Introducción A La Psicología Social

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Introducción a la psicología social

Salvador Arciga Bernal, Juana Juárez Romero


y Jorge Mendoza García, coords.,
México, UAM-I / M. Á. Porrúa, 2013, 408 pp.

Miguel Ángel Aguilar Díaz*

E ste libro es una obra significativa por varios motivos. Por un lado,
participa en la consolidación de un campo disciplinar al fijar coor-
denadas temáticas que reconocen y alimentan diversas tradiciones de la
psicología social. Ente las muchas cosas que es o puede ser la psicología
social, sobresale la idea de que es una disciplina que se desarrolla a partir
de sus tradiciones teóricas más importantes. Al hacer referencia a un
conocimiento fundador, no se quiere decir que éste sea simplemente un
cuerpo de saberes factible de ser repetido incesantemente, de manera
esencialista, para crear una identidad disciplinar. Por el contrario, lo re-
levante es la capacidad de este conocimiento para guiar nuevas preguntas
y puntos de observación a fin de abordar fenómenos contemporáneos.
Por otro lado, al actualizar discusiones conceptuales y explorar campos
de reflexión emergentes, Introducción a la psicología social participa del
ánimo de recrear la disciplina desde algunos de sus aportes conceptuales
más relevantes. Cabe apuntar la intención predominantemente teórica
del libro al dibujar la trayectoria conceptual de los temas abordados y
acompañarla con algunos textos en los que se realiza el análisis empírico
de casos particulares.
POLIS 2014, vol. 10, núm. 1, pp. 167-172

Quisiera en este comentario sobre el libro relatar un conjunto de im-


presiones iniciales sobre él, para más tarde abordar los temas que contie-
ne y sus características más relevantes, al menos desde mi lectura.
Un primer contacto con el libro, en tanto que objeto editorial, es a
través de su portada. La imagen presentada, en la que hay engranes y en

* Profesor-investigador de tiempo completo del Departamento de Sociolo-


gía de la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa. Correo electrónico:
<[email protected] >. 167
Miguel Ángel Aguilar Díaz

su interior figuras con la intención de representar personas, sugiere cier-


ta noción de la psicología social como algo relacionado con máquinas o
con procesos de automatización de algún tipo. Esta imagen es equívoca
ya que ningún texto en el libro respalda posturas funcionalistas o que
piensen a la sociedad como fábrica aceitada de algo. La portada no pare-
ce atinada en tanto no sugiere una imagen que represente la diversidad
de temas y posturas existentes en el libro, cuyo contenido es más denso
que una máquina funcionando con seres humanos.
La lectura del índice revela la conformación del libro a partir de
una introducción y 15 capítulos. Los capítulos fueron escritos por 14
investigadores, de los cuales trece son hombres y una mujer. Esto llama
la atención ya que esta distribución por género no se corresponde, me
parece, con la composición del campo disciplinar. Hay un sesgo enton-
ces que el lector no sabe cómo interpretar.
Igualmente, llama la atención que la introducción sea escrita sólo
por uno de los coordinadores, Juana Juárez, acompañada por un re-
conocido investigador francés, Michel-Louis Rouquette, y no, como
es habitual, por los tres coordinadores del libro. En la introducción se
hace un recuento de algunos textos introductorios a la psicología social
que han resultado significativos en la formación profesional en nuestro
país, además de postular la necesidad de una reelaboración local de la
disciplina. Se enfatiza la pertinencia de contar con libros que desde el
quehacer docente y de investigación en un contexto nacional o regional
proporcionen material para la formación de estudiantes. A pesar de la
sugerente introducción, es demasiado breve, y la atinada argumenta-
ción prometida finaliza de manera abrupta.
En esta brevedad de la introducción, el lector no encuentra una ex-
posición de las coordenadas intelectuales para acercarse al libro. Si bien
la naturaleza de éste en su conjunto emerge al aproximarse el lector a
cada uno de los capítulos, hubiera sido deseable una suerte de declara-
ción de principios de los coordinadores en donde se abordaran temas
como: ¿por qué un libro de introducción a la psicología social en Méxi-
co al inicio de la segunda década del siglo XXI?, ¿qué hace diferente a
este libro de otros de la misma naturaleza?, ¿qué visión o visiones de la
psicología social se quieren proponer al lector?, ¿por qué aparecen en el
libro los temas que están y no otros?
Lo anterior es importante ya que emprender la tarea de editar un
168 libro que lleve por título Introducción a la psicología social supondría
Introducción a la psicología social

reconocer la gran diversidad interna de la disciplina y, a partir de ahí,


argumentar las características de la mirada que sobre ella se quiere com-
partir. Por citar otros esfuerzos editoriales similares, dentro del marco
de una psicología social ortodoxa, cabría apuntar, por ejemplo, el caso
del Handbook of Social Psychology, libro de referencia en el campo, edita-
do por Gilbert, Fiske y Lindzey, y el cual en su edición de 1984 tiene 37
capítulos y más de mil páginas. Por otro lado, el Handbook publicado
por la editorial Sage en 2003, editado por Hogg y Cooper, consta de 23
capítulos en cerca de 500 páginas. Este par de referencias rápidas mues-
tran la gran cantidad de tópicos conceptuales que se articulan en torno
a la disciplina, de ahí la importancia de reconocer que la realización
de un libro introductorio es al mismo tiempo una toma de posición
respecto a las perspectivas teóricas pensadas como más productivas y
con mayor capacidad interpretativa desde un proyecto de ciencia social
particular.
Otro asunto es el de la muy diversa extensión de los textos que com-
ponen el libro, que abarca un rango de 10 a 26 páginas. Hubiera sido
conveniente ceñirse a un número de páginas relativamente común; en
principio, ningún tema debería ser más importante que otros, al me-
nos en cuanto al número de páginas. Esta diversidad en la amplitud
de los capítulos genera un nivel de profundidad dispar en los temas
abordados.
Respecto al contenido del libro, cabe preguntarse por la imagen que
surge de la psicología social a partir de la lectura de sus artículos. Qui-
siera proponer cuatro imágenes capaces, posiblemente, de agrupar la
diversidad de temas presentes en los quince capítulos.
La primera de ellas consiste en afirmar a la psicología social como
una disciplina con historia (textos de Rodolfo Suárez y Juan Soto), ca-
paz de recrearse desde sí misma (Salvador Iván Rodríguez) y abordar
el tiempo social transformado en memoria colectiva (Alfonso Díaz y
Valentín Albarrán) y olvido social (Jorge Mendoza).
Puede pensarse que la psicología social ha tenido múltiples naci-
mientos, en Europa y en Estados Unidos, y uno de ellos es el referido a
la idea de la psique social, que al afirmarse como tal, enfatiza su natu-
raleza colectiva y propone la discusión respecto al lugar y límites del in-
dividualismo en relación con el comportamiento social. Por otra parte,
se invita a recuperar y problematizar tradiciones de pensamiento que en
algunos casos pueden ser vistas como intersticiales y sin embargo pro- 169
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veen de sólidos marcos interpretativos a la disciplina, como es el caso de


la perspectiva denominada microsociológica. Por otra parte, los aportes
sobre memoria y olvido consideran la manera en que una temporalidad
común recurre a marcos interpretativos que hacen posible, o impiden,
el recuerdo y la conmemoración. Estos acercamientos al tema abren la
posibilidad de plantear nuevas vetas de análisis sobre el concepto de
memoria colectiva, sus posibilidades y límites, y eventualmente, incor-
porar de manera más sistemática la dimensión del poder a las perspecti-
vas analíticas de la psicología social. En particular en referencia al tema
del olvido social emerge la necesidad de incluir de manera contundente
la idea del poder y sus efectos en el disciplinamiento del recuerdo y la
evocación.
En el capítulo sobre la historiografía de la psicología en México, lla-
ma la atención lo disperso y fragmentario del trabajo de documentar y
analizar la disciplina a partir de periodos temporales relevantes, a partir
de investigadores o actores involucrados en este proceso. Igualmente,
es notable el amplio abanico de puntos de vista sobre el desarrollo de
la psicología que abarca desde el afán de ponerla en relación con mo-
mentos sociales e ideológicos en el desarrollo del país, hasta visiones
meramente centradas en su gestión administrativa.
Una segunda imagen que emerge de la psicología social, por el con-
tenido del libro, es la de una disciplina preocupada por la forma y natu-
raleza de la agregación social, en un rango que abarca los grupos (Salva-
dor Arciga), las relaciones entre ellos (Josué Tinoco), el papel que juega
en su conformación el proceso de socialización (Octavio Nateras), la
orientación de sus prácticas desde la influencia social (Jorge Mendoza)
y su transformación sesgada a través de información selectiva o propa-
ganda (Manuel González).
Este conjunto de temáticas forman uno de los puntos nodales de
una psicología social que constata no sólo la relación entre individuos,
sino que se pregunta también por aquello que se crea cuando tal relación
ocurre. Los términos de vida psíquica, alma colectiva, consciencia grupal,
espíritu colectivo, han sido empleados para dar cuenta de ese algo que
emerge en situaciones de agrupación social. Las relaciones entre grupos
se encuentran mediadas por las maneras de pensarse entre sí a través de
categorías y creencias elaboradas y actualizadas en la interacción. Es-
tas relaciones se entablan en muchos casos para mantener o cuestionar
170 condiciones desiguales de acceso a recursos sociales simbólicos y/o ma-
Introducción a la psicología social

teriales. Tal y como se establece en el capítulo sobre socialización, éste


es el ámbito en donde se conjugan tanto el desarrollo de habilidades
sociocognitivas en el ámbito individual como la asimilación de valores
y normas presentes en el entorno sociocultural. De aquí, entonces, que
las categorías y creencias que conforman las nociones propias de los
grupos y de las relaciones entre ellos se conforman, y eventualmente se
cuestionan, en el proceso de socialización.
Es en relación con el tema de influencia social en donde es posible
analizar de manera sistemática las condiciones bajo las cuales ocurre la
obediencia y la conformidad ante la presión grupal o el peso simbólico
asignado a líderes e instituciones. Como se apunta atinadamente en
dicho capítulo, se ha dado más peso en el análisis recurrente del tema
a los procesos de conformidad que a los del cambio social a partir de
la acción de grupos minoritarios, o minorías activas. Aquí se muestra
cómo los estilos de comportamiento son relevantes para producir de
manera paulatina transformaciones en formas de pensamiento social.
Por último, en esta agrupación de temas cabe señalar la relevancia del
proceso de generación de información selectiva y propaganda, ya que a
partir de él se busca incidir en la estructuración del entorno cognitivo
tanto personal como de una colectividad al generar con medios espe-
cíficos, predominantemente a través del acceso a formas de comuni-
cación masiva, nuevos contenidos valorativos sobre temas socialmente
significativos.
Una tercera imagen de la psicología social que resulta de la lectura
del libro es la de una disciplina que se ocupa de la naturaleza cogni-
tiva del mundo pensado o representado (Marco Antonio González),
de su existencia desde la espacialidad psíquica (Pablo Fernández), y su
comunicabilidad (Angélica Bautista). La teoría de las representaciones
sociales a partir de su capacidad para integrar en un sistema interpreta-
tivo múltiples registros conceptuales (cognición, percepción, fenome-
nología, imaginario social, actitudes) ha tenido un amplio impacto en
la psicología social europea y latinoamericana. En el texto que se centra
en esta teoría se enfatiza su papel como teoría del conocimiento y los
rasgos más distintivos de sus desarrollos actuales. Por otra parte, el espa-
cio es propuesto como categoría y experiencia conformadora de cono-
cimiento social. Acercarse al mundo cotidiano desde la relacionalidad
de objetos y eventos desemboca en la idea de espacio como entidad psí-
quica, a saber, una estructura reveladora de afectos y pensamientos. Por 171
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otra parte, el acercamiento que se propone a la idea de comunicación


toma como elemento central el significado que circula y es creado en
actos expresivos, en los que si bien puede estar fuertemente orientado
el sentido preferente de lo dicho a partir de significantes, las posibilida-
des de interpretación siempre poseen un margen de indeterminación y
libertad.
Para finalizar con el recorrido de los diversos campos temáticos
abordados en el libro, cabe apuntar que emerge una última imagen de
la disciplina en tanto capaz de mirar críticamente sus automatismos
analíticos (Juan Soto) y abrir nuevas temáticas al considerar la inciden-
cia de las tecnologías en prácticas y representaciones en la vida cotidiana
(Martín Mora Martínez). Imitación y sugestión son conceptos emplea-
dos en los primeros análisis de psicología y comunicación de masas
y al parecer vuelven de manera acrítica ahí en donde se requiere una
explicación veloz y mediática sobre ciertos comportamientos colectivos,
como fue el caso analizado en donde un grupo de colegialas presentó la
concatenación de diversos malestares corporales. Por otra parte, es en
la figura del cyborg y del hacker en donde se cifra la posibilidad tanto de
una reconsideración de la corporalidad intervenida por la tecnología,
como la puesta en valor de una ética convencida de la cooperación y la
horizontalidad en las relaciones humanas creadoras de conocimiento
innovador.
En suma, se trata de un libro pertinente por la amplitud de los te-
mas abordados y el análisis efectuado en el desarrollo de cada capítulo.
Cumple, finalmente, con la tarea de ser una obra que reconoce a la psi-
cología social como una disciplina que en su heterogeneidad temática
brinda elementos para un análisis distintivo de la sociedad actual.

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