Aproximaciones A La Ética y Responsabilidad Profesional de Enfermería

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APROXIMACIONES A LA ÉTICA Y RESPONSABILIDAD PROFESIONAL DE ENFERMERÍA

Autores

1Verónica García, 1Pamela Paredes, 2Edith Rivas


1 Enfermera. Magíster en Enfermería. Universidad de La Frontera, Temuco (Chile).
2 Enfermera. Doctora en enfermería por la Facultad de Enfermería de la Universidad
Andrés Bello (Chile).
Resumen

En esta era de grandes avances tecnológicos, no debe subestimarse la importancia de


la ética y la responsabilidad profesional, especialmente en tiempos en que la sociedad
regula jurídicamente aquellos comportamientos humanos que tienen relación con los
valores.
Objetivo: develar la situación de la ética y responsabilidad de las enfermeras/os en
Chile.
Metodología: revisión bibliográfica en bases de datos Science Direct, Lilac, Bireme,
revisándose 30 estudios nacionales e internacionales, donde el límite de búsqueda fue
el año 2000. En implicancias éticas, el estudio consideró las normas de Exequiel
Emmanuel.
Resultados: las responsabilidades de las enfermeras/os tienen relación directa con su
quehacer dentro de las que destacan, la ética social, administrativa, legal y civil.
Discusión y conclusión: la responsabilidad profesional se debe enfocar en brindar
cuidados de calidad a las personas. El compromiso ético resulta fundamental, como
una forma de orientar la praxis de las enfermeras/os y ha de ser entregado como
herramienta desde el inicio de la formación de pregrado, continuando en el postgrado.
El conocimiento de los diferentes tipos de responsabilidad permitirá proceder con
cautela y en concordancia con los principios éticos que rigen en el ejercicio de los
cuidados.

PALABRAS CLAVE:

ética en enfermería ; responsabilidad profesional enfermera ; cuidados de calidad ;


compromiso ético
INTRODUCCIÓN

En los actuales tiempos donde el fenómeno de la globalización ha permitido expandir


el conocimiento científico y tecnológico de forma exponencial, no debe subestimarse
la importancia de la ética y la responsabilidad profesional, especialmente en épocas en
las que la sociedad regula jurídicamente los comportamientos que se relacionan con
los derechos humanos. En este contexto se inserta la Enfermería, disciplina y profesión
que ha heredado una filosofía de responsabilidad para el cuidado de la vida humana,
con la finalidad de lograr un nivel satisfactorio de desarrollo y de salud de las personas
(1).
De esta forma, el cuidado enfermero se concibe como un derecho que se orienta hacia
las personas, siendo imprescindible que los profesionales sanitarios funden sus
decisiones en el pensamiento crítico, el cual se traduce en “un pensamiento que va
más allá de las destrezas del análisis lógico, implica poner en cuestión los supuestos
subyacentes en nuestras formas habituales de pensar, actuar y basándose en ese
cuestionamiento crítico, estar preparados para pensar y hacer de forma diferente" (2),
este tipo de razonamiento debe adicionalmente ser coherente con el actuar ético, es
decir, con aquellos dictámenes éticos que descansan en principios y códigos que guían
la práctica. En este sentido la ética profesional y los valores de la bioética se unen para
configurar la responsabilidad que las enfermeras tienen con la sociedad.

Al respecto, la literatura enfermera estudia la responsabilidad ligada a los derechos del


paciente y a la formación de valores morales, sin embargo, se tiene que destacar el
valor de la responsabilidad social de los cuidados enfermeros y las exigencias legales y
morales de la práctica.

En Chile, las enfermeras cuentan con un marco regulatorio legal, que asigna
responsabilidad jurídica respecto de la gestión del cuidado, delimitando la
responsabilidad profesional de dichas enfermeras.

El presente artículo desarrolla las dimensiones de la ética y responsabilidad profesional


en el contexto ético, social, legal y gestión del cuidado, las obligaciones de la relación
jurídica enfermera/paciente, obligaciones y deberes derivados del rol profesional. Su
objetivo fue describir la situación de la ética y responsabilidad de las enfermeras en
Chile, con el propósito de contribuir a fundamentar el conocimiento ético profesional
de las enfermeras.

MÉTODOLOGÍA
Se trata de un estudio de corte transversal, en el que se analizaron artículos originales
de investigación publicados por enfermeras en las bases de datos Science Direct, Lilac,
Bireme, Medline. Los criterios de selección fueron artículos publicados cuyo contenido
estuviera ligado a los términos ética, moral, enfermería y responsabilidad,
considerando artículos en español, inglés y portugués como idioma principal de
edición y acceso virtual a artículos originales completos. El escenario del estudio se
compuso por 30 estudios nacionales e internacionales del año 2000.

Para asegurar la confiabilidad y validez del trabajo se realizó una revisión de los
artículos en forma cruzada por dos equipos de dos investigadoras cada uno, quiénes
ordenaban los contenidos de acuerdo a las categorías temáticas. El estudio consideró
las normas de Exequiel Emmanuel.

DESARROLLO

La ética y la moral
El origen del término “ética” proviene del vocablo “éthos”, palabra griega que significa
“carácter”, “modo de ser”, manera de ser que la persona adquiere para sí misma, a lo
largo de su vida, asociada a determinadas acciones con características de hábitos (3).
También designada como el conjunto de valores que gobiernan la conducta individual
y colectiva, los cuales orientan a personas y grupos a comportarse de acuerdo con lo
que se considera como “el bien o la moral” (4). Como ciencia, posee un objeto material
de estudio, que corresponde a los actos humanos, preocupándose de ellos
principalmente para orientarlos, por lo que es considerada una ciencia esencialmente
práctica (3). Para Drane, corresponde a una disciplina compuesta de principios
morales, normas y procedimientos para el análisis de hechos y teorías sobre el
significado y el propósito de la vida, orientando el énfasis en los hechos y el
comportamiento de lo correcto y lo incorrecto (5).

De esta forma el “ethos” comprende los comportamientos que caracterizan a una


cultura o a un grupo profesional, mientras hace uso de una escala de valores. El
término incluye tradición y experiencia comunes a un grupo, basada en una jerarquía
de valores, así como las direcciones de una profesión o una clase social (6).

Respecto de la moral, ésta hace referencia a cómo las personas ponen en práctica sus
principios (4), que se aprenden de la familia, nación, religión y organización social,
siendo transferidas de generación en generación. Es necesario señalar que el
desarrollo moral comprende un proceso, que comienza en la infancia y avanza a lo
largo de toda la vida del individuo, cuyas etapas finales forman una fase
postconvencional donde hay un reconocimiento de valores y derechos a través de la
racionalidad, una fase marcada por el utilitarismo que busca el mayor bienestar para el
mayor número de individuos (7-9) y en una última etapa, el individuo se ocupa de los
valores éticos universales y reconoce que los seres humanos son un fin en sí mismo y
deben ser tratados como tales (7-9).

En este mismo contexto se expresa que las normas morales de las profesiones se
aprenden durante los años de formación y durante el ejercicio profesional (4), por
ende la educación ética, permite que las enfermeras asuman su rol como profesionales
comprometidas y responsables, capaces de tomar decisiones éticas autónomas, para
ofrecer atención de alta calidad (10). Asimismo, el comportamiento moral se refiere a
la acción sobre la base de las decisiones (11).

Así, podemos decir que la moral no solo es un conjunto de principios, preceptos,


mandatos, prohibiciones, permisos, patrones de conducta, valores e ideales que una
persona asume y aplica a su propia vida. A su vez, estos valores en su conjunto
conforman un sistema más o menos coherente, propio de un colectivo humano
concreto, mostrándose como un sistema de contenidos que reflejan una determinada
forma de vida, que puede no coincidir con las convicciones de todos los miembros,
siendo un modelo ideal de buena conducta socialmente establecido (12).

En este escenario se desarrolla la labor enfermera, fundamentada en el cuidar,


concepción inserta en un sistema de creencias y valores, influidos por un conjunto de
factores sociales, culturales, económicos y políticos (13).

Desde el punto de vista histórico, desde Nightingale se reseña un elenco de valores y


virtudes que debían caracterizar a una enfermera: “una enfermera ha de ser una
persona de la que se pueda uno fiar, en otras palabras, capaz de ser enfermera de
confianza...; debe ser estrictamente moderada y honesta, pero, más que esto, tiene
que ser una mujer religiosa y devota; ha de respetar su propia vocación, porque con
frecuencia se coloca en sus manos el precioso don de la vida; ser minuciosa, fiel y
rápida observadora y ha de ser de buenos y delicados sentimientos" (14).

De acuerdo a las palabras emitidas por Nightingale se puede deducir que el cuidado
enfermero debe ser respetuoso de los derechos del ser humano, del valor de la vida, la
dignidad y sus valores. Comprendiendo el respeto a la autonomía, privacidad,
confiabilidad, fidelidad y comprometiendo la atención de las necesidades básicas de la
persona en forma segura y oportuna, atendiendo la dimensión social, biológica,
espiritual, mental en que están basados los principios éticos de beneficencia, no
maleficencia equidad y justicia (15) y expresado a través de la responsabilidad
profesional.

Las responsabilidades de las enfermeras tienen relación directa con su quehacer,


dentro de las que destacan: la responsabilidad profesional, ética, social, legal y gestión
del cuidado.

Responsabilidad profesional
Para Diego Gracia (16) el principio de la moralidad está en el hecho de que los seres
humanos se sienten “responsables” de sus actos y por tanto, internamente
“obligados” a actuar de una manera determinada. La responsabilidad y la obligación
son fenómenos directamente derivados del hecho de la racionalidad (16). En este
sentido, se asocia a la “conciencia”, es decir, a la obligación de rendir cuenta de los
propios actos (17). Siendo la responsabilidad ética, la obligación de responder por los
propios actos desde la perspectiva moral (18). La conciencia ética es consustantiva al
hombre, de tal manera que es imposible pensar en un ser humano carente de ella, sin
capacidad de raciocinio, de reflexionar, de retener en la memoria de un modo vivo el
pasado, de proyectar el futuro, de indagar el sentido de la vida (19).

El concepto de ética profesional, que tiene relación con la calidad moral del trabajo
(20), implica el modo de llevar a cabo el quehacer, entrega vocacional,
responsabilidad, honestidad intelectual y práctica (20). Así, la responsabilidad
profesional aparece en el interior de la responsabilidad moral y de la conciencia (15),
evitando toda falta voluntaria y disminuyendo en lo posible el número de faltas
involuntarias por debilidad humana, flaqueza propia o negligencia ajena (17).

Como profesión, la enfermería invariablemente ha estado vinculada a la ética en su


actuar, desde la interacción con el paciente hasta la toma de decisiones morales ante
un dilema ético. A este respecto se ha de recordar que son las profesionales quienes
deben establecer los marcos éticos y deontológicos para el control de la competencia
profesional como garantía de seguridad para los pacientes/clientes (21). La práctica
ética de la enfermería es un proceso complejo que combina los procesos de
razonamiento ético y comportamientos éticos (22). El estudio de Vogel Smith (1996)
calificó el proceso, como interrelación de razonamiento ético, el cual conduce a llevar
a cabo “deliberación” e “integración”, respectivamente (22).
Curar y cuidar son tareas comunes de personas hacia personas, a las que hay que
ayudar y con las que hay que compartir, por ello, es imprescindible que los
profesionales de la salud fundamenten sus decisiones racionalmente y éticamente. De
esta forma, se ha de aprender a enlazar la ciencia y la conciencia en el quehacer
profesional (21), en otros términos, ser capaces de practicar un actuar ético. Así
comienza a emerger la bioética, como disciplina, estudiando la aplicación práctica de la
ética, siendo sus fuentes principales la Ética y la Medicina y otros saberes, como la
Antropología, la Psicología, el Derecho, entre otros, por eso se habla más de ética
práctica que de ética aplicada (22).

En Chile se asigna la responsabilidad ética, social y legal a las enfermeras en relación a


la gestión del cuidado, lo que obliga a asegurar la continuidad y calidad de los mismos
(23). Prieto (24) aduce que las enfermeras conceden gran relevancia a las exigencias
éticas vinculadas a su quehacer, centrando su responsabilidad en el cuidado de las
personas.

Responsabilidad ética
La deontología profesional determina los deberes que mínimamente han de ser
exigibles a los profesionales en el desempeño de su actividad, obligaciones plasmadas
en códigos (25), elaborados por los colegios profesionales, cuyo objetivo fundamental
es la ordenación del ejercicio de las profesiones a través de sus funciones: a) fijar
criterios de carácter científico-funcional, para el ejercicio de la profesión, otorgando
operatividad y eficacia a las actividades, b) refundir orientaciones éticas para el
ejercicio de la profesión y plasmarlas en códigos de deontología profesional y c)
imponer sanciones disciplinarias a los colegiados que incumplan los dictados de los
códigos deontológicos (25). A lo largo de la historia de la enfermería profesional, los
códigos han servido como guía ética y base de valores comunes para las enfermera/os,
siendo valorados como una parte esencial del conocimiento ético de las
enfermeras/os. En concordancia, la educación ética se propone educar a las
enfermeras, para proporcionar una atención de alta calidad ética (26).

El elemento rector es el Código Deontológico del Consejo Internacional de Enfermeras


(CIE) que establece como deberes fundamentales: promover la salud, prevenir la
enfermedad, restaurar la salud y aliviar el sufrimiento. Teniendo en cuenta que la
necesidad de la enfermería profesional es universal y son inherentes a ella, el respeto
de los derechos humanos y culturales, el derecho a la vida y a la libre elección, a la
dignidad y a ser tratado con respeto y destacando que en los cuidados, no existen
restricciones en cuanto a edad, color, credo, cultura, discapacidad o enfermedad,
género, orientación sexual, nacionalidad, opiniones políticas, raza o condición social
(27).

En Chile, el Código de Ética ha sido recientemente actualizado en relación a los


cambios acaecidos en el Sistema de Salud y a los avances en materias de investigación
y tecnologías, considerando también, el marco regulatorio legal del Código Sanitario
(28). Con la aprobación del artículo 113, inciso 4, promulgado el 6 de diciembre de
1997, el quehacer de la enfermera queda claramente establecido en el Código
Sanitario: “Los servicios profesionales de la enfermera comprenden la gestión del
cuidado relativo a promoción, manutención y restauración de la salud, la prevención
de enfermedades o lesiones y la ejecución de acciones derivadas del diagnóstico y
tratamiento médico y el deber de velar por la mejor administración de los recursos de
asistencia para el paciente” (26). Su actualización se realizó en mayo de 2008, versión
que constituye el conjunto de normas que permitirá la autorregulación del ejercicio
profesional de la enfermera en beneficio de la sociedad chilena y reafirmar los valores
que sustentan su quehacer profesional (11). Por otra parte, contempla áreas o
elementos descritos anteriormente y una lista de deberes relacionados con los
conceptos de gestión e investigación (28).

Respecto de la investigación en enfermería, la cual promueve la realización y difusión


de trabajos de pesquisa, para mejorar la calidad de la atención brindada, ha de ser
realizada con responsabilidad ética. Lolas sugiere: “las consecuencias éticas,
económicas o culturales (de la investigación) no respetan fronteras y afectan por igual
a los habitantes de todas las naciones, pobres y ricas, desarrolladas o en desarrollo. Y
anticipar desafíos y debates es elemental cautela, no lujo prescindible” (29).

Responsabilidad social
Para el cumplimiento de la misión social se tienen que implementar estrategias que
refuercen la identidad profesional, que contribuyan al desarrollo de la disciplina y
aumenten la organización y credibilidad en los servicios de enfermería en las
instituciones de salud. Son directrices que rigen la responsabilidad social (30):

Demostrar compromiso personal y profesional en el acto del cuidado


Estar capacitado para desempeñar la profesión.
Administrar cuidados seguros y continuos.
Respetar los derechos básicos de los individuos.
Ser portavoz del paciente y abogar por él.
Aplicar acciones de prevención, promoción, curación y rehabilitación.
Evitar riesgos o secuelas.
Brindar atención de calidad.
Respetar al individuo sin enjuiciar su orientación sexual, estatus socioeconómico,
grupo étnico, problemas de salud o naturales, raza o influencia ideológicas.
Colaborar en las funciones de liderazgo dentro de un sistema cambiante de atención
de salud.
Estas líneas permiten reflexionar en el control del acceso a la profesión y cómo debe
ejercerse, lo que hace imprescindible una legitimación, no solo social sino legal. Elliot
en 1975, planteó “...las profesiones pretenden tener responsabilidad única sobre algún
aspecto del bien público y saber cómo conseguir ese bien…” (30).

Pilar Antón (17) explica que: “diferentes estudios sobre la responsabilidad constatan
que ésta se puede considerar a nivel individual e institucional, personal y profesional,
conjuntamente está ligada a valores, al poder político, a la ética profesional y a los
procesos educativos que modelan los valores”. Prosigue exponiendo que, en filosofía,
el término está a menudo unido a la responsabilidad profesional, personal y a la virtud
moral.
La literatura enfermera estudia el valor de la responsabilidad ligada a los derechos del
paciente y a la formación de valores morales en la enseñanza, relacionándola con
conceptos como autonomía y autoridad. La necesidad de reconocimiento de la
responsabilidad enfermera se hace cada vez más acuciante, por el aumento de nuevas
técnicas y terapias, por ello, se ha de explorar la responsabilidad enfermera en las
dimensiones económicas, políticas, legales y morales (17).

Autores como Amaro (31) asignan a la responsabilidad social el responder a los


problemas de salud de todos los seres humanos, sin distinción alguna y tomarlos como
propios, terreno donde se considera que la bioética no puede quedar ausente, debido
a que la salud es uno de los derechos humanos básicos, donde la equidad en salud
ocupa un lugar de honor. Así los valores humanos como la universalidad, la solidaridad
social y la justicia social proporcionan una base moral efectiva para la equidad sanitaria
mundial.

Por lo tanto, la responsabilidad social de la enfermería está intrínsecamente


relacionada con los principios de la bioética: beneficencia, no maleficencia, autonomía
y justicia, principios nos entregan fundamentos, para actuar personalmente y
profesionalmente con criterios que van más allá de las creencias personales de cada
persona y cada profesional.

En términos prácticos, podemos decir que la enfermera practica la beneficencia a


partir del momento en que se preocupa y dedica atención preferente a su
autosuperación para mantener la competencia y desempeño profesional, que le
permitirá brindar una atención de calidad (31), reconociendo en el principio de no
maleficencia, la obligatoriedad de hacer el bien y no hacer el mal (31). En
correspondencia, en la enfermera se distinguen dos ideas fundamentales:

Su profesión, que le proporciona una capacidad específica para contribuir al bien del
individuo, la familia o comunidad que atiende.
Su profesión, que implica un deber para con la sociedad.
Siendo la autonomía, la expresión más diáfana en su ejercicio, por parte de los
pacientes, a través del consentimiento informado (31). Y en justicia en salud su
significancia es dar a cada cual lo necesario, en el momento preciso, con
independencia de status social y sin reparar en los costos (31).

Responsabilidad legal y gestión del cuidado


Actualmente existe reconocimiento legal a la profesión y como tal se evidencia el rol
de gestor/a de los cuidados (24).

En Chile, en el año 1997 a través de la Ley número 19.536 se introdujo un cuarto inciso
al artículo 113 del Código Sanitario, definiendo el rol social de la enfermera, como
denominación propia para designar función y estructura exclusiva de las enfermeras
(32). Esta función está definida como “la aplicación de un juicio profesional en la
planificación, organización, motivación y control de la provisión de cuidados
oportunos, seguros, integrales, que aseguren la continuidad de la atención y se
sustenten en las políticas y lineamientos estratégicos de la institución” (33). De esta
forma, las responsabilidades administrativa penal y civil, tienen relación directa con el
quehacer de las enfermeras.

Responsabilidad administrativa
La enfermera puede verse inmersa en un proceso de responsabilidad administrativa
por el ejercicio de sus funciones (18). La infracción a las responsabilidades y deberes de
parte del funcionario público genera una sanción disciplinaria, previa investigación (34)
sumaria: que se realiza para evaluar la responsabilidad del funcionario ante hechos
menos graves o sumario administrativo, que se lleva cabo ante hechos de mayor
gravedad considerados por el jefe superior de la institución.

Si durante el proceso de investigación sumaria se comprueba la existencia de un delito


se podrá realizar una (Art. 7) petición para remisión a la justicia ordinaria, si los hechos
investigados corresponden a delitos previstos en las leyes vigentes. Una vez llevado a
cabo el proceso de investigación, según lo establecido y habiéndose respetado los
plazos previstos se procederá a la emisión del dictamen que establece si disuelve o
aplica la medida disciplinaria correspondiente al inculpado (34).

Responsabilidad civil
Está estrechamente vinculada a la protección de la relación jurídica existente entre las
personas, la cual exige una acción civil e implica causar daño a una persona y cuya
consecuencia es la obligación de indemnizar. Se puede responder conjunta o
solidariamente y se transmite a los herederos. La sanción de indemnización de
perjuicios reparatoria se distingue como responsabilidad contractual y
extracontractual (33).

Responsabilidad penal
Es la que suscita mayor temor, ya que incluye prisión, inhabilitación y multa (18). De lo
establecido en la ley se desprende el rol jurídico de la enfermera en Chile,
expresándose como:

Rol de colaboración médica:


Realizar diagnóstico y/o pronóstico y/o tratamiento médico siempre que medie
indicación y supervigilancia médica.
Atender enfermos (diagnóstico, pronóstico y tratamiento) en accidentes o situaciones
de extrema urgencia, cuando no se cuenta con recurso médico.
Rol propio:
Gestión del cuidado.
Ejecutar las acciones derivadas del diagnóstico y tratamiento médico.
Deber de velar por la mejor administración de los recursos de asistencia para el
paciente (33).
Obligaciones de la relación jurídica enfermera-paciente
Se enuncian respeto de los derechos de las personas, protección y seguridad
(implícitas), actuar prudente y diligentemente, no causar daño, cumplir las normas
éticas de la profesión, las del rol jurídico, las del ámbito de acción en que se
desempeña, cumplir contrato en específico y reparar el mal causado.
Obligaciones y deberes del rol de colaboración
Hacer diagnóstico, pronóstico o tratamiento médico, bajo indicación y supervigilancia
médica, (respeto por la persona, actuar prudentemente y con el debido cuidado, no
causar daño, pericia, indicación y supervigilancia) (33).

Atender enfermos (diagnóstico, pronóstico y tratamiento) en accidentes o situaciones


de extrema urgencia, cuando no se cuenta con recurso médico (respeto por la
persona, actuar prudentemente y con el debido cuidado, pericia, principio de
proporcionalidad y de no causar daño).

DISCUSIÓN Y CONCLUSIÓN
Ante un escenario de grandes cambios, los profesionales de la salud han de destacar
por la calidad de sus intervenciones. De esta forma, la responsabilidad profesional se
debe enfocar en brindar atención de calidad como un acto de entrega conciente,
donde resultan fundamentales el compromiso ético y la orientación de la praxis,
entregando herramienta desde la formación de pregrado, considerando los principios
éticos de justicia, libertad, honestidad y verdad.

Para la enfermeras los códigos éticos ponen de manifiesto los principios que les rigen,
sin embargo, el ejercicio de la práctica va más allá del cumplimiento de tareas,
requiere de recursos intelectuales y de intuición para tomar decisiones y realizar
acciones pensadas y reflexionadas, que respondan a las necesidades particulares de la
persona, expresándose en su intervención, la integración de habilidades específicas
(35).

Un aspecto crítico son las obligaciones y deberes del rol profesional (33). Milos (37),
define al rol en la gestión del cuidado, como una función inherente de las enfermeras,
de alto contenido valórico, que tiene relación con la vida, la integridad psicofísica, la
salud e intimidad, planteando que la responsabilidad profesional es intransferible, que
requiere de criterio profesional desde su planificación hasta su ejecución, que
responde a estándares éticos, científico-técnicos y jurídicos y que solo se alcanza con
una formación superior impregnada de la tradición y evolución histórica de la
enfermería.

Así, el criterio profesional es concebido como una aptitud que permite apreciar una
situación o problema, ubicarla dentro de la disciplina y encontrar su solución conforme
a los principios éticos, las normas jurídicas, los conocimientos científicos-humanistas,
los recursos de que dispone y las necesidades concretas del paciente que demanda
cuidado de las personas.

Por otra parte, al encomendar a las enfermeras el deber de velar por la mejor
administración de los recursos, son designados garantes y agentes éticos de los
derechos e intereses de los usuarios y deberán actuar dando un servicio en beneficio
de otro con un sentido finalista, cual es la consideración de la persona como un ser
único e integral (36). Por tanto, tienen la responsabilidad de realizar eficientemente la
asignación de los recursos, contención de costos, cuantificación de los beneficios
económicos y sociales, relación costo-efectividad y distribución de los servicios
enfermeros a nivel del usuario y a nivel social, aplicando un criterio valórico-
profesional. La posición de garante, desde el punto de vista jurídico, es una obligación,
su incumplimiento podría ser sancionado por acción u omisión. En cumplimiento de
esta función, a la enfermera cabe la responsabilidad de distribuir el trabajo
(delegación/encargo), establecer criterios de asignación y límites de los servicios
enfermeros y educar en el uso racional de los recursos, de modo de incrementar su
eficacia y efectividad. De igual manera, es responsable de asesorar el diseño y
ejecución de los procesos de reclutamiento, selección, orientación, supervisión,
evaluación, asignación, suspensión y despido del personal de enfermería. Asimismo, a
fin de garantizar la calidad, continuidad y oportunidad en el cuidado le corresponderá
participar en los procesos de adquisición y suministro de equipos e insumos (37).

Brindar cuidados seguros responde a un modo de actuación profesional, elemento


esencial en la cultura de calidad que se estampa en los servicios de salud. La seguridad
del paciente implica responsabilidad legal y moral en el ejercicio, práctica de la
profesión de forma competente y segura (sin negligencia y mala praxis), así como la
autodeterminación y autorregulación (31).

El incumplimiento de las responsabilidades legales puede ser considerado como


imprudencia, impericia, dolo o culpa y podrá ser procesada judicialmente, por medio
del marco regulatorio legal: la enfermera no tiene un tipo penal propio y, en Chile,
responde como cualquier persona, conforme al Título X, de los cuasidelitos, Art. 490 y
492 del Código Penal. Ella (en cuánto profesional) responde, personalmente, por
causar daño (lesiones o muerte) por “imprudencia temeraria” o “mera imprudencia” o
“negligencia con infracción a los reglamentos”, en el desempeño de su profesión (38).

En lo penal, para que exista responsabilidad es necesario en todos los casos probar que
hubo culpabilidad, existiendo dos formas de culpabilidad: el dolo y la imprudencia.
Actúa dolosamente quien sabe lo que hace y quiere hacerlo, es decir, hay conciencia y
voluntad clara y manifiesta, también se equipara cuando media engaño y malicia. Por
el contrario, actúa con imprudencia quien no lo hace con la diligencia debida, es decir,
en el delito imprudente y la actividad del sujeto no va encaminada a la producción del
resultado (18).

Los supuestos de muerte o lesiones causadas por personal sanitario con dolo son
excepcionales, por lo tanto, es la imprudencia la forma de culpabilidad que suscita más
interés en el ámbito sanitario (18).

Se refiere a imprudencia, ineptitud o ignorancia de las reglas de la profesión, por no


poseer los conocimientos o porque se poseen, pero no se actualizan o no se ejecutan.
Sería la imprudencia grave cometida por un profesional en el ejercicio de su ciencia,
debida a su ignorancia, inhabilidad, torpeza y la clara vulneración de las normas de la
“lex artis” (según el magistrado Dr. Ricardo Moyano García, las reglas mínimas de
diligencia profesional, es la buena práctica, la que prestaría un sanitario
medianamente cuidadoso). Como se ha visto, los tipos penales sobre los que se puede
abrir un proceso penal por responsabilidad del profesional sanitario, serán
comúnmente los de homicidio y lesiones por imprudencia (18).

Agravantes de la responsabilidad: alevosía, precio, recompensa o promesa, publicidad,


disfraz, abuso de autoridad, aprovechamiento de circunstancias, motivos racistas
ideológicos, ensañamiento, abuso de confianza, reincidencia, prevalencia de carácter
público.

Del proceso penal, comentar que normalmente comienza con la denuncia o querella
imprescindible del paciente, cabe también a la apertura de oficio por el Ministerio
Fiscal de las diligencias correspondientes y este proceso tiene por objeto primordial el
ejercicio por el Estado para castigar con una pena la comisión de un delito o falta
legalmente tipificado.

Finalmente, se puede añadir que los servicios profesionales de la enfermera


comprenden la “gestión del cuidado” con un amplio espectro de responsabilidades,
que frente al nuevo siglo traerá consigo desafíos inimaginables, en el cual la
responsabilidad y la autonomía cobran un papel fundamental. Proceder con cautela y
en concordancia con los principios éticos que rigen la profesión es de vital importancia
para ejercer la enfermería de los nuevos tiempos.

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