Que Es Teología

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¿QUE ES TEOLOGIA?

UNA APROXIMACION A SU IDENTDA Y A SU METODO

ADRIANO EDUARDO RINCÓN CÁRDENAS


I DE TEOLOGÍA

INTRODUCCION A LA TEOLOGIA
SEMINARIO MAYOR DIOCESANO SAN JOSÉ
CÚCTA - NORTE DE SANTANDER
2013
¿QUE ES TEOLOGIA?
UNA APROXIMACION A SU IDENTDA Y A SU METODO

ADRIANO EDUARDO RINCÓN CÁRDENAS


I DE TEOLOGÍA

JOSÉ DEL CARMEN BEJAR, Pbro.

INTRODUCCION A LA TEOLOGIA
SEMINARIO MAYOR DIOCESANO SAN JOSÉ
CÚCTA - NORTE DE SANTANDER
2013
INTRODUCCIÓN

Comúnmente se define a la teología como la ciencia de Dios, es decir aquella ciencia que
estudia a Dios tanto para sí mismo, como un Dios que se ha revelado a la humanidad en su
amadísimo hijo Jesucristo, una revelación económica de la gracia divina. Este escrito
basado en estas realidades buscara además de hacer una exposición sistemática de lo que
es la teología, expondrá a grandes rasgos lo que ha sido la historia de esta ciencia. Además
se hará mención a los aportes significativos por parte de los teólogos más destacados en
el transcurso del desarrollo y composición de esta ciencia. También veremos cuál es la
situación actual en la que se encuentra la teología tras haber recorrido un largo camino de
complementación y hacia que teología estamos apuntando.
¿QUE ES TEOLOGÍA?
Voltaire, un famoso filósofo y ateo francés del siglo XVIII dijo: “Dios creó al hombre a su
imagen y semejanza y ahora el hombre le ha devuelto el favor”. Aunque nos parezca un
poco fuerte esta expresión es verdad, el hombre en sus intentos de abarcar a Dios le ha
dado cualidades demasiado humanas. Por ello la Iglesia es consciente que para un
correcto conocimiento de Dios, que si bien no es total, es necesaria la disciplina teológica
que analice el Misterio de la Revelación y lo muestre a los hombres más exequible tanto a
la fe como a la mismísima razón. Comúnmente se define la teología como la ciencia que
estudia a Dios y se fundamenta no solo en acercamiento a Dios no solo a base de fe sino
también de razón.

Si hablamos del que hace teología, el teólogo, decimos que son muy diversas las figuras
que ha habido a través del tiempo. Algunos de estos son sistemáticos y otros más bien
fragmentarios, también las cuestiones que han movido la reflexión teológica han sido
varias, como Kerigma-Cristo-Trinidad (I-XII) Dios (XIII) salvación y unión inmediata con
Dios (XV-XVI) libertad y gracia (XVI-X), razón y fe (XVIII) historia – revelación (XIX) persona
humana y sociedad (XX). Todos estos elementos han hecho difícil el estudio teológico, el
termino teología no se origino en ambiente cristiano sino griego.

El primero en usar este término fue el filósofo Platón, antes de incorporar el término al
cristianismo se empleaba más bien conceptos como sabiduría, plan de salvación o
“doctrina cristiana”. Platón empleó el término como sinónimo de “mitología” como el
relato de las divinidades. Aristóteles amplia un poco más término, emplea en dos
direcciones, primero habla de teología como mitología, y segundo en un sentido científico,
como la ciencia suprema. En los siglo I y II de nuestra era cristiana, ni en el Nuevo
Testamento, ni en los Padres Apostólicos hace presencia el termino, ya en los Padres
Apologetas se usa pero en el sentido platónico. Y no se emplea porque en realidad es
imposible expresar el gran misterio de Dios trino, revelado en Cristo por medio de la
palabra pagana “teología”. En estos primeros siglos se emplea el nombre teología bajo el
signo gnóstico-sapiencial, I-X, esta la concepción gnóstico-pagana de “sabiduría” (gnosis) y
las grandes corrientes tradicionales judías. La primera es religiosa en cuanto buscaba la
felicidad del hombre, le hacía piadoso y feliz, perfecto y le salvaba. La referencia que tuvo
la teología en las tradiciones judías por medio de tradiciones como la profética, la
apocalíptica, Qumrán…etc. Serán más adelante asumidas por el cristianismo pero
reorientadas, les dará un sentido nuevo y pleno.

En la sabiduría del Nuevo Testamento encontramos diversas formas de este presentarnos


la revelación, no bajo el termino de teología sino más bien una especie de sabiduría
(gnosis) de salvación. Tenemos entonces los Evangelios, las cartas, monografías históricas
y el Apocalipsis. Por ello San Pablo habla de la “sabiduría del misterio” lo que para
nosotros hoy sería una teología. Antes que la teología cristiana entrara en contacto con el
pensamiento griego ya existía un método teológico “judío-cristiano primitivo”. Su
interpretación de la Revelación es de carácter apocalíptico. La teología como el método
teológico en los santos Padres va a ser mucho más elaborado.

En la denominada teología patrística podemos distinguir muchos periodos. El primero, el


prenicénico (hasta el primer Concilio Ecuménico de Nicea, en el año 325, se diferencia de
los Padres Apostólicos (s. I) que fueron los más cercanos a los Apóstoles siendo el más
antiguo San Ignacio de Antioquia y ya en el siglo II los Padres Apologetas. Luego vendrá la
Patrística y la gran recopilación doctrinal. Este paradigma pagano-cristiano-helenista de
hacer teología ofrece una interpretación de la Sagrada Escritura en conceptos más
helenistas. Pero al mismo tiempo es cuidadosa de no dejarse tomar por completo de la
gnosis pagana. En torno a esto surgirán entonces dos corrientes: los que apoyan un
contacto con la filosofía griega (San Buenaventura) y los que rechazan totalmente el
empleo de esta para la demostración de los misterios divinos (Orígenes y Clemente de
Alejandría). El intento de dialogo con la gnosis-filosofía pagana se destaca S. Justino (100-
165). Define al cristianismo como la única gnosis q realmente es útil, además defiende la
causa de razón de lo que creemos y asume todo lo que es bueno como cristiano. Clemente
de Alejandría de origen ateniense. Este amplia el termino teología y lo hace a nivel
lingüísticos. La utiliza en sentido mítico, también aplicándola a personajes de Antiguo
Testamento. Cirilo de Alejandría (370 – 444) aporto en temas interesantes en teología
como la maternidad divina de la Virgen María. De S Irineo nos han llegado principalmente
dos obras: “Adversus Haereses” y “Demostratio Apostolicae Predicaciones”. Para otro
grande como Orígenes, el gran enamorado de la Sagrada Escritura y deseoso del martirio,
la teología es el conjunto de tres operaciones, la fe como aceptación literal de la Sagrada
Escritura, Gnosis, como la profundización para captar el sentido alegórico y la
contemplación, penetración y profundización del sentido mismo alegórico y espiritual.
Más adelante nos dejara una riqueza Gregorio de Nisa, con sus aportes teológicos,
además exegéticos y ascéticos. Con San Agustín nos quedara clara de la importancia de la
Escritura y del método fundado en la fe como en la misma razón. Para San Agustín era
claro que si el teólogo no combinaba estos elementos se podía perder en la razón o caer
en simple fetichismo. Pseudo Dionisio nos hablara de una teología más marcada por un
carácter místico. Unos años más tarde llegara con la fundación del monacato la famosa y
siempre útil “Lectio Divina” que dará un aspecto mucho más práctico a la teología.
Resaltamos de la edad antigua el empleo tan hábil de la Sagrada Escritura y la unión de
sabiduría-vida.
Al finalizar la edad antigua, Boecio, el Último romano y el primer escolástico, introduce el
término aristotélico de ciencia con la triple división: física, matemática, metafísica o
teológica. De esta manera se consagra ya el término “teología como ciencia”. Aparece un
nuevo método: el entativo-metafisico. Este método teológico vendrá marcado por la
progresiva entrada de las obras de Aristóteles en Occidente. Algunas de estas fueron:
lógica Vetus, traducida por Boecio en el 525, analytica priora et posteriora, tópicos y los
Sophistici elenchi. A partir de los siglos XIII se traduce ya toda la obra de Aristóteles, el
cual ya no es el pensador sino el filósofo por excelencia. Todo esto dará lugar a diversas
escuelas teológicas. La teología se hará, sucesivamente, bajo el signo de la gramática y la
dialéctica, de la lógica y la metafísica. Se ha de tener en cuenta que tras la caída del
imperio romano la transmisión de la cultura se realiza a través de las escuelas monacales o
abaciales. Posteriormente se van formando las escuelas catedralicias o capitulares. A
partir del s. IX, las palatinas reales y más tarde las universidades. De las universidades
salen perfeccionados los métodos de enseñanza que caracterizan todo el Medioevo y que
llegaran a su culmen consumas teológicas como las del gran santo Tomas de Aquino. Al
concluir la Escolastica, y mencionamos acá al Aquinate y terminamos con Ockam que
niega al mismo tiempo parte del sistema tomista, pasamos a la teología en los siglos XV-
XVIII: “una teología para el hombre”. Recordemos que, en los primeros siglos del
cristianismo, para hacer teología, había que tener experiencia de Dios. Con la escolástica
decadente, el nominalismo, el descubrimiento del continente americano y el
redescubrimiento de la literatura clásica pagana surgen nuevos problemas terrenos y más
marcadamente humanos y la teología traslada su centro de interés de lo divino a lo
humano, hemos pasado de una sabiduría divina a una sabiduría para el hombre. El
problema se agrava por el nacimiento de un método apologético y dogmatico,
manualístico, como respuesta de la contrarreforma católica a la reforma de cuño
protestante con Lutero y Calvino. Anteriormente mencionábamos corrientes como el
agustinismo, omasismo, ecotismo y nominalismo. Los documentos autoritarios como los
de teólogos como Tomas se empiezan a cuestionar, y la razón se empieza a imponer a
verdades divinas ya establecidas. La teología en los siglos XIX-XX se centra “en búsqueda
de una antropología para llegar a Dios”. En el siglo XIX, podemos afirmar que la teología, y
su método, se debaten entre la decadencia y la renovación; entre el tradicionalismo, el
racionalismo y el fideísmo. Las escuelas más destacadas serian, por naciones, las
siguientes: en Alemania la escuela de la universidad de Tubinga, con facultades católica y
protestante y con un gran representante: J.A. Mohler. Se busca una teología viva, en
contacto con el ambiente cultural de la época y la importancia de unir el método histórico
con la especulación teológica. En Francia e Inglaterra se proclama la “vuelta a las fuentes
de teología”. Un teólogo destaca con luz propia: J.H. Newman, dentro del denominado
movimiento de Oxford, que valora enormemente la Tradición Viva de la Iglesia, no como
inmovilidad, sino como crecimiento , desarrollo y capacidad para llegar a la verdad
integral. Finalmente en el siglo XIX, destacamos el espiritualismo francés e italiano y los
intentos de renovación de la teología escolástica cuya figura representativa puede ser M.J.
Scheeben, con su concepto de teología como “reflexión de los misterios cristianos en
orden a poner de manifiesto la conexión que reina entre ellos. Esta teología del siglo XIX
va estar totalmente marcada por el Concilio Vaticano I, por León XIII y el modernismo.
Durante el siglo XIX se propician algunos movimientos de renovación, en confrontación al
modernismo y la ilustración.

En la teología protestante, en dialogo con los sistemas filosóficos del tiempo, surgen
corrientes muy diversas que van desde el confesionalismo hasta prácticamente el ateísmo.
Bajo el influjo de Hegel se contempla la religión como un fenómeno del espíritu humano,
llevando a la corriente más progresista, a negar la divinidad de Jesucristo y hasta la
existencia de Dios mismo. Se avanza en los métodos histórico críticos para la realizar la
exegesis bíblica. Al llegar al siglo XX en el periodo de entreguerras se propicia una vuelta a
las fuentes genuinas de la tradición; un dialogo con las corrientes culturales del tiempo y
el desarrollo de teologías que desean ser MÁS PASTORALES y del compromiso. Al aparecer
el Vaticano II y su aplicación, propiciaran una orientación teológica más centrada en la
historia de salvación, y al mismo tiempo más antropocéntrica, práctica y ecuménica. En
este año en 1950, Pio XIII proclama el dogma de la Asunción de María. Hay que tener en
cuenta que en el campo protestante la teología dialéctica influenciada por Hegel como ya
lo habíamos mencionado anteriormente, reacciona contra la teología liberal, primando la
alteridad absoluta de Dios. Posteriormente la teología existencial equilibrara dicha
alteridad subrayando que el cristianismo es una confrontación con la llamada a vivir en
Cristo. Las teologías de la secularización y muerte de Dios, de la Cruz y de la esperanza, sin
olvidar la teología feminista, se sitúan, en diferentes décadas, en primer plano de la
actualidad. Finalmente en el campo ortodoxo, renace la teología neopatrística que sigue
profundizando en el campo eclesiológico.

Tras haber realizado un minirecorrido por lo que se podría llamar introducción e historia
de la teología nos plantearemos una pregunta que interpela hasta el más sofisticado de
los teólogos: ¿Qué teología para el futuro y qué teología del futuro? El mundo cambia
rápidamente y el continente europeo de hoy no es el mismo de ayer, el descubrimiento de
América extendió el cristianismo pero también las grandes cuestiones que a este le siguen.
Por ello la teología de hoy se enfrenta a retos como la relación entre nacionalismo y
religión, la relación entre individuo y sociedad, la relación entre anuncio y liberación
integral, para finalmente enfrentarse al reto de la evangelización de una sociedad de
consumo. El cristiano de hoy, especialmente el teólogo no debe frustrarse ante estas
problemáticas y es cuando se me es posible traer una visión optimista que nos ayuda a
fijar nuestra mirada con mayor garantía y seguridad. R. Fisichella, señala que,
“paradójicamente el futuro de la teología no es el “futuro” que proclaman las categorías
filosóficas occidentales (lo totalmente nuevo): el futuro en teología, es ser fieles al pasado
que ha puesto en acto la teología. El futuro de la Teología, además de fidelidad, significa
discernir lo que se está viviendo en el presente. En cualquier caso, la teología del futuro
tendrá estos retos: ser una teología eclesial, en dialogo con la cultura y la filosofía,
complementariedad entre oriente y occidente, y en dialogo con otras religiones y ofertas
salvíficas”. Finalmente C. Basevi, indica que la teología deberá recuperar su valor,
establecer el verdadero valor de la secularidad, y, según lo pedido por Juan Pablo II, que
sepa devolver al hombre la mirada trascendente, afrontar el reto de Nueva
Evangelización, y desarrollar una autentica antropología cristiana.

El teólogo O´Donnel, manifiesta claramente que la teología debe armarse de una fe que
busca una inteligencia metafísica, trabajo especialmente de Santo Tomas, una inteligencia
existencial, bajo el influjo de K. Rahner y finalmente una inteligencia práxico-social de J.
Moltmann unida a una inteligencia escatológica. Todo ello sin olvidar o minusvalorar
diversos retos: recuperar el Dios de la Revelación, sin que la pluralidad rompa la unidad,
inculturando el mensaje, con una correcta exegesis y un método interdisciplinar. Sin
olvidar que, a la luz del Dios de Jesús, ve el teólogo la forma de la justicia, la forma de la
esperanza y de la humanidad completas. Además la teología de hoy y del futuro se ha de
abrir con paradigmas interreligioso, compaginar teocentrismo y cristocentrismo porque la
teología es teocéntrica por ser cristiana y viceversa. Hoy hacer teología no es tan simple
como ayer, se de realizar con el mayor cuidado posible y Benedicto XVI, antes de ser
nombrado como Papa nos dice en su obra “Situación actual de la fe y la teología”, que el
hombre de hoy se encuentra en una situación singular, tanto para él como para la teología
misma. Manifiesta el intento fallido de la teología de la liberación y su oposición a una
teología dogmatica pero también nos llama a reflexionar sobre la terrible ruina en que
esta nos dejo en vez de libertad.

Finalmente para dar respuesta a esta última cuestión de ¿hacia qué teología nos
dirigimos?, es claro ver que la teología del futuro deberá saber proclamar, con la fuerza de
siempre, el recuerdo histórico de Cristo, haciéndolo actualidad y acontecimiento presente;
resistiendo a cualquier forma de olvido del kerigma, de distorsión o de forzada
transformación en una ética o ideología. Un recuerdo actualizado en el seno de una Iglesia
que es Tradición Viva. Al mismo tiempo ese recuerdo de Jesucristo deberá llevarnos a
luchar contra toda forma de violencia, injusticia e inhumanidad, poniendo de relieve su
potencial salvífico y liberador.
CONCLUSIÓN

Si hay alguna ciencia cuya composición y desarrollo a nivel histórico sea interesante, esa
es la teología. Es complicada pero al mismo tiempo sutil, y se ha transformado en un
instrumento poderoso que brinda a la Iglesia la solidez necesaria para mantenerse firme
en estos tiempos tan difíciles. La teología parte de la Revelación misma, basando sus
estudios tanto en la tradición oral como la escrita. Su ejercicio se le ha confiado al mismo
Magisterio Eclesial como la autoridad que aprueba si son verdaderamente correctos sus
estudios o si se salen del margen que la Iglesia ha estipulado como verdad y coherencia en
cuanto a la Revelación Divina. Su historia es inmensa y su existencia totalmente necesaria.
Hoy la teología busca más que nunca ponerse a la par de las necesidades humanas
buscando responder a los grandes retos que el hombre del siglo XXI, un hombre en su
mayoría de veces relativista y racionalista le plantea. La Iglesia sostenida en el Espíritu de
Dios que Cristo nos ha dejado hace uso de su facultad de razón y el don de la fe para
permear la vida de un mundo que equivocadamente manifiesta su deseo de Dios
perdiéndose a sí mismo en cosas momentáneas y pasajeras ignorando la verdad.
BIBLIOGRAFÍA

 BERZOSA Martínez, ¿Qué ES TEOLOGIA? Una aproximación a su


identidad y a su método. 2da edición revisada. Editorial Descleé De
Brouwer S.A. Madrid (España) 1999.

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