LECTURAS Semana 4
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EL PAJARITO
PABLO EL AVENTURERO
Hola:
Mi nombre es Pablo y soy un aventurero. Trabajo como periodista
para una revista de viajes. Ayer mi jefe me mandó en avión a África,
para que escribiera sobre la experiencia de vivir en la selva durante
una semana.
Aquí, en la selva, hace mucho calor y llueve mucho, pero por lo menos
no hace viento. Hoy me he encontrado con las personas que viven en
la selva. Para poder dormir con ellos me han obligado a afeitarme el
bigote y a cambiar el color rojo de mi pelo.
Mañana me llevarán a cazar cocodrilos, en una barca de remo, pero
antes me vestirán con una falda de paja y un collar de huesos. Espero
que también me dejen una lanza larga como la de ellos.
Ahora me marcho a dormir a mi cabaña de madera.
Prometo escribir pronto.
Pablo.
Miércoles 01 de septiembre
LA FALTA DE UN CLAVO
Un caballero salió muy temprano con un
mensaje para el rey. Por la viveza de sus
movimientos, se notaba que tenía mucha
prisa.
La suerte de un reino dependía de la
rapidez con que corriera el caballo.
En el momento de partir oyó que un
muchacho le decía:
-¡Señor, tenga cuidado! A una
de las herraduras se le ha caído un
clavo.
El jinete contestó:
-¡Tengo mucha prisa!. No tengo tiempo de ocuparme en eso.
Al mediodía se detuvo para descansar un poco y alimentarse.
Cuando volvió a montar, un campesino que pasaba le gritó:
-¡Señor, a una de las patas de su caballo le falta una
herradura. Llévelo enseguida al herrador!
-¡Tengo mucha prisa! -contestó el jinete-, el lugar a donde
voy no está muy lejos.
Hablando así, el caballero hizo galopar a su caballo; pero éste
enseguida empezó a trotar, luego a caminar despacio y
últimamente a cojear.
Pero no cojeó mucho tiempo, el animal dio un resbalón y
cayó. Se levantó enseguida, pero volvió a caerse y ya le fue
imposible levantarse.
El caballero no pudo llegar a donde estaba el rey; el rey no
pudo recibir el mensaje y por falta del mensaje el reino se
perdió.
Por falta de un clavo cayó una herradura; por una herradura
se perdió un buen potro; por falta de un buen potro se atrasó un
jinete; y por un minuto de atraso, lo echó a perder todo.