Base Contencion Emocional
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mundo y ha ocasionado una de las crisis más severas en todos los aspectos, sean sociales,
económicos, culturales, emocionales y de bienestar.
Las medidas de prevención y de aislamiento social no aseguran de modo explícito que la
pandemia haya concluido. En suma, mientras el COVID-19 esté presente a través de contagios
-ojalá cada vez menores- la emergencia sanitaria no podrá levantarse del todo, e inclusive,
puede ocurrir que nuevas medidas de prevención sean necesarias. Solo si los niveles de contagio
disminuyeran notablemente al punto de ser manejables por los sistemas sanitarios, la
emergencia podrá ser superada.
Esta guía está destinada al uso de docentes tutores, hombres y mujeres, con la finalidad de aunar
esfuerzos para contener la crisis y evitar que sus secuelas afecten todavía más a niños, niñas y
adolescentes, en sus condiciones de estudiantes e integrantes de la familia.
Pues bien vamos a ver las siguientes a orientaciones para que ustedes puedan integrarlas en sus
acciones de desarrollo educativo.
Hay familias viviendo situaciones de ansiedad porque han caído sus niveles de vida, porque los
progenitores han perdido sus empleos o porque la muerte de alguno de sus miembros ha
representado para niñas, niños y adolescentes condiciones
de orfandad y desprotección.
Los adultos de los hogares debieran preguntarse o alguien debería hacerlo, cuáles de las
características de sus familias apoyan a reducir esos impactos negativos en niñas, niños y
adolescentes y cuáles no apoyan y están agravando aún más las cosas.
Así mismo, en familias cuya relación frecuente ha sido la violencia y los malos
tratos, las tensiones se habrán marcado hasta límites insospechados 2. Sumado a
esto las adversidades económicas, espacios reducidos y dificultades
en el cuidado de hijas e hijos habrán agudizado el confinamiento. Las actividades
escolares no han podido ser apoyadas porque comúnmente esa función no ha sido
integrada en el quehacer de los adultos. La mayoría de condiciones que viven
hogares con violencia suponen riesgos. La cuarentena no habrá sido para niños,
niñas y adolescentes una oportunidad de diálogo y reconocimiento con sus progenitores,sino
una situación de la que hay que salir lo más pronto.
En este sentido, la escuela deberá concentrarse en apoyar a las familias que sufrieron
afectaciones de distintas maneras, y, por lo tanto, los riesgos que viven sus hijas e hijos
requieren ser prevenidos a tiempo y potenciar las capacidades de protección en su mayoría, a fin
de garantizar sus derechos desde la corresponsabilidad.
2. Cuarentena, confinamiento y el tiempo en casa
en el interior de
las familias, la cuarentena ha puesto en el tapete las debilidades y fortalezas de las relaciones
familiares, específicamente en tareas y actividades como la limpieza de los hogares,
la elaboración de alimentos, el acompañamiento a los estudios en línea y tareas escolares
o el uso de medios electrónicos, el teletrabajo de los adultos, la gestión de actividades de
recreación y distracción, entre otros.
Otro aspecto que se ha cultivado es la experiencia de que “la casa enseña”. Es decir, hijos e
hijas que no sabían desempeñarse en las actividades del hogar, es posible que ahora el encierro
haya obligado a desplegar destrezas que estaban ocultas o simplemente necesidades de hacer
actividades cooperativas y con sentido de bienestar. En otras palabras, adolescentes que no
participaban en estas tareas, han aprendido a hacerlo, y esto quizá los haya gratificado.
expliquemos que son reacciones normales ante una situación difícil . Es mejor no ocultar
lo que ocurre ni inventar historias que trastocan la realidad. Las niñas y niños necesitan
respuestas sinceras y desarrollar capacidades de afrontamiento.
Es vital, también, que escuchemos sus preocupaciones y nos tomemos el tiempo
necesario para consolarlos, darles afecto y asegurarles que están seguros en casa.
debemos crear oportunidades para que las niñas y niños jueguen y se relajen, y
mantener sus rutinas y horarios regulares, especialmente antes de que se vayan a
dormir.
En el caso de los adolescentes, informaciones de los medios complementarán las
explicaciones que les ofrecen los adultos de casa.
La prioridad en esta etapa es, precisamente, proteger a niños y niñas de toda aquella
información que aún no puedan procesar y que les puede llevar a desarrollar ansiedad y
miedos debido a la incertidumbre. En este sentido conviene:
• Evitar que vean o escuchen noticias y reportajes con un enfoque sensacionalista o
violento de la situación.
• Evitar que se expongan mucho tiempo a medios y recursos digitales, más si no hay
un acompañamiento de adultos.
Evitar involucrarlos en conversaciones acaloradas entre adultos sobre la situación,
y priorizar intercambios y diálogos intergeneracionales de naturaleza participativa.
• Dedicar tiempo a resolver sus dudas e inquietudes, en un lenguaje adaptado a su
capacidad de comprensión, pero no engañoso. Si sienten que les faltan recursos
para transmitir información, pueden recurrir a algunos de los cuentos que se editan
cada año sobre salud y enfermedades, ya que permiten a los niños y niñas procesar
el impacto emocional a través de la imaginación4.
• Inventar, adecuar o construir espacios en familia que posibiliten la expresión
de emociones, el aprendizaje de la experiencia, que motiven la calma, que brinden
seguridad y confianza, que no juzguen, que escuchen más y hablen menos, que
generen acuerdos de convivencia, que abracen más y brinden afecto.
Siempre ha existido una vinculación entre las familias y las instituciones educativas. Así
que, insistir en lo mismo, parecería que no tuviera sentido. No obstante, se sugiere a las y
los docentes tutores que se tenga claro que esta vinculación debiera fortalecerse porque
todos vivimos una crisis intensa, profunda y con repercusiones en el ámbito emocional y
familiar.
Esta visión hay que compartirla entre todos los miembros de la comunidad educativa.
Una familia sola no sale de esta crisis. Una familia que se aisla y no recibe apoyo, es más
vulnerable que otra que sí se se relaciona con otras. Tras el confinamiento, las personas
necesitan recuperar y profundizar los intercambios con otras personas y familias.