Soltería y Matrimonio

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Iglesia Bautista Independiente De La Cantarero

SOLTERÍA Y MATRIMONIO

1 Corintios 7:1-7

Hace aproximadamente 3000 años, el rey Salomón expresó: “¿Qué es lo que


fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará;
y nada hay nuevo debajo del sol.” (Ec. 1:9). A diferencia de la propuesta
intelectual mundana, el ser humano no es un ente evolutivo, sino que es un ser
creado a la imagen de Dios. La raza humana ha progresado en ciencia y
tecnología, pero su esencia es y será la misma a través de todas las edades.

La depravación sexual no es asunto nuevo, es fácil alarmarse por cómo este


pecado se está extendiendo en la cultura; sin embargo, no es un asunto nuevo.
La Biblia registra el juicio a Sodoma y Gomorra en donde la impiedad sexual era
imperante. De la misma manera, Dios advirtió a Israel para que no adoptasen las
costumbres perversas de los pobladores de Canaán. En el NT Pablo le escribe a
la iglesia de Corinto que se ubicaba en una ciudad hundida en la inmoralidad.
Por lo anterior, la sentencia de Salomón es verdadera: “Nada nuevo hay debajo
del sol”. Los mismos males que hoy nos alarman estaban presentes en el
pasado.

La depravación corintia era muy grande, lo cual había causado confusión a los
hermanos de la iglesia en cuanto a la soltería y el matrimonio. El versículo 1
muestra que Pablo está respondiendo una carta sobre las dudas que habían
surgido a consecuencia de una errada perspectiva del sexo en la iglesia: ¿Es
mejor el celibato (soltería con abstinencia sexual) que el matrimonio? ¿Es más
espiritual no tener intimidad sexual aun en el matrimonio? ¿Qué ocurre si estoy
en un matrimonio con un inconverso, debo abstenerme de la intimidad
matrimonial? Estas y otras interrogantes son respondidas por Pablo a lo largo de
todo el capítulo.

En esta mañana discutiremos los primeros siete versículos del capítulo en donde
el Señor nos habla sobre la soltería y sus implicaciones, las consideraciones que
los matrimonios deben tener, y finalmente, el llamado particular de Dios para
cada uno. Sea el Espíritu del Señor guiándonos y llevándonos a la madurez a
través de este estudio.

I. LA SOLTERÍA Y SUS IMPLICACIONES: vv.1-2

a. El primer asunto que aborda el apóstol es con respecto a la soltería, la


declaración es tajante: “bueno le sería al hombre no tocar mujer”. Abordaremos
esto aclarando que no significa:

1. No significa que la soltería es superior espiritualmente al matrimonio. En


muchas sectas se promueve la idea que la soltería le permite a una
persona alcanzar un más alto nivel de espiritualidad, pues el sexo tiene
connotaciones de pecado. Los católicos ordenan a “monjas” y “sacerdotes”
bajo esta idea. Algunas religiones orientales también practican tales cosas
como el budismo e hinduismo.

2. No significa que las relaciones íntimas sean pecaminosas en sí mismas. El


Señor creó y reguló el sexo para el crecimiento de la raza humana y para
el gozo de los matrimonios.

3. No significa que Pablo estuviese en contra del matrimonio. A lo largo del


capítulo, Pablo expone los beneficios de esta unión. Además, en Efesios 5
explica lo que representan los matrimonios: la unión de Cristo y su iglesia.

b. La idea de este pasaje es expresar que la soltería llevada en santidad, es


decir, en abstinencia sexual y en pureza puede ser de gran provecho para el
individuo, así como para la obra de Dios. Más adelante se hace una comparativa
al respecto: vv. 32-33. El soltero está libre de las responsabilidades de una
familia a la que atender, por ende, puede ocupar su tiempo en el servicio al
Señor sin pensar cuestiones propias como: el cuidado de su esposa, atención y
educación de los hijos, administración del hogar, entre otras cosas.

El apóstol Pablo era soltero, es muy posible que haya enviudado, pues dentro de
la tradición judía, los hombres debían casarse y él se hizo llamar: fariseo de
fariseos. Esta condición permitía a Pablo dedicar toda su atención, fuerza y
tiempo a su ministerio.

c. No obstante, el v. 2 pone un condicionante a lo mencionado: “pero a causa de


las fornicaciones…”. Pablo era realista, no todos tienen el don de poder vivir sin
deseos sexuales. Por lo tanto, para no hacer de una carga que cause tropiezos
en la vida y en el crecimiento espiritual, la solución legítima es el matrimonio.

Es importante reconocer y enfatizar, que el matrimonio no debe ser concebido


como una válvula de escape sexual, pero es la vía que Dios ha provisto para
descargar esta tensión. El matrimonio tiene un alcance mayor: permite la
compañía, la procreación, la santificación en el ejercicio del amor al prójimo, el
cuidado por el otro y la representación del Evangelio de Cristo. Pero es un
marco de protección contra la impureza sexual.

A manera de conclusión de este primer punto, debemos afirmar con autoridad


bíblica, que la soltería debe ser aprovechada con sabiduría para la gloria de
Cristo y servicio a su obra, hay muchas cosas a las que un soltero puede
acceder que a las que un casado no; pero estas deben ser disfrutadas en
pureza. No obstante, si la fornicación es un problema real, el soltero puede
legítimamente buscar en el Señor una compañera para casarse.

II. CONSIDERACIONES SOBRE EL MATRIMONIO: vv. 3-5

a. Como se mencionó en la introducción, entre los corintios habían muchos


problemas de conciencia. Es muy probable que varios miembros de la iglesia
hayan vivido en depravación sexual antes de venir a Cristo y esto afectaba sus
corazones en el presente, debido a que la intimidad sexual era relacionada con
prácticas pecaminosas que no honraban a Dios. Esto provocó que algunos
hermanos decidieran abstenerse de su intimidad marital para no “contaminarse
más”. Seguramente esta decisión era más frecuente en aquellos hermanos que
estaban casados con un incrédulo.

b. Ante esta realidad, Pablo da un mandamiento para los matrimonios: v. 3.


Cumplir con el deber conyugal es satisfacer las necesidades sexuales del
cónyuge. Note que queda implícito que tanto varones como mujeres tienen una
atracción natural hacia la intimidad, por ende, si una esposa se acerca a su
esposo con este deseo, esto no debe ser interpretado como algo pervertido, sino
como parte el diseño de Dios. Ambos, el hombre y la mujer, se encuentran en
igualdad de condiciones en cuanto a este derecho.

Note además que el pasaje no da lugar a excepciones, es decir, que tanto el


esposo como la esposa, deben ser conscientes que dentro de los deberes del
hogar, está el satisfacer las necesidades íntimas del cónyuge al igual que otras
áreas como el de la salud, vivienda y alimento. ¿Por qué?

1. Porque la intimidad no es un mero trámite de recompensa o un mal


necesario, sino la manera más profunda e íntima de relación entre dos
personas en el mundo. El Señor estableció que esta unión es la
transformación de dos seres en uno, pues existe una conexión física,
emocional y espiritual con el cónyuge. Es por anterior, que el mal uso de
este don corrompe al hombre al nivel más profundo, sus heridas son
profundas y traerán consecuencias por mucho tiempo: “Mas el que comete
adulterio es falto de entendimiento; corrompe su alma el que tal hace.
heridas y vergüenza hallará, y su afrenta nunca será borrada.” Pr. 6:32-33

2. La segunda razón para cumplir el deber marital radica en que el cuerpo del
casado ya no es suyo: v. 4. La Escritura presenta en tres esferas la
propiedad del cuerpo: 1. Es un don que hemos recibido de Dios para la
esfera normal de la vida. 2. En el ámbito espiritual el pertenece al Señor
(6:20) 3. En el ámbito marital le pertenece al cónyuge. El matrimonio es
vaciarse por completo al servicio del otro.

c. Finalmente, Pablo cierra esta sección con una excepción especial: v. 5. Es


importante notar que la excepción viene después de enfatizar el mandamiento:
“No os neguéis el uno al otro”, la premisa es cuidar la pureza por medio de la
satisfacción sexual.

Del texto podemos encontrar tres principios como excepciones: 1. “Por algún
tiempo”, es decir que no debe ampliarse demasiado el tiempo de abstinencia. 2.
“Mutuo consentimiento”, esto es en pleno convenio entre ambas partes. 3. “Para
ocuparos sosegadamente en la oración”, esto es sensato en tiempos
particulares como: decisiones difíciles, luto, angustia, enfermedad, confesión de
pecado, entre otros casos en donde la oración sea una prioridad en la vida del
creyente.

Luego Pablo añade: “y volved a juntaros en uno, para no os tiente Satanás”.


Alguien dijo acertadamente “Después de las grandes victorias vienen las
grandes derrotas”. Una persona que ha estado en una condición espiritual de
cercanía a Dios puede enorgullecerse, descuidarse y así ceder en la batalla para
luego caer; Satanás lo sabe muy bien. Como precaución espiritual, los
creyentes no deben separarse por mucho tiempo.

d. Como último punto en este apartado, es importante recordar que el


matrimonio debe gobernar el amor; en ocasiones por amor al cónyuge
tendremos que renunciar a nuestros derechos, sea por enfermedad o cansancio:
“el amor no busca lo suyo” (13:5). Además hermanos, debemos procurar por
santidad y decoro que en el hogar la habitación de los cónyuges esté ocupada
únicamente por los esposos, a no ser por cuestiones de sentido común: bebés.

III. EL LLAMADO PARTICULAR DEL SEÑOR: vv. 6-7

a. Pablo finaliza esta sección haciendo un llamado de balance. La expresión


concesión no es que lo que Pablo dice es una opinión personal, sino que lo
indicado anteriormente era una excepción y no un mandamiento (en relación a
las condiciones de abstinencia del matrimonio).

b. Posteriormente Pablo reconoce que la soltería o celibato es un don de Dios,


pero no es algo que les es dado a todos. Una persona que entienda que puede
casarse, debe procurar hacerlo, y si alguien simplemente no lo desea, pues es
apropiado que se mantenga en esa condición.

CONCLUSIONES

1. La espiritualidad y piedad de una persona no se construye sobre su estado


civil. No debemos juzgar a los solteros como personas de segunda clase o
incapaces de crecer como otros. Lo que somos delante de Dios depende de la
obra de Cristo y esta fue hecha completa en su pueblo. Es pecado menospreciar
a los solteros o presionarlos a casarse, pues no siempre tenemos el panorama
completo de la obra que el Señor está haciendo en ellos.

2. Matrimonios: es un deber delante de Dios cuidar y preservar la pureza de sus


hogares a través de su unión matrimonial, el no hacerlo por fines egoístas o por
excusas que no están en la Escritura es pecado. Este cuidado debe mantenerse
por el tiempo del matrimonio, no es una cuestión de edad, es de obediencia.

30 de mayo de 2021

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