Colectivo Autobiografia Historica Memori

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El libro que tienes en tus manos es un

ejercicio de recuperación de la memoria


histórica de un colectivo de mujeres escrito
en poco más de tres años. En la jerga de
historiadores y cientistas sociales podría
clasificarse con diversos rótulos según como
cada quien perciba la narración entregada
IRMA ARRIAGADA ACUÑA en sus páginas. Por su temporalidad, 1920
hasta hoy, puede ser inscrito en la larga
FRESIA BARRIENTOS MORALES

MEMORIA ÍNTIMA DE CHILE


duración braudeliana con una coyuntura

TRES GENERACIONES DE MUJERES


que marca un antes y un después en la
MARÍA ANGÉLICA ILLANES OLIVA vida del país y de estas mujeres: el golpe
militar de 1973. Por el tipo de construcción
LILIANA MUÑOZ RIOSECO y narrativa el texto se ubica en el terreno
de la microhistoria social, pues sin eludir
PAULINA PACHECO MALDONADO

1880 - 2018
los rasgos estructurales de la sociedad en
que les tocó vivir, se centra en las historias
MARÍA ELIANA RIVERA PÉREZ
individuales de tres generaciones: las
ELVIRA SAN MARTÍN CUEVAS abuelas, sus madres y ellas mismas. Cada
una escribió su propio relato, por ende,
VERÓNICA SILVA OLIVA encontramos orígenes geográficos, sociales
y culturales diferentes, sin embargo, esta
ERNA UGARTE ROMERO autobiografía colectiva deja testimonio
claro sobre las coordenadas que las unen.
MARÍA EUGENIA VIDAL BURGOS Sin duda, el lector tendrá narrativas
distintas que enriquecerán su conocimiento
de la historia de la vida cotidiana, de la
situación social y económica, del acontecer
político y cultural -contado por mujeres- de
casi cien años de la historia de Chile.

MEMORIA ÍNTIMA DE Gladys Lizama Silva

MEMORIA ÍNTIMA DE CHILE


CHILE
TRES GENERACIONES DE MUJERES
TRES GENERACIONES DE MUJERES 1880 - 2018
1880 - 2018

COLECTIVO AUTOBIOGRAFÍA HISTÓRICA COLECTIVO AUTOBIOGRAFÍA HISTÓRICA


Autoras: Colectivo de Autobiografía Histórica
Título de la obra: Historia Íntima de Chile - Tres generaciones de mujeres 1880-2018 COLECTIVO AUTOBIOGRAFÍA HISTÓRICA
Reg. de Propiedad Intelectual: A-305489
ISBN: 978-956.398-954-0 (118202)
N° de edición: 1°
Editorial: Autoedición
Año: 2019
N° de páginas: 370
920 - Biografías, 983 - Historia de Chile

© Colectivo de Autobiografía Histórica

MEMORIA ÍNTIMA DE
La reproducción parcial o total de esta obra, sin el consentimiento expreso de las titulares de los
derechos de autor, está prohibida al amparo de la legislación vigente. CHILE
TRES GENERACIONES DE MUJERES
1880 - 2018

Fotografías en páginas introductorias de I, II y III Parte pertenecen al archivo patrimonial de Chile


libre de derechos. Para las introducciones a las Partes IV y V se compusieron collages especiales
para este efecto.
La foto que introduce la VI Parte pertenece al archivo personal de una de las autoras.

Textos: Colectivo de Autobiografía Histórica.


Edición de textos: María Magdalena Browne y Fresia Barrientos M.
Diseño de Portada: Marité Morales Urbina.
Diseño y Diagramación: Marité Morales Urbina.
Impresión: LOM Ediciones Ltda. 2019
A nuestras abuelas y madres, con admiración y cariño.

A nuestras hijas e hijos, nietas y nietos, sobrinas y sobrinos, como un legado.

A las mujeres chilenas como manifestación de su histórica presencia.


Agradecimientos

Agradecemos a todos los parientes quienes,


por haber estado cerca de nuestras abuelas y madres, nos aportaron con valiosos
datos y relatos que nos permitieron una narración más certera de ellas.

Quisiéramos también agradecer a Gladys Lizama Silva,


entrañable amiga e historiadora que, desde tierras mexicanas,
nos ha acompañado a la distancia todos estos años en el taller de autobiografía,
alentándonos y comentado las presentaciones históricas del texto.

Finalmente, agradecemos al destino por nuestro encuentro


en el colectivo y por la buena energía que se ha desplegado
en cada taller que reunió nuestros cuerpos
y espíritus en íntima comunión y amistad.
LAS AUTORAS Y SUS REFERENCIAS SIMBÓLICAS

IRMA ARRIAGADA ACUÑA

FRESIA BARRIENTOS MORALES

MARÍA ANGÉLICA ILLANES OLIVA

LILIANA MUÑOZ RIOSECO

PAULINA PACHECO MALDONADO

MARÍA ELIANA RIVERA PÉREZ

ELVIRA SAN MARTÍN CUEVAS

VERÓNICA SILVA OLIVA

ERNA UGARTE ROMERO

MARÍA EUGENIA VIDAL BURGOS


Índice

INTRODUCCIÓN Páginas

PRIMERA PARTE 1
1880 - 1920
Presentación : Abuelas en las bisagras del tiempo 3 - 5

La sacrificada vida de mi desconocida abuela Josefina 7 - 9


Mi abuela paterna Eloísa, a quien me parezco 10 - 13

Florentina, mujer humilde y aguerrida 14 - 18


Guillermina, mi abuela indocumentada 19 - 21

Teresa, la madre de la madre 22 - 25


Panchita, la raíz del sur 26 - 29

Mujer sureña, vanguardia en su época 30 - 34


Mi desconocida abuela Rosario 35 - 37

Rufina, una mujer del silencio 38 - 42


Celinda, redescubrirla en su ausencia 43 - 45

María Clemencia, piel de porcelana 46 - 49


Con mi abuelita Aurelia todo era posible 50 - 53

Mi abuela Ema, generosa iquiqueña 54 - 56


Mi abuela Elvira, provinciana y dedicada a su familia 57 - 60

Ester, abuelita cercana 61 - 65


Una hacendosa y desconocida abuelita Leonor 66 - 69

Erna, la Gringuita 70 - 74
Quequita, fuerza y ternura 75 - 79

Isidora e Ida, abuelas de mi vida 80 - 84


Rosa y Carmela, las otras abuelas 85 - 89
SEGUNDA PARTE 91 CUARTA PARTE 187
1920 - 1950 1964 - 1973
Presentación: Esposas, madres, maestras 93 - 96 Presentación: Las revoluciones 189 - 190
Irma, mi madre, profesora normalista 97 - 101 El período que marcó mi vida 191 - 195

Mi madre, artista y educadora 102 - 105 Años cruciales 196 - 200

Ana, la hermosa madresposa 106 - 109 El nuevo tiempo 201 - 205

Lucinda, mujer bella y soñadora 110 - 114 Participando en la construcción de una nueva sociedad 206 - 210

Elsa, trabajando por un mundo mejor 115 - 118 Juntos fuimos felices 211 - 214

Eliana del Carmen, mezcla de dulzura y sabiduría 119 - 123 Crecer, un camino difícil 215 - 219

Ema, una colorina apasionada y comprometida 124 - 128 Inicios de ciudadanía 220 - 221

Siby, curiosa y creativa 129 - 133 Hacia la madurez en un entorno desafiante 222 - 225

Erna, la educadora 134 - 138 Juventud y compromiso social 226 - 230

Cómo se forja una rosa 139 - 142 Tiempo lindo y difícil 231 - 233

TERCERA PARTE 143 QUINTA PARTE 235


1950 - 1964 1973 - 1990
Presentación: Las nuevas ciudadanas 145 - 147 Presentación: Golpe de Cobardes 237 - 240
Una infancia feliz 148 - 151 El fin de un sueño 241 - 245

Infancia y adolescencia en el valle central 152 - 156 El fin de las utopías 246 - 251

Desolación 252 - 256


Escaleras 157 - 160
Destrucción de un gran proyecto 257 - 261
Una personita comienza a pertenecer a este mundo 161 - 165
Crecer en dictaduras 262 - 266
Desierto mágico 166 - 169
Vida intensa y desafiante 267 - 271
Elvira, morena e inquieta 170 - 173
Tiempos difíciles 272 - 274
Itinerancia y aroma de la tierra 174 - 177
Vida intensa, camino escabroso 275 - 279
Amor y abandono 178 - 181 280 - 284
Vida en la oscuridad

La “Peladito” 182 - 185 Ansiando ser feliz 285 - 290


SEXTA PARTE 291
1990 - 2018
Presentación: Nuestro cambio de siglo 293 - 296

La vida en una democracia “en la medida de lo posible” 2 9 7 - 3 0 2

¿Y llegó la alegría? 303 - 307

La nueva libertad 308 - 313

Cielos luminosos y sombríos 314 - 318

Volver a vivir 319 - 324 La mujer fuerte*

Democracia, familia y sueños 325 - 329 Me acuerdo de tu rostro que se fijó en mis días,
mujer de saya azul y de tostada frente,
Años de independencia y toma de decisiones 330 - 331 que en mi niñez y sobre mi tierra de ambrosía
vi abrir el surco negro en un abril ardiente.
Desde los noventa, cómo avanza la vida 332 - 337
Alzaba en la taberna, honda, la copa impura
Madurez y consecuencia 338 - 343 el que te apegó un hijo al pecho de azucena,
y bajo ese recuerdo, que te era quemadura,
Es tiempo de descanso 344 - 348 caía la simiente de tu mano, serena.

Epílogo 349 - 350 Segar te vi en enero los trigos de tu hijo,


y sin comprender tuve en ti los ojos fijos,
agrandados al par, de maravilla y llanto.

Y el lodo de tus pies todavía besara,


porque entre cien mundanas no he encontrado tu cara
¡y aun te sigo en los surcos la sombra con mi canto!

Gabriela Mistral

*De Lagar, Gabriela Mistral, Ed. del Pacífico 1954.


Introducción

Cuando tomamos lápiz y papel para esta escritura


autobiográfica, percibíamos que el ciclo principal de nuestra
vida se cumplía y que podíamos reconocernos plenamente en
el tiempo vivido. Esto, junto al deseo de dejar a los nuestros la
propia experiencia existencial como legado, fue un estímulo que
nos condujo a la escritura de nuestras biografías.

No quisimos hacerlo a solas, pues comprendimos que
nuestras vivencias, si bien son muy, muy propias, están fuertemente
entrelazadas a las de toda una generación de mujeres de este sur
del continente americano. Por esto nos reunimos hace ya algunos
años. Sin apremio ni apuro, nos hemos ido mutuamente narrando,
gráfica y oralmente, nuestras vidas en tres generaciones: las abuelas,
principalmente de la generación de 1920, las madres, a quienes
ubicamos m/m en la generación de los años 40 y nosotras, las hijas,
que pertenecemos a la generación de los años 60, 70 y 80. Somos
un grupo de mujeres chilenas de diferente origen cultural, social y
geográfico, atravesando nuestras vidas la historia del país de norte a
sur; en esto reside, a nuestro juicio, la gran riqueza de esta biografía
colectiva. La puesta en común nos ha revelado cuán entrelazados
han estado nuestros caminos, hasta encontrarnos hoy, hablando en
un lenguaje común, en el taller de biografías e historia. Querido taller
donde, en el curso de tres años, hemos aprendido a intercambiar
vivencias, compartir emociones y escrituras en respetuosa confianza,
atreviéndonos a develar procesos personales, a veces catárticos;
vidas compartidas que nos han permitido ampliar nuestro horizonte
y crecer como personas desde la valoración de la otra.

La ausencia de mujeres en la historiografía ha sido un
grito de protesta desde hace algunas décadas; una demanda que,
pensamos, no sólo ha de hacerse a los y las historiadoras, sino que
debemos asumirla todas, aquí y ahora, desde la narrativa de nuestras
propias vidas y la de nuestras antepasadas. Desde este inicio de siglo
XXI, podemos contar la historia de mujeres de hace más de un siglo:
nuestras abuelas y nuestras madres, en cuyas vidas hemos hurgado,
reconociendo a estas mujeres abriendo las puertas y, algunas, los
cerrojos del siglo XX. Como reconocimiento a su existencia, a su
fortaleza y a su incesante despliegue de múltiples estrategias de
sobrevivencia familiar y de trabajo en tiempos críticos del siglo XX,
nuestras madres y abuelas ilustran la portada y contraportada de
este libro, respectivamente; asimismo, las presentamos al inicio de
la narración de sus biografías, con la identificación de su rostro,
nombre, tiempo y lugar de su vida y muerte.

El enfoque de este trabajo ha consistido, por una parte,
en narrar la vida de mujeres y, sólo a través de ellas, la vida de los
hombres que se cruzaron en su camino y las acompañaron en su El texto ha sido escrito por los diez lápices de las mujeres que
trayectoria vital. Asimismo, nuestro objetivo ha sido intentar articular conforman el taller: un grupo de mujeres que hemos denominado
lo “personal vivido” con las experiencias colectivas históricas de Colectivo Autobiografía Histórica y que otorga su autoría a este libro.
nuestro tiempo, consideradas como dos dimensiones inseparables. Este es un trabajo conjunto y un escrito con muchos estilos, tonos y
Esto nos permite identificar a nuestra biografía colectiva, en primer lenguajes lo que, a nuestro juicio, otorga una gran variedad y riqueza
lugar, como un “trabajo de memoria”, que definimos como la gráfica al libro. Hemos cuidado de resguardar esta variedad, la que
acción consciente de actualizar el pasado vivido, resignificándolo emana de la intimidad y el sentimiento, desde adentro hacia fuera.
desde nuestra subjetividad actual, con el fin de dotar de sentido
comprensivo a nuestras vidas, construyendo un texto-memoria que Ofrecemos dos caminos para la lectura de este texto: a)
forme parte del diálogo de memorias del país. Al mismo tiempo, por fase histórica, leyendo las escrituras del conjunto o grupo de
consideramos este trabajo como una “microhistoria”, es decir, como mujeres que vivió cada fase, o b) por biografía individual, siguiendo
un campo de saber en el que, desde la mirada de subjetividades el hilo de una sola narrativa, de acuerdo al orden de presentación
biográficas particulares, se busca comprender e iluminar procesos de los escritos en cada etapa (señalizados a través de un símbolo
históricos generales que, de este modo, se pueden vislumbrar en que identifica a cada autora).
su encarnación real.
Es actualmente muy nutrido el campo de las publicaciones
No fue el afán principal de este taller, ni lo es hoy, la biográficas que salen cada día a luz, exponiendo la intimidad del ser
publicación de estos escritos, los que consideramos principalmente a la conciencia colectiva. En este mismo sentido, nuestra escritura y
como un legado. Sin embargo, pensamos que, dado su carácter de texto es una gota más de un río de vivencias individuales y colectivas
narrativa de tres generaciones y los aspectos recurrentes encontrados de mujeres de nuestro siglo, que busca visibilizar y enriquecer
en su relato, ella puede iluminar algunos de nuestros procesos nuestro común despertar.
históricos, tal como han sido vividos por algunas de sus mujeres,
contribuyendo a paliar su ausencia historiográfica.

En suma, este es un texto-memoria y una microhistoria
biográfica de un colectivo de mujeres chilenas del siglo XX, expuesto COLECTIVO AUTOBIOGRAFÍA HISTÓRICA
a través de la vida de tres generaciones que vivieron el gran desafío
de impulsar, a su propio modo, consciente o inconscientemente y
desde el lugar que les tocó vivir, los cambios sociales y de género
que fundaron los cimientos del mundo actual.

Para construir este texto hemos optado por una metodología


que identifica determinadas etapas históricas; en cada una de
estas etapas insertamos las narrativas biográficas correspondientes
a dichas fases de nuestra historia colectiva. Hemos identificado
seis etapas: a) fines del siglo XIX hasta los años 1920, en la que
narramos la vida de nuestras abuelas; b) de 1920 a 1950, donde
comprendemos la generación de nuestras madres; c) la década
de 1950 hasta 1964, donde insertamos la narrativa de nuestra
primera infancia; d) los años 1964 a 1973, fase donde narramos
los caminos de nuestra juventud; e) la fase de la dictadura, entre
septiembre de 1973 y 1990, donde exponemos las vivencias de
cada una durante ese dramático tiempo colectivo; f) finalmente, la
amplia fase que atraviesa el final del siglo XX y principios del XXI,
entre 1990 y la actualidad, donde se narran los distintos caminos
que hemos tomado en la madurez de nuestra vida de mujeres. Cada
una de estas fases está presidida por una presentación histórica
que intenta consignar las principales claves comprensivas que
significan el período histórico en el que se insertan las biografías
correspondientes.
Primera Parte

1880 - 1920

Mercado Central hacia 1915.


(Colección Museo Histórico Nacional id: MC 0007301. Patrimonio Cultural Común por lo que puede ser utilizado y reproducido libremente).

1
Presentación

Abuelas en las bisagras del tiempo



La guerra estalló en el vientre: en la propia falda del cerro
ceremonial mapuche se instaló el fuerte militar chileno desde el
cual se dirigieron las operaciones. El tupido bosque de lumas y
arrayanes que habitaba el cerro Ñielol, hubo de despedir sus
pájaros y levantar con sus ramas un ejército de resistencia que ahora
tuvo que enfrentar a los fusiles de repetición y a las tecnologías
modernas de las nuevas conquistas coloniales. El pueblo mapuche
cayó vencido (1883), debiendo no sólo someterse a la metrópoli
del Estado chileno, sino también sufrir su encarcelamiento masivo
en “Reducciones” que, como su nombre lo indica, eran reducidas
porciones de mala tierra que habían de expulsar poco a poco a
los jóvenes mapuche hacia los caminos y las ciudades de la patria,
dejando a sus mayores al resguardo de la Madre Tierra y de la
materna lengua para los tiempos porvenir.
Pero la muerte y la derrota para unos, fue la vida y el logro
para otros: trágica dialéctica de la historia y de la existencia. Las
tierras abiertas por la confinación del pueblo mapuche fueron
ocupadas por cientos de colonos chilenos, mientras campesinos
europeos empobrecidos atravesaban el Atlántico con sus
esperanzas desplegadas en el horizonte azul, como respuesta a
la invitación que les hicieran los gobiernos chilenos de turno para
venir a colonizar estas tierras ex/mapuche. Ajenos a la dramática
confrontación habida, los colonos se instalaron a poblar, habitar
y cultivar esas paradisíacas porciones de tierra-sur, abundantes de
bosques, aguas, volcanes y praderas. No fue fácil la convivencia en
un territorio que había sido abierto a metralla. La guerra continuó
bajo otras formas (bandidaje, usurpaciones, desalojos, asesinatos)
en un territorio que siguió siendo de “frontera”, dejado por el
Estado al azar de los más fuertes, en el que la vida se jugaba cada
día y en que la violencia continuaba brotando, como la murra.
Simultáneamente, el Estado chileno había avanzado
su guerra sobre el territorio de los países vecinos fronterizos del
norte, Bolivia y Perú, conquistando las vastas áreas de un desierto
que guardaba en sus entrañas preciosos tesoros (1879-1883). La
disputa interna por el control de esas incalculables riquezas entre
el Estado chileno (Balmaceda) y el imperialismo inglés a través
de sus aliados nativos, desató una sangrienta guerra civil (1891)
que abrió una herida en la sociedad chilena y cavó una profunda
grieta en nuestra historia: ella fue el presagio de los obstáculos
que habría de encontrar, hasta hoy, cualquier proyecto político
nacional-desarrollista que pretendiese minimizar el predominio del
imperialismo y de sus aliados de la clase dirigente chilena.
Con el suicidio de Balmaceda en la noche de la derrota,

2 3
con el saqueo y el horror, comenzaba la era de la explotación del más cómodamente, en las ciudades, abandonando sus propiedades
salitre inglés en territorio conquistado con el cuerpo/sangre del en manos de mayordomos y administradores. Contradictoriamente,
pueblo latinoamericano. Hacia ese norte de pampa y oro blanco el campo enraizaba y expulsaba, arrastrando hacia la urbe tanto
se dirigieron, enganchados a pie y a vapor, miles de trabajadores los sueños de mejor vida, como la nostalgia de la tierra.
y campesinos chilenos y andinos, arribando con sueños de mejor Nuestras abuelas, nacidas y criadas en la bisagra de los
vida a las oficinas de la pampa. Allá dejaron cada día sudor y siglos XIX-XX, fueron tocadas, directa e indirectamente, por esos
cansancio por una paga que se hacía agua en la pulpería de la acontecimientos y procesos que re-movieron las estructuras
oficina. Allí se fue juntando esaenergía humana que generó una económicas y sociales y la vida de todos y todas las y los chilenos.
conciencia y un movimiento, moldeando la figura de un cuerpo La mayoría de nuestras abuelas dejaron el campo donde sus
altivo, reivindicativo, crítico, que comenzó a hablar de justicia en ancestros habían habitado y laborado, acudiendo a los pueblos,
medio del desierto, hasta caer en la demanda de su grito en la ciudades y faenas: dejaban de ser “rurales” y pasaban a ser -como
Escuela Santa María (1907). Comenzaba el siglo XX. dice una de nuestras biógrafas- “señoras de ciudad”: un asunto de
Hacia 1900 la población chilena ascendía a poco “buen tono” y mejor status.
más de dos millones setecientos mil habitantes, quienes vivían Si en los campos la vida era difícil, no lo fue menos en los
mayoritariamente en los campos (cerca de un millón quinientos pueblos y ciudades del 1920-30, cuando asoló la crisis, la carestía,
mil habitantes), siendo la tierra el medio de producción por los cesantes y el hambre que correteaba hacia las calles a los niños
excelencia del que se sustentaba el grueso de los y las chilenas. pobres de los conventillos urbanos e inflaba los vientres a los
La gran mayoría de esta población rural eran campesinas y pequeños campesinos a poto y pies pelados. Junto con el hambre,
campesinos en sus distintos rostros: pequeños y medianos brotaron enfermedades graves: tuberculosis, sífilis, difteria, tifus
propietarios, arrendatarios, medieros y, principalmente, inquilinos exantemático, que mataron a miles. Esto se sumaba a las múltiples
y trabajadores agrícolas de diverso tipo y nombre (“obligados”, emergencias cotidianas de partos y abortos, los que producían
“voluntarios”, “peones” “afuerinos”, “juanillos”, “lechadoras”, viudas, viudos y huérfanos a granel, debiendo activarse las redes de
etc.) para quienes cada día era un desafío de sudor y esfuerzo apoyo familiar como estrategia de subsistencia y crianza. Entonces
que ponía a prueba su supervivencia y la de los suyos: trabajando comenzaron a trabajar las dos primeras médicas chilenas, Eloísa
de sol a sol, ganando bajos salarios, sufriendo abusos en las Díaz y Ernestina Pérez, exhibiendo ambas un fuerte compromiso
pulperías de los fundos, esquilmados en sus siembras y cosechas social con el pueblo y, en especial, con las necesidades y la salud
1
vendidas en verde; viviendo en pocilgas indignas. Por su parte, un de los niños y las mujeres.
grupo de terratenientes –se hablaba de las “seiscientas familias”- Algunas de nuestras abuelas, como tantas jóvenes de su
gobernaba sobre grandes extensiones de tierra del país y, más que a época, se casaban con viudos con varios hijos, haciendo de madres
menudo, dominaban como “grandes señores y rajadiablos” sobre prematuras, mientras tenían los suyos propios; asimismo, muchas
inquilinos, peones y medieros, sometidos social y electoralmente jóvenes solteras adoptaban sobrinos huérfanos, improvisándose de
a la voluntad del patrón. Entre dichos agricultores no faltaron los madres. Las abuelas, las abuelas viudas, las abuelas madres-de-
progresistas en materia productiva y tecnológica, modernizando crianza, sacando con tesón adelante a sus hijos, salían a trabajar
las prácticas agrícolas tendientes al aumento de la producción y rompiendo tabúes, abrían venta de pan y pasteles, recorrían con sus
liderando organizaciones regionales para la innovación y el mejor productos las calles y los campos aledaños, trabajaban en costuras
aprovechamiento de los recursos. hasta altas horas y/o abrían sus casas para arriendo de piezas y
A pesar de que la mayoría de la población vivía de la pensión: generaron múltiples estrategias de sobrevivencia. La
agricultura, desde comienzos de siglo y con mucha intensidad cesantía, la enfermedad o la muerte era una visitante intempestiva
a partir de los años 1930, numerosas campesinas y campesinos que hacía brotar, en una madrugada, la tremenda energía vital
comenzaron a moverse -por voluntad propia o a raíz de acciones de las luchadoras abuelas de la generación del 20/30. Desde la
de desalojos y despojos- hacia los pueblos, ciudades y faenas oscuridad de cada noche la vida liudaba... el pan se amasaba al
extractivas e industriales, generando un fluido proceso de des/ alba.
campesinización que sería un movimiento constante durante el El siglo XX nacía con ellas; disponiéndose a revertir sus
siglo XX. En los pueblos y ciudades no solo proliferaban los servicios estertores destructivos, las abuelas estuvieron prontas a dar batalla
y los oficios, sino que se configuraron espacios de sociabilidad por un mejor destino para sus hijos e hijas. La vida de cada una de
que generaron oportunidades de ascenso social y de autonomía nuestras abuelas es, al respecto, un testimonio y un testamento.
popular respecto de la ancestral servidumbre hacendal. Por su
parte, muchos patrones o terratenientes, especialmente los de la
zona central, también dejaban la vida del campo para asentarse,
1. La tesis para recibirse de médica de Eloísa Díaz se titula Breves observaciones sobre la aparición de la pubertad
en la mujer chilena y las predisposiciones patológicas propias del sexo, Universidad de Chile, Santiago, 1886; por
su parte, la tesis de Ernestina Pérez se titula Elementos de Higiene Popular, Universidad de Chile, Santiago, 1887,
4 especializándose luego en ginecología en Alemania, donde publicó su obra Lecciones de Ginecología, Berlín, 1910.
5
La sacrificada vida de
mi desconocida abuela Josefina

JOSEFINA SEPÚLVEDA CONTRERAS


San Carlos, 1889 - Pitrufquén, 1950

C ontar la vida de mi abuela materna es un problema complejo, ya que no tengo


registros, relatos, recuerdos ni fotografías de ella; murió antes de cumplir yo dos años. Mi
madre y sus hermanas fallecieron y las consultas realizadas a mis hermanos mayores y a mis
primos no han dado ningún resultado. Revisando los registros de nacimiento y un recorte de
prensa que da cuenta de su muerte, puedo reconstruir parte de su sacrificada vida y de sus
sufrimientos, pero persisten incógnitas que no tengo manera de resolver.
De lo que he podido reconstruir, puedo afirmar que en 1889, año en que nació
Gabriela Mistral, también lo hizo mi abuela materna, Josefina, en San Carlos, en la provincia
de Ñuble. Cuando la llevaron junto con su familia a vivir a Pitrufquén no existía hospital ni
escuelas de educación media ni servicios básicos. Se cocinaba con leña y carbón.
Pitrufquén (del mapudungun piti y truquén, que significa “Entre cenizas”), era un
pequeño pueblo de colonos. Se consolidaría como comuna recién nueve años después del
nacimiento de mi abuela, luego de la Carta de Planificación Urbana de la Ciudad de 1896, y
de su fundación oficial en 1898.
La primera población que se asentó en Pitrufquén data de 1836, cuando habitaban
290 personas en terrenos donados por el lonko Ambrosio Paillalef. La familia Paillalef se
hallaba entroncada con otras ramas y todas formaban una comunidad que se extendía desde
Pitrufquén hasta Villarrica.

6 7
Dadas las condiciones de infraestructura, la vida cotidiana era muy difícil. Significaba profesora, apoyaría la educación de sus hermanos menores.
un gran esfuerzo y un enorme despliegue de trabajo dentro del hogar, en el que se producían Me llama la atención la falta de registros fotográficos y de algún recuerdo material de
bienes: se cosía y se arreglaba la ropa, se cultivaban frutas y verduras en los huertos, se criaban los abuelos maternos. Quizás sus muertes tempranas sean parte de una explicación. Asimismo,
gallinas y cerdos, junto con el procesamiento de los alimentos. la incipiente fotografía y los daguerrotipos, introducidos en Chile en 1860, debían ser un lujo
Se sabe muy poco de la vida de las mujeres de los colonos chilenos del sur, de aquella que se podía obtener solamente en las ciudades más grandes -como Santiago, Valparaíso y
sufrida vida sin hospital, pariendo hijos cada año y realizando las labores domésticas sin Concepción- y en familias con más recursos económicos.
lavadoras, sin cocina a gas o electricidad y, en el caso de mi abuela, sin apoyo familiar. Me recrimino por no haber preguntado más a mi madre sobre la abuela. Ella hablaba
La luz eléctrica había llegado a Santiago recién en 1883 y ese símbolo de la con mucha ternura de su propia madre; recordaba cuando la acompañaba desde Pitrufquén
modernización de la vida urbana nacional no llegó a la provincia hasta varias décadas después; a Angol, a la Escuela Normal, y se recostaba en su falda, para evitar los mareos. O cuando
en los sectores rurales fue aún muy posterior. ella viajaba los fines de semana de Angol a Temuco -donde estudiaban sus hermanos- para
En esos años, la mayoría de los chilenos habitaba en el campo y la educación era llevarlos el sábado junto a su madre al cine o al teatro, actividades que les atraían mucho.
una ventaja a la que accedían muy pocas personas. En el primer registro de alfabetización del Me sorprende que, además de la falta de fotografías, cartas y otros recuerdos, mi madre no
país -el año 1854-, menos del diez por ciento de las mujeres sabía leer y escribir. Es decir, mi me haya contado cómo era la abuela Josefina, cuáles eran sus rasgos físicos y de carácter.
2
abuela fue una privilegiada porque pudo cursar la enseñanza básica. Supongo que mi abuela era morena, porque mi madre lo era, pero mi tío era de tez y cabellos
claros, de modo que no puedo saberlo con seguridad. ¿Cómo era su carácter?; ¿era expresiva
“Recién en 1920 se aprueba la Ley de Educación Primaria Obligatoria o introvertida?; ¿le gustaba coser y cocinar?; ¿la lectura y la música?; ¿era alegre o triste? Me
y Gratuita, por la que se decreta la obligatoriedad y gratuidad de la imagino que con tanto trabajo en la familia y en su pequeña amasandería, no le quedaba
enseñanza entre los siete y quince años de edad. También durante el tiempo para ella misma. Cuando quisimos conversar más con mi madre sobre su familia, un
mandato de Arturo Alessandri se impulsa una nueva Constitución accidente cerebral truncó el inicio de la historia que ella deseaba contar.
(1925), donde se establece la separación entre Iglesia y Estado, la elección A mi abuela Josefina, una desconocida para mí, me hubiera gustado preguntarle cómo
de Presidente por voto directo para un período de seis años, la libertad sobrevivió a la muerte de su marido, cómo vivió su viudez y cómo se recompuso para seguir
de cultos, la garantía de las libertades y una serie de reformas sociales. existiendo con el dolor de esa gran pérdida. Asimismo, me gustaría saber de qué manera y
La Cámara de Diputados se renueva cada cuatro años y la del Senado con cuánto esfuerzo material y psicológico logró sostener y sacar a sus hijos adelante, con el
cada ocho.”
3
apoyo de mi madre. O quizás, su calidad de viuda le otorgó un espacio de libertad que como
esposa nunca habría tenido, pues era ella sola quien tomaba todas las decisiones. Más tarde,
Muy lejos de los avatares de la política y del poder centrado en Santiago, la vida de
debió trasladarse a vivir a Temuco para que sus hijos menores pudieran seguir estudiando.
la abuela Josefina transcurría en Pitrufquén, de manera extremadamente difícil ya que quedó
Me imagino que -a diferencia de los hombres-, a una viuda con cinco hijos le era muy difícil
viuda a los 28 años de edad y a cargo de cinco hijos entre nueve y tres años.
casarse nuevamente. Me hubiera gustado preguntarle también cómo fue el paso de ama de
Mi abuelo Lorenzo, también nacido en San Carlos, murió en 1917, a los 39 años, en
casa y madre de familia a pequeña empresaria y jefa de hogar, el paso del ámbito doméstico
Pitrufquén. La abuela viuda asumió la sobrevivencia de la familia junto a sus dos hijas mayores.
al público; cómo era su día lleno de actividades con el cuidado y socialización de sus cinco
Mi madre contaba que el abuelo se dedicó a la ganadería y su muerte prematura se debió
hijos y el trabajo en la amasandería; cómo reorganizó su casa, cómo vivió esos procesos tan
a una neumonía que se le desató cuando, en pleno invierno y con un fuerte temporal, fue a
difíciles. Solo puedo imaginar que el hecho de lograr que todos sus hijos estudiaran y tuvieran
buscar algunos animales perdidos en la cordillera. En Pitrufquén no había hospital y trasladarlo
una profesión, fue algo que consiguió con inteligencia, perseverancia y mucho esfuerzo. Quizás
a Los Ángeles -donde estaba el hospital más cercano- era imposible ya que el viaje demoraba
la capacidad de adaptarse a nuevas situaciones, forzada por las circunstancias de vida y con
cinco días en carreta (hoy son 132 kilómetros que se hacen en dos horas aproximadamente).
mucha capacidad de resiliencia, fueron parte importante de su personalidad.
Así, el abuelo falleció en casa.
Cuando la abuela Josefina murió en Pitrufquén, en 1950, a los 61 años, en Chile
recién se iniciaban los pasos para mejorar las condiciones de salubridad de la población.
La expansión y consolidación del sistema público de salud se dio unos años después, el que
comenzó a tener efectos en la baja de las tasas de mortalidad infantil.
De esta manera, el recuerdo más dramático y penoso de la infancia de mi madre se
remonta a sus ocho años de edad, cuando ella y sus hermanos fueron llamados a despedirse
de su padre, quien les dio la bendición y les encomendó a las hijas mayores el cuidado de
sus hermanos menores.
Para subsistir en esos tiempos, mi abuela viuda, con sus cinco hijos, montó una
amasandería. Mi madre contaba que, como viuda, tenía el apoyo de algunas instituciones
de Pitrufquén, de manera que podía distribuir el pan a los bomberos, a los colegios y a los
militares del pueblo. Con este trabajo mi abuela educó a todos sus hijos y permitió que su
familia saliera adelante. Mi madre la acompañaba en las entregas y como era muy rápida
para el cálculo aritmético mental, era la encargada de hacer las cuentas. Luego, titulada de
2. Instituto Nacional de Estadísticas, “Hombres y mujeres en Chile, un enfoque estadístico”, Boletín Informativo, diciembre de 2010.
3. www.bcn.cl/Historiapolitica

8 9
En la época en que vivió mi abuela Eloísa, esta era una zona principalmente orientada
a la producción agrícola. Se cultivaba maíz, trigo, lentejas, porotos y la especialidad era el
cultivo de uvas país para la producción de vino. Quizá a eso se deban los versos de La cueca
larga de Nicanor Parra:

Yo no soy de Coihueco
soy de Niblinto
Mi abuela paterna Eloísa, donde los huasos mascan
a quien me parezco el vino tinto.

Yo nací en Portezuelo
me crié en Ñanco
donde los pacos nadan
en vino blanco.

Y moriré en las Vegas


de San Vicente
donde los frailes flotan
en aguardiente.

En aguardiente puro
chicha con agua
ELOÍSA HENRÍQUEZ VILLABLANCA por un viejo que muere
nacen dos guaguas.
Chillán, 1883 - Huape, 1963
Nacen las guaguas, sí
chicha con borra
L
a vida de mi abuela paterna Eloísa transcurrió en la zona central y sur, de manera no hay mujer que no tenga
marcadamente campesina. Su movilidad fue muy reducida, ya que nació en 1883 en Chillán, quien la socorra…
donde estudió en las monjas. Luego, a la muerte de su madre, vivió en Niblinto (cerca de
4
Coihueco, a 27 kilómetros de Chillán) con sus tías y cuando se casó se estableció en Huape,
localidad campesina a catorce kilómetros de Chillán. Allí murió a los ochenta años de edad. Conozco muy poco de la vida de niña y de joven de mi abuela. En esos tiempos habría
La ciudad de Chillán está profundamente marcada por sus terremotos de 1835, 1939, sido una impertinencia preguntarle por su vida, sobre todo siendo su nieta menor. Sin embargo,
1960 y 2010. Los dos primeros la destruyeron totalmente. me imagino que fue extremadamente duro para ella perder a su madre siendo pequeña y
luego mudarse a un lugar en la cordillera de difícil acceso. Me parece que su matrimonio fue
“El terremoto de Chillán del martes 24 de enero de 1939 fue un sismo con
arreglado, ya que su padre viudo y su futuro esposo se conocían.
magnitudes estimadas de 7,8 a 8,3 grados Richter. Ostenta el récord de la
Puedo reconstruir algo de su vida tras su casamiento, a los 22 años, con mi abuelo
mayor cantidad de muertos en un sismo en la historia de Chile. La cifra
Fortunato de 26 años. Se fueron a vivir a Huape. Su primera hija nació un año después y así
oficial fue de 5.648 muertos. El sismo destruyó más de 1.645 inmuebles
5 sucesivamente hasta formar una familia de ocho hijos. Tres hijas murieron, una de meses, la
de un total de 3.526 que en ese entonces había en la ciudad.
otra de viruela a los siete años y otra de tuberculosis a los diecinueve. Mi padre (su regalón)
Tras el terremoto, el gobierno aprobó la ley que creó la Corporación de Reconstrucción y las dos hijas mayores fueron los más longevos. En esos años la esperanza de vida era muy
y Auxilio y la Corporación de Fomento y Producción (CORFO), ambas en beneficio de los baja, apenas de 27 años y la tasa de mortalidad infantil era una de las más altas del mundo.6
afectados en el terremoto y en pos del desarrollo del país. Me imagino que su vida no fue fácil, un hijo tras otro, un marido exigente y autoritario,
Hubo una copla popular, de marcado humor negro que se popularizó a raíz del aunque muy simpático y cariñoso con sus nietos. Recuerdo que mi abuelo a las doce en punto
terremoto, con ritmo de vals: se sentaba a la mesa y esperaba ser servido, estuviera o no listo el almuerzo. Veo a mi abuela
y a la empleada atendiéndolo. En la casa del campo se debía preparar la comida de la casa y
“Chillán, ciudad del movimiento
también la de los trabajadores.
donde los muertos bailan debajo del pavimento
Mi abuelo era un pequeño productor agrícola. Cultivaba lentejas, maíz y trigo, también
Don Pedro Aguirre Cerda y su legítima esposa
tenía viñas y producía vino. Era además el Juez de Paz de la subdelegación El Hoyo, a la que
lamentan haberse perdido fiesta tan maravillosa…”
pertenecía Huape.
4. De Huape es originaria Clarisa Sandoval, madre de Violeta y Nicanor Parra. 6. En los inicios del siglo XX, la tasa de mortalidad infantil ascendía a 343 por mil nacidos vivos. En 1910, las cinco principales causas de muerte en Chile eran las
5. Información extraída de Wikipedia (www.wikipedia.com) enfermedades generales, grupo que en ese entonces incluía las enfermedades parasitarias, las infecciosas y el cáncer, entre otras. En ese mismo año el 54% de las
muertes eran de menores de 10 años. Fuente: INE, “Infografía Estadísticas”, 2014, en www.ine.cl
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Mi abuela administraba y tenía a su cargo un almacén, que era parte de la casa asustados desde el patio, mientras las tejas caían del techo. Afortunadamente, en nuestra casa,
en el campo. Ella hacía las compras al por mayor en Chillán. También resolvía el tema del aparte de las tejas caídas, no pasó nada más. Mi otro recuerdo de ese día fue de alegría, ya
vestuario para campesinos, ya que junto con su hija confeccionaba camisas de franela y que con el terremoto nadie me obligó a comer las lentejas del almuerzo.
pantalones. En el almacén se podía encontrar desde ropa y aperos para el trabajo de campo Físicamente me parezco a mi abuela, aunque ella era algo más baja y delgada que yo.
(alpargatas, sombreros de huaso y chupallas, calzoncillos largos y ropa interior para mujeres) De ella heredé la escasez de pelo y ciertos rasgos de mi cara. También su carácter decidido,
hasta comida (aceite, legumbres, arroz y azúcar). Nosotros, sus nietos, “ayudábamos” a vender aunque espero no heredar el cáncer del que murió. Por su intermedio accedí en parte a la
en las vacaciones. Nos gustaba usar la poruña para vender las legumbres a granel y aprendimos antigua cultura campesina, la que me hace agasajar y disfrutar de la comida, llegar media hora
a hacer paquetes de azúcar y de arroz en papel café kraft, que se enrollaba en los costados. antes que partan los trenes o con tiempo suficiente antes de la partida de un avión. También,
La máquina con émbolo de aceite era nuestra preferida. También robábamos los dulces y aprendí de esta cultura a comprar sin endeudarme.
cajetillas de cigarrillos Particular y Ópera, que fumábamos a escondidas. El recuerdo que tengo de mi abuela (cuando era mayor de setenta años) es el de
Mi abuela trabajaba mucho en la casa y en su almacén, aunque contaba con la ayuda una mujer dulce y callada, aunque con un carácter fuerte y decidido. Pienso que éramos sus
de una cocinera. Cosía todo el tiempo en su máquina manual, la que me fascinaba. Me enseñó nietos preferidos, ya que entre sus hijos era obvia la preferencia por mi padre, cariño que era
a tejer y como me costaba mucho hacer los puntos, le eché la culpa a los palillos y dije que correspondido por él y también por mi madre. Evoco a mi abuela ya mayor, poco tiempo antes
“estos palillos están más chuecos que mi abuela”; luego tuve que aclarar rápidamente que de morir, a la entrada de su casa del campo, dedicada a cuidar sus camelias -unas rosadas y
ella era mi abuelita y no mi abuela… otras jaspeadas rojo y blanco- que, transformadas en árboles, flanqueaban la entrada de la
En invierno, sentados alrededor del brasero, nos daba mates de leche con azúcar casa.
quemada y tortillas con queso asado. Evoco los largos veranos que pasábamos hermanos y La vida de las mujeres en el tiempo de mi abuela era dura y a pesar de que ella fue más
primos en el campo, con visitas al río y paseos a caballo, ayudando a preparar “los casamientos”7 longeva que muchas de su generación, el desgaste de parir y criar ocho hijos y de mantener
de las humitas, comiendo manzanas llamadas “cabeza de niño” por su tamaño, así como una casa organizada y a un marido contento, era fuerte. Su vida transcurrió en el campo, sin
sandías y agua con harina tostada para la sed. tiempo suficiente para destinarle a las pocas distracciones a las que tenía acceso: las compras
Mi abuela y su hermanastra soltera Zoila, quien vivía con ella, eran profundamente en Chillán, la lectura de las revistas Rosita y Fausto y las misas que ofrecían una vez por mes
católicas. Reunieron dinero para ayudar a construir la iglesia de Huape y en la casa de ellas en el campo.
se guardaba la llave y se arreglaban las flores y los paños del altar. Los 8curas pasaban por su Hoy comparo cómo pudo ser su vida y cómo es la mía. Ella en su casa en el campo,
casa a tomar el té antes de hacer misa y allí también se hacía la Novena. La colaboración con llena de hijos, nietos y nietas, gallinas, perros y gatos, centrada en su familia y sin amistades.
la Iglesia era su principal actividad social. Nosotros, afortunadamente, estábamos exentos La mía en la ciudad, sin hijos en casa, con muchas amistades, pero sin animales domésticos.
de participar, excepto en Semana Santa, cuando estábamos de visita y no podíamos jugar ni Sus mayores viajes fueron entre Huape y Chillán para hacer las compras y abastecer su almacén
reírnos. Mi abuelo era radical y tampoco participaba en las actividades eclesiásticas. Él era con los productos necesarios para las familias campesinas. En mi caso, he viajado por cuatro
lector del diario chillanejo La Discusión, de orientación política cercana al partido radical. continentes, disfruto de la compañía y amistad de muchas personas, he conocido variadas
Mis padres abandonaron la religión católica a los pocos años de mi nacimiento. Fui la última culturas, paisajes y bellas ciudades que me hacen pensar: aquí podría vivir. Disfruto de los
a la que bautizaron, pero no hice la primera comunión. bienes culturales a los cuales ella no accedió (salvo libros y revistas), pero el cine y el teatro
Mi abuela impulsó y defendió a mi padre para que siguiera estudiando en la Escuela -a los que soy bien adicta- ella no pudo gozarlos.
Normal de Chillán, en contra de los deseos de mi abuelo. En esos tiempos, la idea entre los Tampoco conoció los adelantos tecnológicos, como el computador en el que escribo
campesinos era que los hijos varones estudiaran sólo la educación básica (aprender a leer y las estas notas, las redes sociales o el correo electrónico, que permiten ver y comunicarse con la
cuatro operaciones aritméticas) para que luego se hicieran cargo del campo y “produjeran”. familia, los amigos y conocidos que están lejos.
Mi abuela supo que la forma de “mejorar en la vida” era por medio de la educación. Creo que nuestra mayor diferencia radica en la posibilidad de optar, de elegir. A ella
le arreglaron el matrimonio; en mi caso fue una decisión largamente meditada. Ella no podía
Históricamente, en Chile y América Latina la educación ha sido clave divorciarse; yo pude hacerlo. También pude estudiar la carrera que elegí; en su caso, sólo la
en la creación de oportunidades para la movilidad social. Esta movilidad educación básica en las monjas. Yo decidí tras una larga evaluación tener hijos; ella no podía
individual intergeneracional, a su vez, ha sido y sigue siendo el eje de las elegir. Tuvo ocho, de los cuales se murieron tres mujeres por enfermedades que son prevenibles
principales propuestas para lograr crecimiento con equidad”. (CEPAL- en la actualidad. Estas decisiones básicas: estudiar o no, casarse o no, tener hijos o no, trabajar
UNESCO, 1992) dentro o fuera de la casa, son las que caracterizan las transformaciones fundamentales en las
vidas de las mujeres en el cambio de siglo.
Tengo un recuerdo impactante de mi abuela Eloísa cuando pasó una temporada en
casa. Se había caído, tenía una herida en la pierna y debía permanecer en cama. Fue con
ocasión del terremoto que azotó a todo el sur un 22 de mayo de 1960 a las tres de la tarde,
y cuyo epicentro fue en Valdivia. Se sintió muy fuerte y largo en Chillán (grado VII) y ya
había ocurrido otro con sede en Concepción el día anterior, a las seis de la mañana. Cuando
empezó a temblar todos, incluido mi padre, corrimos al patio de la casa que sabíamos era el
lugar donde debíamos resguardarnos en caso de temblor. Mi abuela no se podía mover por la
herida de su pierna y fue mi madre quien se quedó a acompañarla. Nosotros las mirábamos
7. Los casamientos son la preparación de las hojas de choclo para ponerles el relleno de las humitas.
8. La Novena es un ejercicio de devoción católica que se practica durante nueve días para obtener alguna gracia o pedir por una determinada intención. Habitualmente
dedicada a la Virgen María y los santos.
12 13
Me adentro hacia el fondo del camposanto. Los senderos se estrechan y aparecen
edificios de departamentos en altura, similares a los que vemos en el mundo de los vivos
destinados a la clase media. Algunos exhiben muros blancos chorreados por el agua y el moho;
otros descascaran tonos amarillo oro, contradiciendo el simbolismo que asocia a este color
con la alegría, el brillo y el lujo. En esta zona no hay ornamentos y escasean los jardines.
Luego de varios intentos fallidos por escalas mohosas y peldaños cariados, encuentro
Florentina, mujer humilde y aguerrida el nicho que guarda los restos de tres de mis parientes maternos: mi abuelo, mi abuela y su
hijo mayor. Mi abuela Florentina fue la primera que decidió mudarse hasta este lugar, según
mi madre, agotada por los avatares de la vida. Tenía entonces 62 años.
Frente a su lápida, invoco su figura: los recuerdos se remontan a diciembre de 1953.
No es mucho lo que me queda de ella: sólo imágenes sueltas de momentos inolvidables. Otras
del periodo de su breve enfermedad postrera y la conmoción familiar que produjo su muerte.
Su imagen de difunta fue mi primer enfrentamiento con ese estado de hielo, distancia
y ausencia que es la muerte. La casa de mi abuelo se vistió de luto: cubrieron los muebles
con sábanas blancas, se cerraron las ventanas, se apagó la radio y en el centro del comedor
se instaló la capilla ardiente. La urna circundada por cirios cobijó el enjuto y pálido cuerpo
de mi abuela. La habitación donde en días alegres se reunía la familia, se colmó de flores y
fue invadido por un tufo denso e indescriptible. En el patio se encendió una fogata sobre la
cual se instaló un fondo con agua y tintura negra. Allí se tiñeron las ropas para guardar el luto
vistiendo de riguroso negro por al menos uno o dos años. Era la usanza de la época.
Pero en la casa de Santa Rosa, la casa de mis abuelos, el duelo duró varios años más.
El espíritu de mi abuela estuvo presente en cada rincón donde ella puso sus manos: las macetas
de flores, la higuera con sus brevas maduras, el laurel de flores rosadas, las aves y los conejos
en el gallinero, el piso de totora junto al brasero, la silla frente a la máquina de coser… Todo
FLORENTINA LÓPEZ POBLETE recordaba la presencia de la abuela.
San Carlos (¿?), 1892 - Santiago, 1953 En mi memoria queda como imagen indeleble la carroza negra con faldones color
violeta, tirada por seis caballos, que lleva a mi abuela a su última estancia. Los varones de
la casa, todos de terno con una cinta negra en la manga de la chaqueta y una corbata del
mismo tono como símbolo de luto, cargan solemnes el ataúd hacia la calle. Sólo hombres
la acompañan al camposanto, en tanto las mujeres y nosotros los nietos y nietas menores,
nos detenemos frente a la casa y desde allí la despedimos con un silencioso adiós. Las hijas
A ntes de escribir sobre mi abuela Florentina, debía cumplir con una visita postergada
por largo tiempo. Con cierta reserva me dirigí al Cementerio General a recorrer las callejas de
permanecen en la puerta con los rostros compungidos y los ojos anegados por el llanto. Los
niños observamos la escena de la despedida sin tener aún clara conciencia de la trascendencia
esa ciudadela atestada de nichos y mausoleos que contienen una gran parte de los restos de de la muerte, mientras los caballos enfilan sus pasos en dirección a la necrópolis.
la población santiaguina de los dos últimos siglos. Lo hice para reencontrarme in memoriam Cuando el cortejo llega a la esquina, nuestras madres nos cogen de la mano, entramos
con mi abuela materna. a la casa, la puerta se cierra y nos retiramos, cada uno viviendo el dolor de la ausencia a su
Me enfrento a tumbas decadentes, herrumbrosas y roídas por el tiempo. Camino modo. Fue un funeral apoteósico para una mujer que vivió toda su vida luchando por salir
por senderos que llevan nombres de personajes de una clase de historia. Observo tumbas de la pobreza. Tal vez, el último homenaje de su marido y de sus hijos, porque a pesar de la
con ornamentos artísticos, lujos que me parecen innecesarios en este sitio, pero que tienen estrechez económica, ella fue siempre la reina en ese hogar.
el objetivo de marcar territorios, diferencias. A pesar de esa intención manifiesta, estas Mi abuela Florentina tuvo un origen humilde. Hija de Adelaida y José. Mi bisabuelo
decoraciones mortuorias, manidas por el tiempo, contribuyen a otorgarle la importancia tuvo el mal gusto de desaparecer de este mundo a temprana edad, dejando solas y desvalidas
histórica y patrimonial que posee este recinto, el mayor y más importante del país. a su mujer y a sus cinco hijos, cuatro de ellos mujeres, hecho este último que a fines del siglo
Aunque no debiera extrañarnos, esta necrópolis santiaguina, fundada durante el XIX constituía una verdadera tragedia.
gobierno de Bernardo O’Higgins, se planificó casi como un espejo de la ciudad de los vivientes, ¿Qué hacía una familia sin jefe de hogar, escasa de recursos y formada mayoritariamente
es decir, estratificada en clases sociales. Los difuntos que en vida jugaron un rol importante, por mujeres? El analfabetismo en esa época era algo natural y el futuro de muchas mujeres no
alojan en pretenciosas estructuras señoriales, que se sitúan en avenidas circundadas por añosos iba más allá que el aspirar a un buen matrimonio.
árboles. También se encuentran allí los difuntos de las familias pudientes, como si con esos El nacimiento de mi abuela ocurrió cercano a dos eventos históricos extraordinarios:
edificios se quisiera dar por sentado que allí moran, también en el Más Allá, restos mortales, el término de la Guerra del Pacífico -cuya conclusión aún nos depara coletazos con nuestros
pero de otra clase. hermanos peruanos y bolivianos- y la Guerra Civil de 1891 -que se desarrolló durante seis

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meses de aquel año. Aunque estos hechos ocurrieron en el norte y en la zona central del país, educarse. Cocinaba, lavaba, hervía sábanas, amasaba y horneaba pan, incluso para vender
también afectaron al sur de Chile, en donde mi abuela vivió sus primeros años de vida. cuando los clientes escaseaban en el taller de calzado de mi abuelo. La cesantía cada cierto
Se interrumpió el flujo de recursos económicos, la construcción de caminos y vías tiempo se dejaba caer con fuerza en las capas populares. Durante la depresión del 29 mucha
férreas, así como el envío de alimentos y ganado. El país debió lamentar la absurda pérdida gente debió optar entre comer o andar con calzado. Obviamente, la prioridad fue la primera.
de más de cinco mil compatriotas. En ambos casos, Chile entero se vio estremecido por las Entonces, mi abuela hizo pan y empanadas para vender en el vecindario; así el familión pudo
consecuencias funestas de no lograr entenderse entre hermanos, hablando un mismo idioma. capear momentos difíciles. Aparte de las labores hogareñas, mi abuela ayudaba en el taller
No tengo información de que en el conflicto de 1891 haya participado algún pariente aparando el calzado. Este trabajo consiste en coser las diferentes piezas del zapato antes de
de mi abuela. Se cuenta que en los campos del sur los hombres jóvenes se ocultaban entre ponerles la planta. Además, una vez al año viajaba a su natal Ñiquén cargada de ropa y zapatos
los cerros para no ser reclutados como soldados. Si eso ocurría eran enviados como carne de usados,los que intercambiaba por sacos de legumbres que traía de vuelta al hogar.
cañón a batallas donde ellos no tenían nada que ver y morían por causas originadas en un Mi abuela acudía cada día a comprar carnes y verduras al Matadero Franklin, situado
mundo ajeno a sus labores de siembra y cosecha. a unas ocho cuadras de su casa, caminando de ida y también de regreso, cargada con las
Mi abuela nació el siglo antepasado en un poblado cercano a San Carlos. En el Registro bolsas repletas de vituallas.
Civil aparece inscrita dos veces en años diferentes, 1886 y 1892. Los orígenes de su familia Este lugar de abastos fue famoso en su tiempo. Como su nombre lo señala, era ahí
se pierden en la nebulosa del pasado. Sólo sé que fue la hija mayor y que, al morir su padre, donde se mataban y faenaban los vacunos, porcinos y ovinos que luego iban a dar a las mesas
empezó a trabajar en una fábrica de calzado en Chillán. de los capitalinos convertidos en bistec, lomitos y cazuelas. Hasta el Matadero Franklin los
Recuerdo a mi abuela como una señora baja, delgada, de nariz aguileña, ojos pequeños animales llegaban del sur en trenes de carga o caminando hacia su destino final en rebaños,
y labios finos. El cabello cogido en un moño canoso y con una falda larga, un amplio delantal desde los campos al sur de Santiago por avenida Santa Rosa que, hasta principios de los 50
de cintura y un chal de lana sobre los hombros. Jamás la vi maquillada y no usaba joyas. A del siglo XX, no era más que un amplio callejón de tierra que corría desde el paradero 1 hacia
mi memoria viene una noche de verano y la veo con sus pies sumergidos en una fuente con La Granja, La Pintana y otras comunas. Cuando se acercaban estas multitudes de cuadrúpedos
agua y sal gruesa, sus dedos poblados de callos y juanetes, imagen que causó impacto en mis desbocados, los vecinos cerraban las puertas de sus casas, porque no era raro que alguno se
ojos infantiles. Mi abuelo le fabricaba zapatos especiales para sus extremidades deformes. desviara de la manada e ingresara a un hogar causando el espanto de sus moradores.
Cuando mi abuela murió yo tenía seis años y según mi percepción de niña, era El Matadero Franklin ocupaba un gran terreno que comprendía San Diego por el
una viejita de avanzadísima edad. En realidad, debe haber representado más de los 62 años poniente, San Francisco por el oriente, Placer por el sur y Franklin por el norte, además de
que tenía, pues dio a luz catorce hijos, sin contar las eventuales pérdidas espontáneas o todas las calles aledañas. Con el correr de los años se fueron instalando negocios de toda
provocadas. Siempre parió en la casa ayudada por mi abuelo y alguna partera. Al día siguiente índole: almacenes de abarrotes y vestuario, verdulerías, fruterías, fuentes de soda, comercio
del alumbramiento la abuela se hacía cargo de los quehaceres hogareños. Sólo con el último ambulante, pensiones de mala muerte, prostíbulos, etcétera. Durante el día, el Matadero era
de los vástagos, nacido en 1935 cuando contaba 44 años, debió acudir al hospital, lo que un hervidero de gente cargada de bolsas y sacos con todo tipo de productos. Tenía callejuelas
consideró una verdadera afrenta a su tradicional arrojo para traer hijos al mundo. adoquinadas y húmedas. Por sus canaletas corrían aguas de sospechoso origen por donde se
En aquella época, en los sectores populares de la capital, como era el caso de gran paseaban inmensos guarenes. Pilas de cajones en equilibrio vacilante y canastos de mimbre
parte de la comuna de San Miguel, las madres y los recién nacidos morían en un número yacían desperdigados sin un orden predeterminado. Papeles de diario, hojas de choclos,
elevadísimo a causa de las malas condiciones de salubridad reinantes en los hogares, -e incluso- lechugas, papas, colillas de cigarrillos, cartones, cuescos, frutas en descomposición, toda
en los recintos hospitalarios eran frecuentes las infecciones puerperales en las madres. A las esa basura era parte del paisaje de aquellos corredores atestados de gente cumpliendo con
guaguas y niños pequeños a menudo les asaltaban males como diarrea, tifus, tuberculosis o sus quehaceres. La salubridad era más que precaria en ese entorno y se cuenta que allí se
raquitismo, aparte de otras pestes infantiles. La mortalidad infantil en el Chile de las primeras originaron epidemias de funestas consecuencias para el resto de la población santiaguina.
décadas del siglo XX era altísima. La de las madres tampoco era baja. He ahí la razón de la Cada callejuela estaba destinada a un rubro: el del pescado, el de las verduras y
reticencia de mi abuela para dar a luz fuera de su casa: su hogar era donde se sentía más frutas o el de las legumbres, pero el que llamaba más mi atención era el de las carnes. En
segura. gruesos fierros atravesados en lo alto del barracón se colgaban los vacunos para que siguieran
Mi abuela Florentina, aunque de apariencia física frágil, era dueña de una entereza desangrándose hasta su última gota. Aquella sangre semicoagulada se deslizaba por canaletas
y una valentía insuperables. De carácter ligero, imponía la disciplina con sus hijos y su hacia un destino misterioso. Aún tengo en mi memoria olfativa el tufillo acre y el olor rancio de
irritabilidad afloraba de modo particular cuando mi abuelo -político, sindicalista y dirigente la carne en proceso de putrefacción. Como parte de mi recuerdo visual mantengo las imágenes
del gremio del calzado- llegaba a la casa acompañado de hombres que venían, según él, de hombres de brazos musculosos, pantorrillas gruesas y ropas ensangrentadas, corriendo a
“a pensar el futuro de Chile”. Mi abuela no concordaba con esta visión, pues para ella esos pie pelado por los pasillos del Matadero, cargando sobre sus hombros una media vaquillona
personajes sólo iban a comer el alimento reservado para sus hijos. aún humeante. Los jefes del lugar eran los temidos y respetados matarifes, hombres con fama
Por aquel entonces las mujeres estaban lejos de lograr el derecho a voto y tal vez por de valientes y cuchillada certera y, que deambulaban por sus territorios con su cuchillo al
eso, a mi abuela le parecían sin sentido los intereses políticos de mi abuelo. Ella era pragmática, cinto.
se aferraba a la realidad y se oponía al derroche de tiempo y dinero que suponían los intereses Mi abuela, como clienta cotidiana, tenía caseritas en cada corredor y se relacionaba
de mi abuelo. con los vendedores como sus iguales. En base a conversación y sonrisa afable, conseguía
La labor más importante en su vida fue traer hijos al mundo, criarlos como hombres gangas para la olla hogareña que luego salían convertidas en sabrosos guisos.
y mujeres de bien y trabajar día tras día para que a ninguno le faltara para comer, vestirse y

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Florentina sufrió la muerte de tres de sus catorce hijos: uno pequeño de meses, muerto
de diarrea fulminante; la segunda también de algunos meses, contagiada de tuberculosis y, un
tercero, muerto a los 16 años, ahogado en el mar frente a Cartagena.
¿Cómo con esa vida de trabajo infatigable, con más sufrimientos que alegrías esa
pobre abuela no se iba a ver anciana a los 62 años?, pienso yo ahora y comparo nuestra vida
de hoy con la que vivieron nuestras abuelas y bisabuelas.
Esos recuerdos se agolparon en mi cabeza durante los minutos que estuve junto a
su tumba. Muchos provienen más del relato familiar que de mis propias memorias y están
Guillermina, mi abuela indocumentada
cubiertos por la pátina que el tiempo otorga a las reminiscencias de cualquier índole. En
esa tumba y junto a ella reposan los restos de su hijo mayor y de mi abuelo. No pude evitar
imaginar ese cúmulo de huesos encriptados dentro de la caja de madera, acariciándose unos
a los otros, tal como lo hicieron en vida.
Al día de hoy, los hijos que dio a luz mi abuela ya han abandonado este mundo, e
incluso los nietos y nietas somos ya mayores. ¿Quién acudirá en algunos años más a depositar
una flor en su tumba?

GUILLERMINA SALAS DÍAZ


Araucanía(¿?), 1881(¿?) - Santiago, 1936

N o deja de parecerme extraño tener que escribir de una persona que vivió en el siglo
pasado, que murió mucho antes que yo naciera, que dejó tan pocos rastros de su existencia,
pero de la cual cargo en mí una parte de sus genes.
Si de mi padre se han heredado datos escasos sobre su niñez, encontrar vestigios
Familia Morales López, 1937.
sobre la vida de su madre es una tarea que requiere dotes de investigadora. Por ello, no me
quedó otra alternativa que asumir ese rol y comenzar a acercarme en algo a ella por una vía
indirecta, a través de un personaje público acerca del cual, a pesar de ser reconocido por sus
aportes a la educación chilena, tampoco se sabe mucho: Darío Salas Díaz.
Tengo la sensación de que los miembros de la familia Salas Díaz fueron muy reservados
y celosos de su intimidad, porque si de este prohombre se sabe poco, de doña Guillermina, su
hermana, no se logra averiguar nada. Es como si ella jamás hubiese transitado por este mundo.
Sin embargo, algo logré escudriñar a través de este camino secundario que me ofrece
este tío abuelo estudioso, amante de la educación y visionario. Leyendo su libro, “El problema
nacional”, escrito en 1917, me entero de que sus propuestas para lograr el salto al desarrollo
del país siguen vigentes. El problema nacional no es otro que la educación y los chilenos
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-después de un siglo- aún no lo resolvemos.
Siguiendo con mi investigación, descubro que don Darío nació en 1881 en Puerto
Saavedra, como sexto hijo de la familia formada por el protomédico Vicente Salas y la profesora
autodidacta Griselda Díaz, quienes fueron mis bisabuelos paternos.
9. La información sobre Darío Salas proviene del prólogo de la reedición del libro El Problema Nacional - Darío Salas Díaz, elaborada por Sol Serrano y publicada en
la Colección Bicentenario de DIBAM. 2011.

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Nada me consta sobre la vida de mi abuela Guillermina en aquellos años. No tengo No me es posible comprobar si por entonces mi abuela Guillermina era una niña de
claro si ella fue mayor o menor que su hermano Darío. Tampoco si su nacimiento se produjo cortos años o si aún se encontraba en el pensamiento de sus padres, pero lo cierto es que nació
antes o después de la rebelión mapuche de 1881. De lo que sí hay evidencia es que en 1880 en un hogar de letrados en una época en que una gran parte de la población era analfabeta
la familia vivía en Toltén, que por entonces era una guarnición militar y que cuando ocurrió o semianalfabeta; un verdadero privilegio en un lugar alejado de la capital. En su casa había
el conflicto armado entre chilenos y mapuche, el fuerte se transformó en un sitio de guerra y libros, pues su madre, entre uno y otro nacimiento de sus hijos, trabajaba como profesora, lo
la madre, Griselda, embarazada de su sexto hijo, Darío, se trasladó a Puerto Saavedra. que era también algo inusual para la época, especialmente en esos apartados lugares. El hogar
De todas estas averiguaciones lo único que me parece evidente es que el gen del interés de mi abuela Guillermina debe haber sido un hogar protegido, en el que se consideraba que
por la educación viene desde mi bisabuela Griselda y que se fue heredando por esa línea a la educación era el medio para superar la pobreza y precariedad social.
través de tíos y de mis padres hasta llegar a mí. Claro que en ningún caso mi inclinación por Siguiendo con mis presunciones, pienso que mi abuela paterna debe haber crecido
la pedagogía se transformó en pasión, como fue el caso de ellos. Deduzco que Guillermina rodeada de naturaleza desbordante, árboles frondosos, flores silvestres, caminos polvorientos,
fue cercana a Darío y lo imagino como su hermano protector. ríos de abundante caudal, inviernos lluviosos y veranos cálidos; entre chilenos mestizos,
Al parecer, el curso de la llamada “Ocupación de la Araucanía” pasaba por períodos mapuche y colonos extranjeros. La imagino pequeña, de aspecto frágil, cabellos rubios y
álgidos y por otros de relativa tranquilidad. Griselda y su familia retornaron a Toltén. Podría ensortijados, tez blanca y ojos claros, estas últimas características heredadas por mi padrte.
imaginar que Guillermina nació en Toltén o en Puerto Saavedra o tal vez en Nueva Imperial-, De lo que sí hay certeza es que se casó muy joven con un señor nombrado Epifanio
en cualquier caso en la provincia de Cautín, entre 1880 y 1885. Los incipientes pueblos que Barrientos, comerciante en el rubro ferretero. Epifanio y Guillermina se fueron a vivir a Lautaro,
formaban parte de aquella provincia vivían en permanentes sobresaltos. La mayoría de sus lugar donde nacieron sus hijos Humberto y Edmundo, en 1901 y 1902 respectivamente.
habitantes la conformaban esforzados colonos, conquistados por la posibilidad de obtener Como mi padre jamás mencionó la existencia de hermanos mayores que él, presumo
tierras. Estos debían estar dispuestos a enfrentar la inestabilidad y el miedo de asentarse que estos dos niños fallecieron siendo guaguas y que él no los conoció. Eso me hace pensar
en aquellos lugares prístinos, exponiendo sus vidas frente al riesgo de ser asaltados por los en el dolor que debe haber sufrido el joven matrimonio de Epifanio y Guillermina; también
grupos mapuche, quienes poseían los derechos consuetudinarios de esas tierras y, por tanto, reafirma mi pensamiento de que esos sucesos causaron infelicidad en ella y la transformaron
los verdaderos dueños de esos parajes. Ciertamente, se trató de una política gubernamental en una mujer frágil, vulnerable tal vez, sin la capacidad para reponerse de las situaciones
basada en los más puros principios de la conquista, que tenía como fundamentos la invasión, adversas de la vida.
el desprecio y la discriminación. Mi padre, Róbinson, nació en 1906. Otro hermano llegó al mundo en 1910, que
Así lo deja ver un artículo de El Mercurio en 1859: también muere siendo niño. Al parecer, no engendraron más hijos, hecho curioso en una
época en que no existían los medios anticonceptivos y los matrimonios solían tener más
“Los hombres no nacieron para vivir inútilmente y como los animales selváticos,
descendencia.
sin provecho del género humano; y una asociación de bárbaros tan bárbaros
La historia de la familia compuesta por Epifanio, Guillermina y su hijo -mi padre-, se
como los pampas o como los araucanos no es más que una horda de fieras, que
ve trunca. En la fragmentada sucesión de hechos aparece el envío de su único hijo, entonces
es urgente encadenar o destruir en el interés de la humanidad y en el bien de
de catorce años, desde Lautaro a Santiago. Al parecer, Guillermina no puede hacerse cargo de
la civilización”.
él. Su hermano Darío lo siguió educando y guiando en la vida. Varios años después, cuando
Sin duda, el cambio en el sistema social y político impuesto a los mapuche, el cual su hijo ya es un adulto, Epifanio y Guillermina se trasladan a Santiago. Epifanio monta una
incluyó el sometimiento a las autoridades chilenas, provocó reacciones de diversa índole que ferretería en la segunda cuadra de la calle Lord Cochrane.
incluían estrategias pacíficas y también violentas. Los mapuche rechazaron la presencia del Tengo la impresión de que Guillermina nunca más recupera el equilibrio emocional.
winka en sus territorios desde que llegaron los primeros conquistadores españoles. A lo largo Nunca escuché de labios de mi padre una palabra que la recordara, ni buena ni mala. Como
de los siglos, su lucha adquirió diversas modalidades. Uno de los últimos eventos masivos en si para él jamás hubiese existido su madre.
el siglo XIX fue el llamado a la rebelión conocido como Mapuche Fütamalon, en 1881 y que De lo que sí hay certeza es el año de la muerte de Guillermina, 1936. Calculo que
dice lo siguiente: para esa fecha debe haber tenido alrededor de 54 años.
Nosotros, sus nietos, jamás vimos una foto de Guillermina, ningún documento.
“Esta es nuestra señal, contiene los días contados, hay que deshacer un nudo Sin embargo, cuando viajábamos desde Talca a Santiago, mi madre programaba un paseo
cada día; el día que queda el último habrá concentraciones en todas partes”.10 que consistía en ir al cementerio a visitar a los parientes muertos, entre ellos a esta abuela
difuminada en el tiempo. Cada vez, su tumba se nos perdía entre las galerías antiguas, oscuras
y cubiertas de moho que alojaban nichos roñosos. Recuerdo haberle preguntado a mi madre
Y así ocurrió. A partir de enero de 1881 se sucedieron diversos asaltos armados e cuál era la razón para visitar la tumba de Guillermina. Ella contestó que había que recordarla,
incendiarios a los diferentes villorrios que comenzaban a asentarse en la Araucanía. Esta fue pues había sufrido mucho en su vida.
la alternativa que encontraron los mapuche para detener al winka, que haciendo uso de toda Mi abuela yacía en un edificio inmenso, en un nicho de la primera hilera al borde de
su fuerza invadió sus tierras “manu militari”. Fue Cornelio Saavedra quien se encargó de la tierra. Una vez que la encontrábamos, mi madre nos pedía a mi hermana y a mí depositar
llevar a cabo in situ y a sangre y fuego el despojo brutal a los mapuche. La Ocupación de la allí una flor para esta abuela abandonada.
Araucanía incluyó matanzas por doquier, pues la consigna era imponer el orden en los nuevos
territorios.

10. Vida y costumbre de los indígenas araucanos en la segunda mitad del siglo XIX -Ernest Wilhelm von Moesbach- Memorias de un cacique mapuche, Pascual Coña-
Imprenta Universitaria 1930. www.memoriachilena.cl

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españoles caídos en la Guerra de Arauco, entre otras desgracias no muy piadosas que podían
“limpiarse” en el monasterio. Con algunas de esas mujeres acogidas llegaban los recursos al
convento, saldando la pobreza. La Independencia, como todos los fenómenos políticos de
cambios sustantivos, dividió a las monjas en patriotas y colonialistas, disputándose cada bando
monjil el repique de campanas según los triunfos y derrotas de sus partidos.
No fue fácil para Teresa habituarse a vivir en un recinto cerrado ya que, como la
Teresa, la madre de la madre mayoría de las niñas y niños de fines del siglo XIX, ella nació y se crió en el campo, en
Colina, en el fundo Lo Arcaya, heredad de la familia de su padre. Nacida al despuntar el
siglo XX (1901), Teresa fue la hija menor de seis, siendo media hermana de los dos mayores,
hijos anteriores de su madre. Las cinco niñas y el único hijo varón aprendieron de lechería
y chacarería, participando en la cosecha de trigo y comiendo a destajo almendras, nueces y
naranjas. Subían y saltaban de los árboles frutales; una infancia y adolescencia rústica, sencilla
y feliz…
“Yo y mis tres hermanas somos hijas del amor”, solía decir Teresa, refiriéndose al drama
que vivió su madre Lucía, al obligarla su muy liberal padre (Pedro Félix Vicuña) a casarse con
un hombre rico al que no quería. Su amado -Elías-, un sencillo agricultor, la había contemplado
tristemente desde un balcón de la Alameda, avanzando de novia del brazo de otro ante el
pórtico de la iglesia San Francisco. Al enviudar, Lucía se volvió a encontrar con Elías, quien la
había esperado en un duelo de soltería de diez años, refugiado en su fundo de Colina. Como
gran regalo de sus vidas se casaron privadamente en el Sagrario de la catedral de Santiago y
se fueron a vivir al campo, donde tuvieron cuatro hijas: la menor fue Teresa.
El amor de Lucía y Elías fue intenso pero corto. Ambos murieron siendo aún muy
jóvenes: primero ella (1906) -al parecer de un ataque al corazón- y muy luego, quizás de
tristeza, murió él (1907). La familia huérfana debió vender la propiedad rural y tanto las jóvenes
hermanas como el hermano se dispersaron. Las mujeres en edad de casarse debieron buscar
TERESA ALCALDE VICUÑA marido. Era su vía de sustentación. La hija que llevaba el nombre de su madre, Lucía, se casó
Colina, 1901 - Santiago, 1971 y tomó la tuición de Teresa, su hermana menor, a quien internó en el convento.
Con el paso de los días y los años, Teresa se fue adaptando a la vida del Monasterio
de las Agustinas, el que se trasladó en 1912 frente a la casa de su tío, hermano de su fallecida
madre, Benjamín Vicuña Mackenna, en la calle que lleva su nombre, la Avenida Vicuña
Siempre escuché las proezas de los hombres ilustres de la familia, pero nadie Mackenna de Santiago. El convento era ahora más acogedor, con sus galerías llenas de luz de
me contó tu historia, porque no se contaban las historias de las mujeres, más mañana y sus patios frutales. Allí Teresa aprendió a rezar y a bordar. También a comportarse
bien se ocultaban. Te conocí contemplando el horizonte al atardecer, con tu según su destino trazado para convertirse en esposa y madre. Los días libres los pasaba donde
cigarro entre-dedos y el humo de tu boca su hermana mayor, a quien apoyaba en el cuidado de sus hijos y a los que Teresa les entregó
mezclado con las melodías románticas de tu canto…. Y siempre supe que aquella alegría innata que siempre la ayudaría a aliviar los pesares de su vida.
guardabas algo, que más de una tristeza te oprimía. Había llegado el momento crucial: Teresa en “edad de merecer” y sin recursos propios
ni heredad alguna, debía -de acuerdo a su medio social y cultural- encontrar un marido que
T eresa ingresó al Monasterio de las Agustinas en calidad de huérfana, pero ella no asegurara su subsistencia y le otorgase una buena vida, ojalá cariñosa y sin zozobras. Teresa
veinteañera comenzó a circular entre los jóvenes y la parentela, entrando en la asidua vida
conocía esta palabra. Al atravesar la gran puerta de su reclusión, su hermana Lucía la despidió
con palabras cariñosas y la entregó a una de esas mujeres vestidas de tela oscura de cabeza a social del clan Santiago, en momentos del frenesí de una juventud frívola, derrochadora y
pies. Tuvo miedo; tenía ocho años. La llevaron a un dormitorio con otras niñas, todas huérfanas, superficial. Eran los locos años 20 chilensis, cuando el lujo, los placeres y el derroche de la
lo que no era algo extraño en un país y en un tiempo en que vivir pasados los treinta años era riqueza del salitre embriagó a la mal llamada “juventud dorada” santiaguina, que vivía en una
un lujo. Las mujeres parían hasta morir. Tantos hijos e hijas, entonces, no disfrutaban de sus espumosa burbuja de “belle époque”.
madres. Como vergonzoso contraste, la miseria de la clase trabajadora se hacía visible a pasos
El Monasterio de las Agustinas estaba ubicado en el centro de Santiago, en la calle no lejanos, en los conventillos, a orillas del Mapocho, durmiendo niños semidesnudos a la
que lleva su nombre. Fundado en 1573, fue el primer templo de monjas contemplativo de intemperie, en pleno centro de la ciudad capital.
Chile, que portaba el llamativo nombre de “Monasterio de Madres Agustinas de la Limpia Era un tiempo de pleno auge del movimiento obrero que, inspirado en la triunfante
Concepción de Nuestra Señora la Virgen María”. Este acogía a mujeres “caídas en desgracia”, Revolución Rusa (1917), levantaba con altivez, de norte a sur, su cuerpo único, la Federación
ya fuese por orfandad, soltería o viudez; este último fue el caso de las viudas de los soldados Obrera de Chile (FOCH). Esta ejercía fuerza en pos de sus demandas de descanso dominical,

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de jornada laboral de ocho horas, de salarios en dinero, de habitaciones dignas… Mientras la Trabajo. Sin embargo, la presión social por los cambios no cesó, en un momento de crisis de la
“juventud dorada” del “clan Santiago” se embriagaba en sus luces de artificio, el movimiento economía salitrera, de gran cesantía obrera albergada en la capital y de caída estrepitosa de las
obrero marchaba con la bandera de la FOCH, llevando a su lúcido e ilustrado líder, Luis bolsas. Ante esta situación crítica, el año 1924 se inauguró en Chile la práctica de los golpes
Emilio Recabarren, como candidato presidencial. Cuando la juventud dorada aún dormía en y asonadas militares, levantando el protagonismo de figuras uniformadas antioligárquicas al
la playa de su farra y con el fin de salir al paso del organizado movimiento social contestatario, centro de la política nacional.
se levantó el “León de Tarapacá”, Arturo Alessandri Palma, como candidato presidencial del Tocaba a su fin el tiempo del despilfarro, de la especulación bursátil y de la “juventud
liberalismo. El León portaba bajo el brazo las reformas más urgentes: el Código del Trabajo y dorada”; Jorge perdía la herencia dejada por su padre mientras Ana comenzaba a dar sus
la Ley de Previsión Social. primeros pasos. La familia tuvo que mudarse a alguna modesta casa de arriendo en las cercanías
y Jorge padre se empleó en los tranvías. Hasta hoy Ana, ya en sus noventas, no olvida el llanto
de su abuela llamada también Ana, al ver partir al trabajo, cada madrugada, a su mimado hijo
Jorge, cual proletario. Ese llanto de su abuela marcó indeleblemente a Ana con una de sus
primeras y silenciosas tristezas.
Debido al terremoto económico que resultó ser la Gran Crisis de 1930, nada quedó en
pie. Los roles de género se desdibujaron e intercambiaron, los prejuicios sociales se rompieron,
los límites barriales de clase y apellido fueron presionados por el arribo de los cesantes y de
los migrantes campo-cuidad. La sociedad chilena, cual en carnaval, tendió por un momento
a igualarse: todos salieron a la calle tras la subsistencia y Teresa no se quedó atrás. Cuando
los sueldos de los empleados fiscales dejaron de pagarse ante la paralización de las faenas
productivas y extractivas, Teresa encargó su hija e hijos a su suegra Ana y se fue a la calle y a
las oficinas a vender “seguros de sementeras”. Había que resguardar la única riqueza, el trigo,
que cada verano ofrecía la Madre Tierra.
Nunca más volvería Teresa a ser una madre-dueña de casa puertas adentro. Desde
entonces trabajó en ventas; así se distraía y escapaba del mal genio de su marido Jorge quien,
Matrimonio de Teresa y Jorge, en 1921.
añorando siempre su perdido y soñado palacio de República, desquitaba su frustración con
Teresa y hallaba mil motivos para quejarse de su falta de atención a la casa. En esos momentos
En una de aquellas fiestas del clan Santiago Teresa conoció a Jorge, quedando éste de reto y mal genio, Teresa suspiraba y se iba a refugiar al pequeño balcón, cigarro en boca…
prendado de su belleza, de su delicada femineidad y de su familia, la que formaba una gran y cantaba…, melodías que quedaron grabadas en las hojas otoñales de los árboles de la Plaza
tribu enlazada con todos los apellidos del clan. Jorge era alto, buenmozo y, dados sus recursos, de Armas. Teresa no era feliz.
no exigiría a su novia dote alguna; era, a todas luces, un muy buen partido para Teresa. Hijo Alguna tarde de domingo me llevó de la mano a la tumba de su tío en el cerro Santa
de un acaudalado y famoso salitrero y hacendado de Los Andes -Daniel Oliva-, Jorge era Lucía, narrándome con ojos luminosos la aventura y los avatares del hermano de su madre en
un heredero de fortuna y buen nombre y, a juzgar por su delicada preocupación por Teresa, pos del hermoseamiento del cerro, otrora peñón de ajusticiamiento y ahora paseo de todos: el
prometía ser un buen marido. Así al menos lo juzgaron sus hermanas. gran sueño de su tío Benjamín, liberal intendente de Santiago e ilustrado historiador de fines
Teresa se casó con Jorge, con gran bombo y platillo, a fines del año 1921, luego de del siglo XIX.
heredar el novio una parte de la importante fortuna de su padre Daniel, recientemente fallecido. Teresa olvidaba sus penas y mucho se alegraba esas tardes dominicales plenas de
Haciendo gala de su riqueza, Jorge compró un palacete en la calle República, el que alhajó recuerdos e historias de familia que me transmitía con orgullo y nostalgia, sin orfandad.
con tapices y muebles importados. Allí se instaló con Teresa, con su madre y otros miembros
de la familia, abriendo las puertas los días sábado al clan Santiago, embriagados en una intensa
vida social.
En un sábado invernal del año 1923 nació Ana, la hija primogénita, la única de los
tres hijos que alcanzó a vivir algo de aquella pompa de jabón palaciega.
Gobernaba entonces Arturo Alessandri Palma, quien había levantado su candidatura
al son del pegajoso canto del Cielito Lindo, atrayendo al pueblo con el imán de un discurso
prometedor de cambios sociales. Su promesa de campaña fue la dictación de un Código del
Trabajo que recogía las demandas de los trabajadores y establecía una legislación laboral
que normaba la anarquía capitalista y el poder discrecional de los patrones. La familia de
Ana, liberales por ambos lados, había apoyado e incluso financiado (caso del abuelo Daniel)
la candidatura de Alessandri, quien alcanzó el poder gubernativo el año 1920. Sentada
cómodamente en los sillones del Parlamento hacía más de un siglo, la clase terrateniente y
comerciante impuso una sistemática obstrucción legislativa a Alessandri y a su Código del

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Cuando a principios del siglo XX la tuberculosis se convirtió en epidemia, los médicos
chilenos pusieron su mirada sobre el Cajón del Maipo como lugar de tratamiento de la
enfermedad, por sus especiales condiciones climáticas: aire seco y limpio de montaña, a una
altura que estimulaba el ritmo cardíaco y el flujo sanguíneo. Era la “montaña mágica” que se
requería para tratar a los tísicos que aumentaban en la capital y el país. Antes de la construcción
del Hospital de Tuberculosos de San José -a instancias de los médicos capitalinos-, se abrieron
Panchita, la raíz del sur algunas casas de lugareños para acoger a algunos enfermos, con pago de alojamiento y
pensión. A una de estas casas llegó Panchita, recibiéndola un sencillo y limpio aposento
con cama, ropero, mesa de lavatorio y ventana con vista a la cordillera nevada. En una
semireclusión, allí sería servida con todas las precauciones que la enfermedad requería,
siguiendo las prescripciones del médico tratante. En días soleados, Panchita podría pasear
casi una hora por los patios y lugares aledaños a su pieza de reposo. Instalada la dejó Alfredo,
quien regresó esa misma tarde en el tren a Santiago, sumido en el dolor de la separación y
en las preocupaciones económicas y familiares: tendría que afrontar la grave situación con
la ayuda de parientes que, por entonces, constituían una red imprescindible de apoyo ante la
precariedad, incertidumbre e inseguridad de las circunstancias de vida.
Francisca Lacalle Ruiz-de-Loizaga era la hija menor de una familia de españoles
inmigrantes que llegaron a la Araucanía, luego de su conquista armada por el Estado chileno,
en la década de 1880. España, como Italia y Alemania, vivía a fines del siglo XIX un proceso
de mercantilización de la tierra y alza de su alquiler, lo que generó una masiva expulsión
de campesinos que tenían como destino inmediato su proletarización en las ciudades o su
emigración a América, invitados por agentes de inmigración que ofrecían tierra y bienestar.
Con este sueño en el horizonte, los Lacalle se embarcaron, navegando Francisca en el útero
de su madre. Arribaron algún día de fines del siglo XIX a Chile Sur, ofreciendo el Estado la
conquistada Araucanía para su colonización. En algún pedazo de tierra se instalaron, iniciando
FRANCISCA LACALLE RUIZ-DE-LOIZAGA la familia Lacalle el desafío de sobrevivir en un mundo desconocido y amenazante, donde
Temuco, 1886 - Santiago, 1976 aún palpitaba la pérdida y la violencia.
Francisca y Alfredo se encontraron en este lejano mundo: un territorio de bosque
tupido y lluvia intensa. La familia de Alfredo descendía del español Pedro Illanes, Capitán de
Infantería del Ejército de la Frontera, nombrado por el Rey y llegado a Chile a fines del siglo
Nuestros paseos por el barrio siempre tenían el mismo objetivo: escudriñar
XVIII. Como la mayoría de los soldados llegados a América, el Capitán Illanes hubo de llegar
las flores y plantas de la vecindad, sacar patillas por aquí y por allá. Con ese
soltero, por lo que su cruzamiento de sangre ha de haber sido con mujer mapuche y/o mestiza
tesoro en mano llegábamos a tu departamento. Y luego todos los tarros de café,
sureña.
de milo, de leche, servían de maceteros, los que se instalaban en los puntos
Francisca y Alfredo se casaron en Pitrufquén, una aldea rural a orillas del río Toltén,
estratégicos de las ventanas. A pesar del cemento, nunca dejaste de ser una
en la frontera sur de la Araucanía, territorio rico en madera nativa. Pitrufquén era antigua
campesina, no perdiste tu conexión con la Madre Tierra Sur…
comarca del cacique Felipe Paillalef, quien cedió parte de su territorio para la instalación de
y es ese el sello y el amor que grabaste en mi alma.
colonos-campesinos desde mediados del siglo XIX (1836), regalando también los terrenos para
la fundación de la ciudad de Pitrufquén a fines de ese siglo (1898). Allí se instalaron colonos
D urante la travesía del tren nocturno de Temuco a Santiago, Panchita estuvo tosiendo y
expulsando la flema sanguinolenta de la tisis, inflamado su pecho del dolor de dejar a sus dos
inmigrantes procedentes de diversos países europeos, atraídos por la riqueza maderera de la
zona. Alfredo instaló aserradero y barraca embarcando madera al norte. Ahí nacieron sus hijos
Armando y Eugenia. La vida parecía feliz cuando Panchita contrajo la tisis que desarticuló su
pequeños hijos: Armando de solo tres años y Eugenia, de meses. La tuberculosis desarmaba
joven familia y la llevó a la cordillera central.
violentamente a su familia y la enviaba a ella a un lugar desconocido de la cordillera del
Su hijo Armando, de tres años, fue llevado a Quilapán, el campo de su tía Ester,
centro del país. Una vez en Santiago, Panchita y su marido Alfredo se trasladaron a Puente
hermana de su padre. En sus andanzas por las galerías oriente y poniente de la casa de campo
Alto, al suroriente de la capital, donde tomaron el tren que debía llevarlos a San José de Maipo,
inquiría por su madre, despertando sus primeras inquietudes por la enfermedad como problema
pequeño poblado de montaña, encajonado y recorrido por el torrentoso río Maipo, el que
y por la medicina como camino.
abastecía de agua y electricidad a la capital. Enclavado en ese territorio cordillerano rural y
¿Cuánto tiempo estuvo Panchita en su exilio tísico cordillerano? Lo suficiente como
minero, San José era el centro de abastecimiento y esparcimiento de pequeños campesinos
para que Alfredo, extenuado de recursos, tuviera que vender su barraca y emplearse como
y campesinas, mineros y arrieros que encontraban en sus negocios, su plaza y sus bares un
dependiente de la farmacia de un pariente en Temuco. El instinto de madre permitió a
espacio de sociabilidad.

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Panchita superar la tuberculosis y salvar su vida, logrando retornar al sur, recuperar a sus hijos cemento, la oficina y el departamento. Panchita vivió su desarraigo sin quejarse, apoyando
encargados a parientes y reorganizar su hogar en la ciudad de Temuco. en el cuidado de nietas y nietos, tejiendo siempre y cortando patillas en sus paseos de barrio.
Esta había sido fundada como fuerte militar de avanzada a los pies del cerro Ñielol, Hacía maceteros que colgaba en las ventanas de su departamento, procurando capturar para
centro ceremonial mapuche, donde se selló la derrota de la Araucanía en 1883. Entonces el sus plantas algunos rayos del sol urbano. Algún día regresaría al sur…
gobierno chileno invitó a extranjeros a colonizar los terrenos aledaños, construyéndose poco Ello ocurrió en los años 60, cuando Ester dejó en herencia el fundo de Quilapán a su
a poco la nueva ciudad. A mediados de 1920, el municipio loteó terrenos que entregó a la sobrino Armando. Junto a sus revistas de medicina, aparecieron en el escritorio de Armando
colonia alemana, formando una de las avenidas principales de la ciudad, la Avenida Alemania; revistas de agronomía, un nuevo oficio del que poco y nada sabía. Su madre Panchita se trasladó
allí Alfredo pudo acceder también a una bella quinta, donde recibió a Panchita de regreso al a vivir nuevamente con su esposo Alfredo al fundo Quilapán, donde ofició nuevamente de
sur, formando nuevamente el hogar como gran premio de la vida. campesina de huerta, gallinero y quesería, pero, ahora como patrona de fundo, ejerciendo
Fueron los días más felices. En Temuco Panchita pudo ejercer sus dotes de campesina, anciana autoridad sobre trabajadores provenientes de la cercana reducción de Toquihue. En
haciendo huerta, criando gallinas, recogiendo huevos, ordeñando la vaca casera, haciendo los veranos, Armando y toda su familia se trasladaban al fundo a ocuparse de la cosecha del
queso, recogiendo manzanas para puré y frutas para las conservas de año. Y, siempre, tejiendo trigo y a disfrutar de la tierra sureña. El día de su llegada, Francisca iba al gallinero a escoger
interminablemente. Una abundante “economía doméstica” producía Panchita, con la que las mejores castellanas, apurando el paso por la galería mientras les torcía el cuello (había que
aportaba diariamente al sostén familiar, mientras Alfredo siguió trabajando en negocios y tener lista la cazuela). La fiesta del encuentro familiar duraba dos meses, culminando con la
campos de parientes. Esa quinta en la Avenida Alemania de Temuco, era una prodigiosa dadora cosecha y el asado celebrativo.
de todos los frutos de sus árboles y de todas las verduras de su huerta. Allí, bajo los árboles Cada partida de final de febrero era un desgarro para los viejos Panchita y Alfredo,
floridos de la quinta, disfrutaba el estudioso hijo Armando sus lecturas, rodeado de gallinas quienes hacían señas con lágrimas y pañuelos húmedos en el dintel de la puerta, afirmando
cacareando polluelos. Terminados los estudios escolares, Armando partió a estudiar medicina sus pequeños cuerpos uno con otro en su desolación. Ahí quedaban los dos ancianos, en esa
a Concepción y Eugenia, la hija menor, se casó con un apuesto aviador. casa de campo que se llenaba nuevamente de noche, de invierno y de silencio…
Panchita se esmeraba al llegar a casa Armando en sus vacaciones universitarias, Hoy quiero contarte, abuela, que ese silencio y lejanía ha terminado. Quilapán, el
agasajándolo con paila de queso caliente, pan amasado y huevos de pata. Pronto este hijo gran toqui de esas comarcas, ha regresado, permitiendo que esas tierras que llevan su nombre,
partiría a estudiar medicina a Santiago y habría que tener el dinero para pagar su pensión y vuelvan a sus hermanos mapuche, reducidos y hacinados cerro arriba. Hoy la alegría vuelve
mantención en la capital, esfuerzo no menor. Pero Panchita y Alfredo se sintieron recompensados a recorrer esas tierras cuando han bajado ochenta familias mapuche a repoblarlas; tierra que
con los logros alcanzados por el hijo en el ámbito profesional y social santiaguino, combinando se empapará de su amor y cultivo y que será sagrada para la memoria de sus ancestros.
su trabajo hospitalario con la atención de cabecera a una red de familias del clan Santiago,
enlazándose con una hija de estas. Al matrimonio asistieron Panchita y Alfredo vestidos de
gala.
Cuando Alfredo debió ir a trabajar de administrador-contador del fundo Quilapán
-propiedad de su hermana Ester- y cuando Eugenia, con una pequeña hija, se separó del
mujeriego aviador -situación desgraciada y mal vista por la sociedad provinciana-, debiendo
volver a casa de sus padres en busca de apoyo y sustento, la familia y el hogar de Panchita se
desarticularon nuevamente. Es muy posible que la quinta de la Avenida Alemania se vendiera
para solventar gastos y Panchita, con su hija Eugenia y la pequeña nieta, llegaron a Santiago
bajo el alero protector de Armando. Este las instaló en un departamento arrendado cercano a
su casa y le consiguió a su hermana Eugenia un trabajo como secretaria en una de las empresas
en las que él trabajaba como médico. Como en tantos casos semejantes, la histórica red de
emigración social desde las provincias a la capital en busca de oportunidades laborales, fue
la que operó también en el caso de Panchita. Su familia se reorganizaba en la urbe capitalina,
lejos de la tierra y la naturaleza generosa, mientras Alfredo se quedaba sin su familia, solo en el
sur. Como le ocurrió a muchas otras familias provincianas, la migración -especialmente hacia
la capital-, pasó a formar parte de una dinámica familiar que no lograba solidificar su nido
y que se veía impelida a separarse de la naturaleza y de sus raíces, en aras de una profesión
y de algún trabajo estable que permitiese vivir de un sueldo. Corrían los años 50, con sus
continuas alzas de todos los precios de las subsistencias, en una economía de postguerra que
mantenía la estructura improductiva del latifundio y seguía desnacionalizando sus riquezas
mineras estratégicas.
En la capital, Eugenia entregó su vida a la mantención de su hija, realizando un trabajo
rutinario de años y años, sumida en la tristeza de ese destino que había roto su identidad de
sureña de casaquinta y la había transformado en secretaria urbana capitalina, atrapada en el

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la llevaba desde nuestra casa, en Pedro de Valdivia -Ñuñoa-, en micro hasta el Centro. A
veces a plazas cercanas. O a hacer picnic a la orilla del Canal San Carlos, en unos pequeños
parquecitos, en ese tiempo casi en las afueras de la ciudad.
Ella era extraordinariamente sociable y activa. Desde la mañana estaba en pleno
dinamismo. Iba a misa de ocho de la mañana, a la parroquia Santo Domingo Guzmán, en
Pedro de Valdivia, cerca de nuestra casa; comulgaba (eran tiempos en que se debía comulgar
Mujer sureña, en ayunas). Volvía a la casa a tomar desayuno, a veces con alguna amiga. Después de almuerzo
cosía, arreglaba cortinas, confeccionaba para mí y mi hermana. En ningún momento estaba
vanguardia en su época desocupada. Tenía un saco blanco harinero con herramientas: martillo, alicates, destornillador,
clavos, etcétera, y arreglaba todos los desperfectos de la casa. A veces pienso cómo habría
gozado con esas maletas de herramientas actuales… quizás no. Jardineaba, hacía compras por
el barrio, iba al centro de la ciudad a hacer “diligencias”. Era una persona que desconocía la
inmovilidad y disfrutaba con todo ese quehacer. Mi abuela no podía estar inactiva.
En la tarde salía a hacer sus visitas a personas que “siente que la necesitan”: enfermos,
amigas que enfrentan dificultades, duelos, problemas familiares o domésticos. Su alto sentido
de solidaridad se expresaba al estar siempre pendiente de las personas con carencias.
Mi mamá era muy dependiente de ella. La admiraba y mantenían entre ambas un
intenso vínculo, que se expresaba en lo afectivo y en la vida práctica. Entre las mil cosas de
las que me arrepiento, es de la ausencia de conversación con mi mamá sobre esta estrecha
relación entre ellas, tan profunda, con muchas dimensiones afectivas, intelectuales y prácticas.
Cuando mi abuela murió, hace sesenta años, mi mamá vivió un duelo extenso, podría decir
con rasgos psicopatológicos. Hablaba solo de ella. No quería que se tocara ningún objeto de
su pieza. No se contactaba con nadie. Como siempre, pienso que mi papá -por su inmenso
amor y con su fuerza emocional e inteligencia- soportó ese período con generosidad y con
un apoyo muy sabio hacia mi mamá.
Por mi parte, creo que yo había vivido el primer gran duelo cuando murió mi abuelo,
CARMELA MACHUCA VILLARREAL diez años antes. Ellos ya vivían la mayor parte del año en Santiago, en nuestra casa de Pedro
de Valdivia. Pasaban en el fundo, en Los Ángeles, solo unos cuatro o cinco meses en el verano.
Santiago, 1886 - Santiago, 1956
Mi abuelo estuvo bastante tiempo enfermo, cáncer al estómago; mi abuela lo cuidó
con gran dedicación. La noche que él murió fue muy impactante. La recuerdo nítidamente.
Ocurrió el 16 de octubre de 1946, a las nueve de la noche. La pieza de ellos era grande, con
ventanales hacia el patio interior, como las casas antiguas y bellas de Ñuñoa; con antejardín,
“Los Anjeles, ciudad situada en la Isla de La Laja, sobre el río Quilque, prados, flores, la casona antigua y después, el patio extenso con dos higueras, dos damascos,
que la cruza de Oriente a Poniente i mide una área aproximada dos paltos, dos naranjos, dos limones, el parrón, mi columpio grande; para mi hermana, uno
de 147 cuadras cuadradas. Las principales calles son empedradas chico, con barandas; el gallinero, la despensa, la gruta de Lourdes, con flores. Al fondo una
i tienen una figura convexa.” habitación grande, el taller de mi mamá, donde ella dibujaba, especialmente a carbón.
Esa noche en la que mi abuelo moría, yo miraba por los ventanales. Era un espectáculo
Recaredo S. Tornero, 1872. impresionante para una niña de trece años. Mi abuelo en la cama. A un lado mi abuela, al
otro el médico de cabecera, el doctor Pablo Barrueto, quien pertenecía a una extensa familia
de Los Ángeles, relacionado familiarmente con nosotros. El médico, como toda su familia,
V eo a mi abuela materna, sin ser especialmente buenamoza, fachosa, alta, caminar
decidido, mirando agudamente hacia adelante.
era inmensamente alto. Se inclinaba sobre mi abuelo con gran devoción y respeto. Mi abuela,
frente al médico, se veía pequeña, pero con una fuerza enorme. Por mucho tiempo he sentido
La recuerdo vestida de negro riguroso, desde que murió mi abuelo. Durante diez que allí ocurría una escena parecida a la del Entierro del Conde de Orgaz. Pienso que nadie
años usó luto. Ella era muy cuidadosa en sus tenidas: sombreros coquetos, discretos adornos vio a esta niña observando el gran espectáculo de la vida y la muerte. El entierro fue con el
blancos elaborados por ella, guantes y cartera. Voz entera, clara y segura, afirmativa en todo carro mortuorio arriba del vagón, pero no recuerdo la presencia de mi mamá y mi papá. Tal
momento. Vivía los inviernos en Santiago, con mi familia -mi mamá, mi papá, mi hermana y vez no, siempre se sentían limitados de salir juntos fuera de Santiago, por mi hermana inválida.
yo. En el fondo, ella era la gran dueña de casa. Se encargaba de las empleadas, del jardinero, En la prensa de la época, en Los Ángeles, describen el apoteósico funeral de mi abuelo:
de ocasionales maestros, de la costurera; lo más importante era que estaba mucho tiempo con
mi hermana inválida. Hacía unos paseos increíbles con ella. Siendo mi hermana una niñita,

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“Patriarca de la ciudad, fundador de muchas instituciones, la principal, la La vi llorar solo una vez en mi vida (tal vez lo hizo en otras ocasiones, pero no lo
Asociación de Canalistas del Laja, que permitió que tierras estériles alrededor supe). La primera fue para el terremoto de Chillán, en 1939. Estábamos veraneando en Viña
de la ciudad fueran convertidas en vergeles.” del Mar, en la casa de unos tíos, mi papá, mi hermana, mi abuela y la Magdalena, señora que
nos cuidaba a mi hermana y a mí. Ella bajó conmigo en brazos la escalera.
Mi abuela, a partir de ese momento, vivió con nosotros en Santiago. Iba al fundo en Mi abuelo estaba en Los Ángeles, en el fundo, y era imposible saber qué pasaba en el
Los Ángeles a pasar un largo verano. Desarrolló una vida muy activa. Se integró a la Acción Sur. Mi abuelita lloró, pensando en mi abuelo. Mi papá partió al día siguiente en camioneta,
Católica del barrio, en la parroquia Santo Domingo de Guzmán. Después de un par de semanas llevando toneles de agua. No había noticias. Avanzaban hacia el Sur, se enfrentaban con el
la nombraron presidenta de la Acción Católica, reconociendo rápidamente su capacidad de horror de los pueblos destruidos, algunos desaparecidos. Ni mencionar Chillán, prácticamente
liderazgo. inexistente. Recuerdo que mi papá relató que hasta que no llegaron a una loma alta desde
Desgraciadamente, no conozco mucho de su vida de soltera. Sé que eran seis donde se veía Los Ángeles, no sabían si la ciudad existía o no. Siempre para mí fue un enigma
hermanos, solo conocí a la tía Elena, la menor, bellísima, como imagen de medallón. Alguna comprender cómo él miró la ciudad desde una loma alta, porque la entrada a Los Ángeles es
vez escuché que a mi abuela le habría gustado estudiar medicina. pareja. Se sale de la carretera y se entra por una gran avenida, en el mismo nivel.
Conviví con ella desde que yo era niña. Cuando vivían en Los Ángeles, era Este verano (2018), estando en el fundo Rarinco, en Los Ángeles, un amigo me explicó
extraordinariamente hacendosa: en el fundo se encargaba de la lechería; tenía un escritorio que el “camino viejo” es una loma que conduce a la ciudad. Espero el próximo verano
bello y coqueto, con todas las cuentas; vigilaba y ayudaba a las familias de los “inquilinos”, estar viva para conocer esa entrada antigua y poder sumergirme en la imagen de mi papá
nominación de ese tiempo. En el pueblo desarrollaba mucha vida social, organizando y contemplando el pueblo desde la altura, sin saber hasta ese minuto si había ciudad, ni de qué
participando de diferentes instituciones, entre ellas la Cruz Roja. Cuando llegó una señora magnitud era la destrucción.
francesa -Blanchete-, ella reunió señoras y organizó cursos de francés. Se manifestaba su Era un comentario frecuente en la familia que, frente a estas dos personas, mis
potente sentido de liderazgo. abuelos maternos -tan determinantes, con alta capacidad de liderazgo, seguros a todo trance,
Cuando mis abuelos llegaban a Santiago a pasar los inviernos, mi mamá me pedía que independientes, creativos-, sus dos hijos, mi mamá y su hermano Carlos, eran personas tímidas,
la acompañara a buscarlos a la Estación Central, porque yo tenía “buena vista”. Los andenes no bullentes, silenciosos, que se mantenían en planos más alejados. Para mi mamá eso no
repletos de gente. El tren era el principal medio de transporte en esa época. Había cargadores era tan importante, en tiempos en que las mujeres ocupaban espacios no destacados en la
de maletas, con gorras rojas y un número dorado en la visera. Estos hombres corrían rápido sociedad. No había para ellas mayor exigencia de acción. Mi mamá se consideraba tímida,
por los andenes para tomar más pasajeros. retraída, indecisa, silenciosa. Muy introvertida, la gente siempre la visualizaba con una activa
Recuerdo a mi abuela en el fundo. Cada tarde le daba la suave y firme orden al “vida interior”. Yo también lo creo.
mayordomo: “Belisario, mañana salgo en el coche chico” o “Mañana salgo en el coche grande”. Mis padres conversaban mucho entre ellos, compartían todo. De algún modo, mi
Estos coches eran tirados por caballos. El coche chico significaba que saldría sola o con uno de mamá compensaba su silencio y lejanía de las personas, en su relación con él. En el caso de
sus nietos al pueblo; si pedía el coche grande, iba a buscar a sus amigas, por paseo. Cuando su hermano, el tío Carlos, pienso que la presencia de padres tan potentes lo perjudicó más
contaba estas historias a mis amigas gringas, me comentaban que quizás yo viví en época de seriamente, por el rol que se esperaba siempre de los hombres.
la Colonia… Mi abuela materna tuvo una excelente relación con mi papá. Pienso que ambos se
Como dije, después que murió mi abuelo, mi abuelita alargó mucho su estadía en admiraban y respetaban.
Santiago y cuando mis padres construyeron la casa en El Quisco, a ella le encantaba ir con Su final, nuestra despedida, fue muy afectuosa e intensa. Yo había estado un largo
nosotros a la playa. Disfrutaba contemplar el mar. Tengo una imagen linda de ella, subiendo tiempo en Europa; volví cuando mi papá me avisó que ella estaba con un cáncer terminal.
por un gran cerro, desde donde se ve el mar en extenso, el oleaje potente, los roqueríos; esta Estuvimos exactamente diez días juntas; conversamos como nunca antes, especialmente ella,
vista se extiende desde El Quisco hasta Punta de Tralca. A lo lejos, ella es un puntito negro incluso compartiendo su mundo interior. Sentí que siempre me había querido mucho. Yo
que recorre el inmenso cerro caminando con anteojos de larga vista, para no perder nada en también a ella, pese a nuestras grandes diferencias de carácter. Me conmueve infinitamente
la distancia. recordar aquellos días, en que todas las tardes estábamos en el salón, con sus amigas que la
La relación con mi abuela fue difícil. Ella era segura, dominante, con ideas muy visitaban. Ella expresaba que se sentía muy contenta de verme esperando mi primera “guagua”,
concluyentes de lo que debía ser. Mi mamá y mi papá, por el contrario, eran aceptadores de que estaba linda, que nadie diría que iba a ser mamá. Lo expresaba con orgullo frente a sus
mi modo de ser. Yo tenía mucha libertad, más de lo que tenían mis amigas de mi edad. Mi amigas.
abuelita no estaba de acuerdo con ese sistema de educación aceptador. Para ella yo era una Sé que fue una persona interesante y luchadora; que disfrutó mucho su vida, que supo
“niña irresoluta, llevada de sus ideas”. También habría querido que fuera más ordenada, pues manejar las situaciones difíciles, así como aquellas en las que no estaba de acuerdo.
yo era “despelotada”: quería pasarlo bien sin tregua, de la mañana a la noche. Lamento no haber estado más cerca de ella. Pienso que las dos nos quisimos, pero
Por otra parte, ella tenía gestos de avanzada. Recuerdo una ocasión en que un amigo se imponían en nuestra relación las grandes diferencias de personalidad.
mío que tenía moto iba partiendo y ella le pidió si se podía ir con él al Centro. Para ese tiempo,
era totalmente insólita la situación. Otro amigo me comentó un día que, en nuestro presente,
ella habría sido una gran gerenta de una transnacional. Así percibían los otros a mi abuela.

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Cuando estoy en Los Ángeles, me fascina pasear por las calles del centro, leer sus
nombres -Colón, Orompello, Mendoza, Ercilla-, pasar en la plaza frente al Club de la Unión…
Me parece ver a mi abuela, con un ropaje largo, amplio, negro, conversando con mucha gente,
orgullosa y gozadora.
Este verano, en el fundo Rarinco, fue maravilloso rememorar este pasado de campo
“angelino”; recordar a mis abuelos, mis primos, cada detalle del pueblo. Me parecía verlos en
forma nítida. Es un pasado bello. Estoy profundamente agradecida de mis abuelos y mi familia Enlace cinco generaciones
materna.
carta a mi nieto Juan Cristóbal

Mi abuela materna.

ROSARIO CRISTI CORTÉS MONROY


La Serena, 1872 - Nueva Imperial, 1907

Mi Juan Cristóbal muy querido:


Quisiera contarte mi viaje remotísimo de este verano.
Creo que nunca has escuchado especialmente la historia de
mi familia paterna.
¿Recuerdas esa fotografía tan linda de los ocho niños
que tu papá la reprodujo en un póster?
Hizo una composición con un velador antiguo de la Teté;
sobre él instaló una televisión chica y la foto difuminada de los ocho niños:
son mi papá y sus siete hermanos. Niños entre catorce y tres años.
Era el póster para un seminario sobre Televisión Infantil. Va este texto sobre
mi abuela Rosario, con amor para ti, un enlace de cinco generaciones.

M i abuela paterna fue Rosario Cristi Cortés-Monroy. Nació el 17 de octubre de 1871


en La Serena. Su madre, Carolina Cortés-Monroy Darrigrande, falleció poco después de que
naciera su última hija. Mi abuela Rosario y su hermana mayor, Celia Cristi, asumieron el rol
de madre de sus hermanos.

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El 5 de agosto de 1894 se casaron en La Serena mis abuelos Rosario Cristi Cortés Monroy Mi abuelo falleció en 1919 a causa de un infarto, cuando viajaba con la familia a
y Roberto Muñoz Campaña. Vivieron en el distrito minero de La Higuera, aproximadamente a Santiago, ya que sus hijos Jorge y Guillermo ingresarían a la Universidad.
61 km de La Serena, propiedad de mi bisabuelo Pedro Pablo Muñoz, gran político en su época Viviendo en Nueva Imperial, a mi abuelo Roberto, médico, lo llamaban el “machi
y empresario minero. Este distrito minero tuvo su auge entre 1855 y 1880. La comuna de La gringo”. Rubio, alto, ojos azules, viajaba a caballo por los reductos indígenas sanando a los
Higuera fue creada en 1891. Hoy todavía se observan, al norte del pueblo de La Higuera, enfermos. Esta no es solo una historia de la familia o una gran leyenda: lo corroboró una señora
escoriales de las fundiciones e innumerables túneles subterráneos que cruzan el poblado. que trabajó un tiempo como cocinera en la casa de mis papás. Venía de Cholchol y nos contó
Mis abuelos paternos, Roberto y Rosario, teniendo ya sus primeros dos hijos -la tía el mismo relato transmitido en la familia sobre “el machi gringo”.
María Carolina y Jorge, mi papá-, niños de alrededor de dos años, se trasladan desde La Serena Estando en Temuco, fui con mi cuñada Alice Dibarrart y su hijo Marcelo Bonnefoy
a vivir a Nueva Imperial. En esa época, Nueva Imperial era un pequeño poblado, ubicado a a Nueva Imperial. Comienza así una historia de realismo mágico. Dejamos el auto en una
35 kilómetros al oeste de Temuco, a orillas de la confluencia de los ríos Cholchol e Imperial, esquina donde había un enorme almacén, de aquellos de pueblo que venden desde hilos hasta
ríos caudalosos “que corren cantando”. Fundada en 1875, aquella es una zona de andurriales muebles. Conversamos con la señora dueña del almacén, quien conocía toda la historia del
y reductos indígenas, con predominio de población mapuche. El pueblo está dividido por una pueblo y la región. Cuando le hablé de mi abuelo nos contó que el día anterior había habido
gran colina. Desde su cima, se observan los volcanes Villarrica, Llaima y Lonquimay. un acto en conmemoración del Bicentenario de Nueva Imperial; uno de los discursos se centró
Es interesante destacar la trascendencia de Nueva Imperial en el acontecer del país. En en mi abuelo paterno, el doctor Roberto Muñoz Campaña.
1989 se firmó el Acta de Nueva Imperial, entre el candidato a la Presidencia de la República Después fuimos al cementerio. Yo sabía que mi abuela paterna Rosario estaba sepultada
Patricio Aylwin Azócar y dirigentes representantes de pueblos originarios. Esta dio origen a allí. Es un cementerio pequeño, muy blanco, entre gigantescos potreros de diferentes tonos
compromisos internos determinantes, tanto en la política indígena como en los organismos de verde.
gubernamentales. La tumba de mi abuela, sencilla, con una lápida color petróleo y su nombre:
En el seno de mi familia de abuelos paternos nacieron varios niños. Sin embargo, Rosario Cristi de Muñoz. Esta tumba, por su fecha, se hizo mucho después que ella falleció.
como en esa época muchos niños fallecían siendo recién nacidos o de pocos años, solo Impresionante fue para mí estar frente al recuerdo de alguien tan importante en nuestra familia,
sobrevivieron ocho hijos. Estos fueron los niños Muñoz Cristi, aquellos que aparecen en una la mamá de mi papá, mi abuela, tan lejana no solo por no haberla conocido, sino por no saber
famosa fotografía familiar: María Carolina, Jorge, Guillermo, Ana, Raquel, los mellizos Marta casi nada de sus rasgos de personalidad, de sus intereses, su historia íntima, sus sentimientos,
y Oscar, Gabriela (Lila). Fueron niños huérfanos: su madre murió el 4 de noviembre de 1907, proyectos de vida. En síntesis, ella estaba ahí, directamente ante mí.
a la edad de 35 años, de un cuadro de bronconeumonia. La hija menor, la tía Lila, era casi Una noche, de visita en La Serena con mi hijo Roberto y su familia, fuimos a un
una recién nacida. Mi papá, el segundo hijo, tenía nueve años; su hermana María Carolina restaurante a la orilla del mar. Brindamos por las Rosarios, las sentía tan presentes Para mí eran
era algo mayor.11 tres: mi abuela Rosario, una de mis nietas (hija de Roberto), y yo, pues Rosario es mi primer
nombre. En mi ensoñación veía a mi abuela caminando por esa playa; ella muy blanca, pálida,
rasgos finos, ojos muy celestes, con ropón y capota negra. Bella, romántica.
Me pregunto si era tan soñadora como yo. Quizás no tuvo tiempo en su breve y
exigente vida familiar. Me da mucha pena no haber conversado de la historia familiar con
mi papá. Son tantas las interrogantes. ¿Qué significó para ellos ser niños huérfanos? ¿Desde
cuándo se reveló su pasión por la música? Probablemente desde siempre, pues los ocho niños
tocaban piano, algunos con más dedicación que otros. Su perseverancia hacia la ciencia, el
haber introducido la geología en el país, ciencia que lo apasionó, su relación con sus hermanos
al crecer... Son mil interrogantes, hoy sin respuesta.
Vuelvo a mi abuela Rosario. A veces siento que rasguño una roca negra, lustrosa; me
resbalan los dedos tratando de penetrar en nuestra historia familiar. Pienso que ella me daría
muchas claves de mi vida, de mis hijos y mis nietos.

Hermanos Muñoz Cristi.

A mi abuela Rosario nunca le gustó Nueva Imperial. Lo percibimos a través de las


cartas a su hermana Celia, que vivía en La Serena y con quien tuvo una relación afectiva muy
cercana. De esa correspondencia conocemos su tristeza, sus sentimientos y dificultades para
adaptarse a esos parajes, además del esfuerzo que significaba la crianza de sus ocho hijos.
11. Basado en En los ecos del tiempo. Memorias 1, Oscar Muñoz Gomá, Santiago, 2015.

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Fue en esa casa donde mi abuela conoció a un joven gásfiter que aparecía
ocasionalmente por allí a prestar sus servicios, Roberto Maldonado Gutiérrez, con quien
entabló una relación sentimental. A los 17 años se casó con él.
Mi abuelo entró a trabajar a la refinería de azúcar, la empresa más importante de
Penco en esos años. Llegaron a vivir a un barrio cercano a la industria, de casas bonitas,
sólidas y que compartían sólo con trabajadores de la misma empresa. El Recinto CRAV, como
Rufina, una mujer del silencio se llamó después, contaba con casino social, clínica, parroquia, escuela y cooperativa de
abastecimiento.
Mi abuela tuvo ocho hijos; una niña murió a causa de una neumonía a la edad de
ocho meses. No vivían solos, con frecuencia los acompañaba la madre de mi abuelo, María,
y Anita, una señora de origen alemán, muy sencilla, que venía de un fundo que se llamaba
Camarico y que había ayudado a criar a mi abuelo. Ella heredó ese apodo. Así, la llamaron
siempre Ana Camarico.
Mi bisabuela María murió en septiembre de 1960, poco después de morir su marido
y sus dos hijas. Al mirar su foto me asombra ver que tiene manchas en la piel, igual que yo,
claro síntoma de problemas emocionales. Dicen que lloraba sola en el cerro, lugar a donde
iba buscando intimidad para expresar su dolor.
En el año 1961 mis abuelos se trasladan a la recién inaugurada Población Desiderio
Guzmán, conjunto habitacional construido por la empresa CRAV especialmente para sus
obreros.
Los trabajos para urbanizar las vegas donde se instalaría esta población se habían
iniciado hacia fines de la década de 1950. Primero se trazaron las calles y después se instalaron
las soleras. Sin embargo, al momento de construir las alcantarillas, la oficina de arquitectos
Santiago Roi y Ricardo Hempell, a quien la CRAV había encargado el proyecto, se encontró
con serias dificultades. La tierra suelta de las vegas se desmoronaba sobre los hoyos hechos
RUFINA BRIONES PAREDES con pala y picota. Las lluvias inundaban esos agujeros con aspecto de profundas trincheras.
Yumbel, 1917 - Penco, 2016 Hubo que lidiar por meses para ganarle a la naturaleza y habilitar ese servicio.
Para las casas, la refinería pidió que se utilizaran las últimas tecnologías en materia
de construcción de viviendas. Fue así como se usó por primera vez en Penco la fibra de vidrio
para aislar el ruido y la temperatura en los espacios interiores. Seguramente don Desiderio
Guzmán dio personalmente su aprobación al diseño de las casas, teniendo en consideración
que la modernidad se acercaba a Penco a pasos agigantados. Las viviendas debían ser amplias,
cómodas, dignas y con estilo, todas de una planta con la opción de futuras ampliaciones.
En la nueva casa mi abuela tuvo muchas scomodidades para desarrollar sus tareas
M i abuela materna nació en un campo de la comuna de Yumbel. Los certificados dicen
que fue el 14 de junio de 1917, pero ella misma cuenta que recuerda cuando la fueron a
hogareñas. Ya no tendría que volver a cocinar con carbón de piedra traído de Lota en un tren,
el que luego era repartido en sacos casa por casa en carretones gracias a un convenio entre la
inscribir, de modo que, por lo menos, nació cinco años antes. CRAV y las minas de esa comuna. Mi abuela ahora tenía cocina a gas, empleada, refrigerador,
Eran siete hermanos, pero a Rufina su madre no pudo criarla. Ella creció con su abuela televisor y otros adelantos. Pese a ello y a diferencia de otras mujeres que aprovecharon su
y su tío Nicanor en un terreno rural, entremedio de un río y árboles frutales. tiempo para realizar actividades en el ámbito público, ella optó por reforzar su rol en ese
Muy joven llegó a Penco a trabajar en una casa particular. Su patrona era la asistente pequeño espacio familiar que para ella era un mundo.
social de la CRAV, la refinería de azúcar. No sé cómo llegó allí pero sí supe mucho después Una especial alegría sentía cuando venía a visitarla desde Yumbel su tío Nicanor.
que esta fábrica fue una de las primeras de América Latina en incorporar a una profesional Llegaba muy elegante con su traje de huaso pituco que incluía pantalones a rayas, chaqueta
para velar por las condiciones de vida y bienestar de sus trabajadores. Esta innovadora mirada corta y fino sombrero de fieltro. Traía canastos llenos de frutas, gallinas, legumbres, carne
de la gestión de personas, como se le llama hoy, era tendencia por aquellos años en países de cerdo. Me habría encantado encontrarme con él. He escuchado muchas historias de este
europeos como Inglaterra y fue adoptada por las industrias locales para lograr equipos de hombre bueno para enamorarse y que quería sobremanera a su sobrina Rufina. Yo nací en
trabajo más estables, calificados y comprometidos. 1966 en Santiago y muy pronto me trajeron a ver a mi Mamita Fina.
Creo que para Rufina llegar a Penco fue algo muy importante en su vida. Esta era una La conocí en su casa nueva, grande, con patio y antejardín. En el patio de atrás
ciudad pujante ante sus ojos: vivía un auge industrial y crecía el bienestar económico entre había una amplia variedad de árboles frutales. También había patos y gallinas que criaba mi
sus habitantes, al mismo tiempo que se consolidaba como foco turístico de la región. abuela. Allí se encontraba, además, una pieza muy importante de la casa: la despensa, que yo

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adoraba. En ese patio también se ponía en engorda a diferentes animales según la festividad Mi madre quiso separarse y acudió a mi abuela para que la acogiera, pero ella se negó. Para
a celebrar. Podía ser un pato, un cerdo, un pavo o un cordero. Estos se faenaban en la misma ella era inconcebible una separación. Si mi madre había aceptado a ese hombre como su
casa y recuerdo que hablaban de aprovechar bien todo el animal. esposo, debía mantenerse a su lado hasta el fin de sus días, pasara lo que pasara.
A mi abuelo le gustaba celebrar, juntar a la familia; mi abuela organizaba todo muy En el año 1972, cerca del 18 de septiembre, Rufina enfrenta una pérdida dolorosa.
bien. Sabía preparar aquellas comidas tradicionales del campo, condimentadas con ají de color. Muere su hijo mayor, afectado por una cirrosis hepática causada por el alcoholismo. No sé
Sus guisos tenían un sello de sabor muy particular. Los 1º de noviembre no le podía faltar el cómo vivió mi abuela la enfermedad de mi tío; imagino que debe haber sido duro, pero por
mote con huesillos. En Penco se usa hasta hoy que en todas las casas se prepare esta bebida supuesto ella prefirió callar su pena, de la misma manera como lo había hecho dos décadas
en esta fecha. Supongo que la tradición surge para paliar el calor a la vuelta del cementerio antes, al perder a su pequeña Maruquita.
comunal, que se ubica en una cima. Nadie me ha podido contar cómo la vieron durante ese período de duelo. Seguramente
A mí me gustaba estar siempre apegada a mi abuela Rufina. Me daba la sensación de estuvo más silenciosa de lo común y así logró pasar inadvertida. Su hijo Nano ya estaba casado
que ella sabía mucho y podía mostrarme cosas entretenidas, aun cuando no le gustaba salir; y tenía una hijita. Dicen que se sentaba frente a un espejo que tapaba su cuerpo y desde allí
ella siempre estaba en casa. Tampoco hablaba mucho, pero era ciertamente la persona más miraba las flores de su jardín. La imagino en su silencio. ¿Qué pensabas, mamita? ¿Dónde
importante de ese hogar. volaban tus recuerdos? ¿Dónde guardaste las lágrimas de tus pesares?
Las raras veces que salí con ella fue para ir a misa en la Iglesia de la CRAV, una hermosa Muy rara vez la oí hablar de política. Yo diría que la familia era más bien de pensamiento
construcción que albergó los eventos importantes de la familia, tales como matrimonios, conservador, seguidores de demócratas cristianos, puesto que en los Maldonado Briones había
bautizos y funerales. También frecuentábamos la cooperativa de la refinería. Allí llegaba todo influencia de un hermano de mi Tata que fue alcalde de Penco, Pedro Maldonado, y militante
tipo de productos para abastecer a las familias de los trabajadores. Mi abuela hacía el pedido de la DC. También otro de sus hermanos, Abdón Maldonado, era un cura muy comprometido
para el mes y luego se lo descontaban a mi Tata del sueldo. con la gente más pobre. Dejó un legado muy importante en la comuna de Cabrero. Allí creó un
Cuando nos volvíamos a Santiago, ella nos preparaba un equipaje contundente lleno de colegio, el cuerpo de bomberos y una iglesia. Su cuerpo descansa en el centro del cementerio
deliciosas preparaciones caseras. Regresábamos con manjar, pan amasado, queques y malaya. de esa comuna en una tumba siempre llena de flores. Su labor es reconocida hasta hoy.
También agregaba frascos de miel y el infaltable azúcar que por sacos recibía mi abuelo cada Pero mi abuela no hacía comentarios y se mantenía al margen de la contingencia,
fin de mes. salvo cuando se refería a Pinochet, por quien mantuvo hasta el final un profundo desprecio.
Su vida transcurrió tranquila hasta que a mi abuelo le creció una enorme hernia Lo que sí recuerdo es cuando me decía “Cuidado, que puede venir un cesante”. Yo supongo
inguinal que le impidió seguir trabajando. No podía desplazarse por tramos superiores a que esa expresión le quedó de la época en que llegaron grandes cantidades de hombres a su
lo que era pasar del living al dormitorio, al comedor o al baño. Debido a esta situación mi zona buscando trabajo luego de la crisis del salitre en el norte.
mamita se vio obligada a dedicarse por entero a atender a su marido, lo cual implicaba seguir A mi abuela le gustaba leer las noticias policiales o románticas, aunque prefería
respondiendo a los horarios ya habituales que comenzaban muy temprano en la mañana, aquellas donde había crímenes. Nunca me expliqué mucho esa faceta de ella. También se
cuando el Tata prendía la Radio Cooperativa para escuchar las noticias. Luego oía sus discos entretenía leyendo la revista Vea. Ella sabía bordar muy bien y siempre tuvo una vista admirable.
preferidos de Gardel y mientras esto sucedía, mi abuela ya estaba en pie preparando el Hacía las sábanas, fundas y toallas de su casa y a todas sus piezas les ponía su sello con flores
desayuno. de colores, deshilados y terminaciones a crochet.
A mi abuelo Roberto lo recuerdo como un hombre alto, fuerte, de tez blanca y ojos Rufina enviudó en 1980 y desde entonces su mayor preocupación fue cuidar a su hijo
verdosos. Dicen que en sus tiempos fue muy atractivo, que tuvo sus amantes y que sabía Abdón, el más cercano a ella. Este era un hombre sensible, creativo, profundo, cariñoso.
imponerse en la casa. Muy distinto al perfil de Rufina que era menuda, morena, con rasgos Tal vez por lo mismo, se le hizo cuesta arriba vivir las partidas de seres queridos, la
más autóctonos. Silenciosa, siempre ocupaba un espacio casi invisible dentro del ajetreo quiebra de la CRAV, los nuevos tiempos. Así, mientras deambulaba entre una pega y otra, Abdón
hogareño. Le gustaba maquillarse con polvos blancos en la cara, labial rojo y llevaba su pelo quiso evadir la realidad. Felizmente años después vuelve, un poco enfermo, pero siempre con
siempre teñido de negro. A mí se me imaginaba una Edith Piaf. su cuota de magia.
Rufina Briones no se sentaba a comer con la familia en el comedor principal, siempre Con la mamita siempre nos llevamos bien. Nos gustaba ir a Yumbel y cuando podía
lo hacía después y en un rincón de la cocina, una vez que se aseguraba que todos estuvieran nos tomábamos unos enguindados. Ella me enseñó a preparar la malaya con la que le gustaba
bien servidos. Ella se comía las partes del menú menos apreciadas por los demás, excepto su esperar a la familia cuando volvíamos de la misa de aniversario de la partida del Tata. Durante
inseparable mate que solía acompañar con queso caliente. los años ochenta no nos vimos frecuentemente dado que nosotros manteníamos una activa
Para mi abuela lo más importante era su familia y a ella dedicó su vida. Desde su participación en organizaciones antidictatoriales, ante lo que su familia prefería mantener
silencio observaba a cada uno de sus hijos y se inquietaba si alguno se le perdía de vista. distancia. Sin embargo, apenas recuperada la democracia nos buscamos con frecuencia.
Creo que, a su manera, fue feliz en su matrimonio. Siempre me contó cosas positivas de su
historia conyugal. Decía que a ella le había ido bien, que su marido le dio una buena vida.
Pero yo sé que también pasó momentos difíciles y en soledad. No le conocí amigas con quien
pudiera compartir sus penas. Ella vivió según estimó era su rol como esposa y madre, aquel
que siendo muy niña había imaginado y aprendido de las mujeres mayores de su familia y
que quiso también traspasar a sus hijas.
Bien recuerdo un verano en que la relación entre mis padres se hacía insostenible.

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Partió mientras yo escribía este trabajo, a los 98 años, el 22 de marzo de 2016. Se fue
sana, solo la complicó al final el no tener fuerzas en sus piernas para caminar. Ello nos dio la
oportunidad a todos, de poder atenderla, para devolverle de alguna manera todo el trabajo y
dedicación que ella realizó por su familia. Nos dijimos muchas veces “la quiero”, dormimos
juntas, nos hicimos cariño. Rufina no sufrió al partir, solo se quedó dormida al lado de mi
madre y no volvió a despertar. Mi mamita Fina fue siempre una mujer del silencio.
Celinda, redescubrirla en su ausencia

Con Rufina en Yumbel.

CELINDA DEL ROSARIO GALLARDO MUÑOZ


San Fernando, 1913 - Santiago 1993 (aprox.)

M i abuela paterna nació en San Fernando, en pleno valle central de Chile. Era hija de
campesinos y tenía dos hermanos, Viterbo y Luisa.
Debe haber tenido una escolaridad muy básica, ya que apenas sabía leer y escribir.
Al igual que mi otra abuela, muy joven comenzó a trabajar en casas particulares. El auge
minero del norte, la lleva a trasladarse a Copiapó. Por esas secas tierras conoce a quien sería
su esposo y padre de sus hijos, Ernesto Saavedra Reyes. Celinda parió ocho hijos, de los cuales
lograron sobrevivir solo cuatro, debido a la gran precariedad en que vivían. Mi padre fue el
último en nacer y eso ocurrió en marzo de 1943, en el campamento minero de Potrerillos,
ubicado en la precordillera de Atacama.
Ese mismo año el matrimonio Saavedra Gallardo decide volver a Santiago en búsqueda
de mejores condiciones de vida. Pero el viaje no fue fácil, sino largo y sacrificado, a tal punto
que en ese trayecto mis abuelos pierden a su hija Mirta, de dos años, a causa de una neumonía.
Los hijos sobrevivientes que llegaron a Santiago fueron Mario, Carmen, Ernestina y mi padre,
que hasta ese momento se llamaba Ernesto.

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Mi abuelo montó un taller de zapatería en una casa de Quinta Normal que daba a la marido que les diera tranquilidad para el futuro. Celinda, mientras sufría por la vida que había
calle Radal. Era una casa esquina, de ladrillo, alta, que ocupaba casi un cuarto de la cuadra. elegido Mario, miraba con buenos ojos las grandes habilidades en el estudio que demostraba
Tenía un amplio patio interior. Mi abuelo se trajo como ayudante a don José Pacheco Araya, mi padre.
compañero de trabajo y luchas en el desierto nortino. José, padre tenía un hermanastro llamado Ernesto, soltero, que cooperó con la
Pero mi abuelo Ernesto no pudo disfrutar de su taller en Santiago, pues tenía gangrena. educación de su sobrino. Con gran esfuerzo lo matricula en un colegio inglés privado, con
Primero le amputaron una pierna y años después murió debido a la misma enfermedad. Papá la fantasía de que ello le abriría nuevas puertas en la vida. Pero era evidente que mi padre
era aún un niño. Celinda tenía 30 años y cinco hijos que cuidar. Ya para entonces usaba un estaba en el lugar equivocado. Pese a que efectivamente tuvo un buen rendimiento, su aspecto
pañuelo en la cara para cubrir una cicatriz facial que comprometía también un ojo. Nunca físico, sus modales, su ropa, dejaban a la vista su origen social diferente al de sus compañeros.
supimos qué le pasó, quién sabe qué secretos de ella guarde el desierto nortino. Eso caló hondo en su personalidad y en su comportamiento dentro del colegio. Rápidamente
Celinda prefería no hablar de este difunto esposo, decía que no guardaba buenos quiso abandonar el establecimiento y Celinda aceptó, confiada en que Ernesto se lo llevaría
recuerdos de él y lamentaba que mi padre se le pareciese tanto. De hecho la relación entre a Penco para continuar con su educación.
ellos fue siempre distante. Mi padre me contaba con pena que sólo una vez su madre le pasó Celinda vio a sus hijos crecer y hacerse adultos en su casa de Quinta Normal. Mario
la mano por la cabeza. Creo que Celinda creó inconscientemente una brecha que la alejaba el rebelde se casó con Juana y se fueron a vivir al patio de su casa, donde construyeron la
de su hijo menor. suya. Carmen se casó con Raúl, un gendarme que casi no conocí y Tina se casó con Sergio,
Don José, el ayudante, una vez muerto don Ernesto, siguió trabajando en la zapatería un aviador.
y se hizo cargo él mismo de los asuntos de su amigo. Incluso se casó con mi abuela, y adoptó Más atrás, su hijo menor José Segundo, mi padre, se casó con Elsa, mi madre. Pero
a mi padre cambiándole su nombre de origen. Desde ese momento pasó a llamarse José mi padre ya tenía un hijo, David, el que había engendrado años antes con la hermana de su
Segundo Pacheco Gallardo. cuñada Juana. Ese niño fue reconocido y aceptado por la familia santiaguina. Mi abuela y mis
José fue militante comunista y por esto sufrió persecuciones. Cuentan que fue en una tías se sentían cómodas con David y su madre. Compartían mucho.
de esas historias que, para evitar ser identificado, se comienza a llamar con ese nombre. No Celinda no asistió a la boda de mis padres; no conocía a la novia y de hecho, después
tengo conocimiento de su identidad original, pues nunca la quiso revelar. Sólo sé que tenía de casados, ella promovía en su casa, a escondidas de mi madre, los encuentros entre mi padre
apellido de origen italiano, dato que me resulta coherente con el aspecto físico que veo en y su primer hijo. Nunca vi a mi madre y abuela muy cercanas; tampoco sé si se querían.
sus fotos. Yo la recuerdo linda, cariñosa y juguetona con nosotros. Me hacía unos payasos de
Celinda y José fueron un matrimonio dedicado a su hogar y a sus hijos. En la casa de tela con muchos colores, que me ayudaban a sentirme más acompañada. También disfrutaba
Quinta Normal se producía prácticamente todo lo necesario para vivir. Mi abuela cultivaba esos pañitos y almohadones que tejía a crochet, con flores y pajaritos. Toda una artista ante
cantando su huerta. Tenía un sin número de vegetales que utilizaba para hacer sus deliciosas mis ojos. Celinda nos visitaba en Concepción. Recuerdo haber ido con ella a Lota y caminar
comidas. tomada de su mano por el parque. Ella era alta, morena y delgada.
También criaba aves y conejos. Tenía un sector aparte para las hierbas medicinales, Cuando mis padres decidieron partir a Santiago, ella nos acogió en su casa mientras
donde la ruda y el cedrón eran sus predilectas. Además, cosía y tejía las ropas de sus hijos y construíamos la nuestra al lado de la del tío Mario. Me gustaba esa casona tan amplia, con
hasta les hacía los juguetes. Pero su verdadero placer era el cultivo de flores. Abundantes su patio y sobretodo esa pileta de piedra en el centro con pececitos de colores. Yo veía feliz
colores, formas y aromas alegraban el jardín de su casa. Cada cumpleaños de mi padre era a mi abuela dentro de esa morada.
celebrado con adornos florales en las sillas. Siempre las mismas, parecidas a la margarita, De todas formas, nunca tuvimos una relación muy cercana. Yo creo que en eso jugaron
decía él. un rol importante mis tías. Nosotros teníamos una situación económica mejor y eso nos
Aunque eran una familia pobre, nunca les faltó el calor de hogar ni el sano alimento. convertía en personas diferentes, poco cercanas para el sentir de ellas. Además, a diferencia de
Ellos supieron hacer de la infancia de sus hijos una vida tranquila. Celinda centró su vida en ellos, mis padres se definían de izquierda. De hecho, ambos militaban en el Partido Socialista,
el cuidado de su familia. Dentro de su casa pasaba sus días y sus noches. Y también José, ya seccional Quinta Normal.
que el taller se encontraba ahí mismo. A ellos les interesaba educar bien a sus hijos, porque En mi casa se realizaban reuniones políticas, se organizaba la JAP, íbamos a
veían en los estudios la única posibilidad de salir de la pobreza. manifestaciones de los candidatos del partido. En esa época postulaban al Senado por nuestro
Pero Celinda sentía una preferente cercanía hacia su hijo mayor, Mario. Este era rebelde distrito Carlos Altamirano y Laura Allende. Yo salía feliz sobre los hombros de mi padre a las
y le fue difícil superar la muerte de su padre; tal vez nunca lo logró. Mario no quiso seguir manifestaciones. También me llevaron a recibir al Presidente Allende cuando regresó de las
estudiando, salía a divertirse con sus amigos y comenzó a temprana edad a beber alcohol. Naciones Unidas. ¡Qué hermosa tarde! Celinda sólo nos miraba; no le gustaba nada de eso.
De nada sirvieron los sermones ni castigos de Celinda, ni siquiera que lo vistiera de mujer Mi abuela Celinda pasó sus últimos tiempos de vida postrada en su cama. Vivía con
para impedirle salir. Mario era inmensamente amado por su madre. Ella pasaba largas noches mi tía Carmen. Falleció a principios de los 90, al poco tiempo de recibir la visita de mi padre.
esperándolo y eternas fueron sus lágrimas por no poder modificar, pese a todos sus esfuerzos, Estoy segura que lo esperó todo ese tiempo para poder partir en paz.
el comportamiento de su hijo.
En 1961, cuando mi padre tenía 18 años, Celinda vuelve a enviudar. Esta vez por causa
de un cáncer al estómago que atacó fulminantemente a su marido. Sus hijas Tina y Carmen ya
estaban casaderas, por lo que pasaban sus días ayudando a su madre en las tareas domésticas
y en el cuidado de su hermano menor. En el intertanto esperaban a que les llegara un buen

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La familia para la cual trabajaba tenía cuatro hijos, dos varones y dos niñas. El mayor
tenía casi su misma edad y el menor sólo unos meses. El movimiento de la casa empezaba
muy temprano: había que calentar los ambientes y tener el desayuno listo antes de las siete
de la mañana. El dueño de casa trabajaba en negocios relacionados con barcos que llegaban
a Valparaíso. Sólo eso había escuchado. Su esposa era muy delicada, silenciosa y distante.
El trabajo de mi abuela consistía en estar con los niños durante todo el proceso de
María Clemencia, levantarse, bañarse, comer y jugar. Una señora de edad avanzada era la encargada de decidir
los horarios, las ropas y los juegos. Los estudios de los niños eran atendidos por profesores
piel de porcelana que iban a la casa, excepto el mayor que estaba interno en un colegio, y que regresaba sólo
los fines de semana y en las vacaciones. María Clemencia cuidaba esos niños con esmero y
accedía a sus requerimientos con genuino afecto. En algunas ocasiones no quería trabajar ni
levantarse temprano, sino sólo regresar a casa. Poco duraban esos momentos de flaqueza: se
limpiaba las lágrimas y era nuevamente una niña adulta que sabía lo que tenía que hacer.
Cuando mi abuela llegó a trabajar a aquella casa, le daba miedo recorrerla porque
temía perderse. Atravesar sola esos salones, muchas veces en penumbra, era un calvario. No
tenía a quién contarle sus miedos. Sufría. Grandes lámparas de lágrimas, muebles con figuras
mitológicas en sus patas o respaldo, lujosos cortinajes que a ella le parecían fantasmas listos
para atacar, eran un panorama que por mucho tiempo inquietó su diario vivir. Sin embargo, le
encantaba visitar los extensos patios, huerto e invernaderos; gozaba de su luz y algún parecido
a su lejano hogar sureño.
A pesar de esos lujos, las costumbres familiares eran austeras: un fuerte sentido cristiano
guiaba el quehacer de la familia. Los niños debían rezar todas las noches y prometer no mentir
ni robar. La familia completa iba a la iglesia todos los domingos, incluyendo el personal de
servicio.
La mujer ocupaba un segundo lugar en el hogar en lo referente a lo social y cultural:
sus quehaceres eran eminentemente prácticos pero, al mismo tiempo, era el lazo de unión
MARÍA CLEMENCIA SEPÚLVEDA PASTENE familiar y la encargada de resguardar la moral.
Chillán, 1904 - Combarbalá, 1956 El vestuario de los patrones era muy elegante pero sencillo a la vez. Mi abuela contaba
que la dueña de casa siempre estaba preocupada de juntar las vestimentas que no se usaban
y llevarlas personalmente a la iglesia.
Como ocurrió con la vida de muchas jovencitas que llegaron de distintos lugares a
la capital, su vida era trabajar desde muy temprano y acostarse muy tarde; salir a caminar
por la Plaza de Armas en el día libre y conversar con personas en la misma situación. Sin
mayor libertad ni tiempo propio, el mundo afectivo de mi abuela se reducía a la familia donde
trabajaba. Solas y vulnerables, la sexualidad de estas mujeres se limitaba a encuentros furtivos
de los cuales, como consecuencia indeseada, podía resultar un embarazo. Esta situación las
A manecía en Santiago, era el invierno de 1917. Hacía frío. Los vidrios empañados
se iluminaban con la pálida luz de la calle. Era la habitación que formaba parte de una gran
llevaba a perder el empleo y sufrir las reacciones familiares, que no pocas veces llegaban hasta
la violencia física. Sin empleo ni familia, no les quedaba otro camino que la prostitución y la
mansión de la calle Agustinas. Ahí dormía mi abuela adolescente, quien llegó de Chillán Viejo mendicidad. Mi abuela sufrió la pérdida de una de sus mejores amigas por esta situación.
cuando acababa de cumplir trece años. Formó parte del servicio doméstico, especialmente María Clemencia soñaba con viajar y sentir el calorcito del hogar, pero aquello era
dedicada a cuidar niños. Compartía su espacio con otra niña que se desempeñaba como caro y complicado. Así pasaron diez años, toda su adolescencia y parte de su juventud y, si
ayudante de cocina. Les costaba conciliar el sueño: las ruedas de los coches sobre los adoquines algo le dolía, aparte de la soledad, era no saber leer ni escribir a los 23 años.
hacían un ruido que les atemorizaba. Ambas juntaban sus penas y temores, aferrándose a los Una mañana salió como de costumbre a barrer la calle. A menos de cincuenta metros
recuerdos de aquel hogar lejano del lluvioso sur. estaba el Teatro Municipal de Santiago; en esa esquina había un carabinero haciendo guardia.
Mi abuela se llamaba María Clemencia Sepúlveda Pastene y era la mayor de varios No era la primera vez que se percataba de que él la miraba, de hecho lo hacía desde varios
hermanos. Sabía la importancia de su aporte al grupo familiar. Por ese motivo, cada vez que la meses. Pero ese día del año 1927 sería diferente: el cabo segundo Eulogio Pérez Pinto, de 33
nostalgia y la pena invadían su corazón, sacaba fuerzas para continuar. Mi abuela no ignoraba años y nacido en Parral, se presentó y le preguntó su nombre. También le dijo que era bonita
que en el campo los campesinos preferían entregar a sus hijas como sirvientas, con tal de no y que tenía una frente altiva. Era la primera vez que la encontraban hermosa. Esa noche, lo
verlas empleadas en fábricas, las que asociaban a libertinaje y perdición. primero que hizo al entrar a su cuarto fue mirarse al espejo: entonces vio que su piel era blanca

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y tersa, que sus ojos color miel y su sonrisa sí eran hermosas, que tenía el pelo castaño oscuro esos talleres, mi abuela María Clemencia realizó su sueño de toda la vida: aprendió a leer
ondulado y una frente amplia. y a escribir y a dominar el arte de la pastelería. Estos conocimientos le permitieron apoyar
Eulogio había hecho el servicio militar en el Regimiento Buin, donde estuvo dos económicamente a su familia y sentirse más valorada como mujer. Mi abuela, en todo caso,
años trabajando de planta; luego fue gendarme, cuando aún esta rama pertenecía al cuerpo tenía una visión moderna respecto a la igualdad entre el hombre y la mujer, pensamiento que
de carabineros. Al momento de conocer a mi abuela él trabajaba en la Sección de Orden de transmitió a sus hijos.
Carabineros de Chile. Su trabajo le gustaba, aunque era muy sacrificado, con guardias diurnas El año 1939 la vida de mi abuela daría un giro inesperado: su esposo Eulogio enfermó
y nocturnas. En varias ocasiones debió mantenerse empapado bajo los portales cuando estaba de tuberculosis pulmonar y fue enviado por los médicos a Combarbalá, donde el clima seco
de “punto fijo”. Esos años le traerían más adelante una grave dolencia. era el ideal para su dolencia. Ella debió quedarse sola con sus tres hijos en su hogar de la
El 27 de abril de ese año 1927, el coronel Carlos Ibáñez del Campo, en virtud del DFL calle Castro durante casi un año. Fue un tiempo doloroso en todo sentido: su familia sufrió
Nº 2.484, fusionó la Policía Fiscal con el Cuerpo de Carabineros. En sus orígenes, las policías las consecuencias del terremoto de Chillán: la casa de sus padres quedó en el suelo y perdió
en Chile eran de naturaleza municipal, financiadas con fondos municipales y dependientes a varios familiares cercanos. Pero ir hasta allá a visitarlos era imposible. Así, no le quedó más
del alcalde. remedio que sufrir en silencio y llorar cada vez que escuchaba las noticias que llegaban del
Mis abuelos salían juntos todos los fines de semana. Iban a muchas óperas y hermosas sur.
presentaciones en el Teatro Municipal, ya que por estar destinado a la guardia, a mi abuelo Sin embargo, el pequeño negocio de panes y pasteles que había iniciado iba cada
le regalaban las entradas. A ella le emocionaba recordar lo que significó conocer y disfrutar día mejor; logro hacerse de una clientela fiel y su prestigio crecía. Lejos estaban aquellos
de esos espectáculos. momentos en que tenía que lavar y planchar cerros de ropa ajena para ayudar a la economía
Al cumplir los dos años de pololeo, Eulogio le pidió a María Clemencia conocer a del hogar. Aunque recargada de trabajo, se sentía feliz por haber logrado aprender a leer y
sus padres para formalizar la relación. Viajaron al sur: era la sexta vez que mi abuela veía a haber podido sacar adelante su emprendimiento.
su familia en diez años. A fines de ese año 1939, mi abuelo se había recuperado y fue destinado a la Tenencia
Se casaron a fines de 1929 y arrendaron unas piezas en un cité de la calle Castro, a de Combarbalá, comuna de poco más de 17 mil habitantes, limitando con el río Limarí por
tres cuadras de la Alameda. Era un lugar pequeño, pero ellos estaban felices. el norte y el río Choapa por el sur.
El 12 de septiembre de 1930 nació mi madre. Pero la situación en casa de la joven María Clemencia y Eulogio se instalaron en una pequeña casa en la calle Comercio.
pareja era difícil: un miserable sueldo de carabinero apenas alcanzaba para cubrir las No podían dejar de sonreír: a ellos les parecía un palacio. Tenía dos habitaciones, un comedor,
necesidades mínimas. una cocina grande y un patio con ciruelos, peras, más una vieja higuera. Mi abuela estaba
En el país, las exportaciones mineras se paralizaron, provocando graves consecuencias por primera vez realmente contenta; tendría su propia huerta y sin duda, sus pasteles pronto
en la economía interna, al hacer caer los ingresos fiscales y disminuir las reservas. Carlos serían conocidos.
Ibáñez del Campo se vio obligado a renunciar y partir al exilio. Era julio de 1931. Combarbalá no era un mal lugar para vivir. El clima de esta localidad de la región de
Para mediados de 1932, ya nadie tuvo dudas de que se estaba en presencia de la Coquimbo es semiárido: altas temperaturas en el verano, gran oscilación térmica y reconocida
mayor crisis económica de la historia, la que fue bautizada como La Gran Depresión. transparencia en sus cielos. En su flora predominan los cactus, pimientos, espinos y algarrobos.
Después de varios meses empezó la normalidad política y una incipiente reactivación A menudo la zona se ve afectada por sequías. La ganadería caprina es fuente importante de
económica. Don Arturo Alessandri Palma salió elegido presidente ese año de 1932, el mismo ingresos; también lo es la pequeña minería de cobre, plata, cuarzo y piedra combarbalita,
año en que nacía Hilda, la segunda hija de mi abuela María Clemencia. Lentamente la situación cuyo trabajo en manos de artesanos es reconocido en todo el mundo. Conocida es su iglesia
fue mejorando en el país. Aun así, Santiago tenía miles de cesantes y de gente sin casa. En San Francisco de Borja, fundada en 1754 y declarada monumento histórico el año 2010.
1934 nació René, el tercer y último hijo de María Clemencia y Eulogio. La vida de mis abuelos fue tranquila y sencilla. Como miembro del cuerpo de
Mi abuela quería que sus hijos estudiaran para cambiar el rumbo de sus vidas. Debía Carabineros, Eulogio asistía con su familia a desfiles y homenajes, tan comunes en los pueblos
hacer algo al respecto, aunque le pesaba mucho el hecho de seguir siendo analfabeta. pequeños. En esas ocasiones las altas autoridades estaban representadas por el alcalde, los
La mujer de escasos recursos no tenía otro acceso a la cultura que la vía oral, ni más bomberos, carabineros, profesores y el cura párroco.
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conocimientos que la sabiduría popular. Mi madre y sus hermanos asistieron a la escuela pública de la ciudad, donde cursaron
El 11 de mayo de 1935 se crea el Movimiento Pro Emancipación de la Mujer Chilena, hasta sexto año de preparatorias. La única forma de seguir estudiando era viajar a La Serena,
MEMCH, con presencia a lo largo de todo el país. A través del periódico La Mujer Nueva y gasto que mis abuelos no podían solventar. Sus hijas, mi madre primero y luego mi tía,
en múltiples reuniones públicas, el MEMCH se pronunciaba por la protección de la madre y abandonaron el pueblo en busca de nuevos horizontes.
defensa de la niñez; por no permitir que la sociedad chilena opinara que el trabajo de la mujer Mi abuela supo de pena y soledad al tener a sus hijas lejos, pero eso le daba ánimos
era accidental y semiclandestino. Desde el MEMCH se propició la “emancipación biológica”, para seguir luchando. Continuó trabajando y vio llegar un nieto, hijo de su segunda hija, a
es decir, estar en contra de la maternidad obligada, proponiendo la divulgación estatal de quien le preparaba dulces maravillosos y lo regaloneaba sin límite.
métodos anticonceptivos. Este organismo de vocación feminista fue además el primero en No tuve la suerte de conocerla mejor: murió de cáncer al colon cuando yo apenas
plantear el tema del aborto clandestino, de la prostitución, de la madre soltera, del divorcio tenía un año y ella recién había cumplido los 52. Muy corta vida para una niña que vino de
legal. provincia y a quien le costaba conciliar el sueño cuando las ruedas de los coches golpeaban
Los cursos y talleres que impartía el MEMCH ayudaban a la mujer en general y, en los adoquines de la calle Agustinas.
particular, a la mujer trabajadora y de escasos recursos. Prueba palpable de ello fue que en
12. Es justo destacar que Chile fue pionero en la formación de mujeres profesionales. En 1887 se titularon de médicos Eloísa Díaz y Ernestina Pérez.

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Su casa era la típica vivienda básica de los obreros de la Oficina: dos cubículos de
calamina, con piso de tierra. En el patio un pozo negro y la cocina a leña. Algunas casas tenían
la suerte de contar con un forro como de cartón-piedra, para aislarlas del frío, el viento y la
humedad de las noches pampinas. Vivieron dos años como papá e hija, mi abuelo la peinaba,
la mandaba al colegio, le enseñó a “llevar una casa” y, esperó pacientemente a que tuviera
su primera regla.
Con mi abuelita Aurelia Cuando estaba embarazada, su esposo la fue a dejar a la casa de su madre, en El Monte
del Sauce, Región de Coquimbo. Pabla -su suegra- afortunadamente era una mujer sabia y
todo era posible trabajadora. Seguramente se enterneció con esta hermosa mujer que llegaba con su panza
de embarazada. Pabla acogió a Aurelia como a una hija. Mi abuelo la dejó ahí y se volvió al
Norte Grande, a trabajar en la pampa. El año 1927, cuando ella tenía dieciocho años, nació
Hugo del Carmen, mi papá.
Catorce años estuvo el abuelo trabajando en la minería del salitre. Le fue bien y llegó
incluso a ser jefe de máquinas. Cada año viajaba durante sus vacaciones a El Sauce, a ver a su
familia y a embarazar nuevamente a la joven Aurelia. Esta dio a luz trece veces: once varones
y dos mujeres, incluida una pareja de mellizos que vivió corto tiempo.
Mi papá era el mayor de esta numerosa familia y pasó durante su infancia muchas
estrecheces económicas. El paisaje habitual era ver a una mamá embarazada, que trabajaba
mucho y debía hacer milagros con el dinero que enviaba un papá distante. Por ello, cuando
tenía poco más de diez años, decidió partir a Mantos de Hornillos, para trabajar como cargador
de sacos de harina.
Como era muy alto y fuerte, mis abuelos falsearon su edad y así pudo instalarse en
un galpón con otros cargadores adultos. Tuvo suerte: nada malo le ocurrió junto a ellos; por
el contrario, lo cuidaron como lo que era, un niño.
AURELIA VERGARA VERGARA Las lágrimas corrían por el rostro de mi abuelita cuando mi papá llegaba y le contaba
las penas sufridas en su trabajo de carguero.
Oficina Salitrera Ausonia, 1913 - Combarbalá 1982 Un día del año 1944, Aurelia esperaba a la orilla del camino algún transporte que la
llevara a Combarbalá, distante 22 kilómetros de donde se encontraba, por una ruta de tierra y
curvas. Tenía a uno de sus hijos de la mano y su vientre mostraba la evidencia de siete meses
de embarazo. Un auto se detuvo y le ofreció llevarla.
Se fue todo el camino conversando con los dos hombres que iban en el vehículo,
contándoles acerca de su vida en Combarbalá. El señor y el chofer la escucharon con mucha
atención. Cuando llegaron al pueblo y el auto se detuvo, se despidieron cariñosamente. Mi

M
abuelita miró extrañada cómo el pueblo estaba embanderado y la gente aplaudía y saludaba a
i abuelita se llamaba Aurelia Vergara Vergara y fue hija natural, nació en la Salitrera los señores que la habían traído. Meses después supo que se trataba del poeta y futuro senador
Ausonia, pero vivió en Viña del Mar junto a su madre y su abuela materna. Al morir su abuela Pablo Neruda.
en 1920, su madre se trasladó a la Oficina Salitrera Santa Laura junto a un tío. Ella tenía 7 En el año 1945 y cuando tenía 48 años, mi abuelo decidió que ya era hora de dejar
años. En ese lugar conoció al que sería su padrastro. Los dos primeros años fueron tranquilos las salitreras y vivir junto a su mujer y sus hijos. Con el dinero ahorrado pudo comprar un
y relativamente felices para ella. Aprendió a leer y a escribir pero no terminó la enseñanza terreno cerca de Combarbalá, en El Soruco, y construirse una casa. Esta fue la casa de los
primaria. Empezó a trabajar con su madre, quien ofrecía “pensión” a los trabajadores de la abuelos paternos que yo conocí en mi infancia.
Oficina Santa Laura. Esta, en su mejor período, contó con una población de 425 habitantes. Mi abuela era el centro y motor de la familia y del hogar; trabajaba en el campo, en
Desde los nueve años mi abuelita Aurelia ayudaba a servir las mesas, lavar loza, la casa, atendía a sus hijos y a un marido cómodo y machista. Vivieron en El Soruco más de
asear y muchas veces a cocinar. Era una niña hermosa, muy alta para su edad, de pelo negro diez años.
ondulado y grandes ojos color miel. Estos factores le jugaron en contra, pues su padrastro El 30 de marzo de 1952, Hugo el hijo mayor, se casó con mi madre en Combarbalá.
comenzó a mirarla con malas intenciones. Ella se daba cuenta y cada día le recordaba que Mi abuelo no estuvo de acuerdo con este matrimonio y de hecho no asistió ni dejó asistir a
el peligro la rondaba. Sintió miedo y la situación se hizo insostenible. Su única opción era mi abuela a la ceremonia civil que se realizó en casa de sus consuegros. Él pensaba que el
escapar o casarse. Entre las personas a las que daban pensión, se encontraba mi abuelo, un deber de su hijo mayor era seguir ayudándole en la crianza de sus hermanos menores.
“sureño” que trabajaba en las minas, él siempre se sintió atraído por esta joven de apenas 12 Mi abuelita no pensaba lo mismo y siempre se lamentó no haber asistido al matrimonio
años. Ignorando su corta edad, le propuso pololear y ella le propuso matrimonio. de su propio hijo, pero el machismo y tozudez de mi abuelo se impuso en aquella ocasión.

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El año 1956, cuando mi abuela ya estaba sobre los cuarenta y mi abuelo sobre los dejaba como nuevos todos los zapatos que llegaban a su mesa de trabajo. De niña lo miraba y
cincuenta, la familia se trasladó a la Oficina Salitrera Chile. Mi abuelo fue destinado como no podía entender cómo sabía exactamente dónde estaban las herramientas y cómo distinguía
Jefe de Máquinas con la categoría de “empleado”. Este era una posición importante dentro qué zapato tenía que arreglar. También tocaba la guitarra y cantaba a lo divino. Pocos meses
del escalafón que tenían los norteamericanos en la Oficina. Ahí nació Pablo, el último de sus después nos enteraríamos de su muerte.
hijos, cuando ella tenía 44 años de edad. Fue el único que nació en un hospital. Con mi hermano Jorge de 20 días, enero de 1964, nos vinimos todos a Santiago. A
A fines de 1957 llegamos con nuestra familia a vivir también a la Oficina Chile. contar de esa fecha, veía a mi abuelita cuando ella viajaba a Santiago de visita o para control
La cercanía de mi abuela fue muy importante. Recuerdo que su casa era más grande que la médico. Por lo general se quedaba en la casa de su hijo Kirwan, quien siempre la cuidó y
nuestra, o al menos así lo veía yo. Nos gustaba jugar en un gran corredor y bañarnos en una trató como a una reina. Cuando la visitábamos en el campo, pese a que su salud se había
enorme tina blanca que tenía cuatro patas de león y una ducha con forma de paraguas. Mi deteriorado mucho, nos recibía con el mismo amor y calidez de siempre: por arte de magia
abuelita Aurelia siempre inventaba algo interesante o construía con sus manos todo lo que ella se las arreglaba para que toda la casa estuviera dispuesta para una estadía inolvidable.
quisiéramos tener. Recuerdo que la miraba y me preguntaba cómo podía ese frágil cuerpo seguir dando amor y
El año 1961, después de seis años en la pampa salitrera, mi abuelita regresó con sus cuidados después de haber traído al mundo tantos hijos; después de haber empezado a trabajar
hijos a El Soruco. Mi abuelo se quedó trabajando en la Oficina Alemania, distante un par de tan pequeña; después de haber sufrido penas tan grandes como perder a algunos de sus hijos
kilómetros de la Oficina Chile. y a su primer nieto. Sólo cabía admirarla y quererla más.
En septiembre de 1963 mi padre fue despedido de la Oficina Chile. El viaje hacia el En 1975, cuando cumplió cincuenta años de matrimonio, se casó de blanco en la
sur fue increíble: un desierto enteramente florido para nosotros solos. Mirado a la distancia, iglesia del pueblo. Entró del brazo de mi abuelo Romelio. Se veía muy linda, con una sonrisa
parece algo muy sacrificado e incluso peligroso, pero para nosotros fue una aventura que no que hablaba de una vida, de una existencia no exenta de penas y sacrificios, pero que ella
tenía comparación con nada. tenía el don de transformar en vivencias, en oportunidades, en recuerdos. La abundancia la
Viajamos directo a Combarbalá donde vivía Eulogio, mi abuelo materno. Lo saludamos transformaba en generosidad, las carencias en crecimiento, el cansancio en logros y, por sobre
y nos fuimos al lugar que nos albergaría por poco más de tres meses, El Soruco, la casa de mi todas las cosas, su sonrisa hablaba de una misión cumplida.
abuelita Aurelia. Mi papá viajó a Santiago después de descansar algunos días; nosotros nos La acompañaban en esa fiesta sus hijos, sus nietos, nueras, yernos y amigos. Ese
quedamos en el norte con mi mamá. día estuvo muy cercana a su nieto Hugo, mi hermano. Él la regaloneaba y le demostraba
Tengo hermosos recuerdos de esas semanas vividas en el campo de El Soruco cuando abiertamente su cariño.
era niña. Era la temporada de las frutas, las trillas, las fiestas religiosas y mucha vida familiar. Nadie podría adivinar que ese mismo año, unos meses más tarde, su amado nieto
Ahí pudimos convivir con La Escoba, una burrita mansa con la cual jugábamos hasta que moriría en Antofagasta a manos de carabineros. La pena de mi abuelita fue inmensa. Viajó a
oscurecía. También estaba El Ratón, un burro porfiado y mal genio, que nunca pude montar. Santiago a su funeral y dijo: “Perder un hijo es terrible; yo lo he vivido. Pero ver morir al hijo
A él sólo se subía mi hermano Hugo y la Yoly. Otro lugar que nos encantaba visitar era “La de un hijo es doblemente doloroso”.
quebrada”, una pequeña poza de agua con gigantescas rocas de variadas formas. Estaba Ella fue un gran apoyo para mis padres durante el duelo de Hugo.
rodeada de álamos, cuyo sonido del viento pasando por sus hojas aún no olvido. El año 1980 no pudo asistir a mi matrimonio; ya estaba muy enferma. Lamenté no
Mi abuelita Aurelia hacía que todos los días fueran especiales. Me enseñó a hacer poder compartir con ella ese momento. La última vez que la vi fue en noviembre de 1982. Yo
perfume con flores de los aromos (tenía muchos frasquitos de distintos colores y tamaños). tenía cinco meses de embarazo de mi hijo Víctor. Tocó mi guatita con sus manos, lo bendijo y
También me enseñó a tejer con las espinas de los cactus y con los canutos de los hilos de aseguró que sería un niño sano y hermoso. Le hacía feliz la idea de ser bisabuela por primera
coser desocupados. En su casa siempre olía a limpio. Con una facilidad impresionante, se vez.
acomodaba su pelo ondulado sin olvidar los flequillos coquetos de la frente. Amasaba un La abuelita Aurelia murió el 29 de diciembre de ese mismo año, a los 69 años; no
pan maravilloso que cocía en el horno de barro. En una gran batea que había en la cocina, alcanzó a conocer a su bisnieto. Viajamos a El Soruco y estuvimos con ella. Se veía hermosa
junto a un mueble donde estaba la loza y que contaba con varios cajones, siempre había y con una gran paz en su rostro. La comunidad en pleno se hizo presente: cientos de flores
algo rico para comer, y si no había, ella lo inventaba. Se encargaba de arreglar con ingenio y verdaderas y flores de papel adornaban su cortejo.
creatividad todo lo que se echaba a perder. Confeccionaba volantines, remolinos, collares. Y Mi abuelita Aurelia fue una persona muy importante en mi vida.
para qué decir las historias que nos contaba.
Una de las experiencias que más me impresionaron fue ver cómo mi abuela preparaba,
junto a la pequeña comunidad, la fiesta religiosa para El Cristo de Mayo.
Con papel crepé confeccionaba hermosas coronas, forraba el trono donde iría Cristo y
adornaba las capas de seda de los bailarines. Nosotros, maravillados, le ayudábamos a recortar
y pegar con engrudo las flores a los alambres, los que debíamos forrar antes. Además de todo
eso, ella siempre estaba preocupada por el buen funcionamiento de la posta, la escuela y la
Iglesia de su comunidad.
Pero el noble corazón de mi abuela daba para mucho más: también tenía espacio
para el tío Zacarías, un viejito de noventa años, casi ciego, que ella cuidaba con esmero. El
tío siempre fue zapatero, oficio que hasta sus últimos días ejercía con una precisión increíble:

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Iquique, a hablar con los jefes. En el camino, se les sumaron todos los cantones salitreros
de la región más otros gremios. El 15 de diciembre, una columna de más de dos mil obreros
junto a sus familias llegaba a Iquique, bajo la firme decisión de permanecer allí hasta que las
Oficinas dieran respuesta a sus demandas,
La huelga se hizo sentir: toda la producción minera de la zona, así como las actividades
del puerto de Iquique, estaban paralizadas.
Mi abuela Ema,

Se calcula que finalmente llegaron a Iquique entre quince mil y veintitrés mil personas.
El rechazo de las compañías a negociar mientras no se reanudaran las labores, hizo
generosa iquiqueña que la intervención estatal fuera confrontacional. El ministro del Interior del gobierno de
Pedro Montt, Rafael Sotomayor, ordenó restringir las libertades e impedir la llegada de nuevos
huelguistas a Iquique. Para entonces el puerto ya se hallaba resguardado por una numerosa
tropa de línea y tres buques de guerra.
El 21 de diciembre del año 1907, ante la negativa de abandonar la Escuela Santa
María en donde permanecían los huelguistas desde hacía una semana, el Comandante Roberto
Silva Renard ordenó a sus tropas hacer fuego en contra de la multitud. Este fue uno de los
acontecimientos más emblemáticos del Movimiento Obrero de Chile, y se le conoce como la
Masacre de la Escuela Santa María de Iquique.
Creo que esta tragedia fue el verdadero motivo para que la familia de mi abuela se
trasladara a la zona central, específicamente a Melipilla. Ahí mi abuela conocerá a mi abuelo.
Casados se trasladan a Santiago, a una casa quinta en San Miguel.
Mi abuelo tenía un buen pasar: poseía propiedades, auto y un próspero negocio de
leche, grasa y manteca. Mi abuela se dedicaba a la casa y especialmente a la cocina. Ella
demostraba cariño con la comida.
Mis abuelos tuvieron cuatro hijos entre los años 1919 y 1929. Mujeres las mayores y
hombres los menores, pero deben haber sido más, ya que mi madre recordaba muchas carrozas
EMA CORVALÁN GALENO
blancas frente a su puerta. Eran los años veinte de alta mortalidad infantil en Chile, aunque
Iquique, 1900 - Quintero, 1955 había disminuido a un veinte por ciento según un estudio de la época. El cuarenta por ciento
de estas muertes estaba relacionada con el aparato digestivo. Se hablaba de factores como
higiene, agua potable, ignorancia. Como causa preponderante se indicaba la falta de educación
de la madre. En esa época se pone énfasis en la protección y asistencia a las mujeres, antes,
L a memoria discrimina. A mi abuela materna debo haberla conocido, puesto que durante y después del parto.
En el año 1947, cuando mi abuela debía tener cerca de 47 años y su hija mayor -la
murió cuando yo tenía tres años, pero no tengo recuerdos específicos con ella. Puedo, eso sí,
imaginarla, con su rostro ajado y bondadoso. Tìa Guille-, ya estaba casada, mi abuelo la trasladó con todas sus cosas, a la vieja casa de
Recuerdo llegar a Quintero y bajar corriendo del auto para entrar a esa casa de Quintero. El motivo era alejarla de Santiago para vivir él en la capital con su querida, doña
ventanas pequeñas y muebles antiguos. Parecía una casa de cuento. Allí vivía mi abuela Ema Emperatriz.
con una nieta y una empleada. Con esta prima corríamos a comprar el pan. Ella me llevaba Mi abuela no reclamó, pero mi madre no lo soportó y se fue de la casa.
de la mano y a veces me levantaba en brazos. Estaba furiosa con ambos: con su padre por ser tan suelto de cuerpo y con su madre
Al llegar de vuelta con el pan, alguien prendía un brasero y lo llevaba al centro del por aceptarlo. Se mudó a vivir con su hermana casada.
living. Esa mezcla de olor a pan, carbón y mar que había en la casa de mi abuela son parte A los 51 años mi abuela fue testigo de la muerte de su hijo menor de 22 años,
de mi alma, han quedado impregnados en mí. Eliseo, quien recién se había casado. Regresaban de una fiesta. Mi abuelo iba manejando, se
Recuerdo también que al fondo del patio había dos piezas y en una de ellas guardaban quedó dormido y chocó contra un camión estacionado, lleno de fierros. Fue una tragedia que
un sapolio negro con el cual fregaban los cubiertos. permanecería para siempre latente en la familia.
Mi abuela Ema nació en Iquique en fecha cercana al año 1900. Vivía a una cuadra Su otro hijo, Julio, tenía actitudes violentas. Se creía que había quedado mal después
de la Escuela Santa María. Tenía siete años cuando ocurrió la matanza de obreros, el 21 de que lo pateó un caballo. Era alcohólico y tenía dos hijos -Ema Rosa y Julio-, de los cuales no
diciembre de 1907. Esa tarde más de doscientos cadáveres, junto a noventa hombres heridos pudo hacerse cargo. Ema fue criada por mi abuela en la casa de Quintero y su hermano se
quedaron tendidos en la Plaza Manuel Montt. Mi abuela contaba que de noche sacaban a los quedó viviendo con su familia materna.
muertos. Mi madre se casó al año siguiente de irse de la casa. Decía que quería tener doce
La huelga había estallado once días antes en la Oficina San Lorenzo. Los obreros hijos. ¿Qué determina ciertas decisiones? Me queda la duda si en su caso el casarse fue por
pedían mejoras salariales y laborales. Abandonaron las faenas y decidieron caminar a lograr autonomía, por presión social, cultural o por proyectos de formar una familia.

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Mi padre cuenta que cuando iba a visitar a mi madre, que no era muy seguido, mi
abuela lo atendía con la mejor mesa y una variedad de platos. Le inventaba que el mantel lo
había bordado mi madre y que también había preparado algunos de los manjares expuestos.
Su hija mayor, la tía Guille, ya se había casado y, de acuerdo a mi madre, que en ese entonces
tenía 26 años, mi abuela no quería que se quedara “solterona”: creía firmemente que el futuro
económico de una mujer estaba asegurado con el matrimonio.
De los cuatro hijos de la abuela, sólo las mujeres se mantuvieron unidas, viviendo en casas
vecinas tanto en Santiago como en Quintero.
Mi abuela Elvira, provinciana y dedicada a su familia
Mi madre creía que su madre -la abuela Ema- tenía escasa educación y que carecía
de todo criterio político. Cuenta una historia familiar que mi abuela votó por un candidato a
la alcaldía, nada más que porque golpeó a su puerta y le dio la mano. “Cómo no iba a votar
por él”, habría dicho, “con tanta gentileza de venir a saludar”.
De los pocos datos que he podido obtener de mi abuela, en efecto ella parece ser
una mujer sin educación. Nació y creció en los años más complejos del norte de Chile, en
una época de mucha pobreza. Ni siquiera el Registro Civil la recuerda.
Pero sé que ella era una mujer afable, cariñosa, aunque no de muchas amigas.
Muere alrededor de los 55 años, quizás de pena por el desprecio de su marido y la
lejanía de sus hijas. Ya le fallaba la memoria y confundía a mi madre con su hermana.
A pesar de su ignorancia, de sus errores, de las circunstancias tristes que rodearon
su vida, mi abuela hizo algo muy positivo para nuestra familia: acogió a una nieta y nos
regaló una hermana. Cuando ella murió, Ema Rosa se fue a vivir con nosotros. Como no
sabíamos pronunciar, le decíamos “Chocha”. Ema Chocha fue una hermana mayor dulce,
firme y cariñosa. Nos acompañó toda nuestra infancia hasta que se casó. Cuando nació mi
hermana menor, no se separaba de ella; la trataba como a una muñeca.
Mi primo Julio también iba a visitarnos. Hacía unos dibujos preciosos y aprovechábamos
de pedirle que nos hiciera las tareas de la asignatura de Artes Plásticas. Sus visitas continuaron ELVIRA MUÑOZ MUÑOZ
aun después de casado, y cuando se separó estuvo un tiempo viviendo con nosotros. Collipulli, 1898 - Santiago, 1946
Lamentablemente, no tuve oportunidad
de conversar con mi prima Ema sobre mi abuela.
Cuando me interesó, ella ya no estaba. Hoy
valoro la familia como un legado. Revisando
la vida de mi abuela y de mi madre, veo claro
el paso de una generación a otra. Ambas
vivieron los cambios en educación, en política
y en religión. También en la participación de
E n la Región de la Araucanía, bajo el Puente del Malleco, se encuentra la ciudad de
Collipulli. Allí nace mi abuela Elvira en el año 1898. Sus padres, ambos con el mismo apellido,
la mujer en la sociedad y en la formación de tenían una carnicería en la ciudad. Se conocieron e hicieron amigos por la semejanza de sus
la familia. Sin embargo, debo reconocer que el nombres y apellidos
cambio en mi madre fue más notorio que en su Mi abuelo Carlos llegó a Collipulli desde Chillán, su lugar de nacimiento, a trabajar
hermana Guille, quien no estudió, se casó por como cajero de la Caja de Ahorros. Es allí donde conoce a mi abuela. Luego se casan y nacen
la iglesia con seis damas de honor y se dedicó sus hijos.
a su hogar. En el año 1927, en la misma ciudad de Collipulli, nace mi padre. Me aprovecho de
Pero ambas tuvieron una preocupación su memoria para armar la mía.
especial por sus familias y por sus hijos. Solían En el año 1929, cuando mi padre tenía sólo dos años, trasladan al abuelo a la ciudad
comentar que se habían formado solas. Tengo de Mulchén. Es aquí donde arman su hogar, aquella casa verde y acogedora donde recibirán
la sensación que las dos sintieron la soledad y a familia y amigos. Mi abuelo pertenecía al cuerpo de bomberos y mi abuela participaba en
el abandono. diversas actividades sociales de la comunidad. Esto durará poco tiempo, pues a mi abuelo le
¿Cómo se arma la memoria? ofrecen trabajo en la Universidad de Chile, en Santiago. Mi padre tenía entonces seis años.
Abuela Ema, Mamá (embarazada de Elvira),
prima de Ema, hermana mayor. A esa edad, creo que él tuvo que hacer grandes esfuerzos para no perderse entre tantos
Quintero, verano 1952. viajes y cambios. A veces los recuerdos se mezclan. La mente es curiosa en ese sentido.

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En 1933, con mi padre de seis años, mis abuelos llegaron a vivir a Santiago, a una Los inquilinos del fundo tuvieron que hacer adobe para reconstruir sus propios ranchos.
casa ubicada en calle Chiloé con Avenida Matta. En ese lugar la abuela atiende un almacén. El terremoto aceleró el regreso de la familia a Santiago. El tren demoró 27 horas en
Mi abuela Elvira era católica, de misa dominical y fiel seguidora del Mes de María. A llegar. A su paso pudieron ver todos los pueblos derrumbados. El convoy se detenía antes de
sus dos hijos hombres los matricula en el Colegio San Lázaro, administrado por sacerdotes. pasar por cada pueblo; en Chillán se demoró más de dos horas. La estación estaba repleta
A través del colegio mi padre participa de la vida religiosa. Después de hacer la primera de bultos y frazadas de la ayuda nacional e internacional. Los pasajeros pudieron ver cómo
comunión le piden ser monaguillo. Mi padre recuerda aún la pollera blanca, el acto de tocar acoplaban dos carros de carga para transportar a los heridos a Santiago. Al llegar a Santiago,
la campanilla y de echar incienso durante las misas. En una ocasión, junto a otros niños suben en la Estación Central los reciben como damnificados.
al campanario y se cuelgan para tocar las campanas. Solo recuerda ver subir apresurado al Allí estaba mi abuelo esperando a su familia, junto a distintas comisiones que
cura con las polleras arremangadas y golpeando a quien se le pusiera enfrente. Así termina entregaban regalos y enseres a los recién llegados. Había unas frazadas muy lindas, de colores
abruptamente su paso por la Iglesia. vistosos, que había enviado Cáritas desde Estados Unidos. Mi abuela recibió feliz seis frazadas,
En el año 1938, debido a problemas económicos, mi abuela, mi padre, su hermano pero a mi abuelo Carlos esto no le pareció correcto e hizo que ella misma las devolviera, pues
y sus hermanas se van a vivir al sur, a un fundo que administraba Nicolás, un primo de mi consideró que había personas mucho más necesitadas que ellos. Mi abuela lo recriminó por
abuelo. Mi abuelo se queda solo en Santiago. ello durante mucho tiempo, diciéndole: “Claro, el rico rechazando la ayuda”. Hasta el día
El fundo se llamaba Amplia Vista, y quedaba en la Estación La Pito, cerca de Mulchén. de hoy se discute quién tenía la razón. Mi padre lo defendía diciendo que siempre podíamos
Su dueña era “la Pelá Badilla”, pariente de Gustavo Ross, quien ese año era el adversario dar más que recibir. Ahora yo se los cuento a mis hijos. ¿Qué posición habría tomado yo, con
político en la campaña presidencial de Pedro Aguirre Cerda. Debido a esta cercanía, tanto el cinco niños llegando a la estación y habiéndolo perdido casi todo?
administrador como todos los inquilinos del fundo debían trabajar en la campaña del candidato En Santiago se instalan en una casa grande ubicada en Santa Rosa casi esquina con
Ross y votar por él. Se hizo una concentración en la Medialuna de Mulchén. En la entrada Avenida Matta. La abuela aprovecha esta amplitud para arrendar piezas con pensión. Daba
estaba el tío Raúl, hermano del tío Nicolás, y a cada asistente se le entregaba un billete. A mi almuerzos en la casa y los repartía en viandas, que los clientes pasaban a retirar o mi padre
padre, de once años, le tocó entregar una empanada de horno a cada uno de los partidarios. o su hermano debían ir a dejar. Las compras las hacían en el Matadero Franklin y en la feria
Después del acto en la Medialuna, se hizo un desfile en la plaza de Mulchén. Los libre del barrio, que estaba a un paso de la casa.
campesinos marchaban callados con sus sombreros entre las manos y la cabeza gacha. Grupos La abuela Elvira hacía salsa de tomates y las envasaba con “salicilato” para preservarlas.
de “aguirristas” los pifiaban y les gritaban: “carneros, carneros… Bee, bee”. En ese instante Además molía kilos y kilos de ají, que conservaba en preciosas botellas. Las mermeladas se
mi padre y su hermano sintieron vergüenza y mucha pena por los campesinos. Gustavo Ross envasaban sin tapa y las cazuelas se hacían en tres ollas: en una el arroz, en otra las papas, el
no asistió a la concentración. zapallo y choclo y, en una tercera, el caldo y la carne. Mis tías trataron de traspasarme algunas
El tren en el que viajaba Pedro Aguirre Cerda se detuvo en la Estación La Pito. El recetas, como el queso de cabeza y la ensalada rusa, pero no fui una alumna destacada.
candidato saludó a cada uno de los presentes, entre ellos a la tía Julia. El grupo familiar que La abuela dedicaba mucho trabajo a la cocina, pero siempre tuvo la ayuda de una
fue saludado llegó después a casa a lavarse las manos: habían saludado a un ateo. Abogado, empleada, “la Carmela”. Esta tenía una hija pequeña llamada Herminia, que formaba parte
radical y bajo el notable lema de “Gobernar es Educar”, Pedro Aguirre Cerda sería electo como de la familia. Herminia recuerda cómo en las mañanas se metía a la cama junto a mis tías, a
Presidente de la República para el período entre 1938 y 1944. regalonear con la abuela. Una de las anécdotas es cuando Herminia, de tres o cuatro años,
Los mejores recuerdos de la época, tanto de mi padre como de sus hermanos, ocurren le preguntaba al abuelo. “¿Por qué el Viejo Pascuero y usted tienen la misma letra?”
en ese campo de la Estación La Pito. Cómo olvidar cabalgar para reunir a las vacas y ordeñarlas. Hasta el día de hoy juega a las visitas con mi padre y nunca falta la tarjeta de Navidad.
En el verano se trillaba el trigo con máquinas y en el rastrojo quedaban muchas gavillas He rescatado algunas líneas, que me ayudan a dibujar a mi abuela Elvira. En ellas Herminia
enteras. Entre todos cortaban gavilla por gavilla y lograban juntar un gran saco de trigo. También dice:
trillaban las lentejas con caballos y se cernían en un lugar donde corriera viento. Las lentejas se “Debo reconocer que Dios usó a la familia San Martín Muñoz para bendecir
lanzaban al aire y se separaba el grano de la hojarasca. En la tierra quedaban algunas lentejas mi vida y la de mi familia, pues ustedes pusieron los fundamentos que han
que volvían a cernir, logrando reunir casi medio saco de lentejas. guiado mi vida, los valores”.
De lunes a viernes mi padre y sus hermanos viajaban a la ciudad de Mulchén a estudiar
y se quedaban donde la tía Agripina Otro año escribió:
La abuela Elvira, junto con su prima Julia, se encargaban de transar los productos en
la ciudad, ya que necesitaban adquirir aquellos bienes que no les proveía el campo. “Saludos de bienaventuranza para ustedes cuando tanto bien hicieron
El 24 de enero del año 1939, a eso de las once de la noche, los sorprende el terremoto de a mi vida. Los recuerdos de mi niñez aún afloran en mi mente,
Chillán en el campo. Todas las casas de adobe de las cercanías quedaron en el suelo. Las como grato perfume. Creo que jamás podré agradecer a Dios en su
noticias del resto del país eran devastadoras. Una tía en Chillán deambulaba en pijama por magnitud, por haber sido acogida por la hermosa familia San Martín
la plaza. Aterrados, la familia de mi padre decide abandonar la casa de dos pisos en la que Muñoz, junto a mi madre”.
vivían y dormir dos noches al aire libre. Se calcula que murieron treinta mil personas, pero
probablemente fueron muchas más.
La ayuda a los damnificados que llegaba en tren y consistía en materiales como zinc,
madera y clavos, pasaba por la estación La Pito, pero los carros se iban sin descargar nada.

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Mi abuela se festejaba para el día del Carmen. Se hacía una gran fiesta que incluía
cantos y números artísticos. Mis tías cantaban y mi padre, su hermano y amigos hacían números
cómicos. Llegaban encomiendas del sur con costillar, longanizas, cecinas y muchos regalos.
Ese día la abuela preparaba un gran estofado con pipeño.
Mi abuela Elvira tuvo cinco hijos: tres mujeres y dos hombres. El orden era: Mireya,
Rosa Lidia, Renato, Sergio y Yolanda.
Hubo un hecho trágico en la vida de la familia. La hija menor, la tía Yolanda, a sus
breves diez años, fallece de una peritonitis mal diagnosticada. El trauma traspasa generaciones
Ester, abuelita cercana
y, hasta el día de hoy, un dolor abdominal es motivo para enviar al doliente a urgencias. Esa
pena marcó a la abuela: nunca más se verá una foto de ella sonriendo.
Mientras el abuelo trabajó en la Universidad de Chile, continuamente se realizaban largas
tertulias con poetas e intelectuales. Las sesiones eran de amanecida. Entre los asistentes que
recuerda mi padre estaba el poeta Max Jara, Premio Nacional de Literatura y autor del famoso
poema Ojitos de Pena. Al día siguiente, cuando se levantaban los niños, todavía estaban
recitando y el salón seguía lleno de humo.
La abuela sufría de fuertes jaquecas que traspasó a mi padre y que yo también heredé,
además de su nombre.
Los sentimientos y memoria son muy discriminatorios: siento tan cercana a la abuela
Elvira, pese a que no la conocí. Murió a los 48 años, cuando mi padre tenía 19 años y estaba
haciendo el servicio militar voluntario, durante el verano. En el obituario que apareció en El
Mercurio se leía:

“Inesperadamente y cuando menos se lo pudieran haber imaginado MARÍA ESTER DEL CARMEN FUENTES MORALES
sus familiares y numerosas relaciones, dejó de existir en esta ciudad Santiago, 1895 - 1980
la señora Elvira Muñoz de San Martín. Joven aún abandonó este
mundo. No podrán nunca los múltiples amigos que la rodearon con
el respeto y distinción que de ella fluía, olvidar su gesto amable,
su palabra saturada de dulzura y suavidad, así como sus preclaras
virtudes que hicieron de su casa un hogar apacible y feliz. Su noble
hogar era un centro de espiritualidad y optimismo que ella presidía
con la más espontánea e inefable sencillez”.
B
autizada como María Ester del Carmen Fuentes Morales -hija de Nazario y María-,
mi abuelita nació el 19 de diciembre de 1895 en la comuna de Recoleta, en Santiago. Su vida
Lo escribió el doctor Armando Blin, amigo de la familia y participante habitual de las retrata muy bien esa gran migración campo-ciudad que se dio en Chile a fines del siglo XIX y
tertulias poéticas. comienzos del siglo XX, y que estuvo marcada por los problemas sociales de las urbes.
Buscando mejores expectativas de vida, muchas familias se vinieron desde la provincia
para asentarse en la periferia de Santiago. Eran clanes de extracción campesina, que llegaban
en condición de pobreza.
La familia de mi abuelita venía de Talca. La suya era una familia de modesto pasar.
Su padre era carnicero de oficio y murió unos meses antes de nacer ella. Fue la última de 25
13
hermanos, pero no todos sobrevivieron, aquejados por el problema del Rh negativo.
La madre viuda y única sostenedora de la prole -llegó a vivir a una casa-quinta
cerca del Hipódromo Chile, en lo que es hoy la comuna de Independencia. Era un barrio de
clase media baja, en un entorno semirural al norte del Río Mapocho. La familia tenía vacas
productoras de leche que criaban en la quinta y que en los veranos llevaban a pastar a Lo
Negrete. La infancia completa de mi abuelita transcurrió allí, entre las comunas de Conchalí
e Independencia, las que dicho sea de paso eran zonas de enaltecida historia; de entrada del
Ejército Libertador y territorios de la antigua zona de la Chimba, que abastecían de granos y
hortalizas a la gran ciudad.
13. Problema por un tipo de sangre, que se manifiesta cuando nacen hijos con un factor Rh diferente.

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Como se trataba de familias pobres, era normal que los niños desertaran de la La casa construida para la familia era de adobe y tenía tres dormitorios más un living-
escuela y comenzaran a trabajar desde muy temprano. Cuarta preparatoria era el promedio comedor. Sus muros daban directamente a la calle pues no tenía antejardín, pero sí un patio
de escolaridad. Así también, las mujeres de la periferia se vieron obligadas a tener que salir trasero. En este se hallaba el baño que era un pozo séptico cerca de una acequia. También
a trabajar para mantener a sus familias. allí en el patio estaba la cocina, un aparato a viruta que pasaba prendido todo el día. Tiempo
Fue justamente a inicios del siglo XX que se incorporó la fuerza de trabajo femenino después se empezó a usar parafina.
al país. Ellas realizaban, por lo general, tareas a domicilio en casas particulares y constituían Alrededor de 1930, la familia debió trasladarse por un par de años a Iloca, debido
un porcentaje importante de la fuerza laboral femenina. Se trataba de mano de obra barata y a la enfermedad de una de las hijas, Berta, que necesitaba cambio de aire. Llegaron a vivir
explotada, en especial las costureras, oficio paradigmático del siglo XIX y buena parte del XX. a la casa de mi bisabuelo Martín, muy querido por su nieta mayor, mi madre. Imagino que
Mi abuelita fue una de ellas. A los trece años comenzó a trabajar como costurera junto esta mudanza habrá sido dura para mi abuelita Ester, quien debió dejar su casa en Santiago
a su hermana Margarita, diez años mayor. El gremio de las costureras se erigió, a fines del siglo e instalarse embarazada en casa de su suegro. (Muchos años después mi hijo menor se
XIX, como la primera mano de obra calificada femenina. Estas mujeres no solo trabajaban con enamoraría de Iloca).
clientes particulares, sino que comenzaron a prestar servicios como obreras a propietarios de A los dos años y una vez recuperada Berta, volvieron a la casa de Recoleta que habían
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fábricas de confección. comprado y vivieron allí largos años, casi toda la década del treinta y hasta bien avanzados
Por ello se creó en 1888 la Escuela Profesional de Niñas. Su propósito era incorporar a los años cuarenta. En esa casa criaron a sus siete hijas.
la producción manufacturera una parte importante del trabajo artesanal ejecutado por mujeres, La familia de los Oliva Morales tenía un pasar modesto, pero las tías recuerdan haber
especialmente costureras, para desempeñarse en fábricas. Ya para 1906, las costureras
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lograron tenido siempre para lo básico, pues mis abuelos eran ahorrativos y metódicos. En períodos de
organizarse en la “Asociación de Costureras. Protección, ahorro i defensa”, fundada en junio escasez se las arreglaban criando gallinas para obtener los huevos y trayendo sacos de papas,
de ese año. Este organismo editaba una revista mensual, publicación feminista de propaganda lentejas y otras reservas desde Iloca. Durante la crisis del 31, cuando según recordaba con
emancipadora, denominada La Palanca. angustia la abuelita: “no había nada”, mi abuelo pudo sortear la cesantía con esa habilidad
Mi abuelita tuvo suerte, pues siempre trabajó desde su casa y al parecer en condiciones que tenía para hacerle desde zapatos hasta juguetes a su prole.
no tan desfavorables, a diferencia de sus compañeras de gremio. Según mis tías, este oficio le En torno a esa época también quedaría para mi abuela la huella de la dictadura de
permitió tener contacto con “personas pudientes”. Ibáñez, recuerdo que reaparecería triste e intensamente cuando le tocó vivir el golpe de Estado
Aunque por cierto, con una vida laboral iniciada a tan temprana edad, con la ausencia de 1973.
del padre y la estrechez económica, ella debió vivir una limitada adolescencia y juventud, sin Un apoyo externo con que contaba la familia era la Gota de Leche, institución
tener la oportunidad de acceder a más educación y formación en su oficio. dependiente del Patronato Nacional de la Infancia, que funcionaba con el aporte de gente
Un día del año 1923, cuando paseaba por el Parque Cousiño (hoy Parque O´Higgins) acomodada -las señoritas Valdés, entre ellas- según recuerdan mis tías. La Gota les entregaba
con sus dos mejores amigas, Ester conoció al que sería mi abuelito, Alfredo Oliva. Este era un leche, ropa para los niños y les permitía algunos meses de estancia en colonias de vacaciones.
viudo “muy encachado”, con cuatro niños de entre cinco y doce años. Trabajaba vigilando En el año 1946, cuando mi abuela bordeaba ya los cincuenta, a la familia se le presentó
el parque a caballo. Alfredo le había “echado el ojo” a doña Ester y al parecer el amor fue la oportunidad de mudarse a la Pintana, donde se estaban formando unas cooperativas agrícolas.
fulminante, puesto que pronto se casaron. Ella tenía 28 años (edad en la que yo ya había tenido Mi abuelo fue un beneficiario directo de la ley de Fomento a los Huertos Obreros. Los obreros
a mis dos hijos mayores). recibían préstamos blandos para la compra de pequeñas parcelas en la periferia de la ciudad,
Mi abuelo era muy celoso y la vida de mi abuelita cambió radicalmente. Nunca más a fin de contar con sustento para las familias y poder realizar pequeños emprendimientos
pudo realizar trabajos remunerados y apenas podía salir sola, excepto cuando iba donde su agropecuarias o industrias caseras artesanales.
hermana o sus amigas de siempre. El abuelito había logrado incorporarse a una de estas cooperativas en su calidad de
La pareja tuvo siete hijas bien seguidas, nacidas entre 1925 y 1941. Primero mi madre trabajador de la construcción. El conjunto habitacional tenía la supervisión de la Caja de
–Sylvia- luego mis tías Violeta, Berta, Victoria (Toya), Ana, Sonia y Fresia (Checha). Mi abuela Habitación Popular, creada en 1936 con el objetivo de facilitar la formación de huertos obreros
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se vio en la necesidad de aprender a cocinar y de cuidar también a los hijos anteriores que y familiares en el perímetro de las ciudades, para desarrollar viviendas populares.
tenía su marido, por lo que aun cuando este se lo hubiera “permitido”, ella no podría haber Deben haber sido tiempos difíciles para la familia, con sus siete hijas, cuando se
seguido con su oficio de costurera. trasladaron a esos huertos. Hasta 1949 persistían los problemas de luz, agua y locomoción.
El abuelito pasaba temporadas en Iloca, hermosa playa en la costa de Curicó, donde No había comercio: el pan y la leche se compraba con jarras a unas carretelas que pasaban
vivía su padre -Martín- a quien ayudaba a dar “baños de mar” a los turistas. Mi abuela se por el sector.
trasladaba también para allá durante la temporada, pero debía llevar consigo el brasero para Después vendrían los títulos de dominios, la creación de una escuela, proyectos de
cocinar y el viaje se hacía en carreta. Solo ir de Licantén a Iloca en carreta demoraba una pavimentación de calles, de construcción de policlínicos y otros servicios.
semana. A fines de los años veinte, mi abuelo comenzó a trabajar en forma más estable como La casa de mis abuelos quedaba en una calle de tierra, llamada Las Acacias. Allí nací
obrero de la construcción, por lo que pudo asentarse mejor en la capital. yo y viviría de modo intermitente hasta los once años. Era un sitio hermoso. Estaba lleno de
En tanto, mi abuelita y su hermana, gracias al “aval” de una de sus clientas acomodadas, árboles, de flores, de animales, de hortalizas y había abundancia de verduras y frutos frescos.
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pudieron comprar un terreno cerca del Hipódromo, el barrio de todas sus vidas . En el sitio el Disfruté mucho de ese entorno durante mi infancia. Desde la galería se miraba al patio donde
abuelito levantó dos casas: una para la familia y otra para arrendar (lo que sería de gran ayuda había un gran nogal y un cedrón. Más allá un horno de barro del que salían todo tipo de
una vez que él murió y mi abuela se quedara viuda).
14. Véase Manuel Vicuña, La belle époque chilena, Editorial Sudamericana, Santiago, 2001. 17. Antecedentes de la Sociedad Cooperativa Agrícola José Maza de la Pintana Limitada, sucesora de la Cooperativa original pueden verse en: http://casonadonanibal.
15. Revista Industrial Femenina, fines de 1912 y La Familia, septiembre de 1911; estudios de Lorena Godoy y otras, publicados en SUR-CEDEM y en el CEM, Santiago. com/pub2.htm.
16. Este aval era una expresión de la “maternidad social”: una mezcla de promesas de desahogo económico y control jerárquico de las mujeres de la élite respecto a
62 la “cuestión social” (Vicuña, 2001 op. cit.).
63
delicias. ¿Vendrá de allí mi amor a la tierra y a la provincia, con mis mejores años laborales Puedo decir que disfruté largamente de la compañía y cariño de la abuelita Ester.
dedicados al desarrollo regional? Ella fue un personaje central en la trama de mi vida. Con su humildad y ternura me regaló
Los recuerdos de un antiguo parcelero reflejan la vida en la Pintana durante la época habilidades como el tejido y, mediante sus historias sagradas, valores cristianos que me definen.
de los huertos obreros. De ello tomé conciencia recién en mi madurez. Su oficio de costurera repercutió en su familia
y en la mía: mi madre cosía estupendo y mi hija ama la costura como hobby.
“Los huertos obreros eran para elevar el nivel de vida de la gente ¡Cuánto agradezco que ella viviera tanto tiempo, porque al despedirla en 1980 ya
pobre[…] Teníamos nosotros camiones que nos traían el agua todos
había alcanzado sus 84 años!
los días […] Era agua de una vertiente que se llamaba El Canelo […]
aquí se formaron grupos de accionistas, para la luz y el agua, para la
pavimentación […] Nosotros teníamos tres micros y con esas traíamos
a todos los socios, pero después ese negocio fue malo porque estas
cosas son así […] El servicio de movilización era aquí a las ocho de la
mañana, a las doce del día, a las dos y a las seis de la tarde. No había
más […] Y aquí no había nada, eran puras carretelas
y todo era de tierra”.18

Efectivamente, la primera etapa de los Huertos se desarrolló con mucho esfuerzo,


amistad y solidaridad; con un largo proceso de organización que logró obtener la infraestructura
básica. La visión del parcelero era pesimista en su última época: recordaba con nostalgia
el grupo humano que constituían los colonos en un principio. Así deben haberlo vivido los
abuelitos.
La Pintana se integró con rapidez al núcleo urbano central y a mediados del siglo XX
la zona ya se había poblado bastante.
A pesar de la modesta situación económica que tuvieron mis abuelos, ellos valoraban
mucho el que sus hijas fueran al colegio. Por eso, no es extraño que la hija mayor –mi madre-
Abuelita Ester, mi hermano Pato y yo.
hubiera accedido a la universidad. Asimismo, sus hermanas estudiaron lo que más pudieron,
completando la secundaria y realizando estudios técnicos o universitarios.
Estando cerca de sus sesenta años, el abuelito se sentía agotado; requería de la ayuda
de sus hijas para distintos quehaceres. Él había perdido un pulmón treinta años antes, por
trabajar desde muy pequeño subiendo y bajando cerros. También en la minería.
Al morir, a sus sesenta y tres años -en abril del año en que yo nací, 1951- la abuelita
debió enfrentar sola con las hijas las necesidades de la familia. Contaba con una pequeña
pensión, el arriendo de la casa en Recoleta, los aportes de mi mamá como dentista y de las
tías que trabajaban. Las hijas menores ayudaban en las tareas de la casa y el huerto mientras
terminaban sus estudios. Cuando comenzaron a trabajar siguieron aportando, hasta el momento
de formar sus propias familias.
La residencia de la abuelita en La Pintana se prolongó hasta fines de los años 60.
Pasados sus setenta años se alejó de la parcela para itinerar por las casas de sus hijas.
Gran parte de su último tiempo lo vivió en su primer hogar de casada, en Recoleta, lugar que
compartió hasta su muerte con la menor de sus hijas y los tres hijos de ésta.
La parcela quedó por un largo tiempo a cargo de su querida hija Berta, cuya vida
familiar resultó realmente dura… Pero esa es otra historia.

18. Entrevista a Don Gilberto Espíndola publicada en forma póstuma en el sitio web de la actual Asociación Gremial de Huerteros La Pintana (asociaciondehuerteroslapintana.
wordpress.com/protagonistas).

64 65
bella también por sus hijas, quienes eran muy buenasmozas (una de ojos claros heredados del
papá). Pero no sé si habrá convivido bien con el movimiento y el ruido que caracterizaba el
ambiente jaranero de ese barrio. Como dice una cueca de Hernán Nuñez Oyarce:
En ese barrio Estación
la fiesta de los polleros
se sentía a una cuadra
Una hacendosa y desconocida abuelita Leonor repiquetear los paneros
Las cocinerías pasan a ser el lugar típico de este barrio, desde donde emanan humos
de frituras y ruidos de voces; donde se come barato y se puede conocer al pueblo en todas
sus dimensiones. Las chinganas con ponche, comidas, cantoras y guitarras completan este
20
ambiente y lo llenan de fiesta.
Es difícil saber cuánta influencia tuvo en la vida de la abuelita este entorno cargado de
movimiento. Puede que alguna respuesta me la den las fotos que conseguí hace poco tiempo
y que no recuerdo haber visto antes en casa.
En particular aquella que la muestra de perfil,
el año 1922, y que me evoca tanto a Virginia Woolf.
Sin embargo, también tiendo a imaginar su vida con
preocupaciones muy distintas a las de la escritora, puesto
que procedía de un entorno económico y cultural muy
lejano al de ella, y de seguro con oportunidades e intereses
hasta opuestos.
Joaquín Edwards Bello, que conocía bien el sector,
lo describe en sus orígenes en su novela El roto (1920),
donde habla del:
LEONOR TAPIA BUSTOS
Santiago, 1900 -1938
“barrio sórdido, sin apoyo municipal (…) barrio hirviente,
lleno de ruido de máquinas, griterío de los polluelos y
vendedores ambulantes”.
Cuando era niña no recuerdo haber oído sobre Leonor, mi abuelita paterna. Creo que
mi papá nunca habló de ella, situación que no registré o no pregunté cuando él estaba vivo.
Mi abuelita Leonor.

Pienso que esta falta de información puede deberse, en parte, a los trece años que pasaron y agrega, que se siente el campo, que la gente tiene un “sello propio”.
entre su muerte y mi arribo al mundo; en parte por la escasa locuacidad de mi papá en temas Leonor conoció al abuelito Justo Silva en su mismo barrio, porque su padre tenía una
personales y, muy especialmente, debido a los espacios copados por la familia materna, de carnicería en Bascuñán, a media cuadra del negocio de bebidas alcohólicas del padre de éste.
la cual fui integrante privilegiada hasta mi juventud. Al parecer se casaron rápidamente, ella con tan solo 18 años y él de 45, viudo con cuatro
Mis dos abuelitas venían de mundos muy diferentes, pero nacieron en la misma hijos, de quienes la joven se hizo cargo con abnegación. Gran generosidad además de esta
agitada época de este país, a fines del siglo XIX y comienzos del XX. Una generación que mujer tan joven para asumir tamañas responsabilidades, las que nunca habría imaginado.
debió luchar por la supervivencia y en la que las mujeres, en especial, eran las encargadas de Me llama la atención en este aspecto el parecido con la historia de mi abuelita materna
19
sacar adelante a sus familias. y me pregunto qué puede haber llevado a estas jóvenes mujeres a involucrarse con viudos que
Mi abuela paterna, Leonor Tapia Bustos, nacida en torno a 1900, fue hija única. Su tenían hijos. En el caso de la abuelita Leonor me intriga también la gran diferencia de edad de
madre murió muy joven. Vivió en el Barrio Estación, un sector emergente desde fines del siglo la pareja. ¿Puede haber sido la búsqueda de seguridad en este hombre ya mayor; simplemente
XIX, con la construcción de la Estación de Ferrocarriles y la inauguración del tren al sur. Era admiración; mejor aún, amor; o todas esas razones juntas?
en ese entonces un barrio dinámico que reflejaba la migración campo-ciudad. Hasta hoy En su calidad de comerciantes, ella ayudaba en el negocio del marido, aparte
transmite vida y continúa con intensa actividad. de cumplir las tareas de dueña de casa que hacía con el apoyo de algunas mujeres en el
En ese entorno de gente de pueblo, atestado de negocios, Leonor debe haber visto planchado, lavado y cuidado de niños. Leonor era muy trabajadora y ordenada, buena para
diariamente el paso de trabajadores, trashumantes y vendedores con carretas de verduras. llevar las cuentas y hasta tejía a crochet en sus ratos de ocio. Es decir, todo lo que le debe
Varios de ellos la habrán piropeado y hasta seguido más de alguna vez, porque se la aprecia haber permitido su limitada educación hasta los 18 años y, de seguro, muy vigilada por su
bella en una foto de juventud que parece contener la pátina del tiempo. La puedo imaginar celoso marido, que habrá controlado cada uno de sus espacios y tiempos.
19.Ver descripción de este período hecha por Recabarren en 1910: “Ricos y Pobres”, en www.marxists.org/espanol/recabarren/3-ix-1910.htm 20. Véase Maximiliano Salinas y otros, Vamos remoliendo mi alma. La vida festiva popular en Santiago de Chile 1870-1910, LOM, Santiago, 2007.

66 67
El negocio familiar se transformó después en una “quinta de recreo”, ubicada en el probable es que él buscara apoyo doméstico, porque a esas alturas se había quedado ciego.
mismo barrio de su residencia anterior: Bascuñan entre Tucapel y Caupolicán. El mito familiar dice que la ceguera se produjo por los nervios alterados de mi abuelito. Con
Las quintas de recreo eran lugares en las ciudades en los cuales había comida, trago esa señora se fueron a vivir a La Pintana, donde sus hijos Hernán y Fanny conocerían a sus
y diversión. Después se refinaron bastante y comenzaron a incorporar shows, espectáculos y futuros cónyuges.
bailes. Eran panoramas familiares para la gente de clase media durante el siglo XX. He mencionado en especial a su hija Fanny porque es quien me permitió acceder a
Hoy, a pesar de los pub, discos, café concert, aún quedan por allí algunos de estos esta historia. Como no conocí a mi abuelita Leonor, tuve que recurrir a la única sobreviviente
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locales. de sus hijos. Fanny es además una persona que asumió hasta su muerte un rol protector muy
La casa familiar se reacondicionó para ese negocio de quinta de recreo. Así, en el patio afectivo en momentos difíciles de mi familia y por eso tengo para ella una enorme gratitud.
rodeado de enormes naranjos, se disponía una gran pista de baile que en invierno trasladaban La actividad comercial hacía que el abuelito viera con malos ojos el interés de los
hacia el interior de la casa, donde también se habilitaba un lugar para la orquesta y el piano. hijos por estudiar; él quería que todos ellos siguieran en el negocio. Esto hizo muy difícil la
Las chinganas, el matadero y la Estación Central eran los espacios de concentración situación para su hijo mayor, quien recién cuando trabajaba pudo seguir sus anhelados estudios
de la cultura popular. Justamente en ese barrio en que habitaban y trabajaban los abuelitos, universitarios. Hernán debió asumir, por ello, una doble carga de estudio-trabajo durante
circulaban los verseros, payadores y cantores populares, vendiendo y proclamando sus poemas bastante tiempo. Posiblemente, esa experiencia hizo que fuera muy estricto con nosotros, sus
por medio de La Lira Popular. Esta publicación, manifestación local de la “literatura de cordel” hijos, en materia de estudio y normas en general. ¡Demasiado para nuestras almas jóvenes!
-practicada en Europa mediante hojas que se exhibían en la vía pública-, constituye una pieza Por otra parte, las mismas actividades de negocios hicieron que toda la familia paterna
muy importante del patrimonio inmaterial de Chile. fuera buena para las matemáticas. El amor por ellas, que nos transmitió muy tempranamente
La Lira Popular consistía en “una serie de impresos sueltos que circularon masivamente mi papá, me favoreció mucho, porque facilitó la comprensión de una disciplina que suele ser
en los principales centros urbanos de Chile entre fines del siglo XIX y las primeras décadas del complicada para un gran número de personas. Todavía se lo agradezco.
XX”. Encabezados por un titular e ilustrados con grabados, estos pliegos incluían entre cuatro Por desgracia, la abuelita Leonor, esa desconocida para mí, se iría justo en el momento
y ocho décimas, todas de un mismo autor. Solían venderse en estaciones y mercados a viva que mi papá debía tomar grandes decisiones en su vida, aunque no es difícil imaginar que
voz y su público lo conformaban obreros, empleadas, campesinos y artesanos. Sus autores ella habría seguido sumisa las orientaciones de ese marido cascarrabias y que el primogénito
eran personas de origen rural venidos a la ciudad, los que “comentaban el acontecer social debería haber obedecido lo que le imponía el padre en casa.
22
valiéndose de las formas métricas y del imaginario de la literatura de tradición oral”. Con todo, me surgen preguntas que ya no tendrán respuesta: ¿Cómo habrá sido la
Los autores eran en general hombres, aunque también hubo mujeres: Rosa Araneda, relación de mi papá con ella, habrá sido -como imagino- el hijo regalón? ¿Qué personalidad
23.
en especial. habría tenido si hubiera contado con su madre por más tiempo? ¿Habría podido ella tener
Poco tiempo debe haber tenido Leonor para disfrutar de este amplio desarrollo cultural realmente algún poder de incidencia sobre los planes de superación del hijo? ¿Sería la falta
que existía a su alrededor debido a los exigentes roles que debía cumplir. Sobre ella recaía de esa madre la que lo hizo tan poco expresivo en afectos?
una doble vida, la del negocio particular en casa en que ella debía trabajar, y la de su casa En fin, se me diluye esta abuelita en los recovecos del tiempo.
como hogar donde criaba a sus hijos y ejercía de madre. Los niños debían recogerse en sus
dormitorios temprano para dar espacio a la actividad nocturna de la quinta de recreo, y así
no exponerlos a situaciones inadecuadas para sus años.
Es probable que el temprano matrimonio, los celos y el mal genio del marido, los
cuatro hijos del viudo más los cinco propios, le hayan dado trabajo y preocupaciones en
exceso a esta abuelita que falleció muy joven. Su muerte se produjo en el parto de un hijo,
que tampoco sobrevivió, el mismo día que la mayor de sus dos hijas cumplía nueve años (7
de abril de 1938).
Ante tal pérdida, la primera hija del matrimonio anterior del abuelito, Lila, acogió a
sus hermanas menores -Fanny y Lucy- en su casa ubicada cerca de la de sus padres.
Los tres hijos hombres -Hernán (mi papá), Enrique y Atilio- quedaron viviendo con el
padre. En esa fecha mi papá tenía recién 18 años.
Imagino muy fuerte el impacto de esta muerte prematura en una familia de varios
niños que, de seguro sufrieron la angustia e incomprensión de quedar huérfanos de madre.
En particular, me pregunto cuánto habrá sufrido mi papá en ese tiempo. Siendo el primer hijo
varón, todo indica que habrá sido muy regalón de su madre y que le habrá resultado duro vivir
aquella pérdida a una edad que se caracteriza por una alta sensibilidad. Quizás ello explique
el difícil carácter con el que lo conocimos muchos años después.
Por otra parte, el padre viudo parecía necesitar una compañera a su lado, puesto que
unos años después se casó por tercera vez, a avanzada edad, con una señora poco querida
por sus hijas. A ellas les parecía que la nueva esposa lo había hecho por interés, pero lo más
21.“La quinta de recreo” de Oskar Rivera en Semanario Tiempo, Año XIV No. 743 del 29 de enero al 4 de febrero 2010.
22. Material disponible en el Archivo de Literatura Oral y Tradiciones Populares de la Biblioteca Nacional (Alotp, creado en 1992), con aporte recopilados y elaborados
por Micaela Navarrete y Rodolfo Lenz, entre otros (www.memoriachilena.cl).
68 23. La expresión cultural de las mujeres del medio urbano-popular, con raigambre campesina, se desarrollaba en centros de esparcimiento de los barrios de la Vega
Central, Cal y Canto, La Chimba, la Estación Central, San Diego y el barrio Matadero (http://patrimonioygenero.dibam.cl/651/w3-article-49697.html). 69
Tengo el recuerdo de ver a mi abuela, muchos años después, alimentando gallinas
y patos en el gallinero del patio de la casa familiar en Santiago, llamándolas a comer con un
sonido especial que las aves reconocían. Presumo que debe haberlo aprendido de sus padres
durante su niñez.
La abuelita Erna -como la llamamos siempre- fue la séptima de once hermanos, y nació
en Ercilla el mismo día que se produjo en Chile uno de los terremotos más devastadores de
Erna, la Gringuita que haya registro, conocido como “el de Valparaíso” (16 de agosto 1906), porque la ciudad-
puerto fue seriamente afectada y se incendiaron muchos de sus edificios, trayendo muerte y
desolación.
Se crió en la casa familiar ubicada en las afueras de la ciudad. La imagino alegre y
juguetona, sonriente, saltando cerca de sus hermanos y hermanas. Creció protegida por la
férrea mirada y el control de su madre, Guillermina. Su casa era la típica casa de los colonos
del sur, construida enteramente en madera y rodeada de cerezos y manzanos, emplazada cerca
de un arroyo. Cada verano, acogía a un familión, al que se sumaban parientes y primos que
se ubicaron en zonas cercanas. Ella recibió muy poca educación formal. Su destino, como el
de todas las mujeres de su época, era ser una buena ama de casa y mantenerse en un papel
secundario de reproducción y cuidado de la familia.
Cuando era una hermosa adolescente apareció el amor, Domingo, mi abuelo. El tren
pasaba todos los días frente a la casa de los Martin-Mulchën. Paseándose por los vagones iba él,
un moreno de treinta años, oriundo de Angol, que trabajaba como inspector de Ferrocarriles del
Estado. Domingo miraba a la gringuita desde la ventanilla del tren y le hacía señales y “ojitos”.
Finalmente, logró conocer a la rubia y enamorarla. Él era viudo y 10 años mayor que ella; la
única familia conocida que le quedaba era su hijo y un hermano. El resto, aparentemente,
ERNA MARTIN MULCHËN había sido diezmada por la peste que azotó a la zona años antes. Por eso no sabemos mucho
Ercilla, 1906 - Santiago, 1997 más de esta rama de la familia.
Así, el matrimonio con la joven y bella Erna era una opción deseable para él y destino
para las mujeres de la época, más aún en la zona rural. Aportó al matrimonio un hijo (Víctor)
que, si bien fue acogido cariñosamente por mi abuela, no vivió en forma permanente con la
nueva familia.
Erna y Domingo se casaron el año 1925, en
M irando la foto de su matrimonio en 1925, en la casona familiar de Ercilla, me pregunto
¿Qué sueños tendría esta gringuita de ojos azules y piel clara cuando a los 19 años se casó
la casa familiar de la novia, con una gran fiesta de
celebración.
con Domingo, 10 años mayor y de rasgos mapuches?, ¿Qué la cautivó?, ¿Cómo imaginó su En los años siguientes mi abuela parió ocho hijos,
vida en esa época en que el rol de las mujeres era parir hijos, cuidar y reproducir la familia? en diferentes ciudades. Como mi abuelo era empleado de
Erna, mi abuela materna, era hija de esos inmigrantes europeos que llegaron a Ferrocarriles debía ir de aquí para allá según el destino
establecerse al sur de Chile como colonos después de la Ocupación de la Araucanía. Sus que le tocase. Podían asignarlo a cualquier estación de
padres, Guillermina Mulchën y Vicente Martin eran alemanes y se conocieron siendo niños la red: Concepción, Santa Fe, Puerto Montt. Mi abuela
en el barco que los trajo a Chile a fines del siglo XIX. itineraba de ciudad en ciudad cargando niños, limpiando
Los padres de éstos, llegaron atraídos por el ofrecimiento de tierras y riqueza en mocos y cambiando pañales para acompañar a su marido.
un continente lejano, que prometía prosperidad a quienes fueran campesinos o artesanos Ella era la encargada de organizar cada casa y de criar
laboriosos, para que se instalaran con sus familias a vivir en el sur de Chile, más allá del río a los niños. Cocinaba, planchaba, cosía y remendaba la
Bíobío, en las tierras denominadas La Frontera. ropa, lavaba y parchaba las heridas de sus hijos, si bien,
La invitación que el gobierno chileno hacía a las familias de alemanes jóvenes era con los años, tuvo apoyo doméstico remunerado.
parte de la estrategia para integrar política y económicamente los territorios que hasta hacía El año 1940, en pleno proceso de modernización
poco habían sido mapuche. El triunfante ejército chileno luego de la guerra contra Perú y del país impulsado por Pedro Aguirre Cerda, el abuelo
Bolivia, emprende la infame “Pacificación de la Araucanía”. Esta fue en realidad un genocidio obtiene un importante cargo en su carrera: jefe en
de quienes los conquistadores españoles nunca antes pudieron vencer. la Estación de Ferrocarriles Ñuñoa, la que después se
Los colonos recibían buenas tierras en las que criaban aves y cultivaban cereales -trigo Erna y Domingo el día de su matrimonio, llamaría San Eugenio. La familia completa se traslada
en particular-, atendiendo a las necesidades de proveer al país y exportar este grano a Europa. Ercilla 1925. entonces a vivir a Santiago.

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Domingo permanece varios años en este puesto hasta que es obligado a jubilar por abuela, que también criaba gallinas y patos. Había artesa para lavar la ropa, que en el verano
caer en desgracia con el gobierno de la época. La noticia genera un gran impacto en él y su se usaba para bañar a los más chicos.
familia, quienes ya se habían acomodado en la capital. Sus hermanos y primos permanecieron en el sur y se convirtieron en pequeños
Surge en ese momento la fuerza de la abuela, quien con su mejor sombrero y traje, agricultores o comerciantes de la zona, estableciéndose en ciudades como Valdivia, Temuco,
se dirige a la empresa donde trabaja su marido para hablar con los jefes; exige, pide, suplica, Ercilla o Villarrica.
para que, por sus hijos, la medida sea revocada. Pero no fue así. Recuerdo a mi abuela frente al lavaplatos, con un pucho en los labios, delantal de
Con el dinero de su jubilación y ahorros, Domingo compra unas propiedades cintura, pantuflas de lana a cuadritos, gruesos lentes y sus ojos claros y llorosos que secaba
colindantes en la comuna de Quinta Normal, sector nuevo surgido en la periferia de la capital frecuentemente. Hablaba y se reía fuerte, con voz pastosa.
producto de la masiva migración campo-ciudad que se había producido durante los años En la “pieza de la costura”, tenía su máquina de coser a pedal, una tetera siempre
veinte y treinta. hirviendo y el “comedor de diario”. Ahora pienso que calefaccionar esa casona completa debe
Pronto, el abuelo desarrolla un cáncer que le quita la vida a los 53 años. La abuela haber sido imposible.
queda viuda a los 41 años, con ocho hijos que criar. No tiene oficio ni más ingresos que un Seguramente aprendió de su familia del sur esas recetas tan típicamente alemanas
montepío de la Caja de Previsión de Ferrocarriles. Con eso, más las escasas rentas de las que pudimos saborear en su casa: los “catofecles”*, una masa de papa y harina con un
propiedades adquiridas, debe arreglárselas para mantener a su familia. No tuvo otra opción cuadradito de pan frito al centro, que luego se cocía y doraba y que la abuelita Erna servía
que empezar a trabajar para generar ingresos: hacer costuras, dar pensión. Imagino que debió como acompañamiento de carnes y fiambres. Otra delicia del invierno era una sopa salada
ser muy duro para ella criar sola y con poco dinero a sus ocho hijos, aun cuando la familia de harina tostada, leche y cebolla. Durante todo el año, por supuesto, los infaltables kuchen
materna la apoyaba mandándole víveres y recibiendo a los niños en vacaciones. de frutas cubiertos de crema pastelera.
Así, la posibilidad de seguir estudiando no fue para todos. Apenas los hijos hombres de mi Siempre la vi ocupada haciendo algo, cosiendo en su máquina que después reconvirtió
abuela crecieron, comenzaron a trabajar como choferes. Esta era una de las opciones que a eléctrica, cocinando o atendiendo a alguno de sus nietos, visitas, o el familiar de turno que
ofrecía Santiago para la mano de obra no calificada. vivía en su casa.
Las mujeres, en tanto, con baja escolaridad, como algunas de sus hijas, se proletarizaban Nunca la vi leer un libro. Le gustaba jugar brisca y tomar mate con leche y hierbas
empleándose en los negocios de la incipiente pequeña burguesía nacional; otras lo hacían aromáticas. Esos eran sus momentos de descanso.
como obreras textiles, en fábricas y talleres. La abuela sufría de neuralgias, el nervio trigémino le jugaba malas pasadas y a veces
De todas sus hijas, la única que estudió una profesión fue mi madre, quien a los estaba varios días encerrada en su dormitorio, a oscuras, tomando analgésicos. Decía que
veinte años ya era maestra normalista. Las menores siguieron el destino de miles de mujeres, fumar le entibiaba la cara.
esperando la llegada de un marido, para ser esposas, madres y dueñas de casa. Usaba corsé, de esos de Scarlet O´Hara en “Lo que el viento se llevó”. Recuerdo
Como la abuela cosía, ella misma le hizo el vestido de novia a su hija mayor. Luego fue casando haber visto el aparato colgado al pie de su cama, con los cordones rosados esperando atrapar
una a una sus hijas e hijos. Cuando los hijos ya habian dejado el hogar, mi abuela decidió su cintura.
darle una segunda oportunidad a su corazón y, siempre cercana a las nuevas familias de sus El evento familiar más importante del año era sin dudas la celebración de su
hijos, el año 1964 se casó con uno de sus consuegros, el abuelo Juan; viudo también, con cumpleaños, que se celebraba el 15 de agosto. Desde que comenzaba la organización de la
algunas tierras al interior de Mulchén. fiesta hasta que se retiraba el último invitado, transcurría alrededor de una semana. Como era
Contra la opinión de los hijos de ambos contrayentes, la abuela se volvió al sur a un día de feriado religioso -la ascensión de la Virgen María- venía la familia del sur completa
vivir este nuevo amor... Pero él tenía mala salud y murió al poco tiempo. Viuda por segunda trayendo pollos, gallinas, licores, costillares. Era la ocasión en que se reunía toda la extensa
vez, ella regresó a la casa familiar de Santiago para siempre. prole, hijos e hijas, yernos, nueras, nietos y nietas, más sobrinos, ahijados, amigos.
Pienso que deben haber sido dolores muy grandes para ella la muerte de sus dos Lo pasábamos muy bien en esos cumpleaños. Aparte de mucha comida, vinos y
maridos. También hubo otras penas, la muerte de una nieta a los cinco años en un accidente, licores, los tíos se disfrazaban y hacían sketch graciosos. Se tocaba guitarra y cantaba hasta el
hija de Alberto, su segundo hijo varón, el que años más tarde también falleció trágicamente amanecer. ¡La abuela estaba feliz! Vivimos en estos espacios entre 1962 y 1971, compartiendo
en un incendio. una vida familiar de dulce y agraz.
Con el pasar de los años, las cuatro propiedades colindantes a la de mi abuela fueron Entre los veintitrés nietos y nietas que tuvo y disfrutó ella, Raúl, el primero de sus nietos
ocupadas por sus hijos e hijas con sus respectivas familias. En ese enjambre de parientes, donde varones que era un inquieto y adorable inventor, construyó una vez una cámara fotográfica
también llegaban del sur visitas, amigos y otros familiares, algunos “a ver médico”, otros a hechiza. Con esta la retrató muy sonriente, con una pelota de fútbol en la mano, rodeada de un
estudiar, fueron naciendo casi todos los nietos y nietas de la abuela Erna. equipo formado por nietos de distintas edades, posando todos en el patio de la casa familiar.
Los partos eran en la casa, con la ayuda de una partera, enfermera - matrona y de Durante el gobierno de Salvador Allende, los problemas de abastecimiento, la
alguna mujer de la familia, lo que resulta consistente con la baja cobertura de la salud pública polarización política y la incertidumbre generalizada, tan bien orquestada por la derecha,
que había en esa época, reflejada -entre otras cosas-, en las altas tasas de mortalidad materno- llevaron a la abuela y la cercana familia materna a ser parte de los detractores del Gobierno
infantil prevalecientes en Chile hasta bien avanzado el siglo XX. popular, lo que sin dudas nos distanció. Con la dictadura y sus consecuencias más directas, la
En esa casa de Quinta Normal fuimos creciendo cerca de doce primos y primas, familia se disgregó y hubo desencuentros relacionados con posturas políticas distintas. Pese
compartiendo un patio de juegos con árboles frutales y un gran parrón, dos columpios, dos a todo, no perdimos el contacto con la abuela.
triciclos que cada Navidad eran repintados y el cariño rústico, pero siempre presente de la Años más tarde, ella conoció y compartió con mis hijos, los acarició con sus manos
* Se refiere a la palabra alemana Kartoffelklösse.

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ásperas, los acurrucó y los miró con sus ojitos azules, húmedos de emoción y ternura.
Cuando la visitábamos en sus últimos años de vida, sumida ya en el olvido y confusión
que le trajo el alzheimer, sacaba unos caramelos de anís que tenía siempre en el cajón de su
velador, y que nos los ofrecía con afecto. El deterioro de sus facultades mentales fue progresivo
y ya no reconocía ni a sus propios hijos e hijas. Aun así, siempre estuvo acompañada. Murió
en la casa de su hijo mayor, Mario, que si bien no le dio muchas alegrías siendo joven, la tuvo
consigo y la cuidó hasta el final. Murió el 17 de julio de 1997, a los 91 años.
Creo que mi abuela supo reproducir bien los valores de la familia patriarcal que le
Quequita, fuerza y ternura
inculcaron, es decir, alta valoración del trabajo junto al apego a lo tradicional y formal. La
conservación de la familia y la aparente protección que ésta provee era lo primero para ella,
sin importar las infidelidades, la violencia física o sicológica, ni los abandonos. La influencia
de su familia conservadora del sur, más el hecho de crecer en una sociedad en que “la mujer
era de la casa”, la llevó a asumir posiciones conservadoras en una época de transición cultural,
social y política, como fue la que le tocó vivir, en pleno siglo XX.
La abuela Erna fue una mujer sencilla y valerosa, que supo sacar adelante a su prole
y entregar mucho afecto. Eso la agranda a mis ojos y me demuestra la fuerza y el coraje que
tenía.

AGUSTINA ISIDORA GÓMEZ BORREA


Los Ángeles, 1904 - Santiago, 2002

E s difícil para mí elegir un punto de partida para escribir sobre mi abuela paterna,
porque desde mis primeros recuerdos su imagen está presente en mi vida. Ella fue mi madrina,
mi consejera, mi referente, mi refugio incondicional. Fue también una atenta y amorosa
segunda mamá, a la vez que una mujer firme y certera. Entre muchos otros aportes, me regaló
su nombre, que ahora también luce mi primera nieta, Sofía Agustina.
Su nombre completo era Agustina Isidora Gómez Borrea, nacida en la ciudad de Santa
María de Los Ángeles, actual región del Biobío. Estas tierras habían sido el principal espacio
de combates y de pactos históricos entre españoles, indígenas y chilenos. La ciudad de Los
Ángeles fue fundada por los españoles en 1739 y tuvo siempre un carácter militar, religioso y
de mestizaje cultural, hasta avanzados los tiempos de la Ocupación de la Araucanía. Tras ésta
y durante décadas se debatió entre la pobreza y el abandono, pero el posterior auge agrícola
y ganadero de la zona dio paso a su consolidación.
Allí, con ese pasado cultural, social y político, nació mi abuela un 16 de septiembre
de 1904. Se fue de este mundo en Santiago el 30 de julio de 2002, a días de cumplir 98 años.
Y ese mediodía, el de su partida, será el inicio de esta historia. Se fue apagando poco
a poco, en su cama, acompañada de sus hijas y algunas nietas, entre éstas mi hermana Astrid
y yo, que sostuvimos su mano hasta el final, sumidas en sollozos de tristeza ante lo inevitable

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y su justo derecho a descansar. Después, la vestimos y maquillamos como ella hubiera querido. La casa familiar era linda y grande. Tenía un balcón donde ella y sus hermanas se
Siempre fue una mujer bella y preocupada de su aspecto. La noche anterior, cuando el médico asomaban a ver pasar la gente y “los carros de sangre”, es decir tirados por caballos. La vida
anunció que subiría a verla, pidió una peineta para arreglarse el pelo. de las mujeres no era mucho más interesante y, como ellas no trabajaban, eran niñas lindas
Sus cenizas descansan en Concepción, en un sitio de cementerio-parque que compré protegidas por su hermano mayor y cuidadas por “nanas” que vivían en la casa, como se usaba
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hace muchos años. Fue su último regalo para mí, dejar establecido que quería ser enterrada en esa época. En este contexto ella conoció a mi abuelo, que sería su única pareja y padre de
ahí, en vez de su mausoleo familiar “con puros viejos”, como nos comentó. sus cinco hijos.
La Quequita, Kekita, Úrsula, Bruji, todos los sobrenombres que sus nietos y nietas le Por la calle y montado a caballo pasaba bajo el balcón el “aspirante Ugarte”,
dimos, era la cuarta hija de Agustina Borrea y Luis Gómez. De su padre se sabe que falleció arrastrando su sable. Morocho, de nariz aguileña, ojos y pelo oscuro, era aspirante a carabinero.
dejando a la madre con seis hijos muy jóvenes, cinco mujeres y un hombre (Laura, Marta, Hay que decir que el abuelo era un ser inquieto, pensante, activo. No tengo claro cómo, pero
Carolina, Agustina, Juana y Luis), una casona de varios patios incluyendo una lechería, ubicada en algún momento participó en una asonada en contra de Ibáñez y lo expulsaron del cuerpo
en el barrio Estación Central en Santiago, más la compañía de su propia madre (la abuela de de carabineros. Pero eso fue después.
mi abuela, Agustina Borrea), una señorona muy trabajadora y bien contactada con algunas A la Quequi él la conquistó con su porte elegante, su sable y su capa. Poco a poco se
familias importantes de la capital, conocida como “Madame Borrea”, ya que era francesa o conocieron, se enamoraron y finalmente se casaron cerca de 1930. Pero él no tenía patrimonio
descendiente de franceses. ni una familia pudiente, por lo tanto ella hubo de pasar a las labores domésticas rápidamente.
La Quequi contaba que, apegada a sus faldas, ella entraba a La Moneda, a donde su Los hijos vinieron uno tras otro: Elías (mi padre), Ricardo, Marta, Victoria y Jorge; también
abuela la llevaba para vender especias y productos muy apreciados por el Presidente, que a una hijita que falleció poco después de nacer. En un breve lapso los parió a todos y como el
la sazón era Emiliano Figueroa del partido Liberal-Democrático. De su madre, aún existe una abuelo no tuvo gran estabilidad laboral, le tocó una vida dura en los primeros años.
preciosa pintura de autorretrato, que muestra a una mujer de rasgos suaves, mirada triste y Cuando los cinco hijos eran pequeños -entre cinco y un año-, el mayor (mi papá)
lánguida, de unos treinta años, vestida de riguroso negro. Ella falleció joven, como a los 42 enfermó de tuberculosis y tuvieron que irse a vivir al Cajón del Maipo, localidad cordillerana
años. aledaña a Santiago, que era el tratamiento indicado para mejorar debido a su aire puro.
Fallecidos sus padres, el sustento familiar proviene de la explotación de la lechería, En esos años había en Chile altas tasas de mortalidad infantil y los programas de salud
responsabilidad que debió asumir su hermano mayor, Luis, a cargo de cinco mujeres jóvenes pública recién se inauguraban. Cada día, su esposo bajaba en tren a Santiago a trabajar y
y bellas. A falta de una imagen y protección paterna, es él quien cumple el rol masculino en regresaba por la noche. Ella se quedaba sola con sus críos, sin apoyo doméstico, criando aves
la familia. y haciendo huerta, lavando, cocinando, sacando agua… ¡Pobrecita: nada de la vida para la
Este negocio familiar está vinculado al crecimiento de Santiago como ciudad capital cual la prepararon! Ella nos relataba sin mucha alegría sobre esa época, contándonos anécdotas
y sus requerimientos de servicios de alimentación para la población que migra del campo de sus niños, en las cuales siempre estaba sola con ellos.
en búsqueda de mejores oportunidades de vida y trabajo. Es la época de la incipiente En ausencia de programas de control de natalidad desde el Estado y dados los valores
industrialización en los oficios de artesanos y la proliferación de establecimientos de comercio. culturales de la época, nos contó, más de una vez, que cada mes se sometía a un raspaje,
Si bien la casa era grande, con varios patios y los establos muy cerca, la vida era de que era una forma de aborto ilegal, brutal y muy peligroso al que muchas mujeres recurrían
trabajo y esfuerzo, a través del cual su dedicado hermano procuraba darles lo mejor a estas como método anticonceptivo.
mujeres. Mi abuelo, al parecer, se dedicó a pequeños negocios y ventas, entre ellos, una fábrica
A mi abuela la criaron para ser una señorita de sociedad. Tuvo clases de piano, de persianas. A mediados de los años 50 la familia se instala en la población Juan Antonio Ríos,
literatura y varias nanas dedicadas a ella y sus hermanas. un sector de clase media baja que se ubica en la salida norte de Santiago. Era un departamento
La casa familiar se ubicaba a pocos metros de la Alameda de Las Delicias. Ella en un primer piso, pequeño, inserto en un block de a lo menos veinte viviendas, distribuidas
recordaba que para el Centenario de Chile (1910, cuando tenía seis años), en ese espacio en tres pisos. El entorno era gris, pocas áreas verdes, espacios de tierra. Un barrio nuevo para
se hicieron fiestas por varios días, donde concurrió todo tipo de personas. Hubo guitarreos, la época.
fondas, baile y mucha comida y vino. “Pan y Circo” -se decía- mientras la pobreza y las crisis En 1958 el abuelo y ella se separan. Los hijos ya son adultos y Quequita se queda en
sociales se agudizaban. el hogar familiar con los solteros. Ninguno de sus hijos cursó estudios superiores formales,
Con su privilegiada memoria la Bruji nos contaba de las ollas comunes para los no obstante se desempeñaron demostrando grandes habilidades en oficios calificados y
cesantes del salitre que llenaron las calles de Santiago años después, pidiendo comida con ocupaciones independientes, las que les permitieron un buen pasar en general, producto del
un tarro, casa a casa. Tenía un dicho, cuando alguien comía mucho o con ansiedad: “come trabajo denodado y de una resiliencia a toda prueba. En 1963 se desarma la casa familiar y ella
como cesante”, decía. ¡Terrible frase!, que yo entendí siendo ya bien crecidita. Ella fue testigo se va a vivir con una de sus hijas que decide ser madre soltera, Marta, con quien permanece
de la época en que surgen los conventillos en muchos barrios de Santiago en donde la pobreza, hasta el final de su vida.
las enfermedades, el hambre, la promiscuidad y la muerte son frecuentes y “normales” para Ella, como una hormiguita trabajadora y ordenada, va estructurando y facilitando las
los desposeídos, consecuencia del desarrollo de un modelo económico que no tiene espacio relaciones, liderando la construcción de la familia ampliada. Con el paso de los años empiezan
para los pobres más que como fuerza de trabajo mal pagada y mal nutrida. a llegar nietos y nietas. Su hijo menor, Jorge, emigra a Estados Unidos a mediados de los años
Mi Quequita era una mujer inquieta en lo intelectual y desde joven le gustó mucho 60.
leer. Nos contaba que su hermano les apagaba la luz eléctrica por las noches a determinada En 1964 la vi llorar cuando perdió Allende y el 70 cuando fue elegido, también tuvo
hora, entonces ella leía con velas debajo de las sábanas. lágrimas, pero de alegría. Con el golpe de septiembre 73 vino el dolor y el horror. Cárcel,
24. Las nanas eran mujeres que entraban a trabajar al servicio doméstico dedicando su vida a ello, renunciando por necesidad a construir familia propia. Es la usanza
de una capital en desarrollo a inicios del siglo XX, que atrae a grandes grupos humanos que emigran desde sectores rurales a buscar mejores salarios y proletarizarse,
trabajadores todos con baja escolaridad y sin más recursos que su propia fuerza de trabajo.
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persecución, asilo, exilio, separación familiar, allanamientos; la diáspora de familiares y amigos; Ella fue una mujer del siglo XX que supo adaptarse a los cambios sin perder su
el miedo y la angustia, la precariedad de recursos materiales. identidad. Una luchadora. De haber podido, hubiera usado píldora anticonceptiva. Hasta sus
Todo eso lo vivió con entereza y dulzura. Administró la casa de la tía Marta, quien últimos días leía el diario, tenía opinión política y la comentaba. Recuperada la democracia no
asumió como jefa de familia, acogiendo a todos los sobrinos y sobrinas que llegaron ahí; a las faltó jamás a votar, aunque se podría haber excusado sin problemas dada su avanzada edad.
cuñadas, a los que venían de Francia; a los que nos quedamos y necesitábamos de refugio y Mi abuela paterna fue una mujer guerrera, dulce, afectuosa y amada, que se regaló a
abrigo; todos los primos y primas Ugarte hemos vivido en esa casa por días, semanas, meses, su familia y vivió una buena y larga vida de 98 años. Estaría feliz de saber que su tataranieta
años, cada cual según sus necesidades y circunstancias. Sin muchas preguntas por parte de Sofía lleva, como segundo nombre, el suyo, Agustina.
la abuela, como algo natural, por puro amor.
La recuerdo una madrugada del año 1974, en que nos levantamos y viajamos en
tren y bus hasta Linares para ir a ver al tío Ricardo a la cárcel. Cómo se ponía ella de linda
con su ropa y su maquillaje, logrando sonreír pese a que su corazón estaba destrozado por la
angustia del incierto futuro de su hijo. También la recuerdo en el año 81, feliz, regresando de
una estadía de dos años en Nueva York con el tío Jorge y su pareja por más de treinta años,
Sergio. Venía con maletas cargadas de regalos, después de pasear con ellos por varias ciudades
de Europa.
Aunque la separación del abuelo fue dolorosa para ella y después nunca tuvo otra
pareja, al enfermar él gravemente en 1983 y estando solo y necesitado de cuidados, supo
morderse legítimos rencores y aceptar vivir bajo el mismo techo, con reticencias, pero digna
como siempre.
El largo exilio de dos de sus hijos en Francia, -Ricardo y Victoria- quienes no pudieron
entrar a Chile hasta el año 87, se hizo más llevadero con la visita de ella por breves temporadas,
para compartir el crecimiento de los nietos y nietas y la alegría de saberles, aunque lejos, bien,
vivos y a salvo.
Pese a la obligada separación familiar, siempre hubo ritos de cercanía y momentos para
compartir. El más importante era su cumpleaños el 18 de septiembre, cuando ella decía: “me
celebro con la patria”. Otro hito era la fiesta de año nuevo. Sin importar dónde estuviéramos,
siempre tratábamos de juntarnos en esas fechas, porque para ella era importante. Mi abuela
se sentaba en su sillón a mirar como bailábamos, a conversar con quienes se acercaban, a
controlar la fiesta con gestos y miradas. Era como Úrsula (Buendía), observando y disfrutando Quequita y Elías antes de casarse, Santiago 1922.
el clan: hijos e hijas, nietos y nietas, parejas y ex parejas, amigos.
Mi abuela supo liderar una familia profundamente solidaria y de una incondicionalidad
y lealtad interna que en muchos momentos fue decisiva; mucha discusión y participación
política, con inquietudes sociales, intelectuales y culturales profundas; inconformistas,
libertarios, soñadores; una familia que aspiraba a vivir en una sociedad mejor desde el
compromiso político activo, que marca su desarrollo, con luces y sombras. Este aspecto es
determinante también en la vida de mi abuela, que evoluciona junto a los cambios culturales,
sociales y políticos de Chile. Visto en perspectiva, se trata de una familia rupturista, atípica,
pensante y democrática en que había espacio para las individualidades y donde siempre cabía
alguien más. Soñadores, idealistas, porfiados, a ratos autorreferentes, pero llenos de un amor
y solidaridad incondicional entre sí. La incorporación de la mujer al trabajo dependiente; la
maternidad sin matrimonio; la separación conyugal y la conformación de nuevas parejas;
la homosexualidad asumida con consecuencia; la entrega a la causa social con altos costos
familiares hasta arriesgar la vida; mujeres que asumen jefatura de hogar; sobrinos y nietos que
se acogen como hijos propios. Son todos elementos presentes en la familia, en que Quequita
es el referente y eje vinculante hasta su muerte.
La recuerdo con su mirada de amor a mis hijos, sus caricias, regalitos y complicidades.
Y de cómo se alegraba cada vez que la visitábamos. Era muy linda y femenina, ir a la peluquería
una vez por semana y pintar sus labios fue siempre importante; se vestía de colores alegres,
pero con elegancia.

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Mi abuela materna nació en La Araucanía, el año 1898 aproximadamente. Era hija de
campesinos. Ella no fue a la escuela, no tuvo una educación formal, pero aprendió a escribir
su nombre y a sacar cuentas, que era lo máximo que se esperaba de las mujeres del campo
en ese tiempo. Yo no la conocí, pues murió cuando mi madre solo tenía quince años y ella
cuarenta.
Isidora creció en el campo con sus padres. Vivía en una casa cerca de un arroyo que
Isidora e Ida, abuelas de mi vida daba al río Toltén. La casa estaba protegida por una colina suave que al remontarla se llegaba
a unos enormes sembradíos de trigo. Más al sur comenzaba el sembradío de las papas. Se
veían chacras, quintas, infinidad de árboles frutales, establos de animales y gallineros. Sus
vecinos eran mapuches.
Sus padres, Víctor y Domitila eran campesinos asalariados. Se desplazaban hacia donde
hubiera trabajo, generalmente en los campos de los colonos. La Ocupación de la Araucanía
se había acabado hacía veinte años y el gobierno le había asignado a extranjeros aquellas
tierras para su colonización. Los mapuches quedaron relegados en reservas.
Los Vera Zambrano no tenían registros sociales, educacionales o de salubridad pública.
Es un hecho que a los hijos se les inscribía en el registro civil cuando el viaje al pueblo
ameritaba la ejecución de otros trámites.
Después del paso del cometa fue cuando sus padres decidieron hacer un cambio
definitivo: irse con sus ocho hijos a vivir en los alrededores de la ciudad de Temuco. Se sabía
que los colonos alemanes instalados en Temuco necesitaban mano de obra especializada para
atender las labores del campo. Así, si se acercaban a la ciudad, podrían seguir labrando la tierra
tal como lo hacían en los alrededores de Cañete, pero en mejores condiciones. Por lo demás,
sus hermanos mayores ya eran mozos que representaban una mano de obra experimentada
en las labores campesinas; tenían edad suficiente para instalarse en forma independiente. El
grupo estaba compuesto por los padres y los hijos Ruperto, Pedro, Eufemia, Tomasa, David
ISIDORA VERA ZAMBRANO IDA BURGOS Segundo, Isidora, José y Víctor.
Araucanía, 1898 - Freire 1938 Freire, 1913 - Tomé, 1973 En efecto, la ciudad de Temuco representó una tierra de oportunidades para los padres
y los hermanos de Isidora, derivando algunos a actividades y oficios más citadinos. De los
ocho hermanos dos se hicieron panaderos, otro zapatero y David Segundo continuó como
agricultor. Le fue bien y pudo comprar un campo en Pocollán, en las cercanías de Pitrufquén.
Allí vivió mi abuela de joven junto a sus padres y sus hermanas.
Tenía 25 años, algo mayorcita ya para la época, cuando Isidora conoció al carpintero
de la ciudad de Freire Exequiel Burgos, un viudo de 45 años con tres hijos. Vivía en la calle
principal del pueblo, en la avenida Almirante Lynch, en una casa esquina que era parte de
“¡E sto es acabo de mundo! ¡Esta luz tan grande va a caer sobre nosotros!”. Todas las una propiedad más amplia. Allí el viudo tenía su taller de carpintería, el cual era conocido
Avemarías del mundo se le vinieran a la cabeza a mi abuela, pero por el susto no lograba decir y de cierto prestigio dentro de su comunidad.
ninguna, solo balbucear algunas letanías. A pesar de vivir en un remoto campo cerca de Cañete, Había conocido a Isidora haciendo tratos comerciales con sus hermanos mayores y le
Isidora Vera Zambrano, de doce años de edad aproximadamente, había oído conversaciones gustó la menor del clan Vera Zambrano, esa joven menuda, de tez blanca y cabello castaño
de los mayores que comentaban que esa noche, la del 16 de mayo de 1910, un gran cometa claro. Él buscaba una mujer para gobernar una casa y terminar de criar a sus hijos. Sin duda
pasaría cerquita de la tierra. Su paso traería consigo muchas más calamidades que las que ya Isidora era una buena opción, pues de seguro su madre la habría instruido “para saber llevar
se vivían. Siendo la menor de las hijas de Domitila y David -y la sexta en el clan de los Vera una casa”. En esos tiempos la maternidad y el cuidado del hogar eran las principales tareas
Zambrano-, Isidora solo tenía que dejarse proteger por sus hermanas mayores, por lo que que debía asumir una mujer. Además, Isidora era joven, dulce y acostumbrada a convivir con
buscaba refugio en Eufemia y Tomasa, quienes asumían la responsabilidad de proteger a los una prole numerosa. Se casaron en Freire a inicios del año 1922 y mi abuela se fue a vivir a la
más pequeños. No hubo más explicaciones que las que dijeron los adultos: “¡Esto es cosa de casa de la calle Lynch. Me resulta extraño pensar en la historia de amor de ellos dos: Exequiel
Dios!” era un hombre veinte años mayor, con hijos grandes y toda una historia a cuestas. Tenía un
Y la consecuencia más inmediata para todos fue la de dividir la historia familiar en bigote a lo Pancho Villa, era alto y corpulento.
un antes y después del paso del cometa Halley. Por ello, cuando todo el grupo familiar se El hecho de vivir en Freire, ser esposa de un carpintero reconocido y asumir como
trasladó al sur de Chile, en un viaje por búsqueda de mejores condiciones de vida, éste se dueña de casa de una familia ya conformada, además de tener una residencia estable, fue
realizó “después del cometa”. motivo de orgullo para sus familiares, que la vieron establecerse como una señora en la ciudad.

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En efecto, este matrimonio significó para mi abuela un ascenso importantísimo en la escala Rosalina, una relación no exenta de conflictos, pero que permaneció firme en el tiempo. Ida
social: pasó de ser una campesina a dueña de casa en Freire. enviudó precozmente y como forma de ganarse la vida se dedicó a comerciante rural, haciendo
Esta ciudad, en los años veinte, era pequeña pero estaba bien equipada. Ubicada a de jefa de hogar y sacando adelante su pequeña familia, que consistía en su hijo Exequiel y
25 km de Temuco, había nacido a fines del siglo XIX como un centro técnico para proveer de sus dos hermanos/hijas-Rosalina y Nolberto.
los servicios básicos a la población rural del entorno. En 1919 Freire ya había adquirido su Para mí ella fue mi verdadera abuela materna, una presencia significativa y mágica en
condición de comuna y contaba con tenencia de carabineros, registro civil, escuela, ferrocarril, mi vida. Incluso la llamábamos así con mis hermanos: “Abuela Ida”, pues imitábamos a sus
compañía de teléfonos, iglesia parroquial y caja de ahorro, lo que era muy desarrollado para propias nietas con quienes compartíamos nuestros veranos. La recuerdo viviendo en Tomé,
su época. Su población era predominantemente de extracción rural, mitad alemana y mitad en la cima del cerro San Juan, en una casa con vista al mar que tenía un patio enorme.
mapuche. Mi abuela era una más de los cerca de 21 mil habitantes que tenía Freire en la época Ida Burgos era una mujer baja, gruesa, con su pelo eternamente enrollado en un moño,
Isidora y Exequiel tuvieron un matrimonio estable. Mi abuela supo ser una dueña de sujetado por pinches o peinetas pequeñas. Su cara era despejada y tenía facciones suaves,
casa ordenada, preocupada de atender bien al esposo y rigiéndose por los tiempos de él para pero con una firmeza de carácter que imponía respeto y autoridad. Usaba faldas amplias y
disponer los horarios de la casa. Mi abuelo Exequiel, por su parte, era un hombre trabajador, largas. Sobre sus ropas, siempre un delantal con pechera, con unos bolsillos grandes, de los
tranquilo, de buen carácter. Tuvieron tres hijos: Rosalina (mi madre), Nolberto y Mario. Al que sacaba toda suerte de cosas: cortauñas, pañuelos, alfileres de gancho, mentolatum, tiras
grupo se sumaban los hijos del viudo, Daniel, Ida y Delira. En esa casa de Freire vivió y pasó de “genioles” (las aspirinas de hoy día).
toda su vida de casada mi abuela Isidora. Salía de madrugada en invierno y verano. Se movilizaba en el primer tren de la mañana
Sin duda tiene que haber sido muy difícil para ella asumir ser la nueva madre de una y llegaba en el último tren de la tarde. Cargaba su mercadería en un canasto que equilibraba
adolescente de quince años, apenas diez años menor que ella. Sin embargo, Isidora logró sin problemas en su cabeza y partía a vender. Llevaba delantales, pañuelos, encajes, agujas,
establecer una relación sólida y afectuosa con los hijos mayores de su marido. Me lo confirma botones y demases. Comprendo ahora que ella era la casera a quien las mujeres del campo
el hecho de que Ida conoce y se relaciona prácticamente con toda la familia de origen de la encargaban embelecos y las cosas que hacían falta en el rubro de la paquetería y la lencería.
nueva esposa de su padre: sus primas, hermanos y demás familiares. También participaba de La recuerdo bajando a pie el cerro, con un peso importante en la cabeza, andando
los veraneos en Pocollán. Eso me indica claramente que mi abuela siempre la incluyó, a ella cargada todo el día por caminos rurales; con lluvia, con frío o bajo un sol aplastante. Sus
y a sus hermanos, en los encuentros, vacaciones y fiestas con los Vera Zambrano. centros de operaciones eran Rafael, Menque, Guarilihue, Rangelmo, Coelemu y toda el área
Isidora nunca perdió la relación con su familia materna. Las vacaciones eran rural que circundaba a Tomé y a donde se pudiera llegar en tren.
invariablemente en la casa de campo en Pocollán, lo que habla también de su interés por Lo vendía todo. Volvía sin nada a cuestas. Subía el cerro de vuelta y regresaba a su
afianzar los lazos familiares y de que sus hijos tuvieran la oportunidad de compartir con sus casa cansada, hambrienta, a veces de mal genio, ¡pero con los bolsillos llenos de plata! No
abuelos, tíos y primos. Aseguraba así redes de apoyo y profundas raíces de afecto. hay palabras para describir esos enormes bolsillos de la abuela Ida del cual al final del día
En el año 1935, fallece Exequiel y ella le sobrevive solo tres años. En ese periodo de manaban billetes y más billetes, producto de sus negocios. Yo tenía la impresión de que con
viudez, por tratarse de la cónyuge de un trabajador independiente, Isidora no recibe pensión solo esperar la caída de la tarde, todo problema de dinero se solucionaba. Si durante el día
alguna y su modo de subsistencia consiste en la venta de un sector de la propiedad y del no se podía tener algo, bastaba con que llegara la abuela en las tardes para conseguirlo.
arriendo del taller y otras dependencias. Por cierto, debe asegurar que sus hijos terminen su Mi abuela Ida era religiosa, pertenecía a la Iglesia Metodista y en mis recuerdos aparece
educación básica y encaminarles en algún oficio, pues por entonces ya están en la adolescencia. como muy comprometida con su Fe; dondequiera que iba, lugar que visitaba se contactaba
Pienso que ese último tiempo debe haber sido extraordinariamente duro para Isidora, con sus hermanas en la fe, por tanto nosotros conocimos a varias: hermana Flora, hermana
pues hay una preocupación inmensa por el futuro de sus hijos. De los mayores de Exequiel Lola, hermana María y muchas más. Lo que nos llamaba mucho la atención era la presentación
solo quedaba en casa Delira, pues Daniel ingresó al cuerpo de Carabineros y se afincó en que hacía a sus hermanos o amigos de la iglesia de mi mamá: “mi hermana carnal”. Eso nos
Lanco. Ida ya se había trasladado a Concepción a trabajar como comerciante. parecía muy importante: mi mamá era hermana carnal, o sea una hermandad irrenunciable
Isidora Vera Zambrano falleció en el año 1938, en su casa de Freire, a causa de una y profunda, de carne. Esa hermandad nos convertía a nosotros también en parientes muy
enfermedad al estómago, largamente anunciada. Tenía apenas cuarent cercanos. De orientación política de izquierda, no tenía ningún empacho en despotricar contra
Ida -la hija mayor del primer matrimonio de su marido- tenía cerca de treinta años y los explotadores y combinaba estas diatribas con una fe inquebrantable en un Jesús que la
estaba casada con Aurelio Muñoz, zapatero. Ella manejaba la aparadora, máquina que cose el redimía y bendecía diariamente. Tengo atesoradas las historias de la Biblia que nos compartía
cuero para armar los zapatos. Tienen un hijo, Exequiel Muñoz Burgos. Cuando se entera de la a toda la chiquillería, cambiando sus tonos de voz, describiendo los entornos, sacando las
noticia de la muerte de Isidora, viaja a Freire a buscar a sus hermanos huérfanos para traerlos conclusiones y descubriéndonos un mundo de fe.
consigo. Pero solo regresa con Rosalina y Nolberto, negándose Mario a vivir en Concepción, Hubo muchos veranos en mi niñez en que hicimos méritos, con mi hermana y mis
y quedándose ya en plena adolescencia con Delira, en Freire. Esto produce una separación primas, por acompañar a la Abuela Ida en esos viajes de negocios. Era toda una aventura salir
en los hermanos. de madrugada, tomar el tren y recorrer esos caminos solitarios, saludando a quién se nos
En Concepción, en casa de Ida, Lina termina tardíamente su enseñanza preparatoria. cruzara en el camino con un “Buenos días, Dios guarde a usted”. Porque eso es lo que hace
Es en esta ciudad donde sorprende también a Lina y a su hermano el pavoroso terremoto de la “gente decente”, nos decía. Y luego llegar donde sus clientes, casi todas hermanas en la fe,
1939, que provocó años de penurias y escasez en los hogares penquistas, pero no daños físicos que la recibían cariñosamente, y nos atendían a nosotras con fruta fresca, agüita con harina
para ellos. tostada, tortilla o lo que fuera. Regresábamos cansadas, pero contentas de haber acompañado
Es en esa casa donde se crea ese vínculo estrecho entre las dos mujeres, entre Ida y a la Abuela Ida a trabajar.

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Ella no era mujer de cariños ni arrumacos, pero sí un ser solidario. No solo nos acogió
a nosotros, a sus hermanos menores, sino también adoptó al joven Lucho, que fue su otro hijo,
su mano derecha y su confidente.
En un momento de su vida hizo un viaje memorable “al extranjero”: viajó a Tacna,
hecho absolutamente extraordinario en aquellos tiempos, pues era un viaje en bus larguísimo
y sacrificado. Y claro, volvió con regalos para todos. De allí llegó el primer reloj de pulsera
que tuve en mi vida: me lo trajo la abuela Ida “del extranjero”.
Al hacer el ejercicio hoy de visualizar a mi abuela postiza Ida, no puedo dejar de
Rosa y Carmela, las otras abuelas
maravillarme de su fortaleza física, del temple de su carácter y de su compromiso para ganarle
a la vida y a todos sus reveses.
Durante su vejez su carácter se agrió y tuvo muchos conflictos con su hijo y nuera,
lo que la llevó a vivir un tiempo sola en Lirquén, puerto cercano a Tomé.
Ida Burgos sufría de diabetes; falleció en Tomé en diciembre del año 1973, rodeada
de sus nietas.
Llevada de sus ideas, testaruda y porfiada, pero acogedora y generosa como nadie,
la Abuela Ida fue sin duda alguna, uno de los personajes favoritos de mi niñez.

ROSA SANHUEZA SÁEZ MARÍA DEL CARMEN VIDAL SÁEZ


Rere, 1900 - Chiguayante, 1983 TÍA CARMELA
Rere, 1900 - Concepción ,1991

M i abuela Rosa, la madre de mi padre, era lavandera en la casa patronal de un fundo


llamado Las Mercedes, ubicado en Rere, a 21 kilómetros al oeste de la comuna de Yumbel,
en la Región del Biobío. Ella había nacido en ese mismo fundo, en 1900, como hija de una
de las sirvientas de la casa.
Como todos los campesinos pobres del sur, no sabía leer y vivía de su mísero salario.
Pero ella tenía el don de ser cantora, oficio que ejercía con mucha hidalguía y que logró
convertir en un servicio muy requerido en todas las fiestas y celebraciones que se dieran en los
fundos. Agregaba a esa habilidad humana otras también reconocidas como ser componedora
de huesos y santiguadora.
Rosa Sanhueza Sáez era una mujer en extremo delgada, de rostro moreno y anguloso.
Tenía el pelo negro y largo y ojos oscuros, muy chispeantes. De risa fácil, un buen día se
emparejó con Santos Vidal Sáez, vecino del lugar y pariente lejano de sangre. De esa relación
nació mi padre José del Carmen Vidal Sanhueza, en el año 1923. Pero la familia de Santos no
miraba con buenos ojos a Rosa y de hecho no se casaron. Ella entregó a su hijo a la custodia
de su padre, Santos, quien vivía en una casa con su hermano Rosamel y sus hermanas María
del Carmen (Carmela), Enriqueta, Ángela y Rosario del Tránsito (Chayo).

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Carmela, por ser la mayor y soltera, tomó a su sobrino José del Carmen y lo prohijó se sintió culpable, no lo sé, pero a raíz de ese hecho nació mi profunda convicción de que
para librarlo de los malos ejemplos, pues su padre no le hacía mucho honor a su nombre. cualquiera que sea la verdad, una madre merece, necesita conocerla.
Aun así, el amor entre Rosa y Santos siguió latiendo entre fiesta y fiesta: a la mala si se quiere, Después de la muerte de mi padre continué viendo regularmente a mi abuela, al
concibieron tres retoños más, Francisca, Tomás y Juan. Con el cuarto vástago a Santos le menos una vez al mes. Venía a mi casa los primeros sábados en la tarde a buscar provisiones
remordió la conciencia y decidió que era hora de formalizar su compromiso con Rosa. Tuvo que mi mamá le entregaba religiosamente. Vivía con una de mis primas, Rosa, quien la cuidó
tan mala suerte que este trámite lo hizo prácticamente en agonía, casándose in articulo mortis, y acogió en su vejez. Creo que esa fue su mejor época, a pesar de todos los dolores del alma.
pero convirtiendo en “señora de” a Rosa y reconociendo a sus cuatro hijos. Esto ocurrió cerca El 24 de noviembre del año 1983 mi abuela Rosa murió en Chiguayante, a los 83 años
de 1930. de edad. Sin embargo, aseguraba que había que agregar como mínimo cinco años más a su
La prueba del matrimonio y la ausencia del marido no logró forzar la resistencia de los vida, pues recordaba perfectamente cuando la inscribieron en el registro parroquial de Rere.
hermanos Vidal Sáez para compartir la casa con su cuñada viuda, pero al menos no impidieron Junto con la abuela Rosa, la vida me regaló una segunda abuela paterna: la Carmela,
que los hermanos Vidal Sanhueza compartieran juegos y una cercanía afectiva que los hizo que fue la tía que crió a mi papá. Ella siempre vivió muy cerca de nosotros, pues en el sitio en
reconocerse y quererse entrañablemente hasta la muerte. donde vivíamos había tres casas: la nuestra, la de la tía Carmela y otra en que vivía una familia
Si bien Rosa le peleaba a la vida entre cerros, viñedos e hijos pequeños, nunca dejó amiga de mi papá (los Ortiz Valdebenito), a la que le cedió el terreno para que construyeran
de ser el alma de las fiestas. Hubo soledades que fueron consoladas y agregó dos hijas más cuando emigraron del sur a Concepción.
a su prole: Betsabé y María, ambas de padres distintos, pero hijas del amor, sin apelación Al terminar la década del treinta, Rosamel Vidal Sáez, el hermano mayor y jefe de la
ninguna. familia con quienes vivía mi padre, se trasladó a Concepción con sus hermanas y su sobrino,
La recuerdo con un hablar bajito, en un lenguaje impregnado de sumisión y con más todos los que quisieron seguirle. Durante la primera mitad del siglo XX, era común que
la mirada huidiza. Siempre deseosa de agradar, de servir, de reconocer a todos superiores a población rural chilena emigrara a las ciudades en busca de empleos, educación y otros
ella. ¿Será que toda su vida debió canjear servilismo por sobrevivencia? Hasta el ocaso de su servicios públicos. Don Rosamel se instaló junto a su familia en la calle Jorge Montt, paralela
vida su pelo no se le volvió blanco. Se hacía un moño con el que enrollaba su cabello, el que al Cementerio General de Concepción, del cual los separaba una era de trigo y cobertizos
sospecho raras veces se cortó. de carros tirados por caballos. Su casa se convirtió en el refugio seguro de los rerinos que se
Sus manos huesudas, pequeñas y fuertes, manos de lavandera, eran prodigio de fuerzas venían a Concepción.
para volver a su centro los huesos rebeldes de hombres y mujeres del campo. Las rudas manos En la ciudad, Rosamel -don Rosa para los conocidos, el Tata Rosa para nosotros-,
de Rosa se volvían suaves para “quebrar los empachos”; eran ligeras para sacar el mal de ojo entró a trabajar en el Cementerio General, cargo que le dio seguridad económica y estabilidad
y santiguar a los niños. Esas manos también rasgueaban guitarras trasnochadas y en el fragor laboral hasta el fin de sus días. Su hermana Carmela era la dueña de casa y el sobrino regalón,
de una buena celebración, sacaban chispas a la vihuela. mi padre, entró al Colegio San Ignacio a completar su escolaridad hasta sexta preparatoria.
Mi abuela Rosa se instaló en Chiguayante, se dedicó a criar a sus hijas pequeñas y El Tata Rosa ejercía en su casa una autoridad patriarcal indudable y casi tiránica,
no volvió a casarse. tanto que espantaba a los pretendientes de sus hermanas, lo que significó que todas ellas,
Trabajadora como ninguna, mi abuela paterna Rosa Sanhueza jamás fue una carga exceptuando la menor, se quedaran “solteronas” al decir de la gente. Significó también que
económica para nadie, siempre ejerció su oficio de lavandera y no conoció otra vida, sino Carmela, la mayor de las mujeres, adoptara la costumbre de disfrazar su naturaleza bondadosa
solo una de pobreza y esfuerzo. con gruñidos, ásperas caricias y hablar golpeado. Pero lejos de la mirada de su hermano, se
Si disfrutó de alegrías en su juventud, la vida se las cobró muy cara en su vejez, pues derretía de amor por los niños que vivían en esa casa.
es la única mujer que conozco que vio partir de este mundo a todos sus hijos. Recuerdo que María del Carmen Vidal Sáez -la señorita Carmela para sus vecinos-, nació
cuando falleció mi tía María -su hija menor- y quise consolarla diciéndole: “llore, abuelita, aproximadamente en el año 1900, en Rere. Crió una infinidad de sobrinos, ahijados y parientes,
que eso le va a aliviar el alma”, ella me respondió: “Ya no me quedan lágrimas”, lo que era volcando así su amor maternal. De los sobrinos el más regalón fue mi papá, quien siempre le
absolutamente literal. Siempre vivió con su hija menor, incluso cuando ésta se casó, ayudándola dispensó cariño, reconocimiento y le aseguró su permanencia en la casa que le destinó, aun
a criar a sus ocho hijos. cuando él ya no estuviera en este mundo. Mi abuela Carmela era brusca, torpe en el cariño,
Mi padre falleció de una enfermedad al estómago, de manera muy repentina. Primero de modos cortantes, pero al conocerla mejor se descubría en ella una ternura inmensa. En su
estuvo hospitalizado y le dieron de alta para reposo en casa. Volvió a trabajar pero de un día casa siempre había harta gente, de paso o visitas prolongadas, que venían a la ciudad ya sea
para otro se sintió mal nuevamente; llegó de vuelta a media tarde y a la madrugada del día a estudiar, a hacer el servicio militar o a negociar. Ahijados, sobrinos de ex vecinas, primos
siguiente -viernes 26 Julio de 1963- murió. de sus primos, todos eran recibidos, hospedados y atendidos por ella.
Mi mamá le mandó a avisar a mi abuela Rosa a Chiguayante que el Yayo estaba Extremadamente católica, cumplía con todos los ritos y tradiciones que le imponía
enfermo, que viniera a verlo, pensando seguramente que el mensajero sería muy torpe para la iglesia: el silencio de Semana Santa, las novenas de la Virgen del Carmen, la celebración
entregar una noticia tan triste. Tengo en mi memoria la visión, en el vano de la puerta de del Mes de María y cualquier otro rito que le asegurara la entrada al Cielo. No sé si tuvo
entrada de la casa, de la figura diminuta de mi abuela Rosa, con su único traje de salida -negro, escolaridad formal, pero sabía leer y escribir. Trabajó muchos años como sombrerera para
largo y con zapatones-, sonriendo con unas hierbas medicinales en la mano y preguntando una importante casa comercial de Concepción. Coqueta, se teñía el pelo de rubio, se ponía
socarronamente, “¿Dónde está el enfermito?” Luego levantó su vista y vio el féretro en mitad color en las mejillas y se pintaba los labios de rojo. Era gritona, hablaba fuerte y siempre en
de la habitación. un tono que parecía enojada, pero cuando ya mayor, la recuerdo hablando bajo y buscando
Se armó una batahola de gritos, llantos y reproches que nunca olvidaré. Si mi mamá la intimidad de su conversación con quien la escuchara.

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La tía Carmela andaba permanentemente con una musiquilla en los labios, un ronroneo muchos conocieron su lado más amable: el de ser acogedora y pródiga en atenciones a sus
que no era reconocible con ninguna canción, pero que tarareaba como para hacerse anunciar. invitados.
Cuando escuchábamos a alguien que tarareaba, era porque ella se acercaba. Cuando no quería Disfruté mucho a esta tía abuela y su presencia estuvo en mi niñez, pero sobre todo
conversar o estaba enojada, su respuesta era “hum hum”. Y nadie la sacaba de allí. en mi camino a la madurez, cuando logré conocerla un poquito más.
A ella le gustaba festejar: la fiesta del Carmen era esperada y se anunciaba con la No tuvo enfermedades graves y su partida fue por los achaques propios de la vejez.
celebración desde nueve días antes con la Novena de la Virgen. Con mi mamá se llevaban Falleció en el año 1991, el 31 de diciembre, cuando vivía con un sobrino a quien cobijó toda
bien, pero no fueron íntimas. Yo creo que tuvieron una relación parecida a la de una suegra la vida. Siempre supimos, por sus propios relatos, que en realidad tenía unos cinco años más
con su nuera. Sin embargo, en los tiempos difíciles fue un sostén confiable y seguro. Si faltaba de la edad que señalaba su carnet, pues ella recordaba que cuando fueron a inscribirla en el
plata para el pan, había que ir a pedirle a la tía Carmela, que regañaba, rezongaba, pero civil de Rere, afirmaba sus manos en el escritorio del oficial Civil.
siempre terminaba dándolo. Si nos enfermábamos, recibíamos siempre la visita obligada de
ella, trayendo hierbas y consejos de cómo tratar la enfermedad; la sabiduría ancestral de las
mujeres del campo chileno se manifestaba en esos consejos. Su manera de expresar cariño
era con la preocupación por el otro, con preparar comidas, con regañar, como escondiendo
su cariño para no mostrar vulnerabilidad.
La tía Carmela tenía costumbres muy extrañas que nos llamaban la atención. Por
ejemplo, cuando nos hacía un regalo, para los cumpleaños o las navidades, siempre lo
entregaba a escondidas, como para que nadie se enterara. Recuerdo que teníamos mucho
miedo cuando regresábamos de un viaje o pasábamos algunos días sin verla, pues el ir a
saludarla significaba que nos iba a dar de palmadas, pero nos arriesgábamos a eso para
restablecer la cercanía que siempre teníamos con ella. No le gustaba sacarse fotos y se enojaba
mucho si lográbamos incorporarla en alguna. En tiempos de verano era clásico verla en el
patio, buscando el sol para dormir una siesta sobre el pasto raso o leer algún diario.
Muchas veces le pregunté acerca de su infancia, de sus amores, de por qué no se
había casado, pero siempre me contestaba con evasivas y con su famoso “hum hum”, dando
por terminada la conversación. Cerraba así herméticamente sus recuerdos.
Cuando ya fuimos mayores pudimos recién llamarla Carmelita, lo cual era considerado
una falta de respeto; pero ella, reconociendo nuestra mayor independencia, aceptó dicho trato
que -cuando niños- nos habría significado una palmada en la boca.
Su casa era de adobe, alta, sombría; se calefaccionaba con un brasero que estaba
encendido en invierno y verano, porque allí la tía Carmela terminaba de cocinar sus alimentos.
No podía faltar una tetera con agüita hervida para el mate de rigor. Especial era el
momento en que la íbamos a ver a la hora de once y la encontrábamos escuchando música
mexicana al lado de su brasero. Entonces ella nos preparaba huevo frito en esa lumbre. No
había para nosotros manjar más exquisito.
Desde que llegó del campo, alrededor del año 1930, siempre vivió en la calle Jorge
Montt y fue una vecina reconocida en su barrio. La señorita Carmela vio crecer a muchos de
sus vecinos y a más de alguno lo santiguó cuando estaba “ojeado” o le “quebró el empacho”
cuando estuvo “enfermo de la guatita”.
Con el tiempo esa casa se deterioró a tal extremo que se hizo necesario demolerla,
lo que significó que ella buscara otro lugar para vivir. Alrededor del año 1985 se mudó a una
casita de madera más abrigada al lado de su hermana Rosario, en la misma calle Jorge Montt.
Sospecho que siempre pensó que la habían echado de su propia casa.
En el transcurso de su vida perdió muchos de sus afectos: hermanos, sobrinos, por lo
que se refugiaba en sus memorias. Recuerdo sus eternos dichos: “tener hijos como no tener,
es la misma vaina nomás”, para referirse a la soledad de la vejez; “estamos jodidos por haber
nacidos” para justificar la mala suerte en la vida o, “mocoso con gusto a leche” para aludir a
los niños agrandados.
La Carmela que yo conocí fue una mujer generosa, trabajadora, solidaria. Ignoro qué
la hizo ser tan celosa de su intimidad, pero sin duda fue solo una característica en ella, ya que

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Segunda Parte

1920 - 1950

Desfile en homenaje a la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria, 1920.


(Colección Museo Histórico Nacional idc MC: MC 0013097 Patrimonio Cultural Común por lo que puede ser utilizado y reproducido libremente)

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Presentación

Esposas, madres, maestras

Como velas encendidas marchaban cada año los y las


escolares, luciendo sus delantales blancos. Era el ritual anual de
celebración de la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria que, a
inicios de los años veinte del siglo XX, hacía de los niños y niñas
chilenas un proyecto de Nación. Veinte años demoró en ver la luz
dicha ley, la que trajo esperanzas de tiempos mejores, más justos.
La sociedad toda cantó loas a estos y estas pequeñas de blanco
que trazaban un nuevo camino para Chile:

“Corre niño, con tus textos bajo el brazo


con la frente descubierta para el cielo
deja siempre buen ejemplo por tu paso
25
y una huella bien marcada sobre el suelo”.

Pero esta ley no era sino una intención: la educación de los


niños y niñas chilenas, lejos de ser una realidad, era una gran tarea,
una misión histórica que demandó el compromiso de las nuevas
generaciones. Había que hacer de los miles de niños pobres que
escarbaban mendrugos por las calles, de los niños campesinos-
trabajadores, de los niños-obreros, de todos los niños chilenos,
escolares. Había que hacer de la escuela chilena un hogar: con
maestras-madres, escolares-hijos y un Estado-padre. Hacer de
Chile, desgarrado por la crisis, la pobreza, la enfermedad, la
inseguridad vital y el descontento de los más conscientes, un hogar
común, aunado en torno a esa esperanza de un mejor destino
encarnado en los y las escolares de delantal blanco.
A esta hora de la historia, las mujeres-madres-despiertas
trabajaron al interior de sus hogares para responder a este
llamado y desafío. Hasta altas horas cosieron uniformes y lavaron
y plancharon delantales, pegaron botones, cambiaron cuellos,
zurcieron calcetines y subieron o soltaron bastas de mangas
y ruedos de trajes y uniformes heredados de mayor a menor.
Conscientes de que el porvenir de sus hijos e hijas se jugaba en las
aulas de la escuela, se desvelaron alistando sus pequeños cuerpos
y almas; preparándose ellas mismas a través de lecturas y auto-
aprendizajes por medio de revistas que no solo hablaban de moda.
Hubo también muchas jóvenes mujeres, como algunas de
nuestras madres, que acudieron a este llamado social-educativo
preparándose para maestras en las Escuelas Normales a lo largo
del país. Dando un paso de avanzada fuera de sus casas y de sus
propios hijos, trabajaron y entregaron vida y amor a esta vocación
social educacional. El “Ser Maestra” fue una identidad de mujer
reconocida: por su aporte, por su influjo, por su incansable
capacidad de construir desde las aulas de las escuelas chilenas,
una nueva sociedad.
25. Apolinar Osco, “A los niños”, La Federación Obrera, Santiago, 26 septiembre, 1921.

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El Estado, las fundaciones y la caridad civil, las Recogiendo la demanda de democracia real y de justicia
organizaciones gremiales, profesionales, sociales y obreras, toda social, se levantó el año 1938 el programa del Frente Popular
la sociedad, en el seno de su división y lucha ideológica y política, chileno que, con la consigna de “Pan, Techo y Abrigo”, abrió las
se sumó, de una u otra manera, a esta clave escolar del porvenir. puertas de la Moneda y del parlamento a dirigentes políticos que
En esta misma lógica cultural, el período de los años representaban las aspiraciones de las clases medias y populares
treinta y siguientes, fue un tiempo de creciente valorización de las chilenas.
profesiones, bajo el alero de las cuales se había estado criando una Aunque muchas mujeres conservadoras temieron a
clase media ilustrada – médicos, abogados, ingenieros- que estaba los gobiernos radicales por “ateos y comunistas”, otras muchas
teniendo un claro influjo en la dirección del país. La hegemonía mujeres progresistas se sintieron identificadas y se incorporaron
política de los antiguos grupos dominantes será puesta en cuestión, a este proyecto, especialmente aquellas que militaron en los
no sólo a través de los golpes político-militares (1924-25; 1932), partidos de la coalición Frente Popular. Asimismo, aquellas que
sino principalmente a través de la avanzada de una clase media se agruparon en torno al MEMCH a lo largo del país, se sintieron
política ilustrada, crítica del orden establecido, consciente de las parte del ideario frentista que hablaba al pueblo de justicia y de
necesidades de transformación del país y capaz de articular un reformas, abogando ellas por leyes de protección y por el sufragio
programa político que afianzase la democracia y diera algunos universal.
pasos hacia un cambio en el modelo de desarrollo nacional. Si el Frente Popular fue un fuerte temblor para el ancestral
Muchas mujeres de la generación del cuarenta se mostraron “clan Santiago”, el terremoto de Chillán y del sur de 1939, que
decididas a incorporarse, a través de una profesión, a las múltiples sepultó a miles, remeció la conciencia solidaria de todos y permitió
tareas de servicio y dirección de la sociedad. Algunas de nuestras remover los escombros de un orden antiguo, levantándose, poco
madres, muy avanzadas para su tiempo de mujeres, entraron a a poco, el protagonismo de un nuevo Estado. Pero cuando la obra
la universidad a estudiar profesiones clásicas de hombres: leyes, recién comenzaba, moría prematuramente el presidente Aguirre
medicina, odontología; otras, además de la formación como Cerda, debilitado su cuerpo, incapaz de conducir los cambios que
profesoras, buscaron profesiones que tuviesen alguna impronta irrumpían con fuerza en la historia. Simultáneamente, se desataba
femenina (Servicio Social, Enfermería, Matronas), donde pudiesen en Europa la Segunda Guerra Mundial (1939), al son del avance
hablar en su propio lenguaje, poniéndose al servicio de la solución de los ejércitos nazi-fascistas sobre el corazón de ese continente.
de los más agudos problemas de sobrevivencia del pueblo chileno. Imperaba en el mundo y en Chile la incertidumbre, la
Por su parte, mujeres comprometidas con los cambios inseguridad, el miedo… Cada día la sociedad urbana de estos
necesarios, militaron en partidos políticos de izquierda (socialista y confines de América amanecía con grandes titulares e imágenes
comunista) demostrando, como una de nuestras madres, notables blanco y negro de bombazos, muerte y destrucción. Eran imágenes
dotes de dirigente; otras muchas militaron en movimientos de sucesos ocurriendo en tierras lejanas, pero que repercutían en
feministas y emancipadores (MEMCH, 1935) que enarbolaron la cada ser del mundo con sentimientos de espanto. Entre este imperio
bandera del sufragio universal y de la autonomía de las mujeres de la muerte, continuaba la vida cotidiana y seguía floreciendo el
respecto de la potestad marital. Con una clara impronta de amor entre parejas que se conocían y enlazaban y en los niños que
“feminismo social”, el MEMCH luchaba por la protección legal siempre nacían.
de las mujeres trabajadoras y campesinas del país, el eslabón más Durante más de una década (1938-1952) el país fue
débil de la sociedad chilena. dirigido por presidentes radicales que enarbolaron un programa
Pero aún era un tiempo en que la mayoría de las mujeres democrático y reformista en alianza con los partidos del centro
focalizaba en el hogar el objetivo central de su vida: silenciosas, y de la izquierda chilena. Aunque las reformas en materia social,
con más o menos alegría, aceptaron entregarse a la reproducción económica y educacional fueron débiles, esta etapa de la vida
de la vida, a la economía doméstica y al cuidado de los otros, política nacional marcó un punto de inflexión en materia de
descuidándose a menudo a sí mismas. Algunas, a través del apoyo transformación del rol del Estado: de un Estado liberal inactivo en
a su marido profesional, encontraron su modo de participar en materia social y económica, a un Estado más comprometido con
los desafíos sociales del momento. En general, las mujeres de la el diseño de un “modelo de desarrollo fomentista”, propiciador
generación del cuarenta fueron capaces de tomar consciencia – a de la mayor producción nacional, incentivando la industria y la
veces en forma dolorosa- de su valor propio y algunas buscaron agricultura y poniendo énfasis en la aplicación de la legislación
desarrollar sus dones personales a través del arte: poesía, pintura… social. Se trataba de un nuevo modelo de Estado que emergía de
Supieron que, con ellas, se cerraba un ciclo de la historia de las las cenizas de la destrucción bélica de la Segunda Guerra Mundial,
mujeres: la vida de sus hijas sería muy diferente; para esa diferencia como única posibilidad de volver a construir pacto-social. El
las criaban y educaban. Estado-Fomento se constituía en un nuevo sujeto histórico, muy

94 95
activo, abriendo el camino a futuras e impostergables
transformaciones.
No obstante, en lo inmediato, los grupos dominantes
siguieron presionando tras bambalinas, en defensa, principalmente,
de sus intereses como clase latifundista, resabio de un orden social
colonial resistente a cualquier transformación. Más fuerte aún
fueron las presiones de las empresas extranjeras que explotaban
nuestras riquezas mineras, exigiendo a los gobiernos radicales
Irma, mi madre, profesora normalista
fidelidad a sus intereses, en detrimento de las demandas de los
trabajadores, a quienes los gobiernos radicales de los cuarenta
reprimió con ferocidad llegando a sacrificar, incluso, la frágil
democracia chilena.
Supimos de sangre derramada con el gran paro que sacó
al pueblo santiaguino a las calles en solidaridad con los obreros
salitreros en huelga, a quienes el gobierno radical había anulado la
personalidad jurídica de sus sindicatos. Solidaridad del pueblo que
fue aplastada violentamente en la llamada “Masacre de la Plaza
Bulnes” (28 enero, 1946): momento trágico cuando el ejército
arremetió con caballos y sables sobre los blandos cuerpos en
estampida, cayendo, entre muchos, la bella veinteañera Ramona
Parra.
Atizados por la política anti-comunista de Estados
Unidos, la clase terrateniente-parlamentaria aprovechó el viraje
a la derecha del gobierno radical de Gabriel González, logrando
aprobar la Ley Maldita que expulsaba de la ciudadanía y del país al
Partido Comunista chileno (1948) y, junto con ello, paralizaba los IRMA ACUÑA SEPÚLVEDA
movimientos sociales que, de norte a sur, levantaban demandas y Pitrufquén, 1909 - Santiago, 2009
propiciaban reformas.
Caía gravemente herida la democracia enarbolada como
ideario matriz del Frente Popular: expresión de la pervivencia de
la república autoritaria y de una clase política subordinada a la
burguesía nacional y al imperio.
Entonces y paradojalmente, en medio de la cobarde
persecución política de muchas mujeres comunistas, las “mujeres
L
a vida de mi madre estuvo marcada por la educación que recibió como profesora
normalista y que impartió en diferentes escuelas en Temuco, Arauco y Chillán, educación que
chilenas” hubieron de celebrar la promulgación de la Ley de nos legó a sus seis hijos. Parte importante de su personalidad se moldeó con la educación
Sufragio Universal (1949) que confería, al fin, la ciudadanía o el recibida en el internado de la Escuela Normal de Angol, adonde llegó muy joven a estudiar,
voto a las mujeres no-comunistas: era el doble rostro de la no- en abril de 1924, egresando a los veinte años en noviembre de 1929 y siendo considerada la
democracia chilena. primera alumna entre sus 58 compañeras. Luego de un año de práctica y trabajo “a mérito”,
más una memoria, se le concedió el título de Profesora Normalista.
En los recuerdos de mi madre ocupaban un lugar especial esos años de formación
en la Escuela Normal de Angol, que fue fundada el 4 de junio de 1908, siendo Presidente
de la República, Pedro Montt y Ministro de Educación Miguel Luis Amunátegui. Comenzó a
funcionar un 11 de julio de 1912, día en que se funda por decreto firmado por el Presidente
26
Ramón Barros Luco.
Mi madre me contó que su educación fue muy integral, ya que no sólo le enseñaban
las materias tradicionales, sino que también tuvo oportunidad de ver obras de teatro, ir al cine
y desarrollar actividades deportivas. Su memoria de titulación estuvo referida al postulado de
la Nueva Escuela. Se señala que la educación formal no puede estar limitada al aprendizaje:
debe preparar para la vida. Según se anota en la evaluación de su trabajo:
26. http://escuelanormalangol.blogspot.cl/

96 97
“Se preocupa con todo interés de su perfeccionamiento por medio Recuerdo a mi madre muy bien vestida como correspondía a su papel de profesora.
de la lectura de obras que dan nuevos rumbos a los métodos Tenía una gran inteligencia para organizar la vida familiar, pero también era una persona
implementados … estimula con su ejemplo”
27
bastante sociable y tenía amigas de varias generaciones que la acompañaron con su amistad
hasta su muerte. La conocí siempre trabajando como profesora fuera de la casa. Yo no
Por ser la primera de su promoción, pudo escoger Temuco como el lugar de su primer cuestionaba su trabajo, me parecía que era un trabajo muy importante y habitual en las
destino como profesora, la que era la ciudad más cercana a su pueblo de origen, Pitrufquén, mujeres. Luego me di cuenta que la mayoría de las madres de mis amigas eran amas de casa.
donde vivía su madre viuda y sus hermanos.
Empezó a trabajar inmediatamente después de su titulación, cuando Chile era afectado “El “modelo familiar” propuesto en los años 30 era de un hombre
por la gran crisis económica mundial de los años treinta. Con su trabajo pudo ayudar a educar jefe de familia y la mujer, ama de casa y que se concretaba en el
a sus hermanos, apoyando a su madre. sistema de salario familiar, subordinando a la mujer, por medio de
Mi madre se casó a los 27 años con mi padre (de 28 años) un 26 de abril de 1936, su exclusión del mercado laboral, brindándole salarios más bajos
tardíamente para esos años, dadas sus responsabilidades familiares. Se conocieron en la y de esta forma, haciéndola depender económicamente del hombre
jefe de familia .
29
escuela donde ella trabajaba a la que mi padre llegó también a hacer clases y además era el
bibliotecario a quien mi madre iba a pedir libros. Ese “vicio de la lectura” como ella decía,
lo transmitió a todos sus hijos. Recuerdo el cuaderno con tapas duras de color negro donde
En Chile en esos tiempos un porcentaje muy bajo de mujeres trabajaba fuera de casa:
anotaba las fechas (1935, 1936) y sus poesías y poetas favoritos; ahí conocí la poesía de Juana
según el INE en 1940 sólo trabajaban 115.227 que constituían un porcentaje muy reducido
de Ibarbourou, de Alfonsina Storni, Gabriela Mistral, María Cristina Madrid, María Isabel Peralta
de la población (2,2% del total y 4,5% de las mujeres). Las ocupaciones principales de ellas,
y Gladys Thein. según el censo de 1952, eran modistas y costureras. Es preciso considerar que siempre ha
existido un alto sub-registro del trabajo femenino.
Por su trabajo como profesora nuestros horarios coincidían y llegábamos casi juntas
a la casa. Nuestro hogar era acogedor y siempre había alguien para recibirme a la vuelta del
colegio; en general, regresábamos todos los hermanos al mismo tiempo. La vida apacible en
provincia permitía una mejor relación entre vida laboral y familiar, las distancias eran cortas,
se podía dormir una siesta breve, ya que la jornada se dividía en dos y era posible almorzar
en casa. Sin embargo, cuando mi madre tuvo sus seis hijos, no existían los permisos pre ni
postnatales, ya que recién en 1959 se estableció la ley que permitía el permiso y pago prenatal
a partir del quinto mes de embarazo. Así, la estrategia familiar era vivir muy cerca de la escuela
que le permitía a mi madre salir a amamantar durante los recreos.

La primera ley de postnatal en Chile se remonta a 1924 con la ley


de la Caja de Seguro Obrero y las reformas al Código del Trabajo de
1931 que consagraban los derechos de la madre obrera, el descanso
30
Mi madre el día de su matrimonio. El luto debe haber sido por la prenatal y postnatal y los subsidios maternales .
muerte de un pariente, 1936.

Mi familia paterna era de Chillán y creo que fue el motivo por el cual mis padres
buscaron que los trasladaran a trabajar allá en 1948, cuando yo contaba con solo tres meses
de vida. Llegamos los ocho a casa de unos amigos de mis padres, también profesores, quienes
En esos tiempos del Frente Popular, ambos como profesores adhirieron firmemente a los a su vez tenían siete hijos y nos acogieron solidariamente en su casa por alrededor de dos
principios de un sector político que buscaba mejorar la educación y la salud de la población. meses hasta que mis padres pudieron arrendar primero y comprar después la casa en donde
El Estado de compromiso que evolucionó con los frentes populares buscó convencer y educar, viví toda mi infancia.
28
más que reprimir. El lema más famoso de Aguirre Cerda, fue “Gobernar es educar y dar salud al Tengo un hermoso recuerdo de ese matrimonio de amigos - Raúl San Martín y Rosita
pueblo”, el que luego sería citado como epígrafe en el libro de Salvador Allende “La realidad González - que se transformaron en mis padrinos de bautizo y que siempre me celebraban
médico-social de Chile” publicado en 1939. en mis cumpleaños con tarjetas dibujadas y pintadas por ellos, así como por bellos y muy
Mis padres siempre apoyaron las candidaturas presidenciales de Salvador Allende, esperados regalos.
con el Frente Nacional del Pueblo en 1952; en 1958 con el Frente de Acción Popular (FRAP) Me han contado que en la época de la crisis de los años cincuenta, hubo escasez
como primera coalición de izquierda compuesta por los partidos socialista y comunista y otras de ciertos productos como café o aceite, pero en mi casa nunca faltó algo. Recuerdo que de
organizaciones de izquierda y las candidaturas de 1964 y 1970. Mi padre militó en el Partido pequeña en casa se preparaba café filtrado, al que se le agregaba café de higo, posiblemente
Socialista hasta 1973 y ambos se consideraron siempre allendistas. por la escasez del café de grano. Durante los años 1950, en el plano económico cabe resaltar
27. Comentarios de profesores en su Libreta de calificaciones de profesor licenciado. República de Chile, 1929. 29. Karin Rosemblatt, “Masculinidad y trabajo: el salario familiar y el estado de compromiso, 1930-1950” en Proposiciones Nº26, Ediciones Sur. En http://www.
28. Karin Rosemblatt, “ Por un hogar bien constituido. El Estado y su política familiar en los frentes populares”, p. 188 en Lorena Godoy y otras, Disciplina y Desacato memoriachilena.cl/602/w3-propertyvalue-144422.html.
Construcción de la identidad en Chile, siglos XIX y XX. En http://www.memoriachilena.cl/602/w3-propertyvalue-144422.html 30. Soledad Zárate Pardo, “Crianza y pobreza en Chile “en Rafael Sagredo y Cristián Gazmuri (2013) Historia de la vida privada en Chile, Tomo III El Chile Contemporáneo.
98 De 1925 hasta nuestros días.
99
la gran inflación existente, que había sido un problema crónico en Chile desde al menos Su presencia en la casa era muy notoria, ya que ordenaba, administraba y decidía
1880. El índice de precios aumentó y marcó un promedio del 36% por año durante la década, sobre las actividades domésticas: qué comprar, qué cocinar, la entrega de ropa para el lavado,
alcanzando un máximo del 84% en 1955. La historia económica de Chile ha estado marcada la compra de algo especial para los cumpleaños o cuando recibía su sueldo de fin de mes.
por tentativas fracasadas de contener la inflación. Entre 1950 y 1960, se lanzaron tres programas Desde muy niña me rebelé contra los roles femeninos y masculinos tan marcados
31
de estabilización principales, uno en cada Administración. dentro y fuera del hogar. Me parecía injusto que mi mamá se encargara de administrar toda
Mis padres con puestos de trabajo como profesores básicos o primarios como se la actividad doméstica cuando ambos tenían el mismo tipo de trabajo y creo que ganaban el
llamaba entonces, pronto escalaron en su carrera profesional y terminaron como directores mismo sueldo (aunque mi padre recibía más, ya que también impartía clases de historia en
de escuela. En el caso de mi padre entre 1949 y 1961 fue el director de la famosa Escuela la Escuela Industrial). Además, mi padre tenía más libertad y actividades fuera de la casa (era
México de Chillán, que fue donada por el gobierno mexicano como ayuda solidaria después masón y el presidente de la Sociedad Protectora de Estudiantes) y mi madre, aunque muy activa
del terremoto de 1939. Esta escuela contiene los murales pintados por David Alfaro Siqueiros socialmente, estaba más limitada por sus deberes como ama de casa. Siempre la vi como una
32
y Xavier Guerrero, que mi padre conocía en detalle y que relatan la historia de Chile y México. igual con mi padre en su asertividad y determinación y ella solía destacar su aporte al hogar
A esa sala–biblioteca imponente y sobrecogedora, con el detalle del mural de la cruz-espada- con su trabajo dentro y fuera de la casa.
ataúd que me asustaba, iba de pequeña a pedir libros en préstamo. La vida de toda la familia sufrió un importante cambio con el golpe militar que obligó
En el caso de mi madre, terminó su carrera profesional en la Escuela Nº 5 de Chillán al exilio a algunos de sus miembros. Asimismo, mis padres sufrieron el hostigamiento político.
Viejo, instalada en el lugar donde nació Bernardo O´Higgins; la escuela ya no existe, porque Durante la dictadura se produjo la muerte dolorosa y repentina de mis hermanos Mario (en el
allí se erigió un memorial dedicado a este héroe patrio. incendio de la torre de Santa María) y Jorge (de un infarto) en 1981 y 1984 respectivamente.
Durante sus años de trabajo, mi madre fue una maestra y luego directora muy Mi madre vivió una gran transformación, ya que abandonó cierta dureza y rigidez
preocupada por su escuela, puntual y trabajadora. En ese tiempo se involucró en los centros y se volvió más dulce y cariñosa, pero también más ansiosa con respecto a sus otros hijos.
femeninos de la masonería y tenía una activa vida social. Con una gran capacidad organizativa, El exilio de los hijos la hizo viajar -junto con mi padre- a Europa en dos oportunidades para
lograba que la casa con seis hijos y habitualmente dos primos estudiantes, funcionara sin visitarlos.
problemas, con el apoyo de dos empleadas domésticas puertas adentro: la cocinera y la “niña Luego de la muerte de mi padre en 1993, mi madre vivió hasta el 2001 sola en el
33
de mano”, a las que probablemente se les pagaba muy poco. Ahora sería muy difícil pagar el campo con una empleada que trabajaba durante el día. Cuando cumplió 92 años, por una
trabajo de dos empleadas puertas adentro con dos sueldos de profesores. Así, entre hermanos “crisis de soledad”, mi hermano la llevó a vivir con él, ya que necesitaba más cuidados. En
y primos la casa de la calle Carrera siempre estaba llena de estudiantes y amigos. 2003 sufrió un infarto cerebral, por lo que la traje a Santiago a vivir conmigo para poder
Mi madre para mí era la seguridad y la tranquilidad, con mi papá había más juego y cuidarla. Fue un gran cambio de vida para mí, ya que coincidió con mi separación matrimonial.
cariño. Mi madre me contaba que como no tenía mucho tiempo para leer cuando nosotros De algún modo, tuve que hacer dos duelos juntos: ver el deterioro de mi mamá junto con
éramos pequeños, mi papá le leía en voz alta mientras ella tejía o remendaba la ropa y los la pérdida de la pareja y de un proyecto de vida. Creo que la obligación de hacerme cargo
calcetines. La recuerdo cosiendo las bastas de nuestros uniformes, probándonos la ropa del de los cuidados de mi madre, con todo el trabajo de organización que significó, me ayudó a
año anterior para pasarla de un hijo al otro o desecharla. Uno de los días felices de mi vida superar esos momentos duros.
fue cuando crecí más que mi hermana mayor y ya no pude heredar su ropa. Mi madre vivió casi un siglo, ya que murió en 2009, tres meses antes de cumplir
34
Cuando mi madre cumplió 50 años, recién jubilada, junto con mi padre decidieron 100 años - los que ya estaba planificando cómo quería celebrar. Yo creo que tuvo una vida
irse a vivir al campo a una quinta que le habían comprado al abuelo y que era nuestra casa plena, con la alegría de ver realizada su vocación de maestra, de esposa y madre de familia;
de veraneo en el Huape. de contar con buenas amistades y de ver crecer a sus nietos y bisnietos. Pero también sufrió
Allí construyeron una casa de madera, la que fueron ampliando para que cada hijo y dolores profundos como la muerte de sus dos hijos, el exilio de otros dos tras el golpe militar,
sus familias pudieran llegar, y todavía está disponible para hijos y nietos que quieran visitarla. hechos que la marcaron para siempre.
Aunque inicialmente mi madre añoraba la ciudad, el campo la transformó en una mujer De ella aprendí muchas cosas: el amor a la lectura, el valor de la educación y la
campesina. cultura, la capacidad organizativa, la habilidad de hacer amigas para toda la vida y su interés
Junto a los árboles frutales de muy distinto tipo, plantados por mi padre, ella desarrolló por el mundo que la rodeaba. A diferencia de ella y de mis abuelas, pude escoger con más
un bello y diverso jardín y ambos una valiosa biblioteca. Recuerdo a mis padres como una libertad un estilo de vida y una profesión, así como una mayor movilidad geográfica, que me
buena pareja, muy ávidos lectores, conversadores y compartiendo las preocupaciones sociales, amplió la mirada con numerosos viajes y estadías por el mundo.
políticas y familiares, ambos de orientación política socialista.
Mi madre era una persona seria pero acogedora; recuerdo que mis amigas a veces
iban a conversar con ella sus problemas, que en la adolescencia se referían habitualmente a
las difíciles relaciones con sus madres. En mi caso, no recuerdo mayores conflictos, salvo las
largas negociaciones sobre los permisos para ir a fiestas (“malones”), al cine o a casa de amigas
que, en general, me daban, pero con límites estrictos de horarios. Como me fui a estudiar fuera
de Chillán a los 16 años, no tuve mayores conflictos con ella en mi adolescencia, ya que sólo
volvimos a convivir al final de su vida.

31. https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_económica_de_Chile.
32. Desde el año 2004, los murales en su conjunto son considerados Monumento Nacional de Chile, en la categoría de Monumento Histórico.
33. En Chile en 1952 había 182.241 trabajadoras domésticas aseguradas, se estimaba que considerando a las no aseguradas esta cifra llegaba al doble. Salazar, Gabriel
100 y Julio Pinto Historia contemporánea de Chile IV Hombría y Feminidad, LOM 2002.
34. En esos tiempos, se jubilaba con treinta años de trabajo continuos, independientemente de la edad. 101
de Chile, que en ese entonces era el salitre, se derrumbó en las bolsas y esto tuvo efecto en todas
las actividades económicas por ende también en el empleo. El lema de “apretarse el cinturón”
se hizo permanente en muchos hogares chilenos. Las calles se llenaron de vagabundos y
gente sin casa y sin destino. Santiago se pobló de conventillos y cités. Florecieron las ollas
comunes y las filas de hombres esperando por un empleo se hicieron interminables. La salud
y la higiene eran deplorables, por lo que no tardó en desatarse una nueva epidemia de tifus
Mi madre, artista y educadora exantemático. Esta provocó la muerte de más de cinco mil chilenos y chilenas. También
las diarreas fulminantes en los niños y la tuberculosis entre adultos, hacían estragos en la
población.
Como muchas de las mujeres de la época provenientes de la clase popular y, en su
caso, también por vocación, mi madre entró a la Escuela Normal de Santiago, la N° 2. Recibió
allí su título de Maestra Primaria en 1934, a los 21 años, justo el día en que su madre daba a
luz a su hijo número catorce.
Ella solía recordar esta época de estudios como de dolor. El dinero escaseaba incluso
para lo más fundamental, lo que exigía ahorrar a través de todos los medios. Fresia caminaba
30 cuadras desde la Alameda hasta el paradero 1 de Santa Rosa, para ahorrar en transporte.
Ya con su título en mano, una joven Fresia Morales fue destinada por el Ministerio de
Educación a ser maestra en una escuela rural de La Florida. Cada mañana, de madrugada,
tomaba el tren en la Plaza Baquedano (entonces llamada Estación Pirque) hasta un determinado
punto situado en la zona suroriente de Santiago. Allí la esperaba un coche tirado por un caballo
que la trasladaba hasta la escuela del fundo, compuesta por dos salas de clases con muros de
adobe resquebrajado y un grupo de humildes alumnos.
Pero mi madre no pertenecía a la estirpe de las conformistas y por ello se empeñó
en continuar su formación profesional. Se inscribió en la Escuela de Bellas Artes, trabajando
de día y estudiando de noche. Allí logró el reconocimiento a su talento artístico de parte de
sus maestros y otros importantes pintores de la época. Esta formación permitió a mi madre
dar un salto cualitativo en el aspecto cultural y social. La pintura era para ella la pasión de
FRESIA MORALES LÓPEZ su vida, lo que más la motivaba, las alas con las que elevaba sus sueños. Pienso que aunque
Chillán, 1913 - Santiago, 2000 abnegada en su labor de maestra, por ella hubiese seguido exclusivamente en la senda del
arte. Pero había que ganarse el pan, para ella y para cooperar en la casa paterna.
E n el mes de noviembre de 1913 el hogar chillanejo de mis abuelos, Flora y Pedro,
se vio iluminado por la llegada de mi madre, Fresia, que entre sus genes traía no sólo la
Fue el amor el que se interpuso en su carrera como artista. Estudiando pintura se
enamoró perdidamente de un colega profesor. Como testigo de ello quedan numerosos croquis
que furtivamente al comienzo, le hacía a su amor; luego él, hermoso coqueto, posaba para
inteligencia del padre y la audacia de la madre, sino también un talento artístico innato. Ella
ella. Corría el año 38 y la pareja con ideales comunes por la educación pública, no se
fue la segunda de los catorce hijos que dio a luz su madre.
abstrajo a la efervescencia política en favor de la elección de Pedro Aguirre Cerda. Ambos se
Por entonces, Chillán era un poblado con algunas calles empedradas, una iglesia, un
sintieron interpretados por el lema de su campaña: “Gobernar es educar”. Las marchas políticas
convento, un activo mercado y unas incipientes fábricas manufactureras.
contribuyeron a unirlos aún más. Sin embargo, el tiempo develaría que este enamorado era
Mientras mi madre vivía su primer año de vida en Chillán, el año 1914, en Europa
el hombre equivocado, con quien, sin embargo, concibió tres hijos.
se desataba furiosa la Primera Guerra Mundial. Aunque lejano y apartado, nuestro Chile no
En uno de esos años de esperanzas por un mundo mejor y de entusiasmo político,
permaneció ajeno al conflicto. Si bien, oficialmente se declaró neutral, en los hechos apoyó
mi madre dio a luz a mi hermano mayor. Convencida de que la ola de progreso económico
con maniobras a los alemanes, quienes en ese tiempo proveían a Chile con maquinaria e
y de justicia social también llegaría a los maestros, mi madre -ardiente creyente en el lema
insumos básicos para la producción del salitre en el norte. También hicieron sus aportes muchos
del gobierno de Aguirre Cerda-, acudió con su flamante título de profesora de Artes Plásticas,
alemanes que desde mediados del Siglo XIX se habían afincado en el sur de nuestro país.
orgullosa y esperanzada, a presentarse ante el Ministerio de Educación, en ese entonces el
Alejada de estos combates, mi madre crecía cobijada por el cariño de sus padres.
único organismo autorizado para designar a los profesores de la educación pública de Chile.
Estaba rodeada de abuelas y tías, en una casa colmada de maceteros con plantas desperdigadas
Lo que mi madre anhelaba era el nombramiento en alguna de las Escuelas Normales de
por los corredores y un gran huerto como jardín. Cuando tenía siete años y a la familia ya se
Santiago o tal vez en un liceo; méritos le sobraban. Pero no era fácil aquello si no se estaba
habían sumado otros tres miembros, sus padres decidieron trasladarse de Chillán a Santiago.
inscrita oficialmente en el partido político gobernante, lo que ella, libertaria por excelencia,
En la capital continuaron naciendo año por medio el resto de sus hermanos.
jamás quiso hacer.
Mientras esto sucedía, el mundo se hundía en lo que en la historia ha pasado a
Comenzó entonces un interminable peregrinaje por oficinas ocupadas por burócratas
denominarse como la Gran Depresión económica, que comenzó en octubre de 1929. El sueldo
desmotivados y cuñas interesadas. El anhelado nombramiento en Santiago nunca llegó. Mi

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madre, de carácter perseverante y entusiasta, no sólo quería progresar como profesora, también Aquel tiempo entre 1950 y 1969 persiste en mi memoria como una sucesión de
quería tener éxitos como artista de la acuarela. En esos años se presentó a varios salones de hechos buenos mezclados con sobresaltos; con paseos y salidas a pintar a lugares increíbles,
arte, donde obtuvo los mayores galardones y montó sus primeras exposiciones individuales intercalados con visitas esporádicas de mi padre. La estrechez económica endémica y la
en los salones del Ministerio de Educación y del Banco del Estado. organización de exposiciones con la esperanza de recuperar el dinero invertido, convivían
Entre clases, pintura y exposiciones, se anunció un nuevo embarazo, el mío. La relación con la participación política entusiasta. Puedo dar fe que no era sencillo llegar a fin de mes
matrimonial ya se había vuelto compleja, por lo que a mis padres la noticia de mi llegada con el sueldo de profesora. Recuerdo que todos en la casa contábamos los días hasta llegar
trajo alegría, pero también, incertidumbre e inquietud ante su futuro como pareja. al 30, el día de pago.
Nosotros, sus hijos, crecíamos al alero de este amor que se enfrentaba a decisiones Mis padres se separaron definitivamente a mediados de los años sesenta, sin embargo
vitales. Es entonces cuando manos oscuras y movidas con quizás qué intención (nunca lo mantuvieron a lo largo de su existencia una extraña relación de amor entrañable. Ellos
sabremos), le ofrecen a mi madre un cargo como profesora de Artes Plásticas en la Escuela siguieron encontrándose de modo esporádico y cada vez que lo hacían, se miraban a los
Normal Rural de Ancud. ojos y era como si jamás se hubieran distanciado. Después que nosotros, sus hijos, crecimos
En un acto de audacia increíble para la época, mi madre decide aceptar este cargo y y dejamos el hogar y luego que mi padre -el gran amor de su vida- abandonara este mundo,
parte sola, con sus dos hijos pequeños, al entonces casi fin del mundo. Bajo la promesa por recién entonces, mi madre se permitió intentar nuevas aventuras amorosas.
parte del Ministerio de un pronto regreso a la capital, se despide de su ciudad, de su amor Después del golpe de Estado del año 1973, las vicisitudes políticas y familiares la
y de su familia. Mi padre ya trabajaba por entonces en el Ministerio de Educación. obligaron a emigrar del país. Los últimos veinte años de su vida transcurrieron intercalando
Un año y ocho meses permanecimos en Ancud. De esa estadía no quedó más que el estadías entre Chile y Canadá. En Toronto, como no podía vivir sin arte, participó en actividades
recuerdo de las lluvias copiosas y los vientos huracanados. No hay fotografías y escasos son de centros culturales y presentó varias exposiciones individuales. Desde allí viajó a Estados
los cuadros que ella pintó durante su estadía en la hermosa naturaleza chilota. Presumo que Unidos, Suecia, Italia y Alemania y, en cada lugar que visitó dejó su huella como artista. Son
fueron meses difíciles para ella, que afectaron su producción artística. innumerables los cuadros que pintó de esos lugares y en los que se refleja su espíritu inquieto.
Fue mi padre el que le avisó a mi madre, desde Santiago, que había una vacante Fue en esa época, en las postrimerías de su existencia, cuando entabló una nueva
como Profesora de Artes Plásticas en Talca. Ella ganó el concurso y así endilgamos nuestro relación. Durante diez años mantuvo un curioso vínculo sentimental tardío con un señor
destino hacia la ciudad cruzada por el Estero Piduco. canadiense, con quien, a pesar de su insistencia, jamás quiso casarse para no perder su libertad.
En Talca mi madre revivió. Fue como si hubiera vuelto a florecer. Aparte de su tra- Sin duda, en este y otros temas, ella fue una adelantada para su tiempo.
bajo como profesora en la Escuela Normal Rural de Talca, desarrolló lo que hoy podríamos Mi madre jubiló y dejó de hacer clases el año 1969, sin embargo cuando falleció en
considerar el oficio de gestora cultural. Creó uno de los primeros centros de arte que hubo el 2000, a su sepelio acudieron más de treinta de sus ex alumnos normalistas. A pesar de los
en la ciudad, lo que para ella constituyó una actividad extra que, aunque no involucraba sacrificios y frustraciones, mi madre tuvo una vida plena y a esa plenitud contribuyó en gran
dinero alguno, la hacía feliz. En uno de esos años gestionó la participación de varios artistas parte la pintura.
santiaguinos, entre ellos de Nemesio Antúnez, quien viajaba semanalmente a Talca para dictar Mi sensación durante mi infancia y adolescencia fue la de vivir en un hogar diferente,
clases de Arte en el Centro Cultural creado por mi madre. no convencional, pero lleno de cariño, solidaridad y respeto. Mi madre siempre en la proa, sin
En el escenario talquino reaparece nuestro padre y, como consecuencia obvia, en abandonar jamás el barco que constituyó su hogar y sus tres hijos. Creo que su mejor legado
1950 nace mi hermana menor. Sin embargo, él sigue trabajando en Santiago. Luego lo con- para nosotros fue, junto a la educación, su compromiso, sus valores, su responsabilidad, entre
tratan en la UNESCO y se traslada a Bolivia y posteriormente a Pakistán, por lo que la relación muchas otras virtudes. Eso y más de novecientos cuadros que son testimonio de su arte. Hoy en
entre ellos se convierte en epistolar y esporádica. No debe haber sido fácil la vida para mi día, algunas de sus obras están expuestas en museos chilenos, parte de su material artístico se
madre, como mujer sola, jefa de hogar con tres críos y sin duda enfrentando los prejuicios de encuentra en la Biblioteca del Museo de Bellas Artes y además figura en el registro de Artistas
provincia de aquella época. Visuales Chilenos de este importante museo nacional. Estoy segura que se sentiría orgullosa
En 1957 se presentó la ocasión de un nuevo traslado, esta vez a la ciudad de Curicó de ello.
-un paso más cerca de Santiago-. Fue nombrada como profesora en la Escuela Normal de
Hombres. Una de las primeras actividades que hizo en esa ciudad fue ir a conversar con el
alcalde para crear un centro de arte. Allí, en el frío subterráneo de la Municipalidad y sin re-
muneración alguna (como si el dinero le hubiese sobrado), impartía clases de pintura. También
enseñaba a apreciar el arte y a elevar la cultura general de sus alumnos. En Curicó trabajó
hasta 1969 y, año tras año, no solo organizaba una exposición individual y otra colectiva con
sus alumnos, sino también gestionaba actividades de intercambio cultural con las embajadas
de Francia y China. Ella fue la gestora del último homenaje que la ciudad de Curicó le hizo a
su hijo predilecto, el famoso pintor Benito Rebolledo Correa, en 1963.
Tampoco a mi madre le faltó el tiempo para involucrarse en actividades gremiales en
pro del magisterio y para participar en la campaña presidencial de 1964 a favor de Salvador
Allende. En aquellos meses fuimos a cuanta concentración, marcha o reunión hubiera en
Curicó a favor de Allende. Foto captada por mi madre de su curso en escuela de La Florida, 1936.

104 105
Ana lleva su nombre por esa abuela paterna a quien ella amó entrañablemente y con
quien compartió pieza desde su infancia. Oriunda de La Serena, su abuela Ana era hija de
mineros que hicieron su situación en las minas de cobre y plata de la zona. Ya treintañera, la
serenense Ana conoció a un viudo apuesto, con cuatro hijos crecidos, salitrero y hacendado,
trabajador y rico, Daniel, de quien se enamoró, casándose y trasladándose a la capital; allí
su marido le puso casa en la calle Ejército. Amanecía el siglo XX cuando muchos agricultores
Ana, la hermosa madresposa ricos se hacían construir una casa en la capital como expresión de buen tono, para generar
redes de sociabilidad entre el clan Santiago y para la educación de los hijos en colegios de
renombre. Sin embargo, Daniel siguió viviendo en Los Andes, tierra de sus raíces donde, con
el producto de sus ricas pertenencias salitreras, adquirió la hacienda Los Sauces, de valle a
cordillera. Una noche, al ir a rescatar una vaca caída al río, Daniel enfermó gravemente y
falleció. “Murió con las botas puestas”, se comentó. Corrían los años 20 del siglo XX.
Al heredar su hijo Jorge parte de la fortuna del salitrero Daniel, se casó con Teresa
y compró palacio en calle República, el que alhajó con telas de brocato y terciopelo, con
porcelanas inglesas y muebles Luis XV. Cada sábado el palacio se regocijaba de fiesta con
comida, baile y orquesta, acogiendo a las familias del clan Santiago. Allí nació Ana, un día
sábado del invierno de 1923, entre tules y algodones…
Breve vida de ocio y palacio. En poco tiempo fue dilapidada la fortuna del salitrero y
hacendado Daniel, la que quedó en manos de los banqueros de la época. Caídos en pobreza,
Ana vivió una infancia de carencias, inseguridad y continuos cambios de casas de arriendo.
Su padre Jorge, criado en el lujo y los mimos, hubo de despertar de su sueño olímpico y salir a
trabajar, cual proletario. En los años de 1930, en plena crisis del capitalismo mundial, también
salió a trabajar su madre, Teresa, buscando el pan en la venta de seguros de siembras, dejando
sus hijos a cargo de la abuela. Pero aun en la estrechez, la familia de Ana intentaba seguir los
pasos de la sociabilidad del clan Santiago, al que pertenecía por sangre y tradición.
El tiempo histórico en que vivió Ana su adolescencia fueron años de importantes
cambios políticos que marcaron la sociedad de su tiempo. Muy cerca de la puerta de su casa
ANA OLIVA ALCALDE pasaban las marchas del Frente Popular en la campaña del ’38, levantando pancartas con la
imagen del candidato radical Pedro Aguirre Cerda, al son de gritos de “Pan, Techo y Abrigo”.
Santiago, 1923 Marchas que alzaban las banderas rojas del joven Partido Socialista y del Partido Comunista
y las suásticas del movimiento nazi, aliados todos de ese Frente Popular chileno que llegó a
Siempre estuviste ahí, en la casa, ante la máquina de coser, la Moneda en octubre de ese año ‘38.
pedaleando constantemente, accionando las agujas y los hilos, El clan Santiago que habitaba en el centro de la ciudad entró en pánico e inseguridad
cortando telas, probando tallas sobre cuerpos pequeños creciendo. ante la visible presencia de este Frente Popular flameando banderas rojas, el que fue capaz de
Al anochecer, te veía meditando, en silencio, tejiendo… expulsar de la Moneda, por primera vez en la historia republicana del país, a la aristocracia
Eras como la luna, con una cara luminosa, plena, tranquila y con santiaguina. Esta temió por su religión, su familia y su propiedad. Para este grupo capitalino, ya
una cara oculta, secreta, inquieta. fuesen liberales o conservadores, las certezas de su mundo antiguo, erigidas sobre el predominio
Siempre presente y siempre ausente. Te percibía escindida, entre la del clan Santiago, se caían a pedazos, mientras veían cómo entraban en primera escena otros
quietud y la zozobra, entre tu presente y tu pasado, tu presente discursos y otras clases sociales que tomaban posesión del corazón de la ciudad. Tuvieron
y tu futuro… que escuchar los gritos de las demandas de las clases medias y populares que cuestionaban
A pesar de la aparente seguridad de tu vida, una ráfaga de la sociedad aristocrática por derechista y retrógrada y propiciaban una democracia real y un
temor, de tristeza atravesaba tus días, aflorando a veces. modelo de Estado dispuesto a iniciar cambios que levantaran la alicaída economía post-crisis
del 30.
Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial con su bombástico espectáculo de muerte
y destrucción, Ana vivía su “estreno en sociedad”: luciendo su belleza trigueña de ojos verdes,
C ada mañana la pequeña Ana despertaba con los sollozos de su abuela, llamada
también Ana, al ver partir de madrugada a su hijo Jorge a trabajar como empleado de los
vestido su cuerpo alto y esbelto con trajes cosidos por sus manos, tenía permiso para salir a los
salones de té y de patinaje entre las cuatro y las siete de la tarde. Y cuando Chile se vestía de
tranvías; llanto de abuela por su hijo, padre de Ana, que marcaría a la niña, instalando una luto por la muerte inesperada del Presidente Aguirre Cerda, Ana vivía su primer amor con un
sombra de inquietud y pesimismo en su alma. pololo de apellido santiaguino “conocido”, al que pronto dejaría por otro hombre de nombre
desconocido.

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“A principios de los años 40 -dice Ana recordando el momento del encuentro con Entre costuras, tejidos, compras en la feria, reuniones de colegio, idas al dentista y
el hombre que desposaría- Armando era el médico de la empresa de electricidad Chilectra, dirección de la casa, Ana parió y crió a cuatro hijos más, repitiéndose la fórmula: tres mujeres
donde entonces trabajaba mi padre. Cuando mi abuela, quien vivía con nosotros, enfermó, y un hombre, quienes jugaron en las escaleras del departamento y en el patio exterior común,
vino Armando a verla a la casa. Yo cuidaba a mi abuela, la cuidé siempre, hasta sus últimos donde compartieron con niños y niñas vecinas y medio parientes.
días. Tenía 18 años. Armando examinaba a mi abuela, pero me observaba de reojo a mí. Un La crianza de los ocho hijos se hizo muy extenuante para Ana, quien pasaba malas
día le pidió permiso a ella para invitarme a tomar el té, a lo que mi abuela accedió. Así nos noches cuidando guaguas. Comenzó a engordar y a encorvar la espalda. Muchos días Ana
fuimos enamorando. Yo dejé al pololo que tenía y me quedé con Armando, un moreno sureño estaba con jaqueca y a menudo desechaba las comidas sociales de los médicos. Un claro
muy inteligente, quien le ofreció a mis padres formar conmigo un hogar apoyado en su trabajo cansancio y un dejo de nostalgia se asomaba en su mirada, de vez en cuando.
de médico ya recibido y en pleno ejercicio de su profesión”. Una tarde, estando simplemente sentada en una silla de su pieza meditando con la
El padre de Ana no aprobó de muy buenas ganas la pretensión del médico por su hija, vista perdida, le pregunté a Ana en qué pensaba. Ella, rompiendo el tabú de uno de sus secretos,
a quien deseaba casar con algún joven santiaguino de apellido conocido del clan Santiago. Sin pronunció una breve frase que no olvido: “He perdido toda mi juventud…”. Entonces me
embargo, ya no eran los tiempos en que los padres casaban a las hijas. Ana optó por Armando, pregunté en silencio qué significaba “perder la juventud” cuando me parecía que mi madre
por amor y sensatez: su joven piel y su vital experiencia le decían que “un profesional era tan joven y bella…
provinciano vale más que un apellido santiaguino”. Atraída por Armando, Ana optó por este Poco a poco fui comprendiendo que “perder la juventud” para Ana y para muchas
camino de seguridad y estabilidad que él, como médico, le ofrecía y, dejando al caballero mujeres de su generación -la de los años 40-, era perder tempranamente la soltería, la autonomía,
“bien”, aceptó al hombre de raíces sureñas, inteligente, profesional, con trabajo estable y la libertad, la posibilidad, quizás, de haber estudiado una profesión. Y fui comprendiendo que
reconocido. Por entonces ya se valoraba a las profesiones y a los profesionales como una “perder la juventud” era llevar una vida entre-paredes, embarazándose sin pausa, criando,
fuente de trabajo y vida más segura, estable y promisoria que la vida y trabajo en el agro, la engordando.
tradicional economía de la generación de sus padres. Pero esa fue la única frase, el único lamento, el único gemido. Ana debía guardar el
Por su parte, Armando, al poner en ella su agudo “ojo clínico”, se dio cuenta que llanto para otros dolores mayores por venir.
era una bella niña de familia del clan Santiago, al que él aspiraba a integrarse como vía de Cuando su hijo menor enfermó gravemente, después de breves lágrimas, ella sacó
ascenso social. Supo, al mismo tiempo, que ella era diferente, sin aspiraciones de figuración o fuerzas monumentales y se convirtió en el más sólido pilar de su existencia, una fuente
riqueza. Sencilla, despreocupada de los apellidos conocidos, Ana no usaba joyas y se alejaba inagotable de amor incondicional: la prueba cotidiana de la presencia de la Energía divina…
de los salones, entregada al cuidado de los suyos. Armando supo su historia: que su familia, En el ocaso de su vida, Ana juega: enreda y desenreda lanas entre sus dedos, como la niña
a pesar de codearse con los grupos del clan Santiago, se había empobrecido, conociendo el que nunca fue.
sufrimiento de la escasez de recursos y viviendo en la inseguridad por el cambio continuo de Ana está ahí: sólida como una roca a sus noventa y cinco años, cuidando con su
casas de arriendo y por la inestabilidad del empleo de su padre. presencia a su amado hijo, buscando sus caricias, estrechando su mano, escrutando cada uno
En plena guerra mundial, cuando ésta se trasladaba peligrosamente al Pacífico de sus movimientos con su bella mirada verde…
estallando en Pearl Harbor y los Estados Unidos entraba a la guerra con todo su poderío
bélico y dispuesto a inaugurar su bomba nuclear, Ana y Armando se casaron el año 1942. Al
matrimonio acudieron vestidos de frac y elegante cuello de piel, los sureños campesinos padres
de Armando, Panchita y Alfredo. Los novios pasaron su luna de miel en una casa de balneario
de la zona central facilitada por algún pariente y comenzaron su vida en un pequeño bungalow
que Armando mandó construir con los recursos generados de su trabajo como médico, en
la calle Silvina Hurtado, en el nuevo barrio de Pedro Valdivia cerca de Irarrázaval. La nueva
generación dejaba el centro, avanzando su habitar hacia el oriente, traspasando la avenida
Vicuña Mackenna.
Racionada la bencina, Armando se trasladaba en bicicleta al hospital cada mañana y
visitaba enfermos hasta caída la tarde. En ese bungalow nacieron y pasaron su primera infancia,
con patio y arbolitos, los cuatro primeros hijos: tres mujeres y un hombre. Cuando Ana quedó
por quinta vez embarazada, la casa se hizo chica. Finalizaba la década del 40.
Siguiendo los derroteros de la ciudad que avanzaba aún más hacia el oriente,
atravesando ahora el canal San Carlos, Armando y Ana, con la venta del bungalow y otros
recursos llegados con suerte de lotería, adquirieron un departamento de tres pisos, cuyo
portón se cerraba cual fortaleza y cuyos dormitorios, en el tercer piso, otorgaban la seguridad
que buscaba el padre. El temor bélico mundial había penetrado los cuerpos en el respiro de
la noche, la que debía resguardarse con cadena y candado. Se temía y se sentía el sismo de
la demanda por los cambios: los trabajadores chilenos en esos años de 1950 alzaban rostro
y voz. Las marchas de la CUT (Central Única de Trabajadores) demandando alzas de salarios
ante la inflación desatada, se escuchaba, sentía y temía en Santiago oriente.

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De adolescente, mi mamá pasaba largas temporadas invernales en Santiago junto a su
madre. Venían a la casa de la tía Teresa, en la calle Carrera 259. Esta era como la casa del Bon
Dieu, abierta para todos, familia y amigos. Doña Teresa Villarreal era una señora muy linda,
viuda, de grandes ojos azules. En la misma cuadra vivía la familia Muñoz Cristi.Mi mamá
se hizo amiga de las hermanas Muñoz, una amistad determinante en su vida, pues eran las
hermanas de su futuro marido.
Lucinda, mujer bella y soñadora Con mi papá fue amor a primera vista. Lo conoció cuando él volvía de una estadía
de diez años en Bolivia y Argentina. Mi papá era ingeniero en minas y realizó prospecciones
en las minas de estaño de esos países. Ellos se enamoraron, tuvieron un noviazgo corto y muy
pronto se casaron.
Mi papá estando de novio con mi mamá, tiene tifus; está en Los Ángeles. La familia
se preocupa muchísimo, lo trasladan al fundo, lo cuidan con mucho amor. Estos hechos los
conozco por alguna carta, relatos de mi mamá sobre la gravedad de la enfermedad. Una
pequeña fotografía lo muestra muy delgado, los ojos inmensos, pelado.
Mis abuelos deben haber intuido que él era una persona excepcional.
Mis padres se quisieron mucho. Siento que el de ellos fue -como se dice-, un
matrimonio feliz. Las únicas discusiones que les oí fue intercambiando opiniones sobre
los libros que leían. A ella le gustaban las novelas policiales; se sumergía en estas lecturas y
trataba de que mi papá también las leyera para comentarlas. Creo que ese tipo de novelas le
fascinaban, porque le permitían evadirse del quehacer cotidiano.
Yo nací al cabo de un año de su matrimonio. Mi papá estaba en terreno; cuando llegó,
mi mamá le dijo: “mira el coche de la guagua, le cambié los forros”. Y ¡oh gran sorpresa!, ahí
estaba yo.
La relación con mi madre fue difícil. Yo era voluntariosa, llevada de mis ideas y
“desafiante”, como decía mi abuela materna.
Después de cuatro años nació en forma prematura mi hermana María Teresa. Ella
fue sietemesina. Era diminuta, parecía una muñequita de juguete. Pero pasaba el tiempo y mi
hermana no crecía: seguía siendo del mismo tamaño, pequeñita. Mis padres, preocupados,
LUCINDA RIOSECO MACHUCA consultaron a varios médicos. La interpretación era siempre la misma: María Teresa no crecía
Los Ángeles, 26 de agosto 1903 - Santiago,11 de noviembre de 1980 debido al hecho de haber nacido de modo prematuro.
Llegada la edad de caminar, mi hermana no lograba pararse en sus pies, perdía el
equilibrio. Más consultas médicas, esta vez a médicos extranjeros que llegaron al país tras la
“El mar es bello, pero de una belleza aplastante, Segunda Guerra Mundial. El diagnóstico fue lapidario: mi hermana tenía la “enfermedad de
como esas bellezas de mujeres altivas, duras, Little” y no caminaría jamás. Posteriormente, este cuadro se denominó “parálisis cerebral”.
conscientes de su gran poder, María Teresa era inválida, pero cognitivamente estaba bien, no había daño cerebral; solo tenía
que puede llevarlas por inusitados caminos.“ compromiso motriz.
LUCINDA RIOSECO El hecho de que mi hermana fuera inválida y debiera andar siempre en su silla de
ruedas, fue un dolor constante en mi familia, un peso enorme. Se sentía la no aceptación por
A mi madre, Lucinda, siempre la vi ausente del mundo exterior, en un estado de
ensimismamiento en el que parecía como si la realidad inmediata, las cosas tangibles, los
parte de mi madre, su culpa, su rabia, sus sentimientos encontrados. ¿Por qué a mí? Creo que
fue la pregunta de su vida, siempre sin respuesta.
La única que aceptó más sanamente a María Teresa fue mi abuela, la madre de
hechos cotidianos, no la tocaran. Las conversaciones, la vida de los otros, no le interesaban en
Lucinda. Ella se hizo cargo en gran medida de su nieta, la acompañaba y sacaba a pasear.
lo más mínimo. Era, como ella misma se definía, una mujer “melancólica, tímida y retraída”.
Siempre escuché en mi casa, a parientes, a algunas amigas de la familia, que la
Ella también se sentía una persona “chapucera” (me lo confesó varias veces), es decir, que
personalidad reservada, ausente y silenciosa de mi mamá, se explicaba por tener una hija
todo lo hacía a medias.
inválida.
Lucinda nació y creció en el campo, en el fundo de su abuela, a quien no conoció
Yo pienso que no, que ya había desde antes rasgos de esta estructura de personalidad:
pues murió mucho antes de nacer ella. Mi mamá sabía reconocer el canto de los pájaros, los
tímida y contemplativa. Creo que la vida en el campo fue determinante en este sentido. Mi
imitaba perfectamente a cada uno. Mi madre era además una artista: desde muy niña comenzó
madre, de niña, podía pasar horas observando un árbol, un paisaje, un bosque, viendo el
a hacer dibujos a carboncillo, los cuales ella llamaba sus “apuntes”. Hoy probablemente sería
transcurrir de las aguas de un río.
una de esas artistas que hacen exposiciones en galerías.

110 111
Por lo demás, la crianza de sus hijas fue siempre muy protegida. Mi abuela vivía Mi madre quedó solo con la ayuda de una empleada antigua y fiel, que la ayudaba
con nosotros gran parte del año, haciéndose cargo de todo lo doméstico. Mi papá, que la eficientemente. La invitamos para que fuera a visitarnos a Inglaterra; fue imposible, sabía que
amó mucho, la sostuvo siempre, la cuidó, le evitó situaciones difíciles, Ella reconocía su no podía dejar a mi hermana, aunque algunas personas de la familia le ofrecieron hacerse
“inteligencia, sabiduría y mucho amor”. cargo de ella mientras viajara. Me duele relatarlo.
Luego de 36 años de matrimonio y, cuando yo ya estaba casada, divorciada y con Los años que vivimos en el extranjero, tanto mis hijos como yo, le escribíamos cartas
cuatro hijos, mi padre enfermó gravemente. El diagnóstico fue certero desde el principio: interminables. Eran tiempos sin internet, la llegada de las cartas era lenta, el teléfono era casi
cáncer al pulmón. inaccesible por lo costoso. De todos modos, nos mantuvimos en contacto continuo. Tengo
Frente a esta situación, mi mamá entró en una negación de la realidad, se diría que cajones llenos con sus cartas. Al volver, un día ella me preguntó para qué guardaba “cartas
patológica. Comenzó ese camino duro de exámenes clínicos, nuevas consultas, terapias de viejas, que ya no tenían sentido”.
distintos enfoques. Era una época todavía de poco avance en el tratamiento del cáncer en el Para mí esas cartas son un gran tesoro. Algún tiempo atrás, las revisé, ordené y en
país. Fueron once meses muy dolorosos. cada relectura, se me hacen más patentes los rasgos de personalidad de mi mamá. También se
Pero mi madre siguió consultando a más médicos y todos le dijeron lo mismo: su manifiestan nuevos sentimientos, vislumbro con mayor brillo emociones apenas bosquejadas.
muerte era inevitable y no había necesidad de hacer más consultas. Como último recurso, A veces experimento un importante crecimiento y profundo contacto con ella, a través
mi madre puso todo el historial clínico en manos del que era en ese momento el mejor de esas líneas escritas que atravesaron los mares de separación por varios años.
especialista broncopulmonar. Su consulta quedaba en una antigua casa de Ñuñoa. Fuimos En sus últimos años y no tan últimos, mi mamá partía sola a la casa de El Quisco, en
juntas a oír sus conclusiones finales. Con absoluta claridad él nos explicó la evolución de la la playa. En sus cartas escribió.
enfermedad y el desenlace que vendría relativamente rápido. Otros médicos nos dijeron que
no había necesidad de otra consulta, el diagnóstico era extraordinariamente certero.
Al salir de la consulta y mientas caminábamos por la vereda, mi mamá, con toda soltura “El mar es bello, pero de una belleza aplastante, como esas
me dice: “¿Vamos a la Plaza a tomar un té?”. En ese minuto supe que tendría que enfrentar bellezas de mujeres altivas, duras, conscientes de su gran poder,
sola la enfermedad de mi padre, que el camino por delante sería solo mío. Yo era joven pero que puede llevarlas por inusitados caminos”.
ya había vivido muchas situaciones trascendentales en mi vida: matrimonio, viaje a Europa,
cuatro hijos, recibirme de psicóloga, comienzo de la vida laboral, divorcio (con todos los
obstáculos de enfrentar un juicio) y otras. Pero asumir la responsabilidad de afrontar sola la Partía en un bus con su pequeño maletín; el cuidador de la casa, don Ángel, un
enfermedad tan grave de mi papá, me parecía una tarea enorme. Era tan grande el peso que hombre muy bueno que quería y respetaba a mis padres, le encendía la chimenea, cocinaba.
no lo sentí, simplemente actué con cordura, serenidad. La gigantesca pena la manejé como La atendía en los arreglos de la casa, cuidaba el jardín. A veces ella tomaba desde ahí otro bus,
habría querido manejar otras situaciones en mi vida. se iba sola a dar una vuelta por Curacaví, pueblito donde se sentía emocionalmente protegida.
Mi madre siguió en su negación, incluso cuando ya mi padre estaba hospitalizado, Sobre este lugar escribió:
durante sus días finales postrado con enfermera. Yo temía que cuando mi padre muriera, ella
no resistiera esa ausencia, que no fuera capaz de seguir adelante con su vida, con su familia,
“Calles humildes, calles que me traen recuerdos y visiones del
sin el gran apoyo que él significaba.
pueblo en que nací, las contemplo con amor, ellas me hablan del
Sin embargo y muy lentamente, ella comenzó a salir de esa red tupida de dolor. Veía
pasado, de mi juventud, tan solitaria,
más a sus pocas amigas, se reía de cosas que yo le contaba, valoraba mucho a mis niños y sus
pero tan diáfana”.
aventuras en el colegio. Vivíamos muy cerca, ella venía a menudo a mi casa “a dar una vuelta”.
Se entretenía con mis amigos, la sentí varias veces reírse con entusiasmo en las conversaciones
en mi casa. No podría decir que era feliz, pero se difuminaba esa profunda tristeza.
Finalmente ella enfrentó su viudez con entereza. Fue capaz de reestructurar su vida A estos viajes y días de playa, ella les llamaba sus “grandes escapadas”. Era muy fácil
y cuidar de su hija discapacitada. Recuerdo que sus entretenciones eran leer mucho, traducir de entender: ese mundo de naturaleza, belleza y soledad le permitía evadirse del gran peso
largas novelas del francés, dibujar a carboncillo. Tuvo períodos de clases con una profesora de emocional que debía enfrentar.
dibujo. Iban a dibujar en lo que en ese tiempo era el Fundo Lo Contador, hoy Pedro de Valdivia Su muerte fue como su vida: silenciosa, tranquila. Le perteneció solo a ella y no quiso
Norte. Tenía pocas amigas pero, como ella decía, muy consecuentes, lo que significaba que compartirla con nadie. Falleció en menos de dos horas.
se hacían cargo de su situación. Tenía una actividad que en esos tiempos me parecía absurda: Durante toda mi vida, he sentido que yo debería haber apoyado más a mi mamá.
zurcir calcetines, con una dedicación, concentración y paciencia admirables. Hoy pienso que No fui capaz. Mi propia vida era intensa: ser una profesional con altas exigencias y a la vez
era otro modo de evadirse de la realidad, pues eso le permitía desconectarse y soñar quién educar sola a cuatro niños ya era difícil. Ello, unido a mi ansiedad por “no perder el minuto”,
sabe qué espejismos. Siempre viajaba imaginariamente, aunque fuera a pequeños pueblos, me incapacitaron para hacerme cargo. No sé si me arrepiento. Después de todo ella me quiso
como ella decía, insignificantes. mucho. En el fondo, creo que admiraba mi desenfado frente a la vida, y que gozaba con éste.
En ese período recibió la noticia de que yo y mis hijos partíamos a vivir fuera de Chile. A ella le gustaba mi búsqueda de emociones nuevas, mi interés por conocer personas, por
Me pregunto cómo ella y yo pudimos enfrentarlo. Fue muy doloroso dejar a mi mamá viuda vivir situaciones de vida ajenas a lo cotidiano. Ella también admiró cómo salí adelante con
y sola con mi hermana inválida. obstáculos; esto me lo expresó muchas veces.

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No olvido su mirada cada vez que me iba de su casa. Me observaba desde el umbral
de la puerta de calle mientras yo me alejaba. Yo caminaba de espaldas a ella pero sintiendo
que sus miradas me traspasaban. Sí: esas miradas de mi madre me acompañarán por siempre.

Elsa, trabajando por un mundo mejor

ELSA MALDONADO BRIONES


Mi mamá (centro), mi abuela (derecha) y tía Elena Penco, 1944
(izquierda)

M i madre nació en octubre de 1944 en el policlínico de la CRAV, en Penco. Hija de


Rufina y Roberto, fue la segunda hija después del tío Nano.
Creció entre sus cinco hermanos hombres, era la regalona de su padre y durante
mucho tiempo fue la única hija mujer.
Ella se crió entre los árboles frutales y los pequeños animales que habitaban en el
gran patio de su casa de Penco. También aprendió rápidamente a defenderse de los hombres
con lo que encontrara a mano. Así fue como logró liderar juegos y encuentros con otros
niños que generalmente eran amigos de sus hermanos. Cuenta Elsa que su padre le enseñaba
cómo empuñar la mano y dónde golpear para atacar con más eficacia a su contrincante.
Empezaba con eso y luego seguía con rasguños, tirones de pelo y lo que fuera para asegurar
su superioridad ante su contendor. No siempre pudo ganar: cedió en algunos momentos pero
no se dio por vencida. Diseñó una estrategia para salir victoriosa de todas formas: se quedaba
tranquila hasta que sentía llegar a casa a su padre, entonces se ponía a llorar amargamente hasta
que Roberto terminara por castigar al hermano que se hubiere propasado con su regalona. De
niña, aprendió a desenvolverse en ambientes adversos, a identificar contrincantes y aliados,
a saber esperar el momento para actuar y, así, asegurarse de salir siempre en pie.

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Uno de los hermanos de su padre, su padrino, era el tío Abdón. Este era un sacerdote Mi madre sabía de las luchas obreras en la zona. Sabía que los mineros de Lota exigían
altamente comprometido con los pobres. Ejerció el sacerdocio en Talcahuano y Tomé un buen mejores condiciones laborales en las minas, y también de la intransigencia del gobierno de
tiempo, lo que le permitió tenerlo cerca, acompañarlo en algunas labores y recibir grandes Alessandri. Por eso no le asombró saber de la Huelga Larga de los mineros de Lota. Más aún,
lecciones de humanismo. El Padre Abdón fue profesor en el Seminario y luego lo trasladaron entendió que debían coordinarse con los comités de apoyo que se gestaban en distintos puntos
a Cabrero. Allí creó la Cruz Roja, el cuerpo de bomberos, una escuela y una iglesia, ambas de la ciudad. Estos eran liderados por mujeres y tenían como propósito reunir alimentos,
llamadas Santa Filomena. organizar las ollas comunes y buscar la forma de poner en resguardo a los niños.
Vivía de manera muy sencilla. Vestía una sotana parchada e iba a Monte Águila a La huelga se inició el 17 de marzo de 1960 y duró 96 días. El 12 de mayo de ese año
hacer misa a pie acompañado de su fiel perro Fusil. A mitad de camino el tren paraba para comienza la marcha hacia Concepción que convocó a más de 18 mil personas y en la que
invitarlo a subir. Mi tío recibía apoyo de mi abuelo que le mandaba bolsas de azúcar para que participó Clotario Blest.
él hiciera pequeños paquetes que entregaba a los pobres. Elsa sabía que llegarían a Penco los obreros textiles de Tomé y allí se unirían a los
Mi madre se fascinaba con él. Lo ayudaba en sus labores y mis abuelos se lo obreros de las industrias locales para marchar juntos hasta el centro de Concepción en apoyo
permitían felices. La niña Elsa desde pequeña entendió que la vida tenía sentido profundo a sus compañeros. Mi madre los esperó en casa y desde los ventanales vio emocionada a su
cuando se conectaba a la solidaridad. Salía con sus trenzas, de la mano de su tío, a realizar padre que marchó junto a sus compañeros. Iban con overoles, portando pancartas y lanzando
distintas gestiones relacionadas a su sacerdocio. Entre ellas, lo acompañaba al Arzobispado consignas solidarias. Eran miles de hombres que caminaban, donando un día de sueldo en
de Concepción y allí conoció a otros curas que habían sido alumnos en el seminario del tío apoyo a la huelga grande, sabiendo que la lucha de los lotinos también era la de ellos.
Abdón y que años después serían importantes defensores de la vida, cuando la noche de la Mi madre también partió a Concepción. Vio llegar a esa gigantesca masa de
dictadura caía en la patria. Eran los Padres Carlos Puente y José Manuel Santos. manifestantes; vio cómo miles de personas los recibían con consignas, cantos y puños en
Cuando Elsa termina sus estudios básicos en la Escuela Italia, dentro del recinto alto; cómo los esperaban con agua y pan para que recuperaran fuerzas, para decirles de
refinero, decide entrar al Liceo Técnico de Niñas de Concepción. En ese cambio sintió que alguna manera que no estaban solos.
salía al mundo. Viajaba todos los días hasta la gran ciudad, donde encontró nuevas amigas y Fueron días convulsionados, de mucha agitación, debates y acciones solidarias que
un ambiente agitado socialmente. Comenzó a ver otras realidades, a tener conversaciones sólo pudo romper una terrible catástrofe natural, el terremoto del 60. Este comenzó a las seis
ligadas a la cultura y la política. También en Concepción tuvo amores. de la mañana del 21 de mayo y fue realmente un cambio en la vida de todos. Pararon las
Elsa se convertía en una mujer bella, inquieta y decidida. Su gran amiga Jeannette Cohn industrias, las panaderías, el transporte, los colegios, y la casa de mi madre quedó dañada.
la acompañó en sus andanzas mezcladas entre el trabajo social, la política y las travesuras. Sin embargo, ahora solo quedaba sobrevivir, resistir ante un fenómeno desconocido, violento,
También tuvo una profesora que la marcaría de por vida: su maestra de dibujo Hilda Gómez, despiadado. La reacción no fue muy distinta a la de las luchas sociales. Aquí también hubo que
quien le abrió la mirada para descubrir las injusticias de clase en la zona. Ella hablaba en sus organizarse, buscar estrategias para conseguir agua, alimentos, espacios seguros para los niños,
clases de la necesidad de construir una sociedad distinta, sin abusos. Llevaba a sus alumnas contener el miedo y mantener en alto la moral. Mi madre no se detuvo en ningún momento.
a visitar la ciudad de Lota, para que vieran las condiciones en que trabajaban los mineros y Cargando a su hermano menor, ayudó en la preparación de alimentos, acarreó baldes con el
cómo vivían con sus familias en pabellones estrechos, oscuros, donde compartían las mujeres líquido vital y compartió con los vecinos para animarlos en esos eternos momentos en que
los hornos para cocer el pan y los lavaderos. Cuántas historias y dolores se vivieron en esos se esperaba cualquier cosa. El terremoto cambió todo el paisaje y de alguna manera, también
escenarios. También realizaba junto a sus alumnas interminables acciones de levantamiento y cambió la forma de ver la vida, la naturaleza y su forma de relacionarse con ella. Nada sería
solidaridad. La maestra les mostraba todo eso y las estudiantes elaboraban ajuares para llevar como antes, gran parte de la ciudad quedó en el suelo y costó volver a dormir en tranquilidad.
a los niños más pequeños. Recibían a cambio lecciones de vida, sonrisas de verdad y, para Durante todo este tiempo, Elsa contó con la compañía y el apoyo incondicional de
llevar a sus casas, el típico lulo de pan minero. su novio Pepe, de quien se sentía muy enamorada. Ambos eran jóvenes con mucha energía
La joven Elsa se conmovió desde temprano con la pobreza y se comprometió para y compartían los mismos sueños. Pese a algunas escenas de celos por parte de su pareja, ella
siempre, con su sangre y su piel, a luchar por la justicia social. Su compromiso le surgía desde se sentía feliz y segura con él. Lo admiraba por su inteligencia, por su forma de hablar, por
el corazón, no de los libros. su delicadeza en el trato con ella.
La reforzaron ciertos líderes que en esa época calaban hondo en la conciencia de La relación entre mi abuelo y mi padre no fue nunca fluida: se enfrentaban. Mi abuelo,
miles de penquistas. Allí estaban Miguel Enríquez, Bautista Van Shouwen, Luciano Cruz. Elsa fanático del Colo Colo, debía soportar que mi padre fuera de la Universidad de Chile. Luego
se daba cuenta que no estaba sola, que eran miles quienes soñaban con vivir en un Chile yo me enteraría que mi padre eligió ese equipo sólo para no estar de su mismo lado. Mi abuelo
distinto. Así recibió también su primer lumazo de parte de carabineros durante una marcha le exigía, lo controlaba, lo ponía a prueba. Y mi padre reaccionó siempre firme.
interminable de jóvenes estudiantes que exigían la inmediata liberación de Luciano Cruz y En el año 1962 dos hechos delicados le sucedieron a mi padre. Pasando vacaciones
Manuel Rodríguez. Los estudiantes de Concepción ya eran imparables en su afán de logros con su familia en Santiago sufre un accidente en moto. El vehículo se fue contra un camión y
democratizadores; se movilizaban y el pueblo los seguía. También los apoyaban no pudo controlarlo. Las heridas fueron serias, quedó totalmente desfigurado. Mi madre sufrió
Tuvo muchos pretendientes y pololeó poco. Se enamoró de un joven estudiante que con angustia el hecho y por supuesto no vio ninguna posibilidad de viajar a visitarlo. Recibió
conoció en una ramada el 18 de septiembre: mi padre. Se amaron y pololearon así como se algunas cartas y no le quedó otra que llorar en soledad.
hacía en esos tiempos: primero debía ir a misa para que luego le permitieran ir al cine con su Tampoco pudo visitarlo cuando le diagnosticaron tuberculosis. Su familia lo dejó
enamorado, y siempre acompañados por hermanos. Pero se hacían otros espacios viajando en Santiago largo tiempo. Casi no tuvo noticias de él. Pasaban los meses y mi madre seguía
juntos a Concepción, asistiendo a actividades políticas, compartiendo sueños comunes. esperándolo, pero mis abuelos progresivamente se iban manifestando a favor de que esa

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relación terminara. No les parecía bien que su hija fortaleciera una relación con un hombre
de tan delicada salud. Fue en ese tiempo cuando mi padre, solo, frecuentó otras mujeres.
Una de ellas era la hermana de la esposa de mi tío Mario. Tuvieron encuentros casuales de
los cuales nació un hijo, el primogénito de mi padre, David. Mi padre alegó, se complicó
y nunca lo reconoció legalmente. Por el contrario, buscó la forma de volver rápidamente a
Penco a reencontrarse con su amada Elsa. Nunca supe si le contó toda la verdad, pero sí sé
que rápidamente le pidió que se casara con él.
Mi abuelo, aunque no estuvo feliz con la decisión de su hija, exigió tiempo para
Eliana del Carmen, mezcla de dulzura y sabiduría
preparar bien la celebración. Seis meses se tomó para elaborar una serie de tragos tradicionales
de campo macerados a partir de aguardiente. Los pavos fueron criados especialmente para la
ocasión, así como la gran cantidad de verduras que se consumirían en la cena.
Se casaron el 24 de diciembre de 1964, el mismo año en que decidieron ingresar
formalmente al Partido Socialista de Chile (el 28 de agosto). Dice mi madre que su decisión fue
especialmente marcada por la influencia de su profesora Hilda Gómez y la figura potente, clara,
encantadora de Salvador Allende. Se hizo socialista aunque su familia era mayoritariamente
demócratacristiana.
Ciento cincuenta fueron los invitados a la fiesta que se realizó en la misma casa. Se
desocuparon habitaciones y se instalaron carpas en el patio. Tanto el vestido de novia como
la torta fueron hechos por una gran amiga de mi madre, Pepa. Prácticamente todo el evento
fue producido a pulso, todo celosamente supervisado por mis abuelos, con mucha gente
participando. La fiesta duró toda la noche. Se comió bebió y bailó hasta el amanecer al ritmo
de la música que salía del tocadiscos.
Así, mi madre se convierte en esposa y siempre compañera. Ayuda a mi padre a
terminar sus estudios en la nocturna, aprende a cocinar y a administrar la casa. Estas son
cosas nuevas para ella, ya que hasta entonces se había dedicado sólo a actividades del mundo
público. Por alguna razón, que aún no me explico, mi abuela se resistió a formar a sus hijas
en los quehaceres domésticos. ELIANA DEL CARMEN PÉREZ SEPÚLVEDA
Siendo una joven esposa, mi madre se esfuerza por combinar las tareas de la casa Santiago, 12 de septiembre de 1930
con su militancia política, dos responsabilidades paralelas que movilizan desde el corazón
a la rebelde Elsa. A los 21 años queda embarazada, se ilusiona y con mayor fuerza asume el
compromiso de trabajar incansablemente por dejar a sus hijos un mundo mejor.
Mi madre se hace adulta con un carácter fuerte, decidido. Tiene temple para enfrentar
momentos difíciles, no duda cuando hay que solidarizar y tampoco cuando hay que poner
T rato de encontrar en tu mirada esa luz potente y a la vez serena que acunó mi infancia.
Pero, aunque no quiero reconocerlo, veo cómo se apaga poco a poco, y en momentos es tan
límites. Mi madre, mujer soñadora, atenta, incondicional, lleva sus valores grabados en el
débil, que siento miedo.
cuerpo y no los deja, aunque en eso sienta que se le va la vida.
Naciste un 12 de septiembre del año 1930, cuando el mundo estaba en presencia de
la mayor crisis económica de la historia, bautizada como la Gran Depresión.
Te esperaba un hogar humilde en la calle Castro de Santiago, con un papá cariñoso
y una mamá algo lejana. Cuando me contabas tu vida de niña, de las grandes privaciones y
pocas comodidades que tuviste, me sorprendía la facilidad natural que tenías para rescatar
lo bueno de todas las situaciones. La única vez que recuerdo un sentimiento contrario, fue
cuando Virginia, madrina de tu hermana Hilda, te dejó con los brazos extendidos y no te quiso
abrazar.
Tú eres esa voz que ha quedado grabada en mi memoria, con imágenes, sonidos,
olores y un amor infinito. Con los años tu imagen se agranda. Entonces miro tu retrato y trato
de rescatar esos recuerdos y vivencias que empiezas a olvidar.
Tu primera infancia en Santiago fue tranquila: eras la hija mayor y muy regalona de
tu padre. Un día él llegó con una silla de madera y paja y te pidió que te sentaras, mientras
ponía el silabario sobre sus rodillas. Bajo la sombra de un gran árbol en el patio, aprendiste a
leer.

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De tu madre nunca olvidaste el olor a orégano de su delantal, el perfume de las mi papá trabajaba, tú atendías la casa y el negocio. Recuerdo que te levantabas muy temprano
madreselvas que cuidaba con tanto esmero en el patio. Siempre te apenó ver cómo se las y empezabas a preparar los desayunos, luego el almuerzo, lavar y colgar ropa, coser en una
ingeniaba para ocultar bajo el delantal su mano derecha, porque le faltaban tres dedos. Los máquina Singer de pedales, ordenar los dormitorios, preparar nuestra ropa para el colegio,
había perdido a los ocho años, ayudando a dar muerte a un animal. barrer el piso de tierra, no sin antes, con un lavatorio, “rociar” la tierra para que no se levantara
Cuando tenías nueve años, te fuiste a vivir a Combarbalá. La salud de tu padre Eulogio, el polvo. Ese olor me ha acompañado siempre y me emociona cada vez que lo huelo. Un par
mi abuelo carabinero, lo hacía necesario. Ese año de 1939 fue una época convulsionada y de veces a la semana íbamos contigo a la pulpería, donde se vendían productos básicos como
terrible para todo el mundo: la Segunda Guerra Mundial, más que ningún otro acontecimiento, alimentos, ropa y medicamentos. Ya no se usaban fichas, pero era casi lo mismo, puesto que
marcó ese tiempo. la posibilidad de ahorrar o ir a la ciudad más cercana y comprar más barato era casi nula; así,
Destacaste en la escuela por tu excelente ortografía y caligrafía, aspecto que nos sirvió la mayoría debía “encalillarse” anotando sus pedidos de consumos básicos en un cuaderno
mucho en nuestra época escolar. Siempre tenías la respuesta a cualquier duda de ese tipo y y, al llegar la quincena o fin de mes, el sueldo quedaba prácticamente entero en la pulpería.
tu firma era muy fácil de imitar. En la escuela te molestaban por lo alta, delgada y por ser hija Los días miércoles eran días muy especiales: llegaba la revista Disneylandia y nos
de carabinero, lo que era mal mirado en esa época. tocaba por turno ser su “dueño”. Si un miércoles me tocaba a mí, yo la recibía, la leía cuantas
Conociste a mi papá el 1º de Mayo de 1945, Día del Trabajador. Él era el único veces quería y elegía a quién se la prestaba primero, pudiendo disponer de ella toda la semana.
orador representante de las Juventudes Comunistas, quien dio un encendido discurso, seguro El miércoles siguiente, le tocaba a otro hermano y se repetía lo mismo. Era genial ser dueña
y convencido de sus ideales. Tú estabas muy cerca escuchando junto a varias compañeras y de la revista por una semana. Nunca he olvidado esa imagen: verte parada en la puerta de la
te resistías a creer que era a ti a quien miraba. Tenías quince años y él dieciocho. Empezaron casa esperando al cartero, con el pelo tomado, una blusa camisera y una falda plisada a media
a pololear primero a escondidas, porque tu padre no miraba con buenos ojos que fuera del pierna. Recuerdo cómo eras capaz de entretenernos, educarnos, querernos y estar siempre
Partido Comunista, pero tu madre siempre pensó que “era un buen hombre”. contenta en un paraje tan desierto, donde no existía la más mínima infraestructura que pudiera
El año 1947 y con autorización notarial, por vez primera salías de tu casa. Viajaste ayudar a que el tiempo fuera más llevadero.
a Potrerillos con una maleta que pesaba menos que tu cartera. Si bien habías trabajado unos Nuestras vidas cambiaron cuando se enfermó mi hermano Yuri. Había una posta y un
meses en una imprenta en Combarbalá, era todo un reto hacerlo en el periódico La Orientación. practicante que estaba de vacaciones ese mes de septiembre. Hubo que llevarlo a Antofagasta.
El trabajo consistía en aplicar tinta, generalmente oleosa, sobre unas piezas metálicas llamadas A los pocos días él murió, tenía tan sólo ocho meses.
“tipos”, para transferirla a un papel por presión. El primer trabajo consistió en “tipear” una carta Nunca te había visto tan triste, parecía que el silencio y las sombras se habían quedado
abierta dirigida al gerente general de la empresa, haciendo público el anhelo de una plaza para para siempre en casa y que tu natural alegría no regresaría jamás. Pero esa Navidad armaste
todos. Trabajaste en Potrerillos hasta mediados de 1951 y, de un día para otro, renunciaste al el árbol de pascua, nos hiciste cachito de nuez (dulce con forma de barquillo relleno de nuez
cargo. Al respecto, textualmente nos contaste: “el dueño de la imprenta me hizo un alce a la y crema) y nos dijiste que la pena se iría de viaje, que debíamos cuidarnos y nunca olvidar a
falda, lo empujé y cayó arriba de una estufa. Cobré mi sueldo y regresé a casa.” Había mucho nuestro hermano. Al día siguiente, nuevamente estabas con tu lavatorio, “rociando” para no
orgullo en tus palabras cuando lo contabas. levantar polvo.
El 18 de octubre de 1948, Gabriel González Videla promulga la “Ley de Defensa de Ahora, cuando veo tu mirada tan perdida, cuando no sabes si soy yo u otra persona,
la Democracia” y debido a ello tu novio fue relegado a Talcahuano por varios meses. Una me emociona comprobar cómo tomas fuerza y desde el fondo de la oscuridad que quiere
vez terminada la relegación viajó a Santiago, donde empezó a trabajar y estudiar. El pololeo vencerte, siempre recuerdas con lágrimas en tus ojos a tus hijos fallecidos, Hugo y Yuri.
continuó por carta, siendo los veranos la época de reencuentros en Combarbalá. 30 de marzo En septiembre del año 1963 mi padre fue despedido de la oficina salitrera Chile por participar
de 1952 sería especial, pues ese día se casaron y viajaron a Santiago. en una huelga. Nos trasladamos a Santiago en uno de los viajes más hermosos que puede
Fuiste un gran apoyo para que tu esposo pudiera atesorar un niño en sus más íntimos recuerdos. Nos quedamos por dos meses contigo y mi
estudiar en sistema vespertino después de la jornada laboral. abuelita Aurelia en El Soruco. En enero de 1964 nació mi hermano Jorge y a fines de ese mismo
Con el nacimiento de Hugo, tu primer hijo, en el Hospital San mes, mi papá regresó a buscarnos, ya tenía trabajo, arriendo y colegios.
Borja Arriarán, la felicidad fue completa: era un niño sano, En marzo de 1964 fuimos matriculados en la Escuela Básica Nº 24 que nos quedaba
grande y hermoso. A fines de 1954 regresaron a Combarbalá. a cuatro cuadras de distancia de nuestra casa de Santiago. Me resultaba divertido ver cómo te
El trece de febrero de 1955 nací yo en el Hospital Regional, repartías entre cuatro o cinco salas de clases para al menos decir “presente” en las reuniones
en el mismo lugar donde un año después falleció tu madre, de apoderados, las que muchas veces coincidían en día y horario. Éramos buenos alumnos y
mi hermosa abuelita María Clemencia. rara vez recibías una queja o una mala nota, aunque no siempre podíamos cumplir con los
El año 1957 nació mi hermana Yolanda. En esa fecha libros o materiales que nos pedían.
decidieron viajar con toda la familia a la oficina salitrera Entre los años 1966 y 1970 nacieron Grisel, Galia y Roberto. En tus embarazos sólo te
“Chile”, ubicada a 259 kilómetros de Antofagasta. Hugo hijo crecía la panza y a las pocas semanas de nacer mis hermanos, tu esbelta figura hacía imposible
tenía cuatro años, yo tenía dos y la guagua Yolanda algunos adivinar que habías sido mamá. Te sentía contenta con la vida que te tocó vivir. Eras el alma de
meses de vida; en 1959 nació Pradelia, en 1960 Sergio y en un hogar sin tensiones y siempre con música. Tu hacer era lento y relajado. ¿Cómo alargabas
1962, Yuri. las horas del día para atender a tus nueve hijos? Era y será un misterio para mí.
Hugo y Eliana, recién casados, 1952.
En nuestra casa se ocupaba la primera habitación Nuestra vida en Santiago era tranquila, vivíamos con lo justo y haciendo milagros
como negocio, donde se vendía todo tipo de telas. Mientras para compartir la ropa, que no siempre nos llegaba de primera mano. Nunca voy a olvidar un

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abrigo plomo que pasó de mano en mano y al cual sólo le ibas cambiando el botón, según de los adultos, que por un momento vuelven a ser niños. Y tú, con la misma mirada bondadosa
quién lo iba a usar. Recuerdo los veranos, las maneras creativas de entretenernos y cuidarnos. que me ha acompañado toda la vida, sonríes. Estoy convencida que sabes o sientes que tienes
Casi sin darme cuenta, de pronto empecé a sentir el peso de ser la hermana mayor: nietos y bisnietos, que los recuerdos que día a día insisten en escapar, nunca podrán con la
yo no jugaba, los cuidaba. Empezaba una etapa difícil en mi vida. sensación tibiecita del amor.
Durante mi adolescencia sentí que estabas equivocada; no podía creer que fuera una Siento como un privilegio el compartir tus días de mayor lucidez, donde aún podemos
opción para ti estar embarazada cada dos años. Sé que te dabas cuenta que para mí no era conversar y recordar sobre nuestras vidas. Esos momentos son el consuelo para soportar otros
fácil ser la mayor de tantos hermanos; estoy segura que más de una vez resentiste mi enojo, días, donde no recuerdas el nombre de tus hijos, cuando miras tu entorno y no sabes dónde
pero como la bondad era parte de tu ser, hasta mis reclamos supiste encauzar y evitaste que estás. Me entristece y me duele, pero te miro y te veo tranquila, relajada, en paz contigo y
tú o yo saliéramos heridas. con el mundo, sin dolores físicos.
En noviembre de 1970 el Partido Comunista nombró a mi papá como Jefe de Relaciones Los días lunes me corresponde cuidarte. Preparo tu baño y tu ropa para que te levantes;
Laborales de la Planta Sumar Nylon, en San Miguel. Disfrutabas el ambiente de esperanza y hago tu cama, te sirvo y acompaño a comer, salimos a dar un paseo, y si resulta, conversamos
solidaridad que imperaba. En marzo de 1972, mi hermano Hugo viajó a Antofagasta a estudiar un poquito, escuchamos música, armamos rompecabezas, jugamos dominó, miramos fotos y
Ingeniería en la Universidad Técnica del Estado. las ordenamos por fecha o hacemos listados de las personas amadas. Cualquier persona podría
En 1973 las dificultades se acentuaron, no dejaban gobernar a Salvador Allende, pero pensar que es un trabajo, pero no: es un regalo, una verdadera bendición poder entregarte
él insistía en respetar los acuerdos y la democracia. El 11 de septiembre fue un día terrible, aunque sea un poquito de lo mucho que tú me diste.
una herida sangrante en el corazón de la democracia y los derechos humanos. El doce de Los hijos que siempre quisiste tener, los que Dios mande, como siempre decías, ahora
septiembre cumplías 43 años, llorabas. Mi papá quedó cesante, pero vivo; pocos podían decir tienen un día cada uno en la semana para regalonearte, cuidarte y agradecer por tenerte a
lo mismo. Pintó su auto de taxi y a contar de ese momento, fue nuestra fuente de ingresos. En su lado. Hay momentos que tus silencios se hacen interminables, pero cargados de una paz
esos días tan aciagos, tu figura tierna pero fuerte estaba presente. Ponías la nota de tranquilidad que traspasa lo explicable. Pese a que te alejas cada vez más y con la ausencia de recuerdos
en una situación nada fácil, con nueve hijos y el menor de sólo tres años. me cuesta encontrarte, sé que cuando lo logro, sabes que soy tu hija y que estaré siempre a
Un caluroso día de noviembre de 1975 estabas en el pasillo entre el comedor y la tu lado.
cocina de nuestra casa en La Florida, cuando te desvaneciste en brazos de mi papá, posterior
a un grito que espero nunca volver a escuchar: supiste que mi hermano Hugo, de 22 años,
había muerto en “un accidente” a manos de carabineros. Qué frágil, desvalida y triste te vi.
Pasaron varios meses antes de que volvieras a parecer la misma persona de siempre.
El dolor grabó a fuego en tu rostro y en tu pelo esa ausencia. Arreglando tu jardín, preparando
milagrosas colaciones para que lleváramos al colegio o la universidad, fuiste recuperando los
deseos de vivir nuevamente.
Nuestra enseñanza media y universitaria la vivimos en medio de una horrible
dictadura, pero ustedes supieron protegernos con un hogar austero y estable. Recuerdo que
nos despedías con un beso y una bendición. Decías que al despedirse de una persona, ese
momento podría ser el último y más bello recuerdo de nuestra vida.
El tiempo es igual para todos y los hechos van aconteciendo según indica el reloj. Así
empezaron a llegar las pololas o pololos a nuestro hogar y siempre tu dulzura conquistaba
hasta al más serio de los pretendientes. Poco a poco nos fuimos alejando y formando nuestro
propio nido, con la alegría de tener ese espacio siempre acogedor para llegar. Estuviste casada
con mi viejito durante 46 años. Cuando él murió casi no lloraste, solo bajaste mucho de peso
y hablabas muy poco.
Pero la vida es tan sabia, que en esa misma fecha nació Franquito, hijo de Grisel,
quien con su pequeña existencia dio alegría y esperanza a ese corazón que estaba sufriendo.
Levantaste cabeza y tomaste la partida de tu hombre como sólo tú lo sabes hacer, positivamente,
con la seguridad de que él estaría siempre a tu lado, que te cuidaría y que fuiste el gran amor Mi mamá y yo, marzo 2018.
de su vida.
Desde ese día has estado acompañada por toda tu familia y eres la reina del hogar.
¿Recuerdas que Hugo ganó el primer lugar en poesía cuando estaba en 8º básico? En esa
oportunidad escribió para ti: “Mi madre, la Reina del Hogar”. Nunca lo he olvidado.
El día 25 de diciembre de cada año, tu casa es un gran árbol navideño, contigo sentada
al lado del pino cubierto de luces y guirnaldas. Observas los regalos para el gran familión, los
que se van entregando en medio de la alegría y el desorden de los más pequeños, las bromas

122 123
Entre 1946 y 1952 el radical Gabriel González Videla asume la Presidencia con el
apoyo de los comunistas. En su discurso de campaña declaró: “Yo les aseguro a ustedes que no
habrá poder humano ni divino capaz de romper los lazos que me unen al Partido Comunista
y con el pueblo”.
Es el año 1947, mi madre no se ha titulado y se postula como regidora por San Miguel.
En esa época conoce a mi padre. Mi abuelo Carlos nos contaba que le encantó cuando la
Ema: una colorina apasionada y comprometida conoció un verano en que se encontraron visitando a mi padre que hacía el servicio militar.
Hay una foto de esa ocasión, donde mi madre luce hermosa y ríe.
En las Memorias de Carlos Toro, aparece un párrafo sobre esa época y menciona a
mi madre.

“Acompañaba a comprar pan a mi madre por el sector y nos


encontramos con una muchedumbre agrupada en torno a una tribuna,
desde la cual hablaba una joven muy delgada, en la proclamación de
su candidatura a regidora por la comuna de San Miguel, para las
elecciones convocadas en 1947. Después lo supe, Ema Cuevas, así se
llamaba la atractiva oradora, estudiaba Derecho y saldría elegida. Pero
al año siguiente la destituirían de su cargo, legítimamente ganado
35
y la encerrarían en Pisagua”.

Esa información no es exacta porque finalmente no la enviaron a Pisagua.


Ese año mi madre se va de la casa paterna y no se habla por mucho tiempo con su
padre, mi abuelo Eliseo. Él era de derecha y no le gustaba que mi madre participara en política,
EMA SUSANA CUEVAS CORVALÁN menos si era de izquierda. Pero cuentan que a veces, cuando se encontraba con los grupos
Santiago, 1921 - Santiago, 2001 de jóvenes que repartían volantes por mi madre, los invitaba a comer algo.
Sus compañeros de universidad también participan en la campaña; así lo recordaba
Eliana Bronfman, una amiga de la carrera de Derecho que trabajó por ella. Además organizó

C olorina, sonriente, ojos claros y tan pequeños que no se ven cuando ríe. Alegre,
inteligente, apasionada, vehemente, política, maternal y amante de la lectura. Poco preocupada
su despedida de soltera en un restaurante del Cerro San Cristóbal.
Mi madre fue elegida regidora en 1947, bajo el gobierno de González Videla, pero al
año, en septiembre de 1948, impone la Ley de Defensa de la Democracia, llamada también
de la imagen, pero gustosa de lo exótico de los colores fuertes; ésa era mi madre, Ema Susana. “Ley Maldita”. Esta ley, nacida bajo el alero de la Guerra Fría y el anticomunismo macartista
Nació en San Miguel el 9 de septiembre de 1921. imperante en Estados Unidos, declaraba la ilegalidad del PC, así como un sinfín de restricciones
En algún momento, como castigo, la matricularon interna en un colegio de monjas. a las libertades individuales, sindicales y de prensa. González Videla gobierna con facultades
Ella es contestadora y rebelde. No duró más de tres meses en ese internado y a partir de ese extraordinarias, dictando leyes especiales que duraban seis meses. Cuando expiraban, se
momento no quiso saber nunca más de monjas o religión. prorrogaban nuevamente.
Continuó sus estudios en el Liceo de Niñas N°6 de Santiago. Ahí conoce a sus dos El 6 de enero de 1948, el senador Pablo Neruda pronuncia su discurso “Yo acuso”.
amigas del alma, Inés y Ester, quienes nos acompañaron toda una vida. Este se imprime como folleto y se distribuye por todo Santiago. Por esta razón Neruda es
En este liceo Gabriela Mistral había ocupado el cargo de Directora y por ello, después desaforado y se dicta orden de detención en su contra. Comenzaba para el poeta una travesía
de recibir el Premio Nobel regresa a Santiago y visita el plantel. La reciben en masa. Mi madre que lo llevaría a la clandestinidad.
recuerda que Gabriela se tomó fotos con todas las alumnas. Su hermana Guillermina tiene el Mis padres se casaron en el año 1948, en plena persecución política. Mi padre es
honor de aparecer en la foto que se exhibe en el Museo de Vicuña. despedido del Consorcio de Administraciones Agrícolas, sin derecho a indemnización.
La familia de mi madre estaba compuesta por cuatro hermanos, dos mujeres y dos Recién un año más tarde, en 1949, las mujeres obtienen el derecho a voto presidencial,
hombres, pero mi madre era independiente y no hacía mucha vida de familia. Ingresó a estudiar después de una larga lucha política. Mi madre fue parte de un grupo de estudiantes de leyes
Derecho a la Universidad de Chile y ahí empezó a interesarse por la política. Ingresa a las que se encadenaron a unas rejas por esta causa. Me imagino que se trata del ex Congreso
Juventudes Comunistas. Nacional.
35. En el libro “La guardia muere pero no se rinde”. Memorias de Carlos Toro S, Subdirector de la Policía de Investigaciones durante el Gobierno de Salvador Allende.

124 125
El Gobierno de González Videla fue un tiempo difícil para mis padres, pero estaban muy bien. Tuvo varios accidentes, ninguno grave, pero que le bastaron para darle fama de
rodeados de amigos. Tras ser despedido, a mi padre le ofrecieron trabajar en la librería de mujer peligrosa al volante. Una vez iba llegando a casa, con sus dos hijas pequeñas sentadas
la Universidad de Chile. La persona a cargo era Arturo Matte, liberal y futuro candidato a adelante (en esa época no existían los cinturones de seguridad e Isabel de siete años iba en la
Presidente en el año 1952. Es el padre de una amiga de mi madre, Ester Matte, la Estercita. orilla); al doblar la calle se abrió la puerta de mis hermanas. Mi madre solo atinó a afirmarlas,
A fines del año 1949 detuvieron a mi madre. Ya había nacido su primera hija y mi padre la lleva soltando el volante. Terminó incrustada en la pandereta del vecino. Él mismo fue esa tarde a
con él cuando la visita en la cárcel. En el recinto había altos de diarios y revistas requisados, la casa para tranquilizar a mi padre cuando llegara, por los daños que había sufrido el viejo
entre los que mi hermana jugaba siendo aún una guagua, sin entender. Cuando ya se tenían Mercury.
que ir, Susana lloraba y estiraba los brazos a mi padre: creía que la iban a dejar con mi madre Mi madre veraneó toda su vida en Quintero y lo mismo hicimos sus hijos. Siempre se
y no quería quedarse allí. tomaba el mes de febrero de vacaciones. El primer día que llegábamos a la playa no podíamos
Su profesor de la universidad, don Pedro Alarcón, radical y jefe de la Masonería en bañarnos, pues había que adaptarse. Ese día solo paseábamos.
Chile, fue quien gestionó su libertad: va personalmente a la cárcel y logra que no la releguen. Mi padre tomaba quince días de vacaciones y ella lo esperaba ansiosa, pues era muy
El decreto ya estaba firmado y le correspondía Melinka, pueblo de la zona austral de Chile, miedosa y no le gustaba pasar las noches sola a cargo de cinco niños más invitados. También
ubicado en la Provincia de Aysén. temía que pudiéramos enfriarnos y por eso nos llevaba tres o cuatro trajes de baño a cada uno
Una vez libre, mi madre se compromete a titularse. Para ello Pablo Neruda le ofrece para que pudiéramos cambiarnos después de cada zambullida en el mar.
su casa de Isla Negra para estudiar. Ella aceptó y ahí estuvo por dos meses durante el verano Pasábamos todo el día en la playa. A ella le gustaba tomar sol y nunca se preocupó
de 1950. Mi padre y mi hermana iban a visitarla todos los fines de semana. Hay fotos de mi de cuidarse. Tenía la piel delgada y el rostro ajado. Desde que tengo memoria la conocí
madre leyendo y paseando en coche a mi hermana mayor. arrugada. Muchas veces nos juntábamos en la playa con las amigas de su infancia. Ellas nos
Durante esta breve estadía, mi mamá se enamoró de la casa de Pablo Neruda en Isla contaban entretenidas historias de la juventud de mi madre, como que era muy anticipada
Negra y repetirá detalles en nuestro propio hogar, como las piedras, las caracolas y la inmensa para la época: usaba boina e iba a la universidad en auto. Mi madre se reía de esas historias,
chimenea; era tan grande que cabíamos en ella. ya que según ella su padre nunca le habría prestado su auto.
A mi madre nunca le gustaron las labores domésticas y no sabía cocinar. En realidad Todos los días, en el atardecer, íbamos a ver la puesta de sol. Siempre preocupada
cocinaba, pero pésimo, y no nos permitía meternos a la cocina. de que no pasáramos frío, nos abrigaba con chalecos de lana, de los cuales fue una eterna
Con la llegada de sus hijos mi madre se apoyó en empleadas y en la tecnología, fanática.
lo que le permitió dedicarse a las leyes y a la política. Siempre tuvimos todos los adelantos Llegados los años setenta y después de tres intentos fallidos, la cuarta vez sale elegido
tecnológicos en casa, como por ejemplo, la práctica secadora. como Presidente el Dr. Salvador Allende Gossens, con el apoyo de la Unidad Popular. Obtiene
Ella ejercía su profesión en forma independiente, pero en la casa atendía gratuitamente. la primera mayoría relativa de un 36,6 %, siendo luego ratificado por el Congreso Nacional.
A cambio y a modo de agradecimiento, le enviaban de regalo gallinas, huevos, queso, frutas Recuerdo que mi familia en pleno asistió a la celebración en la Alameda y entonamos todos
y verduras. juntos Venceremos, el himno de la campaña.
Era una madre nerviosa y aprehensiva: temía que nos ahogáramos con la mamadera, Ese año mi padre comenzó a trabajar en el Ministerio de Economía y mi madre fue
que nos enfermáramos y recuerdo que siempre estaba preocupada de nosotros. Como resultado, designada como Fiscal en Desarrollo Social, junto a Carmen Gloria Aguayo.
hizo una úlcera al duodeno, que se perforó. En ese período no nos dejaban estar con ella. Tras el golpe de Estado mi padre fue detenido y luego partió a Argentina. Mi madre
Sólo podíamos verla unos minutos, darle un beso, pero no subirnos a su cama. En esa época pudo reunirse con él recién a fines del 73. A principios del año 1974 viajamos todos a Buenos
dejó de participar en política. Cuando ya éramos adultos, nos explicó que en una ocasión Aires. Yo regresé a Chile en el mes de marzo de ese año a estudiar a la universidad, pero debí
alguien le había faltado el respeto y ella consideró que sus compañeros no la defendieron volver otra vez a Buenos Aires cuando mi madre se enfermó de cáncer. Allí la tratan con cobalto
como correspondía. y logra recuperarse.
Mi madre era fumadora: siempre estaba con un cigarro en la mano. Antes de ponerse Me cuesta escribir sobre ella en esa época. La memoria está compuesta por imágenes
a conversar o a hablar por teléfono, ella pedía los cigarros. Sus preferidos eran de la marca y sentimientos. Sé que a su regreso a Chile años después, vuelve a ejercer la abogacía, algo que
Ópera sin filtro, que después cambió por Nevada. En la casa había ceniceros por todos lados, no pudo hacer en Argentina. Pero el alto smog y el mal estado de sus pulmones le producen
hasta en el baño, sin embargo, no recuerdo haber sentido olor a tabaco. paros cardíacos y finalmente un infarto al miocardio.
Cuando yo todavía gateaba, me enfermé gravemente y los médicos no sabían qué El cirujano cardiólogo nos explicó que dada la mala calidad de sus venas y pulmones,
tenía. Según mi madre, parecía una muñeca de trapo. Finalmente me fue a ver una curandera la posibilidad de éxito de una operación era solo del seis por ciento. Creemos en ese seis por
que me diagnosticó “empacho” y me recetó “jugo de papa”. El brebaje consistía en una ciento y autorizamos la cirugía. Hay que conseguir dadores de sangre y de plaquetas. Ahí nos
cucharadita de jugo de papa, una cucharadita de limón y una de aceite. Ese remedio fue enteramos de que soy la única persona de su familia que tiene su grupo de Sangre B RH+. Fue
mágico. Mi empacho había sido causado por el tabaco de los cigarrillos, que seguramente triste descubrir que una hepatitis que tuve a los dos años impedía que pudiera donar sangre.
comí directo de los ceniceros. Desde ese momento, en mi familia, se receta el jugo de papa Con la enfermedad la vida de mi madre se hace más lenta, pero mantiene su ánimo
en caso de problemas estomacales, tres veces al día, ojalá en ayunas. y buena memoria. Los años que le quedan son de regalo.
Mi madre era buena para dormir. Todos los días iba a almorzar a la casa, igual que mi En las vacaciones de invierno del año 2001 fuimos toda la familia a Isla Negra con mi
padre, y dormía una siesta. Ella era la que asistía a las reuniones de apoderados y mi padre madre, mis hermanas y los niños. Por supuesto, visitamos la casa de Neruda. Ya casi no veía
era quien nos iba a buscar a las fiestas. Mi madre aprendió a manejar tarde y no lo hacía y caminaba muy poco, pero ella nos hizo igualmente de guía. Le compró de regalo a mi hija

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una campana de cerámica, pues estaría de cumpleaños pronto.
Mi madre es admiradora de Patricia Verdugo y quiere leer el libro Bucarest 187. Me
lo encarga y yo se lo leo a todos en la playa.
Mi madre muere al mes siguiente de ese año. Terminé de leer el libro en el cementerio.
Me cuesta creer que ya no está. Cuando se tituló mi hijo mayor, lo primero que pensé
fue llamarla y contárselo. La echo de menos.
Mi madre fue una mujer extraordinaria y estoy orgullosa de haber sido su hija. Fue
siempre una mujer comprometida, estudiosa y divertida, buena para bailar y contar chistes.
Siby, curiosa y creativa
Vivió muchas cosas y mil más como abogada. De ella heredé sus rasgos, su grupo de sangre
y su acogida. Hoy me inclino ante ella.

SYLVIA ESTER OLIVA FUENTES


Recoleta, Santiago, 1928 - Ñuñoa, Santiago, 1996

Mi madre arriba a la derecha y su amiga Inés Romband.

Más de veinte años después de tu despedida final,


va esta carta y este homenaje.

F uiste una madre protectora. La casa se sentía vacía cuando no estabas. Sabía que
podía contar contigo siempre, aunque nunca logré descifrar tus silencios, ¿o melancolía? ¿Eras
feliz? Siempre me lo pregunté. Eras muy querida y respetada por todos quienes te conocían, los
que destacaban tu amabilidad. Yo me quedo con tu laboriosidad, perseverancia, ingenuidad y
sobre todo tu creatividad. Sin embargo aún, siento que eres un enigma para mí; no creo haberte
conocido en toda tu dimensión y pareciera que mientras más exploro, más interrogantes se
abren. Quizás, este ejercicio de escribirte logre despejar algunas de ellas.
Veintiséis años antes de conocerte venías a este mundo como la primera hija de Ester
y Alfredo; era el 28 de enero de 1925. Después de la Revolución Rusa y concluida la Primera
Guerra Mundial, Chile vive un despertar obrero y la inestabilidad política marca un largo
periodo. A ese mundo llegabas.

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Sylvia Ester Oliva Fuentes -Siby como te decía todo el mundo, o Nena para algunos- papá, a mediados de la década del 40. Ibas en una micro a estudiar y ofreciste llevarle un
la mayor de siete hermanas llegaste a un hogar pobre, “aunque nunca faltó para el alimento”, paquete envuelto a ese señor de ojos verdes (eran tu debilidad). Rompiste el papel porque
dice una tía. Tu primera infancia se desarrolla entre el golpe militar de 1924 y la gran crisis querías saber lo que contenía tal envoltorio y ese interés sirvió para la conversación que luego
del capitalismo global al inicio de los años 30; crisis que impacta fuertemente a Chile por la los llevaría al matrimonio. Las fotos de esa época te muestran inmensamente bella, con tu pelo
caída del salitre. La cesantía avanza, proliferan las ollas comunes y los albergues colectivos, las ondulado, mirando hacia el horizonte.
mujeres salen a trabajar y aumentan las migraciones hacia la capital. Por cierto, esto también A inicios de 1946, una gran amiga te escribe felicitándote por “tu triunfo en el
afectó a tu familia, como lo recordaba tu madre. bachillerato”. Al mismo tiempo, quizás por su propio interés en el conocimiento, tu padre le
De tu infancia me cuentan que eras traviesa, que comías fruta verde a escondidas (a comenta de tu opción por los estudios superiores a su médico, quien lo convence de que tú
mí también me gustaba), que les hacías jugarretas a tus hermanas, tirándoles el pelo cuando podrías estudiar algo como odontología. Hacia allá diriges entonces tus pasos.
las peinabas. Sin embargo, también actuabas como su defensora, hasta con insolencias si lo Veo a esa joven que iba a estudiar con gran sacrificio desde la florida y arbolada
considerabas necesario. Y fuiste muy compinche de la hermana que te seguía; así, ante todo Pintana al imponente edificio de la Escuela de Odontología de la Universidad de Chile,
lo que te llegaba decías en tu lengua infantil: “a Voletita mem” (léase “a Violetita también”). ayunando algunos días enteros por falta de recursos.
Tenías tu personalidad y eso me encanta. La Escuela de Dentística de la Facultad de Medicina y Farmacia, anexa al Hospital San
36
Alrededor de tus diez años reaparece la revista Familia, que se consideraba el Vicente de Paul, se inició a fines de 1888 con cursos de dos años. Desde 1945 es la Facultad de
órgano oficial de la “emancipación femenina” e incorpora nuevas secciones, como la “Vida Odontología. El papel que jugaron las pericias odontológicas para resolver un misterioso caso
y confesiones de Gabriela Mistral”. Quizás surge de esas páginas la gran admiración que policial la transformó en una escuela dental más moderna, “tu Escuela”, la que fue inaugurada
tenías por esta grandiosa escritora. Creciste en un mundo promisorio para la participación de en Recoleta en 1911, donde permaneció hasta 2007.
la mujer, aunque no exento de reveses. Algo de eso debe haberte influido años después para Tu empeño por estudiar y titularte, casualmente cerca de los barrios de tu infancia,
optar por una carrera profesional compleja. Sin duda el Decreto Amunátegui de 1877, fue sigue siendo admirable para mí debido a las condiciones que enfrentabas: una casa con lo
trascendental por permitir el ingreso de mujeres a la universidad. justo para vivir y muy a trasmano del lugar de estudio; cada día solo cuatro horarios de buses
En 1935 surge el Movimiento de Emancipación de Mujeres de Chile, MEMCH, con al centro. La propia vida en La Pintana era dura, un asentamiento recién inaugurándose y con
especial interés en los derechos civiles y políticos, junto a las demandas sociales. Este primer problemas de infraestructura básica. Aun así, lograste ser la primera profesional en esa casa,
movimiento feminista también abordaba hechos internacionales que involucraban a las donde más tarde asomamos mi papá y yo. Te graduaste poco antes de mi nacimiento. Te siento
mujeres: la Guerra Civil Española y la lucha contra los regímenes fascistas que nacían en la una adelantada para tu época.
década de 1930 en Europa. Titulada y con una hija (yo) a inicios de los años 50, la familia se instala en la casa de
No sé cuán consciente eras de todas esas manifestaciones, pero con un papá albañil la abuelita Ester en la comuna de La Pintana, donde dispones de una pieza transformada en
autodidacta que les leía El Mercurio rigurosamente los domingos, toda la familia se enteraba consulta. Recuerdo haber entrado pocas veces allí, sentir el olor de los materiales de atención
de las noticias y escuchaba los cuentos publicados allí. Él había llegado a segundo básico y que mantenías y ser atraída por el instrumental que guardabas en una vitrina de vidrio y fierro.
se iba instruyendo solo por su gran interés en el conocimiento. Entonces, cuando te acercabas También por esa época mi memoria trae la llegada a nuestras vidas de un medio hermano
a los quince años habrás seguido el acontecer nacional, especialmente los avatares de la II mayor: Claudio (Nano), hijo de mi papá, a quien acoges con mucho cariño. Su situación la
Guerra Mundial que se desató a fines de los años 30. entendería solo años después, porque había muchas cosas que no se hablaban abiertamente
Imagino tu adolescencia y juventud muy volcada a tus estudios y a la familia, en en casa.
particular a tus hermanas. Sé de la gran admiración que ellas sentían por ti, la que se transformó Cuando nos fuimos a Chillancito por el trabajo de mi papá, trabajaste como dentista
en un inmenso cariño hacia tu primogénita. ¡Gracias por eso! en Bulnes (cerca de Chillán), a pocos kilómetros de nuestra casa. Luego llegó al hogar tu
Hace algún tiempo accedí a unas cartas donde me enteré un poco más de tu vida. segundo hijo, Pato. A menudo estábamos acompañados con tus hermanas o los abuelitos por
Por ejemplo que en 1943, cuando tenías 18 años, mantuviste correspondencia con un chico largas temporadas. Fue un buen tiempo para nosotros. Quizás por esa compañía cercana es
que no conocías, de Paysandú-Uruguay. Éste esperaba “un vínculo de unión entre dos países que fue más viable que ejercieras tu profesión y que nos resultara más fácil asimilar tus salidas
hermanos en este momento que el mundo es víctima de la cruel y sanguinaria guerra.” Más a trabajar.
adelante te felicitaba por el “segundo puesto en tus estudios”, considerando admirable que te Alrededor de 1958 nos fuimos a Chillán y redujiste tu horario de trabajo; se anunciaba
gustaran el basketball y el ping-pong. Y luego agregaba: “veo que eres una excelente dibujante”. también tu hija menor: Utty. Ese mismo año Jorge Alessandri ganaba la Presidencia de la
Me parece que poco aprovechaste este don. República y dos años después sería el gran terremoto del 60, del que pudimos salvarnos porque
También para tus hermanas resultabas muy creativa. Cosías e improvisabas ropa habíamos regresado a La Pintana.
con pocos recursos. Según ellas, hacías los vestidos más lindos de su niñez, y en la cocina Con el esfuerzo que significó tu estudio, nunca logré comprender por qué –luego
elaborabas artísticas tortas para los cumpleaños familiares. Así, en la misma época que la radio de ese breve período ejerciendo- abandonaste tu profesión de odontóloga y te volcaste a las
informaba del fin de la Segunda Guerra Mundial, tú te aprontabas a rendir el Bachillerato para labores de casa. Allí te encerraste en sus cuatro paredes. ¿Fue por tu aprehensión en el papel
estudiar Pedagogía en “Economía Doméstica”. Yo quería ser profesora de matemáticas, pero de mamá o por restricción de mi papá? A partir de un cierto momento tampoco quisiste tener
el tiempo diría algo muy distinto para las dos. más ayuda doméstica. Toda esa experiencia fue muy significativa para mí: decidí que nunca
Debido a esta gran inquietud que mostraste desde chica por el saber, eras la regalona repetiría ese modelo.
de tu padre y de tu abuelo Martín. De tu curiosidad baste recordar cuando conociste a mi Con la nueva década de los sesenta se anunciaban tiempos de cambio en el país,
36. Editada mensualmente de 1910 a 1928 por Zig-Zag; en 1937-1939 dirigida por la escritora Marta Brunet; hacia 1940 (cuando desaparece) fue cambiando su
orientación hacia La Revista del hogar y del niño. Pero el trabajo editorial de mujeres había empezado mucho antes, con Eco de las Señoras de Santiago (1865), primer
periódico chileno dirigido y escrito por mujeres para expresar y divulgar sus ideales.
130 131
esbozos de lo que luego -en el gobierno de Eduardo Frei Montalva- serían las reformas de
mayor envergadura: la agraria y la educacional. Esa época también marcó nuestra llegada a
la primera casa del núcleo familiar, en la calle Juan Griego, Paradero 11 de Santa Rosa. Pero
en 1966 hay un nuevo traslado de mi papá, esta vez al bello Puerto Montt de mis recuerdos,
donde llegué a cursar mi último año de secundaria. Para mi ingreso a la universidad, al año
siguiente, retornamos a Santiago. Ahora entiendo el peso que esas mudanzas deben haber
tenido para ti.
No recuerdo que tuvieras amigas ni vida social durante todo ese tiempo, menos aún
el “comadreo” tan habitual en algunas poblaciones. Me pregunto si era decisión propia o se
debía a la dinámica del hogar. Con todo, reconozco que tanto me acostumbré a encontrarte
siempre al llegar, que cuando faltabas era como estar en una casa vacía. Tu calidez y algo de
sobreprotección -sobre todo con mis hermanos menores- corrían a la par de tu silencio, cosa
que no lograba entender en mi adolescencia y juventud.
En ese período nuestra relación no fue del todo tranquila: teníamos estilos muy distintos Papá y mamá.
y ya te habías dado cuenta que mi carácter era “calcadito” al de mi papá. Felizmente pude
heredar tu amor por las plantas, por la belleza, la creatividad y en especial tu admiración por
Gabriela Mistral, cuya obra Tala era la que más te gustaba. Tu ausencia recién la pude vivir en su entera dimensión varios meses después de tu
Cuando llegó el tiempo de los pololeos, me costaba obtener el visto bueno de ustedes despedida. Al tomar el teléfono para avisarte que estaba medio agripada, me di cuenta que
y peor aun cuando empecé mi relación con Pato, que sería mi futuro marido. Era 1974, recién no contestarías y entonces solo pude llorar.
empezando la dictadura que derrocó al gobierno de la Unidad Popular, tan poco apreciado en Para terminar, baste decir que te descubriría y valoraría mucho más cuando ya era
casa. Claro, mientras yo estaba casi titulada, él -algo menor- estaba rezagado en sus estudios tarde para decírtelo y también para hacerte todas las preguntas que me surgen ahora.
y, además, tenía ideas políticas muy distintas a las de tu casa. Me sentía tan lejos de ustedes
¡Un beso!
que nos casamos por el civil sin avisarles. Felizmente y solo unos días después, tuvimos un
matrimonio por la iglesia, más en armonía, con amigos y familia. De hecho, tú me hiciste el  
traje de dos piezas que lucí esa vez.
Por el hecho de vivir tres años en Mendoza después de casarnos, no pudimos vernos
mucho durante los primeros años de mi hija Naty. Me hiciste falta. Apenas veníamos en verano
y luego nos distanciamos por el desamor de ustedes hacia Pato; así, Naty y Andrés debieron
esperar para gozar de sus abuelitos maternos. Pero, avanzado el tiempo restauramos la relación
familiar y tuvimos más oportunidades de compartir.
Más adelante, Naty -saliendo de la adolescencia- se acercó mucho a ti y te visitaba
para comer cosas especiales y ricas que le preparabas, para aprender a coser y hacer algunas
tareas que requerían de tu creatividad. Ella tiene unos recuerdos preciosos de esa época, de
lo cual no supe hasta muchos años después.
También fue alentador ver que en tus últimos años emprendieron con mi papá un
estudio serio de medicina china, acupuntura en particular, que los unió y les dio buenos
frutos. La foto es de ese período alrededor de inicios de los noventa. Eso les permitió también
recuperar y aplicar algo del amplio conocimiento de Biología que tenías. Hace poco una prima
me contaba de un tratamiento que ustedes le hicieron para mejorar su fecundidad, con gran
éxito: pudieron tener su primera hija. Fue emocionante saberlo.
Hacia tus últimos días, en 1996, habíamos logrado acercarnos más. Por fin ustedes
aceptaban a Pato y reconocían sus méritos y calidad humana. De hecho, los últimos recuerdos
contigo fueron en mi casa, un fin de semana que vinieron a regalonear con mi familia.
Demasiado tarde constatamos que tenías un sorprendente y rico mundo interior
plasmado en anotaciones de la más distinta índole. Pequeñas libretitas aparecieron cuando,
después de dejarte bajo tierra, hicimos un orden de tus cosas con mi hermana. No sé si podré
rescatar esas preciosas notas alguna vez.

132 133
Ella tuvo una infancia muy nómade. La familia dependía enteramente de las
destinaciones y ascensos del padre, quien fue haciendo una carrera exitosa en la empresa de
Ferrocarriles del Estado. Su madre era dueña de casa, no tenía profesión y seguía a su marido.
Según fuera la destinación del padre, allí paría su madre. Sus hermanos fueron naciendo en
distintos lugares del sur: Puerto Montt, Concepción, Los Ángeles y Temuco.
Mi madre tuvo una infancia feliz pese a los continuos traslados de casa y de ciudad;
Erna, la educadora teniendo siete hermanos se pasa bien de todos modos. Los mayores eran intrépidos y
voluntariosos. Ser trapecistas era a lo menos que aspiraban, con los consecuentes accidentes
domésticos que hacían a la abuela correr con el lesionado al hospital. Ella era la “Cholita”,
como le decía con cariño su papá, por su piel aceitunada y sus largas trenzas negras.
Cuando se inicia la era de los gobiernos radicales con Pedro Aguirre Cerda en 1938,
la empresa traslada al abuelo de Concepción a Santiago, con el cargo de Jefe de Estación en
San Eugenio (actual comuna de Ñuñoa), lo que lleva a toda la familia a vivir a Santiago. Años
después cae en desgracia con algunos jefes y, ya enfermo del cáncer que más tarde le costó
la vida, le piden que se acoja a una jubilación adelantada. Pese a las apelaciones y ruegos
de la abuela, la medida no es revocada, lo que genera un terrible impacto en su salud y en la
familia. Con el dinero de la jubilación y ahorros previos, el abuelo compra en 1943 la casa
familiar en Quinta Normal, una comuna en formación.
En esa casona, de patio grande, con árboles frutales y espacio para criar aves y
almacenar provisiones para el invierno transcurrió la adolescencia de mi madre. Ahí, donde
siempre llegaban las “visitas del Sur”, parientes, ahijados, amigos, hijos de los amigos, primos
y todo aquel que necesitara cobijo mientras estaba en la capital para “ver médico” o hacer
compras importantes. Era una casa entretenida, con tres hermanos varones, todos mayores,
y cuatro hermanas. La vida de mi madre era muy dinámica. Además de las visitas, había
fiestas y salidas en grupo, aun cuando la abuela estaba siempre atenta a los pretendientes que
ERNA LUZ ROMERO MARTIN merodeaban.
Del barrio, recuerda que sólo estaban pavimentadas las calles principales y que corría
Santa Fe, región del Biobío, 1933
un carrito eléctrico que iba a la Estación Central. Hasta ese punto confluían muchas marchas,
columnas de personas pidiendo mejoras salariales, reclamando por los precios de alimentos
básicos o por los despidos masivos.
Mi madre vivió durante su infancia y juventud una época de gran agitación social,
de profundas transformaciones sociales producto de la creciente migración campo-ciudad y
la industrialización, que se dio en Chile durante la primera mitad del siglo XX.
Ella tenía cinco años cuando se inicia la era de los gobiernos radicales con Pedro
Aguirre Cerda en 1938, los que se hacen cargo de muchas de las demandas del pueblo,
M i madre es una buena representante del cambio en el rol de la mujer que se dio en el
siglo XX en Chile, por su acceso a la educación completa y al desempeño de una profesión,
iniciando un proceso de modernización social relevante para el país.
Amplios sectores de la población urbana fueron proletarizados y explotados. Había
en su caso, una de las más bellas, la de maestra. en la capital cordones de pobreza, falta de condiciones sanitarias mínimas, alta mortalidad
Ella fue profesora normalista. Estudió en la Escuela Normal N°2 de Recoleta, en materno-infantil.
Santiago, de donde egresa el año 1953 a los veinte años de edad. Todo un orgullo para ella, Sin duda bajo la influencia de la revolución soviética, se perfilaba ya en Santiago y
su generación y la educación pública chilena. otras ciudades una clase obrera que se organizaba y luchaba por sus derechos.
Erna Luz fue la sexta de ocho hermanos y la tercera mujer del grupo. Nació el 12 Para las mujeres de clase media-baja como la suya, el destino esperado era un buen
de mayo de 1933 en un período de depresión económica mundial del que Chile no estuvo matrimonio, con un hombre que la mantuviera y diera estabilidad económica. Sin embargo
ajeno. Como buena hija de ferroviario, nació en un ramal que ya no existe –Santa Fe- entre mi madre, tal vez por la situación de vulnerabilidad material en que quedó la familia al faltar
Concepción y Los Ángeles, lugar en donde el tren hacía el cambio de trocha angosta a trocha el padre, tempranamente comprende y asume la necesidad de forjarse un futuro económico
ancha. propio, independiente del marido que le tocara. Al morir su padre, los hermanos mayores
Gobernaba el país por segunda vez Arturo Alessandri Palma, un oligarca que supo debieron buscar trabajo y la abuela se dedicó a hacer costuras y dar pensión. Sin más formación,
hacerse reponer en el poder ejecutivo en 1932 con el apoyo de los radicales, liberales, la hija mayor – María- se ocupó como vendedora de tienda y los varones como choferes, a
demócratas y socialrepublicanos. excepción de Alberto, ingresa a la Escuela de Aviación.

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Pero mi madre fue estudiosa desde niña. Le gustaba leer, ir al colegio, aprender. Era Mi padre se fue el año 1962. Supuestamente iba al norte, a buscar mejores condiciones
inteligente, y segura de sí misma, tenía buenas notas. de vida. Fue una forma elegante de separarse. Mi madre tuvo que salir adelante sola, con la
Lo que impacta mayormente en su vida es el impulso a la educación, que se materializa, ayuda a contrapelo de su familia materna. Felizmente contó siempre con el apoyo de la familia
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entre otros asuntos, en los llamados grupos escolares. A uno de estos le correspondió asistir de mi padre, que la acogió y le dio afecto, relación que ha perdurado a lo largo de los años
para completar la educación básica. Luego, cursa humanidades en el Liceo de Niñas N°2 en hasta el día de hoy.
calle Matucana. Solo años después se separaron legalmente. Tramitaron la nulidad del matrimonio,
Un hecho histórico que marca y determina en buena parte la vida laboral de ella, es resquicio legal ampliamente utilizado hasta hace muy poco en Chile, frente a la carencia de
la Ley de Educación Primaria Obligatoria de agosto de 1920. Esta tuvo como objetivo superar una adecuada Ley de Divorcio.
los altos niveles de analfabetismo de la población, especialmente en las zonas rurales, en En 1967, conoció a Héctor, su segunda pareja y esposo, con quien mantuvo una
un país donde la incipiente industrialización requería más mano de obra calificada. Así, la relación de más de cuatro décadas. Ella hubo de cuidarlo y estar muy presente los últimos
Ley establece que: “los padres o guardadores están obligados a hacer que sus hijos o pupilos años de él, periodo en que armonizaron su relación.
frecuenten, durante cuatro años a lo menos, i antes que cumplan trece años de edad, un Durante la época de la dictadura y con las fuerzas que la caracterizan, esperó cada
establecimiento de educación primaria, fiscal, municipal o particular”. noche que su hijo Alejandro apareciera cuando nada se sabía de él en los días posteriores al
En tal contexto, se requería de muchos maestros y maestras, con vocación y capacidad golpe de Estado; aguantó con dignidad y entereza un allanamiento de la casa en 1974 y se
para atender a los menores que se debían incorporar al sistema de educación. Como la propia levantó cada día para ir a trabajar, mordiendo su dolor, humillación y pena.
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Ley estableció, fueron las Escuelas Normales las que asumieron la formación de estos docentes, Jubiló en 1982, a los 49 años, con el sistema previsional vigente hasta entonces en
en su mayoría mujeres de sectores medios y medios bajos, quienes recibían una formación de Chile.
seis años que incluía no solo los contenidos de las diferentes asignaturas que debían enseñar Escribir de mi madre es presente aún. Está con nosotros a sus 85 años, agachada, con
en las escuelas, sino también una formación integral, valórica y ciudadana que las maestras los dedos de sus manos deformes y una memoria que cada vez se va más atrás y confunde el
debían transmitir a los niños y niñas. tiempo, los nombres y las conversaciones.
Su primer trabajo como profesora normalista fue en una escuela rural de Buin, adonde Aún ahora se informa, opina y se esfuerza por mantener su mente activa, pese al
llegaban hijos de campesinos muy pobres, niños que calzaban ojotas y a quienes se recibía deterioro de su memoria cercana que es evidente y a ratos la asusta un poco.
con el desayuno diario. Cuando la miro pienso que ella tuvo una buena vida, aunque sufrió abandonos y
Su vida laboral la desarrolló casi toda en la comuna de Maipú, en la Escuela de Niñas desamores.
General San Martín, ubicada a pocos metros del Templo Votivo de Maipú. Aquí sus estudiantes Gracias a su hijo Edgardo visitó París doce veces. Ciudades como Estrasburgo, Venecia,
eran principalmente, hijas de obreros y obreras, quienes se desempeñaban en las numerosas Florencia, Roma, Nueva York, Londres, Estocolmo, El Cairo y Sao Paulo, están también en su
industrias que eran la característica de la comuna: Goodyear, Fensa, Pizarreño y muchas otras. itinerario de lugares recorridos y disfrutados. Luego de jubilar se dedicó a recorrer otros destinos
Estas compañías convocaron a numerosas familias a instalarse en la comuna, que durante en América Latina junto al grupo de colegas del Colegio de Profesores, donde aún participa.
mucho tiempo mantuvo un amplio sector rural, dedicado a la producción de hortalizas. Cuando tenía más energías, el canto, el baile folklórico y la actuación teatral fueron
actividades frecuentes con sus amigas también profesoras jubiladas, además de la participación
En el plano sentimental, mi madre tuvo de
como organizadora de actividades sociales.
pololo a un aspirante a oficial de carabinero, un
Al regresar de una visita a su casa después de radicarnos en Concepción a partir del
uniformado, lo cual era muy bien visto en su entorno,
año 89, era un clásico el que nos pusiera cosas en la maleta: azúcar, galletas, papel higiénico,
pues podían darle estabilidad económica a la mujer.
gelatinas o cualquier cosa que tuviera a mano. Forman parte de las anécdotas familiares sus
Luego, un empleado del Banco del Estado, lo que
regalos, iguales para hijos y nietos, de camisas de mezclilla, pantuflas, pijamas, calcetines y
también era considerado un buen partido en su época.
linternas de bolsillo.
Finalmente y ya “pintando para solterona a los 23”,
Durante muchos años tejió a palillos hermosos chalecos de lana con diseños de
conoció a Elías, mi padre, un hombre buen mozo y
colores, que por alguna razón siempre estaba “a punto de terminar” la noche previa a que
cautivador, con más recursos verbales que materiales.
el destinatario, normalmente alguno de sus hijos, debía viajar. Esto generaba además de la
Se casó con él en 1956. Por las fotos que aún tenemos
trasnochada, situaciones muy jocosas en que la prenda, en proceso, debía demostrar su
se ve que tuvo un bonito y feliz noviazgo, con paseos,
capacidad de “alargamiento” y perfecta adaptación al cuerpo de quien la usaría.
cabalgatas y afecto sincero.
Esquiva en abrazos y arrumacos, mi madre ha sido atenta y afectuosa, especialmente
No sé qué tan feliz fue durante los siete años que duró
con sus nietos, con quienes ha vivido vacaciones, celebraciones y viajes. Ahora que está a
su matrimonio. Sus recuerdos de Elías siempre están
nuestro cuidado, viviendo en la casa de Astrid, su hija menor, disfruta del cariño de la familia,
marcados por el abandono en que la dejó a poco de
sus diez nietos y cinco bisnietos, así como de la vida social con las colegas, queriéndonos a
cumplir ella treinta años y con cuatro hijos pequeños,
todos, a su modo. Mis nietos la llaman Mami muac, porque cuando chiquitos les tiraba besos
yo, y mis hermanos Alejandro, Edgardo y Astrid.
con la mano y les decía a la distancia “muac, muac, muac”.
Al conocer a Sofía de un mes, su quinta bisnieta y la única mujer en su descendencia
después de 29 años, la acunó con ternura y rápidamente le cantó una improvisada nana que
Mi madre Erna, el día de su matrimonio en 1956.
37. Edificios construidos por el Estado, bien equipados, en que confluían niños y niñas de distinta condición social teniendo como requisito de ingreso solo vivir en el
sector. No solo se impartían clases, también accedían a prestaciones gratuitas como: alimentación, atención dental, programas de vacunación y control de indicadores
de salud, biblioteca, gimnasios, todo como respuesta a la necesidad de mejorar los indicadores sociales y responder a las demandas de la población, más organizada
136 y con conciencia de derechos.
38. Durante la Dictadura de Pinochet, las Escuelas Normales fueron desmanteladas y, en algunos casos, traspasadas a las universidades, pero bajo otro concepto de
formación docente, esta vez, orientada por el modelo neoliberal.
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la chiquita disfrutó muy tranquila, mirándola fijo con sus ojitos abiertos, como si se conocieran
de siempre.
En la celebración de sus 85 años en Concepción, en mayo de 2018, estuvo acompañada
de hijos, nietos, familiares y muchos amigos y amigas que ella ha cultivado, junto con la Dixie
Jazz Band que también integra su hijo Alejandro. Su felicidad fue completa.

Cómo se forja una rosa

Los cuatro hermanos con la madre en un espacio que nos cobijó por años.

ROSALINA BURGOS VERA


Freire, 1923 - Concepción 2003

R osalina Burgos Vera, mi madre, fue nacida y criada en Freire. Era hija de un conocido
carpintero de la ciudad que vivía con su mujer y sus seis hijos en la avenida principal del
pueblo.
Su padre soñaba en que alguna vez la llevaría a estudiar a Temuco o a Concepción.
Su hija sería una señorita educada. Pero esos sueños quedaron truncos cuando él murió de
un mal estomacal a los 65 años.
Tres años más tarde, cuando Rosalina era una adolescente de quince años, murió
también su madre. Ella y sus hermanos Nolberto y Mario quedaron huérfanos.
Su media hermana casada vivía en Concepción. Ida tenía treinta años, era aparadora
de calzado y tenía un hijo pequeño al que mantener. Ella había tenido una buena relación
con Isidora, su madrastra apenas diez años mayor. Siempre recuerdo a mi mamá muy de
confidencias con Ida. “Conversaciones de gente grande”, me decía.
De hecho Ida conocía a toda la familia Vera y, participaba de los veraneos en Pocollán.
Al parecer mi abuela Isidora siempre integró a los seis hermanos. Por eso, apenas Ida supo
que ésta había muerto y que sus medio hermanos habían quedado solos en Freire, partió a
buscarlos y se los llevó a vivir con ellos a Concepción.

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Este fue un hecho traumático para mi madre. Debió abandonar todo lo conocido: su años logró arrendar una pequeña casa en Concepción, calle Los Carrera, al llegar a Paicaví, en
casa, sus juegos, su escuela, sus amistades, y mudarse de allegada a una ciudad más grande donde se instala con su tía Tomasa (venida desde Freire) y su hermano menor Nolberto. A este
y en donde no conocía a nadie. hogar también llega esporádicamente Mario, de Freire, quien trabaja en ocupaciones menores.
En Concepción Lina no pudo seguir estudiando las humanidades; apenas pudo terminar Creo que este fue un tiempo relajado y feliz para Lina, pues estaba junto a sus
la enseñanza primaria y debió ocuparse en cualquier actividad que le permitiera aportar hermanos, cada uno aportaba económicamente y pudo al fin sentir que su vida se afincaba.
recursos a su nuevo hogar. Los ingresos de Ida no alcanzaban a cubrir las necesidades básicas, Sin embargo, ocurrió una gran tragedia: su hermano Nolberto, con quien tenía una especial
no había comida suficiente y debían restringirse al máximo en los gastos de luz. La ropa y los relación de protección y afecto, murió el año 1946 en la ciudad de Temuco, adonde había
zapatos eran un tema. ingresado a trabajar en ferrocarriles. El impacto emocional de esta muerte fue enorme para ella.
Su primer empleo en la ciudad fue limpiar teclas de piano con un señor que se Muchos años después, aún el simple recuerdo del tío Nolberto le llenaba de agua los ojos.
dedicaba a afinar esos instrumentos. Después se dedicó al cuidado de dos niñas. En el año 1950 fallece en Freire, Delira, su otra media hermana, a los tres meses de
Mi madre nunca nos habló de ese período, pero imagino que para ella esas carencias haber dado a luz a Roselina Martínez Burgos. Lina –siguiendo el ejemplo de Ida-, se hizo
deben haber sido fuente de frustraciones. Además, según me confidenció alguna vez, su cargo de su sobrina pequeña, trayéndola a Concepción, alejándola de un padre alcohólico y
relación con Ida no siempre iba bien. abusivo, prohijándola junto con su tía Tomasa.
La estrechez económica en que vivía obligó a mi madre a despedirse de cualquier Mario, el hermano que le sigue, se casa muy joven con una señorita llamada Albertina
sueño de terminar las Humanidades o adquirir algún oficio. Esos planes, vistos desde su nueva Hernández, en Concepción, y se va a vivir con la familia de ella. En esta relación Mario es
perspectiva en Concepción, le parecían ridículos y muy, muy lejanos. Su obligación ahora era instruido por su suegro en la ideología comunista y se integra al partido, convirtiéndose en
trabajar y ayudar a que su hermano Nolberto terminara sus estudios. activo militante. Lina queda sola en Concepción con su tía Tomasa y la pequeña Roselina,
Durante los años treinta, la situación económica y social en el mundo estuvo apodada la Lina Chica.
marcada por el estallido de la Segunda Guerra Mundial, y a pesar de que Chile no participó Pero ella soñaba con formar una familia propia, y con casarse con su escurridizo novio
oficialmente, declarando su neutralidad, internamente los movimientos sociales dinamizaban Yayo. Lo había conocido el año 1943, era vecino de la familia con la que trabajaba.
a las comunidades, especialmente a la clase trabajadora. Pero José del Carmen Vidal –el Yayo, mi padre- aunque de espíritu galante y audaz,
Para peor, el terremoto del año 1939 deterioró las economías familiares a tal punto era un hombre muy apegado a su familia. Vivía con su tío y unas tías en la calle Jorge Montt.
que todo sueño de progreso se estancó o lisa y llanamente desapareció. La sobrevivencia era Era religioso, católico, pechoño, de escapulario al pecho y devoto de la Virgen del Carmen,
lo inmediato. de la que siempre tuvo un altar en su casa. Se persignaba al entrar y salir, hacía las “novenas”,
Encontrar trabajo en la ciudad no era fácil en esos tiempos, y menos para una mujer. “mandas” y rezaba el “mes de María”.
Muchos campesinos se incorporaron a la vida urbana en esa época, disputándose los oficios Creo que al igual que su tía Carmela, se afanaba en todas esas prácticas católicas
básicos. En esos años una mujer debía hacer un gran esfuerzo personal por conseguir y para evitar pasar por el purgatorio una vez que le llegara la hora de partir de este mundo. Y no
mantener un trabajo. se decidía nunca a casarse con mi madre, según ésta por la excesiva dependencia que tenía
De ese tiempo en casa de Ida nace en Lina su cercanía con la Iglesia Evangélica, ya que con su familia de origen. Además, pese a su catolicismo, disfrutaba la vida de una manera
esa media hermana era una fervorosa practicante y siempre estaba rodeada de sus “hermanas más liberal que ella. Como sea, Lina ya no era la novia ideal, tenía 25 y se había convertido
en la fe.” prácticamente en una madre soltera con este tema de la Lina Chica.
El año 1940, cuando tenía 17 años, Lina encuentra trabajo en un puesto del Mercado Esta situación le trajo conflictos a la pareja, que tuvieron muchas idas y venidas durante
Central de Concepción, una distribuidora de huevos y lácteos a la que ingresó como su largo pololeo. Finalmente y luego de doce años de relación, se casaron el 31 de diciembre
dependienta. del año 1954.
En la década del cuarenta en Chile se propusieron variadas iniciativas como el proyecto Por supuesto, Lina se fue a vivir a la casa del Yayo, en un par de piezas en el mismo
de industrialización por sustitución de importaciones impulsado por Pedro Aguirre Cerda, patio de la casa donde había vivido toda su vida y había sido criado por su tía Carmela.
creándose la Corfo y otras importantes instituciones. Pero internamente teníamos grandes Al principio ella no fue muy bienvenida por el clan de los Vidales -por el hecho de
convulsiones sociales (en el año 1938 había acontecido la matanza del Seguro Obrero). El ser autónoma y jefa de hogar. Subsistía en Conce una idea tradicional y machista respecto
crecimiento industrial se realizó a costa del sector agrícola al controlarse artificialmente los del trabajo de la mujer. Para Lina, criada en una comunidad rústica y pequeña, el rol de la
precios de los productos de consumo básico para lograr tranquilidad social en las ciudades, mujer era ser madre y dueña de casa. El trabajar en un oficio decente no era más que una
dejando el país de ser autosuficiente en materia agroalimentaria. La decadencia del campo sala de espera para el compañero que el destino le trajera. Definitivamente, ella no respondía
aceleró la migración campo-ciudad actuando Concepción como un polo de atracción por la exactamente al molde de la campesina llegada a la ciudad.
instalación en la zona de industrias como Compañía de Acero del Pacífico, Empresa Nacional El patriarcado en el clan lo ejercía el Tata Rosa, hermano mayor de Santos, hombre
de Petróleo, entre otras. autoritario y machista, siendo su mano derecha su hermana, la tía Carmela, solterona y católica
En el puesto del mercado mi madre trabajó por más de diez años y logró ascensos, acérrima. La situación para ella no era de todo su agrado pero hubo de afrontarla con la cara
llegando a ser incluso la administradora del negocio. llena de risa. Fiel a su promesa, el Yayo le construyó luego una casa independiente de dos
Con este empleo ella logró tener un trabajo estable y ser autónoma económicamente. pisos.
Con su pequeño sueldito tenía un pasar modesto pero digno: era jefa de hogar, andaba bien El sitio de la familia Vidal en Concepción era enorme, de unos 28 metros de frente por
vestida y podía darse sus pequeños gustos, como algunos viajes, ropa o muebles. A los 23 unos 85 de fondo, con una vista espectacular al rio Biobío. Estaba en la falda de un pequeño

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cerro que en algún tiempo pretérito fue parte del cerro Chepe, pero al que la modernidad le
fue quitando altura hasta dejar su frontis plano. Sin embargo dentro de los patios de las casas
todavía había cerro, con árboles frutales, huertas y cordeles para colgar la ropa.
De carácter fácil y alegre, Rosalina logró romper barreras y granjearse la simpatía de
la familia de su marido, así como antes lo había hecho con las primas de su “novio”: Francisca
y María. Era dulce y cariñosa, espontánea y extrovertida. Se preocupaba por el bien de su
entorno y por mantener la armonía en las relaciones.
En julio del año 1955 nació Ximena del Carmen, mi hermana mayor, aunque en
Tercera Parte
realidad ya las oficiaba como hermana grande la Lina Chica.
Tras su matrimonio, mi madre no volvió a trabajar y solo se dedicó a labores de
dueña de casa. Intuyo que fue ésta una condición para el matrimonio, debido al carácter 1950 - 1964
machista del Yayo. Su trabajo estable en Ferrocarriles del Estado les proveía lo necesario para
vivir humildemente. El trabajo consistía en ser auxiliar del departamento de transporte de
carga, hecho que lo obligaba no solo a viajar frecuentemente por varios días fuera de casa,
sino además a hacer grandes esfuerzos físicos en la carga y descarga de encomiendas. Los
funcionarios de ferrocarriles viajaban en un carro especialmente diseñados para ellos, en un
último vagón, al que se le llamaba “la casita”, donde tenían que cocinar y dormir después de
largas jornadas. De esta práctica derivó que el Yayo fuese un consumado cocinero.
Después de Ximena, al año siguiente, en diciembre de 1956 llegué yo, María Eugenia,
y al subsiguiente, en agosto de 1958, nació mi hermano menor José Eduardo. Fue llamado así
en honor a su padre y a Eduardo Frei Montalva, de quien el Yayo era un profundo admirador.
Ignoro si tuvo algún conocimiento real de política partidista o bien su admiración por la
Democracia Cristiana fue por el mero hecho de que este partido llevara el apellido de cristiana.
Las prácticas religiosas de la familia Vidal tenían un sabor muy festivo pues, por
ejemplo, la novena del Carmen era finalizada el 16 de julio con una gran fiesta en honor de
la tía Carmela y del propio Yayo, con mucha comida, buen vino, baile y alegría. Era también
la fiesta que propiciaba el encuentro de mi padre con sus hermanos Vidales, una vez al año.
Lina no participaba de buen grado de estas fiestas y con el tiempo fue haciéndose cada
vez más reservada. Si bien en sus tiempos de novia del Yayo siempre había estado presente,
el matrimonio, la llegada de los hijos y los problemas domésticos la volvieron menos fiestera
de lo que había sido en su juventud. Además, de a poco la gente de su edad que había en esa
casa fue construyendo sus propias familias: la María, la Pancha, la Rosa, el Hernán, el Modesto
y los otros primos.
Ella se quedó viviendo en aquella casa de la calle Jorge Montt todo el resto de su
vida. Fue una madre cariñosa, que demostraba su amor con la comida. Son famosas sus ricas
onces, su pan amasado y sus empanadas con lo que agasaja a todas las visitas, incluyendo
los amigos de los hijos, las vecinas entrañables, los familiares.
En la plenitud de su vida y con sus hijos ya adultos, ella conoce la tranquilidad de un
pasar sin sobresaltos económicos y encuentra en la comunidad de su iglesia el espacio para
entregar ese cariño desbordante que le nacía en forma natural.
Mi madre entendió bien que la educación es el máximo legado para los hijos y por
eso siempre se empeñó en que estudiásemos, en que fuéramos por más.
Pese a todas las dificultades que tuvo en su vida, éstas no hicieron más que forjar un
carácter guerrero. Nunca se quejó y mantuvo siempre su carácter alegre, solidario y gentil,
dejando huellas imperecederas en quienes la conocieron por su calidad humana y su ternura.

(Colección Biblioteca Nacional de Chile id: MC: MC0023509 id: BN: 509623
Patrimonio Cultural Común por lo que puede ser utilzado y reproduccido libremente)

142 143
Presentación

Las nuevas ciudadanas

Recién nacidas o aún infantes, fuimos plenamente


ciudadanas.
La segunda mitad del siglo XX o incluía a la otra mitad de
los habitantes de Chile al derecho al voto universal, o continuaba
arrastrando la vergüenza de su aberración histórica.
Tanto las derechas como las izquierdas debieron superar,
al fin, su temor político a las mujeres: las derechas temían la
politización de ellas por riesgo de perder su domesticidad y
a las izquierdas les preocupaba de que sus votos fueran muy
conservadores… Si bien el general Ibáñez, mediante decreto de
1931 (transformado en ley en 1934), les había conferido a las
mujeres la ciudadanía municipal -un ámbito que bien podía ser,
a juicio masculino, una prolongación de la “casa”-, ya no existían
argumentos para sostener una negación de género del derecho a
una ciudadanía universal para las mujeres chilenas. Ellas no podían
seguir siendo desoídas: hacia fines de los años cuarenta eran una
importante fuerza de opinión crítica en el país e incluso, como
dijimos, muchas mujeres se habían organizado en movimientos
en pos de sus derechos sociales y civiles, como el emblemático
Movimiento pro Emancipación de las Mujeres, MEMCH.
El 8 de enero de 1949 vio la luz, finalmente, la ley del
voto femenino en Chile: un hecho histórico paradojal. Mientras
al tiempo que se ampliaba la democracia electoral al universo
femenino, con la persecución de los y las comunistas, se negaba
la democracia real. Clandestinamente se publicaba “El Canto
General” de Neruda perseguido, cuando Inés Enríquez salía
elegida como la primera mujer diputada (1951).
Pero la historia no transforma sus estructuras sólo con
votos. Las recién nacidas y las infantes seríamos ciudadanas, pero,
aún más, muchas ya eran y muchas más seríamos profesionales y,
siguiendo los pasos de las mujeres proletarias, nos integraríamos
al mundo laboral, aportando nuestros propios conocimientos e
idearios a la construcción de sociedad. Si bien admirábamos la
abnegación de nuestras madres, sabíamos que nuestro camino y
destino sería otro. Las mujeres de todas las clases sociales, tanto en
Chile como en el mundo, caminaban ya el sendero hacia su libertad
y autonomía: revolución permanente que ha hecho temblar hasta
hoy el orden antiguo de subordinación doméstica patriarcal.
Nosotras no salimos con las escobas a barrer las calles
como primer acto de ciudadanía femenina acompañando la
campaña de la candidatura del general Ibáñez (1952), pero

144 145
tempranamente supimos de uno de sus contrincantes: Salvador Entonces, como expresión de la voluntad de un pueblo
Allende, cuyo joven camino electoral comenzaba cuando se altivo y activo, en la primavera de 1957, una marcha silenciosa de
inauguraba el voto femenino. diez mil personas clavó banderas de madrugada en La Victoria. Era
Entonces se nos iban de este mundo nuestras dos primeras la primera toma de terrenos pobladora de Chile y América Latina.
médicas, Eloísa Díaz (1866-1950) y Ernestina Pérez (1865-1951), Como fruto de la incansable presión del movimiento
pero regresaba, después de 16 años, nuestra nobel Gabriela a político y social, esta fase política culmina cuando, al finalizar
recibir su atrasado Premio Nacional de Literatura (1951): tardío el mandato de Ibáñez, se deroga aquella Ley Maldita, indigna
reconocimiento a sus dotes de poetisa, cuando ya casi moría, mancha de la democracia chilena (6 de agosto de 1958).
llegando finalmente a reposar su cuerpo al valle de su tierra … Terminaba la década del cincuenta con los pobladores de
(1957). La Victoria construyendo su propia ciudad y con unas elecciones
Cuando nos quedábamos sin estas grandes mujeres, que abrían el seguro paso al socialista Salvador Allende, a quien
debutaba en Radio Chilena la voz y guitarra de nuestra inmortal la oligarquía tuvo que hacer urgentes zancadillas para evitar su
Violeta, pudiendo escuchar y aprender sus más célebres triunfo.
composiciones: “Volver a los 17” y “Gracias a la vida” que nos ha
dado tanto…
Éramos casi seis millones de chilenos y chilenas cuando
nosotras aprendíamos a dar los primeros pasos de nuestra futura
libertad; ya estábamos leyendo, escuchando discursos radiales de
cambio y nuevo tiempo. Un día domingo de sala de cine, pudimos
admirar a Juana de Arco, apasionada heroína entregando su
vida por la causa de la libertad, mientras colgaba de los kioskos
la nueva revista Mensaje (1951), dirigida por el Padre Hurtado,
bien conocido por su labor social; quizás esa revista fue su última
creación antes de partir (1952)… En las tardes se exacerbaba
nuestra pasión patriótica reunidos ante la radio a escuchar “Adiós
al Séptimo de Línea” de Jorge Inostroza, con las voces galanas de
Emilio Gaete y Mireya Latorre. Devoramos también sus tomos con
ilustraciones; textos que construyeron nuestra historia mítica de
vencedores sobre los otros-vencidos.
Se encendían luces en la ciudad para abrir la mirada y
los caminos de muchos jóvenes en este nuevo tiempo. Todos los
lenguajes confluían, hablándonos, educándonos, preparándonos
para los cambios por venir. En nuestros paseos dominicales por
la ciudad, nuestra curiosidad lectora deletreaba propagandas
que no eran de la Coca-Cola, sino siglas desconocidas pintadas
en las paredes: FRAP, PDC. Percibíamos cierta convulsión a
nuestro alrededor… pan cotidiano era escuchar a nuestras madres
levantando voces contra el alza de los alimentos (83% de inflación
39
en 1955) y nuestra politización comenzó cuando más de una vez
nos quedamos en casa por “paro general”, convocado por un
hombre con rostro de profeta, Clotario Blest, dirigente máximo de
la recién constituida CUT (Central Única de Trabajadores, 1953).
Esta poderosa central de trabajadores era capaz de paralizar el
país y de exhibir rostro y palabra ante el General Ibáñez, exigiendo
el término de la Ley Maldita (LDD) que proscribía al Partido
Comunista y defendía el menguado salario de los trabajadores.

39. Clarín, Santiago, 5 de enero 1956

146 147
Mi infancia chillaneja fue muy feliz. Mis recuerdos son de días apacibles de provincia,
de mucha seguridad en el entorno familiar y muy protegida y cuidada por ser siempre la menor
de hermanos y primos. En términos económicos no había mayores dificultades, ya que aunque
el ingreso de dos profesores no era mucho, la vida en provincia era más barata. Mi madre era
una administradora admirable y como la familia de mi padre tenía una pequeña parcela, nos
enviaban a casa muchos productos agrícolas (lentejas, porotos, frutas y verduras).
Una infancia feliz Las comidas en provincia eran un tema complejo. Se comía mucho y varias veces
al día. Según recuerdo, tomábamos desayuno y onces, nos enviaban al colegio con una
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merienda que consistía en un pan francés con palta, dulce de membrillo u otro agregado, que
consumíamos a media mañana en el recreo. Almorzábamos y cenábamos abundantemente. A
pesar de esa cantidad de comida era muy delgada, ya que no me gustaba comer y sólo mejoré

Me han contado que cuando nací, en el Hospital de Arauco se cortó la luz y que mi
madre casi muere desangrada en el parto. Quizás por eso mi segundo nombre es Luz. Cuando
mediante mi intensivo aprendizaje en Inglaterra, cuando la mala comida inglesa en el hogar
universitario de Londres me hizo apreciar la comida chilena.
Durante mi infancia caminaba bastante, al menos 24 cuadras diarias, ya que íbamos
mi madre empezó la labor de parto, mi padre estaba en una cena en el Club Social de Arauco andando al colegio dos veces al día, ida y vuelta las 6 cuadras desde la casa.
y un primo mayor que vivía con nosotros fue a buscarlo. En esos tiempos los nacimientos eran Los juegos eran parte importante de nuestras vidas y de las relaciones con los amigos
asuntos de mujeres y los padres no participaban. del barrio, jugábamos a la pelota, a las naciones, a la del 10, a la pinta, al luche, al trompo,
Cuando nací, en provincia, en pleno invierno, en año bisiesto y en la Posguerra, las a las bolitas –que incluía la ratonera (una caja de zapatos a la que se le hacía unas entradas
mujeres en Chile no votaban. El voto femenino se logró luego de una larga lucha en 1949, y había que apuntarle con las bolitas). No existía la televisión, el internet ni el computador.
pero como se excluyó a los comunistas, se dio la paradoja de que quienes lucharon más Contábamos con la radio, las revistas, los libros. Además, el bachillerato y el “colgado“, que
activamente por el voto, como las mujeres de ese partido y del MEMCH, no se les permitió
ampliaban nuestro vocabulario.
votar.
En una entrevista Elena Caffarena, dirigenta del MEMCH asegura:
“La cancelación de mi inscripción en los Registros Electorales fue
algo injusto y arbitrario. No había una razón, absolutamente ninguna
para que se me privara de mis derechos con la Ley de Defensa de la
Democracia (llamada “ley maldita”), autorizada para cancelar de los
Registros Electorales a los miembros del Partido Comunista (…) Yo
sencillamente no pertenecía a ese partido ni a ningún otro. Me parece
que la medida se tomó, en cierta manera, como venganza porque yo
había participado en forma muy activa en la campaña para obtener la
libertad de las mujeres que se encontraban detenidas en el campo de
prisioneros de Pisagua” .40

Elena nunca fue militante, pero sí su marido, el abogado Jorge Jiles, quien era dirigente
de esa colectividad.
Llegué a una familia con cuatro hermanos, una hermana y un primo que vivía Los cumpleaños en mi infancia eran muy celebrados, en nuestra casa con seis
temporalmente con nosotros. Mi hermana de tres años era la regalona de la familia al ser hermanos, dos primos y mis padres teníamos cumpleaños o celebración de santos casi cada
la única mujer y la menor hasta que yo llegué. Cuando tenía tres meses nos trasladamos a mes. En agosto por ejemplo, había tres: el de mi mamá y de dos de mis hermanos. Eran muy
vivir a Chillán. En los años de la Posguerra, esta ciudad seguía con atención los avatares de la sencillos, un regalo y unas onces con torta e invitación a las amigas, pero nosotros esperábamos
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situación internacional y nacional por medio del diario La Discusión. Incluía el día sábado el estas celebraciones con ansias.
comentario político de la semana redactado por el periodista Luis Hernández Parker, a quien De mi infancia el único recuerdo traumático que tengo es de alrededor de los cuatro
además se escuchaba en la radio a mediodía luego del noticiario del “Reporter Esso” en todas años. Un día de semana cerca de las tres de la tarde, cuando estaba como de costumbre
las casas. Los sucesos locales se referían principalmente a las actividades agrícolas, las ferias sola con las empleadas en casa (con Juana, la cocinera y María mi niñera), un hombre que
de animales, la venta de productos para la agricultura. trabajaba a la vuelta de nuestra casa en la Panadería Londres, se emborrachó y trató de entrar
La actividad social y cultural que se realizaba, muchas veces tenía como finalidad juntar a la casa con un poste en el hombro, como había una reja no pudo entrar e intentó ingresar
recursos para actividades de caridad y financiamiento de las propias organizaciones civiles. a la casa del lado donde también había un niño pequeño con la empleada. Finalmente, no
Llama la atención el gran aviso económico que solicitaba niños para vender el periódico, los recuerdo si se fue o se lo llevaron los carabineros, pero para mí quedó para siempre el temor
llamados “canillitas”; actualmente se consideraría ese trabajo como explotación infantil. a las personas que se emborrachan y descontrolan con el alcohol.
40. Entrevista realizada por Diamela Eltit: “Elena Caffarena, un siglo, una mujer”, en Memoria Chilena. El campo de detención de Pisagua estaba a cargo del teniente 42. En Santiago un pan francés es una marraqueta y corresponde a la mitad de lo que se conocía en Chillán como una marraqueta.
Augusto Pinochet.
41. Junto con El Mercurio de Valparaíso, La Discusión de Chillán, de orientación cercana al partido radical, es uno de los periódicos más antiguos que todavía se editan.
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Un recuerdo de infancia más agradable es la participación en las fiestas de la primavera con los libros. Una fue mi profesora de castellano, quien continuó desarrollando mi gusto por
que se celebraban en Chillán. Todos los hermanos, más los hijos de los amigos de mis papás, la lectura. Las listas de libros que nos daba a leer eran fundamentales, a mí se me acababan
nos disfrazábamos y conformábamos unas comparsas. Me acuerdo del disfraz de tiroleses, pronto y seguía con listas propias. También unos amigos de mis padres (médico y enfermera)
porque tenemos una foto de todo el grupo en la plaza de Chillán. Disfrazarnos era el juego me permitieron el uso de su amplia biblioteca. Esa experiencia fue muy importante, porque así
de niños tradicional en mi casa. Cuando mis padres salían a cenar en casa de amigos, los pude ampliar mi mundo que era pequeño, provinciano y de “pocos sucesos”. La cercanía con
hermanos teníamos permiso para disfrazarnos y jugar a lanzarnos por la escalera con cojines. unos amigos de mis padres muy cariñosos y cuya hija era compañera de curso, constituyeron
Me acuerdo que cuando tenía cinco años me sentía sola, porque todos mis hermanos en esos tiempos y hasta hoy mi otra familia. Con ellos también compartía vacaciones.
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iban al colegio y me quedaba en casa con las empleadas. Solía jugar en el antejardín cuando Un hecho traumático fue el terremoto de mayo de 1960, el primero que viví. Yo tenía
pasaba la directora de una escuela que estaba a la vuelta de la casa, amiga de mis padres, 11 años y recuerdo que durante un tiempo todas nuestras rutinas cambiaron, ya que a los que
quien me preguntaba si quería ir con ella a estudiar, siempre respondía que sí y de esta dormíamos en el segundo piso nos bajaron a dormir en el living y comedor durante todo el
forma, cuando cumplí cinco años me llevaron anticipadamente a la escuela. En ese tiempo, período de las réplicas. Con mis hermanos convencimos a mi madre de que los frascos de
en provincias no había educación pública preescolar. conservas de frutas podrían caerse con otro terremoto, así que consumimos las reservas del
Repaso mis impresiones de la primera vez que fui a la escuela. Era mi principal año de fruta al jugo y de mermeladas. Chillán ya había sufrido un gran terremoto en 1939, que
contacto con el mundo exterior, llegué con claras diferencias respecto de mis otras compañeras determinó un cambio total en la arquitectura de la ciudad, reconstruida con nuevos criterios
de curso: no llevaba el típico delantal blanco, puesto que el mío tenía unos vuelos de broderie sísmicos del Ministerio de Obras Públicas. Se destacan como íconos de la ciudad la Iglesia
y lucía una cinta en el pelo. Me llevaba de la mano la directora de la escuela Nº 11 de Chillán. en la Plaza de Armas, del arquitecto Hernán Larraín Errázuriz, quién se basó en ideas del
Tengo un recuerdo vago de la escuela de madera pintada de amarillo, construida después del modernismo, el Mercado abierto y el cubierto, famosos por sus productos agrícolas, artesanales
terremoto de 1939. También es vago el recuerdo de las compañeras de curso, todas mayores, y por las conocidas “longanizas de Chillán”.
que venían de las poblaciones de las afueras de la ciudad. La escuela estaba ubicada en el El Liceo donde cursé todas las humanidades tenía muy buena infraestructura. Un
límite entre la avenida que cerraba el centro de la ciudad y el desarrollo inorgánico de las edificio de tres pisos que ocupaba una manzana entera al lado del de hombres, actualmente
poblaciones “callampas”. Asistí durante el primer año, luego como ya sabía leer y escribir me es un Liceo Bicentenario de excelencia. Mi impresión de la educación es que trataban de
saltaron al tercer año. Ahí aprendí de la pobreza y del hambre. Todos los días a las 10 de la uniformarnos a todas no aceptando nuestras individualidades. Recuerdo que pasé de ser
mañana nos daban un jarro de leche en polvo mal disuelta con grumos, que no me gustaba muy activa de pequeña a ser bastante tímida en la adolescencia. La asistencia a un liceo sólo
y que botaba, hasta que un día otra alumna me la pidió. A partir de ese día regalé mi jarro de de niñas nos ponía exigentes entre nosotras mismas para ser la mejor estudiante. Cuando
leche y me di cuenta que en otras casas no alcanzaba para el desayuno y el que daban en la estábamos en el 5º año de humanidades a todos los padres de las mejores estudiantes del
escuela era el único que tomaban. curso, y que eran las mejores del liceo, les llegó una carta de felicitaciones. Todas mis amigas
En 1944 se había creado el Hogar de Cristo como respuesta a las condiciones de llegaron muy contentas al curso, excepto yo que no sabía nada de la carta. Cuando llegué a
pobreza y deterioro social en Chile. En relación con la infancia se sostenía que de los 900 la casa pregunté por qué no me había llegado la carta de felicitación y mi mamá me dijo que
mil niños en edad escolar 400 mil no asistían a la escuela y 50% de los niños morían antes la había recibido, pero que no me la dieron, para no estimular más mi autoestima intelectual.
de llegar a los 9 años, según la carta que escribió en 1947 el Padre Hurtado al general de la Finalmente, ser buena alumna sólo era cumplir con mi deber.
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orden de los jesuitas. Cuando miro hacia atrás, veo que las lecturas, el amor al conocimiento, el
En mi casa se leía mucho, mis padres y mis hermanos, todos eran buenos lectores. cumplimiento de las obligaciones y responsabilidades, la ética que me hace pagar todas mis
Por mi parte, miraba las revistas de historietas que eran revistas ilustradas para niños como El deudas y devolver lo prestado, entre muchos otros mandatos que se nos inculcó a todos los
Peneca, Cabrito, Simbad y después Okey. Me encantaban las historias que traía la revista Okey, hijos desde muy pequeños, fueron marcadores en mi infancia y durante toda mi vida. El gusto
especialmente Mandrake el mago y La Pantera Rubia. También recuerdo que en El Peneca por la lectura es una de las herencias de mis padres y lo cultivo hasta hoy en los diversos
había resúmenes de libros como Oliver Twist, Pinocho y otras historias de aventuras de otros talleres de apreciación literaria a los que asisto.
países que ampliaban el mundo en que vivía.
Por medio de los libros conocía nuevos e interesantes lugares, donde ocurrían hechos
extraordinarios y todo era más entretenido y “colorido”. El tiempo de lectura era veloz en tanto
el tiempo de vida se me hacía muy largo y más aburrido que los sucesos de los personajes
de las historias. Nada sabía aún de la condensación del tiempo a que nos someten libros y
películas. Mis lecturas de niña eran de Luisa May Alcott con toda la serie de Mujercitas; de
Jean Webster, Papaíto piernas largas; Corazón de Edmundo de Amicis. Recuerdo que juntaba
la mesada del mes y me iba a comprar un libro, de esa forma completé toda la colección
argentina de Robin Hood. Luego siguió el turno de las novelas policiales de Agatha Christie
con el detective Poirot, de George Simenon con Maigret, así como las novelas del escritor
escocés A. J. Cronin, sobre el abnegado médico escocés, que en parte motivó mi ingreso a
estudiar Medicina en la Universidad.
Varias personas marcaron mi vida cuando era pequeña y todas están relacionadas
Fiesta de la Primavera en Chillán, 1953.
43. Correa y otros (2001) Historia del siglo XX chileno, Editorial Sudamericana. 44.El epicentro fue en Valdivia con grado 9,5 Se estima que es el mayor terremoto registrado ocurrido en Chile y el mundo.

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Además de la casona había otros edificios: el economato, los comedores y el internado donde
estaban los dormitorios de las alumnas. El resto era campo donde se cultivaban hortalizas y
legumbres, se criaban vacas y cerdos. Las alumnas tenían clases de agricultura, entre muchas
otras asignaturas, pues se suponía que una vez tituladas de maestras, irían a ejercer a las
escuelas primarias rurales de Chile. Allí debían enseñar a sus alumnos no sólo a leer y escribir,
cantar, bailar y pintar, sino también a cultivar la tierra.
Infancia y adolescencia Nuestra casa estaba en la población Edén. El lugar no le hacía mucho honor a su
nombre, pues no pasaba de ser uno de los tantos ingenios de algún urbanista para disfrazar
en el valle central realidades incómodas. La población se ubicaba lejos del casco antiguo de la ciudad; sus
calles eran de tierra, hasta allá no llegaba el transporte público y no había alcantarillado, pero
sí contábamos con luz eléctrica y agua potable. Nuestros vecinos eran personas humildes,
trabajadoras y honorables y en ese medio, mi madre era la autoridad intelectual del barrio.
Con los niños y niñas de allí jugábamos en la calle al luche, a las tabas, al escondite, a la
pelota y saltábamos la cuerda.
En algún día de aquellos meses arribó mi padre en un moderno pullman de la línea
E n 1949 el Ministerio de Educación era el ente fiscal que decidía sobre la vida y la Galgo Azul. Era un bus de tamaño descomunal, de color gris plateado y modernos asientos
reclinables. Un verdadero lujo importado desde Estados Unidos y que competía con los
suerte de todos los maestros y maestras de Chile. Gobernaba Gabriel González Videla y era
el reinado del Partido Radical. Ferrocarriles del Estado, pues el viaje, a pesar de una parada intermedia en San Fernando,
Gracias a un concurso docente, mi madre fue trasladada desde Ancud a Talca, para era más breve. Es probable que durante la visita de mi padre yo haya bailado “La Raspa”,
trabajar en la Escuela Normal Rural de esa ciudad, por lo tanto mis primeros años de vida recitado “La pepita de ají” y cantado “Los pollitos dicen”, con el fin de hacerlo disfrutar con
consciente transcurrieron allí. los progresos de su niña. No tengo recuerdos de aquella visita, pero lo concreto es que algunos
Muchos en la orgullosa sociedad talquina creían vivir en una ciudad europea y ser meses después mi madre empezó a engordar y las imágenes en mi memoria se trasladan al
ciudadanos de otra categoría. “Talca, París y Londres” era el lema, y como tal se comportaban interior de un tren a principios de abril del año 1950. Un par de semanas después nació mi
con un extraordinario sentido de superioridad, no sólo en comparación con el resto de los hermana menor en Santiago.
chilenos, sino también con los propios talquinos humildes. A los pocos días del parto, mi madre regresó a su trabajo. Mi hermano siguió en
Como fuera, sí era cierto que Talca, ya en los años 50, era una ciudad pujante en su escuela y mi hermana y yo quedamos a cargo de la Juana, una viejecita de pelo cano,
donde se habían instalado las grandes molineras que abastecían de harina a Santiago. También voluminosa, fumadora y buena para el trago, a quien recuerdo ver dormitando con un pucho
florecían allí la industria del calzado y manufacturera. Se pensaba que Talca era el verdadero entre los labios, mientras sostenía en su amplio regazo a mi hermanita, envuelta por el humo
epicentro del desarrollo de la zona central. Las tierras del Maule eran benditas; en ellas crecía del cigarrillo. Yo solía acompañar a la Juana al almacén de la esquina a tomarse sus cañitas
de todo y en abundancia: fruta de excelente calidad, trigo, hortalizas y legumbres. Ello, en de vino. A esos paseos furtivos no íbamos con mi hermana. La Juana la dejaba sola en casa.
base al trabajo de los campesinos que se ganaban el sustento como inquilinos en los fundos Mi madre se enteró de nuestras escapadas y hasta ahí llegó la Juana. A continuación vino una
de los encomenderos modernos. Recuerdo a los hombres en los campos con la cerviz gacha, sucesión de empleadas domésticas que, bien o mal, ayudaron a mi madre en la crianza de
la piel reseca, los ojos fijos y colmados de tierra. sus hijos.
Ya en mis primeros años de vida talquina percibí las diferencias de clases y de trato Por las noches, mi hermano se ejercitaba con el violín, mi madre nos cantaba canciones
entre las personas. Tengo grabada una imagen cuando, yendo de paseo a algún lugar en el de cuna, nos contaba cuentos y nos enseñaba a rezar el Padre Nuestro antes de dormir,
campo, observé cómo un “señor” montado en su caballo y huasca en mano, azotaba a uno esto último sin mucha convicción. Ella siempre decía que creía en Dios, pero no en sus
de sus inquilinos. intermediarios terrenales y que de todas maneras era librepensadora.
Pero allí también fue conformándose una clase media urbana con intereses culturales. Nuestros contactos con el mundo exterior se hacían a través del diario La Mañana,
La ciudad de Talca contaba con un comercio emprendedor, tenía un amplio y equipado estadio que mi madre compraba sólo los fines de semana. Aparte de muchos libros, también adquirió
municipal, liceos, colegios privados, hoteles y varios cines. Recuerdo haber visto Mujercitas una pequeña radio a tubos, chicharrienta y de mediano alcance, pero en la que podíamos
y Las zapatillas rojas, una película de ballet, que a mí – a quien desde chica me gustó el baile escuchar la radio Lautaro y, a medias, las noticias desde Santiago: el Reporter Esso o programas
-, me fascinó. Desde entonces comencé a practicar ballet y a aprender a bailar en punta de como Radiotanda, La Familia Chilena y uno que otro radioteatro en la Radio Minería. Además
pies. compró un tocadiscos y un par de discos de música clásica. Por las noches, mi hermano se
Mi madre encontró una casa cerca de la Escuela Normal Rural de Talca. La palabra empeñaba en sintonizar alguna frecuencia extranjera, con el fin de enterarse de las guerras
rural en el nombre de ese establecimiento correspondía a la absoluta realidad, puesto que que ocurrían al otro lado del mundo.
estaba emplazado en un fundo situado junto a un camino de tierra que conducía a otro villorrio En 1952 Chile contaba con un 20% total de analfabetismo, pero en las mujeres
llamado Colín. El edificio principal era una casona colonial con varias salas de clases que alcanzaba el 56 %. Había escasez de escuelas. Cada año se organizaban campañas de
daban a un ancho corredor de baldosas, rodeado por un parque con gigantescas araucarias y alfabetización para adultos y se crearon muchas escuelas nocturnas. En el Parlamento de esa
otros añosos árboles. Allí solíamos jugar mientras mi madre hacía sus clases. época se hablaba que cuatrocientos mil niños quedaban anualmente sin escuela, porque sus

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padres no los enviaban o porque no había alguna cerca de sus hogares. En algún mes de aquellos años también recuerdo una visita de mi padre. Él aparecía
Aquel año yo entré a la Escuela Experimental, anexa a la Normal. Allí, las futuras de improviso cada dos o tres meses. Aquella vez traía una noticia extraordinaria: había sido
profesoras primarias hacían sus prácticas docentes. Era una buena escuela, alojada en una contratado por la UNESCO y nombrado encargado de alfabetización de adultos en Bolivia.
antigua casa de adobe con no más de tres salas y con “casitas” como baños en el exterior. El Pasaron varios años en que no lo vimos, pero cada cierto tiempo recibíamos desde el país
Ojo fue mi silabario y ya comenzaba a escribir, pero -a pesar de lo experimental de la escuela-, andino sus cartas con palabras de “cariño ausente”, tal como dice el bolero.
no me libré de castigos por escribir con la mano izquierda. Reglazos y la mano atada en la Nuestra estadía en Talca duró ocho años y culminó cuando apareció una nueva
espalda con el lazo de mi propio delantal me obligaron a escribir mis primeras letras con la oportunidad laboral para mi madre como profesora de Artes Plásticas en la Escuela Normal de
mano derecha. En la Escuela Anexa a la Normal todo era rural y campestre. Sin embargo, Hombres de Curicó. Corría el año 58 y yo contaba once años. Mi hermano había ingresado
en uno de esos años llegaron dos visitas ilustres para las cuales hubo gran preparación y su a la universidad en Santiago, por lo que en casa quedamos solas las tres mujeres. Mi padre
consiguiente nerviosismo en nuestra escuelita. El primero de ellos fue el Presidente de la seguía trabajando en la UNESCO. Desde el lejano país nos enviaba cartas, recomendaciones,
República, Carlos Ibáñez del Campo. sugerencias, besos, abrazos y cariños aéreos.
Mi madre me enviaba a la escuela con mi pelo rizado bien armado a punta de agüita Curicó era otra ciudad huasa, similar a Talca en cuanto a su composición social, pero
de limón y amarrado con una verdadera torta de cintas sobre la nuca. Mi delantal blanco más pequeña, más humilde y con menos símbolos de progreso, Sin embargo, allí también
–por su parte- iba planchado y tieso de tanto almidón, factores que intuyo me otorgaban se reflejaban las diferentes clases sociales. Las familias “de alcurnia” lo hacían notar en sus
una presencia de orden y limpieza digna de presentarme ante el visitante. Debí aprender de autos, sus trajes, pero sobre todo en sus actitudes; empero allí había también una gran clase
memoria algunas palabras de bienvenida a este militar y entregarle un ramo de flores a una media que luchaba por una vida mejor.
mujer, que supongo sería su esposa. En Curicó inicié mi sexto año de preparatoria. Al año siguiente ingresé al Liceo de
La otra visita ilustre a mi escuela fue la de nuestra insigne Gabriela Mistral. Algunas Niñas, un establecimiento que contaba con un profesorado abnegado y comprometido, pero
niñas fuimos seleccionadas para hacerle los honores a la poetisa y por varias semanas tenía carencias inexplicables. Tenía una muy bien dotada biblioteca, pero que permanecía
ensayamos la ronda “Dame la mano y danzaremos” para presentarla ante ella. Recuerdo a cerrada a las estudiantes, porque no había bibliotecaria que la atendiera. Con mi amiga Laly
Gabriela vestida con un abrigo largo y gris, sonriente y amable. Luego de nuestra actuación nos conseguíamos la llave y nos encerrábamos a leer tendidas sobre unos inmensos mesones
infantil se levantó de su asiento y nos saludó a cada una de las bailarinas. Varios años después, de madera. Así, ambas nos contagiamos con “el bichito de la lectura” para siempre.
en 1957, escuché en la radio sobre la muerte de Gabriela Mistral, aquella señora alta, de abrigo Tres hechos importantes de esa época perduran en mi memoria: la campaña presidencial
gris, parecida a una abuelita, que hacía algunos años me había dado un tierno abrazo. de 1958 que llevaba como candidatos a Jorge Alessandri por la derecha y a Salvador Allende
por el FRAP. Curicó se empapeló de afiches de Alessandri con su dedo índice apuntando
hacia adelante y requiriendo “¡A usted lo necesito!”. Los dueños de fundos amenazaban a
sus inquilinos con lanzarlos a la calle si no votaban por su candidato. Y mi madre, fiel a sus
principios, votó, por segunda vez por Salvador Allende (en su segunda campaña). Alessandri
ganó en Curicó por paliza.
Las imágenes de la caída de Fulgencio Batista en Cuba y la de los revolucionarios
entrando triunfantes a La Habana en 1959, constituyen un segundo hecho impactante. La
Revista Vea traía unas fotos en blanco y negro llenas de muertos con disparos en el pecho, la
boca abierta y los ojos de espanto.
La década del 60 se inaugura con el terremoto en el sur de Chile y es mi tercer
recuerdo imperecedero. Esa mañana del 21 de mayo, el remezón nos sacó de la cama. Creo
que fue mi primer terremoto consciente. El impacto mayor vendría el 22 de mayo con el
terremoto y maremoto en Valdivia. El país estaba herido y se despertó la solidaridad nacional
e internacional. Los trenes que se dirigían desde Santiago al sur, se detenían en la estación
de Curicó para cargar ayuda. Gran cantidad de este cargamento de víveres que venía desde
Cáritas y cuyo destino era el sur fue desviada hacia la zona central. Recuerdo que en Curicó
personas pasaban de casa en casa vendiendo tarros de leche en polvo proveniente desde
Estados Unidos y que habían sido donados para los damnificados sureños.
En las ciudades huasas de la zona central se desarrollaban durante el año actividades
especiales en las que el campesinado accedía a las urbes. Lo vi en Talca y también en Curicó.
Mis hermanos y yo de vacaciones en Yerbas Buenas, 1954. Aquello ocurría en el Mes de María, cuando en la ciudad se celebraban las procesiones en
honor a la Virgen y era ese el momento en que se exponían las diferencias de clase en todo
su esplendor y su miseria. Los patrones de fundo acudían al evento encabezando a su séquito
completo. Era la ocasión en que los hacendados exponían sus atuendos de lujo, compitiendo
entre sí en riquezas y vanidades. Recorrían las calles de la ciudad montados en briosos fina

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sangre, sacando chispas a las herraduras de sus caballos sobre el resbaloso adoquín. Altivos, con
la vista fija en lontananza, mirada arrogante, engalanados con lujosos ponchos y fajas bordados
en hilos de seda, botas y polainas corraleras, con tintineantes espuelas. En la segunda fila se
ubicaban los primogénitos en sus caballos alazanes y luego venían las mujeres en elegantes
coches vestidas de huasas refinadas. A continuación y como verdaderos guardaespaldas, les
seguían los capataces. En las últimas hileras de cada séquito caminaban a pie los inquilinos,
peones y gañanes, con sus ojotas de goma y a veces también a pie pelado. Caminaban bajo el
sol cubiertos con humildes chupallas, sus sacos harineros a modo de delantal. Los seguían sus
Escaleras
mujeres modestas, vestidas con su mejor falda de percala floreada y en el mejor de los casos
en carretas tiradas por bueyes. Iban sonrientes y contentas, por la excepcional oportunidad
de abandonar la rancha.
Parte de mi infancia y toda mi adolescencia transcurrió en Curicó. Allí experimenté
mis primeros pololeos, gocé con los “malones” juveniles y con los bailes de los cantantes de
“la nueva ola”. En Curicó terminé mi educación secundaria en 1965 y en 1966 me trasladé a A pesar de las protecciones instaladas, desde muy pequeña aprendí a subir y bajar
escaleras. Una era la larga escalera desde la entrada al primer piso de mi casa-departamento,
Santiago para seguir estudiando en la universidad y entonces…
donde estaba la cocina, comedor y sala, y una segunda era la escalera que conducía a los
Pero allí comienza otra historia…
dormitorios. Ellas me servían de cómodo asiento para mi pequeña espalda y piernas y como
lugar de juego, sentando fácilmente a mis muñecas en el peldaño de abajo y dibujando sobre
papel en el peldaño de arriba. Allí pasaba largas horas: las escaleras eran mi patio interior y
exterior. Mi peldaño era mi mundo propio y mi panóptico: desde allí observaba lo que pasaba
en toda la casa. Sabía quién entraba y quién salía y los tránsitos entre el primer y segundo piso.
Hombres y mujeres subían y bajaban tras sus afanes: familiares, visitas, trabajadoras diversas.
Si las escaleras eran mi patio, ellas no me sanaban de una misteriosa nostalgia
de la tierra que me hacía desearla y buscarla. Por eso, las tardes de salida a la plaza eran
ritual sagrado. A las menores nos llevaban a la plaza de “los pajaritos” o a la plaza de la
municipalidad. La primera tenía una inmensa jaula con pájaros que comían, volaban y se
columpiaban. Era igual a la jaula del Silabario y ante ella y los pájaros vivos y coleando,
aprendí esa lección del primer libro de lectura. La plaza de la municipalidad, distante a dos
cuadras, tenía piletas con resbaladizos peces rojos, a los que intentaba agarrar a mano; tenía
grandes encinos que arrojaban sus bellotas, a las que yo les calzaba sus sombreros.
Un día, por cualquier problema incomprensible, no nos llevaron a la plaza. Enterada
de que en la de la municipalidad habían caído las bellotas, decidí ir sola. Ya conocía el camino
y, al llegar, me afané en recoger abundante cantidad de bellotas, las que acopié en mi delantal
blanco. Regresé con mi cosecha caminando por la calle La Pastora; allí me interceptó un
Graduación de VI de Humanidades, Liceo de Niñas de Curicó 1965. hombre. Me dijo que arriba de las escaleras del edificio aledaño, tenía muchas bellotas para
regalarme. Me invitó a subir y, ante la idea de un tesoro de bellotas, mis pequeñas piernas
subieron peldaño tras peldaño la escalera de tres pisos. Al llegar al último piso, el hombre me
tomó mientras se abría los pantalones, mostrándome y ofreciéndome su sexo. Horrorizada y
sintiendo el peligro, logré librarme y correr, palpitando, jadeando, escaleras abajo, soltando
mi delantal y rodando mis bellotas entre los peldaños y mis zapatos. Corrí sola, desamparada,
valiente, hasta alcanzar, a una cuadra, el timbre de mi casa. Tenía cinco años.
Desde entonces, el miedo, el espanto, la inseguridad, se me instaló en el hígado y, a
los pocos meses del intento de violación del que escapé, enfermé de hepatitis. Durante más
de un mes estuve en cama, guardada, refugiada, cuidada, atendida, protegida. En ese metro
cuadrado, mi cama, mi refugio, me sentí en un lugar seguro, donde el mundo y el peligro de
afuera no podía entrar. Esta búsqueda de mi refugio ha sido una marca y un destino que me
acompaña.
La cocina era el lugar de la casa que más me atraía, especialmente cuando llegó la
nana Teresa. Cada tarde me instalaba en una de las dos sillas de paja que allí había a compartir

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con la Tere y su hijo Carlitos. Me intrigaba esta mujer que lavaba y secaba decenas de platos secar y guardar las rumas de platos de ese día. El sentimiento de injusticia que esos domingos
con la rapidez de una máquina y que a menudo se sentaba con los ojos cerrados con unas me provocaban fueron mi primera manifestación de conciencia crítica. No me parecía justo
torrejas de papas en la frente. “¿Por qué te pones esas papas?”, le preguntaba. “Porque me ni consecuente que la familia fuera a misa a comulgar, mientras la Tere trabajaba y se apuraba,
duele mucho la cabeza”, contestaba. Yo me entretenía peinando a su pequeño hijo Carlos, de bastante angustiada, con las empanadas y el almuerzo, siempre con su sueño de llegar a tomar
carita blanca y redonda, pecas y pelo rizado. Lo peinaba para el lado, para atrás, le hacía algún el té a Melipilla. Comencé a percibir la injusticia del trabajo doméstico puertas adentro y
moñito. Era mi muñeco, pero era el hijo de la Teru. ¿Dónde estaba su padre? me preguntaba. prometí no recurrir en mi vida a ese tipo de régimen de trabajo.
¿Por qué la Tere estaba en esta cocina con su niño? ¿De dónde venía y cómo había llegado a Si la cocina era todo un mundo, el patio común del barrio fue durante mi infancia
nuestra casa? Pero la Tere nunca hablaba de ella y menos del padre de Carlitos. El misterio, el un gran universo. Allí me encontraba diariamente con mis amigas, casi todas primas, con
secreto de su vida era lo que más me atraía de la cocina. La Tere insinuaba un mundo extraño, las que jugábamos al tombo, a la payaya, al luche, montábamos teatro bajo el sauce llorón
desconocido; ella era un afuera oculto que existía en ese adentro-casa. con sábanas sacadas de algún closet y espiábamos a una joven que vivía en el departamento
Recuerdo el día en que la Tere llegó. Estaba embarazada; también mi madre. Ambas subterráneo cuando, con pasión y frenesí, bailaba rock and roll con el palo de su cama. Allí
tenían casi la misma guata. Teresa Díaz necesitaba trabajar puertas adentro y mi madre también observaba con mucha intriga las vidas de unas niñas de otro de los departamentos
necesitaba una “niña de mano”; mejor si era una Díaz, mujeres ya conocidas en nuestra casa subterráneos: a veces andaban bonitas, rozagantes y bien vestidas e iban al colegio y otras
por ser trabajadoras y honradas. No era, entonces, extraño el empleo de mujeres embarazadas veces se les veía flacas, pálidas, andrajosas y vagaban por la calle. Interrogada mi madre,
puertas adentro como una forma de subsistencia y refugio, en un tiempo en que no existía me contó que el padre de las niñas, de apellido muy vinoso, se dedicaba al juego. Así pude
prevención alguna del embarazo, salvo la abstinencia. Se vivía una época cuando en Chile saber del impacto en los niños de los distintos oficios de los padres, agradeciendo que el mío
“el 25% de las mujeres en edad fértil había practicado uno o más abortos (…) con un total trabajara en el hospital y no apostando a los caballos.
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de 150.000 abortos anuales para 250.000 nacimientos al año”. Teresa quiso tener a su hijo. En el patio común del barrio celebrábamos nuestros cumpleaños, primeras comuniones
Emplearse puertas adentro fue su única opción. y confirmaciones. En Semana Santa fuimos malas con una familia de origen judío que vivía en
Me bastaba atravesar el silencioso y frío comedor y abrir la puerta al repostero y a un primer piso, gritándoles ser culpables de la muerte de Cristo. Entrábamos y salíamos de uno
la cocina: de pronto se me abría un mundo lleno de luz, de movimiento, de copucha, de y otro de nuestros departamentos, abriéndose ante mi vista otros modos de vida de las familias
preparaciones ricas; un mundo tibio y calentito, seguro. Me parecía más agradable quedarme en del barrio. Gran impresión tuve de los castigos físicos que en uno de esos hogares “cultos”
la cocina, estar ahí con la Teresa y Carlitos y con toda la gente que transitaba por ese espacio: se impartía a los niños, despertándose en mí la solidaridad con esas primas, ayudándoles a
los maestros, las hermanas de Teresa y todos los frutos de la tierra que añoraba: las papas, las menudo a copiar mil veces “no debo hacer tal cosa…” a dos lápices simultáneos. La noche
cebollas, el apio, los tomates, las lechugas, las manzanas. de navidad las primas mayores nos sacaban a la plaza al atardecer y corríamos de la mano
Teresa y su hermana Berta producían, con prodigiosas manos, todos los manjares mirando fijamente al cielo, mientras ellas exclamaban que, envuelto en aquellas nubes, venía
cotidianos que alimentaban a la gran prole: cazuelas, chupes, charquicanes, carbonadas, el Viejo Pascuero; después de varias vueltas, convencidísimas las pequeñas de haber visto
papas con mote, legumbres, pastel de papas y, los domingos, las exquisitas empanadas de al Viejo entre las nubes, regresábamos para ver si nos había traído los regalos, gritándonos
queso de la Tere, platos que eran seguidos por los inolvidables postres de panqueques rellenos mutuamente por las ventanas que sí, que ya había pasado por la casa de cada una.
con merengue tibio, los bavaroises, el postre de claras, las manzanas asadas, la leche asada, Desde los seis años comencé a asistir al colegio de monjas donde también iban mis
el arroz con leche. Memorable era ver a Berta y Teresa, preparando, bizcocho por bizcocho, hermanas. Cada mañana escolar se iniciaba con la canción nacional norteamericana, cuya
la clásica gran torta de manjar y merengue en cada cumpleaños, a más de los sándwiches de lengua y cultura debíamos conocer y aprender a través de todos los contenidos curriculares.
ave, palta y huevo y las jaleas en las cáscaras de las naranjas cuyo jugo se había exprimido. Incluso en los recreos debíamos hablar inglés, circulando por los patios alumnas encargadas
Mujeres artífices de una cultura de alimentación sana, casera y natural. Todas estas cosas ricas de recordártelo. Se nos impartía una educación para señoritas, bastante limitada, centrada en
y mucho más se preparaba para la celebración de nuestra madre el día de Santa Ana, el 26 de el idioma inglés y absolutamente desarraigada de la realidad y cultura nacional.
julio de cada año, momento en que la familia recibía a los parientes y donde la encantadora El terremoto del 60 desnudó al país necesitado ante nuestros ojos de infancia y sacudió
tía Isabel cantaba tocando la guitarra... nuestra conciencia colectiva. Supimos de la gran hecatombe ocurrida en el sur y de la verdadera
Teresa, Carmen y Berta Díaz eran de Melipilla (nombre que significa cuatro diablos), hazaña que se emprendía para destapar el lago Riñihue y evitar una catástrofe mayor. Llegaron
camino hacia la costa desde la capital metropolitana. La familia Díaz era inquilina de la noticias de muertos, de terrenos hundidos, de destrucción de industrias y viviendas. Una gran
Hacienda Chorombo, tierra de fértil valle, rico en frutales, hortalizas y pastos para ganado, corriente de solidaridad comenzó a propagarse a través de los movimientos de ayuda que se
de donde fueron saliendo las mujeres a trabajar a Santiago. Las Díaz hablaban cada semana organizaron por doquier. Quedaron en suspenso las discusiones del momento y se fue imponiendo
de querer “irse a su casa” a Melipilla o a Chorombo. Por eso Teresa lavaba y secaba los platos una sola conciencia de país. La unidad colectiva emerge ante la adversidad, se comentaba.
como máquina los domingos y esa fue la primera injusticia que percibí: luego de preparar la Mucha de la ayuda a los damnificados del terremoto se organizó por parroquias.
Teru los platos especiales de día festivo (empanadas de queso, carne asada con papas duquesa Todos los jóvenes salimos a recolectar ropa en la vecindad. Recuerdo que mi madre, luego de
y postre de claras), tenía que esperar que la familia llegase de misa de doce y que tomase el seleccionar la ropa que aportaríamos, se puso a coserla. “La ropa que uno da debe ir en buen
aperitivo antes de servir el almuerzo y dejar todo lavado y guardado. La Teru no salía antes de estado: con botones, sin roturas, con bastas bien cocidas, en fin…”, decía, mientras zurcía
las 15.30 y debía volver tipo 21, por lo que apenas alcanzaba a tomar un tecito a la rápida calcetines y revisaba cada prenda. Mis hermanas y yo nos integramos a la Parroquia de Los
con su hermana en Melipilla. Ángeles Custodios a trabajar en la selección y clasificación de las miles de prendas de vestir,
Yo observaba atentamente todo esto cada domingo y comencé a ayudarle a la Tere a ropa de cama y alimentos que aportaban los vecinos. La ropa más importante era la de niños,
45. Entrevista al Dr. Romero, Ercilla, Santiago, agosto 12, 1964.

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que apartábamos en la parroquia como un tesoro, y la ropa de cama, considerando que el
terremoto ocurrió a fines del mes de mayo de ese año 1960, desatándose la miseria en pleno
invierno.
Hoy he podido saber más de cerca cuán duro fue ese terremoto para los habitantes del
sur, especialmente de Concepción y Valdivia; he podido notar la profunda huella traumática
que dejó esa apocalíptica experiencia en sus habitantes. Los testigos aún narran lo vivido con
gran emoción e incluso llanto. Nadie ha olvidado. Un antes y un después del terremoto del
60 marca el tiempo y la historia de estos sureños lugares, donde hoy habito. Actualmente los
Una personita comienza
hijos han querido recoger el testimonio de sus mayores, construyendo, a través de diversos a pertenecer a este mundo
textos en distintos lenguajes, la “memoria del terremoto”. De algunos de sus relatos me han
quedado grabadas imágenes dantescas: la de la apertura de las aguas del mar, entre Corral y
San Ignacio, donde se podía ver el suelo al desnudo y los peces saltando, como en el éxodo
bíblico; o la imagen de las casas navegando río abajo, con sus habitantes sobre los techos
pidiendo socorro; y la historia de los sobrevivientes de Huellelhue quienes debieron vivir
varios meses en los cerros, en carpas, en pleno invierno, habiendo sido sus casas destruidas
e inundadas.
Años después pudimos percibir que el terremoto del 60 fue la manifestación de un
Y
o nací frente a la Plaza Ñuñoa, en el segundo piso de una casa estilo español en lo
que hoy es la calle Manuel de Salas, pero que por entonces se llamaba Río de Janeiro. El Liceo
cambio telúrico que no sólo se producía a nivel de la corteza terrestre, sino más profundamente, Manuel de Salas (trascendental no solo en la historia educacional del país, sino también en su
en la conciencia de muchos, en distintos continentes y lugares: el convencimiento de la devenir social y político) aún no existía, fue creado el mismo año de mi nacimiento y era un
necesidad y urgencia de transformar la sociedad en sus elementos opresivos, en vista de una hito del barrio. En una de aquellas largas temporadas que pasaba mi abuela con nosotros, una
mayor igualdad, fraternidad y felicidad colectiva. tarde le escuché comentar a mi madre: “Caminando por la calle Brown Norte, vi a una señora
Yo sentía tempranamente ese palpitar telúrico en mi propia conciencia y comencé alta, fachosa, hace sonar los tacos de sus zapatones, traje sastre clásico gris, mirada y caminar
a leer, con ansiedad, algunos textos de filosofía y de literatura latinoamericana que busqué decidido; entró a un colegio grande, hermoso, en Brown Norte esquina de Irarrázaval”.
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afanosamente en la biblioteca municipal de mi comuna. Recuerdo haber ido a leer ahí tardes La señora fachosa era nada menos que la insigne Amanda Labarca, no solo fue la
enteras a Sartre, a Simone de Beauvoir, a Teillard de Chardin, a García Márquez, Vargas Llosa, impulsora de la creación del Liceo, sino también escritora, feminista, embajadora y política.
Cortázar… Tenía una gran sed de entrar en otros mundos más amplios que el que vivía en mi Siempre me ha asombrado cómo los objetos sobreviven a las personas. El barrio se
casa, en el colegio y en el barrio de mi infancia. mantiene prácticamente intacto: mi casa y la de al lado, ambas en el mismo estilo español,
permanecen sin modificaciones, están idénticas.
El Liceo Manuel de Salas sigue en la misma casa y tiene el mismo jardín. La casa del
frente, que se le llamaba “el anexo del Manuel de Salas” porque gran parte de los estudiantes
pasaban por allí a la salida de clases (allí vivían tres alumnos del Liceo, cuyos padres viajaban
mucho por trabajo) está idéntica. También permanecen las mismas casas antiguas del sector.
Solo que si antes fueron grandes quintas hoy son casas donde funcionan editoriales, institutos
educacionales o locales comerciales. Acompaña a esta copia del pasado el riel perfecto por
el cual pasaba el tranvía. Hoy, cuando observo estas casas, me parece ver salir de ellas a mis
amigos de infancia, en patines o bicicletas.
El año en que nací, en el país terminaba el mandato presidencial de Juan Esteban
Montero. El Gobierno enfrentaba serias dificultades a raíz del impacto que sufría Chile debido
a la Gran Depresión.
En diciembre hay elecciones presidenciales y triunfa el candidato Arturo Alessandri
Palma, con el voto de radicales, liberales, demócratas y social republicanos.
Crecí siendo una niña tímida, solitaria, conversaba con las flores de mi casa. Las
enredaderas eran para mí compañeras de colegio. Las dalias, rosas y manzanillones eran mis
amigas íntimas, conversaba cosas especiales con ellas. Después tuve una sola amiga, “la Rucia”.
Ella vivía frente a mi casa, en una casa antigua, enorme, una de esas típicas casas-quinta que
había antes en Ñuñoa y otros barrios. No vivía con su familia, padres ni hermanos. Vagamente
supe que ellos vivían en Talcahuano ¿por qué ella no? Misterio… Vivía con dos tías, eran unas
señoras muy altas, canosas, trabajaban todo el día en esta especie de chacra, cuidaban pollos,
Jugando con mis hermanas y mi hermano, Teresa hoy en su tercera edad.
yo con vestido.
regaban árboles y plantas, barrían esas enormes piezas.
46. Entre sus escritos destacan “Desvelos en el alba” y “Mejoramientos de la vida”.

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La Rucia pasaba mucho en mi casa, a mí me gustaba jugar con ella. Hacíamos tortas donde se entraba a la casa. Le seguía un largo pasadizo con linóleo, donde a cada lado se
de barro, que adornábamos con pétalos de flores y las ofrecíamos a vender en la reja de mi ubicaban las piezas. En el lado derecho, avanzando hacia el fondo de la casa, estaba primero
casa. Tengo el vago recuerdo que la gente al pasar se reía y celebraba a estas niñitas vendiendo la “pieza de vestir”, luego el dormitorio de mi mamá y mi papá; en él dormía mi hermana,
tortas de barro. Con la Rucia también conversábamos mucho, aunque no recuerdo de qué. en una cama con barrotes de bronce. Cuando ella creció, tuvo su dormitorio en la que fue
Durante mi infancia mis papás me hacían fiestas de cumpleaños, que para mí eran “pieza de vestir”. Luego venía el baño, mi dormitorio y el dormitorio de mis abuelos. Frente
un suplicio. Cuando escuchaba el timbre y sabía que venían las niñitas invitadas, yo corría a a estos estaba la “Galería”: era una pieza grande con una salamandra, el lugar más cálido de
esconderme al fondo del patio, en la despensa. También el colegio me daba temor. Mi primer la casa. Por ser una casa antigua, no había closets, por eso en la galería construyeron unos
colegio fue el Newman College; estaba en la calle José Domingo Cañas, cerca de mi casa. roperos inmensos. En ellos mi papá guardaba todos los objetos de campamento -carpas, catres,
Era un colegio solo de hombres, yo era la única niña. Tengo la foto del último día, cuando mesas y sillas de campaña-, así como una gran cantidad de objetos menores para sus salidas
entregan los diplomas, soy la única niñita entre chiquillos, algunos mayores que yo. Cuando le a terreno: cantimploras, termos, brújulas, anteojos de larga vista, martillo de geólogo, sacos
pregunté, muchos años después, a mi mamá por qué me mandaron a un colegio de hombres, de dormir, baterías de cocina, etcétera.
no le dio mayor importancia. Al salir de la galería hacia el exterior, estaba la cocina, el repostero más dos piezas
Mi timidez era muy comentada en la familia y se hacía evidente en las pocas visitas de empleadas. Frente a la cocina y repostero había un patio más chico, con una muralla alta,
que llegaban a la casa. En esos años existía la sana costumbre de saludar dando la mano, pero especial para jugar al “tombo”. Atrás, el patio grande, el gallinero, la carbonera y el lavadero.
cuando se acercaban a mí, yo escondía las manos en la espalda. Muchos años después, en Al fondo se ubicaba la despensa. En el patio había dos higueras, dos damascos -uno de
una larga conversación con un pariente sacerdote, Mario Garfias, él me repetía: “No puedo albaricoques y otro de damascos imperiales-, dos limoneros, dos paltos, dos naranjos. Cerraba
creer que sea la Liliana, hablando tanto… ¡Cómo cambió!”. el conjunto un parrón, un columpio grande para mí, un columpio chico con barrotes para mi
En efecto, un cambio muy importante ocurrió en mi vida en esos años, con la llegada hermana y, finalmente, la gruta con la Virgen de Lourdes, rodeada de flores y cactus.
al barrio de una familia con seis hijos, los Corvalán Vargas. Se trasladaron desde su fundo El Mis veraneos en el campo de mis abuelos comenzaron cuando yo tenía apenas dos
Maitén, entre San Clemente y Talca, a vivir a Santiago. Eran cinco mujeres y un hombre. Las meses. De allí data la primera fotografía que tengo de mi persona. Estoy en brazos de mi mamá,
dos niñas menores eran cercanas a mi edad; los otros cuatro hermanos eran mayores, aunque sentada en una terraza del Fundo Santa Lucinda en Los Ángeles. En la imagen, mi madre me
no se notaba tanto la diferencia de edad. Las niñas no habían ido al colegio, como ocurría contempla con mucho amor. La fotografía transmite la armonía y la belleza de una clásica
en los fundos. El padre les hacía clases y tenían unas profesoras particulares. Ellas todavía familia tradicional. Probablemente mi papá estaba en terreno, como en todos los veranos,
recuerdan el día que les compraron uniforme, bolsón, traje de gimnasia, lápices de colores, realizando sus investigaciones geológicas.
cuadernos. Estaban tan felices que acariciaban todo eso. Yo les dije: “Ir al colegio es lo peor La casa de mi abuela Carmela era bellísima, con grandes galerías de vidrios y un
que le puede pasar a una, es puro problema y pasarlo mal”. Ellas no me creyeron, así de grande parque maravilloso, con flores que no he vuelto a ver en mi vida.
era su fascinación por ir al colegio. Los viajes en tren a Los Ángeles con mi mamá, mi hermana María Teresa y alguna
Con la llegada de esta familia comenzó para mí una vida entretenida y acompañada. amiga, el trasbordo en Santa Fe y San Rosendo; los viajes a caballo a otros fundos, a veces
La casa de los Corvalán Vargas estaba siempre plena de amigos. Había un salón donde se tan lejanos que dormíamos en el trayecto a campo traviesa con mis primos, los juegos en
bailaba, en otro se jugaba a las cartas o a cualquier cosa; estaba también el salón del piano. las parvas de paja, los baños en los ríos, el ordeñar las vacas en la madrugada, los aromas a
En el patio, bajo el parrón, estaba la mesa de pingpong y la piscina. Lo más fascinante para mí pasto mojado, a pasto seco, a las flores de los jardines, en la bodega la mezcla del olor de
era el taller de don Carlos, su papá, donde él pintaba, escribía, hacía esculturas. Allí recibía manzana y madera, los bailes en el interior de los bosques con una victrola a mano (como a
también a sus amigos talquinos -pintores, políticos, escritores- con quienes entablaba largas veces aparece en las películas de Ingmar Bergman), marcaron toda mi niñez y adolescencia
conversaciones. Mi fascinación era estar en ese taller y escucharlos. y creo que han influido en mi manera de ver y enfrentar el mundo. Siempre he atribuido mi
Después del Newman College fui a las Monjas Argentinas, en Pedro de Valdivia, cerca profundo vínculo emocional con la naturaleza, a esos largos y bellos veraneos en el campo.
de Providencia. Esta fue una concesión de mi papá a mi mamá y a mi abuelita, pues ellas Hoy valoro y disfruto inmensamente las diferentes tonalidades del cielo, las nubes, sus formas
querían que yo estuviera en un colegio de monjas, para hacer la Primera Comunión. Tengo variadas, los cambios de tonos de las hojas de arbustos y árboles, los cantos de los pájaros, el
nítida la conversación: mi papá planteando su rechazo a las monjas, no por razones religiosas, ruido de la lluvia, todo lo que la naturaleza nos regala en las distintas estaciones y horas del
sino porque eran “garnacheras”, esto es, muy preocupadas del dinero de las niñas. día y la noche. En momentos de reflexión agradezco a mis padres y abuelos el haber generado
En la casa de mis padres había una especie de culto a la austeridad y un marcado en mí la posibilidad de ser sensi ble a la naturaleza.
desprecio por la ostentación; se privilegiaba en cambio la valoración por la naturaleza, la Mi enseñanza media la cursé en el Liceo de Niñas N°7. Era un liceo muy prestigioso.
música y el arte. Por entonces nuestra casa estaba en Avenida Pedro de Valdivia con Dublé Tengo nítida la admiración que se sentía cuando las personas sabían que pertenecía a ese
Almeyda. La casa era antigua, techos altos, piso con tablas de madera anchas, tragaluces. liceo.
Adelante un jardín de flores, una glorieta con enredadera de flor de la pluma, garaje, reja de El cambio desde el colegio de monjas al Liceo fue trascendental en mi vida. Parecía
madera café, después de fierro verde, el porche, de baldosas amarillas y negras, donde con como si mi timidez se hubiera suspendido de pronto hasta “nuevo aviso”. Todo era diversión.
mis amigas jugábamos al “luche”. Ese porche me encantaba; en invierno se producían grandes Para mí ir al liceo fue algo muy entretenido, un “punto de encuentro” con mis amigas, un lugar
pozas de agua de lluvia, lo que me parecía bello y original. La casa era muy helada, como en donde me reía, conversaba, lo pasaba bien.
esa época ocurría en las casas tan grandes. Y era de una frivolidad a toda prueba. No me hacía el tiempo para estudiar, solo me
Una puerta muy linda de fierro amarillo, después la mampara, era el acceso por interesaba pasarlo bien y estaba demasiado ocupada en eso.

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Al principio el liceo estaba en Pedro de Valdivia, al lado del Colegio Saint George, flor que abría sus pétalos y se extendía por toda la cancha. Nos preparaban Malucha Solari,
donde había muchos “chiquillos” interesantes. Después se cambió un poco más allá, a Pedro Blanchette Hermansen y otras dos destacadas bailarinas de la época.
de Valdivia esquina Darío Urzúa. En octubre se suspendieron las clases. Ya no habría más actividades en el liceo, solo ir
Creo que fue esta casa patrimonial, perteneciente a don Darío Urzúa, la que me incubó a los ensayos en el Estadio, todos los días. Yo partía en bicicleta desde mi casa, feliz, y volvía
el germen del interés por todo lo patrimonial. Me deslumbraba encontrar entre los bancos pedaleando al anochecer. Nunca tuve más amigos que en ese tiempo. Los chiquillos nos iban
tarjetas postales y esquelas originales de la familia Urzúa. Volaba hacia el pasado de la familia a buscar allá, nos dedicábamos a “tandear” todo el día.
y en mi imaginación reconstruía escenas, personajes, encuentros que habían sucedido dentro Mi mamá y mi papá fueron a verme el día de la presentación. Fue la única vez en su
de esa casa y alrededor de sus jardines. vida que fueron al Estadio Nacional, para ver a su niña bailando para la barra de la Universidad
de Chile. Esos fueron momentos radiantes de mi adolescencia.

Mi madre y yo en Los Ángeles. Mi hermana María Teresa y yo.

De allí el liceo se trasladó a su ubicación actual en avenida Providencia. Obviamente


es otro, todo enrejado, no se ve nada hacia el interior. En nuestro tiempo había un jardín
grande con una fuente de agua en el centro. Alrededor de ella nos hacía clases de dibujo la
profesora Humberta Zorrilla. Junto a la reja se paraban los chiquillos que venían a mirarnos y
a tratar de conversar con nosotras. Eran del Liceo Lastarria y del Colegio Saint George, nuestros
colegios hermanos. Mientras la profesora nos hablaba con su vozarrón fuerte y estricto, los
muchachos nos invitaban desde la orilla a las marchas y manifestaciones. Nadie sospechaba
lo que vendría en el país…
Durante aquella época, en los años cuarenta, estaban de moda los concursos escolares
de literatura o matemáticas, los campeonatos de atletismo y también la competencia entre las
reinas de belleza. Pero lo más entretenido fue un año en que fuimos parte de la barra de la
Universidad de Chile. Fue para el Clásico Universitario, en el Estadio Nacional. Todo el Liceo
fue parte de un ballet que se llamó El vals de las flores, un baile en forma de una gigantesca

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Tenía linda voz y una excelente memoria. Se alegraba cuando aprendíamos los poemas
(por suerte a todos nos gustaban y no nos costaba nada aprenderlos). También preguntaba
qué nos gustaría ser cuando grandes; siempre le contesté que quería ser profesora.
La Oficina tenía una pequeña plaza cuya única vegetación eran dos pimientos grandes
y uno pequeño. En el centro había un lugar donde tocaba una banda cuando se celebraban
fiestas nacionales. Muy cerca de la plaza estaba la escuela básica; tenía dos oficinas y tres
Desierto mágico salas de clases. Sólo dos profesores atendían a los cerca de cincuenta alumnos. La escuelita
era de calaminas forradas con cartón. Estas eran una gran captadora del calor en el día y por
la noche transformaban la camanchaca en rocío. Recuerdo que me encantaban las “veladas”
que se hacían en la escuela, donde se presentaban números artísticos y siempre terminaba
con una especie de “convivencia” entre padres, profesores y alumnos. Nunca faltaban en
la ocasión las golosinas más deseadas por los niños. Mi mamá se destacaba llevando unos

N o recuerdo las veces que escuché la historia de mi llegada a este mundo ese domingo
cachitos de nuez.
Siempre había mucho viento en la pampa; por esta razón, las calaminas tenían hoyos
trece de febrero de 1955: que era una noche de carnaval, que había más estrellas de las pequeños repartidos a lo largo y a lo ancho de ellas, lo que permitía que no se volaran. Uno de
acostumbradas en el cielo combarbalino, que pese a ser pleno verano, esa noche hacía un nuestros grandes paseos al exterior era visitar “las tortas” -desechos de mineral que formaban
poco de frío, que mi papá de 28 años, alto y robusto, tomó en brazos y le dio dos vueltas en pequeñas lomas-, desde donde se podía mirar el desierto infinito. Llevábamos nuestro cocaví y
círculos a la enfermera que le dijo que yo era una niña, que me compraron un vestido rojo pasábamos tardes entretenidas y llenas de misterios con las leyendas pampinas que nos contaba
bordado con hilo color de oro y que mi papá me llamaba Marita desde antes de nacer. mi profesor don Jorge Garriga. Él era peruano, se sentaba en una piedra y todos nosotros nos
De aquella época tengo recuerdos junto a mi hermano Hugo. Él me cuidaba y me sentábamos a su alrededor, “apretaditos” uno al lado del otro para que no nos diera miedo.
quería mucho; decía que de grande “se iba a casar conmigo”. En una ocasión estábamos los Ahí conocí las historias de “La viuda”, “El perro negro” y “La rubia”. En esa escuela cursé
dos sentados a la entrada de la casa, en una especie de escalera de tres peldaños. Pasaron hasta tercero básico, Hugo hasta quinto y Yolanda sólo el primero básico.
unos adolescentes y uno de ellos me “pegó” en la cabeza; mi hermano de cuatro años salió Nuestros juegos favoritos los realizábamos con cosas muy sencillas: una pelota de
corriendo detrás de ellos para pegarles. Regresó llorando de pena y frustración porque no trapo, bolitas, trompos, trencitos de tarros. Jugábamos a los indios, a la pinta, al run-run, a las
pudo defenderme. muñecas o a la peluquería. El día se hacía corto. Nuestros aliados eran la imaginación y, en
Con poco más de dos años de edad, a mediados de 1957, nos mudamos a una salitrera ocasiones, una vieja radio a tubos.
en la provincia de Antofagasta, plena pampa, donde la aridez del paisaje, el frío de la noche En la Oficina había un teatro hermoso, aunque debo reconocer que uno de los miedos
y el calor en el día serían nuestra compañía por varios años. Mis abuelos paternos vivían en que me ha acompañado toda mi vida tiene su origen en ese teatro.
la misma Oficina en el sector de los empleados. Era entretenido visitarlos en las tardes y jugar Tenía cinco o seis años, cuando a escondidas de mis padres, crucé en la noche con
en el corredor amplio que rodeaba parte de la casa. En el sector donde vivían mis abuelos mi hermano Hugo de siete años, un espacio de desierto de unos doscientos metros que había
las viviendas eran más grandes y mezclaban la madera con el cemento, por lo que eran más entre el teatro y mi casa (Block 5). En puntillas miramos por un costado de la gran puerta de
frescas en el día y más abrigadas en las noches. madera algo de la película que estaban dando, y para mi mala suerte, justo vi cuando matan
Las áreas verdes se reducían a la flora típica cultivada en algún macetero. Mi abuelo con un cuchillo en la tina del baño a la protagonista de Psicosis. Nunca más he olvidado
nos contaba sus andanzas por las salitreras entre los años 1920 y 1926: él había trabajado en esa escena y siempre que entro a un baño, corro la cortina de la ducha para ver si hay algo
Santa Luisa, María Elena y Pedro de Valdivia, donde conversó en varias oportunidades con raro detrás. El cine daba funciones en horario de matinée, vermouth y noche. Las películas
Luis Emilio Recabarren. que llegaban eran por lo general mexicanas. Todo el mundo conocía a Jorge Negrete, Miguel
Mi papá “acarreaba” caliche en un camión rojo que Aceves Mejía, Libertad Lamarque, María Félix y muchos otros. Recuerdo que en esa época
era de su propiedad. Lo llamábamos El Ronco. Muchas estaban dando una película chilena, “Deja que los perros ladren”. Actuaba Héctor Noguera
veces lo acompañamos con mis hermanos a dejar muy joven y delgado.
caliche a los lugares de acopio. Recuerdo claramente el La radio era compañía inseparable: la voz de Raúl Matas, Ricardo García y Miguel
ruido ensordecedor cuando el camión levantaba la tolva Davagnino eran parte de la familia, al igual que las radionovelas con María Llopar, Ana
y dejaba caer toneladas de caliche. El polvo parecía González (La Desideria), Silvia Piñeiro y Emilio Gaete. Un dato curioso es que la música
neblina y lo cubría todo. Ese lugar quedaba muy lejos mexicana parecía ser la música nacional.
pero, con mi papá, se hacía corto y entretenido. A él le Pegados a la misma radio entre el 30 de mayo y el 17 de junio de 1962, vibramos con
gustaba cantarnos canciones de la Guerra Civil Española el Mundial de Fútbol, donde Brasil y Checoslovaquia pasaron a la final y Chile con Yugoslavia
y recitar poesías de Antonio Machado y Federico García disputaron el tercer puesto. Chile ganó 1 a 0 con un gol de último minuto convertido por
Lorca. Eladio Rojas.
Yo, de guagua. No he olvidado los cementerios de la pampa: las flores nuevas de muchos colores,
las guirnaldas interminables de papeles descoloridos por el paso del tiempo y del sol. Las

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tumbas tenían una especie de cuna de madera que rodeaban la tierra. También había grandes Viajamos todo el día y sólo nos detuvimos a comer y a descansar. Llegada la noche mi papá
mausoleos de cemento cercados por gruesas cadenas. No era raro ver piernas, pies con sus estaba agotado de tanto manejar por caminos sinuosos, muchos de ellos de tierra, y mi mamá
zapatos o brazos saliendo de algunas tumbas, con la ropa en perfectas condiciones y la piel también con su embarazo de seis meses.
pegada al hueso. El viento incesante levantaba la tierra de las tumbas y dejaba a la intemperie Nosotros sin embargo corrimos a campo traviesa, inventamos los juegos y las historias
a los difuntos. Nunca sentimos miedo: era común jugar ahí con las gruesas cadenas de las más increíbles. Teníamos todo el desierto para nosotros; la libertad era indescriptible. Uno
sepulturas de los alemanes, según se decía. de los recuerdos más nítidos que tengo de ese viaje de vuelta a Santiago fue ver el desierto
En septiembre del año 1963, mi padre que era sindicalista, participó en una huelga, florido. Ese invierno había llovido y por ello, todo estaba cubierto de flores, las colinas, los
cuyo objetivo principal era lograr un horario de diez horas en vez de doce, el pago de horas valles, la orilla del camino. Lo mejor de todo era que no había apuro en viajar: teníamos todo
extraordinarias y un seguro de salud para todos los trabajadores mayores, muchos de los el tiempo del mundo.
cuales tenían problemas al pulmón. Si bien mi padre no era muy querido por sus jefes, era Nuestra primera parada fue en Inca de Oro, al interior de Chañaral. Llegamos casi al
respetado. Se acordó la huelga, pero al final lo dejaron solo y fue despedido de la Oficina. anochecer y pasamos cerca de un cementerio. Recuerdo que íbamos en la tolva del camión,
Él tenía un segundo trabajo, el negocio de telas, pero no podía seguir ejerciéndolo en una conversando con mi hermano Hugo y de pronto vimos a una mujer caminando con el pelo
vivienda que pertenecía a los trabajadores de la Oficina. Aunque yo tenía poco más de ocho cubierto por un paño. No pudimos ver su cara. Inmediatamente nos acordamos de las historias
años, recuerdo cuando mi papá llegó a casa y nos contó que lo habían despedido. Conversó sobre “La viuda” que se contaban en la Oficina. En la noche nos acostamos debajo de la mesa
toda la noche con mi mamá y al día siguiente nos dijeron que nos vendríamos a Santiago, que del comedor, lugar donde estaban las improvisadas camas. Nos tapamos la cara hasta que
era la oportunidad para dejar la pampa. Nos dijo que si continuábamos viviendo en la Oficina nuestros papás fueron a tranquilizarnos.
no podríamos ir a estudiar a Antofagasta y que ellos querían un mejor futuro para nosotros. Mirando a la distancia, un viaje así puede parecer como algo muy sacrificado e incluso
No capté a esa edad la importancia de sus palabras. Mi mamá lo apoyó y esa misma peligroso, pero para nosotros era una aventura que no tenía comparación con nada. Todos los
mañana empezamos a ordenar nuestras cosas. Estábamos contentos e ilusionados porque minutos eran distintos a los otros y en cada kilómetro que pasaba, nos esperaba algo nuevo.
nuestros padres le dieron un tinte de esperanza a la situación, que por donde se le mirara era Luego de la noche que pasamos en Inca de Oro, temprano por la mañana fuimos a desayunar.
adversa: padre cesante, cinco hijos pequeños y un sexto en camino. En la tarde llegó una carta Fue la primera vez en mi vida que tuve una Limón Soda entera para mí sola. Jugando en ese
desde la Administración. Mi papá pensó que nos pedían abandonar inmediatamente la casa, desierto lleno de flores, conocimos las mariposas, las chinitas y las lagartijas.
pero se equivocaba: lo mandaban a buscar para una reunión en la gerencia de la Oficina. Le A la noche siguiente la parada fue en Copiapó, una ciudad que nos pareció fea
ofrecieron quedarse y varias mejoras, pero él no las aceptó, primero por sus principios como y calurosa. El trayecto entre Copiapó y Vallenar fue bello. Aparte de ese sinfín de colores
sindicalista y segundo por su familia. Les dijo que la decisión era irrevocable. Vivimos en la conocimos las vacas, los caballos y los burros. Fue genial verlos en vivo y en directo, ya que
pampa gran parte del gobierno de Jorge Alessandri Rodríguez. hasta entonces sólo los habíamos visto en fotos.
Mi mamá estaba feliz. Mi hermano Sergio de dos años era el regalón y los más grandes,
Prade de cuatro años, Yoly de seis, Hugo de diez y yo de ocho, comentábamos el viaje y no
tuvimos un minuto para aburrirnos durante el trayecto. El Ronco se portó de maravillas; era
parte de nuestra familia al igual que nuestro perrito Cuco, quien nos acompañó todo el viaje.
Ese tercer día viajamos desde Copiapó a Combarbalá, donde vivía mi abuelito Eulogio.
Lo saludamos y nos fuimos a la casa de mi abuelita Aurelia en El Soruco. Allí nos quedamos
más de dos meses. A fines de enero de 1964 se juntaría toda la familia en Santiago. Comenzaba
una nueva etapa en mi vida.

Oficina Chile, con mi mamá y mis hermanos en la pampa (1960).

Partimos rumbo a Santiago en plena primavera, a principios de octubre de 1963.


Salimos a las seis de la mañana arriba de nuestro noble camión. Recuerdo haber mirado con
cariño el inmenso desierto, haber sentido el viento en el rostro que tanto me gustaba, miré la
escuela y las grandes “tortas” donde tantas historias había escuchado de labios de mi profesor.

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A los cinco años ingreso a kinder al colegio particular “Patria”. Es un colegio pequeño,
donde los amigos de mis papás eran apoderados. Los días lunes, a la entrada del colegio, se
alzaba la bandera chilena y se cantaba el himno nacional.
La dueña del colegio daba clases de piano, a las que asistimos con mis hermanas.
Posteriormente la profesora tuvo que ir a la casa, pero a mí me cargaban las clases y fui la
primera de las hermanas en desertar.
Elvira, morena e inquieta Es el año 1957, 30 de octubre. Nuestra casa, frente a la futura Panamericana Sur,
está a oscuras. Miramos por la ventana de nuestro dormitorio cómo caminan, hacia el sur,
silenciosos, hombres, mujeres y niños con todas sus pertenencias. Caminan rápido y en fila,
algunos con carretas cuyas ruedas están cubiertas con género para no meter ruido. Después me
entero que por tener teléfono, éramos centro de informaciones de la primera toma organizada
de Chile. Es la toma de los terrenos de La Victoria, en San Miguel. Son mil doscientas familias,
provenientes principalmente del cordón popular Zanjón de la Aguada. Los mismos pobladores
asesorados por arquitectos lotean posteriormente los terrenos.
A los pocos días, el 3 de noviembre de 1957, el primer ser vivo orbita la tierra. El
honor lo tiene la perra callejera Laika, a bordo de la nave soviética Sputnik. En recuerdo a esa
perra, nuestra primera mascota la bautizamos Laika. Era una pastora preciosa y muy brava,
excepto con nosotros por supuesto. Ladraba a las personas desde el comienzo del frente del
antejardín, hasta el final de la casa. Ladraba sobre todo a los mal vestidos o más pobretones.
E l año en que yo nací es el último año del gobierno de González Videla. En Chile ya
se sabe que la energía nuclear se puede transformar en electricidad y la Comisión de Energía
La retábamos porque encontrábamos que Laika era muy clasista.
No recuerdo cómo, pero un día la nana nos avisa que la perrera está tratando de
Nuclear lo ve como una gran oportunidad de progreso. Sin embargo, el mundo, no quiere cazar a nuestra perrita que está en la calle y que nos entremos a la casa. Desde la ventana
exponerse a una tercera guerra y así, se despliega una gran cantidad de negociadores para del living miramos cómo dos hombres entran hasta el patio de nuestra casa persiguiendo a
evitarlo. Expertos en política internacional realizan reuniones en Europa y Norteamérica. Laika y la capturan. La perra chillaba, la nana gritaba y nosotros llorábamos. ¡Qué agresión,
Mis recuerdos empiezan en la casa familiar, donde viví hasta el año 1973. De mi qué prepotencia, qué manera de sentirnos impotentes! (Hoy, ante este recuerdo, las analogías
infancia tengo los mejores recuerdos: de juegos, de árboles, de escondites. Daba miedo salir cubren mi mente). A la hora de almuerzo, nuestra perra ya estaba en casa. Mi padre, a quien
al patio de noche. llamamos por teléfono , ya había ido a rescatar a Laika y a poner el reclamo de abuso de
Al momento de mi nacimiento mis padres ven mejores perspectivas y esperanzas, con poder. Ese sistema cruel y odioso afortunadamente terminó.
trabajo y el fin de la Ley Maldita. Quisiera contar tantas historias, pero tengo recuerdos generalizados; buenos recuerdos.
Tengo dos años cuando nace la tercera hermana mujer. Mi hermana “melliza” y quien De pequeña me encantaba dormirme con el ruido de la música y risas de la gente.
será mi compañera de juegos. En ese momento, con tres hijas, mis padres deciden comprar Se celebraban muchas fiestas, cumpleaños, fin de año y varios.
casa. A los seis años nace mi hermana menor, la quinta y última hermana. Todos la recibimos
A mis cuatro años nace mi hermano, el único hombre. La quinta es otra mujer. Tenemos con mucha alegría, era chiquita y tranquila. Yo entraba a hurtadillas a la pieza de mi madre, la
permiso para jugar con sillas, sillones, cortinas. Podemos armar casas, fuertes y distintos sacaba de la cuna y la contemplaba mucho rato. Recuerdo que en lugar de chupete le ponía
escenarios. Representamos obras de teatro, funciones de títeres y bailes. el dedo en la boca. Desde que nació hasta hoy sigue siendo “la chicoca”.
Mi casa está siempre abierta y se recibe a mucha gente. Incluso se considera normal El barrio era entretenido, con vecinos que se visitaban. Aunque nosotros éramos cinco
tener invitados de otros países. Los amigos de mis padres son parte de la familia. hermanos, por lo que podíamos jugar solos, generalmente lo hacíamos con los chicos del
La prohibición de reunirse obliga a los amigos de mi padre a celebrar la llegada del barrio. Jugábamos en el patio de nuestra casa. Podían entrar a partir de las tres de la tarde; si
año nuevo con un gran picnic en el Parque O´Higgins. Esos picnics eran entretenidísimos, no llegaban, íbamos a buscarlos. El patio era grande y se podía jugar muy bien a la escondida.
compartiendo espectáculos, competencias y muchos abrazos de “Feliz Año Nuevo”. Éramos buenos para trepar árboles y en el ciruelo teníamos “el fuerte”.
Mi padre, andinista, nos llevaba a la cordillera desde chicos, donde escalamos En invierno jugábamos en la buhardilla. Tenía escalera independiente por la parte de
montañas, casi siempre cerca de ríos. En una de esas subidas en el camino a Farellones vendían atrás de la casa. Generalmente jugábamos al almacén: vendíamos verduras, frutas y dulces.
cabritos. Todos queríamos un cabrito de mascota. Lo llevamos a casa y nos turnábamos para El dinero era de mentira. Nos entreteníamos mucho preparando el stand e imprimiendo los
darle mamadera. Cuando desapareció nos explicaron que había sido el exceso de mamaderas. billetes. Otras veces éramos colegio, con clases y pruebas. Fabricábamos nosotros mismos
Tuvimos toda clase de mascotas: perros, gatos, un pavo, conejos, patos y al fondo del patio los cuadernos y libretas de notas. También dábamos funciones de títeres. En la parte superior
había un gallinero. Mi madre tenía en el medio del patio una pajarera enorme que contenía de esa escalera había una pequeña pieza, con ventana. Desde ahí se representaba la obra. El
todo tipo de aves, que incluía codornices y gallitos de la pasión. Nos encantaban las codornices, público estaba abajo sentado en sillas o pisos. Yo era la encargada de los títeres, la que elegía
cuyos polluelos chiquitos caminaban en fila. Los gallos de la pasión en cambio peleaban feo; la obra y asignaba los papeles. Normalmente eran cuentos tradicionales como Caperucita
hubo que dejar solo uno, ya que tenían espolones con los que se herían gravemente. Roja, Pinocho o Cenicienta. También jugábamos al doctor, pero nos duraba poco, porque

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todos queríamos ser médicos y nadie paciente. Poníamos inyecciones y “examinábamos” con Posteriormente, mi prima Ema murió de cáncer cuando mis padres estaban en
estetoscopio y delantal blanco. Argentina.
El patio era muy grande y existía riego compartido. Había un sifón fuera de la casa El trayecto hacia el recuerdo es mágico, tengo ante mí esa construcción hermosa, con
que recogía la acumulación de las aguas. Recuerdo que un día, debe haber sido domingo, mi detalles tallados y en colores.
padre lavaba el auto y el sifón estaba abierto. Todos estábamos cerca de él. Mi hermano que Reconozco que Ema es una de las personas que más echo de menos. Y a la que siempre
debe haber tenido dos o tres años se cae a este sifón. Todas lo vemos y gritamos. Mi padre se tengo en mis recuerdos. Algunos retrocesos en el tiempo duelen, quizás por la incapacidad
tira dentro de ese estanque y busca con las manos en el fondo a Renato. Lo saca todo negro de cambiarlos.
con ciénaga y logra que respire. Por supuesto que después de eso el sifón se clausuró. Queda la deuda de reencontrarnos con dos de sus hijas, que últimamente han tratado
Para la Navidad, mi padre siempre prendía fuegos artificiales. Un año, algunos de de contactar a la familia. Más que las fotos, quisiera poder compartir mis recuerdos con ellas.
los petardos aterrizaron donde estaba la caja de fuegos artificiales y se prendieron todos.
Mis hermanos y yo corrimos a escondernos. Mi padre decidió que la Navidad siguiente
prendería los fuegos en la calle y nosotros miraríamos de lejos. Cuando llegó esa Navidad,
mi padre comenzó muy bien el espectáculo, pero unas bombas chinas nuevas no prendían.
Se acerca a revisarlas y le estallan en la cara. Fin del espectáculo y de los fuegos artificiales;
afortunadamente, tuvimos un padre solo chamuscado en cejas y pelo.
Mi primera jaqueca la tuve a los nueve años. Era el cumpleaños de Celia, una amiga
que vivía relativamente cerca. Yo estaba vestida, con regalo y todo, pero me dolía mucho
la cabeza. Luego sigo con dolor de estómago y problemas con la luz. Lloraba de dolor y
desesperación. Mi prima Ema Chocha me tranquilizaba y me repetía que dejara de llorar,
porque el dolor iba a ser mayor. Le encontré sentido y traté de calmarme. Así recibí mis
primeras rodajas de papa en la frente. Dormí toda la tarde hasta el día siguiente. Las jaquecas
fueron una herencia de mi abuela paterna, las que sufriría hasta mi edad adulta.
Cuando evoco mi niñez, recibo imágenes de muchas personas que me rodean; busco
explicaciones a esto y creo que quizás fue el hecho de ser cinco hermanos, de que había
dos empleadas, que casi siempre tenían hijos. Además vivía con nosotros mi prima Ema, hija
de un hermano de mi madre, que era nuestra hermana mayor. Cuando se casó, yo tenía diez
años y los preparativos incluyeron vestidos iguales y peluquería para todas las hermanas.
El padrino del matrimonio religioso fue nuestro abuelo Eliseo. Mis padres no aceptaron ese
honor, ya que no se sentían cercanos a la iglesia católica. Pero la fiesta se realizó en nuestra
casa. Recuerdo que cuando íbamos en auto, camino a la iglesia, vemos caminando sola a la
tía Elisa, la madre de Ema. Es como si la viera de nuevo, sencilla, con un abrigo negro y su
pelo largo solo tomado, sin adornos. Mi padre detuvo el auto y ella se subió con nosotros,
agradecida de llegar acompañada. El auto era un Mercury que tuvimos largo tiempo y creció
con nosotros. Cabíamos los cinco hermanos y muchos más, misterio de la añoranza o de lo
antiguo.
Durante la ceremonia, mi abuelo se arrodilló y mostró la etiqueta del precio marcada
en la suela de sus zapatos. Más tarde, ante la risa de todos, él comentaba ”Para que se enteren
que los zapatos son nuevos”.
Ese día los mozos prepararon todo en la cocina y después desfilaban al patio. Las
mesas estaban todas debajo de árboles. Había una especie de pista de baile alrededor del
nogal, donde estaba el escenario. Recuerdo platos fríos y asado de carne. Una torta enorme,
que encontré mala, como pan de pascua. Pero todos comentaban lo rica que estaba. Se sentía
mucha alegría, se escuchaban muchas felicitaciones y mis padres no cabían en sus trajes del
orgullo de casar a su primera hija.
En uno de los dormitorios se exponían los regalos de boda. Los invitados desfilaban
para verlos y generalmente se detenían frente al de ellos, que estaba con su respectiva tarjeta.
También llegaron muchos telegramas de felicitaciones de parientes fuera de Santiago que no
pudieron asistir. La fiesta duró hasta el día siguiente. Quedaron muchas cosas ricas y a mí
me encantaban los canapés, esos pancitos redondos de pan de molde, con tomate, aceituna,
huevo molido, pimentón y mayonesa casera. No guardo fotos de esa fiesta.

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El huerto y el sector donde había membrillos, naranjos, limones, nísperos y duraznos,
eran buenos escondites para mis maldades de niñez, por ejemplo, comer limones con sal; eran
también el mejor escenario para hablar con seres imaginarios, lo que hacía bien a menudo.
Otras tareas que me hacían feliz eran desgranar choclos secos para dar a las gallinas y conversar
con los chanchos cuando los alimentábamos con cáscaras de verduras, frutas y afrechillo.
Ahora en nuestra casa, por iniciativa de mi hijo menor, las cáscaras alimentan el compost,
Itinerancia y aroma de la tierra que aprovecho en las plantas de mi jardín tan querido.
La calle de tierra donde estaba nuestra casa tenía poco movimiento, probablemente
no había llave en la reja y las visitas más recurrentes eran el panadero y el lechero en sus
carretelas con caballos. A veces hacíamos caminatas por cuadras aledañas y algunas idas a
misa. Todos mis recuerdos se concentran en esa parcela que tanto me ofrecía. “Días felices”
puedo llamar a ese tiempo.
E s difícil hablar del pasado, de mi pasado, con chispazos imperfectos de la memoria,
sobre todo en la época de la infancia y adolescencia, de la cual quedan preguntas casi
Probablemente mis papás trabajaban mucho, porque casi no los veo en este
reencuentro con el pasado. Aparecen especialmente la tía Berta y mi abuelita. Las historias
imposibles de contestar. Las pocas fotos encontradas han ayudado en esa búsqueda. Por ejemplo, sagradas, contadas por esta última, formaron mi estructura valórica al alero de su calor y de
esa de guagua con mi mamá en una playa que imagino Iloca. También existe una un poco esa bondad con la que siempre me acogió. A veces me dejaba espiar en ese seductor cajón
más grande con mi papá. ¡Era rechoncha y regalona! Pero la historia empieza un poco antes. de su cómoda, que invitaba a sorprenderse y prometía reliquias a mis ojos de niña: ¿joyas?,
Nací un 25 de octubre de 1951 y desde inicios de ese año el camino con ¿papeles?, ¿perfumes?
esos jóvenes padres fue avanzando al ritmo de los latidos de esa madre a punto de La tía “Violetita”, que trabajaba de día y estudiaba contabilidad en las noches, también
ser dentista y con inquietudes artísticas. Muy activa, no se perdía los paseos con era importante para mí y lamento no haber alcanzado a compartir con ella este recuento
sus hermanas. Subía a los árboles o se tiraba por los cerros a pesar de su embarazo. porque murió hace muy poco, en 2013.
Incluso dio su examen de grado conmigo poco antes de ese día de octubre. Aunque se anunciaban los cambios que vendrían para el país en la siguiente década
Desde su vientre me acerqué al tan querido olor de la tierra, al de las flores y de los años sesenta, en casa no parecían percibirse esos hechos. La Pintana parecía un pueblo
de los frutos. También habré sentido la pérdida del abuelito Alfredo, que no alcancé aparte desde la inicial cooperativa de parceleros, una gran familia ajena al “mundanal ruido”.
a conocer, y a quien llamé tantas veces al cielo acusando a sus hijas. Solo ahora pienso Así, mis primeros contactos con el “afuera” venían de mi papá y las tías que trabajaban o
en la pulsión por el dolor de mi madre en ese abril del mismo año en que yo nacería. estudiaban, y quizás algunas otras personas, pero muy a lo lejos.
Se habrán sentido lejanos en casa los avatares de la Posguerra y la Guerra Fría. Y Cuando tenía dos años la cigüeña anunció “visita”, me imagino que para alegría de
más cerca a las ideas desarrollistas de la segunda Presidencia de Ibáñez del Campo,en una todos. Pero Edith Judith, la hermanita que apenas conocí, vivió apenas unos días después de
elección que contó por primera vez con el voto femenino y que se orientaba a la clase media. nacer en la Clínica San Pancracio de Avenida Matta. Muchos años después vine a dimensionar
En la casa de La Pintana, bañada de primavera, se vivía emoción al anunciarse la el dolor que deben haber sentido mis papás en ese tiempo. Fue entonces cuando pude entender
primera hija, sobrina y nieta, revolucionando la vida de sus moradores. Quizás menos feliz la algo de la melancolía de mi madre y quizás algunos tonos en mí, pero eso ocurrió cuando ya
tía menor, al perder el centro de las atenciones. Luego llegaríamos a ser bien amigas y hasta me había estructurado para el optimismo.
confidentes en mi juventud. En esa casa, mi tía Berta era la más cercana: siempre cocinando, Una época especial para la vida familiar era el Mes de María, del 8 de noviembre al 8
limpiando y lavándole la cara a la “niña de sus ojos”, o también el pelo con quillay y agua de diciembre. Se rezaba en las tardes en el living, con un olor a flores que podían ser violetas,
tibia en un lavatorio. rosas y lirios. Esta tradición existía desde mediados del siglo XIX en Chile y se entiende por el
Entre mis primeros recuerdos aparecen los almuerzos en la galería, de donde salíamos carácter mariano de la evangelización desde la Colonia.
al patio dominado por un gran nogal, un cedrón Otro de mis recuerdos es el juego con el sillón de dentista de mi mamá, en una pieza
y muchas flores amigas. Poco más allá estaba la de difícil acceso, con muebles de fierro blanco y vidrios, y un olor a limpio y a remedios.
acequia que alimentaba el regadío del huerto y Aunque esa consulta estaba en casa, era una escapada poco frecuente a un mundo que no
llamaba a mi fantasía y aventura: cruzarla era llegar imaginaba y muy diferente al patio de tierra, hojas y aromas, al que consideraba mi verdadero
a otro mundo, a un cuarto lleno de cachivaches, “hogar”.
a un horno de barro, más allá la huerta y el corral La segunda mitad de los años 50 representa una transición para mi familia, porque
de chanchos y gallinas. Algunos domingos pan nos fuimos a vivir al medio rural en el sur, no por tareas de campo, sino por un traslado
amasado en el horno de barro o humitas con choclos de mi papá. Él trabajaba en el Ministerio de Obras Públicas (MOP), en vialidad y canales
del huerto: eran días de fiesta para mí. Miraba dentro de un conjunto de obras de infraestructura impulsadas por el gobierno de Ibáñez.
entusiasmada esos quehaceres del hogar y valoraba Esto redundó en un gran aumento del presupuesto que, entre otros factores internos
los juguetes como ollitas, juegos de té o escobas. y externos, conllevaron una inflación que complicó la economía. Lo importante para mí es
Hoy, sin embargo, soy poco amiga de tales labores. que allí estuvimos por dos o tres años en un campamento de ese ministerio, de nuevo dentro
de la naturaleza.
Mi mamá y yo, 1952.

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Fue en el sur, cuando yo tenía unos cinco años, que nació mi hermanito Pato y cambia la lejanía entre las casas y la estrictez de mi papá, me jugaran en contra de una mayor
radicalmente mi vida: antes rodeada de tías y abuelita, ahora solos como familia. Vivíamos sociabilidad.
en una casa sobre una loma que dominaba el sector del campamento de los trabajadores de Luego, la Copa Mundial de Fútbol de 1962, que coincidió con la llegada masiva de
las obras del MOP; esto era en Chillancito cerca del Río Itata y Laguna Avendaño, zona de la TV revolucionó mi casa, porque mi papá era un fanático de este deporte y de la “U”, en
Quillón-Chillán. Allí recibíamos a los familiares cada cierto tiempo por semanas o meses. particular. De hecho, creo que la invasión de fútbol cada fin de semana en la radio, me hizo
En esos años también se fundó el Partido Demócrata Cristiano (1957), al que mi padre detestar las manifestaciones asociadas a ese delirio.
adhirió muy tempranamente. A este convergieron diversos grupos socialcristianos, incluida la Los primeros años de la década del sesenta aparecen más nítidos en mis recuerdos,
Falange Nacional, que marcó mi casa desde que recuerdo. aun sabiendo que éstos se renuevan siempre en un proceso poco consciente. Es un período
En Chillancito asistí a una escuela rural en la que avancé rápido los primeros años de muy relevante además para la vida política y ciudadana nacional. En esos años tuvimos como
preparatoria. Ya leía cuando inicié el primer año y las aritméticas eran mis “amigas”, porque familia un importante cambio de casa desde La Pintana al paradero 11 de Santa Rosa. Se trataba
mi papá nos hacía jugar con ellas. No recuerdo profesores en particular, pero sí la diferencia de un nuevo sector, cercano a la población Madeco, construida bajo el alero de esa histórica
con mis compañeros que parecían venir desde dentro del paisaje: eran hijos de campesinos. industria. Así, nos independizamos de la familia materna y nos instalamos en nuestra primera
Algunos llegaban a caballo, otros caminando quizás “a pata pelá”, varios kilómetros. casa propia, casita nueva y bella a mis ojos, simplemente de población para cualquiera. Ahí
En esa misma escuela adoptaba costumbres de mis compañeros y usaba sus palabras; empecé a tener más amigas, ya que se establecían vínculos de barrio en las placitas que había
de las que recuerdo: “achulluncarse” (agacharse) o “ir a las casitas” (ir al baño), eran expresiones entre las casas.
no muy bien recibidas en mi casa. También seguía al pie de la letra lo que los profesores Cerca de 1963 otro cambio me resultaría importante: asistir a un nuevo Liceo (anexo
enseñaban respecto del aseo personal, si bien en mi casa ya conocía tales hábitos. El juego del del anterior) en la comuna de La Granja, cerca de la Población San Gregorio en el paradero
luche en patio de tierra con tejo de verdad, hacer rondas y saltar al cordel son los recuerdos 19 de Santa Rosa. La población estaba conformada por familias de clase obrera, erradicadas
de esos recreos campesinos. No puedo olvidar de esa época el disgusto por una culebra que de la periferia de Santiago en los inicios del gobierno de Alessandri. La constitución de estos
trajo un compañero a la sala de clases. ¡Aún les temo! nuevos barrios surgía por la gestión de sus propios habitantes.
Vivir en un medio rural me prodigó las mejores vacaciones de mi memoria: caballos, Tenía unos doce años y estaba en cuarto humanidades, es decir en plena adolescencia,
río, laguna y toda la naturaleza a disposición de nosotros: la tía Toya, mi medio hermano Nano, y más consciente de las nuevas amigas del colegio. De esa época recuerdo el que quizás fue mi
un primo que me gustaba mucho y yo. Volví a la zona cincuenta años después: tenía poco primer amor, un compañero no muy agraciado, pero muy estudioso y con el que solo fuimos
del escaso poblado y abundante naturaleza que recuerdo y Quillón era ahora un balneario amigos. Más adelante otro compañero se me “declararía”, como se decía en ese tiempo, sin
masivo, en torno a la Laguna Avendaño, con gran movimiento turístico local. que fuéramos más que amigos. Por la estrictez de mi papá, nada de esos primeros “pinchazos”
A mis siete años nos fuimos de Chillancito a Chillán, quizás buscando un mejor colegio podía saberse en mi casa.
para mí o debido al próximo nacimiento de mi hermanita menor, Ruth (Utty), en 1958. Fui a Hacía tiempo que mi mamá había dejado de trabajar en su profesión y por tanto era
un colegio muy grande, actualmente denominado Liceo Bicentenario Marta Brunet, y aunque dueña de casa de jornada completa y “sobretiempo”. La primera en levantarse y la última en
estuve dos años allí tengo poquísimos recuerdos, pero aprendí algo de baile español y gocé acostarse. A raíz de ello empecé a tomar conciencia de la carga de ese trabajo.Tuve una breve
con las historias de Pedro Urdemales. adolescencia, restringida por las normas de mi casa y mi desfase en la edad de colegio. Sin
Del edificio en que vivimos, en un tercer piso cerca de la estación de Chillán, recuerdo embargo, el ambiente del barrio y amigas del liceo hicieron de esta una bella etapa. Los dos
una visita larga de Nano, quien nos resultaba muy simpático. De ese período son unas cartas años siguientes me acercaron rápidamente al fin del ciclo en el colegio; pero eso será en otro
que escribí a mi abuelita, donde le pido insistentemente que venga a visitarnos, por supuesto escenario, muy significativo para mí.
con especiales cariños para la tía Bertita y contándole avatares de nuestra vida, como las
diabluras de mi hermano Pato y la delicada salud de mi hermanita chica. Ya desde esa época
me mostraba algo exagerada, mandándoles veinte mil besos a las tías y a la propia abuelita
Luego, entiendo que mi papá fue redestinado a Santiago y a raíz de una enfermedad
de mi hermano mayor, retornamos a La Pintana. Estamos cerca de 1960 y ahora gobierna Jorge
Alessandri. En el liceo en que seguí en Santiago me saltaron del quinto año de preparatoria
al primero de humanidades, que cursé con nueve años. Egresar a muy temprana edad tendría
complejas consecuencias al pasar el tiempo.
De vuelta en casa de la abuelita, la rutina de ir caminando hasta el colegio, distante
a unas tres cuadras largas, rodeada de aromas de flores, aumentó mi arraigo y sentimiento de
pertenencia a ese lugar. Mi Liceo Nº 13 de Hombres, mixto- albergaba cursos de primaria y
secundaria y mostraba gran movimiento. Afuera los vendedores de “sustancias” y “manjar”
eran parada obligada. Un bolsón de cuero colgado al hombro era mi compañero de ruta, como
ambién lo eran un delantal blanco con tablitas adelante y amarrado atrás, más los clásicos
“zapatones”, nada de sentadores. Allí empezaron algunas amistades, pero es posible que la
diferencia de edad con el resto del curso, sumado al carácter de mi familia, otros intereses, Utty en brazos, La Pintana.

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y desencuentros. El barrio era modesto pero digno; solo las calles principales estaban
pavimentadas y florecían alrededor pequeños negocios, almacenes, una bodega de frutos
del país y una tienda de “Calzados Bata” que miraba desde la ventana de mi casa, con
esperanzas nunca cumplidas de visitar y salir con zapatos nuevos. También había bares (legales
y clandestinos), farmacia, una bodega de vinos y una sede de la Cruz Roja donde la gente
podía acceder por un módico aporte a servicios de curaciones, controles de enfermería y hasta
Amor y abandono médico en determinados días.

N ací en una clínica la noche del 30 de enero de un año tumultuoso en Chile, 1957,
veinte días después del fallecimiento de Gabriela Mistral en Estados Unidos. En abril hubo una
poderosa revuelta popular en pleno gobierno de Carlos Ibáñez del Campo, cuando amplios
grupos de obreros y proletarios descubren su fuerza al estar unidos y decididos a luchar por sus
derechos. Por decisión de mi padre me pusieron el nombre de mis dos abuelas, Erna Agustina.
Nacer en una clínica fue un lujo que me costó durante muchos años bromas de mis
tres hermanos, ya que – como era frecuente en esa época – todos ellos nacieron en la casa con
las mujeres de la familia y una partera o enfermera sanitaria. Soy la mayor de cuatro hermanos,
todos paridos en un lapso de apenas cinco años.
Mi primer recuerdo es el nacimiento de mi segundo hermano, Edgardo, cuando
yo tenía tres años; era de noche y por la ventana de la casa en que estábamos mi hermano Raúl (primo), Jano y Erna, 1960.
Alejandro de dos años y yo, vimos llegar al tío Mario en su micro. Algo importante pasaba que
yo no podía entender. El tío, hermano mayor de mi madre, fue el padrino cercano y querido
del recién nacido. A un par de cuadras estaba la parroquia de La Medalla Milagrosa, donde el cura
vestía una larga sotana negra y hacía las misas en latín, pese a que los fieles eran mayormente
dueñas de casa, obreros y niños. A la vuelta de la esquina, estaba el almacén de una pareja de
españoles, seguramente huidos de la Guerra Civil, donde se hacía “el pedido” que mi mamá
pagaba el 15 de cada mes. Era día de fiesta, porque junto con pagar y renovar lo necesario de
azúcar, aceite, tallarines y arroz, se compraban excepcionalmente galletas tritón a granel, en
cucurucho de papel, más unas rebanadas de salame.
Frente a la casa estaba también la sede del Sindicato de Panificadores, la mayoría de
ellos mapuche, que mataban las horas en reuniones o parados en la calle; como era chica,
nunca entré a ese lugar, pero me llamaba la atención verlos ahí, con caras tristes y gesto de
desterrados.
La escuela a la que asistí en primero básico estaba a dos casas de la mía. Era pequeña,
oscura, desvencijada y fría, con pupitres de madera para dos personas y un orificio para el
tintero, lo que me gustaba mucho. Tenía en la entrada el escudo nacional, con la frase República
de Chile y la bandera flameando.
Recuerdo que por la calle pasaba un caballero vendiendo leche de burra, con el
animal atado a una soga. La unidad de venta era un vasito pequeño, de leche tibia y espumosa
Navidad de 1958. que dejaba marcado de blanco el labio superior. ¡Qué pasteurización ni qué nada, al pie de
la burra nomás!
La vida familiar era entretenida. Estaba compuesta por cinco hogares distintos en que
Entre 1959 y 1971 vivimos en la comuna de Quinta Normal, en la casa familiar de los niños –cerca de 12- compartíamos un patio común y construíamos historias, travesuras,
mi abuela materna, con primos, tíos y tías, más “visitas y familiares del Sur”, que hacían de juegos y no pocas rencillas que podían fácilmente terminar con cada uno expulsado a su casa.
los espacios compartidos lugares entretenidos y bulliciosos, aunque no exentos de conflictos Los variados juegos que inventábamos, los árboles frutales, el parrón de uva de todos los

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los colores, triciclos y columpios en dos versiones – para grandes y chicos- , más el gallinero me acogen en su casa junto a sus hijos, como una más. Siempre presente, allí estaba Quequita,
en que la abuelita criaba aves menores, hacían de ese patio un paraíso. El gran ciruelo daba mi abuela paterna. En 1963 comienzo a ir a un colegio chiquito, en Irarrázaval con Salvador.
abundante sombra en verano y unos frutos que pese a la prohibición, y por eso mismo, Está también Víctor el esposo de mi tía, Ingeniero Químico, grandote, ruidoso y de risa nerviosa
comíamos con sal a hurtadillas. En verano eran eternos los campeonatos de tombo, fútbol, que gustaba de tocar saxo y terminó siendo escritor años después. Él me trataba con afecto
saltar la cuerda, luche y ping-pong, al que también se integraban los adultos. y me puso la meta de sacarme solo sietes en el colegio. Cuando lo logré, me llevó a ver La
De todos los primos, nosotros, los cuatro hermanos éramos los más audaces e Cenicienta y a comer completos. Me sentí muy feliz y valorada. Lo recuerdo con profundo
independientes, en especial los varones, por lo que frecuentemente nos ganábamos el castigo cariño. Para entonces ya habían nacido mis primos Ariadne y Max, con quienes vivimos en
de subir a nuestra casa ubicada en el segundo piso, y abandonar el campo de juegos. Pese a esa linda casa que, además, tenía televisor, un lujo de la época y varios artefactos eléctricos
la distancia que ponen los caminos personales, el afecto familiar y las complicidades con los que en mi casa materna no hubo hasta mucho tiempo después.
primos Romero perduran en el recuerdo. Al año siguiente, 1964, me llevan a vivir a la casa de la tía Marta, donde había nacido
Del barrio de mi niñez merece mención “el perro Juan”. Era un mendigo - hoy se diría hacía poco mi primo Felipe. También están mi abuela y el tío Jorge, que pronto inicia su viaje
un hombre “en situación de calle” - que se había armado una rancha con cartones y trapos de autoexilio a Estados Unidos. La casa ubicada en Exequiel Fernández con Los Olmos, en
a la vuelta de la casa. Era inofensivo, hosco, no miraba siquiera. Su voz ronca surgía sólo esa época comuna de Ñuñoa, hoy Macul, es grande, con patio y jardín, una tortuga, árboles,
para pedir comida con un tarro. Sin embargo, su aspecto de ermitaño, desgreñado y sucio, frutales, muchas flores y un columpio para mí sola.
resultaba suficiente para asustar a los más chicos y amenazar a los que se portaban mal o El tío Manolo (la pareja de mi tía), me enseña a comer con cubiertos y a escuchar
dejaban comida en su plato. Era una época en que los niños comían en mesa separada de los música clásica. Me veo a mí misma como una niña callada, observadora, obediente y siempre
adultos, con una rígida autoridad patriarcal que ejercían los tíos. tratando de “pasar piola”: no estorbar, no molestar, estar agradecida.
Uno de los más valiosos espacios de entretención familiar era el cine del barrio, el Pero sí estoy presente y escucho las conversaciones de los adultos sin entender mucho.
Ideal Cinema, ubicado en Mapocho con Walker Martínez. Ahí pasábamos tardes enteras viendo Hablan de las elecciones, de Allende, del FRAP, de que “ahora sí”, que el cura de Catapilco,
tres películas en rotativo. No todas eran aptas para niños, pero no importaba mucho, total los los sindicatos textiles, el socialismo… Pero llega septiembre de ese año y es electo Frei. Los
más chicos se dormían. Para ellos se llevaban las botellas de leche preparadas – botellas de rostros están muy tristes en la casa en que vivo.
cerveza, de vidrio verde o café con un chupete de goma-; para los más grandes, marraquetas A los siete años, pese al cariño que me dan en casa de mis tíos, añoro a mis hermanos
con huevo revuelto. La cartelera incluía cine mexicano, español, películas de Sarita Montiel, y una tarde con el apoyo de una amiga de mi edad, me escapo y cruzo Santiago en una “liebre”
Presley, Joselito y Marisol; western italianos, gringos y muchas otras. Esas películas nos llenaban (taxibús chiquito de esa época) que me lleva a Quinta Normal, a mi hogar.
de ilusiones la vida. Mi madre me recibe con asombro y me lleva de regreso la misma noche, con la promesa nunca
En esa época las mujeres no trabajaban fuera de la casa. A excepción de mi madre, suficientemente cumplida, de ir a buscarme todos los fines de semana. No sé cómo hice eso,
que era profesora normalista, casi todas sus hermanas eran “amas de casa”. Ellas vivían y una locura visto a la distancia. Era apenas una niña.
sufrían en carne propia las condiciones de una sociedad machista en que el hombre era el Recuerdo con mucho afecto a la tía Martín como la llamábamos todos (Marta), una
proveedor y el rey de la casa. El mejor plato de comida, la ropa más almidonada y planchada hermana de mi abuela paterna. Ella era soltera y estaba terminando su vida laboral como
era siempre para ellos. La infidelidad conyugal y hasta la violencia doméstica, eran condiciones trabajadora textil en Vestuarios del Ejército. Como yo necesitaba urgentemente frenillos y un
a las cuales las mujeres debían someterse dócilmente. Contribuían a ello diversos factores, tratamiento particular era impagable, ella me hizo pasar por “hija natural”, para así obtener el
entre los cuales estaban también los medios de comunicación. Además de los radioteatros que preciado servicio con cargo a su calidad de funcionaria del Ejército de Chile. Qué bello gesto
se escuchaban toda la tarde, circulaban las revistas para la mujer: Rosita, Confidencias y otras de amor. Igual desde mi irresponsable niñez me sacaba el aparato, nada cómodo de usar, y
similares, en que se reforzaba el rol de esposa y madre abnegada que el sistema asignaba a después era una odisea familiar encontrarlo… bajo el escritorio en el colegio, entre la basura
la “mujer de bien.” de la última comida servida, o debajo de la tortuga del jardín.
Mi papá se fue al norte a mediados de 1962, a buscar mejores horizontes de Al finalizar el año 64 regreso definitivamente a mi casa con mis hermanos, hermana
trabajo. Pero en realidad fue una separación familiar, sin retorno, pese a esporádicas visitas y y mamá, a vivir con menos recursos materiales, pero feliz de estar juntos otra vez.
promesas nunca cumplidas de volver a estar juntos. Finalmente, se instaló en Chuquicamata A mis queridas tías, tíos, primos y primas de la familia Ugarte, con quienes mantenemos
desempeñando diversos oficios, hasta llegar a secretario de uno de los sindicatos obreros, fuertes lazos, todo mi agradecimiento por su amor, compañía, solidaridad y acogida durante
como funcionario asalariado. toda la vida.
A inicios de los 70 formó otra familia, de donde nacieron Ricardo y Juan, dos hermanos
dulces, cercanos y muy, muy queridos.
Pese al quiebre, es la familia de mi padre la que nos acompaña y apoya. Cómo no
recordar al abuelo Elías, que nos visitaba los sábados por la tarde, y a quien con mis hermanos
esperábamos mirando por el balcón ver aparecer su delgada figura y sombrero. Traía bolsas
de papel con naranjas y galletas de vainilla a granel. Mi hermana menor Astrid, que aún no
caminaba, le tomaba el sombrero y jugaba con él.
Tiempo después, cuando yo tenía cerca de seis años, la familia decide que me vaya a
vivir a Ñuñoa con mis tías Agustina-Victoria (Cucha) y Marta. Ambas afectuosas y generosas,

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Recuerdo que en ese viaje me puse a
jugar en una era de trigo con otros niños. De
pronto, alguien me empujó y me hundí en la
paja, quedando solo mis pies afuera. Me estaba
ahogando. Mi papá se dio cuenta y me rescató
tirándome de los pies y golpéandome la espalda
La “Peladito” para que respirara. Debo haber estado morada.
A raíz de este incidente mi mamá
discutió con la mamá de la otra niña y hasta
allí llegó el paseo esa vez. Pero eso es solo un
paréntesis en medio de los grandes recuerdos
que tengo de los días de vacaciones que
pasábamos en Pocollán con mi familia. Mi papá
estaba siempre muy relajado, muy chinchoso.
Mi papá, mi hermana Ximena y yo.

Él era el alma de las fiestas, de las conversaciones y según mi mamá un “lacho” con todas las
mujeres. Los celos de la Lina.
C uando nací mujer hubo quienes se decepcionaron. En ese tiempo no existían las
ecografías y mi padre esperaba un varón, ya que dos años antes había nacido mi hermana
A los cuatro años entré al Kindergarten junto a mi hermana Ximena en el colegio
del barrio “Prieto Cruz”, a cinco cuadras de mi casa. Era una construcción de dos aulas en el
patio de la casa de la familia Cartes Solar. Era un colegio primario, católico, de persignación y
Ximena. Llegué al mundo el viernes 28 de diciembre del año 1956 en Concepción. Fui la Padre Nuestro diario. Todos los lunes había que cantar la canción nacional. Debido a nuestro
segunda hija de Yayo y de Lina. Mi padre trabajaba en Ferrocarriles del Estado y mi madre era buen rendimiento a mediados de años nos promovieron a mi hermana y a mí a primer año
dueña de casa. básico. El abecedario hispanoamericano nos enseñó las vocales, los números, las historias y
El Tata Rosa era mi abuelo postizo y patriarca de la familia en ese tiempo. Me llamaba eso nos hizo aptas para cursar el segundo año. La Lina Chica, mi prima que fue criada por mi
“mi Peladito” porque tenía muy poco pelo, nombre que me quedó hasta que falleció en 1960, mamá, estaba en otro colegio, la escuela Gabriela Mistral. Ella era mayor que nosotros, pero
cuando yo tenía cuatro años. En agosto de 1958 nació mi hermano José Eduardo, pero yo no mala para el estudio.
tengo recuerdos de ese periodo, era muy niña aún. El “Prieto Cruz” llegaba solo hasta cuarta preparatoria y había dos cursos por sala.
Mis primeras imágenes se remontan al 21 mayo de 1960, cuando ocurrió el famoso Cuando pasé de primero a segundo, creí que iba cambiar de sala, pero solo me pasaron a la
terremoto en Concepción, que precedió al de Valdivia, el día 22. Nosotros vivíamos en una fila del lado. Tuve que esperar pasar a tercer año para tener el “privilegio” de irme a la otra
calle paralela al cementerio, en una casa de dos pisos. Desde la ventana del segundo piso sala.
recuerdo haber visto las torres del Cementerio de Concepción en el suelo. Las noches que Teníamos clase todo el día, de las 9 a las 13 y de las 14 a las 16,30 horas. En la tarde,
siguieron no dormimos en los dormitorios, sino en el piso del comedor, en la planta baja, donde cuando regresábamos de la escuela, nos esperaban sobre la mesa de la cocina tres mamaderas
nos armaron unas camas. No había luz ni agua, nos alumbrábamos con velas y el agua había con leche. Eran botellas de vidrio de bebidas de la época, recicladas y con chupete de goma.
que ir a buscarla en unos tarros grandes. Sin embargo, no fue para nosotros algo dramático: Cada uno de los hermanos reconocía la suya propia por su forma.
los adultos lograron protegernos de visiones, privaciones y conversaciones traumáticas. Mi papá tenía mala salud y se enfermaba a menudo. En sus varios periodos de
En ese periodo gobernaba Jorge Alessandri Rodríguez, representante del Partido convalecencia en la casa, desfilábamos alrededor de su cama “cantándole” las tablas de
Nacional, los más conservadores, el de los momios. multiplicar al son de marchas militares. Así la tabla del 8 se mezclaba con Adiós al Séptimo
Cuando tenía cinco años, el año 1962, con mi familia viajamos a Pocollán, al campo de Línea o la Marcha de Yungay, himnos que me sé hasta el día de hoy.
donde vivía la familia de mi madre, cerca de Pitrufquén. Allí se había criado mi abuela Isidora Cerca de la Navidad del año 1962, cuando tenía seis años, me mandaron a buscar
junto a sus padres. Íbamos todos los años, pero recién ahí, en ese viaje es cuando empiezan los zapatos de mi papá debajo de una cama, y ¡oh sorpresa!, no solo encontré los zapatos,
mis recuerdos. sino además una caja con una muñeca enorme, de pelo largo, rubio, preciosa; había también
Era un lugar precioso, con muchos árboles, una colina y un riachuelo a los pies. La otra caja con una pista de tren a cuerda y una tercera con una cocina. Como el año anterior
cocina estaba separada del resto de la casa, en el patio. Era una construcción a la usanza ya había recibido una cocina de regalo, asumí unilateralmente que la muñeca era para mí.
mapuche con paredes y techo de paja. Adentro, en el centro, el fogón de leña estaba siempre Pero no, nuevamente y por segundo año consecutivo, recibí el mismo regalo. Conclusión: el
encendido y se cocían tortillas al rescoldo en las cenizas. Del techo, por medio de artificios Viejo Pascuero no existía porque repetía los regalos. Como sea, la cocina me sirvió después
de roldana, colgaban olletas y otros adminículos básicos. Estar en esa cocina y comer para hacerle un túnel a la pista del tren.
sentadas frente al fuego, en bancas bajas, esas tortillas de rescoldo sacada de ahí mismo, era En ese año también cambió radicalmente el paisaje de mi barrio. Se instaló
sencillamente glorioso. Hasta hoy puedo sentir ese olor a humo, el gusto del pan amasado la población 21 de Mayo, una urbanización de emergencia para los damnificados del
calientito, la espuma de la leche fresca. terremoto del año 1960. Eran unos pabellones de madera, con diez casas pareadas separados

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por pasajes angostos, en donde había pilones con agua de uso comunitario. Cada unidad bailaban sus caderas, era señal de que venía lluvia y frío. Entonces mi mamá tapaba el cajón
consistía en dos piezas y un patio. Habría al menos unos veinte pabellones, es decir, unas de la basura, que estaba a la intemperie a un lado de la casa, con una lata. Disfrutábamos así
doscientas casas con sus doscientas familias adentro. Allí no solo llegó gente buena, sino del ruido de la lluvia que nos arrullaba especialmente en las noches.
también vecinos que distaban mucho de ser “decentes”. Familias completas de delincuentes, Al año siguiente de morir mi papá, en 1964, hubo elecciones presidenciales. Mi mamá
criminales estrellas de las que se contaban las historias más tenebrosas, lanzas internacionales, nos llevó a la Marcha de la Patria Joven, adhiriendo a la Democracia Cristiana que lideraba
de todo…Pero ahí también encontramos amigos de niñez, que hasta el día de hoy alegran Eduardo Frei Montalva. Recuerdo haber caminado ayudando con carteles desde la Laguna
nuestros recuerdos infantiles. Redonda hasta el centro de Concepción. Mi mamá gritaba consignas con sus vecinas: “Frei
El año 1963 mi papá nuevamente se enfermó. El año anterior, para el Mes de María, sí. Otro no.” Y ganó Frei.
a mi hermana y a mí nos vistieron todo el mes con un vestido blanco y una cinta celeste en Nuestros juegos infantiles eran con los otros niños del barrio, los Hernández, los Mira,
la cintura. Era la manda que le hacíamos a la Virgen de Lourdes para que mi papá mejorara. la Yuri. Mi mamá organizaba paseos los domingos en la tarde al cerro Chepe. Llevaba un
Él tenía una “herida en el estómago”, una úlcera que cada día se agrandaba más. Es lo que queque hecho por ella y una coca cola, lo que disfrutábamos con todos los que nos querían
nos decían. Con el correr de los años supe que se trataba en realidad de una cirrosis hepática acompañar.
provocada por el alcoholismo. Él estuvo hospitalizado varias veces a causa de esta enfermedad. Los paseos a la playa en grupo eran fantásticos, porque don Miguel, el vecino, tenía
Mi mamá nos llevaba a verlo en la visita dominical al Hospital Regional, 2° piso, sala 19, una micro y la llenábamos cinco o seis familias completas con sus respectivos braseros, ollas,
varones. carpas, comidas y demases. Partíamos a Laraquete, a Chivilingo o a Playa Blanca a pasar el
El 16 de julio se celebraron las Carmen y como todos los años hubo fiesta donde los día. Esas salidas en patota eran auténticas fiestas para nosotros, en las que nos divertíamos
Vidales. Diez días después, el viernes 26 de julio de 1963, a las 6 de la mañana, mi papá muchísimo.
murió en la casa. Recuerdo también las fiestas de fin de año: el árbol de Navidad era “un pino de
No olvido esa noche. A mi mamá la acompañaban unos vecinos queridos: la mama verdad” y su aroma impregnaba la casa durante diciembre; la nieve era simulada con copos
María y el Tata José. Yo veía cómo sacaban bacinicas con sangre del dormitorio de mis padres; de algodón que le dejábamos caer encima. Nada de luces artificiales. Solo al final de los años
oía cómo cuchicheaban en voz baja los adultos, cómo se ahogaban los sollozos y cómo la 70 pusimos por primera vez en la copa del pino una enorme estrella que se iluminaba con
mama María nos dijo que mi papá se había ido al cielo. una ampolleta grande que tenía en su interior. Entonces hacíamos la ceremonia de encender
Ese día no fuimos a clases. Los postigos de las ventanas se quedaron cerrados y la solo la estrella del arbolito, con todas las luces de la casa apagadas, para disfrutar mejor
casa se llenó de gente. Y ese día, ¡ese día…! mi vida, la de mis hermanos y la de mi mamá de esa luz que debía iluminarnos durante todo el siguiente año. Dos o tres días antes de
cambiaría para siempre. Navidad, mi mamá preparaba pan de pascua para regalar en el vecindario. Era común que
Fue duro subsistir de ahí en adelante. El tío Mario, hermano de mi mamá, nos mandaba todos trasnocháramos acompañándola en la larga cocción. El resultado era delicioso y el olor
periódicamente desde Copiapó cajas con víveres, géneros y otros insumos. Un primo de mi a pan dulce horneándose ayudaba a crear el ambiente navideño.
papá, el tío Roberto, nos suministraba carne, pan, fruta. Los Vidales socorrían con lo que La fiesta de Año Nuevo consistía en esperar las doce de la noche con la familia, y en
tenían a su alcance. El tío Benjamín, de Santiago, nos regalaba cortes de género para vestidos. seguida salir corriendo a repartir abrazos a los vecinos y amigos. Era de rigor abrazar a todos
La tía Ida, hermana de mi mamá, nos llevaba a su casa por todo el verano en Tomé. Cuando quienes quisieran saludarnos, incluyendo a personas a quienes no habíamos visto jamás.
lo recuerdo ahora me maravillo de esa solidaridad espontánea y ancestral que recibimos de Hacíamos una vida de barrio muy bonita.
cuando la familia se hace cargo de la viuda y los hijos del pariente fallecido. Era tradicional que para esas fiestas tuviéramos ropa y zapatos nuevos que mi mamá
El trámite para lograr el famoso montepío ferroviario que le correspondía a mi madre diseñaba y cosía con antelación. Se quedaba cosiendo hasta muy tarde con tal de darnos la
viuda duró una eternidad. Mi mamá recorrió oficinas y más oficinas junto a toda su prole. alegría de los trajes nuevos.
Incluso viajamos a Santiago para acelerar el trámite. Fue un viaje épico, en tren, que duraba
algo así como doce horas. Estuvimos tres días y nos alojamos en un hotel frente a la Estación
Central en Santiago; al día de hoy sería de unas dos estrellas, pero a nosotros nos pareció
imponente.
Finalmente el montepío pudo cobrarse y aunque en realidad era miserable, con este
más el arriendo de unas piezas y de unas casas que mi papá había comprado con un socio
en calle Paicaví, pudimos regularizar nuestra vida e ir avanzando como familia.
Mi mamá empezó a costurear para las vecinas y a nosotros nos cambió de colegio;
nos fuimos a la Escuela Pública N° 74 en barrio Lorenzo Arenas. Éramos buenos alumnos y
ella siempre participó en los centros de padres de cada curso de nosotros, como secretaria,
como tesorera, como presidenta. Eran los únicos momentos en que podía salir de casa y hablar
con otras personas, hacerse de amigas.
Ese mismo año, en noviembre del año 1963, asesinan en Estados Unidos a John
Kennedy y el mismo día atropellan a nuestro perro Churro, que quedó descaderado. A raíz
de eso el Churro se convirtió en nuestro meteorólogo más infalible: cada vez que al perro le

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Cuarta Parte

1964 - 1973

Collage de Afiches de la época.

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Presentación

Las revoluciones


La melena de los Beatles, imitada por muchos jóvenes de
los sesenta, y la mini a pierna desnuda de las lolas, fue la señal de
que la rebeldía no solo era una energía que tocaba las estructuras e
instituciones, sino también los cuerpos, nuestros propios y jóvenes
cuerpos. Buscamos la música-libre, el baile chic-to-chic, el amor
sin apellidos, las noches sin horario, el sexo sin pecado…Vivíamos
tocadas por una magia que algunos llamaron “revolución de las
flores”.
Pero la realidad que vivían nuestras sociedades chilena y
surAmericana distaba de ser color de rosa…
Si bien no todas tomábamos aún posición política, sí
teníamos abiertos los ojos y sensible el corazón para observar a
los miles de compatriotas que sobrevivían en la miseria en plena
modernidad siglo XX, especialmente a los niños, vientres hinchados,
pies escuálidos. La pobreza levantaba sus rucas en SurAmérica y
Chile en todos los pliegues de su geografía: en los campos, a la
orilla de los caminos, en los bordes de río, en los campamentos
y poblaciones. Imposible desviar la mirada: los pobres aparecían
siempre, como pesadilla inhumana.
La urgencia de un cambio de estructuras se imponía y
los discursos críticos apuntaron a esa clave: ya no bastaban las
reformas, era necesaria una revolución que transformara el status
quo imperante y liberara a los oprimidos de la miseria. Había que
poner fin a la “explotación del hombre por el hombre”: imperativo
ético que penetró el corazón de los jóvenes y se levantó como
bandera de su generación. Ideario que manifestó su voluntad de
realidad con el triunfo de la revolución cubana (1959), llevada
adelante por un grupo de jóvenes que estuvieron dispuestos a
desafiar al Imperio y a entregar su vida por la causa emancipadora
de esa nación oprimida, impactando la conciencia del mundo.
Los y las jóvenes suramericanas, tanto las de signo cristiano
como las de ideario marxista, se comprometieron en esta tarea como
una misión histórica a cumplir. La “nueva iglesia”, un importante
e influyente aparato religioso-cultural del continente, formuló una
teología cristiana con la que se puso al servicio de la liberación
de los pueblos de América: la “Teología de la Liberación”, un
cuerpo de principios que acompañó e inspiró a muchos pueblos
de surAmérica en su lucha igualitaria y que en Chile encontró un
importante espacio de difusión en la revista jesuita Mensaje, donde
se teorizó sobre la confluencia entre marxismo y cristianismo.
El viento del tiempo se ponía a favor de las velas del
cambio.
El gran terremoto y maremoto de 1960 del sur de Chile
anunció, en el lenguaje de la tierra, los temblores históricos por

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venir. El orden de los estratos se rompió, se hundieron las superficies
conocidas, colapsaron las estructuras arrancadas de sus cimientos,
las aguas desbordaron sus orillas y se abrió el fondo marino de la
realidad al espectáculo de la mirada…
En Chile, dos programas políticos hablaron de “revolución”:
uno la denominó “revolución en libertad” (DC) y el otro la nombró
“revolución a la chilena, con empanadas y vino tinto” (UP). En
el lapso de nueve años (septiembre 1964 a septiembre 1973)
El período que marcó mi vida
tuvimos las dos revoluciones juntas y muy de la mano: en libertad
y a la chilena, a través de las cuales se realizaron transformaciones
sustantivas, especialmente en el ámbito de la democratización
social, la nacionalización de las riquezas básicas y la reforma
agraria. La conducción central de este proceso de transformaciones
la asumió un Estado-Social que, tomando distancia de los intereses
de la burguesía, intentó construir su hegemonía en base a un pacto
democrático con el pueblo y sus demandas históricas; el régimen
político, la economía y la sociedad se estremecían desde sus bases.
Ahí estuvimos: haciendo una y/u otra revolución, aunando
nuestro compromiso colectivo con la búsqueda de nuestros
jóvenes caminos propios, estudiando en nuestras vocaciones y
profesiones. Participamos en los trabajos voluntarios, educando
en las poblaciones, alfabetizando en los campos, construyendo E l mayor impacto en mi adolescencia fue irme a vivir a Concepción a los 16 años para
estudiar Medicina en la Universidad. Siempre había vivido en Chillán dentro de un cuadrado
participación entre los mineros del norte, dando la pelea política
en las universidades, saliendo a estudiar al extranjero… que se extendía en ocho cuadras desde la Plaza de Armas hacia las cuatro avenidas que la
Aunque hacíamos “camino al andar”, como jóvenes circundaban. Pasé de un ambiente protector donde todos me conocían y saludaban en la calle
mujeres de los 64-73, estábamos conscientes que construíamos a una ciudad más grande, con diagonales (Avenida Perú) que desembocaban en la universidad
otra historia: nuestra generación estaba llamada a moldear su y donde me perdía y nadie me reconocía. Recuerdo ese primer año especialmente por mi
destino con greda nueva; nada se nos había trazado, pero no desubicación geográfica, social y estudiantil.
caminábamos a solas ni a obscuras: una intensa energía colectiva Física y Química y en especial los laboratorios eran mis principales escollos, porque
y solidaria alumbraba el camino cuyo final no conocíamos. en el liceo nunca tuve cursos regulares ni laboratorios de esas materias, ya que siempre
La energía histórica desatada fue intensa; las oposiciones faltaban los profesores de las áreas científicas. Pronto descubrí que mi vocación no soportaba
afloraron y las contradicciones se agudizaron: claramente se vivía los experimentos. En especial, cuando se trató de abrir una rana y ver el sistema circulatorio.
un momento revolucionario que deseábamos fuese democrático. Mi rana escapó por el laboratorio y yo también de los estudios de medicina y de los ramos
Todas las fuerzas se manifestaron en una lucha desigual: mientras científicos para pasarme a las materias de ciencias sociales donde me iba muy bien.
se conjuraban los poderes hegemónicos nacionales e imperiales, la En ese primer año de la universidad exploré diversas actividades extra-programáticas:
revolución avanzaba con enérgica voluntad popular, con la nueva taller de cerámica, teatro estudiantil (creo que era una forma de vencer mi timidez). Descubrí
canción chilena en los labios, por los campos, faenas, fábricas y que me encantaba todo el proceso teatral: ubicar una obra, analizarla, estudiar sus personajes,
poblaciones. realizar improvisaciones en el grupo, hasta maquillaje y luces, pero no resistí la exposición al
Nunca imaginamos aquellos hombres-bestias de odio, público y me dio pánico escénico, por lo que sólo actué una vez y me retiré.
hambrientos de muerte, agüaitando su presa… Los años sesenta e inicio de los setenta fueron de gran ebullición. Se cuestionaba
todo, como jóvenes sentíamos que el destino del país estaba en nuestras manos, creíamos que
el avance social era imparable. Aparecían como actores sociales relevantes los jóvenes y los
obreros.
En esa época, estudiar en la Universidad era casi gratuito, ya que sólo se pagaba una
matrícula de una cantidad muy razonable. Para los estudiantes de provincia lo caro era el
pago de un hogar estudiantil o de una pensión. En mi caso, como mi hermano mayor había
terminado su carrera de ingeniero químico, trabajaba como profesor en la universidad y estaba
recién casado, se decidió que me fuera a vivir con él y mi cuñada a Concepción. Hasta hoy
agradezco esa oportunidad que me permitió vivir muy bien, estudiar y desarrollarme.

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Rápidamente se me abrió un mundo más amplio, con preocupaciones políticas y El proceso de selección duró un tiempo y en 1970 gané la beca, la que se haría efectiva
sociales y con la convicción que había que cambiar la injusta sociedad existente. A ese en 1971 en el país que yo quisiera hacer mis estudios.
despertar contribuyeron los profesores llegados desde Argentina y Brasil a darnos clases,
escapando todos de las dictaduras de Juan Carlos Onganía (1966-1970) en Argentina y de
la de Brasil de 1964 que derrocó al presidente Joao Goulart. Recuerdo que fue mi primer
contacto con personas exiliadas que hablaban de una posible dictadura en Chile, pero que a
nosotros nos parecía muy lejana, ya que afirmábamos ciegamente que “los militares chilenos,
a diferencia de los del resto de América Latina, eran constitucionalistas”.
Mi ingreso en el propedéutico contaba como primer año de universidad, luego de
lo cual se postulaba a la carrera que deseaba en el área escogida; así comencé la carrera
de Sociología en mi segundo año de universidad. Muy pronto, junto con mis compañeros
de carrera, descubrimos que aunque no sabíamos muy bien qué era Sociología, lo que nos
ofrecían en la carrera no nos satisfacía.
De esta forma, fuimos parte del movimiento de reforma de las universidades que se
iniciaba. Como se señala en el sitio Memoria Chilena “Durante la segunda mitad de los años
sesenta, las ocho universidades que componían el sistema universitario chileno experimentaron
un profundo y extenso cambio conocido como reforma universitaria. Esta última modificó de
manera sustancial el contenido y las orientaciones de las funciones universitarias, estableció Primeras promociones de Sociología, U. de Concepción, 1967.
una nueva estructura de autoridad y poder que permitió la participación de la comunidad
universitaria en el gobierno de las universidades y se esforzó por buscar una mejor inserción
de éstas en los afanes por lograr el desarrollo y la modernización del país. Entre 1967 y 1968
todas las universidades se encontraban inmersas en el proceso de reforma universitaria. Las Postulé a la London School of Economics (LSE) de la Universidad de Londres donde
huelgas comenzaron primero en la Universidad Católica de Valparaíso y en la Universidad había una maestría en Sociología del Desarrollo y logré ser aceptada como estudiante extranjera.
Católica de Santiago, luego en la Universidad Federico Santa María y en la Universidad Técnica Recuerdo la cantidad de correspondencia que tuve que escribir para ambos procesos. Las cartas
del Estado (actual USACH), así como también en la Facultad de Filosofía y Educación de la en inglés para concursar se escribían a máquina, por lo que cualquier error había que escribirlas
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Universidad de Chile y en la Universidad de Concepción”. nuevamente. Me ayudó mucho el traductor (Mr. Eduardo Hyde Burrows) que trabajaba en la
Así, el gran hito en la carrera de la universidad fue la larga huelga de 1967 que se Escuela de Sociología, quien traducía los textos de sociología del inglés al español.
inició en nuestra escuela por demandas de mejor calidad de los estudios, de cambio de la En 1970 triunfó Allende en las elecciones, luego de haber perdido en tres ocasiones
malla curricular, y de profesores formados como sociólogos. La huelga duró alrededor de 2 anteriores, y se abrió el espacio para el cambio que todos los jóvenes deseábamos. En ese
meses, culminó con toda la universidad en paro con demandas de participación estudiantil y momento se me planteó la disyuntiva si irme a estudiar afuera o quedarme y vivir el proceso
una huelga de hambre en la que participé (fue muy difícil no comer en 3 días…). La huelga de cambios. Decidí que sería más útil con más conocimientos y habría tiempo de aplicarlo a
fue exitosa y se pudo cambiar la malla curricular, a los profesores y aumentar la participación mi vuelta a Chile; además, era muy difícil obtener una nueva beca y no tenía la posibilidad
estudiantil en la toma de decisiones de la Universidad. de postergarla. Nunca me imaginé que la UP gobernaría solo tres años.
En mi curso destacaban Nelson Gutiérrez y Jorge “Trosko” Fuentes, ambos de Londres fue una experiencia muy fuerte. Nunca había vivido fuera del país y no
extracción popular; Nelson estaba entre los dirigentes del MIR de la época junto con Bautista sabía el idioma (aunque creía que sabía). Dejaba atrás familia, protección y un “pololo” en
van Schouwen, Luciano Cruz, Miguel y Edgardo Enríquez (estudiantes de Medicina y estos Concepción, para enfrentar un mundo diferente de desprotección y soledad. Llegué un mes
dos últimos hijos del Rector de la universidad) que pertenecían a la elite de Concepción. antes de empezar la universidad para hacer un curso de inglés y tratar de ambientarme. Fue
Pese a que eran predominantes en mi escuela, mi identificación política era de un período muy difícil: mi inglés era básico, aunque creo que mi conocimiento pasivo era
izquierda pero no mirista. Me parecía que la revolución violenta que propiciaban no tenía mejor, pero apenas me comunicaba, ya que además de la dificultad para expresarme, era muy
mucho sentido en Chile. Mi apoyo iba hacia la tendencia socialista-comunista de cambiar las tímida.
orientaciones políticas, sociales y económicas, mediante un sistema democrático, ideario que Lo que más me llamó la atención en Londres fue la diversidad. Podía pasarme horas
encarnaba Salvador Allende. viendo pasar gente en las calles, de todos los colores y todas las culturas. Otro aspecto que
En 1969, cuando terminé mis estudios de Sociología y estaba en proceso de hacer la me gustó fue la posibilidad de ser como se me antojara, sin censura del medio, cada uno tenía
tesis, viajé por el fin de semana al campo a visitar a mis papás. Leyendo el diario La Discusión derecho a ser como dicen los ingleses “peculiar”; por fin el control social no me llegaba. Sin
de Chillán, vi un aviso de becas para estudios de postgrado que otorgaba el Rotary Club a embargo, pronto descubrí que éste ya se había transformado en autocontrol. Formamos un
estudiantes que vivieran en el distrito que incluía Chillán y Concepción. Decidí postularme, grupo hispanoamericano bien cohesionado (catalanes y vascos, una argentina, una mexicana,
ya que cumplía los requisitos: buenas notas, no tener familiares en el Rotary Club y vivir en un puertorriqueño) al que se agregó un italiano, una griega, un japonés, un noruego y un
la zona. israelita, todos estudiantes de postgrado en la LSE.

47. http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-705.html

192 193
En mi caso, el movimiento hippie y de Liberación de la Mujer me alcanzó en Londres, partidos de la UP, con una oposición cada vez más virulenta que incorporaba importantes
donde empezaba a ser un movimiento más masivo e impregnaba la estética, la moda, la música sectores DC.
y los valores. Se propiciaba el amor libre, que se traducía en un rechazo a la institución del Decidí quedarme en Santiago, en Ñuñoa, en casa de mi amiga Gloria que vivía con
matrimonio y una conducta sexual contraria a las imposiciones de las Iglesias o el Estado, sus padres (Eduardo Contreras e Isabel Mella), quienes se transformaron en mi familia sustituta.
que eran vistas como intromisiones en la vida personal. El acceso libre a anticonceptivos en No me resultó fácil encontrar trabajo, ya que mis estudios los había hecho en Concepción
Inglaterra proporcionados por el Sistema Nacional de Salud fue un tremendo avance que y no tenía las relaciones (“pitutos”) adecuadas. Finalmente, me contacté con mi profesor de
marcó a toda una generación ya que separó el sexo de la reproducción, y al que accedí sin metodología, Guillermo Briones, de quien había sido asistente; él me llamó para formar parte
problemas sólo por el hecho de vivir en una residencia de la Universidad de Londres, un área de la Oficina de Planificación recién creada en la sede oriente de la Universidad de Chile.
cubierta por el Servicio. Empecé a trabajar en enero de 1973 y terminé abruptamente en septiembre del mismo año,
La experiencia en Londres me formó en muchos aspectos: me demostró que era capaz cuando se produjo el golpe de Estado.
de resolver problemas y arreglármelas sin ningún apoyo familiar y generar mis propios espacios
de amistades y afecto. Aprendí sobre la importancia del estudio y de la amistad, a valorar otras
culturas y a cuestionar la propia, en sus dimensiones positivas y negativas.
La mirada desde afuera me dio la posibilidad de elegir cuál era la forma en que
quería vivir, sin presiones familiares ni del medio social. En suma, fue un aprendizaje de vida
más que de estudios, aunque asimilé la rigurosidad inglesa (afirmación más prueba) para las
investigaciones.
48
Mientras estuve en Passfield Hall, que era la residencia estudiantil de la Universidad
de Londres, aprendí sobre las jerarquías: como era estudiante de postgrado (aunque solo
tenía 22 años) tenía derecho a una pieza individual (minúscula), a comer en el restaurante
de graduados que era mejor (aunque algo más caro que el de los estudiantes de pregrado),
a ir a una biblioteca especial donde se podía pedir no sólo libros, sino la música que uno
quería escuchar en cómodos sillones de cuero. Todo muy normado. Creo que fui una becada
afortunada, ya que la beca del Rotary, a diferencia de la que daba el British Council, no sólo
me permitía pagar los estudios, el alojamiento y comidas sino, que tenía ítems de libros y
viajes. En la LSE estudiábamos tres chilenos que representábamos los tres tercios políticos
existentes en Chile: uno de derecha, Hernán Larraín, actual ministro y ex presidente de la
UDI; un DC, Gabriel Pumarino, que trabajaba en la Universidad Católica y que falleció joven
y yo, de izquierda. Recuerdo que Hernán, muy amable, me prestaba El Mercurio que recibía
y lo que leía en ese medio era totalmente opuesto a lo que recibía como noticias en cartas de
mi pololo chileno de la época y de los amigos. Las cartas, discos y libros que recibía de ellos
fueron fundamentales para combatir la nostalgia y conocer la evolución del proceso político
chileno. Recuerdo las grandes polémicas en el casino universitario sobre lo que ocurría en
Chile, donde yo contaba con todo el apoyo de los estudiantes, mientras Hernán se defendía
como podía.
En Inglaterra conocí a mi primera pareja, un noruego que estaba de paso por un
trimestre en LSE, pero que hacía su doctorado en Estados Unidos. Con él conocí los fiordos
noruegos en verano; aún recuerdo que cuando llegué a Kristiansand, los policías e inspectores
en la aduana se llamaron para que todos vieran mi pasaporte. Al parecer era el primer pasaporte
chileno que ellos visaban; para mí era raro sentirme “exótica”. A esto se agregaba que Chile
era el “experimento” de revolución democrática socialista.
Irme a Inglaterra fue una decisión difícil pero acertada y volver en octubre de 1972
en plena huelga de los camioneros me conmocionó, ya que la llegada a Santiago fue muy
impactante, parecía un país en guerra. La Alameda estaba colmada de hoyos por la construcción
del Metro y de neumáticos quemados por quienes apoyaban la huelga de los camioneros.
Llegué en el momento en que todo el proceso se descomponía, la derecha con el apoyo
económico de Estados Unidos, desestabilizaba profundamente la economía del país, aumentaba
la inflación y se empezaba a producir el desabastecimiento de alimentos y de productos
esenciales. La coyuntura política nos absorbía, había reuniones, marchas, debates entre los
48. En 2018 decidí viajar a Londres a visitar a mi hijo y pasé a visitar Passfield Hall, que estaba remodelado. Fue emocionante.

194 195
Los futuros maestros que estudiábamos en el Pedagógico éramos en su gran mayoría
partidarios de Allende. Por cierto, había algunas carreras como Inglés y Francés, en las cuales
los democratacristianos tenían mayor influencia. También había gente de derecha, como en
Alemán, por ejemplo, carrera que yo estudiaba. Un grupo de estudiantes del Pedagógico,
principalmente de Filosofía, pertenecían al MIR que se caracterizaba por sus performances
provocadoras. Por las noches retiraban los carteles de todos los partidos o los pintaban encima
Años cruciales de negro y rojo, sus colores de batalla. Una bombita de ruido por aquí, otra por allá, contribuían
a instalar la cuota de tensión para mantener esta medición de fuerzas. Las revanchas no se
hacían esperar y se sucedían una tras otra. A diario se producían guerrillas entre los diferentes
grupos, lo que provocaba la inmediata suspensión de las actividades. El juego político en el
interior del Pedagógico era polarizado y no sólo allí, también en Periodismo, cuya sede estaba
en un edificio contiguo por la parte posterior del campus del “Peda” y comunicado con éste.
En ambos edificios se vivía una continua tensión, como si en cualquier momento fuera a
estallar una guerra de proporciones; el aire se respiraba enrarecido, lo que en la práctica era
literal, debido en parte a la aparición de la marihuana en los jardines y al espeso humo del
E n 1964 surge la tercera campaña de Allende a la Presidencia de la República. El tabaco que consumía todo el mundo, incluso los profesores en el interior de las salas.
En todo caso, e independiente de las tensiones y luchas políticas, éramos todos jóvenes
candidato pasa por Curicó en un tren al sur y yo acudo a la estación con mi amiga Laly. Él
saluda a la multitud que lo celebra. En uno de esos eventos Pablo Neruda visita la ciudad. En veinteañeros. Los hombres, en su mayoría con espesas patillas, barbas y largos cabellos
una fría noche de invierno el vate, envuelto en un poncho mapuche, recita sus versos y habla enmarañados; las mujeres, a pesar del frío, con minis extremas o pantalones patas de elefante
a favor del candidato socialista en plena Alameda curicana. llenos de parches con flores y -colgando de sus hombros- carteras y bolsos multicolores.
En Curicó se produce el fenómeno del “naranjazo”, es decir, el amplio triunfo de un En los jardines y rincones que rodeaban los edificios, se practicaba afanosamente el
tímido médico socialista de apellido Naranjo, quien reemplaza como diputado a su padre amor libre. Estábamos en la época de la llamada “revolución de las flores” que, por principio,
fallecido. Esto ocurrió pocos meses antes de la elección presidencial. Cundió el pánico en los pregonaba la paz; sin embargo el ambiente del Pedagógico y aunque suene contradictorio, olía
partidos de derecha, los cuales se volcaron en masa para apoyar al candidato DC Eduardo más a pólvora, aunque húmeda aún. Tres años más tarde la pólvora, que también se encontraba
Frei, quien triunfa finalmente por amplia mayoría. en proceso de secado en los cuarteles, ya estuvo seca y lista para esparcir su mortífera estela,
El año 1965 concluye mi etapa liceana, encontrándome desorientada respecto de lo entre otros, a muchos de aquellos jóvenes que jugaban a la guerrilla en el Pedagógico.
que quería hacer en el futuro. Concurro a dar mi Bachillerato en Talca y obtengo un puntaje A las 7.45 del 3 de julio de 1970 mi novio tocó el
pasable para ingresar a la universidad en Santiago. El Instituto Pedagógico y la carrera de timbre del departamento ñuñoíno en que yo vivía con
Alemán fueron mi elección. En la fila para la matrícula conozco a Paty, a quien, a pesar mi madre y mi hermana. Apresurados partimos hacia el
de tener visiones muy diferentes en muchos ámbitos, me une una gran amistad hasta hoy. centro de Santiago en su citroneta comprada de segunda
A pesar de tener familiares en Santiago, me decido a vivir en un pensionado universitario, mano, por cierto ya un poco destartalada. La ceremonia
que por entonces era la solución de vivienda para la mayoría de los estudiantes de provincia en el Registro Civil fue fría e impersonal como todas. En
que accedían a las universidades santiaguinas. En esa época existían pocas universidades en nuestro caso no habría ceremonia religiosa, así es que
provincia, lo que hoy se denomina “regiones”. ésta era la ocasión para que los familiares estuvieran
La vida universitaria era muy movida, no sólo en el Pedagógico, sino también en los presentes en el acontecimiento. Mi hermano actuó como
pensionados. Aparte de álgidas reuniones políticas en que solían enfrentarse los adherentes de mi testigo, mi suegro Vicente fue el testigo de mi marido.
izquierda con los democrata cristianos y los de derecha, había fiestas y encuentros deportivos El oficial civil leyó los artículos de la ley y cuando llegó
entre los diferentes pensionados, lo que contribuía a conocernos. Y es ahí, en una de aquellas a aquel párrafo que, en ese entonces, hablaba de la
fiestas, donde aparece nuevamente el amor. Un largo pololeo me conduce cuatro años después fidelidad y obediencia que la mujer le debía al marido,
a contraer matrimonio -en 1970- con quien es mi esposo hasta hoy. sin que a cambio existiese igual retribución por la parte
En julio de 1970 nos encontrábamos en plena campaña previa a la elección presidencial masculina, de pronto pensé: “¿qué estoy haciendo? Yo
y las reuniones, asambleas, marchas y mítines se sucedían diariamente. Las cosas no se veían no quiero firmar un papel prometiéndole obediencia a
fáciles. nadie”. Obviamente fue este un pensamiento fugaz que
Yo estaba en el último año de mi carrera en el Instituto Pedagógico, que entonces se perdió en la nebulosa de mi mente emocionada y
era parte de la Universidad de Chile. Los diferentes edificios que componían el “Peda” se superada por la solemnidad del momento.
encontraban empapelados de afiches, letreros, convocatorias a reuniones, pancartas; en suma, Al día siguiente y con la ayuda de mi hermana y
de propaganda política mayoritariamente en apoyo a Allende. Por ahí se asomaba de vez en primas preparamos una fiesta para cerca de cien personas
cuando un tímido cartel de los adherentes del demócrata cristiano Radomiro Tomic y para que comieron, bailaron y saltaron “el que no salta es momio” en el living del pequeño
qué decir, del otro candidato, Jorge Alessandri, no se veía absolutamente ninguno. departamento de mi madre en la ñuñoína Villa Olímpica.

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Entre el 3 de julio y el 4 de septiembre, mi vida de recién casada transcurrió entre festejábamos aquella noche, en la que Rojas hacía gala de toda su pasión para convocarnos a
reuniones políticas (las que por lo general culminaban en eventos sociales) y participación celebrar el triunfo de Allende. No recuerdo lo que dijo, sólo tengo en la memoria su imagen
en marchas de apoyo a nuestro candidato, así como entre el recíproco acostumbramiento a con medio cuerpo afuera desde un balcón con una baranda incierta. Sus brazos y su dedo
la convivencia matrimonial. Ambos habíamos egresado de la universidad, pero no estábamos índice estaban en alto, su voz quebrada por la emoción y la disfonía de su garganta de tanto
titulados aún, por lo que dedicamos esos meses a escribir nuestras respectivas tesis y a preparar hablar, gritar, sentir.
los exámenes de título. En el gran lienzo que colgaba en la parte superior de los balcones se leía:
Mi marido pasaba noches enteras sentado frente a la mesa del comedor, atestada de
libros, escribiendo e investigando. Dormía algunas horas y al día siguiente, por la mañana, “CHILENO, LA DERECHA MIENTE, PARA SEGUIR
partía en la citrola hacia su trabajo en la Universidad Técnica del Estado, en Avenida Ecuador. EXPLOTANDO A TI Y A TU FAMILIA”.
Yo trabajaba en mi tesis, iba por algunas horas al Pedagógico, preparaba mis clases de
práctica y jugaba mi rol de dueña de casa, entre otras cosas, intentando aprender a cocinar, Hasta que apareció en el balcón el compañero Presidente. La Alameda plena de bote
lo que no se me daba ni con facilidad ni con placer. a bote, aulló, rió de alegría y lloró de emoción sincera y esperanzadora. Él saludó sonriente y
En mi familia materna, la mayoría apoyábamos a Salvador Allende y lo habíamos esperó un par de minutos a que nos tranquilizáramos, cual maestro comprensivo que aguarda
hecho desde su primera candidatura en el año 1952, luego el 58 y en la del 64. Cada una de a que sus alumnos den rienda suelta a su fervor. La gran mayoría de los que nos congregamos
esas veces nos habíamos congregado en la casa de mi abuelo a esperar los resultados, y en allí representábamos la juventud del país, los que teníamos aún la vida por delante. Allende
cada oportunidad, alrededor de las 8 de la noche, comenzábamos a “morder el amargo polvo levantó los brazos en ademán de solicitar silencio y permiso para hablar y comenzó su
de la derrota”, como se suele decir. Esta cuarta vez, en que Allende había logrado aunar en memorable discurso con las siguientes palabras:
torno a su persona las opiniones de todos los partidos de la izquierda, no se podía fallar. “Con profunda emoción les hablo desde esta improvisada tribuna por
Para mí fue ésta la segunda vez que sufragué y la primera en una elección presidencial. medio de estos deficientes amplificadores.
Me sentía partícipe de tal evento con todos mis derechos. A ello sumaba una especie de co- ¡Qué significativa es, más que las palabras, la presencia del pueblo de Santiago, que interpretando a
responsabilidad con el resto de la sociedad, aunque en el hecho yo sólo apoyaba su programa la inmensa mayoría de los chilenos, se congrega para festejar la
político, iba a algunas reuniones y marchas y contribuía con mi voto. Lo demás era sólo el victoria que alcanzamos limpiamente, el día de hoy, victoria que abre un camino nuevo para la
deseo de que el mundo cambiara y de no volver a sufrir derrotas. No creo haber tenido por patria, y cuyo principal actor es el pueblo de Chile aquí congregado!”
ese entonces lo que se denominaba “conciencia social” en todo el sentido de la palabra.
El día de la elección nos levantamos muy temprano y partimos al Estadio Nacional Se fijó el 25 de octubre para que el Congreso ratificara a Salvador Allende como
donde nos correspondía votar. Como sucede siempre en días de elección, en el recinto se sucesor de Eduardo Frei Montalva en la Presidencia de Chile. Muchas cosas sucedieron entre
respiraba un silencio inquietante: sólo se percibía la brisa primaveral y el sonido de los pasos el 4 de septiembre y mediados de octubre: hubo chilenos que se aterrorizaron, hicieron sus
de los votantes maletas y partieron con sus familias y sus dineros a hacer vida en otros lugares del planeta;
El cielo santiaguino de septiembre se veía limpio y azul, enmarcado apenas por algunas otros se dedicaron a complotar para que Allende no asumiera como Presidente.
nubes blancas en el oriente, sobre las cumbres de los cerros. Por la tarde regresamos al Estadio Algunos, en concierto con militantes del Movimiento Patria y Libertad, compuesto
al momento del recuento de votos; luego nos reunimos con amigos para ver y escuchar los por hijitos de la criolla burguesía derechista, se dedicaron a pensar en cómo modificar el
primeros resultados. sendero que la ciudadanía había elegido. Hubo intentos por desestabilizar la democracia por
A medida que la hora avanzaba, nuestras emociones variaban del escepticismo a la parte de los políticos, sus partidos y sus representantes, pero también existieron otros que se
euforia. Cuando se anunció el resultado definitivo y sin pensarlo demasiado, partimos con mi la jugaron por dar vuelta el tablero a través de la violencia y el terror, escogiendo la vía de
hermano y mi cuñada a la Alameda. Se había difundido que nuestro candidato triunfante se la sedición. Para lograr su cometido eligieron nada menos que al Comandante en Jefe del
dirigiría al pueblo de Chile desde un balcón del edificio de la FECH, situado en la vereda sur Ejército René Schneider. Luego de dos intentos fallidos, el tercero se concretó el 22 de octubre
de la Avenida Bernardo O´Higgins, frente a la Biblioteca Nacional. por la mañana. El objetivo se cumplió a través de cinco o seis certeros balazos disparados a
La multitud que comenzaba a congregarse era impresionante. Todos alegres, reímos, quemarropa al General Schneider por estos señoritos de alta alcurnia.
cantamos, gritamos, nos abrazamos. Rodaban las lágrimas por nuestras mejillas. Cada uno de Ya titulada, no encontré trabajo como profesora de alemán. Postulé a un cargo como
los que estuvimos allí esa noche expresaba su propia emoción, pero en ese momento éramos ayudante de investigación en un proyecto nacional sobre salud materno-infantil a cargo del
todos uno solo. Las calles que conducían hacia la Alameda con San Isidro se transformaron Ministerio de Salud y la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile. Trabajé hasta marzo
en verdaderos ríos de cuerpos avanzando hacia una desembocadura plena de esperanza. El de 1972.
himno Venceremos cantado por los Quilapayún y coreado por la multitud, se escuchaba por En mayo de 1972 nació mi hija Viviana y a mediados de ese mismo año decidimos
todas partes; el eco de sus notas se iba multiplicando a través de las radios de las casas de postular a una beca de estudios en la República Democrática Alemana. Chile y este país
la gente que había abierto sus puertas y ventanas para no perderse ni un instante de aquel habían firmado un convenio de cooperación científico técnica, con el fin de ayudar a formar
momento histórico. profesionales que apoyaran al gobierno de la Unidad Popular (UP). Mi marido quería hacer un
En medio de este jolgorio, logramos ubicarnos cerca de la FECH. Alrededor de las doctorado en Economía; yo un postgrado en Germanística. Tres años duraría nuestro estudio
diez de la noche apareció en el balcón el rubio Alejandro Rojas Wainer. Su triunfo en la y volveríamos a retribuir a Chile lo aprendido.
elección de la FECH el año anterior había constituido una especie de augurio de la victoria que

198 199
Abandonamos el país cuando ya comenzaban a mostrarse los primeros síntomas de
desestabilización, ya sea provocada por las maquinaciones de la derecha apoyada económica
e ideológicamente por Estados Unidos para derrocar el gobierno de Allende, o por las
contradicciones y decisiones erróneas tomadas desde el mismo gobierno de la UP. Y también
debido a las acciones provocadas por los movimientos de ultraizquierda que, por cierto, no
facilitaron ni apoyaron el proceso de socialismo “a la chilena”.
El nuevo tiempo

A unque éramos estudiantes de colegio de monjas, donde parecía que estábamos


separadas de toda agitación mundana, los vientos que anunciaban cambios se colaban por
todos los intersticios. No sólo el soplo del cambio venía de afuera, sino que también se
escuchaban voces que, desde dentro de los pasillos del colegio de monjas, pronunciaban
palabras nuevas y diferentes, generando inquietud y deseos de acción.
Vivíamos el año 1967 y mi curso era entonces el mayor del colegio. Estábamos
plenamente conscientes de los cambios que, durante toda la década de 1960, estaban
ocurriendo en el país y el mundo, especialmente la revolución cubana y la descolonización
de África. Solíamos conversar en mi grupo de las más íntimas acerca de los problemas de
injusticia, de frivolidad y de falta de consecuencia con los principios del cristianismo que se
vivía en nuestra pequeña sociedad. Algunas hermanas mayores del grupo ya estaban en la
universidad y traían a su casa los ecos del movimiento de la toma de la Universidad Católica.
Comenzamos a ser tocadas vivamente en nuestra conciencia cristiana; algunas
empezamos a sentirnos incómodas en el mundo en que nos movíamos, a vernos como las
ridículas y culposas “niñas bien” de una sociedad que estaba apuntando con el dedo a aquellos
grupos que concentraban los privilegios económicos, sociales y culturales. Discutíamos sobre
esta situación que nos tocaba vivir y sentíamos la necesidad de transformarnos: el afuera ya
estaba adentro, tocándonos y llamándonos a un cambio.
Las cuatro de mi grupo (la Sole, la Margarita, la Terelú y yo) íbamos todos los días
sábados a hacer catequesis a una población, donde tomábamos contacto directo con la pobreza
más extrema.

Cuarteto Margarita, Terelu, Soledad, Angélica.

200 201
Les hablábamos a los niños que preparábamos para la primera comunión acerca de nuestros propios cantos en guitarra, leíamos el evangelio que nosotros elegíamos y
Jesús y su mensaje; pero éste nos golpeaba más a nosotras mismas que a ellos. Ese mensaje comulgábamos con pan y vino. Formamos grupos de discusión, asistimos a retiros y encuentros
nos llamaba a dejar la banalidad y a entregarnos al amor, a la pobreza y a la lucha por los en torno a la Teología de la Liberación, donde escuchábamos el mensaje de sus fundadores.
oprimidos.No fue, pues, extraño que algunas nos cuestionásemos el tradicional “baile de Estábamos seguros de que había llegado un tiempo de coincidencia histórica entre el amor
graduación”: no nos parecía ético que, mientras en la sociedad había tanta pobreza, nosotras divino y el amor humano. Nosotros, los jóvenes, éramos los agentes de ese proceso.
nos graduásemos con vestidos de baile, confeccionados con telas carísimas que se traían de La Parroquia era nuestro refugio, el lugar donde fuimos realizando nuestra progresiva
Buenos Aires. Personalmente me daba vergüenza vestirme de traje largo, mientras había tanta transformación y construyendo una comunidad. Pero estaba lejos de ser un guetto, por el
pobreza en nuestro país y el mundo. Lo planteamos al curso y nadie fue capaz de rebatirnos: contrario, el llamado de la Teología de la Liberación nos conducía a la militancia política; había
silencio general. Fuimos instalando la idea, apoyada por las monjas, de que no haríamos baile que ser agentes de cambio a través de las fuerzas organizadas llamadas a dirigir ese proceso
de graduación, sino solamente una comida de celebración. Sin embargo, pronto comenzaron de transformación. Milité en el MAPU, un pequeño partido de jóvenes ex DC, que se formó
los murmullos y las llamadas telefónicas. Algunas lideraron un movimiento de oposición y en la Escuela de Sociología de la Universidad Católica. El MAPU buscaba efectuar los cambios
muy luego nos enteramos de que la mayoría del curso haría fiesta de baile: los géneros ya en democracia y por etapas. Era un partido adscrito al planteamiento allendista de una vía
se estaban encargando a Buenos Aires. La noche de graduación, mientras todas se ponían pacífica al socialismo, abierto a las distintas creencias y al cristianismo y adscribía a la teoría
sus trajes de princesas falsas, las disidentes del baile fuimos a ver a una compañera, cuyos marxista, convencido de la necesidad histórica de transformar el capitalismo, fundamento de
padres no podían financiarle el traje. Lo pasamos solas las tres, pero nada tristes: con nuestra la sociedad de clases y de la injusticia y opresión social.
conciencia en luz y paz. No tuve edad para votar en las elecciones del 70 y no pude salir a celebrar el triunfo
Por entonces yo vivía un pololeo “en serio”, como decíamos cuando olía a compromiso. de Allende, pero esa noche, en el silencio y el refugio de mi cama, mi corazón palpitó de una
Iván era de descendencia yugoslava, muy alto, rubio, ojos claros, de temperamento nervioso y felicidad imposible de nombrar: se agitaba en mí la certeza de que vivíamos un momento
activo. Estudiaba leyes, militaba en la Democracia Cristiana; era un “animal político” y de los único en la historia humana, cuando los más pobres lograban, a través de una vía pacífica
vehementes. Recuerdo cuando fue a protestar y tirar piedras contra la Embajada de la Unión y democrática, conquistar un gobierno para ser protagonista de los cambios en pos de la
Soviética con motivo de la invasión de la URSS a Checoslovaquia. Esa tarde llegó a mi casa construcción de la justicia en nuestra tierra.
sudoroso, impregnado de bombas lacrimógenas, nervioso, agitado. Entonces no entendí los Entonces tuve una vida de dos caras: de silencio y sigilo en la casa familiar y de
motivos de la invasión, pero percibí que existía una vibración crítica y transformadora en el participación, acción y reflexión crítica en la vida universitaria y social. Como era el caso de
mundo que movía el piso en todas partes. la mayoría de los jóvenes, mi vida real estaba en el afuera: en las marchas, en las reuniones
Iván me abrió muchos ojos, especialmente a la política y al sexo. Aunque nunca políticas, en la universidad, en la Parroquia Universitaria, en las poblaciones, en el trabajo
tuvimos relaciones sexuales propiamente tales, andábamos cerca, lo que para mí siempre fue voluntario. Nuestras vidas personales eran pura energía puesta al servicio de la colectividad
una doble sensación de placer y miedo. Especiales eran los días domingo en la casa de Iván, y de un proceso de transformaciones que uno debía contribuir a jalonar cada día. A las casas
cuando se reunía toda la familia a almorzar la exquisita y enorme paella que preparaba su llegábamos de noche, a dormir exhaustas de nuestra jornada de acción y participación y, en
madre, una mujer muy pequeña, activa y simpática. El padre de Iván era un hombre inmenso, de mi caso, llegaba a soportar la situación de un hogar donde se cuestionaba y se sospechaba de
rostro campesino y la casa era una especie de granja en plena calle Alcántara: gallinas, pavos, mi quehacer, de mi pensamiento y de todas las transformaciones que en ese momento vivía
pájaros, un cordero, un chancho, hasta un pingüino hubo. Todo tipo de animales pululaban al la sociedad y el país. Mis noches eran de reclusión y de silencio, de angustia, sintiéndome
fondo del sitio, reminiscencia del pasado campesino de la familia en Yugoslavia. Iván adoraba extraña y ajena.
a sus animales y la gran invitación que me hacía en las mañanas de los sábados era ir a las En la Parroquia no sólo encontré a grandes amigos de la vida –el Tono, Gonzalo y
tiendas de pájaros y animales enjaulados, regocijándose de cada especie y comprando algunos, Pancho y los curas Feña, Pepe y Pablo-, sino también a mi primer marido, Eduardo, presidente
mientras yo me entristecía profundamente por aquellas aves encarceladas como mercancía en los años 70 de la Parroquia Universitaria. Tocaba la guitarra y cantaba como los dioses.
para el disfrute humano. Nuestro pololeo de dos años fue romántico e intenso, aunque pasando por altos y bajos e
Con esta experiencia de “pololeo maduro” hice la transición del colegio a la interceptado por otros amores que se me atravesaban en el camino. Eduardo pacientemente,
universidad, lo que a Iván lo desestabilizó emocionalmente. Me celaba, me vigilaba, no me me reconquistaba una y otra vez y nuestras vidas siguieron entrelazándose
dejaba pintarme ojos ni labios para ir a la U y cuando salí elegida reina de la promoción, en torno a la Parroquia Universitaria, al canto, a la militancia política y a la población San
me impidió serlo. En fin, comenzó a coartar mi libertad básica y a introducir elementos poco Gregorio donde, bajo el patrocinio de la Parroquia y del cura Pablo Fontaine, se habían ido a
nutricios en una relación de pareja. Después de dos años de pololeo decidí separarme de él, vivir en comunidad el Tono, Pancho y Gonzalo.
lo que no fue fácil, dada su vehemencia y obsesión. Yo sentía que había llegado el momento Esa comunidad de parroquianos o “la casa de los chiquillos” en la población San
de mi autonomía y libertad. Gregorio, fue desde un comienzo un foco de atracción para los jóvenes militantes de la
Después de mucho meditar en torno a mi vocación, ingresé a estudiar Pedagogía en parroquia, entre quienes me contaba. Los sábados partíamos a trabajar con grupos de
Historia y Geografía en la Universidad Católica, donde puse atención a los discursos proclives jóvenes pobladores que se organizaban en torno a la parroquia pobladora del cura Fontaine,
a la reforma y a los cambios sociales. Me acerqué a la Parroquia Universitaria: una hermosa principalmente en tareas culturales de formación de conciencia sobre su condición de sujetos
casa con patios interiores y ambiente cálido ubicada en el barrio Lastarria, que congregaba a responsables del cambio de su propia realidad. Yo participaba en un grupo de teatro que
jóvenes cristianos. En las misas que se efectuaban se leía el evangelio a la luz del nuevo tiempo creó un guión sobre el problema del alcoholismo en la población, retratando con sus propias
y de las luchas y transformaciones por la justicia y la igualdad en América Latina. Cantábamos palabras el drama de la violencia intrafamiliar por borrachera. Después de los ensayos nos

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íbamos a carretear a la casa de alguno de los chiquillos de la pobla, donde no faltaba el tecito,
las marraquetas con huevo y tomate y las cumbias.
A dos años del gobierno de la Unidad Popular, la vida en mi casa se hacía cada día
más tensa. Mi padre me anunciaba que trancaría la puerta a las nueve de la noche; yo sentía
que allí ya no había espacio para mí. Con Eduardo decidimos casarnos en enero de 1973, poco
antes de las elecciones municipales en las que yo votaría por primera vez y que le dieron un
fuerte respaldo al gobierno de la Unidad Popular.
Nos casamos en la Parroquia y entramos juntos de la mano: yo vestida de mini, él de
sport. Nos cantó la Tere Valdés una canción muy bella y romántica compuesta por ella y nos
acompañaron amigos pobladores de la San Gregorio, donde participábamos semanalmente y
donde nos iríamos a vivir. Ya estábamos sagradamente juntos y nos cuidaríamos mutuamente.
Todo el porvenir se iluminó ante nuestros ojos.
Después de nuestra luna de miel en playas del norte, nos instalamos en una de las
piezas de la casita de la pobla, donde también vivían Gonzalo y Pancho. Al frente estaba
Tono con la Viola y su hijita Francisca. La comunidad poblacional que se había formado La casita de La Granja.
en la Parroquia Universitaria a instancia del cura Pablo Fontaine, párroco de San Gregorio,
había dado buenos frutos y se multiplicaba. Arrendábamos una de las casitas de madera
de vivienda social construidas para familias de militares a lo largo de la Circunvalación
Américo Vespucio, al poniente del paradero 14 de Santa Rosa. Las casas de madera alineadas
y edificios allí construidos rodeaban y tapaban la pobreza de la población San Gregorio y los Mientras yo caminaba buscando mi regreso, mi compañero y esposo me buscaba
campamentos aledaños, donde vivía el grueso de la población en condiciones variables de por toda la ciudad. Ingenuamente fue a buscarme a la casa de mis padres, en el barrio El
pobreza y precariedad. Cada familia contaba con su casa y sitio fruto de políticas de vivienda Golf. ¿Pensaría, acaso, como buen hijo de provincia que, en momentos de peligro, el mejor
y de “operaciones sitio” de los años 60. refugio era siempre la casa de los padres, aunque fuese por la mayor cercanía territorial o por
Cuando llegamos a vivir allí, Eduardo se había recibido de ingeniero en la Universidad el cariño incondicional? Mi padre no le abrió la puerta, pero se asomó al balcón del segundo
de Chile y fue nombrado Interventor de la fábrica Mademsa. Contaba con una renoleta fiscal piso. Desde la calle, Eduardo le preguntó si yo estaba ahí; mi padre le contestó una sola frase:
con la que se trasladaba y me llevaba cada día a la universidad, donde yo estudiaba y trabajaba “¡Anda a buscarla a las barricadas, será mejor!”
como ayudante. En las mañanas de los sábados del 73 yo hacía cola en la JAP de mi sector Era lo que la derecha deseaba: que estuviéramos armados en barricadas y no amasando
poblacional, donde copuchábamos con las vecinas y recibíamos una serie de productos que el pan de cada día, en nuestro trabajo cotidiano.
escaseaban, además de un pollo entero. Los jueves aparecía en la pobla una carreta rebosante
de jureles que se vendían a precio mínimo; larga era la cola del pan, por lo que me traía algunas
piezas del casino de la universidad. Es decir, hambre no pasábamos. Los sábados por la tarde
compartíamos con los que llegaban a visitarnos, donde no faltaba la olla de arroz y la bandeja
de huevos: el “barato y abundante” menú tradicional de la casita con que el grupo fundador
siempre había recibido a quienes llegaban. Tampoco faltaba el dulce vinito navegado que nos
entonaba para arreglar el mundo hasta altas horas.
Pronto las conversaciones y preocupaciones comenzaron a girar en torno a los rumores
de golpe de Estado. Por las noches sentíamos movimientos de bultos que mi vecino militar
bajaba de un vehículo. Llegaban también noticias de acuartelamientos en la FACH.
El golpe arremetió un martes 11 de septiembre, día nublado, frío, gris, para aborto de
una primavera. Desde las 8.30 de la mañana yo caminaba temblando bajo los aviones, desde
el Campus Oriente de la Universidad Católica de regreso a mi población. A las 9.30 llegué a
Santa Rosa con la Alameda, donde presencié el espectáculo de la invasión de nuestra ciudad
por los extraños verde oliva de uniforme, casco, bota y fusil. Llorando sin lágrimas, caminé
por esa Alameda que parecía un hormiguero de cuerpos arrancando. Triste espectáculo para
una historia de nuestra “vía chilena” por narrar.

204 205
Inmediatamente después de la separación comienzo a trabajar media jornada en
la Escuela Especial de Lisiados. Es una escuela pública que atiende niños con deficiencia
en el aparato psico-motor, pero que teóricamente son niños de inteligencia normal. Hay
cuadros de parálisis cerebral, enanismo, secuelas de poliomielitis, hidrocefalia, accidentes
post traumáticos, atrofia muscular paralítica. La inteligencia normal no llega a desarrollarse
en ellos debido a múltiples factores.
Participando en la construcción de una nueva sociedad Entre estos están el pertenecer a familias extensas, de bajo nivel socio-económico o
de varios hijos que no permiten la dedicación de los padres como sería requerido. Son niños
que enfrentan largas hospitalizaciones debido a intervenciones quirúrgicas, lo que significa
ausencia de escolaridad por prolongados períodos de tiempo. Los profesores (mayoritariamente
mujeres), son profesoras primarias, sin formación especializada para atender este tipo de niños
y con bajos salarios, pese a que cumplen funciones altamente especializadas. (Pienso que es
un tiempo en que en Chile había verdaderos apóstoles en los servicios públicos).
Cuando ingresé a la Escuela Especial me especificaron que debía atender a los niños,
pero yo rápidamente comprendí que el foco de atención debía estar centrado en las familias y los
profesores. Trabajábamos en equipo interdisciplinario profesores, asistente social, quinesiólogos,
fonoaudióloga, médico traumatólogo y psicóloga. Yo presenciaba algunas intervenciones
quirúrgicas realizadas por el médico de la Escuela en el Hospital Calvo Mackenna. Recuerdo
que a él le impresionaba la dedicación que yo mostraba hacia el tema.

E
En la Escuela había niños con todo tipo de carencias, patologías físicas severas,
duardo Frei Montalva es elegido Presidente de Chile el 4 de septiembre de 1964. familias con dificultades económicas, pseudo deficiencia mental, aislamiento fuera de la
Comienza una era diferente en el país: gobierna la Democracia Cristiana y se inicia la puesta escuela, limitaciones lúdicas. Fue una experiencia extraordinariamente interesante. Aprendí
en marcha de la Reforma Agraria. muchísimo no solo de la psicopatología de las familias y niños, sino de los cuadros neurológicos
En las primeras décadas del siglo XX, la sociedad rural chilena mantuvo la estructura presentados. Algún tiempo después de iniciarme en esta escuela, comencé a trabajar la otra
agraria tradicional, en la que predomina el gran latifundio. La estructura social es rígida, media jornada en el colegio La Maisonette. El contraste era inmenso. La sede estaba en Lo Curro
autoritaria, paternalista. Sin embargo, asoman ya pequeñas acciones encaminadas a iniciar y mi oficina tenía una bella vista hacia los cerros. Las alumnas eran niñas lindas, inteligentes,
el proyecto de Reforma Agraria: se forman doce comunidades que se consideran los primeros que tenían familias gratas y que aportaban mucho a la formación de sus hijas. Las profesoras,
intentos de este proyecto, entre ellas, Cuncumén, Chilepin y Batuco. por su parte, tenían una buena formación pedagógica y eran muy agradables. Comencé a
En 1962, durante el gobierno de Jorge Alessandri Rodríguez (1958-1964), se promulgó vivir este contraste de manera muy reflexiva: me cuestioné el sentido de trabajar en psicología
la primera Ley de Reforma Agraria No 15.020. Esta distribuyó tierras estatales entre campesinos clínica, tomé conciencia de los alcances de mi trabajo como sicóloga y me planteé que debía
y organizó instituciones fiscales para llevar a cabo un proyecto de Reforma Agraria. buscar una línea de trabajo orientada a lo social.
En el Gobierno de Eduardo Frei Montalva se pone en marcha la Chilenización del Comencé entonces esa búsqueda. Postulé a un cargo en el Servicio Nacional del
Cobre, logro extraordinariamente importante para el país, pese a que algunos sectores políticos Empleo, dependiente del Ministerio del Trabajo. Fui seleccionada para el departamento de
plantearon que no era suficiente: Estudio y Planificación. Trabajábamos allí tres psicólogos y un sociólogo. Nuestra misión
Hay también un activo movimiento de los jóvenes, surge el movimiento Patria Nueva. consistía en elaborar guías de orientación ocupacional destinadas a estudiantes a punto de
Se percibe ya el inicio de profundos cambios en la sociedad chilena. finalizar la Educación Media. Mis guías las articulé en torno a las posibilidades de la minería.
Durante la segunda mitad del siglo XX, las movilizaciones y transformaciones son Para ello recorrí los diversos yacimientos desde Rancagua hasta Arica, pasando por los más
crecientes en el mundo. Es la época de mujeres extraordinarias: Madre Teresa de Calcuta, la grandes hasta los pirquenes, pequeños “puntos”, diseminados fundamentalmente en el Norte
activista de color Ángela Davis; surge el Movimiento Feminista que se expande en el mundo Grande y Norte Chico. Es un momento clave en mi vida. Este estudio está contenido en dos
y que, por supuesto, tiene eco en Chile. volúmenes y el material abarca los tres sectores -Gran, Mediana y Pequeña Minería.
En las décadas 60 y 70 sobresalen hombres influyentes: Ho Chi Min, Muhammad Ali, Paralelamente, en el mundo se produce la Revolución de Mayo 68, en París. A la gran
Ayatollah Khomeini. Comienzan los movimientos del IRA en Irlanda del Norte y los sectores protesta iniciada por los estudiantes de izquierda en París, en mayo y junio de ese año, se
del centro de Gran Bretaña. La CIA inicia la planificación del golpe de Estado en Chile. La pliegan grupos de obreros industriales, sindicatos, el Partido Comunista francés. Es la mayor
Guerra de Vietnam tiene su fin después de años. Proliferan las acciones bélicas en Camboya, huelga estudiantil y la mayor huelga general en Francia. Se extiende a la República Federal
Líbano, Medio Oriente, Chipre, Zimbabwe. Tiene lugar el escándalo de Watergate en Estados de Alemania, Suiza, España, México, Argentina, Uruguay, Estados Unidos, Italia, República
Unidos. Checa. Este gigantesco movimiento tiene repercusiones en la sociedad chilena y en nuestras
En el año 1964, justo antes de las elecciones de septiembre, me separo de mi marido. instituciones.
Es una decisión que he postergado por mucho tiempo. Tengo cuatro hijos: mi hija de ocho Veo caminar por la Alameda, frente a la Universidad Católica, a dos mujeres muy
años, y tres niños de cuatro, tres y dos años. jóvenes y atractivas, con mini, tacos altos, colores brillantes. Yo le digo a mi amiga: “Qué

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diera porque estuviéramos en París, en el medio del Barrio Latino, tirando piedras, haciendo En la tarde hubo un acto solemne en el Teatro Municipal, fundamentalmente asistían
historia.”Pasa un chiquillo grande y me dice: “A usted yo la llevo mijita.” las organizaciones de los trabajadores de la minería, el Ministro de Minería y personalidades
Se acerca la elección presidencial de 1970. El ambiente en el país es tenso, surgen de gobierno del sector. Yo fui con mi hijo Juan Cristóbal quien tenía siete años. Sé que todavía
los grupos extremistas: el MIR -de extrema izquierda- y Patria y Libertad -de extrema derecha-. lo recuerda. Siento que estos actos son los enriquecimientos que les damos a los hijos.
Las agresiones son fuertes entre los diferentes grupos; comienza una campaña de terror de El 4 de diciembre de 1972 el Presidente Salvador Allende, entrega su discurso en la
la derecha, la que logra su cometido con bastante éxito: el mundo de izquierda se siente Asamblea de las Naciones Unidas:
atemorizado. ¿Qué pasará si ganamos?
El día 4 de septiembre de 1970 llega luminoso. El país vibra. Voy con mi mamá a votar “Vengo de Chile, un país pequeño, pero donde hoy, cualquier
al Estadio Nacional (me apena recordarla: ella está tremendamente preocupada por el posible ciudadano es libre de expresarse como mejor prefiera, de
triunfo de Salvador Allende). Al salir de la urna siento dolor de estómago, aprehensión. Había irrestricta tolerancia cultural, religiosa e ideológica, donde la
trabajado mucho en la campaña. discriminación ideológica, religiosa o racial no tiene cabida
En la noche, con los resultados ya conocidos, comienzan las celebraciones y Santiago (…) Cuando se siente el fervor de cientos de miles de hombres
se vuelve maravilloso: todo el mundo sale a las calles. Yo me encontraba en la casa de Ana y mujeres apretándose en las calles y plazas para decir con
María Lira con mi primo Roberto; había mucha gente, amigos y familia con quienes nos veíamos decisión y esperanza: estamos con ustedes, no cejen, ¡vencerán!
frecuentemente, pero yo quería estar en la Alameda, con los compañeros, en mi mundo más toda duda se disipa, toda angustia se desvanece. Son los pueblos,
propio. al sur del río Bravo, que se yerguen para decir ¡basta! a las
El Presidente Salvador Allende da su primer discurso en el balcón de la FECH. “Les intervenciones; para afirmar el derecho soberano de todos los
habló desde esta improvisada tribuna, por medio de deficientes amplificadores, desde la FECH, países en desarrollo, a disponer
esto posee un valor y significado muy amplio”. libremente de sus recursos naturales”.
A partir de esa noche la vida comienza a desarrollarse a un ritmo vertiginoso: todo
es discutido, las reflexiones son permanentes. Sentimos orgullo de pertenecer a la UP, de Veníamos en un vuelo del Mineral El Salvador, escuchamos el discurso en un silencio
saber que nuestro Gobierno de la Unidad Popular estaba teniendo resonancia mundial. Nos sagrado.
entregamos con todo a ese proyecto. Comienzan los ataques de la derecha. El verano que el Presidente instaló el Gobierno en Antofagasta, en 1972, tuve el
Muy pronto es aprobada la Ley de Nacionalización del Cobre por el Congreso Pleno. privilegio de ser invitada en comisión de servicio a ODEPLAN, en Antofagasta. El trabajo fue
Es el tiempo en que ingreso a trabajar a CODELCO, a la Gerencia de Relaciones Industriales. apasionante, la experiencia, el contacto permanente con los trabajadores, la entrada al mundo
La Gerencia es creada para implementar los esquemas de políticas de la Participación del Área de la planificación. Había una diversidad de profesiones, especialidades, enfoques teóricos
de Propiedad Social. Se presenta el gran desafío de que los profesionales, técnicos, empresarios frente al proceso. Trabajábamos desde muy temprano, a mediodía nos bañábamos en la playa
y trabajadores, deben hacerse cargo de la puesta en marcha de los yacimientos de la Gran y luego seguíamos trabajando hasta la noche. Partíamos a comer a diferentes cantinas a la
Minería, dirigidos hasta ese momento por los norteamericanos. orilla del mar. Allí seguían las discusiones.
El trabajo con los mineros en los esquemas de participación es interesante, nuevo y Siento que todos estábamos enamorados de este gran proyecto, cada quien aportaba
desafiante. No existen antecedentes en la literatura de experiencias ni enfoques teóricos que lo que más podía. Una noche, estando en un antiguo restaurante antofagastino donde había un
puedan aplicarse a nuestra realidad. Obviamente, me produce temor y cierta inseguridad. viejito que tocaba al piano la antigua canción “Antofagasta dormida”, llegan varios escritores
Pienso que mi gran aprendizaje fue in situ, con los mineros, dirigentes sindicales, que se incorporaban al gran Seminario del Área Social de la Macro Zona Norte. Escuchando
encargados de los Comités de Participación, Comités Paritarios. En sencillas salas de clase al señor del pianito, quedaron deslumbrados, me parece ver sus expresiones de asombro y
de una escuelita, en pequeños tugurios de la ciudad de Calama, en ese tiempo, “Ciudad del placer.
Pecado”, en las casas de los trabajadores, con sus familias, sus mujeres y niños, con otros Otra situación especial sucedía en el Encuentro: cuatro o cinco militares se sentaban
compañeros. En las grandes discusiones, afinamiento de acciones, proposiciones, acuerdos, en la primera fila, eran los primeros en llegar en las mañanas a las sesiones. Tomaban nota de
desacuerdos, disensiones, sentía la inmensa riqueza intelectual y afectiva que yo adquiría. A
todo, eran altamente participativos, inquisidores con los expositores.
veces amigos y compañeros me sugerían que debía ir a hacer un doctorado al extranjero, yo
En algún momento comentaron que ellos ya no eran los “hombrecitos de armas”, eran
-en cambio- tenía la certeza de que el Gran Doctorado estaba en los socavones de la mina,
personas que se incorporaban a la sociedad activamente para contribuir al desarrollo del país.
en la cantera, en la mina a tajo abierto, en las escuelitas, donde discutíamos.
Me parece verlos en este momento, tan interesados. ¿Qué habrá sido de ellos?
El 11 de julio de 1971 es la fecha memorable de la Nacionalización de la Minería
¿Qué rol jugaron en el golpe de Estado?
del Cobre. El Presidente Salvador Allende inaugura el acto de promulgación de Ley de la
Nacionalización del Cobre, en la Plaza de Rancagua.

“Compañeros, mineros, trabajadores duros del rojo metal: una


vez más debo recordarles que el cobre es el sueldo de Chile, así
como la tierra es su pan”.

208 209
También pienso mucho en tantos compañeros de estos meses de Gobierno en
Antofagasta, con los que no nos vimos más. ¿En qué mundo están? Solo supe de tres de ellos:
desaparecieron en el desierto.
Al releer los discursos, los escritos de las acciones que realizamos, los proyectos
inconclusos, vuelve la pregunta: ¿Por qué?

Juntos fuimos felices

Y o nací el 15 de diciembre de 1966 en la Clínica de la Universidad Católica, en


Santiago. Mi padre, quien trabajaba como contador hizo un gran esfuerzo para pagar el
servicio de una clínica privada que le asegurara que mi madre y yo seríamos bien atendidas.
Fui la segunda hija, mi hermosa hermana Paty ya tenía un año. Luego, cuando yo tenía un
año y un mes de vida, llegó mi hermanito José Roberto, Pepito. Fue el menor del matrimonio
y el único varón, una alegría para todos. Mi mamá me cuenta que lo tenía que cuidar de mí,
porque yo lo creía un juguete de mi propiedad y me gustaba tomarlo y alimentarlo por mi
cuenta. Incluso un día me sorprendió poniéndole un plátano en la boca al recién nacido.
Mis primeros años los viví en Concepción donde nos trasladamos por razones laborales
de mi padre, pero prontamente volvimos a la capital por las mismas razones. Llegando de
En reunión en Codelco con dirigentes sindicales.
vuelta a la gran ciudad tuve una grave enfermedad al estómago y mis padres pensaron que yo
fallecería. Por eso fui bautizada de urgencia en una iglesia de San Pablo, con unos padrinos
improvisados que nunca conocí. Mi madre temía que yo me fuese a morir siendo mora.
Primero vivíamos en la casa de la abuelita Celinda, esa casa grande con características
de casona rural ubicada en una esquina de la calle Arteaga en la comuna de Quinta Normal.
Esto mientras mi padre con amigos construían nuestro hogar en un espacio del terreno de la
casa familiar, al lado de la casa del tío Mario que ya había ocupado otro pedacito.
La construcción demoró más de lo deseado producto de la escasez de materiales,
así mi casa avanzó lentamente y se fue armando con lo que había: madera, fonolitas, latas. A
mi me parecía bonito que se juntaran los amigos a trabajar en esto, también unos maestros,
pero eran los menos. Mi papá me contó que ya había participado en el levantamiento de otras
viviendas en el barrio, las de sus amigos cuando la vida les regaló la posibilidad de crear sus
propios hogares.
Mi madre trabajaba todo el día en casa y tengo hermosos recuerdos con mis hermanos.
Jugábamos al luche, al elástico, a la cuerda y al almacén. Nuestros juguetes eran los maletines
de enfermera, las muñecas dormilonas que tenían cuerpo de tela y carita de porcelana. Pepito
tenía sus trajes de cowboy con pistolas que lanzaban agua. Por fin, una Navidad llegó el Viejito
Pascuero con nuestros primeros vehículos. Paty recibió su bicicleta CIC con un canastito en
la parte delantera; Pepito tuvo su autito gocar que causó sensación en el barrio y yo, estaba
feliz con mi moderno monopatín todo metálico, con freno trasero y unas cintas con estrellitas
de colores en las puntas, que colgaban del manubrio.
Salíamos en las tardes a jugar en la calle, claro que siempre observados por mamá
desde la puerta y debíamos respetar rigurosamente los horarios de permiso.

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Aunque vivíamos al lado y teníamos primos de la misma edad, la relación con la en la cama matrimonial. Estar allí me generaba una profunda sensación de seguridad y amor.
familia de mi padre era distante. Había una profunda distancia cultural, especialmente de Los domingos era el feliz día de paseo. Ibamos al cine a ver películas como Dumbo o
ellos hacia mi madre, diferencias políticas y quién sabe qué otros distanciamientos desde lo La Dama y el Vagabundo, bellas producciones aunque nunca entendí por qué debían ser tan
emocional. Con todo, recuerdo los lindos payasos de tela que nos hacía la abuelita Celinda tristes. Visitábamos los Parques Forestal, Quinta Normal, Cerro San Cristóbal y con especial
y lo cariñoso que era el tío Mario, el hermano mayor de mi papá. cariño recuerdo esas ricas onces del Colorín Colorado en el Parque Japonés, donde probábamos
Yo asistí a la Escuela Blanca, de mi barrio, en la jornada de mañana. Apenas llegaba a exquisiteces, mientras nos ofrecían un espectáculo de títeres. Tampoco se nos escapaba la
casa mi madre me cambiaba ropa, almorzábamos (siempre comida hecha por mamá) con mis Panadería San Camilo en Estación Central, donde además de comer rico, cada niño podía
hermanos y luego me quedaba con mis muñecas y mis revistas de Mampato en el living para elegir un dulce para llevar a casa.
esperar la anhelada llegada de papá. Allí permanecía largas horas, tranquilita. Tan tranquila El matrimonio de mis padres no era fácil. Se hacía evidente que tenían diferencias de
que mi mamá se llegó a preguntar si yo era normal. Pero en realidad lo que sucedía es que a caracteres, además de estar viviendo su juventud en un clima de mucha exigencia, emociones
mí me fascinaba estar en mi propio mundo. encontradas y tareas, tanto domésticas como políticas. Sí, porque aunque ambos estaban
Mis padres militaban en el Partido Socialista, por ello era frecuente que los muy comprometidos con el proyecto socialista, nunca dejaron de estar presentes como
acompañáramos a sus reuniones o a recibir a sus compañeros en casa. Era un tema importante padres, ambos. Mi madre pensó en separarse, le pidió apoyo a mi abuelita, pero ella se negó
en mi familia, del que se hablaba con frecuencia y ocupaba una parte del tiempo de la rotundamente. Dentro de su forma de ver la vida no cabía más que ejercer el rol de madre y
vida familiar. Recuerdo mucho el esfuerzo que realizaban ellos para que funcionara bien esposa, pese a todas las dificultades de la vida en pareja.
la JAP (Juntas de Abastecimiento y Control de Precios) que buscaban aliviar la escasez Las fiestas de fin de año y vacaciones de verano eran sagradamente reservadas para
crónica de alimentos y suministros que afectaba al país. A mí me gustaba verlos tan activos, viajar a Penco. Allá nos esperaban los abuelos y tíos, casi todos solteros, que nos hacían el
comprometidos, con tanto movimiento. Acompañé especialmente a mi padre en múltiples tiempo entretenido con sus paseos y regaloneos. En la casa estaba el tío Abdón que era muy
tareas, desde empaquetar alimentos, ir a las concentraciones de apoyo a la campaña a senador cariñoso y protector. Alguna vez me fueron a dejar a la CRAV a esperarlo y él me invitó a
de Carlos Altamirano, asistir a las reuniones de núcleo… tomar once en el casino de la empresa. Esta era una casa muy grande, de diseño moderno
En una de esas reuniones a una señora le llamó mucho la atención mi presencia, me para la época, muy elegante. Así me trataba él. El tío Gastón era quien se preocupaba más
tomó en sus brazos y allí me mantuvo durante el encuentro. Luego me enteraría que se trataba de educarnos. Tenía aspecto de serio y mañoso, pero la realidad es que era todo lo contario.
de la diputada Laura Allende Gossens, hermana del Presidente. Su dormitorio estaba lleno de libros que me los dejaba encargados cuando se iba a trabajar.
Algunas noches, mi padre salía con unos compañeros que lo venían a buscar. El Para mí era un orgullo y una responsabilidad. Como él trabajaba en la fábrica de paños de
trataba de pasar desapercibido, pero conmigo no le resultaba fácil. Yo lo observaba y seguía Tomé, solía comprarnos telas hermosas y calientitas para el invierno. La tía Nieves trabajaba
sus pasos en cada momento. Así, desde mi dormitorio alcancé a escuchar que era necesario ya en la Universidad de Concepción y pololeaba con el tío Chelo. Mi tía era muy bonita, se
ir a cuidar la sede del Partido, por ejemplo. vestía elegante y nos llevaba a la playa. La recuerdo en su esbelta figura en bikini negro, sus
En el año 1972 me detectaron una hernia inguinal. Por esto, mis padres dejaron a gafas grandes y bolso de arpillera. También estaba Roberto, mi tío menor. El era todavía un
mis dos hermanos en Penco, con mis abuelos, para dedicarse mejor a mis cuidados. Fue una adolescente, así que se unía a nuestros juegos con creatividad y harta chispa. El tío Nano ya
intervención breve y de fácil recuperación, pero para mí fue la oportunidad de sentirme el se había casado, pero vivía cerca con la tía Mauda. De esa relación tenemos una prima de
centro de las atenciones. Mis padres no me dejaron nunca sola, me cuidaron, me compraron nuestra edad, la Nanita.
juguetes y mis adoradas revistas Mampato. También fue en esa época que fuimos al Estadio Así pasaron más o menos mis primeros cinco años de vida. Entre escuela, juegos con
Nacional a recibir al Presidente Allende cuando volvió de las Naciones Unidas. Llegó en un mis hermanos, marchas y mucha vida familiar que desde entonces nos hizo muy unidos y nos
auto descapotable, dio la vuelta completa alrededor de la cancha para saludarnos a todos. Yo dio fuerzas para afrontar los duros tiempos que nos tenía preparado el destino. Fue una época
ya tenía en mi pecho un pequeño banderín con su rostro y emocionada, entre los brazos de con mucho movimiento, colores, música, alegría, amor y esperanzas.
mi papá saltaba una y otra vez al son de “el que no salta es momio”. Una tarde fuimos a elegir un regalo para el día del profesor. Yo le compré al mío un
Los sábados íbamos a la feria a comprar los alimentos para la semana. Ese día cocinaba portalápices de madera con forma de caballero. Ese día nos levantamos temprano, mi mamá
mi padre, siempre mariscos. Lo hacía muy minuciosamente. Su plato preferido eran las machas nos llevó de la mano a la escuela. Pero nos sorprendió una gran cantidad de aviones volando
a la parmesana y mi trabajo era poner la mesa. No era tarea fácil, ya que había que asegurarse muy bajo y el sonido era estruendoso.
de que el mantel estuviera bien planchado, que las copas y servicios brillaran y que cada cosa La escuela estaba cerrada y nos dijeron que debíamos volver y quedarnos en nuestra
estuviera en su lugar. A los niños nos gustaba beber ese día, para darnos un gusto, las bebidas casa. Yo no entendía nada, se sentía mucha tensión en el ambiente. Al rato entré al dormitorio
de CCU papaya o granadina. Todo esto sucedía mientras entonábamos entusiasmados las principal y allí encontré a mi madre pegada a la radio y llorando desconsoladamente. Le
canciones de Nino Bravo, Quilapayún y la que recitábamos ya de memoria con mi papá, La pregunté qué pasaba y ella me respondió: “Mataron al Tata Allende”. Era la mañana del 11 de
Cantata de la Escuela Santa María de Iquique. septiembre de 1973. Fue el día del golpe de Estado en Chile.
Yo compartía con mi mamá el gusto por dormirnos temprano. Mi padre se quedaba Mamá lloraba amargamente, pero afuera había vecinos celebrando, entre ellos la
hasta tarde viendo películas con mi hermana, generalmente las que Paty llamaba “de casitas”, familia de mi papá. Había caravana de autos con globos de colores y gritaban: “Cagó Allende,
refiriéndose a aquellas que se desarrollaban en ambientes familiares y románticos. Mi papá cagaron los comunistas, cagaron los socialistas”.
prefería las de vaqueros y ambos disfrutaban las de terror, especialmente las inglesas. Mientras
tanto, yo aprovechaba ese espacio para dormirme acurrucada entre los brazos de mi mamá,

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Mientras mi mamá lloraba y los vecinos celebraban, mi papá no llegaba a casa. Lo
más gráfico para mí de esa jornada fue durante la noche: mi madre agachada mira por una
esquina de la ventana al escuchar ruido de camiones. Yo la seguí. Eran camiones con militares
que venían a buscar al “Rucio”, un vecino que vivía frente a mi casa y había llegado hacía
poco de la Unión Soviética. Se lo llevaron.

Crecer, un camino difícil

M e faltaban quince días para cumplir nueve años cuando llegamos a Santiago. Era
febrero de 1964. Nos esperaba una casa grande en la 6ª Avenida Nº 1483, Comuna de San
Miguel. Era un entorno muy distinto al que había vivido antes, en pleno desierto. La casa tenía
antejardín, unas parras, un limonero, una higuera y un ciruelo. Los seis hermanos mirábamos
absortos esos espacios, con colores y olores nuevos que nunca habíamos sentido antes. Si bien
el terreno de la casa era grande, las piezas eran pequeñas y no muy confortables: dormíamos
en literas y había un solo baño.
Fuimos matriculados en una escuelita humilde del barrio, pero con un profesorado
amante de su trabajo y motivador en la enseñanza. Allí adquirí no sólo conocimientos, sino
también grandes valores.
Ese año conocí a mi primera amiga santiaguina. Vivía al frente de mi hogar y
Los cinco.
compartíamos nuestros juegos y sueños de niña. Al visitar su casa, por vez primera me llamó
la atención el tener cosas materiales. Ella tenía ropa bonita, juguetes, televisor, teléfono, una
cama para ella sola y asistía a un colegio grande que quedaba lejos. Todos los jueves iba a
su casa a ver “Perdidos en el espacio” y también presencié en su televisor cuando el hombre
llegó a la luna. Eran cuatro hermanos. Su papá era muy distante y la mamá parecía siempre
triste. La magia de ser niño y la amistad sincera que nos unía, permitió que la diferencia social
no fuera un impedimento para ser amigas hasta el día de hoy.
En aquella época mi papá trabajaba como taxista
y mi mamá era dueña de casa. Vivíamos con lo justo y solo
estaban cubiertas las necesidades básicas: comida, arriendo,
luz, agua, gas y algo de ropa. Rara vez contábamos con nuestro
uniforme completo y, por lo general, nuestros útiles escolares
eran los mínimos. La ropa del verano era casi la misma que
la del invierno: agregábamos un chaleco más o nos poníamos
un abrigo de segunda mano. Mi mamá siempre nos decía que
teníamos buena facha y que la ropa nos lucía. Obviamente era
mejor creerle.
Pienso que fuimos felices en esa casa de San Miguel: se
sentía el cariño y el calorcito de hogar. Pero yo veía a veces a
A los nueve años
mis padres al límite de sus fuerzas.
Mi mamá nos iba a dejar y a buscar a la escuela todos
los días. Los hermanos teníamos jornadas diferentes según la

214 215
edad, por lo que mi mamá hacía cuatro viajes distintos, dos en la mañana y dos en la tarde. Faltaban pocos meses para 1970 y yo iba a cumplir quince años. No me sentía feliz:
Ahora dimensiono lo difícil que habrá sido para ella estar a cargo de una casa y seis hijos, estaba como atrapada, cansada, enojada, pero evitaba demostrarlo. Fue una época complicada
con el dinero escaseando y debiendo hacer milagros para que alcanzara. Aun así, supo darnos y no sabía cómo revertir la situación.
siempre la sensación de que éramos una familia privilegiada, por estar sanos y unidos. Mirado desde mi perspectiva actual, creo que fui valiente, trabajadora y generosa, pero
No recuerdo haber tenido amigas en la escuelita de San Miguel el primer año. No era siempre he pensado que debí permitirme, por lo menos, comentar lo difícil que era para mí ser
fácil ser nortina en la capital y además un poco tímida. Mi curso era mixto. Tenía compañeros la hija modelo y la hermana cariñosa, hablar de la necesidad que tenía de ser una adolescente
de once o doce años que se burlaban de mis modismos y de lo alta que era para mi corta común y corriente. No recuerdo haber ido a fiestas, paseos o reuniones de amigos. Siempre
edad. Los años siguientes fueron más llevaderos. Logré destacarme en caligrafía, ortografía, había tanto que hacer en la casa. Durante mi adolescencia cuidé a mis hermanos y traté que
lectura y puntualidad, pero sufría con gimnasia y labores domésticas. No he podido olvidar su vida fuera con menos carencias económicas que la mía. Aprendí a coser a máquina y a los
aún a la exigente señorita Blanca y sus insoportables trabajos de bordados, costuras y postres. doce años ya me las ingeniaba para hacerle vestidos de verano a mis hermanas, con retazos
(Curiosamente hoy, uno de mis hobbies es la costura). de telas que mi mamá compraba en la feria. Recuerdo la pena inmensa que sentí cuando en
El verano de 1965 es uno de los que recuerdo con más cariño. Jugaba a ser la profesora una tela de flores celestes y blancas, por desconocimiento, corté lo que estaba marcado para
de mis hermanos menores. Mi mamá nos proveía de todo lo necesario para que una de las las pinzas; cuando extendí el vestido para juntar las piezas, había dos grandes espacios, en la
piezas más grandes de la casa se transformara en una sala de clases: teníamos recreos, horas parte delantera y trasera del vestido. ¡Nada se podía hacer! Creo que esa tarde mi mamá me
de clases y colaciones. La alumna más aplicada era mi hermana Pradelia, quien rápidamente dio el abrazo más largo y cariñoso de toda mi vida. Qué ganas de tenerla con su memoria
aprendió a leer; en cambio, Yolanda se arrancaba de las clases y se negaba a cooperar. Los intacta y conversar sobre ese momento, que fue muy importante para mí: fue como sentir que
dos más pequeños dibujaban pues, según yo, iban solo de oyentes. ella sabía cómo me sentía y, al igual que yo, nada podía hacer.
El 28 de marzo de 1965 hubo un gran terremoto. Nuestra escuela quedó con serios En marzo de 1970 ingresé al Liceo de Niñas Nº 10 de La Cisterna. Estaba contenta:
daños y pasamos todo ese invierno en salas con vidrios quebrados. Recién para la primavera mi primer año fue una linda experiencia. El único martirio era gimnasia. ¿Cómo podía saber
nos pudimos cambiar a unas instalaciones de madera que se habían construido para no perder yo que mis caderas empezaban a quejarse y que en el futuro tendría muchos problemas por
el año escolar. Pasamos mucho frío y mucho calor ese año, pero no perdimos ni un día de ellas?
clases. Ese fue el último año de gobierno de Eduardo Frei Montalva. Recuerdo haber escuchado
Al concluir mi sexto año básico, fui matriculada en un colegio llamado Grupo Escolar con mi papá el discurso del 21 de Mayo, donde destacó los avances de la Reforma Agraria,
Darío Salas, ubicado en el paradero 11 de Gran Avenida, en la calle Montreal, entre la calle la Reforma Educacional y la Chilenización del cobre. Mi papá movía la cabeza y decía
Llico y Pirámide. Era un establecimiento grande y bonito. Cursé séptimo y octavo básico y “¡puras palabras!”. Estaba en marcha la campaña presidencial, en la que Salvador Allende,
conocí al primer amor de mi vida: la relación duró exactamente dos meses. Me sentía mayor y representando a la Unidad Popular, iba por cuarta vez de candidato. En septiembre de 1970,
me encantaba la libertad de irme sola en micro. Ahí conocí a mi amiga Valentina, inseparables Salvador Allende Gossens obtuvo el 36.6 por ciento de los votos. Como no hubo mayoría
en nuestro trabajo de la Brigada del Tránsito, con desfiles incluidos. También conocí allí a mi absoluta, el Congreso Pleno tuvo que decidir y el 4 de noviembre asumió como Presidente
amiga Ana Verónica. En la actualidad soy madrina de su único hijo y su hermano es ahora mi de Chile.
cuñado, pues se casó con una de mis hermanas. Ese día fue muy especial: parecía que
Los años 1968 y 1969 fueron interesantes en lo que respecta a mi educación: me toda la gente estaba contenta. ¡Había tanta
gustaba estudiar y aprendía fácilmente. Pero en el hogar, el peso de ser la hermana mayor era esperanza! Tengo una foto junto a mi papá en
muy fuerte. Estaba explícito que debía ayudar, dar el ejemplo, ser responsable y cuidar de mis el preciso instante en que supimos que Allende
hermanos. Veía a mi papá trabajar sin descanso, a mi mamá siempre embarazada, o dando había ganado. Mi papá estaba muy feliz. Él
pecho, o con hermanitos que empezaban a caminar, eternamente ocupada. La casa se veía había participado en todas las campañas de
desordenada y mis hermanos pequeños, a veces, descuidados. Yo quería tener algo más de Allende y desde los 19 años soñaba con un
ropa u otros zapatos que no fueran del colegio, pero se veía imposible. Empecé a acumular gobierno popular. Fuimos toda la familia ese 4
resentimiento que no me atrevía a hacer explícito, porque a mi mamá la veía conforme. Su de septiembre a la Alameda y escuchamos uno
mayor queja era que no le alcanzaba el tiempo. de los discursos más bellos que yo recuerde.
¡Cómo iba a recriminar a mi papá si todo lo que hacía era trabajar para nosotros! No Todos soñábamos con un mundo mejor y más
tenía alternativa: la única solución era ayudar a que la situación cambiara. Sin darme cuenta, justo.Y parecía que estaba al alcance de nuestra
empecé a tomar más responsabilidades de las que debía. Mientras mis amigas salían, yo me mano. Recuerdo que llevaba colgada una foto
dedicaba a lavar en una artesa la ropa sucia de mis hermanos, a planchar, a barrer, a bañarlos de Allende en el pecho; caminaba feliz y llena
y peinarlos. de ilusiones.
A fines del 1969 la familia había aumentado de seis a nueve hermanos: Grisel de tres Pasados dos meses desde ese triunfo,
años, Galia de cinco meses y mi mamá embarazada de seis meses de Roberto. Una noche el Partido Comunista nombró a mi papá Jefe de
le pregunté a mi mamá por qué no se cuidaba; ella me respondió muy seria y tan segura que Relaciones Laborales de la Planta Sumar Nylon
Mi papá y yo. Septiembre 1970.
nunca lo olvidaré. Me dijo: “tendré todos los hijos que Dios me mande y sé que jamás me en San Joaquín. A contar de ese momento, salía
voy a arrepentir por ello”. Qué le podía decir… ¡Nada! muy temprano y, muchas veces, no lo sentíamos

216 217
llegar en la noche. Trabajaba con toda la fuerza e ilusión que puede tener un trabajador Al día siguiente, 12 de septiembre, era el cumpleaños de mi mamá y pese al terrible
cuando siente que el proceso le pertenece. De hecho hubo grandes logros para los obreros en momento por el que pasábamos, tuvimos la gran alegría de saber que mi hermano estaba
muy poco tiempo. Su mayor orgullo era la sala cuna que había logrado implementar para las sano y salvo. Ese mismo día mi papá debía presentarse temprano a la Planta Nylon a retirar
trabajadoras de la planta. A fines de 1971 nos reunió en la noche y nos contó que el partido sus cosas; eso le habían ordenado el día anterior. Nosotros no queríamos que fuera: teníamos
le había ofrecido una casa grande y amoblada en Las Condes y que él, inmediatamente, había miedo de lo que pudiera pasarle.
dicho que no. Nosotros estábamos molestos cuando nos contó y le preguntamos por qué no lo Fueron horas interminables hasta que recién a las cuatro de la tarde apareció manejando
aceptaba si trabajaba tanto, que era justo. Nos dijo muy seriamente: “vamos a tener la casa y su automóvil Plymouth del año 1951, el que días después sería pintado nuevamente de taxi.
las cosas que mi sueldo nos permita; nada más y nada menos”. Mi mamá lo apoyó plenamente. Así, continuábamos con nuestra vida, después de ese paréntesis de tres años en el que
Pensando en lo que vendría, ¡qué decisión tan correcta fue aquella! soñamos con un mundo mejor y fuimos felices. A partir de ese momento, el dolor y el horror
A fines de noviembre de 1972 fui ingresada al Hospital Traumatológico de Santiago. cubrió a nuestro país de norte a sur.
Los dolores a mis caderas no me permitieron continuar con una vida normal. Fui operada Yo y mis hermanos chicos volvimos al colegio. Mi hermano en Antofagasta, quien
de ambas caderas y mi estadía en ese lugar se extendió hasta marzo de 1973. Durante esos costeaba su propia carrera, buscaba la forma para lograr el traslado académico a Santiago y
meses inicié el año escolar pues, gracias a mi amiga Mondy, pude estar al día con todas las regresar a vivir con la familia. En diciembre de ese año de 1973 rendí la Prueba de Aptitud
materias y trabajos, los que hacía en el hospital y luego en casa. Así, la primera semana de Académica: postulé sólo a Educación General Básica en la UTE, pues era la única universidad
mayo de 1973, con la ayuda de dos bastones, continué cuarto medio. Por supuesto, no podía que tenía estudio vespertino y yo necesitaba trabajar si quería obtener un título universitario.
imaginar cuáles serían las condiciones políticas y sociales que viviría el país al momento de Durante ese verano de 1974, previo a la entrada a clases, realicé un curso intensivo de
rendir yo la PAA en diciembre de ese año. Secretariado y postulé con éxito al cargo de secretaria menor en la Escuela de Ingeniería de
El domingo 9 de septiembre mi hermana Yolanda y yo salimos muy temprano a trabajos la Universidad de Chile. Fue así cómo logré compatibilizar mis estudios de Pedagogía con mi
voluntarios. Fuimos a buscar harina a unos molinos de San Bernardo. La gran mayoría de las trabajo de secretaria.
panaderías del sector estaban desabastecidas. Viajamos en un camión de la Municipalidad
de San Miguel. Cuando pasábamos por la FACH, paradero 33 de Gran Avenida, dos balas
silbaron muy cerca de nosotros. Nadie entendía nada.
Recién salía el sol ese martes 11 de septiembre. Mi papá ya iba en camino a la Planta
Sumar. Mi mamá se quedó en casa con Roberto de tres años y todos los demás estábamos en
el colegio. Parecía un día igual a todos. Cuando llegué al liceo, este estaba completamente
rodeado de aviadores y todas mis compañeras formadas en fila. Al darnos cuenta que la
situación era seria, nos preocupó la reacción que podía tener la directora, quien siempre
tuvo mala relación con el centro de alumnas que, obviamente, era de izquierda. Pensamos
en la propaganda que teníamos en la sala y nos invadió el miedo. Pasados unos minutos, ella
se acercó. Vimos una mirada preocupada pero solidaria, nos dijo que todo se había sacado
temprano y que estuviéramos tranquilas. Bonito gesto. Al abandonar el liceo, vimos cómo
nuestra profesora de Castellano, señora Malva Guerra, era subida a un bus de la Fach. Hasta
hoy está desaparecida. Ella fue quien nos hizo amar la literatura y disfrutar de la Generación
del 98.
Ese martes 11 de septiembre abandoné mi liceo a las diez de la mañana.
Sentados alrededor de la mesa del comedor, escuchamos al Presidente Salvador Allende
cuando se dirigió al pueblo de Chile, estando La Moneda ya rodeada de militares. Eran minutos
antes de que comenzara el bombardeo que destruiría no sólo el palacio de gobierno, sino
que toda la institución democrática, barriendo de paso con los sueños y las vidas de muchas
almas. Ese último discurso fue hermoso y valiente. Era tanta la pena al escuchar sus palabras,
que todos lloramos silenciosamente.
Mi papá no estaba en la casa. No sabíamos nada de él. Las noticias hablaban de
bombardeos y muertes. A las seis de la tarde, escasos minutos antes del toque de queda, llegó
caminando a casa. Nos dijo que había visto heridos, pisoteados, golpeados y muertos a sus
compañeros de trabajo; que no tenía idea quién había dado la orden que le permitió bajar del
camión de presos políticos que iba camino al Estadio Nacional, entre los que se encontraba
él. Creo que nunca lo vamos a saber.
Esa noche fue amarga y eterna. Pensábamos en la suerte de nuestro hermano que
estaba estudiando en la UTE en Antofagasta.

218 219
Ese año hicimos muchas cosas de servicio comunitario, como ir a poblaciones llevando
ropa y alimentos. Necesitábamos fondos, así es que se nos ocurrió hacer un Festival de la
Canción. Ocupamos durante tres días el Teatro Municipal de San Miguel, que dependía de la
Iglesia del paradero 6 de Gran avenida, frente a El Llano.
Fue un evento estudiantil muy importante y el teatro se llenó los tres días. Lo animó
Pepe Yeruba, quien llevaba premios de regalo. Posteriormente este animador se unió a Sábados
Inicios de ciudadanía Gigantes. Teníamos auspicio de muchas empresas y, por supuesto, de la Municipalidad.
Participaron grupos de rock como Beat 4 y el sicodélico Aguas Turbias. El último día, para el
cierre, me preocupé de lucir un vestido mini de lana verde con blanco y botas blancas. Subí
al escenario a felicitar a los participantes, agradecer a la comunidad y anunciar al ganador.
Como obtuvimos mucha plata, nos llovieron los proyectos para gastarlos.
Finalmente, decidimos comprar árboles y flores que plantamos rodeando todo el patio
del liceo. Se definió un día para trabajar el jardín. Fue un día hermoso. La dirección estaba
orgullosa de nosotras: habíamos logrado que el Festival fuera un éxito.
E n los recuerdos de los años 60 aparece el liceo de Niñas N°8 ubicado en San Ignacio,
en el antiguo barrio El Llano Subercaseaux. Corre el año 1964, gobierna Eduardo Frei Montalva
En esa época falté mucho a clases y a pruebas. Las profesoras me tomaban los exámenes
en otros cursos. Cuando entraba a la sala las alumnas me miraban con respeto y escuchaban
y acaba de morir John F. Kennedy. La noticia recorre el patio del liceo. en silencio mi examen, siempre oral. Me consideraban “capa”, y presionaban a las profesoras
En el año 1966 Susana, mi hermana mayor, es elegida Presidenta del Centro de para que me pusieran la mejor nota. Eso me permitió muchos seis y sietes.
Alumnos. Al año siguiente me integro yo como Secretaria. Mis hermanas también asumen A fines de ese año, el alcalde de San Miguel me premia como la Mejor Ciudadana
cargos, Isabel como Tesorera. de la comuna. El premio consistía en un plato de cobre, flores y un vale vista, creo de mil
Durante el Gobierno de Frei el Colegio de Profesores vota una huelga por aumento de pesos. Lo gasté íntegro en regalos, invité a todo el curso a mi casa y como estábamos cerca a
sueldos. Como apoyo a los profesores nos tomamos el liceo. Dormíamos en sacos de dormir Navidad, compré un regalo para cada una.
en la sala de profesores. Había un grupo de estudiantes del Liceo de Hombres N°6 que hacía Los años 60 terminan cuando egreso del liceo y el inicio de los 70 coincide con el
guardia fuera del liceo. Pero, además, estaban algunos apoderados que se turnaban y dormían ingreso a la universidad. Es una nueva etapa para mí. Son años de juventud, independencia,
en sus autos para protegernos. De eso nos enteramos después por mi padre, que también hacía se abre un mundo, comparto con personas de distintas realidades.
turnos. Tengo 17 años, camino por Av. Blanco desde la calle San Ignacio a la Escuela de
La directora del liceo era Betzabé Alarcón, hija de Pedro Alarcón, abogado y profesor Economía en la calle República. En esa esquina está ubicado el Regimiento Tacna y un centenar
de Derecho de mi madre. Él logró que mi madre no fuera relegada en el año 48. La directora de jóvenes de 18 años están en fila llamados para hacer el servicio militar. Imposible cambiar
llamó a mi madre y le pidió que no siguiéramos en la huelga; que las hijas de Emita no podían de calle: atravieso al extremo derecho y camino frente a ellos que aunque no hablan, ni se
estar en una toma. Mi madre nos permitió una noche más y nos pidió que volviéramos a casa. mueven, me silban durante toda la cuadra. Hoy sería considerado acoso, pero para mí es el
Hoy me doy cuenta que tenía una deuda, y aunque éramos muy alegadoras, al mismo tiempo recuerdo del mejor piropo que he recibido.
éramos absolutamente respetuosas de las decisiones de los padres. Los setenta son años de mucha efervescencia política. Mis padres siguen trabajando
El movimiento de los profesores fracasó: el Ministro de Educación, Máximo Pacheco en el gobierno de Allende, con agendas ocupadísimas, igual que los hijos. Nos juntábamos
Gómez, nunca recibió en La Moneda a los profesores. En una entrevista posterior, reconoció solo en las noches a comentar el día.
que se habían equivocado. En esa época se produce un quiebre en la Facultad de Ingeniería Comercial. Es una
Es el año 68 cuando me eligen Presidenta del Centro de Alumnas. Me daba vergüenza diferencia política. En la sede Norte queda principalmente la Facultad de Economía y en la
postularme y no asisto a clases el día del recuento de votos. Me llaman todo el día para saber sede Occidente, la Facultad de Administración.
cómo estoy y para contarme que saqué la primera mayoría. También me llama mi profesora En el año 1972, pleno gobierno de Salvador Allende, se inaugura la sede de la Tercera
jefe, Amanda Muñoz, profesora de Historia de grandes ojos azules. Ella, para mantenernos Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo en el Tercer Mundo, más
despiertas durante la clase, nos contaba por ejemplo que Nabucodonosor era un tipo muy conocida como UNCTAD III. Participo de esta conferencia como intérprete de uno de los
buen mozo. Por cierto que jamás se me olvidó su nombre. países delegados.
Durante ese año fui representante de mi liceo en todos los eventos. Usaba uniforme La construcción del edificio se termina en menos de un año gracias al trabajo voluntario
compuesto por falda y chaqueta azul; la blusa era de piqué blanca de manga corta. de miles de obreros. Una vez realizada la Conferencia, el edificio pasó a ser el Centro Cultural
¡Cuántos movimientos! Recuerdo haber participado en muchas marchas y desfiles. Metropolitano Gabriela Mistral.
Reuniones en la Plaza 12 de octubre junto con los varones del Liceo 6.
Era la edad de los 16 y me gustaba la moda y las minis. Tenía un grupo de amigas que
encontrábamos que el delantal blanco era muy “ganso “, así es que diseñamos un delantal
tipo Ben Casey, que era la serie de médicos de televisión que más nos gustaba. Nadie nos dijo
nada.

220 221
Hacia la madurez
en un entorno desafiante

Mi graduación en Puerto Montt.

Llegado el momento del egreso, no fue nada fácil. Me di cuenta de los vacíos que había
dejado mi educación previa en un Liceo de pobre calidad. En 1967 se rendía por primera vez
la Prueba de Aptitud Académica (PAA), experimento que en lo personal me favoreció porque
el anterior Bachillerato, requería redacción que me habría resultado muy difícil por mi falta
L
a década del sesenta es una etapa más nítida en mis recuerdos, a pesar de los
de hábito lector. La preparación de la PAA, que hacíamos en grupo con estudiantes del San
Javier –colegio jesuita de hombres-, dejó en evidencia que desconocía un tercio o más de
permanentes ajustes que hace la memoria. Es un periodo personal marcador y muy relevante
las materias requeridas para lo que quería estudiar. En especial Matemáticas, que me había
además para nuestra vida ciudadana. En el contexto de renovación social que se vivía en esos
empezado a gustar y definiría parte de mis opciones de estudio superior. Cuando pienso en
años, Eduardo Frei Montalva -elegido Presidente en 1964- lleva a cabo su “Revolución en
perspectiva, debo haber sido feliz allí, porque siempre creí que volvería a vivir en esa ciudad.
libertad”, con énfasis en educación y educación popular, en el agro y en la minería del cobre.
Ello no ocurrió, puesto que hace medio siglo que embarcamos en Tepual rumbo a Santiago,
Luego Allende, al inicio de los setenta, profundizará los cambios, con la nacionalización del
porque “la niña” entraría a la universidad. Solo regresé de paseo más de una vez.
cobre y la ampliación de la reforma agraria, dentro de un conjunto de medidas transformadoras.
De ese tiempo son mis primeras impresiones sobre las diferencias sociales. Distinguía
Sin embargo, el clima político se enrarecerá en ese tiempo.
a algunas compañeras latifundistas y a otras de bajos ingresos; sin embargo, no recuerdo que
Supongo que el triunfo de Frei colmó de alegría a mi papá, ferviente militante de la
éste hubiera sido un tema de preocupación para mí. Bastante después cambié mis percepciones,
Democracia Cristiana (DC). No tengo recuerdos claros de lo vivido en familia: yo cumplía
entendimiento y necesidad de compromiso respecto a disminuir esas desigualdades.
trece años. Pero sí sé de la fuerte intolerancia y profundo rechazo que había en mi casa hacia
A estas alturas debo aclarar que mi primera intención de estudio era Pedagogía en
la izquierda, sin matices. Durante ese año curso humanidades en el Liceo de La Granja. Mis
Matemáticas, para desagrado de mis papás, que hicieron todo lo posible por hacerme cambiar
recuerdos: la amiga que me prestaba resúmenes de libros, porque no me gustaba leer; dos
de opinión. Aterricé entonces en Ingeniería Comercial, carrera que no resultó tan difícil de
hermanos, compañeros simpáticos y estudiosos que admiraba; y, en particular, una amiga
estudiar, pero sí de apreciar durante mi vida profesional. Reconozco que me ayudó bastante en
muy dulce, cuyos padres tenían una pescadería en un mercado cerca de su casa. Las veces
términos económicos para las necesidades de la familia, pero enfrenté períodos muy difíciles
que paso por el Paradero 22 de Santa Rosa, en un entorno irreconocible, miro con nostalgia
de desadaptación, de inseguridades y de falta de sentido en mi quehacer, dejándome por tanto
ese edificio donde ella vivía.
muy vulnerable antes de encontrar mis verdaderos intereses.
Dos años después nos trasladamos a Puerto Montt, donde hice el sexto humanidades.
Mientras me aprontaba para la universidad, la vida nacional vivía un período
Amé el aire y el cielo de esa ciudad, las vistas a esa geografía irregular, la lluvia y el olor de las
trascendental de nuevos movimientos políticos y de avances en las transformaciones prometidas.
cocinas a leña y del café humeante. Una foto reciente, en un rápido recorrido por esa “capital
La crisis desde la segunda mitad del gobierno de Frei y el crecimiento de la izquierda auguraban
del salmón”, muestra una imagen distante del espíritu que aprecié en aquel tiempo. En 1966
el inminente triunfo de Salvador Allende en las elecciones de 1970. Yo era poco sensible a
había otros códigos y costumbres: el paseo dominical alrededor de la plaza después de misa,
estos acontecimientos hasta entrar a la universidad en 1967, pública y gratis por esa época,
andar en bicicleta por las calles con altibajos, el regreso de los jóvenes desde Santiago a la
donde encontré una fuerte radicalización entre los estudiantes. En la opción de Administración
sureña ciudad en vacaciones, la venta de pescados y mariscos en Angelmó -donde conocí el
49 de Empresas, muchos de mis compañeros -hijos de empresarios- aterrizarían en los negocios
“almud”-, las ropas artesanales y los famosos chalecos chilotes (que veía por primera vez), los
familiares o en cargos gerenciales. En Economía, en cambio, se encontraba un mayor número
paseos a la Isla Tenglo y tanto más.
de estudiantes progresistas proclives a un mayor papel del Estado y en su mayoría cercanos a
Empecé mi último año de colegio en el Liceo de Niñas de la ciudad y a los dos meses
las propuestas del gobierno popular.
me cambiaron al colegio Inmaculada Concepción. Fue algo extraño al inicio, aunque hice
Al enfrentar la universidad con quince años, las matemáticas eran mi única emoción,
amigas y compartí el importante momento de la graduación de humanidades. Estos recuerdos
entendiendo muy poco de economía, queriendo aún menos la contabilidad y, lo que es peor,
resultan más vívidos, porque en 2016 me reencontré con varias de ellas en Puerto Montt, en
participando casi nada del intenso proceso político que se vivía en el país a fines de los años 60.
una fiesta para celebrar los cincuenta años de egresadas.
49. Caja de madera para medir la venta de mariscos, papas y otros productos.

222 223
Cargada de ingenuidad, por la edad o algo más, me dediqué a estudiar lo que me rendían tributo al nuevo tiempo, a las transformaciones hacia una sociedad más justa, a la vía
gustaba y “por osmosis” algo de las otras materias. Iba a todas las clases, me sentaba en primera chilena al socialismo, a la cultura popular. Se expresaban el antiimperialismo y la cercanía con
fila, tomaba muchas notas y participaba de un grupo de estudio donde distribuíamos la lectura la revolución cubana. Más adelante, también se llamaría a defender lo alcanzado, a hacerse
de documentos. Además, varios de mis compañeros en ese grupo venían de liceos comerciales, responsable y a prestar atención a las maniobras de los opositores. Se advertía en especial
lo cual facilitaba la comprensión de Contabilidad que, junto con Finanzas, realmente me sobre el acaparamiento, el mercado negro, la reventa, entre otros temas contingentes. Mis
parecían un castigo. padres estuvieron declaradamente en el lado crítico al gobierno.
Más adelante encontré temas como Administración de Personal, que tenían algo de La Nueva Canción Chilena inundaba las radios. Sus actores clave eran Víctor Jara,
sicología, o Sistemas de Información y Programación, los que me parecieron más atractivos. Rolando Alarcón, Patricio Manns, Isabel y Ángel Parra; compositores como Luis Advis y Sergio
En forma natural quise avanzar en “Investigación de operaciones”, como continuidad de las Ortega, y los conjuntos Inti Illimani y Quilapayún, así como otros artistas latinoamericanos
matemáticas y las estadísticas. En esa área seguí cursos hasta en la Escuela de Ingeniería y con similar mensaje, Daniel Viglietti, entre otros. Violeta Parra, precursora de este movimiento
también desarrollé el trabajo de título junto a un compañero. en Chile, no alcanzó a conocer todo su desarrollo. De ellos fueron tributarios los conjuntos
Con otro equipo de estudios llegamos a estar tan afianzados que incluso intentamos musicales en que participaba el que sería mi futuro marido; yo también los conoceré más
crear lo que ahora sería una microempresa: compramos y aprendimos a usar una máquina de profundamente y con una gran identificación unos años después.
tejer para hacer y vender sweaters. No llegamos muy lejos. Una integrante se casó y luego la Ante la polarización político-social y el paro de camioneros de octubre de 1972,
Escuela implementó el currículo flexible. Es probable que nos hubiéramos alejado de todos que paraliza el país, se dicta estado de emergencia. Con síntomas de desabastecimiento e
modos, porque había diferencias ideológicas importantes entre nosotros, lo que en ese período hiperinflación, el gobierno instala las Juntas de Abastecimiento y Control Precios (JAP) que
era un factor de creciente importancia. suministran bienes a la población. Frente a las JAP surgen las peores críticas de mis padres.
No recuerdo en qué momento quise aprender a bailar cueca y allí se abrió toda Para ellos, las famosas “colas” que había que hacer a fin de conseguir algunos productos
una etapa de vivencias y aprendizaje. Me incorporé al conjunto folklórico de la Escuela de básicos, eran la peor humillación que podían sufrir. Aseguraban que la distribución no era
Economía, con el entusiasmo de Juan, quien fue mi pololo y novio por unos años. Nuestra justa, que favorecía 51
a los adeptos al gobierno de Allende. En ese tiempo creo haber conocido
directora, Gabriela Pizarro, era recopiladora y maestra. De ella aprendí todo lo que sé –o el “chancho chino”.
sabía- en folklore: cantos, bailes, coreografías y sobre todo ese sentimiento profundo por la Terminados mis estudios de la carrera en 1972, empecé un postgrado, Licenciatura en
música de Chiloé. Altas Matemáticas (LAM) en la Universidad Técnica del Estado (UTE), que abandoné cuando
Mi fuerte era el baile. A fines de los sesenta y principios de los setenta el conjunto me llamaron a mi primer trabajo en la Oficina de Planificación de la Universidad de Chile.
estuvo presente en muchos actos políticos, tomas de empresas, reuniones de sindicatos, Alguien me recomienda por referencias que le dio un amigo de uno de mis grupos de estudio.
cárceles, etcétera. Debo comentar que yo era conocida como la “chica matea”, pero en realidad solo me iba
Ese vínculo con lo social me acercó a emociones que yo no conocía y sentí que allí bien en matemáticas, mientras que en las restantes materias era bien del montón.
era donde debía estar, aunque no compartiera estrictamente la ideología de la mayoría del Permanecí en el trabajo de la Universidad de Chile por tres años, porque luego
grupo. La verdad, no sabía mucho al respecto. Si bien la influencia de mis padres era fuerte, emprendimos una permanencia larga en Mendoza con mi marido. Historia para otro capítulo.
quizás debido a lo estricto de mi papá, en ese período empecé a distanciarme de sus visiones y Mi ejercicio laboral se ubicaba más bien en el área de economía, pero como yo había
a tener contradicciones: no lograba una postura clara sobre el momento crítico que estábamos estudiado administración de empresas, me costó mucho encontrarle el sentido.
viviendo. Pero siendo sistemática y trabajadora respondí bien a los desafíos, con algo de angustia
Llegada la nueva década, es elegido Presidente Salvador Allende y comienza el y mucha inseguridad profesional, que se sumaba al escaso manejo de relaciones sociales. Me
gobierno de la Unidad Popular. Es un proceso colmado de presiones por la influencia de era difícil reconocer los códigos de mis compañeros, aunque mantenía buena comunicación
Estados Unidos. El Presidente, que asume el 4 de noviembre de 1970, intenta construir una con la mayoría de ellos –de hecho fui madrina del hijo de una de las secretarias-, lo cual
nueva sociedad basada en el socialismo por la vía de la democracia. Su programa contempla incidió positivamente en mi vida laboral futura.
una economía planificada de corte estatal. A fines de 1972 se ven los efectos de la guerra del terror: empieza la recesión y los
Casi no me involucré en ese proceso de transformaciones, viviendo aún en un hogar medios de comunicación aumentan su agresión al gobierno. La CIA entrega apoyo a diarios
muy crítico de todo ello. Ese tiempo de euforia y explosión de creatividad para muchos, de opositores, a El Mercurio en particular. Varias huelgas paralizan al país. Allende reconoce que
50
pasión y compromiso, al decir de Manuel Guerrero A., fue también un período de radicalización su gobierno está en crisis y decide convocar a un plebiscito que no llega a efectuarse por el
de posturas. golpe de Estado del 11 septiembre de 1973.
En torno a 1970-71, se dividió mi polarizada Escuela, donde más de una vez vi sillas Desde el sitio privilegiado de la oficina en que yo trabajaba -Serrano con Alameda-
volando en la sala de asamblea de estudiantes, en el segundo piso del histórico edificio de veía directamente la polarización que crecía: marchas frecuentes de partidarios y adversarios
República 517. Se generaron la sede Norte, a la que adscribieron en general profesores, del gobierno. Más de una vez nos llegaron bombas lacrimógenas a la terraza que miraba a la
administrativos y estudiantes de izquierda; y la Occidente donde se cobijaban los actores de Alameda y, por supuesto, la conversación retomaba la coyuntura en el grupo de trabajo, con
centroderecha. Terminé en esta segunda, dada mi opción por Administración, y por el tema posturas más bien de centro.
elegido para desarrollar mi tesis: Simulación. El profesor guía era parte de esa sede. En síntesis, transitamos dos gobiernos muy determinantes en la vida política, social y
Con Salvador Allende, se decía, “el pueblo ingresaba a la Moneda”. En efecto la económica del país mientras yo, cruzando hitos clave en mi vida personal, había vivido muy
música, el cine, el teatro, las letras y las artes en general se desarrollaron fuertemente y superficialmente los hechos nacionales en tal período. Aún no puedo explicarme el porqué.
50. De recuerdos, olvidos y deseos: Mi Padre: Trabajos Voluntarios 1972. Blog, 9 enero 2007. 51. Una carne en conserva importada desde China en el período de desabastecimiento.

224 225
Una mención y cariño especial en mis
recuerdos de infancia merece nuestra nana
Menchita, mujer mapuche que nos acompañó diez
años entre el 66 y 76. Era de Chol-Chol, al interior
de la actual región de La Araucanía. Solo después
que se fue, supimos que había dejado marido, hijos
Juventud y compromiso social y familia en el sur para venir a trabajar a Santiago.
Ella era muy reservada con su vida personal, pero
sus hermanos y hermanas la visitaban a menudo,
incluso una de ellas se casó en nuestra casa, vestido
blanco, cena y baile incluido. La Menchita se iba
en tren al sur en febrero de cada año a ver a su
familia, cuando le tocaban sus vacaciones.
Partía cargada de maletas, cajas, atados,
canastos. Era tarea de mis hermanos estar atentos
apenas el tren se ubicara en el andén de la Estación
Central para reservarle una buena banca a ella en
el carro de tercera, donde una vez instalada, nos
despedía feliz por la ventana. Y no era tarea fácil
M is hermanos y yo asistimos a la escuela pública de nuestro barrio. Yo a la Escuela
de Niñas N°29 y ellos a la Escuela de Niños N°31. Eran dos grandes edificios de cemento
Con nuestra querida Menchita. aquella, los asientos no eran numerados, pura ley
de la selva.
52
de tres pisos, unidos el uno al otro, que habían sido construidos especialmente para ser En el año 68 ingresé al Liceo Experimental Juan Antonio Ríos, donde cursé de 8° básico
establecimientos educacionales públicos. a 4° medio. Bajo la orientación del Ministerio de Educación y la Universidad de Chile, este
Estos típicos edificios fueron diseñados por la Sociedad Constructora de Establecimientos era parte de un grupo de liceos experimentales que ofrecía formación científico-humanista y
Educacionales, constituida por Ley en agosto de 1944, para dar cumplimiento a la Ley de aplicaba métodos de enseñanza innovadores.
Instrucción Primaria Obligatoria. Los proyectos los financiaba el Estado principalmente, pero Salir del liceo para actividades culturales era normal. En 1968 vino a Chile la exposición
con aportes de instituciones previsionales y municipalidades, entre otros. Su característico De Cézanne a Miró, que se instaló en la Quinta Normal y pudimos visitarla después de largas
perfil arquitectónico de naves de cemento que albergaban las salas de clases y escaleras se horas de espera, puesto que eran miles de estudiantes que estaban organizadamente allí.
repetía a lo largo del país. Nuestros textos de estudio eran entregados por el Ministerio de Educación y abarcaban pintura
Cuando yo cursaba la enseñanza básica, en Chile estábamos viviendo la reforma chilena, filosofía, música, inglés, francés, ciencias, etc.
educacional impulsada por el gobierno de Eduardo Frei Montalva (1964-1970). Su objetivo Yo descubrí la pasión por saber, por aprender, por la reflexión y la racionalidad, guiada
principal era aumentar la cobertura de la educación primaria. También incluía cambios en la por inolvidables educadores en el más amplio y profundo sentido de la palabra. Imposible
educación de adultos, la formación docente y la actualización de planes y programas, además no mencionar a la profesora de castellano, Alba P., implacable con la ortografía y copias,
de reforzar y promover el acceso a la obtención de títulos técnicos, para que jóvenes que no quien ofrecía un 7 a quien llegara el día lunes con el puzzle de la Revista del Domingo de El
ingresaran a la Universidad se integraran rápidamente al mundo del trabajo. Mercurio completo (sólo una vez lo logré, con la ayuda de tíos y tías Ugarte que, provistos de
Pero en estos edificios públicos no solo se impartía la educación, también recibíamos enciclopedias y el diccionario Larousse, lo consideraban un desafío familiar); a la profesora
allí atención dental, control sanitario de salud y alimentación complementaria: recuerdo de francés que me ayudó a amar esa lengua y cultura; a la profesora de música, que tocaba
muy bien esos jarros de plástico con leche caliente que nos daban junto a un trozo de dulce hermosas piezas al piano y nos enseñaba métrica y a apreciar la música clásica, sus autores
de membrillo. Los alumnos más necesitados recibían almuerzo completo. Alentados por el y obras.
lema del gobierno de “Revolución en Libertad”, la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas, Pero además de las ciencias y artes, de la historia y letras, en el liceo Juan Antonio Ríos
otorgaba cientos de miles de almuerzos y más de un millón de desayunos al día, a escolares se buscaba dar una formación integral y por eso se educaba también la participación cívica.
en todo el país. Teníamos un activo Gobierno Estudiantil y nos sentíamos capaces de cambiar y mejorar el
Bajo esta lógica, los niños aprendían desde pequeños en la escuela a convivir con mundo. Los estudiantes soñadores y comprometidos de la época editábamos -con el apoyo
otros, a respetar las diferencias, a compartir sin importar la condición social, la ropa o el aspecto de los profesores- la revista literaria Ombú, en honor al gigantesco árbol que había en el patio
físico. Las niñas usábamos impecables y almidonados delantales blancos; los niños overol principal del liceo, que había sido antes casa del escritor Pedro Prado, autor de Alsino entre
beige con botones. Inolvidables son para mí aquellas profesoras normalistas que lo entregaban otros libros.
todo y que nos ayudaron a construir un ideario de mejor vida, de derechos y obligaciones en A mi curso, como al resto del Liceo, asistíamos hijos de obreros, artesanos,
un país que se mostraba en ese espacio muy republicano, pero donde también las carencias comerciantes, profesores, profesionales, sin importar nuestro origen, religión o bienes familiares;
materiales se hacían evidentes. un grupo heterogéneo pero integrado, donde primaban el respeto y la solidaridad.
52. En 1946, surgieron los liceos “renovados”. En Santiago, el Nº 6 de Niñas (creado en 1921 y cuya primera directora fue Gabriela Mistral) y los nuevos liceos de
experimentación creados en sectores vocacionales; autodisciplina; gobierno estudiantil (consejos de curso, centro de estudiantes, comités de trabajo); actividades
correlacionadas y extra-programáticas (clubes, deportes, artes); centros de padres y apoderados; etc. Cumplieron un papel muy importante preparando a los estudiantes
226 para la democracia y la ciudadanía, legando estos propósitos a la sociedad y a todo el sistema educacional populares: Gabriela Mistral en el barrio Independencia (1946),
Juan Antonio Ríos en Quinta Normal (1946) y Darío Salas en Santiago centro-poniente (1947). Adicionalmente, se agregaron los liceos de Antofagasta, Concepción y el 227
co-educacional de Quilpué. Los liceos de experimentación aplicaron numerosas innovaciones: plan común, plan variable y plan diferenciado; co-educación; orientación.
Mi popularidad en el liceo aumentó cuando me regalaron una fono-maleta, un pequeño Este hecho decidió a mi madre a cambiarnos de casa y mudarnos a Maipú, la comuna
tocadiscos con parlante integrado que era transportable. Nos reuníamos en mi casa con los donde ella siempre había trabajado. Por fin, una casa arrendada, con jardín y agua caliente.
compañeros del curso a escuchar discos 45” y 33,1” hasta rayarlos; ahí descubrí a Serrat para Se ubicaba en una pequeña villa de trabajadores de ferrocarriles a escasas cuadras de la
el resto de la vida, también la nueva canción chilena, comprometida y revolucionaria y The industria Fensa, ya nacionalizada. Pero yo no dejé mi liceo Juan Antonio Ríos: me levantaba
Beatles, Adamo, Leonardo Favio, Tormenta y otros. muy temprano todos los días para llegar desde Maipú a Estación Central y de ahí a Quinta
Fui muy feliz en esa época; fueron seis años en que se forjó mi carácter y futuro; Normal.
mucho de lo que soy se lo debo al Liceo JAR y mis maestros y maestras, quienes dejaron una Mis actividades políticas continuaron, cada vez con mayor pasión. Junto a cientos de
huella imborrable en mí. jóvenes fuimos a construir un canal de regadío para los campesinos de Cabildo beneficiados
En ese inquieto y expansivo espacio ingresé a las Juventudes Comunistas en 1970, con la reforma agraria (el agua ya era un recurso escaso y preciado). Estuve en el Estadio
meses antes de la elección de Salvador Allende. Para mí era lógico y normal: pese a mis pocos Nacional cuando vino Fidel Castro; afuera de la Moneda cuando el 29 de junio del 73 -
años, ya era consciente de la pobreza y desigualdad de la sociedad. Veía, sin entender, niños midiendo la capacidad de respuesta de las fuerzas populares- se levantó el Regimiento Blindado
descalzos en la calle, personas sin trabajo que pasaban a pedir comida por las casas en un N°2 en el llamado “tanquetazo”.
tarro de conservas vacío. En las marchas y actos políticos me gustaba ver a los obreros y campesinos, con sus
A partir de entonces empecé a tener un rol aún más activo en el liceo, como militante rostros curtidos pero sonrientes, con la dignidad y certeza de que su vida estaba cambiando,
y dirigente estudiantil. Conocí las poblaciones obreras, la “Nueva Matucana” con sus calles que algo nuevo y mejor podían disfrutar y dejar a sus hijos; libertad, protagonismo, derechos,
de barro, los caballos en la puerta de ranchas, los niños descalzos y sucios; mucha pobreza. por fin, ejercer derechos, justicia e igualdad.
También conocí a otros jóvenes que trabajaban para sacar adelante a sus familias, muchos Mientras, el país se polarizaba, las cosas escaseaban y los paros de camioneros y
obreros metalúrgicos y obreras de la industria textil. Los domingos salía en un alegre lote, gremios se hacían más duros y extensos. Vivíamos en una especie de burbuja en que la épica
tempranito, a vender El Siglo por las poblaciones de la comuna, y a pintar consignas en los de las acciones era lo más importante y la única verdad.
53
muros en la legendaria Brigada Ramona Parra (BRP). Pronto me incorporé a las brigadas de Ya entonces se hablaba de la posibilidad de una guerra civil, pero en nuestra juvenil
trabajos voluntarios para alfabetización de campesinos en Curacaví y más tarde en otros mística no se alcanzaba a proyectar eso: los militares eran leales a la Constitución y la Ley.
lugares. Fuimos ingenuos: estábamos inmersos en un sueño que no incluía posibilidades distintas al
En esos espacios éramos todos compañeros, nos éxito del Gobierno Popular.
cuidábamos unos a otros, nos tratábamos con respeto y Mi sensación afectiva de entonces es de alegría, de fuerzas y energías que se sostenían
cariño. también en la de los otros. Recuerdo a Anny, valiosa obrera textil con un poco más de años
Aquella fue una época muy especial para mí, que que yo, que había dejado la educación para mantener a su familia; al compañero que era
marcó mi vida. A veces he pensado que, como a muchos el Secretario del Comité Local, un cargo de responsabilidad política importante, y trabajaba
otros, el compromiso político y social, los valores aprendidos como recolector de basura en un camión desde el cual nos saludaba con mucho orgullo para
y vividos en el seno del Partido Comunista, nos salvaron de llegar después a las reuniones impecable, perfumado y sonriente; a Eduardo Miño, entonces
otros dolores y abandonos. corrector de pruebas en Quimantú, que en 1991 se autoinmoló con fuego frente a la Moneda;
En los mil días del Gobierno Popular de Salvador a Victoria Guerrero y su tremenda familia, que tanto dolor sufrió en dictadura.
Allende participé en cada espacio posible, desde una En ese laberinto de actividades dormía poco, estudiaba lo justo y hacía muchas cosas
militancia muy activa y con responsabilidades en la con las energías que sólo da la juventud. Y conocí a Patricio (Pato), mi primer gran amor, pololo,
estructura. Marchas, actos, asambleas, trabajos voluntarios, esposo y padre de mi hija; esa relación era parte de la épica del momento que estábamos
todo por esos sueños que parecían posibles de alcanzar y era viviendo.
necesario consolidar. El día del golpe militar lo recuerdo bien. Fue un día gris, en que el cielo se mostraba
tan inestable como lo que estaba por pasar en Chile. Muy temprano me fui a clases con mi
Afiche trabajo voluntario 1972. pololo, yo al Liceo, él al Pedagógico de la Universidad de Chile donde estudiaba Física.
Al llegar al liceo todo era caos: los profesores y directivos, angustiados, no sabían cómo actuar
La sensación de esos días que hoy busco recuperar, es el sentido de pertenencia; de
y a eso de las 10 de la mañana suspenden las clases y nos mandan de regreso a casa.
confiar en muchos otros a quienes no conocía, pero el solo hecho de ser “compañeros/ras”,
Yo me fui al local del Comité Regional Norte de la Jota ubicado en calle Cumming.
tenía ciertos atributos: características valóricas, morales, de entrega y compromiso que les
Alcancé a entrar y escuchar las instrucciones de replegarse, activar las casas de seguridad
hacía confiables a todo evento.
y esperar información. Pero la incertidumbre era feroz. Yo no entendía bien lo que estaba
Cuando llevábamos apenas siete meses con Allende como Presidente de Chile, en julio
pasando. Veía a lo lejos el humo que salía del techo de La Moneda, los ruidos de los bombazos,
del 71, un terremoto 7,7 en la escala de Richter sacudió a la zona central del país. Nosotros
el horror. Nada parecía real. Logro volver a mi casa en Maipú, pero mi hermano Alejandro no
vivíamos en un segundo piso, en la casa de mi abuela materna en Quinta Normal. Trozos
está allí y nada sabemos de él.
de muros cayeron sobre nosotras, pues mis hermanos ese año estaban en Chuquicamata con
Con otros jóvenes dirigentes de la comuna, decidimos irnos a una “casa de seguridad”
nuestro padre. El informe oficial indicó 85 personas muertas y más de cuatrocientas heridas,
a esperar instrucciones, las que jamás llegaron. Pero sí Carabineros, a allanarnos, como a todo
con epicentro en Illapel. Fueron las viviendas las que se vieron más afectadas, especialmente
sitio en que se sospechaba había dirigentes afines al gobierno derrocado. Nunca he sabido
las que estaban hechas de adobe, como la nuestra.
53. Ramona Parra fue una obrera, comunista, que murió asesinada por carabineros cuando participaba en una marcha en apoyo a los trabajadores del salitre en Plaza
Bulnes, Santiago, 1946.

228 229
por qué nos ignoraron y no nos llevaron presos como sí les sucedió a muchos otros compañeros.
Quizás fue por las caras de niños asustados que teníamos. El hecho es que quedamos libres
y decidimos volver cada uno a su casa y esperar.
En esos días, con mi madre y familia buscamos a mi hermano Alejandro en cada lugar
posible: comisarías, Estadio Nacional, Ministerio de Defensa. Tiempo atrás, conversando con mi
mamá, me dijo que ella dejaba todas las noches abierta la reja, pese al toque de queda, porque
su corazón le decía que él estaba bien, que regresaría. Y efectivamente regresó, después de
pasar situaciones extremas, entre ellas, estar por varios días en el Estadio Nacional convertido
Tiempo lindo y difícil
en campo de detención, tortura y crímenes. Una tarde-noche, cerca del inicio del toque de
queda, lo dejaron en libertad y él corrió hasta la casa de nuestra abuela paterna en Ñuñoa,
desde donde nos avisaron, por el teléfono de un vecino, que estaba vivo.
En diciembre de ese año de 1973 salgo de cuarto medio estando mi hermano detenido

E
nuevamente - esta vez por los Consejos de Guerra de la Fuerza Aérea. Pero al menos ahora
sabemos dónde está y lo podemos visitar; finalmente es sobreseído. La larga noche negra l periodo entre 1964 y 1970 fue relativamente calmado, dentro de la misma dinámica
estaba recién comenzando. de escasez de medios económicos. Hubo una situación muy traumática para esta pequeña
familia eso sí. La Lina chica, la sobrina que mi mamá había criado, quedó embarazada a los
catorce años de edad, y por nuestra condición socioeconómica, resultó imposible que se
quedara con nosotros. Lina se fue a vivir con la tía Ida a Tomé, y después que nació su hija,
viajó a trabajar a Santiago como empleada doméstica. Mi mamá trabajando en sus costuras,
nosotros estudiando y jugando, vacacionando en Tomé en la casa de la tía Ida donde jugábamos
con todas las primas, y las amigas de las primas, yendo a la playa. Cuando estaba en sexto
año básico me enfermé de anemia y permanecí mucho tiempo en la casa, como tres meses y
mi mayor logro fue haber pasado igual de curso.
Recuerdo que desde que mi mamá enviudó, hubo que recurrir a la “libreta” en el
negocio del barrio. El sistema consistía en pagar una vez al mes todo lo que se necesitaba para
la alimentación en el hogar. Se hacía un pedido mensual. Nos asegurábamos con el quintal
de harina, el aceite, las legumbres, detergentes, etc. pero a medida que se iban necesitando
cosas íbamos a comprar con la libreta donde se anotaba el crédito. El negocio en cuestión
también era paquetería, así que nos compraban la ropa interior, los zapatos, las chalecas,
enaguas, etcétera. Gracias a ese mecanismo solidario, porque no siempre lográbamos saldar
la deuda completa, pudimos vivir con cierta tranquilidad. Mi mamá muy avergonzada daba
explicaciones, pero siempre escuché la misma respuesta de don Jorge: “No se preocupe por
eso, señora Lina. El próximo mes será”. Y no nos restringían nada en el pedido mensual.
Las hortalizas frescas las proveía “el carretón de la
verdura”, un carro tirado por caballos en el que un
vecino vendía frutas, verduras, papas. El pan lo vendía
la carretela del pan. Había como 3 panaderías que
repartían el pan de esta manera, y las reconocíamos
por los silbidos que daban con unos pitos, La Sauyet,
la Ideal, La Santa Rosa. La leche se vendía en unos
carros también tirados por caballos, en unos cubos de
alambre grueso y botellas de vidrios. Sonaban tanto
que uno sabía anticipadamente que venía el lechero.
El heladero también era singular, su carretilla era
manual y se anunciaba tocando un cuerno.

Mis hermanos y yo.

230 231
Este también fue el tiempo de las primeras fiestas os cumpleaños con baile, empezar En lo personal no participaba activamente en política partidista ni de izquierda ni de
a bailar “apretao”; en la radio sonaban Cecilia, José Alfredo Fuentes, Víctor Jara, Inti llimani derecha, percibía una sensación de mucho desorden social. Se celebraba la llegada de un
Roberto Carlos, John Lennon. gobierno de izquierda, pero al parecer el pueblo llano no estaba preparado para gobernar ni
Luego, vino un periodo muy convulso durante el gobierno de la Unidad Popular. Se tomar responsabilidades. A esto se sumaron las grandes presiones e intrigas de los empresarios,
formaron las JAP, pero como no formábamos parte de grupos políticos reconocidos, teníamos más la intervención de gobiernos extranjeros.
que hacer las famosas colas para comprar las cosas esenciales y estas le dieron una dimensión En el mes de octubre del año 1972 ocurre un trágico accidente de un avión uruguayo
distinta a nuestra vida social y vecinal: ¿vamos juntas a la fila del aceite? ¡Nos vemos en la que cayó en la Cordillera de Los Andes, hecho que conmovió a todo el país, y que resultó
cola del pan!¿Vas a ir a la fila de la carne? A pesar que reconocíamos que no era problema en un milagroso rescate de algunos sobrevivientes el 22 de diciembre de ese año. Ese mismo
de gobierno, sino de todas las presiones de la derecha y de Estados Unidos, era una fuente de día estábamos en un paseo de fin de curso en la playa de Dichato, y celebramos con mucha
controversias. emoción la noticia. En ese paseo también surgieron los primeros “pinches” y escarceos
Había mucha violencia en el ambiente. En nuestros viajes al Liceo Experimental, amorosos, ya que coincidimos con un curso de varones de un Liceo de Chillán. Hubo un
que quedaba al otro extremo de la ciudad, y que muchas veces hicimos caminando por romance fugaz con Huguito, a quien no volví a ver más, pero nos escribimos por mucho
las inesperadas huelgas de locomoción, frecuentemente me topé con las escaramuzas y tiempo.
enfrentamientos entre las brigadas Patria y Libertad (derecha) y la brigada Ramona Parra Llegó el año 1973. La situación sociopolítica se había radicalizado aún más. Había
(izquierda). una escasez generalizada de víveres, filas para comprar los alimentos más básicos, huelga
Durante el año 1972 y 1973 (3° y 4° Enseñanza Media) fui la más bajita de mi curso, de todos los sectores. Los militares estaban dando señales de participar más activamente
la menor de todas, la mejor alumna y la presidenta de curso. Eso me permitía participar en en la toma de decisiones políticas. La derecha estaba totalmente agresiva. Y llegó el 11 de
el Centro de Alumnos y de las decisiones de que el Liceo fuera o no a la huelga. Recuerdo septiembre y el golpe militar. A todos nos afectó. Debo decir que a nosotros y nuestras vecinas
cuando salíamos en marcha a escuchar en el foro de la Universidad de Concepción, que nos nos pareció un hecho transitorio. Nunca pensamos que esto cambiaría nuestro país de forma
quedaba relativamente cerca, a los dirigentes de la FEUC de ese entonces, Miguel Enríquez, tan absoluta. Milagrosamente, los víveres reaparecieron, pero comenzó una represión total y
Luciano Cruz y otros. Muchas veces no adheríamos a todos los planteamientos que nos hacían, grotesca. Fuimos testigos de muchos allanamientos que se hicieron en la población de enfrente.
como por ejemplo, toma del Liceo por causas que no nos parecían pertinentes, sin embargo, Inicialmente había toque de queda desde las 18 horas hasta las 8 horas del día siguiente y
la sociedad en general estaba muy politizada y fueron años en que muchas clases no se después gradualmente fue disminuyendo, pero se mantuvo el toque de queda de las 21 horas
realizaron. a las 6 de la mañana del otro día. Uno podía mirar discretamente por la ventana y ver los
Hasta ese tiempo los colegios eran muy democráticos en su conformación del camiones militares con soldados con rifles pasando lentamente por la calle.
alumnado. Recuerdo que en mi curso había hijas de empleadas domésticas hasta la hija Llega diciembre de ese año, me correspondía egresar de la enseñanza media, y dar
de un militar de alto rango. Esta última tenía un par de años más que el promedio y ello le la Prueba de Aptitud Académica. El 13 de diciembre, cerca del mediodía, de la nada surge un
permitía ejercer un liderazgo negativo con el resto del curso: coqueteaba abiertamente con incendio en el pabellón de casas de enfrente, en minutos se queman cerca de 14 casas, 7 por
los profesores, fumaba, iba muy maquillada, hablaba abiertamente de su activa vida sexual y lado y lado, muere una bebé calcinada. Aquello fue un caos, porque las llamas atravesaron
la de sus padres, su franqueza llegaba a ser impertinencia. No es que fuéramos santurronas, la calle y comenzaron a incendiar nuestra casa; nuestro patio además estaba lleno de enseres
sino que esas actitudes, en un Concepción provinciano, nos incomodaban. que los vecinos habían acarreado para rescatarlas del fuego. Gracias a Dios los bomberos
Recuerdo que hubo una muy buena profesora de español, que era mayor, entonces pudieron controlar el amago de incendio de mi casa, a pesar que quedó todo revuelto. La
la apodamos la Abuela, y no recuerdo cómo me introdujo al mundo de la buena literatura. cercanía de una tragedia de esas proporciones nos golpeó a todos.
Vivía cerca del liceo y varias veces fui a buscar libros a su casa, que me prestaba sin ningún El 21 de diciembre de ese año me licencio de cuarto medio con el primer lugar. Rindo
tipo de problemas. Así descubrí a grandes autores: Tolstoi, Dostoyevski, Shakespeare, Joyce, la PAA y en ese tiempo se postulaba inmediatamente sin conocer los resultados. Postulé a la
Hemingway. Esta afición ha durado toda mi vida, disfruto leyendo, incluso a otros autores no carrera de Ciencias Políticas en la Universidad Católica y a Economía en la Universidad de
tan célebres, pero entretenidos. Concepción. A pesar de las ansias de viajar a Santiago a estudiar, pues quedé en la Universidad
En ese periodo también me incliné por el desarrollo espiritual de mi vida y busqué Católica, la facultad de Ciencias Políticas ya no existía, así que me quedé en Concepción, donde
a Dios con todo mi corazón. Recorrí varias iglesias y denominaciones, hasta que comencé, también fui aceptada, pero tampoco existía la carrera de Economía, sino que se transformó en
acompañada por mi mamá, a participar en una Iglesia Evangélica Bautista. Sentía tan fuerte la un híbrido que se llamó Ingeniería Comercial.
convicción de que aparte de “pasar por la vida”, debía haber algo más, que la búsqueda se hizo
intensa. Y descubrí que no solo vive el cuerpo, sino también el espíritu, y que era necesario
alimentarlo y sentirlo plenamente. Así fue como llegué a Jesús, mi Señor, mi Salvador, mi Dios.
Este encuentro me hizo encontrarle el sentido a mi vida y concluir que estás viva únicamente
para servir a los demás, para hacer el bien a los demás, no importa qué bandera tomes, qué
luchas des, qué vereda política elijas, mientras tengas conciencia que el otro es tu hermano y
que haciéndole bien, honras a Dios, basta. Fue un reforzamiento potente e importante, tanto
así que jamás me moví de ahí hasta el día de hoy.

232 233
Quinta Parte

1973 - 1990

Collage de titulares de la prensa.

234 235
Presentación

Golpe de Cobardes

“Mi señora (...) es matrona.(…). A veces me ocurrió que ella


se sentaba a contarme entusiasmada los detalles sobre un
parto (al) que le había tocado asistir. Luego me preguntaba
cómo había estado mi día. Yo le decía que todo bien, porque
no podía hablarle de que había estado en una sesión de tortura
con una mujer embarazada”.54

Ya fuera como arenga materna a la hora de la costura, ya


fuera como lección de catecismo o como discurso de recepción de
diplomas de liceo, siempre los mandamientos del amor al prójimo,
del no matar, no robar, no levantar falso testimonio ni mentir, se
repetían como letanías de nuestra formación doctrinaria para
la vida, el trabajo y el porvenir. Y no era sólo teoría, sino que se
nos ponía siempre a prueba: que había que ir a pedir perdón a
la compañera ofendida, que había que ir a dar la cara y devolver
el chocolate sacado furtivamente del almacén, que había que
confesarse si habíamos solo imaginado el mal para alguien, que
la mentira nos había alargado y enrojecido la nariz por lo que
debíamos rectificar de inmediato, pues solo la verdad nos haría
bellas y libres.
Algunas niñas o niños eran obligados a escribir mil
veces estas máximas como castigo paterno por haber infringido
alguna de ellas. Entonces aprendieron a escribir a dos lápices en
líneas paralelas: debo respetar a mi hermano, debo respetar a mi
hermano, debo respetar a mi hermano, mil veces y se pasaban la
mañana sin poder jugar por respetar mil veces a su hermano.
También nos aplicamos bastante con las lecciones de
historia, aprendiendo de las glorias del Ejército y de los Padres
de la Patria. Qué valientes soldados atravesando Los Andes y
combatiendo por la libertad de la colonizada América; qué
fortaleza la de O’Higgins haber suprimido los títulos de nobleza
para inaugurar la República; qué constitucional el orden portaliano
como ejemplo americano; qué heroico Prat entregando la vida
por la causa patria en el mar de la adversidad … nuestro destino
como Nación estaba en buenas manos y en buen camino; había
que seguir andando y trabajando por el mismo sendero trazado,
nunca acabado: en pos de la independencia, de la democracia,
de la Constitución, de la Justicia, la Libertad, la Fraternidad, con la
entereza de Prat al abordaje de la historia.
Éramos millones de jóvenes forjados en cuerpo y alma
por las palabras sagradas de estos puros Principios brillando sobre
nuestras cabezas como estrellas y hadas del camino: no había
temor a perder ruta.
54. Testimonio del ex CNI Carlos Herrera Jiménez, en Soledad Pino “De armas tomar. Vidas cruzadas por el MIR”,
Catalonia-UDP, Santiago 2016, p.74.

236 237
Por eso Allende tenía fe ciega en la constitucionalidad de Imperio de los Ejércitos civil/militares de Lo Contrario: entregando
las FFAA y entregó su vida por la causa del respeto al hermano, la ignominiosa lista de los 119 desaparecidos, señalados
en pos de la justicia y la democracia. Por eso lloramos tanto su cobardemente por la mentira como “muertos por enfrentamientos”.
muerte: no sólo por su dolorosa e injusta pérdida, sino también El anti-glorioso Ejército civil/militar declaraba falsedades ante las
por la muerte, junto con la suya, de todos esos Principios que Naciones Unidas, negando los hermanos desaparecidos, mientras
moldeaban, desde nuestra infancia, nuestros cuerpos/almas. Junto la justicia rechazaba los Habeas Corpus y sobreseía las causas,
a la pérdida del Presidente lloramos el extravío de nuestra Alameda, porque los discursos y las instituciones fueron puestas al servicio
apagándose la estrella que alumbraba el camino… de Lo Contrario.
Lloramos la llegada del dominio de las fuerzas de Sorteando la persecución de las fuerzas de l’Obscuro,
l’Obscuro. miles de hermanos saltaban muros de embajadas esperando partir
Entonces comenzó la experiencia y la historia de todo al extranjero para salvarse del “Ejército civil/militar de Lo Contrario”
Lo Contrario: no la verdad, sino la mentira, no el respeto, sino la que desplegaba su hambre en la tierra patria: sálvese quien pueda
persecución al hermano, no el resguardo de la independencia y el de la voracidad carnicera de estos cobardes.
patrimonio nacional, sino su robo a mano alzada, no la heroicidad Pero no pudo salvarse Diana Arón porque, corriendo tras
de la palabra frente a frente, sino el vil ataque por la espalda. ella por las calles de la patria, le dispararon a su espalda de mujer,
No la valentía, sino la cobardía… los muy machos… Como a tantas que, cobardes, penetraron con
Fue el momento en que la gran “Gloria del Ejército civil/ penes y ratones antes de tirarlas al fondo de l’Obscuro.
militar” consistió en la cobarde traición al gobierno constitucional Entonces, cuando ya estaba presa la gente en la Noche
y democrático, bombardeando el Templo Republicano ante la faz de 24 horas, el “Ejército civil/militar de Lo Contrario” comenzó el
del mundo. El momento en que la heroicidad de los soldados civil/ robo del patrimonio, rematando a huevo roto el agua, las minas,
militares se manifestó, al Contrario, como el cobarde pisoteo a las empresas de todos, las tierras del sur, el mar, cobrando como
culatazos de los cuerpos de hermanos de la Patria en el pavimento coima el “Ejército militar de Cobardes” el 10% del cobre, sueldo
de la ciudad tomada como campo de batalla y en el acarreo masivo del otrora Chile.
de hermanos de la misma bandera patria al estadio, para no jugar Y en medio del silencio de l’Obscuro, decretaron el fin del
un partido amistoso, sino para amenazar y matar la canción de Estado Social y de la comunidad de los Principios, para comernos
todos en Víctor Jara. mejor, nos dijo el lobo…, dictando una nueva constitución para
Pero recién comenzaba la manifestación de la Cobardía o caperucitas en medio del terror, escribiendo a punta de bala, las
de lo Contrario… reglas y normas del nuevo orden constitucional de Lo Contrario,
Las “Glorias” del Ejército civil/militar consistieron en fundado en el dinero y no en la comunidad, en el negocio y no en
tomar por asalto la noche, irrumpiendo cobardemente, arrancando los derechos de las personas, en la acumulación financiera y no
hermanos de la patria de sus lechos y de sus hijos, secuestrándolos, en el desarrollo nacional. Así asaltó el Ejército civil militar de los
llevándolos a recintos clandestinos, torturando sus cuerpos hasta Cobardes, texto constitucional en mano, la salud y la educación
matarlos, sacando datos, señales, impunemente, sin arriesgar, anti- social que había costado dos siglos levantar, con el esfuerzo y
Prat, la propia vida. la bandera de los sagrados Principios del respeto, la justicia y la
Entonces fue cuando, rehuyendo el combate frente democracia. Aún más, el “Ejército civil de Lo Contrario” decretaba
a frente, cara a cara, el “glorioso” Ejército civil/militar de Lo la obligación para los trabajadores de entregar fondos mensuales,
Contrario, utilizando a uno de sus lacayos, puso bombas ocultas supuestamente previsionales, para una jugosa acumulación
en países extranjeros: a un Ministro de Defensa democrático, primitiva de capital como gratuito enriquecimiento de los cobardes
Orlando Letelier; a un General del Ejército chileno, el patriótico de “corbata banca”.
General Prats, junto a su mujer Sofía Cuthbert; a un emblemático Esto ocurría cuando, escondido el Ejército civil/militar
líder de partido democrático, Bernardo Leighton. de Lo Contrario tras un delantal blanco de médico de clínica,
Cobardes. eliminaba cobardemente con jeringa venenosa al líder de la DC
Las fuerzas de l’Obscuro utilizaban a los amigos para y ex Presidente de Chile, Eduardo Frei Montalva, temerosas las
secuestrar a sus amigos, obligando a ejercer la traición entre fuerzas de l’Obscuro de una legítima oposición.
unos y otros como fórmula para la vida o la muerte. La sagrada ¡Qué glorioso el Ejército civil/militar de lo Contrario!
amistad, cuidadora de la vida del otro, fue puesta al servicio de Lo ¡Ganar la batalla como delincuentes asesinando a un líder
Contrario… desarmado, enfermo y confiado a su cuidado! ¡Qué cobardía…!
Fue un tiempo cuando se cayeron las banderas libertadoras Y esto ocurría cuando, el mismo Ejército civil/militar de Lo
de América, alineados cobardemente muchos de sus países en el Contrario asesinaba al líder sindical Tucapel Jiménez, tratando de

238 239
pasar por ladrones de taxi, temblando de miedo los cobardes ante
un legítimo líder sindical.
De este modo, cobardemente, sin democracia, sin
oposición, con un texto aprobado en el seno de l’Obscuro: sin
registros electorales, en urnas vigiladas a puertas cerradas y bajo
las amenazas y persecuciones de un régimen de terror de Estado,
el Ejército civil/militar de Lo Contrario fue refundando, paso a paso,
un sistema económico excluyente, basado en la apropiación por
El fin de un sueño
parte de un grupo privilegiado de familias pro fuerzas de l’Obscuro,
de todos los medios de producción del país. Ello generó, hasta hoy,
una desigualdad social extrema, mientras la masa de trabajadores
sigue creando, con su esfuerzo de todos los días, el fondo de
acumulación previsional que aún nutre jugosamente la bolsa y la
especulación financiera capitalista, donde se administra la miseria
de la tercera y cuarta edad.
Cobardía anti-democrática del Ejército civil/militar
capitalista de Lo Contrario.
E
l martes 11 de septiembre de 1973 fue un día gris e incluso recuerdo que lloviznó
en la mañana. Pero al parecer mis recuerdos son incorrectos, ya que no llovió sobre Santiago;
Sin embargo, la osadía de la libertad no muere. la pena me hace recordarlo de esa forma. Ese día no fui a trabajar a la Universidad de Chile,
La crisis económica mundial de los ochenta fue la gran porque me correspondía ir a la JAP (Junta de Abastecimiento y Control de Precios) en el
chispa que encendió antorchas en medio de l’Obscuro. La pobreza 55
Mercado Juan Antonio Ríos, a buscar el pollo y demás víveres de la semana. Ahí, al escuchar
y el hambre de los niños en las calles, la cesantía generalizada de los aviones, decidí irme con mis alimentos al departamento que arrendaba junto con dos
las clases populares y clases medias, las quiebras de empresas y de amigas, en la calle Marcoleta.
bancos, hicieron temblar los mandos del Ejército civil/militar de Lo Thais era una amiga cubana que había venido a hacer un curso de perfeccionamiento
Contrario y levantar el rostro del pueblo oprimido, cansado de la en educación, y con quien me unió una amistad de casi cuarenta años, hasta su muerte en La
Noche. Habana. La otra era la polola de un amigo de mi pareja a la que no conocía mucho.
Todos y todas salimos a las calles en los ochenta a prender Mi amiga Thais, que era más conocedora de la política que yo, durante el tiempo que
los faroles de nuestra libertad. Barricadas, antorchas, cacerolas estuvo en casa se hizo pasar por panameña, ya que de haber golpe sabía lo que le podía pasar
fueron los encendedores de luces que no lograron ser apagados, si se descubría que era cubana. Estuvimos los tres días de toque de queda sin poder salir de
a pesar de la locura del Ejército civil/militar de Lo Contrario que, la casa, quemando en el incinerador los materiales comprometedores: libros y documentos
desquiciado, osó irrumpir por aire y tierra a un colegio de niños principalmente. En horas de toque de queda, desde la embajada cubana y con escolta militar
para atrapar y degollar a sus profesores y apoderados. armada fueron a buscar a Thais, para trasladarla al avión que llevaría a los cubanos de vuelta
A tanto llegó su Cobardía y su ser Contrario. a la isla. Ella era muy buenamoza, así que cuando los fotógrafos y camarógrafos mostraron en
Esa fue la última gota que rebalsó el vaso. las noticias al avión con los cubanos que partían, ella fue la más fotografiada. Eso me permitió
Niños, jóvenes y ancianos conformamos el Glorioso relajarme, ya que no estuve segura hasta que la vi partir de que efectivamente la habían llevado
Ejército de los Principios, decididos a no desmayar en el esfuerzo a la embajada.
y la lucha por recuperar la democracia, la justicia y el respeto al Cuando pudimos salir, fuimos a comprar comida y milagrosamente los almacenes y
hermano: los derechos a la educación, a la salud, a la previsión supermercados que habían estado vacíos, ahora estaban llenos de los productos más escasos
social, al Estado para el pueblo. de la época: pasta de dientes, papel toilette, comida en general.
Glorioso Ejército de los Principios que, luego de las Las noticias corrían de boca en boca: amigos que se asilaban, otros detenidos,
protestas, levantó antorchas en protección de los votos y las urnas parientes con dificultades. No se podía confiar en los medios de comunicación. Los diarios y
en medio de la noche, derrotando al Ejército civil/militar de Lo revistas fueron censurados, primero bombardearon las radios Magallanes, Corporación, Luis
Contrario e inaugurando el Día. Emilio Recabarren, Nacional; luego los canales de televisión fueron fuertemente controlados
(TVN, Canal 13 UC, Canal 9 de la Universidad de Chile, Canal de la Universidad Católica de
Valparaíso y Telenorte de la Universidad de Antofagasta). El mismo 11 de septiembre se cierran
los diarios El Siglo, Última Hora, Clarín y Puro Chile; las revistas Paloma, Chile Hoy, Hechos
Mundiales, Onda, Ramona y Principios. Sólo se permite la circulación nacional de dos diarios:
56
El Mercurio y La Tercera. Nunca más existió la diversidad de medios de esa época. Durante
la dictadura el abanico ideológico de los diarios y revistas se redujo solo a las publicaciones
de la derecha.
55. Actualmente se encuentra en el lugar las Escuela de Arquitectura(FAU) de la Universidad de Chile.
56. Lidia Baltra, “La prensa chilena en la encrucijada. Entre la voz monocorde y la revolución digital”, LOM Ediciones, 2012.

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Con el golpe de Estado quedé cesante de la Universidad de Chile donde había hombre separado que tenía tres hijas. La situación no fue fácil, debido a que las hijas estaban
empezado a trabajar nueve meses antes en la Oficina de Planificación de la sede oriente. En ese bastante dañadas por la separación y por su itinerancia por diversos hogares de familiares. Las
tiempo y recién ocurrido el golpe recibí la solidaridad generosa de mis amigos en el extranjero. chicas sufrían con esa situación y todas querían vivir con su padre. Finalmente y algo renuente,
Mi anterior pololo noruego me envió un pasaje para viajar a USA y me sirvió de garantía para acepté que vinieran a vivir con nosotros. El ajuste fue difícil: tuve que reconvertirme desde
mi postulación a hacer un doctorado en la Universidad de Michigan, donde fui aceptada. mi oposición al matrimonio y a constituir una familia, en una madre sustituta de tres chicas,
Lamentablemente, me negaron la visa por razones económicas. Según me informaron, los una entrando en la adolescencia, y dos de siete y ocho años. Un primer conflicto fue que me
recursos con que contaba, no me permitirían mantenerme en USA, por lo que no pude viajar. aceptaran como la pareja de su padre, luego desarrollarles hábitos básicos. Hicimos muchas
Mi amiga mexicana, Lourdes, me envió unos dólares de ayuda y el resto de los amigos me terapias de familia que nos ayudaron a enfrentar de mejor manera los problemas. También
escribieron cartas de solidaridad. teníamos reuniones todos los sábados para discutir entre nosotros los conflictos. Se trataba de
En la familia, la mitad de los hermanos quedamos cesantes. Uno de mis hermanos, conformar una familia democrática.
que era dirigente juvenil de la Jota en Concepción, tuvo que pasar a la clandestinidad y al Pese a todo el dolor personal y social por lo que pasaba en Chile, decido tener hijos
exilio después; mi hermana quedó sin trabajo en la Corporación de la Reforma Agraria (CORA) como una respuesta a tanta muerte. Me embarazo y mi primera guagua muere al nacer con
de Chillán y peor aún, su casa fue allanada y su marido preso por estar a cargo interino de la el cordón enrollado en su cuello. Luego de la dura experiencia de la muerte de mi primera
CORA de la zona. hija, nace mi hijo Carlos en 1985. Fue un embarazo muy tranquilo, pero muy monitoreado,
Chillán es una zona agrícola, donde la condición de los campesinos antes de la reforma ya que la experiencia anterior nos enseñó que debíamos ser muy cuidadosos sobre todo en el
era de inquilinos en condiciones de alta explotación. La Reforma Agraria fue un enorme nacimiento, así que fue un parto por cesárea. A partir de ahí y porque hacemos una apuesta
avance para ellos, pero enfrentó la dura oposición de los patrones de fundo. La reforma agraria por la vida, las circunstancias personales y familiares van cambiando y a partir de las protestas
chilena se desarrolló entre los años 1962 y 1973 y supuso la redistribución de un porcentaje del 82 (en las que participamos) se empieza a vislumbrar un cambio del modelo político en
significativo de las tierras nacionales. el país.
El Gobierno de la Unidad Popular profundizó la Reforma Agraria, generando serias En los ochenta, aparte del miedo a la dictadura, se instala en mí el miedo a la muerte.
fricciones entre los distintos segmentos de la sociedad. Los dueños de fundo de la zona Sentía que la transición entre la vida y la muerte era frágil; estaba consciente de todas las
opusieron una fuerte resistencia a los cambios. En la provincia de Ñuble se designaron tres muertes de mis familiares, de mis compañeros de la universidad, de conocidos, de dirigentes
Intendentes durante el período, todos pertenecientes al movimiento MAPU y expertos en sociales y políticos. Ese miedo tenía fundamento en la represión política y la sistemática
Reforma Agraria. En la provincia de Ñuble se vivieron diversos episodios de tomas de predios, violación de los derechos humanos perpetrado por las fuerzas represivas: primero la DINA,
cada una de las cuales dio origen a violentas historias. En general, el 32,5 por ciento de las luego la CNI. Así, los asesinatos de Rodrigo Rojas, el degollamiento de José Manuel Parada,
tierras de la provincia de Ñuble entraron en la Reforma Agraria. Lo que permaneció igual fue Santiago Nattino y del profesor Manuel Guerrero –del colegio Latinoamericano donde
57
la existencia del minifundio. estudiaban las hijas de mi marido- así como la quema de Carmen Gloria Quintana, fueron
Los tres hermanos mayores (uno profesor de Química en la Universidad, otro empleado hechos horrorosos que nos marcaron en la década de los ochenta.
en el banco y un tercero en la empresa privada) fueron los únicos que permanecieron con Pasado un tiempo se empiezan a reorganizar los grupos de defensa de derechos
trabajo. Mis padres ya estaban jubilados. Ellos vendieron su casa en Chillán (ya vivían en la humanos, amparados por la Iglesia en el Comité Pro Paz primero y después en la Vicaría
casa del campo) y repartieron el dinero de la venta entre todos nosotros. Mi hermano Mario de la Solidaridad. Es preciso resaltar que fueron las mujeres las que primero salieron a la
me alojó y mantuvo en su casa hasta que logré entrar a trabajar nuevamente como secretaria calle y se organizaron en agrupaciones en torno a la defensa de los derechos humanos, en
en una agencia de publicidad. Esa fue una experiencia muy intensa sobre el funcionamiento su rol de madres, hermanas y parientes. En octubre de 1973 nace la Agrupación de Mujeres
de una empresa capitalista y en la que sucesivamente me aumentaban el sueldo. En 1974 Democráticas, cuya idea inicial se le atribuye a la profesora y líder feminista Olga Poblete.
renuncié para comenzar a trabajar en la CEPAL. Mis hermanos salieron exiliados a Suecia y La Agrupación se inició con la organización de mujeres para apoyar a familiares de presos
Alemania respectivamente y la familia quedó dividida para siempre, ya que mi hermana nunca políticos; llegaron a ser trescientas. En 1974 surge la Agrupación de Familiares de Detenidos
volvió a vivir en Chile. Mi hermano y mi cuñada recién pudieron retornar en 1984. Desaparecidos y la de los Familiares de los Presos Políticos; en 1978 la Agrupación de
Los años ochenta que para mí parten desde septiembre de 1973 están marcados por Ejecutados Políticos. Las mujeres feministas nos organizamos
la muerte y el horror tanto a nivel personal como social. Vivíamos en la esquizofrenia de y conformamos el Círculo de Estudios de la Mujer
no poder expresar lo que pensábamos y sentíamos; estábamos inmersos en una completa que se planteaba en contra de la dictadura y por
dicotomía entre el afuera -violento y peligroso- y el adentro- la protección de la familia y los un cambio profundo en las relaciones de género,
amigos. De la misma forma como se desmoronaba un proyecto social y político, ocurría en así como por cierto, a favor del feminismo. El
el plano personal con un proyecto de vida. Círculo se constituyó en 1979 con doce mujeres
En los años ochenta viví las pérdidas de familiares. Primero mi hermano Mario que profesionales y de izquierda (unas pertenecientes
murió de 39 años en el incendio de la Torre Santa María (edificio símbolo del capitalismo que a partidos políticos y otras independientes)
se reinstalaba en Chile) el 21 de marzo de 1981; luego vino la muerte de mi hermano Jorge el organizadas bajo el alero de la Academia de
29 de abril de 1984 de un infarto, a la que siguió unos meses después la muerte de su señora Humanismo Cristiano, organismo creado por
aquejada de cáncer. iniciativa del Cardenal Silva Henríquez, contando
En 1981 decido casarme con la esperanza de conformar una familia. Lo hice con un con el apoyo de la Iglesia Católica. Inicialmente,
Círculo de Estudio de la Mujer, 1981.
57. Marco Aurelio Reyes Coca, “La descapitalización de la agricultura de Ñuble: 1874-1980”, en Revista Universidad del Bío Bío, revistas.ubiobio.cl/index.php/TYE/
article/download/1627/1573.

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un grupo de mujeres profesionales nos empezamos a reunir para discutir temas propios de Jane Fonda, Christopher Reeves y Sting.
interés feminista y de búsqueda de espacios democráticos. Decidimos elaborar un documento Recuerdo esa fecha, porque venía llegando de un viaje laboral a Nueva York y estaba
de posición que fue la base de la gran convocatoria a la que acudieron 300 mujeres a la casa con el jet-lag, por lo que fui a votar por el NO y luego me dormí. Entretanto, mi marido había
de ejercicios San Francisco Javier. Una de las fundadoras fue Julieta Kirkwood, quien desarrolló alojado en casa a Horacio Salinas, miembro del Inti Illimani, quien había llegado a Chile para
las dimensiones más teóricas del feminismo desde una perspectiva chilena y latinoamericana. el plebiscito y necesitaba una casa segura donde alojarse. Creo que lo saludé y me dormí.
Fue ella también, quien acuñó la famosa frase que fue recogida por el movimiento feminista Cuando se supieron los resultados definitivos y Pinochet aceptó la derrota, salimos todos
internacional de: “Democracia en el país y en la casa”. por la comunidad a celebrar. Posteriormente, como desagravio por mi parte, por la falta de
Durante un período de alrededor de cuatro años realizamos actividades: encuentros atención que le presté cuando recién llegó, organizamos un asado para el “Loro” Salinas y
y talleres de toma de conciencia por la que pasaron muchas mujeres. Logramos también en amigos diversos en casa.
esos años una cercanía con las iniciadoras del MEMCH (Elena Caffarena, Olga Poblete y En 1974, cuando ingresé a trabajar a la CEPAL, decidí bordar en el horario del almuerzo
Eliana (Nana) Bronfmann), quienes nos acogieron como sus continuadoras y con quienes nos un gran tapiz con la secreta esperanza de que cuando lo terminara, la dictadura también
juntábamos en unas animadas tertulias con pisco sour en casa de Elena. Logramos publicar acabaría (en esos tiempos nos aferrábamos a cualquier cosa, incluso al pensamiento mágico),
varios números del Boletín del Círculo, en el que se planteaban algunos de los temas que pero pasaban los años y al final decidí terminarlo. Es un tapiz lleno de color y con una mujer
nos interesaban. Se creó un grupo de teatro, un centro de documentación y encuentros que vuela, que hace poco tiempo decidí poner en el living de mi casa en recuerdo de esa etapa
ampliados, pero sobre todo se debatió la mejor forma de organizarnos para generar una dura, cruel y horrorosa que vivimos y como una forma de buscar los aspectos coloridos de la
verdadera democracia. Justamente, el boletín en que se trató el tema del divorcio fue el vida. Ahora en 2018 sigue colgado y el arcoíris que se asemeja al logo del NO, me recuerda
detonante y pretexto para ser expulsadas de la Academia de Humanismo Cristiano. A ello se las promesas incumplidas de una sociedad mejor.
sumó la acusación de que en los talleres de sexualidad se incentivaba el “vicio solitario”. Fue 58
necesario, por tanto, buscar recursos externos para la continuidad de nuestras actividades.
A partir de esta experiencia que fue fundamental para las doce iniciadoras, se formaron
tres instituciones que funcionan en la actualidad: el CEM, Centro de Estudios de la Mujer, de
carácter más académico, del cual luego se desprendió el CEDEM, Centro de Estudios para
el Desarrollo de la Mujer, y La Morada, con un enfoque más orientado hacia el movimiento
feminista. Estas instituciones se instalaron y permanecieron por varios años en la misma cuadra
y a corta distancia física.
Entre los grandes debates que teníamos en el Círculo se encontraba la mejor estrategia
para incorporar el feminismo en la agenda política de los partidos, de los movimientos y en la
sociedad en general. Algunas planteábamos la importancia de trabajar dentro de los partidos
y en una doble militancia: feminista y partidaria; otras propiciaban la constitución de un
movimiento feminista completamente autónomo de partidos y movimientos.
El feminismo en Chile -hasta ahora- ha sido muy atacado y desprestigiado, ya que se
le contrapone erróneamente al machismo; se señala que es el odio a los hombres y muchas
caricaturas y prejuicios más. Fue un largo proceso para nosotras aprender que había varios
feminismos que fueron desarrollándose en Chile y América Latina, pero como central quedó
la lucha por los derechos de las mujeres, esto es, por controlar el propio cuerpo, por el acceso
a la educación, al trabajo en igualdad de remuneraciones y trato, por la participación en la
toma de decisiones políticas; en suma, la lucha por la autonomía física, económica y política.
En tanto, en el país, poco a poco empiezan también a circular los diarios y revistas
anti-dictadura: Apsi, Análisis, La Bicicleta y Cauce. Recuerdo que en ese tiempo bastaba que
me suscribiera por un año a una revista, para que esta fuera clausurada en el número siguiente.
En esos tiempos, la información cara a cara era la forma de enterarse, aunque no siempre las
noticias eran muy exactas, la información era limitada y los rumores corrían.
El plebiscito del 5 de octubre de 1988 es una fecha que evoco por varios motivos.
Previamente, la franja por el No en la televisión nos convocaba a todos a escucharla, por
la presencia de Patricio Bañados como locutor quien aportaba su imagen de credibilidad, y
por los diversos spots donde reinaba “La alegría ya viene”, incluyendo el arcoíris del logo
de la franja, que aludía a la diversidad de partidos de oposición. Eran espacios de quince
minutos que mostraban a la gente dispuesta a dar la cara y decir que estaban por cambiar la
dictadura. Había intelectuales, artistas, obreros y obreras; también figuras internacionales como
58. Recibimos recursos muy pequeños de la Fundación Ford y de IDRC de Canadá, los que nos permitieron arrendar una sede y pagar una secretaria.

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Por otro lado, a la RDA seguían llegando familias chilenas que contaban sus dolorosas
experiencias. Algunos habían pasado meses en centros de tortura: en el Estadio Chile, en el
Nacional en Santiago, en los campos de concentración de Chacabuco, Pisagua, Villa Grimaldi,
Tres Álamos, Ritoque y en muchos otros. Síquicamente heridos, anímicamente derrumbados,
se sentían trasplantados y con el horizonte extraviado. La pregunta que flotaba en el aire era:
¿qué delito cometí para venir a dar a este mundo frío y ajeno? Y la respuesta era: sólo pensar de
El fin de las utopías modo diferente. Al principio, para quienes no vivimos el golpe en Chile, las historias narradas
por algunos compatriotas nos parecían fantasiosas, inventadas por mentes delirantes ávidas de
heroísmo, pero a medida que los relatos adquirían similitud, empezamos a tomar conciencia
de que el terror se había instalado en Chile.
Ante el panorama de incertidumbre abandoné mi plan de regreso. En ese momento
la situación económica, cotidiana y familiar experimentó mejorías y luego de algunos meses,
el sentido común me hizo ver con claridad que mi retorno junto a mi hija pequeña, no tenía
asidero.
A la RDA llegaron exiliados alrededor de 2.500 chilenos que fueron desperdigados
E n septiembre de 1973 me encontraba estudiando en la Universidad de Leipzig y
por las ciudades más grandes. En Berlín quedaron aquellos que traían su fama asentada,
políticos y autoridades del gobierno de la UP que desde un comienzo recibieron beneficios
viviendo parcialmente en Dresde. Cuando en la tarde del 11 regresé al internado me enteré
especiales. Los demás fueron enviados a las regiones. El gobierno de la RDA y un grupo de
por estudiantes chilenos que había habido un golpe de Estado y que Allende había muerto.
chilenos reconocidos como autoridades por los alemanes, acordaron en Berlín un rápido
Una junta militar encabezada por un tal Pinochet estaría al mando. Me puse a llorar, la noticia
sistema de integración para los chilenos y chilenas que venían llegando. Se trataba de que
aún me parecía increíble. ¡No podía ser verdad! ¿Una Junta de Gobierno?, ¿Allende muerto?,
se incorporaran a la vida alemana lo más pronto posible y recuperaran una vida normal. Los
¿Pinochet al mando? ¿Quién era él? Nos reunimos alrededor de diez estudiantes chilenos que
niños y niñas a las salas-cuna, a los jardines infantiles y a las escuelas, integrados plenamente
estábamos en el edificio en ese momento. Entre ellos había tres de derecha y mientras los demás
al sistema escolar alemán. Para los adultos se organizaron cursos de alemán express y la
mostrábamos nuestra preocupación, ellos no ocultaron su alegría. Después nos enteramos que
mayoría fueron destinados a trabajar como obreros no calificados en fábricas que producían
en sus habitaciones celebraron con champaña. Incluso allá, a miles de kilómetros del país, se
diversos objetos. Hubo excepciones, como por ejemplo médicos y profesores universitarios que
hacía evidente el profundo cisma en que estaba sumida la sociedad chilena.
obtuvieron trabajos en su profesión. Los que ya estudiábamos en las universidades alemanas,
Las autoridades de la ciudad organizaron un acto de repudio al golpe militar y de
seguimos con nuestros estudios normales, pero recibimos los mismos beneficios que el resto
solidaridad con el pueblo chileno. Cuando se escucharon los primeros acordes de nuestro
de los chilenos, en calidad de exiliados.
himno comenzaron a rodar las lágrimas de muchos. Un dirigente alemán se subió al estrado
Los alemanes advirtieron desde un principio que la dictadura en Chile sería larga y
y relató las últimas novedades que se sabían de Chile. Él confirmó las desalentadoras noticias:
asumieron que se habían hecho cargo de un grupo de emigrantes que estarían por un tiempo
el bombardeo a La Moneda, la muerte de Allende, el toque de queda y el inicio de las
indefinido en su país, así es que rápidamente dispusieron los recursos para acomodar la mejor
persecuciones. “El fascismo se ha instalado en Chile”, recuerdo haber escuchado. Al finalizar,
permanencia de estos inesperados huéspedes. El proceso para facilitar la adaptación consistió
cantamos con la garganta apretada y decididos sollozos el famoso Venceremos, que en ese
en entregarnos viviendas en dos edificios de departamentos nuevos, donde vivíamos casi
momento me sonó como auténtico sarcasmo. Debimos hacernos cargo de la realidad.
exclusivamnete los chilenos. Además, se dispuso un préstamo blandísimo de miles de marcos
El gobierno de la UP había concluido de manera humillante. Se sepultaban así los
orientales (la moneda de la RDA) para habilitarlas, incluyendo dinero para la compra de
sueños de muchos y con ellos una de las mayores utopías a las que se aspiró en nuestro país.
vestuario, calzado apropiado al clima europeo e incluso juguetes para los niños. Así comenzó
Los meses entre el 11 de septiembre y el final del año 73 transcurrieron para mí como en un
para muchos el paulatino acostumbramiento a la nueva vida en el socialismo. Algunos se
limbo: incertidumbre, rumores, ausencia de noticias, mensajes cifrados. A ello se sumaron
adaptaron, otros sufrieron desilusiones.
los innumerables actos de solidaridad con Chile que se organizaron en todas las instancias
Aquellos exiliados que en Chile habían sido obreros se sintieron realizados con un
públicas y privadas de la RDA y en los cuales los chilenos debíamos participar como invitados
trabajo seguro, con horarios de trabajo determinados y con un sueldo excelente, pero otros que
de honor.
tenían otras profesiones y expectativas, experimentaron de golpe y porrazo el duro aprendizaje
Debido a diversas circunstancias, la llegada del año 1974 nos encontró a mi marido
del trabajo fabril, manual y no deseado. Ello provocó que, junto a los traumas que produjo el
y a mí en plena crisis matrimonial. Los acontecimientos ocurridos en Chile, la dificultad para
exilio, las experiencias vividas en Chile, la nostalgia, la desadaptación y la incomunicación,
estar juntos como familia, los estudios de ambos, la beca escasa y una efímera infidelidad de
empezaran a hacerse evidente las depresiones, la violencia, las enfermedades físicas y mentales,
él, me hicieron pensar en regresar a Chile y emprender la separación.
así como los quiebres matrimoniales.
Envié una carta a mi madre para indagar sobre la situación de trabajo e insinuando un
A esa altura, yo seguía mis estudios de postgrado en la Escuela Superior de Pedagogía
eventual regreso mío y de mi hija. Su respuesta demoró un par de meses. Las noticias desde
de Dresde, mi hija asistía al jardín infantil, mi marido continuaba con su doctorado y la vida
Chile venían ilustradas a través de una serie de metáforas que debí descifrar. En noviembre
había tomado un extraño ritmo de normalidad. La interrogante de cuándo regresaríamos a
de 1973 pude deducir que mi decisión debía posponerse. Meses después me enteré que mi
Chile seguía pendiente. También en los otros chilenos, algunos de los cuales adoptaron la
hermano estaba preso. Pronto, toda la familia debió partir al exilio a Canadá.

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actitud de la negación y por años tuvieron sus maletas armadas para estar listos en el momento los chilenos en el edificio tenía sus ventajas, pero también unas enormes desventajas.
de emprender el retorno en cuanto cayera la dictadura. El inicio de los ochenta nos encontró aún en Alemania. Mi marido, terminado su
Sin embargo, vivíamos aislados en cuanto a novedades sobre Chile: de vez en cuando doctorado, trabajaba en una industria de maquinaria pesada. Ese año comenzamos a evaluar
veíamos algunas imágenes desalentadoras en la TV, una noticia en el diario sobre la suerte la idea de abandonar la RDA. Pero, antes que lográramos concretar el plan, la vida nos deparó
de un político importante que se encontraba en prisión. También la visita a Berlín de otros otra sorpresa. De modo inesperado, nos enteramos que aquella efímera infidelidad de mi
políticos y artistas para promover la solidaridad internacional con Chile, nos causaban emoción marido en 1973, había tenido sus consecuencias: un hijo, a la sazón de seis años, y al cual
y esperanza de que trajeran novedades. A través de ellos y de las esporádicas cartas, nos íbamos no se nos permitió conocer. La noticia causó nueva desestabilización en el matrimonio y trajo
armando nuestra propia historia de lo que sucedía “en el interior”, como se acostumbraba retraso en nuestros planes de retorno.
decir: el toque de queda, las fechorías de la DINA, los campos de concentración. La excelente En diciembre del año 81 abandonamos definitivamente la RDA y nos trasladamos a
revista Araucaria que nos llegaba trimestralmente constituía un hilo de comunicación con Toronto donde vivía mi hermana y su familia, quienes nos brindaron cobijo en su casa. Canadá
nuestra cultura y el programa Escucha Chile, transmitido desde Moscú con la voz de José nos recibió con uno de los inviernos más crudos de esos últimos años. Mi hija a la escuela,
Miguel Varas, eran los únicos medios para saber noticias del país. mi hijo al jardín infantil, mi marido al curso de inglés y como aseador por las noches en un
En un documental realizado por dos alemanes orientales vimos por primera vez supermercado y yo, como lavandera en un laboratorio. No teníamos ni un peso. En esos meses
imágenes de la realidad oculta que se vivía en Chile, también esa dualidad de la vida diaria nos enteramos también sobre la difícil situación económica y de salud por la que atravesaban
de la gente común y corriente, por un lado, caminando por las calles o aplaudiendo a la mis suegros. Decidimos retornar a Chile.
Junta y su “obra” y por otro la de los chilenos presos de conciencia o perseguidos. En todos Se iniciaba el año 82. Mi madre nos ofreció su departamento en la Villa Olímpica y ahí
esos años no nos enteramos de la noticia pequeña o cotidiana de Chile. Fue como habernos nos instalamos. Los primeros días fueron de búsqueda inútil por un trabajo. Mi marido acudió
saltado una década completa. a todos sus amigos y eventuales contactos. Indudablemente, Chile entero había cambiado,
1976 fue para mí el año del horror personal y familiar. A principios de mayo se anunció también la gente. En ciertos círculos se vivía como en Jauja. Con el dólar a $39, todos lucían
un nuevo embarazo pero, el mismo día en que me dieron la buena nueva, sufrí un principio de autos, casas y ropas elegantes. Se hablaba de viajes a Miami que parecía ser la máxima
pérdida, a raíz de lo cual me internaron de inmediato en la prestigiosa Medizinische Akademie aspiración para conocer el mundo. Adquirir bienes de consumo, gastar dinero, endeudarse
de Dresde. Desde ahí no volví a salir hasta mediados de diciembre de aquel año. Finalmente, mi era algo natural dentro de algunos ambientes. Hubo casos de comunistas otrora fanáticos
niño murió al nacer. Por fortuna, y después de varios tratamientos, volví a quedar embarazada metamorfoseados en neoliberales, igualmente extremos. Por allí, nadie hablaba de muerte ni
y en 1978 los esfuerzos se vieron coronados con el nacimiento de mi hijo Pablo, un niño sano persecuciones. Nos dimos cuenta que en ese aspecto estábamos mucho más informados.
y lleno de energía. Por otro lado, en las poblaciones se hablaba de ollas comunes, de cesantía, de
El sistema socialista alemán estaba absolutamente estructurado y ordenado. No había allanamientos, de pobreza extrema, de hambre, pero también de apoyo mutuo. Ya existía la
cesantía ni desamparo social de ningún tipo. La sociedad completa, desde la sala-cuna hasta Vicaría de la Solidaridad, a la cual se la tildaba de antro de curas izquierdistas y fantasiosos.
la ancianidad, estaba regulada y asegurada. En apariencias, todo el mundo se veía conforme Comenzamos a percibir que en Chile seguían existiendo dos países opuestos y extremos.
con aquello, digo en apariencias, porque años después se develó la profunda disconformidad Por aquellos días iniciales de nuestro retorno se produjo un hecho que nos dejó helados
que sentían muchos alemanes frente al sistema socialista que entre otras cosas, incluía la y nos trajo de un sopetón de vuelta a la tierra, al comprobar que la dictadura dejaba caer su
prohibición de viajar a los países occidentales, salvo después de jubilados. He ahí una de las garra, aun con personas que en apariencia no tendrían que haber sido tocados: el asesinato
varias razones que impulsó a la construcción del famoso muro. de Tucapel Jiménez. De pronto, tuvimos miedo. Nuestros papeles de origen socialista nos
Mucho habría que decir sobre esa drástica medida y las razones de porqué el socialismo delataban a cada paso.
de la RDA, siendo el más desarrollado de todos los que tenían ese sistema, se derrumbó en Por ese entonces, el título de Ingeniero Comercial estaba de moda y mi marido venía
apenas algunas semanas. Un sistema que a nosotros, los chilenos, nos llegó de modo indirecto con su flamante grado de Doctor en Economía, pero claro, extendido por una universidad
a través de nuestra propia clase dirigente chilena, que de la nada se erigió en una suerte de socialista. Al final, sólo consiguió algunas horas de clases en el DUOC. Llegó el mes de abril.
“gobierno en el exilio”, bajo cuya potestad pasamos a convertirnos en sus ciudadanos, pero Recién ahí nos percatamos de que Chile había entrado en una profunda recesión económica
casi sin derechos. Ese grupo de chilenos designados de entre algunos ex - dirigentes políticos, y que la decisión de retornar no había sido en el momento adecuado.
comenzaron a imponernos a través de una entidad llamada Chile Antifascista, toda clase Se intervinieron y cerraron bancos, el dólar alcanzó su precio real, muchos endeudados
de reglamentos arbitrarios y órdenes bajo las cuales debíamos vivir. Lo más insólito fue que quedaron cesantes, las deudas se alzaron a las nubes, algunos de los que meses antes
ellos mantuvieron privilegios. Personalmente, siempre estuve en desacuerdo con ese tipo de despilfarraban el dinero debieron “fondearse” de la policía. Los “emprendedores” de papel
medidas que impuso esta gente “iluminada” hacia sus compatriotas y las prerrogativas que quedaron convertidos en challa, la quebrazón hizo un gran ruido, la cesantía entre la gente
ellos se arrogaron. humilde aumentó, y no quedó más que crear el POJH (Plan de Ocupación para Jefes de Hogar)
Aquella fue la época en que comenzó para mí el desencanto político y las dudas y el PEM (Plan de Empleo Mínimo). Eran cientos los hombres que se veían picando la tierra en
al enfrentar la teoría con la realidad. Desde entonces, se me ha ido instalando la desilusión las calles, trasladando carretillas con piedras de un lado a otro. Pero la dictadura siguió con
crónica, empero no he modificado mis principios. sus planes de privatización de las empresas del Estado y con la creación de AFP e ISAPRES.
En nuestra familia los niños crecían felices y protegidos. Yo trabajaba como traductora, De este modo, logró imponer su política en todas las áreas.
oficio que me tenía conforme. En cambio, mi marido se sentía incómodo en su trabajo. A él En el ámbito familiar, muy pronto, mi marido demostró sus capacidades en el DUOC,
siempre le atrajo la Academia y allí estaba lejos de alcanzar ese objetivo. La convivencia con obtuvo más horas de clases y un cargo de jefatura. Logramos matricular a nuestra hija en el

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Colegio Suizo. A partir de entonces, y gracias a colegas comprensivos, yo empecé a impartir de República de Israel con Obispo Orrego. Al parecer, esa antigua casona servía de oficina/
clases de alemán en ese Colegio, primero en forma particular, después a honorarios y finalmente dormitorio para los agentes. Se los veía asomados en las ventanas, en mangas de camisa,
con contrato. En ese lugar trabajé de modo estable desde el año 1985 hasta el 2001. dejando ver las correas y su pistola cruzada bajo el brazo. Cínicos y desfachatados se permitían
El año 1983 nos encontró con una relativa estabilidad. Pudimos contratar a una persona piropear con groserías a las mujeres que transitábamos por el lugar.
que nos ayudara en la casa, la querida Lucy, una mapuche analfabeta que apenas hablaba Y llegó el mítico año 88. El dictador no pensó que existía la posibilidad de ser derrotado
castellano. Tenía un marido borracho que la golpeaba y tres hijos pequeños a su cargo. Más de y convocó al plebiscito. Se trataba de optar por el SÍ para que Pinochet se mantuviera en el
una vez llegó con los ojos en tinta. Esta sacrificada mujer, no sólo me ayudó a criar a mi hijo poder hasta el año 1997 o por el NO, para que lo abandonara el año siguiente. A pesar del
menor, sino también colaboró en cuanta idea comercial se me ocurrió en aquellos tiempos posterior triunfo del NO, no deja de sorprender el altísimo porcentaje que obtuvo el apoyo al
para incrementar los ingresos: hacer kuchen, chocolates y Stollen (pan de pascua alemán), dictador. Los trece partidos de las más diversas orientaciones ideológicas, que conformaron
confeccionar chalecos (me había traído una máquina de tejer desde Alemania), todo lo cual el arcoíris de la Concertación y una de cuyas consignas fue “La alegría ya viene”, lograron
intentaba vender entre amistades y conocidos. Tiempo después “amplié” mis rubros y vendí aunar las conciencias de millones de chilenos en torno a derrotar la dictadura. Había que
mermeladas y frutos del país. Ella, obviamente, recibía su comisión, aparte de su sueldo, por votar NO a la dictadura, NO a Pinochet. Pero claro, en esa negativa no se incluía un NO a la
todos estos trabajos extraordinarios. Visto en perspectiva, fue un bonito trabajo de colaboración Constitución de 1980 ni al sistema neoliberal extremo. Rendidos por la evidencia, Pinochet y
y ayuda mutua entre dos mujeres en difíciles etapas de la vida. Intenté enseñarle a leer y su gobierno debieron reconocer su derrota y el triunfo del NO. Los partidos de la Concertación
escribir, pero después de algunas clases, Lucy se negó rotundamente. ¡No necesito leer!, me organizaron un conteo paralelo de votos, no se confiaba en los cómputos oficiales. Mi marido
dijo. Lo curioso es que sacaba cuentas a la perfección. participó en aquella acción. Esa tarde/noche permanecí sola en casa con mis hijos, invadida
En aquel año decidí retomar el contacto con mi padre. Hacía más de diez años que por el temor.
no sabía de él y comencé a buscarlo. Gran alegría sentimos ambos de escucharnos y saber el Sin embargo, la noche del 5 de octubre permaneció en silencio. Incrédula y temerosa,
uno del otro después de tantos años y tantas vicisitudes. Por algún tiempo nos visitó una vez la gente no se atrevió a salir a celebrar, se desbordó a las calles recién en los días siguientes.
a la semana y fue ocasión para que se reencontrara con mi madre. El jueves, viernes y sábado, la Avenida Grecia, sector donde vivíamos, se hizo pequeña para
En junio de 1983 se produjo la primera protesta nacional. De ahí en adelante se contener tanta gente que paseaba en los autos enarbolando banderas, cantando, gritando
sucedieron una tras otra, cada vez con mayor clamor y fervor de parte del pueblo, pero así jubilosos.
también reaccionaba la dictadura rugiendo con fiereza como un león al que miles de hormigas Pero para mí esos días de alegría, de súbito se tornaron en tristeza. El sábado 8,
atacan por sus patas. hojeando el diario llegué al obituario y mis ojos se detuvieron estupefactos en el nombre de
El año 85 se anunció difícil desde los primeros meses. En febrero comenzó un enjambre mi padre. Mi corazón palpitó, las lágrimas brotaron incontenibles. Mi primer impulso fue
sísmico en la V Región. En marzo, un fuerte terremoto azotó Santiago, Valparaíso, San Antonio y acudir a su sepelio, pero había sido aquella misma mañana. Para siempre quedó grabada en
alrededores y como consecuencia dejó casas y edificios en el suelo y una importante cantidad mi memoria por un lado, la alegría de celebrar el triunfo del NO en el plebiscito y por otro,
de víctimas. Pero a fines de marzo, cuando el país recién comenzaba a reponerse del terremoto, la muerte de mi padre, de quien no tuve la oportunidad de despedirme.
se puso una vez más a prueba nuestra capacidad de asombro: en la mañana del 29 de marzo Al finalizar el año 89 se produjo el derrumbe de los países socialistas: uno después
de 1985 las radios anunciaban el secuestro de tres profesionales, dos de ellos en la puerta de del otro y como en un verdadero dominó se fue desmoronando el sistema sustentado
un colegio en plena Avenida Los Leones. Pronto se los encontraría degollados en un camino filosóficamente por Marx y Engels e ideológicamente liderado por Lenin. Llegaba a su fin la
entre Quilicura y el aeropuerto. Guerra Fría y también el planeta dividido en dos, desde el punto de vista político. Se abrió
Y avanzando en la década, el 2 de julio de 1986 y como epílogo de otra protesta el muro de Berlín lo que dio paso a miles de alemanes orientales que ansiaban algo que ellos
nacional, nos dejó para siempre con el corazón adolorido al enterarnos con espanto de la pensaban sería la libertad. La RDA comenzaba a desaparecer y con ello también gran parte
quema de dos jóvenes, Rodrigo y Carmen Gloria, que luego fueron abandonados en otro del mundo en el que viví por diez años.
camino rural cerca de Quilicura. En septiembre del 86, el país completo permanece varias
horas y días en vilo como producto del atentado fallido que el Frente Patriótico Manuel
Rodríguez perpetró a Pinochet en el camino al Cajón del Maipo. El dictador sale ileso, pero
mueren seis de sus escoltas. Las represalias de parte de la dictadura no se hicieron esperar: otros
cuatro profesionales fueron asesinados al día siguiente del atentado, entre ellos José Carrasco
Tapia, ejecutado en Américo Vespucio frente a uno de los muros de lo que hoy pertenece al
Cementerio Parque del Recuerdo. El atentado a Pinochet traería más secuelas de venganza al
año siguiente.
Por entonces evitábamos transitar por la cuadra de Avenida José Domingo Cañas
al llegar a República de Israel. Al lado del denominado Castillo del Juguete había una casa
extraña, con las ventanas tapiadas y un portón alambrado. A veces se divisaban hombres de
terno, bigotito recortado, pelo corto peinado a la gomina y lentes oscuros. Nada, aparte de
aquellos personajes, nos indicaba que allí funcionaba uno de los cuarteles de la CNI, pero la
intuición nos impulsaba a evitar el paso por aquella vereda. Lo mismo sucedía con la esquina
Mis dos hijos y yo, 1985.

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Al clarear del día 12, en la población se rumoreaba que ya se apostaban las fuerzas
constitucionalistas que por aire, mar y tierra, vendrían a salvarnos. Y que el compañero
Presidente... ¡no!, no podía haber muerto...
Mi vecina, señora de militar, nos avisó que nos vendrían a allanar. Esa noche esperé
todas sus horas en pie, planchando, para no dormirme. Era la señal de que debíamos partir.
Cuando salimos de la población nos fuimos a vivir un breve tiempo al departamento de la
De-sola-ción familia de Eduardo. Luego nos instalamos en un departamento de la Torre 6 de San Borja,
desde donde presenciamos las fogatas ardientes de la calle en las que se quemaban los “libros
peligrosos” obtenidos de los allanamientos. En los rostros de muchos de los habitantes de los
departamentos había miedo y preocupación, mientras se juntaban en los incineradores cientos
de papeles y objetos que se tiraban piso abajo, para protegerse del peligro que acechaba. A mi
departamento llegó un vecino, claramente “facho”, que me instaba a que le diera nombres de
mis compañeros de universidad. Yo me negué tajantemente, bajo la excusa de que yo no me
metía en nada que tuviera color político. Después supimos historias escalofriantes de muertes
y desaparecimientos que vivieron algunos habitantes de las torres donde vivíamos. El terror

E
se apoderaba del ambiente, especialmente cuando nos dimos cuenta de que los conserjes de
sa mañana de primavera, el aire fue apresado de fierros que desde todas direcciones los edificios eran soplones de la DINA. Pero allí nos quedamos; ese era nuestro nuevo hogar.
amenazaban caer sobre los cuerpos indefensos que corrían a refugiarse por calles y esquinas. Luego de hacer un tiempo clases en un colegio de monjas para niñas con problemas
La aviación, con sus vuelos rasantes, se desplazaba cual águila carroñera sobre todo el cielo de adaptación escolar, entré a estudiar al Departamento de Estudios Humanísticos de la
de la ciudad, generando el miedo. Universidad de Chile, dependiente de la Escuela de Ingeniería. El DEH estaba en la calle
Caminé durante una hora hasta alcanzar el centro de la ciudad tomada por tanques República, en una bella casa de un ex/diplomático, construida con los más nobles materiales
y milicos apuntando con ametralladoras. Con angustia en el pecho me subí a una micro de la madera y el vidrio. Era el año 1975 y comencé a vivir la experiencia del cuasi mundo
Santa Rosa - La Granja que nos llevaba, interrumpida esa jornada de septiembre, de regreso libre que era el DEH, un clavel cortado de un mundo horrible, donde imperaba la violencia,
a nuestros hogares. Los micreros, aprovechando el estampido de balas, enfilaron de regreso el terror y la matanza de militantes y dirigentes de la Unidad Popular. En el DEH tuve como
sus máquinas al sur. Se hicieron la américa: cobraban diez veces más por un boleto que no profesores a grandes figuras y maestros, como Nicanor Parra, Enrique Lihn, Patricio Marchant,
cortaron a los hombres y mujeres que se subían apresurados, colgando de las pisaderas. Todos Jorge Guzmán, Marcos García de la Huerta, Álvaro Jara, Mario Góngora, entre otros. Ellos
huíamos ese martes frío y terrible. “El pueblo dejó solo a Allende”, se lamentaron los GAP, marcaron profundamente mi formación profesional. En el DEH formé parte de un inolvidable
quienes fueron los únicos que se quedaron a defender y a resistir, apostados en los edificios grupo de jóvenes de izquierda, con el que pude discutir, vivir, procesar y formar comunidad
aledaños a la Moneda. en los terribles momentos que vivíamos.
Ninguno de los que viajábamos en esa destartalada micro escuchó el último discurso Pero mientras yo tenía el privilegio de participar de esa casa de librepensamiento
de Allende. Esa masa de obreros, con sus viandas llenas y aún tibias en sus bolsos, y yo entre y de “reserva” de izquierdismo crítico que era el DEH, en mi relación de pareja vivía un
ellos, apretados y silenciosos, mirábamos pasar el paisaje popular del sur de la capital sin distanciamiento cada vez mayor. Mi compañero, quien había sido durante la UP interventor
imaginarnos lo peor. Las calles estaban desoladas, los negocios cerrados; ni una comadre en de la industria Mademsa, al quedar cesante por el golpe, fue invitado por un pariente a trabajar
las esquinas, ni un casero gritando el pescado del día martes. en la banca. Poco a poco comencé a percibir que mi marido se “daba vuelta la chaqueta”,
Al llegar a mi casa de la población San Gregorio, supe de la muerte de Allende. Lo lloré que buscaba regresar al mundo conservador de su familia y de la mía y, más grave aún, percibí
a gritos. Lo lloré con rabia, con pena, con impotencia, con temor, con orfandad, con viudez. que le gustaba mucho el dinero. Mientras él olvidaba su experiencia izquierdista, yo prestaba
Lo lloré con un abandono de siglos, sintiendo el regreso de los látigos riendo a carcajadas. mi departamento para reuniones clandestinas del Mapu; mientras él asistía a almuerzos y
Las voces de los invasores se tomaron las radios y ya no se escucharon sino bandos, normas, comidas elegantes en casa de mi cuñado, yo asistía a las homilías de la Catedral, donde se
llamados y buscados. La música alegre de los hombres y mujeres de carne y hueso había denunciaban las violencias y las muertes… Nuestras vidas se comenzaron a bifurcar; poco
terminado. teníamos que compartir. Empecé a serle infiel cuando me enamoré de un compañero del DEH,
Habiéndome ubicado al fin en casa, mi marido se dirigió a tomar su puesto en la un gran amor que me dio la fuerza y el impulso para separarme. Pero ahí también comenzó
fábrica Mademsa, donde era interventor. Comencé a quemar, a botar todo. Con el calor los la etapa más dura de mi vida y que podría expresar en una sola palabra: desolación.
artefactos se rompieron y el humo se escapó. En la noche fue el miedo: los disparos rasaban Con un bolso con mi ropa y otro con mis libros, más un par de chales para abrigar mis
sobre nuestros frágiles techos y pudimos observar cómo los tanques rodeaban el precario noches, partí de mi hogar a comenzar la aventura de mujer separada a los 25 años. Corría el año
campamento El Manzano, ubicado al lado sur de Américo Vespucio, disparando ráfagas. A 1976, uno de los más feroces de la dictadura. Me fui de mi departamento de la Torre 2 de San
pocos metros de nuestras ventanas, otros milicos escondidos en la hendidura de tierra por Borja y pocos días después desapareció Juan Maino, quien había estado en mi departamento
obras de ensanche de la avenida, disparaban contra renoletas que pasaban corriendo a gran en reunión política por esos días. Nunca se supo cómo lo tomaron y en qué circunstancias.
velocidad pintadas de ambulancias o Cruz Roja. Creo que no le dieron a ninguna, motivo de Era un bellísimo hombre, física y espiritualmente, un militante comprometido y consecuente,
nuestros saltos y aplausos. un fotógrafo sublime. Años después le escribí estas palabras:

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“Te conocí, Juan, en aquellos tiempos de la metralla y el grito, en los tiempos del sacrificio enamorados, sin embargo, él aún estaba enganchado con su pareja anterior, quien vivía en
de los hijos nuevos a los perros cazadores de los amos, lanzados al descampado de la patria. Lastarria; ella le dejaba cartas por debajo de la puerta y cada semana se tomaba un frasco
Un día llegaste a mi departamento para conversar sobre las tareas que demandaba el trabajo de antidepresivos que obligaba a mi compañero a llevarla a la posta, salvándola una y otra
político en dictadura. Y te sentaste en mi sofá con tu enorme maletín james bond sobre tus piernas y vez de la muerte por suicidio. Por mi parte, me fui dando cuenta que mi pareja no estaba
tu cara de niño chico. Mientras abrías el maletín observé, desde mi postura en diagonal, la picaresca verdaderamente libre para amarme. Un día conversamos y le dije que nos separáramos para
luz de tus ojos pardos. Sacabas, sonreías, tus secretos, los que florecieron bajo la tapa en un estampido que tuviera libertad para volver a vivir su relación inconclusa con su ex pareja. Él agradeció
de colores. mi comprensión y tuve que vivir el dolor de una nueva separación. Ahora sí sentí intensamente
“Soy fotógrafo”, me dijiste. Me acerqué y comenzaron a navegar por mis ojos y mis dedos el dolor. Esta separación me afectó mucho y me sumió de nuevo en la desolación. Un tiempo
bellas imágenes de atardeceres, de calles con faroles encendidos, de niños en una playa de oleaje cansado. después él volvió a buscarme, diciéndome que ya estaba libre para amarme, pero ya era
Bajo las fotos, en el subsuelo del maletín, los barretines de los textos clandestinos: papel amarillento demasiado tarde. Siempre me he preguntado por el mensaje de este ser que se cruzó, tan
a roneo, tinta negra. significativamente, en mi camino.
Mientras tocaba el papel de tus fotografías me puse a pensar que nuestras vidas eran esos dos mundos Ya no daba más en la pensión: no podía comer allí, no podía ducharme ni lavar mi
desgarrados que en dos pisos escondía tu maletín: el color y la oscuridad, el sueño y la realidad, el ropa y mis recursos eran muy escasos, ya que la beca apenas me alcanzaba. No podía contar
placer y el deber. Entonces una pregunta hereje asomó a mi mente: ¿por qué romper el encanto para con el apoyo de mi familia, pues la situación política nos mantenía muy distantes y cada vez
pasar al miedo? que mataban a alguien, más me alejaba. Mi orfandad era absoluta.
Deambulé por las calles de la ciudad durante los días que siguieron a tu detención. Mientras Un día decidí llamar a mi ex marido y nos encontramos para hablar. Lloré, le pedí
tú morías, nuestras vidas también morían, se desarmaban, se confundían, se rompían los amores y se ayuda, algo bastante insólito en mí, signo de mi desesperación. Me pasó un departamento que
desataba la soledad. Cuando tú morías, Juan, la vida se guardó para permanecer oculta en maletines nos había comprado su padre para que viviéramos, ubicado en Los Dominicos y que recién
bond, de doble fondo, como el tuyo”. le habían entregado. Me pidió que me llevara todas las cosas de nuestro departamento, pues
no quería tener nada que me recordara. Siempre le he agradecido muchísimo ese gesto de
Comencé mi vida de separada arrendando una pieza en una gran casona, heredad generosidad y ese amor incondicional que me tuvo y que yo nunca más conocí, a pesar de
de la familia de mi amiga Isabel, ubicada en pleno centro, en una calle que colindaba con el todos las relaciones amorosas que viví. A través de todos estos años, el amor de mi primer
Gran Circo, instalado con toda su fauna de animales y payasos. Despertaba cada mañana con marido ha quedado como una luz prístina en el camino de mi vida. Después de ese punto
rugidos de leones y gritos de monos; creía en mi vigilia estar viviendo en algún país extranjero, luminoso que no habría de acompañarme en mi ruta, me he extraviado una y otra vez en mi
amazónico o africano. Claramente estaba en un lugar extraño y diferente al mundo que había vida amorosa. Sin embargo, paradojalmente, tengo alguna certeza de que no me he perdido
dejado atrás. del camino de mi aprendizaje y de mi misión, el que al parecer debía transitarlo así, sin bastón
Sobrevivía de una pequeña beca que se me había otorgado en Estudios Humanísticos, firme en el cual apoyarme, caminando segura en mí misma, alumbrando con mi única vela
la que cuidaba con esmero para poder llegar a fin de mes. Si sobraba algo, mi premio era el sendero de mis pasos.
comprarme el bistec mensual en la carnicería de la esquina. Mi mundo giraba en torno al Después del tiempo más obscuro en que vivimos el terror, el dolor por los desaparecidos
DEH, donde estaban mis amigos del alma y mi nuevo amor, con quien tenía una intensa y y torturados y, personalmente, mi desarraigo familiar, mi separación matrimonial, mi desolación
apasionada relación. Ahí generamos una especie de colchón de protección ante la dictadura, y la aparición de mis migrañas (grave marca que inscribió para siempre ese tiempo en mi
un espacio de libertad y estudio, donde discutíamos lo que ocurría y hablábamos sobre los cuerpo), de pronto sentí en mi vientre a un ser lleno de vida. Me aferré a ese latido que
autores que nos marcaron en filosofía, historia y literatura. acompañaba el mío con emoción y esperanza. Me di cuenta que el proceso de la vida proseguía
Todas las tardes nos íbamos a conversar a algún bar de los varios existentes en el su fluir en medio de una obscuridad que no era la suya y que, en medio de la muerte, ese
circuito de la escuela, entre República, Blanco y Ejército, donde compartíamos un vino y pan torrente de vida germinaba, prendiendo su luz. Esa pequeña luminosidad era el fin de la
con pebre. En esos atardeceres se generó una profunda hermandad que se ha obscuridad total. Así, Dafne llegó como una estrella en mi noche, iluminando todo, prendiendo
mantenido por muchos años. el amanecer de un nuevo día. Desde sus primeros latidos hasta hoy, ella ha sido eso: una estrella
Un día tuve que partir de la pieza arrendada en la casona del centro. Busqué otra en portando su antorcha, guiándonos a quienes la conocemos y circundamos por el camino del
alguna pensión, algún pequeño lugar donde tuviera algo de luz, ojalá un rayo de sol. Encontré amor y de la paz.
una habitación en una casa de calle Jofré. La ubicación era buena, cerca de la Biblioteca Cuando quedé embarazada de Dafne, soñé con hacer un hogar. A pocos meses de
Nacional y del departamento de mi amado. No había agua caliente, pero en la semana la nacer nuestra hija, mi nueva pareja se trasladó a mi departamento: un bello lugar frente al
arreglarían, me dijo la arrendataria; arreglo que nunca ocurrió. No tenía derecho a cocina, Parque Bustamante que me había comprado mi ex marido como pacto de nuestra nulidad
estaba confinada a mi pieza, donde me calentaba un tecito y un pan en una vieja estufa a matrimonial. Hacía un año había llegado a vivir allí con Gladys, mi gran amiga, con quien
parafina, en la que a veces también me hacía una paila de huevos. Todo era muy precario, pero compartí profesión y vida cotidiana, disfrutando nuestras largas conversas y nuestras caminatas
me entraba harta luz por la ventana, orientada al norte. Esa luz me era mucho más necesaria por el parque en domingo, luego de ir a almorzar a la Plaza Italia. Estudiábamos y trabajábamos
que una ducha caliente o un plato de comida. Esa luz que entraba cada mañana por mi ventana mucho, pero algún sábado especial conseguíamos pescado fresco y choritos que preparábamos
me decía y aseguraba que la vida aún primaba sobre la muerte y el amor sobre el miedo al vapor y que compartíamos con nuestros pololos del barrio, junto a un rico vinito blanco.
A veces me quedaba con mi compañero en su mini departamento de un ambiente, Pronta a nacer Dafne, Gladys partió a estudiar a México, construyendo allá su camino de vida,
donde nos amábamos, estudiábamos, cocinábamos y conversábamos. Estábamos muy de trabajo y su hogar.

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Fuimos felices esos primeros dos años, lleno el nido de amor y de amistades que
pasaban por el departamento del parque a compartir pan y vino, quedándose a veces a pasar
la noche al dar el toque de queda de las once. Dafne dio sus primeros pasos en el parque,
al que cada día la sacaba a pasear, enseñándole las hojas, las flores, los frutos, las semillas,
pasando la tarde en los columpios y balancines. En casa se acostumbró a dibujar sobre mis
rodillas mientras yo leía, escribía o preparaba clases, dejando marcas de su lápiz en mis libros
abiertos.
El día de mi cumpleaños del año 80 se prendió nuevamente la luz en mi vientre:
Destrucción de un gran proyecto
me embaracé de mi bella Julieta,
marcando un segundo momento
decisivo en mi sueño de construir
hogar; afán que pasó a ser para mí
un fin en sí mismo, una necesidad
básica para poder ser, amar y sanar.
Hubo que buscar casa; los cuatro ya
no cabríamos en nuestro pequeño
departamento frente al parque.
En pos de esa casa-hogar y con
dolor del alma, cometí el error de
vender mi amado departamento del
L os mil días de la Unidad Popular terminaron trágicamente. El Presidente y su Gobierno
creyeron firmemente que podían conducir al país a una mayor justicia social en el marco de
Julieta y Dafne con mamá.
parque Bustamante, donde fui feliz sus tradiciones democráticas, pluralistas y libertarias. Pero este proyecto fue destruido.
brevemente… Una mañana como muchas otras, me visto apurada para ir a la oficina; trabajo en la
Buscamos salir del centro y acercarnos a la cordillera en busca de la Madre, de la Gerencia de Relaciones Industriales de la Corporación del Cobre. Mi hija se fue al colegio,
naturaleza sanadora. Julieta y Dafne deberían poder jugar con tierra y hojas, en el patio de Liceo N°7, último año; mis tres hijos, de trece, once y diez años también partieron, van al
alguna casita blanca, con árbol, flores y pájaros: esa debía ser la mejor ofrenda de un mundo Colegio Notre Dame. De pronto María, la empleada, sube muy agitada con su niñita atrás. Grita
feliz para ellas, en medio de la mala historia de ese tiempo de los ochenta. que a los niños los devolvieron del colegio. Alterada me dice que hay golpe de Estado. Hemos
Encontramos en Peñalolén lo que buscábamos: una casita pequeña a los pies de la pasado meses, quizás años, hablando y temiendo el golpe. Ahí está. Siento gran confusión:
montaña, blanca, llena de luz y con un árbol gigante, un castaño, cuyos frutos Julieta aprendió cómo actuar, con quién hablar, qué hacer, qué comunicar a mis niños.
a cosechar. Aplastaba sus pequeños pies sobre las púas, mientras desde la cima del castaño Voy donde mi gran amigo Boris. Somos íntimos desde el día del sorteo del Bachillerato.
una tenca nos cantaba al atardecer. (Nuestra amistad sigue hasta hoy, pese a que ya no está en este mundo). Boris no está en su casa,
entonces voy a ICIRA, el lugar donde él trabajaba. El edificio está acordonado por militares y
es imposible entrar. Las radios se escuchan en todas partes; transmiten el último discurso del
Presidente Salvador Allende, discurso trascendental que recorre hasta hoy el mundo.
Antes de mediodía bombardean el Palacio de La Moneda. Comienzan a difundir los
bandos militares. Es tétrico. Decretan toque de queda. En la televisión aparece la imagen de los
cuatro representantes de las Fuerzas Armadas. Una voz en off transmite los nombres de veinte
personeros del Gobierno de la Unidad Popular que deben presentarse en la Escuela Militar. El
primero de ellos es de una mujer. Nos encerramos en mi pieza con mis cuatro niños, junto a
María y su hija. Escuchamos sonidos de balas cercanas. Yo siento mucho miedo, no sé cómo
terminará este horror.
A partir de ese día comienza en el país una vida que no conocíamos. El terror se
introduce en cada alma, penetra por todos los sectores. Es un tiempo de sospechas, de llamados
telefónicos en que de pronto me enteraba: “a tal persona se la llevaron”, “allanaron la casa
de … ”, “tal persona no ha vuelto a su casa”, “la familia x se fue rápidamente del país”. La
inseguridad y el pánico cunden.
Después del 19 de septiembre se empezó a normalizar falsamente la vida. Los niños
volvieron al colegio, las oficinas retomaron aparentemente su funcionamiento. En el centro
de la ciudad se veían largas filas de funcionarios públicos esperando ser registrados y verificar
si no estaban despedidos antes de volver a sus puestos de trabajo. Era un espectáculo de

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humillación y profundo temor. Cuando pude entrar a mi oficina, en Codelco, todo estaba en Yo estudiaba y trabajaba en el
desorden y faltaban mis afiches más bellos. Departamento de Salud Mental de la
Volví a trabajar, pero sin oficina, sin mis compañeros de trabajo. Una parte importante Universidad de Bristol. Éramos 17 personas,
de ellos habían sido despedidos. Me designaron a otras labores. Transcurridas unas semanas entre psiquiatras, antropólogos, psicólogos,
empezaron a interrogarme sobre mi trabajo, revisaron los documentos que había escrito. Era asistentes sociales y secretarias. En el equipo
un ambiente hostil. A cada momento se escuchaban malas noticias: la gente que había sido nunca había habido una persona que su
militante o simpatizante de la Unidad Popular estaban desaparecidos, encarcelados o se habían idioma nativo no fuera inglés, por lo que me
asilado en embajadas; otros habían huido del país por sus propios precarios medios. sentía absolutamente extraña. La soledad era
Después de un mes y medio me despidieron de Codelco. Tengo el decreto de profunda. Llegaba a mi casa alrededor de las
exonerada. Sufrí inmensamente por la desaparición de un proyecto de sociedad en el cual seis de la tarde, cocinábamos con los niños.
creía. Ya no era posible sentir que era parte de un proceso de cambio de la sociedad, ni luchar Ellos hacían turnos para cada tarea doméstica.
por la transformación del país con la que nos habíamos comprometido en nuestra acción y En las noches, cuando ya se habían acostado
trabajo diario. y me quedaba sola en el silencio, escribía
Mi dolor se vio agravado por el hecho de que pertenecía laboralmente a uno de los cartas, especialmente a mi mamá. Procuraba
sectores económicos estratégicos del país, la minería. Además, estaba el problema económico, que no se notara mi pena, porque sabía que
pues en tales circunstancias era difícil encontrar otro trabajo ligado al área social. Volví a a ella le lastimaría mucho. Mis hijos también
Mis hijos y yo en Londres.
ejercer como psicóloga clínica, pero con grandes dificultades para tener pacientes. le escribían bastante. Hoy veo aquellas cartas
En nuestra casa y vida cotidiana también se produjo un gran cambio. Comenzó a como actos de amor muy importantes hacia
transitar mucha gente. La petición de alojar a un conocido, a un familiar o amigo en dificultades ella. En esos años de ausencia, esas cartas suavizaron el dolor de nuestra lejanía.
se hizo común por esos días. A algunos ni los conocía o los conocía apenas. Para mis hijos Comencé a hacer la tesis. El trabajo de terreno estaba centrado en las dimensiones
esto era muy atractivo, pues jugaban con ellos, les contaban historias entretenidas. Mi mamá psicológicas y sociales presentadas por los chilenos que vivían en el exilio, en diferentes
venía todos los días, sin sospechar quiénes eran estos personajes. Se entretenía mucho con ciudades de Gran Bretaña. Esto significó un contacto estrecho con algunas familias chilenas.
las conversaciones y por primera vez la vi reír después de la muerte de mi papá, ocurrida seis Después de más o menos tres años, nuestra familia se dispersó. Mi hija y yo nos fuimos a vivir
años antes. a un departamento en Londres; mi hijo mayor ingresó a la Universidad, también en Londres,
Yo iba todos los días al Centro, no sé para qué, ni por qué. Muchos hacíamos lo mismo. pero vivía en un Residence Hall; y mis hijos menores volvieron a Chile.
Dejé los jeans, las zapatillas y la lana para vestirme elegante y andar maquillada. Todavía se Con mi hija vivíamos en Notting Hill Gate, un barrio hermoso. Vivir juntas allí fue
usaban pieles y yo me alternaba mis abrigos, uno de piel beige, otro de cuero blanco y negro. una experiencia enriquecedora. Nos unimos no como madre e hija, sino como dos mujeres
Me sentía regia por fuera, pero la tristeza se escondía detrás de esas apariencias. extranjeras en una gran ciudad europea, que deciden compartir la vida por un tiempo
Transcurrido un tiempo me sugieren ir a FLACSO, organismo que proyectaba un indefinido.
programa de financiamiento para publicar documentos relativos a trabajos realizados durante Mi gran despedida de Inglaterra y también el turning point de ese período, fue presentar
el Gobierno de la Unidad Popular. El proyecto de participación con los trabajadores posterior una ponencia en un congreso relativo a los procesos de duelo psicológico en diferentes
a la Nacionalización del Cobre, en el que me había involucrado en Codelco, cumplía situaciones: pérdida de familia, de trabajo, de amigos, inválidos de guerra, traslado de ciudad
absolutamente con los requerimientos de FLACSO. Sin embargo, algunos días después de o país, cambio de domicilio, más otros quiebres y carencias.
presentar el proyecto nos comunican que FLACSO ha suspendido esta iniciativa. A cambio El congreso se realizó en una ciudad cercana a Londres y en él participaron los más
me han inscrito para postular a una beca en el exterior. destacados profesionales de salud mental, no solo británicos, sino también norteamericanos
Se me encogió el corazón. Era muy complicado y doloroso pensar en dejar a mi y de otras nacionalidades. Todos eran expertos en el tema del duelo psicológico. Yo presenté
mamá sola con mi hermana inválida, sin otros apoyos sensibles y fuertes. Ellas tenían una gran con éxito mi ponencia: “Grief and loss in Exile. No solo recibí proposiciones para publicar
dependencia afectiva de mí. Pero, por otra parte, no visualizaba como un problema el hecho en libros centrados en los procesos de duelo, sino que también me ofrecieron participar en
de partir al extranjero sola con mis cuatro niños. Simplemente no consideré lo complejo que grupos psicoterapéuticos y presentar otras ponencias en relación al duelo.
eso podía llegar a ser. Esa noche, al volver a Londres, sentí una satisfacción inmensa. Todo lo difícil y doloroso
Alrededor de un mes después me comunican que había obtenido una beca en de ese camino inglés, lo viví tras la ponencia como el resultado exitoso del esfuerzo, de muchas
Gran Bretaña. Cubría los gastos míos y de mis hijos. En ese momento tuve un torbellino de penas, soledades y ausencias. Fue una recompensa que sentí merecida. Era el momento de
sentimientos. Con gran dolor por dejar a mi mamá y a mi hermana solas, partí con mis hijos dejar Inglaterra y volver a mi país.
a Inglaterra. Al llegar de vuelta a Chile, mis dos hijos menores estaban terminando el colegio; mi
Los primeros años fueron muy dolorosos emocionalmente. Sufrí una gran soledad. hija, trabajando en Fotografía; mi hijo mayor seguía en la Universidad, en Londres. De ser una
A esta se sumaba la dificultad para aprender el idioma en forma aceptable. Pienso que mis familia, aunque no tan tradicional, unida, de pronto la dispersión fue total.
hijos estaban más contentos: tenían mayor facilidad en el aprendizaje del idioma y quedaron Mi primer año en el país fue asombrosamente atrayente, una luna de miel no esperada
maravillados con un colegio, un barrio y un mundo nuevo, donde no solo había niños ingleses, con el ejercicio de mi profesión en Chile. Llegando, me ofrecieron dos consultorías importantes
sino de distintos países. Ellos no eran los únicos extranjeros y todo se volvió una novedad. y muy interesantes. Anaconda realizaba los estudios de prefactibilidad del Mineral Los

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Pelambres, en el Valle del Choapa, Región de Coquimbo. No se sentía ningún auto en las calles. Toque de queda total. Estaba aterrorizada. Comencé a
El segundo año en Chile fue la depresión total. Anaconda detuvo el proyecto y yo me pensar “¿para qué me metí en esto?”. Ni me da vergüenza recordarlo ahora. Para tranquilizarme
quedé sin trabajo. Comencé una búsqueda agotadora, instalándome con mi tercer hijo -que comencé a hacer los sándwiches para el día siguiente.
estudiaba Derecho-, en una casa en La Reina, dentro de una comunidad de Fernando Castillo Debo haber dormido un poco, desperté un poco más tranquila, ni tanto, a las 5:30 de
Velasco. Nuevamente sentí el aislamiento, la soledad, la lejanía y la ausencia de amigos. Ese la mañana. Me duché rápidamente; me cambié de ropa varias veces: pantalones, no; mejor
año retomé el trabajo en Psicología Clínica. pollera, chomba, no. Los pronósticos decían que estaría caluroso ese importante 5 de octubre.
En el país dominaba una sombra de inercia social. Yo sentía la paralización intelectual, Los apoderados de mesa nos organizamos por pareja, dos personas. A mí me tocó
el temor de una represión siempre presente. Sin embargo, había acciones destinadas a provocar con una niña DC de mi barrio. Yo debía ir a buscarla a su casa ese día, muy temprano. Quince
cambios, núcleos de acción y estudio. Esencialmente fueron movimientos de mujeres; minutos antes de que se levantara el toque de queda, ya estaba instalada en mi auto al lado
vincularme a ellos representaba para mí un modo de integración, de pertenencia, “evitar el de la reja, lista para salir en el exacto momento en que la restricción expirara.
aislamiento,” “ser parte”, “romper con el sentimiento de exclusión”. Caminaba mucha gente por las calles, mujeres, hombres con niños chicos en brazos.
El hecho de volver a Chile hizo que los vínculos afectivos, intelectuales y de trabajo Se veían pocas micros. El pueblo chileno desde la madrugada desbordaba las calles, en un
logrados en Europa se debilitaran y desaparecieran. Valoro inmensamente todo lo que aprendí acto tan esperado de recuperar la libertad pacíficamente. Siento que fue un gran privilegio
en Inglaterra, Francia e Italia, y la posibilidad de desarrollo personal por vías a las cuales no vivir esta experiencia.
había tenido acceso previamente; por ejemplo, trabajar en Cine, descubrir esa magia, y trabajar Cuando llegamos a nuestro lugar de votación ya estaba llenísimo de gente empezando
y vivir las experiencias de la Antipsiquiatría en Italia. Procuro explicar este quiebre como una a hacer filas frente a las mesas. Los carabineros miraban desconcertados: habían perdido la
consecuencia del gran esfuerzo de adaptación a esta nueva sociedad, al consumo de energía costumbre de ver multitudes serenas en una escuela, a las seis de la madrugada.
para lograr la integración, por construir nuevos vínculos afectivos, intelectuales, por integrarme La votación comenzó en un orden impresionante. No hubo ningún problema. Las
al mundo laboral. vocales y presidenta de mesa funcionaban con extraordinaria eficiencia. Nadie diría que en
Al mismo tiempo, en el reencuentro con mi país vivo en carne propia el apagón 17 años no se había ejercido esta función básica de la democracia. De pronto venía a votar
cultural, iniciado inmediatamente después del golpe de Estado. Las universidades son alguna mujer conocida, nos saludábamos disimuladamente, con cierta complicidad.
intervenidas, los profesores exonerados, los alumnos expulsados de sus colegios y universidades. La mañana transcurrió tranquila. Las mujeres votaron en forma ordenada, casi no
El extraordinario avance en la difusión de la cultura que se había alcanzado durante el Gobierno hubo abstención. A mediodía, vino a saludarme mi hija con mi nieto Juan Cristóbal. Lo veo
de Salvador Allende a través de múltiples expresiones, logrando un despertar generalizado de crespo, rubio, dulce, bellísimo; mis amigos le decían el “principito”. Espero que él tenga este
la población, al volver, veía que ese afán se había adormecido. recuerdo asociado a un momento histórico de su país.
Estos dos hechos: la pérdida de vínculos con Europa y el apagón cultural de Chile, Finalmente, llegó el momento crucial de contar los votos. Con mi compañera DC
marcaron sensiblemente mi etapa de readaptación al país. Sin embargo, mi vida continúa. anotábamos minuciosamente voto por voto. De pronto, esta paz se interrumpió: apareció un
Con satisfacciones y penas, sintiendo ausencias y carencias que me duelen. grupo grande de jóvenes que se instalaron agresivamente al lado de la urna, por encima de
El plebiscito del 5 de octubre de 1988 en Chile fue convocado por el dictador con el la presidenta de mesa y las vocales que contaban los votos. Se veían muy agresivos, a mí me
fin de que la ciudadanía ratificara la continuación de su mandato por ocho años más. Ello, de recordaban Patria y Libertad. Llegó un momento en que no sé de dónde tuve energía y valentía,
acuerdo a la Constitución de 1980, redactada por los personeros de la misma dictadura. me paré arriba de una mesa y les grité: “Dejen trabajar tranquilas a las vocales y presidenta
Las semanas previas a este plebiscito había una gran efervescencia en el país. La Franja en el conteo de los votos”.
del NO era vista cada noche en la televisión por todos nosotros. Me parecía excelente: era El escrutinio final indicaba que había ganado el NO en nuestra mesa y también en
alegre, ingeniosa, ágil y con buena actuación. El contraste con la franja del SÍ era muy grande. las mesas vecinas. ¡No lo podía creer! Cuando terminaron los escrutinios de todas las mesas,
En esta predominaba un acento pesado y una actuación lenta, aparte del sentido político que se guardaron los utensilios y se cerraron las puertas de la escuela, fui a dejar a mi compañera
nos distanciaba profundamente. DC, pero estábamos tan agotadas que casi no hablamos.
En ese período se constituye el PPD como partido instrumental para enfrentar el Ya en mi casa me dormí profundamente hasta el día siguiente. Al despertar tenía
plebiscito. En él se incorporan independientes y militantes de diversos partidos de izquierda. una sensación de irrealidad. No había escuchado los últimos cómputos en la televisión.
Comenzamos a trabajar arduamente: asistimos a entrenamientos para afrontar la elección Posteriormente supe todo lo que ocurrió con el ocultamiento de los resultados por Cardemil,
como vocales de mesa, como apoderados del NO, como ayudistas. El quehacer principal a la reacción del dictador y de la derecha.
toda hora del día es prepararse para enfrentar el plebiscito. Esa mañana salí a caminar por las calles, por la Alameda, hacia el centro, casi sin
Las discusiones se tornaron muy interesantes: había pasado tanto tiempo en que la destino. Muchos hacían lo mismo. Se veían las calles llenas de gentes, muchos llevaban un
política estaba alejada de nuestras vidas, que la vivíamos en silencio, con temor de expresarla. diario en la mano como pancarta, con un gran NO, mostrándolo al mundo. Cuando llegué
Por ello, a medida que se acercaba la fecha del plebiscito, la efervescencia iba creciendo más al Museo de Bellas Artes, una multitud de gente instalada frente a la escalinata de entrada.
y más. Ricardo Lagos, desde el peldaño más alto, pronunciaba un discurso, que comenzó con gran
Fue un periodo de gran expectación, de alegría mezclada con temor a que perdiéramos pasión: “Este pueblo maravilloso…”
la votación. Se acercaba el día, crecía la tensión, la expectación, la ansiedad. Nos saludábamos unos a otros con simpatía y complicidad, aun cuando no nos
La noche de la víspera, no quería acostarme. Tenía miedo, angustia, dolor de estómago. conocíamos. Habíamos finalizado una etapa increíble. “La alegría ya viene.”
Comencé a pasearme por la casa a oscuras. Toda la ciudad estaba a oscuras por un apagón.

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Llegamos en taxi al Hotel Tremar, donde se hospedaban nuestros padres. El taxista
bajó del auto, intuyendo nuestra situación, y les avisó: “Señor Pacheco, sus hijos se encuentran
abajo”. Ellos no tenían idea de nuestra llegada. Todavía veo llegar corriendo a mi papá, ya era
de noche, se veía hermoso. Tenía el pelo semiondulado color negro azabache, un bigote bien
cuidado, vestía blue jeans y una camisa azul arremangada. Abrió el auto y me tomó fuerte
entre sus brazos por largo rato. Hubo llantos, abrazos, miles de besos. Felicidad infinita.
Crecer en dictaduras Papá y mamá seguían haciendo trabajo político. Recuerdo un acto de solidaridad
con nuestro país. Yo, de la mano de mi papá, teatro lleno, todos con puños en alto cantando
“Vamos Chile, carajo, Chile no se rinde, carajo… Se siente, se siente, Allende está presente…
Hermano chileno no bajes la bandera que aquí estamos dispuestos a cruzar la cordillera…”.
Pero la historia se nos repetía. El 24 de marzo de 1976 la Presidenta María Estela Martínez
de Perón fue derrocada con un golpe de Estado liderado por el teniente general Jorge Rafael
Videla.
Nuestras vidas corrían peligro nuevamente y dada la condición de refugiados políticos
de nuestros padres, fuimos acogidos en unos hostales que Naciones Unidas adaptó para
extranjeros que estaban en nuestra misma condición. Se suponía que allí estaríamos protegidos.
Comenzamos en el Hotel Laprida y luego nos trasladaron al Hotel Hidalgo. Allí cada familia
tenía una pieza, los baños eran compartidos y teníamos asegurada la alimentación básica
durante la semana. Teníamos tres camas, yo compartía una con Paty.
En junio de ese 1976 comencé a sufrir de insomnio, por eso escuché frenar bruscamente
T ras el golpe militar, mis padres nos llevaron a mis hermanos y a mí a la casa de los
abuelos en Penco. Ellos regresaron de inmediato a Santiago, porque tomaron la decisión de
unos camiones fuera del hotel. Sentí también cuando forzaron las puertas. Desperté a mi
papá y pronto vimos a unos hombres fuertemente armados entrando con golpes a las piezas.
unirse a la resistencia. Golpearon nuestra puerta, mi padre les pidió que esperaran a que se vistiera, luego entraron,
Mis últimos recuerdos de Santiago son de una misa en una parroquia cercana, a la lo golpearon y se lo llevaron mientras mi madre y otras mujeres gritaban suplicando por sus
que asistí con papá. En esta se oró por la paz y cantamos el Himno a la Alegría: “Ven, canta, maridos. Allanaron la habitación completa. Yo temía que encontraran el disco de la Cantata
sueña cantando, vive soñando el nuevo sol… en que los hombres volverán a ser hermanos”. de la Escuela Santa María que con mi papá habíamos escondido detrás de un ropero. No la
En Penco seríamos cuidados por abuelos y tíos. Papá volvió de inmediato a Santiago, encontraron. Mi madre lloraba, les pedía por favor que no se llevaran a su marido, pero todo
mi mamá se quedó unos días más con nosotros, pero pronto partió también. fue inútil. Se lo llevaron junto a otros 27 hombres, dos de ellos adolescentes, amigos nuestros.
Fuimos protegidos de tal forma por nuestros parientes de Penco que no podíamos Apenas se fueron, mi madre se secó las lágrimas y volvió a la habitación para decirnos:
imaginar lo que sucedía en el país, ni con nuestros padres. No podrían haber cabido en nuestras “Vístanse rápido, tenemos que ir a buscar al papá”. Nos levantamos mientras ella salió a
mentes infantiles las imágenes de los allanamientos de nuestra casa por parte de patrullas conversar con las demás esposas y pronto, apenas salía el sol, llegamos al centro de la ciudad
militares, motivados por una denuncia que hizo una hermana de mi papá, la tía Carmen. y nos tomamos el edificio de las Naciones Unidas. Una vez encadenadas a las rejas de la
Tampoco podíamos imaginar que iban cayendo en manos de feroces torturadores los “tíos” entrada del edificio, las mujeres expresaron a la gran cantidad de prensa que llegó al lugar:
que eran los compañeros de núcleo de mis padres. No supimos cuando papá tuvo que cruzar “Nos declaramos en huelga de hambre indefinida, nosotras y nuestros hijos, hasta que nos
la cordillera para salvar su vida y mamá quedó sola en casa soportando nuevos allanamientos. entreguen a nuestros maridos”. Mamá nos dejó a los tres sentados en una banca tomados de
Pasaron meses hasta que un día llegó mamá de vuelta. Nos explicó que papá había la mano, como lo hacíamos siempre que teníamos alguna situación de riesgo. También nos
tenido que irse y llegaba el momento en que ella debía seguirlo. La noté más delgada y instruyó que si nos preguntaban algo, sólo debíamos responder “queremos a nuestro papá”.
tensa, pero siempre bella. Fue a mediados de julio de 1975 que nos avisaron que viajaríamos Había gran agitación en el ambiente, llegaron periodistas de distintos países, las
a Santiago, desde donde partiríamos en avión al encuentro de nuestros padres. Estaríamos mujeres corrían de un lado para otro, comentaban entre ellas cosas que no lograba entender.
protegidos por la ONU. Nosotros seguíamos sentados y sólo nos preocupamos de no soltar nuestras manos.
Y así fue. Viajamos los tres hermanos acompañados por nuestra mamita Fina y la tía Al llegar la noche nos avisan que los estaban liberando. Mi padre llegó bien tarde. Lo
Nieves. Nos dijeron que serían solo unos días y que estaríamos en un lugar seguro esperando dejaron botado en una carretera en las afueras de ciudad, en ropa interior y casi irreconocible.
el vuelo. En Santiago nos trasladaron en unos furgones en los que debíamos permanecer Mi madre lo esperó con una botella de vino y yo vi como mi padre la bebió
agachados, y siempre rodeados de militares fuertemente armados que nos protegían dado empinándola como nunca antes lo había hecho. Me dolió verlo tan descompuesto, su rostro,
que estábamos bajo la responsabilidad de la ONU. Nos llevaron a un refugio de las Naciones su cuerpo, su pelo. El, que siempre se preocupó tanto por su presentación personal y sus
Unidas que era una casa de la Iglesia católica, camino a Melipilla, el refugio Padre Hurtado. modales. Sufrí, pero también me dio mucha felicidad que estuviera de vuelta, a pesar de todo.
Partimos al exilio un 4 de agosto de 1975, rumbo a Argentina. Viva y dolorosa se mantiene la A esas alturas yo ya sabía que era un milagro, que los compañeros que cayeron en la operación
imagen de cuando dejamos atrás a la tía y a la mamita en el aeropuerto de Pudahuel. Siempre Cóndor fueron todos asesinados luego de sufrir fuertes torturas. Aunque mi mamá insistía en
pensamos que sería por poco tiempo. que lo dejáramos tranquilo, yo no pude separarme de él.

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Pronto, Naciones Unidas nos distribuyó por el mundo. Nosotros, junto a otras tres público y a pocas cuadras de nuestro departamento. Allí mueren Nelson Herrera, Mario Lagos
familias, fuimos acogidos por el Reino de Bélgica. Llegamos al aeropuerto de Bruselas en y Luciano Aedo, en una acción que luego se conocería como Alfa Carbón 1.
agosto de 1976 y allí nos esperaba la prensa y gran cantidad de personas con aplausos, gritos, Y ese año nos tocaría también a nosotros. Mi hermano Pepe a los quince años fue
banderas, flores y juguetes. secuestrado a la salida del liceo por civiles no identificados. Lo torturaron brutalmente durante
Los padres tomaron un curso de francés y luego comenzaron a trabajar, haciendo toda la noche y luego lo tiraron en la calle cerca del departamento. Esa mañana, cuando
aseo o en la construcción. Salían a trabajar a las cuatro de la mañana, incluso en temporada llegó, yo abrí la puerta, pero no logro recordar dado el fuerte impacto de verlo tan dañado.
de nieve. Mamá al irse nos dejaba acostados a los tres en la cama grande para que no nos Esto volvió a suceder a las pocas semanas. Esta vez lo tomaron junto a su amigo Claudio y el
sintiéramos solos. Paty era la encargada de levantarnos y darnos desayuno para ir a la escuela. modus operandi fue el mismo. Tuvimos mucho miedo por él. Los exámenes médicos indicaban
Los sábados eran dedicados enteramente a Chile. Participábamos en un grupo folclórico de los problemas de salud derivados de las torturas con electricidad; finalmente debió dejar el país
Pioneros del Partido Socialista y en las noches hacíamos diferentes actividades con el objetivo y llegar solo a Suecia, pese a que él no quería irse de Chile.
de juntar dinero para enviar a Chile. Vi a mis padres sufrir la distancia, no tener comunicación Este hecho me marcó profundamente. Fue muy doloroso ver a mi hermano tan
con los nuestros, sentir la impotencia de saber las atrocidades que vivían amigos y compañeros maltratado y, luego, verlo partir. Sentí que una buena parte de mí dejaba de vivir, ya no me
en Chile. Fui creciendo con ese sentimiento de rabia e impotencia. importaba nada, no quería levantarme. Con la partida de mi hermanito se fue mi alegría.
Mis padres, aunque ya separados, decidieron sumarse a la reconstrucción de un país Soñaba con él, lo buscaba en todas partes, ya no podía volver a sonreír.
recién independizado de la colonia portuguesa, Mozambique. Partí con mi familia a Maputo Paty pronto se casó con Juan Bustos, un preso político que había caído en la operación
en diciembre de 1980. retorno del MIR en 1981. Fue una ceremonia impactante, todos rodeados por gendarmes y CNI
Viví dos años en Mozambique y casi todos los días comí arroz con pescado carapau fuertemente armados. Juan, que ahora era mi cuñado, desde un principio generó conmigo una
frito en aceite de coco. Teníamos una dieta invariable pero disfruté siempre las frutas locales, relación bien cercana, paternal. Siempre se preocupó mucho de mí y desde la cárcel siguió
mango, papaya, piña, de un tamaño y una dulzura difíciles de volver a encontrar. Pero aprendí mis pasos.
a respetar los alimentos. Aunque fueran siempre los mismos, mis padres me enseñaron a Paty también fue golpeada varias veces y el 10 de diciembre de 1986, en una marcha
agradecerlos y a comer lo que hubiera. exigiendo la libertad de los presos políticos, fue detenida junto a mi madre acusadas de maltrato
Mozambique se veía muy pobre. Teníamos problemas serios de abastecimiento. a carabineros. Las derivaron a la fiscalía militar y pasaron en la cárcel dos semanas. Lo que
Carecíamos de alimentos, artículos de aseo, vestuario, combustible. Sumado a esto, fue sucedió fue que el “Foca”, capitán de carabineros famoso por su brutalidad, le arrebató a mi
creciendo un clima bélico, peligroso, violento. hermana el lienzo que portaba junto a otras compañeras. Ella se resistió, “el Foca” la empujó
Crecían las tensiones entre el partido gobernante FRELIMO y la RENAMO, que y entonces mi madre intervino para defender a su hija. En ese forcejeo se le cayó la gorra al
se oponía fuertemente a la orientación marxista leninista del gobierno de Samora Machel, capitán y corrió de mano en mano en la multitud hasta desaparecer. Esto le costó un castigo
recibiendo apoyo de Rodesia y África del Sur en plena época del apartheid, mientras Mandela al uniformado y se transformó en leyenda en la zona.
estaba en la cárcel. Las carreteras eran cortadas por subversivos. Matola fue asaltada por los Ese año yo terminaba mi enseñanza media. No quise asistir a la ceremonia y decidí
mismos, realizando horribles torturas y asesinatos a los lugareños. También secuestraron a un cambiar los estudios por mi incorporación al trabajo clandestino, destinado a la reconstrucción
profesor chileno, Moisés Carril y mis padres empezaron a preocuparse por nosotros. del Partido Socialista. Pasé un año estudiando trabajo conspirativo en un país europeo y cuando
Mis hermanos y yo viajamos a Chile en el año 1982. Pisamos suelo santiaguino volví me puse de inmediato al servicio de la orgánica partidaria. Cuando volvía a Chile, pasé
exactamente el 13 de septiembre, yo estaba a punto de cumplir 16 años. Santiago estaba a visitar a mi hermano a Suecia. Estaba lindo pero visiblemente afectado por la soledad. Me
extremadamente frío y gris. Es lo que más recuerdo. Me pareció una ciudad fea y más bien pidió que me quedara con él pero me rehusé argumentando que tenía compromisos con la
tristona. revolución. Debía volver, porque quería exigir justicia por todo lo que le habían hecho a
Al año mi mamá pudo entrar al país. Trató de realizar algún emprendimiento, pero nuestra familia. Claramente, fue una decisión dolorosa, de la que nunca estuve muy segura y
no tuvo éxito. Vivíamos al principio con la abuela, pero luego nos fuimos a vivir solos. que incluso me reproché muchas veces. Pero eso era lo que quería, aportar para que terminara
Para eso mi madre arrendó un sencillo departamento en un barrio popular cerca de Concepción, la dictadura.
Lorenzo Arenas. Allí, por supuesto, encontramos espacios para sumarnos a la oposición. Con Volví, mi hermano me financió mi vida de trabajo partidario. Hice principalmente
mi hermana nos integramos a la AEM, Agrupación de Estudiantes Medios, y nuestra consigna una labor de comunicación y formación en el ámbito del trabajo clandestino. Me ayudaba
era “Seguridad para estudiar, Libertad para vivir”. Nos reuníamos en el CODEPU en donde mucho mi imagen de niña, que hablaba idiomas y sabía viajar por el mundo. Entonces,
analizábamos la situación política, organizábamos movilizaciones de protestas y logramos podía transportar información relevante de un lugar a otro sin levantar sospechas. Trabajé
generar un espacio de pertenencia y afecto con nuestros compañeros. fundamentalmente en Santiago. En cuanto a nuestra participación en el plebiscito nunca estuve
Mi hermano Pepe no estaba tan errado, decía que eran años violentos. Un 11 de muy convencida, temía el alcance de los acuerdos que nos involucraban. Nunca tuve muy
noviembre de 1983 temprano escucho por radio Biobío que Sebastián Acevedo se inmolaba claro qué se estaba negociando en otras esferas pero sí recuerdo que se temía que Pinochet no
en las puertas de la catedral penquista, ante la desesperación de no conocer el paradero de quisiera reconocer el triunfo. Así, se crearon grupos de defensa del No. En esto trabajamos con
sus hijos que habían sido secuestrados por la CNI. Patricio Sobarzo fue acribillado en Santiago compañeros de otros partidos de izquierda y nos dedicamos a preparar grupos que pudieran
un oscuro 2 de julio de 1984. Entonces, ya no era sólo espantarse a través de las noticias, resistir en caso de que fuera necesario. A mí me correspondió un sector de Peñalolén. Trabajé
caían los cercanos. Gente querida. Luego, el 23 de agosto de 1984 asesinan a plena luz del allí con jóvenes armados con elementos muy básicos. Creamos algunas trincheras, planificamos
día a tres militantes miristas en la Vega Monumental y Hualpencillo, frente a gran cantidad de y distribuimos roles.

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Estábamos en eso cuando me avisan que un grupo paralelo al mío había sido detenido
en un auto con armamento en su interior. Yo había visto a algunos de ellos en la mañana, me
pareció muy sospechosa la operación. ¿Cómo detectaron justamente ese vehículo?
Así, maximizando todas las medidas, yo entro en una casa de seguridad y así vivo
esa histórica noche en que finalmente Matthei reconoce la derrota de los dictadores. Yo,
encerrada, aún con el tremendo dolor de saber que en esos mismos momentos mis compañeros
estaban siendo brutalmente torturados, paso la noche en silencio, mirando el cielo y con la
incertidumbre de no saber lo que vendría después.
Vida intensa y desafiante

E l año 1974 fue el inicio de mi vida laboral y universitaria. Fue difícil vivir en una
dictadura tan brutal y temer todos los días por la familia, por los amigos, vivir con toque de
queda, escuchar a diario las noticias sobre detenidos desaparecidos y falsos enfrentamientos,
tener que ver los titulares mentirosos de El Mercurio, tratar de identificar a los “sapos” en la
universidad o en el trabajo. Difícil fue en ese tiempo ser persona y peor aún, ser joven: el
miedo sofocaba cualquier ilusión.
En el verano de 1975 nos mudamos a la que sería nuestra casa definitiva, ubicada en
La Florida. Mis padres soñaban con tener algo propio y se endeudaron para ello. Si bien la
casa no era grande, era nuestra.
Yo tenía 19 años y empezaba mi carrera de Pedagogía en Enseñanza Básica en la UTE
en horario vespertino, lo cual me permitía trabajar durante el día para poder solventar mis
estudios y ayudar también en mi casa. Mi papá trabajaba como taxista y como comerciante de
telas. Mi mamá siguió a cargo del hogar y de los ocho hijos que estudiaban: dos universitarios,
dos en Enseñanza Media y cuatro en Enseñanza Básica, aparte del pequeño Roberto que
acababa de cumplir cuatro años.
Los fines de semana eran exclusivamente para lavar mi ropa y hacer mis tareas y
trabajos de la universidad. Tiempo para pololeos no tenía, aparte que había terminado hacía
poco una larga y poco interesante relación casi a distancia.
En diciembre de 1974 mi hermano Hugo regresó a Santiago desde Antofagasta,
congeló sus estudios y empezó a buscar trabajo. La intención era gestionar desde acá su
traslado académico. Por mi parte, disfrutaba mi trabajo en la Secretaría de Estudios. Mi jefe
directo era un geólogo llamado Enrique Gajardo Wolff, quien cargaba el dolor de tener un
hermano detenido desaparecido.
El 30 de octubre de 1975, en la mañana, pasó mi hermano Hugo a mi oficina a
despedirse y a buscar un chaleco que le tenía de regalo. Estaba feliz porque viajaba al norte
a retirar unos papeles que le faltaban para continuar en Santiago sus estudios de Ingeniería
Mecánica. Bajamos juntos y lo despedí en la escalera que da a Beaucheff. Miró hacia arriba
desde el último peldaño y me dijo sonriendo: “Chao, hermanita. Nos vemos en unos días”. Esa
noche soñé con él: lo veía en un charco de sangre por un accidente en moto. Al día siguiente,
angustiada, le conté el sueño a mi amiga Mondy. Ella sonrió y me tranquilizó diciéndome que
primero mi hermano necesitaría comprarse una moto para que eso pasara; que era solo una
pesadilla. Olvidé el sueño, pero no debí hacerlo; debí llamarlo y decirle que se cuidara.

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La mañana del martes 11 de noviembre de 1975, me llamaron por el anexo para El capellán me recibió en su oficina, no me ofreció asiento y con un tono celestial me
decirme que el director de la Escuela quería verme. Me dijo: “¿usted tenía un hermano en dijo: “Mire jovencita, entiendo sus preguntas, pero le voy a dar un consejo: váyase tranquilita
Antofagasta?” “¿Por qué me dice tenía?”, le respondí temiendo lo peor. Entonces me informó a su casa si no quiere que le pase lo mismo que a su hermano”. Puso su mano en mi hombro
que Hugo había “muerto en un accidente”, y que sólo llevaba mi número de teléfono en su y mostró la puerta. Caminé sin rumbo, sin poder creer que eso me estaba pasando. Me dolía
billetera. Un dolor intenso atravesó mi pecho y sentí que no podía respirar. Recordé mi sueño el alma y sentía una rabia infinita. Con esa pena y las manos vacías, regresé a Santiago.
y sentí que jamás me perdonaría el no haberle dicho a mi hermano Hugo que se cuidara. La vida en mi hogar nunca más fue la misma: la ausencia de mi hermano Hugo marcó
¿Cómo le iba a dar la noticia a mis padres, a mis hermanos, cómo? En ese momento sentí en a fuego la vida de cada uno de nosotros. Perder un hermano en circunstancias tan oscuras
mi hombro la mano solidaria de mi jefe: él conocía ese dolor. aumentaba el dolor, la rabia y costaba mucho tener esperanza en la vida.
Pero yo no podía convencerme de que fuera cierto que mi hermano estuviera muerto. Haciendo esfuerzos para disimular mi pena, en el mes de marzo volví a trabajar;
Sentía que pronto regresaría a casa y todo no sería más que una pesadilla. Estaba al tanto de que me inscribí en todos los cursos de capacitación que se dictaban en horarios a mi alcance.
Pinochet había iniciado una gira por la zona norte y que justo esos días visitaría Antofagasta, De a poco fui dominando el tema y en junio de 1976 fui nombrada Secretaria Docente del
pero me tranquilizaba pensar que a Hugo no le interesaba mucho la política. Al menos esa era Departamento de Minas, trabajo interesante y mucho más complejo que el anterior. En ese
la imagen que nos entregaba. Preocupante eso sí, era la amistad que tenía con varios jóvenes departamento conocí a la persona que sería mi esposo, a grandes amigos y amigas; supe de
del MIR, incluso sabíamos que compartía pieza con uno de ellos. Tiempo después supimos peñas, cumpleaños y algún recital. Creo que sólo ahí realicé actividades que iban de acuerdo a
que los militares sí hicieron redadas previa a la visita “ilustre”, buscando izquierdistas. mi edad. Antes no sabía cómo era el quehacer universitario propiamente tal: sólo me dedicaba
a estudiar y tratar de terminar a tiempo, porque debía viajar cerca de una hora para llegar a
Ese martes 11 de noviembre de 1975 estaba abochornado casa.
y gris. Al llegar a casa, mi familia estaba almorzando; les extrañó El ambiente en la Universidad Técnica del Estado era oscuro, tenso y peligroso.
que llegara tan temprano y más aún acompañada del tío Kirwán. Resultaba evidente la forma cómo los agentes encubiertos hacían su trabajo. Vi desaparecer
Mi mamá abrió la puerta y me miró con un miedo infinito. de un día para otro a los compañeros que se atrevían a levantar silenciosamente la voz. Sin
Alcancé a balbucear la terrible noticia y ella dio un grito que embargo, siempre alguien escuchaba.
jamás voy a olvidar; empezó a caer despacito en los brazos de El primer semestre de 1978 realicé mi práctica profesional en la Escuela Nª 486 de
mi papá y fue como desapareciendo. la calle Soto Aguilar esquina San Ignacio. En julio de ese mismo año presenté mi renuncia
Los días vividos con posterioridad están en una nebulosa. al cargo de Secretaria del Departamento de Minas y postulé como docente al colegio donde
Sé que fui a retirar su cuerpo al aeropuerto, yaciendo en un ataúd realicé mi práctica. Fue emocionante dejar mi trabajo administrativo y empezar mi carrera
encinchado en donde sólo podía ver parte de su joven y hermoso como profesora. Jamás tuve dudas de que había hecho lo correcto.
rostro: era lo único que quedaba del hermano de 22 años quien, Ese mismo año de 1978, en Washington DC, un siniestro atentado le quitaba la vida
sólo doce días atrás, me había regalado una sonrisa y me había al Canciller Orlando Letelier y a su secretaria Ronnie Moffit, por cierto bajo las órdenes de
dicho: ¡nos vemos en unos días! Pinochet y sus secuaces.
Mi hermano Hugo, 1974. Mi primer curso fue un cuarto año básico mixto. Estuve con ellos hasta que egresaron
de octavo el año 1982. La mayoría de los alumnos era de alto riesgo. Se notaban claramente
El duelo en nuestra familia se vivió en silencio; mi mamá por varios meses lo esperaba las diferencias: los que vivían al lado poniente de la Panamericana Sur eran pobres; los que
como si nada hubiese pasado. Funcionaba como todos los días, la única diferencia era el vivían al lado oriente de la misma vía tenían más recursos.
mutismo sepulcral que había en su quehacer. Mi papá se abocó con más ahínco al trabajo. Yo estaba llena de energía y amor hacia ellos. Leíamos a Pablo Neruda, a Gabriela
Mis tres hermanos menores no pudieron despedir a su hermano, pena que los acompaña Mistral, a Federico García Lorca y tocábamos temas prohibidos a través de sus poemas.
hasta hoy; equivocada decisión de los tíos mayores. Visitamos todos los museos de Santiago, vimos muchas obras de teatro, viajamos en metro
Transcurridos algunos meses y con mucho miedo (ya que la dictadura ese año de 1975 e incluso escalamos el cerro Manquehue. Para muchos de ellos esos eran lugares que jamás
no tenía límites en su actuar), conversamos con nuestros padres para ver la forma de averiguar habían visitado y tenían pocas posibilidades de hacerlo a futuro. Fue un curso hermoso. Hasta
qué pasó con nuestro hermano. Mi mamá se negó de plano a la posibilidad de hacer algo, pues el día de hoy mantenemos contacto.
nada le devolvería la vida de Hugo; decía que al menos ella tuvo “la dicha” de verlo y saber Después de tres años de pololeo, en diciembre de 1980, contraje matrimonio. Estaba
dónde llevarle flores; en cambio, cientos de personas, familiares de los detenidos desaparecidos, muy enamorada y convencida de que mi novio era la persona con la que quería pasar el
no tenían la misma suerte. Ella prefería que esas energías se ocuparan en aquellas familias. resto de mi vida. Vivimos un año en un pequeño departamento y en 1981 nos fuimos a vivir
Sin decirle a mis padres el motivo central de mi viaje, fui a Antofagasta en febrero de a Peñalolén. Arrendamos cerca de nuestra amiga Angélica. Ahí conocí a Elvira. El momento
1976. No sabía qué iba a hacer y menos dónde podría encontrar respuestas, pues la mano de político era complicado: empezaban las primeras protestas y la mano dura de la dictadura se
la dictadura estaba en todas partes. Recorrí los lugares que mi hermano visitaba. Fui al sector dejaba sentir con toda su fuerza. Los cacerolazos empezaron a tomar forma y se sentía en el
donde el bus de carabineros tuvo el accidente y estuve mucho rato sentada a la orilla del aire que algo podía pasar.
camino, mirando el mar azul y tratando de adivinar qué había ocurrido exactamente. Decidí Nuestro grupo del barrio estaba formado por siete matrimonios, todos con hijos
ir a conversar con el Capellán de Carabineros, pensando en que él me podría ayudar. Por lo pequeños. Éramos como una gran familia que se apoyaba y se quería.
demás, ¿qué le podría pasar a una joven de veinte años que sólo quería saber qué ocurrió con El año 1982, paralelo a mi desempeño como profesora básica, postulé a un postgrado
su hermano?

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para estudiar Educación Especial y Diferencial en la Universidad Católica. Lo hice porque me se llamó a elecciones presidenciales y en 1990 Chile recuperó la democracia, con Patricio
interesaba saber qué hacer cuando los alumnos presentaban problemas de aprendizaje. La Aylwin electo como Presidente de Chile por los próximos cuatro años.
educación común no es eficiente para ellos y se transforman en niños que repiten año tras En tanto, yo había empezado a trabajar el año 1987 como psicopedagoga en el Colegio
año, con el consiguiente deterioro de su ya afectada autoestima. Regina Pacis de Providencia. Fue maravilloso comprobar que yo podía, de modo efectivo,
En esos momentos la situación económica en Chile era deplorable: la inflación era levantar esa barrera que le impedía a muchos niños continuar estudiando.
de un 21% y la cesantía del 30%. Se crearon puestos de trabajo como el PEM (Programa de En junio de 1989 supe que sería mamá por tercera vez. Saber que esperaba a una niña
Empleo Mínimo) y el POJH (Programa de Ocupación Jefes de Hogar). Estos, aparte de ser me colmó nuevamente de felicidad. Imaginaba su carita y me llenaba de ilusión el momento
humillantes, eran solo una cesantía disfrazada. de tenerla en mis brazos.
En julio de 1982 supe que iba a ser mamá por primera vez. A contar de ese minuto, El año 1990 empezó de la mejor forma no solo para el país, sino también para mí: el
cada día que pasaba estaba más feliz que el anterior. Sentía cómo mi hijo iba creciendo en mi 26 de febrero nació mi amada hija Danae.
vientre y eso me hacía sentir plena. El domingo 27 de marzo de 1983 nació mi amado Víctor.
Era mi compañía en mis horas de estudio y de descanso, siempre atento a todo lo que pasaba
a su alrededor. Yo iba a clases en las tardes y mi hermana Grisel lo cuidaba y regaloneaba tres
veces a la semana. Tuve la gran fortuna de contar con su ayuda, fue su madrina.
En Chile el ambiente político y social era tenso: el 11 de mayo de 1983 se vivió la
primera protesta. En septiembre, recién asumido en su cargo, Onofre Jarpa decide la salida de
18 mil soldados a las calles de Santiago. Esta presencia masiva de hombres armados provocó
la muerte de más de ochenta personas en una sola noche.
En septiembre de 1985 mi hermana Pradelia se fue a Alemania a realizar un doctorado.
En el aeropuerto le confirmé que estaba esperando mi segundo hijo. Nuevamente la maravilla
de ser madre me permitió vivir cada minuto de la espera con gran alegría. El 23 de mayo de
1986 nació mi Felipe amado. En esa fecha Víctor entraba por vez primera a un jardín infantil
y, nuevamente, para poder trabajar, conté con la ayuda de otra hermana, Galia, quien cuidaba
de Felipe por algunas horas. Pude así, con la ayuda de mis hermanas, cumplir mi cometido
de seguir trabajando sin tener que enviar a mis hijos a una sala cuna.
Nuestro barrio de Peñalolén era un pequeño oasis en medio de un país triste y cautivo.
Los vecinos nos encontrábamos en los “jueves culturales”, un espacio en donde a cada uno
le correspondía hablar de un tema, el que quisiera, tuviera o no que ver con su profesión. En
estas tertulias entre amigos-vecinos se aprendía, se compartía y se ganaba en afectos. Nuestros
hijos crecieron juntos y conocieron la fraternidad.
En la tarde del 30 de marzo de 1985, un dolor inmenso atravesó el corazón de los
chilenos. Después de varios días de frenética búsqueda, se encontraron sin vida los cuerpos
de los profesores Parada, Guerrero y Nattino. Fueron degollados por carabineros por disentir
con el gobierno dictatorial.
Tiempo después un nuevo horror sacudía a la población: una patrulla de militares
queman vivos a dos jóvenes que participaban de una protesta: Carmen Gloria Quintana y
Rodrigo Rojas Denegri. La estudiante de 18 años salvó de la muerte pero quedó con su rostro
y su cuerpo desfigurado. El joven fotógrafo murió a los pocos días.
Recuerdo con especial cariño la gran movilización social que significó el plebiscito de
1988. Había miedo y desconfianza de que éste pudiera llevarse a cabo, especialmente cuando
en agosto de ese mismo año los comandantes en jefe designaron como candidato único a
Pinochet. Durante septiembre se emitió por televisión la propaganda política de ambos lados,
con alta sintonía. Se inscribieron para votar siete millones de chilenos. Fueron miles los que
se preocuparon hasta el agotamiento de llevar un recuento paralelo al oficial, con toda una
logística de enlaces detrás, para asegurar el triunfo. Se trataba del todo o nada.
Yo fui apoderada del NO. Los lugares de votación estaban repletos de militares armados.
Comenzó a correr el rumor de que los votos eran transparentes y por tanto se sabría quiénes
votaban no (podría haber represalias). Pero todo ocurrió como debía ocurrir. Ciertamente, a los
militares les costó reconocer el triunfo del No, pero los números no mentían. Al año siguiente

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percato que tiene la alternativa de llevarme detenida, lo sé, pero no se convence. Finalmente,
me dice que le dejará a mi padre una citación para presentarse al día siguiente. Todos se
retiran. Nos demoramos mucho en confirmar que nadie se hubiera quedado a espiar. Mi tía,
hermana de mi madre y que vive al lado nuestro, aparece preguntando por todos. Su familia
es de derecha y golpista. Durante el allanamiento entraron a su casa para vigilar si alguien
saltaba desde nuestra casa.
Tiempos difíciles Cuando regresa mi padre, se preocupa de qué pasará con la familia si es detenido. Él
no quiere asilarse.
Al día siguiente no puedo levantarme. Mi padre se despide y no sabemos si nos
volveremos a ver. No quiere que lo vayamos a dejar. Queda detenido y enviado al día siguiente
al Estadio Nacional. Vamos todos los días a verlo, esperando que lo liberen. Me encuentro con
mucha gente conocida, entre ellos con una compañera de la universidad. Un día sale un bus
con detenidos y lo seguimos. Volvemos desilusionados. Le llevamos ropa, comida, frazadas,
fruta y chocolates que nunca recibe.
No sé las fechas, los días, pero como veinte días después de su detención, a la entrada
de una de las puertas del Estadio, anuncian que saldrán algunos detenidos. Tomo primera fila.
Los miro a todos, pero no está mi padre. Vuelvo a revisar y veo a un tipo flaco, barbón. Es mi
R ememorar tiempos difíciles es una tarea dolorosa. Ese día estaba nublado, aunque
padre. Grito ¡Papá! Pero me hacen señas que los liberarán a media cuadra.
¡Qué alegría!¡Está vivo!
hay diversas versiones del clima de ese martes. Al parecer hubo sol así como hubo lluvia, pero
Mi padre quiere que nos vayamos de ahí inmediatamente. Que nos alejemos. Un
principalmente el 11 de septiembre de 1973 fue un día gris. Mis padres y mi hermana mayor
amigo que también ha sido liberado le pide que lo llevemos a su casa. Vive en Larraín cerca
parten a sus trabajos, nerviosos, pero es la instrucción: presentarse en su lugar de trabajo.
del Canal Las Perdices, pero se baja en el puente del canal. Le da miedo que lo dejemos frente
Cuando comienza el bombardeo a La Moneda, mi estómago se contrae. La oficina de
a su casa.
mi madre está en Bandera a una cuadra de La Moneda y mi padre tiene oficina en el Ministerio
Mis padres decidieron irse del país y eligen Argentina por la cercanía y para poder
de Economía, en la esquina de las calles Moneda y Teatinos.
volver rápidamente en cuanto se pueda.
No hay celulares, no hay información. Mi madre y hermana llegan temprano. A esta
Es el verano de 1974 y todos los hermanos viajamos a Buenos Aires donde nos
última no la dejaron entrar al Ministerio de Educación en plena Alameda. Pero a mi madre
esperan nuestros padres. Mi papá ya tiene empleo. Eso sí, hay que buscar departamento y
y otros colegas, cuando se están retirando del edificio, los detiene una patrulla. Preguntan
comprar colchones. Después vendrán las camas. Necesitamos llevarlos inmediatamente, por
¿Hay algún comunista? Un abogado demócrata cristiano que trabaja con mi madre contesta.
lo que atravesamos el centro de Buenos Aires transportando los colchones. Los porteños nos
“Cómo se le ocurre hombre, aquí no hay ningún comunista”. Mi madre contó esa historia
echaban tallas diciéndonos: ”Se van a la fiaca tan temprano”. Todos vamos contentos, no nos
mucho tiempo, agradecida de su colega. Luego, como era de esperarse, los tres quedaron sin
da vergüenza; estamos los siete juntos de nuevo.
trabajo.
Buenos Aires es una ciudad abierta, sin cordillera, casi sin nubes. Por ser puerto hay
A los pocos días, alrededor de las cinco de la tarde, mi casa es allanada. Mis padres,
diversidad de inmigrantes y de culturas; también hay cine, exposiciones, libros, arte, teatro.
mi hermana mayor y mi hermano no están. Estamos solo las tres hermanas y el pololo de una
Es un descubrimiento cultural enorme para mí.
de ellas. De pronto, nos dimos cuenta que estábamos rodeadas de uniformes por todo el patio
En el mes de marzo vuelvo a Santiago: he decidido quedarme en Chile. Han reabierto
alrededor de la casa. Ingresa un oficial joven con dos uniformados; preguntan por mi padre
la Escuela de Economía y el alumno que quiere seguir debe aceptar ser interrogado por la
y piden que se abra el portón para que entre una tanqueta.
DINA. Algunos no lo pueden enfrentar y otros no llegan por estar detenidos, desaparecidos o
Al salir hay mucha gente mirando, algo gritan. ¿Si estamos bien? Comienza la revisión
exiliados.
de la casa, de los dormitorios, de la buhardilla. En el dormitorio de mi hermano encuentran
Al final de la carrera no nos validan ramos relacionados con sociología y marxismo.
panfletos en contra del golpe. De mi escritorio revisan papel por papel. Quieren que diga en
Durante mi época universitaria vivo con la familia de una tía. Me dedico a estudiar
qué partido milita mi padre. “Es independiente”, les digo.
y hacer ayudantías de Economía en la Universidad de Chile, a carreras humanistas como
Encuentran una carta del pololo de mi hermana, donde le pide que se cuide. “¿Por
Pedagogía, Antropología y Periodismo. Viajo en vacaciones de invierno y verano a Buenos
qué? -pregunta el oficial- ¿De qué tiene que cuidarse?” Llaman a mi hermana. Le hago señas
Aires, a ver a mis padres.
de que no diga nada, que no sabe nada. Seguimos al patio donde hay un tambor con muchos
Un día recibo la llamada de una compañera de escuela. Recién la habían liberado y
papeles quemados. ¡Han tenido mucho trabajo! comenta.
quería verme. Mis tíos conocen la historia y aceptan recibirla. Mi tío también estuvo detenido,
En el patio de servicio alguien rompe el vidrio de la secadora con su fusil. No sé
el mismo día 11, y tiene miedo. Ella llega en su auto. El tío cierra el portón con candado. Ella
cuánto tiempo ha pasado. El oficial le pregunta a la señora Rosa, la nana, que cuánta gente
se ve bien. Pasamos a la cocina a tomar once. Es una habitación protegida, que no da a la
viene a la casa. Ella contesta que no están los tiempos para recibir visitas.
calle y podemos conversar con tranquilidad. Una vez que se retira, mi tía me cuenta que mi
Han pasado algunas horas. El oficial me mira y me dice: “Su padre no vendrá ¿verdad?”
amiga le confesó torturas mayores a las que yo escuché. Pero no quería que yo las supiera.
Lo veo dubitativo, sé que ve en mí a una joven estudiante flaca e indefensa. Recién ahí me

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Noto la preocupación de mi tía. La universidad está abierta, pero siguen las detenciones.
Antes de que la detuvieran, mi amiga se da cuenta que la policía la espera a la entrada
de su departamento. Avisa que la van a detener y que les da 24 horas de plazo para que se
escondan.
Tiempo después me llama para despedirse, porque se iba de Chile.
A comienzos de 1976 me caso y me voy a vivir a un departamento en el centro,
propiedad de mi padre.
En 1977 nace mi primer hijo, Gonzalo.
Vida intensa, camino escabroso
Esos años son muy duros en represalias y ya se escucha de los centros clandestinos
de detención. Para estar informados, escuchamos Radio Moscú.
Seguimos viajando a Buenos Aires.
No es fácil encontrar empleo, pero un compañero de universidad me recomienda un
banco. Eso nos permite que, a fines de 1979, compremos casa en lo que sería posteriormente
Peñalolén. Nos encantó la casa, lejos de todo. Había que atravesar el Canal San Carlos por
un estrecho puente de madera. La calle larga y en subida no tenía veredas y estaba llena de E l 10 de marzo de 1990, un día antes del retorno a la democracia, uno de mis conjuntos
favoritos, Sol y Lluvia, hizo un recital en el Estadio Santa Laura. Bautizaron la actuación como
zarzamoras. No había locomoción colectiva. Nos enteraríamos después que estábamos a
pasos de la Villa Grimaldi. Y que las aparentes amigables parcelas, en las que comprábamos “Adiós General”, título de una de sus más conocidas canciones. Nos embargaban la emoción
gladiolos y pan amasado, eran fachadas de la CNI y los militares. y la esperanza; latía el dolor de lo vivido desde el 11 de septiembre de 1973.
En el trabajo y en lo social, nadie hablaba de lo que pensaba y menos de su historia Esos largos 17 años me parecían una vida entera, menos castigada por la dictadura
familiar. Solo en familia y con amigos podíamos comentar y ponernos al día. que otras personas, pero colmada de cambios, angustias, dolores, miedos, aunque también
alegrías.
Empiezo ese 11 de septiembre de 1973 yendo en bus al trabajo, en pleno centro.
No recuerdo cuán lejos llegué y cómo volví. Hasta ese minuto, sin saber lo que era un golpe
de Estado, compartía con mi familia DC el alivio que representaba el fin de la UP. Dos días
antes habíamos terminado nuestro noviazgo con Juan, pero hablamos y su visión fue el primer
aterrizaje en el horror. Asimismo, una amiga de la universidad, a quien yo respetaba mucho,
me transmitió una realidad devastadora, a pesar de lo poco que se sabía. Luego empecé a
sentir las rondas de helicópteros o aviones que pasaban por mi casa, ubicada en un barrio
popular. Hasta hoy, sentir ese sonido me recorre la espalda como una corriente.
No recuerdo lo que fue volver al trabajo, creo que dos o tres días después. Sin duda
hablábamos de lo sucedido y, al parecer, sin temores, tampoco hubo noticias graves que
tocaran al grupo. O al menos no lo supimos… Todo parecía seguir “normal”. Lo secreto y el
miedo ya habían debutado. Era necesaria una urgente madurez.
Desde fines del 73 mi vida personal no resultaba más alentadora que el clima nacional
que se vivía, porque mi trabajo no me gustaba. Pero, no era el momento para plantearse grandes
metas personales. Entretanto, un breve pololeo me dio alas para ser más autónoma respecto
Portón Villa Grimaldi, Peñalolén. de mis estrictos padres. También me regaló una amiga, Ana Cecilia, con la que tuvimos uno
de los veraneos más lindos que recuerde, en los alrededores de Talca. Alojamos en la casa de
unos antiguos inquilinos que había tenido su familia antes de ser expropiada con la reforma
Durante la década del 80 nacen mis otros tres hijos: Álvaro, Emilio y Elvira. Hacemos agraria de Frei. Compartimos comidas, idas al río, cabalgatas y complicidad de amigas, algo
vida de barrio, celebramos cumpleaños y nos acercamos a los vecinos. Todos son matrimonios que siempre recordaré. Y sentí un amor platónico por un campesino, sabiendo lo imposible
jóvenes. Un hecho que nos acercó a las siete familias vecinas más cercanas fue el incendio de la relación.
en la casa de Angélica. Fue una explosión de un balón de gas, que alertó a la Villa Grimaldi Otro pololeo que tuve a inicios de 1974, se acabó exactamente el día que conocí a
e hizo llegar a la CNI completa. Pero entendieron que era un accidente y no un atentado. A Pato. Era un día frío y de lluvia, mayo o junio de ese año, en que me asomo a un taller en el
partir de ese momento nos dimos cuenta que nos unía algo más que la etapa de crianza de DUOC para ver a Gabriela Pizarro (mi ex profesora de folklore). Esa noche llegué congelada a
niños en la que estábamos. mi casa a contarle de este nuevo amor a mi hermana. Él me imaginó colegiala, porque andaba
con ropa azul marino –color que me encantaba en esa época-, pero la verdad estaba a meses
de titularme luego de haber egresado hacia ya dos años.
Mi relación con Pato fue intensa en emociones, aunque de complicados horarios
para que él regresara a su casa -distante de la mía-, porque vivíamos en un país con “toque de

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queda”. También me fui incorporando con él a otras realidades e intereses, a visiones durante nuestra permanencia en Mendoza y hasta trabajé en la pequeña biblioteca que tenía
progresistas y actividades folklóricas, en general sospechosas para el régimen. Con ello fue el Instituto Goethe.
creciendo mi conciencia y una perspectiva más realista de lo que vivíamos en el país. Ese La vida cotidiana en una pieza construida en el patio de una casa fue una experiencia
mismo año se había creado la DINA, con su conocida trayectoria de secuestros, torturas y donde todo giraba en torno a Naty. El aprendizaje de madre fue lento. Era el tiempo de los
crímenes. En paralelo iba cambiando el rol del Estado hacia una mayor desprotección social pañales de género. Pato sabía más de guaguas que yo. Con una actividad cultural intensa y
de la población y vulneración de sus derechos. gratuita en esa ciudad, íbamos incluso a los conciertos con ella, que gateaba por toda la sala.
Yo vivía más en mi nuevo pololeo con el que sería mi marido. Lo único que nos En 1976 vendría el golpe militar en Argentina, que no percibimos de modo tan intenso
separaba era nuestra distancia en estudios –yo profesional, él recién empezando estudios en esa ciudad. Luego empezamos a sentir el peso de la falta de plata, aunque tuvimos la ayuda
técnicos-. Eso empujó un quiebre cuando yo cursaba un magister en Administración. milagrosa y regular por más de un año del hermano mayor de Pato. Avanzado nuestro tercer
Retomamos nuestra relación en unos meses y seguimos en un conjunto folklórico, el “Pumol”. año, pobres y felices en Mendoza (1977), “contigo pan y cebolla”, supimos que esperaba
Además, Pato –quien interpretaba Cello- entraría a un grupo, “Gestación”, formado por Nano mi segundo hijo, por el que sufrí una fuerte anemia. Hasta ese momento nunca habíamos
Acevedo, que tocaba música propia. Tenían un desarrollo creativo, desde música para teatro pensado en la planificación familiar. En esas condiciones evaluamos que ya estaba bueno de
infantil hasta obras para un grupo de cabaret en el Teatro Cariola. Todo un mundo desconocido experimentos y que probablemente en Santiago podría conseguir un mejor trabajo con mi
para mí, muy distante de mi rígido hogar. cartón.
En las vacaciones del 75 invité a mis hermanos al sur. Llegamos hasta Chiloé, en un Volvimos en enero de 1978 a vivir a la casa de Pato. Andrés nació el 12 de abril a las
viaje que siempre recuerdo: el parque de lotos en Valdivia, las casas de tejas de madera, una 10 de la noche en el Hospital de la Universidad Católica. Allí pude llamar a la casa (no había
aventura en el río de Gorbea y sobre todo el olor a sur. Aunque más consciente de la gravedad celular) para avisar del primer “canito” en la familia. Andrés fue un niño inquieto y arriesgado,
del período que vivíamos, seguí haciendo una vida “normal”. Al regreso fui al médico por que conoció con frecuencia las clínicas en sus primeros años. Y también en los siguientes
unas molestias que había tenido: náuseas y mareos anunciaban a mi primera hija, Naty, que gracias a su pasión por el fútbol; de hecho, el colegio para él eran los goles que habían hecho
nacería en septiembre de ese año. en el recreo.
Al saber de la espera, decidimos casarnos, sin comentar la razón en nuestras casas. Andrés venía con la “marraqueta bajo el brazo”, ya que cumplidos sus tres meses
Como mi futuro marido no era querido por mis padres, a inicios de abril nos casamos por el empecé a trabajar en la CEPAL. Mi búsqueda tuvo éxito gracias a quien fuera mi jefe en la
civil, sin ellos. Era una forma de rebelarme a su intolerancia. Por la iglesia sería distinto, sabía Universidad y que ahora dirigía un programa en el ILPES (CEPAL). Me llamaron para hacer un
que era importante para mi mamá, quizás también para mí, así que organizamos rápidamente reemplazo, inicialmente de quince días, que se renovaron por 15, 30, 60 días, meses, años,
una fiesta con familia, compañeros de trabajo y amigos. Mi mami hizo mi traje de dos piezas hasta que jubilé con 28 años de trabajo allí.
blanco y en vez de vals bailamos cueca. Luna de miel exigua en Pichidangui con la solidaridad La CEPAL era un mundo desconocido y un contraste con mi realidad. Vivíamos cerca
de los empleados del hotel que nos regalaron el desayuno del último día. De ahí pasamos a de Gran Avenida, mientras la oficina estaba en Vitacura y no existía línea de Metro. El trabajo
vivir con la familia de Pato y a compartir concurridos almuerzos familiares de domingo, muy de años anteriores en empleos precarios, sin ejercicio profesional, me pasaron la cuenta y me
gratos; una experiencia muy diferente a la que yo conocía en mi casa. insegurizaron dramáticamente. Mi ajuste a la institución fue lento y largo, a veces insoportable,
En ese período, el grupo Gestación quiso explorar nuevos rumbos buscando porque se sumaba a mi falta de cariño por la carrera. En ese mismo tiempo, Pato se había ido
oportunidades económicas y un mejor clima político. Por estas razones planificaron irse a a Alemania y pasamos seis largos meses separados. Todo lo anterior hizo que mis primeros
Mendoza a probar suerte, con miras a llegar alguna vez a Buenos Aires. Solo ocurrió lo primero. años en la CEPAL fueran realmente duros y de complejas consecuencias: al año siguiente
Esta decisión fue para mí una oportunidad de enfrentar (¿o eludir?), la noticia del embarazo tendríamos nuestra primera separación matrimonial. De cualquier modo, nuestro reencuentro
ante mi familia, que recién anunciaría por carta desde Mendoza. como pareja en esa oportunidad fue relativamente pronto, porque aún nos gustábamos y
Tengo los mejores recuerdos de los tres años vividos en Mendoza, aunque fue una teníamos dos hijos.
etapa de mucha pobreza. Al principio viviendo de cosas que habíamos vendido en Chile y Al alero de Pato y su mundo, junto a su actividad musical en conjuntos como Wampara
luego con trabajos precarios de todo tipo: pintura, atención de carritos de comida, trabajo y Antara, vivimos de cerca las actividades del “Canto Nuevo”, sus lugares –Taller 666, Café del
secretarial y otros de oficina. Cerro-, sus mensajes políticos, la inspiración de Silvio y Pablo, así como de Zitarrosa, Viglietti,
No pudimos lograr algo mejor. Además, recién pude trabajar cuando nuestra primera Mercedes y tantos otro/as. Yo ya había entrado en un nuevo círculo con visiones cada vez más
hija tenía algunos meses. Habíamos llegado a mediados del 75 a esa ciudad y Naty nació en distantes a las de mi familia de origen, quizás también por el ambiente del colegio Francisco de
el Hospital Emilio Civit, un domingo de primavera -28 de septiembre- a las 12 del día. Ese Miranda, donde iban Naty y Andrés. Fue un tiempo de más compromiso político. Adscribimos
hospital público estaba dentro del inmenso y bello Parque General San Martin. Muchos años a medios claramente contestatarios: revistas Análisis, Apsi, La Bicicleta y otras.
después, cuando quisimos visitarlo, encontramos en su lugar una facultad de la Universidad Dos temas se me hacen más conscientes allí: por un lado, la discriminación de la
Nacional de Cuyo. mujer y el feminismo, y, por otro, los derechos humanos en Chile. Luego de aprobada la
Ajenos a esa situación económica tan limitada y que con el tiempo empeoraría, es nueva Constitución en un plebiscito de evidente parcialidad, recrudece el abuso de derechos
indescriptible la emoción que sentimos cuando esta hija apareció en nuestras vidas. y vivimos una crisis económica de gran profundidad en 1982: caída de un 14% del PIB con
Comenzamos a estudiar alemán, imagino que con alguna beca, porque pretendíamos 30% de cesantía. En ese contexto, pasé a otra vereda intentando conciliar los papeles de madre,
irnos a Alemania para que Pato siguiera estudios. Él también había empezado a estudiar trabajadora y una que otra acción social o política. Esto se acentuó por mi trabajo en el ILPES,
Fagot en la Universidad Nacional de Cuyo, gratis como todas las universidades en Argentina. con una mirada latinoamericana sobre problemas del desarrollo. De a poco voy acercándome
Solo Pato hizo el viaje a Alemania, pero yo me enamoré del idioma; tuve buenos resultados a quienes tienen una visión similar a la mía en la CEPAL.

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Mi trabajo mejoró la situación económica familiar, lo que nos permitió aportar a Junto a las marchas y actos masivos contra la dictadura, la franja televisiva del NO
iniciativas varias. En esa época no tenía militancia aún, pero era fuertemente antidictadura y tuvo su papel en esta historia. Dando cabida a los opositores aún, para hablar de sus temores,
sigo siendo cercana a la izquierda. Un acto unitario de la oposición en el Caupolicán en 1983 dolores y pérdidas, contenía un espíritu alegre, de verdadera esperanza. En esos días la historia
y marchas para el 8 de marzo fueron parte de mis “audacias” de ese período. Entretanto, nos desfiló frente a nosotros. Todo el horror e injusticia, tanta vida y sueños truncados, tantos héroes
independizamos como familia, viviendo primero en la Villa Olímpica y luego muy cerca de la que lucharon incansablemente por defender nuestros derechos: los familiares de las víctimas
Rotonda Grecia. Algunos años después nos iríamos a la que todavía es mi casa en La Reina. y la Vicaría de la Solidaridad, en especial.
Pero mi ajuste a la CEPAL aún tenía carencias. No me sentía realizada. De hecho, Hace muy poco tiempo vimos emocionados la película NO de Pablo Larraín, que
cuando llevaba cinco años decidí hacer una maestría en la Escuela de Economía de la recoge bien toda esa epopeya. La franja la veíamos todos, la esperábamos, nos sorprendía, la
Universidad de Chile (1983-85). Debiendo asumir el costo del estudio, en la oficina me comentábamos, nos entusiasmaba, nos entregaba una nueva energía en ese período oscuro.
autorizaron a asistir a clases sin descuidar mis deberes de coordinadora de cursos en esa época. Y cómo no recordar las palabras con que Patricio Bañados iniciara la serie del NO:
Lo hice en esas condiciones gracias a mi Renoleta bajando rauda hacia la Escuela, asistiendo
solo a algunas clases, estudiando en las horas de almuerzo, compartiendo lecturas con un “Chile, la alegría ya viene… Por primera vez en quince
grupo de compañeros. Sin energías para hacer la tesis, solo di el examen de grado final. Lo años, quienes no comparten el pensamiento oficial tienen la
aprobé y me dije: “ejercicio cerrado”. oportunidad de dirigirse a usted a través de un programa de
Aunque me hizo bien sentirme renovada y saber que “podía”, no lograba “hacer algo televisión propio. ... quince minutos… ¡en quince años!...”
59

que me gustara”. Al poco tiempo resolví dejar ese trabajo. Acordamos con Pato correr el riesgo.
Pero en el ILPES me dieron la posibilidad de hacer investigación en el área de “desarrollo
regional”, que siempre me había atraído. Buscaba especializarme y no hacer solo gestión. Años después, ese conductor de la franja (locutor de la mayor credibilidad), nos
Entonces, a fines de 1987, empezaba un nuevo camino bajo el alero de Sergio Boisier, con repasa ese período en primera persona con un tono bastante más crítico. ¿Representa su voz
quien tuve quizás mi mejor etapa laboral. la evaluación que se fue generalizando respecto de esa transición a la democracia?
Justo cuando empezaba esa nueva etapa, se anuncia mi tercer hijo. Por esta razón fue Hay tanto por conocer todavía de toda esa época. Lo que es cierto es que en esos días
que, antes de que llegara Iván, el primero de julio de 1988, solo alcancé a hacer un estudio una gran mayoría tuvo el regalo de la esperanza. Regalo que contrastaba con un período de
sobre el polo de desarrollo de Arica. En esa época estaba en mejores condiciones económicas años demasiado oscuros.
que en mis maternidades anteriores y con Naty y Andrés casi autónomos, de trece y diez años
respectivamente.
Durante mi postnatal viví de modo intenso la maternidad, pero el retorno al trabajo
me costó un poco. Sentía fuertemente esa tensión madre-trabajadora y las carreras para llegar
a amamantar al mediodía y en la tarde constituían una presión adicional.
Pero 1988 traería más esperanzas, “la del arcoíris”: el inolvidable triunfo del NO en
el plebiscito del 5 de octubre. Hubo una celebración apoteósica al día siguiente. Cuando iba
a un control médico en el centro, era asombroso observar a personas comunes y corrientes
abrazar a los carabineros (más que “pacos”).
Tenía un gran significado ese
reencuentro luego del horror. Me
emocionaba más allá de lo explicable
el sentir que podíamos recuperar
la confianza, que otro mundo era
posible, así como una vida tan
distinta a la de los últimos quince
años. Nunca esperé se reconociera
el resultado por parte de la dictadura;
de hecho, el 5 me dormí antes del
conteo final. Incluso al día siguiente
no lograba convencerme de lo que
había ocurrido. De esa época es la
foto de los tres niños.
Mis tres hijos, Andrés, Iván y Naty, 1988.

59. Patricio Bañados, “Memorias de un locutor” 2014:p.24.

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Vino mi padre desde Chuquicamata para autorizarme, pues yo era menor de edad;
tenía 17 años. Lloré durante toda la ceremonia y, por seguridad, no hubo ni una sola foto.
Finalmente, no resultó el asilo para salir del país y regresamos a Caldera. Seis meses después
viajé a Santiago para el parto de mi hija. Tania, mi princesa, la más bella, dulce y brillante
mujer del mundo nació el 7 de marzo de 1975. Como había toque de queda estuve sola en
la clínica. Mi esposo llegó desde Caldera al día siguiente.
Vida en la oscuridad A partir de ese momento sentí que mi vida era otra. Esa criatura chiquitita, tan frágil,
con la cara un poco magullada por las pinzas del fórcep, era mi responsabilidad, otro ser a
quien estaba unida para siempre.
Al regresar al norte y a medida que los meses fueron pasando, comencé a sentirme
incómoda, sumida en una sensación de vacío existencial. Me preguntaba si mi vida debía ser
esa: cuidar a mi princesa, ser buena esposa, hablar bajito de política y escuchar cada noche
radio Moscú.
La respuesta que me di fue obvia y logré convencer a mi compañero de volver a
estudiar, preparar nuevamente la Prueba de Aptitud Académica y postular a la Universidad. Es
decir, volver a Santiago. Así, en marzo de 1976 ingresamos ambos a estudiar Administración
de Empresas en la UTE, única carrera vespertina que quedaba de una universidad creada
E l inicio de la dictadura es un tiempo que rememoro como un torbellino, como si un
remolino atrapara la vida y nos llevara a todos dando tumbos por caminos variados e inconexos,
pensando en y para los trabajadores.
Conforme el ideario de la dictadura se iba consolidando, así también se modificaba la
malla curricular de la carrera, la que se transformó en Ingeniería Comercial con mención en
erráticos a veces, tratando de mantener la cabeza a flote y tragando agua otras tantas.
Administración. Aunque hubo discusiones al respecto, nada pudimos hacer. Nuestra capacidad
Es duro para mí escribir de este período, que va entre los 16 y los 33 años, porque
de movilizarnos públicamente era nula, sumado al hecho de que todos éramos trabajadores
está lleno de contradicciones. Por un lado me toca vivir situaciones muy duras, así como por
con responsabilidades familiares y laborales que poca energía adicional nos dejaban. Pese
otro, conozco el amor profundo.
a eso, fuimos desarrollando grupos de estudio por afinidades, ya sea de origen, de forma de
Es esta la época de mi formación superior, de mis parejas y lo más importante, el
pensar o de historias personales. Gran parte de mis compañeros provenían de liceos vespertinos
nacimiento de mis hijos.
donde con mucho esfuerzo habían completado su educación media. La deserción era muy
Desde este presente en el que escribo, con 61 años, me siento agradecida porque
alta y por tanto el apoyo mutuo era clave. No había más de tres mujeres en mi promoción y
sobreviví, no fui torturada, no perdí a mi hija. Pese a los muchos riesgos en que me puse más
sólo terminé yo. El principal “carrete” era ir al bar que estaba a la salida de la facultad, por
de una vez, estoy relativamente cuerda y entera. Me mantuve fiel a mis principios y aunque
Alameda, a ver partidos de fútbol por televisión y tomar una cerveza.
a veces lloré con desconsuelo, fui capaz de ponerme de pie y seguir adelante.
La universidad era un espacio tremendamente controlado. Teníamos compañeros
En marzo del 74 ingresé a la Universidad. Yo quería estudiar Agronomía pero mi puntaje
milicos y carabineros, algunos con uniforme y otros de civil. Por sus ropas y zapatos, corte
de la PAA no me alcanzaba, por lo que postulé a cambio a Geomensura; en la Universidad
de pelo y escasa participación en clases se les reconocía con facilidad. No tenían buenas
Técnica del Estado.
calificaciones, pero estaban en la sala en el semestre siguiente.
Mi pololo nunca volvió al Pedagógico. Su padre estuvo preso por varios meses por
Las asignaturas eran tratadas desde lo estrictamente técnico, nada de valores, ética o
ser comunista y dirigente de los transportistas que apoyaban a Allende (MOPARE). Al salir de
economía centralmente planificada; lo más de izquierda era la teoría de J.M. Keynes. En los
la penitenciaría, se fueron a vivir a Caldera. Allá partió Patricio junto a su familia. Trabajaba
cursos de microeconomía y política económica, los profesores eran un par de “cuicos” que,
administrando una estación de servicio de un familiar. En uno de sus viajes a Santiago quedé
se decía, venían llegando de Chicago a difundir e impartir el modelo en aplicación en Chile.
embarazada. Sin nadie a quien contarle -además de él, por carta- y muy asustada por las
Casi todos nosotros éramos estudiantes - trabajadores, de aspecto pobretón y rostros cansados,
consecuencias, decidí en agosto, dadas las vacaciones en la universidad, viajar a conversar
por lo cual apenas nos miraban o saludaban.
con él.
Pero siempre hay luz, ahí conocí a Domingo Asún, valioso académico y persona, con
En esos días, con el grupo de jóvenes comunistas que nos seguíamos reuniendo
quien además hice ayudantías, la Tesis de titulación, y mantuve por más de treinta años una
y esperando instrucciones, supimos que habían detenido a un compañero y era necesario
relación de amistad y afecto, a través de cartas, breves visitas y llamadas telefónicas, hasta
cambiarse de domicilio. En efecto, dos noches después de mi partida al norte, mi casa fue
diciembre de 2016, cuando el cáncer nos privó de su presencia terrenal. Sus reflexiones,
violentamente allanada. Me buscaban por ser una peligrosa dirigente. En uno de los vehículos
comentarios, afectuosas palabras y ayuda en momentos difíciles, son tesoros que guardo para
militares estaba el compañero José Flores Araya, obligado delator. Su nombre está en Villa
siempre.
Grimaldi desde donde desapareció. Tenía 19 años.
Durante este periodo de vuelta a la universidad, vivimos con mi familia, y madre y
Dados los acontecimientos que vivíamos, la familia decidió que nuestra mejor
hermanos- en Ñuñoa, en la casa de la tía Cucha (Agustina-Victoria) hermana de mi padre.
oportunidad era el exilio. Volvimos a Santiago los dos juntos, para lograr asilo en una embajada
Ella había sido secuestrada por la CNI y luego de seis meses asilada en una embajada salió al
y viviendo, por mientras, en casas que desconocidos solidarios nos proveen. El 9 de septiembre
exilio. Los recursos financieros escaseaban y había que trabajar en lo que fuera; encuestadora,
de 1974 nos casamos por el civil en la Municipalidad de Ñuñoa.

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telefonista, administrativa, cualquier pega servía. Mi hija obtuvo el privilegio de un cupo Me derrumbé. Pese a todo y después de varias semanas en cama conteniendo un parto
gratuito en la sala-cuna y jardín infantil de la Universidad, por ser yo alumna-trabajadora. prematuro, el 18 de enero de 1982, nació Maximiliano, el más bello, sensible y brillante
En tanto, la relación de pareja con mi esposo se va empobreciendo día a día, y yo me siento hombre del universo. Nos separamos a los pocos meses. Mi autoimagen de ese tiempo es “en
bastante sola en la responsabilidad por el futuro de Tania. El matrimonio se rompe. Poco tiempo modo piloto automático”, solo me movilizaba por los niños. Reprobé el último ramo de la
después él me pide la nulidad para volver a casarse. carrera. Después de un par de años, él se alejó, no tuvo el valor suficiente para mantener la
Son tiempos duros aquellos. Trabajo todo el día, después, entre las 18:30 y 22 hrs. relación con su hijo. Sólo un aporte económico periódico hasta que Maximiliano terminó la
voy a clases. Al regresar a casa mi hija duerme y solo me queda mirarla y preparar sus cosas Universidad.
para el día siguiente. Mis hermanos y madre son un tremendo apoyo en esta época: la llevan El año 1984 finalmente terminé mi carrera y me titulé de ingeniero comercial. La
y retiran del Jardín, la cuidan, le bailan y cantan para que coma. situación económica del país era crítica. Mi única posibilidad de trabajo era en el POJH
Recuerdo que entonces yo usaba unos mocasines que estaban descosidos por el -Programa de Ocupación para Jefes de Hogar, un programa de empleos de mano de obra
costado interior y con la suela rota; les ponía por dentro un cartón nuevo todos los días y no calificada creado por la dictadura para hacer frente al 30 % de cesantía que azotaba al
nunca me sentaba en el primer asiento en la sala, para no exponer mi triste calzado. país. Volví entonces a la lógica de trabajar en cualquier cosa, sin importar fuera un trabajo
En esos tiempos más de una vez me sentí agobiada por la vida, por las extenuantes profesional o no.
jornadas, por las inseguridades de todo tipo. Quise dejar la universidad y dedicarme a mi hija, Ese mismo año comienzo a trabajar en el Ministerio de Obras Públicas, en un espacio
pues me cuestionaba si era justo para ella esta madre tan poco presente, pero internamente de confianza profesional y personal excepcionales. Llegué ahí a través del INDE, un grupo
algo me impulsaba a seguir. Quizás era el placer de aprender o la ilusión de poder ofrecerle denominado, Ingenieros por la Democracia, que agrupaba bajo el paraguas del Colegio de
un futuro mejor… ¡pero eran tantos años! Ingenieros a todos los colegas que estábamos en contra de la dictadura (DC, PS, IC, PC,
De los múltiples trabajos que tuve en ese periodo, el más valorado por la familia independientes).
fue el de telefonista en un centro de distribución de CALO (Cooperativa Agrícola Lechera de Era el tiempo de la llamada “apertura política”, inaugurada por el Ministro del Interior
Osorno). Los viernes era un día esperado por todos: yo llegaba con leche en polvo y queso Sergio Onofre Jarpa, tres años antes, tiempo en que comienzan a retornar los exiliados y se
que me descontaban a fin de mes, más un cuarto de kilo de mantequilla que la empresa nos concreta la política de rebelión popular. El clamor ciudadano por poner fin a la dictadura
regalaba. Esos insumos constituían un importante aporte a la alimentación familiar, pese a que comenzó a oírse fuerte. Son los años de las protestas mensuales, iniciadas el año 1983.
hoy con mis hermanos nos reímos al recordarlo. Recuerdo el ruido de los helicópteros sobrevolando la ciudad por las noches, los disparos
La dictadura convocó a dos “plebiscitos”: el de 1978 para defender
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al país de la de los milicos en las poblaciones. También recuerdo esas interminables noches de velatones
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agresión internacional, y después para aprobar la Constitución del 80. Ambos un chiste, sin acompañando a quienes hacían las huelgas de hambre. Sebastián Acevedo y el impacto de su
registros electorales ni apoderados de la oposición. Fueron un trámite pseudo democrático de inmolación. En la misma medida, se endurece la represión: los dos jóvenes quemados vivos,
legitimación del régimen. Como verificador de participación, se cortaba el carnet de identidad Rodrigo Rojas y Carmen Gloria Quintana; asesinatos masivos – Corpus Cristi y otros; secuestro
y se colocaba un timbre en la mano, directamente sobre la piel. y asesinato vil de Guerrero, Nattino y Parada; los allanamientos y detenciones masivas en
El año 1978, al terminar su enseñanza media, mi hermano Edgardo partió a Francia. poblaciones. Recuerdo a una querida compañera, Nora R., que una vez me dijo en medio de
Tenía buenas notas y le interesaba seguir una carrera ligada a las ciencias, pero en Chile no una actividad “por Dios, hasta cuándo vamos al cementerio a dejar a muertos”. Y tenía toda
se daban las condiciones y aceptó la invitación que le hizo el tío Ricardo, exiliado allá, para la razón.
cursar estudios superiores. Emprende el viaje con sólo 18 años de edad, pocos kilos, pero una Recuerdo los tiros del carabinero
gran ilusión de estudiar y volver. que balea en la cabeza a la pianista Maria
Para los que nos quedábamos en Chile, la sobrevivencia era una hazaña día a día. Paz Santibañez frente al Teatro Municipal;
Hubo ejecuciones, secuestros, torturas, relegación y exilio. La dictadura hizo desaparecer a el relato de los familiares de las víctimas: la
muchos más, incluyendo a la cúpula del Partido Comunista. El temor estaba permanentemente madre de Recaredo Valenzuela Pohorecky,
pegado a nuestra piel. Son los años de la represión, del toque de queda; de no salir de noche, uno de los asesinados en Corpus Cristi;
no compartir, no confiar en el otro. Estela Ortiz esposa de Parada, entre tantos
Mientras tanto, la televisión nos entretenía con programas en vivo, estrellas españolas otros testimonios de los que sufrieron en
de dudoso nivel artístico y concursos varios. forma directa la represión política. También
Yo seguía trabajando y estudiando en la ahora Universidad de Santiago. Entre mis viví la angustia y ansiedad por encontrar
compañeros encontré otra vez el amor. Ricardo, siete años mayor que yo, inteligente, los nombres de los tíos cada vez que
buenmozo y amable. Como una pequeña familia, vivimos juntos con mi hija durante casi aparecían en la prensa las listas de exiliados
cinco años. Cuando ya estábamos próximos a terminar la carrera, el año 1981, decidimos autorizados a entrar a Chile, como si fuera
tener un hijo. un regalo en vez de un derecho humano Mis hijos Tania y Maximiliano, 1986.
A un mes del parto, él me anuncia que debe dar cobertura de protección a su anterior fundamental. El año 1986 mi hermana se va
familia que estaba exiliada desde años atrás en Europa, que regresa al país por la “Operación exiliada a Uruguay con su esposo, estudiante
Retorno”. de Arquitectura expulsado de la Universidad
de Valparaíso.
60. El voto frente al cual se debía marcar SI o NO decía: “Frente a la agresión internacional desatada en contra de nuestra Patria, respaldo al Presidente Pinochet en
su defensa de la dignidad de Chile, y reafirmo la legitimidad del Gobierno de la República para encabezar soberanamente el proceso de institucionalidad del país.”
61. Luego del golpe militar, no solo fue suspendida la Constitución de 1925, sino que, además, se buscó crear una nueva institucionalidad completamente desde cero.
282 Se designó una «Comisión de Estudios de la Nueva Constitución» (CENC), más conocida como Comisión Ortúzar, a la que se le confirió la labor de crear un anteproyecto
de constitución. Con posterioridad a la redacción afinada por dicho cuerpo consultivo, la Junta Militar también le introdujo algunos cambios. 283
En el año 87 mi hermano Edgardo regresa de Francia con su compañera Claudine
y Matilde, su pequeña hija de tres meses. Él es ya un flamante bioquímico y busca trabajo
inútilmente en Chile durante seis meses. Como muchos otros profesionales de primer nivel
que regresaron al país dispuestos a aportar, la respuesta más frecuente de las universidades fue
“te necesitamos pero no tenemos presupuesto”. Fue así como se perdieron miles de cabezas
pensantes que, al igual que mi hermano, volvieron al exilio al no encontrar empleo en Chile.
Fue un dolor grande la partida de mi hermana y este segundo exilio de mi hermano, pero más
urgente era cambiar el sistema.
Ansiando ser feliz
Quizás por la intensidad de las situaciones vividas, por la complicidad que conlleva el
trabajo militante clandestino, por las ideas y reflexiones compartidas; de esta época conservo
amigos y amigas entrañables. Visto en perspectiva, muchas veces actué en forma irresponsable
con la seguridad de mis hijos y la propia, pero era tan fuerte la convicción de que había que
derrocar a la dictadura, cambiar el país, volver a la democracia, que todo parecía válido. Al
mismo tiempo, la vida personal y familiar fluía en paralelo a la vida política del país.
La familia paterna ampliada fue un importante soporte en tiempos de oscuridad,
un espacio de solidaridad, apoyo y afecto incondicional. Mi abuela Quequita, a cargo de la
administración de la casa en que vivían varios parientes que se convirtió en el punto de reunión E studiar en la Universidad de Concepción en el año 1974 era del terror: todos nos
sentíamos observados. Los compañeros que usaban zapatos con cordones podían ser milicos
familiar.
Nos juntamos mucho, reímos, cantamos, discutimos, tomamos y tratamos de seguir camuflados. Era peligroso tener conversaciones que no fueran estrictamente académicas. Yo
adelante, de porfiadamente, vivir. En todos esos años, son las mujeres de la familia las que entré justo en la época de los “rectores delegados”, militares que habían sido designados
hacen la fuerza en lo material y afectivo. La tía Marta, laboriosa, emprendedora, cariñosa, por la junta militar para dirigir las universidades. Por razones ideológicas, en la asignatura
siempre dispuesta a incluir en su casa a otro sobrino o sobrina más; mi madre, ya jubilada, de Introducción a la Economía no se podía hablar de mercado centralmente planificado y
haciendo breves reemplazos. en la Biblioteca Central desapareció toda literatura marxista. Hubo una serie de estúpidos
Llegado el período del plebiscito del 88, se produce una profunda discusión en la cercenamientos históricos a varias asignaturas que causaron grandes vacíos en la malla
sociedad chilena acerca de participar o no. Finalmente se impone la postura de intentar por curricular.
esta vía derrotar al régimen, pero con muchas dudas sobre el proceso y los posibles resultados. Pero yo tenía una sola obligación: estudiar. Fui la primera de mi familia en seguir
El país sigue bajo la férrea y brutal dictadura. estudios universitarios, por tanto había muchas esperanzas centradas en mí. Al finalizar cuarto
En los meses previos a octubre llega de Argentina, Claudio, funcionario de la JJCC y año de enseñanza media me entregaron la beca de la JUNAEB, que consistía en un pequeño
muy querido amigo de mi hermana, a quien subarriendo un espacio en mi casa. Las condiciones estipendio que me entregaban cada trimestre, para comprar cuadernos, lápices y pagar
del momento y la vida solitaria de los últimos años nos acercan y en marzo del 89 nos casamos. colaciones. Esta beca me sirvió además para que en la universidad me dieran la llamada beca
Estuvimos juntos casi diez años; fue un buen amigo y mejor papá para mis hijos, a de apuntes, que representaba un tremendo alivio para evitar la compra de libros. Estas ayudas
quienes entregó mucho afecto y dedicación; la relación con ellos y una tibia amistad conmigo fueron de gran importancia para mi carrera universitaria y el dinero me alcanzaba hasta para
se mantuvo hasta noviembre de 2016, fecha en que falleció de un infarto al corazón. Le regalonearme comprándome una colonia baratita que me encantaba: Flor de Espino,
sobreviven tres hijos pequeños de su relación de pareja de los últimos años. Alcancé a participar de un mecanismo de pago de la universidad según los ingresos
El día 5 de octubre es histórico por el triunfo del NO. Hace mucho calor y yo salgo del grupo familiar. Por ser mi mamá pensionada de ferrocarriles,
temprano a ver el proceso, a recoger resultados y entregarlos rápidamente a quienes hacen un quedaba en el último tramo y el pago era mínimo. Sin embargo,
recuento informal; después en casa, esperamos hasta la madrugada los resultados oficiales, siempre anduve con la plata justa. Tenía un solo par de zapatos
anhelantes, incrédulos. Al día siguiente, desde mi lugar de trabajo en Moneda con Ahumada, para todo el invierno; una sola chaqueta que debía secar en la
pleno centro del barrio cívico, se escucha un tumulto, voces, gritos, consignas, pero esta vez de noche para usarla al día siguiente. Nada de paraguas: eran un
alegría. Marchamos hasta la Vicaría de la Solidaridad, sus trabajadores están en las ventanas y lujo en esa época (no habían llegado los chinos).
terrazas. Lloro sin ningún pudor, sumergida en esa multitud anhelante y esperanzada por justicia Recuerdo con mucho cariño un hecho especial: un día
y reparación. Con el triunfo del plebiscito se nos llenó el corazón de esperanzas. Por fin una cuando mi almuerzo era solo un sándwich de pan amasado
vida mejor para todos; la alegría prometida en la franja del NO creemos que se cumplirá. Sí: que llevaba de mi casa, como a las 6 de la tarde, voy con unos
Queremos trabajar, aportar, cambiar el país; vivir de nuevo el sueño truncado 17 años atrás. compañeros pasando por Plaza Perú y uno de ellos pasa a
Pero el país había cambiado, las personas también. Los hechos serán otros. comprar algo a un negocio que tenía vitrinas de lácteos hacia
la calle. Yo debo haber estado mirando con ansias esa vitrina
donde había yogures, con la boca hecha agua pues tenía mucha
hambre, cuando un señor que estaba al lado mío me dice:
“escoja, no se preocupe yo le compro uno”.

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¡Era un extraño! Y se había dado cuenta de mi necesidad, yo dignamente dije que no, de Penco, en el área de Finanzas. Postulé al cargo de Jefe de Finanzas, pero ya antes del
pero como no insistió mucho rápidamente cambié de opinión y elegí un yogurt con sabor a concurso público, se sabía que ese cargo tenía nombre: el de una persona cercana al alcalde.
vainilla. Se notaba que él era una buena persona, lo miré a la cara y le di las gracias. ¡Salvó Salí de allí sin pega pero con pololo nuevo, Juanito, así que de algo sirvió mi paso por Penco,
mi día! Al tiempo después acudimos con mi familia a una determinada Iglesia, y encuentro que en ese tiempo tenía el slogan “Penco es amor”. Egresé ese primer semestre del año 1980.
que el caballero que me había comprado el yogurt al ver mi cara de hambre y movido por la Estaba sin pega, mi hermano, que estaba en cuarto año de la carrera de Leyes, ejercía de
compasión, era el portero de la Iglesia en cuestión. procurador de un conocido abogado en Concepción. Como tal debía hacer muchas demandas
Mi primer año en la Universidad fue difícil: por las condiciones económicas, por escritas, entonces yo me ganaba unos pesos transcribiendo a máquina miles de notificaciones.
mi situación social, así como por estudiar una carrera de ingeniería proviniendo del área Ese dinero me servía para sacar fotocopias, despachar curriculum y presentarme a cuanta
humanista del Liceo. A ello se le sumó el enmudecimiento social en el que nos fuimos sumiendo oferta de trabajo hubiera.
por todo lo que nos enterábamos subterráneamente. Poco a poco nos fuimos dando cuenta En febrero de 1981, realicé mi primer trabajo profesional: coordinadora de carrera
que el paso de los militares no era transitorio. Habían llegado para quedarse y la represión se y profesora de Administración en IESE, un instituto de formación profesional, característico
volvió brutal, dolorosa. A nadie de mi familia le pasó nada, pero el entorno comunitario se de esa época cuando recién se decretó la enseñanza privada. Era una empresa familiar y me
volvió gris. trataban muy bien. Fue una experiencia enriquecedora porque me permitió foguearme en la
Yo no tenía un pensamiento político definido y no actué activamente en la resistencia. toma de decisiones y el trabajo responsable.
Mi afán era otro, con tantos problemas económicos en mi grupo familiar, me dediqué solo a Recuerdo que para cuando cumplí mi primer mes de trabajo en IESE, como “pago de
estudiar. Eso sí, participé en varias peñas, mítines y actividades de solidaridad que se realizaban piso” mis compañeros y jefes me llevaron a un Night Club famoso en Concepción, a ver un
en la Universidad para apoyar a las víctimas: compañeros expulsados, relegados, detenidos o espectáculo en vivo. Era de tipo revisteril, con vedettes semidesnudas, cantando y bailando
torturados. entre plumas. Yo no podía creerlo: era la primera vez en mi vida que veía mujeres con poca ropa
Así pasaron los años estudiando con mucho sacrificio. En los veranos trabajaba en en vivo y en directo. El número de fondo era un striptease que hacía una morena voluptuosa
el proceso de matrícula de la universidad, en abril tramitaba declaraciones de renta, y así, a y curvilínea. Al momento del desnudo total resultó ser un ¡¡¡hombre!!! A mí casi se me cayó
puros “pololitos” pude sacar mi carrera. En ese tiempo también participé en un grupo juvenil el pelo: me impresionó muchísimo. Como señorita de iglesia, esa noche creí estar en pecado
que existía en la parroquia San Francisco de Asís, en el barrio Lorenzo Arenas, compuesto mortal por mirar el cuerpo humano con malicia.
por universitarios que hacíamos clases gratuitas a los jóvenes del sector que necesitaban En febrero del año 1982 empecé a trabajar en la Municipalidad de Lebu, como Jefa
reforzamiento específico en algunas áreas. Fue un trabajo muy bonito, además del entretenido de Finanzas del Departamento Comunal de Educación. En esa época ya se había aprobado
grupo de amigos que se formó. la Ley de Educación Municipal, es decir, las municipalidades de manera autónoma y no en
De igual manera me las arreglaba para participar activamente en mi Iglesia, haciendo dependencia con el Ministerio de Educación, debían organizar logísticamente la educación
trabajos misioneros de evangelismo, campamentos de trabajo (apoyo en construcciones, clases pública. La idea era optimizar los recursos y dejar entrar a la cancha a la empresa privada.
a adultos, limpieza, otros), campamentos de verano, entre muchas otras actividades. Además, Nacieron así las famosas escuelas subvencionadas, dependientes de las Corporaciones
en todas ellas se conocían muchachos que hacían más entretenidas las tareas netamente Municipales de Educación. El tema platas no era menor en la operación y muchos profesionales
voluntarias. como yo, recién egresados de las Escuelas de Economía inspiradas en los Chicago Boys, fueron
Durante mi época universitaria, vivida en plena dictadura, tuve amores juveniles contratados por el sistema como elementos técnicos.
pasajeros. Hubo uno muy platónico de Santiago, con muchas cartas y canciones. Mirábamos Llegamos muchos profesionales jóvenes a trabajar a Lebu. El alcalde también era un
la luna a la misma hora los martes y los jueves para conectarnos. Como en Concepción había hombre joven designado por el gobierno militar. Pero, el cuestionamiento al gobierno militar
más niebla que en Santiago, supongo que la conexión no funcionó, pero como dicen, “fue y todo lo que viniera de él era grande y se hacía sentir. Desempeñarse en una institución
lindo mientras duró”. pública era un arma de doble filo: por un lado tenías un trabajo seguro y bien pagado, pero
En febrero del año 1979 se realizó en casa el matrimonio de mi hermana mayor por el otro te marcaba como colaboracionista de la dictadura.
con Miguel, el hijo mayor de un vecino. Fue un matrimonio a la antigua, con toda la casa Además, el poder de las municipalidades se veía magnificado por ser la base política
engalanada y muchos invitados. Había toque de queda, por lo que el que se quedaba después más cercana a la población. Por supuesto, estas instituciones eran las encargadas del contacto
de las 12 no se podía ir sino hasta las seis de la mañana del día siguiente. directo con la gente y de conocer de modo más directo lo que ocurría en la comuna.
Recuerdo que durante los preparativos, el año anterior 1978, estuvimos a punto de Pero para mí, lo que había en la Municipalidad de Lebu era mucho trabajo. No solo
declararnos la guerra con Argentina, por conflictos limítrofes en la Patagonia. El país entero había que organizar todo el tema del traspaso de las escuelas a los municipios, sino que
estaba tensionado, pero yo lo único que quería era que eso se acabara luego, para además, siempre había actividades extra que estabas obligada a realizar los fines de semana,
que se hiciera el matrimonio de mi hermana. El Papa envió un mediador, monseñor Angelo como por ejemplo la obligación de participar en voluntariados o en las ceremonias militares
Sodano y las cosas se apaciguaron un poco. de los días domingos. No había tiempo para la vida social. Esta se reducía básicamente a
En noviembre de ese año nace mi primera sobrina Ximena Alejandra, que fue una compartir en el trabajo.
revolución. Mi hermana y su marido se quedaron viviendo en el mismo patio familiar, pero Las pocas conversaciones con los colegas en la Municipalidad eran todas muy privadas,
en unas piezas independientes, por lo que nuestra niña regalona y querida estaba cerca de siempre temerosas de que llegaran a oídos del alcalde de turno, quienes se comportaban como
nosotros. verdaderos reyezuelos en estas comunas pequeñas.
El primer semestre del año 1980 hice una práctica profesional en la Municipalidad Los lebulenses por lo demás, eran, son y serán de izquierda. Por ello los gobernadores,

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alcaldes y toda persona del aparato estatal - supuestamente proclive al militarismo- les No recuerdo cómo llegó a mis manos, pero me pareció hermoso. Duró una hora
provocaba un enorme rechazo y desconfianza. instalado y alguien le fue a contar al alcalde lo que yo había hecho. Por más que yo repasé
Los primeros meses viví en un hotel, con otros compañeros de trabajo. Después una y otra vez quiénes habían sido las personas que entraron a la oficina en esa hora, no logré
arrendaba una pieza en una casa de familia que me acogió con mucho cariño. Compartía la dar con el acusete.
vida familiar con ellos completamente. Los fines de semana viajaba a Concepción a ver a mi De la gastritis hasta la úlcera, siempre tensionada, esperando un golpe bajo, un
familia. cuestionamiento, me rotaron de mi puesto hasta el de Jefe de Personal, y luego Jefe de
El año 1985 me fui de la pensión y pude arrendar una casa muy bonita, con una amiga Planificación de la Municipalidad. Lo pasé pésimo, pero como suele suceder, uno no vislumbra
que era asistente social en la Enacar. Estando en Lebu empecé a salir y pololear con mi jefe, otras posibilidades de trabajo fuera del que tiene. Así que me aguanté. Hubo varios cambios
que había sido compañero en la universidad. de alcalde y yo seguía trabajando en la Municipalidad de Lebu.
Lebu era una ciudad atravesada por un río, surcada de colinas que daban al mar, Mi tiempo libre siempre con trabajos en mi iglesia. En el año 1984 viajé a Buenos Aires
pero muy atrasada. El único medio de comunicación consistía en una central telefónica con a participar de un Congreso Mundial de Juventudes Bautistas. Fue una experiencia interesante,
esos aparatos en los que había que girar una manivela para hacer el contacto; se hablaba vía pues conocí a personas de todas partes del mundo. ¡Incluso bailé cueca en el escenario del
operadora, las que escuchaban todas las conversaciones. El edificio más alto de la ciudad era Teatro Colón!, pues como país debíamos mostrar nuestro folklore. Lo penoso es que yo no sé
la torre de la iglesia en la plaza principal. Alrededor de ella estaban los servicios públicos, los bailar cueca.
del hospital, los profesores y los que ofrecían servicios. En el año 1986 conozco a Víctor, colega de mi compañera de casa y empieza un
Las casas de las poblaciones mineras estaban sobre las colinas ennegrecidas por el romance fulminante.
hollín del carbón, principal fuente de trabajo, representada por una única empresa –CARVILE-, Ese mismo año viajo a Ecuador, a un Congreso Panamericano de Juventud Bautista.
filial de Enacar. Estuve en Guayaquil donde conocí a muchas personas interesantes, incluso a un joven que
En la ribera del río se ubicaban las casas que pertenecían a los pescadores y eran de de alguna forma me hizo pensar en quedarme por esos lares y que me hizo mucha ilusión,
palafitos. Formaban las típicas construcciones sobre pilotes de madera para superar las crecidas pero mi corazón quiso respetar la palabra empeñada en Chile.
de las aguas. El agua del caudaloso Lebu estaba a esa altura toda sucia con los excrementos Regresé a un amor absorbente. Mi mundo era solo Víctor. Él era celoso y posesivo;
de gaviotas. Aun sin verlo, se adivinaba la presencia del río por el olor que expelían sus aguas, me admiraba según él, porque me veía exitosa, alegre, culta, con las cosas claras, con una
y que impregnaba la ciudad. conversación interesante y una mente opinante. Sin embargo, fueron esas mismas cualidades,
Pero Lebu era un ciudad hermosa: hacia el sur, sobre los cerros, se descolgaban las las que le fueron molestando poco a poco. Nos casamos en abril del año 1987, yo embarazada
casas de colores chillones pintadas por los pirquineros, que constituían otro segmento de la de siete meses. En junio nace Amanda Carolina, mi amada hija.
población-, y que miraban a un norte de prados, bosque y mar. Ese año visita Chile el Papa Juan Pablo II, del 1 al 6 de abril, siendo la primera vez
El poeta Gonzalo Rojas, oriundo de esas tierras, señala en un poema: que un Papa visitaba nuestro país. Su presencia revolucionó a los católicos chilenos ya que
estábamos aún en régimen militar y de alguna manera se hizo muy obvio el tipo de sociedad
“Veo a lo lejos a mi Lebu, que teníamos. Hubo disturbios en las misas masivas, pero todo con el fin de que en el mundo se
partido en dos por un cuchillo” conociera la verdadera realidad chilena. Pinochet, devoto católico, también sacó sus dividendos
de esta visita, al usarla como respaldo del Santo Padre a su gobierno represivo. En mayo de ese
mismo año, por primera vez una chilena obtiene el título de Miss Universo y en todo Chile
Mi relación sentimental se fue consolidando, ya llevábamos juntos tres años e incluso hay una fiesta gigante. Ya las chilenas nos creemos más lindas. Nos hacían tanta falta noticias
teníamos planes de vivir juntos la vida. Pero él consiguió un trabajo en Santiago y se fue. A livianitas, que aligeraran un poquito la enorme oscuridad, la opresión de catorce años de
la distancia el amor no dura. El pololeo se acabó y yo seguí trabajando y viviendo en Lebu. dictadura.
Ese trabajo me permitió ayudar económicamente a mi familia. Tenía un buen sueldo, En Lebu, Víctor y yo, nos instalamos como familia en un departamento grande y allí
mi hermano ya estaba terminando la carrera de Derecho y mi hermana tenía su propia familia. llegó a vivir con nosotros un hijo del primer matrimonio de mi marido. Rodrigo tenía nueve
Entonces solo quedaba regalonear a la Lina, Rosalina, mi mamá. años. La convivencia matrimonial fue muy complicada, poco a poco Víctor fue mostrando un
Durante los ocho años que estuve trabajando en la Municipalidad de Lebu ejercí carácter muy difícil. Era un buen proveedor y un padre atento con Amanda, pero desatento
con todo el profesionalismo que me fue posible y formé muy buenos equipos de trabajo, pero como esposo, como compañero. Este matrimonio, advertido por muchos como un paso en
todo se conversaba soterradamente. Era tácito que todos en mayor o menor medida teníamos falso, resultó una trampa gigante que me fue anulando día a día, convirtiéndome en sombra
miedo… miedo a que alguien malinterpretara tus palabras, miedo a los miles de oídos de de lo que había sido, incluso en mi forma de vestir, de hablar, de ser. Me aislé; las amistades
la jefatura, miedo de que le pasara algo a los familiares tuyos comprometidos en la causa que había logrado cultivar se alejaron; no invitaba a nadie a mi casa. Postulamos a una casa
antidictadura, o que militaban clandestinamente en partidos políticos. propia y nos fuimos a vivir allí a la población Jorge Alessandri en Lebu, que quedaba casi en
De hecho yo caí en desgracia con un alcalde que me hizo la vida imposible. En una las afueras de la ciudad.
ocasión instalé en mi oficina un póster donde salía un niño con su hermano menor sentado Tuve muchos problemas con la crianza, porque las personas que contrataba para que
sobre sus hombros, y una leyenda que decía: “No pesa, es mi hermano”. Estaba impreso por me ayudaran en la casa duraban poco. En la retrospectiva del tiempo veo que se iban debido
la Vicaría de la Solidaridad de la Iglesia Católica. al acoso que les hacía mi marido. La que me socorría era mi mamá, que llegaba en cuanto yo
la llamaba, porque me había quedado sin nana.

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Definitivamente, el matrimonio no fue bueno. Me esforcé, pero el hecho de tener yo
un cargo jerárquico en aquel entonces, hacía trizas el ego de mi marido. Mala convivencia
en mi casa, sumado a las exigencias laborales terminaron por agotarme.
En el año 1990, siendo jefa del DAEM y con el advenimiento de la democracia, los
docentes de Lebu, entre los cuales tenía muy buenos amigos, solicitaron al alcalde un docente
como jefe de educación –petición muy razonable- y como gesto de buena intención el alcalde
aceptó y me despidió, otorgándome una indemnización.
Esta situación fue muy buena para mí, le planteé a mi marido que regresaba con
Sexta Parte
la niña a Concepción para trabajar allí, ya que en Lebu no era posible. En fin, disfracé una
situación de cesantía con una huida de un matrimonio que me hacía mal. Así las cosas,
arrendé un departamento en Concepción, muy cerca de la casa de mi mamá y me instalé 1990 - 2018
con mi hija. Gracias a Dios encontré trabajo en un CFT, haciendo clases de lo que era mi
especialidad, contabilidad, administración y otras materias del área. Me fui ajustando poco a
poco al menor sueldo y a poco andar me di cuenta que me alcanzaba perfectamente. Era una
mujer profesional, independiente, separada y con una hija.

Fotografía Propiedad Irma Arriagada Acuña. Mayo 2018.


“Soy feminista por vocación democrática”, pertenece a Elena Caffarena.

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Presentación

Nuestro cambio de siglo

Cuando volvieron a gobernar “los señores políticos”, como


les decía Pinochet, él también quiso ser uno de ellos. Tenía el sueño
de ser un gran señor senador nombrado como los de antaño, por
sus amigos del Club de la Unión; entonces se amarró bien a uno
de esos tronos parlamentarios y se auto designó “senador vitalicio”
junto a algunos amigos y correligionarios.
A este y otros deseos de Pinochet, así como a los sesudos
amarres legales que resguardaron los intereses de empresarios y de
la derecha civil, la Concertación de Partidos por la Democracia que
accedió al gobierno en los años noventa, denominó “transición a
la democracia”. A todos nos pareció evidente y necesario aceptar
estos amarres: lo fundamental era liberarnos de la represión y el
miedo, cuando aún el lobo civil y militar estaba, vestido de oveja,
al acecho. Sabiéndonos atrapados en esta camisa de fuerza, el
gobierno civil-militar nos obligó a tragarnos (pensábamos que por
poco tiempo): la Constitución Guzmán de 1980, las creaciones
José Piñera de AFP e Isapres, la municipalización de la salud y
la educación pública, el sistema binominal, la leyes laborales
dictatoriales, etc. Aún más, Pinochet no solo sería señor político
senador vitalicio, sino que se mantenía como General en Jefe del
Ejército de la nación. Se trataba de los denominados “enclaves
autoritarios” (M.A. Garretón).
La “transición a la democracia” se construía, con la
anuencia de muchos, sobre el edificio institucional de la dictadura:
era el costo que socialmente había que pagar por la democracia.
Precio que aceptamos, procediendo a guardar nuestras tapas de
cacerolas desvencijadas como reliquia de las protestas. Muchos
nos empleamos en las instituciones públicas, las que abrieron sus
puertas a las y los democráticos.
Pero el miedo fue una nube espesa que acompañó el
proceso político durante los años y las décadas que siguieron,
jugando un papel constructor de la débil democracia. Todos fuimos
caperucitas y caímos en el juego del cuento del lobo: -“Juguemos
en el bosque mientras el lobo no está… lobo, ¿estás?... Me estoy
poniendo los pantalones”, contestaba el Presidente Patricio
Aylwin, mientras pronunciaba su sentencia de “justicia en la
medida de lo posible” y seguía los dictámenes del Banco Mundial
en materia de salud pública y educación… - “Juguemos en el
bosque mientras el lobo no… lobo ¿estás?... Me estoy poniendo
los zapatos” respondía, mientras votábamos por Eduardo Frei
Ruiz Tagle como mal menor, quien privatizó gran parte del
patrimonio público restante de la dictadura, especialmente el agua
de todos los chilenos, mientras salvaba a Pinochet de su arresto

292 293
y su condena mundial... - “Juguemos en el bosque mientras el En medio del juego, canto y cuento del lobo, nos entregamos
lobo … lobo ¿estás? Me estoy poniendo la camisa” contestaba de lleno, en este fin y principios de siglo, a nuestros trabajos y
cuando Lagos, con su flamante banda presidencial, continuaba familias, bastante agobiadas de las triples jornadas y múltiples
con las privatizaciones del agua y otros múltiples recursos de tareas que nos impusimos para poder ser buenas trabajadoras y
los chilenos, mientras avalaba la educación mercantil y creaba súper madres, además de bellas esposas o compañeras, cayendo
el CAE … -“Juguemos en el bosque mientras… lobo ¿estás? agotadas a medianoche sin ver la luna llena… despertando a las
Me estoy poniendo la chaqueta”, contestaba el lobo cuando seis al cacareo de algún gallo cantor de patio y jardín… corríamos,
Michelle Bachelet, nuestra primera presidenta mujer, hacía frente cada mañana, preparando colaciones y vistiéndonos de prisa,
al gran movimiento estudiantil de 2006 con una ley que dejaba cuando el gallo nos recordaba aquella vida de campo de tiempos
incólume la estructura educacional mercantil de la dictadura (LGE perdidos que muchas de nosotras comenzamos a recordar y
) … –“Juguemos en el bosque… lobo ¿estás?...; ¡Aquí estoy!”, anhelar...
respondió el lobo al salir electo Piñera en 2010, quien asumió el Como mujeres de este cambio de siglo, hemos sido una
gobierno con un gran séquito de empresarios cuando la tierra aún “generación bisagra”: de transición entre aquel modelo de esposa-
temblaba, réplica del gran terremoto de ese verano y su siembra madre y, en muchos casos, de trabajadoras-esposas-madres y un
de espanto. nuevo paradigma que, en este inicio de siglo XXI se abre poco a
Perdido el miedo al lobo, emergió con mucha fuerza el poco y que contempla al hombre trabajador-esposo-padre en un
movimiento estudiantil en 2011 el que, tomándose los planteles protagonismo similar al de la mujer. Aunque en nuestra experiencia
educacionales y las calles, cuestionó el modelo económico y, hubo casos excepcionales de esposos-padres más domésticos,
especialmente, el lucro en la educación, postulando la gratuidad por lo general nuestras parejas solo “ayudaban” cuando se lo
universal en la educación superior, así como la des/municipalización pedíamos expresamente. Algunas no tuvimos la capacidad de exigir
de la educación pública. Al calor de este movimiento surgieron a nuestras parejas un mayor compromiso con las tareas de crianza
nuevos líderes políticos quienes, bajo el mandato de los y casa y nos echamos silenciosamente al hombro casi todas las
movimientos sociales, han generado nuevos discursos y partidos, responsabilidades… Hubo, reiteramos, honrosas excepciones que
incorporándose a la lucha política con una renovadora conciencia aquí se narran, que ya señalaban el nuevo rol que asumirían los
crítica. hombres en las múltiples funciones de lo que podríamos llamar la
La campaña y el segundo gobierno de Michelle Bachelet, “gestión de la vida”. Pero, como se dice, las excepciones confirman
contando con mayoría parlamentaria, recogió algunas de las la regla: por lo general, las mujeres de nuestra generación seguimos
banderas del movimiento social, realizando importantes reformas asumiendo en los 90 todas las tareas de trabajo, crianza y casa al
(tributaria, fin al binominal, ley de aborto en tres causales, gratuidad unísono y, simultáneamente, nuestro trabajo pasó a ser un ámbito
relativa de la educación, una amplia red de salas cunas y jardines decisivo y diferenciador de nuestra identidad generacional. ¿Cómo
infantiles, etc.). Sin embargo, ella dejó gobernar a los ministros lo hicimos?
de hacienda y economía, verdaderos guardianes del modelo, Solo lo pudimos hacer, porque contamos con el trabajo de
encargados de poner cortapisas a la gratuidad, oponiéndose a la otras mujeres que nos ayudaron de modo decisivo en las labores
reforma democrática del Código de Aguas, manteniendo incólume domésticas del hogar; es decir, continuaba recayendo, en todas
la Constitución de Guzmán-Pinochet y las odiosas Piñera-AFP: las mujeres, el trabajo colectivo conjuntamente con la gestión
vigas maestras de la estructura económica capitalista neo-liberal cotidiana de la vida, en una cadena de mutuos apoyos y relevos. Es
chilena, que tiene como proyecto el privilegio de algunos y, por de justicia agradecer a esa amplia red de mujeres que permitieron
consiguiente, la precariedad de la gran mayoría de los chilenos. la transición generacional de otras mujeres, sin que aún cambiaran
Vuelto a sus andanzas el lobo con amenazas de una sustancialmente los roles de género. Los hombres tendrían y aún
revolución en Chile a la Venezuela, renacieron los miedos tendrán que vivir, por sí mismos, la experiencia del despertar
de muchos a las reformas y su supuesto des-orden, votando de su conciencia respecto de sus relaciones con las mujeres. Si
ampliamente al candidato de la derecha, Sebastián Piñera, cuyo muchos jóvenes hoy están en este camino, otros han rechazado
gobierno trabaja deshaciendo reformas, mientras levanta su brazo con violencia la pérdida de su rol de súper-machos posesivos,
policial al estilo dictadura para enfrentar al “enemigo interno”: reaccionando a matar. El feminicidio (42 mujeres asesinadas en
mapuches y delincuentes. Chile en 2017) es uno de los rostros más dramáticos y obscuros de
Así cayó asesinado el joven mapuche Camilo Catrillanca este proceso y fenómeno histórico de crisis actual del machismo.
(14.11.2018), cuando el Ejército de lo Contrario, disfrazado hoy Expresión emblemática en Chile de esta revolución
de selvático “Comando Jungla”, busca crear en la Araucanía un de las mujeres fue la elección en 2006 de Michelle Bachelet
falso campo de guerra para su acción asesina del otro desarmado. como Presidenta de Chile, quien en marzo de 2018 terminó un

294 295
segundo mandato. Si bien sus dos gobiernos son políticamente
controvertidos, la sola figura de esta mujer presidenta despertó
entre los y las chilenas una especial percepción de renovación
política, por un lado, y de protección popular materna, por otro;
es decir, de tradición y modernidad al unísono.
En la última parte de este texto concluimos la escritura
de esta autobiografía de mujeres, plenamente conscientes de
haber ya realizado gran parte de nuestro camino vital. No ha
La vida en una democracia
62
sido una ruta fácil la de nuestra generación, habiéndonos tocado “en la medida de lo posible”
protagonizar los grandes desafíos y tareas demandadas por los
profundos cambios históricos que tuvieron lugar a nivel social y de
género durante la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, así ha
debido ser: ha sido la misión de nuestro tiempo y la significativa
experiencia de nuestro aprendizaje existencial.

L
os grandes cambios positivos del país -el primer año de gobierno de Salvador Allende
en 1971 y la vuelta de la democracia al país en 1991- ocurren cuando estoy fuera de Chile.
Entre 1991 y 1993 viví en Jordania con mi ex marido y mi hijo que en esa época tenía seis
años.
Desde que ingresé a CEPAL en 1974 había ido ascendiendo en la escala local hasta
llegar al tope de mi carrera. En ese momento, la única forma de ascenso a la escala internacional
era mediante un examen de dos días en Santiago y, si aprobaba el escrito, dar un examen oral
en Nueva York; debía también estar dispuesta a ir al lugar que me destinaran.
Recuerdo que dimos el examen 112 postulantes de todo el mundo compitiendo por
cuatro puestos disponibles: el primero era en Santiago, el segundo en Bagdad, el tercero en
Addis Abeba y no recuerdo dónde eran el cuarto. Por mi parte quería el trabajo en Santiago,
pero obtuve el puesto en Bagdad.
Luego de largos debates en familia con mi marido y sus tres hijas (mi hijo no opinaba
ya que era muy chico), acordamos correr la aventura de irnos todos a Bagdad. Arrendamos la
casa, vendimos el auto, las chicas salieron del colegio y dieron los exámenes con anticipación
y dos semanas antes de viajar estalló la Guerra del Golfo entre Irán e Irak.
Recuerdo que una semana antes de esa noticia había visitado a una buena amiga
psicóloga y que veía las cartas del tarot. A mi pregunta sobre cómo iría el viaje a Bagdad, su
respuesta fue que no viajaría, que se produciría un cambio muy grande, totalmente ajeno a mí,
que frustraría esta posibilidad. Su predicción se cumplió y a la espera de que la situación de la
oficina de Naciones Unidas en Bagdad se aclarara, nos quedamos otro año más en Santiago. La
Guerra del Golfo comenzó con la invasión iraquí a Kuwait, el 2 de agosto de 1990 y terminó
el 28 de febrero de 1991. Irak fue de inmediato sancionado económicamente por las Naciones
Unidas, organismo que autorizó una invasión por una fuerza de coalición compuesta por 34
países y liderada por Estados Unidos, contra la República de Irak, en respuesta a la invasión
y anexión iraquí del Estado de Kuwait. Las hostilidades comenzaron en enero de 1991 y el
resultado fue la victoria de las fuerzas de la coalición. La guerra no se expandió fuera de la
zona de Iraq-Kuwait-Arabia. Tras el conflicto, la ONU impuso a Irak un severo embargo que
produjo gravísimos trastornos sociales y económicos en ese país. Claramente, en esta guerra
primaron los intereses económicos de Estados Unidos por el petróleo iraquí. Las consecuencias
de la desestabilización del equilibrio precario del Medio Oriente y también mundial, todavía
se dejan sentir.
62. La expresión “justicia en la medida de lo posible” fue usada por el ex Presidente Patricio Aylwin (1990-1994) cuando se pedía justicia en relación con la violación
de los derechos humanos durante la dictadura.

296 297
Durante ese año, traté que Naciones Unidas y CEPAL me permitieran acceder a un Luego del regreso a Chile me vi inmersa en el trabajo, en las actividades extra-
puesto en Santiago pero no lo logré, en parte porque no contaba con apoyos importantes en programáticas y en los viajes laborales. La relación con mi marido era tranquila y él fue de
las altas esferas de la institución y también, porque los reglamentos señalaban que si no viajaba gran apoyo mientras estuvimos fuera de Chile. Sin embargo, de vuelta en Santiago nuestras
a hacerme cargo del nuevo puesto, mi promoción a la categoría internacional se perdía. Al actividades, intereses y amistades empezaron a divergir profundamente. En 2002 decidimos
año, la oficina del Medio Oriente se cambió a Amman en Jordania y decidimos partir. Las separarnos de común acuerdo y ambos le informamos a nuestro hijo de esa decisión; su
hijas de mi marido estaban más grandes y no quisieron viajar con nosotros, así que la aventura respuesta fue: “pensé que lo harían antes”. El elemento detonador fue saber que mi marido
comenzó con la familia más reducida: la pareja, el hijo y la empleada. Viajé sola primero para había tenido un hijo al inicio de nuestra relación y del cual nunca me habló. Para mí fue
instalarnos, arrendar una casa, comprar lo necesario y empezar a trabajar. decisivo el hecho de no compartir algo tan fundamental; más que el engaño, el tema fue la
Pronto me di cuenta que la situación no sería fácil. No era tanto adaptarse al cambio pérdida de la confianza. Esperé a que entrara en vigencia la ley de divorcio en 2004, y a que
cultural que significaba vivir en una sociedad musulmana (90% musulmanes, 10% de pasara un tiempo suficiente en su aplicación, para obtener el divorcio definitivo sobre el cual
cristianos), sino el problema central era ajustarse a una nueva cultura laboral. Ammán es una no hubo ningún elemento de conflicto.
ciudad muy bonita, construida sobre colinas. En ese tiempo, antes de la guerra, tenía 900
mil habitantes; luego, con la expulsión de todos los palestinos de los países del Golfo que
contaban con pasaporte jordano, la ciudad aumentó en 400 mil habitantes más. Era un país
relativamente atrasado con respecto a Chile, con una cultura basada en la agricultura y el
comercio. Actualmente, Jordania tiene más de seis millones de habitantes y en Amman residen
63
cuatro millones de personas.
En lo personal, el viaje a Jordania lo viví casi como un exilio, a pesar de que había
sido una opción. El hecho de no tener fecha de retorno, dado que mi puesto era de carácter
permanente, me ponía bajo tensión. Por primera vez vivíamos como una pareja con un hijo,
sin la presencia de las hijas de mi marido y eso para mí fue liberador, ya que la convivencia
no siempre fue fácil. Nos unimos como familia; estábamos todo el tiempo juntos, ya que no
había mucho que hacer en términos de distracciones. Sin embargo, el ajuste laboral fue muy
difícil. Primaba el principio de hacer el menor esfuerzo posible, la biblioteca permaneció
cerrada por tres meses, no tenía materiales de trabajo y desconocía la realidad árabe y del
Medio Oriente. Cepal, Presentación informe anual ”Panorama Social de America Latina”, 2003.
En esa época sin internet, no tenía fuentes para nutrir mi trabajo. El ambiente de la
oficina -que había sido trasladada ocho veces (de Beirut a Bagdad, de Bagdad a Ammán y
Cuando regresé a CEPAL, mis primeros trabajos se relacionaron con los temas de
por muchos otros lugares del Medio Oriente)- era el de una oficina enferma, ocupada por
desarrollo social, en sus diversas áreas, los cuales traté que estuvieran cruzados por la dimensión
funcionarios con grandes problemas de stress y conflictos psicológicos, ya que habían estado
de género. En 1988 en la División de Desarrollo Social se había formado una Unidad para
sometidos a numerosos cambios bruscos de países y de condiciones de vida.
la Integración de la Mujer al Desarrollo, impulsada por fuertes presiones de la sede de Nueva
En 1992 mi hermano mayor me informa que mi padre está gravemente enfermo:
York. En la institución, que tenía un carácter marcadamente económico y masculino, no se
padece de un cáncer vesicular terminal y le quedan sólo tres meses de vida. En ese momento
veía con buenos ojos este tema, ya que no podían establecer la relación de la problemática
confluyeron una serie de dificultades: las hijas de mi marido en Chile tenían problemas y él
de las mujeres con las de la economía. Hubo que dar una fuerte lucha para demostrar las
mismo había sufrido un alza de presión preocupante, por lo que pedí el traslado a Santiago
relaciones del tema de género con el desarrollo, con la economía y los derechos humanos,
sobre la base de la situación personal en la que estaba. Logré que me trasladaran bajo razones
sociales y políticos. Así, con muchas resistencias institucionales, pude dedicarme a los temas
humanitarias y volví dos semanas antes que falleciera mi padre. Creo que esperó a que yo
de género. Posteriormente, escribí sobre temas relacionados con trabajo y género, pobreza
volviera, ya que sobrevivió seis meses en lugar de los tres que le habían pronosticado.
y políticas sociales, capital social, familia, economía del cuidado, siempre ligando los temas
El ajuste de vuelta a Santiago fue complejo. Aunque habían pasado dos años y medio
sociales de la institución con los temas de género.
solamente, en Chile habían ocurrido muchas cosas y en la CEPAL también. El primer tiempo fue
Trabajar en CEPAL fue una experiencia con muchos bemoles. Por una parte mantenía
importante ponerme al día en la producción “cepalina”, en especial, interiorizarme acerca del
cierto prestigio intelectual hacia el exterior, por otra, era un trabajo muy duro en el interior. En
Modelo de Transformación Productiva con Equidad, que era el nuevo paradigma institucional.
mi caso, debía luchar para trabajar en temas de desarrollo social y de género, que eran temas
Pronto me percaté que esos dos años de trabajo en Jordania, si bien me habían proporcionado
considerados marginales para la institución Debo reconocer que las condiciones materiales
un aprendizaje de adaptación y ajuste a una realidad nueva, me habían “descalificado” para la
de nuestro trabajo eran muy buenas: excelentes sueldos, infraestructura, biblioteca, recursos,
realidad latinoamericana. Mi sorpresa fue grande cuando volví y descubrí que muchos puestos
viajes y la posibilidad de incidir, aunque en mínima medida, en las decisiones de política social
del personal local habían sido reclasificados y algunas personas en mi misma situación habían
y económica; sin embargo, el trabajo era entorpecido por una extrema burocracia institucional
ascendido sin necesidad de exámenes y de estadía en otros continentes. En mi caso, ascender
cuya sede era Nueva York, y por la existencia de diversas trenzas de poder extremadamente
tuvo un alto precio familiar y personal, aun cuando también me permitió crecer y ampliar mi
complejas (de ideologías, nacionalidades y opciones sexuales). En todo caso, fue durante el
visión de mundo.
trabajo de CEPAL y bajo diferentes jefaturas que me formé como investigadora centrada en
63. Jordania cuenta con una de las nuevas siete maravillas del mundo: Petra.

298 299
diagnósticos de la realidad latinoamericana y en propuestas de políticas. cuando trabajaba, pero poco a poco la fui reduciendo y -como la jubilación me permite vivir
El hecho de ser mujer y trabajar en temas de género, limitó en gran medida mi sin problemas económicos-, puedo elegir los trabajos que quiero realizar.
carrera profesional, puesto que debido a ello mi ascenso se fue dilatando en el tiempo. A partir de 2006 empecé a participar activamente en las Tertulias de Dulce y Salado
Aun cuando tenía un reconocimiento exterior en toda la región latinoamericana, ya que era organizadas inicialmente por María Angélica Illanes, las que han sido una experiencia
frecuentemente invitada a seminarios y conferencias, ello no tenía mucho eco dentro de la estimulante por la diversidad de temas tratados, por las personas interesantes que he conocido
institución. Terminé mi carrera con solo dos ascensos más, pero el último período de trabajo por las nuevas amistades que he desarrollado y al mismo tiempo, como he señalado en algunas
fue muy productivo, ya que al hacerme cargo de proyectos, conté con recursos para realizar sesiones, porque han sido un ejercicio de tolerancia hacia personas que piensan y actúan de
conferencias y publicaciones que tuvieron amplio eco regional, en especial en el tema de manera diferente a la mía.
familia. Desde siempre había tenido una inclinación hacia la literatura, así que cuando jubilé
La insatisfacción me llevó en 1999 a hacer el doctorado en IDEA (Instituto de Estudios y reduje mi carga laboral, busqué un taller de apreciación literaria y entre 2010 y 2014,
Avanzados) de la Universidad de Santiago, en Estudios Americanos con especialidad en Historia participé en el taller de Ana María Larraín, porque fue el único que encontré de esta materia
Económica y Social. Fue un desafío interesante, ya que permitió actualizarme teóricamente y no de escritura que aparecía anunciado en el diario El Mercurio. Estos talleres se realizaban
y hacer un aprendizaje de la historia, en especial del siglo XX. Lamentablemente, aunque en su casa y el grupo estaba compuesto por alrededor de ocho a diez personas. Fue algo difícil
aprobé todos los cursos con buenas calificaciones, no pude hacer la tesis final porque en acostumbrarse al grupo, ya que en su mayoría eran mujeres de clase media alta y de posiciones
ese proceso me separé de mi marido y a la semana siguiente mi madre, que había sufrido un de centro derecha, por lo que su mundo difería demasiado del mío.
infarto cerebral, llegó a vivir conmigo, pues necesitaba cuidados. Dada mi situación personal Simultáneamente, entre 2013 y 2014, asistí a algunos cursos de apreciación literaria en
fue imposible dedicarme a la tesis, ya que debí seguir trabajando y cuidando de mi hijo y de los talleres que se ofrecían para adultos mayores en la Municipalidad de Vitacura (Vita Mayor).
mi madre. Luisa Ocaranza daba las clases y cada semana se comentaba un libro que ya habíamos leído y
Esta llegada de mi madre a vivir a mi casa implicó una completa reorganización de ella lo analizaba desde un punto de vista literario. Sus clases eran estupendas, muy entretenidas.
mis tiempos y mis espacios. Luego de su infarto cerebral, tuvo dificultades para caminar y Con ella hice un taller que combinaba literatura e historia con el tema de la Primera Guerra
quedó con la memoria muy deteriorada. Sin embargo, en pocos meses y con atención de toda Mundial. Después participé en otro sobre Julio Cortázar y dos cursos en un diplomado de la
la familia, en especial de mi hermano y de las cuidadoras, fue posible el reaprendizaje para Universidad Gabriela Mistral sobre Literatura del siglo XX y Literatura del siglo XXI.
caminar y recordar. Cuando mi madre llegó tenía 92 años y vivió conmigo hasta que murió a En 2013, durante el desarrollo de la segunda campaña para elegir a Michelle Bachelet,
los 99, tres meses antes de cumplir un siglo. Mi casa se reorganizó en torno a sus ritmos y sus me llamaron a formar parte del grupo que elaboraba el programa en temas de género y
necesidades y el aprendizaje sobre el tema de cuidados fue no sólo teórico sino que práctico. participé ad honorem en la formulación de la sección que trataba los temas de cuidados. Este
En primer lugar, debí organizar un sistema de cuidados permanente de día y noche, puesto es y continúa siendo un tema poco visible en el debate público. Ante la mantención de los
que tenía dificultades para caminar y debía estar acompañada. Para ella fue un duro golpe a roles de género tradicionales, el envejecimiento de la población, el trabajo femenino fuera
su autonomía y le costó mucho asimilarlo. Para mí, significó una preocupación constante y de casa y la dificultad creciente de combinar tareas domésticas y de cuidados con el trabajo
cierta pérdida de independencia y libertad, ya que debía llegar a casa a una hora determinada remunerado, el cuidado de los mayores y de los niños pone una carga excesiva en los hombros
para estar en el cambio de cuidadoras, compartir con ella los fines de semana y cuando por de las mujeres. Fue satisfactorio ver que algunos trabajos han tenido efectos prácticos y que
razones laborales debía viajar fuera de Chile, mi hermano y su esposa tenían que alojarse en actualmente se llevan a cabo acciones para resolver algunos nudos críticos, en especial para
mi casa. Lamentablemente, cuando murió estaba de viaje de trabajo en Colombia y no pude las mujeres más pobres.
acompañarla en esos momentos. Fue muy duro enterarme de su muerte cuando estaba lejos. En 2015 ingresé al taller de lecturas de Francisco Mouat en la Librería Lolita, a los
La jubilación es uno de los espacios y momentos de inflexión que nos transforman que asisto hasta hoy. La experiencia de hermandad y cercanía que se produce en un taller de
y cambian nuestros hábitos y nos vuelven más abiertos a nuevas experiencias, entornos y apreciación literaria es muy grande: compartimos un interés poderoso, la lectura, y si bien
percepciones. Nos permite mirar hacia atrás y hacia adelante con la posibilidad de cambiar pertenecemos a distintas generaciones, sexos y profesiones, se produce una instantánea unión.
rumbos, decidir dónde queremos estar y cómo organizamos nuestro nuevo tiempo recobrado. En el debate hay posiciones diferentes para apreciar los libros. Cada persona lee el mismo
En mi caso, dada la importancia del trabajo en mi vida, sabía que la jubilación de libro, pero las visiones difieren, ya que están condicionadas por sus experiencias de vida, sus
CEPAL iba a ser difícil y empecé a prepararme algunos años antes. Al igual que en otros opiniones, valores y formas de enfrentar la vida.
momentos difíciles de mi vida -la muerte de mis hermanos, el divorcio y cuando sabía que venía Durante 2017, mi hijo arquitecto fue becado en la Universidad de Londres para
mi jubilación- acudí a ayuda profesional. Fue importante contrastar mi relato con el apoyo de la realizar una maestría en Estudios Urbanos en Países en Desarrollo. Curiosamente, estudió
psicóloga, quien me hizo ver que siempre mi trabajo había estado ligado a las preocupaciones en la misma universidad y vivió muy cerca del lugar donde viví yo en Londres. Luego de
de la etapa de vida en la que me encontraba. En efecto, durante mis primeras inquietudes por aprobar su maestría, viajó a la India para buscar trabajo, lugar en el que reside actualmente.
ingresar al mercado laboral, investigué sobre discriminaciones en el mercado laboral; luego Espero que pronto pueda tenerlo de vuelta en Chile con nuevas experiencias y vivencias.
los estudios de familia y recientemente los estudios de cuidados y el envejecimiento, mientras Cerrando este período, percibo que la vida llega a término y aun cuando gozo de
cuidé a mi madre. buena salud mental y física, noto que tomo distancia del acontecer social y político, el que
Una forma de jubilar que resultó muy adecuada para mí ha sido seguir con trabajos percibo estancado y con ausencia de una visión clara de hacia dónde ir y, peor aún, con
de consultoría, en investigaciones que me interesan y bajar de manera paulatina la carga pérdida de valores fundamentales como la solidaridad, la probidad y el servicio público. El
de trabajo. Cuando recién jubilé en 2008, acepté una jornada de trabajo incluso mayor que paso del mundo laboral al mundo propio ha sido menos complejo de lo que preví cuando me

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jubilé. Cada vez valoro más las buenas relaciones familiares y de amistad que he ido creando.
Considero mi tiempo cada vez más valioso, porque me queda menos por delante. Aprecio la
posibilidad de viajar y abrirme a nuevas realidades. Disfruto los espacios de intimidad y de
lectura y –algo muy importante- dejo fuera situaciones y personas que no me aportan a la vida
plena de autonomía que quiero vivir y que es, finalmente, la que estoy realizando.

¿Y llegó la alegría?

D esde 1990, los años transcurrieron por mi vida aliñándola con aventuras y avatares de
buenos y malos talantes. Al finalizar la década del 80, yo seguía trabajando en el Colegio Suizo;
mi marido obtuvo un cargo en las Naciones Unidas y debió irse por un año a Mozambique;
mi hija mayor se graduó de Educación Media e ingresó a la universidad. El año 91, loca y
empecinadamente enamorada, decidió marcharse del hogar para ir a convivir con su amor
lejos de los padres. Al año siguiente y contra nuestra voluntad, resolvió casarse, lo que nos
acarreó una gran desazón. Mientras tanto, mi hijo pasaba por una difícil adolescencia.
No fue una etapa exenta de dolores, pero como los tonos de la vida fluctúan por los
diversos colores, aquellos años también nos trajeron una gran satisfacción: por fin y gracias
al endeudamiento por veinte años, pudimos comprar una casa propia. Fieles a la tradición,
continuamos viviendo en Ñuñoa en un agradable condominio y nuestra vida comenzó a
normalizarse en cuanto al trabajo y la vida cotidiana. Ambos teníamos puestos estables y
relativamente bien remunerados.
Aquello ocurría en nuestro minúsculo entorno familiar, pero en el afuera, en los
primeros años de los noventa, siguieron los sobresaltos. Si bien ya no había toque de queda
ni funcionarios designados, hubo elecciones populares para elegir alcaldes y concejales y se
reabrió el Congreso (por cierto, con senadores vitalicios), pero la alegría se resistía a llegar.
No era lo que había prometido el slogan en la campaña del No.
Ejercicios militares de enlace, amenazas, declaraciones destempladas de Pinochet,
nos mantenían siempre en la duda de si en efecto había llegado la tan anhelada democracia.
Se trataba de una democracia pactada, con una serie de llaves y nudos ciegos que aún en
2018 nos mantienen rehenes de los convenios secretos, tinglados muy bien armados que se
hicieron “entre gallos y medianoche”. Tal vez, no hubo otra forma de que los dirigentes de la
Concertación convencieran a los militares para que entregaran el usurpado poder.
Los 90 fue la época en que se instaló otro slogan: “en la medida de lo posible”, un
concepto que permaneció como máxima durante muchos años y que fue acuñado por quien
fuera el primer Presidente post-dictadura, Patricio Aylwin, uno de los demócrata-cristianos
que apoyó el golpe de Estado y a la Junta Militar en sus primeros meses y a quien elegimos en
1989 con certeza-dudosa. La Concertación, el conglomerado político que sacó a la dictadura
del poder, se extendió por 22 años, cuatro gobiernos en que se modificaron algunas cosas,
pero seguimos en dilatada transición hacia la democracia.
A inicios de los 90, junto con el término de la dictadura, comenzaron a llegar
masivamente los retornados del exilio. Se implementaron medidas de apoyo para que estos
chilenos regresaran y se reinsertaran en Chile. Alemania, Francia, Italia, los países nórdicos,
apoyaron con millones de dólares para implementar diversos programas de retorno. Una
cantidad apreciable de esos millones se entregaron en calidad de préstamo a través del Banco

302 303
del Estado con el objetivo de que quienes tuvieran interés instalaran pequeñas empresas; otros cuales hay que lidiar en estos casos, es decir con un sistema de salud pública precario y
tantos millones fueron simple donación de esos países para contribuir a la reinserción de los deficiente. Mi madre no alcanzó a percibir de modo consciente el cambio de año, de siglo,
miles de retornados. Gracias a franquicias aduaneras y tributarias muchos de los exiliados de milenio. A las doce de la noche del 31 de diciembre de 1999, mientras la gente atestaba
pudieron traer sus enseres, maquinarias y la posibilidad de importar un automóvil. Numerosos las calles lanzando gritos de euforia desbordada, los autos avanzaban tocando las bocinas en
fueron los que supieron aprovechar esa oportunidad, otros tantos no lo lograron. Las facilidades locas carreras hacia ninguna parte y Tommy Rey se desgañitaba cantando “Un año más, que se
que se les otorgaron a los retornados, no siempre fueron entendidas por una parte de los va …”, mi marido y yo intentábamos abrirnos el paso entre la algarabía hasta el departamento
chilenos en el país. Con cierta envidia observaban a estos chilenos europeizados, casi como de mi madre. La cuidadora de turno nos avisaba que su muerte parecía inminente.
“nuevos ricos” que llegaban de vuelta haciendo gala de sus adquisiciones, conocimientos y El 1º de enero del 2000 el sol nos alumbró, luminoso como siempre. La tierra siguió
diplomas adquiridos en Europa, alabando lugares desconocidos para la mayoría, hablando girando, contradiciendo todos los augurios de los pitonisos oportunistas, sólo que más cubierta
de modo extraño. de papeles inútiles, de coloridos sombreros convertidos en cartones inservibles, de más chatarra
Tampoco todo fue fácil para los recién llegados, pues Chile ya no era el mismo que y basura innecesaria. La gente continuó viviendo sus vidas. Dos semanas después, los chilenos
ellos habían dejado años atrás. Para muchos de los niños nacidos en el exilio o que debieron elegíamos a un nuevo presidente republicano con la esperanza de que él, Ricardo Lagos
abandonar Chile siendo pequeños, fue un verdadero trauma llegar al país de sus padres donde Escobar, el hombre del dedo acusador en los ochenta, supiera hacer realidad los sueños y las
a veces fueron mirados como “bichos raros”, por su lenguaje y sus costumbres diferentes. Para esperanzas del verdadero cambio. Hubo algunas modificaciones políticas positivas, no obstante,
adultos y niños fue un difícil periodo de readaptación. muchos nos sorprendimos de las medidas proclives al neoliberalismo que se adoptaron durante
Mi marido y yo por el hecho de haber regresado varios años antes a Chile no fuimos el gobierno de este socialista.
favorecidos con ninguno de los beneficios para retornados, lo que no nos importó demasiado. Mi madre no dejó este mundo en la noche del cruce entre los dos milenios. Aunque
Mis hermanos y mi madre regresaron a Chile y por un tiempo volvimos a reunirnos como ella ya lo había abandonado varios meses antes, partió definitivamente en marzo del 2000.
familia, hasta que razones económicas y familiares los llevaron de vuelta a Canadá y desde Justo un año después me despidieron del Colegio Suizo. Jamás me pude enterar de la verdadera
entonces transitan en péndulo entre Chile y aquel país que los acogió en los 70. razón para el despido, aun cuando durante más de quince años tuve un comportamiento
Desde los 90 pudimos volver a escuchar la música de la denominada “Nueva profesional y de vida intachables. “Razones de la empresa” adujo el malhadado personaje que
Canción Chilena”. Fueron muchos los artistas nacionales e internacionales que desfilaron en me entregó el sobre azul. En todo caso, no he dejado de agradecer la decisión que tomaron
multitudinarios recitales por el Estadio Nacional y que con sus voces ayudaron a limpiar aquel esos suizos. Si no hubiera sido por ella, no habría iniciado mi proyecto editorial, no habría
recinto de los ecos del dolor y las metralletas militares. Curiosamente, en la década del 90, escrito libros, no habría traducido otros tantos, no habría conocido los innumerables países
en un momento en que la población requería de más y diversa información, desaparecieron que he visitado; en resumen, no habría hecho lo que más me gusta en la vida.
diarios como Fortín Mapocho, La Época, Apsi, Análisis, La Bicicleta y otros que se esfumaron A partir de entonces inicié una nueva etapa, más libre, sin ataduras de ningún tipo,
de la vida pública. ¿Fue este, otro acuerdo de las cúpulas para que se nos permitiera regresar sin horarios, con menos dinero eso sí, pero esto último nunca me ha interesado mucho. En
a la democracia? 2001 llegó al mundo mi nieta Montserrat; en 2004 nació mi nieto Vicente. Ambos me trajeron
En 1998, mientras gobernaba Eduardo Frei Ruiz-Tagle, una sorprendente noticia nos la felicidad de ser abuela.
llegaba desde Londres. La policía londinense había detenido al ex dictador, con el fin de que Entre el 2001 y el 2003 me dediqué a investigar sobre los pueblos originarios de Chile,
fuera juzgado por crímenes de lesa humanidad. Dos años transcurrieron en negociaciones entre por interés propio y con el objetivo de hacer un aporte cultural sobre este tema, dedicado a
la justicia inglesa y española y el gobierno chileno que promovía la liberación de Pinochet. niños y jóvenes. En 2003 esta dedicación se materializó en un primer libro.
Hasta que, en base a mentiras y doble moral, se lo trajo de vuelta a Chile con el fundamento En 2006 publiqué el segundo y en el intertanto traduje libros del alemán. Hoy continúo
que se le juzgaría en el país, hecho que jamás ocurrió. Sin duda, una actitud que sorprendió escribiendo cuentos y otros escritos de diversa índole, todo lo cual me sigue ofreciendo
al resto del mundo. satisfacciones. En 2010 fundé una micro editorial, a través de la cual publico libros propios y
Y en un abrir y cerrar de ojos, llegamos casi al fin de la década que cerró el milenio. de otros autores.
Mi hijo transita por varias opciones de educación superior, hasta que finalmente encuentra En 2005 elegimos como Presidente de la República por primera vez a una mujer, lo
su nicho vocacional. Mi hija ha concluido dos carreras universitarias y se desempeña como que nuevamente nos llenó de esperanzas de cambios en bien de todos los chilenos y no sólo
profesional. de algunos.
En diciembre de 1999, el mundo occidental se aprestaba a comenzar el siglo XXI. En 2006, una nueva actividad vino a complementar mi vida: la participación en las
En la televisión hacían su agosto los agoreros que vaticinaban el inminente fin del mundo y tertulias “De dulce y salado”, fundadas por María Angélica Illanes y Ana María Lira, donde he
los peores males para la humanidad. Chile se aprestaba a elegir un nuevo Presidente de la tenido la oportunidad de aprender sobre múltiples temas, conocer gente de diversos ámbitos,
República. Ricardo Lagos y Joaquín Lavín luchaban por encaramarse hasta el supuesto máximo hacer amistades e intercambiar ideas. Dichas tertulias siguen siendo hasta hoy un gran aporte
poder de la República, hecho este último que, como sabemos, tiene su gran cuota de nominal, para mí. Desde hace tres años participo en el Colectivo de Autobiografía Histórica también
ya que el verdadero poder se encuentra en otras manos y en otros lugares, y no precisamente creado por María Angélica, el que aparte de brindarme la dicha de escribir, me ha obligado a
en el sillón de La Moneda. observar la vida de mis abuelas, de mi madre y la propia en retrospectiva. Fruto de este taller
Personalmente, en diciembre de 1999 me tocó vivir en un estado de permanente han surgido estas páginas.
surrealismo. En lo interno e íntimo, cuidando a mi madre moribunda, con todos los dolores Los años pasan y paulatinamente me he ido adentrando en la vejez, con nuevos
físicos y emocionales que ello conlleva y, a la vez, enfrentando las contradicciones con las pensamientos, aunque sin alejarme de los principios que me han acompañado a lo largo de

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de la vida. Aun así, siguió instalándose en mi espíritu el profundo desencanto de la política, Mi hija se divorció hace ya muchos años de quien fuera su marido y padre de sus hijos
una desazón que no he logrado sacudirme desde hace ya varios años. Aún analizo e intento y hoy tiene una nueva pareja, un generoso hermano boliviano. Mi hijo se casó en el 2015 con
comprender lo que ha ocurrido en el país a partir de 1990. ¿Qué pasó con Chile y los chilenos?, una encantadora ciudadana norteamericana y yo, a pesar de los vientos y las mareas y todas
¿hacia dónde nos conduce este rumbo sin rumbo por el que transitamos?, ¿qué espera a los las vicisitudes que ha traído la vida, sigo casada con la misma persona, con quien me apronto
chilenos que vivirán a mediados del siglo XXI? ¿algún día el país se hará cargo de las reformas en un año más a cumplir los cincuenta años de matrimonio.
que hay que hacer en el sistema educativo, nos prepararemos en conciencia para los cambios No ha sido fácil escribir sobre la propia historia. En la mayoría de los casos se mira la
climáticos y sus consecuencias, recuperaremos el agua o tendremos que seguir comprándola a vida como algo que transcurre naturalmente y son pocas las veces en que se la percibe como
empresas extranjeras?; ¿qué sucederá con el mar que tan intranquilo nos baña y la sobrevivencia digna de contar. La vida y las vivencias de cada persona ocurren y transcurren y dependiendo
de sus recursos?, ¿seguirá siendo Chile en el 2100 un país con un cierto grado de soberanía de las huellas que éstas vayan dejando, se mantienen y se graban en la memoria. La mayoría
o en definitiva se transformará en uno del todo dependiente de otras naciones y empresas de ellas se amalgaman formando una masa inexpugnable, otras se esfuman en el tiempo y
poderosas? ¿se abrirán, por fin, las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, como lo no dejan más que unas pocas señales que de pronto destellan entre los pliegues de algún
dijera Allende en su último discurso? Son muchas las preguntas que me planteo, para ninguna recóndito punto del tiempo mental. En el ocaso, los recuerdos quedan convertidos en una
de las cuales atisbo una respuesta. Me inquieta Chile y su futuro, me preocupa el mundo y mera sucesión de anécdotas intrascendentes que luego conforman el todo de la vida.
su evolución impredecible. A los casi setenta y dos años miro la vida en retrospectiva y aún gozo de salud física
Entretanto, y por lo mismo anterior, me he desilusionado de los personajes de todos y mental. Como todas las vidas, he tenido aventuras y desventuras, alegrías y desazones, pero
los colores que nos han gobernado. De aquellos antiguos que aún pululan entre las instancias en resumen y haciendo un balance, no ha sido mala la mía.
de poder y determinan cómo debemos vivir los chilenos y chilenas, y también de los nuevos,
a quienes observo e intento comprender y descubrir en sus intenciones para con el país; a
estos últimos los veo repitiendo los mismos errores de antaño.
Los años de post dictadura y de transición se han eternizado por más de dos largas
décadas. Sólo algunos de los autores de los crímenes más horrendos cometidos en dictadura (por
agentes del Estado), se encuentran hoy en la cárcel. La gran mayoría de aquellos malhechores
pululan impunes por nuestras calles o mueren tranquilos en sus camas, sin haber pagado
ninguna de sus fechorías. Lo que llama la atención, es que una parte, no menor de la población
los sigue defendiendo y justificando sus crímenes.
Ya pronto se cumplirán tres décadas y aún no se vislumbra cómo nos sacudiremos las
malhadadas herencias y cómo se desharán las amarras que aún nos sujetan al pasado.
Es cierto, no hubo un paso violento entre la dictadura y la democracia, pero sin duda
triunfó el doble estándar en muchos ámbitos, aunque esto último no debiera sorprendernos,
ya que esta característica pareciera formar parte de nuestra idiosincrasia.
Desazón me causan también hoy los innumerables casos de corrupción que en los
Mis tres nietos.
últimos años han ido saliendo a la luz como en un verdadero rosario que se va desgajando
del desgastado cuerpo social. La esperanza que surge es que a través de estas heridas salga el
pus que por décadas ha envenenado a Chile y que luego resurja una sociedad más limpia y
transparente.
Y, volviendo al ámbito familiar, en el año 2014 recibimos una carta sorpresiva y
sorprendente. Aquel hijo alemán de mi marido, perdido en el tiempo, finalmente se hacía
presente. A través de una dolorosa circunstancia se enteró de su verdadero origen. Quiso
conocer a su progenitor y tal como en las novelas y películas, llegó a nosotros acompañado
de su esposa, a fines de aquel año. Alegría de conocerlo y abrazarlo; enigmas, pasajes no
resueltos de la vida, desconocimiento, añoranza por los años no vividos juntos; una mezcla de
sentimientos rodearon la esperada visita. Un lindo cierre para el círculo que se empezó a forjar
en Alemania en el año 1974. Desde entonces acostumbramos a comunicarnos semanalmente
y a visitarnos una vez al año. Su hijo Henrik, nacido en 2016, se ha convertido para mí en un
nuevo nieto.
Entre 2017 y 2018 decidí escribir en alemán mis experiencias vividas durante los diez
años en la RDA, lo cual se materializó en un libro que fue acogido por una editorial alemana.
En octubre de 2018 tuve el orgullo de presentarlo en la famosa Feria del Libro de Frankfurt y
luego en el Goethe Institut en Santiago de Chile.

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las niñas y que me ayudó cotidianamente a cuidarlas. Ellas la querían y disfrutaban,
especialmente cuando Verónica diariamente les narraba, con grandes dotes dramáticas, cada
capítulo de su teleserie favorita.
Estudios Humanísticos era un espacio intelectual muy estimulante, donde tuve
la oportunidad de sostener conversaciones cotidianas con filósofos y literatos chilenos de
vanguardia que siguieron enriqueciendo mi formación de historiadora. La universidad de los
La nueva libertad 90 imponía nuevas exigencias: había que doctorarse, lo que significaba un tremendo desafío
cuando ya tenía más de 40, con hijas adolescentes, con un trabajo jornada completa que debía
financiar el doctorado, en un tiempo en que ni soñábamos con “Becas Chile”. Más difícil aún
cuando el único doctorado en historia que entonces se impartía en el país era el del Instituto
de Historia de la PUC, de donde me habían expulsado, estando ya egresada, luego del golpe
civil-militar, no habiendo podido terminar mi carrera de pregrado (Pedagogía en Historia). ¿Qué
hacer? No era posible salir al extranjero sin beca que pudiese mantener una familia entera y
sin una pareja que se interesara por seguir tus pasos. Habiendo asumido un profesor DC, la
dirección del Instituto de Historia PUC, él me invitó expresamente a volver a esa universidad
y hacer allí el doctorado, quizás como una forma de expresar el nuevo espíritu democrático
que él aspiraba para ese Instituto y, también, como una forma de reparar mi expulsión en
dictadura. Acepté. Fue un error. Al parecer a veces vivir el error es el único camino: dialéctica
E l fin de la dictadura cambió nuestras vidas personales y colectivas: nuevas puertas del aprendizaje de la vida.
Por otra parte, el goce de Estudios Humanísticos no había de durar mucho tiempo: tenía
se abrirían para el estamento profesional y político opositor al régimen civil-militar. Muchos
cuadros profesionales que, apoyados en múltiples ONGs, habían trabajado en dictadura en a sus espaldas, desde el advenimiento de la “república” de los años 90, decretada su muerte.
el campo popular, lo abandonaron; se incorporaron ampliamente a las instituciones públicas Dependía financieramente de la Escuela de Ingeniería a la que, como a todas las escuelas de
y a las universidades. El pueblo se fue quedando solo, tierra fértil para pandillas y narcos. universidades públicas, se le había recortado el presupuesto en dictadura en más de un 70%
Ingresé a trabajar como profesora jornada completa a la Universidad de Chile, y ya en “democracia”, no había señales auspiciosas al respecto. Las presiones de la Escuela
al querido Departamento de Estudios Humanísticos, el emblemático lugar donde había de Ingeniería sobre el DEH se acentuaron, negándonos la sal y el agua y sometiéndonos
cursado los estudios más significativos de mi formación profesional. Era mi primer trabajo a calificaciones absurdas. Nicanor Parra, el insigne poeta Premio Nacional de Literatura y
institucionalizado, de jornada y sueldo mensual año corrido. Parecía un sueño y mi primer entonces profesor del DEH, se declaró en rebeldía: en un informe que había que rendir puso
sueldo lo celebramos con un paseo dominical a Isla Negra, donde pagué el piso con caldillo 0, 0, 0, = total 0, a todas las actividades realizadas que se le exigía contar y medir. Resultado:
de congrio y chupe de jaibas en el restaurant que frecuentaba Neruda. lo echaron. Y él se fue feliz a su casa en Las Cruces…
Comenzaba el desafío de combinar un intenso trabajo académico en el “monasteterio”, Los ingenieros vendieron la casa de Ejército donde vivíamos en el DEH y, con libros
como suelo llamar a la universidad, con las jornadas de la casa cuando mis niñas estaban en y petacas, fuimos a parar a la buhardilla del edificio de Ingeniería en Beaucheff donde,
plena adolescencia, deseando vivir su libertad. “Adolescer” sin madre en el hogar fue una en hermandad con las palomas que allí habitaban, seguimos escribiendo, investigando e
oportunidad para ellas de liberarse de las rutas conocidas del colegio a la casa, explorando impartiendo clases a los ingenieros. Pero el DEH agonizaba: se cerraba con cerrojo una puerta
diversos caminos y experiencias que generaron graves problemas. Resultó evidente, en nuestro con cada profesor que jubilaba. Sentí que el momento de partir se cumplía al finalizar la década
caso, que vivir mis niñas la adolescencia con madre ausente actuó como factor desequilibrante, del noventa cuando me ofrecieron otro trabajo. Apagué la luz de mi oficina luego de diez
más aún cuando el padre, muy simpático en domingo, era inexistente en días laborales e años de esa “soñada” estabilidad laboral que nunca fue. Llorando de amor y nostalgia, saqué
incluso en los días sábados. A pesar de ser muy entregada a mi oficio, con pasión y vocación, una mañana de sábado todos mis libros y papeles de ese lugar que marcó profundamente mi
yo no estaba dispuesta a poner a mis hijas en segundo plano respecto de mi trabajo; tenía que formación y mi vida profesional.
buscar la fórmula que me permitiese compatibilizar ambos mundos, sin sacrificar ninguno. Durante todo el curso del año 1999 me había sentido impresionada de estar viviendo
Decidí arreglármelas para trabajar en casa por las tardes. Recogí mis libros, papeles, procesador no solo un cambio de siglo, sino también de milenio. Nunca había sentido algo como una
de textos y armé nuevamente mi escritorio casero. Fue así como, luego de ir a buscar a las “emoción del tiempo”: la percepción de que el tiempo no es solo un fluir del calendario, ni
niñas al colegio a las 16 horas, me instalaba a trabajar en mi escritorio hasta la hora de comer. tampoco solo una dimensión de la realidad terrena, sino que sentía la presencia de la historia
Preparaba clases y charlas, leía textos, escribía mis investigaciones. Mi regreso restableció una secular en mi propio cuerpo y vida.
presencia materna que era necesaria para ellas. Durante todos los años que siguieron pude Decidí celebrar el momento en que se marcaría el paso al nuevo milenio. Busqué
sentir, como tantas mujeres-madres, el duro peso de combinar la responsabilidad laboral con una casa para arrendar en Valparaíso donde pudiera vivir colectivamente esa mágica emoción
un esmerado cuidado de las hijas. Como tantas mujeres, tuve que hacer cotidianos malabares histórico-temporal. Para ello me dispuse a gastar gran parte de mis honorarios ganados en
para no descuidar cada uno de esos dos ámbitos de mi vida. Lo pude hacer gracias a que en mi un proyecto y arrendé una casona grande y vieja que abriese sus puertas para todos los que
trabajo yo no tenía que marcar tarjeta y no dependía de un horario de oficina; especialmente, quisiesen vivir ese momento; especialmente la abrí a toda la familia del padre de mis hijas,
lo pude hacer gracias a Verónica, una chica muy joven y bella que empatizó muy bien con con quienes solía pasar el año nuevo. Ellos llegaron con todo entusiasmo y muchas cosas ricas.

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Nos engalanamos para la especial ocasión con vestidos de telas suaves y escotes pronunciados; todo para que yo pasara unos días de sur ante esa divinidad. Un día, caminando a la orilla
comimos una cena con manjares únicos y brindamos por nuestro encuentro en ese cerro del del mar, se ofreció ante mi vista una argolla de metal del ancho de mi dedo; la recogí y me la
puerto. puse. Luego me di cuenta que, en letras minúsculas, tiene grabado el Padre Nuestro.
Antes de las 12, caminábamos hacia una plaza desde donde se apreciaba la bahía Ese mismo año, un día domingo cualquiera, Julieta encontró en el diario un aviso
y sus juegos de artificio. Había allí un mar humano; miles de cuerpos rozándose en fiesta minúsculo llamando a concurso para un cargo en la carrera de Historia en la Universidad
colectiva, con pitos y atuendos celebrativos. Al llegar las 12 me di cuenta que estaba sola Austral de Chile. Podía ser una posibilidad laboral para mí; estaba agotada y agobiada de
entre esa humanidad. No tuve a nadie querido a mi lado a quien abrazar. Nunca había sentido trabajo en Santiago, haciendo clases en tres universidades, preparando charlas cada semana,
una contradicción igual: estar en medio de tantos, en absoluta soledad. Los fuegos artificiales revisando tesis, investigando Fondecyt. Mis migrañas se habían hecho crónicas y graves.
sacudían el cerro con sus estruendos, hiriendo el cielo y el mar, matando pájaros con su No había semana en que Julieta no tuviera que llevarme a la posta. Este concurso era una
estallido multicolor. Al acallarse el estampido, caminé sola con mis tacones y vestido de gala posibilidad de mejorar la calidad de vida, concentrar mi trabajo y estar cerca de Dafne y de
por las callejuelas de adoquines y las escaleras de ese cerro, sin percatarme aún de la señal la amada Natura. Julieta juntó mis papeles; Dafne los preparó y presentó al concurso. A pesar
y presagio de ese momento premonitorio que me quiso hablar de la profunda realidad de mi de mi edad (más de cincuenta), fui aceptada.
vida, la que no quería o no era capaz de ver. En febrero de 2007 salí a la calle Arrieta para ver el camión cargado con mis cosas:
Llegué a la casona y contemplé desde una ventana los ríos de gente que volvían mi escritorio, mis libros, algunos muebles. Necesitaba estampar ese momento en mi alma.
a sus lugares. Poco a poco regresaron también los habitantes de esa noche de Valparaíso, Sentí angustia, miedo, ganas de decirles que bajaran todo… Hacía 27 años que vivía en esa
pudiendo dar a mis hijas abrazos tardíos antes de su salida al carrete. Había soñado con un casita de Peñalolén donde crié a mis hijas.
baile romántico con mi pareja en ese final de siglo y milenio, danzando el momento en ese Un par de días después, Julieta subió al volante de nuestra camioneta cargada con
gran salón de casona antigua. Bailé sola, conversé algo con alguien de la familia y me acosté mis cosas personales y emprendimos viaje rumbo al sur. Pasamos a alojar a Vilches; disfruté
a dormir las primeras horas de ese nuevo tiempo. el silencio de su bosque y acaricié cada uno de sus coigües jóvenes creciendo altivos. Esa
Mi separación ocurrió cinco años después, luego de percibir, poco a poco, el noche tuve un sueño inolvidable: habíamos subido las tres a la cima del cerro Peine; de pronto
distanciamiento y la ausencia de la que me habló ese grito de nuevo año, siglo y milenio. Fue Julieta se sube a una gran nube blanca que la lleva como un tobogán; Dafne como un roble a
muy indigno todo lo que viví a partir de ese momento, pero me era difícil tomar la decisión mi lado en el cerro; yo llamo, grito con angustia, queriendo alcanzar con mis brazos a la Juli
de separarme, pues ello significaba dar muerte a una relación de cerca de treinta años. Tuve que se iba sonriendo, haciendo señas… Déjala, me decía la Daf, sujetando mi mano firme.
miedo, pero finalmente entré en ese duelo, al que le puse plazo: seis meses. Entonces, comencé Desperté sobresaltada.
a levantarme, respirando poco a poco el oxígeno de una nueva existencia, abriendo alas. Fue Como a las seis de la tarde del día siguiente llegamos en la camioneta con la Juli a
un maravilloso momento y acto de recuperación de la dignidad, disponiéndome a andar, libre Valdivia, a un bello departamento con vista al río Calle Calle, donde Dafne y Ana nos esperaban
de miedos, los insospechados caminos que me ofreciera la vida. con floreros de liliums rosa y poemas de bienvenida escritos en papeles pegados en la pared.
Hoy puedo decir que soy feliz; felicidad que surge de la experiencia de la emancipación, Brindamos. Ese fin de semana las niñas colgaron cortinas, instalaron muebles, Julieta armó
es decir, de la libertad de reconocer mi existencia como única, sustentada sobre sí misma como mi librero. Me flaqueron las piernas cuando, a los pocos días, la fuimos a dejar al bus para su
conciencia una y toda con el universo, que ha debido recorrer el camino de su aprender. regreso a Santiago; la vi como partía en su nube. Dafne durmió conmigo esa noche.
Muchas, muchísimas hemos podido superar la dominación masculina de antaño y Aunque percibí la dificultad de reconocer los nuevos puntos cardinales, comencé mi
hemos aprendido a ser felices con nosotras mismas, en la gozosa intimidad de nuestro ser, en nueva vida haciendo un cotidiano recorrido por mi cuadrante: ante mi mirada, el río Calle
torno a la maravillosa experiencia de la vida cotidiana y del amor incondicional de nuestros Calle con sus lobos y pelícanos y la costanera con la feria fluvial; a mi espalda, la plaza con
hijos e hijas, de nuestros hermano/as de sangre, de nuestras hermanas de la vida, de nuestros el mote con huesillos, los lustrabotas y el centro de la ciudad; a mi derecha, atravesando el
compañeros animales, de los sabios y maestros y, especialmente, el amor de la más bella, la puente, el bello campus Isla Teja de la Universidad y a mi izquierda, la Dafne y Felipe, la
Madre natura, dadivosa de frutos, pintora de cielo al atardecer poco antes de prender para iglesia San Francisco y el café “La Última Frontera”. Un inmenso mundo próximo para caminar
nuestra noche su lámpara de luna de velador, tapándonos con su manto de estrellas … y comenzar a conocer y amar.
Desde hace diez años que estoy cerca de la Madre, de su cielo, de su mar, de sus Antes de marzo comenzaron las actividades en mi nuevo trabajo: la Escuela de Historia
pájaros anidando polluelos cada primavera bajo mi alero. Cada día agradezco el espectáculo y Ciencias Sociales que la UACH refundaba ese año 2007. La Facultad me dio una maravillosa
de su belleza ante mis ojos, su verde azul, sus nubes a la vela, su arcoíris atravesando cerros bienvenida con una comida en mesa de mantel largo, con muchas flores y sonrisas, en un
hasta alcanzar el mar. Y me pregunto cómo fue que vine a dar aquí; mis cuatro perros hotel ex casa alemana, junto al río. Me encargué del curso Introducción a la Historia que
me responden meneando colas tras el ventanal. -“Aaaah -les digo-, seguro que ustedes me recibió las primeras camadas de estudiantes de la carrera, a los que me consagré con vocación
encargaron a sus lobos ancestrales para que viniera a recogerlos, cuidarlos, regalonearlos con y amor. Aunque llegaban tímidos y terminaban confusos esperando dictados, no dudaba que
sopa de verduras y juguetearlos. “Más feliz que perro de casa Maio” corre un dicho por aquí. ellos sabrían hacer su camino formativo propio. Ya se han cumplido diez años de la carrera,
“Bueno, cuando uno se separa, queda libre para moverse y como aquí vivía mi hija Dafne…”, cientos de estudiantes han pasado por sus aulas y ya se puede apreciar el despliegue de sus
explico yo cuando me lo preguntan. Pero todas las explicaciones no son suficientes cuando dones y la búsqueda de sus caminos.
no queda más que reconocer que, a veces, uno entra a vivir en el cielo de los milagros. Desde que comencé a relacionarme en este sur del mundo, percibí que estaba en un
Todo comenzó cuando, en el verano de 2006, me dije a mí misma que quería estar lugar muy diferente, en un lugar de otra América y otro Chile. Me sumergí en su historia y me
cerca de Dios y le dije a Dafne que añoraba una estadía frente al mar; entonces ella arregló di cuenta que este territorio prácticamente no vivió la Colonia. En una noche de fin de siglo

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XVI, ante el grito de rebeldía de Pelentaro y Anganamón, los indígenas sometidos a mita en vi jugar con ella. La familia, pues, ha crecido, disfrutando juntos el flujo de los días y las noches
los lavaderos de oro lo arrojaron al río y levantaron en armas a toda la región, liberándola del de nuestro tiempo y existencia.
dominio español. En verano la casita de Niebla se llena de canto y baile cuando llega la bella Ema,
Después de un medio siglo arribaron algunos soldados del Perú quienes, llegando luciendo sus vestidos de ruedo y vuelo y cantando ante el mar y el cielo a voz en cuello,
a trato con los huilliches, se instalaron en una pequeña isla, construyendo iglesia, fuerte y abrazada de su abuela Yaya, el “Río río, río, río devolvedme el amor mío”.
cárcel: el presidio del fin del mundo. En esa pequeña isla se quedaron los soldados durante el Nuevas temporadas vendrán, con más cantos, bailes y abrazos con la pronta llegada
resto del siglo XVII, temerosos de bajar a tierra firme. Poco a poco, en el curso del siglo XVIII, de la bella Eloísa y del hermoso Roque quienes, junto a Ema, harán crecer la ronda infantil de
los soldados se reinstalaron en Valdivia y alrededores; el territorio quedó abierto a la maloca la abuela, corriendo a sus brazos ante el cielo, el sol, la tierra y el mar.
y trata de esclavos indígenas, vendidos en el puerto para las minas del norte y las haciendas
del centro, mientras las misiones de jesuitas y franciscanos intentaban bautizar y enseñar el
Padre Nuestro.
Derrotados los españoles de estos territorios por los independentistas del centro del
país (1820), el lejano y extraño Estado central chileno permaneció casi ausente. Pronto llegaron
a estos confines colonos alemanes, instalando oficios y abriendo el bosque a fuego y machete
(1850). Es decir, si bien este territorio sufrió la locura del deseo y la espada española, su gente
no conoció de aristocracias ni de jerarquías sociales coloniales. Se trata, pues, de un mundo
menos clasista, menos dependiente del Estado y fundado principalmente en sólidas redes
familiares y sociales de protección, amistad y compadrazgo.
Al tercer año de estar por estos confines, decidí comprar casa, es decir, echar algunas
raíces. Aunque mis jaquecas continuaron como un karma casi insuperable, mi calidad de vida
había mejorado notablemente y ya había comenzado a establecer un vínculo inseparable con
la naturaleza o el espíritu. Puse mi deseo en la costa y la Dafne, a un pinchazo de internet,
encontró la pequeña casita de madera y terraza en la que hoy vivo frente al cielo y el mar.
Agradezco cada día ante el Azul este gran regalo que me permite vivir, simultáneamente, en
la tierra y en el cielo. Antes y después del terremoto del 2010, Dafne vivió conmigo un tiempo:
se había separado de Felipe hacía un año y recientemente de un nuevo pololo; ella se instaló
en su pequeña pieza con vista al mar y con un hermoso dafne floreciendo cada invierno a sus
pies.
A los pocos meses de instaladas en nuestra casita del cielo/mar, apareció la Martina Mi hija Dafne y mi Mi hija Julieta con mis nietos
adentro de nuestro patio, una perrita de pelo largo color miel, a quien amé desde el primer nieta Eloísa. Ema, Roque y Eloísa.
abrazo. Martina vivía abandonada en el flujo de los días y las noches de la playa y el cerro; se
alimentaba de cochayuyos y pañales desechables; le ha costado años ser una perra de casa,
pero ahora siempre escribo con ella a mis pies.
Tras Martina llegó un perro flaco, de cola y orejas cortas, el que no se movió de nuestra
terraza en una semana. Como aullaba en muy buen tono con cada sirena de mediodía, lo
nombramos Tenorio, a quien finalmente alimentamos. De esta parejita y de otros amantes de
la Martina nació una hermosa camada en febrero de 2011, que llenó de alegría y de correrías
a la casita de Niebla.
Entre clases, libros, documentos y reuniones, me dediqué a la crianza: no quería
desprenderme de ninguno, miré con desconfianza a quienes los adoptaban y me enfermé de
pena cuando me robaron a uno de los más regalones. Con nosotros se quedó la Cimi. Ella fue
la elegida y bautizada por la Daf con nombre maya; era y es hermosa, blanca, con un gran
corazón negro en medio del lomo y con ojos de antifaz, criada en los brazos, durmiendo hoy
a mis pies.
Cuando el 2012 partió la Dafne con un nuevo amor, ya éramos una familia perruna
bien constituida, de amor y entrega incondicional, protegidos todos por el guardián Tenorio,
quien muerde a quien pisa el territorio. Este año ha llegado la Candela, una bella perrita rubia
abandonada que, luego de pasar las de quico y caco y después de muchos tiras y aflojas de
largo narrar, se ha quedado al fin con nosotros, para celos y recelos de la Cimi, a quien ayer

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Cruzo la Cuesta La Dormida y llego a Olmué, donde viven en una parcela mi amigo
periodista y su esposa, el mismo con el que pasé el día previo al plebiscito, acreditándose en
el Hotel Carrera. Pasamos juntos los últimos tres días del final del milenio. Tomamos nuestro
último aperitivo del siglo XX en el Samoiedo de Viña del Mar.
Paso la noche en Viña, en la casa de otra amiga y, al día siguiente, 31 de diciembre
de 1999, parto como a las nueve de la noche al Puerto.
Cielos luminosos y sombríos Para mí el Año Nuevo en Valparaíso es lo más apasionante que he vivido, tanto dentro
como fuera de Chile. Se produce en las calles un encuentro maravilloso entre personas de todo
tipo, desde la señora que viene de Limache y comparte su canasto de cocaví, hasta las niñas
pirulas con traje de lamé. Entremedio un gringo escalador, con mochila, los “pacos” también
entremezclados con la multitud. Llegan las doce de las noche, comienzan a sonar las sirenas
de los barcos, estallan en el cielo los fuegos artificiales, todos nos convidamos champagne y
brindamos. Creo que es el único día del año que nos unimos los chilenos, sin distinción, a
esperar el nuevo año en uno de los puertos más bellos del planeta.
Volví feliz a Santiago a comenzar el nuevo siglo. No sé si fue la breve terapia la que me
dejó con esa sensación de éxito. Más bien lo atribuyo a mí misma, sin vanidad. Siento que no
es un cierre de siglo, ni de vida con las generaciones que nos precedieron, sino una apertura
diferente, a caminos nuevos, a esperanzas en terrenos distintos. Igual me acompaña siempre
la nostalgia, el recuento de aquellas conductas aprendidas, de crianzas, valores aceptados,
E l nuevo siglo lo asimilo a los cielos de otoño en la playa. En ellos destacan grandes
nubes negras, plomizas, que de pronto son traspasadas por luces brillantes Entonces cambian
contradicciones.
Con el retorno de la democracia había vuelto a trabajar en la minería, en el Servicio
los tonos, aparecen otros colores y se produce un juego de luces y sombras inesperadas. Nacional de Geología y Minería, lo que constituyó una gran alegría. Estuve a cargo de la
Cuando se acercaba el último año nuevo del siglo XX, comienza esa antigua obsesión realización del proyecto de capacitación: “Prevención de riesgos y salud ocupacional en la
mía de esperarlo tanto, de sentir esa fecha como un hecho trascendente. Y comienza entonces minería extractiva”, dirigido a los trabajadores de los distintos estamentos de la minería, en
también la preocupación, la inquietud. ¿Cómo será esa noche? ¿Con quién la pasaré? ¿Dónde? convenio con la Confederación Minera de Chile. Siento una gran satisfacción por la realización
Sé que por el lado de mi familia inmediata -mis hijos-, no tendré el menor panorama. exitosa de este proyecto.
Mi hija está en Italia y los tres hombres no le dan importancia al Año Nuevo. Se impone mi Al comenzar el siglo me reincorporé al mundo minero, en dos actividades relacionadas
recuerdo de las fiestas en el Club de Polo, con traje largo, los hombres con smoking, finalizando con la difusión y sensibilización de la población chilena a la trascendencia de la minería.
en el desayuno en El Arrayán. Me aumenta la ansiedad y en diciembre decido consultar a un Históricamente, es un sector gravitante en la economía del país.
psiquiatra para pasar el trance. La primera actividad es el sitio web Minería Chilena. Se trata de una iniciativa de
Las pocas veces que he consultado en mi vida, voy con el paquetito bien armado: ingenieros de minas y geólogos pertenecientes a un curso de algunos años atrás, de la Escuela
lo pongo sobre la mesa de la consulta de modo que el psicoterapeuta solo tenga que abrirlo. de Ingeniería de la Universidad de Chile. La motivación para realizar esta acción es retribuir
Pero el motivo de esta consulta es raro y va emergiendo el tejido, variables que me producen de algún modo la formación académica recibida por esta Casa de Estudios.
ansiedad: algunas profundas y persistentes en el tiempo; otras solo debido a esta especial El sitio web tiene como propósito principal dar a conocer en forma didáctica, e
circunstancia. inteligible, la trascendencia de la minería chilena para el desarrollo y progreso del país.
Curiosamente, con el siquiatra hablamos mucho más de mi amigo Boris que de mí. Aborda entre otros temas, geología, métodos de producción, sistemas de trabajo, riesgos y
Él también fue su amigo y me comenta: “Boris tenía un atractivo y generosidad que solo un accidentabilidad. En él desarrollé las páginas sobre el rol de la mujer en la actividad minera, la
sirio puede tener”. Siento que en varias sesiones yo le doy terapia a él por el duelo de nuestro relación del sector minero con el arte y la literatura, no técnica, sino prosa y poesía inspirada
amigo. en las faenas mineras
Se acerca el día del fin de siglo. Me receta ansiolíticos y algún antidepresivo. No sé si La segunda actividad la desarrollé en la Corporación de la Cultura y Patrimonio Minero,
fue por estos medicamentos que voy solucionando la ansiedad que me produce la situación dependiente del Instituto de Ingenieros de Minas. Esta iniciativa también tiene como objetivo
que se avecina. Hoy me admiro de cómo fui gestando una de mis mejores celebraciones fundamental difundir el trabajo, la importancia, trascendencia y significado del desarrollo
de Año Nuevo. Contacto a mi amiga Chantal, pintora, quien vive en una de esas hermosas, minero en el país. Los participantes en estos programas son ingenieros de minas y geólogos
inmensas y antiguas casas de tres pisos que hay en Valparaíso, en el Pasaje Pierre Loti, Cerro y, en menor proporción, profesionales de las ciencias sociales.
Concepción, frente al Puerto. Para mí, la incorporación en estas actividades y trabajar con los profesionales de
Parto algunos días antes del 31 hacia la costa. Me voy por la ruta 5. En la carretera la minería ha sido significativo. Implica de algún modo el rescate del que fue mi desarrollo
me sorprende la enorme cantidad de gente que va con flores a los cementerios del camino. profesional en la minería hasta 1973. El contacto con estos especialistas, el recorrer caminos ya
Por supuesto, me pregunto si conmigo pasará lo mismo en los próximos años nuevos del siglo conocidos hacia los yacimientos, así como el conocer los progresos de la explotación minera
XXI, cuando ya esté en otro mundo…. actual, ha sido una gran satisfacción. Significa recordar mi trabajo tanto en terreno en los

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pequeños pirquenes, con los mineros artesanales, como en las medianas y grandes empresas de entre una vida de diversión, de liviandad, de fiestas y viajes a la nieve, a la playa, al campo.
la minería. Esos años de trabajo en el sector minero, fueron para mí un importante aprendizaje La responsabilidad práctica y afectiva que debía asumir, de hacerme cargo de mi hermana
laboral y de vida. Fue una etapa extraordinariamente enriquecedora, de crecimiento profesional inválida, me pesaba, sentía que me quedaba “grande”. Aparte de echarlos mucho de menos
y apertura vital. Como ya he mencionado varias veces, escuché a colegas que me sugerían afectivamente a mis padres, sentía la carencia y cierta inhabilidad para manejarme. Después
estudiar un postgrado fuera del país. Para mí era muy claro que mi gran aprendizaje, el mayor de un tiempo se asume y se siente satisfacción por la entrega y realización de responder a lo
conocimiento, mi gran doctorado, estaba en las discusiones y acciones con los mineros, sus que mis padres, sin mencionarlo explícitamente, esperaron: cuidar de María Teresa hasta su
familias, los integrantes de los Comités de Producción, Comités Paritarios de Prevención de muerte, sustituirlos en esa tarea difícil y dolorosa.
Riesgos, Sindicatos, Comités de Participación. Simultáneamente, la familia crece. La llegada de los nietos nos aporta amor, dedicación,
El enfrentamiento de conflictos y huelgas, el rol de las mujeres, tanto en las labores de nos permite revivir la infancia y adolescencia de nuestros hijos. Es un contacto enriquecedor,
trabajo como en la contribución a los movimientos sindicales, eran experiencias y aprendizajes gratamente demandante. Hay muchas actividades que debemos asumir en reemplazo de los
muy valiosos. Podemos recordar entre otras: las “cocinas apagadas”, 1941, en las salitreras del padres de nuestros nietos, porque ellos trabajan mucho. Y por cierto sentimos satisfacción en
norte, para evitar que los mineros volvieran a trabajar. Ellas hicieron una potente y efectiva eso. Para mí ha sido especialmente gratificante en algunos momentos el tener que responder
acción para evitar el rompimiento de huelgas. a las demandas afectivas de mis nietos. En otras ocasiones he debido acompañarlos en el
Otra situación poderosa en cuanto a obtener reivindicaciones, fueron las marchas de descubrimiento de sus mundos, que se extienden en conocimientos, en emociones y realidades
las mujeres y niños desde Lota a Santiago, al cerrar las minas de carbón en 1997. nuevas, absolutamente diferentes a las vividas por nuestra generación y la de nuestros hijos.
Desde los inicios de mi labor en la minería, he sentido fuertemente un enriquecimiento He procurado transmitirles nuestra historia familiar, cómo era la vida en el país durante mi
intelectual y afectivo, que quizás no lo habría logrado con otra profesión u otra especialidad. adolescencia, los colegios, las entretenciones y, algo muy importante: cómo era la familia de
De algún modo esta experiencia la transmití a mis colegas en mi período de estudio y vida en origen que me precedió, sus bisabuelos.
Gran Bretaña: ellos valoraban profundamente mi experiencia laboral y nunca manifestaron mi Algunos tienen mucho interés en este conocimiento de las raíces familiares, otros
déficit de publicaciones académicas; los profesionales británicos las poseían extensamente. están fuertemente ligados a su pasar actual; se debe esperar para que su mirada se detenga en
El período de fin de siglo coincide para mí con una etapa de la vida que se tiñe de las personas que los precedieron y se involucren en la historia familiar.
dolor: la partida de personas muy queridas que fueron parte de mi familia, amigos, compañeros Una actividad enriquecedora han sido los viajes con mis nietos, tanto en el país
de barrio, de colegio, de universidad. Es el tiempo de las potentes ausencias. Van despareciendo como en el extranjero. Acompañarlos en esos descubrimientos de diferencias geográficas, de
aquellos seres significativos emocional e intelectualmente, amigos que nos han permitido personas distintas a las de su territorio, a veces idiomas desconocidos, estimularlos a establecer
crecer intelectualmente, abrirnos a diferentes áreas de la sociedad en que vivimos, disfrutar la contactos con mundos nuevos, valorar las diferencias de su medio ambiente conocido. Todas
vida de juegos, realizar aprendizajes conjuntos, establecer complicidades que nos facilitaron estas actividades las valoro grandemente.
nuestro crecimiento. He vivido cada partida de un amigo como una ausencia dolorosa. De También es un enriquecimiento personal percibir de otro modo las diferencias
algún modo es mi propia despedida. culturales. A través de sus miradas adquiero nuevas luces, inquietudes diferentes, aperturas a
Así, el paisaje humano al cual pertenecemos se desdibuja con desolación, con la realidades con otros tonos.
certeza que no se recuperará. Saber que el amigo con quien discutimos y profundizamos Valoro cuando mis nietos están en contacto con campesinos del sur y veo cómo ellos
nuestra postura frente a la sociedad, con el que compartimos valores, proyectos, enfoques aprenden diferentes modos de expresión y apreciaciones de realidades muy distintas a sus
de justicia, también disensiones, de pronto ya no está. Aquellos amigos que sentimos nos aprendizajes de vida en la ciudad grande de Santiago. En una estadía en Ralún,conversando
quisieron, extendiendo su cuidado y cariño hacia mis hijos que crecían; aquellos con quienes con la señora Delfina, ella nos cuenta a mi nieto mayor y a mí cómo llevaba a sus hijos a
nos comprometimos en acciones para que nuestra sociedad fuera más justa, más equitativa la escuela.e iban navegando en un pequeño bote hasta Puerto Montt, por el torrentoso río
y evolucionada, ellos están ausentes para siempre. A veces, prematuramente desaparecen Ralún. Ella mira al río, después afirma, con mirada nostálgica “hijo estudiado, hijo perdido”.
compañeros de juego de la niñez, con quienes descubrimos el barrio, la ciudad, el país. Duele Mi Juan Cristóbal era muy chico en ese momento para comprender el profundo significado
igual porque sabemos que no se reemplazan. del relato de la señora Delfina. Tiempo más tarde, lo conversamos. Sentí placer al captar la
Echo de menos la mirada burlona y con cariño de muchos amigos, la escucha de profundidad con que mi nieto vivió esa conversación; cómo pudo penetrar esa alegoría tan
nuestras penas, incertidumbres, alegrías, proyectos, respuestas a nuestras inquietudes. También simple y escondida expresada por una mujer que vivió siempre en la cima del cerro, mirando
extraño a aquellos amigos que me incentivaron en la búsqueda de nuevos caminos intelectuales, el río Ralún.
de encontrar otros enfoques para los enigmas no resueltos. Amigos con quienes compartimos En otro verano, estoy con Martín en el lago Budi, región de La Araucanía. Él tiene
nuestro crecimiento. Amigos con gran sentido de humor con quienes podía reírme, incluso en seis años. El lago es muy bello y desde los tiempos precolombinos fue vía de comunicación
momentos tristes. “Hay que festinar los momentos difíciles, las aparentes tragedias y problemas, de mapuches entre sus islas al interior del lago. Caminamos por el campo buscando la playa
desaparecen o se atenúan cuando las festinamos…” que nos mencionaron. De pronto encuentro una señora del lugar. Al preguntarle por la playa,
Pienso y siento especialmente en esta etapa en la desaparición de mis padres y abuelos. me, dice “sigan adelante, donde se ‘deshilvana’ el cerro, miren p´al norte y ahí está la playa”.
Su ausencia me ha exigido enfrentarme en soledad al mundo familiar, de estudio, de trabajo, Martín se sorprende con estas expresiones que no conoce y yo siento que al mismo tiempo
incluso económico. Vivimos un proceso de duelo prolongado. las valora y comprende todo el atrayente bagaje cultural diferente que empieza a descubrir.
Para mí fue muy nítido, al morir mi mamá, después de mi papá, el hecho de convertirme Hoy tengo diez nietos, prácticamente todos adultos. Cuatro de ellos viven fuera del
en el “tronco familiar”. Tener que asumir las responsabilidades que había visto desde lejos, país. Siento que me he involucrado profundamente con ellos y estoy orgullosa de la forma

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cómo han transitado por sus vidas. Me siento orgullosa también de los importantes logros de
mis cuatro hijos, en la esfera familiar y en sus mundos profesionales, sus metas intelectuales y
desarrollo de vida. Alguien diría: “tarea cumplida”. No estoy de acuerdo: siento y pienso que
nuestra tarea de desarrollo personal, de profundizar las relaciones humanas con las personas
que conocemos, con quienes convivimos, familia, amigos, otros, esa famosa “reinvención”,
que se discute tanto hoy, es un camino abierto, nada fácil, pero que debemos intentar recorrer.
De algún modo, estas pinceladas relatadas de nuestras vidas, nos facilitarán el camino
de afinar la próxima ruta y reinventar esas “grandes alamedas”, donde transitaremos con mayor
Volver a vivir
libertad hacia las próximas búsquedas.
No quiero terminar estos párrafos sin agradecer de modo especial a mi hija Josiane
Bonnefoy su valioso aporte a mi escritura. Ella incorporó moderación a mis emociones.

D esperté ese 6 de octubre con la sensación de haberme perdido la fiesta. Ese día todo
funcionó más lento, la gente se despertó tarde, las calles estaban vacías y con las huellas de
haber estado celebrando alegremente. Me sentí desubicada, mi pena y rabia no me dejaron
contagiarme de esos festejos. En esa fiesta no cabía yo.
Mi vida tendría un vuelco importante, lo sabía, pero aún no tenía pistas de por
dónde seguir. Debía esperar las orientaciones del partido. Pasaban los días, las conversaciones
acaloradas daban cuenta de la gran efervescencia que producía el triunfo. El partido me pidió
que me uniera a las brigadas de propaganda del Regional Santiago Centro. Así, formé parte
de las Brigadas Elmo Catalán, las BEC.
Fui pasando progresivamente del mundo clandestino a la vida pública. Realizábamos
murales, pegábamos carteles, elaborábamos lienzos y banderas para las marchas. Todavía me
llamaba Laura. Trabajé con gente linda, muy comprometida. En general eran jóvenes, felices
de poder aportar en una nueva etapa histórica. También estuve con gente de experiencia. Entre
ellos estaba Raúl Valdés, antiguo militante que había estado preso después del golpe, trabajó
en la clandestinidad e hizo grandes aportes en el ámbito de la propaganda política. Un gran
maestro.
A principios de julio de 1989 el Regional
decidió que la propaganda partidaria
comenzara a hacerse durante el día y sin
cubrirnos los rostros como lo hacíamos
hasta ese momento, por razones de
seguridad. Lanzamos una campaña para
exigir que le devolvieran los derechos
civiles a Clodomiro Almeyda, dirigente
histórico del Partido. Una mañana
luminosa, estampamos de esténciles los
muros del barrio Brasil, acompañados por
un grupo de compañeros. Era el 8 de julio
de 1989. Fue en esas circunstancias en que un guardia de seguridad nos dispara por la espalda.
Estábamos Raúl, su esposa Cecilia y yo, pero la bala le llega mortalmente a Raúl. Cae al suelo,
yo alcanzo a escuchar sus últimas palabras y se lo llevan grave en ambulancia; lo acompaña
Cecilia. Yo me reencuentro con los demás brigadistas y nos vamos a la sede del COSONO
(Comando Socialista por el NO) donde momentos más tarde nos avisan que nuestro compañero
y maestro ya había partido de este mundo.

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Me sentí sola, me faltó un abrazo. Me di cuenta que la vida pública era tan distinta. Fue durante una escuela de verano en el año 1990, de la Pastoral Obrera que encontré
Todo el mundo tenía familia, pareja, amigos. Yo no tenía a nadie. Lo sufrí en silencio y soledad. un taller interesante. Decía el cartel: “Economía a escala humana”. Me sonó lo de “economía”
Tampoco tenía nada. Vivía con lo básico en piezas que arrendaba en diferentes barrios y lo de “humana”. No tenía idea de qué se trataba, pero me dejé llevar por mi intuición. Llegué
baratos. Eso me limitaba aún más. No podía invitar amigos o cocinar o a compartir. Es como el primer día, puntualmente, a una sala del Instituto de Humanidades de Concepción. Allí
si de pronto me hubieran dado permiso para vivir, pero no tenía cómo hacerlo. me acerqué a una chica que se veía bien parecida a mí. Era delgada, morena y chascona. Se
Visité el sur justo cuando por radio Biobío anunciaban la liberación de los primeros presos llamaba Verónica, nos sentamos juntas y no nos separamos más. El curso distaba bastante de
políticos. Entre ellos estaba mi cuñado Juan. No lo podía creer. Fui personalmente a la radio lo que yo entendía por curso. Nos sentamos en círculo, cada uno se presentó y explicitó el por
con el fin de cerciorarme y allí me lo confirmaron. No me podía mover de tan fuerte que fue qué estaba allí. Hacíamos trabajos en papelógrafos para exponerlos a los demás. Me encantó.
la emoción. El periodista me trajo agua y me acompañó hasta que pude pararme e irme a mi No me perdí ni una sola clase. Cuando terminamos el curso yo era otra. Una luz se había
casa. Los días pasaron y no se concretaba la salida de Juan. Mientras, mi madre me insistía que encendido dentro de mí. Vi la Economía Popular como un tema que me comprometía y que
ya era tiempo de volver a casa. Juan salió libre y yo volví al sur. Mi madre estaba tan pobre tenía coherencia con mis ideas. Al despedirnos uno de los facilitadores, Jorge Tagle, me habló de
como yo. Ninguna tenía muy claro cómo retomar nuestras vidas. Ella buscaba alternativas, la Campaña Trabajo Para un Hermano, TPH. Consistía en apoyar a trabajadores independientes
yo más bien me ponía triste y contemplativa. Ella logró un trabajo como administrativa en un de sectores populares para que pudieran iniciar o mejorar sus pequeñas unidades económicas.
consultorio de Chiguayante, lo que le significaba levantarse todos los días a las cinco de la La campaña juntaba dinero a través de donaciones que hacían personas con trabajo, y por
mañana para llegar a la hora a su trabajo. Nunca se atrasó, pese a que a veces le tocaba el otro, prestaba este dinero a quienes lo necesitaban para trabajar. A medida que lo iban
duro frío del invierno sureño y los temporales. devolviendo, se les prestaba a otros. Entonces mi rol era visitar a los postulantes, enseñarles
Me vi una tarde mirando el mar por la ventana, triste, perdida. Me sacó de mi estado a llenar el formulario de postulación y luego presentarlos ante un comité de evaluación de
mi mamá, desesperada, dijo en tono fuerte que iríamos a la peluquería a arreglarme el pelo y proyectos.
además que debía prepararme para volver a estudiar. Me puso como condición que fuera una Al inicio éramos todos voluntarios, pero con una entrega de nivel profesional. Me di
carrera breve y que eligiera bien, porque no me permitiría cambiarme a otra. Debía terminarla cuenta que mis estudios tenían un sentido. Que esa mezcla entre sensibilidad social y dominio
como fuera. Así, decidimos que me inscribiera en la carrera de administración de empresas con de temas técnicos de gestión era un aporte en este desafío.
mención en marketing, en INACAP. Lo decidí, porque siempre me ha gustado la producción y Verónica también entró a la Campaña y comenzamos a construir una amistad para la
el marketing. Me parecía más creativo que las otras alternativas. El valor de la mensualidad de vida. También nos hicimos muy amigos con otros compañeros, Andrea, Jorge y Oriana, que
la carrera era superior al sueldo de mi madre, entonces complementamos los ingresos lavando aún forman parte de mi círculo más íntimo. Yo pronto me titulé y me quedé trabajando allí,
ropa. Mi hermana Paty y Juan partieron a Santiago donde mi cuñado terminaría sus estudios ahora ya, en la Fundación Trabajo Para un Hermano.
de sociología. En ese trabajo comencé a descubrir otras facetas que no había visto en mí. Me gustaba
En el Partido Socialista perdí un espacio de participación. No me gustó. No encontré hacer vida social, pasear, las fiestas, los amores generalmente fugaces pero buenos. Qué
un lugar para seguir siendo militante, sentirme identificada. Participé en algunas reuniones, raro era poder escuchar cualquier música, leer cualquier libro, ver cualquier película, poder
pero claramente era un partido muy distinto al que yo había entrado. Tal vez, el hecho de haber hablar de cualquier tema. La vida me empezó a mostrar, de a poco, otros colores. Y llegó
estado aislada tanto tiempo me hizo perder noción de las nuevas miradas de mis compañeros. una mañana la noticia de que en la capital había nacido mi primer sobrino, Felipe. Juan me
El concepto revolucionario se había perdido totalmente y mucho de los debates se centraban pidió que viajara rápidamente porque la situación era compleja. Viajé de noche, llegué en la
en candidaturas y puestos de trabajo. Fue muy desilusionante. Yo entendía que a la política se madrugada y me fui directamente al hospital San Juan de Dios. Allí me encontré a Juan muy
entraba a aportar, pero aquí era al revés. Vi muy pocas excepciones. Cada uno se acomodaba afectado. Mi hermana había tenido su hijo en condiciones infrahumanas. Recuerdo la voz
de acuerdo a sus intereses y el Partido creció exponencialmente. Ya no me sentía en mi casa. de Juan diciéndome ”nunca me imaginé que podía ser tan terrible”. Paty no tenía cama, pasó
La gota que rebalsó el vaso fue la creación de “la oficina” (Consejo Coordinador de Seguridad todo el tiempo en el pasillo cargando su bolso. Nació Felipe, lo entregaron a Juan, pero Paty
Pública), creado después de que un grupo armado diera muerte a Jaime Guzmán. Con esto se tuvo que quedar, porque le quedó resto de placenta.
comenzó una cacería de brujas, todos se acusaban de estar colaborando y eso implicaba delatar Yo tomé a Felipe en mis brazos y vi sus ojitos. Entonces, supe que de ahí en adelante
a compañeros de otros partidos con los que habíamos arriesgado la vida juntos en nuestra todo sería distinto. ¡Tuve una sensación tan profunda! Sentí la vida en mi cuerpo, supe que
lucha por poner fin a la dictadura. Yo no estuve dispuesta a avalar eso y doloroso fue enterarme debía continuar de pie, porque valía la pena. Después de muchos años volvía a sentir felicidad.
que uno de los hombres fuertes, Oscar Carpenter, estaba allí. Lo conocí en el extranjero, un El nacimiento de Felipe traería otro gran evento. Mi papá vino a Chile. Vino con su
hombre grande, de vozarrón fuerte y seguro, con mucha elocuencia había despertado mis esposa Pam y una amiga de ella, Jane. Yo estuve con ellos, y también a solas cuando él viajó a
respetos. Tuve dolor, fue duro no saber en quien confiar. Cualquiera de mis camaradas de ruta estar conmigo en el sur. Conversamos, pero poco. Estábamos distantes, fríos. A mí me costaba
podía ser un delator. decirle papá. No sabía cómo mirarlo, qué decirle. Me alegró verlo, pero ya no era lo mismo.
Estudiar la carrera en el INACAP me resultó un poco aburrido en cuanto a los Visitamos juntos a su madre, por suerte yo la había ubicado antes, entonces no nos costó nada
contenidos. No logré entusiasmarme con los temas, no le veía ninguna utilidad para mi vida, llegar a ella. Luego se fue, no sabía si lo volvería a ver.
no me imaginaba trabajando en eso. Pero, me sostenía una agradable sensación, para mí casi A principios de 1992, junto con Jorge Tagle, fuimos becados para capacitarnos en
olvidada, que era sentirme parte de un grupo de amigos. Volví a salir, festejar, conversar de Santiago en una metodología alemana, CEFE, para ayudar a emprendedores usando experiencias
tantos temas distintos, pasear libremente por la ciudad. Volví a mirar muchachos, a encantarme entretenidas y aplicando el ciclo de aprendizaje vivencial. Para mí fue una potente experiencia,
con mis placeres, a disfrutar aunque todavía fuera muy tímidamente. me cuestionó absolutamente el modo de enseñar que conocemos tradicionalmente. Tuvimos

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que sacarnos nuestra ropa formal, sentarnos en círculo, jugar y a partir de cómo resolvíamos hacía, talleres para emprendedores. Entonces, vi la oportunidad de comenzar a dedicarme
los juegos, reflexionar, obtener nuevas lecciones. Hoy, eso es bastante común, pero en esos más rigurosamente a la jabonería. Y así fue.
tiempos representaba todo un cambio de paradigma. Me gustó muchísimo y no he dejado de Volví ese año a Penco, donde mi madre. Inicié mi negocio de jabones y en paralelo
usar esa metodología hasta hoy. continué dedicándome a la capacitación de emprendedores y formación de facilitadores en
Con mis primeros sueldos construí una casa para mi madre en el patio de la casa la metodología CEFE; comencé a participar en organizaciones ligadas al tema de economía
de mi abuela, en Penco. Comenzamos poco a poco, era de madera y fue crucial nuestra solidaria y volví a ser parte del equipo de TPH Concepción.
coordinación. Yo juntaba el dinero y ella dirigía a los maestros. También comencé a salir de Volví con todo a mi amado sur. Conocí nueva gente, fortalecí lazos con mis antiguos
viaje a conocer Chile, algo que siempre había añorado. amigos y volví a respirar desde mi centro. Seguí viajando mucho, me enamoré y volví a
Fueron tiempos de respiro, de profundos descubrimientos, de concretar sueños. compartir con la familia. La vida retomaba su curso y necesitaba limpiar mi historia, dejar
En 1994 me entero que mi padre tendría otro hijo. Me lo contaron mis hermanos. Papá atrás el pasado para construir una nueva vida.
nunca me lo dijo directamente, supongo que temía mi reacción dado que apenas estábamos En febrero de 2012, mientras yo trabajaba con un grupo de mujeres en el Valle de
recomponiendo nuestra relación y esto podía congelar ese proceso. Elqui, mi madre me informa que nuestra casa se había incendiado completamente. Volví de
Algo de eso pasó. Yo no estuve completamente feliz, pero no dije nada. Jennie nació inmediato. Al llegar me recibió mi abuela diciéndome:“¡y qué le va a costar hacer otra!”.
el 2 de enero de 1995. Fue una linda noticia, pero al poco tiempo mi padre me llama para Me dolió su comentario, pero pasó luego. Pensé que de alguna manera el fuego limpiaba mi
contarme que Pam sufría un trauma post parto que no le permitía hacerse cargo de mi hermana, historia. Tenía que volver a comenzar, ahora con otra energía. Me impresionó la gran cantidad
que él estaba complicado. de gente que solidarizó con nosotros.
Yo seguí trabajando normalmente, fue mi madre la que me habló fuerte y claro. La nueva casa fue diseñada por mi hermano que viajó a vernos. Gracias a la gran
Debía viajar a ayudar a mi padre en un momento tan difícil. Fui. Apenas vi a Jennie en el ayuda que recibimos y a nuestro trabajo, en pocos meses volvimos a tener un nuevo hogar
aeropuerto, sentí un amor muy profundo por ella. Era preciosa, alegre y expresiva. Estuve un para vivir.
mes en Londres y allí también llegó mi hermano. Lo pasamos muy bien y nos acercamos un Eso me llenó de nuevas energías, seguí trabajando, me sentí fortalecida. Un cura
poquito más como familia. Nos seguimos viendo después. En una ocasión mi padre recibió amigo me hizo ver el gran regalo que me había hecho el cielo, todas esas muestras de cariño
una indemnización por su calidad de exonerado y la repartió entre sus hijos; con ese dinero que normalmente la gente recibe en sus funerales, yo las había tenido en vida. Fue realmente
viajé nuevamente a Inglaterra para hablar con él acerca del tiempo que estuvo distante. Fui y un regalo.
conversamos toda una noche. Esa noche sería clave para nosotros. Me habló de la depresión Trabajar en la formación de facilitadores se transformó en un espacio muy gratificante
que sufrió cuando entendió que ya no nos volvería a ver. Se perdió del mundo embarcado para mí. Encontraba allí un momento para reflexionar acerca del desarrollo de las personas,
como marino mercante, se sentía absolutamente a la deriva. Hasta que se comunicó con Pam, compartir un método que potencia la inclusión, la solidaridad, el empoderamiento. Además,
su pareja de Mozambique, años después y así logró retomar su vida. Eso a grandes rasgos, desde TPH le fuimos dando el sello de que también fuera un espacio amoroso.
pero lo más impactante fue escuchar a mi padre, con una inmensa valentía, hablarme con Desde allí he podido desplegar mis habilidades personales que estuvieron escondidas
detalles de ese período, respondiendo a cada pregunta mía a pesar de que yo sabía que algunas mucho tiempo, reprimidas por una coraza que me obligaba a endurecerme para poder resistir.
respuestas lo avergonzaban. Me sale hoy, mucho más natural, la risa, el abrazo y hasta el baile.
Vi la grandeza de ese hombre y me sentí profundamente encantada con él. Lo amé Mi trabajo me llevó por muchos lugares distintos, dentro y fuera de Chile. Estaba en
sin límites y volví a sentir que lo tenía conmigo. Sentí el orgullo de ser la hija de un hombre Venezuela en septiembre de 2016 cuando Jennie me avisó que mi padre estaba enfermo, con
grande. un cáncer grado cuatro. Viajamos a visitarlo todos sus hijos. No estuvo nunca solo. Le pedí a
En 1996 decidí volver a Santiago por una oportunidad laboral. Diez años estuve allí. Dios que si era el momento de partir, que por favor fuera rápido y sin sufrimiento. Así fue. En
Me dediqué a trabajar con mucha entrega, disfrutar mucho a mis sobrinos, primero Felipe y su último suspiro estaba tomado de mi mano y la de mi hermano. Yo tuve el tiempo de verlo,
luego Lucas y Juan Simón cuando nacieron. Eso fue lo mejor de esa época. Estar cerca de mis abrazarlo, pero ya no era necesario decirnos nada más. Ambos sabíamos lo mucho que nos
sobrinos me dio mucha alegría y fuerzas en mi vida. También fue un período en que trabajé amábamos y que siempre estaríamos unidos… Hasta la eternidad.
fuerte mi desarrollo personal. Le hice frente a mis miedos, mis rigideces, mis dolores. Participé A mediados de junio de 2017 fallece mi hermano en Suecia. Se lo llevó una cruel
en varios talleres sobre el tema y en algunas terapias comencé a hablar de mis temas de fondo. noche de Estocolmo sin que nadie lo pudiera ayudar. Se fue sin despedirse, rápido, dejándonos
Una madrugada me llamó mi papá para contarme que Pinochet estaba detenido en un dolor paralizante. Sé que mi padre se lo quiso llevar, quería que descansara. Dejó dos hijos,
Londres. ¡No lo podía creer! En Chile aún no se sabía nada y demoraron en dar la noticia. Robbie y Kevin, y un gran amor, Mandy.
Yo caí en una gran depresión… Increíble. Mi terapeuta me explicó que con el bombardeo de Mi madre y Paty asistieron a su funeral en el país del norte. Nos costó reponernos.
imágenes de la dictadura se abrieron todos mis temores de volver a vivir algo así. Ante esa Crisis de pánico, depresiones, angustias. Se nos fueron nuestros dos hombres. Hasta ahora
posibilidad, prefería morir. Trabajé largamente el tema, me conecté con los placeres de la nadie ha podido llenar esos espacios.
vida. Tenía absolutamente desconectado mi cuerpo de mis emociones. Empecé a bailar, me Ya ha pasado más de un año de su partida y estamos mejor. Paty encontró trabajo
fotografié desnuda, aprendí a ducharme con agua tibia y disfrutarla. Así vi la importancia de en Concepción y se vino a vivir conmigo. Estamos las tres muy unidas retomando nuestros
tener buenos jabones y por alguna razón, se me puso en la cabeza aprender a hacer jabonería caminos. Nos alegra llegar en la tarde sabiendo que estaremos juntas. Sabemos que entre
de buena calidad. nosotras nos daremos las fuerzas para seguir.
En 2004 sufrí una pielonefritis aguda que me impidió seguir trabajando en lo que

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El día está lluvioso, Paty ya se fue a su trabajo y mi madre se levanta para comenzar
sus actividades de hoy. Yo estoy tranquila. Sé que estoy rodeada de bellos seres aquí y en el
cielo y que la vida será en gran parte lo que yo quiera vivir de ella. Busco paz, busco amor,
busco encontrarme con mi verdadera esencia para dejar lo mejor de mí en la tierra.

Democracia, familia y sueños

U n caluroso día de febrero de 1990 nació mi hija Danae, en Santiago. Sus hermanos
la esperaban con ansias: una larga fila de autitos estacionados en su cuna era el regalo de
bienvenida que ellos le hacían.
En el invierno de ese mismo año, con Danae de cinco meses, viajé con mi papá al
matrimonio de mi hermana en Alemania. Fue una linda ceremonia en Baviera, con trajes
típicos y buenas cervezas. Pero no todo sería alegría: a Danae le vino bronquitis obstructiva y
tuvo que ser hospitalizada. Para alivio de todos, esos eternos cinco días no pasaron de ser más
que un mal recuerdo. Mi hija sanó y volvió a ser la pequeñita que siempre estaba contenta.
Regresamos a Chile los primeros días de septiembre.
Luego de nacer mi tercer hijo, decidí abandonar mi trabajo de jornada completa y
horario fijo. Bien podía seguir rehabilitando niños a domicilio o en mi hogar, lo que era más
compatible con el estilo de vida familiar que deseaba para mis hijos.
Mi esposo trabajaba en una mina con turnos semanales, por lo que yo asumí la
responsabilidad de la crianza. Continué con la escuela aprendida de mi madre: protegí y cuidé
a mis hijos exigiéndome al máximo. No escatimaba esfuerzos para que mi familia estuviera
bien. Yo era la que solucionaba los problemas, la que se hacía cargo de todo y todos. Siempre
dispuesta y contenta de verlos bien, solo en la noche, cuando llegaba la hora del descanso,
sentía la soledad.
Elegimos para nuestros hijos el colegio Francisco de Miranda. Nos gustaba su enfoque
distinto respecto a la educación básica: el respeto por cada niño, por cada persona y sus dones.
No usaban uniformes y nos quedaba cerca de casa. Ellos sí disfrutaron del aprendizaje en este
colegio: descubrían cosas interesantes y cultivaban amistades. Con mi amiga y vecina Angélica
hacíamos turnos para llevar a los niños al colegio. Esta instancia nos permitía gozar en pleno
de las peculiaridades de cada uno. Nuestra amistad se consolidaba cada día más, siendo ella
un gran apoyo para mí en momentos difíciles durante ese período.
Pocos días después del nacimiento de mi hija, en marzo de 1990, asumía como
Presidente electo de Chile, don Patricio Aylwin Azócar. Luego de 17 años de dictadura, se
iniciaba con él un largo y complejo proceso político para Chile. La presencia de Pinochet como
Comandante en Jefe, los enclaves autoritarios de la Constitución del 80 y la férrea defensa de
éstos por los partidos de derecha, hacían aún más difícil la labor. Una de las iniciativas más
importantes en Derechos Humanos fue el Informe Rettig, emitido el año 1991, documento
que develaba la verdad de los asesinatos y desapariciones de los opositores ocurridos durante
la dictadura.

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De esa época, recuerdo el impacto del gran aluvión ocurrido en la Quebrada de A fines del año 1997, mi esposo recibe una oferta laboral muy interesante: trabajar
Macul en mayo de 1993. Llovía mucho ese día, por lo que decidí retirar más temprano a durante tres años en Grecia, obviamente con familia incluida, lo que nos resultó atractivo en
los niños del colegio. Al tratar de tomar Vespucio con Tobalaba, encontré todos los accesos muchos aspectos. Conversamos con nuestros hijos y decidimos dar el salto. Lo primero fue dar
cortados: el aluvión había pasado por encima del colegio La Salle y Teresiano de Ossó. El barro aviso al colegio, revalidar las notas, sacar pasaportes, cerrar la casa, seleccionar qué íbamos
cubría toda la avenida. Me tomó mucho tiempo poder llegar al colegio, mientras llovía y llovía a llevar y despedirnos de la familia.
sobre el inmenso caos vial que se formó aquella mañana. Fue muy angustiante. Después fue Pero una gran nube negra ensombrecía la organización de esta prometedora aventura:
otra odisea llegar con ellos a nuestra casa ubicada en José Arrieta, convertida a esas alturas mi papá estaba enfermo. Una fibrosis pulmonar había avanzado muy rápido. Conversécon él
en un río de barro, piedras y ramas. y le hablé de mi pena. Tomó mi mano y me dijo que mi propia familia -Leo y los niños- era
Mis hijos cursaron la enseñanza media en el colegio San Ignacio, como apoderada tuve lo que importaba; que los demás eran solo familiares y que si nosotros estábamos bien, ellos
la gran oportunidad de trabajar ad honorem en el Centro Abierto Santa Adriana, que recibía a también lo estarían. Lo sentí generoso y sabio (por decir lo menos), ya que en sus ojos había
niños en riesgo social. Atendía todos los martes a esos pequeños de entre seis y quince años. una infinita tristeza con tintes de un adiós definitivo. Sé que él sentía muy cercano su final.
Mi trabajo consistía en darles cariño y de paso apoyo pedagógico. El grupo podía variar entre El 31 de enero de 1998 tomábamos el avión rumbo a Thessaloniki, ubicada a 500
12 y 16 niños. kilómetros al norte de Atenas. Llegamos de noche a una ciudad hermosa y cubierta de
Me llamó mucho la atención el comprobar en ese organismo que el gran soporte nieve. Nos instalamos en el Hotel “Panorama”, en la parte alta de la cuidad. En ese lujoso
que tenían estos niños vulnerables eran sus abuelas. Se trataba, por lo general, de mujeres hotel estuvimos cerca de dos meses, disfrutando de todas sus comodidades. Teníamos dos
trabajadoras y luchadoras, que pese a tener la terrible experiencia de hogares problemáticos, habitaciones grandes exclusivamente para nosotros, también las comidas y el servicio de
de maridos ausentes o de hijas caídas en la droga o en la prostitución, estaban dispuestas a lavado y planchado de ropa. En buenas palabras, estuvimos a cuerpo de rey. A fines de marzo,
seguir dando la pelea para salvar a sus nietos del precipicio. Ellas eran las primeras en llegar; arrendamos una casa amplia y linda, con grandes balcones que permitían ver el Mar Egeo y,
sus cabezas blancas, sus cuerpos y sus rostros cansados no impedían apreciar la fuerza y al fondo, Turquía.
valentía que había en cada una. Nuestros hijos empezaron asistir a clases al tercer día. “Pinewood” era un colegio
En agosto de 1993 viajamos con mi esposo a Alemania. Fue un mes grandioso: era internacional donde rápidamente aprendieron inglés y algo de griego. Yo no tenía visa de
la primera vez que nos alejábamos de nuestros hijos, quienes se quedaron con mis padres. trabajo, por lo cual me dediqué a las labores de la casa y a apoyar a mis hijos en el colegio.
Contábamos también con el apoyo impagable de mi querida e inolvidable Rosita, una mujer Conocí a Aristea, una mujer griega que había vivido cuatro años en Chile, esposa de un
laboriosa y cuya noble ayuda permitió el que yo pudiera desarrollarme profesionalmente. diplomático, con quien nos hicimos muy amigas. Junto a dos chilenas más y tres griegas,
El 11 de marzo de 1994 asume como nuevo Presidente de Chile Eduardo Frei Ruiz nos reuníamos en su hogar todos los jueves en la mañana. Nos enseñaba cocina griega,
Tagle, quien pone fin al aislamiento diplomático que había afectado a Chile durante la preparábamos platos exquisitos y almorzábamos con un buen vino. También estudié inglés.
dictadura: se firman tratados económicos internacionales, empezando por la APEC. Ese mismo Como familia, aprovechábamos todos los fines de semana y los feriados para recorrer el país:
año, en agosto, beatifican al sacerdote jesuita Alberto Hurtado. había tanta belleza y tanta historia por conocer.
El año 1995 fue un año especial para nosotros como familia, pues compramos nuestra Ese mismo año viajamos a Italia; estuvimos en Roma, Venecia y Pompeya. Era un sueño
primera casa; sin irnos de la comuna, nos alejamos un poco del barrio que había visto nacer hecho realidad: recorrer con la familia completa los lugares reales que antes sólo conocíamos
a nuestros hijos. Días de mucho por fotos en los libros. Lo que más me impresionó fue Pompeya: parecía que el tiempo se
trabajo y alegría pasaban raudos había detenido en esa ciudad; era fácil imaginarse cómo se vivía en la época antigua. Aún
mientras organizábamos nuestro recuerdo a un guía brasileño que vivía hace muchos años en Italia; sabía tanto que no dejaba
nuevo hogar. Recuerdo haber sido de relacionarlo con el mejor profesor normalista.
muy feliz en esa época: la casa era Nuestro primer verano fue muy especial: con más de 40 grados a la sombra y mucha
cómoda y linda, mis hijos estaban humedad, pero siendo Grecia un país cuya primera fuente de ingresos es el turismo, era posible
encantados y yo participaba en todo tener a la mano todo lo que uno pudiese soñar: playas tibias, montañas, comida mediterránea
lo que ellos necesitaran: los llevaba y con un exquisito aceite de oliva, calamares, pulpos, frutas y verduras que nada tenían que
los retiraba de clases, escuchábamos envidiarle a las chilenas. Y, sobre todo, gente cálida y muy acostumbrada a recibir turistas. Para
sus canciones preferidas por turnos estar más cerca del trabajo de mi esposo, arrendamos un departamento que estaba a orillas
en nuestros viajes, los acompañaba del mar, en Stabros, el mítico lugar donde Anthony Quinn bailó “Zorba, el griego”.
a sus actividades deportivas y Pero ese verano griego me tenía preparado un gran dolor: el 18 de junio falleció mi
extraprogramáticas y estaba con ellos papá y tuve que viajar sola a Chile. Fue una hazaña conseguir pasajes en el verano europeo y
cuando hacían sus tareas. Me gustaba en pleno Mundial de Fútbol Francia 98. La alegría de la gente contrastaba con la pena inmensa
poder estar cerca de ellos. Creo que que tenía en mi alma. Los recuerdos de mi vida junto a mi padre los tenía tan a flor de piel,
fue uno de los periodos más lindos de que no podía controlar las lágrimas que insistentemente caían por mis mejillas. Yo lo quería
mi vida. mucho: me negaba a aceptar que ya no estuviera. Llegué a Chile el mismo día de su entierro
Mis hijos y yo, 1995. y tuve la posibilidad de verlo antes de que lo cubrieran con tierra. Hacía pocas horas había
llegado mi hermana desde Alemania. Habíamos cruzado el Atlántico unidas en la misma pena,

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pero en vuelos diferentes. Me quedé una semana en Chile junto a mi viejita y mis hermanos. Ahora que han pasado los años, soy feliz de una manera diferente. Acabo de jubilar
Recorrimos toda nuestra vida a través de su recuerdo: la de un gran hombre, trabajador, justo después de 37 años de vida laboral. Estoy comenzando a valorar el tiempo como algo que
y amante de su numerosa familia. me pertenece sólo a mí, y al que puedo ocupar en lo que yo quiera sin sentirme culpable
Triste regresé a mi hogar en Grecia: sólo me animaba ver a mi familia nuclear; sin pensando que estoy dejando de lado a otras personas. Estoy empezando a escribir y tengo
embargo, el tiempo fue el mejor aliado para continuar con nuestra bella estadía en ese país. planes y ganas de hacer muchas cosas diferentes.
Continuamos nuestros estudios, trabajos y fuimos adecuando nuestros viajes, lo que nos Veo con regularidad a mis tres hijos. Ellos son personas nobles, con valores, sensibles
permitió recorrer gran parte de Grecia, Inglaterra, Alemania y Checoslovaquia. socialmente y muy cariñosos conmigo. Tengo tres nietos maravillosos: Sol, Ángel y Amanda,
En octubre de 1998 nos enteramos del arresto de Pinochet en Londres, acusado de con quienes puedo disfrutar plenamente mi condición de abuela, un esposo al que quiero
crímenes de lesa humanidad. Aunque parezca increíble, Chile gestionó su regreso a la patria, y dos nueras que aman a mis hijos. También tengo la suerte de tener a mi mamá viva y una
donde fue desaforado como senador vitalicio, pero -a poco andar-, sobreseído de todos sus gran cercanía con mis siete hermanos y sus respectivas familias. ¿Qué más le puedo pedir a
crímenes, por razones de salud. la vida?
Lamentablemente, a fines del año 1999, el precio del oro y del cobre empezó a bajar
de tal manera, que la mina donde trabajaba mi esposo suspendió el proyecto y tuvimos que
regresar a Chile antes de los dos años. Fue difícil en todo el sentido de la palabra: mi esposo
y yo sin trabajo, los hijos con la pena de dejar inconclusos tantos proyectos y vivencias que
les ofrecía la estadía en Grecia. Al llegar encontramos un Santiago frío, con smog y con cortes
de luz programados. Parecía que todo ayudaba a que el regreso fuera más desolador.
Mis hijos continuaron sus estudios en los respectivos colegios chilenos, pero fue duro
para ellos: traían ya otra mirada que tendía a chocar con la mediocridad en algunos casos,
o con la envidia en otros. Aun así, sentíamos que habíamos crecido en todo sentido como
familia, en lo humano y laboral. También con mi esposo crecimos como pareja: por primera
vez desde que nos habíamos casado pudimos vernos todos los días después del trabajo. Fue
un factor significativo.
Al poco tiempo ya tenía alumnos nuevos y mi esposo encontró trabajo en una mina en
Alhué; nuevamente volvíamos al sistema anterior, vernos algunos días en la noche y durante
el fin de semana.
Con Ricardo Lagos elegido como Presidente de Chile, empezaba el nuevo siglo. Su
Mis amados Sol y Ángel. Mi amada Amanda.
gobierno se caracterizó por el desarrollo macroeconómico, varios tratados de libre comercio
y grandes avances en infraestructura vial. Terminó de implementar la Reforma Procesal Penal
y la Comisión Valech dio a conocer el Informe sobre Prisión Política y Tortura.
El nuevo siglo nos encuentra unidos y felices como familia. Lo recibimos con una gran
fiesta familiar en la casa de mi mamá. El brindis más importante de la noche fue en memoria
de mi padre.
A medida que pasan los años, mis hijos se van graduando y entrando a la universidad.
Como sicopedagoga, tengo varios alumnos y asisto regularmente a talleres y seminarios
relacionados con mi trabajo. Me siento realizada con lo que hago y me hace feliz ver a mis
alumnos vencer las barreras que limitaban su desarrollo.
El año 2015 tomé una decisión postergada por mucho tiempo: operarme de las caderas.
Nací con una luxación congénita bilateral, que fue en parte corregida a los 17 años; esa
operación me permitió vivir relativamente bien por muchos años, pero el último tiempo empecé
a sufrir fuertes dolores y la única solución era poner prótesis en ambas caderas. Fueron casi
dos años de operaciones, rehabilitación y mucho esfuerzo, pero gracias a ello, hoy puedo
realizar una vida totalmente normal.
Mis dos hijos se casaron y mi hija se independizó. Todo pasó tan rápido que casi
no tengo conciencia de cómo han transcurrido los días, los meses ni los años. Siento que de
pronto estoy en medio de una realidad, pero que no entiendo cómo llegué a ella.
He pensado mucho acerca del “nido vacío”. Sé por experiencia que no son sólo
palabras: aunque veas a tus hijos felices, profesionales y haciendo lo que a ellos les gusta,
igual se les extraña y cuesta mucho trabajo no sentir el vacío y la ausencia de ellos.

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Entre las víctimas entrevistadas está mi padre. Conversar con los sicólogos, mujeres
y hombres muy jóvenes, le permitió por primera vez llorar su rabia e impotencia. Mi padre
entendió por qué lo detenían, pero nunca entendió la tortura.
La llegada del nuevo siglo XXI lo enfrento sola a cargo de mis cuatro hijos.
El año 2001 para mí es un año difícil. Muere mi madre, lo que me permite hacer el
duelo y llorar no solo por la ausencia de ella, sino por muchas cosas más, como el fin de un
Años de independencia proyecto de familia o los problemas para financiar la universidad y el colegio de los niños.
Siento en todo su rigor que la sociedad es cerrada con las mujeres solas y con hijos.
y toma de decisiones Solo mantengo mi círculo de amigas y mi familia. Es una época en la que me
autoexcluyo de las actividades del colegio y de participar fuera del horario con los compañeros
de oficina. Evito ir a fiestas y a eventos en la noche.
Necesito un cambio y creo resolverlo en parte negociando mi salida de la empresa.
Eso me permite financiar dos años sabáticos, que necesitaba urgentemente. Al principio dormí
una semana seguida, pero después copé mi agenda rápidamente, ya que todas las mañanas
trabajaba como voluntaria en los programas de educación del Hogar de Cristo, en el que
ayudé a jóvenes de entre 12 y 16 años a aprender a leer y a escribir.
Me di el tiempo para invitar a tomar once a gente que consideraba buena y amiga.
Me encantaba recibirlas con cariño. Dos años que se pasaron volando.
Recupero la estabilidad para volver a trabajar, pero decido que debe ser en algo
menos estresante y con horarios más flexibles. Vuelvo a la vida laboral con el nacimiento de
mi primer nieto, Benjamín.
L os primeros pantallazos de recuerdos de la época de los 90 son muy gratos. Han
nacido mis cuatro hijos; mi hija menor Elvira nace un mes antes del plebiscito del 88. En esa
Aprendí de mi madre la mejor utilización de la tecnología, sobre todo en la ayuda de
la casa, por lo que la aproveché para poder seguir autónoma, sin sentirme atrapada con las
tareas caseras.
fecha estoy con post natal, lo que me permite evitar cualquier comentario y manifestación
Me siento tan distante de mis abuelas, pero solo del quehacer cotidiano. Quizás me
pinochetista en mi oficina. Cuando vuelvo, es agotador no poder discutir y solo sonreír.
siento más cercana a la abuela Elvira que enfrentó los vaivenes financieros creativamente, en
El año 90 nos recibe en democracia. Sale elegido Presidente de la República Patricio
el campo que ella conocía: preparar comida, dar pensión.
Aylwin Azócar, mandato que durará cuatro años.
Yo busqué lo más cercano a lo financiero.
En lo personal es una buena época. Participo en el colegio de los niños, organizo la
El trayecto hacia un destino pasado es un viaje mental, pero también físico.
casa. Siempre confirmo que los tiempos más felices son mi niñez y la niñez de mis hijos.
Veo imágenes, siento aromas y miradas. Hasta escucho la risa. Siempre me ha gustado
Me entretengo en mi trabajo, analizando riesgo financiero en un banco. Es un trabajo estable
ver fotos que me recuerdan instantes de mi vida. He tenido momentos dulces y amargos, pero
y tenemos buen pasar económico.
siempre he sido una agradecida de estar viva.
Mi familia, padres y hermanos vuelven a Chile, por lo que el tiempo se me hace
¡Sí!: La vida es linda y no me importa si avanzo o retrocedo en el tiempo, lo gozo.
poco compartiendo con mis amigas y la familia. Tengo clara conciencia que soy una persona
Por lo menos lo reconozco en mi vejez. Vuelvo al hogar.
independiente y autosuficiente. He decidido no tener más hijos. Mi sensación en democracia
Acabo de ser abuela de Joaquín, mi segundo nieto. He seguido trabajando, he cultivado
es una mezcla de emociones. Me siento agradecida de estar viva, con una hermosa familia y
redes, he mantenido un aporte en lo social y he compartido gratas compañías.
con trabajo.
Aunque enfrento una realidad política decepcionante, soy optimista de las nuevas
En el país se nota mucha alegría, pero todos tomamos con cautela dar opiniones
generaciones.
políticas. En ese sentido, se hace necesario mantener espacios cerrados de amigos y familia
Disfruto vivir en paz junto a mi padre, hija, hijos y nietos. Me he preparado para esta
para poder hablar y comentar en confianza.
etapa.
Sin percatarnos hemos cambiado la mirada: tantos años de dictadura nos modificó la
mentalidad. Ya no somos partidarios del control de precios y las regulaciones las debe hacer
el mercado. En política se confirma la necesidad de negociar con la oposición. Creo que de
esa época lo más llamativo es la consolidación del neoliberalismo.
Los informes de la Comisión Rettig en el año 1991 y la Comisión Valech en el 2004
permiten esclarecer la identidad de las personas que sufrieron violaciones a los derechos
humanos en los períodos comprendidos entre el 11 de septiembre 1973 y 10 de octubre 1990,
durante la dictadura militar de Augusto Pinochet. El último Informe de la Comisión Valech
del año 2011 reconoce oficialmente más de 40 mil víctimas, de las cuales se calcula 3.065
muertos y desaparecidos.

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Algo de eso repetí para la elección en 2005, cuando se cumplió la esperanza de tener
la primera mujer presidenta: Michelle Bachelet. Esos fueron mis años más políticos.
El plano familiar, que ya estaba difícil, se resintió aún más con mi cuasi ausencia
en 1990; así, el año siguiente tuvimos nuestra segunda separación matrimonial. Lo sabía: el
desamor se había tomado las paredes, los muebles y hasta el jardín de la casa. Esto ocurría
mientras Naty y Andrés rondaban la adolescencia. También, fue una movida época para Iván,
Desde los noventa, ese niño tierno y trasnochador que revolucionó nuestras vidas cuando casi “terminábamos”
la crianza.
cómo avanza la vida En paralelo, mi desarrollo profesional iba exactamente en sentido contrario, quizás
influyendo en el desmoronamiento de la pareja. Creo que, precisamente, gracias al primero
pude aminorar las angustias y dolores afectivos de la separación. El desarrollo de los hijos era
otro gran sustento para los días amargos.
Así, mientras el país crecía a un ritmo privilegiado y se vivía una transición gradual,
pero en democracia al fin, Naty estudiaba Pedagogía en Educación Física (se graduó a fines
de los 90´s), después de un breve paso por Geografía, donde conoció el montañismo con el
notable profesor Lucero. Su post grado en danza le permitió complementar de modo muy
creativo su desarrollo como profesora, su gran vocación. Independizada muy rápidamente, sus
inquietudes también la llevaron a estudiar Turismo, que fue un área que la ocupó un tiempo,
sobre todo en la alta montaña.
M ucho tiempo ha transcurrido desde los 90´s hasta ahora, un cuarto de siglo de
crecimiento y autonomía de los hijos; cambios y desarrollo profesional, primera jubilación
Esta hija ha sido una gran compañera en muchos momentos y sobre todo cuando
compartimos nuestros recorridos por el arte o en días de elecciones. Posiblemente, estos han
a los 55 años y reconversiones laborales siguientes; profundos vaivenes de pareja hasta la sido tiempos tan felices como los que ella compartió con su abuelita materna algunas lindas
separación definitiva; amistades que acompañan mis momentos trascendentales; y nuevos, y remotas tardes.
muy nuevos intereses. Actualmente, un lugar primordial dedicado a la narrativa. Poco antes de que el país fuera severamente golpeado por la crisis financiera mundial
Como sociedad llegamos a 1990, valorando fuertemente la democracia, con una de 1998, Andrés iniciaba la misma pedagogía, derivada de su afición al fútbol. En 2003,
herencia de pesado neoliberalismo desde la dictadura. Aunque la mayor parte de esa década cuando gobernaba el primer Presidente socialista desde Allende, egresa de la carrera, dicta
fue de gran crecimiento económico, con el tiempo la sociedad empezó a distanciarse del talleres y sus piernas sufren más de una vez los efectos de su afición. Hijo itinerante, se fue
modelo, por sus efectos desfavorables en salud, educación, condiciones laborales y previsión. a Brasil (poco más de un año vivió cerca de Bahía y viajó por el Amazonas), regresó a Chile
Junto con el nacimiento de mi tercer hijo, se dieron cambios fundamentales en el para hacer clases de fútbol, trabajó en turismo en Torres del Paine -donde conoció a su actual
entorno y en mi vida: un nuevo ánimo en el país después del triunfo del NO en 1988 y un año esposa alemana- y ambos vivieron un tiempo en Centroamérica y México. Ahora proyectan
1990 muy enriquecedor en lo laboral, que me mantuvo mucho tiempo fuera de la casa. Dos asentarse en el sur, más vinculados a la naturaleza y alejados del ajetreo santiaguino. Este hijo
meses de viaje en Europa cuando mi institución me envió a estudiar “Descentralización” en libre, me nutre con nuevos y originales pensadores sociales, mientras incursiona en el trabajo
Francia y aproveché esa primera estadía en el viejo continente, para conocer otros países. Fue de la madera, de modo muy promisorio a mi parecer.
una vivencia transformadora. Otros meses estuve viajando a Concepción (volvía los fines de Iván, el menor de la familia -que llegó junto con la democracia a la casa en que aún
semana a Santiago), debido a una asistencia técnica al recién formado gobierno regional del resido- era tranquilo y rellenito en sus primeros años, bajo los cuidados de Haydée y Lucy, que
Biobío, en el retorno democrático post dictadura. El objetivo era formular, participativamente, trabajaban en casa. Luego se fue estilizando gracias al atletismo que lo llevó a participar incluso
una estrategia de desarrollo regional. en competencias. Amó la carrera de Veterinaria, su primera y casi única opción al salir del
Tuve una de las mejores épocas laborales entre fines de los 80´s y mediados de los colegio; luego, los voluntariados en el sur con campesinos y la histórica movilización estudiantil
90´s, profundamente ligada al tema regional, en el área de fomento productivo en especial. ¡El de 2011, lo encaminaron hacia múltiples inquietudes sociales. Titulado, participa ahora de
trabajo, siempre un importante pilar! Investigando, escribiendo, haciendo clases, coordinando y varios proyectos, en general vinculados a campesinos y pobladores, con una perspectiva
viajando a regiones y ciudades menos conocidas de algunos países (bellos recuerdos de Tarija, ecologista y de educación popular bien marcadas. Joven comprometido con intereses definidos
Popayán y Pereira). En ese período, en que ya hacíamos uso intensivo de los computadores y emprendiendo un camino propio que me gusta mucho.
personales, me vi trabajando cada vez más temas vinculados a la tecnología y las pymes; lo ¡Qué difícil reflejar las emociones en este proceso! Ellas son mucho más importantes
productivo e industrial eran mi principal motivación. de lo que aparece en este rememorar de la maternidad: cada hijo un desafío y un vínculo tan
También empecé a participar más políticamente. Recién a fines de los 90´s, hice un distinto, difícil de expresar. Toda esta vivencia es un aspecto clave para entenderme, evaluar
trabajo en terreno para la campaña presidencial del 2000, cuando la amenaza de triunfo del y aprovechar al máximo el tiempo que corre. Eso intento.
candidato de derecha causaba gran desazón. Tuve experiencias maravillosas hablando con las En cuanto al matrimonio, desde 1992 habíamos recompuesto la familia y vivíamos un
personas, en varias “puerta a puerta”, entregando propaganda, participando de trabajo técnico período holgado, incluso ese año compramos nuestro primer auto nuevo. También nos hicimos
o como fuera. de una pequeña parcela en Curacaví con una vertiente (ahora seca), que lamento visitemos

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tan poco actualmente. La rodea un ecosistema maravilloso, con una vista y olorcito a tierra y tenía una emocionalidad joven, vital. De él recibí un gran regalo: saber que a pesar de los
que nos llevó muchas veces a trabajar con pala, rastrillo y machete; y a entretenidas juntas años tenemos gran potencial para ser felices. Así que cuando tuve el dolor de su partida ya
sociales. La visión de nativos y antiquísimos quillayes, boldos, peumos y otros, así como la me había contagiado de su optimismo existencial y por eso estaré siempre agradecida. Pato
visita de alstroemerias, más que recompensaban nuestro trabajo. ayudó mucho en mi proceso de recuperación después de la muerte de mi pareja y con el
En 2001, habría otro quiebre de pareja con los dolores ya conocidos, con un Iván tiempo reconstituimos por tercera vez el grupo familiar.
adolescente que cuidamos como siempre. Como otras veces, pasado un tiempo, retomamos Y así fuimos, poniendo ladrillo a ladrillo los cimientos de nuestra actual vida.
la vida familiar. El año anterior a mi jubilación, 2005, hicimos un viaje lleno de anécdotas En lo laboral, a mediados de los 90´s había hecho una reconversión hacia los temas
a Inglaterra a estudiar inglés con Pato e Iván, que fue más productivo en lo familiar y en de comercio internacional. Quería participar de una gran área de la CEPAL, donde imaginaba
lugares visitados que en el estudio. A los parajes conocidos en el frío febrero, como Londres, podría haber más sinergia del conocimiento. Fue un inicio duro; aunque compartíamos
Bournemouth u Oxford, se sumó una semana en Berlín. Esas gélidas vacaciones blancas, son cotidianamente pasillos, casino o cafecitos, me hacían falta los afectos del ILPES. La dinámica de
de los mejores recuerdos para Iván. relaciones humanas, así como todos mis referentes y perspectivas habían cambiado -personas,
Sin embargo, a mediados de 2008 ya se anunciaba una nueva y definitiva separación conceptos, autores, casos, fuentes. Era un tema lejano para mí, así que estudié mucho y tuve
matrimonial, que se produjo el año siguiente. De nuevo: desgaste, mentiras, desamor, marcaron frutos, pero también sufrí angustias. Felizmente, un supervisor japonés me dio bastante apoyo
un período duro, pero señalaban claramente que era el paso final en esta relación. Al igual para lo que más me interesaba: comercio y crecimiento. Luego de mi primera publicación
que las veces anteriores, tuvimos especial cuidado en afectar lo menos posible a los “niños”. institucional en ese tema, me sentí más aliviada y empecé una época muy activa y motivante.
Por eso siempre hubo plena libertad para compartir con ellos en cualquier momento. Era el Charlas, seminarios, clases, publicaciones surgían intensamente.
ámbito en que ambos resultamos más maduros. El año 2000 había sido bueno en ese ámbito, una vez más a contrapunto con la vida
Ahora, a casi diez años de esa fecha nos hemos convertido en buenos amigos, de pareja, veía frutos de mi aprendizaje consolidado en comercio y por ello participé en un
acompañándonos y apoyándonos en esta nueva etapa de vida para ambos. Creo que los hijos comité asesor de negociaciones en las Américas. Esto lo agradecí especialmente por permitirme
son felices con este estilo de relación y a nosotros nos acomoda bastante. Sin dejar de recordar conocer en la práctica aquellos procesos que tanto había estudiado. Podría explayarme
que “ha corrido tanta agua bajo el puente”. largamente sobre estos temas, pero prefiero decir que ya estaba cómoda en esa nueva área de
Vuelvo al año 2000, que avanzaba como uno más, hasta que me hice un esguince especialización, sin dejar de buscar temas de interés social en ella.
brutal en el tobillo. Era invierno y hago referencia a esa situación, porque fue el inicio de varias Como indiqué antes: el trabajo fue un gran pilar, constitutivo de lo que soy. No estuvo
noticias malas para mí. Así, poco tiempo después de ese accidente, una llamada a mi casa nos mal para no ser la “profesora de Matemáticas” que yo quería, pero no fue un proceso simple.
alerta de algo que ha pasado a mi papá. Gran cantidad de gente a la entrada de su edificio La difícil conciliación con el hogar y los impactos en la vida familiar fue tan solo uno de los
denotaban la gravedad de la situación: una muerte violenta de la peor especie. Mis cercanos problemas, aunque quizás el más importante. Pero no tuve muchas alternativas.
me apoyaron todo lo posible en algo tan penoso, como también lo hicieron mis queridas A mediados de la década hice mi jubilación anticipada, a los 55 años, pensando que
amigas brasileñas para estar conmigo una vez más. A dieciocho años de ese momento, me a los 60 no tendría la energía y flexibilidad para tomar nuevos rumbos. Estaba equivocada y
veo todavía caminando por un cementerio vestido de invierno, con la bota terapéutica para los años que siguieron fueron muy activos. Buscaba una mayor vinculación con el proceso
ir a despedir a mi padre. chileno, más en terreno, sin tener claro lo que significaba eso. Además, el año de mi jubilación
Ese día del año 2000, sentí la orfandad, una sensación extraña para mis años. En julio muchas personas vivíamos conmovidas favorablemente por el primer gobierno de una mujer
de 1996 había perdido a mi mamá. Nunca imaginé lo que me produciría su muerte, solo sé en Chile.
que recibí con mucha gratitud todos los saludos y abrazos calentitos de las personas que me Unos meses antes de jubilar en 2006, una sicóloga me ayudó a “despedirme” de las
acompañaron en esa etapa. personas, los pasillos y las oficinas de la institución que me había albergado por 28 años. Tuve
Un tiempo después de lo de mi papá fui en misión a México. Por primera vez en afectivas despedidas en grupos variopintos, algunos con los que aún me encuentro, incluidas
ese país, estando aun con la bota, recibí dos grandes regalos: un taxista me llevó a las ruinas mis queridas amigas del ILPES, unos amigos de comercio, y Diane, Irma y Ana, con quienes
de Teotihuacán e insistió en que debía recorrer un poco, con su brazo como apoyo y luego coincidimos recurrentemente en torno a intereses comunes, entre ellos y de forma importante:
de explicarme algunos códigos, me hizo ver una panorámica de todo el sitio. Fue una gran la literatura. El retorno a casa recién vine a sentirlo unos meses más tarde porque antes viví un
compañía para conocer ese magnífico lugar en mi vulnerable condición. El otro regalo fue mi verdadero suplicio con martillazos, muebles llenos de polvo, decisiones de detalles y compras
visita a la Virgen de la Guadalupe. de materiales requeridos para unir dos casas contiguas, de Pato y mía, las que luego de nuestro
Cuando escuché su historia y me sumergí en un recinto moderno e inmenso, el sol quiebre matrimonial tuvimos que separar.
marcaba sus rayos a través de grandes ventanales. Sentí una gran emoción y creí estar viviendo Desde ese mismo año tuve el privilegio de participar en las Tertulias de Peñalolén
un momento místico. Al salir compré dos rosarios de una madera perfumada para mi hermana –“de dulce y salado”, convocadas por Angélica Illanes y Ana María Lira, mujeres por las que
y para mí. siento la mayor admiración y cariño. Cuando en 2018 vivimos el décimo tercer año de sesiones
Como mencioné antes, al cierre del año 2000 tuvimos nuestra tercera separación, sabatinas, mi balance es más que positivo: infinidad de temas, grupo de múltiples intereses,
con todo lo que eso significaba. Pero la vida siempre nos depara sorpresas. Hacia el invierno importante debate, en general mujeres de inmenso valor y amor por el conocimiento, mucho
del año siguiente -muy bueno en lo profesional- nos redescubrimos con un compañero de afecto y vínculos que exceden ese espacio. Algo de eso recogimos con Anita Lira en un libro
política, con quien vivimos una historia preciosa que duró muy poco, porque él tenía una sobre los primeros tres años de tertulias, para el que un insumo clave fueron las actas que
afección de la que no pudo recuperarse. Ese hombre era un intelectual que amaba la música hemos hecho rigurosamente en cada sesión.

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Al año siguiente empecé a vivir otra “normalidad”, ya jubilada podía esperar a Iván incursionando en un ámbito que no imaginaba, que me ha involucrado mucho por su carácter
al regreso de sus clases en la universidad y había tiempo para compartir sobre su nueva vida. social, y del que también ha salido material para futuras publicaciones. ¡En eso estoy!
Pero también me preguntaba qué hacer para reorientar el rumbo que esperaba en esta nueva Pero el año 2014 también me sorprendió con otro regalo: un taller de autobiografía
etapa, de modo que exploré capacitaciones varias. iniciativa creada también por María Angélica Illanes igual que las Tertulias, marco en el cual
La responsabilidad social empresarial (RSE), había despertado mi curiosidad hacía un escribo este texto. En tal espacio, y junto al desarrollo en varios planos personales, he podido
tiempo, de modo que, cursando un diplomado en la materia que dictaba la Universidad Alberto revisar ciertos nudos y algo del sentido de mi vida. Talleres semanales de apreciación literaria
Hurtado (UAH), viví una nueva reconversión. Disfruté ese aprendizaje, porque siempre había con Francisco Mouat, desde hace un par de años, pleno de regalos intelectuales y afectivos; y la
buscado el vínculo entre lo económico y lo social en mi ejercicio profesional. Asimismo, conocí reciente incursión en la disciplina de Cuentacuentos, completan esta inmersión en el magnífico
personas muy importantes para mí: Beatriz, una de mis profesoras, que me acogió aportando campo de la palabra. Mundo que me abre cada vez más posibilidades de satisfacción.
referencias y feedback, con la que también trabajaría más adelante; y Erna, una compañera Estoy muy a gusto con mi vida actual, si bien el camino no ha sido fácil. Pero el
con quien desde el compartir los cafés entre clases, constatamos que sentíamos una gran balance no puede obviar la impotencia que me produce el acontecer político desde hace
afinidad respecto a distintos temas, incluso trabajando juntas. Una profunda amistad me une varios años en este país, donde impera la desconfianza y persisten grandes rezagos para que
a ellas. Los cafecitos con la primera y encuentros en Santiago más las visitas a Concepción, existan mejores condiciones de vida. Quizás sea un área pendiente para mi tiempo futuro o
donde radica la segunda, son instancias que hemos conservado sin falta y con mucho afecto también es posible que desde la narrativa y la oralidad de los cuentos pueda poner mi granito
por más de diez años. de arena en ese objetivo.
Hacia 2008, sin tener muy claro qué quería hacer con mi nueva especialización,
surgió la posibilidad de trabajar con mi amiga Beatriz en un programa de ética económica en
la universidad mencionada y allí empecé una etapa maravillosa de vida laboral. Esto duró unos
tres años, pudiendo abordar varias temáticas de la RSE, en un grupo pequeño y con gente muy
joven. Pero el gran descubrimiento fueron los “negocios inclusivos”, relación virtuosa de las
empresas con el mundo de menores ingresos. Mis viajes en bus a la Universidad –una de las
mejores experiencias descubiertas post jubilación- leyendo sistemáticamente textos básicos
en la materia, me impulsaron a escribir al respecto. Desde allí, no dejé de explorar sobre el
tema, al punto de convertirlo en una especialización dentro del programa. Finalmente no
fuimos sustentables para consolidar y fortalecer esa iniciativa, fue una gran pena y el inicio
de un período más incierto de trabajo, aunque con significativas experiencias prácticas en un
municipio, algo de investigación para el Foro del Cáncer, incursión en Responsabilidad Social
Universitaria y clases sobre esas materias.
Cuando pasaba por un período de gran soledad, después de mi separación definitiva,
retomamos contacto con un ex novio, con el que nos habíamos visto en contadas ocasiones
desde que rompimos hace unos cuarenta años. Esa comunicación a mediados de 2009 abrió
un período de intensa correspondencia hasta que él vino a Chile, pues vive en Estados Unidos,
y nos reencontramos en una aventura que a muchos nos pareció de novela. Tanto, que mientras
estábamos juntos, hice mis primeros acercamientos formales a la narrativa, aunque los trabajos
profesionales me alejaron parcialmente de ese objetivo.
Tengo el mejor recuerdo de los cinco o seis años que estuvimos con Juan, a quien
agradezco haber descubierto bastante más del país del norte, también algo más de Chile y de
otros lugares. Quedaron en proyecto otras visitas, pero no pudimos mantener esta relación
a distancia, por nuestros caracteres fuertes y gustos bien diferentes adquiridos con los años.
Mantengo una gran admiración por todo lo que él fue logrando con su esfuerzo y por muchas
de sus cualidades humanas. Seguimos siendo amigos.
En la nueva década y cuando llevaba unos seis años trabajando en RSE, se me presentó
agudamente una fibromialgia. En ese momento consideré que llevaba demasiado tiempo
con la idea de entrar de verdad en narrativa, que es mi nuevo camino y espero sea aún más
intenso en el tiempo que viene. Por eso, con un taller de cuentos entregado por Pía Barros en
2014, empecé sistemáticamente a adentrarme en esas lides, leyendo autores espectaculares,
aprendiendo diversas técnicas y haciendo o iniciando un cuento semanal. De allí surgió mi
libro, presentado en agosto de 2017: Senderos complejos.
Los últimos dos años han sido el turno de la narrativa negra con Gabriela Aguilera,

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nunca arriesgaron ni se la jugaron por nada, pero con buenos contactos en los partidos de
la Concertación. Con otros colegas, denunciamos fundadamente el mal uso de los bienes
fiscales y la corrupción, lo que en mi caso trajo como consecuencia que el gerente me “retirara
su confianza”. Pese al apoyo del Sindicato y algunos parlamentarios me voy de la empresa;
decepcionada, humillada y maltratada, apenas vislumbrando lo que sería el sistema después.
Es mayo del año 1992 y estoy sin trabajo. Pocos meses después fallece en Francia a los 20
Madurez y consecuencia años mi prima Vania, dejando a la familia sumida en el dolor.
En lo político, luego de la caída del Muro de Berlín y como piezas de dominó, el
“socialismo real”, sumado a la falta de análisis crítico de aquel proceso por parte del PC entre
otras, me llevan a dejar de militar. Sin ruido, sin arrogancia ni resentimiento, valorando la
historia y los principios partidarios.
En el país, poco a poco los gobiernos de la Concertación intentan hacer justicia “en
la medida de lo posible”. La certeza de que todo seguirá más o menos igual, me decepciona
profundamente. También, el ver a muchos que años antes llamaban a las posiciones más
extremas y revolucionarias, cómo se iban acomodando en puestos de poder y comían en la
mesa de quienes fueron cómplices de la dictadura por acción u omisión. Esa visión me repugna
e indigna, por cuanto miles perdieron la vida y sufrieron para recuperar una democracia que
D espués del triunfo del NO, creímos ingenuamente que el modelo económico
implementado en dictadura cambiaría, pero las cartas ya estaban jugadas y los compromisos
terminó siendo tutelada y negociada a espaldas de quienes generaron las condiciones para
ello.
Al finalizar el año 1992 ingreso a la Municipalidad de Coronel en la Secretaría Comunal
con el capital, entre éstos, la privatización del sector sanitario. Este era un servicio que dependía
de Planificación. El desafío era grande: trabajar para una comuna que necesitaba todo. El cierre
del Ministerio de Obras Públicas, pero consecuentemente, se dictan las Leyes y se crean las
de ENACAR estaba muy próximo y la implementación de programas de capacitación, entrega
empresas sanitarias en cada región, que inicialmente son del Estado administradas por Corfo,
de bonos en dinero y equipamiento a los ex mineros, no tenía más impacto que llenar la
para luego ser paulatinamente traspasadas a capitales privados.
comuna de peluqueros, taxistas y operadores de motosierra, equipos que rápidamente eran
Este primer paso implica para los trabajadores del nivel central, yo entre ellos, la
reducidos a dinero, que luego se gastaba en bares y prostíbulos.
posibilidad de trasladarse a una de las empresas regionales, o postular a la Superintendencia
No es cosa fácil cambiar la cultura minera y los planes de reconversión pronto
de Servicios Sanitarios con sede en Santiago, entidad en creación. Mi hermana y su familia
mostraron ser un fracaso, no solo con los ex trabajadores, sino también en la generación de
habían retornado hacía poco tiempo del exilio y se habían instalado en Concepción. La
incentivos para la inversión privada. Hubo cuantiosa inversión pública en parques industriales y
hermosa ciudad, sus universidades y la posibilidad de trabajar en una empresa del Estado,
transferencias directas a empresas para que se instalaran y contrataran trabajadores de la zona,
con toda la energía y motivación del momento, nos llevó a tomar la decisión de emigrar al
pero muchas de éstas, una vez cobrados los incentivos se fueron. Comunas como Coronel,
Biobío.
Lota y otras de la Cuenca del Carbón, siguen con altos índices de desempleo y pobreza, que
Con compañeros que fui conociendo en la empresa (ESSBIO) y en forma adicional
no han tenido solución.
a mi trabajo en la Gerencia Comercial, nos abocamos a la formación del primer sindicato
Por esos días, conozco a una compañera, también ingeniero comercial, que me
de trabajadores. Fue una experiencia que me llevó a conocer cada sección y localidad de la
invita a formar una Consultora para trabajar en programas de fomento productivo del Estado.
región en que había trabajadores. Debía hablar con ellos, conocer sus dolores y sueños, las
Teníamos bastantes afinidades y conformamos una sociedad. Durante once años trabajamos en
necesidades que tenían. El hecho de levantar una organización fuerte, unida y comprometida
ese rubro que resultó ser no sólo un espacio laboral al que fuimos progresivamente invitando a
con el servicio a la comunidad, nos daba sentido de pertenencia.
otros -familiares, colegas, especialistas- sino que principalmente consistió en un acercamiento
Al momento de formalizar el sindicato, mi decisión fue dar un paso al lado y dedicar
al mundo de la micro, pequeña y mediana empresa, al mundo rural y a la cultura mapuche.
mis capacidades profesionales en la administración. Desde el área comercial diseñamos y
Claramente era lo mío. Me dediqué a esa área, conociendo y apoyando a quienes sacaban
ejecutamos una campaña de condonación de deudas, que nos llevó a las poblaciones más
adelante pequeños negocios o emprendimientos, muchas veces de subsistencia. Recuerdo lo
apartadas del radio urbano en toda la región, a los sectores más pobres, donde el hurto de
avergonzada que me sentí cuando adjudicamos un programa con una organización mapuche
agua potable y las deudas alcanzaban valores siderales. Trabajamos los sábados y domingos,
de Lumaco y me di cuenta que no sabía nada de ellos, de su cultura, de sus luchas. Entonces
en coordinación con las juntas de vecinos, atendiendo a los clientes que se podían acoger a
me puse con dedicación a leer, estudiar y reflexionar. Supimos también, en voz de sus
la condonación de parte de su deuda y firmar un plan de pagos a largo plazo. Así se evitaba el
protagonistas, los campesinos, cómo fue la contra-reforma agraria, cómo los expulsaron de
corte del servicio y las familias podían acceder al subsidio al consumo que la misma legislación
sus tierras y de cómo muchos debieron huir a pie por la cordillera de Nahuelbuta a esconderse,
consideraba.
cuando se desató la represión de uniformados y civiles en dictadura.
Muchas de estas poblaciones eran producto de la relocalización de la dictadura, que
Desde ese espacio presenciamos con enojo y frustración la implementación de
trasladó en represalia, a pobladores de los sectores marginales de Santiago, donde las protestas
políticas públicas “empresarizantes” en organizaciones campesinas que apenas habían logrado
eran más duras, a zonas donde no tenían trabajo ni redes de apoyo.
sobrevivir clandestinamente a la dictadura. El sobreendeudamiento, la falta de asistencia
A la administración de la empresa llegaron “los desconocidos de siempre”, los que

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técnica, la imposición de lógicas de gestión ajenas a su realidad y visión, llevó a cientos de deportivas, visita a zoológico, etcétera. Cada viernes después de la jornada de trabajo, un
estas organizaciones a la quiebra, con pérdida de bienes y, lo peor, a la destrucción de las grupo heterogéneo, bullicioso y alegre de trabajadores y trabajadoras, al que se sumaron
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confianzas y del trabajo colaborativo. Se rompía el tejido social de base. Visto a la distancia, muchas veces hijos, esposas y hasta personal de las contratistas, subíamos al furgón que nos
no era casual. llevaba a esa otra realidad: la pobreza material, niños en abandono, consumo de drogas, calles
De las experiencias como consultora, una que me marcó fue un viaje de prospección feas, polvorientas y sin áreas verdes, pero donde también nos encontrarnos con la dignidad y
de mercados, que hice con dos dirigentes de una comunidad indígena, organización que voluntad de superación, canalizadas principalmente a través de valerosas y valientes mujeres
asesorábamos en esa época. Fue un proyecto financiado por una agencia gubernamental, que organizadas.
nos llevó a Lisboa, Madrid y Granada. Antes de partir, un incidente con el Banco del Estado Cuando renuncié a la empresa en 2009, esos niños me regalaron una foto de ellos con
demostró con cuánta desconfianza y discriminación son tratados. dedicatoria y las madres una hermosa arpillera bordada por sus manos, regalos que atesoro.
El año 2002 fue muy duro; entre otros, por el fallecimiento de mi abuela paterna En 2007, al cumplir 50 años, decidí regalarme un diplomado en Responsabilidad
Quequita y, meses después, el de mi padre. Social Corporativa, para lo cual postulé a la Universidad Alberto Hurtado y tuve que pasar una
Pese a que el trabajo en la consultora siempre tenía períodos de baja y los recursos acuciosa entrevista con el sacerdote jesuita Gonzalo Arroyo, gran persona, también perseguido
no eran estables, me las arreglaba para que nada faltara y mis hijos estudiaran tranquilos y por la dictadura años antes. Fue una experiencia muy gratificante, aprendí mucho y tuve
hasta disfrutáramos de vacaciones. Ambos estudiaron en el colegio SS CC de Talcahuano, que contacto con gente interesante, incluyendo a algunos jóvenes que ya se proyectaban para
ofrecía una formación integral y no solo centrada en el rendimiento y las calificaciones. Con ejercer cargos de liderazgo a nivel nacional. Pero sin duda el mejor encuentro fue con mi
varios años de diferencia, los dos ingresaron a la Universidad de Concepción: Tania a estudiar amiga Verónica Silva, para el resto de la vida.
Derecho y Maximiliano Odontología. Durante los cuatro años de trabajo en Santiago, viajé a Concepción casi todos los
Con el tiempo, los intereses y prioridades de mi socia y yo tomaron rumbos divergentes fines de semana. Me sentía feliz de volver a mi hogar. Pese a la cálida acogida de mi hermana
y nos vimos sumidas en una profunda crisis financiera y de endeudamiento. Con dolor y los primeros seis meses en su casa, añoraba mi ciudad, los colores, las gaviotas, mis amigas y
tristeza, en 2004 terminamos la sociedad y con ello nuestra amistad. No había otro camino. amigos y especialmente a mis hijos. Pero estar en la empresa me sirvió mucho, aprendí cosas
Al terminar con la consultora, mi hijo aún estaba en la universidad, le quedaban nuevas y confirmé otras de mis competencias. No todo fue dulce, pasé momentos duros de
varios años y su carrera requería de materiales que me llevaron a firmar cheques a fecha que maltrato laboral y tuve que aguantar porque necesitaba estar ahí. En 2008, después que mi
no siempre tenía certeza de poder cubrir. El sistema de financiamiento universitario, de pago hijo terminó su carrera y en agosto nació Gabriel, mi primer nieto, hijo de Tania, decidí que
directo o vía CAE estaba absolutamente implementado. Recuerdo un día que, tratando de era el momento de volver a Concepción.
gestionar el CAE para mi hijo, fui humillada por un ejecutivo de banco: no le daban el crédito, Mi renuncia a la empresa fue calificado como un acto de “locura temporal” que
porque yo no tenía patrimonio que poner como garantía, pese al aval del Estado. Discutí con pocos amigos y familiares comprendieron, excepto mis hijos. Dejé allí buenas relaciones
él con dignidad, pero al salir me deshice en lágrimas. ¿A cuántos más ocurría eso? Un sistema y contactos, que me permitieron seguir trabajando como consultora en un par de proyectos
perverso que reproducía, una vez más, la inequidad. hasta 2011.
Empecé a postular a cuanto trabajo podía, consultoría o cargos dependientes; me Después de un bello viaje familiar a Isla de Pascua donde pude cumplir uno de mis
daba lo mismo. Hasta que un amigo, ex compañero de carrera, me ofrece un cargo en una sueños, bucear, para ver especies que solo están allí, ocurrió el terremoto del 27 de febrero de
empresa eléctrica en Santiago, en la Gerencia de Recursos Humanos. Dejo mi hogar, a mi hijo 2010. Esa noche estaba sola en mi departamento cuando se produce el cataclismo: devastador,
y me voy a una organización grande, formalizada y con muy poco prestigio –ya se discutía el brutal, ruidoso, eterno. Mi única certeza era que mis hijos estaban bien, me lo dije todo el
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proyecto Hidroaysén pero era un trabajo con sueldo seguro y estable, y yo lo necesitaba. No fue rato, mientras esperaba que el movimiento pasara y pudiera bajar desde el 4° piso. Más tarde,
fácil, después de 11 años siendo mi propia jefa, cumplir instrucciones, sumarme a actividades entre las réplicas, explosiones y la oscuridad y bruma que lo cubría todo pese a que la luna
prediseñadas, tratar de “aprender sobre la marcha” en un espacio laboral competitivo y de se esfuerza por alumbrar, llega mi hermano Alejandro con su compañera a buscarme, junto a
personas que se sienten importantes por el solo hecho de estar ahí. Ello era casi lo contrario María Eugenia Vidal, nuestra querida vecina y amiga.
a lo que había sido mi vida laboral de los últimos años. Con esfuerzo y conteniendo la pena Durante el trayecto por las calles vimos gente que caminaba como zombie, muros en
de no estar donde quería, sino donde era posible, fui haciéndome un espacio y validando mi el suelo, calles rotas, desolación y desconcierto. La locura colectiva se desató al día siguiente,
trabajo. de la mano del desborde social, el individualismo y la avaricia. Hubo también solidaridad,
Corría el 2005 y la empresa define su política de Responsabilidad Social Empresarial acciones de apoyo y acompañamiento. Los vecinos se miraron, se saludaron por fin y fueron
(RSE), que requiere la implementación de una serie de planes y programas para demostrar conscientes de que la tragedia y las carencias eran las mismas para todos. Lentas fueron las
su compromiso con la sociedad y su entorno. En ese espacio, entre otras funciones, estuve decisiones de control de la autoridad política y peor la información de las primeras horas. Se
a cargo de implementar un programa de Voluntariado Corporativo, que involucró a muchos pudo salvar muchas vidas.
trabajadores con desempeño en las instalaciones de todo el país, en quienes pude reconocer Después de la tragedia, me reconecté con la Fundación Trabajo Para un Hermano
valores y motivaciones sociales muy afines a las mías. (TPH), de cuyo Directorio fui parte durante varios años, para coordinar acciones. La solidaridad
Como siempre, el ser humano es más que la organización en que se desempeña. En es muy grande. Los compañeros de trabajo de mi hermano en el laboratorio en París reúnen
Santiago trabajamos con niños de La Casa de la Mujer de Huamachuco, comuna de Cerro Navia, y envían varias maletas con ropa de invierno; otros chilenos allá reúnen dinero para comprar
con quienes desarrollamos diversas actividades, tanto en sus dependencias como en el edificio motobombas, medicamentos, alimentos. Es una época de emociones encontradas: por una
de la compañía: fiestas de Navidad, charlas motivacionales, tutorías de apoyo escolar, clínicas parte la solidaridad y humanidad desplegadas; por otra, los saqueos, las víctimas, el dolor de
64. Proyecto que buscaba la construcción de siete centrales hidráulicas en la Patagonia chilena, a través de un consorcio de los dos principales controladores del mercado 65. Cuando teníamos actividades en que se necesitaba alimentación especial, la empresa proveedora de alimentación para Endesa aportaba aquello y sus trabajadores
eléctrico del país, Endesa y Colbún, ambas empresas privatizadas en Dictadura y entregadas a grupos económicos. Finalmente, debido a la presión de la sociedad civil nos acompañaban, muchas veces también entregando sus testimonios de vida a los niños.
organizada el proyecto fue abandonado en 2015.
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los rescatistas, la visión por largos meses de edificios vacíos y semiderruidos, las calles rotas, Al jubilar, me regalo el tiempo para muchos libros que tengo por leer, proyectos por
los rostros de angustia. Pero esta ciudad sabe de catástrofes y logra ponerse de pie. cumplir y todo lo que me falta por aprender. Pero especialmente, para disfrutar a mis nietos,
Ese mismo año, otra vez la vida nos llena de alegría y en septiembre nace Miguel, mi nieta y los que vengan después.
segundo nieto. Dos años después, en diciembre de 2012 llega Simón, el tercer nieto. Como A lo largo de estos 61 años he ido cultivando un grupo de amigos y especialmente
en las ocasiones anteriores, acompaño a mi hija en su casa desde antes del parto y hasta que amigas, esa familia que se elige y crece según la voluntad y afectos dedicados; mis queridísimas
el niño cumple un mes; son días en que me dedico, contenta y agradecida, en cuerpo y alma, “amigas for ever”, están siempre cerca para compartir los buenos momentos y alegrías que
a ser mamá y abuela. Lo mismo hago con mi nuera Teresa, cuando llega Sofía Agustina, en nos regala la vida; con hombro disponible, abrazos cálidos, palabras y consejos cuando toca
mayo de 2018. llorar y también a veces, solo acompañando,
En 2010, luego del terremoto, tengo la oportunidad de incorporarme a la Universidad solo dispuestas a sostener “si el piso se mueve”.
del Biobío (UBB), para trabajar en Responsabilidad Social Universitaria (RSU). Es una experiencia Cerca de ellas quiero seguir envejeciendo. Tengo
muy desafiante que, trabajando en equipo con mi amiga Vero Silva, permitió levantar un estudio una familia que adoro, afectuosa, solidaria,
de posición de la Universidad con referencia a la Norma ISO 26000 de Responsabilidad Social, buena para celebrar y para apoyar cuando los
y la elaboración de su primer Reporte de Sostenibilidad. Fue un trabajo que abordamos con vientos soplan en contra. Pese a los escasos
la bullente energía de ella y mi trabajo en terreno; una experiencia invaluable, para lo cual desencuentros, que sabiamente voy olvidando,
estudiamos, buscamos referencias y discutimos, como siempre dispuestas a aprender y aportar. por sobre todo los quiero. Estoy profundamente
En 2011, cuando se desata el movimiento estudiantil que exige reformas en la agradecida de lo que he vivido y dispuesta a
educación, estoy dictando un curso de Responsabilidad Social, lo que me permite un seguir soñando, aprendiendo, sorprendiéndome
acercamiento y diálogo directo con los jóvenes movilizados. aún de mil cosas e indignándome por otras,
Durante los cuatro años en que hice clases sobre esta temática -que es parte del luchando por un mundo mejor y justo para
modelo educativo de la universidad- con mucha pasión exploré nuevas formas de instalar en todos, con mi corazón y acción en la izquierda,
los jóvenes la reflexión y análisis crítico. Una de las experiencias más locas y lindas fue un siempre roja.
viaje de estudio que con un grupo de estudiantes hicimos a Santiago. Apenas conseguimos un Tengo escasísimos bienes que legar,
bus destartalado, sin calefacción ni cinturones de seguridad en todos los asientos, pero resultó. solo valores y mi compromiso de actuar con
Tania y Max, mayo 2018.
Visitamos primero TPH Santiago en Barrancas, donde un grupo de mujeres emprendedoras coherencia y lealtad a mis principios.
de base les contó de sus iniciativas, de sus vidas y compartió un desayuno que prepararon
con amorosas manos; luego una visita guiada al Museo de Bellas Artes; después el Museo de
la Memoria y los Derechos Humanos; más tarde el barrio cívico; para terminar en el GAM,
cansados, con hambre, pero contentos por la experiencia vivida. Varios de mis estudiantes no
conocían la capital.
A inicios de 2013, mi amigo Jorge Tagle, fundador de TPH Concepción, me propone
asumir la dirección ejecutiva de esta fundación, cargo que él deja luego de 25 años. Me desafía
la posibilidad de trabajar para una organización que tanto aprecio y a la que he acompañado
por años. Asumo desde entonces hasta marzo de 2018, momento en que decido renunciar para
acogerme a jubilación. Lo hago desde el convencimiento de que es necesario dejar espacio
a otra mirada en la gestión, permitir a quienes son más jóvenes asumir la conducción con sus
energías y perspectivas, sin perder la inspiración profundamente humanista, solidaria y de
respeto a los otros que caracteriza los casi treinta años de TPH.
Fueron cinco años intensos, con luces y sombras, pero infinitamente más de las
primeras, que se expresan en los testimonios de las personas, principalmente mujeres jefas
de hogar de sectores vulnerables, quienes relatan luego de participar en programas de la
institución, cómo junto con ingresar al mercado laboral, se dignifican, se sienten felices,
queridas y valoradas por su familia y sus hijos, y especialmente, por sí mismas.
Ahora que empiezo una nueva etapa en mi vida me siento tranquila al constatar que
mis hijos –Tania y Maximiliano- son personas buenas, justas, de ético proceder, respetuosas de
los demás y profundamente humanistas; sensibles y amorosos con sus hijos, hija y respectivas
parejas. Han podido con esfuerzo y dedicación, terminar y avanzar en sus carreras profesionales.
Tienen las herramientas. Con ellos he aprendido a reinventarme muchas veces, estando siempre
cercana y respetuosa de sus decisiones, con espacio para acompañar y sintiendo su profundo
cariño.

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Mi matrimonio se mantuvo en fachada de fin de semana; Víctor viajaba los fines de
semana, pero seguro que no guardaba celibato en mi ausencia. Esta situación duró alrededor
de 3 años y en el intertanto él fue trasladado a Talca, y el matrimonio de fachada, continuó.
Entonces, decidí construir una casa en el terreno familiar en Concepción y allí me instalé en
forma definitiva. Hay una primera separación matrimonial en el año 1993, que dura año y
medio.
Es tiempo de descanso Vivo un periodo terriblemente triste, yo creo que aquejada de una depresión que
nunca traté, pues mi sensación física era estar en un hoyo oscuro y profundo del cual no
lograba escapar, solo ansiaba poner mi mano al borde de ese hoyo e impulsarme fuera, pero
ni siquiera alcanzaba ese borde. Recuerdo haberle pedido a Dios que me hiciera dormir,
estaba cansada, agotada. En esa misma época en el Instituto Profesional me contratan con
jornada completa y al trabajar inmersa en algo que me era totalmente novedoso fui superando
la tristeza. De a poco, mis jefes me fueron considerando en otros proyectos profesionales con
más responsabilidades. De pronto, un día cualquiera, encontré tan lindo que en invierno
brillara el sol, que los árboles empezaran a reverdecer, …. que comencé a cantar, a musitar
canciones solo para mí. Y comprendí que había dormido. Dios me había hecho dormir de tal
manera, que rendí en el trabajo, me relajé, me volví a querer y a sonreír.
En el año 1995 falleció mi suegra en Santiago, viajamos a sus funerales y aún no
entiendo de qué manera, consentí en intentar reconstruir ese matrimonio nefasto. Nuevamente
se repitió el mismo ciclo: enamoramiento y luego desvalorización. Pero, esta vez yo estaba un
poco más firme y en el año 1997 nos separamos definitivamente, al menos sin tantos rencores
de mi parte.

C
Tenía un buen trabajo, Directora de Escuela de Ciencias Empresariales que
on la elección presidencial y parlamentaria de 1989 se inicia el largo y complejo complementaba con clases en la Universidad de Concepción, en la Facultad de Economía.
proceso de transición democrática en Chile. En marzo de 1990, Patricio Aylwin asume como Ejercía un liderazgo efectivo entre mis pares y los docentes que trabajaban conmigo me
Presidente de Chile (1990 -1994), poniendo fin a diecisiete años de dictadura militar. respaldaban y aportaban entusiastamente en las tareas que se nos encomendaban. No tenía
En Concepción, esperábamos ansiosos la noche del 31 de diciembre del año 1999, problemas de salud. También hubo invitaciones del sexo opuesto, pero nada serio ni definitivo,
que nos anunciara el año nuevo, el siglo nuevo, el milenio nuevo. En mi vida nada cambia salvo uno que me hizo pensar en una posible relación más seria, pero él tenía muchos
en forma radical, sigo trabajando normalmente, inaugurando este nuevo siglo y milenio. problemas que resolver y yo ya no estaba para vivir indecisiones.
Hago clases como docente part time en un Instituto Profesional de Concepción, Volví a ser la María Eugenia de antes: alegre, con ganas de vivir; hice amistades
actividad que combino con el trabajo en la Unidad de Fondo Nacional de Desarrollo Regional, nuevas: Erna, Gloria, Lesly, María Eugenia, me interesaban todas las cosas. En ese tiempo, con
en la Intendencia de Concepción, durante 2 años, como profesional a honorarios en calidad la madurez y la experiencia de los años, mis opiniones, comportamiento y profesionalismo
de analista de rendiciones de cuenta de los grandes proyectos de gobierno que se estaban me dieron un lugar especial entre mis compañeros de trabajo, me hice respetar en el trato.
ejecutando en ese entonces acá en la región. Fue una experiencia muy interesante que se Mi jefatura eran varones y el ambiente muy machista, por lo que había que tener el “cuero
completó con una historia paranormal increíble! duro” para hacer valer mis puntos de vistas. Pero, me resultó y reconozco que mis colegas me
Sucedió el 1 de enero de 1991. Mi jefa me pidió trabajar la tarde, pues teníamos solo veían como un referente de carácter y ética, lo que íntimamente me halagaba, sin orgullo, sin
hasta el 05 de enero para entregar el informe de inversiones regional. Por feriado, solo estaba soberbia, pero con justicia a un trabajo que me encantaba, de ayuda en orientación y guía a
el carabinero de guardia al ingreso de la Intendencia; nuestra oficina estaba en el 4° piso. La muchos jóvenes. La Escuela que dirigía tenía año a año entre 500 a 550 alumnos en cuatro
Intendencia es un edificio sólido de 3 pisos y tenía en ese entonces un 4°piso agregado solo carreras profesionales.
de madera. Cuando llegué, mi jefa Jesma, ya estaba allí. Me instalé a trabajar en mi escritorio y Perdí la cuenta de cuantos jóvenes ayudé a formar profesionalmente y recuerdo lo
de pronto ambas sentimos que abrían la puerta de acceso al piso, con llave. Alguien caminaba grato que era organizar las ceremonias de titulación que año tras año realizábamos en el Teatro
por el hall de secretarias con pisadas firmes de varón, escuchamos que dobla hacia el pasillo Concepción, con mucha solemnidad y emoción. También aquella experiencia docente me
donde estaban las oficinas y entra a nuestra oficina ¡¡pero, no había nadie!!!! Sin embargo, acercó a temas sensibles como la homosexualidad y sus dramas, la violencia intrafamiliar, la
Jesma y yo percibimos que la oficina se llenó con esa tercera presencia, sabíamos que había pobreza extrema de algunos alumnos, la explotación sexual de las jovencitas, la discapacidad
alguien ahí con nosotras. Me aterroricé, pero Jesma mantuvo la calma y me dijo: “¡no hagas física, el esfuerzo de los solitarios, en fin, todo el abanico de problemática que vive la juventud.
nada, no te muevas, no nos va a hacer daño!”. Y de pronto, luego de más o menos, diez Estas situaciones me obligaban a involucrarme con las vivencias de mis alumnos y apoyarles
minutos, la presencia se desvaneció. Demás está decir que arreglamos nuestras cosas y salimos como estuviera a mi alcance; era agotador, pero era lo que hacía tan apasionante mi trabajo.
lo más rápido que pudimos. Le avisamos al carabinero lo que había pasado, él contestó que Mi década de los 40 fueron entretenidos e interesantes. Mi hija y mi madre estaban
preferiría hacer la guardia desde el exterior. bien. Mis hermanos, cada cual con su familia establecida. En este periodo estudio un Magister

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en Administración Educacional, complementando mi formación profesional. encuentros familiares, nos reímos de sus chascarros y salidas.
Corría el año 1998 y a mi madre la operan de un cáncer mamario, lo que representa Retorno a la rutina del trabajo y la casa, pero esta vez llego a una casa absolutamente
un gran golpe para la familia. El médico nos indica que tendrá una sobrevivencia de unos cinco sola, vacía, incluso le pido a la señora que nos apoya en los quehaceres que venga solo 2
años más. De ahí en adelante nos dedicamos solo a regalonearla, a mejorar su calidad de vida, veces a la semana, y ella fiel y comprensiva acepta. Edith estuvo con nosotros, por más de 25
a que la pasara bien. Hoy mirando para atrás, siento que lo logramos entre los tres hermanos. años y fue una ayuda idónea, un hombro fuerte y una amiga querida.
Ella siguió siendo muy sociable y recibía muchas visitas, amigas, familiares, hermanas de la Amanda regresa en Agosto del 2004 y en marzo del año 2005 ingresa a la Universidad
iglesia y su casa era nuestro centro de reunión familiar: la casa de mamá. de Concepción a estudiar Ingeniería Ambiental. También ese año fallece Víctor y mi hija vive
Mi inquietud social me lleva a participar durante dos años como voluntaria en la un duelo muy grande. La verdad es que yo no tengo mayor sensación de pérdida, porque ese
unidad de oncología infantil del Hospital Regional de Concepción, percibiendo el sufrimiento duelo ya lo había vivido cuando nos separamos la primera vez.
de los más pequeños por esta terrible enfermedad, pero me aboco a acompañar a los que El año 2005 se transforma en un año caótico para los Vidales, pues en junio me internan
sufren adicionalmente de soledad. Son niños de ciudades lejanas, cuyos padres no pueden de urgencia en el Hospital Clínico del Sur, para hacerme una coronariografía, la que deriva
venir ni siquiera todas las semanas, así que las tardes de los miércoles me dedico a ellos. en una angioplastía con implantación de dos stent en mi arteria coronaria. Mi hermano y su
El 11 de septiembre del año 2001, estando en mi trabajo, nos llega la noticia que familia sufren un aparatoso accidente automovilístico en Malalcahuello, gracias a Dios sin
un avión se ha estrellado con un rascacielos en Manhattan, Estados Unidos, luego vemos desgracias personales. Con este susto se comprueba que mi corazón funciona perfectamente.
con horror en directo a través de la TV, los siguientes ataques a otro rascacielos. Estábamos En agosto de ese mismo año, mi hermana es atropellada por un auto, que no pasó a mayores
presenciando la invasión de los árabes en el occidente. El país más belicoso del mundo y ya termina la ronda de los Vidales golpeados.
afrentado por un hombre, Osama Bin Laden. Me pareció que la seguridad en este mundo En el año 2006 se pone fin a mi contrato laboral por “mutuo acuerdo”, artículo que
se deshacía, que todos éramos vulnerables y que estábamos con un pie en el abismo. Este falsea la realidad, pero en compensación me pagan una indemnización por término de contrato
día permanecerá en la memoria colectiva de varias generaciones. El desplome simbólico del que es bastante ventajosa para mí. En vista de que estoy cesante, me reinvento y junto a una
capitalismo y la invasión cultural. socia, Claudia, formamos un Organismo Técnico de Capacitación, OTEC, a la que bautizamos
Nuestro propio 11 de septiembre, la conmemoración del 11 de septiembre del como Capacitación y Formación Ocupacional Limitada, CyFOL, y comienzo a trabajar en ella,
1973, pasó casi desapercibido ante tamaña conmoción, pero no así para las familias que aun sumergiéndome en la conformación de esta empresa, tanto en su parte legal como logística.
esperaban noticias de sus familiares desaparecidos. Fue un trabajo increíble, implementamos las normas ISO, hice un curso de Auditor Interno de
En el año 2003 mi mamá cumple 80 años de edad y toda la familia se reúne para Calidad y pusimos en marcha la empresa. Teníamos una oficina en pleno centro de Concepción
hacer una gran fiesta. Fue un día sábado que llovía muy fuerte, aun veo su carita de expectativa y un equipo de puros amigos para empezar, pero funcionó. Estuvimos trabajando proyectos
mezclada con preocupación, cual niña, porque pensaba que con semejante aguacero sus Sence y con empresas privadas e instituciones públicas. Mi socia era una ex compañera de
invitados no llegarían ¡pero llegaron todos! Y fue una hermosa celebración. trabajo del I.P. Diego Portales, muy trabajadora, rigurosa, creativa, ella siguió perteneciendo
En ese mismo año mi hija viaja a Estados Unidos, por un intercambio estudiantil en a su trabajo habitual, por lo que la gestión íntegra recayó en mí. Fue un periodo de mucho
Tulsa, Oklahoma, junto con un centenar de jóvenes, que se reparten el mundo. La voy a dejar trabajo.
a Santiago y debo permanecer dos días en un hotel, pues el grupo se concentra primero en un Mi vida transcurre con normalidad hasta cuando en un simple control médico me
determinado lugar sin sus padres. Es en ese hotel donde me doy cuenta que quedo sola, que detectan un tumor canceroso en mi mama derecha. Con Amanda teníamos un viaje a Europa
estoy sola, sin hija, sin marido, y lloro mucho. No sé si por la próxima ausencia de mi hija o en enero 2007 y la confirmación me la dan un día antes de viajar. Fue devastador, pero por
por lo mal que ha resultado esta vida que soñaba perfecta cuando era jovencita. consejo médico, igual hicimos el viaje. Fue maravilloso, me cargué de energías recorriendo
Cuando regreso a Concepción, vuelvo a ser hija y hermana, me apoyo en mis amigas hermosos lugares en varios países europeos, y me olvidé que estaba enferma. Cuando
“las brujas”, en mi trabajo. En septiembre de ese año, vísperas del 18 de septiembre, mi mamá regresamos en marzo me someto a cirugía. Si cuando tuve el infarto la causa, me dijeron, que
se enferma repentinamente. Fallece al cabo de un mes. Fue algo fortísimo, tanto más que era stress emocional, lo del cáncer me vino de pura pena. Mis defensas bajaron, mi cuerpo ya
siempre estuvimos preocupadas de sus controles mamográficos. En fin, había que afrontar no daba más con la acumulación de neura, tristezas y sinsabores. Sin embargo, ese periodo de
esta separación definitiva. tratamiento resulta, aparte de doloroso, muy enriquecedor. Hago treinta sesiones de radioterapia
El lunes 13 de octubre a las 7,30 horas mi mamá se fue plácidamente, con sus hijos, y seis sesiones de quimioterapia.
yerno y 2 nietos rodeándola. Fue una despedida hermosa. Yo pensaba que estaba preparada para Estuve rodeada de amigas, de las que me acompañaban en la quimio, las que me
ese momento, pero la verdad es que quince minutos después de su partida y ya poniéndonos trasladaban, de buenas energías, de oraciones, de familia, de desconocidas que me llamaban
en marcha para los trámites de rigor, tuve la sensación física de que no tenía raíz, que estaba para contarme que el cáncer se supera, para infundirme ánimo. En agosto termino todo el
parada sobre el suelo, pero sin nada que me uniera a ese pedazo de tierra. Tenía que afirmarme, proceso y empiezo a trabajar nuevamente. Desde ese momento me bajo de los tacos altos,
tenía que convertirme en raíz y savia para Amanda, los hijos de Amanda y los hijos de los hijos dejo el maquillaje, nunca más carteras al hombro solo cruzadas, solo pantalones adiós faldas,
de mi hija. Esa sensación fue la que me motivo a escribir esta memoria, nuestros ancestros etc. La idea es andar por la vida lo más liviana, cómoda, segura. Y eso también pasa por lo
son tan poderosos que no podemos permitir que queden en silencio, y menos en silencio de interno, ya no más ser políticamente correcta, cargar con problemas ajenos, decir que no
olvido. cuando quiero decir que no, disculparme en el momento preciso, borrar rencores añejos, etc.
Su partida fue una hermosa ocasión de reencontrarnos con familiares, sus amigos Para aprender eso debieron pasar 49 años. Volver a ser la de antes, imposible, pero bueno al
y nuestros amigos. Aún hoy las historias de nuestra mamá son tema obligado en nuestros menos sigo siendo, sigo estando.

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El 27 de febrero 2010 me sorprende el terremoto 8.8 sola en casa. Una llamada en Epílogo
mi celular entra a las 3,34 am, es Amanda quien está en Santiago, ella me hace comprender
que allá también tiembla, aunque no logró contactarla. Estoy atrapada en mi departamento y
el terremoto dura una eternidad. Veo incendio en varias partes de la ciudad. Mi oración fue:
“Señor pon ángeles, pon ángeles”. Era acabo de mundo…. “Hemos olvidado nuestra historia, se nos ha rebanado de la memoria.
Los vecinos rompen mi puerta para sacarme de mi departamento y en grupo nos Observe usted con qué pasmosa facilidad olvida el chileno la ruina que
dirigimos a un patio eriazo que esta frente al edificio. Allí me dispongo a esperar que mi creó una dictadura y el régimen de delación y destierros que ha vivido
hermano me venga a buscar, sin saber que él y su familia están en Coliumo. No sé cuánto rato solamente ayer. No sé cómo llamar esto: amnesia, banalidad”
después, veo a Alejandro, un amigo, que me andaba buscando. Ángeles mis vecinos, ángeles 66
mis amigos…. GABRIELA MISTRAL, 1941
El día después recorremos un Concepción desolado y aún oscuro. Nos reencontramos
con nuestras familias. En la ciudad hay cuadras de casas en el suelo, establecimientos
derribados, el edificio Alto del Río quebrado en dos y la gente caminando como sonámbula.
Recibo un llamado de mi amiga María Eugenia, que siendo de Concepción se encontraba en Hemos querido en este texto actualizar el pasado y
Santiago. Ella se empeña en traer a mi hija de regreso al día siguiente. Ángeles, ángeles… combatir el olvido. Ha sido un esfuerzo por construir memoria a
Y la vida continúa, con Amanda, recibida de Ingeniero Ambiental, nos asociamos en través de la investigación, la introspección, la conversación y el
CyFo Ltda., una OTEC heredera de la antigua Cyfol que se muere por deserción de mi socia. rescate de historias que unen tres generaciones: la de nuestras
Nos va bien, formamos un buen equipo de colaboradores y ganamos propuestas, tanto de abuelas, madres y las propias, que se suceden en un tiempo
ejecución en Concepción como en las comunas aledañas, pero es natural que ella insista en marcado por las profundas transformaciones del siglo XX y XXI.
trabajar en su área, y el 2013 se va a Calama, donde es contratada por una empresa de control En este sentido, este texto podría ser leído como una historia
de calidad. estructural, vista desde la microhistoria personal.
Al quedarme sola, inicio la aventura de contar mi vida con las amigas Erna y María Con esta narración de nuestras vidas y con este ejercicio
Eugenia, viajamos a Valdivia a reunirnos con una mujer encantadora, María Angélica, que nos de memoria, hemos querido también aportar cierta presencia a la
motiva y guía. Pero también mi tiempo lo dedico a trabajar y viajar. El año 2015 cierro Cyfo, ausencia de mujeres en la historia.
pues no quiero amarrarme a trabajos que absorben demasiado y decido jubilar; con más En este trabajo de memoria colectiva no se han tratado
tiempo libre leo, me involucro en las actividades de mi Iglesia, ingreso a un Centro Cultural, todos los temas, hemos seleccionado lo que queremos contar y
viajo y tengo la satisfacción de conocer Chile desde Arica a Punta Arenas. lo que dejamos fuera. En ocasiones, el proceso ha sido penoso,
Dispongo de días para juntarme a tomar café, ir al cine, con las amigas, salir a pasear, porque hemos revivido experiencias dolorosas, o cuestionado
a almorzar, es un tiempo de relajo. decisiones y acciones del pasado.
El año 2015, Amanda y Alejandro deciden contraer matrimonio y me aboco en cuerpo Como generación y desde diversas perspectivas, todas
y alma a preparar el evento, que resulta maravilloso. Como ella estaba en Calama, los detalles estamos marcadas por el golpe de Estado del 11 de septiembre de
en Concepción corren de mi cuenta y disfruto hacerlos. En Agosto 2015 Amanda es trasladada 1973, que implicó pérdidas de vida y de trabajos, también exilio
a Santiago y se establece en la comuna de Ñuñoa. Su matrimonio fue una hermosa oportunidad pero, sobre todo, el naufragio de un sueño de transformación
para juntar amigos y familia. De esa unión nació Alonso Elías, en diciembre del 2016, mi nieto profunda para Chile. En el exilio interno o externo, todas luchamos
bien amado. de diversas formas para lograr que la dictadura terminase y
pudiésemos recuperar la democracia y la comunidad perdida.
La vuelta a la democracia y a un gobierno civil han sido
procesos lentos en el que debimos desaprender el miedo inoculado
por la dictadura como forma de control durante diecisiete años. Ha
sido una transformación dilatada que aún no termina, en la medida
que los amarres de la dictadura en el ámbito social, económico,
político, constitucional e incluso personal, siguen aún vigentes.
Sin embargo, es preciso señalar que el mayor mérito del
período de los gobiernos de la post dictadura ha sido el poder
dormir relativamente tranquilos sabiendo que, aunque tengamos
ideas distintas, hoy no corremos el riesgo de desaparecer, de que
nos torturen o destierren. La vuelta a la democracia y al respeto de
los derechos humanos es un bien incalculable, que se aprecia sólo
cuando se ha perdido.
Con mi amada hija Amanda.
66. En entrevista con Jaime Eyzaguirre, Estudios, citada en Cecilia García Huidobro Mc A. Moneda dura. Gabriela Mistral
por ella misma, Catalonia, 2005, p 76.

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Ha sido algo notable descubrir, al comparar nuestras
historias, muchas similitudes en las vidas de nuestras madres y
abuelas. Las hemos identificado con sus nombres y apellidos, con
los lugares y fechas de nacimiento y muerte, como un homenaje
a tantas mujeres olvidadas por la historia. Ellas, con variadas
experiencias en el campo y en la ciudad, vivieron y enfrentaron
con valentía las profundas transformaciones de la primera mitad
del siglo XX: la migración campo–ciudad, el ingreso al sistema
educacional y laboral, la crisis capitalista más grande de la historia,
el derecho a voto, mientras llevaban una vida doméstica muy
demandante con la crianza, a menudo, de muchos hijos.
Nuestra generación de mujeres, en cambio, ha tenido
acceso al control de la natalidad y, por ende, a tener hijos por
opción y no por obligación, participando asimismo, de una amplia
inserción al mundo laboral y profesional.
Encontramos también similitudes en nuestros diversos
caminos, profesiones y saberes, destacándose el trabajo
remunerado como un elemento central en nuestras vidas, pues nos
proporcionó libertad y autonomía. Sostener el precario equilibrio
familia-trabajo ha demandado grandes esfuerzos y sacrificios,
porque hemos debido conciliar diversas demandas, compromisos
y responsabilidades en un tiempo en que, por lo general, el
patriarcado no cedía. Queremos señalar que ese equilibrio fue
posible gracias al apoyo de otras mujeres que trabajaron en
nuestras casas como empleadas domésticas: limpiaron, cocinaron
y cuidaron de nuestros hijos. Tanto ellas como nosotras hemos
tenido que ajustar nuestros deseos, aspiraciones y tiempos en
beneficio de los otros.
Los obstáculos y desafíos familiares que, como generación,
muchas tuvimos que enfrentar y las dramáticas cifras de feminicidio
que son hoy pan de cada día, manifiestan las arcaicas relaciones
de dominación patriarcal que aún persisten en este cambio de
siglo, lo que demanda el estado de lucha permanente en que se
encuentra el nuevo movimiento feminista del siglo XXI.
En este proceso de revisión del pasado y de toma de
conciencia del transcurso de nuestras vidas, de la continuidad
generacional y de la marca que madres y abuelas han dejado,
hemos realizado un camino terapéutico, de emociones y vivencias
que han sido re-visitadas y contadas desde nuestra subjetividad
actual.
Queremos resaltar la importancia que ha tenido para
todas nosotras compartir vivencias en un ambiente de confianza,
autenticidad y afecto.

COLECTIVO AUTOBIOGRAFÍA HISTÓRICA


Primavera 2018

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