Este documento analiza la tensión entre identidad cultural e influencias extranjeras en la ópera latinoamericana. Explica cómo la ópera surgió en Italia y se expandió a Latinoamérica, donde compositores locales crearon obras propias en este género para expresar su identidad, aunque adoptando la técnica vocal europea. También discute si la ópera representa la modernidad al construir narrativas con un propósito estético, o la posmodernidad cuando solo se usa con fines económicos sin significado artístico.
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Este documento analiza la tensión entre identidad cultural e influencias extranjeras en la ópera latinoamericana. Explica cómo la ópera surgió en Italia y se expandió a Latinoamérica, donde compositores locales crearon obras propias en este género para expresar su identidad, aunque adoptando la técnica vocal europea. También discute si la ópera representa la modernidad al construir narrativas con un propósito estético, o la posmodernidad cuando solo se usa con fines económicos sin significado artístico.
Este documento analiza la tensión entre identidad cultural e influencias extranjeras en la ópera latinoamericana. Explica cómo la ópera surgió en Italia y se expandió a Latinoamérica, donde compositores locales crearon obras propias en este género para expresar su identidad, aunque adoptando la técnica vocal europea. También discute si la ópera representa la modernidad al construir narrativas con un propósito estético, o la posmodernidad cuando solo se usa con fines económicos sin significado artístico.
Este documento analiza la tensión entre identidad cultural e influencias extranjeras en la ópera latinoamericana. Explica cómo la ópera surgió en Italia y se expandió a Latinoamérica, donde compositores locales crearon obras propias en este género para expresar su identidad, aunque adoptando la técnica vocal europea. También discute si la ópera representa la modernidad al construir narrativas con un propósito estético, o la posmodernidad cuando solo se usa con fines económicos sin significado artístico.
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Civalero, Pablo - HdlMLA - Parcial 1
En este ensayo se intenta dar un acercamiento sobre la problemática de la
identidad cultural latinoamericana desde el uso de materiales extranjeros en composiciones propias. Cómo una misma manera de decir algo puede generar un sentimiento de apropiación, de identidad nacional, en distintas partes del mundo. El arte, desde tiempos inmemoriales, ha sido utilizado para comunicar algo, sea este algo un mensaje, una creencia, un mandato gubernamental, un rechazo a este mandato, una noticia, un sentimiento propio o general de una población determinada, una postura política o estética, o simplemente un estado de ánimo. Este uso del arte como herramienta discursiva, en todas las épocas de la historia ha dado pie para debatir sobre su funcionalidad y qué debería ser considerado como arte o qué no. Incluso ha servido de inspiración para debatir sobre temas cruciales en la vida humana que hacen al Ser, como por ejemplo, en El Banquete de Platón, donde de una manera simbólica y hermosa se hace una disertación sobre el amor, poniendo como protagonista al dios Eros, quien por momentos es el dios más bello y en otros momentos el demonio más horrible, según quién de los personajes esté disertando. En realidad la tensión está entre deseo y belleza. Si desea la belleza, no la tiene porque sólo se desea lo que no se tiene. Por esto se concluye el "entrelugar" de demon. La distinta concepción sobre Eros, o en definitiva sobre el amor en sí que depende del cristal por el que se lo mire, es aplicable también al arte que cambia a lo largo del tiempo y según la región del mundo que lo aborde. En el caso de los griegos, el ideal de belleza, la proporción, la simetría, era lo que los llevaba a apreciar el arte. Cumpliendo con estos preceptos, llevados al arte dramático, realizaban presentaciones teatrales a través de la Tragedia, cuya función era enseñar al pueblo sobre algo en particular. (...) El "pueblo" eran los ciudadanos libres que participaban del ágora. A principios del siglo XVII con los comienzos del barroco en Europa, donde se La función no era sólo pedagógica sino empieza a realizar otra búsqueda en el arte respecto a lo que se venía gestando fundamentalmente hasta ese momento, en el caso de la música, aparece como novedad el canto de política. una voz acompañada de uno o varios instrumentos. Bajo este contexto surge en Italia la ópera, con Monteverdi (entre otros) a la cabeza, cuyo objetivo era llevar la Tragedia griega a la música. Este arte melodramático, que comienza a tener cada vez más aceptación por parte del público, va evolucionando a nivel musical y representativo, pero más todavía a nivel técnico vocal. La voz humana pasa a tener un protagonismo innegable en este género musical, y se empieza a buscar que sea cada vez más bella (según la concepción griega del término) para volverla más atractiva, más grande en tamaño para superar con el sonido a un conjunto de instrumentos cada vez mayor, que se proyecte lejos así llega hasta la última fila del público, que tenga una mayor extensión así podía aportar más variedad en la ejecución, que posea mayor fiato para poder cantar la mayor cantidad de notas antes de tomar otra bocanada de aire, pero por sobre todas las cosas que su emisión sea sana así la voz podía perdurar en el tiempo teniendo el cantante una vida profesional lo más longeva posible. Uno de los más grandes maestros y pioneros en la enseñanza de la técnica vocal (llamada luego belcanto) fue Nicola Porpora, maestro de innumerables castrati (en esa época estaba prohibido que la mujer cantara en el teatro o la iglesia, y para poder imitar de alguna manera su voz, se castraba a los niños de alrededor de 10 años de edad, antes de la muda de la voz, para que nunca realizaran la muda y pudieran cantar como sopranistas o contraltistas, según el caso) con quienes fue investigando y probando ejercicios vocales para desarrollar la voz y lograr ciertas características estéticas (mencionadas en el párrafo anterior) necesarias para cumplimentar las crecientes exigencias de este arte incipiente llamado Ópera. En la medida que las voces iban creciendo en tamaño, agilidad, belleza tímbrica, etc., fueron tomando cada vez más protagonismo respecto de la música y el discurso. La ópera se iba alejando cada vez más de su función inicial, convirtiéndose en el espectáculo más popularizado a nivel mundial y los cantantes fueron considerados verdaderos divos. Ya para el siglo XVIII, donde sí podían actuar, por fin, las mujeres en el teatro e iglesia, la técnica vocal había avanzado lo suficiente (todavía faltaba una última vuelta de tuerca dada por Giuseppe Verdi y Leone Giraldoni en el siglo XIX) como para decir que se había creado la Escuela del Belcanto. Latinoamérica no hizo caso omiso a este surgir de la ópera y a principios del siglo XIX, con la llegada del tenor italiano Pietro Angelelli a Buenos Aires en 1810 (luego de la Revolución de Mayo), se empezó a despertar en estos lares un interés cada vez mayor por la lírica, no sólo por lo majestuoso de este arte en sí, sino también como forma de revelarse culturalmente contra España de quien éramos colonia hasta ese entonces. Pasaron los años y el mismo sentimiento por la lírica se extendió en varias ciudades de sudamérica, lo cual permitió que compañías de ópera italianas vinieran cada vez más seguido al poder ir de un lado a otro del continente, justificando así su extenso viaje en barco. En este caso particular de la ópera se puede apreciar muy concretamente la tensión centro-periferia, donde latinoamérica (periferia) se nutre de un espectáculo creado en Europa (centro) no sólo consumiéndolo musicalmente hablando, sino VEREMOS ESTE creando teatros preparados para la lírica que siguen en pie y funcionando hasta el TEMA EN LA SEGUNDA día de hoy, estudiando ese género para poder ejecutarlo, y componiendo óperas PARTE DE LA como por ejemplo IlGuarany (1870) de Antonio Carlos Gomes, El Matrero (1925) de MATERIA Felipe Boero, Don Rodrigo (1964) de Alberto Ginastera, entre otras. Cada una de las óperas mencionadas, con sus características particulares tanto de forma, como de trama e incluso lugar de inauguración (Il Guarany se inauguró en Milán ya que el compositor, de origen brasileño, se había ido a vivir allí unos años antes), tienen en común que forman parte de un estilo artístico creado en Italia (y extendido inmediatamente al resto de Europa), que si bien es cierto que la razón más poderosa por la cual surge el belcanto en Italia es que las características del idioma italiano lo permitieron (el italiano es un idioma abierto, con vocales francas, puras, y sin sonidos guturales ni nasales que dificultan la emisión de la voz), (Hay otros motivos más interesantes) también es cierto que la capacidad de expansión del continente europeo fue lo que llevó a que se instaure a nivel global. Haciendo alusión a la tensión nacionalsita-universalista, nadie podría negar que El Matrero de Felipe Boero es una obra nacionalista no sólo por usar texto de poesía gauchesca, o por los ritmos musicales que utiliza, como la media caña, sino por sobre todas las cosas, debido a la gran aceptación popular que tuvo en Argentina generando un sentimiento nacionalista. Es que el hecho de utilizar elementos que provienen de otra parte (centro) tanto en forma como en instrumentos, o su proyección internacional, no son condicionantes para considerar a tal o cual música como universalista. Como dice Ballesteros sobre este tema, lo nacional no es algo homogéneo o fijo, anclado a un momento histórico, sino que es algo que se construye a lo largo del tiempo y según las necesidades culturales y sociales del pueblo. Respecto a la diferenciación modernidad-posmodernidad, la ópera en sí podría encajar en ambos aspectos, siendo parte de la modernidad por el hecho de construir (ANACRONÍA) un relato, tener un objetivo, una búsqueda, una estética marcada. Pero también podría encajar en la posmodernidad cuando sólo se la utiliza con fines económicos y además se pierde su significado real transformándola en otra cosa que nada tiene que ver con su función inicial. Por ejemplo, en una puesta en escena de La Traviata en el año 2010, en uno de los coros del tercer acto, los coreutas tenían puestas máscaras de Mickey y mientras cantaban, un hombre con un vestido ajustado color rojo, bailaba una coreografía que desencajaba con la época en la que está situada esa ópera y con la trama en sí. Esta sumatoria de elementos a modo de pastiche hacen que esa parte puntual de esa representación de La Traviata pueda ser considerada como posmoderna, donde no hay un sentido más allá de lo que se ve a simple vista, hay una suma de cosas y no hay un fin artístico sino sólo económico. En el caso de las óperas mencionadas anteriormente, hay una clara postura moderna por su intención de generar una identidad o de formar parte de una identidad nacional o regional; identidad que según Canclini es una construcción que se relata (aquí relatada a través del género operístico). Cabe destacar que el hecho de que se haya adoptado la ópera y la técnica vocal a la manera europea de forma universal pero en particular en latinoamérica, habla de un colonialismo de la música culta latinoamericana como bien dice Prudencio, que muy contrario a escaparse de esta situación al negar la cultura española por parte de los revolucionarios, se reemplazó un tipo de colonialismo por otro; adaptado sí, pero extranjero y dominante al fin. Como conclusión de todo lo dicho anteriormente, el arte no es algo fijo que se calcula y da como resultado una ley universal para toda la vida. El arte va mutando a lo largo del tiempo y todas las culturas tienen “derecho” a tomar prestado procesos artísticos de otras culturas para llenar un vacío o despejar una interrogante propia a fin de ir construyendo una identidad cultural que también va cambiando con el paso del tiempo.
Bibliografía:
-El Banquete - Platón.
-Desde el Jardín - Cergio Prudencio. -Los espacios de la música contemporánea en América Latina - Mariano Etkin. -La música en Latinoamérica - Ricardo Miranda y Aurelio Tello. -Nacionalismo, identificación y Latinoamérica - Malena Kuss. -Historia de la música argentina - Rodolfo Arizaga y Pompeyo Camps. -Lo nacional, lo local, lo regional en el arte latinoamericano - Elsa Flores Ballesteros. -Conversaciones con mi antiguo Maestro de canto y sobre todo con mi antiguo compañero de canto Antonio “Tonino” Ripaldi. En líneas generales falta desarrollo. Por otra parte, se aborda un momento histórico que no vimos aún. No se incorporan tensiones ni categorías fundamentales de las que sí vimos. Etkin, Kuss, Todorov, Prudencio: Ausentes. Jameson y Ballesteros llegaron tarde y se fueron temprano. Había mucho para decir sobre el canto hoy y durante el siglo XX. Ya llegaremos al XIX y a la ópera en América Latina. La nota es un 4 (Cuatro). Se puede REHACER CON FECHA TOPE 31/5.
Introducción A La Historía de La Música - Capítulo VI. Los Caminos Hacia La Nueva Música. La Concepción Armónica y El Desarrollo de La Música Instrumental