Alonso de Herrera Gabriel - Agricultura General Corregida Segun El Testo Original de La Primera Edicion Publicada en 1513 Por El Mismo Autor Y Adicionada Por La Real Sociedad Economica Matritense 04
Alonso de Herrera Gabriel - Agricultura General Corregida Segun El Testo Original de La Primera Edicion Publicada en 1513 Por El Mismo Autor Y Adicionada Por La Real Sociedad Economica Matritense 04
Alonso de Herrera Gabriel - Agricultura General Corregida Segun El Testo Original de La Primera Edicion Publicada en 1513 Por El Mismo Autor Y Adicionada Por La Real Sociedad Economica Matritense 04
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AGRICULTURA
DE
toolsi Jab tiri'íasg Osostno^l lab cinscnriiiasb iob pcbivibal «ílí^ri . ü ) ..oaftosuS
G A B R I E L ALONSO D E H E R R E R A .
ARIAS (D. Antonio Sandalio de), catedrático de agricultura del Real Museo de
Ciencias naturales; académico de las Reales Academias Médica-Matriten-
se y de Ciencias y Artes de Barcelona; individuo de mérito de la Real
Sociedad económica Matriteiise, presidente de su clase de agricultura, y
socio de las de ValladoÜd, Córdoba, Mallorca, Baena, Lucena &c. L a s
adicionet al libro tercero, y la que va puesto al fin del frólcgo del libro
sesto. A.
EOÜTELOÜ.. (D. Claudio), profesor de agricultura y botánica del jardín y estableci-
miento rural de la ciudad de Alicante; individuo de mérito de la Real So-
ciedad económica Matritense; académico de las Reales Academias Médica
de esta Corte y de Ciencias y Artes de Barcelona; socio de la de Historia
natural de París. Las adiciones á los libros primtro y cuarto, que llevan la
inicial B.
CLEMENTE. (D. Simón de Rojas), individuo de la Real Sociedad económica Matri-
tense, de la Fisiográfica de Lund, de la de Munich &c. E l prólogo de esta
edición, las adiciones al capítulo 8 del libro primero sobre las castas de tri-
go, todas las del libro segundo, y el capítulo adicional al libro cuarto sobre el
cultivo del algodón. C.
ELIZONDO.. (D. Josef), individuo del departamento del Fomento general del reino»
Balanza del comételo y Contribución; general; de lá Real'Sociedad econd-
mica Matritense," y secretario de su clase de Agricultura. L a s adiciones &
los tres diálogos de Juan de Arrieta sobre la fertilidad de España. E .
LAGASCA..., (D. Mariano), profesor de botánica general del Real Museo de Ciencias
naturales, inspector general de los plantíos del Real canal de Manzanares;
individuo de mérito de la Real Sociedad económica; de las Academias Mé-
dicas Matritense, de Cádiz y Murcia, Fisiográfica de Lund, de Ciencias de
Stockolmo, de Ciencias y Artes de Barcelona; de las Sociedades de Valen-
cia y Murcia; médico de número de los Reales egércitos &c. Todas las
adiciones de la obra sobre las virtudes de las plantas, el capítulo 13 adido—
nal del libro primero sobreseí cultivo y aprovechamiento de la barrilla y de~
mas plantas salaaasi, las adiciones al libro sesto, los apuntamientos sobre la
vida de Gabriel Atonso de Herrera, y de varias de las ediciones de su libro
de agricultura. L .
MARTI (D. Francisco de Paula), individuo de mérito de la Real Sociedad eco-
nómica &c. E l capitulo primero adicional del libro primero sobre el cul-
tivo üel urroz. M.
MARTÍNEZ ROBLES { D . Francisco), catedrático de agricultura de Toledo; individuo
de la Real Sociedad económica; del colegio Médico-Matritense &c. E l
capítulo 6 aaicicnal al libro quinto sobre los prados naturales y artificiales
M. R.
PASCUAL (D. Agustín), profesor de fisiología de la Real Escuela veterinaria; cen-
sor de la Real Sociedad económica; individuo de la Real Academia M é -
dica-Matritense, y socio corresponsal de la Sociedad de Agricultura de
Florencia Stc. L a s adiciones al libro quinto, y los índices de la obra, P.
AGRICULTURA GENERAL
DE
G A B R I E L ALONSO DE HERRERA,
Y ADICIONADA
TOMO IV.
X>E L O S C A P I T U L O S C O N T E N I D O S E N E S T E TOMO I V .
C O N T I N U A C I O N A LOS C A P I T U L O S A D I C I O N A L E S A L L I B R O Q U I N T O .
LIBRO SEXTO.
CRONOLOGÍA Y REPORTORIO
DESPERTADOR,
Diálogo i 183
Adición 207
Diálogo 11 215
Adición 249
Diálogo 111 264
Adición . 279
Indice general de toda la obra , . 28 j
C O N T I N U A C I O N
CAPITULO TERCERO.
Educación.
D e l alimento.
D e la cria de canarios.
Jaulas de cria.
Alimeníos.
Para esto dice Hervieux, que parece ser el autor mas inteligente
en esta materia: , , T o m o los primeros dias un pedazo de pan, al que
« q u i t o la corteza y añado un pedazito de vizcocho, todo duro, y
p lo reduzco á polvos, los que mezclo con la mitad 6 mas de una y e -
« ma de huevo duro -y un poco de agua, de suerte que no quede la
«masa granugienta: no conviene que la pasta sea muy líquida, pues
« n o les nutre tanto como cuando tiene alguna consistencia: á los tres
« dias junto á esta papilla una corta cantidad de navina cocida sin
« machacarla, que los nutre sin acalorarlos ; y si noto que esto suce-
« d e , añado una porcioncita de simiente de anagálide bien madura.
« E s t a papilla debe renovarse dos vezes al dia en ei tiempo de gran-
« des calores porque se agria con facilidad: si alguno enfermase, uso
« e n vez del agua leche de cañamones, la que se hace machacándo-
« l o s en un mortero con un poco de agua, y esprimiéndolos fuerter
("O
*) mente con nn pedazo de lienzo blanco. Debe dárseles de comer lá
•5 primera vez, lo mas tarde, á las seis y media de la mañana: la
asegunda á las ocho: la tercera á las nueve y media: la cuarta á las
»)once: la quinta á las doce y media: la sesta á las dos: la séptima
« á las tres y media: la octava á las cinco: la novena á las seis y me-
« d i a : la décima á las ocho; y la oncena á las ocho y tres cuartos:
•) esta última no es absolutamente necesaria, y se les debe dar me-
« nos que en las otras, y si la rehusan no debe dárseles."
A los veinte y cuatro d veinte y cinco d í a s , cuando ya ellos em-
piezan á comer solos, se cesará de darles y se les colocará en una
laula sin palos y con el suelo cubierto con heno fino y muy seco:
el primer mes comerán solamente cañamones quebrantados y mez-
clados con yema de huevo duro y pan rallado, poniéndoles en el
agua un poco de regaliz.
Modo de enseñarlos.
^Enfermedades.
Asma.
Hidropesía.
TOMO I V .
( i 8 )
Piojos.
H a b i t a c i ó n de los gusanos.
A los nueve 6 diez dias del último -sueño están los gusanos en
disposición de hacer sus capullos j lo que' se conoce en que se enfla-
quecen algún tanto; dejan de comer; sé Ies hace el hocico mas gran-
de; se ponen del color de la seda; caminan mas ligero, de lo acos-
tumbrado , y se paran de cuando en cuando, y dan vueltas con la
cabeza y una parte del cuerpo , como para pegarse á alguna cosa.
Llámanse cabanas á. bojas á unos ramos de retama, box ú otra
cualquiera mata que np tenga espinas, como espartos y bojas, y
sean de corteza áspera y rio lisa, para que puedan subir los gusanos.
A estos ramos se les ha de quitar las hojas , y deben ser mas altos
que el hueco que queda entre zarzo y zarzo, afianzando los troncos
en el zarzo inferior, de modo que al llegar al superior se doblen h á -
cia un lado; pónganse en filas y á distancia de palmo y medio uno
de otro, y medio de las orillas, y de .suerte que las'puntas de los,
unos den con las de .los otros formando bóveda ó cabana, que' por
esto se les da este nombre j procurando que entre los vastagos de las
(24)
ramas queden muchos huecos, que es adonde suben los gusanos á
formar su capullo. A l armarse las cabanas se ha de cuidar mucho de
que los zarzos, cañizos, esteras ú otras cosas sobre que se crien los
cúsanos estén muy limpios del sobrante de su comida y estiércol.
Para que los encogidos y torpes, que no pueden subir á los ramos,
puedan hacer sus capullos con facilidad, se han de poner de trecho
«en trecho algunos manojos de grama seca, esparto 6 cosa semejante.
D e l desembojar. .
Conservación de la simiente.
-IUOE- 215m ^2;?r-abiíimí?3 IO^ «obnofcsi'^ oilc-73/*oa'l/j' no?, itiidttad
Los pedazos de tela donde se queda pegada la simiente se deja-
rán colgados de la pared por espacio de quince dias, en la inteli-
gencia que debe ser el parage en que estén fresco, pues si no fermen-
tarían los huevecillos, ó quizá se desarrollarla el germen; cuidando
de no barrer ni de hacer nada que levante polvo. Pasado este tiem-
p o , quítese de la pared la tela en que está la semilla, estendiéndo-
se por encima un lienzo blanco ya usado, y hágase un rollo de
cada pedazo, guardándolos todos después en un talego colgado del
techo donde corra el aire-, cuando hiciese mucho calor se mudará el
talego á otra habitación mas fresca, pero que no sea húmeda, po-
niéndole en un cofre d en un armario, volviéndole á colgar en el
mismo parage si el calor se disminuyese; y en el invierno se tendrá
en un cofrero armario en el parage mas abrigado de la casa hasta: Ja
primavera siguiente, en cuyo tiempo, rociada la semilla con agua,
se despega con unas plumas como quien barre, y sé limpia para
avivarla.
¡ ce LÍ.ÍIUÍÍJ'J J¿ f t.oiwto: na nj.oíiio'j Z[u^'i zrm noa : •.
a - .Yl OMOT
O/)
Sobre la segunda cosecha de gusanos de seda.
JE.nfi.sem a.
Recapitulación.
CAPITULO V I .
INTRODUCCION.
ARTICULO I I .
i Acaso seria mejor omitir por ahora esta práctica suponiendo lo des-
carnados que se hallan generalmente los terrenos elevados, pues cada vez
se empeorarán mas arrastrando las aguas la escasa cantidad de humus que
forman estando despoblados de árboles. Los vizcaínos merecen servir de
norma á naturales, y estrangeros en esta materia. Todas sus montañas ele-
vadas se ven cubiertas de bosques que con sus ramas les proveen de leña y
carbón en grande abundancia; y á la sombra de los árboles medio desmo-
chados registra el viagero con placer abundantes pastos, que aunque no
pueden ser los mas superiores, alimentan no obstante numerosos rebaños
de ganados. Creo pues que entonces tendrá cabida la práctica de remover
la superficie de los terrenos elevados para que el agua cargada de abono lo
deposite en los parages bajos cuando aquellos estén coíno en Vizcaya cu-
biertos de mucho humus y en disposición de poder repdner lo perdido.
igualan la superficie, dando acojida á las hormigas y otros insectos,
y sobre todo impidiendo el libre egercicio de la guadaña en la siega,
A pesar de los daños que ocasionan no dejan de hacer algunos servi-
cios , como son el comerse las larvas de las lombrizes y de los insec-
tos, y destruir algunas malas yerbas, como el colchico ó quitame-
riendas [Colchicum a u t u m n a k ) , cuyas cebollas les agradan infinito;
asi es que estirpando los colchicos se les hace mucha guerra. N o es-
coge el topo para habitar ni el terreno pedregoso ni el muy húmedo
ó espuesto á inundaciones; busca el sustancioso y abundante de lom-
brizes que apetece mucho. N o se entretiene continuamente en la
formación de sus galerías; es mas activo en invierno que en verano;
anuncia el buen tiempo al dar principio á su trabajo, y desde luego
ocupa en él solamente algunos ratos oe la mañana, del medio d i a y
la tarde.
Persigúese á estos animales de varios modos. En nuestros paises
de prados se usa casi solamente de la azada: recorre el trabajador
el campo con este instrumento, observando silenciosamente los reso-
plidos de los topos y la tierra reciente ó actualmente removida, y
tirando un golpe de azada hácia la base del parage en que presume
hallarse el topo, levanta la tierra, le descubre y le mata igualando
después el terreno. Algunos cultivadores echan mano de cebos que
contienen arsénico, solimán, nuez vómica & c . ; pero no aconsejo su
uso, porque sustancias tan venenosas no deben andar en manos del
sencillo y á vezes poco cauto labriego. En el reino de Valencia y
aun en las montañas de Santander, según me han informado varios
amigos, usan para coger los topos de unos cepos muy sencillos, de
los que cada labrador se procura cuantos necesita, formándolos con
solo dos cañas que envainan una en otra y una varita encorvada X[ue
hace oficio de ballesta. Armados los cepos y colocados de suerte que
e l agujero trasversal que tienen en un estremo corresponda á la boca
de cada galería, se consigue coger muchos de estos animales con
grande facilidad y prontitud.
Existen tres obras principales sobre los medios de coger los topos
debidas á los Sres. Lafaille, Dralet y Cadet-de-Vaux, de las que
estractaré alguna cosa, sirviéndome de lo que de ellas trae el Nauveau
Cours complet d1 A g r i culture.
Consiste el que propone Lafaille en un cepo formado de un tubo
cilindrico de madera de nueve á diez pulgadas de longitud y una y
media de diámetro interiormente, teniendo en una estremidad una
rejilla de alambre, y en la otra una válvula de hierro sostenida de tal
suerte por una visagra que dé fácil entrada al topo y estorbe la salida.
Procurando tener varios de estos cepos, é introduciendo la estremidad
de la válvula de cadi uno en una galería se llegan á coger muchos.
Dralet empleaba para cogerlos la azada, unas pajas, papel blan-
( 46 )
co y agua. Cuando un topo lia hecho un solo agujero, desago, dice,
la topera con la azada, asegurándome de las comunicaciones que
pueda tener con otras. Encontrada alguna comunicación toso sobre
la entrada de la galería descubierta, y aplicando el oido percibo la
agitación del topo espantado por el ruido, el cual á no hallar otros
ramales de comunicación ni puede estar muy lejos n i escapar; y
descubriéndole con la azada le mato. Pero si el animal conociendo
el peligro ha tenido tiempo de ahondar formando nueva galería,
tengo dos medios para cogerlo ó cabando ó vertiendo agua. Si al t o -
ser no le siento agitarse, esto me persuade de que al menos hay dos
toperas, y me conduzco del modo siguiente: hago una abertura de
mas de nueve pulgadas en la dirección de la galería de comunicación
entre las toperas, y cierro las dos estremidades con un poco de
tierra. Después de algunos instantes corre el topo á reparar el daño
ocasionado á su galería, y resollando ó arrojando tierra con las pa-
tas me cerciora del lado en que se halla y obro como en el primer
caso. Si tuviese tres toperas, según los mismos principios, m u l t i p l i -
co los cortes; y llegando á tener seis se hace una zanja entre las dos
mas centrales, y después entre las otras dos del costado en que se
está seguro hallarle. Cuando una ó muchas toperas recientes se en-
cuentran cerca de otras viejas, deben hacerse cortes que intercepten
las comunicaciones, y en llegando á reconocer el parage donde está
el topo se opera como en los primeros casos. SÍ se persiguen muchos
topos á la vez debe estarse con mucha vigilancia; pues mientras,nos
ocupamos en acechar á uno puede otro atravesar la galería descu-
bierta : en este caso para percibir mas fácilmente sus movimientos se
coloca una especie de estandarte de paja ó de papel, cuyo movi-
miento ó caída indica la presencia del topo, al que se dificulta aun
mas el paso poniendo un terroncillo á la boca de la galería."
La obra de Cadet-de-Vaux es la esposicion de los procedimienr-
tos que empleaba un Henri-le-Cour, y en general todos los cazado-
res de topos de las cercanías de París. Consisten en asegurarse del
parage donde está el topo, siguiendo el método de Dralet, y colo-
car una trampa á cada estremidad de la galería descubierta. La tram-
pa es una tenaza ó pinza elástica de una sola pieza, semejante en
pequeño á un alicate cerrado, teniendo estrechados los estreñios de
los brazos. Abrense dichas estremidades poniendo hácia el remate
una placa de hierro agujereada; y armada asi la trampa la colocan
en la galería. A l pasar por esta el topo y mover la placa, las pa-
lancas ó brazos se cierran y le cojen.
Para esparcir los montoncillos de tierra de las toperas Igualando
el terreno, ademas de la azada se usan otros instrumentos, entre
los cuales merece la preferencia la grada, de que habla Thaer en su
escelente obra titulada: Principas razonados de A g r i c i d t u r a , t o -
mo 3.0, página 247 (traducción francesa). Esta grada tiene un hierro
cortante en su parte anterior y en la posterior, con sus correspon-
dientes púas entrelazadas; y tirada por una ó dos caballerías sin
maltratar casi la yerba iguala el terreno, siendo los gastos que oca-
siona muy inferiores á lo que costaria la misma operación egecutada
en grande con instrumentos de mano.
ARTICULO I I I .
ARTICULO I V .
ARTICULO v .
Recolección de la yerba.
La recolección es una de las operaciones mas importantes, en la
que el cultivador debe fijar muy particularmente la atención. La
época de su ejecución no está sujeta al calendario: varía según el
año ha sido mas ó menos h ú m e d o , seco, frió ó cálido; pues estas
cualidades retardan ó adelantan la vejetacion dé las yerbas. E l m o -
mento mas favorable es aquel en que observamos la mayor parte de
las plantas entrar en flor; si aguardasen á la perfecta madurez de las
semillas los resultados serian la disminución de sustancias nutritivas en
el terreno por lo mucho que consumen aquellas al madurar, y el
deterioro de las yerbas que perderían su jugosidad , perfume, b l a n -
dura y mucha parte de sus hojas. Solamente exigen para segarse la'
perfecta madurez de la grana los cortos rodales destinados á dar
semilla.
Para que el heno conserve su bondad natural ha de aprovechar-
se el buen tiempo para la siega; de otro modo le veríamos despo-
jado de la mayor parte de sus apreciables cualidades. Sufren dete-
rioro los prados cuando han sido inundados hácia la época de la
siega; en cuyo caso lo mas ventajoso es segar la yerba poco después
de inundada , y secándola destinar la menos averiada para darla al
ganado si hubiese falta de forrages, y aprovechar la restante para
camas y estiércol.
(54)
Conviene segar lo mas cerca posible de la tierra, pero sin ofen-
der el cuello de las raizes ni la capa de césped que cubre el terre-
n o , usando á este fin la guadaña con preferencia á la hoz, y p r o -
curando tener la tierra igual y limpia de piedras. En cnanto á las
vezes que haya de verificarse la siega, solo diré que á proporción
de la mayor ó menor fecundidad del suelo, ya sea natural ó a d -
quirida por el cultivo, asi será la pujanza y lozanía de las yerbas,
y por consiguiente según esta misma relación se ha de segar al año
una, dos ó mas vezes.
Las cualidades que dan á conocer el buen heno son: un color
bastante verde, el buen olor y la desecación proporcionada. Siendo
la sequedad escesiva se despoja á las plantas de una parte de su
mucilago, y estando muy húmedas padecen en el henil una grande
fermentación. La esperiencia indicará siempre en cada localidad el
medio Justo que haya de guardarse, siendo imposible dar reglas
generales: baste decir que después de segada la yerba se esparce
estendiéndola en líneas para que el aire y el sol la oreen y sequen,
dándole ademas una ó dos vueltas cada dia según lo seco y cálida
de la estación; que al caer de la tarde debe recojerse en pequeños
montones y esparcirla á la mañana cuando esté disipado el rocío á
fin de evitar la acción de este, que alterarla su color y demás cuali-
dades ; que por último hallándonos obligados á hacer la cosecha en
tiempo llovioso y húmedo, para que el agua no prive al heno de sus
jugos é impedir la fermentación es conducente reunido en montones
y removerlo y airearlo en los intervalos de bonanza, y aun duran-
te las lluvias si continuasen sin interrupción por largo tiempo. E l
perfume ú olor aromático def Beho pende principalmente de la se-
quedad favorable de la temporada en que se verificó la recolección.
Varios agricultores estrangeros tienen observado que la mezcla de
la grama de olor ( Anthoxanthum odoratum ) con la paja ó heno
les comunica un olor muy apreciado del ganado: ignoro si entre
nosotros se han hecho esperiencias de esta clase.
E l modo de conservar el heno difiere con respecto á la costum-
bre de cada pais, y á las circunstancias que cercan á los cultivado-
res: ó lo guardan en heniles ó herberos construidos de fábrica, ó en
cobertizos y tinglados, ó en hacinas y balagueros espuestos á todo
viento.
E l primer método es defectuoso porque impide la exhalación de
los gases y vapores húmedos que desprende el heno, alterándose en
consecuencia su buen olor y perfume. Dejemos á un lado los gastos de
construcción de tales heniles, y el daño que en ellos ocasionan las ra-
tas, ratones & c . ; mas si por razón de la mayor seguridad quiere el
cultivador colocar su yerba bajo techado, le es mejor y mas económi-
co construir cobertizos ó tinglados, poniendo tablas de una pilastra
.tí?)
4 otra , algo «eparadas entre si a fin de permitir la salida á los aases
y vapores. Antes de encerrar la yerba echarán sobre el suelo^uua
capa de granzas, paja larga, tornas ó ramaje seco, lo que servirá al
heno de cama, evitando las averías aun de la mas pequeña porción.
A continuación encerrarán la yerba procurando apretarla tan perfec-
tamente que no quede ningún espacio vacío ; pues en estos se reúne
la humedad al comenzar á sudar la yerba, originándose al mismo
tiempo el desarrollo de gran cantidad del hongo llamado vulgar-
mente mo/m, psor Linnco Mucor mucedo y por Bulliard Mucor
spherocephalus. Sucede esto al principiarse la putrefacción , en cuya
circunstancia hay ademas mucho desprendimiento de calórico y for-
mación de varias sustancias, entre ellas el gas hidrógeno carbonado,
que si es la temperatura bastante ^elevada solo necesita del contacto
del aire para quemarse. Puede en este caso detenerse la putrefacción
é impedirse el fuego tapando todos los conductos que den entrada
al aire, ó estendiendo con anticipación y prontitud todo el heno pa-
ra que se seque y oree. Comenzada á fermentar la yerba toma un
color pardo , mas ó menos intenso, debido al predominio que a d -
quiere el carbono entre los demás principios componentes. Para re-
conocer el estado de la fermentación, y saber cuando han de esten-
der el heno ya empezado á averiarse usan los holandeses de una
aguja larga de hierro, en cuya extremidad aguda adaptan un poco
de lana blanca: si introduciéndola aguja en el heno observan que la
lana toma color amarillo, esto les indica el esceso de fermentación,
é inmediatamente lo estienden y orean. Evitan algunos el esceso de
humedad con mucha ventaja, mezclando la paja con el heno por
tandas alternadas: de este modo la paja descarga al heno de una
parte de su humedad,y adquiere un perfume que la hace muy ape-
tecida de las bestias.
Observamos una ventaja m u y decidida en los balagueros para
conservar la yerba, manifestando la esperiencia que cuando son bien
formados el heno se desprende en ellos mejor de la humedad, y con
dificultad adquiere el moho y mal gusto. En Inglaterra creen distin-
guir por solo el olor el heno de las hacinas del conservado en los
herberos, y de tal suerte prefieren al primero que le pagan siempre
mas caro. H a y varios modos de formar los balagueros que difieren
entre sí en lo mas ó menos prolijo de la operación y casi nada en la
sustancia.
Entre nosotros en los países de prados, según las proporciones
del labrador, ó se guarda la yerba en los heniles ó en balagueros.
Estos los construyen de un modo muy económico y sencillo. Eligen
cerca de la casa de campo un paraje seco, en el que á ciertas distan-
cias van formando las camas ó lechos de las hacinas (que por lo re-
gular son circulares) con piedras, raatujos, paja o madera, procu-
rando darles un grosor proporcionado con el fin de impedir la co-
municación de la humedad del suelo á la yerba. En el medio hincan
un palo de la altura que haya de tener el balaguero, y á su alrededor
colocan á brazo la yerba pisándola con los pies cuanto es posible, y
cuidando no dejar vacío alguno. Concluyen el todo en punta cónica;
y en seguida reparan las desigualdades si alguna hubiere, peinándolo
después con los rastros para acabar de igualarlo. A l cabo de un núme-
ro variable de dias,cuando temen el mal tiempo cubren muy bien la
cúspide con paja de centeno, ramas de castaño, retamas & c . , poniendo
á la estremidad del palo un cacharro ú olla que despida las aguas.
Asi preservan el precioso mantenimiento del ganado de la acción de
las lluvias, y aun para mas seguridad abren una zanjilla al rededor
de la hacina con tal arte que pueda recibir el agua arrojada de ella
y desviar la acumulada en el terreno circunvecino. Los sujetan contra
el ímpetu de los vientos, apoyándolos esteriormente con latas ú hor-
cones. Pudieran también formar los balagueros en forma prolonga-
da , dirigiendo uno de sus estremos hácia el punto del horizonte,
por donde sopla el viento mas generalmente conductor de las l l u -
vias en el pais.
Los agricultores holandeses, y algunos de la Francia, son un
poco mas prolijos en la formación de las hacinas; y en opinión de
varios autores geoponicos, su método deberla servir á todos de
norma. Yo no me dicidiré á darle la preferencia sin mas datos de
los que tengo al presente; no obstante, haré de él una sucinta es-
posicion, y los labradores tomarán el partido mas ventajoso después
de haber hecho ensayos comparativos.
En un terreno seco é igual por naturaleza trazan un círculo de
seis varas poco mas 6 menos de diámetro, y sobre este forman con
maderos de una tercia de grueso cada uno dos galerías trasversales
que se cruzan en ángulo recto, coincidiendo su centro con el del
círculo. Los cuatro segmentos que resultan los llenan de paja ó ma-
tojos, cubriendo la parte superior de las galerías con ramas á escep-
cion del centro; ejecutando todo esto de modo que presente una
base sólida y horizontal, que dando libre paso al aire estertor, pre-
serve al mismo tiempo la yerba de la humedad. En el centro se co-
loca un cilindro de mimbre ó de otra madera poco pesada de una
tercia de diámetro y dos de altura, que ha de servir para abrir un
conducto vertical en comunicación con las galerías, y para guiar la
formación del balaguero. A este fin tiene dos asas en su parte supe-
rior destinadas para levantarlo á medida que se agranda el balaguero,
y una cruz formada con dos palos, á cuyo centro se prende una cuer-
decita para servir de plomada y reconocer si el balaguero va ó no
vertical. Con otra cuerda sujeta á lo mas central de su estremidad sn-
perior se cercioran de la redondez de la obra, sirviéndose de ella
C57)
como de compás. Tienen mucho cuidado en apretar bien la yerba
con los pies, y terminan los balagueros á la altura de doce á trece
varas, y en forma encorvada para que arrojen fuera las aguas. Pa-
sados quince dias después de construida una hacina cuando la consi-
deran bastante resudada y sin fermentación, cubren con paja larga
todo su vértice y el agujero perpendicular. Haciendo de esta manera
los balagueros, dice Bosc, que conserva el heno su perfame, su co-
lor verde, y todas sus cualidades nutritivas.
ARTICULO V I .
SECCION I I .
ARTICULO PRIMERO.
ARTICULO I I I .
TOMO I V .
(74)
LISTA PRIMERA.
LISTA SEGUNDA.
P a r a terrenos acuáticos.
P a r a arenales áridos.
LISTA TERCERA.
AQUI COMIENZA
EL LIBRO SEXTO,
E N Q U E S E EKSEÑA B R E V E M E N T E D E L A S OBRAS Q U E C O N V I E N E
Q U E S E H A G A N E N C A D A MES E N E L C A M P O ; Y E S T E T R A C T A D O
I R A P A R T I D O POR M E N G U A N T E S Y C R E C I E N T E S DE LUNA, DI-
C I E N D O Q U E OBRAS SE H A N D E H A C E R EN CRECIENTE, Y CUA-
L E S E N M E N G U A N T E . ASIMESMO P O R N E M O S O T R A S S E Ñ A L E S D E
A L G U N A S MUDANZAS D E TIEMPOS QUE L A S P U E D A N C L A R A M E N T E
E N T E N D E R , Y ALGUNAS OTRAS P A R T I C U L A R I D A D E S . -
PROLOGO.
ADICION.
de Saturno... = - ^ - de ídem.
snol £Í sb'ífjb -^nd sup-oibam oí.rí?fí)3, .zoinnÜn^lq \ aotnalr/ofi vA
de tirano 1 de ídem
ADICION.
Hebrero menguante.
ADICION.
En los países cálidos podrán darse en este mes las labores qne
se dan por primavera en los templados para destruir las malas yer-
bas después de nacidas. En Febrero se binan las tierras que se alza-
ron en Octubre, Noviembre y Diciembre, y se destinan para sem-
brar en ellas maíz, garbanzos y algunas otras semillas, aunque m e -
jor fuera dar esta labor en fines de Enero,
La avena se siembra generalmente en este mes, y es necesario
que vaya clara, porque ai ja mucho, y aun aijára mas, si como al-
gunos acostumbran se hubiese sembrado en otoño.
Las lentejas sienten mucho el frió, y por lo mismo se siembran
á últimos de este mes ó á principios de Marzo. Por igual causa en
los paises mas fríos se siembran también las habas en la misma é p o -
ca. Los guisantes mejores y mas fructíferos son los sembrados en
Octubre y Noviembre; pero los tardíos suelen sembrarse también
en la época de las lentejas, particularmente en los paises frescos y
húmedos.
En este mes, y también en el siguiente y aun en A b r i l , se siem-
bran el salicor y la barrilla fina en los paises templados, aunque en
las costas meridionales se siembra en el otoño é invierno.
La yerbapastel se siembra desde mediados de Febrero hasta fin
de Marzo sobre terrenos preparados con una reja de otoño y otra
dada á fin de Enero ó primeros del presente mes. En este se m u l -
tiplica también la pita por hijuelos como se dijo en el anterior, y
se dirá en los de otoño.
(io4)
E l alazor, que resiste hasta en los secanos de inferior calidad , se
se siembra sobre terrenos bien laboreados á fines del presente 6 en
Marzo , y ya se siembre á chorrillo, 6 á p u ñ o , debe sembrarse Yclaro.
E l algarrobo se multiplica por estacas, barbados y simiente, sí
bien es preferible este último m é t o d o : los tres se ejecutan mas opor-
tunamente en Febrero y en Marzo que en Noviembre, como a l -
gunos acostumbran. Las plantas jóvenes de este árbol temen mucho
ai frío, y asi se guardarán de él en los paises menos cálidos.
Los castaños de Indias sembrados en Febrero y Marzo nacen
m u y bien en los paises templados; pero en los calientes fuera mejor
sembrarlos desde mitad de Octubre hasta mediados de Noviembre;
y es necesario no olvidarse de preservar de las heladas de primavera
los recien nacidos en los paises menos templados.
Aunque la mejor siembra de los fresnos es la de o t o ñ o , sin em-
bargo prospera bien ejecutada en Febrero, especialmente en los paises
templados; y otro tanto debe decirse respecto de la del granado.,
y de la fontanesía alabíernagada.
Siémbranse también los dátiles por Febrero y M a r z o , aunque
salen mejor los sembrados en otoño. La cosecha principal de estos
se recoje en este mes y en el siguiente, y los mas tempranos llaman
á los que se cojen en Diciembre.
E l plátano de oriente y el de occidente deben sembrarse por Fe-
brero y Marzo, cuidando que la semilla apenas quede cubierta con
una ligera capa de mantillo.
E l platanero se planta en este mes, y en el mismo las estacas y
los barbados de sauce; y en general podemos decir que en el pre-
sente y siguiente mes principalmente deben multiplicarse los árboles
por estaca; teniendo entendido que esta operación debe practicarse
cuando ya principió á ponerse en movimiento la sabia, como a d -
vierte oportunamente el autor en su debido lugar.
Los injertos de púa y de corona se practican desde primeros
del corriente hasta últimos de Marzo, sí bien los últimos pueden
ejecutarse hasta fines de A b r i l .
Los árboles enfermos cortados en el presente mes y en el de
Marzo entre dos tierras brotan por lo común renuevos útiles. En es-
tos mismos meses arrancan los habitantes de Caspe los olivos silves-
tres ó acebuches, con los cuales forman almázigas que injertan á su
tiempo, según el testimonio de D . Juan Antonio Polo , farmacéuti-
co , vecino de aquel pueblo.
En este mes se siembran las alcaparras, la yerbabuena, las aze-
deras, la mostaza y el mastuerzo; las lechugas como en el mes an-
terior; el peregil, los puerros, los rábanos pequeños y los gordos, la
azedera y el romero; las judías, los pimientos y el tomate en países
cálidos, y también las cebollas; se ejecuta el trasplante de estas ú l t i -
. , 05)
mas procedentes de las siembras de Setiembre, Octubre y Noviem-
bre, y darán cebollas bien formadas de Junio en adelante.
En este mismo mes se plantan los rosales, la caña c o m ú n , que se
multiplica dividiendo sus raizes; el rábano rústico, que se propaga
mas fácilmente de este modo que por semilla, y requiere terreno fresco'
y sustancioso, los hijuelos de yerbabuena, la pataca y lo patata: se
trasplantan de los semilleros los espárragos y las fresas; plántanse los
hijuelos y los renuevos que producen los vástagos de estas últimas,
y se da una labor de almocafre ó de azadón á los fresales antiguos;
se laborea el terreno que ha de servir para batatas; se recoje el fruto
de los algodonales nuevos en los paises cálidos de la península, y se
rejacan y a algunos sembrados de trigo y de cebada.
Que no puedan enjerirse olores y medicinas en los árboles y v i -
des, como el autor supone, queda dicho en diferentes parajes de las
adiciones á ios cinco libros primeros, i .
Marzo creciente.
Menguante de Marzo,
ADICION.
Menguante de Abril.
ADICION.
Mayo creciente.
i Y antes que las siembren estén en sus naranjas, que por estar mas
tiernas nacen mas presto. JE Me. de i ¿ 28 y siguientes.
C"6) . . 1.
po de castrar los becerros, mayormente si es tierra fría, cochi-
nos, corderos, y de tresquilar las ovejas, y matar los vasillos
donde se crian los tábanos. En este mes aun en las tierras tar-
días se mondan bien las olivas 1: en este mes deben regar los
árboles que se suelen regar de aquí adelante. Agora se guar-
dan bien las rosas, como he dicho, para que las haya en otro
tiempo cuando ellas no son naturales, y se pueden cocer los la-
drillos y tejas, porque los que agora-se hacen son muy singulares.
Agora es bueno derrocar los altramuces que se sembraron para
estercolar la tierra. Agora, es bueno arar las huertas para lo que
se ha de sembrar en el otoño. Agora en las tierras calientes y
tempranas es de segar el heno ante que se para seco; y si es
tierra fria y tardía agora lo dejen de regar, y aun en las tierras
bien tempranas si están buenas las cebadas las siegan, porque si
mucho se secan, cáese mucha grana; mas no es talla cebada co-
mo la que se siega muy enjuta y bien sazonada. Agora y aun
en parte de Abril se han de visitar mucho las viñas, porque
en este tiempo se cria mucho pulgón,, mayormente en los lu-
gares viciosos donde hay humidad sobrada, y no coge aire»
ADICION.
Junio creciente.
ADICION.
Agosto.
ADICION.
Los almendros se trasplantan en o t o ñ o , y principalmente en el
presente mes, porque surte muy mal la trasplantación de primavera:
ahora también se plantan los sauces, y las higueras con preferencia
á la época de primavera; y en general debe saberse que todo árbol
debe plantarse apenas cesa, ó está ya muy entorpecida su vejeta-
cion. En otoño se amisionan los árboles de agrio para que vejeten
con mas vigor, y para preservar sus raizes del frío , y algunos acon-
sejan que esto mismo puede hacerse en primavera: en la propia
época se acodan los cipreses, y ahora principalmente se cortan las
puntas de los brotes nuevos y falsos tallos del prisco, que se presen-
tan como erizados.
Siémbranse ahora los fresnos, aunque también surten bien las
siembras de Febrero y Marzo, y lo mismo debe entenderse de los
aceres; mas el acebo requiere sembrarse en otoño. En los países ca-
lientes se sembrarán los dátiles de la palma, y si se quiere también
los del palmito, que á la sazón se hallan ya bien maduros, y lo
mismo las castañas de Indias, la catalpa y bignonia derecha.
Ahora maduran las castañas del pais, que no deben cogerse á
vareo. En este mes se cogen también las nuezes, y antes que hiele se
cogerán las frutas tardías ó invernizas, como peras, manzanas, mem-
brillos y nísperos; y ahora también en los países mas cálidos regala
ya en abundancia sus sabrosos frutos el melancólico chirimoyo; y en
este y en el anterior da la palta en Valencia sus desiguales, negras é
insípidas frutas.
En Octubre principaimente se halla en flor el azafrán, y por
consiguiente se cosecha en este mismo, prefiriendo los dias serenos
para recoger las flores, que no se dejarán recalentar antes de despinzar-
las, y al tostar sus hebrillas, se cuidará que ni se quemen ni se ahu-
men. En este y en el siguiente se arrancan los rubiales, y al mismo
tiempo se multiplican perfectamente por división de raizes; pues
que la multiplicación por hijuelos y acodos se ejecuta en primavera,
(124)
como queda dicho. En este mismo mes y en el siguiente conviene
trasponer las plantas de la misma rubia al segundo año de nacidas.
En todo el o t o ñ o , invierno y hasta principios de primavera se m u l -
tiplica la pita por sus hijuelos. Plántanse los ajos en este mes y en
el siguiente, sí bien se plantan para tardíos en Diciembre y princi-
pios de Enero; y para comerlos tiernos en otoño é invierno, en el
mediodía se plantan también en Junio, Julio y Agosto: el cardo se
aporca desde fines de Octubre hasta mediados de Diciembre, é igual
operación se ejecuta con el. apio y con los puerros desde mediados
del presente en adelante. También se plantan los esquejes de ajenjos,
los hijuelos barbados de la yerbabuena , se divide y planta la ace-
dera, se trasplantan las matas de los semilleros de la fresa, y se
plantan sus hijuelos y los renuevos de sus vastagos, operación que
puede hacerse también en Febrero y Marzo. Trasplántase la llanta
que se sembró en Agosto y Setiembre , y asi servirán sus matas en
primavera. Plántanse en Octubre y Noviembre las cebollas siempre-
vivas , y en los mismos pueden repetirse siembras de otras castas de
cebollas, como dicho queda en el-anterior.
En este y en el siguiente se plantan los rosales mejor que por
Febrero, los cuales se multiplican por hijuelos, acodo, tallos, i n -
jerto y simiente, aunque el modo mas fácil es por acodo y tallos,
y el mas fácil y pronto por hijuelos. Ahora se trasplantan con buen
éxito de los semilleros las escarolas y lechugas; y en los paises frios
y húmedos convendrá deshojar en parte los sarmientos de la vid,
para que llegue á perfecta madurez su fruto; pero debe saberse que
fuera de este caso perjudica á la vid el deshojamiento aun después
de vendimiado el fruto.
En Octubre se coge la mayor parte de la cosecha de los algodo-
nales de segundo a ñ o ; los tubérculos de la chufa se hallan en sazón
ya de arrancarse, cómo también la raiz de la patata, las panojas del
maiz tardío en los paises meridionales, y en los menos cálidos el
que sembró en Mayo. Ahora se hace la última recolección del p i -
miento que se ha de pulverizar, de la simiente de la barrilla que
debe conservarse con el esmero que se dice en la pág 241 del tomo 1.0,
y también del salicor. Ahora principia á madurar el hinojo de F l o -
rencia , cuyos tallos tiernos se' disfrutan hasta Enero, y desde me-
diados de Octubre hasta últimos de Noviembre se arranca la raiz
de la apreciable batata. Desde fines del presente ó principios de No-
viembre se comienza á recoger las hojas de la espinaca, tanto de la
común como de la inerme ó flamenca, que tiene el fruto sin espinas.
Ah ora se siembran de asiento la remolacha, verdolaga, zanaho-
rias y chirivías, la alfalfa y el mastuerzo; los rábanos gordos y
tiernos, y también el rusticano; las habas, que en los paises muy
frios se siembran mejor por Febrero y Marzo, é igual regla debe'se-
guirse respecto de los guisantes; la simiente del salicor y de la bar-
rilla en las provincias meridionales se esparcen sobre la tierra desde
el presente hasta Marzo, sí bien se aprecian mas las siembras tem-
pranas ; en la Mancha suelen sembrarse por Febrero, Marzo y aun
en A b r i l . Los cominos, anís, alcarabea y adormidera siémbranse
muy bien en el presente en los países meridionales, como también
el l i n o , que en los climas fríos suele sembrarse desde principios de
Marzo hasta mediados de A b r i l , que es cabalmente la época en que
se coge su cosecha en los países cálidos. Ahora es tiempo oportuno
de sembrar los trigos, cebadas, centenos y aun la avena , sobre cuyo
asunto convendrá consultar lo que se dice en las páginas 6o y 61 del
tomo 1.0
Generalmente hablando son muy preciosas las labores de otoño
en nuestra España, porque destruyen las yerbas inútiles y perjudi-
ciales que nacen abundantemente en esta época; estas y las inverni-
zas convienen principalmente en los países cálidos y secos; pero en
los fríos y húmedos no son menos útiles las de primavera. Los cam-
pos que no se hubieren estercolado en el mes anterior podrán bene-
ficiarse todavía en el presente, y si estuvieren distantes será mas eco-
nómico y ventajoso majadearlos en este mes ó en el anterior, i .
Setiembre creciente,
ADICION.
Otubre.
F
JLLn principio deste mes se han señalar en las tierras tardías las
vides para haber de poner dellas, porque allende de conoscer
agora como en todo tiempo sus veduños, conóscese bien cuá-
les son frutíferas, cuáles no tanto, ó cuáles son estériles: co-
nóscese bien cuáles llegan á perfecta maduración; y no tengan
esto en poco, que mucho va saber de cierto que plantan de
buena casta al tiempo de la postura, y ponen buen veduño:
lo mismo se puede hacer bien en el mes de Setiembre , y de-
jar señaladas las vides para no errar después. Agora es buen
vendimiar en los lugares enjutos y algo tardíos. Agora es buen
CI29)
tiempo para toda sementera de lino, trigo, cebada, habas.
Agora se escavan las vides para que les caiga la hoja en el es-
cava; y si es tierra caliente y templada déjenlas todo el in-
vierno descubiertas, porque lo uno se les secarán las barbajas
y raices que están en la sobrehaz de la tierra: lo otro beberán
agua, mayormente si es la tierra enjuta; y si es la tieira hú-
mida escávenlas, y estén todo este mes de Otubre y parte de
Noviembre asi, y luego tórnenlas á cobrir; mas muy mejor
es atetillarlas, como dije arriba en el libro segundo en fin des-
te mes. Si las vides estánflacas,en las tierras calientes ó tem-
pladas las pueden podar ó repodar después que han echado íá
hoja. Agora se puede bien poner estacas de árboles, como son
álamos, sauces y olivas de piernas y de estacas, trasponer almen-
dros y todos los árboles que llevan temprano la fruta. Agora
han de cobrir los cidros y naranjos y los árboles de su casta,
asi en escava como lo alto, porque no se hielen. Agora en
este mes es bien hacer el aceite de las aceitunas verdes, que
es muy singular para comer. Agora si fuere posible sea toda
sementera, y no mas tarde, de toda suerte de pan, como es
trigo, centeno, cebada, habas, arbejas, altramuces y lo seme-
jante: y si hasta aqui no han estercolado las tierras agora se
estercolan bien, en especial para las simientes trimesinas. Ago-
ra se hacen bien los hoyos para plantar árboles y vides á la
primavera; y porque tomen sazón échenles estiércol dentro
para que se pudra con el agua y adobe la tierra. Agora en
lloviendo se deben aporcar los cardos ó trasponerlos, coger be-
llota, castaña, nueces, avellanas; plantar cerezos, guindos, pe-
rales tempranos, y manzanos, y todos los árboles que no temen
frió. En las tierras callentes agora pueden bien enjerir vides y
árboles 1: agora se siembra la mostaza. En este mes es bien
sembrar el neldo, cebollino, alcaparras, espinacas, trasponer
los puerros en sulcos; poner todos cuescos y los de las palmas;
castrar las colmenas; coger los membrillos y frutas tardías; po-
ner raices de yerbabuena., porque encepa mucho; poner en
solanas hortalizas; arar las tierras para matar la yerba. En este
mes se ponen bien y trasponen los lirios 2 y azucenas.
1 Mas no suele salir muy cierto. E d i c de y siguientes.
2 Y azucenas se trasponen bien por Agosto y Seliembre. Edic. de i>£28
y siguientes.
TOMO I V . R
c m i
ADICION.
ADICION.
Tiiciemhre*
ADICION.
Con efecto, pocas obras del campo deben guardarse para ser eje-
cutadas en este mes, especialmente en los países fríos; mas si el tiem-
po asiste podrán hacerse muchas de las mencionadas en el anterior.
Tales son la abertura de hoyos para plantar árboles á principios de
la primavera siguiente, plantar en los abiertos en los meses anterio-
res , sauces, olmos, chopos, álamos blancos y otros árboles; plantar
groselleros, rosales y otros arbustos; cortar &c. las ramas de los o l i -
vos de los tres táltimos años para curarlos de la enfermedad que l l a -
man pringue, aceitillo según se dice en las páginas 358 y 3^9
del libro 3.0, cortar los pinos y otras maderas como se dijo en N o -
viembre , arrancar los árboles muertos, plantar los renuevos del r o -
mero en los paises cálidos, quemar la barrilla y demás plantas bar-
rilleras, multiplicar la pita y la tuna ó hígera de pala, como dicho
queda en los dos meses anteriores; podar la v i d , operación que es-
pone á graves perjuicios ejecutada en este mes en los paises en que
hiela en invierno y primavera; alzar los rastrojos y campos que se
destinen para garbanzos y simientes tremesinas, y los prados ya vie-
jos , porque las labores dadas en tiempo frió destruyen muy bien las
raizes de las malas yerbas, y también de las buenas y útiles si se de-
jan espuestas á la acción mortífera del hielo. Por tanto, cavando
ahora las viñas, el frió y los demás metéoros destruirán ral vez el
coquillo que tanto las perjudica. Ahora conviene en los paises de a l -
godón principiar á beneficiar el terreno que se destina á su cultivo,
cuidando que en Marzo esté ya preparado con cuatro ó cinco rejas
profundas, y que luego se disponga en caballones si son arbóreas las
castas que se sembrarán en él por Abril ó principios de Mayo. Ahora
se recoje la cosecha mas atrasada de los algodonales de segundo año,
y también á primeros del siguiente Enero.
En este mes y en el anterior se harán las zanjas en que pueden
conservarse las patatas metidas entre paja, y bien preservadas de la
humedad para consumir en los meses en que no las hay ya en los
campos: en el mismo se cojen las hojas de la espinaca, y se cortan
bien las cañas en climas templados si ya no ge cortaron en el ante-
rior. Ahora se disfrutan ya los nabos que se sembraron por Julio y
Agosto, particularmente los de Mainar, en Aragón, que son muy
superiores á los afamados de Fuencarral. En este mes se comen t o -
davía pimientos y tomates frescos en el Mediodía, y aun es tiempo
de podar sus matas, preservándolas del viento del Norte como ha-
cen en Cuevas y en Rota. Plántame también los ajos tardíos en D i -
ciembre y á principios de Enero: apórcanse los puerros plantados
anteriormente, y se siembran otros de nuevo: trasplántanse lo espár-
ragos ; se multiplica la pataca, como queda dicho , por medio de
sus tubérculos, y la acedera por división de sus hijuelos: podrán
acogombrarse las batatas, y se proseguirá aporcando los cardos y los
apios; y por último se siembra el mastuerzo y la lechuga en albita-
jnas y otros parajes abrigados. L .
CAPITULO I .
D e algunas señales de los temperos y mudanzas > y algunas
seríales de lluvia> vientos, serenidad y tempestades.
ADICION.
LIBRO CUARTO
&!) {GJJCÜJ t,»ríwLn'j tyitíllli.^ litiJ'Jyi/*." £ J i it-ir-j*/* ni%JCr¡ítx
DE L A CALIDAD D E L O S TIEMPOS.
TRATADO PRIMERO.
DEL PRONOSTICO DE LA MUDANZA DEL AIRE.
CAPITULO I .
De algunas advertencias p a r a bien juzgar la mudanza
del aire.
C A V I T V L O III.
-¿&{iOT^[ %$V£ kb bfibniJiao no^ s n z q mío s oineiv b i b u r n
* Seríales de lluvia por lo que É ve en eí airé.
Aguas estantías, cuando sin sol están mas calientes que sue-
len, denotan lluvia.
Lluvia de cualquier tiempo, cuando al.principio es poca,
y después va creciendo, es señal de caer mucha mas que si ca-
yese de repente y con ímpetu.
Gotas de agua cuando llueve, si blanquearen y levantaren
grandes,ampollas ó campanillas, significa duración de lluvia,
y que volverá presto á llover.
Agua que llueve á prisa y copiosa, si se enjugare mas
presto que suele y sin viento, es señal de caer mucha mas.
Rocío, si falta á su tiempo no habiendo viento, y mas en
lleno de la luna, es señal de lluvia ó viento.
Si en invierno se derriten los cerriones, la nieve, hielo y
carámbano sin notable calor del sol, ó si los paños moj ejidos y
yertos con el hielo se ablandan, es cierta señal de que quiere
llover presto.
Vapor ó rocío visto en las paredes lisas y en los vidrios y
cosas vidriadas, ó en la madera ó hierro por algunos dias sin
causa manifiesta ^ es señal que lloverá presto. ;
Espumas de la mar, cuando se muestran esparcidas por mu-
chas partes, denotan humidad y que quiere llover..
Fuentes ó rios, cuando se secan de repente, denotan que se
levantan vapores, y que lloverá aunque tarde.
Mar, si estando el cielo sereno hiciere mas ruido que suele,
ó mas embates en las orillas, denota viento ó lluvia.
TOMO I V . V
(I54)
Montecillos largos ele arena, cuando en U orilla de la mar
se deshicieren y derramaren con el ímpetu de las olas, es se-
ñal de lluvia.
Mar, cuando parece negra, y no bien clara á la vista, de-
nota lluvia. .' . ; :
Ranas, cuando cantan mucho y confusamente barruntan
presto lluvia, si ya no andan en zelo.
Almejas, erizos marinos, caracoles y otros pescados de con-
chas, si se pegaren á las peñas, ó los cangrejos asieren pedreci-
lias en sus bocas para afirmarse en el arena, es señal de que
sienten y barruntan lluvia y tempestad.
Peces, cuando en cualquier tiempo saltan debajo arriba en
el agua, ó si alguna vez volaren arrojándose por cima del
agua, barruntan lluvia.
Cangrejos, cuando quiere llover con tempestad se ven salir
del agua y caminar de lado por tierra.
Hielo primero del año, si se deshiciere con lluvia, los de»
mas hielos de aquel año se desharán con ella.
Lluvia, si comenzare en sábado no dura hasta el domingo»
ó no pasa del lunes V
Otoño sereno anuncia invierno ventoso y llovioso»
r CAPITULO V.
CAPITULO V I .
r-v';-4 / -u ?dñi,di6B \ ' ¿»/hf?f§m' ? i ^ é - m ; ^ í &?. mattx
Seríales de serenidad del ayre y 'de sequedad jjor el cielo.
CAPITULO I X .
í-íixolovai.nínah
Señales de serenidad por la tierra y cosas suyas.
CAPITULO XIV.
C A P I T U L O X V 111.
Señales, de frió y dé hielos
CAPITULO XXIX.
NOTA,
Y ííUBt"
DESPERTADOR,
TRATA QUE
:: ..."ir :;:' . cibio^ . ' :
. 'rio sfljy ííiiit^ ' - : fibíé íéb
i.
DIALOGO PRIMERO.
E N QUE SÉ T R A T A D E L A G R A N F E R T I L I D A D Y B A R A T O D E B A S -
T I M E N T O S D E E S P A Ñ A , Y SUS G R A N D E S R I Q U E Z A S D E O R O , P L A T A ,
P I E D R A S , SEDAS Y B R O C A D O S Q U E T U V O , Y L A S MUCHAS A R M A S ,
C A B A L L O S Y E G E R C I T O S Q U E SUSTENTÓ D U R A N T E SEISCIENTOS
AÑOS D E G U E R R A S C O N T I N U A S SIN T R A E R B A S T I M E N T O
DE FUERA.
I N T E R L O C U T O R E S.
JUSTINO Y CAMILETO.
ADICION.
Indicadas ya en el p r ó l o g o de esta obra las causas que ha
habido para insertar en ella este tratado de Juan de Arrieta,
publicado por primera vez en M a d r i d el a ñ o 1 5 7 8 , y suprimir
los demás que a c o m p a ñ a n á las mas de las ediciones de Herre-
ra , solo nos queda por asunto de esta adición hacer algunas
observaciones sobre el contenido de este primer d i á l o g o , apli-
cándolas al estado actual de nuestra agricultura.
Parece que el autor ha querido darnos una idea de sí mis-
m o bajo el nombre de Justino, pues cuando dice: „ d e s p u é s
que dejé el abogacía y arte oratoria, y me d i al arte de la agri-
c u l t u r a " , nos quiere dar á entender por estas palabras que no
solo su doctrina es hija de la p r á c t i c a , sino el resultado de las
observaciones de u n hombre de conocimientos, acostumbrado
á pensar en dos profesiones que requieren estudio y talento , y
que antes de dedicarse á la agricultura se habia egercitado en
el estudio de la historia, de la economía y de Jas leyes; y aun-
que el deseo de ensalzar su patria arrastra al autor á hacer al-
gunas exageraciones, no me d e t e n d r é en criticarlas estensamen-
te por juzgar p o d r í a esto interesar m u y poco á la clase de i n -
dividuos á quienes particularmente se dedica esta obra, pa-
sando desde luego á manifestar á nuestros labradores el cuadro
que presenta en el dia el ramo mas ú t i l de la industria, del
( 2o8)
que depende exclusivamente la existencia del hombre; y si no
se ven en él pintados con la grandeza que corresponde, cúl-
pense á sí mismos y á las preocupaciones con que el interés de
algunos particulares han entorpecido el progreso y propagación
de los conocimientos en perjuicio de la riqueza pública.
Pondera nuestro autor el buen temple y situación de Es-
paña, y exagerando otras cualidades menos esenciales y mas
dudosas, es demasiado corto al ponderar estas donde podia es-
tenderse sin límites: haremos pues algunas observaciones apro-
vechándonos de su silencio, manifestando que estas dos cuali-
dades, de que depende principalmente la fertilidad de nuestro
suelo, están echando en cara á los labradores la falta de su ri^
queza; pues si como es indudable goza España del terreno mas
esquisito y variado para toda clase de productos, ¿cómo es que
progresando las luces vemos sensiblemente que lejos de aumen-
tarse los productos de la primera de las industrias van decayen-
do cada día mas? No lo dudemos, esto depende principalmen-
te de la falta de conocimientos de nuestros labradores, y de su
íntima adhesión á las rutinas inveteradas, que tanto Herrera
como sus dignos adicionadores se han propuesto destruir.
Si por fortuna llegase nuestra población á aumentarse hasta
el grado que se encuentra en algunos parages de Inglaterra y
Holanda, donde se puede asegurar que igual terreno sostie-
ne veinte veces mas habitantes que en los mas poblados de
España, ¿cuál seria nuestra suerte no progresando la agricultu-
ra cuando con terreno infinitamente sobrante se produce ape-
nas lo necesario para el consumo de diez millones de personas?
Compárese este cuadro con el que ofrece el industrioso imperio
de la China, donde ha llegado la industria al punto de formar
montañas artificiales para agrandar la superficie del terreno, per-
suadidos sus habitantes á que este medio es harto mas natural y
humano que el de la conquista, único que usan las naciones que
llamamos cultas, y que ellos abominan, convencidos de que la
tierra produce en razón directa del sudor con que se riega, y
en inversa de la sangre que sobre ella se derrama y no extra-
ñaremos se queje el autor en boca de Camileto de que no ha*
ya en España la abundancia de producciones que debia, pues
cuando los principales ramos de industria no caminan con paso
uniforme al límite de su perfección, la agricultura no puede
(2C9)
progresar por mas fértil que sea el terreno. ¡Qué productos
podemos sacar de las preciosidades que ocrlta la tierra en sus
entrañas, si lejos de dedicarnos al estudio que las da á conocer,
ignoramos hasta la naturaleza de aquellas que nos ofrece es-
pontáneamente delante de nuestros mismos ojos! Abandónense
enhorabuena mas de cinco mil minas de todos metales que hay
en el reino, según D. Juan de Oñate que las visitó de Real
orden en el año de 1624, y de que da una estensa noticia
D. Francisco Gallardo en su obra titulada Rentas de la Co-
rona : abandónense ya que el Gobierno tiene recursos para fa-
cilitar de otro modo sus productos después del descubrimiento
de las Américas; pero no sufran igual suerte otras produccio-
nes no menos preciosas que los ricos metales.
Si echamos una ojeada sobre la España antigua veremos
que después de abastecer á sus habitantes en tiempo de los ro-
manos , llevaba en abundancia á la capital del mundo sus so-
brantes de granos y demás especies que cita nuestro Arrieta, y
esto aun antes de que los árabes hubiesen ilustrado nuestro
sistema de agricultura; cuando en el dia, que el progreso de
las luces deberla facilitarnos mayor riqueza con nuevos pro-
ductos, nos faltan anualmente muchos millones de fanegas de
granos para el consumo nacional. Pudiéramos indicar las causas
de esta decadencia si fuera otro nuestro intento que el de ilus-
trar á los labradores, y asi remitiéndonos sobre esto á cuanto
tiene dicho la Sociedad en sus memorias, y por medio de las
elegantes plumas de muchos de sus individuos, como los Jo-
vellanos y Campomanes > nos concretaremos á manifestar á los
labradores que la decadencia de la agricultura, y la ninguna
razón que hay entre la fertilidad del terreno y los productos
que este rinde, depende en gran parte del descuido con que
miran la teoría del cultivo, persuadidos poruña preocupación,
que sostiene su amor propio, de que solo con la esteva en la
mano se aprende á ser buen agricultor, despreciando como sue-
ños platónicos los descubrimientos que los amantes de la patria
les presentan por resultado de su estudio y observaciones; aun-
que en algún tanto debe ser disculpable su desconfianzo en esta
materia por lo mal que han correspondido en la práctica al-
gunas invenciones que se les han presentado con descomedi-
das exageraciones, creyendo erradamente sus autores que dán-
TOMO I V . PD
.(2I0) .\
dolas el carácter de mam\'illosas llamarian la atención en su fa-
vor, siendo esta la causa de que algunas reformas muy útiles se
hayan desacreditado, cuando si las hubieran dado el mérito
real que tienen manifestando las moderadas ventajas que po-
drían procurar, se hubieran tal vez adoptado, y no estarían
confundidas con las muchas que ha abortado el charlatanismo.
Los descubrimientos que se han hecho y pueden hacerse
en la agricultura, mirada como la ciencia del cultivo, son de
tres modos, aplicando mas atinadamente ó haciendo un nuevo
uso de los instrumentos del campo; inventando otros de mayor
utilidad, ó variando en algún modo el sistema de las opera-
ciones rurales.
En cuanto á los primeros parece que nadie mejor que los
labradores están en disposición de realizarlos, pues siéndoles
prácticamente conocido el uso de los instrumentos, con poco
que reflexionen podrán aplicarlos de diferente modo y hacer
en ellos pequeñas variaciones, sin que tales pruebas les sean de
ningún gravamen, pues diez ó veinte surcos si es un arado, ó
el tiempo que se gaste en deshacer una parva si es un trillo,
bastarán á vezes para convencerles de su utilidad ó desventaja,
estando tanto mas interesados en hacer estas observaciones,
cuanto una, aunque pequeña de ellas, puede influir notable-
mente en favor de sus intereses.
No es tan fácil realizar un descubrimiento de la segunda
especie, pues cqmo no son generalmente los agricultores quie-
nes los inventan, se necesita que el artista, ó cualquiera que
sea el inventor, se desprenda de una cantidad para construir el
instrumento, y como no tienen por lo regular una seguridad
de que el resultado práctico ha de corresponder á lo que se
han imaginado, resulta que ó no lo verifican, ó se contentan
con la construcción de un modelo en pequeño, que obrando
sobre una mesa no ofrece inconveniente alguno cuando puesto
sobre el terreno no producirla tal vez ningún efecto. A pesar de
esto vemos con satisfacción emplearse algunos talentos españo-
les en la invención de molinos, arados, trillos, sembraderas y
otras máquinas útiles de agricultura, que aunque no admitidas,
generalmente se han adoptado por los labradores mas despre-
ocupados, y visto después su buen efecto por algunos otros.
Si la materia de esta adición, y los límites que como tal
me prescribe lo permitiesen, daríamos alguna idea, aunque
sucinta, de los instrumentos mas útiles de esta especie que se
han descubierto últimamente, con la crítica que de ellos han
hecho las sociedades que los han examinado; dando el primer
lugar á la admirable máquina de nuestro consocio el Sr. Don
Juan Alvarez Guerra, donde con solo el impulso de una po-
tencia se trilla, avienta y encostala el grano, como se puede
ver en su descripción ó diseño publicado por nuestra Real So-
ciedad , y en otra publicada por la de Valladolid con las refor-
mas hechas por D. Juan Francisco Gutiérrez. Daríamos en se-
guida la descripción de las sembraderas de los Sres, Negro y
Regás, cuya utilidad está demostrada, y de los trillos de Her-
rarte y Ayala, que con tantas ventajas están usando algunos la-
bradores ; deteniéndonos particularmente en el de este último,
cuya sencillez y fácil construcción le hacen tanto mas aprecia-
ble. Ocuparian un lugar particular los arados de vertedera tan
preferibles al nuestro, aunque no son al parecer capaces de
sustituirle en todos los usos á que este se aplica, conformándo-
nos en este particular con lo dicho por el Sr. Boutelou en la
adición quinta del libro primero de Herrera..
Los descubrimientos de la tercera especie chocan mas direc-
tamente con las preocupaciones comunes, y hallan por consi-
guiente en ellas obstáculos insuperables, á pesar de ser los que
mas propenden á aumentar los productos de la agricultura. ¿Có-
mo es posible persuadir á un labrador empleado desde su niñez
en mullir y desentrañar con el arado la tierra, á que no conoce
de lo que esta es susceptible, ni sabe hacerla producir todo lo
que debiera ? ¿ Cómo convencerle de que el sistema comunmen-
te adoptado de la siembra es enteramente vicioso por la canti-
dad exorbitante de semilla que emplea, aumentándola cuanto
mas pingüe es el terreno sobre, que se esparce, cuando debe ser
todo lo contrario, como se indica en la adición séptima del l i -
bro primero de Herrera, y demuestra la experiencia ? Menos de
medio celemín de cebada negra que sembró un hacendado de
esta corte en la última cosecha, le produjo mas de doce fane-
gas del grano mas robusto, que viene á salir á un trescientos
por uno.
La alternativa de cosechas tan recomendada por todos los
agricultores modernos está por desgracia casi desconocida en el
( 112 )
reino 5 cuando de ella pende que la tierra esté contiimamente
produciendo sin deterioro alguno; ¿pero cómo se ha de hacer
uso atinadamente de este sistema tan útil de cultivo, si para que
produzca todas sus ventajas se necesitan conocimientos elemen-
tales de agricultura, y por desgracia carecen de ellos nuestros
labradores? E l pródigo sistema de labrar á año y vez, que ge-
neralmente se usa en España, es una prueba de la falta de co-
nocimientos de agricultura, pues nuestra escasa población se hu-
biera aumentado considerablemente en razón de los grandes
medios de subsistencia que poseemos, si no hubiese hallado en
la ignorancia de su aplicación y en otros vicios equivalentes obs-
táculos insuperables. Si nuestra población llegase al incremento,
de que es susceptible, muy pronto el económico sistema de la
alternativa de cosechas, tan ventajosamente adoptado en casi
todos los paises estrangeros, reemplazarla al de dejar holgando
las tierras uno ó mas años para que al siguiente produzcan los
frutos acostumbrados.
Los prados artificiales, los cerramientos con setos vivos, la
diversa aplicación de los abonos, el uso respectivo de las semi-
llas , según la calidad de ios terrenos y otras muchas prácticas
útiles, ó mas bien necesarias, que están casi abandonadas, cau-
san, repetimos, la decadencia de la agricultura; debiendo creer
que solo podrá esta progresar cuando consultemos nuestros
verdaderos intereses, y tratemos de enriquecernos con ilustrar-
nos aprendiendo por principios la gran ciencia del campo.
Tal vez estas palabras producirán una risa despreciadora, y
no faltarán labradores que digan: „ ¿Si querrán estos modernos
agricultores de gabinete que gastemos en las cátedras el pre-
cioso tiempo que empleamos en producir artículos para nuestra
subsistencia y la suya?" Kfi se pide semejante cosa, ni tiene nin-
guna novedad lo que se propone: mas de cuatrocientos cincuenta
años antes de Jesucristo, conociendo los griegos la utilidad de
esta ciencia, se dedicaron á ilustrarla, siendo solo la utilidad de
sus obras á quien deben su inmortalidad Hesiodo, Xenofonte y
Aristóteles, pues cultivando sucesivamente este estudio los ro-
manos , los árabes y los modernos no han hecho mas que apli-
car lo que aquellos dijeron á la época, la ilustraccion y demás
circunstancias de los pueblos para quienes han escrito.
E l hombre, cualquiera que sea la clase de la sociedad en
(2i3 )
que haya nacido, tiene destinado por la naturaleza un tiempo
para instruirse, y en el que apenas puede ser útil para otra co-
sa. N o quebrantan los seres destinados á la agricultura tan sabia
ley : sus débiles fuerzas, prohibiéndoles manejar los bueyes n i
el arado hasta la edad de quince ó diez y seis años, dan á co-
nocer que aquel precioso tiempo está destinado para el desar-
rollo de las facultades físicas y morales, y por tanto debe em-
plearse no en el ocio que ocasiona una vejetacion endeble y v i -
ciosa, sino en adquirir los principios de la religión, de los de-
beres de un buen ciudadano, y de la ciencia cuya doctrina han
de aplicar en lo sucesivo.
Las seis cátedras de agricultura mandadas establecer por el
Gobierno en L e ó n , Burgos, Badajoz, Valencia, Toledo y Se»
villa, en cuyas oposiciones se emplea actualmente la clase de
agricultura de nuestra Real sociedad bajo los auspicios de su
director el Sermo. Sr, Infante D . Francisco de Paula, son una
prueba de lo convencido que está aquel de que no puede pro-
gresar la agricultura sin que preceda la ilustración de los
labradores.
He insinuado al principio de esta adición que al hablar de
los obstáculos que se oponen al progreso de la agricultura, me
contraería únicamente á combatir los que proceden de los la-
bradores mismos; mas sin faltar á lo que me he propuesto, creo
poder desahogar el entusiasmo que me anima en favor de estos
tan beneméritos individuos, manifestando que la clase que los
constituye ha sido generalmente mas honrada que protegida. ¿De
que sirve que los sugetos mas célebres de la antigua Roma por
honrar la agricultura, ó mas bien por honrarse con ella, toma-
sen sus nombres de los frutos que produce como Cicerón de ci~
cer, Fabius de f a b a y Lentulus de k n s : que en tiempo del
paganismo se la adorase bajo una infinidad de formas, ni que
hasta los Soberanos mas poderosos del mundo hayan humillado
su cuello para empuñar el arado, como hace públicamente
todos los años el Emperador de la China, si á pesar de tanto
honor y grandeza la mayor parte de las cargas del estado gra-
vitan siempre sobre el labrador? Si se trata de contribuir para
mantener con el esplendor que se merece la religión de nues-
tros padres, el labrador contribuye esclusivamente con el diez-
mo y otras muchas cargas, sin estar exento por eso del pago
( 214)
de derechos comunes como todo ciudadano: se trata de defen-
der la patria invadida por un usurpador, su mismo interés y
la imposibilidad que tiene de trasportar sus capitales á un lu-
gar seguro, le obligan á trocar la reja por la espada, tanto mas
invencible cuanto justo sea el motivo que le obliga á tan vio-
lenta mudanza; y enfin¿necesita el erario caudales para subve-
nir á los gastos públicos? el labrador tiene de manifiesto todos
los suyos, sin poderlos ocultar como el artista, ni reducir co-
mo el comerciante al estrecho volumen de una cartera. Sirvan
pues estas reflexiones de apoyo á lo mucho que se ha escrito
en favor de la agricultura; y ¡ojalá hubiese en ellas energía
bastante para conmover el espíritu de los poderosos que pue-
dan tener influjo en su fomento 1
DIALOGO SEGUNDO,
EN Q U E SE T R A T A L A CAUSA D E L A CARESTIA Y F A L T A DE
MANTENIMIENTOS, Y CABALLOS Y OTRAS COSAS, Y SE PONE
REMEDIO PARA QUE TODO V U E L V A A LO QUE SOLIA,
Y LOS BASTIMENTOS A LOS PRECIOS PASADOS.
I N T E R L O C U T O R E S.
JUSTINO Y CAMILETO.
COMPRA I>E M U L A S .
Reales de vellón.
Para esto se supone, como va dicho, que en
todas las provincias de España que usan labrar la
tierra con muías haya los trescientos mil pares em-
pleados en la agricultura, que es la menor regula-
ción que sale según las cosechas y consumos de
granos; que cada par tenga el coste de sesenta do-
blones de compra; que trabajen diez años conti-
nuos , aunque se mueren 6 inutilizan mucho antes
de cumplirlos, y que hasta el fin de los diez años
ó catorce de edad no tengan los labradores la pre-
cisión de renovar los mismos pares, sin embargo de
las contingencias de hacerlo durante ellos, en c u -
yos términos se manifiesta que al principio de cada
diez años tienen que desembolsar en la compra de
los trescientos mil pares, costándoles solamente á
tres mil y seiscientos reales el par, que sale cada
muía á mil y ochocientos reales, m i l y ochenta
millones de reales 1080.000,000.
(2S3)
IOSO.OOOJOOO.
SALARIOS D E G A Y A L E S .
PIENSO D E C E B A D A .
PIENSO D E P A J A .
GASTOS D E H E R R A D U R A S Y OTROS.
SIMIENTE D E T R I G O .
SIMIENTE D E CEBADA.
SIEGA Y R E C O L E C C I O N .
COSECHA DE TRIGO.
COSECHA D E CEBADA.
PAJA TRIGAZA.
AUMENTO.
PIENSO.
PAJA TRIGAZA.
SIMIENTE D E CEBADA.
SIEGA Y R E C O L E C C I O N .
COSECHA D E T R I G O .
COSECHA D E C E B A D A .
PAJA D E TRIGO.
CARNE; ^ : r. ;1 . f • •; .U J:J
RESUMEN D E L TANTEO D E L A L A B R A N Z A D E B U E Y E S .
I N T E R L O C U T O R E S .
JUSTINO Y CAMILETO.
ADICION.
No basta reprender sin ensenar, dice nuestro autor, refi-
riéndose á Columela, fundando sin duda este principio en que
seria injusta cualquiera reprensión no habiendo dado antes re-
glas bastante ciertas é inteligibles para dirigirse. Por esta razón
se justifica el argumento de las adiciones anteriores de este tra-
tado , pues si en ellas nos propusimos reprender á los labrado-
res el poco interés que se han tomado en el estudio de la agri-
cultura fue á continuación de una obra general de esta ciencia,
que publicada hace tres siglos no deja disculpa á la ignorancia:
y pues en ella y sus adiciones se habla con toda estension de
las materias de agricultura que recopila Arrieta en este dialo-
go, trataremos en esta adición, siguiendo el objeto que nos
propusimos, de las diversas acepciones que tiene la agricultura,
y de la parte de su estudio que corresponde á cada uno de los
sugetos que á ella se dedican.
( 28o)
La agricultura, que no es otra cosa que saber aumentar,
mejorar y conservar las producciones de la naturaleza, puede
mirarse como ciencia, como arte y como oficio, y exige res-
pectivamente una estension de conocimientos particulares á
cada una de estas divisiones.
Aunque se considera' la agricultura como una parte de
la economía política, por ser el ramo de industria creador
de las primeras materias, prescindiremos por ahora de su acep-
ción económica, y concretándonos á la teoría del cultivo,
diremos que mirado su estudio como ciencia corresponde
solo á la gente grave y de letras como dice el autor opor-
tunamente, pues á ellos pertenece determinar las leyes con
que la naturaleza obra en la creación, sacando de su conoci-
miento y del de los vejetales reglasfijaspara aumentar ó me-
jorar la producción. A esta clase de sugetos puede solamente
darse el nombre de agricultores y honrar si sus tareas corres-
ponden al grande objeto á que se dedican con el título de sa-
bios. La botánica, la zoología, la veterinaria, la química, la
física, la meteorología y otras ciencias son las bases de la agri-
cultura, no pudiendo sin ellas dar reglasfijaspara la produc-
ción y conservación de los frutos, sustento de los animales, co-
nocimiento y abono de los terrenos y demás partes que com-
prende la economía rural.
La agricultura, como arte, no es mas que la aplicacian de
las reglas deducidas de los principios de la ciencia recibidos por
comunicación y por el estudio de los mejores agricultores. De-
ben considerarse en esta clase todos los labradores. A ellos cor-
responde poner en práctica los métodos mas ventajosos, apli-
cando las reglas agronómicas á sus localidades particulares, y ha-
ciendo siempre primero ensayos en pequeño antes de egecutar
en grande cualquier género nuevo de labranza. Con esta clase
de individuos hemos hablado particularmente en las adiciones
anteriores por ser la mas atrasada, y á ella recomendamos de
nuevo el estudio de la agricxiltura. De nada sirve que la cien-
cia haga progresos si el arte no sabe aplicarlos oportunamente.
Desde que la observación de las producciones de la naturaleza
y medios que se practicaron para conseguirlas elevaron la agri-
cultura al estado de ciencia, no han faltado sugetos que se de-
dicasen á ilustrarla, y la España mas que ninguna otra nación,
tiene motivos de gloriarse de haber producido en todas épocas
hombres célebres, cuyas obras apenas se encuentran en los ho-
gares del labrador. El romano Columela, hijo de la antigua
Melaría junto á Cádiz, el árabe sevillano Abu-Zacatia y el
estremeño Herrera tienen pocos ó ningún estrangero que Ies
compita en originalidad, y no obstante vemos con sentimiento
que ni la tuerza de su doctrina, ni el tiempo que ha trascur-
rido desde que se publicaron sus obras han sido suficientes pa-
ra desterrar las preocupaciones y abusos de una parte del esta-
do, de cuya ilustración pende su prosperidad.
Sofoquen pues los labradores los sentimientos con que los
ciega el amor propio: abran sus ojos á la ilustración en una
época en que todo parece serles favorable, y convénzanse de
que abandonando la servil imitación de sus pasados, deben bus-
car en la esperiencia y en la razón ilustrada la causa de todas
sus operaciones.
Las sociedades económicas, estas beneméritas corporaciones
cuyos individuos sacrifican su tiempo, su estudio y sus intere-
ses en favor de la patria, ilustrando y protejiendo la industria
sin mas recompensa que la consideración publica á que se han
hecho siempre acreedores, ofrecen continuamente al labrador
medios para su ilustración, ya convidándoles á participar en
su seno de las noticias que adquieren, ya comunicándoles las
mas útiles por medio de sus escritos.
Las cátedras de agricultura establecidas por el Gobierno
bajo los auspicios de estas sociedades pudieran ser de una uti-
lidad incalculable si un numeroso concurso de labradores saca-
se de aquellas fuentes de erudición la necesaria para dirigir con
acierto sus operaciones.
A proporción que se estiendan los conocimientos del la-
brador serán mas acertadas y menos trabajosas las operaciones
del jornalero, que es propiamente el que egerce la agricultura
como oficio. Seria escusado indicar á estos un plan de instruc-
ción , pues siendo demasiado limitada la esfera de sus conoci-
mientos por una parte, y viéndose por otra precisados á ganar
su sustento desde la niñez no pueden instruirse sino por medio
de los conocimientos que les comunique prácticamente el la-
brador.
Es tan interesante la división de las tres clases que hemos
TOMO I V . NN
( 282 )
indicado, que su confusión ha originado y causa en el dia el
desprecio , digámoslo asi, de la ciencia agrícola. El químico , el
botánico, el mineralogista, cuyos conocimientos serian nulos si
no se aplicasen á la medicina, á las artes y la agricultura, han
preferido dedicarlos á aquellos ramos, como si la ciencia, que
tiene por objeto la producción de los frutos con que el hom-
bre se alimenta, fuese menos noble que las que modifican es-
tas producciones, haciéndolas servir para el alivio de sus do-
lencias y para su comodidad: y asi nada aventuraremos en
presentar como singulares entre los naturalistas españoles á La-
gasca y Clemente, que con tanta razón se han adquirido el
aplauso y reconocimiento publico, y cuya memoria durará
tanto como las barrillas, las vides y los trigos.
Abandonada á los labradores la teoría del cultivo han creí-
do estos poseerla esclusivamente, se ha confundido la ciencia
con el arte, la práctica ha suplido al sistema ordenado que de-
bería enseñar á conocer y cultivar los terrenos, según las apli-
caciones que se les diese, yfinalmentedesconociendo los labra-
dores su ignorancia han despreciado las obras y consejos de los
sabios, fp'% : ,: .. •.•; - i - nfia
Ha llegado porfinel dia en que se generaliza el estudio de
la agricultura; en que se conoce ser muy poco lo que de ella
saben nuestros labradores respecto á los adelantamientos hechos
en esta ciencia, y en quefinalmentese hace una justa división
entre las obras que debe estudiar el que quiera poseerla esten-
samente, y las que no con menos mérito se dirigen á ilustrar al
labrador, presentándole en un lenguage sencillo, y con demos-
traciones á su alcance, los principios en que debe fundar sus
operaciones. La química agrícola de Dávi; los principios razo-
nados de agricultura deTaher, y el ensayo de Trautmann, aque-
llos traducidos al francés y este, que lo estará muy pronto, en
castellano, pueden servir de guia á los que quieran aplicar las
ciencias naturales á la agricultura, asi como las célebres obras de
Golumela, Herrera , Rozier, Arias y Boutelou pueden serlo
para los que se dediquen á aprender la ciencia del cultivo.
Creo sean suficientes las razones que hemos espuesto para
convencer á los labradores de lo indispensable que les es poseer
los principios de agricultura, de cuya mejor aplicación depem
de el aumento de su riqueza, seguros de que entre una infini-
.083)
dad de causas que pueden influir en la decadencia de la agri-
cultura de un pais, es la mas poderosa la falta de instrucción
de que hemos hablado, sin hacer mención de otras, tanto por
no ser oportuna en este lugar, cuanto porque son dichosos los
que no pudiendo remediarlas las ignoren, y mucho mas los ze-
losos amantes de la patria, cuyo poder y autoridad se dedica
á removerlas. JE.
(^5)
INDICE GENERAL
DE E S T A OBRA.
i y .V..:ri')
E L N U M E R O ROMANO D E N O T A E L T O M O , E L A R A B I G O L A P A G I N A .
FACOL: I I I , 243.
FANFARRÓN LAMPIÑO , casta de trigo: 1, 84. Fanfarrón ve-
lloso, 87.
FARRO: 1, ^ 2 ^ r^JÍÍ-ci obneiiD no?, h u p , ?¿Lmi'-i
FESTUCAS Ó CAÍHJELAS, Festuca ovina, gramínea útil para
prados artificiales: i v , 66.
FRESONES: I I I , 240.
FRESAS: I I I , 240. Sus variedades, 241.
FREXNOS: 11, 225. Sus variedades, 227. Sus propieda-
des, 230. •\ - ¿ ; r . ) : . . •
FRÍO (señales de) y de hielo: i v , 166.
FRIXOL: I I I , 243.
• r .^di tiii:2í4b^id
.001 t i :jíivr:i¡'c: , > o hora t A^H.
GALLINAS: m , 368. Sus variedades, 369. Qué tales han
de ser, 379. Epocas en que no ponen, y del mantenimiento
que han de tener para ser muy ponederas, 381, Modo de
darles la comida, 384. Sobre el criar gallinas con gusanos, 385.
Requisitos que han de tener para sacar pollos, 386. Enfeme-
dades de las gallinas, 395 y 398. Modo de engordarlas, 240.
, ' ( 2 9 7 ) ^
GALLINERÍA (que tai ha de ser el lugar para hacerla), y
cómo se ha de hacer: m , 371.
GALLINERO , cómo debe de ser : 111, 376.
GALLO, qué tal de ser: m , 377. Las calidades de uno
bueno, 378.
GANADOS (cómo han de pacer los sembrados): 1, 95.
GANSOS, véase Ansares: m , 328.
GARBANZOS, si dañan á la tierra: 1, 142. Tierras que les
convienen, 143. Modo de sembrarlos, 144. Modo de ablandar
ios que son duros para comerlos, 149. Sus propiedades, 150.
GAVILLAS de sarmientos, inconvenientes que hay en haci-
narlas en los corrales: rií, 375.
G AZUL A, véase Aizoon hisjpanicum: 1, 300.
GLOSANTRAX ó pústula maligna en la lengua de los bue-
yes: 111,575 . . t ,
GORGOJO del trigo: 1 , m . Gorgojo de la vid , 420.
GOTA, enfermedad de las gallinas: 111, 400. De los pavos,
497. De los ruiseñores: i v , 8.
GRAMA DE PLOK , Anthozanthum odoratum, gramínea útil
para prados artificiales: i v , 67.
GRAMÍNEAS mas útiles para los prados artificiales: i v , 65.
GRANADOS: i r , 231. Sus especies, 239. De su plantación
y conservación en los setos ó cierros vivos, 242. Propiedades
de susfloresy fruto, 243.
GRANEROS ó cámaras: 1, 110.
GRANO , propiedades del grano entero, solo y preparado:
I , 115. Grano enfermo de sus propiedades y preparaciones, 116.
GRANOS, modo de conservarlos: 1, 110.
GREDA : 1, 10.
GROSELLERO: I I , 446. 1
GUALDA, su cultivo: 1, 221.
GUAYABA, árbol originario de la América meridional:
I I , 447.
GUAY ACANA! TI, 448.
GUINDOS: I I , 166.
GUISANTES, SU cultivo: r, 212. Sus usos, 214. Sus utili-
dades en prados artificiales: i v , 71^
GUSANO DE HARINA (Tenebrio moU'tor L i n . ) , propio pam
servir de cebo en la caza de los ruiseñores: i v , 7.
TOMO I V . PP
( 298 )
GUSANOS , sobre el método de criar y engordar á las galli-
uas con ellos: m , 385.
GUSANOS DE SEDA, SU historia natural: i v , 18. Sus varie-
dades y habitación que les conviene, 19. Elección de la simien-
te y modo de avivarla, 20. Modo de cuidar los gusanos desde
que nacen hasta su primera muda ó dormida, 21. Desde el fin
de la primera hasta el de la tercera, 22 , y desde esta hasta que
hilan, 23. Del desembojar y modo de ahogar los capullos, 24.
Recolección de la semilla, 25. Su conservación, 26. Enferme-
dades de los gusanos de seda, 27. Sobre el hilado de la
seda, 31.
PAJA: I , 130.
PALMAS: I I , 372. Sus variedades, 379. Virtudes de las
palmas y de sus dátiles, 390,
C 3°3 )
PALMITO: i r , 3S9.
PALOMAS Y PALOMARES: m , 468. Clasificación de las pa-
lomas, 471. Caracteres sexuales y consorcio de las palomas,
476. Modo de cuidar de las palomas zuras, 482. De la cria
de las palomas caseras, 483. Enfermedades de las palomas, 485.
PALOMINA, casta de uvas: i , 319.
PAN ÁCIMO: I , 118.
PAN, SUS propiedades: 1, 118.
PANALES, modo de separar la miel contenida en ellos: m ,
321.
PANIZO, SU cultivo: 1, 168. Sus especies, 169. Sus pro-
piedades, 171.
PARAÍSOS (árboles}: 11, 370.
PARRALES, de los que están armados sobre los árboles:-
PARROS, véase Ansares n i , 328.
PAPAS: I I I , 247.
PAPERA, enfermedad de las ovejas: i i i , 460.
PAPERAS, enfermedad de los potros: n i , 649.
PAPO, enfermedad de las ovejas: 111, 460.
PAPUZA, enfermedad de las ovejas: n i , 460.
PASAS (uvas buenas para): 1, 344. Modo de hacerlas,
450. Pasas de Corinto, 453.
PASMO, enfermedad de los pavos: 111, 497.
PASTEL (yerba), su cultivo: i , 218.
PASTORES: I I I , 339 y 342.
PASTOS convenientes á las ovejas: n i , 430. Modo de con-
ducirlas á los pastos, 433. Los que son convenientes al ganado
vacuno j 532.
PATA Ó PATILLA , planta para kacer barrilla, Aizoon Ca-
nariense L . : 1, 299.
PATACAS : n i , 246.
PATATAS: I I I , 247. Sus variedades, 248.
PATOS, véase Anades: 111, 333. .
PAVÍA, variedad de pérsico: n , 209.
PAVONES Ó pavos Reales: n i , 487. Pocas utilidades de su
cria, 491.
PAVOS , caracteres en que se distingue el macho de la hem-
bra : n i , 492. Variedades, postura é incubación, 493. De
(304) , ,
los pavipollos, 494. Modo de engordar los pavos, 496. Sus
enfermedades, 497.
PELO CABRUDO, á qué se da este nombre: n r , 413.
PEPINOS: m , 88.
PEPITA, enfermedad de las gallinas: m , 398. De las pa^
lomas, 486.
PERA Ó PERILLA, enfermedad del ganado lanar: m , 459.
PERALES: I I , 391. Sus variedades, 396. Sus virtudes, 399.
PEREGIL: n i , 124. Sus propiedades, 168.
PERINEUMONÍA de las cabras: m , 366.
PERROS: i n j 343. Enfermedades mas frecuentes que pa-
decen: Rabia, 350. Sarna, 352. Moquillo, 353.
PERROS CAREADORES , á cuáles se da este nombre: n i , 349.
PÉRSICOS: I I , 204. Sus variedades y subvariedades, 209.
Sus propiedades, 213.
PESTE DE LOS BUEYES: I I I , 568.
PICADURA DEL MUSGAÑO, ejifermedad del ganado lanar:
111,459.
PIMIENTA., de Tabasco ó Malagueta: n , 452. Pimienta
falsa, 457.
PIMIENTOS: I I I , 253. Sus variedades , 254.
PIMPINELA (Poterium sanguisorba*), útil para prados:
IV> 73-
PINOS: 11, 399. Sus especies, 403. De su corta, 409. Sus
virtudes, 412.
PIOJILLO DE LAS GALLINAS: I I I , 4 0 I .
PIOJOS DE LOS CERDOS: I I I , 516. De los potros, 648.
PlOJUELOS DE LAS PALOMAS: I I I , 486.
PIPIRIGALLO, planta propia para prados artificiales: i v , 71.
PITA (Agave americana L i n . ) , planta indígena de la
América meridional, connaturaliza en las provincias meridio-
nales de España: 1, 224.
PLANTAGO SQUARROSA , llantén desparramado; se usa para
la barrilla: 1, 302.
PLANTAS, modo de destruir las que perjudican á los sem-
brados: 1,25.
PLATANERO: I I , 457.
PLÁTANO: I I , 458.
POAS, gramíneas útiles para prados artificiales: i v , 68.
(30$)
PODA DE REDONDO, qué es: i , 392. Idem de vara, 392.
POLEO: I I I , 126. Sus especies, 128. Sus propiedades, 181.
POLILLA DEL TRIGO: I , I I I . De la uva, 422.
POLLAS, en qué se distinguen de las gallinas: n i , 380.
Cuándo principian á poner, 381.
POLLO HUERO, enfermedad de las abejas: 111, 303.
POLLOS, modo de cuidarlos: 111, 391. Modo de capar-
los, 393.
PORCUNA Ó COCHINERA, variedad de habas: 1, 155.
POTRO (del) inmediatamente después de nacido: 111, 628.
Del potro sin madre, 629. De los potros hasta el destete, 632.
Tiempo que deben mamar, 635. Su destete, y hasta qué de-
ben atarse, 636. Esquileo de sus crines y cola, 637. De la
marca, 638. Castración, 639. Amputación de la cola, 641.
Amputación de las orejas, 645. Del establar y herrar los po-
tros, 646. Sobre la antigüedad del arte de herrar, 647. En-
fermedades á que están mas espuestos los potros, 648.
PRADOS ARTIFICIALES, reflexiones sobre ellos: 111, 633.
PRADOS, sus utilidades: i v , 32. Prados naturales, 35. D i -
ferentes clases de estos prados, 36. Modo de consumir sus pro-
ductos, 57. Prados artificiales, 61. Generalidades del cultivo
de los prados artificiales, 62. De las gramíneas mas útiles para
estos prados, 6$. De las leguminosas mas útiles para prados
artificiales, 68. De algunas otras plantas útiles para prados per-
tenecientes á varias familias, 72.
PRIETAS, uvas: 1, 318.
PROPOLIS, ó cera aleda, á qué se da este nombre: n i , 315,
PUERCOS (de los): n i , 498. Sus variedades, 499. Puer-
cos chinos, 500. Alimentos de los puercos, 509. Tiempo y
modo de cebarlos, 511. Sus enfermedades, 514. Modo de cas-
trarlos, 519. Modo de cecinarlos, 521.
PUERROS: ni," I28. Sus propiedades, 166.
PULGÓN, de la vid: 1, 419.
PULQUE ( q u é es): 1, 225.
PÚSTULA maligna en la lengua de los bueyes: 111, 57^.
SCI .1
MATERIALES
DE
TOMO IV. RR
ADVERTENCIA.
D E L C E L E B R E G A B R I E L ALONSO D E H E R R E R A ,
DE AGRICULTURA.
NOTAS.
-20 101331 SÍ£Y CGIlí ¿"l&^l OD fií) 6fÍÜ OÍ h~¿Un, jlOíOftt üíii rwu
-fiomqso el oi/piou .EÍ:níonsq?o üia s'h?, orrp sjis nie LÍ: ':
le "i^é'b. sb nfixi oes l o q jítoov enDoq satiél^ jeb^ií^B íioid ub
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3 y .gólofti í ?oLo1 fié oi/b Htfed rO ifeáí íiloo'ióí ÍBií
riofeirró rqrn:^ fsíi 2O¡--Í!O SO! hnn Y .í^bñó ít3jjd OOBÍÍ nobrifí
jcorísb sifíóH ^ r;iotv{{j, Oc'( ¿iksbM í^noí eoi •loibr.-ídfií lo. oup
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Y,f»j2Do m íiftnfrrii JtS/OGimri- noboq on sem e 20 oma ,?Biiail
ísl ó
LISTA DE LAS EDICIONES DE LA OBRA DE AGRICULTURA
DE GABRIEL ALONSO DE HERRERA, COLOCADAS SEGÜ»
LOS AÑOS EN QUE SE HICIERON.
Nó- Afios,
mero?.
TOMO IV. ZZ
ERRAJAS.
Línea. Dice. Léase.
TOMO i .
50., 4 y 5. emobrion. embrión.
59- 3 fatalidad. futilidad.
60.. 37.,... espuestos. espuestas.
112., 37 paleras. paneras»
147., lo. veo. no.
172. 2q. veza ó. ó.
172.. 24 Vicia sativa, Ervum motianthoj.
173- ip la algarroba ó veza. la algarroba.
228. 12 capítulo x i v . capítulo xnr.
232.. última., verde b'anco. verde glauco.
237- 21..... quinientas. cuatrocientas.
249. 38 en tierras j en tierras dulces y.
250. 29 por las barrillas y sosas. Bórrense estas palalras,
250. 41. Martin de León. l e ó n G i l Muñoz,
12. Algazul ó los almajos. Algazul, los almajos.
251. 29. 13.100,050. 1 3.090,248.
252. 24. storeus Cav.) effujus L . )
252. 40. Zostera marítima L , Zostera marina y Zostera
mediterránea L .
En varias paginas
del capítulo x m
adicional Pallas. Tallas.
TOMO III.
25 aisladas, afiladas,
18.. 32 nuevos, meros.
54-• 23 constituyen. constituyen la.
13 regularmente se. regularmente no se.
222.. 35.. ciento ochenta y ocho mil ciento ochenta y ocho rea-
reales, les.
224.. 21 tono. tino.
229. 35 con. con sus.
2 29. 36.... que. que las.
232. 19.... sin, con.
237' 6 serian. crian,
247. 27 hace. se hace.
248. 33734 Hannóvef. Año ver.
TOMO Í V .
75--
Línea.
40
Dice;
mucronata Lag.
Léase.
obtusiíblia Lag,
I
arrejonada. ^ obtusa.
77-" 30 Poterium. M . B. Poterium.
78... 14 craca. Veza craca,
8o... 17..... decumbens tendida. Jiórvcse.-
SSS-- 4° códice V , núm. 184. Estante V , cód. núm. 184.
337-•• códice F, núm. 51. Estante.F, cód, núm. 51.
343-•• códice D D , núm. 103. Estante.DD \ cód.' número
102.
1