Sociedad de Gananciales

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SOCIEDAD DE GANANCIALES

Los códigos civiles de 1852 y 1936 establecieron esta denominación. Sin embargo,
doctrinariamente se establece que existen dos regímenes de la sociedad de
gananciales. Una sociedad de gananciales propiamente dicha y otra de sociedad de
gananciales de partición. Debería, entonces, denominarse comunidad de gananciales.
La sociedad de gananciales es la unión de los patrimonios de los cónyuges con la
finalidad de que satisfagan las necesidades del hogar conyugal para ARIAS
SCHEREIBER: “...la sociedad de gananciales es la comunidad existente entre el marido y
mujer sobre los bienes adquiridos a título oneroso durante el matrimonio, y las rentas
o beneficios producidos también durante el mismo por los bienes propios de cada uno
de ellos y por los sociales; correspondiéndoles a cada uno la gestión de su propio
matrimonio y a ambos la gestión de su patrimonio social que debe responder al interés
familiar”.
PERALTA ANDIA afirma que la sociedad de gananciales (…) es un régimen patrimonial
de comunidad, en el cual se distinguen bienes propios de cada cónyuge y bienes de la
sociedad adquiridos indistintamente por uno u otro durante el matrimonio y cuyos
gananciales será atribuidos por mitades al liquidarse la sociedad”.
Según nuestra legislación, la sociedad de gananciales está integrada por los bienes
propios y los sociales.
NATURALEZA JURIDICA. -
Acerca de la naturaleza jurídica de la sociedad de gananciales existen diferentes
posiciones:
1.- Es una persona jurídica. - Esta posición doctrinaria considera a la sociedad conyugal
como una persona jurídica cualquiera, es decir, que podría ser considerada como una
empresa. Esta persona jurídica genera bienes y también obligaciones. Dichas
obligaciones son pagadas con el patrimonio de la persona jurídica.
2.- Es una copropiedad. - Se considera que en la sociedad conyugal existe
copropiedad, es decir, que los cónyuges son propietarios de su parte, pero con la
diferencia de que no está partido y la administración se le puede dar a cualquiera de
ellos. En otras palabras, es indivisa.
3.- Es una sociedad sui generis. – Como dice PERALTA ANDIA: “Es una forma particular
o peculiar de sociedad, esto es, una sociedad patrimonial-legal, en la que destaca el
elemento personal (cónyuge), el patrimonial (bienes propios y sociales) y el legal
(ordenamiento jurídico que la regula).
BIENES QUE LA INTEGRAN. –
La sociedad de gananciales distingue dos tipos de bienes:
1.- Los bienes propios. – Son aquellos que pertenecen solamente a uno de los
cónyuges; este puede gravarlos, enajenarlos, y hacer todo aquello que cualquier
propietario haría. Sin embargo, nuestra legislación establece otro tipo de
características.
2.- Los bienes sociales. - Son todos aquellos que pertenecen a los cónyuges y que se
pueden disponer con el consentimiento de los cónyuges. Los bienes sociales nacen con
el matrimonio, salvo que los cónyuges opten por otro régimen.
A.- LOS BIENES PROPIOS. - De acuerdo con el artículo 302, son bienes propios de cada
cónyuge:

 Los que aporte al iniciarse el régimen de sociedad de gananciales. – Cada


persona adquiere bienes, este o no este casado, pero dichos bienes son fruto
de su trabajo. Al casarse, estos bienes solo pertenecen al que los adquirió.
 Los que adquiera durante la vigencia de dicho régimen a título oneroso,
cuando la causa de adquisición ha precedido a aquella. – Lo que reconoce este
inciso es la causa que precedió a la compra a título oneroso. O sea que ya había
planificado comprar el bien, antes de que se case. Citemos un ejemplo Alberto,
que es abogado, antes de casarse firma un contrato con condición suspensiva
para la compra de una oficina; pero cancela cuando estaba ya casado con
Brenda. Esta oficina constituye un bien propio.
 Los que adquiera durante la vigencia del régimen a título gratuito. – Todos
aquellos bienes que se adquieran gratis son bienes propios y de libre
disposición de cada cónyuge. A título gratuito se puede adquirir lo siguiente:
1. La donación, para ello hay que observar determinadas reglas que se
encuentran en el artículo 1621 y siguientes.
2. Las herencias y los legados, tiene que observarse lo dispuesto en el artículo
304; el mismo que establece: “Ninguno de los cónyuges puede renunciar a
una herencia o legado o dejar de aceptar una donación sin el
consentimiento del otro”.
Esta prohibición tiene su sustento en el interés superior del patrimonio
familiar, ya que este patrimonio sirve de sostén para la familia, que es la
célula fundamental de la sociedad.
 La indemnización por accidentes o por seguros de vida, de daños personales
o de enfermedades, deducidas las primas pagadas con bienes de la sociedad.
– Tiene un carácter personalísimo dichas indemnizaciones:
1. Por accidentes o por seguros de vida.
2. Por daños personales o
3. Por enfermedad.
Corresponden íntegramente a los cónyuges, como bienes propios.
Al referirse a las primas pagadas, que es el monto mensual o anual que se paga
para los seguros, si estos son cancelados con los bienes sociales, entonces a la
entrega de dicha indemnización, y por la teoría del rembolso, se debe devolver
el dinero que fue entregado por los bienes sociales y el restante se considera
bienes sociales.
 Los derechos de autor e inventor. – El único que puede crear algo es el ser
humano. Y dado el carácter personalísimo de la creación y de la invención, se
considera a estos bienes propios. Así como lo reconoce la Constitución Política
del Perú, en su artículo 2 inciso 8): “A la libertad de creación intelectual,
artística, técnica y científica, así como a la propiedad sobre dichas creaciones y
a su producto”.
Consideramos también a las regalías que se pagan producto de los derechos de
autor y otros.
 Los libros, instrumentos y útiles para el ejercicio de la profesión o trabajo,
salvo que sean accesorios de una empresa que no tenga la calidad de bien
propio. - Las personas, para realizar sus labores, necesitan de determinados
objetos. Sin estos objetos necesarios, las personas no podrían realizar las
actividades que les permitan conseguir renta y sirvan para su sostenimiento y
de la familia. Los libros son indispensables para los historiadores, abogados,
etc., para el carpintero serán indispensables sus martillos, la cortadora
eléctrica, etc.

Pero si se trabaja en una oficina o en una empresa y se utilizan los bienes de


dicha empresa, por el solo hecho de ser indispensables para el ejercicio de las
labores no significa que sean bienes propios, ya que son de la empresa en la
que se trabaja.
 Las acciones y las participaciones de sociedades que se distribuyan
gratuitamente entre los socios por revaluación del patrimonio social, cuando
esas acciones o participaciones sean bien propio.
 La renta vitalicia a título gratuito y la convenida a título oneroso cuando la
contraprestación constituye bien propio. - Por renta vitalicia debe entenderse
aquella que recibe el cónyuge, sin entregar nada a cambio. Dicha renta vitalicia
puede ser pactada por meses o por años. Si dicha renta vitalicia es a título
oneroso, lo que se exige es que la prestación se refiera a los bienes propios.
 Los vestidos y objetos de uso personal, así como los diplomas,
condecoraciones, correspondencia y recuerdos de familia. – El fundamento
de este inciso es el carácter íntimo que tienen dichos bienes. Surge una
interrogante cuando se presenta, cuando se refiere a vestidos u objetos que
son de uso personal, pero que son sumamente costosos, como los abrigos de
pieles, las joyas. Como dicho inciso no hace distingos, deben considerarse
como bienes propios.
b.- ADMINISTRACION DE BIENES PROPIOS. –
Dado que los bienes son propios y solo les pertenece a ellos, los cónyuges pueden
realizar con sus bienes lo que les convenga, ya que tienen autonomía de disposición.
Sin embargo, el ejercicio de estas facultades por el cónyuge propietario debe realizarse
en armonía con el interés familiar.
Debe tenerse en cuenta que ninguno de los cónyuges puede renunciar a una herencia
o legado o dejar de aceptar una donación sin el consentimiento del otro, caso
contrario dicho acto devendrá en nulo.
c.- ADMINISTRACIÓN DE LOS BIENES DEL OTRO CÓNYUGE. –
Si uno de los cónyuges no contribuye con los frutos o productos de sus bienes propios
al sostenimiento del hogar, el otro puede pedir que pasen a su administración, en todo
o en parte. En este caso, está obligado a constituir hipoteca y, si carece de bienes
propios, otra garantía, si es posible, según el prudente arbitrio del juez, por el valor de
los bienes que reciba.
Como la administración es la normal conservación y utilización de los bienes, uno de
los cónyuges puede delegar al otro la libre administración de sus bienes, sin necesidad
de que la delegación de dicha administración sea escrita o bajo formalidades. Y con el
solo requerimiento del propietario se le deberá entregar el bien.
Cuando uno de los cónyuges permite que sus bienes propios sean administrados en
todo o en parte por el otro, no tiene éste sino las facultades inherentes a la mera
administración y queda obligado a devolverlos en cualquier momento a requerimiento
del propietario.

d.- DEUDAS CONTRAIDAS CON ANTERIORIDAD AL RÉGIMEN. –


Las deudas de cada cónyuge anteriores a la vigencia del régimen de gananciales son
pagadas con sus bienes propios, a menos que hayan sido contraídas en beneficio del
futuro hogar, en cuyo caso se pagan con bienes sociales a falta de bienes propios del
deudor.
Así como los bienes adquiridos antes de la celebración del matrimonio son bienes
propios; también las deudas adquiridas antes del matrimonio son deudas propias de
cada cónyuge, salvo que la deuda esté en relación con el beneficio del futuro hogar.
Ejemplo: la adquisición de la casa que será morada para la futura familia. Primero se
tendrá que pagar con los bienes propios y luego con los bienes sociales, cuando los
bienes propios no alcancen para el cumplimiento de la obligación.
Los bienes propios de uso de los cónyuges no responden por las deudas personales del
otro, a menos que se pruebe que se contrajeron en provecho de la familia.
e.- RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL DE UNO DE LOS CÓNYUGES. -
La responsabilidad extracontractual de un cónyuge no perjudica al otro en sus bienes
propios ni en la parte de los de la sociedad que le corresponderían en caso de
liquidación. Cada uno es responsable de las acciones que cometa y sus acciones no
pueden perjudicar al otro cónyuge que resulte inocente, salvo que también tenga
responsabilidad.
La responsabilidad extracontractual está contemplada en el artículo 1969 y siguientes.
El daño que causa un cónyuge es de carácter personalísimo, y por dicho carácter solo
debe ser resarcido por el que ocasiona el daño.
B. BIENES SOCIALES. – El Código Civil anterior denominó a esta institución como
“bienes comunes”. Los bienes sociales constituyen el capital familiar el cual será
aumentado con el correr del tiempo y servirá para el sostenimiento de la familia.
Al iniciarse, la mayoría de familias no cuenta con un patrimonio familiar, o si lo cuenta,
es exiguo, entonces el patrimonio familiar y los bienes sociales serán los que satisfagan
las necesidades.
Según PERALTA ANDIA, los bienes sociales “son todos aquellos objetos corporales o
incorporales que se adquieren durante el matrimonio a título oneroso y aun después
de su disolución por causa o título anterior a la misma”.
b.1.- Situación jurídica de los bienes sociales. – Los bienes sociales, a diferencia de los
bienes propios, son los que pertenecen a la sociedad de gananciales y no a cada
cónyuge. El Código Civil establece que todos los bienes se consideran sociales salvo
prueba en contrario. Esta presunción es iuris tantum.
Si algún bien social es sustituido o subrogado, adquiere la misma calidad de la que fue
objeto. Ejemplo: si los esposos venden la casa, que constituye un bien social, y con
dicho dinero se compran un automóvil, este automóvil también pasa a ser un bien
social, igual regla sucede con los bienes propios, ya que adquieren la misma categoría.
Si al momento de adquirir bienes no está probada la procedencia de este dinero, pero
si está probada la venta de otros bienes, entonces se considera que los bienes
adquiridos fueron obtenidos con el dinero de los bienes vendidos.
Además, todos los bienes que no son propios son bienes sociales. Los frutos y
productos de sus bienes sociales y las rentas que obtenga por los derechos de autor e
inventor también son bienes sociales.

Si uno de los cónyuges tiene un terreno y se constituye sobre este un edificio, este
edificio es un bien social y lo único que tendría que hacerse es pagarle el valor del
terreno al cónyuge propietario.
Se debe considerar, también, que ninguno de los cónyuges pueden contratar entre si
sobre los bienes que sean de la sociedad de gananciales. Lo que si pueden hacer los
cónyuges es celebrar contratos respecto de sus bienes propios.

b.2.- Administración de los bienes sociales y propios. – La administración de los


bienes de cada cónyuge es distinta de la administración de los bienes sociales.
La administración de sus bienes propios le corresponde a cada cónyuge, pues es el
propietario. Si lo desea, puede delegar la administración de sus bienes.
La administración de los bienes sociales corresponde a los cónyuges, siempre y cuando
excedan las facultades de la administración doméstica que cualquiera de los cónyuges
podría efectuar. La facultad de administración conjunta está en armonía con el
principio de igualdad jurídica que tienen los cónyuges.
La administración de los bienes puede ser delegado por un cónyuge a otro. Esta
delegación de facultades de administración será para todos los bienes o solo para una
parte de ellos, pero si el cónyuge abusa de la facultad de administración de los bienes
a la que ha sido sujeto, tendrá que reparar los daños ocasionados. Por eso, la ley
faculta al cónyuge perjudicado a iniciar las acciones legales para obtener la respectiva
indemnización; sin embargo, el daño causado tiene que ser doloso o culposo. Si no se
cumple con este requisito, no se podrá solicitar la respectiva indemnización.
La administración de los bienes sociales no solo se puede dar por delegación sino
también por motivos que justifiquen la administración necesaria de dichos bienes,
como es el caso de que el esposo o esposa se encuentren internados en un
establecimiento penitenciario o cualquier motivo de interdicción, o uno de los
cónyuges se encuentre en calidad de desaparecido.

b.3.- Disposición y adquisición de los bienes sociales. – Con respecto a los bienes
propios no habría inconvenientes en la libre disposición que tienen cada cónyuge,
siempre y cuando no ponga en peligro la subsistencia del hogar.
En cambio, para la disposición de los bienes sociales se requerirá el asentimiento
expreso de cada cónyuge o que este cónyuge participe en la disposición del bien. Para
gravar los bienes rige la misma regla.
Pero como entre los cónyuges puede haber delegación de facultades, puede uno de los
cónyuges disponer o gravar con la debida representación del otro.
Dicha delegación de facultades tiene que estar establecida a través de un poder
especial, en el cual deberán indicar expresamente las facultades que se otorgan. Esta
regla de delegación de facultades mediante poderes no rige para la adquisición de los
bienes inmuebles.
Con respecto a este tema opina ARIAS SCHEREIBER: “Esta disposición resulta un
contrasentido con los principios rectores del actual régimen de sociedad de
gananciales; y, por ello, debe ser derogada por las consideraciones siguientes:
a) En primer lugar, no nos encontramos en el campo de la potestad doméstica.
b) … el principio de igualdad jurídica de los cónyuges, debe mantener su vigencia
porque la adquisición de bienes muebles es un acto de disposición, ya que
existe el acto de disposición de dinero con que se adquiere.
c) Atendiendo al valor de adquisición de los bienes y a su repercusión…”
Sin embargo, debido a que se encuentra en nuestro Código la libre adquisición, se
aplica la norma vigente. Es decir, pueden los cónyuges adquirir bienes en cualquier
momento sin necesitar del poder del otro.
CARGAS DE LA SOCIEDAD
Las cargas son todas aquellas responsabilidades u obligaciones que tiene que afrontar
la sociedad conyugal. Dichos gastos tienen que servir para el sostenimiento del hogar.
Se pagan con los bienes de la sociedad y, si estos fueren insuficientes, se pagará con
los bienes propios de cada cónyuge, a prorrata.
Las cargas de la sociedad de gananciales son las siguientes:

 El sostenimiento de la familia, incluyendo la educación necesaria a los hijos de


los dos cónyuges, ya que, si se trata de un hijo extramatrimonial, su
sostenimiento no se hará con el patrimonio familiar.
 Todas aquellas que la ley determina, como son la pensión de alimentos para el
cónyuge perjudicado por el divorcio, la pensión de alimentos para el
progenitor.
 Si se dona algo a los hijos de la pareja, esta donación corresponderá a la
sociedad conyugal.
 La realización delas mejoras, pago de impuestos, reparaciones, deudas
atrasadas y réditos (con respecto a estos dos últimos se refiere también a los
bienes sociales), que se hagan en la casa o en los bienes de propiedad de cada
cónyuge. Parece contradictorio que se solvente con los bienes de la sociedad el
pago de las mejoras de los bienes de cada cónyuge, pero al considerar que las
rentas que generan los bienes de cada cónyuge sirven para el mantenimiento
de la sociedad, se puede encontrar la justificación.
 La deuda propia de cada cónyuge, si es que dicha deuda se realiza con la
finalidad de beneficiar a la sociedad.
 Los gastos que generen los productos del usufructo, y todos aquellos daños
que cause la sociedad.
FENECIMIENTO DE LA SOCIEDAD DE GANANCIALES. –
Según el artículo 318 del Código Civil, el régimen de la sociedad de gananciales
fenece:
1.- Por invalidación del matrimonio.
2.- Por separación de cuerpos.
3.- Por divorcio.
4.- Por declaración de ausencia.
5.- Por muerte de uno de los cónyuges.
6.- Por cambio de régimen patrimonial.
La fecha del fenecimiento de la sociedad se puede dar de dos formas:

 Entre cónyuges: en la fecha de muerte o la declaración de muerte presunta o


ausencia, cuando se notifica la demanda de invalidez de matrimonio, divorcio,
separación de cuerpos o de separación de bienes. Cuando la separación de
cuerpos sea de común acuerdo, se considerará la fecha de escritura pública.
 Frente a terceros: cuando se ha inscrito en el registro personal.
Para efectos del fenecimiento de la sociedad de gananciales se debe realizar un
inventario, el cual contendrá lo siguiente:
- Los bienes propios.
- Los bienes sociales, donde se incluirá los activos y los pasivos de la
sociedad. Finalmente, el inventario del menaje del hogar, que son todos
aquellos que sirven para la satisfacción inmediata.
La ley establece que no se considerará menaje ordinario a:

 Los vestidos y objetos de uso personal.


 El dinero.
 Los títulos valores y otros documentos de carácter patrimonial.
 Las joyas.
 Las medallas, condecoraciones, diplomas y otras distinciones.
 Las armas.
 Los instrumentos de uso profesional u ocupacional.
 Las colecciones científicas o artísticas.
 Los bienes culturales-históricos.
 Los libros, archivos y sus contenedores.
 Los vehículos motorizados.
 En general, los objetos que no son de uso doméstico.
Toda esta repartición se puede hacer de dos modalidades:

 Judicial. Solo se aplica cuando no están de acuerdo los cónyuges con la


repartición que se pretende hacer de los bienes.
 Extrajudicial. Solo se requiere las firmas legalizadas ante notario.
Después del inventario lo que tendrá que hacer es cumplir con la obligación que tiene
la sociedad; primero con los bienes sociales.
Concluido el pago de las obligaciones de la sociedad de gananciales, los bienes
resultantes serán repartidos entre los cónyuges de manera igualitaria y, si tuvieran
herederos, también se les darán, en caso de muerte de uno de ellos. Pero si uno de los
cónyuges muere o se le declara su ausencia, el otro se podrá adjudicar la casa en la
que habitan, u otros de similar valor familiar, aunque deberá reintegrar el exceso, si lo
hubiere.
Los bienes propios serán entregados a los cónyuges, después del cumplimiento de las
obligaciones.
Durante el lapso de la separación de hecho, el cónyuge pierde el derecho a las
gananciales que la sociedad produce en dicho periodo. Dado que en la realidad una
persona puede contraer más de un matrimonio, la ley se ubica en el supuesto de que
haya generado más bienes sociales. En este supuesto lo que se tendrá que hacer es
seguir con el proceso de inventario y posterior liquidación. Cada ganancial debe ir con
su respectivo patrimonio y si hay duda respecto a quien pertenece cada patrimonio, se
presume que son de las dos sociedades, por partes iguales.
LOS CONYUGES NO TIENEN DERECHOS Y ACCIONES SOBRE LA SOCIEDAD DE
GANANCIALES. –
La naturaleza jurídica de la sociedad de gananciales es la de ser un patrimonio
autónomo e indivisible, por tanto, es un TODO PATRIMONIAL, UN CONJUNTO DE
BIENES en el que no existen cuotas ideales, lo que lo hace diferente de una co-
propiedad.
Lo que tienen los cónyuges no son derechos y acciones sobre el patrimonio común,
sino derechos espectaticios, es decir, tienen la espectativa (la esperanza) de tener un
derecho de propiedad sobre los gananciales, que son el remanente (lo que sobra) de la
liquidación de la sociedad de gananciales (bienes sociales comunes a ambos cónyuges),
y puede suceder que después de la correspondiente liquidación del patrimonio común
no queden bienes porque se pagaron con ellos todas las deudas conyugales, en ese
caso no habrá nada que repartir. Por tal motivo, la disposición de los gananciales solo
puede operar luego de la liquidación de la sociedad de gananciales, ya que solo
entonces se podrá determinar su existencia.
Otro motivo importante por el cual no se puede transferir los derechos espectaticios
de los gananciales, es porque se trata de un patrimonio especial, un conjunto de
bienes que sirve de base económica a la familia, por lo que implica que la titularidad
patrimonial se vincula a dos personas atadas por matrimonio, de tal manera que si
aceptáramos la disposición de estos derechos espectaticios sin haber realizado la
liquidación de la sociedad de gananciales, se estaría reemplazando a uno de los
cónyuges, en el patrimonio conyugal, con un tercero ajeno a dicha relación jurídica
especial, lo cual no se puede admitir.
SEPARACION DE PATRIMONIOS. –
Doctrinariamente se llama “régimen de separación de bienes”. Es el conjunto de
bienes que solo pertenecen a cada cónyuge y los patrimonios que ellos producen son
individuales; evitando las confusiones que se pueden generar entre los patrimonios
de los cónyuges. El principio de separación se revela tanto en la administración y
disponibilidad de bienes de cada cónyuge como en su exclusiva responsabilidad en el
cumplimiento de las obligaciones que contraiga y es posible que en este régimen
existan bienes en copropiedad.
La naturaleza jurídica es de voluntad de partes y de reconocimiento legal. Tienen que
existir necesariamente las dos características, ya que la ley no puede imponer un
régimen, que compete a la libre disposición a las partes, ni tampoco las partes, pueden
decidir sin el consentimiento de la ley.
Son requisitos para la separación de patrimonios:
 Voluntad de las partes: los dos cónyuges tienen que haber optado por el
régimen que desean elegir, no debe mediar ni engaño, ni amenaza y menos
violencia.
 Formalidad de la voluntad: una vez optado por el régimen de separación de
patrimonios, tienen que realizarse las formalidades, que es vía escritura
pública.
 Inscripción en el registro: después de realizada la escritura pública, debe ser
inscrita en el registro, para que sea oponible erga omnes.
El régimen de separación de patrimonios se puede sustituir de dos maneras:
1. Voluntaria: Cuando las partes deciden libremente cambiar su régimen por el de
unión de patrimonios o de sociedad de gananciales.
2. Judicial: Al no haber acuerdo de las partes para variar el régimen de la sociedad
de gananciales, uno de ellos recurre a la autoridad jurisdiccional. Solo se puede
pedir al juez que se sustituya el régimen cuando:
 Uno de ellos abusa de las facultades que tienen.
 Uno actúa mediante dolo o culpa. En estos casos el conyugue agraviado
solicita el cambio de régimen.
 Uno de ellos es declarado insolvente y el patrimonio del otro queda en
peligro.
CONSECUENCIAS DE LA SEPARACION DE PATRIMONIOS. –
De acuerdo con el Código Civil, son consecuencias de la separación de patrimonios:

 De administración: Cada cónyuge conserva la libre administración de sus


bienes tal como lo establece la ley, sin que ninguno de los cónyuges pueda
interferir en la administración de los bienes del otro.
 Disposición: como son los bienes propios, pueden vender o realizar cualquier
acto, al que todo propietario tiene derecho.
 De pagos: Cada uno de los cónyuges es responsable de las cargas que asuma.
 Sostenimiento del hogar: Cada uno de los cónyuges con su patrimonio debe
contribuir al sostenimiento de la familia, en la medida de sus posibilidades.
FENECIMIENTO DEL REGIMEN DE SEPARACION DE PATRIMONIOS. –
El régimen deja de tener existencia:
1. Por invalidación del matrimonio.
2. Por divorcio.
3. Por muerte de uno de los cónyuges.
4. Por cambio de régimen patrimonial.

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