La Virgen María, ¿Viva o Muerta?

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La Virgen

Maria:
¿Está Muerta
o Viva?

Por Danny Vierra


Copyright © 2015
Modern Manna Ministries
Derechos reservados

Todo énfasis es del autor.


—Contenido—
1 Mi Adoración a la Virgen María a Temprana Edad .. . . . . . . . . . . . . . . . 1

2 La Primera Mentira—La Inmortalidad Del Alma .. .. .. .. .. .. .. .. .. 4

3 El Espiritismo Actual—Obra Maestra de Engaño .. .. .. .. .. .. .. .. .. 8

4 El Trueno de la Justicia y el Movimiento Mariano . . . . . . . . . . . . . . . . 10

5 La Mujer de Génesis 3:15 y Apocalipsis 12:1-6 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17

6 La Profecía de los 1.260 Días y su Relación con el Papado .. . . . . . . 23

7 La Herida Mortal Fue Sanada .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27

8 Otra Característica del Cuerno Pequeño de Daniel 7


—La Blasfemia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34

9 Pensará en Cambiar los Tiempos y la Ley . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39

10 El Cambio Gradual del Cuarto Mandamiento


Obrado por Satanás . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42

11 El Sello de Dios .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46

12 El Origen del Misterio: “Babilonia la Grande,


la Madre de las Rameras” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50

13 Mi Testimonio Personal Acerca de los Sacramentos . . . . . . . . . . . . . . 54

14 Madre e Hijo: Grandes Objetos de Adoración .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 61

15 El Falso Sello de Dios .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 64

16 La Madona de Roma es la Madona


de la Antigua Babilonia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
17 La Marca de la Bestia y el Papel de Estados Unidos
en la Profecía Bíblica .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . 72

18 La Nueva Eva de la Nueva Era Venidera .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81

19 El Acto Capital del Drama del Engaño:


Satanás se hace pasar por Cristo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83

20 Epílogo: El Mensaje de los Tres Ángeles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87


—Capítulo 1—
Mi Adoración a la Virgen
María a Temprana Edad

M
e crié católico en el seno de una familia de clase media. Mis padres
me enviaron a la Escuela de la Anunciación, donde recibí mi educa-
ción primaria. Durante los ocho años que asistí a esa escuela se me
requería asistir a misa todos los domingos en la Catedral de la Anunciación,
donde eventualmente serviría por un par de años como monaguillo, asistien-
do a los sacerdotes. Recuerdo bien la belleza de la catedral—sus techos de 30
pies de alto, las hermosas ventanas mosaicas, el mobiliario de oro, los colores
violeta y escarlata, y las estatuas de los Santos, la Madre María, y el Niño Jesús.
No dilaté mucho tiempo en llegar a considerar a la Virgen María más im-
portante para mí que el mismo Jesús. Sentía un amor ferviente y devoto por
ella. Recé miles de Avemarías en mi juventud, algunas veces mientras estaba
arrodillado ante una de las estatuas de la “Madre de Dios”. María estaba en
todas partes. Recuerdo la estatua de la Madona (italiano por mi señora) en el
jardín de mi madre, y el florero con la figura de la Madona que estaba sobre su
tocador. Dentro del florero había hojas de palma, tarjetas religiosas, y cuentas
de rosarios. Por motivo de mi herencia italiana y como feligrés de la Iglesia
de Roma, aprendí con diligencia a respetar y venerar a la Virgen María como
sacrosanta. Oía mencionar su nombre mucho más a menudo que el de Jesús, y
pronto se convirtió en mi más preciado ser “mediador” ante el trono de Dios.
No fue hasta que me gradué de la Escuela de la Anunciación, [la “Anuncia-
ción”, de acuerdo a las enseñanzas católicas romanas, es el anuncio hecho por
el Ángel Gabriel a la Virgen María de que ella iba a ser la madre de Jesucristo,
según se relata en Lucas 1:26-38, y que se celebra cada año el 25 de marzo como
el Día de la Señora] y fui aceptado en la Escuela Secundaria Santa María [otra
escuela dedicada a la Virgen María], donde recibiría los próximos cuatro años
de mi educación, que comencé a cuestionar las enseñanzas del catolicismo. Las
monjas en la Anunciación, que fueron mis únicas maestras por ocho años, me
enseñaron acerca de nuestros primeros padres, Adán y Eva, quienes fueron
creados por Dios y vivieron en el Jardín del Edén. Pero mientras asistía a Santa
María, donde cursaba mis estudios secundarios, sufrí un gran desengaño que
nunca olvidaré. Recuerdo muy bien el día en que el sacerdote, maestro de mi
clase de religión, me dijo, junto a los demás estudiantes, que el relato de Adán y
Eva no debería tomarse literalmente. ¡Que era simplemente un cuento relatado
en la Biblia— y no algo verídico! Esto me perturbó sobremanera y mi confian-
za en las enseñanzas y doctrinas de la Iglesia Católica Romana se dañó. Por esta

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La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

razón yo empecé a poner en duda el sistema en sí. ¿Sería posible que me habían
engañado durante los primeros ocho años de escuela? ¿Qué otras doctrinas me
habían enseñado que no eran ciertas?
No fue hasta veinte años más tarde que finalmente decidí escudriñar las
Escrituras por mí mismo. Mientras estudiaba la Palabra de Dios, descubrí mu-
chas verdades que nunca había aprendido al asistir a las escuelas católicas. En
realidad, encontré que muchas de las doctrinas de Roma eran contrarias a la
Biblia. Una de ellas, por ejemplo, era la de la inmortalidad del alma—la doc-
trina de que los muertos tienen conocimiento. ¿Qué le sucede a una persona
cuando muere? ¿Acaso su alma vive para siempre en la forma de un espíritu
que se eleva al cielo, donde disfruta de eternidad, o baja al Infierno, donde es
atormentada para siempre? ¿Cómo hubieran explicado los sacerdotes, quienes
supuestamente me “corrigieron” respecto a la historia de la Creación, los si-
guientes pasajes de las Escrituras— “El alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel
18:20); “Y Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán desper-
tados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua”
(Daniel 12:2)?
¿Te has fijado en las miles de carteleras que han aparecido por todo el país
en los últimos años exhortándote a llamar por teléfono para que escuches un
mensaje de la Virgen María? ¿Por qué se rezan dos billones de Avemarías dia-
riamente? ¿Por qué han visitado Lourdes este año unos cinco millones de per-
sonas, muchas de ellas no cristianas, para beber de sus aguas sanadoras? ¿Por
qué han viajado unos 10 millones de personas a Guadalupe con el propósito
de rezarle a Nuestra Señora? ¿Por qué han ido 15,000 sacerdotes a Medjugorge
desde 1981? ¿Por qué es que más niñas han recibido el nombre de María que el
de cualquier otra figura histórica?... ¿Por qué existe la necesidad de hablar con
ella? ¿Por qué se están introduciéndose en los himnarios metodistas los him-
nos en honor de María?” (Life, diciembre de 1996, p. 45). En todo caso, ¿dónde
está la Virgen María ahora? ¿Está en el cielo con Jesús, o en Nueva York, o en
Florida? ¿O está en el sepulcro durmiendo hasta que Jesús venga? ¿Y qué de los
reportajes de milagros, las visiones, las apariciones, los mensajes, las prediccio-
nes, y las imágenes que lloran y sangran? ¿Qué es lo que está pasando en torno
a María? Según los adeptos del “Movimiento Mariano”, más de 300 apariciones
lo suficientemente significantes como para merecer atención (porque ascien-
den a miles las que han sido reportadas) han ocurrido desde Fátima. “Fátima
es la aparición mariana clave en el siglo veinte. De hecho, el Papa Pío XII señaló
que el mensaje de Fátima era una de las mayores intervenciones de Dios por
medio de María en la historia del mundo desde la muerte de los Apóstoles” (El
Trueno De La Justicia, pág. 138).
El número del 30 de diciembre de 1991 de la revista Time informó que “la
última parte del siglo veinte se ha vuelto la edad del peregrinaje mariano” para
los múltiples santuarios que se han establecido con el propósito de conmemo-
rar estas apariciones de la Virgen María en años recientes. “Estas apariciones

—2—
Mi Adoración a la Virgen María a Temprana Edad

han traído a millones de personas a la fe en la María del catolicismo. El santua-


rio en Lourdes en Francia atrae a unos 5.5 millones de peregrinos anualmente;
la Madona Negra de Polonia atrae 5 millones; Fátima en Portugal ‘atrae la cifra
constante de 4.5 millones de peregrinos al año desde una variedad cada vez
más amplia de países’. Desde que Juan Pablo II visitara el santuario de María
en Knock, Irlanda, ‘la asistencia se ha duplicado a 1.5 millones de personas por
año. Para poder manejar el influjo de visitantes, se abrió un nuevo aeropuerto
internacional en Knock en 1986’. Un ‘Santuario a María, Reina del Universo’
se abrió recientemente en Orlando, Florida El santuario de Nuestra Señora de
Guadalupe cerca de Ciudad de México ‘¡atrae unos 20 millones de visitantes
por año’!…María, una diosa idónea para todas las religiones, ya es adora-
da por una cuarta parte de la población de la tierra” (Una Mujer Cabalga
la Bestia, pp.465, 466, 469). Indiscutiblemente, las apariciones de María están
atrayendo un gran número de seguidores, superando a los de Disneyland, en
Anaheim, California, que reportó una increíble asistencia de quince millones
de visitantes en 1996.
“San Luis de Montfort describió en el siglo XVII cómo sería la Iglesia en
los últimos días y el papel de María en ese plan. Él dijo: ‘En la Segunda Venida
del Señor el Espíritu Santo nos hará conocer a María de forma especial para
que a través de ella alcancemos un mayor conocimiento de Jesús y lo sir-
vamos mejor`María resplandecerá más que nunca en estos últimos días para
atraer a los pobres pecadores que se han alejado de la familia de Dios.…María
hará surgir a los apóstoles de los últimos tiempos para hacer la guerra al ma-
ligno’”. (El Trueno De La Justicia, p. 78). Siglos después, en 1987, en su encíclica
Redemptoris Mater, el Papa Juan Pablo II “escribió que las apariciones marianas
significan que la Santísima Virgen se está trasladando, a través del tiempo y del
espacio, en una peregrinación hacia la Segunda Venida de Cristo y la victoria
final de María sobre sobre Satanás. Este es el papel de ella ahora como fue pre-
destinado desde el principio” (Id., pág. 20).
Ciertamente, a base de las declaraciones antedichas, uno podría llegar a
considerar a María como el ser más importante que jamás haya existido, inclu-
sive más que al mismo Jesús. Pero si estudiamos la Biblia y a la vez le pedimos
en oración al Espíritu Santo que nos esclarezca la Palabra y nos dé a conocer
sus verdades, ¡estoy seguro de que veremos claramente que dichas declaracio-
nes no solamente son erróneas y engañosas, sino que la participación de María
en los eventos futuros es algo totalmente imposible!

—3—
—Capítulo 2—
La Primera Mentira—
La Inmortalidad Del Alma

E
n los mismos comienzos de la historia de la tierra, Satanás, habiendo
asumido la forma de serpiente, le pronunció la primera mentira a Eva.
Le dijo que si desobedecía el mandato de Dios de no comer del fruto
del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal “No moriréis”, aunque Dios le
había expresamente advertido al hombre que “el día que de él comieres, cier-
tamente morirás” (Véase Gn. 3:4; 2:17). Satanás traicioneramente le aseguró
a ella (otra mentira descomunal) que al comer la fruta “serán abiertos vuestros
ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” (Gn. 3:5). Amigos míos,
¿estamos todavía creyendo lo que dice el diablo? La Biblia establece claramente
que Dios es “el único que tiene inmortalidad” (1Ti. 6:16). De hecho, la Biblia
contiene además un número de Escrituras que prueban que el hombre mortal
no recibe su inmortalidad hasta la segunda venida de Cristo—en ocasión de
la resurrección (1 Co.15:51-55; Juan 5:28, 29). Ahora, por favor fijémonos en
estas declaraciones inequívocas y autoritativas acerca del estado de los muertos
en Eclesiastés 9:5 y 10: “Porque los que viven saben que han de morir; más
los muertos nada saben....Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo
según tus fuerzas; porque en el sepulcro, a donde tú vas, no hay obra, ni
industria, ni ciencia, ni sabiduría”.
Recuerdo la primera vez que leí estas Escrituras. Inmediatamente me pre-
gunté por qué había yo siempre creído que una persona muerta podía comuni-
carse conmigo a voluntad. ¿Sería este otro de los errores de la Iglesia Romana
que los sacerdotes me habían inculcado? Al fin y al cabo, de acuerdo a la Biblia,
¿no son las sesiones espiritistas reuniones en las cuales el diablo trata de enviar
mensajes funestos a personas incautas a través de un médium humano, quien
supuestamente puede comunicarse con los presuntos espíritus de los muertos?
La principal de las sesiones espiritistas relatadas en la Biblia ocurrió cuando
Saúl visitó a la Hechicera de Endor descrita en las Escrituras como “una mujer
que tenía un espíritu de adivinación”—eso es, una mujer que recibía mensajes
de un ángel maligno que pretendía ser el “espíritu” de una persona muerta de-
terminada, generalmente conocida por el indagador—y le pidió que le hiciera
subir a Samuel de los muertos pues “Jehová no le respondió, ni por sueños, ni
por Urim, ni por profetas” (1 S. 28:6, 7). ¿Desde cuándo acude un hombre de
Dios al diablo buscando consejo cuando el Señor explícitamente ha dicho: “No
os volváis a los encantadores ni a los adivinos; no los consultéis, contaminán-
doos con ellos. Yo Jehová vuestro Dios?” (Lv. 19:31; ver también Is. 8:19, 20).

—4—
La Primera Mentira—La Inmortalidad Del Alma

La Biblia dice claramente: “No alabarán los muertos a Jehová, ni cuantos des-
cienden al silencio”, pues cuando un hombre muere, “sale su aliento, y vuelve
a la tierra; en ese mismo día perecen sus pensamientos” (Sal. 115:17; 146:4).
Entonces, ¿por qué es que la mayoría de las personas, tanto cristianas
como no cristianas, creen en la doctrina de la inmortalidad del alma? A mi
parecer, el problema existe debido a una mala interpretación de las Escritu-
ras. En Génesis 2:7, la Biblia dice: “Formó, pues, Jehová Dios al hombre del
polvo de la tierra, y alentó en su nariz soplo de vida; y fue el hombre en alma
viviente”. La palabra hebrea que ha sido traducida como “alma” en este pasaje
es nephesh. Además de haber sido traducida 428 veces como “alma” en el An-
tiguo Testamento, nephesh también ha sido traducida como sigue: vida—119
veces; persona—29 veces; y criatura—19 veces. “No hay nada en las palabras
traducidas como ‘alma’ o en su empleo en la Biblia, que siquiera remotamente
implique una entidad consciente que sobrevive el cuerpo después de la muerte,
o que atribuya inmortalidad a ella. Nephesh no es parte de la persona; ¡más bien
es la persona!” (Bible Dictionary, por Siegfried H. Horn, Ph.D., p. 1061).
Creo que la confusión es el resultado de una interpretación equivocada
de versículos como el siguiente: “Y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el
espíritu vuelva a Dios que lo dio” (Eclesiastés 12:7). Muchas personas tratan de
usar este versículo para comprobar que el “alma” o “espíritu” es, por lo tanto,
inmortal y que regresa a Dios al experimentarse la muerte. No obstante, según
el concepto hebreo expresado en las Escrituras, el “espíritu” no es otra cosa que
el aliento de vida que mantiene vivo al ser humano y el cual es un préstamo
de parte de Dios que al fin regresa de vuelta al Gran Autor de la vida. Eso es
precisamente lo que quiere decir Job 27:3—“...que todo el tiempo que mi alma
esté en mí y que haya hálito de Dios en mis narices, mis labios no hablarán
iniquidad”.La palabra hebrea que se emplea para “espíritu” es ruach, la cual
se define en el Léxico de Gesenio como sigue: (a) espíritu o aliento; (b) hálito
de las narices; (c) soplo de aire. Cuando el espíritu, es decir, el aliento de las
narices, regresa a Dios, entonces el cuerpo, formado originalmente del polvo
de la tierra, cesa sus funciones normales y comienza su proceso de retorno a
la tierra, su lugar de origen. El individuo ya carente de aliento o respiración
deja de existir como ser viviente, conciente y pensante, y pasa a descansar al
sepulcro hasta ser llamado por la voz de Cristo “en el día postrero” (Juan 6:39).
“No os maravilléis de esto; porque vendrá hora, cuando todos los que están en
los sepulcros oirán su voz, y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección
de vida; más los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación” (Juan
5:28, 29). Los justos muertos se levantarán en ocasión de la segunda venida de
Cristo y juntos con los santos vivos serán arrebatados en las nubes a recibir al
Señor en el aire (ver I Ts 4:15-18), pero los muertos impíos no se levantarán
hasta mil años después de la resurrección de los justos. “Mas los otros muertos
no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años” (Ap. 20:5). ¿Cómo
puede alguien “volver a vivir” sin haber primero experimentado la muerte?

—5—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

Amigos, ya deben ustedes estarse preguntando: “¿Cómo puede estar viva la


Virgen María cuando que la Biblia claramente dice que no hay ningún conoci-
miento en la muerte?” Para establecer mejor este punto, vamos a examinar unas
cuantas citas bíblicas más que prueban que el hombre es mortal. En el libro de
Job leemos: “En cambio el hombre muere y desaparece [espira, según Strong’s
Concordance], ¿y dónde estará? Como se evaporan las aguas en el mar, y el río
se agota y se seca, así el hombre yace y no vuelve a levantarse. Mientras exista el
cielo [el cielo se ha de replegar “como un pergamino que se desenrrolla” cuando
Cristo regrese por segunda vez (Ap. 6:14)], no despertará ni se levantará de su
sueño” (Job 14:10-12). Y como si esto no fuese lo suficientemente claro, Job si-
gue diciendo: “El hombre que muere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi vida
esperaré, hasta que llegue mi liberación. Entonces llamarás, y yo te respon-
deré”... (Job 14:14, 15). Evidentemente la creencia de Job era que iba a dormir
en el sepulcro hasta que Jesús lo llamara en la Mañana de Resurrección. (Ver
también Job 17:13-16.) Después de todo, fue Jesús el que se refirió al estado de
Lázaro en el sepulcro como un sueño. En ningún momento dio a entender que
Lázaro había ascendido al cielo. Al contrario, declaró: “Nuestro amigo duerme,
pero voy a despertarlo” (Juan 11:11). Luego, en Juan 11:23, Jesús le dice a Marta,
“Tu hermano resucitará”, a lo cual Marta respondió, “Yo sé que resucitará en
la resurrección, en el día postrero”. Jesús, ordenándole a Lázaro que saliera del
sepulcro, dijo, “¡Lázaro, ven fuera!” (Juan 11:43), no “¡Lázaro, sube!” o, “¡Lázaro,
baja!” Considero que la palabra sueño empleada por Jesús en lugar de muerte
(la cual se refiere a la primera muerte) es un sinónimo muy apropiado porque
ella se refiere a un estado transitorio del cual, según Daniel 12:2, todos “serán
despertados: unos para vida eterna, otros para vergüenza y confusión perpetua”
[esta es la segunda muerte; véase Apocalipsis 20:12-14).
El gran maestro, el apóstol Pablo, entendía claramente que él también dor-
miría en el sepulcro hasta la segunda venida de Cristo: “Porque yo ya estoy
para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida [muerte] está cercano. He pelea-
do la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me
está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel
día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida [la de Cristo]”
(2 Ti. 4:6-8). Pablo sabía, al igual que Marta, que no sería hasta la resurrección
en el día postrero, en ocasión de la segunda venida de Cristo, que él recibiría la
recompensa de la vida eterna y sería transformado de mortal a inmortal. No ol-
videmos que fue Pablo quien nos dejó dicho en la Sagrada Palabra que el hom-
bre mortal no será dotado de inmortalidad hasta que suene la trompeta final
que despertará a los justos muertos al venir Jesús por segunda vez: “He aquí, os
digo un misterio: No todos dormiremos [porque algunos estarán vivos cuan-
do Cristo venga]; pero todos seremos transformados, en un momento, en un
abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los
muertos serán resucitados incorruptibles [la Virgen María también], y noso-
tros seremos transformados, porque es necesario que esto corruptible se vista

—6—
La Primera Mentira—La Inmortalidad Del Alma

de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad” [por favor nótese


que este cambio ocurre, no al morir la persona, sino en ocasión de la segunda
venida de Cristo] (I Cor. 15:51-53). En un pasaje anterior dentro del mismo
capítulo de la epístola, Pablo había dicho: “Mas ahora Cristo ha resucitado de
los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la
muerte entró por un hombre [Adán], también por un hombre [Cristo] la resu-
rrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en
Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las
primicias; luego los que son de Cristo, en su venida” (1 Co. 15:20-23).
Para afianzar más esta posición, examinemos ahora el ruego del ladrón
crucificado junto a Jesús registrado en el capítulo 23 del evangelio de Lucas.
El ladrón arrepentido, creyendo que Jesús era realmente el Hijo de Dios, “...
dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”. A dicho pedido Jesús
respondió diciendo: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”
(Lucas 23:42, 43). Aquellos que creen en la doctrina de la inmortalidad del
alma, a menudo se refieren a este pasaje bíblico para probar que al fallecer la
persona, su espíritu asciende inmediatamente al cielo. Pero vamos a examinar
este pasaje más de cerca.
El Nuevo Testamento originalmente fue escrito en griego. Los amanuenses
antiguos escribían sin dejar espacios entre palabras u oraciones y, por lo gene-
ral, sin signos de puntuación, un estilo conocido como scriptio continua. Los
espacios y los signos de puntuación fueron añadidos siglos más tarde. Siguiendo
el orden de las palabras que aparecen en la última edición del New Testament
Greek [Nuevo Testamento Griego publicado por las Sociedades Bíblicas Unidas,
4a Edición Revisada, 1994], pero ignorando las comas provistas por sus edito-
res, en español traduciríamos Lucas 23:43 de la siguiente manera: “Y le dijo a
él: ‘De cierto te digo a ti hoy conmigo estarás en el paraíso”. Inmediatamente
notamos la ausencia de la conjunción que añadida por las versiones en español.
Sencillamente no aparece en el texto original. Realmente, todo lo que falta es
determinar dónde va la coma. Para que este pasaje concuerde con la enseñanza
bíblica y el concepto hebreo acerca de la naturaleza humana y el estado de los
muertos, la coma debe ir después de la palabra hoy. Entonces, el versículo reza-
ría así: “Y le dijo a él: ‘De cierto te digo a ti hoy, conmigo estarás en el paraíso”.
También hay que tener en mente que Jesús no ascendió al cielo al morir
por cuanto le dijo a María en la madrugada de su memorable resurrección: “No
me toques, porque aún no he subido a mi Padre” (Juan 20:17). Nótese además
que esta declaración fue hecha dos días después de su muerte en la cruz. Del
mismo modo, al ladrón arrepentido le fue dada aquel día [Viernes Santo—el
día de la crucifixión], la seguridad de la vida eterna y un lugar en el paraíso,
pero él, como el resto de los justos, no recibiría su recompensa hasta que Jesús
venga por segunda vez. (Véase Ap.22:12.)

—7—
—Capítulo 3—
El Espiritismo Actual—
Obra Maestra de Engaño

E
ntonces, ¿por qué tanto engaño? ¡Porque el espiritismo está vivo todavía!
Mientras exista el diablo, habrá espiritismo. ¡Y mientras el espiritismo
viva, se perpetuará la mentira de que hay prolongación de vida más allá
de la muerte! Y la inclinación a esta creencia frecuentemente afectará el trabajo
de traductores que por otra parte son bien intencionados. ¿Acaso no se echa
de ver que la trama de un número cada vez mayor de películas gira en torno de
la comunicación entre muertos y vivos? Satanás está trabajando con redoblado
esfuerzo en estos últimos días porque sabe que le queda poco tiempo y que una
de sus armas más efectivas para subyugar al mundo bajo su engañoso control
es el espiritismo, el cual está basado en su gran mentira de que el hombre posee
un espíritu inmortal que trasciende la muerte, y de que es posible que los vivos
reciban luz y beneficios vitales mediante la comunicación con los espíritus de
seres queridos fallecidos. La verdad del caso es que sí se dan las supuestas apa-
riciones de estos seres amados difuntos los cuales se manifiestan tal como eran
en vida y son reconocibles por su fisonomía o rasgos físicos, el timbre de la voz,
y por la información exacta que imparten, la cual es conocida solamente por
los vivos que presencian la aparición y el propio difunto supuestamente apare-
cido. También es conocida por Satanás y sus ángeles caídos quienes procuran
constantemente que las multitudes humanas sigan su diabólico plan, que está
diametralmente opuesto a la gran comisión evangélica de Jesús, cuyo propósito
es preparar al mundo para su gloriosa venida y la destrucción final de Satanás
y su reino.
Así, “La doctrina de que el hombre queda consciente en la muerte, y
más aún la creencia de que los espíritus de los muertos vuelven para servir
a los vivos, preparó el camino para el espiritismo moderno. Si los muertos
son admitidos a la presencia de Dios y de los santos ángeles y si son favorecidos
con conocimientos que superan en mucho a los que poseían anteriormente,
¿por qué no habrían de volver a la tierra para iluminar e ilustrar a los vivos? Si,
como lo enseñan los teólogos populares, los espíritus de los muertos se ciernen
en torno de sus amigos en la tierra, ¿por qué no les sería permitido comunicar-
se con ellos para prevenirlos del mal o para consolarlos en sus penas? ¿Cómo
podrán los que creen en el estado consciente de los muertos rechazar lo que
les viene cual luz divina comunicada por espíritus glorificados? Representan
un medio de comunicación considerado sagrado, del que Satanás se vale
para cumplir sus propósitos. Los ángeles caídos que ejecutan sus órdenes se

—8—
El Espiritismo Actual—Obra Maestra de Engaño

presentan como mensajeros del mundo de los espíritus. Al mismo tiempo que
el príncipe del mal asevera poner a los vivos en comunicación con los muertos,
ejerce también su influencia fascinadora sobre las mentes de aquellos.
“Satanás puede evocar ante los hombres la apariencia de sus amigos falle-
cidos. La imitación es perfecta; los rasgos familiares, las palabras y el tono, son
reproducidos con una exactitud maravillosa. Muchas personas se consuelan
con la seguridad de que sus seres queridos están gozando de las delicias del
cielo; y sin sospechar ningún peligro, dan oídos a ‘espíritus seductores, y a en-
señanzas de demonios’
“Después que Satanás ha hecho creer a esas personas que los muertos
vuelven en realidad a comunicarse con ellas, hace aparecer a seres humanos
que murieron sin preparación. Estos aseguran que son felices en el cielo y hasta
que ocupan allí elevados puestos, por lo que se difunde el error de que no se
hace diferencia entre los justos y los injustos. Esos supuestos visitantes del
mundo de los espíritus dan a veces avisos y advertencias que resultan exac-
tos. Luego que se han ganado la confianza, presentan doctrinas que de he-
cho destruyen la fe en las Santas Escrituras. Aparentando profundo interés
por el bienestar de sus amigos en la tierra, insinúan los errores más peligrosos.
El hecho de que dicen algunas verdades y pueden a veces anunciar aconte-
cimientos da a sus testimonios una apariencia de verosimilitud; y sus falsas
enseñanzas son aceptadas por las multitudes con tanta diligencia y creídas tan
a ciegas, como si se tratara de las verdades más sagradas de la Biblia. Se rechaza
la ley de Dios, se desprecia al Espíritu de gracia y se considera la sangre de la
alianza como cosa profana. Los espíritus niegan la divinidad de Cristo y hasta
ponen al Creador en el mismo nivel que ellos mismos. Bajo este nuevo disfraz
el gran rebelde continua llevando adelante la guerra que empezó en el cielo
y que prosigue en la tierra desde hace unos seis mil años…Muchos hombres
serán entrampados por la creencia de que el espiritismo es tan sólo una impos-
tura humana; pero cuando sean puestos en presencia de manifestaciones cuyo
carácter sobrenatural no pueda negarse, serán seducidos y obligados a aceptar-
las como revelación del poder divino” (El Conflicto de Los Siglos, pp. 607-609).
Por lo tanto, Satanás, en sus esfuerzos para engañar aun a los escogidos en
estos últimos días, obrará por medio de sus demonios para imitar a nuestros
seres queridos fallecidos en la forma de espíritus de parientes y personas co-
nocidas: novios y novias, abuelos y abuelas, tíos y tías, hermanos y hermanas,
padres y madres. Y si es capaz de hacer todo esto, ¿dudaremos de que sea capaz
de realizar una magistral obra de engaño—que un demonio se haga pasar por
la madre de Jesucristo?

—9—
—Capítulo 4—
El Trueno de la Justicia y el
Movimiento Mariano

E
l mundo ya se encuentra listo y bien dispuesto para aceptar este engaño
que es casi irresistible. De hecho, en la portada del número de diciembre
de 1996 de la revista Life apareció una foto de una estatua de María con
el siguiente encabezamiento: “Dos mil años después de la Natividad, la madre
de Jesús es más QUERIDA, PODEROSA, y CONTROVERSIAL que nunca.
El Misterio de MARÍA”, El final de este artículo fue de especial interés para
mí. Declaraba: “María...podría conducirnos a una reunión ecuménica de las
iglesias cristianas. Ello nos podría llevar a una mejor comprensión de aquella
joven que dio a luz en Belén hace dos mil años. Llegaríamos a conocer a María...
“¿Podríamos nosotros pedirle a esta muchacha sencilla que dirija lo que se
ha convertido ya no en un culto, sino más bien en una enorme y apasionada
feligresía, un movimiento que requiere un héroe, un rebaño mundial que por
largo tiempo ha exigido más de ella; que en algunas casos ha demandado que
ella misma proclame su propio mensaje? Me pregunto: Si María se transfor-
mara en un ser puramente humano—si la gente pudiera en verdad extender la
mano y tocar a María—¿sería suficiente María?” Amigos míos, cuidado con
aquellos que exponen esta clase de pensamientos y que también se refieren a
María como “Corredentora, Mediadora, y Abogada”. En primer lugar, no hay
en la Biblia ninguna referencia a la Virgen María como “Corredentora” de la
humanidad. El profeta Isaías, refiriéndose a Jesucristo, escribió lo siguiente:
“...y conocerás que yo Jehová soy el Salvador tuyo y Redentor tuyo, el Fuerte
de Jacob” (Isaías 60:16). En el Nuevo Testamento Pablo y Pedro, ambos apósto-
les, aludieron de una manera decidida al precio que se pagó y la sangre que se
derramó para obtener la redención de la humanidad. Pablo dijo: “¿O ignoráis
que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el
cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por
precio; glorificad, pues, a Dios [no a María] en vuestro cuerpo y en vuestro
espíritu, los cuales son de Dios” (1 Co. 6:19,20). Y Pedro nos dice cuál fue el
precio de la redención: “...sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana ma-
nera de vivir...no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre
preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación” (I
P. 1:18, 19). Sólo puede haber, entonces, un solo Redentor—Jesucristo, quien
pagó el precio del rescate con su propia sangre, habiendo renunciado la vida
infinita en el cielo por venir al mundo a redimir la raza humana perdida. En se-
gundo lugar, ¿cómo puede María ser nuestra “Mediadora” cuando que la Biblia

—10—
El Trueno de la Justicia y el Movimiento Mariano

explícitamente nos advierte: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay


otro nombre [que el de Jesucristo—véase Hechos 4:10] bajo el cielo, dado a
los hombres, en que podamos ser salvos” y “Porque hay un solo Dios, y un
solo mediador [no dos] entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”(He-
chos 4:12; 1 Timoteo 2:5)? Evidentemente Jesús es el único ser calificado para
ser Mediador de la humanidad. Y, en tercer lugar, ¿hubiera la madre de Jesús
alguna vez pretendido ser nuestra “Abogada” cuando en 1 Juan 2:1 dice: “...y
si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el
justo”? ¿Si la verdadera Virgen María estuviera viva, contradiría las palabras de
su Hijo? Aún así, el libro El Trueno De La Justicia, que registra muchas de las
presuntas declaraciones hechas por la falsa Virgen María a diferentes personas
alrededor del mundo, dice que el papel que desempeña María es el de “Co-
rredentora, Mediadora, y Abogada”. “Aunque el Calvario fue en primer lugar,
y sobre todo, el escenario de sufrimientos de la Pasión y Muerte de Nuestro
Señor, éstos también fueron la causa de que Nuestra Señora padeciera heridas
místicas ocultas. Dios no quiere que las preciosas heridas de Nuestra Seño-
ra permanezcan ocultas por más tiempo, sino que por el contrario, su pueblo
debe comprender la singular purificación que la humanidad recibió, y conti-
nuará recibiendo, mediante la devoción a las Heridas Ocultas y Místicas de
María” (El Trueno De La Justicia, p. 31). ¡Como si ella hubiese sido crucificada
y ofrecido una vida infinita por nosotros!
Amigos, ¿fue acaso acerca de las heridas de María que Isaías escribió en
su famoso capítulo 53? ¿Acaso fue a ella la que “tuvimos por azotada, por he-
rida de Dios y abatida” y la que fue “molida por nuestros pecados”, o la que
“como cordero fue llevada al matadero?” ¡No, no! ¡Fue Cristo! Isaías escribió
sin rodeos: “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros
dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados;
el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros cura-
dos.…Angustiado él, y afligido,...como cordero fue llevado al matadero; y
como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca”
(Isaías 53:4,5;-7). Fue Jesucristo, el Hijo de Dios, que dijo: “He pisado yo solo
[o sea, por mí mismo] el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo... [ni
siquiera María]” (Is. 63:3).
A pesar de esto, El Trueno De La Justicia alega además que cuando la su-
puesta María se le aparece a la gente, algunos de los otros títulos blasfemos que
ella emplea para identificarse son los siguientes: “Nuestra Señora de Todas
Las Naciones”, “La Guardiana de la Fe”, “La Inmaculada Concepción”, “Purí-
sima y Sin Pecado”, “Madre de la Iglesia” , “Reina del Santo Rosario”, “Nues-
tra Señora de Guadalupe” (que significa “La que Aplasta la Serpiente”), “Su
Inmaculada Esposa [del Espíritu Santo]”, La Segunda Eva”, o “La Nueva Eva”,
“La Reina del Mundo”, “La Reina de Cielos y Tierra”, y último, pero no menos
importante, “La Reina de la Nueva Era”.

—11—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

Por favor, espero que nadie vaya a pensar que le estoy faltando el respeto
a María al escribir este libro puesto que yo anhelo y le ruego a Dios que me
permita conocerla en la Mañana de la Resurrección cuando los santos salgan
de sus sepulcros. Ella desde luego fue una admirable dama cristiana. Por eso
fue que Dios la escogió para ser la madre del Mesías. Pero cuando Satanás se
vale de la figura de ella como medio para engañar a las almas, entonces yo,
cual centinela sobre los muros de Sión, me veo obligado a tocar la trompeta.
Por consiguiente, tengo que tomar el tiempo para revelar la blasfemia que im-
plican algunos de estos nombres. Primero, permítaseme comentar sobre dos
de los títulos dados a María: “La Inmaculada Concepción” y “Purísima y Sin
Pecado”. ¿Sabía el lector que cuando se menciona el nombre de “Inmaculada
Concepción” casi todo el mundo cree que el título se aplica al nacimiento vir-
ginal de Jesús? Pero esto es una equivocación. La Inmaculada Concepción,
que es una doctrina católica romana, de ninguna manera se aplica a Jesús. Se
refiere al nacimiento de la Virgen María, quien, de acuerdo a la Iglesia Ca-
tólica Romana, fue concebida sin la mancha del pecado original y por eso
es que se la llama “Purísima y Sin Pecado”. He aquí lo que enseña oficialmente
la Iglesia Católica: “...María, la Virgen Madre de Jesús, por los méritos de su
Divino Hijo, fue preservada del pecado original desde el primer instante de su
concepción en el vientre de su madre Santa Ana. Este gran privilegio se llama
la Inmaculada Concepción y fue proclamado un dogma de fe por el Papa Pío
IX en 1854. Se celebra cada año como día de precepto el 8 de diciembre” (Ca-
tecismo Básico, publicado por Pauline Books & Media, 1985, p. 35). La Biblia,
por el contrario, nos dice claramente que “...todos pecaron y están destituidos
de la gloria de Dios...” y “No hay justo, ni aun uno...” (Romanos 3:23; y 3:10).
Además, queda claramente establecido en los registros genealógicos bíblicos,
y también a raíz de que María era una israelita de pura sangre, que ella era
descendiente de Abraham por parte de padre y madre. Ahora, nótese esta de-
claración del Apóstol Pablo en Hebreos 2:16 concerniente a la naturaleza hu-
mana de Jesús: “Porque ciertamente no tomó a los ángeles, sino a la simiente de
Abraham tomó”. Y Abraham vivió con la herencia de una naturaleza humana
caída 2.000 años después que Adán y Eva fueron expulsados del Edén, y varios
siglos después que Dios destruyó el mundo por medio de un diluvio a causa
de la gran maldad de la humanidad. No obstante, la Iglesia Católica y el Mo-
vimiento Sacerdotal Mariano quisieran que creyésemos que María era santa.
De hecho, el bien conocido rezo católico, “El Avemaría,” incluye las palabras:
“Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la
hora de nuestra muerte”. En la obra A Catechism of Christian Doctrine, p. 27, la
Iglesia Católica acredita que dichas palabras fueron compuestas por ella mis-
ma bajo la inspiración del Espíritu Santo. Sin embargo, ni una sola vez en las
Escrituras María es llamada “Santa María” pero es todo lo contrario cuando se
refieren a Jesús. Las Escrituras, cuyo autor es el Espíritu Santo (2 Pedro 1:21),
al referirse a Jesús, lo llaman “el Santo Ser” y “tu santo hijo Jesús.” (Lucas 1:35;

—12—
El Trueno de la Justicia y el Movimiento Mariano

Hechos 4:30). ¡Cristo es la única persona en la Biblia cuyo nacimiento humano


se describe de esa manera!
Pero de nuevo El Trueno De La Justicia contradice la Palabra de Dios cuan-
do se refiere a lo que ha sido denominado como la “Asunción”: “María había
sido elevada al cielo.…Puesto que era libre de pecado, su cuerpo no tuvo que
sufrir la corrupción de la tumba.…La Iglesia siempre ha sostenido la veraci-
dad de la Asunción de María y en 1950 el Papa Pío XII la declaró oficialmente
parte del dogma católico” (p. 47). Esta doctrina, por lo tanto, ha recibido la
aprobación infalible del papa. ¿Pero tendrá la aprobación de las Sagradas Es-
crituras? Los creyentes fieles de la antigua Berea estudiaban las Escrituras “para
ver si estas cosas eran así” (Hechos 17:11) y si nosotros también las estudiáse-
mos con el mismo propósito, aprenderíamos que los únicos mortales traslada-
dos al cielo desde los días de Adán hasta el presente fueron Enoc, Moisés, Elías,
y muchos santos que fueron resucitados con Cristo cuando él se levantó de los
muertos. La Biblia dice de Enoc: “Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció,
porque le llevó Dios” (Génesis 5:24). Acerca de Elías, la Palabra dice: “…quiso
Jehová alzar a Elías en un torbellino al cielo” (2 Reyes 2:1). De Moisés, Judas 9
dice: “Pero cuando el arcángel Miguel, contendía con el diablo, disputando con
él por el cuerpo de Moisés”, y Mateo 17: 1-3 dice que cuando Jesús se transfigu-
ró, “...les aparecieron [a Pedro, Jacobo, y Juan] Moisés y Elías hablando con él”.
Por medio esta impresionante escena, Jesús les dio una vislumbre de su gloria
a los tres discípulos que observaban, y aquellos dos valerosos hombres de Dios
que aparecieron con él eran perfectos representantes de cada persona que será
salva a través de la historia. Moisés, que sucumbió a la muerte, fue resucitado
por Cristo, y, por así decirlo, constituía una promesa o garantía para todos
los que mueren en Cristo; es decir, que ellos también han de levantarse de los
sepulcros en la resurrección de los justos (Juan 5:28, 29; 1 Tesalonicenses 4:16).
Elías era un tipo de todos los salvos que estarán vivos y que han de ser trasla-
dados cuando Cristo venga por segunda vez. (1 Tesalonicenses 4:17). Para con-
firmar que esta es una interpretación correcta, léase Mateo 16:27, 28—17:1-3 y
compárese con el propio parecer de Pedro en 2 Pedro 1:16-18.
Además de estos tres patriarcas antedichos, hubo una multitud de santos
que salieron de sus sepulcros cuando Cristo resucitó. Mateo 27:51-53 declara:
“...y la tierra tembló...y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos
que habían dormido, se levantaron; y saliendo de los sepulcros, después de la
resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos”. Efesios
4:8 nos dice que esta gente— como trofeos adicionales—fueron llevados al cie-
lo cuando Cristo ascendió: “Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva
la cautividad (o “llevó cautivos”, según algunas versiones), y dio dones a los
hombres”. ¡Estos héroes de la fe fueron resucitados juntamente con Jesús como
parte de la ofrenda antitípica de las “primicias” de la tumba, lo cual constituía
una garantía de la gran cosecha final del resto de los redimidos en el Día de
Resurrección que será en ocasión de la Segunda Venida! Por otro lado, también

—13—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

es interesante notar que en mi idioma natal, el inglés, la Asunción se llama As-


sumption, palabra que tiene un doble sentido. Se refiere al dogma de la Iglesia
Católica Romana de “la elevación corporal a los cielos de la Virgen María”,
pero también quiere decir “presunción, suposición, o hipótesis”. Hoy día sé
más acerca de la “Asunción” que cuando asistía a las escuelas católicas, porque
mientras estaba allí, yo sólo suponía que era la pura verdad.
Además, me parece raro que el Apóstol Juan, que algunos años después
de la muerte de todos los otros discípulos—a mediados de la década de los 90
d.C.— escribió el Evangelio de Juan y el Apocalipsis (ya en edad avanzada), ni
siquiera una vez mencionó que María fue elevada al cielo, como lo pretende
Roma. De todos los discípulos, Juan hubiera sido la autoridad definitiva sobre
este asunto. Vamos a ver por qué. Poco antes de su muerte en el Calvario, Jesús
contempló a su madre y a su discípulo Juan que estaba junto a ella al pie de
la cruz. Fijando su mirada sobre el rostro angustiado de María, y luego sobre
Juan, “... dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu
madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa” (Juan 19:26, 27).
¡Cristo designó a Juan como guardián de su madre mientras ella viviera! “Juan
comprendió las palabras de Cristo y aceptó el cometido. Llevó a María a su
casa, y desde esa hora la cuidó tiernamente. ¡Oh Salvador compasivo y amante!
¡En medio de todo su dolor físico y su angustia mental, manifestó un reflexivo
cuidado por su madre!... Y al recibirla como un sagrado cometido, Juan recibía
una gran bendición. Le recordaba constantemente a su amado Maestro.” (El
Deseado de Todas las Gentes, p. 700). Y Juan escribió sobre este asunto en el
Evangelio de Juan un poco antes de su propia muerte, en un tiempo cuando
María, mayor que él por unos 25 a 30 años, indudablemente ya había muerto.
Entonces, ¿por qué Juan no registró nada sobre su supuesta “Asunción” en las
Sagradas Escrituras? ¡Porque sencillamente no ocurrió! ¡Porque tanto ella, al
igual que el amado apóstol Juan, está durmiendo tranquilamente en el sepulcro
hasta aquel día culminante en que ella escuchará una vez más la voz de su Hijo
llamándola a que salga del sepulcro en la gloriosa Mañana de Resurrección.
Pero es cierto que María era “muy favorecida” por Dios y “bendita…en-
tre las mujeres” (Lucas 1:28), por haber sido escogida por Dios para concebir
[milagrosamente] en su vientre y dar a luz un hijo a quien llamaría Jesús (Lu-
cas 1:31). No obstante, el versículo siguiente identifica con precisión la única
persona que merece ser alabada: “Este [Jesús] será grande, y será llamado Hijo
del Altísimo;y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre
la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin” (Lucas 1:32, 33). De
hecho, unos pocos versículos más adelante, después de haber concebido y sa-
lido a visitar a su prima Elisabet, María sencillamente declara con sus propios
labios: “Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi
Salvador” (Lucas 1:46, 47). Nótese que María humildemente admite que el
hijo que llevaba en su vientre era el Hijo de Dios— el Mesías prometido desde
tiempos antiguos y el Libertador de la humanidad que tuvo a bien convertirse

—14—
El Trueno de la Justicia y el Movimiento Mariano

en miembro de la raza humana con el fin de salvarla, a quien ella debía ponerle
por nombre Jesús. Él era para ella, lo mismo que para el mundo entero, su Sal-
vador— porque el nombre Jesús significa “Jehová [el Señor] salva”.
María en ningún momento se forjó la ilusión de ser la “Madre de Dios”
[frase de origen católico y que forma parte del “Avemaría”] porque ninguno
de los miembros de la Deidad tuvo una madre original. El nombre divino Yavé
o Jehová lleva como significado básico ”El que existe por sí mismo”, o el gran
“YO SOY”. Moisés, quien habló con el gran “YO SOY” por espacio de cuarenta
años, claramente entendía esto. En el Salmo 90, del cual él es el autor, escribió,
“Desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios” . Y la profecía de Míqueas 5:2 que
identificó con exactitud a Belén de Judea como el lugar de nacimiento del Me-
sías prometido, lo describe a él como uno cuyas “salidas son desde el principio,
desde los días de la eternidad”. María más bien se consideraba como “bendita
entre las mujeres”, como alguien que había sido “muy favorecida” al ser esco-
gida como el instrumento humano mediante el cual un miembro de la Deidad
podría encarnarse como ser humano para efectuar el rescate de la humanidad
perdida. Ella era la madre del Mesías, el Dios­-Hombre, cuando él transfirió
su existencia original a una humana. Se convirtió en el Hijo del Hombre,
pero siguió siendo parte de la Deidad—el Hijo de Dios.
María siempre supo conocer y mantenerse en su lugar. Cuando Gabriel le
informó que milagrosamente concebiría un hijo por intervención del Espíritu
Santo y que “por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo
de Dios.…porque nada hay imposible para Dios”, su humilde respuesta fue:
“He aquí la sierva [en griego,esclava] del Señor; hágase conmigo conforme a tu
palabra” (Lucas 1:35, 37, 38). En el idioma griego “sierva” es doúle, que quiere
decir esclava, por la fuerza o por voluntad propia, siendo éste el caso de María.
Es una palabra que se usa para designar la esclavitud y la servidumbre propia-
mente dichas. Pero aunque la palabra se aplica principalmente a la clase de
relación que se percibe entre una persona y otra, como en la susodicha decla-
ración de María en la que se reconoce como sierva, de todos modos se aplica
a una actitud de sujeción y sumisión de parte del hablante. En todo caso, las
palabras de María claramente dan a entender que ella humildemente se some-
tía a la voluntad de Dios.
Esto vuelve a echarse de ver cuando ella llega de visita a casa de su prima
Elisabet, futura madre de Juan el Bautista—mensajero de Cristo que anuncia-
ría su llegada y su misión—y ambas bajo la inspiración del Espíritu Santo se
saludan. Habiendo Elisabet reconocido a María como “la madre de mi Señor”
(Lucas 1:43), María contestó, como ya se dijo anteriormente: “Engrandece mi
alma al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador”. Pero nótese cui-
dadosamente la actitud que reflejan sus comentarios subsiguientes: “Porque ha
mirado la bajeza de su sierva; pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventu-
rada todas las generaciones” (Lucas 1:46-48). El vocablo “bajeza” en el idioma
griego se deriva de una palabra que connota “humillación” o “rebajamiento”,

—15—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

y cuadra muy bien con la palabra “sierva” que María se atribuye a sí misma y
que quiere decir “esclava” sumisa. Lo que en efecto está diciendo María es lo
siguiente: ”Socialmente, o en lo que a prestigio se refiere, no soy nadie”. Pero
luego reconoce inmediatamente que el hijo que llevaba en sus entrañas era el
verdadero Héroe cuyas hazañas serían tan admirables y perdurables que todas
las futuras generaciones, aun por toda la eternidad, la llamarían ”bienaventu-
rada” por haber sido un instrumento humano avenible que con la ayuda divina
convirtió en realidad la redención de la humanidad. Cuesta imaginarnos que
una mujer que poseyó un grado tal de humildad pueda surgir en la actualidad
como una persona que se atribuye y hace alarde de títulos pretenciosos y obras
vanagloriosas, así como ha sido delineado en este capítulo. Resulta interesante
notar que no se encuentra en toda la Biblia ni una sola plegaria que se haya
elevado a María, ni tampoco un solo instante en que ella haya socorrido a
alguien o haya prometido que podría o sería capaz de hacerlo.
Jesús es el Salvador del mundo, el Cordero que fue inmolado, el Porta-
dor de pecados, por cuyas llagas y heridas somos curados, la Resurrección y
la Vida, nuestro Sumo Sacerdote y Mediador ante el Padre, la “Simiente” de
la mujer que heriría la cabeza de la “serpiente”, el descendiente de David que
gobernaría desde el trono de David para siempre. De hecho, queridos amigos,
tomen nota de esta hermosa y clara profecía del nacimiento del Mesías y su fu-
turo gobierno sobre el trono de su antepasado humano David pronunciada por
el “profeta evangélico”, Isaías: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado,
y el principado sobre su hombro: y se llamará su nombre Admirable, Conseje-
ro, Dios Fuerte, Padre eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la
paz no tendrán límite, sobre el trono de David, y sobre su reino, disponiéndolo
y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora para siempre. El celo de
Jehová de los ejércitos hará esto” (Isaías 9:6, 7). ¡Esta profecía, amigos míos,
abarca y cumple todos los propósitos divinos!

—16—
—Capítulo 5—
La Mujer de Génesis 3:15
y Apocalipsis 12:1-6

L
os autores de El Trueno De La Justicia también alegan que María se refie-
re a sí misma como la que “aplastaría la serpiente [Satanás],” en el tiempo
del fin,puesto que ella supuestamente es la “mujer” de Génesis 3:15. Exa-
minemos con detenimiento este pasaje bíblico y veamos si esta interpretación
es correcta. En Génesis 3:15, la Biblia dice: “Y pondré enemistad entre ti y la
mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le
herirás en el calcañar”. Este versículo es una profecía y a la vez una promesa de
que algún día cierto Hijo, específicamente un Niño varón, nacería en el mundo
[un descendiente de Eva], para lidiar con el diablo, y que, a pesar de él mismo
ser gravemente herido en la contienda (su muerte en la cruz), de todos modos
vencería al enemigo asestándole un golpe fatal en la cabeza al final de los tiem-
pos. “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también
participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el
imperio de la muerte, esto es, al diablo” (Hebreos 2:14).
En Gálatas 3:16 la Biblia aclara además que “...a Abraham fueron hechas
las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de
muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo”. Así que es fácil
ver que definitivamente no es María sino su simiente, a saber, Jesucristo, quien
finalmente destruye a Satanás. Ahora, volvamos a leer Génesis 3:15 con sus
debidas aclaraciones: “Y pondré enemistad [hostilidad] entre ti [Satanás] y la
mujer [Eva], y entre tu simiente [los seguidores de Satanás] y la simiente suya
[los descendientes de la mujer por vía de Cristo el Libertador]; ésta [Cristo—la
Simiente prometida, el Libertador mismo] te herirá en la cabeza [el golpe de
muerte—la victoria definitiva de Cristo sobre Satanás y la destrucción termi-
nante y eterna de Satanás después del milenio (véase Ezequiel 28:18, 19 y Apo-
calipsis 20:6-9)], y tú [Satanás] le herirás en el calcañar [la muerte de Cristo
en la cruz—una herida grave, pero no permanente, porque él se levantó de los
muertos, teniendo las llaves de la muerte y del Hades o sepulcro (Apocalipsis
1:18), después de haber saqueado por completo el imperio y la potestad de
Satanás]”.
El libro, El Trueno De La Justicia, pretende además que la profecía de Gé-
nesis 3 “se ha cumplido en Apocalipsis 12, donde María es la gran señal en el
cielo: ‘Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida de sol, con la
luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza’. El papa Pablo
VI, en su encíclica de 1967, Signum Magnum, identificó a Nuestra Señora de

—17—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

Fátima como la representación bíblica de la Mujer vestida del sol” (El Trueno
De La Justicia, p. 94). El libro además declara que “María, la Mujer vestida de
sol, aparece como una señal y explica los secretos del Libro de la Revelación”
(Id., p. 95).
Ese libro también sostiene que “El 12 de abril de 1947, en Tre Fontane
(Tres Fuentes),Roma, Italia, Nuestra Santísima Madre anunció,‘Yo soy la Vir-
gen del Apocalipsis’ (Ibíd.). El Padre Gobbi, uno de los sacerdotes del Movi-
miento Mariano, quien se dice ha recibido más revelaciones de parte de María
que cualquier otra persona, asevera que la Virgen María le dijo lo siguiente
el 24 de abril de 1980: “Yo soy la Virgen de la Revelación. En Mí, la obra
maestra del Padre se realiza de manera tan perfecta, que Él puede derramar
en Mí la Luz de su predilección. El Verbo asume su naturaleza humana en
mi seno virginal, y así puede venir a ustedes por medio de mi verdadera
función de Madre. El Espíritu Santo me atrae, como imán, hacia lo íntimo
de la vida de amor entre el Padre y el Hijo, me transforma interiormente y
me asimila tanto a Él que me hace su Esposa....Los llevaré [plural] a la plena
comprensión de la Sagrada Escritura” (Id., p. 90).
Amigos, la Biblia nunca nos dijo que María interpretaría las Escrituras,
sino más bien que el Espíritu Santo llevaría a cabo esta función. “Pero Dios nos
las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo
profundo de Dios...Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espí-
ritu de Dios….lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabi-
duría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a
lo espiritual” (1 Corintios 2:10, 11b, 13). De nuevo en Juan 16:13 y 14, Jesús dijo
a sus discípulos: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda
verdad... y os hará saber las cosas que habrán de venir. Él me glorificará; porque
tomará de lo mío [de las maravillosas obras de Aquel que es el Camino, la Ver-
dad y la Vida], y os lo hará saber” . De modo que fue al Espíritu Santo, miembro
de la Deidad—y no a un ser creado—que se encomendó la interpretación de
las Escrituras con el propósito de guiar a aquellos que de corazón procuran las
verdades de la Palabra de Dios. No obstante, El Trueno De La Justicia sigue di-
ciendo que María le habló así al Padre Gobbi: “Sobre todo, les leeré las páginas
de su último Libro [Apocalipsis], que están viviendo. En él ya todo está pre-
dicho, aun aquello que ha de suceder. Está claramente descrita la batalla a la
cual los llamo y está preanunciada mi gran victoria.” (Ibíd.).
Estudiemos ahora Apocalipsis 12 con más detenimiento para ver si es ver-
dad que la ”mujer vestida de sol” es la Virgen María. Pero, antes de hacerlo,
establezcamos bien algunos hechos relacionados con el libro de Apocalipsis.
En primer lugar, este libro no es un “misterio”, sino “la revelación de Jesucris-
to....a su siervo Juan” (Apocalipsis 1:1). El nombre Apocalipsis es idéntico en
español a la palabra griega de la cual se deriva y que significa “divulgación,”
“descubrimiento,” o “revelación”. Por lo tanto, el libro de Apocalipsis no ha de
verse como un misterio sino como algo que todo estudiante sincero de la Biblia

—18—
La Mujer de Génesis 3:15 y Apocalipsis 12:1-6

puede y debe entender. En segundo lugar, el Apocalipsis es un libro profético


que predice ”las cosas que deben suceder pronto” (Ap. 1:1). En tercer lugar, el
libro está repleto de señales y símbolos, y este es el método por medio del cual
Dios le mostró el futuro a Juan quien, según él mismo dice, fielmente “ha dado
testimonio de todas las cosas que ha visto” (Ap. 1:2). Él, por ejemplo, vio una
bestia que tenía siete cabezas (Ap. 13:1); “un gran dragón escarlata, que tenía
siete cabezas y diez cuernos...” (Ap. 12:3); y “la gran ramera, la que está sentada
sobre muchas aguas” (Ap. 17:1).
Todo estudiante de la Biblia debe saber que la Biblia es su propio intér-
prete. Tomemos como ejemplo Apocalipsis 17:1—“la gran ramera, la que está
sentada sobre muchas aguas”. Si consultamos el versículo 15 del mismo capí-
tulo, vemos que la Escritura dice, “Las aguas que has visto donde la ramera se
sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas”. Se hace patente que la
“ramera” no es una prostituta literal sentada en el Océano Atlántico, sino más
bien una representación o figura de cierto tipo de organización poderosa que
tiene muchas pueblos, multitudes, naciones y lenguas bajo su jurisdicción. Y
no importa cuál sea la política o influencia de esta entidad, definitivamente no
funciona con el visto bueno o aprobación del Autor de Apocalipsis. Es intere-
sante que a través de todas las Escrituras la sagrada relación entre Dios y sus
seguidores fieles se compara a un matrimonio. Notemos la reacción de Dios
cuando esta relación se ha degenerado hasta llegar a la infidelidad: “Si alguno
dejare a su mujer, y yéndose ésta de él se juntare a otro hombre, ¿volverá a ella
más? ¿No será tal tierra del todo amancillada? Tú, pues, [Israel] has fornica-
do con muchos amigos [siguiendo la idolatría y las prácticas corruptas de las
naciones paganas que los rodeaban]; más ¡vuélvete a mí! dice Jehová. Alza tus
ojos a las alturas [lugares de adoración de ídolos y dedicados a la inmoralidad],
y ve en qué lugar no te hayas prostituido [la implicación es que no existía lugar
que no se hubiese contaminado]. Junto a los caminos [las vías principales de
transporte] te sentabas para ellos [como ramera en busca de clientes], como
árabe en el desierto[es decir, como ladrón escondido en el desierto ansiosa-
mente esperando asaltar a viajeros y caravanas] y con tus fornicaciones y con tu
maldad has contaminado la tierra. Por esta causa las aguas han sido detenidas,
y faltó la lluvia tardía; y has tenido frente de ramera [una actitud descarada o
desvergonzada], y no quisiste tener vergüenza...Vuélvete, oh rebelde Israel [en
el hebreo original dice literalmente, Vuelve, oh Israel, tú que das la espalda],
dice Jehová…porque yo soy vuestro esposo” (Jeremías 3:1-3, 12, 14). Por lo
tanto, una ramera o prostituta en la Biblia se emplea como símbolo de una igle-
sia infiel que ha abandonado a su Esposo, Jesucristo, y está teniendo relaciones
ilícitas con otros hombres o líderes o dioses de este mundo. (Véanse los capí-
tulos 16 y 23 de Ezequiel para mayores detalles). Con esto en mente, pasemos
ahora a estudiar la “mujer” de Apocalipsis 12, que es tanto un símbolo de una
organización religiosa de mucha influencia como lo es la “ramera” de Apoca-
lipsis 17, y veamos si la “mujer” es en verdad la Virgen María.

—19—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

Apocalipsis 12:1 comienza con la visión que tiene Juan de una madre sim-
bólica que aparece en el cielo “vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y
sobre su cabeza una corona de doce estrellas”. Está encinta y ansiosa de dar a
luz (vers. 2), y Satanás está presente en forma de dragón listo para “devorar a
su hijo tan pronto como naciese” (vers. 4). Milagrosamente, el niño escapa y es
”arrebatado para Dios y para su trono (vers. 5)”.
Si se trata de interpretar estas Escrituras literalmente, conjeturando que la
mujer es la Virgen María, inmediatamente surgen muchas preguntas. Los que
aceptan esta interpretación razonan de esta manera: “Después de todo, ¿no fue
la Virgen María la que dio a luz al Niño Jesús, y no fue su Hijo el objeto pri-
mordial de la saña del diablo? Por lo tanto, ¡la ‘mujer’ tiene que ser María!” A
manera de respuesta, notemos lo siguiente: En primer lugar, Juan vio “una gran
señal” en el cielo e inmediatamente la reconoció como algo de gran importan-
cia para el mundo. Aunque él conocía muy de cerca a María, jamás declaró:
“¡He aquí que veo la figura glorificada de la madre de mi Señor en el cielo”!
En segundo lugar, ¿se ha oído alguna vez de una mujer “con la luna debajo de
sus pies”, o “vestida del sol?” En tercer lugar, ¿se ha visto alguna vez un dragón
y, para colmos, uno que tenga “siete cabezas”? Por lo tanto, estas palabras han
de tener una aplicación simbólica a eventos literales. ¿Y acaso no es esto lo que
esperaríamos descubrir dado que “la revelación de Jesucristo” es algo que Dios
le dio y “la declaró enviándola [a través de señales, o símbolos] por medio de
su ángel a su siervo Juan...”? (Ap. 1:1). ¿Y no era esta una manera excelente
de revelar información confidencial a sus fieles seguidores que vivían bajo un
gobierno totalitario y que para el lector ocioso y desinteresado no resultaba ser
más que una jerga de palabras e imágenes? ¡Cuán sabio es, y cómo cuida de su
pueblo el Dios de las Sagradas Escrituras!
En el antepenúltimo párrafo expresé que una mujer, cuando aparece re-
presentada por una ramera, se entiende que es un pueblo o una iglesia apóstata.
Pero, además de esto, la palabra todavía tiene otro significado cuando se usa
simbólicamente. Así como una ramera puede simbolizar una iglesia impura,
la figura de una virgen puede emplearse como representación de una iglesia
pura. Esto está ejemplificado en las siguientes dos citas de las Escrituras: “A
mujer hermosa y delicada comparé a la hija de Sión” (Jeremías 6:2), y “Por-
que os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para
presentaros como una virgen pura a Cristo” ( 2 Corintios 11:2). Así que, ¿será
posible que la “mujer” de Apocalipsis 12 represente a la “la verdadera iglesia”
y no a la Virgen María? Además, su vestimenta es el “sol”, tiene la ”luna” de-
bajo de sus pies, y luce una corona de “doce estrellas”. ¿Cuál es el significado
de “la mujer” vestida de “sol”? Durante su ministerio, cuando Jesús estaba en
el templo en Jerusalén y el sol salió en todo su esplendor sobre el Monte de los
Olivos, él lo señaló y anunció su misión como Mesías con estas palabras: “Yo
soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá
la luz de la vida” (Juan 8:12). Malaquías, el último de los profetas del Antiguo

—20—
La Mujer de Génesis 3:15 y Apocalipsis 12:1-6

Testamento, describió al Prometido como “el Sol de justicia”. (Mal. 4:2). Cuan-
do estaba en visión en la Isla de Patmos durante la última década del primer
siglo de nuestra era, Juan vio “una mujer vestida del sol”—o sea, ¡vestida de
la gloriosa luz del “Sol de Justicia”! Claramente, este evento trascendental se
aplica al nacimiento del Dios-Hombre, el Mesías. ¡La noticia más importante
de todos los siglos es que el Libertador por largo tiempo prometido ha llegado!
La mujer pulcra—por largo tiempo reconocida por el ahora envejecido Juan
como una representación de los fieles seguidores de Dios tanto en los tiempos
del Antiguo Testamento como los del Nuevo—¡ahora por fin aparece ilumina-
da por el brillante resplandor de su inmediata Presencia!
Además, ella aparece con la “luna debajo de sus pies” . La dispensación
mosaica (la del Antiguo Testamento) acababa de terminar y había sido reem-
plazada por la dispensación evangélica. Así como la luz menor de la luna viene
del sol, de la misma manera el sistema de sacrificios, con su sacerdocio levítico,
fiestas, etc., había reflejado una gloria menor que provenía de tipos y sombras.
Frente a la plena gloria espiritual de la era evangélica, todo ello se ha converti-
do en antitipo y sustancia. La “mujer” lleva “una corona de doce estrellas” que
representa a los doce apóstoles. “Por anticipación, se nos presenta a la iglesia
plenamente organizada, con sus doce apóstoles, antes que aparezca en el esce-
nario el hijo varón, Cristo. Había de quedar así constituida inmediatamente
después que Cristo comenzase su ministerio; y él está más definidamente rela-
cionado con esta iglesia que con la época anterior” (Las Profecías de Daniel y el
Apocalipsis, t. 2, p. 191). Para Juan, con su perspectiva de la conclusión de la Era
Apostólica y el comienzo de la otra descrita en su visión de Apocalipsis 12 que
apenas entraba en sus primeras etapas, dicha anticipación parecería tanto lógi-
ca como apropiada. Y lo es para nosotros también hoy día. Después de todo, los
eventos del nacimiento de Cristo y de su corta vida aquí en la tierra, descritos
en la visión de Juan, tuvieron tanto impacto sobre el desarrollo de la historia de
nuestro mundo que hoy día universalmente se designan los años como antes y
después de Cristo (en español, esto se abrevia con las iniciales a.C. y d. C.). De
toda esta información dilucidada hasta el momento, se desprende el hecho de
que “su hijo”, Jesucristo, nació para la iglesia verdadera. Él fue un don del cielo
para los fieles seguidores de Dios en general, inclusive María, quien formaba
una pequeña pero importante parte de la “mujer” descrita en la visión de Juan.
¿Y quién fue el que le ocasionó sufrimiento y tentación al maravilloso niño
Jesús? “También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escar-
lata...se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz...” (Ap. 12:3,4). En el
versículo 9, nos enteramos que el dragón es “la serpiente antigua, que se llama
diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero” y que en un tiempo procuró
destruir al niño Jesús. ¡Se trata de símbolos! En la visión, el dragón es visto en
el cielo—sin embargo, Jesús, como es bien sabido, había surgido de la tierra.
Entonces, ¿qué representa en la tierra el símbolo del dragón? Todos los que
han oído la historia de la Navidad saben que fue el Rey Herodes quien envió

—21—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

soldados a Belén para destruir a todos los niños varones, esperando matar en-
tre ellos a Jesús. Los soldados de Herodes no encontraron al niño Jesús porque
Dios por medio de un sueño le había avisado a sus padres que escaparan. El rey
Herodes era un títere de los romanos. Todo el mundo conoce también a Poncio
Pilato—otro administrador romano—que entregó a Jesús para ser crucificado.
Fue Roma la que intentó destruir a Jesús. El gran dragón escarlata representa
primeramente a Satanás—y en segundo lugar a su agente Roma, que actúa de
parte de Satanás.
“Triunfantemente, después que Satanás y Roma mataron a nuestro Salva-
dor, Jesús se levantó de los muertos y ‘fue arrebatado para Dios, y para su trono’
(Apocalipsis 12:5), donde ‘vive siempre’ como Sumo Sacerdote ‘para interceder
por ellos’ (Hebreos 7:25, 26).
“Frustrado en su intento de dar muerte al Hijo,el gran dragón escarlata
dirige ahora su odio contra la madre del Hijo. Pero la mujer huyó al ‘desierto’,
donde ‘tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil dos-
cientos sesenta días’” [Ap. 12:6] (Dios Revela El Futuro, t. 2, p. 321). Como vere-
mos más adelante, la experiencia de “la mujer” [desde la ascensión de Cristo al
trono de su Padre hasta que el “resto de su simiente” aparezca y termine la obra
de Dios en la tierra poco antes de cerrar el tiempo de gracia en los últimos días]
cuadra mejor con la historia eclesiástica que con la Virgen María.

—22—
—Capítulo 6—
La Profecía de los 1.260 Días y
su Relación con el Papado

L
a profecía de los 1260 días se menciona siete veces en los libros de Daniel
y Apocalipsis. Hay sólo un período de 1.260 días y no dos, como algunos
suponen. Se menciona siete veces para dar a entender que es algo suma-
mente importante: en Daniel 7:25 y 12:7 y también Apocalipsis 12:14, como
tiempo, tiempos (es decir, dos tiempos—el plural más bajo), y la mitad de un
tiempo; en Apocalipsis 11:2 y 13:5, como cuarenta y dos meses; en Apocalipsis
11:3 y Apocalipsis 12:6, como mil doscientos sesenta días. En profecía bíblica,
un año consta de 360 días, y si se multiplica 360 por tres y medio, el resultado
es 1.260. Además, en profecías bíblicas de tiempo, un día equivale a un año.
(Véase Ezequiel 4:6; Núm.14:34.) Por lo tanto, la Biblia nos ha revelado la clave
importante para descifrar la profecía de los 1.260 días: que los 1.260 días en
realidad han de interpretarse como 1.260 años literales.
El instrumento usado por Satanás para dar muerte a Cristo y a muchos
del pueblo de Dios fue el Imperio Romano. Obró particularmente por medio
del rey Herodes, vasallo de los romanos; Poncio Pilato, procurador romano
de Judea; y el emperador romano Nerón, y otros más. Después de la caída del
Imperio Romano Occidental (476 d.C), persiguió al verdadero pueblo de Dios
bajo el disfraz de una organización político-religiosa que tenía raíces en el an-
tiguo imperio de los césares. Esta persecución, que se extendió por un período
de 1.260 años, está representada en Apocalipsis 12:6 como ”el desierto” y en
Mateo 24:21 como la “gran tribulación”. Durante este tiempo perecieron como
mártires millones de fieles del verdadero pueblo de Dios por negarse a seguir
los dictados de la Iglesia Romana. La Biblia había profetizado con exactidud
que el poder papal, representado como un “cuerno pequeño” en Daniel 7:8,
20, 21 y como una bestia “semejante a un leopardo” en Apocalipsis 13:2, haría
“guerra con los santos” . Sólo una organización supuestamente religiosa ha sido
responsable por más persecuciones y muertes de fieles creyentes cristianos que
ninguna otra secta en la historia—¡La Santa Iglesia Católica Romana!
“Paso a paso, el Imperio Romano (la serpiente) ciertamente le dio su po-
der, su trono y gran autoridad [Apocalipsis13:2] a la Iglesia Católica...La cul-
minación se produjo cuando en el año 538 los ejércitos del Imperio [la no
caída división Oriental] expulsaron de Roma a los arrianos ostrogodos... Por lo
tanto, en el año 538 los 1.260 años podrían comenzar.” (Dios Revela el Futuro,
t. 2, p. 328). “En el siglo sexto el papado concluyó por afirmarse. El asiento de
su poder quedó definitivamente fijado en la ciudad imperial, cuyo obispo de

—23—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

Roma fue proclamado cabeza de toda la iglesia. El paganismo había dejado


el lugar al papado. El dragón dio a la bestia ‘su poder y su trono, y grande
autoridad’ (Apocalipsis 13:2). Entonces empezaron a correr los 1.260 años de
la opresión papal predicha en las profecías de Daniel y en el Apocalipsis. (Da-
niel 7:25; Apocalipsis 13:5-7.) Los cristianos se vieron obligados a optar entre
sacrificar su integridad y aceptar el culto y las ceremonias papales, o pasar la
vida encerrados en los calabozos o morir en el tormento, en la hoguera o bajo
el hacha del verdugo. Entonces se cumplieron las palabras de Jesús: ‘Seréis en-
tregados aun de vuestros padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán
a algunos de vosotros. Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre’.
(S. Lucas 21:16, 17.) La persecución se desencadenó sobre los fieles con furia
jamás conocida hasta entonces, y el mundo vino a ser un vasto campo de ba-
talla. Por centenares de años la iglesia de Cristo no halló más refugio que en la
reclusión y en la obscuridad. Así lo dice el profeta: ‘Y la mujer huyó al desierto,
donde tiene lugar aparejado de Dios, para que allí la mantengan mil doscientos
y sesenta días.’ (Apocalipsis 12:6.)
“El advenimiento de la iglesia romana al poder marcó el principio de la
Edad Media. A medida que crecía su poder, las tinieblas se hacían más densas.
La fe pasó de Cristo, el verdadero fundamento, al papa de Roma. En vez de
confiar en el Hijo de Dios para obtener el perdón de sus pecados y la salvación
eterna, el pueblo recurría al papa, y a los sacerdotes y prelados a quienes él
invistiera autoridad. Se le enseñó que el papa era su mediador terrenal y que
nadie podía acercarse a Dios sino por medio de él, y andando el tiempo se le
enseño también que para los fieles el papa ocupaba el lugar de Dios y que por
lo tanto debían obedecer implícitamente. Con sólo desviarse de sus disposicio-
nes se hacían acreedores a los más severos castigos que debían imponerse a los
cuerpos y almas de los transgresores. Así fueron los espíritus de los hombres
desviados de Dios y dirigidos hacia hombres falibles y crueles; sí, aun más,
hacia al mismo príncipe de las tinieblas que ejercía su poder por intermedio
de ellos. El pecado se disfrazaba como manto de santidad. Cuando las Santas
Escrituras se suprimen y el hombre llega a considerarse como ente supremo,
¿qué otra cosa puede esperarse sino fraude, engaño y degradante iniquidad? Al
ensalzarse las leyes y tradiciones humanas, se puso de manifiesto la corrupción
que resulta siempre del menosprecio de la ley de Dios.
“Días azarosos fueron aquéllos para la iglesia de Cristo. Pocos, en verdad,
eran los sostenedores de la fe. Aun cuando la verdad no quedó sin testigos, a
veces parecía que el error y la superstición concluirían por prevalecer comple-
tamente y que la verdadera religión iba a ser desarraigada de la tierra. El Evan-
gelio se perdía de vista mientras que las formas de religión se multiplicaban, y
la gente se veía abrumada bajo el peso de exacciones rigurosas.
“No sólo se le enseñaba a ver en el papa a su mediador, sino aun a con-
fiar en sus propias obras para la expiación del pecado. Largas peregrinacio-
nes, obras de penitencia, la adoración de reliquias, la construcción de templos,

—24—
La Profecía de los 1.260 Días y su Relación con el Papado

relicarios y altares, la donación de grandes sumas a la iglesia,—todas estas co-


sas y muchas otras parecidas les eran impuestas a los fieles para aplacar la ira
de Dios o para asegurarse su favor; ¡como si Dios, a semejanza de los hombres,
se enojara por pequeñeces, o pudiera ser apaciguado por regalos y penitencias!
“Por más que los vicios prevalecieran, aún entre los jefes de la iglesia ro-
mana, la influencia de ésta parecía ir siempre en aumento. A fines del siglo VIII
los partidarios del papa empezaron a sostener que en los primeros tiempos de
la iglesia tenían los obispos de Roma el mismo poder espiritual que a la fecha se
arrogaban. Para dar a su aserto visos de autoridad, había que valerse de algunos
medios, que pronto fueron sugeridos por el padre de la mentira. Los monjes
fraguaron viejos manuscritos. Se descubrieron decretos conciliares de los que
nunca se había oído hablar hasta entonces y que establecían la supremacía uni-
versal del papa desde los primeros tiempos. Y la iglesia que había rechazado la
verdad, aceptó con avidez estas imposturas.
“Los pocos fieles que edificaban sobre el cimiento verdadero (1 Corintios
3:10, 11) estaban perplejos y trabados, pues los escombros de las falsas doctri-
nas entorpecían el trabajo. Como los constructores de los muros de Jerusalén
en tiempo de Nehemías, algunos estaban por exclamar: ‘Las fuerzas de los aca-
rreadores se han enflaquecido, y el escombro es mucho, y no podemos edificar
el muro’ (Nehemías 4:10). Debilitados por el constante esfuerzo que hacían
contra la persecución, el engaño, la iniquidad y todos los demás obstáculos que
Satanás inventara para detener su avance, algunos de los que habían sido fieles
edificadores llegaron a desanimarse; y por amor a la paz y a la seguridad de sus
propiedades y de sus vidas se apartaron del fundamento verdadero. Otros, sin
dejarse desalentar por la oposición de sus enemigos, declararon sin temor: ‘No
temáis delante de ellos: acordaos del Señor grande y terrible’ (vers. 14), y cada
uno de los que trabajaban tenía la espada ceñida a la cintura’ (Vers. 18). (Véase
Efesios 6:17).
“Las tinieblas parecían hacerse más densas. La adoración de las imá-
genes se hizo más general. Se les encendían velas y se les ofrecían oracio-
nes. Llegaron a prevalecer las costumbres más absurdas y supersticiosas.
Los espíritus estaban tan completamente dominados por la superstición, que
la razón misma parecía haber perdido su poder. Mientras que los sacerdotes y
los obispos eran amantes de los placeres, sensuales y corrompidos, sólo po-
día esperarse del pueblo que acudía a ellos en busca de dirección, que siguiera
sumido en la ignorancia y en los vicios” (El Conflicto De Los Siglos, pp. 58-61).
Amigos míos, no es placentero lo que estoy a punto de decirles, pero me
parece que ustedes tienen derecho a saber la verdad. Como joven católico que
asistía a la Escuela de la Anunciación, no sólo había yo encendido velas y ele-
vado plegarias en favor de mis amigos y parientes fallecidos mientras me arro-
dillaba frente a las imágenes de “Santos” y de la “Virgen María” en la catedral,
sino que más tarde, como alumno adolescente en la Escuela Secundaria de
Santa María, había trabajado en la licorería de mi padre que estaba al otro lado

—25—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

del pueblo. Allí llegaban en traje de paisano los sacerdotes de estas escuelas
para hojear las revistas pornográficas y novelas que se vendían allí. Yo me es-
condía en el cuarto de atrás porque temía que me vieran. ¡Hoy día lamento no
haberme encarado con ellos por causa de lo que hacían!
Cierta vez yo asistía en la celebración de la Misa como monaguillo junta-
mente con mi hermano. Era la Misa de las seis, o Misa matutina, y el monseñor
mismo estaba oficiando esa mañana. Cada vez que me tocaba echar vino en el
cáliz del monseñor, yo notaba que él le daba varios golpecitos con el codo al
jarrillo del cual yo vertía el vino. Después que lo hizo dos veces, mi hermano
mayor, que tenía mucha más experiencia que yo, me susurró al oído, “Échaselo
todo en su copa” . Pensándolo bien ahora después de tantos años, me doy
cuenta de que aquel “santo” varón era un alcohólico. Pero me falta relatar
otro episodio que fue para mí el más ofensivo de todos. Fue la vez que asistí a
la gran boda católica de mi primo. Durante la recepción, recuerdo haber visto
al sacerdote oficiante frente al bar bebiéndose vaso tras vaso de vino. Los invi-
tados esperaban pacientemente que el sacerdote se uniera a ellos para la cena
y pidiese la bendición sobre los alimentos. Finalmente, alguien tuvo el valor de
susurrarle al oído que los invitados estaban en espera de su compañía y bendi-
ción. Ya ebrio, y tambaleándose por el centro del salón, el buen “padre”impa-
cientemente hizo a la ligera la señal de la cruz con la mano y le gritó a la con-
currencia: “¿Qué esperan? ¡Ya la comida esta bendecida! ¡Empiecen a comer!

—26—
—Capítulo 7—
La Herida Mortal Fue Sanada

A
unque la Iglesia Romana floreció durante el período de los 1.260 años,
Apocalipsis 13:3 nos dice que la bestia por cierto iba a sufrir una heri-
da mortal, y esta profecía se cumplió exactamente en el año 1798. “En
1798, 1260 años después [de 538], el papa fue llevado en cautiverio y la Iglesia
Católica recibió un golpe mortal. Sucedió tal como el Apocalipsis lo había pre-
dicho, con notable exactitud....Durante la Revolución Francesa y al cumplir las
órdenes emanadas del gobierno revolucionario francés, el General Alexander
Berthier [uno de los generales de Napoleón] lanzó una proclama en Roma el
15 de febrero de 1798 para informar al papa Pío VI y al pueblo de Roma que
el papa, de allí en adelante, no volvería a ‘ejercer función alguna.’ ” (Dios Revela
el Futuro, t. 2, p. 328). “Napoleón echó del trono al papa porque los pontífices
habían monopolizado el poder y ellos solos eran la única fuente de orden, paz,
ley, y seguridad” en la Europa Occidental. (The Temporal Power of the Vicar of
Christ, p. 27). En 1798, era la intención de Napoleón que nunca jamás hubiera
otro papa. “El papado desapareció: no quedó ni siquiera un vestigio de su exis-
tencia; y ninguna de las potencias católicas romanas de aquel tiempo intervinie-
ron en defensa suya. La Ciudad Eterna ya no tenía príncipe o pontífice. El que
fue su obispo moría en cautiverio en tierras lejanas, y ya se había proclamado
el decreto prohibiendo la elección de un sucesor” (Rome: From the Fall of the
Western Empire, p. 440). En otras palabras, el gobierno de la bestia recibió una
herida mortal, tal como la Biblia lo había profetizado: “Vi una de sus cabezas
como herida de muerte...” (Apocalipsis 13:3a.) Pero eso no es todo. La profecía
bíblica sigue diciendo: “…pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló
toda la tierra en pos de la bestia” (Ap. 13:3b.)
Aún durante la opresión papal de los 1.260 años, cuando la “mujer,” la
verdadera iglesia de Dios, sufrió tremendas persecuciones, Dios “sustentó” o
cuidó a sus hijos. “Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para
que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada
por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo. Y la serpiente arrojó de
su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrebatada por el río.
Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el
dragón había echado de su boca” (Ap. 12:14-16).
En Apocalipsis 12:14, Dios libra a la mujer de ser arrastrada dándole “las
dos alas de la gran águila”—símbolo apropiado del cuidado paternal de Dios
para con sus hijos. Cuando los israelitas escaparon de la esclavitud egipcia,

—27—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

Moisés dijo que Dios los había tomado “sobre alas de águilas” (Exodo 19:4). En
el Salmo 91:4, leemos: “Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás
seguro...” Y en Deuteronomio 32:9-12 leemos: “Porque la porción de Jehová
es su pueblo; Jacob la heredad que le tocó. Le halló en tierra de desierto, y en
yermo de horrible soledad; lo trajo alrededor, lo instruyó, lo guardó como a la
niña de su ojo. Como el águila que excita su nidada, revolotea sobre sus pollos,
extiende sus alas, los toma, los lleva sobre sus plumas, Jehová solo le guió, y
con él no hubo dios extraño”. Muchos cristianos padecieron como resultado
del “torrente” de persecución que la serpiente arrojó de su boca, “pero la tierra
ayudó a la mujer”, dándole amparo en lugares seguros y despoblados. Muchos
cristianos escaparon a lugares tales como los valles de las montañas de los Al-
pes, a las montañas mismas, y a las escasamente pobladas colonias británicas
de Norteamérica. Dicho sea de paso, esto da lugar a una importante pregunta:
¿Cómo puede ser que María haya sido la que huyó del papado hacia el desierto
durante los 1.260 años siendo que ella fue elevada por ese mismo poder—la
Iglesia Católica Romana—para ser adorada? ¿Cómo iban a querer destruir
a la mujer que es una de las columnas de su sistema de culto? ¿Cómo va a
ser, pues, que la Virgen María sea la “mujer” que buscó refugio por espacio
de 1.260 años en un lugar desierto? Además, ¿dónde se registra que la María
literal tuvo la experiencia de ser perseguida y llevada al desierto por el dragón
después de la ascensión de su Hijo Jesús? ¡Esto simplemente no se aplica en
ningún sentido a la Virgen María!
Por otro lado, Satanás con furia implacable procura destruir la verdadera
iglesia de Dios, y persistirá siempre en sus esfuerzos por eliminar a todo cris-
tiano genuino. Furioso y lleno de frustración por no haber logrado la destruc-
ción de la iglesia verdadera durante los 1.260 años, Satanás, en estos últimos
días, dirige sus acerbos ataques contra “el resto de la descendencia de ella, los
que guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesucristo”
(Apocalipsis 12:17). Amigos míos, Satanás se valdrá de cualquier medio para
lograr su propósito de engañar, si fuera posible, aun a los mismos escogidos—
ya sea el Imperio Romano, la Iglesia Católica Romana, o aún las apariciones
espiritistas de la supuesta Virgen María.
“La Iglesia Católica confiesa que es romana. Su nombre oficial actual, que
lo ha sido en el transcurso de la mayor parte de su larga historia es: Santa Igle-
sia Católica, Apostólica, Romana” (Dios Revela el Futuro, t. 2, p. 327). Repase-
mos: Apocalipsis 13:2 dice que “el dragón [en este caso, el Imperio Romano
a través del cual Satanás obraba] le dio [a la Iglesia Católica Romana dirigida
por el papa] su poder, y su trono, y grande autoridad”. “Un trono es símbo-
lo de autoridad. Pero puesto que este pasaje ya contiene las palabras ‘poder’,
‘poderío’ (autoridad), esperamos que ‘trono’ tenga un significado más literal.
Básicamente, un trono es un lugar donde se sienta una persona importante.
Otros términos con el sentido de trono son la palabra griega cathedra, y la
latina sedes, de la cual provienen dos palabras castellanas: ‘cátedra’ y ‘sede’. En

—28—
La Herida Mortal Fue Sanada

la Iglesia Católica, el edificio en el cual se encuentra el trono del obispo (o ca-


thedra), recibe el nombre de ‘catedral’. La ciudad en la cual se halla ese trono
recibe el nombre de ‘sede’ . La sede suprema del catolicismo es la Santa Sede, la
ciudad en la cual se encuentra el trono del papa. Esa ciudad es Roma.”(Id., pp.
327,328). “Definitivamente, desde el año 1929 cuando se firmó el Tratado de
Letrán con Italia, la Santa Sede ha sido la Ciudad del Vaticano, una porción
de tierra de unas 45 hectáreas ubicadas en la colina del Vaticano, totalmente
dentro de la ciudad de Roma” (Id., nota al pie, p.328). Además, Apocalipsis 17:9
revela otra característica que identifica la gran “ramera” de la profecía bíblica:
“Esto, para la mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete montes,
sobre los cuales se sienta la mujer...” Una fuente católica reconoce lo siguiente:
“El Estado del Vaticano propiamente dicho está totalmente dentro de la ciudad
de Roma, conocida como La Ciudad de las Siete Colinas (The Catholic Ency-
clopedia, p. 529). También vale señalar que el nombre “Vaticano” proviene de
las palabras latinas Vatis, que significa adivino, y can, que significa serpiente.
Por lo tanto, el nombre “Vaticano” literalmente significa La Serpiente Adivi-
nadora. De hecho, en la Catedral de Santa María en San Francisco, California,
las puertas tienen tiradores o asideros en forma de serpiente, y en el Museo
del Vaticano se exhibe un blasón o escudo papal grande que ostenta la figura
de un dragón. Durante la Edad Media los obispos y otros oficiales de la Iglesia
Católica solían llevar báculos con figuras de serpientes.
El libro de Isaías nos dice que el deseo y propósito mayor de Satanás en la
vida es usurpar el trono de Dios: “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la
mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas las gentes. Tú que decías
en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré
mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre
las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo” (Isaías 14:12-14).
Doy gracias a Dios por el siguiente versículo el cual revela el destino del diablo:
“Más tú derribado eres hasta el Seol [el sepulcro] a los lados del abismo” (Isaías
14:15). ¿Acaso no es posible que Satanás pueda estar obrando a través del Papa
de Roma, que pretende tener autoridad divina en la tierra? Pablo sabía que este
poder surgiría, y escribió sobre ello en su segunda epístola a los Tesalonicenses:
“Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá [la segunda venida
de Cristo] sin que antes venga antes la apostasía [una apostasía dentro de la
iglesia de Dios—de la palabra griega apostasía, que en este caso se refiere al
surgimiento y desarrollo de la iglesia de Roma], y se manifieste el hombre de
pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se
llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como
Dios, haciéndose pasar por Dios. ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía
con vosotros, os decía esto?” (2 Tesalonicenses 2:3-5). Si la gente estudiara la
Biblia de la manera que ella misma se lo indica, considerando “mandamiento
tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea so-
bre línea, un poquito allí, otro poquito allá...” (Isa.28:10)—en otras palabras,

—29—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

comparando Escritura con Escritura— conocerían la verdad guiados por el


Espíritu Santo.
De acuerdo a la profecía de Apocalipsis 13:3, la herida mortal realmente
no le ocasionaría la muerte, sino que sólo heriría a la Iglesia Católica, y se-
guramente hay que reconocer que dicha herida está sanando. La historia nos
dice que en 1801 Napoleón firmó un “concordato” o tratado entre la iglesia y
el estado con un nuevo papa. “Por otra parte, en 1870 la nueva nación italiana,
que estaba surgiendo, profundizó por un tiempo las dificultades de la iglesia
al arrebatarle los estados papales, una considerable porción de la península
italiana que había sido propiedad de la iglesia por varios siglos....Pero en 1929
Benito Mussolini firmó un concordato que le concedió al papa plena autoridad
sobre la Ciudad del Vaticano, de unas 45 hectáreas, enclavada en medio de la
ciudad de Roma, y que incluye la basílica de San Pedro” (Dios Revela el Futuro,
t. 2, pp. 346­,347). El Vaticano había colocado a Mussolini en el poder, y ahora
Mussolini correspondía estableciendo la Iglesia Católica Romana como la úni-
ca religión en toda Italia. Como parte del arreglo, donó a la iglesia 750 millones
de liras en efectivo y un billón en forma de bonos del estado.
A partir del 1929 la herida ha estado sanando rápidamente. La América
protestante, la cual fue establecida sobre el principio constitucional de separa-
ción de iglesia y estado y que un tiempo había protestado fuertemente en contra
del establecimiento del poder papal en este país [la palabra “protestante” tuvo se
origen en las “protestas” del pueblo contra el catolicismo durante el siglo XVI]
ahora le da la bienvenida con brazos abiertos. Los tiempos ciertamente han cam-
biado, ¡y aún Estados Unidos se maravilla en pos de la bestia! Cuando en 1951 el
Presidente Harry Truman le pidió al Senado que aprobara su nombramiento de
un embajador ante el Estado del Vaticano, todo el país se indignó y protestó con
vehemencia. Según un informe, “La mayoría de las iglesias protestantes del país
expresaron su oposición formalmente y muchas veces con aspereza” (Church,
State and Freedom, p. 302). Como resultado, Truman se vio obligado retirar
su pedido. En tiempos un poco más recientes, en 1984, el nombramiento de
William A. Wilson como embajador a la Ciudad del Vaticano por el presidente
Ronald Reagan fue prontamente aprobado por el Senado por un voto de 81-13.
Esta vez sólo un puñado de gente expresó su preocupación por la cuestión de
la separación de la iglesia y el estado. El próximo evento fue increíble por la
rapidez con que ocurrió y por los personajes que tomaron parte en él. Nos refe-
rerimos a la caída del comunismo en Polonia por medio de los esfuerzos combi-
nados del presidente estadounidense Ronald Reagan y el Papa Juan Pablo II, que
aparecieron retratados en la portada de la revista Time del 24 de febrero de 1992.
[¡Amigos míos, ¿no será esto un cumplimiento de la profecía de la ramera “...
con la cual han fornicado los reyes de la tierra”? (Véase Ap. 17:1, 2). ¡El Vaticano
es un sistema político-religioso cuyo objetivo es controlar el mundo! Luego, en
un Número Especial Doble de la revista Time con fecha de 26 de diciembre de
1994/2 de enero de 1995, Juan Pablo II apareció en primera plana una vez más

—30—
La Herida Mortal Fue Sanada

en la portada designado como “El Hombre del Año”. ¡Increíble! Me pregunté


cuál hubiese sido la reacción mundial si esa importantísima revista noticiera
semanal hubiera más bien publicado el verdadero alias o apodo del papa dado
por el apóstol Pablo en su segunda carta a los Tesalonicenses—“El Hombre de
Pecado” (2 Ts. 2:3). Ese número de Time fue distribuido sólo dos meses y medio
después del número del 9 de octubre de 1995 de la revista U.S. News & World
Report en la cual también aparecía solo en primera plana el Papa Juan Pablo II,
bajo el título “Honra a tu Padre” . Esta era otra declaración blasfema publicada
por otra de las mayores revistas semanales de Estados Unidos. ¿Habrá olvida-
do la América protestante que la Biblia dice claramente: “Y no llaméis padre
[espiritual] vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que
está en los cielos” (Mateo 23:9)? ¿Sabías tú, estimado lector, que de acuerdo a
las doctrinas de la Iglesia Católica tu “Padre” espiritual es el papa de Roma y tu
“Madre” espiritual es la Virgen María? Un catecismo católico declara: “El Papa
es el Padre espiritual de todos los cristianos” y “La Santísima Virgen María
es nuestra Madre también porque nosotros somos hermanos de Jesús y, por
lo tanto, hijos de María.” (A Catechism of Catholic Doctrine, pp. 15, 27). ¡Me
parece bastante curioso que la edición americana de este libro fue originalmente
publicada en 1973 por Marian Publications [Publicaciones Marianas]!
Protestantes leales y fieles, ¿dónde están los reformistas hoy? No se trata
sólo de que la Reforma Protestante parece ser una cosa del pasado, sino que
las iglesias del mundo se están uniendo sobre puntos comunes de fe, y que la
supuesta María puede ser la que ayude a seguir “sanando” la antigua herida.
Después de todo, “El Papa Juan Pablo II le reza todos los días a la Virgen, a la
cual él le atribuye haberle salvado la vida” (Revista Life, diciembre de 1996,
p.48). “En cierto momento del 13 de mayo de 1981, durante una audiencia pa-
pal al aire libre en la Plaza de San Pedro, en presencia de 75,000 personas y ante
la vista de unos 11 millones de televidentes, el Papa Juan Pablo divisó a una
niña que llevaba un pequeño retrato de Nuestra Señora de Fátima, madre de
Cristo. Justamente al inclinarse desde su “papamóvil”, que iba en marcha lenta,
para hacerle una ligera caricia a la niña, el asesino Mehmet Ali Agca, descargó
dos tiros precisamente en dirección de donde momentos antes le había apun-
tado a la cabeza del papa. A la par que dos peregrinos caían al suelo heridos, se
oyeron dos disparos más, y esta vez la sangre de Juan Pablo manchaba su blan-
ca sotana papal” (The Keys of This Blood, p. 46). El 12 y 13 de mayo de 1991 [y
otra vez en 1994], Juan Pablo fue a Fátima “donde dio gracias a Nuestra Señora
de Fátima por salvarle la vida en el atentado de asesinato de 1981” (El Trueno
De La Justicia, p.157). “Ninguno está más convencido de la validez de las visi-
taciones de Fátima que el papa actual. Ni ninguno es más devoto a María. Juan
Pablo II, quien ‘se ha dedicado a sí mismo y su pontificado a Nuestra Señora’,
lleva la M para María en su escudo de armas; su lema personal, bordado en
latín en el interior de sus capas, es totus tuus sum María (María, soy todo
tuyo)” (Una Mujer Cabalga la Bestia , p. 471).

—31—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

“Además, Juan Pablo está plenamente convencido, como lo están muchas


otras personas también, que fue María la que puso fin al comunismo en toda
Europa. Su fe está firmemente basada en las insignes profecías que María pro-
nunciara en Fátima en 1917. De acuerdo a la Hermana Lucía, que formaba par-
te del grupo de niños que afirmó haberla visto, la Virgen predijo el surgimiento
del totalitarismo soviético mucho antes de que esto se hiciera realidad. En una
visión subsiguiente, ella le indicó al papa y a sus obispos que dedicaran a Rusia
a su Inmaculado Corazón para de esa manera poner fin al comunismo.
“De acuerdo a Lucía, los esfuerzos del papado por llevar a cabo dicha dedi-
cación fracasaron en los años 1942, 1952, y 1982. Juan Pablo finalmente cum-
plió la orden en 1984—y el próximo año la subida al poder de Mikhail Gor-
bachev inició la caída del imperio soviético. Dice el Padre Robert Fox del San-
tuario de la Familia Fátima en Alexandria, South Dakota, EE.UU: ‘El mundo
reconocerá a su debido tiempo que la derrota del comunismo fue resultado
de la intercesión de la madre de Jesús’” (Time, 30 de diciembre de 1991, pp.
64,65). De hecho, el pasado líder soviético Mikhail Gorbachev llamó al Papa
Juan Pablo II “la más excelsa autoridad en la tierra”. ¡Sorprendente declaración
del que una vez fue el primer mandatario de la Rusia comunista!
En la actualidad Juan Pablo encabeza el más grande movimiento ecumé-
nico de la historia con el fin de unir todas las religiones bajo la hegemonía de
Roma. El 27 de octubre de 1986 el papa se reunió en la ciudad italiana de Asís
con los líderes de las principales religiones del mundo para orar por la paz.
Integraban el grupo adoradores de serpientes, budistas, musulmanes, hindúes,
espiritistas, y hechiceros norteamericanos. El papa declaró que todos ellos
oraban a un mismo Dios y que sus oraciones “creaban una energía espiritual
que producía un nuevo ambiente de paz”. La Religión Mundial que había sido
profetizada (véase Apoc. 13:3, 4, 12; 17:12-14) se está formando ante nuestros
propios ojos y el Vaticano es el foco del nuevo movimiento. ¿Acaso no es esto
“fornicación espiritual”?
Como dijimos anteriormente, el apóstol Pablo “...veía que se introducían
en la iglesia errores que prepararían el camino para el desarrollo del papado.
Poco a poco, primero solapadamente y a hurtadillas, y después con más des-
embozo, conforme iba cobrando fuerza y dominio sobre los espíritus de los
hombres, ‘el misterio de iniquidad’ hizo progresar su obra engañosa y blasfe-
ma. De un modo casi imperceptible las costumbres del paganismo penetraron
en la iglesia cristiana. El espíritu de avenencia y de transacción fue coartado
por algún tiempo por las terribles persecuciones que sufriera la iglesia bajo
el régimen del paganismo. Mas habiendo cesado la persecución y habiendo
penetrado el cristianismo en las cortes y palacios, la iglesia dejó a un lado la
humilde sencillez de Cristo y de sus apóstoles por la pompa y el orgullo de los
sacerdotes y gobernantes paganos, y substituyó los requerimientos de Dios por
las teorías y tradiciones de los hombres. La conversión nominal de Constanti-
no, a principios del siglo cuarto, causó gran regocijo; y el mundo, disfrazado

—32—
La Herida Mortal Fue Sanada

con capa de rectitud, se introdujo en la iglesia. Desde entonces, la obra de


corrupción progresó rápidamente.El paganismo que parecía haber sido ven-
cido, vino a ser el vencedor.Su espíritu dominó la iglesia. Sus doctrinas, cere-
monias y supersiticiones se incorporaron a la fe y al culto de los que profesaban
ser discípulos de Cristo.
“Esta avenencia entre el paganismo y el cristianismo dio por resultado
el desarrollo del ‘hombre de pecado’ predicho en la profecía como oponién-
dose a Dios y ensalzándose a sí mismo sobre Dios.Este gigantesco sistema
de falsa religión es obra maestra del poder de Satanás, un monumento de
sus esfuerzos para sentarse él en el trono y reinar sobre la tierra según su
voluntad.
“...Bien sabía Satanás que las Sagradas Escrituras capacitarían a los hombres
para discernir los engaños de él y para oponerse a su poder. Por medio de la Pala-
bra fue como el mismo Salvador del mundo resistió los ataques del tentador. A
cada asalto suyo, Cristo presentaba el escudo de la verdad eterna diciendo: ‘Es-
crito está’. A cada sugestión del adversario oponía él la sabiduría y el poder de
la Palabra. Para mantener su poder sobre los hombres y establecer la autoridad
del usurpador papal, Satanás necesita que ellos ignoren las Santas Escrituras.
La Biblia ensalza a Dios y coloca a los hombres, seres finitos, en su verdadero
sitio; por consiguiente hay que esconder y suprimir sus verdades sagradas. Esta
fue la lógica que adoptó la iglesia romana. Por centenares de años fue prohibi-
da la circulación de la Biblia. No se permitía a la gente que la leyese ni que la
tuviese en sus casas, y sacerdotes y prelados sin principios interpretaban las
enseñanzas de ella para sostener sus pretensiones. Así fue como el papa vino
a ser reconocido casi universalmente como vicegerente de Dios en la tierra,
dotado de autoridad sobre la iglesia y el estado....Para dar a los convertidos
del paganismo algo que equivaliera al culto de los ídolos y para animarles
a que aceptaran nominalmente el cristianismo, se introdujo gradualmente
en el culto cristiano la adoración de imágenes y de reliquias”(El Conflicto de
los Siglos, pp. 53-56).

—33—
—Capítulo 8—
Otra Característica del Cuerno
Pequeño de Daniel 7—La Blasfemia

A
ntes de reanudar mi tarea de descifrar el papel que ha de desempeñar
la falsa Virgen María en la obra de engaño mundial, me gustaría alu-
dir a unas cuantas más de las características de la “bestia” o “cuerno
pequeño”. La Biblia dice que éste no solamente haría guerra contra los santos
y ejercería el poder por espacio de 1.260 años, sino que también blasfemaría
contra Dios y pensaría en cambiar “los tiempos y la ley” y procuraría que todos
los habitantes de la tierra lo adorasen. (Véase Daniel 7:25; Ap. 13:6-8.)
La Biblia nos dice que el poder papal “abrió su boca en blasfemias contra
Dios, para blasfemar de su nombre” (Ap. 13:6). En realidad, el título de “papa”-
se deriva del vocablo papa, que significa padre. De hecho, muchas naciones del
mundo hoy día reconocen al papa como el “Santo Padre”. También se le conoce
como Pontifex Maximus (Sumo Pontífice) que significa “el Máximo Construc-
tor de Puentes”, lo cual quiere decir que él pretende ocupar el puesto de Cristo
como la verdadera “escalera” (o “puente”) que cruza o se extiende sobre el vacío
entre cielo y tierra creado por el pecado.(Véase Gn.28:12 y Juan 1:51). También
es conocido bajo el nombre de Vicarius Filii Dei (vicario o representante auto-
rizado del Hijo de Dios en la tierra). Así que pretende poseer el título, ocupar
el puesto, y tener la autoridad de Dios el Padre (il papa), Dios el Hijo (Pontifex
Maximus), y Dios el Santo Espíritu (Vicarius Filii Dei [Los siguientes pasajes
bíblicos aclaran que el Espíritu Santo es el verdadero vicario del Hijo de Dios
en la tierra: Juan 14:16-18, 26; 15:26; 16:7, 8, 13, 14]). Por eso es que al ser coro-
nado el papa le colocan sobre la cabeza una triple corona conocida como tiara
para indicar que es rey de cielo, mar, y profundidades.
La literatura eclesiástica abunda en ejemplos de las pretensiones arrogan-
tes y blasfemas del papado. Típicos ejemplos son los siguientes trozos de una
obra enciclopédica mayor escrita por un clérigo católico romano del siglo XVI-
II y, además, otros de fecha más reciente:
“El papa posee una dignidad tan grande y tal excelsitud que no es un mero
hombre, sino que es como si fuera Dios y es el vicario de Dios”.
“El papa es, por así decirlo, es Dios en la tierra, único soberano de los
fieles de Cristo, jefe de reyes, plenipotenciario, a quien el omnipotente Dios ha
encomendado la dirección no sólo de los asuntos terrenales sino también de
los del reino celestial...
“El papa es de tan gran autoridad y un poder tan grande que puede mo-
dificar, explicar, o interpretar hasta las mismas leyes divinas. El papa puede

—34—
Otra Característica del Cuerno Pequeño de Daniel 7—La Blasfemia

alterar la ley divina, ya que su poder no procede del hombre sino de Dios, y
actúa como vicegerente de Dios sobre la tierra con amplitud de poder para
atar y desatar lo concerniente a los miembros de su grey” (Lucius Ferraris, art.
“Papa II,” Prompta Bibliotheca, t. 6, pp. 25-29).
“El papa es infalible...No puede errar cuando, como Pastor y Maestro de
todo cristiano, define una doctrina concerniente a la fe o moral a la que la
iglesia entera ha de adherirse” (A Catechism of Christian Doctrine, p.16).
“Las personas que lo ven—e innumerables millones lo han visto—jamás
lo olvidan. Sus visitas crean una impresión electrizadora que ningún otro ser
humano puede igualar. Eso explica, por ejemplo, por qué en las aldeas rura-
les de Kenya miles de niños, además de una cantidad de gatos, gallos y hasta
hoteles,llevan el nombre de Juan Pablo. La única razón porque una grabación
en disco compacto del papa recitando el rosario con un trasfondo de música
de Bach y Handel se está haciendo tan popular en Europa es que el pontífice
posee un carisma que arrastra. Con razón declaró estupefacta una joven que
lo aplaudía y vitoreaba en compañía de miles de otras personas en un estadio
deportivo en la ciudad de Denver, Colorado: “Yo no reacciono de esta manera
en los conciertos de rock. ¿Qué será lo que tiene ese hombre”?
“...Cuando habla, no sólo se dirige a su grey de más de un billón, sino que
espera que el mundo entero lo escuche. Y su grey y la humanidad entera en
realidad lo escuchan.
“...Juan Pablo también puede imponer su voluntad y no hay ejemplo más
formidable y controvertido de esto que la intervención del Vaticano en la Con-
ferencia Internacional sobre población y desarrollo de la ONU llevada a cabo
en Cairo en septiembre. Allí los emisarios del Papa derrotaron una propuesta
apoyada por los EE.UU. que Juan Pablo temía podría fomentar el aborto mun-
dialmente. Los opositores de esta acción pronostican que sus consecuencias
podrían ser de un carácter catastrófico a nivel mundial, sobre todo en el super-
poblado Tercer Mundo que tanto admira al Papa.
“…El impacto que Juan Pablo ya ha causado en el mundo es formidable y
alcanza desde el nivel global al personal. Ha recorrido más de medio millón de
millas.Es como si fuera él solo un ejército en sí.‘Pasará a la historia como el más
grande de los papas modernos,’ dice el Reverendo Billy Graham. ‘Él ha sido la
firme conciencia de todo el mundo cristiano.’”(Time, 26 de diciembre de 1994/2
de enero de 1995, pp.53, 54). ¿Acaso no fue profetizado en Apocalipsis 13:3
que “se maravilló [se admiró, se asombró] toda la tierra en pos de la bestia”? Y
esto incluye a jóvenes, porque el Stockton Record, como también muchos otros
periódicos principales, publicaron en primera plana el siguiente artículo de la
Prensa Asociada :“¡Un millón de jóvenes se reúnen al llamado del papa!”. La
enorme multitud se congregó para celebrar la Misa en el más sagrado santua-
rio de Polonia durante el sexto Día Mundial de la Juventud celebrado anual-
mente y auspiciado por el Vaticano, e interrumpió a Juan Pablo por unos 10
minutos con aplausos y gritos de ‘Long live the pope!’ (¡Que viva el papa!) ”.

—35—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

También merece atención el hecho de que Juan Pablo no es el único que se


interesa en el Día Mundial de la Juventud. “La ‘María del Nuevo Advenimiento’
a quien el papa se refirió en Denver está particularmente asociada con el Día
Mundial de la Juventud, que Juan Pablo II ha estado promoviendo durante
algunos años. Fue exhibida durante toda la noche en la vigilia de oración de
los peregrinos que caminaron hasta el Parque Cherry Creek (cerca de Denver)
para reunirse con el papa, quien llegó en helicóptero. Un periodista que estaba
presente escribió: ‘Ya son pasadas las 21 horas [9 P.M.] cuando presentan al
ícono, la [estatua] oficial del Día Mundial de la Juventud. A esta parte de la
vigilia refieren como a la ‘Veneración [adoración] de la imagen de la Virgen
María: Nuestra Señora del Nuevo Advenimiento’...
“...Al día siguiente, domingo, el papa regresó en su helicóptero. Los pe-
regrinos...lo saludaron de nuevo con renovado entusiasmo. Allí celebró misa
y 3000 sacerdotes tomaron varias horas en ministrar las hostias a la multitud
de 375.000. A veces dirigiéndose personalmente a María en el cielo durante
su plática, el papa comenzó diciendo: ‘Con mi corazón lleno de alabanza para
la Reina del Cielo, el signo de la esperanza y la fuente de consuelo en nuestro
peregrinaje de fe a la Jerusalén celestial, les saludo a todos ustedes que están
presentes en esta solemne liturgia....Esta liturgia les presenta a ustedes, a Ma-
ría, como la mujer vestida del sol...Oh mujer vestida del sol...la juventud del
mundo te saluda con tanto amor.…En María la victoria final de la vida sobre
la muerte ya es una realidad....’ ” (Una Mujer Cabalga la Bestia , pp. 456, 457).
Evidentemente, el papa de Roma se destaca en sus esfuerzos por venderle al
mundo,inclusive a la juventud, la idea de una María falsificada.
El profeta Daniel, siguiendo su descripción de los rasgos característicos
del “cuerno pequeño” que en visión vio salir de Roma, dice que “este cuerno
tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas” (Daniel
7:8). Y, además, Jesucristo nos advirtió lo siguiente por medio de su siervo
Juan: “Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número
de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta
y seis [666]” (Ap. 13:18). Nadie se imagina cuán sorprendido quedé yo el día
en que caí en cuenta que si uno toma el título del papa que lleva en su mitra,
“Vicarius Filii Dei”, y le asigna a cada letra el valor numérico romano que le
corresponde (como por ejemplo V=5, I=1 (seis veces), C=100, U=5, L=50, y
D=500), ¡le da un total de 666! Esto significa que todos los papas que han
existido llevaron el número 666, y todos los futuros papas también llevarán el
mismo número, que es el título del Anticristo. Por lo tanto, ¡la profecía se aplica
al papa actual!
De acuerdo a la creencia católica romana, el papa de Roma no sólo es
venerado como el gran líder moral del mundo, sino también como sucesor
directo de San Pedro, a quien Roma considera haber sido el primer papa—la
roca sobre la cual Jesucristo edificó su iglesia. Amigos, esta es una falsa conclu-
sión , pues Jesús nunca se refirió a Pedro como “la roca”. El pasaje bíblico que

—36—
Otra Característica del Cuerno Pequeño de Daniel 7—La Blasfemia

la Iglesia Católica emplea para sostener su alegación de que Pedro es la roca


es Mateo 16:18: “Y yo [Jesús] también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta
roca edificaré mi iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”.
Pero,si tenemos en cuenta lo que dice el griego original de este versículo,su
verdadero sentido es el siguiente: Tú eres Pedro [Cristo llamó al Apóstol por su
primer nombre, que en griego es Petros—un trozo de piedra, (según Strong’s
Concordance)], y sobre esta roca [Cristo se refiere ahora a sí mismo como la
Roca, que en griego es una palabra completamente diferente y de género feme-
nino y no masculino—a saber, petra, una peña sólida (Strong’s Concordance)].
En efecto, esto es como comparar un peñazco con una piedrecita,como es pro-
piamente la Divinidad en comparación con la humanidad. De hecho, unos ver-
sículos más adelante, cuando Cristo dijo “que le era necesario ir a Jerusalén y
padecer mucho de los ancianos,de los principales sacerdotes y de los escribas; y
ser muerto, y resucitar al tercer día”... Pedro “comenzó a reconvenirle, diciendo:
‘Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca”. Pedro estaba
en realidad diciendo, “De ninguna manera habrás tú de morir”. Amigos, sin la
muerte de Cristo como Cordero de Dios, sacrificado por los pecados del mun-
do, la salvación sería imposible. Pedro no comprendió la verdadera misión de
Cristo en aquel momento y, por lo tanto, respondió emocionalmente. Cristo
le respondió a Pedro: “¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo”
(vers. 21-23). Hay que recordar que Mateo 16:18 dice que las “puertas del Ha-
des [de la muerte] no prevalecerán” contra la “Roca” . Bueno, en un sentido
Satanás acababa de prevalecer contra Pedro, de manera que no era posible que
él fuese la Roca, pero el diablo ciertamente nunca prevalecerá contra la “Roca
de los Siglos”—¡Jesucristo!
La Biblia dice en I Corintios 10:4 que “esa roca era Cristo.” De hecho, Pe-
dro mismo en su primera epístola se refiere a Jesucristo como “la principal
piedra del ángulo...La piedra que los edificadores desecharon, ha venido a ser
la cabeza del ángulo” (1 Pedro 2:6, 7). “En su sabiduría infinita, Dios escogió la
piedra fundamental, y la colocó él mismo. La llamó ‘cimiento estable’. El mun-
do entero puede colocar sobre él sus cargas y pesares; puede soportarlos todos.
Con perfecta seguridad, pueden todos edificar sobre él. Cristo es una ‘piedra
probada’. Nunca chasquea a los que confían en él. Él ha soportado la carga de la
culpa de Adán y de su posteridad, y ha salido más que vencedor de los poderes
del mal. Ha llevado las cargas arrojadas sobre él por cada pecador arrepentido.
En Cristo ha hallado alivio el corazón culpable. Él es el fundamento estable.
Todo el que deposita en él su confianza, descansa perfectamente seguro” ( El
Deseado De Todas Las Gentes, p. 550). Cristo es el verdadero fundamento, la
“principal piedra del ángulo” sobre la cual la iglesia cristiana está edificada; y
al hacer su morada en nosotros a través del Espíritu Santo, nos convertimos
en piedras vivas en su templo espiritual, porque estamos “edificados sobre el
fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo
Jesucristo mismo en quien todo el edificio, bien coordinado,va creciendo para

—37—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente


edificados, para morada de Dios en el Espíritu” (Efesios 2:20-22). Pero como la
Iglesia Católica Romana alega que Pedro era la roca o primer papa, su razona-
miento es que sus papas, como descendientes de Pedro, junto con sus obispos
y sacerdotes, tienen el poder de perdonar pecados, lo cual la Biblia llama blas-
femia. (Véase Mateo 9:1-6.)
Yo recuerdo haberme arrodillado muchas veces en un confesionario para
contarle mis pecados a un cura que me escuchaba en secreto. En aquel tiempo
yo no tenía ni idea que el confesionario se había originado entre los sacerdotes
paganos de Babilonia, lo cual discutiremos más adelante. Después de haber
oído mi confesión, el sacerdote me asignaba una cantidad de oraciones para
recitar como parte de mi penitencia. En cierta ocasión recibí un rosario entero
[una sarta de cuentas de origen pagano] para rezarlo al hacer penitencia, la
cual incluía cincuenta y tres Avemarías. “Y orando, no uséis vanas repeticio-
nes, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos” (Mateo
6:7). Como joven ignorante de las Escrituras, yo no sabía que la Biblia da las
siguientes instrucciones respecto a la confesión de pecados: “Hijitos míos, estas
cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado te-
nemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nues-
tros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo
el mundo”. Y también: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para
perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 2:1, 2; 1:9).

—38—
—Capítulo 9—
Pensará en Cambiar los
Tiempos y la Ley

N
os queda por señalar todavía otro rasgo característico de la bestia—
que “pensará en cambiar los tiempos y la ley” (Daniel 7:25). Nunca
olvidaré el día cuando me enteré que la Iglesia Católica Romana y el
poder papal estaban predichos en la profecía bíblica. Un sábado de mañana
fui invitado a una iglesia local a escuchar a un ministro joven que estaba en-
señando una clase sobre las profecías del libro de Daniel. Aquella mañana él
exponía las profecías de Daniel 7, las cuales revelan las cuatro grandes poten-
cias mundiales que sucesivamente dominarían al mundo. Estos cuatro impe-
rios monolíticos eran Babilonia (el león, vers. 4), Medo-Persia (el oso, vers. 5),
Grecia (el leopardo, vers. 6), y Roma (la cuarta bestia, espantosa y terrible, vers.
7). Luego explicó que de la cuarta bestia, Roma, la cual es “el cuarto reino sobre
la tierra” (vers. 23), saldría un “cuerno pequeño” (versículo 8) que “hablará
palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará
en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y
tiempos, y medio tiempo” (vers. 25).
“Ahora bien, ¿cómo intentaría el poder papal cambiar los tiempos y la
ley?”, preguntaba el joven expositor a su clase. “Además, ¿qué leyes específicas
serían las que Satanás atacaría directamente? Sin duda alguna sería la Ley de
Dios—los Diez Mandamientos”, dijo con aplomo. Pero lo que más me im-
presionó fue cuando empezó a explicar cómo la Iglesia Católica Romana en
realidad cambió la Ley: “Eliminaron el segundo mandamiento, que dice ‘No
te harás imagen, ni ninguna semejanza de cosa que esté arriba en el cielo,
ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra’’. Inmediatamente me
vinieron a la memoria las imágenes de María, el Niño Jesús, y los Santos en la
Catedral de la Anunciación. ¡Cómo reverenciaba yo las estatuas, especialmente
las de María! Recuerdo haberme preguntado, mientras oía hablar al ministro,
por qué a pesar de todo había estatuas en la catedral cuando el segundo man-
damiento prohibe la adoración de las imágenes? ¡O las estatuas eran una viola-
ción de la Ley de Dios, o el segundo mandamiento, como aquel joven insistía,
en realidad había sido cambiado! ¿Y qué entonces de los íconos que sangran
y las estatuas que lloran? ¿Será posibleque Dios obre milagros a través de
imágenes que él mismo ha prohibido?
Deseoso de aprender más, seguí escuchando con atención lo que el joven
decía acerca del “cuerno pequeño” de Daniel 7: “El papa no sólo ‘pensó’ en
cambiar el segundo mandamiento sino que también alteró la numeración de

—39—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

los otros nueve mandamientos convirtiendo el tercero en el segundo, el cuarto


en el tercero, y así por el estilo. ¡Luego dividió el décimo en dos, creando así dos
mandamientos de uno solo para qué todavía hubiera un total de diez manda-
mientos!”. Recuerdo bien el día en que consulté un catecismo católico para cer-
ciorarme de esto. Me quedé boquiabierto de asombro. Averigüé que el segundo
mandamiento había desaparecido. El cuarto mandamiento que dice: “Acuérda-
te del día de sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra,
pero el séptimo día es de reposo para Jehová tu Dios” aparecía como tercero
y decía simplemente, “Santificarás las fiestas”. El noveno decía, “No desearás
la mujer de tu prójimo”, y el décimo , “No codiciarás los bienes ajenos”. Yo me
preguntaba qué autoridad tenía después de todo la Iglesia Católica Romana
para cambiar la Ley de Dios. El joven ministro siguió adelante con su charla y
desafió mis creencias de toda la vida aún más cuando preguntó, “¿Cómo pen-
saba el cuerno pequeño cambiar los ‘tiempos’”?
Antes de contestar esa pregunta, primero quiero contarles un poquito más
acerca de mi vida como niño católico. Me requerían asistir a misa todos los
domingos a las 9:00 A.M. en la Catedral de la Anunciación. Si faltaba un do-
mingo, necesitaba traer una nota de parte de mis padres explicando por qué
había faltado a misa ese día, de lo contrario tendría que quedarme detenido
después de clase. ¡Era una ley!—¡Una “ley dominical”! En realidad, conforme a
las doctrinas de la Iglesia Católica Romana es un pecado mortal faltar a misa el
día domingo. Por lo tanto, quedé sorprendido cuando el joven conferenciante
comenzó a cuestionar la observancia del domingo. Empezó diciendo que la
Biblia en ninguna parte considera que el domingo es un “día santo”. De hecho,
dice en A Doctrinal Catechism, por el Rev. Stephen Keenan, p. 174:
“Pregunta—¿Puede Ud. probar de otro modo que la iglesia tiene poder
para instituir fiestas de guardar?
“Respuesta—Si no tuviese tal poder, no podría haber hecho aquello en
que todos los teólogos modernos están de acuerdo con ella, vale decir, no po-
dría haber establecido la observancia del domingo, primer día de la semana
en lugar de la observancia del sábado, séptimo día, cambio para el cual no hay
autoridad bíblica”.
Y en el Catholic Mirror, órgano oficial del Cardenal Gibbons, número del
23 de septiembre de 1893 leemos:
“La Iglesia Católica... en virtud de su divina misión, cambió el día del sá-
bado al domingo.”
La pregunta vuelve a hacerse aún en otro catecismo:
“Pregunta—¿Cúal es el día de reposo?
“Respuesta—El sábado es el día de reposo.
“Pregunta—¿Por qué observamos el domingo en lugar del sábado?
“Respuesta—Observamos el domingo en lugar del sábado porque la Igle-
sia Católica, en el Concilio de Laodicea ( 336 d.C.) transfirió la solemnidad del

—40—
Pensará en Cambiar los Tiempos y la Ley

sábado al domingo” (The Convert’s Catechism of Catholic Doctrine, p. 50, 3a ed.,


1913, obra que recibió la “bendición apostólica” de Pío X, 25 de enero de 1910.)
Al terminar el joven ministro su discurso que tanto me sacudió y perturbó
salí corriendo de la iglesia en busca de uno de los sacerdotes católicos que su-
puestamente me había enseñado la verdad. Dio la casualidad que al siguiente
día me tocaba asistir a una fiesta a la cual me habían invitado la semana ante-
rior. ¿Y con quién creen ustedes que me topé allí? ¡Con uno de los sacerdotes
de la Catedral de la Anunciación! ¡Fue algo providencial! Allí estaba con un
coctel en una mano y un cigarrillo en la otra, aparentemente muy alegre de
verme después de tantos años. Mi mente andaba acelerada y dentro de poco
rato lo sorprendí con la pregunta: “¿Cúal es el día de resposo? Mirándome con
cierta curiosidad, me respondió cautelosamente, “¡El sábado!” Después, pro-
fundizándome un poco más, indagué cómo fue posible que el día santo del Se-
ñor (Isaías 58:13), el sábado o séptimo día de la semana, había sido cambiado al
domingo. Desdeñosamente, aquel santo varón , con aliento de licor y tabaco en
su boca, me contestó—y no miento—, “¡El papa lo cambió”! Luego le pregunté
si era verdad que la Iglesia Católica había en realidad matado a millones de
cristianos durante la Edad Media. Fijando sus ojos en la copa que llevaba en la
mano, me dijo con vacilación: “Prefiríamos olvidar tal cosa.” ¡Y pensar que yo
me confesaba ante estos “reverendos varones de Dios” que compran literatura
pornográfica, fuman tabaco, y se emborrachan en público!

—41—
—Capítulo 10—
El Cambio Gradual del Cuarto
Mandamiento Obrado por Satanás

A
sí que todo era cierto. ¡El joven ministro había dicho la verdad aquel
sábado por la mañana! El “cuerno pequeño” de Daniel 7 y “la bestia
semejante a un leopardo” de Apocalipsis 13 es el papado romano, que
pensó cambiar “tiempos y leyes” . Por intermedio de su agente en la tierra,
el papa de Roma, Satanás había logrado cambiar el tiempo en que hemos de
adorar al Creador del séptimo al primer día de la semana y como resultado hay
que tener en cuenta que muchos cristianos, ignorantemente, están guardando
“mandamientos de hombres”. ¿Acaso no nos advirtió Cristo: “Pues en vano
me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres” ? (Mateo
15:9). Amigos, en sus esfuerzos por usurpar el trono de Dios y sentarse a los
lados del norte (Isaías.14:13, 14) como Dios mismo,Satanás ha cambiado los
“tiempos” cambiando el día en que la Biblia dice que hemos de adorar al Crea-
dor! ¡Por medio de este cambio aparente, la criatura Satanás, a través de sus
agentes humanos, pretende la autoridad del Creador, y millones de personas a
través de todo el mundo están sin saberlo rindiéndole homenaje al “padre de
la mentira” al obedecer su mandato de celebrar culto el primer día de la sema-
na—el venerable día del sol—¡el domingo!
“Una vez suprimido lo que descubría el error, Satanás hizo lo que quiso.
La profecía había declarado que el papado pensaría ‘mudar los tiempos y la
ley’ (Daniel 7: 25.) No tardó en iniciar esta obra. Para dar a los convertidos
del paganismo algo que equivaliera al culto de los ídolos y para animarles
a que aceptaran nominalmente el cristianismo, se introdujo gradualmente
en el culto cristiano la adoración de imágenes y de reliquias. Este sistema
de idolatría fue definitivamente sancionado por decreto de un concilio gene-
ral. Para remate de su obra sacrílega, Roma se atrevió a borrar de la ley de
Dios el segundo mandamiento, que prohibe la adoración de las imágenes
y a dividir en dos el último mandamiento para conservar el número de éstos.
“El espíritu de concesión al paganismo fomentó aún más el desprecio de
la autoridad del Cielo. Obrando por medio de directores inconversos de
la iglesia, Satanás atentó también contra el cuarto mandamiento y trató de
echar a un lado el antiguo sábado, el día que Dios había bendecido y san-
tificado (Génesis 2:2, 3), para colocar en su lugar el día festivo observado
por los paganos como “el venerable día del sol”.
“Este intento no se hizo al principio abiertamente. En los primeros si-
glos el verdadero día de reposo, el sábado, había sido guardado por todos los

—42—
El Cambio Gradual del Cuarto Mandamiento Obrado por Satanás

cristianos, los cuales siendo celosos de la honra de Dios y creyendo que su


ley es inmutable, respetaban escrupulosamente la santidad de sus preceptos.
Pero Satanás procedió con gran sutileza por medio de sus agentes para llegar
al fin que se propusiera. Para llamar la atención de las gentes hacia el do-
mingo, fue declarado día de fiesta en honor de la resurrección de Cristo.
Se celebraban servicios religiosos en ese día; no obstante se lo consideraba
como día de recreo, y seguía guardándose piadosamente el sábado.
“Con el fin de preparar el terreno para la realización de sus fines, Sata-
nás indujo a los judíos, antes del advenimiento de Cristo, a que recargasen el
sábado con las más rigurosas exacciones, de modo que su observancia fuese
una pesada carga. Aprovechándose luego de la falsa luz bajo la cual lo ha-
bía hecho considerar, lo hizo despreciar como institución judaica. Mientras
que los cristianos seguían observando generalmente el domingo como día
de fiesta alegre, el diablo los indujo a hacer del sábado un día de ayuno, de
tristeza y de abatimiento para hacer patente su odio al judaísmo.
“A principios del siglo IV el emperador Constantino expidió un decreto
que hacía del domingo un día de fiesta público en todo el Imperio Romano.
El día del sol fue reverenciado por sus súbditos paganos y honrado por los
cristianos; pues era política del emperador conciliar los intereses del paga-
nismo y del cristianismo que se hallaban en pugna. Los obispos de la iglesia,
inspirados por su ambición y su sed de dominio, le hicieron obrar así, pues
comprendieron que si el mismo día era observado por cristianos y paganos,
éstos llegarían a aceptar nominalmente el cristianismo y ello redundaría en
beneficio del poder y de la gloria de la iglesia. Pero a pesar de que muchos
cristianos piadosos fueron poco a poco inducidos a reconocer cierto ca-
rácter sagrado al domingo, no dejaron de considerar el verdadero sábado
como el día santo del Señor ni de observarlo en cumplimiento del cuarto
mandamiento.
“Pero no paró aquí la obra del jefe engañador. Había resuelto reunir al
mundo cristiano bajo su bandera y ejercer su poder por medio de su vicario,
el orgulloso pontífice, que aseveraba ser el representante de Cristo. Realizó su
propósito valiéndose de paganos semiconvertidos, de prelados ambiciosos y
de eclesiásticos amigos del mundo. Convocábanse de vez en cuando grandes
concilios, en que se reunían los dignatarios de la iglesia de todas partes del
mundo. Casi en cada concilio el día de reposo que Dios había instituido era
deprimido un poco más en tanto que el domingo era exaltado en igual pro-
porción. Así fue cómo la fiesta pagana llegó a ser honrada como institu-
ción divina, mientras que el sábado de la Biblia era declarado reliquia del
judaísmo y se pronunciaba una maldición sobre sus observadores.
“El gran apóstata había logrado ensalzarse a sí mismo ‘sobre todo lo que
se llama Dios, o que es objeto de culto’ (2 Tesalonicenses 2: 4). Se había atre-
vido a alterar el único precepto de la ley divina que señala de un modo
infalible a toda la humanidad al Dios viviente y verdadero. En el cuarto

—43—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

mandamiento Dios es dado a conocer como el Creador de los cielos y de la


tierra y distinto por lo tanto de todos los dioses falsos. Como monumento
conmemorativo de la obra de la creación fue santificado el día séptimo como
día de descanso para el hombre. Estaba destinado a recordar siempre a los
hombres que el Dios viviente es fuente de toda existencia y objeto de reve-
rencia y adoración. Satanás se esfuerza por disuadir a los hombres de que
se sometan a Dios y obedezcan a su ley; y por lo tanto dirige sus golpes es-
pecialmente contra el mandamiento que presenta a Dios como al Creador.
“Los protestantes alegan ahora que la resurrección de Cristo en el do-
mingo convirtió a dicho día en el día del Señor. Pero las Santas Escrituras
en nada confirman este modo de ver. Ni Cristo ni sus apóstoles confirieron
semejante honor a ese día. La observancia del domingo como institución
cristiana tuvo su origen en aquel ‘misterio de iniquidad’ (vers. 7) que ya ha-
bía iniciado su obra en los días de San Pablo. ¿Dónde y cuándo adoptó el
Señor a este hijo del papado? ¿Qué razón válida puede darse en favor de un
cambio que las Santas Escrituras no sancionan?” (El Conflicto de Los Siglos,
pp. 55-58.)
¿Qué es lo que dice en realidad el cuarto mandamiento? Citémoslo:
“Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás
toda tu obra; mas el séptimo día [el sábado] es reposo para Jehová tu Dios;
no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada,
ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis
días hizo Jehová los cielos y la tierra, la mar, y todas las cosas que en ellos
hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y
lo santificó” (Éxodo 20:8-11.)
¿Reconoce la Iglesia Católica que no hay ningún mandamiento en la Bi-
blia que ordene la santificación del domingo? “Podéis leer la Biblia desde
el Génesis hasta el Apocalipsis, y no hallaréis una sola línea que autorice la
santificación del domingo. Las Escrituras hacen hincapié en la observancia
religiosa del sábado, día que nosotros nunca santificamos” (Faith of Our Fa-
thers, p. 111).
¿Comprendes mejor ahora Apocalipsis 12:17? “Entonces el dragón se
llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la des-
cendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios, y tienen el
testimonio de Jesucristo” . Leemos además en Apocalipsis 14:12, “Aquí está
la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la
fe de Jesús”; y Apocalipsis 22:14 (Nueva Reina-Valera 1990) dice en conclu-
sión: “¡Dichosos los que guardan sus Mandamientos [no los de Satanás],
para que tengan derecho al árbol de la vida, y entren por las puertas en la
ciudad”. El apóstol Juan escribió además las siguientes palabras bajo inspi-
ración divina: “Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos
sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamien-
tos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él” (I Juan 2:3, 4). Después

—44—
El Cambio Gradual del Cuarto Mandamiento Obrado por Satanás

de todo, Cristo mismo dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos...así


como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su
amor.” (Juan 14:15; 15:10).

—45—
—Capítulo 11—
El Sello de Dios

E
stimados amigos, basándonos en lo que hemos venido estudiando hasta
el momento, podemos ver claramente que la “bestia” o ”cuerno pequeño”
representa el papado romano. Entonces, ¿qué es la marca de la bestia,
es decir, la marca del papado? Antes de contestar esta pregunta, permítanme
mostrarles lo que es el sello de Dios. Un sello puede ser un emblema, símbolo,
o carta que acompaña un documento legal y le da autenticidad. Está relaciona-
do con asuntos legales. Un sello compone de tres partes: el nombre del oficial
o gobernante, su título, y el territorio sobre el cual tiene jurisdicción. La Biblia
nos da una clave importante para descrubrir dónde se encuentra el sello de
Dios por cuanto dice en Isaías 8:16, “Ata el testimonio, sella la ley entre mis
discípulos”. En realidad, el “nuevo pacto” (Hebreos 8:8) que Dios estableció con
su pueblo tiene que ver con su Ley. Leemos en Hebreos 8:10, “Por lo cual, este
es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor:
pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré
a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo”. En Apocalipsis capítulo 7 y
versículos 2 y 3 dice: “Vi también otro ángel que subía de donde sale el sol, y
tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se
les había dado el poder de hacer daño a la tierra y el mar, diciendo: ‘No hagáis
daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus
frentes a los siervos de nuestro Dios’”. Por consiguiente, podemos concluir que
el sello de Dios tiene algo que ver con la Ley de Dios puesta en nuestras frentes,
es decir, nuestras mentes. Detrás de la frente está una parte del cerebro que se
llama lóbulo frontal donde el ser humano hace sus decisiones de carácter mo-
ral. Es también la parte del cerebro donde se encuentra la consciencia.
La Ley de Dios es conocida como los Diez Mandamientos—sus diez prin-
cipios de amor. También es llamada “la ley real” o “la ley de la libertad” por la
que la humanidad será juzgada, según lo indica el apóstol Santiago. (Véase San-
tiago 2:8-12; Eclesiastés 12:13,14.) De hecho, la Biblia nos da la siguiente defi-
nición del pecado: “El pecado es infracción de la ley [los Diez Mandamientos]”
(1 Juan 3:4). Debido a eso, vale decir que Dios está buscando un pueblo obe-
diente—un pueblo en cuyas mentes está escrita su ley moral, su ley de amor,
y que mejor prefieren morir que infringir sus mandamientos. Merece notarse
que en el mismo seno de los Diez Mandamientos de Dios— los cuales, dicho
sea de paso, es imposible guardar a menos que el Espíritu Santo grabe estos
preciosos principios en el corazón—aparece el sábado, ¡el solo mandamiento

—46—
El Sello de Dios

que indica el nombre, el título, el puesto, y el territorio del Dios Todopodero-


so! “Acuérdate del sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu
obra, pero el séptimo día es de reposo para Jehová, tu Dios; ... porque en seis
días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay,
y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el sábado y lo santificó”
(Éxodo 20:8-11). Amigos, ¡este es el único lugar donde van ustedes a encontrar
el sello de Dios! El mandamiento del sábado contiene su nombre, “Jehová tu
Dios”; su título o puesto, [el Creador que) “hizo los cielos y la tierra, el mar,
y todas las cosas que en ellos hay”. Por esta razón Dios declaró por medio del
profeta Ezequiel: “Santificad mis sábados, y sean por señal entre mí y vosotros,
para que sepáis que yo soy Jehová, vuestro Dios” (Ezequiel 20:20). Así que el
sello de Dios, que ha de estar en el corazón del ser humano, se halla en el
corazón de la Ley de Dios! Nótese también que se ordena la santificación del
día de sábado. “Vosotros por tanto os santificaréis y sereeis santos, porque yo
soy santo” (Levítico 11:44.) El día es de por sí sagrado porque Dios en la crea-
ción hizo tres cosas con él para establecerlo para siempre como símbolo de su
propia santidad: descansó junto con el hombre el día de sábado; bendijo el
día; y lo santificó ( o sea, lo apartó para uso sagrado). Por eso el sábado es, y
para siempre será, un día santo. “Sé que todo lo que Dios hace es perpetuo...”
(Eclesiastés 3:14). Pero es imposible guardar el sábado mientras quebrantemos
uno de los otros nueve mandamientos, o principios de santidad. Por lo tanto, la
observancia del día de sábado en un sentido especial abarca o incluye el resto de
los Diez Mandamientos los cuales han de estar sellados en el corazón o mente.
El sábado, en virtud de su propia función y bajo la dirección del Espíritu Santo
“con el cual fuisteis sellados para el día de la redención” (Efesios 4:30) se presta
singularmente para ser el “sello de Dios” .
Bien que me acuerdo de la primera vez que leí acerca del sábado en el
libro de Isaías. Una profunda convicción embargó mi ser al enterarme de que
este profeta se refería al sábado del Señor como “día santo”. Bajo inspiración
divina él escribió: “Si retraes del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día
santo, y lo llamas ‘delicia’, ‘santo’, ‘glorioso de Jehová’, y lo veneras, no andan-
do en tus propios caminos ni buscando tu voluntad ni hablando tus propias
palabras, entonces te deleitarás en Jehová. Yo te haré subir sobre las alturas
de la tierra y te daré a comer la heredad de tu padre Jacob. La boca de Jehová
lo ha hablado” (Isaías 58:13,14). ¡Y, de hecho, unos capítulos más adelante, el
profeta Isaías nos dice que en la tierra nueva los redimidos adorarán al Señor
el día sábado! “‘Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago
permanecerán delante de mí’, dice Jehová, ‘así permanecerá vuestra descen-
dencia y vuestro nombre. Y de mes en mes, y de sábado en sábado, vendrán
todos a adorar delante de mí’, dice Jehová (Isaías 63:22,23.) Recuerdo que yo
me preguntaba, “¿Será posible que Dios le haya ordenado a los seres humanos
santificar el sábado o séptimo día en el Huerto de Edén (véase Génesis 2:1-3)
y también a su pueblo a través del Antiguo Testamento para luego cambiar el

—47—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

día de sábado a domingo en el Nuevo, y después regresar a la observancia del


sábado original en la Tierra Nueva? ¡Claro que no! ¡Qué absurdo es pensar así!
Según el Nuevo Testamento, el Señor Jesucristo guardó el sábado “conforme
a su costumbre” (Lucas 4:16) y hasta se identificó a sí mismo como “Señor
del sábado” (Marcos 2:27,28). ¡El mismo apóstol San Pablo también observó el
sábado “como acostumbraba” (véase Hechos 13:14; 16:13; 17:1,2; 18:4) !
”A través del Nuevo Testamento, que fue escrito años después de la ascen-
sión de Cristo, el Espíritu Santo, refiriéndose al séptimo día, lo llama ‘sábado’
más de cincuenta veces...En las ordenanzas levíticas o referentes a los holo-
caustos de los servicios del santuario había sábados y fiestas anuales relacio-
nados con comidas y bebidas y observancias rituales. Pero al establecer estos
sábados ceremoniales el Señor específicamente hizo la distinción entre ellos y
el único sábado semanal, que existía desde el principio. Dijo: ‘Estas son las fies-
tas solemnes de Jehová...además de los sábados de Jehová’” (Levítico 23:37,38).
“Las fiestas y sábados anuales, como todas las ordenanzas del servicio le-
vítico, eran sombra de lo que había de venir, y encontraron su cumplimiento
en el gran sacrificio expiatorio de Cristo en el Calvario. (Colosenses 2:16,17.)
Pero el sábado del Señor fue bendecido y santificado por Dios en la creación,
antes de que el pecado entrara en el mundo, antes de instituirse ningún servicio
de holocausto simbólico que prefigurara al futuro Redentor. Es una institución
fundamental y primaria que forma parte del orden moral del gobierno divino
vigente para el ser humano, y que tiene la misma importancia que los deberes
delineados en los otros mandamientos...Descubrimos de esta manera que el
sábado es una planta sembrada por el Padre celestial, arraigada profundamente
en todas las Sagradas Escrituras, y que perdurará por toda la eternidad en el
mundo venidero” (Our Day in the Light of Prophecy, pp. 163,164).
¿Has pensado alguna vez que la mayoría de los cristianos del mundo guar-
dan solamente nueve mandamientos? ¡Esta puede ser la razón por la que Dios
inició el cuarto mandamiento con la palabra “Acuérdate”—¡debe haber sabido
que lo íbamos a olvidar! Además, si hubiera habido un cambio relacionado con
el día en que Dios espera que le adoremos y alabamenos, ¿no estaría registrado
en la Biblia? ¿Y por qué no hay ni siquiera un solo versículo en las Sagra-
das Escrituras en favor de la observancia del domingo? Las Escrituras dicen:
“Porque yo, Jehová, no cambio...Desde los días de vuestros padres os apartáis
de mis leyes y no las guardáis. ¡Volveos a mí y yo me volveré a vosotros!, ha
dicho Jehová de los ejércitos” (Malaquías 3:6,7). Antes de considerar algunos
asuntos de más peso relacionados con la “marca de la bestia”, por favor no ol-
videmos que Dios procura grabar su Ley en nuestros corazones, pero sólo con
nuestro consentimiento, por supuesto. Un pasaje de las Escrituras de mucho
valor para mí que confirma esta promesa es 2 Corintios 3:3—“Y es manifies-
to que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino
con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne
del corazón”.

—48—
El Sello de Dios

Algunos se han preguntado: “¿Cómo puede saberse que el sábado o sépti-


mo día de la semana es el día santo del Señor?” En primero lugar, la Biblia cla-
ramente nos dice que “el séptimo día es de reposo para Jehová” (Éxodo 20:10).
Y verdaderamente la Biblia dice en Génesis 1 que “Dios creó los cielos y la
tierra” (incluyendo las aguas, toda criatura, y la vegetación) en seis días. Y en
Génesis 2:2,3 añade que “reposó el séptimo día de todo cuanto había hecho” y
que “bendijo Dios el séptimo día y lo santificó [lo apartó para uso sagrado]”.
¡El sábado, instituido en el Edén, constituye el cuarto mandamiento de la Ley
de Dios! Busquemos ahora en nuestras biblias, en el Nuevo Testamento, el re-
lato de Semana Santa. Encontramos el relato de la muerte y pasión, sepultura y
resurrección de nuestro Señor Jesucristo en el Evangelio según San Lucas, ca-
pítulos 23 y 24. Casi todos los cristianos reconocen que Cristo murió el Viernes
Santo y que resucitó el Domingo de Resurrección. Leemos en Lucas 23:54 que
el día en que bajaron el cuerpo de Jesús de la cruz “era el día de preparación
y estaba para comenzar el sábado”. Si el sábado o séptimo día de la semana
“estaba para comenzar”, entonces el día de preparación cuando murió Jesús
tenía que ser el sexto día de la semana, o sea, Viernes Santo. El versículo 56 nos
dice que las mujeres regresaron a sus hogares, prepararon especias aromáticas
y ungüentos, y luego “descansaron el sábado, conforme al mandamiento”. “El
primer día de la semana [lo que el mundo llama Domingo de Resurrección]...
Hallaron removida la piedra del sepulcro y no encontraron el cuerpo del Señor
Jesús” porque ya había resucitado (Lucas 24:1-3). Nótese, por favor, que mu-
rió el viernes, descansó en la tumba el sábado “conforme al mandamiento”, y
resucitó el domingo. Por lo tanto, ¡el séptimo día de la semana o sábado debe
ser el día del Señor, que cae entre el “día de preparación o sexto día de la sema-
na (viernes), y el primer día de la semana o domingo! Y que nadie se engañe
aceptando el argumento de que ahora debemos santificar el domingo en lugar
del sábado porque Cristo resucitó ese día. Amigos, ¿nos dicen las Escrituras
que este cambio ocurrió? Recuerden que aun la Iglesia Católica dice que no
hay ninguna autoridad bíblica para semejante cambio y que ella asume la res-
ponsilidad de haber establecido el domingo como día de reposo. Además, ¡nos
dice San Pablo en Romanos 6:3-5 que Dios instituyó el bautismo en honor de
la resurrección, y no el domingo! Cualquier diccionario de la lengua española
define el sábado como “el séptimo día de la semana”, añadiendo algunos, como
por ejemplo el Diccionario Enciclopédico de la Lengua Española(Vox) que es ”el
último día de la semana”. En inglés hay diccionarios, como el Webster’s Ninth
New Collegiate Dictionary que dan como primera definición de Sabbath [sába-
do]: “el séptimo día de la semana observado de viernes de tarde a sábado de
tarde como día de descanso y adoración...” Después de todo, ¿no es cierto que
aun la Virgen María guardó el sábado o séptimo día? Y, además, ¡cuidado
con aquellos calendarios que falsamente ponen el domingo como séptimo día
de la semana!

—49—
—Capítulo 12—
El Origen del Misterio: “Babilonia la
Grande, la Madre de las Rameras”

E
n el libro de Apocalipsis, capítulo 17, descubrimos aún más claves en
cuanto a la identidad de la “gran ramera” de la profecía bíblica. Pero
además de esto, hay en este capítulo un gran paralelo relativo a la pala-
bra “misterio” que hay que considerar porque es algo que explicará el origen
de la Mariología (cuerpo de creencias, doctrinas y opiniones concernientes a
la Virgen María) y cómo se infiltró dentro de la Iglesia Cristiana. Los primeros
seis versículos del capítulo rezan así: “Vino uno de los siete ángeles que tenían
las siete copas y habló conmigo, diciendo: ‘Ven acá y te mostraré la sentencia
contra la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas. Con ella han
fornicado los reyes de la tierra, y los habitantes de la tierra se han embriagado
con el vino de su fornicación. Me llevó en el Espíritu al desierto, y vi a una mu-
jer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía
siete cabezas y diez cuernos. La mujer estaba vestida de púrpura y escarlata,
adornada de oro, piedras preciosas y perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro
lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación. En su frente tenía
un nombre escrito, un misterio: ‘BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE
DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA’. Vi a
la mujer ebria de la sangre de los santos y de la sangre de los mártires de Jesús”.
El historiador Alexander Hislop, autor del libro The Two Babylons [Las
Dos Babilonias] se dedicó por años a investigar la conexión que pudiera haber
entre la Babilonia antigua y el sistema de culto papal. He aquí lo que escribió:
“El gigantesco sistema de corrupción moral e idolatría descrito en este pasaje
bajo el símbolo de una mujer que ‘tenía en la mano un cáliz de oro’ (Apoc.
17:4) y da a beber a los habitantes de la tierra ‘el vino de su fornicación’ (Apoc.
17:2; 18:3) es llamado por Dios ‘Un Misterio: Babilonia la grande’ (Apoc. 17:5).
Ninguna persona de mente abierta que haya cuidadosamente investigado este
tema puede dudar que el equivalente del ‘Misterio de Iniquidad’ descrito por
Pablo en 2 Tesalonicenses 2:7 es la Iglesia de Roma...En vista de que el sistema
descrito aquí está de igual manera caracterizado por el nombre de ‘Misterio’,
podemos dar por sentado que ambos pasajes se refieren al mismo sistema. Pero
el lenguaje que se le aplica a la Babilonia del Nuevo Testamento, algo de lo cual
se dará plena cuenta el lector, naturalmente nos remonta a la Babilonia antigua.
La mujer apocalíptica tiene en su mano un cáliz con el cual embriaga a los
habitantes de la tierra, y lo mismo pasaba con la antigua Babilonia. Estando
en todo su apogeo, aquella Babilonia de antaño escuchó por medio del profeta

—50—
El Origen del Misterio: “Babilonia la Grande, la Madre de las Rameras”

Jeremías las palabras divinas que anunciaban su ruina: “Una copa de oro que
embriagó toda la tierra fue Babilonia en la mano de Jehová. De su vino bebie-
ron los pueblos; se aturdieron las naciones” (Jer. 51:7). ¿Y por qué se emplea
un lenguaje idéntico respecto a los dos sistemas? La deducción más lógica
seguramente es que la relación entre ambos es que uno es el tipo y el otro el
antitipo. Ahora bien, así como la Babilonia del Apocalipsis (Apoc. 17:5) está
caracterizada con el nombre de ‘Misterio’, el rasgo característico del antiguo
sistema babilónico eran los ‘Misterios’ caldeos [prácticas religiosas secretas]
que formaban parte integral de ese sistema [que incluía ritos y culto de ciertos
dioses y diosas]. Y es a estos misterios que se refieren claramente, aunque por
supuesto en sentido figurado, las palabras del profeta hebreo al declarar que
Babilonia era ‘una copa de oro’. El consumo de ‘bebidas misteriosas’...era indis-
pensable para aquellos que se iniciaban en estos Misterios. Estas ‘bebidas mis-
teriosas’. Estas ‘bebidas misteriosas’ se componían de ‘vino, miel de abeja, agua,
y harina de trigo’ (The Two Babylons, pp. 4,5). Eran por naturaleza intoxicantes
y, de la misma manera el “Misterio de iniquidad”, en un sentido espiritual, hace
que los habitantes de la tierra se embriaguen con “el vino de su fornicación [sus
doctrinas embriagantes y misteriosas]”.
“Hay vestigios de Los Misterios caldeos hasta los tiempos de Semiramis...la
hermosa pero abandonada reina de Babilonia...la gran ‘Madre’ de los dioses...
la Madre de toda inmundicia..[la cual] elevó la misma ciudad donde tenía su
trono...al nivel de gran sede...de la idolatría y de la prostitución consagrada.
De esa manera llegó a ser esta reina caldea el prototipo de la “Mujer” de Apo-
calipsis que lleva un cáliz de oro en la mano y en su frente el nombre escrito,
‘Misterio: Babilonia la Grande, Madre de las rameras y de las abominaciones de
la tierra’. La figura apocalíptica de la Ramera que lleva un cáliz en la mano es-
taba incorporado hasta en los símbolos idolátricos que provenían de la antigua
Babilonia según se podía ver en las exhibiciones de los mismos en Grecia...y es
extraordinario que en nuestros propios días, evidentemente por primera vez,
la Iglesia Romana ha adoptado esta misma figura como emblema preferido. En
1825...el Papa León XII acuñó una medalla con la estampa de su propia imagen
por un lado y la de una ‘Mujer’ con una cruz en su mano izquierda y un cáliz
en la derecha por el otro y grabadas a su alrededor las palabras ‘Sedet super
universum’, que quieren decir ‘El mundo entero es su sede’.
“...por lo tanto, era preciso que la idolatría, particularmente la abominable
idolatría de un sistema tal como el de Babilonia...fuera introducida sigilosa y
furtivamente...Los sacerdotes eran los únicos depositarios del conocimiento
religioso; sólo ellos eran los herederos de la verdadera tradición por medio de
la cual se podían descifrar los escritos y símbolos de la religión pública y fuera
de una sumisión ciega y absoluta ante ellos, lo que era necesario para salva-
ción no podía saberse. ¡Compárese esto con la historia del papado, y con su
espíritu y modus operandi de siempre y se verá que la relación es exacta! ¿Tuvo
su origen este corrupto sistema de ‘Misterios’ babilónicos en la época ilustrada

—51—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

de los patriarcas? Por el contrario, fue en un tiempo de aún más conocimiento


que aquél que este impío y antibíblico sistema sistema tuvo su comienzo y se
desarrolló plenamente dentro de la Iglesia de Roma. Comenzó en la misma
era apostólica cuando afloraba la primitiva Iglesia, cuando se veían por todos
lados los efectos del Día de Pentecostés y los mártires sellaban su testimonio
con su propia sangre. Aun en aquellos días el Espíritu de Dios claramente de-
claró lo siguiente mediante el apóstol San Pablo: ‘Ya está en acción el misterio
de la iniquidad’ (2 Tes. 2:7). Aquel sistema de iniquidad..a su debido tiempo
se manifestaría imponentemente y perduraría hasta que el Señor lo mate ‘con
el espíritu de su boca’ y lo destruya ‘con el resplandor de su venida’ (vers.8).
Pero al principio se introdujo en la Iglesia sigilosamente ‘con todo engaño de
iniquidad’. Obró ‘con engaño’ y fingimiento, apartando a la humanidad de
la sencillez de la verdad tal como es en Jesús. Y lo hizo secretamente, de la
misma manera en que la idolatría fue introducida en los antiguos Misterios
de Babilonia; no era ni seguro ni prudente hacerlo de otra manera. La Iglesia,
aunque desprovista de autoridad civil, hubiera despertado y con celo hubiera
excluido de sus límites al falso sistema junto con todos sus instigadores. Si se
hubiese manifestado abiertamente de una vez en toda su crudeza, no hubiera
prosperado. Por lo tanto, se introdujo furtiva y paulatinamente, abomina-
ción tras abominación, avanzando así la apostasía. La Iglesia apóstata esta-
ba dispuesta a tolerarlo y, por consiguiente, el sistema cobró auge y al fin se
convertió en el sistema colosal que conocemos hoy como el papado.
“...Astutamente y paso a paso Roma echó el cimiento de su sistema sacer-
dotal sobre el cual más adelante edificaría su vasta superestructura. Desde sus
comienzos este sistema llevó sobre sí la marca de ‘Misterio’...El poder del clero
dentro del sacerdocio romano culminó en el establecimiento del confesonario.
La idea misma del confesonario tuvo su origen en Babilonia...La orden bíblica
respecto a la confesión es, ‘Confesaos vuestras ofensas unos a otros’ (Santiago
5:16), lo cual implica que el sacerdote debe confesarse con el pueblo y el pueblo
con el sacerdote, dado el caso que hayan pecado uno contra otro...Roma aban-
donó la Palabra de Dios y recurrió al sistema babilónico. Hoy día toda persona
se confiesa con el cura sola y en secreto [bajo pena de condenación]. El cura
confesor funciona en el nombre Dios y creyéndose estar revestido de autori-
dad divina para examinar la consciencia del penitente, juzgarlo, y absolverlo o
condenarlo arbitrariamente según su voluntad...En la Iglesia de Roma, si la
persona no se ha confesado, no se le permite participar de los Sacramentos
así como en los días del antiguo paganismo nadie podía tomar parte en las
celebraciones de los Misterios sin haber hecho una confesión adecuada...
La confesión, pues, es el gran eje sobre el cual gira todo el ‘Misterio de la Ini-
quidad’ que encierra el papado, el cual cumple admirablemente el propósito
de hacer esclavos del clero a todos aquellos que en todo lugar se someten a él”
(The Two Babylons, pp. 5-11). [No en balde les dijo la falsa Virgen María a los
visionarios que la vieron en Medjugorje lo siguiente: “¡Se debe invitar a la gente

—52—
El Origen del Misterio: “Babilonia la Grande, la Madre de las Rameras”

a que se confiese una vez al mes...la confesión mensual será un remedio par la
Iglesia de Occidente. Se debe transmitir este mensaje al Occidente” (El Trueno
de la Justicia, p. 205).
“Conforme al principio del cual se derivó la idea del confesonario, la Igle-
sia, o más bien el clero, pretendió ser el único depositario de la verdadera fe
cristiana. Así como se creía que únicamente los sacerdotes caldeos poseían la
clave del entendimiento de la mitología babilónica que les había sido transmi-
tida desde los tiempos más remotos, los sacerdotes de Roma se establecieron
ellos mismos como los únicos intérpretes de las Escrituras...Por lo tanto, exi-
gían que se tuviera una fe absoluta en sus dogmas. Toda la humanidad estaba
obligada a creer lo mismo que la Iglesia, mientras ésta podía entonces darle
la forma que quisiera a su fe...En todo sentido, pues, podemos ver cuán apro-
piado es el nombre que Roma lleva escrito en su frente, ‘Misterio: Babilonia la
Grande’” (The Two Babylons, p. 11).

—53—
—Capítulo 13—
Mi Testimonio Personal
Acerca de los Sacramentos

E
s curioso que la palabra “sacramento”, término católico romano que sig-
nifica “un signo visible y tangible mediante el cual Dios se acerca a noso-
tros, se compenetra en nuestras vidas, y nos atrae a sí mismo por medio
de su gracia...se deriva de la traducción latina del vocablo griego misterion , que
quiere decir ‘misterio’” (Basics of the Faith: A Catholic Catechism, p. 151). Tres
de los siete sacramentos o “misterios” son éstos: el Bautismo Infantil, la Sagra-
da Eucaristía en la que Jesús se dice estar real y verdaderamente presente y que
es en realidad un misterio diferente a todos los demás; y el Orden Sacerdotal
por medio del cual aquellos que quedan constituidos como ministros sagrados
o sacerdotes toman el voto de castidad como disciplina de la Iglesia Católica
Romana, a pesar de que la Biblia dice: “No es bueno que el hombre esté solo” y
“...es necesario que el obispo sea irreprochable, marido de una sola mujer, so-
brio, prudente, decoroso...que no sea dado al vino...” (Gén. 2:18; 1 Tim. 3:2,3)
Todo lo que que tenemos que hacer es leer los periódicos para darnos
cuenta del fruto de este “Sagrado Sacramento”. Abundan los informes acerca
del comportamiento vil y promiscuo de los curas célibes. He aquí algunos de
los titulares: “Los Curas y la Pedofilia: Hay que Romper el Silencio”; “Los Casos
de Abuso Sexual Minan el Presupuesto de la Iglesia”; “Litigios por Causa de
Abuso Sexual”; y “Se Informa que el 40% de los Curas Son Homosexuales”. Que
mundialmente los curas homosexuales estén muriendo de SIDA no es nada
de sorprendente.En realidad, en años recientes la Iglesia Católica Romana ha
gastado un billón de dólares en arreglos extrajudiciales de casos concernien-
tes a líos sexuales de los curas. ¿Acaso no fue acertada la siguiente profecía
del apóstol San Pablo?—“Pero el Espíritu dice claramente que, en los últimos
tiempos, algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a
doctrinas de demonios, de hipócritas y mentirosos, cuya conciencia está cau-
terizada. Estos prohibirán casarse y mandarán abstenerse de alimentos que
Dios creó para que con acción de gracias participaran de ellos los creyentes y
los que han conocidido la verdad...” (1 Tim. 4:1-3). En vista de que han sido
expuestas las aventuras o hazañas sexuales de curas supuestamente célibes, las
palabras de Pablo resultan ser hartamente apropiadas: “Hipócritas y mentiro-
sos [así son los prelados que predican la moral, denuncian el homosexualismo
y el aborto, y dicen haber tomado votos de castidad mientras que ellos mismos
practican la depravación sexual], cuya conciencia está cauterizada [insensible,
no funciona]” (1 Tim. 4:2). Roguemos a Dios que ellos se arrepientan de tales

—54—
Mi Testimonio Personal Acerca de los Sacramentos

obras. Como prueba adicional de que 1 Timoteo 4 se aplica a la Iglesia Católica


Romana añado que yo me crié en un hogar católico donde se me prohibía co-
mer carne los viernes. En lugar de la carne, mi mamá me servía pescado. Más
adelante la Iglesia cambió el reglamento aplicándolo sólo a la Cuaresma. De
todos modos esto cumple la profecía.
Estimados amigos, cuando yo era niño católico, yo no solamente les con-
fesaba mis pecados a los curas (muchos de los cuales cometían pecados gra-
ves) sino que también ofrecía oraciones y encendía velas en favor de mis seres
queridos fallecidos. Yo le rezaba a los santos y a la Virgen María arrodillado
delante de sus imágines y decía miles de Avemarías. Hoy me doy cuenta de
muchas otras prácticas babilónicas en que yo tomaba parte sin darme cuen-
ta. Como ejemplo, menciono las siguientes: mi bautismo infantil (debido a la
creencia de mi familia en el pecado original); mi participación en el Sacrificio
de la Misa (una celebración de la Eucaristía (Sagrada Comunión) en el cual
tomé parte centenares de veces; y mi creencia en el Purgatorio, lugar en que yo
podía todavía ser purificado de pecado aun después de muerto. Para redimir
mi pasado, siento que es necesario que yo exponga la procedencia pagana de
otras costumbres católicas que constituyen otros de los rasgos característicos
del “Misterio: Babilonia la Grande, Madre de las Rameras” y de esta manera
ayude a otras personas a ganarse el visto bueno, o sea, la aprobación de Dios en
el conflicto venidero. Son las siguientes:
1. El bautismo infantil. La Biblia en ninguna parte menciona ni un solo
instante de bautismo infantil. Sin embargo, si uno acepta la doctrina católica
romana del pecado original—que toda persona que nace en este mundo hereda
el pecado, la culpa, y la condenación del pecado de Adán—entonces, si una
persona muere antes de ser bautizada, sea infante o no, se pierde para siempre.
Por tanto, el catolicismo romano aboga en favor del bautismo infantil como
medio para limpiar o purificar a la criatura de su pecado original. Hoy me doy
cuenta de que como infante al fin, yo era incapaz de elegir si me hacía o no
católico, y así pasa con millones de bebés en el mundo. Yo me hice miembro de
esa iglesia antes de poder hablar o pensar por mí mismo.¿Había yo aceptado a
Jesucristo como mi Salvador personal a la edad de unos cuantos meses? ¡Claro
que no! Pero la Iglesia Católica sustituye la fe de la iglesia por la del niño. Ade-
más, el bautismo, que debe ser por inmersión [el cuerpo entero es sumergido
completamente en agua (véase Mateo 3:16) y no el derramamiento de agua
sobre la frente de la persona], es una profesión pública de parte del candidato
de que ha aceptado a Cristo como salvador personal de pecado cuya muerte
como sustituto suyo en la cruz le trajo redención. Es una declaración de que
“nuestro viejo hombre [el hombre carnal]” es sepultado en el agua, “para que el
cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado [algo
de lo cual un infante no sabe absolutamente nada]” (Rom. 6:6). El bautismo
viene siendo un “sello de la justicia de la fe” (Rom. 4:11) que la persona recibe
antes de ser bautizada, por cuanto está escrito, “El que cree y sea bautizado,

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La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

será salvo...” (Marcos 16:16). La fe verdadera es evidencia de un nuevo corazón,


de una naturaleza regenerada. (Véase Gálatas 2:20.) Es imposible que nada de
lo antedicho se aplique a un bebé.
Mis caros amigos, la doctrina y disciplina del papado romano, al igual que
muchas otras de sus doctrinas, carecen de base bíblica. Por lo tanto, la “rege-
neración por medio del bautismo”—la creencia de que los pecados, inclusive
“el pecado original”, son borrados por el agua que se usa y no por la fe en la
sangre purificadora de Cristo que precedió la ceremonia bautismal—es funda-
mentalmente un artículo de fe romano. Es como si fuera el bautismo mismo,
o las obras y no la fe, lo que justifica y perdona nuestros pecados. A diferencia
de esto, la Biblia declara: “Con mucha más razón entonces, habiendo sido ya
justificados en su sangre [no por el bautismo, que es la declaración pública que
hace la persona después de haber aceptado a Cristo y su sacrificio expiatorio, y
se ha arrepentido y confesado los pecados a su Salvador, por tanto es llamado
‘bautismo de arrepentimiento para el perdón de pecados’ (Marcos 1:4)],por
él seremos salvos de la ira” (Romanos 5:9; véase también Romanos 3:24,28;
4:2;5:1).Roma declara que el bautismo es absolutamente necesario para la sal-
vación, tanto así que los niños que mueren sin haber recibido el sacramento
del bautismo no podrán entrar en la gloria (a menos que, en conformidad con
la doctrina católica, hayan recibido el bautismo de sangre o de entrega de vida
por amor a Cristo o por medio de una virtud cristiana, como fue el caso de los
niños que fueron matados por el Rey Herodes) y los beneficios del bautismo
son tan grandes que se dice que en todos los demás casos “nos regenera por
medio de un nuevo nacimiento espiritual, haciéndonos hijos de Dios”. Ha de
considerarse como “la primera puerta por la cual hemos de entrar al redil de
Jesucristo; por lo tanto, los méritos de su muerte son aplicados a nuestras almas
por medio del bautismo...para satisfacer la justicia divina a causa de todas las
acusaciones que había contra nosotros bien sea por causa del pecado original o
del actual [el personal, el que nosotros mismos cometemos]” (Bishop Hay, Sin-
cere Christianity, pp. 363, 358). ¡Esto contradice la Biblia! ¿Qué si el niño Juan
el Bautista hubiese muerto en el vientre de su madre? ¿Qué le hubiera pasado?
¿Se le hubiera negado del todo la entrada al cielo, según lo exige la doctrina de
Roma? Estas son las preguntas que suscita una enseñanza tal. Amigos, si esta
doctrina no procede de la Biblia, ¿cuál es su fuente de origen?
Se derivó del paganismo—¡viene de Babilonia! En los misterios caldeos,
antes de que se recibiese ninguna instrucción, se requería ante todo que el ini-
ciante se sometiera al bautismo como señal de una obediencia ciega y abso-
luta [como es el caso de un niño que es incapaz de elegir]. Los paganos bauti-
zaban a sus niños “rociándolos con agua o sumergiéndolos recién nacidos en
lagos o ríos” (Antiquities, Vol. 1, p. 335).
2. El Sacrificio de la Misa, la Presencia Real en la Sagrada Eucaristía,
y la hostia usada en la celebración eucarística. De acuerdo a la enseñanza
católica, cada Misa es un verdadero sacrificio en el cual el Cristo resucitado

—56—
Mi Testimonio Personal Acerca de los Sacramentos

está completamente presente sobre el altar como víctima bajo las apariencias
de pan y vino y es ofrecido de nuevo ante Dios el Padre por la Iglesia como
expiación de los pecados de todo el mundo. Se considera que en cada celebra-
ción eucarística se renueva de un modo incruento (no sangriento) el sacrificio
único y universalmente eficaz hecho libremente por el mismo Cristo en la cruz
para redimir el mundo. ¿Cómo es posible redimir a alguien por medio de un
sacrificio incruento cuando la Biblia claramente dice: “Sin derramamiento de
sangre no hay remisión [de pecado]” (Hebreos 9:22), y “En él [en Jesús] tene-
mos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su
gracia” (Efesios 1:7)? A pesar de esto, según la doctrina católica, “La Santa Misa
es el sacrificio idéntico de la Cruz, dado que Cristo, quien se ofreció a sí mismo
a su Padre Celestial, sigue ofreciéndose a sí mismo de modo incruento sobre
el altar por medio del ministerio de los sacerdotes” (A Catechism of Christian
Doctrine, p. 47). La Misa es el medio por el cual se aplican los méritos del Cal-
vario y es algo que se hace repetidamente. Se ve fácilmente que la doctrina de
la Iglesia Católica Romana contradice las Escrituras. La Biblia dice: “...porque
no entró Cristo en el santuario hecho por los hombres, figura del verdadero,
sino en el cielo mismo, para presentarse ahora por nosotros ante Dios. Y no
entró para ofrecerse muchas veces...pero ahora...se presentó una vez para
siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado. Y
de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez,
y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para
llevar los pecados de muchos” (Hebreos 9:24-28). “Asimismo, Cristo padeció
una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios...”
(1 Pedro 3:18). Además, ¿que quiso decir Jesús cuando exclamó desde la cruz
poco antes de expirar, ‘¡Consumado es!’?
La Misa es la celebración de la Santa Eucaristía. El sacerdote que ofre-
ce o celebra la Misa, conocido como celebrante , lee y canta en latín. Pero la
ceremonia se traduce a varios idiomas para que todos los presentes puedan
entenderla. La Santa Misa se compone de dos partes básicas: la Liturgia de
la Palabra y la Liturgia Eucarística. Su propósito es “volver a presentar el más
grande evento de la historia de la fe cristiana—el misterio pascual—la pasión,
muerte, resurrección y ascención de nuestro Señor y Salvador Jesucristo...En la
Oración Eucarística durante la cual la solemne Consagración del pan y del vino
se lleva a cabo...los católicos creen que en ese momento, por el poder soberano
y la voluntad de Dios, el pan y el vino de veras se convierten en el cuerpo y la
sangre de Jesucristo”. “Lo que se recibe no es simbólico...sino que realmente
se come el cuerpo de Cristo y se bebe su sangre aunque nuestros sentidos sigan
percibiéndolo como pan y vino...Los cristianos católicos creen que cuando re-
ciben el pan y el vino eucarísticos, están realmente participando del cuerpo y
la sangre de Jesucristo” (Basics of the Faith: A Catholic Catechism, pp. 195,196,
164,165). ¡Qué blasfemia más grande! ¡El sacerdote, o celebrante—una mera
criatura—tiene el atrevimiento de crear, por así decirlo, al mismo Creador!

—57—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

Tomando en cuenta que se celebran muchas misas semanalmente alrededor


del mundo, vale preguntar si los millones de hostias que se utilizan al mis-
mo tiempo en el mundo entero se convertien en el cuerpo real de Cristo.
El otro día llamé una librería católica para preguntar acerca de lo que es-
tamos comentando y dio la casualidad que la dependienta le pasó el teléfono
a un cura que se encontraba allí, que según ella estaba mejor capacitado para
contestar mi pregunta. Le pregunté al clérigo si la fracción del pan representa-
ba el quebrantamiento del cuerpo de Cristo o sea, su sacrificio por nosotros.
Me dijo que sí. Después le pregunté que cuántas veces se levanta la hostia sobre
el altar y me dijo que dos. Luego agregó: “La segunda vez que la Hostia—el
cuerpo de Jesús—y el cáliz de su sangre son elevados, el sacerdote dice, ‘Por Él,
con Él y en Él, en la unidad del Santo Espíritu, a ti, Eterno Padre, sea el honor
y la gloria por todos los siglos”. Entonces le pregunté si el pan y el vino eucarís-
ticos se convierten en el cuerpo y la sangre real de Cristo. Me siguió diciendo:
“El término filosófico que usamos para refirnos a esto es transubstanciación,
lo cual quiere cecir que la substancia del pan y del vino se convierten en la
substancia de la Deidad, la cual es Cristo”. Luego dijo, “Un luterano diría que
no es nada más que pan, pero para un católico ¡es Cristo! “La Misa”, subrayó
el sacerdote, “es una nueva representación de lo que acaeció hace 2.000 años
y tiene significado para nosotros hoy día”. Acabó preguntándome si yo com-
prendía lo que me había dicho. “¡Perfectamente!” le dije yo, a lo cual contestó:
“Excelente. Tengo alumnos en mis clases que no entienden lo que usted ha
captado tan prontamente”.
Nos informan los historiadores que no se permitía el ofrecimiento de san-
gre sobre los altares de la Venus asiria—la gran diosa de Babilonia. La misma
forma que tiene el sacrificio incruento o no sangriento de Roma puede tam-
bién denotar su origen. La hostia eucarística, que se quebranta así como lo fue
el cuerpo de Cristo, es una oblea pequeña, delgada y redonda. Es su redondez
lo que más enfatiza la Iglesia de Roma. ¿Qué fue lo que indujo al papado a in-
sistir tanto en la redondez de su incruento sacrificio? Claramente no fue la Bi-
blia porque ella no se refiere al uso de una hostia redonda en la Santa Cena sino
que, por el contrario, el Señor tomó pan, lo bendijo y partió, y dijo: “Tomad,
comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria
de mí” (1 Corintios 11:24). Pero si nos fijamos bien en los antiguos altares de
Egipto, descubriremos allí la hostia redonda. La imagen del disco, tan común
entre los emblemas de Egipto, era símbolo del sol en honor de Osiris, la dei-
dad solar. “En Egipto, el disco del Sol estaba representado en los templos...
En el gran templo de Babilonia, la imagen dorada se exhibiía como objeto de
adoración para los babilonios. En todo respecto, pues, nos damos cuenta cuán
apropiado es el nombre que Roma lleva escrito en su frente, ‘Misterio: Babi-
lonia la Grande’. Resulta impresionante descubrir que la imagen del sol, a la
cual el Israel apóstata rendía culto, había sido puesta encima de los altares.
Cuando el buen rey Josías emprendió su obra de reforma, sus siervos llevaron

—58—
Mi Testimonio Personal Acerca de los Sacramentos

a cabo esta obra de la siguiente manera: “Fueron derribados en su presencia los


altares de los baales, e hizo pedazos las imágenes del sol que estaban puestas
encima...” [1 Crónicas 34:4] (The Two Babylons, pp. 162,163). El vocablo Euca-
ristía es de uso católico romano, pero con mayor frecuencia se está empleando
en algunas iglesias protestantes hoy día. A decir verdad, cuando el Papa Juan II
visitó Estados Unidos, muchos protestantes acudieron en tropel a verlo junto
con los católicos. Yo escuché que algunos vieron a ministros protestantes y sus
feligreses besando el anillo del papa. ¡Evidentemente los esfuerzos ecuménicos
de Juan Pablo por organizar a todas las iglesias bajo su mando están dando
resultados! La herida mortal ha estado sanando maravillosamente bien. En
realidad, ¡es posible que haya sanado del todo!
3. El Purgatorio. Aunque no es uno de los sacramentos, cuando yo era
católico creía en la doctrina del purgatorio. Según la Iglesia Católica, el purga-
torio es un sitio o estado de sufrimiento después de la muerte en el cual “Dios
purga o purifica el pecado que queda en la persona como también los efectos
del pecado que impiden que la persona goce de una comunión completa con
el Dios del cielo” (Basics of the Faith: A Catholic Catechism, p. 306). Aunque no
tiene base bíblica alguna, yo había creído ciegamente esta doctrina para tener
seguridad de salvación. Siempre recuerdo el purgatorio como “ese otro lugar”,
fuera del cielo o el infierno, donde yo iría a parar si mi conducta no era lo
suficientemente buena. Allí yo recibiría el castigo de fuego hasta que quedase
limpio de todo pecado y, llegado a este punto, sería finalmente admitido en
el cielo. “La tradición católica acerca del purgatorio incluye el concepto de la
purgación del pecado por medio del fuego del amor y la santidad de Dios. El
fuego quiere decir que hay dolor, así que no debiera sorprendernos que el pur-
gatorio sea doloroso” (Ibíd., p. 307). ¡Esto es completamente ridículo! ¿Cómo
vamos a pensar que Dios literalmente quema a las personas por un tiempo con
el propósito de de purificarlas? ¿Acaso no se me había enseñado que la oración,
las buenas obras, y la penitencia en verdad fomentan la obra de purificación
propia, como también la de otras personas en la tierra y la de aquellos que están
en el purgatorio? “La oración y el sacrificio en favor de los demás con el fin de
quedar libres de pecado son algunas de las maneras principales mediante las
cuales los santos—los miembros del cuerpo de Cristo que están en la tierra, en
el cielo, o en el purgatorio—pueden auxiliarse unos a otros” (Id., pp. 307, 308).
Gracias a Dios que hoy yo creo en la justificación por la fe en Jesucristo,
y no en la justificación por las obras para hacerme acreedor de la salvación.
¡No creo en las penitencias y los “Sacramentos” de Roma, sino en la miseri-
cordia y poder de Dios y de su gracia! “Nos salvó, no por obras de justicia que
nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de
la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en
nosotros abundantemente por Jesucristo, nuestro salvador...” (Tito 3:5,6). Pese
a esto, El Trueno de la Justicia asevera que los videntes de Medjugorje alega-
ron haber visto el purgatorio, sosteniendo que en dicho lugar “hay diferentes

—59—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

niveles, algunos cerca del Cielo y otros cerca del infierno”. Y añaden: “María ha
recomendado que se rece por lo menos siete Padre Nuestros, siete Ave Marías
y siete Glorias y el Credo de los Apóstoles, por las almas del purgatorio y sus
intenciones. María ha señalado que las almas del purgatorio esperan nuestras
oraciones y sacrificios” (El Trueno de la Justicia, p. 211). ¡Una vez más, mis
amados amigos, podemos ver claramente que el que promueve este error no
es la Virgen María, sino un demonio disfrazado!

—60—
—Capítulo 14—
Madre e Hijo: Grandes
Objetos de Adoración

A
l seguir comparando las semejanzas entre la antigua Babilonia y la “Ba-
bilonia” del Nuevo Testamento, Hislop se refiere a los objetos de ado-
ración de Babilonia y Roma de la siguiente manera: “En aquellos países
de Europa donde el sistema papal ha alcanzado un desarrollo mayor...ha casi
desaparecido todo vestigio de la adoración del Rey Eterno e Invisible, mientras
que la Madre y el Hijo continuaron siendo los principales objetos de culto. En
este último sentido sucedía exactamente lo mismo en Babilonia. La religión
popular de los babilonios le rendía el mayor homenaje a la Diosa Madre y a
un Hijo, representado en las pinturas e imágenes como un infante o niño en
brazos de su madre. Desde Babilonia, este culto de la Madre y el Niño se pro-
pagó por todo el mundo. En Egipto, la Madre y el Niño eran adorados bajo los
nombres de Isis y Osiris [éste era conocido más a menudo como Horo]...y en
la Roma pagana bajo los nombres de Fortuna y Júpiter...y en Grecia como Ce-
res la Gran Madre y el bebé que llevaba en su seno...y hasta en Tibet, China, y
Japón, los misioneros jesuítas se sorprendieron al descubrir que el equivalente
de la Madona y su niño era adorado con tanta devoción en esos lugares como
en la misma Roma pagana.
“...Ese hijo, pese a que aparecía representado en forma de niño en los bra-
zos de su madre, era en realidad una persona de gran renombre, vasto poder
físico, y de conducta admirable. En la Biblia (Ezequiel 8:14) es conocido como
Tamuz... ‘El Lamentado’” (The Two Babylons, pp. 14, 20,21). Pasemos ahora a
Ezequiel 8:12-14 y veamos si estos datos se aplican al Israel bíblico: “Me dijo:
‘Hijo de hombre, ¿has visto las cosas que los ancianos de la casa de Israel ha-
cen en tinieblas, cada uno en sus cámaras pintadas de imágenes? Porque di-
cen ellos: ‘Jehová no nos ve. Jehová ha abandoinado la tierra’. Me dijo después:
‘Vuélvete, veras que estos hacen aún mayores abominaciones’. Me llevó a la
entrada de la puerta de la casa de Jehová, que está al norte; y vi a unas muje-
res que estaban allí sentadas llorando a Tamuz”. Amigos míos, las palabra
proféticas de Ezequiel tienen una aplicación doble. No sólo se aplican a lo que
ocurría en el santuario de Dios en la antigüedad, sino también a lo que va a
pasar dentro de la iglesia en los postreros días cuando “Babilonia la Grande”
hará que “los habitantes de la tierra” se embriaguen “con el vino de su fornica-
ción [falsas doctrinas]” (Apocalipsis 17:5,2). Dado que una mujer es símbolo
de una iglesia, entonces en el pasaje de Ezequiel que acabamos de citar la iglesia
viene siendo “la casa de Israel” que en su estado de apostasía descarada llora

—61—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

por el dios de Babilonia. Pero este lamentable proceder se ha de repetir a nivel


mundial en los últimos días. En otras palabras, esta apostasía descarada existe
hoy día dentro de las iglesias en la forma de objetos de adoración tales como los
Santos, el Niño Jesús, y la Virgen María. ¿Acaso no fue a Semiramis y a Tamuz
que dirigí yo mis súplicas durante toda la época temprana de mi vida? ¡Hoy
día me enferma pensar que yo en un tiempo oraba a los muertos! ¿Y qué de
los informes acerca de las estatuas de la Virgen que lloran? ¿Será que todavía se
estará “lamentando” Semiramis por su hijo Tamuz?
Nos informa Hislop que “el lamentado”, a quien se veneraba como niño,
era en realidad el esposo de Semiramis y se llamaba Nino, el nombre por el cual
es comúnmente conocido en la historia, cuyo significado literal es “el Hijo”...
Ahora bien, la descripción que se nos da de este Niño o ‘Hijo’ que aparece
acogido en los brazos de la Madona de Babilonia es lo suficientemente clara
como para identificarlo con Nimrod...acerca del cual dice la Biblia que era ‘el
primer poderoso en la tierra’ y que Babel fue una de las ‘cabeceras de su rei-
no’ [véase Génesis 10:8-10 y las notas al pie sobre el vers. 10 en una Biblia de
estudio]” (Ibíd., p. 23). La Biblia no dice nada acerca de cómo murió Nimrod.
Sigue comentando Hislop: “Su esposa Semiramis, que al principio ocupó un
puesto humilde, ascendió al trono de Nimrod como corregente. ¿Qué hacer en
circunstancias tales? ¿Rechazaría tácitamente el ambiente de pompa y vanidad
que la rodeaba? No. A pesar de que la muerte de su marido fue un golpe duro
para su gobierno, su determinación y ambición desenfrenada no fueron afecta-
das en lo mínimo. Al contrario, su ambición adquirió un vuelo mayor. En vida,
a su marido lo habían honrado como héroe; muerto, ella haría que lo adora-
sen como dios, sí, como la simiente prometida de la mujer, de ‘Zero-asta’,
que estaba destinada a herir la cabeza de la serpiente y al hacerlo, él mismo
sería herido en el calcañar” (Ibíd., pp. 58, 59). ¡Ìncreíble! La falsificación de
Génesis 3:15 empezó en Babilonia.
Hislop nos sigue mostrando cómo fue que esta idolatría flagrante se ex-
tendió por todas partes del mundo. Otro de los aspectos de estos ‘Misterios’
era la magia a la cual Hislop llama ‘la hermana gemela de la idolatría’. Fue
por medio de ‘varios de los trucos’ de las artes mágicas y de ‘objetos extraños y
extraordinarios’ que Tamuz, el gran dios que era el objeto principal de su culto,
‘se les aparecía en la manera que más apropiadamente pudiera pacificar sus
ánimos y cautivar su ciega atención...Tamuz, el que había muerto y en honor
del cual se expresaban dichos lamentos todavía estaba vivo, rodeado de un
resplandor divino y celestial...Así que todo el sistema de los Misterios secretos
de Babilonia tenía como propósito el glorificar a un difunto; y una vez esta-
blecido el culto de un difunto, el de muchos otros le seguirían.
“...Fue así que este artificio, hábilmente fraguado, se efectuó. Semiramis
se hizo famosa por causa de su marido difunto y deificado; y con el correr
del tiempo ambos, bajo los nombres de Rhea y Nin, o ‘Madre-Diosa e Hijo’,
fueron adorados con un entusiasmo de veras increíble y sus imágenes eregidas

—62—
Madre e Hijo: Grandes Objetos de Adoración

y adoradas por todo lugar...Este hijo, adorado en brazos de su madre, era con-
siderado como poseedor de todas las cualidades y se le aplicaban casi todos los
nombres del Mesías prometido. Así como Cristo era conocido en el Antiguo
Testamento por el nombre hebreo de Adonai—el Señor—también a Tamuz le
decían Adonis. Bajo el nombre de Mitras era venerado como ‘el Mediador’. Y
como Mediador y cabeza del pacto de gracia, le decían Baal-Berit—Señor del
Pacto (Jueces 8:33)...Fue así de una manera atrevida y directa que fue instalado
en Babilonia un mero mortal en oposición al ‘Hijo del Bendito’” (Ibíd., pp.
67-70, 73, 74).
Amigos míos ¿no ven ustedes claramente que el papismo es el paganismo
bautizado? Hislop añade: “Si el niño debía ser adorado, mucho más la madre.
Y, en realidad, la madre se convirtió en el objeto de culto favorito. Para jus-
tificar este culto, la madre fue elevada al nivel de la divinidad juntamente con
su hijo, y era considerada como la que estaba destinada a herir la cabeza de la
serpiente...La Iglesia Católica Romana mantiene que no fue tanto la simiente de
la mujer como la mujer misma que heriría la cabeza de la serpiente. Oponién-
dose a toda regla de gramática, traduce la denuncia divina contra la serpiente
como sigue: ‘Ella te herirá la cabeza, y tú la herirás a ella en el calcañar’. Lo
mismo sostenían los antiguos babilonios y así lo representaban en sus templos
[y también hoy en el libro El Trueno de la Justicia].
“Con el correr del tiempo, según iban perdiéndose de vista los hechos re-
lativos a la historia de Semiramis, se declaró audazmente que el nacimiento de
su hijo había sido milagroso y, por lo tanto, ella fue denominada ‘Alma Mater’
[que basado en significados antiguos quiere decir ‘la Virgen Madre’, según lo
explica Hislop en una nota al pie en la página 76]” (Ibíd., pp. 75, 76).

—63—
—Capítulo 15—
El Falso Sello de Dios

E
n el capítulo 11 aprendimos que el sello de Dios es el sábado. El sello de
Dios es una señal externa que nadie sino los ángeles del cielo pueden
ver porque es algo que tiene que ver con el carácter moral de la persona
y revela a quién ella sirve. Así como el sello de Dios está escrito en la frente de
aquellos que constituyen su fiel y leal pueblo, el nombre “Misterio: Babilonia,
Madre de las Rameras” está escrito en la frente de la ramera, y sus seguidores,
conocidos por su falsa adoración y dedicación, recibirán la marca de la bestia en
la frente y en la mano. Cito ahora del libro Trueno de la Justicia, p. 340 , para que
el lector vea cómo definen sus autores lo que es el sello de Dios: “Y clamó en mis
oídos con fuerte voz: ‘Acercáos los que habéis de castigar la ciudad!’ Y llegaron
seis hombres por el camino de la puerta superior del lado del septentrión, cada
uno con su instrumento destructor en la mano...y, llamando al hombre vestido
de lino que llevaba el tintero de escriba, le dijo: ‘Pasa por en medio de Jerusalén y
pon por señal una cruz en la frente de los que se duelen de todas las abominacio-
nes que en medio de alla se cometen’. Y a otros les dijo: ‘Pasad en pos de él en la
ciudad y herid. No perdone vuestro ojo ni tengáis compasión: viejos, mancebos
y doncellas, niños y mujeres, matad hasta exterminarlos, pero no os lleguéis a
ninguno de los que llevan la cruz. Comenzad por el santuario’ (Ezequiel 9:1-6)”.
Nótese por favor que los autores solamente citan Ezequiel 9:1-6. Ruego al
lector que ahora mismo tome la Biblia y la abra al capítulo 9 de Ezequiel. ¿Se
encuentra allí la palabra “cruz” en alguno de sus versículos? La Biblia simple-
mente dice: “... ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y claman
a causa de todas las abominacioines que se hacen en medio de ella (vers. 4)
y “matad a viejos, a jóvenes y vírgenes, pero a todo aquel sobre el cual esté la
señal, no os acercaréis...’ (vers. 6). No importa cuál sea la versión de la Biblia
que se esté consultando, ¿aparece la palabra “cruz” en estos pasajes? ¿Y por qué
no? ¡Sencillamente porque no está allí! ¿Cómo es posible que confiemos en
partidarios del Movimiento Mariano que tienen la osadía de añadirle palabras
a la Biblia que no aparecen en los idiomas originales?
La única explicación que he podido encontrar de la señal mencionada por
el profeta Ezequiel son las notas al pie de algunas biblias que en resumen dicen
que la señal era literalmente una taw, última letra del alfabeto hebreo que en la
antigua escritura hebrea tenía forma de cruz. Según la New Catholic Version
[Nueva Versión Católica] de la Douay-Confraternity Bible , esta fue la conclu-
sión de San Jerónimo y otros intérpretes.

—64—
El Falso Sello de Dios

Pero esta conclusión es totalmente absurda porque si investigamos bien


el origen del vocablo taw y de la cruz descrubriríamos algo verdaderamente
sorprendente. Una vez más citamos el libro The Two Babylons de Alexander
Hislop para ver la siguiente explicación: “La misma señal de la cruz que Roma
hoy día venera era empleada en los Misterios babilónicos en la práctica pagana
de la magia y reverenciada de la misma manera. Lo que ahora se llama la cruz
cristiana no fue en su origen un símbolo cristiano, sino la Tau mística de los
caldeos y egipcios—la verdadera forma original de la letra T—la inicial del
nombre de Tamuz que aparece sellada en monedas en hebreo, idioma muy
cercano al caldeo. La Tau mística se ponía como marca en la frente de aque-
llos que se iniciaban en los Misterios [es curioso que los curas católicos hacen
la señal de la cruz en la frente de los niños que bautizan] y se usaba de diversas
maneras como símbolo sagrado. Para identificar a Tamuz con el sol, se em-
pleaba juntamente con un círculo que era una representación del sol, y a veces
era puesta dentro de ese mismo círculo. Es duduso que la cruz maltesa que
acompaña la firma de los obispos romanos como símbolo de la dignidad de su
cargo episcopal sea la letra taw. Sin embargo, la cruz maltesa es sin duda alguna
un símbolo exacto del sol porque Layard [autor del libro Nineveh and Babylon]
la halló en Nínive donde su uso sagrado particular le hizo posible identificarla
con el sol. Como símbolo de una gran divinidad, la Tau mística era conocida
como “señal de vida”. Se usaba como amuleto sobre el corazón y la llevaban
grabada en sus vestimentas los sacerdotes romanos. Los reyes la llevaban en
la mano como señal de la autoridad que divinamente les había sido otorgada.
Las vírgenes vestales la llevaban en sus collares tal como lo hacen las monjas
hoy día. Los egipcios y muchas de las naciones con las cuales se relacionaban
hacían lo mismo, de lo cual dan testimonio sus grandes monumentos...Fue
venerada en México por siglos antes de la llegada de los misioneros católicos
romanos. Se construían enormes cruces de piedra probablemente en honor del
‘dios de la lluvia’. La cruz, adorada en tantos sitios o considerada como símbolo
sagrado, era una representación de Baco, el Mesías babilónico que llevaba en la
cabeza una cinta cubierta de cruces. Este símbolo del dios babilónico se venera
hoy día en los desiertos de Tartaria donde domina el budismo...Dice el coronel
Wilford en Asiatic Researches... que la cruz ‘es exactamente la misma de los
maniqueos que echa hojas, florece y también da fruto, según me han dicho, y
se la llama árbol divino, el árbol de los dioses, el árbol de vida y conocimien-
to que produce todo lo que es bueno y deseable y está en el paraíso terrenal’”
(The Two Babylons, pp. 197-99). ¿Será posible que Dios ponga la marca de la
“T” de Tamuz en la frente de aquellos que pertenecen a su fiel y leal pueblo?
“Era un principio esencial del sistema babilónico que el Sol o Baal [dios de la
naturaleza] era su único dios. Por lo tanto, cuando Tamuz era venerado como
Dios encarnado, eso significaba que era una encarnación del Sol” (Ibíd, p. 96).
Recordemos las palabras del profeta Elías cuando se enfrentó con el rey
Acab y los cuatrocientos “profetas de Baal” sobre el Monte Carmelo. El rey le

—65—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

preguntó, “¿Eres tú el que perturba a Israel?” [Elías era un profeta reformador,


una voz que clamaba en el desierto para reprender el pecado y contener la ola
de maldad, y que procuraba que Israel despertara y se arrepintiese y abando-
nara la idolatría en favor de los mandamientos del Señor]. Elías replicó: “Yo no
he perturbado a Israel, sino tú y la casa de tu padre, al abandonar los man-
damientos de Jehová [violando el primero y el segundo] y seguir a los baales...
Entonces Elías, acercándose a todo el pueblo, dijo: “¿Hasta cuando vacilaréis
vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; si Baal, id en
pos de él. Y el pueblo no respondió palabra” ( 1 Reyes 18:17,18,21). Más ade-
lante se relata que Elías degolló a los falsos profetas de Baal porque rehusaron
arrepentirse de su idolatría y siguieron adorando al dios-sol, a la criatura en
lugar del Creador mismo. La cruz o la “T” es una señal o marca de Tamuz o
Baal, el dios de la naturaleza, y por lo tanto de Satanás, ¡el falso dios que causó
que Cristo muriese colgado de una cruz pagana o “T”! ¡Cuántos cristianos no
hay en el mundo que practican la idolatría, bien sea en forma de imágenes o
estatuas, o de “muertos vivos” como la Virgen María o los Santos, vacilando
así entre dos pensamientos! Dicen que aman al Señor de todo corazón, pero se
dedican a la idolatría que él terminantemente ha prohibido.
Esta es otra costumbre pagana derivada de los Misterios es el Zodíaco,
que los griegos recibieron de los caldeos. ¿Se encuentra este abominable signo
en alguna parte del sistema católico? Sí. La rueda solar se puede encontrar no
sólo en los templos budistas de la India, sino también en los altares y techos
de las catedrales de la Iglesia Católica Romana—en la de Notre Dame de París,
Francia, y en el monasterio de San Ignacio de Loyola en España. El sistema ca-
tólico está fundado sobre la astrología—el estudio del sol, la luna, los planetas
y las estrellas con el fin de adivinar el futuro—y se remonta a los tiempos de los
caldeos y los babilonios. Decir “caldeo” o “babilonio” equivale a decir astrólogo.
“Indudablemente, la rueda solar más grande de la tierra se encuentra en la pla-
za de San Pedro en el Vaticano. A vista de pájaro se puede ver una rueda dentro
de otra con ocho rayos, un símbolo pagano de la energía cósmica. De su centro
sobresale un obelisco, símbolo pagano de Osiris, la deidad solar fálica de Egip-
to” [Información tomada del libro, The New, Illustrated Great Controversy]. La
astrología y los signos del Zodíaco tienen que ver con la adivinación, los au-
gurios de buena o mala suerte y la observancia de tiempos; por lo tanto, están
clasificados junto con los hechiceros y aquellos que consultan a los muertos, y,
al igual que éstos son considerados como una abominación ante Dios (Véase
Deuteronomio 18:10-12; Levítico 19:26).
Amigos míos, volviendo ahora al tema del sello de Dios, se puede ver cla-
ramente que dicho sello no es un tatuaje de la cruz pagana que se ha de grabar
en la frente de los santos, sino más bien la Ley de Dios, el carácter divino que
con justa razón estará escrito en sus mentes y frentes. Específicamente, el sá-
bado o cuarto mandamiento es la señal o sello de Dios [véase Ezequiel 20:12 y
compárese con Roimanos 4:11 para ver que los vocablos señal o sello de Dios

—66—
El Falso Sello de Dios

se usan de manera intercambiable en las Sagradas Escrituras] porque el sábado


los separa como pueblo verdadero que adora “a aquel que hizo el cielo y la
tierra, el mar y las fuentes de las aguas” (Apocalipsis 14:7). ¡Es el mandamiento
que señala a Dios como Creador, el único Ser en todo el universo que merece
ser adorado, y a su verdadero pueblo que santifica el día de sábado! ¿Por qué
es que billones de personas siguen las tradicionas de Roma en lugar de seguir
un “Así dice Jehová”? En el libro de Deuteronomio leemos lo siguiente: “...a fin
de que temas a Jehová, tu Dios, guardando todos sus estatutos y mandamien-
tos que yo te mando...Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu
corazón. Se las repetirás a tus hijos, y les hablarás de ellas estando en tu casa y
andando por el camino, al acostarte y cuando te levantes. Las atarás como una
señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; las escribirás en
los postes de tu casa y en tus puertas” (Deut. 6:2,6-8).
Un punto importante que debo señalar es que El Trueno de la Justicia dice
que Cristo proclamó el siguiente mensaje en Julka, Zagreb, ex-Yogoslavia: “Este
será el Pequeño Rebaño y Yo lo cubriré. En esos días habrá un solo Pastor y una
sola Fe, la fe de la Iglesia Católica Romana, la que yo establecí cuando andaba
visiblemente en la tierra. Después de las calamidades que estoy ahora permi-
tiendo que pasen a Mis hijos obstinados de la tierra, se levantará una raza justa
y pura y la tierra abundará de Mis dones. Mis hijos e hijas obedecerán Mis
Mandamientos, por lo tanto todo vivirá y crecerá con Mis bendiciones duran-
te treinta años. Luego, Mi pueblo se inclinará nuevamente al mal y al pecado.
Entonces, enviaré a Mis Mensajeros, Elías y Enoc, desde el Cielo para instruir a
la gente en la verdadera Fe” (El Trueno de la Justicia, pp. 364, 365).
Estimados amigos, ¿notan ustedes alguna equivocación en el párrafo ante-
rior? En primer lugar, ¿estableció Cristo la Iglesia Católica Romana cuando estu-
vo en la tierra, o fue ésta el resultado de la apostasía, según lo había profetizado
el apóstol San Pablo? En segundo lugar, los mandamientos de que se habla en esa
cita no son los Diez Mandamientos dados por Dios, sino los mandamientos de
Roma, que incluyen el cambio del sábado o cuarto mandamiento al domingo,
clasificado por ella como tercer mandamiento. En tercer lugar, ¿en qué parte de
la Biblia hay una referencia a un período de treinta años al final de los tiempos?
En cuarto lugar, ¡este falso Cristo dijo que enviaría a sus mensajeros Elías y Enoc,
dos guardadores del sábado, para enseñarle a la gente las doctrinas de Roma!
Elías y Enoc eran ambos insignes enemigos de la apostasía y jamás apoyarían
las falsas doctrinas romanas. Y, además, ¿no habría que iluminarlos a ellos con
respecto al descanso del domingo—el “venerable día del sol” establecido por el
papado como el nuevo día para alabar a Dios? ¡Elías se estaría enfrentando de
nuevo con los profetas de Baal! ¡Qué cosa más absurda! Pero no sería ese el caso
si estos “mensajeros” son, en realidad, demonios. No olviden nunca lo que les
digo a continuación: Satanás siempre mezclará el error con la verdad porque
es como ocultar el veneno en la buena comida. ¡El veneno entonces se hace
más pernicioso que nunca antes porque la persona lo ingiere sin darse cuenta!

—67—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

Merece notarse que aquellos que son destruidos por no tener la “marca” o
sello de Dios (véase Ezequiel 9:4) son los que han estado practicando la abomi-
nable idolatría que se registra en el capítulo anterior, Ezequiel 8. En Ezequiel
8, el profeta describe algunas de las costumbres atroces de los “ancianos de
Judá”—los sacerdotes que han ofendido al Dios verdadero. Ezequiel ve en la
entrada o puerta del altar (es decir, en la iglesia, lugar dedicado al culto del
Dios verdadero) imágenes de falsos dioses, y de una en particular que provo-
caba la ira de Dios —“la imagen del celo” (vers. 3). Esta imagen provocaba el
celo de Dios era la Madona Babilónica, reina del cielo, que llevaba a su niño
entre brazos. Hislop sostiene que la Iglesia Católica no puede mitigar o atenuar
“el carácter execrable de aquel culto idolátrico” identificando esta imagen con
la Virgen María y el Niño Jesús (The Two Babylons, p. 88). Entiéndase bien
que el equivalente moderno del antiguo culto babilónico de la Diosa Madre y
su Hijo es la adoración dentro de la Iglesia Católica Romana de la imagen de
la Virgen (llamada Madona) y el Niño Jesús. ¿Por qué es execrable o abomina-
ble este culto? Porque la falsa “Madona”, en nombre de Jesús, el Hijo de Dios,
conduce a multitudes de personas a la perdición. Sin embargo, es la voluntad
de Dios que estas mismas víctimas extraviadas reciban la eterna salvación por
medio del sacrificio infinito de Cristo, nuestro verdadero Redentor. ¡Lo que
está ocurriendo es un sacrilegio y una blasfemia! Pero hay que darse cuenta de
que las víctimas en Ezequiel 9 son los mismos idólatras, ¡incluyendo aquellos
que forman parte del Movimiento Mariano que han perpetuado la mentira de
que el sello de Dios es la señal de la cruz en la frente de las personas! Querido
lector, nunca olvides que Dios mediante su Santo Espíritu quiere restaurar en
nosotros su propia imagen, que el hombre perdió en el Edén (véase Génesis
1:26; 2 Pedro 1:3,4; 2 Corintios 3:18).

—68—
—Capítulo 16—
La Madona de Roma es la Madona
de la Antigua Babilonia

L
os autores idólatras del libro El Trueno de la Justicia estos idólatras de-
claran audazmente: “Lo que estamos presenciando es la intercesión de
la Santísima Virgen María, Reina del Cielo y verdadero faro de luz para
todos los cristianos” (p. 5). Pero ¡María está muerta—muerta y sepultada! Y
las personas que dicen haber visto a la Virgen María realmente están siendo
engañadas por un espíritu maligno. Y las estatuas de la Virgen no son más que
montones de yeso a los cuales se les ha dado la forma de la Madona babilónica
que le dio origen. Estas son palabras fuertes, pero ¿serán verdaderas? Si acaso
alguien tuviese alguna duda, que vuelva a mirar la portada de este libro. ¡Con
razón el Segundo Mandamiento que prohibe la adoración de imágenes—y que
dicho sea de paso fue escrito por el mismo dedo de Dios (Éxodo 31:18)—con-
tiene un lenguaje tan fuerte! ¡Con razón el Papa de Roma, que está sumido en
el paganismo, quitó el segundo de los Diez Mandamientos—porque pronuncia
el juicio de un Dios celoso contra todos los que lo infringen, y aun sobre sus hi-
jos y los hijos de sus hijos! “No te harás imagen ni ninguna semejanza de lo que
esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
No te inclinarás a ellas ni las honrarás,porque yo soy Jehová, tu Dios, fuerte,
celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuar-
ta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia por millares a los
que aman y guardan mis mandamientos” (Éxodo 20:4-6). Estimado lector, ¡en
ninguna otra parte de la Ley de Dios encontraremos palabras tan fuertes como
estas: “los que me aborrecen”! Dios verdaderamente se ofende y con justa razón
es llamado “Dios celoso” que visita la maldad de los antepasados idólatras so-
bre los descendientes que siguen sus prácticas paganas, a no ser que se arre-
pientan. Dios, en su infinita misericordia, podrá pasar por alto la ignorancia
y hacer todo lo posible para ganarse su afecto, pero si persisten en transgredir
sus leyes después de haber recibido el conocimiento necesario, ¿por cuánto
tiempo más retraerá Dios su mano? Esto es algo que nadie sabe. Oseas 4:6 dice,
“Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste
el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; puesto que olvidaste la ley de tu
Dios, también yo me olvidaré de tus hijos”.
Me resulta sumamente interesante que el profeta Jeremías también tenía
algo que decir en cuanto a la adoración de imágenes y falsos dioses en Israel, y
que lo hizo de una manera bien directa. Mientras estuvieron en Egipto como
exiliados desamparados, en lugar de convertirse en testigos de Dios contra el

—69—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

paganismo que los rodeaba, los israelitas se dedicaron a esta forma de idolatría
tanto como los mismos egipcios. Jeremías fue enviado por Dios para anunciar
la ira de Dios contra su pueblo si este persistía en rendirle culto a “la reina del
cielo”, pero sus amonestaciones cayeron en oídos sordos. “Entonces todos los
que sabían que sus mujeres habían ofrecido incienso a dioses ajenos, y todas
las mujeres que estaban presentes, una gran concurrencia, y todo el pueblo que
habitaba en tierra de Egipto, en Patros, respondieron a Jeremías, diciendo: ‘No
escucharemos de ti la palabra que nos has hablado en nombre de Jehová,
sino que ciertamente pondremos por obra toda palabra que ha salido de nues-
tra boca, para ofrecer incienso a la reina del cielo y derramarle libaciones, como
hemos hecho nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros jefes, en las
ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalén. Entonces tuvimos abundancia de
pan, fuimos felices y no vimos mal alguno” (Jeremías 44:15-17).
Alexander Hislop, autor de The Two Babylons, declara: “La práctica del
culto de la diosa-madre que lleva al niño en sus brazos siguió observándose en
Egipto hasta que entró el cristianismo. Si el Evangelio hubiera llegado con po-
der al vulgo, la adoración de esta reina-diosa se hubiera echado abajo. Para la
mayoría, el Evangelio llegó sólo de nombre. Por lo tanto, en vez de expulsar a la
diosa babilónica, en muchos de los casos solamente le cambiaron el nombre.
Fue llamada la Virgen María y, junto con su niño, los cristianos profesos
la adoraban con el mismo fervor que antes lo hacían abiertamente los que
eran paganos declarados...Significaba que si se aceptaba que Cristo era en
verdad y propiamente Dios, digno de recibir honores divinos, entonces su ma-
dre, de la cual él heredó solamente su naturaleza humana, también tenía que
ser aceptada en el mismo nivel que él y, por tanto, debía ser exaltada muy por
encima de toda criatura y adorada como parte de la Deidad. La divinidad de
Cristo depende enteramente de la divinidad de su madre. El papismo así es...
Sin embargo, esto es copia exacta de la doctrina de la antigua Babilonia respec-
to a la gran diosa-madre. La Madona de Roma es, entonces, la misma que la
Madona de Babilonia. La ‘Reina del Cielo’ de uno de los sistemas es la misma
que la del otro...La Madona Romana y la Madona Babilónica son la misma
cosa” (The Two Babylons, pp. 82, 83, 85). ¡Con razón Alexander Hislop tituló
su libro The Two Babylons [Las Dos Babilonias] ya que la Babilonia del Nuevo
Testamento no es más que una versión moderna de la Babilonia del Antiguo!
En muchos de los casos sólo el nombre se le ha cambiado. Por ejemplo, las es-
tatuas de los dioses del Panteón, antiguo templo situado en Roma y dedicado al
culto de todos los dioses, se encuentran ahora en el Museo del Vaticano, excep-
to la gran estatua de Júpiter, la cual ha sido modificada, retitulada y asentada en
el trono de la Basílica de San Pedro en Roma en forma del apóstol San Pedro.
Millares de peregrinos le besan los pies a Júpiter pensando que es la estatua del
apóstol San Pedro.
Hislop señala otro rasgo característico común a las dos Madonas, la de
Babilonia y la de Roma: el nimbo o círculo luminoso (halo o aureola) que

—70—
La Madona de Roma es la Madona de la Antigua Babilonia

frecuentemente rodea sus cabezas, al igual que la de los Santos y de Cristo. ¿Cuál
fue el origen de esta figura? ¿En qué parte del vasto contenido de las Sagradas
Escrituras dice que la cabeza de Cristo estaba rodeada de un disco o círculo de
luz? Lo que de ninguna manera se encuentra en las Escrituras, se encuentra en
las representaciones artísticas de los grandes dioses y diosas de Babilonia. El dis-
co o halo, pero especialmente el círculo, “eran los bien conocidos símbolos de la
Deidad Solar, y figuraban mayormente en el simbolismo del Oriente. La cabeza
de la Deidad Solar aparecía rodeada de este círculo o disco. Era el mismo caso
en la Roma pagana. Apolo, como hijo del Sol, frecuentemente era representado
así. Las diosas que pretendían tener parentezco con el Sol, a menudo eran re-
presentadas con el nimbo o círculo luminoso alrededor de la cabeza...y así está
representada también la Madona de Roma moderna” (Ibíd, p. 87).
Amigos míos, permítanme ahora citar los últimos versículos del capítulo
8 del libro de Ezequiel: “Me llevó a la entrada de la puerta de la casa de Jehová,
que está al norte; y vi a unas mujeres que estaban allí sentadas llorando a
Tamuz. Luego me dijo: ‘¿No ves, hijo de hombre? Vuélvete, verás aún mayores
abominaciones que estas[mayores aún que la imagen del celo] ’. Me llevó al
atrio de adentro de la casa de Jehová, y vi que junto a la entrada del templo
de Jehová, entre la entrada y el altar, había unos veinticinco hombres, con sus
espaldas vueltas al templo de Jehová y con sus rostros hacia el oriente y adora-
ban al sol, postrándose hacia el oriente...Pues también yo procederé con furor:
mis ojos no mirarán con piedad, no tendré compasión. Gritarán a mis oídos
con gran voz, pero no los escucharé” (Ezequiel 8:14-16, 18).
Estimado lector, del pasaje anterior podemos inmediatamente extraer dos
puntos, además de los que ya hemos discutido. En primer lugar, “unas mujeres”
y no solamente una mujer, “estaban allí sentadas llorando a Tamuz”, dios de
Babilonia. ¿Recuerdas las palabras que estaban escritas en la frente de la rame-
ra de Apocalipsis 17?—“MISTERIO: BABILONIA LA GRANDE,LA MADRE
DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA”?. Nó-
tese que la “Madre” tiene sus “Rameras” o sea, hijas rameras. Aparentemente,
hay una cantidad de otras iglesias apóstatas que están siguiendo los caminos o
dogmas de su madre, Roma. ¿Quiénes son estas hijas? En segundo lugar, “las
mayores abominaciones que estas” tienen que ver con la adoración del sol. De
alguna manera, la adoración del sol al estilo babilónico se ha infiltrado en las
iglesias. ¿Tiene ésto algo que ver con las iglesias de los Estados Unidos de Nor-
teamérica? ¿De qué manera adoran ellas el sol? ¿Tendrá algo que ver con el do-
mingo—día venerado en los Estados Unidos y en todas partes del mundo y que
es contrario al día que el Señor señaló como día de culto? Contestaremos todas
estas preguntas en el capítulo siguiente que trata sobre “la marca de la bestia”.

—71—
—Capítulo 17—
La Marca de la Bestia y el Papel de
Estados Unidos en la Profecía Bíblica

E
l capítulo 13 de Apocalipsis comienza con el relato de una bestia que
sube del mar. Lo primero que notamos es que esta es una bestia com-
puesta o mixta. Es “semejante a un leopardo, sus pies eran como de
oso y su boca como boca de león. El dragón le dio su poder, su trono y gran
autoridad” (Apocalipsis 13:2). Según el relato, es una bestia con cuerpo de
leopardo y es, como ya se ha dicho, una representación del papado romano.
Las cuatro bestias que componen esta bestia híbrida y representan a Babilo-
nia, Medo-Persia, Grecia y Roma son las que el profeta Daniel vio en visión
según está registrado en Daniel 7. Conste que la Roma papal heredó algunos
de los rasgos característicos de cada una de estas fieras, evidentes todavía
en las prácticas del presente sistema de religión falsa conocido como la Igle-
sia Católica Romana. De Babilonia, el papado heredó el sacerdocio pagano;
de Medo-Persia, la adoración del sol; de Grecia, las filosofías humanas; del
dragón o la Roma Pagana, su poder, trono, y autoridad [y aun el título de
Pontifex Maximus propio del sumo sacerdote y que los césares habían usur-
pado, como también el latín, idioma común de la Roma Pagana, que hasta
el día de hoy es el idioma oficial de la sede papal]. Por lo tanto, es acertada y
muy apropiada la descripción del sistema papal como una bestia que subía
del mar, o sea, de lugares populosos, (véase Apocalipsis 17:15), y compuesta
de partes prestadas, vale decir, con rasgos característicos de otras bestias o
reinos. (Véase Daniel 7:23.) Puesto que es la primera de las dos bestias que
aparecen en este capítulo, nos referimos al papado como la primera bestia de
Apocalipsis 13.
Pero el profeta dice: “Después vi otra bestia que subía de la tierra. Tenía
dos cuernos semejantes a los de un cordero...” (Apocalipsis 13:11). Tanto la
apariencia de esta bestia como la forma en que sube nos indican que la nación
que ella representa es diferente a las otras que fueron presentadas bajo los sím-
bolos anteriores. Los grandes reinos que han gobernado el mundo les fueron
presentados a Daniel como animales carnívoros de aspecto monstruoso que
subían mientras “los cuatro vientos del cielo combatían en el gran mar” (Da-
niel 7:2). En Apocalipsis 17 un ángel explica que las aguas representan “pue-
blos, muchedumbres, naciones y lenguas” (Apocalipsis 17:15). Los vientos son
un símbolo de lucha o guerra. Los cuatro vientos del cielo que combaten en el
gran mar representan las terribles escenas de conquista y revolución por medio
de las cuales los reinos adquirieron su poder.

—72—
La Marca de la Bestia y el Papel de Estados Unidos en la Profecía Bíblica

“Pero la bestia con cuernos semejantes a los de un cordero ‘subía de la


tierra’. En lugar de derribar a otras potencias para establecerse, la nación así
representada debe subir de un territorio hasta entonces desocupado, y crecer
gradual y pacíficamente. No podía, pues, subir entre las naciones populosas y
belicosas del viejo mundo, ese mar turbulento de ‘pueblos y muchedumbres y
naciones y lenguas’. Hay que buscarla en el continente occidental.
“¿Cuál era en 1798 la nación del nuevo mundo cuyo poder estuviera
entonces desarrollándose, de modo que se anunciara como nación fuerte y
grande, capaz de llamar la atención del mundo? La aplicación del símbolo no
admite duda alguna. Una nación, y sólo una, responde a los datos y rasgos ca-
racterísticos de esta profecía; no hay duda de que se trata aquí de los Estados
Unidos de Norteamérica. Una y otra vez el penslamiento y los términos del
lautor sagrado han sido empleados inconscientemente por los oradores e histo-
riadores al describir el nacimiento y crecimiento de esta nación. El profeta vio
que la bestia ‘subía de la tierra’; y, según los traductores, la palabra dada aquí
por ‘subía’ significa literalmente ‘crecía o brotaba como una planta’. Y, como ya
lo vimos, la nación debe nacer en territorio hasta entonces desocupado. Un
escritor notable, al describir el desarroollo de los Estados Unidos, habla del
‘misterio de su desarroollo de la nada’, y dice: ‘Como silenciosa semilla crecimos
hasta llegar a ser un imperio’—G. A. Townsend, The New Compared with the
Old, p. 462. Un periódico europeo habló en 1850 de los Estados Unidos como
de un imperio maravilloso, que surgía y que ‘en el silencio de la tierra crecía
constantemente en poder y gloria’—Dublin Nation.
“‘Y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero’. Los cuernos semejan-
tes a los de un cordero representan juventud, inocencia y mansedumbre, rasgos
del carácter de los Estados Unidos cuando el profeta vio que esa nación ‘subía’ en
1798. Entre los primeros expatriados cristianos que huyeron a América en busca
de asilo contra la opresión real y la intolerancia sacerdotal, hubo muchos que re-
solvieron establecer un gobierno sobre el amplio fundamento de la libertad civil
y religiosa. Sus conviccciones hallaron cabida en la Declaración de la Indepen-
dencia que hace resaltar la gran verdad de que ‘todos los hombres son creados
iguales’, y poseen derechos inalienables a la ‘vida, a la libertad y a la búsqueda de
la felicidad’. Y la Constitución garantiza al pueblo el derecho de gobernarse a sí
mismo, y establece que los representantes elegidos por el voto popular promul-
guen las leyes y las hagan cumplir. Además, fue otorgada la libertad religiosa, y
a cada cual se le permitió adorar a Dios según los dictados de su conciencia. El
republicanismo y el protstantismo vinieron a ser los principios fundamenta-
les de la nación. Estos principios son el secreto de su poder y de su prosperidad.
Los oprimidos y pisoteados de toda la cristiandad se han dirigido a este país con
afán y esperanza. Millones han fondeado sus playas, y los Estados Unidos han
llegado a ocupar un puesto entre las naciones más poderosas de la tierra.
“Pero la bestia que tenía cuernos como un cordero ‘hablaba como un dra-
gón. Ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace

—73—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

que la tierra y sus habitantes adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue
sanada’ (Apocalipsis 13:11-14).
Los cuernos como de cordero y la voz de dragón del símbolo indican una
extraña contradicción entre lo que profesa ser y lo que practica la nación así
representada. El ‘hablar’ de la nación son los actos de sus autoridades legisla-
tivas y judiciales. Por esos actos la nación desmentirá los principios liberales y
pacíficos que expresó como fundamento de su política. La predicción de que
hablará ‘como dragón’ y que ejercerá ‘toda la autoridad de la primera bestia’
anuncia claramente el desarrollo del espíritu de intolerancia y persecución de
que tantas pruebas dieran las naciones representadas por el dragón y la bestia
semejante a un leopardo. Y la declaración de que la bestia con dos cuernos
‘hace que la tierra y sus habitantes adoren a la primera bestia’ indica que la
autoridad de esta nación será empleada para imponer alguna observancia en
homenaje al papado.
“Semejante actitud sería abiertamente contraria a los principios de este
gobierno, al genio de sus instituciones libres, a los claros y solemnes reconoci-
mientos contenidos en la Declaración de la Independencia y contrarios final-
mente a la Constitución. Los fundadores de la nación procuraron con acierto
que la iglesia no pudiera hacer uso del poder civil, con los consabidos e inve-
vitables resultados: la intolerancia y la persecución. La Constitución garantiza
que ‘el Congreso no hará ley alguna por la que adopte una religión como ofi-
cial del Estado o se prohíba practicarla libremente’ y que ‘nunca exigirá una
declaración religiosa como condición para ocupar ningún empleo o mandato
público de los Estados Unidos’. Sólo en flagrante violación de estas garantías
de la libertad de la nación es cómo se puede imponer por la autoridad civil la
observancia de cualquier deber religioso. Pero la inconsecuencia de tal pro-
cedimiento no es mayor que lo representado por el símbolo. Es la bestia con
cuernos semejantes a los de un cordero—que profesa ser pura, mansa, inofen-
siva—y que habla como un dragón.
“‘Diciendo a los habitantes de la tierra que le hagan una imagen a la bes-
tia...’ Aquí tenemos presentada a las claras una forma de gobierno en el cual el
poder legislativo descansa en el pueblo, y ello prueba que los Estados Unidos
de Norteamérica constituyen la nación señalada por la profecía.
“¿Pero qué es la ‘imagen de la bestia’? ¿Y cómo se la formará? La imagen
es hecha por la bestia de dos cuernos y es una imagen de la primera bestia.
Así que para saber a qué se asemeja la imagen y cómo será formada, debemos
estudiar los rasgos característicos de la misma bestia: el papado.
“Cuando la iglesia primitiva se corrompió al apartarse de la sencillez del
Evangelio y al aceptar cosltumbres y ritos paganos, perdió el Espíritu y el poder
de Dios; y para dominar las conciencias buscó el apoyo del poder civil. El re-
sultado fue el papado, es decir, una iglesia que dominaba el poder del estado y
se servía de él para promover sus propios fines y especialmente para extirpar la
‘herejía’. Para que los Estados Unidos formen una imagen de la bestia, el poder

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La Marca de la Bestia y el Papel de Estados Unidos en la Profecía Bíblica

religioso debe dominar de tal manera al gobierno civil que la autoridad del
estado sea empleada también por la iglesia para cumplir sus fines.
“Siempre que la iglesia alcanzó el poder civil, lo empleó para castigar a los
que no admitían todas sus doctrinas. Las iglesias protestantes que siguieron las
huellas de Roma al aliarse con los poderes mundanos, manifestaron el mismo
deseo de restringir la libertad de conciencia. Ejemplo de esto lo tenemos en
la larga persecución de los disidentes por la iglesia de Inglaterra. Durante los
siglos XVI y XVII miles de ministros no conformistas fueron obligados a aban-
donar sus iglesias, y a muchos pastores y feligreses se les impusieron multas,
encarcelamientos, torturas y el martirio.
“Fue la apostasía lo que indujo a la iglesia primitiva a buscar la ayuda del
gobierno civil, y esto preparó el camino para el desarrollo del papado, simbo-
lizado por la bestia. San Pablo lo predijo al anunciar que vendría ‘la apostasía’,
y se manifestaría ‘el hombre de pecado’ (2 Tesalonicenses 2:3). De modo que la
apostasía en la iglesia preparará el camino para la imagen de la bestia.
“La Biblia declara que antes de la venida del Señor habrá un estado de
decadencia religiosa análoga a la de los primeros siglos. ‘En los últimos días
vendrán tiempos peligrosos. Habrá hombres amadores de sí mismos, avaros,
vanidosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos,
sin afecto natural, implacables, calumniadores, sin templanza, crueles, enemi-
gos de lo bueno, traidores, impetuosos, engreídos, amadores de los deleites más
que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella’
(2 Timoteo 3:1-5). ‘Pero el Espíritu dice claramente que, en los últimos tiem-
pos, algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a
doctrinas de demonios...’ (1 Timoteo 4:1). La obra de Satanás irá acompañada
‘de hechos poderosos, señales y falsos milagros, y con todo engaño de iniqui-
dad...’ Y todos los que ‘no recibieron el amor de la verdad para ser salvos’ serán
dejados para que acepten el ‘poder engañoso para que crean en la mentira’ (2
Tesalonicenses 2:9-11). Cuando se haya llegado a este estado de impiedad, se
verán los mismos resultados que en los primeros siglos.
“Muchos consideran la gran diversidad de creencias en las iglesias pro-
testantes como prueba terminante de que nunca se procurará asegurar una
uniformidad forzada. Pero desde hace años se viene notando entre las iglesias
protestantes un poderoso y creciente sentimiento en favor de una unión ba-
sada en puntos comunes de doctrina. Para asegurar tal unión, debe necesa-
riamente evitarse toda discusión de asuntos en los cuales no todos están de
acuerdo, por importantes que sean desde el punto de vista bíblico.
“Carlos Beecher, en su sermón predicado en 1846, declaró que el pastora-
do de ‘las denominaciones evangélicas protestantes no está formado sólo bajo
la terrible presión del mero temor humano, sino que vive, y se mueve y res-
pira en una atmósfera radicalmente corrompida y que apela a cada instante
al elemento más bajo de su naturaleza para tapar la verdad y doblar la rodilla
ante el poder de la apostasía. ¿No pasó así con la iglesia romana? ¿No estamos

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La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

reviviendo su vida? ¿Y qué es lo que vemos por delante? ¡Otro concilio general!
¡Una convención mundial! ¡Alianza evangélica y credo universal!’ (Sermón,
‘The Bible a Sufficient Creed’, pronunciado en Fort Wayne, Indiana, el 22 de
febrero de 1846). Cuando se haya logrado esto, en el esfuerzo para segurar
completa uniformidad, sólo faltará un paso para apelar a la fuerza.
“Cuando las iglesias principales de los Estados Unidos, uniéndose en pun-
tos comunes de doctrina, influyan sobre el estado para que imponga los decre-
tos y las instituciones de allas, entonces la América protestante habrá formado
una imagen de la jerarquía romana, y la inflicción de penas civiles contra los
disidentes vendrá por sí sola.
“La bestia de dos cuernos hace [ordena] ‘que a todos, pequeños y grandes,
ricos pobres, libres y esclavos, se les pusiera una marca en la mano derecha o en
la frente, y que ninguno pudiera comprar ni vender, sino el que tuviera la mar-
ca o el nombre de la bestia o el número de su nombre’ (Apocalipsis 13:16,17).
La amonestación del tercer ángel es: ‘¡Si alguno adora a la bestia y a su imagen
y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la
ira de Dios!’ ‘La bestia’ mencionada en este mensaje es la primera bestia, o sea,
la bestia semejante a un leopardo, de Apocalipsis 13, el papado. La ‘imagen de
la bestia’ representa la forma de protestantismo apóstata que se desarrollará
cuando las iglesias protestantes busquen la ayuda del poder civil para la impo-
sición de sus dogmas. Queda aún por definir lo que es ‘la marca de la bestia’.
“Después de amonestar contra la adoración de la bestia y de su imagen,
la profecía dice: ‘Aquí está la perseverancia de los santos, los que guardan los
mandamientos de Dios y la fe de Jesús’ . En vista de que los que guardan los
mandamientos de Dios están puestos así en contraste con los que adoran la
bestia y su imagen y reciben su marca, se deduce que la observancia de la ley
de Dios, por una parte, y su violación, por la otra, establecen la distinción entre
los que adoran a Dios y los que adoran a la bestia.
“El rasgo más característico de la bestia, y por consiguiente de su imagen,
es la violación de los mandamientos de Dios. Daniel dice del cuerno pequeño,
o sea del papado: ‘Pensará en cambiar los tiempos y la la ley’ (Daniel 7:25). Y
San Pablo llama al mismo poder el ‘hombre de pecado’, que había de ensalzarse
sobre Dios. Una profecía es complemento de la otra. Sólo adulterando la ley
de Dios podía el papado elevarse sobre Dios; y quienquiera que guardase a
sabiendas la ley así adulterada daría honor supremo al poder que introdujo el
cambio. Tal acto de obediencia a las leyes papales sería señal de sumisión al
papa en lugar de sumisión a Dios.
“El papado intentó alterar la ley de de Dios. El segundo mandamiento, que
prohibe el culto de las imágenes, ha sido borrado de la ley, y el cuarto man-
damiento ha sido adulterado de manera que autorice la observancia del primer
día en lugar del séptimo como día de reposo. Pero los papistas aducen para
justificar la supresión del segundo mandamiento, que éste es inútil puesto que
está incluido en el primero, y que ellos dan la ley tal cual Dios tenía propuesto

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La Marca de la Bestia y el Papel de Estados Unidos en la Profecía Bíblica

que fuese entendida. Este no puede ser el cambio predicho por el profeta. Se
trata de un cambio intencional y deliberado. ‘Pensará en cambiar los tiempos y
la ley’. El cambio introducido en el cuarto mandamiento cumple exactamente
la profecía. La única autoridad que se invoca para dicho cambio es la de la igle-
sia. Aquí el poder papal se ensalza abiertamente sobre Dios. [Recordemos que,
de acuerdo al ‘Papa II’, los papas tienen el derecho de modificar las leyes divinas,
autoridad que les es dada por Dios y no por los hombres. ¡Pura blasfemia!]
“Mientras los que adoran a Dios se distinguirán especialmente por su res-
peto al cuarto mandamiento—ya que éste es el signo de su poder creador y
el testimonio de su derecho al respeto y homenaje de los hombres,—los ado-
radores de la bestia se distinguirán por sus esfuerzos para derribar el mo-
mumento recordativo del Creador y ensalzar lo instituido por Roma. Las
primeras pretensiones arrogantes del papado fueron hechas en favor del do-
mingo...; y la primera vez que recurrió al poder del estado fue para imponer la
observancia del domingo como ‘día del Señor’. Pero la Biblia señala el séptimo
día, y no el primero, como el día del Señor. Cristo dijo: ‘El Hijo del hombre es
Señor aun del sábado’. El cuarto mandamiento declara que ‘El séptimo día [sá-
bado] es de reposo para Jehová tu Dios’. Y por boca del profeta Isaías el Señor
lo llama ‘Mi día santo’ (Marcos 2:28; Éxodo 20:10; Isaías 58:13).
“El aserto, tantas veces repetido, de que Cristo cambió el día de reposo,
está refutado por sus propias palabras. En su sermón sobre el monte, dijo: ‘No
penséis que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolir, sino a
cumplir, porque de cierto os digo que antes que pasen el cielo y la tierra, ni una
jota ni una tilde pasará de la Ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera
que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños y así
enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; pero
cualquiera que los cumpla y los enseñe, este será llamado grande en el reino de
los cielos’ (Mateo 5:17-19).
“...Los católicos romanos reconocen que el cambio del día de descanso
fue hecho por la iglesia, y declaran que al observar el domingo los protes-
tantes reconocen la autoridad de ella. En el Catecismo Católico de la Religión
Cristiana, al contestar una pregunta relaltiva al día que se debe guardar en obe-
diencia al cuarto mandamiento, se hace la declaración: ‘Bajo la ley antigua, el
sábado era el día santificado; pero la iglesia, instruida por Jesucristo y dirigida
por el Espíritu de Dios, substituyó el sábado por el domingo; de manera que
ahora santificamos el primer día y no el séptimo. Domingo significa día del
Señor, y es lo que ha venido a ser’.
“Como signo de autoridad de la iglesia católica, los escritores católicos
citan ‘el acto mismo de cambiar el sábado al domingo, cambio en que los pro-
testantes consienten...porque al guardar estrictamente el domingo, ellos reco-
nocen el poder de la iglesia para ordenar fiestas y para imponerlas so pena de
incurrir en pecado’.—H. Tuberville, An Abridgement of the Christian Doctrine,
p. 58. ¿Qué es, pues, el cambio del día de descanso, sino el signo o marca

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La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

de la autoridad de la iglesia romana, ‘la marca de la bestia’? [En una carta


dirigida al Cardenal Gibbons con fecha de 11 de noviembre de 1895, un canciller
respondió de la siguiente manera al preguntarse si el cambio del sábado a domin-
go había sido efectuado por la Iglesia Católica: ‘¡Por supuesto que sí! Y dicho acto
es una marca de su poder y autoridad en lo que se refiere a cuestiones religiosas’
“La iglesia romana no ha renunciado a sus pretensiones a la supremacía; y
cuando el mundo y las iglesias protestantes aceptan un día de descanso creado
por ella, mientras rechazan el día de descanso de la Biblia, acatan en la prác-
tica las tales pretensiones. Pueden apelar a la autoridad de la tradición y de
los padres para apoyar el cambio; pero al hacerlo pasan por alto el principio
mismo que los separa de Roma, es a saber, que ‘la Biblia, y la Biblia sola es la
religión de los protestantes’. Los papistas pueden ver que los protestantes se es-
tán engañando a sí mismos, al cerrar voluntariamente los ojos ante los hechos
del caso. A medida que gana terreno el movimiento en pro de la observancia
obligatoria del domingo [por medio de una Ley Dominical Nacional impuesta
primeramente en Estados Unidos], ellos se alegran en la seguridad de que ha
de concluir por poner a todo el mundo protestante bajo el estandarte de Roma.
“Los romanistas declaran que ‘la observancia del domingo por los protes-
tantes es un homenaje que rinden, mal de su grado, a la autoridad de la iglesia
[católica]’—Mons. de Segur, Plain Talk About the Protestantism of Today, p.
213. La imposición de la observancia del domingo por parte de las iglesias
protestantes es una imposición de que se adore al papado, o sea la bestia. Los
que, comprendiendo las exigencias del cuarto mandamiento, prefieren obser-
var el falso día de reposo en lugar del verdadero, rinden así homenaje a aquel
poder, el único que ordenó su observancia. Pero por el mismo hecho de impo-
ner un deber religioso con ayuda del poder secular, las mismas iglesias estarían
elevando una imagen a la bestia; de aquí que la imposición de la observancia
del domingo en los Estados Unidos equivaldría a imponer la adoración de
la bestia y de su imagen.
“Pero los cristianos de las generaciones pasadas observaron el domingo
creyendo guardar así el día de descanso bíblico; y ahora hay verdadros cristia-
nos en todas las iglesias, sin exceptuar la católica romana, que creen honrada-
mente que el domingo es el día de reposo divinamente instituido. Dios acepta
su sinceridad de propósito y su integridad. Pero cuando la observancia del
domingo sea impuesta por la ley, y que el mundo sea ilustrado respecto a
la obligación del verdadero día de descanso, entonces el que transgrediere el
mandamiento de Dios para obedecer un precepto que no tiend mayor autori-
dad que la de Roma, honrará con ello al papado por encima de Dios: rendirá
homenaje a Roma y al poder que impone la institución establecida por Roma:
adorarará la bestia y su imagen. Cuando los hombres rechacen entonces la
institución que Dios declaró ser el signo de su autoridad, y honren sn su lugar
lo que Roma escogió como signo de su supremacía, ellos aceptarán de hecho el
signo de la sumisión a Roma, ‘la marca de la bestia’. Y sólo cuando la cuestión

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La Marca de la Bestia y el Papel de Estados Unidos en la Profecía Bíblica

haya sido expuesta así a las claras ante los hombres, y ellos hayan sido llamados
a escoger entre los mandamientos de Dios y los mandamientos de los hom-
bres, será cuando los que perseveren en la transgresión recibirán ‘la marca de
la bestia’.
“La más terrible amenaza que haya sido jamás dirigida a los mortales se
encuentra contenida en el mensaje del tercer ángel. Debe ser un pecado ho-
rrendo el que atrae la ira de Dios sin mezcla de misericordia. Los hombres
no deben ser dejados en la ignorancia tocante a esta importante cuestión; la
amonestación contra este pecado debe ser dada al mundo antes que los juicios
de Dios caigan sobre él, para que todos sepan por qué deben consumarse, y
para que tengan oportunidad para librarse de ellos. La profecía declara que el
primer ángel hará su proclamación ‘a toda nación, tribu, lengua y pueblo’. El
aviso del tercer ángel, que forma parte de ese triple mensaje, no tendrá menos
alcance. La profecía dice de él que será proclamado en alta voz por un ángel que
vuela por medio del cielo; y llamará la atención del mundo.
“Al final de la lucha, toda la cristiandad quedará dividida en dos gran-
des categorías: la de los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de
Jesús, y la de los que adoran la bestia y su imagen y reciben su marca. Si
bien la iglesia y el estado se unirán para obligar ‘a todos, pequeños y grandes,
ricos y pobres, libres y esclavos’ a que tengan ‘la marca de la bestia’ (Apocalip-
sis 13:16), el pueblo de Dios no la tendrá. El profeta de Patmos vio a ‘los que
habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, sobre su marca y el
número de su nombre, de pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios. Y
cantaban el cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero...’ (Apo-
calipsis 15:2,3)” (El Conflicto de los Siglos, pp. 493-503).
Estén alerta, amigos míos. Las profecías que acaban ustedes de leer se van
a cumplir dentro de poco. La bestia está haciendo sus movidas estratégicas.
El 7 de julio de 1998 el Vaticano publicó la Carta Apostólica del Papa Juan II
titulada Dies Domine-Cómo Santificar el Día del Señor, un documento de 104
páginas de largo. Esta carta constituye un ataque directo contra el Cuarto Man-
damiento de la Ley de Dios que ordena la observancia del sábado o séptima día
de la semana y contra el mismo Creador que lo instituyó. El Punto 67 de Dies
Domini dice lo siguiente: “Los cristianos naturalmente se esforzarán para que
las leyes civiles respeten su derecho de guardar el domingo como día santo…
Es preciso que el domingo sea santificado.” El mismo día el diario The Denver
Post publicó esta cita del Vaticano: “Los que lo violen deben ser castigados
como herejes”.
La agenda de Roma, tan notoria en la epístola Dies Domini, se echa de ver
también en el subtítulo de la Exhortación Apostólica dada por Juan II a los lí-
deres y laicos católicos romanos en la Asamblea Sinódica efectuada en Ciudad
de México el 22 de enero de 1999, a saber: El Camino Hacia la Conversión,
Comunión y Solidaridad en América. La Iglesia Católica insiste en la soli-
daridad la cual se tiene que lograr en América en el tercer milenio cristiano

—79—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

(Exhortación Apostólica, Ecclesía en América, Artículo 3). La agenda de Roma


es, pues, un nuevo estilo agresivo de evangelismo en suelo americano llevado
a cabo en nombre de la unidad. ¿Desempeñará la falsa Virgen María un papel
esencial en este nuevo evangelismo? ¡Por supuesto que sí! A medida que pasa el
tiempo, los pastores y fieles por igual se dan más cuenta del papel que María ha
de desempeñar en la evangelización de América. La Virgen de Guadalupe es
venerada como la “Reina de toda América…y la Estrella de la primera y de
la nueva evangelización. Yo [JUAN PABLO II] acepté con gozo la propuesta
de los padres del Sínodo que la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, Madre
y Evangelizadora de América, se celebre a través de todo el continente el 12 de
diciembre. Es mi sincero deseo que ella, cuya intercesión fue responsable por
el fortalecimiento de la fe de los primeros discípulos (cf. Juan 2:11), mediante
su maternal intercesión dirija ahora iglesia en América, favoreciéndola con
el derramamiento del Espíritu Santo así como lo hizo una vez para la iglesia
temprana (cf. Hechos 1:14), para que la nueva evangelización rinda un rico flo-
recimiento de vida cristiana” (Id., Art. 11). ¡Con estas palabras el papa dedicó
América a María!
Juan Pablo II dejó lo mejor para la última parte de su Exhortación, Artí-
culo 73, la cual se titula El Desafío de las Sectas: “Las actividades proselitistas
de las sectas y las nuevas agrupaciones religiosas de América son un grave
estorbo para la obra de evangelización”. ¡No hay duda alguna que ya estamos
en los últimos días!

—80—
—Capítulo 18—
La Nueva Eva de la Nueva
Era Venidera

A
migos míos, los eventos finales serán rápidos “porque el Señor ejecu-
tará su sentencia sobre la tierra con justicia y prontitud” (Romanos
9:28). Por lo tanto, Satanás, sabiendo que le queda poco tiempo, obra
diligentemente para engañar al mundo por medio de sus sofismas engañosos,
y el Movimiento Sacerdotal Mariano es uno de sus instrumentos más efectivos.
Esta entidad continúa su ataque contra las verdades de la Palabra de Dios ale-
gando que María es la “Segunda o Nueva Eva” porque, como nuestra presunta
“Corredentora, Mediadora y Abogada” ella desempeña un papel de mayor im-
portancia en lo que se refiere a nuestra salvación. De hecho, la Virgen apareció
en la portada de la revista Newsweek del 25 de agosto de 1997. En su artículo
de primera plana titulado “Hail Mary“ [Ave María] se comentó que “hay un
creciente movimiento dentro de la Iglesia Católica en favor de que el papa pro-
clame un nuevo y controvertido dogma: que María es la Correndetora. ¿Lo
hará antes del fin de este milenio?” Añadió Newsweek: “En el espacio de los
últimos cuatro años, el papa ha recibido 4.340.429 firmas procedentes de 157
países—un promedio de 100.000 por mes—en favor de la propuesta doctrina”.
¿Acaso dice la Biblia en Juan 3:16 que “De tal manera amó Dios al mundo
que dio a la Virgen María , para que todo aquel que cree en ella no se pierda,
sino que tenga vida eterna?¡Por supuesto que no! Fue Cristo quien llevó los pe-
cados del mundo. A él se le llama el segundo Adán porque asumió la naturaleza
humana y transitó por el suelo en que cayera el primer Adán. “Ciertamente no
socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham...en
todo semejante a sus hermanos...para expiar los pecados del pueblo” (Hebreos
2:16,17). Aún así, los autores de El Trueno de la Justicia osadamente porfían
que en vista de que Cristo fue concebido en el vientre de María por interven-
ción del Espíritu Santo [véase Mateo 1:18,20], entonces María es la esposa del
Espíritu Santo y juntos ellos extienden el llamado, “El Espíritu y la Esposa
dicen: ‘¡Ven!’. El que oye, diga: ‘¡Ven!’ . Y el que tiene sed, venga. El que quiera,
tome gratuitamente del agua de la vida” (Apocalipsis 22:17). ¡Pero ese no es
el sentido de este versículo! La “esposa” en este versículo se refiere a la ciudad
santa, la Nueva Jerusalén. La Biblia dice claramente: “Y yo, Juan, vi la santa
cuidad, la nueva Jerusalén, descender del lcielo, de parte de Dios, ataviada
como una esposa hermoseada para su esposo”. “Entonces vino a mí uno de
los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras
y habló conmigo, diciendo: ‘Ven acá, te mostraré la desposada, la esposa del

—81—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

Cordero’. Me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto y me mostró la gran


ciudad, la santa Jerusalén, que descendía del cielo de parte de Dios” (Apoca-
lipsis 21:2,9,10). Seguramente no es la Virgen María, sino la voz apacible y de-
licada del Espíritu Santo y la tierna súplica de la Santa Ciudad o esposa las que
instan a todo pecador a regresar al Hogar—a la “casa” de “muchas moradas”,
preparada para aquellos que escojan añadirse al número de los redimidos de
Dios. Todos nosotros deberíamos buscar una patria mejor, “esto es, celestial;
por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos, porque les ha pre-
parado una ciudad [la Nueva Jerusalén]” (Hebreos 11:16).
Este mundo no es mi hogar, y espero que tampoco sea el tuyo. Mi hogar es
la Nueva Jerusalén que descenderá del cielo a la tierra después de mil años de
haber sido la prisión desolada de Satanás, y que quedará establecida por toda
la eternidad como capital de un mundo nuevo (Apocalipsis 21:1,2). Entonces,
¿estaba equivocado Juan el Revelador cuando escribió las palabras citadas an-
teriormente—palabras que ni siquiera una vez identifican a la Virgen María
como la “esposa” mencionada en el libro de Apocalipsis? ¿Acaso le dio Dios
una visión falsa concerniente a los últimos días? ¿O será que las apariciones,
las estatuas que sangran, y las palabras de la presunta María son en realidad
una mentira? ¡Las palabras de la falsa Virgen María vuelven a contradecir
las Sagradas Escrituras!
El último punto, pero no el menos importante, es que la falsa María se
identifica a sí misma como la “Reina de la Era Venidera”. ¿En qué parte de la
Biblia se nos dice que una “Reina” ha de gobernar la Tierra Nueva? Al con-
trario, la Biblia nos dice que el “REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES”
(Apocalipsis 19:16) reinará en la Tierra Nueva y que “un río limpio, de agua
de vida, resplandeciente como cristal” fluirá “del trono de Dios y del Cordero”
(Apoc. 22:1).
¡Falta tan poco tiempo! El sábado 21 de diciembre de 1996 apareció el si-
guiente reportaje en el periódico The Denver Post: “Aumentan las apariciones
de la Virgen María a medida que nos acercamos al nuevo milenio. Millares
acuden en tropel para ver la aparición en la torre de un edificio de oficinas”. El
artículo decía que unas 250.000 personas han visitado el edificio de Seminole
Finance Corporation en Clearwater, Florida (EE.UU.) para ver el reflejo en los
cristales de las ventanas que se asemeja a la Virgen María. “En esta época de
pecado y confusión, en estos días próximos al comienzo de un nuevo milenio,
los creyentes dicen que la Madre de Dios está visitando la Tierra con mayor
frecuencia”, reportó el diario Post. “Ver es creer”, se decía. ¿De veras que sí?
¿Podemos confiar en nuestros sentidos hoy día? ¿Debiéramos confiar en ellos?
¿Qué dice la Biblia?— “¡A la ley y al testimonio! Si no dicen conforme a esto, es
porque no les ha amanecido” (Isaías 8:20).

—82—
—Capítulo 19—
El Acto Capital del Drama del Engaño:
Satanás se hace pasar por Cristo

M
is estimados amigos, yo creo que muy pronto la falsa Virgen María,
que es obra de demonios, va a aparecer en el mundo en forma corpo-
ral y por medio de esta obra maestra de Satanás millones de personas
inocentes van a ser engañadas. Y posiblemente esta falsa María (un demonio
disfrazado) presente a su Hijo, un falso Jesús, al mundo. Y ese Jesús no será otro
que el mismo Satanás. Si sucede así, ¡entonces este será el acto capital de los
engaños del diablo! Pero es posible que antes de que esto ocurra veamos demo-
nios haciéndose pasar por los apóstoles, como por ejemplo Pedro y Pablo, que
hablarán contradiciendo lo que una vez escribieron por inspiración del Espíritu
Santo cuando estuvieron en la tierrra. He aquí una muestra de este tipo de pro-
fecía: “Después de los tres días de obscuridad, San Pedro y San Pablo, bajarán
del Cielo, predicarán en el mundo entero y eligirán un nuevo Papa. Una gran luz
brillará de sus cuerpos y se posará sobre el cardenal que será nombrado Papa. El
cristianismo se difundirá por todo el mundo. Él será el Santo Pontífice escogido
por Dios para soportar la tormenta. Al final, tendrá el don de hacer milagros y su
nombre será alabado por toda la tierra. Naciones enteras volverán a la Iglesia y la
faz de la tierra será renovada. Rusia, Inglaterra y China volverán a la Iglesia” (El
Trueno de la Justicia, pp. 363, 364). Es peligroso concluir que “ver es creer”. Sata-
nás se vale de este concepto falaz para engañar a todos los habitantes del mundo.
No sé si Satanás con sus artificios infernales hará transcurrir la escena
relatada en el párrafo anterior exactamente como ha sido descrita, pero sí estoy
bien seguro de que las Escrituras nos advierten que “estos son falsos apóstoles
de Cristo,obreros fraudulentos, que se disfrazan de apóstoles de Cristo. Y
esto no es sorprendente, porque el mismo Satanás se disfraza de ángel de
luz. Así que, no es extraño que también sus ministros se disfrazan de ministros
de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Corintios 11:13-15).
“Pronto aparecerán en el cielo signos pavorosos de carácter sobrena-
tural, en prueba del poder milagroso de los demonios. Los espíritus de los
demonios irán en busca de los reyes de la tierra y por todo el mundo para
aprisionar a los hombres con engaños e inducirlos a que se unan a Satanás en
su última lucha contra el gobierno de Dios. Mediante estos agentes, tanto los
príncipes como los súbditos serán engañados. Surgirán entes que se darán por
el mismo Cristo y reclamarán los títulos y el culto que pertenecen al Redentor
del mundo. Harán curaciones milagrosas y asegurarán haber recibido del cielo
revelaciones contrarias al testimonio de las Sagradas Escrituras.

—83—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

“El acto capital que coronará el gran dama del engaño será que el mismo
Satanás se dará por el Cristo. Hace mucho que la iglesia profesa esperar el
advenimiento del Salvador como consumación de sus esperanzas. Pues bien, el
gran engañador simulará que Cristo ha venido. En varias partes de la tierra, Sa-
tanás se manifestará a los hombres como ser majestuoso, de un brillo deslum-
brador, parecido a la descripción que del Hijo de Dios da San Juan el el Apoca-
lipsis. (Apocalipsis 1:13-15.) La gloria que le rodee superará cuanto hayan visto
los ojos de los mortales. El grito de triunfo repercutirá por los aires: ‘¡Cristo ha
venido! ¡Cristo ha venido!’ El pueblo se postrará en adoración ante él, mientras
levanta sus manos y pronuncia una bendición sobre ellos como Cristo bende-
cía a sus discípulos cuando estaba en la tierra. Su voz es suave y acompasada
aunque llena de melodía. En tono amable y compasivo enuncia algunas de las
verdades celestiales y llenas de gracia que pronunciaba el Salvador; cura las do-
lencias del pueblo, y luego, en su fementido carácter de Cristo, asegura haber
mudado el día de reposo del sábado a domingo y manda a todos que santifi-
quen el día bendecido por él. Declara que aquellos que persisten en santificar
el séptimo día blasfeman su nombre porque se niegan a oír a sus ángeles, que
les fueron enviados con la luz de la verdad. Es el engaño más poderoso y resulta
casi irresistible. Como los samaritanos fueron engañados por Simón el Mago,
así también las multitudes, desde los más pequeños hasta los mayores, creen en
ese sortilegio y dicen: ‘Este es el gran poder de Dios’. (Hechos 8:10)
“Pero el pueblo de Dios no se extraviará. Las enseñanzas del falso Cristo
no están de acuerdo con las Sagradas Escrituras. Su bendición va dirigida a los
que adoran la bestia y su imagen, precisamente aquellos sobre quienes dice la
Biblia que la ira de Dios será derramada sin mezcla.
“Además, no se le permitirá a Satanás contrahacer la manera en que ven-
drá Jesús. El Salvador previno a su pueblo contra este engaño y predijo clara-
mente cómo será su segundo advenimiento. ‘Porque se levantarán falsos cristos
y falsos profetas, y harán grades señales y prodigios, de tal manera que enga-
ñarán, si es posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho antes. Así que, si os
dicen: ‘Mirad está en el desierto’, no salgáis; o ‘Mirad, está en los aposentos’, no
lo creáis, porque igual que el relámpago sale del oriente y se muestra hasta el
occidente, así será también la venida del Hijo del hombre”. (S. Mateo 24:24-27,
31; 25:31; Apocalipsis 1:7; 1 Tesalonicenses 4:16,17.) No se puede remedar se-
mejante aparición. Todos la conocerán y el mundo entero la presenciará.
“Sólo los que hayan estudiado diligentemente las Escrituras y hayan reci-
bido el amor de la verdad en sus corazones, serán protegidos de los poderosos
engaños que cautivarán al mundo. Merced al testimonio bíblico descubrirán
al engañador bajo su disfraz. El tiempo de prueba llegará para todos. Por me-
dio de la criba de la tentación se reconocerá a los verdaderos cristianos. ¿Se
sienten los hijos de Dios actualmente bastante firmes en la Palabra divina para
no ceder al testimonio de sus sentidos? ¿Se atendrán ellos en semejante crisis a
la Biblia y a la Biblia sola?” (El Conflicto de los Siglos, pp. 681-683).

—84—
El Acto Capital del Drama del Engaño: Satanás se hace pasar por Cristo

¡Oh, amigos, no se trata de que estas cosas pudieran suceder sino más bien
de cúando van a suceder! Los mismos autores del libro El Trueno de la Justicia
profesan creer que así como María dio a luz a Jesús y lo trajo al mundo por
primera vez, ella misma será la que anunciará su Segunda Venida al mundo.
Esto es algo que ellos dan por sentado: “Así como Juan Bautista preparó el ca-
mino para la primera venida de Jesús, María prepara el camino para Su Segun-
da Venida. María proclama la próxima llegada de un mundo una era nuevos,
y el triunfo de Su Corazón Inmaculado y el Segundo Pentecostés (el derra-
mamiento del Espíritu Santo) darán lugar al Reinado del Sagrado Corazón de
Jesús. El 23 de octubre de 1990, Nuestra Madre Santísima habló, a través del
Padre Gobbi, acerca del glorioso reinado de Jesús y de su Segunda Venida: ‘El
reino glorioso de Cristo, que será instaurado entre ustedes con la segunda ve-
nida de Cristo al mundo, está cerca. Este es su retorno en gloria. Es su retorno
glorioso, para instaurar entre ustedes su reino y devolver a toda la humanidad,
redimida por su Preciocísima Sangre, al estado de Su nuevo Paraíso terrenal.
Lo que se está preparando es algo tan grande como jamás ha existido desde
la creación del mundo’” (El Trueno de la Justicia, pp. 12, 13).
La conclusión de los autores de El Trueno es que, en base de sus expectati-
vas y pronósticos, no sólo se verán mayores apariciones de María en un futuro
no muy lejano (tal vez en forma completamente corporal para que millones
de personas la puedan ver), sino que se verán también cantidad de otros fenó-
menos, como, por ejemplo, la manifestación permanente en el cielo de la cruz
roja pagana a la vista de todos (en forma de la “T” de Tamuz). Además, “ella
ha prometido dejar una señal visible para toda la humanidad en Medjugorje,
lugar de sus apariciones” (Art. “The New Fatima”, Newsweek, 25 de agosto de
1997, p. 52; El Trueno de la Justicia, p. 214). Otros dicen que hacia el año 2000
María dejará una señal prominente que será vista por el mundo entero. No
nos queda otro remedio que esperar para ver si es cierto. Y la falsa “Madre
de Dios”, junto con todos los esfuerzos ecuménicos del papa, ¿inclinarán la
balanza de la opinión pública en favor de la unión de todas las iglesias del
mundo y el retorno de sus “hijas” rameras al seno de su madre? Amigos, no
sólo es todo esto posible sino que María, que según la doctrina católica nunca
vio currupción y fue elevada al cielo, puede ser la que unifique a todas las igle-
sias para perseguir fines comunes bajo el impulso del espiritismo en su aspecto
moderno— ¡el movimiento de la Nueva Era! Así se formará una triple unión
de catolicismo, protestantismo apóstata y espiritismo sobre la base de doc-
trinas comunes: la santidad del domingo [o culto del dios-sol de Babilonia
conocido por los partidarios de la Nueva Era como “padre”] y la doctrina
de la inmortalidad del alma [que ellos conocen sencillamente como “reen-
carnación”]. Dios ha predicho que esta triple unión ha de llevarse a cabo, y
se lo reveló a Juan en el siguiente lenguaje simbólico: “Vi salir de la boca del
dragón [el sortilegio o espiritismo pagano], de la boca de la bestia [la Iglesia
Católica Romana], y de la boca del falso profeta [el protestantismo apóstata],

—85—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

tres espíritus inmundos semejantes a ranas. Son espíritus de demonios, que


hacen señales y van a los reyes de la tierra en todo el mundo para reunirlos para
la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso. Yo vengo como ladrón.
Bienaventurado el que vela y guarda sus vestiduras, no sea que ande desnudo
y vean su vergüenza” (Apocalipsis 16:13-15). ¡La doctrina de la inmortalidad
del alma, no importa en qué forma se manifieste, es la razón principal detrás
de la adoración de imágenes y de la Virgen María y prepara el camino para la
adoración de demonios! Si tú crees que los muertos pueden comunicarse en es-
píritu con los vivos, eres una víctima fácil esperando que te sobrecoja el fraude
cautivante de la Nueva Eva —la Reina de la Nueva Era Venidera.
¿Y acaso no es posible que sea la Virgen María la que logre convencer a los
mahometanos que se unan con las demás religiones a base de puntos comunes
de doctrina? Un dato curioso es que la ciudad famosa de Fátima, Portugal,
donde se dice que la Virgen María se ha aparecido tantas veces, lleva el nombre
de Fátima, la hija de Mahoma. Además, uno de los libros del Corán se titula
Mariam o Marium (la Virgen María). Los musulmanes en todo el mundo le tie-
nen mucho respeto a María y la conocen como “la mujer piadosa de la Palabra”
quien, según me han dicho unos musulmanes, ¡ya está en el cielo!

—86—
—Capítulo 20—
Epílogo:
El Mensaje de los Tres Ángeles

A
ntes de dar por terminado este libro, quiero decirles a mis lectores que
yo amo a los católicos. De hecho, casi todos mis parientes con católi-
cos romanos. Por lo tanto, que no se interprete mi mensaje como un
ataque contra las personas que son católicas. Mi propósito es desenmascar el
sistema católico romano y darlo a conocer por lo que realmente es: el Anti-
cristo. Muchos de los que pertenecen a esta denominación religiosa son cris-
tianos verdaderos. No es mi intención, en ninguna manera, ponerme a juzgar
el corazón de estos individuos. Más bien he querido demostrar la falsedad del
sistema del cual son miembros devotos. Creo que esto es muy necesario, par-
ticularmente en estos días en que dicho sistema está procurando imponer sus
ideas y prácticas babilónicas o paganas en el mundo entero, bajo el disfraz de
un Nuevo Orden Mundial. En días como los nuestros, se aplica perfectamente
la siguiente declaración bíblica: “Porque sus pecados han llegado hasta el cielo”
(Apocalipsis 18:5).
Muchas veces mis propios padres me han preguntado: “¿Por qué andas
criticando la afiliación religiosa y las creencias de los demás?” Créanme, mis
amigos, no me complazco en exponer los pecados de Babilonia, pero lo hago
por mandato de Dios porque el Anticristo ha intentado usurpar su trono y su
poder, y las multitudes que lo siguen se van a perder. Otros me dirán, “¡Eso
no es amor, y tú profesas ser cristiano!” Tenemos que recordar el siguiente
pensamiento: “El verdadero amor se esfuerza en primer lugar por honrar a
Dios y salvar las almas. Los que tengan este amor no eludirán la verdad para
ahorrarse los resultados desagradables que puede tener el hablar claro. Cuando
las almas están en peligro, los ministros de Dios no se tendrán en cuenta a sí
mismos, sino que pronunciarán las palabras que se les ordenó pronunciar y se
negarán a excusar el mal o hallarle paliativos” (Profetas y Reyes, p. 104). En el
campo de batalla entre el Bien y el Mal, lo Verdadero y lo Falso, la Verdad y la
Mentira, donde está en juego el destino eterno de las personas, ¿tendría sentido
abstenerse del escrutinio de las falsas creencias sencillamente porque se trata
de religión? Al fin y al cabo, ¡de eso mismo se trata en esencia “el gran conflicto
entre Cristo y Satanás”!
Amigos, la guerra entre Cristo y Satanás se ha estado librando por siglos.
Dice Apocalipsis 12:7, “Entonces hubo una guerra en el cielo: Miguel y sus
ángeles luchaban contra el dragón. Luchaban el dragón y sus ángeles, pero no
prevalecieron ni se halló ya lugar para ellos en el cielo”. Así que el gran conflicto

—87—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

entre el bien y el mal, que se originó en el cielo siendo Satanás un hermoso


querubín llamado Lucifer, continuó en la tierra a partir de los tiempos de Adán
y Eva. Satanás usará cualquier medio disponible, incluso las entidades religio-
sas y políticas y hasta las supuestas apariciones de la Virgen María, con tal de
lograr la destrucción del pueblo de Dios. Así como el gran engañador usó la
serpiente, usó también de igual manera al faraón de Egipto, a Nabucodonosor
rey de Babilonia, a varios de los reyes de Israel, a Herodes rey de Judea, y a los
escribas y fariseos. Y hoy día está usando el papado romano para cumplir sus
nefandos propósitos que han de llegar a su punto culminante en un futuro no
muy lejano. Puesto que el catolicismo romano ha emponzoñado o envenenado
a casi todas las organizaciones religiosas y también a los reyes y habitantes de
la tierra, Satanás está listo para lanzar su último ataque en cualquier momento.
Según las profecías bíblicas y la marcha de los eventos a alrededor nuestro
que claramente están relacionados con el cumplimiento de dichas profecías,
estamos a punto de presenciar el desenvolvimiento pleno del drama de la
“marca de la bestia” contra el “sello de Dios”, representado de una manera
tan patente en los capítulos 13 y 14 de Apocalipsis. El Nuevo Orden Mun-
dial con su Religión Mundial (que requerirá la santificación del domingo
de parte de todos los habitantes de la tierra) está a punto de entrar en vigor.
¿Está Dios listo para afrontar esta crisis? ¡Por supuesto que sí! Y su res-
puesta la contiene Apocalipsis 14:6-12—¡El Mensaje de los Tres Ángeles!
“En medio del cielo vi volar otro ángel que tenía el evangelio eterno [el único
evangelio de las Sagradas Escrituras] para predicarlo [el mensaje tiene que ser
escuchado] a los habitantes de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo.
Decía a gran voz [es un mensaje de vida o muerte]: ‘¡Temed a Dios [ordenar
nuestras vidas en armonía con sus mandamientos] y dadle gloria [reflejar su
carácter o Ley en el diario vivir], porque la hora de su juicio ha llegado [es
hora de rendir cuentas]. Adorad a aquel [a Dios el Creador y no a la bestia, o
a Roma o a su imagen, que es el protestantismo apóstata]’ que hizo el cielo y
la tierra, el mar y las fuentes de las aguas [lenguaje del cuarto mandamiento
o ley del sábado—en otras palabras, ‘Observad mi día santo]!’ Otro ángel lo
siguió[el mensaje es lo suficientemente importante como para que se le preste
particular atención], diciendo: ‘Ha caído, ha caído Babilonia [las iglesias pro-
testantes han empezado a rechazar el mensaje del primer ángel en favor de las
tradiciones paganas de Babilonia], la gran ciudad, porque hecho beber a todas
las naciones [el mundo entero] del vino [símbolo de las falsas doctrinas tales
como la santificación del domingo y la inmortalidad del alma que la mayoría
de las iglesias han aceptado] del furor de su fornicación [adulterio espiritual]’.
Y un tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: ‘Si alguno adora a la bestia y
a su imagen y recibe la marca [el domingo—mandamiento de hombre] en su
frente [lo cree] o en su mano [sumisamente lo acepta], él también beberá del
vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será ator-
mentado con fuego y azufre [el fuego eterno consumirá del todo a los impíos

—88—
Epílogo: El Mensaje de los Tres Ángeles

y sus resultados son eternos (véase Malaquías 4:1,3; Judas 7)] delante de los
santos ángeles y del Cordero. El humo de su tormento sube por los siglos de los
siglos [el vocablo griego aion indica un lapso de tiempo, bien sea corto o largo,
dependiendo de la gramática de la oración. Los impíos reciben su castigo con-
forme a sus obras. Claramente, la duración del castigo de uno será diferente a
la de otro. El que sufrirá por más largo tiempo será Satanás. No obstante, todos
los impíos serán consumidos totalmente (véase Apoc. 20:12-14; 2 Tes. 1:8,9; y
una vez más, Mal. 4:1,3]. No tienen reposo de día ni de noche los que adoran a
la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre. Aquí está la
perseverancia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios [no
los de Roma] y la fe de Jesús [porque es sólo por la fe en Cristo y mediante su
gracia que podemos obedecer sus mandamientos]”.
¡El Mensaje de los Tres Ángeles es el más solemne de todas las Escritu-
ras por cuanto es la última amonestación al mundo antes de que termine la
gracia una vez por todas! Realmente, no es tan difícil comprender las profe-
cías del libro de Apocalipsis cuando se sabe lo que significan las señales y los
símbolos. Recuerdo cuando leí por primera vez los Mensajes de los Tres Án-
geles después de haber recibido sabiduría y entendimiento de lo alto. Me ena-
moré de ellos y sentí un profundo deseo de compartirlos con todo el mundo,
y ruego a Dios que esta sea tu experiencia también, por cuanto ellos contienen
el mensaje de salvación. Comparte este libro con el mayor número de per-
sonas posible. ¡Envíaselo por correo a tus amigos y familiares y, si puedes,
a una ciudad entera! Pero no importa lo que hagas, ¡por favor hazlo pronto!
Dios te recompensará ricamente. Tenemos la promesa divina: “Bienaventurado
el que lee y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en
ella escritas, porque el tiempo está cerca” (Apocalipsis 1:3). Que la gracia del
Todopopderoso Dios sea con ustedes, mis amados hermanos, y no olviden que
no tienen nada que temer porque el Señor de los Ejércitos y su verdad al fin
triunfarán.
“Después de esto vi otro ángel que descendía del cielo con gran poder
[un cuarto ángel se une a los Tres Ángeles de Apocalipsis 14:6-12 dándole más
ímpetu al mensaje], y la tierra fue alumbrada con su gloria. Clamó en voz po-
tente, diciendo: ‘¡Ha caído la gran Babilonia! Se ha convertido en habitación
de demonios, en guarida de todo espíritu inmundo y en albergue de toda
ave inmunda y aborrecible, porque todas las naciones han bebido del vino
del furor de su fornicación. Los reyes de la tierra han fornicado con ella y los
mercaderes de la tierra se han enriquecido con el poder de sus lujos sensua-
les’. [¿Se equivoca Dios aquí al hablar en una forma tan negativa acerca de un
sistema global supuestamente religioso que rechaza la última amonestación
misericordiosa de Dios—el Mensaje de los Tres Ángeles; que impone castigos
amenazando la vida de los fieles que proclaman las últimas amonestaciones
divinas bajo el gran poder del Espíritu Santo; que voluntariamente se somete
a ‘los poderes de las tinieblas’ en la forma del espiritismo? ¿Acaso porque su

—89—
La Virgen Maria: ¿Está Muerta o Viva?

obra lleva la etiqueta de ‘religión’, ¿está legalmente exenta de que se exponga


su falsedad a la luz de la Palabra de Dios? ¿O si será que las leyes que se están
fraguando solapadamente para prohibir los ‘ataques’ contra otras comuniones
religiosas no son otra cosa que maniobras sagaces del ‘padre de la mentira’
para evitar que se descubran sus artimañas y engaños perniciosos que llevan
las multitudes a la perdición?] Y oí otra voz del cielo, que decía: ‘¡Salid de ella,
pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados ni recibáis parte de sus
plagas! [¿No es alentador que la última obra de Dios durante este ‘gran conflic-
to’ entre Cristo y Satanás, previo al cierre de la gracia, será rescatar a sus fieles
seguidores de la Babilonia condenada, antes que empiecen a caer las Siete Últi-
mas Plagas? Dios verdaderamente se preocupa por los suyos. ¡No se perderá ni
una sola alma sincera! ¡Alabado sea Dios! De principio a fin, el ‘gran conflicto’
es esencialmente una batalla de carácter espiritual], porque sus pecados han
llegado hasta el cielo y Dios se ha acordado de sus maldades. Dadle a ella tal
como ella os ha dado y pagadle el doble según sus obras. En el cáliz en que ella
preparó bebida, preparadle el doble a ella. Cuanto ella se ha glorificado y ha
vidido en deleites, tanto dadle de tormento y llanto, porque dice en su corazón:
‘Yo estoy sentada como una reina [porque el mundo entero es su sede, pero
dentro de poco los impíos del mundo se volverán contra ella porque fueron las
víctimas de sus engaños], no soy viuda y no veré llanto’. Por lo cual, en un solo
día vendrán sus plagas: muerte, llanto y hambre, y será quemada con fuego,
porque poderoso es Dios el Señor, que la juzga” (Apocalipsis 18:1-8).

—90—
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