Cabello Y Lapiedra Xavier Y Fernando - La Velada de San Juan Sainete en Tres Cuadros Y en Verso Original

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i y -« ~

XAVIER y FERNANDO CABELLO ¥ LAPIEDRA

SAÍNETE
n tros cuadros y ©r» vorso, origir».

MUSirA X>EL MAESTRO

JOSÉ MARÍA. AL VIRA

SOCIEDAD DE AUTORES ESPAÑOLE


Núñez de Balboa, 12

1905
LA VELADA DE SAN JUAN
sainetb:
er» tres cuadros y en verso

ORIGINAL DE

XAVIER y FERNANDO CABELLO y LAPIEDRA

música del maestro

jóse haría, al vira

Jteprasentado en Madrid en eí TEATRO MODERDO con extraordinario


éxito, en la noche del 28 de Abril de 1905

-*

MADRID
S. VKLASCO, IMPRESOS, MARQUÉS DB¡ SANTA ANA, U
Teléfono número 551

1905
Digitized by the Internet Archive
in 2011 with funding from
University of North Carolina at Chapel Hil

http://www.archive.org/details/laveladadesanjuaOOalvi
,

¿T la áimiíai ú aeuiai aciii* *¿oieí<y

Jtado u ai encéleme u ¿itujiáíico CLtHl-

ato u acioi CsUiictue L^nicoie, áuó admita

¿lotea u acLiaaecidóJ
...
..

REPARTO
PERSONAJES ACTORES
LORENZA, la buñolera (50 años) . . . Sea. Castellanos.
ALIFONSA, la Perla (25 id.) Seta. Anchorena.
MANUELA, la Picajosa (25 id.) . Frasco.
DOÑA JUANITA (20 íd.\ Sigler.
JULIANA (30 id.) López (Rita).

UNA VIUDA, joven (30 id.) Robles.


VENDEDORA 1. a Martín.
ÍDEM 2. a Fuentes. ,

EL CORREGIDOR Sr. Chicote.


ZARA BULLAS, calesero (30 id.). . . Ponzano.
BARÓN DtiL MILAGRO (30 id.). . Llaneza.
DON COSME (70 id.) Castro.
DON DAMIÁN (70 id.) Ripoll.
CUCLILLAS, botillero (50 id.) . Soler.
DON NARCISO (80 id ) González.
ALCALDE DE BARRIO Ó UN COR-
CHETE Morales.
ESTUDIANTE l.o Delgado.
ÍDEM 2.o Velázqtjez.
MOZALBETE L.o Jarillo.
ÍDEM 2.o Borda.
CHISPERO 1.° . Fernández.
ÍDEM 2 o Oza.
SOLDADO Beemúdbz.
OTRO SOLDADO (que no habla). . N. N.
Majas, majos, lechuguinos, vendelores, bailadores y acompa-
ñamiento

la acción se desarrolla en Madrid la víspera de San Dean, ei ti


año 1798— (Reinado de earlos IV)

Derecha é izquierda, las del actor

608512
ADVERTENCIA

Se ruega encarecidamente á cuantas per-

sonas intervengan en la representación de

esta obra, que se fijen muy detenidamente


en todas las acotaciones.
rm£><3*.
JV? ~«3

^IWK*l5fMsfeÍSÍ^^

CUADRO PRIMERO
Decoración de calle. A la izquierda formando chaflán, bastidor que
representa la fachada de una casa con puerta practicable, sobre la
cual habrá un letrero que diga: Botillería del Cuclillas. A la
puerta de la botillería, una mesita, cubierta con un paño blanco,
sobre la cual habrá una bandeja grande con churros y buñuelos.
Al levantarse el telón, aparece Lorenza sentada detrás de la mesa
haciendo calceta.

ESCENA PRIMERA
LORENZA, pregonando

¡Buñuelos, la buñolera!
|Doh por un cuarto, que son
de viento, como la chola
del señor Corregidor!

ESCENA II

LORENZA, DON COSME y DON DAMIÁN, que salen por la derecha.


A poco de empezar el diálogo, Lorenza comienza á dar cabezadas.
Don Cosme y don Damián son dos señores bien portados. El prime-
ro, grueso y bajo, habla muy despacio; y el segundo, por el contra-
rio, flaco y alto, habla y anda muy deprisa. Sale don Damián con
paso acelerado y apoyándose en el bastón, y detrás don Cosme jadean-
te, pretendiendo seguirle

Cosme Yo correr tanto no puedo,


don Damián.
Dam . Vaya por Dios.
— 10 —
Cosme Correr no puede lo mismo
que un muchacho, un setentón.
Dam. También yo cumplí setenta
y sin embargo aun estoy
para que me mire alguien.
Cosme Alguien sí... alguna visión.
DaM. (Mirando el reloj.)

Lo que yo digo y sostengo


es que según mi reloj,
ya no llegamos á misa
de siete.
Cosme (con enfado.) Bueno, mejor,
iremos á la de ocho
del padre Fray Melitón.
Dam. Es que es su merced muy posma,
Cosme Y ^u merced, es atroz,
a-í e¡-tá tan delgaducho. (Haciendo el ademán.)
DaM. (Hacienda el ademán.)

AA está tan goidinflón.


IjOS DOS (Volviéndose la espalda )
¿Cómo, siendo tan opuestos,
SomOS amigos 1CS (IOS? (Pausa corta.)
COSME (Sacando una tabaquera.)
¿Vaya un polvo?
Pam. . Yo no quiero.
Cosme ¿Se puso de mal humor*?
Dam. No, si es que no me apetece.
Cosme A mí sí.

D m. Pues á mí no.
Cosme ¿Y de nuevo que se sibe?
Dam. 1 ues h<>inbre, el Corregidor
me ha dado anoche, en secreto,
un momtruoso notición.
Cosme Siempre será alguna papa
que su mollera inventó.
Dam. íso es papa.
Cosme Pues será obispo.
También dijo ese señor,
que el haber destituido
su majestad (se descubren.) á Godoy,
(Con misterio y mucha intención.)
fué porque hab a... relevo
de entre los guardias de Corps (con malicia.)
cerca de la estancia regia.
— 11 —
Dam. Y eso es verdad como hay Dios.
Cosme El Príncipe de la Faz
el ministerio dejó,
porque así pe lo ha exigido,
á nuestro rey y peño*-, (se descubren.)
el Diiectoiio de Francia.
Dam. Eso fué, lo que él contó
de acuerdo con la señora
y con el embajador.
Mas no hay quién me haga creerlo.
Cosme A mí ni.
Dam. Pues á mí no.
Cosme Bueno, volviendo al asunto
nuev, de que aluna me habló,
¿que hay de cierto?
Dam. Pues que dicen
que Jovellanrs...
COSME (Mirando de reojo ála buñolera y cogiendo del bra»©

á don Damián y llevándole á la derecha.)


.Chitónl
bajito, porque h y quien oye.
Dam. Y Saavedia, e¡-tan los dos
apurados, porque Francia
pide que siu dilación
se busque á los cmLrados
que en terr torio spañol
t

han encontrado refugio


huyendo de aquel horror,
porgue allí eran ptrseguido3
por ser nobles.
Cosme ¡B»h! esas son
noticias que bajen correr
las gentes.
Dam. (Enfadado.) Que no s^ñor.
Y á más de los desertores
de aquella revolución,
exige que se le entreguen
varias personas de pió,
españoles, porque hay pruebas j
de que almas eon de un complot
que aquí se trama.
Cosme Están locos;
pero, el gobierno español
¿qué dice?
12 —
Dam. Pues ante todo
quiere dar satisfacción
al Directorio francés.
¡Que serviles!
Cosme Ya salió
con un insulto.
Dam. Pues claro.
Cosme Pues turbio, contesto yo.
Dam. El caso está, en que esta tarde
se decreta Ja prisión
de varias personas.
Cosme (Admirado ) ¡Hola!
Dam. Y entre ellas, la del señor
Barón del Milagro.
Cosme Ese
es un revoltoso atroz.
Dam. Revoltoso... con las faldas,
porque tiene un corazón
más grande que el real palacio.
Cosme Y tan propicio al amor
que parece, d« Sevilla,
por lo blando, un polvorón.
Dam. Y eso que la baronesa...
es bien guapa. (Se despierta Lorenza.
Cosme Ella en un sol.
Dam. ¡Qué boca tiene y qué ojob!
Cosme Y ¡qué cuerpo!...
Dam. Vamonos
(Mirando el reloj
)
porque son las siete y media
y aun hay que andar un tirón
desde aquí á las Carboneras.
Cosme Es verdad.
Los dos (uno freDle á otro.)
¡Gracias á Dios
que don Cosme y don Damián
están conformes los dos!
(Vanse por la izquierda.)

Lor. ¡Valiente par de estantiguas


son don Cosme y don Damián!
(Pregonando.)
¡Ja, já! ¡quién quiere liñuelos, m
bien calentitos que van!
(Vase dentro izquierda.)
ESCENA III

MANUELA, sola. Sale de maja, con mantilla y un lío al brazo, por la


derecha y cruza la escena

Música
Me llaman en todo el barrio
Manuela la Picajosa,
porque no tolero á nadie
que gaste conmigo bromas.
No hay una manóla sola
en el Avapiés y el Rastro,
que rabiosa de mi suerte
no me critique por algo.
No me importan los juicios
de mis vecinas,
que viven de patrañas
y habladurías.
Que Polonia la chata,
Pepa la curra,
Alifonsa y Lorenza
todas son unas.
Si á ese h- mbre quiero
por caballe i o,
á mi decoro no hago traición
y es más que justo,
que si á él le gusto,
yo le dé en pago mi corazón.
Al que le duela
que á la Manuela
un lechuguino le guste más,
b ñeque un cortejo,
joven ó viejo,
y no mormure de las demás.
Que á tener mi guardilla
como la plata,
,. á llevar como nieve
mi ropa blanca
y á vestir la mantilla
de castañuelas,
no podrán enseñarme
ninguna de ellas.
.

- 14 —
Si soy Picajosa,
me alegro, que al fin,
de mí nada malo
se puede decir,
y así con mi garbo,
mi cara y mi aquel,
me tienen envidia.
(Recitado durante el calderón.— Al público.) ¿Uste-
des creen oue me tendrán envidia?
en el Avapiés.

ESCENA IV
LORENZA y MANUELA LA PICAJOSA

Hablado
LiOR. (Al pasar cerca de ella.)
¿Don ie va con tanta priesa
figura tan resalada?
Man. Ko hay priesa.
Lür. Me lo figuro,
cuando estabas tan de charla.
Man. Si charlo es porque tendré
ialengua expedita y clara.
Lor. Chica; déjame el pañuelo
porque >e me cae la baba.
(Se levanta.)
Man. Qué sabe usté.
Lor. Verdad dices,
que á vece 6
', ni con quien habla
uca, ge sabe.
Man . Yo *-í.

Lor. No ^res poco despegada.


Pues mira, guárdate mucho
de la g^nte de canaca,
que á lo mejor, con tener
blasones y sangre hidalga,
hay nobln que necesita
echar su ropa á colada.
Man. Bueno, todo ello es monserga
y chismes y pataratas.
Y si me ha visto ú me ve
— 15 —
con alguien que me acompaña
que no le cae mal la chupa
y sabe llevar casaca,
será porque así me place
ú porque me da la pana.
Lor. ¿Vienes en silla de manos,
Manuela?
Man. No me hace falta.
Lor. Verdad, que con e*a arenera
te habrás quedao deseansáa.
Man. Pues, adiós.
Lor. Adiós, mujer.
Esta noehe en la velada
de San Juan, iba á obsequiarte
con un muñuelo.
Man. Mil grac'as.
Lor. Pero ya no te lo doy,
que te has puesto muy infláa
y como es osa de viento
<

sentirla que estallaras.


Man. ¡Ja, j*; qué facial Rin su calle
venderán la ^al barata.
Lor. ¿Por qué?
Man. Por ¡ue con usté
estí el depósito en casa.
Lor. ¿Ya te pica ?
Man. Bueno, abrir;
no tengo ganMS de chanza.
Lor. En tí el moe Picajosa,
es nombre mus bien (pie tacha.
Man. (con rabia; marchándose.)
¡De qué bu na gar a hiciera
gigote de lenguas largas?!)
(Vase por la izquierda.)

ESCENA V
LOREJSZA, BARÓN y luego CUCLILLAS. El Barón viste capote de
mangas, con el cuello en pie

Lor. (Mirando á la derecha y poniéndosela sobre la frente,


como queriendo quitarse el sol.)
Ojo, Lorenza, que á lechuga jiede.
— 16

¡Como que un lechuguino aquí se acerca!


Yá no engañarme, me parece el mesmo
que á Picajosa con tesón corteja.
(Por la derecha sale el Barón y se dirige á la Boti-
llería, con recelo. Al Barón.)
¿Quiere algo su merced?
Barón No quiero nada.
Lor. (Qué enfurruñado que es este vuecencia
y qué tieso, parece que tragóse
un molinillo de chocolatera.)
Barón la puerta y dando una palmada.)
(Acercándose á
¡Ah, de casa! ¡Cuclillas!
Cuc. (Dentro.) ¿Quién vocea?
Barón (Bajo.)
Boy yo, Cuclillas.
Cuc. (saliendo.) ¡Calle! ¡Es usiría!
(Cuclillas viste traje de manólo, en cuerpo de camisa.
Anda con las piernas encorvadas, como lo indica su
mote. Hace muchos aspavientos y reverencias.)
Y ¿á qué el honor yo debo de que venga
el Barón del Milagro por mi casa?
Barón (Haciendo ademán de que guarde silencio.)
Habla quedo y acaba de hacer muecas
y no cites mi nombre, pues conviene
á mi persona la mayor reserva.
Cuc. Pues ya sabe usarcé, cómo es servida
en esta rasa la parroquia güeña.
Barón Es el caso, Cuclillas que ei gobierno,
por razones que á tí no te interesan,
ha mandado prenderme, y hoy el auto
de mi prisión, y algún otro colega,
se dictará.
Cuc. ¿Es posible?
Barón Eso tenemos
conque entran Jovellanos y Saavedra
al servicio del rey don Carlos cuarto.
(Se descubre y Cuclillas hace una reverencia.)
Hombres de tal caletre, que a la Hacienda
pretenden levantar buscando ingresos
en la dación de cartas de nobleza,
á todo aquel que apronte llanamente
sus cuatro mil ducados, ¡qué ve-güenza!
Cuc. Vergüenza debe ser, cuando usiría
de ese modo se indigna y se molesta.
~ 17 —
Barón Pues bien, Cuclillas, puedes figurarte
que enteróse también la Baronesa,
y ella y yo hemos pensado que era urgente
que para Portugal presto partiera.
Una silla de po-tas, en el Pardo,
tengo ya preparada, que me espera;
pero, para ir al Pardo, necesito...
Cuc. Necesita usiría una calesa.
Pues para el menester que usía quiere
tengo yo un calesero de primera;
listo, prudente, más veloz que el rayo. .

Barón Eso está bien; pero es que yo quisiera,


(Bajando la voz.)

ya que las cosas vienen así dadas,


aprovechar noche de verbena,
la
que mañana es San Juan.
Cuc. Pero, ¿ha pensado
usiría el negocio? ¿Y si le pescan?
Barón Pues ese es el favor precisamente.
Yo necesito que con tu trastienda,
porque no me conozca quien me busque,
y á un tiempo mismo, mi mujer no sepa
que aquí esta noche estoy, me proporciones
el vestido de un majo.
Cuc. ¡Buena es esta!
Barón A la verbena de San Juan me apresto,
donde ya me he citado con mi hembra;
una moza, que tiene unos andares
y unas hechuras que da gozo verla.
Me paso la gran noche de jarana,
dispuesto á todo, venga lo que venga,
y cuando empiece á clarear el día,
mudo de traje, monto en la calesa
y al Pardo, y luego... luego que me busquen,
que veremos sihayalguienquemeencuentra.
Cuc. El plan es superior, pero... atrevido.
Barón Pero... aquí hay una bolsa con cincuenta
escudos... (Sacando una bolsa y dándosela.)
Cuc. (Tomándola.) Me bastan las razones
que para convencerme dio vuecencia.
Barón Y al calesero, nada de contarle
que me persiguen, porque ser pudiera
que lo echara á perder por ocultarme.
Cuc. Ahora verá usarcé cómo se arregla.
.

- 1S —

ESCENA VI

DICHOS y ZARABULLAS. Cuclillas va á la Botillería, llama y sale


Zambullas de majo decente

CuC. (Llamando/)
¡Calesero!
Z\r. ¿Quién me llama?
(saliendo.)
Cuc. Oye, llégate a la puerta.
(Al Barón.)
Aquí está el mozo,
Baró>; ¿Eres tú
quien me sirve, buena pieza?
ZAR (Saludando.)
Señor Barón, Dios le guarde.
Cuc ¿Se conocen?
Z*r. Pr.es ya es fecha.
Cuc. Se trata...
Zar. Me lo presumo.
De alguna cosa secrem!

¿De amoríos ó cortejos?


Pues ahí está mi calesa.
Barón Reporta la voz, no vaya
a oírnos la buñolera.
Cuc. Sería echar un pregan
en mitad de la plazuela.
(a Zambullas.)
Se trata de que le prestes
al señor Barón tus prendas.
Zar. Comprendido, y desde ahora
disponga de mí vuecencia.
Cuc Y su merced dirá el sitio
donde ha de hacerse la treta
de que se camhie de traje,
cómo y cuando le parezca.
ZáR. (-Al Barón.)
Entonces aquí á las tres
le esperaré.
Barón (con estrañeza.) ¿En la taberna?
CuC. (Hace una cortesía.)
Botillería, señor.
Barón Bien, es igual, no es ofensa.
— 19 —
No, no me parece sitio
oportuno.
Zar. Donde quiera
entonces.
Bafón Pues en tu casa
á esa misma hora me esperas.
Zar Corriente.
Lor. (¡Qué buenas mieles
labrarán estas abejas!)
Bafón (a Zambullas.)
A Cuclillas le he entregado. .

Zar. Mil gracias.


Bafóm Para que bebas.
Zar. Conque á las tres.
Barón Ya lo sé.
Zar. ¿Sabe su merced? Plazuela
del Rastro, número cinco,
pasando al patio, á la izquierda.
Allí estaré.
Barón Pues con Dios.
(Hace que se va y vuelve.)
Zarabullas, ¡oye, espera!
(Quedan los tres, hablando por lo bajo íi la derecha.)

ESCENA Vil
LORENZA, ALIFONSA, BARÓN, ZARABULLAS y CUCLILLAS.
Sale Alifonsa de la Botillería, y al ver á Zarabullas hablando con el
Barón y Cuclillas queda parada y se dirige luego á Lorenza. Viste
de maja

ALIF. (a Lorenza.)
Pero, ¿qué charla trae el Zarabullas
con e^e levitón y el tío Cuclillas?
Lor. Calla, mujer.
Alif. Es que hace ya una hora
de que ha escomenzao la vesita.
se
Lor. Debeu estar tratando algún asunto
de interés.
Alif. Pero, ¿quién es ese usía?
Lor El Barón de... Milagro.
Alif. ¿Estás segura?
que puede que ambas cosas sean mentira.
— 20 —
Lor. Por lo menos, así,con tal apodo
al saludarle, le llamó Cuclillas.
BaFÓN (Alto.)
De n odo es que quedamos en lo dicho.
Zar. Hasta dimpués.
Cuc (Hace una reverencia.) Vaya COn DÍOS USÍa.
(Vase el Barón por la derecha.)

ESCENA VIII
ALIFONSA, LORENZA, ZARABULLAS y CUCLILLAS

Cuc. ¡Vaya un hombre con £anas de jarana!


Zar. (Volviéndose y viendo á la Alifonsa, aparte á Cuclillas.)
Y la Alifonsa aquí. ¿Lo habrán oído?
ALIF. (a Zarabullas.)
Óyeme, Zarabullas.
Zar. ¿Qué hay, mi perla?
Alif. ¿Puede saberse, si no hay compromiso,
qué trapícheos son los que te traes
que no pueden saberlos los... amigos?
ZAR. (Turbado.)
Era, que ese señor que se ha marchado
quería que le hiciese yo un servicio...
Alif. Pero óyeme, ¿es que tú eres alfarero?
Zar. Servicio es... de calesa.
Alif. Comprendido.
¿Y para dónde es, y para cuándo?
Zar. (a Cuclillas y señalando á la Alifonsa.)
¿Esta es la Perla ú es el catecismo?
Alif. Alifonsa, la Perla por mal nombre,
para servirte.
Zar. Gracias.
Cuc. Lo sabido
se calla ya sabemos tu partida
y...
de nacimiento, ú pila ú de bautizo.
(Dándole un golpe en el hombro.)
Es que de quien se ría
la Alifonsa,
todavía á estas fechas, no ha nació;
(Enfadándose.)
y has de decirme qué servicio es ese
ú qué tracamandangas, ahora mismo.
— 21 —
Zar. Pero, para la jaca, que parece
que te viene siguiendo el Santo Oficio.
LOR. (Gritando.)
¡Ya e-tá la masa buena! ¡Quién los quiere!
¡Vendo buñuelos!
Cuc. (a Lorenza.) Cállate ese pico.
Zar. Si te lo be de decir, no te sofoques.
Todo ello es que me he comprometido
á servir al Barón con mi calesa.
Alif. Y ahora tú me dirás qué hacemos, digo
¿qué es lo que voy á hacer en la verbena
e?ta noche, yo soia, con el sitio
mejor de too el Prado que tenía
para poner el puesto?
Zar. Pues lo mismo
que si estuviera yo.
Cuc. Sí hay diferiencia,
que antes solo tendría en el bolsillo
cuatro ú cinco ú seis reales de ganancia,
y ahora en cambio, pues tiene veinte mirlos
(Sacando de la faja la bolsa y de ella veinte ducados.)
que en forma de ducados voy á darle,
porque le corresponden del servicio.
(Eraa cincuenta, pero él no lo sabe
y por la comisión me guardo el pico.)
Alif. Que le vamos á hacer otra velada,
ya nos saldrá mejor.
Zar. (con zalamería.) Estos ahorrillos
los guardo pa que el cura nos dé pronto
la bendición.
CUC. (Bajo á Zarabullas.)
¿Ves tú como se ha urdido?
(Cuclillas entra en la botillería.)

ESCENA IX

DICHOS, DON DAMIÁN y DON COSME. Luego MOZALBETE I.° Sa-


len don Cosme y don Damián en la misma forma que la primera vez
por la izquierda

Cosme ^saliendo.)
Vaya una misa más corta.
Dam. A mí se me hizo bien larga.
— 22 —
Cosme Pero hombre, cómo le gusta
el llevarme la contraria.
Dam. Si siempre piensa al revés.
Cosme Natural, la cosa es clara,
como que pienso á derechas.
Dam. Cod decirlo usarcé, basta.
(Quedan hablando.)
Alif. (a Zarabullas.)
¿Conque me quedo compuesta?
Zar. ¿Qué quieres que yo le haga?
¿Voy á dejar al Barón
á píe?
Alif . Lindo par de alhajas
estáis el Barón y tú.
Zar. Cuidadito con lo que hablas.
Alif. ;Qué miedo! ¿De cuándo á acá
tienes taller de mordazas?
(Don Cosme se dirige al puesto de Lorenza.)
Dam. ¡Qué va á hacei!
Cosme Linda pregunta.
(sacando el pañuelo y sacudiéndolo, á Lorenza.)
Vamos á ver si despachas
deprisita una docena
de fritura.
Dam. Buena gana
de gastarse en fruslerías
el dinero.
Lor. (poniendo los buñuelos en el pañuelo )

Están que abrasan.


Cosme Pues á mí me gustan mucho.
Dam. No me hacen ninguna gracia.
Cosme A mí, sí
Dam. Pues á mí, no.
Alif. (Apartándose de Zarabullas que quiere abrazarla.)
Vamop, quieto, manos largas.
Cosme (a Lorenza, cogiendo el pañuelo con los buñuelos y
mirando á Zarabullas y Alifonsa.)
Que se escurren.
Lor. ¿Hago un ñudo?
Dam. Mejor será.
Cosme No hace falta.
(Sale Mozalbete jadeante.)
Moz.l. ¡Doña Lorenza!
Lor. ¿Qué ocurre?
- 23

Moz. 1.° ¡Ay, señora!


Lor. Vamos, habla.
¿Reventarás?
Alif. ¡Qué demonio!
¿Querrás decir lo que pasa?
Moz. 1.° Que el señor Corregidor...
Lor. Ya pareció aquello.
Alif. Acaba.
Moz. 1.° Pues no nos deja poner
esta noche en la velada
de San Juan, su mesa y puesto
donde señalado estaba.
Lor. ¿Y habré de correrme?
Alif. Claro.
Z*r. No te corras que se inflama
el velón cuando se corre
y da tufo si le apagan.
("Vase el Mozalbete 1.° por la derecha.)
Alif. Quéjate al Corregidor.
Lor. ¿Pa qué? ¿No ves que se trata
de una vieja? Si tuviese
veinte abriles y la cara
de la marquesa de...
Alif. ¡Agüela!
Dam. ¡Gentuza!
Zar. Si se desata.
(Vase por la puerta de la botillería.)
LOR. (Recogiendo la mesa.)
¡Alcaldote! ¡alguacilillo!
¡alcalde de... media cuarta!
que por chupar gasta chupa.
(Sale Cuclillas de la botillería y ayuda á Lorenza á
recoger la mesa.)
Cuc. Vale más tener cachaza.
.Dam. (a Cosme.) Vamonos.
Cosáis Espere un poco.
á ver esto en lo que para.
LOR. (¡Muy enfadada y mirando hacia donde se fué el Mo-
zalbete 1.°)
Miren el peluca ese (Gritando.)
más valiera que la vara
con borlas se la metiera
en... el desván de su casa.
¡Tirano!
— 24 -

Alif. Abuela, paciencia.


Lor. ¡Mal gobernanta! ¡bragazas!
Hoy me oyen ha^ta los Santos.
Cosme (Acercándose.) Valiera más no escucharan
tales cosas.
Lor. (a Cosme )
¡Qué gracioso
el señor de la casaca!
(Le da un manotón y le tira el pañuelo con los bu-
ñuelos.)
Cosme ¡Canastos!
Alif. Mujer.
Cuc. ¡Agüela!
Lor. ¡Tirano!
Cosme Si no mirara...
Alif. (a Cosme.) Fué sin querer.
Cuc. (a Cosme.) No haga caso.
Cosme Oiga desvergonzada.
la
Lor. Pues me tiene de escuchar,
ó le mido con su vara.
(Mientras don Cosme recoge los buñuelos muy enfada-
do, don Damián le mira riéndose.)
Dam. Le rebozó los buñuelos.
Cosme Ríale usarcé la gracia.
Dam. Si no se hubiera parado
á escuchar lo que pasaba...
Cosme ¿Qué tiene que ver?
Dam. Sí tiene.
Fué buena la manotada.
LOR. (con ademán amenazador y dirigiéndose á la derecha.)
¿Dónde está el Corregidor?
Cuc. Pero oye.
Alif. ¡Lorenza! ¡aguarda!
(Vanse detrás de ella por la derecha.)
COSME (Al ver á dun Damián que sigue riéndose.)
No se ría.
Dam. Pues me río,
porque me hizo mucha gracia.
Cosme A mí, no.
Dam. Pues á mí, tí.

COSME (Hechando á andar.)


(Vaya usarcé enhoramala.)
(Vanse por la izquierda.)

MUTACIÓN
)

25 —

CUADRO SEGUNDO
Telón corto que representa una galería ó un patio de una casa de
vecindad. La escena estará á obscuras

ESCENA PRIMERA
BARÓN y ZARABULLAS

Música
JBaRON (Saliendo por la derecha vestido de majo con el mis-
mo traje de Zambullas. Lleva capá.)
¿Crees que no me habían visto?
ZAR. (Saliendo detrás del Barón en cuerpo de camisa y con
un calzón lleuo de remiendos, debiendo tener dos muy
visibles en las dos nalgas. Sin redecilla en la cabeza y
con un candil en la mano derecha, mirando á una y
otra parte.)
Esté tranquilo vuecencia;
quien curiosee á estas horas, (Muy alto
no hay sino tontos y viejas.
(Así si alguno me escucha,
lo que merece se lleva.)
Barón Antes de que el sol alumbre
ya estaré yo aquí de vuelta.
Z/vr. Está bien, yo aquí á usiría
le espero con mi calesa.
Barón Hasta luego, Zarabulias.
(Vase izquierda.)
Zar. Que usiría se divierta.
(Despidiéndole haciendo reverencias.)
Va hecho un majo de verdad,
porque le sientan mis prendas
mejor que si fueran propias.
Cierto es también que están hechas
para un cuerpo que es un molde,
de esbeltez y gentileza.
(fie vuelve con aires de presunción, dejando ver los
remiendos del pantalón y se dirige á la derecha.)
.

— 26 —

ESCENA II

ZARABDLLAS y JULIANA

(Aparece Juliana en el umbral de la puerta; Zarabu-


llas le pone el candil delante de la cara y hace un
gesto de desprecio.)
Jul. ¿Qué buscas con el candil?
Zar. (Con sorna.)
¿No eras tú la que buscabas?
Yo pensé que la vergüenza
se extravió por tu casa
y salía á iluminarte
para ver si la encontrabas.
Jul. Más valiera que en lugar
de soltarme esa andanada,
pensaras en el papel
que acabas de hacer, baldragas.
ZaK. (Ton rabia.)
Vamos, revienta si quieres
y no andes con embajadas,
y suelta todo el veneno.
Jul. Mira, ten calma y ca< haza
v contesta, si es que puedes.
(Con misterio é intención )
¿Adonde va ese casaca
que sale de aquí vestío
con tu ropa y con tu capa?
Zar. qué se te importa?
ribero á tí
JUL (Remedándole.)
¿Pero á tí, no se te alcanza
que va á ver á tu Alifonsa (con ironía.)

y en tu nombre á cortejarla?
Zar. ¿Cómo? ¿Qué? ¿Sera verdad?
Jul. Est't bien claro, ¡bragazas!
ZaR. (Preocupado.)
Mira que con lo que dices
me das una puñalada.
(Si lograse... ¡Justo! ¡Sí!
(Tomando una resolución.)
¡Herir con las mismas armas!
(Coa decisión.)
Ahora mismo voy á verlo;
.

— 27 —
mas cuenta que, si me engañas,
tehe de dar tales sopapos
que vayas por la ventana
cantando el ora pro nobis,
al son de las bofetadas.
Jul. Quita, desagradeció;
¿Con esas l'OOCaS le pagas (Con zalamería.)
á quien mira por tu bien?
Zar. (Con desprecio.)
Déjame de mojigangas.
Ahora verás.
(Se dirige rápidamente á la derecha para volver con
el capote y el sombrero del Barón.)
JüL. (Asustada.) ¿Ande VAS?
(¡Ojalá sirva esta trama
pa que plante á la Alifonsa,
ya que yo me vi plantada!)
(El Zarabullas se pone el capote y el sombrero; hecho
esto con apresuramiento cómico )
¿Dónde vas tan de capote (irónico.)

y con rotos en las bragas?


Zar. ¿Puedo pasar por Barón?
Jul. Hombre, á juzgar por las trazas...
Zar. (rápido y dramático.)
Pues ahora, fíjate bien,
yo me marcho á la velada
á buscar á la Alifonsa
y al Barón que le acompaña,
para arrancarle la lengua
y el corazón si hace falta;
(Cogiéndola de un brazo y con rabia.)
pero si esto que me cuentas
resultase una patraña,
temblad tú y tus convecinas
y comadres charlatanas, (zarandeándola)
porque he de armar esta noche
una que sea sonada,
y te juro, por quien soy,
que prendo fuego á la casa.
(La suelta la mano y vase precipitadamente.)
JüL (Con risa sardónica y mirando por donde se fué Zara-
bullas.)
¡Ya quedó el pobre abejorro
preso en la tela de araña!
— 28 —
,Ya tragó el pez el anzuelo!
¡Ya logré yo mi venganza!
(Vase por la derecha.— Cuadro )

MUTACIÓN

CUADRO TERCERO
Representa la escena el Prado de San Jerónimo, la noche de la velada
de San Juan. Telón y bastidores de arboleda Delante de éste, co-
locadas en fila varias mesas cubiertas con paños blancos y encima
de ellas talegos, confituras, frutas, etc. En el centro de la fila un
puesto de flores con tiestos de claveles, albahaca, etc. Es el de la

ALIFONSA, que estará sentada al lado de él. Junto á la primera


caja, lateral derecha,dos mesas con banquillos ó sillas y un más-
tilcon un letrero que diga: "Muñolería», y debajo de él un candil.
Lateral izquierda, primera caja, el puesto de LORENZA; mesita
junto al bastidor, sobre la cual habrá buñuelos.A su lado una
silla donde estará un par de mesas y sillas ó
ella sentada, detrás

taburetes y otro mástil en la misma forma que el de enfrente,


en el cual se leerá: «Vuñuelería de la Lorenca » Las mesas de
estos dos puestos, que serán servidas por los MOZALBETES 1.°
y 2.°, se verán constantemente ocupadas por majos, majas y peti-

metres que turnarán, dejando este juego escénico á la discreción


del director de escena, así como el movimiento que deberá haber
durante todo el cuadro, propio del lugar que se representa y sin
estorbar el diálogo Al levantarse el telón aparecerán majos y ma-
jas bailando y cantando las coplas siguientes y algunos simularán
tocar la guitarra, panderos y castañuelas;

Música
Coro Las manólas y los majos
que esta noche están aquí,
son la gente de más rumbo
de todo Madrid.
Fuera penas esta noche
que es la noche de San Juan,
y al compás de las vigüelas
bailar y cantar. (Bailan.)
Ellas Que quieres mis amores
te lo conozco,
— 29 —
en la luz que al mirarme
brilla en tus ojos:
No comas nueces,
que me ha dicho tu madre
que aun están verdes.
Ellos Me mueropor los cachos
de tu persona,
pero hoy á la verbena
me voy con otra.
Toma castañas,
que hasta pilongas dicen
que te las tragas.
Todos Ole que sí, ole que sí,
viva el garbo y la alegría
de los hijos de Madrid.

ESCENA PRIMERA
LORENZA, ALIFONSA, VENDEDORAS, VENDEDORKS, MAJOS,
MAJAS, ESTUDIANTES, SOLDADOS, etc., acompañamiento

Hablado
Vend. 1.a ¿Quién me compra avellanas? ¡Quién las
frescas y gordas! [quiere
Vend. 2.a ¡Vaya unos piñones
que tengo más sabrosos!
Vene. 1. a ¡Confitura
recetada contra los amargores
de boca!
Alif. ¡Parroquianos, álaalbahaca!
¡Qué fresquita! ¡Y claveles reventones
de alegría porque Godoy se ha dio!
Vend. 2.a Quien no compre arropía no la come.

ESCENA II

DICHOS, luego DOÑA JUANITA, DON NARCISO y DON SERAFÍN

ALIF. (A Lorenza gritando.)


¡Lorenza! ¿Qué te pasa? ¿Estás callada?
Lor. ¡Hija, no voy á estar como un jilguero!
¿Y tú, qué tal?
— 30 -
Alif. No vendo ni dos cuartos.
Lor. ¡Qué le vamos á hacer!
Alif. Nos rascaremos.
(Salen por la izquierda don Narciso, seguido de doña
Juanita y no muy lejos don Serafín. Don Narciso es
persona de elevada posición algo jorobado y tranquea
de una pierna. T'sa gafas ahumadas y bastón de mu-
letilla. Doña Juanita, de petimetra con pañoleta y ri-
dículo. Don Serafín de lechuguino. Doña Juanita sale
mirando hacia atrás haciendo guiños á don Serafín.)
Nar. Miren que hacer venir á la verbina,
cual si fuera un petan ó un fora-tero
á quieo odia y detesta estas jaranas
donde sólo hay gentuzas y jaleos.
Jua. Vamos, hombre, Narciso, no te enfades.
Nar. Dale conque me enfado, es que ?ne quejo
de que me haga-; venir á estos lugares.
Jua. Vamos, yo te aseguro que no vuelvo
á pedir que me traigas.
Nar. Eso dices,
p^ro en cuanto otra llegue, ya veremos.
(Buscándola una mano. Aquí puede coger don Narciso
todo menos mano de doña Juanita )
la

¿Dónde No te apartes de mi lado,


estas?
porque ya sabes que ni jota veo,
y sólo con el sol de tus pupilas...
Jua. No hables ya de pupila.
Nar. Bueno, bueno.
Jua . De tutor has pasado á ser marido
y creo que er-tarás harto contento.
NAR. (Va á hacerla una caricia, pero ñola encuentra, por-
que doña Juanita está, distraída mirando á don Sera-
fín.)

Me tienes embobado, pero, ¿qué haces


(Se lo puede decir á don Serafín para mayor efecto
escénico. )

que te busco á mi lado y no te encuentro?


Jua. ¡Ay, Jesús!
Nar. ¿Qué te pasa?
Jua . Se lia caído
el ridículo.
Nar. ¡Vaya!
Jua . Y yo no puedo
bajarme. (Haciendo seña á don Serafín.)
— 31 ~
Nar. ¡Qué demonio!
Ser. Madamita ..

(Don Serafín se aproxima, lo coge y se lo entrega,


mano y queriendo
cogiéndola la besárse]a.)
Jua. ¡Ay, mil gracias!
Nar. ¿Quiénes?
Jua. Un caballero
que á coger el ridículo se acerca.
Nar. Muchas gracias.
Ser. (Aparte y por lo bajo, con la mano de ella cogida.)

(¡Mi bien!)
Jua. (Por Dios, silencio.)
Nar . ¿Pero qué pasa?
Jua. Nada...
Nar. Es que escuchaba
por ahí, yo no sé qué cuchicheos.
JUA. (apurada, queriendo desasirse de don Serafín que la

retiene )
Es que se... me enredó la pañoleta.
Ser. Y un nudo que formóse con... el flecó
enganchóse á un botón de mi casaca.
JtJA. (Logrando desasirse.)
¡Gracias á Diosl Ya
¡Vaya un enredo!
está.
Nar. Mira por dónde porque á menudo
va.«,

te enredas sin querer, con el primero


que pasa.
(Echa á andar y doña Juanita le sigue luciendo señas
á don Serafín. Vanse los tres por la derecha.)
Alif. (Pregonando.) ¡Albahaca verde,
capaz de dar la vista á un burro ciego!
¡Mira tú que el usía.!.,.
Lor. Es gentilhombre.
Alif. ¿De casa ú boca? Pus el hombre es feo,
con su chepa y la pierna despega.
Lor. Es no sé qué de la justicia.
Alif . ¿Eso?
Será del tribunal que llaman de la
Rota.
Lor. Quizás.
Alif. Por eso es pati-tuerto.
Lor. ¿Tú no sabes su nombre?
Alif. No.
Lor. Se llama,
don Narciso Galán.
— 32 —
Alif. (Riéndose.) ¡Já, já! ¡Qué bueno!
¿Quién me compra narcisos? ¡qué bonitos!
(Pregonando, luego á Lorenza.)
¿Y de qué le conoces?
Lor. Ya hace tiempo;
¿no ves tú que á los cojos los conozco
yo en el andar?
Alif. Ese hombre es como el cerdo,
porque el probé no tiene desperdicio.
Lor. Parece el buen señor espantaperros.

ESCENA III

DICHOS, el BARÓN y MÁNDELA. Salen por la derecha: Manuela


del brazo del Barón, éste vestido como Zambullas, con capa y ella de

maja rumbosa. Se dirigen al puesto de la derecha

Barón ¿QuiéD ha visto en el mundo una m^noia


que la festeje más y más la quiera
su galán?
Man. ¡Zalamero!
Barón Con tal cara,
talgracia en el pisar y ta'es prendas,
¿quién no se vuelve laco de remate?
Man. Ya lo veo. ¡Já, já!
B-rón Puede que sea.
Man. Pues, cuidado, que no te dé el ataque
y encerrado te veas entre reja-!.
Barón Si rejas son tus brazo?, desde ahora
puedes poner las barras bien estrechas.
Man. Mejor será ser cuerdo, por si acaso.
Barón Dicen que el loco es cuerdo pOr la pena.
MAN. ¿^OS Sentamos? (Sentándose.)
Barón Sentémonos si gustas.
VEND. 1. a (pregonando.)
¡Avellanas, torraosl
Alif. (ídem.) ¡Albahaca fresca!
MoZ. 2.° (Acercándose á la mesa á que se han sentado.)
¿Qué he de servirles?
Barón Traen os aguardiente,
y de buñuelos dos ó tres docenas.
33

Música

Dime lo que tienes,


dime qué te pasa.
Man. ¿Qué quieres que diga,
si no tengo nada?
Barón ¿No estás satisfecha
de venir conmigo?
Man. Si no lo estuviese
no hubiera venido.
Barón Manuela del alma,
tu amor es. mi vida,
yo bebo en tus ojos
el gozo y la dicha;
tu boca me encanta,
me ptrae tu sonrisa,
tu talle me arrastra,
tu amor me fascina.
Man, Mirando tus ojos
y oyendo tus quejas,
ni siento desvelos,
ni siento tristezas.
Y al verme á tu lado,
el alma se encuentra
gozosa y aleare
sin dudas ni penas.
Barón Yo te quiero con pasión.
Man. No me fío yo de tí,
porque duda el corazón
que me quieras siempre así.
Barón Pon tu fe completa en mí,
que no sé por qué dudar.
Man. Piensa que si soy así
no lo puedo remediar.
Barón Dame un abrazo.
Man. No puede ser.
Barón Qué ingrata eres.
Man. Nos pueden ver.
Barón No desconfíes de mi pasión.
Man. Es temeroso mi corazón.
Barón
Man.
Eres mi dicha, eres mi amor.
— 34 —
(Baja Alifonsa al primer término al lado de Lorenza
y mira con insistencia á Picajosa y al Barón que esta-
rá de espaldas.)

Hablado
Man , ¡I\o que es para inventar palabras dulces
otro galán más diestro no se encuentra!
Alif. Pero, ¿qué es lo que miro?
Lor. Es Picajosa.
Altf. ¿Y es Zarabullas: el que está con ella?
Lor. ¡Qué ha de ser Zarabullas, inocente!
Ese será el Barón que la corteja.
Alif. ¿Conque es decir que el pérfido me engaña?
¿Conque no hay tal servicio de calesa
que valga? Si no embrollos y disfraces.
Lor. Puede que Zarabullas no lo sepa.
Alif. Y de no ser asi, ¿fuera posible
que vistiera ese usía tales prendas?
¡Le juro por San Juan!...
Lor. No jures náa.
Alif. Que no se olvidará de e?ta verbena.
(se acerca al puesto donde se hallan el Barón y la Ma-
nuela y dando á aquél un golpe en el hombro, le ha-
bla con desgarro.)
Lor. Recórtate las uñas, Alifonsa.
Alif. Se me olvidó traerme las tijeras.
Ténganlas muy felices, los dos tórtolos.
Lor. (Se arma.)
Barón (Me fastidié.)
Man. (¿Qué querrá ésta?)
Alif. ¿Usía podrá dar razón del sastre
que le cortó ese traje que ahora lleva?
Man. No conozco quien corte mas que sayos
en el barrio, que son las malas lenguas.
Alif. ¿Dónde está Zarabullas?
Man. ¿Iú quién eres
para venir aquí á pedirnos cuentas?
Barón (Perdido estoy.) (\ Manuela )
No digas ni palabra.
(Alifonsa se abanica nerviosamente.)
MaN. (levantándose.)
¿Tienes calor?
(sujetándola.) ¡Silencio, no me pierdas!
— 35 —
Alif. ¿Lo dices porque estoy muy encarnáa?
Eso será, porque me da vergüenza
el mirar ciertas cosas.
Lor. (Levantándose.) Muy bien dicho.
Barón (¡Y tener que sufrir!) Tenga la lengua
la muy desvergonzada.
Alif. Se me antoja;
que soy maja cabal y no de pega,
y no ensanché de espaldas lo bastante
para, sin más razón, tomar á cuestas
trapisondas y líos de... un pelele.
Lor. Pensará que aún está en Carnestolendas.
Alif.' O es que irá á torear.
Barón ¡Puedef
Man. (¡Malhaya!)
Alif. Y se viene á lucir en
verbena la
llevando de bracero... alguna sastra
que en el oficio dicen que es maestra.
Man . ¡Deslenguada!
Alif. ¡Bribona!
Barón ¡Por Dios santo!
Todo se arreglará.
Lor. Mira el vuecencia.
Barón ¡Callarse, por San Juan!
(los que pasan por la escena se van quedando parados
á oir la reyerta.)
ALIF. (Amenazando á Manuela.) Has de tragarte
esas palabras.
Man . (ídem á Alifonsa.) ¿Yo?
Alif. Tú.
BAkÓN (Asustado.) jSanta.Tecla!
(unos contienen á la Alifonsa y otros á la Manuela.)
Man. ¡Dejadme!
Alif. ¡Me la como!
Vend. 1.a ¡Qué jaleo!
Man . Bruja.
BaRÓN (¡Si me escapara!) (Buscando la salida.)

Alif. Sinvergüenza.
— 36 —

ESCENA V
DICHOS y el ALCALDE DE BARRIO

AlC. (Se abre calle entre el grupo.)


¡Alto aquí todo el mundo! ¿Qué sucede?
Al punto digan de la tal pendencia
la causa.
B\rón (Me pescaron.)
Alif. Que esa bruja...
y este... Señor. (Por Barón que se esconde.)
el

Man. La bruja sera ella.


Alc. Guarden silencio y compostura.
LOR. (cómicamente.) ¡Bravo!
•ALIF. Pues ha Sido... (Quitándose la palabra.)
Man. Que yo...
Alif No señor, ésta...
Alc. Vaya, si no se callan...
Las dos No queremos.
Alc. Pues se acabó, van todos á la trena.
Man. Señor Alcalde.
Barón ¡Ay Dios!
Alif. ¡Justicia!
Alc. Andando.
Barón (Maldito el pensamiento y la ocurrencia
que me dio de venir en esta noche
á meterme entre £ente de otra esfera.)
(Vanse por la izquierda Alifonsa, Manuela y el Barón,
detrás el Alcalde, Lorenza se va á su puesto, retirán-
dose la gente. Algunos siguen al Barón y á las dos.)

Moz. 1.° Cuestión de faldas.


Moz. 2.° Sí, cuestión de amores,
y luego... Ja canícula se acerca.
(Se dirigen cada cual á su puesto.)
Vend. I a Este es el pimentón de la velada.
¡Avellanas, torraos!
Vend 2.a ¡Nueces y almendras!
~ 37 —

ESCENA VI

ZARABULLAS y CHISPEROS 1 °
y 2.° Luego SOLDAD03. Sale Zara-
bullas por la derecha con el sombrero y el capote que el Barón sacó
en el primer cuadro, recatándose y con el cuello subido. Habla consigo

Zar. ¿Serán chismes de Juliana?


No, no puede ser cierto
que ese Barón del Milagro
á quien traiga de bracero
sea á Alifon^a, mi perla.
¡Si esverdad, yo les prometo
que se acuerdan, y ya pueden
ir ajusfando el entierro!
(Se dirige hacia el puesto de Alifonsa.)
Veremos á ver...
(ai ver que Alifonsa no está.)
Más, ¡calle!
¡La perla no está en su puesto!
¡Zambullas, no te ciegues!
X que San Juan ponga tiento
en mi lengua y en mi mano,
si es que juntos los encuentro.
(Salen dos chisperos por la derecha.)
CHIS . 1 °
. (Al segundo.)
Oye, tú, Ildefonso, mira.
CHIS. 2. o (Al primero.)
¿El del capote? Ya veo.
Chis. 1.° ¡Cómo se abriga!
Ch;s. 2 ° (a zarabuiias.) Oiga, amigo,
parece que lleva fresco.
Chis, l.o Estará malo.
Chis. 2. o ¡Quizás!
Chis. 1.° Se habrá perdido en Enero.
Chis. 2. o O será como los árboles,
que se desnude en invierno
y eche hojas en el verano.
Zar. (¿Y un majo de San Lorenzo
ha de consentir tal burla?
¡Ea, pues no lo consiento!)
CHIS. 1.° (En tono de burla.)
¡Don Lechugati!
ZAR. Se acabó. (Con resolución.)
— 38 —
Ya se ve que sois Chisperos
del Barquillo.
Chis, l.o A mucha honra.
Zar, ¿Tenéis honra? No lo creo.
Chis. 2.o ¡Futraque!
Zar. iM ata-candelas.
¡Toma! (Le da una bofetada y los separan.)
Chis, l.o ¡Dejadme!
(Salen los Soldados y uno de ellos poniéndose enme-
dio impone orden.)
Sold. ¡Alto el fuego!
Zar. (¿Cómo salvarme? ¡Ah, qué idea!
(Reflexionando en que está disfrazado de Barón.)
¡Vaya si tengo talento!]
Sold. Detenidos.
Zar. (Con altanería.)
Poco á poco.
Detendrán á los Chisperos.
¡Soy el Barón del Milagro!
Sold. Ahora es cuando queda preso.
Zar. ¿Y por qué?
Sold. Porque es la orden
que hoy en el cuartel nos dieron.
Detener á su merced
donde quiera que le hallemos.
Zar Me he lucido.
Chis. 1.° ¡Y tantos humos!
Z\r. Pero esto es un atropello.
(Vanse Zarabullas, Ci.isperos y Soldados por la derecha)

ESCENA VII

EL ALCALDE y detrás EL CORREGIDOR y CORO. Salen por la


izquierda

Alc. ¡Paso al Corregidor!

Música
Coro ¡Paso al Corregidor!
(El Corregidor avanza entre el coro y tomando una
actitud cómicamente grave da un golpe en el suelo
con la vara. El coro hace ademanes de susto.)
— 39 —
Cor. Orden y compostura,
guarden circunspección,
y que nadie ge mueva
porque lo mando yo. (Da otro golpe.)
CORO (Con sumisión y acatamiento.)
¡Oh, oh!
Cor. Porque lo mando yo. (Golpe.)

(Con énfasis.)
Dentro de poco los impuestos todos
desaparecerán,
y comeréis de balde Jas patatas
Ja carne el vino y el jamón y el pan,
veréis las calles limpias, no habrá pobres,
pero en cambio tendréis
en cada calle una gratuita escuela
en la que os ilustraréis.
Coro Y eso, ¿cuando será,
señor Corregidor?
Cor. Todo se hará en seguida
porque lo mando yo. (Golpe.)

II

La agricultura, industria y bellas artes


tendrán gran esplendor,
y cual la inglesa, haremos una escuadra
mejor que la de Rusia y el Japón.
Ya no habrá vagos, vicios, ni miseria,
pues de fu obligación
todos, serán escJavos, y así España
ha de ser la gran nación.
Coro Y eso, ¿cuándo será,
señor Corregidor?
Cor. Todo se hará en seguida
porque lo mando yo. (Golpe.)

Coro Lo mismo le ofrecían


á mi tatarabuelo,
y lo veremos, cuando
la rana críe pelo.
— 40 -
(El Corregidor seguido del Alcalde se dirige á la de-
recha. Acabada la música sale por la derecha don
Narciso.)

ESCENA VIII

DICHOS y DON NARCISO

Hablado
Alc. ¡Paso al Corregidor!
Nar . (Dirigiéndose al Corregidor.)
Celebro verle.
Cor. ¿A dónde va á estas horas don Narciso?
Nar. iba á buscar á usía.
Cor. Pues ya es suerte
el haberme encontrado^ porque, amigo,
el cargo más es carga y yo no como
ni SOSiegO, ni paro. (Con intención.)
Nar. Eso es, bien dicho,
porque si así lo hiciera, no sería
Corregidor. Son g^jes del oficio.
Cor. Llevo ya una semana insoportable.
La carne sube mucho, don Narciso.
Nar. ¡Ah!¿Sí?
Cok. ¿Qué, su merced no se ha enterado?
Nar. En mi mujer ll^va el bolsillo.
casa,
Cor. Todo está por las nubes, y me piden
que arregle ese negocio lo* vecinos,
pues los muchos tributou los esquilman.
No sé cómo salir del compromiso.
Nar . (interrumpiéndole.) ,

Jáeñor Corregidor, voy á mi asunto.


COR. (Sin hacerle caso )
Pues es que yo estoy molido.
el caso,
Con de toros a diario,
la lidia
que á mi persona toca presidirlos,
así como el Concejo de la Villa
que ca la día tiene más servicios,
no existen pies, ni mano?, ni cabeza,
que esto resista.
Nar. ¿Quiere hacer oídos?
Cor. Dígame su merced qué es lo que ocurre.
41 —
Nar. Pues que mi esposa, estaba aquí conmigo
y desapareció de pronto.
Cor. Vamos
que de usarcé la esposa se ha perdido;
pues ya verá qué pronto se la encuentra,
Nar. Señor Corregidor gracias.
Cor. Lo dicho,
eso no de extrañar, es muy frecuente
es
que se pierda una dama en estos sitios.
(Vanse por la derecha seguidos del Alcalde.)

ESCENA IX

ESTUDIANTES 1.° y 2.°, VIUDA y VENDEDORAS

Est. 1.0 Pero, escuche.


Viuda ¡Qué moscones!
Yo soy una viuda honrada,
les ruego que se retiren.
Est. l.o Mas, si no nos da la gana
ese ruego será inútil.
Viuda ¡Jesús, qué mala crianza!
Viuda Déjenme.
Est. 2.° No la dejamos.
Est. I.o Pero, ¿cómo abandonarla
1

en este tropel de gentes ,

de barullos y bullanga?
Viuda Pediré auxilio.
Est. 2.° Pedidlo.
VlUDA (Mirando a la derecha.)

El Corregidor me salva.

ESCENA X
DICHOS, DON NARCISO y el CORREGIDOR. Vuelveu á salir por
donde entraron. Don Narciso muy enfadado

Cor. Tranquilidad, don Narciso.


Nar. Pero es que esto es una infamia.
VlUDA (Dirigiéndose al Corregidor )
¡Ay, señor Corregidor!
— 42

Estos hombres...
(los estudiantes hacen movimiento de irse.)

Cor. (a los Estudiantes.) JNo se vayan.


EST. l.o (Al 2.°)

(No te asustes.)
Cor. (¡Qué viudita!
Lo que es como guapa es guapa.)
¿Qué sucede?
Viuda Que estos jóvenes...
me ven sola y se propasan.
Est. l.o Certum non est.

Cor. (imponiendo silencio.) ¡Cállense!


Nar. (Al Corregidor.)
Pero ¿y mi esposa?
Cor. Car-baza.
(a los Estudiantes en tono de reprensión.)
Oigan los estudiantuelos
ramplones, á ver si guardan
el respeto que merece
una viuda tan honrada.
Est. l.o (Al 2.°)

¿En qué lo habrá conocido?


Est. 2.° (Al !.•)
En... el ruido de la falda.
Nar. (Al Corregidor.)
Pero mi mujer...
Cor. Y sirvan
mis anteriores palabras
como de reprensión pública
en castigo de sus faltas.
Est. l.o Bisn, señor, pero nosotros
observábamos la práctica
Nunquam dúo, semper tria...
que nos enseña la máxima
y por tanto...
Cor. Se comprende.
(No he entendido una palabra.)
Nar. ¡Voto al chápiro!
Viuda Señor,
yo doy por ello gracias.
le
Cor. No es difícil que dé algunas
quien en sí reúne tantas.
(En tono de reprensión.)
Y aprenda, que no es prudente
— 43 —
que se mezcle en algazaras
viuda y sola.
Viuda Peor fuera
que viniere acompañada.
Cor. (Verdad dice.) Sin embargo
parece que de esa traza
solicita compañía,
y sepa que en las posadas
cuando no se admiten huéspedes
quitan la muestra á la casa.
Así, pues, ordeno y mando
que en tanto que yo sus ansias (a Narciso.)
calmo y encuentro á su espesa,
acompañe á esta madama.
NAR. Pero nombre... (Asombrado.)
Viuda ¡Linda sentencia!
Est. l.o La enfermedad era mala,
pero el remedio es peor.
Cor. Verá qué presto ha de hallarla
cuando tenga que buscarle
creyendo que se le escapa
con otra .No tiene réplica,
es la condición humana.
(Cógese la Viuda del brazo de don Narciso y vanse
hacia la derecha.)
Usarcedes por allí.
Est, 2.° ¿Et nobisf
Cor. Por la otra banda.
NaR. (Mirando a la Viuda.)
(¡Lástima de quince Abriles!)
Viuda (Vaya un carcamal.)
Nar. Madama..
vamos andando si gusta.
Viuda (Si lo sé me estoy callada.)
(Este mutis, que puede ser de gran efecto, deberá
prepararse quedando el alcalde de barrio á la derecha
. del Corregidor; éste, con gravedad cómica, hace á aquél
con la cabeza señal de marcharse, el alcalde se preci-
pita á separar á la gente para dejar paso al Corregi-
dor, los Estudiantes se cuadran y hacen una reveren-
cia exagerada y vase el torregidor despacio, mirando
á uno y otro lado con la cabeza erguida, precedido
del alcalde por la izquierda. El alcalde también saldrá
despacio.)
.

— 44 —
Est l.o Intelígentiam non habet.
Est. 2.° Acierta esta adivinanza.
Un caballo de calesa
y un alcalde, ¿en qué se igualan?
Esr.l° En... la guarnición.
Est. 2.° En que ambos
van tirando de las varas.
(Vanse riendo por la derecha y al pasar por el puesto
cogen unos buñuelos.)
Moz. 1.° Miren los estudiantones.
Est. l.o BuTiuelus quiíntr are in panza
no ha de pagarse.
Vend. 1.a Perdidos.
Est. 2.° Y son sabrosos, caramba.
(Vanse corriendo.)
Moz. 1.° Cogedlos. ¡;A esos!!
Vend. 2 a Dejadles,
que son dos medias cucharas.
(Se oye ruido y algazara.)

ESCENA ULTIMA
ZARABULLAS, LORENZA, ALIFONSA, MANÍJELA, CUCLILLAS,
MAJAS y MAJOS. Salen todos muy alegres, menos MANUELA la
PICAJOSA que estará compungida y llorosa

VEND. 1.a (.Mirando á la izquierda.)


¡Anda, madre, lo que viene!
Vend. 2.a ¿Ya están otra vez aquí?
Zar. Todos salvos y contentos.
Alif. Y dispuestos á reir
yá bailar.
Cuc. Y armar jarana
toda la noche.
Todos Sí, sí.
Vend. 1 a Pero contad el por qué
y cómo volvéis al fin.
Alif. Pus es el caso...
Zar. (Quitándosela palabra.) Sabrás..
Lor. Yo te lo diré ..

Zar. Es que á mí.


— 45

Cuc. Eso es, hablad toos á un tiempo


y que rio se pueda oir.
Alif. Yo lo uiré.
Cuc. ¿Y el usía?
Lor. Ese se ha quedado allí.

Zar. En chirona.
Alif. Le buscaba
la justicia.
a
Vend. 1. ( sombrada.) ¿Qué decís?
Man. Sí,por no sé qué jaleos.
Lor. Han manclao desde París
los franchutes que le prendan.
Alif. P< r eso para venir
á la verbena, se puso
vestido de zascandil.
Zar. Oyes tú, que era nai traje.
Alif. Pues por eso.
Zar. (Haciendo una carantoña.)
¡Ole que sí!
Alif. Y además, como es casado
no se quería lucir
vestido de petimetre
acompañando á otra.
Man. Sí,
pero es que yo no sabía
que era casado.
Lor. (a Manuela.) Por fin
tenía yo la razón
pero no quisiste oir
que el tal no te convenía
y que no era para tí...,
Man. Ni yo tampoco sabía
que era Barón.
Lor. No mentir
es lo primero, Manuela,
y no te hayras la infeliz
porque todas lo sabíamos.
Alif. Y tú, vamos al decir,
debieras también saberlo.
Cuc. que sí.
Picajosa, di
Man. Bueno, pues lo que queráis.
Zar. (a Alifonsa )
¿Tú me has perdonado á mí
de haber creído esos chismes?
— 46 -
ALIF. (a Zarabullas.)
No debiera consentir,
mas te perdono y... en paz.
Zar. No ha de haber cuestión por mí.
¡Viva el rumbo!
Todos ¡
Viva!
Zar. (a la Aiifoosa.) Al fin
celebramos la velada
de San Juan.
Alif. ¿Por qué gemir?
Ya no pienses más en eso.
Man . (Restregándose los ojos y poniéndose en jarras, después
de pasarse el revés de la mano por las narices.)
Ea, pues yo soy así,
como la lana que engorda
á palos.
Cuc. Venga de ahí.
Lor. [Vaya las mozas de rumbo!
Zar. ¡Caballeros, á vivir!
Conque, templad las vihuelas
y al punto que estén, salid
por seguidillas manchegas
porque vais á ver aquí
bailarlas con gracia y garbo
á las hijas de Madrid.
(Al público.)
Y si os agradó el saínete
en terminando aplaudid.
(Se preparan para bailar seguidillas y á los primeros
* compases baja el telón.)

FIN DEL SAÍNETE


OTROS COUPLETS (i)

PARA CANTADOS POR EL CORREGIDOR, QUE OBTUVIERON


GRAN ÉXITO LA NOCHE DEL ESTRENO DE LA OBRA

Hoy la peseta dicen que padece


de grave enfermedad,
mas yo aseguro que es á los bolsillos
á quienes hace falta sanear.
Ese problema voy á resolverlo,
porque os he de curar
el ma! llamado la sindineritis
que aflige á la humanidad.

Será esta villa una mansión celeste,


modelo de ciudad,
pues dos mi Ion es el Estado al año
i

para que se hermosee le da ya.


A pesar de esto, el Municipio se halla
en mala situación,
y aunque aseguran que está mejorada
cada día está peor.

Se llame Juan ó Pedro quien gobierne,


ya gaste chupa ó frac,
á tí, gloriosa y coronada villa,
han de regirte perramente mal.
Tendrás muy pronto nuevos presupuestos
que te reventarán,
pues te impondrán tributos por el sueño,
por comer y ca... an... tar.

(l) En caso de pedir el público la repetición de este número,


te cantará un solo «couplet», para evitar que al cantar los dos resulte
largo el número.
He de dictar enérgica y muy pronto
una disposición,
á fin de que en la corte los teatros
acaben muy temprano la función.
Los homicidios, rcbos y garlitos
se pueden tolerar,
mas que las tiples se recojan tarde
no toleraré jamás.

Estoy mirando en uno de esos palcos


á una señora, ¡ay, Dios! (suspirando.)
que ya me está poniendo mareado
porque se fija en mí de un modo atroz.
Corregidor be f-ido basta la fecba,
mas lo que
desde hoy,
es
ó se conige un poco esa señora
ó no bay Corregidor.

El caudaloso río Manzanares


se canalizará
y surcaián su3 encrespadas olas
besugos, congrios y mil peces más.
Se hará después una Gran Vía, hermosa,
por la que irán también
besugos de ojo claro y truenas gordas
de los que andan en dos pies.

Las gentes dic°n que á don Carlos cuarto,


el rey nuestro señor, (se descubre.)
le gu¡-ta más que gobernar
á España
pasar por diestro y hábil cazador.
Pero e>\o tiene un grave inconveniente,
y es que sin intención
por disparar un día á alguna liebre
tire y mate á la nación.
Los ejemplares de esta obra se halla:

de venta únicamente en el Despacho Cen


tral, Arenal, 20.

Precio: SKQ peseta

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