PRESCIENCIA

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PRESCIENCIA

PRESCIENCIA Y MOLINISMO

ARTICULO Unaexplicación
del conocimiento medio:
Molinismo
BY SEMPERREFORMANDAPERU  ON 25 NOVIEMBRE, 2019 • ( DEJA UN
COMENTARIO )

POR CHARLES RENNIE

El conocimiento medio, también conocido como molinismo, deriva su nombre


de un jesuita del siglo XVI llamado Luis de Molina (1535-1600). Hay evidencia
de que en una década después de la muerte de Molina, su visión del
conocimiento medio tuvo una profunda influencia en la teología de James
Arminius, aunque existe cierto desacuerdo entre los estudiosos en cuanto a la
extensión de esa influencia. 

Entre los defensores contemporáneos más académicos e influyentes del


molinismo se encuentran Alvin Plantinga y William Lane Craig (quien ha
propuesto que el molinismo es la clave para un acercamiento calvinista-
arminiano).  Pero el interés en la doctrina también parece estar creciendo en el
mundo más popular y accesible de los blogs, videos y podcasts de Internet. Si
aún no lo ha encontrado, es muy probable que usted o uno de los miembros de
su iglesia lo haga. 

En esta serie de dos partes, la fidelidad bíblica del Molinismo será examinada
desde una perspectiva autoconsciente y confesionalmente reformada. Sin
embargo, antes de que se pueda evaluar su fidelidad bíblica, que será el foco
del próximo post, debemos tratar de entender el molinismo en sus propios
términos. Por lo tanto, debe ser preguntado: ¿Qué es el molinismo y a qué se
refiere el “conocimiento medio”? En nuestro siguiente articulo haremos una
evaluación del Molinismo.

Explicación de Conocimiento Medio


La principal preocupación de sus defensores es reconciliar la certeza del
decreto de Dios y la contingencia o libertad de las acciones del hombre, es
decir, la agencia divina y la agencia humana. El problema, como ellos lo ven,
es éste: porque la presciencia y la voluntad de Dios son inmutables e infalibles,
todo lo que Él conoce de antemano debe necesariamente suceder. Pero, si
todas las cosas ocurren necesariamente, la libertad genuina, o la contingencia
de los agentes libres, parece ser imposible. Por ejemplo, debido a que Dios
infaliblemente sabía de antemano que yo estaría escribiendo este análisis del
molinismo, parecería que no es genuinamente posible que yo no escriba esto
en este momento. ¿Cómo podemos afirmar la certeza de la presciencia y del
decreto de Dios sin reducir la libertad del hombre a alguna forma de
determinismo o necesidad, es decir, fatalismo? El molinista sostiene que esta
es la consecuencia lógica de la posición reformada y propone como solución la
doctrina del conocimiento medio.

Sin embargo, no podemos aceptar el problema tal y como lo ven ellos, ni las
presuposiciones que se esconden detrás de él. Pero dejando eso de lado por
el momento, para entender la solución molinista necesitamos tener en cuenta
dos cosas con respecto al conocimiento de Dios. 

Dios, el creador, no depende de la creación para su conocimiento

Primero, debemos mantener que el fundamento de todo el conocimiento de


Dios es Su propia esencia y no depende de otra cosa que de Él mismo. “Yo
soy quien soy” (Éxodo 3:14). En otras palabras, Dios es lo que es, y posee todo
lo que Él es de Sí mismo. Dios…. es solo en y para sí mismo todo suficiente,
no necesitando de ninguna criatura que haya creado….”. A su vista todas las
cosas son abiertas y manifiestas, su conocimiento es infinito, infalible e
independiente sobre la criatura, de modo que nada es para él contingente o
incierto” (2LCF 2.2; WCF 2.2); “Todas sus obras son conocidas por Dios desde
la eternidad” (Hechos 15:18). 

Tanto los medievales como los reformados siempre han confesado que Dios
sabe por Su propia esencia, es decir, que necesariamente sabe todas las
cosas conociéndose perfectamente a Sí mismo y de todas las maneras en que
Su propia perfección y bondad pueden ser imitadas y reflejadas en la criatura
de maneras finitas y limitadas. De esta manera, el conocimiento de Dios se
fundamenta en su propia esencia tan imitable como el prototipo y ejemplo de
toda realidad, ya sea real o meramente posible[1], una presuposición bíblica
importante, a la que volveremos en un momento, que socava la posición
molinista.

Distinciones teológicas en el conocimiento de Dios

La segunda cosa que debemos tener en mente son las varias distinciones
lógicas y bíblicas que se han hecho habitualmente con respecto al
conocimiento de Dios. El consenso medieval y reformado ha sido el de
distinguir dos momentos lógicos (no temporales) en el conocimiento divino
relativo al decreto divino: el conocimiento natural o simple de Dios y el
conocimiento libre o visionario de Dios. Otra manera de decir esto es que Dios
sabe todo lo que puede hacer y todo lo que Él, en virtud de Su decreto, hará. 

A. El conocimiento natural de Dios, de todo lo que podría hacer (De


Potentia Absoluta)

El primer momento–el conocimiento natural de Dios–es lógicamente anterior al


decreto divino, es decir, no presupone el decreto, sino que comprende Su
conocimiento absoluto de todas las cosas y mundos posibles en los que Su
esencia puede ser imitada en las cosas creadas. Como tal, Su conocimiento
natural es Su conocimiento de Su propio poder absoluto (de potentia absoluta),
es decir, todo lo que el poder de Dios puede hacer.

B. El conocimiento anterior de Dios, de todo lo que hará (De Potentia


Ordinata)

El segundo momento -el llamado conocimiento de la visión de Dios- se refiere a


Su conocimiento anterior, no de lo que Él es capaz de hacer, sino más
estrechamente de las cosas que Él ha querido/decretado libremente hacer.
Como tal, el conocimiento visionario de Dios presupone, o lógicamente sigue,
el decreto de Dios y descansa no sólo en el poder absoluto de Dios, sino más
particularmente en el poder ordenado de Dios (de potentia ordinata). 

El primero, el conocimiento natural de Dios, siendo lógicamente anterior a Su


decreto, se refiere a todo lo que Dios puede hacer, incluyendo muchas
posibilidades que Dios podría haber hecho pero que ha decidido no hacer. Este
último, presuponiendo Su decreto, se refiere al conocimiento previo de Dios de
todo lo que Él ha escogido libremente para actualizar o llevar a cabo. 

Las cosas son conocidas como posibles en virtud de Su poder y conocidas


como futuras en virtud de Su voluntad. Y sin embargo, “aunque Dios sabe todo
lo que puede o puede suceder en todas las supuestas condiciones, no ha
decretado nada porque lo previó como futuro, o como lo que sucedería en tales
condiciones” (2LCF 3.2; WCF 3.2; cf. Rom. 9:11-18). 

Una vez más, como lo ve el Molinista, el problema con el cálculo tradicional es


que, si el conocimiento previo de Dios de las cosas futuras (personas, eventos,
acciones, etc.) descansa sobre la voluntad inmutable de Dios, entonces esas
cosas deben suceder necesariamente. Y si se cumplen necesariamente,
entonces la contingencia y la libertad del albedrío humano serían destruidas.
Su solución propuesta al problema es la llamada doctrina del conocimiento
intermedio. Para afirmar la libertad del hombre y la soberanía divina, insertan
un tercer momento lógico entre el conocimiento natural de Dios y el
conocimiento visionario, de ahí el nombre de conocimiento medio. 

Conocimiento contrafactual de Dios: Afirmado por todos

Como el conocimiento natural de Dios, el conocimiento medio, según un autor, 

“es el conocimiento prevolicional de Dios de todos los verdaderos


contrafácticos. Es decir, es un tipo de conocimiento que Dios poseía
lógicamente… antes de estar dispuesto a crear el mundo o de tomar cualquier
decisión sobre qué tipo de mundo, si lo hubiera, crearía. En este conocimiento,
Dios comprendió el valor de verdad de todos los contrafactuales, o
proposiciones condicionales en el estado de ánimo subjuntivo….. Para ilustrar,
la [siguiente proposición es un contrafáctico]:

“Si la Corte Suprema hubiera declarado a Al Gore el ganador de las


elecciones presidenciales del 2000, los Estados Unidos no habrían invadido
Afganistán e Irak.” Y según el conocimiento medio, Dios sabe cuáles de
estas proposiciones son verdaderas y cuáles son falsas antes de decidir
hacer este mundo o cualquier otro mundo”[2].
Que Dios posee conocimiento contrafactual no es en absoluto controversial.
Tanto los medievales como los reformados han confesado que los llamados
contrafactuales están entre los muchos posibles que se encuentran dentro del
ámbito del conocimiento natural de Dios. Lo que es controversial acerca de la
afirmación del conocimiento intermedio es que no basa este conocimiento en el
conocimiento que Dios tiene de sí mismo (ni en lo que Él puede hacer ni en lo
que Él hará), sino en lo que la criatura potencial haría por sí misma. El punto de
vista del conocimiento medio propone que Dios sabe lo que toda criatura, si
fuera creada, haría libremente en cualquier circunstancia, no conociéndose a sí
mismo como la causa principal de toda posibilidad, sino conociendo a la
criatura potencial como la causa completa de sus propias acciones,
independientemente de la causalidad divina. Lo que es controversial, entonces,
es la suposición de que el así llamado conocimiento medio de Dios no está
basado en Dios mismo, sino que depende de algo más que de Dios, de la
criatura, que se presume que es independiente y autónoma de Dios.[3]

La medula del molinismo: la criatura es independiente y autónoma del


Creador

La singularidad de este punto de vista puede verse en su relación con la


doctrina de la elección. La variedad popular del arminianismo propone el
siguiente orden lógico: Dios decide crear un mundo particular y luego mira por
el corredor del tiempo y prevé quién pondrá su fe en Cristo y quién no, y luego
basa su decreto de elección en la fe prevista en esas personas. El molinismo,
sin embargo, aborda el asunto con más sofisticación. Propone que Dios es,
según el llamado conocimiento intermedio, consciente de todos los mundos
posibles en los que, en determinadas circunstancias, una persona confiaría
libremente en Cristo y en otros mundos posibles en los que, en otras
circunstancias, rechazaría libremente a Cristo. Por consiguiente, Dios no basa
Su elección de esa persona en base a su fe prevista, sino que determina que
ellos creerán decretando soberanamente uno de los mundos posibles, junto
con todas las circunstancias concomitantes, en las cuales Él prevé que ellos
creerán. De este modo se preserva la libertad humana, en la medida en que
Dios no es la causa de su fe sino que es autónoma; de la misma manera, se
preserva la soberanía de Dios, en la medida en que Él no tenía ninguna
necesidad de decretar ese mundo y no otro de la miríada de mundos posibles
en los que ellos no habrían creído.

Conclusión

En resumen. Hemos intentado responder a la pregunta: ¿Qué es el molinismo


y a qué se refiere el “conocimiento medio”? La principal preocupación de sus
defensores es reconciliar la soberanía del albedrío divino y la libertad del
albedrío humano. El problema, como ellos lo ven, es éste: si todo lo que Dios
decreta necesariamente llega a suceder, entonces la libertad genuina y la
contingencia de los agentes libres parecen ser imposibles. Su solución
propuesta es insertar un tercer momento lógico entre el conocimiento natural
de Dios y el conocimiento visionario, en el cual Dios supuestamente sabe lo
que cada criatura haría libremente en cualquier circunstancia. Se argumenta
que, al ordenar libremente un mundo particular con un conjunto particular de
circunstancias en las que Dios prevé lo que la criatura haría libremente, se
preservan tanto la soberanía del albedrío divino como la libertad del albedrío
humano. Pero, ¿qué tan bíblico es el conocimiento medio? En la segunda parte
de esta serie, ofreceremos una breve evaluación de la llamada doctrina del
conocimiento medio desde una perspectiva autoconsciente y confesionalmente
reformada.

 cf. Aquino, ST I, a.15, q.2, “En cuanto conoce perfectamente su propia


[1]

esencia, la conoce según todos los modos en que puede ser conocida. Ahora
puede ser conocida no sólo como es en sí misma, sino como puede ser
participada por criaturas de acuerdo a algún grado de semejanza”. Charnock,
Existencia y Atributos, “Dios conoce por su propia esencia; es decir, ve la
naturaleza de las cosas en las ideas de su propia mente, y los acontecimientos
de las cosas en los grados de su propia voluntad; los conoce no viendo las
cosas, sino mirándose a sí mismo; su propia esencia es el espejo y el libro, en
el que contempla todas las cosas….”. (1:452). Ver Henri Renard, La Filosofía
del Ser, “Desde toda la eternidad Dios contemplando Su esencia, que es la
actualidad de toda perfección, ve la posibilidad de imitaciones limitadas de esa
perfección suprema. Así, desde una eternidad concibe las esencias posibles;
por consiguiente, se dice que estas esencias son eternas, inmutables y
necesarias. La realización formal de los posibles, entonces, está en el intelecto
divino. El fundamento, sin embargo, para esta cognición es la esencia de Dios
como imitable, porque la esencia de Dios es la fuente de toda realidad, de
todos los posibles, de todos los seres” (112). Ver John McCormick, Metafísica
Escolástica, “Si algo más allá de Dios es posible, es porque puede imitar de
manera finita alguna perfección infinita de Dios. La esencia de Dios tan imitable
de una manera finita en las cosas creadas es, por lo tanto, el fundamento
último de los posibles y la razón final por la cual las cosas son posibles en
absoluto….. La esencia de Dios es, por lo tanto, el modelo y prototipo de toda
realidad” (1:55).

 Kirk R. MacGregor, Luis de Molina: La vida y la teología del fundador del


[2]

conocimiento medio, 79.

 El molinista podría protestar contra esta conclusión, señalando que el propio
[3]

Molina hablaba de la causalidad divina tanto en la creación de criaturas


capaces de la causalidad libertaria como en la libre realización de un orden
específico y, por lo tanto, del resultado de las cosas. Incluso sostenía que “Dios
no adquiere ningún conocimiento de las cosas, sino que en cambio conoce y
comprende todo lo que sabe en su propia esencia y en el libre determinismo de
su propia voluntad….”. Pero Molina inmediatamente continúa limitando la
medida en que Dios comprende todo lo que sabe, excluyendo la noción de que
Él sabe todas las cosas al conocerse a sí mismo como su causa: “…sin
embargo no es porque Él sabe que algo va a ser lo que esa cosa va a ser. Al
contrario, es porque la cosa vendrá a ser de sus causas que Él sabe que va a
ser” (Molina, Sobre la Divina Preconciencia: Parte IV de la Concordia, trans.
Alfred J. Freddoso, disputa 52.19).
Una evaluación del
Molinismo
BY SEMPERREFORMANDAPERU ON 2 DICIEMBRE, 2019 • ( DEJA UN
COMENTARIO )

POR CHARLES RENNIE 

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En la primera parte de esta serie, la doctrina del conocimiento medio fue expuesta y
explicada en sus propios términos. Su principal preocupación es reconciliar la soberanía del
albedrío divino y la libertad del albedrío humano insertando un tercer momento lógico entre
el conocimiento natural de Dios y el conocimiento visionario, en el cual Dios
supuestamente sabe lo que cada criatura haría libremente en cualquier circunstancia
posible. Se argumenta que, al ordenar libremente un mundo particular con un conjunto
particular de circunstancias en las que Dios prevé lo que la criatura haría libremente, se
preserva la integridad tanto del albedrío divino como del albedrío humano. 

En lo que sigue, la fidelidad bíblica del molinismo será evaluada desde una perspectiva
autoconsciente y confesionalmente reformada. Por lo tanto, hay que preguntarse: ¿Qué tan
bíblico es el conocimiento medio? Esta cuestión probablemente no se resolverá por motivos
puramente exegéticos. Se buscará una respuesta más definitiva evaluando algunos de los
presupuestos teológicos divergentes sobre Dios que se encuentran detrás de estas
importantes discusiones exegéticas. Y como veremos, las presuposiciones que uno se ve
obligado a hacer sobre Dios para afirmar la necesidad, y coherencia, de un así llamado
conocimiento medio de Dios en el Molinismo, son inconsistentes con el Dios de la Biblia
que sólo “es lo que es”; y es todo lo que Él es en si mismo (Éxodo 3:14).

Conocimientos medios evaluados

¿Qué tan bíblico es el conocimiento medio? Hay diferentes maneras de abordar esta
cuestión. Podríamos refutar el molinismo desde una perspectiva exegética y hermenéutica,
y otros lo han hecho competentemente,[1] pero también podemos abordar la cuestión
evaluando la fidelidad bíblica y confesional histórica de algunas de las presuposiciones
metafísicas implicadas en la posición molinista. En lo que sigue, evaluaremos tres de estas
presuposiciones metafisicas. Con respecto a las dos primeras, se argumentará que la
solución propuesta por los defensores del conocimiento medio presupone una visión anti
bíblica y, por lo tanto, incoherente de Dios. En cuanto al tercero, el aspecto confesional, se
argumentará que el problema en sí mismo, y mucho menos la solución propuesta, asume
igualmente una visión no bíblica de Dios y, por lo tanto, debe ser rechazado desde el
principio.

El Molinismo desde una perspectiva bíblica de la Doctrina de Dios


Primero, con respecto a la solución molinista, falla en fundamentar el llamado
conocimiento medio de Dios en el conocimiento que Dios tiene de sí mismo. Más bien,
afirma que los efectos libres y contingentes (eventos, acciones u otros) son conocidos por
Dios como cosas independientes de la causalidad divina. Sin embargo, esto haría que Dios
y la perfección de Su conocimiento dependieran de algo que no es Dios, es decir de la
creación. Así como ninguna criatura puede estar en el mundo sin la causalidad divina, de la
misma manera tampoco se puede saber lo que haría una criatura si estuviera en el mundo
sin la causalidad divina. Decir lo contrario presupondría necesariamente un Dios cuyo
conocimiento depende de la criatura y una criatura que es en algunos aspectos totalmente
independiente de Dios. Ambas premisas son metafísicamente imposibles y bíblicamente
incoherentes.[2]

Regninald Garigou-Langrange, en el libro El Dios Único, 465-466, escribe:

El conocimiento de Dios no puede ser determinado por nada que sea extrínseco (es
decir que este fuera) a Él, y que no sea causado por Él. Pero así son los medios de
comunicación de la ciencia, que dependen de la determinación del futuro libre y
condicionado; pues esta determinación no viene de Dios, sino de la libertad humana,
puesto que se encuentra en circunstancias tan particulares…. Así Dios sería
dependiente de otro, sería pasivo en Su conocimiento, y ya no sería más un Acto
Puro. El dilema no tiene solución: O Dios es el primer Ser determinante, o bien es
determinado por otro. No hay otra alternativa. En otras palabras, la ciencia media
implica una imperfección que no puede existir en Dios. 
Charnock, en Existencia y Atributos, escribe:

Si él entendiera por imágenes tomadas de las criaturas, como nosotros, habría algo
en Dios que no es Dios, es decir, las imágenes de cosas tomadas de objetos externos.
Si estos es asi: Dios entonces dependería de las criaturas… (1:452). 
De nuevo Charnock: 

Como su esencia se representa a sí misma, así también representa a las criaturas y se


las da a conocer. Como la esencia de Dios es eminentemente todas las cosas, así que
al entender su esencia, él entiende eminentemente todas las cosas. Y por eso no solo
tiene un conocimiento de sí mismo, y otro conocimiento de las criaturas; sino que al
conocerse a sí mismo como la causa original y ejemplar de todas las cosas, no puede
ser ignorante de ninguna criatura, de la cual él es la causa de todas las cosas, no
puede ser ignorante de ninguna criatura de la cual él es la causa. De tal manera que
él conoce todas las cosas, no por un entendimiento de ellas, sino por un
entendimiento de sí mismo. (1:453). 
Francis Turretin, Institutos de Teología Eléctica, 1:214, escribe:

No había nada desde la eternidad que pudiera ser la causa de la determinación de


una cosa indiferente a ninguna de las partes excepto la voluntad de Dios; no su
esencia o conocimiento, porque ninguno puede operar ad extra (obras fuera de la
Trinidad) separado de la voluntad. Por lo tanto, como ningún efecto puede ser
entendido como futuro (ya sea absoluta o hipotéticamente) sin el decreto divino
(porque ninguna criatura puede estar en el mundo sin la causalidad divina), así
ninguna cosa condicional futura puede ser conocida antes del decreto.
El conocimiento de Dios es necesario y no contingente

El segundo punto, se relaciona con el primero, de nuevo con respecto a la solución del
conocimiento medio. El Conocimiento Medio (Molinismo) fracasa como una explicación
de cómo Dios puede saber con certeza qué criaturas se opondrían a su propio libre albedrío
independiente -libertario-. Una causa necesaria produce efectos necesarios, que pueden ser
conocidos de antemano con certeza. Una causa contingente produce efectos contingentes
conocidos de antemano sólo con probabilidad. 

Si Dios sabe lo que posiblemente haría una criatura basando su conocimiento en la


causalidad contingente de la criatura, y no en sí mismo como la primera causa, entonces
sólo puede tener un conocimiento conjetural o probable al respecto, pero no totalmente
certero. El conocimiento medio no proporciona ninguna otra explicación de cómo Dios
puede saber con certeza, sino sólo con probabilidad, lo que haríamos de acuerdo a nuestra
propia libertad independiente. Además, el conocimiento probable puede volverse
significativamente poco confiable por la posibilidad de que nuestro “actuar sea fuera de
carácter”.[3]

Francis Turretin, en sus Institutos de Teología Eléctica, 1:215, (resumiendo Aquino, ST I,


q.14, a.13), escribe: 

Quien conoce un efecto contingente en su propia causa solamente y no en alguna


causa superior que ciertamente la determine, tiene sólo un conocimiento conjetural
(probabilistico) al respecto. Puesto que de una causa indiferente en cuanto a que es
contingente, no puede fluir un acto determinado; y por la misma razón de un
antecedente contingente, en cuanto contingente, no puede fluir una conclusión
necesaria ante el decreto de la voluntad divina. 
De nuevo Turretin: 

Lo que es concebido para ser determinado por Dios también puede ser pronunciado
para ser determinado; pero lo que es concebido sólo para ser posible, puede ser
pronunciado sólo para ser posible. Ahora bien, se niega que la coexistencia de un
acto libre sobre hipótesis pueda concebirse para que sea determinantemente
antecedente al decreto; se concede que pueda ser posible. Así que es verdad que
Pedro posiblemente pecaría si se colocara en un orden dado de cosas
precedentemente al decreto; pero no determinadamente para hacerlo cierto, Pedro
pecaría en realidad y de hecho si se colocara en tal orden de cosas. Esto no podía ser
cierto a menos que fuera por un decreto permisivo de Dios. (Turretín, 1:217-218).
La relación entre una causa necesaria y una causa contingente.
La tercera objeción se refiere al “problema” tal como el Molinismo lo ve. Acabamos de
decir que las causas necesarias producen efectos necesarios y las causas contingentes
producen efectos contingentes. Es decir, efectos que proceden de su causa (causa
contingente) son de tal manera que podrían no haber ocurrido o podrían ser de otro modo.
Y el molinista asume que la voluntad de Dios, por ser infalible e inmutable, debe ser una
causa necesaria que sólo produce los efectos necesarios y, por lo tanto, amenaza la
contingencia y la libertad del albedrío humano, que es contingente. 

Pero no podemos aceptar el problema tal como ellos lo ven, que asume que Dios es del
mismo orden unívoco de ser cuyo albedrío causal debe competir por espacio e influencia
con el albedrío de la criatura. El albedrío divino no puede reducirse a una causa necesaria o
contingente. La causalidad de Dios trasciende todo el orden de la existencia y de la agencia
de la criatura. La causalidad de Dios es de primer orden de causalidad y toda la existencia
de la criatura se vive en el orden de las segundas causas. Aunque el albedrío Divino en el
mundo es cierto e infalible a la manera de las primeras causas, no es, como tal, una causa
necesaria que produzca los efectos necesarios. Más bien, como causa trascendente,
infaliblemente ordena las causas necesarias para que los efectos que Él quiera sean
necesarios; y no menos eficazmente ordena las causas que actúan de manera contingente
para que los efectos que Él quiera sean contingentes. 

Conclusión

Hay mucho misterio aquí, pero no hay problemas que superar. El albedrío divino y el
albedrío humano no necesitan ser reconciliados como dos formas de causalidad que
compiten por los mismos efectos. El albedrío divino del primer orden no viola sino que
establece el albedrío humano del segundo orden, ya sea necesario o contingente. Sugerir lo
contrario es un fracaso colosal para tomar en serio la distinción bíblica fundamental entre el
Creador y la criatura. 

Nuestras Confesiones Reformadas no tratan de resolver el misterio como si fuera un


problema, sino que lo confiesan sin miramientos:

Aunque en relación con el conocimiento previo y el decreto de Dios, la primera


causa, todas las cosas suceden inmutable e infaliblemente; de modo que no hay nada
que suceda por casualidad, o sin su providencia; sin embargo, por la misma
providencia les ordena que caigan de acuerdo con la naturaleza de las segundas
causas, ya sea necesaria, libre o contingentemente (2LCF 5.2; WCF 5.2). [4]
Publicado el 24 de Octubre del 2019. Primero
en: http://www.reformation21.org/blog/2019/10/is-middle-knowledge-biblical-
a-1.php
Notas:

 Por ejemplo, ver la serie de James Anderson “How Biblical is Molinism” en su


[1]

blog Analogical Thoughts.  


 Con respecto al dilema de la base, cf. Rom. 11:33-36. Véase también la nota
[2]

1 y 3 supra. 

 Con respecto al Conocimiento Probable, cf. Isa. 46:10. Ver Richard Baxter
[3]

(citado en Muller, PRRD, 3:4222), “[S]eeing they use it to showw how God
knoweth that Determinatively, which he foreseeth but in Conditionibus sine
quibus non, or in unnecessary and not determining causes. Y su propia
respuesta no significa nada más para el propósito, sino que Dios puede
conocer a los contingentes futuros por la perfección infinita de su
entendimiento, que es la más verdadera. Pero que los conozca más por la
suposición de las circunstancias, nunca prueban.”

 En cuanto a la primera y segunda causalidad, cf. 2LCF 3.1. Ver Michael J.
[4]

Dodds, Abriendo la Acción Divina: Ciencia Contemporánea y Tomás de Aquino,


210, “Si afirmamos la trascendencia divina, podemos ver que la causalidad
secundaria no disminuye el poder de Dios ni distorsiona el de las criaturas.
Dios puede actuar por causas secundarias, con su carácter de necesidad,
contingencia, casualidad o libertad, sin convertirse él mismo en otra causa
secundaria, actuando con una necesidad, contingencia, casualidad o libertad
unívoca. La causalidad de Dios no está limitada o circunscrita por las criaturas.
La causalidad de las criaturas tampoco está comprometida por la causalidad de
Dios: lo que Dios quiere que se actualice en el mundo siempre se actualiza, y
se actualiza a través del modo de causalidad secundaria que Dios quiere, ya
sea a través de causas necesarias para que ocurra necesariamente, a través
de causas contingentes para que ocurra de manera contingente, a través del
libre albedrío para que ocurra de manera libre, o por casualidad para que
ocurra de manera espontánea”. Ver Aquino, ST I, q.19, a.8, “Hay una diferencia
que debe ser notada por parte de la voluntad divina, porque la voluntad divina
debe ser entendida como existiendo fuera del orden de los seres, como una
causa que produce la totalidad del ser y todas sus diferencias. Ahora bien, lo
posible y lo necesario son las diferencias del ser, y por lo tanto la necesidad y
la contingencia de las cosas y la distinción de cada una de ellas según la
naturaleza de sus causas próximas se originan de la voluntad divina misma,
porque él dispone las causas necesarias para que los efectos que quiere sean
necesarios, y ordena las causas que actúan de manera contingente (es decir,
capaces de fallar) para que los efectos que quiere sean contingentes. Y según
la condición de estas causas, los efectos se llaman necesarios o contingentes,
aunque todo depende de la voluntad divina como de una primera causa, que
trasciende el orden de necesidad y contingencia. Esto, sin embargo, no puede
decirse de la voluntad humana, ni de ninguna otra causa, pues cualquier otra
causa ya cae en el orden de la necesidad o de la contingencia; por lo tanto, o
bien la causa misma debe ser capaz de fracasar o, si no, su efecto no es
contingente, sino necesario. La voluntad divina, por otra parte, es infalible; sin
embargo, no todos sus efectos son necesarios, pero algunos son
contingentes”. Ver Francis Turretin, Institutos de Teología Eléctica, 1:218, “….lo
que respecto a la primera causa es necesario respecto a la segunda puede ser
contingente, la primera causa así lo dispone. Esto no sólo asegura la existencia
de la cosa, sino que a su manera es necesariamente una cosa necesaria, un
contingente contingente. Pero esa necesidad en cuanto a la primera causa no
quita la libertad del libre albedrío porque no es una necesidad de coacción,
sino de consecuencia o infalibilidad que mejor conspira con la libertad”.

Molinismo: ¿Una nueva herejía?


28 enero, 2019pensamientopentecostalarminiano

Por: Pastor Fernando E. Alvarado.

INTRODUCCIÓN.

Las posiciones en cuanto a la salvación están en dos extremos de la balanza: la


agustiniana contra la pelagiana. Sin embargo, el agustinismo (conocido en su
forma protestante como calvinismo) y el pelagianismo no son las únicas
posiciones soteriológicas sustentadas por la cristiandad. En el medio de ambos
extremos se encuentra el arminianismo (por el lado protestante) y el molinismo
(por el lado católico). En su mayoría, los pentecostales somos arminianos en
nuestra soteriología; sin embargo, cada vez más protestantes (algunos
pentecostales incluidos) se inclinan por el molinismo. Pero ¿Qué es el
molinismo?

¿QUÉ ES EL MOLINISMO?

La doctrina molinista o molinismo es una doctrina religiosa cristiana que intenta


reconciliar la providencia de Dios con el libre albedrío humano. El término
proviene del apellido del teólogo católico español Luis de Molina, jesuita del
siglo XVI. William Lane Craig, teólogo protestante, es uno de sus mejores
defensores conocidos hoy en día, aunque otros molinistas importantes incluyen
Alfred Freddoso y Thomas Flint. En términos básicos, los molinistas sostienen
que además de conocer todo lo que hace o que va a pasar, Dios también sabe lo
que sus criaturas elegirían libremente si estuvieran en cualquier otra circunstancia
distinta de su realidad presente.
PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS DEL MOLINISMO.

En el siglo XVI, Luis de Molina (Cuenca, 29 de septiembre de 1535 – Madrid, 12


de octubre de 1600), un sacerdote jesuita español, teólogo y jurista intentó frenar
el avance del protestantismo en Europa. De Molina se opuso a la doctrina
protestante de la predestinación, defendida por Martín Lutero en La voluntad
determinada y Juan Calvino en su Institución de la Religión Cristiana. El
pensador español no quiso que el mensaje protestante eliminase el concepto de la
libertad de la criatura. Creyó que el protestantismo estaba sofocando el libre
albedrío. Sus ideas quedaron plasmadas en su obra maestra titulada La
Concordia del libre arbitrio con los dones de la gracia y con la presciencia,
providencia, predestinación y reprobación divinas, publicada en Lisboa en
1588, en latín, la cual es considerada una de las obras más importantes de la gran
filosofía escolástica española del siglo XVI.
Así pues, el molinismo nació con el propósito expreso de combatir la doctrina
calvinista de algunos Reformadores, según la cual tanto los pecadores como el
justo han perdido la libertad de la voluntad. El molinismo mantiene y defiende
denodadamente el dogma Tridentino que enseña que la libertad de la voluntad no
ha sido destruida por el pecado original y que esta libertad permanece intacta
bajo la influencia de la Gracia divina (Cf. Sess. VI, can iv-v en Denzinger,
“Enchiridion”, ed. Bannwart, Freiburg, 1908, nn. 814-15).
Para el molinismo la libertad de la voluntad es una consecuencia de la
inteligencia, y como tal el más precioso don del hombre, una dote que nunca
puede perder sin aniquilar su propia naturaleza. El hombre es necesariamente
libre en todos los estados de la vida, actual o posible, sea ese estado la naturaleza
pura, como en los animales (status purœ naturœ), o el estado de naturaleza caída
(status naturœ lapsœ), o el estado de regeneración (status naturœ reparatœ). Si se
privara al hombre de la libertad de la voluntad necesariamente degeneraría en su
naturaleza y se hundiría al nivel de los animales.

De acuerdo con el molinismo, puesto el estado de pura naturaleza, privado de la


gracia sobrenatural y sin una justicia sobrenatural, nunca existió y puesto que el
estado de justicia original no ha sido reestablecido por la redención de Cristo,
solo se puede tener en consideración el estado presente del hombre para resolver
el problema de la relación entre la gracia y la libre voluntad. A pesar del pecado
original y la concupiscencia, el hombre es aún libre, no solo respecto al bien y
mal éticos en sus acciones naturales sino también en sus obras salvíficas
sobrenaturales en las que la gracia divina coopera con su voluntad (sinergismo).

El molinismo escapa de las sospechas de pelagianismo afirmando desde el


principio que el alma con sus facultades (intelecto y voluntad) deben ser primero
constituidas por la gracia previniente, un principio sobrenatural de operación in
actu primo, antes de poder, en conjunción con la ayuda del concurso sobrenatural
de Dios, realizar un acto salvífico in actu secundo. Así, el acto salvífico es en sí
mismo un acto de la gracia más que de la voluntad; es la obra común de Dios y el
hombre, porque mientras que el elemento sobrenatural de acto se debe a Dios, a
su vitalidad y libertad al hombre.

No se debe imaginar, sin embargo, que la voluntad tiene tal influencia en la


gracia que refuerza el poder de la misma; el hecho es más bien que el poder
sobrenatural de la gracia se transforma primero en energía vital de la voluntad y
después, como concurso sobrenatural, excita y acompaña al acto libre salvífico.
En otras palabras, la gracia como ayuda y cooperadora (gratia adiuvans seu
cooperans), produce el acto conjuntamente con la voluntad. De acuerdo con esta
explicación la divina gracia no solo hace el acto sobrenatural posible, sino que el
acto mismo, aunque libre, depende completamente de la gracia, porque es la
gracia la que hace posible el acto salvífico y la que estimula y asiste en
producirlo. Así el acto es completamente producido por Dios como primera causa
(Causa prima), y también completamente por la voluntad como causa segunda
(causa secunda). Una mente sin prejuicios debe reconocer que esta exposición
está lejos de incurrir en la sospecha de Pelagianismo o Semipelagianismo.

El Molinismo pretende armonizar dos verdades bíblicas aparentemente


irreconciliables: (1) Dios ejercita soberano control sobre toda su creación y (2)
los seres humanos son agentes libres, responsables por sus actos. Es importante
notar que tanto el Calvinismo como el Arminianismo afirman estas verdades,
pero el Calvinismo tiende mucho a enfatizar la soberanía de Dios, lo cual,
llevado a un extremo, cae en el fatalismo, haciendo a Dios el autor del mal. Por
otra parte, el libertarismo llevado al extremo puede llevar al Pelagianismo. El
Molinista afirma rechazar ambas posiciones enseñando que Dios es soberano por
medio de su atributo de omnisciencia.

EL CONOCIMIENTO MEDIO.

La ortodoxia protestante divide el conocimiento de Dios en dos grandes bloques,


a saber, el conocimiento natural de Dios (scientia necessaria), y el conocimiento
libre de Dios (scientia definita). El primer tipo de conocimiento se refiere a todo
lo que Dios sabe en cuanto a su propia naturaleza y a todas las posibilidades
compatibles con su naturaleza; la segunda clase de conocimiento tiene que ver
con lo que Dios ha decretado efectuar por su libre voluntad.
A diferencia del protestantismo tradicional, en el molinismo la omnisciencia
incluye tres tipos de conocimiento divino: conocimiento natural, conocimiento
medio y conocimiento libre. Para el molinista, Dios tiene conocimiento natural—
todas las verdades necesarias—y conocimiento libre—todas las verdades del
mundo presente. Sin embargo, el molinismo coloca antes del conocimiento libre,
el denominado conocimiento medio, incluyendo verdades contrafactuales—todo
el conocimiento de los mundos posibles que podrían llevar a cabo la voluntad
soberana de Dios. Contiene conocimiento acerca de todas las elecciones y
decisiones de agentes libres si fuesen creados en un mundo en particular usando
conocimiento contrafactual. Contrafactuales (CC) son estatutos condicionales del
tipo “si… entonces…” en modo subjuntivo. Según el molinismo, estos estatutos
son indispensables para el mecanismo de decisiones humanas. Por medio del uso
del conocimiento medio—antes del decreto divino (creación)—Dios sabe lo que
las criaturas harían en cualquier situación dada. Utilizando este conocimiento Él
puede entonces materializar el universo por medio de su decreto divino en el que
su soberana voluntad se lleva a cabo sin violación de la libertad humana. Una vez
que Dios materializa el universo, entonces posee conocimiento libre de todos los
hechos futuros.

El molinismo pues, afirma que, a partir del conjunto infinito de mundos posibles
que pudiesen existir (conocimiento natural de Dios), existe un subconjunto
infinito de mundos factibles que podrían llevar a cabo Su voluntad (conocimiento
medio de Dios). Es así como en el modelo Molinista se afirma que Dios controla
absolutamente todo soberanamente, y esto a pesar de que los humanos poseen
verdadero libre albedrío por el que deben de dar cuentas (Kenneth Keathley,
Salvation and Sovereignty: A Molinist Account, Nashville, TN: B&H
Publishing, 2010, pp. 385-388).
EL MOLINISMO SE EXPANDE AL MUNDO EVANGÉLICO.

La fuerza y atractivo filosófico del molinismo no sólo atrajo a muchos teólogos


católicos. El molinismo halló rápidamente adeptos en el movimiento evangélico
moderno. Ciertamente no existe una denominación protestante o evangélica que
se identifique como molinista; sin embargo, muchos teólogos y grandes
pensadores modernos del sector protestante se inclinan por dicho sistema
soteriológico. Uno de ellos, y quizá su más famoso exponente hoy en día, es el
Dr. William Lane Craig.

William Lane Craig es un filósofo analítico y teólogo cristiano estadounidense.


El trabajo filosófico de Craig se enfoca en la filosofía de la religión, la metafísica
y la filosofía del tiempo. Su interés teológico se encuentra en los estudios del
Jesús histórico y en la teología filosófica. Craig no sólo es el molinista
protestante más famoso de la actualidad, sino que también ha hecho importantes
contribuciones a las discusiones del argumento cosmológico a favor de la
existencia de Dios, de la omnisciencia divina, de las teorías del tiempo y la
eternidad, y de la historicidad de la resurrección de Jesús. Su investigación actual
trata con la aseidad divina (auto-suficiencia) de Dios y con el desafío que
plantean los relatos platónicos de los objetos abstractos para esta doctrina. Craig
es autor de varios libros, siendo el más notable de ellos Reasonable Faith,
publicado en español como Fe Razonable.

Construyendo sobre la obra de Alfred Freddoso, Craig es un férreo opositor del


fatalismo y el determinismo calvinista, a la vez que defiende con fervor las ideas
molinistas del conocimiento medio, los contrafácticos y la libertad humana.

¿IDEAS EXTRAÑAS, O ARMINIANISMO PARA NERDS?

Comprender el molinismo y sus postulados requiere conocer previamente el


significado de varios términos usados por sus defensores para explicar su
doctrina, entre ellos:

1. ACTUALIZAR: Crear, materializar algo. Dicha actualización puede ser:


 ACTUALIZACIÓN DÉBIL: Dios creando a un agente en circunstancias
en donde Él sabía que el agente haría algo libremente. (Por ejemplo, el
suicidio de Saúl).
 ACTUALIZACIÓN FUERTE: Cuando Dios trae u ocasiona un estado de
cosas a través de un ejercicio de su poder causal (por ejemplo, partir en dos el
Mar Rojo, levantar a Jesús de entre los muertos).
 

3. COMPATIBILISMO O DETERMINISMO SUAVE: El Compatibilismo


es un intento de conciliar la proposición teológica de que cada evento es
causalmente determinado, ordenado o decretado por Dios (esto es, el
determinismo, no debe ser confundido con el fatalismo) – con el libre
albedrío del hombre. Promulgado originalmente desde el punto de vista
filosófico por los griegos estoicos y más tarde por numerosos filósofos como
Thomas Hobbes y David Hume, y desde el punto de vista teológico por
teólogos como Agustín de Hipona y Juan Calvino, el concepto del
Compatibilismo del libre albedrío establecerá que, aunque el libre albedrío
del hombre parece irreconciliable con la proposición del determinismo,
ambos existen y son “compatibles” uno con el otro.
 
3. COMPONIBILIDAD: La componibilidad (del latín componere, “poner
juntos”) es un concepto filosófico debido a Leibniz por la que algo es posible
en relación con algunos estados de cosas, hechos o circunstancias. Leibniz
estableció que un elemento individual completo (por ejemplo, una persona) se
caracteriza por todas sus propiedades, y éstas determinan sus relaciones con
otros elementos individuales. La existencia de un elemento individual puede
contradecir la existencia de otro. Un mundo posible comprende elementos
individuales que son componibles; es decir, elementos individuales que
pueden existir juntos. Leibniz indica que un mundo es un conjunto de
elementos componibles, sin embargo, un mundo es una especie de colección
de elementos que Dios podría traer a la existencia. Pero ni siquiera Dios
puede traer a la existencia un mundo en el que hubiera una cierta
contradicción entre sus miembros o propiedades.
 

4. CONOCIMIENTO LIBRE (SCIENTIA LIBERA): El “momento lógico”


en el conocimiento de Dios en donde Él sabe todas las proposiciones
verdaderas en el mundo actual.
 

5. CONOCIMIENTO MEDIO (SCIENTIA MEDIA): Localizada entre el


Conocimiento Natural de Dios y su Conocimiento Libre, este “momento
lógico” contiene verdades contingentes que no dependen de Dios; contienen,
por lo tanto, Contrafácticos de la Libertad Criatural (CLC), como cualquier
otro contrafáctico que es tanto contingente como no dependiente de Dios, si
es que lo hay (por ejemplo, contrafácticos de la mecánica cuántica en una
interpretación indeterminista).
 

6. CONOCIMIENTO NATURAL/NECESARIO (SCIENTIA


NATURALIS): Esto se refiere al “momento lógico” en donde Dios conoce
todas las verdades necesarias, tales como las verdades de las matemáticas y la
lógica. Este momento también incluye todas las posibilidades, ya que todo lo
que es posible es necesariamente posible. Estas verdades no están bajo el
control de Dios, pero tampoco son contingentes.
 

7. CONTINGENCIA: La contingencia es el modo de ser de lo que no es


necesario ni imposible, sino que puede ser o no ser el caso. En general la
contingencia se predica de los estados de cosas, los hechos, los eventos o las
proposiciones. Es la noción que algo podría haber sido de otra manera o lo
contrario. Una verdad contingente es algo que pasa a ser verdad, pero
obviamente podría haber sido falso. Si una declaración es contingentemente
verdadera, entonces eso significa que la alternativa fue genuinamente posible.
Se suelen emplear algunos pasajes de la Biblia para defender la idea molinista
de contingencia, por ejemplo: Génesis 19:2-3, 1 Samuel 13:13-14, 2 Reyes
13:19, Isaías 38:1-5 y Amós 7:1-6.
 

8. CONTRAFÁCTICOS: Se denomina contrafactual o contrafáctico a todo


acontecimiento o a toda situación que no ha sucedido en el universo
actualmente observable por la investigación humana, pero que podría haber
ocurrido (la situación o acontecimiento fácticos o fenoménicamente
existentes son llamados por este motivo, algo ambiguamente, «actuales»). Se
dice que el acontecimiento o la situación forman parte de un universo posible,
mientras que el acontecimiento o situación actuales forman parte del universo
fáctico o universo actual o universo real. Por ejemplo, en el mundo actual
Aristóteles fue discípulo de Platón, pero en varios universos posibles
Aristóteles puede no haber sido discípulo de Platón. En oposición a los
contrafácticos se encuentra el necesitarismo, (las cosas deben ocurrir
necesariamente tal cual ocurren), por ende, acepta sólo como posibles las
cosas del mundo actual (actualismo). Los contrafácticos exhiben una
estructura “si-entonces”, pero se utiliza un lenguaje de “estuviera-hubiera”.
Este lenguaje indica situaciones que llegarían a pasar, si hubiera un escenario
para ser cierto. Ejemplo: “Si Carlos estuviera en C, él se casaría libremente
con Diana.” Este es un ejemplo de un tipo de contrafáctico en particular
llamado “contrafácticos de la libertad Criatural (CLC o CFF en inglés)”. Se
suelen presentar los siguientes pasajes de las Escrituras como evidencia del
conocimiento contrafáctico de Dios: 1 Samuel 12:13-14, 23:10-13, Jeremías
38:17-18, Mateo 11:21-23, etc.
 

9. DETERMINISMO: Es una doctrina filosófica según la cual todo


fenómeno está prefijado de una manera necesaria por las circunstancias o
condiciones en que se produce, y, por consiguiente, ninguno de los actos de
nuestra voluntad es libre, sino necesariamente preestablecido. El
determinismo argumenta que ya que el carácter de una persona (o la
naturaleza, de acuerdo con algunos deterministas) determina sus decisiones,
entonces en cualquier situación dada, una y solo una opción es en realidad
posible. Cuando una persona hace una decisión, las condiciones previas (es
decir, las circunstancias externas y el carácter interno de la persona) la dictan
de manera que ninguna otra decisión pueda hacerse. El calvinismo suele
considerarse determinista en su comprensión de la realidad: Todo es dirigido
por la providencia y la soberanía divinas.
 

10. ESTADOS DE COSAS: Situación general de un lugar y tiempo


determinados. Se debe aclarar que la palabra “determinados” en esta
definición no denota determinismo causal, sino que es utilizado en un sentido
mundano.
 

11. GRACIA PREVENIENTE (VERSIÓN MOLINISTA): Es el acto o


proceso monergista de Dios, para llevarnos a la regeneración. Se debe notar
que la gracia preveniente no es el proceso de regeneración, sino el proceso de
llegar a la regeneración. Y este proceso es resistible.
 

12. LIBRE ALBEDRÍO LIBERTARIANO FUERTE: Este punto de vista del


libre albedrío libertariano (LAL) declara que para que una acción sea libre, el
agente debe ser libre de escoger A o no A en cualquier situación en particular.
Esta versión del LAL es completamente compatible con el Molinismo.
 

13. LIBRE ALBEDRÍO LIBERTARIANO SUAVE: Este punto de vista del


LAL declara que para que una acción sea libre, un agente debe ser el creador
causal de sus propias decisiones, y no debe ser causalmente limitado por
nada, por lo que las decisiones permanecen indeterminadas.
 

14. MUNDO FACTIBLE O VIABLE: Este es un subconjunto en particular de


mundos posibles que no solo tiene todas las proposiciones como
componiblemente verdaderas, sino también todos los contrafácticos de
libertad criatural mutualmente consistentes.
 

15. MUNDO POSIBLE: Un dispositivo filosófico utilizado para expresar las


afirmaciones modales. Se refiere a la manera que el mundo pudo haber sido.
Puede ser pensado como un máximo estado de cosas que incluye cada otro
estado de cosas o su complemento. Uno puede pensarlo también como una
conjunción compuesta de cada declaración o su contradictorio. Este estado de
cosas o declaraciones debe ser componible.
El molinismo quizá resulte ininteligible para el cristiano promedio, pero
ciertamente resulta fascinante para cristianos con formación filosófica. Por tal
motivo, muchos calvinistas no dudan en calificar al molinismo como un mero
“arminianismo filosófico” o “arminianismo sofisticado”, es decir, arminianismo
para nerds sin fundamento en la Palabra de Dios. Pero ¿Es realmente el
molinismo una versión sofisticada de arminianismo? Analicemos brevemente las
similitudes entre ambos sistemas.

R.O.S.E.S. (LOS 5 PUNTOS DEL MOLINISMO).

Es evidente en el molinismo la intención de reconocer y de afirmar el papel


decisivo de la libertad del hombre, tanto en el orden natural como en el espiritual.
La opción por el bien de parte del hombre provoca el concurso simultáneo de
Dios, hace que sea eficaz el don de la gracia, realiza el plan del Creador y
conduce de este modo a la salvación. Desde su perspectiva, Dios conoce lo que
hará la voluntad libre en las diversas situaciones en que llegue a encontrarse una
persona y sabe, en virtud del conocimiento libre, en qué situaciones llegará
efectivamente a encontrarse la persona, pudiendo así prever con certeza el buen
resultado de la gracia que va a dar a cada uno.

Bajo esta perspectiva, los predestinados son aquellos que han recibido de Dios
las gracias con las que han colaborado libremente según la previsión infalible de
Dios; los réprobos, por el contrario, no son aquellos a los que Dios no ha
concedido las gracias para salvarse, sino los que reciben el castigo debido a su
negativa prevista a salvarse. Para Molina el enemigo a vencer era el calvinismo.
Lo que Molina pretendía hacer era combatir la doctrina de la doble
predestinación (la elección divina de los justos para salvación y los réprobos para
condenación), así como el determinismo (que Dios ha determinado y
predestinado todo en el universo de antemano).

Así como la soteriología arminiana se resume en el acrónimo F.A.C.T.S. y la


calvinista en T.U.L.I.P. la soteriología molinista también tiene su acrónimo, que
es R.O.S.E.S. (Rosas en español).

 R – RADICAL DEPRAVATY. La depravación radical en el molinismo


equivale a la Total depravación del calvinismo y del arminianismo clásico,
pero lo llaman de ese modo para no causar la controversia que se da al pensar
que el ser humano está todo lo depravado que puede ser. Los molinistas
también enseñan que la humanidad es completamente incapaz de venir a Dios
por ellos mismos.
 

 O – OVERCOMING GRACE. Superación de la Gracia. La gracia


preveniente libera la voluntad humana dejándola lista para elegir o rechazar
libremente a Dios. En este punto el molinismo trata de alejarse del
semipelagianismo, al decirnos que la gracia prepara el alma para que nosotros
decidamos seguir o no al Señor, al final es sinergismo post gracia, pero
sinergismo al fin.
 

 S. – SINGULAR REDEMPTION. Redención singular. Como todos están


perdidos a causa de la depravación radical DIOS tomó la iniciativa de salvar a
todos, como Dios desea que todos sean salvos, envió a Jesús a morir por
todos, y como murió por todos, la salvación se vuelve real y accesible para
todos, de aquí emana la gracia preveniente. Para evitar caer en el
universalismo, los molinistas afirman que el sacrificio de Cristo no provee la
salvación de todos, solo la hace posible.
 

 E. – ETERNAL LIFE. Vida eterna. Es el sinónimo de la perseverancia de


los santos del calvinismo, contrario al semipelagianismo y al arminianismo,
habla de una seguridad en los salvos, una vida eterna garantizada sin la
posibilidad de perder la salvación.
 

 S. – SOVEREING ELECTION. Elección soberana, en lugar de elección


incondicional. En el calvinismo, la elección incondicional es presentada de tal
manera que da la impresión de que aquellos que mueren sin Cristo lo hicieron
porque Dios nunca deseo su salvación en primer lugar. El nuevo término
empleado por el molinismo (elección soberana) afirma que Dios desea la
salvación de todos, pero haciendo énfasis en que nuestra salvación no está
basada en nosotros escogiendo a Dios, sino en Dios escogiéndonos a nosotros
(por su conocimiento medio).
¿CUÁL ES EL PROBLEMA CON EL MOLINISMO?

Como todo sistema teológico ideado por el hombre, el molinismo es imperfecto y


falible. Tiene fortalezas y puntos débiles. Sus detractores también son muchos.
Los calvinistas, por ejemplo, argumentan que el molinismo no deja de ser una
especie de arminianismo sofisticado, que atenta contra la deidad de Dios, la
antropología bíblica, y que además es incoherente con sus propios postulados
filosóficos. Muchos arminianos, por otro lado, prefieren distanciarse del
molinismo pues no ven necesarias las innovaciones teológicas y filosóficas de
dicho sistema.

1. Primero, para muchos el molinismo pone en tela de juicio la plena deidad


de Dios ya que presupone que haya situaciones hipotéticas que podrían
ocurrir independientes de su providencia. Estas situaciones hipotéticas están
fuera del control de Dios y por lo tanto el Todopoderoso se ve obligado a
escoger crear el mejor mundo posible de entre las opciones que le dan esas
situaciones hipotéticas. Dios, pues, es como un jugador de cartas cósmico que
solamente puede jugar conforme a las cartas que le fueron repartidas antes de
la creación del mundo. Tal Dios no es soberano en el sentido bíblico del
término. ¿Acaso no estipula el Salmo 115:3 que Dios hace todo lo que
quiere? Al abrir la puerta hacia un cosmos sin el pleno dominio de Dios, se
coronan el azar y la suerte en lugar del Rey de los siglos.
 

2. Segundo, el Conocimiento Medio significa que Dios aprende lo que serán


las decisiones de las personas sólo cuando estas ocurran. Dios sería entonces
ignorante acerca de las futuras decisiones del hombre. Esto viola la Escritura
que dice que Dios conoce todas las cosas (1 Juan 3:20) y no sólo las cosas
que suceden en realidad. De hecho, los versículos usados por los Molinistas
para apoyar el Conocimiento Medio en Mateo 11:21-24 y 1 Corintios 2:8,
pueden ser usados para mostrar que el conocimiento de Dios es absoluto
cuando se trata de eventos potenciales, no en desarrollo; y Él no aprende; Él
conoce.
 

3. Tercero, como el Conocimiento del Medio está relacionado a la libertad


humana, éste falla en que no entiende la depravación del hombre. Las
Escrituras no enseñan que la persona no regenerada puede escoger libremente
a Dios. El corazón del hombre es engañador y perverso (Jeremías 17:9), el
hombre está lleno de maldad (Marcos 7:21-23), ama más las tinieblas (Juan
3:19), no busca a Dios (Romanos 3:10-12), es impío (Romanos 5:6), está
muerto en sus pecados (Efesios 2:1), es por naturaleza hijo de ira (Efesios
2:3), no puede entender las cosas espirituales (1 Corintios 2:4), y es, un
esclavo del pecado (Romano 6:16-20). Por lo tanto, lo que es importante aquí,
es entender que un no creyente es incapaz, en cualquier mundo posible, de
entender y aceptar a Cristo dada su naturaleza caída, su estado no regenerado.
Esta es la razón por la cual la Biblia enseña cosas como que Dios es quien
ordena a las personas para que crean (Hechos 13:48), escoge quién será santo
y sin mancha (Efesios 1:4), llama de acuerdo a Su propósito (2 Timoteo 1:9),
nos escoge para salvación (2 Tesalonicenses 2:13-14), concede el acto de
creer (Filipenses 1:29), concede arrepentimiento (2 Timoteo 2:24-26), nos
hace nacer de nuevo (1 Pedro 1:3), trae a las personas a Sí (Juan 6:44, 65),
nos predestina para salvación (Romanos 8:29-30) y nos adopta de acuerdo a
Su propósito (Efesios 1:5; 1:11), nos hace nacer de nuevo no por nuestra
voluntad sino por la Él (Juan 1:12-12), y trabaja la fe en el creyente (Juan
6:28-29). Aparentemente, el molinismo no toma en serio la corrupción radical
del ser humano, ignorando que no hay ningún mundo posible en el cual un ser
humano caído aceptaría a Cristo sin que la gracia del Espíritu lo atrajera. La
conversión es siempre la obra del Omnipotente, nunca la decisión autónoma
de un ser humano espiritualmente neutral. Por lo tanto, la idea de que hay un
mundo hipotético en el cual un ser humano podría escoger a Cristo libremente
(o sea, sin la intervención del Señor) es simplemente ficticia. La salvación,
nos recuerda el profeta Jonás, es del Señor (Jonás 2:8).
 

4. Cuarto, en términos puramente filosóficos, los teólogos protestantes


ortodoxos (tanto arminianos como calvinistas) destacan que sí creen en el
conocimiento medio ya que están convencidos de que Dios sabe todo lo que
pasaría en todos los diferentes mundos posibles. Sin embargo, para ellos este
conocimiento forma parte del conocimiento natural de Dios (scientia
necessaria), es decir, no hay una tercera clase de conocimiento separado del
conocimiento natural o libre de Dios. Proponer una tercera vía solo sirve para
complicar la epistemología divina innecesariamente.
 

5. Finalmente, y de forma bastante irónica, el molinismo acaba negando la


libertad del individuo que pretende defender. Por ejemplo, si Dios decide
crear un mundo en el cual un ser humano X ha de aceptar a Cristo, sus
decisiones ya están todas predeterminadas. Tal individuo va a aceptar a Cristo
sí o sí. En cada momento, todo lo que hace, piensa, dice, siente, y escoge tal
persona está totalmente predestinado. Así que, en última instancia, el
molinista acaba disparándose en el pie, hablando filosóficamente. De hecho,
su postura es más fatalista que la perspectiva protestante tradicional. ¿Por
qué? Porque en el molinismo, Dios decide crear un mundo según las cartas
que el azar le reparta. El hombre, entonces, está sujeto al ciego proceso del
azar. Pero en la teología, tanto calvinista como arminiana clásica, el ser
humano se encuentra arropado por un Salvador bueno, misericordioso, y
soberano, que dirige todas las cosas providencialmente para la gloria de su
nombre y el bien de su pueblo.
ENTONCES… ¿QUÉ DEBEMOS PENSAR ACERCA DEL MOLINISMO?

¿Qué debemos pensar los cristianos arminianos acerca del molinismo? Los
críticos del molinismo argumentan que el molinismo es más filosófico que
bíblico. Según ellos, el molinismo debe recurrir a malabares filosóficos para
reconciliar la soberanía de Dios y el libre albedrío humano en la elección de los
que han de ser salvos, pero carece de fundamentos bíblicos solidos que lo
respalden. La naturaleza filosófica del molinismo es obvia. Esto no
necesariamente tiene que ser malo, pues toda verdad nos concierne, no sólo la
verdad religiosa.

Algunos objetores al molinismo lo han tachado de herejía ideada por los


semipelagianos, y sus defensores han sido acusados de aceptar un método
teológico que se deriva no del texto a una especulación filosófica sino de una
especulación filosófica al texto. Frecuentemente los molinistas son acusados de
permitir que sus presuposiciones filosóficas distorsionen la exegesis gramático-
histórica del texto, pero esto sería negado severamente por cualquier molinista.

Muchos arminianos se ven atraídos por el molinismo debido a sus obvias


similitudes. El R.O.S.E.S del molinismo es muy similar al F.A.C.T.S de los
arminianos. No podemos negar las similitudes, pero tampoco ignorar algunas
diferencias entre ambos sistemas.

Otros cristianos rechazan el molinismo por su origen católico y jesuita. Pero


cualquiera sea la razón para aceptarlo o rechazarlo, lo que sí es innegable es que
los postulados del molinismo y su terminología no se encuentran explícitamente
en la Biblia. Los molinistas argumentan que eso no significa que sus postulados y
doctrinas sean falsos. Pero no pueden negar que la Biblia no habla sobre
“mundos posibles”, “mundos viables”, “conocimiento medio”, o algo similar a
eso.

Concordamos con muchos de nuestros hermanos arminianos en que hay algo


interesante y enigmático con respecto molinismo, más la respuesta del
protestantismo ortodoxo ha sido – y debe seguir siendo – que la idea misma del
conocimiento medio es una especulación innecesaria. La existencia misma del
molinismo nos invita a vigilar nuestras concepciones filosóficas a la luz de las
Escrituras. Suele ser perjudicial poner a divagar nuestra razón, pensando que es
soberana, cuando ni la razón ni la voluntad lo son, a fin de cuentas. De hecho,
“como canales de agua es el corazón del rey en la mano del Señor; Él lo dirige
donde le place” (Proverbios 21:1). Y “más engañoso que todo, es el corazón, y
sin remedio; ¿quién lo comprenderá?” (Jeremías 17:9). Guardémonos de poner
nuestros conceptos por encima de la Palabra de Dios. En suma, los protestantes
contemporáneos haríamos bien en mantenernos anclados en los caminos de la
ortodoxia.

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