No Contaminarse
No Contaminarse
No Contaminarse
su corazón
Una cosa que he mencionado repetidamente a través de mi tiempo ministrando, es que
cuando llegamos a los caminos de Dios, entonces no podemos continuar siendo de la
misma manera que éramos.
En otras palabras, nuestra manera de pensar, hablar, y actuar tiene que ser
completamente diferente; y esto es algo que los estudios bíblicos y predicas cristianas
basadas en la sana doctrina nos dejan saber claramente
Pero la realidad es que este cambio tan drástico que todo cristiano fiel está llamado a
hacer, en ocasiones puede causar dificultades y sufrimiento. ¿Por qué digo esto?
La razón por la que digo que el cambio que todos tenemos que hacer en ocasiones causa
dificultades, y o produce sufrimiento, es porque la mayor parte de nuestra sociedad está
compuesta de personas conformistas, y desdichadamente esto no es algo que solo se
aplica a las personas que todavía viven en el mundo, sino que el conformismo también
puede ser encontrado en la iglesia de hoy.
Y es por esa razón que muchos esperan que todos nos conformemos con lo que sucede a
nuestro alrededor. Muchos esperan, y en ocasiones demandan, que no alcemos nuestras
voces en oposición a las falsas enseñanzas, religiones paganas, y abominaciones a Dios.
Para tener un mejor entendimiento del mensaje que Dios tiene para nosotros en el día de
hoy, nos será necesario hacer un breve resumen de historia, y estar consientes de
algunas de las costumbres de ese entonces. Los estudios bíblicos nos revelan, que el
ministerio y vida de Daniel cubrieron los setenta años de la cautividad de Judá por
Babilonia.
Los estudios bíblicos también nos enseñan que Daniel fue entre uno de los escogidos del
linaje real de los príncipes, quien el rey ordeno fuesen llevados a Babilonia para servirle
[3].
Pero antes de que pudiesen servir al rey, Daniel y sus compañeros primero tendrían que
pasar por un riguroso entrenamiento. Y dicho entrenamiento estaba diseñado con el
propósito de cambiarles su identidad judía [4]. Sus nombres fueron cambiados, su dieta
seria cambiada, y se les demandaría que hiciesen o formaran parte de lo que ellos bien
sabían eran abominaciones a Dios.
Pero antes de que pudiesen servir al rey, Daniel y sus compañeros primero tendrían que
pasar por un riguroso entrenamiento. Y dicho entrenamiento estaba diseñado con el
propósito de cambiarles su identidad judía [4]. Sus nombres fueron cambiados, su dieta
seria cambiada, y se les demandaría que hiciesen o formaran parte de lo que ellos bien
sabían eran abominaciones a Dios.
¿Por qué es necesario que conozcamos estos breves detalles históricos? La razón por la
que todos debemos estar muy consientes de estos detalles, es porque en ellos,
encontramos el propósito del rey de ese entonces, y también el propósito de nuestro
enemigo hoy en día.
Al igual que el rey Nabucodonosor quería cambiar a Daniel y sus compañeros a que se
conformaran a las leyes babilónicas, para que perdieran su identidad judía, el enemigo de
las almas desea hacer lo mismo con los cristianos.
El enemigo de las almas desea que los cristianos se conformen a las condiciones y
demandas del mundo, y que ignoremos por completo lo que Dios nos revela a través de
los estudios bíblicos y predicas cristianas. Así que manteniendo estos brevísimos detalles
en mente, continuemos ahora con nuestro estudio bíblico de hoy.
En el versículo ocho encontramos que se nos dice: “…Y Daniel propuso en su corazón no
contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por
tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse…” Dile a la persona
que tienes a tu lado: Daniel propuso en su corazón. Ahora imaginémonos esta escena.
Digo que todos tenemos mucho que aprender de estos acontecimientos históricos porque
a muchos de nosotros, de vez en cuando, se nos olvida nuestra identidad. En muchas
ocasiones estamos tan enredados en los eventos y situaciones que nos rodean, que
ignoramos o se nos olvida, que los cristianos somos el pueblo escogido de Dios [6], y
como cual, los cristianos tenemos que ser muy, pero muy diferentes de aquellos que nos
rodean, a pesar de las situaciones o eventos que nos rodeen.
Ahora quiero que nos fijemos en un detalle de lo que le dijo Daniel al jefe de los eunucos,
quien estaba encargado del entrenamiento que ellos recibirían.
Aquí vemos que Daniel le dijo que ellos no querían “contaminarse”, pero, ¿qué significa
esto? ¿Sería porque la comida que se les estaba presentando era de mal gusto, o que
estaba envenenada o cosa similar? Les puedo decir que la respuesta es no. Existen dos
razones por la que Daniel seguramente rechazo estos alimentos.
La primera razón es porque en la mayoría de los casos, las carnes venían de animales
sacrificados a los dioses babilónicos; también ellos tenían leyes muy estrictas en cuanto a
la carne que podían comer [7]. La segunda razón es porque los judíos ortodoxos eran y
son vegetarianos. Según la tradición ortodoxa, la dieta vegetariana es la dieta perfecta
dictada por Dios [8].
Son por estas razones que les digo que la razón por la que Daniel declaró que no quería
contaminarse, no fue porque la comida estaba mala, envenenada o de mal gusto, sino
que fue porque lo que se les quería dar a comer era considerado abominación.
Número dos, como les he venido diciendo a través de esta predicación, cuando decidimos
no comprometer nuestra fe, cuando decidimos no conformarnos al mundo, en ocasiones
tendremos que atravesar por momentos difíciles.
Esto es algo que queda muy bien ilustrado cuando leemos: “…y dijo el jefe de los eunucos
a Daniel: Temo a mi señor el rey, que señaló vuestra comida y vuestra bebida; pues luego
que él vea vuestros rostros más pálidos que los de los muchachos que son semejantes a
vosotros, condenaréis para con el rey mi cabeza…”
Como les dije anteriormente, desafiar las órdenes del rey podía costarle la vida a la
persona, y en este caso no solamente sería la vida de Daniel y sus compañeros, sino que
también le costaría la vida al jefe de los eunucos. Pero para Daniel y sus compañeros, las
leyes de Dios suplantaban las leyes de los hombres.
Fíjense bien en como Daniel respondió para que entiendan bien lo que les digo. Aquí
vemos que Daniel dijo: “…Entonces dijo Daniel a Melsar, que estaba puesto por el jefe de
los eunucos sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías: 12 Te ruego que hagas la prueba
con tus siervos por diez días, y nos den legumbres a comer, y agua a beber. 13 Compara
luego nuestros rostros con los rostros de los muchachos que comen de la ración de la
comida del rey, y haz después con tus siervos según veas…” ¿Qué nos demuestra esto?
Esto nos demuestra que ¡Daniel confío en Dios! Dile a la persona que tienes a tu lado,
confía en Dios.
El temor de lo que pudiera suceder no detuvo a Daniel y sus compañeros; ¿por qué?
Porque ellos tenían la absoluta confianza de donde procedía su fortaleza [9]. Al igual que
todos nosotros aquí, y todo cristiano alrededor del mundo, nosotros vivimos en un mundo
perverso y malvado.
Al igual que Daniel, todo cristiano vive rodeado de abominaciones que tratan de
separarnos de la presencia de Dios. Y al igual que Daniel, todo cristiano debe, y tiene,
que proponerse en su corazón, no permitir que las abominaciones, influencien o nos
conduzcan a conformarnos a las cosas del mundo.
Continuando con nuestro estudio bíblico leemos: “…Consintió, pues, con ellos en esto, y
probó con ellos diez días. 15 Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y
más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción de la comida del
rey…”
Como podemos claramente ver, Dios no defraudo a Daniel, sino que: “…el rostro de ellos
mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción de la
comida del rey…”
Para concluir. Como en el tiempo de Daniel, el enemigo de las almas continúa tratando
de separar a los cristianos de la presencia de Dios.
Daniel se atrevió a ser diferente, y sus compañeros le siguieron. Atrévete a ser diferente y
pronto encontrarás como otros serán atraídos al Señor por tu fe. Atrévete a ser diferente;
persevera en la sana doctrina y no permitas que el diablo te separe de la presencia de
Dios.
Fíjense bien en este pequeño detalle en Mateo 10:22 para que entiendan bien lo que les
digo; aquí leemos: “…Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que
persevere hasta el fin, éste será salvo…” ¿Quieren ser salvos? Entonces, tenemos que
ser atrevidos.
Tenemos que atrevernos a decir “¡NO!”, aun cuando esto pueda causar un momento
difícil. Tenemos que atrevernos a pararnos firmes en las promesas de Dios. Tenemos que
atrevernos a confiar en Dios en todo momento.