En Algún Lugar

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LÁPICES MÁGICOS

Tato era un niño que prefería la pizza a las verduras, las gomitas a los sudados de su mamá, los jugos con
mucho dulce. Le gustaba tanto el dulce que sacaba de la nevera las zanahorias, las mismas que su mamá
usaba para las ensaladas y los sudados, las pelaba con un pela-papa, las lavaba y mientras estaban húmedas
las sumergía en el tarrito de la azúcar para luego comérsela a mordiscos. ¡Uhm! ¡Que delicia!

Tato podía alegrar a quienes lo rodeaban, también le gustaba salir a explorar, recorría las calles de su barrio
y admiraba cada cosa que pasaba, desde como su vecino Manolo arreglaba sus maticas todas las mañanas,
quien se alegraba mucho al ver a Tato, ver como había amanecido Max el perrito de la cuadra que también
le movía su colita más que a otra persona, hasta ver que niños estaban jugando en el parque cerca a su casa.
Eso lo emocionaba mucho, era una de sus partes favoritas, hacer nuevos amigos y alegrar sus vidas. Un día,
en su salida al parque se encontró con un nuevo juego, habían colocado una gran red para que los niños
pudieran escalar muy alto. Tato no lo pensó dos veces y se apresuró a subir para probar este nuevo juego.
Cuando estuvo arriba se encontró con dos niñas, sus nombres eran Lily y Sofi.

Jugaron por horas mientas estaban allí arriba, imaginaron estar en un gran Barco y que estaban en un
hermoso mar, podían ver muchas islas a su alrededor. De pronto, Sofi ve pasar a un niño que iba con su
mamá de la mano, iban para su casa, una casita hecha con palos y cartón. Sofi les dijo a Lily y a Tato - ¡miren
a ese niño y su mamá! – Lily y Tato miraron con tristeza por un momento, pero Tato sabía de su súper poder
y fue a invitar a aquel niño para que se alegrara así fuera por un momento, además Tato sabía que, como su
nuevo amigo Fido, habían muchos más niños y sus familias sin hogar. Sofi, Lily, Fido y Tato se divirtieron por
montones ese día.

Días después los cuatro ya eran súper amigos y habían encontrado que Lily tenía unos lápices de colores
mágicos que su abuela le había regalado, pero que aún no sabía cómo usarlos, mientras intentaban hacerlos
funcionar un profesor de la escuela de Tato, los invitó a unirse a un curso de dibujo Manga. Los niños
emocionados fueron al curso al día siguiente. Aprendieron muchas cosas y dibujaron mucho, Sofi descubrió
que tenía una gran imaginación para dibujar en el papel, pero no era tan buena dibujando; Lily descubrió
que podía aplicar los colores como nadie, pero no era tan buena con sus dibujos; Fido descubrió que podía
tomar las ideas de Sofi para hacerlas aún más bellas, pero no era tan bueno aplicando el color; y Tato
descubrió que podían hacer felices a más niños con el dibujo.

Esa tarde después del curso se reunieron en la casa del árbol para practicar el dibujo, Sofi dibujó una casa
con muchas ventanas y un gran jardín, pero no era como ella lo imaginaba en su cabeza, así que Fido
decididó tomar la idea de Sofi y comenzó a dibujar una hermosa casa para cuando la terminó Sofi, Lily y Tato
estaban muy sorprendidos. - ¡Wow que lindo! - Tato recordó los colores mágicos de Lily y le pidió que
llenara de color el dibujo, cuando Lily terminó una gran luz salió de la hoja, la luz se dirigió a la casa se Fido y
sin esperarlo, aquella casa que habían dibujado se había hecho realidad. Fido ahora tenia una bella casa
donde vivir con su mamá.

Tato no pudo contener su alegría y dijo: ¡vamos a hacer casas para todos los niños! y se fue en busca de más
niños que no tuvieran una casa donde vivir y los invitó a que conocieran a Lily, Sofi y Tato los cuatro tenían el
súper poder de hacer realidad sus dibujos para darle una casa a cada niño que no la tenía. Y así Tato con
toda su felicidad, su capacidad de hacer amigos, Sofi con su gran imaginación y grandes ideas, Fido con sus
bonitos dibujos y Lily con su manera de aplicar color de manera hermosa con aquellos colores mágicos, le
dieron una hermosa casa a cada niño para que viviera con sus familias, dándole felicidad a todos los niños.
Convirtiéndose en los súper héroes de su barrio.

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