La Espada Del Espiritu

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Yo no sé a cuantos de ustedes le pasa lo mismo que a mí, pero en ocasiones como que se me

bloquea la mente.  Por ejemplo, cuando me pongo a pensar en lo que voy a predicar, en
ocasiones como que se me tupe la mente; oro y medito en la palabra de Dios, pero nada me
habla, nada salta de las páginas y me motiva.  Esto es algo que me paso esta semana.
Comencé a meditar en la palabra de Dios y en lo que debía predicar hoy, pero nada me venía
a la mente. Con mi biblia en mano oraba para que el Señor me guiara al mensaje que Él
deseaba que escucháramos hoy, pero nada sobresaltaba de las páginas de mi biblia; les puedo
decir que llego el momento cuando me sentí bien frustrado.

Después de varias horas de buscar y buscar, y orar y orar, entonces me dije a mi mismo:
déjame poner todo esto a un lado por un rato, y quizás después el Señor me hablara. Pero fue
en ese mismo instante que recibí convicción de la predicación para el día de hoy. Fue algo
sorprendente, porque no fue hasta que yo decidí darme por vencido y cerrar mi biblia que recibí
convicción para el mensaje de hoy.

Déjenme decirles que este es el mensaje de hoy.  En otras ocasiones hemos hablado acerca
del poder de la oración y su importancia, pero hoy vamos a hablar acerca de nuestra espada.

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¿Cuántos trajeron sus espadas hoy? ¿Se les olvido armarse antes de salir de sus casas? ¿Qué
es la espada del espíritu?  La espada es la Biblia, la espada es la palabra de Dios [1]. 
Manteniendo esto en mente vamos ha tomar nuestras espadas en mano y busquemos:

Mateo 10:34 – No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz,
sino espada.

Prestemos mucha atención a esto aquí.  Jesús vino al mundo, tomo el cuerpo y semejanza de
un hombre, pero más importante de todo Él vino con un propósito.  Jesucristo no vino
simplemente por venir; Él vino ha combatir al diablo.  Jesucristo vino a traernos la salvación [2];
para liberarnos de las manos de Satanás [3].  El Señor dio Su vida por nosotros en la cruz para
que pudiésemos ser salvos.  Pero todo esto son principios básicos cristianos.  Todos sabemos
que Jesucristo murió en la cruz por nuestros pecados, pero ¿hemos tomado el tiempo para
reflexionar en lo que Él nos dejo?

Como les dije anteriormente, Jesucristo no vino por venir, Él vino a combatir al enemigo, y a
derrotarlo por nosotros.  Jesucristo no vino al mundo para complacer a la muchedumbre, ya
que esto hubiese sido extremadamente fácil de hacer.  Él vino a combatir los poderes de las
tinieblas.  ¿Qué les estoy tratando de decir?

Lo que les estoy diciendo es que el Señor no vino con un acuerdo de paz para Satanás;
Jesucristo vino armado y preparado para la batalla.  Y es exactamente por eso que vemos que
Él nos dice: “…No he venido para traer paz, sino espada…”  Jesucristo vino a combatir armado
con la espada, que es la palabra de Dios [4].

Cuando puse mi Biblia a un lado y decidí leerla más tarde, o al otro día, el mensaje que
escuche fue bien claro y alto. Sin darme cuenta, yo estaba cometiendo el error que muchos
cristianos alrededor del mundo cometen. Sin darme cuenta permití que mi frustración me
desarmara.  Sin darme cuenta, permití que el enemigo quitara de mis manos la única arma
capaz de derrotar sus ataques. Y como les acabo de decir, esto es un error que un gran
número de cristianos cometen a diario.

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La realidad es que todo cristiano posee el arma más poderosa que existe en el universo, la
única arma con la cual nos podemos defender contra los poderes y potestades de las tinieblas,
pero en la mayoría de los casos, muchos la tienen tirada a un lado.  Esto me recuerda de un
chiste que leí hace un tiempo atrás.

Resulta ser que el pastor de la iglesia fue a casa de una de sus feligreses, y cuando la señora
le recibió, ella le sirvió un cafecito, con unos dulces y comenzaron a platicar, mientras que la
hijita de la señora coloreaba en una pequeña mesa en la sala.  En su plática el pastor entonces
le hablo de la importancia de leer la biblia a diario, y la señora le respondió que ella lo hacía, y
que tenía sus versículos favoritos subrayados, los cuales leía todas las noches antes de dormir.

Fue entonces que la señora le dijo a su hijita, mi niña, haznos un favor, ve a mi dormitorio y
tráenos mi libro preferido, el cual leo todas las noches que esta encima de la mesa de noche.
La niña pronto hizo como la madre le dijo, y regreso con el catalogo de Sears.   Algo cómico,
¿verdad? Pero la realidad es que sirve muy bien para ilústrales el punto que deseo hacer.

Todo cristiano tiene el arma más poderosa que existe en el universo, pero en la mayoría de las
ocasiones la tenemos tirada a un lado. Puede que la leamos el domingo cuando vamos a la
iglesia, pero si no fuese por eso, nuestra biblia esta tirada en un rincón cogiendo polvo, y lo
más importante desafilándose.  Escúchenme bien, si no usamos nuestra arma, entonces se
desafila. Permítanme ilustrarle el punto que deseo de hacer de otra forma.

¿Cuántos aquí han usado una cuchilla de afeitar usada?  Estoy hablándoles de una cuchilla
que esta tirada a un lado después de ser usada.  Estoy muy seguro que no fue una experiencia
muy agradable; es más, me atrevo a decir que fue una experiencia dolorosa.  Lo mismo se
aplica a la palabra de Dios.  Si la tenemos tirada a un lado, si la leemos solo una vez a la
semana, o solo de vez en cuando, entonces se vuelve dolorosa.  Dolorosa en el sentido de que
en realidad no entendemos lo que estamos leyendo, y la principal razón por la que esto sucede
es porque no hemos tomado el tiempo de entenderla.
En la palabra de Dios podemos encontrar las repuestas a cualquier situación que pueda
surgir, con la palabra de Dios podemos combatir los ataques de Satanás y sus demonios. 
Pero sin la palabra de Dios estamos derrotados.  ¿Cómo podemos pretender defender el reino
de Dios si no estamos armados? ¿Cómo nos vamos a defender contra Satanás?  No existe
manera posible que lo podamos hacer sin la palabra.  Jesús nos dice:

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Mateo 10:35-36 – Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la


hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra;  36 y los enemigos del hombre serán los
de su casa
Cuando meditamos en estas palabras del Señor, la mayoría de nosotros, sino todos,
concluiremos que estas palabras son bastante alarmantes. Reflexionemos en esto por un
momento para determinar si lo que les digo tiene sentido. ¿Vino el Señor a la tierra para causar
disensión en nuestro hogar, o en nuestra familia? La realidad es que entre unas de las bellas
bendiciones que recibimos del Señor cuando decidimos seguirle, es que recibimos Su paz [5].

Pero si al llegar a los caminos del Señor recibimos Su paz, entonces ¿qué nos está diciendo el
Señor con todo esto?  Meditemos en esto por un momento. ¿Se puede alguien recordar de
haber sido humillado y ridiculizado? ¿Se puede alguien recordar que se haya hablado de
nosotros de una manera derogatoria u ofensiva por nuestros amigos y familiares simplemente
porque decidimos seguir a Jesús?  Como he dicho en otras ocasiones, yo me recuerdo muy
bien de haber perdido amigos, y haber hecho enemigos de otros, solo por el simple hecho de
que decidí  aceptar a Jesús como mi salvador personal.

¿Qué es la espada del Espíritu?

Pregunta: "¿Qué es la espada del Espíritu?"

Respuesta: La frase “la espada del Espíritu” se menciona sólo una vez en la Escritura
en Efesios 6:17. La espada es parte de la armadura espiritual que Pablo exhorta a los
cristianos a usar, con el fin de estar preparados para luchar eficazmente contra del
maligno (Efesios 6:13).

La espada es un arma tanto ofensivo como defensivo, usado para protegerse uno mismo
del daño o para atacar al enemigo y vencerlo. Para un soldado, era necesario recibir una
rígida formación sobre el uso adecuado de la espada, a fin de obtener el máximo
beneficio de ella. Todos los soldados cristianos necesitan el mismo rígido entrenamiento
para saber cómo manejar apropiadamente la Espada del Espíritu, “que es la palabra de
Dios.” Puesto que todo cristiano se encuentra en una batalla espiritual en contra de las
fuerzas satánicas de este mundo, necesitamos saber cómo manejar la Palabra
apropiadamente. Solo entonces se convertirá en una defensa efectiva contra el maligno y
una valuable arma ofensiva “para la destrucción de fortalezas” del error y la mentira. (2
Corintios 10:4-5).

A la Palabra también se le llama la espada en Hebreos 4:12. Aquí, la Palabra es descrita


como “…viva y eficaz y más cortante que toda espada de dos filos.” La espada romana
comúnmente era de dos filos, haciéndola más efectiva para perforar y cortar por ambos
lados. La idea de la Escritura de penetrar, significa que la Palabra de Dios llega hasta el
“corazón,” el centro mismo de la acción, y deja expuestos los motivos y sentimientos de
aquellos que toca. 

El propósito de la Espada del Espíritu – la Biblia – es fortalecernos y permitirnos


resistir los ataques de Satanás (Salmo 119:11; 119:33-40; 119:99-105). El Espíritu Santo
usa el poder de la Palabra para salvar almas y conferirles la fortaleza para alcanzar a la
madurez espiritual y ser soldados para el Señor. A medida que conozcamos y
comprendamos la Palabra de Dios, seremos más útiles en hacer la voluntad de Dios, y
más eficaces para permanecer firmes contra el enemigo de nuestras almas.

La espada es el único elemento mencionado por Pablo que sirve


para atacar. De hecho, si todo el resto de nuestra armadura se
encuentra en perfectas condiciones, pero no tenemos espada, nos
convertimos simplemente en un blanco móvil y muy bien protegido.

Tal vez sea por ello que recordamos el nombre de la espada del rey
Arturo, y no —por ejemplo— su calzado: porque aunque el resto de
la armadura es vital, la espada es lo único que nos permite atacar y
cumplir con nuestra misión.

LA BIBLIA
Este libro revela la mente de Dios, el estado moral y espiritual del hombre, el
camino de salvación, el castigo del pecador no  redimido y la bienaventuranza del
creyente. Sus doctrinas son santas, sus preceptos obligatorios, sus historias
verdaderas y sus decisiones inmutables.

Léelo para ser sabio, créelo para estar seguro, practícalo para ser santo. Es luz
que dirige, pan que sostiene y consuelo que alegra. Es mapa del viajero, báculo del
peregrino, brújula del navegante, espada del soldado y la carta magna del cristiano.

En la Biblia está el paraíso restaurado, el cielo abierto y las puertas del infierno


descubiertas. Cristo es su gran tema, nuestra salvación su buen propósito y la gloria de
Dios su meta. Debe ocupar la mente, gobernar el corazón y guiar los pies.   Léelo con
lentitud, con frecuencia y con oración.
Es mina de prosperidad, un paraíso de gloria y un río de placer. Nos es dado
en esta vida, será abierto en el juicio y será  recordado eternamente. Trata del deber
más grande, recompensará la labor más excelente y condenará a todo  aquél que juega
con su sagrado contenido.

Un muchacho notó un libro lleno de polvo encima de un estante alto. Eso


despertó su curiosidad, por lo que preguntó a su madre acerca del libro.
Avergonzada, la madre explicó precipitadamente: “Ah, es una Biblia. Es el libro
de Dios.” El muchacho pensó por un momento y luego dijo: “Bueno, si es el
libro de Dios, ¿por qué no se lo devolvemosí De todas formas, aquí nadie lo
usa.”

En muchos hogares, la Biblia apenas se usa y a veces ni siquiera se piensa en


ella. La única vez que la leen es cuando hay problemas, enfermedad o muerte
en la familia. Y aun entonces, la persona tal vez no sepa dónde buscar la ayuda
que necesita.

¿Cuánto tiempo hace que no abres la Biblia para estudiarla y gozarte en ella,
edificarte y crecer espiritualmente? Sí, es el libro de Dios. Pero Él no quiere que
se lo devuelvan. Quiere que lo conserves, lo ponderes, lo entiendas y lo creas, y
que obedezcas su mensaje.

¿Leíste el pasaje de la Escritura para hoy? Si no lo has leído, ¿por qué no lo


haces ahora mismo? No dejes que la Biblia se convierta en el libro olvidado de
tu casa. –RWD

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