Autoestima

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 13

TO AUTOESTIMA

La autoestima es un conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos


y tendencias de comportamientos dirigidos hacia uno mismo, hacia nuestra manera de
ser, y hacia los rasgos de nuestro cuerpo y nuestro carácter. En resumen: es la
evaluación perceptiva de nosotros mismos.[1] En su jerarquía de las necesidades
humanas, se describe como la necesidad de aprecio, que se divide en dos aspectos, el
que se tiene uno mismo (amor propio, confianza, aprecio, suficiencia, etc), y el respeto y
estimación que se recibe de otras personas
Todos tenemos una imagen mental de quienes somos, qué aspecto tenemos, en qué
somos buenos y cuáles son nuestros puntos débiles. Nos formamos esa imagen a lo largo
del tiempo, empezando en nuestra infancia. El término auto-imagen se utiliza para
referirse a la imagen mental que una persona tiene de sí. Gran parte de En virtud de este
razonamiento, incluso los seres humanos más viles merecen un trato humano y
considerado. Esta actitud, no obstante, no busca entrar en conflicto con los mecanismos
que la sociedad tenga a su disposición para evitar que unos individuos causen daño a
otros—sea del tipo que sea—.[1]
Fundamentos de la autoestima
La capacidad de desarrollar una confianza y un respeto saludable por sí mismo es propia
de la naturaleza de los seres humanos, ya que el solo hecho de poder pensar constituye
la base de suficiencia, y el único hecho de estar vivos es la base de su derecho a
esforzarse por conseguir felicidad. Así pues, el estado natural del ser humano debería
corresponder a una autoestima alta. Sin embargo, la realidad es que existen muchas
personas que, lo reconozcan o no, lo admitan o no, tienen un nivel de autoestima inferior
al teóricamente natural.[5]

Ello se debe a que, a lo largo del desarrollo, y a lo largo de la vida en sí, las personas
tienden a apartarse de la auto-conceptualización [y conceptualización] positiva, o bien a
no acercarse nunca a ellas; los motivos por los que esto ocurre son diversos, y pueden
encontrarse en la influencia negativa de otras personas, en un auto-castigo por haber
faltado a los valores propios [o a los valores de su grupo social], o en un déficit de
comprensión o de compasión por las acciones que uno realiza[5] [y, por extensión, de las
acciones que realizan los demás].

El concepto de autoestima varía en función del paradigma psicológico que lo aborde


(psicología humanista, psicoanálisis, o conductismo). Desde el punto de vista del
psicoanálisis, la autoestima está íntimamente relacionada con el desarrollo del ego;[2] por
otro lado, el conductismo se centra en conceptos tales como estímulo, respuesta, refuerzo
y aprendizaje, con lo cual el concepto holístico de autoestima no tiene sentido. La
autoestima es además un concepto que ha traspasado frecuentemente el ámbito
exclusivamente científico para formar parte del lenguaje popular. El budismo considera al
ego una ilusión de la mente, de tal modo que la autoestima, e incluso el alma, son
también ilusiones; el amor y la compasión hacia todos los seres con sentimientos y la nula
consideración del ego, constituyen la base de la felicidad absoluta. En palabras de Buda,
“no hay un camino hacia la felicidad, la felicidad es el camino”.[4]

Los Encargados deben aceptar las capacidades, limitaciones y características de cada


adolescente. La autoestima es la actitud hacia sí mismo que más se relaciona con la
afectividad personal. «la autoestima es el éxito de una persona dividido por sus
aspiraciones». Es una de las actitudes que más influencia tienen en el equilibrio personal
de los adolescentes.

Para autoquererse es necesario no poner aspiraciones que estén alejadas de la realidad,


o bien hacer que los éxitos se incrementen. Por ejemplo, si un adolescente tiene como
objetivo sacar un sobresaliente en lenguaje y sólo saca un notable tiene menor
autoestima que el que consigue un notable. Pero sólo aspiraba a un suficiente.

Así vemos la importancia que tiene la autoestima en la personalidad de los adolescentes y


cómo puede influir en sus comportamientos en general.

Cuando la autoestima es baja son propensos a ser indecisos excesivamente sensibles a


las criticas y pesimistas ante cualquier implicación personal. En el caso

de alta autoestima su comportamiento es lo contrario.

¿Cómo influye la autoestima en el aprendizaje escolar?

Un adolescente con poca autoestima accede al aprendizaje con menor dedicación,


entusiasmo y esfuerzo que si su autoestima respecto a ese aprendizaje es elevada.
Evitan ponerse en evidencia hada sí mismo en contenidos que cree no domina y buscará
contenidos que le hagan sentirse a gusto consigo mismo.

En la relación con sus compañeros pueden provocarse conflictos por miedo a dejar en
evidencia sus «pocas habilidades».

¿Cómo se forman las actitudes hacia uno mismo?

Sin duda, a través de la historia de cada uno, de forma dinámica como la propia vida. De
las interacciones con los demás: amigos, profesorado dando

gran importancia a lo que piensan de él, la valoración de sus capacidades y


características, que hacen que se vaya confeccionando la idea de cómo ha de ser ya

la que se irá adecuando. Si tiene una buena relación afectiva con esas personas y las
valora, serán influyentes positivamente. Si, por el contrario, no las valora ni quiere, se
orientará en dirección opuesta a la imagen que de él transmiten. Así se formará el
conocimiento y la valoración de sí mismo, es decir, su autoestima.
¿Puede influir la autoestima en los conflictos escolares?

Ciertamente, una autoestima negativa o excesivamente elevada puede plantear


situaciones escolares conflictivas que se traducirán en problemas disciplinarios.

Es frecuente ver adolescentes con actitud de criticar cualquier cosa simplemente por
mostrarse críticos, aunque no se puedan basar en nada objetivo: negarse a cualquier
aportación a determinados trabajos, llevar a cabo actuaciones que pide el grupo al cual
quiere pertenecer, querer ser centro de atención para conseguir la seguridad personal que
les falta, aunque hayan de tener conductas agresivas y disonantes

La autoestima influye en el estudio con el entorno que les rodea.

Cuando un adolescente no puede controlar su conducta, no rinde o no se adapta, habrá


que repasar los diferentes ámbitos que han conformado su formación, y en particular
comprobar si ha tenido satisfechas las condiciones que determinan su seguridad
personal.

OBJETIVOS EDUCATIVOS

* Que cada adolescente se sienta contento y seguro consigo mismo; que conozca y crea
en sus capacidades y se sienta protagonista de los resultados positivos.

* Posibilitarle una relación correcta con los demás que le lleve a un interés por los
problemas ajenos, y disposición de ayuda y colaboración.

* Permitirle integrarse en los diferentes grupos sociales a los cuales pertenece, de forma
crítica, pero constructiva.

Fundamentos de la autoestima
La capacidad de desarrollar una confianza y un respeto saludable por sí mismo es propia
de la naturaleza de los seres humanos, ya que el solo hecho de poder pensar constituye
la base de suficiencia, y el único hecho de estar vivos es la base de su derecho a
esforzarse por conseguir felicidad. Así pues, el estado natural del ser humano debería
corresponder a una autoestima alta. Sin embargo, la realidad es que existen muchas
personas que, lo reconozcan o no, lo admitan o no, tienen un nivel de autoestima inferior
al teóricamente natural.[5]

Ello se debe a que, a lo largo del desarrollo, y a lo largo de la vida en sí, las personas
tienden a apartarse de la auto-conceptualización [y conceptualización] positiva, o bien a
no acercarse nunca a ellas; los motivos por los que esto ocurre son diversos, y pueden
encontrarse en la influencia negativa de otras personas, en un auto-castigo por haber
faltado a los valores propios [o a los valores de su grupo social], o en un déficit de
comprensión o de compasión por las acciones que uno realiza[5] [y, por extensión, de las
acciones que realizan los demás].

John Powell, conocido divulgador de psicología,[6] confiesa en uno de sus libros que,
cuando alguien le alaba sinceramente, él, en lugar de atenuar sus propios méritos, como
suele hacerse, responde: «extiéndase, por favor, extiéndase». Respuesta que, por
insólita, suele hacer reír a la audiencia cuando se cuenta en público. Y también hace
pensar.[1]
José-Vicente Bonet
Grados de autoestima Editar
La autoestima es un concepto gradual. En virtud de ello, las personas pueden presentar
en esencia uno de tres estados:

Tener una autoestima alta equivale a sentirse confiadamente apto para la vida, o, usando
los términos de la definición inicial, sentirse capaz y valioso; o sentirse aceptado como
persona.[5]
Tener una autoestima baja es cuando la persona no se siente en disposición para la vida;
sentirse equivocado como persona.[5]
Tener un término medio de autoestima es oscilar entre los dos estados anteriores, es
decir, sentirse apto e inútil, acertado y equivocado como persona, y manifestar estas
incongruencias en la conducta —actuar, unas veces, con sensatez, otras, con irreflexión
—-, reforzando, así, la inseguridad.[5]
En la práctica, y según la experiencia de Nathaniel Branden, todas las personas son
capaces de desarrollar la autoestima positiva, al tiempo que nadie presenta una
autoestima totalmente sin desarrollar. Cuanto más flexible es la persona, tanto mejor
resiste todo aquello que, de otra forma, la haría caer en la derrota o la desesperación.[5]

Escalera de la autoestima Editar


Auto reconocimiento: Es reconocerse a sí mismo, reconocer las necesidades, habilidades,
potencialidades y debilidades, cualidades corporales o psicológicas, observar sus
acciones, como actúa, por qué actúa y qué siente.

Auto aceptación: Es la capacidad que tiene el ser humano de aceptarse tal como es, en lo
físico, psicológico y social; aceptar cómo es su conducta consigo mismo y con los otros.
Es admitir y reconocer todas las partes de sí mismo como un hecho, como forma de ser y
sentir.

Por auto aceptación se entiende:

El reconocimiento responsable, ecuánime y sereno de aquellos rasgos físicos y psíquicos


que nos limitan y empobrecen, así como de aquellas conductas inapropiadas y/o erróneas
de las que somos autores.[1]
La consciencia de nuestra dignidad innata como personas que, por muchos errores o
maldades que perpetremos, nunca dejaremos de ser nada más y nada menos que seres
humanos falibles.[1]
En palabras de Albert Ellis:

‘Autoaceptación’ quiere decir que la persona se acepta a sí misma plenamente y sin


condiciones, tanto si se comporta como si no se comporta inteligente, correcta o
competentemente, y tanto si los demás le conceden como si no le conceden su
aprobación, su respeto y su amor.[1]
Albert Ellis
Auto valoración: Refleja la capacidad de evaluar y valorar las cosas que son buenas de
uno mismo, aquellas que le satisfacen y son enriquecedoras, le hacen sentir bien, le
permiten crecer y aprender. Es buscar y valorar todo aquello que le haga sentirse
orgulloso de sí mismo.

Auto respeto: Expresar y manejar en forma conveniente sentimientos y emociones, sin


hacerse daño ni culparse. El respeto por sí mismo es la sensación de considerarse
merecedor de la felicidad, es tratarse de la mejor forma posible, no permitir que los demás
lo traten mal; es el convencimiento real de que los deseos y las necesidades de cada uno
son derechos naturales, lo que permitirá poder respetar a los otros con sus propias
individualidades.

Auto superación: Si la persona se conoce es consciente de sus cambios, crea su propia


escala de valores, desarrolla y fortalece sus capacidades y potencialidades, se acepta y
se respeta; está siempre en constante superación, por lo tanto, tendrá un buen nivel de
autoestima, generando la capacidad para pensar y entender, para generar, elegir y tomar
decisiones y resolver asuntos de la vida cotidiana, escuela, amigos, familia, etc. Es una
suma de pequeños logros diarios.

Auto eficacia y auto dignidadEditar


La autoestima tiene dos aspectos relacionados entre sí:[cita requerida]

1. Un sentido de ganador y de poder salir adelante (auto eficacia).

2. Un sentido de mérito personal (auto dignidad).

Auto eficacia: confiar en el funcionamiento de mi mente, capacidad de pensar, en los


procesos por los cuales juzgo, elijo, decido; confianza en la capacidad de comprender los
hechos de la realidad que entran en la esfera de mis intereses y necesidades; confianza
conocedora en uno mismo.

Auto dignidad: seguridad de mi valor; una actitud afirmativa hacía mi derecho de vivir y
felicidad.

Auto eficacia y auto dignidad son los pilares duales de la autoestima. La falta de alguno
de ellos afecta enormemente; representan la esencia de la autoestima.

Importancia de la autoestima positiva Editar


Es imposible la salud psicológica, a no ser que lo esencial de la persona sea
fundamentalmente aceptado, amado y respetado por otros y por ella misma.[1]
Abraham Maslow
La autoestima permite a las personas enfrentarse a la vida con mayor confianza,
benevolencia y optimismo, y por consiguiente alcanzar más fácilmente sus objetivos y
autorrealizarse.[5]

Permite que uno sea más ambicioso respecto a lo que espera experimentar emocional,
creativa y espiritualmente. Desarrollar la autoestima es ampliar la capacidad de ser
felices; la autoestima permite tener el convencimiento de merecer la felicidad.[5]

Comprender esto es fundamental, y redunda en beneficio de todos, pues el desarrollo de


la autoestima positiva aumenta la capacidad de tratar a los demás con respeto,
benevolencia y buena voluntad, favoreciendo así las relaciones interpersonales
enriquecedoras y evitando las destructivas.[5]
El amor a los demás y el amor a nosotros mismos no son alternativas opuestas. Todo lo
contrario, una actitud de amor hacia sí mismos se halla en todos aquellos que son
capaces de amar a los demás.
Erich Fromm
Permite la creatividad en el trabajo, y constituye una condición especialmente crítica para
la profesión docente.[7][n. 1]

José-Vicente Bonet,[8] en su libro Sé amigo de ti mismo: manual de autoestima, recuerda


que la importancia de la autoestima es algo evidente:

La importancia de la autoestima se aprecia mejor cuando cae uno en la cuenta de que lo


opuesto a ella no es la heteroestima, o estima de los otros, sino la desestima propia,
rasgo característico de ese estado de suma infelicidad que llamamos «depresión». Las
personas que realmente se desestiman, se menosprecian, se malquieren…, no suelen ser
felices, pues no puede uno desentenderse u olvidarse de sí mismo.[1]
José-Vicente Bonet
Escala de Autoestima de Rosenberg
Falsos estereotipos
Indicadores de la autoestimaEditar
Indicios positivos de autoestima Editar
(Adaptados de D. E. Hamachek, Encounters with the Self, Rinehart, Nueva York, 1971).

La persona que se autoestima suficientemente:[1]

Cree con firmeza en ciertos valores y principios, y está dispuesta a defenderlos incluso
aunque encuentre oposición. Además, se siente lo suficientemente segura de sí misma
como para modificarlos si la experiencia le demuestra que estaba equivocada.
Es capaz de obrar según crea más acertado, confiando en su propio criterio, y sin sentirse
culpable cuando a otros no les parezca bien su proceder.
No pierde el tiempo preocupándose en exceso por lo que le haya ocurrido en el pasado ni
por lo que le pueda ocurrir en el futuro. Aprende del pasado y proyecta para el futuro, pero
vive con intensidad el presente.
Confía plenamente en su capacidad para resolver sus propios problemas, sin dejarse
acobardar fácilmente por fracasos y dificultades. Y, cuando realmente lo necesita, está
dispuesta a pedir la ayuda de otros.
Como persona, se considera y siente igual que cualquier otro; ni inferior, ni superior;
sencillamente, igual en dignidad; y reconoce diferencias en talentos específicos, prestigio
profesional o posición económica.
Da por sentado que es interesante y valiosa para otras personas, al menos para aquellos
con los que mantiene amistad.
No se deja manipular, aunque está dispuesta a colaborar si le parece apropiado y
conveniente.
Reconoce y acepta en sí misma diferentes sentimientos y pulsiones, tanto positivos como
negativos, y está dispuesta a revelárselos a otra persona, si le parece que vale la pena y
así lo desea.
Es capaz de disfrutar con una gran variedad de actividades.
Es sensible a los sentimientos y necesidades de los demás; respeta las normas sensatas
de convivencia generalmente aceptadas, y entiende que no tiene derecho —ni lo desea—
a medrar o divertirse a costa de otros.[cita requerida]
Indicios negativos de autoestima
La persona con autoestima deficiente suele manifestar algunos de los siguientes
síntomas:[1]

Autocrítica rigorista: tendiente a crear un estado habitual de insatisfacción consigo misma.


Hipersensibilidad a la crítica: que le hace sentirse fácilmente atacado y a experimentar
resentimientos pertinaces contra sus críticos.
Indecisión crónica: no tanto por falta de información, sino por miedo exagerado a
equivocarse.
Deseo excesivo de complacer: no se atreve a decir «no», por temor a desagradar y perder
la benevolencia del peticionario.
Perfeccionismo: o autoexigencia de hacer «perfectamente», sin un solo fallo, casi todo
cuanto intenta; lo cual puede llevarlo a sentirse muy mal cuando las cosas no salen con la
perfección exigida.
Culpabilidad neurótica: se condena por conductas que no siempre son objetivamente
malas, exagera la magnitud de sus errores y delitos y/o los lamenta indefinidamente, sin
llegar a perdonarse por completo
Hostilidad flotante: irritabilidad a flor de piel, siempre a punto de estallar aun por cosas de
poca importancia; propia del supercrítico a quien todo le sienta mal, todo le disgusta, todo
le decepciona, nada le satisface.
Tendencias defensivas: un negativo generalizado (todo lo ve negro: su vida, su futuro y,
sobre todo, su sí mismo) y una inapetencia generalizada del gozo de vivir y de la vida
misma.
Críticos con los demás: en ocasiones, una persona que padece de una baja autoestima
puede llegar a emplear la crítica hacia otras personas cuando algo sale mal,
especialmente cuando se trate de defenderse a uno mismo ante una situación incómoda,
con la pretensión de demostrar su inocencia. Incluso, puede que la persona que padece
autoestima baja no llegue a ser consciente de su comportamiento y que no lo haga con
una mala intención.
[cita requerida]

Repercusión de los desequilibrios de autoestima en adolescentes Editar


Los desequilibrios de autoestima pueden presentarse de formas como las siguientes:[cita
requerida]

Trastornos psicológicos:

Ideas de suicidio.
Falta de apetito.
Pesadumbre.
Poco placer en las actividades (anhedonia).
Pérdida de la visión de un futuro.
Estado de ánimo triste, ansioso o vacío persistente.
Desesperanza y pesimismo.
Sentimientos de culpa, inutilidad y desamparo.
Dificultad para concentrarse, recordar y tomar decisiones.
Trastornos en el sueño.
Inquietud, irritabilidad.
Dolores de cabeza.
Trastornos digestivos y náuseas.
Trastornos afectivos:

Dificultad para tomar decisiones.


Enfoque vital derrotista.
Miedo.
Ansiedad.
Irritabilidad.
Trastornos intelectuales:

Mala captación de estímulos.


Mala fijación de los hechos de la vida cotidiana.
Dificultad de comunicación.
Autodevaluación (baja autoestima)
Incapacidad de enfrentamiento.
Ideas o recuerdos repetitivos molestos.
Trastornos de conducta:

Descuido de las obligaciones y el aseo personal.


Mal rendimiento en las labores.
Tendencia a utilizar sustancias nocivas.
Trastornos somáticos:

Insomnio.
Inquietud en el sueño.
Anorexia.
Bulimia.
Vómitos o náuseas con mareos
Tensión en músculos de la nuca.
Enfermedades del estómago.
Alteraciones en la frecuencia del ritmo cardíaco.
Breve reseña histórica Editar
La autoestima, como vivencia psíquica, ha acompañado al ser humano desde sus
comienzos.[1]
El constructo psicológico de autoestima (o autoconcepto) se remonta a William James, a
finales del siglo XIX, quien, en su obra Los Principios de la Psicología, estudiaba el
desdoblamiento de nuestro «Yo-global» en un «Yo-conocedor» y un «Yo-conocido».
Según James, de este desdoblamiento, del cual todos somos conscientes en mayor o
menor grado, nace la autoestima.[1]
Ya entrado el siglo XX, la influencia inicial de la psicología conductista minimizó el estudio
introspectivo de los procesos mentales, las emociones y los sentimientos, reemplazándolo
por el estudio objetivo mediante métodos experimentales de los comportamientos
observados en relación con el medio. El conductismo situaba al ser humano como un
animal sujeto a reforzadores, y sugería situar a la propia psicología como una ciencia
experimental similar a la química o a la biología. Como consecuencia, se descuidó
durante bastante tiempo el estudio sistemático de la autoestima, que era considerada una
hipótesis poco susceptible de medición rigurosa.[1]
A mediados del siglo XX, y con la psicología fenomenológica y la psicoterapia humanista,
la autoestima volvió a cobrar protagonismo y tomó un lugar central en la autorrealización
personal y en el tratamiento de los trastornos psíquicos. Se empezó a contemplar la
satisfacción personal y el tratamiento psicoterapéutico, y se hizo posible la introducción de
nuevos elementos que ayudaban a comprender los motivos por los que las personas
tienden a sentirse poco valiosas, desmotivadas e incapaces de emprender por ellas
mismas desafíos.[1]
Carl Rogers, máximo exponente de la psicología humanista, expuso su teoría acerca de la
aceptación y autoaceptación incondicional como la mejor forma de mejorar la autoestima.
Robert B. Burns considera que la autoestima es el conjunto de las actitudes del individuo
hacia sí mismo. El ser humano se percibe a nivel sensorial; piensa sobre sí mismo y sobre
sus comportamientos; se evalúa y los evalúa. Consecuentemente, siente emociones
relacionadas consigo mismo. Todo ello evoca en él tendencias conductuales dirigidas
hacia sí mismo, hacia su forma de ser y de comportarse, y hacia los rasgos de su cuerpo
y de su carácter, y ello configura las actitudes que, globalmente, llamamos autoestima.
Por lo tanto, la autoestima, para Burns, es la percepción evaluativa de uno mismo. En sus
propias palabras: «la conducta del individuo es el resultado de la interpretación peculiar
de su medio, cuyo foco es el sí mismo».[1]
Investigadores como Coopersmith (1967), Brinkman et al. (1989), López y Schnitzler
(1983), Rosemberg y Collarte, si bien exponen conceptualizaciones de la autoestima
diferentes entre sí, coinciden en algunos puntos básicos, como que la autoestima es
relevante para la vida del ser humano y que constituye un factor importante para el ajuste
emocional, cognitivo y práctico de la persona.[7] Agrupando las aportaciones de los
autores citados, se obtendría una definición conjunta como la siguiente:
La autoestima es una competencia específica de carácter socio-afectivo que constituye
una de las bases mediante las cuales el sujeto realiza o modifica sus acciones. Se
expresa en el individuo a través de un proceso psicológico complejo que involucra a la
percepción, la imagen, la estima y el autoconcepto que este tiene de sí mismo. En este
proceso, la toma de conciencia de la valía personal se va construyendo y reconstruyendo
durante toda la vida, tanto a través de las experiencias vivenciales del sujeto, como de la
interacción que este tiene con los demás y con el ambiente.[7]
REFERENCIAS
José-Vicente Bonet. Sé amigo de ti mismo: manual de autoestima. 1997. Ed. Sal Terrae.
Maliaño (Cantabria, España). ISBN 978-84-293-1133-4.
Massenzana, FB (2017). «Autoconcepto y autoestima: ¿sinónimos o constructos
complementarios?». PSSOCIAL. Revista de investigación en psicología social.
Cheroky Mena Covarrubias. «Una óptica humanista y conductista de la sustentabilidad».
Chang, Larry (2006). «Happiness/Contentment». Wisdom for the Soul (en inglés) (1ª
edición). Gnosophia Publishers. P. 351. ISBN 0-9773391-0-6. Consultado el 25 de octubre
de 2012. «There is no way to happiness; happiness is the way.»
Nathaniel Branden. Cómo mejorar su autoestima. 1987. Versión traducida: 1990. 1.ª
edición en formato electrónico: enero de 2010. Ediciones Paidós Ibérica. ISBN 978-84-
493-2347-8.
Página web sobre John Powell
Miranda, Christian (2005). «La autoestima profesional: una competencia mediadora para
la innovación en las prácticas pedagógicas» (PDF). Revista Iberoamericana sobre
Calidad, Eficacia y Cambio en Educación 3 (1). Archivado desde el original el 22 de julio
de 2011.
«Página personal de José-Vicente Bonet». Archivado desde el original el 7 de febrero de
2010. Consultado el 21 de enero de 2011.
Góngora, Vanesa C. (1 de diciembre de 2008). «Valores personales y autoestima en
población general y clínica». Psicodebate 8 (0): 37. ISSN 2451-6600.
Doi:10.18682/pd.v8i0.415. Consultado el 4 de junio de 2020.
Pérez, M. (1992) Autoestima, Buenos Aires:Paidós.
Ovidio D’Angelo Hernández. Desarrollo de la autoestima y la conciencia moral en las
contradicciones de la sociedad contemporánea.
[1]
Chukwudozie, A., & White, H. (18 de diciembre de 2018). «Las intervenciones de
ejercicios físicos ayudan a mejorar la autoestima en niños y jóvenes en el corto plazo,
pero se requieren más investigaciones». Caracas: The Campbell Collaboration.
Consultado el 23 de enero de 2020.
Paul Wink. Two faces of narcissism.
Godfrey T. Barrett-Lennard. Carl Rogers’ helping system: journey and substance. P. 65..
Daniel Goleman. Healing emotions.
Paul Tillich. The Eternal Now.
M. Editor Kending. Alfred Korzybski: Collected Writings, 1920–1950. P. 425.
Paul Tillich. A History of Christian thought.
Ellis, A. (2001). Feeling better, getting better, staying better. Impact Publishers.
Ellis, A. y Blau, S. (comp.) (2000) Vivir en una sociedad irracional. Paidos.
Ellis, A. The Myth of Self-esteem. 2005.
Albert Ellis, Windy Dryden. The Practice of Rational Emotive Behavior Therapy.
Enlaces externos
Última edición hace 24 días por 2800:4B0:8006:2894:DDA7:AE3E:F471:A6CA
PÁGINAS RELACIONADAS
Narcisismo
Amor que dirige el sujeto a sí mismo tomado como objeto

Soberbia
Sentimiento de valoración de uno mismo por encima de los demás

Psicología humanista
Escuela que pone de relieve la experiencia no verbal y los estados alterados de
conciencia como medio de realizar nuestro pleno potencial humano

El contenido está disponible bajo la licencia CC BY-SA 3.0, salvo que se indique lo
contrario.
Política de privacidad Términos de usoEscritorio

También podría gustarte