La Pureza Moral.
La Pureza Moral.
La Pureza Moral.
La disciplina de la pureza
Enseñado en la Iglesia Puente Vida San Cristóbal por Juan Córdoba, pastor de la Iglesia
Bíblica Gracia y Verdad de Barquisimeto, 27/06/2021 Los asistentes son pastores de la
Red de Iglesias No denominacionales.
1 Tm 4:7-8 “Pero nada tengas que ver con las fabulas profanas propias de viejas. Más bien
disciplínate a ti mismo para la piedad; porque el ejercicio físico aprovecha poco, pero la
piedad es provechosa para todo, pues tiene promesa para la vida presente y también para la
futura.
La disciplina es un pilar fundamental en la vida de una persona, los grandes deportistas logran
sus objetivos solo con disciplina y esfuerzo, de igual manera los hombres y mujeres de Dios,
solo pueden cuidar de sí mismos y mantener el rumbo en el llamamiento sagrado que hemos
recibido por medio de la disciplina.
Para ser honestos esta palabra genera temor en nuestras vidas, no es una palabra que genera
estimulo, al contrario, es una palabra que genera miedo en nuestros corazones, sin embargo,
el apóstol Pablo le escribe a Timoteo y le dice, disciplínate a ti mismo para la piedad.
Noten ustedes que el enfoque del apóstol pablo para Timoteo en esta parte de la carta es tener
cuidado de el mismo porque habrá muchos engañadores (V.1) y seguidamente le dice lo que
debe hacer un buen ministro de Cristo, pero observen que le dice, Disciplínate a ti mismo
para la piedad, primero le anima a tener cuidado de el mismo, pero le dice hacia donde debe
estar su enfoque, en la piedad y el éxito está en la disciplina que el mismo puede tener de él.
Una de las áreas más críticas para los ministros tiene que ver con la pureza moral.
La sensualidad es sobradamente el mayor obstáculo a la santidad entre los hombres hoy, y
está haciendo estragos en la Iglesia. La santidad y la sensualidad se excluyen mutuamente y
los
que han caído en las garras de la sensualidad no podrán jamás elevarse a la santidad mientras
se encuentren bajo su agotador dominio. Si vamos a “ejercitarnos para la piedad” (cf. 1
Timoteo 4:7) debemos comenzar con la disciplina de la pureza. ¡Tiene que haber algún celo
santo, algún esfuerzo santo!
Cuando usted observa el libro de Levítico podrá observar que tres veces Dios dice, “Sed
santos, porque YO EL SEÑOR, soy Santo” (usted sabe muy bien que ser santo tiene que ver
con ser apartado, separado de, diferente de)
El la Biblia tenemos muchos ejemplos acerca de lo que no debemos hacer, ¿Qué pasa con los
descuidos en nuestra pureza moral? El mejor ejemplo que tenemos es el de David, en su
mejor momento de vida, perdió la disciplina personal, se desenfoco de lo que debía estar
enfocado y termino arruinando su vida.
Dietrich Bonhoeffer observó que, cuando la lujuria toma control de la persona, “en ese
momento Dios. deja de ser real. Satanás no nos llena de odio contra Dios, sino que nos hace
olvidar a Dios”.5 ¡Qué gran sabiduría hay en esta afirmación! Cuando estamos dominados
4. La mente: La disciplina de la mente es, por supuesto, uno de los retos más
formidables Las Escrituras presentan, por lo general, a la disciplina de la mente como
la disciplina de los ojos. Es imposible que usted mantenga una mente pura si todo el
tiempo no discrimina lo que ve en televisión. En una semana usted verá más
asesinatos, adulterios y perversiones que todo lo leído por nuestros abuelos a largo de
toda su existencia. Aquí es donde se hace necesaria la acción más radical. Jesús dijo:
“Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios
con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno” (Marcos 9:47). ¡Ningún
hombre que permita que la podredumbre de ciertos canales de televisión, de videos
para adultos y de las diversas revistas de pornografía inunde su hogar y su mente,
escapará de la concupiscencia! Job nos ha dejado orientación para los días que
vivimos: “Este compromiso establecí con mis ojos: No mirar lujuriosamente a
ninguna mujer” (Job 31:1, La Biblia al Día).
La mente abarca también la lengua porque, como Jesús dijo, “de la
abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12:34). Pablo es más específico:
“Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros,
como conviene a santos; ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que
no convienen, sino antes bien acciones de gracias” (Efesios 5:3,4). Significa que no
debe haber humor sexual, ni chistes de mal gusto, ni vulgaridades, a los cuales están
tan propensos muchos cristianos para probar que no están “fuera de onda”.
5. Los límites: Ponga límite alrededor de su vida, sobre todo si trabaja con mujeres.
Evite la intimidad verbal con las mujeres, a no ser con su esposa. No le revele
intimidades a otra mujer, ni la inunde con sus problemas personales.
7. El temor a Dios: Por último, está la disciplina del temor a Dios. Esto fue lo que
ayudó a José a rechazar las tentaciones de la esposa de Potifar. “¿Cómo, pues, haría
yo este grande mal, y pecaría contra Dios?” (Génesis 39:9). También le ayudó a huir.
“Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz,
con los que de corazón limpio invocan al Señor” (2 Timoteo 2:22).