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DETERMINACIÓN DE SO42– POR TURBIDIMETRÍA

DETERMINACIÓN DE SULFATOS EN AGUAS POTABLES

CARDONA Julián1,2; NÚÑEZ Gabriela1,3 y PÉREZ Isabella1,2

1: Departamento de Ciencias Químicas, Facultad de Ciencias Naturales, Universidad ICESI. Santiago


de Cali (Colombia). e–mail: [email protected]
2: Miembro del programa Química Farmacéutica.
3: Miembro del programa Química con Énfasis en Bioquímica.
Fecha de Realización: Marzo 13 de 2021

Resumen

En una muestra de agua Perrier, se determinó la concentración de sulfatos a partir de la


medición de la luz dispersada de los agregados moleculares y la posterior construcción de
una curva de calibración. Para esto, se midió la absorbancia de diversas soluciones patrón
empleando un espectrofotómetro de un solo haz, Thermo Scientific, y, por medio de la
ecuación obtenida, se cuantificó la presencia de sulfato en la muestra problema. Se obtuvo
una concentración de 22 ppm frente a una concentración teórica de 33 ppm, lo cual implicó
un porcentaje de error del 33%.

Palabras claves: turbidimetría, cuantificación de sulfatos, espectrofotometría, absorbancia, agua


potable, Ley de Beer, curva de calibración.

Introducción

Los sulfatos se encuentran naturalmente en numerosos minerales, incluyendo baritina


(BaSO4), epsomita (MgSO4·7H2O) y yeso (CaSO4·2H2O) (Greenwood & Earnshaw, 1985)
los cuales, una vez disueltos, contribuyen al contenido mineral en diversas fuentes de agua
potable (National Research Council, 1977). Su presencia en agua depende del lugar que
atraviesen (Acebo-González & Hernández-García, 2013), particularmente terrenos ricos en
yesos, o de la contaminación de aguas residuales industriales, fundiciones, minas, pulpa kraft
y fábricas de papel, textiles y curtiembres. El sulfato de sodio, potasio y magnesio son
altamente solubles en agua, mientras que sulfatos de calcio, bario y otros metales pesados
son menos solubles. El dióxido de azufre atmosférico, formado por la combustión de fósiles
y procesos metalúrgicos, puede contribuir al contenido de sulfato en aguas superficiales. El
trióxido de azufre, producido por la oxidación fotolítica o catalítica del dióxido de azufre, se
combina con vapor de agua para formar ácido sulfúrico diluido, que cae como “lluvia ácida”
(Canada., 1977).

Su contenido no resulta problemático en la potabilidad de las aguas de consumo, sin embargo,


contenidos superiores a 300 mg/L pueden causar trastornos gastrointestinales en infantes
(Severiche & González, 2012). Se sabe que los sulfatos de sodio y magnesio tienen acción
laxante, por lo que no es deseable su exceso en aguas de consumo (U.S. Environmental
Protection Agency, 1999), El contenido de sulfatos en las aguas naturales es muy variable,
puede ir desde muy pocos miligramos por litros, hasta cientos de miligramos por litros. Por
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ello, la norma colombiana para agua potable establece 250 mg/L como el máximo valor
orientador de calidad admisible (MINISTERIO DE LA PROTECCIÓN SOCIAL &
MINISTERIO DE AMBIENTE, 2007).

Un gran número de métodos analíticos se han utilizado para determinar sulfatos en muestras
de agua; se fundamentan en análisis por cromatografía de iones, método automatizado de
metilminol, técnicas gravimétricas (Morales Amaya, 2010), mediante precipitación con
cloruro de bario, aplicable a concentraciones superiores a 10 mg/L; volumétricas, a partir de
valoraciones indirectas en presencia sulfato de bario y medio alcohólico con EDTA para
determinar concentración inferiores a 100 mg/L (Porto et al., 2001); nefelométricas,
preferentemente para concentraciones superiores a 60 mg/L, la cual, al igual que las técnicas
turbidimétricas, se basa en el estudio de precipitados de BaSO4 o PbSO4 (Kirowa-Eisner et
al., 1999; Mascini, 1973; Tabatabai, 1974a) y los fenómenos ópticos que experimentan sus
partículas; estos últimos se caracterizan por ser métodos eficientes y sensibles en los que no
se requiere una habilidad especial para tratar una cantidad considerable de análisis
simultáneamente.

Debido a lo anterior, los métodos turbidimétricos describen la aproximación más sencilla y


rápida para determinar el contenido de sulfatos de cada muestra a partir de una curva
calibración (Tabatabai, 1974a). Hasta el momento, los métodos turbidimétricos propuestos
dependen de la comparación de la turbidez de una muestra respecto a la muestra estándar, la
cual se establece por la reducción de la trasparencia del agua dada la suspensión de sólidos
poco solubles en ella. O bien, de la desaparición de un filamento de luz estándar del líquido
turbio, a cierta profundidad (Kirowa-Eisner et al., 1999).

Inicialmente, la medición de la turbidez se utilizó como una evaluación básica de la calidad


del agua. Sin embargo, el método descrito es una aplicación del efecto Tyndall para la
determinación turbidimétrica de sulfatos, sin exclusividad en muestras de agua (Sheen et al.,
1935a), pues, se ha empleado en la determinación de sulfatos en combustibles, cementos,
entre otros. La tecnología óptica del siglo XX, junto con el desarrollo de los primeros
turbidímetros alrededor de los años 60, se mantuvo sin cambios significativos hasta mediados
de los 80. Ulterior a ello, el desarrollo tecnológico de estos instrumentos ha permitido que
los nuevos diseños turbidimétricos mejoren sus componentes–fuentes de luz y detectores–,
para compensar o eliminar las interferencias asociadas al análisis de la turbidez (el color de
la muestra, las burbujas de esta que desvían la luz y longitud de onda), que dificultaban la
comparación entre mediciones (Acebo-González & Hernández-García, 2013).

Actualmente, la turbidimetría tiene una gran variedad de aplicaciones en las que se analizan
muestras gaseosas, líquidas o incluso sólidos transparentes. La formación de precipitados
difíciles de filtrar como los gelatinosos o, bien, con partículas muy pequeñas, suelen
proporcionar suspensiones ideales para la aplicación de técnicas basadas en la dispersión de
la luz que sustituye a las gravimétricas. Entre ellas, se tiene el uso en los laboratorios
analíticos, clínicos y en plantas de procesos; el estudio de la polución de aire y agua, en las
que se evalúa la transparencia para su control de calidad; la determinación de la forma y
tamaño de las partículas, al igual que sus pesos moleculares, especialmente en el caso de los
polímeros (Olsen, 1990).
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Objetivo

Bajo esta óptica, el objetivo principal fue determinar la cantidad de sulfatos en


muestras de agua a partir del método turbidimétrico.

Materiales y metodología

Para el desarrollo de la práctica se emplearon los siguientes materiales, reactivos y equipos.

Tabla 1. Reactivos y equipos usados para el Balón aforado 50mL 2


desarrollo de la práctica 2
Balón aforado 25mL 6
Reactivos Cantidad
Probeta 10mL 1
Sulfato sódico anhidro 0.5g
Propipeta 1
Goma Arábiga 5g
Pipeta graduada de 1mL 1
Cloruro de bario 15g
Pipeta graduada de 5mL 1
Ácido acético glacial 3mL
Pipeta graduada de 10mL 1
Equipos Cantidad
Vidrio reloj 3
Espectrofotómetro
1 Espátula acanalada 1
UV/VIS
Beaker 50mL 2
Balanza analítica 1 Celdas de plástico para
2
espectrofotómetro
Tabla 2. Materiales empleados para el montaje Embudo de caña larga 1
experimental de la práctica 2
Papel filtro 1
Materiales Cantidad
Balón aforado 100mL 3 Frasco lavador 1

Inicialmente, se prepararon 50 mL de una solución patrón de Na2SO4 a 100 ppm, 25 mL de


una solución de goma arábiga al 5%, 50 mL de BaCl2—de los cuales 10 mL corresponden a
la solución de goma arábiga—estabilizado al 10% y 10 mL de una disolución 1/10 de ácido
acético glacial.

Ulteriormente, se añadieron 0, 2.5, 4 , 5 y 7.5 mL de la solución patrón de Na2SO4 en 5


matraces aforados de 25 mL. Posteriormente, en cada uno de ellos se añadió 10 mL de agua
destilada, 0.5 mL de la solución 1/10 de ácido acético y 2.5 mL de la solución de cloruro de
bario estabilizado, respectivamente. Una vez aforados y sometidos ante agitación vigorosa,
se tomaron las lecturas de absorbancia de los estándares correspondientes a 650nm.

Finalmente, en un matraz de 25mL se añadieron 10mL de la muestra de Agua Perrier, 5mL


de agua destilada, 0.5mL de la solución 1/10 de ácido acético y 2.5mL de la solución de
cloruro de bario estabilizado, para proceder con las lecturas de absorbancia de los estándares.
CUANTIFICACIÓN DE SO42– POR TURBIDIMETRÍA

Resultados y cálculos

Para conocer la concentración de SO42– en cada matraz, se realizó el siguiente procedimiento


para una solución de 25 mL. Se muestra el cálculo representativo para 2.5 mL de la solución
patrón.
1𝐿 100𝑚𝑔𝑁𝑎2 𝑆𝑂4 1𝑚𝑚𝑜𝑙𝑁𝑎 𝑆𝑂4 1𝑚𝑚𝑜𝑙𝑆𝑂 2− 96.06𝑚𝑔𝑆𝑂4 2− 1
2.5𝑚𝐿 × 1000𝑚𝐿 × × 142.04𝑚𝑔𝑁𝑎2 × 1𝑚𝑚𝑜𝑙𝑁𝑎 4𝑆𝑂 × 2− × 25𝑚𝐿 ×
1𝐿 2 𝑆𝑂4 2 4 1𝑚𝑚𝑜𝑙𝑆𝑂4
1000𝑚𝐿 6.8𝑚𝑔𝑆𝑂4 2−
= (1)
1𝐿 𝐿

Así, los resultados obtenidos, junto con las absorbancias de las soluciones estándar se
registraron en la Tabla 3 y, en base a estos, se construyó una curva de calibración para el
SO42-, modelada en la Figura1.

Tabla 3. Absorbancia de las distintas soluciones estándar de sulfatos


Volumen solución Concentración de Absorbancia a
Estándar
patrón (mL) SO42- (ppm) 650nm
Blanco 0 0 0
1 2.5 6.8 0.033
2 4.0 11 0.062
3 5.0 14 0.087
4 7.5 20 0.141

Curva de calibración para SO42–


0.15
Absorbancia

0.1

0.05

0
0 5 10 15 20
Concentración (ppm)

Figura 1. Relación lineal de la absorbancia óptica y la concentración de SO42– para las soluciones estándar

A partir de la curva, se obtiene la ecuación de la recta–que describe su comportamiento


lineal–y el coeficiente de correlación.
0.0071
𝐴= [𝑆𝑂4 2− ] − 0.0085 (2)
𝑝𝑝𝑚
CUANTIFICACIÓN DE SO42– POR TURBIDIMETRÍA

𝑅2 = 0.9786 (3)

Por otro lado, se midió la absorbancia de una muestra diluida de agua Perrier y se halló la
concentración de SO42– presente en ella, despejándola de (2).

𝐴+0.0085
[𝑆𝑂4 2− ]𝑑𝑖𝑙𝑢𝑖𝑑𝑎 = 𝑝𝑝𝑚 (4)
0.0071

0.055+0.0085 𝑚𝑔𝑆𝑂4 2−
[𝑆𝑂4 2− ]𝑑𝑖𝑙𝑢𝑖𝑑𝑎 = 𝑝𝑝𝑚 = 8.9𝑝𝑝𝑚 = 8.9 (5)
0.0071 𝐿

Luego, se multiplica la cantidad calculada en (5) por el factor de dilución para calcular la
concentración de la muestra original.

𝑚𝑔𝑆𝑂4 2− 25𝑚𝐿 𝑚𝑔𝑆𝑂4 2−


[𝑆𝑂4 2− ]𝑚𝑢𝑒𝑠𝑡𝑟𝑎 = 8.9 × 10𝑚𝐿 = 22 = 22 𝑝𝑝𝑚 (6)
𝐿 𝐿

Así, en pro de calcular el porcentaje de error, el valor experimental obtenido en (6) se


compara con el valor teórico reportado, 33ppm, mediante la ecuación (7) y, los datos
obtenidos para la muestra problema se registraron en la Tabla 4.

|𝑒𝑥𝑝𝑒𝑟𝑖𝑚𝑒𝑛𝑡𝑎𝑙−𝑡𝑒ó𝑟𝑖𝑐𝑜|
%𝑒𝑟𝑟𝑜𝑟 = × 100% (7)
𝑡𝑒ó𝑟𝑖𝑐𝑜

|22−33|
%𝑒𝑟𝑟𝑜𝑟 = × 100% = 33% (8)
33

Tabla 4. Datos obtenidos a partir de la medición de la absorbancia para la muestra de agua Perrier.

Concentración Concentración
Porcentaje
Solución Absorbancia muestra muestra teórica
de error (%)
experimental (ppm) (ppm)

Muestra
0.055 22 33 33
problema

Análisis

La concentración de sulfato en las muestras se determinó mediante el método turbidimétrico


(Water Environment Federation, 1971), en el que, como protocolo a seguir, se requiere una
curva de calibración en el intervalo de 0–20 ppm de sulfato, preparada a partir de una
disolución patrón interno de sulfato de sodio (0 mgL–1). Sin embargo, cualquiera de las
técnicas analíticas se fundamenta en diferentes principios para medir concentraciones de
sulfatos, sin ser exclusivo para muestras de aguas. El método de reducción con azul de
metileno de Johnson y Nishita (C. M. Johnson & Nishita, 1952) ha demostrado ser el método
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más sensible y preciso disponible para la determinación de microgramos de sulfato en


muestras de agua. Sin embargo, el método suscita un problema (Beaton et al., 1968), no sólo
al requerir habilidad analítica y manejo del instrumento utilizado, para reducir el sulfato a
sulfuro de hidrógeno, sino también por su especificidad al sulfato, pues, recupera una
variedad de formas orgánicas e inorgánicas (Freney, 1958; C. M. Johnson & Nishita, 1952).

Aunque la precisión de las determinaciones gravimétricas de sulfatos es concluyente para


analizar muestras, es tediosa y consume mucho tiempo; a concentraciones bajas de sulfatos
en agua, es necesario concentrar la muestra para obtener resultados correctos. Por ello,
contenidos bajos de sulfato son inestimables a partir de análisis gravimétricos. El método de
la tetrahidroxiquinona (Schroeder, 1933), propuesto alrededor de 1930, ofrece considerables
ventajas para concentraciones superiores a 80 ppm, las cuales no se describen en el método
de valoración del hidrocloruro de bencidina, que no es tan preciso como el primero y, además,
es difícilmente aplicable para concentraciones bajas de sulfato, dada su poca solubilidad en
bencideno (Lange & Tarver, 1957).

Por otro lado, el método nefelométrico se recomienda, preferentemente, para la


determinación de sulfatos en aguas con contenidos superiores a 60 mg/L. El ion sulfato
(SO42–) precipita, en un medio de ácido acético con ion Ba2+y forma cristales de sulfato de
bario (BaSO4), los cuales se mantienen en suspensión durante un lapso suficiente para medir
la absorbancia que produzca (Aguilera Rodríguez et al., 2010).

Al igual que este, el método turbidimétrico apoya su análisis en la formación de precipitados,


por medio de los cuales se revela la tasa o relación de intensidades luminosas y se mide tanto
la transmisión de la intensidad de la luz como su dispersión. El determinante en estos análisis
radica en la presencia de colores intensos y muestras turbias para obtener óptimas
características de rendimiento en sus mediciones de turbidez; al igual que estabilidad,
linealidad, sensibilidad, baja luz difusa y rechazo del color (Sheen et al., 1935a).
Concretamente, el turbidímetro empleado en este desarrollo experimental, Thermo Scientific,
compara, a partir del efecto Tyndall, un haz de luz producido por iluminación lateral de la
muestra por la misma fuente de luz.

Como este método implica una comparación del efecto Tyndall sobre el propio líquido de
ensayo, se supera por completo el uso de suspensiones estándar, lo cual permite mayor
simplicidad y rapidez (Sheen et al., 1935b). Asimismo, cubre un rango de 0 a 100 partes por
millón que, en otros métodos como Burgess-Parr y Jackson–los cuales dependen de la
desaparición de un filamento de luz en una solución turbia–, no son estrictamente aplicables
(G. Johnson et al., 2007; Parr & Staley, 1931). De hecho, aun sin evaluar de forma crítica de
las variables implicadas, Thomas y Cotton, compararon el método con el procedimiento
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gravimétrico, concluyendo que el procedimiento turbidimétrico era más exacto y preciso


(Thomas & Cotton, 1954).

En la literatura se evidencia que ninguno de estos métodos determina el sulfato por debajo
de 50 partes por millón (Sheen et al., 1935b; The Analyst, 1942). Por tanto, se procede el
análisis mediante la técnica turbidimétrica, encontrando concentraciones similares a 22 ppm
en relación con las 33 ppm teóricas que inicialmente contenía la muestra analizada.

El uso de esta técnica implica que el ion sulfato SO42– precipita en presencia de ácido acético,
con el ion Ba2+, de manera que, se determina su concentración a partir de la suspensión de
cristales uniformes de sulfato de bario BaSO4 cuya absorbancia óptica es reproducible y
medible, utilizando una curva de calibración previamente obtenida.

Figura 2. Esquema de formación sulfato de bario.

Para ello, una vez la luz incide en las muestras, las partículas de sulfato de bario experimentan
fenómenos ópticos que dependen propiamente de su naturaleza y de la luz radiante que
impacta. Debido a que estas pueden reflejar o dispersar la luz, en esta técnica es importante
conocer su tamaño y la longitud de la onda incidente para determinar bajo qué criterios se
mide la luz que choca con estas partículas. Si las dimensiones de las partículas en suspensión
son, aproximadamente, del mismo orden de magnitud o más pequeñas que la longitud de
onda de la radiación incidente, esta se dispersa; mientras que, si las partículas son de
dimensiones superiores a la longitud de onda, se observa reflexión. De esta forma, ambos
fenómenos afectan tanto la forma de realizar la medición como su sensibilidad (Kratohvil,
1966).

Resulta ideal, entonces, para medidas nefelométricas que las partículas en suspensión sean
pequeñas en relación con la longitud de onda radiante, de manera que predomine la dispersión
sobre la reflexión. Es evidente que, en partículas grandes, la luz dispersada o reflejada se
mide en ángulo menores a 90º; esto es, regiones entre 5–20º (Sloan, 1955). Si bien las
partículas no deben superar un tamaño determinado para que la eficacia de la dispersión sea
óptima, tampoco conviene que sean demasiado pequeñas, pues, en este caso, también
disminuye la eficacia de la dispersión; en mediciones sobre las regiones UV/Vis, el tamaño
óptimo de las partículas es de aproximadamente 0,1 a 1 micrómetro (Olsen, 1990).
CUANTIFICACIÓN DE SO42– POR TURBIDIMETRÍA

En el caso de la turbidimetría, el anterior problema no suscita cambios significativos, debido


al enfoque de estudio mediante esta técnica. De hecho, en cada caso, se determina la radiación
total eliminada, independientemente del tipo de mecanismo por el que ha sido desviada
(Water Environment Federation, 1971). Sin embargo, en partículas muy grandes, la relación
entre absorbancia y su concentración no converge a la linealidad; en parte por la propagación
frontal de fracciones de luz desviada y detectada, como también, por las reflexiones
múltiples, pero fundamentalmente es causa de la dispersión hacia adelante.

Por otro lado, las condiciones del medio experimental deben ser adecuadas para ejecutar
efectivamente el proceso turbidimétrico y, así, obtener resultados fiables, precisos y exactos.
El medio en el que sea realiza el procedimiento debe ser parcialmente ácido para evitar
interferencia de fosfatos y sulfato de bario formados anteriormente (Olsen, 1990).

No obstante, la cantidad de radiación eliminada o desviada de la primaria está sujeta, no sólo


a factores internos del proceso, sino también a la técnica misma. Por esto, pese a que los
límites de detección suscitan un procedimiento riguroso—y, bien, con esta técnica resultan
adecuados para la cantidad de sulfato determinada—, otras variables deben controlarse para
obtener resultados favorables. Entre estas, se evalúan los fenómenos de reflexión o difracción
adecuadamente al escoger índices de refracción del precipitado distantes al del medio. De
igual forma, se delimitan las longitudes de ondas y el rango en los que se establece la
medición y, principalmente, el control y el tamaño de la partícula (Aguilera Rodríguez et al.,
2010). En esta técnica, la transmitancia no depende de la masa o materia en suspensión por
unidad de volumen, o bien, de la concentración, sino del número de partículas que obstruyen
el paso de la luz por unidad de volumen y del área de su sección transversal (Tabatabai,
1974b).

Ahora, considerando que estas partículas en suspensión no suelen tener uniformidad en su


tamaño, se preparan las muestras y soluciones patrón bajo el criterio que su distribución de
partículas pequeñas, medianas y grandes sea comparable. Para ello, se requieren condiciones
idénticas, lo cual no es fácil de efectuar. De hecho, una vez precipita una sustancia en
solución, el tamaño de sus partículas varía en función de cambios en la concentración de
reactivos, temperatura, agitación, pH, presencia de otros materiales inertes, orden de adición
de los reactivos y tiempo de nucleación o formación de las partículas (Morais et al., 2001;
Tabatabai & Bremner, 1970) –siendo este el factor que conlleva mayores porcentajes de error
en los análisis turbidimétricos y nefelométricos–.

Generalmente, se agregan agentes tensoactivos o estabilizadores a las disoluciones en las que


se va a formar el precipitado para estabilizar el estado coloidal, evitar la formación de
partículas grandes y, con ello, obtener precisiones adecuadas (Sorbo, 1987). En turbidimetría
y nefelometría, las sustancias que se utilizan con frecuencia son la gelatina (Berglund &
CUANTIFICACIÓN DE SO42– POR TURBIDIMETRÍA

Sörbo, 1960; Lloyd, 1966; Tudball & Thomas, 1971), Tween 80, glicerol, dextrina, agarosa,
goma arábica y polietilenglicol PEG (Lundquist et al., 1980); las cuales actúan en forma de
coloides protectores que, al absorberse en la superficie de las partículas, interrumpen su
crecimiento. En muchos casos se requiere el uso de alcohol polivinílico, naftalenos,
sulfonados, ésteres de celulosa solubles en agua y de preferencia, polietilenglicol, ya que su
acción es altamente reproducible y no está contaminado con sulfato, a diferencia de la
gelatina (Olsen, 1990).

Para las técnicas turbidimétricas, la longitud de onda suele ser un factor más crítico que en
nefelometría, puesto que se necesita eliminar o reducir al límite la absorción. Evidentemente,
al medir la transmitancia de una solución no es posible distinguir entre la radiación eliminada
por absorción y la eliminada por dispersión, o bien, la radiación absorbida por otros
componentes (Morales Amaya, 2010) y , por ello, al realizar análisis turbidimétricos se
escogen longitudes de onda a la que la muestra no presente demasiada absorción. Cuando la
disolución de la muestra es coloreada, se suele elegir la luz del mismo color. Si de lo
contrario, las disoluciones son claras con partículas oscuras, la luz que presenta una absorción
mínima corresponde al rojo o menor al IR cercano.

Como gran parte de la suspensión de BaSO 4 obtenida en el ensayo es polidispersa, la


linealidad de la curva estándar puede depender de la longitud de onda incidente (Sorbo,
1987), por esto, con el fin de minimizar la interferencia de otros compuestos coloreados
presentes, se escogió una longitud de onda de 650nm, pero a una longitud de onda más corta,
tanto la sensibilidad como la linealidad 23 mejoran (Lundquist et al., 1980; Pascoe et al.,
1984).

Pese a que el color y la turbidez se muestran como factores interferentes, es posible


eliminarlos mediante floculación con cloruro de aluminio o cloruro férrico en
concentraciones de sulfato inferiores a 15 ppm. Si de lo contrario, la presencia de sulfato en
las muestras es mayor—como lo es particularmente en este análisis—su pérdida en el floculo
es significativa. Por esto, se evita la interferencia del color al utilizar como alternativa una
muestra coloreada como testigo o patrón, en la que no se agrega reactivo de la solución
precipitante de bario; o bien, en lugar del turbidímetro de un solo haz, se emplea un
nefelómetro de doble posición de cubeta como instrumento de medida, eliminando la
influencia del color (Sheen et al., 1935b).

Aunque, bajo cada particularidad, los factores de error en los análisis turbidimétricos se
logran corregir, en tal caso, el color y la turbidez, a partir de modificaciones en la
metodología, que son descritas como satisfactorias únicamente si la absorbancia de la
interferencia no supera el 10% de la absorbancia total del sulfato de bario precipitado. Se
deben considerar, de igual forma, la coloración y las burbujas de aire en la muestra de agua
CUANTIFICACIÓN DE SO42– POR TURBIDIMETRÍA

a analizar como interposiciones importantes que alteran los resultados . Asimismo, las
interferencias por materia orgánica son comunes; en tanto la formación de residuos flotantes
o sedimentados insolubles en bario, como ácidos grasos superiores; al igual que la presencia
de iones citrato a partir de la formación de complejos con bario y grandes cantidades de
materia suspendida, cuya eliminación radica en procesos de filtración (Rossum & Villarruz,
1961).

Este proceso se puede ejecutar a través de carbón activado, el cual elimina satisfactoriamente
la mayor parte de la interferencia orgánica, pero si la concentración de sulfato en la muestra
supera los 15 mg/L existe una pérdida apreciable de sulfato. Generalmente, la dilución es el
mejor método para eliminar el efecto de las sustancias interferentes (Rossum & Villarruz,
1961).

Finalmente, una vez obtenidos los valores de absorbancia para cada solución y sus
concentraciones correspondientes, se realizó una regresión lineal simple de los datos para
obtener su curva de calibración—modelada según Figura 1—y determinar la ecuación de su
línea de tendencia en (2). Asimismo, para esta última se obtuvo un coeficiente de
determinación, el cual representa el porcentaje de la variabilidad total en 𝑦 que puede ser
explicada por la variabilidad en 𝑥, es decir, una medida de la capacidad de predicción del
modelo lineal (Orellana, 2008). Así, sólo puede tomar valores entre 0 y 1, donde valores de
0 o muy cercanos a 0 indican que entre ambas variables no se representa una dependencia
lineal evidente, mientras que valores cercanos a la unidad describen una relación lineal sólida
entre ellas (Novales, 2010).

De esta forma, al analizar el R2 calculado en (3) se observa su proximidad a la unidad,


indicando que, basándose de un modelo lineal, los cambios en la absorbancia se logran
interpretar a partir de la concentración de SO42– y, por tanto, emplearlo en este análisis
experimental resulta confiable. No obstante, el modelo matemático utilizado para determinar
la concentración de sulfatos en las muestras implica fuentes de incertidumbre específicas
para cada componente (Morales Amaya, 2010). Entre estas, se definen cinco componentes
principales: la lectura de muestra (UNTU), incertidumbre del intercepto (µb0), incertidumbre
de la pendiente (µb1), incertidumbre de la pipeta volumétrica de 10 ml (µv1) y la
incertidumbre debida a la dilución de la muestra (µv2). Así, es posible que estos factores,
junto con los anteriormente mencionados, alteren significativamente la cantidad determinada
de sulfatos en una muestra de agua.

Conclusiones

• La concentración de sulfato en las muestras de agua fue de 20 ppm.


CUANTIFICACIÓN DE SO42– POR TURBIDIMETRÍA

• En relación al 33% de error y considerando el límite permitido por la norma


colombiana, se considera que la concentración experimental de sulfato en la
muestra de agua Perrier es apto para consumo humano.
• La curva de calibración es una alternativa válida fundamentada en el uso de una
solución blanco referente para cuantificar concentraciones de sulfato en muestras
de agua, en base a la absorbancia medida.
• Es necesario controlar las condiciones del medio en el que se lleva a cabo el
análisis espectrofotométrico, con el fin de minimizar las posibles fuentes de error
que generan una desviación en el comportamiento lineal de la Ley de Beer.
• La precisión y exactitud del análisis turbidimétrico depende, principalmente, del
orden de magnitud (ppm) de la concentración del analito y del tamaño de las
partículas formadas en solución que dan lugar al estudio de fenómenos ópticos
como la dispersión de la luz.
• La turbidimetría es un método analítico de utilidad para el análisis y vigilancia del
control de calidad de aguas potables, el cual resulta ser adecuado y preciso en
relación a otras técnicas.

Bibliografía

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