Cuánto Se Divertían
Cuánto Se Divertían
Cuánto Se Divertían
aparecían las preguntas. Eso no era tan malo. Lo que más odiaba Margie era la
ranura por donde debía insertar las tareas y las pruebas. Siempre tenía que
redactarlas en un código que le hicieron aprender a los seis años, y el maestro
automático calculaba la calificación en un santiamén.
El inspector sonrió al terminar y acarició la cabeza de Margie.
-No es culpa de la niña, señora Jones -le dijo a la madre-. Creo que el sector
de geografía estaba demasiado acelerado. A veces ocurre. Lo he sintonizado
en un nivel adecuado para los diez años de edad. Pero el patrón general de 2
progresos es muy satisfactorio. -Y acarició de nuevo la cabeza de Margie.
Margie estaba desilusionada. Había abrigado la esperanza de que se llevaran al
maestro. Una vez, se llevaron el maestro de Tommy durante todo un mes
porque el sector de historia se había borrado por completo.
Así que le dijo a Tommy:
-¿Quién querría escribir sobre la escuela?
Tommy la miró con aire de superioridad.
-Porque no es una escuela como la nuestra, tontuela. Es una escuela como la
de hace cientos de años -y añadió altivo, pronunciando la palabra muy
lentamente-: siglos.
Margie se sintió dolida.
-Bueno, yo no sé qué escuela tenían hace tanto tiempo -Leyó el libro por
encima del hombro de Tommy y añadió-: De cualquier modo, tenían maestro.
-Claro que tenían maestro, pero no era un maestro normal. Era un hombre.
-¿Un hombre? ¿Cómo puede un hombre ser maestro?
-Él les explicaba las cosas a los chicos, les daba tareas y les hacía preguntas.
-Un hombre no es lo bastante listo.
-Claro que sí. Mi padre sabe tanto como mi maestro.
-No es posible. Un hombre no puede saber tanto como un maestro.
-Te apuesto a que sabe casi lo mismo.
Margie no estaba dispuesta a discutir sobre eso.
COLEGIO PROFESOR HUGUET
VIÑA DEL MAR
Margie obedeció, con un suspiro. Estaba pensando en las viejas escuelas que
había cuando el abuelo del abuelo era un chiquillo. Asistían todos los chicos
del vecindario, se reían y gritaban en el patio, se sentaban juntos en el aula,
regresaban a casa juntos al final del día. Aprendían las mismas cosas, así que
podían ayudarse a hacer los deberes y hablar de ellos. Y los maestros eran
personas…
La pantalla del maestro automático centelleó.
-Cuando sumamos las fracciones ½ y ¼… 4
Margie pensaba que los niños debían de adorar la escuela en los viejos
tiempos. Pensaba en cuánto se divertían.