Ejemplos de Humildad

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San Macario y el demonio

Al regresar un día san Macario a su celda encontró en ella al


demonio, que lo esperaba con una hoz en la mano y trató de
segarlo por el medio. Pero al acercarse al santo perdió las fuerzas
y no pudo mover la hoz.
Entonces, lleno de coraje, le dijo:
— Demasiada violencia sufro por ti, Macario, pues deseo
vivamente dañarte y no puedo lograrlo: y me extraña
sobremanera, porque yo hago todo lo que tú y aún más. Tú ayunas
algunas veces: yo jamás como. Tú duermes poco: yo jamás cierro
los ojos. En una sola cosa me aventajas.
— ¿Cuál es ella? — preguntó san Macario.
— Tu humildad — respondió el demonio. .

(Mauricio Rufino, Vademecum de ejemplos predicables, Ed.


Herder, Barcelona, 1962, nnº 1429)

Napoleón I frente a una imagen de San Francisco de Asís

Al pasar Napoleón I por delante de una estatua de san Francisco


de Asís, saludó al santo descubriéndose con mucha reverencia la
cabeza.
Preguntóle uno de sus generales que blasonaba de filósofo o,
como diríamos ahora, de librepensador, por qué hacia a un fraile
tanta reverencia. Contestó el emperador: «Porque este santo
dominó a un ejército más numeroso que el mío, y sin fusiles ni
cañones ejerció en el mundo más imperio que yo».

(Mauricio Rufino, Vademecum de ejemplos predicables, Ed.


Herder, Barcelona, 1962, nnº 1430)

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