Carolina Mora - Devotees-Wannabes-Y-Pretenders

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Interamerican Journal of Psychology

ISSN: 0034-9690
[email protected]
Sociedad Interamericana de Psicología
Puerto Rico

Mora, Carolina
DEVOTEES, WANNABES Y PRETENDERS: PARAFILIAS VINCULADAS A LA
DISCAPACIDAD
Interamerican Journal of Psychology, vol. 50, núm. 3, septiembre-diciembre, 2016, pp.
359-370
Sociedad Interamericana de Psicología
San Juan, Puerto Rico

Disponível em: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=28450492004

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Revista Interamericana de Psicologia/Interamerican Journal of Psychology (IJP)
2016, Vol., 50, No. 3, pp. 358-370

DEVOTEES, WANNABES Y PRETENDERS:


PARAFILIAS VINCULADAS A LA DISCAPACIDAD
Carolina Mora 1
Universidad Central de Venezuela, Venezuela
RESUMEN
Con el desarrollo de internet se ha ido haciendo evidente la vinculación entre discapacidad y
sexualidad, en la que las designaciones “devotees”, “pretedenders” y “wannabes” (DPW) juegan
un rol central. Los devotees son individuos sanos que se sienten atraídos sexualmente hacia
personas con discapacidad, generalmente con problemas de movilidad. Los pretenders son
personas que actúan como si tuvieran una discapacidad imitando sus movimientos, usando
muletas, sillas de ruedas, escayolas, etc. Por último, los wannabes desean ser discapacitados,
algunos de ellos han llegado al extremo de hacerse amputaciones caseras cuando la medicina
tradicional se ha negado a dar respuesta a su necesidad. La presente investigación documental
indaga sobre cada uno de los miembros de la taxonomía DPW, presentando: a) las hipótesis
existentes con relación a su etiología; b) su vinculación con otras entidades diagnósticas presentes
en el DSM V; c) se describen algunos de los tratamientos que se han empleado en su abordaje
terapéutico, y d) se mencionan las interrelaciones entre estas 3 categorías, dado que los limites
entre ellas son muy flexibles.

Palabras Claves
discapacidad, sexualidad, devotees, pretenders, wannabes, parafilia

Abstract
With the development of the internet, the link between disability and sexuality has become evident, in
which the designations "devotees", "pretedenders" and "wannabes" (DPW) play a central role. Devotees
are healthy individuals who are sexually attracted to people with disabilities, usually with mobility
problems. The pretenders are people who act as if they have a disability imitating their movements, using
crutches, wheelchairs, plasters, etc. Finally, wannabes wish to be disabled, some of them have gone so far
as to have homemade amputations when traditional medicine has refused to respond to their need. The
present documentary research investigates each of the members of the DPW taxonomy, presenting: a) the
existing hypotheses regarding their etiology; B) its relationship with other diagnostic entities present in
DSM V; C) describe some of the treatments that have been used in its therapeutic approach, and d) the
interrelations between these 3 categories are mentioned, since the boundaries between them are very
flexible.

Keywords
disability, sexuality, devotees, pretenders, wannabes, paraphilia

1
Correspondence about this article should be addressed to Carolina Mora. Email: [email protected]

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DEVOTEES, WANNABES AND PRETENDERS: PARAPHILIAS LINKED TO THE DISABILITY

Las personas con discapacidad han sido, a menudo, estigmatizadas socialmente pero también ha
existido una cierta fascinación, a lo largo de la historia de las sociedades occidentales, por las diversas
alteraciones corporales. A veces, esta fascinación ha tomado la forma de lo que Hahn (1988) llama un
“sensualismo subversivo”. Por ejemplo, en la Edad Media, los enanos y las personas con deficiencias
intelectuales jugaron un papel importante como tontos o bufones en las cortes reales. Más recientemente,
con la llegada de Internet y los sitios Web se ha hecho evidente que algunas personas experimentan un
aumento del deseo sexual hacia cuerpos que se encuentran fuera de los estándares funcionales o estéticos
convencionales (Hovey, 2007).
Algunas de las personas interesadas en los cuerpos con discapacidad son los llamados “devotees o
devotos”, “pretenders” y “wannabes” . Los devotos son personas sin discapacidad que se sienten atraídos
sexualmente por individuos con hándicaps; los Pretenders son personas sin discapacidad que actúan en
privado y a veces en público como si tuvieran una discapacidad, usando para ello dispositivos de
asistencia (por ejemplo, aparatos ortopédicos, yesos, muletas o sillas de ruedas); y los Wannabes son
sujetos que realmente quieren llegar a tener una discapacidad, por lo que a veces van a extremos
extraordinarios para conseguir una extremidad amputada (Bruno, 1997).

Tabla 1
Descripción de las parafilias vinculadas a la discapacidad
Parafilia Descripción
Experimentan un fuerte deseo por convertirse en
Wannabes
discapacitado, llegando a autolesionarse para
También llamados personas con apotemnofilia,
producirse la amputación de un miembro. Algunos
Xenomelia, Desorden de Identidad de la
de ellos han pagado en el mercado negro para que
Integridad corporal o BIID (por sus siglas en
les amputen una extremidad (generalmente, una
Inglés)
pierna)
Encuentran erótico actuar como discapacitados,
Pretenders o bien sea imitando sus movimientos o usando
individuos que padecen de Trastornos Facticios escayolas, yesos, sillas de ruedas, aparatos
ortopédicos, etc.
Se sienten psicosexualmente atraídos hacia
personas que presentan una discapacidad. Los
Devotees
gustos de los devotees son muy específicos con
relación al tipo de discapacidad que les interesa

Los Wannabes
Los Wannabes o personas que sufren del Trastorno de Identidad de la Integridad Corporal (BIID)
son individuos que experimentan el deseo intenso o la compulsion de cambiar sus cuerpos para que se
parezca a la imagen idealizada que tienen de sí mismo como personas amputadas (First, 2005).
Paradójicamente, ellos creen que van a estar "más completos" después de la amputación de una
extremidad (Neff y Kasten, 2009).
El primer caso de BIID fue reportado por Sue en 1875 (Johnston y Elliott, 2002), desde entonces
el numero de casos reportados ha ido creciendo paulatinamente y ha ganado atención luego de que un
cirujano escoses aceptara la solicitud de amputar a 2 personas sanas en 1997 y 1999. (Dyer, 2000 c.p
Lawrence, 2006).
Para algunas personas el deseo de perder una extremidad llegó a ser tan abrumador que trataron
de amputarse ellos mismos, por ejemplo, un paciente se pegó un tiro en la rodilla, otros utilizaron

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guillotinas de fabricación casera, una sierra eléctrica, hielo seco o las vías del ferrocarril (Elliott, 2000;
Furth y Smith, 2000; Horn, 2003; Kasten, 2006; Money y Simcoe, 1987 c.p . Neff y Kasten, 2009).
Money, Jobaris y Furth (1977) afirman que si bien podría pensarse que la apotemnofilia (otro
término que en algunos casos se ha usado como sinónimo del BIID) es sinónimo de masoquismo, en los
dos casos que ellos estudiaron, en profundidad, no existía historia de erotización del dolor.
Los wannabes son absolutamente conscientes de lo absurdo de su deseo de amputarse. Un
elemento a destacar es que cuando se les evalúa psicológicamente no presentan ningún síntoma psicótico
o trastornos de la personalidad que pudiera explicar este deseo (Noll y Kasten, 2014). Son en su mayoría,
varones sanos con estudios universitarios, que trabajan y tienen un buen funcionamiento social (Dieguez
y González, 2005).
Además de su deseo de amputación, varios wannabes reportaron sentir excitación sexual por otras
personas con extremidades amputadas. Sin embargo, hasta la fecha, no ha habido ninguna investigación
que examine en profundidad la etiología o la fenomenología de este componente sexual del BIID
(Pregartbauer, Schnell y Kasten, 2014).
Históricamente, el primer término que se utilizó para referirse a los wannabes fue el de
apotemnofilia que implicaba una parafilia orientada hacia la propia amputación y hacia la amputación de
la pareja. Sin embargo, Money y Simcoe (1986 c.p Pregartbauer, Schnell y Kasten, 2014) dividieron el
fenómeno, de manera que llamaron apotemnofilia a la parafilia vinculada a la propia amputación y
denominaron acrotomofilia a la parafilia orientada a la amputación de la pareja. Varias décadas más
tarde apareció en la literatura científica, el término BIID para denotar que en los wannabes existía una
alteración en la identidad corporal y este último término desplazó al de apotemnofilia y junto con él, al
componente sexual que le acompañaba (Pregartbauer, Schnell y Kasten, 2014).
First (2005) reportó los resultados de una encuesta telefónica hecha a 52 individuos que se
autodenominaban wannabes: el 63% de ellos indicaba que su motivación principal era el deseo de la
amputación, mientras que el 52% describía al componente sexual como una motivación secundaria muy
importante. Este último componente del BIID sigue estando poco claro, a pesar de que ha pasado una
década desde que se hizo este estudio (Pregartbauer, Schnell y Kasten, 2014).
En una investigación realizada por Pregartbauer, Schnell y Kasten (2014) se encontró que la gran
mayoría de las personas con BIID sienten atracción sexual hacia personas que tienen amputaciones. En
consecuencia, su hipótesis fue, que dado que las personas tienden a buscar parejas que son similares a
ellos, los individuos con BIID podrían buscar en su pareja similitudes en cuanto a sus intereses y rasgos
de personalidad. Si una persona se siente "completo" sólo después de la amputación de una extremidad, es
comprensible que prefiera a una pareja que también está "completa" de esa manera.
De acuerdo a Bayne y Levy (2005) Existen tres teorías que pretenden explicar la etiología de la
condición wannabe:
1. Estas personas sufren de un Trastorno Dismorfico Corporal (TDC) que les hace percibir
erróneamente que una de sus extremidades está enferma o es muy fea, por lo que desean
amputarla. Sin embargo, parece haber buenas razones para dudar si los individuos con BIID
padecen de TDC, porque en términos generales, ellos no parecen considerar que sus miembros
no están sanos o que sean horribles, sino que sienten que les son ajenos. (Bayne y Levy, 2005).
Por otra parte, Michael First, en una investigación reciente proporciona más evidencia en contra
de la hipótesis del TDC. First llevó a cabo entrevistas anónimas y detalladas a 52 wannabes y tan
solo uno de ellos indicó que su razón para desear la amputación era la fealdad de su miembro
(Bayne y Levy, 2005).
2. Los wannabes sienten atracción sexual hacia personas amputadas y como consecuencia de esto,
se excitan sexualmente ante la idea de convertirse ellos mismos en individuos amputados (Bayne
y Levy, 2005) A esta teoría se le conoce como “Error de Localización del Objetivo Erótico”.
Freund y Blanchard (1993) plantean que cuando existe este error de localización, la persona se
imagina a sí misma adquiriendo una forma parecida a su objeto erótico (un animal, un bebé, una
persona del sexo opuesto, etc.), lo que permitiría explicar el fuerte interés sexual por adquirir

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características que están en otro lugar (en la pareja). De esta manera, cuando los amputados son
el objetivo erótico preferido de un individuo que tiene un error de localización, éste podría
experimentar excitación sexual al fingir ser un amputado (ser un pretender) o al pensar en
modificar su cuerpo para convertirse en uno (ser un wannabe).
3. Los wannabes sufren de BIID (Trastorno de la Identidad Corporal) lo que origina un desajuste
entre el esquema corporal y el cuerpo real que poseen. El esquema corporal vendría a ser la
representación mental que tiene una persona sobre la forma y la estructura de su cuerpo. Los
desajustes entre el esquema corporal y cuerpo real no son infrecuentes, ya que se daría en
individuos que habiendo sido amputados experimentan que la parte faltante de su cuerpo está ahí
(experiencia del miembro fantasma) y también se daría en los wannabes, quienes no contarían
con un esquema corporal para partes del cuerpo que si tienen, por lo que llevan a percibirlo como
algo ajeno o extraño a su organismo y desean que les sea retirado (Bayne y Levy, 2005). De
acuerdo a Ramachandran (2012) el desajuste antes mencionado se produciría por una disfunción
en el lóbulo parietal.

Con relación al abordaje terapéutico de los wannabes, solo ha sido posible utilizar el análisis de varios
estudios de casos, y a partir de estos, la mayoría de los investigadores llegó a la conclusión de que los
tratamientos con terapia conductual y psicoanálisis ayudaron a los pacientes a hacer frente a su impulso,
pero en casi todos los casos, el deseo nunca desapareció por completo (Noll y Kasten, 2014).
Robert Smith, un cirujano escocés, y Gregg Furth, un psicoterapeuta que se reconoce a sí mismo
como wannabe, firmaron el único libro escrito hasta el momento sobre el tema, en este libro defendieron
la tesis de que la apotemnofilia era un trastorno mental y propusieron su inclusión en el DSM IV como
BIID. Ambos llegaron a la conclusión de que al no existir un tratamiento médico, ni psicológico eficaz, la
cirugía era la solución para estos “pacientes”, de forma similar a como ocurre en el caso de las
intervenciones para cambio de sexo (Diéguez y González, 2005)
Este fenómeno wannabe no es nuevo; en mayo de 1998, un hombre neoyorkino de setenta y nueve
años de edad, viajó a México y pagó $ 10,000 para que le amputaran una pierna en el mercado negro,
poco tiempo después murió de gangrena en un motel (Elliott, 2000). Igualmente, en octubre de 1999, un
hombre de Milwaukee, mentalmente sano, se cortó el brazo con una guillotina casera, y amenazó con
cortarse de nuevo, si los cirujanos volvían a unir el brazo a su cuerpo (Elliott, 2000).
Los casos que se han identificado son simplemente aquellos que se han hecho públicos en los
periódicos. En Internet hay bastante gente interesada en ser amputada. Un servidor de listas de internet
tiene 1.400 suscriptores que solicitan amputaciones de miembros sanos (Elliott, 2000).
En enero del 2000, los periódicos británicos publicaron algunos artículos sobre Smith, quien
ejerciendo como médico cirujano amputó las piernas de dos pacientes que no estaban físicamente
enfermos. Estos pacientes eran competentes desde el punto de vista psiquiátrico, simplemente querían que
sus piernas fueran cortadas. Esta era la primera vez que se brindaba asistencia médica a personas que
buscan voluntariamente la amputación de extremidades saludables (Elliott, 2000).
Los wannabes se dan cuenta de que vivir como amputados no será fácil. Ellos entienden los
problemas que la amputación generará en su movilidad, en su trabajo y en su vida social, también se dan
cuenta de que tendrán que hacer innumerables ajustes en su cotidianidad pero están dispuestos a pagar el
precio. Su argumento es que sus cuerpos les pertenecen por lo que la elección debe ser suya. Es mejor
vivir sin una pierna que con una obsesión que controla su vida (Elliott, 2000).
Johnston, un abogado en Dunedin (Nueva Zelanda) está escribiendo una tesis de grado sobre la
legalidad de estas amputaciones, él ha investigado sobre el estatus ético y jurídico de usar la cirugía como
una solución y se ha preguntado si este tipo de amputación puede ser tratada como una cirugía estética,
como un tratamiento psiquiátrico invasivo, o como un procedimiento de investigación arriesgada (Elliott,
2000).

Según Ryan (2009) existen varias razones para prohibir las amputaciones de miembros sanos:

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1. las amputaciones requeridas por los wannabes contravendrían el principio de primun non nocere
(lo primero es no hacer daño) que está fuertemente enraizada en la psique médica, puesto que
supondría amputar un miembro completamente sano.
2. La amputación de un miembro sano podría ser ilegal y en consecuencia penada por la ley
3. Hacer una amputación en un caso de BIID, supondría usar un procedimiento quirúrgico para
amputar un miembro sano a una persona que podría no estar mentalmente sana.
4. Dado que la amputación es un procedimiento radical e irreversible, es preferible errar por exceso
de precaución y pedirle al paciente que espere a que en el futuro esté disponible un tratamiento
alternativo que mejore su condición.

Es obvio que el aspecto ético de la cirugía en el caso de los wannabes ha dado lugar a controversias
que nacen del principio de la autonomía del paciente. Si se trata sólo del deseo de la amputación para
alcanzar la propia identidad no habría razones para rechazar la operación y ésta sería tratada como
cualquier otra intervención cosmética. Sin embargo, también se han levantado voces en contra, al
considerar que la demanda tiene un origen morboso y atenderla sería como ceder ante la petición de un
suicidio asistido en una persona profundamente deprimida (Elliott, 2000).

Los pretenders
Los pretenders (en inglés: simulador) son personas sanas que actúan como si tuvieran algún tipo
de lesión o discapacidad, por lo que usan dispositivos ortopédicos, muletas, yesos, o sillas de ruedas
(Diéguez y González, 2005).
Recientemente, Brugger, Lenggenhager y Giummarra (2013) dan pistas de que la condición de
pretender pudiera interpretarse como una forma de BIID, ya que una variante común del deseo de
amputación es el deseo de paraplejia, es decir, la parálisis de las dos piernas; así como la simulación del
estado deseado a través de prácticas como: unir las piernas, sentarse sobre ellas, usar torniquetes para
reducir la percepción de los miembros inferiores, hacer la transferencia a/o desde una silla de ruedas sin
utilizar las piernas, etc. (Sorene, Heras-Palou y Burke, 2006; Kasten, 2009; Giummarra, Bradshaw,
Nicholls, y Brugger, 2012c.p Brugger, Lenggenhager y Giummarra, 2013).
En consonancia con la idea de que ser pretender puede ser una variante de la condición wannabe,
Bruno (1997) sugiere que en los pretenders, devotees y wannabes operan los mismos mecanismos
psicológicos. Basa su afirmación en los resultados obtenidos por Natress (1996 c.p Bruno, 1997), quien
encontró que el 61% de los wannabes y el 51% de los devotees exhibían conductas típicas de un
pretender.
De acuerdo al DSM V, los pretenders podrían ser categorizados como individuos que sufren de
Trastornos Facticios porque cumplen con los cuatro criterios propuestos por la Asociación Americana de
Psiquiatría (2014) para diagnosticar esta condición:
1. Falsificación de signos o síntomas físicos o psicológicos, o inducción de lesión o enfermedad,
asociada a un daño identificado
2. El individuo se presenta a sí mismo frente a los demás como enfermo, incapacitado o lesionado
3. El comportamiento engañoso es evidente incluso en ausencia de una recompensa externa u obvia
4. El comportamiento no se explica mejor por otro trastorno mental como el trastorno delirante u
otro trastorno psicótico
A veces, es difícil discriminar entre un Trastorno Facticio y una simulación porque la diferencia entre
ambas condiciones radica en el tipo de motivación que lleva a los individuos a asumir el papel de
enfermos. En el caso del Trastorno Facticio, la motivación es de naturaleza intrínseca (el paciente busca
obtener la atención de otros), mientras que en la simulación, la motivación es de orden extrínseco (porque
se intenta conseguir beneficios económicos a través de la estafa o el desfalco económico al sistema social
y/o se pretende evitar situaciones desagradables como ir a prisión) (Cabo y Tarrío, 2006; García, 2009).

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Los pacientes con Trastorno Facticio no sufren de un proceso de padecimiento prolongado (la
duración de un episodio en el que fingen enfermedad suele ser de una hora). Generalmente, asisten a
consulta médica con una dolencia producida artificialmente y la respuesta que el médico de a su petición
de ayuda y el tipo de relación que son capaces de desarrollar con sus doctores, va a dictar el curso del
proceso de la enfermedad facticia. Si el paciente se siente comprendido y apoyado y se satisfacen sus
necesidades, es muy probable que la “enfermedad” responda al tratamiento sólo para reaparecer más
adelante (Maldonado, 2012).
Cuando una persona sufre de Trastorno Facticio asume el papel de paciente. Sin embargo, mientras la
conducta de fingir la enfermedad es consciente, voluntaria y requiere de algún grado de planificación, las
razones por las que el individuo se ve impelido a fingir la enfermedad resultan inconscientes para el
sujeto (Catalina, Ugarte y Moreno, 2009). Lo que parece ser evidente en estos casos, es que una vez que
se inicia el juego de la imaginación, con frecuencia se llega al autoengaño, que surge, a partir de la
necesidad de escapar de la propia realidad. (Kasper, 1913 c.p. Steel, 2009).
Para complicar el panorama, la etiología de los Tratornos Facticios no se comprende completamente,
ya que no existe un factor que sea común a todos los casos. Sin embargo, se han encontrado factores de
personalidad asociados a este trastorno, tales como la sociopatía, los rasgos histriónicos y una estructura
de personalidad borderline (Steel, 2009).
No hay mucha experiencia sobre el tratamiento que debe seguirse con los individuos que padecen del
Trastorno Facticio, aunque se ha sugerido que el uso de antidepresivos puede mejorar esta condición,
puesto que muchos de estos pacientes tienen síntomas depresivos. Los antipsicóticos también se han
utilizado con diferentes objetivos tales como la detención de la impulsividad y los trastornos de conducta
asociados (Catalina, Ugarte & Moreno, 2009).

“La utilidad de confrontación frente a la no confrontación es debatida en el trastorno


facticio…Muchos autores consideran que la confrontación induce al paciente a escapar sin
tratamiento y puede favorecer la aparición de síntomas psicóticos y comportamientos suicidas.
Hasta ahora, la mayoría de los tratamientos realizado en los trastornos facticios han evitado la
necesidad de confrontar al paciente con su comportamiento artificial, realizando tratamientos e
intervenciones de tipo psicoanalítica y conductual (evitando el refuerzo positivo de la
enfermedad)” (Catalina, Ugarte & Moreno, 2009 pp 57-58).

Bruno (1977) ha hipotetizado que el Trastorno Facticio puede explicar el deseo que tienen los
pretenders por fingir estar discapacitados y es posible encontrar similitudes entre ambas condiciones. En
primer lugar, para uno y otro, las motivaciones del comportamiento simulador son inconscientes:

“[Los pacientes con Trastorno Facticio] actúan de manera consciente al producir sus
enfermedades, pero las motivaciones permanecen inconscientes para él. Saben que están
actuando pero no pueden detenerse, porque su conducta está determinada por factores
inconscientes. Lo más aceptado es que estos pacientes presentan una necesidad imperiosa
de ser atendidos y cuidados, de ser el centro del interés. En algunos pacientes existe el
antecedente de una enfermedad real infantil donde se sintieron cuidados por primera o
única vez” (Bocchino, 2014, p. 95).

Por su parte, en el caso de la conducta de fingimiento del pretender es importante recordar que esto
no es una escogencia. La persona se siente "programada" para comportarse de esta manera y tiene poca o
ninguna habilidad para alterar su comportamiento: aunque pueda sentirse muy avergonzado de sus
sentimientos, deseos y obsesiones, puede hacer poco acerca de ellos (Abasiophilia Information, 2013a, ¶
14).
En segundo lugar, los pretenders al igual que muchos de los pacientes con Trastorno Facticio han
experimentado una infancia con muchos abusos o privaciones emocionales por lo que llegaron a la

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conclusión de que la discapacidad (real o fingida) es la única razón socialmente aceptable para llegar a ser
digno de amor y atención (Bruno, 1977).
Otro tema común, es la experiencia con la enfermedad, ya sea de primera o de segunda mano, por
ejemplo, a través de la enfermedad de un cuidador durante la infancia del paciente (Steel, 2009). La
mayoría de los pacientes con Trastorno Facticio tienen formación, experiencia profesional o alguna
relación con el campo de la salud: suelen ser médicos, enfermeras, administradores de hospitales, técnicos
de la salud, etc. (Maldonado, 2012). De la misma manera, en casi todos los casos reportados de individuos
con la condición de pretenders, hubo alguna interacción con una persona con una discapacidad física
(Abasiophilia, 2013a).
A pesar de que existen muchas similitudes entre los pretenders y los pacientes con Trastornos
Facticios también hay diferencias entre ambas condiciones que no pueden ser pasadas por alto: en primer
lugar, los pacientes con trastornos facticios que desarrollan una relación de confianza con sus médicos
tienden a permanecer con ellos, siempre y cuando este llene sus necesidades emocionales inconscientes
(Maldonado, 2012). Sin embargo, los pretenders no suelen acudir a citas médicas, se conforman con ir a
lugares públicos donde creen que no serán reconocidos, para una vez estando allí fingir que tienen algún
problema de movilidad, se permiten usar sillas de ruedas, muletas o aparatos ortopédicos frente a los
otros y aceptan o solicitan la ayuda de otros para facilitar sus movimientos (Bruno,1977) Tampoco debe
olvidarse que mucho del comportamiento “pretender” ocurre cuando se está a solas mientras que un
paciente con Trastorno Facticio siempre requerirá de “público” ( Abasiophilia Information, 2013a).

“El pretender se siente tan atraído por el estado de discapacidad que se siente impulsado a
actuar de alguna manera el estilo de vida discapacitado, aunque sólo ocasionalmente. Él puede
hacer o comprar los aditamentos requeridos por la discapacidad física - muletas, apoyabrazos,
una silla de ruedas - y actuar su fantasía de ser discapacitado. A menudo esto es una actividad
oculta hecha en el secreto de la casa. El pretender más atrevido y con mayor auto aceptación
puede aventurarse en lugares públicos. Puede viajar lejos de casa, a una ciudad donde no le
conozcan, para actuar su estilo de vida discapacitado…Internamente, se siente bien con su
apariencia y comportamiento. A veces, esta sensación se equilibra con la duda y con la culpa
por sus deseos de pretender” (Abasiophilia Information, 2013a, p. 14).

En segundo lugar, la mayoría de los pacientes con trastorno facticio tienen antecedentes de
preocupaciones de larga data con relación a su salud y/o temores hipocondríacos (Maldonado, 2012), en
tanto que los pretenders se saben sanos y no experimentan tales preocupaciones: “Muchas personas con
estos trastornos afirman que el comportamiento no les causa ninguna angustia y que su único problema es
la disfunción social como resultado de la reacción de otros a su comportamiento" (American Psychiatric
Association p. 567 c.p Harmon, 2012).
En tercer lugar, el comportamiento engañoso de los pacientes con trastorno facticio asume tres
modalidades fundamentales: a) generar un falso diagnostico de enfermedad; b) crear una enfermedad real
mediante el uso de medicinas o inyecciones o; c) tomar ventaja de una enfermedad real interfiriendo con
el tratamiento y / o la curación de una herida o una fractura (Maldonado, 2012). Conductas similares se
han reportado en wannabes (Money, Jobaris y Furth, 1977), pero no se han reportado en pretenders
quienes tienden a no dañar el cuerpo (Harmon, 2012)
En cuarto lugar, en lo referente a la epidemiologia, la mayoría de los pacientes diagnosticados con
trastorno facticio suelen ser mujeres (Maldonado, 2012), mientras que la mayoría de los pretenders
suelen ser hombres (Harmon, 2012)

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Devotees
Un devotee o devoto es alguien que se siente sexualmente atraído por una persona con una
discapacidad. Los devotees tienen ideas diferentes acerca de lo que encuentran atractivo. Por ejemplo,
algunos sólo están interesados en las lesiones de la médula espinal, mientras que otros se sienten atraídos
por otros tipos de discapacidad física (Hovey, 2007).
En términos de preferencia se dice que el devotee hombre prefiere a las mujeres que tienen una
pierna amputada y la devotee mujer gusta de los hombres en sillas de rueda. Otra característica del
devotee, es que a muchos de ellos, les resulta inexplicable su actitud y la describen como una sensación
fuerte que se encuentra más allá de su control (Martinez, 2008)
Para algunos investigadores, el devotee, se puede entender también como un fetichista, puesto que
su conducta implica el gusto por recolectar información con respecto a la discapacidad, por ejemplo leer
libros de medicina acerca del tema, asistir a conferencias e inscribirse en foros de Internet referidos al
tema. Incluso, matricularse en los voluntariados para ayudar a estas personas, por lo que puede ser
confundido con una persona a la que gusta de la labor social. La gran diferencia es que en el devotee,
subyace el deseo sexual que encuentra en el discapacitado, el objeto de sus deseos (Martinez, 2008).
Hay devotos de personas con diversos tipo de discapacidad, desde la ceguera hasta la tetraplejia,
lo que ha dado origen a una serie de parafilias no especificadas por el DSM IV, tales como la
amaurofilia: que es la preferencia sexual por una pareja ciega, la dismorfofilia que es la atracción por
personas deformadas, La frenasticofilia que es la excitación sexual que produce a ciertos individuos, el
tener actividad sexual con personas débiles o retrasadas mentales, y así sucesivamente (Romi, 2004).
Esta investigación se centrará específicamente en los devotos que están interesados en las
personas con discapacidad motora, siendo ellos los abasiofilicos y los acrotomofilicos.

Tabla 2
Descripción de los Devotees interesados en personas con discapacidad motriz.
Tipo de devotee Descripción
Abasiofílicos Experimentan excitación sexual por personas con discapacidad, que
emplean ayudas ortopédicas como escayola, sillas de ruedas, férulas y
ortesis
Acrotomofílicos Sienten deseo sexual por alguien que tiene algún miembro amputado.

Abasiofilia
Abasiofilia: formado por las palabras: a(negación) + basio (andar, ir) + philia (amor). El
término abasiofilia fue acuñado por Money en 1990, en un artículo que escribió sobre parafilias. La
abasiofilia es una atracción psicosexual hacia personas con problemas de movilidad, especialmente los
que utilizan aparatos ortopédicos para las piernas, apoyos vertebrales, yesos, escayolas o sillas de ruedas
(Money, 1990; Aggrawal, 2009).
Aunque el nombre de esta condición era nuevo, la condición en sí no lo era. En 1960, en el
American Journal of Psychotherapy, el Dr. Fleischl describió la "fantasía de un hombre por una chica
lisiada" y dijo que era un caso de "fetichismo ortopédico" (Griffiths, 2013). Sin embargo, Milner, Dopke y
Crouch (2008 c.p Griffiths, 2013) piensan que no se puede clasificar a la abasiofilia como un tipo de
fetichismo, porque en este se requiere que el foco del interés sexual sea un objeto no humano. Para ellos,
la abasiofilia podría ser un subtipo de morfofilia.
La morfofilia es una parafilia caracterizada porque el pico de excitación sexual se da en respuesta
a un rasgo físico específico, por ejemplo: ser rubio, ser alto, ser gordo, tener los senos pequeños, tener los
ojos verdes, el trasero grande, etc. (Terry, 2007).
Al parecer, la abasiofilia tiene su origen en la primera infancia, antes de alcanzar la pubertad. Pero
no está clara la razón por la que esto ocurre, aunque hay muchas hipótesis con relación a su etiología. Más
recientemente, algunos han sugerido que abasiofilia es una forma de BIID (Terry, 2007).

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La erradicación de la polio ha producido una disminución en la cantidad de personas que utilizan


aparatos ortopédicos y quizás esta sea la causa de que hayan menguado la cantidad de abasiofílicos
interesados en este tipo particular de aditamento. En la actualidad, es más probable que a un abasiofilico
les atraigan los usuarios de sillas de ruedas o yesos, que personas con ortesis (Abasiophilia Information,
2013b).

Acrotomofilia
La palabra "acrotomofilia" viene del griego akron (extremidad) + tomo (corte) + philia (amor).
La atracción romántica y sexual por personas amputadas fue descrita por primera vez a finales del siglo
19 por Von Krafft-Ebing, y ha sido llamada Amelotasis por varios autores (Dixon, 1983; Nattress, 1996;
Riddle, 1989 c.p Lawrence, 2006) o Acrotomofilia por Money (1986 c.p Lawrence, 2006 ).
Muchos factores como el aspecto físico, el aseo, la capacidad de hablar bien, etc., están
implicados en que una persona se sienta romántica o sexualmente atraída por otra. Comúnmente es
aceptado que los hombres se sienten atraídos por las mujeres con senos grandes, piernas largas y
delgadas o el cabello rubio y brillante; Sin embargo, el hecho de que algunos hombres se sientan atraídos
por personas que han perdido una o más extremidades, es menos conocido (Jeffries y Maxfield, 1998).
Para muchos amputados, la idea de que alguien encuentre su muñón sexualmente atractivo es
sorprendente, incluso increíble o desconcertante. Especialmente, cuando el amputado está luchando con
aspectos esenciales de su auto-aceptación, imagen corporal y autoestima (Jeffries y Maxfield, 1998).
Se ha especulado mucho, sobre la etiología de la acromotofilia. Por ejemplo, se ha dicho que la
atracción hacia personas con amputaciones está relacionada con la homosexualidad, el sadismo y el
bondage. Un muñón podría sugerirles a los devotees, un pene, que vendría a ser un estímulo sexual
menos amenazante para ellos (que vendrían a ser homosexuales latentes) (Wakefield, Frank y Meyer,
1977, c.p Smith y Morra, 2006). La similitud del muñón con el pene también podría ser un antídoto
contrafóbico para los hombres acrotomofílicos con miedo a la castración (Wakefield, Frank y Meyer,
1977, c.p Smith y Morra, 2006). Sin embargo, estos temores jamás han sido documentados
científicamente y lo cierto es que el fenómeno sigue siendo prácticamente inexplorado (Hovey, 2007).
Otra de las hipótesis sobre el origen del devotismo, en cualquiera de sus dos versiones (abasiofilia
o acrotomofilia), parece estar en la demanda de afecto. El devotee habría observado el cuidado y el amor
que recibe alguna persona cercana (un familiar, un vecino, un compañero de escuela etc.) que está en
condición de discapacidad o él mismo podría haber recibido mayor atención o algún tratamiento especial
cuando se encontraba enfermo (por ejemplo, al romperse una pierna), por lo que en su mente se
estableció la identificación de la discapacidad con amor y más tarde, durante la adolescencia, tal relación
se erotizó hasta el punto en el que la discapacidad terminó siendo igual a deseo (Abasiophilia
Information, 2013a).
Bruno (1997) al describir el caso de la señora D, una mujer devotee, sugiere que la causa de su
devotismo era la falta de afecto por parte de los padres, quienes solo se permitieron expresar cariño en
una ocasión, en respuesta a la visión de una niña que usaba muletas y aparatos ortopédicos, por lo que la
paciente concluyó que tener una discapacidad era un requisito para ser amada. En consecuencia, `para
este investigador, el abordaje psicoterapéutico debía estar orientado a que los pacientes sean conscientes
del dolor que experimentaron al no recibir el amor y la atención de sus padres, y de cómo la discapacidad
se conviertió en un medio para conseguir ese amor. Adicionalmente, Bruno (1997) sugiere que la
detención de pensamiento, la sustitución de comportamientos inapropiados y la introspección podían
ayudar a detener las obsesiones relacionadas con la discapacidad.
Por su parte, Money y Pranzarone (1993) sugirieron que el abordaje farmacológico, el
condicionamiento clásico y operante, el biofeedback, la psicoterapia y los grupos de apoyo podían ser
tratamientos adecuados para las parafilias, entre las que incluyeron a la apotemnofilia.

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Interrelaciones entre Devotees, Pretenders y Wannabes


Hasta ahora, todo lo que se tiene son hipótesis sobre la etiología de las 3 parafilias vinculadas a la
discapacidad, ellas han sido poco estudiadas desde el punto de vista científico porque exceptuando
algunos artículos publicados en la década de los 90, por Money (1990) y Bruno (1997), casi todo lo que
se sabe acerca de ellas proviene de los foros, blogs o chats de internet que miembros del colectivo DPW
han creado.
Bruno (1997 c.p Campbell, 2003, p. 349 -350) documentó 4 explicaciones etiológicas para el
fenómeno DPW:
1. El DPW siente preferencia por el cuerpo discapacitado porque es menos amenazante y, por
lo tanto, un "objeto de amor" más accesible;
2. La atracción DPW está asociada con un estímulo no resuelto, relacionado con las
experiencias de discapacidad;
3. La atracción DPW cae en los límites de las "perversiones" sexuales de homosexualidad,
sadismo y esclavitud; y finalmente;
4. Existe una alta incidencia de disforia corporal entre DPW - es decir, una "Persona
discapacitada atrapada dentro de un cuerpo no discapacitado".
En los últimos años, el fenómeno de los wannabes (BIID) ha ido cobrando importancia en los
medios y se ha generado investigación de índole neurofisiológica intentando encontrar el lugar donde
ocurre la disfunción cerebral que lleva a estos individuos a desear ser amputados. Sin embargo, se ha
dejado de lado que la mayoría de los individuos con BIID se sienten atraídos sexualmente por individuos
con discapacidad (Pregartbauer, Schnell y Kasten, 2014), lo que podría implicar la existencia de posibles
vinculaciones existentes entre los devotees, wannabes y pretendes. A este respecto, Bruno (1997) ha
formulado la hipótesis de que a todos ellos subyacen mecanismos psicológicos similares.
Este autor sugiere que dado que comparten mecanismos similares debería crearse una entidad
diagnóstica que podría ser llamada Trastornos de Discapacidad Facticios (FDD), en la que la discapacidad
- real o pretendida, propia o de otro - proporciona una oportunidad para que el individuo sea amado y
asistido cuando no exista la oportunidad de conseguirlo de otra manera.

Conclusión
Aunque dentro de la literatura científica se han reportado algunos casos de parafilias DPW, hasta
ahora, se desconoce su etiología, la cual parece tener una naturaleza compleja y multicausal, en la que
interactúan factores de índole biológico, psicológico y social.
Se ha hipotetizado que a los devotees, pretenders y wannabes subyacen mecanismos psicológicos
similares, dado que en una misma persona pueden estar presentes de manera simultánea cualquiera de
estas 3 condiciones. Sin embargo, no está claro cuáles son estos mecanismos o la forma en la que ellos
operan.
Adicionalmente, los abordajes terapéuticos (conductual y psicoanalítico) que se han utilizado, así
como el tratamiento farmacológico, solo parecen haber sido exitosos en lidiar con los impulsos
parafilicos, sin lograr que estos desaparezcan.
Un factor que ha contribuido a que las hipótesis que hay sobre el fenómeno no hayan sido
evaluadas científicamente, es que existen escasos artículos sobre las parafilias DPW en revistas
arbitradas, mientras que el gran cúmulo de información con la que se cuenta, se halla en chats, grupos de
internet o blogs que la comunidad DPW ha creado, en un intento por brindarse apoyo mutuo.
Más allá de la etiología y de los mecanismos complejos que puedan subyacer al fenómeno, cabe
reflexionar por qué sorprende tanto el deseo erótico que pueda experimentar alguien hacia un cuerpo con
un estética no convencional, al punto de que las pocas veces que el fenómeno ha sido estudiado desde la
vertiente científica, siempre se ha intentado buscarle un espacio en el campo de la psicopatología.
A este respecto, habría que preguntarse si un deseo erótico como este implica per se la presencia
de una desviación psicológica o si se trata de que en nuestra sociedad, al existir la percepción de que las
personas con discapacidad son individuos asexuales, poco atractivos, inmaduros, escasamente exitosos y

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poco aptos para tomar decisiones a la hora de ejercer su sexualidad, cada vez que alguien erotiza uno de
estos cuerpos, inmediatamente es tildado de patológico.

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Received: 06/09/2016
Accepted: 02/06/2017

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