usos económicos, 268.
BARRILLA ZAGUA : salsola opjpositifolia M , 268. Sus nom-
bres vulgares, lugar nativo y usos económicos, 269.
BASQUILLA, enfermedad de las ovejas: m , 464.
BATATAS: m , 229. Sus variedades, 230.
BECERROS : m , 543.
BELLOTAS, sus propiedades: 11, 224.
BERENJENAS: I I I , 155. Sus variedades, 159. Sus propie-
dades, 185.
BERZA SILVESTRE y sus variedades: 111, 71.
BERRUGUERA (de la yerba) : 1, 301.
BlGNONIA C A T A L P A : I I , 4 4 I .
(291)
BODEGAS, cuántas especies hay de ellas: 1, 465.001110
han de ser, 466.
Boj AS , á que dan este no mbre los cosecheros de seda: i v , 2 3.
,1 BOJES ó BUJOS : n , 160. Sus propiedades, 162.
BOQUERA, enfermedad del ganado lanar: m , 459.
BORRAJAS: n i , 59-
BRETONES: n i , 71.
BRIZA MEDIANA { B r i z a media) y gramínea útil para pra-
dos artificiales: i v , 65.
BROGULI: n i , 71.
BUEYES, modo de uncirlos: i , 43. Sin cuernos: n i , 529.
Comunes, y modo de engordarlos, 545.

CABALLOS, causa de su decadencia en España: 111, 579.


Precio exorbitante de los caballos españoles en Francia, 585.
Modo de fomentar su cria ,585. Por qué cuestan ahora mas ba-
ratos que costarán en lo sucesivo los caballos normandos, 5*87.
Consideraciones sobre las diferentes razas de caballos, 589. Ca-
racteres de los caballos del sur y de los del norte, 589. Caballos
árabes, 590. Berberiscos, persas y turcos, 592. Españoles, 593.
No fueron los árabes los que introdujeron en Andalucía las ra-
zas de caballos que hay en ella, 594. Caballos limosines é in-
gleses, 595. Daneses y normandos, 597. Efectos de cruzar las
razas de los caballos y reglas para mejorar las razas naturales, 599.
Reflexiones sobre los caballos de Andalucía, 600. Modo de es-
tablecer los caballos de tiro, y reglas que han de tenerse siem-
pre que se trate de cruzar las razas con cualquiera mira que
sea, 603. Castas de caballos de tiro que pueden establecerse en
España, 604. Sobre el influjo de los caballos en su progeni-
tura, y de los caballos padres, 605. Idea que tenian los ára-
bes españoles de la bondad de los caballos, 606. Caballos pa-
dres de tiro, 608. Idem de concejo, 609. Modo de cuidar á
los caballos padres, 611. Numero de yeguas que deben apli-
carse á cada uno de ellos, 614.
CABRAHIGOS é HIGUERAS: I I , 244.
CABRAS: I I I , 354 y 360. Sus enfermedades, 361 y 365.
CABRITOS: III , 367.
CAL : I , 11. Su separación, 13.
(292)
CALABAZAS : m , 74. Sus especies, 77.
CALENTURA continua de las palomas: 111, 48^.
CANARIOS (de su cria): i v , 9. Sus enfermedades, 16.
CANDEAL Ó blanco (trigo), tierras que le convienen: 1,
65. Candeal lampiño, 77. Velloso, 81.
CANES: m , 343- Rabia, enfermedad que suelen padecer,
350. Sarna, 352. Moquillo, 353.
CAÑA COMÚN: I I I , 233.
CÁÑAMO, de su cultivo: 1, 18$. Modo de prepararlo, 187.
CAÑAMONES, sus usos: í , 187. Sus propiedades medicina-
les, 188.
CAÑUELAS Ó FESTUCAS,-F^W^ ovina, gramínea útil para
prados artificiales: i v , 66.
CAPRIFICACION Ó cabrahigacion ( q u é es): i r , 256.
CARDOS: 111, 61.
CARPE Ó Abedulillo: 11, 428.
CARRASCA: I I , 220.
CASTAÑOS: I I , 171. Sus variedades, 176. Castaños de In-
dias, 182. Propiedades de los castaños, 184.
CASTELLANO BLANCO, casta de uvas: 1, 318 y 323. Idem
prieto, 323.
CASTRACIÓN de los corderos: m , 429 y 441. De los puer-
cos y puercas, ^19. De los becerros, 546. De los potros, 639.
CASTRAR LAS COLMENAS: I I I , 312. Necesidad de castrar-
las, y del tiempo en que se ha de hacer, 318. Conocimientos
necesarios para castrarlas, y modo de castrar las colmenas sin
alzas, 319. Del castrar las colmenas con, muchas alzas, 320.
CATALPA : 11, 441.
CATARRO Ó MOQUILLO , enfermedad de las gallinas: 111,400.
CEBADA , tierras que le convienen: 1, 67. Sus especies,
91. Ramosa y desnuda, 91. Sus propiedades, 126. Especies
de cebada mejores para prados: i v , 65.
CEBOLLAS: n i , 79. Sus especies, 81,
CENORIAS Y CHIRIVIAS: I I I , 82.
CENTENO, tierras que le convienen: 1, 69. Sus especies,
91. Sus propiedades, 128. Su utilidad para prados: i v , 66.
CERA ALEDA, qué es: m , 315. De donde recogen las
abejas la cera, 316.
CERA, modo de estraerla y limpiarla: 111, 322. '
( 293 )
•' CEREZOS Y GUINDOS: I I I , 162. Sus variedades, 167. Sus
propiedades, 171.
CERRADURAS (de las maneras de las): 111, 7.
CERRAR los sembrados (modo de): 1, 96.
CHAMBERGA , enfermedad de las ovejas: 111, 464.
CHAMORRO COMÚN, LAMPIÑO Ó LEGITIMO, casta de trigo:
j , 75. Chamorro velloso, 77.
CHAPADO ó CHAPADO LAMPIÑO , casta de trigo: 1, 86.
CHARMILLA, véase Abedulillo: 11, 428.
CHIRIMOYA , áibol indígeno de la América meridional, y
que se cria en algunos parages de España, principalmente en
Valencia, Orihuela y Málaga: 11, 442.
CHIRIVIAS: I I I , 82.
CHOTACABRAS, ave nocturna, que se cree mama á las ca-
bras: n i , 365.
CHUFAS: IIIS 234^
CICERCHA, lo mismo que almortas; su cultivo: 1, 172,,
CIDROS: 11, 299. Sus propiedades, 310.
: CIFUENTES, casta de uvas: 1, 322.
CIGUENTE , casta de uvas: 1, 316 y 322.
CINAMOMO: 11, 371.
CJSOSVROS: Cynosttrus cristatus} gramínea ütil para pra-
dos artificiales: i v , 66.
CIPRESES: 11, 198. S'LIS diferentes especies, 201. Sus vir-
tudes, 204.
CIRUELOS Y ENDRINOS: 11, 185. Sus variedades, 191. Pro-
piedades de su fruto, 197.
CÍTISO Ó CODESO de los Alpes ó falso ébano: 11, 444.
COCHES, inftujo que han tenido en el fomento de la cria
del ganado mular: n i , 582. •
COCOMBROS Y PEPINOS: I I I , 85.
COLES : 111, 65.
COLIFLOR: I I I , 71.
COLMENAS, qué tal ha de ser el asiento para ellas: 111,
267. Modo de hacer cobertizos á fin de defenderlas de la in-
temperie, 269. Modo de cerciorarse si tienen ó no provisio-
nes, 274. Qué tales son y han de ser las colmenas, 276. Cual
es el calor interior de una colmena, 282. Cuáles son las bue-
nas ó malas colmenas, y de qué lugar han de ser las que se
094)
compren, 292. Señales para conocer las buenas Colmenas y de
su trasporte, 296. Modo de castrarlas y escarzarlas, 312. Tra-
bajo de las abejas dentro de ellas, 317. Necesidad de castrar
las colmenas, y del tiempo en que se han de castrar, 318. Co-
nocimientos necesarios para castrarla?, 319. Modo de castrar
las colmenas sin alzas, 319. Del castrar las colmenas con mu-
chas alzas, 320.
COLMENERO, de su oficio: m , 305. Método que debe ob-
servar para gobernar bien las abejas en todo el año: m , 308.
COMALIA, enfermedad de las ovejas: m , 459.
ti COMINOS, su cultivo: 1, 171. Sus propiedades, 177.
CONEJOS, SUS variedades: 111, 652. Conejar, 653. A l i -
mentos y preñez de las conejas, 654. Sus enfermedades, 6$$.
CORDEROS, SU destete: m , 428. Cuándo y cómo debe
castrárseles, 429.
COSCOJA {Quercus coccifera, L i n . ) : 11, 220.
Cowpox, viruela de las vacas: m , 563.
CRIA DE CABALLOS: I I I , 579. Modo de fomentarla, 58^.
CRONOLOGÍA y reportorio de la razón de los tiempos:
i v , 14^.
CUCHARETA Ó CHAPADO VELLOSO, casta de trigo: 1, 86.
CUCHARILLA, enfermedad de los corderos: 111, 465.
CULANTRO: m , 89.
CURSOS , en las gallinas: 111, 398.

DATILERAS, casta de uvas: 1, 318.


DÁTILES, véase Palmas : n , 372.
DESEMBOJAR, á qué dan este nombre los cosecheros de
seda: i v , 24.
DESTETE de los corderos: itt\ 428. De los potros, 636.
DISENTERIA, enfermedad de las abejas: 111, 302.
DORMIDAS ó mudas de los gusanos de seda: i v , 18.
, DRAGO, árbol originario de la India oriental, se cria con
abundancia en nuestras islas Canarias, y aun lo hay en la pe-
nínsula: 11, 445.
DURAZNOS, véase pérsicos: 11, 204.
DURILLO , arbusto que tiene uso en la jardinería: 11,
446.
( 295 )
EBANO (falso): u , 444.
EMBOJADURA, véase Gusanos de seda: i v , 23.
i EMPOLLADURAS ARTIFICIALES: III , 393.
ENCINA COMÚN (Quercus ilíex de L i n . ) : 11, 219. Encina
rebollo {Quercus cerris de L i n , ) , 220. Encina.de hojas alme-
nadas, encina negra*, roja y blanca, 221. Propiedades de las
encinas y bellotas, 224.
ENCINARES: I I , 214.
ENDRINOS, véase Ciruelos-. i i , 185.
• ENEBROS: 11^311. Sus diferentes especies y variedades,
313. Enebros sabinas, 314. Propiedades de los. enebros, 316*
ENFERMEDADES DE LOS GARBANZOS: I , 149.
ENFERMEDADES DE LAS ABEJAS: I I I , 297. Enfermedades
de los perros, 350. De las cabras, 361. De las gallinas, 395.
Del ganado lanar, 443. De las palomas, 485. Dé los puercos,
514. D d ganado vacuno, 5^0. De los potros, 650. De los
ruiseñores: i v , 8. De los canarios, jó. De los gusanos de
seda, 27.
ENFLAQUECIMIENTO, por cantar, enfermedad de los rui-
señores , cómo se cura: i v , 8.
ENJAMBRAR ^de las señales del) , y de los avisos que han
de tener para coger los enjambres: i i i , 283.
ENJAMBRES , qué son cuando principian á s a l i r : m , 289.
ENJERIR (de los tiempos y maneras de): 11, 82. Circuns-
tancias que deben concurrir para que prendan los injertos, 96.
De los diversos modos y tiempos de enjerir, 99.. Injerto de
púa, IOI. De corona, 102.'De escudete, 103. De la altura
4 qüe deben colocarse los injertos, 105. .. -
EMPIREUMÁTICO, aceite: 1, 116; n , 369.
ENTEQUEZ , enfermedad de las ovejas: 111, 460.
EPIZOÓTICAS , enfermedades, consideraciones generales so-
bre ellas: m , 567.
ERA, modo de aparejarla: 1, loo.
ES'CANDA lampiña ó grande, ó mayor sin pelo, casta de
trigo, escanda mocha y vellosa: 1, 74. Escena pequeña, ve-
llosa y melíiza, ó de dos carreras, 73. Escaña mazorral, 74.
ESCAÑA pequeña ó menor lampiña, casta de trigo: 1, 72.
ESCARABAJO DE-LA VID: I , 427. Escarabajo grande de las
hortalizas, 428.
ESCARABAJUELO ó ATELABo COBRIZO, gorgojillo enemigo
de la vid: i , 422.
ESCARCHADA: Mesembryanthemum crystdUnum, Lin.: r,
297.
ESCARDAR lo sembrado (del tiempo y modo de): 1, 92.
ESCAROLAS: m , 101.
ESCARZAR y castrar las colmenas: 111, 312.
ESGURU : Solicornia neei, planta cuyas cenizas se usan para
hacer jabón y barrilla : 1, 281.
ESPARCILLA de sembrados [Sjtergulü arvensis*) t útil para
prados : i v , 72.
ESPÁRRAGOS: I I I , 236.
ESPINACAS: I I I , 238.
ESTACA Ó PLANTÓN , á que llaman asi los arbolistas: 11, 34. *
ESTIÉRCOL (del): m , 25.
ESTRELLAS Y LUNA , su pretendido influjo en la vejeta-
cion: 1, 58; y i v , 88.

FACOL: I I I , 243.
FANFARRÓN LAMPIÑO , casta de trigo: 1, 84. Fanfarrón ve-
lloso, 87.
FARRO: 1, ^ 2 ^ r^JÍÍ-ci obneiiD no?, h u p , ?¿Lmi'-i
FESTUCAS Ó CAÍHJELAS, Festuca ovina, gramínea útil para
prados artificiales: i v , 66.
FRESONES: I I I , 240.
FRESAS: I I I , 240. Sus variedades, 241.
FREXNOS: 11, 225. Sus variedades, 227. Sus propieda-
des, 230. •\ - ¿ ; r . ) : . . •
FRÍO (señales de) y de hielo: i v , 166.
FRIXOL: I I I , 243.
• r .^di tiii:2í4b^id
.001 t i :jíivr:i¡'c: , > o hora t A^H.
GALLINAS: m , 368. Sus variedades, 369. Qué tales han
de ser, 379. Epocas en que no ponen, y del mantenimiento
que han de tener para ser muy ponederas, 381, Modo de
darles la comida, 384. Sobre el criar gallinas con gusanos, 385.
Requisitos que han de tener para sacar pollos, 386. Enfeme-
dades de las gallinas, 395 y 398. Modo de engordarlas, 240.
, ' ( 2 9 7 ) ^
GALLINERÍA (que tai ha de ser el lugar para hacerla), y
cómo se ha de hacer: m , 371.
GALLINERO , cómo debe de ser : 111, 376.
GALLO, qué tal de ser: m , 377. Las calidades de uno
bueno, 378.
GANADOS (cómo han de pacer los sembrados): 1, 95.
GANSOS, véase Ansares: m , 328.
GARBANZOS, si dañan á la tierra: 1, 142. Tierras que les
convienen, 143. Modo de sembrarlos, 144. Modo de ablandar
ios que son duros para comerlos, 149. Sus propiedades, 150.
GAVILLAS de sarmientos, inconvenientes que hay en haci-
narlas en los corrales: rií, 375.
G AZUL A, véase Aizoon hisjpanicum: 1, 300.
GLOSANTRAX ó pústula maligna en la lengua de los bue-
yes: 111,575 . . t ,
GORGOJO del trigo: 1 , m . Gorgojo de la vid , 420.
GOTA, enfermedad de las gallinas: 111, 400. De los pavos,
497. De los ruiseñores: i v , 8.
GRAMA DE PLOK , Anthozanthum odoratum, gramínea útil
para prados artificiales: i v , 67.
GRAMÍNEAS mas útiles para los prados artificiales: i v , 65.
GRANADOS: i r , 231. Sus especies, 239. De su plantación
y conservación en los setos ó cierros vivos, 242. Propiedades
de susfloresy fruto, 243.
GRANEROS ó cámaras: 1, 110.
GRANO , propiedades del grano entero, solo y preparado:
I , 115. Grano enfermo de sus propiedades y preparaciones, 116.
GRANOS, modo de conservarlos: 1, 110.
GREDA : 1, 10.
GROSELLERO: I I , 446. 1
GUALDA, su cultivo: 1, 221.
GUAYABA, árbol originario de la América meridional:
I I , 447.
GUAY ACANA! TI, 448.
GUINDOS: I I , 166.
GUISANTES, SU cultivo: r, 212. Sus usos, 214. Sus utili-
dades en prados artificiales: i v , 71^
GUSANO DE HARINA (Tenebrio moU'tor L i n . ) , propio pam
servir de cebo en la caza de los ruiseñores: i v , 7.
TOMO I V . PP
( 298 )
GUSANOS , sobre el método de criar y engordar á las galli-
uas con ellos: m , 385.
GUSANOS DE SEDA, SU historia natural: i v , 18. Sus varie-
dades y habitación que les conviene, 19. Elección de la simien-
te y modo de avivarla, 20. Modo de cuidar los gusanos desde
que nacen hasta su primera muda ó dormida, 21. Desde el fin
de la primera hasta el de la tercera, 22 , y desde esta hasta que
hilan, 23. Del desembojar y modo de ahogar los capullos, 24.
Recolección de la semilla, 25. Su conservación, 26. Enferme-
dades de los gusanos de seda, 27. Sobre el hilado de la
seda, 31.

HABAS , de cuántas maneras las hay, tierras que les con-


vienen y tiempo de su sementera : 1, 152. Modo, de precaver-
los estragos de los insectos que las atacan y sus enfermedades,
156. Sus propiedades, 157. Su cultivo como forrage : i v , 71.
HABAS BLANCAS: I I I , 243.
HABICHUELAS: I I I , 243.
HARINA ,su análisis y propiedades: 1, 116.
HAYA COMÚN: I I , 449. Véase Encinas.
HEBEN, casta de uvas: 1, 322.
HELADURA, enfermedad de los pavos: 111, 497.
HENO, modo de conservarlo: i v , 54.
HERRARLOS POTROS: I I I , 646. Sobre la antigüedad del
arte de herrar, 647.
HERRIAL, casta de uvas : 1, 319.
HIDROFOBIA, véase rabia: 111, 350.
HIDROPESÍA, enfermedad de las gallinas: m , 400. Délos
canarios: i v , 17. De los gusanos de seda: i v , 29.
HIELO (señales de): i v , 166.
HIGOS CHUMBOS ó de pala: 1, 227. Higos comunes, mo-
do de aprovecharlos y conservarlosn, 259. Pan de higos, ma-
nera de hacerlo, 261. Sus propiedades, 263.
HIGUERA DE ADÁN: I I , 457.
HIGUERA DE PALA: I , 227.
HIGUERAS Y CABRAHIGOS: I I , 244. Sus especies y varie-
dades, 255. Sus propiedades, 263.
HILADO DE LA SEDA : IV , 3 I . *
( 299 )
HINCHAZÓN del buche de las palomas: m , 486,
HINOJO: n i , 91. Sus variedades, 93.
HIPPOBOSCA OVINA, insecto que causa sama á las ovejas:
n i , 457.
HIPOMANES: n i , 625.
HOLCO LANUDO, Holcus lanatusy gramínea útil para pra-
dos artificiales: i v , 67.
HORTALIZAS , algunas enfermedades de ellas y otras parti-
cularidades: n i , 34,
HUERTAS (de las): m , 1. Modo de regarlas, 22. De su
repartimiento, 32.
HUEVOS DE GALLINAS, modo de guardarlos, y algunas
propiedades de ellos: 111, 403 y 405.
HUMUS Ó TIERRA VEGETAL (separación d e l ) : 1, 12.
c o fj \ i : d D f i m & n s^asb t tíSLTKA JLJ. -

IRIS, arco: i v , 140.


INJERIR (de los tiempos y maneras de): 11, 82. Circuns-
tancias que deben concurrir para que prendan los injertos, 96.
De los diversos modos y tiempos de injerir, 99. Injerto de
púa, 101. De corona, 102. De escudete, 103. De la altura á
que deben colocarse los injertos, 105.
INOCULACIÓN en las ovejas con la vacuna: 111, 452. Ino-
culación de la viruela ovejuna hecha con su mismo virus, 454.
Inoculación al hombre de la viruela ovejuna, 45$.
INSECTOS que se crian en los granos: 1, 111.
, .;'•,>.' .>>4. t u :S3IJ¡J;J:-;A n3 olasiv ohoi ii Í;Í
t í : f 2 í i ÜUf)) Y2UOAM
JAÉN , casta de uvas: 1, 326.
JAULAS para ruiseñores: i v , 3. Para canarios, 9.
JAZMÍN, de Virginia, Bigonia radicans Lin.,: n , 441. '
JUDIAS: I I I , 243. Sus especies, 244.
JUNCO de esteras: i , ,302.

LABANCOS, véase ánades: 111, 333.


LAIRENES, casta de uvas: 1, 318 y 323.
LANAS, sus diferencias y modo de conocerlas: 111, 412.
Influjo que tiene la trashumacion en su finura, 439.
( 3oo )
LAURELES: I I , 26$. Sus especies, 268. Sus virtudes, 269.
LECHUGAS : m , 94. Sus variedades, 99.
LEGUMINOSAS mas útiles para prados artificiales: i v , 68.
LENTEJAS, tierras que las convienen: 1, 157. Cuáles son
las mejores, y modo de sembrarlas, 158. Sus propiedades, 159.
LEPRA, enfermedad de los cerdos: m , 517.
LILA: 11, 450.
LIMAS : 11, 299. Sus propiedades ,31o.
LIMONES : 11, 299. Sus propiedades ,31o.
LINAZA, sus propiedades:!, 184.
LINO, su cultivo: 1, 178. Sus propiedades, 184.
LISTAS de castas de uvas: 1, 345. De los vinos que actual-
mente corren en el comercio, 528. De las plantas útiles para
prados: i v , 74. De las inútiles y dañosas á estos, 81.
LLANTÉN , desparramado : 1, 302.
LOBADILLO, enfermedad de los corderos: 111, 464.
LODOÑERO , véase Guayacana: 11, 448.
LOMBARDA: n i , 71.
LOMBRICES de los potros: m , 650.
LUNA (de su supuesto influjo en la vejetacion): 1, 58; iv, 88.

MADROÑO : 11, 451.


MAESTRA en las abejas, llamada también reina: 111, 28$.
Su descripción, 290.
MAGNOLIA de flor grande, originaria de la Florida, veje-
ta á todo viento en Aranjuez: 11, 451.
MAGUEY ( q u é es): 1, 225.
MAÍZ, su descripción y cultivo : 1, 204. Su cosecha, 208.
Propiedades y usos, 209. Sus utilidades en ios prados artifi-
ciales : i v ,67.
MALAGUETA ó pimienta de tabasco: 11, 452,
MALVASÍA, casta de uvas: 1, 318.
MANTILLA (de la): CocihUospermun salsum, planta que tie-
ne uso para formar la piedra llamada vulgarmente sosa: 1, 282.
MANTILLO : I , 12.
MANZANOS :!!> 287. Sus diferentes castas, 291. Diversos
insectos que los acometen, 294. Virtudes de su fruto, 298.
MASELL, véase Lepra: m , 517,
• ( 3oi )
MASTUERZO: I I I , n o . Sus propiedades, 173.
MAS VALE, casta de uvas: 1, 318.
MATA (de l a ) , Cocthlios-permum altissimum: 1, 284.
MATA, rubia ó carrasca: 11, 220.
MELOCOTONES, véase Pérsicos: 11, 209.
MELONES: I I I , I I I . Sus propiedades, 176.
MELONES DE AGUA: I I I , 263.
MEMBRILLOS: 11, 279. Sus propiedades, 285.
MERINAS, ovejas, su origen: 111, 408.
MIEL ; por qué su cosecha no es tan lucrativa como en la
antigüedad: m , 266. Modo de hacer la miel, 312. Modo de
separla de los panales, 321.
MIELGAS : m , 106.
MIJO, su cultivo: 1, 164. Sus especies, 166. Sus propie-
dades, 167. Sus utilidades en prados aTtificiales: IY, 67.
MIMBRERAS Y SAUCES: 11, 418.
MIRTOS : 11, 139.
MODORRA , enfermedad de las ovejas: 111, 463.
MOLLE Ó falsa pimienta: 11, 457.
MORALES: n , 270. Sus propiedades, 278.
MORERA, su cultivo y usos: 11, 274.
MORO, Ó moruno lampiño, casta de trigo: 1, 86.
MORRIÑA, enfermedad de las ovejas: 111, 460.
MORUECOS, qué tales han de ser para que hagan muy
buena casta: 111, 413.
MORUNO Ó moro velloso, casta de trigo: 1, 87.
MOQUILLO, enfermedad de los perros: 111, 353. Enferme-
dad de las gallinas, 400.
MOSCATEL, casta de uvas: 1, 316. Moscatel menudp
blanco, idem menudo moreno, idem gordo morado, 321.
Idem gordo blanco, idem romano de Madrid, 322.
MOSCÓN Ó acer: 11, 434.
MOSTAZA: I I I , 103.
MOSTILLO (qué es) y modo de hacerlo: 1, 478.
MOSTO (del cocer del): 1, 461. Manipulaciones y usos
económicos de él, 47^.
MOSTRAR TALEGO, enfermedad de las ovejas: 111, 460.
MUDA (de la) en las gallinas: m , 401. En Lis palomas,
486. En los canarios: i v , 16. En los gusanos de seda, 18.
Muse ARIOS, especies de añades: i r r , 333.
MUSGASADAS, enfermedad del ganado lanar: m , 459.

NABOS: m , 118. Sus propiedades, 373.


NARANJOS: I I , 299. Sus propiedades, 310.
NIEVE (señales de): i v , 165.
NÍSPEROS : 11, 416.
NOGALES: I I , 319. Sus especies y variedades, 32$. Sus
virtudes, 330.
NOVILLOS, manera de domarlos: m , 548.

OCAS, véase Ansares: m , 328.


OFTALMÍA, en las. gallinas: n i , 399.
OJARANZO, véase Abedulillo: n , 428.
OLIVAS: l l , 331. Sus variedades, 350. Especies de insec-
tos que principalmente atacan á las olivas, 358. Propiedades
de las olivas azebuches.
ORDIATE Ó cebada mondada: 1, -91.
ORÉGANO: n i , 122. Sus propiedades, 180.
ORUGA, de los granos: 1, 111.
OVEJAS MERINAS: I I I , 407. De Inglaterra, 408. De la
diferencia de las lanas y modo de conocerlas, 412. Qué tales
han de ser las ovejas para que hagan buena casta, 41$. Seña-
les para conocer su buena salud, 420. Tiempo en que han de
juntar las ovejas con los machos, 420. Duración de su preñez,
y modo de auxiliarlas en el parto, 424. Pastos de este gana-
do, 430. Modo de conducirle á ellos, 433. Del mejor ali-
mento de las ovejas, 435. De los alimentos que pueden dár-
seles cuando no pueden pastar, 436. De la trashumacion de
las merinas, 437. Del influjo que tiene en la finura de la la-
na, 439. Establos para las ovejas, 440. Del castrar y trasqui-
lar, 441. Enfermedades de las ovejas, 443.

PAJA: I , 130.
PALMAS: I I , 372. Sus variedades, 379. Virtudes de las
palmas y de sus dátiles, 390,
C 3°3 )
PALMITO: i r , 3S9.
PALOMAS Y PALOMARES: m , 468. Clasificación de las pa-
lomas, 471. Caracteres sexuales y consorcio de las palomas,
476. Modo de cuidar de las palomas zuras, 482. De la cria
de las palomas caseras, 483. Enfermedades de las palomas, 485.
PALOMINA, casta de uvas: i , 319.
PAN ÁCIMO: I , 118.
PAN, SUS propiedades: 1, 118.
PANALES, modo de separar la miel contenida en ellos: m ,
321.
PANIZO, SU cultivo: 1, 168. Sus especies, 169. Sus pro-
piedades, 171.
PARAÍSOS (árboles}: 11, 370.
PARRALES, de los que están armados sobre los árboles:-
PARROS, véase Ansares n i , 328.
PAPAS: I I I , 247.
PAPERA, enfermedad de las ovejas: i i i , 460.
PAPERAS, enfermedad de los potros: n i , 649.
PAPO, enfermedad de las ovejas: 111, 460.
PAPUZA, enfermedad de las ovejas: n i , 460.
PASAS (uvas buenas para): 1, 344. Modo de hacerlas,
450. Pasas de Corinto, 453.
PASMO, enfermedad de los pavos: 111, 497.
PASTEL (yerba), su cultivo: i , 218.
PASTORES: I I I , 339 y 342.
PASTOS convenientes á las ovejas: n i , 430. Modo de con-
ducirlas á los pastos, 433. Los que son convenientes al ganado
vacuno j 532.
PATA Ó PATILLA , planta para kacer barrilla, Aizoon Ca-
nariense L . : 1, 299.
PATACAS : n i , 246.
PATATAS: I I I , 247. Sus variedades, 248.
PATOS, véase Anades: 111, 333. .
PAVÍA, variedad de pérsico: n , 209.
PAVONES Ó pavos Reales: n i , 487. Pocas utilidades de su
cria, 491.
PAVOS , caracteres en que se distingue el macho de la hem-
bra : n i , 492. Variedades, postura é incubación, 493. De
(304) , ,
los pavipollos, 494. Modo de engordar los pavos, 496. Sus
enfermedades, 497.
PELO CABRUDO, á qué se da este nombre: n r , 413.
PEPINOS: m , 88.
PEPITA, enfermedad de las gallinas: m , 398. De las pa^
lomas, 486.
PERA Ó PERILLA, enfermedad del ganado lanar: m , 459.
PERALES: I I , 391. Sus variedades, 396. Sus virtudes, 399.
PEREGIL: n i , 124. Sus propiedades, 168.
PERINEUMONÍA de las cabras: m , 366.
PERROS: i n j 343. Enfermedades mas frecuentes que pa-
decen: Rabia, 350. Sarna, 352. Moquillo, 353.
PERROS CAREADORES , á cuáles se da este nombre: n i , 349.
PÉRSICOS: I I , 204. Sus variedades y subvariedades, 209.
Sus propiedades, 213.
PESTE DE LOS BUEYES: I I I , 568.
PICADURA DEL MUSGAÑO, ejifermedad del ganado lanar:
111,459.
PIMIENTA., de Tabasco ó Malagueta: n , 452. Pimienta
falsa, 457.
PIMIENTOS: I I I , 253. Sus variedades , 254.
PIMPINELA (Poterium sanguisorba*), útil para prados:
IV> 73-
PINOS: 11, 399. Sus especies, 403. De su corta, 409. Sus
virtudes, 412.
PIOJILLO DE LAS GALLINAS: I I I , 4 0 I .
PIOJOS DE LOS CERDOS: I I I , 516. De los potros, 648.
PlOJUELOS DE LAS PALOMAS: I I I , 486.
PIPIRIGALLO, planta propia para prados artificiales: i v , 71.
PITA (Agave americana L i n . ) , planta indígena de la
América meridional, connaturaliza en las provincias meridio-
nales de España: 1, 224.
PLANTAGO SQUARROSA , llantén desparramado; se usa para
la barrilla: 1, 302.
PLANTAS, modo de destruir las que perjudican á los sem-
brados: 1,25.
PLATANERO: I I , 457.
PLÁTANO: I I , 458.
POAS, gramíneas útiles para prados artificiales: i v , 68.
(30$)
PODA DE REDONDO, qué es: i , 392. Idem de vara, 392.
POLEO: I I I , 126. Sus especies, 128. Sus propiedades, 181.
POLILLA DEL TRIGO: I , I I I . De la uva, 422.
POLLAS, en qué se distinguen de las gallinas: n i , 380.
Cuándo principian á poner, 381.
POLLO HUERO, enfermedad de las abejas: 111, 303.
POLLOS, modo de cuidarlos: 111, 391. Modo de capar-
los, 393.
PORCUNA Ó COCHINERA, variedad de habas: 1, 155.
POTRO (del) inmediatamente después de nacido: 111, 628.
Del potro sin madre, 629. De los potros hasta el destete, 632.
Tiempo que deben mamar, 635. Su destete, y hasta qué de-
ben atarse, 636. Esquileo de sus crines y cola, 637. De la
marca, 638. Castración, 639. Amputación de la cola, 641.
Amputación de las orejas, 645. Del establar y herrar los po-
tros, 646. Sobre la antigüedad del arte de herrar, 647. En-
fermedades á que están mas espuestos los potros, 648.
PRADOS ARTIFICIALES, reflexiones sobre ellos: 111, 633.
PRADOS, sus utilidades: i v , 32. Prados naturales, 35. D i -
ferentes clases de estos prados, 36. Modo de consumir sus pro-
ductos, 57. Prados artificiales, 61. Generalidades del cultivo
de los prados artificiales, 62. De las gramíneas mas útiles para
estos prados, 6$. De las leguminosas mas útiles para prados
artificiales, 68. De algunas otras plantas útiles para prados per-
tenecientes á varias familias, 72.
PRIETAS, uvas: 1, 318.
PROPOLIS, ó cera aleda, á qué se da este nombre: n i , 315,
PUERCOS (de los): n i , 498. Sus variedades, 499. Puer-
cos chinos, 500. Alimentos de los puercos, 509. Tiempo y
modo de cebarlos, 511. Sus enfermedades, 514. Modo de cas-
trarlos, 519. Modo de cecinarlos, 521.
PUERROS: ni," I28. Sus propiedades, 166.
PULGÓN, de la vid: 1, 419.
PULQUE ( q u é es): 1, 225.
PÚSTULA maligna en la lengua de los bueyes: 111, 57^.

QUEJIGO (Quercus muricata}: 11, 219.


QUESO DE CABRAS: I I I , 367. De ovejas, 465.
TOMO IV. QQ
( 30<5)
I RABADILLA (enfermedad de la) en las gallinas: m , 398.
RÁBANOS: ttx\ 132. Sus variedades, 1^5. Sus propieda-
des , 173.
RABIA', en los perros: m , 350, Señales para conocer que
un perro está rabioso, 351. Curación de la rabia y método
preservativo, 352.
RANÚNCULO BULBOSO: I , 123.
RAIGÓN del Canadá, árbol aclimatado en nuestros jardi-
nes: t i ] 459.
RAÍZ de la abundancia: m , 257.
RAÍZ de la miseria: m , 257.
RAMA desgajada, qué es: 11, 35,
PvAYos (señales de): i v , 174.
REBAÑOS, modo de conducirlos á los pastos: m , 433.
REDONDILLO LAMPIÑO, casta de trigo: 1, 81. Redondillo
velloso;,'83. 1 ••> \ '•
i'-:-- '^-í - • C 'mioy. .úhn ..'0:vt
REGAR LOS ARBOLES (medio económico de): xí, 81.
REINA DE LAS ABEJAS , cuándo principia su postura: ur,
282. Su descripción , 290.
RELÁMPAGOS (señales de): i v , 174.
REMOLACHAS: H I , 2^7. Sus variedades, 258.
REMOLINO, á qué se da este nombre en los caballos: 111,592,
RENILÉS, á cuáles ovejas se da este nombre: m , 430.
REPOLLO: í i i , 71.
REPORTORIO y cronología de la razón de los tiempos: i v ,
146.- • • 1 " ' ; LH . fá^t -^VÍÍ (ZATaia^
•< RETAMA DE FLOR : 11, 460.
REVOLTONES, gusanillos enemigos de la v i d ; 1, 420.
'. • R ^ t í i s i-^cia^k-"-', " ' i sb' aojr-jniiA. .ce; ¿ópiai
ROMAZA SILVESTRE , de agua y alpina: 1, 123.
ROMERO: n i , 148. Sus propiedades, 181.
RoMPESAcos, yérba para pastos de secano: i , 124.
ROÑA, lo mismo que sarna del ganado lanar: m , 457.
ROSALES: I I I , 137. Sus especies,, 144. Modo nias fácil y
prorito de multiplicarlos, 145. Sus virtudes, 184.
RUBIA Ó granza, su cultivo y multiplicación: 1, 214. Cuál
es la mejor, 218.
RUISEÑORES, modo de criarlos y conservarlos: i V j 1. Sus
enfermedades^ 8. ié.]iúkiti& tíásrol?
„ • ( 307 )
SABINAS: I I , 314.
SALICOR, véase Barrilla: 1, 228. Salicor, Salsola soda,
255. Su lugar nativo y nombres vulgares, 256. Su cultivo,
257. Alternativa de cultivo, enfermedades, elaboración, mez-
clas y fraudes de ella, 258.
SALICORNIA, garbancillo: 1, 271. Enana, 272. Herbácea,
273. Alpini, 275. Fructicosa, 277. Anceps, 279. Arábica y
mucronata, 280. Neei, 281.
SALVADO, sus propiedades: 1, 119.
SALVIA: I I I , 154. Sus propiedades, 182.
SANGÜESO : 11, 460.
SANGUISORBA OFICINAL propia para prados: i v , 73.
SAPIÑA, Salicornia Alpini: 1, 275.
SARGADILLA, Coctiliosjyermum Clemente: 1, 289.
SARGAZO VEJIGOSO: 1, 305.
SARMIENTO , qué tal ha de ser para poner: 1, 338.
SARNA, en los perros: m , 352. Del ganado lanar, 457.
De los potros, 648.
SARRACÉNICO (trigo), su cultivo: 1, 222. Sus usos, 223.
SAUCES y mimbreras: 11,418. Sus especies arbóreas, 422.
Especies pequeñas, 424. Propiedades de los sauces, 425.
SAXÍFRAGA UMBELADA : 1,123.
SEGAR (del tiempo y manera de): 1, 102.
SEMBRADOS, modo de cerrarlos: 1, 96.
SEMBRADERA de Lucatelo: 1, 63.
SEMBRAR (del tiempo y aviso del): 1, ^2. Diferentes mo-
dos de sembrar, 63.
SÉMOLA, sus propiedades: 1, 119.
SEÑALES (de algunas).de los temperos y mudanzas, y al-
gunas señales de lluvia, vientos, serenidad y tempestades: i v ,
13$. Señales de luna, 136. Señales de tempestades ó turbio-
nes, ó granizos, ó hielos, ó nieves, 138. Señales de viento,
139. Señales de tiempo sereno, y del arco del cielo, 140. Se-
ñales de lluvias y tiempo húmedo, 147. De lluvia por lo que
se ve en el aire, 151. De llover por las cosas que se ven en
el agua, 1^3. Por la tierra y cosas de ella, 154. Señales de se-
renidad del aire, 160. Señales "de nieve, helada y oscuridad del
aire, 165. Señales de vientos por lo que se ve en el cielo, 167.
Señales de viento por las cosas que se ven en el aire, 170. Por
( 3o8 )
el agua y cosas suyas, y por lo que se ve en la tierra, 172.
Señales de truenos, relámpagos y rayos, 174. De la tempes-
tad y sus señales, 175. Señales de tempestad por el aire, y
cosas que en él se ven, y por la tierra y cosas que en ella se
ven, 177. Idem por el agua y cosas de ella, 180,
SERVAS y licor vinoso que se hace de ellas: 11, 416. Sus
virtudes, 417.
SERVALES: I I , 412. Sus especies, 414.
SEXOS de las plantas: 11, 70.
SIDRA: I I , 295.
SIERPES, á que llaman asi los arbolistas: 11, 34.
SÍLICE (separación de l a ) : 1, 13.
SILOS (de los): 1, 108.
SIMIENTE ( q u é tal ha de ser l a ) : 1, 43. Modo de cono-
cer su calidad, 45. Modo de conservada mejor, 48. Recetas
para preparar las simientes , 61. Cantidad que exige cada es-
pecie de tierras, 64.
SÓFORA del Japón, árbol: 11, 460.
SOSA y otras plantas saladas: 1, 228. Sosa alacranera, Sali~
cornia fructuosa, 277. De las salinas, Salicornia anceps, 279.
NQgtiL, Coctiliospermum hispanicum, .2$)$. Prima, Coctilios:-
permum fructicosum 3 286. Azuleja j Coctüiospermum Cavane-
llesi, 287. - . i : z i , 1 •; (eo rriímifi 'r ..- - ~\

TALLARINES, SUS propiedades: 119.


TAMARINDO, árbol indígeno de la India: 11, 461,
TEJO, árbol muy común en España: 11, 462.
TEMPESTAD y sus señales: i v , 175.
TERRENO, el modo mas fácil y seguro de reconocer su ca-
lidad: 1, 17.
TERRENOS CALIZOS : 1, 11.
TIERRA CALIZA: I , I I . Vegetal, silícea, y señales para co-
nocer la malicia y bondad de la tierra, 14. Qué tal ha de ser
la tierra para las vides, 328.
TIERRAS , preceptos para conocerlas : 1, 8. Análisis ó sepa-
rocion de ellas, 12. Remedios para enmendar algunos defectos
de algunas > 18.
( 3o9 )
TIFO contagioso del ganado vacuno: m , 568, Tifo car-
buncloso, 573.
TILO , árbol comun en nuestra España, y sus especies en
América: 11, 463.
TOMATES: I I I , 260.
TOPOS , daños que causan en los prados: i v , 4 4 . Modo de
perseguirlos-, 4^,
TORCACES, palomas: 111 471.
TORO, qué tal ha de ser para casta: 111, 530. Cómo se htm
de castrar, y de qué edades, 546.
TORRONTES, casta de uvas: 1, 315 y 320.
TÓRTOLAS, sobre su cria: n i , 486.
TORTOZON, casta de uvas: 1, 319.
TRAGILLA, su descripción: x, 190.
TRASHUMACION de las ovejas merinas: 111, 437, Del influ-
jo que tiene en la finura de la lana, 489.
TRÉBOLES, plantas propias para prados artificiales: i v , 71.
TRECHEL (trigo), tierras que le convienen: 1, 65.
TRIGO (castas de): 1, 70. De Polonia ó polaco, 89. Sus
propiedades, 113.
TRILLAR (maneras de): 1, 103 y 106.
TRIMESINO (trigo), tiempo de su sementera: 1, 66.
TROJES ó ALHOLIS: I , 107.
TRUENOS, relámpagos y rayos,, señales de estos metéoros:
i v , 174.
TUBÉRCULOS que les salen á los pavos, y mientras les salen
están enfermizos, 497.
TULIPA pajiza, Tuli-pa sihesÉris, se cria en los prados: 1,125.
TULIPANERO .0 árbol de las Tulipas, connaturalizado en
Aran juez: 11, 464.
TUNA, su cultivo: i , 227.

UVAS buenas para vino blanco: i , 343. Para vino tinto,


343. Para pasas y para comer, 344. Para conservar en el in~
vierno y para emparrados, y cómo se han de guardar las asi
verdes como pasadas, 445. Algunas propiedades suyas, 513,
Del modo de pisarlas para hacer el mosto, 45...
( m )
VACAS, qué tales han de ser para casta: m , 531. Vacas
de leche, 537. Alimentos propios para ellas, 538. Bebida y
limpieza, 539. Tiempos en que se empreñan, 540. De su pre-
ñez y parto, 5 34. Modo de ordeñarlas, y de conservar y aumen-
tar la leche, 544. Viruela que padecen, 563. Propiedades de
su carne, 577. Sus enfermedades, 540.
VACUNA, sus efectos en las ovejas: 111, 4^2.
VACUNO (ganado): m , 527. Pastos que le convienen,
532. Cómo han de ser sus establos, 536. Sus enfermedades,
540. Propiedades de su carne, 577.
VASIJAS para cocer ó tener el vino: 1, 469.
V E D U Ñ o s , q u é tales y cuántos handeserparaponer : i , 339.
VEJETALES , especies de los que pueden servir para formar
setos vivos para cerrar las heredades: m , 10.
VENDIMIAR (tiempo y manera del): 1, 454 y 459.
VERDOLAGAS: I I I , 262.
VERRACOS , qué tales han de ser para hacer buenas crias:
n r ; 500. Hembras que deben destinarse á cada uno, 507,
VEZAS, SU cultivo y propiedades : i , 173.
VID común, zorruna, palmeada, riberiega, sinuosa, va-
inada, harpada, de siete hojas y alada: 1, 326. Ondeada, ser-
rana, oriental, albilla, labrusca, mollar y de estío, 327. Pro-
piedades de la vid, 512.
VIDES, de algunos linages de ellas: 1, 314. Qué tal ha de
ser la tierra para ellas, 328. Sitios que las convienen ,333. Mo-
do de lograrlas por semillas, 351. De enrodrigonarlas ó atar-
las, 372. De la forma ó hechura que ha de llevar cada una
desde chiquita, y del podar, 374. Tiempo y manera de esca-
varlas, 377. Sus enfermedades y curas, 411.
VIENTOS (señales de): i v , 167.
VIENTRE ESTRIÑIDO,enfermedad de las gallinas: n i , 399.
VINAGRE, de sus propiedades y de las muchas maneras de
hacerlo: i , 515, 521 y $23.
VINO , casta de uva á propósito para el blanco y para el
tinto: 1, 343. Modo de separar el agua que contenga el vino,
482. Pretensión absurda de que los vinos y mostos puros no
tienen agua, 483. Cómo se ha de conservar el vino para que
no se dañe, 486. Avisos para saber qué tal será el vino, 497.
Algunos remedios para los defectos del vino, 498. Achaques ó
(3")
enfermedades del vino, 500. Algunas propiedades del vino,
506. Por qué se diferencian los vinos, 508. Vinos generosos,
débiles, endulzados ó dulzarrones, p E Í . Vinos que corren ac-
tualmente en el comercio,
VIÑAS, cuatro formas de ellas según Herrera: 1, 31^-. De
las maneras y tiempos de ponerlas y escoger los sarmientos,
347. Del Injerirlas, 396. Modo de cavarlas y ararlas, 429.
Tiempos y maneras de estercolarlas, 435. De deslechugar , qui-
tar las hojas y cubrir, 439. Qué se entiende por la voz des-
lechugar, 441.
VIOLETO, variedad de pérsico: 11, 209.
VIRUELAS de las gallinas: m , 399.
J VIRUELAS de las ovejas: 111, 445. Reflexiones sobre las
causas de esta enfermedad, 447. Método preservativo, 449^.
Curativo, 4^0. Dssinfestante, 451. De la inoculación en las
ovejas Con la vacuna, 452. De la inoculación de la viruela
ovejuna hecha con su mismo virus, 454. De los efectos -que
produce la viruela del ganado lanar inoculada al hombre, 455.
VIRUELAS de las palomas: m , 485.
• VIRUELAS de los pavos: 111, 498.

YARO DRAGUNCULO, llamado vulgarmente serpentaria,


Arum dracunculus: 1, 123.
YARO ó tragontina, Arum maculatum: 1, 123.
YEGUAS de vientre: m , 612. Cuidado que se ha de te-
ner con las yeguas antes de ia monta, y tiempo en que entran
en zelo, y señales que lo dan á conocer, 613. Numero de
yeguas que deben aplicarse á cada caballo padre, 614. De la
monta á libertad ó á manta, 615. De la monta á mano, 618.
Señales de la preñez, y cuidado que exigen durante ella, 621.
Del aborto, 622. Duración de la preñez, 624. Señales del
parto, 625. Salida de la matriz, 627. De la yegua recien pa-
rida, 630. Del zelo de las yeguas después del parto, 631. De
las yeguas y sus potros hasta el destete, 632.
YERBA, SU recolección: i v , 53. Su consumo verde ó seca
en los pesebres, 60.
YERBA BUENA, Ó yerba santa: J I I , 160. Sus propieda-
des , 184.
Jim1)
YERBA pastel: i , 218.
YERBAS inútiles y dañosas de los prados: i v , Si.
YEROS, SU cultiv.o y propiedades: 1, 163. Su utilidad en
prados artificiales: i v , 72.
YEZGOS, ébulo, Samhucus ehuhs: 1, 123.

ZAGUA, barrilla: 1, 268.


ZANAHORIAS: I I I , 84.
ZANDÍAS Ó melones de agua: ra, 263.
ZANGAÑOS, su descripción: 111; 303.
ZAPERA, enfermedad del ganado lanar: m , 459.
ZORRA (cola de), Alopecurus jiratensis, gramínea útil,
para prados artificiales: i v , 65.
ZORRUNA, vid: 1, 326.
ZOSTERA, marina y mediterránea; véase Barrilla: 1, 303.
ZUMAQUE: 11, 465.
ZUMO DEL AGRAZ, modo de conservarle: 1, $04.
ZURITAS, palomas: n i , 471. Modo de cuidarlas, 482. P.

SCI .1
MATERIALES

PARA LA NOTICIA HISTORICA

DE

GABRIEL ALONSO DE HERRERA.

TOMO IV. RR
ADVERTENCIA.

suma dificultad que liemos encontrado para reunir las


escasas noticias que damos acerca de la vida del Maestro de la
agricultura moderna de Europa, y los vivos deseos que tenía-
mos de presentar al menos trazada la senda por donde ha de
caminarse para llegar algún dia á escribir la vida del Filósofo
agricultor del siglo x v i , ha sido la causa de no haber podido
estender los apuntamientos que ofrecemos al público sobre este
asunto, hasta después de haberse concluido la impresión de
toda la obra , y esta misma lo ha sido también de poner al
fin de ella lo que debia precederla. Esperamos de los versa-
dos en esta especie de indagaciones, únicos que conocen bien
la dificultad de hacerlas con alguna exactitud, disimularán
los defectos con que se presenta por primera vez en el si-
glo x i x la noticia histórica de Gabriel Alonso de Herrera,
que debió escribirse á mediados del x v i . Tal vez se hallarán
algunas noticias importantes sobre la vida de este hombre sin-
gular en los prólogos de las traducciones italiana y latina de
su obra, que hemos buscado en vano en las bibliotecas públi-
cas de Madrid y en las de algunos curiosos; y acaso también
se encontrarán otras en las obras de los historiadores contempo-
ráneos de Herrera, que no hemos tenido tiempo de leer con
detención. Sin embargo nos persuadimos que ya no será muy
difícil indagar el año de su fallecimiento si los párrocos de
Talavera quieren dedicarse á descubrir esta noticia sumamente
interesante, pues es regular que en la partida de fallecimiento
conste también su edad.
Este es el lugar de manifestar nuestra gratitud á los Seño-
res que han tenido la bondad de comunicar cuantas noticias
(.316)
han podido adquirir para aclarar una materia tan confusa, á los
Sres. D . Tomas González, encargado por S. M . del arreglo
del Archivo de Simancas; al Sr. D . Josef Francisco Cebrian,
Canónigo de la Sta. Iglesia primada de Toledo, y á sus cola-
boradores D . Cayetano Segura, D . Tomas Ruiz Agudo y Don
Kamon Fernandez de Loaysa; al Dr. D . Josef María de la
Paz r Rodríguez, y al Brigadier de los Reales Egércitos Don
Juan Palarea, al Sr. D . Josef Antonio Conde, y á nuestro
consocio y querido discípulo D . Francisco Martínez Robles,
que nos ha auxiliado incesantemente en la lectura y copia de
los manuscritos que se conservan en Ja Biblioteca Real y en
el Archivo de Monges Benedictinos de Monserrate en esta
corte.
Madrid 10 de Mayo de 1819. .
APUNTAMIENTOS HISTORICOS
SOBRE L A V I D A

D E L C E L E B R E G A B R I E L ALONSO D E H E R R E R A ,

Y SOBRE V A R I A S EDICIONES DE SU OBRA

DE AGRICULTURA.

E testimonio unánime de diferentes historiadores contem-


poráneos de Gabriel Alonso de Herrera y de otros que es-
cribieron poco después, la opinión general sostenida por la
tradición, y muchísimos pasages de su misma obra dejan al
parecer fuera de toda duda que la patria de nuestro autor es
Talayera de la Reina. El célebre Alvar Gómez en la vida
del Cardenal Cisneros 1 lo cuenta, como á otros dos de sus
hermanos, entre los varones ilustres de dicha villa; y lo mis-
mo hace el Licenciado Cosme Gómez Tejada de los Re-
yes, paisano y casi contemporáneo de los Herreras en su
historia manuscrita de Talavera 2, el canónigo D . Francisco
Soto 3 y el erudito Nicolás Antonio 4. Nadie medianamétíte
versado en la historia de nuestra agricultura dudará que tal
es la opinión general; y en Talavera de la Reina no solo se
halla difundida hasta entre el mismo vulgo, sino que tam-
bién se asegura que la madre de nuestro Herrera fue bauti-
zada en la parroquia de S. Salvador, y enterrada en la de
Santa María de dicha villa *; Prueban esto mismo las dife-
rentes citas que á cada paso se encuentran en su obra de los
diversos distritos de Talavera, de las haciendas que en ellos
poseía su padre, de las prácticas rurales seguidas allí y en
sus contornos, los frecuentes avisos que da para mejorarlas,
y los muchos lugares en que manifiesta claramente que es-
cribe en Talayera, y casi con el solo objeto de perfeccionar
la agricultura de Talayera su patria.
El y sus dos hermanos eran hijos de legítimo matrimo-
nio 6. Llamábase su padre Lope Alonso de Herrera, como
lo declara el título que puso al prólogo de la primera edición
de su obra, y lo repite en diferentes páginas de la misma.
Su madre se llamaba la Señora Juana González, que era ya
difunta en el año 1528, como se lee en la página 16 6 de
la edición hecha en Logroño en el mismo año; noticia que
repite con las propias palabras en la página 160 de la edición
de Alcalá de 1539. Su padre era labrador muy instruido y
juicioso, según se infiere de los avisos que daba á sus hijos
para egercer dignamente la agricultura 7, y acaudalado, co-
mo puede colegirse de la carrera que dio á sus cuatro hijos.
Los historiadores citados al principio dan á nuestro au-
tor otros dos hermanos, no menos célebres que él en su tiem-
po , y todos muy queridos del Cardenal Ximenez de Cisne-
ros 8. E l mayor, ,,nominatísimo en toda España y fuera de ella
„por sus muchas y excellentes letras y virtudes, de que fue
„ muy adornado," como dice nuestro autor 9, se llamó Her-
nando ó Fernando Alonso de Herrera, fue el primer cate-
drático de Retórica de la universidad de Alcalá; de ingenio
perspicaz, y elocuentísimo, aun hablando de repente. Su ge-
nio era universal, y escribió un libro contra Aristóteles,
y su publicación le acarreó muchos disgustos, pues le re-
prendieron publicamente casi todos los profesores de la uni-
versidad , y muy particularmente los Doctores G i l Gonzalo
ó González, y Bartolomé de Castro, cuya mordacidad llevó
tan á mal, que se asegura condenó sus obras manuscritas á
un eterno olvido, ó al fuego io.
El hermano segundo sobresalió en la música, y fue lla-
mado por el mismo Cardenal, quien lo hizo primer organista
de la iglesia de S. Ildefonso de Alcalá, que es la de la uní-
(319)
versidad. Este será tal vez el que llama nuestro autor en
el capítulo del Romero, Bachiller Diego Hernández de Her-
rera, el cual, según la costumbre de aquellos tiempos, to-
maría acaso por primer apellido el nombre de su célebre her-
mano primero, ó el de alguno de sus abuelos.
Tuvo ademas otro hermano llamado Juan Alonso de
Herrera, que profesó la milicia; acompañó al invicto Carde-
nal Ximenez en la conquista de Oran siendo Capitán de in-
fantería; permaneció alli después de haber vuelto á España
el Emo, Cisneros, y proseguía en el servicio militar aun des-
'pues del fallecimiento de este, como se infiere claramente de
su representación decretada en Zaragoza á 30 de Marzo de
1518".
Según el testimonio de los historiadores ya citados, nues-
tro Gabriel Alonso era el menor de los tres hermanos céle-
bres de que hablan; y aunque no sabemos á plinto íijo la
época de su nacimiento, sin embargo, apoyados en los datos
que espondremos mas adelante, nos parece puede fijarse entre
los años 1470 y 1480.
Desde luego descubrimos en él una afición decidida á
las cosas del campo , pues cita con alguna frecuencia los con-
sejos y avisos rurales de su amado padre; avisos que solo po-
dría recibir cuando muy joven, es decir, hasta la edad de
unos quince años cuando mas, puesto que siendo estudiante
mozuelo se encontraba ya en la ciudad de Granada, en la
cual permaneció bastante tiempo l2. En dicha ciudad según
parece seguiría la carrera eclesiástica que abrazó, llevado aca-
so entre su familia por el virtuosísimo Fr. D . Fernando de
Talavera, su paisano, y quizá también su pariente 13, primer
Arzobispo de aquella ciudad después de conquistada por los
Reyes Católicos, á los cuales acompañó en aquella famosa
jornada l4. Este sabio prelado, harto conocido en nuestra his-
toria literaria, catedrático que. fue de filosofía moral en la
( 320
universidad de Salamanca, monge después y prior del con-
vento de Padres Gerónimos de Sta. María del Prado cerca
de Valladolid Ml¡ confesor de la Reina Católica, y Obispo de
Avila, fundó en Granada el colegio llamado de S. Cecilio,
del cual según los historiadores salieron los mejores eclesiás-
ticos que entonces hubo en toda España, y á él trasladó la
enseñanza de la juventud, dedicada á la carrera eclesiástica,
que antes se daba en su propio palacio 16; y es muy proba-
ble que en estas escuelas se formase nuestro Herrera.
Se creerá tal vez que los estudios eclesiásticos no tienen
relación alguna con la agricultura, en que tanto sobresalió
después, el agrónomo de Talavera ; pero no piensan asi mu-
chos varones doctos y virtuosos, que juzgan necesarios los co-
nocimientos de esta gran profesión y los de la historia natu-
ral, su inseparable amiga y compañera, para esponer digna-
mente varios pasages de las sagradas j Escrituras, ni los que
opinan que los sacerdotes ,• y muy particularmente los párro-
cos , deben poseer aquellas luces que puedan contribuir á pro-
mover la felicidad temporal del rebaño que les está confiado,
evitando asi la ociosidad y la ignorancia , origen fecundo de
todos los vicios, que tanto desagradan á Dios, y hacen infe-
liz al hombre en sociedad. Nuestro Herrera abundaba cierta-
mente en semejantes principios, y lo manifiesta en los prólo-
gos de las tres ediciones que reconocemos por genuinas 17. Asi
jamas olvidó el estudio'de estas ciencias, pues que siendo mo-
zuelo , y en toda la época mas brillante de su juventud, ate-
soraba ya observaciones curiosas y útiles, que añadidas á los
conocimientos que adquirirla con la lectura continuada de los
mejores autores y con el trato de los moros, debieran servirle
algún día para formar su grande obra. Asi se infiere de lo
que dice en el sobredicho capítulo del romero, en el de los
arrayanes, y en otros varios en que cita las prácticas rurales
observadas por él en la ciudad y reino de Granada. Y de
(32i)
otra manera ¿cómo puede concebirse que habiendo estado en
dicha ciudad siendo muy joven, acaso desde el año 1492 l¡tt
en que fue conquistada por los invictos Reyes Católicos:
después de haber concluido los estudios eclesiásticos, siendo
ya capellán antes de 1 5 17, y habiendo publicado su obra-
en 1 5 1 3; ¿cómo puede concebirse, vuelvo á decir, que des-
pués de concluida la carrera eclesiástica pudiese haber hecho
tantos viages hasta la publicación de su obra por las diferen-
tes provincias de España que cita 19, por la Galia Narbo-
nense y Alemania i haber permanecido por algún tiempo en
Roma y en otras ciudades de Italia; haber leido las mejores
obras de los autores griegos, latinos y árabes, algunas de sus
contemporáneos; haberlas comparado todas entre sí y con el
gran libro de la naturaleza, en que aprendió á combatir los
errores y las preocupaciones de los filósofos mas sabios y de
los mas acreditados geopónicos? Asi pues parece indudable
que la afición á la agricultura le fue inspirada desde su ni-
ñez, y se aumentó con la edad y con la asidua lectura de los
mas célebres filósofos, poetas, naturalistas, geopónicos y mé-
dicos de la venerable antigüedad; con la lectura de las obras
de Aristóteles, Teofrasto, Homero, Virgilio, Hipócrates,
Galeno, Plinio, Paladio, Columela, Séneca, Abencenif, A vi-
cena , Rasis, Mesue, Crescencio, y otros varios que cita á
cada paso en su inapreciable obra.
Si comparamos la época de su edad, durante la cual per-
maneció en Granada , con la en que por primera vez apare-
ció su obra á la luz pública , nos inclinaremos á pensar hiciese
los referidos viages desde i 5 o o á 1511 ó 1512-, es decir,
entre los veinte y cuatro y treinta y seis años de su edad, que
es la mas proporcionada para viajar con aprovechamiento. Es de
presumir que después de haber publicado su obra, egecutase
otros viages que le instruirian para hacer después las adicio-
nes importantes con que enriqueció las otras dos ediciones,
TOMO IV. SS
( 322 )
para corregir las inexactitudes que se escaparon en la prime-
ra , y para borrar las repeticiones demasiado frecuentes en esta.
Ignoramos cómo llegó la noticia de la afición de nuestro
autor á la agricultura hasta los oidos del insigne Cardenal
Cisneros; pero puede presumirse se la diese á conocer en
Granada mismo su amigo D . Fernando Talayera cuando es-
tuvieron juntos en 1492 , ó en 1499 30, ó que después del
fallecimiento de este lo recomendarían su hermano Fernando,
ó el Abad de Alcalá de-Henares D . Francisco de Herrera21, a
quienes tenia en sumo aprecio el Emo. Ximenez. Según dice
el mismo Herrera en el prólogo y dedicatoria de su obra, fue
escitado á escribir de agricultura por el mismo Cardenal; y ase-
guran los historiadores que al efecto le ofreció premios; pero
nada dicen de la recompensa que debió recibir por el digno des-
empeño de tamaña comisión. Consta por los libros de descargo
del Sr. Cisneros que nuestro autor fue su capellán , y á esto
quizás alude llamarlo su señor en el título mismo de las tres
ediciones que reputamos por genuinas. El Sr. D . Josef María
de la Paz Rodríguez, apoyado en un documento irrecusable,
nos asegura que en 3 o de Marzo de 1 5 1 5 era beneficiado de
la parroquia de S. Miguel de Talayera, y que existia allí pues-
to que firmó una escritura pública otorgada en dicho día S2.*
No sabemos si fue este el ultimo premio recibido del Carde-
nal , que falleció en 8 de Noviembre de 1 § 17. Sea como
quiera, opinamos que murió sin haberle recompensado digna-
mente , según se deduce de lo que dice nuestro Herrera en
el capítulo xxxv del libro 3?, edición de i 539, y al con-
cluir el párrafo, en que habla de los diferentes modos de
adobar las aceitunas, pues se veia precisado muchas vezes á
comer platos de ellas por no tener otra cosa23. Ignoramos
también si recibió algún otro premio después del fallecimien-
to del Cardenal, y por fin no sabemos el año, mes y dia en que
pasó á mejor vida, circunstancia muy importante para disipar
( 323 )
las perplejidades en que se hallarán algunos sobre la legitimi-
dad de las tres ediciones que nosotros tenemos por suyas des-
pués de haberlas leído y comparado con alguna reflexión; sin
embargo nos persuadimos que desaparecerán las dudas que
pudieran ofrecerse á vista de lo que diremos sobre ellas.
Superfino seria detenernos á encomiar una obra, que al
cabo de tres siglos de ilustración, después de tantos descubri-
mientos en la agricultura, y mucho mas en las ciencias que la
auxilian, ha merecido ser propuesta como texto y como norma
por la primera Sociedad de Amigos del pais de una nación
ilustrada, cuando trata de publicar una obra de agricultura na-
cional. Esta misma circunstancia, y sobre todo la distinguida
protección que nuestro augusto Soberano se ha dignado dis-
pensar para llevar á cabo una empresa que principiaron sus
augustos progenitores los católicos Fernando é Isabel, la re-
comienda mucho mas que cuantos elogios pudieran hacerse
de ella. Asi solo nos detendremos un momento en hacer ver
cuáles sean las ediciones que deban reputarse por legítimas del
autor, cuyo nombre llevan también las que no lo son, y de-
mostrar que la obra de Herrera, cual salió de sus manos, es
muy digna de la veneración y respeto en que siempre se la ha
tenido y la mira actualmente nuestra Real Sociedad, á cuyos
incesantes desvelos, apenas interrumpidos por espacio de ocho
años, se debe la edición que hoy presenta al publico, libre de
las manchas con que osaron oscurecerla la ignorancia y pen-
dantería de algunos medicastros y de algunos literatos, que á
poca costa se creyeron agrónomos consumados y con bastante
autoridad para trastornar las ideas del autor legítimo, y para
suplantar un lenguage moderno y por lo común chavacano , al
anticuado y magestuoso en que espresó Herrera sus admirables
preceptos.
La Sociedad de Madrid, después de muchas indagaciones,
después de haber comparado diferentes egemplares de esta
/324)
obra, cuando aun no habla podido ver la edición de 1 539,
determinó reimprimir la primera hecha en Alcalá de Henares
en la imprenta de Arnao Gillen de Brocar en 1 5 1 3 , añadien-
do al mismo tiempo aquellas variantes que se encontraban en
las demás, y con especialidad en las de 1528 y 1546, que
por la doctrina y el lenguage con que se espresaba parecían'
ser dignas del autor; mas habiendo logrado ver poco há la edi-
ción de 1 5 3 9 , y habiéndola comparado con la impresa en Lo-
groño por Miguel de Eguía en 1528, ha reconocido que es-
tas dos últimas eran también legítimas del autor, y por con-
siguiente que lo son del mismo modo las variantes sacadas de
esta última, las cuales se repiten en aquella24.
De estas tres ediciones vamos á hablar, y ante todo de la
primera que se hizo á expensas y por mandado del Eminentísi-
mo Ximenez de Cisneros, Arzobispo de Toledo, que se dice
la repartió en todo su arzobispado, acción grandiosa, digna de
tan ilustre Príncipe de la Iglesia católica, y que ha merecido
ser imitada después por algunos Soberanos de Europa.
Para formar el debido juicio de esta obra, que tanto enno-
blece á la literatura española de la mitad primera del siglo x v i
por lo que respeta á la agricultura , es necesario tener presen-
te la época en que se escribió, compararla con los modejos
que el autor pudo proponerse para imitar, y atender ante to-
das cosas, al objeto que se propuso al escribirla. Examinada
bajo este triple aspecto se verá que no desdice de los mejores
modelos de la venerable antigüedad, que es muy superior á
las obras de muchos de sus predecesores, y á veces también á
las luces de su siglo, y que su método es el mas propio y
adaptable á la corta capacidad del labrador, para cuya ins-
trucción se escribió.
Con efecto, el autor intentó tratar no de la agricultura
en general, sino de la parte que tocaba principalmente al cul-
tivo de los campos de Castilla, y con especialidad de Tala-
( 3*5 )
vera su patria, según se deduce del contesto de casi todas las
páginas de su obra; no de la ciencia de la agricultura que de-
jaba voluntariamente á los filósofos, aunque á veces no podia
desentenderse de ella, sino: del noble arte del cultivo; no es-
cribia para filósofos, sino para instruir en su arte al rústico la-
brador. Mirada bajo este aspecto la obra de Herrera, se cono-
cerá que el estilo adoptado por él es el mas propio para su in-
tento; sencillo , claro, y sentencioso; A veces, sin embargo , ar-
rebatada su imaginación por las pasiones que inspira la impor-
tancia de los objetos de que trata, se hace demasiado culto y
elocuente, y aun sublime, como se ve, cuando habla de las
ventajas que proporcionan los árboles, al pintar las bellezas
de la primavera, las utilidades del olivo, y lasipropiedades del
perro. Sin embargo. Herrera siempre es inteligible al labra-
dor para quien escribe.
Si reflexionamos sobre el orden con que distribuyó las
materias , veremos que la base en que estriba su clasificación
consiste en objetos conocidos hasta del mas ignorante; de ma-
nera que tomada en la mano su obra puede desde: luego cono-
cerse el libro en que deberá encontrar el asunto qiie desea sa-
ber. Cada uno de sus cinco libros se halla subdividido en capí-
tulos dispuestos, no siguiendo un orden filosófico fundado en
las analogías de las plantas y de su cultivo, que sabia apreciar
mas de lo que podia esperarse en su siglo , sino por lo co-
mún , según el órden alfabético, el mas sencillo y cómodo pa-
ra los rústicos, y aun para los que no lo son cuando se trata
de objetos cuyos nombres se conocen de antemano.
Si recordamos la época en que escribió, veremos que en
nuestra España apenas principiaban las letras y el buen gusto
á renacer de la tenebrosa oscuridad en que estuvieron sumer-
gidas por la ignorancia y barbarie de muchos siglos: cuando
los sabios Nebrija, Matamoros, Marineo Sículo, y su herma-
no Fernando principiaban á hacer conocer la propiedad y ele-
(3^)
gancia de la lengua en que escribió Columela sus admixables
preceptos de agricultura: en tiempo en que los autores mas
célebres de medicina, historia natural y agricultura de toda
Europa solo trataban de traducir é interpretar en sus gabine-
tes , y sin consultar la naturaleza, los bellos originales de la
Grecia y del Lacio , que comenzaron á ser conocidos por en-
tonces; originales que manchados por los árabes. con sus doctri-
nas supersticiosas, y mal traducidos regularmente, podemos
presumir fuesen los primeros que manejara nuestro Herrera. En
esta época, que puede llamarse la segunda infancia de la lite-
ratura y del buen gusto, se presentó el agrónomo de Talaye-
ra, no como un simple traductor ó plagiario, no como un in-
térprete de la respetable antigüedad, sino cual abeja laborio-
sa que con delicado tino y mesurada discreción sabe elegir la
pura miel de lasfloresmas preciosas para labrar un esquisito
panal cuya fragancia y sabor debia eternizar su nombre, el de
su esclarecido Mecenas y el de los augustos Monarcas que le
protegieron. No se crea que nuestro Herrera es un mero
compilador por mas que adopte tan humilde título; es un ge-
nio original que busca en el gran libro de la naturaleza y de la
esperiencia la razón de cuanto escribieron los patriarcas de la
agricultura antigua , y siempre que no halla conformes sus
preceptos con los dictados por esta gran maestra, los combate
con valor y confirmeza,oponiéndoles los que ella le reveló.
Véase si no con cuanta solidez contradice á Teofrasto ( en el
lib. 3.0, pág. 17), haciendo ver contra la opinión de este
que entre los árboles procedentes de semilla los hay muy her-
mosos y fructíferos; demostrando al mismo tiempo que este es
el medio mas apropiado para obtener muchas y excelentes va-
riedades de ellos; como impugna al mismo y descubre sus con-
tradicciones al hablar del cultivo de los avellanos ( en la pági-
na 1 2 1 ) : como (en la 107 ) desprecia el parecer de Plinio
respecto á las siembras de los almendros; la decisión con que
( )
se declara contra la opinión de Columela sobre el modo de dis-
poner los hoyos para plantar los árboles en el capítulo v i del
mismo libro 3.°; como declara falsa en el capítulo i v del pro-
pio libro la opinión del Crescentino de que todo árbol prende
de rama, oponiéndole las pruebas de la esperiencia; haciendo
otro tanto (en las páginas 32 y 5 3 ) , respecto de la errónea
doctrina propuesta por él mismo de hendir las estacas por la
parte inferior, poniendo una piedra en la hendidura con la
falsa esperanza de que prendiesen mejor, porque creia que
por ella recibían su nutrimento.
Parece estaba reservado en nuestra España á los dos her-
manos Herreras ser los primeros en romper la valla de la vene-
ración supersticiosa que se tributaba en su época á todas las
opiniones de los tiempos anteriores: Fernando impugna algu-
nas de las de Aristóteles, y Gabriel descubre los defectos de
Teofrasto y demás geopónicos que le precedieron, y á fe que
no es este el menor título que ensalza la obra del agrónomo
talaverano, y que la hace superior á la mitad del siglo en que
floreció, fecunda solamente en traductores é intérpretes por lo
que respecta á las ciencias naturales.
No declararemos superior la obra de Herrera á la del padre
de la agricultura.romana el Insigne gaditano Columela, aun-
que es innegable que mejoró la doctrina de este en algunos
puntos; y tal vez diéramos la primacía á aquel, comparando
el estado diferente de ilustraccion que tenia la Europa, y con
especialidad los diversos pueblos que habitaban en las épocas en
que cada uno escribió. Herrera es , sin disputa, superior á Co-
lumela en cuanto á los preceptos para conocer las tierras, sus
sitios y esposiciones de que trata en los capítulos 11 y 111 del
libro 1.0 El agricultor de Talavera necesitó indudablemen-
te de un esfuerzo de genio mucho mayor que el gaditano
para sobreponerse á las falsas ideas que se encontraban en los
geopónicos antiguos, y mucho mas á las infinitas preocupa-
( 3*8 )
cíones que añadieron la credulidad y la ignorancia en oclio si-
glos de barbarie; obstáculos demasiado grandes jpara ser ven-
cidos de una vez por un solo hombre, y para a&rirse por me-
dio de ellos.una carrera no trillada, apehas enseñada por maes-
tro alguno, llena de dificultades que oponían los obstáculos
indicados, valiéndose del único y penoso medio, que es la
observación, y por ser el primero que trató.ia agricultura en
idioma patrio. Este conjunto de circunstancias es sin duda uno
de; los títulos que; mas distinguen el mérito de nuestro autor;
Otras muchas pruebas de él y de su originalidad se encuen-
tran diseminadas en diferentes lugares de su obra.
No aseguraremos,; como el célebre Quer, conociese antes
que Lineo el sexo de las plantías; i estaba si convencido de que
debia existir, y distinguió con toda exactitud las flores
machos y hembras de los laureles: insinuó al hablar de estos
últimos la cualidad venenosa del. árbol llamado vulgarmente
loro, que QS oí -Pruáiis. lusitanica- A^ muy
afine al lauro real, cuyas cualidades mortíferas son demasiado
conocidas: descubrió mucho antes que Duamel en la harina
de la castaña común la virtud para corregir las diarreas: tal
Vez despertó la idea al Sr. Cadet-des-Vausx de sostituir á la
poda de los frutales el encorvamiento de sus ramas, medio,
que siguiendo á Teofrasto y la práctica de otros agricultores;
propone nuestro Herrera en el capítulo del Granado para con-:
seguir mayores frutos. A l escribir su obra no habia visto tra-
tado alguno sobre los árboles paraísos, y sin embargo expo-
ne su cultivo con inteligenciav si esceptuamos lo que dice
del injerto; y sabe distinguir ambas especies por medio de
caracteres que no dejan la menor duda, aun hoy día, de su di-
versidad : dijo que el cerezo y el guindo pertenecían á una
misma especie: reconoció la afinidad del albarícoque, ciruelo
y durazno, y de otras muchas plantas>, deduciendo reglas para
su cultivo: conoció también la importancia de los abonos que
C 3^9 )
suministran las ovas ó algas marinas: igualmente la de la al-
ternativa de las cosechas, pues aunque habla en el capítulo
i v del libro primero de la huelga y barbecho, tan común por
desgracia en su tiempo, y en el nuestro, dice con la maes-
tría que le es propia: aunque tales diligencias se pueden
tener que continuamente fructifique, y que á unos frutos su-
cedan otros'* (pág. 1 8 ) ; y por fin es autor de una por-
ción de capítulos, los cuales, como gran parte de los aforismos
de Hipócrates, apenas dejan que desear á la ilustración mo-
derna , ni mas gloria que coger que la satisfacción de espli-
carlos según las luces del siglo en que vivimos. Tales son el
capítulo v i del libro tercero, el u y m del libro primero,
el n r , iv , x i i , x v n y x x n del libro segundo.
No nos estenderemos á hablar sobre los artículos de las
virtudes medicinales de las plantas, que siguiendo la costum-
bre de su siglo ( y que hoy dia siguen aun gran parte de los
agricultores modernos) insertó también en su obra, aunque
desde luego las declara agenas de su objeto; sin embargo se
echará de ver que aun en esta parte tuvo nuestro autor una
elección delicada á pesar de no ser su profesión la medicina,
como podrá convencerse cualquiera que lea las notas con que
hemos procurado ilustrar esta materia.
Con todas estas verdades, que jamas podrá oscurecer la
crítica mas severa, nuestro autor contemporizó á vezes con la
corriente de su siglo, diciendo por egemplo, y casi siempre
en boca de otro, que las vides, los guindos, cerezos y otros
árboles podían injerirse de tal suerte que los frutos careciesen
de hueso , refiriendo también como posible injerir medicamen-
tos que les comunicarían sus virtudes. En esta parte no pudo
menos de ceder al torrente impetuoso de la autoridad de tan-
tos varones ilustres que le habían precedido , y que unánimes
seguían la misma opinión. Sin embargo es de notar, como du-
da del dictamen de Paladio, que asegura la posibilidad de in-
TOMO I V . TT
(33o)
jerir el almendro sobre el castaño, y en la edición de 1528
duda también puedan injerirse los colores; tampoco negare-
mos que generalmente son insuficientes las descripciones que
da para conocer las plantas de que trata, y ninguna su sino-
nimia. Pedir este servicio de nuestro Herrera, y muy á los
principios del siglo x v i , como pretende exigirlo el célebre
barón de Haller, es ciertamente una demanda importuna; sin
embargo las descripciones que nos dejó de algunas variedades
de la vid, las señales que nos da de diferentes castas de ci-
ruelas , son muy superiores ciertamente á cuanto existia en su
tiempo, y á cuanto se hizo muchos años después.
La primera edición de que principalmente vamos hablan-
do se resiente también de cierto desorden, que comparada
con las otras dos, manifiesta se hizo con alguna precipitación,
nacida tal vez de las continuas instancias que le haria el Car-
denal Ximenez para que la publicase. Echanse también de
menos en el libro quinto el tratado de la cria y mejora de ca-
ballos y del ganado merino, la cria y cuidado del gusano de
seda, del conejo y otros animales domésticos, objetos que pa-
rece debian interesar también á la agricultura de Talavera;
y aunque se deja ver por varios pasages de su obra que no le
era desconocido el cultivo y utilidad de los prados artificia-
les , no destinó un capítulo á este asunto importantísimo.
Omitió también hablar de los espárragos y de otras plantas
no ignoradas de él. Herrera conocía demasiado la dificultad
de hablar bien y con maestría de asuntos tan numerosos y
distintos, y asi parece dedicó toda su vida á perfeccionar aque-
llos que habia tocado en la primera edición. Una buena parte
de estos defectos y de las inexactitudes que se hallan en di-
cha edición se ven corregidos ya en la de 1528, y mucho mas
en la de I 539, según aparecerá por las variantes que acompa-
ñan á la presente edición. E l lenguage es mucho mas hermoso
en estas que no en la primera; y debía ser asi, atendidos los
C33i)
rápidos progresos que en aquellos tiempos felices hacia la lite-
ratura en España, y tratando de cerca nuestro autor (como
es de creer) á los sabios mas eminentes que entonces flore-
clan , particularmente en el liceo Alfonsino, en que brillaban
los Nebrijas, Matamoros, y su elocuentísimo hermano Fer-
nando , contribuyendo con estos á dar aquel realce y rotundi-
dad al habla castellana que tan indignamente afean esa gavi-
lla de visónos traductores, y de autores que queriendo ceñir
la abundancia de nuestra lengua á la pobreza de su instrucción,
se ignora el idioma en que nos hablan.
Nuestro Herrera piadoso y moderado, como lo son ge-
neralmente cuantos se dedican á la observación de los seres
naturales, en donde á cada paso no puede menos de recono-
cerse el dedo omnipotente, y como lo fueron todos los dis-
cípulos del Santo Arzobispo D . Fernando de Talavera, con-
testa en el prólogo de las ediciones de 1528 y 1539 muy
comedidamente, aunque con energía y solidez á las críticas
que se deja conocer hablan hecho de su obra, infundadas á
la verdad según se deduce de su propia contestación. Este es
uno de los motivos que nos inclina á reconocer como propias
del autor las dos citadas ediciones posteriores á la de 1513.
Sin embargo , otros mas fuertes nos inducen á admitirlas co-
mo tales. Los mas poderosos en que apoyamos nuestro dicta-
men son las doctrinas añadidas, muy propias todas ellas de
la sabiduría de Herrera, y de la edad madura en que las es-
cribió : la perfección del lenguage, propia también de las
diferentes épocas en que se publicaron: la corrección de las
frecuentes repeticiones de una misma idea que se observan
casi en todos los capítulos de la primera, y principalísima-
mente dos hechos muy notables que tienen relación con su
familia.
Con efecto, en la edición de i 5 1 3 nada dice acerca de
su señora madre, y en las dos siguientes espresa su nombre
( 332 )
y apellido, haciendo mención de ella como ya difunta, en el
libro v , al capiLiilo x x , en que habla de los tiempos y mo-
dos de sacar los pollos, lugar el. mas á propósito para elogiar
los conocimientos de una señora. En ambas ediciones mencio-
na á su hermano mayor en el capítulo x x x v i del libro i u
que habla de las palmas; pero en la de i 5 3 9 lo cita ya como
difunto, haciendo al paso un elogio de „las muchas y esce-
llentes virtudes de que fue muy adornado 's 79. ¿Quién sino un
hijo tan virtuoso como nuestro Herrera, y un hermano tan
tierno y tan digno de serlo de su sabio hermano, intercalarla
en el discurso semejantes noticias?
Ademas los títulos de las dos sobredichas ediciones pa-
rece están probando su legitimidad, y acaso también la de al-
guna de las hechas anteriormente; pues que en la de 1528
dice las siguientes palabras dignas de notarse: „ Nuevamente
corregido y añadido en muchas cosas muy necesarias y perte-
necientes al presente libro, por el mismo autor Con pri-
vilegio imperial.'" La palabra nuevamente parece indicar quo
ya antes habia corregido y añadido alguna ó algunas de las
muchas ediciones que se habían dado á luz hasta la época ci-
tada de 1528. En la edición de 1539, ademas de las referi-
das espresiones de nuevamente érc., se lee: „Con privilegio
imperial nuevamente concedido." Esta cláusula, la circunstan-
cia de haberse impreso en casa de un Brccar en el mismo A l -
calá de Henares, y saberse que en 1529 se concedió privi-
legio al mismo Herrera para reimprimir su obra, apenas espi-
rase el concedido anteriormente á Miguel de Eguía 2 , pare-
ce probar que esta edición la hizo el autor mismo usando del
sobredicho privilegio último. N i es fácil creer la hiciese al-
gún heredero suyo, porque esta presunción desaparece á vista
de las razones que espusimos respecto de las adiciones y men-
ción honorífica de su difunto hermano, que dijimos se hacen
en ella. '
( 333 )
Probada la legitimidad de las tres ediciones anteriores,
ya no es tan difícil juzgar del verdadero mérito de las restan-
tes. No he tenido la felicidad de verlas todas, y menos el tiem-
po suficiente para cotejar con escrupulosidad las que han lle-
gado á mis manos. Esta es obra de años: obra que perfeccio-
narán los venideros en alguna de las muchas ediciones que se
repetirán del libro verdaderamente inmortal del agrónomo
talaverano. Nosotros nos contentamos por ahora con lo que
llevamos dicho, con la lista adjunta de las ediciones de que
tenemos alguna noticia, en la cual citamos las fuentes de don-
de las hemos sacado y el juicio que de ellas se tiene; y di-
ciendo, fundados en algunas comparaciones, que es muy pro-
bable sean también legítimas de Herrera todas las ediciones
hechas en España hasta el año de i 39 , en que creemos v i -
vía aun; que por lo mismo es de presumir lo sean las de To-
ledo y Alcalá de Henares de 1524, y que en la de 1 546,
hecha en la misma ciudad de Toledo, se ven calcadas con
toda exactitud las líneas de todas sus páginas con las de la
ya referida de 1539; y que habiéndose valido la Sociedad
Matritense de la espresada última edición de Toledo para sa-
car las variantes que inserta en esta que publica, se ve que
reúne en ella cuanta doctrina útil dejó escrita el célebre Ga-
briel Alonso de Herrera.
Damos fin á estos apuntamientos de un modo análogo, y
usando casi de las propias palabras con que cierra el autor
su capítulo x m del libro segundo, diciendo á los amantes de
la gloria literaria española del siglo x v i : estas noticias he
alcanzado á saber sobre este hombre singular: cada día sa-
ben mas las gentes, forque con el tiempo se hallan mas cosas:
quien mas supiere añádalas aqui y ponga su nombre , ó haga
otro tratado para que lo sepan las gentes, que muchas vezes
lo que no queda escrito juntamente per esc e con su auctor.
( 334 )

NOTAS.

i Tres fratres Talabricae orti sunt Ferrerae nuncnpati, IngenlosI


sane, et sua quisque eorum arte eruditus. Natu major studiis elo-
quentiae deditus, oratoriam Compluti proffessus est. Secundus musi-
cae artis studíosus organis pulsandis ín Divi Ildephonsi delubro per
Ximenium praefectus fuit. Tertius in Reí rusticae scriptoribus legen-
dis versatus, i n eamque exercendatn natura propensus, geoponicae
artis callentissimus evasit. De ea díligenter scriberet praecipit, prae-
miis etiam propositis, ut indocti et rustid homines qui tune agri-
culturam indignissime tractabant, aliquid vulgar! lingua quod lege-
rent et ediscerent ad manum haberent, ne disciplina honestissima pe-
riret. Hoc ille argumentum ita feliciter tractavít, ut jure cum priscis
iltis contendat qui graece latineve de ea re scrípserunt. Quanti vero
fiant quae scripsit, testimonio sunt crebrae illorura voluminum e d i -
tiones, nostris nimirum hominibus ea semper avide exoptantibus.
Alvar. Gom. De Rebus gestis ampliss. Car din. Ximenii. Ub. i r .
y. 4$, Un. 14.
Alvar Gómez escribió el año 1 5 8 1 , es decir, que cuando escri-
bió estaba aun reciente la memoria de los tres hermanos Herreras, y
por consiguiente su testimonio es de mucho peso.
E l l i m o . Sr. González, Obispo que fue de A v i l a , tradujo al cas-
tellano la vida del Cardenal Cisneros escrita por Alvar G ó m e z , t r a -
ducción que no se ha publicado. E l manuscrito se conserva en la l i -
brería del convento de PP. Franciscanos de Torrelaguna, en donde
lo vió el Sr. D . Francisco Hernán de Vargas, Agentefiscal del Real
Patrimonio, que ha tenido la bondad de darme esta noticia.
2 Este precioso manuscrito, que se conserva en la Biblioteca Real
de M a d r i d , se titula: „Historia de Talavera, antigua Elvora de los
Carpentanos, postuma: escribióla en borrador el Lic. Cosme Gómez
Tejada de los Reyes: sacóla en limpio Fr. Alonso de Ajofrin, p r o -
feso del monasterio deSta. Catalina, orden de S. G e r ó n i m o a l folio
256, dice asi: ,,EI Cardenal de España y Arzobispo de Toledo Don
Fr. Francisco Ximenez de Cisneros, varón de valor máximo y á n i -
mo invencible en las dificultades que se oponían á cosas grandes que
emprendía, asi en el bien común espiritual como en el temporal se-
gún que ayuda al primero, no solo á fuer de vigilias y gastos fundó
la Insigne universidad de Alcalá, y en ella las cátedras convenientes
á las mayores disciplinas, sino que cuidó de la cultura de los cam-
pos, y que la gente rústica tuviese doctrina manual, y no indigna de
los mas entendidos para tratar los campos de modo que obedientes y
agradecidos diesen colmados frutos, y los ganados pingües y copio-
^ , (330
EOS aumentos. Tres hermanos Herreras, naturales de Talavera, flore-
cían en aquel tiempo, conocidos por todo el reino por ser excelen-
tes cada uno en su arte y ministerio: cosa digna de notar, y que
cada dia con nuevas esperiencias admiramos, que de una familia y
padres nacen muchas veces hijos señalados en santidad ó en ingenio,
como también en perversas inclinaciones; tanto puede el bueno ó mal
temperamento comunicado mediante la generación, y la proporción
de primeras y segundas cualidades para las humanas acciones. El ma-
yor de los tres hermanos se llamaba Fernando Alonso de Herrera, á
quien eligió el Cardenal primer maestro de la-universidad de Alcalá,
de ingenio perspicaz y muy pronta facundia; pero de natural tan
arrogante y atrevido, mejor diré temerario, que se atrevió no solo á
meter la hoz en las agenas mieses de disciplinas, y censurarlas todas,
digo sus autores, sino también sacar á luz un libro contra Aristóteles,
príncipe fácilmente de los filósofos; y por consiguiente contra los mas
sabios varones en letras que le veneran maestro, y reconocen el mayor
ingenio del mundo,, pasmo de la naturaleza y prodigalidad del cielo:
si bien fue hombre, y era forzoso como tal proceder; que no errar
en algo y en mucho, esto es solamente dado á espirituales naturale-
zas confirmadas en gracia; si ya no interviniese algún singular p r i v i -
legio que exceda las fuerzas naturales. Indignó á los superiores maes-
tros de la universidad este atrevimiento, y diéronle una pública re-
prensión , con que entregó sus soberbios desvelos al olvido.
El segundo hermano fue con grandes aprovechamientos dado á la
música, y el Cardenal le nombró organista de S. Ildefonso.
El tercero, y de quien tenemos mas noticias , fue clérigo presbí-
tero, y se llamaba Gabriel Alonso de Herrera, famoso agricultor,
docto en lo especulativo, esperimentado en lo práctico: mandóle el
Cardenal con el fin que hemos dicho escribir un libro de labranza y
crianza, y de otras muchas particularidades y provechos de las cosas
del campo, lo cual consiguió con tanta felicidad que ha sido general-
mente bien recibido, repetidas en gran número las impresiones: vió
el autor para escribirle los mejores autores y escritores de la antigüe-
dad ; peregrinó en Italia y otras partes, procurando conocer la na-
turaleza de diferentes tierras., costumbres, artes, curiosidades; escri-
be como docto, dando sus razones filosóficas. La llaneza solamente
de aquel tiempo le humillo el estilo; por lo demás puede competir
con los antiguos griegos y latinos, y en muchas cosas los excede.
Hace honrosa mención de los tres hermanos Alvar Gómez en la vida
del Cardenal, lib. 2.0 y cerca del fin lib. 4.0 ^Biblioteca R e a l , c ó -
dice v , mím. 184.
El P. Ajofrin añadió algunas notas, y por la que puso en la
pág. 240 se deja ver que Cosme Gómez Tejada de los Reyes escribía
su historia de Talavera en 1649 1 la cual concluyó de poner en l i m -
( 336 )
pío el referido P. Ajofrm en 1651, según se lee en el último folio
de dicho códice.
3 D . Francisco Soto , natural de Talavera, compuso una historia
de aquella ilustre villa, que no ha visto la luz pública. Conservába-
se original antes de la invasión en la librería de Padres Agustinos des-
calzos de la propia v i l l a , y de ella hay una copia puntual en la b i -
blioteca arzobispal de esta ciudad. Este historiador, en el cap. 26
del l i b . 2.0, que trata de varios escritores naturales de dicha villa.,
hace muy honrosa memoria de Gabriel y sus dos hermanos Los
Sres. D . Josef Cebrian, Canónigo de l a Sta. iglesia f rimada de
Toledo , Z). Tomas R u i z Agudo , Racionero de l a misma, y Don
R a m ó n Fernandez de Loaysa , Bibliotecario del Emo. Cardenal
de Borbon en carta fecha en Toledo el 9 de Mayo de 1819.
4 Nicolás Antonio. B i b l . hisp. nova, m i . i , p á g . J8I¡. Este
autor copia lo que dice Alvar Gómez ( véase la nota 1 )> aña-
diendo equivocadamente que Gabriel Alonso de Herrera era hijo de
Fernando Alonso j que es su hermano mayor. También se equivocó
asegurando que la primera edición de la obra de Gabriel Alonso de
Herrera se hizo en Toledo en 1520,, y que fue traducida al francés
por los Sres. Carlos Etienne y Juan Liebault. La obra de estos doc-
tores médicos ni es copia ni traducción de la de nuestro Herrera,
aunque es muy regular se aprovechasen en algunos tratados de las l u -
ces del agricultor español, especialmente en la última edición que h i -
cieron de la titulada Praedium rusticum en 15 74: obra que L'Etienne
había publicado/en tratados sueltos muchos años antes, los cuales re-
unidos salieron á luz en 1529, según Onorati} delle cose rustidle,
vol. r , p d g . / 7 .
5 Es voz común que su madre (de Gabriel Alonso de Herrera)
fue bautizada en la parroquial de S. Salvador, y que se halla enter-
rada en la de Sta. M a r í a ; pero esto último necesita aun mayor con-
firmación." T). Josef M a r í a de la Paz R o d r í g u e z en nota remi-
tida por mano del Brigadier de los Reales egércitos D . Juan Palarea
en 17 de Abril de 1817.
6 Asi lo asegura el referido Sr. de la Paz Rodríguez en la cita-
da nota, refiriéndose á los autores coetáneos de los tres hermanos
Herreras.
7 Entre otros muchos parages de su obra puede verse la pág, f
del tomo 2.0 de la presente edición.
8 Véanse las notas 1 , 2 y 3.
9 ... .,, Y aun el Señor Maestro Hernando Alonso de Herrera, m i
señor y hermano nominatísimo en toda España y fuera de ella por sus
muchas y excelentes letras y virtudes, de que fue muy adornado,
cuya ánima Dios coloque en su santa gloria, amen. Edición de 1 fáj?,
j)dg. 102. .
i o Segun Mannef) Siculo, Fernando Alonso de fíefrera había
muerto ya en 1530, pues en el lib. 25, folio 172 de sn obra titula-
da Rebus Hispaniae memorabilibiis, impresa en Alcalá de H e -
nares el mismo año de 1530, dice: , , F u i t etiam contemporamus An-
tonií Nebrisensis Ferdinandus Herreriensis,, in omni genere Htterarum
praestantíssimus, qui nuper moriens discípulos reliquit qnampluri-
mos, quos more Quintiliani propositis quaestionibus et argumentis
declamare diligentissime laboriosissimeque docüit. Cnjus filius'Lupus
Herreriensís eruditionem paternam si non excessit prorsus aeqüavit,
et admodum Juvenís omnes quidem meo judicio suos coetáneos eru-
ditione superávit." E l mismo autor en- sus cartas familiares trae
una en el lib. 1.5 de un tal Alonso de Segura, dirigida al Sr. Juan de
Vergara, toledano, en la cual, entre otras cosas, dice asi: .,Quod
non solum memoriam mihi afferebat illius, temporis cum mercham
sub Ferdinando Herreriensi utinam tam bene fortunato quam ínter
.latinos nostro tempore Principe." Véase la f á g ' SJJ del tomo 1.0
de la B i b l i a hisp. nova de Ñicol. A n t .
Véase dicha pág. 377 del tomo ya citado de la referida B i b l i a
de Nicolás Antonio, en la cual dice equivocadamente que Fernando
Alonso de Herrera era salamanquino j á pesar que, se conoce había
leído la vida del Sr. Cisneros, escrita por Alvar Gómez.
E l P. Gerónimo Romano ( ó Román) de la Higuera, en su His-
toria eclesiástica de Toledo , dice:
,,Por estos dias { año de 1 $08 en tiempo en que el Sr. Feritait-
d o v estaba en A l c a l á ) murió el Maestro Antonio de Lebrija en A l -
calá, y enterráronle en S. Ildefonso, á quien dio el Cardenal cincuen-
ta mil mrs. de partido, y con esto cada año cuatrocientas fanegas de
t r i ^ o , el cual, yéndose á oponer á la cátedra de prima de latín , que
,vaco por la muerte de Pedro Jacin Aragonés, y era de propiedad,
opusiéronse también Herrera y Castillo, y llévesela el Castillo por
grandes negociaciones que tuvo. Biblioteca R e a l , cod. F . nnme-
ro $ 1 , fol. IJ$ vuelto.
.. ..Rhetorum gymnasío Ferdinandum Alphonsum Ferraram tala-
bricensem, hominem ingenio promptum et extemporali facundia
praestantem. Ferunt íllum arroganti natura praeditum, non dubitas-
:se in omnem messem falcem mittere, deque re omni litreraria ¡udí-
cium ferré: adeo ut adversus Aristotelera.•libellutn edere non erubue-
r i t . Fuit quidem, ille reprehensus á plerisque Academiae. magisrris,
sed ab Aegidío Gonsalo ,- et-Bartholomaeo Castro muito acrius , adeo
ut seneje. rubore suffúsus-et aestuans haeserit. Alvarus GOVJC.SÍUS
JDe Rebus gestis ampl. Card. Ximenii. ~L-Vol. %\ Uh-. A , f d g . s j x ,
lín. j p Bartoloraaeus Castro,, cujus obiucgationcm Ferrara sus-
tíneret non potuit. I d e m pag.s>6> «fe 2 / .
D . Francisco Soto eu d-lugar citado ^ hablando de D . Fernan-
TOMO IV. VV
do Alonso de Herrera, dice: que despechado eíi efecto por la per-
secución que le movió la universidad de Alcalá con motivo de su
impugnación de algunas doctrinas de Aristóteles, quemó sus obras ó
escritos, ó como él se esplica: „ l o s frutos de sus desvelos." Los Se-
ñores Ce trian.... en su citada carta de $ de Mayo de J8TS).
Según Nicolás Antonio se imprimió dicha obra en Salamanca
en 1517 en 4.0 , y la tituló: Disputa breve de ocho levadas con-
tra Aristóteles y sus secuaces.
Marineo Sículo hace mención de otra obra de este sabio Herrera
en la citada obra De Rebus Hispaniae memorabilibus lib. 2g: dice
asi: ,,De rebus praeterea domus Caprensis magnifice gestis Ferdi-
nandusHerreriensis, vir eloquentissimus, librum scripsit, quem mihi
legendum tradidit, et ego non sine admiratione perlegi dicens: ¡ O
felices Caprensis domus equites, qui rerum suarum talem meruerunt
habere scriptorem!"
11 Copia. = Cámara al folio vuelto 43, = Muy poderoso Señor:
E l Capitán Juan de Herrera dice que él sirvió al Cardenal, que haya
gloria, diez años de Capitán de infantería, y pasóá Oran sin haber
salario ni acostamiento alguno, y que estovo cierto tiempo con su
gente y á su costa en la dicha cibdad de Oran; y que después que
fue ganada la dicha cibdad, el Cardenal se volvió á España y co-
bró los acostamientos del R e y , y que él nunca hobo satisfacción de
ello: y ansimesmo dice que después de esto le sirvió de contino, y
que le envió á Vizcaya á hacer muchas armas y á otras partes, don-
de gastó mucho mas de lo que daban para su acostamiento; y ansí
por esto, como porque él nunca fue bien pagado, pide y suplica á
V . A. que porque al tiempo que murió el Cardenal no estaba en
Castilla, que estaba en la costa donde V . A. desembarcó en su ser-
vicio, y no pudo venir á demandar le fuere satisfecho lo sobredicho
en los descargos que el Cardenal dejó: suplica á V . A. le mande
dar una cédula para D. Francisco de Mendoza y el Rector del co-
legio de Alcalá, en que le mande que en los descargos que están por
hacer le pongan y descarguen con él lo que de Justicia sea &c. —«.
Decreto: E n Zaragoza á 7 de Diciembre de 1518. = Que lo vean, y
hagan justicia. ~ Está rubricado.zzFecha.z=En los libros de des-
cargos del Sr. Cardenal Ximenez de Cisneros hay una partida que
dice: ,, Pagáronse al Capitán Juan de Herrera, contino de su Señoría
Reverendísima, hermano del su capellán Gabriel de Herrera, 34,873
maravedís que le eran en resta á deber de su sueldo é acostamiento
en la Jornada de Oran. = Pagáronse mas al mismo 19,121 mrs., que
le eran en resta á deber de cosas que fizo complideras al servicio de
su Señoría Reverendísima en ajuntar armas m. Vizcaya é en otras
cosas."=Está copiado literalmentendel original que existe en este Real
archivo de Simancas; y lo firmo en él á 17 de Junio de 1818.=
( 339^
Tomas González.=Es copia del original que existe en k Secretaría
de la Real Sociedad económica de mi cargo, de que cettifico. M a -
drid 7 de Julio de 1818. = Josef María Celas y Muñoz, Secretario.
12 Asi se infiere de lo que dice en el capítulo del Romero y en
otros muchos lugares de su obra.
13 Esta conjetura la fundamos en que el Rmo. Sr. Talavera turo
un sobrino llamado D . Francisco de Herrera, según se manifiesta en
el siguiente pasage:
„ Amaba mucho los eclesiásticos honestos; cuando le visitaban
honrábalos grandemente; nunca dio beneficio á criado ni amigo por
servicio ni amor si no fuese bueno y virtuoso. A Francisco de Her-
rera , su sobrino, dio el deanazgo de Granada; y decia: por cierto
que dimos la dignidad al deán, y le amamos, no porque es nuestra
sobrino, sino porque su buena vida lo meresce."
E n la pág. 31 se dice: , , F u e muy amigo de su patria: mostrá-
balo en el amor que tenia á los naturales de Talavera , haciéndoles
bien si eran buenos. Cuando quería decir algo de Talavera no It
nombraba por su nombre propio sino decía nuestra tierra , como si
dijera nuestra madre." Códice escrito por García Fernandez de
Talavera, dedicado al ilustre Ayuntamiento de dicha villa, y escrito
en 15 60. Manuscritos de l a R e a l Biblioteca, estante G . , numen
i8s>, fol. 2p.
14 Cosme Gómez Tejada de los Reyes en su citada historia de
Talavera, á la pág. 233 vuelta, dice que el limo.Talavera enarbolá
el pendón en el castillo del Alhambra el día 6 de Enero de 1492,
en que los Reyes Católicos tomaron posesión de la ciudad y reino
de Granada, en cuyo día era ya Arzobispo de Granada. Marineo Sí-
culo en su obra titulada De las cosas memorables de E s p a ñ a , tradu-
cida al castellano , é impresa en Alcalá de Henares en 1539, dice que
esto sucedió el día 2 de Enero de dicho año: estas son sus palabras:
Y como llegase cerca de los muros de la ciudad D. Fernando de
Talavera, Obispo de Avila (que ya estaba elegido Arzobispo de Gra-
nada, y traía la señal de la cruz), subió á la mas alta torre de la
fortaleza de la Alhambra, y levantada la cruz y los otros pendones
para que todos los viesen, sus Altezas y sus hijos y toda la gente hin-
cados los hinojos en tierra la adoraron "
I J E l mismo Tejada de los Reyes en las páginas 228, 229 y
132 dice que el limo. Sr. D . Fernando de Talavera había obtenido
estos cargos.
x6 Es imponderable el zelo de este santo pastor para formar otros
iguales. Según Cosme Gómez, salieron de entre sus familiares diez
Obispos y Arzobispos {en la citada historia, pdg- 241). A estos
•arones ilustres que salieron de sus familiares y discípulos podremos
añadir muy probablemente nuestro inmortal Gabriel Alonso de Herrera.
( 34° )
• h .Acerca de la fundación del colegio de S. Cecilio convienen el
historiador D . Francisco Bermudez de Pedraza en su obra titulada
^Antigüedad y excelencias de Granada," Tejada de los Reyes, en la
pág. 234 vuelta de su referida historia de Talayera, y el siguiente
pasage de un manuscrito que se conserva en Madrid en el monaste-
rio de Padres Benitos de nuestra Señora de Monserrate, en el cua!,
hablando del colegio fundado por el limo. Sr. D . Fr. Fernando de
Talaveraj se lee: Porque los mancebos, que como dije se criaban
en su casa para clérigos, fuesen mejor iñdustridos en lo; que debúin
saber, ordeno que hobiese; dentro en la iglesia catedral un colegio,
donde debajo de la: obidencia de un rector viviesen veinte y cinco
mancebos clérigos de quince años ó poco mas, los cuales todos co-
mían á una mesa, y dormían en un dormitorio en toda clausura y
forma de religiosos. Cada uno tenia su cama y su arca, y mesica y
libros. EL egei?cicio continuo de estos era «ervir al coro con .sus.so-
brepellices á todas las; horas-del dia y de la noche ; y, por sus tablas
les cabían los óñcios de acólitos, conviene á saber, de fraerlos, can-:
deleros, ios encensarios, los portapaces, los libros y . vipageras, y
. otras cosas necesarias al servicio del altar : asimismo las lecciones de
Jos maitines y versos á las. horas hasta el entonar de los órganos, y
lervin-á-todas .las misas rezadas que, en las iglesias se decian ^eon sus
sobrepellices, y no de otra manera; y todo esto traían entre sí tan
sabido, y concertado, que no piodián jalmas hacer falta en el coro ni
en los altares. Todo el' tiempo que de allí les sobraba después de
comer, gastaban en oír lecciones de gramática, canto, y cánones y
lógica; porque para todo habla muy buen recado de maestros, y
con , esto se hacian muy sabios , y tan señalados clérigos en todo
egerciqo eclesiástíco^ 'que .de allí se poblaban todas las iglesias del
arzobispado-;, y el que^dé 'alii salía seguramente podia ser.:en otro ca-
bo rnaestro de los que no se tebian criado én aquella escuela. Aqui
los ordenaba el Arzobispo poco á poco de todas las órdenes como
iban aprovechando en virtud y, saber., hasta que cantaban misa nue-
va, á la.cual era cosa de ver la solemnidad que el-Arzobispo hacia,
y como convidaba á-ella; á todas las. personas de la' iglesia y de .la
ciudad, y á. las m^s de ellas e^a el padrino, -y predicaba en loor del
sacramento y del nuevo sacerdote, y' al tiempo- del ofrecer con ¡ toda
humildad le besábala mano, y le^ófrecia á vezes* un vestuario para
su persona; y á, vezes j si lo merecía, le daba, allí la provisión de
algún beneficio en alguna iglesia, ó capellanía ó otra merced, coa
que después, se, pudiese sostener conforme, al merescimientó y. dispu-
sicion que ea cada-.unQ hallaba, lo euaf^podía muy-bien hacer, por-'
que puestpique.todos,los beneficios de iá ciudad y reino de Granas-
da sean del patronazgo de los Reyes -, -y ellos los dan á quifen quie1-'
jen. > era tanta la/confianza'que sus Altezas tenían del Arzobispo, que
le enviaban las nóminaciones firmadas y selladas, dejando el nombre
de la persona y iglesia en blanco, para que él lo hinchese, nom-
brando á quien quisiese y á quien mejor lo meresciese ; y él lo hacia
tan bien , que^ ninguno tenia esperanza de ser alli escripto si no con
mucho merescimiento; y aun digo mas que por letras de rueoo de
sus Altezas ni de otro alguno, por muy letrado y generoso que^fuese
el que las trajese, no le daba beneficio asi de primer bote, sino que si
á poco á poco iban aprovechándose, asi Jes iba proveyendo y acre-
centando; y cuando alguno de aquellos colegiales cantaba misa, y le
proveía en otra parte, luego metia otro en su lugar para que comen-
zase á deprender disciplina eclesiástica y sciencia."
01 E l códice 145, estante G de la Biliotcca Real es una co-
pia igual al anterior, y dice por consiguiente lo mismo en este pasaje;
hay solo la diferencia de estar escrito el del Monasterio; por la mayor
parte en letra del siglo x v i , y el de la Biblioteca Reaf en escritura
moderna. En las primeras caras de ambos se asegura estar escrita la
historia del Arzobispo por sugeto coetáneo, que se crió y educó a l -
gunos años en la propia casa del Arzobispo.
Hay otro códice, núm. 80, en el estante G , que es una copia del
mismo, escrito en letra moderna.
Í E l códice núm.. 144, estante G de la misma Biblioteca Real de
Madrid j contiene noticias pertenecientes á este mismo-asunto, las
que copiaremos en seguida. Este códice se titula Relación de la v i -
da del Sr. Tala-vera s primer Arzobispo de G r a n a d a , escrita por
I J . Gerónimo de M a d r i d , A b a d de Sta. Fe (dignidad de la ca-
tedral de Granada) , y contemporáneo de dicho Señor .—Item las
informaciones de sus virtudes y milagros, sacado uno y otra del
original que se guarda en el archivo Arzobispal (de Granada), y
es trasladado d la l e t r a , fecho año de 1704. En el folio seis viol-
to dice asi: ,, En lugar de acólitos ó mozos de coro que dicen en
otras iglesias, hizo un colegio donde se criasen treinta mancebos, los
mas suficientes para el servicio del coro que pudiesen ser habidos, po-
bres. Servían al coro la mitad de la mañana, y la otra mitad á la
tarde por semanas. En todo el otro tiempo oian lecciones de gramá-
tica, lógica, cánones y teología. Había para leer estas facultades co-
pia de maestros suficientes, los cuales él tenia en su casa y á su mesn.
Desde que estos mancebos eran ordenados de misa, al tiempo que de-
cían la primera, convidaba en su casa abundante, aunque pobre, á
toda la clerecía; y estando él presente dábales una colación á las vís-
peras de la fruta verde ó seca que al tiempo había, porque no con-
sentía que %e mercase ni comiese en su casa cosa de azúcar, y n í n -
ounas de estas confecciones curiosas: una comida de vaca y carnero'
sin aveninauna; y daba al mhacantano un vestuario cumplido de
paño negro"que costaba á trescientos maravedís. Cuando había nece-
( 340
sidad sacábales del colegio para que fuesen á servir alcanas iglesias
del arzobispado. Eran luego otros en su lugar recibidos para lo mes-
mo; y de esta manera crió en aquel colegio los mejores clérigos que
habia en toda España; y asi proveyó su arzobispado mejor proveído
que otro ninguno en España."
Cosme Gómez Tejada de los Reyes conviene con el Abad de San-
ta Fe en el número de jóvenes que el Arzobispo Talavera mantenía en
dicho colegio, y en cuanto á la instrucción que se les daba en él. E n
la citada pág. 234 de su historia dice también que mandó enseñar el
árabe á los sacerdotes para que pudiesen hacerse entender de los mo-
ros; y para facilitar la instrucción en este ramo mandó igualmente
escribir un arte y un vocabulario del idioma árabe, que él mismo
aprendió siendo ya sexagenario. Asi pedemos presumir que nuestro
Herrera aprenderla también el árabe en Granada, lengua que parece
no entendía siendo mozuelo, según se infiere de lo que dice en el ca-
pítulo del Romero.
17 Como al hacer la presente edición no se tenían las pruebas
necesarias para reputar por genuinas las ediciones de 1528 y 1546
que poseía la Sociedad, no se trasladaron las variantes que habia en
el prólogo; mas sabiendo ya que estas son propias del autor traslada-
remos las mas importantes al fin de estas notas en obsequio de los
que lean esta obra, y asi se tendrá cuanto bueno añadió el autor en
las citadas ediciones.
18 Siendo el limo. Talavera tan amante y favorecedor de sus
paisanos (véase la nota 13) ^ y siendo tal vez pariente de nuestro
Herrera, es muy probable lo llevase ya entre su familia el año mis-
mo de 1492 en que se conquistó á Granada, en cuya época tendrit
la edad de 15 á 20 años.
19 Es digno de notarse que no menciona algunas prácticas que
muy probablemente eran conocidas anteriormente en España, como,
por egemplo, el modo de disponer los emparrados de la vid sobre ár-
boles, practica que cita únicamente como vista en Italia. Tampoco ha-
ce mención en su obra del lucroso cultivo de las barrillas, que es an-
terior al siglo x v i en el mediodía de España. Esto parece probar
que no se detuvo lo bastante en algunas provincias de la península.
20 E n el año 1499, en que Herrera seria hombre hecho, y co-
nocido tal vez por su afición á la agricultura, y acaso ya por so
práctica, estuvo allí Cisneros tratando con el virtuosísimo D . F e r -
nando de Talavera sobre la conversión de los moros de orden de los
Reyes. Cosme Gómez pag. 256" vuelta.
21 Interea dum haec gerebantur, Franciscus Herrera, Gompla-
tensis ecclesiae Abbas, qui quatuor ferme ante anuos Romam missus 3
Ximenio fuerat, de Academíae Complutensis erectione cum Romano
Pontífice acturus, vir sane industrias et ad congressum potentiorum
( 343 )
aptus, obtentis littens, diplomatibusque illb quas breves vocant, ad
eam rem conficiendam necessariis ad Ximenium venit. Alvar. Go-
mez de rebus gestis amplis. Cardinalis Ximenii, lib. n , pa?.
4 1 , Un. j 8 . Portilla en la Historia de Compluto dice que el Abad
de la iglesia magistral de S. Justo de Alcalá de Henares, que trajo
las bulas para la erección de la universidad, se llamaba Alfonso R o -
mero de Herrera. En el archivo de la misma Iglesia consta que su
segundo Abad se llamo Alfonso de Herrera, y se cree muriese en 1509.
No^ sabemos si este D . Francisco ó D . Alfonso de Herrera era ó
no pariente de los tres hermanos Herreras, ni si es el mismo sobri-
no del Santo Arzobispo de Granada, á quien dio el deanazgo de su
iglesia, según se dijo en la nota 13.
22 , , E n escritura de concordia que en 30 de Marzo de 1515 otorgó
el clero y ayuntamiento de Talavera, ofreciendo hacer todos los años
las solemnes fiestas, que llaman las Mondas, á Ntra. Sra. del Prado:
entre los eclesiásticos otorgantes que otorgan y firman la concordia
está Gabriel Alonso de Herrera, Beneficiado en S. Miguel." Esta
escritura se cita en los apéndices de una historia de Talavera, escri-
ta por el Dr. D . Josef María de la Paz Rodríguez, actualmente mé-
dico de Talavera. = Nota comunicada por el Sr. D. Josef Antonio
Conde, nuestro consocio, individuo de la Academia de la Historia.
L a junta en que se otorgó la referida escritura fue presidida por
el Lic. D . Juan Martínez de Mariana, padre natural del célebre his-
toriador el P. Juan de Mariana. L a madre de este se llamaba Ber-
nardina Rodríguez, la cual no era francesa como algunos han creí-
do. Cosme Gómez Tejada de los Reyes, Fragmentos de la histo-
ria de Talavera acerca del Dr. P. Mariana, pdg. 2 6 vuel-
ta. Real Biblioteca, códice D D . , núm. JOJ. E l mismo C . G .
Tejada de los Reyes asegura haber conocido á una hermana del c é -
lebre P. Mariana que era monja, é hija de los mismos padres.
23 Dice asi: ,,Todas las aceitunas son de mala digestión, ma*-
yormente á los que tienen frió el estómago, y no se debrien comer
sin orégano, que es muy provechoso demás de ser sabroso, quiéren-
se comer pocas porque son dañosas; aunque yo no lo hago asi, que
me como un plato de ellas porque me saben bien, y las mas vezes
por no tener otra cosa." Edición de Alcalá de 15^9 3 lib, JIJ,
J>dg. /00 vuelta.
• 24 L a Real Sociedad de Amigos del pais de Madrid emprendió
sus trabajos para hacer la presente edición en 20 de Marzo de 1811,
y reunió ocho egemplares de la obra de Herrera de otras tantas edi-
ciones diversas. E n el prólogo de esta edición se refieren los trabajos
empleados por la Sociedad para llevar á cabo esta empresa.
25 Según este pasage y el de Marineo Sículo, citado en la no-
ta 10, Fernando de Talavera debió morir en el año 1529 ó 1530.
C 344 )
26 Nota para la Real Sociedad remitida por D . Tomas Gonzá-
lez, comisionado por S. M . para el arreglo del archivo de Simancas;
En un libro de relación de despachos de la Cámara, que riqe
desde el año de 1,-28 hasta el de 1530, al folio 119, entre otras
cédulas despachadas por laSra. Emperatriz en Toledo á 12 de Agos-
to de 1529., refrendadas del secretario Juan Vázquez de Molina, y
señaladas de los del Consejo Real, está asentada la relación siguien-
te:=:,,Otra cédula en que S. M . da licencia y facultad á Gabriel
Alonso de Herrera, Clérigo, para imprimir un libro que él hizo
pasado el tiempo que fue dado á Miguel de Eguía para que lo p u -
diese i m p r i m i r : despachóse ut s u p r a "
Está copiado literalmente de la referida partida que obra en eí
espresado libro de relación qne se custodia en este Real archivo de
Simancas; y - l o firmo en él á 2t de Enero de 1818. = Tomas Gon~
.zález. % .•; • •
Después de impresos los apuntamientos históricos que preceden,
nuestro amigo el Sr. D . Josef Francisco Cebrian, Canónigo de la
santa, iglesia de Toledo, nos comunicó la siguiente é interesantísima
carta, remitida de Granada por D . Cayetano Segura , cuyo contesto
,pone en clara luz gran parte de cuanto habíamos espuesto como muy
probable en, los referidos, apuntamientos. A l trasladarla íntegra no
puedo menos de manifestar mi gratitud á un Prebendado tan distin-
guido ya por otros servicios importantes en favor de la humanidad
y de la patria, hechos en los hospitales de Madrid , y durante la guerra
anterior, y los que prosigue haciendo en la inclusa de Toledo, en
l a que con sus conocimientos é ilustrado zelo ha logrado disminuir
considerablemente la mortandad dé los espósitos á un diez por cien-
to. La agricultura tributará siempre su gratitud á este bienhechor de
Ja humanidad, y á su digno colaborador el Sr, Segura por haber
ilustrado mas que nadie la noticia histórica del patriarca de la agri-
cultura moderna.
Granada y Mayo 5 de 1819. = Sr. D . Josef Francisco Ce-
-brIan.=Mi apreciable amigo: El deseo de satisfacer su encargo so-
bre el célebre Gabriel Alonso de Herrera con la mayor exactitud, me
han detenido mas de lo que yo quisiera y exigía la pronta finaliza-
ción de la impresión en que deben ir estas noticias. El primer paso
que di fue ir al colegio de S. Cecilio; y sin embargo de ser su funda-
ción por Real cédula del Sr. D . Carlos v . de 18 de Enero de 1526,
tiempo en que ya nuestro Herrera habla publicado su obra, y era
muy probable no estuviese en Granada, registré desde su fundación
hasta los años de 1600 todos los libros y papeles de su archivo, y
nada encontré. Pasé en seguida á la im perial universidad, fundación
del mismo Sr. D . Carlos v . en 28 de Marzo de 1531 por bulas del
Sr, Clemente v i l en el octavo año de su pontificado: registré y leí
. . , , ( 345 )
hoja por hoja todas sus matriculas, y no encontré al tal Gabriel Alon-
so de Herrera, ni á ningún Herrera: de aqui fui al imperial coleaio
de S. Miguel fundado en 1528, y nada encontré: continué mi averi-
guación en la secretaría de cámara del Sr. Arzobispo, registrando los
legajos de órdenes, sacristías y demás beneficios eclesiásticos, con to-
dos cuantos papeles antiguos encontré, y nada hallé; siendo de a d -
vertir que en este archivo principia todo por los años de 1535. T a m -
bién registré los papeles de palacio antiguos con referencia á cuentas,
que todos son del siglo x v i y nada del x v . De estos archivos pasé
al eclesiástico, en el que de resultas de una quema no llegan sus pa-
peles mas que á fines del siglo x v . Cansado ya de no encontrar en
estos archivos papeles de fines del siglo x i v y principios del x v , que
es donde pudieran hallarse noticias de Herrera , he registrado algu-
nos de particulares j y en el de los Mendozas, rama de los marque-
ses de Mondejar, se encuentran unas cuentas dadas por un admi-
nistrador en el año de 1502, en que se data: ,,Diez y siete m i l
novecientos treinta y cinco maravedís invertidos en gobernar el C á r -
men alto, según disposición del bachiller Herreraj comensal del Se-
ñor Arzobispo, y gran observador y curioso en materia de plantas."
En el mismo cuaderno y año de 1503 se halla otra partida de ,,tres
mil diez y ocho maravedís invertidos por el Sr. Alonso de Herrera
en la plantación 4e varios árboles frutales en el Cármen alto del A r -
gibillo, pues como dicho Sr. Alonso de Herrera es tan entendido en
la agricultura, y ha aprendido tanto de los moros en esto de mezclar
unos árboles con otros, á él le encargué esta dirección." Con estas
noticias, únicas que he podido hallar en esta ciudad , me fui el do-
mingo 2 del corriente á Guadix, pues teniendo esta casa de los M e n -
dozas en aquel tiempo conexiones y parentescos en dicha ciudad, y
siendo tan fértil y abundante en frutas, no dudé que Flerrera hubiese
ido también á ella; y efectivamente se conserva hoy una huerta muy
abundante de todo género de frutas, que llaman la huerta de Raya,
y en otro tiempo del Doctor Raya por haber sido de D . Diego de
Raya, primer Dean de Guadix, quien en su testamento otorgado en
12 de Febrero de 15 28 señala la huerta, y dice ,, se la plantó y gober-
nó Gabriel Alonso de Herrera cuando anduvo por estos países" reco-
mienda su cultivo y conservación, diciendo: ,,que el tal Herrera era
tan entendido en plantas y árboles, y le habia tanto gusto en p l a n -
tarle dicha huerta como que á la verdad sabia mas que todos los de
su tiempo y mas que los moriscos, y si no que se comparase su
huerta con la de Muley y con la de Diego López Abenafara y otras;
y se verla la diferencia; bien que lo mejor que estas tenían lo ha-
bían tomado de su huerta."
N o encontré mas; y habiendo hoy vuelto de esta expedición me
encuentro con su favorecida del 30 del pasado, en que me pide las
TOMO I V . Xx
, ( 346 )
noticias; y me apresuro á darle estas, que sí se necesitan sacadas
con autencidad de escribanos, me lo dirá vmd. para sacarlas, y re-
mitírselas.
Quisiera que estos archivos fuesen mas antiguos, pues sin duda
se encontrarían muchas noticias de este sabio, el que ciertamente en
este paraíso trabajo mucho, y aprendió de los moros.
Deseo se conserve vmd. bueno, y que mande á su afectísimo y
seguro S. Q. S. M. B. == Cayetano Segura.
( 347 )

VARIANTES NOTABLES DEL PROLOGO DE L A EDICION DE I ^ n


QUE SE C I T A N EN L A NOTA NUM. 1C.

Título, pág\ i . Libro de agricultura, que es de labranza


y crianza, y de otra^ particularidades y provechos de las cosas
del campo: copilado de diversos auctores por Gabriel Alonso
de Herrera: enderezado al muy ilustre, reverendísimo y muy
magnífico Señor D . Fr. Francisco Ximenez, Arzobispo de To-
ledo, y Cardenal de España. Nuevamente corregido y aña-
dido por el mismo auctor. Con privilegio nuevamente con-
cedido.
1. a Pierde su fuerza, pág. j . Que no es la tierra de la
condición y cualidad de las gentes ni de los otros animales, que
tienen edades disdnctas de niñez, juventud y vejez tan limi-
tada, y los que son viejos no pueden tornar atrás. Y la tierra,
aunque en la edad es vieja, ó que con huelga ó con otros be-
neficios, y aun de ser ella en muchas partes de mucha utili-
dad y sustancia, tiene operaciones de juventud.
2. a Se preciaban dtllo, jpdg. j . Pues los victoriosos Pveyes
y Capitanes triunfadores por sus mismas manos labraban la
tierra, y se tenían en ello por tan honrados, como en ser los
primeros en las batallas y vencer sus enemigos; y tanta dili-
gencia ponien en labrar con sus mismas manos los campos, co-
mo en ordenar las batallas y guarnescer los reales. Y asi páres-
ela que la tierra se holgaba con triunfante labrador, y reia
digna del laurel, y asi daba mucho mas fructo. Claro es y
muy notorio que no hay quien tan bien haga cosa alguna co-
mo el que se precia y honra de ella. Mas como agora ande
tratada de obreros alquiladizos que no curan de mas de su jor-
nal, ó de criados sin cuidado, ó de viles esclavos enemigos de
su señor, lo uno en ser la tierra no bien obrada, y lo otro pa-
resce que en vez que siendo nuestra madre és tenida en tan
poco, que de corrida nos niega la mayor parte de nuestro
mantenimiento , no lo hacien los antiguos romanos y escelen-
tísimos labradores; y para saber lo mejor hacer de consejo y
mandado de aquel sapientísimo Senado romano, que al mundo
mandaba, fueron trasladados de lenguaje africano en latin los
( 348)
libros de agricultura que Magon habia escripto como útiles y
necesarios, según Columela dice.
3.a En el campo mas se conserva la salud por donde la
•vida mas se alarga, pdg. 4 , puédese decir la vida del campo,
á quien bien gustase della, vida quita de pecados y quita pe-
sares, ó vida del campo ordenada por Dios, y no era menes-
ter decir mas en sus loores, que en esto se encierra toda su
perficcion. Bien sé que dirán los que son amigos de holgar
que la vida del campo es muy trabajosa, y que por eso huyen
muchos della. Puédeseles responder que eso es lo mejor que
ella tiene; que trabajar para mantenerse es honra y servicio de
Dios mas que holgar y morir de hambre; que en este mundo
para trabajar nascimos, que el holgar en el otro ha de ser. Y no
se halla que Dios nos mande holgazanear en esta vida, y tra-
bajar sí. Y él da su. bendición y promete hartura á los que se
mantienen del trabajo de sus manos, y no á los que tragan y
destruyen los sudores ágenos: que del holgar nascen muchos
males y pecados: que estando los hombres ociosos, y no ha-
ciendo nada, deprenden á mal hacer, y tiene mucho trabajo y
peligro de perderse la república donde se consienten holgazanes
y jugadores. Los holgazanes ¿ qué castidad no tienen y comba-
ten? ¿qué cerradura no faisán? ¿qué casa no escalan? ¿qué ca-
minos no saltean ? y de ellos se hinchen horcas y palos, y se
puebla el infierno. Y del trabajar nascen muchas virtudes y
bienes. ¡ O cuanta mas honra en este mundo y gloria con Dios
tiene el labrador que trabajando y sirviendo á Dios tiene abun-
dante su casa y harta su familia, que el ocioso y holgazán que
en paga de su pecado peresce de hambre. Y digo que por ser
holgazana la gente castellana hay tantas hambres en esta Cas-
tilla que son todos á comer y destruir, y pocos los que traba-
jan, y muchos trabajan y viven en oficios, no solamente no ne-
cesarios, mas aun dañosos, y pertenesce al buen gobierno de
justicia lo uno prohibir malditos tratos y oficios, y lo otro des-
terrar y aun matar los holgazanes placeros porque son muy da-
ñosos, ó hacerlos trabajar en el campo, que es egercido de no-
bles , ó en otros oficios, ó negarles los alimentos. Y asi lo man-
da la ley divina que no coma quien en su oficio, según Dios,
no trabaja; y era muy necesario resucitar en nuestros tiempos
aquella ley famosa de Amasis, Rey do, Egipto, que mandaba
, . , , ( 349 )
matar en todo su r e i n o a los que no diesen cada año buena
cuenta de qué vivien. Egemplo nos puso Dios ante los ojos y
entre las manos de otro tanto que hacen las abejas que matan á
los zánganos, pues no trabajan y se comen lo que ellas allegan;
y por ser tan sancto el trabajar nos envia el sabio á que tome-
mos egemplo de las hormigas que trabajan contino para su
mantenimiento; y que no imitemos á las cigarras que pasan su
tiempo en holgar y cantar y después perecen de hambre. Y
asi es muy averiguado que los que pasan enfloresy holgando
su juventud, paran á la vejez en pobres, hambrientos y men-
digos, y las mas veces en ladrones, y con estos tales no viven
seguros los que se dan á la virtud. ¿Pues cuánta delectación
trae el campo de mas de sus provechos, asi á los que superfi-
cialmente miran su hermosura como losfilosofantesy doctos que
especulan los secretos de cada cosa ? Es tan claro y manifiesto
que no era menester decirlo yo, y asi los unos como los otros
se provocan y encienden para dar siempre gracias á Dios vien-
do sus maravillas, y en todo para le bendecir considerando las
mercedes infinitas que de contino nos hace, criando por su
bondad tantas y tan diversas cosas, según los tiempos, para
nuestro servicio y provecho.
4.a Tito Livio, pdg. $, y otro tanto dice el vulgo de
nuestro Emperador T^ajano. ¡ O cuanto debemos y somos obli-
gados á los labradores, de cuyo trabajo nos sustentamos! Y pue-
do decir con verdad, y por eso lo osaré decir, que ellos son
dignos y merescedores de mas favores y libertades que muchos
que heredan la hidalguía, y usan mal della; ó que estando mo-
hosos por los juegos y tablajes, apocando sus personas y per-
diendo sus haciendas, y en todo infernando sus ánimas, ó po-
dridos y cocidos en vino por las tabernas y bodegones ^ v i -
viendo por otros modos ilícitos muy contrarios de nobleza y
virtud, y aun dignos de castigo y punición á los tales como á
gafos y leprosos; y como á los que están tocados de pestilencia
y males que inficionan los hablan de echar y desterrar de los
pueblos y de la conversación de las gentes como manda la ley
divina; dándonos á entender en la figura de la lepra corpo-
ral la lepra de los que tienen pecados públicos, que es lepra
que daña los cuerpos y ánimas, y se pega mucho. Y si pien-
san que por ser hidalgos,.nobles y caballeros lo pueden hacer,
í 35° ) .
por eso son mas obligados a vivir siempre virtuosamente. M i -
ren que no se puede conservar la nobleza sino como se ganó,
que debió ser con la virtud; y quiero que sepan que la noble-
za verdadera está en el ánima y no en las carnes, ni va por
sucesión de carne, que es cosa divina; y asi nunca se hereda,
que es compañera individua é inseparable de la virtud, y la
virtud la gana y engendra, y con la virtud se conserva y no
dura mas la nobleza que la virtud, porque son una misma
cosa. Y por tanto ninguno justamente se puede ni debe gloriar
de la nobleza antigua de sus progenitores: si él no la. tuviere
en sus obras, que la nobleza verdadera en las obras macizas de
virtud se muestra y funda, y no en palabras vanas, que los que
se loan de las grandezas y noblezas de sus antepasados, si en
sus obras son viciosos y viles, ellos mismos se dan la bofetada
y se hacen mas escurqs, no teniendo;en sí,por su culpa lo que
alaban en otros, Y si dicen que la nobleza deste mundo las
mas vezes ^se gana por muy claros y hazañosos hechos en ar-
mas , claro y manifiesto es que muy mas hábiles serán para ellas
los que están endurecidos con los trabajos del campo, criados
en soles, aguas, nieves y vientos, y otros trabajos y egercicios
de dia y de noche que curten los hombres y tienen con el tra-
bajo hechos callüs, y el hierro los há miedo, y las espadas muy
agudas casi no cortan en sus carnes como si tuviesen conchas;
que los que están guardados en casa y á la sombra como da-
mas en estrado, compuestos como mugeres, y de palabra, son
mas fieros en poblado que leones;- y si los sacan al campo al
trabajo y egercicio militar luego de tiernos, y no usados los
derrite el sol, y no puedensufrir un poco de sereno, que luego
los mata el romadizo; y mas aparato han de llevar á la guerra
para sostener su regalo, que para combatir las ciudades ni pe-
lear con sus enemigos. Y'por eso en arte de guerreros son pre-
feridos los que usan el campo, tienen oficios trabajosos de hom-
bres, á los que están holgados y tienen oficios de mugeres, que
los oficios dan ó quitan ánimo y fuerzas. Tampoco no quiero que
piense ninguno que tacho yo la hidalguía y nobleza, pues es
muestra de la virtud; mas digo que. para ser verdadera noble-
za ha de ser muy acompañada con obras,, y junta la nobleza á
las cosas del campo. Digo no ser contrario ser hidalgo y labrador,
pues antiguamente eran Reyes y labradores, que: el egercicio
del campo demás de ser vida, esta es muy noble y no es servil;
y si en nuestros tiempos anda abatida no es por culpa de ella.
5-a y~ prospere jpor largos tiempos. Amen: pdg. 6. La
primera regla de la presente obra es que en esta como en to-
das las otras obras por ser bien hechas se requieren tres cosas,
que son, saber, poder y querer; y si alguna de estas falta, va
errada toda la obra. Porque toda obra onde estas tres cosas
concurrieren será perfecta, y si acierta sin alguna dellas será
acaso.
La segunda regla (depende de la una parte de la primera,
que es del saber. Digo que el que trata en el egercicio del
campo, y aun en cualquier otro oficio ha de tener esperien-
cia; y si con la esperiencia pudiere juntar sciencia y arte, es
mucho mejor; mas si lo uno ha de faltar, mas vale tener es-
periencia sin arte que arte sin esperiencia. Porque la esperien-
cia bien aplicada yerra pocas veces; y por eso han de creer al
artífice en su arte, mayormente si es bien esperto en ella.
La tercera regla es para que en todos los oficios, y en este
principalmente, suceda bien al que á ellos se diere. Es muy
necesario que la tal persona sea aficionada al tal oficio, que la
afición hace buen oficial. Y ansi los oficios del campo quieren
que el labrador les tenga afición, y se precie y honre dellos;
porque es bien que cada uno se precie del oficio que le man-
tiene : y sucederle há muy bien poniendo en él toda diligen-
cia , mayormente en las cosas del campo, que no consienten
holgazanes ni perezosos.
Y no quiero que quede por decir otra regla principal con
las susodichas: que todo hombre debe huir de labrar ruines
tierras, sino es á mas no poder. Porque es mucha la costa y
poco el provecho, ó las procure aplicar en aquellos usos en
que serán menos costosas y mas provechosas.
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n i ób ifetíí íid.h ¡ndínorí oboi oup :2BíbibotM ésl
Y,f»j2Do m íiftnfrrii JtS/OGimri- noboq on sem e 20 oma ,?Biiail
ísl ó
LISTA DE LAS EDICIONES DE LA OBRA DE AGRICULTURA
DE GABRIEL ALONSO DE HERRERA, COLOCADAS SEGÜ»
LOS AÑOS EN QUE SE HICIERON.
Nó- Afios,
mero?.

1. a 1)13.... Obra de agricultura, copilada de diverfos auctores


por Gabriel Alonso de Herrera de mandado del muy
ilustre y reverendísimo Señor el Cardenal de España
Arzobispo de Toledo. Con privilegio Real.
A ! fin dice a s i :
Esta obra de agricultura ó labranza del campe
fue imprimida en la viila de Alcalá de Henares por el
honrado y muy industrioso varón en el arte de i m -
primir Arnao Guillen de Brocar, cibdadano de L o -
groño. Acabóse de imprimir á 8 días del mes de J u -
n i o , año del nascimiento de nuestro Salvador Jesu-
cristo de 1513 > folio.
D e esta primera edición fue de verse lo que
dice en la pdg. $4$ y siguientes del tomo 11 de sus
obras sueltas D . J u a n de I r i a r t e , de que bas-
t a r a lo siguiente: ,,Esíe es el libro de agricultura
que compuso Gabriel Alonso de Herrera, obra, si
bien recopilada de autores griegos, latinos, árabes ó
italianos, muy castellana, no menos recomendable
por la pureza, propiedad y elegancia de su estilo, que
por la claridad de su m é t o d o , escelencla de sus pre-
ceptos , y curiosidad de sus observaciones. Obra tan
importante para la cultura de nuestro idioma, como
de nuestra tierra: libro finalmente sia hojas, todo
fruto."
2. a 1520.... Libro de agricultura , que es de labranza y crianza,,
y de muchas otras particularidades de las cosas del
campo. Toledo, año de 1^20: folio. H a l l e r , B i b l i o -
teca botánica y vol. J, pdg. 248.
Nicolás Antonio cita también esta edición, que
no he visto.
1524.... Obra de agricultura, copilada de diversos auctores
por Gabriel Alonso de Herrera de mandado del muy
ilustre y reverendísimo Señor el Cardenal de España
Arzobispo de Toledo: agora nuevamente corregida y
emendada. Con privilegio imperial.
TOMO IV. YY
( 354).
A l fin de l a obra dice a s i :
Fue impresa esta presente obra de agricultura en
la muy noble villa de Alcalá de Henares con espensas
y industria de Miguel de Guia. Acabóse de imprimir
á 20 dias de A b r i l , año del nascimiento de nuestro
Salvador Jesucristo de 1524 zños, folio.
E l Sr. D . J u a n A l e n } Penitenciario del colegio
de las 'Riñas de l a P a z } posee esta edición, que
me ha permitido examinar.
4. a 1524.... A l único egemplar que he visto de esta edición
le f a l t a la portada y la hoja primera del prologo.
A l fin de l a obra dice lo que sigue:
Acabóse de imprimir la obra de agricultura agora
nuevamente impresa á 24 dias del mes de Febrero,
año del nascimiento de nuestro Señor Jesucristo de
15 24 años. = Esta sera la edición hecha en Toledo,
que se cita por la Real Sociedad en su exposición
de 22 de Febrero de 1812.
L a que he visto me l a ha proporcionado m i
amigo el Sr. D . A n d r é s de Moya L u z u r i a g a , bien
conocido por su vasta erudición y esquisito gusto.
5. a 1528.... Libro de agricultura, que es de labranza y crianza,
y de muchas otras particularidades y provechos de
las cosas del campo, compilado por Gabriel Alonso
de Herreraj dirigido al muy ilustre, reverendísimo
y muy magnífico Sr. Fr. Fran>cisco Ximenez, A r z o -
bispo de Toledo, y Cardenal de E s p a ñ a , su Señor.
Nuevamente corregido, y añadido en muchas cosas
necesarias y pertenecientes al presente libro por el
mismo auctor. Con privilegio imperial.

A l fin de toda l a o b r a , y aun de la tabla de lo


que en ella se contiene, dice lo siguiente:

Fue impresa la presente obra de agricultura en la


muy noble, insigne y muy leal cibdad de Logroño,
en casa de Miguel deEguia. Acabóse á 28 de Noviem-
bre de 1528 años. Eaus omnipotenti Deo. A m e n ,
folio.
Notas.

1 .a Nuestra Real Sociedad posee esta hermosa


«dicion s e ñ a l a d a eon el mimero 4.0, y le f a l t a e l
prologo.
2. E s t a parece ser la edición que el barón de
H a l l e r poseía , y como el nombre de Logroño se h a -
l l a abreviado dice el que estd impresa en Gronno, en
G a l i c i a , equivocación que debe perdonarse d un
extrangero. E l juicio que hace este sabio suizo de
l a obra de H e r r e r a es el siguiente', ,,Melior ple-
risque arabistis, ex antiquis geoponicis, Plinio et
Crescentio pleraque collegit et multa admiscuit sua,
nam agrum coluit, ut puto Talaverae. Italiam et varia
regna v i d i t , et Hispaniae provincias Incommo-
dum est, quod arboribus et plantis synonima non
addat." H a l l e r . B i b l . bot., vol. 1.0, pdg. 248.
6.a 1539.... Libro de agricultura, que es de labranza y crianza,
y de muchas otras particularidades y provechos de
las cosas del campo, compilado por Gabriel Alonso
de Herrera, dirigido al muy ilustre, reverendísimo y
muy magnífico Sr. D . Fr. Francisco Ximenez, Arzo-
bispo de Toledo, y Cardenal de España, su Señor.
Nuevamente corregido , y añadido en muchas cosas
muy necesarias y pertenecientes al presente libro por
el mismo a u t o r . — C o n privilegio imperial nueva-
mente concedido.
A l fin de l a tabla de la obra dice lo siguiente:
Fue impresa la presente obra del agricultura en la
muy noble y insigne universidad de Alcalá de H e -
nares en casa de Juan de Brocar. Acabóse á 16 de
Junio de 1539 años Laus onmipotenii Deo.
Amen. Folio. E s la edición que poseo, y de ella
existe otro egemplar en la Biblioteca arzobispal
de Toledo, según me dice en carta el Sr. D . F r a n -
cisco Cebrian.
7.a 1J46 Libro de agricultura, que es de la labranza y
crianza, y de muchas otras particularidades y prove-
chos de las cosas del campo, copilado por Gabriel
Alonso de Herrera, dirigido al muy ilustre, reveren-
dísimo y muy magnífico Señor D . Fr, Francisco X i -
menez , Arzobispo de Toledo, y Cardenal de España,
su Señor. Nuevamente corregido, y añadido en muchas
cosas necesarias y pertenecientes al presente libro por
el mismo autor.—Impreso año de 1546.
A l fin de l a tabla de la obra dice lo que sigue:
Fue impresa la presente obra del agricultura en la
imperial ciudad de Toledo en casa de Fernando de
( 35« 5
Sta. Catalina. Acabóse á 20 de Hebrero de 1546 años
Laus omnipotenti Deo. Afnen, folio,
8.3 i j ) ! Con el mismo título que la anterior , según pare-
ce, en Toledo, f o l i o , año 1551. Cita esta edición el
Barón de Haller en su Biblioteca botánica.
1557 E x H i s p á n i c a i n latinam linguam ver sus Ve~
netiis. Nicolaus Paulus. E x B u m a l d i Bibliotheca
botánica. Seguier Bibliot. botan, part. 3.% pág. 369.
— I b i d . ap. Micaelem Tramesimim i^S7 > 4'° C o -
rnac in B i b l i o t . Cardinalis Passionei. Seguier, loco
citato.
10. a 1563.... Libro de agricultura, que es de la labranza y crian-
za, y de^otras particularidades y provechos délas co-
sas del campo, copilado de diversos autores por Ga-
briel Alonso de Herrera, enderezado al muy ilustre
y reverendísimo Sr. D . Fr. Francisco Ximenez, A r -
zobispo de Toledo, y Cardenal de España. Nueva-
mente corregido y añadido por el mismo autor que
hizo la presente obra: c a r á c t e r gótico.
A l fin d i c e :
Fenece el libro de la agricultura, que fue impreso
en la felice y muy noble villa de Valladolid (Pincía
otro tiempo llamada) por Francisco Fernandez de
C ó r d o b a , impresor de SS. M M . , á su costa, y del
honrado varón Juan de Espinosa, mercader de libros.
Acabóse á ocho dias de Agosto de MDLXIII años.
E l Sr. D . M a n u e l R o l d a n , / i s i c o del R e a l Si~
tio de Aranjuez, ha visto esta edición, y me ha co-
municado el titulo.
11. a 1568... Tradotta di lingua spagnola in volgare italiano da
Mambrino Roseo da Fabriano. Venecia per ordiné
d i F r . Sansovino: 4.0, i $ 6 8 . Seguier. B i b l . bot,
part.3.a,jpag.¿6$.
12.3 1569.... Libros lege. Quod legeris memento Libro
de agricultura que trata de la labranza y crianza, y
de muchas otras particularidades y provechos del
campo, copilado por Gabriel Alonso de Herrera, d i -
rigido al limo, y Rmo. Sr. D . Fr. Francisco X i m e -
nez, Arzobispo de Toledo, y Cardenal de España,
su Señor, nuevamente corregido y añadido por el
mesmo Impreso con licencia de los Señores del
Consejo de S M . en Medina del Campo por F r a n -
cisco del Canto, 15 69.
( 357)
A l fin de la obra dice:
A gloria y alabanza de nuestro Señor Dios y de
su gloriosa Madre, fenesce el libro del agricultura. Fue
impreso en la muy noble villa de Medina del Campo
por Francisco del Canto, año de MDLXIX años , folio.
JEn esta edición se suprimen los fasages con-
cernientes a l autor y á su f a m i l i a en el capítulo
d e l olivo, en el de las palmas, en el del romero,
y en el que habla del modo y tiempo de sacar los
pollos.
E l Sr. D . Antonio Posada, Canónigo de l a
Sta. Iglesia de Ciudad-Rodrigo, posee esta edición,
que me ha permitido registrar.
D . Juan Iriarte en el lugar citado de sus obras
sueltas dice de esta edición lo siguiente:
, , D e l libro de Herrera hay varias ediciones, la
primera y original hecha en vida del autor el año
de 1513, y la segunda publicada cincuenta y seis
años después en el de 1569, á la cual se han seguido
otras; pero ambas tan distintas en el contesto como
en la edad: aquella pura, sencilla, intacta, conforme
salió de la mano de Herrera: esta, aunque en la por-
tada dice corregida y añadida por su autor, mas me-
rece el nombre de depravada y diminuta, ya porque
no solo se mudan en ella las voces y locuciones mas
antiguas 3^ castellanas en otras nuevas y vulgares ^ sino
aun en el tratamiento del Cardenal Ximenez, á quien
está dedicada la obra en otro de estilo y uso mas
moderno; ya porque en varias partes se interpolan
cláusulas, párrafos y aun capítulos enteros que no se
, ' encuentran en la primera edición."
13. a 1584... Otra edición impresa en Medina del Campo,
1584. Esta edición l a citan Seguier y H a l l e r .
14. a 1592... La traducción italiana publicada en 1568 volvió á
reimprimirse en Venecia el año 1592, en 4.0 E s t a
edición la cita Alberto H a l l e r .
ij.51 1598... En Madrid en la imprenta de D , Luis Sánchez en
1598 , en 4.0 E s t a edición la ha visto el Sr. D o n
Antonio Sandalio de A r i a s , profesor de a g r i c u l -
tura del j a r din Botánico d e l Museo.
16.3 1598... Otra, en Madrid en la imprenta de Miguel Martínez,
en 4.0 en el mismo año de 1598 Citada por l a
R e a l Sociedad en su esposicion de 22 de Febrero
de 1812.
( 358 )
17. a 1605.=. Libro de agricultura de Alonso de Herrera, que tra-
ta de la labranza de los campos y muchas p a r t i -
cularidades y provechos suyos. Obra nuevamente
corregida con una tabla muy cumplida de todo lo
que en él se contiene, hasta agora nunca impresa. ,
Hánse añadido la agricultura de jardines y una su-
ma de la del niño Jesús del pan y del vino, y el
tratado de la fertilidad de España y causas de su
esterilidad. Donde se hallará junto todo lo bueno
que hasta agora desta materia de agricultura se ha
advertido. A ñ o 1605 Con licencia del Consejo
Real de Navarra. Impreso en Pamplona por Matias
Mares, impresor deste reino A costa de Hernan-
do de Espinal, mercader de libros; un tomo en f o -
lio menor.
L a agricultura de j a r d i n e s , que lleva adjunta
a l fin de toda la obra, se imprimió en Taragoza en
l a imprenta de Carlos de Lavayen y de J u a n de
L a r u m b e , a ñ o 1^04.
P a r a hacer esta edición se tuvo presente sin
duda l a de ^ mejor la de i$6s>, pues se
suprimen todos los pasages mas interesantes con~
cernientes a l autor y d su f a m i l i a , especialmente
en el capítulo del olivo, en el de las palmas y en
el del romero , y en el que t r a t a del modo y tiempo
de sacar los pollos. Seguia el empeño de oscurecer
la historia de nuestro inmortal H e r r e r a . Los
discursos del pan y del vino de Diego G u t i é r r e z
de Salinas los da en sumario. A l fin de este se en-
cuentra el índice general de los capítulos de l a
obra de H e r r e r a , y d él sigue l a tabla de todas
las cosas notables contenidas en dicha obra} cuya
tabla es bastante copiosa.
E s t a edición y la de 1569 l a posee en su r i -
q u í s i m a biblioteca el célebre D r . D . Ignacio R i d z
de L u z u r i a g a , que ha tenido la bondad de p r e s -
t á r m e l a , como los demás libros que he necesitado
y ha tenido.
18. a 1620... Agricultura general, que trata de la labranza del
campo y sus particularidades: crianza de animales,
propiedades de las plantas que en ella se contienen, y
virtudes provechosas á la salud humana: compuesta
por Alonso de Herrera y los demás autores que hasta
ahora han escrito de esta materia, cuyos nombres y
( 359 )
tratados van a la vuelta de esta hoja ( i ) . A ñ o de
1620: con licencia, en Madrid por la viuda de Alon-
so Martin A costa de Domingo González, merca-
der de libros.
P a r a hacer esta edición parece tuvieron presen*
te la anterior, y las de I$g¡) f tS^J suprimiendo
como en l a anterior los mismos pasages concer-
nientes d él y d su f a m i l i a . E s de presumir que el
mismo que se tomó la licencia de omitir dichos p a -
sages se l a tomarla también p a r a omitir y a ñ a d i r
otros E s t a edición forma un tomo en f o l i o , que
consta de 17$ pliegos, y la he visto en la B i b l i o -
teca R e a l de M a d r i d T a m b i é n se encuentra en
la Biblioteca del convento de P P . Dominicos de
Taledo, titulado S. Pedro M á r t i r .
19.a 1633 La referida traducción italiana volvií5 á reimpri-
mirse en Venecia en 1633, 4"° ^ t a esta edición el
Sr. B a r ó n de H a l l e r en su referida Biblioteca bo-
tánica.
20? 1643 Agricultura general & c . impresa en Madrid año
164.3 , folio j en ^a imPrenta de Carlos Sánchez. Se-
guier vio esta edición en l a Biblioteca Real de
P a r i s , y lleva los mismos opúscidos que la hecha
< en Toledo en 1620.
21. a 1645 Agricultura general & c . impresa en Madrid por
Carlos Sánchez, folio, 1645. L a Real Sociedad ha
tenido esta edición.
22. a 1645...... E l citado D . Antonio Sandalio de Arias y Costa
nos ha dicho que ha visto otra edición en 4.0 hecha
en el mismo año de 1645 en ^a ptopia imprenta de
Carlos Sánchez.
23. * 1646... Otra edición hecha en Madrid año de 1646, fol.
E s t a edición l a cita el referido B a r ó n Alberto de
Haller.
( 1 ) Los nombres de los autores y sus tratados son:
i.0 Los seis libros de Herrera.
2.0 Despertador sobre k fertilidad, riqueza, baratos,
armas &c. de España.
g.0 Discurso del pan y el vino de Diego de Salinas re-
ducido á sumario.
4.0 Gonzalo de las Casas: Arte nuevo para criar seda.
5.0 Luis Méndez de Torres: De la cultivación y cura
de las colmenas.
6 ° Gregorio de los Rios: Agricultura de jardines.
( 36o )
24. a 1677... Otra edición en folio con el mismo título de la r e -
ferida de 1620 : impresa en Madrid en ía imprenta
de Bernardo Herbada. A costa de Juan de Calatajud,
librero del R e y , en la puerta del Sol.
E n l a Biblioteca R e a l de S. Isidro de esta corte
existe un egemplar de esta edición, que he v isto; y
otro sin portada se encuentra en la biblioteca a r -
zobispal de Toledo, según me avisa en c a r t a e l
referido señor D . Josef Francisco Cebrian.
25. a 1768... La labranza española, compendio de la agricultura
de Alonso de Herrera, repartido en seis tratados , que
se darán siempre sueltos para la comodidad y auxilio
de los labradores; añadiendo todo loque se crea con-
veniente para la claridad , y algunas láminas que de-
muestren las operaciones difíciles : obsequio que hace
á su patria D . Francisco Mariano N i f o . Madrid por
Miguel Escribano año 1768: 8.° 7 volúmenes.
E l tomo 5.0 de este compendio concluyo de
primirse en i j j g - Es un compendio circunstanciado
de la Agricultura de Herrera, como dice en el m i s -
mo prólogo el Sr. Nifo. E n el mismo asegura que
hasta su tiempo solo se habian hecho cuatro i m -
presiones de l a obra de H e r r e r a y en lo que padece
equivocación, según queda manifestado j y que en-
tonces apenas se encontraba v e n a l , aun d precios
exorbitantes. Dice también en e l mismo prólogo
acerca del mérito de l a obra de H e r r e r a lo s i -
guiente: « P a r a cerciorarme mas y mas de su mérito
lo cotejé con los libros mas perfectos de los extran-
geros, escritos sobre asuntos tan importantes, y co-
nocí que Herrera era el maestro de todos ellos; y
aun estoy por decir que el original de donde todos
los modernos han sacado lo mas sustancial y prove-
choso de sus escritos respecto á la agricultura." E l
compendiador ofrecía en el prólogo publicar a l g u -
nas adiciones , y las estampas mas precisas para,
la inteligencia de los instrumentos rurales ; mas n i
uno n i otro he visto en el egemplar que posee l a
Biblioteca Real de M a d r i d y n i en otros varios
jue
i he tenido proporción de examinar ; pero se me
fmc asegurado que el tomo 1 ° , que no he visto, con-
tiene varias adiciones, mas no estampas.
1777.... Otra edición impresa en Madrid por D . Antonio
de Sancha, año de 1777, con el mismo título que la
de 1020 , folio; y parece haberse hecho por esta misma.
27.a 1790.... Agricultura general (todo como en la edición de
Madrid de 1620), en Madrid por D . Josef Urrutia, y
parece ser copia de dicha edición hecha por la -viuda
de Alonso M a r t i n , con la diferencia de tener m u -
chísimas erratas. .Es la única edición que he halla-
do venal en alguna librería de M a d r i d .
E l Sr. D . Andrés Llaguno, oficial que fue de la
primera secretaría de Estado, y muy conocido por
su vasta erudición , emprendió un trabajo análogo al
que ha hecho nuestra Real Sociedad ilustrando y adi-
cionando la obra de Herrera. E l célebre D . Ignacio
Ruiz de Luzuriaga, nuestro consocio, pesee este ma-
nuscrito, el cual contiene la ilustración de todo el
primer libro, y una adición muy larga sobre el culti-
vo de los árboles frutales y silvestres.
A I concluir esta lista y toda la obra rae ha pare-
cido conveniente advertir que lo que dice el Sr. Don
Cayetano Segura, en su carta inserta en las páginas
434 7 35 este t o m o , por lo tocante á la época
de la fundación del colegio de S. Cecilio de Granada,
no conviene con lo que asientan Pedraza y demás
historiadores que se citan en las notas, á cuya auto-
ridad debemos atenernos. Lagasca.

TOMO IV. ZZ
ERRAJAS.
Línea. Dice. Léase.

TOMO i .
50., 4 y 5. emobrion. embrión.
59- 3 fatalidad. futilidad.
60.. 37.,... espuestos. espuestas.
112., 37 paleras. paneras»
147., lo. veo. no.
172. 2q. veza ó. ó.
172.. 24 Vicia sativa, Ervum motianthoj.
173- ip la algarroba ó veza. la algarroba.
228. 12 capítulo x i v . capítulo xnr.
232.. última., verde b'anco. verde glauco.
237- 21..... quinientas. cuatrocientas.
249. 38 en tierras j en tierras dulces y.
250. 29 por las barrillas y sosas. Bórrense estas palalras,
250. 41. Martin de León. l e ó n G i l Muñoz,
12. Algazul ó los almajos. Algazul, los almajos.
251. 29. 13.100,050. 1 3.090,248.
252. 24. storeus Cav.) effujus L . )
252. 40. Zostera marítima L , Zostera marina y Zostera
mediterránea L .
En varias paginas
del capítulo x m
adicional Pallas. Tallas.
TOMO III.
25 aisladas, afiladas,
18.. 32 nuevos, meros.
54-• 23 constituyen. constituyen la.
13 regularmente se. regularmente no se.
222.. 35.. ciento ochenta y ocho mil ciento ochenta y ocho rea-
reales, les.
224.. 21 tono. tino.
229. 35 con. con sus.
2 29. 36.... que. que las.
232. 19.... sin, con.
237' 6 serian. crian,
247. 27 hace. se hace.
248. 33734 Hannóvef. Año ver.
TOMO Í V .

39- 14 algunas. algunos,


48.. 12 realce. rccalze.
Página.

75--
Línea.

40
Dice;

mucronata Lag.
Léase.

obtusiíblia Lag,
I
arrejonada. ^ obtusa.
77-" 30 Poterium. M . B. Poterium.
78... 14 craca. Veza craca,
8o... 17..... decumbens tendida. Jiórvcse.-
SSS-- 4° códice V , núm. 184. Estante V , cód. núm. 184.
337-•• códice F, núm. 51. Estante.F, cód, núm. 51.
343-•• códice D D , núm. 103. Estante.DD \ cód.' número
102.
1

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