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Sepulcros reales del monasterio de Poblet

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Sepulcros reales del monasterio de Poblet
Monestir de Poblet-PM 26269.jpg
Tipo panteón
Parte de Monasterio de Poblet
Localización Vimbodí i Poblet (España)
Coordenadas 41°22′51″N 1°04′57″ECoordenadas: 41°22′51″N 1°04′57″E (mapa)
[editar datos en Wikidata]
Los sepulcros reales del monasterio de Poblet (Tarragona, España) construidos en el
siglo xiv y ubicados en el crucero de la iglesia del monasterio, constituyeron el
grupo escultórico funerario más importante y rico de cuantos fueron elaborados en
la Cataluña gótica. El conjunto llegó a conocerse como Capilla Real, un panteón de
reyes creado por iniciativa de Pedro IV el Ceremonioso (1319-1387), en un alarde
arquitectónico ingenioso y original que llegó a cobijar, sobre las arcadas, seis
tumbas de los reyes de la Corona de Aragón acompañados de seis de sus esposas.
Además, fuera de las arcadas se sitúan las tumbas de dos reyes más, así como la de
otros príncipes y personas reales.1

Índice
1 Los orígenes
2 Evolución
3 Los artistas y su obra
4 Destrucción y vicisitudes
5 Ubicación de los sepulcros
6 Notas
7 Referencias
8 Véase también
9 Bibliografía consultada
10 Enlaces externos
Los orígenes
En 1194, el rey Alfonso II el Casto ya demostró en su testamento firmado en
Perpiñán la voluntad de ser enterrado en Poblet y el deseo de que este monasterio
fuera el futuro panteón de reyes. Pero fue Pedro el Ceremonioso quien llevó a buen
término la obra del fastuoso conjunto sepulcral, encargando los trabajos al artista
escultor maestro Aloi (o Eloy).2

Evolución
En 1359 el rey Pedro se puso en contacto con el arquitecto Aloi de Montbrai que
trabajaba en Barcelona, para que se hiciera cargo de la obra. La idea original fue
la de hacer en el crucero cuatro sepulcros con paso intermedio, pero hubo que
desistir por no encontrar suficiente espacio. En 1370 surgió la idea de construir
unos arcos escarzanos lo suficientemente amplios como para dar paso a los monjes y
que pudieran transitar libremente por el crucero. Sobre esos arcos se montaron seis
sepulcros reales, tres a cada lado. Las estatuas yacentes se hicieron de alabastro
policromado.3

Después, en 1382, el abad Guillén de Agulló encargó al carpintero de Vimbodí


Bernardo Teixidor los doseles de madera (con pináculos y hastiales calados) que el
maestro imaginero de Lérida, Jaime Cascalls se había encargado de proyectar.
Terminados los doseles, fueron policromados y dorados y las bovedillas interiores
se pintaron de azul con estrellas de oro y se colocaron sobre las losas sepulcrales
labradas, a modo de tejadillo lujoso. El conjunto fue conocido como Capilla Real y
al principio tuvo sólo tres enterramientos:3 1

Alfonso II (el Casto) (1196)


Jaime I (el Conquistador) (1276)
Pedro IV (el Ceremonioso) (1387), con sus tres esposas: María de Navarra, Leonor de
Portugal y Leonor de Sicilia.3
Más tarde se fueron añadiendo los enterramientos de

Juan I (el Cazador) (1396) con sus dos esposas Marta de Armagnac y Violante de Bar.
Fernando I (de Antequera) (1416)a y su mujer Leonor.
Juan II (el grande) (1479) y su segunda mujer Juana Enríquezb
En total debieron estar bajo los doseletes de madera, 16 yacentes, tal y como lo
describe el padre Jaime Finestres y de Monsalvo en su Historia del Real Monasterio
de Poblet en el siglo xviii.

Los sepulcros con los doseletes y la base de piedra. Grabado de Alexandre de


Laborde, 1806.
Se conoce el aspecto de aquella estructura gracias al grabado que se conserva del
viajero y escritor del siglo xix, Alexandre de Laborde, incluido en su obra Voyage
pittoresque et historique de l’Espagne, París 1806-1820. En este grabado aparece,
además, la innovación que se hizo en el siglo xvii cuando en 1660 Juan Francisco
Grau añadió una base en que estaban esculpidos, escudos y relieves y donde se abrió
una puerta de acceso al interior. Es decir se cerró el espacio libre de los arcos
escarzanos.c Esta variante fue necesaria porque se habían acumulado bajo los arcos
escarzanos diversos ataúdes con los restos de algunos infantes de la Casa Real.
Eran simples cajas de madera forradas de terciopelo que en los días de solemnidad
se cubrían con tapices especiales para que no estuvieran tan a la vista. Se
colocaban allí como recurso y a la espera de encontrar un lugar apropiado y un
sepulcro digno. Allí estaban depositados Martín el Humano, cuyo sepulcro estaba sin
concluir, Carlos Príncipe de Viana y los duques de Segorbe y Cardona.3

Los artistas y su obra


El rey Pedro IV ejerció una gran influencia en cuanto a la elección del estilo
artístico, las novedades del momento y los propios artistas. Conocía y había visto
el taller del escultor Jaume Cascalls; allí se fijó especialmente en un relieve
funerario que estaba decorado con plañideras cuyo fondo estaba adornado con
vitrificado. Este fondo vitrificado de color azul y nielado en oro fue el que
eligió el rey para su propio sepulcro, incluso para el resto. Y así fue hecho pero
de esta ornamentación no quedó nada después de las destrucciones del siglo xix;
incluso la historiografía lo ignoró por desconocido hasta que más tarde se
descubrió un documento descriptivo escrito en el siglo xviii:4
...las estatuas son también de alabastro y entre las imágenes y estatuas assentó el
artífice diferentes vidrios azules y dorados... [se hicieron] dos grandes
cobertizos de madera [...] pintados de oro y variedad de cobres [...] velos
pintados de azul y sembrados de estrellas de oro...
Los artistas que en época de Pedro IV trabajaron en los sepulcros fueron al
principio de origen francés: Aloi de Montbrai y Pere de Guines. A continuación tomó
la dirección de la obra Jaume Cascalls con gente de su taller. A la muerte de este
escultor y por esta misma circunstancia su esclavo griego Jordi de Déu recuperó la
libertad y fue su sucesor en la dirección del proyecto. Intervinieron otros
maestros como Esteve de Burgos, el carpintero Bernat Teixidor autor en 1380 de los
baldaquines y ejecutor junto con sus compañeros de los arcos escarzanos que
incluyen toda la anchura del crucero dejando paso libre por debajo para el
transitar de los frailes. Por encima de estos arcos se fueron colocando los
sepulcros. Se incorporaron sobre ellos estatuas yacentes con vestimentas y símbolos
que representaban tanto la dignidad real como la pertenencia a la orden
cisterciense pues desde muy antiguo existía la costumbre de demostrar en la propia
efigie del difunto su participación en los beneficios espirituales de la orden
religiosa que les había acogido. A Pedro IV se le representó con los ropajes con
que fue amortajado que eran los mismos que llevó puestos el día de su coronación.
Martha de Armanyac llevaba entre sus manos y no sobre la cabeza la corona de reina
pues murió en 1378 antes, de que su esposo Juan I de Aragón fuera designado rey en
1387.5
Destrucción y vicisitudes
El arquitecto Elies Rogent realizó varios viajes a Poblet en 1845, en los que fue
tomando notas en un manuscrito que se conserva. Según estas anotaciones, en dicho
año los sepulcros reales estaban aun en sus pedestales, aunque abiertos y
mutilados.6 La depredación y saqueo en busca de tesoros había comenzado diez años
antes, en 1835, tras el definitivo abandono de los monjes como consecuencia de la
desamortización; los restos mortales de los reyes fueron sacados de sus tumbas y
esparcidos por el suelo de la iglesia.7

Dos años después, en 1837, el rector de la iglesia de Espluga de Francolí, Antonio


Serret, recogió estos restos esparcidos y los amontonó bajo la escalera que sube al
coro de la parroquia de su pueblo. Este hecho llegó a oídos de la corte de Madrid y
alertó a los encargados del Patrimonio. La reina gobernadora María Cristina emitió
una Real Orden el 3 de mayo de 1840 pidiendo que:6

«... no sólo se le informe circunstancialmente acerca del estado en que se halla el


panteón de Poblet, sino que todos los jefes políticos remitan a este Ministerio
noticias de los templos de sus respectivas provincias en que existan sepulcros que
por serlo de reyes o personajes célebres, o por la belleza y mérito de su
construcción, merezcan conservarse cuidadosamente »

Sepulcros reales de Poblet en 1839, litografía de Francisco Javier Parcerisa para


el libro Recuerdos y bellezas de España.
A pesar de eso, nada se hizo a favor de los restos de Espluga. En 1856, Pedro Gil y
Serra (hijo de Pedro Gil y Babot ), que era comprador de fincas desamortizadas de
Poblet, al enterarse del estado en que se hallaban los restos reales, costeó unos
ataúdes de madera, donde fueron provisionalmente depositados y los envió a
Tarragona para ser custodiados por la catedral. Los restos de Jaime I estuvieron
expuestos al público durante algún tiempo, en la capilla Corpore Christi del
claustro. Cuando la ciudad de Valencia tuvo noticia de este suceso reclamó para sí
los restos de este rey a lo que Tarragona respondió con la promesa de hacer en el
plazo de dos años un monumento funerario digno de los reyes de Aragón. La idea era
aprovechar para tal proyecto la arquitectura y escultura que quedara todavía en el
Poblet abandonado.6Se organizó a tal efecto un equipo formado por el arqueólogo
Buenaventura Hernández Sanahuja (1810-1891), el escultor Bernardo Verderol con su
ayudante José Jiménez, más un albañil con cuatro peones y un cantero. El trabajo
que realizaron no fue muy profesional, arrancando y apalancando los elementos
arquitectónicos y escultóricos, para a continuación llevarlos a un carro que los
transportaría a Tarragona sin previa colocación ni protección, con lo que llegaron
en estado de casi total destrucción. A la vista de los resultados, estos elementos
se guardaron en los sótanos del Ayuntamiento de Tarragona. Después de la muerte del
arqueólogo Sanahuja nadie se volvió a acordar de aquel depósito hasta que en 1894 y
con motivo de unas obras para convertir aquel lugar en escuela se encontraron estos
restos que inmediatamente se trasladaron al museo que tenía establecido el propio
Ayuntamiento. Más tarde, ya entrado el siglo xx viajaron de nuevo todas estas
piezas que fueron depositadas en el Museo Arqueológico Nacional de Tarragona, en
una sala destinada a objetos medievales.89

En el año 1930 se creó el Patronato de Poblet para ayudar a recuperar las viejas
piedras y obras de arte que aun quedaran. También se creó una Hermandad de Amigos
del Monasterio. Poco a poco se fueron recuperando espacios del monasterio y en 1940
ya pudo restaurarse la vida monástica.10

En 1942, el Ministerio de Educación se hizo cargo de la restauración de los


sepulcros reales. El proyecto era volver a emplazar los arcos escarzanos y los
sarcófagos tal y como se sabía que habían existido. El arquitecto provincial
responsable de la obra fue Monravá y el escultor responsable de restituir la
escultura fue Frederic Marès que hizo una obra insólita trabajando con los 500
fragmentos informes de alabastro que pudo reunir, procedentes de la obra original.
Aun siendo tantos los fragmentos, representaban tan solo el dos por ciento de lo
perdido. Marés utilizó para la restauración el alabastro procedente de Beuda en
Gerona, la misma cantera que había abastecido a los artistas del siglo xiv. Durante
diez años estuvo trabajando en este rompecabezas, con gran paciencia y
profesionalidad.10

Terminado el trabajo con éxito, la Administración quiso celebrarlo organizando tres


exposiciones en Madrid, Zaragoza y Barcelona. El traslado de las esculturas recién
restauradas se hizo en camión descubierto. En uno de los viajes cayó una tromba de
agua que ocasionó graves daños. De nuevo tuvo que intervenir el escultor Marés
reparando aquellos desperfectos. Finalmente, en 1952, se inauguró en Poblet la obra
de los sepulcros.10d11

Ubicación de los sepulcros


Los sepulcros están distribuidos en el siguiente orden:

Lado del Evangelio:

Jaime I (muerto en 1276)


Pedro IV el Ceremonioso (muerto en 1387) con sus tres esposas: María de Navarra,
Leonor de Portugal y Leonor de Sicilia
Fernando I de Antequera (1416) y su mujer Leonor de Alburquerque
Lado de la Epístola:

Alfonso II el Casto (1196)


Juan I (1396), con sus dos esposas Marta de Armagnac y Violante de Bar
Juan II (1479) y su segunda mujer Juana Enríquez
Fuera de los arcos, en sepulcros independientes, se encuentran los restos de:

Martín I el Humano (1410)12


Alfonso V el Magnánimo (1458).
Notas
En el año 1442 trabajaba el escultor Pere Oller en este sepulcro
Este sepulcro fue mandado construir por el hijo de ambos, Fernando el Católico con
ocasión de celebrar los sepelios en 1499; era maestro de estos reales sepulcros
Egidio Morlan o Morlá.
Esta obra de cerramiento se hizo por mandato de los duques de Segorbe que por
entonces eran los protectores de Poblet
No se incorporaron los sepulcros individuales que había antaño, pegados a este
conjunto, de los Cardona y Segorbe, algunos de cuyos fragmentos se habían empleado
para la nueva sepultura de Jaime I. El resto se restauró y se llevó a la capilla de
las Reliquias.
Referencias
Navascués Palacio, 2000, p. 98.
Español, 2002, pp. 205 a 207.
Doménech y Montaner, sin fecha, p. 12.
Español, 2002, p. 206.
Español, 2002, p. 207.
Navascués Palacio, 2000, p. 100.
Navascués Palacio, 2000, pp. 99-100.
Navascués Palacio, 2000, p. 100-101.
Joaquín María de Navascués (padre de Pedro Navascués Palacio, catedrático de
Historia del Arte y de la Arquitectura), que fue director de este museo, describe
todas las piezas de Poblet en su Guía de Tarragona de 1932.
Navascués Palacio, 2000, p. 101.
Todos estos datos están sacados del testimonio escrito por Pedro Navascués Palacio
en el artículo titulado Los sepulcros reales de Poblet de la revista Descubrir el
Arte, Año II, nº 19, septiembre de 2000. Depósito legal M. 527-1999. Página 98.
Joan Carreres, Clara Fernández-Ladreda Aguade María Jesús Ibiricu Jesús Arraiza,
Juan José Cebrián Franco, Clara Fernández-Ladreda (1988). Encuentro, ed. María en
los pueblos de España. p. 75. ISBN 9788474902129.
Véase también
Monasterio de Poblet
Claustro del monasterio de Poblet
Bibliografía consultada
Oliver Salas, Jesús M.; Bedmar, Francesc (1997). Abadía de Poblet. Barcelona:
Escudo de Oro. ISBN 84-378-1913-X.
Doménech y Montaner, Luis (sin fecha). Patronato Nacional de Turismo. El arte en
España, ed. Poblet. Barcelona: Hijos de J. Thomas.
Navascués Palacio, Pedro (septiembre de 2000). «Los sepulcros reales de Poblet».
Descubrir el Arte (19). ISSN 1578-9047.
Español, Francesca (2002). El gótico catalán. Angle Editorial. ISBN 84-96103-01-3.
Fernández Arenas, José (1979). Los Monasterios de Santes Creus y Poblet. León:
Everest. ISBN 84-241-4860-6.
Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Sepulcros reales del
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