SP714-2020 (49750) Red
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SP714-2020 (49750) Red
Magistrado Ponente
SP714-2020
Radicación No. 49750
(Aprobado acta No. 055)
HECHOS
En la mañana del 31 de enero de 2010, JUAN GABRIEL PARRA FORERO y José Eliécer Campos
Peña coincidieron en la plazoleta de ganado del municipio de Garagoa, Boyacá, donde se enfrascaron en
una discusión relacionada con los linderos de sus respectivos predios.
Al sitio llegó momentos después José Otoniel Franco Cabezas, empleado del padre del primero
nombrado, quien se les acercó para indagar sobre el porqué de la discusión.
En ese contexto, PARRA FORERO realizó un movimiento con un brazo que golpeó a Franco
Cabezas en el pecho, consecuencia de lo cual éste cayó al suelo y su cráneo impactó contra el pavimento.
Lo anterior le causó heridas determinantes de una incapacidad médico legal definitiva de 45 días con
secuelas permanentes, consistentes en deformidad física y perturbación del órgano nervioso central.
ANTECEDENTES PROCESALES
El 9 de mayo siguiente, en diligencia dirigida por el mismo despacho, hizo lo propio respecto de José
Otoniel Franco Cabezas, a quien también atribuyó la autoría del punible de lesiones personales, pero
conforme los artículos 111 y 112, inciso primero, de la misma codificación 2. Esto, porque PARRA FORERO
denunció que también fue agredido por el primero en el contexto de los hechos investigados.
1
F. 21, récord 9:45 y ss.
2
F. 44, récord 8:30 y ss.
1
Casación No. 49750
JUAN GABRIEL PARRA FORERO
2. El escrito de acusación contra ambos fue radicado, sin modificaciones en la calificación jurídica
de las conductas, el 2 de julio de 2014 3, y se repartió para su conocimiento al Juzgado Segundo Promiscuo
Municipal de Garagoa, ante el cual aquélla se formuló el 1° de agosto siguiente4.
4. Mediante sentencia de 19 de mayo de 2015, el despacho resolvió absolver a José Otoniel Franco
Cabezas y condenar a JUAN GABRIEL PARRA FORERO por los cargos imputados. A este último,
consecuentemente, le impuso las penas de 48 meses de prisión (que suspendió condicionalmente),
inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas por igual término y multa de 34.6 salarios
mínimos mensuales vigentes7.
El fallo fue apelado por la defensa de PARRA FORERO y el Tribunal Superior de Tunja, en
decisión de 24 de noviembre de 2016, lo confirmó íntegramente 8. Una Magistrada salvó el voto pues, en
su criterio, debió declararse que el condenado obró con culpa y no, como lo entendió la mayoría, con dolo
eventual9.
5. El mismo sujeto procesal presentó y sustentó demanda de casación que fue admitida por la
Sala, superando sus defectos formales, el 27 de junio de 2019 10.
LA DEMANDA
Con fundamento en la causal segunda de casación, denuncia que el Tribunal desconoció las
garantías de JUAN GABRIEL PARRA FORERO por cuanto “violó directamente” los artículos 9, 21, 22 y 23
del Código Penal.
Afirma que la sentencia de segunda instancia es equivocada porque, aunque «da por
demostrado que el condenado le propinó a la víctima un manotazo… para apartarlo (sin) la intención de
lesionar», profirió condena por la modalidad dolosa del delito y no, como correspondía en atención a ello,
por la culposa.
Asevera que la Fiscalía no demostró que el procesado haya obrado con la intención de lesionar
al perjudicado ni que haya dejado librada al azar la producción de las heridas corporales que sufrió, sino
apenas que lo empujó con el propósito de «retirarlo o hacerlo a un lado» y, en esas condiciones, lo
acreditado es que «actuó desatendiendo el deber objetivo de cuidado».
Por lo expuesto, pide a la Sala que intervenga para «amparar los derechos del procesado» y, en
tal virtud, que se case la providencia censurada y, en su lugar, se profiera condena « por el delito de
lesiones personales culposas».
AUDIENCIA DE SUSTENTACIÓN
3
Fs. 73 y ss.
4
F. 89; récord 8:30 y ss.
5
Fs. 102, 109 y 138.
6
Fs. 226 y 236.
7
Fs. 283 y ss.
8
F. 360 y ss.
9
Fs. Fs. 332 y ss.
10
F. 5, c. de la Corte.
2
Casación No. 49750
JUAN GABRIEL PARRA FORERO
2. La Delegada de la Fiscalía pidió que no se case el fallo atacado. Admitió que la sentencia de
segundo grado exhibe argumentos contradictorios respecto de la modalidad de la conducta investigada,
pero estimó que ello no incide en la decisión adoptada, pues en últimas se demostró que PARRA
FORERO actuó «con la inobjetable intención de lesionar a la víctima» y fue indiferente al resultado lesivo
que pudiese causarle con la embestida. En ese orden, concluyó, la elección normativa del Tribunal fue
adecuada12.
3. La Representante del Ministerio Público coadyuvó la pretensión del actor y pidió que se case
la providencia cuestionada para que, en su lugar, se condene al procesado por la modalidad culposa del
delito objeto de acusación.
Manifestó que la lesión sufrida por Otoniel Franco Cabezas no fue consecuencia directa del
empujón que le propinó PARRA FORERO, sino que se trató de un resultado «secundario y sobreviniente»
ocasionado por su caída al suelo. Lo anterior, dijo, rompe el nexo de imputación entre el conocimiento y
la voluntad de lesionar, de las cuales entonces no hay certeza.
Aseguró que el ad quem reconoció la duda sobre ese aspecto y, a pesar de ello, acogió « la tesis
más grave», esto es, la del dolo eventual; así mismo, que la representación del resultado típico en el
agente es insuficiente para condenarlo en esos términos, pues ello – la representación – también es un
elemento del delito culposo13.
CONSIDERACIONES DE LA CORTE
1. Ninguna controversia existe en este asunto respecto de la intervención de JUAN GABRIEL PARRA
FORERO en los hechos investigados ni, particularmente, en cuanto a que fue él quien el 31 de enero de
2010, en la plazoleta de ganado del municipio de Garagoa, golpeó a José Otoniel Franco Cabezas y provocó
que cayera al suelo, con lo cual recibió una lesión en la cabeza determinante de la incapacidad médico legal
de 45 días con secuelas permanentes, consistentes en deformidad física y perturbación del órgano nervioso
central.
La controversia, entonces, radica exclusivamente en cuál es el título al que ese resultado típico
le es imputable y cuál el delito (si lesiones personales cometidas con dolo eventual o con culpa) por el
que, en consecuencia, debe condenársele.
2. La Sala, de entrada, anuncia que el cargo está llamado a prosperar. Las razones son las que
siguen:
2.1 De acuerdo con el artículo 22 del Código Penal, la conducta es dolosa cuando «la
realización de la infracción penal ha sido prevista como probable y su no producción se deja librada al
azar».
Ese precepto consagra el denominado dolo eventual, que, entonces, se integra por dos
elementos; por un lado, la previsión de la infracción penal como probable y, por otro, la indiferencia
respecto de su realización.
11
Récord 6:00 y ss.
12
Récord 14:30 y ss.
13
Récord 19:30 y ss.
3
Casación No. 49750
JUAN GABRIEL PARRA FORERO
Por su parte, el artículo 23 ibídem define dos supuestos de delito culposo; el primero,
correspondiente a la llamada culpa sin representación, que se configura cuando el resultado típico se
materializa por una infracción al deber objetivo de cuidado del agente, quien, no obstante ser aquél
previsible, no se lo representa mentalmente como posible. El segundo – la denominada culpa con
representación - en la cual el agente, habiendo previsto la configuración de un resultado típico, sigue
adelante con el curso comportamental negligente porque confía (equivocadamente) en poder evitarlo.
Como se ve, el dolo eventual y la segunda modalidad de culpa tienen en común la
representación del resultado en la órbita cognoscitiva del agente y se distinguen fundamentalmente
porque mientras aquél, en el dolo eventual, permanece apático respecto de su ocurrencia – le da igual si
sucede o no, aun cuando sabe que su acaecimiento es probable -, en la culpa con representación obra
confiado en que no sucederá porque podrá evitarlo, pero al final falla en ese cometido.
Así, al margen de la postura doctrinal o conceptual que se asuma para distinguir el dolo
eventual de la culpa con representación en el ámbito de la adjudicación judicial 14, lo irrebatible es que un
mismo comportamiento no puede identificarse simultáneamente como doloso y culposo (al menos no sin
incurrir en una ostensible violación de los principios lógicos de identidad y contradicción), pues unos y
otros, no obstante revestir algunas similitudes, corresponden a modalidades conductuales distintas y
mutuamente excluyentes.
«… lo que en verdad se presentó… fue que el señor JUAN GABRIEL PARRA le dio un empellón a
Otoniel a la altura del pecho, acción del procesado PARRA FORERO que no diluye la
responsabilidad que le asiste en los daños que le fueron causados a Otoniel, producto de ese
empujón o golpe… pues se tiene probado que las lesiones no obedecieron a un puño o golpe, sino
que el señor Otoniel al perder el equilibrio gracias al envión que le propino (sic) JUAN GABRIEL
cayó de espaldas y se golpeó la cabeza causándole graves lesiones.
(…)
(…)
Dolo eventual que se halla presente en el asunto… ya que la conducta punible de lesiones
personales desplegada por JUAN GABRIEL PARRA encaja perfectamente en esta modalidad de la
culpabilidad, en tanto que JUAN GABRIEL deseo (sic) el acto inicial que lo fue el golpe y/o
empujón propinado a José Otoniel, del que se produjo su caída al piso causándole lesiones, por
ende este no solamente debe responder de las consecuencias de su acción previstas y queridas,
sino también de las que libro (sic) al azar aun así el daño causado no corresponda en toda su
extensión a la intención que primeramente opero (sic) en el agente… pues la intención como el
mismo condenado relato (sic) fue empujar o apartar a la víctima según este porque José Otoniel lo
estaba agrediendo, es decir que este empujo (sic) y/o golpeo (sic) a la víctima con la intención de
hacerlo, con la voluntad, queriendo la realización de su cometido sin prever las consecuencias
que su obrar traería sobre Franco Cabezas dejando al azar el resultado de aquel empujón y/o
golpe que termino (sic) con la caída de espaldas contra el suelo…»16.
14
Teorías del consentimiento, sentimiento o probabilidad; la Sala, en particular, se ha
inclinado por esta última, poniendo énfasis en el elemento cognitivo para distinguir una y
otra modalidad conductual (CSJ SP, 15 sep. 2004, rad. 20560; CSJ SP, 25 ago. 2010, rad.
32964; CSJ SP, 9 may. 2018, rad. 45889; CSJ SP, 12 abr. 2014, rad. 36312; CSJ SP, 9 may.
2018, rad. 46263.
15
Fs. 339 y 340.
4
Casación No. 49750
JUAN GABRIEL PARRA FORERO
Así pues, el tenor del fallo revela que el ad quem adujo concomitantemente (e incluso, en un
mismo párrafo) que PARRA FORERO dejó librada al azar la producción de las lesiones sufridas por el
ofendido y, a la vez, que no previó que estas podrían producirse como consecuencia del empujón que le
propinó.
Más allá de que el planteamiento es ilógico (sencillamente porque un individuo no puede ser
indiferente respecto de la ocurrencia de algo que no se ha representado como posible o probable), lo que
el Tribunal hizo fue dar por probadas dos hipótesis que se excluyen mutuamente.
En efecto, al tener por acreditado que el acusado, al empujar a Otoniel Franco, dejó librada al
azar la probable producción de lesiones corporales, ubicó su conducta en el ámbito del dolo eventual;
con todo, al reconocer seguidamente que PARRA FORERO actuó «sin prever las consecuencias que su
obrar traería sobre Franco Cabezas» excluyó de plano esa hipótesis (pues, como quedó visto, el dolo
eventual requiere necesariamente la representación del resultado) y entonces fincó la imputación
subjetiva en el campo de la culpa sin representación, que precisamente se configura cuando el agente no
visualiza el resultado típico aun siendo previsible.
Lo que revela esa estructura argumentativa (aparte de una evidente confusión conceptual) es,
en últimas, el reconocimiento, por parte del Tribunal, de que no existe certeza probatoria sobre los
elementos estructurales del dolo eventual.
Frente a tal ambigüedad, y conforme lo alega con acierto la Delegada del Ministerio Público, la
garantía de la duda favorable al reo le imponía al ad quem, como única decisión ajustada a derecho, la
condena por la modalidad culposa del delito; mal podía, en acatamiento de ese principio, reconocer
probados los presupuestos subjetivos del delito imprudente y declarar la responsabilidad por el doloso,
bajo el aparente (y contradictorio) argumento de que éste también resultó acreditado.
Lo anterior resulta suficiente para concluir que el cargo formulado está llamado a prosperar y
que, en consecuencia, la condena debe proferirse por el delito de lesiones personales culposas, lo cual
resulta posible en esta sede porque la degradación del título de imputación no agrava la situación del
acusado (sino que le favorece) y no comporta tampoco alteración del núcleo fáctico del proceso ni
afectación de sus garantías fundamentales.
2.2 Al margen de lo anterior – y para abundar en consideraciones – la Sala observa, en contravía
de lo alegado por el Fiscal en la audiencia de sustentación, que las pruebas practicadas en el juicio no
permiten inferir que PARRA FORERO obró de manera dolosa, sino apenas que, al empujar al ofendido,
incurrió en un comportamiento negligente que se materializó en un resultado típico que aquél ni quiso ni
asumió displicentemente como probable.
2.2.1 El propio José Otoniel Franco Cabezas evocó que el 31 de enero de 2010, en la plazoleta
de ganado de Garagoa, observó que el acusado discutía con José Eliécer Campos Peña, a quienes en
consecuencia abordó para preguntarles «qué pasó». Dijo que inmediatamente, sin que existieran
agresiones verbales o físicas previas, PARRA FORERO «sacudió las manos», «sacó el brazo» y «le tiró el
guantazo» y, así, le impactó el pecho, consecuencia de lo cual lo «botó» al suelo. Al caer se golpeó la cabeza
y sufrió las lesiones ya referidas17.
16
Fs. 339 y ss.
17
Sesión de 27 de febrero de 2015, récord 21:00 y ss.; sesión de 6 de abril de 2015, récord
39:00 y ss.
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Casación No. 49750
JUAN GABRIEL PARRA FORERO
Por su parte, José Eliécer Campos Peña relató que en la mañana de la fecha referida estaba en
la plazoleta de ganado en compañía de JUAN GABRIEL PARRA FORERO y su padre, Gabriel Parra,
cuando hizo presencia Franco Cabezas y preguntó «ahora qué pasó». El enjuiciado, dijo, «sacó la mano
hacia un lado» y «le dio un mangazo» o «un puño» en la cabeza al ofendido, quien cayó como consecuencia
de ello18.
Finalmente, Jorge Enrique Cárdenas Manrique atestó que el día de los hechos estaba en la ya
mencionada plazoleta, por lo cual observó que JUAN GABRIEL PARRA FORERO, su padre y Eliécer
Campos dialogaban cuando llegó José Otoniel Franco Cabezas y se paró al lado de aquéllos. En ese
momento, afirmó, PARRA FORERO «sacó la mano… y se la colocó por el pecho y lo botó hacia el piso» 19.
Pues bien, de ese hecho no puede deducirse que PARRA FORERO se representase el resultado
típico (así fuese previsible) y tampoco, por ende, que haya asumido una postura de indiferencia frente a
su probable realización.
Desde luego, los elementos constitutivos del dolo y la culpa, en tanto atañen a procesos
mentales internos cognoscitivos y/o volitivos, rara vez aparecen probados directamente y por lo general,
entonces, se deducen indiciariamente de las circunstancias fácticas objetivas acreditadas en la
actuación. En el presente asunto, resultan relevantes las siguientes:
(i) Por lo general, un empellón como el descrito por la víctima no causará la caída de quien lo
recibe. Se trata de un acto del cual no puede afirmarse que siempre o casi siempre desencadenará en la
producción de lesiones como las sufridas por Franco Cabezas.
Es que no se trató, de acuerdo con los testimonios recabados, de una embestida especialmente
agresiva o potente, sino apenas de un contacto físico – uno sólo – definido ambivalentemente como un
“puño” o “mangazo”, pero a la vez, como una “sacudida” de las manos.
Adicionalmente, el imputado dirigió el golpe al pecho de la víctima (como lo adujo esta misma,
con respaldo en el testimonio de Cárdenas Manrique y en contravía de lo descrito por Campos Peña), esto
es, en un lugar de su anatomía en que un manotazo como el descrito probablemente no causaría lesión
alguna ni su caída, lo cual pone en entredicho que PARRA FORERO actuase con el propósito de causar
daños corporales al ofendido o de hacerlo caer al piso, y que se representase esos resultados como
probables y los asumiese con indiferencia.
(ii) Desde luego, la valoración ex ante de los posibles resultados de un empujón como el descrito
(y su representación en la órbita cognitiva del agente) variará dependiendo de las características de la
superficie en que se produce, de las que dependerá la probabilidad de que quien lo reciba pueda sufrir
lesiones como consecuencia de ello.
En este asunto, ninguno de los testigos (porque la Fiscalía no se ocupó de ello) describió las
condiciones del terreno en que ocurrieron los hechos, es decir, si era plano o inclinado, irregular o llano,
liso o corrugado; pero como se sabe que sucedieron en la plazuela de ganado de Garagoa, puede inferirse
razonablemente que se trataba, cuando menos, de una planicie. Tampoco se obtuvo información de que
en el suelo, y particularmente en el espacio inmediatamente contiguo a donde se encontraban PARRA
FORERO y Franco Cabezas, hubiera obstáculos o desniveles.
18
Sesión de 27 de febrero de 2015, récord 1:30:00 y ss.; sesión de 6 de abril de 2015, récord
1:06:00 y ss.
19
Sesión de 27 de febrero de 2015, récord 1:00 y ss.
6
Casación No. 49750
JUAN GABRIEL PARRA FORERO
En esas condiciones, mal puede afirmarse, al menos en grado de certeza, que el acusado se
representó como probable que José Otoniel Franco caería al suelo y se lesionaría, y menos todavía, por
consecuencia, que asumió apáticamente ese resultado típico.
(iii) La prueba practicada no revela que a los hechos investigados les precediera una riña o
reyerta de la cual pueda inferirse de los participantes el ánimo de agredirse mutuamente. En efecto, el
propio José Otoniel Franco aseveró que no tenía ningún conflicto previo con PARRA FORERO ni existía
entre ellos inquina alguna, e incluso, que recibió de aquél el empujón sin que en instantes previos se
hubiese suscitado ningún conflicto.
En tal contexto – esto es, uno desprovisto de animosidades – aparece como conclusión
razonable que el propósito del acusado al mover con su brazo al ofendido no fue herirlo ni provocarle una
caída, y por lo mismo, que actuó así sin prever el resultado que, como consecuencia de ello, en últimas
se materializó.
2.2.2 Desde luego, lo anterior no significa que las lesiones sufridas por Franco Cabezas, así
JUAN GABRIEL PARRA no las haya previsto, no fuesen previsibles, pues lo cierto es que el ofendido es
un adulto mayor – nació el 15 de agosto de 1949 y tenía, para la época de los sucesos, sesenta y un
años20 -, mientras que el acusado tenía para entonces 33 años 21, por lo cual era evidente la
desproporción de sus fuerzas. Los respectivos formatos de arraigo indican también que el
enjuiciado es significativamente más alto que el ofendido.
A ello debe adicionarse que, de acuerdo con el testimonio de Luz Marina Rivera Toro, esposa de
José Otoniel Franco, éste había consumido «una cerveza»22, en lo cual coinciden otros testimonios – los de
Marco Antonio Umaña y Clara Paulina Ballesteros, por ejemplo 23 -, quienes manifestaron que aquél
«estaba tomadito».
2.2.3 Así las cosas, lo que enseña la prueba practicada es que JUAN GABRIEL PARRA FORERO
ejecutó un comportamiento extrapenal y objetivamente atípico (empujar a un tercero) y, en ese curso
conductual, desconoció el cuidado debido en la interacción humana, con lo cual ocasionó un resultado
típico no previsto pero previsible. En otras palabras, que obró con culpa.
3. Así pues, surge evidente el yerro en que incurrió el Tribunal en cuanto confirmó la condena
irrogada a PARRA FORERO como autor del delito de lesiones personales dolosas, por lo cual se impone
casar parcialmente el fallo atacado para, en su lugar, declarar que la responsabilidad del nombrado
procede por la modalidad culposa de la infracción.
4. El delito objeto de condena, definido en el segundo inciso del artículo 114 de la Ley 599 de
2000, está reprimido con pena de prisión de 48 a 144 meses y multa de 34.66 a 54 salarios mínimos
mensuales legales vigentes.
Esos límites punitivos deben reducirse de las cuatro quintas a las tres cuartas partes por
proceder la condena por la modalidad culposa del punible, conforme lo dispone el artículo 120 ibídem;
20
Fs. 193 y 190.
21
F. 192.
22
Sesión de 27 de febrero de 2015, récord 5:00 y ss.
23
Sesión de 6 de abril de 2015, récord 7:00 y ss.; récord 29:00 y ss.
24
Sesión de 27 de febrero de 2015, récord 46:30 y ss.
7
Casación No. 49750
JUAN GABRIEL PARRA FORERO
así, los correspondientes a la pena privativa de la libertad quedan cifrados en 9.6 y 36 meses y los
atinentes a la sanción pecuniaria, en 6.9 y 13.5 salarios mínimos.
RESUELVE
1. CASAR PARCIALMENTE el fallo atacado, de acuerdo con la parte motiva de esta decisión.
2. En consecuencia, CONDENAR a JUAN GABRIEL PARRA FORERO como autor del delito de
lesiones personales culposas, de acuerdo con los artículos 111, 114, inciso 2°, y 120 del Código Penal.
3. Por lo anterior, IMPONERLE las penas de 9 meses y 18 días de prisión, multa de 6.9 salarios
mínimos mensuales legales vigentes e inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas por el
mismo término de la sanción privativa de la libertad.
Notifíquese y cúmplase,