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En el año 2008 la escritora mexicana Cecilia Eudave (1968) publica su pri-
mera novela, bestiaria vida (2008), Premio nacional de novela Corta Juan
García Ponce. le precedían los libros de relatos técnicamente huma-
nos (1996), invenciones enfermas (1997), Registro de imposibles (2000), Paí-
ses inexistentes (2004) y sirenas de mercurio (2007).1 En esta misma fecha,
también la autora mexicana Daniela tarazona (1975) saca a la luz su primera
obra, la novela titulada El animal sobre la piedra.2 notables son las relaciones
entre ambas ficciones a nivel textual pero también confluyen una serie de ele-
mentos que hacen más visibles estas semblanzas y a ellas acudiremos.
Ambas autoras, y a pesar de que la crítica en ocasiones las ha ubicado en
diferentes generaciones,3 forman parte de un mismo contexto sociocultural y
comparten semejantes preocupaciones estéticas que contribuyen a una escritura
en la que se han perpetuado mecanismos como la fragmentariedad, la intertex-
tualidad, la reescritura y la reinterpretación de textos canónicos o la metafic-
ción. Como ha señalado luz Elena zamudio con respecto a las narradoras
mexicanas del siglo xxi, y a ello nos referiremos en líneas ulteriores, muchas de
ellas “eligen tropos que definen su manera de narrar (se destaca la sinestesia, la
1
A estas publicaciones se suman tres ficciones calificadas como literatura juvenil y protago-
nizadas por la Dra. Dench; Aislados (2015) es su novela juvenil más reciente. Se suman la colec-
ción de microrrelatos Para viajeros improbables (2011) y el cuento infantil Papá Oso (2010); así
como En primera persona (2014), una selección de relatos publicada en España.
2
Hasta la fecha, la autora ha publicado otra novela, El beso de la liebre (2012), que se
enmarcaría de forma genérica en la ciencia ficción.
3
Castro Ricalde, entre tantos otros críticos, utiliza el adjetivo “novísimas” para referirse a
autoras nacidas a partir de los 70; otros en cambio se decantan por situar la barrera a partir de
las nacidas en 1968. Desde nuestro punto de vista habría que tener una amplitud temporal más
laxa porque creemos que gran parte de las narradoras que comenzaron a publicar a finales del
siglo xx comparten las mismas inquietudes que las de los últimos años.
sinécdoque y la metonimia) [. . .] El juego entre las dualidades: verdad-mentira,
realidad-ficción y fantasía-realidad son marcas que distinguen el corpus” (5).
En estas novelas, en concreto, las autoras ingresan de una manera menos
ortodoxa que las anteriores en el universo femenino: inspeccionan otras vías
para hablar de la mujer, de su identidad, en un afán intimista y de búsqueda.
Se trata de una exploración de la existencia humana desde su ámbito profun-
do con el fin de penetrar en las esferas más introspectivas de los personajes,
dejándolos completamente descubiertos ante el lector. Ellas, y no pocas de
las últimas narradoras mexicanas de hoy, hablan de las mujeres desde una
perspectiva de identidad más actualizada y adaptada a la propia evolución de
los roles de género.
En bestiaria vida y en El animal sobre la piedra, Eudave y tarazona res-
pectivamente cuentan sus historias desde la peculiar perspectiva de lo que a
voz de pronto – en ocasiones desde la crítica somos excesivamente genéricos –
podría calificarse como fantástico. Sin embargo, no se pliegan a los dictados de
este género, y su discurso tiene características peculiares, que intentaremos
explicar, y que denominamos “narrativa de lo inusual.” totalmente emancipa-
das del realismo mágico acuden a otras esferas de lo real para transcenderlo
pero sin volcarse en lo fantástico.
El intimismo y la poeticidad del lenguaje, tan notable en sus novelas,
como esa manera peculiar de acceder a otras vías de la realidad proceden,
creemos, de narradoras mexicanas del medio siglo como Amparo Dávila o
Guadalupe Dueñas – más la primera que la segunda –, a cierta distancia esta-
rían inés Arredondo o Elena Garro. Creemos que tiempo destrozado de
Amparo Dávila, y básicamente los relatos “la celda,” “la señorita Julia” o
“El espejo,” bien podrían ser referentes de esta “narrativa de lo inusual” que
se nutre asimismo de Juan José Arreola. otros modelos imprescindibles, fue-
ra de las fronteras nacionales, son desde luego Frank Kafka y Jorge luis Bor-
ges, amén de Clarice lispector en el caso de tarazona.4
Son cuantiosos los denominadores comunes que unen ambos textos más
allá de la coincidencia en la fecha de publicación.5 Sin duda es interesante
4
Por no prolongar la justificación de estas afinidades, diré que El animal sobre la piedra
aparece encabezada por una cita de Clarise lispector; Daniela tarazona es autora de un ensayo
sobre la escritora brasileña, y en no pocas ocasiones ha declarado su admiración por Amparo
Dávila y por Borges. la influencia de Kafka es más que evidente en la novela; y éste es uno de
los autores predilectos de Eudave. otros de los referentes eudavianos son Borges, Arreola y
Dávila; y es autora del siguiente artículo: “lo innombrable y lo monstruoso femenino en tiem-
po destrozado de Amparo Dávila” en sobre lo fantástico mexicano.
5
Cándida Elizabeth vivero marín hizo coincidir ambas en un estudio, pero sus reflexiones
se circunscriben a “la reconstrucción del imaginario familiar, por medio de la infancia, desde
una perspectiva de género” (82).
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que la propia Daniela tarazona, en el artículo “los cuerpos insólitos en tres
novelas de escritoras mexicanas contemporáneas,” reflexione sobre bestiaria
vida junto a El camino de santiago (2003) de Patricia laurent Kullick y
Odio (2012) de Adriana Díaz Enciso. En él reconoce la sintonía con las obras
citadas debido a que indagan “en temas que también están presentes en mis
libros y por el deseo de abordar en estas páginas la creación de universos
femeninos fascinantes que suelen pasar desapercibidos” (179); en líneas
sucesivas especificaba que la lectura de bestiaria vida fue más bien tardía
respecto a su fecha de publicación (180).
Para comprender en toda su dimensión estas y otras afinidades, resumire-
mos sucintamente el asunto de ambas tramas y algunos otros pormenores con
el fin de relacionarlas. Conviene apuntar de entrada que en las dos novelas se
ha elegido la primera persona del singular, lo que Gérard Genette denomina
“autobiografía ficticia;” son obras que abordan, cada una a su manera, aspec-
tos de la condición humana así como el autodescubrimiento, la búsqueda de
la identidad desde la voz de una mujer.
En bestiaria vida la protagonista se enfrenta a sus propios demonios
personales y en cierto momento, al final de la novela, hace un ejercicio de
reflexión para contarnos su historia, desde su nacimiento – al nacer sus
familiares la identifican con un caracol: “naciste enrollada como un caracol”
(9). A pesar del paso del tiempo: “estoy como cuando nací, supongo, sin-
tiendo ese frío inmenso colarse por entre mis huesos, obligándome a enro-
llarme como un caracol” (10) –. Su objetivo no es otro que analizar por qué
ha llegado a la situación en la que se encuentra. Su vida, sus relaciones
familiares, amorosas y de amistad, los vínculos entre el sujeto y su entorno
familiar se explican a través de personajes que mediante analogías son iden-
tificados con el bestiario literario, y su existencia se enmarca en un espacio
mítico como lo es el laberinto. Estos personajes aparecen en el capítulo
segundo en el que la autora se sirve de epígrafes para presentárnoslos: “la
Basilisco” es identificada con la madre, “El licántropo” con el padre, “El
cancerbero y un búfalo extraño” responden al abuelo y al tío respectivamente,
y “la innombrable,” es la tía de la que nadie quiere hablar; en un capítulo
anterior saca colación a “la Súcubo,” la hermana. Sin embargo, los persona-
jes del bestiario son fagotizados por la autora con el fin de familiarizarlos y
adaptarlos, reactualizarlos al contexto de bestiaria vida para humanizar de
este modo el bestiario. lo importante aquí es que la protagonista no ve a
estos personajes como a las citadas bestias sino que establece una analogía,
detalle de importancia para establecer líneas diferenciales entre lo fantástico
y lo inusual.
134 RomAnCE notES
6
Habría que aclarar en este punto que en la primera edición de El animal sobre la piedra,
publicada en la editorial mexicana Almadía, la novela tenía una extensión de 170 páginas que
se redujeron a 106 cuando en 2011 se publicó en la editorial argentina Entropía. Se trata de la
misma novela aunque notablemente ampliada con efectos editoriales – múltiples espacios y
páginas en blanco – en su primera edición.
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de la escritura elíptica y enigmática pero con una inédita combinación de los
términos: lo insólito7 con el realismo cotidiano salpicados en ocasiones por el
humor (en el caso de bestiaria vida), en situaciones que se instalan en un
curioso vaivén entre lo racional y lo irracional pero dentro del amplio espec-
tro de lo real. no se posicionan ni en lo maravilloso, ni el realismo mágico y
ni en la ciencia ficción, aunque en ocasiones en su discurso puedan hacer
puntualmente uso de estos géneros narrativos. la etiqueta de “narrativa de lo
inusual” nos permite amparar una literatura que se mueve en baremos no
usuales, infrecuentes; pues no hay en sus discursos una intencionalidad explí-
citamente fantástica aunque sí la necesidad de acudir a otros parámetros que
fluctúan en la franja que oscila entre lo real y lo insólito, como anotábamos
en líneas ulteriores, pero que termina por detenerse en lo primero. una forma
de ficción en la que prima la incertidumbre aunque los hechos transcurran en
el plano real con transiciones hacia lo onírico o lo delirante; y en ese trance
el autor abandona al leyente en su perplejidad, pues esta ambigüedad tiende a
provocar la vacilación interpretativa del lector. Sus discursos se nutren de
tropos que proceden fundamentalmente de lo poético – analogías, metáforas,
comparaciones, alegorías – que les sirven para explicitar de otro modo lo
real, una realidad que finalmente vuelve con todo su peso.
Este tipo discurso, que podríamos calificar como una evolución, o acaso
una variante del neofantástico como argumentaremos más tarde, es un pro-
ducto de la posmodernidad en el sentido de que se apropian de otros géneros
discursivos – hay una voluntad de atravesar géneros una y otra vez y no que-
darse fijo en uno. Se ejerce la hibridez discursiva en la que la representación
metafórica es solo una necesidad de representación de la realidad que no bus-
ca desestabilizarla, y además los personajes son conscientes de estar en ella
con leves tránsitos a otras realidades; universos complejos, ambiguos, ante
una realidad trastocada por la imaginación o por la desestabilización de quien
lo enuncia y que está haciendo una reinterpretación de la realidad a partir de
esos parámetros. De ahí que sea común encontrarse con elucubraciones o
desdoblamientos para hallar una explicación de la realidad: me desprendo de
mí para comprenderme. Se trata de mundos inusuales que son sistemas de
representación metafórica y que intentan revelar las emociones ocultas detrás
de las circunstancias cotidianas. En cualquier caso, no se trata de textos que
“ambientados en un mundo cotidiano semejante al del lector, presentan fenó-
menos, situaciones imposibles que plantean una trasgresión de lo real [. . .]
7
El término “insólito” empezó a ser utilizado por investiga dores portugueses y brasileños,
uno de los primeros fue Filipe Furtado. El término engloba tanto lo maravilloso, como lo fan-
tástico, el realismo mágico y la ciencia ficción.
136 RomAnCE notES
que deja de ser familiar y se convierte en algo incomprensible y, como tal,
amenazador” (Roas y Casas 11-12), tal como se ha definido lo fantástico.
Para argumentar nuestra teoría daremos cuenta de lo que la crítica ha
dicho al enfrentarse a las dos novelas objeto de nuestro análisis. En el artícu-
lo introductorio a Estrategias y figuraciones de lo insólito en la narrativa
mexicana (siglos xix-xxi), José Carlos González Boixo apunta que Daniela
tarazona se ocupa en el volumen de tres nove las de autoras mexicanas naci-
das en los años sesenta “cuya temática tiene una sorprendente unidad y que
pueden enmarcarse en la categoría de lo insólito o de lo fantástico, entendido
en un sentido laxo del término” (6). Añade más adelante que “lo que en
principio podría parecer una historia habitual en la literatura fantástica y, en
especial, de la ciencia ficción, se convierte en vehículo simbólico para inda-
gar en el universo femenino y en el reconocimiento de su identidad [. . .] Son
historias en las que los límites de lo real y de lo ima ginado se difuminan” (6).
El propio González Boixo vislumbra en líneas posteriores que El huésped de
Guadalupe nettel y El animal sobre la piedra de tarazona podrían formar
parte de este tipo de narrativa (7), y creemos que efectivamente así es, como
también lo son otras autoras y títulos como Paulette Jonguitud Acosta con
moho (2010), lourdes meraz con los abismos de la piel (2013), así como
algunas obras de Ana maría García Bergua, algunos relatos de Guadalupe
nettel y unos cuantos cuentos de la propia Cecilia Eudave. Estas novelas,
también con diferencias entre ellas, conformarían una nueva manera de
narrar desde lo inusual, pues el término insólito resulta excesivamente abar-
cador y se incluyen en un mismo paradigma obras excesivamente disímiles.
Debemos aclarar en este punto que la narrativa inusual no se limita a un
determinado país ni a una cuestión de género. Solo que a estas alturas única-
mente abordamos esta parcela en vistas a investigaciones futuras que nos
permitan ver el alcance de esta vía de expresión generada en el nuevo mile-
nio.
González Boixo habla de lo fantástico en un sentido laxo, señalando,
como hemos dicho, que “son historias en las que los límites de lo real y de
lo ima ginado se difuminan.” Sin embargo, y en el caso de Eudave, su obra
ha estado marcada por ser una de las representantes del neofantástico mexi-
cano, pues así fue clasificada por Ana Rosa Domenella en el artículo “tres
cuentistas neofantásticas” (1999). Solo que si bien sus primeras publicacio-
nes podrían ser clasificadas de neofantásticas, a partir de Registro de impo-
sibles sus temas se articulan en lo que hemos denominado “narrativa de lo
inusual,” lo cual no es óbice para que en otras publicaciones traslade su dis-
curso hacia códigos propiamente fantásticos, como en “El oculista” o “Con
la boca en la mano.” Siguiendo esa inercia, la mayoría de las reseñas que se
nARRAR lo inuSuAl 137
tico, martínez Gutiérrez lo resuelve de la siguiente manera: “las pocas situa-
ciones que recrean una vacilación o que cuestionan los límites de la realidad,
se resuelven al optar por el sueño” (138). Sin descartar que haya momentos,
añadimos nosotros, en lo que lo fantástico aflora puntualmente. Ponemos
como ejemplos la historia de un antepasado de la protagonista, que decían
que era mitad blanco y mitad negro; o el relato, tan propio de lo fantástico,
pero que aquí es puesto en cuestión, como lo es el de la mujer que queda
atrapada en el espejo con su doble: “la parienta cercana de la abuela que se
perdió entre los espejos es una metáfora de lo que pasó; se volvió loca, o en
verdad esto puede pasar en el sentido más literal: cualquiera puede perderse
en un reflejo” (79). En ocasiones se incursiona en la ciencia ficción, como en
el capítulo “los invasores del espacio interior.”
Sugerente nos parece, respecto a los temas que estamos argumentando, la
respuesta que en una entrevista pública realicé a Cecilia Eudave el 12 de
noviembre de 2014 en la universidad de Alicante, y en la que le planteé que
parte de su obra podría definirse bajo el término de “narrativa de lo inusual.”
Estas fueron sus palabras:
Si bien algunos de mis textos son insólitos, pues el peso de la irrealidad gana en el contexto de
la historia, en la nueva etapa de mi narrativa, así como en bestiaria vida y algunos relatos ante-
riores, tu término de lo inusual cobijaría esa forma mía de representar de una manera diferente
la realidad que me aqueja entendiendo yo que no es fantástica sino una forma distinta, otra for-
ma de leer la realidad a través de analogías, metáforas y otros mecanismos que, insisto, me sir-
ven para representar la realidad.
En lo que concierne a la obra de Daniela tarazona, en una entrevista rea-
lizada por valeria tentoni, la novelista habla en los siguientes términos de su
novela, palabras que nos pueden servir para encarar cuáles serían las caracte-
rísticas de las narraciones inusuales: “yo quería escribir una historia sobre
todo que fuera ambigua, donde estuviera jugándose todo el tiempo la posibi-
lidad de que el lector juzgara si realmente estaba pasando que ella se trans-
formase en este animal o no. Parece a veces que sí, pero no del todo. Quería
hacer ese juego de doble vista, de movimiento.”
Es interesante, para seguir en la fijación del término de lo inusual, escu-
char las voces de la crítica para ir demarcando nuestra postura. Claudia
Amengual, en el suplemento Hoja por hoja, escribe que El animal sobre la
piedra “es una recreación alegórica del doloroso proceso de crecer, una invi-
tación a reflexionar.” Por su parte, irad nieto anotaba una observación que
bien podría servirnos para ambas novelas desde nuestra perspectiva de lectu-
ra, pues se trata de “una metáfora de la supervivencia ante una realidad, tanto
interior como exterior, que nos embiste.” Además, afirma más adelante que
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ción proviene de quien, desde un proceso esquizoide, cree estar viviendo esa
experiencia. y toda la novela está construida para sostener la ambigüedad
que creemos se resuelve en el último capítulo titulado “Fábula.” lo contado
es una fábula posmoderna que relata el resultado de una transformación per-
sonal, una metáfora del universo femenino, de esos “universos femeninos
fascinantes que suelen pasar desapercibidos” de los que hablara tarazona en
su artículo a propósito de otras narradoras: la maternidad como una metáfora
deviene alegoría, los sucesivos abandonos – el de la madre y la hermana,
también el del compañero que finalmente la deja –, la necesidad de la
mudanza. “la animalización de irma,” como apuntara maricruz Castro
Ricalde, “dirige la mirada sobre los procesos biológicos y materiales y pone
en crisis la noción de sujeto al condensar en sí misma al yo y al otro” (72).
bestiaria vida y El animal sobre la piedra se acogen a nuevos códigos, a
nuevas expresiones propias de la posmodernidad. Eudave y tarazona se han
servido de sistemas metafóricos, analógicos, ambiguos, para narrar desde lo
inusual, para contar realidades inusuales, pues la realidad de sus personajes es
tan cruda que se inventan otra, creando realidades paralelas que irremisible-
mente se enfrentan con la misma realidad. Estas nuevas formas de narrar expre-
san, en este caso, la profunda insatisfacción del yo femenino con el mundo real.
univERSiDAD DE AliCAntE
oBRAS CitADAS
Alazraki, Jaime. En busca del unicornio: los cuentos de Julio Cortázar. Elementos para una
poética de lo neofantástico. madrid: Gredos, 1983.
Amengual, Claudia. “El animal sobre la piedra. Daniela tarazona.” Hoja por hoja. suplemento
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Castro Ricalde, maricruz. “Cuerpo y violencia. novísimas novelistas mexicanas: Daniela tara-
zona y Bibiana Camacho.” les Ateliers du sAl 3 (2013): 66-79.
Eudave, Cecilia. bestiaria vida. méxico: Ficticia, 2008.
––––––. sobre lo fantástico mexicano. orlando: letra Roja, 2008.
González Boixo, José Carlos. “Hacia una definición de ‘lo insólito’ en la narrativa mexicana
contemporánea: una introducción.” Estrategias y figuraciones de lo insólito en la narrati-
va mexicana (siglos xix-xxi). Ed. Javier ordiz. Bern: Peter lang, 2014. 1-8.
Ramírez lambarry, Alejandro. “la voz animal en la literatura hispanoamericana de la segunda
mitad del siglo xx (tesis).” Paris: Sorbonne-Paris iv, 2011. Web. 10 agosto 2015.
martínez Gutiérrez, Juan tomás. “El monstruo como instrumento cognitivo y último refugio
ante el mundo. Acercamiento a bestiaria vida de Cecilia Eudave.” Nada es lo que parece:
estudios sobre la novela mexicana, 2000-2009. Ed. miguel G. Rodríguez lozano. méxico:
unAm, 2012. 123-144.
nieto, irad. “El animal sobre la piedra, de Daniela tarazona y la última partida, de Gerardo
Piña.” letras libres, marzo 2009. Web. 7 agosto 2015.
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