Martin Echavarria. CAP 1. El Psicoanalisis de Sigmund Freud.

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SECCIÓN 1.

PSICOLOGÍAS DEL INCONSCIENTE

Una de las corrientes más importantes e influyentes de la psicología


contemporánea, además de una de las primeras en surgir, es la que Bleuler llamó
',,sicología profunda o deloprofundo (Tiefenpsychologie), que algunos llaman psicologías
dinámicas y que aquí llamamos "psicologías del inconsciente". Hemos preferido
este nombre a los otros porque el primero supone que "lo profundo" en el hombre
es 1o inconsciente instintivo, posición con la que no estamos de acuerdo (a menos
que por "profundo" se entienda Io "inferior" en importancia ontológica), y porque,
aunque desde Herbart la perspectiva dinámica está asociada con una psicología
que da un puesto principal a lo inconsciente, sin embargo no toda psicología
dinámica necesariamente lo hace (basta pensar la del psicólogo gestáltico Kurt
Lewin). Por eso nos ha parecido más conveniente la denominaciónpsicologías del
ittcottsciente para designar a aquellos autores y escuelas que se caracterizan, no
sólo por afirmar la exrstencla
Solo de una parte rnconsclente
existencia cte del psiquismo
inconsciente OeI Pslqulsmo (cosa
( que
hoy hacen casi todas las escuelas de psicología), sino sobre todo a qulenes
quienes aslgnan
asignan
a este inconsciente el rol central en el gobierno de la persona. Evidentemente, la
primera escuela importante en hacer esto es el psicoanálisis de Sigmund Freud, por
lo que por él comenzará nuestra exposición, seguida de algunos de sus discípulos
y de la psicología analítica de Carl Gustav fung.

Capítulo 1. El psicoanálisis de Sigmund Freud

1. El psicoanálisis y los orígenes históricos de la psicoterapia


Los orígenes de la psicoterapia están estrechamente ligados a dos temas que
ocuparor particularmente a algunos médicos de la segunda mitad del s. xlx. En
primer lugar, el de los desórdenes "psiconeuróticos" y especialmente de la histe-
ria, que fue como el prototipo, en aquel momento, de la "psiconeurosis" -como se
decíá entonces; después se perdió ese "psico" y quedó solamente "neurosis"l-. En
segundo lugar, el tema, relacionado con éste, de la hipnosis, pues la hipnosis fue
coñsideradá durante un tiempo como el método principal para el tratamiento de la
histeria. La incipiente psicoterapia está entonces estrechamente ligada al tratamiento
de la histeria a través de la hipnosis.
El que podríamos considerar el primer psicoterapeuta contemporáneo es Pierre
fanet (1859-7947), un autor francés que fue filósofo (Doctor en Filosofía, ! sobrino
de un importante filosofo espiritualista francés que se llamaba Paul Janet) antes
que médico, influido por Théodule Ribot (7839-7976; filósofo introductor de la
psicología moderna en Francia), y por fean-Martin Charcot (1825-1893; fue uno de
los pioneros en la experimentación con la hipnosis). Pierre Janet, interesado por
la psicología contemporánea, hizo su tesis doctoral en filosofía sobre el tema del
automatismo psicológico2; la noción de un automatismo psicológico que funciona
aun independientemente de la conciencia es de él y por ello en autores de habla
18 Corrientes de Psicología Contemporánea

francesa se encuentra mucho la expresión "automatismo-s psicológicos,,


al exponer el
psicoanálisis (Freud mismo, en cámbio, no la utiliza). Chárcot esiaba
Éorpitui
de la Salpétriére de París -en donde realizó una esiancia de estudio""Freud-"f ,i allí
creó un laboratorio experimental de psicología clínica para
Janett. é¡¡n"lt.l¡1"un{"nt"
]anet se doctoró en medicina, pero come.,áó s, práótica psicoterapé.,tica sienáo
filósofo, y este dato es muy importante.
Freud obtuvo su formación en hipnosis, primero en la Salpétriére con
^Sigmund
Charcot, luego en_ Nancy con Bernheim y, después, en la misma Viena con un mé-
clrco que se llamaba Josef Breuer (7842-7925), al cual Freud atribuye al
principio la
creación.de-l psicoanálisis (desptrés le quita este mérito, atribuyéndór"fo
á ri -i"¡1o¡
Por este lado viene el interés de Freud por lo.inconsciente, qrie era un concepto
que
circulaba desde hacía tiempo en la cuÍtura del s. xrx.
Freud no crea el concepto de.inconsciente ni lo descubre, sino que le da una in-
terpretación particular y además lo hace funcionar de una particular en la
práctica psicoterapéutica. Pero Freud no es el descubridor-u.r".á del inctnsciente, si es
qu.e.se puede hablar de "descubrimiento", porque el inconsciente es un concepto

T?:iig gl:rirvepara explicar unos fenómefo.s.g"e pueden admitir una interpráta-


cron diversa. Es como decir_que Kant descubrió l-as óategorías apriorio las forlnas
a
pri,ori de la sensibilidad, o algo por el estilo. En todo casJel concbpto d,e inconsciente
psíquico. estaba presente en la literatura de la época, sobre todo en la
alemana, a
partir de varias fuentes: empezando por Herbart o tal vez poÍ Leibniz, en el cual
aparece la idea de que hay percepciones imperceptiblesa. Lo que Leibniz llama
"apercepción" selecciona un áspeclo de las diminutísimas e infiriitar p".."p.1"""t
que son imperceptibles y-por lo tanto inconscientes. En Herbart, que está iL,R.,ido.
por Leibniz, aparece la idea de un inconsciente dinámico, qr" conjunto de
representaciones expulsadas activamente fuera de la conciéncia"jrrr, y que e'stán por
debajo del umbral de la co¡rciencia, pero pujando por subir de nueiou. por ótra
parte tenemos las ideas de Na-turphilosophie romáñtica, en la que el concepto de
_la
inconsciente ju-ega un papel fundamental. Tenemos a autores corrro rron Hart^mann,
Carus, Shopenhauer y el mismo Nietzsche. Tanto en Shopenhauer como en Nietzs-
che aparecen ideas acerca del inconsciente que son prácticamente lur
se encuentran en Freud,.p9.
-it*ur q"e
lo menos en aspectos esenciales, como la importanlia
inconsciente de la sexualidad. A lo que hay que sumar el evolucionismo darwinia-
no6. La influencia de Nietzsche, en-partiiulár, es capital, no tanto al nivel de los
contenidos teóricos, cuanto al del espíritu de fondo.^En efecto, de alguna manera
se puede considerar al psicoanálisis de Freud como una realización
iarticular del
proyecto nietzscheano de transvaloración7. Como diremos después, eipsicoanálisis
."l19tP."cie de disciplina posmoral que rastrea la genealogía de lá vida moral
u.t
del individuo como causa de su neurosii.
A partir de estos antecedentes, combinados de un modo original, surge la expli-
cación de Freud, como una de las tantas posibles explicacioñes. En toáo caso, si
Freud no es el creador de la noción de incónsciente, si es su máximo divulsador v
Por eso tiene la fama de descubridor del inconsciente. Sin embargo, es.,etesariá
señalar que, antes de la modernidad, antes de Descarteq que identifica el alma
con
la conciencia, era evidelte ql9 el alma incluía aspectos inéonscientes. Esto,;;"
desde Platón y Aristóteles.-El combate de autores como Freud para establ"""ti; t;
noción de inconsciente, es una lucha más contra Descartes que iontra Aristóteles
Martín F. Echavarría 19

directamente, a pesar de que consideren, como muchos autores de esta época, como
tradicional algo que no es tradicional en absoluto8.
La centralidad acordada por aquellos autores al tema de lo inconsciente creará
no una escuela sino una corrientó. Hay varios autores que pertenecen a escuelas
distintas (Freud, Jung, etc.) y que ponen el centro de la explicación del ser humano,
y después la base de una psicoterapia, de una educación, etc., en el inconscien-
te. Por eso hemos intitulado esta Sección "Psicologías del inconsciente". El más
importante de ellos es Sigmund Freud y, por eso, para el común de la gente es el
creador de la Psicología; aunque en verdad no sólo no creo él la psicología (que
existía desde hacía 2.500 años) sino que no creó tampoco la psicoterapia. Y no sólo
no creó la psicoterapia, sino que ni siquiera descubrió la idea de inconsciente; es
más, su mismo sistema teórico no es totalmente original, pues, como hemos dicho,
si uno va a estudiar las fuentes encuentra a Shopenhauer, a Nietzsche, a Herbart,
al darwinismo, etc., aunque su "sistema" sea presentado como una doctrina total-
mente original y surgida sólo de Ia experiencia clínica. Freud no cita casi nunca a
nadie, aunque sí se cita frecuentemente a sí mismo. El autor más citado por Freud
es Goethee, que es su favorito; generalmente cita las palabras de Mefistófeles en el
Fausto, porque para é1 el inconsciente es de naturaleza demoníaca. Lo inconsciente
ocupa el lugar delo trqscendente trsdicional.Todo lo que la mentalid ad "primitiva" ,
"medieval" (como sería la cristiana), metafísica, según el parecer de estos autores
(Freud, Inr-rg), proyectaba como seres trascendentes, como dioses y demonios, sería
un producto del inconsciente, y por lo tanto tendría una raíz psicológica o incluso
biológicaro.

2. Sigmund Freud antes del psicoanálisis


Sigmund Freud (Moravia 1856 - Londres 1939) es un autor que no necesita
presentación. De origen judío, residente en Viena, cursa estudios de medicina por
motivos económicos, a pesar de tener una vocación más humanística. Se especializa
en neurología y pasa unos pocos años dedicado a la investigación de laboratorio.
Hacia 1900 funda el psicoanálisis como método alternativo a la hipnosis para la
terapia de la neurosis. A pesar de su origen terapéutico, y por iniención explícita
de Freud, el psicoanálisis rápidamente se extiende a otras áreas de la vida humana,
llegando a tener un influjo sobre la cultura del s.xx sólo comparable al del marxismo.
A causa del régimen nazi debe emigrar a Londres, donde muere poco después ha-
biendo recibido de su médico una inyección de morfina, tras diez años de padecer
un dolorosísimo cáncer de mandíbula.
En el desarrollo del pensamiento de Freud podemos distinguir ires períodos: 1)
Prepsicoanalítico: Se trata del periodo de formación de Freud anterior a la creación
del psicoanálisis (es decir, hasta 1900);2) La etapa fundacional del psicoanálisis, que
va de 1900 hasta 1914 o7920, según el punto de referencia que se tome. 1914 es muy
importante por varias razones. Es el año de la separación de jung, que concluye un
periodo de defecciones importantes para el movimiento psicoanalítico, que incluye
las de Steckel y Adler. Por otro lado, es el año de publicación de Totem y Tabú, obra
que da inicio a las cada vez mayores disquisiciones culturales que caracterizarán el
último periodo de la obra de Freud. En7920, por otra parte, se publica Más allá del
principio de placer, que inaugura una profunda revisión de su sistema psicológico
20 Corrientes de Psicología Contemporánea

que incluirá la elaboración de la segund,a tópica. 3) El último periodo es el que va


desde 1915 o 1920 hasta su muerte en1939,en el que Freud elabóra sus últimas ideas
fundamentales, como la teoría de las pulsiones de vida y de muerte, la división del
aparato psíquico gn Yo, Ello y Superyó, su teoría del narcisismo y su crítica de la
religión y de la cultura.
EI período prepsicoanalítico es uno de los menos estudiados, pero más reveladores
qe personalidad
la personalrdact
deI ra de iFreud,
ad cle reud/ lo cual va muy
muv en la linea
línea de su irrnnin pensamiento,
srr propio npnqrmipnrn
que destaca la importancia de los primeros años de vida pari ta comprensión de
la personalidad. En todo caso, no es éste el lugar adecuadó para e*poner en modo
completo la vida, ni mucho menos la infancia, de Freudlr. besde su adolescencia
mostró intereses por lg literatura (especialmente por Goethe) y por la filosofía. Se
conoce que hacia
hacia los 177 años había leído a Ludwig Feuerbach,
Feuerbach,-aa David Strauss yva
Friedrich Nietzsche. Noo abandona estos intereses durante sus estudios medicina.
eshrdios de medicina,
asignaturas de ¡rlosoha
se
Pues Se 9Pl"t-Lua aslgnaturas
?Punta Filosofía con Franz Brentano,
tlrentano, funda con unos amigos
amigos
un periódico filosófico y concibe la idea (nunca realizada) de hacer una tesis doctoral
en Filosofía bajo
baio la dirección de Brentano. Además, fradnio algunas
Además. tradujo alqun¡s obras
ohrac de Srir¡rr
rjp Stuart
Mill al alemán. Al terminar los estudios, se dedica a la investiglción (son conocidos
sus estudios sobre la cocaína, de la que se transformó en consumidor y propulsor
entre sus amigos)r2, trabajó un.tiempo en el Hospital y en la Clínica psiquiátiica de
Meynert (por pocos meses), e hizo las estancias ya mencionadas en paris y Nancy
Para estudlar
para estudiar la hipnosis.
htpnosls. También
lambién tuvo la experiencia de asistir a Breuer enén su no-
nó-
vedoso tratamiento de la histeria. Resultado de esta colaboración es el libro Estudios
sobre la histerial3. Después comienza su trabajo en su despacho privado, utilizando
como medio terapéuti,co la hipnosis. Por este tiempo, sus intereses psicológicos van
ligadosa la curiosidad por las ciencias ocultas, de las que hace expériencia, además
de nurtirse de literatura demonoló gica y espiritistal4. Todos estós intereses por lo
oculto (experimentación con drogas, hipnosis, ocultismo), asociados al parbcer a
una mezcla de curiosidad con una búsqueda de un medio "mágico" pará superar
la depresióry culminarán en el que puede considerarse el acó fundacionál del
psicoanálisis: la publicación del libro Ls interpretación de los sueños, en el que éstos
son presentados como aia regia para el acceso a lo inconsciente.

3. Los complejos y el mecanicismo psíquico


N restra exposición sistemática comienza por el segundo período, el fundacio-
nal. El siguiente gráfico (Frcuna 1) representa el psiquismohumano, tal como lo
concibe Freud, espe,cialmente en esta etapa. Tenemos una parte consciente y otra
parte inconsciente. O, más precisamente, una parte consciehte, otra preconstiente
(que-no es consciente actualmente, porque no se la evoca a la memória, pero que
puede ser hecha consciente con facilidad), y finalmente el inconsciente. Para Freud
e.l "aparato anímico" (seelicher Apparat) es un conjunto de complejos. La noción
de-.complejo (Komplex), quele viene de la Escuela de Zurich (Bleirlei jung), no se
refiere necesariamente en el psicoanálisis a lo patológico. Un complejo sigñifica un
conjunto, y uncomplgig ptlgq:o es un conjunto de representacion-es (Vorltellungen)
cargadas de afecto (Afftltt)".EI psiquismo humano es para Freud un complejó de
representaciones, como lo era para Herbart (aunque la influencia de Herbart éobre
Freud probablemente sea indirectal6). No hay potencias y no hay substancia del
I

__l
F. Echavarría 21

: Represerrtacicnes pató genas


# : compleios patógenos
a) - R¡ptes¡nt¡clone¡ e orxienlpr : CornPleio¡ concicntes
ffi
s - Síntoma

Percepctón

Conrie rúe

Tn¡nn¡rientc

FTGURA 1 (O MARTÍN F. ECHAVARRÍA)

alma, porque las representaciones son manifestaciones psíquicas, lo mismo que


las pulsiones, de fenómenos biológicos, traducciones psíquicas de necesidades
fisiológicas.

Para Freud, el psiquismo humano es un mero Producto de la evolución de la


materia. No nos ieferimos sólo a Ia evolución de la Humanidad entera a lo largo
de los siglos, sino a que también cada indiuiduo repetiría en su desarrollo personal
(biológicb y psicotógico) la historia de la evolución. Esto implica que cada individuo
no es Áer humano desde el principio, sino que llega a serlo si se dan determinadas
condiciones. Llegar a ser un ser humano implica tener un sistema de representa-
ciones y complejos conscientes que después llamará "elYo" (das lch). Ser persona
es ser un "Yot'. Pero esto no se daría desde el principio, sino que sería el resultado
de la evolución individual. Aquellas representaciones que conforman el "aparato
anímico" están cargadas energéticamente de afecto. El afecto es la carga energética
de las representaciones. Las representaciones son como recipientes de carga ener-
gética y iienen importancia en la medida en que son cargadas energéticamente, o
para usar el término técnico de los psicoanalistas, "investidas" o "catectizadas"
("catexis" traduce el alemán Besetzung).
Entonces el psiquismo mismo es un complejo, o mejor, un sistema de complejos.
Hay complejos que predominan en la conciencia y que identificamos con nosotros
mismos, con el Yo. Hay otros sistemas de complejos que son repelidos de la concien-
cia, de un modo que Freud concibe tomando como metáfora la repulsión magnética.
Pero, aunque esto sea una metáfora, Freud tiende a concebir el alma humana como
sometida a las leyes físicas, como las de la termodinámica; incluso, cuando habla
de "lugares psíquicos" (consciente, preconsciente e inconsciente, en su "primera
22 Corrientes de Psicología Contemporánea

tópica"; Ello, Yo y superyó.en su "segunda tópica") y dice que el psiquismo se


despliega de un modo espacial, no se ve claramehte hasia dóndé [egaia nietáforal7.
En todo caso, la visión de Freud es mecanicista. Un extraño mecanlicismo anímico
que_ se remonta a Leibniz y a Herbartr8, pero invertido en sentido
materialista v
evolucionista. Lo psíquico, para Frgu{, no^es lo mismo que lo orgánico, p"r;e;;i"á
de lo orgánico; traduce las-necesidades del organismo y funcióna .r,"iár,i"u-ur,-
te. Según Freud el psiquismo humano es unlistemaáe fuerzas conflictivas en
equilibrio.y a lo que tiende es a mantener el equilibrio, que consiste en conservar
lo más bajo posible el.nivel energético del sisümare. La'operación y tu
-¡Jr"tu
:"Tgul cuando el equilibrio es roto por una influencia ext^erior y la tendencia de
todo el sistema es a recup€rar el equilibrio. Por eso Freud muchis ,r"""r
"i
"*pii"urr.ru
psiquismo recurriendo a las leyes de la termodinámica, como dijimor, q1r"'"r
de las cuasi-metáforas que utiiiza, porque no sabe muy bien si sbn metáforas o si
realmente piensa que el psiquismo es un sistema mecánico.
Algunos psicoanalistas y_fiIósofos posteriores han intentado reemplazar el me-
canicismo-por o^tra concepción más sofisticada (inspirada en la fenornenolo gía20, el
existencialismo2t, el marxismo- y el neo-marxismor, la hermenéuti ca23, la ti""gtiir-
tica estructural -Lacan-, e incluso en el tomismor) pero es difícil pensar qüe el
sistema se. sostenga si se elimina el mecanicismo de base, que es fundamenio de
su determinismo, llave maestra del método. En efecto, el méiodo de Freud supone
el mecanicismo y el determinismo absoluto2s. El determinismo radical de Fieud
suPone/ no solamente la eliminación de libertad de arbitrio, sino también de la
casualidad y la contingencia. Para Freud no existe la casualidad, hay un determi-
nismo perfecto en la naturalezay especialmente en el psiquism o,y yaveremos por
qué esto es tan importante en Fieud-. Esta concepción, poi lo mismó choca r,o ,iólo
c9¡ tod,a doctrinaqu"
afirme la ibilidad
lt1mg el libre albedrio, sino también con toda docrrina que
9.ry*e Posrorlrdact del indeterminismo
rnctetermrntsmo fisico.
físico. Lamentablemente para Freud, la
física moderna se ha movido en esta última dirección, quedando su loncepcióíde
lo psíquico y de lo físico como un fósil decimonónico. '
Volviendo a la.exposición, hay representaciones y complejos cargados de afecto
que son reprimidos, es decir, expulsados activamente al-inóonsciJnte. Las repre-
sentaciones que son congruentes entre sí, se atraen y las que son incong.,.,urrt",
se repelen casi magnéticamente. Las representacioneé r"pti*idur son enüadas al
inconsciente porqu_e no son coherentes con nuestra imagón d.el ,'yo',, con los com-
plejos conscientes. Los motivos de la represión (Verdtingíng¡ son éticos o estéticos26.
Lo reprimido es inaceptable para el Yo, po.q.te choca ó""i" imagen de perfección
moral o con su sensibilidad estética, o lás dós cosas a lavez. En á núcleb de lo in-
:oT:¡e"!"-gstá lo que Fleu$ llama al principio el complejo nuclear,y luego complejo
de Edipo (Odipuskomplex), el primero de los iomplejos reprimidos2i.

Las representaciones reprimidas van al inconsciente (Das Llnbewusste), pero como


están cargadas energéticamente tienden a retornar a la conciencia, ló que Freud
llama "el retorno de loreprimido" (Wiederkehr derVerdriingten). Corno la ónciencia
está defendiéndose activamente con su energía para que gilo nb vuelva, lo conciente
y lo inconsciente chocary y se ven necesitadoé de "negociar,' y llegár a un com-
promiso. El compromiso es que algo de lo inconscienté va a pása. a"la conciencia
Pero a condición de que sea transformado, disfrazado. Esto sucedería en varios
fenómenos: en primei lugar en los síntomas neuróticos, que serían unu
¡or*iriai
Martín F. Echavarría 23

sustitutiaa (Ersatzbilduns) de representaciones y deseos inaceptables, reprimidos en


el inconsciente, por ejemplo, una parálisis histérica. A una histérica se le paraliza
la pierna; esta parálisis es un representante físico de una representación reprimi-
da. Parte de la energía que estaba asociada a esa representación va a catectizar, a
inervar, a excitar o a inhibir, un músculo. También puede haber un representante
psíquico; es el caso de las obsesiones o de las fobias. Los síntomas obsesivos o los
síntomas fóbicos serían formaciones sustitutivas de Io reprimido, y causarían el
mismo malestar que provocaría lo reprimido si fuera consciente. La diferencia es
que se desconoce su causa28. Como hemos dicho, para Freud reprimimos por causas
o morales o estéticas. Lo que reprimimos es algo que, o nos hace ver como inmora-
les, o nos desagrada. Por eso, para poner un ejemplo, nosotros no recordamos que
cuando éramos niños sentíamos placer en tocar excrementos o que deseábamos
sexualmente a nuestra madre.
Otro modo de manifestarse el conflicto, además de los síntomas patológicos de
la neurosis, son todos aquellos fenómenos de nuestra vida que no son explicables
desde la conciencia. Es decir, todos aquellos fenómenos de nuestra vida psíquica
de los cuales no nos sentimos responsables; esto es, que no proceden de nuestra
conciencia, por ejemplo, Ios sueños ("vía regia para llegar a lo inconsciente"2e), los
actos fallidos, las pérdidas de objetos, y cosas semejantes3O. Para Freud si perdemos
una cosa es porque (inconscientemente) la queríamos perder; si cometemos un
acto fallido en realidad es un "acto logrado" , y por eso el acto fallido tiene sentido,
porque en realidad, aunque no significa nada desde la conciencia, es manifestación
de un complejo inconsciente.

4. La sexualidad
Según Freud, los motivos éticos o estéticos que están detrás de la represión que
causaría las neurosis están, en el fondo y siempre, conectados con lo sexual3r. De
aquí derivó la acusación de pansexualismo dirigida frecuentemente contra el
psicoanálisis y su creador. Esta acusación no carece de fundamento porque, espe-
cialmente en la etapa fundacional del psicoanálisis, la centralidad que este autor
concedió a la sexualidad en la etiología de las neurosis hacía fácilmente sospechar
que en su opinión todo era sexualidad. Sin embargo, Freud siempre postuló que
el psiquismo funcionaba en base a una dualidad pulsional: en los tiempos iniciales
del psicoanálisis, se trataba de la oposición entre la pulsión de autoconservación y
la pulsión sexual; más adelante, en tiempos de la segunda tópica, la oposición es
entre pulsión de vida (Eros) y pulsión de muerte. Dado que el Eros abarcaría tanto
a la pulsión de autoconservación como a la pulsión sexual, y ya que la energía del
Eros es lalibido, que en la etapa anterior era la energía de la pulsión sexual, no se ve
cómo, en esta etapa, no identificar la tendencia a la autoconservación como sexual,
aun cuando no haya pansexualismo por la novedad de la pulsión de muerte.
Freud tiene una concepción de la sexualidad que le ha valido, a nuestro juicio
justamente, bastantes críficas. Freud separa la sexualidad de lo genital y a lo genital
de la reproducción. El placer sexual (y la sexualidad misma) pasarían por un proce-
so evolutivo que concluiría (al menos en el contexto de la cultura occidental) en la
sexualidad genital orientada a la procreación dentro del matrimonio. Pero inicial-
mente el placer sexual se obtendría a través de zonas muy distintas de la genital, que
24 Corrientes de Psicología Contemporánea

reciben el nombre de,zona erógena (erogene zone), como muy especialmente la boca
y el ano. Sólo después de un proceso évolutivo estas zonaé se lrían sometiendo al
predominio de la zona genitaly, por ello, en el acto sexual adulto el placer obtenido
a través de esas zonas se orientaría al placer sexual genital. Aun cuando hable de
la tendencia a la autoconservación, Fróud parece reóonducir todo placer
li"cfuso
el obtenido a través del comer, del orinar o^del defecar) a la sexualidad: cuindo el
niño succiona el pecho de la madre, el placer obtenido Áería sexual; cuando el niño
aprende a controlar sus esfínteres, estaiía obteniendo un placer sexual, etc. por esta
vía, poco le cuesta a Freud "demostrar" la existencia de üna sexualidad infantil. El
siguiente texto de Freud es muy significativo:

La pulsión sexual del niño prueba ser en extremo compuesta, admite una
descomposición en muchos elementos que provienen de diversas fuentes. Sobre
todo, es aún independiente de la función de ra reproducción, a cuyo servicio se
pondrá más tarde. Obedece a la ganancia de diversas clases de sensación placentera,
que, de acuerdo con ciertas analogías y nexos, reunimos bajo el título de placer
sexual.La principal fuente del placer sexual infantil es la apropiada excitación de
ciertos lugares del cuerpo particularmente estimulables: además de los genitales,
las aberturas de la boca, el ano y la uretra, pero también la piel y otras superficies
sensibles32.

Nos encontramos aquí con un típico procedimiento, lógica y metodológicamente


confuso, de Freud. ¿Llamamos se*ualei a estos placeres
for ú.,u serie dJnnalogías?
Pero entonces, no se trata de sexualidad en un sentido^unívoco.
¿De qué tip"o de
anSl_ogía estamos hablando?_¿Puede llegar a ser una analogía purament^e meüfóri-
ca? Entonces cae Por tierra el descubrimiento de la sexualiáaá infantil.
¡Atención!,
no negamos-que puedan observarse en la infancia fenómenos de tipo s'exual (si la
experiencia lo indica), sino que intentamos poner de manifiesto qué el argumLnto
freudiano sólo prueba que hay una semejanzá entre el placer genitai y otror"plu""r"r,
y que é1,.analógicamente,llarna a todos ellos sexuales. A nues"tro juiiio, lo único que
la- experiencia demuestra es que la excitación de tales zonas sé puede orientai al
placer sexual (es decir genital), pero no que todo placer obtenidó a través de tales
zonas sea siempre eo sexual. Todo amor, deséo o placer, son actos del mismo
-ipso
apetito, el concupiscible. En ese sentido hay algo en común entre lo actos de amor,
deseo y placer sexuales y los de autoconservación. Pero esta comunidad no reside
en qug sean todos ellos sexuales, sino en ser actos del apetito concupiscible. Por ello
consideramos fundada la siguiente observación críticá de Alfred Ádle.,

La primera de esas concepciones objetables [de Freud] es la que considera la


Iibido comofuente y cattsn de las manifestaciones neuróticas.
[...] Pero si traducimos el
concepto de libido por el vasto y vago de amor, y manejamos los dos términos con
habilidad, ampiiándolos o achicándolos, según el caso, se podrá, sino explicar, al
menos encerrar el devenir cósmico entero en los límites de la libido. De está manera
se logra suscitar la impresión de que todas las tendencias y todos los impulsos
humanos están plenos de libido, siendo que, en verdad, no se hace sino enconirar en
ellos lo que previamente se había introducido.33
Martín F. Echavarría 25

Pero volvamos a Freud. Las vicisitudes de la sexualidad infantil serían, entonces,


las responsables.del surgimiento de la patología psíquica, especialmente de las
,
t u rosis y peruersiones (parafi lias):
t

Una proposición de la patología general nos dice que todo proceso de desarrollo
conlleva los gérmenes de la predisposición patológica, pues puede ser inhibido,
retardado, o discurrir de manera incompleta. Lo mismo es válido para el tan complejo
desarrollo de la función sexual. No todos los individnos lo recorren de una manera
tersa, y entonces deja como secuela o bien anormalidades o unas predisposiciones
a contraer enfermedad más tarde por el camino de la involución (regresión). Puede
suceder que no todas las pulsiones parciales se sometan al imperio de la zona
genital; si una de aquellas pulsiones ha permanecido independiente, se produce
luego lo que llamamos :una peroersión y que puede sustituir la meta sexuai normal
por la suya propia. [...]
La predisposición a las neurosis deriva de diverso modo de un deterioro en el
desarrollo sexual. Las neurosis son a las perversiones como lo negativo a lo positivo:
en ellas se rastrean, como portadores de complejos y formadores de síntoma, los
mismos componentes pr"rlsionales que en las perversiones, pero producen sus
efectos desde lo inconsciente; por tanto han experimentado una represión, pero,
desafiándola, pudieron afirmarse en lo inconsciente3a.

He aquí la famosa afirmación freudiana de que la neurosis y la perversión se


relacionan como lo positivo y Io negativo; son como las dos caras de una misma
moneda. Ambas tendrían su origen en la independencia de las pulsiones parciales
infantiles. En el caso de la perversión, la pulsión parcial se satisfaría directamente
en la realidad, mientras que en el neurótico ésta habría sido mal repdmida. El neu-
rótico (y, en el fondo, también el hombre "normal") sería, entonces, un perverso
que se ignora como tal. Y el niño, qlre en su desarrollo precontendría los gérmenes
de todos los desórdenes, sería un "perverso polimorfo".
Freud distingue entre elfn (Ziel) y el objeto (Objekt) de la pulsión sexual (Sexual-
trielt).Elfin sería simplemente Ia descarga del exceso de excitación.El objeto, aquello
sobre lo que esa energía se descarga. Inicialmente, el sujeto (Yo-Ello indiferenciado,
como lo llamará después) es el reservorio de toda la energía. Más adelante, esa
energía va a investir determinados objetos presentes en las representaciones. En
principio no hay para Freud una conexión natural entre fin y obieto. Es la biografía
de la persona la que los conecta. El primer objeto significativo es la madre. Es por
ello que para Freud la madre es el prototipo del objeto sexual. Atiéndase bien a
esto: para Freud el único tipo de relación amorosa posible es el que ve a los otros
como objetos de descarga de la pulsión sexual. Por naturaleza no hay aquí lugar para
el amor de beneaolencia, ni para ningún tipo de amor desinteresado u oblativo. De
aquí procede también la expresión "relaciones objetales" (Objektbeziehung; Object-
relatiort), que tendrá un desarrollo propio en algunos psicoanalistas posteriores (M.
Klein, D. Winnicott, M. Balint, R. Spitz). Las relaciones obietales no son en Freud
relaciones personales. Se trata de la relación entre un exceso de energía que debe
ser descargado y el objeto que permite tal descarga.
Por ser la madre el primer objeto sexual (en realidad lo sería una parte de la
26 Corrientes de psicología Contemporánea

TldI", el pecho, como hará notar más adelante Melanie Klein),


del desarrollo en la fase fálica
de la.libido aparece er complejo d; E;;w,;*ir"¡o
neurosis' Este comolejo, conjunto de represeátacioneÁ nuclear de toda
de afecto, se refiere
y de";ü;;;,
al deseo de tener tluJrá..i¿ii;";r"l .ál'ru madre
eliminar
deseo,,que es el padre. se trataría de ocupar er ru'gala;i;;;r" at obstáculo a este
para obtener de ésta el placer sexual35.
junio a la madre,
Esto al menos en el caso der varón. El desarroilo
psíquico de la mujer sería más
tortuoso, porque debe cambiT.?u objeto sexuar itliciár,
la Áadre, d", p";;;;
dando lugar at "comprejo de Edipo iívertido".(r" "l
jungiana ,,complejo
de Electra" es rechazáda'por Freu'd). para Freud )o, ";p;;rl;;
Ias mujeres y por.tanto prácticaménte pertenecen
ur'*ul evolucionan más oue
a otra H;
mujeres no llegarían a d-esarrollar una'conciencia
moral "r,"glráiffi:,1:
sOiiaa, ni un uso de Ia
razón,elevado, porlo_que no habrían hecho
a ra curtura
"i;ú;;p;;;;;.rrante
en toda la hisroria de lá humanidad36. El motivJp;.;i;;;l
iur',nr¡"ru, no podrían
desarrollarse completamente como seres humanog
para Freud, sería que no tendrían
temor a la castración (aunque sí tengan ,,envidia d"ip";"^í
llaría moralmente ar darse^cuenta dE que tiene q"";6;il.n'ur rrurór, se desarro_
Et
satisfacción con su madre y que no sé pued" ;;tr;;;;"0"j."
rr deseo de buscar
cuando cae en la cuenta deqúe el padré es m.as fuerte
y esto sucederia
y que lo puede castrar. un
paso importante es darse cuenta de que la mujer yu
erta'cu'siruau'1u" á;",
de pene). Freud tiene una visión basánte."trégráauá;
h;;;., ;;;;
ra ve como unair
mnncatus3s. Pero oara Freud la mujer no tiene lá
misma nuturál"ru q"";ih;;ü;;.
La libido es masJulina; ra.mujer rJa"rurrortu
que er hombre, casi pertenece
u..9i.u. categoría. Freud dice que u.na mujer areng!
los 30 áno, pracHcamente inmo-
dificable, ya ha-llegado a desárrollar todó lo quepuede ",
desalroilar, mientras que
un varón a los 30 años se nos muestra como uig"il";á,
psicoanalizado y formado. Para Freud el psicoJnalizado
Ji"e*i"o que puede ser
ideai no es ni el neurótico,
ni la mujer, es ei hombre normal de 30 aiosrr-

5. La "segunda tópica,,
Lo que hemos dicho hasta aquí vale para casi todas las
etapas de desarrollo del
pensamiento de Freud. En cuañto a Ia éstructura del ,,upu.uiá
anímico,,, e.""a *
cambiando de oostura. La que-podemos considerar defii,itirru
y ru más conocida eJ
11
q"" d ivi de el'psiquismo eii Eñ il ts;Éfi ñ il#" i:rád"a" tópica,, (Frcuna
2).

perspectivas que.se pueden adoptar en et estudio psicoa_


-::_*,:111":^1,^l?t_j*..
narrtrco del psiquismo: 1) ra t.óyica; que es la que anariza rós distintos -r"gar;s;-G
allí el nombre) én or¡e se divide el aparato pr'iqui.o; zj1i1¡ni*¡ro,que,
Herbart, consíste ei el estudio de los'confllctos -entre lo como para
consciente y lo inconsciente;
y 3)la.económica, que se concentra en el estudio du lu
dir1.í;;ión'de
aparato psíquico. La que se suere ilamar "prime.ra tópi";;;T;iiuirión ú;;ü;J;í
psíquico que Freud hace en er período f,jndaci,cnar'á;i d.irF;;t.
preconsciente, inconsciente. Lá segunda toplca es
p;;;r"álisis: Consciente,
su concepción ,,defir.ritirru;; áÉ
tres instancias psíquicas fundamen"tales: yo, Ello
y S"p;;¿. "-
Lo esencial de lo que ya se ha explicado se mantiene
en esta etapa de su pensa_
l- Martín F. Echavarría 27

FIGURA 2 (O MARTIN F. ECHAVARRIA)

STIFEITYü
*Ide¿ks

YO
R*p

miento, pero se va haciendo más complejo. Freud, poco a poco, (en parte por críticas
internas y de autores que lo abandonan, como Adler y Jung) se va dando cuenta
de las limitaciones de su sistema, que deja mucho sin explicar.
En esta última etapa, "inconsciente" pasa a ser una cualidad de distintas instancias
y procesos psíquicos, y no ya un"lugar" psíquico. El rol que representaba el incons-
ciente en la etapa anterior, lo ocupa de alguna manera el Ello (Das Es). Ello (aunque
sería mejor decir "Eso") es una palabra que Freud toma de Georg Groddecka0.
Groddeck era un psicoanalista silvestre. Se llamaba "psicoanálisis silvestre" o " sal-
vaie" (wilde Psyclnanalyse) al que cultivavan algunos terapeutas que no se habían
sometido a una formación psicoanalítica sistemática, aunque se inspiraban en las
obras de Freud. Freud suele no tratar demasiado bien a estos psicoanalistas, pero
Groddeck es una excepción. Freud afirma que Groddeck toma el concepto de Ello de
Nietzsche, y que él a su vez 1o toma de Groddecka'. Y, aunque en Nietzsche aparece
sólo una veza2,lo que esta palabra significa es muy coeherente con su pensamiento.
En realidad, Nietzsche se inspira en Kant, porque para este autor el Yo trascendental
es una especie de Ello, porque no es algo de lo que tengamos experiencia, no hay
conciencia del Yo trascendentala3.
"El Ello, dice Freud, representa la finalidad original del individuo", es decir,
el individuo inicialmente es un puro Ello, un Eso, una realidad impersonal. Al
principio no seríamos personas, "Yos" . El pensamiento de Freud en este sentido es
incompatible con cualquier tipo de posición personalista. Uno es un Eso hasta que
llega, por la influencia de la familia y de la sociedad, a hominizarse y a tener un
Yo. Inicialmente no tendríamos (ni seríamos) un Yo (a lo sumo tendríamos lo que
a veces Freud llama Yo-Ello), pues somos un Ello, una cosa impersonal.

En el Ello tenemos los complejos reprimidos (de los que ya hemos hablado) y la
"herencia arcaica de la humanidad". Pa¡a Freud nosotros heredamos representa-
ciones inconscientes por vía filogenética, la principal de las cuales es el complejo
de Edipo o el pecado original que fue el origen del complejo de Edipo, del que
hablaremos en el apartado siguiente. Pero en el EIlo están, antes que nada, las
28 Corrientes de Psicología Contemporánea

pulsiones: "EI poder del Ello expresa el genuino propósito vital


del individuo.
Lonslste en satistacer sus necesidades congénitas4'1 ¿lf" Freud.
Esas necesidades
están representadas psíquicamente por la"s pulsion", au
y d" ;;;rt", q""
actúan desde el Ello: "iau

El núcleo de nuestro ser está constituido, pues, por er oscuro


EIIo, queno comercia
directamente con el mundo exterior y, además, sólo es asequible a nuestra
noticia por
mediación de otra instancia. Dentro del Ello ejercen ,,r u."ió., eficiente
las pulsiines
orgánicas, ellas mismas comPuestas de mezcÍas de dos fuerzas primordiaies
(Eros
y destrucción) en variables proporciones, y diferenciadas entre ,í po.
r., referencia
a órganos y sistemas de órgano. Lo único que estas pulsiones quieren
alcanzar es
la satisfaccióry que se esPera de precisas alteraciones en los órga'nos
con auxilio de
objetos del mundo exterior,,a5.

Es decir, nosotros, como individuos, tenemos una finalidad


que está dictada
por las pulsiones de vida (Lebenst.rieb) dg destrucción
I
pulsiones- (Triebe) ro..ynu.traducció¡ péíquica
lDestruitionstrieb¡,
de las neces¡Jade, orge¡i.Jr. u;o
eilas
apunta a la construcción, tiene una finálidad constructiva, Ia pulsión"de
vida, v Ia
otra tiene una finalidad destructiva. por eso, el conflicto está inscrito ; i;;í#;
naturaleza del individuo; si u: q"g r." p."gge hablar aquí de naturareza,
p"rq"u
realmente no la.hay' Para Freud cáda inái,riduo evoluciolna y esto quiere
ae'cl, q'ue
va cambiando de naturaleza.

,{l,principio, antes de entrar en contacto cognoscitivo con el mundo exterior, en


el Ello hay energía (de laspulsiones de vida de muerte) ,;Jesligada-.
i
se ligará a.las representaci,ones adquiridas eñ el contactó con d; ñ;;
el"munddexteri8r.
Esta. energía busca la descarga por lá vía más directa e inmediata. pero
la realidad
deniega esta. descarga inmediáta. ¿De qué "realidad,, se trata? Antes q";
del entorno familiar:mi padre me dice qre no. por eso en la superficie dll E11;;;
;;;;
forma una especie de "cóstra", como un "cailo" psíquico, una instanclu
q,-re tier.,e
como misión la mediación entre el Ello y la realidaá. La realidad y el Eifo
en conflicto, entonces, nos endurecemos y ponemos una especie ae'mediadoilue "rta"
satisface en parte a la realidad y en parte át titto. son funcion'es del yo
y la conciencia, y de alguna maneia la racionalidad, de ü c"ul Freud'h;tú;;;
ht";."p.j;;
poco (por no decir y,tienen una función puramente adaptativa. Esta no es una
^4u,
posición o.riginal de F¡euj, sing u1 enfoque típico.de Ia bioldgía y ae ra psic;iü;
,"1:i1:i:11?: g: ta de casi todos tos butoies de su tiempS g a" g.ui., purl"?;
"" posición der funcionalismo
los del nuestro). Era-la de James yáe clipuréa", a"l
estructuralismo de Piaget, de McDougall, etc. La funóión dei conocimiento
es la
adaptación,.y por.gsg la función de.la"percep.lo" y a" ta cár-,"iencia perten".".,
u
esta instancia mediadora que Freud llama yb. Et yó sirve al Ello,
p"rá p;;u i;;;u;
sus metas tiene que tener en cuenta también a la realidad. Esa'enerlíu.
orrE .u
querría descargar directamente, tiene que dar un rodeo a través áel
.i..""ia"T" 1",
representaciones del Yo, hasta encontrár una puerta de escape.

-Aquella realidad, que inicialmente son los padres y los valores culturales que
ellos enc.arnan, porque para ér ro padres no püeden ,íno tru.r*iri.l;;;;l;;r';;
la socredad en la que están inmersos (por éso también habla de ,.,u
Ju
"rp""i"
Martín F. Echavarría 29

Superyó culturala6), con el tiempo es introyectada, metida dentro del psiquismo, y


plr lo tanto se forma una separación dentro del Yo que es lo que él llamá Superyó
(Uber-ich). El superyó juega el papel de la conciencia moral: contiene los ideales (ideal
del Yo -lchideal-). Estos ideales no son tanto los valores universales, en el sentido
filosófico del término, sino que son algo del orden de la fantasía, son la irnago del
padre y la imagoaT de la madre introyectadas, son las identificaciones con nuéstros
padres como ideales. I por otro lado y principalmente, las prohibiciones. Freud
tiene una visión muy kantiana del deber y de la prohibición. Las prohibiciones
principales son la del incesto y la del parriii¿io, no matar al padre y no acostarme
con mi madre o con mis hermanas. Esta sería la base de toda la moralidad, lo que
él llama el tabú. La religión es el tótem, pues para él las religiones modernas serlan
el desarrollo de la religión totémica, y la moral sería un desarrollo de los tabúes
tribales. Las prohibiciones son los tabúes. Todo sistema moral se desarrollaría en
base a estas dos prohibiciones fundamentales.
El Superyó, que surge como una distinción dentro del Yo, es una nueva instancia
que presenta sus exigencias al Yo. Como, con el tiempo, puede haber una fuerte
diferencia entre las exigencias del superyó y la realidad exterior, tenemos al pobre
Yo tironeado por tres lados: por el del Ello, por el de la realidad y por el del Superyó.
De allí la famosa frase de Freud: "el Yo es esclavo de tres amos48". Esto es así porque
el Yo está siempre en peligro de disgregación, solicitado como está por un lado por
el Superyó tironeado por otro lado por la realidad. Nosotros terminaríamos de
formar el Superyó si somos más o menos normales (porque la normalidad plena,
para Freud, no existe) en la adolescencia. Pero la realidad exterior puede cambiar y
puede no ser la misma que nuestra realidad familiar y por lo tanto el Superyó puede
estar en conflicto con la realidad. El Yo está también presionado por los ideales y
prohibiciones morales. Finalmente estamos empujados por nuestra verdadera fi-
nalidad, la del Ello. El "Yo es esclavo de tres amos", sirve a tres Señores, y por eso
no puede sino estar dividido, no se puede servir a tres Señores que quieren cosas
distintas. Por eso la vida psicológica del hombre es precaria, para Freud, y no tiene
arreglo del todo, hay que estar siempre acomodándola.

6. El pesimismo freudiano y la crítica de la religión


Es bien sabido que Freud es un autor abiertamente ateo y que se manifiesta hostil
a la religión y a la moral. Las influencias del ateísmo de autores como Feuerbach y
Nietzsche calaron muy hondo en su espíritu desde su juventud. También es sabido
que Freud traslada su explicación de la formación de la neurosis a la religión. Para
este autor la conducta religiosa, y en particular las ceremonias liturgicas no son otra
cosa que un comportamiento neurótico de masas, que se explicaría de la misma
manera que los rituales de la neurosis obsesiva. El símbolo religioso no representa-
ría a un Dios existente objetivamente, sino que sería una formación sustitutiva (un
síntoma) de contenidos reprimidos. Freud explica de esta manera también otros
fenómenos de la cultur4 como el arte y la filosofía. Para Freud, tener preocupaciones
filosóficas, como la del sentido de la vida, es síntoma de algo reprimido.
La religión sería una mera ilusión, pero no sólo ella, sino también todo intento de
mejorar al hombre, de pensar que éste puede ser redimido, por medios naturales o
sobrenaturales. Por el contrario t paÍa Freud el hombre está estructuralmente des-
30 Corrientes de psicología Contemporánea

tinado al fracaso y a la autodestrucción..Por.esto, junto


con la crítica a la religión,
en Freud hav una crítica rambién a ras ideologíáJG;;;;
socialista), y también
al moralisnró. En este sentido s9 prreae a".i. qi",
,iLi"" rrreud se perciben con
""
frecuencia las actitudes ilustradai de fe en l" .i;";;y;;ll'a,rtor.omía
der hombre
mucho en lo profundo hay un gran pesimir*ó. pr"r.,J t".,íu
1ás.
muy pesimista de ra.realidad y.particuraimente aet serÁumano. ,.,.u .or.""ñ;;
lee Ia correspondencia de Freud'con pfister, De hecho, si se
d; ;;;
que adhirió at psicolanálisise hizo aplicacionL, p"J"góá;á,
;;;", protestanre liberal
¿ér -tr-;;"llü;;;
momento en que se ve que pfister se da cuenta dé
q.re Fre".rd era ateo, y no sólo eso
(que era por lo demás bástante evidente), slno
tamülJrl r-,initirtu'r. Hasta Nietzsche
lo consideraría nihilista (pasivo), porque Freud
.-,r-, u.rto,
tzsche es un autor, a su. mánera, opti-irtu, y ", ..rti.J muy pesimista. Nie_
promovió Io que llamaba el "nihilismo actiío,, lieSn-rg "irír[-" con
de'filósofo qrl"t ,,filosofa
frri".. ¡r
tillo"''', y.despreciaba a schopenhauer y a wug1e, p",,, el mar_
iñirismo pasivosi. Freud
, es también un nihilista pasivo. para él'la .eañdad'.,o tiene arregto, el ser humano
tarnpoco, venimos de la nada y vamos hacia la .ruau,
tll"iula muerte, salimos de
.lo inorgánico y volvemos a lo inorgánico.
Como se ha dicho, sobre todo en la etapa fundacional
del psicoanálisis las ideas
reprimidas se relacionan con la sexualidad, y por eso r""
r""rJa" a" p""r".""rt*".
Esta acusación no es d-el todo acertada, como ya
se ha dicho, porque para Freud,
el principio, hay dos pulsiones contrapuestas, ra de autoco¡servación
¡'a !esd9
rd sexual' Freud slemPre tuvo una concepción
v
dualista de Ias pulsiones. En tautti
ma etapa esta.s pulsiones son Eros y pulsión de muerte
o de dbrt.ucciónr2. F," ;;;r,
conocida la idea según Ia cuar hay una oposición entre
ra p;l;ú;;;;';" ór;i;í
la pulsión de mueite. Las pursioÁ"r
retorno a un estado anterior. Ese estado "oii""n"a-u;';;;';;;:l|.t¡uo futuro, sino ar
anterior absoluámente hablando, au.a"
el punto de vista evorutivo, fue er estado inorgánic;t;p;;
más- profunda de la realidad es a volver al estído
i. tanto, la tendencia
i"J.gár,i"o. Por eso también la
tendencia yá¡.profunda del psiquismo es a volver u lolnorgánico
no tiene solución5r, es totarmente insanable, por eso
v morir. v estcl
psicoán?r;;;;;J r.i"._¡ir¡,1i
Freud tiene un escrito que s9 ilama 'AnátiJi, tur-ir,árri" "r
podemos tener experiencia de muchos psicoanárisi" y todos
"l.t"rminable,,
d"r;n
il" 15 o 20 años.
El psicoanálisis no sólo es una terapia breve, sino que es una terapia inter_
minable por motivos ontorógicos: 'o si ra rearidad H;;J"-"1;;isgregación't p;;1.
tanto no hay solución radical, es necesario ir siempre u¡rriunOo psiquismo
el oue
tiende por sí mismo a disgregarse,.ayudándolo a q.l".o'r"
que finalmente la muerte triünfarárí. para Freud j
á"i;;;;,?;;;ffi;;
p;qrl;;Lr,-,.,
de rep.resentaciones que están- siempre en peligrd d"'ái;;i;"rse. por "o^gromerado
ese motivo
también para Freud no hay diferencia ó cualitativa entre la neurosis v la
como ra.mpoco enire ra enfermed "r"niiul
ad y la no..náiiaua.;;;.;;;;ffi;#,
frllSp:
casos cle un continuo, que,tiene como fundamento la
tendencia de toda reatidaJa
la propia disolución..D'esde esta perspectiva, la normalidaj
u, un ideal imposible
de realizar, una ficción. La rearidad flndamentar,
.u-üio,'", tu
más profundamente, la muerte. "n "ni"r-;;;; y;
Es por todo esto que la moral es imposible.
Ya desde sus primeros escritos psicoa-
nalíticos, Freud se muesrra .o^o un .riti- a" rl-Á".;itt;
un de r90g que
se llama "La moral sexual cultural y la nerviosidad
moder.,ui,"...ito
I.rurrd imputa a la
32 Corrientes de Psicología Contemporánea

En el mito cristiano, el pecado original del hombre es indr"rdablemente un pecado


contra Dios Padre. Y bien; si Cristo redime a los hombres de la carga del pecado
original sacrificando su propia vida, nos constriñe a inferir que el pecado fue un
asesinato. Según la Ley del Talión, de profunda raigambre en el sentir humano, un
asesinato sólo puede ser expiado por el sacrificio de otra vida; el autosacrificio remite
a una culpa de sangre. Y si.ese sacrificio de la propia vida produce la reconciliación
con Dios Padre, el crimen así expiado no puede haber sido otro que el parricidio.
Así, en la doctrina cristiana la humanidad se confiesa con el menor fingimiento la
hazaña culposa del tiempo primordial; y lo hace porque en la muerte sacrificial de un
hijo ha hallado la más generosa expiación de aquélla. La reconciliación con el Padre
es ahora tanto más radical porque de manera simultánea a ese sacrificio se produce
la total renuncia a la mujer, por cuya causa uno se había sublevado contra el padre.
Pero en este punto la fatalidad de la ambivalencia reclama sus derechos. En el acto
mismo de ofrecer al padre la mayor expiación posible, el hilo alcanza también la meta
de sus deseos contra el padre. Él mismo deviene dios junto al padre, en verdad en
lugar de é1. La religión del hijo releva a la religión del padre. Como signo de esta
sustitución, el antiguo banquete totémico es reanimado como comunión; en ella, la
banda de hermanos consume ahora la carne y la sangre del hijo, ya no del padre, se
santifica por ese consumo, y se identifica con aquéI. Nuestra mirada persigue a lo
largo de las épocas la identidad del banquete totémico con el sacrificio del animal,
el sacrificio humano teantrópico y la eucaristía cristiana, y en todas esas ceremonias
solemnes discierne el efecto continuado de aquel crimen que tanto agobió a los
hombres y del cual, ernpero, no podían menos que estar orgulkrsos. Ahora bien, la
comunión cristiana es en el fondo una nueva eliminación del padre, una repetición
del crimen que debía expiarse.55

En efecto, Freud, a pesar de su ateísmo, admite la historicidad del pecado origi-


nal. Pero el pecado original de Freud, aunque histórico, es muy distinto del dogma
católico y mucho más su interpretación del don de Cristo y de la eucaristía, que
de misterios de amor se convierten en síntoma del complejo de Edipo del odio al
padre. Este primer crimen habría sido reprimido y se heredaría filogenéticamente
de generación eu generación y estaría en la base de todas las represiones, incluso
del complejo de Edipo individual. Es una especie de "complejo de Edipo original".
La moral y la religión no serían otra cosa que "síntomas" de este primer crimen
cometido en los albores de la humanidad. Toda prohibición moral se reduciría
genealógicamente (en el sentido nietzscheano del término) a las del incesto y el
parricidio. Todo ritual religioso, a una reviviscencia del crimen original, incluida la
misa católica, en la que, según Freud, se daría el máximo reconocimiento -antes del
psicoanálisis- de este crimen inconsciente. Desde este punto de vista, la causa del
descenso al inconsciente de las representaciones no es sólo el que son reprimidas
desde lo conciente, sino también que son atraídas, también casi magnétiiamente,
por el complejo de Edipo original asentado hereditariamente en el fondo de la
psique56.

El problema del cristianismo sería que, a pesar de ser un progreso en la historia de


la toma de conciencia del crimen que fundó la especie humaná (porque para Freud
ser humano es prácticamente ser conciente a causa de la culpa), todavia oculta la
verdad de lo inconsciente bajo el "delirio" presunto de su teología, originada en
san Pablo:
Martín F. Echavarría 33

Fue un tal Saulo, de Tarso, llamado Pablo como ciudadano romano, aquel en cuyo
espíritu irrumpió por primera vez el discemimiento: "Somos tan desdichados porque
hemos dado muerte a Dios-padre." Y es de todo punto inteligible que no pudiera
aprehender este fragmento de verdad fuera del disfraz delirante de estas albricias:
"Estamos redimidos de toda culpa desde que uno de nosotros ha sacrificado la vida
para expiar nuestros pecados". En esta formulación no se mencionaba, desde luego,
el asesinato de Dios, pero un crimen que tenía que ser expiado por un sacrificio
de muerte sólo podía haber sido un asesinato. Y la mediación entre el delirio y la
verdad histórico-vivencial produjo la seguridad de que la víctima tuvo que ser Hijo
de Dios.57

El psicoanálisis es, en la mente de Freud, el último eslabón del desarrollo moral


y religioso de la Humanidad. Por él se lograría realmente, y no sólo por símbolos
que en el fondo serían síntomas, la toma de conciencia del deseo radical de satis-
facción sin límites y, sobre todo, de la aspiración a ocupar el lugar de dios-padre.
El psicoanálisis sería por lo tanto, la solución radical a los problemas que aquejan
al ser humano: la culpa, el castigo y el deseo (irrealizable) de redención. Llegado a -
este punto, el psicoanálisis se manifiesta como una superación del estadio religioso
de la humanidad y como un tipo de guía de almas posmoral.

7. La terapia
El psicoanálisis como práctica terapéutica nace distinguiéndose de la hipnosis,
aprendida de Charcot, Bernheim y Breuer. Mientras que estos autores intentaban
liberar a sus pacientes de los síntomas histéricos a través del recuerdo, inducido
por hipnosis, de los sucesos traumáticos, Freud comenzó buscando un resultado
semejante, primero a través de Ia sugestión, y después a través de la técnica central
del psicoanálisis, la asociación libre. Para esto, el paciente tiene que someterse a
la "regla fundamental": confesar al psicoanalista los pensamientos y asociaciones
que espontáneamente afloran a la conciencia, sin censura de ningún tipo. El pre-
supuesto esencial de esta técnica es el determinismo absoluto: todo pensamiento
está determinado necesariamente. Lo que no tiene sentido desde el propósito con-
ciente, debe tenerlo necesariamente desde lo inconsciente. fustamente por eso, lo
aparentemente casual, fortuito y sin sentido (como los sueños y los actos fallidos),
es el camino hacia lo inconsciente.

La práctica del psicoanálisis consiste básicamente en esto: a partir de estos fe-


nómenos psíquicos que aparentemente no tienen causa, ir como tirando de una
cadena, la de las representaciones reprimidas, hasta llegar a los complejos e ir di-
solviéndolos por el análisis, desatando la "cadena", o desatando los "nudos" de los
complejos reprimidos, hasta llegar al último "nudo" que es el complejo de Edipo. El
problema es que los complejos reprimidos tendrían miles de ramificaciones, y esta
operación no se podría hacer perfectamente. En todo caso, la práctica psicoanalítica
es la disolución de complejos patógenos, es decir productores de patología (pues
la patología no es el complejo sino que éste es causa de la patología que de alguna
manera son el conjunto de síntomas). Una cosa es el carácter del neurótico que tie-
ne que ver con los complejos inconscientes y otra cosa son los síntomas neuróticos
cuya causa son estos complejos.
34 Corrientes de psicología Contemporánea

El fin inmediato de la terapia es, en los primeros desarrollos


de Ia teoría de Freud,
llegar al trnutut que generó óste síntoma neurotico.o""."to;
porque Freud sostiene
inicialmente, con yr.",""t (y, antes que é1, con Charcoo r,
tamente habría habido una experi^encia traumática cíyo
i"..i, a"Tt.""-" é;;;;;
recue.do fue reprimido y
cuya toma de conciencia hace que desapar".r:? sintoíra
específicoq;; é;;;;,
través del trauma. De este'modo nace la práctica "l psicoanuii-tl a, apartirdel
catártico de Josef Breuer. método

Pero Freud a Io rargo de su desarrollo abandona la


teoría del trauma, porque cree
d.escubrir que esos héchos traumáticos muchas veces no
r,"" á"á.;i;;:fi;;
sino que han sido fantaseados. Por eso, en sus .lesa..oliás
"" posteriores,
de los complejos conduce siempre al complejo a" EJipá, qire
el análisis
estaría en el orisen
no sólo de la neurosis, sino de ia moral, tá ráigtón
allá del complejo_de Edipo, a una especie de prcñdo tÉ;"-i;;;;r
o, r".l"r;;;i:,
-""primer
comprejo de
Edipo, como se dijo. "íigl)rit
. La terapia psicoanalítica (en todas las etapas clel pensamiento freudiano) es una
toma de conciencia. Aquí podríamos decir io misn'o qu-" ,"
en Engels y
antes en Spinoza: "libertad es conciencia de la necesidád"- "r,..,entra
Nosotros n<ls liberamos
cuando tomamos conciencia del carácter inexorable del determinismo.
Uuy urior",
que han intentado liberar el p_sicoanálisis del determinisÁo.
I.,cl.rso autores cató-
licos.como.J3cques Maritain,^Roland Dalbiez o Ro-ur.<,
Guardini, consideran oue
el psicoanálisisse puede re.sc.atar pero cambiando su rlr*ri"
con esta posición es que, si del psicoanálisis quitamos el
J";;;;. ;i;;Ji"'#;
mecanicir-o f el aet"r-
minismo total, se destruye el fuñdame".t".d-9-l metodo. ro.que
ert" r,rpo'r-," q;;;;
hay casualidad, que togóestá perfecta e infaliblem""t"'a"i"t'Áinado.
resultara que Lrn acto fallido, ún sueño o un síntomu, ,-ro ,or-,-i.,rto
aiora b!;;;;t
de la .";r"liJ;;
psíquica.perfecta, sino que son casuales, y que alguna urto, fenómenos carecen
de sentido, conciente o inconsciente (por ejémpró, porq"" "", * i"U"rr a las vicisitudes
biológicas de una sinapsis), se cleshaóe la esencia det méto¿o psicoanalíti"o,
qrru r"
basa en la suposición del determinismo psítluico ubrol"i;.
éino hay a"t".-irjir-o
psíquico total, el método falla porque pod"^or tomar.o."o rig"os
del inconsciente,
fenómenos que son puru caru'ur¡aáa.'s¡ yo me orvido d" ;rg;j."
porque tenga que
::t^f::-l,l lo3n1u¡o reprimido, sino pórque rengo alguna"deficienci" fri"qi_ii.,
en el método cae. Es a6solulamente esencial pu.á qrr"
Tjj":.:?illll-::g".idad
metodo psicoanalítico sea viabre yconfiable, que elpsiquismo funciond.r-á.rno
ut
máquina psíquica absolutamente cleterministá. Sl ru'"uolÁr
el psicoan¿riri, ,"
transforma en otra cosa, y para que te-nga sentido y fundam".rtor-ro'rolo
"rto, nur.iu q""
modificarlo teóricamenté, én sus fundañrentos ,,-Ltufíri.os,, y antropológicos,
sino
también en aspectos esenciales de su práctica, transforÁánáoru
dl
otra cos.tt'.No se.puede mantener el métódo freudiano intacto "r""-oáo
si se deshace ",.,
la teoría
mecanicista y determinista que Io sostiene.

:'queFreud, contrariamente a lo- que muchas veces se piensa -algunos afirman


en el fondo "personalista"-
incluso
\ era sentíaunprofurid" a"rpr"%o por el ser humano.
Esto se ve en su en particura. en ,efeien.iu, d"rp".tirras a sus
""1,r.".rpo"aencia,y
p:l:lu-Pi"n se ve en et-métód.o que uririzu. er psi.oun¿r¡Jis t.aarciánaf
Pj:i:?j:tr
treudrano, es un metodo,en el cual el pacienie se recuesta en un diván d;;p;i;;;
y pacientu ,-,o r" ven cara a cara, no entran en diálog,o, no
il:t::ij:,Tt:::11^"lirta
nay reracron vercladeramente personal. Además, la habitación
está en se-ipóú.r-,-
Martin F. Echavarría 35

bra para inducir a la relajación y a una especie de regresión que es esencial para el
funcionamiento del método psicoanalíticó. De lo quJse trata bn última instancia es
de que el paciente arregle sus conflictos con sus propias imagos parentales (lo que
no quiere decir que el psicoanalista no tenga un fórtíiimo asclnd^iente rob.e
el analizado). Es decir, así como toda vidá tiende a la muerte y toda-oralla realidad
tiende a lo inorgánico, todo lo que vamos haciendo no es sino uÁarepetición5s delo
que fue antes, y lo que queremos en el fondo no está delante, sino detrás. Por eso es
tan importante para Freud el complejo de Edipo, porque el primer objeto de amor
en el sentido reduccionista que dél amor tiene Fieud, no ei ni siquiéra la madre
como."objeto total", sino el pecho de la madre,-un "objeto parcial,,. y eso es lo que
querríamos cuando pensamos que,buscamos la felicidud, po. ejemplo, al querer
casarnos: en el fondo querríamos volver a ese estado en el cuál chupábámos el pecho
denuestra madre (o incluso, más atrás, tener el gozo autoerótico y narcisistá de la
vida intrauterina), que para é1, además, es una actividad sexual60.
En este proceso el psicoanalista funciona como una especie de pantalla de proyec-
.
ciorrcs. Es-decir, el psico¿na1ist4 espontáneamente, como toda figura de autoridaá (el
flapel del padre. peio
médico, el pedagogo, e-l gobern-ante), ocupa para el paciente el
como parala curación hay que hacer aparecer las imágenes intemas repiimidas del
paciente,el psicoanalista (como persona, y sus intenci,ones pedagógicás y morales)
deben esfumarse, ser una figura que está pero que no está, que éstá permitiendo á
la persona "ser sí misma", vivenciar plenamenté sus contenildos inconscientes. Por
eso la intervención del psicoanalista tiene que ser acotada por un motivo preciso,
para sugerir una interpretacióry pero no puede intervenir activamente, en el sentido
de introducir una finalidad positivamente moral y pedagógica. Los psicoanalistas
lacanianos dicen que el psicoanalista "ocupa el lugáidel rñuérto" -meiáfora tomada
del Bridge, pero con muchas implicaciones-ut. Hay algunos que llegan al extremo
de.afirmar incluso que no tiene que decir absolufaménte naáa. poique "el muer-
to", crryo lugar se ocupa, no es sólo el padre humano, el "otro de la djada", sino el
"Otro" con mayúscula, que en el fondo es Dios. "Dios ha muerto", dijo Nietzsche.
El paciente pone al psicoanalista en el lugar pedagógico del padre, y lo considera
inconscientemente como un representarte de Dios y de su l-ey. y por eso, quiere
saber qué quiere el analista, para complacerlo. Pero el único deseodel analiÁta en
cuanto tal debe ser el deseo de análisis; el psicoanalista debe "correrse de ese luga{'
de autoridad en que lo pone el paciente y dejarlo vacío. No se trata simpleménte
de no influir, porque, por el contrario, la influencia que el psicoanalistiejerce es
enorme. Se trata de asumir un rol antipedagógico y postmorálur, que sirve para que
la persona se dé cuenta de que Dios ha muerto, y de que en su lügar está el ,ruóío,
la muerte misma, que es la fuente de la angustia. Esto-en Freud esIá relativamente
99ulto.,
mientras que es la finalidad bastante explícita de muchas interpretaciones
filosóficas del psicoanálisis, como algunas formas de psicoanálisis existencial y,
rgb.",l.od9,..del psicoanálsis lacaniano y poslacaniano (que es, desde el punto de
vista filosófico, posmoderno). Por este motivo, el psicoanálisis, no sólo cómo doc- a
trina, sino también como método, en su profundidad última es incompatible con
una visión personalista del ser humano y con el cristianismod3.
En todo caso, y volviendo a la concepción de Freud, se trata de que la persona -
se arregle con sus imágenes internas. En la terapia psicoanalítica la persoña entra
en una especie de estado de regresión en el cual actúa sus conflictos inconscientes,
,
36 Corrientes de Psicología Contemporánea

actúa la relación con su padre en la relación con el analista. Por eso es tan importante
para el psicoanálisis lo que llaman el análisis de la transferencia. La transferencia no
es la relación personal con el psicoterapeuta, como muchos poco interiorizados
en la doctrina psicoanalítica piensan, sino la proyección sobre el psicoanalista de
su relación con sus padres, que hay que analizar6a. Ese sería el lugar privilegiado
para hacer consciente lo inconsciente. Según la (tácita) teoría del conocimiento
freudiana, no hay posibilidad de relación real con el psicoterapeuta, porque no
hay posibilidad de salir de la propia psique. En este sentido Freud es cercano al
idealismo: no se puede trascender las propias imágenes. Esto no es casual. Desde
el punto de vista teórico, el psicoanálisis es hijo de la tradición idealista moderna
en la línea del sensismo empirista. Es importante señalar, sin embargo, que en
Freud no aparece en absoluto un aspecto esencial de la mente humana, que es el
de la inteligencia capaz de captar lo universal. Para él todo son imágenes; Freud es
inconscientemente nominalista.

I
La terapia psicoanalítica es esto. Toda la terapia consiste en hacer conscientes los
complejos y deseos inconscientes. Una vez que se ha hecho esto, no hay trabajo
I
pedagógico sobre la voluntad, sobre los apetitos, sobre las emociones. La toma
i de conciencia se identifica con la curación (siempre parcial y provisoria). Por eso
Freud, como venimos de decir, es partidario de una visión de la psicoterapia no
I

I
l
I
pedagógica. La psicoterapia no reeduca, hay que quitarse del lugar educativo, hay
clue quitarse del lugar del padre, hay que salir del lugar de la autoridad. De lo
que se trata es de que el hombre sea autónomo; en este sentido, Freud es hijo de la
Ilustración. Lo que sucede es que, al mismo tiempo, es posmoderno, falta en él el
optimismo de la llustración, porque el hombre no tiene solución, esa autonomía
que busca (que "donde era Ello, advenga Yo") es fatalmente irrealizable. Por eso el
final de un análisis es arbitrario. Se decide dónde se termina, si es que no queremos
seguir toda la vida visitando al psicoanalista.

Conclusiones
Nadie puede poner en duda la importancia de la escuela psicoanalítica, y de Freud
en particular, en la conformación de la identidad de la psicología contemporánea y
también en Ia mentalidad de gran parte de la cultura predominante en Occidente
en los últimos setenta u ochenta años. Es necesario, además, destacar algunos as-
pectos positivos que el psicoanálisis ha aportado a la psicología, como el llamar la
atención sobre el estudio de temas poco tratados por considerarlos marginales al
discurso psicológico académico, como el de los factores inconscientes del psiquismo
humano, la importancia de la causalidad psíquica de varios trastornos, así como la
im¡rortancia de las experiencias infantiles en la formación de la personalidad.
\o obstante lo cual, en nuestra opinión, que muchos no compartirán pero que
consideramos sólidamente fundada en la obra de Freud, el psicoanálisis, global-
mente considerado, y especialmente tal como lo ideó su fundador, es una teoría y
r.rna p-rri6¡i6a que tiene muchos y grandes defectos en todos los órdenes, tanto en
la teoria como en la praxis. Para no prolongar nuestro discurso más de lo debido,
rerllrciremos nuestras críticas a tres categorías:
I ' \fetodología: A pesar de presentarse como una ciencia (incluso como la clave de

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