Metodologia para La Orientacion de La Familia
Metodologia para La Orientacion de La Familia
Metodologia para La Orientacion de La Familia
METODOLOGIA PARA LA
ORIENTACION DE LA
FAMILIa
por
ENRIQUE GUANG TAPIA, PH. D.
TABLA DE CONTENIDO
EL OBJETO METAFÓRICO 58
LA CONNOTACIÓN POSITIVA 86
BILIOGRAFÍA: 103
4
INTRODUCCION
TRES AXIOMAS DE LA FUNCION DE LA FAMILIA
S. Minuchin (1979), a la luz de sus investigaciones y descubrimientos, desarrolló tres
axiomas para definir la vida, funciones y naturaleza de la familia:1
1. Primer Axioma:
“La vida psíquica de un individuo no es exclusivamente un proceso interno. El
individuo influye sobre su contexto y es influido por éste por secuencias repetidas de inter-
acción. El individuo que vive en el seno de una familia... sus acciones se encuentran regidas
por las características del sistema... El individuo responde a los stress que se producen en
otros lugares del sistema... y él puede contribuir en forma significativa al stress del sistema...”.
2. Segundo Axioma:
“Las modificaciones en una estructura familiar contribuyen a la producción de cambios en
la conducta y procesos psíquicos internos de los miembros de ese sistema”.
3. Tercer axioma:
“Cuando un terapeuta trabaja con un paciente o con la familia de un paciente, su
conducta se incluye en ese contexto. El terapeuta y la familia forman en conjunto un nuevo
sistema terapéutico (ST) que gobierna la conducta de sus miembros”.
El lector, después de considerar este capítulo, estará de acuerdo que para hacer una
auténtica terapia de familia, resulta indispensable el conocimiento de una teoría adecuada de
familia, que conciba a ésta como un sistema, compuesta de subsistemas y en una relación
ecosistémica. Esta capacidad sólo la provee la psicología sistémica.
1
S. Minuchin, 1979: 30-32.
5
PRIMERA SEMANA: P. 6
La orientación de la familia según la hermenéutica
Bíblica.
SEGUNDA SEMANA: P. 32
TERCERA SEMANA: P. 43
Diferentes herramientas para hacer la terapia
familiar:
1. El uso de la pregunta circular
2. La metáfora como técnica relevante
3. El objeto metafórico
CUARTA SEMANA P. 63
1. Las intervenciones paradojales
2. El abordaje del doble mensaje y la doble respuesta
(esquizofrénica) en la familia
QUINTA SEMANA: P. 87
PRIMERA SEMANA
CAPÍTULO I
Más que en cualquier otro ámbito, es en el de la pareja humana donde se han dado las
disociaciones más grotescas y requiere, con urgencia, construir una ciencia de la interpre-
tación o hermenéutica que presente a la mujer desde los significados primarios de la creación,
liberada al máximo de los condicionantes culturales. Y es en el hogar del ministro donde tie-
nen que comenzar los procesos de integración de la pareja porque, de caso contrario, el minis-
tro es el agente cambio o de contaminación más eminente.
Por demasiados siglos, Israel y la Iglesia,2 han sustentado algunas posiciones herme-
néuticas elaboradas sobre los patrones y filosofías paganos, que manifiestan un claro menos-
precio por el género femenino, a lo que se denomina misoginia. Así, el menosprecio, del cual
por muchos siglos las mujeres habían sido objeto en las culturas paganas, se trasplantó hacia
el pueblo de Israel y a la Iglesia, validándose aún más dicha hermenéutica con el uso de
apoyo de algunos pasajes bíblicos conflictivos o interpretados inadecuadamente.
miembros de la pareja se consideran diferentes en rango, el modelo se llama complementario, pero pueden
ajustarse recíprocamente en arreglo a una dependencia. La complementaridad nunca ha de verse como negativa,
en tanto funcione sobre la base de la igualdad de naturaleza y logre los siguientes objetivos: 1) Establecer una
transacción y funcionamiento recíprocos, con interdependencia y mutuidad. 2) Seguir la regla del quid pro quo,
que significa dar algo a cambio de algo o sea, una “confabulación benigna”, no engañosa, orientada a una
misma meta. 3) Lograr el ajuste de los integrantes de la pareja. Pero, la complementariedad se vuelve patológica
cuando: 1) No es mutua, sino unilateral (San Pablo ordena que la complementariedad sea mutua: “Someteos
unos a otros en el temor de Dios...” Ef. 5:21). 2) Cuando fomenta la diferencia esencial de la pareja. 3)
Cuando es engañosa, no recíproca o “confabulatoria maligna” (como el “abrazo maligno” de los boxeadores).
4) Cuando no busca un fin común. Por su parte, la simetría, es el modelo de relación ideal, si busca: 1) La
igualdad esencial de la pareja humana. 2) La finalidad y orientación única de la pareja. 3) Si construye una
pareja cocreadora, corresponsable, sin jerarquías. Pero, la simetría puede tornarse patológica si produce: 1) Un
paralelismo de objetivos, sin un fin único de la pareja. 2) Si confronta a la pareja en una lucha de poder o de
territorio, denominada “escalada simétrica”.
4
L. Medina, 1994: 21, 55-72.
5
A.P. Neely, 1974: 64.
6
E.A.Núñez, 1974:94,95. El pueblo cananita estaba integrado por los hamateos, amorreos, gergeseos,
jebuseos, heveos, etc., amos y señores de la tierra de Canaán, prometida a Israel.
7
Ibid, 96, 97. Su máximo dios, después de El (“el poderoso”, “padre de los hombres”, “padre Toro”) era su
hijo Baal (“dios de la lluvia”, “de la tempestad” y “de la fertilidad”). Estos dioses o señores eran polígamos,
incestuosos, asesinos, etc. Baal formaba parte de una gran “familia” de deidades, tales como: Anat (“virgen”,
“santa”, “prostituta”), hermana y esposa de Baal; Astoret (“diosa de la estrella vespertina”, “madre”,
“prostituta”); Asera (“diosa de la guerra”, “imagen”, “prostituta” y “santa”, esposa de El); Baal-Berit
(“dios del pacto”); Baal-Peor (”dios del monte”); Baal-Zebub (“dios de las moscas”); Baal-Zefón (“dios
del norte”).
8
del imperio babilónico, bajo la dinastía de Ur.8 Su más famoso rey, Hamurabi, propagó la
teología y la práctica del patriarcalismo en todo su imperio mediante el Código que lleva su
nombre. Como éste fue el contexto cultural de Abraham, no debe extrañarnos que Sara, su
esposa, le llamara a él “mi ba’al” (señor), como consta en el relato bíblico.9 En este contexto
patriarcal, del cual la familia de Abraham formaba parte, el esposo, por medio del
matrimonio, pasaba a ser propietario y ba’al de la esposa. En la categoría de señor, tenía
derechos que la mujer no tenía, tales como ser polígamo, divorciarse de sus esposas, derecho
sobre la vida y la muerte de sus mujeres e hijos, inclusive de los hijos casados, si vivían con
él. 10
"Dios varón", y la catalogan como fuente y origen del sexismo que ha agobiado a la Iglesia
Católica por veinte siglos.14 Acusan, particularmente, a San Pablo de la autoría de una teología
igualmente misógina; han puesto en duda si la Biblia apoya o no la reivindicación de la mujer.
La respuesta es que hay una hermenéutica misógina que ha conducido a la construcción de
una teología misógina, enseñada y practicada por muchos seguidores; mas la Biblia y Dios no
son misóginos. Se trata de un problema hermenéutico y es responsabilidad de la misma
Iglesia el corregirlo.
Al darse el desequilibrio entre los géneros, la diferencia de los sexos que, según la
intención divina fue para hacer realidad la felicidad y para unir en una sola carne y que el
'adam “...no esté solo", más bien ha dividido a los humanos y se ha convertido en un con-
flicto universal.15 Si el efecto negativo a nivel de pareja ha sido nefasto, a nivel de familia ha
sido igualmente destructivo. La familia, según la concepción occidental más común, está
integrada por triadas, formadas por el padre, la madre e hijos, como se indica en el Gráfico Nº
1:
ESPOSO
ESPOSA HIJOS
Por otra parte, hemos de estar conscientes de que se puede hablar de dos posiciones en
todas las luchas reivindicatorias: Por un lado, está aquella que califica como un movimiento
de conquista o concesión social, en cuyo caso, el análisis pertenece a una hermenéutica
misógina y responde a los intereses del statu quo. Por el otro lado, está la posición que califica
a las acciones reivindicatorias como las reconquistas o recuperaciones de una realidad
perdida, como fue el caso de la reivindicación de los esclavos negros, quienes nacieron libres,
pero fueron esclavizados, vendidos y comprados por los hombres blancos y traídos a
Occidente para realizar trabajos fuertes en plantaciones y ferrocarriles, entre otros. El
enfoque, en este caso, corresponde a la hermenéutica bíblica, cuyo objetivo es la redención.
Este es el caso de la reivindicación de la mujer, que la ubica adecuadamente en el lugar de
ella y, lo que es más, la restaura a la Imago Dei, según el diseño original. La hermenéutica,
para que sea realmente bíblica, ha de promover la aceptación sin menoscabo de las diferencias
14
R. Padilla, 1992: 23
15
Ibid.
10
genéricas del ser varón y del ser mujer; ha de promover el reconocimiento de la autoridad y
derechos compartidos de los dos miembros de la pareja humana, lo cual dignifica a la mujer;
debe afirmar la convicción de que el emparejamiento no es el resultado de una evolución, ni
tampoco resulta de las conquistas de la mujer ni de las concesiones del varón; ni corresponde
a la “bondad” del Concilio de Trento. La reivindicación de la mujer y su reubicación a la par
del hombre representa la justa recuperación de aquello que es la marca de la creación y se hace
presente hoy a partir del milagro de la redención en Cristo.
los primeros siglos de la era cristiana.20 La información moderna que tenemos sobre la
sexualidad, claramente indica que ésta cumple en los humanos las funciones de relación,
comunión y expresión de sentimientos y no está ligada a los ciclos reproductivos, como en los
animales. La función reproductiva es trascendente, por las implicaciones que tiene, pero tiene
un tiempo corto de vigencia; en tanto las otras funciones de la sexualidad, ya anotadas, acom-
pañan por toda la vida de la pareja. Es evidente que la perspectiva del compañerismo, comu-
nión, felicidad y satisfacción, presente en los dos primeros capítulos del Génesis, con claros
indicadores de ser una de las razones fundamentales de la creación de la pareja, no fue tomado
en cuenta por estos teólogos, sino que predominó, en su hermenéutica, la influencia de la filo-
sófica del contexto. Por lo tanto, cualquier tesis que designe al varón como el administrador
responsable y a la hembra como la ayuda idónea para la reproducción, es una interpretación
muy tendenciosa y conduce al problema de la cosificación, que se analiza en la sección
siguiente.
2. La cosificación de la mujer
Otro de los puntos ignominiosos de la hermenéutica misógina es el haber reducido a la
mujer al nivel de cosa 21 o instrumento de procreación, mercadeo y de subordinación. Al
igual que ha ocurrido en “...los regímenes de esclavitud, donde el esclavo era una cosa”, la
cultura patriarcal cosificó a la mujer. Esto plantea, en sí, muchas preguntas de difícil respues-
ta, tales como: Si la aceptación de la mujer depende de su capacidad reproductiva: ¿Dónde
quedarían todas las demás funciones femeninas dentro de la institución matrimonial, una vez
que ha cesado la reproducción? ¿En qué posición deja todo esto a la mujer estéril? Ante estos
interrogantes a la hermenéutica misógina, encontramos que la mejor manera de abordar el
problema de la cosificación de la mujer, es mediante un análisis que enfoque a la pareja huma-
na desde tres diferentes ángulos y momentos: Desde la creación, la caída y la redención.22
20
R. Padilla, op. cit., 1994: 30.
21
Real Academia Española, 1970: 361. Cosa, como “Todo lo que tiene entidad... natural o artificial...en
contraposición a persona o sujeto...”. Hemos creado el verbo “cosificar” para mostrar la acción de éste,
convirtiendo a un sujeto o persona en una cosa u objeto.
22
J. Atiencia, op. cit., 1994: 20-25; R. Padilla, op. cit., 1994: 31-33.
23
J. Atiencia, op. cit., 1994:17. Complementariedad aquí significa contribución, diferente al significado de
subordinación, como usa Bateson.
24
El “señor” es amo, dueño y significa que tiene autoridad sobre las personas y cosas que le son asignadas.
12
“dioses” (Elohim)25 y les revistió de autoridad para la administración del mundo creado. Por
su parte, L. Verduin (1979) prefiere denominar a los miembros de la primera pareja humana
como: “soberanos creados”.26 Es convincente, entonces, que la fase de la creación no deja
espacio posible para la jerarquización de la pareja ni la cosificación de la mujer.
25
J. Míguez Bonino, 1974:319, 320. Elohim (Dios) y Adonai (Señor) son títulos déificos genéricos.
26
L. Verduin, 1979: 27, 28, 50, 51.
27
Versión Reina-Valera, 1960.
28
S. Croatto, 1986: 203, 204.
29
R. Padilla, op. cit. , 1994: 32.
30
Real Academia Española, op. cit. 1970:1277: “Torcer” como una “desviación de su posición o dirección
original”
31
J. Atiencia, op. cit., 1994:17, 16.
13
“...no hay manera de evitar que su consideración sea afectada por un doble condicionamiento.
Por un lado, el de la larga historia de interpretación bíblica coloreada por el machismo; por
otro lado, el de la lucha por los derechos de la mujer, promovida por el feminismo dentro y
fuera de la Iglesia”. 34
3. La jerarquización de la pareja
Este es otro de los puntos críticos de la hermenéutica misógina y, probablemente, éste
sea el más arraigado por causa de los estereotipos culturales. Si se recurre a la Biblia para
buscar algunos criterios sobre la estructura de la pareja, lo que nos presentan algunos intérpre-
tes bíblicos son aquellos textos escritos por San Pablo a las iglesias de Corinto y Efeso, las
mismas que se hallaban en una crisis de identidad religiosa y cultural, debido a que el evange-
lio les exigía algunos cambios profundos, y la cultura era antagónica con algunos de esos
cambios. Al no tomar en cuenta que San Pablo tenía un conflicto particular, lo que en efecto
resultó es que los intérpretes misóginos terminaron por elevar dichos textos al rango de men-
sajes universales y, de esta forma, ratificaron los esquemas patriarcales preexistentes, ahora
reforzados con las categorías griegas. Previo al análisis de la jerarquización de la pareja hu-
32
Ibid, 18.
33
Mateo 19: 3 - 8.
34
R. Padilla, op. cit., 1994: 23.
14
mana, hay que tomar en cuenta que, así como la hermenéutica misógina, proveniente de los
tiempos antiguotestamentarios, tenía la contaminación de la filosofía patriarcal; la hermenéu-
tica misógina de la era cristiana, muy presente en las iglesias actuales, tiene su mentora, la
religión y filosofías de los griegos.
Quizá el error hermenéutico más grave en la construcción de la doctrina de la jerarqui-
zación de la pareja, aun dentro de la interpretación evangélica, estaba en fundamentar su
estructura sobre aquellos textos bíblicos que abundan en indicadores de que se trata del
manejo de una circunstancia particular y cultural de los corintios y efesios. Veamos algunos
ejemplos de este error: En primer lugar, al decir que sólo el varón es “imagen y gloria” de
Dios, en tanto la mujer es solamente “gloria del varón” (1 Cor. 11: 7), contradice a la afirma-
ción bíblica siguiente: “Y creó Dios al hombre ['adam] a su imagen, a imagen de Dios los
creó, varón y hembra los creó”(Gn. 1: 27). Es evidente que San Pablo no está contradiciendo
deliberadamente a otras partes de la Biblia, ni Dios había cambiado de parecer, sino que res-
pondía a unas congregaciones en crisis de identidad, que no sabían cómo integrar la doctrina
del evangelio con el referente jerarquizado del platonismo. 35 En este caso particular, el telón
de fondo era la doctrina platónica de la transmigración de las almas por distintos cuerpos de
animales y humanos. Esta doctrina se había forjado sobre una escala de tres rangos: Al más
alto de ellos, pertenecían los hombres, ordenados de mayor a menor, así: filósofos, maestros,
políticos, clérigos, hombres comunes y esclavos.36 Al rango medio de la escala pertenecían
las mujeres. Y, al rango inferior, pertenecía las aves, cuadrúpedos, reptiles, gusanos, peces y
moluscos.37 La encarnación del alma, en la primera instancia cuando recién había perdido el
lugar de la felicidad, era en el cuerpo de un hombre. Desde allí, si se portaba mal, era encerra-
da en el cuerpo de una mujer. Si aún el comportamiento era malo, sería encerrada en cuerpos
de animales. La meta era siempre ir hacia arriba en un proceso cíclico y purificador, hasta lle-
gar al lugar de las Ideas o Pléroma (“cielo” griego).38
Con este esquema de fondo, donde la mujer no se equiparaba con el hombre, el Após-
tol evita hacer confrontaciones dogmáticas, basadas en el Génesis, donde la pareja no está
jerarquizada, posiblemente para no poner en peligro la frágil estabilidad de aquellas iglesias.
Él toma la opción de tolerar una doctrina, amalgamada con los componentes griegos, sabiendo
que es localista y temporal, pero sin pretensiones de que llegara a ser la doctrina universal de
la Iglesia. Es por eso que les hace saber el reverso del asunto: “...en Cristo...” es diferente (1
Cor. 11: 11).
En segundo lugar, está la metáfora de la cabeza como superior al cuerpo, que usa San
Pablo, para mostrar la superioridad del hombre sobre la mujer.39 De nuevo, el Apóstol no in-
35
Platón creía en el paso del alma de un cuerpo a otro, genéricamente denominado metensomatosis, que
significa que ella transmigra entre animales y seres humanos, ascendente o descendentemente. Si el
proceso ocurría solamente entre humanos, lo denominaba simplemente reencarnación.
36
Platón, Timeo, citado por el Diccionario enciclopédico Quillet, Tomo X, 1981: 138.
37
Platón, Timeo, citado por G. Fraile, Tomo I, 1976: 369.
38
Platón. Fedro, citado por G. Fraile, Tomo I, 1976: 373; Ibid, Timeo, 374. Se afirma que, mientras
transcurría la “magna procesión del séquito guiado por Zeus”, las almas caían desde la carroza, de su
estado de felicidad y eran castigadas a encarnarse en algún cuerpo de hombre, luego podrían transmigrar
por otros cuerpos materiales y mortales, ya sea de mujeres, animales o aves, descendente y ascendente-
mente en la escala de categorías.
39
En 1 Cor. 11: 3 él usa la siguiente escala descendente: Dios, la cabeza de Cristo; Cristo, cabeza del varón;
el varón, cabeza de la mujer.
15
tenta contradecir al Génesis, donde se presenta la igualdad de la pareja humana (Gn. 1: 27,
28), sino que, según la explicación más lógica, se trataba de una situación similar a la anterior.
El referente que él tuvo en esa circunstancia particular de los corintios y efesios, fue el signifi-
cado que representaba el símbolo de la figura geométrica llamada esfera. En la cosmovisión
griega, el mundo creado era la “esfera universal” o centro del Universo. Desde esta forma
particular de significado, Platón afirma que, al crear los cuerpos humanos, se comenzó por el
cráneo (cabeza), haciéndolo en la forma de la “esfera universal” y, en el orden primero, para
luego seguir con la creación del resto de los miembros del cuerpo, con carácter secundario.40
Entonces, por consecuencia lógica, el pensamiento griego, presente con el neoplatonismo,41
concebía todo jerarquizado, lo que moldeó la doctrina cristiana en los primeros siglos. Como
el hombre y su cráneo fueron creados primero, en arreglo a la “esfera universal”; en el tanto
la mujer, creada en una segunda gestión, sería secundaria, no equiparable a la “esfera”.
Desde este punto particular se derivó la afirmación que el hombre es la “cabeza de la mujer”
y, por ende, esta hermenéutica difícilmente podía haber puntuado igual a los miembros de la
pareja humana. En términos filosóficos, para los griegos todo lo real era secundario y lo
espiritual era lo primario, ordenado jerárquicamente. El espíritu y las ideas estaban por encima
de la materia; los miembros de la Trinidad, no eran iguales, por ejemplo Cristo era visto como
un “dios” secundario. Para enfatizar la “superioridad” del hombre sobre la mujer, en tal
contexto de la escala griega, no se podía haber encontrado una mejor metáfora que aquella de
la cabeza y el cuerpo. También, en este caso, el Apóstol estaría aplicando su estrategia de
“...hacerse a los griegos, griego, ... para ganarlos para [Cristo]” (1 Cor. 9:19-23). En efecto
no se “hizo” a los griegos, griego, con la finalidad de hacer una iglesia universal griega, sino
para tratar un problema particular de los griegos y ganarlos para Cristo. Son los intérpretes bí-
blicos misóginos que no lograron descifrar este fenómeno.
40
Platón, Timeo, citado por Diccionario Enciclopédico Quillet, Tomo X, 1979: 138.
41
G. Fraile, op. cit. 1976: 685 - 698. El surgimiento del neoplatonismo, que comenzó en el siglo I a.C. y
siguió por los siglos I y II d. C., ocurrió como una reacción al eclecticismo filosófico y religioso; así como
una “solución” a la destrucción que el escepticismo había producido (Actitud general negativa sobre la
validez del conocimiento científico). Nada nuevo aportó el neoplatonismo, ya que fue un “reflorecimien-
to” para llenar un vacío, algo así como ofrecer una síntesis para afirmar una ruta coherente frente al caos
filosófico existente. A los miembros de la Trinidad, dioses, espíritu, cuerpos humanos y la materia en
general, inevitablemente los calificaban jerarquizados.
16
Otro concepto griego, que habrá ayudado a configurar la mente jerarquizada de los
griegos, fue la concepción que todo lo que existe está en pares contrarios, donde uno de los
elementos del par servía de instrumento para los fines de superación o, al menos, al servicio
del otro.42 Lo creado existía en función y servicio de lo no creado; o lo creado de segundo,
servía de instrumento a lo creado de primero y era, en consecuencia, inferior a éste.
42
G. Fraile, op. cit., 1976: 174, 360-370.
43
Ibid, 734 - 736. Plotino era un neoplatonista y se cree que fue un buen intérprete de Platón. Es él quien nos
ilustra el pensamiento que dominaba la cultura griega de Corinto y Efeso por los Siglos I a.C. hasta el Siglo III
d. C., lo cual San Pablo conocía muy bien: La materia, aun siendo definitivamente mala, el no-ser, servía a
un fin: mostrar el contrario del Bien y, para lograrlo, necesitaba la forma.
44
Ibid., 718 - 747. Utilizamos el pensamiento de Plotino, neoplatonista de Roma, porque él se declara un
integrador de una época filosófica ecléctica, que había llevado al escepticismo. Además, él es un fiel
seguidor de Platón y, a la vez, integra su pensamiento con Aristóteles. El neoplatónicas de Plutarco (350
- 431 d. C.) nos es sugestivo, interpreta a Platón, Aristóteles, incluyendo a Plotino. Pese a ser un
neoplanonista de Atenas, es muy tardío para nuestros fines, porque necesitamos a quien interprete bien la
época del inicio del cristianismo.
17
En cuarto lugar, en uno de los textos mencionados aparece una declaración extraña,
pero muy valiosa para ubicar el tipo de contexto que tenía San Pablo al momento de escribirlo.
Se trata del cuidado que debían tener las mujeres de cubrirse la cabeza por “...causa de los án-
geles...” (1 Cor. 11: 10). Toda la enseñanza, respecto a la naturaleza y función de los ángeles,
tanto en el Antiguo, como en el Nuevo Testamento, apunta hacia la asexualidad de ellos, la
protección a los humanos y el servicio a Dios, cumpliendo sus órdenes. De este tipo de ánge-
les no hacía falta cuidarse. Así que San Pablo no podría estar refiriéndose a los ángeles bíbli-
cos. En el otro extremo, está la posibilidad de que el pasaje se estaría refiriéndose a los demo-
nios o “dioses perversos” de las leyendas y mitos de Creta, Egipto y Asia Menor, pero el texto
no da esta connotación de que las mujeres podrían ser atacadas por demonios. En todo caso,
un velo en la cabeza de una mujer no es una defensa eficaz contra un demonio. Más con-
gruente, dado el contexto religioso griego y su inmensa variedad y rangos de los “dioses” de
su panteón,45 la connotación estaría referida a las posibles incursiones a la tierra, de determi-
nados “dioses”, con intereses sexuales en las mujeres.46 Esto llevaría a suponer, que en las
iglesias de trasfondo cultural griego, quedaban algunos residuos de las leyendas antiguas. En
todo caso, fuese cual fuese la interpretación correcta de esta referencia extraña, una vez que
San Pablo se ubicó en la perspectiva cristiana, desvirtuó el uso del velo para la protección con-
tra los “ángeles”, para la “oración” o la “profecía”, cuando dice: “...en lugar de velo le es
dado cabello...” (1 Cor. 11: 15).
45
“Panteón”, antropológicamente, significa el conjunto total de deidades de una determinada religión.
46
W. M. Nelson, 1962: 1, 2; G. Fraile, op. cit., 1970: 127, 179. Este autor hace alusiones a los discursos de
Jenófanes, quien critica el antropomorfismo de Homero, donde los dioses, en forma de hombres, cometían
todo acto de inmoralidad en los cielos y traspasaban los linderos para incursionar en el mundo material de
los humanos. Otras alusiones a las conductas de los dioses se encuentra en las filosofías y religiones
presocráticas, donde las leyendas hablan de dioses y ninfas habitando entre grandes montes.
47
Real Academia Española, 1970: 1010.
18
© Pirámide Word
48
L. Christenson, 1970: 17.
19
estarán unidos como pareja, por encima de los hijos. Pero la jerarquización de la pareja hu-
mana contiene el error hermenéutico ya indicado.
49
M. Andolfi y L. Zwerling, 1985: 74.
50
Del marido, para la esposa, pide amor hasta el sacrificio, como lo hizo Cristo por la iglesia; pide amor para ella,
como el amor que sustenta y cuida, bajo los términos del diseño original de la creación, puesto que el varón es
miembro del cuerpo, carne y huesos de la mujer (Ef. 5: 25 - 30). De la mujer, para el marido, pide sujeción,
respeto y amor (Ef. 5: 22, 33; Col. 3: 18; Tit. 2: 4). Este es un balance perfecto y responde a lo que el Apóstol
denomina “mutua sujeción”.
20
ticas clásicas resultan anacrónicas e insostenibles. Y mientras el derecho y las ciencias socia-
les toman la delantera, muchos intérpretes bíblicos se aferran a los esquemas “oficiales” res-
pecto a la mujer, la pareja y la familia y, en consecuencia, el aporte cristiano a la reivin-
dicación de la pareja, es irrelevante o inexistente. Creemos que una hermenéutica bíblica ha
de ser aquella que rescate el carácter estructural u orgánico de la pareja y familia, como se des-
prende del diseño original divino. Es en este esfuerzo que descubrimos una impresionante
congruencia entre el diseño original bíblico con los planteamientos teóricos de la psicología
sistémica. Esta afinidad de paradigmas es lo más relevante que haya ocurrido en el ámbito de
la historia del conocimiento del ser humano, porque podemos decir que vivimos un momento
histórico muy privilegiado, cuando podemos hacer psicología y hermenéutica bíblica, sin
temor al antagonismo o a la mezcla de las dos disciplinas; sin la necesidad de hacer violencia
al texto sagrado. Se trata de un momento muy importante, por cuanto podemos instrumenta-
lizar las disciplinas científicas para facilitar el proceso de comprensión de la Palabra e inter-
venir en los conflictos de pareja y familia. Estamos muy seguros que no se trata de un nuevo
molde condicionante del pensamiento bíblico. En este punto, el lector se dará cuenta de inme-
diato de una nueva forma de hacer psicología, propia de la última parte del siglo XX, a la que
se denomina psicología sistémica, por su carácter integrador, estructural y relacional. Tam-
bién advertirá, que sin llamarse “psicología cristiana”, concuerda en mucho con los ideales
divinos del diseño original de la pareja humana. Con estas aclaraciones y perspectivas, nos
abocamos a la tarea propuesta de hacer unos apuntes para una hermenéutica bíblica de la
pareja y la familia.
Se observa que una vez creado el planeta Tierra, éste no fue un fin en sí mismo, sino
que apenas se trataba de la creación de una gran estancia donde Dios habría de instalar a
quien se denominaría la “corona de la creación”, o sea, al verdadero amo y señor de la tierra:
el 'adam (nombre hebreo que significa, en sentido genérico: humanidad, humano, hombre).
Para el 'adam, Dios plantó un huerto en el territorio llamado Edén (Heb. gan), considerado
como el escenario más maravilloso.51 Pero ni la gran estancia ni el jardín maravilloso adqui-
rieron relevancia, sino sólo hasta la incorporación del 'adam. Cuando el escenario estaba pre-
parado, se oyó el diálogo divino, en el cual sobresalía el adverbio entonces, que significa: en
tal caso, siendo así, teniendo por obvia consecuencia,52 seguido de la afirmación: “ya puede
ser hecho el 'adam (Gn. 1: 26). Entonces, el 'adam (humano) fue hecho: primeramente, el va-
51
R. Foulkes, 1974: 176. Hay dos interpretaciones sobre el significado de Edén. Una, que podría significar
“territorio árido” (del sumerio “estepa”), en cuyo caso no sería un nombre propio del “huerto”, sino la
descripción de una llanura, y la traducción sería así: “Y Jehová Dios plantó un huerto en la estepa
oriental...” (Gn. 2:8). La segunda interpretación se fundamenta sobre un vocablo que se pronuncia gan
(Edén), que significa “delicia”, “abundancia”, “gozo”, razón por la cual los sabios de la versión LXX
tradujeron Edén de Gn. 2:8; 3:24; e Is. 53:1 como “Paraíso”. En este caso la traducción sería: “... plantó el
huerto Edén en la estepa...” (Gn. 2:8); o “...plantó el huerto “Paraíso” en la estepa...” (LXX). Las dos
interpretaciones son imprecisas y se debe en gran parte porque la Biblia identifica este lugar con diversos
nombres: “huerto del Edén” (Gn. 2: 15); “huerto de Dios” (Ez. 28: 13; 31: 8); “huerto de Yahveh” (Is.
51:3). A más del nombre, la ubicación geográfica de Edén también presenta dificultades, porque los dos
ríos Pizón y Gihón, de los cuatro mencionados en el texto, no han sido identificados. No obstante estas
imprecisiones, nadie duda de la existencia del Edén, porque el texto sí habla de algo concreto.
52
Real Academia Española, 1970: 541; J. Atiencia, 1994: 12.
21
rón; luego fue creada la hembra, según el modelo y naturaleza de coexistencia que el mismo
Creador había diseñado.
En los tiempos que se escribió el Antiguo Testamento, existían muchos relatos y leyen-
das sobre el huerto del Edén y la creación del 'adam (humano). Así la Biblia recoge el pri-
mer nombre propio aplicado al varón, Adán, en singular, para identificar al primer ser humano
creado por Dios sobre la tierra. Este nombre propio habría surgido como una necesidad de los
pueblos descendientes de Set de identificar al primer varón y diferenciarlo de otros varones
descendientes, tales como Abel, Caín y Set. Si bien las traducciones al español no hacen la
diferencia entre 'adam y Adán, sería un grave error equiparar estos nombres, por cuanto se
estaría confundiendo lo genérico con lo particular y, además, se distorsionaría el sentido origi-
nal de 'adam.53 Unas 560 veces aparece en el Antiguo Testamento el término genérico 'adam,
que nos habla de una especie común, tal como decir el humano, la humanidad o el hombre.
De las 26 veces que se usa el nombre Adán,54 en los tres primeros capítulos del Génesis, 18
están en sentido genérico 'adam y sólo ocho están como nombre propio Adán. Podemos decir
que Adán es 'adam, tal como decir hoy: “Carlos es humano”. Desde esta posición herme-
néutica, en el sentido que Dios creó al 'adam (humano), se rescatan varias verdades singulares,
novedosas, las cuales han estado veladas por los condicionamientos que hemos mencionado
brevemente.
Cuando Dios creó al 'adam (humano), llama la atención la forma como recalca así: “va-
rón y hembra los hizo” (Gn.1:27; 5:2). Esto significa que Dios creó a la pareja humana
constituida de dos personas diferentes, de dos géneros diferentes; pero en esencia iguales; una
realidad en biunidad horizontalizada; con objetivos únicos y no paralelos; para la comunión y
el crecimiento mutuo. El Gráfico Nº 3, que se presenta a continuación, ilustra la verdad a la
que hemos hecho referencia:
ESPOSO ESPOSA
HIJOS
53
J. C. Huffman, 1974: 10.
54
R. Padilla, 1994: 37.
22
“Ellos, los animales, no pueden dar lo que el hombre tiene que tener para convertirse en
verdadero hombre, dado que no son como éste en ningún sentido esencial. De aquí la creación
de la mujer, la única que puede dar al hombre lo que éste necesita tener, porque es esencial-
mente como él, y a la vez misteriosamente distinta a él”.55
55 P. Jewett, 197: 6.
56
El término hembra, para referirse a la mujer, resulta ofensivo en algunos contextos por el uso aplicado a los
animales. Sin embargo, hemos optado por este término, en el contexto de la creación, por estar más limpio de
las connotaciones típicas de las construcciones sociales. Los términos hombre y mujer, por ser construcciones
sociales, tienen la dificultad de variar su naturaleza, funciones y significados, según la cultura que los construye.
23
dos les responsabilizó la administración de la realidad creada; les dotó de autoridad para ense-
ñorearse; y les dio la responsabilidad de sojuzgar, por ser sus representantes idóneos.57
Probablemente no hay argumento más importante para valorar al ser humano que éste:
¡Somos hechos a la misma imagen y semejanza de Dios! ¿Quiere decir que Dios usó sus
propios referentes personales cuando nos creó? ¿Hasta dónde podemos llevar las implicacio-
nes de esta aseveración? El solo hecho de plantear el tema de la Imago Dei en el ser humano,
provoca muchas preguntas, para las cuales no se pretende encontrar todas las respuestas sino,
al menos, calmar nuestras ansias finitas por conocer un asunto infinito relacionado con la
razón de ser y naturaleza de la pareja humana.
57
R. Padilla, op. cit., 1994: 25.
58
L Berkhof, 1969: 214.
59
J. Atiencia, op. cit., 1992: 13.
24
Una fuente extra bíblica, cuyo valor no radica en la inspiración divina, sino en la revela-
ción de los elementos culturales y doctrinales de la época, registra una leyenda singular:
Cuando Adán estaba moribundo por la vejez, a la edad de 930 años, envió a Eva y a su hijo
Set hacia el Jardín llamado Edén, con el encargo de conseguir un poco de aceite del “árbol de
60
S. Croatto, 1974: 172, 173.
61
R. Padilla, op. cit. 1992: 24.
62
S. Croatto, op. cit. 1974: 185.
63
Por ejemplo: en Gn. 1:26 se usa imagen y semejanza juntos; en cambio, en Gn. 1:27 y 9:6, se usa solamente
imagen. Por su parte, en Gn. 5:1 se usa solamente semejanza; pero en Gn. 5:3 se dice que Set fue engendrado
a la semejanza y conforme a la imagen de Adán. En el Nuevo Testamento se añade gloria, alternado con
imagen y semejanza así: En 1 Cor. 11:7, se usa imagen y gloria; y en Col. 3:10, solamente imagen; en Stg.
3:9 se usa semejanza.
64
Un salmo dice: “Oh Jehová, sálvanos ahora te ruego; te ruego, oh Jehová, que nos hagas prosperar ahora”
(118:25). “Sálvanos” y “prospéranos” es un ruego enfático, para lo cual se usa en forma paralela las dos
palabras indicadas.
25
la vida” para no morir. En ese viaje ocurrió que una fiera atacó a Set y, en esas circunstancias,
se expresaron las siguientes palabras:
“Y [Eva] gritó a la fiera: Tú, fiera perversa, ¿no temes atacar a la imagen de Dios? ¿Cómo
se ha abierto tu boca? ¿Cómo se han atrevido tus dientes? ¿Cómo no te acordaste de tu
sumisión, de que antes estabas sometida a la Imagen de Dios?”. Set, por su parte, también
habló: ...cierra tu boca y calla; apártate de la imagen de Dios hasta el día del juicio. Entonces
respondió la fiera a Set: Mira, Set, me alejo de la imagen de Dios. En ese momento huyó la
fiera, después de dejarlo maltrecho, y se retiró a su madriguera. Set continuó con su madre por
las inmediaciones del paraíso...”.65
Según este relato, referido a los primeros pobladores del planeta, ¡qué seguros estaban
de haber sido hechos y de ser realmente “imagen y semejanza de Dios”! Este relato, en un
contexto de tal convencimiento, es sugerente de que alguien podría presentarse en estos térmi-
nos: “Yo, imagen de Dios, me llamo fulano de tal”. Al respecto, Verduín (1970), concuerda
con el sentir de que Eva y Set apelan a unas calidades personales de “soberanos y creados”,
como quienes invocan los derechos de una dinastía.66
Por otra parte, desde una perspectiva integradora, B. H. Carroll, (s/f) afirma que la
realidad de la Imagen de Dios en el hombre “...envuelve e implica mucho más...” de lo que
comúnmente nos han enseñado los maestros de la Iglesia. Ser hechos a su imagen y semejan-
za se refiere a poseer el conocimiento intuitivo, razón, rectitud, santidad, conciencia, voluntad,
el poder de escoger o libre albedrío, la capacidad de adorar a Dios y tener comunión con El,
dignidad para tener acceso a la presencia de El, inmortalidad del alma, provisión para la in-
mortalidad del cuerpo por Jesucristo, capacidad para el matrimonio, lo cual lo diferencia del
consorcio de las bestias, la capacidad para el trabajo, creatividad para la lucha por la existen-
cia, el idioma, entre muchos atributos más.68
65
A. Diez Macho, 1983: 328.
66
L. Verduín, 1970: 27, 28.
67 T. De Gal-On, 1989:8, 9.
68 B. H. Carroll, s/f: 81.
26
Además de lo anterior, desde una dimensión más universal, el concepto de la Imago Dei
en el hombre, necesariamente ha de ser concebido como el factor integrador de la raza
humana, lo cual tiene implicaciones para la misión de la Iglesia y para todas las disciplinas
dirigidas al servicio del hombre.69 En esta misma línea de integración, la Imago Dei, en tanto
es el patrimonio de toda la raza humana, motivó a V. Mollenkott (1977) a rechazar la
ecuación Dios = masculinidad, propia de la teología patriarcal. También rechazaría la ecua-
ción Dios = feminidad, propia de algunas religiones naturales y de la fertilidad. En su lugar,
propone el carácter andrógino de Dios, quien integra los géneros, pero a la vez trasciende los
mismos y se construye una nueva ecuación: Dios = masculinidad + feminidad.70 Pero hay
que hacer una aclaración necesaria sobre el uso de esta analogía entre la pareja humana y Dios.
La ecuación Dios = masculinidad + feminidad no es una analogía de los géneros ni de la
sexualidad en sí, porque Dios no es sexuado ni se diferencia por los géneros. Se trata de una
analogía de la relación, comunión y comunicación, existentes en la comunidad divina, así co-
mo se refleja en la pareja humana.
Sería más sabio decir que en Dios se integra los géneros femenina y masculina, por lo
cual Dios trasciende los géneros que nosotros conocemos, que especular buscando en Dios un
determinado género para justificar alguna postura teológica. La diferenciación de géneros es
una realidad en el ser humano, pero es demasiado temerario decir que en Dios habría diferen-
ciación de género. El análogo de la pareja humana, al aplicarse a Dios, insistimos, es una ana-
logía de lo relacional, mas no de lo esencial, como entre los paganos griegos, que sus dioses
son sexuados En cambio, entre los miembros de la pareja humana, la diferenciación genérica
y la sexualidad, son tanto esenciales como relacionales ("serán una sola carne"). Si el varón
y la hembra se asemejan a Dios, es imposible creer que el Dios de la Biblia fuera concebido
como un Dios masculino y sexuado, porque ¿dónde se conciliaría al ser femenino de la mujer?
Esto hace que rechacemos cualquier idea del Dios masculino y sexuado y se reitere que el
análogo de la pareja sexuada, como Imago Dei, es puramente relacional. Por otra parte, el
Dios conocido de los hebreos y de los cristianos, no es una proyección ni creación de los hom-
bres, con todas sus debilidades y perversiones, incluyendo los géneros y la sexualidad. Para
citar un ejemplo, en el panteón de deidades griegas, hay dioses varones y diosas mujeres,
sexuados, que cohabitan sexualmente, tienen hijos e, inclusive, incursionan en el mundo de los
humanos para procrear con las mujeres, en cuyo caso, la analogía de la sexualidad sí sería
relacional y esencial.
(Gráfico Nº 4)
Por último, la postura del teólogo católico Do Carmo (1979), respecto a la Imago Dei
en el hombre, es que se trata del más grande argumento para reflexionar sobre la realidad del
hombre latinoamericano frente a la lucha por reclamar su dignidad. En su pensamiento se ob-
servan tres cosas: 71 Primero, sólo una visión cristiana del ser humano puede verlo en forma
integrada. Segundo, Dios, al haber hecho al 'adam a su imagen y semejanza, dejó algo de sí
en éste. Tercero, la encarnación de Cristo habla mejor que todo sobre la Imago Dei, por cuan-
to legitima la unicidad de la raza humana y, sobre todo, mediante la encarnación muestra la
integración de lo humano con el Creador.
71
A. Do Carmo, 1979: 17-19.
72
La metáfora, muy usada en la Biblia, es una técnica de comunicación por excelencia, particularmente
cuando se necesita cruzar una barrera de alto grado de dificultad. Por ejemplo Jesús, para explicar a los
hombres su misión redentora, se metaforiza (traslada) al pan, luz, puerta, etc. Estos elementos son terrenos
y conocidos por los hombres, a su vez cumplen una función análoga como: alimentar, iluminar y provee la
entrada.
28
zación como metodología para una mejor comunicación y comprensión, consiste en trasladar
el sentido real de una cosa a otra figurada. En este caso, se trasladó algo trascendente e infi-
nito a otra figurada, pero común y finita. La cosa trasladada hace de “huésped”; mientras la
que recibe, hace de “anfitrión”. Este traslado es posible en virtud de la existencia de un pare-
cido entre el “huésped” y el “anfitrión”, llamado análogo. Cuando existe ese parecido entre las
dos cosas, que no necesitan ser iguales, se dice que ellas son análogas o que existe analogía
entre esos dos elementos. Un ejemplo magistral es el que usó Jesús con las gentes comunes de
su tiempo. Ellos no podían entender cómo Jesús sería el Salvador de los hombres; cómo El
posibilitaría la entrada a la salvación, al Reino de Dios. Entonces El decidió hacer una metá-
fora, la cual consistió en trasladar dicha verdad profunda, y difícil de entender, a un elemento
conocido por el pueblo, como es una puerta. Entonces les dijo: “Yo soy la puerta, el que por
mí entrare, será salvo” (Jn. 10:9) . La metaforización es tan moderna, como pocas técnicas
privilegiadas; así como es tan antigua, tal que los escritores sagrados la usaron con mucha fre-
cuencia. Es de esta forma que el objeto imagen del contexto real nos ayuda, metafóricamen-
te, a comprender la grandeza del significado de la Imago Dei en el hombre, según los siguien-
tes pasos:
d. Una vez hecha la metaforización, fue posible tener una mejor comprensión del
profundo significado de Imago Dei en el 'adam.
El segundo elemento del contexto es el factor autoridad que tenían los representantes,
tanto como si fuera el mismo representado, que el no obedecerles, era como no obedecer al
mismo rey.74 Tanto los representantes de Dios, como los representantes del rey, podrían ser
personas, imágenes o efigies. La representación del rey en el imperio, lo cual incluía a las
tierras conquistadas, operaba bajo este principio de autoridad, que estaba legitimado y que
hoy llamaríamos el “derecho natural” de los reyes. El 'adam, como representante de Dios,
estaría investido de autoridad, tal como lo revela la metáfora. El ejemplo más típico de la
autoridad del rey, quien podía gobernar personalmente o por medio de representaciones, es
aquel que se registra en la historia de Daniel y sus compañeros en Babilonia. Ellos fueron
presionados a adorar la estatua del rey Nabucodonosor. La pena de muerte, si no obedecían,
era el horno de fuego (Dn.3:12-30).
En tercer lugar, uniendo el concepto que tanto el varón como la hembra son Imago
Dei, los dos, sin distingo de género, están comprometidos con la representación de Dios y con
toda la autoridad que esto implica.
sólo puede llevarnos a una conclusión válida: el hombre y la mujer, la pareja humana, sin
distingo de género, son Imagen de Dios; los dos miembros son representantes de El aquí
en la tierra; y tienen autoridad para enseñorear y sojuzgar la creación.
Frente a esta situación, nos proponemos presentar una visión diferente del concepto
de ayuda idónea, que haga justicia al significado de idoneidad (“suficiencia”, “capaci-
dad”, “disposición”)75 y a la intención de Dios cuando diseñó a la pareja humana:
75
Real Academia Española, op. cit., 1970: 728.
76
R. Padilla, 1992: 28.
77
L. Berkhof, 1969: 213-216.
31
pañía animal, pero la diferencia abismal entre la naturaleza irracional de las bestias y la hu-
mana, nada que no fuese la creación de la mujer hubiese podido solucionar. Ni siquiera la
comunicación de Adán con su Creador solucionaba el problema. El observó algo irresoluto
e incompleto y dijo: “No es bueno que esté solo”. ¿Qué le hacía falta a Adán, en última
instancia, que le preocupase a Dios y le hiciera ver su obra como inconclusa? Hay muchas
respuestas erradas o parciales a esta pregunta. Desde los sabios del Talmud, vieron en la
persona de Adán una figura que poseía los dos sexos y que, mediante una segunda interven-
ción de Dios hacía falta individualizar en dos personas diferenciadas sexualmente. Más tarde
se reforzó la idea de que hubo una “pérdida” al dividir en dos pedazos al primer humano; se
solucionaría mediante el matrimonio. Desde el patriarcalismo y, más tarde, desde la visión
griega, hacía falta una sirvienta doméstica. Desde la Patrística, le hacía falta una sirvienta
doméstica y una “máquina reproductora”. Desde el mismo texto, tanto por inferencia como
por lectura, hacía falta compañía, pues Adán estaba solo; le hacía falta una coigual,
cocreadora, coautoridad, compañera, para disfrutar la común unión humana, para integra-
se y cumplir la misión de gobernar el mundo según su vocación. Cuando se llega a este
punto, con la creación de la mujer, se puede considerar que se ha alcanzado el “sello final
de la creación”.
Desde esta perspectiva, la entrada de la mujer en escena, no es desde abajo, para que
fuese considerada ayuda idónea secundaria. En lógica, por cuanto le viene a resolver una
situación a Adán, su entrada debería ser desde arriba, en superioridad. Pero, en el tanto ella
resolvía un problema, resolvía el suyo propio; en el tanto realizaba al hombre, se realizaba
con el hombre, su incorporación es desde la par. Esto va en contra del postulado de la
hermenéutica misógina, en el sentido de que la mujer sea solamente una ayuda secundaria
del varón, presentado en el capítulo primero.
SEEGUNDA SEMANA
CAPÍTULO II
LA PRIMERA ENTREVISTA DE
ORIENTACIÓN DE LA FAMILIA
A. INTRODUCCIÓN:
Hemos sido selectivos respecto a la elección del modelo de entrevista terapéutica.
En este caso, se trata del modelo estratégico y, particularmente, dedicándonos a la entre-
vista inicial. Fueron Jay Haley (1980 y 1985) y Cloé Madanes (1984), bajo la influencia
de Milton Erickson, quienes crearon la terapia estratégica y, consecuentemente, el mode-
lo de entrevista estratégica. Sobre este fundamento, M. Andolfi (1985) desarrolla amplia-
mente un modelo de entrevista inicial; igual lo expone con claridad I. Ochoa de Alda
(1995). También, por nuestra parte, hemos optado por la aplicación de la entrevista inicial
al contexto de la práctica privada de la terapia.78 Esta, a diferencia de la práctica en equi-
po terapéutico, existente en instituciones terapéuticas públicas o en instituciones académi-
cas,79 donde disponen de equipos de profesionales, espejos unidireccionales (Cámara Ge-
sell), recursos de audio y video, entre otros,80 se realiza en condiciones apropiadas al objeti-
vo de producir los cambios en las parejas y familias, generalmente con un solo terapeuta
trabajando en solitario.
Se da por entendido que este esquema no pretende ser más que una guía, válida para
facilitar al pasante la comprensión del desarrollo de la primera entrevista, según el modelo
estratégico, con aplicación a la práctica privada. No obstante, se hace referencias y com-
paraciones con otros modelos de entrevista. Además, por nuestra parte, puesto que se trata
de un curso teórico-práctico, hemos implementado: 1) Los trabajos demostrativos con el
role playing, fuera y dentro de la Cámara, previo a la experiencia del pasante con terapias
reales. 2) Otro nuevo elemento que introducimos es la integración del pasante como co-
78
La “práctica privada” es lo que hace el psicólogo de pareja y familia en su consultorio, sin mediación insti-
tucional ni relaciones con otros terapeutas.
79
Nos referimos a los programas de capacitación y supervisión de terapia familiar, existentes en universi-
dades, hospitales y programas, por ejemplo: Instituto de Palo Alto, California; Instituto de New York;
Centro de Investigación de Milán o Roma, entre otros.
80
La práctica de la terapia de pareja y familia en “contextos institucionales”, con contadas excepciones, no
existe en Costa Rica; y existe muy poco en América Latina. En nuestra Universidad hemos construido un
modesto setting, a los fines pedagógicos y la supervisión en vivo de la práctica de la terapia sistémica. Si
bien no se pretende formar equipos terapéuticos sistémicos, especialistas en los “contextos institucionales”
éstos surgirán con el desarrollo de la terapia sistémica en el país.
33
terapeuta, para familiarizarlo con la práctica, siendo la responsabilidad del profesor condu-
cir la sesión de orientación de una familia real y en vivo. 3) Llegado el momento de la
Práctica Profesional Supervisada, cada pasante desarrolla la práctica, mientras el profesor
y el resto de pasantes forman el equipo terapéutico y supervisor. Para entonces los pasantes
han observado sesiones de terapia y han tenido alguna experiencia previa.
1. La pre-sesión:
2. Estadio social:
Una vez que la familia se ha ubicado como ella quiere; y se ha distribuido el espacio
físico, que será de acuerdo a los mapas estructurales que ella tenga, esta fase incluye salu-
dos, bienvenida, la manifestación de interés de que se hallen cómodos. También el terapeu-
ta facilita la ambientación al lugar y al evento; les comunica su deseo de establecer una
atmósfera confidencial, eliminando las formalidades y distancias. Los miembros de la
familia se ubicarán según sus propias dinámicas internas y la atmósfera existente en la
familia, por lo que el terapeuta no debe designar los espacios, sino esperar que ellos se
hayan acomodado. La ubicación de cada miembro de la familia tiene valor diagnóstico.
81
M. Andolfi, 1985: 41-73. Como afirma M. Andolfi, 1985: 42, este esquema se remonta hasta 1972,
cuando J. Haley realizaba sus seminarios de capacitación para el equipo clínico de la Philadelphia Child
Guidance.
34
ESCENARIO DE LA TERAPIA
Es obvio que será distinto el modo de accesar a una familia donde hay niños o sólo
adultos; variarán los contenidos de las preguntas y la actitud del terapeuta si se trata de una
familia del campo o de la ciudad; si hay adolescentes en la familia en fase oposicional o un
niño asustado; con una madre orgullosa de su función u familia otra con una madre
cansada de hacer las tareas domésticas. En todo caso, se trata de que el terapeuta familiar
accese al mundo de la familia, adapte su propio lenguaje y estilo personal; respete las
“reglas” de esa familia.
“Yo no trabajo con locos ni con malos; yo trabajo con gente sana y buena,
pero sufriendo. Uds. son gente sana y buena y ya veremos cuál es el sufrimiento
de Uds. Comprenderán ¿qué podría ocurrir si hallamos a los enfermos y malos
de esta familia?. ¿Qué haríamos con ellos?”
82
M. Andolfi, 1985: 44.
35
El terapeuta, en esta primera fase, recoge una serie de informaciones útiles para
enfrentar las fases sucesivas, tales como: El tono e información general de la familia; las
relaciones entre los padres y los hijos; si hay indicios de la elección del chivo emisario,
entre otros.
M. Andolfi (1985) sugiere que no se deben hacer tres cosas en este estadio:84
Por otra parte, lo que sí debe hacer el terapeuta para facilitar el esclarecimiento del
problema, es:
4. El estadio interactivo:
Como a modo de ilustración, de las tantas posibilidades que existen, una técnica ade-
cuada para este estadio es el uso de la metáfora como instrumento del terapeuta para inter-
venir en la familia. Veamos un ejemplo:
“Yo veo un maravilloso jardín, con buena tierra y buenas plantas. Estas
siguieron creciendo, pero sin la mano oportuna, ordenadora y nutridora de los jardi-
neros. Están vivas y grandes las plantas, pero crecieron silvestres. Ahora los jardine-
ros se preguntan si pueden arreglar este jardín; si las plantas podrán cambiar su
forma y dirección del desarrollo; si querrán ser plantas domésticas o preferirán ser
silvestres. Yo les consulto a Uds. ¿qué vamos a hacer con este jardín?”
Ocasionalmente, si las condiciones son propicias, la metáfora anterior, cuyo fin pri-
mero era intercambiar reflexiones sobre el problema, también puede ya constituirse en una
intervención terapéutica, en el tanto deduzcan las acciones que se requiere realizar para
arreglar el jardín. Más aun, se convierte en una intervención terapéutica, cuando adquiere
el carácter de tarea implícita: “Yo les pregunto a Uds. ¿qué vamos a hacer con este jar-
dín”. Ellos entenderán: “Uds. padres, esta semana necesitan ocuparse del jardín, proba-
blemente lo más urgente sea la liberación de las plantas respecto a la maleza...”
85
M. Andolfi, 1985: 58.
38
CAPÍTULO III
LA HIPÓTESIS EN LA ORIENTACION
Antes de la primera entrevista siempre existe un contacto telefónico, con un breve
coloquio con alguno de los familiares o con un intermediario (trabajador social, orientador
educativo, entre otros). En estas circunstancias, el terapeuta dispone de alguna información
o tiene algunos modos de recoger información utilísima. Con esta información, que es so-
metida a un análisis preliminar y en términos relacionales, el terapeuta construye las prime-
ras impresiones hipotéticas sobre el tipo de familia, la naturaleza del problema, quiénes tie-
nen interés y quienes no en la terapia, entre otros. La información que recoge proviene por
la vía del lenguaje verbal, así como por la vía del lenguaje analógico.
A. UNA DEFINICIÓN:
Una hipótesis es el supuesto necesario, con el cual se inicia el acercamiento del te-
rapeuta al problema. Este supuesto requiere verificación y, si no se verifica o prueba, se
abandona. Es el supuesto acerca de lo que está realmente sucediendo en la vida del paciente
o la familia, mas no se trata de lo que la familia dice que está sucediendo. Este supuesto es
una especie de brújula que guía al terapeuta en sus preguntas, búsqueda, como en toda in-
vestigación. Otra forma de definir es que la hipótesis es un instrumento de acercamiento
para descubrir el problema. Descubierto éste, deja de ser hipótesis para convertirse en la
verdad o constructo teórico; y si no se prueba la hipótesis, se la desecha y se substituye por
otra.
B. INFORMACIÓN E HIPÓTESIS
Las hipótesis surgen de los primeros contactos entre el paciente y el terapeuta:
¿Quién pidió la cita? ¿Cómo es su estado emocional? ¿Cómo es el tono de la voz? El que
llama por teléfono, por ejemplo ¿podría ser el más motivado, interesado, necesitado, entre
otros, para una intervención terapéutica, por lo que “arrastra” a la familia a la terapia? En
algunos casos, el que llama ¿será que quiere establecer con el terapeuta una coalición que lo
coloque en una situación privilegiada? O la persona que llama ¿podría ser competitiva, con
clara intención de controlar los procesos como, por ejemplo, querrá determinar quién deba
o no deba ir a terapia? Cuando están esperando en la antesala ¿hablan entre los esposos;
entre ellos y los hijos; o cada uno se aísla del otro, metiéndose en la lectura de una revista o
del periódico? Al comenzar la sesión propiamente, ¿cómo y dónde se ubican en el consul-
torio? Si bien hay que esperar algún grado de desconcierto, confusión, desconfianza,
extrañeza, recelo, entre otros, propio de la ansiedad de abordaje a un setting86 nuevo,
86
El setting (escenario), en terapia se refiere tanto a espacio, como a acción con personajes, donde ellos han
venido a actuar, a entregar una “información oficial de la familia”, con el temor de no traicionar al grupo
39
1. Una impresión inicial, sin que sea definitiva, es la siguiente: “Ya verificare-
mos más a profundidad los detalles...” “Por un momento creí que sería ‘X’,
pero las últimas reflexiones me indican que es ‘Y’, y creo que por allí habrá
porvenir...”
Los padres de un niño “asmático” le dicen al terapeuta: “Traemos a nuestro hijo para que
le cure el asma, porque su médico dice que es psicológico”. Primeramente, la hipótesis del
psicólogo es que el asma es un mensaje, lo cual coincide con el diagnóstico del médico; pero
difiere del enfoque psicológico individual del médico. En segundo lugar, el terapeuta verificó
que ellos tienen un grave problema de estructura y jerarquía conyugal, que les ha tenido “al
borde del divorcio varias veces” (lenguaje de ellos). En tercer lugar, se verificó que los “ataques
de asma” correlacionaban con las crisis relacionales de la pareja; que remite el asma cuando hay
una bonanza en la relación” (lenguaje de ellos). Una vez verificada la hipótesis, el terapeuta “les
cuenta la otra historia” y ocurre lo siguiente: 1) El hijo está perplejo con esta historia. 2) Los
padres reaccionan defendiéndose ante la “insinuación” del terapeuta (Dicen: “él mejora con la
teofilina, con el salbutanol”, “¿...podría ser hereditaria?”). 3) Acostumbrados al modelo médico,
en el cual la “patología está ubicada en el paciente”, defienden este paradigma y están incómodos
con el nuevo paradigma. 4) El terapeuta les dice (señalamiento y tarea): “Les ha tomado de
sorpresa mi historia, pero a medida que pasen los días de esta próxima semana irán asimilando
esta otra forma de ver el problema. Pongámonos de acuerdo con el día y la hora de la próxima
cita de la semana entrante y allí seguimos trabajando el problema”.
descubriendo los “trapos sucios”; hay consignas explícitas e implícitas de lo que se debe o no se debe reve-
lar. El setting se diferencia del hábitat, en que en éste las conductas son naturales.
40
mentos necesarios para verificarla; hay una negativa hacia determinada línea
de averiguación. Entonces Ud. no caiga en el juego de “convencerles”. Deje
pendiente la verificación para una próxima cita.
1. El contenido:
El contenido es un elemento irrelevante comparado con el proceso. Es el qué de lo
que está ocurriendo. Los contenidos cambian de acuerdo a la cultura, al lugar, momento,
circunstancia. Por ejemplo: Una esposa percibe amenazante a su cónyuge (una autodefini-
ción del yo del esposo con relación al yo de la esposa, es el proceso). La forma como él
manifieste la agresión: con palabras, actitudes, y/o físicamente, inhibiciones, chantajes,
entre otros, constituye el contenido visible: Las formas o “estilo” de manifestar la amena-
za, que dependen de la cultura, de la emotividad del momento, del status deteriorado de la
relación, entre otros, son irrelevantes.
2. El proceso:
El concepto proceso se refiere a las pautas de interrelación, transacciones, patrones,
modos de comunicarse que, en conjunto, definen la manera o el cómo funciona el sistema
en la perspectiva del paradigma circular. Entonces, cuando se afirma que la terapia sisté-
mica transforma los procesos familiares (terapia de procesos), se refiere al objetivo de
cambiar dichas pautas.
que dar terapia toda la vida; pero si se cambian los procesos (la amenaza), lo cual repre-
sentaría hacer una redefinición, remiten los contenidos, ya que éstos son síntomas o men-
sajes. La terapia de contenidos buscaría el objetivo de modificar la intensidad y la frecuen-
cia de la forma de la amenaza, por ejemplo, si el agresor grita con mucha fuerza: baja de 80
a 50 decibeles de volumen; reducir la frecuencia de gritos de 100 a 50 veces por semana,
pero sin cambiar la matriz o proceso subyacente.
Por otra parte, en el terreno del contenido o el qué, el paciente es experto, y no hay
manera de ganarle. Además, en esa área, está muy sensible, defensivo, y una “pelea” en di-
cho campo hace peligrar la relación con el terapeuta. Los discursos del paciente están llenos
de contenidos; viven, sufren, accionan y reaccionan contenidos. La “historia de paciente”
surge desde los contenidos. El profesional de la salud, por el contrario, es experto en los
procesos o el por qué o causa, todo esto según el paradigma circular, por lo que identi-
ficará bien su terreno dónde va a trabajar. El qué encubre al por qué; lo esconde de la
percepción del mismo grupo o persona, inclusive del terapeuta. La forma de ilustrar la natu-
raleza y relación de los elementos contenido y procesos, es mediante el siguiente gráfico:
Contenido = Síntoma
_________________________________
87
F. B. Simon et al., 1980: 262. El uso indistinto de “según tu punto de vista” , “según tu esquema men-
tal”, “según tu paradigma” hace suponer al autor que, a este nivel, es posible deducir que paradigma se
usa como si fuera sinónimo de espistemología.
88
Ibid.
42
3. La otra historia:
Una vez que se conoce la naturaleza y relación del contenido y el proceso resulta
fácil la comprensión de las “dos historias” (del paciente y del terapeuta). Una vez que la
hipótesis ha sido verificada suficientemente, el terapeuta la devuelve al paciente que, en
este caso es una familia, como una historia diferente, reveladora, esclaresedora, novedosa,
mayormente desconocida hasta entonces por la familia. Esta historia surge desde el ámbito
del proceso.
Esta otra historia, muy diferente a la “historia de la familia”, les sorprendió fuerte-
mente y, por un momento, intentaron evadir la responsabilidad. Pero yo había acumulado
información contundente, tal como la correlación de los accesos de “asma” con los
momentos más críticos de su relación conyugal y las amenazas de divorcio; tal como la
remisión del “asma” cuando la pareja entraba en un estado de calma.
43
TERCERA SEMANA
CAPÍTULO IV
EL USO DE LA PREGUNTACIRCULAR
A. INTRODUCCIÓN:
Para construir esta sección de la pregunta en general, nos hemos basado, originalmente,
en los trabajos de G. Bateson (1982),90 cuyo interés está en la información que produce. En
89
El metanivel es otro nivel o posición a la par del nivel principal. Algo así como un punto de vista a la parte
de otro punto de vista, hace su aporte para elucidar el problema. El nivel filial está a la par del nivel parental
y, desde otro nivel (otra generación) hace su aporte. En esencia, se trata del fenómeno de la metaco-
municación, donde un mensaje (p.e.: una actitud), a la par del mensaje, explica cómo se debe entender el
mensaje. La actitud del comunicante, en la vida cotidiana, es el metamensaje del mensaje, y dice cómo se
debe entender el mensaje verbalizado “te quiero”.
90
G. Bateson, 1982: 38-42; 103-112. La importancia de la pregunta para este autor está en la información
que produce, porque sólo ésta es capaz de producir modificaciones.
44
cambio para el estudio de la pregunta que contiene la naturaleza circular, que se explica en su
respectivo lugar, por su función estratégica, nos hemos fundamentado en los autores de la
Escuela de Milán.91 Para analizar la operatividad de las preguntas, en sus distintos tipos, nos
hemos fundamentado en J. Navarro (1996),92 y en I. Ochoa de Alda, (1995).93
B. TIPOS DE PREGUNTAS:
1. La pregunta directa:
2. La pregunta circular:
a. Definición:
La pregunta circular está diseñada para contestar desde los otros; obliga a entrar en
sus sentimientos y pensamientos para responder desde allí; pide respuestas desde la
epistemología del otro; es la estrategia para ponerle al interlocutor en el lugar del otro y leer la
realidad desde allí. En última instancia es aprender a vivir en un sistema relacional. Al insta-
lar en la sesión terapéutica la pregunta circular, se reeduca la forma de pensar para la
producción de información y lograr las opciones de solución. Cuando se construye la pregun-
ta circular se parte de la premisa que la vida total de la familia es interacción, interrelación,
circularidad, por lo que las preguntas que se hagan tienen que estar referidas a esta naturaleza
91
Esta Escuela ha sido privilegiada con el aporte de connotados maestros de la circularidad. Tengo especial
gratitud para L. Cecchin, el maestro de quien aprendí el uso y valor de la pregunta circular.
92
J. Navarro Góngora, 1996: 79-83.
93
I. Ochoa de Alda, 1995: 95-103
45
circular; de la misma forma, la información que se produce está referida al sistema familiar
circular.94
“¿Qué piensas Luis que Juana, tu esposa, está sintiendo acerca de tus desapari-
ciones del hogar?”
“¿Qué piensas que sentirá tu familia cuando desapareces del hogar?”
“¿Qué crees que siente/piensa “X” cuando tardas en retornar al hogar?”
“¿Qué piensas que siente Mario, tu esposo, al ver que vos comienzas a actuar en serio
frente al problema de las ausencias de él?”
“¿Cuándo tu esposo dice que eres ‘extremista’ con el horario de regreso de él (3:00
a.m.): qué piensas que él está pensando?”
EL CASO
94
M. Selvini et al., Family Process Nº 19, 1980: 3-12.
46
está ausente), porque sólo Loreta (X) asiste a terapia. Un miembro de la pareja actuará como
el terapeuta y el otro como Loreta (X). Practiquen siguiendo el itinerario de este esquema:
Terapeuta: Paciente X
Paciente Z
A. INTRODUCCIÓN:
El propósito del autor es ofrecer una teoría psicológica diferente, denominada psico-
logía sistémica, cuya característica fundamental, como se explica en su lugar, es el acerca-
miento al problema desde la perspectiva relacional, sistémica y ecosistémica.
B. LA METÁFORA:
1. Definición de metáfora:
virtud de una comparación tácita”.95 La preposición ά, que integra la palabra metá-
fora, significa que algo, por la acción del verbo έ (“trasladar”, “transferir”, "llevar",
“tirar), ha sido llevado, trasladado y puesto “más allá”, “sobre” algo o alguien.96 Aquí la
cosa trasladada es el significado real o sentido lógico de la verdad o tema que se quiere
comunicar. Una vez que se ha operado el traslado a otro elemento, el significado real o
sentido lógico, se torna figurado, supuesto, imaginario, retórico (metafórico), lo cual tiene
como objetivo facilitar la comprensión de dicha verdad.97 Toda esta acción es posible en
virtud de la existencia de la analogía. El significado real o sentido lógico trasladado se
“fusiona” con el elemento analógico y establecen una relación de huésped y anfitrión. Para
ilustrar este proceso, veamos un ejemplo de metáfora usada por Cervantes: Hubo en la
vieja España un sentir hidalgo de defensa de los necesitados, algo así como jueces ambu-
lantes, personajes paramilitares, ajusticiadores, cuyo espíritu noble, para comprenderlo, era
necesario para Cervantes encarnarlo en un personaje, de cuya acción nació la más hermosa
metáfora: Don Quijote de la Mancha. Ahora es un hombre, tiene identidad y se le puede
atribuir las más nobles acciones. Igual hace Jesús, para que comprendieran su misión, se
trasladó a sí mismo al análogo puerta y dijo “Yo soy la puerta”. El sentido lógico, ahora
era figurado, la idea abstracta, ahora era comprensible para la gente. Si bien los elementos
“sentido lógico” y el “figurado” aparecen fusionados, a la vez son inconfundiblemente au-
tónomos.
2. Metáfora y analogía:
a. Definición de analogía:
haber alguna semejanza entre dos elementos, se puede hacer una comparación, pero tales
elementos no necesitan ser iguales, por ejemplo: “Tienes los pelos erizados”, se puede
decir a una persona en razón del parecido de los pelos, sin que por esto ella pertenezca a los
mamíferos erizos o “puercos espines”.
ANALOGÍAS
La vida de una persona y las estaciones del tiempo en que se divide el año, 99 son
objetos distintos en naturaleza, pero tienen un factor analógico: La juventud, es la fase más
vigorosa, desarrollada, cerca de la niñez, y lejos de la vejez, comparable con la primavera,
la segunda estación del año, con lo cual se construye la metáfora: “Estás en la primavera
de tu vida”. Entonces, gracias a los elementos análogos parciales, tales como la
“primavera” y el “otoño”, comparables con la juventud y la vejez, respectivamente, se
puede hacer el traslado denominado metaforización. Se concluye, entonces, que la cons-
trucción de la metáfora supone la existencia de esos elementos análogos.
3. Ejemplos de metáforas:
99 Real Academia Española, 1970: 578. Las cuatro estaciones del año, en el orden correcto, son: Invierno, Primavera,
Verano y Otoño.
50
Desde tiempos inmemoriales, la metáfora ha sido utilizada, aun sin explicarse, como
un instrumento en las manos del terapeuta. El ejemplo de la metaforización y las prácticas
de los chamanes (médicos brujos), es muy categórico. Primero, la “enfermedad ha
arrebatado el alma del paciente”; segundo, el chamán ahuyenta la enfermedad con
palabras como “sale”, “aléjate”, “abandona”; tercero, mientras ahuyenta la enfermedad (cu-
ración), el chamán intenta recuperar el alma, para lo cual clama a los espíritus ancestrales
por ayuda; cuarto, las lesiones, infecciones, dolores, pestes, parásitos, entre otros, se han
movido en varias dimensiones y direcciones y son impelidas hacia una condición de
posibilidad movible para que respondan a las órdenes e intervenciones físicas del cha-
52
Mediante el uso de la metáfora se puede explorar el mundo fantástico del paciente sin
que éste se sienta amenazado. Mientras se desarrolla un intercambio comunicacional o una
vivencia familiar, se producen acusaciones, reproches, esfuerzos por identificar a los
“culpables”, justificaciones, búsqueda infructuosa del problema, entre otros. La unión entre
el sujeto y el problema hace que éste sea una amenaza a aquél. Como respuesta a dicha
amenaza, el sujeto desarrolla defensas, esgrime argumentos, niega, culpabiliza a la heren-
cia, a sus padres o al cónyuge y, en última instancia, abandona el ámbito de la terapia. Co-
nocedores de esta dinámica, particularmente los terapeutas relacionales, instrumentan la
metáfora para establecer una distancia entre el sujeto y el problema. Es aquí donde funcio-
na la metaforización, que no es otra cosa que trasladar el problema desde el sujeto hasta
una historia, película, evento, compuestos por objetos, personas o animales, quienes poseen
unos elementos analógicos. Ahora, desde afuera del sujeto, el problema no amenaza como
lo hacía desde adentro. El paciente ve su problema ubicado fuera de sí y, como ver una pe-
lícula; lo puede conocer, analizar y resolver sin que le sea una amenaza violenta.
100
R. Beals y H. Hoijer, 1969: 579-582. El chamán todo el tiempo dice: “sale”, “aléjate”, “abandona”; ordena o suplica
a un espíritu ancestro y, prácticamente, “hace volar” a las enfermedades con un ritual. Hay chamanes que pueden
“curar” de lejos.
53
padres, en la sesión siguiente, manifestaron estar sorprendidos por el cambio visto. El des-
montaje de la metáfora y el retorno a la realidad se hizo muy natural, con la diferencia que
ahora eran niños ordenados y obedientes; los padres eran ahora capaces de administrar la
familia.
cuales se desconoce sus significados. Dicho de otra manera, es un gran problema comu-
nicacional cuando hay un divorcio entre el símbolo y el significado. Un ejemplo de esto es
el aprendizaje de los niños, quienes pueden cantar las canciones patrióticas, llenas de
símbolos, tales como “sangre de héroes”, representada por el color rojo; “la riqueza
representada por el color amarillo”, “los mares representados por el color azul”, donde se
debía unir el símbolo y el significado. Pero no es, sino hasta adultos, que descubrimos
realmente dicha relación. A este fenómeno D. Ausubel denomina aprendizaje sin sentido
lógico ni psicológico. Desde el punto de vista de los lingüistas, a este fenómeno se lo deno-
mina: “El conocimiento de los símbolos, pero sin conocer los significados”, que es, en
efecto, lo que nos ocupa en esta sección. La mayoría de las personas tienen el conoci-
miento de la existencia de los símbolos; y pueden estar conscientes que son significantes
(que tienen importancia); y conocen los significados. Se dice, entonces, que entre los sím-
bolos y los significados hay una conciliación. En cambio, hay muchas personas que, por
diversas causas, tienen un divorcio entre los dos elementos. Otra afirmación, mucho más
inclinada al lado clínico, dice que “...el pensamiento patológico dispone de una plétora de
significantes...” (símbolos importantes), pero el sujeto, por una disfunción en los tipos
lógicos, no logra enlazar con los significados. El paciente, individuo o familia, está en una
situación de lo que podría llegar a ser, pero todavía no es. El objeto de esta sección es ver
cómo el uso de la metáfora contribuye a asignar los significados a aquellos símbolos, por lo
que nos dedicaremos a analizar algunas situaciones:
“Me gusta discutir sobre esto”, - dijo ella - “...porque vivo así.
“Mientras vivo, no veo. Ahora, sí puedo observar cómo vivo”.
Esta mujer, como muchas otras, había vivido el rigor con que la sociedad la trataba,
con tantos símbolos culturales, políticos y económicos; vivía en su barrio y las funciones de
ella encajaban en su contexto, pero sin hallar los significados para muchas cosas de su vida
y. Por el contrario, asignaba significados equivocados, tales como “ese es mi destino”, “mi
mala suerte”, “es la voluntad de Dios”, entre otros. Lo más dramático de esta declaración
es que había vivido sin ver cómo vivía. El aspecto más importante en el crecimiento de
una persona es cuando encuentra qué significa su vida y los significados de lo que está bus-
cando. ¿No es, acaso, éste el fenómeno que ocurre a las señoras “sumisas”, “sometidas”,
entre otros, del paradigma complementario que, cuando “abren los ojos” (encuentran los
significados) se revelan contra el marido y, si no hay apertura a su nueva forma de ver la
55
La familia, con el aporte de los “libretos” que cada miembro de la pareja trae desde su
familia de origen, ha desarrollado un estilo de vivir. Los miembros han asumido sus fun-
ciones, según la designación propia del grupo. La familia ha desarrollado un cuerpo de “re-
glas familiares”, mitos, ritos y símbolos. Sin embargo, uno o varios de estos elementos
pueden haber sido adecuados en un momento de la vida familiar, pero han dejado de ser
adecuados y, por el contrario, en lugar de cumplir con la función del desarrollo de la familia
están operando negativamente, condición que la denominamos una disfunción del grupo
familiar o de alguno de sus miembros. Una de las formas como la metáfora contribuye a la
comprensión del problema, es mediante la representación de algo que la familia ha perdido
o que nunca percibe por sí misma, pero siempre tiene la esperanza de descubrir lo que le
hace falta. El ejemplo más adecuado para ilustrar este tema, es el denominado “doble
mensaje”, producto de la existencia oculta de una lucha de poder de la pareja.
UN CASO
Una pareja con características personales muy parecidas: Los dos son de 40 años de edad, profesionales,
tienen empleos y contribuyen a la economía de la familia. Han estado casados por 15 años y tienen un hijo único
de 11 años. En los últimos años -dicen- “todo se nos va de la mano”, “no podemos controlar”, “no sabemos qué nos
pasa...”. Han desarrollado un sistema de mutuas acusaciones, endosan el problema a diversas causas y, una es
que ella trabaja fuera de casa. El motivo de consulta es que su hijo David ha “decidido” no estudiar, se siente inade-
cuado, confuso e inseguro. En otros momentos saca ventaja imponiendo sus propias decisiones ante el
desgobierno de sus padres. La pareja tenía una lucha de poder y de territorio, cosa que ellos niegan, aduciendo que
son cultos. También era evidente que, en su esfuerzo por mantener cada uno el poder, emitían dobles mensajes al
hijo. En la medida que éste iba creciendo, buscaba una cuota mayor de autonomía y la circunstancia parental
conflictiva en nada contribuía al proceso normal de crecimiento del hijo.
amenazante, tal como la metaforización. Recordé una escena de la película clásica del
Oeste, titulada “Por unos dólares más”. Se trata de la confrontación de dos “gigantes” pis-
toleros, cada cual convencido de su propia capacidad, quienes iban tras la misma “presa”,
sin estar dispuestos a compartir la recompensa. La escena la desarrollan los artistas C.
Eastwood, L. Van Cleef y un camarero de hotel de raza china. El primero ordena al
chino que recoja las pertenencias del segundo y las lleve a la Estación del tren, con el
mensaje siguiente: “Porque el señor se va”. El segundo ordena al chino que regrese las
cosas al cuarto del hotel, con el mensaje: “Yo no me voy”. Este bombardeo contradictorio
de dobles mensajes se repite varias veces, lo cual pone al chino en una situación de respues-
tas ambivalentes, confusas y temerosas, hasta que decide escapar del campo. La escena
continúa con demostraciones de poder y culmina con la decisión de formar una sociedad,
cosa que el chino habrá recibido con agrado.
En la sesión siguiente proyecté el video con esa escena. La pareja observó la escena
y, por la claridad de la metáfora, ninguno de los dos hizo comentario alguno para defender-
se, como era usual en ellos. Luego manifestaron mucho dolor por haber causado un terrible
conflicto a su hijo. Lo que parecía una trivial riña de pareja, que no representaría ningún
problema, ahora estaban convencidos y aterrados porque éste era su gran problema. Llegó
el momento que comprendieron la necesidad del cambio, pero también preguntaban insis-
tentemente si se podía corregir el daño en el hijo. Respondí con otra metáfora, pues recordé
las palabras del Dr. Robert S. Eliot, cardiólogo de fama mundial quien, obsesionado por
difundir sus técnicas de cirugía cardiovascular, se estresó e se infartó. Fue cuando se dio
cuenta de la fragilidad de su cuerpo, que enseñar cardiología por todo el mundo no era la
única ni la mejor tarea como esposo. Entonces organizó su vida y se reconcilió con sus
hijos y esposa. Fue por esta situación que él dice en el prólogo de su libro: “A menudo
digo que Phyllis (su esposa) y yo nos hemos casado varias veces... Hemos aprendido a
negociar nuestras diferencias y a efectuar cambios cuando nos era necesario hacer-
los...”. “Ahora comprendo la importancia del amor, del matrimonio y la familia, y todo
esto vino a raíz de mi infarto...”
EL OBJETO METAFÓRICO
A. INTRODUCCIÓN:
Las más de las veces, el objeto metafórico es la explicación material, dada por el
terapeuta en la sesión, de una metáfora verbal. Consiste en un objeto concreto que el tera-
peuta elige durante la sesión o tiene programado de antemano. Este objeto representará, de
manera visible y concreta, las relaciones, reglas familiares, conductas, alianzas, entre otros,
de la familia.
1. “Celedonio” y “Claraluz”:
De un amigo psiquiatra, el Dr. C. Raymundo, aprendí a usar los títeres como objetos
En una pareja, la esposa había perdido la dimensión afectiva para con su esposo, incluyendo el
área sexual. Le preocupaba porque ella jugaba con la fantasía de una potencial desaparición o
muerte del esposo. Pero dice que lo último que podría hacer es divorciarse. Su sistema de quejas se
circunscribe a la ausencia de valoración, consideraciones y detalles de parte del esposo y, en su lugar,
ella afirmaba que recibía de él un trato rudo, descalificador y exigente que, generalmente, le
producían llanto. Por su parte, el esposo insiste que es un buen hombre, trabajador, fiel, casero,
proveedor, no toma, no fuma, no es mujeriego, buen padre, entre otros atributos, de lo cual, ella
también está de acuerdo.
La estrategia elegida fue intervenir en la sesión con el uso de la metáfora, más el uso
del objeto metafórico.104 Yo tenía por objetivo que el esposo lograra hacer conciencia de
sus conductas inadecuadas y, por esta vía, llegara a revisar su mapa interior donde había
registrado solamente un modelo de trato brusco y un código de desvalorización hacia la
esposa, tal como vio hacer a su padre, respecto a su madre. Dos títeres, uno “hombre” y el
otro “mujer”, entraron en acción; apliqué un poco de “capacidad” de ventriloquía; el guión
para la escena fue muy libre, pero siempre haciendo la representación de la pareja y de su
problema de maltratos y agresividad del esposo a la esposa. A mis amigos, los títeres, los
presenté como “Celedonio” y “Claraluz”. En la escena, básicamente, “Celedonio”
“arrastró” de los pelos a “Claraluz”. Cada vez que ella intentaba dar una opinión, era
cruelmente silenciada y ridiculizada. También yo sostenía la hipótesis que determinadas
conductas de ella contribuían a la relación disfuncional de los cónyuges, tal como la falta de
apetito sexual.. Por lo tanto, en escena no omití conductas confusas, contradictorias, inade-
cuadas, caprichosas de parte de “Claraluz”, tales como subir y bajar los hombros cuando el
esposo le hablaba; aparecía como “sumisa” pero le desafiaba con los puños; hacía lo
contrario de lo que se ameritaba hacer, todo esto por su impotencia y la necesidad de
sobrevivir.
Fue muy importante respetar el principio que dice que una metáfora no se analiza,
razona o discute, aunque sí se la puede comentar a’posteriore. La razón teórica es que la
metaforización explora las imágenes subyacentes, a niveles emocionales y biológicos, sin
que intervengan las interpretaciones racionales que pudieran resultar amenazantes.
Se continúa preguntando sobre todas las posibles escenas y elementos de una “cena”
normal. Cada pregunta está diseñada para descubrir alguna disfunción sexual o verificar
que tienen una relación sana.
Mediante esta técnica la pareja se siente más libre para hablar de su problema;
profundiza en aspectos que, de otra manera, no lo harían o les resultaría difícil tratarlo. El
terapeuta guía las preguntas, pero la pareja cuenta, reflexiona, discute, aclara la situación de
la “cena”, busca soluciones concretas pero siempre dentro de la metáfora.
61
Una colega, después de verme trabajar la metáfora con objeto metafórico, tras del
vidrio unidireccional, decidió aplicar la técnica a una paciente suya, implementando una
modificación, que me pareció muy creativa: Mientras transcurría la sesión - dice ella -
hice la referencia metafórica y la materialicé así: “La personalidad de su hijo se parece a
‘Juan sin huesos’, como el que yo tengo aquí”. Acto seguido, le mostró el muñeco y pidió
a la madre que intentara ponerlo de pie. La madre, viendo que era imposible, en su desespe-
ración, colgó al muñeco por el cuello con los cordones de la cortina, lo miró de lejos y
lloró. En su mundo interno sabía ahora que había creado un hijo inútil, sin huesos, ni
músculos, ni columna vertebral. En el desarrollo del hijo se le había privado de la oportuni-
dad de experimentar, decidir, jugar, adquirir esas destrezas que se logra con el espacio y la
libertad, tan vitales para ser capaz de ponerse de pie y caminar. Paciente y terapeuta
estuvieron conscientes de lo que se estaban tratando.
Le pedí al PD que abrace un tarro de basura, con la consigna que se imagine que él
es ese tarro. Pedí a la familia que cada uno deposite papeles, cualquier cosa desechable en
el tarro. A su vez, yo hablaba de las preocupaciones del PD por “la estabilidad de la pareja
de sus padres”. El terapeuta enfatizó que de “esa manera es como le construyeron o
designaron; y cómo se presta el paciente para ser depositario del problema. Sin mayor
esfuerzo, el PD sintió el impacto del objeto metafórico sobre su conducta; percibió como
algo desagradable, inconveniente y patético ser el “tarro de basura de la familia”. Los
padres cayeron en cuenta de su conducta de depositantes de “basura” sobre el PD. Entonces
se negoció una repartición más equitativa y así el PD quedaría liberado y sus síntomas
remitirían.
105 Es la silueta de un muñeco, confeccionada de tela, sin textura corporal, imposible de pararse solo.
106 En mi experiencia, y no he tenido que usar mucho este ejercicio, nadie se ha quedado debajo (de servicio) hasta que
yo me siente; han salido rapidísimo.
62
CUARTA SAMANA
A. DEFINICIONES DE PARADOJAS:
1. Definición genérica:
Una definición de paradoja, desde el punto de vista semántico general, es: “Una
aserción inverosímil o absurda, que se presenta con apariencia de verdadera”. También
se define como: “Figura de pensamiento que consiste en emplear expresiones o frases
que envuelven contradicción”.107
B. TIPOS DE PARADOJAS:
1. Paradojas antinomias:
Nadie aceptaría que un animal pueda ser un gato y no serlo al mismo tiempo; o un
humano pueda ser una y otra cosa, a la vez, excepto en la paradoja antinomia, donde puede
presentar esta posibilidad, como por ejemplo: "Ser abuela y madre" al mismo tiempo": Un
óvulo fecundado de su hija, implantado en el útero de la madre hace posible esta paradoja.
Cuando alguien dice: “Cúreme”, pero su conducta dice “no me cure”; o una expre-
sión como: “Mira al avaro en sus riquezas pobre”, estamos ante una paradoja semántica, del
ámbito de la lingüística.110 Este tipo de paradoja contiene frases que envuelven contradic-
ción.
3. Paradojas pragmáticas:
a. Por prescripción:
b. Por restricción:
Aquí el terapeuta les dice que “han elegido algo bueno para vivir”. A un insomne,
le diría: “Como Ud. realmente disfruta pasar la noche en vela, yo quiero ayudarle para
que sean más placenteras las velas. Pido que lea matemática, filosofía y estudios sociales
toda la noche”. Al “comedor de uñas” le diría: “Veo que te comes las uñas de las manos
y te gustan, quiero que en esta semana comiences a comerte las uñas de los pies”.
jaquecas todas las mañanas, cuando su esposo se disponía a irse al trabajo. El terapeuta le
prescribió “quejarse de jaquecas al medio día y al anochecer”. También le pidió “que-
jarse de alergia de picazón en el cuerpo", en la mañana y en la noche. La señorita X,
después de reflexionar, tomó control de esa área congelada de su ser (homeostasis) y expe-
rimentó que el síntoma primero, perdió fuerza; segundo, que la prescripción absurda ahora
se hacía lógica, y comenzó a comunicarse diferente con el esposo; fue orientada a expresar
verbalmente sus sentimientos y necesidades; a la vez que se le pidió al esposo desarrollar su
capacidad de escuchar, comprender y responder a las necesidades femeninas de su esposa.
"¿Y tú, Rodolfo, cómo hiciste para comprender/cuándo fue que com-
prendiste que debías inventar tu asma para dar a tu padre la oportunidad
de seguirse viendo, encontrarse, hablarse, aun después de que se
divorciara con tu madre?" "Con tus vómitos los tenías cerca el uno del
otro, pero te resultaban incómodos, poco elegantes y salías
perdiendo...".114
Por supuesto Laura, por el ímpetu de su cólera, no pudo hacer otra cosa que no sea la
revisión de su participación activa en el conflicto de sus padres y “decidió” retirarse del
escenario, respetar la decisión de ellos y sus síntomas remitieron. Por su parte, los padres,
hicieron conciencia de algunos mensajes dobles: “De vez en cuando mi papá duerme con
mi mamá...”, denuncia la hija; ellos continuaban con las mismas conductas de casados,
tales como comer, salir juntos, lo cual fue leído por la PD como algo “rescatable”. Esto
había producido en Laura las respuestas ambivalentes de realidad-ilusión, alegría-triste-
za, miedo-esperanza, entre otros. También se puso en acción su rol de PD, y procedió a
buscar ayuda para “reconciliar a ellos”. Un ejemplo de sus respuestas ambivalentes se
desprendía de sus palabras cuando dijo: “Ellos se aman mucho, se necesitan mutuamen-
te...” por lo que no veía sentido en el proceso del divorcio de ellos y quería interrumpirlo.
El terapeuta toma al pie de la letra el relato del paciente paranoico y, junto con él,
buscan los “micrófonos” por toda la casa del paciente, quien sospecha que su esposa los ha
instalado para vigilarlo. Mientras el paciente intenta abandonar la búsqueda, el terapeuta
insiste en seguir buscando (como que “tomaba en serio la acusación de él). Al no hallarlos,
el paciente termina permitiendo al terapeuta que accese a su persona; permite hablar del
problema que tiene con su esposa; acepta su parte en la disfunción conyugal (no era
“perfecto”) y se produce la movilización para el cambio.
Esto, no sólo llegó a ser una técnica relevante en la terapia familiar, sino también ha
contribuido con la construcción de una hipótesis que explica la presencia de un síntoma en
la familia y su conexión con el todo. La hipótesis sobre un problema, en este caso, es una
forma de sospecha de un problema paradojal. Ejemplo: “Yo creo que tú creías que cuanto
más lo retenías para darle tu amor, más lo ahogabas y se fue...” Como se ve, es una
hipótesis a esta altura de la primera sesión. Pero, a su vez, encierra una paradoja: El inten-
to de retenerlo, habría producido la fuga.
estructura u orden interno; son cambios no-lineares sino circulares; son cambios con creati-
vidad y discontinuación del proceso anterior, lo que realmente es “el cambio del cambio”.
Por su parte, el cambio de primer orden se refiere al cambio de los parámetros individua-
les; es linear; es una modificación de las conductas, pero sin alterar las estructuras del siste-
ma familiar.
Las instrucciones paradógicas (se refiere al uso de la paradoja por parte del tera-
peuta), tienen la finalidad de invalidar las paradojas enfermas que los pacientes han
construido a partir de sus propias epistemologías. Por otra parte, el rompimiento de dichas
paradojas enfermas, no es posible hacer con y en una sola persona, sino sólo en el contex-
to del grupo familiar, porque es éste quien refuerza y mantiene rígidamente el esquema. En
el peor de los casos, la negativa al cambio se convierte en el enganche maligno,118 cuyo
equivalente relacional es: Hacer que el otro “se vuelva impotente”, que “sienta culpa”, “que
recurra al síntoma”, “que mistifique”, “que evite la definición de la relación” y “evada el
rol de responsabilidad”.119 Al igual que en el box, donde el árbitro deshace el enganche
maligno, el terapeuta es un “destructor del enganche maligno”, un facilitador del diálogo,
para lo cual debe actuar con autoridad.
Una vez que el terapeuta verificó el diagnóstico y se descartaron otras causas de im-
118 El “abrazo” de dos boxeadores, que no es por amor, precisamente, busca la cercanía para hacer daño, por ejemplo,
el boxeador Tyson, mordió la oreja al contrincante.
119 F. B. Simón, 1988: 132,133.
70
potencia, procedió a construir una técnica paradojal, la cual se resume a continuación: “En
los próximos días, y por un período indefinido, te está prohibido excitarte. Sólo se te per-
mite en casos extremos. Al paciente se le dirá: “Había entendido que estabas obligado a
excitarte, por ti mismo o por tu esposa. Hoy te libero de la obligación de hacerlo, porque te
genera ansiedad”. Por aparte, sin que sepa el esposo, se instruye a la esposa que se com-
porte los más provocativa posible, con conductas y vestidos para producir excitación en él.
El síntoma remite cuando se le libera de la obligatoriedad de excitarse, ereccionar y tener
sexo.
4. En un caso de enuresis:
El examen médico no halló causa orgánica que justificara la enuresis de una pareja.
El psicólogo descubrió que los dos provenían de familias muy conflictivas y que la enuresis
era su lenguaje de relación humana. El terapeuta llegó a la conclusión de que debía pres-
cribirles una paradoja para desactivar la trampa paradojal en la que estaban atrapados. Las
instrucciones fueron las siguientes: La hora adecuada para acostarse a dormir será las 10:00
p.m. La última orinada sería a las 5:00 p.m., y deben “aguantar hasta el momento de acos-
tarse a dormir”. “Deben tomar un vaso de líquido cada hora”. Al llegar la hora de acostarse,
fijada para las 10:00 p.m., “deben estar puestos sus pijamas y arrodillados cada uno frente a
su almohada”; “tienen que mojarla totalmente, vaciando sus vejigas”. Acto seguido, “deben
acostarse, con la seguridad que disfrutarán como nunca”. Se les asegurará que “disfrutarán
mucho”, puesto que por años ha sido su “práctica favorita”. Antes de llegar la hora de acos-
tarse, comenta el terapeuta, que los pacientes llamaron para manifestarle que habían enten-
dido el mensaje; que estaban listos para romper el juego.
Un padre formó una alianza excluyente con su hija de 3 meses de edad y debilitó su
relación con la esposa y sus otros dos hijos. El terapeuta usó la estrategia paradojal siguien-
te:
"Si tanto amas a tu hija, vos, desde mañana vas a lavar sus pañales;
antes de ir a tu trabajo, la bañarás. En las noches vos eres el responsable
de alimentar y cambiar los pañales de tu hijita. De esta forma vas a hacer
71
Por su parte, los estratégicos hacen un uso amplio de la paradoja, pero con el carácter
de paradoja estratégica. J. Haley (1967 y 1976) recomienda observar los siguientes requi-
sitos:
Entonces, sobre dicho plan, el terapeuta da una instrucción paradojal, por ejemplo:
Prescribe el síntoma, dando a entender a la familia que sólo pueden cambiar manteniendo
su manera de ser (manteniendo el síntoma); o que sólo pueden mantener su manera de ser si
cambian.
A. INTRODUCCIÓN
Del estudio del doble menaje, el doble vínculo y la doble respuesta surge la teoría del
Doble Vínculo que, en realidad, es un doble atrapamiento. Para comprender esta teoría hay
que identificar la existencia de dobles mensajes familiares, contradictorios entre sí, que
encierran a la víctima en un campo o condición, como explica la Teoría del Doble Vínculo.
Otra manera de describir es afirmando que se trata de una situación en la que, haga lo que haga
la víctima, no puede ganar.120 O llamaríamos el juego del siempre pierde, como aquel de la
historia de una Sra. que viajaba en un vagón de tren junto con su perrito “Sofo”. ¿Se los cuen-
to? ¡Digamos que sí!:
Por su parte, ¿cómo funciona el problema del doble mensaje? Este proviene de una o
más personas, quienes están relacionadas significativamente (padre, madre, maestra, cónyu-
ges, entre otros). La víctima, ante tal situación y para no disgustarlos, perder la relación, el
amor, la amista, queda atrapada y en lugar de protestar, quejarse, explicarse, escapar del cam-
po, entre otros, se paraliza y responde con comportamientos denominados esquizofrénicos.
Esta incapacidad o no deseo de salirse del sistema de comunicación familiar disfuncional es,
lo que en teoría, conduce a adoptar la esquizofrenia como respuesta.121 La situación del
fenómeno comunicacional disfuncional; el atrapamiento del sujeto; las respuestas ambivalen-
tes del mismo, fueron los elementos que condujeron al nacimiento de la Teoría del Doble Vín-
culo para explicarnos sobre dicho fenómeno. Cabe aclarar que esta teoría, originalmente, fue
construida de frente a la situación esquizofrenogenizante, que producía enfermos esquizofré-
nicos en casa. Luego las investigaciones según esta Teoría fueron mostrando que, a más de
producir esquizofrenia, producían muchas otras perturbaciones y sufrimientos entre la gente
sana, que se podría denominar alteraciones neuróticas.122
Catorce años después surgió la terrible pregunta: “¿Qué sucede cuando se perturba el
aprendizaje de cómo aprender?” “¿Qué ocurriría si el sujeto se desconecta del contexto de
donde aprende?”. Su nueva epistemología le iba conduciendo, poco a poco, hacia la construc-
ción de la Teoría del Doble Vínculo, que explicaría, desde la concepción sistémica, “cómo se
enferma de esquizofrenia”.
Este punto rescata la dimensión social, interpersonal, disfuncional y patológica que otras
teorías no tomaron en cuenta (Estudio aparte).
C. CARACTERÍSTICAS DE UN ESQUIZOFRÉNICO:
Esta es apenas una breve lista de las características mentales más comunes de un
esquizofrénico, que deja por fuera muchas otras ligadas a conductas. También la
variedad de características está determinada por el tipo de esquizofrenia, que esta
lista puede aparecer como caricaturas, no obstante esperamos que sea útil:
10. Los esquizofrénicos no están ligados a una realidad objetiva, sino a “su cons-
trucción de una realidad que no existe”, pero que les brida alguna “seguridad”.
Un hijo de un padre agresor, decidió negar dichas agresiones (tenía lesiones
físicas en su espalda). Acto seguido, definió a su padre como “el mejor del
mundo” (realidad no existente) y, desde entonces, no sentía el dolor de las
agresiones (masoquismo=esquizofrenia del área cuerpo).
11. Por el otro lado, los modos de distinguir a una persona sana de una
esquizofrénica, son: Por su humor apegado y pertinente a la realidad,
creatividad, entusiasmo, descubrimiento de realidades diferentes, entre otros.
En cambio el esquizofrénico, si tiene humor, éste es grotesco, que “hace llorar”
al interlocutor; o se ríe solo de sus “creaciones” mediante puntuaciones
distintas a la experiencia o con una tipologización errónea, que da como
resultado un mundo chato y estancado.131
1. Suicidarse.
2. Enloquecer: Dejar de hacer la conducta ambivalente (como si fuera loco) y
enloquecer de esquizofrenia (ser realmente loco).
3. Esperar que otros le abran la atadura: Los padres, el terapeuta, el brujo,
Dios, entre otros “tienen que venir a resolver la “doble atadura”.
4. Decidir salirse, cueste lo que cueste, incluyendo que en toda decisión se gana
y se pierde, por lo tanto hay un duelo y éste duele. Por regla general, la víctima
escapa, porque, de caso contrario, este mundo estaría lleno de locos. Quien no
logra escapar, toma las otras opciones.
La Teoría del Doble Vínculo identifica cinco pasos en el proceso de hacer una
respuesta esquizofrénica a los mensajes contradictorios:
Dos o más personas, relacionadas intensamente por situaciones que poseen un gran
valor físico y/o psicológico para la supervivencia, tales como lealtades familiares, relaciones
afectivas, amorosas, relaciones de cautiverios, vínculos ideológicos, dependencia económica o
por enfermedad, líneas de autoridad obligantes (P.e.: relaciones parento-filiales, jerarquías
militares, laborales).
2. Un mensaje primario + ó -
5. Un factor precipitante:
El brote esquizofrénico se produce sólo si esta condición ha perdurado por mucho tiem-
po; y sólo cuando se da una situación precipitante, tal como una agresión, castigo, violencia,
entre otros, que hace suponer a la víctima que no puede soportar más la contradicción. Los
investigadores europeos concluyeron que, a más de la respuesta esquizofrénica, que era un
resultado final, el sujeto sometido al doble vínculo, respondía más habitualmente con con-
ductas neuróticas muy agudas, previas a la respuesta esquizofrénica.
1. Contradicciones negadas:
Si “doble mensaje” significa doble atadura, la persona está en presencia de dos men-
sajes contradictorios que siente que la atrapan, frente a lo cual hay una salida que tiende,
81
muchas veces, a ser la salida o solución enferma. Afirma P. Arés (1990) que las contradic-
ciones que todos padecemos se enmarcan dentro de lo que está supuestamente normaliza-
do: “Hogar dulce hogar”. Desde lo idealizado o lo asignado, donde queda disociada la parte
del conflicto, en última instancia significa que queda negada dentro de la familia. Por lo
tanto, hay una imagen asignada a la familia, la cual está disociada de la realidad, que nos
hace vivir dentro de la contradicción. Esto se evidencia, por ejemplo, cuando la gente dice:
“...bueno, que mal me ha salido que no puedo vivir dentro de ese remanso de paz, de
hogar dulce hogar, que es lo asignado por la cultura”.133 Existe un mensaje implícito que
es el mensaje indirecto. El casarse es asumir una contradicción desde lo que está legitima-
do, desde lo que se espera hasta lo que está discurriendo en la situación real.
2. El rescate de la contradicción:
resuelve nada. Si no se elige, está sentando aquí, pero no está escuchando y está pensando
en lo qué dejó atrás. Y si no hubiese venido al taller, entonces estaría pensando: “Qué
pena que no fui al curso” y entra en una posición de dilema. Pero si se reconcilia con su
decisión, puede elaborar el duelo y decir: “bueno, no estoy haciendo tal cosa, pero estoy
aquí y estoy escuchando, aprendiendo, incorporando”. En consecuencia, para elaborar una
contradicción, se hace necesario reflexionar sobre ella y hacer explícitos los implícitos.
Toda vez que la familia genera un sujeto que no se integra al contexto (una
“adaptación pasiva en vez de activa” –enfatiza P. Arés), hay que cuestionar a la familia, ya
que la pregunta es sobre el concepto de funcional, funcional a qué y funcional a quién.
Como tal, no tiende a cuestionar la realidad, sino a provocar adaptaciones y equilibrios. Y
desde allí surge un montón de mensajes para producir ese “individuo buscado” y de esa
manera la realidad se disocia y no se integra.
La madre sale a escondidas para que el niño no se dé cuenta de que ella salió. Es me-
jor decir “me voy”. “Claro que te da un poco de dolor; a mí también me da un poco de
dolor, pero voy a regresar...”. Hay que traducir (metacomunicar), elaborar e integrar para ir
progresivamente procesando esas contradicciones.
En muchas ocasiones los padres no son traductores de la realidad, sino que, por el
contrario, la niegan, la ocultan, la distorsionan o la tergiversan. Es por eso que al niño no
se le informa sobre la muerte, sobre la adopción, entre otros. Si la abuelita se muere, todo
mundo llora, pero al niño se le dice que anda en la finca. Y puesto que la vida continúa, se
debe hacer una traducción, tal como la realidad es. En la cotidianidad de la familia
también se escuchan frases como éstas: “No se toca esto porque es costosa (radio, T.V);
porque es sucio (genitales)”. Se trata de un mensaje que tiene que ver con otro mensaje que
disocia la realidad. Se trata de producir una integración produciendo una disociación de la
realidad.
83
Los costarricenses estamos diseñados a no enfrentar las contradicciones, con todas las
asignaciones sociales que nos hicieron la “Suiza de Centroamérica” y los promotores de
“la paz a toda costa”. Aquí se da un asignado muy fuerte y un asumido muy fuerte. Si se
busca la paz a toda costa, negando contradicciones, tiene un costo a nivel social. Un
ejemplo de esto es cuando un costarricense está manejando. “No hay nada más peligroso
que un cañón cargado”, dice la Dra. P. Arés, porque hay que funcionar a dos niveles: En lo
racional, “hay que ser educado”; en lo emocional, “tengo mucha rabia acumulada”.
Toda situación de crisis produce una posibilidad de cambio. La crisis, por lo tanto, es
una transición dolorosa, donde hay que asumir un potencial de riesgo y un monto de costo.
Esto se debe a que siempre tenemos que elaborar una pérdida, porque para cambiar hay
que perder cosas, así como se ganan cosas.
Es aquí donde se manifiesta el fenómeno del “doble mensaje”, ya que en las órdenes
dobles, desde la palabra se comunica un mensaje que es contradictorio con el mensaje no
verbal; o es a veces incoherente desde lo verbal mismo. Y como no está claro cual mismo
es el mensaje, esto se reconvierte en una doble demanda. La manera sana de trabajar esta
contradicción, es no diciendo no, ni emitiendo dobles mensajes, sino tratando de descodi-
ficar el doble mensaje. En otras palabras, hay que legitimar que las contradicciones exis-
ten, tales como que en nuestra “Suiza Centroamericana” hay pobreza extrema, hay fraudes,
desfalcos, clasismos, entre otros Si no resolvemos la contradicción (legitimando o resol-
viendo), aparece el doble mensaje y nos quedamos en el dilema.
4. El costo de la resolución:
a. Un proceso de reflexión:
Este se refiere al hecho de abordar lo implícito, que son las ansiedades básicas de la
pérdida y el ataque. En otras palabras, es el abordaje de lo que agrede o ataca.
b. Un proceso de elección:
84
Probablemente éste es el momento más difícil, ya que la persona está ante dos posibi-
lidades y está obligado por sí mismo y las circunstancias a elegir y renunciar: “Me quedo
con Rosa o con Manuela”.
c. Un proceso de duelo:
Estos procesos, para que sean elaborados, deben hacerse conscientes; luego, deben de
ser asumidos como contradictorios; sólo allí se verá si son resolubles o irresolubles. La
reconciliación, en este caso, es con aquello que antes se negaba.
(Gráfico E.Guang)
85
QUINTA SEMANA
A. UNA DEFINICIÓN:
Connotar significa dar una evaluación o significado a algo o a alguien. En este caso es
valorar las conductas y personas y dar una connotación positiva (CP). Connotar positi-
vamente lo que todos ven negativo, incluyendo el mismo sujeto, era el gran reto, particular-
mente la CP del síntoma al paciente designado (PD). La construcción y uso de este principio
terapéutico cardinal, como dice M. Selvini P. (1982), venía impuesto debido a la necesidad de
hacer las intervenciones paradojales. Pues no se podía prescribir el síntoma, (paradoja) como
algo positivo, útil y necesario, si antes se había criticado.134 Cuando se connota positivamente
se modifica el sistema de valores, modelo, paradigma o mapa interior que las personas tienen
del mundo. Cuando el significado de una conducta cambia, los miembros de la familia reac-
cionan diferente. La CP también se llama “interpretación positiva” (Soper, 1977) por la
misma naturaleza de asignar una connotación. En otras palabras, debido a la necesidad de ser
congruentes con el marco teórico sistémico, en el cual se interviene paradojalmente; donde
existe la necesidad de atribuir motivaciones positivas al hecho de haber actuado esto o aquello,
siempre que esté enmarcado en la perspectiva sistémica y paradojal, se impone la necesidad de
la CP. En el ejemplo “Don Juan”: A él le asignaron los nombres peyotativos más fuertes, tales
como: “monstruo”, “bestia”, “desnaturalizado”, “enfermo” entre otros, por haber castigado fí-
sicamente a sus hijos, en un grado inadecuado que le definía como agresor. Un Tribunal le
condicionó a recibir terapia obligada por cuatro meses, so pena de perder su hogar si no lo
cumplía. Su esposa y suegra eran sus acusadoras y se esforzaban por “convencer” al terapeuta
acerca de la maldad de Don Juan. La suegra mostraba unas marcas en la espalda de su nieto.
Entonces el terapeuta, en forma paradojal (absurda), hizo una CP (Stanton). Un silencio
sepulcral dominó la sesión por unos instantes. Esto es posible aplicar a las más destructivas de
las conductas, siguiendo la naturaleza de la paradoja, por lo que suele llamarse también "atri-
buciones nobles". Siguiendo este principio, el terapeuta le dice al paciente agresor:
“Mi más profunda admiración por algo que Ud. tiene, Don Juan, que
quiero pedirle que no lo pierda nunca, esto es su deseo de perfeccionar a su
familia. Claro, no me estoy refiriendo a las técnicas empleadas, sino a su
deseo de que su familia sea la mejor del mundo”.
Por otra parte, cuando valoramos positivamente unos resultados del proceso terapéutico,
el esfuerzo de cada uno, pero no conlleva los elementos paradojales, suele llamarse, más exac-
tamente, un reconocimiento positivo; si incluye el elemento paradojal, tal connotación se
llama CP.
Las escuelas terapéuticas conocidas como de Roma y Milán recomiendan que no sólo
se debe connotar positivamente al PD, sino a los demás miembros de la familia, por cuanto
están innegablemente entrelazados. Por otra parte, si sólo se connota positivamente a una par-
te del sistema y no al todo, se perdería la neutralidad y se caería en la linealidad del paradigma
clásico; se afirmaría la idea de la existencia de “buenos” y “malos” en una familia. Ejemplo:
Si connotamos positivamente al PD por su vocación hacia el mantenimiento de la unidad del
matrimonio de sus padres, sacrificando su salud por haber hecho un cuadro asmático, hemos
de connotar positivamente a los padres por ser sensibles y leer el mensaje del hijo asmático y
responder efectivamente buscando ayuda profesional.
Como afirma M. Selvini P. et al., (1990), “...lo que no ha variado nunca en estos
últimos 20 años, ... es la hipótesis-guía fundamental: La conexión entre la disfunción de las
relaciones familiares y el síntoma del PD”.135 Hay circunstancias en las que se "prescribe el
síntoma" (intervención paradojal), esto es: "La ventaja de una jaqueca, es que te puedes que-
dar en casa". El mensaje es: "Siga con sus jaquecas, parecen buenas para algo". Se ha
prescrito el síntoma, dándole una CP al mismo (paradoja), en tanto la cultura connota nega-
tivamente a la jaqueca. Entonces es contradictorio "prescribir el síntoma" que previamente
tiene una connotación negativo. Sólo el conocimiento teórico sistémico del síntoma hace
posible seguir con la estrategia de "prescribir el síntoma"; y sólo el uso de la CP facilita la
prescripción de algo tan absurdo.
Nótese que todo esto está en paradoja, donde lo malo se presenta como bueno para
quitarle poder al síntoma.
"Hacer pareja es algo titánico; unos lo logran más fácilmente que otros;
tus padres de seguro lucharon, sufrieron, se sacrificaron e hicieron lo que
pudieron. Es más, a saber qué patrones heredaron de sus antepasados".
Esta CP del sacrificio de sus padres les libra de culpa y el PD mitiga su odio hacia ellos
por haberle hecho desgraciado.
3. Ni buenos ni malos:
Por otra parte, cuando el terapeuta da a entender a la familia, que tanto la homeostasis
como la transformación son elementos de la dinámica familiar, ni peores ni mejores, resulta
más fácil movilizar a la familia de la homeostasis al cambio.137
El caso “Luis”:
Luis, soltero de 31 años de edad, hijo de padres campesinos, salió de la finca anal-
fabeto a los 15 años de edad. Viene a terapia porque está muy depresivo, con intentos de
suicidio; no veía sentido a la vida, bebedor fuerte (alcohólico); lamentaba haber sido
analfabeto hasta los 15; igual lamentaba no tener en qué gastar el dinero. Luis terminó
la primaria a los 17 años y duró estudiando un año; hizo Bachillerato por Madurez a los
23 años, terminó a los 25, por asuntos de edad requerida para ingresar al programa.
Trabaja con plaza fija para el gobierno desde los 16 años. Ha sido becado para estudiar
telegrafía en México y Venezuela y es jefe de telegrafía. Construyó su casa propia y está
ayudando con la educación de un hermano. Hoy estudia el tercer año de carrera en la
UNA.
Casado, dos hijos (9 y 6), tiene 68 años de edad; está con sentencia del Patronato
Nacional de la Infancia de someterse a terapia y teme perder la paternidad por maltratar a los
niños. La esposa y la suegra lo demandaron ante el Patronato; ella le ha planteado separación
para divorcio. El Patronato, los familiares y vecinos le consideraban un monstruo... La madre
y suegra son fiesteras y no cuidan a los niños y él indica que tiene que disciplinar a los hijos
porque ellos están muy indisciplinados, no obedecen; la madre no les pone límites, sino que
los conciente y abandona. El quiere que sean buenos. Asume su función agresiva frente a la
inoperancia de ellos como padres.
92
Como se trata de guiar al paciente para que vea distinto y actúe distinto, las tareas
son la parte medible del contrato terapéutico: P.e.: “Hablar sin gritar”, “salir a pasear”,
“llegar puntual a...", "ser asertivos...", entre otras. La tarea, por lo tanto, es la acción que
prescribe el terapeuta para que se cumpla en la sesión o fuera de ella.
Ha de quedar claro que las prescripciones de una tarea son actos directivos por parte
del terapeuta, lo cual es oficialmente aceptado por el paciente. Es probablemente en este
punto donde el terapeuta mantendrá su cuota de poder, por cuanto está enfrentándose a las
fuerzas más rígidas del sistema, lo cual le lleva, muchas veces, a una lucha de poder
(Whitaker, 1973). En esta lucha de poder el sistema evaluará al terapeuta, juzgándole si es
sólido para sostenerla en un proceso de cambio; si tiene continuidad en dictar las reglas de
la relación, entre otros. La directividad del terapeuta queda evidenciada desde el inicio:
Reúne a toda la familia, implicándola en una operación que requiere enfrentamiento; pide a
los miembros del grupo un empeño activo en resolver un problema interno, a lo que se
denomina tarea prescrita.
1. Producir cambio.
2. Activar o crear nuevos modelos relacionales.
3. Establecer un contexto terapéutico.
4. Establecer reglas familiares.
5. Distribuir los roles de la familia, liberándola de estereotipos.
6. Producir información sobre la estructura y reacciones de los miembros de la fa-
milia frente a requerimientos.
Para que las tareas se cumplan, deben tener un conjunto mínimo de características que
permitan que ellas sean realizables. Muchas tareas pueden fracasar por no cuidar los detalles
siguientes:
1. Deben ser aceptadas por el grupo familiar: En algunos casos son par-
cialmente aceptables; en otros, son unilateralmente aceptables.
2. Hay que verificar que sean operativas y claras para todos.
3. Deben ser reestructurantes: En otros términos, deben contribuir con el
objetivo de reestructurar el sistema:
Es cuando el terapeuta, ya sea por inexperiencia o por su costumbre de valorar los con-
tenidos y no los procesos, tiende a preservar el statu quo. Significa que lo prescrito deja con-
gelado al sistema en la homeostasis. Ejemplos:
3. Prescripciones de contexto:
Aquí se agrupan todas las modalidades actuadas en la sesión terapéutica, cuyo objetivo
es promover la formación y el mantenimiento de un contexto o atmósfera terapéutica; para
modificar una situación; o para estabilizar el cambio logrado. Ejemplos:
4. Prescripciones de desplazamiento:
Muchacho depresivo de 23 años; inactivo, fóbico, fracasado en los estudios, sin motiva-
ción para trabajar o estudiar; vive a expensas de su padre. Ha sido el PD de la familia toda la
vida, al punto que dicho rol le ha inutilizado porque siempre estuvo “embargado” por el siste-
ma. Los padres acusan evidentes problemas relacionales crónicos, sin haber sido abordados
con seriedad. Por una parte, el rol de PD, no le dejó libertad para crecer; además, Luciano
sacó ganancia secundaria del rol de PD: No estudió, no tiene profesión ni trabaja.
Luciano, enfrentó sus problemas conyugales adormecidos, pero comprendió que no era una
enfermedad de Luciano.
El terapeuta desplazó los roles de atención al hijo desde la madre hacia el padre, con la
consigna que cada vez que el hijo tuviese crisis, sería el padre quien le atendería a “cualquier
hora”. El asma desapareció en el lapso de ocho días; se cambió la relación del padre con los
hijos y la esposa, haciéndose él afectivo y cercano.
96
6. Prescripciones de refuerzo:
8. Ataque al síntoma:
El terapeuta pide que algún miembro de la familia dramatice un síntoma de otro miem-
bro familiar. Con ese “ridículo”, el síntoma es percibido por el PD de manera diferente; es
desvalorizado por el grupo y remite. El ataque al síntoma se hace “utilizando al síntoma”. En
otras oportunidades se pide al paciente que demuestre cómo es que hace cuando se siente
“mal”; y se pide a la familia que actúe como lo hace cuando el PD está mal.
97
Aquí el pedido del paciente es: “Ayúdame a cambiar sin cambiar nada”. Por lo tanto, la
prescripción del síntoma es la respuesta absurda para lograr lo contrario. Ejemplo: Un
paciente compra lociones, jabones, más de lo que necesita; dedica tiempo a sus compras y
descuida sus responsabilidades. Otro patea los postes de luz de toda la calle por donde va a la
Universidad. La prescripción para el primero es: “Te doy permiso para duplicar el número de
lociones y jabones que debes comprar, aunque tengas problemas de almacenamiento”. Para el
segundo: “Te doy permiso para patear todos los postes de todas las calles por donde estés
caminando, sin perdonar a ninguno, no importa quien te mire”. En los dos casos se espera que
cambien la naturaleza del síntoma al perder la carga ansiógena que sufrían por no tener el
permiso. En todos los casos, cuando el terapeuta le prescribe el síntoma, le dice: “Te receto tu
propio dolor porque no puedes hacer otra cosa”. El paciente se esforzará por demostrar al tera-
peuta que está equivocado al prescribirle más enfermedad.
La Sra. X tiene miedo descubrir que sea lesbiana, porque una lesbiana le “propuso”. El
terapeuta no halla indicios de lesbianismo en la paciente; le diagnostica que un temor básico o
biológico se había desencadenado. Entonces el terapeuta le prescribe: La Metro Golden usa
un león rugiente al inicio de sus películas; en cambio la Disney, haciendo broma, usa un
98
gatito maullando. Se prescribe que cuando venga la idea de ser lesbiana, no vea al león,
sino al gatito. Después de cuatro semanas remitió el miedo.
Una vida sexual fallida, que tiene de fondo a un hombre que siempre quiere ganar, y que
ella “debe dejarle ganar”, el terapeuta les prescribe, para la sesión y la casa, jugar a las cartas,
con la orden rigurosa de que él debe ganar todas las partidas; que ella debe dejarle ganar y
seguir jugando el “juego del siempre pierde”. Esta rigidez de la regla irrita a ella; pero la
única forma de infringir la regla es aleándose con el marido y revelándose contra el terapeuta,
lo cual ocurre a los 4 días. Ella gana la partida y no con ayuda; él se alegra que lo hiciera.
Sintieron deseos sexuales, pero no competitivos y fue exitoso; ya eran aliados.
Deben jugar "quién gana al pulso", entre padre e hijo, como análogo de la competencia
oculta y dañina. Por vía analógico-física se tocaron, acariciaron, hicieron contacto y se produjo
una nueva relación de amigos.
99
LA TÉCNICA DE LA “PRESCRIPCIÓN
INVARIABLE” (PI)
1. Antecedentes:
2. La hipótesis central:
B. ELEMENTOS INVARIABLES:
Tal como indica la hipótesis, este es un intento mutuo. Los padres buscan
asegurar la continuidad homeostática; los hijos quieren acomodar a la generación
parental a su modelo para asegurarse la estabilidad.
intento está en mantener la estructura conyugal, a toda costa, aunque ésta sea disfuncional. El
intento es mayor en la vida infantil y adolescente; disminuye en la juventud, ya que llegar a
aceptar que sus padres pueden divorciarse.
El sacrificio del hijo, en la función de PD, no es un acto de decisión consciente, pero tie-
ne el carácter de “a toda costa”. Este sacrificio puede incluir hasta la muerte del PD; el míni-
mo, es una salud quebrantada, una reputación dañada, un record académico afectado, entre
otros. Cuando el terapeuta revela la función del PD, éste es el primero en asombrarse; luego
los padres están igualmente asombrados e insisten no haber solicitado tal función a un hijo/a.
1. Primera sesión:
101
Se cita a terapia a los familiares convivientes (familia nuclear) y a los familiares rela-
cionados no-convivientes (abuelos, tíos). Esta primera sesión se centrará en conseguir toda la
información posible de los familiares no convivientes (abuelos, tíos). Al cierre de esta primera
sesión, el terapeuta, muy cordialmente “despedirá para siempre” a éstos, agradeciendo su
ayuda. Indicará que “de hoy adelante se trabajará sólo con la familia nuclear”, lo cual ocurre
una o dos sesiones más antes de despedir al PD.
A los padres, por separado, se les instruye que: “Cuando hayan vuelto a casa, anoten
toda reacción o preguntas de los hijos acerca de este cambio, particularmente las reacciones y
actuaciones del PD. Si preguntan sobre el contenido, qué hicieron, que dijo el terapeuta,
respecto a las sesiones siguientes, Uds. contestarán: "El Dr. X ha prescrito que se debe man-
tener en secreto el contenido de la sesión entre él y nosotros”. De la misma forma, el PD
querrá saber a dónde fueron, cuándo regresan, qué hicieron, entre otros, a lo cual los padres
guardarán en secreto y dirán: “eso es asunto de nosotros”. Esta estrategia produce curiosidad,
102
asombro, satisfacción y tranquilidad. En cada sesión siguiente se dedicará un rato para analizar
lo que dijeron, hicieron, entre otros, los hijos, particularmente el PD.
4. Prescripción de la fuga:
En las sesiones siguientes se les instruye a los padres que incluyan en el contrato el
compromiso de hacer citas entre ellos y salgan y cenen solos, las X veces que el terapeuta lo
indique. Progresivamente, se quedarán fuera de casa una noche. Posteriormente podrá ser una
semana; se podría considerar una vacación. Esto es de significado máximo, porque los padres
están demostrando que tienen vida propia, lo cual es altamente sugerente que los indicadores
de separación han remitido. Dirigidos por la prescripción los padres dejarán una nota que
diga: “Esta tarde, noche, semana, no estaremos”; “regresaremos a X hora, día”. “La tía, X, Z
personas están a cargo de Uds. La nota dirá en plural “nosotros” o “su papá y yo”, “su mamá
y yo”.
103
BIBLIOGRAFÍA
ANDOLFI, M. 1985). Terapia familiar. Buenos Aires: Editorial Paidós.
GUANG T., Enrique et al. (1997). La salud mental desde la matriz familiar: Teoría y
metodología de intervención. Comisión Interinstitucional para la Capacitación en
Intervención en Familia, a los Equipos de Atención Secundaria CCSS, Costa Rica. 1
HALEY, J. (1980). Terapia para resolver problemas. Buenos Aires: Editorial Amorrortu,
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