Este documento explora el propósito del sufrimiento a través de la historia bíblica de Job. Explica que el sufrimiento revela el verdadero carácter de una persona ante Dios, ya sea mediante la fidelidad como en el caso de Job o la hipocresía como en el caso de la esposa de Job. También sugiere que Dios a veces permite el sufrimiento para invitarnos a buscarle más de cerca.
0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
248 vistas6 páginas
Este documento explora el propósito del sufrimiento a través de la historia bíblica de Job. Explica que el sufrimiento revela el verdadero carácter de una persona ante Dios, ya sea mediante la fidelidad como en el caso de Job o la hipocresía como en el caso de la esposa de Job. También sugiere que Dios a veces permite el sufrimiento para invitarnos a buscarle más de cerca.
Este documento explora el propósito del sufrimiento a través de la historia bíblica de Job. Explica que el sufrimiento revela el verdadero carácter de una persona ante Dios, ya sea mediante la fidelidad como en el caso de Job o la hipocresía como en el caso de la esposa de Job. También sugiere que Dios a veces permite el sufrimiento para invitarnos a buscarle más de cerca.
Este documento explora el propósito del sufrimiento a través de la historia bíblica de Job. Explica que el sufrimiento revela el verdadero carácter de una persona ante Dios, ya sea mediante la fidelidad como en el caso de Job o la hipocresía como en el caso de la esposa de Job. También sugiere que Dios a veces permite el sufrimiento para invitarnos a buscarle más de cerca.
Descargue como DOCX, PDF, TXT o lea en línea desde Scribd
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 6
Cual es el propósito del sufrimiento
Un día pregunte ¿por qué sufre el justo?
Esta fue la primera pregunta que me hice
cuando llego a los pies de Cristo.
Que el pecador sufra no es difícil de explicar
ya que “la paga del pecado es muerte”.
Pero que alguien que se entrega al Señor y
trata de servirle con todo el corazón pase por tragedias y pérdidas irreparables, no es fácil de entender mucho menos de explicar.
En la historia tan conocida de Job Satanás
llega ante la presencia de Dios y… «Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? 9 Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? 10 ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. 11 Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. 12 Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová.» Job 1:8-12. Es muy fácil vivir cristianamente cuando no hay problemas; cuando toda marcha viento en popa. Es sumamente fácil agradecerle a Dios cuando todo lo que recibimos de Él son bendiciones, salud, y tranquilidad. Pero la realidad de lo que somos saldrá a flote tan pronto como comiencen a presentarse los problemas. Nuestro verdadero nivel y peso espiritual se ponen en la balanza de la realidad cuando Dios permite que algo malo, terrible, o aun devastador nos suceda.
En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios
despropósito alguno. Aunque no entendía lo que le estaba sucediendo, sabía que en todo Dios tenía un propósito para él. El Señor permitió que Job sufriera para demostrar que este era un hombre fiel, y que el dolor en lugar de moverlo a maldecir a Dios, pondría al descubierto su madurez espiritual.
«desnudo salí del vientre de mi madre, y
desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito» (Job 1:21).
Por otro lado, cuando la tragedia llegó a la
esposa de Job, esta mostró lo que había en ella.
Aunque sin duda adoraba y servía a Dios
juntamente con Job, el sufrimiento descubrió que todo era hipocresía.
Al contrario de Job, no solo maldijo a Dios,
sino que le dijo a Job, al ver la fidelidad de este hombre, «¿aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete» (Job 2:9).
Job cubierto de una espantosa sarna maligna
le responde: «Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado» (Job 2:10). Con tu manera de hablar y reaccionar muestras lo que realmente hay en ti.
Cuando el hombre que sufre es fiel en verdad
y su amor por Dios es real, no hay dolor, prueba, aflicción o carga, que lo haga reaccionar negativamente ante Dios; porque el sufrimiento revela nuestro verdadero carácter.
Por otro lado, cuando el hombre o la mujer no
viven una relación sincera con Dios el dolor lo revela.
Su reacción es siempre negativa; se quejan,
reniegan, se revelan, y hasta dejan a Dios.
“EL DOLOR REVELA NUESTRO CARÁCTER
EN CRISTO”.
Job quien era un hombre que obviamente
conocía a Dios y le servía, el pasar por tan intenso sufrimiento lo empujó a buscar a Dios aún más, en una manera fuera de lo que estaba acostumbrado. Tal fue la experiencia que tuvo con Dios, que tuvo que expresar “antes de oídas te conocía más ahora mis ojos te ven”.
¿Cuántas veces Dios nos ha invitado a
buscarle más y a servirle más de cercas, pero ignoramos su voz?
Cuantas veces se habrá tenido que valer del
sufrimiento como último recurso para hablarnos porque, aunque entendemos, no hacemos caso.
Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi
poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte…» 2 Corintios 12:9-10