Juegos Tradicionales
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Revista Digital
Los juegos tradicionales se pueden encontrar en todas partes del mundo. Si bien
habrá algunas diferencias en la forma del juego, en el diseño, en la utilización o
en algún otro aspecto, la esencia del mismo permanece. Y es curioso cómo todos
estos juegos se repiten en los lugares más remotos aún con la marca característica
de cada lugar y cultura. Si queremos estudiar estos juegos tradicionales no
deberíamos hacer una mirada muy superficial. Los mismos son de una riqueza
inimaginable cuando los estudiamos en profundidad y en su relación con la
cultura de cada región, el momento en el que es jugado, las personas que lo
jugaban. Estas características particulares del entorno del juego dan cuenta de
una serie de aspectos histórico-socio-culturales que nos ayudan a entenderlos y a
entender la propia historia y cultura de nuestros pueblos. De esto dan cuenta
también los juguetes: "La historia de los juguetes es parte de la historia de la
cultura del hombre" (Retter, 1979).
Al investigar los orígenes de estos juegos vemos pues también cómo cada uno de
estos juegos surge en combinación con elementos culturales de la época,
encontrando en general contenidos mágicos, religiosos, ligados a los dioses que
referencian que estos juegos no eran (ni son) un mero pasatiempo. "El origen de
los juegos es contemporáneo al de las sociedades. En épocas lejanas, en lugar
de ser propiedades de los niños, constituían el bien personal del mago, del
chamán, que al utilizarlos con fines religiosos atribuían su invención y su primer
uso a los dioses. Desechados por el sacerdote para sus prácticas, en lugar de
extinguirse cambiaron de destino y emprendieron un nuevo rumbo. (...) Después
quedaron relegados a juegos de los hombres, luego de las mujeres y finalmente
de los niños." (Plath, 1998)
son jugados por los niños por el mismo placer de jugar. Son los
mismos niños quienes deciden cuándo, dónde y cómo se juegan,
responden a necesidades básicas de los niños,
tienen reglas de fácil comprensión, memorización y acatamiento.
Las reglas son negociables,
no requieren mucho material ni costoso,
son simples de compartir,
practicables en cualquier momento y lugar.
Vale mencionar aquí también la importancia de estos juegos en tanto que han
sido representados en pinturas, azulejos y también sellos postales en diferentes
países, habiendo sido editadas series con diferentes motivos tanto de juegos como
de juguetes tradicionales (Palth, 1998). En relación a pinturas uno de los más
conocidos es el famoso cuadro de Juegos Infantiles de Pieter Brueghel (1560),
Goya reproduce en el s. XVIII una escena de adultos y jóvenes en el cuadro La
gallina ciega (Pelegrín, 1984).
Las posibilidades que brindan los juegos tradicionales son múltiples. En primer
lugar el juego por el juego mismo, que, en la medida que le demos mayor cabida
dentro del ámbito educativo institucional, ya estaremos incluyendo un aspecto
importante para la educación y desarrollo de los niños. En el orden práctico, por
otro lado, muchos de estos juegos son cortos en su duración –si bien son
repetitivos, en cuanto que cuando termina una vuelta o ronda se vuelve a
comenzar inmediatamente-, y no requieren de mucho material, por lo que se
pueden incluir con facilidad en las escuelas, sin exigencia de grandes recursos ni
horarios especiales. Teniendo en cuenta que son juegos que tienen su origen en
tiempos muy remotos, esto "asegura" de alguna manera que encontraremos los
mismos en todas las generaciones y culturas. De esta forma, estamos frente a una
vía de acceso a la cultura local y regional y aún de otros lugares, si nos
interesase, a través de la cual se podrán conocer aspectos importantes para
comprender la vida, costumbres, hábitos y otras características de los diferentes
grupos étnicos. A través de estos juegos podremos conocer historias propias y
ajenas, acercando también generaciones.
Cuando los niños pequeños perciban que los mismos juegos que ellos están
jugando ya los han jugado sus padres y abuelos, se podrán crear así nuevos
ligamentos que acercan posturas y favorecen la comprensión y el entendimiento
de numerosos aspectos. Al mismo tiempo tienen la posibilidad de conocer cómo
se juegan estos mismos juegos en otros lugares, por más remotos que estén.
Para ello se pueden pensar en juegos previamente y preguntar sobre una lista
predeterminada o bien se puede solicitar que las personas entrevistadas
confeccionen la lista y cuenten sobre aquellos juegos que cada uno recuerde.
No olvidemos por otro lado que no todos los juegos tradicionales serán
novedades para los niños. Ellos conocen y juegan en más de una ocasión a
algunos de estos juegos, quien sabe porque se lo contaron, porque lo han visto o
alguien se lo ha mostrado. Quizás algunos de estos juegos sean jugados con
variaciones o modificaciones, pero siguen manteniendo viva la esencia. Pero de
todos modos bien vale la pena ahondar en estos juegos y refrescar así la memoria
lúdica de un pueblo, comunidad o generación, aún cuando surja la pregunta si
realmente tiene sentido repensar y resurgir estos juegos en una sociedad
industrializada, frente a un avance apabullante y arrasante de la electrónica. Aún
así los contenidos de series televisivas y juegos "más modernos" son una
combinación de héroes y actitudes tradicionales enmarcados en un entorno actual
de avanzada. Por otro lado, considero interesante el desafío de fomentar,
favorecer y apoyar el juego activo, participativo, comunicativo y relacional entre
los niños, frente a una cultura "de avanzada" que estimula cada vez más la
pasividad aún corporal, receptividad consumista frente a una imagen/pantalla. El
hecho de reactivar los juegos tradicionales no es un grito de melancolía por un
pasado que no vuelve, sino que implica ahondar y profundizar en nuestras raíces
y poder comprender así mejor nuestro presente. "Los juegos tradicionales son
indicados como una faceta –aún en niños de ciudad- para satisfacer necesidades
fundamentales y ofrecer formas de aprendizaje social en un espectro
amplio." (Trautmann, 1995)
Algunos juegos tradicionales posibles de incluir
dentro del ámbito pedagógico institucional pueden
ser: la pelota, el trompo, las bolitas, la mancha, el
rango, el gallo ciego, la rayuela, rondas, yo-yo, la
soga, juegos de hilo, etc. Las posibilidades no se
acaban en estos ejemplos. A su vez, varios de estos
juegos tienen múltiples variaciones como la mancha,
la rayuela, las diferentes rondas, la pelota, las bolitas.
En cuanto a juegos de pelota que corresponden a los juegos más antiguos, con
hallazgos entre los antiguos egipcios y chinos, teniendo en Europa antigua
relaciones estrechas con el culto y considerada también como un juego
eminentemente cósmico (Öfele, 1998), podemos jugar una multiplicidad de
juegos y crear otros, tanto entre pocos niños como conformando equipos más
numerosos. En esto, la gama es muy amplia, incluso si consideramos los
diferentes materiales –y tamaños - de los cuales podemos confeccionar nosotros
mismos la pelota, o adquirirla en algún lugar (de trapo, papel, goma, cuero,
plástico).
El juego de las bolitas según algunos estudios tiene su origen en las eras
postneolíticas. Se han encontrado bolitas en tumbas infantiles de la zona del Nilo.
También se encontraron bolitas en excavaciones del tiempo de las cavernas. Hay
numerosas modalidades de juego diferentes. En algunos casos hay hoyitos en
donde hay que ir embocando las bolitas, en otros casos se trazan triángulos o
círculos en el piso y cada jugador trata de sacar fuera del campo a las bolitas del
adversario y los jugadores pueden ganar todas las bolitas o perderlas (con la
esperanza de volver a ganarlas en otra partida).
Estos juegos mencionados aquí, son sólo a modo de ejemplo, podría seguir
enunciando más, donde cada uno de ellos ofrece una amplia variedad de
posibilidades, lo que llevaría a un capítulo en sí mismo por cada uno. En cada
uno de estos juegos, como ya se mencionó antes, se pueden trabajar una cantidad
de facetas (los diferentes nombres según la zona, las reglas del juego, el entorno
–sobre el cual podemos rescatar diferentes focos-, la historia del juego con sus
diferentes versiones, su inclusión en el arte y literatura, etc.) que nos llevan a una
profundización y a una apertura de un abanico en cuanto al conocimiento y
enriquecimiento especialmente en lo que respecta a lo cultural de diversas
regiones. Todos estos juegos responden a necesidades vitales de los niños:
movimiento, cooperación, intercambio social, comunicación con los demás (tanto
entre niños como con los adultos mayores quienes en muchas oportunidades son
los que les transmiten estos juegos) y por sobre todo el placer de jugar. Pero lo
más importante es que estos juegos que tanto responden a necesidades de los
niños –y del hombre en general-, no sólo del pasado sino también de la
actualidad, puedan seguir teniendo un espacio y un tiempo, rescatando así otros
valores -intrínsecos a los juegos tradicionales- , que de otra manera, corren el
riesgo de perderse.
Bibliografía