Sacramento Original, Primordial y Septenario
Sacramento Original, Primordial y Septenario
Sacramento Original, Primordial y Septenario
SACRAMENTO PRIMORDIAL
La Iglesia es el cuerpo de Cristo constituido como universal sacramento de la salvación 5. Se utiliza este
termino de sacramento de salvación en la Iglesia, de manera análoga como se usa en Cristo, signo eficaz de
la salvación. Cuando se utiliza el termino sacramento a la Iglesia también puede usarse como misterio, en
cuanto que ella es el cuerpo místico de Cristo, manifestado en la historia a través de su visibilidad, de su
aspecto externo. Cristo la instituyó como sociedad visible para comunicar mediante ella una realidad
1 Jn 14, 9
2 Col 1, 15
3 Cf. Hebr 1,1-2
4 Mt 11, 27
5 LG, 48
invisible: la verdad y la gracia. La Iglesia es por tanto al mismo tiempo asamblea visible y comunidad
espiritual de modo que ambos aspectos no deben considerase como cosas distintas, sino que debe
considerarse como una realidad compleja integrada por un elemento humano y otro divino. Este aspecto
visible, gracias a la acción del Espíritu Santo, es signo eficaz de la salvación sobrenatural aportada por
Cristo, quién la envía al mundo como instrumento permanente de Cristo Salvador; por ello es sacramento
de redención universal por su presencia en el mundo donde da testimonio de Cristo resucitado, de la
esperanza de la resurrección y de una caridad eficaz. Logra esto por la predicación de la verdad confiada
por Cristo, por medio del ministerio pastoral que tiende a reunir y conservar a los hombres en la unidad de
la verdad, la esperanza y la caridad; lo hace por medio del culto y de los sacramentos y sobre todo por
medio de la Eucaristía. Todos los hombres se salvan a través de ella, por ello, la Iglesia es sacramento
primordial, es decir, principal y esencial para la salvación.
SEPTENARIO SACRAMENTAL
Cristo habría determinado el rito esencial de cada sacramento de manera inmutable, determinando la
materia y la forma de los sacramentos, ya que Cristo es su autor inmediato, debido a que los sacramentos
son frutos inmediatos de la Redención llevada a cabo por Cristo y brotan de Cristo como realidades vivas,
continuación de su propia vida. Cristo instituyó el rito esencial y se la entregó a la Iglesia, por ello, esta,
podría añadir a los sacramentos condiciones para que sea válido. La Iglesia ha recibido la potestad sobre
los sacramentos, como afirman muchos teólogos, manteniendo fiel la significación de las diversas gracias
sacramentales y con la conciencia clara de no tener potestad para instituir nuevos sacramentos, porque
solo Cristo puede instituir sacramentos.
El Concilio de Trento definió como dogma de fe que los sacramentos del Nuevo Testamento eran siete:
Bautismo, confirmación, eucaristía, penitencia, unción de los enfermos, orden y matrimonio. Esta es una
definición cuya finalidad era salir al paso de las afirmaciones protestantes que reducían a dos o tres los
sacramentos y falseaban la naturaleza de los mismos. Trento se refiere a los sacramentos instituidos por
Cristo, lo cual equivale a hablar de todos los sacramentos y a decir que es un número definitivo, puesto que
la Iglesia no puede instituir sacramentos. Esta definición de Trento ya tenía antecedentes magisteriales en
los que ya se mencionaban los siete sacramentos, aunque no se digan expresamente el número de los
mismos. Estas menciones de los sacramentos se incluyeron en las profesiones de fe a través de los
tiempos.
El número siete de los sacramentos se mantuvo como doctrina de fe apelando a la infabilibilidad de la
Iglesia Universal en materia de fe.