Icardo Campos Teresa
Icardo Campos Teresa
Icardo Campos Teresa
Tesis Doctoral
Teresa Icardo Campos
Bajo la dirección del doctor:
Antonio Rey Hazas
Universidad Autónoma de Madrid
Facultad de Filosofía y Letras
Departamento de Filología Española
Quiero, también, señalar que este trabajo no hubiera sido posible sin el apoyo y el
ánimo de Juan Carlos, mi marido.
Introducción
...un libro es más que una estructura verbal, o que una serie de estructuras
verbales; es el diálogo con su lector y la entonación que impone a su voz
las cambiantes y durables imágenes que deja en su memoria. Ese diálogo
es infinito... La literatura no es agotable, por la suficiente y simple razón
de que un solo libro no lo es. El libro no es un ente incomunicado: es una
relación, es un eje de innumerables relaciones. Una literatura difiere de
otra, ulterior o anterior, menos por el texto que por la manera de ser leída:
si me fuera otorgado leer cualquier página actual -ésta, por ejemplo-
como se leerá en el año dos mil, yo sabría como sería la literatura del año
dos mil.1
El postmodernismo y el neobarroco
1
Jorge L. Borges, Otras Inquisiciones, OC, Barcelona, Galaxia Gutemberg, 1992, Vol. II,
pág. 341.
cobertura posmoderna desde hace treinta años, ha alcanzado quizá, un panorama
excesivamente amplio de manifestaciones tanto del mundo del arte, como filosóficas.
II
2
Para mayor información: Hans Bertens and Joseph Natoli eds. Postmodernism. The Key Figures,
Malden, Blackwell, 2002.
3
“El Barroco y el Neobarroco”, en C. Fernádez Moreno, América Latina en su literatura, México 1972.
4
Gustavo Guerrero, La estrategia neobarroca, Barcelona, Del Mall, 1987.
Pero antes había sido Eugenio D´Ors, en su obra Lo barroco, quien había
ampliado el significado del término más allá del periodo comprendido entre el
Renacimiento y la Ilustración, haciéndolo extensivo a la morfología natural y válido
tanto en Oriente como en Occidente. Y también, en los sesenta, Alejo Carpentier,
partiendo de las ideas de Eugenio D´Ors escribió en Tientos y diferencias: “Nuestro arte
siempre fue barroco: desde la espléndida escultura precolombina y el de los códices,
hasta la mejor novelística actual de América, pasando por las catedrales y monasterios”.
Más tarde afirmaría, en una conferencia transcrita en Razón de Ser, que lo barroco era
una “pulsión creadora” y había de borrar de las mentes que fuera una invención del
siglo XVII.5
Pero estas teorías han sido olvidadas y la vuelta a la explicación del tono barroco
de la literatura escrita, a partir de los setenta, remite al Barroco histórico. Sánchez
Robayna recuerda el comienzo de la utilización del término neobarroco:
5
Ibid, PP, 16-17.
6
Andrés Sánchez Robayna, Silva Gongorina, Madrid, Cátedra, 1993, pp., 183-184
sino continua mutabilidad de todo” (XVII) y destaca tres caras de la crisis del Barroco
histórico:
7
Joaquín de Casalduero, “Algunas características de la literatura española del Renacimiento y Barroco”
en Filología y crítica hispánica, Homenaje al profesor Federico Sánchez Escribano, Madrid, 1969.
situación económica precaria repercutiera, no sólo en sus vidas, sino también en sus
obras.
Por todas estas coincidencias, como he dicho, creo que merece la pena ir
equiparando los datos que tenemos de ambas vidas, teniendo en cuenta que la biografía
de Cervantes se ha estructurado en base a las referencias, que se suponen, de él mismo
en sus obras y por el esforzado rastreo de sus biógrafos en los archivos y los depósitos
de documentación, lo que lleva en demasiadas ocasiones, a que la suposición y la
interpretación ocupen el lugar de la certeza. En este aspecto contamos con ventajas
sobre la biografía de Auster, al disponer con información de primera mano en, A salto
de mata, El cuaderno rojo y por las numerosas entrevistas que se le han hecho en los
diversos medios de comunicación, incluso por Internet.
Paul Auster fue educado como un niño americano. Sobre su condición religiosa
refiere recuerdos de la infancia de la que ofrece indicios de la convivencia con la
comunidad católica, “Bien pensado esa canción [se refiere a un anuncio publicitario de
la radio] forma parte de mi infancia tanto como las canciones de los campamentos de
verano o el Padrenuestro.” En su memoria se mezclan también los recuerdos sobre su
origen semita, pero como si tal referencia no le perteneciera,
La familia Auster debió celebrar el bar mitzvah del escritor, porque en A salto
de mata comenta que el dinero que le dieron por la ocasión, lo guardó para invertirlo, a
los dieciocho años, en su primer viaje a Europa, viaje del que se hablará más adelante.
8
Paul Auster, El palacio de la luna, Barcelona, Anagrama, 1998, p., 141.
9
Paul Auster, La invención de la soledad, Barcelona, Anagrama, 1998, p., 44.
Su posición religiosa de adulto la deja bien clara en una respuesta a Gerard de
Costanze, […] “no soy religioso. La esencia de cualquier religión tiene algo positivo,
pero la práctica la pervierte.”[…] 10
Historias de familias
Tanto los Cervantes como los Auster cuentan con acontecimientos dramáticos en
sus historias familiares:
De la muerte del abuelo paterno, Harry Auster, nuestro escritor había tenido
información contradictoria desde la infancia: Muerto en un accidente de caza; al caerse
de una escalera o víctima de la primera guerra mundial. Estas tres versiones sumadas a
las de sus primos aumentaban prodigiosamente el misterio sobre un abuelo, del que, por
otro lado, no se hablaba en familia. La incógnita se convirtió en intriga al encontrar una
foto antigua de su abuela y sus tíos. La madre con sus cinco hijos ante la que debía ser
la casa familiar. Una foto rasgada y pegada después de haber hecho desaparecer la
figura del padre, […] “como si hubiera sido desterrado a otra dimensión, [le hizo]
temblar” […]12 a Auster. Años más tarde se enteró por azar, de que su abuela, Anna
Auster, había matado a su abuelo de un disparo.
10
Ibid., p., 13 y « Entrevista con Gérard de Costanze», « Magazine Littéraire » Dic., 1995, Nº 338. (La
traducción es mía)
11
Ibid., p., 22.
12
Ibid, p., 52.
El tío Sam, era el único superviviente de una familia de cinco hijos, de los que
tres murieron combatiendo en el ejército austriaco. También se tomó declaración a
Elizabeth Grossman, única hermana de la abuela, quien relató cómo ella y su hermana
Anna habían emigrado desde Austria, cómo habían trabajado haciendo sombreros en
Nueva York, cómo ahorraron sus primeros cientos de dólares. Contó, también, sobre el
matrimonio de Harry con su hermana, del fracaso de un negocio de dulces y del traslado
a Kansas del matrimonio y posteriormente a Canadá, donde eran conocidos como Harry
Ball y señora. Durante su estancia en Canadá, el abuelo Harry abandonó a la abuela
Anna y a los niños el 14 de julio de 1909. Al día siguiente la policía encontró a la
señora Auster y a sus hijos echados en un colchón en el suelo bajo los efectos del gas de
los fogones abiertos. El policía Moore del condado Peterboro (Canadá), dijo también,
que la señora Auster tenía ácido fénico en los labios y que tras su recuperación en el
hospital presentaba síntomas de locura. Los hijos mayores del matrimonio, tíos de Paul
Auster, declararon que sus padres discutían a veces y que a menudo se oía el nombre de
una tal Fanny, supuesta amante del padre. Otros testigos de su etapa en Chicago
declararon haber visto a la señora Auster correr por la calle con el pelo desgreñado,
como si hubiera perdido la razón. El abogado Baker en su alegato, que duró casi una
hora y media, resaltó la condición de emigrante y luchadora, sin hablar inglés, de la
viuda Auster y el jurado la declaró inocente. Después del juicio, la madre con sus cinco
hijos se trasladó al este por recomendación de su abogado13.
13
La invención de la soledad, pp., 51-76.
Rodrigo, padre de Miguel de Cervantes se casó con Leonor Cortinas, hija de
labradores de las cercanías a Madrid. Tuvieron siete hijos de los que Miguel fue el
cuarto. De Alcalá se marcharon a Valladolid, donde Rodrigo fue encarcelado, por no
hacer frente a sus deudas, en la misma cárcel que estuvo su padre y estaría Miguel en
junio de 1605. Tras esta experiencia la familia se trasladó a Córdoba, en la que ya
residía el abuelo Juan con la criada y el hijo pequeño. Los recién llegados ocuparon una
vivienda aparte. De Córdoba se trasladaron a Sevilla en 1564, de camino a Sevilla,
quizás pasaron algún tiempo en Cabra, donde vivía un tío del escritor tocayo del abuelo.
En Sevilla vivieron hasta 1566. En aquellos momentos era una ciudad cosmopolita
donde la riqueza, recién llegada de Las Indias, debía circular a raudales, pero los
Cervantes no levantaron cabeza, porque a los dos años, toda la familia se trasladó a
Madrid, quizás huyendo del segundo embargo. Nuestro Miguel tenía diecinueve años,
pero había pasado en Sevilla lo suficiente para almacenar recuerdos de una ciudad llena
de contrastes en la que debían ocurrir cosas extraordinarias, como el ajusticiamiento
público de la mujer adúltera y el mulato con el que cometió su falta, en una plaza de San
Francisco repleta de gente, que años más tarde recordaría el novelista en Los trabajos de
Persiles y Segismunda. Puede que las amistades de adolescente y, sin duda, los siete
meses que pasará en 1598 en la cárcel, le pusieran al día en lo que del mundo del hampa
sevillano necesitaba saber para escribir Rinconete y Cortadillo. Obra compuesta, según
Astrana Marín, en agosto de ese mismo año, por ser la fecha que aparece en el libro de
apuntes de Monipodio, 12 de agosto.14
14
Luis Astrana Marín, Vida ejemplar y heroica de Cervantes, Madrid, Reus, 1953, Vol. 5, p., 326.
Los recuerdos de la infancia y la adolescencia de Auster están marcados por la
diferente posición de sus padres frente al dinero, razón que les llevaría al divorcio
cuando el escritor cursaba el último año en el Instituto.
A los diez años se encontró por casualidad la revista Mad Magazine15 a través de
la que se enteró del trato que se les daba a los negros en los estados del sur; que los
rusos habían lanzado el Sputnik y empezó a reconocer que les […] “habían enseñado a
creer en la libertad y justicia para todos, pero el caso era que la libertad y la justicia
estaban teñidas.”16 Por la misma época, en 1957, descubrió en su propia casa la
biblioteca de un tío suyo traductor de Homero y Virgilio:
15
Revista de humor y sátira dirigida a los adolescentes que despertó sospechas en los años cincuenta
sobre su posible tendencia comunista y subversiva. El FBI, llevó a cabo una investigación tras recibir
numerosas cartas de padres preocupados por su influencia en los adolescentes americanos.
16
A salto de mata, Barcelona Anagrama, 1998, p., 16.
17
Cortanze, 1999, p. 176.
De su vida de estudiante de instituto no cuenta nada en su autobiografía, tan sólo
lo menciona para decirnos que no asistió a la ceremonia de graduación en junio de 1965
por que, el día en cuestión, estaba embarcado rumbo a Europa, lo que se puede
considerar como el principio de su carrera como escritor.
Formación
El inicio de la carrera de Paul Auster, como escritor, está marcado por su primer
viaje a Europa, como se ha dicho. Los 1500 dólares ahorrados durante la infancia y la
adolescencia, le sirvieron para comprar un billete de barco, tarifa de estudiante y pasarse
18
El coloquio de los perros, Florencio Sevilla y Antonio Rey, eds. Madrid, Alianza, 1997, p., 62.
19
Quijote, I, IX.
dos meses y medio viajando por Francia, Italia, España e Irlanda. “Era la época de
Europa por cinco dólares diarios y si uno vigilaba bien sus fondos, esa cantidad
alcanzaba perfectamente. […] En dos meses y medio, perdí más de diez kilos.”20 En
París, […] tuve encuentros extraordinarios21 pero […] pasé la mayor parte del tiempo
solo, a veces excesivamente solo, solo hasta el punto de oír voces dentro de mi cabeza”,
y en Dublín más “soledad, silencio y caminatas”22, dedicándose a recorrer
insaciablemente la ciudad:
La cita corresponde a un jovencísimo Auster, que debió pasar por una suerte de
viaje iniciático, de modo que los recorridos a pie por las ciudades se convirtieron en
introspecciones, en viajes hacia el interior de sí mismo, como lo serán los viajes de los
protagonistas de sus novelas, en las que el movimiento y la escritura se desarrollan
paralelamente, […] “por cada paso que doy añado otra palabra, como si por cada
palabra que yo dijera fuera a cruzar otro espacio.”24
20
A salto de mata, p., 22.
21
Conoce a S, con el que experimenta […] “por primera vez la sensación de tener un padre.” “El libro
de la memoria” en La invención de la soledad, Barcelona, Anagrama, 1998, p., 131. En el relato de su
relación con S aparece el tema recurrente en su obra: la habitación cerrada en la que cabe el universo.
22
A salto de mata, 23.
23
Ibid., 25-26.
24
« Espacios blancos » en Pista de despegue, Barcelona, Anagrama, 1998, pp. 87-91.
25
A salto de mata, p., 26.
En los periodos de vacaciones aceptó empleos manuales que le dieron la
oportunidad de nutrirse de modelos para crear a sus personajes fuera del ambiente
académico y familiar, viajando
[…] a las ciénagas y letrinas del mundo [que] nunca dejaron de ofrecerme
algún descubrimiento interesante, de completar mi formación de manera
inesperada. […] Casey y Yeddy, las cosas que hicieron aquel verano siguen
nutriendo mi imaginación. 26
Con este esquema de personaje construirá a Daniel Quinn para Ciudad de cristal
y a David Zimmer para El libro de las Ilusiones, y algún rasgo para Jim Nashe de La
música del Azar.
La observación directa de los tipos que se cruzaban con él, la vida universitaria y
la lectura compulsiva, hicieron que a su regreso a París en 1967, sintiera que ya no era
el mismo de tres años antes porque,
26
Ibid, p., 31.
27
Ibid, pp., 18-19.
28
Ibid, p., 32.
El programa de intercambio, por el que se encontraba en Francia, resultó estar
muy por debajo de sus expectativas y renunció, quedándose en París por su cuenta hasta
noviembre. Fueron unos meses de lecturas, escritura y de largas sesiones en la
Cinemathèque y las salas de cine clásico de la orilla izquierda. Estuvo a punto de
solicitar el ingreso en la escuela de cine de París, pero lo desestimó al constatar el alto
nivel de exigencia. Escribió un guión para una película muda pensando en Buster
Keaton, extraviado junto con el resto de los escritos de ese periodo.
29
Ibid, p. 34.
30
Compañía de transportes blindados.
31
A salto de mata, p., 36.
La Universidad era entonces,
[…] “zona bélica de manifestaciones, sentadas y moratorias […]
“Yo participé en algunas cosas y me distancié de otras. Contribuí a la
ocupación de uno de los edificios del campus, fui maltratado por la bofia y
pasé una noche en el calabozo, pero principalmente fui espectador,
simpatizante, compañero de viaje. Por mucho que me hubiera gustado
incorporarme al movimiento, descubrí que no tenía temperamento para
actividades en grupo. Mis instintos solitarios estaban demasiado arraigados,
y nunca logré embarcarme en el navío Solidaridad.32
Viajes
32
Ibid.
33
Gérard de Cortanze, Dossier Paul Auster, Anagrama, Barcelona, 1999, p.109.
34
Unearth: Poems, 1970-72, New York, Living Hand, 1974. Wall Writing: Poems, Berkeley, The
Figures, 1976.
ese aspecto creo que lo conseguí. No podría explicar lo que logré en esos
meses, pero al mismo tiempo estoy seguro de que no fracasé. 35
Con el dinero que había ganado en los meses en el mar, tuvo para instalarse y
poco más en París, así que volvió a las traducciones, que alternó con los trabajos de
negro literario para un productor de cine y para su mujer, lo que le llevó a pasar un mes
en Méjico, a fin de ayudar a la señora X a rescribir una obra de teatro que debía
convertirse en un libro. Debido a la depresión de la señora X, no llegó ni a empezar el
trabajo, pero afortunadamente, nuestro escritor, lo había cobrado por adelantado, que
más tarde le reclamaron, frente a lo que se defendió rechazando, incluso, un papel en
una película que debió ser un éxito, Auster no dice el título. De vuelta en París,
desempeñó un puesto de telefonista nocturno en la oficina del New York Times y las
clases de inglés fueron otra fuente de ingresos.
Antes de regresar a Nueva York, Paul Auster pasó unos meses, con su novia en
la Provenza, traduciendo, escribiendo y cuidando la casa y de los perros de unos
amigos. El acuerdo consistía en alojamiento y un salario de 50 $, más dinero para la
comida de los perros y la gasolina. A pesar de todo pasaron por momentos dramáticos a
final del invierno, cuando, “Los cheques dejaron de llegar, robaron uno de los perros, y
poco a poco acabamos con toda la comida de la despensa.” Desesperados se prepararon
35
A salto de mata, p., 58.
36
A salto de mata, pp. 69-70.
un pastel de cebolla con lo único que quedaba en la cocina, pero mientras hablaban para
controlar la impaciencia provocada por el hambre, el horno hizo en exceso su trabajo y
les quemó lo que debía ser su última cena. “Era realmente el fin, una situación terrible y
espantosa.” Menos de una hora después llegó un amigo fotógrafo de National
Geographic, que les invitó a cenar […] “copiosamente y bien, […] pero por exquisita
que fuera la comida no puedo recordar nada” […] “No he olvidado nunca el sabor del
pastel de cebolla” [carbonizado]. El cuaderno rojo cuenta con todo detalle este periodo.
La etapa en el sur completó su tercer viaje a Francia.37
Francia parecía la elección lógica, pero no creo que fuera allí por
motivos lógicos. El hecho de que hablara francés, de que hubiera traducido
poesía francesa, que conociera y apreciara una serie de gente que vivía en
Francia, fueron argumentos que desde luego pesaron en mi decisión, pero no
llegaron a ser factores determinantes. Lo que me animó a ir, creo, fue el
recuerdo de lo que había pasado en París tres años antes. […] Lo único que
quería entonces era ponerme a escribir. Recobrando la interioridad y libertad
de aquella primera época […] No tenía la intención de convertirme en un ex
patriota. Renunciar a los Estado Unidos de América no entraba en mis
planes, y en momento alguno consideré la posibilidad de no volver. Sólo me
hacía falta comprobar, de una vez por todas, si era verdaderamente la
persona que creía que era.38
37
El cuaderno rojo, Anagrama, Barcelona, 1997, pp. 29-36.
38
A salto de mata, pp, 60-61.
39
Martín de Riquer, Aproximación al Quijote, Barcelona, Teide, 1967, p., 34.
Lepanto a bordo de la nave La Marquesa, bajo el mando de Barbarigo. Recibió tres
arcabuzazos que le valieron un aumento de tres escudos al mes, el reconocimiento de su
valor entre sus superiores y los supervivientes de la mítica batalla y el sobre nombre de
el manco de Lepanto para el resto de su vida. En 1575 partió de Nápoles en la galera La
Sol rumbo a España con cartas de recomendación de Don Juan de Austria y del duque
de Sessa, que avalaban su valentía en Lepanto como soldado aventajado. Pero la mala
suerte, que siempre acompañó a los Cervantes, le visitó de nuevo y el 20 de Septiembre,
La Sol fue abordada y sometida por el pirata Arnaute Mamí, por lo cual, Cervantes pasó
cinco años y medio de cautiverio en Argel. Así lo recuerda en su comedia El trato de
Argel, el soldado Sayavedra […] “que representa la conciencia moral de la obra, y cuyo
apellido tiene resonancias cervantinas evidentes.” Fue publicada en 1615 en el volumen
de las Ocho comedias y ocho entremeses nuevos, nunca representados.40 Los versos
que recuerdan la llegada a Argel son los siguientes:
40
El trato de Argel, Sevilla y Rey eds. Madrid, Alianza, 1996, p., XIV.
Pero la merecida distinción le fue denegada y superada la desilusión personal, en
caso de que lo lograra, y con el furor migratorio que debía cundir por todos los rincones
de Castilla, el 17 de febrero de 1582 solicitó por primera vez, sin éxito, un cargo al
Consejo de Indias de Lisboa mediante carta dirigida a Antonio de Eraso, Cervantes
tenía 34 años.
El principal rasgo de la vida cervantina, como hemos visto hasta ahora, fue el
viaje constante, la inestabilidad económica y la mala suerte. Sin una profesión, como la
tuvieron su bisabuelo, su abuelo y su padre, que tampoco nadaron en la abundancia, se
las arregló entre la Armada y los cargos de la administración pública, alternando etapas
de desahogo, con otras de auténtica pobreza. Mientras la corte rechaza todas sus
peticiones, Cervantes va plasmando sus recuerdos en su escritura, según Rey y Sevilla
[…] “en buena medida, había llegado al mundo de las letras porque se le había cerrado
el de la milicia.”
41
Sevilla y Rey, 1995, p., 29.
En 1587, en lugar de ser nombrado capitán de la Armada o de adjudicarle un
destino en el Nuevo Mundo, le otorgaron un cargo de comisario de las galeras reales,
por lo que deja a Catalina, su mujer, en Esquivias y se marcha a Sevilla. En 1592 le
nombraron recaudador de impuestos; ambos cargos dieron con él en la cárcel de Castro
del Río en 1592y en 1597 en la de Sevilla.
El 21 de mayo de 1590 solicita de nuevo un destino en ultra mar, esta vez desde
Madrid y por tercera vez desde Sevilla, donde reside desde 1587, como se ha dicho,
esperando que se le haga la […] “merced de un oficio en las Indias, de los tres o cuatro
que al presente están vaco,” a lo que se le respondió: […] “busque por acá en que se le
haga merced.”43 Esta última instancia firmada con los apellidos Cervantes de Saavedra,
podría confirmar la hipótesis de la escritura de la Historia del cautivo entre 1589 y
1590, por aparecer en ella […] “un soldado llamado tal de Saavedra” que años más
tarde formaría parte del primer Quijote.
Por entonces Cervantes tenía 43 años y debía estar cansado de sobrevivir más de
cinco años de cautiverio en Argel, durante los que no sólo tuvo que soportar el
cautiverio en sí y superar el desánimo tras el fracaso de cuatro intentos de evasión,
además, a su regreso a España, la corte no le reconoció su valor. Quizás contaba con un
instinto especial para sobreponerse a la adversidad que le acompañó, como la pobreza,
toda la vida. No en vano escribiría en el prólogo de sus novelas ejemplares sobre el
42
Astrana Marín, 1953, vol. V, p., 30-31.
43
Ibid., pp., 19 y 30.
cautiverio que fue: […] “donde aprendí a tener paciencia de las adversidades.” Mucha
paciencia tenía que tener don Miguel, que además de guardar cautela ante la iglesia,
para evitar ser molestado por la Inquisición, tuvo que soportar la excomunión por el
simple hecho de ejercer la función de comisario de galeras, requisando víveres para la
armada, sin eximir a la Iglesia de esta obligación. Un incidente con un sacristán y el
encarcelamiento de éste por negarse a contribuir, le costó la excomunión a Cervantes, y
no fue la única, en el entremés La guarda cuidadosa reflejará la antipatía que sentía por
este tipo de personajes:
La mala fortuna se cebo en él hasta tal punto que le fue atribuido, falsamente en
Valladolid, la autoría de un homicidio perpetrado delante de su casa en 1605.44 Unido a
esta vida de frustración y carencias, de trece años de duros e indignos trabajos, ante el
fracaso bélico de la Armada, el hambre, el escepticismo y una vida familiar llena de
conflictos, resulta más que razonable que sintiera añoranza de […] “la vida libre del
soldado […] y la libertad de Italia,” […] por lo que el Nuevo Mundo debió parecerle la
mejor de las alternativas.
44
Ibid., p., 38.
contacto directo con lo cotidiano, tanto de España, como del extranjero, es lo que dieron
a las obras de Cervantes el realismo que las caracteriza.
Martín de Riquer nos da algunos trazos de lo que Cervantes fue testigo como
comisario de galeras y como recaudador de impuestos, de donde pudo nutrirse de
modelos reales para crear los personajes de sus obras:
[…] había tenido que viajar por parte de España y visitar las más alejadas
aldeas y se había puesto en contacto íntimo y directo con el pueblo: con
palurdos ignorantes, con ricachones avaros, con mujeres hacendosas y
hembras de rompe y rasga, con curas de aldea y con hidalgos de villorrio.
Había tenido que hacer noche en ventas ruines e incómodas, en las que
paraban toda suerte de caminantes, desde el noble señor y la dama principal,
hasta el tramposo titiritero o el más vil castrador de puercos. 45
Por otro lado, Astrana Marín nos cuenta que en el libro parroquial de Esquivias,
localidad de la que procedía su mujer, entre 1587 y 1600 aparece el nombre del cura
Pedro Pérez; que en el testamento del tío de su mujer, Juan de Palacios, se menciona a
un tal Alonso Quijada, vecino del lugar; y que en España el apellido Quijote era
corriente en la época, como lo demuestran los certificados de defunción de Pedro
Quijote hijo de Pedro Quijote muerto en 1595 y Antón Quijote muerto en 1605. Por lo
que el origen manchego de don Quijote bien puede ser, como se ha venido afirmando
desde el comienzo de la historia crítica de la obra, el resultado del contacto directo de
Cervantes con la España profunda. También el personaje de Sancho pudo serle
sugerido por un antiguo refrán, “Allá va Sancho con su Rocín”, Covarrubias en su
Tesoro: “Dizen que este era un hombre gracioso, que tenía un aca, y donde quiera que
entraba la metía consigo”. 46
45
Martín de Riquer, 1976, p., 40.
46
Astrana Marín, 1953, V., V, pp., 171 y 248.
De su estancia en Valladolid (1603-1606), mientras la ciudad sirvió de asiento a
la corte de Felipe III, tanto como a las “mozas vagabundas” y con ellas, al “mal
francés”, resultó El coloquio de Cipión y Berganza en donde se cuenta como el alférez
Campuzano, protagonista de El matrimonio engañoso, sale del hospital de la
Resurrección después de tomar sudores, y ser testigo del excepcional acontecimiento
canino cerca del matadero, barrio en el que se ubicaba la casa en la que vivió nuestro
escritor esos años. Del matadero sevillano ya traía sobrado conocimiento de sus etapas
anteriores en la ciudad andaluza, como demuestra la descripción del matadero en
Rinconete y Cortadillo.
47
Gérard de Costanze, 1999, p., 21.
48
Pierre Vilar, Historia de España, Barcelona, Crítica, 2004, p., 69.
el desarrollo de un mundo nuevo, y conociendo el compromiso literario que mantuvo
Cervantes con la realidad, no es aventurado imaginar a Tomás Rodaja aprendiendo
todos los secretos de un hechicero indio; que Rinconete y Cortadillo no lo hubieran
tenido fácil para integrarse en una tribu aislada en la que sólo se hablase Quechua; que
la Gitanilla sería amiga de Pocahondas; que don Quijote hubiera encontrado en el
Amazonas un marco incomparable para satisfacer su deseo de aventuras sin necesidad
de recurrir a la imaginación, porque allí, la realidad superaba la fantasía de las novelas
de caballerías; por otro lado, a Sancho le hubieran sobrado ínsulas donde escoger y los
Trabajos de Persiles y Segismunda, en lugar de parodiar la novela bizantina, hubiera
preconizado in situ, lo Real Maravilloso.
A través de Meyers, consiguió una única representación de una obra suya, que
acortaría y cambiaría de título por el de Laurel y Hardy van al cielo [Laurel and Ardy
Go to Heaven]. Tras el fracaso de la representación, […] “la metí en una carpeta junto a
las otras dos obras que había escrito (Apagones y Escondite) [Blackouts y Hide and
Seek] y guardé la carpeta en un cajón de mi mesa. Mi intención era dejarla allí y no
mirar nunca más dentro del cajón”.51 Recordamos, ahora, el prólogo de 1614 de las
Ocho comedias y ocho entremeses, en donde Cervantes dice:
No es raro que un escritor arrincone una obra o varias a la espera de que se las
publiquen o con intención de que permanezcan así, guardadas para siempre, lo que es
asombroso es que dos escritores escriban sobre la misma experiencia con tres siglos y
medio de diferencia.
En 1977 nació el primer hijo de Paul Auster, Daniel. La angustia por la falta de
dinero se hizo entonces más asfixiante. Fue cuando se decidió a promocionar un juego
de cartas con el que se podía jugar un partido de béisbol. Lo había inventado de niño y
sobre aquel recuerdo, dibujó las cartas y redactó las reglas. Trató de vender su invento a
49
A salto de mata, p., 90.
50
Ibid., p., 91. Incluidas en el apartado Obras de Paul Auster.
51
Ibid., p., 98.
varios fabricantes de juegos, sin éxito. Este episodio de su vida aparece con todo género
de detalles en A salto de mata, las diez páginas que le dedica son la prueba tangible de
hasta que punto llegó su desesperación económica. En el momento de tirar la toalla,
sobre ser escritor, le llegó una beca de tres mil quinientos dólares del Instituto de Bellas
Artes.
La idea de escribir una novela policíaca le asaltó una noche de insomnio. Había
sido un buen lector del género y conocía a fondo los entramados de las intrigas y
escribió una novela con la trama clásica de asesinato pero que en este caso lo que tenía
apariencia de asesinato, resultaba ser un suicidio. La tituló Jugada de presión [Squeeze
Play] y firmaba con el pseudónimo Paul Benjamín, se publicó en una editorial que
empezaba, pero quebró sin conseguir distribuir la novela52.
52
Tanto las tres obras de teatro, como el juego de cartas de béisbol y la novela de detectives, aparecieron
publicadas en el volumen de A salto de mata como “Apéndices 1, 2, y 3”.
53
Ibid., p., 9.
54
Ver nota 16.
sus obras. Unas veces en forma de herencias, El palacio de la luna, otras son
indemnizaciones como en El libro de las ilusiones o dinero encontrado como en
Leviatán. Los protagonistas reciben una cantidad de dinero importante y a partir de ese
momento pasan de una situación en la vida, a otra. Ese es el momento en el que empieza
la historia que Auster quiere contarnos.
55
La invención de la soledad, p., 12.
apartamento del escritor en Park Slop. En diciembre de 1994 terminarán de rodar Smoke
y Blue in the face. Estrenadas y publicadas como libros en el 1995. Mr. Vértigo, se
publicó en 1994. En 1996 Smoke recibe el premio a la mejor película extranjera en
Dinamarca y Alemania. Ese mismo año Auster escribe y dirige Lulú on the Bridge […]
Lulú en el puente. Timbuctu [Tombuctú] apareció en 1999, The book of Ilusions [El
libro de las ilusiones] en 2002 y Oracle Night [La noche del oráculo] en 2003;
Brookling Follies en 2006; Travels in the Scriptorium [Viajes por el Scriptorium] en
2007 y Man in the Dark [Un hombre en la oscuridad] en 2008.
En este apartado, me propongo exponer las razones por las que, El Quijote fue la
respuesta o un síntoma a la necesidad de renovación y de adaptación de la nueva
mentalidad del hombre moderno, carente de un lenguaje capaz de expresar la nueva
relación con la naturaleza, con Dios, con la ciencia, con las cosas, con la historia, con la
literatura y consigo mismo, y compararlas con las causas de las convulsas rupturas que
los artistas y filósofos de la segunda mitad del siglo XX mantuvieron con la tradición
humanista del siglo XIX y las primeras décadas del siglo pasado, para comprobar que si
bien en el Quijote se recogen, no sólo los síntomas de una época en crisis, sino también
la solución literaria y lingüística a esa crisis del siglo XVII, tres siglos y medio más
tarde y aún hoy día, cuando acabamos de celebrar el cuarto centenario de la obra magna
de Cervantes, los recursos literarios de ésta siguen resolviendo los interrogantes teóricos
provocados por las innovaciones históricas, sociales y culturales, que llevan agitando al
hombre durante más de cien años.
56
Marcelo Dascal, “Lenguaje y conocimiento en la filosofía moderna”, en Del Renacimiento a la
Ilustración, I, Madrid: Trotta, CSIC, 1992, p., 15.
medieval; por la Reforma; por la crítica a Platón; por las necesidades tecnológicas y
económicas derivadas de los descubrimientos geográficos; por el reconocimiento de las
lenguas autóctonas europeas y las recién descubiertas en América y por la reaparición
del nuevo escepticismo paralelo al desinterés por la vida después de la muerte que, daba
paso a la preocupación por el individuo, para asegurar la permanencia en el mundo de
los vivos.
57
Lelia Madrid, Cervantes y Borges: La inversión de los signos, Madrid, Pliegos, 1987, p., 20.
58
Ibíd., p. 17.
La búsqueda de la objetividad
Por otro lado, cuando Descartes afirmaba que sólo el intelecto podía reconocer la
verdad y alcanzar un conocimiento subjetivo, a través del yo, ese yo autosuficiente para
el conocimiento ya estaba presente varias décadas antes en Quevedo, Calderón,
Góngora, Shakespeare y Cervantes, quienes consideraban que las manifestaciones del
yo a través del sueño, la locura y la soledad, ofrecían soluciones al lenguaje para
expresar una verdad, cada vez más inestable.
La locura
59
Michael de Montaigne, “Apología de Raimundo Sabunde” en Ensayos, Vol. II, Madrid, Cátedra, 2002,
p. 326.
Don Quijote, en su locura, se constituye como el signo de la aparición de la
subjetividad como estado de conciencia, en una realidad construida sobre el lenguaje
como experiencia individual. Él es quien ha querido ser, por voluntad propia [...] “yo se
quien soy [...] y se que puedo ser no sólo los que he dicho sino todos,” [...] I, V. Junto
a Hamlet, es el paradigma ante la duda metafísica que angustiaba al hombre: La
ambigua relación entre la realidad y la ficción; la tradición y la modernidad.
60
Brian McHale, Postmodernist Fiction, New York and London: Methuen, 1987, p., 58.
61
Los ideales de Don Quijote en el cambio de valores desde la Edad Media hasta el Renacimiento. La
utopía restaurativa de la Edad de Oro, Heinz-Peter Enderss, Pamplona, Eunsa, 2000, pág. 33.
Una vez desastados la similitud y los signos, pueden constituirse dos
experiencias y dos personajes pueden aparecer frente a frente. El loco
entendido, no como enfermo, sino como desviación constituida y sustentada,
como función cultural indispensable, se ha convertido en la cultura
occidental, en el hombre de las semejanzas salvajes. Este personaje tal como
se ha dibujado en las novelas o en el teatro de la época barroca y tal como se
fue institucionalizando poco a poco hasta llegar a la psiquiatría del siglo XX
es el que se ha enajenado dentro de la analogía. Es el jugador sin regla de lo
Mismo y de lo Otro. Toma las cosas por lo que no son y unas personas por
otras. [...] Dentro de la percepción cultural que se ha tenido del loco hasta
finales del siglo XVIII, sólo es el Diferente en la medida en que no conoce la
Diferencia, por todas partes ve únicamente semejanzas y signos de la
semejanza. […] De allí proviene (de la Soberanía de lo Mismo) en la cultura
occidental moderna, el enfrentamiento de la poesía y la locura. Pero no se
trata ya del viejo tema platónico del delirio inspirado, es la marca de una
nueva experiencia del lenguaje y de las cosas. En los márgenes de un saber
que separa los seres, los signos y las similitudes, y como para limitar su
poder el loco asegura la función del homosemantismo: junta los signos y los
llena de una semejanza que no para de proliferar. El poeta asegura la
función inversa; tiene el papel alegórico bajo el lenguaje de los signos y bajo
el juego de sus distinciones bien recortadas, trata de oír “el otro lenguaje”sin
palabras ni discursos de la semejanza. El poeta hace llegar la similitud hasta
los signos que hablan de ella, el loco carga todos los signos con una
semejanza que acaba por borrarlos.62
62
Michael Foucault, Las palabras y las cosas, una arqueología de las ciencias humanas, Madrid, Siglo
XXI, 1978, pp., 55-6.
62
Ibíd., pp., 54-5.
relación de las palabras con el mundo, sino en esta tenue y constante relación
que las marcas verbales tejen entre ellas mismas. 63
Si en el Barroco las palabras rompieron su relación con las cosas, hoy, renuevan
ese divorcio y funcionan como átomos individuales carentes de significado fuera del
texto del que tienen que formar parte. Foucault utiliza la imagen de don Quijote
enfrentándose a las palabras en busca de nuevos significados y recuerda que es el lector
de esas palabras, quien debe darles el significado que andan buscando.
Durante las primeras décadas del siglo XX, surgieron las vanguardias con […]
“la misión de hacer el arte extraño al mundo, sacudir la sensibilidad entorpecida, forjar
una nueva realidad mediante la fragmentación de la antigua” […]65 Buscar la burla de
las afirmaciones tradicionales, para expresar lo despiadado y lo blasfemo. Durante el
siglo de Picasso surgió un desenfrenado componente dionisiaco de erotismo, agresión,
desmembramiento, muerte y nacimiento. Ezra Pound había decretado del arte: “Que sea
64
Ibid., p., 53.
65
Richard Tarnas. La Pasión del pensamiento occidental, Barcelona, Prensa Ibérica, 1997, p., 370.
nuevo” pero con el tiempo reconoció: “No logro que sea coherente”, recuerda de nuevo
Tarnas y añade.
66
Ibid. pp., 387- 388.
punto de vista instintivo […] Sin embargo este sentido primitivo romántico
de armonía con la naturaleza sufrió la compleja influencia de su propio
desarrollo interno […] efectos de la civilización industrial y de la historia
modernas, así como de la visión científica de la naturaleza como impersonal,
no antropocéntrica y azarosa [...] el hombre moderno sentía cada vez más el
alejamiento de la naturaleza, […] y su confinamiento en un universo absurdo
de azar y necesidad. 67
67
Ibid. p., 375.
68
Ibid, p., 390.
En el aspecto literario, el modernismo había supuesto el fin de los grandes
relatos del siglo XIX que tenían como fin tomar un objeto y hacerlo existir. Pero la
estética occidental del siglo XX daba paso a la ambigüedad, al pluralismo y al
relativismo. Rechazaban el humanismo que atribuía al hombre el poder para manipular
la naturaleza en favor de un lenguaje que no solidificara “nuestros estados de
conciencia” y que debía alcanzar un estado autónomo69. Supuso la vuelta al
escepticismo que rechazaba la mímesis en la representación y la linealidad de la trama,
en favor de la forma espacial, que terminará por evitar la temporalidad en la ficción con
principio, medio y final. Esta posición la mantuvieron también los movimientos del
absurdo de entre guerras y posteriormente, tras la Segunda Guerra Mundial, el
existencialismo que, orientaban a los hombres a adquirir conciencia sobre ellos mismos
como individuos. El poder, procurado por el avance tecnológico, contrastaba con la
sensación de desamparo. La moralidad profunda y la sensibilidad estética se enfrentaban
a la horrible crueldad y a la basura. El ímpetu del hombre moderno había explotado en
todas direcciones y sin embargo había desembocado en una pesadilla terrestre y en un
desierto espiritual.
69
Cristina Garrigós, John Barth, Textos sobre el postmodernismo, León, Universidad de León, 2000.
70
Ibid, p., 370.
71
En La habitación cerrada el narrador hará esta misma reflexión sobre la importancia de la lucha en la
historia, y de como ésta está por encima de las palabras.
de fundirse con el infinito comenzaba a volverse contra sí misma. El hombre expresaba
cada vez más la fragmentación, la dislocación y su propia parodia, pues las únicas
verdades eran la ironía y la paradoja.
72
McHale, 1987, p., 58.
73
Garrigós 2000.
Dos años después del texto de Barth, Sukenick escribió:
74
Ronald Sukenick, “The Death of the novel” en The Death of the Novel and others Stories, New York,
Dial, 1969, p., 41.
75
Tony Tanner, City of Words. American Ficctions 1950-1970, London, Jonathan Cape, 1971, 141-52.
Cita tomada de Herzogenrth, An Art of Desire. Reading Paul Auster, Amsterdam, Rodopi, 1999, p., 3.
• Al autor como origen del texto, rompiendo definitivamente con el
carácter absolutista con que éste componía la obra.
Otro paso más en el proceso hacia la modernidad durante siglo XVI fue,
paradójicamente, la reaparición de La Poética de Aristóteles y su posición ante la
finalidad del arte: El arte tenía que imitar sin mentir y escoger lo imposible verosímil
frente a lo posible inverosímil. La Historia contaría lo ocurrido en el plano de lo
particular y por otro lado la poesía lo que podía ocurrir en un plano universal. Este
nuevo aristotelismo llegó a Cervantes a través de la obra crítica de El Pinciano,76 que
establecía la forma de diferenciar la poesía y la Historia: […] el poeta escribe lo que
inventa y el historiador se lo encuentra guisado, […] II, p.11. Cervantes asimiló esta
diferencia y la puso en boca de Sansón Carrasco:
[...] pero uno es escribir como poeta, y otro como historiador: el poeta
puede contar y cantar las cosas, no como fueron, sino como debían ser; el
historiador las ha de escribir, no como debían ser, sino como fueron sin
añadir ni quitar a la verdad cosa alguna […] II. 3.
76
López Pinziano, Philosophía Antigua Poética, II, p 11.
77
Ibíd., p, 8.
Hanse de casar las fábulas mentirosas con el entendimiento de los que
las leyeren, escribiéndose de suerte que, facilitando los imposibles,
allanando las grandezas, suspendiendo los ánimos, admiren, suspendan,
alborocen y entretengan, de modo que anden a un mismo paso la admiración
y la alegría juntas. I, 47
Todo giraba en torno al viejo tema del “engaño ante los ojos”, y la incapacidad
de discernir donde terminaba el producto de la imaginación y donde empezaba la
realidad. Cervantes reconoció la dificultad para marcar la diferencia y lo convirtió en
teoría literaria: “Las cuestiones epistemológicas que plantea El Quijote son también
problemas literarios, que interesan profesionalmente a Cervantes como novelista.”79
Porque a pesar de que los libros se multiplicasen y la lectura se democratizase, la
confusión entre los conceptos realidad y ficción, arte y naturaleza, imitación e
invención, historia y poesía se arrastraban desde la Edad Media:
78
Américo Castro, El pensamiento de Cervantes, Barcelona, Noguer, 1980, pp., 30 y SS.
79
Edward C. Riley, Teoría de la novela de Cervantes, Madrid, Taurus, 1989, pp., 65.
80
Asun Bernárdez, Don Quijote, el lector por excelencia Madrid, Huerga y Fierro, 2000, pp., 43.
lugar” indefinido, del que no le interesa recordar ni el nombre. Pero nos remite a La
Mancha, lo cual es mucho y nada. No es mucho, por la proximidad y la claridad de
término y es nada porque, poca aventura caballeresca se podría esperar de un cuento por
tierras manchegas, salvo en los cuentos folklóricos que, circulaban oralmente de venta
en venta. Sumergirse en aquella lectura suponía embarcarse en una aventura con
carácter cotidiano que era lo opuesto a lo que se podría esperar de una aventura
caballeresca. La localización en la comarca donde se leería, haría que más de uno se
sintiese identificado.
Por otro lado con el Descubrimiento, el mundo de las aventuras se había hecho
realidad, la mentira se había hecho verdad y Don Quijote, sin moverse de La Mancha,
convierte la verdad en una mentira creíble. La realidad del Nuevo Mundo le había
quitado el lugar a la fantasía y El Quijote invirtió los términos convirtiendo la fantasía
en realidad.
Como diría Riley, Don Quijote y el peregrino gongorino intentan superponer una
realidad leída, la de la caballería andante y el del mundo pastoril, a una realidad vivida
y prosaica que no oculta la sordidez y que desplaza a los personajes al aislamiento
espacio temporal, que aleja a los personajes, en su ingenuidad, de los modelos que,
Cervantes como Góngora, siguieron al pie de la letra en clave de parodia: El modelo de
Amadís de Gaula para Don Quijote y el modelo pastoril de la Arcadia para el peregrino.
81
Luis de Góngora, Soledades, John Beverley, ed. Madrid, Cátedra, 2003, p., 36.
La distorsión entre las referencias literarias y la realidad, que les salen al
encuentro a ambos, se efectúa mediante la introducción de los signos de la diferencia
que ofrece la realidad del momento: ventas por castillos, molinos por gigantes en el caso
de Don Quijote y albergues en donde suenan trompetas militares por albergues rurales
en los que el sueño del peregrino se ve interrumpido, “De trompa militar no, o
destemplado / son de cajas fue el sueño interrumpido; / de can si embravecido / contra la
seca hoja / que el viento repeló a alguna coscoja.” (1, 170-5)
82
Tanner, en Herzogenrth 1999, p.3.
Los juegos que practicaba A. en sus épocas de colegial, no eran tanto
una búsqueda de la verdad, sino una búsqueda del mundo en el que aparece
el lenguaje. El lenguaje no es equivalente a la verdad; es nuestro modo de
existir en el mundo.83
83
Paul Auster, La invención de la soledad, p, 228.
84
Carmen Africa Vidal, ¿Qué es el postmodernismo?, Alicante: Universidad de Alicante, 1989, pág. 51.
85
Ibid., p., 55.
85
Herzogenrth, 1999, pp., 15-26.
86
Ibid. p., 24.
Auster no ha sido el único en rescribir el género policíaco con
propósitos teóricos:
Hubo escritores posmodernos, Pynchon, Calvino, Borges, Eco, Robbe-
Grillet y Nobokov que deconstruyeron el género, introduciéndose ellos
mismos en el género de detectives para aplicar nuevas técnicas que niegan
deliberadamente los fundamentos y principios como implicaciones
filosóficas. El principal elemento de la ficción de detectives es el proceso de
investigación y la solución. La solución es el elemento más importante en el
efecto causa efecto de la narración por facilitar el eslabón perdido y rellenar
el hueco de la secuencia incompleta de la causa efecto narrativo. 87
87
África Vidal , 1989, p, 56.
88
Recuerdo aquí, que Auster llegó a escribir una novela de este género en un momento de desesperación
económica, con el pseudónimo Paul Benjamín, Jugada de presión.
89
Juan Antonio Garrido Ardila, Textos y contextos de la novela picaresca 1554-1753, Tesis doctoral, p,
518.
responsables de la consolidación de los rasgos fundamentales de la novela picaresca
como género o si se prefiere como subgénero, tal y como sugiere Garrido Ardila.
Si estos rasgos sirven para delimitar al prototipo de pícaro, Rey Hazas propone
también, las líneas constructivas de la novela como género literario basándose, así
mismo, en las propuestas ofrecidas por los mismos textos fundacionales.
La picaresca en América
90
La novela picaresca, Madrid, Anaya, 1990.
Partiendo de la buena acogida de las primeras novelas, fue en Gran Bretaña,
dentro de Europa, donde la picaresca española gozó de mayor éxito entre lectores y
entre escritores como imitadores, durante los siglos XVI al XVIII.91
Por nuestra parte nos interesa la repercusión del género en el Nuevo Mundo que,
a pesara de contar con la presencia de la picaresca en la literatura norteamericana, es
difícil demostrar que los primeros colonos incluyeran ejemplares de las traducciones
británicas en su equipaje, debido al profundo odio que existía hacia todo lo referente a
España, nación que poseía en América más territorio que la madre patria en el siglo
XVII; por otro lado la amenaza católica había provocado de forma indirecta el éxodo de
Inglaterra y Holanda y las leyendas sobre el terrible español contaron, además, con el
aderezo de Bartolomé de las Casas.92 A pesar de todo, con los años, el español fue
ganando adeptos, sobre todo, por la cercanía de Florida a Nueva Inglaterra, siendo
Virginia y las Carolinas las más influenciadas por proximidad.
91
La tesis citada de Garrido Ardila dedica un profundísimo estudio a la producción picaresca en Gran
Bretaña durante este periodo.
92
Stanley T. Williams, La huella española en la literatura norteamericana, Madrid, Gredos, 1957, 2
vols.
93
Ibid, p., 271, vol. I.
Se sabe que Melville leía y hablaba español, prueba de ello era que recitaba de
memoria pasajes de Calderón, y de don Quijote decía que, “es el más sabio de los sabios
que han existido” Compró la edición de Jarvis en 1855 y en 1849, El Guzmán de
Alfarache, y el siguiente año pidió prestado el Lazarillo de Tormes.”94
El consejo de Howells ya había sido puesto en práctica por Mark Twain (1835-
1910), en 1885 en Las aventuras de Huckleberry Finn, en la que además de la
influencia del Quijote, el modelo del Lazarillo imprime en el relato el tono y la voz que
no le había dado a Las aventuras de Tom Sawyer en 1876, y así lo lamenta en una carta
dirigida a Howells, en la que reconocía el error de no haber escrito esta obra en primera
persona.96
94
Ibid, p. 311, Vol, I.
95
William Dean Howells, My literary Passions. New York: Greenwood Press, 1969 (Repr. of 1895), 143,
de Bernd Herzogenrath, An Art of Desire, Reading Paul Auster, Amsterdam, Rodopi, 1999, p., 115.
96
Hugo A. Harter, “Mark Twain y la tradición” en La picaresca, orígenes, textos, y estructuras, Madrid,
Fundación Universitaria Española, 1979, pp., 1161 a 1166.
casos, a penetrar en la intimidad de la vida de los personajes, como señala Américo
Castro; a través de la forma autobiográfica, nos hacemos la ilusión de “contemplar la
vida sin ningún intermedio” 97 Además, los dos personajes son astutos y traviesos y por
ello en sus relatos no falta humor, burla, caricatura y compasión irónica.98 Y por
último, en ambas obras el viaje es el eje organizador del espacio y del tiempo.
97
“El Lazarillo de Tormes” en Hacia Cervantes, Madrid, Taurus Ediciones, 1967, p. 143.
98
John Hughes, “Lazarillo de Tormes y Huckulberry Finn” en La picaresca, orígenes, textos, y
estructuras, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1979, PP, 1167 a 1172.
99
Ibid. 1171.
personaje es más bien una trayectoria psicológica hacia la desilusión, descrita en tono
satírico que alcanza el grado de humor negro. En Quimera (1972) el viaje por el interior
del individuo es equivalente a la búsqueda de una buena posición del pícaro; y la falaz
buena posición de Lázaro de Tormes al final de su vida es interpretada por Barth, como
una realidad extensible al género humano, siempre en busca de alguna satisfacción
íntima y permanente, que acaba como decíamos antes, en desilusión. No podemos pasar
por alto, la presencia del Quijote en la obra de Barth, como demuestra el dualismo entre
Ebeneker Cook y Henry, reflejos de don Quijote y Sancho en El productor de tabaco.
Desde Mark Twain hasta John Barth la estructura de viaje picaresca ha marcado
la narrativa norteamericana, si bien, su presencia se ha ido estilizando hasta convertir la
itinerancia de los personajes en una especie de búsqueda por el interior de sí mismos. A
este respecto veremos, más adelante, lo que dice Herzogenrath sobre a la picaresca
moderna en general y a la picaresca austeriana en particular.
100
Cap. V de Fichas Mexicanas Méjico (1945) núm. 39, pp. 60-94.
De la fusión de ficción castellana y la realidad mejicana citada, se genera El
Periquillo Sarniento de Lizardi en 1816, la primera novela moderna de Méjico, muy
influenciada por el estilo periodístico que ejercia su autor, pero que al mismo tiempo
recuerda mucho al Guzmán y al Gil Blas, tanto como al realismo de Cervantes de
escenas grotesca y habla popular, destacando, por otro lado, las diferencias y
penalidades por diferencias raciales. De Lizardi es también Vida y hechos del famoso
caballero don Catrín de la Fachenda publicada después de su muerte en 1836.101
101
Luis Leal, “Pícaros y léperos en la narrativa mexicana”, en La picaresca, orígenes, textos y
estructuras, ed. Manuel Criado de Val, Madrid, Universidad Española, 1979 (1033-40)
102
Bernd Herzogenrath, An Art of Desire, Reading Paul Auster, Amsterdam, Rodopi, 1999, p. 117.
sustitución de la dependencia del estado social del sistema feudal del XVI por el registro
simbólico de la representación, el lenguaje y la escritura, siendo el mundo de las
palabras el que crea el mundo de las cosas, aunque concluye, Herzogenrath, que el
hombre habla, pero es porque el símbolo lo ha hecho hombre.
Cada hombre es autor de su propia vida, así como “cada uno es hijo de sus
obras;” será el siguiente paso hacia la modernidad cervantina y Auster utiliza varias
veces esta afirmación de don Quijote, que supuso la ruptura con el determinismo
medieval y encierra la clave del rasgo de libertad que define al personaje. Sobre este
particular me remito a la teoría sobre la poética de libertad de Rey Hazas:
103
Antonio Rey Hazas “Cervantes El Quijote y la poética de la libertad”, Antrophos, nº 100, 1988, p.,
375.
se podría decir que es de fuera a dentro y se justifica, desde la modernidad, porque lo
que el pícaro moderno llevaba a cabo es una búsqueda ontológica, en la que el abandono
del hogar se justificaba para conseguir el aislamiento.
104
Pascal Bruckner, “Paul Auster or The Heir Intestate”, en Beyond the Red Notebook, Essays on Paul
Auster, Dennis Barone, ed., Philadelphia: University of Pennsylvania Press, 1995, p., 28.
105
Madelaine Sorapure, “Paul Auster”, en Postmodernism, The Key Figures, ed. Hans Bertens y Joseph
Natoli, Malden: Blackwell Publishers, 2002, p., 22.
niño, siempre en el centro de las cosas, Fanshawe había desaparecido cuando
llegamos al instituto, rehuyendo los focos y buscando una terca
marginalidad. (p. 29)
El pícaro español, como marginado social cuenta las cosas de su vida desde el
punto de vista del intruso en la sociedad, movido por el deseo de integrarse en un
mundo que no se lo permite. Auster se sintió marginado, desde su posición como
miembro de una familia judía, en un entorno de mestizaje religioso y vivió durante su
infancia cierto tipo de marginación que de alguna manera se refleja en sus personajes:
“[…] Casi todos los escritores poetas o no, se sienten al margen de la vida
de la sociedad. Caminamos en sentido opuesto. Somos testigos. Observamos
las cosas. No acabamos de sentirnos involucrados en las actividades de los
demás. […] Toda esa época [los dieciocho años] fue muy difícil para mí…
Siempre me sentía excluido… y no era que los demás me marginaran, sino
mi propia ineptitud. Por otra parte en los Estados Unidos el hecho de ser
judío ya te aísla de por sí. […] Me crié en una ciudad de Nueva Jersey en la
que el carácter mixto de la religión entre judíos y protestantes era una
realidad. Todos los inviernos escenificábamos pequeñas obras de teatro para
festejar el fin de año. Pero yo me negaba con testarudez a cantar villancicos
[…] Se me ha quedado grabado el recuerdo de esos días cuando toda la clase
se iba a ensayar la función y yo me sentía solo hasta la desesperación… Son
esas pequeñas cosas las que se van acumulando a lo largo de una vida las
que te sitúan al margen de la vida de los demás. Entonces uno mira. Se
convierte en un observador. Eres ciudadano de un país, pero al mismo
tiempo, te sientes como un extranjero. Miras desde dentro, pero también
desde fuera. 107
106
“Luis Sánchez, Ginés de Pasamonte y los inventores del género picaresco” en Homenaje a Rodríguez
Moñino, I, Madrid Castalia, 1966
107
Gérard de Cortanze, Dossier Paul Auster, Barcelona Anagrama, 1996, pp, 96-7.
de El Palacio de la luna, todas ellas impregnadas de la idea de América” […]108 como
búsqueda de los orígenes y de la genealogía, además de la necesidad de [...] “saber que
hay un lugar en el mundo que puedo llamar mío.” (p.128)
Por otro lado, Auster dedica tres páginas del capítulo once en Ciudad de cristal,
para describir a otro tipo de marginados sociales, la tipología del vagabundo que se
encuentran por las calles de Nueva York (p.133-5): marginados que piden dinero, unos
con orgullo, “dame dinero y pronto estaré con vosotros;” otros sin esperanza de salir de
la marginalidad; otros limpian parabrisas o venden bolígrafos; otros cuentan historias
trágicas para justificar su estado. También los hay con talento; el viejo que baila claqué;
los que dibujan con tiza sobre la acera y los músicos, saxofonistas, guitarristas,
violinistas. Pero también los hay que no tiene nada que hacer y ningún sitio adonde ir.
Borrachos que duermen en la calle y también los que están locos, incapaces de salir al
mundo que se halla al otro lado de sus cuerpos, como el hombre que golpea la acera con
sus palillos, incansablemente, como si fuera un tambor. “Quizá piensa que está haciendo
algo importante. Quizá, si no lo hiciera la ciudad se vendría abajo.” El Willy Christmas
de Tombuctú pertenece a este grupo que vive en la calle, los “sin techo,” como un don
Quijote del siglo XX.
108
Ibid, p, 96.
realista, se sustituye por el accidente, el azar o la contingencia. A veces los episodios de
la picaresca se relacionan de forma que, el pícaro se reencuentra con los personajes de
otros episodios y de otras novelas, de esta forma, también, se configura el mundo
literario de Auster, un mundo fragmentario, sin causa efecto, en el que la reaparición de
los personajes da forma a la vida y experiencia del protagonista: En El país de las
últimas cosas, Anne Blume encuentra el pasaporte de Daniel Quinn de Ciudad de
cristal; Zimmer, el amigo de Marcos está enamorado de una tal Anna Bloom o Blume,
por citar algún ejemplo, ya que este aspecto será tratado ampliamente en el apartado
sobre el mundo literario de Paul Auster.
Los personajes representan a una España casi ausente del contexto europeo,
“encantada o dislocada” mientras que el libro, en sí mismo, pertenece a la realidad que
debería haber sido, […] “si hubiera seguido el consejo de contemporáneos lúcidos y
bien intencionados y hubiera estado dispuesta a cambiar sus valores y sus actitudes.”111
[…] “los niños la manosean, los mozos la leen los hombres la entienden y
los viejos la celebran; y finalmente es tan trillada, tan leída y tan sabida de
todo género de gentes, que a penas han visto algún rocín flaco dicen: “Allí
va Rocinante.”Y los que más se han dado a la lectura son los pajes: no hay
antecámara de señor donde no se halle un Don Quijote: uno le toma si otros
le dejan; éstos le embisten y aquellos le piden.” II, III.
110
Heinze-Peters Endress, 2000, p., 19.
111
Ibíd., p., 21.
caballerías, con manuscritos misteriosamente descubiertos, el carácter azaroso de sus
aventuras rompen también con la tradición caballeresca, según la cual cada aventura
estaba preparada para sorprender al héroe, no por azar, sino por la intervención del
destino. Según la etimología latina ad-venire, la aventura sale al encuentro de aquel a
quien ha sido asignada:
Don Quijote está convencido de ello. En la cueva de Montesinos
dice, “que tal empresa como aquesta, Sancho amigo, para mí estaba
guardada” II, 22, y Montesinos dirá dentro de la cueva, “Que las grandes
hazañas para los grandes hombres están guardadas.” II, 23. El caballero
podía confiar sus pasos a la aventura, como hizo Don Quijote en I, 2: […]
“prosiguió su camino sin llevar otro que aquel que su caballo quería,
creyendo que en aquello consistía la fuerza de las aventuras. 112
Y además:
Pero la realidad se interpone entre le deseo de Don Quijote y las
anheladas aventuras sugeridas en sus lecturas. Ahora se trata sólo de sucesos
y encuentros cotidianos, banales y casuales. No hay nada preparado para él y
nadie en realidad le espera. Neuschäfer lo explica como la […] “previsión
providencial disolución de la estructura tradicional persistente en un
acontecer contingente”. El azar como dueño y señor de un mundo moderno
que se ha salido del orden en otros tiempos garantizado.113
Otro ejemplo en I, II que viene al caso, esta vez sobre la ansiedad de don Quijote
por verse envuelto en aventuras caballerescas: “casi todo aquel día caminó sin
acontecerle cosa que de contar fuese de lo cual se desesperaba.”
“Espacios blancos”
112
Erich Köhler, La aventura caballeresca. Ideal y realidad en la narrativa cortés, Barcelona, Sirmo,
1995, pp., 62 -3.
113
Heinz- Peter Enderss, Los ideales de Don Quijote en el cambio de valores desde la Edad Media hasta
el Barroco, Pamplona, Eunsa, 2000, p., 30. La cita de Hans-Jörg Neuschäfer en, “Der Sinn der Parodie im
Don Quijote, Studia Románica, 5, Heilderberg, Carl, Winter, 1963, 21.
Spaces”] “Espacios blancos” escrito entre 1978 y 1979, publicada en 1980. En este
breve ensayo Auster hace una reflexión en prosa sobre el movimiento, el espacio y las
palabras como únicos delimitadores de la realidad a las que sólo el azar otorga
significado:
114
“Espacios blancos”, en Pista de despegue, Barcelona, Anagrama, 1998, pp., 87-91.
Al escribir sobre su padre experimenta lo que había declarado en su ensayo
teórico:
Nunca antes había sido tan consciente del abismo entre el pensamiento
y la escritura. En efecto durante estos últimos días he comenzado a sentir
que la historia que intento contar es de algún modo incompatible con el
lenguaje, y que su resistencia a las palabras es proporcional al grado de
aproximación a lo importante, de modo que cuando llegue el momento de
expresar lo fundamental (suponiendo que eso exista), no seré capaz de
hacerlo. (p.50)
Y páginas antes había escrito: “Desde el principio reconozco que este proyecto
está destinado al fracaso.” (p.33)
El movimiento y la escritura
115
Ciudad de cristal, cáp., 11.
palabras puedo alcanzar toda la inmensidad del espacio porque escribir y andar
significan lo mismo.
117
Ibíd., pp., 154.
[…] retener mejor en la mente la tal escritura, lo que no ha lugar en la plática
[...]118
[...] yo pienso darlas a la estampa para que se vea de espacio lo que pasa
apriessa y se disimula o no se entiende cuando las representan. pág. 167
Roy Caldwell plantea Trilogía de Nueva York, como el reflejo del proceso de
formación artística de Paul Auster,
118
Diálogos de la diferencia del hablar al escribir, materia harto sutil y notable, Ed. De DO. Chambers,
Berkeley, University of California Press, 1968. Cita obtenida de Margit Frenk, “¿Cómo leía Cervantes?”
n Cervantes 1547-1997, Aurelio González ed., Méjico, El colegio de México, 1999, p., 134.
por F. Yo la llamo ghost writing. Es un escritor anónimo que imita la voz,
que toma prestado el pronombre personal de un individuo célebre, el ghost
writing escribirá sin importar una falsa autobiografía. Stillman inventa el
fantasma de Henry Dark, para articular las ideas propias del paraíso
perdido.119
Las tres novelas de la Trilogía tienen como tema central la trascripción del
propio texto que el lector lee, como ocurre en El Quijote. Cada texto cuenta la historia
de un personaje misterioso en clave de novela de detectives: Un personaje debe seguir a
otro y escribir un informe sobre lo que averigüe del segundo personaje.
Las tres búsquedas tienen un rasgo en común: La acción se convierte, para los
protagonistas, en una obsesión que les lleva hasta el delirio. Según Caldwell, para los
románticos, Julien Sorel de Stendal, por ejemplo, la hipocresía era el medio de acción,
pero,
En nuestros días la hipocresía no es la palabra clave, hoy es la esquizofrenia
lo que describe la operación. La diferencia está en que la hipocresía lleva la
máscara del otro en un acto de la voluntad y la esquizofrenia no disimula
porque él es el otro.120
Trilogía de Nueva York es también la escritura sobre la nostalgia que los tres
personajes sienten del pasado, Quinn de su familia, Azul de su mentor Castaño y el
119
Caldwell, Roy C. “New York Trilogy: “Réflexions Postmoderns,”in L´Ouvre de Paul Auster, 1995,
Actes de colloque Paul Auster, Université de Provence-Irma (Grena), 1995, pp., 77-85.
120
Caldwell, 1995, p., 77-85.
narrador de La habitación cerrada de su amigo Fanshawe. La nostalgia que sienten los
personajes por lo que han perdido en la vida real, tiene su correspondiente en el plano
del lenguaje. Porque ningún escritor de Trilogía consigue que su escritura refleje la
realidad, como adelantaba el libro de Stillman, ya que las palabras y las cosas se han
separado:
121
La habitación cerrada, p., 119.
le relaciona con su extraña demencia, a Clavileño nos lo imaginamos hecho con una
clavija y de madera, a la princesa Trifaldi con sus tres faldas.
Marco Staley Fogg lleva en el nombre una especie de código que predestina una
etapa de su vida en movimiento.122
122
Ver epígrafe, “Creación poética del nombre del protagonista” en el capítulo correspondiente a El
palacio de la luna.
123
Este asunto será tratado ampliamente en el epígrafe, “El universo literario cervantino y el aprendizaje
austeriano.”
un personaje con ese mismo nombre, se ausenta por varios años de su
casa sin dejar de observar lo que hace su esposa.
Ciudad de cristal
Daniel Quinn había escrito poesía, obras de teatro y ensayos críticos. Desde que
murieron su mujer y su hijo rompió con todo y comenzó a escribir novelas de misterio,
utilizando el pseudónimo William Wilson, como el personaje de Poe; el protagonista de
sus novelas se llama Max Work. Durante unos días recibe una serie de llamadas
equivocadas y decide hacerse pasar por la persona por quien pregunta la voz del
teléfono: seguir el juego adoptando la personalidad del detective privado Paul Auster.
La voz al otro lado del teléfono le hace un encargo que consiste en seguir al
padre de Peter Stillman, dado de alta de un psiquiátrico, donde ha permanecido en
tratamiento durante años por mantener encerrado en una habitación sin luz a su hijo,
desde los dos a los doce años, para llevar a cabo un experimento lingüístico. Ahora que
el padre está libre, el hijo piensa que va a ir a matarlo y Quinn/Auster es contratado para
evitar que eso ocurra. Cuando acepa el caso Quinn se convierte, en un detective como
su protagonista Max Work.
Quinn compra un cuaderno rojo para escribir los incidentes del caso; la atracción
que siente por él es premonitoria de la dependencia que se establecerá con su misión y
la necesidad de escribir en sus páginas todos los acontecimientos. Este motivo se
repetirá de forma dominante en La noche del oráculo y es equivalente a la obsesión de
don Quijote por que se escriban sus aventuras,
[…] este es el día […] en el que tengo que hacer obras que queden
escritas en el libro de la Fama por todos los venideros siglos. I,XVIII.
La tercera persona ocupa la casi totalidad del relato, y la primera, en la voz del
mismo narrador, también, identificado como amigo del escritor Paul Auster real, se
incorpora dos páginas antes de finalizar la novela y en algún comentario al margen, que
se indicará oportunamente. Autor y narrador aparecen desdoblados en los dos amigos
que acuden al apartamento de los Stillman en busca de Quinn en la última página del
libro, como lo están el escritor y su amigo, en el prólogo del Quijote de 1615.
El espacio corresponde a la ciudad de Nueva York, tanto como al espacio
interior del personaje Daniel Quinn que le lleva a su desvanecimiento cuando se le
acaba el espacio donde escribir su realidad de ficción. La escritura y el tiempo del relato
coinciden, 1982 y la novela fue publicada en 1985.
El azar
La historia comienza por la acción del azar, tan solo un error al marcar un
número de teléfono equivocado, porque, según el narrador,
El primer capítulo de Ciudad de cristal plantea las mismas premisas con las que
Cervantes construyó El Quijote:
El Auster real juega aquí con el lector porque, Melville es uno de sus escritores
favoritos, por lo que en los pensamientos de Quinn/Auster, éste último aparece, no
como el detective que Quinn finge ser, si no como el escritor que se esconde detrás de
ese nombre y que recibirá a éste último en su casa en el capítulo diez.
Al igual que el detective, el escritor debe desvelar el misterio que encierran las
palabras y recrear con ellas las historias, así como delimitar el espacio narrativo del de
su propio espacio real y guiar al lector entre el caos que pueda surgir por la proximidad
entre la realidad y la ficción.
Hace tiempo estaban papá y mamá. Ellos dicen mamá murió. […]
De pequeño unas cuantas palabras y después nada. Había esto. Oscuridad.
Mucha oscuridad. Esa era la habitación. […]Dicen que durante nueve años
[…] Los montones de caca. Los lagos de pis. Los desmayos. Atontado y
desnudo. La comida machacada. Era un niño pequeño. Apenas unas cuantas
palabras propias. […] Mi verdadero nombre es señor Triste. ¿Cuál es su
nombre señor Auster? […] Quizá es usted el verdadero señor Triste y yo no
soy nadie. […] bua, bua, bua. Ris, ris, clic desmorocho baju. […] Soy el
124 El sesenta y nueve coincide con el año del primer alunizaje, con lo que la relación realidad ficción se establece al ser la llegada a la luna un indicio del deseo
del hombre de ocupar nuevos territorios, idea que reaparecerá más adelante en este libro y en El palacio de la luna.
único que entiende estas palabras. Peter se guardaba las palabras dentro. El
niño que no puede crecer. Ahora Peter puede hablar como las personas. […]
Dicen que alguien me encontró. Tenía doce años, vivía en un hospital. Poco
a poco me enseñaron a ser Peter Stillman. […] El terrible padre que le hizo
todas esas cosas al pequeño Peter […] Durante trece años el padre ha estado
lejos. […] El vendrá […] Ahora soy principalmente poeta. Todos los días
escribo un poema. Invento todas las palabras yo. […] Siempre que se lo
pido, mi esposa me trae una chica. […] Suben aquí y me las follo […] Pobre
Virginia. A ella no le gusta follar. Es decir conmigo. […] Está el aire y la luz
y eso es lo mejor de todo. […] a veces no puedo contenerme y los gritos se
me escapan. […] Se que soy el niño marioneta. […] Pero a veces creo que
creceré y me volveré real. (pp. 23-30)
No es casual la coincidencia entre las iniciales del huevo y las del Henry Dark,
como las de Daniel Quinn y don Quijote o Michael Saavedra y Miguel de Cervantes
Saavedra. Por otro lado, Peter se autodenomina “señor Triste”, referencia al
sobrenombre de “Caballero de la Triste Figura” que Sancho otorga a su amo.
Como si la pérdida del lenguaje fuese, en algún sentido, como un tipo de muerte.
Idea que retomará y desarrollará en El país de las últimas cosas.
Quinn no entiende que tiene que ver todo esto con el Nuevo Mundo.
Tras el encuentro con Peter, Quinn pone sus iniciales en la primera página del
cuaderno rojo, “DQ” y escribe sus impresiones sobre Peter Stillman mirando la foto de
hace veinte años que le ha dado Virginia. Piensa sobre el niño Peter y la autenticidad de
los hechos y en la manera de entenderlos. Concluye que no le han contratado para
pensar, sino para actuar. Se pregunta,
[…]¿qué es lo que dice Dupin en Poe? “Una identificación del intelecto del
razonador con el de su oponente. Pero aquí se aplicaría a Stillman padre. Lo
cual probablemente es aún peor. (p. 52)
126
Eduardo Urbina, 2007.
para nombrar los objetos que recoge con palabras nuevas de su invención. Quinn le
sigue anotando sus moviminto y se pregunta si no se ha embarcado en un proyecto sin
sentido. Los dos personajes están viviendo una ilusión, Quinn en su papel del
investigador Paul Auster y cronista del viejo Stillman recogiendo en su cuaderno todos
los acontecimentos, y el anciano en su papel de inventor de palabras. Quinn es un
testigo directo de los movimientos de Stillman que es lo que le faltaba a don Quijote,
según Auster y por eso construye la teoría (alternativa) sobre un posible autor
cuatripartito del Quijote:
Curar a don Quijote, esa era la intención de los amigos del hidalgo, aclara
Auster; poner un espejo delante de sus ojos para atraer a don Quijote a casa. Auster
piensa que don Quijote no estaba loco, sólo fingía que estaba loco. Él compuso el
cuarteto Benengeli y probablemente se dejó contratar por Cervantes para traducir de
nuevo el manuscrito al castellano.
“Vagar era una especie de anulación de la mente. Pero seguir a Stillman no era
vagar.” (p, 79) En consecuencia tenía que permanecer en la superficie, mirando hacia
fuera en busca de sustento; vigilar a Stillman y escribir lo que hacía, ése era su sustento,
como personaje de ficción. Como en Fantasmas, Azul y Negro, los dos personajes
escriben informes, que resultan ser el mismo informe, o reflejo uno de otro. Mientras
ambos se ocupen de escribir, permanecerán. La escritura y el movimiento son
simultáneos desde El Quijote, y áun desde la Picaresca, moverse es equivalente a vivir,
si los personajes dejan de andar, dejan de escribir y como consecuencia dejan de
existir; lo que lleva a la conclusión que la literatura y la vida son inseparables.
Pero además, Peter Stillman es un quijote del siglo veinte deambulando por las
calles de Nueva York, su proyecto consiste en inventar palabras para las cosas, porque
éstas son susceptibles de cambiar de identidad. En su ir y venir por la ciudad recoge
muestras del suelo, las clasifica (lo desportillado, lo machacado, lo abollado, lo
aplastado, lo putrefacto) y les da nombres nuevos. Prepara un libro en donde recoge
todas las palabras que inventa. Como su hijo, en su oficio de poeta, también es inventor
de palabras.
Quinn se presenta como Peter Stillman al anciano y éste acepta que sea su hijo,
con lo que suma una identidad más a la lista de falsas identidades asumidas. El diálogo
reproduce el encuentro entre un padre y un hijo tras muchos años de separación. No se
comenta el aislamiento del pequeño Peter. Se despiden con un clásico, ahora podré
morir en paz. A la mañana siguiente Stillman ha desaparecido. Más tarde, Quinn sabrá
que se ha suicidado.
Realidad ficción
Sin caso, Quinn decide ponerse en contacto con el verdadero detective Paul
Auster y va a visitarlo. Paul Auster mismo le abre la puerta del apartamento con una
pluma en la mano. Paul Auster no es el detective que Quinn ha suplantado, es escritor,
el detective es él, convertido en el alter ego del escritor Paul Auster.
Auster asocia el apellido con un libro de poemas de Quinn con tapas azules,
Asunto inacabado, que le había gustado mucho. La relación realidad ficción se plantea
no sólo al efrentar al escritor con su personaje, sino también en la opinión que de la obra
del personaje tiene su creador.
Quinn se siente aliviado junto a Auster, como se siente un niño junto a su padre.
No desea alejarse de él, acepta la invitación a comer. A Auster le gustaba la poesía de
Quinn y le prepara una comida que éste come con glotonería. Además Auster ha
aprobado la decisión de adoptar una personalidad falsa y aceptar el caso de Peter
Stillman.
Quinn sueña que pasea con el hijo de Auster cogido de la mano por Broadway
pero, no lo recuerda al despertar. El narrador se vuelve aquí omnisciente, ya que, si dice
que sigue el cuaderno rojo al pie de la letra, no puede incluir un sueño del personaje no
recordado por éste. Tal vez sea un guiño del autor real fundido por un instante con el
amigo que nos propone como responsable del texto que leemos.
Después de su entrevista con Auster, Quinn saca todo el dinero que tiene en la
cuenta y se instala en un callejón sin salida, frente al apartamento de los Stillman,
dispuesto a pasar la noche. El personaje comienza ha precipitarse al traspasar el límite
de la realidad, en casa de Paul Auster y no encontrar pistas que le desvelen el misterio
sobre sí mismo, su situación entre la realidad y la ficción, y sobre el caso Stillman. La
visita al escritor Paul Auster no le ha facilitado respuestas y el personaje se desorienta.
Sin Peter Stillman a quien seguir no sabe que hacer. Su misión en el mundo de ficción
ha terminado. Las recomendaciones que se había hecho así mismo en los primeros
momentos, al aceptar el encargo como detective, no le han servido de nada, “[…]
recordar quien soy. Recordar quien se supone que soy.” (p. 53)
Los marginados
127
El palacio de la luna Auster recurre a esta idea en las páginas en las que se describe el
abandono de Marcos en Central Park.
Quinn termina su reflexión sobre los mendigos con una cita de Baudelaire:
La cita encaja con la galería de los personajes que acaba de describir: El viejo
que baila claqué mientras hace malabarismos con cigarrillos. Otros han renunciado a la
esperanza de salir algún día de su marginalidad y ni siquiera se molestan en decir
gracias al transeúnte que deja caer una moneda en su caja. Otros tratan de ganarse la
vida vendiendo lápices y también habla del borracho que te lava el parabrisas del coche.
Se acuerda de los que hacen pinturas de tiza en el suelo y del clarinetista que toca con su
instrumento siguiendo el ritmo a dos monos de juguete que tocan la pandereta y el
tambor. Los que no tienen donde ir y arrastran harapos. Y al cabo de la amplia
descripción de ese mundo marginal, Quinn enlaza con el pensamiento de Baudealire
más arriba citado:
Por cada alma perdida en ese infierno particular, hay varias otras encerradas
en la locura incapaces de salir al mundo que se halla al otro lado de sus
cuerpos. Aunque parecen que están ahí no se puede pensar con que estén
presentes. (135).
El ser feliz allí donde no estoy de Baudelaire, enlaza con los que permanecen
encerrados en su locura, incapaces de salir al mundo que se halla al otro lado de sus
cuerpos. Quinn está llegando a este extremo de encierro en sí mismo, siendo incapaz de
recobrar su vida anterior al día de la llamada de teléfono.
El narrador
Al llegar le cuenta su encuentro con Quinn y lo preocupado que está por él. El
narrador le reprende por haberle tratado con tanta indiferencia y deciden ir a buscarlo al
apartamento de los Stillman. Salen a la calle y está nevando, indicio austeriano de que
algo está a punto de suceder. El apartamento estaba abierto y vacío, en una habitación al
fondo encuentran el cuaderno rojo.
Así se manifiesta el narrador al asumir el papel de editor del cuaderno rojo, que
Quinn abandona en el apartamento de los Stillman,
Y añade,
El cuaderno rojo, por supuesto, es sólo la mitad de la historia,
como cualquier lector sensible entenderá. En cuanto a Auster, estoy
convencido de que se portó mal desde el principio al fin. Si nuestra
amistad ha terminado, él es el único culpable. (p. 163)
El reproche del narrador a Paul Auster por abandonar a Quinn desdobla al autor
y al narrador en dos personajes diferentes. El narrador editará el libro escrito por Quinn
en el cuaderno rojo y hará los cometarios al margen, como hizo el autor del capítulo
nueve de la primera parte del Quijote.
Fantasmas
Azul es detective privado de profesión, hijo de policía, sabemos que su mentor fue
un detective llamado Castaño. Define su práctica del oficio, como opuesta a Sherlock
Holmes, a él le gusta estar siempre en movimiento, pero pronto se dará cuenta de que el
caso que le han encomendado le obliga a pasarse el día observando lo que hace negro y
escribir informes sobre ello, ha pasado de la acción del detective a la inmovilidad del
escritor.
El relato comienza en febrero del 1947 y se prolonga durante más de un año. Como
referencia histórica, se nos recuerda que el cuarenta y siete es el año en el que Lackie
Robinson empieza a jugar con los Dodgers. Los indicios sobre la evolución de la
historia en el tiempo lo marcan las cuatro estaciones.
Azul vigila a Negro constantemente y escribe lo que éste hace. Negro escribe en su
apartamento y a parte de esta actividad, apenas hace nada digno de mención. Un día
cruza el río, llega a Manhattan, entra en una librería y compra un ejemplar de Walden.
Azul que le ha seguido, hace lo mismo.
Poco a poco nota que está dejando de ser él mismo. Como le pasó a Daniel Quinn a
pesar de las advertencias que se hizo al asumir la personalidad del detective Paul
Auster y aceptar el caso. La diferencia entre ambos es que Azul era ya detective privado
y éste debería ser un caso más para él, pero un día se da cuenta de que vigilar a Negro es
como mirarse al espejo, porque Negro hace exactamente lo mismo que él. Escribe una
carta a Castaño, su mentor en la profesión, pero éste le contestará sin hacer los
comentarios que esperaba sobre el caso.
La idea del espejo remite al cuento de Hawthrone El señor del espejo, que junto con
Walden de Thoreau, William Wilson de Poe y Wakefield128 también del primero, son las
tres referencias literarias claves de Fantasmas. En Si una noche un viajero de Italo
Calvino hay también una secuencia en la que dos escritores, uno productivo y otro
atormentado, están escribiendo sentados enfrentados. 129
A medida que Azul se va formando teorías sobre Negro, descubre que inventar
historias puede ser un placer en sí mismo. Negro no es más que una especie de vacío y
Azul sabe que tiene que enterarse de la verdadera historia de Negro, pero se da cuenta
de que a pesar de que se pasa el día mirando a Negro, no sabe nada sobre él, como le
pasaba a Quinn tras seguir todo el día al anciano Stillman, y por placer inventa historias
sobre Negro y Blanco: que son hermanos o que Blanco quiere demostrar que negro es
un incompetente, pero a la hora de escribir el primer informe se propone,
128
Debemos recorder que en Wakefield Hawthrone cuenta como el protagonista alquila una habitación
frenta a su casa para observar a su esposa, broma que se prolonga durante años, hasta que envejecido
decide volver y desvelar el misterio de su desaparición sin describir el reencuentro al lector.
129
Carsten Springer, A Paul Auster Sourcebook, Nueva York, Peter Lang, 2001, p, 29.
[…] describir los sucesos como si cada palabra concordara
exactamente con lo descrito […] (p. 29)
Ese era, también el propósito de Marco Polo al comienzo del volumen Viajes de
Marco Polo, que Quinn está leyendo cuando recibe la primera llamada equivocada, pero
Quinn se dará cuenta de que aunque se pase las horas siguendo al viejo Stillman no sabe
nada sobre él, porque el hecho de observar la realidad no quiere decir que entendamos
su misterio, lo que lleva a ambos personajes a la frustración y al fracaso.
Ahora Azul toma conciencia de que está en un apuro. Los datos reunidos en el
cuaderno no le aportan nada. Sólo puede decir lo que el caso no es.
Tiene la tentación de escribir sobre las ideas que se le han ocurrido sobre Negro,
pero se resiste y acaba ajustándose a los detalles ocurridos, a pesar de todo se siente
molesto por lo que ha escrito:
El narrador nos dice sobre este comentario, si hubiera tenido la paciencia de leer
Walden, su vida empezaría a cambiar, pero las oportunidades perdidas también forman
parte de la vida. La propuesta de Thoreau en Walden es equivalente a la añoranza de
don Quijote por la Edad de Oro. El poeta filósofo americano se instaló junto al lago
Walden para contemplar la naturaleza y escribir sobre lo rústico, la ausencia de lo
superfluo y los signos del mundo. Su trabajo consistía en mirar el entorno para escribir
en su cabaña, sobre lo que había observado fuera. Azul, como Thoreau, vigilaba y
escribía sobre Negro. Su tarea de detective es muy similar al del naturista que investiga
sobre lo que el medio ambiente le pone antu sus ojos. Auster nos dice con esta
referencia que la función del escritor Thoreau es intercambiable con la del detective
Azul, pero éste último no llega a comprenderlo porque leer Walden le aburre.
El encuentro con el hombre enmascarado que retira el sobre del apartado de correos,
le hace sentirse vigilado. Han obligado a Azul a vigilar a un hombre que escribe. Decide
que no quiere seguir participando. Sabe todo lo que hay que saber de Negro, pero no
sabe nada de él. Negro es un artificio, un sustituto de Blanco, que es el verdadero
escritor.
Conecta esta reflexión con una frase de Walden que tiene anotada,
No estamos donde estamos, sino en una posición falsa, encuentra.
[En su cuaderno de notas] Por una enfermedad de nuestra naturaleza,
suponemos un caso y nos ponemos en él y por lo tanto estamos en dos
casos al mismo tiempo y es doblemente difícil salir. (p. 73)
Azul se dice a sí mismo en voz alta, “Me estoy muriendo.” (p. 78) Su cerebro
empieza a paralizarse, se encuentra prisionero. Busca una explicación: Entre Negro y
Blanco lo han condenado a leer un libro que no le gusta, a escribir la historia de un
hombre sentado escribiendo un libro, pero no hay historia, ni acción. Azul empieza a
sospechar que Negro es un fraude.
A mediados del verano de 1948, Azul se siente morir. Decide cambiar de identidad,
se disfraza del mendigo Jimmy Rosa130. Sale a la calle Naranja, le pide limosna a Negro
y este le habla de cómo Walt Whitman autorizó a que midieran su cerebro cuando el
muriera, y cómo el cerebro se le resbaló de las manos a uno de los ayudantes del
laboratorio y el cerebro del mayor poeta de América fue barrido y echado a la basura.
Azul ironiza: “Whitman enterrado sin cerebro, como el espantapájaros de El mago de
Oz.” Negro le refiere el encuentro de Whitman y Thoreau en Brooklyn en casa del
primero. En la habitación había un orinal lleno de excrementos. Negro irónicamente, de
nuevo, relaciona el cerebro de Whitman con el orinal y los excrementos.
Comenta, también que grandes hombres, Lincoln, Dickens, habían ido a la iglesia de
Plymouth en la calle Orange, muy cerca de donde se encuentran en Brooklyng Heigths,
y que Whitman fue para escuchar el sermón de Henry Ward Beecher131 antes de visitar
a Thoreau. Ambos llegaron a la conclusión de que estaban rodeados de fantasmas.
130
Referencia al cuento del mendigo de Herman Melville que pierde todo su dinero y desparece durante
veinticinco años. Cuando Negro le hable a Azul de Hawthrone, lo relacionará con el cuento sobre el
hombre que, también, desaparece durante muchos años, para instalarse muy cerca de su casa y observar a
su mujer, se trata del cuento titulado, Wakefild.
131
Teólogo liberal, predicador protestante, abolicionista y gran orador, (1813-87) Dato hallados en la red.
La relación entre la realidad y la ficción, se establece abiertamente cuando, Negro
comenta que […] “saber cosas de los escritores le ayuda a comprender las cosas.”(p. 86)
y le explica que, Hawthrone pasó doce años encerrado en su habitación escribiendo
historias porque,
Azul no comprende el paralelismo entre los escritores de los que le habla Negro, lo
único que le preocupa es si Negro le ha reconocido. Piensa que tal vez Blanco y Negro
estén juntos en el caso y si estaba previsto que Azul y Negro hablasen. En su informe
Azul omite la conversación con Negro. Tres días después recibe su cheque semanal y
una nota: “¿Por qué miente?”
Negro va al hotel Algonquin132, se sienta en el vestíbulo y pide un Black & White
con hielo. Azul pide lo mismo, “por simetría.” Azul adopta el papel de un vendedor de
seguros de vida de Kenosha, Wisconsin133, se hace llamar Nieve. Negro le dice a Azul,
ahora Nieve, que es detective privado, que su trabajo es rutinario, que lleva más de un
año siguiendo a un individuo, que no hace otra cosa que escribir en una habitación. Azul
le pregunta si el individuo sabe que le está siguiendo, y Negro responde que está seguro
de ello porque el individuo en cuestión le necesita para demostrarse que está vivo.
Azul disfrazado de mendigo se encuentra con Negro. Ahora Azul se siente cada vez
más vigilado, es consciente de que se está ahogando. Se disfraza de vendedor de
cepillos y cruza la calle, llama a la puerta y Negro le abre con la pluma en la mano. De
nuevo el atributo del escritor, como en Ciudad de cristal, un personaje angustiado por
su propia identidad pide respuestas a otro personaje que no se las facilita. Los
personajes metaficticios que asume Azul le llevan a la acción que como detective tiene
que llevar a cabo para no aburrirse y no desvanecer como Quinn. Además los dos
encuentros tienen sus equivalentes en los capítulos nueve y diez de Ciudad de cristal.
Quinn con el anciano Stillman en el nueve y Quinn con el escritor Paul Auster en el
132
Nombre de la tribu india que ocupaba el territorio de la ciudad en Manhattan.
133
Ciudad en la que la abuela de Paul Auster mató a abuelo, historia referida en el capítulo sobre la
biografía de dicho autor.
diez. Azul mira la habitación, nada le llama la atención excepto unos folios apilados en
la mesa de Negro. Negro compra unos cepillos y se despiden.
Vuelve a su apartamento lee los últimos folios que se ha llevado de casa de Negro y
reconoce, como le había dicho Negro que, se los sabe de memoria. El narrador nos dice
que no se ha sabido nada más de Azul. Que tal vez cogiera un barco o se fuera a la
China. O quizás como, le pasó al supuesto William Wilson y su tocayo de Poe, que tras
la pelea final, éste último le dirá,
La habitación cerrada
El Fanshawe adolescente tiene, a los ojos del narrador, las características del
héroe que tenía don Quijote para Sancho, alguien a quien seguir y en quien confiar
desde una cierta distancia, con algún oportuno brote de escepticismo sobre las
voluntades del otro.
Vida y literatura
La obra de Fanshawe estaba compuesta por cien poemas, tres novelas, dos cortas
y una larga, cinco obras de teatro y trece cuadernos de notas y bocetos de obras para el
futuro; escritos de 1963 a 1976. En conjunto la obra de Fanshawe es parecida a la del
mismo Auster por el tiempo en el que escribía Trilogía de Nueva York.
Por otro lado el narrador nos habla de las cartas de Fanshawe a su hermana
Ellen, en las que Auster recrea sus años de juventud, en la Universidad, en el petrolero
por el Golfo de Méjico, en París, en Irlanda y en el sur de Francia. El lector no tiene
acceso al epistolario, pero si a la autobiografía del escritor real, A salto de mata y La
invención de la soledad, y sobre todo, en ésta última obra, Paul Auster describe la
evolución de la enfermedad de una hermana, tres años más joven que él, con brotes
sicóticos, a la que sin duda está dedicado este personaje.135
Las cartas son menos especulativas que los cuadernos y más específicas, contaba
historias divertidas de la universidad, con referencias personales, nombres, fechas,
lugares, libros, conversaciones con amigos con lo que el narrador trataba de encontrar
pistas que le facilitaran indicios sobre el paradero de Fanshawe. De su etapa en el
petrolero le contaba cosas sobre su trabajo y los tipos con los que convivía. Fue un
periodo en el que se puso a prueba a sí mismo frente a la adversidad y lo desconocido.
Desde París sigue escribiendo a su hermana, pero el narrador ya se ha dado cuenta de
que la verdadera destinataria de esas cartas es la madre.
Sophie le regala una edición cara de Moby Dick, le invita a cenar y a ver una
representación de teatro. Después de la velada, nunca hubo un beso igual. Esta escena
parece, de nuevo, tomada de la misma biografía de Auster; Sophie es el nombre se su
hija, pero además en A salto de mata se describe el encuentro con Siri, su mujer, en el
que hubo un beso como el que se menciona ahora en La habitación cerrada y Melville
es uno de sus escritores americanos favoritos.
135
La invención de la soledad, pp, 38-43.
novela citada. Dada la dificultad de la obra de Fanshawe, El país de nunca jamás tiene
un éxito inesperado. En este momento, el narrador advierte que, la verdadera historia es
lo que viene a partir de ahora porque, los lectores empiezan a decir que Fanshawe no
existe, que el artículo sobre Fanshawe preparaba un gran fraude y que los libros los
había escrito él mismo.
Una carta de Fanshawe le confirma que está vivo, aunque decide ocultárselo a
Sophie y continuar con la biografía. Se instalan en Riverside Drive. Se prepara la
publicación del siguiente libro, Milagros. Oscurecimientos. Quedan las obras de teatro.
Reflexiona sobre sí mismo y las implicaciones del éxito de la obra de su amigo:
seguridad económica y emocional, posibilidad de paternidad, libertad para trabajar en lo
que quisiera, intento de escribir una novela policíaca, sin éxito, estaba metido en un
hoyo, cada día se metía en su cuarto, pero no sucedía nada y copia una cita de Spinoza,
Esta confusión puede verse como una ironía del autor dirigida a su personaje a
quien ha creado para que busque, entre los límites de la realidad y la ficción, a un amigo
que es el doppelgänger o doble de sí mismo.
Las personas que tuvieron relación con Fanshawe no le aclaran nada; poco a
poco abandona la idea de buscarlo; en la casa de Var al sur de Francia, donde Auster
pasó una temporada traduciendo, el narrador concluye la búsqueda. Allí están las
novelas policíacas que Auster leyó en 1973 y ahora el narrador lee durante unos días de
descanso, de nuevo la realidad de Auster se introduce en el mundo de ficción creado
para su personaje. Es durante esos días cuado siente que en realidad está buscando a un
fantasma que tiene metido es su cabeza.
La casa no me hacía sitio, el tercer día noté que ya no estaba solo, que
nunca estaría solo en aquel lugar. Fanshswe estaba allí y por mucho
que me esforzaba en no pensar en él, no podía escapar. Esto fue algo
inesperado, exasperante. Ahora que había dejado de buscarle estaba
más presente que nuca para mí. Todo el proceso se había invertido.
[…] En el mejor de los casos había una imagen empobrecida: la puerta
de una habitación cerrada. Eso era todo, Fanshawe solo en la
habitación, condenado a una soledad mítica, quizá viviendo, quizá
respirando, soñando Dios sabe qué. Esa habitación, lo descubrí
entonces, estaba situada dentro de mi cráneo. (118)
El narrador hablará con Fanshawe a través de una puerta cerrada. Éste le entrega
un cuaderno y desaparece definitivamente. Fanshawe existía mientras sus textos eran
leídos y editados por el narrador. El narrador ha terminado su trabajo y su hijo marca el
inicio de una nueva etapa. El narrador empieza a vivir su propia vida.
Anna Blume ha viajado a una ciudad lejana para buscar a su hermano William,
enviado allí para investigar sobre la destrucción de aquel lugar. La protagonista guiada
por el amor fraternal emprende un viaje marítimo con el propósito de restituir el
equilibrio familiar; atrás quedan el novio y los padres. La historia comienza con el viaje
del personaje en solitario, libre de cualquier vínculo que la condicione, movida por un
único objetivo y concluye, sin conseguir su objetivo con la esperaza del regreso.
La joven se exilia voluntariamente integrándose en un mundo hostil que le obliga a
aprender a sobrevivir en el caos. Desde este punto de vista El país de las últimas cosas
se construye bajo el signo de la picaresca, no como tal, sino como modo, es decir, no
vamos a encontrar en la presente novela los rasgos definitorios del género del Lazarillo,
sino una narrativa que usa elementos de la picaresca y se construye como deudora de
ella.136
Por el contrario, la ciudad de El país de las últimas cosas es la imagen más parecida
a un infierno, donde la muerte planea con formas infinitas y en donde no nacen niños; la
Biblioteca Nacional se consume bajo las llamas y títulos como El Quijote, las obras
completas de Shakespeare, ejemplares de la obra de Schopenhauer, de Jane Austin y de
Dickens sólo proporcionan cantidades insignificantes en el mercado negro; como
consecuencia, el lenguaje se desvanece y con él la memoria de las cosas. Con todo,
Anna sabe que el poder de la palabra escrita sigue siendo el único medio de no
someterse al proceso del olvido y le escribe así a su novio:
136
Bernd Herzongenrath, An Art of Desire. Reading Paul Auster, Amsterdam, Rodopi, 1999.
137
Barcelona, Península, 1973.
trae la misma batalla, el mismo vacío, el mismo deseo de olvidar y
deseo de no olvidar. […] La historia nace y se detiene, sigue adelante
y luego se pierde y en medio de cada palabra, cuántos silencios,
cuántas expresiones se escapan y desaparecen para no volver nunca
más. (pp., 51-2)
No solo desaparecen las cosas, sino que cuando lo hacen el
recuerdo de ellas también desaparece. […]Por ejemplo, ¿cómo puedes
hablar con alguien de aviones, si esa persona no sabe lo que es un
avión? Es un proceso de eliminación lento pero irreversible. Las
palabras suelen durar un poco más que las cosas, pero al final también
se desvanecen. […] La palabra “maceta” no tendría más sentido que
“splandigo” Tu mente la escuchará pero la registrará como algo sin
sentido. […] De hecho cada persona habla su propio idioma y a
medida que disminuyen los conceptos con significado común, se hace
más difícil comunicarse con los demás. (p., 103)
Morfología de la ciudad
Anna describe la morfología del entorno deteniéndose en: el frío y las estaciones de
metro para cobijarse; los clubes de asesinato; la imagen de los corredores y los atletas
que no se detienen hasta caer muertos; las clínicas de eutanasia; y el Centro de
Transformación, donde los cuerpos se transforman en energía. En contraste describe
también, el afán de supervivencia de otros que recurren a la eficacia del papel de
periódico para “reforzar la protección de la ropa” y los trabajos de los buscadores de
objetos empujando sus carros de supermercado.
La ciudad cuenta, también, con sectas urbanas, unas defienden el optimismo, los
“risueños” y sus opuestos son los “rastreros,” también están los “tamborileros,” los
“apocalípticos,” los “asociacionistas libres” y los funcionarios públicos, los “fecalistas”
que convierten en combustible los desperdicios.
138
Carsten Springer, 2001, p.34.
Evolución del personaje
Así como Lázaro termina su aprendizaje al final del tratado tercero y adopta un
carácter más envilecido a fin de poder medrar y permanece así hasta el final del
relato,139 la joven Anna que toma la iniciativa de emprender el viaje, no es la misma
que la que escribe la carta tras los años transcurridos en la ciudad del horror y así se va
dejando entrever en el texto:
Conviene comparar esta cita con la de la página 117 de este trabajo, en donde la
narradora se describe a sí misma como una niña fantasiosa, que inventaba historias de
castillos sin retorno; bosques de las palabras olvidadas y tierras de la tristeza, como si
tuviera una premonición sobre lo que le iba a acontecer. El fondo determinista de la
picaresca, por el que cada cual es hijo de sus padres y viene al mundo marcado por su
origen y no hay forma de cambiar el destino, se sustituye en El país de las últimas cosas
por una suerte de cualidad visionaria del personaje a través de la que,
inconscientemente, es capaz de predecir los acontecimientos. Entre la predestinación,
por su origen, en el caso de Lázaro y la premonición de la niña Anna Blume media el
determinismo condicionante del primero y la poética fantasía de la segunda, pero ambos
casos acaban por desembocar en una realidad sórdida que nada tiene que ver con la
inocencia ni con la utopía, como se ha dicho ya.
139
Rey Hazas, 2000, pág. 23.
En el Lazarillo, el aparentar es la razón de la escritura del libro mismo y el uso
de zapatos es un indicio externo del afán de medrar que condiciona la vida del
personaje.
La doble moral del siglo XVI tampoco evitaba la vergüenza, la amarga autoconciencia y
grotesca parodia de los personajes de la picaresca, plenamente conscientes de que no
eran y lo que aparentaban, por lo que la reflexión de Anna bien podría haber sido
sugerida en el mundo de Lázaro de Tormes, con su hidalgo hambriento hurgándose los
dientes con un palillo y otros muchos como Lázaro, tratando de desmentir su delicada
relación triangular entre un arcipreste, él mismo y su mujer.
Vale la pena recordar aquí las palabras que cierran el capítulo ocho de La
habitación cerrada, porque hacen referencia a la identidad común entre Paul Auster y
el narrador de los tres títulos de Trilogía de Nueva York,
140
Sobre el mundo literario de Paul Auster: La identidad del novio de Anna Blume no se sabrá hasta que
el lector lea Palacio de la luna, en donde se enterará de que un tal David Zimmer recibió una carta de
Anna Blume; David Zimmer será en su momento el protagonista de El libro de las ilusiones y en Viajes
por el Scriptorium sabremos que acabarán casándose.
141
Carsten Springer, 2001, pp. 68-69. Paul Auster cedió sus cuadernos de trabajo a la Colección Berg de
la Biblioteca Pública de Nueva York, de donde el autor referenciado en esta nota ha sacado los datos
sobre las versiones previas de El país de las últimas cosas. Junto a las distintas versiones fueron
surgiendo distintos títulos: I´ll soon Be Gone From Here, Pronto me iré de aquí; Last Legs, Últimas
piernas; Dead Letters, Cartas muertas; Letters from the City, Cartas desde la ciudad. La traducción es
mía.
Además del diálogo entre el misterioso narrador y el lector, Anna Blume establece
un diálogo con la segunda persona, el destinatario de la carta, su novio, que se deja ver a
través de las desinencias verbales y los pronombres:
Anna se dirige a su novio desde su mismo plano, y en ese mismo nivel coloca, el
autor real de la novela, Auster, al lector, esperando que adopte el mismo punto de vista
que el novio de la escritora, reproduciendo el triangulo, emisor de la carta, destinatario y
lector que en el caso de Lázaro, pero sin desniveles sociales.
142
Rey Hazas, ed. Lazarillo de Tormes, Madrid, Alianza, 2002, pp., 41-44. y “El caso de caso de Lázaro
de Tormes todo problemas” en Deslindes de la novela picaresca, Málaga, Servicio de publicaciones de la
Universidad de Málaga, 2003, pp. 39-69.
Sin embargo, existe la diferencia entre la posición de Anna que ha vivido la terrible
experiencia en la ciudad y la del lector, que no tiene más referencia que la carta. En el
Lazarillo, tanto el protagonista, como el destinatario y los lectores del libro entendían y
entendemos hoy, gracias a la labor de investigación de los expertos, la realidad que
Lázaro describe, por ello la respuesta inmediata era y sigue siendo la sonrisa frente al
desafortunado intento de justificar lo injustificable, desde un plano socialmente inferior;
pero lo que describe la protagonista de El país es desconocido tanto por el destinatario,
como por el lector y lo que provoca, no es la risa irónica, sino es el rechazo al horror.
143
Rey Hazas, 2002, pág. 38.
144
Francisco Rico, La novela picaresca y el punto de vista, Barcelona, Seix Barral, 1984.
Con esta novela se pone, una vez más, en tela de juicio la calidad del género
humano, capaz de creer en “etnógrafos racistas” y de llegar a cometer las mayores
atrocidades por defender las tesis de éstos:
El motivo de la escritura surge como vía para estructurar el caos en los recuerdos
acumulados en los últimos tres años e imprimirles credibilidad. La despedida que cierra
la carta y con ella el libro, es una señal de su deseo de certificar la autenticidad de los
hechos relatados y reafirmarse a sí misma como sujeto en la historia145: “Esta es Anna
Blume, desde otro mundo.”
Realidad y ficción
145
Claire Maniez, “Parole et écriture dans le Voyage d´Anna Blume, en L´œuvre de Paul Auster, actes du
colloque Paul Auster, Université de Provence-Irma, Actes sud, 1995, pp. 185-196.
146
Carsten Springer, A Paul Auster Sourcebook, Nueva York, 2001, p.35.
Se ha citado también la referencia al Holocausto y la equivalencia entre Isabel y
Ferdinand y los Reyes Católicos. Este recurso no es nuevo en la narrativa austeriana a la
hora de entretelar sus novelas de referencias literarias y reales.
Cuatrocientos años
La vida del niño Lázaro de Tormes promete ser y es triste, pero su situación final
resulta patética; refleja el determinismo de una sociedad clasista, como ha dicho la
crítica autorizada y quizás debemos considerarla como el principio de una gran historia
ligada al desarrollo de las ciudades modernas que, termina con el testimonio de Anna
Blume y su experiencia frente a la destrucción de la ciudad misma. En mil quinientos
cincuenta y cuatro, un autor escondido en el anonimato podía hacer una sátira realista de
la sociedad de la época y en el último tercio del siglo XX, Auster recurre a la ficción
distópica para dejar constancia del potencial de la crueldad humana. Lo que supone que
en cuatrocientos años, la literatura ha pasado de recrear la doble moral de la sociedad a
describirla como el infierno, con recursos, si no idénticos, al menos si aprendidos de los
comienzos de la narrativa moderna.
El palacio de la luna
En los días en los que el hombre pisó la luna por primera vez, Marco Stanley
Fogg, de veintiún años, recién licenciado por la universidad de Columbia, solo en el
mundo, sin dinero y completamente desorientado, se abandona para convertirse en un
indigente en Central Park, Nueva York. Es la primera salida del personaje en solitario.
Después de tres semanas, enfermo y al límite de sus fuerzas sus amigos lo encuentran,
lo cuidan, como lo hicieron con don Quijote, el cura, el ama, el barbero y la sobrina.
Una vez recuperado, un viejo pintor, rico, ciego e inválido lo contrata como lector y
como escritor de su biografía. La relación con el anciano equivale a la segunda salida
de Marco, esta vez desde el apartamento de su amigo David Zimmer. El trabajo y el
alojamiento, en casa de Effing le ofrecen la estabilidad que había perdido tras quedarse
sin familia, “saber que ahora había un sitio en el mundo que podía llamar mío.” (p. 117)
Con estas palabras comienza del proceso de búsqueda de identidad y de las referencias
que necesitaba para volver a instalarse en el mundo, después de su abandono en Central
Park. Tras la muerte del anciano, Marco entra en contacto con el hijo de éste, Solomon
Barber que, resulta ser su padre; juntos realizan un viaje para visitar la tumba de la
madre, y buscar la cueva que Thomas Effing ocupó en las montañas de Nevada, hasta
que la muerte de Solomon Barber deja al protagonista solo como al principio de la
novela. El viaje con Barber puede verse como la tercera salida de don Quijote en la
segunda parte de 1615.
Narrador y personajes
Auster utiliza al protagonista, como escritor del relato que leemos; la primera
persona ocupa casi la totalidad de la narración, excepto cuando refiere, en tercera
persona, las historias de otros personajes. El mismo Auster dice que El palacio de la
luna, es una narración en primera persona que tiende a la tercera. La galería de
personajes es extensa y variada y refleja la imagen de la realidad de los Estados Unidos.
El recorrido narrativo muestra como en un panel o retablo una parte de la tipología
humana que contribuyó a construir y a inventar este nuevo país, como ocurre en el
Lazarillo con la variada representación de la sociedad quinientista castellana que
ofrecen los distintos tratados del relato, y por supuesto en El Quijote.
El palacio de la luna se aparta del punto de vista único del canon picaresco, ya
que el retrato social no depende únicamente de la voz del protagonista, sino también del
anciano ciego pintor, Effing, por lo que en este sentido, tiene más en común con
cualquier obra cervantina, en donde las narraciones de los personajes secundarios
amplían la perspectiva de la realidad.
149
Ibid, p. 158.
-Representantes del mestizaje con los indios: los Smith, propietarios de un
almacén navajo en Oljeto, cerca de Monument Valey. La señora Smith es nieta o
biznieta de Kit Carson, explorador, trampero, guía y militar, undécimo de quince
hermanos, su familia tenía buenas relaciones con los descendientes de Daniel Boom. Se
casó varias veces, en dos ocasiones con indias navajo150.
El alunizaje en el verano del sesenta y nueve coincide con el comienzo de los hechos
que Marco quiere contar. El acontecimiento, desde mi punto de vista, simboliza, para el
narrador, el deseo de Norteamérica de abarcar nuevos territorios una vez alcanzado el Pacífico
tras la expansión hacia el oeste. Más allá está Vietnam y la muerte. La luna es un territorio sin
explorar y por lo tanto se puede ocupar. 151
150
Datos tomados de Wikipedia
151
Eduardo Urbina dedica un capítulo de su libro La ficción que no cesa: Cervantes y Auster, relaciona el
título con el motivo del romanace artúrico de la salida del héroe en busca de aventuras, por una parte y
por otra el significado de lunático, como sinónimo de loco. Mi interptrtación se inclina, como he expuesto
y defenderé a continuación, por considerar la obesesión de le personaje dirigida a desvelar la identidad de
un país tan grande y tan nuevo, en el que los acontecimientos transcurren en el espacio, por la ambición
de ocupar los territorios del oeste y en el tiempo, porque la realidad de la Historia de los Estados Unidos
se escribe simultaneamente al espacio que se va colonizando.
Paralelamente al tiempo del relato, hay que considerar el soporte semiótico de la
historia, en la imagen de los 1492 libros metidos en cajas de cartón del tío Victor,152 que
amueblaron el apartamento de estudiante de Columbia y relacionan a Colón, a través del
nombre de la universidad de Columbia y el año del descubrimiento, con la cultura y la
tradición europeas extendidas por todo el continente. El apartamento de Fogg en los
sesenta, amueblado con los libros en cajas repletas del pensamiento europeo simboliza
América colonizada intelectualmente por Europa. Cuatro años más tarde la venta de
esos libros, después de ser leídos uno por uno, ayudará a Marco a sobrevivir hasta
acabar sus estudios, una vez agotada la indemnización que la compañía de autobuses le
otorgara, cuando murió su madre atropellada, dejándolo huérfano. La biblioteca del tío
convertida en dinero de subsistencia devuelve a Marco la protección del tutor después
de muerto éste y, en tono irónico, puede verse la doble función de la cultura, ya que
alimenta el alma y el cuerpo del personaje; en el mismo sentido, el traje de chevió que le
regala el tío Victor antes de ir a la universidad, hace la función de membrana protectora
frente a las adversidades de la vida y como los libros, es otro elemento referencial de la
genealogía de Marco y al desaparecer ambos, los libros y el traje, Marco se queda
desprotegido, como Lázaro al ser confiado por la madre al ciego. La lectura de los libros
debe considerarse, también, según Urbina, como la causa del abandono hacia el
nihilismo del personaje y su tranformación en un sin techo en Central Park153.
154
Conviene recordar el episodio biográfico real de Auster del pastel de cebolla, único recurso alimenticio
que les quedaba a él y a su novia, durante el periodo en Francia, quemado por descuido en el horno,
descrito en El cuaderno rojo, pp, 29-36, .
En la vida real Paul Auster, después de renunciar al programa de intercambio
que le había llevado a París en 1968, regresó a Nueva York a mitad de curso y gracias a
que el decano le permitió incorporarse a clase de inmediato, se libró de ser “llamado a
filas.”155 También Marco teme la posibilidad de ser enviado a la guerra cuando se queda
sin dinero, porque si abandona la universidad, le espera “una muerte temprana en las
junglas de Asia.” (p. 31) Por ello opta por seguir asistiendo a sus clases apurando su
previsión económica al céntimo, después de renunciar a las becas, a los préstamos, a los
programas de trabajo y estudio que le brinda el sistema, porque no le parecen una
solución adecuada y decide sabotear cualquier esperanza de sobrevivir a la crisis:
Lázaro de Tormes y Marco viven en las entrañas del imperio, pero adoptan
posturas diferentes, Marco es la contraimagen de Lázaro, éste se esfuerza por integrarse
a su manera para intentar medrar, y aquel se enfrenta y desea escupirle al mundo; es un
joven idealista que ha leído y pensado demasiado y desemboca en el nihilismo militante
para convertirse en “una obra de arte” al renunciar a las posibilidades que le brinda el
sistema desde su estatus de ciudadano con el nivel máximo de formación intelectual, “el
de los buenos” si recordamos las palabras de la madre del Lázaro. Marco decide no
hacer nada y acaba instalándose en Central Park, y entonces se identifica con el
hambriento escudero del tercer tratado del Lazarillo, aunque en el caso de aquel, el
autor lo lleva al límite y casi lo hace morir de inanición, claro que, no sabemos como
acabó el tercer amo de Lázaro después de abandonar a éste.
155
Paul Auster, A salto de mata, Barcelona, Anagrama, 1998, p, 34.
Marco, toma la decisión de convertirse voluntariamente en el contrapunto de
Lázaro de Tormes del siglo XX: ambos viven en una sociedad convulsa; comparten el
expansionismo del imperio; ambos son vulnerables y están solos, pero toman dos
caminos opuestos, como se ha adelantado, Marco decide abandonar y Lázaro pretende
medrar arrimándose a los buenos en una sociedad que no se lo permite debido a su
origen; pretende transgredir la norma y para justificarse interpreta “el caso como toda su
vida,”156 exponiéndolo como el resultado de su erróneo aprendizaje vital,
responsabilizando solapadamente, a la sociedad, como explica Rey Hazas. Marco
renuncia a la integración que le correspondería en calidad de universitario, porque se ha
quedado sólo, sin referencias familiares y se siente desorientado y perdido. El cuento de
la historia de Lázaro es el resultado de la visión irónica de un autor que satiriza a la
sociedad a través de un producto lógico, creado por ella: Lázaro de Tormes y la visión
de sí mismo. Él, como Marco, es una obra de arte, porque pretende rebasar los límites
que le marcan el determinismo que imperaba en la época. Lázaro desea subir y Marco
cae en lo más bajo por decisión propia. Convertir la vida de uno en una obra de arte,
supone tomar una iniciativa que va más allá de lo que consiste vivir la vida, se trata de
interpretar un papel distinto al que le corresponde y estos personajes existen por ello.
Lázaro lo lleva hasta las últimas consecuencias y acabará su vida teniendo que justificar
la conocida relación entre su mujer y el arcipreste, “el caso,” con la magistral carta-
relato de su vida dirigida a vuestra merced, sólo explicable en una sociedad en la que
dominaba la inversión de los valores morales, la falsa moral o la hipocresía157. Alonso
Quijano tomando libremente la determinación de transformarse en un caballero andante
a la manera de los libros de caballerías, será objeto literario y vivirá lo suficiente para
saberlo. Como objeto literario también se ha creado a sí mismo, convirtiéndose, más
que ningún otro, en una obra de arte.
156
Lazarillo de Tormes, Antonio Rey Hazas ed. Madrid, Alianza Editorial, 2000, p, 37.
157
Rey Hazas, 2000, pp, 37- 41.
maniobra, le hará alquilar “una casilla par de la suya” donde encuentra, según él, la paz
que anhelaba desde niño y por siempre representará el mismo papel que acaba
creyéndose.
158
Dossier Paul Auster, pp 105-7.
inseparables, así lo escribía Auster entre 1978 y 1979 cuando exponía en “Espacios
blancos” su teoría literaria:
Auster rescribe esta teoría con las palabras del tío Victor, rememorando las de
Ginés de Pasamonte a don Quijote y la escritura del libro de su vida en el episodio de
“Los galeotes”:
-Cada hombre es autor de su propia vida –dijo- (el tío Victor) El libro
que estás escribiendo aún no está terminado. Por lo tanto, es un
manuscrito. No podría haber nada más apropiado. p, 17.
Si la vida era una historia como solía decir el tío Victor, y cada
hombre era el autor de su propia historia, entonces yo me la iba
inventando sobre la marcha. Trabajaba sin argumento, escribiendo
cada frase según me venía y negándome a pensar en la siguiente. Todo
estaba muy bien, pero ahora no se trataba de si era capaz de escribir la
historia improvisándola. Eso ya lo había hecho. La cuestión era qué
iba a hacer cuando la pluma se quedara sin tinta. p, 52.
Con estas palabras el niño Marco resume gran parte de la teoría literaria de Paul
Auster, sugeridas, al parecer, por sus lecturas cervantinas: por lo que respecta a lo de ser
hijo de nuestra obras y no tanto de nuestros padres;159 por eliminar la intervención del
determinismo y del absoluto en el desarrollo de los acontecimientos, subrayando la
importancia de la autodeterminación de los personajes y del azar.
En las novelas de caballerías las aventuras de los héroes eran obra del destino,
pero el destino no tiene nada que ver en los líos en los que se mete don Quijote, sino la
propia y libre determinación del personaje de salir al encuentro de aventuras, asesorado
siempre por la fantasía y sorprendido por las contingencias propias de su entorno.
También el azar o la contingencia y la autodeterminación son los responsables del
159
En la primera parte del Quijote, capítulo IV.
argumento de la historia de Marco; por obra del azar dio con el anuncio de periódico por
el que fue contratado por Effing, su abuelo paterno y gracias a él encontró a su padre
con quien pudo completar su genealogía.
El niño Marco y Daniel Quinn de Ciudad de cristal se angustian ante el riesgo
de quedarse sin tinta o de llegar a la última hoja del cuaderno donde se escribe a sí
mismo. Para el pícaro cervantino, la vida está antes que la escritura, por eso debía
terminar su vida para completar su obra; el deseo de don Quijote era formar parte de la
Historia escrita a partir de sus aventuras, actuaba para alcanzar la fama. Quinn y el niño
Marco, como Azul en Fantasmas viven por que se escriben, han adoptado la idea de
Pasamonte, pero en lugar de vivir para escribir, escriben para vivir y por ello, los tres se
sienten dependientes de los pertrechos del escritor con los que se elabora su historia.
Don Quijote y Sancho actúan para dar a conocer sus aventuras llegando a saber,
desde su realidad, que forman parte del mundo literario, y viven en el segundo Quijote
entre la realidad y la ficción, “me trocaron en la cuna, quiero decir me trocaron en la
estampa,” dirá Sancho consciente de formar parte de la literatura. Pero los personajes
austerianos, ya saben, gracias a sus precedentes literarios, que la vida y la escritura son
una misma cosa y les lleva a pensar que si dejan de escribir, dejarán de existir.
Composición de la novela
El primer bloque ocupa los capítulos uno a tres, ofrece los rasgos de la escueta
prehistoria de Marco: los Fogelman llegan a la isla Ellis como emigrantes europeos y
cambian su apellido. “No hay mucho que contar de mi familia.” Y más adelante sólo
quedarán Marco y su madre, “[…] así que habíamos sido solamente nosotros dos, mi
madre y yo.” (p.13) Muerta su madre en un accidente y sin padre conocido, pasó a vivir
la adolescencia con el tío Victor. La prehistoria del protagonista queda así dibujada
antes de que el lector aborde las páginas en las que Marco comienza su vida en solitario
y se precipite hacia la crisis personal al llegar a la universidad. Sin referentes familiares
y con un presupuesto insuficiente para sentirse respaldado, el personaje inicia una etapa
de autodestrucción y caída en Central Park como un sin techo; su posterior
recuperación tendrá lugar gracias a la, tan cervantina, intervención de sus amigos.
Marco describe el viaje iniciático con su padre para visitar la tumba de su madre,
que cerrará el círculo familiar y que tendrá su culminación en la caída de Solomon en la
fosa abierta, que dejará solo al protagonista de nuevo y de nuevo libre de su prehistoria.
En este sentido El palacio de la luna podría servir de antecedente biográfico para casi
todos los personajes de sus novelas, por ser el prototipo de ciudadano americano con los
que compone muchos de sus protagonistas, blanco, segunda generación nacida en los
Estados Unidos, libre de compromisos familiares, universitario y/o escritor.
La composición del nombre del narrador, Marco Stanley Fogg está relacionada,
con la idea del movimiento y la escritura. Como en numerosos casos en la obra
cervantina en la que los nombres son producto de la etimología popular o padecen de
cierta inestabilidad, polionomasia o interpretaciones pseudo históricas, casi siempre con
una gran carga irónica, según el estudio de Leo Spitzer,160 Auster compone el nombre
de su personaje teniendo en cuenta la poética del mismo.
En el caso de Marco, el lector sabe que el nombre se lo puso su madre,
simplemente porque le gustaba; que Stanley era el nombre de su abuelo materno y Fogg
era el apellido de este abuelo, americanizado por algún funcionario de emigración en la
isla de Ellis a principio de siglo; primero había sido Fog y más tarde Fogg, pero
originariamente era Fogelman, evolución que recuerda a las distintas acepciones o
dudas en torno al sobrenombre del hidalgo que cita el narrador en el primer capítulo del
Quijote, Quijada, Quesada y Quijana.
Los datos sobre los referentes familiares del nombre del protagonista pertenecen
al nivel de la historia, pero por otro lado, cada una de las partes del nombre invisten al
personaje de rasgos precisos que refuerzan la poética del deseo de conocer y descubrir,
que responden a la intervención de la mano del autor, Paul Auster. Analizaremos cada
una de las partes:
1.- Marco debe relacionarse con Marco Polo; el tío Victor le dirá a Marco que,
su nombre demostraba que llevaba los viajes en la sangre y coloca al personaje entre la
realidad y la ficción, recordemos que también en las primeras páginas de Ciudad de
Cristal, Daniel Quinn está leyendo Los viajes de Marco Polo en donde se cita el párrafo
con el que el autor veneciano propone como auténticos los hechos que está a punto de
relatar,
Pondremos por escrito lo que vimos tal y como lo vimos, lo que oímos
tal y como lo oímos, de modo que nuestro libro pueda ser una crónica
exacta, libre de cualquier clase de invención.161
El fondo histórico del libro que escribe Marco, debe mucho a la biografía del
propio Auster en los años que estudiaba en la universidad162, por lo tanto el realismo
histórico de El palacio de la luna es indiscutible. Marco Polo no recurre a personajes de
ficción y describe en primera persona lo que vio y oyó, Auster recurre a un personaje
160
Leo Spitzer, “Perspectivismo lingüístico en el Quijote” en Lingüística e historia literaria, Madrid,
Gredos, 1968, segunda edición, pp, 135-87.
161
Primeras palabras de la obra Viajes de Marco Polo. Cita tomada de Ciudad de cristal, p.11.
162
Para más información consultar, Paul Auster, A salto de mata, Barcelona, Anagrama, 1997.
ficticio y a una historia también ficticia para distanciarse de una época de la que fue
testigo, pero inviste al personaje de credibilidad poética a través del nombre.
4.- Además,
Fogel significaba pájaro, según me informó mi tío, y me
agradaba la idea de tener a ese animal incorporado a mi identidad.
Imaginaba algún esforzado antepasado mío que había sido capaz de
volar realmente. Un pájaro volando en la niebla, pensaba, un pájaro
gigante que voló a través del océano, sin detenerse hasta que llegó a
América. (p, 13)
163
Semiótica 1, Madrid 1981, 2ª ed., pág., 190.
gracias al permanente flujo de emigración llegada de todos los puntos del globo, como
es el caso de los abuelos de Marco, de Pavel Shum, la misma Kitty Wu etc.
Pozzi se crió con su madre en Nueva Jersey, mientras su padre, al que había
visto en contadas ocasiones, entraba y salía de la cárcel intermitentemente. Tras
graduarse en el instituto se convirtió en jugador profesional de póquer. Cuando se cruzó
con Nashe, acababa de salir casi ileso de un atraco a mano armada, mientras jugaba una
partida con seis millonarios republicanos necesitados de emociones de fin de semana.
Al cumplir lo pactado Flowers y Stone les pasan la factura por los gastos
acumulados durante el periodo trabajado, comida, tabaco, libros, bebida y Tiffany, la
chica que solicita Pozzi para celebrar el fin de la obra. La cuenta asciende a tres mil
dólares que deben pagar con más días de trabajo. Pozzi se rebela, excavan un hoyo y
huye, pero amanece delante del remolque inconsciente y con muestras de haber recibido
una paliza considerable. Murks y su hijo, supuestamente, lo llevan al hospital y Nashe
no sabrá nada más de él.
Durante unos días Murks acude al prado con su nieto y Nashe deduce que el
niño los vio en la valla preparando la huida de Pozzi y se lo dijo a su abuelo, por eso
empieza a tener fantasías sobre la manera de eliminar al crío.
Cuando salda la deuda, Murks y su hijo invitan a Nashe a una copa en el pueblo;
de regreso Nashe consigue que Murks le deje conducir el Saab por última vez. La
novela termina cuando en la radio se escucha un cuarteto de Haydn o de Mozart, Nashe
no está seguro, mientras el coche alcanza los ciento treinta, de noche, nevando y con
un foco de luz que les viene de cara.
164
Textos y contextos de la novela picaresca, 1554-1753, tesis doctoral, pp. 285-287.
el ejército, subsiste en los bajos fondos de Roma, hasta que regresa a Inglaterra y se
retira en la campiña.
Con todo y con eso, para lo que interesa al presente trabajo, la pureza del género
picaresco en la obra de Thomas Nashe importa poco, porque lo que pretendemos tener
en cuenta es que Auster tomó como referente a un escritor que a su vez, había tomado
como referente la obra del anónimo castellano. Y que, como en el caso de El país de las
últimas cosas, El palacio de la luna, Mr. Vértigo y Tombuctú no pretende adscribirse al
género como tal, sino como modo, es decir, a la manera de la picaresca, en la que no es
necesario buscar los rasgos constructivos propios, porque a excepción del continuo ir y
venir de Nashe por la carretera y la condición de personaje libre y sin compromisos, y la
condición picaresca como jugador de Pozzi, no encontraríamos más que diferencias con
el clásico castellano. Por lo tanto deducimos que a Auster le interesa la vida de Jack
Wilton porque es un personaje sin prehistoria y Nashe,
165
Alexander Blackburn, The myth of the Pícaro, Continuity and Transformation of the Picaresque Novel
1554-1954, Chapel Hill: University of North Carolina Press, 1979, p.99.
166
J.W.H. Atkins, en History of English and American Literature, volume III, Renascence and
Reformation, Cambridge: Cambridge University Press, 2000. pp. 50-52.
Su vida era movimiento y el movimiento generaba una a una las palabras que
construían su historia inmediata. Mientras Nashe conduce en solitario no ocurre nada
más que el hecho de dejar atrás cientos de kilómetros que equivalen a las palabras que
escriben la historia. Me remito a la teoría literaria austeriana expuesta en “Espacios
blancos,” (1978-1979) que como comentábamos en las páginas dedicadas a El palacio
de la luna, conecta con el episodio de “Los galeotes” en el primer Quijote, en donde
Pasamonte advierte a don Quiote que el libro de su vida no puede terminarse hasta que
ésta concluya, hasta que todos los pasos hayan sido dados.
Tim Woods,169 sugiere que en el título La música del azar, se aprecia cierto tipo
de oxímoro, en la paradójica reunión del orden y la armonía, de la música, con el
desorden de lo impredicible y ciertamente, el azar determina la evolución de la vida de
Nashe desde que aprobó el examen para formar parte del cuerpo de bomberos, hasta que
recibe la herencia de su padre y durante todo el relato. “Todo se reducía a una cuestión
de secuencia, de orden de los sucesos.” (7) Si el abogado le hubiera hecho entrega del
legado el día del entierro y no seis meses después, quizás su esposa Thérèse no lo
hubiera abandonado y Nashe no hubiera tenido que dejar a su hija con su hermana en
Minnesota y desde allí, tampoco hubiera cogido, a finales de julio, la salida equivocada
de la autopista que le llevó a Wyoming después de conducir siete horas, en lugar de la
salida para regresar a Massachussetts e incorporarse de nuevo en su puesto de trabajo.
Por el contrario, desde que tomó por azar, la rampa equivocada en la autopista, comenzó
167
“Los concertados disparates de Don Quijote (I, 50): sobre el discurso de la locura”, en En un lugar de
la Mancha: Estudios cervantinos en honor de Manuel Durán, ed. Georgina Dopico Black, Salamanca,
Almar, 1999, pp. 57-75.
168
Foucault, Michael, Las palabras y las cosas: Una arqueología de las ciencias humanas,
Madrid, Siglo XXI, 1978.
169
“The Music of Chance”: “Aleatorical (Dis) Harmonies, en Beyond The Red Notebook”, Dennise
Barone Ed., Philadelphia, University of Pennsylvania Press, 1995, (143-162)
a sentir la atracción por la carretera que le impulsó, durante dos semanas, a conducir
cubriendo en zigzag la parte occidental del país, de “Oregón a Texas, recorriendo las
enormes y desiertas autopistas que cruzaban Arizona, Montana y Utah” (p. 14) Si todo
lo anterior no hubiera ocurrido, tampoco hubiera encontrado a Fiona Wells en Berkeley,
mientras trataba de comprar una edición de las obras completas de Shakespeare.
Nashe permanecía quieto en el interior del coche mientras que, “el mundo se
precipitaba a través de él y desaparecía. La música se convierte en enlace entre el
personaje y el entorno; la armonía del sonido reavivaba los recuerdos mientras fuera del
vehículo, todo era una sucesión de imágenes difuminadas por la velocidad. El oxímoro
puede verse, también, en el contraste entre un exterior en permanente estado de cambio
impredecible, y la quietud del interior del Saab rojo lleno de sonido armónico.
Las mujeres
Los únicos vínculos que le mantienen en conexión con el mundo son las mujeres
de su vida y es a través de ellas como el lector recibe las piezas que configuran su
entorno vital, su prehistoria y parte de la historia que está contando:
La carretera
Para Tim Woods,170 Nashe rompe con su vida para entrar en una nueva etapa de
autodeterminación; la herencia del padre no sólo le permite tomar esta iniciativa, sino
que además, compensa los treinta años de ausencia. La carretera le ofrece, frente a la
rutina de una vida en crisis (abandono de esposa, ausencia de su hija, deuda de la
hospitalización de la madre) una realidad dominada por la jerarquía del espacio que, se
impone sobre el tiempo, y la existencia no es otra cosa que soledad y transitoriedad.
Este tipo de personaje, en La música del azar se llama Pozzi y cuando aparece
en escena, el lector ya conoce los rasgos de bondad del protagonista. Nashe tiene una
profesión en la que a menudo debe arriesgar su vida por los demás; ha cuidado de su
madre; renuncia a su hija para no alejarla del equilibrio emocional que le ofrece la
familia de la hermana en Minnesota y recoge al desconocido Pozzi cuando lo encuentra
tambaleándose por la carretera. Con él la vida en libertad, movimiento y soledad, se
sustituye por el contexto de la picaresca, sometido a la subjetividad inestable, en el que
170
Tim Woods, 1995, 146-147.
171
En Gérard de Cortanze, 1996, p. 82.
no existe una progresión lógica de los acontecimientos y los valores sociales se han
distorsionado, parámetros analizados en las novelas precedentes. Si Nashe aprende algo
de esta experiencia es que no hay certeza epistemológicas y que lo único cierto es la
muerte. 172
Los personaje de la narrativa picaresca intentan que algo cambie su suerte, Jack
Wilton, como Lázaro de Tormes aspiraban a medrar en una realidad distorsionada;
Anna Blume procura sobrevivir en un mundo de muerte en El país de las últimas cosas;
Marco se margina esperando que el mundo se le revele en El palacio de la luna y Nashe
se deja seducir por la aventura del azar para no enfrentarse a la ruina; la propuesta de
Pozzi le pareció la salvación cuando estaba a punto de quedarse sin dinero,
Pero más tarde desesperado e influido por el contacto con Pozzi llega más lejos
y se juega, en términos absolutos, su libertad a la carta más alta. Se podría justificar esta
reacción como una pozzicización de Nashe, percibida y expresada por el narrador:
El punto más claro sobre este dilema se plantea en el diálogo entre Pozzi y
Nashe, en el que cada uno expone su posición frente al azar después de jugar al póquer
con Flowers y Stone. Es el momento en el que Pozzi le reprocha a Nashe su prolongada
ausencia mientras él está jugando.
Pozzi dice:
173
Tim Woods, 1995, p, 149.
Hacer una cosa así (Nashe ha robado las dos figuritas de Stone
y Flowers de la maqueta) es como cometer un pecado, es como violar
una ley fundamental. Lo teníamos todo en armonía. Habíamos llegado
a un punto en que todo se estaba convirtiendo en música para nosotros
y entonces se te ocurre subir y destrozar todos los instrumentos. (163-
4)
Nashe le contesta:
El joven ha tenido una vida paralela a la de Nashe, una infancia solo con la
madre, con un padre ausente que se remplaza con generosos donativos en las pocas
ocasiones que lo visita, aspecto compartido con Nashe. No tiene más de veintitrés años,
él 33; “malhablado” “aparentemente rudo y a veces detestable, pero destilaba una
seguridad en sí mismo que Nashe encontraba tranquilizadora.” Nashe era un hombre
alto “un hombre grande,” su camiseta le llegaba a Pozzi a las rodillas y las mangas al
codo, al ponérsela, “le pareció que se había convertido en un crío de doce años.” En
cierta forma Nashe adopta a Pozzi, porque ve en él, la imagen de sí mismo durante la
infancia.
El icono de Nashe y Pozzi plantea el contraste entre el alto y el bajo, como Don
Quijote y Sancho, con una silueta bien definida, como Laurel y Hardy en los principios
de la historia del cine.
Nashe se encariña hasta tal punto con Pozzi que, cuando reconoce al nieto de
Murks como el origen de la desaparición de su joven amigo, comienza el horror,
-¿De veras crees que te dejaría aquí solo, viejo? Si hicieras ese
trabajo tú solo, probablemente te quedarías seco de un ataque al
corazón. (p. 133)
La fidelidad entre los personajes austerianos es reiterada en diversos títulos; en
La habitación cerrada también se teje una relación muy cervantina, en torno a
Fanshawe y el narrador,
La construcción del muro marca la diferencia entre la libertad del primer Nashe
y la rara experiencia con Pozzi en la mansión de Flowers y Stone. Es además una
referencia a los campos de concentración del Holocausto que también está presente en
El país de las últimas cosas.
174
La habitación cerrada p, 26.
175
Paul Auster en “Entrevista con Paul Auster, Nueva York 1996” en Dossier Paul Auster, Gérard de
Cortanze, Barcelona, Anagrama, 1996, pp.157-8.
176
Kathie Birat « Le langage de l´argente: La métaphore comme monnaie d´échange dans La musique du
hasard » en L´ ouvre de Paul Auster Approche et lectures plurielles, Annick Duperray ed. 1995, Actes
Sud, Université de Provence-Irma, pp. 199-212.
muro siguiendo unas directrices estrictas, estas directrices están en oposición a los
meses de libertad en la carretera y es el cumplimiento de esta disciplina lo que el mismo
Nashe considera como,
La pérdida de contacto con el exterior y la pérdida del control sobre sus vidas
introducen la tensión en la historia, tensión que se concentra en la construcción del
muro. Frente a la libertad de la carretera, el prado rodeado del frondoso bosque actúa
como la mazmorra de un castillo medieval, probablemente la que tendría el original al
que daban forma las piedras con las que trabajan Nashe y Pozzi. La finca de Stone y
Flowers reúne los rasgos de una prisión, con la tupida vegetación y la alambrada, como
un infranqueable y fatal recinto amurallado propio de la novela gótica moderna:
El elemento medieval lo aportan las piedras del castillo irlandés del siglo XV,
importadas:
[…] vio los restos del castillo de Lord Muldoon […] las piedra no
formaba una montaña, sino una serie de montañas, una docena de
montones desordenados, que se alzaban del suelo en diferentes
ángulos y elevaciones, un caso de escombros desparramados como un
juego de construcción infantil. (p. 137)
Eduardo Urbina dice al respecto que la construcción del muro, como la escritura,
tiene […] el poder de dar sentido al caos de l aexistencia y de redeimir en la armonía de
sus piedras la soledad y el abandono177.
177
Eduardo Urbina, 2007, p, 89.
La mansión de Flowers y Stone combina cierto aire misterioso, con sus
numerosas habitaciones distribuidas en distintas alas, en contraste con elementos kitsch,
como los mantelitos años cincuenta de vinilo con la fotografía del vaquero televisivo
Hapalong Cassidy, las hamburguesas de la comida, las coca colas con pajitas y los
recipientes de la salsa en forma de tomate.
La colección de Flowers
178
Tim Woods, 2005, p., 150.
que Nashe lea este libro después de poner ordenen en el remolque tras la fiesta con la
prostituta. (p. 189)
Las palabras que nombran los objetos del museo de Flowers han perdido el
derecho a la polisemia; dentro del mundo austeriano esto significa la muerte, porque los
objetos son lo que son en cuanto que se relacionan con la realidad, marcando
semejanzas y diferencias a través de nuestra mirada, experiencia disfrutada por don
Quijote capaz de relacionar libremente la realidad tangible con su mundo de fantasía y
establecer una relación renovada entre los objetos y sus nombres. En el caso de Anna
Blume, Stillman padre, o Willy Christmas los objetos son apreciados en la medida que
pueden ser reutilizados, como estimarían Anna Blume y Stillman o pueden verse desde
otro punto de vista y descubrir nuevas fuerzas de atracción, como los objetos que Willy
Christmas eleva a la categoría de poéticos.
Mr. Vértigo
Walter Claireborne Rawley cuenta a los setenta y seis años como con nueve,
emprendió el camino del aprendizaje hasta dominar el arte de la levitación. Huérfano de
un soldado de la Primera Guerra Mundial y una prostituta, mendigaba por las calles de
Saint Louis, cuando el maestro Yehudi, judío de Budapest, en 1924 descubrió en él “la
facultad de elevarse del suelo.”
El aprendizaje duró tres años, tuvo lugar en una granja en Cibola, Kansas -tierra
del Mago de Oz- propiedad que el maestro Yehudi había ganado al póquer junto con la
esposa del propietario, la Sra. Whiterspoon. Walter y el maestro Yehudi vivieron en la
granja con madre Sioux, una india Squod que, en su juventud formó parte del
espectáculo de Búfalo Bill y Aesop, un superdotado joven tullido, descendiente de
esclavos sureños, al que el maestro preparaba para entrar en la universidad de Yale; las
eventuales visitas de la adinerada señora Marion Whiterspoon, amante del maestro,
completaban el nuevo cuadro familiar de Walt.
179
Por otro lado, el hecho de que las pruebas de Walter fueran treinta y tres, como las horas que duró el
primer vuelo entre Nueva York y París y la edad de Cristo cuando anduvo sobre el agua no es casual. Más
bien parece una ironía de Auster, como judío, al referirse al milagro de Jesús y al logro de Lindbergh que,
se manifestó abiertamente antisemita.
180
En 1999 fue elegido atleta del siglo por la Associated Press.
La fama y el éxito atrajeron hasta ellos al tío Slim exigiendo una compensación
económica, a pesar de haberle dado la autorización al maestro para llevarse al sobrino
cuatro años antes. Tras la negativa por lo exigido, Slim secuestró a Walt primero, y les
persiguió hasta robarles los veintisiete mil dólares acumulados durante los dos años de
gira y espectáculo, dejando al maestro malherido en medio del desierto sin más
posibilidad que la del suicidio.
Walter vivió en la calle como un pícaro los tres años siguiente, su único objetivo
era vengar al maestro; hizo autostop, viajó a pie, montó en los ferrocarriles, durmió en
portales, en campamentos de vagabundos, bailó claqué, hizo malabarismos con naranjas
en las esquinas, robó comida, ropa y dinero y finalmente dio con Slim en Chicago en
donde le obligó a beberse un vaso de leche con estricnina.
Muerto Slim, Walter entra en contacto con el jefe de éste, Bingo, quien le ofrece
un trabajo de mensajero en el mundo de las casas de juego, las loterías ilegales, las
apuestas, las máquinas tragaperras, los burdeles y los piquetes de protección de la
ciudad. Con cinco años de aprendizaje en ese submundo, pasa a ser jefe de operaciones
en una sala de Locust Street en Chicago y gracias a una apuesta afortunada en las
carreras de caballos, ganó los cuarenta mil dólares que necesitaba para montar una sala
de fiestas con ritmo de rumba, el “Mr. Vértigo” que, inauguró el 31 de diciembre de
1937.
Dos años después, en septiembre de 1939, en los días en que los periódicos
publicaban la noticia de la invasión de Polonia, el jugador de béisbol Dizzy Dean entró
en el local. Había sido una leyenda por sus lanzamientos y muy popular por su manera
de destrozar el inglés. En aquel entonces ya había perdido esplendor y su lamentable
juego lo ponía en ridículo ante la afición. Walt se hace su amigo y viendo que la estrella
nacional se estaba convirtiendo en un fantoche, le aconseja que se deje matar por él para
que su imagen quede intacta en el recuerdo de sus fans. Dizzy lo denuncia y Walter
tiene que ceder el local a Bingo para que, con sus influencias, le evite acabar en la
cárcel.
Gracias a las relaciones del ex jefe evitó la cárcel, pero fue enviado a Europa
como soldado, de donde regresó ileso en el cuarenta y cinco. Durante tres o cuatro años
vagabundeó de aquí para allá trabajando en la construcción, un breve matrimonio de
medio año tras el que, sin ambiciones, terminó en Newark, New Jersey en 1950,
empleado en una panadería. Conoció a Molly Fitzsimmons, viuda de guerra, sin hijos
cuyo nombre de soltera era Quinn. Estuvo casado con ella veintitrés años, hasta que el
cáncer se la arrebató y solo de nuevo, abandonó Newark para terminar, por azar en
Wichita, en casa de la señora Marion Whiterspoon. Cuidó de ella y de sus negocios
hasta que murió, y tras unos meses de duelo, empezó a escribir el libro de su vida al
que puso por título Mr. Vértigo.
La razón de la escritura
Walt escribe su vida a los setenta y seis años basándose en sus recuerdos. La
razón de la escritura se reduce al deseo de contar su inusual experiencia, en la que un
aspecto importante es su determinación de no ser testigo de su lectura, por ello, confía el
manuscrito a su sobrino Daniel Quinn, protagonista de Ciudad de cristal, para que
cuando él muera, haga lo que crea conveniente, corregir los errores ortográficos,
181
Estructuraré el comentario basándome en la propuesta de Antonio Rey Hazas sobre los rasgos
constructivos de la picaresca incluidos en su edición del Lazarillo, Madrid, Alianza, 2003 y en La novela
picaresca, Madrid, Anaya, 1990. La comparación entre Mr. Vértigo y el género se limitará al Lazarillo,
por que es la única novela picaresca castellana citada por Auster, en El palacio de la luna, como se ha
comentado oportunamente, además de The Infortunate Traveller: or the Life of Jack Wilton de Thomas
Nashe, publicada en Gran Bretaña en 1594 claramente deudora del Lazarillo y referida ya en las páginas
dedicadas a La música del azar.
encargar a alguien que lo mecanografíe y publicar Mr. Vértigo. Así lo deja escrito en su
testamento.
Desde el principio del relato, el lector intuye que Auster está del lado de Walter,
intuición que no tenemos tan clara al leer la historia de Lázaro, quien aparece
abandonado por su creador en un medio siempre hostil con él, que le recrimina, en la
figura de “Vuestra Merced,” su irregular, pero frecuente, relación sexual en triángulo.
182
Gérard de Cortanze, Dossier Paul Auster, Barcelona, Anagrama, 1999, p. 88.
efecto cómico burlesco de la visión de los hechos narrados en primera persona. Lázaro
se enfrenta al cinismo de la doble moral y Walter a la incredulidad del público por el
hecho de ser diferente.
El medio diálogo
183
Francisco Rico, La novela picaresca y el punto de vista, Barcelona Seix Barral, 1984.
184
Baruch de Espinosa, Ética, Madrid, editora Nacional, 1984, p., 186.
en el episodio en el que Walter se levanta una mañana de invierno y al no encontrar al
maestro en la casa, asustado como un niño piensa:
En esta ocasión el narrador considera al lector buen conocedor del carácter del
maestro Yehudi y sabe que holgazanear no sería una actitud propia de su mentor.
En los días en que Walt tiene sus primeras experiencias aéreas, de nuevo se
dirige al lector en plural, como si se tratara de un auditorio de lectura colectiva, marcada
por el “imagínense”:
La prehistoria
185
Este aspecto está claramente destacado en el epígrafe de la evolución psicológica del personaje.
186
El gas mostaza fue utilizado en Ypres, Bélgica por los alemanes, en Julio de 1917. Considerado el más
infame y efectivo de los usados en la guerra química durante la Primera Guerra Mundial.
Con la voz del maestro se facilita objetividad y realismo al marco prebiográfico del
personaje principal, que es lo que el primer autor pretende ofrecer al lector. La
prehistoria del pícaro castellano justifica el desarrollo de su vida, circunstancia
entendida y aprovechada por el Lázaro narrador para justificarse ante el destinatario de
su carta.
Además era maltratado por el tío Slim, “La tía Peg no era ninguna maravilla,
pero por lo menos no me pegaba como hacía usted.” (142) El tío Slim, hermano de la
madre, provocará el accidente de coche, les robará el dinero, adelantando la muerte del
maestro Yehudi, enfermo de cáncer y dejará en la pobreza absoluta a Walt, lo que
despertará en el adolescente el deseo de venganza marcando el paso de la inocencia a la
madurez.
Walt había mendigado de niño cuando estaba bajo la custodia del tío Slim y el
hambre había sido una constante en su vida de aquellos días. Cuando el maestro Yehudi
le dio un dólar para que entrara en un restaurante y pidiera lo que quisiera, éstas son sus
palabras al recordar como se sintió después de comerse todo lo que le sirvieron por la
mitad del capital que tenía:
Con la creación del Mr. Vértigo, convierte a sus jefes en socios y demuestra que
él sabe quien es y donde se encuentra:
187 José F. Montesinos, “Gracián o la picaresca pura” en Ensayos y estudios de literatura española,
Madrid, Revista de Occidente, 1970, p, 146.
El rencor aparece sólo tras la muerte del maestro que es lo que le lleva a ejecutar
la venganza fríamente y sin más comentarios. Evidentemente Walter no adopta la crítica
despiadada contra los demás, porque al relato no le interesa la realidad más que como
fondo de la historia.
Las partes una y dos, desde los nueve años, mientras el maestro Yehudi se hace
cargo de él, y desde la muerte de aquel, hasta los veinticuatro años, en que es enviado a
la guerra de Europa. En el libro corresponden a las partes I a III.:
1.- Niñez
Comprende el periodo con el maestro Yehudi, momento en el que comienza su
ascenso desde la mendicidad hasta el éxito de “Walt el niño prodigio.” En esta etapa el
proceso de adaptación del personaje está cuidadosamente expuesto a través de los
sentimientos que experimenta en la infancia. La dualidad temporal de la narración es
muy clara porque el personaje recuerda y escribe sus sentimientos de niño desde una
perspectiva madura:
Las treinta y tres crueles pruebas fueron parte del aprendizaje y no se pueden
considerar como un elemento hostil para el personaje, sino el paso que debe dar para
convertirse en alguien mejor dentro de un ritual iniciático, equivalente a los treinta días
que pasó Cristo en el desierto antes de iniciar los tres años de vida pública o los seis
años que Buda vivió como un asceta antes de sentarse a meditar bajo el árbol donde
alcanzó el Nirvana.
Hay que recordar aquí, que Lázaro de Tormes decide ponerse a trabajar tras su
experiencia con el buldero, (Tratado V) al percatarse de su incapacidad para la
picaresca.188 A diferencia del clásico, Walter triunfa en la picaresca moderna, no sólo
aprende el oficio, sino que se gana la confianza de los jefes y llega a independizarse con
la bendición de estos.
188
Rey Hazas, 2003, 24-5.
del libro. La guerra supone un paréntesis en el que el lector no reconoce al personaje,
quizá, porque Auster quiera decir que la guerra es lo único que no debería ser creíble
por inaceptable en la historia, por su capacidad de acabar con todo, que deja al
personaje:
-Vacío:
Epílogo
La parte IV y última del libro, se puede considerar un epílogo que relata, en
veintiuna páginas, un breve matrimonio de medio año del que no recuerda ni el nombre
de la esposa; los veintitrés años con su segunda esposa Molly y con la familia de ésta y
el regreso a Wichita, Kansas, con la Sra. Whiterspoon que cierra el relato, donde
realmente comenzó la vida de “Walter el niño prodigio.”
Historicismo
Las referencias históricas sitúan al Lazarillo entre 1510, “en la de los Gelves,”
cuando menciona la muerte del padre y 1525, coincidiendo con las Cortes celebradas en
Toledo, momento en el que Lázaro está escribiendo la carta, que no coincide con el
tiempo real de la escritura de la novela, distanciado por 25 ó 30 años del relato, para
mitigar las críticas.189
189
Rey Hazas 2003, p. 16.
la vida de Walt se cruzan con acontecimientos históricos del siglo XX, aportando
optimismo o pesimismo de acuerdo con el momento en el que se encuentra el personaje:
1939. […] “justo tres días después de que el ejercito alemán invadiese Polonia,
(1 de septiembre) Dizzy Dean entró en el Mr. Vértigo y todo empezó a venirse abajo.”
(p. 250) El día exacto es por lo tanto el 3 de septiembre.
190
Sólo en versión original.
Leviatán
Una vez más, Auster ofrece en Leviatán una amplia galería de personajes que
son, al mismo tiempo, protagonistas de sus propias historias que, relacionadas unas con
otras confeccionan una trama entretejida a base de coincidencias imposibles, azar y
coherente composición psicológica de los personajes. Con todo este material, se
reproduce una realidad caótica que la lectura se encarga de ordenar y explicar, siendo
éste el objetivo principal de sus autores, el real, Auster y los ficticios, Aaron y los
detectives del FBI.
Los hechos
Dos agentes del FBI interrogan a Peter Aaron sobre su relación con un
individuo muerto al explotarle la bomba que manipulaba. El número de teléfono y sus
iniciales en la cartera del fallecido les llevó hasta él. Aaron relaciona el incidente con un
amigo desaparecido, Benjamín Sachs, y con el Fantasma de la Libertad, responsable de
la voladura de las réplicas de la estatua de la libertad a lo largo y ancho del país, pero lo
oculta a los detectives a fin de ganar tiempo para escribir y explicar la historia de su
amigo, como lo haría un cronista particular, a la manera de un fiel Cide Hamete
Benengeli, antes de que la investigación policial desvele que el cuerpo de la explosión
pertenece a Sachs, y los medios, prensa y televisión, como malintencionados
encantadores, desvirtualicen su imagen.
El libro que Peter Aaron escribe contiene el relato de quince años de amistad
entre él mismo y Benjamín Sachs. Se conocieron en un bar del West Village, en los
setenta, donde ambos habían sido invitados para leer sus poemas. Peter estaba allí para
sustituir al poeta Michael Palmer;191 la última vez que se vieron fue en Vermont, en
octubre de 1989.
191
En la realidad, uno de los poetas postmodernos más reconocido de Norteamérica (Nueva York,
11/5/1943)
Leviatán empieza con la participación de dos personajes construidos de acuerdo
a un prototipo de ficción, los detectives, aspecto que se verá más adelante; el
protagonista, un escritor, no nos cuenta la historia, sino que la escribe en primera
persona, para justificar lo sucedido a su amigo y minimizar las posibles versiones que
de su vida se puedan escribir cuando el FBI descubra la identidad del cuerpo.
1. Una tarde de los años setenta, gracias a la nevada que impidió una
lectura en público prevista, Sachs y Aaron tuvieron la oportunidad de
hablar y conocerse.
2. María Turner, amiga de Benjamín Sachs y su mujer, Fanny, encuentra
una libreta negra de direcciones con el nombre de Lillian Stern, antigua
amiga del instituto en Massachusetts, el reencuentro de las dos mujeres
provocará, más adelante, la relación entre Sachs y Lillian.
3. La caída de Sachs desde la escalera de incendios de un cuarto piso, un
cuatro de julio, podría justificar los cambios de comportamiento, a saber,
abandono de la ficción por el ensayo y posterior transformación en el
Fantasma de la libertad.
4. El descuido de Sachs al perderse en el bosque de Vermont provoca el
tropiezo con Dwigth McMartin y su muerte a manos de Red Dimaggio
y de éste por Sachs.
5. Tras las muertes de Vermont, Sachs regresa a su apartamento de Nueva
York y encuentra a Fanny en la cama con un hombre; llama a Peter y la
señal de comunicando en el teléfono le lleva a llamar a María para que le
deje dormir en su casa.
6. El pasaporte de Dimaggio que Sachs enseña a María facilita que ésta lo
identifique como el marido de Lillian Stern, la amiga de instituto que
figura en la libreta negra de direcciones que, María encontró en la calle.
(En punto número dos)
7. El relato biográfico de Red Dimaggio que María le hace a Sachs impulsa
a éste a ir a Berkeley, con intención de llevarle a Lillian el dinero de
Dimaggio.
8. La relación entre Sachs y Lillian lleva a Sachs a leer la tesis doctoral de
Dimaggio sobre el anarquista de origen ruso, Alexander Berkman. 192
9. Tras la lectura, Sachs asume la misión de Dimaggio con el nombre de
Alexander Berkman, y se convierte en el Fantasma de la Libertad.
10. Sachs muere al explotarle en las manos la bomba que manipulaba; el
teléfono y las iniciales de Peter Aaron en su cartera lleva a los detectives
a localizarlo en Vermont, lugar donde empieza la novela Leviatán.
192
Anarquista de origen ruso que intentó asesinar al empresario Henry Clay Frick en la Quinta Avenida
durante la huelga de 1892.
La digresión a través de los personajes
Además del azar, los relatos de Auster siempre están marcados por la digresión.
Cada personaje aporta su propia historia, como ocurre en El Quijote, y una con otra van
entretejiendo la narración como una red. El relato avanza gracias al recorrido del
protagonista que coloca a cada uno del resto de los personajes en un lugar en la historia
central, uniendo las de todos para recrear una realidad diversa y digresiva.
Peter y Delia son el opuesto a Sachs y Fanny, se llevan bien y parece que
aunque son muy diferentes sus diferencias los complementan. Peter admira su relación.
En medio de ellos cuatro surge María Turner, amiga de Sachs y con el tiempo amante
de Peter y también de Sachs. María es amiga de Lillian, la mujer de Dimaggio, con la
que Peter Aaron mantendrá una relación en Berkeley.
María es pues el nexo entre Peter Aaron y Benjamín Sachs y sus mujeres
respectivas y Lillian Stern y Dimaggio, por eso le dedicaremos un apartado especial, ya
que sin ser la protagonista, su historia se cruza con la del resto de los personajes e
influye en el curso de los acontecimientos.
María
Es fotógrafa y se dedica a desarrollar proyectos para sí misma sin intención de
mostrarlos a nadie:
• Al abandonar la escuela de Bellas Artes se dedica casi dos años a
recorrer el país, estado por estado, quedándose dos semanas en cada sitio.
• Guarda todos los regalos de cumpleaños, desde los catorce años y el día
en cuestión, hace una cena e invita a tanta gente como años cumple.
• Hace la dieta semanal de los colores, asignando un color por día y
comiendo alimentos del color que tocaba; otras veces el abecedario
marca la pauta.
• Tiene un proyecto a largo plazo, el de vestir a Mr. L., a quien cada
Navidad manda una prenda elegante y al que en los encuentros le alaba
por su buen gusto; nunca le dice que es ella quien le hace los regalos.
• Se instala en Nueva York y comienza a seguir a la gente para
fotografiarla y escribir biografías ficticias de las personas a las que ha
seguido. Encuentra trabajo en un hotel de camarera y se dedica a
fotografiar los objetos desparramados por la habitación, interesándose
sólo en hacer fotos parciales de los mismos, es lo que podría llamarse,
“una arqueología del presente.”(p.78) También acepta un trabajo de
bailarina en un bar topless. Llama a una amiga para que le saque fotos y
titula el proyecto, “La dama desnuda.”
• El cuaderno negro de direcciones que encuentra en la calle, se convierte
en un objeto mágico, una fuente de la que puede obtener muchas fotos.
En la L aparecía Lilli que resulta ser una antigua amiga del instituto,
Lillian Stern, mujer de Red Dimaggio.
Como decíamos, la digresión provista por los personajes y por el azar, marca el
tono literario de las novelas austerianas, en las que el lector tiene la impresión de
atender a la lectura de varias historias sabiamente entrelazadas en un relato unificador
que refleja una realidad conformada por la interrelación de diversos personajes que
aportan hechos y actuaciones independientes e imprevisibles. El modelo referente es, de
nuevo El Quijote, sobre todo la primera parte, en la que las historias de Marcela y
Crisóstomo; Dorotea y Cardenio o incluso la lectura de El curioso impertinente,
enriquecen el relato, además de dar ocasión para que interactúen y opinen mayor
número de personajes.
Los autores
La novela Leviatán de Paul Auster es homónima del libro que Peter Aaron está
escribiendo cuando lo visitan los detectives, que a su vez lo es de la novela que
Benjamín Sachs escribía la noche que se perdió durante un paseo por el bosque, donde
el encuentro con Reed Dimaggio cambió por completo su vida. El libro dentro del libro
o sistema de cajas chinas coloca la escritura como principal motivo de la narración.
Los tres autores, Auster, Aaron y Sachs comparten rasgos biográficos que los
aproximan, por lo que se podría considerar que los tres son en realidad el mismo, Aaron
puede verse como el alter ego de Auster, coinciden sus iniciales y además Aaron ha
escrito un libro titulado Luna, el de Paul Auster recordemos que se titula El palacio de
la luna.
Los tres evitaron la guerra, Auster por ser estudiante universitario hasta que el
servicio militar fue declarado voluntario; Peter Aaron fue considerado no apto por
motivos de salud y Benjamín Sachs se declaró objetor de conciencia y por ello pasó
algún tiempo en la cárcel,193 donde escribió su primer libro, El nuevo coloso que,
comparte con El Quijote lugar de nacimiento.
Por otro lado, Benjamín Sachs sería una combinación de Cervantes y Thoreau,
como escritor y Don Quijote, como personaje. Como escritor, en su juventud, compone
193
Recordemos que Marco de El palacio de la luna no supera el examen médico y es declarado inútil por
razones mentales.
el libro que acabamos de comentar, sobre lo que dice a Aaron, al mostrar éste un interés
inaplazable por leerla, como lo podría haber dicho el mismo Cervantes al lector:
Los dos referentes son sugeridos por el mismo Sachs al decirle a Aaron:
La metamorfosis de Sachs
Tras el éxito de El nuevo coloso, a pesar de la controversia, nos dice Aaron “el
nombre de Sachs se había quedado colocado en el mapa literario.” (p. 62) Aunque
cuando llevaba unas cien páginas de su segunda novela dijo, “Inventar historias era un
engaño, dijo y sin más decidió dejar la literatura.” (p. 63) Deja la ficción y comienza a
escribir ensayos de todo tipo con una facilidad que Aaron admira y le lleva a
compararse con él como escritor:
El azar
A Paul Auster le interesa crear una realidad al margen de la relación causa efecto
y de la linealidad de los acontecimientos, concediendo el protagonismo a la narración y
a la relación de unos personajes que se quieren, se mienten y se traicionan, en la que el
verdadero motor de los hechos depende tanto de la interrelación de esos personajes,
como de contingencias encadenadas, al margen de cualquier plan superior ya sea el
absoluto o el destino, por el contrario, la historia depende de una serie de sucesos en
mayor o menor medida imprevisibles, como explica el propio autor:
Con este principio como base, el de que los acontecimientos no significan nada
y que los personajes se relacionan unos con otros de manera espontánea, prescindiendo
del simbolismo y de la mitología, Auster compone una historia en la que, de nuevo, se
194
Ricardo Silva Romero, Todos los hombres del rey. Documental sobre el relato de Paul Auster, cap,
quinto, 1998, en, http://www. ricardosilvaromero.com/htmls/taller/ensayos/ensayos.htm
pone en cuestión la fiabilidad de la autoría, en la que el protagonista escribe la misma
historia que el mismo autor de la novela, pero con fines diferentes.
Los textos
Y en estrecha coherencia con este interrogante, como si de una importante
premisa se tratara, Aaron decide escribir sobre Sachs cuando aparecen los detectives:
Las historias
Con todo lo dicho, podemos afirmar que, la historia en Leviatán tiene dos
desarrollos, uno el que corresponde a la escritura del libro de Peter Aaron para los
detectives, detallando los acontecimientos tal y como ocurrieron desde que conoció a
Sachs hasta que lo vio por última vez y el otro, el de una trama de intriga policial, en la
que lo que se pretende es ordenar el caos, desvelar el misterio de la identidad de un
cuerpo; esta última es la misión de los detectives durante el proceso, partiendo de unas
pistas y de cuyo desarrollo, el lector sólo sabrá al principio y al final del relato de
Aaron, siendo su escritura, paralela a la duración de la investigación:
Realidad y ficción
195
Michael Holquist, “Whodunit and Other Questions: Metaphisysical Detective Stories in Post-War
Fiction”, New Literary History, 1971, Vol, 3, 135-156.
En el caso del Quijote, Cervantes plantea el desconcierto y la burla de los
personajes secundarios, además del contrapunto de Sancho, esperando que el lector
entre en comunicación con él, desde la ironía y la incredulidad.
Por su parte, Peter Aaron también establece una relación específica con el lector,
y otro diferente con los detectives, verdaderos destinatarios de la historia, al suprimir
para aquel, la intriga que genera la incógnita sobre la verdadera identidad del cuerpo y
orienta el interés de la lectura hacia el desarrollo de los acontecimientos que, es lo que
él quiere contar y no el misterio que es lo que interesa a los detectives. Estos ocupan la
misma posición que ocuparía el detective clásico de una novela del género, desempeñan
su papel, deben resolver el misterio sin información privilegiada, quedando al margen
de la complicidad lector-escritor.
Nos parece importante destacar que la imagen de los detectives que describe
Aaron tiene más de literatura que de realidad; Auster tiene muy en cuenta este factor a
la hora de conformar a Worthy y a Harris como prototipos de miembros del FBI, a pesar
de que la institución exista en la realidad, la popularidad de sus agentes se debe a la
imagen que de ellos han recreado la literatura del género, el cine y la televisión:
En la cita, realidad y ficción se separan por una fina línea divisoria al imaginar a
los dos personajes de acuerdo con los rasgos que la ficción literaria o cinematográfica
les ha otorgado desde el primer tercio del siglo XX. Al describirlos con sus gafas
oscuras de aviador, “aportaban un aire artificial a la escena,” como si los hombres que
las llevaban fuesen únicamente “actores, extras contratados para hacer un papelito en
una película de bajo presupuesto” función que se les otorga en la novela, “un papelito”
aunque fundamental, que provoca en Aaron la imperiosa necesidad de escribir la
historia de su amigo para que no lo conviertan en ficción, incluyendo al lector, nosotros,
dentro de la ficción desde el momento mismo en que se nos revela el nombre de la
desconocida víctima.
El relato del perro en solitario abarca más de las dos terceras partes de la novela
en las que se describe al personaje canino solo frente a un mundo sin las explicaciones
del amo. Así, tendrá que vérselas en un parque con la agresividad de los niños por
interrumpirles su juego, la incompatibilidad de una familia de origen chino propietaria
de un restaurante, con un perro de compañía y el sentimiento de abandono al marchar de
vacaciones la familia Jones, entre los que había creído encontrar unos amos duraderos.
Por todo ello, Míster Bones decide adelantar los acontecimientos a fin de llegar cuanto
antes a Tombuctú.
En el discurso narrativo se alternan los recuerdos del amo pensados por el perro
y los monólogos que Willy le dirige a Bones, a través de los cuales le explica el mundo
y le da consejos útiles para cuando ya no estén juntos que, recuerdan la relación de don
Quijote y Sancho. El narrador se ocupará de transcribir los hechos, los sueños, los
sentimientos y los pensamientos del perro.
Cervantes planteó con El Quijote, la duda filosófica sobre la eficacia de la
percepción como modo de alcanzar el conocimiento en una sociedad decadente y creó
una propuesta literaria capaz de asumir en un solo sistema narrativo todas las prácticas
vigentes (novela de caballerías, sentimental, pastoril picaresca y novela italiana, teatro),
pero además, El Quijote abrió las puertas a la modernidad dejando al hidalgo la libertad
de autodeterminarse, librándolo de las rígidas ataduras que la literatura imponía a sus
personajes, desde los caballeros a los pícaros, sin darles la oportunidad de evolucionar
ni desviarse del destino para el que habían sido creados, como estudia en profundidad
Antonio Rey Hazas,196 considerando la libertad como una de las claves para comprender
la obra cervantina.
Willy Christmas
196
Poética de la libertad y otras claves cervantinas, Madrid, Eneida, 2005.
197
Ibid, p, 208.
El verdadero nombre de Willy Christmas es William Gurevitch, hijo de
emigrantes polacos judíos llegados a los Estados Unidos en 1946, después de un periplo
de dos años desde Varsovia a París a pie, luego a Marsella y de allí a Lisboa hasta que
consiguieron cruzar el Atlántico y llegar a Brooklyng para vivir “una vida póstuma.” Su
padre, abogado de éxito en Varsovia, trabajó en una fábrica de botones durante trece
años, murió de un infarto cuando Willy tenía doce, y la madre había dado clases de
piano hasta que Willy llegó al mundo. Willy creció como hijo de emigrantes y sus
padres:
A finales de 1969, tras salir del manicomio, Willy tuvo una rara experiencia
mientras veía la televisión; después de ocho meses sin alucinaciones, Santa Claus se le
dirigió desde la pantalla del televisor para decirle que era “un escritorzuelo sin talento”,
“comemierda” y “tonto de capirote,” sarta de insultos que dejó a Willy sin defensas. A
raíz de esta experiencia, decidió cambiar su vida como un don Quijote del siglo XX y
hacerse santo, adoptando la identidad de Santa Claus.
Hasta que murió la madre, perro y amo pasaban los inviernos en casa y cuando
llegaba el buen tiempo salían, como don Quijote y Sancho, para que el nuevo Santa
Claus prodigara su bondad.
Míster Bones
Por otro lado hay que considerar la voluntad, nada arbitraria de Paul Auster, al
escoger a un perro para ofrecer una visión imparcial y realista de un sector social
concreto, emigrantes judíos y primera generación nacida en los Estados Unidos, en un
momento de grandes cambios sociales y filosóficos,
porque un perro tiene más fácil el acceso a las tachas que se velan y
ocultan a la sociedad que un hombre, por muy pícaro marginal que
sea..198
Bones tiene a su amo por un poeta que canta las cosas no como deberían ser,
sino como él las ve desde el lugar que ocupa en el mundo, en el límite entre la realidad y
la demencia; el perro interpreta la fabulación de Willy con entendimiento humano, por
lo que su propia realidad, la realidad imposible de un perro pensante, debe entenderse
como una verdad poética que facilita la visión del propio Willy desde la perspectiva
canina, tal como dice el canónigo:
Por ello, Tombuctú puede considerarse antes que nada, como una reflexión poética
sobre,
[…] el contraste entre las imaginaciones extraordinarias y fantásticas
y la experiencia común y usual […] además de la naturaleza oscilante
de la realidad, que ya se consideraba imposible de ser aprendida de un
modo absoluto […] 200
El narrador
Por otro lado se sitúa entre el lector y la historia estableciendo cierto nivel de
complicidad con éste, convirtiéndose en algo más que un transcriptor de los hechos,
saliéndose del texto y entrando en diálogo con nosotros, como lo hicieran el editor y el
traductor de Cide Hamete Benengeli advirtiendo sobre la posibilidad del carácter
apócrifo de alguna aventura de don Quijote.
200
Américo Castro, El pensamiento de Cervantes, Barcelona, Noguer, 1998, pp. 30 y SS.
201
Salvador de Madariaga, Guía del lector del “Quijote.” Madrid, Espasa Calpe, 1978
¿Cómo no regocijarse de que acabaran con aquel azote de llagas y
desesperantes picores? (p. 126)
Otras veces autentificando la experiencia del amo cuando Santa Claus le habla desde el
televisor:
Willy se rebela contra la visión reconociendo que sólo existe en su cabeza, pero
el espíritu de la Navidad en la sociedad de consumo es más fuerte que él y sucumbe sin
reservas. Bones cree en la visión del amo porque lo ha visto luchar contra ella, aunque
ignora que Willy lucha realmente contra la esquizofrenia, y por ello puede creer que el
amo ha sido elegido por Santa Claus, la relación entre las dudas de don Quijote y
Sancho y las de Willy y Bones son más que obvias.
[…] pero en el miedo que sentía Míster Bones por lo que se avecinaba
había algo más que amor o devoción. Era puro terror ontológico. Si el
mundo se quedaba sin Willy, lo más probable era que el mundo
mismo dejara de existir. (10)
“El pánico ontológico” acabará por dominar a Míster Bones cuando decida
cruzar la autopista temerariamente para llegar antes a Tombuctú y reunirse con su amo,
porque el mundo sin Willy no le era familiar, como advierte el narrador al encontrar al
niño chino:
El narrador conecta las dos partes del relato articulando los distintos episodios con
coherencia unificadora, como ocurre en el Lazarillo.203 La desorientación ontológica de
Míster Bones en un mundo sin Willy es una de las vías de conexión entre las dos partes
del relato y se manifiesta repetidas veces; algunos ejemplos aclararán esta cuestión:
203
Rey Hazas, 2003, p.22.
el resultado de su investigación sobre La Sinfonía de los olores recordada por Bones en
solitario, vuelve a remitir a su vida anterior.
Los sueños de Míster Bones son un regalo de Auster al lector y sirven como se
ha mencionado de enlace entre las dos partes:
“[…] este mentecato de mi amo, de quien sé que tiene más de loco que de caballero” (II,
13) ; “[…] él es un entreverado lúcido con lúcidos intervalos” (II, 18), dirá Lorenzo, el
hijo del Caballero del Verde Gabán; “[…] mas pudiendo más su locura que otra razón
alguna, propuso de hacerse armar caballero del primero que topase” (I, 2) palabras del
mismo narrador; […] y en la venta cercana a Zaragoza, los dos huéspedes lectores del
Quijote de Avellaneda, “Aquí le tenían por discreto, y allí se les deslizaba por
mentecato, sin saber determinarse qué grado le daría entre la discreción y la locura.” (II,
59); “Admirado quedó el canónigo de oír la mezcla que don Quijote hacía de verdades y
mentiras.” (I, 49)
204
Antonio Carreño, “Los concertados disparates de Don Quijote (I, 50): sobre el discurso de la locura”en
En un lugar de la Mancha: Estudios cervantinos en honor de Manuel Durán, ed. Georgina Dopico Black
y Roberto González Echevarría, Salamanca, Almar, 1999, PP, 57-75.
Con todo, sería injusto decir que no lo intentó y sobre este intento gira gran
parte de la historia. Aunque Willy no siempre estuviera a la altura de sus
propias expectativas al menos disponía de un modelo para el comportamiento
que quería seguir. En los raros momentos en que estaba en condiciones de
centrarse y frenar los excesos en el terreno de la bebida, Willy demostró que
era capaz de cualquier acto de valor o generosidad. En 1972, por ejemplo,
con no poco riesgo de su vida, salvó a una niña de cuatro años de morir
ahogada. En 1976, acudió en defensa de un anciano de ochenta y un años a
quien estaban atracando en la calle Cuarenta y tres Oeste de Nueva York; y le
pagaron la molestia con una puñalada en el hombro y un balazo en la pierna.
Más de una vez dio su último dólar a un amigo que estaba pasando una mala
racha, dejó que el enamorado y el abatido lloraran en su hombro, y a lo largo
de los años convenció a un hombre y a dos mujeres de que no se suicidaran.
Había cosas buenas en el alma de Willy, que cuando salían a la luz se
olvidaban de todas las demás. Sí, era un vagabundo loco que iba dando el
coñazo por ahí, pero cuando la cabeza le funcionaba bien, Willy era uno entre
un millón, y todo el que se cruzaba en su camino lo sabía. (29 y 30)
Willy se sirve del modelo de Santa Claus, como don Quijote de Amadís de
Gaula, para ser quien quiere ser y Paul Auster se sirve del Quijote para crear a su Willy
y a Míster Bones; pero la locura de éste le viene del exceso de ácidos y alcohol
consumidos en su juventud; a diferencia de don Quijote, era un “borrachín incipiente”,
“embustero de nacimiento” “con fuerte tendencia paranoica” ya antes de la
transformación en Santa Claus; la aparición le proporciona “un modelo para el
comportamiento que quería seguir.” Del hidalgo tan sólo sabemos sobre su indolencia
en una aldea olvidada en La Mancha y lo vemos trasformarse por el exceso de la lectura
y la confusión entre realidad y fantasía.
Cuando don Quijote, en el lecho de muerte, se disculpa ante Sancho por hacerle
[…] “caer en el error” de creer en la existencia de caballeros andantes, completa el
proceso iniciado con la afirmación “yo se quien soy yo” de la primera salida, que
implica, en sí mismo, la búsqueda de quien es y cuya respuesta sólo se encuentra ante la
muerte, al triunfar, como Segismundo, sobre uno mismo.205 Antes de morir Willy
reconoce que debía haber sido más tiempo el poeta “capaz de convertir en palabras la
música de las nubes.” y el buen amo que debía haberle buscado a Bones otro, para
cuando llegase el momento de la despedida. El último viaje de Willy es como el
testamento de don Quijote, el triunfo sobre él mismo, sobre su locura, manifestado en la
disculpa que le hace al perro, como don Quijote hiciera con su escudero.
205
Carreño, 1999, p, 73.
Había aterrizado en la Norteamérica de los dos garajes, de los préstamos para
la renovación de la casa y de las galerías comerciales neorrenacentistas, y el
caso era que no tenía ninguna objeción que hacer. Willy siempre había
clamado contra todo eso, atacándolo con aquel toque cómico y tendencioso
tan suyo, pero Willy era un simple espectador, y se había negado
absolutamente a probarlo. Ahora que Míster Bones lo conocía por dentro, se
preguntaba si su antiguo amo no habría estado equivocado y por qué se había
esforzado tanto en rechazar las comodidades de la buena vida. (p, 151)
Recapitulando
A pesar de todo, estas páginas son la única razón por la que mantenemos a
Tombuctú dentro del grupo de novelas austerianas, a la manera picaresca.
La noche del oráculo
El protagonista escritor
Sydney Orr recupera las fuerzas tras una gravísima enfermedad que le ha
mantenido varios meses hospitalizado; es escritor y se siente como si hubiera perdido su
lugar en el mundo; por otro lado, su mujer parece haber cambiado y no acierta a
entender la razón de su comportamiento. La lectura de la novela irá descubriendo el
esfuerzo del narrador protagonista por reestablecerse físicamente y en su profesión y por
esclarecer el misterio que ha transformado a su esposa. Los acontecimientos se
remontan a dos décadas atrás, por lo que los recuerdos, narrados en primera persona,
son la base sobre la que se construye el relato, del que se ofrecerán dos versiones más
para componer una triple visión de los hechos.
No hay duda de que Auster crea a Orr, pero pone a su lado a un personaje que
actúa como benefactor del desubicado escritor convaleciente, para recobrar su lugar en
el mundo, desubicado tras su enfermedad. No sabemos si Trause actúa
desinteresadamente o por aliviar el sentimiento de culpa, por las relaciones mantenidas
con Grace durante la hospitalización de Orr. El hecho es que el recurso del escritor
asistido ofrece al lector, la posibilidad de disfrutar de la debilidad del autor en el
momento de la creación y desvirtualiza la tan manida inspiración del artista llevándola
por los cauces de la cotidianeidad.
Equipado con el material necesario para escribir, como decía más arriba, Sidney
comienza casi automáticamente tras muchos meses de enfermedad:
Hasta ahora tenemos la novela La noche del oráculo, que cuenta la historia del
escritor Sidney Orr, basada en los recuerdos de éste veinte años atrás, escribiendo la
historia del editor Nick Bowen en posesión del manuscrito hasta entonces desconocido,
que según describe el narrador, Sidney Orr, se trataba de una novela corta sobre la
predicción del futuro, en la que un teniente inglés, durante la segunda guerra mundial,
ciego por las heridas recibidas, vaga por Las Árdenas hasta que unos niños, con rasgos
de personajes de cuento de hadas, lo encuentran y lo cuidan hasta que se recupera. La
ceguera le otorga el don de la predicción del futuro, como si se tratara de un oráculo del
mundo clásico, y al no poder soportar la certidumbre de saber que su mujer le será infiel
antes de un año después de celebrar la boda, se suicida; su don acaba por destruirlo. Por
otra parte, el manuscrito Maxwell brevemente rescatado, tras décadas de permanecer
oculto en posesión de un amante de su autora, desaparece de nuevo junto a Nick Bowen
en el refugio de Ed Victory y todo forma parte, no hay que olvidar, de la novela de
Auster que nos muestra a un personaje típico de su mundo literario, un escritor en
crisis,206 además desorientado y desbordado por el raro comportamiento de su mujer;
escribiendo una novela y narrando simultáneamente los acontecimientos de su propia
vida en un engranaje perfectamente entrelazado que relaciona su vida y su obra para ser
leída por el mismo lector en un único acto, tal y como él mismo la escribe.
Las notas a pie de página rebasan el nivel de la narración, se salen del texto
impreso, ocupan otro espacio frente al lector, que dejan oír la voz de Orr como narrador
y protagonista del primer relato y como escritor de la historia de Nick; entran en
comunicación directa con el lector y le facilitan datos de la vida de los personajes
anteriores al relato en cuestión y del proceso de la escritura de su novela.
El segundo autor del Quijote se dirige al lector al comentar las notas al margen,
añadidas por el traductor del cartapacio cervantino, expresando sus dudas sobre la
autenticidad de algunas aventuras, como ocurre antes de la narración de la aventura de
la cueva de Montesinos; o la supresión de parte del texto por parecerle, al traductor,
innecesario, es el caso de la omisión de detalles en la descripción de la casa de don
Diego de Miranda en la segunda parte.
En La noche del oráculo las trece notas se pueden leer o no, en cualquier caso,
como un texto autónomo, aunque aportan información sobre el proceso de la escritura
de los dos relatos, la historia de Orr y la novela de Nick; a través de ellas se establece el
diálogo entre el narrador y el lector que es una clave fundamental en la novela de Paul
Auster, veamos algunos ejemplos:
206
Como sus correspondientes, Daniel Quinn de Ciudad de cristal; el narrador de La habitación cerrada;
Peter Aaron de Leviatán
• Sobre el mismo Orr y su esfuerzo por recuperar recuerdos de veinte años
atrás en el primer encuentro con Chang,
John tenía cincuenta y seis años. No era joven, quizá, pero tampoco
tan mayor para considerarse un anciano […] Hacía tres años que lo
conocía, y nuestra amistad era una consecuencia directa de mi
matrimonio con Grace (Nota 2)
• Para tener al corriente al lector del por qué de las decisiones que toma
sobre la novela de Nick,
Kansas City era una elección arbitraria para el destino de Nick; fue el
primer sitio que me vino a la cabeza. (Nota 7)
No es esta la única vez que se plantea la relación, realidad ficción en esta novela,
más adelante volveremos sobre el mismo recurso con ejemplos diferentes, ahora resumo
los hechos de esta segunda versión novelada de la historia eje, con lo que Sydney ofrece
más datos al lector y se aclara a sí mismo sobre:
El método de Orr es opuesto al sistema del oráculo que también implica una
trasgresión; el oráculo decíamos que corrompe la narración al provocar la alteración del
curso de los acontecimientos, pero el punto de vista múltiple corrompe la realidad al
desvelar su misterio: la verdad no existe, sólo existe el punto de vista y la combinación
de las distintas perspectivas. Con el punto de vista único Sidney no es capaz de
descubrir el secreto que comparten su mujer y Trause, pero acercándose a su amigo
através de su biógrafo e imaginando la parte de la historia, por él desconocida, es capaz
207
Antonio Rey Hazas, Poética de la libertad y otras claves cervantinas, Madrid, Eneida, 2004, p. 241.
208
Maximilian Rankenburg, The Burden of Proo.: Prophecy and Ontology in Paul Auster´s Oracle Night,
Tesis no publicada, presentada en el departamento de literatura inglesa de la Universidad Pública de San
Francisco de California, mayo 2005.
de comprender la razón del comentario de John al enterarse de que Grace estaba
embarazada, “Pobre Grace”, dirá en voz baja al oír de labios de Orr la noticia. Sidney
compone la verdad desde varios ángulos y desvela el secreto que, desde su posición le
estaba negado, por eso podemos decir que, como el oráculo, el punto de vista múltiple
cae en la trasgresión al vulnerar la naturaleza inalcanzable de la realidad, la verdad,
desde un solo punto de vista.
Realidad ficción
Por otro lado está el sueño de Grace en el que ella y Sidney se quedan encerrados
en el sótano de la casa que han ido a ver para comprar. Este encierro debe relacionarse
con el encierro de Nick. La realidad de Sidney conecta con la de éste a través del sueño
de Grace relacionándose de nuevo la vida del escritor con la escritura de su novela
através del sueño de su mujer y del encierro en el sótano de su personaje.
209
Orlovsky en la versión en castellano de Anagrama.
Dachau con su hijo muerto en brazos pidiendo un poco de leche que cuando Ed Victory
le da la leche que solicita cae muerta al suelo.
Unidad en la variedad
Desde las primeras páginas el lector se da cuenta de que La noche del oráculo es
una novela de novelas o una historia de historias metidas unas dentro de otras formando
un laberinto narrativo en donde irán surgiendo historias noveladas por el escritor
protagonista, también historias reales narradas por él mismo; manuscritos que aparecen
y desaparecen; referencias clásicas de diversos géneros; reescrituras de éstos mismos y
notas a pie de página dirigidas al lector. Con todos estos elementos la novela guarda,
conscientemente, una hermandad bien definida con la estructura digresiva o variada del
Quijote y el recurso quinientista del punto de vista. El lector habitual de Auster
reconoce de inmediato los rasgos literarios con los que el autor de Trilogía de Nueva
York emprendió su carrera como novelista. Como conocedor de su mundo literario
puede que se pregunte, por qué el narrador decide escribir sobre ciertos acontecimientos
veinte años después de los hechos ofreciendo tres versiones complementarias de los
mismos.
Auster compone La noche del oráculo, con historias variadas, contrapuestas, ingeniosas
y verdaderas y las relaciona en un juego de espejos enfrentados que dan forma y sentido
al relato:
210
E.C.Riley, “Bultos, envoltorios, maletas y portamanteos” en La rara invención, Barcelona, Crítica,
2001, pp., 115-129.
una historia que se basa en la revisión de los hechos acontecidos veinte
años atrás.
• La historia de Nick Bowen se construye por referencia literaria y por
azar, es decir, por la intervención del factor suerte al resultar ileso el
protagonista, tras el desprendimiento de la gárgola y por la existencia de
un referente anterior creado por Hammett. La literatura y la contingencia
fundamentan el relato.
• La noche del oráculo de Maxwell está determinada por la histórica
facultad del oráculo de predecir el futuro.
Por lo tanto, los pilares sobre los que se estructura la novela austeriana son la
perspectiva múltiple, el azar, la intertextualidad para crear el presente y la facultad de
predicción para el futuro, en un complejo entramado de cajas chinas comunicadas unas
con otras por el acto de la escritura: Auster crea a Orr y éste a Nick y a Ed y también a
Silvia Maxwell y al teniente Lemuel Flagg.
211
Maximilian Rankenburg, 2005, p. 58.
asesinato de Kennedy, pero a pesar de ello el presidente será asesinado en otra ocasión y
el rumbo de la historia no cambiará. El personaje de Jill que tiene la función del oráculo
no es capaz de transformar la historia porque parece que la historia se ocupa de
cumplirse a sí misma. El proyecto del guión, que no le gusta ni al mismo Orr, es
rechazado por Hollywood, aunque el autor recibe mil dólares por su trabajo.212 También
en la línea de la adivinación, tenemos la historia del poeta que vaticinó la muerte de su
hija de cinco años en un poema y el primer libro de Sidney Orr, Tabula rasa, una
historia que profetiza la suya misma, sobre un músico que se recupera de una
enfermedad y rehace poco a poco su vida. Además Sidney Orr polariza el mal presagio
con sus pensamientos sin saberlo y en cierta forma adquiere facultades de oráculo:
- También las variantes del oráculo tienen sus opuestas en las historias que se
ocupan de la recuperación del pasado: la historia de Sidney y su interrogante sobre el
secreto de Grace se complementa con la historia de Richard, hermano de la primera
mujer de Trause con su estereoscopio, aparato para ver diapositivas en tres dimensiones,
y la dependencia que le crea a éste por recuperar imágenes de sus padres y su hermana
Tina, los tres fallecidos, hasta que decide abandonar esta costumbre y vivir el presente.
La historia de Richard tiene como complemento la de Ed Victory y su oficina
subterránea repleta de vidas tras cada uno de los nombres de las listas telefónicas.
Richard cae, con el estereoscopio, en una rutina negativa que le hace desinteresarse por
el presente a favor de las imágenes congeladas del pasado que no le llevan a ninguna
212
Este detalle marca la diferencia económica entre el mundo editorial y el del celuloide, ya que por la
reedición de dos de sus obras en Portugal, Autorretrato y El diccionario de las pasiones humanas a
Sidney Orr puede que le paguen quinientos dólares, que con las comisiones a los agentes y los impuestos
extranjeros quedarán reducidos a prácticamente nada. La razón de no pasar por alto este detalle es que en
el mundo literario de Auster la relación de los personajes con el dinero es siempre explícita y angustiosa y
forma parte de la configuración de los mismos y a menudo determina el comienzo de la historia y su
desarrollo. En esta, en cuestión, el personaje está arruinado por la factura del hospital que deberán pagar
Grace y él durante años, es uno de los primeros datos que ofrece como narrador de la situación de sí
mismo como protagonista; la novela acabará recibiendo un cheque de Trause con el que saldará sus
deudas.
parte, por el contrario la oficina de Ed Victory tiene como fin, precisamente, la función
de no permitir que se olvide el pasado.
La noche del oráculo es un libro que se cuenta así mismo, que está inserto en
una realidad meta literaria de la que se nutre para construirse. Paul Auster aprendió del
Quijote la importancia de la escritura y de la lectura como materia sobre la que escribir,
ya que la escritura y la lectura del Quijote forman parte de la historia del mismo desde
el prólogo del primer volumen, hasta el momento en que Cide Hamete Benengeli cuelga
su pluma en la estepera al final del segundo Quijote, y el lector acaba el libro con la
duda de si realmente lo que importa en la obra es la historia del hidalgo metido a
caballero andante; el humor que desprenden las aventuras de los protagonistas; las
reflexiones teóricas literarias cervantinas expuestas através de casi todos los personajes;
el binomio realidad ficción, mejorado, a partir de la publicación de la segunda parte; la
visión realista de la España que vivió y sufrió el autor o la historia del propio libro que
el lector sostiene en las manos. Una historia enmarcada en un contexto regido por los
efectos de la imprenta, signo de la modernidad, que convirtieron al libro en un objeto
cada vez más presente en la realidad castellana como denota el hecho de que los
protagonistas conocieran su identidad literaria en la segunda parte y que Don Quijote
visitara una imprenta poco antes del final de sus aventuras, lugar de donde salieron los
libros que le confundieron y de donde salió la primera parte de sus aventuras.
La noche del Oráculo debe mucho a la magna obra cervantina, porque al final
de su lectura, el lector sigue haciéndose las mismas preguntas sobre el sentido de las
tres versiones de la historia de Orr, ¿Qué es lo que Auster en realidad ha querido contar?
¿Por qué lo cuenta? ¿Quién es el verdadero autor de la novela? y ¿Qué novela es en
realidad La noche del oráculo, la de Silvia Maxwell o la de Paul Auster?
El libro de las ilusiones
Hasta ahora tenemos un actor de cine mudo desaparecido cuarenta años atrás y
un escritor francés del siglo XVIII, que no permitió publicar su obra máxima hasta
después de muerto, influencias que recuperaron al narrador de la depresión en la que se
había precipitado al quedarse sin familia.
Alma y David establecieron una breve, pero intensa relación sentimental de ocho
días, tiempo en el que el escritor viajó a casa de Hector y regresó a Vermont. Durante el
viaje de ida, ella, que estaba escribiendo la biografía de Hector, le puso al día en lo
referente a la trayectoria del anciano actor desde 1929 hasta ese momento, así que le
habló:
213
Urbina, 2007, p, 65.
acento argentino; de su faceta de seductor de actrices jóvenes; de su relación con Brigid
O´Fallon y Dolores Saint John; del intento de suicidio de O´Fallon y de su ingreso en un
centro psiquiátrico; de su embarazo, de la decisión de tener al niño y de su ocultamiento
al darle de alta en el psiquiátrico; de cómo a Dolores se le dispara la pistola y la bala
atraviesa el ojo de Brigid, mientras Hector se retrasa por un pinchazo en su De Soto azul
de camino a casa de Dolores; de cómo Hector se deshizo del cuerpo de Brigid
enterrándolo en las montañas; de cómo huyó a Seattle abandonando a Dolores, de cómo
se cambió el nombre por el de Herman Looeser al encontrar una gorra usada marcada de
esa manera, de cómo se instaló en Spokane, lugar de nacimiento de Brigid, donde el
padre de ésta tenía una ferretería, de cómo éste le contrató para encargarse de la tienda,
de cómo la hermana de Brigid, Nora, se enamoró de él por lo que tuvo que huir de
nuevo, de cómo intentó suicidarse dos veces, de cómo formó pareja erótica con Sylvia
Meers, para realizar actuaciones de sexo en vivo, ocultándose tras un antifaz; de cómo
fue víctima de un atraco en un banco de Sandusky, Ohio, en donde encontró a Frieda
Spelling y se la arrebató al atracador que la había cogido cómo rehén, resultando él,
herido en el pecho; de cómo se casó con Frieda, quien lo había reconocido en cuanto lo
vio en el banco; de cómo recobró el nombre de Hector adoptando el apellido de ella, de
cómo se instalaron en Nuevo Méjico; de cómo se les murió un hijo de tres años; de
cómo construyeron unos estudios de cine para hacer sus propias películas, catorce en
total, financiándose con la herencia de la madre de Frieda con el acuerdo, entre ambos,
de destruir toda esa obra a la muerte del actor.
214
La versión en cine de Auster (2007) es más larga y cuenta con dos personajes más que no
aparecen en la versión de Hector.
-Películas anteriores a 1929, rodadas en Kaleidoscope, Los Ángeles, doce
películas mudas, analizadas en el libro de David Zimmer, El silencioso mundo de
Hector Mann, publicado en 1988 y que se conservan en los fondos de las cinematecas
de diversas partes del mundo. Los personajes pertenecen a lo más bajo de la sociedad,
suele ser un patán contratado para hacer trabajos ingratos, modestos y mal retribuidos,
camarero en El Jockey Club, chofer en Fin de semana en el campo, vendedor a
domicilio en Peleles, profesor de baile en El lío del tango, empleado de banca en La
cuenta del contable. Casa y hogar y Don Nadie son las únicas ocasiones en las que
aparece casado y con familia. Muestra alguna habilidad en El fisgón, como detective
privado y como mago ambulante en Vaqueros. Doble o nada es una antología hecha a
base de golpes graciosos de todas sus películas antes de que quebrara la productora
Kaleidoscope. De Escándalo, David Zimmer no hace ningún comentario.
-Películas de los años cuarenta, rodadas en Tierra del sueño, Nuevo Méjico: De
las catorce películas de esta época, se citan algunos títulos además de La vida interior
de Martin Frost, Informe del antimundo, que remite a un hipotético mundo paralelo al
nuestro o de ciencia ficción sobre el que George Langelaan escribió seis relatos
publicados bajo el título Relatos del antimundo,215 entre los que figura la que se
considera la mejor novela del género del siglo XX, titulada La mosca.
Los títulos que se citan, de esta segunda etapa, relacionan la obra de Mann con
iconos nacionales y con la literatura misma. Una periodista significada a favor de los
intereses de los afro americanos; el título de una obra de Auster; la referencia al género
de ciencia ficción; la localización de una reserva india, nombrada con uno de los
215
Titulo original Nouvelles de l´Anti-Monde, publicado en los años cincuenta.
monumentos naturales más representativos del país, aunando naturaleza y realidad
étnica confinada en reservas tras la expansión hacia el oeste de los colonos, asunto
tratado extensamente en El palacio de la luna; el principio de la luz artificial remite a la
bombilla inventada por Edison, considerado gloria nacional, aunque por su
antisemitismo, despidiera de su empresa al padre de Auster, anécdota mencionada ya en
este trabajo.
Por lo que se nos rebela de la obra de Hector Mann en los títulos realizados en
los estudios de Tierra del sueño, por un lado se aprecia un cambio de interés al
desaparecer el personaje creado para el cine mudo, un Hector Mann con bigotito y su
impoluto traje blanco esforzándose por superar los accidentes imprevisibles, por otro
lado, esta segunda obra de Mann, podría formar parte de la obra austeriana al hacer
referencia a la literatura, a la realidad histórica norteamericana, al desarrollo de la
ciencia y la tecnología en su país, a la naturaleza y a la auténtica etnia norteamericana y
a la obra del propio Auster como realizador, productor y guionista de películas. El viejo
actor y él parecen una misma persona, preocupados por la ficción narrativa y la realidad
de su país.
Hector Mann:
Cuando David Zimmer habla de la obra de los años veinte de Hector Mann y
sobre todo, lo describe, lo hace desde una clave literaria, como lo hizo Cervantes tantas
veces para los lectores del siglo XVII, don Quijote, Sancho, Monipodio, detallando lo
que debían imaginarse, con el rigor de la creación de un personaje de teatro. Ahora
Auster, a través de Zimmer nos describe lo que debemos imaginar que pasaba en la
pantalla cuando aparecía Hector Mann:
Antes del cuerpo está la cara, y antes de la cara está la tenue línea negra
entre la nariz y el labio superior. El bigote. (38)
El bigote
216
Gérard de Cortanze, Dossier Paul Auster, Barcelona, Anagrama, 1996, p, 178.
define quien es a ojos de los demás. […] Es el caballero español, el latin
lover, el pícaro de tez morena con sangre ardiente corriendo por sus venas
(38-9)
El traje blanco
La vulnerabilidad del traje blanco con el que se enfrenta al mundo y que debe
permanecer impoluto, recuerda el anacronismo de la indumentaria de don Quijote y el
elemento sorpresa que causaba entre sus coetáneos. Hector se pone el traje blanco,
como don Quijote se vestía la armadura de caballero, y como remarca Zimmer, ni una
vez se detiene a considerar [aplicable, también a don Quijote] que está logrando lo
contrario de lo que pretende. Ambos consiguen las carcajadas del espectador y del
lector, pero su intención era mostrarse al mundo como héroes.
La imaginaria identidad lograda de caballero andante con armadura de don
Quijote, y la de un hombre deseable y seductor, con traje blanco sin mácula de Hector,
les aúna en su dimensión ficticia.
Hector debe sortear toda clase se obstáculos para mantenerse limpio y al hacerlo
provoca la risa del espectador que es para lo que fue creado, pero a diferencia de don
Quijote, él si conquistará a la chica.
Escrutinio
Auster hace un breve escrutinio de actores coetáneos a Mann en la vida real y los
diferencia de él, Roscoe, Arbuckle, Charles Chaplin, Harold Lloyd, Buster Keaton y
Harry Langdon, agrupándolos como,
[…] no está en desacuerdo con el mundo, sino que es una víctima de las
circunstancias, un hombre con una inagotable habilidad para atraer la mala
suerte. […] Hector nunca se queja. Hay puertas que le pillan los dedos al
cerrarse de golpe, abejas que le pican en el cuello, estatuas que le caen en la
punta del pie, pero una y otra vez se sobrepone a sus infortunios y continúa
su camino. […] Lo que importa no es la habilidad para evitar los problemas,
sino la manera en que se enfrenta a ellos cuando se presentan. (42-3)
Deseos no respetados
En el caso del libro que David Zimmer, dice al lector que, está escribiendo, hay
que tener en cuenta que los acontecimientos narrados ocurrieron entre 1987 y 1988,
pero el narrador comienza a escribir a primeros de enero de 1999, dos años después de
que la Hermandad Internacional de los Fanáticos de Hector Mann, considerándolo “el
espíritu fundador del movimiento,” (p. 334) lo invitara a su reunión anual para que
diera una charla sobre Mann. Al constatar el deseo de los miembros, más de trescientos,
de contar con información sobre la personalidad y la vida del viejo actor, decidió
escribir el libro, advirtiendo al lector de que pensaba dejar el manuscrito a un abogado
para que se publicara cuando él “lleve mucho tiempo muerto.” (p. 335)
Podríamos suponer, ficticiamente claro que, Zimmer debió morir en 2002 para
que se pueda admitir la paradoja de que al fin y al cabo se cumplió su deseo de publicar
su obra como se hiciera con la de Chateaubriand, aunque en ningún caso fuera lo
indicado por los autores respectivos. Sin embargo hay una diferencia entre ambos
libros, en la cubierta de la obra del pensador francés aparece él mismo como autor y en
la de David Zimmer es Paul Auster quien ocupa ese lugar, planteando de nuevo, en la
obra austeriana, el asunto de la autoría y el libro como tema en sí mismo, asunto que
remite automáticamente, como hemos señalado con anterioridad al Quijote.
Con respecto al título, Zimmer no nos lo indica, por lo que debemos suponer que
coincide con el de Auster. Recordemos que, en el caso del Quijote, el capítulo nueve da
cuenta del título y del autor que acompañan al cartapacio toledano, que no coincide con
el de la primera edición, detalle que remite a la distinción entre el que escribe y el que
se dice que escribe.
Este aspecto es, en mi opinión, una de las ideas fundamentales de El libro de las
ilusiones de Paul Auster, los libros se reproducen por si solos, siendo los autores meros
instrumentos de un imperativo imprevisible que oculta sus propios misterios y que
reside en algún lugar entre la realidad del autor y la ficción que él mismo es capaz de
generar. La fama de don Quijote se expone en los primeros capítulos de la segunda
parte, y más adelante entre los duques de Barcelona. Cervantes supo aprovecharse de la
realidad para crear ilusión en su personaje tras haber alcanzado la fama. Auster inventa
217
Anna Blume nos dirá en Viajes por el Scriptorium que, es con ella con la que finalmente ha acabado
casándose, hecho que se confirma en Viajes por el Scriptorium.
la asociación de fans de Hector Mann para justificar la escritura del libro póstumo de
David Zimmer, en ambos casos la fama de un libro provoca la escritura del segundo.
Brooklyn Follies
Como la historia de Jonas Weinberg, (17-19) que tras muchos años sin ver a su madre,
ésta fallece en un accidente de tráfico cuando estaban a punto de reencontrarse.
El protagonista y Tom
Llevo más de una docena de páginas parloteando sin parar, pero hasta ahora mi
único objetivo era presentarme ante el lector y preparar la escena para la historia que
me dispongo a narrar. Yo no soy el personaje principal de este relato. La distinción
de llevar el título de protagonista de este libro corresponde a mi sobrino Tom Word,
el único hijo varón de mi hermana June. (p. 20)
El libro comienza con la detallada prehistoria de Nathan Glass que explica las
razones que le han llevado hasta Brooklyn para esperar la muerte. Pensaba que el futuro
no le guardaba nada más que el final de una vida en soledad. El encuentro con el hijo de
su querida hermana muerta le restaura un entorno familiar perdido con el divorcio. Tom
es el responsable de que su futuro deje de ser una tranquila espera, con los oportunos
coqueteos con camareras de restaurantes de barrio, como es el caso de Marina en el
Cosmic Dinner, para verse rodeado de familia y amigos que le reintegran a una vida que
pensaba, había dejado atrás.
Tom sirve de nexo entre la vida anterior de Nathan y lo que le queda por vivir,
al ponerle en contacto con su hermana Aurora, también sobrina suya y la hija de ésta,
Lucy, con Nancy Mazzucchelli, sus hijos y su madre, Joyce, con la que acaba teniendo
una relación amorosa; con Harry Brightman, dueño de la librería Brightman´s Attic
donde trabaja Tom, y también con Stanley y Honey Chowder, ésta última acabará
casándose con Tom.
La novela parece un cuento de hadas con final feliz, pero el choque de los
aviones contra las torres gemelas y el Pentágono darán al final de la historia un sentido
diferente convirtiéndola en una elegía, en palabras del propio autor, que veremos
enseguida.
218
Entrevista a Paul Auster, periódico El País, 18-3-2006.
El azar y lo imprevisible
Sin prever el fin de una época, el azaroso encuentro entre tío y sobrino
desarrolla la pequeña historia de historias pequeñas, como es habitual en la narrativa
austeriana. Unas historias que se acomodan unas con otras generando una parcela de la
realidad que, en este caso, representan el final de una forma de vida, como señala Paul
Auster, en la que cierto tipo de problemas tenían solución, como el cáncer de Nathan, la
complicada vida de Aurora y Lucy, el fracaso matrimonial de Nancy Mazzucchelli y la
soledad de Tom y Nathan pero, tres cuartos de hora después de que éste abandone el
hospital, en las últimas líneas de la novela, la vida de estos personajes tendrá un antes y
un después del día en cuestión, como lo fue, en los sesenta, el fin del sueño americano
por la intervención de los Estados Unidos en Vietnam, momento al que pertenece la
historia de Marco Stanley Fogg y su amigo David Zimmer en El palacio de la luna; de
William Guveritch, durante sus años de estudiante en Columbia, antes de convertirse en
Willy Christmas en Tombuctú y de Benjamín Sachs, objetor contra la guerra de
Vietnam, encarcelado por ello y convertido en anarquista con el nombre del Fantasma
de la libertad en Leviatán.
Historias cruzadas
Las historias de los hermanos Tom y Aurora, como la del resto de personajes,
representan oportunidades diferentes de asomarse a la Norteamérica profunda o
intrahistórica. Por un lado Tom, el caso de un estudiante de doctorado brillante que
abandona su tesis sobre el poema épico de Melville, Clarel y desempeña empleos de
supervivencia, como taxista y como dependiente en una librería y el encuentro con
Honey, la maestra con la que se casará y acabará siendo profesor de inglés de enseñanza
secundaría; por otro, la historia de su hermana Aurora, como madre soltera de Lucy,
exbailarina de top-less, excantante de un grupo de música pop, exdrogadicta y esposa
de un fanático miembro de una secta pseudo religiosa del Templo del verbo divino y su
relación con la amorosa madre Nancy Mazzucchelli tras separarse, ésta, de su infiel
marido James Joyce, creador de sonidos para películas; y cerrando el círculo, la madre
de Nancy, Joyce (también nombre de mujer) viuda que, establecerá una relación
amorosa con Nathan.
Literatura
219
Ensayos breves de Edgar Allan Poe.
[…] -Dan una descripción de la habitación ideal, la casa ideal, el paisaje ideal.
Después salto a Thoreau y examino la habitación, la casa y el paisaje tal como se
presentan en Walden.”
[…] A su manera desenfrenadamente personal, a los dos les dio por reinventar
Norteamérica. En sus reseñas y artículos críticos, Poe combatió por una nueva
literatura autóctona, una literatura norteamericana, libre de influencias inglesas y
europeas. La obra de Thoreau representa una incesante arremetida contra el orden
establecido, una batalla por encontrar una nueva forma de vivir en esta tierra. Ambos
creían en Norteamérica y los dos opinaban que este país se estaba yendo al carajo,
aplastado por una creciente montaña de máquinas y dinero.
[…] Con tal de tener valor de rechazar las imposiciones de la sociedad, todo el
mundo podía vivir como le diera la gana. ¿Y con qué objeto? Para ser libre. Pero
¿libre para qué? Para leer y escribir un libro como Walden. Poe, por su parte, se
refugió en un sueño de perfección. Echa una mirada a Filosofía del mobiliario, y
descubrirás que su habitación imaginaria estaba concebida extrañamente con el
mismo propósito. Es un recinto para leer, escribir y pensar. Un lugar de
contemplación, un refugio silencioso donde el espíritu puede hallar al fin cierto
grado de paz. (23-4)
220
El humanismo de las armas en Don Quijote, Madrid, Instituto de estudios Políticos, 1948.
Ambas posturas nos devuelven a la literatura del siglo XVII español, en la que
un vejete enloquecido elogiaba la Edad de Oro en el capítulo once de la primera parte de
sus aventuras, en el que, como recuerda Rey Hazas:
[…] aboga por una sociedad ideal, igualitaria y placentera, en la que no existe
propiedad privada -que ignora estas dos palabras tuyo y mío- ni necesidad de
trabajar, porque la naturaleza ofrece el “ordinario sustento” sin “tomar otro trabajo
que alzar la mano y tomarle de las robustas encinas.” Un paraíso en fin en donde “no
había la fraude, el engaño ni la malicia mezclándose con la verdad y la llaneza. La
justicia se estaba en sus propios términos, sin que la osasen turbar ni ofender los del
favor los del interés, que tanto ahora la menoscaban, turban y persiguen”. 221
221
Antonio Rey Hazas, Poética de la libertad y otras claves cervantinas, Madrid, Eneida, 2005, p, 225.
Con la jubilación, Nathan se convierte, en el escritor que no pudo ser cuando
trabajaba, de ello habla con Tom durante el viaje a Vermont: su “libro El desvarío
humano […] avanzaba a toda máquina sin ver un final, cada historia que escribía
parecía engendrar otra y luego otra” por lo que Tom le dice, “Te estás convirtiendo en
un verdadero escritor.” (p. 153) Opinión que Nathan considera exagerada. Para reforzar
la idea de que la edad, el momento y la cantidad de obra para considerarse un escritor no
está predeterminada, Tom recuerda que: Joyce, es autor de tres novelas, Balzac de
noventa. Que el primer relato de Kafka lo escribió en una noche y Stendhal, La cartuja
de Parma en cuarenta y cinco días. Que Melville tardó dieciséis meses en escribir Moby
Dick, Flaubert cinco años en Madame Bovary y que Musil dieciocho años en su
incompleto El hombre sin atributos. Y continúa con que Milton era ciego y a Cervantes
le faltaba un brazo. A Christopher Marlowe lo mataron en una reyerta de taberna. Por
otro lado, Thomas Wentworth Higginson “corrigió” los poemas de Emily Dickinson,
después de calificar Hojas de hierba de libro inmoral. Que Poe, loco y borracho murió
en una alcantarilla de Baltimore y eligió como albacea literario a Rufus Griswold que lo
despreciaba. Por lo que Tom llega a preguntarse sobre quién rige los destinos del
mundo, cuestión que, enlaza con el inesperado ataque contra la ciudad de Nueva York.
Owen se entera de que ha sido destinado para eliminar al responsable, que con
su imaginación, genera la contienda, a quien describe como a un hombre que,
Se pasa el día entero sentado en una habitación, escribiéndolo todo y cualquier cosa
que escribe se convierte en realidad. Los informes del servicio secreto dicen que
vive atormentado por la culpa, pero que no lo puede remediar. (18-9)
Incapaz de matar a nadie, Owen morirá durante un bombardeo aéreo y éste será
el fin de la narración de August.
Auster nos presenta un personaje para que nos informe del proceso de creación
de una historia mientras, paralelamente, se desarrolla la realidad que le envuelve: La
convivencia con su hija divorciada y la hija de ésta, tratando de superar la pérdida de su
compañero, cuya cruel ejecución en Irak fue retransmitida por Internet.
Los tres personajes comparten la soledad y el intento por restablecer sus vidas,
August inventa o recuerda historias en la oscuridad, mientras deja pasar las horas
insomne; su hija Miriam, se dedica con pasión a dar clases y a escribir un libro sobre los
recuerdos de Rose Howthorne sobre su padre; Katya, en compañía de su abuelo, se pasa
los día viendo y analizando películas en DVD, para preparar su futuro como montadora
de películas y August le contará su vida con Sonia, su mujer, fallecida recientemente.
Sin trama, la novela presenta a unos personajes durante algunas horas de la
noche, afectados por la intervención de los Estados Unidos en Medio Oriente. Padre e
hija pertenecen a una realidad anterior al 11-S, ambos han sufrido por sus fracasos
matrimoniales y ahora padecen las ausencias, en el caso de August, por la muerte de su
mujer, a la que abandonó después dieciocho años de matrimonio por una mujer catorce
años más joven, aunque volvieron a casarse años después. A Miriam la abandonó el
padre de Katya cuando ella tenía cuarenta y dos años, para irse con una alumna.
[…ahora que la guerra ha entrado en esta casa, creo que sería un insulto para Titus y
Katya si suavizara el golpe. [...] La única solución es olvidarme de Brick,
asegurarme de que tenga un entierro decente, y luego inventar otra historia. Algo
más al ras de suelo esta vez, un contrapeso para el fantástico artefacto que acabo de
construir. Giordano Bruno y la teoría de los mundos infinitos. Un tema atractivo, sí,
pero también hay otras cuestiones que sacar a la luz. (pp. 138-9)
[…] el sabroso y honesto fruto que se podría sacar así de todas juntas como
de cada una de por sí.
Advertencia por la que las doce novelas deben considerarse como una gran obra,
en la que se muestran distintas imágenes de una realidad única.
La reescritura es una de las vías utilizadas por Cervantes para configurar su obra
como un todo totalizador, por ello se comprenden las reapariciones de personajes en
distintas novelas, como el caso de Monipodio en Rinconete y Cortadillo y en el
Coloquio de los perros. Rey Hazas222 señala también, el hecho de que en la narrativa de
Cervantes se produzcan versiones diferentes de la misma historia, por ejemplo sobre el
tema tradicional de los dos amigos, la historia de Timbrio y Silerio en La Galatea en la
que no hay interferencia entre el amor y la amistad; el Curioso impertinente en El
Quijote, donde vence el deseo frente a la amistad, y la peripecia de Morandro, Leoncio
y Lira en La Numancia, donde la amistad soporta bien la interferencia del amor.
222
Poética de la libertad, p. 251.
223
Ibíd., p. 252.
En el caso de El amante liberal y La española inglesa, siguiendo, también las
observaciones de Rey Hazas, se plantea la oposición constructiva no solo para oponer
las novelas, sino para conjuntarlas con el objeto de ofrecer entre las dos una visión
totalizadora y complementaria, paralela y diversificada a la vez, sobre el mundo de la
novela griega. La primera persona del comienzo del relato en El amante contrasta con la
tercera persona del comienzo en La española, y ambas prosiguen al contrario de cómo
empezaron. Una novela presenta el Atlántico y la otra el Mediterráneo aunando las
convencionales aventuras de la novela bizantina para que se establezcan los vínculos
evidentes de la reescritura del Persiles. Otros temas tratados son la recuperación de la
honra de damas nobles a través del matrimonio.224
224
Ibíd., p.255.
225
Ibíd., p.260.
226
Ibíd., p.251.
Las reapariciones de los mismos personajes en distintas novelas puede que sea
el medio que mejor defina la intención de crear un mundo único con todas las obras,
porque incluso en el caso de El país de las últimas cosas (1987) y Mr. Vértigo, (1994)
historias que se apartan de la realidad norteamericana del tiempo de la escritura real,
Auster se las arregla para conectarlas con el resto de los relatos, a través del pasaporte
de Quinn y a través de Boris Stepanovich en El país, ((1987) al que encontramos de
nuevo como taxista en La noche del oráculo (2003); Daniel Quinn será editor de Mr.
Vértigo, ya que Walter Claireborne Rawley expresa el deseo, en su testamento, de que
el libro de sus memorias, que resulta ser la novela Mr. Vértigo, se lo hagan llegar a su
sobrino Daniel Quinn; además, éste hará de detective en La habitación cerrada (1987)
para buscar a Fanshawe. En El libro de las ilusiones (2002) David Zimmer es el
protagonista, pero ya había sido novio y destinatario de la carta de Anna Blume en El
país de las últimas cosas, con la que acabará casándose años más tarde, como ella
misma le cuenta a Mr. Blank en Viajes por el Scriptorium (2006); Zimmer es también
amigo de Fogg en El Palacio de la luna. (1989)
Todas las posibilidades que Auster recrea sobre la relación del escritor y su obra
rodean el ejemplo del misterioso personaje Cide Hamete Benengeli y las razones
cervantinas de su creación, así como la del segundo autor descubridor del manuscrito y
la del amigo en el prólogo de 1615.
[…] – un tío llamado, Anster, Omster o algo así,- que había escrito varios
libros mediocres […] (p. 66)
Como quijotes para convertirse en otro y hacer lo que dicen, los protagonistas de
Auster carecen de compromisos familiares al inicio de la historia; si no fuera de esta
forma, la ruptura con su entorno entrañaría un conflicto que haría imposible el proyecto
que quieren llevar a cabo. Las relaciones con otros personajes generarán la trama que
conforma la historia, pero son producto de la nueva vida del personaje; es el caso de los
tres protagonistas de Trilogía de Nueva York, de El palacio de la luna tras la muerte del
tío Victor; de La música del azar a partir del momento en el que el protagonista deja a
su hija con su hermana; de El libro de las ilusiones, en el que David Zimmer deja su
trabajo para vivir aislado en una cabaña en las montañas de Vermont; en Mr. Vértigo,
todos los personajes están solos, el Maestro, Walter, Aesop, madre Sioux y la señora
Whiterspoon son individuos solitarios; también está solo Sachs en Leviatán, Willy en
Tombuctú, Glass al comienzo de Brooklyn Follies, el azar le hará encontrarse con su
sobrino Tom y ese encuentro generará la historia que nos cuenta la novela; y Nick
Bowen, también se queda sólo tras dejar a su mujer, en la novela que escribe Sidney Orr
en La noche del oráculo.
Las ciudades, Nueva York, Berkeley, St. Louis, Kansas City, Boston,
Báltimor… las vemos a través del recorrido de los personajes por sus calles, sobre un
plano imaginario que remite a su esencia como una estructura diseñada sobre la página;
por el deambular del viejo Stillman por las calles Nueva York, andando y escribiendo,
simultáneamente con su itinerario, las letras que forman la palabra “Babel” en Ciudad
de Cristal; de Willy en Baltimore en Tombuctú o de Anna en El país de las últimas
cosas en la ciudad del horror empujando su carrito; y también en tres dimensiones como
en la maqueta de Flowers, en La música del azar. En este aspecto, el tratamiento de las
ciudades de Auster ya sea en su estructura lineal o tridimensional tendría su equivalente
plástico en las esculturas de ciudades del escultor Miquel Navarro.227 La ciudad en la
narrativa austeriana es el espacio en el que los personajes luchan por aclarar el misterio
que les ha llevado a formar parte de la historia que leemos, y en ella aparecen sus
parques, como Central Park y museos, como el de Brookling en donde se exhibe la obra
del pintor Blakelock en El palacio de la luna; sus hoteles como el Algonquin de
Manhattan en Fantasmas, en donde Azul y Negro tienen un encuentro, sus monumentos
como la Estatua de la Libertad en Leviatán, sus medios de transporte, como el metro de
Nueva York, en el que Sidney Orr pierde el manuscrito que le ha cedido su amigo, en
La noche del oráculo.
227
Antonio García Berrio, Mediaciones, Miquel Navarro sobre Wallsce Stevens y también en “La
escultura siempre es concreta”, entrevista de Ferran Bono, en El País, 07/11/05, donde el escultor afirma
que trata la ciudad […] “como pretexto, no como fin [porque es ] donde encuentro el significado de mis
obsesiones”
Como el hidalgo manchego, los personajes austerianos se transforman en lo que
quieren, Willy Christmas decide convertirse en un santo en Tombuctú y en El Palacio,
Marcos quería convertirse en una obra de arte, en un indigente o en una especie de
pícaro del siglo XX en Central Park; un caso parecido es el de Jim Nashe en La música,
pero en este caso el personaje, en lugar de aislarse en el exterior como Marcos, se aísla
encerrándose en su coche para recorrer el país de un extremo a otro oyendo música.
Daniel Quinn se viste ante el lector como lo haría un detective, eligió cada prenda
cuidadosamente y “Se las puso en una especie de trance.” (p.18) El ejercicio de su
nueva identidad le lleva a una actitud esquizoide, al vivir como real, su propia falsa
identidad en Ciudad de cristal. Sidney Orr abandona su vida tras resultar ileso al pasarle
rozando una cornisa desprendida por el viento en La noche del oráculo. También en,
Leviatán, Benjamín Sachs asume la identidad del anarquista Dimaggio con una actitud
enfermiza.
[…] sin más se decidió y lo hizo. Sin el menor atisbo de miedo, Nashe cerró
los ojos y saltó. […] del coche apunto de estrellarse con un vehículo que le
venía de cara. (7)
Así mismo Effing regala billetes por las calles de Nueva York en El palacio de
la luna.
[…] y como de todos modos la vida era un juego, ¿por qué no jugárselo todo
a una carta? (17)
“Las palabras se hacen cada vez más pequeñas, tan pequeñas que tal vez
resulten ilegibles.”(p. 200)
Las becas que le concedieron y la herencia que recibió Auster tras la muerte de
su padre le permitieron terminar y publicar La invención de la soledad y Trilogía de
Nueva York, después de años de limitaciones y tensión por la falta de ingresos regulares.
El tratamiento del dinero en la obra austeriana aparece siempre entre los extremos, nada
y mucho. Sin término medio, los personajes carecen de él o les sobra, a veces les llega
en cantidades importantes, lo que les permite llevar a cabo sus intenciones. El dinero de
la herencia del seguro de su madre permite a Marco en El palacio, estudiar en la
Universidad, aunque no le llega para terminar el último curso; la venta de la biblioteca
del tío será lo que le permita graduarse. En Leviatán, Sachs, con el dinero de Dimaggio,
puede asumir su tarea bajo la identidad del Fantasma de la libertad y cubrir las
necesidades de Lillian y la niña; en La habitación cerrada la publicación de la obra de
Fanshawe genera dinero para que Sophie y su hijo Benjamín continúen con su vida tras
la desaparición de aquel; en Mr. Vértigo, el tío Slim le roba todo el dinero a Walter
ganado en su época de levitador y lo deja tirado en la carretera; Willy reparte los diez
mil dólares del seguro de vida de su madre en Tombuctú; David Zimmer recibe una gran
cantidad de dinero de las aseguradoras por la pérdida de su familia en el accidente
aéreo, lo que le permite, hacer diferentes donaciones, pedir la excedencia en la
universidad y seguir la pista de Hector Mann; con los varios cientos miles de dólares de
la venta de su casa, Nathan Glass se plantea esperar la muerte sin complicaciones en
Brooklyn Follies.
El mismo Auster señala que en Trilogía de Nueva York las tres historias son
[…] finalmente la misma historia, pero cada una representa una etapa
diferente en mi conciencia de donde está el quid. (p. 119)
Así mismo, Leviatán y La habitación cerrada también cuentan historias
similares, la desaparición de un personaje y la suplantación de éste por el protagonista
de la historia. En el primer caso, Peter Aaron, se ocupa del bien estar de Lillian y la hija
de ésta, y cumple la misión del anarquista Dimaggio; en La habitación cerrada, el
narrador se casa con Sophie y hace las veces de padre de Benjamín y de editor de la
obra de Sachs. El motivo de la desaparición de un personaje aparece también en El
palacio de la luna con el anciano Effing que emula la historia del pintor real, Blakelock,
citado en las páginas dedicadas al comentario de la novela.
El motivo del vuelo tema central en Mr. Vértigo aparece en diferentes ocasiones
y de diferentes maneras; en la citada novela se menciona el primer vuelo Nueva York
París por Lindbergh en 1927, el avión se llamaba Espíritu de St. Louis, lugar de origen
de Walter que aprenderá a levitar ante los ojos del lector; en El palacio, Marco
reflexiona sobre la genealogía del apellido Fogg, antiguamente Fogel, pájaro, lo que
sugiere que algún ancestro por parte de madre era capaz de volar y quizá el lector deba
pensar que Marco tenga algún antepasado con el mismo talento que Walter. También
hay que tener en cuenta el pánico a volar de David Zimmer tras haber perdido a su
mujer y dos hijos en un accidente aéreo.
El mismo Sidney Orr en La noche del oráculo, se desvanece y cae por las
escaleras del metro y Benjamín Sachs se cae por la escalera de incendios, un cuatro de
Julio; Anna Blume tira el cadáver de Isabel desde la azotea en El país de las últimas
cosas.
El anciano Míster Blank vive en una habitación de la que ignora si puede salir o
no, hay cámaras y micrófonos que le graban constantemente y es atendido por
personajes que han sido sus “agentes” a los que él envió a difíciles y dolorosas
“misiones.”
En las últimas páginas Míster Blank encuentra un manuscrito sobre la mesa cuyo
autor es N. R. Fanshawe y tiene por título, Viajes por el Scriptorium. Los primeros
párrafos que lee el anciano, corresponden al principio del libro que sostenemos en las
manos y con su lectura se nos desvela que Míster Blank ha sido convertido en un agente
por sus propios agentes y su misión consiste en permanecer en la habitación tratando de
comprender su situación, haciéndose las mismas preguntas sobre sí mismo, que se
hacían sus personajes o agentes en cada una de sus complicadas misiones.
Míster Blank, como su nombre indica, tiene que partir de cero, de la página en
blanco, como lo hicieron sus personajes al comienzo de cada misión a la que él mismo
los enviaba. El escritor Fanshawe, de La habitación cerrada, le ha creado un mundo
nuevo, limitado a una habitación cerrada, en la que permanecerá para siempre como nos
advierte,
[…] jamás morirá, no desaparecerá, nunca será otra cosa que las palabras que
estoy escribiendo en su página. (p.185)
La novela comienza como si de un texto dramático o un guión de cine se
tratara; lo que no debe extrañarnos, porque Auster ha experimentado en ambos campos.
Y termina con una voz que grita, “¡Fuera luces!” (p. 185)
El texto que leemos describe las imágenes captadas por la cámara, que recogen
lo que ocurre en la habitación, lo que le concede la nota dramática, ya que el narrador
transcribe con el poder absoluto de su mirada, desde arriba, lo que ve en el “escenario,”
una habitación con una cama, una silla y una mesa, recogido a través de la
Así que, una vez más tenemos, en una novela de Auster, un complicado sistema
meta narrativo con, El imperio de los huesos planteada por John Trause en La noche del
oráculo de Paul Auster, perdida por Sidney Orr en el metro e inserta en otra novela, del
mismo Auster, con la intención de que Míster Blank continúe la historia del manuscrito
que, no le es entregado completo, y todo este engranaje de historias, personajes y
autores pertenece a la novela Viajes por el Scriptorium de N. R. Fanshawe, contenida en
la novela homónima de Paul Auster que leemos hoy y sostenemos en las manos.
No todos los agentes sienten lo mismo contra el anciano, Anna Blume le dice,
“El caso es, Míster Blank, que sin usted yo no sería nadie. (p. 37)
228
En la traducción de Maribel de Juan, el título de la novela de Fanshawe es El país de nunca jamás,
pero en Viajes por el Scriptorium, se traduce como El país del ensueño por Benito Gómez Ibáñez, y el
título original de la novela de Fanshawe en La habitación cerrada en versión inglesa es Neverland.
229
Este paréntesis es una cita de La habitación cerrada, p. 98
[…] Juega usted con vidas ajenas y no asume la responsabilidad de sus actos.
[…] No voy a quedarme aquí sentado para aburrirlo con mis problemas, pero
le considero el responsable de lo que ha pasado. […] por eso lo desprecio.
¿Problemas?, pregunta Míster Blank, […] ¿Qué clase de problemas?
Los dolores de cabeza, en primer lugar. Que me ví obligado a pedir la
jubilación anticipada, en segundo lugar. La bancarrota, en tercer lugar. Y
además está la cuestión de mi ex mujer, por no hablar de mis hijos, que no
quieren saber nada de mí. Mi vida está arruinada, Míster Blank. Voy por el
mundo como un fantasma, y a veces me pregunto si siquiera existo. Si he
existido alguna vez. (pp. 79-80)
Paul Auster le dedica a Anna Blume una de sus mejores obras, El país de las
últimas cosas y a Flood tan sólo un paréntesis que no cubre ni una línea entera. Vemos
que Anna le está muy agradecida y Flood le recrimina que no construyera una realidad
ficticia para él. Anna dice, “sin usted yo no sería nada” y Flood, “Voy por el mundo
como un fantasma, y a veces me pregunto si ni siquiera existo.” La explicación es que
la realidad ficticia de Anna está completamente desarrollada y la de Flood no es más
que un enunciado y aunque Anna tuviera una misión muy dolorosa, para u personaje de
ficción, es mejor que no tener ninguna.
230
Niebla, Madrid, Cátedra, 2004, p., 91.
Comentario a las respuestas de Paul Auster
Cuando Antonio Rey consideró completo mi trabajo, envíe al señor Paul Auster,
una serie de preguntas redactadas a lo largo del proceso de escritura de esta tesis.
Durante meses permanecimos a la espera de las respuestas que no recibí. Ya
barajábamos, mi mentor y yo, la posibilidad de presentar la documentación y los
ejemplares exigidos en el rectorado para solicitar la autorización de la defensa de la tesis
y prescindir del cuestionario, cuando decidí ponerme en contacto con la editorial
Anagrama, encargada de publicar sus obras en España, y María Teresa Slanzi me
facilitó la dirección del correo electrónico de Jen Dougherty, asistente personal de
Auster cuya intervención a favor de mi causa ha sido, sin duda, determinante. Deseo,
por tanto, subrayar mi gratitud por la amabilidad de ambas.
Que el escritor es antes que nada lector; que la lectura forma parte de la realidad;
que la vida y la literatura se sostienen gracias al flujo de sus préstamos recíprocos y que
El Quijote forma parte del subconsciente de occidente, como afirmó Harold Bloom, fue
lo primero que recordé tras leer las respuestas a mi cuestionario. Hay infinitas formas de
abordar el desarrollo de la novela en sus cuatrocientos años de existencia, pero creo que
es imposible no rendir tributo a la magna obra cervantina en algún momento de la
exposición.
Lázaro Carreter proponía al lector como encargado de dar vida al texto literario,
en una guía para estudiantes de literatura a la hora de afrontar el comentario de texto y
Borges en la cita que abre esta disertación advierte del diálogo entre el texto y el lector,
de la infinita relación entre ambos y de la inagotable naturaleza de la materia literaria
gracias a la lectura; por todo ello, pensamos que, cualquier distanciamiento entre los
puntos de vista del escritor y el lector son, por lo menos, previsibles.
1. Question: Frequently, you are asked Grossman’s new translation came out a
for your reference writers and usually few years ago.
you end up with a list with a sentence
more or less like this: “Shakespeare is
in front of my eyes and Cervantes 4. Question: Could you, please, tell me
always” which chapters (of El Quijote) move
What is your main interest in each one you more and which do you re-read
of them? more often?
P.A: Shakespeare is the entire world. P.A: The early chapters of Book One,
Cervantes invented the novel. Sancho as governor, and all the
delightful business in Book Two about
who wrote the book.
2. Question: Do you remember the first
time you read El Quijote? Did you find
it in the your uncle´s boxes of books? 5. Question: You write stories in your
novels that have nothing to do with the
P.A: No, it wasn’t in my uncle’s boxes. plot of the main/principal story.
I first read it as a freshman at Columbia Do these digressions refer to the first
University in 1965 —required reading part of El Quijote?
for a course I was taking.
P.A: No.
P. A: The footnotes in Oracle Night are 11. Question: Anna Blume, Daniel
no different from the rest of the text in Quinn, Azul, Benjamin Sachs and Willy
my opinion. The voice that tells the Christmas may be included in the group
story is the same voice one hears in the of characters that, as El Quijote, do
footnotes. As for imagining my readers, freely what they say. Also, as El
I can’t do it. It’s a complete blank for Quijote, they can be ranked somewhere
me. I know I am addressing someone between madness and brightness. Willy
when I write, but I don’t know who that Christmas and Benjamin Sachs, in my
person is. opinion, are the most quijotes of all
your characters and Mr. Bones the most
poetic creature of all your literary
10. Question: Moon Palace, In the works.
Country of the last Things, The Music of In City of Glass, finally, you wrote
Chance, Mr. Vertigo and Timbuktu, all several pages about homeless people
these works contain elements of the with strange attitudes, like quijotes of
“picaresque” literature, genre deeply the XX century wandering around New
rooted in the American literature. On York.
the other hand, Lázaro de Tormes and What poetic meaning does madness
Alonso Quijano are characters without have for you?
family roots, original –without history-
creatures that go out free looking for a P.A: None whatsoever. My sister is a
place in the world or to invent schizophrenic, and once one has lived
themselves. with an ill person, all the poetry in the
Marco Stanley Fogg describes how he idea of illness vanishes.
finds his biographical references and
how he frees himself from family ties to
start his life. He talks directly to the 12. Question: In the foreword of the
reader in the last lines of the novel. twelve Novelas Ejemplares, Cervantes
Willy Christmas, alone in the world, advised the reader that […] “I could
with his dog, undertakes his last trip to show you the savory and wholesome
trust his work to his teacher. In general, fruit that is to be had from each of them
your characters are free from family ties separately and from the collection as a
or get rid of them in front of the reader. whole”. This allows us to consider the
With the exception of Oracle Night, twelve novels as a sizeable work in
Brooklyn Follies and Man in the Dark.
which different visions of a unique down at the floor. I couldn’t get it out
reality are shown. of my head. After a few weeks, I
In your works, characters of one novel realized that that old man was probably
are mentioned in others. For example, me. The whole book came pouring out
the passport of Daniel Quinn appears in of that intuition.
In the Country of the last Things and
David Zimmer, the boyfriend and
recipient of the letter and future
husband of Anna Blume, is, also, the
principal character of The book of
illusions. And Boris Stepanovich,
chauffeur in In the Country of the last
Things, reappears converted into a taxi
driver in Oracle Night. All these self
references of your works shape them as
a coherent and global entity, as a closed
and autonomous literary world.
In what degree is Cervantes behind
that?
La gran revolución a favor del desarrollo del individualismo de los siglos XVI y
XVII, a lo largo de los trescientos cincuenta años siguientes, generó el cartesianismo y
sus planteamientos metafísicos; la Ilustración con su optimismo frente al pesimismo
barroco y su representación literaria de una realidad edulcorada bajo el criterio de
perfección y didactismo neoclásico; el romanticismo y su afán de ruptura con la
tendencia precedente a favor de restablecer el culto por la novela que tuviera como
único fin entretener al lector; el realismo absoluto del narrador omnisciente del gran
modernismo, con su profundo estudio psicológico de los personajes y la detallada
representación del ambiente y las costumbres cotidianas que coincidió con el desarrollo
industrial y los grandes proyectos revolucionarios sociopolíticos, lo que condujo al
hombre al anonimato y a una burocracia sin precedentes, generando la sociedad de
masas, sometida a dos grandes guerras en menos de veinte años.
Por lo que durante el primer tercio del siglo XX el hombre tuvo que romper
tanto con los presupuestos objetivos, como con el pensamiento humanista que supuso la
aparición del psicoanálisis, con el que se había inaugurado el siglo, y cayó en el
existencialismo y el nihilismo propios de una realidad sin Dios ni referencias firmes.
275
generación de posguerra. Su narrativa transmite tanto la impotencia que dejó el
holocausto, como a la ausencia de discurso debida a la devastación de la contienda,
rasgos asimilados de la narrativa precedente, de la que acabamos de mencionar a dos de
los escritores canónicos, de mayor calado en su obra. De Kafka aprende la naturalidad
para romper el límite entre la realidad y la ficción y de Beckett el escepticismo del
escritor frente a la imposibilidad de reflejar la verdad, el tratamiento de la soledad y la
otredad de los personajes.
2. En lugar de dialogar con el exterior como hace don Quijote, con sus dudas, se
cuestionan sobre el lugar que deben ocupar en el mundo y se convierten en diálogos
consigo mismo o monólogos, más en la línea del drama de Shakespeare.
4. Comparten el culto por el acto creativo del siglo XVII, y muestran las dudas y
las dificultades que el escritor debe resolver. La elaboración del libro que sostenemos en
276
las manos, como en El Quijote, tiene tanto protagonismo en la historia, como el
personaje principal.
10. Las novelas se construyen con un complicado sistema meta narrativo que las
enriquece con relatos cruzados y referencias literarias e históricas, muy en la línea del
primer Quijote.
277
detectivesco desprovisto, de su componente racional, el detective posmoderno, como el
escritor, se enfrenta, según Paul Auster, a la arbitrariedad de los significados que
obstaculiza el proceso de búsqueda, haciendo imposible que la verdad quede desvelada,
porque los símbolos no significan nada, son entes inconexos que han perdido la relación
causa efecto y el lenguaje es incapaz de hacer frente a este distanciamiento. Esta lucha
contra la ineficacia del lenguaje se ha convertido en un fin en sí mismo. La lucha contra
las palabras, que es para Auster, “lo único que tiene sentido,” es la forma de esos
personajes, de estar en el mundo, y para estar en el mundo, para permanecer, hay que
contar historias, aunque hay que tener en cuenta que “las historias ocurren a quien es
capaz de contarlas”.
12. La idea de la muerte como amenaza y fin de todo, compartida o heredada del
Barroco se manifiesta desde Trilogía de Nueva York, a lo largo de toda la narrativa
austeriana. La muerte afecta y orienta la historia de los personajes desde Daniel Quinn,
solo, sin su mujer y su hijo; hasta Owen Brick sin Sonia, su mujer, muerta no mucho
antes de comenzar el relato.
Todos los aspectos citados definen la totalidad de la obra austeriana, si bien tras
La noche del oráculo (2003) la búsqueda de identidad entre la realidad y la ficción de
los personajes y de los Estados Unidos, como unidad histórica, se desvanecen. Sidney
Orr, es el último héroe de mediana edad, hasta ahora, que se enfrenta a una gravísima
enfermedad y convaleciente intenta restablecerse como escritor. Los protagonista han
envejecido y la muerte ya no es un amenaza, sino una presencia que les ronda, de la que
se han librado, como Nathan Glass, quien a los cincuenta y nueve años, ha superado un
cáncer o Mr. Blank de Viajes por el Scriptorium (2006) que está perdiendo la memoria
y August Brill que con setenta y dos años, se recupera de un grave accidente en casa de
su hija, en Un hombre en la oscuridad (2008).
Por ultimo, desde Brooklyng Follies (2006), el 11-S y la guerra de Irak forman
parte del trasfondo de las historias. En la primera como acontecimiento que cambia el
sentido de las vidas de sus anónimos héroes, la segunda como fondo del contexto
histórico presente del que no nos podemos desentender, porque los medios se encargan
de presentarnos el horror en el salón de casa.
278
Novelas por orden cronológico
1985-86, The New York Trilogy [La trilogía de Nueva York] City of Glass [Ciudad de
cristal]; Ghosts [Fantasmas] y The Locked Room [La habitación cerrada]
1987, In the Country of the last Things [El país de las últimas cosas]
1989, Moon Palace [El palacio de la luna]
1990, The Music of Chance [La música del azar]
1992, Leviathan [Leviatán]
1994, Mr. Vertigo, [Mr. Vertigo]
1996, Timbuktu [Tombuctú]
2002, The book of Illusions [El libro de las ilusiones]
2003, Oracle Night [La noche del oráculo]
2006, Brooklyn Follies
2006, Travels in the Scriptorium [Viajes por el Scriptorium]
2008, Men in the Dark [Un hombre en la oscuridad]
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