El Cristianismo Un Nuevo Modelo de Hombre (Recuperado Automáticamente)

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FUNDACIÓN UNIVERSITARIA UNICERVANTES

FACULTAD DE TEOLOGÍA
HISTORIA DE LA IGLESIA ANTIGUA
PRESENTADO POR: JOSÉ EDUARDO VIANCHÁ ESPINOSA
PRESENTADO A: PADRE CESAR AUGUSTO NIETO RUBIO
1. El cristianismo un nuevo modelo de hombre
En el principio se encuentra el cristianismo como la trascendencia de la persona humana, criatura a imagen y
semejanza de Dios. También se presentó como verdadero y definitivo Israel. La fe no es cuestión de producto
humano de la razón especulativa sino verdad revelada por Jesús, en quien se daban dos naturalezas la humana y
la divina, el cual nació por obra del Espíritu Santo. Por tanto, el cristianismo no venía a imponerse como un
modelo de sociedad sino en términos paulinos, un modelo de hombre.
¿Tenia el cristianismo la vía libre para constituirse como religión? No tenia la vía libre para constituirse como
religión o comunidad de creyentes por dos sencillas razones: la existencia del Helenismo como doctrina y el
celo del imperio Romano por los cristianos. En cuanto a la existencia del helenismo como doctrina fue
calificada por el cristianismo como pagana. Esta doctrina era más inmanente que trascendente como lo iba a
proponer el cristianismo.
Esta doctrina nace de la fusión del pensamiento griego y la divinización del estado. Por ende, el imperio romano
asume esta doctrina que sacraliza el poder haciéndolo absoluto. Esta concepción de doctrina es un pesimismo
por presenta al mundo como autosuficiente y dominado por las leyes físicas ofreciendo al hombre un plazo de
existencia. El destino es quien determina la existencia, brindando dos opciones: enfrentarse al destino
escogiendo incluso el tiempo y la forma de la propia muerte u obtener el máximo placer.
Por ende, el Helenismo se incorpora en el Imperio Romano y reclama a todas las religiones un acto de sumisión
considerándolas como respuestas humanas. Sin embargo, el Imperio Romano tras su decadencia militar desde el
año 180 derivó una forma despótica que Diocleciano en sus últimos años optó por desencadenar una
persecución global hacia los cristianos que fracaso. En cambio, el Emperador Galerio concedió la religió cita
esto fue el edicto de Sardica (311) que autorizaba las asambleas y actos de culto bajo el compromiso de no
perturbar el orden.
¿En qué se transformó el cristianismo para la gente de su época? Se parte de la dimensión ética del cristianismo
que trae nuevo valor: la naturaleza que se arraiga al hombre. Dios dicta la ley positiva a las normas del
comportamiento humano. No existe incompatibilidad. La conducta moral recta sirve de conservación y
crecimiento de la naturaleza. En cuanto a la persona el cristianismo añade que es una creatura irrepetible que
dispone de un plazo, su existencia, para alcanzar la meta trascendente para la que ha sido creado. En lo político
social no representó una amenaza para el Imperio Romano ya que entendía uno de sus principios fundamentales
no est popestas nisi a Deo. Presenta también una forma de obediencia las autoridades en forma de virtud y
reclamaban la separación del cesar y la parte de Dios.
Es de este modo que los cristianos, aun siendo súbditos del imperio, se acostumbraron desde el principio a
considerarse miembros de una nueva política de estado o ciudad espiritual que no alcanza su cumplimiento o
realización en este mundo sino en el reino de Dios. Por último, los maestros cristianos nunca establecieron una
incompatibilidad entre fe y razón. Delimitaron cada una: el misterio de la fe que solo por medio de la revelación
pueden ser conocidos y los resultados de la razón especulativa o natural del saber humano.
2. Luces y sombras del Imperio cristiano
Las luces y sombras del imperio cristiano se describen en las razones de que se oficializa como religión del
Imperio y luego, posiblemente las dificultades de las disidencias de las iglesias. Desde el edicto de Sardica y
Milán que daba permiso a los cristianos al culto y luego, a su proclamación jurídica.
La primera luz histórica es el hecho de la muerte del Emperador Constantino el imperio Romano se cristianiza.
En el 385 con el emperador Teodosio prohíbe las costumbres religiosas helénicas y es esta fecha en que la
ciudadanía se bautiza. También se dice que en todas las provincias del imperio se organizaron iglesias, a veces
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fuertes que se inspiraban en la administración imperial. Estas comunidades fuertes se desarrollaron en Italia y
al sur de Galias, pero también buenas noticias en Hispania y de Britania.

También en el año 300 se desarrollaron concilios y con buena asistencia de obispos. Al concilio de Iliberris,
acuden ya 37 obispos. Al de Arles asisten prelados bretones de Eboracum, Londinium y colonia, Lindinensis.
Otra luz de la expansión del cristianismo se dio al edicto de cunctos populos del Emperador Teodosio donde da
libertad religiosa y de culto. Estableciendo una identidad entre la ortodoxia y la romanidad.
Las sombras del inicio del cristianismo encontramos las disidencias de Pelagio y Prisciliano. Destacando que en
ambos movimientos había una tendencia acusada a acentuar el protagonismo del hombre sobre la acción de la
gracia, los sacramentos y, en definitiva, la iglesia. En efecto, el priscilianismo provocó una seria crisis por otra
razón: dio al poder temporal una oportunidad de intervenir con rigor novedoso, en una cuestión que era
esencialmente doctrinal, San Ambrosio y San Martín de Tours protestaron sin que llegara a significar una
aceptación de la tesis. Prisciliano fue sentenciado y ejecutado, aunque se estaba aceptando una desviación
doctrinal como si fuera un crimen civil y emperador asumía funciones de autoridad también en los aspectos
doctrinales.
3. La doctrina Arriana
La doctrina de Arrio que sostenía que Jesús no tenia la misma condición divina del padre. Su doctrina fue
abrazada por los godos y después, por los pueblos germánicos. Sin embargo, que el concilio de Nicea (325)
condenara el arrianismo fueron muchos los obispos que se mantuvieron en actitudes intermedias, ganado a su
favor a algunos emperadores descendientes de Constantino. Por eso los germanos abrazaron el arrianismo como
si fuera su propia identidad.
Otro hecho después del 380 son las conversiones superficiales se multiplican: era conveniente alienarse con las
autoridades. Se utilizo mucho los cultos antiguos, pero iban quedando relegados a zonas marginales,
especialmente campesinas, dando así origen al termino paganismo. La persecución de este paganismo fue dura
en oriente, donde sus estructuras eran más sólidas, y poco significativas en occidente donde la situación del
poder romano por el germánico se hizo muy pronto. La iglesia hubo de enfrentarse con éste y otros problemas:
muchos de los que acudían al bautismo lo hacían por convicciones políticas y no de otra clase.
4. La doctrina agustiniana: de la ciudad terrena a la ciudad de Dios
Tras la derrota del Imperio Romano que se consideraron como una consecuencia del abandono de la
esencialidad romana. En efecto, San Agustín sintió la necesidad de dar respuesta formulando una nueva
conciencia de ciudadanía. También Agustín se encuentra con el hecho de que Genserico, el rey de los vándalos,
ha sitiado Cartago y la diócesis de África está a punto de desaparecer. Con la llegada de Alarico a roma el
prestigio de la ciudad y del imperio estaban quebrantados, por ende, el grupo de Simmaco había llegado a una
conclusión: estas cosas suceden porque se ha abandonado aquella esencialidad, el helenismo, en que radicaba su
fuerza. Agustín da una respuesta desde su obra la Ciudad de Dios afirmando que es necesario el suceder
histórico para la lucha entre dos civitates, la terrena que durante siglos roma representa y la divina que nace con
el cristianismo.
La ciudad de Dios no prendió mostrar un modelo de estado, que queda la iniciativa de los hombres y es, por su
propia naturaleza, simplemente coyuntural, lo importante es que las instituciones cambiantes se inserten en el
orden moral. Los cristianos deben estar dispuestos a vivir en buen orden y obediencia dentro de una ciudad
terrena, pero exigen de ésta que les permita ser plenamente cristianos.
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De ahí una de las bases de la europeidad: dos autoridades, una espiritual que viene de Dios por el vinculo de la
Revelación, otra temporal que asegura a los hombres su convivencia. Ambas soberanas, pero al mismo tiempo,
sometidas al orden de los valores éticos.
5. La vida monástica esencial en la vida cristiana
Por otra, parte los griegos llamaron anajoreusis la única manera de vivir con plenitud de la fe consistía en
apartarse del mundo de forma radical. Así se hacia posible una oración contemplativa que ponía al hombre
directamente en relación con Dios. Existían dos formas de conseguirlo: individual o en comunidad. Por lo
tanto, en el siglo IV se conformó el monacato como una segunda dimensión en el comportamiento,
respondiendo a dos aspiraciones que son naturales en el hombre: ascesis o impulso a la purificación de los
sentidos con alejamiento del pecado y la contemplación como tendencia a elevarse hasta una relación directa
con Dios.
Ese testimonio de retirada al desierto ya se encuentra en los evangelios: San Juan Bautista y el mismo Jesús
vivieron esa experiencia. En consecuencia, Egipto como desierto por antonomasia fue el escenario en donde
comenzó a consolidarse ya en el siglo IV esta nueva dimensión de la iglesia.
Tenemos en primer lugar el testimonio de San Antonio que fue el gran modelo para los anacoretas que
estudiaron su vida, la rodearon de curiosos detalles acerca de su prodigiosa santidad. Pacomio (387) organizo
nuevas comunidades religiosas a las que dotó de un reglamento estricto que recuerda en cierto modo la dura
disciplina militar romana.
Además, la creación del monaquismo oriental es, sobre todo, obra de San Basilio que se retira en el (360) a un
lugar próximo a Neocesarea, a orillas del Ponto. Uniéndosele otros fieles y redacta una regla para la vida
común.
El monacato en occidente es mucho más tardío y manifiesta una poderosa influencia de aquellos modelos
orientales, especialmente los de Egipto y de Betlehem en donde se instaló San Jerónimo a partir del año 385. La
presencia de San Atanasio en Tréveris en dos ocasiones y la influencia de San Hilario de Poitiers resultaron sin
duda decisivas.
San Martin va hacia las Galias para entrar en relación con San Hilario de Poitiers quien le orientó hacia el
cenobitismo ya que, al convertirse en obispo de Tours, fundó un monasterio en Marmoutier que acogió a
numerosos discípulos.
Todo este movimiento que presenta como meta la vida de perfección se produce en paralelo con la enorme tarea
que la iglesia hubo de desarrollar en defensa de su doctrina acerca de la absoluta trascendencia de Dios frente a
los planteamientos de la filosofía griega. Frente al pelagianismo la iglesia va por la vía de los concilios afirmaba
con san Agustín la indispensable asistencia del Espíritu Santo por medio de la gracia. Frente al arrianismo
afirmo la divinidad de Jesucristo, y en medio, del nestorianismo y monofisitas, insistía en la unión sustancial
entre las dos naturalezas, de modo que Jesucristo, siendo Dios, compartía plenamente la naturaleza humana
revelando así la dignidad de que esta se halla revelada.
El monaquismo Benedictino no tendrá que entrar en discusiones de este tipo. La gran plataforma doctrinal de
San Benito va apoyarse en los cuatro concilios ecuménicos especialmente el de Éfeso (431), que definió la
maternidad divina de María. El benedictismo no es un invento genial de un hombre extraordinario sino síntesis
definitiva de un proceso mediante el cual la romanidad iba a ofrecerse desde una nueva y sorprendente
dimensión: un nuevo modelo de hombre.
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