Metodologia para La Orientacion de La Familia

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TEXTO DEL CURSO

METODOLOGIA PARA LA
ORIENTACION DE LA
FAMILIa

por
ENRIQUE GUANG TAPIA, PH. D.

PROGRAMA DEL SENDAS, CODIGO TP-575


RECONOCIDO POR LA
UNIVERSIDAD EVANGÉLICA
DE LAS AMÉRICAS
2001-2002
2

 Todos los derechos son del autor, y queda prohibida la


reproducción parcial o total de este texto, sin la debida
autorización.

Dr. Enrique Guang Tapia, Ph. D.


Apartado 96-2070
Sabanilla de Montes de Oca
San José, Costa Rica

Teléfono: (506) 2285-0527


Emergencias: (506) 8706-5731
3

TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCION: TRES AXIOMAS DE LA FUNCION DE LA


FAMILIA: 4

UNIDAD I: LA ORIENTACIÓN DE LA FAMILIA SEGÚN


LA HERMENÉUTICA BIBLICA: 6

UNIDAD II: LA PRIMERA ENTREVISTA DE LA 32


ORIENTACIÓN DE LA FAMILIA:

UNIDAD III: LA HIPÓTESIS EN LA ORIENTACIÓN 38


FAMILIAR

UNIDAD IV: DIFERENTES HERRAMIENTAS PARA 43


HACER LA TERAPIA FAMILIAR

LA METÁFORA COMO TÉCNICA RELEVANTE 47

EL OBJETO METAFÓRICO 58

LAS INTERVENCIONES PARADOJALES 63

ABORDAJE DEL DOBLE MENSAJE Y LA DOBLE 73


RESPUESTA (ESQUIZOFRÉNICA) EN LA FAMILIA

LA CONNOTACIÓN POSITIVA 86

EL USO DE LA PRESCRIPCIÓN O TAREA 92

LA TÉCNICA DE LA “PRESCRIPCIÓN INVARIABLE” (PI) 99

BILIOGRAFÍA: 103
4

INTRODUCCION
TRES AXIOMAS DE LA FUNCION DE LA FAMILIA
S. Minuchin (1979), a la luz de sus investigaciones y descubrimientos, desarrolló tres
axiomas para definir la vida, funciones y naturaleza de la familia:1

1. Primer Axioma:
“La vida psíquica de un individuo no es exclusivamente un proceso interno. El
individuo influye sobre su contexto y es influido por éste por secuencias repetidas de inter-
acción. El individuo que vive en el seno de una familia... sus acciones se encuentran regidas
por las características del sistema... El individuo responde a los stress que se producen en
otros lugares del sistema... y él puede contribuir en forma significativa al stress del sistema...”.

2. Segundo Axioma:
“Las modificaciones en una estructura familiar contribuyen a la producción de cambios en
la conducta y procesos psíquicos internos de los miembros de ese sistema”.

3. Tercer axioma:
“Cuando un terapeuta trabaja con un paciente o con la familia de un paciente, su
conducta se incluye en ese contexto. El terapeuta y la familia forman en conjunto un nuevo
sistema terapéutico (ST) que gobierna la conducta de sus miembros”.

El lector, después de considerar este capítulo, estará de acuerdo que para hacer una
auténtica terapia de familia, resulta indispensable el conocimiento de una teoría adecuada de
familia, que conciba a ésta como un sistema, compuesta de subsistemas y en una relación
ecosistémica. Esta capacidad sólo la provee la psicología sistémica.

1
S. Minuchin, 1979: 30-32.
5

TABLA DE TEMAS POR SEMANA


CINCO SEMANAS ONELINE

PRIMERA SEMANA: P. 6
La orientación de la familia según la hermenéutica
Bíblica.

SEGUNDA SEMANA: P. 32

1. Primera entrevista de orientación familiar


2. La hipótesis

TERCERA SEMANA: P. 43
Diferentes herramientas para hacer la terapia
familiar:
1. El uso de la pregunta circular
2. La metáfora como técnica relevante
3. El objeto metafórico

CUARTA SEMANA P. 63
1. Las intervenciones paradojales
2. El abordaje del doble mensaje y la doble respuesta
(esquizofrénica) en la familia

QUINTA SEMANA: P. 87

1. La connotación positiva (cp) y el


reconocimiento positivo (rp)
2. El uso de la prescripción o tarea
3. La técnica de la “prescripción invariable” (pi)
6

PRIMERA SEMANA

CAPÍTULO I

LA ORIENTACIÓN DE LA FAMILIA SEGÚN


LA HERMENÉUTICA BIBLICA

Más que en cualquier otro ámbito, es en el de la pareja humana donde se han dado las
disociaciones más grotescas y requiere, con urgencia, construir una ciencia de la interpre-
tación o hermenéutica que presente a la mujer desde los significados primarios de la creación,
liberada al máximo de los condicionantes culturales. Y es en el hogar del ministro donde tie-
nen que comenzar los procesos de integración de la pareja porque, de caso contrario, el minis-
tro es el agente cambio o de contaminación más eminente.

Por demasiados siglos, Israel y la Iglesia,2 han sustentado algunas posiciones herme-
néuticas elaboradas sobre los patrones y filosofías paganos, que manifiestan un claro menos-
precio por el género femenino, a lo que se denomina misoginia. Así, el menosprecio, del cual
por muchos siglos las mujeres habían sido objeto en las culturas paganas, se trasplantó hacia
el pueblo de Israel y a la Iglesia, validándose aún más dicha hermenéutica con el uso de
apoyo de algunos pasajes bíblicos conflictivos o interpretados inadecuadamente.

Como resultado de lo anterior, la diferencia de los géneros masculino y femenino,


diseñados originalmente por Dios para el emparejamiento y la felicidad del 'adam (humano),
se ha convertido en la base del distanciamiento entre éstos, condición tal que,
consecuentemente, condujo al estilo de vida matrimonial en dispareja. La simetría, en el
sentido de la igualdad de naturaleza de la pareja, por ser de la misma especie, se cambió por la
complementaridad unilateral o dependencia no mutua. Este es el origen de la forma
jerarquizada de convivencia, con pocas excepciones, con el varón como dominante y la mujer
dominada; con el varón en condiciones de superioridad y la mujer en inferioridad; con el
varón autoritario y la mujer en condiciones de sometimiento; con el varón formando el grupo
de los de arriba y la mujer en la condición de los de abajo; con el varón como el que tiene el
control y está a cargo de la familia y la mujer, quien no tiene el control, sino que está en
dependencia.3
2
El nombre iglesia, con minúscula, tiene el uso común. En cambio, el uso como nombre propio, no lo
limitamos solamente a la Iglesia Católica, como lo hace la Real Academia Española (1970:728,729), sino
que hemos ampliado para que incluya también a la Iglesia Ortodoxa Griega y Protestante en general, bajo
el criterio de Iglesia Universal de Jesucristo.
3
G. Bateson, 1935, 1972, citado por F.B. Simon et al.,1988: 73, 74. La complementaridad y la simetría son
términos acuñados por Bateson para describir unos modelos de relación, en quienes las conductas y las
aspiraciones de los individuos o grupos difieren entre sí. Si dos personas se definen como iguales en esencia y
rango, el modelo se denomina simétrico, pero las personas tienen agendas y orientaciones diferentes. Si los
7

A. EL CONTEXTO MISÓGINO DE LA BIBLIA:


La investigadora L. Medina (1994), quien estudia la condición de la familia en la his-
toria bíblica, llega a la conclusión de que Israel se construyó, desde el inicio, sobre el modelo
patriarcal de familia, heredado del contexto. Es por eso que la historia hebrea, comenzando
con Abram, da cuenta de una sobrevaloración y diferenciación de las funciones masculinas,
por sobre las funciones asignadas a la mujer.4 Esto trajo la subestimación del ser mujer, de
su concurso y funciones en el contexto de la familia y la sociedad. El varón asumió las fun-
ciones externas del hogar, tales como el trabajo remunerado, el contacto con el mundo externo
y sus exigencias; en tanto que a la mujer se le asignaron las funciones internas del hogar, que
incluye la crianza y educación de los hijos, la enseñanza de la religión, el mantenimiento y
cuidado del hogar. Así la mujer quedó privada de un sólido contacto con el mundo externo y
su reclusión frenó su desarrollo, a no ser por la mediación y el consentimiento del varón. A
éste se le “exigió” el desarrollo de su área racional por sobre la emocional; su desarrollo físico
por sobre los sentimientos; se le “privó”, en última instancia, de la mayoría de vivencias
hogareñas. Al limitarse el ámbito para la práctica de la dimensión sentimental y la relación
afectiva con los hijos y la esposa, el varón se convirtió en el proveedor responsable del hogar,
con un contacto pobre con éste, a no ser por la mediación y el concurso de la esposa.

El ejemplo más claro sobre el modelo patriarcal contemporáneo del Antiguo


Testamento es el que se encuentra entre las tribus descendientes de Cam. El esposo era el
ba’al (Ba’al) de su esposa, que significa “dios”, “señor”, “poseedor”.5 Los descendientes
de Cam, uno de los hijos de Noé, fueron conocidos, en conjunto, como Canaán6 o pueblo
cananita. Estaban ubicados en una amplia zona costera del Mediterráneo, que comprendía
Fenicia, Sidón, Siria Occidental y Palestina.7 Canaán, por los años 2000 a. C., formaba parte

miembros de la pareja se consideran diferentes en rango, el modelo se llama complementario, pero pueden
ajustarse recíprocamente en arreglo a una dependencia. La complementaridad nunca ha de verse como negativa,
en tanto funcione sobre la base de la igualdad de naturaleza y logre los siguientes objetivos: 1) Establecer una
transacción y funcionamiento recíprocos, con interdependencia y mutuidad. 2) Seguir la regla del quid pro quo,
que significa dar algo a cambio de algo o sea, una “confabulación benigna”, no engañosa, orientada a una
misma meta. 3) Lograr el ajuste de los integrantes de la pareja. Pero, la complementariedad se vuelve patológica
cuando: 1) No es mutua, sino unilateral (San Pablo ordena que la complementariedad sea mutua: “Someteos
unos a otros en el temor de Dios...” Ef. 5:21). 2) Cuando fomenta la diferencia esencial de la pareja. 3)
Cuando es engañosa, no recíproca o “confabulatoria maligna” (como el “abrazo maligno” de los boxeadores).
4) Cuando no busca un fin común. Por su parte, la simetría, es el modelo de relación ideal, si busca: 1) La
igualdad esencial de la pareja humana. 2) La finalidad y orientación única de la pareja. 3) Si construye una
pareja cocreadora, corresponsable, sin jerarquías. Pero, la simetría puede tornarse patológica si produce: 1) Un
paralelismo de objetivos, sin un fin único de la pareja. 2) Si confronta a la pareja en una lucha de poder o de
territorio, denominada “escalada simétrica”.
4
L. Medina, 1994: 21, 55-72.
5
A.P. Neely, 1974: 64.
6
E.A.Núñez, 1974:94,95. El pueblo cananita estaba integrado por los hamateos, amorreos, gergeseos,
jebuseos, heveos, etc., amos y señores de la tierra de Canaán, prometida a Israel.
7
Ibid, 96, 97. Su máximo dios, después de El (“el poderoso”, “padre de los hombres”, “padre Toro”) era su
hijo Baal (“dios de la lluvia”, “de la tempestad” y “de la fertilidad”). Estos dioses o señores eran polígamos,
incestuosos, asesinos, etc. Baal formaba parte de una gran “familia” de deidades, tales como: Anat (“virgen”,
“santa”, “prostituta”), hermana y esposa de Baal; Astoret (“diosa de la estrella vespertina”, “madre”,
“prostituta”); Asera (“diosa de la guerra”, “imagen”, “prostituta” y “santa”, esposa de El); Baal-Berit
(“dios del pacto”); Baal-Peor (”dios del monte”); Baal-Zebub (“dios de las moscas”); Baal-Zefón (“dios
del norte”).
8

del imperio babilónico, bajo la dinastía de Ur.8 Su más famoso rey, Hamurabi, propagó la
teología y la práctica del patriarcalismo en todo su imperio mediante el Código que lleva su
nombre. Como éste fue el contexto cultural de Abraham, no debe extrañarnos que Sara, su
esposa, le llamara a él “mi ba’al” (señor), como consta en el relato bíblico.9 En este contexto
patriarcal, del cual la familia de Abraham formaba parte, el esposo, por medio del
matrimonio, pasaba a ser propietario y ba’al de la esposa. En la categoría de señor, tenía
derechos que la mujer no tenía, tales como ser polígamo, divorciarse de sus esposas, derecho
sobre la vida y la muerte de sus mujeres e hijos, inclusive de los hijos casados, si vivían con
él. 10

Como había de esperarse, en un ambiente de esta naturaleza, la mujer frustró el desa-


rrollo que le correspondía; su persona y funciones fueron menospreciadas, fenómeno al cual
ya lo hemos identificado como misoginia; apareció una sociedad herida, diferenciada, con
signos de luchas internas en el hogar y con claros indicadores de resentimientos y desamor.11
Además, en la mayoría de estos pueblos, la misoginia llegó a niveles grotescos, tales como la
compra y venta de la mujer, las marcas en sus cuerpos, la privación del derecho a heredar, la
negación de los derechos más fundamentales del ser femenino, como la sexualidad, entre
otros. La validación de su feminidad la conseguía sólo si paría hijos, especialmente varones. Si
por desgracia era estéril, lo cual era calificado como una maldición de los dioses, habría dado
motivos suficientes para que la repudiaran con la carta de divorcio o para la instalación de la
poligamia en el hogar.

B. CARACTERÍSTICAS DE LA HERMENÉUTICA MISÓGINA:


Cuando los preceptos culturales se imponen a la Biblia, y no a la inversa, la cultura
determina la construcción de la hermenéutica. En este caso particular de la ubicación de la
mujer respecto al hombre, el contexto cultural del Antiguo y Nuevo Testamentos era desvalo-
rizador de la mujer en el ámbito de la familia y la sociedad. Y bajo esta tendencia, la her-
menéutica de la Iglesia Católica les llevó a dudar si el hombre y la mujer eran de la misma
naturaleza. Para ilustrar con un caso histórico, se dio por un hecho que la mujer no tenía
alma, y no fue sino hasta el Concilio de Trento (1545-1563 d. C.), que se le “dio alma a la
mujer".12 Por otra parte, Padres y Doctores de la Iglesia culparon a la mujer de la desgracia
humana, tal como lo hizo el famoso teólogo Tertuliano (160-245 d. C.):
"Eres el portal del diablo quien desolló el árbol; fuiste la primera en desertar de la ley divina;
eres aquella que persuadió a aquel a quien el diablo no se atrevió a atacar. Con cuanta facilidad
destruiste la imagen de Dios y del hombre. A causa del castigo que te merecías - la muerte - hasta
el Hijo de Dios tuvo que morir”.13

A causa de esta hermenéutica misógina, cuyos fundamentos filosóficos y culturales son


evidentemente paganos, como reacción, el feminismo radical y algunos movimientos reivin-
dicatorios de la mujer, han llegado a rechazar la Biblia, "por ser machista" - dicen -, con un
8
Ibid, 95.
9
Gn. 18: 12; 1 Ped. 3: 6.
10
J. Maldonado, 1992: 1-3.
11
L. Medina, op. cit., 1994: 56-60.
12
Citado por Z. Escamilla, Conferencia en el Congreso Médico, Costa Rica, 1996.
13
Citado por J. Stott, 1990: 272.
9

"Dios varón", y la catalogan como fuente y origen del sexismo que ha agobiado a la Iglesia
Católica por veinte siglos.14 Acusan, particularmente, a San Pablo de la autoría de una teología
igualmente misógina; han puesto en duda si la Biblia apoya o no la reivindicación de la mujer.
La respuesta es que hay una hermenéutica misógina que ha conducido a la construcción de
una teología misógina, enseñada y practicada por muchos seguidores; mas la Biblia y Dios no
son misóginos. Se trata de un problema hermenéutico y es responsabilidad de la misma
Iglesia el corregirlo.

Al darse el desequilibrio entre los géneros, la diferencia de los sexos que, según la
intención divina fue para hacer realidad la felicidad y para unir en una sola carne y que el
'adam “...no esté solo", más bien ha dividido a los humanos y se ha convertido en un con-
flicto universal.15 Si el efecto negativo a nivel de pareja ha sido nefasto, a nivel de familia ha
sido igualmente destructivo. La familia, según la concepción occidental más común, está
integrada por triadas, formadas por el padre, la madre e hijos, como se indica en el Gráfico Nº
1:

LA PAREJA SEGÚN LA HERMENÉUTICA MISÓGINA


(Gráfico Nº 1)

ESPOSO

ESPOSA HIJOS

La manifestación práctica de la hermenéutica misógina fue la confirmación de la dis-


pareja, con la cuota de mayor autoridad otorgada al esposo; en tanto la esposa fue relegada a
un plano de autoridad secundaria, junto a los hijos y, por lo general, aún desautorizada ante
ellos.

Por otra parte, hemos de estar conscientes de que se puede hablar de dos posiciones en
todas las luchas reivindicatorias: Por un lado, está aquella que califica como un movimiento
de conquista o concesión social, en cuyo caso, el análisis pertenece a una hermenéutica
misógina y responde a los intereses del statu quo. Por el otro lado, está la posición que califica
a las acciones reivindicatorias como las reconquistas o recuperaciones de una realidad
perdida, como fue el caso de la reivindicación de los esclavos negros, quienes nacieron libres,
pero fueron esclavizados, vendidos y comprados por los hombres blancos y traídos a
Occidente para realizar trabajos fuertes en plantaciones y ferrocarriles, entre otros. El
enfoque, en este caso, corresponde a la hermenéutica bíblica, cuyo objetivo es la redención.
Este es el caso de la reivindicación de la mujer, que la ubica adecuadamente en el lugar de
ella y, lo que es más, la restaura a la Imago Dei, según el diseño original. La hermenéutica,
para que sea realmente bíblica, ha de promover la aceptación sin menoscabo de las diferencias

14
R. Padilla, 1992: 23
15
Ibid.
10

genéricas del ser varón y del ser mujer; ha de promover el reconocimiento de la autoridad y
derechos compartidos de los dos miembros de la pareja humana, lo cual dignifica a la mujer;
debe afirmar la convicción de que el emparejamiento no es el resultado de una evolución, ni
tampoco resulta de las conquistas de la mujer ni de las concesiones del varón; ni corresponde
a la “bondad” del Concilio de Trento. La reivindicación de la mujer y su reubicación a la par
del hombre representa la justa recuperación de aquello que es la marca de la creación y se hace
presente hoy a partir del milagro de la redención en Cristo.

C. PUNTOS CRÍTICOS DE LA HERMENÉUTICA


MISÓGINA:
Esta sección se ocupará de aquellos puntos más relevantes de la vida y estructura de
la pareja humana, asunto que la hermenéutica misógina ha complicado más, en lugar de
explicar y contribuir adecuadamente con su proceso. Se trata, entonces, de puntualizar la
naturaleza del conflicto, con la expectativa de que en la sección de apuntes para una
hermenéutica bíblica se logren esbozar algunas respuestas.

1. La mujer, como ayuda idónea secundaria del varón


Probablemente, uno de los temas de mayor discusión es el que señala a la mujer como
ayuda idónea secundaria del varón, en la condición de inferioridad, tal como se consigna en
el Gráfico Nº 1. Como se observó, una especie de conjunción de cosmovisiones paganas,
tanto del contexto bíblico, como del contexto de la Iglesia, por una parte; y, por otra parte, el
uso de algunos textos bíblicos conflictivos, respecto al lugar de la mujer en la pareja humana,
han dado como resultado final una “doctrina oficial” de la función femenina secundaria. Esta
postura ha sido sostenida por algunos Doctores de la Iglesia16 y algunos teólogos contempo-
ráneos. Por ejemplo, el mérito que el teólogo escolástico, Tomás de Aquino (1225-1274 d.
C.)17 da a la mujer, dentro del concepto de ayuda idónea del hombre, es apenas como un
instrumento de reproducción, y eso sólo por pertenecer al mismo patrón genético y por no
haber otra manera de lograrlo.18 La existencia de esta “máquina reproductora” halla su justifi-
cación en el imperativo divino de procrear y evitar la extinción de la raza humana que, a no ser
por esto, ni se justificaría la creación de la mujer. En este punto, tanto San Agustín,19 como
Santo Tomás de Aquino, coinciden en la desvalorización de la mujer y, aún, del acto sexual,
calificándolo como si fuera un mal necesario, pero perteneciente al orden genérico que los
hombres tienen en común con los animales. Dicho en otros términos, el acto conyugal, por sí
sólo, no sería otra cosa que un acto bestial y vergonzoso, cuya única justificación es la
procreación. Estas categorías de pensamiento no provienen de la revelación bíblica, sino que
son conceptos paganos provenientes del estoicismo y del neopitagorismo, que reflorecieron en
16
El rango de Doctor de la Iglesia, entiéndase Católica, es dado por la más alta jerarquía de ésta a aquellos
teólogos que se han destacado en la construcción y defensa de la doctrina.
17
“Doctor Angélico” y santo de la Iglesia Católica; teólogo de tendencia aristotélica y platónica, (1225-1274
d. C).
18
R. Padilla, op. cit. , 1994: 28.
19
Conocido como el más famoso de los Padres de la Iglesia, teólogo y filósofo de influencia platónica y
neoplatónica, 354 - 430 d. C. Si bien el concepto de Padre de la Iglesia se aplica a los teólogos y escritores
que se supone conocieron a los apóstoles, y correspondían a una época no más tardía que el año de 150 d.
C., a San Agustín se lo distingue como Padre.
11

los primeros siglos de la era cristiana.20 La información moderna que tenemos sobre la
sexualidad, claramente indica que ésta cumple en los humanos las funciones de relación,
comunión y expresión de sentimientos y no está ligada a los ciclos reproductivos, como en los
animales. La función reproductiva es trascendente, por las implicaciones que tiene, pero tiene
un tiempo corto de vigencia; en tanto las otras funciones de la sexualidad, ya anotadas, acom-
pañan por toda la vida de la pareja. Es evidente que la perspectiva del compañerismo, comu-
nión, felicidad y satisfacción, presente en los dos primeros capítulos del Génesis, con claros
indicadores de ser una de las razones fundamentales de la creación de la pareja, no fue tomado
en cuenta por estos teólogos, sino que predominó, en su hermenéutica, la influencia de la filo-
sófica del contexto. Por lo tanto, cualquier tesis que designe al varón como el administrador
responsable y a la hembra como la ayuda idónea para la reproducción, es una interpretación
muy tendenciosa y conduce al problema de la cosificación, que se analiza en la sección
siguiente.

2. La cosificación de la mujer
Otro de los puntos ignominiosos de la hermenéutica misógina es el haber reducido a la
mujer al nivel de cosa 21 o instrumento de procreación, mercadeo y de subordinación. Al
igual que ha ocurrido en “...los regímenes de esclavitud, donde el esclavo era una cosa”, la
cultura patriarcal cosificó a la mujer. Esto plantea, en sí, muchas preguntas de difícil respues-
ta, tales como: Si la aceptación de la mujer depende de su capacidad reproductiva: ¿Dónde
quedarían todas las demás funciones femeninas dentro de la institución matrimonial, una vez
que ha cesado la reproducción? ¿En qué posición deja todo esto a la mujer estéril? Ante estos
interrogantes a la hermenéutica misógina, encontramos que la mejor manera de abordar el
problema de la cosificación de la mujer, es mediante un análisis que enfoque a la pareja huma-
na desde tres diferentes ángulos y momentos: Desde la creación, la caída y la redención.22

En primer lugar, el análisis de la pareja humana, desde la perspectiva de la creación,


presenta a la mujer según el diseño original, con todos los significados y objetivos primarios
del Creador: Los dos miembros de la pareja son personas y, aunque aparecen genéricamente
diferentes, esencialmente son iguales. Los parecidos y las diferencias de los dos miembros de
la pareja se complementan en la mutuidad de la institución matrimonial,23 por cuanto hay
cosas que sólo puede hacer la mujer y otras que sólo puede hacer el hombre. En consecuencia,
la unión matrimonial, vista desde las condiciones recíprocas e igualitarias de la creación, tiene
bien definidas las metas primarias: La felicidad y comunión de la pareja, la vocación de la
mujer para administrar el mundo junto al hombre, la procreación de hijos, entre otros. Por otra
parte, el mandato de Dios a los dos miembros de la pareja fue que sean señores y sojuzguen
todo lo creado (Gn. 1: 26-30; 2: 15).24 Según el salmista interpreta este pasaje, Dios hizo dos

20
R. Padilla, op. cit., 1994: 30.
21
Real Academia Española, 1970: 361. Cosa, como “Todo lo que tiene entidad... natural o artificial...en
contraposición a persona o sujeto...”. Hemos creado el verbo “cosificar” para mostrar la acción de éste,
convirtiendo a un sujeto o persona en una cosa u objeto.
22
J. Atiencia, op. cit., 1994: 20-25; R. Padilla, op. cit., 1994: 31-33.
23
J. Atiencia, op. cit., 1994:17. Complementariedad aquí significa contribución, diferente al significado de
subordinación, como usa Bateson.
24
El “señor” es amo, dueño y significa que tiene autoridad sobre las personas y cosas que le son asignadas.
12

“dioses” (Elohim)25 y les revistió de autoridad para la administración del mundo creado. Por
su parte, L. Verduin (1979) prefiere denominar a los miembros de la primera pareja humana
como: “soberanos creados”.26 Es convincente, entonces, que la fase de la creación no deja
espacio posible para la jerarquización de la pareja ni la cosificación de la mujer.

En segundo lugar, el estudio de la pareja humana desde la perspectiva de la caída, es


descriptivo de una catástrofe que destruyó la estructura misma de ella. Además, describe
cómo y por qué surgió el desequilibrio en la posición de la pareja, cuyo resultado final es el
enseñoreamiento del varón sobre la mujer y la subordinación de ésta a aquel, condición que no
estaba contemplada en el diseño original. Las palabras de Jehová, una vez ocurrida la caída,
anuncian que algo terrible ha ocurrido: “Y tu deseo será para tu marido“ o “...tu voluntad
estará sujeta a tu marido...” y “...él se enseñoreará de ti” (Gn. 3:16).27 Hay que enfatizar que
en este texto, Dios no está dando una contraorden para la pareja, ni un nuevo mandamiento,
como pareciera que los intérpretes misóginos entienden, sino que simplemente está
describiendo las consecuencias de la caída. Habrá sido el varón, por su cuenta, que asumió la
función de “juez” y habrá sentenciado a la mujer a convertirse en cosa sojuzgada, como parte
de las cosas sojuzgadas, como lo hizo desde el instante mismo de la caída; o como lo han
hecho los teólogos cristianos en la posteridad.28 Por su parte, la mujer, avergonzada y
culpabilizada, se habría sometido paulatinamente a tal degradación. Comenzando con Adán,
quien no se hizo solidario con Eva en la culpa, sino que la culpabilizó ante Dios (Gn. 3:12), las
culturas que, en sus tradiciones, han guardado la historia del Huerto, han hecho de Eva la
culpable directa. Y, por último, por “...siglos, a lo largo de la historia, muchos teólogos
estaban de acuerdo con Adán” en culpabilizar a Eva,29 llegando a ser los arquitectos de la
hermenéutica misógina. Por lo visto, el inicio de la cosificación de la mujer se ubica en la
caída, porque el desnivelamiento de la pareja enajenó a la mujer de su lugar de cosujeto y
pasó a ser objeto o cosa sometida a otra voluntad. La posición de la mujer, originalmente
ubicada en el nivel de “diosa” (Elohim), se torció30 totalmente y se alejó del diseño original.
Si bien la realidad de la Imago Dei no desapareció del 'adam (varón y hembra), pero quedó
desfigurada, opacada y truncada por la rebelión del humano contra su Creador. La pena de
muerte, si ocurriese desobediencia, anunciada en Gn. 2: 17, habiendo ocurrido la transgresión,
pasó al rango de sentencia y a la ejecutoría del inexorable proceso de envejecimiento (Gn. 3:
19), sin posibilidad de que “...tome también del árbol de la vida, y coma y viva para
siempre” (Gn. 3: 22). Por el contrario, como dice J. Atiencia (1994): “Esta muerte,
...muriendo moriréis... de Dios se esconde, de sí mismo se avergüenza, del prójimo toma
distancia acusándole, a la naturaleza destruye”.31 Sin mayor esfuerzo, es obvio concluir
que el origen de la cosificación de la mujer está ligado a la fase de la caída. Pero no hay que
olvidar que, en esta misma fase, Dios comenzó a diseñar una solución.

25
J. Míguez Bonino, 1974:319, 320. Elohim (Dios) y Adonai (Señor) son títulos déificos genéricos.
26
L. Verduin, 1979: 27, 28, 50, 51.
27
Versión Reina-Valera, 1960.
28
S. Croatto, 1986: 203, 204.
29
R. Padilla, op. cit. , 1994: 32.
30
Real Academia Española, op. cit. 1970:1277: “Torcer” como una “desviación de su posición o dirección
original”
31
J. Atiencia, op. cit., 1994:17, 16.
13

Y en tercer y último lugar, el estudio de la pareja desde la perspectiva de la redención,


rescata la imago Dei en la pareja; nos devuelve al diseño original y a los propósitos iniciales
del Creador. Pero esto es posible porque Dios decidió no dejar al 'adam en la condición caída
de muerte, sino, “...concibió un plan de rescate y le presentó la opción de salvación en
Cristo”.32 Los esfuerzos humanos por la reivindicación de la mujer son loables y dignos de
apoyo, pero la verdadera reivindicación sólo es posible por la participación redentora de
Jesucristo, en quien se inicia la nueva humanidad. Visto desde esta perspectiva, la confronta-
ción de Jesús con los fariseos33 no es otra cosa que la confrontación de dos hermenéuticas
antagónicas: la misógina y la bíblica: La de los fariseos, que desvaloriza a la mujer y sus
funciones, sometiendo a la pareja al modelo caído; y la hermenéutica de Jesús, que devuelve
a la mujer a la posición original de la creación, ahora restaurado en Cristo. Es la confrontación
de una hermenéutica que describe la realidad caída del hombre y la mujer; y otra
hermenéutica basada en la redención, que prescribe el diseño del Redentor para los cristia-
nos, constructores del nuevo orden.

El reto de la construcción de una hermenéutica bíblica es muy grande, y muchos han


claudicado porque, como afirma R. Padilla (1994):

“...no hay manera de evitar que su consideración sea afectada por un doble condicionamiento.
Por un lado, el de la larga historia de interpretación bíblica coloreada por el machismo; por
otro lado, el de la lucha por los derechos de la mujer, promovida por el feminismo dentro y
fuera de la Iglesia”. 34

La hermenéutica bíblica, no obstante, no niega el valor cultural presente en las Escritu-


ras, sino que identifica y discrimina adecuadamente los elementos. En realidad, la
hermenéutica bíblica substrae de la Palabra el mensaje para las circunstancias localistas y
contextuales y lo diferencia del mensaje con alcances universales. Dios, al darnos la Palabra,
lo hace mediante el instrumento cultural, pero nunca se debe confundir el “vaso de barro” con
la “Palabra”. En efecto, la hermenéutica bíblica construye una teología que realmente respon-
de a la Palabra de Dios; redescubre el diseño original y los fines de la pareja, razón inequívoca
por la cual Cristo ofreció su sacrificio.

3. La jerarquización de la pareja
Este es otro de los puntos críticos de la hermenéutica misógina y, probablemente, éste
sea el más arraigado por causa de los estereotipos culturales. Si se recurre a la Biblia para
buscar algunos criterios sobre la estructura de la pareja, lo que nos presentan algunos intérpre-
tes bíblicos son aquellos textos escritos por San Pablo a las iglesias de Corinto y Efeso, las
mismas que se hallaban en una crisis de identidad religiosa y cultural, debido a que el evange-
lio les exigía algunos cambios profundos, y la cultura era antagónica con algunos de esos
cambios. Al no tomar en cuenta que San Pablo tenía un conflicto particular, lo que en efecto
resultó es que los intérpretes misóginos terminaron por elevar dichos textos al rango de men-
sajes universales y, de esta forma, ratificaron los esquemas patriarcales preexistentes, ahora
reforzados con las categorías griegas. Previo al análisis de la jerarquización de la pareja hu-
32
Ibid, 18.
33
Mateo 19: 3 - 8.
34
R. Padilla, op. cit., 1994: 23.
14

mana, hay que tomar en cuenta que, así como la hermenéutica misógina, proveniente de los
tiempos antiguotestamentarios, tenía la contaminación de la filosofía patriarcal; la hermenéu-
tica misógina de la era cristiana, muy presente en las iglesias actuales, tiene su mentora, la
religión y filosofías de los griegos.
Quizá el error hermenéutico más grave en la construcción de la doctrina de la jerarqui-
zación de la pareja, aun dentro de la interpretación evangélica, estaba en fundamentar su
estructura sobre aquellos textos bíblicos que abundan en indicadores de que se trata del
manejo de una circunstancia particular y cultural de los corintios y efesios. Veamos algunos
ejemplos de este error: En primer lugar, al decir que sólo el varón es “imagen y gloria” de
Dios, en tanto la mujer es solamente “gloria del varón” (1 Cor. 11: 7), contradice a la afirma-
ción bíblica siguiente: “Y creó Dios al hombre ['adam] a su imagen, a imagen de Dios los
creó, varón y hembra los creó”(Gn. 1: 27). Es evidente que San Pablo no está contradiciendo
deliberadamente a otras partes de la Biblia, ni Dios había cambiado de parecer, sino que res-
pondía a unas congregaciones en crisis de identidad, que no sabían cómo integrar la doctrina
del evangelio con el referente jerarquizado del platonismo. 35 En este caso particular, el telón
de fondo era la doctrina platónica de la transmigración de las almas por distintos cuerpos de
animales y humanos. Esta doctrina se había forjado sobre una escala de tres rangos: Al más
alto de ellos, pertenecían los hombres, ordenados de mayor a menor, así: filósofos, maestros,
políticos, clérigos, hombres comunes y esclavos.36 Al rango medio de la escala pertenecían
las mujeres. Y, al rango inferior, pertenecía las aves, cuadrúpedos, reptiles, gusanos, peces y
moluscos.37 La encarnación del alma, en la primera instancia cuando recién había perdido el
lugar de la felicidad, era en el cuerpo de un hombre. Desde allí, si se portaba mal, era encerra-
da en el cuerpo de una mujer. Si aún el comportamiento era malo, sería encerrada en cuerpos
de animales. La meta era siempre ir hacia arriba en un proceso cíclico y purificador, hasta lle-
gar al lugar de las Ideas o Pléroma (“cielo” griego).38

Con este esquema de fondo, donde la mujer no se equiparaba con el hombre, el Após-
tol evita hacer confrontaciones dogmáticas, basadas en el Génesis, donde la pareja no está
jerarquizada, posiblemente para no poner en peligro la frágil estabilidad de aquellas iglesias.
Él toma la opción de tolerar una doctrina, amalgamada con los componentes griegos, sabiendo
que es localista y temporal, pero sin pretensiones de que llegara a ser la doctrina universal de
la Iglesia. Es por eso que les hace saber el reverso del asunto: “...en Cristo...” es diferente (1
Cor. 11: 11).

En segundo lugar, está la metáfora de la cabeza como superior al cuerpo, que usa San
Pablo, para mostrar la superioridad del hombre sobre la mujer.39 De nuevo, el Apóstol no in-
35
Platón creía en el paso del alma de un cuerpo a otro, genéricamente denominado metensomatosis, que
significa que ella transmigra entre animales y seres humanos, ascendente o descendentemente. Si el
proceso ocurría solamente entre humanos, lo denominaba simplemente reencarnación.
36
Platón, Timeo, citado por el Diccionario enciclopédico Quillet, Tomo X, 1981: 138.
37
Platón, Timeo, citado por G. Fraile, Tomo I, 1976: 369.
38
Platón. Fedro, citado por G. Fraile, Tomo I, 1976: 373; Ibid, Timeo, 374. Se afirma que, mientras
transcurría la “magna procesión del séquito guiado por Zeus”, las almas caían desde la carroza, de su
estado de felicidad y eran castigadas a encarnarse en algún cuerpo de hombre, luego podrían transmigrar
por otros cuerpos materiales y mortales, ya sea de mujeres, animales o aves, descendente y ascendente-
mente en la escala de categorías.
39
En 1 Cor. 11: 3 él usa la siguiente escala descendente: Dios, la cabeza de Cristo; Cristo, cabeza del varón;
el varón, cabeza de la mujer.
15

tenta contradecir al Génesis, donde se presenta la igualdad de la pareja humana (Gn. 1: 27,
28), sino que, según la explicación más lógica, se trataba de una situación similar a la anterior.
El referente que él tuvo en esa circunstancia particular de los corintios y efesios, fue el signifi-
cado que representaba el símbolo de la figura geométrica llamada esfera. En la cosmovisión
griega, el mundo creado era la “esfera universal” o centro del Universo. Desde esta forma
particular de significado, Platón afirma que, al crear los cuerpos humanos, se comenzó por el
cráneo (cabeza), haciéndolo en la forma de la “esfera universal” y, en el orden primero, para
luego seguir con la creación del resto de los miembros del cuerpo, con carácter secundario.40
Entonces, por consecuencia lógica, el pensamiento griego, presente con el neoplatonismo,41
concebía todo jerarquizado, lo que moldeó la doctrina cristiana en los primeros siglos. Como
el hombre y su cráneo fueron creados primero, en arreglo a la “esfera universal”; en el tanto
la mujer, creada en una segunda gestión, sería secundaria, no equiparable a la “esfera”.
Desde este punto particular se derivó la afirmación que el hombre es la “cabeza de la mujer”
y, por ende, esta hermenéutica difícilmente podía haber puntuado igual a los miembros de la
pareja humana. En términos filosóficos, para los griegos todo lo real era secundario y lo
espiritual era lo primario, ordenado jerárquicamente. El espíritu y las ideas estaban por encima
de la materia; los miembros de la Trinidad, no eran iguales, por ejemplo Cristo era visto como
un “dios” secundario. Para enfatizar la “superioridad” del hombre sobre la mujer, en tal
contexto de la escala griega, no se podía haber encontrado una mejor metáfora que aquella de
la cabeza y el cuerpo. También, en este caso, el Apóstol estaría aplicando su estrategia de
“...hacerse a los griegos, griego, ... para ganarlos para [Cristo]” (1 Cor. 9:19-23). En efecto
no se “hizo” a los griegos, griego, con la finalidad de hacer una iglesia universal griega, sino
para tratar un problema particular de los griegos y ganarlos para Cristo. Son los intérpretes bí-
blicos misóginos que no lograron descifrar este fenómeno.

En tercer lugar, sabemos que la doctrina de la jerarquización de la pareja se basa,


principalmente, en los escritos de San Pablo y San Pedro, cuyo resumen presentamos a conti-
nuación:

 El hombre como superior a la mujer (1 Cor. 11: 3; Efe. 5: 23).


 Las esposas sujetas a los maridos (1 Cor. 14: 34, 35; Efe. 5: 22; 1 Tim. 2:
11; 1 Ped. 3: 1, 5, 6).
 Cada uno, como creado de procedencia diferente y con motivos diferentes
(1 Cor. 11: 8, 9).

Por el contrario, el Génesis enfatiza:

 La igualdad de la pareja (Gn. 1: 27, 28).

40
Platón, Timeo, citado por Diccionario Enciclopédico Quillet, Tomo X, 1979: 138.
41
G. Fraile, op. cit. 1976: 685 - 698. El surgimiento del neoplatonismo, que comenzó en el siglo I a.C. y
siguió por los siglos I y II d. C., ocurrió como una reacción al eclecticismo filosófico y religioso; así como
una “solución” a la destrucción que el escepticismo había producido (Actitud general negativa sobre la
validez del conocimiento científico). Nada nuevo aportó el neoplatonismo, ya que fue un “reflorecimien-
to” para llenar un vacío, algo así como ofrecer una síntesis para afirmar una ruta coherente frente al caos
filosófico existente. A los miembros de la Trinidad, dioses, espíritu, cuerpos humanos y la materia en
general, inevitablemente los calificaban jerarquizados.
16

 Debido al tiempo que medió entre la creación del varón y la mujer, no se


registran indicadores de superioridad o inferioridad entre los miembros de
la pareja Gn. 1: 26, 27).
 Que Adán fuera hecho del barro y Eva de carne y hueso, no estableció
diferenciación esencial alguna entre los dos, sino que, por el contrario,
Adán la declara su igual a Eva: “Esto es ahora hueso de mis huesos y car-
ne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada”
(Gn. 2: 23).
 El Génesis establece que la creación de la mujer es para completar la crea-
ción del 'adam (humanos) y hacer posible la felicidad y realización, no sólo
de Adán, sino del 'adam.

Otro concepto griego, que habrá ayudado a configurar la mente jerarquizada de los
griegos, fue la concepción que todo lo que existe está en pares contrarios, donde uno de los
elementos del par servía de instrumento para los fines de superación o, al menos, al servicio
del otro.42 Lo creado existía en función y servicio de lo no creado; o lo creado de segundo,
servía de instrumento a lo creado de primero y era, en consecuencia, inferior a éste.

Por último, se sumaba a lo anterior el concepto y necesidad central: Todo el movi-


miento era para el retorno de los seres al Ser, al Uno, a la Luz Superior, al Sumo Bien (al
Dios Supremo griego). Todo lo demás, que ayudaba a este objetivo, era instrumento útil, pero
de rango secundario. Algunos ejemplos tomados de Plotino (205-270 d. C.),43 ilustran con
más claridad este asunto: 1) La forma, que es solamente un instrumento, servía para dar senti-
do a la materia, guardando independencia de ésta y siendo secundaria. 2) El alma era eterna
y el cuerpo era creado y servía a los fines del alma; a su vez, dependía de la vida del alma. El
alma y cuerpo no se confundían, pero lo creado servía a lo que no era creado. 3) La virtud
era un instrumento para que el alma alcance su meta de retorno. 4) Igualmente el entendi-
miento servía a un fin, la superación del alma y era sólo su instrumento.44 Esta lógica, prove-
niente de la filosofía platónica, habría “obligado” a los intérpretes de la Iglesia a leer la crea-
ción de Eva como un instrumento secundario para el bien de Adán. Si se aplicara esta lógica
en forma congruente, Adán sería decididamente secundario por haber sido creado después de
los animales, cosa que en el mismo Génesis se niega enfáticamente, ya que se lo inviste de
autoridad, tanto al Adán, como al 'adam (varón y hembra), por sobre todo lo creado previa-
mente.

42
G. Fraile, op. cit., 1976: 174, 360-370.
43
Ibid, 734 - 736. Plotino era un neoplatonista y se cree que fue un buen intérprete de Platón. Es él quien nos
ilustra el pensamiento que dominaba la cultura griega de Corinto y Efeso por los Siglos I a.C. hasta el Siglo III
d. C., lo cual San Pablo conocía muy bien: La materia, aun siendo definitivamente mala, el no-ser, servía a
un fin: mostrar el contrario del Bien y, para lograrlo, necesitaba la forma.
44
Ibid., 718 - 747. Utilizamos el pensamiento de Plotino, neoplatonista de Roma, porque él se declara un
integrador de una época filosófica ecléctica, que había llevado al escepticismo. Además, él es un fiel
seguidor de Platón y, a la vez, integra su pensamiento con Aristóteles. El neoplatónicas de Plutarco (350
- 431 d. C.) nos es sugestivo, interpreta a Platón, Aristóteles, incluyendo a Plotino. Pese a ser un
neoplanonista de Atenas, es muy tardío para nuestros fines, porque necesitamos a quien interprete bien la
época del inicio del cristianismo.
17

En cuarto lugar, en uno de los textos mencionados aparece una declaración extraña,
pero muy valiosa para ubicar el tipo de contexto que tenía San Pablo al momento de escribirlo.
Se trata del cuidado que debían tener las mujeres de cubrirse la cabeza por “...causa de los án-
geles...” (1 Cor. 11: 10). Toda la enseñanza, respecto a la naturaleza y función de los ángeles,
tanto en el Antiguo, como en el Nuevo Testamento, apunta hacia la asexualidad de ellos, la
protección a los humanos y el servicio a Dios, cumpliendo sus órdenes. De este tipo de ánge-
les no hacía falta cuidarse. Así que San Pablo no podría estar refiriéndose a los ángeles bíbli-
cos. En el otro extremo, está la posibilidad de que el pasaje se estaría refiriéndose a los demo-
nios o “dioses perversos” de las leyendas y mitos de Creta, Egipto y Asia Menor, pero el texto
no da esta connotación de que las mujeres podrían ser atacadas por demonios. En todo caso,
un velo en la cabeza de una mujer no es una defensa eficaz contra un demonio. Más con-
gruente, dado el contexto religioso griego y su inmensa variedad y rangos de los “dioses” de
su panteón,45 la connotación estaría referida a las posibles incursiones a la tierra, de determi-
nados “dioses”, con intereses sexuales en las mujeres.46 Esto llevaría a suponer, que en las
iglesias de trasfondo cultural griego, quedaban algunos residuos de las leyendas antiguas. En
todo caso, fuese cual fuese la interpretación correcta de esta referencia extraña, una vez que
San Pablo se ubicó en la perspectiva cristiana, desvirtuó el uso del velo para la protección con-
tra los “ángeles”, para la “oración” o la “profecía”, cuando dice: “...en lugar de velo le es
dado cabello...” (1 Cor. 11: 15).

En quinto lugar, los intérpretes bíblicos, constructores de la doctrina de la jerarquiza-


ción, basados en 1 Cor. 11: 3-16, a más de ignorar el contexto griego, omitieron la exposición
completa del texto. Por ejemplo, en el verso 11, San Pablo usa la conjunción adversativa pero,
para indicar que “al concepto anterior”, de clara idiosincrasia griega, él “contrapone otro
diverso” que, en este caso, es aquel que se fundamenta “en el Señor”.47 Desde esta nueva
perspectiva para los corintios, San Pablo afirma los siguientes temas (1. Cor. 7:3-5 y 11:11-
16):

 “El marido...” y “...la mujer...” tienen la responsabilidad mutua de cum-


plir con el deber conyugal de la sexualidad (7: 3).
 “La mujer...” y el “...marido...” no son dueños individuales de sus cuer-
pos, sino son pertenecientes mutuamente (7: 4).
 La práctica de la sexualidad es un derecho y una responsabilidad mutuas,
que exige decisiones mutuas sobre su administración (7: 5).
 La relación de la pareja es horizontal “en el Señor...” (11: 11).
 La creación de la pareja humana conlleva una necesidad y un beneficio
recíprocos, contrario a la visión griega, donde la mujer es pertenencia del
varón (11: 11).
 El varón y la mujer proceden de Dios (11: 12).

45
“Panteón”, antropológicamente, significa el conjunto total de deidades de una determinada religión.
46
W. M. Nelson, 1962: 1, 2; G. Fraile, op. cit., 1970: 127, 179. Este autor hace alusiones a los discursos de
Jenófanes, quien critica el antropomorfismo de Homero, donde los dioses, en forma de hombres, cometían
todo acto de inmoralidad en los cielos y traspasaban los linderos para incursionar en el mundo material de
los humanos. Otras alusiones a las conductas de los dioses se encuentra en las filosofías y religiones
presocráticas, donde las leyendas hablan de dioses y ninfas habitando entre grandes montes.
47
Real Academia Española, 1970: 1010.
18

 “En el Señor...” se descalifica la práctica religiosa que obligaba a la mujer


a cubrirse la cabeza con velo (11: 15).
 San Pablo, al decirles “...nosotros no tenemos tal costumbre, ni las igle-
sias de Dios” ( 11: 16) les comunica que en el contexto hebreo no existen
tales extremos y creencias, y no hay tal debate.

No obstante lo anterior, escritores como L. Christenson (1970), que no es el único,


popularizaron en la Iglesia Protestante contemporánea el concepto de pareja jerarquizada,
bajo la célebre declaración: “El orden de Dios para la familia”,48 cuya configuración se
reproduce en el Gráfico Nº 2.

EL CONCEPTO DE FAMILIA JERARQUIZADA


(Gráfico Nº 2)

DIOS PADRE, cabeza de Cristo y de


todo.

CRISTO, cabeza del esposo y


Señor de la familia.
ESPOSO, cabeza de la esposa y principal
autoridad sobre los hijos.

ESPOSA, ayuda idónea del esposo y


autoridad secundaria sobre los hijos.

HIJOS, sumisos y obedientes a la


autoridad de los padres.

© Pirámide Word

El objetivo de este autor es mostrar la “doctrina de la pareja jerarquizada”, a cuyos


fundamentos bíblicos ya nos hemos referido, los mismos que resultan muy cuestionables. Esta
configuración de la estructura familiar es congruente con el modelo patriarcal; a su vez,
concuerda con la estructura de la pareja humana caída (Gn. 3:16); por último, concuerda con
las creencias de los griegos de la desigualdad de los géneros masculino y femenino, y se aleja
indiscutiblemente del diseño original.

No obstante lo anterior, este diseño contiene dos elementos verdaderos: El Padre y el


Hijo son superiores y siempre estarán por encima de los humanos; el padre y la madre siempre

48
L. Christenson, 1970: 17.
19

estarán unidos como pareja, por encima de los hijos. Pero la jerarquización de la pareja hu-
mana contiene el error hermenéutico ya indicado.

4. La sujeción de la mujer al hombre:

Como ya se vio, la hermenéutica misógina ha establecido la jerarquización de la


pareja, por lo que la doctrina de la sujeción se instaura consecuentemente. El tema de la
sujeción, si se construye sobre la base de la desigualdad del hombre y la mujer, es una esclavi-
tud disimulada. Desde esta perspectiva, la historia de la sujeción de la mujer al hombre está
tamizada del drama más doloroso que se pueda escribir. Todavía, al entrar al siglo XXI, una
tercera parte de las mujeres del mundo no tienen los derechos de ser consideradas personas; no
tienen el derecho más elemental de la sexualidad y son castradas; no tienen el derecho de mos-
trar sus rostros a la sociedad. Pero, si la doctrina de la sujeción de la esposa al esposo se
construye sobre la base de la igualdad de naturaleza, vocación y derechos, realmente es una
mutua sujeción (Ef. 5:21). Sujetarse en estas condiciones, es un asunto de naturaleza admi-
nistrativa, en arreglo a lo administrativo; es una transacción y concuerda con el antiquísimo
quid pro quo de los grecorromanos (“Se da algo y se recibe algo”, “Algo a cambio de
algo”),49 con lo cual no habría conflicto comparar las instrucciones administrativas dadas por
San Pablo.50

D. La orientación de la familia según la hermenéutica bíblica


Varios trabajos previos nos animan a construir un esbozo de hermenéutica bíblica que
sustente el conocimiento, la reconciliación, crecimiento, maduración, terapia y orientación de
pareja y la familia. Se trata, como toda hermenéutica, de un esfuerzo por leer desde una deter-
minada perspectiva. Sólo que aquí se trata de una lectura diferente, según la revelación bíblica
del diseño original de la creación de la pareja, lo más liberada posible de los componentes
filosófico y culturales que han influido a los intérpretes de todos los tiempos. En materia de
pareja y familia, las interpretaciones han estado moldeadas, por una parte, por la visión
patriarcal del contexto judío; por otra parte, ha predominado el enfoque de la filosofía griega,
particularmente del platonismo; y, finalmente, la interpretación de la pareja y la familia ha
estado fuertemente sesgada por las diferentes corrientes de pensamiento individualista occi-
dental. El sesgo se dio, no solamente a nivel de pareja, sino más profundamente a nivel del gé-
nero, donde la mujer fue relegada a un plano secundario y el varón llegó a ocupar el plano de
la primacía, amparado en la hermenéutica misógina, que se expuso en el primer capítulo. En
medio de este panorama, es urgente replantear un nuevo acercamiento hermenéutico que res-
cate los significados más originales, contenidos en la revelación.

A la luz del proceso histórico de la reivindicación de la mujer y el surgimiento e


inserción del nuevo paradigma simétrico de la pareja (Véase el Gráfico Nº 3), las hermenéu-

49
M. Andolfi y L. Zwerling, 1985: 74.
50
Del marido, para la esposa, pide amor hasta el sacrificio, como lo hizo Cristo por la iglesia; pide amor para ella,
como el amor que sustenta y cuida, bajo los términos del diseño original de la creación, puesto que el varón es
miembro del cuerpo, carne y huesos de la mujer (Ef. 5: 25 - 30). De la mujer, para el marido, pide sujeción,
respeto y amor (Ef. 5: 22, 33; Col. 3: 18; Tit. 2: 4). Este es un balance perfecto y responde a lo que el Apóstol
denomina “mutua sujeción”.
20

ticas clásicas resultan anacrónicas e insostenibles. Y mientras el derecho y las ciencias socia-
les toman la delantera, muchos intérpretes bíblicos se aferran a los esquemas “oficiales” res-
pecto a la mujer, la pareja y la familia y, en consecuencia, el aporte cristiano a la reivin-
dicación de la pareja, es irrelevante o inexistente. Creemos que una hermenéutica bíblica ha
de ser aquella que rescate el carácter estructural u orgánico de la pareja y familia, como se des-
prende del diseño original divino. Es en este esfuerzo que descubrimos una impresionante
congruencia entre el diseño original bíblico con los planteamientos teóricos de la psicología
sistémica. Esta afinidad de paradigmas es lo más relevante que haya ocurrido en el ámbito de
la historia del conocimiento del ser humano, porque podemos decir que vivimos un momento
histórico muy privilegiado, cuando podemos hacer psicología y hermenéutica bíblica, sin
temor al antagonismo o a la mezcla de las dos disciplinas; sin la necesidad de hacer violencia
al texto sagrado. Se trata de un momento muy importante, por cuanto podemos instrumenta-
lizar las disciplinas científicas para facilitar el proceso de comprensión de la Palabra e inter-
venir en los conflictos de pareja y familia. Estamos muy seguros que no se trata de un nuevo
molde condicionante del pensamiento bíblico. En este punto, el lector se dará cuenta de inme-
diato de una nueva forma de hacer psicología, propia de la última parte del siglo XX, a la que
se denomina psicología sistémica, por su carácter integrador, estructural y relacional. Tam-
bién advertirá, que sin llamarse “psicología cristiana”, concuerda en mucho con los ideales
divinos del diseño original de la pareja humana. Con estas aclaraciones y perspectivas, nos
abocamos a la tarea propuesta de hacer unos apuntes para una hermenéutica bíblica de la
pareja y la familia.

1. La pareja humana diseñada por Dios:

Se observa que una vez creado el planeta Tierra, éste no fue un fin en sí mismo, sino
que apenas se trataba de la creación de una gran estancia donde Dios habría de instalar a
quien se denominaría la “corona de la creación”, o sea, al verdadero amo y señor de la tierra:
el 'adam (nombre hebreo que significa, en sentido genérico: humanidad, humano, hombre).
Para el 'adam, Dios plantó un huerto en el territorio llamado Edén (Heb. gan), considerado
como el escenario más maravilloso.51 Pero ni la gran estancia ni el jardín maravilloso adqui-
rieron relevancia, sino sólo hasta la incorporación del 'adam. Cuando el escenario estaba pre-
parado, se oyó el diálogo divino, en el cual sobresalía el adverbio entonces, que significa: en
tal caso, siendo así, teniendo por obvia consecuencia,52 seguido de la afirmación: “ya puede
ser hecho el 'adam (Gn. 1: 26). Entonces, el 'adam (humano) fue hecho: primeramente, el va-

51
R. Foulkes, 1974: 176. Hay dos interpretaciones sobre el significado de Edén. Una, que podría significar
“territorio árido” (del sumerio “estepa”), en cuyo caso no sería un nombre propio del “huerto”, sino la
descripción de una llanura, y la traducción sería así: “Y Jehová Dios plantó un huerto en la estepa
oriental...” (Gn. 2:8). La segunda interpretación se fundamenta sobre un vocablo que se pronuncia gan
(Edén), que significa “delicia”, “abundancia”, “gozo”, razón por la cual los sabios de la versión LXX
tradujeron Edén de Gn. 2:8; 3:24; e Is. 53:1 como “Paraíso”. En este caso la traducción sería: “... plantó el
huerto Edén en la estepa...” (Gn. 2:8); o “...plantó el huerto “Paraíso” en la estepa...” (LXX). Las dos
interpretaciones son imprecisas y se debe en gran parte porque la Biblia identifica este lugar con diversos
nombres: “huerto del Edén” (Gn. 2: 15); “huerto de Dios” (Ez. 28: 13; 31: 8); “huerto de Yahveh” (Is.
51:3). A más del nombre, la ubicación geográfica de Edén también presenta dificultades, porque los dos
ríos Pizón y Gihón, de los cuatro mencionados en el texto, no han sido identificados. No obstante estas
imprecisiones, nadie duda de la existencia del Edén, porque el texto sí habla de algo concreto.
52
Real Academia Española, 1970: 541; J. Atiencia, 1994: 12.
21

rón; luego fue creada la hembra, según el modelo y naturaleza de coexistencia que el mismo
Creador había diseñado.

En los tiempos que se escribió el Antiguo Testamento, existían muchos relatos y leyen-
das sobre el huerto del Edén y la creación del 'adam (humano). Así la Biblia recoge el pri-
mer nombre propio aplicado al varón, Adán, en singular, para identificar al primer ser humano
creado por Dios sobre la tierra. Este nombre propio habría surgido como una necesidad de los
pueblos descendientes de Set de identificar al primer varón y diferenciarlo de otros varones
descendientes, tales como Abel, Caín y Set. Si bien las traducciones al español no hacen la
diferencia entre 'adam y Adán, sería un grave error equiparar estos nombres, por cuanto se
estaría confundiendo lo genérico con lo particular y, además, se distorsionaría el sentido origi-
nal de 'adam.53 Unas 560 veces aparece en el Antiguo Testamento el término genérico 'adam,
que nos habla de una especie común, tal como decir el humano, la humanidad o el hombre.
De las 26 veces que se usa el nombre Adán,54 en los tres primeros capítulos del Génesis, 18
están en sentido genérico 'adam y sólo ocho están como nombre propio Adán. Podemos decir
que Adán es 'adam, tal como decir hoy: “Carlos es humano”. Desde esta posición herme-
néutica, en el sentido que Dios creó al 'adam (humano), se rescatan varias verdades singulares,
novedosas, las cuales han estado veladas por los condicionamientos que hemos mencionado
brevemente.

2. La pareja humana, una biunidad

Cuando Dios creó al 'adam (humano), llama la atención la forma como recalca así: “va-
rón y hembra los hizo” (Gn.1:27; 5:2). Esto significa que Dios creó a la pareja humana
constituida de dos personas diferentes, de dos géneros diferentes; pero en esencia iguales; una
realidad en biunidad horizontalizada; con objetivos únicos y no paralelos; para la comunión y
el crecimiento mutuo. El Gráfico Nº 3, que se presenta a continuación, ilustra la verdad a la
que hemos hecho referencia:

LA PAREJA SEGÚN LA HERMENÉUTICA BÍBLICA


(Gráfico Nº 3)

ESPOSO ESPOSA

HIJOS

Esta configuración representa la marca del diseño original, vista en la creación y


prescrita en la redención, que no deja lugar a otras propuestas. Además, esta configuración
ubica a los hijos bajo la autoridad y responsabilidad de los dos miembros de la pareja, acorde
con todos los mandamientos, enseñanzas y expectativas que la Biblia manifiesta respecto a la

53
J. C. Huffman, 1974: 10.
54
R. Padilla, 1994: 37.
22

función de los padres. Por el contrario, la hermenéutica misógina, vista en el Gráfico Nº 1,


presenta un matrimonio con una estructura diferente, donde la pareja es la dispareja, desbalan-
ceada, con la madre degradada al nivel de los hijos y despojada de la autoridad de madre sobre
ellos. Dicho modelo de relación corresponde a la pareja caída.

Desde otro punto de vista, la biunidad ha de ser considerada desde la exclusividad, en el


sentido que solamente la hembra pudiera resolver el problema de la soledad del varón; pero, a
su vez, ella encuentra su propia realización con el varón, que no podría hallarla jamás de otra
manera este tipo de realización. En esta línea de pensamiento, es importante mencionar la
presencia de los animales, porque éstos, a más de servir de telón de fondo para la creación de
la hembra, mostraron que eran incapaces de resolver el problema del estado incompleto y de
soledad que vivía Adán. Y, como afirma P. Jewett (1975):

“Ellos, los animales, no pueden dar lo que el hombre tiene que tener para convertirse en
verdadero hombre, dado que no son como éste en ningún sentido esencial. De aquí la creación
de la mujer, la única que puede dar al hombre lo que éste necesita tener, porque es esencial-
mente como él, y a la vez misteriosamente distinta a él”.55

3. La pareja humana, una proyección de la


comunidad divina:
La comunidad divina o Trinidad se proyectó en forma de comunidad humana, formada
por el varón y la hembra. En el proceso de la creación, entre tanto la obra divina no se había
completado, al observar al varón, dijo Dios: “No es bueno que el 'adam [humano] esté solo”
(Gn. 2:18), sin otro humano, e hizo a la hembra, de manera que la comunidad divina creó a la
comunidad humana. Se trata del estilo de vivir acompañado, lo cual nos sugiere que Dios no
tolera la soledad. Su eterno vivir acompañado es la forma más perfecta de vivir, y quiso Dios
que los humanos disfrutáramos de esta forma de convivencia. Su eterna común unión fue
transferida a la pareja humana y, posteriormente, a la familia.

4. La pareja humana, de la misma y única naturaleza:


La historia de la creación aparece en dos relatos, que no se contradicen, sino que se
complementan. El primero (Gn. 1:1-23), aparece en un estilo cronológico; relata la creación
día a día; culmina en el día sexto con la creación de los animales terrestres, e incluye la crea-
ción del varón y la hembra. 56 Pero, al hacer el relato de la creación específica del 'adam, el
estilo cronológico se cambia al de recapitulación, donde el tiempo que medió entre la creación
del varón y el de la hembra, aparece de un valor relativo frente a la importancia singular del
origen y naturaleza únicos de la pareja. Y por ser los miembros de la pareja como son, a los

55 P. Jewett, 197: 6.
56
El término hembra, para referirse a la mujer, resulta ofensivo en algunos contextos por el uso aplicado a los
animales. Sin embargo, hemos optado por este término, en el contexto de la creación, por estar más limpio de
las connotaciones típicas de las construcciones sociales. Los términos hombre y mujer, por ser construcciones
sociales, tienen la dificultad de variar su naturaleza, funciones y significados, según la cultura que los construye.
23

dos les responsabilizó la administración de la realidad creada; les dotó de autoridad para ense-
ñorearse; y les dio la responsabilidad de sojuzgar, por ser sus representantes idóneos.57

El segundo relato (Gn. 2: 4-25) es una recapitulación, y sólo al referirse a la creación


del 'adam, retoma la cronología y nos informa que los dos miembros de la pareja fueron crea-
dos en momentos diferentes. Por otra parte, nos asegura que el material utilizado para crear al
varón, Dios lo tomó de la tierra; mientras que para la creación de la hembra (Ishsha), tomó
del varón (Ish), por lo que fue llamada varona por ser tomada del varón. Las palabras Ish e
Ishsha no se utilizan aquí para hacer la diferenciación de los géneros masculino y femenino,
sino para enfatizar la unidad integral de la naturaleza del varón y la hembra. Se enfatiza que
de un varón salió una varona y Adán no duda, ni por un momento, que Eva era de su misma
naturaleza y la reconoce como varona (Gn. 2: 23). Es, por lo tanto, una manera de decir que
son iguales, de la misma naturaleza y hechos por el mismo Arquitecto; pero, a la vez, es la
manera de decir que son diferentes en su género.

5. La pareja humana, creación directa de Dios:


Además, mediante una observación del evento mismo de la creación del 'adam, se
descubre que, cuando Dios quiso crear las plantas, peces, aves y animales, dio la orden en los
siguientes términos: Dijo Dios: “Produzcan las aguas...” (Gn. 1: 20); “Produzca la tierra
seres vivientes...” (Gn. 1: 24) Y tanto los mares como la tierra produjeron, tal como Dios
ordenó, y vio El “que era bueno” (Gn.1: 21, 25). Pero, cuando Dios decidió crear al 'adam,
hubo un “Solemne Concilio Divino...”,58 de donde salió el decreto de Dios en las palabras
“Hagamos al hombre”. A esto nos referimos con la afirmación que la “comunidad divina”,
o sea la Trinidad, se hizo presente, personalmente, para crear al 'adam (Gn. 1:26), sin la
mediación de la naturaleza, como es el caso de la creación de la vida vegetal y animal. Tam-
bién, para enfatizar más la singularidad de la creación del 'adam, Dios entró en una relación
única y directa con su criatura mediante el “soplo de aliento de vida”, con el cual le hizo un
ser viviente diferente. Este “soplo”, que es una huella de Dios en el hombre, marcó el curso
de las relaciones de éste. Dios y hombre quedaron atados y, de aquí en adelante, éste no
podrá ser comprendido ni definido aparte de Dios.59

6. La pareja humana, imagen y semejanza


de su diseñador:

Probablemente no hay argumento más importante para valorar al ser humano que éste:
¡Somos hechos a la misma imagen y semejanza de Dios! ¿Quiere decir que Dios usó sus
propios referentes personales cuando nos creó? ¿Hasta dónde podemos llevar las implicacio-
nes de esta aseveración? El solo hecho de plantear el tema de la Imago Dei en el ser humano,
provoca muchas preguntas, para las cuales no se pretende encontrar todas las respuestas sino,
al menos, calmar nuestras ansias finitas por conocer un asunto infinito relacionado con la
razón de ser y naturaleza de la pareja humana.

57
R. Padilla, op. cit., 1994: 25.
58
L Berkhof, 1969: 214.
59
J. Atiencia, op. cit., 1992: 13.
24

Cuando el Dios Trino se hizo la propuesta: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y


semejanza”, tenía un propósito muy definido: El humano “se parecerá a nosotros” o “que
se parezca a nosotros”. La pregunta que surge es ¿por qué se usan dos palabras que, hasta
cierto punto, son sinónimas y, en sentido más exacto, no lo son? La idea más antigua sobre
la diferencia de las palabras imagen y semejanza, es la que atribuye a imagen el sentido de
igualdad, posición resistida por un sector de los intérpretes bíblicos y sostenida por algunos
círculos católico romanos. En cambio, a la palabra semejanza, se le atribuye el sentido de pa-
recido y, según este punto de vista, se usaría para atenuar la pretensión de igualdad entre el
hombre y su Creador, causada con la palabra imagen. Una ampliación del concepto indicaría
lo siguiente: Con la palabra imagen se comunica la idea de que el hombre tendría una capaci-
dad de desarrollarse y llegar a ser como Dios mismo. En cambio, con la palabra semejanza el
hombre solamente habría sido creado con una naturaleza innata para relacionarse con Dios, sin
la aspiración de llegar a ser igual a El. Algunos intérpretes bíblicos contemporáneos niegan la
posibilidad de este interjuego de palabras con el solo objeto de atenuar los excesos de signifi-
cado creados con la palabra imagen.60 Por el contrario, insisten en la convicción que entre
imagen (tselem) y semejanza (demuth) no hay mayor diferencia de significados.61 Más espe-
cíficamente, S. Croatto (1974) sugiere que imagen y semejanza son dos términos comple-
mentarios: Por una parte, imagen establece una relación de unidad del 'adam con el Creador;
entre tanto semejanza establece una aproximación de parecido entre dos seres u objetos.62 En
todo caso, estos intérpretes no dan mayor importancia a la diferencia de los significados de las
dos palabras en cuestión. Su tesis estaría respaldada por el análisis del texto, que muestra un
uso alterno, como si imagen y semejanza fueran dos conceptos sinónimos.63

Desde el punto de vista literario, particularmente al referirse a la procreación de Set, la


forma como se usa semejanza, en una frase, luego se usa imagen en otra, es sugerente de que
simplemente se trate de un estilo hebraico llamado paralelismo, como muchos otros en la Bi-
blia. Esta figura literaria consta de dos o tres ideas sinónimas, referidas a un mismo objeto,
para enfatizar la afirmación.64 Lo asombroso es que, sea cual fuere el sentido más exacto, de
entre todos los seres creados, sólo el 'adam (humanidad), que incluye al varón y a la hembra,
tiene la distinción de ser imagen y semejanza de Dios.

Una fuente extra bíblica, cuyo valor no radica en la inspiración divina, sino en la revela-
ción de los elementos culturales y doctrinales de la época, registra una leyenda singular:
Cuando Adán estaba moribundo por la vejez, a la edad de 930 años, envió a Eva y a su hijo
Set hacia el Jardín llamado Edén, con el encargo de conseguir un poco de aceite del “árbol de

60
S. Croatto, 1974: 172, 173.
61
R. Padilla, op. cit. 1992: 24.
62
S. Croatto, op. cit. 1974: 185.
63
Por ejemplo: en Gn. 1:26 se usa imagen y semejanza juntos; en cambio, en Gn. 1:27 y 9:6, se usa solamente
imagen. Por su parte, en Gn. 5:1 se usa solamente semejanza; pero en Gn. 5:3 se dice que Set fue engendrado
a la semejanza y conforme a la imagen de Adán. En el Nuevo Testamento se añade gloria, alternado con
imagen y semejanza así: En 1 Cor. 11:7, se usa imagen y gloria; y en Col. 3:10, solamente imagen; en Stg.
3:9 se usa semejanza.
64
Un salmo dice: “Oh Jehová, sálvanos ahora te ruego; te ruego, oh Jehová, que nos hagas prosperar ahora”
(118:25). “Sálvanos” y “prospéranos” es un ruego enfático, para lo cual se usa en forma paralela las dos
palabras indicadas.
25

la vida” para no morir. En ese viaje ocurrió que una fiera atacó a Set y, en esas circunstancias,
se expresaron las siguientes palabras:

“Y [Eva] gritó a la fiera: Tú, fiera perversa, ¿no temes atacar a la imagen de Dios? ¿Cómo
se ha abierto tu boca? ¿Cómo se han atrevido tus dientes? ¿Cómo no te acordaste de tu
sumisión, de que antes estabas sometida a la Imagen de Dios?”. Set, por su parte, también
habló: ...cierra tu boca y calla; apártate de la imagen de Dios hasta el día del juicio. Entonces
respondió la fiera a Set: Mira, Set, me alejo de la imagen de Dios. En ese momento huyó la
fiera, después de dejarlo maltrecho, y se retiró a su madriguera. Set continuó con su madre por
las inmediaciones del paraíso...”.65

Según este relato, referido a los primeros pobladores del planeta, ¡qué seguros estaban
de haber sido hechos y de ser realmente “imagen y semejanza de Dios”! Este relato, en un
contexto de tal convencimiento, es sugerente de que alguien podría presentarse en estos térmi-
nos: “Yo, imagen de Dios, me llamo fulano de tal”. Al respecto, Verduín (1970), concuerda
con el sentir de que Eva y Set apelan a unas calidades personales de “soberanos y creados”,
como quienes invocan los derechos de una dinastía.66

En su momento histórico de Israel, la esencia del pensamiento de la creación del 'adam


(humano), identificado con el nombre propio Adán, ocupó significativamente la atención de
los sabios escritores judíos del voluminoso libro de leyes y tradiciones llamado Talmud.
Ellos vieron en la persona de Adán una figura que poseía los dos sexos y que, mediante una
segunda intervención de Dios, se individualizaron en dos personas diferenciadas sexualmente.
Además, se había reforzado en el Talmud la creencia de que hubo una pérdida al ser dividido
en dos el primer humano. Esos dos “elementos” llamados personas individualizadas serían,
en efecto, dos “pedazos” de una sola realidad y sólo mediante el matrimonio, la “una sola
carne” se volvería a integrar.67 Por supuesto que hoy sería muy cuestionada la visión del Tal-
mud, ya que sugiere que tanto el varón como la hembra sólo se podrían realizar mediante el
matrimonio, validando el mito de que sólo casándose y teniendo hijos se llega, realmente, a la
realización. La falsa ecuación que esta posición sugiere, sería: Varón y hembra = casados y
padres, o al menos casados. Si bien la formación de la pareja humana mediante el matrimo-
nio es una de las condiciones recomendadas y de mayor realización, no obstante, Dios ha he-
cho provisión para las personas solas, dotándolas de un carisma especial para vivir sin pareja y
sentirse bien realizadas.

Por otra parte, desde una perspectiva integradora, B. H. Carroll, (s/f) afirma que la
realidad de la Imagen de Dios en el hombre “...envuelve e implica mucho más...” de lo que
comúnmente nos han enseñado los maestros de la Iglesia. Ser hechos a su imagen y semejan-
za se refiere a poseer el conocimiento intuitivo, razón, rectitud, santidad, conciencia, voluntad,
el poder de escoger o libre albedrío, la capacidad de adorar a Dios y tener comunión con El,
dignidad para tener acceso a la presencia de El, inmortalidad del alma, provisión para la in-
mortalidad del cuerpo por Jesucristo, capacidad para el matrimonio, lo cual lo diferencia del
consorcio de las bestias, la capacidad para el trabajo, creatividad para la lucha por la existen-
cia, el idioma, entre muchos atributos más.68
65
A. Diez Macho, 1983: 328.
66
L. Verduín, 1970: 27, 28.
67 T. De Gal-On, 1989:8, 9.
68 B. H. Carroll, s/f: 81.
26

Además de lo anterior, desde una dimensión más universal, el concepto de la Imago Dei
en el hombre, necesariamente ha de ser concebido como el factor integrador de la raza
humana, lo cual tiene implicaciones para la misión de la Iglesia y para todas las disciplinas
dirigidas al servicio del hombre.69 En esta misma línea de integración, la Imago Dei, en tanto
es el patrimonio de toda la raza humana, motivó a V. Mollenkott (1977) a rechazar la
ecuación Dios = masculinidad, propia de la teología patriarcal. También rechazaría la ecua-
ción Dios = feminidad, propia de algunas religiones naturales y de la fertilidad. En su lugar,
propone el carácter andrógino de Dios, quien integra los géneros, pero a la vez trasciende los
mismos y se construye una nueva ecuación: Dios = masculinidad + feminidad.70 Pero hay
que hacer una aclaración necesaria sobre el uso de esta analogía entre la pareja humana y Dios.
La ecuación Dios = masculinidad + feminidad no es una analogía de los géneros ni de la
sexualidad en sí, porque Dios no es sexuado ni se diferencia por los géneros. Se trata de una
analogía de la relación, comunión y comunicación, existentes en la comunidad divina, así co-
mo se refleja en la pareja humana.

Sería más sabio decir que en Dios se integra los géneros femenina y masculina, por lo
cual Dios trasciende los géneros que nosotros conocemos, que especular buscando en Dios un
determinado género para justificar alguna postura teológica. La diferenciación de géneros es
una realidad en el ser humano, pero es demasiado temerario decir que en Dios habría diferen-
ciación de género. El análogo de la pareja humana, al aplicarse a Dios, insistimos, es una ana-
logía de lo relacional, mas no de lo esencial, como entre los paganos griegos, que sus dioses
son sexuados En cambio, entre los miembros de la pareja humana, la diferenciación genérica
y la sexualidad, son tanto esenciales como relacionales ("serán una sola carne"). Si el varón
y la hembra se asemejan a Dios, es imposible creer que el Dios de la Biblia fuera concebido
como un Dios masculino y sexuado, porque ¿dónde se conciliaría al ser femenino de la mujer?
Esto hace que rechacemos cualquier idea del Dios masculino y sexuado y se reitere que el
análogo de la pareja sexuada, como Imago Dei, es puramente relacional. Por otra parte, el
Dios conocido de los hebreos y de los cristianos, no es una proyección ni creación de los hom-
bres, con todas sus debilidades y perversiones, incluyendo los géneros y la sexualidad. Para
citar un ejemplo, en el panteón de deidades griegas, hay dioses varones y diosas mujeres,
sexuados, que cohabitan sexualmente, tienen hijos e, inclusive, incursionan en el mundo de los
humanos para procrear con las mujeres, en cuyo caso, la analogía de la sexualidad sí sería
relacional y esencial.

El Gráfico Nº 4 ilustra el contexto para la comprensión de la analogía de la sexualidad,


especialmente como una metáfora de la unidad y comunión. Probablemente para el estudio
de la pareja humana y la familia cristiana, esta consideración sea una de las más importantes,
por cuanto ubica sus relaciones más allá de una convivencia biológica.

69 G. C. Berkower, 1972: 67.


70 V. Mollenkott, 1977: 58-60.
27

LA SEXUALIDAD COMO ANALOGÍA DE


LA TRIUNIDAD

(Gráfico Nº 4)

SUJETOS ESTADO DE LA NATURALEZA DE LA


SEXUALIDAD ANALOGÍA
Dioses paganos Sexuados Relacional y esencial
Dios bíblico Asexuado Relacional
Hombre - hembra Sexuados Relacional y esencial

Por último, la postura del teólogo católico Do Carmo (1979), respecto a la Imago Dei
en el hombre, es que se trata del más grande argumento para reflexionar sobre la realidad del
hombre latinoamericano frente a la lucha por reclamar su dignidad. En su pensamiento se ob-
servan tres cosas: 71 Primero, sólo una visión cristiana del ser humano puede verlo en forma
integrada. Segundo, Dios, al haber hecho al 'adam a su imagen y semejanza, dejó algo de sí
en éste. Tercero, la encarnación de Cristo habla mejor que todo sobre la Imago Dei, por cuan-
to legitima la unicidad de la raza humana y, sobre todo, mediante la encarnación muestra la
integración de lo humano con el Creador.

7. La pareja humana, representante de Dios:

El significado de la Imago Dei en el hombre, desde la función de representación, es un


enfoque nuevo y de gran trascendencia para los tiempos actuales. Se trata de encontrar el obje-
tivo divino por el cual Dios creó al 'adam a su imagen y semejanza. Este enfoque puede
darnos alguna respuesta frente a la imperiosa necesidad de hallar los criterios más adecuados
para administrar nuestro planeta Tierra frente a sus cada vez más escasos recursos, la mala
distribución de éstos, la gran explosión demográfica, la contaminación y destrucción de la
naturaleza, entre otros males.

Antes de entrar en el análisis de la pareja humana como representante de Dios, convie-


ne aclarar la metodología metafórica usada por El, por medio de los escritores sagrados, para
comunicar sus verdades profundas y eternas. Dios usó los elementos del contexto histórico,
tales como el significado real de imagen y semejanza entre los imperios que se turnaban la
hegemonía del mundo. Estos elementos culturales funcionaron como metáforas 72 para la
comprensión del significado profundo del concepto Imago Dei en los humanos. La metafori-

71
A. Do Carmo, 1979: 17-19.
72
La metáfora, muy usada en la Biblia, es una técnica de comunicación por excelencia, particularmente
cuando se necesita cruzar una barrera de alto grado de dificultad. Por ejemplo Jesús, para explicar a los
hombres su misión redentora, se metaforiza (traslada) al pan, luz, puerta, etc. Estos elementos son terrenos
y conocidos por los hombres, a su vez cumplen una función análoga como: alimentar, iluminar y provee la
entrada.
28

zación como metodología para una mejor comunicación y comprensión, consiste en trasladar
el sentido real de una cosa a otra figurada. En este caso, se trasladó algo trascendente e infi-
nito a otra figurada, pero común y finita. La cosa trasladada hace de “huésped”; mientras la
que recibe, hace de “anfitrión”. Este traslado es posible en virtud de la existencia de un pare-
cido entre el “huésped” y el “anfitrión”, llamado análogo. Cuando existe ese parecido entre las
dos cosas, que no necesitan ser iguales, se dice que ellas son análogas o que existe analogía
entre esos dos elementos. Un ejemplo magistral es el que usó Jesús con las gentes comunes de
su tiempo. Ellos no podían entender cómo Jesús sería el Salvador de los hombres; cómo El
posibilitaría la entrada a la salvación, al Reino de Dios. Entonces El decidió hacer una metá-
fora, la cual consistió en trasladar dicha verdad profunda, y difícil de entender, a un elemento
conocido por el pueblo, como es una puerta. Entonces les dijo: “Yo soy la puerta, el que por
mí entrare, será salvo” (Jn. 10:9) . La metaforización es tan moderna, como pocas técnicas
privilegiadas; así como es tan antigua, tal que los escritores sagrados la usaron con mucha fre-
cuencia. Es de esta forma que el objeto imagen del contexto real nos ayuda, metafóricamen-
te, a comprender la grandeza del significado de la Imago Dei en el hombre, según los siguien-
tes pasos:

a. Dios inspiró a los escritores sagrados que el 'adam (humano) sería su


representante aquí en la tierra.

b. Pero la comunicación de esta verdad encerraba un alto grado de dificultad, que


obligó a los escritores sagrados a recurrir a la metaforización para lograr el
objetivo.
c. Para que fuese posible el traslado metafórico, buscaron el elemento análogo, esto
es que tuviese un parecido y que, a la vez, fuese conocido por el pueblo, para que
sirviera de “anfitrión”, hacia el cual hicieron el traslado del “huésped”. En este
caso, tratándose de un contexto de realeza, usaron el elemento imagen.

d. Una vez hecha la metaforización, fue posible tener una mejor comprensión del
profundo significado de Imago Dei en el 'adam.

Una vez identificada la metodología usada en el relato de la creación de la primera


pareja humana, ya resulta más fácil abordar la función de ella como representante de Dios.
Imagen (Heb. tselem) significa representación o réplica del original. Si se considera que el
'adam es la Imago Dei, esta doctrina toma especial relevancia a la luz del contexto del Anti-
guo Testamento, donde predominaba “la doctrina real”. Esta doctrina estaba muy difundida
entre los grandes imperios de Babilonia, Egipto y, posteriormente, en Grecia y Roma. Por lo
tanto, el primer aporte del contexto a la revelación divina, pertenece a la “doctrina real” que
dice que el rey es la Imagen de Dios, además de ser “divino”.73 Dios, para administrar los
recursos materiales, habría creado al 'adam para que sea su representante, tal como habría
encargado la administración de todo a los reyes de la tierra.

El segundo elemento del contexto es el factor autoridad que tenían los representantes,
tanto como si fuera el mismo representado, que el no obedecerles, era como no obedecer al

73 R. Padilla, op. cit. 1994: 25.


29

mismo rey.74 Tanto los representantes de Dios, como los representantes del rey, podrían ser
personas, imágenes o efigies. La representación del rey en el imperio, lo cual incluía a las
tierras conquistadas, operaba bajo este principio de autoridad, que estaba legitimado y que
hoy llamaríamos el “derecho natural” de los reyes. El 'adam, como representante de Dios,
estaría investido de autoridad, tal como lo revela la metáfora. El ejemplo más típico de la
autoridad del rey, quien podía gobernar personalmente o por medio de representaciones, es
aquel que se registra en la historia de Daniel y sus compañeros en Babilonia. Ellos fueron
presionados a adorar la estatua del rey Nabucodonosor. La pena de muerte, si no obedecían,
era el horno de fuego (Dn.3:12-30).

En tercer lugar, uniendo el concepto que tanto el varón como la hembra son Imago
Dei, los dos, sin distingo de género, están comprometidos con la representación de Dios y con
toda la autoridad que esto implica.

A continuación se presenta el Gráfico Nº 5 para ilustrar los procesos metafóricos


indicados:

EL CONTEXTO HISTÓRICO DE LA REALEZA


COMO METÁFORA DE LA IMAGO DEI EN EL HOMBRE Y MUJER
(Gráfico Nº 5)

ELEMENTOS FIGURADOS ELEMENTOS REALES


DE LA METÁFORA DEL DEL SIGNIFICADO DE LA
CONTEXTO REAL DE LA IMAGO DEI
BIBLIA EN EL HOMBRE
1. El rey, el conquistador 1. Dios, el Creador
2. La efigie o estatua, imagen 2. El hombre, imagen de Dios
del rey
3. La efigie o estatua, 3. La Imago Dei (hombre),
representación del rey representante de Dios
4. La autoridad del rey 4. La autoridad de Dios sobre
sobre lo conquistado lo creado
5. La efigie o estatua del rey 5. La Imago Dei para señorear
como señal de su señorío y sojuzgar sobre la creación
sobre su territorio

Gracias a la comprensión de la “doctrina real” ya aludida, existente en el contexto


del Antiguo Testamento, podemos hoy entender mejor el profundo significado de la Imago
Dei en el 'adam (humano), asunto que incluye a la mujer. No es posible hacer una separa-
ción del hombre y la mujer para atribuir al primero la función de representación, negando
el plan original. Por el contrario, el estudio de la pareja desde la perspectiva del contexto,

74 C. Gattinony, 1974: 297.


30

sólo puede llevarnos a una conclusión válida: el hombre y la mujer, la pareja humana, sin
distingo de género, son Imagen de Dios; los dos miembros son representantes de El aquí
en la tierra; y tienen autoridad para enseñorear y sojuzgar la creación.

8. El atributo de la idoneidad de la mujer:


El lector recordará el problema de la hermenéutica misógina, tratado en el Capítulo
III y todo el trasfondo que la produjo. Nos referimos a la concepción griega de la mujer
como un ser inferior al hombre, sumado al trasfondo patriarcal heredado de los pueblos
semitas y prevaleciente en la mayoría de culturas. Este contexto condicionó el pensamiento
de los teólogos de la Iglesia primitiva para construir una teología inadecuada respecto a la
posición de la mujer en la pareja humana. Como se observa, sólo el análisis del contexto de
la Biblia y de la Iglesia, nos ayuda a comprender el por qué se infiltró la idea de que la mu-
jer, en su condición de ser ayuda idónea, significase una figura secundaria, subordinada,
servilista o cosa semejante. Como mayormente los gobernantes de los pueblos de este mun-
do, por miles de años, han sido figuras masculinas, la hermenéutica misógina les resultó
“adecuada”, por la doctrina cómoda que propone para el varón. Esto explica, también, por
qué la misoginia se ha convertido en una especie de “doctrina oficial”.

Frente a esta situación, nos proponemos presentar una visión diferente del concepto
de ayuda idónea, que haga justicia al significado de idoneidad (“suficiencia”, “capaci-
dad”, “disposición”)75 y a la intención de Dios cuando diseñó a la pareja humana:

9. Jehová, el modelo de la ayuda idónea:


Cuando Jehová Dios declaró el propósito de crear a la mujer para que fuese ayuda
idónea (’ezer k‘negdo = “ayuda que le corresponda”, “capaz”, “suficiente”, “dispuesta”)
del varón, el referente que El tenía, no fue la visión patriarcal ni la griega, sino el suyo pro-
pio, esto es que Jehová se define a sí mismo como ’ezer (ayuda) del hombre. Este significa-
do del concepto está respaldado en 15 referencia bíblicas,76 tales como las siguientes: “Oh,
Israel, confía en Jehová, él es tu ’ezer [ayuda]”; “Casa de Aarón, confiad en Jehová; él
es vuestra ’ezer”; “Los que teméis a Jehová, confiad en Jehová; él es vuestro ’ezer...”
(Sal. 115:9, 10 y 11). Es Jehová la ayuda del hombre y bajo ningún concepto a ningún
intérprete bíblico se le podría ocurrir que Jehová sería un Ser inferior o secundario al varón.

10. La mujer, el sello final de la creación:

Según L Berkhof (1969),77 el “sello final de la creación” es el 'adam (humano,


hombre) y podemos estar de acuerdo con esta aseveración. Pero, por nuestra parte, sería
más preciso enfatizar que “sello final de la creación”, es la mujer, por cuanto, todo está mal
sin ella; y todo esta bien ante los ojos de Dios con la creación de ella. Se infiere del texto
que sólo la mujer podía resolver la incomunicación y soledad del hombre. Este tenía com-

75
Real Academia Española, op. cit., 1970: 728.
76
R. Padilla, 1992: 28.
77
L. Berkhof, 1969: 213-216.
31

pañía animal, pero la diferencia abismal entre la naturaleza irracional de las bestias y la hu-
mana, nada que no fuese la creación de la mujer hubiese podido solucionar. Ni siquiera la
comunicación de Adán con su Creador solucionaba el problema. El observó algo irresoluto
e incompleto y dijo: “No es bueno que esté solo”. ¿Qué le hacía falta a Adán, en última
instancia, que le preocupase a Dios y le hiciera ver su obra como inconclusa? Hay muchas
respuestas erradas o parciales a esta pregunta. Desde los sabios del Talmud, vieron en la
persona de Adán una figura que poseía los dos sexos y que, mediante una segunda interven-
ción de Dios hacía falta individualizar en dos personas diferenciadas sexualmente. Más tarde
se reforzó la idea de que hubo una “pérdida” al dividir en dos pedazos al primer humano; se
solucionaría mediante el matrimonio. Desde el patriarcalismo y, más tarde, desde la visión
griega, hacía falta una sirvienta doméstica. Desde la Patrística, le hacía falta una sirvienta
doméstica y una “máquina reproductora”. Desde el mismo texto, tanto por inferencia como
por lectura, hacía falta compañía, pues Adán estaba solo; le hacía falta una coigual,
cocreadora, coautoridad, compañera, para disfrutar la común unión humana, para integra-
se y cumplir la misión de gobernar el mundo según su vocación. Cuando se llega a este
punto, con la creación de la mujer, se puede considerar que se ha alcanzado el “sello final
de la creación”.

Desde esta perspectiva, la entrada de la mujer en escena, no es desde abajo, para que
fuese considerada ayuda idónea secundaria. En lógica, por cuanto le viene a resolver una
situación a Adán, su entrada debería ser desde arriba, en superioridad. Pero, en el tanto ella
resolvía un problema, resolvía el suyo propio; en el tanto realizaba al hombre, se realizaba
con el hombre, su incorporación es desde la par. Esto va en contra del postulado de la
hermenéutica misógina, en el sentido de que la mujer sea solamente una ayuda secundaria
del varón, presentado en el capítulo primero.

11. Idoneidad integral:


Respecto a la creación de la mujer, el texto inspirado provee un conjunto de idonei-
dades (capacidades) y objetivos de la mujer, en forma integral, y en nada es sugerente que
se deba privilegiar uno por sobre otros. Por ejemplo, nada indica que la procreación deba
ser tomada particularmente como el centro del concepto ayuda idónea. Nada indica, a no
ser por la propia cosmovisión del intérprete, que la función de la mujer deba reducirse al
nivel de ayuda secundaria del varón, servidora, autoridad secundaria, entre otras visiones
torcidas. Si se quiere, el acompañamiento y la comunicación aparecen de primero y con
más énfasis en el texto. La conclusión a la que se llega es que, si no hay en el texto una
base para sobredimensionar una capacidad y objetivo de la creación de la mujer, por sobre
otros, es que las capacidades y objetivos están integrados y esta posición hermenéutica
evitará los errores de interpretación.
32

SEEGUNDA SEMANA
CAPÍTULO II

LA PRIMERA ENTREVISTA DE
ORIENTACIÓN DE LA FAMILIA

A. INTRODUCCIÓN:
Hemos sido selectivos respecto a la elección del modelo de entrevista terapéutica.
En este caso, se trata del modelo estratégico y, particularmente, dedicándonos a la entre-
vista inicial. Fueron Jay Haley (1980 y 1985) y Cloé Madanes (1984), bajo la influencia
de Milton Erickson, quienes crearon la terapia estratégica y, consecuentemente, el mode-
lo de entrevista estratégica. Sobre este fundamento, M. Andolfi (1985) desarrolla amplia-
mente un modelo de entrevista inicial; igual lo expone con claridad I. Ochoa de Alda
(1995). También, por nuestra parte, hemos optado por la aplicación de la entrevista inicial
al contexto de la práctica privada de la terapia.78 Esta, a diferencia de la práctica en equi-
po terapéutico, existente en instituciones terapéuticas públicas o en instituciones académi-
cas,79 donde disponen de equipos de profesionales, espejos unidireccionales (Cámara Ge-
sell), recursos de audio y video, entre otros,80 se realiza en condiciones apropiadas al objeti-
vo de producir los cambios en las parejas y familias, generalmente con un solo terapeuta
trabajando en solitario.

Se da por entendido que este esquema no pretende ser más que una guía, válida para
facilitar al pasante la comprensión del desarrollo de la primera entrevista, según el modelo
estratégico, con aplicación a la práctica privada. No obstante, se hace referencias y com-
paraciones con otros modelos de entrevista. Además, por nuestra parte, puesto que se trata
de un curso teórico-práctico, hemos implementado: 1) Los trabajos demostrativos con el
role playing, fuera y dentro de la Cámara, previo a la experiencia del pasante con terapias
reales. 2) Otro nuevo elemento que introducimos es la integración del pasante como co-

78
La “práctica privada” es lo que hace el psicólogo de pareja y familia en su consultorio, sin mediación insti-
tucional ni relaciones con otros terapeutas.
79
Nos referimos a los programas de capacitación y supervisión de terapia familiar, existentes en universi-
dades, hospitales y programas, por ejemplo: Instituto de Palo Alto, California; Instituto de New York;
Centro de Investigación de Milán o Roma, entre otros.
80
La práctica de la terapia de pareja y familia en “contextos institucionales”, con contadas excepciones, no
existe en Costa Rica; y existe muy poco en América Latina. En nuestra Universidad hemos construido un
modesto setting, a los fines pedagógicos y la supervisión en vivo de la práctica de la terapia sistémica. Si
bien no se pretende formar equipos terapéuticos sistémicos, especialistas en los “contextos institucionales”
éstos surgirán con el desarrollo de la terapia sistémica en el país.
33

terapeuta, para familiarizarlo con la práctica, siendo la responsabilidad del profesor condu-
cir la sesión de orientación de una familia real y en vivo. 3) Llegado el momento de la
Práctica Profesional Supervisada, cada pasante desarrolla la práctica, mientras el profesor
y el resto de pasantes forman el equipo terapéutico y supervisor. Para entonces los pasantes
han observado sesiones de terapia y han tenido alguna experiencia previa.

B. LA PRIMERA ENTREVISTA ORIENTADA AL


CONSULTORIO PRIVADO:
Esta modalidad de entrevista busca objetivos concretos y cortos; se caracteriza en
que el terapeuta trabaja en solitario; y opera en consultorios privados. El terapeuta no
discute ni analiza con nadie los casos; así, como tampoco, hace interrupciones para consul-
tar a un equipo.

La importancia de la entrevista inicial radica en dos elementos: es el primer contac-


to entre la familia y el terapeuta y, de la relación que se logre construir dependerá el éxito
de las otras sesiones. Por otra parte, la familia vive la desesperanza, el dolor y el miedo de
la desintegración, por lo que la sesión inicial debe ser paradigmática, por cuanto mostrará
los perfiles de un enfoque relacional; y la actitud del terapeuta será la metáfora de la salud.
Esta modalidad de entrevista, aplicada a la entrevista inicial, se organiza en una pre-sesión
y cuatro estadios o fases bien marcadas, los cuales se exponen a continuación:81

1. La pre-sesión:

La pre-sesión de la entrevista inicial, en la modalidad del consultorio privado, no


difiere en esencia de la pre-sesión que se realiza en la terapia en equipo. Se cuenta con la
misma información y se busca los mismos objetivos. La diferencia mayor es que el terapeu-
ta no analiza con nadie la información previa, por cuanto trabaja en solitario.

2. Estadio social:
Una vez que la familia se ha ubicado como ella quiere; y se ha distribuido el espacio
físico, que será de acuerdo a los mapas estructurales que ella tenga, esta fase incluye salu-
dos, bienvenida, la manifestación de interés de que se hallen cómodos. También el terapeu-
ta facilita la ambientación al lugar y al evento; les comunica su deseo de establecer una
atmósfera confidencial, eliminando las formalidades y distancias. Los miembros de la
familia se ubicarán según sus propias dinámicas internas y la atmósfera existente en la
familia, por lo que el terapeuta no debe designar los espacios, sino esperar que ellos se
hayan acomodado. La ubicación de cada miembro de la familia tiene valor diagnóstico.

81
M. Andolfi, 1985: 41-73. Como afirma M. Andolfi, 1985: 42, este esquema se remonta hasta 1972,
cuando J. Haley realizaba sus seminarios de capacitación para el equipo clínico de la Philadelphia Child
Guidance.
34

ESCENARIO DE LA TERAPIA

El terapeuta se propone, a más de facilitar que se sientan cómodos, establecer su


primer contacto con cada uno de ellos. Dentro de la modalidad estratégica, por definición,
el terapeuta (T) necesita accesar al sistema familiar (SF) y formar el sistema terapéutico
(ST) que se forma así: (SF + T = ST). La actitud del terapeuta (positiva, cortés, contro-
lada, esperanzadora) se convierte en la metáfora de lo que la familia puede alcanzar. Des-
pués pedirá que cada uno diga su nombre y podría formular una serie de preguntas que
activarían respuestas de los participantes, sin relación al problema, tales como: Me parece
que Ud. es el hijo mayor ¿estoy en lo cierto? ¿Antes han tenido alguna terapia individual o
juntos? ¿Cuántos de Uds. ya “volaron” y cuántos todavía están en la casa?.

Es obvio que será distinto el modo de accesar a una familia donde hay niños o sólo
adultos; variarán los contenidos de las preguntas y la actitud del terapeuta si se trata de una
familia del campo o de la ciudad; si hay adolescentes en la familia en fase oposicional o un
niño asustado; con una madre orgullosa de su función u familia otra con una madre
cansada de hacer las tareas domésticas. En todo caso, se trata de que el terapeuta familiar
accese al mundo de la familia, adapte su propio lenguaje y estilo personal; respete las
“reglas” de esa familia.

En este primer estadio el terapeuta se propone, también, comunicar a los componen-


tes de la familia que cada uno de ellos es importante para él y para el proceso terapéutico;
mostrará que se interesa en todos ellos. Este es el modo eficaz de presentar la primera regla
de la terapia: “Cada uno es igualmente importante y digno de atención”,82 por cuanto
son miembros de un sistema orgánico. Les hará saber que se cuidará el cumplimiento de
esta regla durante todo el curso de la terapia, previniendo y bloqueando todo intento de
infracción. Entonces, si por una parte, el terapeuta entra en el universo de la familia y se
adapta a él; por otra, la familia entra en las reglas de la terapia. Este concepto de mutua
adaptación es fundamental y representa un tipo de encuentro concreto, que hace que todos
se sientan responsables y comprometidos. Yo acostumbro a decir lo siguiente, como a
modo de encuadrar la terapia según el marco teórico sistémico:

“Yo no trabajo con locos ni con malos; yo trabajo con gente sana y buena,
pero sufriendo. Uds. son gente sana y buena y ya veremos cuál es el sufrimiento
de Uds. Comprenderán ¿qué podría ocurrir si hallamos a los enfermos y malos
de esta familia?. ¿Qué haríamos con ellos?”

82
M. Andolfi, 1985: 44.
35

El terapeuta, en esta primera fase, recoge una serie de informaciones útiles para
enfrentar las fases sucesivas, tales como: El tono e información general de la familia; las
relaciones entre los padres y los hijos; si hay indicios de la elección del chivo emisario,
entre otros.

3. El estadio del problema:


En este punto el terapeuta pasa a una exploración más directa del problema que
llevó a la familia a consulta”.83 Los tipos de preguntas para entrar a conocer el problema,
son: ¿Cuál es el problema?, ¿Qué les ha motivado a venir aquí? Estas son las preguntas
más comunes y contestarán primero los dominadores; o aquel que quiera formar una
alianza con el terapeuta; o el que quisiera justificar algo. Todos deben estar invitados a
expresar cuál es el problema. ¿Cuál es el problema en tu opinión? es una pregunta a una
persona específica, si se quiere tener un cuadro más completo. Dirigiéndose a un miembro
en particular se puede preguntar así: ¿Qué esperas que ocurra al haber venido aquí?. Esta
pregunta tiende a medir expectativas, la capacidad y autonomía de cada uno, a descubrir
quién tiene interés y quién no lo tiene en la terapia.

M. Andolfi (1985) sugiere que no se deben hacer tres cosas en este estadio:84

a. Hacer interpretaciones y comentarios del discurso de los pacientes.


b. Dar consejos pedagógicos.
c. Implicarse en las emociones de alguno de los miembros de la familia,
como, por ejemplo, mover la cabeza, aprobando o desaprobando; llorar,
tener furia, entre otros.

En este estadio el problema comienza a aparecer. M. Andolfi relata sus experiencias


con la aparición del problema, p.e.: Si ante los ojos aterrados del padre, el hijo mayor, no
más de 13 años de edad, actuó en forma agresiva, irrespetuosa contra la madre; y acto
seguido el padre mira al terapeuta como solicitando auxilio, queda claro su incapacidad de
establecer autoridad y, en consecuencia, el problema de esta familia es una jerarquía
inadecuada por debilidad de quienes deberían ejercer poder. Pero no hay que extrañarse que
la familia insista que el problema es un asunto que pertenece a la categoría de contenido o
síntoma o que está centrado en un solo individuo. El terapeuta es el experto en procesos, y
leerá para la familia lo que es el problema en el nivel de proceso o transacción. A propó-
sito de esclarecer cuál es el problema, hay cosas que el terapeuta no debe hacer:

a. Formular las preguntas en un nivel individual y no sistémico.


b. Dar interpretaciones o formular comentarios para “ayudar”, prematura
mente, a una persona a ver el problema de una manera distinta de cómo lo
está interpretando.
c. Dar consejos pedagógicos y desviar la terapia hacia soluciones mágicas o
de receta, básicamente ubicándose en los contenidos sintomáticos.
83
M. Aldolfi, 1985: 49.
84
Ibid, 50, 51.
36

d. Permanecer implicado en las emociones de alguno de los familiares,


respecto del problema (lloriqueando con ellos), y perder el control de la
sesión.

Por otra parte, lo que sí debe hacer el terapeuta para facilitar el esclarecimiento del
problema, es:

a. Probar el nivel de autonomía y de respeto de los miembros de la familia,


pidiendo e incentivando que cada uno exprese lo que siente y neutralizado
todo intento o acción de anulación o desvalorización.
b. Anotar si alguno o alguien interrumpe e impedir que eso ocurra.

c. Solicitar a los miembros de la familia que se refieran al problema en


forma concreta; no aceptar definiciones abstractas o generales, p.e.: “Uno
se encierra en sí mismo, y ya no se comunica con nadie”; “Cuando todo
camina mal, no sirve...”. Debería decir: “Estoy, pero es como si no
estuviera”. “Mi problema es que mis padres ya no me entienden”.
“Nuestro matrimonio es un total fracaso”.
d. Observar con atención las reacciones de otros miembros mientras alguien
está hablando.

4. El estadio interactivo:

La diferencia con el estadio anterior es que en aquél el problema va apareciendo por


la expresión casi natural de los miembros de la familia, con poca participación del tera-
peuta. En cambio en este estadio, el terapeuta es el interlocutor privilegiado; es cuando asu-
me un papel directivo para: esclarecer más el problema; para producir intercambios comu-
nicativos directos; preparar el camino para la definición de un objetivo terapéutico. Se trata
de una fase donde se comienza a incentivar la capacidad de transformación de la familia.
Aquí el terapeuta les “cuenta la otra historia” o sea les dice cuál es el problema en términos
de relación, procesos y transacciones. Se cumple aquí la frase “historia del terapeuta versus
la historia del paciente”. Ahora verán diferente, verán alternativas y se movilizarán hacia la
resolución. Es aquí cuando el terapeuta necesita recursos adecuados para producir la infor-
mación en la familia para que se movilicen de la homeostasis congelada (H) hacia el
cambio (T).

Como a modo de ilustración, de las tantas posibilidades que existen, una técnica ade-
cuada para este estadio es el uso de la metáfora como instrumento del terapeuta para inter-
venir en la familia. Veamos un ejemplo:

1. Problema: Padres muy ocupados en sus profesiones y desligados de los


hijos. Estos crecieron sin reglas, sin límites adecuados y con profundas
distorsiones de jerarquías
2. Análogo: Un jardín sin jardineros, donde las plantas están vivas pero selvá-
ticas e incultivadas.
3. Presentación de la metáfora:
37

“Yo veo un maravilloso jardín, con buena tierra y buenas plantas. Estas
siguieron creciendo, pero sin la mano oportuna, ordenadora y nutridora de los jardi-
neros. Están vivas y grandes las plantas, pero crecieron silvestres. Ahora los jardine-
ros se preguntan si pueden arreglar este jardín; si las plantas podrán cambiar su
forma y dirección del desarrollo; si querrán ser plantas domésticas o preferirán ser
silvestres. Yo les consulto a Uds. ¿qué vamos a hacer con este jardín?”

Como sugiere M. Andolfi, se ha producido un intercambio activo sobre el


problema.85 Absolutamente todos los miembros de la familia entrarán en la metáfora y
sugerirán todo lo que se puede y debe hacerse en y por el jardín; se esclarecerá
quién/quiénes es/son el/los jardinero/s. La sesión agotará todas las ideas de gestiones,
actitudes y compromisos para arreglar el jardín.

Ocasionalmente, si las condiciones son propicias, la metáfora anterior, cuyo fin pri-
mero era intercambiar reflexiones sobre el problema, también puede ya constituirse en una
intervención terapéutica, en el tanto deduzcan las acciones que se requiere realizar para
arreglar el jardín. Más aun, se convierte en una intervención terapéutica, cuando adquiere
el carácter de tarea implícita: “Yo les pregunto a Uds. ¿qué vamos a hacer con este jar-
dín”. Ellos entenderán: “Uds. padres, esta semana necesitan ocuparse del jardín, proba-
blemente lo más urgente sea la liberación de las plantas respecto a la maleza...”

Como se trata de dejar encuadrado el proceso y naturaleza de la terapia, no hay que


pretender que en la primera sesión ya queden resueltos los problemas, pero es necesario que
desde la primera sesión vivan una nueva experiencia terapéutica; que sientan desde el inicio
cómo opera un sistema terapéutico (ST).

5. El estadio del contrato:


Aún siendo imposible intervenir desde la misma primera sesión lo que es indispensa-
ble es dejar establecido el contrato. Por contrato se comprende los acuerdos expresos y táci-
tos que se establecen entre el orientador y la familia. El concepto es amplio y abarca desde
los asuntos financieros, fechas de sesiones, ejes de trabajo que la familia ha propuesto, así
como aquellos ejes que se desprenden de la entrevista.

85
M. Andolfi, 1985: 58.
38

CAPÍTULO III

LA HIPÓTESIS EN LA ORIENTACION
Antes de la primera entrevista siempre existe un contacto telefónico, con un breve
coloquio con alguno de los familiares o con un intermediario (trabajador social, orientador
educativo, entre otros). En estas circunstancias, el terapeuta dispone de alguna información
o tiene algunos modos de recoger información utilísima. Con esta información, que es so-
metida a un análisis preliminar y en términos relacionales, el terapeuta construye las prime-
ras impresiones hipotéticas sobre el tipo de familia, la naturaleza del problema, quiénes tie-
nen interés y quienes no en la terapia, entre otros. La información que recoge proviene por
la vía del lenguaje verbal, así como por la vía del lenguaje analógico.

A. UNA DEFINICIÓN:
Una hipótesis es el supuesto necesario, con el cual se inicia el acercamiento del te-
rapeuta al problema. Este supuesto requiere verificación y, si no se verifica o prueba, se
abandona. Es el supuesto acerca de lo que está realmente sucediendo en la vida del paciente
o la familia, mas no se trata de lo que la familia dice que está sucediendo. Este supuesto es
una especie de brújula que guía al terapeuta en sus preguntas, búsqueda, como en toda in-
vestigación. Otra forma de definir es que la hipótesis es un instrumento de acercamiento
para descubrir el problema. Descubierto éste, deja de ser hipótesis para convertirse en la
verdad o constructo teórico; y si no se prueba la hipótesis, se la desecha y se substituye por
otra.

B. INFORMACIÓN E HIPÓTESIS
Las hipótesis surgen de los primeros contactos entre el paciente y el terapeuta:
¿Quién pidió la cita? ¿Cómo es su estado emocional? ¿Cómo es el tono de la voz? El que
llama por teléfono, por ejemplo ¿podría ser el más motivado, interesado, necesitado, entre
otros, para una intervención terapéutica, por lo que “arrastra” a la familia a la terapia? En
algunos casos, el que llama ¿será que quiere establecer con el terapeuta una coalición que lo
coloque en una situación privilegiada? O la persona que llama ¿podría ser competitiva, con
clara intención de controlar los procesos como, por ejemplo, querrá determinar quién deba
o no deba ir a terapia? Cuando están esperando en la antesala ¿hablan entre los esposos;
entre ellos y los hijos; o cada uno se aísla del otro, metiéndose en la lectura de una revista o
del periódico? Al comenzar la sesión propiamente, ¿cómo y dónde se ubican en el consul-
torio? Si bien hay que esperar algún grado de desconcierto, confusión, desconfianza,
extrañeza, recelo, entre otros, propio de la ansiedad de abordaje a un setting86 nuevo,

86
El setting (escenario), en terapia se refiere tanto a espacio, como a acción con personajes, donde ellos han
venido a actuar, a entregar una “información oficial de la familia”, con el temor de no traicionar al grupo
39

¿cómo están comportándose cada uno de los integrantes de la familia?.


A medida que avanza la primera sesión el terapeuta va completando la construcción
de la hipótesis. Si esta vía de averiguación no prospera, no hay que “convencer” a la fami-
lia, sino que se pone a funcionar otra hipótesis que guíe las preguntas y la temática de con-
versación; que guíe a quién involucrar más activamente en el proceso de cambio.

C. LOS PRIMEROS DESAFÍOS A LA HIPÓTESIS:


Es posible que la familia intente saber algo de lo que el terapeuta está registrando,
pero éste todavía no ha descubierto del todo el problema y sólo tiene unas intuiciones váli-
das al final de la primera sesión. Entonces podrá responder provisionalmente:

1. Una impresión inicial, sin que sea definitiva, es la siguiente: “Ya verificare-
mos más a profundidad los detalles...” “Por un momento creí que sería ‘X’,
pero las últimas reflexiones me indican que es ‘Y’, y creo que por allí habrá
porvenir...”

2. Si ya está claro cuál es el problema, procederá a esclarecerlo por medio de la


técnica que haya elegido para este fin, por ejemplo: Contar la “otra histo-
ria” (del terapeuta), directamente verbalizada o por medio de una metáfora;
o mostrando un objeto metafórico, entre otras técnicas. Cuando se ha verifi-
cado la hipótesis, insiste S. Minuchin, se debe darles a conocer, insistente,
reiterativa y convincentemente la verdad descubierta, hasta que le encuen-
tren el sentido. El ejemplo magistral, constante, constatado y referido por va-
rios terapeutas, se puede ejemplificar con el siguiente caso:

Los padres de un niño “asmático” le dicen al terapeuta: “Traemos a nuestro hijo para que
le cure el asma, porque su médico dice que es psicológico”. Primeramente, la hipótesis del
psicólogo es que el asma es un mensaje, lo cual coincide con el diagnóstico del médico; pero
difiere del enfoque psicológico individual del médico. En segundo lugar, el terapeuta verificó
que ellos tienen un grave problema de estructura y jerarquía conyugal, que les ha tenido “al
borde del divorcio varias veces” (lenguaje de ellos). En tercer lugar, se verificó que los “ataques
de asma” correlacionaban con las crisis relacionales de la pareja; que remite el asma cuando hay
una bonanza en la relación” (lenguaje de ellos). Una vez verificada la hipótesis, el terapeuta “les
cuenta la otra historia” y ocurre lo siguiente: 1) El hijo está perplejo con esta historia. 2) Los
padres reaccionan defendiéndose ante la “insinuación” del terapeuta (Dicen: “él mejora con la
teofilina, con el salbutanol”, “¿...podría ser hereditaria?”). 3) Acostumbrados al modelo médico,
en el cual la “patología está ubicada en el paciente”, defienden este paradigma y están incómodos
con el nuevo paradigma. 4) El terapeuta les dice (señalamiento y tarea): “Les ha tomado de
sorpresa mi historia, pero a medida que pasen los días de esta próxima semana irán asimilando
esta otra forma de ver el problema. Pongámonos de acuerdo con el día y la hora de la próxima
cita de la semana entrante y allí seguimos trabajando el problema”.

3. Si no prospera una hipótesis, se la abandona y no se “inventa” un problema.


A veces sí es la hipótesis correcta, pero el sistema familiar no aporta los ele-

descubriendo los “trapos sucios”; hay consignas explícitas e implícitas de lo que se debe o no se debe reve-
lar. El setting se diferencia del hábitat, en que en éste las conductas son naturales.
40

mentos necesarios para verificarla; hay una negativa hacia determinada línea
de averiguación. Entonces Ud. no caiga en el juego de “convencerles”. Deje
pendiente la verificación para una próxima cita.

4. No intente trabajar sin hipótesis, porque perderá mucho tiempo y confundirá


a la familia con un “interrogatorio estéril" que, en última instancia, no le lle-
vará a la lectura correcta del problema, sino a una “construcción del mismo”.
Los problemas se descubren, mas no se inventan.

D. LA HISTORIA DEL TERAPEUTA Y LA


HISTORIA DEL PACIENTE:
Para analizar el tema “la historia del terapeuta versus la historia del paciente” es muy
necesario repasar, previamente, los conceptos de contenido y proceso:

1. El contenido:
El contenido es un elemento irrelevante comparado con el proceso. Es el qué de lo
que está ocurriendo. Los contenidos cambian de acuerdo a la cultura, al lugar, momento,
circunstancia. Por ejemplo: Una esposa percibe amenazante a su cónyuge (una autodefini-
ción del yo del esposo con relación al yo de la esposa, es el proceso). La forma como él
manifieste la agresión: con palabras, actitudes, y/o físicamente, inhibiciones, chantajes,
entre otros, constituye el contenido visible: Las formas o “estilo” de manifestar la amena-
za, que dependen de la cultura, de la emotividad del momento, del status deteriorado de la
relación, entre otros, son irrelevantes.

2. El proceso:
El concepto proceso se refiere a las pautas de interrelación, transacciones, patrones,
modos de comunicarse que, en conjunto, definen la manera o el cómo funciona el sistema
en la perspectiva del paradigma circular. Entonces, cuando se afirma que la terapia sisté-
mica transforma los procesos familiares (terapia de procesos), se refiere al objetivo de
cambiar dichas pautas.

Para aclarar la diferencia entre contenido y proceso, veamos el siguiente ejemplo:


La amenaza es un proceso o transacción interrelacional; es un fenómeno subyacente, más o
menos estable; es una definición del sí mismo y del sí del otro, o ya sea de superioridad; o
ya sea de inferioridad, en cuyo caso actúa como autodefensa. A su vez, cuando se mani-
fiesta la amenaza, obliga al otro a defenderse, debido a esa capacidad del organismo deno-
minada homeostasis o búsqueda de una “solución”. La amenaza puede manifestarse de
muchas formas: agresión psicológica y/o física, verbal, chantaje, desvalorizaciones, priva-
ciones, entre otros. A su vez, la persona amenazada recibe y sufre la amenaza de distintas
formas: tiene miedo, huye, tiembla, suda, se defiende, entre otros. Estas formas, tanto de
amenazar, como de reaccionar ante la amenaza, se denominan los contenidos o el qué. Se
notará que son cambiantes, relativos a la cultura, al estado de ánimo del momento, al grado
de amenaza, entre otros. Si se intenta cambiar los contenidos (síntomas externos), se tendrá
41

que dar terapia toda la vida; pero si se cambian los procesos (la amenaza), lo cual repre-
sentaría hacer una redefinición, remiten los contenidos, ya que éstos son síntomas o men-
sajes. La terapia de contenidos buscaría el objetivo de modificar la intensidad y la frecuen-
cia de la forma de la amenaza, por ejemplo, si el agresor grita con mucha fuerza: baja de 80
a 50 decibeles de volumen; reducir la frecuencia de gritos de 100 a 50 veces por semana,
pero sin cambiar la matriz o proceso subyacente.

Otro nombre para el proceso es el concepto de paradigma, punto de vista, manera de


pensar, suficientemente definido como para guiar una acción. En tanto el paradigma guía el
procedimiento hacia un determinado fin, de una manera característica, adquiere el rango de
mapa, modelo o esquema. Este es el caso cuando se dice: “según tu paradigma mental”,
“según tu mapa interno”.87

Por otra parte, en el terreno del contenido o el qué, el paciente es experto, y no hay
manera de ganarle. Además, en esa área, está muy sensible, defensivo, y una “pelea” en di-
cho campo hace peligrar la relación con el terapeuta. Los discursos del paciente están llenos
de contenidos; viven, sufren, accionan y reaccionan contenidos. La “historia de paciente”
surge desde los contenidos. El profesional de la salud, por el contrario, es experto en los
procesos o el por qué o causa, todo esto según el paradigma circular, por lo que identi-
ficará bien su terreno dónde va a trabajar. El qué encubre al por qué; lo esconde de la
percepción del mismo grupo o persona, inclusive del terapeuta. La forma de ilustrar la natu-
raleza y relación de los elementos contenido y procesos, es mediante el siguiente gráfico:

Contenido = Síntoma
_________________________________

Proceso = Causa subyacente


Desde esta figura, el contenido es el síntoma visible, percibido, tanto por el sujeto,
como por otros desde afuera. En un cuadro infeccioso el contenido equivale a la fiebre, que
inclusive se la puede medir. En cambio un proceso, que no es visible, equivaldría a la bac-
teria infecciosa que produce la fiebre. En la medida que el terapeuta logra identificar y
transformar un proceso, realiza la terapia y el síntoma remite. El terapeuta lee los síntomas
visibles, como mensajes que son, y desciende hasta los procesos y transacciones profundas;
hasta los mismos mapas y paradigmas; y los encuadra contando la “nueva historia”. Lue-
go, desde allí construye para la familia un reencuadre o proceso de cambio, que rediseña
los mapas y paradigmas internos.88 Es irónico, por lo tanto, que el paciente sea un experto
en aquello que no es el problema (el contenido o el qué), y desconoce el proceso o por qué
disfuncional, por lo que no logra hallar solución por sí mismo. El terapeuta es experto en
los procesos.

87
F. B. Simon et al., 1980: 262. El uso indistinto de “según tu punto de vista” , “según tu esquema men-
tal”, “según tu paradigma” hace suponer al autor que, a este nivel, es posible deducir que paradigma se
usa como si fuera sinónimo de espistemología.
88
Ibid.
42

3. La otra historia:
Una vez que se conoce la naturaleza y relación del contenido y el proceso resulta
fácil la comprensión de las “dos historias” (del paciente y del terapeuta). Una vez que la
hipótesis ha sido verificada suficientemente, el terapeuta la devuelve al paciente que, en
este caso es una familia, como una historia diferente, reveladora, esclaresedora, novedosa,
mayormente desconocida hasta entonces por la familia. Esta historia surge desde el ámbito
del proceso.

Un ejemplo magistral lo hallamos en el caso de la hija “asmática” de una pareja que


ha manifestado las intenciones de divorciarse por sus continuos pleitos, desacuerdos, entre
otros. La hija es llevada a tratamiento psicológico porque el médico ha indicado que dicho
cuadro patológico a él le parece que tiene componentes psicológicos. Los padres me piden
que “trate a la hija asmática”, porque según el paradigma individual, quien sufre el sínto-
ma es la “enferma”. El médico sospechaba que este cuadro clínico iba más allá de lo físico
(intrapsíquico); pero no sospechaba que era relacional (interpsíquico). Después de dos se-
siones yo les conté la otra historia, totalmente diferente a la de ellos, en los términos
siguientes:

EJEMPLO DE LA “OTRA HISTORIA”

“Vuestra hija no es la ‘enferma’ sino una ‘mensajera’; su ‘asma’ es un


mensaje que necesita ser descifrado para ver qué dice y a quiénes dice algo. A mi
modo de ver, el mensaje está dirigido a Uds. y les pide que resuelvan su conflicto
como pareja; y está dirigido a mí y me pide que les ayude a resolver el problema.
Así que vos, Ruth (‘paciente’) no tienes que venir para las próximas sesiones, sino
sólo tus padres. ¿Quieres darme a mí este caso? ¿Podrías confiar que yo voy a
hacerme cargo de la responsabilidad de hacer la terapia a tus padres? Con Uds.
padres, que están interesados en que Ruth se cure, tengo que reunirme las veces
que sean necesarias para trabajar el problema de Uds. ¿Están de acuerdo? ¿Está
claro? ¿Realmente tienen interés que Ruth se cure?”

Esta otra historia, muy diferente a la “historia de la familia”, les sorprendió fuerte-
mente y, por un momento, intentaron evadir la responsabilidad. Pero yo había acumulado
información contundente, tal como la correlación de los accesos de “asma” con los
momentos más críticos de su relación conyugal y las amenazas de divorcio; tal como la
remisión del “asma” cuando la pareja entraba en un estado de calma.
43

TERCERA SEMANA

CAPÍTULO IV

DIFERENTES HERRAMIENTAS PARA


HACER LA TERAPIA FAMILIAR

EL USO DE LA PREGUNTACIRCULAR

A. INTRODUCCIÓN:

En las sesiones de terapia se da un intercambio verbal y no-verbal entre el terapeuta y


los pacientes, de cuya dinámica surge la información que se está buscando para formular y
legitimar la hipótesis y diseñar las estrategias terapéuticas para el cambio de la familia. Al
mismo tiempo, el terapeuta, por medio de las preguntas, particularmente con las preguntas
circulares, transmite información dentro del sistema familiar. Es así como la familia logra
descubrir sus dinámicas, entrampamientos, potenciales, recursos, confianza, explicación, lógi-
ca, entre otros, que la habilita para el cambio. Con sólo que cada miembro familiar exprese su
punto de vista respecto a una dificultad, se puede modificar la epistemología que cada uno
tiene de sí mismo. Cada miembro contribuye en un metanivel,89 a reeditar los significados
existentes. La importancia de la pregunta en general es que se trata de uno de los medios de
intervención más universales que, sin éste, no se puede concebir la idea de la intervención. El
objetivo del estudio de la pregunta es encontrar la forma verbal más eficaz de comunicarse
para conseguir la información. La forma como los interlocutores se comuniquen en la sesión,
es la forma que lo hará en la cotidianidad. De modo que si en la sesión terapéutica se
producen cambios en los estilos comunicativos, éstos acompañarán a la familia en la vida
diaria del hogar.

Para construir esta sección de la pregunta en general, nos hemos basado, originalmente,
en los trabajos de G. Bateson (1982),90 cuyo interés está en la información que produce. En

89
El metanivel es otro nivel o posición a la par del nivel principal. Algo así como un punto de vista a la parte
de otro punto de vista, hace su aporte para elucidar el problema. El nivel filial está a la par del nivel parental
y, desde otro nivel (otra generación) hace su aporte. En esencia, se trata del fenómeno de la metaco-
municación, donde un mensaje (p.e.: una actitud), a la par del mensaje, explica cómo se debe entender el
mensaje. La actitud del comunicante, en la vida cotidiana, es el metamensaje del mensaje, y dice cómo se
debe entender el mensaje verbalizado “te quiero”.
90
G. Bateson, 1982: 38-42; 103-112. La importancia de la pregunta para este autor está en la información
que produce, porque sólo ésta es capaz de producir modificaciones.
44

cambio para el estudio de la pregunta que contiene la naturaleza circular, que se explica en su
respectivo lugar, por su función estratégica, nos hemos fundamentado en los autores de la
Escuela de Milán.91 Para analizar la operatividad de las preguntas, en sus distintos tipos, nos
hemos fundamentado en J. Navarro (1996),92 y en I. Ochoa de Alda, (1995).93

B. TIPOS DE PREGUNTAS:

1. La pregunta directa:

La construcción de la pregunta directa está diseñada para conseguir del interlocutor


algunas respuestas concretas, definidas y de forma casi mecánica. Tal es el resultado que
suele afirmarse que sólo produce datos, monosílabos, no generadores de mayor información.
Ejemplos de preguntas directas son las siguientes: ¿Estás triste? ¿Tienes el presentimiento
que no te quieren? ¿Cuántas veces en tu vida te has sentido realmente acompañado? Estas
preguntas consiguen respuestas monosilábicas, tales como: “Si”, “No”, “4 veces”, entre otros.
Con estos datos es muy poco lo que se puede construir.

Por otra parte, se afirma que la familia interlocutora no dispone de un modelo


eficaz de comunicación, por lo cual no ha podido producir la información suficiente
para lograr cambios significativos en sus interacciones. Por su naturaleza, la pregunta
directa no busca respuestas desde el interlocutor, inquiriendo sus sentimientos y
pensamientos, sino simples reacciones directas a preguntas directas.

2. La pregunta circular:

a. Definición:

Esta, contraria a la directa, debido a la estructura de su diseño, produce otro tipo de


respuestas, por lo que se afirma que produce información. El interlocutor será capaz de
resolver sus conflictos si puede juntar y relacionar la información. El problema de las
personas y familias, al no lograr integrar la información adecuada, no tienen los elementos
de juicio necesarios para la toma de decisiones.

La pregunta circular está diseñada para contestar desde los otros; obliga a entrar en
sus sentimientos y pensamientos para responder desde allí; pide respuestas desde la
epistemología del otro; es la estrategia para ponerle al interlocutor en el lugar del otro y leer la
realidad desde allí. En última instancia es aprender a vivir en un sistema relacional. Al insta-
lar en la sesión terapéutica la pregunta circular, se reeduca la forma de pensar para la
producción de información y lograr las opciones de solución. Cuando se construye la pregun-
ta circular se parte de la premisa que la vida total de la familia es interacción, interrelación,
circularidad, por lo que las preguntas que se hagan tienen que estar referidas a esta naturaleza

91
Esta Escuela ha sido privilegiada con el aporte de connotados maestros de la circularidad. Tengo especial
gratitud para L. Cecchin, el maestro de quien aprendí el uso y valor de la pregunta circular.
92
J. Navarro Góngora, 1996: 79-83.
93
I. Ochoa de Alda, 1995: 95-103
45

circular; de la misma forma, la información que se produce está referida al sistema familiar
circular.94

b. Ejemplos de preguntas circulares:

Las preguntas circulares se relacionan con sentimientos y pensamientos, tanto del


sujeto, como de la/s tercera/s persona/s involucrada/s, con todas las combinaciones posibles:

“¿Qué piensas Luis que Juana, tu esposa, está sintiendo acerca de tus desapari-
ciones del hogar?”
“¿Qué piensas que sentirá tu familia cuando desapareces del hogar?”
“¿Qué crees que siente/piensa “X” cuando tardas en retornar al hogar?”
“¿Qué piensas que siente Mario, tu esposo, al ver que vos comienzas a actuar en serio
frente al problema de las ausencias de él?”
“¿Cuándo tu esposo dice que eres ‘extremista’ con el horario de regreso de él (3:00
a.m.): qué piensas que él está pensando?”

3. La práctica de la pregunta circular:

El siguiente caso servirá de base para la práctica de la pregunta circular:


Para que X construya sus respuestas tiene que, necesariamente, leer el problema desde el
otro (Z), “ponerse en sus zapatos” y contestar desde el otro. Este estilo de interacción comu-
nicacional produce realmente la información suficiente para negociar, tomar decisiones, hacer
los arreglos que fueran del caso. Cuando la familia aprende a producir información, resuelve
sus conflictos.

EL CASO

Rodrigo es un joven pescador, aferrado a la vida del mar y su único


esfuerzo intelectual - dice él - “es mantenerme informado, por lo que leo los
diarios”. Por su parte, Loreta, su esposa, una mujer joven y quien ha
seguido cultivándose, al punto de haber alcanzado un Bachillerato en
Educación, con miras a una Licenciatura. Para esto, viaja a la Universidad
que está en una ciudad cercana. Ella se desenvuelve bien en su trabajo
como profesora de su pueblo. En el último año el esposo han peleado
mucho “por nada”, pero en el discurso de él se denotan celos, inse-
guridades, ira, deseo de controlar la vida de Loreta, limitándola a una vida
casera, con claros indicadores que prefiere que ella renuncie al trabajo y a
los estudios y se dedique a la casa. Dice que ella se ha vuelto muy
independiente desde que está trabajando.

El auditorio se organizará en parejas para la práctica de la pregunta circular en todas las


modalidades del uso del creer y pensar, refiriéndose al tercero involucrado Z (Rodrigo, quien

94
M. Selvini et al., Family Process Nº 19, 1980: 3-12.
46

está ausente), porque sólo Loreta (X) asiste a terapia. Un miembro de la pareja actuará como
el terapeuta y el otro como Loreta (X). Practiquen siguiendo el itinerario de este esquema:

Terapeuta: Paciente X

Paciente Z

¿Qué piensas/crees X que Z estará sintiendo/pensando acerca de tu lealtad/libertad?


¿Cuál crees/piensas X que será el miedo que está experimentando Z debido a tus
estudios y el ejercicio de tu profesión?
47

LA METÁFORA COMO TÉCNICA RELEVANTE

A. INTRODUCCIÓN:

El propósito del autor es ofrecer una teoría psicológica diferente, denominada psico-
logía sistémica, cuya característica fundamental, como se explica en su lugar, es el acerca-
miento al problema desde la perspectiva relacional, sistémica y ecosistémica.

El valor del estudio de los instrumentos de intervención sistémica, tomó relevancia


por la década de los 60 debido al fracaso de las terapias existentes en ese entonces. Por los
efectos dramáticos y rápidos, como fue el caso del uso de la paradoja en la terapia, se
llegó a tipificarla, entre otras cosas, como “la terapia de la terapia”, por cuanto activaba los
procesos terapéuticos que se habían estancado. Se llegó al convencimiento que se podía
acelerar dichos procesos mediante el uso de técnicas modernas; se podía acelerar el timing
del paciente. Un ejemplo magistral de este asunto, entre otros, fue el descubrimiento de la
terapia de segundo orden, cuyos cambios discontinuos, desproporcionales y cualitativos,
eran acelerados y permanentes; a diferencia de los cambios continuos, proporcionales y
cuantitativos, típicos de la terapia de primer orden, que no eran permanentes. Ilustramos
los dos tipos de cambios con las gráficas siguientes::

B. LA METÁFORA:

1. Definición de metáfora:

¿Cómo se define la metáfora? El término metáfora (del latín metaphôra; y del


griego ά) significa “trasladar o transferir el sentido lógico de una cosa a otra
figurada”. Por su parte, la forma clásica de definir la metáfora es afirmando que se trata de
un: “Tropo que consiste en trasladar el sentido recto de las voces a otro figurado, en
48

virtud de una comparación tácita”.95 La preposición ά, que integra la palabra metá-
fora, significa que algo, por la acción del verbo έ (“trasladar”, “transferir”, "llevar",
“tirar), ha sido llevado, trasladado y puesto “más allá”, “sobre” algo o alguien.96 Aquí la
cosa trasladada es el significado real o sentido lógico de la verdad o tema que se quiere
comunicar. Una vez que se ha operado el traslado a otro elemento, el significado real o
sentido lógico, se torna figurado, supuesto, imaginario, retórico (metafórico), lo cual tiene
como objetivo facilitar la comprensión de dicha verdad.97 Toda esta acción es posible en
virtud de la existencia de la analogía. El significado real o sentido lógico trasladado se
“fusiona” con el elemento analógico y establecen una relación de huésped y anfitrión. Para
ilustrar este proceso, veamos un ejemplo de metáfora usada por Cervantes: Hubo en la
vieja España un sentir hidalgo de defensa de los necesitados, algo así como jueces ambu-
lantes, personajes paramilitares, ajusticiadores, cuyo espíritu noble, para comprenderlo, era
necesario para Cervantes encarnarlo en un personaje, de cuya acción nació la más hermosa
metáfora: Don Quijote de la Mancha. Ahora es un hombre, tiene identidad y se le puede
atribuir las más nobles acciones. Igual hace Jesús, para que comprendieran su misión, se
trasladó a sí mismo al análogo puerta y dijo “Yo soy la puerta”. El sentido lógico, ahora
era figurado, la idea abstracta, ahora era comprensible para la gente. Si bien los elementos
“sentido lógico” y el “figurado” aparecen fusionados, a la vez son inconfundiblemente au-
tónomos.

2. Metáfora y analogía:

a. Definición de analogía:

Introducimos un nuevo concepto, el de la analogía, por cuanto es un instrumento


auxiliar indispensable para la construcción de las metáforas.

Para hacer el traslado (metaforizar), se necesita un elemento “anfitrión”, conocido


como el análogo, que recibe al “huésped”. Este “anfitrión” no necesita ser exacto igual al
“huésped”, pero sí debe tener algunos elementos que lo caractericen como análogo. Si esto
ocurre, se dice que entre los dos elementos “...hay una analogía”. En el ejemplo que
adelantamos, Jesucristo como “la puerta” de la salvación, en lo único que hay analogía o
parecido con una puerta material, es en la función de permitir la entrada a otra condición o
lugar. Por lo demás, Jesús y la puerta guardan sus identidades propias; aunque, en sentido
figurado, se da una “fusión”.

Entonces ¿qué significa analogía? El término analogía (del griego ά ί )


significa “semejanza”, “parecido”, “conforme a...”. Si se enfoca el análisis desde las
raíces de la palabra analogía, encontramos que se desagrega en: ά ά que significa
“conforme a” y “parecido a”, y ό que significa “razón”, “estudio”,
“ciencias de las cosas parecidas”.98 Entonces analogía se define como “el estudio de los
elementos que guardan un parecido o semejanza entre sí, pese a ser distintos”. Por

95 Real Academia Española, 1970: 872.


96 F. B. Simon , et al., 1984: 227, 228.
97 Ibid.
98 Real Academia Española, 1970: 83.
49

haber alguna semejanza entre dos elementos, se puede hacer una comparación, pero tales
elementos no necesitan ser iguales, por ejemplo: “Tienes los pelos erizados”, se puede
decir a una persona en razón del parecido de los pelos, sin que por esto ella pertenezca a los
mamíferos erizos o “puercos espines”.

b. Ejemplos de analogía en la construcción de la metáfora:

A continuación se presenta un cuadro donde se observa la relación entre metáfora y


analogía, como dos elementos inseparables. Como en efecto lo que se hace es una compa-
ración y las personas y familias aprenden y cambian por hacer comparaciones.

ANALOGÍAS

ELEMENTOS ELEMENTOS METÁFORAS


REALES ANÁLOGOS
1. La juventud 1. La primavera “Estás en la primavera de tu vida”
2. La vejez 2. El otoño 2. “Estás en el otoño de tu vida”
3. Descansado, joven 3. Lechuga fresca 3. “Estás fresco como una lechuga”
4. La tía camina de 4. Autos, velocidad, 4. “La tía pasó a 120 k/h”
prisa Velocímetro

La vida de una persona y las estaciones del tiempo en que se divide el año, 99 son
objetos distintos en naturaleza, pero tienen un factor analógico: La juventud, es la fase más
vigorosa, desarrollada, cerca de la niñez, y lejos de la vejez, comparable con la primavera,
la segunda estación del año, con lo cual se construye la metáfora: “Estás en la primavera
de tu vida”. Entonces, gracias a los elementos análogos parciales, tales como la
“primavera” y el “otoño”, comparables con la juventud y la vejez, respectivamente, se
puede hacer el traslado denominado metaforización. Se concluye, entonces, que la cons-
trucción de la metáfora supone la existencia de esos elementos análogos.

3. Ejemplos de metáforas:

A continuación se ofrece varios tipos de metáforas, construidas gracias a la existencia


de los factores analógicos:
METÁFORAS

ELEMENTOS REALES METAFORAS


1. Espíritu hidalgo, defensores 1. “Don Quijote de la Mancha”
2. Emociones alteradas, stress 2. Somatizaciones
3. Auto estima (alta o baja) 3. “Postura doblada o erecta del
cuerpo”

99 Real Academia Española, 1970: 578. Las cuatro estaciones del año, en el orden correcto, son: Invierno, Primavera,
Verano y Otoño.
50

4. Tiene deseos que la abrace 4. “Hace frío”


5. Una señora necesita asiento en el bus 5. “Como aquí no hay caballeros”
6. Una puerta no ha sido arreglada 6. “Como aquí no hay hombres”
7. Gotas de sudor 7. “Como grandes gotas de sangre”
8. Gotas de agua 8. “Perlas de rocío”
Si una metáfora es un traslado, se metaforiza al transferirle conductas y acciones de
una persona a un títere; igual se hace metáfora cuando alguien actúa una conducta de otro
mediante el psicodrama, drama o comedia. El sentido hidalgo de la época, Cervantes lo
trasladó al Quijote, quien defendía a los débiles y así construyó la metáfora más bella de la
literatura clásica.

4. Conceptualización de terapia y terapeuta:

Una de las preguntas que se impone al terapeuta, independientemente de su moda-


lidad teórica y técnica, es el asunto de la naturaleza y significado del proceso terapéutico:
¿Qué significa terapia? ¿Cuál es el papel del terapeuta? Y en el proceso terapéutico, nos
preguntamos ¿cuál es la función transformadora de la metáfora?.

Antes de considerar el poder transformador de la metáfora, veamos algunas defini-


ciones de terapia y el papel del terapeuta.

a. Primeramente, la terapia ha de concebirse como “... una


recodificación efectuada por el terapeuta en el interior del
sistema familiar”. Aquí el terapeuta es un recodificador o un
reeditor del drama familiar.

b. Una segunda forma de concebir la terapia, pertenece a S. Minuchin,


quien ve este proceso como una reestructuración del sistema
familiar. Su premisa fundamental es que una familia se siente mal
porque tiene una estructura inadecuada. El terapeuta, en este caso, es
la persona que guía el proceso terapéutico como un reconstructor o
director escénico.

c. Una tercera perspectiva de la terapia, es aquella que le asigna el


significado de crecimiento individual y familiar. Según el análisis,
que al respecto ofrece C. Madanes, hay terapeutas a quienes les
complace la resolución del problema presentado, pero insiste en que
esto no es el objetivo básico, sino “...el crecimiento y desarrollo de
la persona”. En consecuencia, el terapeuta es un ente facilitador del
crecimiento de las familias.

d. Una cuarta postura, que pertenece a la escuela sistémica de


orientación estratégica, cuyos exponentes principales son J. Haley y
C. Madanes, es aquella que concibe a la terapia como una “acción
estratégica tendiente a resolver los problemas”. En este caso, la
función del terapeuta es planear la estrategia a fin de resolver los
51

problemas del cliente. Más específicamente, el terapeuta es un


estratega; es quien se integra a la familia y, junto a ella, forma el
sistema terapéutico (ST).

C. EL PODER TRANSFORMADOR DE LA METÁFORA:

1. La metáfora como lenguaje del paciente:

Cuando a un miembro de la familia le es difícil verbalizar un sentimiento; o si no


logra hacerse entender; o si tiene miedo al otro; o, a lo mejor, no tiene espacio para hacerlo;
o no se siente digno para pedir atención y cree que no merece; o tiene mucho interés en los
otros, pero no tiene influencia sobre ellos, entonces recurre a la metaforización o traslado.
Su problema, necesidad o vacío psicológico lo traslada al área de su cuerpo, desde donde
envía sus mensajes en forma de síntomas y expresiones corporales (lenguaje del cuerpo).
El ejemplo más categórico de este proceso es el caso del paciente designado (PD) o pacien-
te identificado (PI), como se expone en el capítulo del referente teórico. Significa, por
ejemplo, que un hijo no puede no preocuparse por una crisis relacional de sus padres y
asume una función “salvadora”, con intensa preocupación por preservar la integridad del
matrimonio de ellos. Entonces “decide” trasladar el problema psicológico hacia su cuerpo,
a su vida social o al área académica. Mediante conductas inesperadas e ilógicas, envía se-
ñales “pidiendo auxilio” o creando una situación que distraiga el proceso de ruptura. Si se
trata de pedir algo para llenar una necesidad emocional, tal como afecto, tiempo, participa-
ción, estimación, un miembro de la familia inicia una dinámica de somatizaciones, con la
esperanza de que este lenguaje produzca “buenos resultados”. No es extraño encontrar
familias enteras que no puedan prescindir de los síntomas como su manera habitual y única
de comunicarse. Dentro del referente teórico sistémico, la concepción de la salud y la en-
fermedad desafía al psicólogo a: 1) Dar al síntoma el carácter de mensaje, desde la pers-
pectiva de la naturaleza de la metáfora. 2) Renunciar a la idea de que aquel que tiene un
síntoma sea el “enfermo”. 3) Asignar al paciente la función de P.D. y tratarlo como a “men-
sajero”, congruente con el marco teórico que ubica la patología en los procesos y no en las
personas. 4) Traducir ese mensaje enviado en lenguaje analógico (no verbal, aproximado)
e interpretar adecuadamente lo que está diciendo y a quién está diciendo, lo cual equivale a
decir que se hace una metacomunicación. 5) Responder con las estrategias adecuadas para
que se produzca el cambio y remita el síntoma.

2. La metáfora como instrumento del terapeuta:

Desde tiempos inmemoriales, la metáfora ha sido utilizada, aun sin explicarse, como
un instrumento en las manos del terapeuta. El ejemplo de la metaforización y las prácticas
de los chamanes (médicos brujos), es muy categórico. Primero, la “enfermedad ha
arrebatado el alma del paciente”; segundo, el chamán ahuyenta la enfermedad con
palabras como “sale”, “aléjate”, “abandona”; tercero, mientras ahuyenta la enfermedad (cu-
ración), el chamán intenta recuperar el alma, para lo cual clama a los espíritus ancestrales
por ayuda; cuarto, las lesiones, infecciones, dolores, pestes, parásitos, entre otros, se han
movido en varias dimensiones y direcciones y son impelidas hacia una condición de
posibilidad movible para que respondan a las órdenes e intervenciones físicas del cha-
52

mán.100 Por su parte, el uso sistematizado y científico de la metáfora en las diversas


tendencias terapéuticas, particularmente en las de tipo relacional, hablan de la eficacia de
este instrumento, lo cual es la razón fundamental de este capítulo:

3. La metáfora evita el desarrollo de defensas:

Mediante el uso de la metáfora se puede explorar el mundo fantástico del paciente sin
que éste se sienta amenazado. Mientras se desarrolla un intercambio comunicacional o una
vivencia familiar, se producen acusaciones, reproches, esfuerzos por identificar a los
“culpables”, justificaciones, búsqueda infructuosa del problema, entre otros. La unión entre
el sujeto y el problema hace que éste sea una amenaza a aquél. Como respuesta a dicha
amenaza, el sujeto desarrolla defensas, esgrime argumentos, niega, culpabiliza a la heren-
cia, a sus padres o al cónyuge y, en última instancia, abandona el ámbito de la terapia. Co-
nocedores de esta dinámica, particularmente los terapeutas relacionales, instrumentan la
metáfora para establecer una distancia entre el sujeto y el problema. Es aquí donde funcio-
na la metaforización, que no es otra cosa que trasladar el problema desde el sujeto hasta
una historia, película, evento, compuestos por objetos, personas o animales, quienes poseen
unos elementos analógicos. Ahora, desde afuera del sujeto, el problema no amenaza como
lo hacía desde adentro. El paciente ve su problema ubicado fuera de sí y, como ver una pe-
lícula; lo puede conocer, analizar y resolver sin que le sea una amenaza violenta.

El uso de la metáfora como instrumento para evitar el desarrollo de defensas no sólo


ocurre en la misma sesión de terapia, sino también como un elemento que se prescribe para
el uso en la práctica de determinadas dinámicas o acciones cotidianas. Como afirma C. Ma-
danes: “La gente se muestra a menudo más dispuesta a acatar una directiva si no siente
que se le ha impartido”, lo cual es posible encubrirlo en la metáfora. En este punto, la pres-
cripción de una metáfora, en tanto se traslada el sentido real a un sentido figurado sobre el
“huésped”, esconde lo real amenazante. Se afirma, entonces, que la metáfora si trabaja en lo
racional, pero tanto o más en la dimensión biológica y emocional. Un buen ejemplo de la
prescripción metafórica es aquella que presenta M. Andolfi. Se trata de una familia con
hijos destructivos y resistentes a obedecer órdenes; y unos padres jóvenes que se sienten
impotentes para aplicar disciplina eficazmente a los hijos y, a la vez, recurren a la culpabili-
zación mutua. El terapeuta, habiendo valorado las resistencias de los niños y la incapacidad
de los padres para dar órdenes, decide que el tratamiento, con el problema de frente, sólo
lograría producir más resistencia y división en el sistema familiar. Entonces el terapeuta les
prescribe la compra de una casa de juguete, con todos los artefactos propios de una vivien-
da, más dos “niñitos muñecos”, que “habiten” la casa de juguete y representen a la familia
real. Con la dirección de los padres reales los hijos destructores debían jugar “enseñando” a
los “niñitos” a ordenar y cuidar la casa a razón de una sesión diaria por 15 días. Todo esta-
ba trasladado: 1). Los niños tomaron el lugar de los padres. 2) Los “niñitos” toman el lugar
de los niños. 3). La casa de juguete tomó el lugar de la casa real y sus cosas. El resultado
fue tan evidente, según relata M. Andolfi, que: 1) Los padres reales aprendieron a poner
disciplina a los hijos. 2) Los niños aprendieron a obedecer, ordenar y cuidar la casa. 3) Los

100
R. Beals y H. Hoijer, 1969: 579-582. El chamán todo el tiempo dice: “sale”, “aléjate”, “abandona”; ordena o suplica
a un espíritu ancestro y, prácticamente, “hace volar” a las enfermedades con un ritual. Hay chamanes que pueden
“curar” de lejos.
53

padres, en la sesión siguiente, manifestaron estar sorprendidos por el cambio visto. El des-
montaje de la metáfora y el retorno a la realidad se hizo muy natural, con la diferencia que
ahora eran niños ordenados y obedientes; los padres eran ahora capaces de administrar la
familia.

Probablemente el ejemplo magistral del uso de la metáfora en la Biblia, particular-


mente para evitar el desarrollo de defensas, es el que utilizó el profeta Natán con el Rey
David. Veamos la estructuración de esta metáfora:

ELEMENTOS “HUÉSPEDES” ELEMENTOS “ANFITRIONES”


(ANÁLOGOS)
1. David, Rey 1. Hombre rico y malo
2. Urías, soldado 2. Esclavo pobre
3. Betsabé, esposa de Urías 3. Oveja, única, mucho vínculo con Urías
4 Contexto: David se enamoró de 4. Contexto: La necesidad de alimentar al visitante
Betzabé y la tomó por esposa y el rico tomó la oveja de Urías

Hubo una situación emergente en la administración real, que incluía adulterio,


engaño, mentira, mal uso del poder, asesinato con premeditación, que urgía la intervención
de la justicia para castigar al culpable o, al menos, exigirle arrepentimiento y reparación, lo
cual conduciría al perdón de parte de Dios. En definitiva, se necesitaba un cambio en la
manera de ver y valorar la vida, las relaciones y las funciones como Rey, que hacía que ésta
fuera una situación de difícil pronóstico, tratándose de un monarca déspota con una
teocracia centralista. Las acciones del “terapeuta" Natán ponían en peligro su propia vida
debido al contexto monárquico. Por lo tanto, la elección de la estrategia era sumamente
importante y Natán eligió la metáfora. La identificación de los elementos “huéspedes” y
“anfitriones”, para hacer el traslado, fue muy cuidadosa, a juzgar por los resultados. Natán
contó la historia al Rey David; éste se indignó contra el “hombre malo” de la metáfora y le
sentenció a muerte. Entonces Natán le reveló el elemento sorpresa, diciéndole: “Ese
hombre malo, eres tú”. Por su parte David, en lugar de defenderse, negar, agredir, usando
el poder de un monarca despótico, se arrepintió y Dios le perdonó.

El autor de este texto ha utilizado la metáfora por muchos años, particularmente en


los casos cuando ha sido difícil manejar abiertamente los problemas, tales como la sexuali-
dad, homosexualidad, SIDA, entre otros. El lector de seguro se encontrará, en su trabajo de
educador o terapeuta, ante problemas difíciles y temas “prohibidos”, propicios para que los
pacientes desarrollen defensas y, posiblemente, se corra el riesgo de que ellos abandonen la
terapia. Es allí donde el uso de la metáfora es la estrategia indicada para evitar el desarrollo
de defensas.

4. La metáfora asigna significados a los elementos, conductas


y acciones de los pacientes:

Según el contexto cultural, los individuos o familias están conscientes de la existencia


de una variedad de elementos simbólicos, de fenómenos y conductas variados, acerca de los
54

cuales se desconoce sus significados. Dicho de otra manera, es un gran problema comu-
nicacional cuando hay un divorcio entre el símbolo y el significado. Un ejemplo de esto es
el aprendizaje de los niños, quienes pueden cantar las canciones patrióticas, llenas de
símbolos, tales como “sangre de héroes”, representada por el color rojo; “la riqueza
representada por el color amarillo”, “los mares representados por el color azul”, donde se
debía unir el símbolo y el significado. Pero no es, sino hasta adultos, que descubrimos
realmente dicha relación. A este fenómeno D. Ausubel denomina aprendizaje sin sentido
lógico ni psicológico. Desde el punto de vista de los lingüistas, a este fenómeno se lo deno-
mina: “El conocimiento de los símbolos, pero sin conocer los significados”, que es, en
efecto, lo que nos ocupa en esta sección. La mayoría de las personas tienen el conoci-
miento de la existencia de los símbolos; y pueden estar conscientes que son significantes
(que tienen importancia); y conocen los significados. Se dice, entonces, que entre los sím-
bolos y los significados hay una conciliación. En cambio, hay muchas personas que, por
diversas causas, tienen un divorcio entre los dos elementos. Otra afirmación, mucho más
inclinada al lado clínico, dice que “...el pensamiento patológico dispone de una plétora de
significantes...” (símbolos importantes), pero el sujeto, por una disfunción en los tipos
lógicos, no logra enlazar con los significados. El paciente, individuo o familia, está en una
situación de lo que podría llegar a ser, pero todavía no es. El objeto de esta sección es ver
cómo el uso de la metáfora contribuye a asignar los significados a aquellos símbolos, por lo
que nos dedicaremos a analizar algunas situaciones:

En realidad, se puede afirmar que quien sabe construir metáforas conscientemente,


sabe llegar al significado y ésta es la misión del maestro y del terapeuta.

C. Madanes considera que, cuando la gente se comunica mediante el lenguaje no


verbal (analógico), “sólo puede atribuirse significado a sus mensajes dentro del contexto
de otros mensajes y experiencias”. O sea, que hay unos estados particulares en las perso-
nas, donde sólo mediante la escucha de las narraciones u observaciones de las experiencias
de otros (metáfora y comparación), logran establecer la relación entre sus símbolos y sus
significados. Los intentos de intervenir mediante el lenguaje verbal directo estarían conde-
nados al fracaso. Al respecto, P. Freire registró la siguiente declaración que hizo una mu-
jer acerca de la adquisición del significado de su diario vivir, por haberse juntado con otras
mujeres para comentar cómo vivían:

“Me gusta discutir sobre esto”, - dijo ella - “...porque vivo así.
“Mientras vivo, no veo. Ahora, sí puedo observar cómo vivo”.

Esta mujer, como muchas otras, había vivido el rigor con que la sociedad la trataba,
con tantos símbolos culturales, políticos y económicos; vivía en su barrio y las funciones de
ella encajaban en su contexto, pero sin hallar los significados para muchas cosas de su vida
y. Por el contrario, asignaba significados equivocados, tales como “ese es mi destino”, “mi
mala suerte”, “es la voluntad de Dios”, entre otros. Lo más dramático de esta declaración
es que había vivido sin ver cómo vivía. El aspecto más importante en el crecimiento de
una persona es cuando encuentra qué significa su vida y los significados de lo que está bus-
cando. ¿No es, acaso, éste el fenómeno que ocurre a las señoras “sumisas”, “sometidas”,
entre otros, del paradigma complementario que, cuando “abren los ojos” (encuentran los
significados) se revelan contra el marido y, si no hay apertura a su nueva forma de ver la
55

vida, inclusive llegan a romper la relación?

5. La metáfora facilita la comprensión de un problema:

La familia, con el aporte de los “libretos” que cada miembro de la pareja trae desde su
familia de origen, ha desarrollado un estilo de vivir. Los miembros han asumido sus fun-
ciones, según la designación propia del grupo. La familia ha desarrollado un cuerpo de “re-
glas familiares”, mitos, ritos y símbolos. Sin embargo, uno o varios de estos elementos
pueden haber sido adecuados en un momento de la vida familiar, pero han dejado de ser
adecuados y, por el contrario, en lugar de cumplir con la función del desarrollo de la familia
están operando negativamente, condición que la denominamos una disfunción del grupo
familiar o de alguno de sus miembros. Una de las formas como la metáfora contribuye a la
comprensión del problema, es mediante la representación de algo que la familia ha perdido
o que nunca percibe por sí misma, pero siempre tiene la esperanza de descubrir lo que le
hace falta. El ejemplo más adecuado para ilustrar este tema, es el denominado “doble
mensaje”, producto de la existencia oculta de una lucha de poder de la pareja.
UN CASO

Una pareja con características personales muy parecidas: Los dos son de 40 años de edad, profesionales,
tienen empleos y contribuyen a la economía de la familia. Han estado casados por 15 años y tienen un hijo único
de 11 años. En los últimos años -dicen- “todo se nos va de la mano”, “no podemos controlar”, “no sabemos qué nos
pasa...”. Han desarrollado un sistema de mutuas acusaciones, endosan el problema a diversas causas y, una es
que ella trabaja fuera de casa. El motivo de consulta es que su hijo David ha “decidido” no estudiar, se siente inade-
cuado, confuso e inseguro. En otros momentos saca ventaja imponiendo sus propias decisiones ante el
desgobierno de sus padres. La pareja tenía una lucha de poder y de territorio, cosa que ellos niegan, aduciendo que
son cultos. También era evidente que, en su esfuerzo por mantener cada uno el poder, emitían dobles mensajes al
hijo. En la medida que éste iba creciendo, buscaba una cuota mayor de autonomía y la circunstancia parental
conflictiva en nada contribuía al proceso normal de crecimiento del hijo.

Diagnóstico: Los dos eran igualmente inteligentes, capaces, educados, productivos, a


lo cual la psicología sistémica los denomina pareja simétrica, racionalmente asimilada,
pero biológicamente no, condición que ellos no aceptaban. Esto provocaba la mutua y pro-
funda sensación de vivir bajo constante amenaza del otro, pero ninguno admitía que esto
fuese posible en gente tan culta. Como es de esperarse en estos casos, la sensación de ame-
naza les arrastraba, sin darse cuenta, a implementar defensas que, en este caso, se mani-
festaban en una sistemática descalificación del uno para con el otro para “reducir” la
amenaza. En el esfuerzo constante por descalificar, habían incurrido en la contradicción de
órdenes y contraórdenes al hijo, fenómeno conocido como el doble mensaje, asunto que se
estudia detalladamente en el capítulo correspondiente de este texto. El hijo, por una parte,
perdió el respeto por la autoridad dividida y contradictoria de sus padres; tomó su vida por
su cuenta, buscando algo estable, lo cual le llevó a desobedecer órdenes, saltarse límites y
espacios. Al fin, toda la familia estaba en condiciones descolocadas, esto es, fuera de sus
roles normales, como corresponde a una familia saludable.

La estrategia y técnica elegidas: Algunos señalamientos verbales sobre el problema,


fueron sistemáticamente rechazados, por lo que se decidió cambiar a una estrategia menos
56

amenazante, tal como la metaforización. Recordé una escena de la película clásica del
Oeste, titulada “Por unos dólares más”. Se trata de la confrontación de dos “gigantes” pis-
toleros, cada cual convencido de su propia capacidad, quienes iban tras la misma “presa”,
sin estar dispuestos a compartir la recompensa. La escena la desarrollan los artistas C.
Eastwood, L. Van Cleef y un camarero de hotel de raza china. El primero ordena al
chino que recoja las pertenencias del segundo y las lleve a la Estación del tren, con el
mensaje siguiente: “Porque el señor se va”. El segundo ordena al chino que regrese las
cosas al cuarto del hotel, con el mensaje: “Yo no me voy”. Este bombardeo contradictorio
de dobles mensajes se repite varias veces, lo cual pone al chino en una situación de respues-
tas ambivalentes, confusas y temerosas, hasta que decide escapar del campo. La escena
continúa con demostraciones de poder y culmina con la decisión de formar una sociedad,
cosa que el chino habrá recibido con agrado.

En la sesión siguiente proyecté el video con esa escena. La pareja observó la escena
y, por la claridad de la metáfora, ninguno de los dos hizo comentario alguno para defender-
se, como era usual en ellos. Luego manifestaron mucho dolor por haber causado un terrible
conflicto a su hijo. Lo que parecía una trivial riña de pareja, que no representaría ningún
problema, ahora estaban convencidos y aterrados porque éste era su gran problema. Llegó
el momento que comprendieron la necesidad del cambio, pero también preguntaban insis-
tentemente si se podía corregir el daño en el hijo. Respondí con otra metáfora, pues recordé
las palabras del Dr. Robert S. Eliot, cardiólogo de fama mundial quien, obsesionado por
difundir sus técnicas de cirugía cardiovascular, se estresó e se infartó. Fue cuando se dio
cuenta de la fragilidad de su cuerpo, que enseñar cardiología por todo el mundo no era la
única ni la mejor tarea como esposo. Entonces organizó su vida y se reconcilió con sus
hijos y esposa. Fue por esta situación que él dice en el prólogo de su libro: “A menudo
digo que Phyllis (su esposa) y yo nos hemos casado varias veces... Hemos aprendido a
negociar nuestras diferencias y a efectuar cambios cuando nos era necesario hacer-
los...”. “Ahora comprendo la importancia del amor, del matrimonio y la familia, y todo
esto vino a raíz de mi infarto...”

Mi respuesta es que sí se puede cambiar el esquema familiar, pero hay que


tomar conciencia del “estilo” de vivir confrontados y del daño que las luchas de poder
o las luchas territoriales hacen a la relación y a los hijos. Estas luchas se manifiestan
en mutuos esfuerzos por desvalorizarse entre cónyuges que, en última instancia, se
manifiesta en dobles mensajes para con los hijos, con los resultados vistos en el caso
anterior.

6. La metáfora es un instrumento eficaz en situaciones especiales:

Para la comunicación con niños, ancianos o discapacitados mentales, la metáfora


es uno de los instrumentos más eficaces. Aquí se parte de la premisa de que la
transacción disfuncional no ocurre en el ámbito racional, a donde sería fácil accesar
con palabras. Dicho proceso está ocurriendo en esas dimensiones irracionales,
emocionales, sensoriales, a donde sólo es posible accesar por la vía del mensaje
analógico. Un ejemplo clásico es con los niños recién nacidos y su llanto de miedo de
“desintegración” en una cuna plana. Al tomarlos en los brazos se callan porque
perciben “una reestructuración del nido uterino". El regazo es un lenguaje analógico,
57

no racional, dirigido a producir cambios en esa dimensión biológica y el niño recibe el


mensaje de inmediato.

En el trabajo con ancianos y discapacitados mentales, sólo la metáfora funciona co-


mo instrumento capaz de llegar hasta su nivel de comprensión y área de conflicto.

Para el uso del lenguaje analógico en la dimensión biológica, conviene al terapeuta


revisar los conceptos de las necesidades básicas: seguridad y amor. De la misma forma, si
dichas necesidades no son satisfechas, se debe conocer cómo se disparan los miedos bioló-
gicos: temor de pérdida y ataque; temor de “no valer nada”, respectivamente. Si se pre-
tende reducir o eliminar los miedos básicos o biológicos, el terapeuta instrumentará el len-
guaje analógico, como instrumento selectivo.
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EL OBJETO METAFÓRICO

A. INTRODUCCIÓN:

En esta ocasión el análogo que recibe al elemento metaforizado (trasladado), es


material, a lo cual A. Ackermans y Andolfi (1990) se refieren:

“Una manera especial de emplear la metáfora consiste en recurrir a un


objeto metafórico. A los valores de la metáfora, el objeto metafórico les
agrega un aspecto que lo torna particularmente original: Su presencia ma-
terial durante la sesión”.101

B. DEFINICIONES DEL OBJETO METAFÓRICO:

No hay que confundir la metáfora con el objeto metafórico. El traslado (metáfora)


puede ser a una historia, película, entre otros, contada y no materializada. En cambio el
objeto metafórico es la materialización de la metáfora. Un ejemplo de la diferencia es el
siguiente: El esposo se queja sobre las exigencias rígidas de su esposa, entonces el terapeu-
ta dice: “Ha de ser muy difícil vivir en una prisión”. Esta es la metáfora o traslado de una
conducta opresiva de su cónyuge, parecida a las condiciones de una prisión. Pero si, acto
seguido, el terapeuta elige un objeto metafórico, tal como un mecate, y con éste amarra las
manos del paciente; o le amarra su cuerpo contra la silla; o usa unas “esposas” para sujetar
las manos, no sólo metaforizó, sino que construyó un objeto metafórico mediante el
mecate o “esposas”.102 De esta forma al objeto metafórico se lo considera así:

“El objeto metafórico es un medio que vehiculiza, en cuanto tal, innu-


merables mensajes ligados a las características de su estructura y, lo que es
más importante, a los significados que la familia y el terapeuta le van atri-
buyendo progresivamente”. 103

Las más de las veces, el objeto metafórico es la explicación material, dada por el
terapeuta en la sesión, de una metáfora verbal. Consiste en un objeto concreto que el tera-
peuta elige durante la sesión o tiene programado de antemano. Este objeto representará, de
manera visible y concreta, las relaciones, reglas familiares, conductas, alianzas, entre otros,
de la familia.

C. EJEMPLOS DE OBJETOS METAFÓRICOS:

1. “Celedonio” y “Claraluz”:

De un amigo psiquiatra, el Dr. C. Raymundo, aprendí a usar los títeres como objetos

101A. Ackermans y M. Andolfi, 1990: 117.


102Entiéndase “mecate” correspondiente a piola, soga, cuerda; y “esposas” como el instrumento policiaco para apresar
a los ladrones.
103 A. Ackermans y M. Andolfi, 1990: 117.
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metafóricos para ayudar a la gente a comprender su problema. El psicólogo sí sabe cuál es


el problema, pero el paciente, individuo o familia, no logra identificar, ver ni aceptar que
cierto asunto sea el problema. Para explicar esta dinámica voy a valerme de mi primer caso
con títeres, cuando la técnica tenía otro nombre y la literatura italiana todavía no circulaba
por estas tierras:
EL CASO

En una pareja, la esposa había perdido la dimensión afectiva para con su esposo, incluyendo el
área sexual. Le preocupaba porque ella jugaba con la fantasía de una potencial desaparición o
muerte del esposo. Pero dice que lo último que podría hacer es divorciarse. Su sistema de quejas se
circunscribe a la ausencia de valoración, consideraciones y detalles de parte del esposo y, en su lugar,
ella afirmaba que recibía de él un trato rudo, descalificador y exigente que, generalmente, le
producían llanto. Por su parte, el esposo insiste que es un buen hombre, trabajador, fiel, casero,
proveedor, no toma, no fuma, no es mujeriego, buen padre, entre otros atributos, de lo cual, ella
también está de acuerdo.

Las dos primeras sesiones confirmaron la hipótesis: Ella no recibía de parte de él un


trato adecuado que la hiciera sentirse valorada, estimada, tomada en cuenta, amada, entre
otras cosas. En un momento dado ella comenzó a comunicarse con él mediante una metá-
fora: Trasladó su respuesta desde lo verbal al área corporal, desde donde mostraba claros
indicadores de inhibición sexual, más un cuadro “florido” de somatizaciones. A la vez, este
problema tenía su raíz en otro problema anterior y más profundo: El esposo obedecía a una
especie de “libreto” heredado de sus padres, en el cual no constaban imágenes ni modelos
de afecto; ni valorización hacia el género femenino.

La estrategia elegida fue intervenir en la sesión con el uso de la metáfora, más el uso
del objeto metafórico.104 Yo tenía por objetivo que el esposo lograra hacer conciencia de
sus conductas inadecuadas y, por esta vía, llegara a revisar su mapa interior donde había
registrado solamente un modelo de trato brusco y un código de desvalorización hacia la
esposa, tal como vio hacer a su padre, respecto a su madre. Dos títeres, uno “hombre” y el
otro “mujer”, entraron en acción; apliqué un poco de “capacidad” de ventriloquía; el guión
para la escena fue muy libre, pero siempre haciendo la representación de la pareja y de su
problema de maltratos y agresividad del esposo a la esposa. A mis amigos, los títeres, los
presenté como “Celedonio” y “Claraluz”. En la escena, básicamente, “Celedonio”
“arrastró” de los pelos a “Claraluz”. Cada vez que ella intentaba dar una opinión, era
cruelmente silenciada y ridiculizada. También yo sostenía la hipótesis que determinadas
conductas de ella contribuían a la relación disfuncional de los cónyuges, tal como la falta de
apetito sexual.. Por lo tanto, en escena no omití conductas confusas, contradictorias, inade-
cuadas, caprichosas de parte de “Claraluz”, tales como subir y bajar los hombros cuando el
esposo le hablaba; aparecía como “sumisa” pero le desafiaba con los puños; hacía lo
contrario de lo que se ameritaba hacer, todo esto por su impotencia y la necesidad de
sobrevivir.

104 A. Ackermans y M. Aldolfi, 1990: 134, 135.


60

El esposo, después de observar la escena, guardó silencio, pero molesto, hasta el


final de la sesión y se fue sin decir nada. Por mi parte, tuve temor a una agresión de él hacia
mi persona, porque no estaba contento. También temía un resultado adverso, porque,
aunque conocía la teoría del uso del objeto metafórico y había visto usarlo, yo estaba
apenas “debutando”. La esposa se mantuvo durante la escena en un estado casi paralizado.
Ocho días después, en la siguiente sesión, él se atrevió a manifestar que, durante la sesión
con los títeres, había sentido ira contra el terapeuta, vergüenza, dolor, pero que poco a poco
había comprendido todo. Su esposa, sin comentar nada con él, indicó que comenzó a
observar algunos cambios muy básicos desde el mismo día de la escena con los títeres
“Celedonio” y “Claraluz”.

Fue muy importante respetar el principio que dice que una metáfora no se analiza,
razona o discute, aunque sí se la puede comentar a’posteriore. La razón teórica es que la
metaforización explora las imágenes subyacentes, a niveles emocionales y biológicos, sin
que intervengan las interpretaciones racionales que pudieran resultar amenazantes.

2. En una disfunción sexual de una pareja:

El problema sexual se traslada a la experiencia y hábitos de una cena de la pareja:


“Vamos a hablar de la vida sexual de Uds., pero como si fuera una cena”, les dice el tera-
peuta. En un evento como éste, está el factor tiempo, los elementos, el ambiente, la actitud,
entre otros. “Veamos cómo les gusta la cena”. Se comienza preguntando:

“Generalmente, ¿quién prepara la cena” “A más de hacer buena comida ¿a su cón-


yuge le gusta las entradas o aperitivos antes del plato fuerte?”. “¿A quién de Uds. le gusta
más los aperitivos y a quién no le gusta?” “¿Les gusta las cenas completas y formales o del
tipo de comida rápida, snack, de pie o tipo Auto Mc?” “¿Son cenas sofisticadas o simples?”
“¿Qué tipo de ambiente se percibe: mucha/poca/mediana luz; puertas y ventanas abier-
tas/cerradas; con o sin música?” “¿Siempre se sientan en la misma ubicación y lugar o va-
rían?” “¿Se ha dado la circunstancia que se preparan para la cena y no hay cena?” “Cuándo
Uds. se preparan para cenar ¿tienen la sensación de que alguno de los dos ya han cenado
fuera?“ ¿Participan los dos de la cena o alguien está como ausente?” “¿Hay postre o no?”
“¿Dicen gracias, sintiendo gratitud por haberse dado una gran cena?”

Se continúa preguntando sobre todas las posibles escenas y elementos de una “cena”
normal. Cada pregunta está diseñada para descubrir alguna disfunción sexual o verificar
que tienen una relación sana.

Mediante esta técnica la pareja se siente más libre para hablar de su problema;
profundiza en aspectos que, de otra manera, no lo harían o les resultaría difícil tratarlo. El
terapeuta guía las preguntas, pero la pareja cuenta, reflexiona, discute, aclara la situación de
la “cena”, busca soluciones concretas pero siempre dentro de la metáfora.
61

3. Con una madre retenedora:

“Entonces ¿Ud. es la mamá de ‘Juan sin huesos’?” Acto seguido, le presenté al


muñeco llamado “Juan sin huesos”,105 y le pedí a ella que estruje o apriete al muñeco de
trapo entre sus manos. Le pregunté sobre su necesidad de hacerlo, “¿qué cree Ud. que
sentirá el muñeco cuando lo estruja?”

Una colega, después de verme trabajar la metáfora con objeto metafórico, tras del
vidrio unidireccional, decidió aplicar la técnica a una paciente suya, implementando una
modificación, que me pareció muy creativa: Mientras transcurría la sesión - dice ella -
hice la referencia metafórica y la materialicé así: “La personalidad de su hijo se parece a
‘Juan sin huesos’, como el que yo tengo aquí”. Acto seguido, le mostró el muñeco y pidió
a la madre que intentara ponerlo de pie. La madre, viendo que era imposible, en su desespe-
ración, colgó al muñeco por el cuello con los cordones de la cortina, lo miró de lejos y
lloró. En su mundo interno sabía ahora que había creado un hijo inútil, sin huesos, ni
músculos, ni columna vertebral. En el desarrollo del hijo se le había privado de la oportuni-
dad de experimentar, decidir, jugar, adquirir esas destrezas que se logra con el espacio y la
libertad, tan vitales para ser capaz de ponerse de pie y caminar. Paciente y terapeuta
estuvieron conscientes de lo que se estaban tratando.

4. La conducta depositaria de una familia:

Le pedí al PD que abrace un tarro de basura, con la consigna que se imagine que él
es ese tarro. Pedí a la familia que cada uno deposite papeles, cualquier cosa desechable en
el tarro. A su vez, yo hablaba de las preocupaciones del PD por “la estabilidad de la pareja
de sus padres”. El terapeuta enfatizó que de “esa manera es como le construyeron o
designaron; y cómo se presta el paciente para ser depositario del problema. Sin mayor
esfuerzo, el PD sintió el impacto del objeto metafórico sobre su conducta; percibió como
algo desagradable, inconveniente y patético ser el “tarro de basura de la familia”. Los
padres cayeron en cuenta de su conducta de depositantes de “basura” sobre el PD. Entonces
se negoció una repartición más equitativa y así el PD quedaría liberado y sus síntomas
remitirían.

5. En una conducta depositaria severa:

Se pide al PD, solo o en presencia de su familia, que se acueste en el piso, boca


arriba, cerrado los ojos. Se coloca una silla por sobre su cabeza y se le pide al PD que se
imagine que esa silla es una taza de un “servicio higiénico” y que él forma parte de esa
taza; que el sifón entra en su boca. El terapeuta le dice: “Veo que hay cosas que a ti te
gustan mucho, y ser un “servicio higiénico” de la familia es una de ellas. Voy a
contribuir con tu alegría. Me sentaré en esta taza, ya sabes para qué. Si al final decides
que no quieres ser más un ‘servicio higiénico’ de ellos, te sales, pero para siempre”.106
La experiencia es muy desagradable, tanto al PD, como a la familia presente.

105 Es la silueta de un muñeco, confeccionada de tela, sin textura corporal, imposible de pararse solo.
106 En mi experiencia, y no he tenido que usar mucho este ejercicio, nadie se ha quedado debajo (de servicio) hasta que
yo me siente; han salido rapidísimo.
62

6. La metáfora del “espejo hablador”:

Lo representan “personas - espejos”, que son los miembros de la familia. El PD,


quien se llama Jorge, se halla menospreciado, insignificante, poca cosa, “mueble de la
casa”, invisibilizado, deprimido y con baja auto estima. Se le pide que se siente en una silla.
Delante de él habrá otra silla vacía, en la cual se sentarán, uno a uno, turnándose todos los
miembros de la familia para reflejarle sus atributos, diciéndole: “Yo soy Jorge, y soy... y
tengo... X virtud”. Un ejemplo: “Yo soy Jorge, y soy una persona transparente con
todos”. “Yo soy Jorge, y tengo una capacidad particular para los estudios, que pronto
terminaré mi carrera”. Mientras le reflejan sus atributos, el PD asimila esas otras
imágenes del sí mismo que no las había percibido como suyas o que el mismo grupo las
habían arrancado. Se trabaja sobre la premisa de que una persona se deprime y pierde el
propósito de su vida por considerar que está vacía de virtudes y méritos. Una vez que vea
el reflejo de sus atributos en el “espejo hablador”, hallará otro significado para su vida. Los
“espejos”, quienes conocen al PD, serán honestos al momento de reflejar los atributos de
él/ella.
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CUARTA SAMANA

LAS INTERVENCIONES PARADOJALES

A. DEFINICIONES DE PARADOJAS:

1. Definición genérica:

Una definición de paradoja, desde el punto de vista semántico general, es: “Una
aserción inverosímil o absurda, que se presenta con apariencia de verdadera”. También
se define como: “Figura de pensamiento que consiste en emplear expresiones o frases
que envuelven contradicción”.107

2. Definición clínica de paradoja:

En las aplicaciones particulares, tales como en la clínica, la paradoja adquiere di-


versas definiciones. En la terapia sistémica se define a la paradoja como: “Técnica del
absurdo”,108 porque se prescribe lo que el paciente no pide, p.e.: Este dice: “Me voy a
matar”, pero realmente está pidiendo amor, atención. No se le da lo que pide (amor), por-
que está haciéndolo mediante un chantaje, usando una “técnica” paradojal. Al contrario, se
le da lo que no pide: “¡Tienes permiso y/o colaboración para matarte!"; “¡Mátate, yo te ayu-
do!”. La respuesta es otro absurdo: “No me mato”. Así se logra el objetivo del terapeuta:
¡Que no se mate!. La ayuda terapéutica, a más de eliminar el síntoma suicida, consiste en
cambiarle el proceso de manipulación o chantaje a su familia, por otra forma o estilo madu-
ro de pedir amor. El grupo también adquiere la capacidad de responder sin que el sujeto
tenga que usar un lenguaje de chantaje. En general, todos adquieren una nueva forma de
relación humana.

Más concretamente, en la terapia sistémica estratégica, la paradoja se define como:


“Tácticas y maniobras que aparentemente se oponen a los objetivos de la terapia, pero
que en realidad se adoptan para alcanzarlos” (Rohrbaugh, 1977).109

B. TIPOS DE PARADOJAS:

1. Paradojas antinomias:

Este tipo de paradoja corresponde a la lógica matemática: Se trata de una contra-


dicción entre dos leyes racionales: Por ejemplo: nadie aceptaría que a = b, ya que son dos
signos diferentes. Pero, si matemáticamente se demuestra que “a” es igual a 4; y también
que “b” es igual a 4, y sólo entonces: a = b.
107 Real Academia Española, 1970: 975.
108 M. Selvini Palazzoli et al., 1990: 22-28.
109 M. Rhorbaugh et al., No. 51, 1981: 454-467.
64

Nadie aceptaría que un animal pueda ser un gato y no serlo al mismo tiempo; o un
humano pueda ser una y otra cosa, a la vez, excepto en la paradoja antinomia, donde puede
presentar esta posibilidad, como por ejemplo: "Ser abuela y madre" al mismo tiempo": Un
óvulo fecundado de su hija, implantado en el útero de la madre hace posible esta paradoja.

2. Paradojas semánticas (lingüísticas):

Cuando alguien dice: “Cúreme”, pero su conducta dice “no me cure”; o una expre-
sión como: “Mira al avaro en sus riquezas pobre”, estamos ante una paradoja semántica, del
ámbito de la lingüística.110 Este tipo de paradoja contiene frases que envuelven contradic-
ción.

3. Paradojas pragmáticas:

Se agrupan bajo la categoría de paradojas pragmáticas a todas aquellas que se


ocupan de la dimensión existencial; que no envuelven elementos matemáticos ni
lingüísticos, sino las contradicciones generales en la comunicación, relación, entre
otros, de los seres humanos. Este tipo de paradoja es el más usado por lo terapeutas de
la modalidad sistémica estratégica, por cuanto busca encontrar el problema real de la
familia, y resolverlo. Cuando se usa como prescripción paradojal claramente denota
una fuerte valencia de maniobra como, por ejemplo: “Prescribir explícitamente el
síntoma o al menos recurrir a elogiarlo, a connotarlo positivamente...”.111 Conlleva la
estrategia de manifestar preocupación por hacer que desaparezca el síntoma
demasiado rápido, precisamente para ganar la confianza de la familia, para alentar su
esperanza muerta y acelerar y profundizar el proceso de cambio.

C. PARADOJA, INSTRUMENTO ESTRATÉGICO:

En la modalidad de la terapia sistémica estratégica, como ya se afirmó, se


privilegia a la paradoja como instrumento de intervención con fuerte valencia de
maniobrabilidad, capaz de romper aquellos estados rígidos de la homeostasis familiar,
donde otras técnicas quizás no han podido tener mayores posibilidades. El uso
indiscriminado de la paradoja, y su consecuente disconformidad de su eficacia, a
finales de la década de 70, llevó a los psicólogos sistémicos estratégicos a revisar la
función de la paradoja en la clínica y se acuñó el nuevo término “paradoja
estratégica”.112 Esta sección se dedica para exponer las distintas modalidades y usos
de este nuevo enfoque de la paradoja.

1. Objetivos terapéuticos de la paradoja:

H. Rohrbaugh et al. (1981), presenta tres tipos de intervenciones paradojales, con


clara maniobrabilidad estratégica, con lo cual afirma el uso de esta "táctica de maniobra”,

110 Real Academia Española, 1970: 975.


111 P. Watzlawick et al., 1983: 213-220.
112 M. Selvini Palazzoli et al., 1990: 19-30.
65

que se adopta para alcanzar el objetivo:113

a. Por prescripción:

Aquí el terapeuta aconseja a los miembros de la familia que adopten la conducta


específica que se quiere eliminar, p.e.:“Si se come las uñas de las manos, no veo el proble-
ma, ya que vuelven a crecer”.

b. Por restricción:

Aquí el terapeuta desalienta el cambio, incluso les indica que: “existe la


posibilidad de que no puedan cambiar”; “es posible que no tengan la capacidad de vivir
juntos”. La familia, en este caso, se siente desafiada a demostrar al terapeuta que éste
está equivocado y que sí es capaz de cambiar.

c. Por posición paradógica:

Aquí el terapeuta les dice que “han elegido algo bueno para vivir”. A un insomne,
le diría: “Como Ud. realmente disfruta pasar la noche en vela, yo quiero ayudarle para
que sean más placenteras las velas. Pido que lea matemática, filosofía y estudios sociales
toda la noche”. Al “comedor de uñas” le diría: “Veo que te comes las uñas de las manos
y te gustan, quiero que en esta semana comiences a comerte las uñas de los pies”.

2. La paradoja para la interpretación del síntoma:

Se conciben como interpretaciones (explicaciones) paradojales del por qué el pa-


ciente ha desarrollado tales síntomas y se propone redefinir la relación del síntoma con la
función del PD, quien quiere proteger y sacrificarse a favor de los demás miembros de la
familia. Ejemplo del uso de la paradoja como interpretación, es cuando el terapeuta dice:
“¿Cuándo fue que te diste cuenta que el asma no era suficiente como para reconciliar a
tus padres, que decidiste hacer pop o en los pantalones?”. Frente a esta aseveración: 1).
Los progenitores indican no haber pedido al PD que haga tal sacrificio. 2). El PD se
sorprende que él esté haciendo tal cosa; que haya propósito en lo hace sin saberlo. Las
estrategias terapéuticas se dirigen a liberar al PD de la tarea de unir a los padres y hacer que
ellos se responsabilicen de tal tarea.

3. La paradoja para provocar el cambio:

Metodológicamente hablando, dada la fuerza con que la paradoja moviliza y estimula


las reacciones de cambio, se ha considerado como un instrumento de provocación. Es
probablemente el uso más común. Un ejemplo de esto es: El terapeuta, una vez que ha
verificado el uso del síntoma como lenguaje, prescribe otro síntoma adicional, simultáneo
al anterior, con la indicación de que los resultados serán mejores. La señora X decía tener

113 Citado por F. B. Simon,1988: 202, 203.


66

jaquecas todas las mañanas, cuando su esposo se disponía a irse al trabajo. El terapeuta le
prescribió “quejarse de jaquecas al medio día y al anochecer”. También le pidió “que-
jarse de alergia de picazón en el cuerpo", en la mañana y en la noche. La señorita X,
después de reflexionar, tomó control de esa área congelada de su ser (homeostasis) y expe-
rimentó que el síntoma primero, perdió fuerza; segundo, que la prescripción absurda ahora
se hacía lógica, y comenzó a comunicarse diferente con el esposo; fue orientada a expresar
verbalmente sus sentimientos y necesidades; a la vez que se le pidió al esposo desarrollar su
capacidad de escuchar, comprender y responder a las necesidades femeninas de su esposa.

4. La paradoja para enmarcar y reenmarcar


("Reframing paradojal"):

Enmarcar significa encontrar una explicación adecuada de lo que en realidad está


ocurriendo; y reenmarcar es toda propuesta y acciones dirigidas a guiar el proceso recons-
tructivo o reparador. Desde esta definición de los términos, enmarcar es una lectura de las
políticas internas y externas de la familia para identificar y revelar los denominados “juegos
familiares”. La paradoja, aplicada mediante el reframing paradojal alcanzó el carácter de
técnica reveladora de esos juegos familiares. Estos juegos son: Las alianzas y coaliciones,
con sus luchas de poder; juegos del doble vínculo; juegos familiares cuando hay jerarquías
inadecuadas, entre otros.

Otro ejemplo del uso del reframing paradojal (reenmarque paradojal), se ve en el


caso siguiente: Una larga historia de separaciones cortas y amenazas de divorcio de los
padres de Rodolfo, llevaron a éste a “aceptar” la función de PD. Era evidente que la fami-
lia tenía múltiples “juegos familiares" y que Rodolfo había desarrollado una “intencionali-
dad encubierta de lograr la reconciliación de sus padres a toda costa", cosa que los
padres no deseaban. El terapeuta recurre al reframing paradojal siguiente:

"¿Y tú, Rodolfo, cómo hiciste para comprender/cuándo fue que com-
prendiste que debías inventar tu asma para dar a tu padre la oportunidad
de seguirse viendo, encontrarse, hablarse, aun después de que se
divorciara con tu madre?" "Con tus vómitos los tenías cerca el uno del
otro, pero te resultaban incómodos, poco elegantes y salías
perdiendo...".114

El reframing paradojal funciona en el PD como una provocación capaz de impul-


sarlo, por el ímpetu de la cólera, al cambio. En la misma forma, los padres hacen conciencia
de que han evadido la responsabilidad de resolver su conflicto de tensión y odios entre sí.
Descubrieron que podían decidir ser amigos para el beneficio de Rodolfo.

Es ilustrativo este otro ejemplo: En la emergencia de la desintegración de la familia


Pérez, por su inminente divorcio, Laura, la hija, “decide” ser la PD, recurriendo a una ano-
rexia aguda. Como terapeuta yo había interpretado que el proceso del divorcio era irrever-
sible e inevitable, a todas luces. También valoré que los señores Pérez habían manejado

114 M. Selvini P. et al., 1990: 28, 29.


67

adecuadamente el asunto, haciéndose cargo aún de las implicaciones de su inminente divor-


cio. Entonces intervine con el reframing paradojal, en su aspecto de enmarque, usando la
metáfora del hundimiento de un barco, recomendada por M. Selvini P. et al.):115

"Tú (dirigiéndose a Laura) nadaste hasta la orilla, buscaste ayuda y


regresaste al barco. De regreso hallaste que algunos pasajeros
comenzaban a escapar en salvavidas; otros, sabían nadar como vos, y
salieron solos; otros achicaban el agua y mantenían el barco a flote. Tu
esfuerzo por rescatarlos resultó innecesario, no fue bien aprovechado ni
agradecido..., qué furia...".

Por supuesto Laura, por el ímpetu de su cólera, no pudo hacer otra cosa que no sea la
revisión de su participación activa en el conflicto de sus padres y “decidió” retirarse del
escenario, respetar la decisión de ellos y sus síntomas remitieron. Por su parte, los padres,
hicieron conciencia de algunos mensajes dobles: “De vez en cuando mi papá duerme con
mi mamá...”, denuncia la hija; ellos continuaban con las mismas conductas de casados,
tales como comer, salir juntos, lo cual fue leído por la PD como algo “rescatable”. Esto
había producido en Laura las respuestas ambivalentes de realidad-ilusión, alegría-triste-
za, miedo-esperanza, entre otros. También se puso en acción su rol de PD, y procedió a
buscar ayuda para “reconciliar a ellos”. Un ejemplo de sus respuestas ambivalentes se
desprendía de sus palabras cuando dijo: “Ellos se aman mucho, se necesitan mutuamen-
te...” por lo que no veía sentido en el proceso del divorcio de ellos y quería interrumpirlo.

1. La paradoja para accesar a una persona:


con estructura paranoica:

El terapeuta toma al pie de la letra el relato del paciente paranoico y, junto con él,
buscan los “micrófonos” por toda la casa del paciente, quien sospecha que su esposa los ha
instalado para vigilarlo. Mientras el paciente intenta abandonar la búsqueda, el terapeuta
insiste en seguir buscando (como que “tomaba en serio la acusación de él). Al no hallarlos,
el paciente termina permitiendo al terapeuta que accese a su persona; permite hablar del
problema que tiene con su esposa; acepta su parte en la disfunción conyugal (no era
“perfecto”) y se produce la movilización para el cambio.

2. La paradoja para replantear la “solución” intentada


por el paciente, mediante el reductio ad absurdum:

Al paciente que ha recurrido a la obsesión para resolver su problema, el terapeuta le


prescribe aumentar los pensamientos obsesivos en algunos momentos del día; al insomne se
le prohibe dormir; a los peleadores se les prescribe pelear más, bajo el argumento de que:
“mucho más se pelean, más se aman”. La “solución” propuesta por la familia es un sínto-
ma (obsesión, insomnio, pelea), y se busca que dichos síntomas pierdan poder y esto es
posible mediante la prescripción absurda de aumentar la intensidad de esos síntomas. Tal
aumento quita poder al síntoma cuando el PD se percata que es un asunto instrumental y no

115 M. Selvini P. et al., 1990: 32-76.


68

una enfermedad como él creía.

7. La paradoja para plantear la hipótesis de trabajo referente


al problema de una familia:

Esto, no sólo llegó a ser una técnica relevante en la terapia familiar, sino también ha
contribuido con la construcción de una hipótesis que explica la presencia de un síntoma en
la familia y su conexión con el todo. La hipótesis sobre un problema, en este caso, es una
forma de sospecha de un problema paradojal. Ejemplo: “Yo creo que tú creías que cuanto
más lo retenías para darle tu amor, más lo ahogabas y se fue...” Como se ve, es una
hipótesis a esta altura de la primera sesión. Pero, a su vez, encierra una paradoja: El inten-
to de retenerlo, habría producido la fuga.

8. La paradoja para hacer “terapia a la terapia”:

Cuando el uso de otras técnicas había fallado, y la terapia se estancó, la paradoja se


convirtió, no primariamente en la terapia del problema, sino en la “terapia de la terapia”,
fenómeno visto en la década de los 60. El deseo de cambio se despertaba sólo con la para-
doja, al punto que M. Selvini P. et al., (1982), llegaron a decir, a partir de su libro Paradoja
y contraparadoja, que se podía reactivar la terapia con la introducción de la paradoja en el
proceso terapéutico. Es por esta vía que la paradoja llegó a ser un instrumento de "terapia
de la terapia".

9. Paradoja para el cambio de segundo orden:

La familia que se resiste al cambio, presenta al terapeuta una mensaje paradójico


que dice simultáneamente: “Cámbienos con la terapia” (mágicamente), pero advierte: “¡No
se atreva a cambiarnos!” Temen que se les obligue a abandonar sus “mapas”, “tarjetas
madres”, paradigmas, epistemologías, entre otros, que forman el proceso profundo de sus
disfunciones, verdadero objetivo del cambio de segundo orden. El terapeuta, por su parte,
en sus adentros, dice: “Muy bien, no les curo”, “pero, sí les curo”. En el caso de la familia,
en la cual el esposo amenaza con suicidarse para conseguir beneficios; o insisten en divor-
ciarse, el terapeuta recurre a la paradoja y construye la estrategia paradojal. En sus adentros
se dice: “Esta familia no quiere abandonar la relación de chantaje”. Entonces dice a la fami-
lia: “Uds. pueden divorciarse”; “Ud. puede matarse”. Desde lo lógico les está diciendo “no
les curo, como Uds. me piden”; desde lo absurdo les está curando, porque la familia respon-
de paradojalmente: “entonces no nos divorciamos”; “entonces no me mato”. Para lograr
este resultado, se da a la familia o al paciente una receta de conducta que, aparentemente,
refuerza la conducta de no querer cambiar.116 Pero, lo que se ha hecho es ponerle en una
situación insostenible, respecto a su síntoma; además se ha delegado la actividad y la res-
ponsabilidad del cambio en el tribunal de la familia, quien puede hacer un cambio de se-
gundo orden.117 Este se da en un nivel más profundo de significados, donde se modifica el
paradigma interno del mundo de la familia; cambios en el conjunto de reglas que rigen su

116 P. Watzlawick et al., 1983: 219-223.


117 Ibid, 75-78.
69

estructura u orden interno; son cambios no-lineares sino circulares; son cambios con creati-
vidad y discontinuación del proceso anterior, lo que realmente es “el cambio del cambio”.
Por su parte, el cambio de primer orden se refiere al cambio de los parámetros individua-
les; es linear; es una modificación de las conductas, pero sin alterar las estructuras del siste-
ma familiar.

Cuando el terapeuta prescribe al paciente o familia que mantenga e incremente el


síntoma, ha tomado el control del sistema terapéutico (ST). Si el síntoma no remite, es de-
bido a que la familia no está cumpliendo las órdenes del terapeuta. Si el síntoma remite, la
terapia ha dado resultado.

Las instrucciones paradógicas (se refiere al uso de la paradoja por parte del tera-
peuta), tienen la finalidad de invalidar las paradojas enfermas que los pacientes han
construido a partir de sus propias epistemologías. Por otra parte, el rompimiento de dichas
paradojas enfermas, no es posible hacer con y en una sola persona, sino sólo en el contex-
to del grupo familiar, porque es éste quien refuerza y mantiene rígidamente el esquema. En
el peor de los casos, la negativa al cambio se convierte en el enganche maligno,118 cuyo
equivalente relacional es: Hacer que el otro “se vuelva impotente”, que “sienta culpa”, “que
recurra al síntoma”, “que mistifique”, “que evite la definición de la relación” y “evada el
rol de responsabilidad”.119 Al igual que en el box, donde el árbitro deshace el enganche
maligno, el terapeuta es un “destructor del enganche maligno”, un facilitador del diálogo,
para lo cual debe actuar con autoridad.

D. USOS ESPECÍFICOS DE LA PARADOJA:

Cada familia es un mundo particular, único, de suerte que no se puede


generalizar las prescripciones paradojales como recetas, sino que cada terapeuta
construirá su estrategia. Lo que se ofrece a continuación representa un resumen de
diversas experiencias en las cuales se usó la prescripción paradojal:

1. En la manipulación suicida (chantajismo):

Terapeutas connotados indican haber usado la prescripción de la paradoja en casos de


juegos psicológicos, que incluyen la amenaza del suicidio. Aquí se ofrece un resumen de la
experiencia o la prescripción: Una esposa fue instruida para decirle a su esposo, frente a las
reiteradas amenazas de lanzarse al río: “Lánzate al río, sólo dinos dónde lo harás para re-
coger tu cadáver”. A otra paciente, que se lastimaba levemente sus brazos y piernas, con
clara evidencia de impresionar a sus allegados, se le dijo: “La próxima vez, hazlo, pero
bien...”.

2. Para un caso particular de impotencia por ansiedad:

Una vez que el terapeuta verificó el diagnóstico y se descartaron otras causas de im-

118 El “abrazo” de dos boxeadores, que no es por amor, precisamente, busca la cercanía para hacer daño, por ejemplo,
el boxeador Tyson, mordió la oreja al contrincante.
119 F. B. Simón, 1988: 132,133.
70

potencia, procedió a construir una técnica paradojal, la cual se resume a continuación: “En
los próximos días, y por un período indefinido, te está prohibido excitarte. Sólo se te per-
mite en casos extremos. Al paciente se le dirá: “Había entendido que estabas obligado a
excitarte, por ti mismo o por tu esposa. Hoy te libero de la obligación de hacerlo, porque te
genera ansiedad”. Por aparte, sin que sepa el esposo, se instruye a la esposa que se com-
porte los más provocativa posible, con conductas y vestidos para producir excitación en él.
El síntoma remite cuando se le libera de la obligatoriedad de excitarse, ereccionar y tener
sexo.

3. En un caso de insomnio por ansiedad:

La conciliación del sueño requiere de un estado no ansioso, por lo que la estrategia es


liberarlo de la “obligación de dormir”. La prescripción fue la siguiente: Quiero hacerte más
placenteras tus desveladas, por lo que te libero de la obligación de dormir. Y para que sea
placentera la noche, favor de elegir tres libros de diferente naturaleza, tal como: Filosofía,
estudios sociales y matemática. Debes leer toda la noche, y “¡cuidado con dormirte!”, “está
prohibido dormirte”. Leerás 50 páginas de un libro; descansarás 10 minutos; luego comen-
zarás el segundo libro, y así con el tercero. Cuando hayas completado la primera ronda,
comenzarás con el primero, otra ronda, para que no sea una noche aburrida. Se le asegura
que “disfrutará la lectura” por cuanto “le gusta trasnochar”.

4. En un caso de enuresis:

El examen médico no halló causa orgánica que justificara la enuresis de una pareja.
El psicólogo descubrió que los dos provenían de familias muy conflictivas y que la enuresis
era su lenguaje de relación humana. El terapeuta llegó a la conclusión de que debía pres-
cribirles una paradoja para desactivar la trampa paradojal en la que estaban atrapados. Las
instrucciones fueron las siguientes: La hora adecuada para acostarse a dormir será las 10:00
p.m. La última orinada sería a las 5:00 p.m., y deben “aguantar hasta el momento de acos-
tarse a dormir”. “Deben tomar un vaso de líquido cada hora”. Al llegar la hora de acostarse,
fijada para las 10:00 p.m., “deben estar puestos sus pijamas y arrodillados cada uno frente a
su almohada”; “tienen que mojarla totalmente, vaciando sus vejigas”. Acto seguido, “deben
acostarse, con la seguridad que disfrutarán como nunca”. Se les asegurará que “disfrutarán
mucho”, puesto que por años ha sido su “práctica favorita”. Antes de llegar la hora de acos-
tarse, comenta el terapeuta, que los pacientes llamaron para manifestarle que habían enten-
dido el mensaje; que estaban listos para romper el juego.

5. Para romper alianzas sin romper relaciones:

Un padre formó una alianza excluyente con su hija de 3 meses de edad y debilitó su
relación con la esposa y sus otros dos hijos. El terapeuta usó la estrategia paradojal siguien-
te:

"Si tanto amas a tu hija, vos, desde mañana vas a lavar sus pañales;
antes de ir a tu trabajo, la bañarás. En las noches vos eres el responsable
de alimentar y cambiar los pañales de tu hijita. De esta forma vas a hacer
71

más real tu amor por ella".

El resultado esperado es que el padre se movilice y esté dispuesto a establecer la


distancia apropiada de la hija en relación congruente con la esposa y los otros hijos (Mada-
nes).

E. CAUTELA EN EL USO DE LA PARADOJA:

El terapeuta ha de estar seguro de que se trata de un juego psicológico (“juego psi-


cótico” “doble vínculo”, “esquizofrenia”), tal como advierte M. Selvini P. et al., (1990).
La conducta paradojal es evidente, y sólo una contraparadoja es capaz de producir el cam-
bio (M. Selvini P. et al. 1978). “Las instrucciones paradojales tienen la finalidad de
invalidar las paradojas patológicas que los pacientes han construido a partir de sus pro-
pias epistemologías” (Fritz, 1984). Al decir de este autor, las prescripciones paradojales
son especialmente necesarias cuando las partes interactuantes refuerzan mutuamente los
esquemas de argumentos lineales; cuando han caído o corren el riesgo de caer en el engan-
che maligno. Este fenómeno de enganche es cuando dos oponentes se hallan en el punto
máximo de una escalada simétrica. Cuando se hallan en ese punto, se desollan salvajemen-
te, para lo cual desvalorizan al otro, lo hacen impotente y buscan que se sienta culpable. El
análogo viene de dos boxeadores atenazados, que saben que de esa manera y en ese mo-
mento no están ganando, pero el objetivo es ahogar al contrincante. En ese momento son
dos masas de músculos indiferenciadas, golpeándose entre sí. Paradojalmente, aunque sa-
ben que no pueden ganar, pero se golpean; y sólo otra paradoja los puede soltar.

La explicación clásica para el uso de la paradoja viene de P. Watzlawick (1983),


quien considera que se debe usar la paradoja cuando el paciente tiene dificultad en el mane-
jo de los tipos lógicos. Esto significa que no discriminan significantes y significados, el
factor tiempo y espacio, entre otros, que hace imposible lograr el cambio mediante la apli-
cación de la lógica. Es una situación cuando el paciente sólo puede resistir a la terapia
abandonando el síntoma; o sólo puede mantener el síntoma dejando de manifestar resisten-
cia a la terapia que, en definitiva, es optar por curarse.

Otros autores, cuando recomiendan el uso de la intervención paradojal, se funda-


mentan en la creencia de que la familia usa el síntoma, por lo que éste es funcional en la
adaptabilidad del individuo o la familia. Esta perspectiva es más permisiva y amplia respec-
to al uso de la paradoja (Erickson y Rossi, 1975).

Por su parte, los estratégicos hacen un uso amplio de la paradoja, pero con el carácter
de paradoja estratégica. J. Haley (1967 y 1976) recomienda observar los siguientes requi-
sitos:

1 Se debe definir el problema con toda claridad.


2 Se debe estipular que el cambio es la meta de la relación terapéutica.
3 Se requiere elaborar un plan que cuestione la perspectiva desde donde se
haya considerado el síntoma (Es posible que se haya visto el síntoma como
señal de enfermedad individual).
72

Entonces, sobre dicho plan, el terapeuta da una instrucción paradojal, por ejemplo:
Prescribe el síntoma, dando a entender a la familia que sólo pueden cambiar manteniendo
su manera de ser (manteniendo el síntoma); o que sólo pueden mantener su manera de ser si
cambian.

Como recomendación práctica, no se debe usar indiscriminadamente en los casos de-


presivos, por el peligro sobre la vida del paciente; ni en forma genérica bajo la hipótesis de
que siempre el PD intenta reconciliar a sus padres o tenga una meta similar.

F. EJERCICIO PARA LA PRÁCTICA DEL USO


DE LA PARADOJA:

Se organizan en “familias”, eligen su terapeuta y crean un caso, al cual le aplican


paradoja porque en el guión introducen esos elementos paradojales.
73

ABORDAJE DEL DOBLE MENSAJE Y LA DOBLE RESPUESTA


(ESQUIZOFRÉNICA) EN LA FAMILIA

A. INTRODUCCIÓN

Del estudio del doble menaje, el doble vínculo y la doble respuesta surge la teoría del
Doble Vínculo que, en realidad, es un doble atrapamiento. Para comprender esta teoría hay
que identificar la existencia de dobles mensajes familiares, contradictorios entre sí, que
encierran a la víctima en un campo o condición, como explica la Teoría del Doble Vínculo.
Otra manera de describir es afirmando que se trata de una situación en la que, haga lo que haga
la víctima, no puede ganar.120 O llamaríamos el juego del siempre pierde, como aquel de la
historia de una Sra. que viajaba en un vagón de tren junto con su perrito “Sofo”. ¿Se los cuen-
to? ¡Digamos que sí!:

Una señora emprendió un viaje en tren a la costa atlántica, llevando a su


perrito “Sofo”. También se embarcó un señor que fumaba mucho su pipa de
cigarro. A los pocos minutos de haber comenzado el viaje, el vagón estaba lleno
de humo, que dificultaba la respiración de “Sofo” y de su dueña. Esta le pidió
infructuosamente al señor que apagara la pipa. Cuando la situación se puso in-
tolerable, muy molesta la señora arranchó la pipa al señor y la botó por la
ventana del vagón. Este señor reaccionó muy violento y arrebató del regazo de
la señora a “Sofo” y lo botó también por la ventana del vagón. La señora
estaba desesperada pero, a la vez impotente, sin poder hacer nada por rescatar a
su mascota. El tren no se detuvo sino hasta el próximo pueblo a una hora de
viaje. La señora se bajó del tren y miraba angustiada en dirección a la montaña
donde “Sofo” fue abandonado. ¿Estará herido, muerto, habrá regresado a
casa?, eran sus preguntas. Con la más grande sorpresa alcanzó a divisar que el
perrito había seguido al tren, se aproximaba al pueblo y ¿saben lo que traía en
su hocico? ¡Cuidado con la respuesta!, porque si Uds. dicen que traía “la
pipa”, yo diré que traía “la lengua”; y si dices que traía “la lengua”, yo diré “la
pipa”. ¿No recuerdan que estamos jugando el juego del “siempre pierde”? ¡Te
gané; tú perdiste!, porque ya estaba diseñado para que yo gane.

Por su parte, ¿cómo funciona el problema del doble mensaje? Este proviene de una o
más personas, quienes están relacionadas significativamente (padre, madre, maestra, cónyu-
ges, entre otros). La víctima, ante tal situación y para no disgustarlos, perder la relación, el
amor, la amista, queda atrapada y en lugar de protestar, quejarse, explicarse, escapar del cam-
po, entre otros, se paraliza y responde con comportamientos denominados esquizofrénicos.
Esta incapacidad o no deseo de salirse del sistema de comunicación familiar disfuncional es,
lo que en teoría, conduce a adoptar la esquizofrenia como respuesta.121 La situación del
fenómeno comunicacional disfuncional; el atrapamiento del sujeto; las respuestas ambivalen-
tes del mismo, fueron los elementos que condujeron al nacimiento de la Teoría del Doble Vín-

120 G. Bateson et al., 1993: 21.


121 F. B. Simon et al., 1988: 410-421.
74

culo para explicarnos sobre dicho fenómeno. Cabe aclarar que esta teoría, originalmente, fue
construida de frente a la situación esquizofrenogenizante, que producía enfermos esquizofré-
nicos en casa. Luego las investigaciones según esta Teoría fueron mostrando que, a más de
producir esquizofrenia, producían muchas otras perturbaciones y sufrimientos entre la gente
sana, que se podría denominar alteraciones neuróticas.122

B. HIPÓTESIS SOBRE LAS RESPUESTAS ESQUIZOFRÉNICAS:

1. Hipótesis existentes sobre la esquizofrenia:

Las hipótesis conocidas sobre el origen de la esquizofrenia no tomaron seriamente en


cuenta el factor social de la enfermedad, de suerte que sobresalieron las siguientes causas
mismas que siguen vigentes a nivel mundial:

a. Por vía genética: Se heredaría la esquizofrenia.


b. Por trastorno intrapsíquico: Un fenómeno interno del psiquismo indivi-
dual, sin explicación.
c. Por una función yoica débil: Igual que el anterior, pero por causa de la
“debilidad yoica”.
d. Por una inundación de la conciencia por el material del proceso primario
(experiencias infantiles).
e. Secundariamente: Por las relaciones interpersonales disfuncionales:

2. Hipótesis alterna a las existentes:

G. Bateson, desde el enfoque científico, comenzó a hacerse la pregunta del cómo, a


partir de su libro Naven, con sus investigaciones de campo sobre la antropología y personali-
dad de la cultura Iatmul de Nueva Guinea. Estaba claro que la cuestión en ciencia, no era por
qué, sino cómo.123 La nueva epistemología del Doble Vínculo (G. Bateson afirma: “no
sabía que tenía en mis manos una nueva epistemología”) se estaba gestando por el año de
1942. Su naturaleza epistemológica llevaba a buscar la idea de la idea formal y, aún más, la
idea acerca de las últimas ideas. El problema, entonces, no era el aprendizaje, sino cómo se
aprende. Faltaban los conocimientos de los Tipos Lógicos de A. N. Whitehead y B. Russell.
No se sabía nada de la cibernética, excepto la retroalimentación positiva y negativa. Se
desconocía la Teoría de la Comunicación Humana. Igual, dice Bateson, “no había
conocido personalmente a un enfermo de esquizofrenia”, entre otros.

Catorce años después surgió la terrible pregunta: “¿Qué sucede cuando se perturba el
aprendizaje de cómo aprender?” “¿Qué ocurriría si el sujeto se desconecta del contexto de
donde aprende?”. Su nueva epistemología le iba conduciendo, poco a poco, hacia la construc-
ción de la Teoría del Doble Vínculo, que explicaría, desde la concepción sistémica, “cómo se
enferma de esquizofrenia”.

122 F. E. Abate, 1978: 32, 33; P. Watzlawick et al., 1973: 220-224.


123 G. Bateson, 1993: 58, 59. La publicación original fue en 1942; la segunda edición salió en 1958; la información
actual, nos llega en la publicación de M. M. Berger, 1993.
75

Para la década de los 60 el estudio del origen de la esquizofrenia tomó el nombre de


esquizogénesis. Por esta época se acuñó también otro término: La madre esquizofrenógena,
como la persona que hacía su contribución al brote esquizofrénico. G. Bateson, D. D.
Jackson, J. Haley y J. H. Weakland formaron el equipo que daría la forma final a la Teoría
del Doble Vínculo.124 Estos pusieron, en primer plano, las relaciones interpersonales. Sus pri-
meras declaraciones fueron: “Hay unas secuencias causales en las experiencias interper-
sonales, capaces de provocar en el individuo una conducta denominada esquizofrenia”.
Las hipótesis anteriores distorsionaron el fenómeno de la relación interpersonal; separaron las
relaciones interpersonales de las respuestas esquizofrénicas. En las nuevas investigaciones, las
relaciones interpersonales, vistas como algo secundario en las hipótesis anteriores, pasaron a
ser la causa de las respuestas esquizofrénicas del individuo. Este vive en un universo donde las
secuencias de hechos son de tal índole que se justifican los hábitos comunicacionales no
convencionales del esquizofrénico. Esto significa que hay personas y situaciones esquizo-
frenogenizantes que impulsan las respuestas esquizofrénicas del esquizofrénico.

3. Elementos para la comprensión de la teoría del doble vínculo:

a. Un contexto de relaciones interpersonales contradictorio:

Este punto rescata la dimensión social, interpersonal, disfuncional y patológica que otras
teorías no tomaron en cuenta (Estudio aparte).

b. Patrones comunicaciones disfuncionales (Estudio aparte):


c. El asunto de los Tipos Lógicos

El concepto de los Tipos Lógicos se estructuró, según afirman A. N. Whitehead y B.


Russell, a partir del convencimiento de que hay conocimientos de mayor y menor nivel de
abstracción; y que la clasificación de las personas se haría a partir de la capacidad de ellas de
poder distinguir esos niveles, comprender y explicar los mismos. El ejemplo clásico de los
autores es medir al sujeto por su capacidad de distinguir entre una clase (conjunto, nivel o
Tipo Lógico de abstracción superior); y los elementos de esa clase (personas). También
usaron el ejemplo de poder distinguir al “hombre” (como especie, Tipo Lógico superior) y al
“hombre” concreto llamado Raúl (Tipo Lógico inferior). El problema radica en poder hacer
afirmaciones y enunciados que sean genéricos, referidos a la clase y al elemento; otros
enunciados son solo referidos a la clase; y otros, solo para el elemento. El paciente esquizo-
frénico no distingue las diferencias de los enunciados y a cuál Tipo Lógico se refieren.

d. Otros ejemplos de Tipos Lógicos:

 Mientras juego, saber distinguir que estoy jugando.


 Las palabras de un chiste deben ser diferenciadas de la literalidad y
la fantasía.
 Clasificación de las señales identificadoras de los modos, entre se-
ñales falsas y verdaderas.

124 D. D. Jackson, 1977: 53-63.


76

 En los condicionamientos para aprender, distinguir que hay otros


Tipos Lógicos superiores, tales como aprender a aprender.
 Poder distinguir las secuencias de una escala, cuya base de multi-
plicación sea 3, así: 2, 6, 18, 54.

C. CARACTERÍSTICAS DE UN ESQUIZOFRÉNICO:

Esta es apenas una breve lista de las características mentales más comunes de un
esquizofrénico, que deja por fuera muchas otras ligadas a conductas. También la
variedad de características está determinada por el tipo de esquizofrenia, que esta
lista puede aparecer como caricaturas, no obstante esperamos que sea útil:

1. Un esquizofrénico proviene de una familia con trastornos de


comunicación, donde se observan mensajes incompletos, explicaciones
insuficientes, mensajes incoherentes, mensajes contradictorios, dobles
mensajes, repeticiones parásitas, frases con dobles sentidos, parares-
puestas, han vivido bajo la contradicción repetida y habitual.125 Son
personas incapaces de experimentar los metamensajes, o sea que no
pueden hallar explicaciones de un fenómeno; no hallan el mensaje del
mensaje.126

2. Es una víctima atrapada entre dobles mensajes que provienen de personas


significativas (padre, madre, abuelos, la maestra), de quienes no puede escapar;
no puede contradecir ni cuestionar, so pena de perder su amor, protección,
amistad.127

3. El doble mensaje y la doble respuesta (ambivalencia) se convierte en la “regla”


que rige las relaciones de la familia. Y, como en los “juegos sin fin” donde los
jugadores no pueden salirse, al menos que hayan provisto un metamensaje
exterior al sistema y con otro lenguaje (“Cuando las manecillas del reloj se
junten y miren hacia arriba, se acaba el juego”), el terapeuta es el elemento
externo que les facilitará la construcción del metamensaje.128

4. Su función yoica es débil para leer los modos comunicacionales dentro de sí y


entre éste y los demás. Por consiguiente: a) Tiene dificultad para asignar el
modo comunicacional correcto a los mensaje que recibe de otros; b) a los
mensaje que él mismo envía; c). y a sus propios pensamientos, sensaciones y
preceptos. Los esquizofrénicos presentan una estructura mental silogística
anormal, lo cual se evidencia en la expresión siguiente:

SILOGISMO ESQUIZOFRÉNICO SILOGISMO SANO

a. Los hombres son mortales


b. Simón Bolívar es hombre
a. Simón Bolívar es mortal
125 F. E. Abate, 1978: 32; G. Bateson et al., 1993: 13.
126 G. Bateson et al., 1993: 14.
127 Ibid.
128 P. Watzlawick, 1983: 218.
77

a. Los hombres son mortales.


b. La hierba es mortal.
c. Los hombres son hierba.129

5. Los esquizofrénicos son la metáfora (representación) de un sistema


disfuncional; pero, a su vez, ellos no usan racionalmente la metáfora porque
ésta es un metamensaje, y la dificultad mayor de ellos está precisamente en el
uso del metamensaje. Por ejemplo: Ellos no discuten el mensaje; confunden
entre lo metafórico y lo literal. Por ejemplo: Un empleado, con historial de
esquizofrénico, abandonó el puesto de trabajo y se fue para su casa. Un
compañero, preocupado por las consecuencias laborales, le llamó por teléfono
y le dijo: “Bueno, ¿cómo fuiste a tu casa teniendo que trabajar?” El mensaje
estaba en metáfora (“como fuiste”), pero el esquizofrénico no distinguió la
metáfora y respondió: “En taxil”. Otro ejemplo: Un lunes, muy temprano yo
llegué a trabajar a uno de los Hospitales Psiquiátricos y saludé a una paciente,
quien era muy amigable. Le di un trato como a una persona sana y le hice el
siguiente comentario metafórico: “¿Será cierto que los lunes ni las gallinas
ponen?” Ella no pudo decifrar la metáfora y me respondió: “Cuando yo era
joven tenía gallinas”

6. Los esquizofrénicos no distinguen los Tipos Lógicos. Un ejemplo: no distin-


guen la diferencia entre las referencias y enunciados hechos a la clase de
aquellos hechos a los miembros de la clase, ni aquellos hechos a los dos Tipos
Lógicos juntos. No distinguen entre pasado, presente y futuro (Ver sección de
los Tipos Lógicos).

7. Un paciente esquizofrénico, incapaz de protestar diciendo al terapeuta “¿Por


qué llegó tarde Ud.?”, desplazó su disgusto a una historia, en cuyo caso
pareciera que hizo una buena metáfora. Se trata de alguien llamado Sam, que
perdió el barco por llegar tarde. En realidad es un desplazamiento a un análogo
y, como tal, hizo una metáfora. Pero decimos que no tiene la capacidad de
continuar la comunicación metafórica, veamos: Si el terapeuta acepta como
acusación (“me la merezco, me descuidé con la hora”), el paciente deja su
relato en forma de metáfora. Pero si el terapeuta dice: “¿Me estás juzgando?”,
el paciente dirá: “Sam si existió realmente” (Niega que hizo metáfora). Pero si
no puede manejar este impasse, el paciente se desplazará a otra persona (al sí
mismos, alejándose de Sam y afirmando que es Carlos, esto es desarmando el
intento de metaforizar); o se desplaza a otro (Están en el aula y dice: “Me gusta
este club”).130 Es evidente que se trata de una comunicación disfuncional.

8. Cuando recibe un mensaje, por la incapacidad de metacomunicarse, tomará


varias opciones: a) Sigue un patrón rígido, si ha vivido muchos años bajo la
situación del Doble Vínculo. b) Buscará algún significado oculto en todo lo
que se le comunica, sin descifrarlo y con rasgos paranoides. c) Escuchará los

129 G. Bateson et al., 1993: 27.


130 Ibid.
78

mensajes, pero no compartirá los significados. d) No discrimina el tipo de


mensaje que recibe (un insulto, un piropo, una amenaza). e) Responderá
risiblemente a todos o casi a todos los mensajes. f) Puede ignorar lo que se le
dice. 8) Puede aceptar literalmente todo lo que se le dice.

9. Son incapaces de salirse del sistema de comunicación familiar o no están


dispuestos a hacerlo. Una persona adulta tendría cuatro posibilidades de “sa-
lida” cuando se halla ante los dobles mensajes: a) suicidarse; b) enloquecer;
c) esperar que una “fuerza” sobrenatural y externa le libere del “atrapamiento”;
d) o deciden salirse del campo, que no es su opción peculiar. Peor aún, a los
niños y adolescentes les es imposible la cuarta opción, por lo que se suicidan o
enloquecen de esquizofrenia, en mayor número según la estadística.

10. Los esquizofrénicos no están ligados a una realidad objetiva, sino a “su cons-
trucción de una realidad que no existe”, pero que les brida alguna “seguridad”.
Un hijo de un padre agresor, decidió negar dichas agresiones (tenía lesiones
físicas en su espalda). Acto seguido, definió a su padre como “el mejor del
mundo” (realidad no existente) y, desde entonces, no sentía el dolor de las
agresiones (masoquismo=esquizofrenia del área cuerpo).

11. Por el otro lado, los modos de distinguir a una persona sana de una
esquizofrénica, son: Por su humor apegado y pertinente a la realidad,
creatividad, entusiasmo, descubrimiento de realidades diferentes, entre otros.
En cambio el esquizofrénico, si tiene humor, éste es grotesco, que “hace llorar”
al interlocutor; o se ríe solo de sus “creaciones” mediante puntuaciones
distintas a la experiencia o con una tipologización errónea, que da como
resultado un mundo chato y estancado.131

D. EL "DOBLE VÍNCULO" Y LA ESQUIZOFRENIA:

En la investigación relacional de la esquizofrenia se llegó a identificar ciertos elementos


esenciales de tal interacción y se creó el término doble vínculo que significa doble lazo, doble
atadura, doble trampa. El sujeto está puesto ante dos mensajes contradictorios, ante dos
compromisos o lealtades, ante lo cual, para responder a esa situación antagónica, hace las
conductas ambivalentes (como si fuera loco, sin serlo o enloquece de verdad). Al sentirse
ante dos fuerzas que lo atrapan, tiene cuatro opciones de "salida" o "solución":

1. Suicidarse.
2. Enloquecer: Dejar de hacer la conducta ambivalente (como si fuera loco) y
enloquecer de esquizofrenia (ser realmente loco).
3. Esperar que otros le abran la atadura: Los padres, el terapeuta, el brujo,
Dios, entre otros “tienen que venir a resolver la “doble atadura”.
4. Decidir salirse, cueste lo que cueste, incluyendo que en toda decisión se gana
y se pierde, por lo tanto hay un duelo y éste duele. Por regla general, la víctima

131 F. B. Simon et al., 1988: 419-421.


79

escapa, porque, de caso contrario, este mundo estaría lleno de locos. Quien no
logra escapar, toma las otras opciones.

Por su parte, esquizofrenia, en el sentido clásico, no es otra cosa que la disociación


(σχίξω) de la inteligencia (φρήν) respecto a sus funciones psíquicas específicas. Se
caracteriza por ser predominantemente una enfermedad de niños y jóvenes, por lo cual
antiguamente se llamaba “demencia precoz”. Son característicos los trastornos del
pensamiento, particularmente marcados por alteraciones de la formación de conceptos que les
lleva a una mala interpretación de la realidad, algunas veces con delirios. También son
característicos los cambios de humor, la ambivalencia, falta de adecuación, pérdida de la
empatía hacia el otro, dependiendo del tipo de esquizofrenia.132 Por su parte, la concepción
sistémica muestra que el esquizofrénico es un individuo que hace las conductas esquizofré-
nicas para responder a las exigencias contradictorias múltiples de sus relaciones interperso-
nales. Los individuos en situaciones de doble mensaje tendrán percepciones correctas de la
realidad, pero serán identificados como “locos” por hacer respuestas ambivalentes o
disociadas de la realidad (lenguaje esquizofrenés). Más aún, si insisten en que hay discre-
pancia entre lo que realmente ven, por ejemplo: El doble mensaje de ira y hostilidad del
padre, por una parte; y, por otra, los mensajes de afecto del mismo (en contradicción); y lo que
otros les obligan a ver, o creer o que deberían ver para ser considerados “normales” (P.e.:
“Hay que ver a papá como bueno, afectivo y cariñoso, sin serlo).

E. LAS SECUENCIAS DE LA RESPUESTA ESQUIZOFRÉNICA:

La Teoría del Doble Vínculo identifica cinco pasos en el proceso de hacer una
respuesta esquizofrénica a los mensajes contradictorios:

1 Los sujetos involucrados

Dos o más personas, relacionadas intensamente por situaciones que poseen un gran
valor físico y/o psicológico para la supervivencia, tales como lealtades familiares, relaciones
afectivas, amorosas, relaciones de cautiverios, vínculos ideológicos, dependencia económica o
por enfermedad, líneas de autoridad obligantes (P.e.: relaciones parento-filiales, jerarquías
militares, laborales).

2. Un mensaje primario + ó -

Este mensaje, requerimiento u obligación, puede ser positivo o negativo, dirigido a la


persona, quien está obligada a responder por la relación afectiva intensa que vive.

3. Un mensaje secundario, opuesto al primario:

Este mensaje, requerimiento u obligación debe ser contradictorio al mensaje primario.


La contradicción consiste en plantear dos exigencias excluyentes entre sí. Frente a tal situa-
ción, la víctima tiene dos alternativas, así:

132 S.H.Frazier et al., 1976:54, 55.


80

a. Si es una orden, es necesario desobedecerla para obedecerla, por ejem-


plo: “Que disfrutes mucho tu salida, aunque yo estaré sufriendo”: El “yo
estaré sufriendo” es la orden camuflada “no te atrevas a salir”, que hay
que desobedecerla para obedecer la orden que “disfrutes mucho”. Pero,
si decido obedecer el “no te atrevas a salir”, desobedezco el “disfrutar
mucho”.

b. Si es un pedido, es necesario no concederle para ayudarle, como por


ejemplo: En la relación de la consejería se recibe este mensaje: “Cú-
reme, doctor”, pero en forma camuflada le envían otro mensaje: “Pero
no se atreva a cambiar mis estructuras profundas”. Es un hombre que
está sufriendo y haciendo sufrir a su esposa porque opera con sus para-
digmas de soltero estando casado. Es obvio que su doctor le va a ayudar,
pero la forma correcta es cambiándole sus paradigmas “solterezcos” e
instalando los paradigmas de casado, lo cual incomodaría mucho la vida
cómoda del esposo.

c. Si es una definición del yo, es esa clase de persona si no lo es; y si no lo


es en sí, lo es, por ejemplo: “Sé espontáneo”: Si obedece, no lo es; y si
desobedece, sí lo es. El sujeto no puede dejar de reaccionar al mensaje;
pero no puede reaccionar en forma adecuada (no paradójica), pues el
mensaje mismo es paradójico y hace la reacción esquizofrénica.

d. Un mensaje o situación que impide a la víctima a escapar del campo:

Se refiere a las condiciones de lealtades familiares, afectos, amores, cautiverios, ideolo-


gías, dependencia económica, dependencia por enfermedad, líneas de autoridad obligantes,
que resultan vitales para la supervivencia e impiden a la víctima escapar del campo. Es cuan-
do la víctima siente que haga lo que haga siempre perderá, por lo que está forzada a buscar la
“tercera salida”: la esquizofrenia.

5. Un factor precipitante:

El brote esquizofrénico se produce sólo si esta condición ha perdurado por mucho tiem-
po; y sólo cuando se da una situación precipitante, tal como una agresión, castigo, violencia,
entre otros, que hace suponer a la víctima que no puede soportar más la contradicción. Los
investigadores europeos concluyeron que, a más de la respuesta esquizofrénica, que era un
resultado final, el sujeto sometido al doble vínculo, respondía más habitualmente con con-
ductas neuróticas muy agudas, previas a la respuesta esquizofrénica.

F. EL DOBLE MENSAJE EN LA COTIDIANIDAD DE LA FAMILIA:

1. Contradicciones negadas:

Si “doble mensaje” significa doble atadura, la persona está en presencia de dos men-
sajes contradictorios que siente que la atrapan, frente a lo cual hay una salida que tiende,
81

muchas veces, a ser la salida o solución enferma. Afirma P. Arés (1990) que las contradic-
ciones que todos padecemos se enmarcan dentro de lo que está supuestamente normaliza-
do: “Hogar dulce hogar”. Desde lo idealizado o lo asignado, donde queda disociada la parte
del conflicto, en última instancia significa que queda negada dentro de la familia. Por lo
tanto, hay una imagen asignada a la familia, la cual está disociada de la realidad, que nos
hace vivir dentro de la contradicción. Esto se evidencia, por ejemplo, cuando la gente dice:
“...bueno, que mal me ha salido que no puedo vivir dentro de ese remanso de paz, de
hogar dulce hogar, que es lo asignado por la cultura”.133 Existe un mensaje implícito que
es el mensaje indirecto. El casarse es asumir una contradicción desde lo que está legitima-
do, desde lo que se espera hasta lo que está discurriendo en la situación real.

La asignación de roles no es algo totalmente consciente -sigue afirmando la Dra.


Arés- sino que van discurriendo a través de los mensajes de las construcciones culturales e
históricas. Lo asignado se construye por medio de toda la influencia cultural, y
corresponde a los guiones que actuamos contidianamente como “normalidad igual a
supuesta salud”. Por su parte, la crisis de la familia se ha estado moviendo a través de dos
propuestas: Un reto al cambio y una resistencia al mismo. Y cada vez es más difícil asumir
lo asignado, porque existe una tendencia a la ruptura de la familia tradicional, lo cual se ve
en la participación de la mujer en la vida laboral; en los movimientos ideológicos, tal
como el movimiento feminista; en los procesos de aculturación provenientes de los
procesos sociales como las migraciones, turismo, entre otros.

De esta forma se define la salud comunitaria como la mayor o menor capacidad de


una población de enfrentar sus contradicciones. Es importante recalcar que una contradic-
ción no es una vivencia de bienestar. La capacidad de resolver las contradicciones a nivel
familiar, cultural y personal produce bienestar. Aquí se nos rescata la idea de proceso,
porque los cambios no son saltos cualitativos estáticos, donde el individuo tenga que arribar
a una meta. Los cambios son procesos donde se enfrenta una contradicción e
inmediatamente estamos produciendo una nueva contradicción. Así, el vivir es un
continum de contradicciones que enfrenta al concepto de que vivir es no tener problemas.

2. El rescate de la contradicción:

El rescate de la contradicción nos da la idea de que no hay un estado perenne de


bienestar, sino una interacción permanente con la realidad. Y si aprendo a leer las
contradicciones, estoy aprendiendo a leer la realidad, porque ésta es intrínsecamente
contradictoria.

En un taller la Dra. P. Arés hizo la siguiente afirmación: El estar ustedes aquí


implica dejar un montón de cosas atrás; implica que desde un lugar quieren estar y desde
otro lugar no quieren estar. Por una parte, que bien que están; y por otra parte, cuántas
cosas están dejando de hacer y cuantos enredos han tenido que hacer para poder estar acá.
Entonces esa contradicción, si se logra enfrentar y manejar, como que uno anda más
reconciliado con la vida; se aprende a elegir, a elaborar un duelo y a reconciliarse con su
elección. Desde ahí se empieza con una interacción no dilemática que, finalmente, no

133 P. Arés, 1996: 29-31.


82

resuelve nada. Si no se elige, está sentando aquí, pero no está escuchando y está pensando
en lo qué dejó atrás. Y si no hubiese venido al taller, entonces estaría pensando: “Qué
pena que no fui al curso” y entra en una posición de dilema. Pero si se reconcilia con su
decisión, puede elaborar el duelo y decir: “bueno, no estoy haciendo tal cosa, pero estoy
aquí y estoy escuchando, aprendiendo, incorporando”. En consecuencia, para elaborar una
contradicción, se hace necesario reflexionar sobre ella y hacer explícitos los implícitos.

Toda vez que la familia genera un sujeto que no se integra al contexto (una
“adaptación pasiva en vez de activa” –enfatiza P. Arés), hay que cuestionar a la familia, ya
que la pregunta es sobre el concepto de funcional, funcional a qué y funcional a quién.
Como tal, no tiende a cuestionar la realidad, sino a provocar adaptaciones y equilibrios. Y
desde allí surge un montón de mensajes para producir ese “individuo buscado” y de esa
manera la realidad se disocia y no se integra.

Veamos un ejemplo de lo anterior: Un niño se va a inyectar. Este recibe el mensaje:


“no te va a doler”, lo cual es una contradicción y es falso. El no puede elaborar la contra-
dicción. Pero si se le dice: “te va a doler un poquito, pero lo vas a aguantar”. Es más sano
ponerle un amortiguador en los dientes para morder, que decirle no te va a doler. Estas
aseveraciones o conductas descodifican la contradicción; el niño confía más en los adultos;
no siente que hay contradicción. Desde un lugar, duele un poco; pero desde otro lugar, lo
vas a aguantar y es para tu bien.

Otro ejemplo es el siguiente: “Va a nacer tu hermano y tú lo tienes que quererlo; tú lo


tienes que adorar; a los hermanitos se les quiere muchísimo y vos te vas a sentir muy feliz
de tener un hermanito”. Aquí se ha disociado la parte positiva y la parte negativa, porque
hay una parte negativa que él va a sentir, esto es la rabia de que nació mi hermanito, que me
quita a mi mamá. Tiene que elaborar que esa rabia la tiene que sacar; que luego le va a
pasar; que va a querer a su hermanito, integrando la rabia y no disociándola. Si se manejó
diferente, vienen los pleitos, se quieren matar, porque todo ha estado al servicio de la diso-
ciación de los sentimientos y la realidad. Al chico se le enseña a pensar en blanco o en
negro, los cowboys y los indios, los malos y los buenos, todo dicotomizado, tanto el mundo
público como el mundo privado.

La madre sale a escondidas para que el niño no se dé cuenta de que ella salió. Es me-
jor decir “me voy”. “Claro que te da un poco de dolor; a mí también me da un poco de
dolor, pero voy a regresar...”. Hay que traducir (metacomunicar), elaborar e integrar para ir
progresivamente procesando esas contradicciones.

En muchas ocasiones los padres no son traductores de la realidad, sino que, por el
contrario, la niegan, la ocultan, la distorsionan o la tergiversan. Es por eso que al niño no
se le informa sobre la muerte, sobre la adopción, entre otros. Si la abuelita se muere, todo
mundo llora, pero al niño se le dice que anda en la finca. Y puesto que la vida continúa, se
debe hacer una traducción, tal como la realidad es. En la cotidianidad de la familia
también se escuchan frases como éstas: “No se toca esto porque es costosa (radio, T.V);
porque es sucio (genitales)”. Se trata de un mensaje que tiene que ver con otro mensaje que
disocia la realidad. Se trata de producir una integración produciendo una disociación de la
realidad.
83

Los costarricenses estamos diseñados a no enfrentar las contradicciones, con todas las
asignaciones sociales que nos hicieron la “Suiza de Centroamérica” y los promotores de
“la paz a toda costa”. Aquí se da un asignado muy fuerte y un asumido muy fuerte. Si se
busca la paz a toda costa, negando contradicciones, tiene un costo a nivel social. Un
ejemplo de esto es cuando un costarricense está manejando. “No hay nada más peligroso
que un cañón cargado”, dice la Dra. P. Arés, porque hay que funcionar a dos niveles: En lo
racional, “hay que ser educado”; en lo emocional, “tengo mucha rabia acumulada”.

Hay una herencia asignada y asumida, de la “Sagrada Familia” y una serie de


preceptos religiosos y culturales, que están muy presentes congelando homeostáticamente a
la familia. Y, por otra parte, hay todo un reto al cambio, y se observan las distintas maneras
como se ha intentado resolver esta contradicción (homeostasis - cambio). Aquí siempre
habrá un potencial de riesgo y un monto de costos. En la búsqueda del cambio el riesgo
puede ser el divorcio, porque la dama reclama igualdad de derechos y el varón le niega esos
derechos. Por no correr el riesgo del divorcio, la familia queda congelada y negando la
contradicción. Si disminuye el potencial de riesgo, se disminuye el monto de los costos,
que es la forma más sana de resolver las contradicciones, pero no hay que negarlas.

3. Las contradicciones que se trabajan:

Toda situación de crisis produce una posibilidad de cambio. La crisis, por lo tanto, es
una transición dolorosa, donde hay que asumir un potencial de riesgo y un monto de costo.
Esto se debe a que siempre tenemos que elaborar una pérdida, porque para cambiar hay
que perder cosas, así como se ganan cosas.
Es aquí donde se manifiesta el fenómeno del “doble mensaje”, ya que en las órdenes
dobles, desde la palabra se comunica un mensaje que es contradictorio con el mensaje no
verbal; o es a veces incoherente desde lo verbal mismo. Y como no está claro cual mismo
es el mensaje, esto se reconvierte en una doble demanda. La manera sana de trabajar esta
contradicción, es no diciendo no, ni emitiendo dobles mensajes, sino tratando de descodi-
ficar el doble mensaje. En otras palabras, hay que legitimar que las contradicciones exis-
ten, tales como que en nuestra “Suiza Centroamericana” hay pobreza extrema, hay fraudes,
desfalcos, clasismos, entre otros Si no resolvemos la contradicción (legitimando o resol-
viendo), aparece el doble mensaje y nos quedamos en el dilema.

4. El costo de la resolución:

La elaboración de la contradicción implica muchas cosas, de las cuales anotaremos


algunas:

a. Un proceso de reflexión:

Este se refiere al hecho de abordar lo implícito, que son las ansiedades básicas de la
pérdida y el ataque. En otras palabras, es el abordaje de lo que agrede o ataca.

b. Un proceso de elección:
84

Probablemente éste es el momento más difícil, ya que la persona está ante dos posibi-
lidades y está obligado por sí mismo y las circunstancias a elegir y renunciar: “Me quedo
con Rosa o con Manuela”.

c. Un proceso de duelo:

Como resultado de la elección, hay un objeto “rechazado”, el cual se desprende de


mi vida. Se trata de una pérdida real, y toda pérdida es un duelo, y todo duelo duele.

d. Un proceso de reconciliación (integración):

Estos procesos, para que sean elaborados, deben hacerse conscientes; luego, deben de
ser asumidos como contradictorios; sólo allí se verá si son resolubles o irresolubles. La
reconciliación, en este caso, es con aquello que antes se negaba.

5. Resolución del doble mensaje:

La resolución del doble mensaje sólo ocurre cuando se ha percibido la contradicción,


para lo cual, de manera genuina, hay que hacer un metamensaje, como se ilustra a continua-
ción:

(Gráfico E.Guang)
85

6. Elementos para la resolución de un conflicto:

a. Identificar la contradicción: Estas son parte de la vida cotidiana y no


representan ningún estigma por el cual haya que estar disimulando.

b. Explicar y explicarse la ambivalencia: Frente de dos compromisos,


mensajes o exigencias, como producto de la contradicción, hacemos
las conductas ambivalentes. Se debe explicar y explicarse el fenómeno
de la ambivalencia, cómo y cuándo se manifiesta.

c. Explicar y explicarse el dilema verbal - no verbal: Se parte del he-


cho de que hay un lenguaje verbal y otro no verbal o analógico. Los
dos lenguajes comunican un mensaje. El primero es muy rico en
semántica; el segundo es muy rico en significados. Uno debe ser capaz
de explicar y explicarse las formas en que se manifiestan las contra-
dicciones de los mensajes, sus impactos, alcances, etc.

d. Hacer una elección: Seguir con el conflicto o hacer y elaborar el due-


lo. Probablemente este sea el paso más difícil, porque todo duelo
duele y a nadie le gusta los duelos. Esto explica por qué quedamos
mucho tiempo con el conflicto.
86

e. Reconciliación consigo mismo: (Integración de uno mismo): “Al fin


eres tú mismo” - le dijo su esposa, porque al estar atrapado en un
triángulo, era agrio, tenso, violento. Los triángulos no siempre son
pasionales, sino que ocurren cuando hay dos lealtades frente a noso-
tros.
87

QUINTA SEMANA

LA CONNOTACIÓN POSITIVA (CP) Y EL


RECONOCIMIENTO POSITIVO (RP)

A. UNA DEFINICIÓN:

Connotar significa dar una evaluación o significado a algo o a alguien. En este caso es
valorar las conductas y personas y dar una connotación positiva (CP). Connotar positi-
vamente lo que todos ven negativo, incluyendo el mismo sujeto, era el gran reto, particular-
mente la CP del síntoma al paciente designado (PD). La construcción y uso de este principio
terapéutico cardinal, como dice M. Selvini P. (1982), venía impuesto debido a la necesidad de
hacer las intervenciones paradojales. Pues no se podía prescribir el síntoma, (paradoja) como
algo positivo, útil y necesario, si antes se había criticado.134 Cuando se connota positivamente
se modifica el sistema de valores, modelo, paradigma o mapa interior que las personas tienen
del mundo. Cuando el significado de una conducta cambia, los miembros de la familia reac-
cionan diferente. La CP también se llama “interpretación positiva” (Soper, 1977) por la
misma naturaleza de asignar una connotación. En otras palabras, debido a la necesidad de ser
congruentes con el marco teórico sistémico, en el cual se interviene paradojalmente; donde
existe la necesidad de atribuir motivaciones positivas al hecho de haber actuado esto o aquello,
siempre que esté enmarcado en la perspectiva sistémica y paradojal, se impone la necesidad de
la CP. En el ejemplo “Don Juan”: A él le asignaron los nombres peyotativos más fuertes, tales
como: “monstruo”, “bestia”, “desnaturalizado”, “enfermo” entre otros, por haber castigado fí-
sicamente a sus hijos, en un grado inadecuado que le definía como agresor. Un Tribunal le
condicionó a recibir terapia obligada por cuatro meses, so pena de perder su hogar si no lo
cumplía. Su esposa y suegra eran sus acusadoras y se esforzaban por “convencer” al terapeuta
acerca de la maldad de Don Juan. La suegra mostraba unas marcas en la espalda de su nieto.
Entonces el terapeuta, en forma paradojal (absurda), hizo una CP (Stanton). Un silencio
sepulcral dominó la sesión por unos instantes. Esto es posible aplicar a las más destructivas de
las conductas, siguiendo la naturaleza de la paradoja, por lo que suele llamarse también "atri-
buciones nobles". Siguiendo este principio, el terapeuta le dice al paciente agresor:

“Mi más profunda admiración por algo que Ud. tiene, Don Juan, que
quiero pedirle que no lo pierda nunca, esto es su deseo de perfeccionar a su
familia. Claro, no me estoy refiriendo a las técnicas empleadas, sino a su
deseo de que su familia sea la mejor del mundo”.

El referente teórico de fondo, como ya se ha afirmado, es el principio sistémico y


paradojal, que conlleva a la afirmación de que el síntoma cumple una función estabilizadora;
es un lenguaje y un instrumento de relación. Por lo cual, si los terapeutas tenemos esta
epistemología, podremos connotar positivamente las conductas patológicas, sabiendo que son

134 M. Selvini P. et al., 1982: 63.


88

mensajes pidiendo ayuda. Este reconocimiento mediante la CP en la mayoría de las terapias,


es el primer paso que permite acceder al sistema familiar y a los procesos más complejos.
Don Juan respondió: “Ud. me va a poder ayudar”. A partir del uso de la CP todo el sistema
familiar se movilizó, porque Don Juan se dijo para sí: “No estoy tan loco como yo creía”. La
familia se dijo: “Papá, pensándolo bien, no es el monstruo que creíamos”. La esposa llegó a
reconocer así: “Frente a mi inoperancia, él está activo en la crianza de los niños”. Gracias
al uso de la CP se rescató a Don Juan y a su familia; se instaló el sistema terapéutico (ST) y
ahora Don Juan disfruta su paternidad.

Por otra parte, cuando valoramos positivamente unos resultados del proceso terapéutico,
el esfuerzo de cada uno, pero no conlleva los elementos paradojales, suele llamarse, más exac-
tamente, un reconocimiento positivo; si incluye el elemento paradojal, tal connotación se
llama CP.

Las escuelas terapéuticas conocidas como de Roma y Milán recomiendan que no sólo
se debe connotar positivamente al PD, sino a los demás miembros de la familia, por cuanto
están innegablemente entrelazados. Por otra parte, si sólo se connota positivamente a una par-
te del sistema y no al todo, se perdería la neutralidad y se caería en la linealidad del paradigma
clásico; se afirmaría la idea de la existencia de “buenos” y “malos” en una familia. Ejemplo:
Si connotamos positivamente al PD por su vocación hacia el mantenimiento de la unidad del
matrimonio de sus padres, sacrificando su salud por haber hecho un cuadro asmático, hemos
de connotar positivamente a los padres por ser sensibles y leer el mensaje del hijo asmático y
responder efectivamente buscando ayuda profesional.

B. DIVERSOS USOS DE LA CONNOTACIÓN POSITIVA:

1. Concomitante con la intervención paradojal:

Como afirma M. Selvini P. et al., (1990), “...lo que no ha variado nunca en estos
últimos 20 años, ... es la hipótesis-guía fundamental: La conexión entre la disfunción de las
relaciones familiares y el síntoma del PD”.135 Hay circunstancias en las que se "prescribe el
síntoma" (intervención paradojal), esto es: "La ventaja de una jaqueca, es que te puedes que-
dar en casa". El mensaje es: "Siga con sus jaquecas, parecen buenas para algo". Se ha
prescrito el síntoma, dándole una CP al mismo (paradoja), en tanto la cultura connota nega-
tivamente a la jaqueca. Entonces es contradictorio "prescribir el síntoma" que previamente
tiene una connotación negativo. Sólo el conocimiento teórico sistémico del síntoma hace
posible seguir con la estrategia de "prescribir el síntoma"; y sólo el uso de la CP facilita la
prescripción de algo tan absurdo.

Otra forma de hacer la CP, es así:

“Tu organismo está dotado de unos mecanismos defensivos maravillosos


cuando eres presionada/o más allá de tus fuerzas. Primero te presionan;
luego aparece la jaqueca como señal de que estás vivo/a, que das guerra, que
te defiendes, que eres fuerte”.

135 M. Selvini P., et al., 1990: 240.


89

Nótese que todo esto está en paradoja, donde lo malo se presenta como bueno para
quitarle poder al síntoma.

2. Paciente designado (PD) y el nexo causal lineal:

Si el paciente y la cultura connotan negativamente el síntoma del PD (según el


paradigma lineal), resultaba inevitable connotar negativamente la conducta “inadecuada” de
los padres por el nexo causal lineal que se atribuía. Surge indignación contra ellos debido a la
culpabilidad causal que dicha postura epistemológica los inculpa. Otra vez, sólo CP es la
única que puede cambiar esta apreciación y relación con los padres. Un ejemplo del uso de la
CP para la “conducta destructiva” de los padres (actuaciones violentas) hacia los hijos:

"Hacer pareja es algo titánico; unos lo logran más fácilmente que otros;
tus padres de seguro lucharon, sufrieron, se sacrificaron e hicieron lo que
pudieron. Es más, a saber qué patrones heredaron de sus antepasados".

Esta CP del sacrificio de sus padres les libra de culpa y el PD mitiga su odio hacia ellos
por haberle hecho desgraciado.

3. Ni buenos ni malos:

No se puede connotar positivamente el síntoma del PD y negativamente los compor-


tamientos de los padres (en causalidad lineal), porque se dividiría el sistema entre "hijos
buenos" y "padres malos" y se negaría la unidad sistémica de la familia. Mediante la CP se
nivela a todos, indicándoles que han sido "esforzados", "sufridos" y "luchadores"; que to-
dos lucharon por lo mejor.

4. 4. Se hace alianza con el sistema familiar (SF) y se accesa al mismo:

Connotar positivamente es hacer una alianza sincera con la persona o grupo. El


acceso al sistema familiar ocurrirá sólo si se connota positivamente al mismo y sus con-
ductas, o al menos se valoran sus "esfuerzos" (reconocimiento positivo).

5. La connotación positiva como elemento contenedor:

El individuo o grupo llega al no-sentido de la vida; a la desmotivación y, sólo la CP le


devuelve el sentido y la razón para buscar soluciones. Ejemplo, Don Juan, considerado como
“desnaturalizado”, “animal”, “monstruo”, entre otros, por usar castigos desmedidos para con
los hijos, cuando el terapeuta le connotó positivamente, así: “Mi admiración por su vocación
por querer tener una familia perfecta, aunque los métodos fueron inadecuados”, él respon-
dió: “Ud. me va a poder ayudar”. La CP le devolvió el sentido de la vida, la esperanza y por
qué curarse.

6. La connotación positiva cambia los significados:


90

Es cuando el paciente se asigna valoraciones inadecuadas y necesita que el terapeuta


cambie el significado negativo y se le atribuya valores positivos. Nos ayudará el ejemplo de la
CP hecha a María, a quién la llamaban "María la seca", “de frente filo y de filo nada”,
“tuberculosa” y, además, ella atribuía defecto a su zona erótica del cuello. El terapeuta
connotó positivamente esas condiciones de su cuerpo, se cambió el significado negativo del
mismo y su autoestima cambio Ya no era ni “enferma” ni “menos”, sino una mujer
privilegiada.

7. La connotación positiva rompe la homeostasis:

La CP es una técnica privilegiada, capaz de romper el congelamiento homeostático de


una pareja o familia y liberar las fuerzas del cambio del sistema. Esto ocurre por cuanto la CP
rescata los valores positivos escondidos o no vistos por el sujeto; da esperanza, confianza en
sí y en los sistemas. Un organismo vivo, en este caso una persona o familia, sólo acepta
movilizarse cuando hay garantías de algo mejor o, al menos, garantía de supervivencia.
Ackermans y Andolfi (1990), conciben que una persona o grupo rompen el congelamiento
homeostático cuando son provocados.136 Y no hay instrumento más atractivo que la CP para
provocar el movimiento desde una perspectiva de gratificación, reconocimiento y
valorización.

Por otra parte, cuando el terapeuta da a entender a la familia, que tanto la homeostasis
como la transformación son elementos de la dinámica familiar, ni peores ni mejores, resulta
más fácil movilizar a la familia de la homeostasis al cambio.137

C. IMPLICACIONES DEL ACTO DE CONNOTAR:

1. Connotar negativamente a un subsistema y positivamente a otro, es dividir el


sistema entre "buenos" y "malos".

2. No connotar positivamente, es no instalar el contexto terapéutico.

3. Connotar positivamente lo positivo y negativamente lo negativo, divide al


sistema, por cuanto se da una alianza con los "buenos" y se excluye a los
"malos".

D. EJERCICIOS DE CONNOTACIÓN POSITIVA:

El caso “Luis”:

Luis, soltero de 31 años de edad, hijo de padres campesinos, salió de la finca anal-
fabeto a los 15 años de edad. Viene a terapia porque está muy depresivo, con intentos de
suicidio; no veía sentido a la vida, bebedor fuerte (alcohólico); lamentaba haber sido
analfabeto hasta los 15; igual lamentaba no tener en qué gastar el dinero. Luis terminó
la primaria a los 17 años y duró estudiando un año; hizo Bachillerato por Madurez a los

136 M. Andolfi y A. Ackermans, 1990: 65, 66.


137 M. Selvini P., et al., 1982: 63-65.
91

23 años, terminó a los 25, por asuntos de edad requerida para ingresar al programa.
Trabaja con plaza fija para el gobierno desde los 16 años. Ha sido becado para estudiar
telegrafía en México y Venezuela y es jefe de telegrafía. Construyó su casa propia y está
ayudando con la educación de un hermano. Hoy estudia el tercer año de carrera en la
UNA.

El caso “Don Juan”:

Casado, dos hijos (9 y 6), tiene 68 años de edad; está con sentencia del Patronato
Nacional de la Infancia de someterse a terapia y teme perder la paternidad por maltratar a los
niños. La esposa y la suegra lo demandaron ante el Patronato; ella le ha planteado separación
para divorcio. El Patronato, los familiares y vecinos le consideraban un monstruo... La madre
y suegra son fiesteras y no cuidan a los niños y él indica que tiene que disciplinar a los hijos
porque ellos están muy indisciplinados, no obedecen; la madre no les pone límites, sino que
los conciente y abandona. El quiere que sean buenos. Asume su función agresiva frente a la
inoperancia de ellos como padres.
92

EL USO DE LA PRESCRIPCIÓN O TAREA

A. ¿QUÉ ES UNA PRESCRIPCIÓN O TAREA?:

Como se trata de guiar al paciente para que vea distinto y actúe distinto, las tareas
son la parte medible del contrato terapéutico: P.e.: “Hablar sin gritar”, “salir a pasear”,
“llegar puntual a...", "ser asertivos...", entre otras. La tarea, por lo tanto, es la acción que
prescribe el terapeuta para que se cumpla en la sesión o fuera de ella.

Ha de quedar claro que las prescripciones de una tarea son actos directivos por parte
del terapeuta, lo cual es oficialmente aceptado por el paciente. Es probablemente en este
punto donde el terapeuta mantendrá su cuota de poder, por cuanto está enfrentándose a las
fuerzas más rígidas del sistema, lo cual le lleva, muchas veces, a una lucha de poder
(Whitaker, 1973). En esta lucha de poder el sistema evaluará al terapeuta, juzgándole si es
sólido para sostenerla en un proceso de cambio; si tiene continuidad en dictar las reglas de
la relación, entre otros. La directividad del terapeuta queda evidenciada desde el inicio:
Reúne a toda la familia, implicándola en una operación que requiere enfrentamiento; pide a
los miembros del grupo un empeño activo en resolver un problema interno, a lo que se
denomina tarea prescrita.

B. OBJETIVOS DE LAS TAREAS PRESCRITAS:

1. Producir cambio.
2. Activar o crear nuevos modelos relacionales.
3. Establecer un contexto terapéutico.
4. Establecer reglas familiares.
5. Distribuir los roles de la familia, liberándola de estereotipos.
6. Producir información sobre la estructura y reacciones de los miembros de la fa-
milia frente a requerimientos.

C. TAREAS PARA LA SESIÓN:

1. Actuar con naturalidad: "Bailen su baile aquí para mí".


2. Reubicarse espacialmente.
3. Acercarse/distanciarse respecto a alguien.
4. Tocar/no tocar a alguien.
5. Hablar/no hablar de X manera respecto a alguien o algo.
6. Mirar/no mirar a X cosa o persona.
7. No interrumpir a X.
8. No hablar por X.
9. Otros...

D. TAREAS PARA LA VIDA COTIDIANA:


93

Para que las tareas se cumplan, deben tener un conjunto mínimo de características que
permitan que ellas sean realizables. Muchas tareas pueden fracasar por no cuidar los detalles
siguientes:

1. Circunstancias por qué no son realizables:

1. Por problemas económicos no solubles.


2. Muy temprano en el proceso.
3. Por no contar con la anuencia del sujeto/grupo.

2. Requerimientos para ser realizables y útiles:

1. Deben ser aceptadas por el grupo familiar: En algunos casos son par-
cialmente aceptables; en otros, son unilateralmente aceptables.
2. Hay que verificar que sean operativas y claras para todos.
3. Deben ser reestructurantes: En otros términos, deben contribuir con el
objetivo de reestructurar el sistema:

3. Ejemplos específicos de tareas:

1. Distribución y realización de tareas domésticas y otros roles.


2. Modificaciones respecto a la recreación.
3. Modificaciones de la afectividad, romanticismo y sexualidad.
4. Modificaciones respecto a otros hábitos.
5. Modificaciones respecto a valoraciones o calificaciones.
6. Modificaciones respecto a la toma de decisiones.
7. Modificaciones respecto a la disciplina de los hijos: quién, cómo, cuán-
do, por qué, dónde, entre otros.
8. Restauradoras de las jerarquías familiares.

E. CLASIFICACIÓN DE LAS TAREAS POR SU NATURALEZA:

1. Grupo de prescripciones contrasistémicas:

Es cuando el terapeuta, ya sea por inexperiencia o por su costumbre de valorar los con-
tenidos y no los procesos, tiende a preservar el statu quo. Significa que lo prescrito deja con-
gelado al sistema en la homeostasis. Ejemplos:

a. Dar consejos para sugerir cambios al PD, en lugar de leer su mensaje


como necesidad del grupo por el cambio.
b. Dirigir las prescripciones para cambiar el contenido (síntoma).
c. Decirle al PD: “Debes tratar de dormir”, si lo que tiene es insomnio.
d. “Deberías distraerte un poco más”, si lo que tiene es depresión.
e. “Toma los medicamentos y te mejorarás", si es que está medicado por un
síntoma.
94

3. Prescripciones de contexto:

Aquí se agrupan todas las modalidades actuadas en la sesión terapéutica, cuyo objetivo
es promover la formación y el mantenimiento de un contexto o atmósfera terapéutica; para
modificar una situación; o para estabilizar el cambio logrado. Ejemplos:

a. No interrumpir mientras otro está hablando.


b. No hablar por otros.
c. Pedir silencio a quien irrespete.
d. Comprometer en la acción al que intente ser periférico.

4. Prescripciones de desplazamiento:

Cuando se ha identificado un “chivo expiatorio”, el desplazar el problema a los otros


miembros de la familia se constituye en el inicio del proceso de cambio. Esta es una estrategia
que requiere de una cuidadosa elaboración, que puede confundir al sistema creyendo que se ha
cambiado un “chivo” por otro “chivo” y nada más. Se trata de una estrategia de tránsito de la
anormalidad a la normalidad, pasando momentáneamente por un suplente, bien seguro que és-
te tiene la capacidad de no quedar atrapado como el nuevo “chivo expiatorio”. El terapeuta
puede utilizar una perturbación del sistema o bien puede crear un problema (ex novo). Al ha-
berlo despojado y desplazado de su rol, el PD:

a. Queda libre de la responsabilidad de ser el salvador de la familia.


b. El “salvador temporal” se hace cargo y, junto con él, la familia
comprende que cualquiera es capaz de hacerse cargo.
c. El mismo PD se da cuenta que “ha sido utilizado".
d. Se desencadena el proceso de cambio sin que sean necesarios ni el PD
ni el sustituto. Ejemplos:

M. Andolfi y el caso Luciano

Muchacho depresivo de 23 años; inactivo, fóbico, fracasado en los estudios, sin motiva-
ción para trabajar o estudiar; vive a expensas de su padre. Ha sido el PD de la familia toda la
vida, al punto que dicho rol le ha inutilizado porque siempre estuvo “embargado” por el siste-
ma. Los padres acusan evidentes problemas relacionales crónicos, sin haber sido abordados
con seriedad. Por una parte, el rol de PD, no le dejó libertad para crecer; además, Luciano
sacó ganancia secundaria del rol de PD: No estudió, no tiene profesión ni trabaja.

La estrategia elegida para liberara al PD y curar el sistema fue: Desplazar el rol de PD y


su atrofia desde Luciano hacia su padre. Se le pidió al padre, en secreto, que tome 15 días de
“vacaciones”; que se quede en casa haciendo el papel de depresivo inválido, sin que lo sepa
Luciano. Este, al ver a su padre depresivo e inactivo, se desesperó, acusó al terapeuta de
haber enfermado a su padre; se ofreció como sustituto de él con las siguientes palabras: “Si él
está reducido a este estado, me corresponde a mí tomar las riendas de la casa”. Así
Luciano consiguió un trabajo y pasó a la vida productiva. Por otra parte, la pareja sin
95

Luciano, enfrentó sus problemas conyugales adormecidos, pero comprendió que no era una
enfermedad de Luciano.

M. Andolfi y el muchacho asmático

Un hijo asmático, PD de la familia, con el “intento de unir a papá y mamá”. Nació un


hermano con anormalidad de cadera y necesitaba atenciones especiales.

Desapareció el cuadro asmático cuando el papel de PD fue desplazado a su hermano por


la circunstancia de la anormalidad de cadera. Este nuevo hijo podía tener juntos al padre y la
madre, permanentemente. Este es capaz, y por mucho tiempo, de “unir a papá y mamá”. La
“estrategia”, en este caso, surgió en forma natural.

S. Minuchin y el caso ex novo: “La reina por 15 días”

En una familia colombiana, la madre era el PD de la familia; esclava, maltratada


por los hijos varones; exigida al servicio esmerado; ellos son inútiles, “castrados”. La
gran desarmonía de los padres reforzó la conducta de los hijos, porque el padre nunca
defendió a la madre. Ella temía perder su familia y se esmeraba por hacerles la vida
agradable y su función era “mantener a la familia unida”, “salvarla”, a toda costa.

La estrategia terapéutica elegida fue desplazar el rol de PD desde la madre hacia


hijos y esposo. Le pidió a la señora declararse “enferma” en cama por 15 días, con la
consigna que sería “Reina por 15 días”. La “reinas no trabajan”, le dijo en secreto a la
pareja. El padre debe distribuir las tareas a los hijos (cocinar, lavar y planchar la
ropa, limpiar la casa, llevar al hermano pequeño a la escuela, sacar la basura, hacer
compras, entre otros). Este desplazamiento: 1) Restauró el vértice de autoridad del
padre. 2) Distribuyó roles a los “estériles”. 3) Estableció reglas familiares. 4) Alió al
padre con la madre. El reto siguiente quedó en manos del terapeuta local: Hacer el
paso del nuevo estilo productivo de los hijos hacia los estudios y el trabajo fuera de
casa; asegurarse que la madre no retome el papel de PD; profundizar la terapia de los
padres.

E. Guang y el niño asmático

Apareció el PD en la persona del hijo segundo, con un cuadro asmático, a quien la


madre atiende a “cualquier hora”. El padre es frío, indiferente con todos. Hay claros
indicadores de la necesidad del hijo asmático de relacionarse con el padre, pero éste rehuye.

El terapeuta desplazó los roles de atención al hijo desde la madre hacia el padre, con la
consigna que cada vez que el hijo tuviese crisis, sería el padre quien le atendería a “cualquier
hora”. El asma desapareció en el lapso de ocho días; se cambió la relación del padre con los
hijos y la esposa, haciéndose él afectivo y cercano.
96

5. Prescripciones de reelaboración sistémica:

Se denomina así a toda prescripción que desafíe al sistema o subsistemas a encargarse


de la reelaboración sistémica. Por ejemplo, dos miembros de la familia se comprometen a
negociar algo que va a modificar al sistema:

a. Padre y madre deben, a lo largo de la semana, negociar los detalles de


emancipación de un hijo.
b. Padre y madre deben comprometerse a elaborar el presupuesto, asig-
nación de roles, reglas familiares.
c. Los hijos se comprometen a diseñar un plan cómo ser más útiles en la
familia.
d. Cuando se ha identificado y liberado al “chivo expiatorio”, todos deben
comprometerse a impedir que éste recaiga, diciéndole, cada vez que
intente él, o el grupo hacerse o hacerle depositario: “Deja, ese no es tu
negocio”; “te recordamos que ese no es tu problema”; “no pongas tu
carga sobre él”, entre otros.

6. Prescripciones de refuerzo:

Se trata de alentar lo que el sistema ya está realizando, como un refuerzo. Ejemplos:


“Si fueron capaces de jugar entre familia, mientras estuvieron en la playa, favor de conti-
nuar haciéndolo en casa”; “qué bien que lo hiciste al esforzarte por llegar temprano a casa,
hazlo con más regularidad”.

7. Grupo de prescripciones paradojales:

La paradoja en la terapia se realiza, también, mediante la prescripción paradojal. Si se


define una situación como paradojal, es porque una situación, en que una afirmación es
verdadera si es falsa, y sólo si lo es. Esto es posible porque se emiten simultáneamente dos
mensajes que son, prácticamente, incompatibles entre sí (Para más ampliación, véase la
sección de paradojas). Aquí presentamos las aplicaciones a las prescripciones paradojales,
solamente:

8. Ataque al síntoma:

El terapeuta pide que algún miembro de la familia dramatice un síntoma de otro miem-
bro familiar. Con ese “ridículo”, el síntoma es percibido por el PD de manera diferente; es
desvalorizado por el grupo y remite. El ataque al síntoma se hace “utilizando al síntoma”. En
otras oportunidades se pide al paciente que demuestre cómo es que hace cuando se siente
“mal”; y se pide a la familia que actúe como lo hace cuando el PD está mal.
97

9. De alianza por sobre el síntoma:

Es cuando el terapeuta hace alianza con el PD mediando el síntoma, porque su acepta-


ción de la persona, su valoración, está por encima del síntoma. No juzga ni prescribe algo rela-
cionado con el síntoma. Cuando la alianza está formada, el paciente descubre que el síntoma
no es necesario, porque ha formado un pacto, no con el síntoma, sino por arriba del síntoma.
Ejemplo: Un joven se corta con navajilla en el área debajo del reloj; muslos, cintura; general-
mente lo hace cuando está solo, triste. El terapeuta percibe que son cortes recientes, que se los
hizo instantes antes de venir a consulta. Sí habla de la sangre que sale, es como de algo secun-
dario; y le pone atención a él por sobre el síntoma; pone atención a la persona y su función en
la familia; “torpedeó” al síntoma; hizo una alianza por sobre el síntoma y éste remitió al poco
tiempo. Otro ejemplo algo inusual: A un paciente depresivo le invité a almorzar en lugar de
tener la sesión de terapia. Me costó que caminara a la par; le costó elegir el plato. Parecía que
no había ocurrido nada ese día. Su mejoría fue meteórica y, al cabo de unas pocas semanas, él
me dijo: “¿Sabe cuándo ocurrió mi curación? Cuando Ud. me invitó a almorzar. Descubrí que
yo valía”. Otra persona dijo: “El reconocimiento que yo andaba fabricando, descubrí que allí
había estado siempre”, porque se le dio atención por encima del síntoma. Es el elemento que
la familia debe utilizar con toda amplitud.

10. Prescripción paradojal del síntoma:

Aquí el pedido del paciente es: “Ayúdame a cambiar sin cambiar nada”. Por lo tanto, la
prescripción del síntoma es la respuesta absurda para lograr lo contrario. Ejemplo: Un
paciente compra lociones, jabones, más de lo que necesita; dedica tiempo a sus compras y
descuida sus responsabilidades. Otro patea los postes de luz de toda la calle por donde va a la
Universidad. La prescripción para el primero es: “Te doy permiso para duplicar el número de
lociones y jabones que debes comprar, aunque tengas problemas de almacenamiento”. Para el
segundo: “Te doy permiso para patear todos los postes de todas las calles por donde estés
caminando, sin perdonar a ninguno, no importa quien te mire”. En los dos casos se espera que
cambien la naturaleza del síntoma al perder la carga ansiógena que sufrían por no tener el
permiso. En todos los casos, cuando el terapeuta le prescribe el síntoma, le dice: “Te receto tu
propio dolor porque no puedes hacer otra cosa”. El paciente se esforzará por demostrar al tera-
peuta que está equivocado al prescribirle más enfermedad.

11. Grupo de prescripciones metafóricas:

En la sección de metáforas se halla una amplia explicación de la naturaleza y uso de la


metáfora en la terapia. Aquí se anotarán unos ejemplos de prescripciones metafóricas:

a. Para el miedo infundado:

La Sra. X tiene miedo descubrir que sea lesbiana, porque una lesbiana le “propuso”. El
terapeuta no halla indicios de lesbianismo en la paciente; le diagnostica que un temor básico o
biológico se había desencadenado. Entonces el terapeuta le prescribe: La Metro Golden usa
un león rugiente al inicio de sus películas; en cambio la Disney, haciendo broma, usa un
98

gatito maullando. Se prescribe que cuando venga la idea de ser lesbiana, no vea al león,
sino al gatito. Después de cuatro semanas remitió el miedo.

b. Con modalidad comunicacional:

En el caso de los niños destructivos de muebles y juguetes que se presentó en la sección


de metáfora, el terapeuta observa que los padres son incapaces de dar instrucciones. Les
pidió comprar una casa de juego con muebles y muñequitos. Padre y madre enseñarán a los
niños cómo arreglar la casa de juego. El resultado: Los niños en dos semanas aprendieron
reglas y cómo arreglar la casa. Los niños están satisfechos.

c. Como modalidad reestructurante del juego del “siempre pierde”:

Una vida sexual fallida, que tiene de fondo a un hombre que siempre quiere ganar, y que
ella “debe dejarle ganar”, el terapeuta les prescribe, para la sesión y la casa, jugar a las cartas,
con la orden rigurosa de que él debe ganar todas las partidas; que ella debe dejarle ganar y
seguir jugando el “juego del siempre pierde”. Esta rigidez de la regla irrita a ella; pero la
única forma de infringir la regla es aleándose con el marido y revelándose contra el terapeuta,
lo cual ocurre a los 4 días. Ella gana la partida y no con ayuda; él se alegra que lo hiciera.
Sintieron deseos sexuales, pero no competitivos y fue exitoso; ya eran aliados.

d. Como modalidad reestructurante de la relación:

Deben jugar "quién gana al pulso", entre padre e hijo, como análogo de la competencia
oculta y dañina. Por vía analógico-física se tocaron, acariciaron, hicieron contacto y se produjo
una nueva relación de amigos.
99

LA TÉCNICA DE LA “PRESCRIPCIÓN
INVARIABLE” (PI)

A. ¿QUÉ ES LA PRESCRIPCIÓN INVARIABLE?:

1. Antecedentes:

El hallazgo de errores en el uso indiscriminado de las prescripciones paradojales y sus


consecuentes revisiones del uso y eficacia de las misma, no proveyeron evidencias de elemen-
tos invariables en la relación síntoma-familia. En este punto los investigadores comenzaron a
buscar otras avenidas de invariabilidad que permitieran inventar prescripciones invariables.
No creemos que fue la búsqueda de recetas, sino la necesidad de disponer de elementos reales
que permitieran elaborara una teoría. Un hallazgo afortunado permitió identificar unos
elementos invariables en la relación síntoma-familia, lo cual permitió la construcción de un
acercamiento confiable, denominado Prescripción Invariable, para responder a un problema
familiar, así como responde regularmente un analgésico al dolor.138

2. La hipótesis central:

La existencia de diferencias en las generaciones hace que surjan los intentos


universales por anular las características de cada generación. En efecto los padres
quisieran que los hijos sean y se comporten como ellos; a su vez, los hijos quisieran
que los padres sean y actúen como ellos. Hay un claro intento por anular las
características generacionales y, por esta vía, se inmiscuye una generación en la otra;
se consideran "obligados" a hacerse cargo de los asuntos de los otros.

B. ELEMENTOS INVARIABLES:

Según la hipótesis, se identifican elementos invariables en esta relación padres-hijos:

1. Mutuo intento de anular las características generacionales:

Tal como indica la hipótesis, este es un intento mutuo. Los padres buscan
asegurar la continuidad homeostática; los hijos quieren acomodar a la generación
parental a su modelo para asegurarse la estabilidad.

2. La intromisión de los hijos:

La intromisión de los hijos en la generación y vida de los padres, se manifiesta en el


hecho de que se sienten “obligados” a hacerse cargo de los problemas de los padres. El

138 M. Selvini P. et al., 1990: 32.


100

intento está en mantener la estructura conyugal, a toda costa, aunque ésta sea disfuncional. El
intento es mayor en la vida infantil y adolescente; disminuye en la juventud, ya que llegar a
aceptar que sus padres pueden divorciarse.

3. El paciente designado (P.D.) como elemento invariable:

La intromisión es para resolver el conflicto distancia, ruptura, incompatibilidad de los


padres y esto es posible con la construcción del PD y así se constituye en un elemento cons-
tante. En las familias con estructuras y procesos funcionales está ausente el PD. Se concluye
que es necesaria la presencia de este elemento en las parejas con dificultades transaccionales.

2. La correlación del síntoma del PD y las dificultades


de los padres como pareja:

Para la construcción del concepto Prescripción Invariable se buscó la correlación real


entre la sintomatología de hijo, en su función de PD y las dificultades de pareja de los padres,
manifiestas visiblemente ante los hijos y en un grado de severidad que escapara al control de
ellos. Generalmente las dificultades de la pareja tienen mucho tiempo y están clasificadas.
Efectivamente se verificó que la sintomatología del PD remitía parcial o totalmente cuando
había una mejoría en la relación de los padres; y se enervaba el síntoma del PD cuando la
dificultad conyugal aumentaba.

El sacrificio del hijo, en la función de PD, no es un acto de decisión consciente, pero tie-
ne el carácter de “a toda costa”. Este sacrificio puede incluir hasta la muerte del PD; el míni-
mo, es una salud quebrantada, una reputación dañada, un record académico afectado, entre
otros. Cuando el terapeuta revela la función del PD, éste es el primero en asombrarse; luego
los padres están igualmente asombrados e insisten no haber solicitado tal función a un hijo/a.

C. LA FUNCIÓN DE LA PRESCRIPCIÓN INVARIABLE:

1. La Prescripción Invariable, como técnica de resolución del conflicto, busca


dar vida propia a las parejas; que vivan, hablen y actúen dentro de un "noso-
tros".

2. La Prescripción Invariable libera al PD de la “obligación” de hacerse cargo


de los problemas de los padres.

3. Es una Prescripción que, aplicada a múltiples familias, ha demostrado su


eficacia terapéutica con resultados permanentes.

4. Cuando la pareja se hace cargo de su problema, vive sus secretos y fugas,


exterioriza que tiene vida propia, los síntomas del PD remiten,
indiscutiblemente.

D. ITINERARIO Y ESTRUCTURA DE UNA PRESCRIPCIÓN INVARIABLE:

1. Primera sesión:
101

Se cita a terapia a los familiares convivientes (familia nuclear) y a los familiares rela-
cionados no-convivientes (abuelos, tíos). Esta primera sesión se centrará en conseguir toda la
información posible de los familiares no convivientes (abuelos, tíos). Al cierre de esta primera
sesión, el terapeuta, muy cordialmente “despedirá para siempre” a éstos, agradeciendo su
ayuda. Indicará que “de hoy adelante se trabajará sólo con la familia nuclear”, lo cual ocurre
una o dos sesiones más antes de despedir al PD.

2. Segunda y tercera sesiones:

En estas sesiones se concentrará la atención en la relación de PD–síntoma-padres. Ge-


neralmente no hace falta más sesiones que una o dos para una adecuada identificación del PD,
diferenciándolo de los otros hijos. Cuando ha llegado el momento que se tiene la información
completa, que sugiere disponer de un diagnóstico inequívoco, delante de los hijos se dirá lo si-
guiente: “A partir de hoy, excepto que fuere necesario, a las citas siguientes vendrán sólo
papá y mamá”. Al PD se le hará comprender lo siguiente:

a. “Tu función de PD, con X síntoma, fue la de un mensajero”. “Tanto éxito


has tenido, que has logrado sentar a tus padres en este consultorio”.
b. “A partir de este momento, yo como terapeuta, me hago cargo de tus
padres”. Se pregunta a los padres: “¿Están Uds. dos conscientes que
tienen conflictos y están dispuestos a trabajar en terapia conmigo?
c. Se pregunta al PD: “¿Estás dispuesto a darme a tus padres como
pacientes?”
d. Generalmente conviene decir al PD que “regresa a casa”; “intégrate a tu
vida de niño, adolescente o joven”; “descansa de tu angustia sabiendo
que el cuidado de tus padres está en ‘buenas manos’”; “ellos se han
comprometido a trabajar su conflicto”
e. El momento crucial ha llegado, cuando alguien se hace cargo del
problema de los padres, por cuya causa el PD casi ha dado la vida; es
crucial, además, porque ha llegado el momento que remitan sus
síntomas.

3. Prescripción del secreto:

Simultáneamente al “despido” del PD se da la prescripción del “secreto”, críptica, sos-


pechosa y delante de los hijos, particularmente delante del PD.: “Lo que hablemos y ocurra en
y con papá y mamá, será un asunto de nosotros”; “lo que papá y mamá hagan, es asunto de
ellos”; “a donde vayan, es su privilegio...”

A los padres, por separado, se les instruye que: “Cuando hayan vuelto a casa, anoten
toda reacción o preguntas de los hijos acerca de este cambio, particularmente las reacciones y
actuaciones del PD. Si preguntan sobre el contenido, qué hicieron, que dijo el terapeuta,
respecto a las sesiones siguientes, Uds. contestarán: "El Dr. X ha prescrito que se debe man-
tener en secreto el contenido de la sesión entre él y nosotros”. De la misma forma, el PD
querrá saber a dónde fueron, cuándo regresan, qué hicieron, entre otros, a lo cual los padres
guardarán en secreto y dirán: “eso es asunto de nosotros”. Esta estrategia produce curiosidad,
102

asombro, satisfacción y tranquilidad. En cada sesión siguiente se dedicará un rato para analizar
lo que dijeron, hicieron, entre otros, los hijos, particularmente el PD.

4. Prescripción de la fuga:

En las sesiones siguientes se les instruye a los padres que incluyan en el contrato el
compromiso de hacer citas entre ellos y salgan y cenen solos, las X veces que el terapeuta lo
indique. Progresivamente, se quedarán fuera de casa una noche. Posteriormente podrá ser una
semana; se podría considerar una vacación. Esto es de significado máximo, porque los padres
están demostrando que tienen vida propia, lo cual es altamente sugerente que los indicadores
de separación han remitido. Dirigidos por la prescripción los padres dejarán una nota que
diga: “Esta tarde, noche, semana, no estaremos”; “regresaremos a X hora, día”. “La tía, X, Z
personas están a cargo de Uds. La nota dirá en plural “nosotros” o “su papá y yo”, “su mamá
y yo”.
103

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