Presidencia de Carlos Mesa y Eduardo Rodriguez V.
Presidencia de Carlos Mesa y Eduardo Rodriguez V.
Presidencia de Carlos Mesa y Eduardo Rodriguez V.
El presidente de Bolivia entre 2003 y 2005, Carlos Mesa, fue un prestigioso periodista e historiador. en 2002 aceptó
ser el candidato a la Vicepresidencia con Gonzalo Sánchez de Lozada, al que sucedió tras su renuncia y huida en el
gran disturbio nacional conocido como la guerra del gas. Intelectual independiente con fama de honesto y enfoques
progresistas, Mesa heredó una situación política y social muy delicada, donde a caballos de batalla como la
renacionalización del gas y las reclamaciones indígenas se les sumo el desafío del movimiento autonomista del
departamento de Santa Cruz. Acosado por una izquierda muy fuerte en La Paz y las regiones occidentales, e ignorado
por los autonomistas orientales, el dirigente hubo de dimitir en mitad de su mandato.
Tras su corto paso por el Palacio Quemado, Mesa retomó una intensa actividad cultural consistente en la producción
televisiva, la realización de documentales de temática histórica, la publicación de libros y la docencia universitaria. El
influyente periodista fue procesado por unos supuestos perjuicios al Estado en su etapa presidencial, denunció ser
víctima de una «persecución política» y arremetió, junto con los partidos de la oposición, contra las interpretaciones
constitucionales que permitieron a Morales, mandando a la papelera el límite legal de los dos mandatos, presentarse
por tercera vez al cargo en 2014 y por cuarta vez en 2019. Curiosamente, sus fuertes desavenencias con el Gobierno
«caudillista» y «arbitrario» del MAS no impidieron a Mesa servir al nuevo Estado Plurinacional -la misión le fue
ofrecida en 2014 por el propio Morales- como vocero exterior de la causa marítima llevada por La Paz al Tribunal
Internacional de Justicia y en contra de las tesis de Chile, demanda que Bolivia finalmente perdió en octubre de
2018. Días después del fallo adverso de La Haya, Mesa, confirmando un rumor insistente desde tiempo atrás y que él
se había empeñado en desmentir, anunció su postulación para las elecciones presidenciales de 2019.
Quería «terminar con el continuismo inaceptable» de Morales y «proponer un cambio democrático fundamental»
que estuviera a la altura del «nuevo tiempo de inflexión histórica». Fuerte en los sondeos y seguro de, como mínimo,
forzar a Morales a disputar con él una segunda vuelta, el 15 de diciembre, en la que sus opciones de victoria serían
elevadas, Mesa estaba a punto de protagonizar, por segunda vez en dos décadas, uno de esos episodios clave de la
turbulenta historia contemporánea de Bolivia que él tantas veces había narrado en sus documentos textuales y
videográficos. Una vez cerradas las urnas el 20 de octubre, el retraso en la publicación de los resultados oficiales
desató las sospechas airadas de Mesa. Mesa mantuvo su desafío luego de confirmar el Tribunal Supremo Electoral, el
24 de octubre, que Morales era el ganador con el 47,08% de los votos.
Con estos datos, al superar Morales el 40% y sacarle a Mesa, por más de 10 puntos de ventaja, la segunda vuelta era
innecesaria y el mandatario en ejercicio podía considerarse reelecto. En los días siguientes, sin embargo, Mesa,
tachado de «mal perdedor», «candidato violento» y «delincuente» por Morales y el MAS, empezó a perder
ascendiente sobre el curso de la explosiva crisis nacional. Rechazó la auditoría vinculante del proceso electoral por la
OEA, aceptada en principio por Morales, y vio cómo las riendas de la protesta callejera eran arrebatadas por sectores
radicalizados de la oposición para quienes la cuestión no era la celebración del balotaje, sino la caída inmediata del
Gobierno del MAS y a continuación la convocatoria de unas nuevas elecciones sin Morales en el poder. Mesa acabó
aceptando la tesis expresada «por la mayoría del pueblo» de que la permanencia de Morales suponía «el mayor
riesgo para la democracia».
Mesa dio un voto matizado de confianza al Gobierno transitorio de Añez, sostenido por partidos marcadamente
conservadores y con un mandato constitucional limitado en teoría hasta el 22 de enero de 2020, cuya «legitimidad»
condicionó a la convocatoria rápida de nuevas elecciones y la devolución de la estabilidad y la paz a un país sumido
en la crispación, el desorden y la violencia. Mesa confirmó que volvía a presentarse, pero en enero de 2020 se topó
con la candidatura de la propia Añez, aspirante a la Presidencia por la alianza Juntos. Mesa celebró una
autoexclusión que favorecía la estrategia de «cerrarle el paso al MAS», primero en las encuestas con su candidato en
sustitución del inhabilitado y procesado en ausencia Morales, el ex ministro de Economía Luis Arce.
RESUMEN:
El presidente de Bolivia entre 2003 y 2005, Carlos Mesa, fue un prestigioso periodista e historiador. en 2002 aceptó
ser el candidato a la Vicepresidencia con Gonzalo Sánchez de Lozada, al que sucedió tras su renuncia y huida en el
gran disturbio nacional conocido como la guerra del gas. Intelectual independiente con fama de honesto y enfoques
progresistas, Mesa heredó una situación política y social muy delicada, donde a caballos de batalla como la
renacionalización del gas y las reclamaciones indígenas se les sumo el desafío del movimiento autonomista del
departamento de Santa Cruz. Acosado por una izquierda muy fuerte en La Paz y las regiones occidentales, e ignorado
por los autonomistas orientales, el dirigente hubo de dimitir en mitad de su mandato. Tras su corto paso por el
Palacio Quemado, Mesa retomó una intensa actividad cultural consistente en la producción televisiva, la realización
de documentales de temática histórica, la publicación de libros y la docencia universitaria. Días después del fallo
adverso de La Haya, Mesa, confirmando un rumor insistente desde tiempo atrás y que él se había empeñado en
desmentir, anunció su postulación para las elecciones presidenciales de 2019.
Quería «terminar con el continuismo inaceptable» de Morales y «proponer un cambio democrático fundamental»
que estuviera a la altura del «nuevo tiempo de inflexión histórica». Fuerte en los sondeos y seguro de, como mínimo,
forzar a Morales a disputar con él una segunda vuelta, el 15 de diciembre, en la que sus opciones de victoria serían
elevadas, Mesa estaba a punto de protagonizar, por segunda vez en dos décadas, uno de esos episodios clave de la
turbulenta historia contemporánea de Bolivia que él tantas veces había narrado en sus documentos textuales y
videográficos. En los días siguientes, sin embargo, Mesa, tachado de «mal perdedor», «candidato violento» y
«delincuente» por Morales y el MAS, empezó a perder ascendiente sobre el curso de la explosiva crisis nacional.
Rechazó la auditoría vinculante del proceso electoral por la OEA, aceptada en principio por Morales, y vio cómo las
riendas de la protesta callejera eran arrebatadas por sectores radicalizados de la oposición para quienes la cuestión
no era la celebración del balotaje, sino la caída inmediata del Gobierno del MAS y a continuación la convocatoria de
unas nuevas elecciones sin Morales en el poder. Mesa acabó aceptando la tesis expresada «por la mayoría del
pueblo» de que la permanencia de Morales suponía «el mayor riesgo para la democracia».
Durante los alzamientos populares causados por reclamos de nacionalización de los hidrocarburos el presidente
Carlos Mesa fue forzado a dimitir. Luego de la dimisión de los presidentes del Senado, Hormando Vaca Díez, y de la
Cámara de Diputados, Mario Cossío, el Congreso eligió a Rodríguez Veltzé para ocupar el puesto de presidente de la
República. Posteriormente fue Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica Boliviana. Se desempeñó
como Embajador de Bolivia ante el Reino de los Países Bajos, designado por el expresidente Evo Morales.
Su breve gobierno se caracterizó por una época de calma. Durante este tiempo se estableció diálogo con distintos
sectores sociales, evitando así manifestaciones, marchas y bloqueos, que habían forzado la dimisión de sus
predecesores.
Rodríguez Veltzé, según ley, sólo podía ser presidente para llamar a elecciones anticipadas en diciembre de 2005 que
dieron como ganador a Evo Morales, al que entregó el mando el 22 de enero de 2006.
Después de entregar el mando, surgió la polémica por la destrucción de misiles de fabricación china de propiedad de
Bolivia en enero de 2006. Sus acusadores indican que poco antes de finalizar su mandato Rodríguez autorizó que
estos misiles fueran enviados a Estados Unidos por el ministro de Defensa, Gonzalo Méndez. Este hecho fue criticado
por el expresidente venezolano Hugo Chávez.
Por otro lado, sus defensores ocultaron que Rodríguez autorizó la destrucción de los misiles. Indican que no existe
ninguna orden firmada por la ex autoridad. Lo que si quedó claro es que en el gobierno de Eduardo Rodríguez se
llevó a cabo la desactivación de los misiles chinos.
Alegaban que esta controversia está siendo manejada políticamente por el gobierno de Morales, por ello Rodríguez
Veltzé pedía que se solucione este caso. Fue acusado de traición a la patria por varios diputados afines al Gobierno
de Morales, citando la Ley 2445 por este hecho. Sin embargo, el Órgano Legislativo boliviano desechó su
participación en los hechos por falta de evidencia y se inició el proceso contra exautoridades militares y
principalmente sobre el entonces ministro de Defensa Gonzalo Elías Méndez Gutiérrez; actualmente el proceso se
encuentra en etapa de investigación a cargo del Tribunal Supremo de Justicia del Estado Plurinacional de Bolivia, en
su Sala Penal Segunda.
El 3 de abril de 2013, fue nombrado agente de Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, por el
presidente Evo Morales (2006-2019), para representar a Bolivia en la demanda contra Chile, respecto a la obligación
de Chile de negociar con Bolivia un acceso soberano al mar. La demanda fue desestimada en todos sus puntos por la
Corte Internacional de Justicia el día lunes 1 de octubre del año 2018.
El 14 de junio de 2016, fue nombrado por segunda vez agente de Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia de La
Haya, por el presidente Evo Morales (2006-2019), para para representar a Bolivia en la demanda de Chile contra
Bolivia, por demanda del río Silala. 5 renunció el 12 de noviembre de 2019, tras conocer la proclamación de Jeanine
Añez como presidenta de Bolivia, tras la renuncia de Evo Morales.
RESUMEN:
Eduardo Rodríguez Veltzé nació el 2 de marzo de 1956 en la ciudad de Cochabamba, Bolivia. Luego de la dimisión de
los presidentes del Senado, Hormando Vaca Díez, y de la Cámara de Diputados, Mario Cossío, el Congreso eligió a
Rodríguez Veltzé para ocupar el puesto de presidente de la República. Se desempeñó como Embajador de Bolivia
ante el Reino de los Países Bajos, designado por el expresidente Evo Morales. Rodríguez Veltzé, según ley, sólo podía
ser presidente para llamar a elecciones anticipadas en diciembre de 2005 que dieron como ganador a Evo Morales,
al que entregó el mando el 22 de enero de 2006. Después de entregar el mando, surgió la polémica por la
destrucción de misiles de fabricación china de propiedad de Bolivia en enero de 2006. Sus acusadores indican que
poco antes de finalizar su mandato Rodríguez autorizó que estos misiles fueran enviados a Estados Unidos por el
ministro de Defensa, Gonzalo Méndez. Por otro lado, sus defensores ocultaron que Rodríguez autorizó la destrucción
de los misiles. Lo que si quedó claro es que en el gobierno de Eduardo Rodríguez se llevó a cabo la desactivación de
los misiles chinos.
Alegaban que esta controversia está siendo manejada políticamente por el gobierno de Morales, por ello Rodríguez
Veltzé pedía que se solucione este caso. El 3 de abril de 2013, fue nombrado agente de Bolivia ante la Corte
Internacional de Justicia de La Haya, por el presidente Evo Morales, para representar a Bolivia en la demanda contra
Chile, respecto a la obligación de Chile de negociar con Bolivia un acceso soberano al mar. El 14 de junio de 2016, fue
nombrado por segunda vez agente de Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, por el presidente Evo
Morales, para para representar a Bolivia en la demanda de Chile contra Bolivia, por demanda del río Silala. 5
renunció el 12 de noviembre de 2019, tras conocer la proclamación de Jeanine Añez como presidenta de Bolivia, tras
la renuncia de Evo Morales.