Definición de Sedentarismo

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Definición de Sedentarismo.

Fuente abc
Se entiende por sedentarismo a aquel estilo de vida que se caracteriza por la permanencia en
un lugar más o menos definido como espacio de hábitat. El desarrollo del sedentarismo tiene
que ver básicamente con el alcanzar determinadas condiciones de vida que le han permitido al
ser humano llevar a cabo una vida más tranquila y segura al no estar dependiendo
permanentemente de los recursos disponibles a su alrededor.

El sedentarismo caracterizó al ser humano recién a partir del período prehistórico conocido
como Neolítico. En este sentido, podemos decir que el hombre prehistórico vivió alrededor de
seis mil años como nómade en busca de nuevos recursos cada vez que los mismos se agotaban
a su alrededor. El desarrollo del sedentarismo tuvo que ver con el advenimiento de ciertos
fenómenos causantes, entre los cuales el descubrimiento de la agricultura fue de primordial
importancia.

El ser humano, al inventar los métodos de agricultura, pudo dejar de depender de los recursos
que se encontraban a su alrededor para empezar a producir él mismo sus propios alimentos.
Esto, sumado a la domesticación de los animales, al trabajo de la cerámica y al desarrollo de
mejores herramientas, transformarían al ser humano en un individuo sedentario que podía
empezar a disfrutar mejor calidad de vida.

Hoy en día, el término sedentarismo también se aplica en gran medida a un estilo de vida
moderno en el cual la enorme disponibilidad de facilidades tecnológicas lleva al individuo
promedio a desarrollar una vida monótona, sin movimiento y con mínimos esfuerzos físicos.
Tal situación tiene como resultados la presencia cada vez más evidente de complicaciones de
salud tales como la obesidad, la diabetes o complicaciones cardíacas, aún en menores de edad
o niños. Además, el consumo de comidas de alto contenido grasoso y calórico, sumado al
constante uso de aparatos tecnológicos han permitido el avance de formas de vida en las
cuales la actividad física, recreativa y social es cada vez más escasa.

Fuente: q es?

El sedentarismo es la actitud del sujeto que lleva una vida sedentaria. En la actualidad, el


término está asociado al sedentarismo físico (la falta de actividad física). En su significado
original, sin embargo, este vocablo hacía referencia al establecimiento definitivo de una
comunidad humana en un determinado lugar.

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En este último sentido, sedentario es lo opuesto a nómada (aquél que se traslada de un lugar a
otro, sin establecer una residencia fija). Los seres humanos eran nómadas en la prehistoria, ya
que se trasladaban para recolectar alimentos o cazar. A partir de la revolución agrícola, hace
unos 10.000 años, la humanidad adoptó el sedentarismo.

En la actualidad, existen muy pocas poblaciones nómadas (hay algunas en el desierto mongol,
por ejemplo). Al hacer mención al sedentarismo, por lo tanto, se habla de una tendencia social
de los tiempos modernos, vinculados al ocio doméstico, el mundo laboral y las nuevas
tecnologías.

El sedentarismo es más habitual en las ciudades, donde la tecnología está orientada a evitar


los grandes esfuerzos físicos. Estar muchas horas al día viendo televisión o sentado frente a un
ordenador es una muestra de sedentarismo, que fomenta la obesidad, debilita los huesos y
aumenta el riesgo de las enfermedades cardíacas.

Una simple mirada a la sociedad nos demuestra que las últimas generaciones tienen más
tendencia al sedentarismo que los ancianos, dado que nacieron en una era informatizada, con
menos espacio libre para esparcirse y con una creciente sensación de inseguridad en la vía
pública que los lleva a buscar refugio en sitios cerrados. Para luchar contra la falta de actividad
física no existe una fórmula mágica; como en todos los casos, la clave reside en la voluntad.

La práctica de algún deporte con cierta constancia puede ser muy beneficiosa para la salud,
siempre que no se contraste con días enteros de mala alimentación y posturas nocivas para el
cuerpo. Claro está que esto depende de los gustos de cada persona; por esa razón, muchos
optan por salir a caminar todas las mañanas. Pero en ambos casos, es importante tener en
cuenta que el ejercicio sin técnica puede resultar contraproducente.

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En la búsqueda de una solución a la flacidez se
advierte una verdad alarmante: los seres humanos vamos perdiendo poco a poco el lazo con la
naturaleza. El contacto con el campo, con las plantas, con los animales o el mar se comprime
en períodos vacacionales, o se adorna con una cierta línea de indumentaria y se etiqueta
según las tendencias de la moda (véase senderismo, trekking o camping).

¿Dónde quedó nuestro sentido de orientación, nuestra conexión con la tierra, con las hojas de
los árboles? ¿No fuimos, acaso, alguna vez, una especie más entre las demás? El sedentarismo
es un inocente titular que esconde realidades tan graves y absurdas como que se venda
insecticida en espray.

Se pueden distinguir dos clases de sedentarios modernos: el trabajador que se ha adaptado a


las nuevas tecnologías, que necesita de un ordenador para llevar a cabo sus tareas, dado que
representa tanto su fuente de información y recursos como su medio para realizarlo y
entregarlo a su jefe (como ocurre con programadores, diseñadores y redactores, por ejemplo);
los individuos que no encuentran el suficiente incentivo para levantarse de la cama y hacer
algo productivo con sus vidas, que prefieren pasar el día entero frente al televisor con una lata
de cerveza en una mano y un cigarrillo en la otra.

Sobra decir que el primer grupo goza de un mayor respeto por parte del común de la sociedad,
dado que se lo considera productivo, mientras que el segundo recibe todo tipo de adjetivos
despectivos, haciendo alusión a su haraganería. Sin embargo, resulta preocupante comparar el
interminable caminar de los elefantes en busca de un mísero charco de agua, con el refunfuñar
de quien considera agotador ir desde el salón hasta la cocina a buscar un vaso de agua fresca,
cuya temperatura es regulada gracias a la explotación de los recursos naturales, la
misma explotación que obliga a los primeros a recorrer distancias cada vez mayores.

Sedentarismo (nombre masculino)

Forma social de vida de una comunidad humana que se establece de forma estable en un
lugar.

antónimos
nomadismo
:

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Modo de vida de las personas que apenas hacen ejercicio físico. "el sedentarismo típico de
nuestra civilización ha originado que las enfermedades vasculares y sus secuelas hayan
aumentado"

Programa Nacional de Lucha contra el Sedentarismo


Propósito

 Reducir la prevalencia de inactividad física en la población general, promoviendo la


adopción de estilos de vida activos.

Objetivos específicos

Construir habilidades personales:

 Mejorar el conocimiento, actitudes, percepciones y valoración de los beneficios de la


actividad física en la población.

 Aumentar el conocimiento y la relevancia de los beneficios de la actividad física tanto


para la salud como para la mejoría de la calidad de vida en general.

 Promover el desarrollo de habilidades para incorporar la vida activa a las actividades


cotidianas y apoyar a las personas a superar las barreras.

Crear ambientes favorables:

 Incrementar el número y calidad de lugares aptos para realizar actividad física en


comunidades y municipios.

 Promover, desarrollar y apoyar iniciativas que aumenten y hagan accesibles en forma


equitativa los entornos físicos y sociales que favorezcan la actividad física, incluyendo
redes sociales, conocimiento de la opinión pública, modelos a seguir, que haga más
fácil llevar una vida activa.

Fortalecer las capacidades de las comunidades para la actividad física:

 Promover y apoyar a individuos, comunidades y organizaciones que influyen en las


normas sociales y culturales para que apoyen la actividad física.

 Desarrollar y mejorar iniciativas y programas de base municipal y local de promoción


de la actividad física, que además asistan a las comunidades a superar las barreras.

 Incrementar el número de provincias y municipios con preparación y redes de soporte


social de la actividad física.

 Incrementar el número de provincias y municipios con políticas de urbanización y


transporte que promocionen la actividad física.

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 Incrementar el número de lugares de trabajo y estudio con iniciativas de promoción de
la actividad física.

Construir políticas públicas para actividad física:

 La promoción y desarrollo de políticas públicas que faciliten e impulsen la actividad


física, incluyendo compromisos institucionales, legislación, regulaciones y desarrollo de
guías, planes estratégicos, abogacía y asignación de recursos.

Incrementar la capacidad del sector sanitario:

 Mejorar la capacidad del sector sanitario para una acción sostenida y coordinada, a
través del fortalecimiento de habilidades, competencias, liderazgo y apoyo
organizacional.

Riesgos
Recientemente, la OMS ha publicado que el sedentarismo ya es el cuarto factor de riesgo de
las enfermedades no transmisibles y está relacionado con el 6% de las muertes mundiales. El
sedentarismo se ha convertido es un problema de salud importante.

La influencia del sedentarismo en nuestra salud ha aumentado de forma exponencial en pocos


años por diferentes motivos como son la accesibilidad y variedad de los medios de transporte,
la llegada de la tecnología al mundo laboral y a nuestro ocio, que hace que estas actividades
sean mucho menos dinámicas.

Consecuencias del sedentarismo

La falta de ejercicio hace que quememos menos calorías que las que ingerimos
diariamente. Si a esto le sumamos los hábitos poco saludables de alimentación, el
sedentarismo fomenta la obesidad, sobre todo entre los niños.

Como consecuencia, los niveles de colesterol en sangre aumentan y éste acaba por depositarse
en las paredes de arterias y venas, estrechando el paso por éstas y haciendo que el corazón
deba realizar un mayor esfuerzo, que aumente la tensión arterial y el consiguiente riesgo de
sufrir problemas cardíacos (fatiga, insuficiencia cardíaca, etc.) y cardiovasculares (angina de
pecho, infarto, etc.).

Nuestra capacidad respiratoria también se verá mermada. Un ejercicio tan sencillo como subir
unas escaleras puede ser una tarea dificultosa para aquellas personas sedentarias.

La inactividad hace que se debiliten nuestros huesos y perdamos masa muscular. A parte de
sentirnos más débiles, con los años, nuestras posibilidades de padecer artritis, artrosis o
osteoporosis serán mucho mayores.

Nuestra piel estará mucho más flácida, poco tersa, sobre todo en brazos, abdomen y piernas,
dando un aspecto menos joven.

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Practicar ejercicio

La solución al sedentarismo parece obvia, practicar ejercicio; pero somos conscientes que no
todos podemos, por diferentes motivos, dedicar una hora diaria a ello. Pero en nuestra rutina
diaria si podemos hacer determinadas actividades de una forma más dinámica:

 Ir caminando al trabajo, a comprar, a por los niños…, en lugar de coger el coche.

 Subir por las escaleras y no usar el ascensor.

 Aprovechar los momentos de descanso o la hora del almuerzo en el trabajo para dar
un pequeño paseo. Esto también nos vendrá muy bien para desconectar y
despejarnos.

 Sustituir momentos ante la televisión o el ordenador por una sesión de ejercicio.

Aquellas personas que nunca se han ejercitado, pueden empezar caminando 15 minutos al


día la primera semana y, poco a poco, ir aumentando el tiempo.

Si nuestra condición física nos lo permite y tenemos una hora libre tres días a la semana,
siempre se puede conseguir si nos lo proponemos, lo ideal es que practiquemos natación,
running, montemos en bicicleta o, mucho mejor, alternemos estas tres actividades.

Lo bueno que tiene la práctica habitual de ejercicio es que, en poco tiempo, notaremos sus
beneficios, nos sentiremos mucho mejor.

Actividad VS sedentarismo

Hipócrates, el maestro de la medicina, dijo: "lo que se utiliza se desarrolla, lo que no se utiliza
se atrofia".

A diferencia de las máquinas, que se desgastan, los organismos vivos aumentan su capacidad
de adaptación cuanto más usan sus órganos.

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Por el contrario, cuando no se utilizan todas las estructuras orgánicas, los tejidos se reducen y
debilitan. Especialmente los musculares y tendinosos, que se acortan: el músculo se fatiga con
facilidad y ese cansancio genera contracturas dolorosas que suelen derivar en molestias
crónicas.

La actividad física involucra a todos los sistemas y no sólo al aparato muscular haciéndolos
adaptarse a esa actividad. Por su parte la falta prolongada de ejercicio, conocida como
sedentarismo o vida sedentaria, incide en las funciones orgánicas, que comienzan a
deteriorarse: si por una fractura, por ejemplo, se inmoviliza una pierna, al cabo de unas
semanas ésta habrá perdido buena parte de su masa muscular y casi toda su fuerza, lo que
obligará a un proceso de rehabilitación. Ocurre algo similar tras largos períodos de
convalecencia en cama.

Sedentarismo: Sinónimo de Deterioro

La falta de ejercicio o sedentarismo disminuye la capacidad de adaptación a la actividad física


posterior cayendo así en un círculo vicioso. A su vez, la proporción de grasa es cada vez mayor
en relación con los demás tejidos, aunque no necesariamente haya aumentado de peso,
debido a la disminución de la masa muscular.

Si una persona que realiza un trabajo sedentario (como estar sentado frente a una
computadora) corre o camina unos kilómetros sin haber realizado un entrenamiento previo,
pasará los días siguientes con dolores y molestias. Lo mismo ocurre cuando se comienza a
practicar una actividad física.

El sedentarismo acarrea también disfunciones orgánicas: estreñimientos, várices, propensión


a la inflamación de los órganos abdominales (provocada por distensión de los músculos
debilitados de la pared abdominal), sensación de fatiga. Muchos dolores de espalda que no
tienen origen en traumatismos o enfermedades se deben a la debilidad de los músculos de esa
zona, que se contractura de forma casi permanente. A menudo, el simple esfuerzo de
mantener erguida la espalda representa para el sedentario una exigencia mayor de la que sus
músculos son capaces de soportar.

Un saco de huesos...

Cuando se lleva una vida sedentaria, el esqueleto se vuelve frágil y débil y pierde
paulatinamente su aptitud para cumplir funciones más allá de los movimientos rutinarios. El
hueso, contrariamente a lo que se cree, es un tejido muy activo: a lo largo de toda su vida
modifica su estructura interna según los requerimientos de resistencia y tensiones a los que se
ve sometido.

En el complicado entramado microscópico de los huesos, unas células llamadas osteoblastos


fabrican tejido óseo en las zonas que necesitan ser reforzadas a causas de las demandas
externas de resistencia. Como contrapartida, otro grupo de células -los osteoclastos- se
dedican a destruir hueso reabsorbiendo el calcio y los demás componentes óseos en aquellos
lugares donde no hacen falta. Por eso el esqueleto del individuo sedentario se descalcifica
progresivamente (lo que deviene en osteoporosis) y se vuelve menos resistente a tensiones,
más frágil a los traumatismos y más propenso a enfermedades degenerativas como artrosis y

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artritis, que el de quienes viven asiduamente entrenados. Sin embargo, la capacidad del hueso
para remoldearse requiere cierto tiempo de adaptación progresiva a las nuevas exigencias: si
no se toma en cuenta ese proceso pueden producirse desgastes y lesiones por abuso tanto o
más graves que las provocadas por desuso.

Una cuestión de Calidad de Vida

La calidad de vida de una persona se puede medir según distintos parámetros. Uno de ellos es
el envejecimiento neurológico, por el cual se va teniendo menor respuesta y menor capacidad
de reacción ante los estímulos, como por ejemplo un bocinazo, un cambio de luces o una
situación de emergencia. Esto está íntimamente relacionado con la velocidad: a medida que
pasa el tiempo nos ponemos más lentos y la lentitud es un gran indicador de la pérdida de
rendimiento. Y no hay que mirar muy lejos para encontrar ejemplos: observe a personas
mayores que caminan mucho o hacen gimnasia, trabajan y se mueven todo el día y luego a
inactivos contemporáneos de éstos, que se sientan a mirar televisión y dan apenas los pasos
imprescindibles para satisfacer sus necesidades. Verá que la diferencia física (e incluso la
mental es notable.

Por eso, la actividad física beneficia la función cardiorrespiratoria y de ella depende nuestra
resistencia al esfuerzo. Una vida sedentaria, que suele ir acompañada por una mala
alimentación y un mal descanso, desemboca irremediablemente en un deterioro del
organismo y, en muchos casos, en una enfermedad crónica. Y las enfermedades
cardiovasculares son enfermedades crónicas degenerativas, fuertemente asociadas a las
condiciones de vida.

Los músculos del cuerpo tienden a aplanarse, a perder fuerza y a endurecerse si no se los
trabaja correcta y periódicamente. Lo mismo ocurre con la flexibilidad: hay que ejercitarla si no
queremos perderla. Todo esto nos demuestra hasta qué punto una vida sedentaria influye de
manera negativa en nuestra calidad de vida.

Cuerpo en movimiento y Salud

Podemos identificar tres clasificaciones diferentes en relación con la inactividad y el ejercicio,


las cuales, en orden ascendente de condicionamiento físico, son:

1. El nivel sedentario, con escasa o nula actividad física. Se trata de personas que,
probablemente, soportarán más enfermedades, vivirán menos, y sufrirán una calidad de vida
relativamente baja.

2. El nivel de aptitud de ejercicios de baja intensidad en relación con la salud y la longevidad.
Los que se ubican aquí obtendrán beneficios significativamente más elevados que los
pertenecientes al primer nivel en términos de índices de enfermedad más bajos y de vida más
prolongada.

3. El nivel atlético de ejercitación, que se acerca -y a veces llega- al nivel de aptitud requerido
para competir, pero que no implica sobreentrenamiento. Quienes se ubiquen aquí se
caracterizarán por una vida más prolongada, un riesgo algo menor de padecer enfermedades
graves y una calidad de vida más elevada. Sin embargo, sobrepasarse en la búsqueda de una

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aptitud aeróbica -es el caso de atletas super competitivos- sólo puede conducir a perder los
mismos beneficios que se intentan lograr.

Propuestas Activas

•Olvidarse de los ascensores: subir y bajar lentamente por las escaleras.


•Realizar compras en comercios que estén un poco más lejos del hogar para aprovechar la
caminata diaria.
•Ejercitar los músculos de los brazos mientras permanecemos sentados realizando
movimientos circulares.
•Caminar por lo menos de 10 a 12 cuadras por día. Poco a poco el cansancio de las primeras
veces desaparecerá.
•Dormir sobre colchones rígidos para conservar la postura y conciliar un sueño profundo.
•Andar en bicicleta por el parque para obtener así una inyección de oxígeno vital.
•Caminar y nadar son los mejores ejercicios físicos. Siempre después de realizar una actividad
intensa no debemos detenernos súbitamente.

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