Construcción Conceptual de Las "Madres Solteras" en México
Construcción Conceptual de Las "Madres Solteras" en México
Construcción Conceptual de Las "Madres Solteras" en México
Diciembre de 2018
ISSN 0719-0417 / 60 - 82
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Resumen
Abstract
This work is a brief socio-historic, legal, demographic and political relative concept
analysis of single mothers with the objectives of contextualizing and understanding their
evolution as well as their relationship with the representations that are currently present in
Mexico in reference to this population. The methodology consisted in a documental
analysis: bibliography in reference to history, Mexican laws, demographic statistic and
existing public policies in this country in reference to single mothers. Within the Mexican
Context it is a difficult to conceptualize and visualize single mothers, especially those
young mothers that depend economically and or residentially on their family of origin. This
*
Doctora en Ciencias Sociales por El Colegio de San Luis, México. Profesora Investigadora de
Tiempo Completo. Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Escuela Superior de Actopan,
México
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concept is configured as a socio-cultural construct; it has its social origin based on a legal
concept, public political matters and a legitimist limited front conserved towards other
forms of maternity.
Key Words: Gender, History, Demography, Single Mother Concept, public policies.
Introducción
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Políticas Socio-
Públicas Histórico
Concepto de
Madres
Solteras
Demográfico Jurídico
Identidad materna de la “madre soltera”. Realizada en El Colegio de San Luis, A.C. con apoyo del
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT). México.
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Figura 1. Elementos de análisis para la construcción del concepto de las madres solteras
en México.
Metodología
De julio del año 2013 a julio del año 2014 se realizó la búsqueda documental sobre
investigaciones en torno a las madres solteras en México y Latinoamérica. Para ello se
revisaron libros y artículos producto de estudios históricos, así mismo, se consultaron las
leyes mexicanas, datos de las estadísticas demográficas, además de las políticas públicas
existentes en el país respecto a las madres solteras.
En México se acudió a la Biblioteca del Colegio de San Luis, A.C., y a la biblioteca
de posgrado de Universidad Autónoma de San Luis Potosí. En Brasil se consultaron libros
en las bibliotecas de: la Universidade Estadual de Campinas y de la Universidade de Sao
Paulo; y en Chile se indagó en la Biblioteca Nacional de Chile y en la biblioteca de la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe(CEPAL). Así mismo, se investigó en
la Hemeroteca del estado de San Luis Potosí, México.
Se utilizó la base de datos en línea Jstor, donde se rastrearon artículos en inglés,
español y portugués, usando las siguientes palabras clave de búsqueda: Madre soltera,
madres solteras, madres solteras en México, concepto de madre soltera, concepto de
madres solteras, madres solteras en Latino América, historia de las madres solteras en
Latino América, single mother, single motherhood, mae solteira, maes solteiras, la
maternidad en Latinoamérica, ¿qué son las madres solteras?
Las fuentes documentales a las que se tuvo acceso para realizar este trabajo
determinaron que se abordara el periodo de la Colonia hasta la actualidad. En función a
un análisis de contenido de los documentos identificamos cuatro ámbitos centrales a partir
de los cuales se va configurando el concepto de madre soltera en México: socio-histórico,
jurídico, demográfico, y políticas públicas. Posteriormente clasificamos la información que
se podía integrar y analizar en cada una de estas áreas y articulamos algunos puntos de
convergencia entre las definiciones propuestas en cada ámbito, para plantear la manera
en que dicha construcción conceptual interviene en las políticas públicas sobre esa
población.
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El análisis en este apartado sobre los datos de ilegitimidad, no integra las diversas
categorías mencionadas arriba, debido a que no aparecen de esta forma en los
documentos que exponen la ilegitimidad (como se aprecia en Twinam, 2009), por lo tanto,
no existe una relación directa entre madres solteras e hijos ilegítimos, no obstante,
podemos suponer que fue representativa la cantidad de hijos ilegítimos de madres
solteras. Así lo indica Ann Twinam en un registro de las razones para no casarse, dadas
por los padres de ilegítimos; de un total de 187 frecuencias distribuidas en 15 razones, el
que la madre estuviera casada sólo aparece cuatro veces. La más alta es la opción de
votos previos (32), dividida en dos: el padre ya es casado (21) o es sacerdote (11)
(Twinam, 1999. Apéndice, tabla 8). Por tanto, nos proponemos trabajar con los datos de
ilegitimidad en la Colonia, como un ejercicio de aproximación sobre el análisis de las
madres solteras. Recuperando a Ann Twinam (2009), durante los primeros tres siglos de
la colonia:
A pesar del declive de la ilegitimidad en el siglo XVIII, podemos observar que sigue siendo
representativo el porcentaje de mujeres que paren hijos fuera del matrimonio, por lo tanto,
en la época Colonial el patrón de crecimiento demográfico del país está fuertemente
relacionado con la presencia de hijos ilegítimos y, por tanto, de mujeres en condición de
madres solteras. Ellas son figuras principales en el aumento poblacional y en la
conformación de los grupos sociales, es decir, “piezas” fundamentales de la sociedad
Colonial, lo anterior en un sentido de subordinación, pues estas mujeres se convierten
originalmente en madres solteras por llevar a cabo relaciones sexuales con hombres de
mayor jerarquía, especialmente en el periodo inicial de la Colonia.
Sin embargo, el origen de las madres solteras en esta época no puede entenderse
de manera lineal, existen varias formas a través de las cuales las mujeres llegan a dicha
2 Tasa total de ilegitimidad: es la cantidad total del registro de nacimientos fuera del matrimonio.
3 Traducción elaborada por la autora de este artículo.
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…ellas reconocían las ventajas que conllevaba tener relaciones con un blanco
o con un capataz negro, y en algunos casos las buscaban en forma
consciente y activa […] también podía ser suficiente razón para una esclava el
interés de alimentarse bien y vestirse adecuadamente, y tal vez de obtener la
libertad para sí, sus hijos y sus padres, para no importarle la carencia de
afecto, o incluso para intentar provocarlo (Potthast, 2010: 153,154).
Las madres solteras son pieza de vinculación social de los españoles con los
indígenas y negros, entre los españoles y los criollos, así como entre los mismos
españoles; por ello, la presencia de madres solteras es un fenómeno de género, ya que
se presenta en todos los estratos sociales5. No obstante, experimentan distintas formas
de valoración social: estas mujeres, a pesar de vivir de manera generalizada una
maternidad desprestigiada socialmente, también acceden a cierta apertura sobre el valor
que culturalmente se les asigna, lo cual depende de la clase y la raza a las cuales
pertenecen. Las madres solteras que deben cuidar de un prestigio social, transitan
socialmente ocultas, en tanto la figura de la madre soltera es más abierta y por lo tanto
reconocida en las capas sociales inferiores. En consecuencia, éstas son asociadas desde
su origen a la pobreza, así pues, se podría suponer que en este último estrato las
4Pilar Gonzalbo (1992) explica que en el siglo XVI la Iglesia católica y la corona española regulan
las relaciones familiares a partir de establecer criterios morales que indicanque los hijos debían ser
legítimos, sin embargo, esto difícilmente se cumple, pues la española es una sociedad apegada a
normas religiosas pero presenta altos índices de ilegitimidad, la misma autora indica que las
“costumbres sexuales laxas”, predominan en España y en la Colonia, esta última superalos índices
de ilegitimidad que existen en España-, lo que se debe a la complejidad en la organización social y
económica de la Colonia, lo cual da lugar al incumplimiento de normas. Además, en España se
debe a que su incorporación a las estructuras económicas modernas no es inmediata, sino
gradual.
5 Los libros de bautizos de la segunda mitad del siglo XVII sugieren que más de la mitad de las
mujeres sin marido, tomando en cuenta solteras y viudas, mantienen relaciones irregulares, que
dan como fruto el nacimiento de uno o más vástagos ilegítimos (Gonzalbo, 2004).
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cuestiones de honor son menos consideradas. Sin embargo, Gutiérrez (1984) explica que
el honor es importante en ambas clases, solo que la vigilancia sobre el comportamiento
sexual de las mujeres de clases altas es más rígida y, por otro lado, dicho control es más
difícil que suceda en las clases bajas, debido a que sus miembros dedican gran parte de
su tiempo a las actividades productivas.
Twinam (2009) indica que en la élite hispanoamericana la maternidad en las
mujeres solteras no se asume públicamente, ya que esto pone en peligro el poder y la
economía de la joven y su parentela. Su honor es protegido mediante la no develación de
su identidad, por esta razón las madres solteras de los estratos sociales altos
generalmente figuran en lo oculto e innombrable, esta restricción social del
reconocimiento y ejercicio de la maternidad, marca la desigualdad de género, debido a
que los hombres pueden reconocer a sus hijos y criarlos, sin dañar su prestigio social.
Aún es distante el ideal de la madre abnegada, constructo social de épocas posteriores; el
amor maternal que en la modernidad es determinado como incondicional, en la Colonia
está fuertemente condicionado a dinámicas sociales de evitación del riesgo de la
devaluación social y del poder económico y político del apellido que representan estas
mujeres.
En contraparte, Twinam (2009) también señala la presencia de reglas no tan
rígidas para las mujeres de la élite, pues pueden acceder a la crianza de sus hijos como
madres solteras, siempre y cuando su situación se mantenga en la vida privada, y exista
un compromiso matrimonial. Se establece cierta tolerancia sobre el reconocimiento social
de esta maternidad, al parecer se considera una circunstancia transitoria al matrimonio;
esto se convierte en una forma de regulación social sobre la presencia de las madres
solteras en el contexto Colonial.
Las mujeres de esta época son madres solteras de forma multicausal, esto marca
una diversidad de identidades, indicando que en México, desde sus primeros
antecedentes, no existe homogeneidad en las características de las mujeres como
madres solteras. Quienes pertenecen a los estratos sociales altos y pueden ejercer esta
maternidad, construyen primordialmente identidades de forma privada, bajo el
ocultamiento de esta situación, y condicionadas a un previo compromiso matrimonial, el
cual, de no cumplirse, las mantiene como madres solteras. Las que nunca ejercen esta
maternidad, llevan identidades secretas que en la mayoría de los casos jamás son
develadas. Por tanto, podemos vislumbrar otras dos estrategias de las primeras madres
solteras en México: el ocultamiento, y la creación de una red de apoyo social para este
objetivo. Si bien en la élite el ocultamiento es una estrategia más marcada, no deja de
presentarse en las clases menos favorecidas.
Las mujeres que ingresan a la maternidad siendo solteras, y cuentan con una
prolongada promesa de matrimonio, se ubican en una situación provisional de madres
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solteras, este acuerdo es hasta cierto punto una forma en que ellas ejercen agencia,
siempre y cuando se cumpla dicha promesa. Si no fuese así, la prolongación de esta
promesa representa para muchas un tiempo de protección y sustento para ellas y sus
descendientes, por parte del padre de sus hijos. Pero no olvidemos que esto sólo se
presenta con las mujeres blancas de clase alta, y aquí se marca un contraste en la
subordinación de las mujeres, que va diferenciado por la clase, si pertenecen, al igual que
sus parejas, al nivel socioeconómico alto, pueden ejercer mayor poder para crear
acuerdos de convivencia. Por tanto, desde sus inicios las madres solteras se matizan no
sólo con la variedad de orígenes y representaciones sociales, sino además con una
diversidad de agencias marcadas por la clase y la raza.
Sin embargo, tanto para ricas como para pobres, la ilegitimidad de su maternidad
conlleva una fractura en la confirmación que como mujeres y madres tienen ante la
sociedad. Representan una maternidad devaluada, sin el estatus que tiene la maternidad
efectuada dentro del matrimonio. Aunque al parecer los hijos ilegítimos -y por tanto las
madres solteras- son parte cotidiana de la dinámica social en la colonia, Twinam (2009)
indica que a finales del siglo XVIII, más de la mitad de las personas que realizan
solicitudes de legitimación6 lo hacen debido a que viven conductas de discriminación por
parte de las élites.
De este modo, los(as) hijos(as) ilegítimos(as), y con ellos(as), las madres solteras,
comienzan a vivir cuestionamientos y segregación social de forma más marcada, por
tanto, estigmatizada. De acuerdo con Pilar Gonzalbo (1998), a partir de la segunda mitad
del siglo XVIII se establece un mayor control civil y religioso en torno a las familias, pues
la ilegitimidad entorpece la ideología de la modernidad, la cual pretende el orden social,
generando una menor tolerancia hacia la ilegitimidad, así pues: “A partir de 1775 se inició
en las parroquias el sistema de utilizar libros separados para los nacimientos ilegítimos”
(Gonzalbo, 1998:22). Mientras que las madres solteras figuran como “piezas” importantes
por sus funciones reproductivas para el establecimiento y desarrollo demográfico y
cultural de la Colonia, en el momento en que esta sociedad alcanza su consolidación, son
rechazadas y catalogadas de manera más abierta como personas inferiores en la escala
social.
A fines del siglo XVIII los Borbones generan reformas para ejercer mayor control sobre las
familias y los nacimientos ilegítimos, constituyendo un primer antecedente indirecto de la
categorización de las madres solteras como grupo, básicamente para lograr un mayor
control en la estratificación social y económica de la población. Con la Colonia se
establecen las categorías de legitimidad e ilegitimidad, y ante la mayor visibilidad de esta
última, comienza a bosquejarse la categoría institucional de las madres solteras.
6Las y los hijos ilegítimos pueden acceder a la compra de cédulas que les dotan de honor, esto
para poder casarse, ejercer una profesión y heredar.
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Elizabeth Dore (2000) plantea que a lo largo del siglo XIX en América Latina se
promulgan leyes que derivan en mayores inequidades de género que las vividas durante
el último periodo de la Colonia. Señala que en México se “institucionalizó la familia
patriarcal”, la secularización del matrimonio trae el reforzamiento de la subordinación de
las esposas a la autoridad patriarcal, de manera que se configura un mayor control sobre
las familias, sus hijos y su dinero, como consecuencia del incremento de la propiedad
privada. Las madres solteras y sus hijos son relegados socialmente porque amenazan la
institucionalización de la familia, símbolo y medio de consolidación social, económica y de
estatus de una nación.
En el siglo XIX la maternidad después del matrimonio se implementa con más
fuerza como un modelo hegemónico, de esta manera, la categoría de madre soltera como
tal, surge a partir del establecimiento de un orden social dentro del cual la existencia de
madres solteras significa inconvenientes para la sociedad y se determina hacia ellas una
fuerte carga de censura, matizada con valores de orden político, moral y religioso.
Todo ello genera dinámicas sociales distintas en las madres solteras,
especialmente en el siglo XIX, cuando el desarrollo industrial del país tiene un alto
porcentaje de migración de mujeres solas hacia las urbes, identificándose como otro
momento histórico del incremento de esta figura social. Ana Lidia García (2004) señala
que en México, en el siglo XIX, estas mujeres conforman todo un sector dentro de las
clases populares de la capital. Identifica que ellas al buscar la protección legal de la que
carecen, construyen ante las leyes un estereotipo de debilidad, establecen su maternidad
como el resultado de haber sido seducidas por los padres de sus hijos(as). Se convierten
en madres solteras bajo relaciones consensuadas con fines económicos, además de
aprovechar sus embarazos como una forma de solicitar un respaldo económico por vía
legal. La misma autora señala que posteriormente, las Leyes de Reforma de 1857
prohíben la investigación de la paternidad, lo que deja en mayor desprotección a las
madres solteras, y estas cambian su discurso de seducción por uno que implica su
dificultad para manejar sus pasiones, un argumento menos moral. Si el hombre niega la
paternidad, la mujer pierde el juicio legal, pero ellas acuden a otras estrategias; como
muchos de los hombres a los que demandan son casados, estas mujeres crean
convenios económicos a cambio de su silencio.
Lo anterior indica varias cosas: en esa época no todas las mujeres se identifican
con el modelo de la maternidad dentro de la familia nuclear, de abnegación y renuncia
absoluta, incluso la clase puede representar un elemento fundamental en la forma en que
se impone y se asume esa maternidad hegemónica. Además de maneras precursoras a
través de las cuales las mujeres aprovechan las ambigüedades legales respecto a ellas,
para obtener un beneficio por ser madres solteras.
Otro caso representativo de una amplia presencia de madres solteras se presenta
a principios del siglo XX con las soldaderas de la revolución mexicana quienes
acompañan a los hombres como proveedoras de alimentos y cuidado de los hijos, la
mayoría de estos nacidos fuera del matrimonio. Se podría considerar que en la historia de
México, son las primeras madres solteras que de manera generalizada se desempeñan
en el espacio público de forma grupal, sin ocultar su maternidad ni vivenciarla de manera
aislada, sino en conjunto con otras mujeres que comparten las mismas condicionesde
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7Marta Lamas (1978) expone que en 1978, en el acta de nacimiento de los hijos naturales no se
pone el nombre de los abuelos maternos. Por lo tanto, el reconocimiento legal que logran en ese
mismo año, es parcial, se convierte en un privilegio de los legítimos el poder ser identificados
legalmente como descendientes de sus abuelos, inferioridad jurídica que imposibilita una amplia
integración social en los hijos de madres solteras.
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como padre, y las ubica como un anti-modelo para las otras jóvenes que aún no son
madres, pero además, son sujetas de lástima y compasión social si su situación se
justifica como resultado de ingenuidad, ignorancia, incluso romanticismo. De esta manera,
se tiene mayor tolerancia hacia ellas, condicionada por mantener una crianza adecuada
hacia sus hijos y recato sexual. Por otro lado, si son aceptadas por otro hombre, su valor
social es casi restaurado al ejercer la crianza dentro del modelo de la familia nuclear,
situación que les otorga el estatus perdido como madres, pero además como mujeres.
Al no formar parte de las expectativas sociales, las madres solteras han
permanecido como figuras marginales que ocupan un acceso limitado en materia de
leyes, posicionamiento cultural que denota cierta naturalidad de su existencia, por
consiguiente ha generado en ellas formas particulares de ser y estar, ante la indiferencia
de la sociedad y sus normas jurídicas.
Los autores más recientes que hablan sobre las nuevas composiciones familiares
en México (Echarri, 2009, 2010; Arriagada, 2010), no contemplan a las madres solteras -
que son jóvenes y forman parte de la familia extensa-, y a sus hijos como un núcleo
familiar representativo, son disueltas en una perspectiva global de la familia extensa, de
este modo, favorecen la representación sociodemográfica de menor autonomía e
individualidad de estas mujeres respecto a su familia de origen y/o red principal de apoyo,
limitando su alcance teórico, así como el desarrollo de su estatus de categoría familiar.
Los actuales cambios sociodemográficos demandan un mayor conocimiento
respecto a cómo se organizan los hogares, así el Estado instituye cada vez mayores
esfuerzos para analizar en profundidad las categorías poblacionales que van surgiendo,
para lograr más control y conocimiento sobre estos grupos, sus distribuciones y
dinámicas; elementos que, además, sirven en las decisiones económicas del gobierno.
Sin embargo, las dinámicas sociales son tan diversas que muchas de ellas no se
contemplan. Como hemos analizado, las madres solteras no son un fenómeno reciente, y
aun así han escapado del interés estadístico, no obstante esta población también ha
tenido sus propias dinámicas, por tanto, ha generado diversas identidades y
representaciones; todo lo anterior ha sido poco investigado, y presenta una mínima
consideración en los estudios demográficos realizados en el país.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) (2017) cataloga los
hogares en: nucleares, ampliados, compuestos (todos ellos se clasifican en biparentales o
monoparentales) y no familiares. No se genera información cuantitativa sobre los núcleos
monoparentales que forman parte de los hogares ampliados, por tanto, las jóvenes
madres solteras y sus hijos que viven en estas condiciones, no se contabilizan como
núcleos familiares independientes. Tal vez porque desde el imaginario patriarcal se
establece a muchas de estas mujeres como parte de la familia extensa, y se cree que
estarán siempre protegidas por algún miembro de la red de parentesco; sin embargo, esto
no siempre sucede. O bien se piensa que por su juventud, esta situación es a corto plazo,
así se vela el hecho de que las otras familias reconocidas en los censos poblacionales,
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tienen en la actualidad una vigencia que tampoco se puede garantizar. Los cambios en
los grupos familiares se están dando de manera constante, por ende merece atención el
considerarlos a todos de manera detallada, como un criterio de democratización.
El INEGI, en sus datos censales sólo identifica a las jóvenes madres solteras al
momento del nacimiento del niño(a), a través de los certificados de nacimiento8, pero no
se contabiliza a quienes se convierten en madres solteras en etapas posteriores de su
vida, ya que en México, al parecer, el patrón de embarazo temprano tiene actualmente
como consecuencia más que el matrimonio por “reparación”; el que las parejas vivan en
unión libre9. Se puede pensar con base en estos datos estadísticos, que las madres
solteras a edades tempranas (11-24 años), no son tan representativas; sin embargo,
habrá que identificar también a las jóvenes que después de unos años dentro de una
relación de unión libre, vuelven a una red de apoyo familiar y/o institucional como madres
solteras. Todo lo anterior, deja invisibilizadas a las jóvenes madres solteras que por
razones socioeconómicas no son jefas de familia; y a su vez limita la existencia y el
desarrollo de políticas de género dirigidas a esta población.
En Chile se ha desarrollado una cultura estadística que concreta categorías
poblacionales no consideradas en otros países de Latinoamérica, incluido México. En ese
país la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN), se ha aplicado
cada dos o tres años, desde 1985. Identifica la composición poblacional de los hogares,
considera al jefe o jefa de núcleo primario, como jefe(a) del hogar, y al jefe o jefa de
núcleo secundario, como las personas que viven dentro del núcleo familiar primario, y
dependen de éste (Ministerio de Desarrollo Social. Gobierno de Chile), situación en la que
viven muchas jóvenes madres solteras, las cuales son identificadas al ser consideraa
ellas y sus hijos como uno de los núcleos independientes que componen un hogar.
Para el caso de las madres solteras adolescentes que no han salido del hogar de
sus padres, o bien continúan viviendo con otros familiares, Julieta Palma (2009), realiza
una investigación con datos de la encuesta CASEN, donde identifica que estas jóvenes
conforman el 53.1% de los núcleos secundarios en Chile, así mismo, el 71.6% de estos
núcleos secundarios pertenecen a la población más pobre del país. El 45.7% de estas
jóvenes no trabaja remuneradamente. El 20.4% acceden a educación superior, tienen
incluso mayor presencia en este nivel escolar en comparación con sus parejas, los cuales
en un 18.5 % son estudiantes universitarios. No obstante, la autora asegura que la
formación educativa de estas jóvenes es principalmente en carreras técnicas, podemos
observar en esto la manifestación de una posible agencia de la madre soltera actual, el
8Estos datos deben considerarse con cautela, Mier y Terán (2013) exponen que en México no se
ha logrado que de manera generalizada se elaboren los certificados de nacimiento.
9 El estado civil de las mujeres al momento del nacimiento de sus hijos en el año 2011, se
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El aspecto más doloroso, pero que como todas las grandes tragedias, siempre
toca a los límites de lo sublime, es el de la madre sola, sin compañero;
mujeres que en un 99% de los casos sacrifican absolutamente su
personalidad, para entregarla totalmente a los hijos, se frustran, envejecen y
mueren, luchando siempre por que el hijo de su amor, supere su nivel social.
Pienso que cualquier gobierno debe poner toda su atención en tan importante
aspecto social, a fin de que estas mujeres abnegadas obtengan el apoyo
absoluto de sus semejantes, desde el preciso instante en que son madres; en
este aspecto tengo entendido que los actuales gobernantes están por realizar
proyecciones generosas y grandes planes de extraordinario humanismo
(Marín de Vázquez, 1960: 1ª plana, 6).
10En Chile, en las encuestas de población se reconoce a una cantidad representativa de mujeres
como madres solteras que continúan dentro del núcleo familiar primario, sin embargo, las
investigaciones sobre ellas son casi inexistentes. Por tanto, se les considera de forma cuantitativa,
sin mayor profundización al respecto, lo que es una manera de mantenerlas en una posición
periférica en los estudios, como una forma de exclusión social. En el mismo país, las políticas
públicas se han desarrollado más hacia las jefas de hogar, que sobre las jefas de núcleo.
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Javier Echarri (2009) y Silvia López (2006) han cuestionado esto fuertemente, al señalar
que no en todos los casos están tan desprotegidas. Las madres jefas de familia han
obtenido mayor legitimación política y social en comparación con las madres solteras que
no se encuentra en una situación total y/o parcial de independencia económica, si bien la
situación de pobreza de las mujeres, lleva al estudio de las jefas de familia -sin demeritar
que en México muchas de ellas viven en pobreza, incluso pobreza extrema- también es
importante señalar que actualmente están más protegidas por programas sociales y
gubernamentales. Consideramos que en el caso de las jóvenes madres solteras
dependendientes de una familia nuclear, y/o otras redes de apoyo, es posible que si se
aborda en detalle su condición económica real, encontremos una pobreza patrimonial y
monetaria: muchas de estas jóvenes viven como allegadas, con una situación de mínima
posesión material propia. Su realidad es más precaria si la consideramos individualmente,
desvinculándola de la representación de una economía implícita a la de su red de apoyo,
y si contemplamos los posibles escenarios a los que se pueden enfrentar, de no contar
con ese soporte.
Otra postura política que mantiene velada a esta población, es el contabilizarlas de
manera global dentro del grupo de mujeres que son viudas y/o separadas. Como ejemplo:
“Un estudio de la Cámara de Diputados devela que en México existen 4.5 millones de
madres solteras, separadas o viudas” (NOTIMEX Nacional, 2013). A las jóvenes madres
solteras no se les estudia con mayor detalle como un grupo particular, pues son incluidas
en otros conjuntos poblacionales, que aparentemente no cuentan con una figura
masculina. Se utiliza la categoría de madre soltera para obtener datos cuantitativos, pero
no se considera en particular a la diversidad de madres solteras y se reduce su
comprensión a características generales, en consecuencia se les mantiene segregadas
de un reconocimiento institucional más amplio.
Al abordar desde el marco institucional del Estado la forma en que se define a las
madres solteras, encontramos coincidencias en los programas sociales de gobierno. El
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT, 2017), las especifica como
madres jefas de familia, usa como sinónimos de esto: madre soltera, divorciada, viuda,
separada. Por su parte, el Instituto Aguascalientense de las Mujeres las define: “las
madres solas comprenden al grupo de mujeres que por diversas situaciones llevan su
maternidad sin ayuda de una compañera o compañero, éstas se dividen en: solteras,
separadas, divorciadas o viudas” (Ortiz y Maza, 2010: 32).
El concepto de madre soltera inicia en una lógica de clasificación y polarización
social, como repuesta del orden patriarcal para la regulación de esta población.
Actualmente, desde las políticas públicas es un concepto definido en una lógica
económica, como madre soltera equivalente a jefa de familia, por tanto, en México se
presenta un problema de indistinción conceptual entre madres solteras y jefas de familia.
Los discursos oficiales se centran en: madres jefas de familia, las cuales se definen como
las principales proveedoras económicas de la familia. De estar en esta condición, las
jóvenes podrán acceder a las becas de educación superior ofrecidas por el CONACYT, y
se excluye a las jóvenes que viven de allegadas, pues desde las políticas públicas su
nivel socioeconómico se asimila a su red principal de apoyo, como la familia extensa. Esto
resulta paradójico, debido a que la mayoría de estas jóvenes dada su condición de
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estudiantes y la situación económica del país, carecen de recursos para prescindir de una
red de apoyo económica, lo que las definiría como jefas de familia.La diferenciación
conceptual de las jóvenes madres solteras y las jefas de familia, permitirá romper con la
generalización del concepto, y contemplar desde una contextualización particular, que las
madres solteras con cada vez mayor presencia en la sociedad, cuentan con poca fuerza
dentro de los discursos educativos, políticos y sociales.
Madre soltera como concepto implica el no entrar en la categoría de maternidad
que responde al imaginario de la familia tradicional -actualmente cada vez con menor
presencia y /o permanencia. Es una maternidad en situación de carencia, aunque si
quitamos el velo del patriarcado, de carencia de visibilidad para lograr en la mayoría de
las ocasiones una vida con mejores oportunidades para ellas y sus hijos(as), podrían ser
asumidas como ciudadanas dentro de las políticas públicas.
A las jóvenes madres solteras en México se les ha clasificado en términos
prácticos, sin una profundización en torno a la relación del análisis teórico del concepto
con la realidad social; la imprecisión conceptual sobre las madres solteras también
representa el poco trabajo teórico elaborado. ¿Qué tanto esta contradicción de que a
pesar del tiempo y de la diversidad de contextos socio-históricos, en México continúa la
unicidad en la definición del concepto de madres solteras, es resultado de la indiferencia,
de una carencia de cuestionamiento, pero además de la naturalización que ha legitimado
su significado? No podemos dejar de lado que es un concepto representado y legitimado
desde las políticas públicas como sujeto a generalización, y en algunos aspectos,
inamovible, sin embargo, se sigue construyendo y de-construyendo en la vida diaria y en
las reflexiones cotidianas sobre estas mujeres.
Conclusiones
Los actuales cambios sociales respecto al género, exigen un análisis centrado en las
redefiniciones de la identidad materna, pues los significados no son unilineales. Joan
Scott (2000) establece que el género le da significado al poder; y el poder le da un
significado al género, es decir, el género es un espacio en el cual se organiza y se
simboliza al poder, y es a través de la distribución del poder, que se legitiman las
diferencias sexuales y las formas en que son significadas y representadas las relaciones
entre las personas. El acercarnos a la construcción del concepto de madre soltera desde
la perspectiva de género nos permite comprender las transformaciones y/o
reproducciones sociales entretejidas en torno a las jóvenes madres solteras. (Ver
Glosario).
A lo largo de la historia de México las instituciones han desarrollado diversas
estrategias para regular y minimizar la presencia de las madres solteras en la sociedad,
conviertiéndolas en figuras toleradas, pero no ideales, posicionadas desde su origen en
las condiciones de mayor marginación, social, política y teórico-conceptual. Por eso, el
concepto de madre soltera como constructo social ha sufrido aparentemente pocas
modificaciones en el devenir histórico, a pesar de que se diversificaron las formas en que
se definen y convierten las mujeres en madres solteras.
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Glosario
Jefa de familia: no necesariamente está sola, puede vivir en pareja y ser la que hace la
mayor aportación a la economía familiar. Su estado civil puede ser casada, soltera, viuda,
divorciada, separada, unión libre.
Madre soltera: Mujer que tiene hijos y nunca ha establecido un vínculo conyugal
reconocido legalmente (matrimonio civil).
Madre sola: mujer que desarrolla su maternidad sin el apoyo directo de una pareja, puede
ser como resultado de la migración del varón. Se incluye a mujeres divorciadas,
separadas, abandonadas y viudas.
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Soltera-madre: término que se expone en una página de Facebook titulada: Soy madre
soltera y qué!!!! (2009). Algunas usarías se identifican anteponiendo el ser solteras a ser
madres.
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