Modelo Integrativo

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Mentalización.

Revista de psicoanálisis y psicoterapia, 15; Abril 2021 1

La Práctica Clínica Desde Un Modelo Integrativo


Entre Mentalización Y Psicoanálisis
Gustavo Lanza Castelli

La teoría de la mentalización, propuesta ini- que publicamos con un grupo de colegas (Lanza-
cialmente por Fonagy y Target en una serie de tra- Castelli, Bilbao Bilbao, Ramos, Rodrigo 2020).
bajos (1995, 1996, 1997) y formalizada posterior- De todas formas, en ninguno de estos traba-
mente por Fonagy y colaboradores en el año 2002, jos he consignado el modo de trabajar con este
fue manualizada para informar un tipo particular modelo (exceptuando lo relacionado con la for-
de psicoterapia (Mentalization Based Treatment – mulación del caso), así como el tipo de interven-
MBT) en diversos libros, a partir del año 2004 ciones que se utilizan en él, que es lo que pretendo
(Bateman, Fonagy, 2004, 2006, 2016). hacer en el presente artículo a partir del material
Esta forma de psicoterapia ha dado muestras de una paciente no neurótica.
de su eficacia y ha sido adoptada por gran número En lo que sigue sintetizo brevemente algunos
de terapeutas en diversos países. No obstante, su conceptos claves de la mentalización reflexiva y
foco exclusivo en lo que he denominado mentali- de la mentalización transformacional, como así
zación reflexiva, como así también el que no in- también de los distintos módulos que forman
cluya en su marco conceptual otras variedades de parte del Modelo Integrativo. Tras esta reseña
la mentalización ni un conjunto de contenidos y transcribo y comento el material clínico referido,
procesos largamente trabajados en el campo del con la intención de mostrar la forma en que lo he
psicoanálisis, restringe su utilidad clínica en toda trabajado desde el modelo que propongo.
una serie de casos. Por último, llevo a cabo algunas reflexiones
Por esa razón, en el año 2016 propuse un mo- sobre las puntualizaciones y consideraciones pre-
delo integrativo que articulaba la mentalización vias.
reflexiva con una serie de conceptos psicoanalíti-
cos, con lo cual intentaba crear un marco teórico-
La mentalización reflexiva
clínico que fuera más abarcativo para la práctica
de la psicoterapia y conservara, a la vez, los apor- Consiste en un conjunto de capacidades que
tes de la MBT (Lanza-Castelli, 2016a). están básicamente al servicio de funciones cogni-
Posteriormente utilicé este modelo en la for- tivas y de regulación emocional, que posibilitan
mulación del caso (Lanza-Castelli, 2016b, Lanza- relaciones interpersonales a predominio de empa-
Castelli, Bilbao Bilbao, Padrón Padrón, 2019), en tía y comunicación. Recaen sobre los estados
la aplicación del Método para la Evaluación de la mentales propios y ajenos y no sobre los objetos
Mentalización en el Contexto Interpersonal del mundo físico o cultural.
(MEMCI) (Lanza-Castelli, Bilbao Bilbao, 2017) y Podríamos decir que estas funciones cogniti-
en otras aplicaciones clínicas (Lanza-Castelli, vas incluyen una serie de capacidades representa-
2017). cionales y de habilidades inferenciales, las cuales
En una segunda fase de la elaboración del forman un mecanismo interpretativo especiali-
mismo advertí que resultaría de utilidad incluir zado, dedicado a la tarea de explicar y predecir el
también en él la mentalización transformacional, comportamiento propio y ajeno mediante el ex-
que había conceptualizado y articulado con la pediente de inferir y atribuir al sujeto de la acción
mentalización reflexiva con anterioridad (Lanza- determinados estados mentales intencionales que
Castelli, 2013, 2014). den cuenta de su conducta (Gergely, 2003).
Este nuevo formato del modelo fue utilizado Estas capacidades pueden organizarse en cua-
en el análisis de un caso de una paciente límite, tro polaridades: self-otro; interna-externa; cogni-
tiva-afectiva; deliberada-automática.

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En lo que hace a esta última polaridad, cabe la mentalización del self, podríamos decir que una
consignar que el mentalizar deliberado es un pro- dimensión clínicamente importante de la misma
ceso preconsciente que, por tanto, funciona con la la constituye la mentalización de la afectividad.
lógica de los procesos secundarios, sujetos a las le- Ésta incluye tres aspectos: a) identificación y de-
yes lógicas y sintácticas que gobiernan nuestro nominación de las diversas experiencias emocio-
pensamiento de vigilia (Freud, 1900, 1911). nales, b) modulación de dichas experiencias, c)
El mentalizar automático incluye lo que lla- expresión de las mismas. Cada uno de estos aspec-
mamos habitualmente intuición, que supone un tos posee un modo básico y un modo complejo.
procesamiento rápido, también preconsciente, de La mentalización de la afectividad consiste en
una variedad de estímulos captados habitual- una forma sofisticada de la regulación emocional,
mente por varios canales sensoriales a la vez. que implica que los afectos son experimentados a
Subrayo el carácter preconsciente de la men- través de los lentes de la autorreflexividad, de
talización reflexiva para diferenciarla con claridad modo tal que se hace posible comprender el sig-
de la mentalización transformacional, una parte nificado subjetivo de los propios estados afectivos
importante de la cual funciona a nivel incons- (Fonagy et al. 2002, Jurist, 2018). Convergen en
ciente y se rige por los procesos que imperan en esta actividad, entonces, también la polaridad
esa región de nuestro psiquismo. cognitiva-afectiva, el polo centrado en lo interno,
Cuando tienen lugar fallas en el mentalizar de la polaridad interna-externa, así como la pola-
reflexivo, éstas se complementan con la activación ridad deliberada, ya mencionada.
de alguno de los modos prementalizadores: equi- Por lo demás, en la base de esta posibilidad de
valencia psíquica, modo simulado, modo teleoló- mentalizar la afectividad se encuentra un proceso
gico. mediante el cual se constituyen las representacio-
En el primero de ellos los pensamientos son nes secundarias para denominar y regular la ex-
vividos como si fueran reales, pero no porque se periencia emocional, considerado como un
confundan con la realidad, como en las alucina- biofeedback social. En él la experiencia emocional
ciones, por ejemplo, sino más bien porque tienen primaria, consistente en una activación fisioló-
igual efecto que un acontecimiento real (Dornes, gica y visceral, es reflejada de una manera contin-
2006, p. 184). gente y marcada por el cuidador primordial (la
En el segundo (modo simulado) existe una madre o su equivalente), lo que permite la consti-
disociación entre las verbalizaciones, fantasías y tución de dichas representaciones, que servirán al
representaciones y la realidad, tanto externa niño para el posterior etiquetamiento y regula-
como interna. En este último caso, las asociacio- ción de sus afectos (Bateman, Fonagy, 2004; Fo-
nes producidas en la sesión, por ejemplo, por más nagy et al., 2002).
que remitan a situaciones importantes de la vida La teoría de la mentalización propuesta por
del paciente, no tienen verdadera eficacia subje- Fonagy y colaboradores se complementa con un
tiva ni favorecen el proceso de cambio, sino que enfoque evolutivo en lo que hace al surgimiento
constituyen una especie de como-si experiencial. de la capacidad de mentalizar y al desarrollo del
En el modo teleológico, finalmente, las accio- self, que tienen lugar en el contexto de las relacio-
nes sustituyen a las palabras como medio de mo- nes de apego y de las interacciones parentales
dificar la mente del otro, o como forma de expre- mentalizadoras (Fonagy et al., 2002).
sión de determinado sentimiento, deseo o necesi- En los últimos años el trabajo con la mentali-
dad. Asimismo, en el modo interpretativo teleo- zación reflexiva ha sido incluido en un contexto
lógico, son las acciones y no las palabras ajenas las más amplio, centrado en la confianza epistémica,
que resultan significativas, por lo que las intencio- que enfatiza la importancia que posee la confianza
nes del otro requieren de algún tipo de acción de que depositamos en la información relevante para
su parte para ser creídas. nuestra vida, referida al mundo social, que nos
Si tomamos ahora en consideración la pri- transmiten otras personas (figuras de apego).
mera de las polaridades mencionadas (self-otro) y Conceptos como el de distintos sistemas de co-
ponemos el acento en el primer polo, esto es, en municación, enseñanza y aprendizaje social,

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apertura epistémica, superación de la descon- 3) el lenguaje, por último, constituye un


fianza epistémica, son algunas de las nociones que grado de organización superior, que forma parte
forman parte de este nuevo desarrollo teórico-clí- del sistema Preconsciente y puede ligar las repre-
nico (Bateman, Fonagy, 2016; Debbané, 2016; Fo- sentaciones-cosa y, de este modo, llevar a cabo un
nagy & Allison, 2014). proceso de mayor complejización, como cuando
hacemos consciente y ponemos en palabras una
fantasía previamente reprimida e inconsciente.
La mentalización transformacional
Por lo demás, ambos tipos de representacio-
Con este concepto aludo a dos clases de pro- nes se interpolan entre el sujeto que percibe y el
cesos: objeto de la percepción (el semejante, el otro de la
A) El primero de ellos tiene que ver con la interacción), por lo que contribuyen al sentido
constitución de un bagaje representacional en el que este último adquiere para la subjetividad. De
que podemos distinguir tres clases de representa- este modo, cuanto mayor sea la riqueza del sis-
ciones: tema de representaciones, mayor será la variedad
1) los signos perceptivo-motrices, primeras y refinamiento de los sentidos adjudicados a la
inscripciones en la psique del bebé, provenientes realidad interpersonal (Maldavsky, Ibid).
de distintos canales sensoriales (olores, sabores, Asimismo, encontramos también otra clase
sonidos, percepciones visuales, etc.) y que inicial- de procesos transformacionales que operan en el
mente no entran en una conjunción entre sí (Du- nivel del sistema Preconsciente, traduciendo el
parc, 1998). 2) la representación-cosa, que me- pensar no verbal en frases y narraciones, con lo
diante el enlace o la ligadura de dichos signos cual llevan a cabo modificaciones en el formato de
(Maldavsky, 1977), se configura como una totali- aquél. En un trabajo anterior he estudiado este
dad compleja, compuesta por imágenes cinéticas, proceso, así como las leyes que lo rigen (Lanza-
auditivas, olfativas, a predominio visual (por Castelli, 2013).
ejemplo, la imagen de la madre), que en unión con B) El segundo proceso posee, a su vez, dos ni-
otras representaciones similares entrará a formar veles:
parte de fantasías y sueños. B1) el primero de ellos requiere de la presen-
Esta representación-cosa “…capta, limita, cia de un otro primordial (madre, cuidador) que
transforma la energía pulsional” (Green, 1987, p. invista amorosamente al niño e interactúe con él
151), por lo que es clave en la elaboración psíquica de un modo continente, empático y reflejante, que
de la misma, así como en la simbolización de la lo contenga y metabolice inicialmente por él afec-
experiencia emocional. Constituye el contenido tos que son demasiado dolorosos o desbordantes
representativo del sistema Inconsciente, en donde como para que el niño pueda hacer algo con ellos.
es procesada según las leyes del proceso primario Los resultados de dicha metabolización con-
(condensación y desplazamiento). Bajo ciertas sisten en afectos tolerables que le son devueltos al
condiciones puede conectarse con representacio- niño, por así decir, quien puede entonces -paula-
nes pertenecientes al sistema Preconsciente, que tinamente- sentirlos como tales afectos y ligarlos
están organizadas según los procesos secundarios o codificarlos inicialmente por medio de signos
(ordenamiento temporal, alta organización, au- motrices, cenestésicos y visuales (Duparc, 1998;
sencia de contradicción, etc.). Así, por ejemplo, Müller-Braunschweig, 2006), posteriormente por
una fantasía erótica de una empleada con su jefe, medio de las representaciones-cosa y más tarde
consistente en una pequeña novela que aquélla aún por medio de las representaciones-palabra.
teje en su mente, podría ser el sustituto precons- Esta serie de significantes, de complejidad cre-
ciente-consciente, construido por desplaza- ciente, le sirve para integrarlos en su subjetividad
miento, de una fantasía erótica inconsciente con (Bion, 1962).
su padre (conjunto de representaciones-cosa, que Hay un primer momento, entonces, en este
han captado y hecho las veces de continente de la primer nivel, en que el afecto es desbordante, tor-
energía pulsional-sexual incestuosa), que forma- menta o torbellino emocional, sea como ataque de
ría parte del Complejo de Edipo de dicha mujer. ira del bebé, sea como agonía primordial en el

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sentido que le da Winnicott (1974). Se trata de mencionado, de la fantasía de la empleada con su


afectos crudos, arrolladores, no simbolizados, que jefe.
requieren de la mediación de la respuesta materna Las diferencias señaladas entre la mentaliza-
para su simbolización y transformación en afectos ción reflexiva y la transformacional no impiden la
tolerables, pasibles de ser sentidos y ligados repre- complementariedad que es posible encontrar en-
sentacionalmente. tre ambas, como se pondrá de manifiesto en el
En el segundo momento de este primer nivel análisis del material clínico.
ha tenido lugar ya la simbolización a través de la
mediación de la madre, por lo que nos encontra-
Los módulos del Modelo Integrativo:
mos con su resultado, consistente en que los sen-
timientos y los deseos se encuentren simbolizados
1) El patrón vincular:
y diferenciados entre sí como realidades psíqui-
cas. En lo que hace a los afectos, esto significa que Consiste en tres vectores que dan cuenta de la
se han desomatizado (Krystal, 1988), que han al- dinámica vincular: a) deseo, acción, etc. del sujeto
canzado una forma definida y un matiz afectivo hacia el objeto, que conlleva una expectativa de la
específico y diferencial (tristeza, alegría, enfado, forma en que el objeto habrá de responder – b)
por ejemplo), y que se ha limitado su intensidad y respuesta del objeto según el punto de vista del
su tendencia a la acción (Lanza-Castelli, 2014). sujeto – c) reacción del sujeto a la respuesta del
B2) El segundo nivel de este proceso utiliza objeto. Un ejemplo esquemático podría ser: a) de-
los afectos y deseos ya simbolizados y realiza so- seo de ser tenida en consideración, b) suposición
bre ellos un nuevo trabajo -utilizando redes com- de desinterés por parte del otro, c) tristeza.
plejas de representaciones-cosa y representacio- Estos vectores se articulan tanto con la men-
nes palabra interconectadas- cuyo resultado con- talización reflexiva como con la transformacional,
siste en la construcción de sueños, fantasías diur- de formas diversas.
nas, narraciones, producción de mitos, etc., que
tramitan a su vez dichos deseos y afectos. En la 2) Los esquemas self-otro:
fantasía preconsciente-consciente de la empleada, Consisten en un conjunto de esquemas que
mencionada más arriba, por ejemplo, se escenifica suelen encontrarse interrelacionados. Por ejem-
un deseo erótico inconsciente ya simbolizado y plo: víctima-victimario, dominador-dominado,
constituido como tal (el deseo erótico hacia el pa- amante-amado, etc.
dre). Dicha escenificación, que consiste en un tra- Estos esquemas tienen en cada quien grados
bajo psíquico, pertenece, por tanto, a este segundo variables de riqueza (número de esquemas) y de
nivel. Otro ejemplo podría ser el escenario som- complejidad (complejidad integrativa de los es-
brío de un sueño, en el que el protagonista camina quemas; esquemas escindidos y esquemas inte-
bajo la lluvia. En él podríamos ver la figuración grados; esquemas duales, triangulares y grupales).
plástica del sentimiento de tristeza y del llanto que Se articulan con el primer vector del patrón
lo acompaña, por una pérdida reciente. vincular, en lo que hace a las expectativas respecto
La parte de esta tarea que se lleva a cabo en el del modo en que el otro reaccionará a la expresión
sistema Inconsciente (Freud, 1900) se rige por los del deseo. Por ejemplo, si alguien tiene vigente el
procesos primarios, que comandan también el esquema “rechazado-rechazante” anticipará que
trabajo del sueño (condensación, desplazamiento, va a ser rechazado por aquél con quien desea en-
representación plástica, simbolización). Otra trar en contacto y eventualmente se abstendrá de
parte se lleva a cabo mediante una colaboración hacerlo.
entre los procesos primarios y secundarios, me- Se articulan con el segundo vector en el modo
diante una articulación de los contenidos de uno en que es interpretada la reacción del otro, la cual
y otro sistema (Inc. y Prec.), como en las fantasías, es mediatizada por estos esquemas y/o por el
cuyo formato se rige por las leyes del Prec., pero mentalizar reflexivo.
en su contenido encontramos derivados de los
contenidos del Inc., tal como en el ejemplo, ya

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3) El self, el narcisismo y sus perturbaciones: 6) Los mecanismos de defensa:


Propone una teoría del desarrollo del self en Diferencia entre defensas intrapsíquicas y de-
el contexto de una visión interpersonal del narci- fensas interpersonales, así como entre defensas
sismo. Caracteriza las distintas perturbaciones del maduras y defensas primitivas. También distin-
self que encontramos en la patología: los grados gue las defensas según aquello sobre lo cual foca-
variables en su consistencia, el self incompleto, el lizan: el mundo externo, el Superyó, los afectos, el
self que tiende a la desintegración, el self diso- self, las pulsiones.
ciado, los problemas en la autovaloración y en los Un ejemplo de la defensa contra las pulsiones
métodos para regularla, etc. podría ser la represión de la sexualidad. Como de-
Incluye también las autorrepresentaciones, fensa contra un afecto puede utilizarse -entre
así como las distintas posiciones subjetivas desde otras posibilidades- el afecto contrario, como
las cuales el paciente se relaciona con los demás cuando se exagera el amor para mantener sofo-
(por ej. posición de “tirano” en relación con los cado el odio.
subordinados; de “sostén” en relación con una
madre deprimida, etc.). 7) El superyó:
Comprende tres subestructuras, el ideal del
4) Los grupos de motivaciones que toma en
yo, la instancia autoobservadora, la instancia crí-
consideración: tica. Es importante evaluar su grado de madurez,
Diferencia entre las motivaciones que hacen así como su eventual regresión y el grado de vio-
referencia al self y las que se centran en la relación lencia que dirige sobre el Yo, o la guía y el con-
con el otro. suelo que puede prestarle.
Estas motivaciones constituyen el contenido Estos distintos módulos se articulan entre sí
del primer vector del patrón vincular. Entran en- y con los dos modos de la mentalización de un
tre sí en relaciones de sinergia y /o de conflicto. modo complejo, que no es posible detallar en esta
También pueden entrar en conflicto con el Su- breve caracterización. El conjunto de los módu-
peryó y sufrir la acción de las defensas. los, de sus interrelaciones y de la forma en que se
Algunas de estas motivaciones tienen que ver imbrican con el mentalizar reflexivo y el transfor-
con la autoafirmación, con el deseo de ser amado, macional constituyen el Modelo Integrativo en su
con la inclinación a cuidar de la prole, etc. dimensión teórica. La parte clínica consiste en
El modelo integrativo incluye una caracteri- una metodología para la formulación del caso,
zación de los conflictos que tienen lugar en la evo- una serie de técnicas para intervenir en el proceso
lución de las mismas y de la relación de objeto terapéutico y diversas propuestas para el trabajo
(por ej. “autonomía vs dependencia”; “complejo del paciente entre sesiones, entre las cuales la
fraterno”, “complejo de Edipo”, etc.). práctica de distintos formatos de escritura posee
Se imbrican con los esquemas self-otro y con un rol central.
sus configuraciones duales, triangulares o grupa- En lo que sigue ilustro algunos de estos con-
les. ceptos mediante un material clínico, en el que
hago referencia, en cada caso, al módulo que está
5) Los afectos, su simbolización y regulación: en juego o al tipo de proceso mentalizador que se
halla presente en tal o cual segmento del material.
Distingue distintos grados de simbolización
(mentalización transformacional) de los afectos,
así como diversas estrategias de regulación de los Caso clínico:
mismos (Cf. una ilustración elocuente en el ejem- La paciente, a la que llamaremos Camila,
plo clínico). Entre estas estrategias distingue las tiene 32 años en el momento en que consulta, es-
que transcurren de modo automático e incons- tudia sociología y vive en pareja con Leonardo, de
ciente (mecanismos de defensa) de aquellas otras 40 años.
deliberadas y conscientes (regulación emocional).

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La paciente trabaja en una empresa, en la sec- relación a sus verbalizaciones- un trabajo de tipo
ción de relaciones humanas y lleva a cabo tareas exploratorio, consistente en sugerirle que llevara
de voluntariado en barrios carenciados de la ciu- a cabo relatos detallados y pormenorizados de las
dad de Buenos Aires. escenas que mencionaba, dejando de lado las ex-
Unos meses antes de venir a consultar había presiones generalizadas y pidiéndole ejemplos es-
interrumpido un análisis anterior, que se extendió pecíficos de los temas a los que hacía referencia.
a lo largo de más de seis años, debido a que en los El objetivo de esta exploración era clarificar
últimos dos años no había logrado casi ningún sus interacciones específicas con las personas pre-
cambio y sentía que el proceso se había estancado. sentes en dichas escenas, junto a los pensamien-
En los comienzos de su análisis conmigo, Ca- tos, sentimientos, creencias, etc. propios y ajenos,
mila manifestó una conducta muy particular, que se activaban en las mismas.
consistente en asociar reiteradamente situaciones Al mismo tiempo, intentaba que identificá-
y problemas actuales con situaciones del pasado ramos los nexos plausibles entre los sentimientos,
y, particularmente, con personas de su historia, de pensamientos y acciones que podían verosímil-
modo tal que remitía una y otra vez distintos as- mente inferirse de su relato.
pectos suyos a identificaciones con dichas perso- De este modo, lográbamos una visión más ge-
nas. nuina y vivencial de lo ocurrido en tales ocasio-
Ante una pregunta que le hice al respecto, nes, con lo cual nos alejábamos del modo simu-
mencionó que posiblemente estaba muy influida lado y nos situábamos en el terreno del mentalizar
por la manera de trabajar de su analista anterior, reflexivo (en tanto las representaciones se enlaza-
el cual -según ella- procedía de esa forma. ban con la experiencia vivencial, en lugar de des-
Le comenté entonces que con este tipo de re- plegarse disociadas de ésta).
lato ella quedaba desdibujada y que era impor- Pronto advertí que a Camila le resultaba muy
tante que explorásemos su experiencia actual con difícil conectarse con su experiencia emocional e
cierto detalle, antes de referirla a situaciones o identificar los sentimientos que experimentaba en
personas del pasado. La paciente aceptó mi pro- esas ocasiones, ya que éstos se hallaban precaria-
puesta, aunque continuó actuando del modo se- mente simbolizados (mentalización transforma-
ñalado por algún tiempo, ya que en ella era bas- cional) y se expresaban como estados de desorga-
tante acentuada la vigencia del modo simulado, nización (en sus horarios, rutinas, relaciones con
en el que las verbalizaciones, fantasías, etc. se en- los demás, etc.), sensaciones de cansancio físico,
cuentran disociadas de su experiencia interior nu- estados globales e indiferenciados como, por ej.,
clear. De esta forma podía desarrollar una serie de una irritabilidad general, acompañada de tensión
razonamientos psicológicos, asociar libremente, muscular y torpeza motriz, algunas somatizacio-
etc., pero esta actividad mental se revelaba total- nes menores, etc.
mente ineficaz para favorecer algún tipo de cam- A la vez, se encontraban desligados de toda
bio, o conducir a una profundización en su expe- representación y de todo nexo con alguna situa-
riencia vivencial más genuina. ción vincular que hubiera sido la desencadenante
Por mi parte, me centré -en los comienzos de de los mismos.
nuestro trabajo en común- no tanto en el conte- Este grado mínimo de simbolización de sus
nido de sus relatos como en su modo de funcio- afectos, me llevó a intervenir poniendo palabras a
namiento mental. Respecto a este último, señalé y sus estados afectivos activados en sesión o fuera
describí reiteradas veces este modo simulado, de ella, no sólo mediante denominaciones de los
mostrándole cómo este tipo de pensamiento diso- mismos, sino utilizando también expresiones que
ciado no tenía resonancia alguna en su experien- incluían alusiones a sensaciones corporales, ce-
cia personal, por lo que, en lugar de resultarle de nestésicas, visuales, etc. (Por ej: “creo que en estos
utilidad la alejaba de sí misma. momentos te sientes deprimida, como dentro de
Simultáneamente desalentaba temporaria- un pozo oscuro y sin salida”; “creo que sientes
mente la asociación libre, ya que ésta tenía lugar dentro de ti como un volcán a punto de estallar,
invariablemente en este modo, y proponía -en tanta es la rabia que tienes”, etc.).

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El objetivo de dichas intervenciones era favo- simplemente no lo distinguía como males-


recer el incremento en la simbolización de su ex- tar, y tal vez discutía con Leonardo, o me
periencia emocional (mentalización transforma- ofuscaba por demás o me desorganizaba,
cional). El tipo de expresiones elegido obedecía a me desordenaba en mis cosas de la vida
que cuanto menor es la simbolización de los afec- cotidiana y no sabía por qué.
tos, mayor es la ligazón que éstos poseen, no tanto Hoy, por ejemplo, claramente me di
con representaciones verbales, sino con signos cuenta que me costaba salir de casa, hasta
motrices, cenestésicos y visuales (Duparc, 1998; levantarme a la mañana me costó después
Müller-Braunschweig, 2006), que por mi parte in- del lunes. Bueno, tal como dijimos en la se-
tentaba evocar y movilizar por medio del tipo de sión, me había deprimido. Creo que nunca
verbalizaciones que acabo de referir. antes lo había sentido con tanta claridad
De este modo, y en tanto dichas intervencio- (...) a mí me sorprende darme cuenta que
nes se repetían una y otra vez, la paciente iba sim- por primera vez estoy teniendo este regis-
bolizando -poco a poco y progresivamente- sus tro de mis cosas , pero es así.
sentimientos, lo que permitía que los fuera iden- En mi análisis anterior había mucho de
tificando con mayor claridad. Estos procesos se comprensión intelectual, pero no percibía
apoyaban, a su vez, en la internalización que iba las cosas como ahora (...) ahora puedo per-
llevando a cabo de la posición mentalizadora cibir mejor mis sentimientos, les presto más
desde la que yo intervenía en relación a los mis- atención” [negritas agregadas].
mos. En este fragmento puede verse que los senti-
De la mayor importancia fue también estimu- mientos que se activan en Camila no se traducen
lar explícitamente en este punto la activación de ya como discusiones, estados de desorganización
la mentalización reflexiva de Camila, mediante la y ofuscamiento, sino que comienzan a adquirir
sugerencia de que estuviera atenta para observar una forma, con variable definición (estado bru-
sus sentimientos y pensamientos, tanto en sesión moso, malestar, depresión), lo que da cuenta de
como en tal o cual situación problemática de su un progreso en la simbolización de los mismos
cotidianeidad. Esta sugerencia se complementaba (Green, 1974).
con la propuesta de que pusiera por escrito tales De igual modo, podemos ver cómo se ha in-
observaciones ni bien le fuera posible, ya que di- crementado la capacidad de la paciente para ligar-
cha praxis de escritura posee un interesante po- los con aquellas situaciones interpersonales en
tencial para favorecer y optimizar la capacidad de cuyo contexto han surgido (embates de la madre).
mentalizar y puede llevarse a cabo en formatos di- A medida que por medio del trabajo llevado
versos que conjugan objetivos variados (Lanza- a cabo -centrado en la promoción del mentalizar
Castelli, 2010). (reflexivo y transformacional)- se incrementó su
Algunos meses después de haber comenzado capacidad mentalizadora en relación al registro y
a trabajar de esta forma, me envió el siguiente representación de su vida emocional, y se logró un
mail, como parte del “diario de sesiones” (Lanza- avance en la simbolización de la misma, tuvieron
Castelli, 2010) correspondiente a la última sesión lugar distintas modificaciones en otros aspectos
y escrito el mismo día en que ésta tuvo lugar: de su vida, que podemos vincular con distintos
“Es una verdadera novedad que yo haya módulos del Modelo Integrativo.
detectado ese estado brumoso en el que Por un lado, comenzaron a tomar forma los
quedo después de uno de los embates de mi distintos vectores del patrón vincular conflictivo
madre. Lo percibí, pude distinguir su om- con su madre, como se advierte en el texto citado
nipresencia, desde que colgué el teléfono el (que es una especie de testimonio de uno de los
lunes hasta el momento de la sesión. Se di- primeros avances en esa dirección), en el que ha-
sipó después y volvió a mí la energía y la bla de haber sufrido un embate por parte de ésta
claridad. (segundo vector: respuesta del objeto), embate
En otro momento no sólo no me daba que paulatinamente fuimos pudiendo diferenciar
cuenta de en dónde se iniciaba mi malestar, en sus distintos componentes (críticas de la

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madre, actitudes desvalorizantes, ponderaciones encontramos fallas en los sistemas de representa-


al hermano, inundar a la paciente con sus propias ción más elaborados y complejos.
angustias y estados depresivos, etc.). Desde el punto de vista de la mentalización
La diferenciación de los distintos componen- reflexiva esta modalidad podría ser entendida
tes de esta unidad anterior a la diversidad (emba- como expresión de la vigencia del modo teleoló-
tes) muestra la operación concurrente de la men- gico, uno de los modos prementalizadores men-
talización transformacional y de la reflexiva (sim- cionados con anterioridad (Fonagy et al., 2002,
bolización e identificación, respectivamente), e Bateman, Fonagy, 2016).
ilustra la utilidad clínica que tiene favorecer su Los tres vectores del patrón vincular (deseo
optimización, en tanto se convierten en herra- dirigido al objeto, respuesta negativa de éste -se-
mientas de la mayor utilidad en relación al trabajo gún el punto de vista del sujeto-, reacción emo-
clínico con el resto de contenidos y procesos pre- cional ante dicha respuesta), se encuentran en es-
sentes en el aparato psíquico y en la relación vin- tado de configuración (simbolización) incipiente
cular. en el material citado, pero poseen ya alguna
En lo que hace a los embates mencionados, forma, lo que torna posible comenzar a articular-
Camila pudo aprehender posteriormente que di- los de algún modo y a trabajar sobre ellos, a la vez
chos embates eran vividos por ella como la res- que proseguimos el trabajo dirigido a que su
puesta de la madre a su deseo de ser amada por la forma sea cada vez más precisa y definida.
misma (vectores a) y b) del patrón vincular), de- De este modo, el incremento del mentalizar y
seo que tampoco había logrado previamente vi- su manifestación: la configuración cada vez más
venciar e identificar como tal (esto es, como una nítida de los distintos vectores del patrón vincu-
realidad “psíquica”, cualitativamente diferen- lar, fue tornando posible empezar a trabajar sobre
ciada) y que se expresaba en los hechos en una se- dichos vectores mediante intervenciones cada vez
rie de conductas, tales como llamar a la madre por más interpretativas y más tendientes a la recons-
teléfono, preguntarle cómo estaba, ofrecerse trucción de la historia (Bohleber, 2007; Freud,
como receptáculo para la catarsis de aquélla, etc. 1937), con el objetivo de hacerlos conscientes en
Ante esta situación caben al menos dos mo- sus distintas facetas y ramificaciones, tramitarlos
dos de comprenderla. Una de ellas sería que el de- y elaborarlos.
seo de ser amada estaba plena y claramente cons- De este modo, en relación al primer vector
tituido como tal, sólo que se mantenía incons- fuimos descubriendo la notable intensidad de un
ciente por obra de la represión. La otra es que di- amor infiltrado de odio, que tenía a su madre
cho deseo no había alcanzado una configuración como objeto y que parecía derivar de reiteradas
definida como tal deseo, sino que consistía en un situaciones de no investidura (desamor) por parte
anhelo difuso, falto de una adecuada simboliza- de esta última, en el contexto de una marcada y
ción, de una cualidad psíquica específica y de una no disimulada preferencia por el hermano varón
ligadura con representaciones también específi- de la paciente.
cas. El trabajo pormenorizado sobre estas expe-
El modo en que la paciente hablaba de su re- riencias tempranas, así como sobre las pulsiones
lación con la madre, así como características ge- y afectos despertados en ellas, favoreció que Ca-
nerales de su modo de funcionamiento mental, mila pudiera ir llevando a cabo el duelo por la ma-
me llevaron a inclinarme por esta segunda alter- dre que no tuvo en su infancia y dejara de esperar
nativa. Conjeturé entonces que nos encontrába- ese amor en lo actual (procesamiento mental), lo
mos con un déficit en la inscripción de la repre- que le permitió correrse del lugar de receptáculo
sentación-cosa (Green, 1987) y de los ya mencio- de las angustias de la madre (cambio en su posi-
nados procesos de simbolización, lo que tenía ción subjetiva). También disminuyeron sus celos
como resultado un predominio de los desempe- hacia su hermano, con el que entabló una relación
ños motrices (conductas) que son cronológica- más afectuosa que la que había cultivado hasta ese
mente anteriores y que cobran vigencia cuando momento (morigeración del complejo fraterno).

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Un foco particularmente problemático para sesión, en un momento en que el vínculo conmigo


el trabajo clínico lo constituyeron las perturbacio- ya se había constituido y había comenzado a
nes en la constitución de las identificaciones pri- transferir sobre mí la imago de un objeto que sos-
marias, en el narcisismo primario y, por ende, en tenía su narcisismo.
la integridad y autovaloración del self (Lanza- En la sesión siguiente hizo referencia a esta
Castelli, 2020; Roussillon, 2011). experiencia y relató que en el análisis anterior, en
La fragilidad narcisista-identitaria de Camila el que se acostaba en el diván, su analista solía in-
era muy marcada y solía colapsar ante las viven- terrumpir un poco bruscamente las sesiones
cias de desinvestidura por parte de los objetos de cuando era la hora, por lo cual ella salía de su con-
amor más próximos (sentir que no la amaban), lo sultorio y experimentaba dicho derrumbe. Según
que la llevaba a una desinvestidura de sí, ya que pudimos reconstruir, en esos momentos sentía
esta última, en la medida en que no estaban sóli- que ese otro, tan necesario, la desalojaba de su
damente constituidas las identificaciones prima- mente y la borraba de su memoria. De ahí la ca-
rias y faltaban los objetos internos buenos que tástrofe narcisista que experimentaba.
realizaran una autoinvestidura (amarse a sí Así las cosas, y con el objetivo de, por un lado,
misma), era altamente dependiente de la investi- evitar favorecer la reedición de la experiencia
dura ajena. Cuando esta última le era retirada (se- traumática y, por otro, poder pensar sobre la
gún la perspectiva de la paciente) se producía un misma con el objetivo de ir elaborándola, le pro-
movimiento en reflejo de autodesinvestidura, que puse avisarle -unos minutos antes de que conclu-
es característico en este tipo de organizaciones clí- yera la sesión- que se aproximaba el final de la
nicas (Lanza-Castelli, 2020). misma. De este modo, en ese intervalo de tiempo
Sus consecuencias consistían en vivencias de podíamos explorar la experiencia emocional que
fragmentación unidas a angustias arcaicas de se activaba en ella al estar a un paso de la separa-
marcada intensidad. La defensa que se activaba en ción, y trabajar sobre dicha experiencia.
estos casos consistía en estallidos de furia hacia el Esto hacía que en toda una serie de ocasiones
objeto que la había desinvestido, con lo cual recu- se prolongara el tiempo de la sesión hasta que Ca-
peraba la cohesión del self, junto a una vivencia mila sintiera que no iba a experimentar el de-
de agencia y de vitalidad, que la rescataban del co- rrumbe. Entiendo que esta actitud de mi parte era
nato de derrumbe que había tenido lugar. En estas vivida por la paciente como un sostén y también
situaciones se advertía el colapso de la mentaliza- como una invitación a pensar sobre las agonías
ción reflexiva y la correlativa activación del modo primordiales que se activaban en ella con la sepa-
de equivalencia psíquica (la ira la cegaba y no po- ración, con el objetivo de lograr su progresiva
día pensar ni regularla, embargada por la convic- simbolización y transformación.
ción acerca de la indiferencia del otro), como así Por lo demás, le sugerí que si quería escri-
también el fracaso de la mentalización transfor- birme mails en la semana, podía hacerlo, y que yo
macional, ya que dicha ira consistía en una emo- le iba a responder. Le propuse también que en lo
ción cruda, no simbolizada, que arrollaba al yo. que me escribiera retomara algo de lo que había
Asimismo, dichos accesos resultaban sumamente ocurrido en la sesión y agregara lo que le pareciera
perturbadores de los vínculos que le eran más ne- relevante de aquello que había ocurrido en su ex-
cesarios. No obstante, dicha defensa arcaica le fue periencia cotidiana después de la misma. Desde el
de utilidad mientras tuvo vigencia la fragilidad comienzo mismo Camila me escribía una o dos
narcisista señalada. veces por semana. Entiendo que este proceder re-
En otros casos, cuando la activación de dicha sultaba de utilidad debido a una de las perturba-
defensa no era posible, tenía lugar el derrumbe ciones del pensamiento que padecía, consistente
bajo la forma de sentir que se abría un agujero en en que le resultaba muy difícil conservar una re-
la tierra por el que caía, mientras una angustia presentación del otro más allá de cierto período
desbordante la arrollaba. de tiempo, bastante breve por lo demás. Como las
Esta experiencia le ocurrió por primera vez sesiones tenían lugar con una frecuencia semanal,
en nuestro trabajo en común al terminar una en dicho lapso de tiempo tanto mi representación

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como aquello que habíamos trabajado se iba des- procesos de internalización que iban teniendo lu-
dibujando hasta desaparecer. El hecho de escri- gar en el transcurso de las sesiones (Green, 1997).
birme y de recibir mi respuesta hacían las veces de En la medida en que estos procesos se conso-
una prótesis para el trabajo de representación, a la lidaban progresivamente, el sentimiento de sí de
vez que significaban un nuevo sostén, así como la Camila, antes totalmente dependiente de las acti-
posibilidad de sentirse acompañada por mí más tudes de los demás (ser tenida en cuenta y valori-
allá del tiempo de la sesión. zada), lo que la llevaba a ubicarse en función del
Con el paso del tiempo este proceder fue re- otro buscando reconocimiento, fue volviéndose
sultándole cada vez menos necesario, en la me- paulatinamente más autónomo y más basado en
dida en que iba internalizando el sostén que yo re- sus logros y en su propia autovaloración (consoli-
presentaba para ella y mejorando sus funciones de dación narcisista, internalización de la regulación
representación. de la autoestima y de “objetos buenos” internos).
En el trabajo sobre la fragilidad narcisista de Por esta razón las relaciones con las personas
Camila fue fundamental el vínculo que estableci- significativas (pareja, amigas) dejaron de ser tan
mos, que la paciente experimentaba como soste- dependientes (anteriormente habían sido necesa-
nedor y nutritivo debido a mi interés en su per- rias para el equilibrio narcisista) y se volvieron
sona y en sus dificultades, así como al genuino mas simétricas, a la vez que ella se tornó más in-
afecto que me despertaba y a las actitudes que te- dependiente y más capaz de tolerar las pérdidas,
nía para con ella, como las que acabo de mencio- lo que antes era vivido como un colapso narci-
nar. De la mayor importancia en este punto fue el sista. Pudo también ir descubriendo paulatina-
hecho de darle a entender que la tenía en mi mente (por primera vez!) cuáles eran sus genui-
mente, por ejemplo, manifestándole cómo la al- nos deseos, que tenían que ver con distintas ma-
bergaba dentro de mí en la medida en que recor- nifestaciones artísticas, relacionadas con la figura
daba lo acontecido a lo largo del tratamiento y po- de su padre, que era un eximio músico, antes casi
día establecer nexos con lo sucedido en sesiones totalmente ausente de su universo psicológico.
anteriores. En este aspecto podemos conjeturar un pa-
Este tipo de intervenciones resultaba asi- saje progresivo de la intensa fijación amorosa casi
mismo de utilidad para favorecer la constitución exclusiva a la madre -con la correlativa rivalidad
de nexos entre momentos distintos de su vida, lo con el hermano y el padre, ubicados en ese con-
que le permitía conquistar poco a poco un senti- texto en el lugar de rivales fraternos- al complejo
miento de continuidad existencial que había sido de Edipo positivo, en donde el amor al padre,
siempre muy precario en ella, debido a la fragili- transformado en parte en identificación con él, se
dad mencionada y a la acción del mecanismo de hallaba en la base de los deseos mencionados.
escisión (Green, 1974). Otro aspecto particularmente problemático
Resultaron de importancia también las situa- en nuestro trabajo lo constituyó la destructividad
ciones de “afecto compartido”, ya que “El viven- dirigida hacia sí misma y hacia su propio funcio-
ciar compartido de las mismas emociones re- namiento mental (Green, 2003) lo que tenía entre
fuerza el sentimiento de ser del paciente y, sin otros efectos, distintas perturbaciones del pensa-
duda, lo consolida a nivel narcisista” (Parat, 1993, miento que sería demasiado extenso detallar en
p. 11). este punto. Asimismo, dicha destructividad se ex-
De igual forma, el ayudarla a investir (o rein- presaba en ataques continuos hacia sí misma, au-
vestir) proyectos e ideales reforzaba también su todescalificaciones constantes y una serie de di-
sentimiento de sí, como ha mostrado con detalle versos maltratos, así como en dificultades para
Kohut (1977). crecer en lo amoroso y en lo profesional, debido a
De este modo, tenía lugar una narcisización que la citada destructividad se manifestaba como
del yo que suplía, de alguna manera, las profundas una fuerza que se empeñaba en deshacer lo que
carencias en tal sentido que había padecido en su Camila iba logrando construir.
infancia. En la misma línea se encontraban los Una de las raíces (aunque no la única) de esta
fuerza anti-vida consistía en la interiorización del

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odio dirigido inicialmente hacia la madre y que poner el acento sobre su utilidad para el trabajo
volvía contra sí misma por temor a la destrucción clínico (Lanza-Castelli, 2016b; Lanza-Castelli,
del vínculo que la unía a su progenitora, así como Bilbao Bilbao, Padrón Padrón, 2017; Lanza-Cas-
por la presión de un Superyó particularmente telli, Bilbao Bilbao, Ramos, Rodrigo, 2020).
cruel. Este mecanismo se había generalizado par- Como he señalado con anterioridad, ya en las
cialmente y se ponía en juego con aquellas perso- primeras entrevistas resultó claro que Camila te-
nas respecto de las cuales sentía que dependía en nía un funcionamiento mental en el que predomi-
su ser. Los estallidos de furia mencionados más naba el modo simulado, por lo que comenzar con
arriba, cuyo dinamismo centrífugo tenía una di- un enfoque interpretativo, que privilegiara la aso-
reccionalidad opuesta a la señalada en este punto, ciación libre al modo del psicoanálisis “clásico”,
complejizaban y completaban el cuadro, sin que habría sido totalmente contraproducente, ya que
hubiera oposición o exclusión entre estos diversos tal proceder habría conducido a un como-si de
movimientos anímicos. trabajo terapéutico.
Este aspecto de su personalidad (la destructi- En este sentido los aportes de Fonagy y cola-
vidad) resultó particularmente complejo y de di- boradores (2002) sobre dicho modo, me ayudaron
fícil modificación. Las herramientas para abor- a detectarlo tempranamente, a señalárselo a la pa-
darlo consistieron en parte en exploraciones de- ciente y a adoptar un tipo de intervenciones de ca-
talladas de situaciones vividas con la madre, con rácter exploratorio, cuyo objetivo era desacti-
su pareja y en la transferencia, y, fundamental- varlo, favorecer una conexión más genuina de Ca-
mente en interpretaciones y reconstrucciones lle- mila con su propia experiencia vivencial y comen-
vadas a cabo a partir de derivados de lo Incons- zar a propiciar el incremento de su capacidad de
ciente que se expresaban en sueños y en actos sin- mentalizar (mentalización reflexiva).
tomáticos y autopunitivos diversos. Por este camino se hizo claro que la experien-
Llegados a este punto cabe decir que resulta cia emocional de la paciente tenía un grado mí-
claro que las consideraciones vertidas hasta este nimo de simbolización, lo que hizo que el objetivo
momento son parciales, algo esquemáticas y no siguiente de nuestro trabajo fuera llevar a cabo in-
hacen justicia a la riqueza y complejidad, tanto de tervenciones que promovieran dicha simboliza-
la constelación anímica de Camila, como de sus ción (mentalización transformacional).
diversos vínculos y de su historia. No obstante, Y fue sólo con posterioridad a este trabajo
considero que pueden resultar de utilidad para preliminar, que se hizo posible ir incluyendo,
ilustrar la variedad de herramientas que pueden poco a poco, intervenciones de corte interpreta-
ponerse en juego en el Modelo Integrativo, sobre tivo dirigidas a favorecer la toma de conciencia de
las cuales realizaré algunas consideraciones en lo diversos contenidos inconscientes (como los vec-
que sigue. tores del patrón vincular, la destructividad, etc.).
No obstante, vale la pena aclarar que la pro-
moción del mentalizar no se circunscribió sólo a
Consideraciones finales:
los primeros tramos del tratamiento, sino que lo
En este apartado final querría hacer algunos acompañó a lo largo de su recorrido, ya que con
comentarios sobre el tipo de intervenciones que pacientes como Camila dicha capacidad puede
utilicé en el trabajo con Camila, dejando de lado colapsar ante situaciones de elevado arousal emo-
las reflexiones que podrían hacerse sobre el for- cional, aún en períodos avanzados del mismo.
mato cara a cara que implementé, el tipo de en- El modo de vinculación que se estableció en-
cuadre, la contratransferencia, etc. (Green, 2012). tre la paciente y yo, mis actitudes de sostén y cui-
Tampoco incluyo en estas consideraciones -por dado, así como la utilidad que todo ello tuvo en
razones de espacio- la formulación del caso que relación al trabajo sobre su fragilidad narcisista,
elaboré en los comienzos del trabajo con Camila. fue comentado ya con anterioridad.
He desarrollado este tema -que pertenece a la di- Otro tipo de intervenciones fueron de índole
mensión clínica del Modelo Integrativo- con al- interpretativa (focalizadas en su mundo interno,
gún detalle en otras publicaciones y he intentado en sus vínculos y en la transferencia) y otras, por

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último, consistieron en reconstrucciones históri- pulsiones, etc.) que carecen de una definición tal
cas de diversos acontecimientos, experiencias y que los vuelva verbalizables. Por su parte, el en-
relaciones interpersonales de su biografía, que se trenamiento autógeno resulta de mucha ayuda
revelaron importantes para lograr una elabora- para aquellos pacientes que tienen trastornos del
ción de los traumas y conflictos anudados a ellos. sueño, que están hiperactivados o que tienen pro-
Como complemento de lo trabajado en el ám- blemas con la regulación emocional, etc. (Hoff-
bito de la sesión, e íntimamente vinculada con mann, 1977).
ello, cabe mencionar la práctica de escritura entre La elección de la actividad de que se trate se
sesiones que Camila llevaba a cabo, la cual impli- hará de común acuerdo con el paciente tras ha-
caba tanto un feedback de lo trabajado en común, berle explicado las razones de nuestra propuesta y
como un diario de autoexploración (Lanza-Caste- se verá también, en cada caso, de qué manera se
lli, 2010). La paciente me enviaba por mail lo que articula e integra dicha actividad con el trabajo
escribía, en los días posteriores a la sesión y mu- llevado a cabo en la sesión.
chas veces retomábamos -en la sesión siguiente- Por último y para concluir este trabajo que-
lo que me había enviado. rría hacer explícita mi opinión de que en casos
La utilidad de esta práctica consistió en man- como el de Camila, en los que encontramos fallas
tener el contacto, según he señalado más arriba, en el funcionamiento mentalizador (reflexivo y
en brindarme un feedback, esto es, en hacerme sa- transformacional), así como diversos tipos de
ber qué había sido lo importante y qué lo que ha- conflictos y problemas, en gran parte de índole in-
bía faltado o fallado de mi parte, según su punto consciente, el enfoque basado exclusivamente en
de vista, y en procesar lo trabajado en común y la teoría de la mentalización reflexiva, esto es, la
poder volver a pensar sobre ello, ampliándolo la MBT, sólo podría dar respuesta a una parte de las
mayoría de las veces con observaciones y reflexio- perturbaciones que aquejan al/la paciente, mien-
nes llevadas a cabo por la paciente en el curso de tras que el resto quedaría fuera de su alcance. Asi-
la semana, y/o con recuerdos y ocurrencias que mismo, un enfoque puramente psicoanalítico fa-
tenían lugar mientras escribía. llaría posiblemente en abordar el caso en la me-
Esta práctica de escritura es una de las activi- dida que propondría de entrada la asociación li-
dades que pueden proponerse en el Modelo Inte- bre, con los riesgos ya mencionados cuando el pa-
grativo para que el paciente lleve a cabo entre se- ciente tiene tendencia a funcionar en el modo si-
siones. Otras actividades -que el paciente reali- mulado (como era el caso de Camila). Por otra
zará eventualmente en la semana, entre una se- parte, las perturbaciones y fallas en la mentaliza-
sión y la siguiente- pueden consistir en ejercicios ción reflexiva y transformacional, que es habitual
de bioenergética, la práctica de diversas expresio- encontrar en estos casos, haría que las interpreta-
nes artísticas (pintura, música, escultura, etc.), la ciones no pudieran ser aprovechadas por el pa-
realización de ejercicios que forman parte del en- ciente, tal como le ocurrió a Camila en el último
trenamiento autógeno (Hoffmann, 1977; Schultz, tramo de su primer análisis.
1959), etc. Por esa razón es que considero que un enfo-
La razón de ser de esta propuesta consiste en que integrativo como el que propongo, que arti-
que, en líneas generales, favorece la implicación cula ambos enfoques, puede brindarnos mayores
del paciente en el trabajo terapéutico, así como su beneficios clínicos, en tanto posee un punto de
protagonismo y su posición activa en el proceso vista más abarcativo y un repertorio de técnicas y
de cambio. A la vez, cada una de estas actividades modalidades de intervención que pueden operar
tiene beneficios específicos que no es posible con- sobre las dimensiones mencionadas, con el mayor
siderar al detalle en este artículo para todas ellas. provecho.
Baste decir que la pintura suele ser un medio de la
mayor utilidad para la simbolización de vivencias
y experiencias traumáticas correspondientes al
período preverbal, así como para dotar de figura-
bilidad a movimientos anímicos (afectos,

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