Libro TÉCNICA DE KOEPEN PARA RELAJACIÓN
Libro TÉCNICA DE KOEPEN PARA RELAJACIÓN
Libro TÉCNICA DE KOEPEN PARA RELAJACIÓN
PARA RELAJACIÓN
(tensión-distensión)
Tienes un chicle enorme, quieres morderlo, masticarlo, comerlo pero es tan grande…
Vamos a morderlo con todos los músculos de tu cuello, con tu mandíbula. Apriétalo bien.
Siente cómo se mete entre los dientes. Mastícalo fuerte, muy bien, lo estás consiguiendo.
Ahora relájate, el chicle ha desaparecido. Deja caer tu mandíbula. Siente cómo está floja.
Tu cuello también está suelto, está relajado.
El ejercicio se repite tres veces, con tres “chicles distintos”.
Para finalizar se le pide que además de mandíbula y cuello, trate de relajar el cuerpo
entero, quedándose lo más flojo que pueda.
5 La mosca pesada: cara, nariz y frente
Estás sentado, despreocupado, entretenido. De repente, una mosca, una mosca muy
molesta ha venido a meterse contigo y se ha posado en tu nariz. Tratas de espantarla
pero no puedes usar las manos. Es un poco complicado. Intenta echarla arrugando tu
nariz, todo lo que puedas, lo más fuerte posible. ¡Vamos, tú puedes echarla! Fíjate que
cuando arrugas tu nariz, las mejillas, la boca y la frente también se arrugan, también
se ponen tensos. Hasta tus ojos se tensan…
Bien, la mosca ya se ha ido, por fin te ha dejado tranquilo. Ya puedes relajar toda tu cara:
tu nariz, tus mejillas, tu frente… Tu cara está tranquila, sin una sola arruga. Tú también
estás tranquilo y relajado,
Repetimos tres veces el proceso.
6 Jugamos con nuestro estómago:
Ahora, está tumbado sobre la hierba, panza arriba, tomando el sol. Estás muy cómodo y
muy relajado. De repente, oyes un pequeño estruendo, son los pasos de algo grande que
se dirige hacia ti. En un elefante, el elefante avanza rápido, velozmente, sin mirar por
dónde pisa. Está muy cerca de ti, no tienes tiempo de escapar. La única solución es poner
tenso el estómago, tensarlo tanto que parezca de piedra; así cuando el elefante ponga su
pie encima de ti estarás protegido. Tensa bien tu estómago, nota como tu estómago se
pone duro, realmente duro. Aguanta así, el elefante está a punto de pasar. Mira, parece
que ya está apoyando su pie…
¡Vaya!, el elefante ha salido corriendo en otra dirección. Estás a salvo. Ya puedes
descansar y relajarte. Deja tu estómago blandito. Lo más blandito y relajado que puedas.
¡Muy bien! Ahora te sientes mucho mejor, relajado y descansado. Siente la diferencia
entre el estómago tenso y el estómago relajado, ¿a que ahora te sientes mucho mejor?
El ejercicio se repite dos veces.
Jugamos con nuestro estómago:
Ahora nos encontramos paseando por el bosque. Frente a nosotros hay un fantástico
lugar al que queremos entrar. Hierba muy verde, un hermoso estanque donde podremos
darnos un baño. El problema es que para poder pasar, debemos atravesar una valla
muy estrecha. Es tan estrecha que no crees que puedas lograrlo. La única forma de hacerlo
es meter tu estómago todo lo que puedas. Hacerlo tan delgadito que consigas que tu cuerpo
consiga atravesar la valla.
Trata de meter hacia adentro todo lo que puedas tu estómago. Mételo lo más que puedas,
que llegue casi a tocar la columna. ¡Venga, un poco más de esfuerzo! Déjalo muy metido,
con todas tus fuerzas. Estás a punto de conseguirlo, no te desanimes.
Muy bien, has conseguido atravesar la valla. Ya está al otro lado. Deja tu estómago flojo.
Relájate. Vuelve a tu posición normal. Siente qué bien estás, qué relajado.
Podemos realizar este ejercicio dos veces.
7 Caminamos por el barro: pies y piernas