Litoral 35web
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Litoral
Presentación
El mejor amado
L’ amour Lacan I
Jean Allouch
Joy de amor
Mirta Graciela Brescia
Bosquejo
Pola Mejía Reiss
NEOLOGISMOS
Y PALABRAS OLVIDADAS
Febrero 2005 35
Litoral
école lacanienne de psychanalyse
L’ amour Lacan I
Dirección:
Beatriz Aguad (México)
Comité de Publicaciones:
José Ricardo Assandri (Montevideo)
Sandra Filippini (Montevideo)
Silvia Halac (Córdoba)
Ricardo Pon (Córdoba)
Elena Rangel Hinojosa (México)
Blanca Salazar Álvarez (México)
Luis Tamayo (México)
Litoral. Ningún artículo o parte de él podrá ser reproducido por ningún medio mecánico o de
cualquier naturaleza sin previa autorización de los editores.
Revista Litoral
De próxima aparición
Litoral
école lacanienne de psychanalyse
L’ amour Lacan II
Presentación
El mejor amado
Jean Allouch ...................................................... 9
Joy de amor
Mirta Graciela Brescia .................................... 63
Bosquejo
Pola Mejía Reiss .............................................. 73
Presentación
Litoral inaugura con este número una serie a la que ha titulado L’amour
Lacan1 . Es el nombre con el que se designa en la enseñanza de Jean
Allouch una nueva figura del amor: la producida por Lacan después de
la invención del objeto a.
No obstante ser Litoral una revista de lengua hispana, al sostener el
título en francés, intenta tanto alcanzar sus resonancias como llegar a los
neologismos que produce. Son marcas que condensan en una palabra
innovadora lo que adviene en el despliegue de una enseñanza. Así, en
Lacan, l’amour se vuelve el (a)mur y, más adelante, alma; un alma que
alma: “el alma alma [fr. âme] al alma”.. para señalar que, en materia de
amor, “no hay sexo en el asunto”.
No se habla acá del amor en general, sólo se señalan algunas de sus
“figuras”; ya que no existe una teoría del amor como tampoco existe la
concepción de un amor universal que se mantenga inmutable a través
del tiempo, ni siquiera tratándose del amor a Dios. Únicamente se pue-
den aislar formas del amor que corresponden a un momento de la histo-
ria o a un caso particular.
En esta primera parte de la serie se encuentra el despliegue que so-
bre el amor en la experiencia psicoanalítica efectúa Jean Allouch. Des-
pliegue que diferencia los avances de Lacan respecto de las formulaciones
sobre el amor de transferencia de Sigmund Freud. También el lector
encontrará ensayos sobre la figura del amor puro, del amor cortés y lo
que podría llegar a ser un caso de “un loco amor”.
Una sección de la revista está destinada a neologismos y palabras
olvidadas. Respecto a los primeros, la presentación que EPEL hizo del
libro 789 néologismes de Jaques Lacan, libro que tiene todo que ver con
el artículo contenido en esta sección, decía:
1
Como se podrá advertir en la portadilla de esta edición, el próximo número saldrá próximamente.
5
Presentación
Preguntándose a continuación:
¿Habrá tomado cuarenta años para igualar, si no es que para superar, a los
esquizógrafos de sus primero estudios (cfr. La lista squizographe)? ¿Estos
neologismos habrán sido para él otros tantos apoyos para pensar (cfr.
appensée)? ¿O para poetizar (cfr. pohâte)? ¿O, incluso, para matematizar
(cfr. unebévue)”?.
Resúmenes
6
Presentación
go habrán hecho falta algunos lustros para que la cuestión del amor así
planteada en el actuar (el agieren de Freud) ya no fuera remitida, como
podía esperarse, a ese no saber, ni tampoco al saber acumulado mientras
tanto, sino al sujeto supuesto saber. Sostengo que no se ha medido lo
decisivo de este paso.
7
Presentación
8
Del mejor amado1
Jean Allouch
1
Publicado en la revista L’Unebévue, Nº 21, París, Invierno 2003-2004.
2
S. Freud, Carta a Jung, 9 de marzo de 1909.
3
L. de Samosata, Éloge du parasite (Elogio del parásito), traducido del griego e introducido por Claude
Terreaux, París, Arléa, 2001. [Versión castellana, Sobre el parásito o que el parasitismo es un arte, traduc-
ción del griego de Luis Navarro González, TII, Ed. Gredos, Madrid, 1998].
9
Jean Allouch
4
Citado por P. Hadot, Plotin ou la simplicité du regard (Plotino o la simplicidad de la mirada), Gallimard,
Folio essais, París, 1997, p. 93.
5
J. Lacan, “L’étourdit”, en Autres écrits (Otros escritos), Seuil, París, 2001, p. 475. Este es el texto:
“Estamos en el reino del discurso científico y se los voy a hacer ver. Ver desde dónde se confirma mi
crítica, más alto que el universal de que ‘el hombre sea mortal’.
Su traducción en el discurso científico es el seguro de vida. La muerte, en el habla científica, es una
cuestión de cálculo de probabilidades. En ese discurso, eso es lo que tiene de verdadero.
10
Del mejor amado
Sin embargo, en nuestra época hay personas que se rehúsan a contratar un seguro de vida. Porque
quieren otra verdad de la muerte que aseguran ya otros discursos. El discurso del amo por ejemplo, que, si
seguimos a Hegel, se fundaría con la muerte asumida como riesgo; el del universitario, que gozaría de la
memoria ‘eterna’ del saber.
Tales verdades, así como tales discursos, son refutadas, por ser eminentemente refutables. Pero ha
surgido otro discurso, el de Freud, para el cual la muerte es el amor”.
6
Término latino que significa “alguno, un tal, un cierto”, y que podría traducirse también como “un fula-
no”. En francés se usa más frecuentemente [N.T.].
11
Jean Allouch
En fin, es cierto que si hay algo que ellos [id. est: los psicoanalistas] prefie-
ren no saber es de qué se valen.
Por lo tanto, yo para nada se los he dejado siquiera entrever sino en
medio de este núcleo, que ustedes son libres de hacer lo que sea —salvo de
fracasar ofreciéndose como pasto del amor: porque eso es el analista ¿no?—
es alguien que se hace consumir...
7
Cf. S. Freud, “Remémoration, répétition, élaboration”, en De la technique psychanalytique, PUF, Paris,
1953. [“Recordar, repetir y reelaborar” (Nuevos consejos sobre la técnica del psicoanálisis, II) (1914),
Obras completas, T. XII, Amorrortu, Buenos Aires, 1988, pp. 145-146].
12
Del mejor amado
... hay a quienes les gusta porque eso da beneficios. Freud lo había des-
cubierto: aun así, uno bien podía entregarse en comunión así, era preciso que
se pagara: pero en realidad... nada paga eso.
Ofrecerse como objeto de amor –porque de eso se trata en el análisis, ¿no es
así?– darse cuenta de que en nombre de lo que ustedes ligan, lo que ustedes
adhieren a la cuestión del saber, que eso desencadena el amor, eso nunca fue
verdaderamente aclarado8 .
8
Puntúo la última frase de manera distinta que el transcriptor.
9
Incluso ha suministrado dos versiones. En primer lugar, el 7 de diciembre de 1961 (La transferencia...):
“El deseo por el objeto amado, si quisiera decirlo en imágenes, lo compararía con la mano que se extiende
para alcanzar el fruto cuando está maduro, para atraer la rosa que se ha abierto, para atizar el leño que de
pronto se enciende. [...] Esa mano que se tiende hacia el fruto, hacia la rosa, hacia el leño que de pronto arde
[...] su gesto de alcanzar, atraer, atizar es estrechamente solidario con la maduración del fruto, la belleza
de la flor, el llamear del leño [...] Cuando en ese movimiento de alcanzar, atraer, atizar, la mano ha ido lo
bastante lejos hacia el objeto, si del fruto, de la flor, del leño sale una mano que se tiende al encuentro de la
mano de ustedes y en ese momento la mano de ustedes queda fijada en la plenitud cerrada del fruto abierto
de la flor en la explosión de una mano que arde, lo que se produce entonces ¡ es el amor !”. Otra versión, el
28 de junio de 1963: “Este es el punto central en torno al cual se juega lo que tenemos que pensar de la
función de a, [...] mito que fabriqué para ustedes [...] de la mano que se tiende hacia el leño. Qué extraño
calor debería llevar consigo esa mano para que el mito sea verdadero, para que al acercarse brotara esa
llama con la cual el objeto se prende fuego, milagro puro [...] es la imagen totalmente ideal, es un fenómeno
soñado como el del amor. Cada quien sabe que el fuego del amor no arde sino al mínimo, cada quien sabe
que la viga húmeda puede contenerlo por mucho tiempo sin que nada se revele hacia afuera, cada quien
sabe, en una palabra, lo que se le encarga que articule en el Banquete al más francamente tonto de manera
casi irrisoria, que la naturaleza del amor es la naturaleza de lo húmedo, lo que quiere decir [...] lo mismo
que está allá en el pizarrón: que el reservorio del amor objetual, en tanto que es amor a lo vivo, es justamen-
te esa Schatten, esa sombra narcisista”.
Agreguemos que esa mano tendida no es menos activa en el discurso del amo, con respecto a lo cual
Foucault produjo no un mito sino un neologismo, “éduction” (educción). Cf. Michel Foucault,
L’herméneutique du sujet. Cours au Collège de France 1981-1982 (La hermenéutica del sujeto, Curso en
el Collège de France 1981-1982), Hautes études, Gallimard, Seuil, París, 2001, p. 126-130.
13
Jean Allouch
Lo que hace que él [id est: Sócrates] no ame, que la metáfora del amor
no pueda producirse, es que la sustitución del erastés por el eromenos (el
hecho que se manifieste como erastés en el lugar donde había eromenos) es
aquello a lo cual no puede más que rehusarse, porque para él no hay nada en
sí mismo que sea amable, porque su esencia es ese ouden, ese vacío, ese
hueco (para emplear un término que se utilizó posteriormente en la medita-
ción neoplatónica y agustiniana), esa kenosis que representa la posición cen-
tral de Sócrates.
10
Conclusión formulada por Danielle Arnoux en su reciente relectura del comentario lacaniano del Ban-
quete de Platón.
11
Conferencias del 9 y el 10 de marzo de 1960 en la universidad Saint Louis (Bruselas). Astutos, informa-
dos, los citados católicos no dejaron de titular a la primera de esas dos conferencias “En este lugar anhelo
que acabe de consumarse mi vida”. Esta es la declaración de Lacan: “Yo no soy nadie para evaluar el mérito
de esas vidas que desde hace más de veinticinco años escucho confesarse ante mí. Y uno de los fines del
silencio que constituye la regla de mi escucha es justamente acallar el amor. No traicionaría pues sus
secretos triviales y sin parangón. Pero es algo de lo que quisiera dar testimonio. En ese lugar anhelo que
acabe de consumarse mi vida. Es eso. Es esta interrogación, por así decir, inocente, e incluso el escándalo
que, creo, quedará palpitando detrás de mí, como un desecho, en el lugar que yo habré ocupado y que se
formula aproximadamente así: entre esos hombres, esos vecinos, buenos o molestos, que están arrojados en
este asunto al que la tradición le ha dado diversos nombres, entre los cuales el de existencia es el más
reciente en la filosofía, en ese asunto, del que diremos que lo que tiene de defectuoso sigue siendo en
verdad lo más comprobado, ¿cómo es que esos hombres, todos y cada uno soportando un cierto saber o
siendo soportados por él, cómo es que esos hombres se abandonan unos a otros, con miras a la captura de
esos espejismos por los cuales sus vidas, derrochando la ocasión dejan escapar sus esencias, por los cuales
se juegan sus pasiones, por los cuales su ser, en el mejor de los casos, no alcanza sino esa pizca de realidad
que sólo se afirma porque nunca se vio defraudado?”.
14
Del mejor amado
La metáfora no indica más que esto: la relación sexual. Salvo que prueba de
hecho, por el hecho de que existe, que la relación sexual es tomar una vejiga
por un farol12 , a condición de ponerle fuego adentro, pues mientras no haya
fuego no será un farol. ¿De dónde viene el fuego? El fuego es lo real. Eso
prende fuego a todo lo real. Pero es un fuego frío. El fuego que arde es una
máscara, por así decir, de lo real.
12
Traducción literal de un refrán que se acerca a los de lengua hispana: “dar chicha por limonada”, o bien,
“confundir Roma con Santiago”, entre otros [N.T.].
13
En el original dits-amants. Lo hemos traducido como “di(chos)amantes” para transmitir el doble sentido
del neologismo francés: “dichos” (en el sentido de “supuestos”) “amantes¨ y “diamante” [N.E.].
14
En el original, ternure, neologismo acuñado a partir del adjetivo terne (“apagado, sin brillo”) [N.T.].
15
Cf. Jean-Paul Dubois, “Le brillant de la mort” (El brillante de la muerte), en Le nouvel observateur del
24 de abril de 2003.
15
Jean Allouch
El diamante de la muerte.
16
Del mejor amado
16
En el original, anaux, que es homófono de anneaux (“anillos”) [N.T.].
17
Jean Allouch
que tanto había promovido y de modo tan diverso, que tanto les había
gustado a sus alumnos (una regla actual de lectura de Lacan: considerar
particularmente sospechoso todo aquello que, viniendo de él, fuera recibi-
do con entusiasmo). Así podemos leer, en la sesión del seminario
L’unebévue del 11 de enero de 1977 (transcripción AFI, modificada):
[...] no me gusta tanto la segunda tópica, quiero decir aquella en que Freud se
dejó llevar por Groddeck. Por supuesto, no se puede hacer otra cosa, esos
aplanamientos, el Ello con el gran ojo que es el Yo. El Ello es..., todo se
aplana. Pero en fin el Yo —que además en alemán no se llama el Yo, se llama
Ich— Wo Es war, “allí donde ello estaba”: no sabemos en absoluto lo que
había en la cabeza del tal Groddeck para sostener el Ello, ese “Es”.
18
Del mejor amado
17
J. Lacan, El acto psicoanalítico, sesión del 17 de enero de 1968.
18
Se dice, en francés, “nous déchoyons”, “vous déchoyez”, no se dice “nous choyons” ni tampoco “vous
choyez”. Le agradezco a Guy Le Gaufey por señalarme esta singularidad. [Todo el juego de palabras ante-
rior no puede traducirse al castellano debido a que choir y tomber están comprendidos en “caer”] [N.T.].
19
Jean Allouch
19
El ejemplo elegido sale al paso de la célebre fórmula norteamericana: “El único indio bueno es un indio
muerto”.
20
Se da por sobrentendida una palabra en este subtítulo (Tomber, de l’être...), que no obstante su equivocidad
indica. [Probablemente, lettre (“letra”)] [N.T.].
21
J. Lacan, Télévision, Seuil, París, 1974, retomado en Autres écrits (Otros escritos), Seuil, París, 2001.
[Traducimos así déchariter, compuesto a partir de charité (“caridad”)] [N.T.].
20
Del mejor amado
Rueda de la vida
22
“Recordemos que Freud, con respecto a los sentimientos que se relacionan con la transferencia, insistía
en la necesidad de distinguir un factor de realidad, y concluía que sería abusar de la docilidad del sujeto el
pretender persuadirlo en todos los casos de que esos sentimientos son una simple repetición transferencial
de la neurosis. A partir de allí, dado que esos sentimientos reales se manifiestan como primarios y que el
21
Jean Allouch
encanto propio de nuestras personas sigue siendo un factor aleatorio, puede parecer que hubiera allí algún
misterio.
Pero el misterio se aclara si lo consideramos dentro de la fenomenología del sujeto, en tanto que el
sujeto se constituye en la búsqueda de la verdad. No hace falta sino recurrir a los datos tradicionales, que los
budistas no serán los únicos en suministrarnos, para reconocer en esa forma de la transferencia el error
propio de la existencia, y bajo tres rubros que ellos enumeran así: el amor, el odio y la ignorancia. Es pues
como contra efecto del movimiento analítico que comprenderemos su equivalencia en lo que se llama una
transferencia positiva originalmente – cada uno se va a aclarar con los otros dos bajo ese aspecto existencial,
si no exceptuamos el tercero generalmente omitido por su cercanía con el sujeto”. J. Lacan, Écrits I, París,
Seuil, 1991, p. 191-192 [En español, Escritos I, Siglo XXI, México, 1984, pp. 296-297].
23
Ch. Malamoud, Le jumeau solaire (El gemelo solar), Seuil, París, abril de 2002.
24
J.-C. Sergent, H. Denonain, La roue de la vie, Image populaire et emblématique du bouddhisme tibétain
(La rueda de la vida, Imagen popular y emblemática del budismo tibetano), Guy Trédaniel, París, 1999.
Le agradezco ahora a quien me brindara oportunamente esa obra. Y le agradezco igualmente a Oscar del
Barco que tan generosamente aceptara mi solicitud de revisar las afirmaciones que aquí se sostienen.
22
Del mejor amado
[...] se consume por medio del fuego de la ilusión, el fuego del apego y el
fuego del odio; arde atravesando el fuego del nacimiento, la vejez y la muer-
te; se destruye mediante el sufrimiento, las quejas, los lamentos, el dolor, el
tedio y la desesperación.
25
Rodolfo Marcos me señaló recientemente una operación inversa, cuando Lacan, el 9 de junio de 1954,
tradujo “love” como “deseo” en el célebre verso “I am the love that dare not speak its name”.
26
Dhammapada, La voie de Bouddha (Dhammapada, La vía de Buda), versión francesa, introducción y
notas de Le Dong, Points Seuil, París, 2002, versículo 251.
27
Y. Mishima, Une matinée d’amour pur (Una mañana de amor puro), Gallimard, París, 2003. La última
nouvelle, que le da su título al libro, está claramente dividida en dos partes, la primera expresa el amor
puro, la segunda expone el dispositivo que hace que el deseo le brinde su fundamento a ese amor puro. Y
más condensadamente aún, encontramos la distinción que aparece en la cancioncilla: “Un pececito, un
pajarito se aman con tierno amor (he aquí el amor, y luego el deseo), pero ¿cómo abrazarse cuando se está
en el agua?” Hay otra referencia en Lacan: RSI, sesión del 31 de febrero de 1975 (Lacan comenta el libro de
Lytton Strachey sobre la reina Victoria, en proceso de traducción en Seuil): “Creo que ese libro me parece
debe volvernos muy perceptible esto, en fin, perceptible con un relieve particular, perceptible que el amor
no tiene nada que ver con la relación sexual [...]”.
23
Jean Allouch
28
M. Foucault, L’herméneutique du sujet (La hermenéutica del sujeto), op. cit., p. 59.
29
Dhammapada, La voie de Buda, op. cit., versículo 243. “Bhikkhus” es el nombre de los monjes mendicantes
que viven únicamente de limosnas.
24
Del mejor amado
30
En La psychanalyse, une érotologie de passage, Cahiers de L’unebévue, Epel, Paris, 1998, he mostrado
cómo los alumnos habían construido lo que es casi una quimera. [Cf. El psicoanálisis, una erotología de
pasaje, Cuadernos de Litoral, Córdoba, 1998].
25
Jean Allouch
31
J. Lacan, “Excursus”, Intervención durante una reunión de la Scuola freudiana en Milán, el 4 de febrero
de 1973. Modifico la puntuación de un texto cuyo establecimiento sin duda no fue revisado por Lacan. Pas
tout Lacan (No todo Lacan).
32
J. Lacan,,ou pire (“o peor”), sesión del 21 de junio de 1972.
26
Del mejor amado
DEL MUERTOAMADO33
33
El neologismo francés (“mortaimé”) es más compacto, y transcribe la pronunciación oral de los términos
reunidos [N.T.].
34
“No se podría pensar lo que el analizado le hace soportar con sus fantasmas a la persona del analista como
lo que un jugador ideal calcula sobre las intenciones de su adversario. Sin duda que también hay estrategia,
pero no debemos engañarnos con la metáfora del espejo por más que convenga a la superficie unida que el
analista le muestra al paciente. El rostro inmutable y la boca cerrada no tienen en este caso el mismo fin que
en el bridge. Más bien con ello el analista toma el recurso de lo que en ese juego se llama el muerto, aunque
para hacer que surja el cuarto que entonces va a ser el compañero del analizado y cuya mano el analista
mediante sus jugadas va a esforzarse por hacerle adivinar: tal es el lazo, de abnegación digamos, que le
impone al analista el envite de la partida en el análisis.
Podríamos seguir con la metáfora deduciendo su juego a partir de allí según que se ubique “a derecha”
o “a izquierda” del paciente, es decir, en la postura de jugar después o antes del cuarto, es decir, de jugar
antes o después de éste con el muerto.
Pero lo cierto es que los sentimientos del analista no tienen más que un sitio posible en ese juego, el del
muerto; y que al reanimarlo el juego continúa sin que se sepa quién lo conduce”. “La direction de la cure et
les principes de son pouvoir”, Écrits II, Seuil, París, 1999, p. 66 Se ha leído bien: en lo que respecta a sus
sentimientos, el psicoanalista ocupa el sitio del muerto. [Cf., “La dirección de la cura y los principios de su
poder”, Escritos II, SXXI, México, 1984, p. 569].
35
Para una presentación crítica de esa “aparición” y de su incidencia tanto en el amor griego pederástico
como en el “estadio del espejo” de Lacan, véase “Le stade du miroir revisité”, chapitre III, de mi libro Le
sexe du maître, en particular las páginas 166 y siguientes, donde se recuerda que cada una de las tres
27
Jean Allouch
Si hay una razón para el hecho de esperar que el amado hable (cf.:
“¡Oh, por favor te lo pido, dime algo!”), y para el hecho, conjunto, de
que esa espera nunca es satisfecha, que su misma vanidad la alimenta,
esa razón debe buscarse en la proximidad, no sólo significante, entre la
necrofilia y la necromancia. Horus, es decir, aquel que encarna cada
faraón, nace del amor necrófilo de Isis por Osiris. El amor es el nombre
de ese lugar en el cual, como escribe Jean-Jacques Pauvert en su prefa-
cio a la obra de Gabrielle Wittkop El necrófilo36 , “La vida y la muerte,
que se repugnan una a la otra, concuerdan subterráneamente”. De allí la
versiones del mito de Narciso presenta la imagen del pequeño otro como la de un muerto. [“El estadio del
espejo revisitado”, capítulo III, El sexo del amo, Ediciones Literales, Córdoba, 2001; coeditado en México
por Litoral, Epeele, 2002].
36
G. Wittkop, Le nécrophile (El necrófilo), seguido de Nécropolis (Necrópolis) de F. de Gaudenzi, Lecturas
amorosas de Jean-Jacques Pauvert, ed. La Musardine, París, 1998. En su prefacio, Pauvert cita al narrador:
“Nada es más limpio que un muerto y se vuelve cada vez más limpio a medida que pasa el tiempo hasta la
pureza final de esa gran muñeca de marfil con risa muda, con las piernas perpetuamente abiertas que hay en
cada uno de nosotros”.
28
Del mejor amado
37
J. Lacan, Les non dupes errent [literalmente: “Los no engañados erran”; por su homofonía recuerda, por
supuesto, a Les noms du père, Los nombres del padre], sesión del 11 de junio de 1974, versión N. Sels, p.
176.
38
Miguel Couffon, Peter Altenberg, Érotisme et vie de bohme à Vienne (Erotismo y vida bohemia en
Viena), PUF, París, 1999, p. 132.
39
Un concepto que no se puede evocar sin mencionar la muy notable obra de Georges Didi-Huberman,
Phasmes, Ed. de Minuit, París, 1998. [Phasmes: neologismo derivado del griego fasma, “fantasma”].
29
Jean Allouch
No hay otros hechos que aquellos que el serhablante [parlêtre] reconoce como
tales al decirlos. No hay hechos sino por artificio. Y es un hecho que miente. Es
decir que instaura, en el reconocimiento, hechos falsos. Porque tiene una men-
talidad. Es decir, amor propio. Es el principio de la imaginación. Adora su
cuerpo. Lo adora. Porque cree que lo tiene. En realidad no lo tiene. Pero su
cuerpo es su única consistencia —mental por supuesto. Su cuerpo jode el cam-
po en todo momento40 .
Tal vez a partir de allí podamos entender mejor ciertas palabras (que
yo subrayo) que figuran en el texto de 1949 sobre “El estadio del espejo”:
Así la Gestalt cuya pregnancia debe ser considerada como ligada a la espe-
cie, si bien su estilo movilizador sigue siendo incognoscible, mediante esos
dos aspectos de su aparición simboliza la permanencia mental del yo[je] al
mismo tiempo que prefigura su destino alienante; ella aún está cargada con
las correspondencias que unen al yo[je] con la estatua donde el hombre se
proyecta como a los fantasmas que lo dominan, con el autómata finalmente
donde en una relación ambigua tiende a concluir el mundo de su fabricación.
40
J. Lacan, Le sinthome, sesión del 13 de enero de 1976.
41
J. Cocteau, Le Potomak, 1913-1914, precedido de un prospecto de 1916. Texto definitivo, París, Delamain
et Boutelleau, 1924. La obra contiene la serie de dibujos “Álbums de los Eugenios”. Le Potomak, ilustrado
con 95 dibujos del autor, Société Littéraire de France, París, 1919. Reedición: París, Passage du Marais,
2000.
30
Del mejor amado
31
Jean Allouch
32
Del mejor amado
Amantes reuni-
dos en una sola y
misma persona,
Li Ars d’Amour,
hacia 1300.
33
Jean Allouch
34
Del mejor amado
No se podría concluir por ello que la burbuja sea un lugar sin tensión.
Un solo corazón pues, aunque a pesar de todo con algunas dificulta-
des. Que por ventura actualmente conducen al amante o al amado hacia
el análisis. Que a su vez no será posible, según la tónica que hemos
seguido aquí, más que si tiene lugar, por parte del psicoanalista, la susti-
tución en acto del Mortimer por el muertoamado. De modo que tal sus-
titución aparecería como una condición de posibilidad del acto psicoa-
nalítico (una posición en las antípodas de la práctica psicoanalítica de
Winnicott, por ejemplo, tal como la describe Margaret Little42 ).
Este rasgo actúa claramente en cierto número de las grandes figuras del
amor, que están activamente presentes cuando uno se descubre enamor...
ado (aunque “ada”, cualquiera sea el sexo del amante, sin duda sería
mucho más adecuado).
• Eurídice viva no inspiró a ningún poeta, escritor ni compositor.
Muerta, se le entregaron de corazón, de corazón contento43 .
• El Otelo de Shakespeare le dice a Desdémona:
42
Cf. el estudio en curso de Gloria Leff.
43
Traducimos casi literalmente una frase que juega con la anterior. En el original, dice: on s’en est donné à
coeur, à coeur joie, que podría entenderse también así: “se le entregaron de corazón, lo pasaron en grande”
[N.T.].
44
Shakespeare, Otelo, acto V, escena II, Gallimard, París, Bibl. de la Pléiade, 1959. [De las muchas edicio-
nes en español podemos citar Tragedias, Planeta, Barcelona, 1994, Traducción de José María Valverde.]
35
Jean Allouch
Nunca la nieve igualó la blancura del pezón, nunca se vio una manzana más
bella en los vergeles de amor y nunca dejó amor tan profundas heridas en el
45
“Masculina”, Halperin insiste en ello, ciertamente con razón. Lo que para mí acentúa el interrogante:
¿acaso hay otra? Cuyas circunstancias hubieran constituido una red, al igual que la masculina, tan cerrada
que se podría hablar de una tradición?
46
G. Didi-Huberman, Phasmes, op. cit., p. 122.
36
Del mejor amado
Pero no quiero derramar su sangre ni hacerle cicatrices a esa piel más blanca
que la nieve y tan lisa como el alabastro de los monumentos.
47
Citado por Michel Jeanneret, Éros rebelle (Eros rebelde), Seuil, París, 2003, p. 72.
37
Jean Allouch
En alguna medida, su sueño realizaba así la posibilidad del amor; solo, podía
pensar en ella pero ella me faltaba, no la poseía. En su presencia, yo le habla-
ba, pero estaba demasiado ausente de mí mismo para poder pensar. Cuando
ella dormía, ya no tenía que hablar, sabía que ya no era mirado por ella, ya no
necesitaba vivir en la superficie de mí mismo.
Al cerrar los ojos, al perder la conciencia, Albertine se había despojado
uno tras otro de sus rasgos de humanidad que me habían decepcionado desde
el día en que la había conocido. Ya no estaba animada sino con la vida in-
consciente de los vegetales, de los árboles, una vida más diferente a la mía,
más ajena, y que sin embargo me pertenecía más [...] tenía la impresión de
poseerla más íntegramente que cuando estaba despierta. [...] En esos mo-
mentos [después de haber hecho el amor con su cuerpo dormido], me parecía
que acababa de poseerla más completamente, como una cosa inconsciente y
sin resistencia de la naturaleza muda48 .
48
La Prisonnière, Recherche...( (La prisionera, En busca del tiempo perdido), t. XI, edición de 1920-1921,
pp. 84 y 88. [En español, bajo el sello editorial de Alianza].
49
El alemán permite leer el juego entre Wandlung y Verwandlungen, la proximidad significante de ambos
términos, pero también la diferencia de sus registros (fáctico y espiritual): Wolle die Wandlung. O sei für
die Flamme begeistert, drin sich ein Ding dir entzieht, das mit Verwandlungen prunkt.
50
L. Bersani, Baudelaire y Freud, Seuil, París, 1981. Discuto algunas tesis de ese libro en El sexo del amo,
op. cit., cap. VI.
38
Del mejor amado
51
J.-L. Marion, Le Phénomène érotique (El fenómeno erótico), Grasset, París, 2003.
52
Citado por M. Jeanneret, op. cit., p. 67. [El título del libro es un derivado de bouquin, que en sentido
propio quiere decir “macho cabrío, chivo”, y en sentido figurado y muy usual, “libraco, libro viejo”.]
39
Jean Allouch
[...] debería desear estar siempre alejado y nunca demasiado cerca para ver la
belleza de quien estrecha en sus brazos y a quien ya no ve, pero que podría
volver a ver alejándose y que, en el momento en que no puede ver el objeto
porque está cerca de él, en el momento en que los labios se unen en el beso,
aun así seguirá siendo visible para los ojos de su alma53 ...
53
S. Kierkegaard, Ou bien... ou bien (O esto o aquello), trad. del danés por F. y O. Prior, Gallimard, París,
1943, p. 246.
40
Del mejor amado
Mi posición es algo más radical porque pienso que en el nivel del habla ya
hay – el habla pertenece al lenguaje pero no es lo mismo – ya hay algo que
hace que el “partenaire” [compañero], entre comillas, es en sí mismo Otro,
Otro con mayúscula. No es el otro, justamente, el partenaire, el alter, es el
alius. A Dios gracias, en latín tenemos dos palabras para distinguir el alter,
es decir, aquel en cuya compañía ya estamos, ¿no es así?, mientras que el
54
Le Côté de Guermantes, II, A la recherche du temps perdu (En busca del tiempo perdido), t. VII, en la
edición de 1920-1921, pp. 232 a 234.
55
J. Lacan, “Jeunesse de Gide ou la lettre et le désir” (“Juventud de Gide o la letra y el deseo”), en Écrits,
op. cit., p. 233. [En la versión castellana Escritos II, SXXI, México, 1984, p. 735]
41
Jean Allouch
sexo es Otro, y la madre está allí, por decirlo de alguna manera, como trompe-
l’oeil. Es Otro, digamos, por la estructura de lenguaje.
De modo que vuestro lenguaje corporal..., está claro que pertenece al
costado del obstáculo. Lo que constituye después de todo uno de los mayo-
res obstáculos para el amor, es justamente el cuerpo...
DEL ALMA
56
J. Le Brun, Le pur amour de Platon à Lacan, Seuil, Paris, 2003. [El amor puro, De Platón a Lacan, El
cuenco de plata/Ediciones literales, Buenos Aires, 2004]. Jacques Le Brun admite por completo, nos lo ha
confirmado durante una intervención en mi seminario, que el objeto de su obra, como por otra parte lo
señala su título, es el amor puro (de Platón a Lacan) y no el amor en Platón o en Lacan.
57
En la primera versión de su “ Proposition d’octobre 1967 sur le psychanalyste de l’école”. [“Proposición
de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la escuela”].
42
Del mejor amado
Ya no será más cuestión, sí, salvo... al final. Otra cita (que debe
leerse junto al grafo que preside la problemática del acto analítico, re-
producido más arriba):
Sería un error leer ese “da cuerpo” como una metáfora. La separa-
ción de la que se trata, el cierre del análisis, es real. Pero, ¿qué pasa con
el cuerpo del analista cuando ya no se habla de ello, entre esos dos mo-
mentos? ¿Qué estatuto “físico”, digamos, se le puede dar al psicoanalis-
ta como objeto amado, como aparición? En este caso no hay ninguna
necesidad de apelar a la alucinación negativa. Basta la imagen real, como
58
J. Lacan, ... ou pire, sesión del 21 de junio de 1972.
59
Nadie dudará que esta frase es de Lacan. Pero no obstante me veo imposibilitado de encontrar su referen-
cia de origen.
43
Jean Allouch
la llaman los físicos – la imagen que usó Lacan en su esquema del rami-
llete invertido. Nos invade una sensación de extrañeza cuando por pri-
mera vez nos vemos enfrentados con una imagen real60. Como cualquier
objeto fenomenal, nos ofrece la posibilidad de verla desde diferentes
ángulos, aceptando gentilmente mostrarse diferente cuando se desplaza
nuestra mirada. Y sin embargo, al tender la mano para tocarla, no toca-
mos... nada. Ningún contacto tiene lugar. No hay manera de gozar de
ella como se goza de un cuerpo, aun cuando se presenta, al igual que un
cuerpo, en tres dimensiones.
Quizás hoy, salvo algunas cuestiones particulares, sólo un psicoana-
lista pueda abrir tan ampliamente la avenida del amor, dejar que ocurra
su advenimiento, obrar de manera que el amor tenga lugar, tenga lugar
en su lugar, un lugar que, digámoslo ahora, tiene nombre: el alma.
60
Albert Fontaine, cuyo prematuro deceso fue tan lamentado, había construido el esquema óptico de Lacan,
ofreciendo así a algunos esa primera experiencia de una imagen real arriba mencionada. El paseo llamado
“de los piratas” de Disneylandia utiliza imágenes reales de fantasmas y demás esqueletos para asustar,
aunque no demasiado, a los niños.
61
P. Claudel, L’Otage (El rehén) (1911), acto I, escena 1, Gallimard, “Folio”, Paris, 1978, p. 35.
62
A “la erótica masculina” (Halperin). Véase Jean Allouch, El sexo del amo, op. cit.
44
Del mejor amado
¿Quién no ve que el alma, no es nada más que su supuesta identidad con ese
cuerpo, con todo lo que se piensa para explicarla? En suma, el alma es lo que
se piensa acerca del cuerpo –del lado del mango63 .
[...] es en la correlación entre el cuidado del Ser y el cuidado del alma que
pueden intitularse “los Terapeutas”.
63
J. Lacan, Encore (Aún), seminario del año 1972-1973, Seuil, París, 1981, p. 99-100 (texto establecido
por Jacques-Alain Miller, sesión del 8 de mayo de 1973). Lacan no parece tener el alma en mucha estima.
Un año después la convertirá en... un cangrejo (Les non-dupes errent, sesión del 11 de junio de 1974, op.
cit., p. 181).
64
J. Lacan, RSI, sesión del 11 de marzo de 1975: “Hay para lo mental del hombre, es decir lo imaginario, la
aflicción de lo real fálico a causa de lo cual se sabe no ser más que apariencia de poder. Lo real, es el sentido
en blanco, vale decir el sentido-blanco mediante el cual el cuerpo aparenta, apariencia en la que se funda
todo discurso, en primer término el discurso del amo que hace del falo significante índice 1”. Para una
explicitación de este S1 en posición de agente, deberán revisarse los textos de Lacan que exponen su
doctrina de la discursividad.
65
Como por ejemplo la célebre regla ética que recomienda a cada quien que distinga lo que está en su poder
y lo que se le escapa y no tendría ninguna razón para afectar al sujeto, podría situarse como un alivio de la
carga cuyo objetivo sería la preservación de la posición del amo.
66
M. Foucault, L’herméneutique du sujet (La hermenéutica del sujeto), op. cit., p. 95-96 y 112-114.
45
Jean Allouch
[...] lo que buscan ante todo es la enkrateia (el dominio de uno mismo sobre
sí) que consideran como la base y el fundamento de todas las demás virtudes.
67
Cf. la notable obra de J. Altounian, L’Écriture de Freud, Traversée traumatique et traduction (La escri-
tura de Freud, Travesía traumática y traducción), PUF, París, 2003. Ninguna discusión seria sobre las
decisiones tomadas por los traductores de las Obras completas de Freud en curso de publicación en esa
misma editorial podría eximirse de una discusión crítica de ese libro (si es que debiera tener lugar, ya que
todavía esperamos que un germanista alumno de Lacan se dedique a ello).
68
M. Couffon, Peter Altenberg, Érotisme et vie de bohème à Vienne, (Peter Altenberg. Erotismo y vida
bohemia en Viena), op. cit., p. 138-139.
46
Del mejor amado
69
En el original j’âme, tu âmes, il âme. Se trata del neologismo en forma de verbo, âmer. Cf. Marcelo
Pasternac, Nora Pasternac, Comentarios a neologismos de Jacques Lacan, Epeele, México, 2003, p.50;
coeditado en Argentina por Ediciones Literales [N.E.].
70
Lacan lo indica claramente, es otro neologismo en forma de adjetivo que cambia el prefijo homo que lleva
una sola “m” en francés , por dos “m”: hommosexuel. Con dos “m”, entonces, aludiría a homme, “hombre”.
Cf. Comentarios a neologismos de Jacques Lacan, op.cit, p.147 [N.E.].
47
Jean Allouch
71
En el original, jaculations, que juega con éjaculation (“eyaculación”) y jaculatoire (“jaculatoria”) [N.T.].
48
¿Amor puro en la Grecia clásica
y en la filosofía?
Luis Tamayo
El amor puro
1
J. Lacan, Seminario Encore, sesión del 12 de Diciembre de 1972, Seuil, Paris, 1975, p.11. Edición caste-
llana: J. Lacan, Seminario Aún, Paidós, Bs. As., 1982.
2
J. Le Brun, Le pur amour de Platon a Lacan, Seuil, Paris, 2002. Obra que ha conocido recientemente su
traducción al español: El amor puro de Platón a Lacan, Trad. de Silvio Mattoni, Ediciones Literales,
Córdoba, Argentina, 2004.
3
Le Brun, El amor puro de Platón a Lacan, Ed. Literales, op. cit., p.8. En este trabajo haremos en lo
sucesivo referencias a esta edición.
4
Ibidem, p.8.
5
Ibidem, p.8.
49
Luis Tamayo
Llama la atención que Lacan, casi una década después de haber in-
ventado el objeto a, reitere esta definición del deseo que suponíamos
abandonada desde que se aparta públicamente de Hegel. Pero estudiar
rigurosamente la discordancia de esta formulación con las que se produ-
jeron en ese intervalo de casi diez años requeriría un ensayo completo y,
en este caso, nos aleja de nuestra temática. Dejémosla, sin embargo,
asentada y volvamos a la historia de esa figura erótica denominada el
“amor puro”.
6
J. Lacan, Seminario Encore, (Aún), op.cit., sesión del 12 de diciembre de 1972.
7
Ibidem, p.11.
50
¿Amor puro en la Grecia clásica y en la filosofía?
8
A. Cherel, Fénelon ou la religion du pur amour, Bloud, Paris, 1934, p.98.
51
Luis Tamayo
9
R. Staufer, “La Reforma y los Protestantismos” en Henri-Charles Puech (comp.), Historia de las Religio-
nes. Vol. 7, Siglo XXI, México, 1981, pp. 334 y ss.
10
Y la de A. Caeiro. Cf. A. Badiou en Condiciones, Siglo XXI, México 2003, p.248.
11
M. de Molinos, Guía espiritual III, xxi, Citado por Ferrater-Mora, Diccionario de Filosofía, Vol. 4,
Alianza, Madrid, 1981, p.2753.
52
¿Amor puro en la Grecia clásica y en la filosofía?
Lo mejor del amor es que me fuerza a amar a Dios”. Es mejor para mí “mo-
ver a Dios hacia mí que yo moverme hacia Él, pues mi bienaventuranza eter-
na consiste en que yo y Dios seamos uno y Él puede encajarse y unificarse
mejor conmigo que yo con Él13 .
12
J. Ferrater-Mora, op. cit., Vol. 3, p.2255.
13
J. Ferrater-Mora, op. cit. Vol. 2, p.886.
53
Luis Tamayo
Tanto Fénelon como Le Brun sostienen que el amor puro ya existía des-
de la antigüedad clásica y, para tal efecto, ponen como ejemplos al Aquiles
homérico y a la Alcestis trágica.
Cuenta el mito que Alcestis, la más bella y piadosa de las hijas de
Pelias, que encarna el modelo del amor marital, fue la única que aceptó
morir en lugar de Admeto, su marido, aún cuando los propios padres de
Admeto habían rechazado hacerlo, y ello condujo a que Heracles —o
Perséfone en otra versión— impresionados por su abnegación, la resti-
tuyesen al mundo de los vivos. En ella Fénelon encontraba un amor
puro, pues, tal como indica Platón, en Alcestis se presentaba:
[…] ese olvido de sí, ese sacrificio total de su ser, un “amor puro”, lo más
divino en el hombre14 .
14
Platón, Banquete 179b-180b ; 208c-e, citado por J. Le Brun, El amor puro de Platón a Lacan, op. cit.,
p.29.
15
Es decir, de la imposibilidad de regresar.
54
¿Amor puro en la Grecia clásica y en la filosofía?
16
Ibidem, p.32
17
Ibidem, pp.32-33.
18
Ibidem, pp.35-36.
55
Luis Tamayo
Sus habitantes, afirma, son altos, bien proporcionados, muy semejantes entre
sí, dotados de un cuerpo a la vez fuerte y ágil. Tienen cabello, pestañas y
cejas pero ninguna otra vellosidad. Sus orejas están más desarrolladas que
las nuestras. Poseen una especie de lengua doble, de manera que pueden
conversar con dos personas al mismo tiempo. El clima de la isla es templado,
a pesar de su latitud, y no se sufre de calor ni frío. El agua es abundante y se
reparte tanto en manantiales de agua caliente como arroyos frescos. La natu-
raleza produce en abundancia todo lo necesario para vivir. De ella nacen
animales extraordinarios pero inofensivos y útiles. Los isleños prácticamen-
te no padecen enfermedades y pueden incluso vivir hasta los 150 años. Des-
pués de dicha edad se les invita a dejar esta vida acostándose sobre una
planta que los duerme para siempre. No se casan; los niños son criados en
común; todo está hecho para que las madres no reconozcan a los suyos, por
lo que no hay rivalidad entre ellas. Viven en grupos de parentelas que no
rebasan los 400 miembros. Algunos reglamentos estipulan que un día todo el
mundo come pescado, otro carne, etc. [...] La armonía reina entre los habi-
tantes, las discordias civiles les son desconocidas19 .
19
Citado por J. Delumeau, Historia del Paraíso I. el Jardín de las Delicias, Taurus, México, 2003, pp.29-
30.
20
Iliada, XIX, 205-210. Versión de R. Bonifaz Nuño, UNAM, México, 1997, p.135.
56
¿Amor puro en la Grecia clásica y en la filosofía?
21
P. Quignard, Vie secrete (Vida secreta), Gallimard, Paris, 1998, p.13.
22
V. Peinado, La falta de eros,Tesis de Doctorado en Letras, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad
Nacional Autónoma de México, 2005.
23
Platón, Banquete, versión de J. D. García Bacca, Biblioteca Scriptorum, Graecorum et Romanorum
Mexicana, UNAM, México, 1965.
57
Luis Tamayo
24
R. Calasso, La literatura y los dioses, Anagrama, Barcelona, 2002, pp.12 y ss.
58
¿Amor puro en la Grecia clásica y en la filosofía?
25
I. Kant, Crítica de la razón práctica, Trad. de Miguel García Morente, Victoriano Sáenz, ed., Madrid, 1ª
parte, libro I, cap. 1, Teorema IV.
26
M. Heidegger, Gesamtausgabe, Band 60, Klostermann, Frankfurt am Main, 1995. Se publicó una parte
del texto en castellano: M. Heidegger, Estudios de Mística medieval, Siruela, Madrid, 1997.
27
En el “Debate en torno al lugar de la Serenidad” incluido en ese volumen, Heidegger refiere directamente
a Eckhart aunque para deslindarse de él. Cf. M. Heidegger, Serenidad, Trad. de Yves Zimmermann, Serbal,
Madrid, 1989, p.40.
28
W. Schirmacher, Technik und Gelassenheit, Albert, Freiburg, 1983. p.70
29
P. Cerezo, “De la existencia ética a la ética originaria”, en F. Duque, (comp.) Heidegger: la voz de
tiempos sombríos, Serbal, Madrid, 1991, p.56.
59
Luis Tamayo
[...] la serenidad para con las cosas y la apertura al misterio se pertenecen una
a la otra. Nos hacen posible residir en el mundo de un modo muy distinto.
Nos prometen un nuevo suelo y fundamento sobre los que mantenernos y
subsistir, estando en el mundo técnico pero al abrigo de su amenaza30 .
30
M. Heidegger, Serenidad, op. cit., p.28.
31
P. Cerezo, op.cit, p.57-58.
32
M. Heidegger, Serenidad, op. cit., p.39.
60
¿Amor puro en la Grecia clásica y en la filosofía?
33
“Porque la Serenidad no pertenece al dominio de la voluntad”, en M. Heidegger, Serenidad, op. cit., p.39.
34
Ibidem, p.58.
61
Joy de Amor
M. Graciela Brescia
1
D. de Rougemont, El amor y occidente, Kairós, Barcelona, 1997, p. 90.
63
M. Graciela Brescia
2
R. Nelli, Trovadores y troveros, Medievalía, José J. de Olañeta editores, Barcelona, 2000.
64
Joy de Amor
3
J. Lacan, La ética del psicoanálisis, Paidos, Bs. As., 1995. Sesión del 10 de febrero de 1960.
4
G. Duby, “El modelo cortés”, Historia de las mujeres, Tomo II, Grupo Santillana de Ediciones, Madrid
2000 p. 323.
65
M. Graciela Brescia
5
Sería suficiente con evocar al respecto la vida cercana a la epopeya de Leonor, condesa de Poitiers y
duquesa de Aquitania, reina de Francia y de Inglaterra. Su comportamiento y los acontecimientos en los
que estuvo implicada, acontecimientos que llevaron a sus hijos a ser reyes, dieron lugar, aún en vida de ella,
a una poderosa leyenda. En ella se inspiraron los trovadores durante todo el siglo XII.
6
Denis de Rougemont, El Amor y Occidente, Kairos, Barcelona, 1997, p. 123.
7
Jean Markale, “Manuscrito de la Biblioteca Nacional de París (fondo latino nº 87-48)”, El Amor Cortés,
José J. de Olañeta editor, Barcelona, 1998, p. 34.
66
Joy de Amor
8
G. Duby, op. cit., p. 319.
67
M. Graciela Brescia
9
R. Nelli, op. cit., p. 33.
68
Joy de Amor
y si yo sé decir y hacer
se lo debo a ella, pues ciencia
me ha dado y conocimiento
por lo que vivo alegre y canto
10
Ibidem, p. 34.
11
J. Markale, La vida, la leyenda, la influencia de Leonor de Aquitania, dama de los trovadores y bardos
bretones, Medievalia, José J. Olañeta editores, Barcelona, 1999, p. 7.
69
M. Graciela Brescia
Joy de amor
Voces en la historia
12
J. Lacan: La ética del psicoanálisis, Paidós, Bs. As., 1995, p. 183.
13
R. Nelli, op. cit, p..31.
14
Citado por R. Nelli, ibid., p. 17.
70
Joy de Amor
15
Roxana Recio, “Puntualizaciones sobre la abstracción retórica femenina: El cancionero de poesías va-
rias”, Revista Medievalia 19, Instituto de Investigaciones Filológicas, UNAM, México, abril 1995 p. 17.
16
G. Duby, Op.Cit, p. 324
17
Tú, mi único. Poesía provenzal femenina, Leviatán, Buenos Aires 2001, p. 19.
71
M. Graciela Brescia
72
Bosquejo
El dios de la danza
1
Secesión que significa separarse, apartarse, se incluye en la cadena que forman la secesión vienesa, la
secesión fotográfica…
73
Pola Mejía Reiss
74
Bosquejo
75
Pola Mejía Reiss
2
B. Nijinska, Early Memoirs, traducción y edición de Irina Nijinska y Jean Rawlinson, Duke University
Press, Londres, 1992, p.429.
76
Bosquejo
3
Ibidem, p.316.
77
Pola Mejía Reiss
78
Bosquejo
79
Pola Mejía Reiss
4
T. Nijinsky, Nijinsky and Romola, Two Lives from Birth to Death indissolubly linked, Bachman &Turner,
London, 1991, p.62.
5
B. Nijinska, op.cit., p.450.
80
Bosquejo
6
Ibidem, p.514.
7
V. Nijinsky, The Diary of Vaslav Nijinsky, trad.del ruso al inglés por Kyrlil Fitzlyon, editado por Joan
Acocella, Farrar, Straus & Giroux, Nueva York, 1999, p.7.
81
Pola Mejía Reiss
8
P. Oswald, Vaslav Nijinksy, A Leap into Mandness, Robson Books, Gran Bretaña, 1991, p. 199.
9
V. Krasovskaya, Nijinsky, trad. del ruso John E.Bowlt, Schirmer Books, Nueva York, 1979, pp.340 y 343.
82
Bosquejo
La muerte llegó en forma inesperada...Me han dicho que estoy loco. Yo pen-
sé que estaba vivo. No me dieron descanso. Yo vivía y estaba contento pero
la gente dijo que yo era malo... Me siento muy triste...
Yo sé lo que es la muerte. La muerte es la vida extinta. La gente que ha
perdido la razón es una vida extinta. Yo también perdí la razón pero cuando
estuve en St. Moritz comprendí, en mi habitación, toda la verdad, porque
10
R. Nijinsky, Nijinsky [1934] y The Last Years of Nijinsky [1952], Simon &Schuster, Nueva York,
1980, p.429. (En esta edición aparecen juntos los dos libros que escribiera Romola Nijinsky. La cita es
del primero.)
83
Pola Mejía Reiss
sentía mucho. Yo sé que es difícil sentir por uno mismo, pero sólo cuando el
hombre está solo puede comprender lo que es sentir... 11
Quiero decirles, humanos, que yo soy Dios, y soy el Dios que muere cuando
no es amado. Tengo pena por mí mismo porque tengo pena por Dios. Dios
me ama y me dará vida en la muerte. Yo soy la muerte. Yo soy aquel que ama
la muerte. No quiero dormir, escribo de noche...12
Amor muerto
Ese amor que es una manera de morir ¿qué amor es? Veíamos que en el
paso del francés al castellano, la frase resultante: “en tanto este amor
está también muerto”, produce una figura: “amor muerto”. Recupere-
mos el párrafo donde aparece:
11
T. Nijinsky, op.cit., pp.200-201.
12
V. Nijinsky, The Diary…,op.cit., p.152.
84
Bosquejo
radical del Otro, en tanto este amor (es) está también muerto, donde reside el
problema, la distinción, la diferencia entre alguien que es psicótico y alguien
que no lo es13 .
En muchos lugares del Diario se lee: “Yo soy Dios”. Por extraño
que pueda sonar, si uno piensa que lo dice el dios de la danza, deja de ser
tan extraño. Sin embargo, es como si estuviera en otra clave que apenas
se deletrea: algo pasó a nivel simbólico cuando Nijinksy proclamó su
matrimonio con Dios. Dios quedó separado de cierta estructuración. Algo
pasó entre Dios y dios — el de la danza.
Cuando aparece una frase como esta: “Dios me ama y me dará vida
en la muerte”, hay un eco del Dios cristiano, muy específicamente el de
Tolstoi. Nijinksy tuvo dos amigos con los que estudiaba a Tolstoi duran-
te su estancia en Nueva York. Ahí hizo su última coreografía con los
Ballets Russes: Till Eulenspiegel, sin Diaghilev y sin Bronislava.
La puesta de Till tuvo muchísimos problemas debidos, entre otras cosas,
a que Nijinksy aplicaba las enseñanzas cristianas de Tolstoi para diri-
gir a la compañía. Concentrarse en torno a Till, es un camino para seguir
el hilo de un movimiento entre dioses, en el que parece estarse operando
un recubrimiento.
Pero ahora, nos saltamos tres años. Ya en el Diario, hay muchos
momentos en que Dios adquiere voz propia. Lo citábamos más arriba
cuando le dice: “Suficiente”, y Nijinksy deja de bailar. En efecto, Dios le
habla. Su voz está separada. Su voz ¿la de quién?
Quiero escribir para poderle explicar a la gente los hábitos que hacen morir
al sentimiento. Quiero llamar a este libro “Sentimiento”, voy a llamar a este
libro “Sentimiento”. Me gusta el sentimiento y por eso escribiré mucho. Quiero
un gran libro sobre el sentimiento porque contendrá toda tu vida. No quiero
publicar este libro después de tu muerte. Quiero publicarlo ahora. Temo por
ti porque tú temes por ti mismo. Quiero decir la verdad. No quiero ofender a
la gente. Quizá serás llevado a prisión por este libro. Yo estaré contigo por-
13
Jacques Lacan, Seminario Las psicosis, sesión del 31 de Mayo de 1956. Traducción de Marcelo Pasternac,
versión estenotipia
85
Pola Mejía Reiss
14
Ibidem, p.58.
86
Bosquejo
en dos: cuando bailó, y luego los treinta años que estuvo sumido en el
silencio. Tan drástico fenómeno, trae aparejada su pregunta: ¿cómo fue
que Nijinksy se volvió loco?, a lo que se puede proponer: ¿por qué no
pensar que siempre lo estuvo?
De esta manera, se abre otra vertiente a las preguntas. Lo que se
vuelve enigmático es que Nijinksy pudiera sostener, primero como
estudiante y luego convertido en dios de la danza, una imagen que sus-
citaba el deseo.
En una de sus Pequeñas prosas, Robert Walser dice del bailarín:
“Contemplarlo, era también amarlo, venerarlo y admirarlo. Verlo ejecu-
tar su arte, era estar loco por él. Quien lo había visto, soñaba y fantaseaba
con él por mucho tiempo”15 .
Para que el dios de la danza apareciera ante el público, fueron ne-
cesarios el amor de Bronislava, el amor con Diaghilev, los Ballets Russes.
¿Cómo se articuló un anudamiento en el que el imaginario no se frag-
mentaba como en el amor muerto declarado en el Diario?
Esto es apenas un bosquejo. Mucho falta por revelarse de cómo
llegó a suceder que a Nijinksy Dios le habla, y él es Dios en el Diario.
Conclusión
15
R. Walser, “Der Tänzer” en Prosa, Suhrkamp, Frankfurt, 1960, pp.125-126.
16
Jean Allouch, Seminario L´amour Lacan, realizado los días 24, 25 y 26 de Octubre del 2003, en la
ciudad de México, D.F.
17
Por curiosidad, véase el párrafo de la clase del 31 de mayo de 1956 citado en este trabajo, en la edición
de Paidós del seminario Las psicosis de Lacan, p. 363.
18
Cf. en esta misma revista el artículo de Jean Allouch Del mejor amado, pp. 9-48; en especial pp. 27-35
[N. E.]
87
Pola Mejía Reiss
88
Neologismos
y
palabras olvidadas
Boltanski, Roubaud, Lacan1
Dominique de Liège
Traducción de Silvio Mattoni
Introducción
Tiene 58 años. Es decir que hoy tiene 58 años. El año pasado no tenía
más que 57. Y el año que viene ya tendrá 59.
Todo esto no es completamente cierto: empiezo a escribir este texto
en noviembre de 2002. Como Boltanski nació en 1944, rápidamente
hago el cálculo: en 2002 tiene 58 años. Como estamos en noviembre,
más cerca entonces de fin de año, es muy posible que efectivamente
haya alcanzado los 58. Pero como el texto será leído en 2003, entonces
Boltanski tendrá un año más, o sea 59.
No obstante, a menos que haya nacido apenas comienza el año, es
probable que no tenga 59 años cumplidos. Sería más exacto decir por lo
tanto, hoy 14 de febrero de 2003, Christian Boltanski está en su año
número cincuenta y nueve.
1
Extraído de L’amour de loin du Dr. L., Cahiers de L’Unebévue, París, invierno 2003-2004.
91
Dominique de Liège
Primeros trabajos
92
Boltanski, Roubaud, Lacan
93
Dominique de Liège
Los inventarios
94
Boltanski, Roubaud, Lacan
95
Dominique de Liège
2
Didier Semin, Tamar Gard, Donald Kuspit, Christian Boltanski, Phaidon Press Limited, 1997.
3
En el original, hache, que podría entenderse también como el nombre de la letra, de allí la intraducibilidad
de la frase [N.T.].
4
Consúltese de Marcel Bénabou, Laurent Cornaz, Dominique de Liège y Yan Pélissier, 789 Néologismes
de Jacques Lacan, Glossaire et Listes, EPEL, Paris, 2002. En la cubierta de este libro, diseñada por Lucien
Favard, se pueden apreciar listas de neologismos llevadas a una expresión plástica [N.E.].
96
Boltanski, Roubaud, Lacan
Se utilizan para ello lo que podemos llamar los archivos del texto
lacaniano. Para poder hacerlo, fue preciso que algunos se tomaran el
trabajo de recoger las palabras inventadas por Lacan asiduamente, ubi-
carlas en sus fechas de aparición, por cierto que no delante de la misma
escalera de madera del jardín, sino en los caminos de los textos y semi-
narios. Y luego publicarlas. Por medio este sencillo ejemplo, nos acerca-
mos a lo que fabricamos cuando hacemos listas con los neologismos
(después de haberlos rastreado): un archivar que muestra la vanidad del
archivo, un efecto ligado a la seriación, la propuesta de una clasificación
que no deriva del juicio, una apelación a algo privado que resuena en
cada uno de nosotros (cada quien puede realizar una compilación seme-
5
Todos estos neologismos combinan dos o más palabras, además de las alusiones fonéticas por semejanza
con otras. Aunque a veces son intraducibles, pueden sin embargo ser explicados por descomposición de sus
elementos. Remítase el lector de lengua hispana al libro de Marcelo Pasternac y Nora Pasternac, Comenta-
rios a neologismos de Jacques Lacan, Epeele, México, 2003; coeditado por Ediciones Literales, Córdoba,
Argentina, 2004. Allí se puede leer que sólo algunos de los neologismos enumerados en esta lista han
encontrado, en distintas versiones consultadas, un pasaje al español: espejimaginario; hommelette; piensoser;
publicadescención, basuderición, publievacuación; lituratierra, gocelos, p[at]erversión [N.E.].
97
Dominique de Liège
jante de palabras y sus propias listas), una visión del tiempo que pasa,
etcétera.
Christian Boltanski, Depósito del museo de los niños, 1998, Museo de Arte Moderno
de la Ciudad de París, parte central.
6
En francés, al revés que en español, la “Oficina de objetos perdidos” se dice “Bureau d’objets trouvés”
[N.T].
98
Boltanski, Roubaud, Lacan
[...] pilas de dientes de oro, alianzas, anteojos, miles y miles de ropas amon-
tonadas, ficheros polvorientos, provisiones de jabón de mala calidad...
7
CB, Les dernières années (Los últimos años), catálogo de la exposición de 1998.
8
Georges Perec, W ou le souvenir d’enfance (W o el recuerdo de infancia), París, Denoël, 1975, p. 218.
9
CB Les dernières années (Los últimos años), op. cit.
99
Dominique de Liège
Podemos señalar que con Los suizos muertos, obra iniciada en 1990,
Boltanski aclara que inaugura un nuevo abordaje de sus censos, que
explicita así:
Antes, mis obras mostraban a judíos muertos, pero “judío” y “muerto” que-
dan demasiado bien juntos. No hay nada más normal que un suizo. No hay
ninguna razón para que un suizo muera, y por lo tanto todos esos muertos
resultan más aterradores. Son como nosotros10 .
10
Georgia Marsh, “The White and the Black: an Interview with Christian Boltanski”, Parkett, nº 22, 1989,
p. 36. Citado en Boltanski de Lynn Gumpert, p. 132.
100
Boltanski, Roubaud, Lacan
11
Véase el último libro de Joseph Bialot, C’est en hiver que les jours rallongent (En invierno los días se
alargan). Bialot jugará su número de prisionero en la lotería: nunca ganó...
101
Dominique de Liège
12
Véase el prefacio de Marcel Bénabou a los 789 Néologismes de Jacques Lacan, EPEL, 2002.
102
Boltanski, Roubaud, Lacan
cosas deprimentes
cosas cuya finalidad a menudo se olvida
cosas despreciables
cosas odiosas
cosas que hacen latir más fuerte el corazón
o bien
cosas elegantes
cosas que no concuerdan
cosas que no ofrecen nada extraordinario para ver y que adquieren una im-
portancia exagerada cuando escribimos su nombre en caracteres chinos
cosas que no se pueden comparar
cosas raras
cosas que no valía la pena hacer
cosas que no extrañamos para nada
cosas espléndidas
cosas molestas
o incluso
13
Sei Shonagon, Notes de chevet, París, Gallimard, 1966. Hay edición en español.: El libro de la almoha-
da, Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2001.
103
Unos siglos más tarde, otro autor, Saitô Tokugen (1559-1647), tam-
bién propone numerosas listas, entre las que se hallan:
• algunas heterogéneas que agrupan toda clase de cosas que sólo tie-
nen en común su color:
Wilhelm LIST
James LISTER
105
Dominique de Liège
William LISTER
Sam LISTER
Joseph LISTER
John LISTER14
Ines DUBUIS
Louis DUCHOUD
Edmund WOOD
Grace COTON
Albert POMMIER
Gaston PRUNIER
Emma CHERRY17
14
Señalemos que en francés existe el verbo lister: “hacer listas” [N.T.].
15
Los subrayados son míos.
16
Obviamente, se trata de referencias al calendario. Este último nombre coincide con el de la fiesta de
Todos los Santos, que en Francia tiene bastante importancia [N.T.].
17
Las “traducciones” de estos apellidos (salvo los dos que están en inglés y que son obvios) serían: DEBOJ
(la planta), DEREPOLLO (por el sonido, ya que al apellido le sobraría la “d” final), ALGODÓN (también
con otra ortografía), MANZANO, CIRUELO [N.T.].
106
Boltanski, Roubaud, Lacan
medios que ahora no nos interesan, a sus amigos del exterior. Tiene mucho
que decir. Pero la superficie del papel de que dispone es escasa. ¿Cómo uti-
lizarlo al máximo? Decide entonces no emplear sino palabras que se escri-
ban con letras que no sobrepasen la línea de escritura, ni hacia arriba, ni
hacia abajo. La letra “a” está permitida, pero no la letra b; c es aceptada, d
no; e sí, pero no f, etc...18
maas
mac iver
maccaron
macnee
macrae
macri, etc.
18
Jacques Roubaud, L’art de la liste (El arte de la lista), “Les Conférences du diván”, París-Tubingen,
Edition Isele, 1998, p. 16 (typo sic).
19
Marcel Bénabou, Laurent Cornaz, Dominique de Liège, Yan Péllissier, 789 Néologismes de Jacques
Lacan, op.cit. [N. E.].
107
Dominique de Liège
Conclusión
Laisseuls
Enmoïser
Savanter
Napus
Édupation
Osbjet
Labitant
Outrange
Glotter
20
Para conservar el efecto de las listas proporcionadas por la autora, se ha preferido no hacer otra lista
paralela traducida. Téngase en cuenta que los neologismos están compuestos, como ya se dijo, por fusión
de dos o más términos y alusiones que a veces se marcan ortográficamente pero manteniendo la sonoridad
de la palabra usual. Lo aconsejable al lector de lengua española que desea despejar la construcción y el
sentido de cada neologismo, es remitirse a la obra antes citada de Marcelo Pasternac y Nora Pasternac,
Comentarios a neologismos de Jacques Lacan, op.cit. [N.E.].
108
Boltanski, Roubaud, Lacan
Internité
Sephère
Miraginaire
Eaubscène
Soyouser
Disquourdrome
Extime
Litturaterre
Aphligè
Cliniquer
Autruiche
Nyakavoir
Tabuse
Opercevoir
Unebévue
Linguisterie
Outrange
Undeuxropéen
Snobélisme
Exuel
3) un alfabeto lista:
abhorrique
babochage
canner
daltoniste
21
Por los habitantes de Toulouse que tuvieron la gentileza de aceptar la presentación de este libro sobre los
neologismos en la Escuela de Bellas Artes así como en la librería Ombres Blanches.
109
Dominique de Liège
eaube jeddard
failure
gastruler
hachose
idéentiel
jabraille
kalimeros
labitant
macranthropos
nade
ob
Pacon
quadrucéphale
raboucler
sacysent
tabuse
unaire
vagance
y a d’l’un
acause
âmer
âmoureux
amourir
amur
anse-oie
asexe
assaïner
au-moins-un
auner
avision
canner
censée
commarxe
concauser
110
Boltanski, Roubaud, Lacan
connerie-sens
connessence
cosmisme
couinée
écroire
emmoïser
in-noir
s’insaisir
se mêmer
mé-sens
muroir
nouméner
ornure
s’ouïr
oecuméniser
raie-sonner
récessus
réminiscer
sensu
se socier
souir
sursain
unaire
uncarner
un-en-moins
unerre
unien
unier
acause
111
Dominique de Liège
amourir
amur
anse-oie
asexe
au-moins-un
auner
avision
canner
commarxe
concauser
connerie-sens
connessence
cosmisme
in-noir
muroir
ornure
raie-sonner
se socier
sensu
souir
sursain
unaire
uncarner
un-en-moins
unerre
unien
unier
¡Ah... sí, pero los puntos sobre las íes ocupan lugar! ¿Están permiti-
dos los puntos sobre las íes?
De donde surge otra lista, la del prisionero “estricta estricta”, sin las
“i”, que se reduce a 12 items... Prisionero, estricta, estricta, sin las “i” 22 :
22
Estos juegos “oulipianos” establecen, como la autora nos lo explica, la prohibición de usar ciertas grafías,
incluso los puntos sobre las íes. Para calibrar las dificultades de una traducción al español en este caso, se
puede tener en cuenta una observación del traductor, Silvio Mattoni, que nos advierte que una novela
policial de Pérec , llamada La disparition, donde nunca aparece la vocal más frecuente en francés, la “e”,
112
Boltanski, Roubaud, Lacan
acause
amur
asexe
auner
canner
commarxe
concauser
connessence
ornure
sensu
uncarner
unerre
achose
acosmique
acosmonaute
amur
écroire
hautre
hontologie
hun
thommage
sephère
poublier
osbjet
psarticule
éthiquette
dit-mension
fourmidable
113
Dominique de Liège
hommologuer
hommosexuel
amursement
compatabilité
mensionge
perdiction
autruiche
étourdit
...¡Podríamos escribirle!
114
Boltanski, Roubaud, Lacan
115
Algunas diVgresiones que, a manera
de divertimento, surgieron en mi alma
a propósito del almo
Desde hace más de tres años en México está de moda en los discursos y
textos políticos el establecer enfática y claramente la diferencia de dos
sexos, exclusivamente, empleando decididamente, en el mismo acto
enunciativo, la diferencia. Esta moda fue impuesta por el Presidente de
la República e inmediatamente adoptada, por supuesto, por todo el apa-
rato burocrático, desde las más altas a las más bajas jerarquías. El actual
Presidente, desde su campaña proselitista, se esforzó en resaltar, enfati-
zar, destacar, resaltar, acentuar, subrayar, ponderar y hasta exaltar (esti-
mado lector, no condenes mi intencional uso de sinónimos, pues es más
humorística que pleonásmica mi intención) que existen únicamente dos
clases de seres humanos, personas o individuos, que se agrupan en
dos categorías determinadas exclusivamente por la apariencia de su
anatomía: las ciudadanas y los ciudadanos, las mexicanas y los mexica-
nos, las niñas y los niños, las trabajadoras y los trabajadores, and so
on; dejando por supuesto fuera de esta tan concreta y mínima clasifica-
ción, cualquier referencia a los muy diferentes horizontes en los que la
sexualidad puede ser ejercida. En este uso discursivo se refleja, aun sin
proponérselo quienes lo usan sin ton ni son, el criterio normativo “hetero”
(la dupla hombre/mujer, masculino/femenino o macho/hembra, inclu-
yendo en la sola diferencia de la apariencia del cuerpo a todas las demás
posibilidades -“homo”, “bi”, “trans”, etc.). El mandatario y sus prosélitos
se cuidan de anteponer siempre el grupo de las, llamémosles así, “a” y
dejar en segundo y último lugar al de los “o”, con la clarísima, cortés
y caballerosa intención de agradar a quienes según las apariencias ana-
117
Jesús R. Martínez Malo
1
No digo ni sugiero a nuestros políticos, de ninguna manera, que deban dirigirse al populum “diferencian-
do” todavía más, pues si de por sí ya resulta “curioso” y hasta “gracioso” en un primer momento escuchar
o leer el énfasis puesto en la “diferencia”, sería ya francamente ridículo que enumeraran todas las posibili-
dades (si digo “en un primer momento” es porque ya después resulta fastidiosa tanta y tan repetitiva afec-
tación en el discurso político actual).
2
Vergüenzas, en plural y en el español antiguo “vergüenças” son las partes pudendas, las “partes vergonçosas
en el hombre y la mujer”. Cf. S. de Cobarrubias y Orozco, Tesoro de la lengua castellana o española. 1610,
Madrid. Edición facsimilar de Ediciones Turner, Madrid, 1979.
118
Algunas digresiones que a manera de divertimento...
119
Jesús R. Martínez Malo
3
Cf. en esta misma revista el artículo de Jean Allouch Del mejor amado, pp. 9-48; en especial la página 47 [N.
E.].
4
Para mayores –y mejores– observaciones sobre el âmer en cuestión, consúltese la entrada correspondiente
a este neologismo en: M. Pasternac y N. Pasternac, Comentarios a neologismos de Jacques Lacan, Epeele,
México, 2003, p. 50.
5
Jorge Mateo Cuesta Porte-Petit (1903-1942), poeta, crítico, ensayista y químico mexicano. Nació en
Córdoba, Veracruz y murió en la Ciudad de México como consecuencia de las complicaciones de un inten-
to de suicidio que llevó a cabo en la habitación del sanatorio “Rafael Lavista”, en el que fuera el quinto
internamiento en una institución asilar. Perteneció al grupo de los Contemporáneos y ha sido considerado
como la “conciencia crítica” de ese grupo. En vida publicó diferentes poemas y textos críticos en revistas,
suplementos culturales y periódicos, pero nunca reunió en un volumen su obra, ni siquiera parte de ella. Su
poema más conocido y celebrado es “Canto a un dios mineral”. Con motivo del centenario de su nacimien-
to, el Fondo de Cultura Económica ha publicado hasta este momento los tomos I y II de Obras reunidas
120
Algunas digresiones que a manera de divertimento...
[…]
Para cantar a tu labor quisiera
belleza y potestad de primavera,
potestad y belleza de almo ponto!
[…]
Y pensarás, con el recuerdo pronto,
que dijo bien el que, en tu loor, pidiera
belleza y potestad de primavera,
potestad y belleza de almo ponto!6
121
Jesús R. Martínez Malo
Así pues, el “almo” existe y nada tiene que ver con una “masculi-
nización”, “transexualización” ni “travestismo” del “alma”. Veamos pues
lo que el “almo” es.
Mientras que “alma” –espíritu, esencia, aire, aliento, etc.– deriva
del latín anima, “almo” deriva también del latín, pero de otro vocablo
completamente diferente: almus, que quiere decir: “alimentador”, “vivi-
ficador”, “excelente”. Éste a su vez es un derivado del verbo alere que
quiere decir “alimentar”. La primera documentación de “almo” se re-
monta al segundo cuarto del siglo XV y se encuentra en las Obras del
Marqués de Santillana (1398-1458), mientras que la de “alma” es ante-
rior en cuatro siglos por lo menos7.
Ahora bien, la Real Academia de la Lengua define el masculino
“almo” y el femenino “alma” (ambos provenientes del almus latino) como
un adjetivo poético, que significa criador, vivificador, excelente, benéfi-
co, santo, venerable. Es un adjetivo que, nos dicen Corominas y Pascual,
es “sólo empleado en poesía”. El ejemplo lo tenemos en los versos de
Cuesta que hemos transcrito, en los que, por cierto, “ponto” (provenien-
te del latín pontus y éste del griego póntos) es un término refinado y
poco común, hoy en desuso y olvidado salvo en la poesía. Se refiere al
mar, ya que en la mitología griega es la deificación de éste (según Hesíodo,
Ponto es hijo de Gea, aunque para ciertos mitólogos no es su hijo sino su
esposo y padre, con Gea, de Nereo, el verídico; de Thaumas, el mons-
truoso; de Forcis, el intrépido; de Ceto, la de bello rostro, y de Euribia, la
del corazón de acero).
Para terminar esta ya larga digresión daré otro ejemplo del almus
castellanizado. ¿No hemos escuchado acaso que la Universidad en la
que cada uno estudió es su “Alma Mater”? Pues bien, esto no quiere
decir que la Universidad es mi o nuestro “espíritu o esencia materna”,
pues el “alma” a la que se hace mención no es el anima latina, sino el
animus. “Alma Mater” quiere decir entonces: “Madre nutricia”.
poema completo estará incluido en el tomo III de Obras reunidas, mismo que publicará el Fondo de Cultura
Económica en 2005.
7
Véase, J. Corominas y J. A. Pascual, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico. Voces:
“Alma” y “Almo”, Tomo I, Editorial Gredos, Madrid, 1984.
122
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Nº 4: Abordajes topológicos
Erik Porge, De la escritura nodal. Anne-Marie Ringenbach, La disimetría, lo especular
y el objeto a. Anne-Marie Ringenbach, El toro y la puesta en juego de la disimetría.
Danièle Arnoux, 0 + 8 = 0. Erik Porge, El nudo borromeo. Mayette Viltard, Una
presentación del corte: el nudo borromeo generalizado. Erik Porge, El imbroglio de la
falta.
Nº 9: Del padre
Philippe Julien, El amor al padre en Freud. Erik Porge, Como es dicho del padre. Irène
Diamantis, “No Uno sin el Otro”, o el goce que no era necesario. Guy Le Gaufey,
Padre ¿no ves que ardes? Jean Allouch, Una mujer debió callarlo.
Nº 10: La transferencia
Philippe Julien, Enamorodiación y realidad psíquica. Jean Allouch, So what? Danièle
Arnoux, El amor entre saber e ignorancia. Guy Le Gaufey, El “dès (a) ir”. Erik Porge,
La transferencia a la cantonade. Mayette Viltard, Sobre la “liquidación” de la
transferencia. José Attal, Transferencia y el fin del análisis con el niño. Guy Le Gaufey,
El blanco de la transferencia.
“Freud y Lacan” de Althuser (2da. parte). José Ricardo Assandri, El artefacto biográfico
de Roudinesco.
Mario Betteo Barberis, El jardín secreto del pintor. Bernard Casanova, Pero qué, si
son locos. Silvio Mattoni, Iris de niñas. Carlos Schilling, Una vía interrogativa. Marcelo
Pasternac, Elementos para disponer de una edición confiable de los “Escritos” de
Lacan en español (VI).
ria. Marco Antonio Macías López, Un matiz respecto al duelo en la locura de Carlota.
Jorge Huerta, Relaciones peligrosas o muerte por amor de un libertino. Lucía Rangel,
Pauline Lair Lamotte: duelo y goce. Luis Tamayo, El fin del duelo. Jesús Araiza, Duelo
y melancolía: Aristóteles, Freud y la Medea de Eurípides. Fanny Blanck-Cereijido,
Duelo, melancolía y contingencia del objeto. Julio Barrera Oro, Los inmortales. Mara
La Madrid, María Claudia: duelos. De “desaparecidos” y sobrevivientes. Temas de
actualidad, Revista L´Unebévue, Reencuentro con “la joven homosexual” de S. Freud.
Acerca de Margarete Cs. y “la joven homosexual” de Freud. SUPLEMENTO: Yoko Ogawa,
El anular.
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