Arquitectura Militar de La Guerra Civil
Arquitectura Militar de La Guerra Civil
Arquitectura Militar de La Guerra Civil
Arquitectura Militar
E de la Batalla de Brunete, una de las más famosas de la Guerra Civil, que se desarro-
lló fundamentalmente en los términos de Valdemorilllo, Villanueva del Pardillo,
Fresnedillas de la Oliva, Navalagamella, Villanueva de la Cañada, Quijorna, Colmenar
de Arroyo, Brunete y Villanueva de Perales, cuyo territorio sirvió de escenario de los com-
bates y en los que posteriormente se realizaron importantes obras de fortificación por
parte de ambos bandos para establilizar el frente.
El conjunto de obras defensivas descritas en esta obra posee una importancia evi-
dente tanto por su elevado número como por la amplia tipología que presentan. Entre
ellas encontramos elementos tan singulares como el blockhaus de Colmenar de Arroyo,
el campamento de la Peña en Navalagamella, la posición de la Loma de San Pablo en
Quijorna, los fortines del plan 69-B de Valdemorillo-Villanueva del Pardillo o las fortifi-
caciones levantadas en torno a Brunete, que junto al resto de elementos descritos ofre-
cen una excepcional muestra de arquitectura militar.
12
ARQUEOLOGÍA
PALEONTOLOGÍA
y ETNOGRAFÍA
Arquitectura Militar
de la Guerra Civil
en la
Comunidad de Madrid
Sector de la Batalla de Brunete
ARQUEOLOGÍA
PALEONTOLOGÍA
y ETNOGRAFÍA
Arquitectura Militar
de la Guerra Civil
en la
Comunidad de Madrid
Sector de la Batalla de Brunete
Ricardo Castellano Ruiz de la Torre
Pablo Schnell Quiertant
12
Serie de la
VICEPRESIDENCIA, CONSEJERÍA DE CULTURA Y DEPORTE
Y PORTAVOCÍA DE GOBIERNO
COMUNIDAD DE MADRID
MADRID 2011
COMUNIDAD DE MADRID
Presidenta
ESPERANZA AGUIRRE GIL DE BIEDMA
Coordinación editorial
Área de Promoción y Difusión.
ROSARIO PÉREZ MARTÍN
FCO. JAVIER PASTOR MUÑOZ
Diseño y maquetación
VICENTE A. SERRANO
ESPERANZA SANTOS
Prólogo 9
El pasado es, por definición, una ausencia, algo que ya no habita entre nosotros.
De su recuperación como algo que ya no es y que, por tanto, puede comenzar a
recordarse se ocupa este libro. Con esta obra sobre arquitectura militar de la Gue-
rra Civil en nuestra región, la Comunidad de Madrid cumple una vez más su com-
promiso con el patrimonio histórico al apoyar estudios exhaustivos y académicos
que permitan acercar la historia a los madrileños.
La cuenca del Perales se presenta como una unidad cerrada, poblada de bosque
mediterráneo y cuyas comunicaciones se hacen por las alturas que la bordean
(carreteras M-600 y M-610). La primera, coincidente con la mencionada carrera
del Lomo, es una vía histórica secundaria para las comunicaciones norte-sur. A
comienzo del s. XX era la más importante de la zona de estudio, aunque no estaba
asfaltada. La otra era un simple camino carretero.
El río Guadarrama, con una longitud de 132 km., vierte directamente en el
Tajo y tiene una cuenca mucho más extensa (1.708 km2), pero sólo incluye la
parte oriental de los términos de Villanueva del Pardillo, Villanueva de la Cañada
y Brunete. Nos interesa especialmente su principal afluente por la derecha, el Au-
lencia y también el arroyo Palacios. El embalse de Valmayor, al norte de Valde-
morillo, fue inaugurado en 1976, por lo que no existía en tiempos de la Guerra
Civil. El paisaje en esta zona es más abierto que en el valle del Perales, predomi-
nando el relieve con suaves lomas, labradas desde antiguo con cultivos de secano,
vid u olivo y salpicadas con manchones ocasionales de bosque mediterráneo ade-
hesado o degradado en retamares.
EL TERRENO. GEOGRAFÍA E HISTORIA 17
Fig. 2.- El territorio donde se desarrolló la Batalla de Brunete visto desde Casa Palata, puesto de mando del
ejército republicano. Fotografía: Juan Carlos Martín Lera. Archivo de la Dirección Gral. de Patrimonio
Histórico.
Fig. 3.- Batalla de Brunete. La línea del frente (en rojo) tras la ofensiva republicana. Dibujo: Alberto López Daza.
Dirección Gral. de Patrimonio Histórico.
EL TERRENO. GEOGRAFÍA E HISTORIA 19
Figs. 4 - 5. Los barrancos cubiertos de bosque del valle del Perales ofrecen un paisaje distinto al de la llanura de
Brunete, dominada desde las alturas del Guadarrama. La lucha y el modo de fortificar en estos terrenos
tan dispares fueron en consecuencia diferentes. Arriba: fortín sobre el Barranco Hondillo. Abajo: fortín
de Las Rosas. Fotografias: Pablo Schnell.
20 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
2
LARRUGA Y BONETA, E. (1800)
EL TERRENO. GEOGRAFÍA E HISTORIA 21
Fig. 6.- Esta instantánea, obtenida durante los combates en torno a Quijorna en julio de 1937, nos muestra el pai-
saje típico de campos de secano con manchas de arbolado y su importancia en la guerra. El tanque que
señala la flecha se ha internado peligrosamente en el bosquecillo y ha podido así ser alcanzado, bien por
un cañón oculto o por botellas explosivas. Fotografía: A. Campúa. Revista Vértice, agosto de 1937.
Historia
La geografía define los primeros asentamientos humanos en esta zona, articulados
en torno a las vías naturales que permiten bordear en altura el valle del Perales;
estas vías de comunicación naturales debieron de ser usadas desde la Prehistoria
y en época romana ya debían de estar fijadas. En el s. XVI conocemos dos itine-
rarios que discurrían por nuestra zona; tanto el “repertorio de caminos de Villuga”
(1546) como el “repertorio de Meneses” (1576) identifican una ruta que proce-
dente de Guadalajara y que tras atravesar Madrid pasaba por Brunete, La Desper-
nada (Villanueva de la Cañada), la Venta del Molinillo, Navalquejigo y
Guadarrama, y salía de la actual Comunidad por el puerto de la Fuenfría hacia
22 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Segovia. Era la citada “carrera del Lomo”, existente en la Edad Media, sobre la
cual se habían fundado los establecimientos repobladores de pastores segovianos.
En Brunete, este camino se cruzaba con otro que viniendo de Ciempozuelos y
Valdemoro continuaba por Navalagamella y Robledo de Chavela hacia Ávila. Este
último seguía siendo utilizado un siglo después, pues aparece en el itinerario de
Misseli de 1684, que sólo menciona los más importantes. Sin embargo ha des-
aparecido de la red Real de Postas que describe Rodríguez de Campomanes en
1761, donde por contra vuelve a aparecer la ruta Navalcarnero-La Despernada-
Brunete-Valdemorillo (la vieja carrera del Lomo). En el plano de Francisco de
Hita de 1790 se mantiene esta ruta, pero como provisional. En 1872 estaba ya ha-
bilitada como carretera de segundo orden entre Navacerrada y Navalcarnero. 3
Esta última era la estructura viaria que funcionaba en época de la Guerra Civil,
con el recorrido transversal entre Brunete y Chapinería, atravesando el valle del
Perales, y otro camino carretero entre Valdemorillo y Aldea del Fresno, transi-
tando por las alturas del borde de la cuenca fluvial en el lado opuesto al Lomo de
Casarrubios.
La disposición de las vías de comunicación es vital en la guerra, pero una vía
natural aprovechada por una cañada desde hace siglos no quiere decir que por
ella pueda transitar un ejército moderno sin adecuarla. Las cañadas utilizan pasos
naturales y vados, y muchas veces comparten trazado con caminos y carreteras,
pero el ganado vadea ríos por donde no lo pueden hacer sin acondicionamiento
camiones, tanques y suministros para abastecer a miles de hombres. Un ejército
moderno necesita para su abastecimiento un firme adecuado, un cuidado trazado
de las pendientes y puentes resistentes para cruzar ríos y arroyos en toda época
del año. Eso es así tanto cuando combate como cuando está cubriendo frentes
estables. Un buen ejemplo es la habilitación que el Ejército Popular tuvo que ha-
cer de la Cañada Real Segoviana entre Valdemorillo y Quijorna, adecuando el
firme y tendiendo puentes, ya que pese a ser una cañada de primer orden no so-
portaba el tránsito pesado.
3
MÉNDEZ, SÁNCHEZ y MARCEÑIDO (1990)
EL TERRENO. GEOGRAFÍA E HISTORIA 23
Fig. 7.- La chimenea de la pequeña fábrica Ordovás, situada junto a caleras explotadas de antiguo, es la cons-
trucción más característica en las “Casas del Vétago” (Valdemorillo). Sobre el cerro se localiza una de
las casamatas del plan 69-B. Fotografía: Pablo Schnell.
Respecto a la industria en la zona de estudio, en los años treinta era casi in-
existente. Había varios hornos de cal en Valdemorillo y Quijorna, con una pro-
ducción artesanal destinada principalmente al ámbito local. Más importante fue
la fábrica de porcelana de Aulencia, Falcó y Cía, fundada en Valdemorillo en 1845
por Juan Falcó, ceramista venido de Alcora (Valencia), cuyos productos, de gran
éxito en el siglo XVIII, se hallaban por entonces en decadencia. Su loza llegó a
surtir a los reyes Alfonso XII y XIII, pero tuvo que cerrar en 1914, incapaz de
competir con las producciones europeas, que tenían mejor salida al llegar a Ma-
drid por ferrocarril, mientras que las vajillas de Falcó tenían que salir en carros.
En 1915 Juan Giralt Laporta compró la fábrica parada y la reconvirtió para la pro-
ducción de vidrio y porcelana de laboratorio y aislantes eléctricos, que era a lo
que se dedicaba en 1936. Los daños ocasionados en los bombardeos durante la
guerra supusieron el cierre definitivo y su traslado a Villaverde por decisión es-
tratégica gubernamental, debido a que desde allí sus productos podían distribuirse
24 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
por ferrocarril. Hoy puede visitarse parte de esta fábrica, habilitada como Casa
de Cultura, y su pudridero de caolín, como Cueva Museo de Cerámica y Vidrio
de Valdemorillo (CUMVAL). También surgieron a la sombra de la gran factoría
algunos pequeños talleres llamados “fabriquines”, uno de los cuales (Antonio Sal-
vador Orodea ASO) produjo gres para solados hasta 2003.4
Había también en la zona algunas pequeñas minas en explotación. Destaca la
mina de la Montañesa en Navalagamella (con dos frentes de explotación, en el
Horcajo, cerca del campamento de La Peña y Las Viñas) de la que se extraía barita,
galena argentífera, calcopirita, malaquita y otros compuestos de cobre, plata y
plomo. Otras, como las de Colmenar de Arroyo, se encontraban por entonces pa-
radas.
Fig. 8.- La fábrica de porcelana de Valdemorillo quedó en ruinas hasta que fue rehabilitada como Casa de Cultura.
Fotografía: Pablo Schnell.
4
SIERRA ALVAREZ, J. y TUDA RODRIGUEZ, I. (1996)
Capítulo II
La Batalla de Brunete
La Batalla de Brunete es el antecedente de los vestigios analizados en este libro,
ya que fue el establecimiento a la defensiva de las posiciones alcanzadas por uno
y otro bando lo que determinó la localización de los restos bélicos (fortificaciones,
viviendas, pistas…). Por ello, en las páginas siguientes explicaremos aquel en-
frentamiento, las causas por las que se produjo precisamente en este área, así
como las consecuencias que tuvo sobre el devenir de la guerra. Para ello seguire-
mos principalmente los incomparables trabajos monográficos del coronel Martí-
nez Bande, excombatiente y posteriormente militar profesional, quien dedicó toda
su vida al estudio de los aspectos militares de nuestra guerra.
Fig. 9.- Soldados republicanos jugando una partida de dominó junto a una ametralladora Hotchkiss de 7 mm. en
los días previos a la Batalla de Brunete. Fotografía fechada el 20 de junio de 1937. Fotografía: Albero y Se-
govia, Archivo Rojo. AGA_F_04067_55917_001
vincia de Vizcaya, norte de León, Palencia y Burgos). Así, entre abril y junio fue-
ron ocupadas las dos provincias vascas que se habían mantenido fieles a la Repú-
blica y quedó amenazando el territorio santanderino, creando un gran inquietud
en zona gubernamental. Al desplazar hacia el norte la ofensiva, el territorio central
quedó relativamente desguarnecido ya que Franco no disponía de efectivos sufi-
cientes para mantener a la vez la presión sobre Madrid. De este modo hubo de
retirar unidades que estaban asediando la capital para adoptar en este frente una
actitud expectante, aunque sin visos de renunciar al terreno conquistado hasta
ese momento.
Así las cosas, el recién constituido Ejército Popular de la República era el más
interesado en reactivar la lucha en el centro para liberar a la capital del acecho
nacional. De esta actitud surgieron dos importantes ofensivas republicanas, las
primeras que emprendía en este frente desde los fallidos intentos de detención
del avance nacional en septiembre de 1936 en Talavera y en octubre del mismo
año en Seseña.
Entre el 9 y el 13 de abril de 1937 se produjeron intensos e infructíferos asaltos
a las líneas nacionales situadas en alturas dominantes sobre la carretera de La Co-
LA BATALLA DE BRUNETE 29
Fig. 10.-Las atarjeas sirvieron a menudo como improvisado refugio a la población civil frente a los bombardeos
durante la batalla de Madrid. Fotografía: Albero y Segovia, Archivo Rojo. AGA_F_04053_54387_001
Fig. 11.- Junto a los tanques rusos, la República también utilizó automóviles blindados, que normalmente eran
usados como vehículos de exploración. En la imagen, un UNL 35, fabricado en Valencia. Fotografía: A.
Campúa. Revista Vértice.
Fig. 12.- A finales de los años 90 todavía podían contemplarse en Boadilla del Monte huellas de los combates
que tuvieron lugar en la localidad entre diciembre de 1936 y enero de 1937. Boadilla sería uno de los ob-
jetivos no alcanzados por los republicanos en julio de 1937. Fotografía: Ricardo Castellano.
LA BATALLA DE BRUNETE 31
5
MARTÍNEZ BANDE, JOSÉ MANUEL, (1959), pg. 160
32 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 13.- Soldados republicanos en un ejercicio de asalto a la bayoneta en junio de 1937. Llevan los mismos uni-
formes y armamento (fusil Mosin-Nagant) que usarán un mes después en la Batalla de Brunete. Fotografía:
Albero y Segovia. Archivo Rojo. AGA_F_04065_55689_001_01
LA BATALLA DE BRUNETE 33
La batalla
La necesidad de detener el avance nacional en la cornisa cantábrica, unida a la de
librar a Madrid del martilleo artillero al que era sometida desde las posiciones na-
cionales en la Casa de Campo, llevaron a los generales republicanos a tomar me-
didas urgentes. Entre marzo y junio de 1937 concretaron un “Plan de Maniobra”,
que tenía por objeto “coger de revés a las fuerzas enemigas situadas al oeste y sur
de Madrid, envolver el frente, provocando el repliegue y obligando al enemigo a
desplazar la línea de contacto al arroyo Butarque, con objeto de salvar a Madrid
de la acción de bombardeo diario de la artillería”7
Los preparativos se desarrollaron con el mayor sigilo posible, acumulando tro-
pas a caballo de la carretera de Galapagar (Las Rozas-El Escorial), que fueron des-
plazadas el 4 de julio hacia Valdemorillo (V Cuerpo de Ejército) y vértice
Madroñal (XVIII Cuerpo de Ejército). A pesar de que los desplazamientos se hi-
cieron de noche, los observatorios nacionales registraron un extraordinario mo-
vimiento enemigo, cuestión que rápidamente fue puesta en conocimiento de los
mandos. El testimonio de distintos evadidos ayudó al comando nacional a sopesar
la importancia de la operación. Uno de los pasados confirmaba, el 20 de junio,
que se preparaba “una ofensiva para romper el frente desde Navalagamella a Las
Rozas y progresar entre los ríos Perales y Guadarrama”8. Esa información, unida
a otras similares, llevó al Ejército del Centro franquista a sintetizar en un informe
del 28 de junio el próximo “ataque entre Navalagamella y Las Rozas, en dirección
a Quijorna con objeto de establecer una línea que sirva de base de partida para
un fuerte ataque posterior”. Como vemos, la información acerca de las intenciones
republicanas era bien conocida, aunque no sirviera para que se tomaran las me-
didas oportunas.
6
MARTÍNEZ BANDE, JOSÉ MANUEL, (1972), pg. 120.
7
MARTÍNEZ BANDE, JOSÉ MANUEL, (1972), pg. 107
8
MARTÍNEZ BANDE, JOSÉ MANUEL, (1972), pg. 129
34 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 14.- Batalla de Brunete. Ruptura del frente. Montaje: Pablo Schnell.
LA BATALLA DE BRUNETE 35
La ofensiva republicana
La noche del 5 al 6 de julio comenzó la Batalla de Brunete. Desde las 3,30 se es-
taban atacando las posiciones nacionales de la cuesta de la Reina, cerca de Aran-
juez, en un movimiento de distracción. Mientras tanto, en la zona elegida, los
hombres del V Cuerpo de Ejército se infiltraban sigilosamente, rodeando Quijorna
y Brunete, mientras las tropas del XVIII lo hacían a la manera clásica, es decir,
con previa preparación artillera.
Al amanecer del 6 de julio los planes republicanos se habían logrado sólo par-
cialmente: Brunete había caído en manos de la división de Líster, pero no se había
podido tomar Quijorna sin combatir, tal como se pretendía; por el contrario, la
resistencia era intensa. A su vez, la lucha que se preveía por la posesión de Villa-
nueva de la Cañada estaba siendo, efectivamente, muy enconada. Cierto desorden
en el despliegue de las unidades del XVIII Cuerpo de Ejército, unida a la decidida
actitud defensiva de las fuerzas nacionales en este último pueblo llevaron a que
su conquista no se lograra hasta la tarde-noche de este día 6.
Para entonces el mando nacional ya era consciente de la gravedad de la situa-
ción, y procedió a una automática reorganización de sus efectivos: el objetivo fun-
damental era detener el avance en dirección oeste-este, impidiendo a toda costa
que la República pudiera ocupar la margen izquierda del río Guadarrama. Para
ello se decidió incorporar al frente un nueva división, la 13, que actuaría como
tapón al sur de Brunete, además de movilizar otras dos, que estaban acantonadas
lejos de Madrid (Divisiones 108 y 150). Como medidas de emergencia se incor-
Fig. 15.- Tractor oruga republicano abandonado en Brunete tras la lucha. Se utilizaban fundamentalmente para
transportar piezas artilleras campo a través o para remolcar blindados averiados. Fotografía: A. Campúa.
Revista Vértice.
36 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
9
CASAS DE LA VEGA, RAFAEL, (1967), pgs. 134 a 139
LA BATALLA DE BRUNETE 37
Fig. 16.-Las pérdidas humanas y materiales de la Batalla de Brunete fueron las mayores
hasta la fecha. El choque fue de tales dimensiones que Madrid ya no volvería a
experimentar combates de esa entidad hasta el final de la guerra. Fotografía de
la obra Historia de la Cruzada española.
38 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 18.- Aspecto que presentaba Brunete tras finalizar los combates. Julio de 1937. Fotografía: A. Campúa. Revista
Vértice.
10
MARTÍNEZ BANDE, JOSÉ MANUEL, (1972), pg. 158
40 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
vértices Mosquito y Romanillos. Los cinco ataques que recibió el primero de ellos
durante ese día convirtieron sus laderas en un campo desolado de muerte y des-
trucción. Testimonio de ello son las palabras de un defensor, oficinista reconver-
tido en fusilero por necesidad:
“El Mosquito es un cerro estrecho y alargado. Desde la carretera, al desviarse a la
izquierda, se toma un camino que va por lo alto del cerro, todo a lo largo (...) que
tiene lo menos cuatro o cinco kilómetros. (...) El día 10 por la mañana fueron a por
nosotros, y no de broma. (...) Empezaron con una buena preparación de artillería.
Nos calentaron bien las orejas. Como media hora o así duró el fuego. Mientras tiraban
los artilleros vimos en la loma de enfrente, como a unos dos kilómetros, aparecer una
gran cantidad de tanques rusos, unos 15 o 20, que tiraban con cañón desde las encinas
y que se movían rápidamente de una encina a otra. La infantería se había colado mu-
cho más. Empezaron a tirar con armas automáticas desde bastante cerca. Eran mu-
chos y, prácticamente, ocupaban casi todo el barranco que hay delante de la línea de
cerros donde está El Mosquito. Habían aprovechado la noche para infiltrarse sin pe-
ligro. (...) Con lo que no podíamos contar era con que pudieran atacarnos por la es-
palda... y así fue. (...) de pronto nos encontramos entre dos fuegos. Los internacionales
apretaban sobre todo por la parte de la carretera. Se habían metido en una zona espesa
de bosque que había a retaguardia y nos freían. La posición nuestra, con El Mosquito,
con el mismísimo Mosquito, era como una isla rodeada de enemigos. El capitán ordenó
una reagrupación de los efectivos. El fuego empezaba a abrir claros. Había que mo-
verse porque los parapetos se vaciaban con tanto fuego.”11
Sin embargo ni el Mosquito ni Romanillos llegaron a ser ocupados por las fuer-
zas de la República, que el día 9 rodearon y aislaron Villanueva del Pardillo y el
10 Villafranca del Castillo. La primera sería ocupada el día 10, mientras que Vi-
llafranca no llegó a ser tomada a consecuencia del contraataque nacional. Desde
el día 10 estaban llegando unidades sacadas de otros frentes para alimentar la ba-
talla, equilibrando la balanza. A partir de ese momento, pasado el efecto sorpresa,
la lucha se convertiría en un toma y daca de desgaste, previo al contraataque ge-
neral que ordenó Franco.
11
CASAS DE LA VEGA, RAFAEL, (1967), pg. 158
LA BATALLA DE BRUNETE 41
12
LÓPEZ-MUÑIZ, GREGORIO, (1943), pg. 176. Citado en MARTÍNEZ BANDE, JOSÉ MANUEL, (1972),
pg. 158
LA BATALLA DE BRUNETE 43
Fin de la batalla
El día 26 de julio la lucha languidecía. Miaja era consciente de la imposibilidad
de recuperar la iniciativa. Sus tropas habían sido expulsadas de la margen iz-
quierda del Guadarrama, empujadas más al norte de Brunete, aunque resistían
solidamente al este del Perales. Ante esta situación decidió intentar conservar lo
ganado.
En el otro bando Franco no autorizó el deseo de Varela de continuar la perse-
cución, prefiriendo sacar rápidamente las tropas navarras del centro y trasladarlas
al norte, con el objetivo inmediato de continuar con la conquista de Santander.
Quedaban así establecidas unas líneas que ya muy poco variarían hasta el final
de la guerra, comenzando el proceso de fortificación del frente.
El coronel Martínez Bande resume de forma sintética y precisa la realidad de
este durísimo enfrentamiento:
“Puede decirse que Brunete representó la primera gran batalla de nuestra guerra
-más cabalmente que las del Jarama, Guadalajara, San Marcial y Oviedo- porque fijó
en el espacio y en el tiempo y alrededor de un objetivo que se consideraba, si no deci-
sivo, sí fundamental –no Brunete, claro está, sino Madrid y la presión que sobre la
plaza se ejercía- dos masas organizadas y perfectamente equipadas y armadas de me-
dios modernos de combate El enorme forcejeo, la gran violencia, el espacio reducido
en que la lucha tuvo lugar, definieron perfectamente sus características.”13
“Resulta obligado dibujar el marco en que aquella (la batalla) se mueve, pintar
su telón de fondo, diseñar su ambiente humano y moral, del que acabamos de dar un
boceto. Es decir, hablar de su dureza, de su extraordinaria dureza, que supera am-
pliamente la de batallas anteriores, incluso la del Jarama.”
La voluntad de vencer es empecinada por ambas partes y responde perfectamente
al temperamento español. Ella produce por doquier y en todo momento una ensan-
grentada disputa, que alcanza probablemente sus más altas cotas en torno a Brunete
y al terrible flujo y reflujo –avances y retrocesos- en el valle del Guadarrama.
13
MARTÍNEZ BANDE, JOSÉ MANUEL, (1972), pg. 204
44 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 21.- La batalla dio al pueblo de Brunete una resonancia muy superior a la que tenía antes de la guerra, tanto
por su tamaño como por su actividad agrícola y ganadera. Fotografía: A. Campúa. Revista Vértice.
14
MARTÍNEZ BANDE, JOSÉ MANUEL, (1972), pg. 207
Capitulo III
La estabilización del frente
tras la batalla
Una de las tareas más complejas que existe cuando se investiga el aspecto militar
de la Guerra Civil es recabar datos sobre el territorio pasados los hechos de armas.
Las batallas generan confusión, pero son ávidamente estudiadas, cuantificando
combatientes, medios, bajas, y fijando causas y consecuencias. Sin embargo la
fase posterior, de estabilización, no resulta por lo general tan interesante para el
investigador, razón por la cual no es sencillo encontrar bibliografía que describa
las líneas de frente que quedan tras la lucha. En nuestro caso, en las monografías
del Servicio Histórico Militar dirigidas por el coronel Martínez Bande se nos
cuenta cómo fueron las operaciones, cómo la lucha, y se termina con una imagen
del terreno al concluir el combate.
Sin embargo en Madrid las líneas fijadas en 1936 y 1937, casi dos años antes
de que acabara la guerra, experimentaron grandes transformaciones. No fue en
su trazado, pero sí en lo referente a las unidades que se asentarían en ellas, a su
dependencia jerárquica y, principalmente y como objetivo básico de este estudio,
a lo que a su fortificación atañe.
Es de especial significación para este libro la directiva del Ejército del Centro
-bando nacional- del 27 de julio de 193715, que por su interés transcribimos: se
trata de una orden que dispone “organizar en profundidad una línea defensiva a
retaguardia del río Perales y entre éste y los ríos Aulencia y Guadarrama”. Todas
estas posiciones deberían reunir “los requisitos que aconsejan las modernas armas
(no ser vistas desde los observatorios enemigos y tener campo de tiro despejado),
no utilizando las crestas más que para observatorios y puestos de mando, dis-
puestos y disimulados en forma tal que sea difícil su localización por la artillería
enemiga”. También se instaba a la construcción de pozos antitanque y pequeños
campos de minas.
Al día siguiente de dar por terminado el contraataque de Brunete ya tiene claro
el máximo responsable del Ejército del Centro nacional la necesidad de crear una
15
MARTÍNEZ BANDE, JOSÉ MANUEL, (1972), pg. 202
48 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
estructura defensiva sólida, cosa que no había sucedido en todo un año de en-
frentamiento. Es, por tanto, un indicativo inequívoco de que el peso de la guerra,
a sus ojos y pese a la dura batalla que acababa de concluir, estaba alejado de Ma-
drid. En consecuencia estamos ante el inicio del trabajo fortificador en la región
dentro del bando nacional, y que tendrá cumplida respuesta en las filas contrarias,
quizá con otro planteamiento, quizá con otros objetivos, pero igualmente firme.
1938 significó para los ejércitos combatientes en el centro el desplazamiento
definitivo del escenario bélico a otros frentes (Aragón, el Ebro…) Como conse-
cuencia de ello, a lo largo de ese año se produjeron varias reasignaciones de las
zonas a distintas grandes unidades, hasta quedar a finales de año prácticamente
dibujada la disposición con la que concluyó la guerra.16. En ese año se construyen
la mayoría de las obras de fortificación del bando franquista y un buen número
de las republicanas, como lo acreditan tanto las inscripciones de los que todavía
existen como la documentación a la que hemos tenido acceso.
Fig. 22.- El comandante de la 111 Brigada Mixta entregando los objetos tomados al enemigo en Villanueva del Par-
dillo, entre ellos una bandera bicolor. Estos trofeos se usaron para una exposición propagandística en Va-
lencia. Fotografía: Albero y Segovia. Archivo Rojo. AGA_F_04072_56381_001
16
CASTELLANO RUIZ DE LA TORRE, RICARDO, (2004), pg. 144 y ss.
LA ESTABILIZACIÓN DEL FRENTE TRAS LA BATALLA 49
Fig. 23.- Un elemento básico en la alimentación de los soldados durante la Guerra Civil fueron las sardinas en
lata. La del centro (de Romay & Gómez, Samieira, Pontevedra) presenta repetidamente un corazón de Je-
sús con la leyenda “EN DESAGRAVIO”, en alusión a las acciones violentas como el fusilamiento simbólico
de las imágenes del Cerro de los Ángeles. Colección Ernesto Viñas. Fotografía: Ricardo Castellano.
50 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
17
CASTELLANO RUIZ DE LA TORRE, RICARDO, (2004), pg. 139
LA ESTABILIZACIÓN DEL FRENTE TRAS LA BATALLA 51
Fig. 24.- Montaje de plano de época sobre mapa actual, con el despliegue de la I Brigada de la 71 División na-
cional. Se puede apreciar la denominación de cada posición, así como los puestos de mando de brigada,
batallones y la zona asignada a cada uno. Montaje Ricardo Castellano. Archivo General Militar de Ávila
(AGMAV,C.1783,10/24). Instituto de Historia y Cultura Militar. Ministerio de Defensa.
52 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
2) Desde Perales de Milla hasta la orilla norte del arroyo Pozuelo, la División
20
La División 20 tenía sus posiciones más occidentales en la confluencia
del arroyo Quijorna con el río Perales, al norte de Perales de Milla. Desde
ahí se extendía por el sur de Quijorna, subía hacia Villanueva de la Cañada,
hasta aproximadamente 1 5 km. al sur de este pueblo. Ocupaba la con-
fluencia del Guadarrama y el Aulencia, junto al castillo de Villafranca, y
seguía hacia el pueblo de Villafranca, a la altura del cerro de la Mocha.
Desde ahí, cruzando el arroyo Palacios, llegaba hasta la carretera de Maja-
dahonda a Valdemorillo. Saltaba el río Guadarrama, y en paralelo a la ca-
rretera de Las Rozas a Villanueva del Pardillo alcanzaba el vértice Cumbre,
posición dominante desde la que se hacía frente a las posiciones republi-
canas situadas al otro lado del arroyo la Fuentecilla. Desde este punto las
tropas nacionales se extendían en dirección sureste, ocupando Las Rozas,
su Estación, y tomando como eje de avance hacia Madrid la carretera de
La Coruña: las posiciones se establecían normalmente a caballo de esta ca-
rretera, excepto las avanzadas de Lecedillo (actual Casaquemada) y el Cen-
tro de Resistencia VIII, que penetraba unos 500 m. en la actual colonia de
Valdemarín. La División 20 tenía como límite oriental el Centro de Resis-
tencia IX, en la cuesta de las Perdices, cuyo extremo meridional era el
arroyo Pozuelo.
Fig. 25 a-b.- En las trincheras también se podían encontrar ciertos elementos de la vida civil, como estas cafeteras
esmaltadas -la azul decorada con flores- o el tenedor doblado de plata Meneses (sin duda procedente de
una requisa) que figura junto al equipo militar de campaña reglamentario de aluminio. Colección Ernesto
Viñas. Fotografías: Ricardo Castellano.
LA ESTABILIZACIÓN DEL FRENTE TRAS LA BATALLA 55
18
CASTELLANO RUIZ DE LA TORRE, RICARDO, (2007), pg. 38 y ss.
56 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
A la cabeza del despliegue y como responsable del Ejército del Centro estaba
el coronel Segismundo Casado. Este militar protagonizó en ese mismo mes de
marzo de 1939 una rebelión militar, tachada por unos de sublevación contra la
República y por quienes desde las propias filas republicanas consideraban la gue-
rra ya perdida, como un intento de poner fin al inútil derramamiento de sangre.
El I Cuerpo de Ejército (desde Somosierra hasta Villanueva del Pardillo era
mandado por el teniente coronel Barceló, fusilado durante la sublevación de Ca-
sado. La 1ª División la mandaba el mayor Calvo, la 2ª el mayor Suárez, y la 69ª el
teniente coronel Gallego.
El II Cuerpo de Ejército (desde Las Rozas hasta Vallecas) estaba al mando del
teniente coronel Bueno. Al frente de la 8ª División estaba el mayor Ascanio, de la
7ª, el teniente coronel Zulueta, mientras que la 4ª la mandaba el mayor Oliva.
Por último, el III Cuerpo de Ejército (Perales del Río hasta Algodor) era diri-
gido por el teniente coronel Ortega, teniendo la 18ª División por jefe al teniente
coronel Fontela, la 13ª al teniente coronel Fdez. Recio y la 9ª al mayor Pertegaz.
– El I Cuerpo de Ejército se desplegaba en lo que podríamos llamar “la sie-
rra”, de norte a sur:
1) La División 1. Arrancando desde el Pico Águila, en el límite entre Madrid
y Guadalajara, bajaba hasta Paredes de Buitrago, cruzando en embalse de
Puentes Viejas para, al sur de Gandullas, iniciar un recorrido este-oeste
por Gascones, Villavieja de Lozoya y Navarredonda, hasta cruzar el cauce
del Lozoya y desde su margen derecha defender las alturas hacia Cotos.
2) La División 2, que desde el mismo puerto de Cotos y por el alto de Nava-
cerrada dominaba las alturas siguientes en dirección oeste-suroeste (Fuen-
fría, Montón de Trigo, Tirobarra, Peña Bercial, Marichiva, Águila,
Cerromalejo, La Peñota, Peña del Cuervo y Matalafuente). A partir de aquí
hacía una inflexión hacia el pueblo de Guadarrama y de nuevo ocupaba
alturas en La Salamanca, Cuelgamuros para, por Crestones y Barranquillos,
llegar a La Paradilla y la cumbre del San Benito.
3) La División 69, que nos interesa especialmente por ser la que cubría la
zona objeto de estudio: iniciaba el despliegue de sus 48 posiciones (apro-
ximadamente una compañía por posición) en La Hinojera, al suroeste de
Zarzalejo. Desde ahí, en dirección sureste, pasaba por la carretera entre ese
pueblo y Fresnedilla, avanzando hacia Valdemorillo. Antes de llegar a este
punto tomaba el cauce del Perales para abandonarlo en Cerro Alarcón (vér-
tice, no urbanización) y bajar hasta el sur de Quijorna, desde donde em-
prendía el ascenso en latitud y hacia el este, por delante de Villanueva de
la Cañada y Villanueva del Pardillo, hasta llegar al río Guadarrama.
LA ESTABILIZACIÓN DEL FRENTE TRAS LA BATALLA 57
Fig. 27.- Despliegue del II Cuerpo de Ejército. Montaje Ricardo Castellano. Archivo General Militar de Ávila (DR,
ROLL.178,L.1123,Cp.22). Instituto de Historia y Cultura Militar. Ministerio de Defensa.
Fig. 28.- Los símbolos eran importantes también en el frente. En esta lata de petróleo
CAMPSA se ha sustituido la franja roja inferior de la bandera por otra morada. Co-
lección Ernesto Viñas. Fotografía: Ricardo Castellano.
LA ESTABILIZACIÓN DEL FRENTE TRAS LA BATALLA 59
Asentamientos
En la I Guerra Mundial se había demostrado que la mejor obra defensiva de cam-
paña era la casamata blindada para ametralladora. Donde se habían empleado
grandes obras, como en Verdún, era porque se habían construido años antes de
la guerra como aplicación de la doctrina de las regiones fortificadas. En España
no había tiempo de hacer tales obras, por lo que se recurrió a la experiencia de la
fortificación ligera, que se podía construir en poco tiempo. La ametralladora había
demostrado ser un arma formidable, capaz de detener grandes contingentes de
64 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 31.- Casamata construida en 1916-1917 a base de bloques de cemento en las trincheras alemanas de Vimy
(Francia). Fotografía: Pablo Schnell.
Fig. 32.- Los planos deben de tener una notación normalizada para ser comprendidos por todos. Esta guía de
uno de ellos, levantado en enero de 1939 nos indica los iconos de las principales obras y obstáculos. Ar-
chivo General Militar de Ávila (AGMAV,C,2625,54/49). Instituto de Historia y Cultura Militar. Ministerio de
Defensa.
PATRONES CONSTRUCTIVOS Y MÉTODOS DE TRABAJO EN LAS OBRAS DE FORTIFICACIÓN 65
hombres si estaba bien emplazada. Por eso la principal preocupación de los inge-
nieros era situar correctamente estas armas, con campo de tiro despejado y pro-
tegidas del fuego enemigo en obras defensivas. Todo el planteamiento de un sector
se hacía en función de las ametralladoras, para que cubriesen los accesos a la po-
sición y se apoyaran unas en otras. Una casamata tiene un ángulo de tiro limitado,
forzado por sus troneras, y no es posible disparar en otras direcciones, que deben
ser cubiertas por el fuego de las demás; de ahí la importancia en la elección de su
emplazamiento y los ángulos de tiro de las troneras.
La situación de las ametralladoras venía condicionada por una serie de facto-
res:
– Tiro de flanco. El mayor daño sobre el atacante se conseguía disparándole de
forma perpendicular a su avance. Pensemos en un desfile militar; de frente
sólo vemos unos pocos soldados, mientras que de flanco ocupan un espacio
mucho más largo; además es más fácil para el atacante disparar a su frente
que a su lado. Las unidades adoptaban despliegues ofensivos similares, con
un frente fuerte y flancos más débiles.
– Rasancia. Siempre que fuese posible se buscaba un campo de tiro despejado,
donde el enemigo no pudiese guarecerse en hondonadas, árboles, rocas…
Así podían dispararse ráfagas rasantes sobre el terreno causando un máximo
daño.
– Obstáculos. Tan importante como evitar los obstáculos en el campo de tiro
era colocar otros para forzar al enemigo a transitar por las zonas batidas por
las ametralladoras. Así, donde no había ríos u otros impedimentos naturales
se colocaban alambradas, zanjas y muros antitanque, campos de minas… de
modo que el avance enemigo fuera encauzado hacia donde podía ser batido
por el fuego cruzado de flanco de las ametralladoras.
– Protección. Las armas automáticas debían estar cubiertas, tanto del fuego ene-
migo como de sus vistas, y para ello se colocaban en emplazamientos prote-
gidos. Normalmente se guardaban en refugios subterráneos, para evitar su
destrucción en los bombardeos previos y se emplazaban en el último mo-
mento, por lo que era conveniente también contar con varios asentamientos
alternativos para cubrir el sector asignado, por si alguno había sido destruido
por el bombardeo
– Enmascaramiento Era muy importante cubrir todas las obras con redes, lonas,
ramaje, tierra… de manera que no fuesen descubiertas por la observación
contraria y pudiese destruirlas con artillería. En algún caso aún podemos ver
piedras incrustadas en el cemento, como camuflaje, y otras que conservan
parte del túmulo de tierra de cubrición.
66 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 33 a-b.- Dos tipos de enmascaramiento de obras. El fortín de arriba (Posición Encrucijada, en Villanueva de
Perales) ha sido cubierto parcialmente por un túmulo de tierra. El nido de abajo tiene piedras incrustadas
en su losa de blindaje superior (Barranco Hondillo, Navalagamella). Fotografías: Pablo Schnell.
PATRONES CONSTRUCTIVOS Y MÉTODOS DE TRABAJO EN LAS OBRAS DE FORTIFICACIÓN 67
Fig. 34.- Curiosa convivencia de obras cubiertas y descubiertas en la Posición Calvario de Navalagamella. El
nido de la izquierda se cubre con bóveda blindada, mientras que el de la derecha es a barbeta. Fotografía:
Pablo Schnell.
68 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 35.- El fortín circular de Colmenar de Arroyo (blockhaus 13) fue construido a prueba de proyectiles de 155
mm. El impacto que se aprecia junto a la escalera apenas ha perforado el blindaje. Fotografía: Ricardo
Castellano.
PATRONES CONSTRUCTIVOS Y MÉTODOS DE TRABAJO EN LAS OBRAS DE FORTIFICACIÓN 69
Fig. 36.- Nido republicano del plan 69-B en Valdemorillo en el que se aprecia el uso de ladrillo en la construcción
de la obra. Fotografía: Pablo Schnell.
70 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 37.- Troneras con derrame escalonado –redientes- en el Blockhaus 13 de Colmenar del Arroyo. Fotografía:
Pablo Schnell.
72 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Métodos de trabajo
La forma de construir obras militares no era distinta a la de cualquier obra civil,
con la salvedad del peligro del frente. Cuando estaban a la vista del enemigo de-
bían construirse de noche y siempre enmascarando la obra, para que no se nota-
sen los cambios en el terreno al día siguiente. Las situadas más a retaguardia sólo
debían cuidarse de la observación aérea, y su construcción no era tan peligrosa.
Las primeras fortificaciones republicanas fueron construidas por albañiles que
aplicaban su oficio, aunque con el paso del tiempo la militarización fue aumen-
tando su eficacia. Como hemos visto, para que este tipo de obras resulten efectivas
deben ser diseñadas y emplazadas por ingenieros militares que sepan sacar partido
del terreno y las armas. Una fortificación mal emplazada o mal diseñada es un
gasto inútil de tiempo y de recursos, y su guarnición corre un peligro innecesario,
además de ser más útil en otro destino. A medida que avanzaba la guerra ambos
bandos iban acumulando experiencia y sus obras iban mejorando. De hecho se
aprecia una tendencia hacia la estandarización de modelos, especialmente signi-
ficativa en los últimos meses del conflicto.
PATRONES CONSTRUCTIVOS Y MÉTODOS DE TRABAJO EN LAS OBRAS DE FORTIFICACIÓN 73
Fig. 39.- Modelo de casamata del Plan 69.B. Dibujos y fotografías: Pablo Schnell.
74 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
El frente defensivo
Las primeras fortificaciones, levantadas nada más ocupar una posición eran trin-
cheras excavadas en la tierra y alambradas; posteriormente se establecían varias
líneas defensivas consecutivas conectadas entre ellas. La forma de trabajo habitual
comenzaba con el examen del terreno por los ingenieros militares para que de-
terminasen la localización de las obras atendiendo a sus características, que mu-
chas veces no eran las ideales. Al comienzo de la guerra esto era especialmente
difícil en el bando republicano, ya que, como en otras formas de lucha, abundaba
el personal entusiasta, pero fallaba la disciplina. Con la militarización a partir de
1937 las cosas fueron mejorando poco a poco.
Según los manuales de la época19, un frente defensivo teórico constaba de
obstáculos (alambradas, campos de minas, zanjas o muros anticarro...)
posición avanzada tras lo obstáculos, dotada con obras ligeras (puestos de es-
cucha, pozos de tirador, trincheras…)
posición de resistencia que debía contar con el grueso de las obras y las ametra-
lladoras, con trincheras, casamatas, abrigos… Esta posición de resistencia
debía estar escalonada en tres niveles
línea principal de resistencia
línea de sostenes
línea de reservas, con refugios y pocas obras para máquinas automáticas.
19
CASTELLANO RUIZ DE LA TORRE, RICARDO, (2007), pg. 38 y ss.
PATRONES CONSTRUCTIVOS Y MÉTODOS DE TRABAJO EN LAS OBRAS DE FORTIFICACIÓN 75
Fig. 40.- Construcción de trincheras republicanas cerca de la carretera de La Coruña en junio de 1937. Foto:
Albero y Segovia. (Archivo Rojo). AGA_F_04067_55944_001_01
Todas estas líneas debían tener interconexión mediante caminos cubiertos (tra-
veses), para que las tropas pudiesen circular con seguridad y cubrir las zonas ame-
nazadas, llevar suministros, evacuar heridos o retirarse en caso de necesidad.
Más a retaguardia, para evitar su captura en caso de ataque sorpresivo, se de-
bían colocar las baterías de artillería, siempre dentro del alcance de las piezas pro-
pias, de forma que pudiesen establecer barreras de fuego delante de las líneas.
Dentro de este frente defensivo las fuerzas seguían la organización de las uni-
dades militares:
– las obras avanzadas serían cubiertas por las unidades menores
secciones ocupando elementos de resistencia
compañías en los puntos de apoyo.
– las obras de las líneas principales se debían cubrir con batallones, ocupando
centros de resistencia.
Hay que señalar que las obras de cemento eran minoritarias en los frentes de-
fensivos por la gran inversión en materiales, horas de trabajo y planificación que
exigían. Las obras más habituales eran las trincheras excavadas en el suelo o los
76 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 41.- Croquis de la posición Casa Quemada, Navalagamella. Ocupada por una centuria (compañía) de la 5ª
Bandera de Falange de Castilla, I Brigada, 71 División nacional. Se aprecian los traveses que conectan los
elementos defensivos entre sí. Archivo General Militar de Ávila (AGMAV,C.2706,1/30). Instituto de Historia
y Cultura Militar. Ministerio de Defensa.
PATRONES CONSTRUCTIVOS Y MÉTODOS DE TRABAJO EN LAS OBRAS DE FORTIFICACIÓN 77
20
AGMAV. C 2667, Cp 16/14 EN
82 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
08/11/36
Ocupación de Navalagamella por tropas sublevadas.
04/03/37
Intento de ataque en el Subsector Fresnedillas-Navalagamella por parte republicana.
09/03/37
Sin más novedades en todo el frente, ha pasado a filas rebeldes un miliciano por Na-
valagamella.
15/03/37
Las posiciones de Navalagamella fueron cañoneadas con piezas de 7,5 sin producir
daños.
25/03/37
En Navalagamella se hace fuego con ametralladoras sobre grupos de Valdemorillo.
30/03/37
En el subsector de Navalagamella se hizo fuego de fusil y cañón sobre grupos repu-
blicanos.
10/04/37
Reconocimientos aéreos sobre Brunete, Majadahonda, Valdemorillo y Navalagame-
lla.
21/04/37
Baterías nacionales cañonean a las tropas republicanas en el sector de Navalagame-
lla.
28/06/37
Fuego de artillería sobre la posición Los Llanos (sector Navalagamella).
08/07/37
Bombardeo gubernamental con bombas incendiarias sobre Villanueva del Pardillo y
Navalagamella.
11/07/37
Intenso fuego sobre Navalagamella.
14/07/37
La aviación republicana bombardeó Navalagamella y Fresnedillas.
18/07/37
A las 14 30 bombardeo de Navalagamella y Villaviciosa de Odón.
A las 16’35 bombardeo de tropas sublevadas y un convoy a un kilómetro de Navala-
gamella.
A las 19 30 nuevos bombardeos de Navalagamella y Villaviciosa de Odón.
19/07/37
Navalagamella sufre seis bombardeos de la aviación gubernamental.
20/07/37
Combates en la línea Navalagamella-Perales.
21
VÁZQUEZ ORTEGA, JESÚS, para catalogación del Colectivo Guadarrama, Ayuntamiento de Navalaga-
mella. Fuente original, Servicio Histórico Militar (SHM) –en la actualidad IHCM-
84 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 43.- Montaje de plano de época sobre mapa actual, con el emplazamiento de armas automáticas para la
defensa de primera línea. Navalagamella. Montaje Ricardo Castellano. Archivo General Militar de Ávila
(AGMAV,C.1783,2/11). Instituto de Historia y Cultura Militar. Ministerio de Defensa.
– Las posiciones junto al río Perales (de sur a norte) “La Peña”, “La Muela”,
“Quijorna 3” y “Quijorna 1 y 2”, a cargo del 4º Batallón de Tenerife
– Las posiciones alrededor del mismo pueblo “Perales”, “Torreta”, “Casa Que-
mada” y “Puesto Alto”, a cargo de la 5ª Bandera de Castilla, de Falange
– Otro batallón cubría las posiciones entre Navalagamella y Fresnedillas (“Casa
Medialdea”, “Barranco de Escalante”, “Escalante”, “Cruz Negra”, “Esponja”,
“Alamedilla” y “Roblazos”).
Fig. 44.- Montaje de plano de época sobre mapa actual, con el emplazamiento de armas automáticas para la
defensa de segunda línea. Navalagamella. Montaje Ricardo Castellano. Archivo General Militar de Ávila
(AGMAV,C.1783,2/12). Instituto de Historia y Cultura Militar. Ministerio de Defensa.
86 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 45.- Croquis de la posición Las Muelas –o La Muela–, Navalagamella. Ocupada por una compañía del 4º Ba-
tallón de Tenerife, I Brigada, 71 División nacional. Archivo General Militar de Ávila (AGMAV,C.2705,30/17).
Instituto de Historia y Cultura Militar. Ministerio de Defensa.
PATRIMONIO MATERIAL 87
Fig. 46.- Nido nacional con función de observatorio dominante sobre la vaguada del ba-
rranco Hondillo, en Navalagamella. Fotografía: Pablo Schnell.
88 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 47.- Obras defensivas en la margen izquierda del Barranco Hondillo. Dibujos y fotografías: Pablo Schnell.
90 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 50.- Obras defensivas en la margen izquierda del Barranco Hondillo. Dibujos y fotografías: Pablo Schnell.
Fig. 51.-Nido con dominio visual sobre el Barranco Hondillo. Dibujos y fotografías: Pablo Schnell.
Casco urbano de Navalagamella. El caserío del pueblo quedó destruido por los
bombardeos, y la población civil fue evacuada, por lo que las ruinas fueron
utilizadas para situar un punto de apoyo con numerosas obras hormigonadas.
Forman éstas una línea defensiva a unos 400 m. del casco urbano atendiendo es-
pecialmente a la carretera que viene de Valdemorillo, del territorio enemigo. Co-
rrespondían a la posición Puesto alto o puesto de mando
El elemento más singular es un reducto defensivo situado a unos 200 m. de-
lante de la iglesia y junto a la carretera (posición Calvario). Consiste en un anillo
en forma de trinchera construida aprovechando en parte los afloramientos roco-
sos, al cual se adosan radialmente varios fortines semiesféricos. La parte del anillo
de retaguardia se cubre con un refugio cubierto con bóveda de medio cañón de
un fuerte blindaje de 80 cm, resistente a todos los calibres. Además, en el lado
que mira hacia el enemigo ha sido engrosado para aumentar la resistencia. En las
PATRIMONIO MATERIAL 93
Fig. 52.- Construcción tipo Blockhaus en la Posición Calvario (Navalagamella) iniciada a finales de 1938. Está in-
conclusa y no aparece en los listados nacionales del plan de Blockhaus, por lo que probablemente se
trate de una modificación sobre la marcha aplicada a un emplazamiento previo. Fotografía: Ricardo Cas-
tellano.
sejaron darle un remate rápido: liquidación del frente catalán, semana comunista
de Madrid, sucesos de Cartagena, conversaciones en Gamonal… se intuía un final
inminente de la guerra y pudo decidirse no invertir más en una obra tan costosa.
El cerro de San Sebastián, situado un poco más al norte, presenta también for-
tificaciones. En su cumbre encontramos un sencillo observatorio blindado de
planta cuadrada sin cubierta. Los pinos de repoblación impiden hoy día la vista,
pero no era así en los días de la guerra.
Unos 200 m. a vanguardia del observatorio hay otro grupo de nidos de los que
el localizado más a retaguardia es el único situado en terreno público. Es de in-
terior semiesférico y exterior cuadrado con dos troneras frontales y piedras in-
crustadas en el blindaje como enmascaramiento. A unos 50 m., dentro de la finca
Casa Pedroso, se encuentran dos nidos semiesféricos semejantes a los de la posición
Calvario, pero exentos y un tramo de trinchera excepcionalmente conservado.
Sobre la entrada del primero, existe una inscripción (Bon. de Trabajadores 17- 3ª
Compañía). Sabemos por la documentación consultada que esta unidad había es-
tado trabajando hasta mayo de 1938 en la zona cubierta por la División 72. Ello
nos permite asegurar que esos dos nidos de ametralladora fueron construidos a
partir de junio de 1938.
PATRIMONIO MATERIAL 95
Fig. 53.- Nido de ametralladora entre la Posición Calvario y el Puesto de Mando nacional en el cerro
de San Sebastián, Navalagamella. Fotografía: Ricardo Castellano.
Fig. 54.- Imponente fortín nacional de forma ovoidal situado en Casa Pedroso junto al Puesto de
Mando, en Navalagamella. Está firmado con la inscripción ‘Batallón de Trabajadores nº 17, 3ª
Compañía’. Posterior a junio de 1938. Fotografía: Ricardo Castellano.
96 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Hay aún otras dos casamatas por delante de estas. El conjunto dominaba cual-
quier avance por la carretera de Valdemorillo, cruzando su fuego con la posición
colateral (Torreta) establecida en las ruinas (aún hoy visibles) de la finca Los Ce-
rrillos.
Posición Perales. Era la siguiente, establecida sobre la cota 737, como a 1 km.
al sureste del pueblo. Constituye un perímetro defensivo alrededor del cerro con
obras más ligeras. Son nidos y pozos de tirador a barbeta aprovechando los bolos
graníticos que defienden únicamente los frentes que dan al Perales y a Navalaga-
mella. En el interior del perímetro hay varias viviendas (chabolas), de las cuales
la más cuidada es la central, que posee algunas comodidades, como una chimenea
francesa con repisa labrada de cemento.
Un poco más al sur, con protección a contrapendiente, hay otro conjunto de
chabolas bastante deterioradas, y cerca del Prado del Salado encontramos una vi-
vienda en catenaria singular. Es de considerables dimensiones (6,6 x 3,6 m.),
tiene solera de cemento y está dividida en dos estancias gemelas por un tabique
medianero que soporta sendas chimeneas. Sobre la puerta de entrada norte tiene
grabado en el cemento fresco el dibujo del yugo y las flechas, y la inscripción:
AÑO 1937 - 5ª BANDERA DE CASTILLA - 3ª CENTURIA ARIAS GONZALO – FE
JONS – BOTIQUÍN
Fig. 55.- Esta placa revela la unidad falangista que cubría este sector del frente (centuria Arias Gonzalo) y
nos indica que estas construcciones con perfil en catenaria se hacían ya en 1937 y que, al menos
en este caso, se utilizó como botiquín. Fotografía: Pablo Schnell.
PATRIMONIO MATERIAL 97
Fig. 56.- Vivienda nacional en media catenaria en la Posición La Muela. Fotografía: Pablo Schnell.
Fig. 57.- Vivienda nacional catenaria en la Posición Los Pradillos. Fotografía: Pablo Schnell.
Fig. 58.- Croquis de la posición Loma Quemada, Navalagamella. Ocupada por dos secciones del 104 Batallón, I
Brigada, 71 División nacional. Archivo General Militar de Ávila (AGMAV,C.2705,30/14). Instituto de Historia
y Cultura Militar. Ministerio de Defensa.
100 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 59.- Dos viviendas catenarias en Loma Quemada. Fotografía: Javier Rodríguez.
Como a 1 km. más al sur existía otro punto de apoyo en la llamada Loma Trigal,
al sur del cerro de La Copa, también con numerosas obras excavadas en la tierra
y abrigos a prueba de proyectiles de 75 mm. Era la última posición en el término
municipal de Navalagamella; a poco más de 1 km. hacia el sur el Batallón 104
aún cubría los centros de Barranquillas y Cota 560, cuyas importantísimas obras
se tratan en el apartado dedicado a Quijorna.
Campamento de La Peña. A retaguardia de las posiciones Cota 640 y Loma Que-
mada, a unos 2 km. de la línea de frente en el Perales, encontramos uno de los
campamentos más singulares que conocemos. Se sitúa a media ladera y a contra
pendiente del cerro del Horcajo, de forma que quedaba totalmente oculto a la ob-
servación enemiga, aunque a costa de asentarse en un lugar en el que la inclina-
ción es tan extrema que las obras tuvieron que escalonarse.
Lo forman cinco agrupaciones de tres casetas cada una que dejan entre sí calles
de diez metros de ancho. Además hay varias cabañas sencillas de obra y una vi-
vienda en media catenaria. En la parte superior se conserva el ábside de un edificio
que parece ser una capilla. Todo el campamento está dentro de un perímetro de-
fensivo formado por trinchera excavada en la tierra en zigzag con parapeto de
PATRIMONIO MATERIAL 101
Fig. 60.- Croquis de la posición Loma del Trigal, Navalagamella. Ocupada por una compañía del 104 Batallón, I
Brigada, 71 División nacional. Archivo General Militar de Ávila (AGMAV,C.2705,30/19). Instituto de Historia
y Cultura Militar. Ministerio de Defensa.
piedra a hueso y pozos de tirador. Asciende hasta la cima del cerro, en la que se
conservan restos de un observatorio blindado con vistas sobre el Cerro Alarcón
(en zona republicana). Tiene una inscripción sobre el cemento fresco: VIVA
FRANCO.
Los barracones del campamento siguen una curiosa arquitectura modular: son
todos idénticos, de planta rectangular adosados unos a otros por su lado estrecho
en series de tres, dispuestos en escalera para adaptarse a la fortísima pendiente.
Cada estancia no tiene más vano que la puerta, abierta en la pared sur, aunque
como ninguno conserva la cubierta pudo tener claraboyas en ella. Bajo cada ba-
rracón se dispone una cámara bufa para igualar el nivel del suelo que también
sirve como aislante de la humedad. El espacio habitable interior, de unos 5 m2,
sería suficiente para alojar a 4 o incluso 6 hombres (dos literas de dos o tres ca-
mas) según los criterios rigoristas de la vida en el frente en los años 30.
A su alrededor hay otros barracones exentos que no siguen este patrón modu-
lar; son casetas cubiertas con bóveda de medio cañón que no se conserva (segu-
ramente por ser de chapa corrugada reaprovechada en la posguerra). Estos sí
tienen ventanas, salvo uno de paredes más gruesas que los demás y que pudo ser
el polvorín.
La capilla sólo conserva en pie su ábside, quedando del resto sólo un montón
de escombros que nos impiden apreciar la planta. Podemos suponer que era rec-
tangular y que tenía algún sistema de nivelación similar a la cámara bufa de los
módulos. El ábside, orientado al este, tiene tres ventanas de medio punto y con-
serva el arranque de un muro con moldura que correspondería a la nave de la
iglesia, cubierta con bóveda de medio cañón. Sobre la pared interior, en el lado
del Evangelio, hay una cruz en relieve con una placa grabada con la inscripción:
JOSE ANTONIO PRIMO DE RIVERA / ¡PRESENTE! / el yugo y las flechas / 19-
XI-1936. Ha sufrido ataques vandálicos y presenta el nombre picado, así como
una parte arrancada. Sin duda es posterior a la fecha que marca, porque en la Es-
paña nacional el fusilamiento del fundador de Falange fue silenciado hasta el 16
de noviembre de 1938, cuando la noticia era ya un secreto a voces y se le llamaba
irónicamente El Ausente. No puede por tanto ser anterior a esa fecha, cercana ya
al final de la guerra. En otros lugares de la sierra de Madrid, como el Puerto de
Guadarrama hubo letreros similares, con la data conmemorativa de 1936, aunque
realizadas en meses posteriores al armisticio.
Posiblemente debido a esta llamativa representación del yugo y las flechas y a
la cercana presencia de la V Bandera de Falange de Castilla en Navalagamella, a
este de La Peña se le conoce como el campamento falangista. Sin embargo, en la
documentación consultada figura como Puesto de Mando del 4º Batallón de Te-
nerife, que es también el que cubre la posición avanzada en la Cota 640. Pudo
PATRIMONIO MATERIAL 103
Fig. 62.- La fecha de esta placa no pudo ser la de su colocación porque en la España nacional la ejecución de
José Antonio fue silenciada durante dos años. Se aprecian los ataques vandálicos que ha sufrido la pieza.
Fotografía: Javier Rodríguez.
ser que en otro momento alojase falangistas, pero el hecho de contar con una lá-
pida conmemorativa de la muerte de José Antonio en una iglesia no es indicio
suficiente y debe interpretarse como un homenaje genérico a los caídos, más si
tenemos en cuenta que a finales de la guerra ya había comenzado la mitificación
de su figura, que se ampliaría en los meses siguientes.
El conjunto de La Peña ofrece un aspecto homogéneo y cuidado, de arquitec-
tura modular moderna distinto a las otras agrupaciones anárquicas de catenarias.
Su adscripción a la guerra parece evidente dado el perímetro defensivo que lo ro-
dea y el observatorio blindado que lo corona, pero no puede escapar cierto aspecto
carcelario que ofrecen los estrechos módulos sin ventanas. Tampoco podemos ol-
vidar la cercana mina de La Montañesa, cuyo camino de acceso pasa por delante
del campamento y del que dista apenas 300 m. De esta explotación, conocida
desde el s. XV, se extrajo mineral de forma intermitente hasta 1979, año en el que
finalizó la última concesión, iniciada en 1959.
104 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 63.- Plan de fuegos correspondiente al terreno cubierto por el 4º Batallón de Tenerife, I Brigada, 71 División
nacional, con su puesto de mando en la posición La Peña. Ocupaba la parte central del despliegue al
oeste del río Perales, haciendo frente al importante dispositivo republicano de Cerro Alarcón, Los Llanos
y Las Rentillas (posiciones La Casa, El Espolón, El Río, Colen y Pili, Batallón 396, 99 Brigada Mixta, División
69 del Ejército republicano). Archivo General Militar de Ávila (AGMAV,C.1783,10/35). Instituto de Historia
y Cultura Militar. Ministerio de Defensa.
El despliegue republicano
En comparación con lo visto, son pocos los restos republicanos que podemos en-
contrar en Navalagamella. La zona más septentrional del municipio incluye al
menos un ejemplar de la 2 ª línea defensiva trazada entre Valdemorillo y Zarzalejo,
junto al camino viejo de Robledo de Chavela (del que hablaremos más adelante),
así como algunos elementos fortificados en el frente y obras menores de mam-
postería en la margen izquierda del Perales.
Estas defensas fueron construidas por la unidad que cubría toda la zona objeto
de estudio: la 69 División del Ejército Popular de la República, integrada por las
Brigadas mixtas 7, 99 y 108. La división la mandaba el teniente coronel de inge-
nieros Juan José Gallego Pérez; la 7ª Brigada, el mayor de infantería Valentín Bravo
Criado, la 99ª, el mayor de infantería Cástor Losada Quiroga, y la 106, el mayor
Francisco Alifa Melenchón22.
El frente cubierto partía desde Zarzalejo, con el macizo de las Machotas a su
espalda, descendía hacia el sureste por la dehesa de Fuentelámpara y Casas de
Escalante sur hasta alcanzar el cauce del Perales, dejando Valdemorillo al este.
Las Rentillas, el Veneno y otras alturas continuaban en manos republicanas hasta
llegar a Quijorna, donde doblaba hacia el noreste por el arroyo de Los Morales,
22
CASTELLANO RUIZ DE LA TORRE, RICARDO, (2007), pg. 40
PATRIMONIO MATERIAL 105
El último nido presenta una solución intermedia entre los dos descritos, sin el
aspecto estandarizado de los primeros ni la sencillez del tercero. Es un tambor
con acceso trasero en codo que comunica con un tramo de trinchera de fábrica,
con dos troneras frontales y arranque de una losa de blindaje superior que no se
conserva. Su ruina se debe en parte a una enorme encina que crece entre las dos
troneras y que lo va deshaciendo. Por su tamaño y el diámetro del tronco este ár-
bol es muy anterior a la casamata, por lo que sin duda fue elegido este sitio para
enmascararla con lo que ya era un árbol de gran porte.
Fig. 65.- La encina tiene bastantes más años que los 70 con los que cuenta el nido al que servía de camuflaje.
Fotografía: Pablo Schnell.
108 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 66.- Parapeto aspillerado en la posición republicana del Pradejón. Navalagamella. Contaba con un refugio
anexo soterrado bajo el roquedo. Fotografía: Pablo Schnell.
PATRIMONIO MATERIAL 109
FRESNEDILLAS DE LA OLIVA
Restos nacionales
La ocupación de Fresnedillas por las tropas de Franco se produjo prácticamente
sin combates en noviembre de 1936 cuando la “Columna Rada” tomó la localidad.
Poco antes de su llegada se organizó la evacuación del pueblo. Sus habitantes sa-
lieron por la carretera de Zarzalejo hacia El Escorial, quedando un grupo estable-
cido en Mojadilla, cerca de Peralejo24, otro en El Ventorro, en la carretera de El
Escorial, y un tercero en la finca Milanillo. Posteriormente algunas familias deci-
dieron volver al pueblo, que había quedado en zona nacional.
En diciembre de 1936 las tropas nacionales intentaron infructuosamente cruzar
el arroyo de La Moraleja, pero fueron repelidas por las unidades republicanas.
24
ALONSO HERNÁNDEZ, PABLO, (2005), pg. 36
110 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 68.- Observatorio y nido de ametralladora excelentemente mimetizados con el entorno en Los Roblazos.
Fotografía: Ricardo Castellano.
112 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
– otra sección cubría el terreno noroeste de los Roblazos ocupando una po-
sición exenta respecto a la descrita y batiendo la carretera de Navalagamella.
Aquí se construyó una única obra subterránea, muy singular. Se trata de un
refugio que presenta una mezcla de elementos que habitualmente se dan por
separado. Por un lado presenta acceso trasero a un distribuidor techado, poco
profundo, del que a su vez salen ramales rematados en pozos de tirador as-
pillerados. A medida que se avanza el refugio va ganando profundidad hasta
alcanzar una sala abovedada con pasillos en ramal que igualmente permiten
volver a alcanzar la superficie. A la vanguardia de esta obra, que por su poca
profundidad debía ser un abrigo para pernocta con puestos de defensa en to-
das direcciones, hay un nido de ametralladora orientado hacia el norte. En
resumen, una curiosa construcción soterrada que combina elementos de de-
fensa pasiva con una distribución pensada para acoger tropa, librándola de
las inclemencias meteorológicas, pero no a prueba de calibres medianos y
grandes.
2) Inmediatamente al norte de la carretera de Navalagamella se encontraba la
posición “Alamedilla”, en la zona denominada como “La Degollada” o “Los
Degollados”. Aunque es límite entre los términos municipales de Navalaga-
mella y Fresnedillas, la cercanía al resto de las obras de Fresnedillas nos hace
englobarla en este capítulo.
La posición Alamedilla cuenta con una serie variada de restos. Los prime-
ros que podemos observar son tres viviendas catenarias, actualmente adap-
tadas para alojar aperos y diversos enseres, en la contrapendiente meridional.
Lógico, si tenemos en cuenta que las catenarias apenas si daban otra cober-
tura que la estrictamente climatológica. Algo más al norte un par de nidos
de ametralladora en mampostería batían el terreno en dirección Fresnedillas
y Cerro Escalante, respectivamente.
Al norte, la obra más sólida es una construcción con distribuidor de hor-
migón armado y varias cúpulas blindadas desde las que se podía hacer fuego
con armas automáticas. El paso del tiempo, y no sabemos si el intento de re-
cuperar materiales para obras locales, han hecho que buena parte del cascajo
de granito haya quedado al aire, lo que da al conjunto un aspecto deslucido.
Sin embargo detalles como el escudo sobre el dintel del acceso principal nos
hacen ver que incluso en momentos tan duros como la guerra el sentido ar-
tístico de los zapadores podía tener su espacio.
3) La posición “Entre carreteras” estaba compuesta en realidad por una serie
discontinua de islotes de resistencia, también para pelotón, que dibujan un
arco entre la posición Alamedilla y el arranque de la carretera hacia Zarzalejo.
Estas obras mantienen los elementos de mimetización y aprovechamiento de
PATRIMONIO MATERIAL 113
Fig. 69.- En la posición Alamedilla los sillares graníticos han sido extraídos en muchos casos de la obra, a pesar
de lo cual conserva una estampa robusta. Fotografía: Ricardo Castellano.
Fig. 70.- La posición Entre carreteras muestra una interesante mezcla de modelos constructivos, en los que des-
tacan la adaptación visual al medio y la solución en el alojamiento de los medios de fuego. Fotografía: Ri-
cardo Castellano.
114 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 71.- El impresionante conjunto fortificado del Cerro de La Longuera, conocido en los informes nacionales
como Cota 960, constituye posiblemente el mejor grupo de construcciones de la guerra en Madrid, tanto
por su buen estado de conservación como por su riqueza tipológica. Fotografía: Ricardo Castellano.
116 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig.- 72.- Fresnedillas de la Oliva contaba con emplazamientos para armas automáticas en todas sus vías de ac-
ceso. En este caso se trata del que barreaba la carretera de Robledo de Chavela, también en manos na-
cionales. Fotografía: Ricardo Castellano.
PATRIMONIO MATERIAL 117
Restos republicanos
Al describir el despliegue nacional en Fresnedillas hemos hablado de las posicio-
nes avanzadas al sur de Zarzalejo. Aunque en realidad están situadas en suelo que
pertenece a Robledo de Chavela, creemos necesario describirlas dentro del epí-
grafe, ya que por coherencia histórica (la guerra no entiende de lindes) es nece-
sario hablar de las fortificaciones republicanas que hacían frente a las nacionales,
pues no se entenderían unas sin las otras. Encontramos en este área seis cons-
trucciones, cada una con una finalidad y un origen diferente.
1) Tres de ellas forman una línea de puestos avanzados pertenecientes a la po-
sición 46 del despliegue de la División 69 republicana. En concreto estos tres
vestigios estaban cubiertos por tropas de las compañías 2 y 3 del Batallón
430, y la posición en sí recibía en nombre de “Casa de Carrión”, en referencia
a una caserío existente al noroeste de su ubicación.
Sobre el terreno nos encontramos con:
– un observatorio de cemento y ladrillo, con aspillera para arma automática,
acceso trasero y amplio campo de tiro
– otro observatorio, de factura más pobre a base de sillares de mampuesto,
para mantener la línea
– un fortín fusilero circular cuyo nombre popular es fortín de Fuentelámpara,
con rebaje en la base para un arma automática levantada sobre los restos de
un edificio anterior arruinado.
El fortín de Fuentelámpara es el resto más significativo del grupo. Cumple
una finalidad de oteo, por lo que fue levantado de forma un tanto absurda
en un punto elevado desde el cual apenas podía hacer fuego rasante. Nos pa-
rece extraño que en él se situara una ametralladora, que difícilmente podría
causar bajas al enemigo. De todos modos el muro original, con sus troneras
para fusil perfectamente conservadas, se muestra en buenas condiciones,
aunque ha perdido la ligera cubierta de cemento que parece que tuvo a juzgar
por sus restos. Este bonito ejemplar presenta los signos de identidad de las
obras republicanas en la zona: sillares graníticos, planta circular, dominancia
visual y escaso blindaje superior.
2) Un poco más al norte podemos ver:
– restos de un observatorio de circunstancias, construido mediante el apro-
vechamiento de rocas de la zona. En su parte inferior aún puede distinguirse
el murete de mampostería tras el que se asentaría probablemente una má-
quina automática. Lo más llamativo de esta construcción son, por un lado,
la escalera de acceso al punto de observación, tallada en la propia roca, y por
otro un llamativo bajorrelieve que representa la hoz y el martillo comunistas,
igualmente picados en el granito.
118 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 73.- El fortín de Fuentelámpara se asienta sobre los restos de un edificio anterior, tal vez un torreón
medieval o más probablemente un palacete de caza real. Al fondo, el pico de San Benito. Foto-
grafía: Pablo Schnell.
Fig. 75.- Nido de hormigón republicano con acceso trasero mediante escaleras. Batía la carretera entre Zarzalejo
y Fresnedillas de la Oliva. Fotografía: Ricardo Castellano.
120 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig.- 76.- Localización de restos en Quijorna y Villanueva de Perales. Montaje: Pablo Schnell.
Tal vez hubiese sido más razonable para el mando republicano retirarse hasta
la defensa natural en los altos de Valdemorillo, acortando además la línea de
frente, pero eso hubiese significado abandonar lo ganado en la sangrienta batalla.
En una guerra civil con frecuencia pesa más el sentimiento que la razón, y a veces
se conservaban poblaciones en situación estratégica desfavorable con criterio po-
lítico.
Para defender Quijorna, el Ejército Popular construyó en 1938-39 una línea
de fortificaciones en forma de semicírculo al sur del pueblo complementada con
otra posterior en las cuestas de Valdemorillo, y aún otra más a retaguardia que
protege las comunicaciones entre Valdemorillo y El Escorial.
Las obras nacionales que se opusieron a este despliegue eran trincheras de tie-
rra en primera línea que se complementaban con otras de cemento. Estas son es-
pecialmente significativas por contarse entre ellas el primer ejemplo de obras de
hormigón construidas en el frente central en aplicación de una nueva doctrina
defensiva. Además lo fue por decisión del propio Franco. Se trata de un conjunto
de casamatas, obstáculos y otras obras que constituyen el denominado elemento
de resistencia del Perales, que por su singularidad, complejidad y excelente estado
de conservación conforma una de las obras más interesantes de toda la Comuni-
dad de Madrid.
1.- Casco urbano. Los habitantes de Quijorna fueron evacuados en las primeras
horas de la batalla, cuando la lucha se acercaba al pueblo y no pudieron vol-
ver hasta que la guerra hubo acabado, encontrándose a la vuelta con las casas
destruidas y sin enseres con los que rehacer su vida. No es de extrañar, ya
que el frente estuvo muy próximo y las ruinas del pueblo fueron fortificadas,
incluso con alguna casamata. Hoy día aún pueden verse impactos de bala y
metralla tanto en la iglesia como en un muro cercano al cementerio. El resto
del caserío es posterior a la batalla.
122 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 80.- Despliegue de la División 69 republicana. Montaje Ricardo Castellano. Archivo General Militar de Ávila
(DR, ROLL.178, L. 1123, Cp.22). Instituto de Historia y Cultura Militar. Ministerio de Defensa.
Fig. 81.- Las obras del semicírculo defensivo de Quijorna se encuentran muy deterioradas. Fotografía: Ernesto
Viñas.
PATRIMONIO MATERIAL 125
3.- La línea de las cuestas de Valdemorillo. Se estableció sobre las alturas situa-
das a unos dos kilómetros al noroeste de Quijorna, pertenecientes a la falla
de Torrelodones. Dominan visualmente a la llanura de Brunete, y a lo largo
de ella se fijó la línea de casamatas de la serie 69-B, que tratamos en el apar-
tado dedicado a Valdemorillo.
El extremo sureste de este plan 69-B alcanza Quijorna. En su término se
localizan numerosas trincheras, algunas excavadas en la roca con largo re-
corrido, y dos observatorios construidos en ladrillo. Son de planta circular y
semisubterráneos. Uno presenta una cámara trasera rectangular igualmente
semienterrada, posiblemente para el alojamiento del personal destinado en
el observatorio. Ninguno conserva el blindaje de cubierta, pero podemos
aventurar, por su dominio visual sobre la llanura de Brunete, que se trata de
puestos de observación.
126 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 82.- Alzado y planta de un nido/observatorio construido en ladrillo en el cerro del Andrinal (Quijorna). Dibujo
y fotografía: Pablo Schnell.
A poco más de un kilómetro al norte del pueblo la pista cruzaba el arroyo Qui-
jorna por un puente construido durante la guerra del que sólo se conservan las
zapatas de hormigón. Sobre ellas descansaban las vigas y el tablero, ambos de ma-
dera. Esta pasarela, según los informantes del pueblo, fue desmantelada nada más
acabar la guerra, ya que sus tablones fueron los primeros materiales de construc-
ción con los que pudieron contar los quijorneses evacuados. Junto al paso se co-
locó un monolito grabado con la inscripción de la unidad que lo construyó:
Batallón de Obras y Fortificación nº 1, 4ª CIA. Ante el riesgo de vandalismo o des-
aparición, hace unos años Rubén de la Mata promovió su traslado al depósito
municipal. Allí se conserva a la espera de su definitivo emplazamiento en el museo
de la Batalla de Brunete, que esperamos se constituya algún día.
Fig. 84 a- b.- Hipótesis de reconstrucción de la pasarela sobre el arroyo Quijorna elaborada a partir de los tes-
timonios orales y los restos conservados. Toda la madera fue retirada para reconstruir el pueblo en la
posguerra. Dibujo: Pablo Schnell. Fotografía: Rubén de la Mata.
Fig. 85.- Croquis de la posición Cota 560, Loma de San Pablo, Quijorna. Ocupada por una compañía del 104 Ba-
tallón, I Brigada, 71 División nacional. Archivo General Militar de Ávila (AGMAV,C.2705,30/20). Instituto de
Historia y Cultura Militar. Ministerio de Defensa.
La Loma de San Pablo estaba cubierta por tres secciones, cada una ocupando
su elemento defensivo correspondiente. La primera sección se encargaba de la
propia colina, defendida por una trinchera perimetral y una casamata de cemento
rectangular. Presenta ésta la peculiaridad de tener sus troneras divididas por el
interior con un muro diafragma que ofrece protección adicional. La segunda sec-
ción cubría el elemento situado al este, sólo con trincheras de tierra. La tercera
sección defendía el puesto de mando (P.C.) de todo el centro de resistencia, del
cual se conserva un refugio rectangular semienterrado y el arranque de una galería
subterránea.
El Elemento de Resistencia sobre el río Perales se sitúa al este, junto al cauce del
río. Sus obras más características son un fortín asociado a un muro anticarro, am-
bos de hormigón que se completan con otras dos casamatas cuadradas cubriendo
la posición por el oeste.
El fortín: está compuesto por dos cuerpos de planta rectangular. El más alto
dotado de acceso trasero y aspilleras para fusilería frontales. Otro cuerpo me-
nor se le adosa por su parte delantera y es más bajo, con una tronera de ra-
nura frontal apta para arma automática (ametralladora Hotchkiss de 7 mm.
indican los documentos). Tiene el castellete del escudo de ingenieros grabado
en una de sus esquinas, que se cierra en chaflán. Esta es además una de las
pocas obras de campaña de las que se ha podido localizar plano con su planta
original, y que coincide plenamente con lo conservado. Si a ello unimos el
130 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 87 a- b.- Plano original de julio de 1937 de la casamata del elemento de resistencia del río Perales. Ejemplar
único por su diseño y estado de conservación, es la primera obra de hormigón levantada en la zona centro
de España por el ejército de Franco (agosto de 1937), inmediatamente después de la batalla de Brunete.
Archivo General Militar de Ávila (AGMAV,C.2705,30/25). Instituto de Historia y Cultura Militar. Ministerio
de Defensa.
Fortines cruciformes
Más a retaguardia encontramos una serie de puntos con concentraciones de for-
tines cruciformes; uno en el término de Quijorna y otro en el de Villanueva de
Perales. La razón de ser de estos puntos fortificados retrasados radica en la orden
de Franco de noviembre de 1938 para proteger los nudos de comunicación de re-
taguardia, impidiendo la explotación del éxito ante una hipotética ruptura del
frente. Hablamos con más detalle de este aspecto al tratar el blockhaus 13 de Col-
menar del Arroyo, por lo que ahora sólo apuntaremos que la idea es la misma.
Portalera de los Morales. Uno de estos puntos fortificados se sitúa en el lugar
en el que la carretera que une Quijorna con la actual M-501 (Villaviciosa de
Odón-Chapinería) cruza el arroyo de los Morales. Son dos fortines crucifor-
mes compuestos por la unión por su gola de cuatro casamatas CGIS. Estos
elementos controlan la circulación por la mencionada carretera, ya que se si-
túan a escasa distancia por cada uno de sus lados. En principio sólo se aprecia
uno de ellos, pero sabíamos por documentos, que estaban emparejados. Er-
nesto Viñas y Rubén de la Mata exploraron una casa localizada a unos 150
metros del conocido, localizando el otro enmascarado en su sótano. Ambos
se construyeron en diciembre de 1938, dentro del plan general defensivo de
la zona del que hablamos en Colmenar de Arroyo.
Son fortines de cruz griega, semejantes a los de Brunete, con aspilleras de
fusilería en sus laterales y troneras para ametralladora en los frontales. El ac-
ceso es subterráneo y lateral, cubierto por un parapeto. Bajo la cruz de la bó-
veda se abre un pozo cuadrado excavado directamente en la tierra, que baja
8 metros hasta abrirse en cuatro galerías en cruz. Están desplomadas, pero
parece ser que una comunicaba con el fortín gemelo y otra era una salida de
emergencia al cauce del arroyo.
Fig. 89 a - b.- Exterior e interior acondicionado de uno de los nidos conjugados C.G.I.S. levantados por los zapa-
dores de Franco en diciembre de 1938 al este del arroyo de Los Morales, Quijorna. Fotografías: Rubén de
la Mata.
PATRIMONIO MATERIAL 133
Fig. 90.- Alzado y planta del nido conjugado CGIS situado junto al arroyo de Los Morales, Quijorna. Dibujo:
Pablo Schnell.
Fig. 91.- Fortín conjugado nacional CGIS en la carretera de Quijorna, junto al arroyo Los Morales, fina-
lizado en diciembre de 1938. Cuenta con un gemelo habilitado como vivienda a 200 m. Fotografía:
Ricardo Castellano.
134 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 92.-a-b.- Vistas del interior del fortín situado junto al arroyo Los Morales, en la carretera de Quijorna.
Fotografías: José Latova.
PATRIMONIO MATERIAL 135
Villanueva de Perales
El otro conjunto de fortines cruciformes se localiza en el término municipal de
Villanueva de Perales, en el punto donde se une la M-501 con la Cañada Real Se-
goviana, que aquí baja desde Quijorna. Este pueblo se encontraba en poder de la
República desde julio de 1937, por lo que dicho empalme cumplía las condiciones
indicadas por las directivas de finales de 1938 para protección de nudos de co-
municación en retaguardia, en este caso en tercera línea. Aquí se situaba la posi-
ción llamada Encrucijada27, compuesta por seis fortines cruciformes, dispuestos
en dos grupos situados a unos 500 m de distancia entre sí. Se construyeron entre
diciembre de 1938 y marzo de 1939.
Fig. 93.- Dos fortines cruciformes flanqueando la cañada. Fotografía: Pablo Schnell.
El primer grupo de tres fortines cubre la Cañada Real; son idénticos, con la
forma típica de cruz griega, acceso lateral y pozo interior. En este caso los brazos
son más cortos que los de Quijorna y más parecidos a los de Brunete. Forman
ángulo de 45º respecto al eje de la cañada, seguramente para impedir con sus
ametralladoras tanto la circulación por la cañada como por la carretera.
27
CASTELLANO RUIZ DE LA TORRE, RICARDO, (2004), pg. 224
136 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 94.- En bastantes obras el hormigón ha sido picado a mano para recuperar el
hierro de su estructura. Era una manera de obtener chatarra en los difíciles
años de la posguerra. En la imagen se observa la bóveda de un fortín de la
que se ha intentado extraer los elementos metálicos. Fotografía: Pablo
Schnell.
PATRIMONIO MATERIAL 137
BRUNETE
Brunete es uno de los lugares más conocidos debido tanto a la batalla a la que dio
nombre como a la utilización propagandística que se hizo de su reconstrucción
en la posguerra, convirtiéndose en paradigma de la Nueva España. Su casco ur-
bano fue arrasado durante los combates, quedando al finalizar la batalla a escasos
dos kilómetros tras las líneas nacionales, en un frente que se mantuvo práctica-
mente inmóvil hasta el final de la guerra.
El mando nacional prescribió en julio de 1937, apenas acabada la batalla, que
la defensa de este frente debía hacerse en línea discontinua, para evitar la con-
centración de fuerzas causada por la línea continua, la cual quedaba expresamente
prohibida28. El motivo era liberar tropas para la ofensiva del norte. Pese a ello,
hasta avanzado 1938 no se realizaron obras de hormigón, estando hasta entonces
defendido únicamente por trincheras excavadas en la tierra.
28
DE SEQUERA MARTÍNEZ, LUIS, (2000), pg. 88
138 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
29
Ibid, pg. 109
PATRIMONIO MATERIAL 139
30
E.M. MAYOR CENTRAL DEL EJÉRCITO (1939), pág.59 y ss.
140 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 96.- Exterior de uno de los nidos nacionales CGIS conjugados situado al norte de Brunete. La demolición de
uno de sus extremos es generalizada en los ejemplares de la zona. Diciembre de 1938. Fotografía: Ricardo
Castellano.
Fig. 97.- Inscripción en uno de los fortines nacionales conjugados al norte de Brunete. Hace referencia a la
unidad encargada de su construcción, la 21 Compañía del Batallón de Zapadores nº 8. Diciembre de 1938.
Fotografía: Ricardo Castellano.
PATRIMONIO MATERIAL 141
Fig. 98 a- b.- Exterior e interior de un nido nacional CGIS situado al norte de Brunete. Fotografías: José Latova.
142 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 99.- El fortín de Los Rosales no presenta la habitual planta de cruz, sino en T. La destrucción intencionada
de sus frontales, posterior a la guerra, nos permite apreciar el espesor del blindaje superior. Fotografía:
José Latova.
PATRIMONIO MATERIAL 143
Fig. 100.- Fortines nacionales situados al sur del casco urbano de Brunete. El de tronera horizontal era para arma
automática y el otro para fusilería. Detrás del seto, dentro de la finca, hay un tercer ejemplar. Se aprecia
el negativo dejado por la chapa corrugada utilizada en el encofrado del primero. Fotografía: Pablo Schnell.
PATRIMONIO MATERIAL 145
Fig. 101 a-b.- Fortín nacional para escuadra situado al sur de Brunete. En una de sus troneras se aprecia la fecha
de construcción: 1939. Fotografías: José Latova.
146 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 102.- Uno de los tres fortines ovoides (originalmente eran cuatro) que defendían la salida de Brunete hacia
Villaviciosa de Odón. El mando nacional estaba experimentando con este modelo para escuadra desde
enero de 1939. El final de la guerra pocos meses después evitó su proliferación en la zona. Se conservan
otros seis ejemplares más al sur de Brunete. Fotografía: Ricardo Castellano.
Fig. 103 a-b.- En la construcción de estas fortificaciones era bastante habitual utilizar piquetas de alambrada y
el propio alambre de espinos como ferralla. Observando la superficie de los nidos podemos apreciar oca-
sionalmente estos elementos sobresaliendo de la masa del hormigón. Fotografías: Pablo Schnell (izquierda)
y José Latova (derecha).
PATRIMONIO MATERIAL 147
106.- Aspecto actual de la Plaza Mayor de Brunete, centro del esquema urbanístico del pueblo reconstruido.
Fotografía: Pablo Schnell.
PATRIMONIO MATERIAL 149
Fig.- 107.- Localización de restos en Villanueva de la Cañada y Villanueva del Pardillo. Dibujo: Pablo Schnell.
VILLANUEVA DE LA CAÑADA
En su término municipal no se conservan restos demasiado significativos de obras
de fortificación de cemento, pero sí encontramos elementos de interés, como son
el casco urbano reconstruido por Regiones Devastadas y el castillo de Villafranca,
que conserva en sus muros huellas de los combates.
El pueblo de Villanueva había sido conquistado por los nacionales el 19 de di-
ciembre de 1936, durante la batalla de la niebla; un intento frustrado de rodear
Madrid a distancia desde el norte. En julio de 1937 estaba defendido por una ban-
150 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
dera de la Falange de Sevilla, sufriendo el ataque del día 6 a cargo de las Brigadas
16 y 68 y de la División 34 reforzada con batallones de las Brigadas Internacio-
nales XIII y XV. Resistió durante todo el día, hasta las nueve y media de la noche,
consiguiendo retasar el avance y desbaratar los planes enemigos. El avance con-
tinuó en los días sucesivos hacia Villanueva del Pardillo, el castillo de Villafranca
y el vértice Mocha (Loma Artillera). Al efectuarse la contraofensiva nacional, la
línea retrocedió hasta quedar inmovilizada aproximadamente a un kilómetro al
sur del pueblo, sin experimentar mayores cambios durante el resto de la guerra.
33
MOPU (1987)
152 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 109 a-b.- El depósito de agua de Villanueva de la Cañada (izquierda) es idéntico al construido en la vecina
localidad de Villanueva del Pardillo (derecha). Fotografías: Pablo Schnell.
Fig. 110.- Plaza mayor de Villanueva de la Cañada, presidida por el Ayuntamiento y la iglesia. Fotografía: Juan
Carlos Martín Lera, Archivo de la Dirección Gral. de Patrimonio Histórico.
PATRIMONIO MATERIAL 153
Fig. 111.- El castillo de Villafranca muestra en sus muros las huellas de los impactos de artillería recibidos durante
la Batalla de Brunete. Fotografía: Pablo Schnell.
Fig. 112.- Las casamatas republicanas del Plan 69-B dominan con su fuego la llanura donde se asienta Villanueva
del Pardillo. Fotografía: Pablo Schnell.
PATRIMONIO MATERIAL 155
La situada más al este queda por unos pocos metros dentro del término municipal
de Galapagar. Entre ambas defendían el acceso por esta pista, que de seguirse nos
conduce a las ruinas de la Casa Palata (edificio con refugios subterráneos que fue
puesto de mando de la 99 Brigada republicana durante la Batalla de Brunete). A
poco más de un kilómetro al sureste de estos nidos se levanta otro rodeado de
numerosas trincheras de tierra; un kilómetro más adelante, en la misma dirección,
se encuentra otro nido localizado en terreno vallado, y un poco más al este, igual-
mente vallado, el último de los que encontramos en este término.
Todas las casamatas son semejantes, y para sus detalles remitimos a la explica-
ción general del Plan 69-B, en el apartado de Valdemorillo.
Fig. 113.- Casamata republicana del Plan 69-B. Fotografía: Pablo Schnell.
156 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 114.- La Casona fue el único edificio que encontraron en pie los evacuados al regresar tras la guerra y en él
se alojaron muchos de ellos hasta que se reconstruyó el pueblo. Fotografía: Pablo Schnell.
PATRIMONIO MATERIAL 157
Fig. 115.-.La calle García Morato constituye el eje principal que organiza la estructura del pueblo y queda domi-
nada visualmente por el Ayuntamiento. Fotografía: Pablo Schnell.
Fig. 116.-. La iglesia parroquial de San Lucas con su patio porticado a modo de claustro organiza el otro eje. Fo-
tografía: Pablo Schnell.
158 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
VALDEMORILLO
Valdemorillo era en 1937 el pueblo más importante de la zona; exceptuando El
Escorial, ninguna localidad en la comarca contaba con una población y una acti-
vidad económica tan floreciente. La República siempre dio importancia a su man-
tenimiento, ya que dominaba la gran extensión que conducía hasta la lejana
carretera de Extremadura. Su tenencia era garantía de que la comunicación entre
la capital y la sierra podría mantenerse. La pérdida de ambas poblaciones (como
PATRIMONIO MATERIAL 159
Fig. 119 a-b.- Fortín circular republicano para fusil y ametralladora situado en Valquemado. Ha sido habilitado
por el propietario de la finca, tal como indica la placa colocada en el mismo. Fotografías: Ricardo Caste-
llano.
162 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 121.- En la rampa de Valdemorillo se excavaron numerosos refugios, a veces ampliando minas y canteras.
Algunos son bastante grandes, como este de Vilornos. Fotografía: Rubén de la Mata.
164 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
El Plan 69-B
En Valdemorillo se encuentra uno de los mejores despliegues de fortines, en
cuanto a factura y estado de conservación, de los emprendidos por la República
durante la guerra en la zona centro. Se trata de la línea de casamatas genérica-
mente conocida en los documentos de la época como ‘Plan 69-B’.
En diciembre de 1937 uno de los Batallones de Obras y Fortificaciones (BOF)
que a juicio de la superioridad mejor había desempeñado su labor, el BOF 15, se
encontraba trabajando en la zona situada al oeste de la carretera de Valdemorillo
a Villanueva de la Cañada. El informe del mayor Balbín, que inspeccionaba las
obras, indicaba no obstante que “las trincheras carecen casi por completo de empla-
zamientos para armas automáticas, por lo que he dado instrucciones al mayor jefe de
dicho batallón con objeto de que proceda enseguida a construirlos”.34 Ante esta situa-
ción, se demandó la presencia de otra buena unidad de fortificación, el BOF 32.
Lo que estaban construyendo era una línea de resistencia entre el río Perales y
la carretera citada, línea de la que entonces se decía que “estaba muy avanzada,
comenzando a construirse los emplazamientos de ametralladoras”. Tras el trabajo
del sector occidental se solicitó el inicio de las obras en el oriental: “por órdenes
de la Comandancia General de Ingenieros del Ejército del Centro ha comenzado a lle-
gar el Batallón de Obras y Fortificación nº 32 para continuar la línea de resistencia
desde la carretera Valdemorillo-Villanueva de la Cañada hasta el río Aulencia”.
Esta línea de resistencia conserva 16 nidos de hormigón, mejor o peor armado,
en un recorrido que arranca en el cerro del Castillejo y que, en una cuerda que
oscila entre los 650 y 700 m. de altitud y en dirección noreste, va punteando las
rampas que descienden a las tierras más llanas.
La peculiaridad de esta serie de casamatas es que finalmente no quedó circuns-
crita a los cauces de los dos ríos mencionados. Efectivamente, entre el Perales y
el Aulencia se construyeron 11 fortines, pero tras interrumpirse la línea al llegar
a un terreno densamente fortificado (el Monte de Garnica), el cauce alto del
arroyo Palacios significaba la continuación de las obras –al menos 5 nidos más-,
hasta llegar al río Guadarrama, donde acaba el campo de estudio para este libro.
En resumen, 11 fortines en 5 kilómetros, un hueco de otros 3 kilómetros cubierto
por obras diferentes de las que apenas si han quedado restos tangibles, y 5 fortines
más en los 3 kilómetros restantes hasta el Guadarrama. 11 kilómetros, 16 nidos
de ametralladora y, para nuestra alegría, buena preservación de los mismos, lo
que no resulta nada habitual. Ha sido una suerte que el desarrollo urbanístico no
haya llegado hasta sus emplazamientos, y que cuando lo ha hecho hayan sido res-
petados.
34
Citado por CASTELLANO RUIZ DE LA TORRE, RICARDO, (2007), pg. 48
PATRIMONIO MATERIAL 165
Vamos a describir a continuación estos fortines que son, sin duda, una excep-
ción en la Comunidad de Madrid. Difícilmente –salvo las obras entre Titulcia y
Aranjuez– se puede encontrar una línea de fortificaciones de esa longitud con los
ejemplares prácticamente intactos.
Fig. 122.- Nido de la serie 69-B en el cerro del Castillejo. Domina la Cañada Real al inicio de la cuesta del Vétago,
donde se interna en un desfiladero para ascender hasta Valdemorillo. Fotografía: Pablo Schnell.
Son obras circulares, con una altura de 2,6 m y un grosor en el techo de 1,2
m., que los hacía resistentes a eventuales (aunque poco probables) impactos di-
rectos de artillería mediana. Externamente son una especie de tronco-conos con
la techumbre descendiendo en plano inclinado hasta alcanzar el muro circular.
Tienen un único acceso trasero, normalmente mediante trinchera, y sendas aspi-
lleras para arma automática. El espacio interior, bastante justo, apenas es sufi-
ciente para dos hombres manejando la ametralladora. Algunos fortines contaban
con refugios donde almacenar munición y otros materiales para el sostenimiento
de la posición.
Técnicamente la mezcla usada, en general, parece relativamente pobre en ce-
mento, y en varios casos se ha usado chatarra como armadura. En el nido del vér-
tice Lijaz, por ejemplo, la ferralla es un trozo de verja, con su dibujo de forja
incluido. En otras ocasiones se aprovechó malla de cerramiento, ciertamente poco
consistente.
166 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 123.- Ni siquiera los nidos estandarizados del Plan 69-B escaparon a la penuria de medios. En el interior de
este ejemplar de Valdemorillo se usó una verja como armadura. Fotografía: Ricardo Castellano.
Delante de los nidos suele haber trinchera en zigzag rematada por pozos de ti-
rador revestidos de mampuesto a hueso. Resulta extraño ver tan cerca el terreno
excavado y la obra de hormigón, por lo inusual de encontrar el primero avanzado
respecto al segundo. Se pueden contemplar tramos enteros de trinchera, poco
colmatados, que nos muestran claramente lo mucho y profundo que excavaron
las tropas republicanas.
Si arrancamos en el cerro de Castillejo y avanzamos en dirección noreste ve-
remos los primeros nidos. Antes de llegar a la carretera existen otros a cuyas es-
paldas se asentaron baterías. Estos están más cerca unos de otros, algo que tras
cruzar la vía, en el segundo tramo que llega hasta el Aulencia, se generalizó, pues
la proximidad de los emplazamientos es, si cabe, aún mayor. Si seguimos avan-
zando en la misma dirección por la pista del Canal de Isabel II alcanzaremos prác-
ticamente las orillas del Aulencia. Aquí se acaba el segundo tramo, con un curioso
ejemplar para el que se usó un encofrado perdido de ladrillo macizo.
Luego viene el hueco de tres kilómetros sin construcciones al que nos referí-
amos antes, en el Monte Garnica. Acaba coincidiendo con el arranque del término
municipal de Villanueva del Pardillo, donde otros cinco fortines rematan la línea,
ya en su caída hacia el río Guadarrama.
PATRIMONIO MATERIAL 167
Fig. 124.- Interior del único nido de ametralladora perteneciente al Plan 69-B republicano que se cons-
truyó con exterior de ladrillo. Se trata de una excepción en la serie, toda de hormigón visto. Val-
demorillo. Fotografía: Ricardo Castellano.
168 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
COLMENAR DE ARROYO
Este municipio no linda con las tierras directamente afectadas por la batalla y por
ello sale del límite geográfico que hemos impuesto al libro. Sin embargo, como
Fresnedillas, dispone de elementos exclusivos suficientes para reservarle un es-
pacio.
Colmenar de Arroyo fue ocupada por las tropas de Franco en noviembre de 1936
y desde entonces, al igual que Chapinería o Nava del Rey, se constituyó en base de
acantonamiento para tropas que el mando pudiera requerir desplegar en la cercana
primera línea. La verdadera importancia de Colmenar desde el análisis de los restos
de la guerra estriba en que cuenta con el –que sepamos- único ejemplar de cons-
trucción semi-permanente en el centro de España. Esta es su historia.
PATRIMONIO MATERIAL 169
Fig. 126.- El Blockhaus 13, de Colmenar de Arroyo. Único ejemplar concluido de los 7 iniciados a partir de un
plan de noviembre de 1938. Fotografía: Juan Carlos Martín Lera. Archivo de la Dirección Gral. de Patrimonio
Histórico.
170 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Aunque estas instrucciones ya habían sido emitidas a lo largo de 1938, las ofen-
sivas indicadas hicieron que Franco urgiese el que en todas las carreteras de pe-
netración se debían establecer dos puntos dobles fortificados con cemento. Uno
situado junto al frente y otro a retaguardia –a 4 ó 5 kilómetros-, cruzando fuegos
sobre la posible zona de progresión. Estos blockhaus para resistencia a fondo po-
dían constar de un abrigo activo de hormigón a prueba de todos los calibres, con
planta de luneta o, en cada caso, la que mejor se adaptara al terreno, y con capa-
cidad para hacer fuego en todo su perímetro. Deberían estar rodeados de defensas
accesorias bien situadas –alambradas, zanjas, minas anticarro...-, y disponer de
aspilleras para armas automáticas y de fusilería. Además se tendrían que acumular
en su interior repuestos en buenas condiciones, municiones, víveres, botiquín y
agua que aseguraran su resistencia “a toda costa”.
Franco dispuso que en cada sector divisionario se efectuara con urgencia un
estudio de las vías de penetración, para a continuación clasificar por orden de
importancia los lugares sensibles y proceder al levantamiento de las construccio-
nes indicadas.
Desconocemos si el general jefe del Ejército del Centro aplicó su propio criterio
a su zona de responsabilidad. Lo cierto es que sin mayor dilación, el 20 de no-
viembre de 1938, transmitió instrucciones al general jefe de la División 71, po-
niendo en boca del propio Franco la orden de construir los elementos de
resistencia a base de cemento, y en profundidad en la zona comprendida entre
Robledo de Chavela y el arroyo Perales. Igualmente solicitó que esta misma me-
dida se aplicara a la zona este de Talavera de la Reina, en Toledo.
El 30 de noviembre el comandante de ingenieros de la División 71, Emilio de
la Guardia, hizo llegar una memoria al general jefe del Ejército del Centro, en Va-
lladolid, con las principales consideraciones referidas al territorio cubierto por
esa división. En ella indicaba que eran cinco las vías de penetración con riesgo
en esta zona:
– Carretera de Valdemorillo a Navalagamella (el barranco del Hondillo del
que hablábamos en el capítulo correspondiente)
– Carretera de Quijorna a Navalagamella
– Carretera de Zarzalejo a Fresnedillas
– Carretera entre El Escorial y Robledo de Chavela
– Carretera entre Sª Mª de la Alameda y Las Navas del Marqués
Para asegurar esas vías se necesitarían 18 blockhaus. Aunque las dos primeras
convergían sobre la misma población, también había sendas pistas militares (Casa
Constancia-Barranquillas y Mogotes-Cercón) que, en caso de ser desbordada la
primera línea, requerirían también defensa. Por ello el total de blockhaus se ele-
PATRIMONIO MATERIAL 171
varía a 22. En todo caso la estimación final quedó reducida a 16, al retrasarse al-
gunos emplazamientos hasta cruces de carretera.
El anteproyecto contemplaba 2 clases de blockhaus: el modelo A y el modelo
B, ambos eran en todo caso resistentes a artillería de 155 mm. y bombas de avia-
ción de hasta 100 kg.
El blockhaus A consistía en un camino cubierto circular de hormigón armado,
parecido a un semitorno de revolución deformado, con aspilleras para fusileros y
ametralladoras, con una luz interior (altura libre a suelo) de 2 m. Esa misma altura
permitía que los hombres de la guarnición pudieran dormir en él, así como guar-
dar sus víveres, municiones y material sanitario. Este modelo atendía todos los
requisitos impuestos en las directrices del Generalísimo, salvo que no se podían
lanzar bombas de mano desde su interior ni acoger posibles tropas en retirada.
Para resolver el primero se preveía la creación de una banqueta de 5 m. adosada
al cuerpo central, en el patio interior.
Fig. 127.- Sección del blockhaus tipo A con la banqueta para arrojar bombas de mano. Archivo General Militar
de Ávila (AGMAV,C.2706.7/4). Instituto de Historia y Cultura Militar. Ministerio de Defensa.
Fig. 127 bis.- Vista general del Blockhaus 13 de Colmenar de Arroyo. Fotografía: Juan Carlos Martín Lera. Archivo
de la Dirección Gral. de Patrimonio Histórico.
Los dos modelos tenían un diámetro exterior de 13 metros, para poder efectuar
una mejor defensa con una guarnición no numerosa. El factor determinante a la
hora de decidirse por un modelo u otro lo constituyeron tanto la premura por le-
vantar las obras como los recursos que cada tipo de blockhaus requería para su
construcción. Así, se precisaban:
– para los dos modelos, 3.039 jornadas de trabajo de un hombre, 302 toneladas
de material, 151 viajes de camiones para el transporte, 980 m3 de grava,
arena y agua, con 113 camionetas/día o 226 carretas/día.
– para 16 blockhaus tipo A hacían falta, además, 21.360 jornadas, 2.352 tone-
ladas de materiales, 1.176 camionetas para el transporte, 800 camionetas/día
o 1.600 carretas/día.
– los requisitos para la fabricación del tipo B eran algo superiores al doble de
lo precisado para el anterior.
– además, las necesidades en mano de obra para poder terminar todo el pro-
yecto en un solo mes se elevaban a dos compañías de zapadores y siete com-
pañías de trabajadores, en el caso del blockhaus A y el doble para el B.
Por todo ello, el 3 de diciembre de 1938, se emitía desde Valladolid un tele-
grama postal secreto en el que se indicaba al general jefe de la División 71 la ne-
cesidad de construir únicamente fortines tipo A, debido a la elevada mano de obra
que requerían los fortines tipo B y la urgencia en desarrollar el trabajo. En el
mismo telegrama se señalaba la imposibilidad de atender la demanda de mano
de obra, argumentando que las demás unidades del Ejército del Centro se encon-
PATRIMONIO MATERIAL 173
Fig. 128.- Emplazamiento de los blockhaus nacionales en construcción en febrero de 1939. Archivo General
Militar de Ávila (AGMAV,C.2706,15/20). Instituto de Historia y Cultura Militar. Ministerio de Defensa.
Fig. 129.- El Blockhaus 13, de Colmenar de Arroyo. Único ejemplar concluido de los 7 iniciados a partir de un
plan de noviembre de 1938. Fotografía: Juan Carlos Martín Lera. Archivo de la Dirección Gral. de Patrimonio
Histórico.
Fig. 130.- Detalle del Blockhaus 13 de Colmenar de Arroyo. Fotografía: Juan Carlos Martín Lera. Archivo de la Di-
rección Gral. de Patrimonio Histórico.
176 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 131 a-b.- Vistas del interior del Blockhaus 13 (Colmenar de Arroyo). Fotografías: Juan Carlos Martín Lera.
Archivo de la Dirección Gral. de Patrimonio Histórico.
Capitulo VI
Rutas autoguiadas
178 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 132.- Ruta por los nidos y fortines de Navalagamella. Autor: Pablo Schnell.
RUTAS AUTOGUIADAS 179
180 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Fig. 133.- Ruta por los nidos del Plan 69-B. Autor: Pablo Schnell.
RUTAS AUTOGUIADAS 181
182 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Barbeta se dice del emplazamiento descubierto, que sólo tiene protección frontal y lateral
debida a un parapeto, pero sin techo (originalmente hasta la altura de la barba).
Blocao del alemán blockhaus; fortín de troncos o sacos terreros muy usado en las trochas
de la Guerra de Cuba (1895-98) y en las campañas de Marruecos (1909-23). A
menudo se hacían con elementos móviles (chapas corrugadas, barras…) para po-
der trasladarlos donde fuese necesario su uso.
C.G.G. Iniciales que indican “Cuartel General del Generalísimo”. Usado para el manejo de
documentación en archivo militares.
188 ARQUITECTURA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Casamata de casa armata. Construcción blindada tanto en sus paredes como en su techo.
Sólo presenta como vanos unas estrechas troneras por las que disparar u observar
que a veces presentan redientes para evitar la entrada de proyectiles.
Catenaria (vivienda). Curva que forma una cadena colgante. En la retaguardia del Ejército
Nacional se construyeron numerosas cabañas con perfil de catenaria invertida (o
media) para alojamiento de tropa, botiquín, almacén...
Cuerpo de Ejército Gran Unidad integrada normalmente por 3 Divisiones, con unos efec-
tivos cercanos a los 35.000 hombres. Dirigida por un general o teniente general.
EPR Ejército Popular de la República. Con estas siglas se identifica al ejército constituido
por las iniciales unidades combatientes milicianas, tras su reorganización y adap-
tación a un patrón normal castrense. Incluyó a las levas de mozos movilizadas entre
1937 y el final de la guerra.
Gola Parte trasera de una fortificación. Al estar menos expuesta al fuego enemigo solía
contar con un blindaje menor al frontal o incluso estar abierta.
Hormigón armado sistema constructivo por medio de moldes que se rellenan con una
mezcla de cemento, arena, grava y agua. Para darle mayor solidez se introduce una
armadura metálica llamada ferralla. Cuando la mezcla está seca se retira el molde.
Hormigón en masa el sistema es el mismo que el anterior, pero sin la armadura metálica
interior.
Poliorcética vocablo que en griego antiguo significa “debelar ciudades”, se aplica al con-
junto de técnicas de asedio de las fortalezas.
Rediente perfil escalonado de las troneras para evitar que por ellas puedan entrar pro-
yectiles rebotados debido a su forma de embudo.
Sexmo división administrativa medieval que comprendía una parte del término rural de
una ciudad, en origen la sexta parte del mismo. Sus funciones eran fiscales y ad-
ministrativas del patrimonio concejil.
Tronera aspillera o ranura abierta en el muro para disparar a través de ella. Se debe a que
las primeras armas de fuego se conocían como truenos. En el siglo XX su forma
solía ser la de un triángulo con su lado mayor hacia el exterior por lo que tenía un
riesgo de recibir los proyectiles actuando como un embudo.
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Comunidad de Madrid.
Fuentes documentales
Archivo General Militar de Ávila. Instituto de Historia y Cultura Militar. Ministerio de Defensa.
Arquitectura Militar
E de la Batalla de Brunete, una de las más famosas de la Guerra Civil, que se desarro-
lló fundamentalmente en los términos de Valdemorilllo, Villanueva del Pardillo,
Fresnedillas de la Oliva, Navalagamella, Villanueva de la Cañada, Quijorna, Colmenar
de Arroyo, Brunete y Villanueva de Perales, cuyo territorio sirvió de escenario de los com-
bates y en los que posteriormente se realizaron importantes obras de fortificación por
parte de ambos bandos para establilizar el frente.
El conjunto de obras defensivas descritas en esta obra posee una importancia evi-
dente tanto por su elevado número como por la amplia tipología que presentan. Entre
ellas encontramos elementos tan singulares como el blockhaus de Colmenar de Arroyo,
el campamento de la Peña en Navalagamella, la posición de la Loma de San Pablo en
Quijorna, los fortines del plan 69-B de Valdemorillo-Villanueva del Pardillo o las fortifi-
caciones levantadas en torno a Brunete, que junto al resto de elementos descritos ofre-
cen una excepcional muestra de arquitectura militar.
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