Juegos Tradicionales

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Lecturas: Educación Física y Deportes

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Revista Digital

LOS JUEGOS TRADICIONALES Y SUS PROYECCIONES PEDAGOGICAS


Lic. María Regina Öfele

Jesús en el juego de trompos. Autor desconocido. 1410

Juegos Tradicionales y sus proyecciones pedagógicas


Al hablar de juegos tradicionales nos referimos a aquellos juegos que, desde
muchísimo tiempo atrás siguen perdurando, pasando de generación en
generación, siendo transmitidos de abuelos a padres y de padres a hijos y así
sucesivamente, sufriendo quizás algunos cambios, pero manteniendo su esencia.
Son juegos que no están escritos en ningún libro especial ni se pueden comprar
en ninguna juguetería (quizás solo algunos elementos). Son juegos que aparecen
en diferentes momentos o épocas del año, que desaparecen por un período y
vuelven a surgir. Kishimoto escribe al respecto, citando a Ivic: "La modalidad
denominada juego tradicional infantil, denominada así por el folklore, incorpora
la mentalidad popular, expresándose sobre todo por medio de la oralidad.
Considerado parte de la cultura popular, el juego tradicional guarda la
producción espiritual de un pueblo en cierto período histórico. Esa cultura no es
oficial, se desarrolla especialmente de modo oral, no queda cristalizada. Está
siempre en transformación, incorporando creaciones anónimas de generaciones
que se van sucediendo" (Kishimoto 1994).
En relación al juego tradicional y su importancia Lavega escribe: "Aproximarse
al juego tradicional es acercarse al folklore, a la ciencia de las tradiciones,
costumbres, usos, creencias y leyendas de una región. Resulta difícil disociar el
juego tradicional del comportamiento humano, el estudio del juego folklórico, de
la etnografía o la etología." (Lavega Burgués, 1995)

Los juegos tradicionales se pueden encontrar en todas partes del mundo. Si bien
habrá algunas diferencias en la forma del juego, en el diseño, en la utilización o
en algún otro aspecto, la esencia del mismo permanece. Y es curioso cómo todos
estos juegos se repiten en los lugares más remotos aún con la marca característica
de cada lugar y cultura. Si queremos estudiar estos juegos tradicionales no
deberíamos hacer una mirada muy superficial. Los mismos son de una riqueza
inimaginable cuando los estudiamos en profundidad y en su relación con la
cultura de cada región, el momento en el que es jugado, las personas que lo
jugaban. Estas características particulares del entorno del juego dan cuenta de
una serie de aspectos histórico-socio-culturales que nos ayudan a entenderlos y a
entender la propia historia y cultura de nuestros pueblos. De esto dan cuenta
también los juguetes: "La historia de los juguetes es parte de la historia de la
cultura del hombre" (Retter, 1979).

Al investigar los orígenes de estos juegos vemos pues también cómo cada uno de
estos juegos surge en combinación con elementos culturales de la época,
encontrando en general contenidos mágicos, religiosos, ligados a los dioses que
referencian que estos juegos no eran (ni son) un mero pasatiempo. "El origen de
los juegos es contemporáneo al de las sociedades. En épocas lejanas, en lugar
de ser propiedades de los niños, constituían el bien personal del mago, del
chamán, que al utilizarlos con fines religiosos atribuían su invención y su primer
uso a los dioses. Desechados por el sacerdote para sus prácticas, en lugar de
extinguirse cambiaron de destino y emprendieron un nuevo rumbo. (...) Después
quedaron relegados a juegos de los hombres, luego de las mujeres y finalmente
de los niños." (Plath, 1998)

Retter en su exhaustiva investigación sobre el juego y los juguetes cita a


diferentes autores que expresan que aún en las primeras etapas del desarrollo
cultural del hombre las expresiones culturales del hombre –dentro de lo que se
incluyen los juguetes- no eran únicamente a efectos religiosos, sino que en todos
los tiempos estuvo también al servicio del juego y del esparcimiento. De esto
concluye que la teoría de que la función de los juguetes haya aparecido en sus
comienzos en relación a cultos religiosos pareciera ser una de las fuentes de
origen de los juguetes (Retter, 1979). Muchos de estos juegos están
estrechamente vinculados a fiestas – religiosas y no religiosas- , siendo jugados
únicamente o especialmente en dichos eventos. Todo esto responde una vez más
a la importancia que el juego – y en este caso el juego tradicional – tiene para el
hombre, ocupando un lugar y un tiempo importante –casi me atrevería a decir
"central" – en la vida pasada. Un aspecto sobre el cual habría que reflexionar si
tenemos en cuenta el lugar que ocupa el juego en el mundo moderno.

Los juegos tradicionales parecieran correr el riesgo de desaparecer especialmente


en las grandes ciudades y en zonas más industrializadas. Podemos ver por otro
lado, que hay algunos resurgimientos de estos juegos, que se imponen ya sea por
una determinada época del año o como por una moda que aparece y desaparece
luego de un tiempo. Más allá se observan esfuerzos aislados por rescatar estas
expresiones lúdicas a través de diversos eventos centrados en estos juegos,
ediciones nuevas de libros que rescatan diversos juegos y sus modalidades en
diversas partes del mundo.

Dentro de los juegos tradicionales encontramos una amplia gama de modalidades


lúdicas: juegos de niños y juegos de niñas, canciones de cuna, juegos de
adivinación, cuentos de nunca acabar, rimas, juegos de sorteo, juguetes, etc. Si
bien algunos de estos juegos pareciera que tienden a desaparecer por completo,
una de las características de los mismos es que surgen por una temporada,
desaparecen y luego vuelven a aparecer. Así algunos de ellos son jugados más en
épocas invernales ya que implican mayor movimiento físico y corporal y otros
surgen en épocas de mayor temperatura, donde naturalmente se tiende a estar en
menor movimiento por el calor. Algunos de ellos a su vez están más ligados al
sexo de los niños, siendo jugados exclusivamente por niños (p. ej.: bolitas,
trompo, honda, etc.) y otros por niñas (p. ej.: la muñeca, hamaca, gallina ciega,
etc.). A su vez algunos juegos están más ligados a determinadas edades, como
por ejemplo las canciones de cuna y el sonajero para los niños más pequeños, y
otros con reglas más importantes para niños más grandes que ya puedan
comprender y respetar las mismas. A su vez hay algunos juegos jugados por
adultos como las corridas de gallos.

Algunas características que se repiten prácticamente en todos estos juegos son:

 son jugados por los niños por el mismo placer de jugar. Son los
mismos niños quienes deciden cuándo, dónde y cómo se juegan,
 responden a necesidades básicas de los niños,
 tienen reglas de fácil comprensión, memorización y acatamiento.
Las reglas son negociables,
 no requieren mucho material ni costoso,
 son simples de compartir,
 practicables en cualquier momento y lugar.
Vale mencionar aquí también la importancia de estos juegos en tanto que han
sido representados en pinturas, azulejos y también sellos postales en diferentes
países, habiendo sido editadas series con diferentes motivos tanto de juegos como
de juguetes tradicionales (Palth, 1998). En relación a pinturas uno de los más
conocidos es el famoso cuadro de Juegos Infantiles de Pieter Brueghel (1560),
Goya reproduce en el s. XVIII una escena de adultos y jóvenes en el cuadro La
gallina ciega (Pelegrín, 1984).

Pero ¿cuál es el interés o la importancia que estos juegos puedan tener en el


ámbito pedagógico? Son diferentes las razones por las cuales vale la pena
mantener vivos estos juegos. A través de los mismos podemos transmitir a los
niños características, valores, formas de vida, tradiciones de diferentes zonas, si,
acompañando los juegos contamos otros aspectos de los mismos, como por
ejemplo qué juego se jugaba en determinada región y de qué manera. Podemos
estudiar y mostrar las diferentes variantes que tiene un mismo juego según la
cultura y la región en la que se juega (Öfele, 1998).

Las posibilidades que brindan los juegos tradicionales son múltiples. En primer
lugar el juego por el juego mismo, que, en la medida que le demos mayor cabida
dentro del ámbito educativo institucional, ya estaremos incluyendo un aspecto
importante para la educación y desarrollo de los niños. En el orden práctico, por
otro lado, muchos de estos juegos son cortos en su duración –si bien son
repetitivos, en cuanto que cuando termina una vuelta o ronda se vuelve a
comenzar inmediatamente-, y no requieren de mucho material, por lo que se
pueden incluir con facilidad en las escuelas, sin exigencia de grandes recursos ni
horarios especiales. Teniendo en cuenta que son juegos que tienen su origen en
tiempos muy remotos, esto "asegura" de alguna manera que encontraremos los
mismos en todas las generaciones y culturas. De esta forma, estamos frente a una
vía de acceso a la cultura local y regional y aún de otros lugares, si nos
interesase, a través de la cual se podrán conocer aspectos importantes para
comprender la vida, costumbres, hábitos y otras características de los diferentes
grupos étnicos. A través de estos juegos podremos conocer historias propias y
ajenas, acercando también generaciones.

Cuando los niños pequeños perciban que los mismos juegos que ellos están
jugando ya los han jugado sus padres y abuelos, se podrán crear así nuevos
ligamentos que acercan posturas y favorecen la comprensión y el entendimiento
de numerosos aspectos. Al mismo tiempo tienen la posibilidad de conocer cómo
se juegan estos mismos juegos en otros lugares, por más remotos que estén.

Se podrían trabajar estos juegos investigando desde diferentes puntos de partida.


Se podrá preguntar a personas mayores cercanas a los niños, como pueden ser
abuelos, tíos, etc. Pero quizá también encontremos dentro de la comunidad otras
personas que, dada la experiencia o funciones que cumplen, puedan describir los
juegos de su infancia. Para ello es importante que los niños vean la importancia
de investigar sobre diferentes aspectos de los juegos: el nombre que tenían, en
qué momento del año y del día se jugaba, con quién, en qué lugares, con qué
materiales jugaban (quizás aún tengan algún elemento de juego de épocas
pasadas) si había prohibiciones al respecto. A partir de allí se podrán describir
formas de vida de esa época, cómo era la ciudad o el pueblo en ese momento,
cómo vestían en ese momento (si se pueden obtener registros de fotos o gráficos,
por ejemplo).

Para ello se pueden pensar en juegos previamente y preguntar sobre una lista
predeterminada o bien se puede solicitar que las personas entrevistadas
confeccionen la lista y cuenten sobre aquellos juegos que cada uno recuerde.

Otra vía de acercamiento es a través de material bibliográfico y también, como


mencioné anteriormente, a través de fotografías o gráficos más antiguos, a través
de los cuales se podrá confeccionar un registro de otro tipo de datos. Esto sea
quizá un poco más difícil, según el material disponible que se encuentre.

No olvidemos por otro lado que no todos los juegos tradicionales serán
novedades para los niños. Ellos conocen y juegan en más de una ocasión a
algunos de estos juegos, quien sabe porque se lo contaron, porque lo han visto o
alguien se lo ha mostrado. Quizás algunos de estos juegos sean jugados con
variaciones o modificaciones, pero siguen manteniendo viva la esencia. Pero de
todos modos bien vale la pena ahondar en estos juegos y refrescar así la memoria
lúdica de un pueblo, comunidad o generación, aún cuando surja la pregunta si
realmente tiene sentido repensar y resurgir estos juegos en una sociedad
industrializada, frente a un avance apabullante y arrasante de la electrónica. Aún
así los contenidos de series televisivas y juegos "más modernos" son una
combinación de héroes y actitudes tradicionales enmarcados en un entorno actual
de avanzada. Por otro lado, considero interesante el desafío de fomentar,
favorecer y apoyar el juego activo, participativo, comunicativo y relacional entre
los niños, frente a una cultura "de avanzada" que estimula cada vez más la
pasividad aún corporal, receptividad consumista frente a una imagen/pantalla. El
hecho de reactivar los juegos tradicionales no es un grito de melancolía por un
pasado que no vuelve, sino que implica ahondar y profundizar en nuestras raíces
y poder comprender así mejor nuestro presente. "Los juegos tradicionales son
indicados como una faceta –aún en niños de ciudad- para satisfacer necesidades
fundamentales y ofrecer formas de aprendizaje social en un espectro
amplio." (Trautmann, 1995)
Algunos juegos tradicionales posibles de incluir
dentro del ámbito pedagógico institucional pueden
ser: la pelota, el trompo, las bolitas, la mancha, el
rango, el gallo ciego, la rayuela, rondas, yo-yo, la
soga, juegos de hilo, etc. Las posibilidades no se
acaban en estos ejemplos. A su vez, varios de estos
juegos tienen múltiples variaciones como la mancha,
la rayuela, las diferentes rondas, la pelota, las bolitas.

Si tomamos como ejemplo la mancha que tiene su


origen en el antiguo derecho de los criminales perseguidos de asilarse en iglesias,
que al entrar en una iglesia clamaban "a la iglesia me llamo" y sólo podían ser
extraídos con licencia especial de autoridades eclesiásticas (Plath, 1998). La
mancha tiene diferentes variaciones posibles de jugarla e incluso de inventar
nuevas posibilidades, así por ejemplo, están: mancha venenosa, mancha sentada,
mancha pared, mancha congelada (Öfele, 1998).

En cuanto a juegos de pelota que corresponden a los juegos más antiguos, con
hallazgos entre los antiguos egipcios y chinos, teniendo en Europa antigua
relaciones estrechas con el culto y considerada también como un juego
eminentemente cósmico (Öfele, 1998), podemos jugar una multiplicidad de
juegos y crear otros, tanto entre pocos niños como conformando equipos más
numerosos. En esto, la gama es muy amplia, incluso si consideramos los
diferentes materiales –y tamaños - de los cuales podemos confeccionar nosotros
mismos la pelota, o adquirirla en algún lugar (de trapo, papel, goma, cuero,
plástico).

El trompo, lleno de simbología y al cual se le atribuyeron diferentes


características mágicas, es un juguete y un juego con variadas posibilidades. Los
indios Hopi prohibían este juego a los niños y niñas durante las tormentas de
verano, porque temían que con el juego los niños podrían estropear inútilmente la
cosecha al atraer con el trompo espíritus del viento. En India, por el contrario, en
una zona donde las lluvias eran escasas, estas energías mágicas del trompo eran
utilizadas positivamente: se dejaban danzar trompos dado que el zumbido de los
mismos atraerían así la lluvia, asemejándose al ruido de los truenos en la lejanía.
En Malasia, por otro lado, sólo se permitía jugar en primavera, coincidentemente
con la época de siembra (Holler, 1989). El trompo puede tener diseños variados,
con púas de diferente largo, siendo los conos también diferentes pudiendo ser
chatos, con o sin cordel. Hay diversos juegos que se pueden organizar con el
trompo, según también sea el modelo y la cantidad de participantes, trazando
incluso recorridos y mapas para los trompos. En Malasia se organizan torneos
entre equipos integrados por adultos, con una reglamentación detallada.
Las interpretaciones del juego de la rayuela y sus orígenes son varias, pero en
algunos casos están relacionados. Rodrigo Caro menciona la presencia de este
juego en Roma y la señora de Gomme cree ver en el antiguo foro romano las
líneas borrosas de los trazados de las antiguas Rayuelas, también hay datos que
refieren la presencia de este juego en la antigua Grecia. La señora de Gomme
considera que la rayuela representaría el avance del alma de la tierra al cielo,
pasando por varios estadios intermedios. Pero como autores como Rodrigo Caro
consideran que el juego existió ya antes del Cristianismo, se supone que la
versión del juego actual responde a una forma adaptada por el cristianismo,
estando su origen más remoto en estrecha relación con los mitos del laberinto
(Menéndez, 1963). Si bien el diagrama básico de la rayuela siempre se mantiene,
hay algunas variantes. Básicamente son siempre un rectángulo dividido en una
cantidad que oscila entre 9 y 16 casilleros, coronado por un semicírculo (que se
denomina Cielo o Paraíso) que es el objetivo último de todos los jugadores. Pero
también existen la rayuela circular o víbora, que adquiere este nombre justamente
por la forma.

El juego de las bolitas según algunos estudios tiene su origen en las eras
postneolíticas. Se han encontrado bolitas en tumbas infantiles de la zona del Nilo.
También se encontraron bolitas en excavaciones del tiempo de las cavernas. Hay
numerosas modalidades de juego diferentes. En algunos casos hay hoyitos en
donde hay que ir embocando las bolitas, en otros casos se trazan triángulos o
círculos en el piso y cada jugador trata de sacar fuera del campo a las bolitas del
adversario y los jugadores pueden ganar todas las bolitas o perderlas (con la
esperanza de volver a ganarlas en otra partida).

En cuanto a la pallana se puede afirmar que ya era común en Grecia y en Roma.


Platón (429-347 a.C.) lo menciona en Phedro, en Roma , Julio Pólux (135-188)
gramático y sofista griego, lo describe en el Onomasticón. Por siglos se
utilizaban porotos en ceremoniales, con fines adivinatorios. El juego es con cinco
piezas (piedras uniformes, bolitas, granos de maíz, etc.) Se toman con una mano
lanzándolas hacia arriba y recogiéndolas al vuelo con la palma de la mano hacia
abajo sin que ninguna se caiga. Se repite dejando caer cuatro y la que queda en el
dorso de la mano, se la impulsa nuevamente hacia arriba para recoger las otras,
sin perder la que se cae. Sobre esto hay diversas variaciones.

Estos juegos mencionados aquí, son sólo a modo de ejemplo, podría seguir
enunciando más, donde cada uno de ellos ofrece una amplia variedad de
posibilidades, lo que llevaría a un capítulo en sí mismo por cada uno. En cada
uno de estos juegos, como ya se mencionó antes, se pueden trabajar una cantidad
de facetas (los diferentes nombres según la zona, las reglas del juego, el entorno
–sobre el cual podemos rescatar diferentes focos-, la historia del juego con sus
diferentes versiones, su inclusión en el arte y literatura, etc.) que nos llevan a una
profundización y a una apertura de un abanico en cuanto al conocimiento y
enriquecimiento especialmente en lo que respecta a lo cultural de diversas
regiones. Todos estos juegos responden a necesidades vitales de los niños:
movimiento, cooperación, intercambio social, comunicación con los demás (tanto
entre niños como con los adultos mayores quienes en muchas oportunidades son
los que les transmiten estos juegos) y por sobre todo el placer de jugar. Pero lo
más importante es que estos juegos que tanto responden a necesidades de los
niños –y del hombre en general-, no sólo del pasado sino también de la
actualidad, puedan seguir teniendo un espacio y un tiempo, rescatando así otros
valores -intrínsecos a los juegos tradicionales- , que de otra manera, corren el
riesgo de perderse.

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