Calendarios Antiguos

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CALENDARIOS ANTIGUOS.

INTRODUCCION

Calendario, sistema de medida del tiempo para las necesidades de la vida civil, con la
división del tiempo en días, meses y años. Las divisiones del calendario se basan en los
movimientos de la Tierra y las apariciones regulares del Sol y la Luna. Un día es el
tiempo medio necesario para una rotación de la Tierra sobre su eje. La medición de un
año se basa en una rotación de la Tierra alrededor del Sol y se llama año estacional,
tropical o solar. Un año solar contiene 365 días, 5 h, 48 m, y 45,5 s.

Un mes se calculaba inicialmente por los pueblos antiguos como el tiempo entre
dos Lunas llenas, o el número de días necesarios para que la Luna circunde la
Tierra (29,5 días). Esta medición, llamada mes lunar o sinódico, daba lugar a un año
lunar de 354 días, 11 días más corto que un año solar.

Sin embargo, en los calendarios modernos el número de días de un mes no está basado
en las fases de la Luna. La duración de los meses es aproximadamente una duodécima
parte de un año (28 a 31 días) y se ajusta para encajar los 12 meses en un año solar. Para
información relativa a los nombres o disposición de los meses, ver los artículos de cada
uno de los doce meses. La semana procedía de la tradición judeocristiana que disponía
descansar del trabajo cada siete días. No está basada en fenómenos naturales. Los
romanos dieron nombre a los días de la semana en honor del Sol, la Luna y varios
planetas.

Las variaciones entre los muchos calendarios en uso desde los tiempos antiguos a los
modernos han sido debidas a la inexactitud de los primeros cálculos de la duración del
año, junto con el hecho de que un año no puede ser dividido exactamente por ninguna
de las demás unidades de tiempo: días, semanas o meses. Los calendarios más
antiguos basados en meses lunares dejaron con el tiempo de coincidir con las
estaciones. Ocasionalmente había que intercalar o añadir un mes para conciliar los
meses lunares con el año solar. Un calendario que periódicamente realiza ajustes
de este tipo se llama calendario lunisolar.

CALENDARIOS ANTIGUOS

Los antiguos babilonios tenían un calendario lunisolar de 12 meses lunares de 30


días cada uno, y añadían meses extras cuando necesitaban mantener el calendario en
línea con las estaciones del año.

Los antiguos egipcios fueron los primeros en sustituir el calendario lunar por un
calendario basado en el año solar. Midieron el año solar como 365 días, divididos en
12 meses de 30 días cada uno, con 5 días extras al final. Hacia el 238 a.C. el rey
Tolomeo III ordenó que se añadiera un día extra cada cuatro años, que era por lo tanto
similar al moderno año bisiesto.

En la antigua Grecia se utilizaba un calendario lunisolar, con un año de 354 días.


Los griegos fueron los primeros en intercalar meses extras en el calendario sobre una
base científica, añadiendo meses a intervalos específicos en un ciclo de años solares.
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EL CALENDARIO ROMANO

El original calendario romano, introducido hacia el siglo VII a.C., tenía 10 meses con
304 días en un año que comenzaba en marzo. Dos meses más, enero y febrero, fueron
añadidos posteriormente en el siglo VII a.C., pero como los meses tenían solamente 29
o 30 días de duración, había que intercalar un mes extra aproximadamente cada segundo
año. Los días del mes eran designados por el incómodo método de contar hacia atrás a
partir de tres fechas: las calendas, o primeros de mes; los idus, o mediados de mes, que
caían el día 13 de ciertos meses y el día 15 de otros; y las nonas, o el noveno día antes
de los idus. El calendario romano se hizo enormemente confuso cuando los funcionarios
que tenían encomendada la adición de días y meses abusaron de su autoridad para
prolongar sus cargos o para adelantar o retrasar elecciones.

En el año 45 a.C. Cayo Julio César, siguiendo el consejo del astrónomo griego
Sosígenes (siglo I a.C.), decidió utilizar un calendario estrictamente solar. Este
calendario, conocido como calendario juliano, fijó el año normal en 365 días, y el año
bisiesto, cada cuatro años, en 366 días. El calendario juliano también estableció el orden
de los meses y los días de la semana tal como figuran en los calendarios actuales. En el
44 a.C. Julio César cambió el nombre del mes Quintilis a Julius (julio), por él mismo.
El mes Sextilis recibió el nuevo nombre de Augustus (agosto) en honor de Augusto,
que sucedió a Julio César. Algunos expertos mantienen que Augusto estableció la
duración de los meses que utilizamos actualmente.

EL CALENDARIO GREGORIANO

El año juliano era 11 minutos y 14 segundos más largo que el año solar. Esta diferencia
se acumuló hasta que hacia 1582 el equinoccio de primavera (véase Eclíptica) se
produjo 10 días antes y las fiestas de la iglesia no tenían lugar en las estaciones
apropiadas. Para conseguir que el equinoccio de primavera se produjera hacia el 21 de
marzo, como ocurrió en el 325 d.C., año del primer Concilio de Nicea, el papa
Gregorio XIII promulgó un decreto eliminando 10 días del calendario. Para prevenir
nuevos desplazamientos instituyó un calendario, conocido como calendario
gregoriano, que estipulaba que los años centenarios divisibles por 400 debían ser años
bisiestos y que todos los demás años centenarios debían ser años normales. Por ejemplo,
1600 fue un año bisiesto, pero 1700 y 1800 no lo fueron.

El calendario gregoriano recibe también el nombre de cristiano, porque emplea el


nacimiento de Cristo como punto de partida. Las fechas de la era cristiana son
designadas a menudo con las abreviaturas d.C. (después de Cristo) y a.C. (antes de
Cristo)

El calendario gregoriano se fue adoptando lentamente en toda Europa. Hoy está vigente
en casi todo el mundo occidental y en partes de Asia. La Unión Soviética adoptó el
calendario gregoriano en 1918, y Grecia lo adoptó en 1923 por motivos administrativos,
aunque muchos países de religión cristiana oriental conservaron el calendario juliano
para la celebración de las fiestas de la iglesia.

Aunque el nacimiento de Cristo fue originalmente fijado el 25 de diciembre del año 1


a.C., los investigadores modernos lo sitúan ahora hacia el cuarto año de nuestra era.
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Puesto que el calendario gregoriano todavía supone meses de distinta duración,


haciendo que fechas y días de la semana cambien con el tiempo, se han hecho
numerosas propuestas para un calendario reformado más práctico. Estas propuestas
incluyen un calendario fijo de 13 meses iguales y un calendario universal de cuatro
periodos trimestrales idénticos. Hasta ahora no se ha adoptado ninguno.

CALENDARIOS RELIGIOSOS

Como se ha indicado, el calendario gregoriano es básicamente un calendario cristiano.


El calendario oficial de la Iglesia cristiana es la relación anual de las fiestas, los días de
los santos y las festividades de la Iglesia, con las fechas del calendario civil en las que
tienen lugar. Estas incluyen las fiestas fijas, como Navidad, y las fiestas móviles, que
dependen de la fecha de Pascua. El calendario más importante de la Iglesia primitiva fue
compilado por Furius Dionisius Philocalus hacia el año 354. Después de la Reforma, la
Iglesia Luterana alemana conservó el calendario romano, lo mismo que la Iglesia de
Inglaterra y algunas otras Iglesias anglicanas. Las principales estaciones del calendario
eclesiástico observadas por la mayoría de los cristianos son, por orden, Adviento,
Navidad, Epifanía, Cuaresma, Pascua, Ascensión, Pentecostés y Trinidad.

El calendario judío, que procede del antiguo calendario hebreo, ha permanecido


inalterable desde el año 900 aproximadamente. Es el calendario oficial del moderno
estado de Israel y es utilizado por los judíos en todo el mundo como un calendario
religioso. El punto de partida de la cronología hebrea es el año 3761 a.C., la fecha de la
creación del mundo según se describe en el Antiguo Testamento. El calendario judío es
lunisolar, basado en meses lunares de 29 y 30 días alternativamente. Se intercala un mes
extra cada tres años, de acuerdo con un ciclo de 19 años.

Otro calendario religioso fundamental es el calendario islámico, utilizado en casi todos


los países musulmanes. Se calcula a partir del año 622, el día posterior a la Hégira, o
salida de Mahoma de La Meca a Medina. El año islámico consta de 12 meses lunares.
Treinta años constituyen un ciclo en el que los años 2º, 5º, 7º, 10º, 13º, 16º, 18º, 21º, 24º,
26º y 29º son años bisiestos de 355 días; los demás son años comunes de 354 días. La
fecha islámica correspondiente a la gregoriana se puede calcular con la regla siguiente,
con un error máximo de un día: multiplicar el año islámico por 0.970224 y añadir
621.5774. La cifra a la izquierda del punto decimal es el año después de Cristo, y la
fracción decimal multiplicada por 365 es el día del año.

LOS MAYAS - ASTRONOMÍA Y CALENDARIO

El calendario de los mayas, que se remonta probablemente al siglo I a.C., se basaba en


una doble contabilidad: el ritual o tzolkin (de 260 días) y el solar o haab (de 365 días).
En el calendario solar, el año comenzaba cuando el Sol cruzaba el cenit el 16 de julio;
364 días estaban agrupados en 28 semanas de 13 días cada una, y el Año Nuevo
comenzaba el día 365. Además, 360 días del año se repartían en 18 meses de 20 días
cada uno. Las semanas y los meses transcurrían de forma secuencial e independiente
entre sí. Sin embargo, comenzaban siempre el mismo día, esto es, una vez cada 260
días, cifra múltiplo tanto de 13 (para la semana) como de 20 (para el mes). Un ciclo de
52 años solares o de 73 rituales sumaban 18.980 días y se denominaba ‘rueda
calendárica’.
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El calendario maya, aunque muy complejo, era el más exacto de los conocidos hasta la
aparición del calendario gregoriano en el siglo XVI. La unidad más simple era el día o
kin; un total de 20 kines componían un uinal; 18 uinales, un tun (360 días); 20 tunes, un
katún (7.200 días) y así sucesivamente. Los finales de katún eran especialmente
conmemorados.

Astronomía maya…

Estudios sobre los astros que realizaron los mayas y que hoy siguen sorprendiendo a los
científicos. Su obsesión por el movimiento de los cuerpos celestes se basaba en la
concepción cíclica de la historia, y la astronomía fue la herramienta que utilizaron para
conocer la influencia de los astros sobre el mundo.

El calendario solar maya era más preciso que el que hoy utilizamos. Todas las ciudades
del periodo clásico están orientadas respecto al movimiento de la bóveda celeste.
Muchos edificios fueron construidos con el propósito de escenificar fenómenos celestes
en la Tierra, como El Castillo de Chichén Itzá, donde se observa el descenso de
Kukulkán, serpiente formada por las sombras que se crean en los vértices del edificio
durante los solsticios. Las cuatro escaleras del edificio suman 365 peldaños, los días del
año. En el Códice Dresde (véase Códices precolombinos) y en numerosas estelas se
encuentran los cálculos de los ciclos lunar, solar, venusiano y las tablas de periodicidad
de los eclipses.

AZTECAS

Utilizaban un sistema de calendario que habían desarrollado los antiguos mayas. Tenía
365 días, divididos en 18 meses de 20 días, a los que se añadían 5 días ‘huecos’ que se
creía que eran aciagos y traían mala suerte. Utilizaban igualmente un calendario de 260
días (20 meses de 13 días) que aplicaban exclusivamente para adivinaciones. La
educación era muy estricta y se impartía desde los primeros años. A las mujeres se les
exhortaba a que fueran discretas y recatadas en sus modales y en el vestir y se les
enseñaban todas las modalidades de los quehaceres domésticos que, además de moler y
preparar los alimentos, consistían en descarozar el algodón, hilar, tejer y confeccionar la
ropa de la familia. A los hombres se les inculcaba la vocación guerrera. Desde pequeños
se les formaba para que fueran fuertes, de modo que los bañaban con agua fría, los
abrigaban con ropa ligera y dormían en el suelo. A la manera de los atenienses de la
Grecia clásica, se procuraba fortalecer el carácter de los niños mediante castigos severos
y el fomento de los valores primordiales como amor a la verdad, la justicia y el deber,
respeto a los padres y a los ancianos, rechazo a la mentira y al libertinaje, misericordia
con los pobres y los desvalidos. Los jóvenes aprendían música, bailes y cantos, además
de religión, historia, matemáticas, interpretación de los códices, artes marciales,
escritura y conocimiento del calendario, entre otras disciplinas.
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REFERENCIAS:

DÍA -

Día, en cronología, periodo de tiempo empleado por un cuerpo celeste, y especialmente


por la Tierra, para girar en torno a su eje. El día terrestre es más corto o más largo
según se emplee como referencia el Sol u otra estrella; el día sidéreo —el tiempo que
tarda la Tierra en realizar un giro en relación a una estrella— es 4 minutos más corto
que el día solar medio. El día solar, el intervalo entre dos pasos sucesivos del Sol por
el meridiano, tiene una duración distinta según la época del año debido a la variación
de la velocidad de la Tierra en su órbita. Por eso se toma la media del día solar a lo
largo de un año, y el día solar medio se emplea para todos los fines civiles y para
muchos fines astronómicos. Todos los tipos de día se dividen exactamente en 24 horas,
cuya duración varía según el tipo de día correspondiente.

En la actualidad el día civil comienza con la medianoche del horario local. En la


antigüedad el día comenzaba con la salida del Sol entre los babilonios y con la puesta
del Sol entre los atenienses y los judíos. A efectos religiosos (sobre todo entre los
judíos) se sigue considerando a menudo que el día comienza con la puesta de Sol;
hasta hace poco el día astronómico comenzaba a mediodía, y el día juliano todavía
empieza a mediodía.

En el uso común se denomina día al periodo de luz natural entre el amanecer y el


ocaso, para distinguirlo así de la noche. La duración del periodo de luz, más constante
cuanto más cerca del ecuador se esté, varía con la latitud y la estación; en las regiones
polares llega a ser de 24 horas en el verano, con lo que se produce el fenómeno
conocido como sol de medianoche.

MES –

Mes, periodo de tiempo que originalmente se medía a partir del giro de la Luna
alrededor de la Tierra; hoy se emplea el mes de calendario. En astronomía, el mes
lunar o sinódico es el tiempo que pasa desde que la Luna se encuentra en una fase
determinada, por ejemplo cuarto creciente, hasta que vuelve a estar en esa misma fase;
en promedio tiene 29,53059 días. El mes sidéreo es el tiempo que pasa desde que la
Luna oculta una estrella determinada hasta que vuelve a ocultarla, tomando como
punto de vista el centro de la Tierra: su duración media es de 27,32166 días. Otros
periodos lunares usados en astronomía son: el mes trópico, que es el tiempo medio
transcurrido desde que la Luna pasa por una determinada longitud celeste hasta que
vuelve a pasar por ella, en promedio 27,32158 días; el mes nódico, que es el tiempo
medio de giro desde un nodo hasta ese mismo nodo (véase órbita) y dura en promedio
27,21222 días; el mes solar, que equivale a una doceava parte del año tropical o
30,43685 días. Los meses de calendario tienen exactamente 28, 29, 30 ó 31 días.

Año –

Año, periodo de tiempo que emplea la Tierra para completar un giro alrededor del
Sol. Como la medida de este periodo arroja valores distintos según el cuerpo celeste
empleado como punto de referencia, existen varias definiciones del año. El llamado
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año solar medio o trópico se define como el tiempo que transcurre entre la aparición
del Sol en el equinoccio de primavera hasta su regreso a ese mismo lugar (véase
Eclíptica). El año astronómico tiene una duración media de 365,2422454 días solares,
es decir, 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45,5 segundos (véase Día; Minuto).

El llamado año sidéreo es el tiempo que transcurre desde que el Sol eclipsa una
estrella dada hasta que la vuelve a eclipsar; su duración es de 365,2563612 días
solares medios, o 365 días, 6 horas, 9 minutos y 9,54 segundos (véase Tiempo). El
tiempo que transcurre desde el paso de la Tierra por un punto determinado de su órbita
hasta que vuelve a pasar por ese punto se conoce como año anomalístico, y equivale a
365,2596425 días solares medios, o 365 días, 6 horas, 13 minutos y 53,1 segundos. El
año lunar, de 12 meses lunares (véase Mes), es decir, 354 días, se emplea en algunos
calendarios, en particular en el judío y el musulmán. Véase Calendario; Cronología.

SEMANA –

Semana (del latín, septimana), periodo de siete días de aplicación universal


actualmente como una división del tiempo. Es de origen hebreo o caldeo y aparece
mencionada como una unidad de tiempo en la Biblia (Génesis 29,27). La división del
mes lunar en periodos de siete días probablemente comenzara como una
conmemoración de la creación del mundo en seis días con el séptimo día para
descansar. La semana romana fue un periodo de ocho días hasta el 303, cuando el
reconocimiento oficial de la religión cristiana hizo necesario celebrar el shabat cada
siete días. (Para más información, véanse los artículos individuales de los días de la
semana.)

TOLOMEO III EVERGETES -

Tolomeo III Evergetes (c. 282-221 a.C.), rey de Egipto (246-221 a.C.), miembro de la
dinastía Tolemaica, hijo de Tolomeo II. Volvió a unir Cirenaica y Egipto, invadió el
reino Seléucida de Siria para vengar el asesinato de su hermana y de su sobrino,
heredero al trono Seléucida, y estableció el predominio naval egipcio en el mar Egeo.
Tolomeo III fue un mecenas liberal de las artes y aumentó la colección de la Biblioteca
de Alejandría. Su gobierno estuvo marcado por el peso del poder egipcio, la
prosperidad y la riqueza.

TOLOMEO II FILADELFO -

Tolomeo II Filadelfo (309-246 a.C.), rey de Egipto (285-246 a.C.), hijo de Tolomeo I y
de Berenice I (fallecida antes del 283 a.C.). Sus guerras con el rey Seléucida Antíoco I
trajeron consigo que el Egipto gobernado por la dinastía Tolemaica llegara a ser el
poder marítimo dominante del Mediterráneo oriental. La economía del país fue
controlada por el gobierno, y la vida cultural de la corte de Alejandría floreció bajo su
reinado; los poetas griegos Calímaco y Teócrito se encuentran entre las figuras
literarias que tuvieron relación con la corte. Tolomeo aumentó el número de obras de
la Biblioteca de Alejandría y fue un destacado mecenas de la literatura y de la
erudición.
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TOLOMEO I SÓTER -

Tolomeo I Sóter (c. 367-283 a.C.), rey de Egipto (305-285 a.C.), fundador de la
dinastía Tolemaica (o, más correctamente, dinastía Lágida). Hijo de Lagos, macedonio
de nacimiento, Tolomeo fue general del Ejército de Alejandro Magno y desempeñó un
papel importante en sus últimas campañas por Asia Menor. A la muerte de Alejandro
en el 323 a.C., su Imperio se dividió entre sus sucesores por el regente imperial
Perdicas, y Tolomeo fue nombrado sátrapa (gobernador) de Egipto y Libia. Fue desde
el principio un gobernante independiente, implicándose en guerras con otros
gobernantes macedonios para asegurar y aumentar su poder. Se impidió a Tolomeo
que mantuviera Chipre y partes de Grecia, pero resistió las invasiones de Egipto y
Rodas y ocupó Palestina y Cirenaica. En el 305 a.C. adoptó el título de rey. Alejandría
fue su capital y fundó la Biblioteca de Alejandría. Fue el autor de una historia, hoy
desaparecida, de las campañas de Alejandro. En el 285 a.C. Tolomeo I abdicó en favor
de uno de sus jóvenes hijos, que se convirtió en Tolomeo II.

DINASTIA TOLEMAÍCA -

Dinastía Tolemaica, familia macedonia que gobernó Egipto durante el periodo


helenístico, desde la muerte de Alejandro Magno en el 323 a.C., hasta que Egipto se
convirtió en provincia romana en el 30 a.C. En realidad, su denominación más
correcta sería la de dinastía Lágida, aunque es más conocida como Tolemaica, ya que
todos sus reyes recibieron el nombre de Tolomeo. Durante algunos momentos, los
Tolomeos también controlaron Cirenaica (actualmente al noreste de Libia), Palestina y
Chipre.

La dinastía fue fundada por un general de Alejandro, Tolomeo, hijo de Lagos (de donde
viene la denominación ‘Lágida’). Nombrado gobernador de Egipto por Alejandro, se
estableció como gobernante independiente en el 305 a.C., adoptando el nombre de
Tolomeo I Sóter. El reino prosperó bajo su mandato y el de sus sucesores, Tolomeo II
Filadelfo y Tolomeo III Evergetes, quien compitió con otra dinastía macedonia, la de
los Seléucidas, por la supremacía del Mediterráneo oriental.

La capital de los Lágidas era Alejandría, ciudad cosmopolita con numerosa población
griega y judía, que se convirtió en uno de los grandes centros comerciales e
intelectuales de la antigüedad. Aunque no eran de origen egipcio, los Tolomeos
conservaron muchas de las costumbres del país. Como Alejandro, se representaban en
monumentos públicos con indumentaria y estilo egipcios, y participaban en sus rituales
religiosos . Preservaron las antiguas tradiciones arquitectónicas de Egipto, erigieron
templos a los dioses egipcios en Edfú, Dandara y otros lugares. El descubrimiento de
muchos papiros ha permitido a los estudiosos reconstruir un detallado retrato de la
vida bajo el mandato de los Tolomeos. Establecieron una impresionante infraestructura
administrativa, financiera y comercial, incluido el sistema bancario más avanzado de
la antigüedad. La mayor parte de la tierra pertenecía al Estado, que la alquilaba al
pueblo. Aunque el Estado proporcionaba semilla de maíz, era necesario que se
devolviera en especia cuando se recogía la cosecha. Este control tan próximo no era
popular entre los egipcios, cuyo nacionalismo continuaba siendo fuerte y se
manifestaba en frecuentes rebeliones.
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El poder de la dinastía declinó bajo una sucesión de reyes débiles durante los siglos II
y I a.C., cuando Roma comenzó a intervenir de modo creciente en los asuntos egipcios.
La última y quizá más conocida gobernante Tolemaica fue Cleopatra VII, quien reinó
primero independientemente a través del apoyo de Julio César, y después gracias al de
Marco Antonio. Tras su muerte y la de su hijo, Tolomeo XV (o XVI, según las
cronologías), denominado Cesarión, en el 30 a.C., la dinastía desapareció y Egipto fue
anexionado al Imperio romano por Augusto.

CAYO JULIO CÉSAR –

Cayo Julio César (100-44 a.C.), general y político romano, creó los cimientos del
futuro sistema imperial romano al final de la República.

AUGUSTO –

Cayo Julio César Octavio Augusto (63 a.C.-14 d.C.), primer emperador de Roma (27
a.C.-14 d.C.), restauró la unidad y puso en orden el gobierno romano tras casi un siglo
de guerras civiles. Reinó durante un periodo de paz, prosperidad y desarrollo cultural
conocido como la era Augusta.

ECLÍPTICA –

Eclíptica, en astronomía, el círculo máximo de la trayectoria anual aparente del Sol en


la esfera celeste, tal y como se ve desde la Tierra. Se denomina así debido a que los
eclipses tienen lugar solamente cuando la Luna se encuentra en esta trayectoria o
cerca de ella. El plano de esta trayectoria, llamado plano de la eclíptica, forma con el
plano del ecuador celeste (proyección del ecuador terrestre en la esfera celeste) un
ángulo de 23°27’. Este ángulo se conoce como oblicuidad de la eclíptica y es,
aproximadamente, constante durante un periodo de millones de años, aunque en la
actualidad está disminuyendo a razón de 48 segundos de arco en cada siglo y
disminuirá durante varios milenios hasta que alcance 22°54’, después de lo cual
volverá a aumentar.

Los dos puntos en los que la eclíptica corta al ecuador celeste se llaman nodos o
equinoccios. El Sol está en el equinoccio de primavera o punto vernal en torno al 21 de
marzo y en el equinoccio de otoño alrededor del 23 de septiembre. A mitad de camino
entre los equinoccios se producen los solsticios de verano e invierno. El Sol alcanza
estos puntos en torno al 21 de junio y al 22 de diciembre, respectivamente. Los
nombres de los cuatro puntos se corresponden con las estaciones que comienzan en el
hemisferio norte por esas fechas. Los equinoccios no son fijos porque el plano del
ecuador gira en relación al plano de la eclíptica; completa un giro cada 25.868 años.
El movimiento de los equinoccios en la eclíptica se llama precesión de los equinoccios.
Para establecer la posición real de las estrellas en un momento determinado tiene que
aplicarse una corrección de precesión a las cartas celestes.

La eclíptica se utiliza también en astronomía como el círculo esencial para un sistema


de coordenadas denominado sistema de coordenadas eclípticas. La latitud celeste se
mide de norte a sur de la eclíptica. La longitud celeste se mide de este a oeste del
equinoccio de primavera.
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En astrología, la eclíptica se divide en doce arcos de 30° llamados signos del zodíaco.
A estos signos, o "casas del cielo", se les da el nombre de las constelaciones por las
que pasa la eclíptica.

ASTROLOGÍA –

Astrología, disciplina que observa, analiza y estudia las posiciones y movimientos de


los astros, en especial el Sol, la Luna, los planetas y las estrellas, relacionándolos con
el desarrollo de los acontecimientos que se producen en la Tierra.

Los astrólogos sostienen que la posición de los astros en el momento exacto del
nacimiento de una persona y sus movimientos posteriores, reflejan el carácter de esa
persona y por tanto su destino. Durante siglos los científicos han rechazado los
principios de la astrología; sin embargo, millones de personas continúan creyendo en
ella o practicándola.

Los astrólogos realizan cartas astrales llamadas también horóscopos que sitúan la
posición de los astros en un momento dado, como el nacimiento de una persona, por
ejemplo, y a partir de ellas emiten sus conclusiones sobre el futuro de esa persona. En
una carta astral se sitúa la eclíptica, trayectoria anual aparente del Sol a través del
cielo, con las doce secciones que reciben el nombre de signos del zodíaco, que son
Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpión, Sagitario, Capricornio,
Acuario y Piscis. A cada planeta (incluyendo al Sol y la Luna) se le da un signo
particular dependiendo del lugar de la eclíptica en que aparece dicho planeta y del
momento en que se hace el horóscopo. Cada planeta representa tendencias básicas
humanas y cada signo un conjunto de características humanas. Cuando los astrólogos
designan a una persona por un signo determinado —como Leo o Piscis, por ejemplo—
se están refiriendo al signo Solar de esa persona, esto es, al signo que el Sol ocupaba
en el momento de su nacimiento.

El horóscopo está dividido también en doce casas, que comprenden el periodo de 24


horas durante el cual la Tierra completa un giro alrededor de su eje. Cada casa está
relacionada con determinadas situaciones en la vida de una persona, tales como el
matrimonio, la salud, el trabajo, los viajes y la muerte. Los astrólogos realizan sus
predicciones interpretando la posición de los astros dentro de los signos y las casas del
horóscopo.

La astrología es una práctica antigua que diferentes civilizaciones parecen haber


desarrollado independientemente. Los caldeos, que vivieron en Babilonia (hoy Irak),
habían desarrollado ya en 3000 a.C. una de las formas originales de la astrología. Los
chinos la practicaban en el 2000 a.C. En la antigua India y en la civilización maya de
América del Norte y Central se desarrollaron otras variedades. Estas civilizaciones
debieron observar que determinados astros, especialmente el Sol, influían en el cambio
de las estaciones y en el éxito de las cosechas. Basándose en estas observaciones
desarrollaron un sistema más amplio, en el que los movimientos de otros astros como
los planetas influían o representaban otros aspectos de la vida.

Hacia el siglo V a.C, la astrología se extendió a Grecia, donde filósofos como


Pitágoras y Platón la incorporaron a sus estudios sobre religión y astronomía. Durante
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la edad media fue ampliamente practicada en Europa, a pesar de que autoridades


cristianas como Agustín, arzobispo de Canterbury en 600 d.C., la condenaron. Hasta el
siglo XVI muchos sabios consideraron la astrología y la astronomía como ciencias
complementarias. En aquella época, los descubrimientos realizados por astrónomos
como Nicolás Copérnico y Galileo Galilei socavaron algunos de los fundamentos de la
astrología. A partir de entonces, pocos científicos han prestado una atención seria a la
astrología.

HORÓSCOPO –

Horóscopo, gráfico posicional del Sol, la Luna y los planetas a una latitud y longitud
determinada de la Tierra en un momento dado, normalmente el del nacimiento. La
formación del horóscopo se basa en el sistema de Tolomeo, que mantenía que la Tierra
estaba inmóvil y los cuerpos celestes giraban a su alrededor. Los astrólogos han
dividido el firmamento en 12 secciones, o casas celestes, dominada cada una de ellas
por un signo diferente del zodíaco, la franja del cielo por donde se mueven el Sol, la
Luna y los planetas (véase Astrología). Una vez que se han establecido las casas
ocupadas por los cuerpos celestes, se utilizan sus características astrológicas
tradicionales, modificadas por la relación geométrica entre ellas, para adivinar el
carácter y predecir los acontecimientos de la vida de los individuos a los que está
dirigido el horóscopo.

ZODÍACO –

Zodíaco, cinturón imaginario en la esfera celeste, que se extiende aproximadamente 8°


a uno y otro lado de la eclíptica, trayectoria aparente del Sol sobre la bóveda celeste.
La anchura del zodíaco se determinó, originalmente, incluyendo las órbitas del Sol y la
Luna y las de los cinco planetas conocidos por los pueblos de la antigüedad (Mercurio,
Venus, Marte, Júpiter y Saturno). El zodíaco se divide en 12 secciones de 30° cada una,
a las que llamamos signos del zodíaco. Comienza en el equinoccio de primavera y
continúa hacia el este a lo largo de la eclíptica; cada una de sus secciones recibe el
nombre de la constelación que estaba situada dentro de sus límites en el siglo II a.C.
Los nombres de los signos del zodíaco son: Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo,
Libra, Escorpión, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis. Debido a la precesión de
los equinoccios sobre la eclíptica, un ciclo de 26.000 años, el punto Aries retrocede
aproximadamente 1° en 70 años, de modo que el signo Aries, actualmente, se encuentra
en la constelación Piscis. En 24.000 años, aproximadamente, cuando la retrogradación
haya completado un ciclo completo de 360°, volverán a coincidir los signos del zodíaco
y las constelaciones. Véase Astronomía.

Se cree que los signos del zodíaco tuvieron su origen en Mesopotamia hacia el año
2000 a.C. Los griegos adoptaron los símbolos de los pueblos babilónicos y se los
transmitieron a otras civilizaciones de la antigüedad. Los egipcios asignaron nombres
y símbolos diferentes a las divisiones del zodíaco. Los chinos también adoptaron la
división en 12 secciones pero a los signos les dieron los nombres de rata, buey, tigre,
dragón, serpiente, caballo, oveja, mono, gallina, perro y cerdo. Independientemente, la
civilización azteca inventó un sistema similar.
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GREGORIO XIII –

Gregorio XIII (1502-1585), papa (1572-1585), que realizó la reforma del calendario,
creando el sistema vigente en la actualidad (el calendario gregoriano). Ugo
Buoncompagni, como fue bautizado, nació en Bolonia (Italia) y fue uno de los teólogos
más destacados del Concilio de Trento. Fue nombrado cardenal por Pío IV en 1564 y a
la muerte de Pío V elegido pontífice.

Gregorio publicó una nueva edición de la recopilación de derecho canónico Corpus


iuris canonici (1582), gastó importantes sumas de dinero en educación y construcción
de escuelas y emprendió numerosas obras públicas, como el palacio papal (más tarde
residencia de reyes y presidentes italianos) en la colina del Quirinal, en Roma. Realizó
una enérgica propaganda antiprotestante, intentando formar una coalición contra
éstos, y ayudó a Felipe II, rey de España, en su enfrentamiento contra los protestantes
de los Países Bajos. Los numerosos esfuerzos de Gregorio para restablecer la
supremacía católica en Europa, aunque sin éxito durante mucho tiempo, tuvieron sus
frutos no sólo en las zonas del sur de los Países Bajos, sino también en Polonia,
Austria, Baviera y otras regiones de Alemania.

CONCILIO DE TRENTO –

Concilio de Trento, decimonoveno concilio ecuménico de la Iglesia católica apostólica


romana, que tuvo lugar, a lo largo de tres etapas, entre 1545 y 1563. Convocado con la
intención de responder a la Reforma protestante, supuso una reorientación general de
la Iglesia y definió con precisión sus dogmas esenciales. Los decretos del Concilio,
confirmados por el papa Pío IV el 26 de enero de 1564, fijaron los modelos de fe y las
prácticas de la Iglesia hasta mediados del siglo XX.

CONCILIOS DE NICEA –

Concilios de Nicea, denominación de dos concilios ecuménicos celebrados por la


Iglesia cristiana en Nicea (ciudad de la antigua Bitinia, hoy Iznik, Turquía).

I CONCILIO DE NICEA (325)

Primer concilio ecuménico. Presidido por Osio, tuvo lugar entre el 20 de mayo y el 25
de julio del 325 (siendo papa san Silvestre I) y fue convocado por el emperador romano
Constantino I el Grande para procurar reafirmar la unidad de la Iglesia, seriamente
quebrantada por la disputa surgida en torno a la naturaleza de Jesucristo tras la
aparición del arrianismo. De los 1.800 obispos censados en el Imperio romano, 318
acudieron a la convocatoria conciliar. El credo de Nicea, que definió al Hijo como
consustancial con el Padre, fue adoptado como postura oficial de la Iglesia con
respecto a la divinidad de Cristo. También fue fijada la celebración de la Semana
Santa el domingo después de la Pascua judía, y garantizada la autoridad del obispo de
Alejandría. En esta última concesión se asienta el origen de los patriarcados.

II CONCILIO DE NICEA (787)


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Séptimo concilio ecuménico. Sus sesiones tuvieron lugar desde el 24 de septiembre


hasta el 23 de octubre del 787 (siendo papa Adriano I). A la convocatoria, efectuada
por la emperatriz bizantina Irene, asistieron 350 obispos, la mayoría de los cuales
procedían del Imperio bizantino. A pesar de las fuertes objeciones formuladas por
parte de los iconoclastas, fue aprobada la veneración de imágenes religiosas y
ordenada su restauración en las iglesias de todo el territorio imperial.

PROTESTANTES –

Protestantismo, una de las tres principales confesiones religiosas del cristianismo,


junto a las representadas por la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa. El
protestantismo empezó como un movimiento reformador de la Iglesia cristiana
occidental en el siglo XVI, que daría lugar a la Reforma protestante que separó a las
Iglesias reformadas de la Iglesia católica. El objetivo declarado por los reformadores
pioneros era el de restaurar la fe cristiana como había sido en sus orígenes,
manteniendo lo que ellos consideraban valioso de la tradición romana que se había
desarrollado en los siglos intermedios.

Las cuatro tradiciones protestantes principales que emergieron tras la Reforma fueron
la luterana, la calvinista, la anabaptista y la anglicana. A pesar de las considerables
diferencias que hay entre ellas en cuanto a prácticas y doctrina, coinciden en su
rechazo a la autoridad del papa y en la importancia que se concede a la Biblia y a la fe
individual.

ADVIENTO –

Adviento, para el cristianismo, las cuatro semanas anteriores a Navidad, que


comienzan el día de san Andrés (30 de noviembre) o el domingo más próximo a éste. La
palabra procede del latín adventus, que significa llegada, y es un periodo de
preparación antes de celebrar el nacimiento de Cristo. Señala el comienzo del año
eclesiástico y es una estación solemne que en el pasado se observaba con el mismo
rigor que la Cuaresma: la Iglesia católica, por ejemplo, prohibía la celebración del
matrimonio durante el Adviento. Se asocian una serie de costumbres a este periodo.
Una de ellas, que todavía se conserva en algunas partes de Europa, es la colocación de
las guirnaldas de Adviento, que son coronas hechas con ramas de acebo o yedra con
cuatro velas. Se cuelgan del techo y se enciende una de ellas cada domingo de
Adviento, de manera que a la llegada de la Navidad se hayan consumido las cuatro.

NAVIDAD –

Navidad, celebración anual en la que se conmemora el nacimiento de Jesucristo en


Belén según los evangelios de san Mateo y san Lucas.

EPIFANÍA –

Epifanía (en griego, epifaneia, apariencia), festividad celebrada el 6 de enero por las
iglesias anglicanas, orientales y católica. La festividad tiene su origen, y se reconoce
todavía en la Iglesia oriental, en el aniversario del bautismo de Cristo. En las iglesias
occidentales, la Epifanía conmemora principalmente la revelación de Jesucristo a los
gentiles como el Salvador, tal como se representa mediante la llegada de los Tres
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Hombres Sabios o Magos (Mat. 2, 1-12) que llevan oro, el regalo otorgado a los reyes,
incienso, utilizado como signo de veneración en el altar de Dios, y mirra, utilizada en
la preparación del cuerpo para su embalsamamiento tras la muerte. En ambas iglesias
la festividad conmemora además las bodas de Caná (Jn. 2,1-11), donde Cristo realizó
su primer milagro. La fiesta de la Epifanía, conocida por haber sido celebrada antes
del año 194 d.C., es más antigua que la de Navidad y siempre ha sido una fiesta a la
que se ha dado gran importancia en el calendario litúrgico cristiano y en la tradición
civil. En la Iglesia oriental, durante la Epifanía, el agua santa es bendecida, rito que
tiene lugar en la Iglesia católica el sábado santo, víspera de la Pascua.

CUARESMA –

Cuaresma, periodo de ayuno y penitencia observado según la tradición por los


cristianos como preparación para Pascua. La duración del ayuno cuaresmal, durante
el cual los fieles comen con mesura, fue establecido en el siglo IV y alcanzaba una
duración de cuarenta días. En las iglesias orientales, donde tanto los sábados como los
domingos se consideran días festivos, el periodo de Cuaresma se sitúa en las ocho
semanas anteriores a Pascua; en las iglesias occidentales, donde sólo el domingo es
considerado como un día festivo, el periodo de la cuarentena empieza el Miércoles de
Ceniza y se prolonga, con la omisión de los domingos, hasta la víspera de Pascua. La
observancia del ayuno u otras formas de autonegación durante la Cuaresma varía en
las iglesias protestantes y anglicanas. Éstas hacen hincapié en la penitencia. La Iglesia
católica ha suavizado en años recientes sus disposiciones acerca del ayuno. Según una
constitución apostólica publicada por el papa Pablo VI en febrero de 1966, el ayuno y
la abstinencia durante la Cuaresma son sólo obligatorios el Miércoles de Ceniza y el
Viernes Santo.

MIÉRCOLES DE CENIZA –

Miércoles de Ceniza, en las iglesias cristianas, primer día del periodo penitencial de
Cuaresma, llamado así por la ceremonia de imponer la ceniza en la frente de todos los
fieles como signo de penitencia.

Esta costumbre, introducida probablemente por el papa Gregorio I, ha sido universal


desde el Sínodo de Benevento (1091). En la Iglesia católica, las cenizas obtenidas
después de quemar las ramas de las palmas del Domingo de Ramos se bendicen el
Miércoles de Ceniza antes de misa. El sacerdote hace una cruz en la frente de los
demás oficiantes y de los fieles con la ceniza, mientras recita sobre cada uno la
fórmula: “Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás”.

VIERNES SANTO –

Viernes Santo, viernes anterior a la Pascua de Resurrección, celebrado por los


cristianos como la conmemoración de la muerte de Jesucristo. Desde los comienzos de
la Iglesia católica, este día se dedicaba a la penitencia, el ayuno y la oración.

La liturgia del Viernes Santo se compone de cuatro partes diferenciadas: lecturas


bíblicas y oraciones solemnes, incluyendo la lectura de la Pasión según san Juan, la
adoración de la cruz, la comunión de los fieles y las devociones populares.
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El Viernes Santo era el día de la Parasceve, preparación de la Pascua, cuando


Jesucristo murió en la cruz. Sin embargo, en 1955 el papa Pío XII decretó cambiar su
denominación por “Viernes de la Pasión y Muerte del Señor”. El Viernes Santo,
viernes de la Semana Santa, es fiesta oficial en muchos países cristianos.

DOMINGO DE RAMOS –

Domingo de Ramos, en el cristianismo, el domingo antes de Pascua, así llamado por la


costumbre de bendecir las palmas y ramos de olivo y de otros árboles. Portando esas
palmas y ramos se organiza una procesión, en recuerdo de la entrada triunfal de Cristo
en Jerusalén. La costumbre nació en el siglo IV, y dura hasta nuestros días.

PASCUAS CRISTIANAS –

Pascua cristiana, celebración anual que conmemora la resurrección de Jesucristo y


fiesta principal del año cristiano y que tiene lugar el domingo siguiente a la primera
luna llena de primavera, por lo tanto puede variar entre el 22 de marzo y el 25 de abril.

Las demás celebraciones eclesiásticas, que abarcan un periodo entre el domingo de


septuagésima (noveno domingo antes de Pascua de Resurrección) y el primer domingo
de Adviento se fijan con respecto a ella.

ASCENCIÓN –

Ascensión (religión), en la doctrina cristiana, partida de Jesucristo de la tierra


cuarenta días después de su resurrección. El hecho es descrito como ocurrido en
presencia de los apóstoles. Cristo se elevó y una nube le ocultó de las miradas de sus
discípulos. En algunos pasajes del Nuevo Testamento (Mc. 16,19-20; Lc. 24,50-51; He.
1,1-14) la Ascensión es representada como un hecho histórico probado. Otros pasajes
(Pe. 1,3-22; Tim. 3,16; Heb. 4,14) acentúan su dimensión teológica. Su importancia
parece apuntar a la glorificación de Cristo, signo de que su misión en la Tierra se
había culminado.

La fiesta de la Ascensión, una de las mayores del cristianismo, se celebra un jueves,


cuarenta días después de la resurrección. Con frecuencia, los artistas han representado
este tema en una de estas tres formas: Cristo asciende sobre las nubes hacia la mano
extendida de Dios Padre, Cristo conducido por los ángeles o Cristo ascendiendo por sí
mismo.

PENTECOSTÉS –

Pentecostés (en griego, pentecoste, 'quincuagésimo'), en el cristianismo, fiesta que se


observa el séptimo domingo (día quincuagésimo) después de Pascua, conmemorando la
venida del Espíritu Santo a los apóstoles mientras celebraban la antigua festividad
judía del Shavuot (He. 2,1-4). En la Iglesia primitiva era una época de administración
del sacramento del bautismo, y, tanto en la Iglesia de Inglaterra, como en otras iglesias
anglicanas, se la denominaba fiesta del Domingo Blanco, en alusión a las vestimentas
blancas que, según la tradición, llevaban los recién bautizados.
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TRINIDAD –

Santísima Trinidad, en la teología cristiana, doctrina que afirma la existencia de Dios


como tres personas —Padre, Hijo y Espíritu Santo— unidas en una misma substancia o
ser único. La doctrina no aparece con claridad en el Nuevo Testamento, donde la
palabra Dios se refiere sin variación al Padre; aunque ya Jesucristo, el Hijo, es
considerado en una relación única con el Padre, mientras el Espíritu Santo aparece
además como una divinidad distinta.

El término trinitas fue utilizado por primera vez en el siglo II por el teólogo latino
Tertuliano, aunque el concepto se perfiló en el curso de los debates sobre la naturaleza
de Cristo. En el siglo IV la doctrina quedó formulada por completo; utilizando la
terminología todavía usual entre los teólogos cristianos, afirmaba la igualdad de las
personas de la Divinidad entre sí. En Occidente De Trinitate (400-416), la influyente
obra del teólogo san Agustín de Hipona (siglo IV), comparaba el Dios uno y trino con
estructuras análogas de la mente humana y sugería que el Espíritu Santo puede ser
asimilado como el amor mutuo que media entre el Padre y el Hijo (aunque este
segundo aspecto parece difícil de reconciliar con la creencia de que el Espíritu Santo
es un integrante de la Trinidad, igual y distinto a la vez). La insistencia en la igualdad,
sin embargo, nunca se ha considerado perjudicial respecto a una cierta primacía del
Padre, de quien proceden las otras dos personas. Para una adecuada comprensión de
la concepción trinitaria de Dios, las distinciones entre las personas de la Trinidad no
deben estar tan definidas como para que llegue a parecer o sugerir una pluralidad de
dioses, ni permitir que esas distinciones desaparezcan en un monismo abstracto e
indiferenciado.

La doctrina de la trinidad puede comprenderse desde distintos planos o perspectivas.


En uno ellos, constituye un medio para interpretar la palabra Dios en el discurso
cristiano. Dios no es sólo una palabra dotada de sentido en el cristianismo y necesita
una definición específica en la teología cristiana. Esta necesidad de una definición
específica para los cristianos ya aparece en el Nuevo Testamento cuando Pablo dice:
"así se cuenten muchos dioses y muchos señores, sin embargo, para nosotros, no hay
más que un sólo Dios, que es el Padre..., y un sólo Señor, Jesucristo" (1 Cor. 8, 5-6).
Estas palabras constituyen el comienzo de un proceso de clarificación y definición,
cuyo momento culminante es la doctrina de la Trinidad. En otro plano, esta doctrina
puede ser considerada como una transcripción de la experiencia cristiana: el dios de la
tradición hebrea se ha dado a conocer de una forma nueva, primero en la persona de
Cristo, y después en el Espíritu que inspiró a la Iglesia. En un tercer plano, más
especulativo, de comprensión, la doctrina revela el dinamismo de la concepción
cristiana de Dios, implicando las nociones de un origen, una venida y un regreso (ser
primordial, expresivo, y unitario). En este sentido la doctrina cristiana tiene
paralelismos en la filosofía (el Absoluto del filósofo alemán del siglo XIX George
Wilhelm Friedrich Hegel) y en otras religiones (el Trimurti del hinduismo).
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CÓDICES PRECOLOMBINOS -

Códices precolombinos, manuscritos pintados utilizados por los pueblos prehispánicos


de Mesoamérica (olmecas, teotihuacanos, mayas, aztecas, etc.), formados por una
escritura de carácter logosilábico, es decir, basada en signos logográficos (que
designan palabras) y fonéticos (transcriben sílabas), o alfabéticos. El nombre de códice
o codex es aplicado, siguiendo la nomenclatura habitual del medioevo europeo, por
mexicanistas y mesoamericanistas (arqueólogos o etnohistoriadores) de manera
indiscriminada y general a cualquier manuscrito pintado —casi siempre mediante
glifos— con una tradición explícitamente indígena.

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