El Discurso Heroico

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EL DISCURSO HEROICO EN CLAVIJERO

y algunas de sus influencias en la literatura mexicana del siglo XX

Por Dra. Mayra Ibarra


Universidad del Claustro de Sor Juana

El autor y su obra

La Historia antigua de México (1780) requiere ser leída en el contexto de la

historiografía de Indias. No es del todo obvio señalarlo, debido a que se trata de una

cadena de discursos que apuntan los sucesos de la conquista de Tenochtitlan en 1521.

Cada una de las crónicas o de las historias cuenta la aventura de los conquistadores,

según las demandas y las preocupaciones de su época. Asimismo, importa el contexto

de producción de la obra, tanto como la condición o la posición del autor. Estos dos

aspectos condicionan el lugar desde donde se escribe y al público lector al que van

dirigidas. ―(…) el autor es el que da el tono a todo detalle de su personaje, a cualquier

rasgo suyo, a todo suceso de su vida, a todo acto suyo, a sus pensamientos,

sentimientos, igual que en la vida real evaluamos cualquier manifestación de las

personas que nos rodean (…).‖1 Esta apreciación de M. M. Bajtín, permite asumir el

aspecto subjetivo de la escritura, aún tratándose de una propiamente histórica. Quiero

decir, un autor se verá influido por el contexto en el que vive, la historia personal que lo

atraviesa y, por supuesto, de las retóricas dominantes de su tiempo. Todo ello va

matizando la voz narrativa de su relato, la forma en cómo se apropia de los

acontecimientos y la manera en cómo los imagina para contarlos.

1
Bajtín, M. M., Estética de la creación verbal, México: S. XXI, 2003, p. 13.
2

Hago un aparte. Existen dos rasgos fundamentales de la posición de Clavijero

como autor que me resulta fundamental traer a cuento. Su padre trabajaba para el

gobierno de la Corona Española. Esto influyó en su conocimiento de las poblaciones

indígenas, sin que él pueda considerarse siquiera un mestizo. Clavijero era un criollo.

Esta cercanía con el mundo indígena le permitió aprender el náhuatl y el otomí. Ambas

lenguas favorecieron su labor como misionero y su comprensión del universo indígena.

El otro rasgo está vinculado con su profesión como jesuita. La Compañía de Jesús,

influyente y poderosa como lo fue durante el virreinato, también tenía sus detractores y

enemigos. A raíz de una serie de acusaciones y traiciones la compañía fue expulsada de

los dominios españoles en 1767. En febrero de 1768 les llegó la orden de expulsión,

decretada por Carlos III de España. Expulsados los jesuitas, Clavijero embarcó rumbo a

Italia donde viviría el resto de su vida.2

Al trasladarse a Italia, Clavijero tuvo el tiempo para dedicarse a sus

investigaciones históricas. A pesar de que no contaba con los códices aztecas, libros de

consulta y los libros de los primeros cronistas españoles, guardaba en su memoria todo

aquello que había estudiado durante su vida en la Nueva España. Estaba listo para

escribir la Historia antigua de México. Aunque no contaba con sus documentos,

consultó en las bibliotecas italianas libros relacionados con el tema, así como estableció

2
Véase Esteve Barba, F., Historiografía Indiana, Madrid: Gredos, 1992, pp. 242-244; al
respecto de las razones de la expulsión de los jesuitas, véase Andres-Gallego, J., ―1767: Por qué
los jesuitas‖, en Tietz, M., ed., Los jesuitas españoles expulsos. Su imagen y su contribución al
saber sobre el mundo hispánico en la Europa del siglo XVIII, Madrid, Vervuert, 2001, pp. 77-
102; en relación con algunos de los conflictos que se presentaron tiempo antes de la expulsión
jesuítica en los límites geográficos del virreinato de la Nueva España entre los misioneros
jesuitas y las culturas indígenas del sur de Estados Unidos y el norte de México, véase Křížová,
M., ―«En tiempo tan tempestuoso y turbulento para nosotros.» Los misioneros jesuitas en la
frontera septentrional de Nueva España antes de la expulsión‖, en Tietz, M., ed., op.cit., pp.
413-421.
3

correspondencia con amigos para que le resolvieran asuntos que debían consultarse del

otro lado del mar. Como muchos otros cronistas, la escritura de su obra incluye una

respuesta a ciertas posiciones de la época relacionadas con el continente americano, la

visión misma de la conquista, entre otros muchos aspectos que menguaban la condición

de los habitantes de América o la participación en la empresa conquistadora. Para esto

último, el caso de Bernal Díaz del Castillo resulta muy ilustrativo. El libro

Investigaciones filosóficas sobre los americanos, escrito por de Paw, será la fuente de

inspiración para Clavijero, debido a que le reveló la ignorancia que tenían en Europa

sobre la naturaleza y cultura americana.

Estos breves aspectos biográficos facilitan enmarcar varios puntos claves. En

primer lugar, la clase social a la que pertenece Clavijero dentro de un orden

profundamente jerárquico y discriminatorio. Su posición de criollo le permite varios

privilegios, como son el acceso a la educación y el acercamiento a las culturas

indígenas. Sin embargo, también su posición de criollo le facilita saber las

inconformidades de esta clase en relación con los peninsulares. Se trata de una clase

pujante, pero también limitada en sus derechos frente al gobierno de la Corona

Española. Se puede decir que son tratados como españoles de segunda categoría por

haber nacido en el territorio americano.

En segundo lugar, su condición de jesuita. Quiero decir, la Compañía de Jesús se

ha caracterizado por su labor educativa y su desarrollo intelectual o de producción de

conocimientos. Sumado a esto, su expulsión de la Nueva España. Clavijero, en su

calidad de exiliado, emprende la escritura de su obra. Este momento es, sin lugar a

dudas, definitorio porque explica claramente que la Historia antigua de México no iba

dirigida al público americano, sino a los europeos. Frente a ellos es necesario defender

una serie de valores e ideales que supongan situar en condiciones de igualdad a los
4

habitantes del continente americano, los cuales resultan vituperados y socavados en su

dignidad como personas. Las Disertaciones3 dan cuenta de ello; sin embargo, en el

tratamiento mismo de los sucesos de la historia de la conquista podemos analizar el

discurso heroico con el que Clavijero pinta y recrea la actitud guerrera de los

mesoamericanos. Quiero decir, para que los conquistadores tengan un valor en su

hazaña es necesario combatir con un contingente que esté a la altura. Desde esta

perspectiva de trabajo, la obra de Clavijero es rica en matices para comprender el

pensamiento novohispano al respecto de la conquista de México y su influencia

posterior en la literatura mexicana. El dramatismo con el que está cargada su escritura,

revela aspectos novelísticos de gran utilidad para entender la conformación de la

conciencia criolla. Las descripciones de las batallas, la adjetivación con la que se acerca

al dibujo de los personajes protagonistas del embate, apunta algunos rasgos

característicos del ánimo y la identidad de los criollos en las vísperas de la

independencia, tales como el lamento propio de los primeros conquistadores y la

reafirmación constante del continente americano frente a Europa, en concreto, frente a

España. De algún modo, el análisis del discurso heroico en esta obra acerca a los

sentimientos que darán cuerpo a la nueva nación independiente. En su comprensión de

los sucesos de la conquista se encuentra la base de las futuras dicotomías históricas de

3
Las Disertaciones de Clavijero resultan muy interesantes porque es en ellas donde expone una
infinidad de argumentos para refutar las ideas que sobre los habitantes, naturaleza, costumbres,
animales, etcétera de América había difundido, fundamentalmente, L. de Paw con la obra
titulada Recherches philosophiques sur les américains (París, 1768). Comenta L. Villoro que las
Disertaciones adquieren un valioso relieve cuando se descubre en ellas una ruptura con el
modelo arquetípico de la norma europea para juzgar lo distinto, lo ajeno al mundo occidental,
cfr. Los grandes momentos del indigenismo, México: FCE, 1996, p. 117.
5

vencedores y vencidos, triunfadores y fracasados que tanto han alimentado a la

literatura mexicana, sobre todo, del siglo XIX y XX.

Clavijero y otras historias

Sin necesidad de ahondar en un análisis pormenorizado, la distancia temporal de las

historias de la conquista de México, tal vez más difundidas y estudiadas, ayuda a

enfatizar los rasgos del discurso heroico en Clavijero. Sobre todo, en lo relativo al

aspecto dicotómico: vencedores y vencidos. No es sino hasta con Clavijero cuando

aparece esta clasificación de españoles vencedores e indígenas vencidos. Y justo en esta

dicotomía discursiva podemos observar la actitud del autor frente a sus héroes. Esta

conciencia que, como señala M. M. Bajtín, está por encima del relato y sus personajes.

El autor sabe todo acerca de ellos y además puede moldear su comportamiento para

ensalzar determinadas virtudes o vicios. Todo héroe es prototipo de bellaza y virtud o

justo su belleza radica en la demostración de una desplegado de virtudes ejemplares.

Vista la Historia antigua de México en el contexto de la historiografía de indias

se ofrece como una propia de la tendencia ilustrada del siglo XVIII. Brinda una visión

que pretende la mayor objetividad en el relato de los sucesos, pero que, a pesar de ello,

está cargada de un dramatismo trágico que parece anunciar los incipientes sentimientos

nacionalistas de los criollos, quienes pretendían diferenciarse de los peninsulares

acentuando la exaltación de la antigüedad mexicana como patrimonio cultural que

legitimaba su ascenso al gobierno de las tierras conquistadas y colonizadas. Una vez

consumada la independencia, los intelectuales decimonónicos encontraran ahí el tesoro

para intentar construir un estado sólido y unificado.4

4
Véase: Crespo García, L. F., ―Políticas culturales: viejas tareas, nuevos paradigmas‖, en
Derecho y Cultura, núm. 9, marzo- agosto 2003, pp. 23-42, en este artículo se puede
6

En comparación con la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España

(1632), de Bernal Díaz del Castillo dejamos de observar al testigo directo de los hechos

de la conquista. El hecho mismo de que Bernal haya sido un soldado de a pie y no un

cronista oficial le permitió muchas libertades para referirse a la participación indígena

dentro de la empresa de conquista. En su crónica no se observa aún la presencia de

ningún discurso dicotómico. A diferencia de Bernal, Clavijero relata una historia

documentada, en donde probablemente esta obra haya sido una de sus fuentes. La

Historia de la Conquista de México (1684) de Antonio de Solís también presenta rasgos

muy atractivos. En primer lugar, su posición de cronista oficial. Luego, que además de

ser historiador tuviese en su haber textos propios de creación literaria. En tercer lugar, al

leerla y contrastarla con la de Bernal Díaz y Francisco Xavier Clavijero, descubrimos

que había una síntesis importante de hechos que los otros dos sí consideraban. Y por

último, existe una tendencia moralizante que aparece supeditada a la exaltación heroica

de las virtudes católicas, militares y políticas de los conquistadores. Finalmente, la obra

de Clavijero representa la posición de un jesuita criollo que, desde el exilio italiano,

emprende una defensa de la antigüedad mexicana. El trayecto temporal de estos relatos

históricos (s. XVI, XVII y XVIII) facilita observar también las variantes de acuerdo con

los diversos momentos de la Nueva España: la etapa inicial de conquista y colonización,

la perspectiva peninsular en el siglo donde se estaba asentando el orden colonial de la

Nueva España y finalmente, la visión de un criollo nacido en plena época colonial.

Observamos que en dicha visión parecían gestarse los sentimientos de inconformidad

criolla que anunciaban, en consonancia con L. Villoro, la necesidad de la independencia

y por lo mismo, de una incipiente conciencia identitaria con la antigüedad mexicana.

profundizar sobre las estrategias culturales del estado decimonónico para la consecución de sus
objetivos.
7

Vencidos y vencedores

La aparición de esta dicotomía es una forma de evaluar los sucesos y colocar a cada

contingente en un lugar determinado. Por más obvio que parezca no es lo mismo ganar

que perder, aunque, en realidad, toda perdida tiene una ganancia porque supone una

transformación. Y cualquier transformación debería mirarse en el terreno de sus

circunstancias. Interesa traer a cuento un fragmento de Feijoo debido a que su razón

entiende que la acción española en América no es distinta a la de ningún otro pueblo

conquistador, por lo que el sufrimiento y la destrucción del pueblo conquistado también

es como la de cualquier otro pueblo que se haya visto signado por tal proceso histórico.

Nada en especial ni distinto tiene uno ni el otro que no corresponda a los desastres y

desagravios propios de las guerras de conquista y colonización.

No pudiendo los ojos mal dispuestos de las demás naciones sufrir el

resplandor de gloria tan ilustre, han querido oscurecerla, pintando con

los más negros colores los desórdenes que los nuestros cometieron en

aquellas conquistas. Pero en vano: porque, sin negar que los

desórdenes fueron muchos y grandes, subsiste entero el honor que

aquellas felices y heroicas expediciones dieron a nuestras armas. Los

excesos a que inducen, ya el ímpetu de la cólera, ya el ansia de la

avaricia, son, atenta la fragilidad humana, inseparables de la guerra.

¿Cuál ha habido tan justa, sabiamente conducida, en que no se viesen

innumerables insultos?...5

5
Feijoo, B. J., ―Glorias de España. Primera parte‖, en Teatro crítico universal, t. IV, discurso
13, XXV-90.
8

La defensa que emprende Feijoo de la empresa de conquista española responde, sin

lugar a dudas, a los ataques recibidos por el resto de Europa. La famosa leyenda negra

corre en los tiempos también de Clavijero. La exaltación de las virtudes guerreras de los

antiguos mexicanos señala una defensa de sus valores culturales, los cuales se ven

menoscabados. Así como los españoles defiende su posición histórica, Clavijero hace lo

mismo, pero empañado por los discursos que circulan en Europa.

Interesa fundamentalmente resaltar, por un lado, el germen del sentimiento

nacional al respecto de la historia del México antiguo que habrá de desarrollarse con

mayor fuerza durante el siglo XIX y, por otro, la clara aparición del discurso dicotómico

vencedores y vencidos para referirse a la relación entre españoles e indígenas que se

instituye como estandarte histórico para divulgar y promover la visión indígena de la

conquista de Tenochtitlan con la publicación en 1959 de la Visión de los vencidos,

recopilada y editada por M. León-Portilla. Ambos asuntos constituyen la respuesta a las

demandas y preocupaciones de la época dieciochesca, no sólo en América, sino también

en España y el resto de Europa.

Durante el siglo XVIII continuó la visión reivindicativa de la conquista de

América. Feijoo fue rotundo en su defensa al afirmar que era la envidia la que intentaba

oscurecer la labor tan ilustre que habían realizado los españoles, reconoce también que

en estas hazañas no estuvieron ausentes la cólera y la avaricia, pero que dichos

sentimientos no era otro asunto más que una muestra de la fragilidad humana. Los

ilustrados europeos tuvieron una imagen muy crítica de la realidad española, sobre todo

después del proceso de Olavide (1776-78). Voltaire hace un cuestionamiento muy

interesante a la actitud de los españoles en el Ensayo acerca de la costumbre, y el

espíritu de las naciones. El fragmento que se citará a continuación tiene que ver con la

forma que adquirió la Inquisición en España:


9

La naturaleza humana jamás se envilece tanto como cuando la

ignorancia supersticiosa dispone de poder... Un asiático que llegase a

Madrid en día de semejante ejecución no sabría decir si se trata de una

fiesta, de un acto religioso, de un sacrificio o de una carnicería, porque

es todo eso a la vez. Los reyes, cuya presencia basta para salvar a un

criminal, asisten descubiertos a este espectáculo, ocupando un trono

menos elevado que el del inquisidor y ven cómo mueren entre llamas

sus vasallos. Se ha echando en cara a Moctezuma que inmolaba los

cautivos a sus dioses; ¿qué hubiera dicho Moctezuma de un auto de

fe?6

Resulta atractiva la propuesta de Voltaire, sobre todo, si se piensa que los conspiradores

de las independencias americanas estuvieron influenciados en gran medida por los

enciclopedistas franceses, principalmente, Voltaire y Montesquieu, quienes, como se

puede constatar en la cita anterior, exaltaban los aspectos negativos de la cultura

española.

Desde luego, no sólo había críticas negativas hacia España, también había

admiradores de la cultura medieval, sobre todo, del romancero y de Cervantes en

Inglaterra y Alemania. Asimismo tuvo defensores en Francia. Finalmente, se está ante

un siglo muy polémico, en el que existen muchos cambios en los procesos de

conocimiento, aparecen nuevos conceptos y nuevas realidades que nombrar y explicar;

de ahí que puedan encontrarse textos muy variados que muestran un discernimiento

6
Citado por García Cárcel, R., La leyenda negra. Historia y opinión, Madrid: Alianza, 1992, p.
152.
10

enfrascado y, en ocasiones, hasta obsesivo por definir un concepto o una forma de

conocimiento. En este sentido, las nueve Disertaciones de Clavijero son una muestra de

este fenómeno cultural dieciochesco.

En el contexto de los escritores novohispanos del siglo XVIII, Clavijero se

puede considerar uno de los precursores que señala las pautas para crear una

historiografía desde el punto de vista americano. Según L. Villoro ―Clavijero y sus

compañeros precursan la Independencia porque esbozan en la posibilidad un

movimiento histórico que llevarán al cabo de la realidad los insurgentes.‖7 La visión

que ofrece Clavijero del México antiguo resulta muy innovadora porque, según explica

L. Villoro, su propuesta historiográfica ―...en realidad es toda una contienda [...] contra

todo un punto de vista peculiar de muchos europeos, contra todo un sistema de ver el

mundo y la historia.‖8 Los valores que halla L. Villoro en la Historia antigua de México

radican sobre todo en la perspectiva con la que Clavijero se acerca al ejercicio de

historiar.

Se marcarán tan sólo las líneas que resultan atractivas para resaltar el sentido del

discurso dicotómico que ofrece Clavijero al respecto de la relación entre españoles e

indígenas, puesto que ello permite comprobar que la apreciación de la historia de la

conquista de Tenochtitlan, bajo la dicotomía vencedores y vencidos, es la herencia del

siglo XVIII en la segunda mitad del siglo XX. Un discurso histórico que tendía hacia la

ruptura con el punto de vista del conquistador para exaltar el otro punto de vista. Dice

L. Villoro que ―Clavijero [...] nada quiere saber de artificiosas universalizaciones; ni

Europa podrá ser criterio absoluto para juzgar a América, ni América para juzgar a

7
Villoro, L., El proceso ideológico de la revolución de Independencia, México: SEP, 1986, p.
138.
8
Villoro, L., Los grandes momentos del indigenismo en México, op.cit., p. 116.
11

Europa.‖9 Resulta oportuno apuntar que es en este contexto de ruptura donde debe

entenderse la dicotomía de vencedores y vencidos; es decir, en el marco de la idea de

individualidad y autonomía continental que favorece el contraste y el respeto a la

diferencia, pero que para entenderse recurre a los modelos históricos de occidente.

Explica L. Villoro que ―la Historia antigua de México es una visión épica, heroica. Es

un relato, tallado en fuerte trazo, de la vida de un pueblo de héroes; naciones que, en

todo el espléndido vigor de su juventud, nos hacen pensar en la joven Roma, cantada

por los antiguos.‖10 Clavijero logra con su propuesta historiográfica la trascendencia del

mundo indígena como identidad cultural diferenciada del mundo europeo, ya que

concibe la historia del México antiguo como un ejemplo clásico propio de América.

Modelo que durante el siglo XX tendrá sus seguidores. Visión de Anáhuac, de Alfonso

Reyes es un ejemplo ilustrativo.

Finalmente, para traer a cuento el germen del sentimiento nacional que existe ya

en la obra de Clavijero es oportuno rescatar un fragmento en donde, además de

corroborar la presencia del discurso dicotómico, es posible apreciar la exaltación de la

valentía y heroicidad de los indígenas en la defensa de su cultura y civilización a partir

del tono épico con el que se expresa la dignidad del que está siendo humillado y

destruido por el enemigo. La cita que se extraerá a continuación pertenece a la venganza

que ejecutaron los cholultecas poco antes de la entrada de Hernán Cortés a la ciudad de

Tenochtitlan a finales del año de 1519. La descripción de la ciudad de Cholula, en el

último episodio de la matanza, comienza así:

9
Ibíd, p. 121.
10
Ibíd, p. 124.
12

(…) arden las casas y las torres de los templos; por las calles no se ven

más que cadáveres ensangrentados o medio quemados; ni se oyen más

que voces de los capitanes que ordenan el último exterminio de la

ciudad, gritos de los soldados que insultan a los vencidos, llantos de

los moribundos, imprecaciones contra los vencedores y quejas de sus

dioses porque los han abandonado en tan grave aprieto.11

Este fragmento ofrece dos asuntos de interés. En primer lugar hay que resaltar la mirada

distanciada del historiador, la cual le permite introducir en la descripción de la ciudad

de Cholula las nociones de vencedores y vencidos; es decir, porque han pasado casi dos

siglos y se han vivido los resultados de la conquista y se está en los albores de la

independencia, lo cual indica que es la etapa final del período colonial, se puede dar una

valoración del discurso histórico asentado en los incipientes sentimientos nacionalistas.

La tónica emocional del discurso expresa una profunda pasión ante los sucesos de la

matanza que recae con fuerza rabiosa en los signos lingüísticos vencidos y vencedores,

enfatizando así el relato de la historia: ―gritos de los soldados que insultan a los

vencidos‖ y en ―imprecaciones contra los vencedores‖.

En un segundo momento, es de toda oportunidad hacer notar que el escenario

descrito está cargado de un dramatismo doloroso y trágico cuando Clavijero concluye la

escena diciendo ―quejas de sus dioses porque los han abandonado en tan grave aprieto‖,

la cual revela la idea que Octavio Paz expone para referirse al inicio de la historia del

México colonial. Dice Octavio Paz: ―la gran traición con que comienza la historia de

México no es la de los tlaxcaltecas, ni la de Moctezuma y su grupo, sino la de los

11
Clavijero, F.J., Historia antigua de México, México: Porrúa, 1991, p. 327.
13

dioses.‖12 Parece entonces que la tragedia con que concluye o ―fracasa‖, según la visión

que ofrece Carlos Fuentes en el personaje de Ixca Cienfuegos de La región más

transparente, el proyecto histórico del México antiguo tiene su origen en la Historia

antigua de México. El trauma histórico que está grabado en el inconsciente mexicano y

que, por lo mismo, define su identidad cultural proviene de la defensa del mundo

indígena propuesta por Clavijero; sin embargo, los matices han cambiado. Clavijero,

como se vio, está atento a las demandas e innovaciones de una época específica y que si

bien, siguiendo a L. Villoro, intenta romper con el punto de vista europeo no deja de ser

éste el punto de comparación. El mundo indígena se expone vencido en contraste con el

vencedor, asimismo la antigüedad mexicana es un modelo clásico para el continente

americano en contra cara de los europeos: Grecia y Roma. La redefinición sigue siendo

la misma: América no puede ser sin Europa o América es igual que Europa o América

es distinta a Europa y exacto es en la relación de México con España, salvo que la

comparación se inicia con los criollos y los peninsulares y el mundo indígena sólo opera

en términos de antigüedad clásica a la que hay que volver cuántas veces sea necesario

para redefinir el perfil de la ideología que otorgue la legitimidad a la clase dominante.

Los vestigios de Cholula y la historia como sugerencia

¿Se entenderá algún día la conquista de México como


una derrota del vencedor y del vencido, a fin de
poderla considerar, al cabo, como una victoria para ambos?

Carlos Fuentes, El espejo enterrado

12
Paz, O., El laberinto de la soledad, México: FCE, 1972, p. 85.
14

La personalidad de Hernán Cortés ha sido objeto de muchas biografías y de no menos

comentarios alusivos a favor o en contra de su actuación en la empresa de conquista.

Interesa para este apartado centrar la atención en el protagonismo indígena que hizo

posible la matanza de Cholula, por tanto, la heroicidad de Hernán Cortés; es decir, sin la

colaboración indígena Hernán Cortés y sus huestes no hubieran podido descubrir la

emboscada que los cholultecas en complicidad con Motecuhzoma les tenían preparada.

La explicación de Octavio Paz que se acusa fundamental para iniciar este análisis de la

heroica participación indígena a favor de la empresa de Hernán Cortés parte de la

interpretación del mural "Hernán Cortés y Malinche" (1926) de José Clemente Orozco.

Según comenta en esa imagen Cortés y Malinche son los representantes del origen

violento y trágico de la sociedad mexicana mestiza: "la historia [...] comienza [...] con la

muerte y el asesinato. La impresionante pintura de Orozco posee una grandeza sombría.

Pintó el enigma del origen. Un enigma trágico.‖13

Esta idea de la unión de Hernán Cortés y Malinche expresa la dicotomía

vencedores y vencidos explícita en una relación entre el victimario y la víctima, con la

cual se pone de manifiesto el discurso ideológico posrevolucionario en torno al mito

sobre el origen mestizo. La matanza de Cholula debe considerarse como un

acontecimiento preparatorio para el asedio final de la ciudad de Tenochtitlan, ya que,

gracias a éste, Hernán Cortés pudo fiarse de sus colaboradores, tanto a nivel

comunicativo como militar. Por consiguiente, aunque resulte paradójico, la heroicidad

del "victimario" está supeditada a la heroicidad de las ―víctimas‖. La fidelidad de los

colaboradores indígenas a la causa de Hernán Cortés y sus huestes responde a

circunstancias ajenas al hecho mismo de favorecer la propia esclavitud y marginación;

lo que se ha calificado por la ideología antihispanista del siglo XIX como una traición a

13
Idem
15

lo propio no es más que el resultado de una comprensión de la historia de la conquista

situada en el contexto de las pugnas criollas, por tanto, de los intereses ideológicos

independentistas.

América no existía ante los parámetros de la cultura y la historia occidental, y

esto lo rescata M. León-Portilla al analizar el sentido de la toltecayótl dentro de dicho

ámbito14, por tanto, las culturas indígenas, en concreto, la nahua y más en específico la

mexicatl, cobran presencia histórica ante Occidente a través de las crónicas de Indias.

De ahí el interés por reconstruir la advertencia tlaxcalteca a Hernán Cortés al respecto

del trato en Cholula mediante la llegada de los cuatro personajes: Franz, Isabel, Javier y

Elizabeth de Cambio de piel (1967) a la ciudad de Cholula el 11 de abril de 1965. A

partir de un pasaje en concreto de Cambio de piel se ahondará en los discursos

históricos de los siglos XVI, XVII y XVIII con la finalidad de reconsiderar la actuación

indígena desde una perspectiva heroica; es decir, la heroicidad tlaxcalteca consiste en

ser la fuente de información que determina la decisión del conquistador en lo relativo al

trato con los cholultecas. En definitiva, no es materia de análisis estudiar las

intervenciones indígenas como los actores históricos del drama trágico de los vencidos,

por tanto, de las víctimas asesinadas, sino y sobre todo, como los gestores de un trabajo

en conjunto entre españoles y señoríos independientes, en su mayoría, para vencer a un

14
Véase Harris, O., The coming of the white people. Reflections on the Mythologisation of
History in Latin America, Departament of Antropology, Goldsmiths College, University of
London, U.K., 1995, donde la autora explica que con la conquista, no sólo de Tenochtitlan, la
historia de América se entiende en tres grandes períodos, determinados por la presencia de la
cultura española: primero, el tiempo anterior, a los españoles (la época prehispánica o en su
defecto, precolombina); luego, la época colonial (el período de dominación española o
portuguesa); y, por último, el período republicano (la época posterior, a la independencia de
España) y no indígena, como si los indígenas existieran sólo a través de la cultura dominante,
cfr. p. 9. Interesa traer a cuento esta posición tan sólo para mostrar y evidenciar la existencia de
otros discursos distintos al discurso cultural del conquistador.
16

enemigo en común: los mexicah. Dicho trabajo en conjunto permite valorar a los

colaboradores indígenas, por tanto, a las "víctimas" ya no como. sujetos pasivos y

receptores de una historia trágica, sino como los actores y sujetos históricos de la

fundación de un nuevo orden político, económico, social y cultural que, aunque se haya

cimentado en un acto destructivo, no por ello dejó de ser el advenimiento de una

creación a la que se le ha considerado históricamente de acuerdo con los intereses

legitimadores de las clases dominantes.

El escenario narrativo que sitúa el análisis en los acontecimientos históricos

propiciatorios para la matanza de Cholula el día 13 de octubre de 1519 provienen de la

descripción de la ciudad de Cholula en Cambio de Piel. El narrador comienza a esbozar

los detalles de la ciudad a través de la mirada de los protagonistas, quienes el domingo

11 de abril de 1965 entran en Cholula: "hoy al entrar, solo vieron calles estrechas y

sucias y casas sin ventanas, de un piso, idénticas entre sí, pintadas de amarillo y azul,

con los portones de madera astillada. Sí, sí, ya sé, hay una que otra casa elegante, con

ventanas que dan a la calle..."15 La mirada de los cuatro protagonistas aparece centrada

en la miseria y pobreza de la ciudad del siglo XX de tal modo que con el discurso

intercalado de los sucesos históricos se aprecia el esplendor de la ciudad del siglo XVI.

De este modo, Carlos Fuentes enfatiza la idea de la antigüedad mexicana como el

reducto de un paraíso perdido, afirmando así el valor de las culturas indígenas en cuanto

elemento arqueológico y factor folklórico.

Franz, Isabel, Javier y Elizabeth observan en la ciudad de Cholula del siglo XX

los vestigios de la ciudad del siglo XVI evidenciando así que la miseria y la pobreza del

siglo XX mexicano, representada en la ciudad de Cholula, es la consecuencia directa del

15
Fuentes, C., ―Cambio de piel‖ en Obras Completas, México: Aguilar, 1985, pp. 287-288. Se
considerará en adelante en las sucesivas citas la página al final de las mismas.
17

proceso de conquista y colonización española. El narrador irrumpe el presente de la

acción narrativa de los protagonistas para emprender el relato hacia la imagen del

pasado donde puede contemplarse la llegada de Hernán Cortés y sus huestes. La ciudad

moderna de Cholula abriga a la ciudad sagrada para la cultura nahua; es decir, alberga a

la ciudad dedicada, por antonomasia, a Quetzalcóatl.16 El horizonte de comprensión

cultural que supone la observancia del pasado en el presente requiere que –desde ya– se

acote la pregunta que funcionará como guía de este análisis sobre el discurso ideológico

y la consiguiente comparación de textos historiográficos, la cual tiene como pretensión

estudiar la heroicidad de los colaboradores indígenas en el pasaje anterior a la entrada a

la ciudad de Cholula.

La historia oficial sobre la conquista de Tenochtitlan asegura que los indígenas

vieron a los españoles, según el discurso del siglo XVI, expuesto en la Historia

verdadera..., de Bernal Díaz del Castillo, como teules. Dicha comprensión del otro

implica códigos de comunicación entre superiores e inferiores, a partir de los cuales se

legitima el orden socioeconómico, político y cultural propio de la época colonial en

donde los indígenas, mestizos y demás castas ocupan los estratos más bajos de la escala

social. En el siglo XVII, Antonio de Solís en la Historia de la conquista de México da

continuidad al discurso que confirma que los españoles fueron asimilados dentro de la

mente indígena como teules, y agrega la interpretación de haber sido nombrados como

los hijos del sol. Por consiguiente, la historia oficial sigue afirmando la superioridad de

16
M. León-Portilla explica claramente, a partir de las leyendas nahuas y las representaciones
plásticas, la configuración del mito del héroe cultural que implica la deidad-sacerdote
Quetzalcóatl y la importancia de este dios para la ciudad de Cholula, véase del autor,
Quetzalcóatl, México: FCE, 1968; también J. L. Martínez recalca la importancia de
Quetzalcóatl para esta ciudad: ―la antigua Cholula era un centro religioso importante para los
pueblos del altiplano y una ciudad rica. Estaba dedicada al culto de Quetzalcóatl...‖, Hernán
Cortés, México: UNAM/ FCE, 1992, p. 228.
18

la cultura española sobre las culturas indígenas, a pesar del evidente error de proponer

que los españoles pudieron haber sido nombrados como los hijos del sol. De acuerdo

con lo que refiere durante el siglo XVIII Francisco Xavier Clavijero en la Historia

antigua de México, Hernán Cortés y sus huestes eran .para la comprensión indígena el

regreso mítico de Quetzalcóatl. Sin mayores pesquisas, se corrobora la superioridad que

el indígena otorgó a los españoles, además de identificarlos directamente con los mitos

cosmogónicos nahuas. A pesar de la evidente continuidad de este mismo discurso,

Clavijero propone la defensa de la antigüedad mexicana con base en una visión

dramática y trágica que fundamenta una historia de la conquista en los términos de

vencedores y vencidos; los cuales dejan ver incipientes calificativos morales a la

actuación colaboradora de los indígenas. Entrado el siglo XIX como consecuencia de la

guerra de independencia, por un lado, el partido liberal afianza un discurso ideológico

antihispanista que ve en las colaboraciones indígenas la razón fundamental de la

victoria española y formula los anatemas que habrán de condenarla; por otro, expresa

toda la furia contra las vejaciones de la cultura española y redime la inferioridad de las

culturas indígenas sobrevivientes de las guerras de conquista y colonización en la

exaltación de la superioridad de la antigüedad mexicana con lo que legitima una

herencia colonial excluyente. Octavio Paz durante la segunda mitad del siglo XX

expone en El laberinto de la soledad la interpretación de la cultura mexicana signada en

los términos de superiores e inferiores, pero bajo el discurso de los significados

inconscientes del habla coloquial y vulgar donde se condensan todas y cada una de las

vertientes ideológicas que han dado continuidad a este mismo discurso. Finalmente,

Carlos Fuentes representa artística y estéticamente el México descrito, explicado e

interpretado por Octavio Paz, salvo que bajo su propuesta acerca de la Historia y la

labor del escritor como historiador, respondiendo a los proyectos culturales de la


19

filosofía de lo mexicano dentro del marco epistemológico de la filosofía de lo

americano. En la consideración de estas acotaciones, cabe preguntarse si los indígenas

creían que los españoles eran teules, hijos del sol y en su defecto, el retorno mítico de

Quetzalcóalt por qué les prepararon una emboscada en la ciudad dedicada a esta

deidad.17

17
C. Townsend propone un análisis contundente que desmantela la historia acerca de
que los indígenas fueron vencidos porque creían en la superioridad divina de los
españoles. Para lograr su cometido profundiza en los orígenes y la durabilidad de este
mito, con el fin de ofrecer una alternativa que explique lo que pasó en el período de la
conquista y lo que los indígenas pensaban realmente acerca de los españoles. Mediante
una precisa y bien documentada argumentación propone que los antiguos mexicanos
supieron reconocer la superioridad de las armas de guerra con las que contaban los
españoles y que la estrategia de guerra que ellos utilizaron para contraatacar al enemigo
fue haciéndoles creer que los estaban confundiendo con dioses, véase del autor,
"Burying the White Gods: New perspectives on the conquest of México", The American
Historical Review 108.3 (2003): 56 pus. 21 diciembre 2003.
<http://www.historycooperative.ora/iournals/ahr/108.3/townsend.html>; también en la
misma línea está la propuesta de M. León-Portilla quien propone que al principio los
indígenas comprendieron al español en los términos de una superioridad divina, pero
que, en el transcurso de sus acciones, lo fue asemejando al término de popolocah, el
cual significa bárbaro. Dicho término náhuatl era utilizado por los mexicah para
referirse a los n'yuhu, véase del autor, "Las profecías del encuentro. Una apreciación
mesoamericana del otro", en De palabra y de obra en el Nuevo Mundo, t.2, Siglo XXI,
Madrid, 1992; otra perspectiva al respecto es la que propone J. Lameiras Olvera, quien
señala que no fue la superioridad del armamento español ni la disponibilidad de caballos
porque los mexicah supieron improvisar, con base en el conocimiento del terreno y sus
estrategias de guerra, un contraataque efectivo. Para él la caída de Tenochtitlan se debe
a los informes de los aliados indígenas a Hernán Cortés, véase del autor, "La guerra en
el México antiguo", Arqueología mexicana, vol. 1, núm. 4, oct.- nov., 1993, pp. 6-15.
Finalmente, T. Todorov propone que las profecías que aseguraban la llegada de los
españoles son construcciones a posterior que responden a la comprensión cíclica del
20

Después de este acotamiento del discurso ideológico que propone una

comprensión de los españoles en el espectro de la superioridad divina como sistema de

legitimación colonial, se puede volver al escenario narrativo de Cambio de piel y

estudiar la inserción de este mismo discurso en el universo literario de Carlos Fuentes

donde el escritor con facultades de historiador pretende develar la historia oculta que ha

callado la historia oficial. Se comentaba que Franz, Isabel, Javier y Elizabeth habían

llegado a la ciudad de Cholula y que la ciudad de 1965 es el escenario donde se

despliega en una secuencia narrativa de carácter histórico el arribo de Hernán Cortés y

sus huestes a esta misma ciudad, pero en el año de 1519. La pregunta: "¿dónde estarían

sus moradores? Tú no los viste", la cual es elaborada por el narrador, después de haber

descrito las características de la ciudad de Cholula de 1965, permite la descripción de

los sucesos históricos. Finalmente, el narrador cierra la primera entrada a la historia de

la matanza de Cholula, comentando que alrededor de Franz, Isabel, Javier y Elizabeth

"... en estas calles polvosas solo pululaba una población miserable: mujeres de rostros

oscuros, envueltas en rebozos, descalzas, embarazadas. Los vientres enormes y los

perros callejeros eran los signos vivos de Cholula este domingo 11 de abril de 1965" (p.

tiempo en donde no existe la posibilidad de comprender un acontecimiento como


enteramente inédito, ya que la repetición de los sucesos tiene la primacía sobre la
diferencia, cfr. La conquista de América. El problema del otro, México: Siglo XXI,
1998, pp. 91-95. La perspectiva que guía este análisis sobre el discurso ideológico se
ciñe más a la propuesta por C. Townsend, aunque no por ello se dejan de considerar
algunos aspectos de las otras vertientes. Sin embargo, resulta muy atractiva la
panorámica de la historiografía moderna para observar de qué modo ha primado en el
pensamiento dominante de los años 50, la historia de la conquista, según el discurso del
conquistador y luego, el criollo.
21

288). Se debe decir que ésta es la ciudad que Carlos Fuentes ofrece como resultado de la

historia en donde el esplendor de la antigua ciudad de Cholula ha desaparecido.

J. Ordiz señala que la ciudad de Cholula en la actualidad conserva el carácter

sagrado que la distinguió desde el período mesoamericano:

con la conquista y la destrucción de la ciudad por Cortés y sus soldados,

en los lugares donde había pirámides se edificaron iglesias, e incluso en

varias ocasiones éstas se construyeron encima mismo de los antiguos

edificios aztecas en uno de los más claros ejemplos de la superposición

cultural que caracterizó el nacimiento de la nación mexicana...18

Según esto, el contraste entre la ciudad de Cholula de 1965 y la de 1519 apunta hacia la

dialéctica de "lo viejo" y "lo nuevo" que J. Ordiz explica sobre la estructura que subyace

a Cambio de piel, de tal modo que la ciudad nueva está habitada por la ciudad antigua.

La historia de los sucesos sobre la matanza de Cholula opera en Cambio de piel para un

fin mayor. Se recurre al discurso de la historia como sugerencia para dar coherencia a

un ritual de transformación cíclica que atañe al cambio de ciclo que necesita México

para purificarse de su conflicto original, el cual supone el hecho de que los mexicanos

se destrocen unos a los otros como sucedió en la conquista; es decir, los indígenas

aliados mataron a los otros indígenas para hacer valer la causa del conquistador. De ahí

entonces el origen de la tendencia extranjerizante de la cultura mexicana junto con los

otros males que han signado el devenir de la historia de México en los términos del

fracaso, la violación y la constante negación; aspectos que a la vez se concentran en el

18
Ordiz Vázquez, J., El mito en la obra narrativa de Carlos Fuentes, León: Universidad de
León, Servicio de Publicaciones, 1987, p. 119.
22

signo lingüístico "la Chingada". Todas éstas, ideas de Octavio Paz expuestas en El

laberinto de la soledad.

Una vez aclarados estos aspectos se puede entrar de lleno en la descripción que

hace el narrador de Cambio de piel sobre la advertencia tlaxcalteca; evidentemente con

dicha presentación de los sucesos se ahonda en las características culturales que marcan

a la ciudad de Cholula de 1965 como el resultado del devenir histórico de los sucesos

del 13 de octubre de 1519. El narrador de Cambio de piel intercala entre la descripción

de la ciudad de Cholula de 1965 la primera advertencia de los tlaxcaltecas:

Él ve a cuatro macehuales que llegan a Tlaxcala sin bastimento, con la

respuesta seca. Los caciques están enfermos y no pueden viajar a presentar

sus ofrendas al Teúl. Los tlaxcaltecas fruncen el entrecejo y murmuran al

oído del conquistador: los de Cholula se burlan del Señor Malinche. Los

tlaxcaltecas murmuran al oído de Cortés: guárdate de Cholula y del poder de

México. Le ofrecen diez mil hombres de guerra para ir a Cholula. El

extremeño sonríe. Sólo precisa mil. Va en son de paz (p. 288).

En la lógica de este pasaje, tiempo antes de emprender la marcha rumbo a Cholula.

Cortés fue prevenido por los tlaxcaltecas, quienes le ofrecen bastantes guerreros; sin

embargo, según sugiere el relato "el extremeño sonríe" como si dudará del peligro sobre

el cual está siendo advertido ya que "va en son de paz". En esta síntesis de varios

sucesos no se da cuenta de que Cortés, a través de los cholultecas, advierte la enemistad

entre estos dos señoríos; así como se desliza el discurso hacia una actitud de

incredulidad por parte del conquistador cuando dicha advertencia es la razón de su

posterior decisión al respecto del modo en que habrá de tratar a los cholultecas.
23

La propuesta de Bernal Díaz del Castillo en el siglo XVI, fundada en una voz que

hace gala de su experiencia directa de los hechos y hace sobrada mención de que recurre

a los recuerdos de su memoria para narrar, comenta al respecto de esta prevención, una

vez que Hernán Cortés ha llegado a Cholula y es recibido por los principales de la

ciudad, que en este momento Cortés se percata de la enemistad entre los cholultecas y

los tlaxcaltecas. Entonces, Cortés, de acuerdo con Bernal, se dirige a los españoles y les

dice: "Paréceme, señores, que antes que entremos en Cholula que demos un tiento con

buenas palabras a estos caciques y papas, e veamos qué es su voluntad, porque vienen

murmurando de estos nuestros amigos de Tlascala [...] porque yo, señores, habéis

entendido lo que nos han dicho los tlascaltecas, que son bulliciosos, será bien que por

bien den la obediencia a su majestad..." (Díaz: p. 283). En la consideración de lo

anterior, Cortés decide apaciguar el ánimo de los cholultecas debido a la información

que le dieron los tlaxcaltecas de que éstos "son bulliciosos". El relato del narrador de

Cambio de piel no plantea la polémica ni insinúa que gracias a la prevención de los

tlaxcaltecas Cortés diseña una estrategia para tratar a los de Cholula. El relato de Bernal

Díaz deja ver que la decisión de Cortés en gran medida está determinada por la

advertencia de los aliados. Vale recordar que los tlaxcaltecas actúan de este modo

porque ven en la alianza con los españoles la posibilidad de vencer al enemigo común:

los mexicah y no el advenimiento de la esclavitud y la opresión. De haberlo visto no

hubiesen trabajado en conjunto con los españoles. Al igual que en el caso de doña

Marina resolver estar con los españoles es sinónimo de libertad y no un acto de traición.

Antonio de Solís en el siglo XVII confirma la versión de Bernal Díaz del

Castillo al respecto de que Hernán Cortés seguía las informaciones de los tlaxcaltecas

para tomar las decisiones más oportunas para el trato con la gente de Cholula. Comenta

que cuando llegaron unos indios cholultecas mal ataviados a presentarse ante Cortes los
24

tlaxcaltecas le hicieron notar que aquella forma era un "...nuevo indicio de su mala

intención..." y que "...Hernán Cortés no los quiso admitir, antes mando que se volviesen

luego, diciendo en presencia de los mexicanos:. que sabían poco de urbanidad los

caciques de Cholula, pues querían enmendar un descuido con una descortesía" (Solís: p.

142). La propuesta del narrador de Cambio de piel es muy sintética y económica en

palabras. Describe que Hernán Cortés vio a cuatro macehuales que llegaban a Tlaxcala

sin bastimento y "con la respuesta seca. Los caciques están enfermos y no pueden viajar

a presentar sus ofrendas al Teúl" (p. 142). No hay adornos ni juicios ni sentencias de

índole moral como sí existen en el caso de Antonio de Solís. Bernal, en este sentido,

tampoco recae en sentencias o calificativos de carácter moral simplemente da cuenta de

los hechos y los narra conforme recuerda fueron sucediendo. Solís tiene ya un panorama

más completo de los sucesos y por lo mismo, puede abrir este mismo pasaje con la

certeza de que "...Motezuma, sin resolverse a tomar las armas contra los españoles,

trataba de acabar con ellos, sirviéndose del ardid primero que de la fuerza" (Solís: p.

142). El caso del narrador de Cambio de piel se ciñe más a la presentación de los

sucesos de acuerdo con la forma en que Bernal los narra; se van construyendo conforme

ocurren, insertos en el contraste entre la ciudad de Cholula de 1965 y la ciudad de

Cholula de 1519. La diferencia fundamental entre los cronistas y Carlos Fuentes radica

en que los primeros señalan como decisiva la colaboración tlaxcalteca para la

determinación de Hernán Cortés al respecto del trato hacia la gente de Cholula; aunque

en ambos casos lo que se intente y logre sea exaltar la heroicidad de los españoles. La

exaltación heroica española, en el caso de Bernal Díaz y Antonio de Solís, se manifiesta

influida por los intereses ideológicos de las respectivas épocas; así como perfilada por la

tendencia personal.
25

El panorama que propone Francisco Xavier Clavijero durante el siglo XVIII

apunta hacia una versión ilustrada de los sucesos en donde se hace hincapié en la

defensa de los antiguos mexicanos y se explica la alianza de los tlaxcaltecas con los

españoles en el contexto de la historia de estos señoríos. Explicación que no se

encuentra, salvo esbozada en los dos cronistas anteriores y completamente borrada en el

pasaje de Cambio de piel. Con la propuesta de Francisco Xavier Clavijero se esclarecen

las razones que tuvieron los tlaxcaltecas para combatir a los de Cholula y por lo mismo,

a los mexicah. La narración de Clavijero comienza con el despliegue del contexto

histórico mesoamericano. Explica que el señorío de Cholula había sido por mucho

tiempo, libre y aliado de la gente de Tlaxcala, pero señala que cuando llegaron los

españoles los cholultecas estaban confederados a los mexicah y que por ello mismo,

eran enemigos implacables de los tlaxcaltecas: "la causa de esta enemistad había sido

una torpe traición de los cholultecas en una batalla que como aliados de aquella

república tuvieron contra los mexicanos". Razón demás para que hayan advertido a los

españoles que el modo como se estaban conduciendo los de Cholula no correspondía

con el trato esperado; es decir, existen antecedentes históricos muy claros para que se

comprenda la rivalidad entre los señoríos y la ventaja que suponía para los de Tlaxcala

la alianza con los españoles. La presentación que hace Clavijero de la advertencia de los

tlaxcaltecas hacia los españoles sobre el carácter de los cholultecas aparece teñida de

una profunda comprensión del contexto mesoamericano en el que están insertos estos

señoríos. Señala que:

el odio rabioso que los tlaxcaltecas habían concebido contra los de

Cholula por esta abominable perfidia esperaba ocasión de vengarla, y

ninguna les pareció más oportuna que la presente en que se hallaban

confederados con los españoles. Para inspirar el mismo odio a Cortés


26

[...] le hacían advertir la singularidad de los cholultecas de no haberle

enviado mensajeros... (Clavijero: p. 324).

El deseo de venganza sumado a la tiranía contra la que habían estado luchando los

tlaxcaltecas para no ceder a las presiones de los mexicah parecen ser los motivos

acuciantes de la alianza con los españoles.

La propuesta de Francisco Xavier Clavijero permite observar que los

tlaxcaltecas se aprovecharon de la alianza con los españoles para lograr su propia

venganza. Una venganza que sólo puede explicarse en el contexto de la historia de los

señoríos mesoamericanos. Carlos Fuentes en el pasaje éste de Cambio de piel sólo

aporta una nota de incredulidad en Hernán Cortés que carece de fundamento histórico.

De acuerdo con la comparación de textos historiográficos que se ha venido haciendo

para estudiar la heroicidad tlaxcalteca en ningún momento Hernán Cortés dudó de las

informaciones que provenían de sus aliados. Por el contrario, iban determinando sus

decisiones. El murmullo de los "vencidos" desde su condición de protagonistas de la

historia de la conquista apunta hacia una revalorización que los sitúe como actores

activos de su propia causa y no como meros colaboradores sumisos que fraguaron su

propia derrota. La praxis literaria de Cambio de piel en contraste con los discursos

históricos de los siglos XVI, XVII y XVIII en lo relativo a la advertencia de los

tlaxcaltecas como factor decisivo para la determinación de Hernán Cortés, no debe

entenderse tal acto de traición, sino como una liberación. Si se ha sostenido durante

tantos siglos que los indígenas fueron las "víctimas" de la empresa conquistadora habrá

que empezar a ver que al apropiarse de los objetivos de las huestes españolas se estaban

rebelando contra un sistema que les venía oprimiendo desde hacia casi un siglo, a pesar

de que el señorío de Tlaxcallan había logrado ser independiente, así como los señoríos
27

de Metztitlan, Teotitlan y Yopitzinco. Al reconsiderar los objetivos de la alianza

tlaxcalteca con los españoles y ver en esta advertencia el logro de los propios fines

debe afirmarse que la heroicidad es compartida. Los tlaxcaltecas al aliarse con los

españoles estaban desafiando el orden económico, político, social y cultural al que

pertenecían en aras de una construcción más justa, aunque en el devenir histórico de los

sucesos históricos en efecto hayan sido vencidos; sin embargo, existe un intercambio

que favorece a ambas partes y por ello, no debe hablarse de victimismo ni de

vencimiento, sino de negociaciones a favor de una causa que, estudiada y analizada en

su contexto histórico, a ambas partes beneficiaba. Es cierto que de una relación

asimétrica de poder se pasó a otra, pero ello no significa que los aliados de Hernán

Cortés y sus huestes no hayan obtenido una ganancia, por tanto, que ellos no hayan

visto la utilidad en las alianzas y pacto de sangre con los españoles. Paralelamente a las

alianzas se van fundando familias y con éstas, se va constituyendo una nueva sociedad.

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